Racismo en Los Bosques. Un Proceso de Opresión Al Servicio Del Capital.

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    Boletn 223 del WRM, Abril 2016Racismo en los bosques: un proceso de opresin al servicio del capital

    Suscrbase al Boletn del WRMEl Boletn busca apoyar y contribuir con las luchas de los pueblos en la defensa de sus

    territorios y bosques. La suscripcin es gratuita.

    NUESTRA OPININ

    Racismo: un legado del poder colonial

    La autora Nigeriana Chimamanda Ngozi nos alerta de los riesgos de escuchar una y otravez una sola versin de un mismo relato. Ese relato que escuchamos reiteradamente enlos libros de historia, los medios de prensa o la literatura, sobre un pueblo o una culturao un lugar en particular es UNO de los muchos relatos existentes y posibles. Peroentonces, cul es ese relato que se repite constantemente? La prevalencia de unahistoria en particular responde casi siempre a las estructuras mundiales de poder: cmoestn contadas, quin las cuenta, cundo son contadas, cuntas son contadas, es algo quedepende verdaderamente del poder () las historias han sido usadas para despojar y

    para difamar. (1)

    La mayor parte de los relatos dominantes que conocemos hoy en da, han sido escritosdurante la poca de la colonizacin, por el hombre blanco. A travs de estas historias seconstruyeron e impusieron estereotipos y prejuicios en base a la clasificacin de la

    poblacin mundial sobre la idea de raza: negros, blancos, indios, marrones. Por

    supuesto, como quien escriba la historia, era blanco y era hombre, a los hombresblancos se le atribuyeron las mejores cualidades posibles. A partir de ese momentocomienza a gestarse el racismo. La raza es una construccin mental de la dominacincolonial y que desde entonces permea las dimensiones ms importantes del podermundial. Dicha historia, es decir, que las personas pudieran ser clasificadas segn unaidea de raza, signific una manera de legitimar relaciones de superioridad /inferioridad entre dominados y dominantes (2).

    En esta edicin del boletn, queremos contar otras historias. Historias que a muchos lesincomodan y que tienen que ver con el racismo ligado a la destruccin y contaminacindel entorno, a la apropiacin de los territorios, a la destruccin de los bosques, de los

    ros: se le conoce como Racismo Ambiental.

    Es necesario enfrentar y denunciar que el sistema capitalista, enraizado en la lgicacolonial, es estructuralmente racista. El modelo econmico actual implcitamente botasu destruccin, contaminacin, ocupacin y violencia sobre las poblaciones negras,indgenas, campesinas con el objetivo de poder seguir explotando, produciendo y porende, acumulando. Son estas poblaciones a las que el sistema (y todos los que lodefienden) ve como el otro. Poblaciones o razas que deben ser asimiladas en elsistema o despojadas de todo derecho de ser como otro. Y las formas de negar laexistencia de otros/as, de seguir imponiendo una narrativa que categoriza a la poblacinsobre la idea de raza, puede darse de muchas y diversas formas, aunque casi siempre

    son violentas.

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    Cuando se extrae petrleo en Nigeria, cuando se queman millones de hectreas debosques en Indonesia para abrir espacios al monocultivo de palma, cuando se construyeuna mega represa en Brasil, cuando se establece un parque de conservacin enTailandia donde se prohbe la entrada a las poblaciones locales, cuando se establece un

    proyecto REDD en la Repblica Democrtica del Congo: a quin le pertenecen estos

    territorios? Cules son las poblaciones que se ven afectadas? De igual manera, cuandose abre una refinera de petrleo en una ciudad o se instala un vertedero de residuosmunicipal, acaso se construyen en los alrededores de los barrios ricos, privilegiados,casi siempre blancos?

    Las respuestas a estas preguntas son las otras historias que hemos elegido abordar enesta edicin del boletn. Este boletn habla de manera directa sobre el racismoambiental.

    En este difcil reto de reflexionar sobre el racismo como un proceso de opresin,reconocemos y nos solidarizamos tambin con las muchas resistencias que lo

    confrontan. A pesar de todo, los pueblos siguen resistiendo y trazando redes de unidad,contando las muchas historias para construir un mundo donde quepan muchos mundos.Otra vez, recordando las palabras de Chimamanda Ngozi, creemos que las historiastambin pueden ser usadas para empoderar y humanizar. La historias pueden romper ladignidad de la gente, pero tambin pueden reparar esta dignidad rota.

    Esperamos que este boletn ayude a abrir ms espacios para las muchas historias queson imprescindibles.

    (1) Chimamanda Ngozi Adichie, The danger of a single story,https://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=en(video con

    subttulos en ms de 40 idiomas)(2) Anibal Quijano, Colonialidad del poder, eurocentrismo y Amrica Latina,https://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/07/1161337413-anibal-quijano.pdf

    RACISMO EN LOS BOSQUES:UN PROCESO DE OPRESIN AL SERVICIO DEL CAPITAL

    Un modelo para el racismo ambiental

    En 1969, cuando tena tres aos de edad, mis padres se vieron forzados a mudarse de lacasa en la que nac, situada en un barrio de gente de varios colores, etnias e inclusoclases, a una duna de arena despojada de toda vegetacin y a la que dejaron vaca aexcepcin de algunas casas de bloque mal construidas, sin electricidad, revoque ocubierta, y cerradas con techo de asbesto.

    Tuvimos que mudarnos porque mi familia fue clasificada en Sudfrica como gente decolor (negra), gente de ascendencia mixta. Debido a nuestras caractersticas fsicas, elEstado - que era un Estado blanco, del apartheid - nos trat de manera diferente.

    Las casas, ubicadas en una empinada ladera de arena suelta, carente de vegetacin,

    estaban separadas tan solo por unas escasas lminas de metal de construccin. La vistaque tenamos desde nuestra nueva casa era la refinera de petrleo US-Mobil, que como

    https://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=enhttps://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=enhttps://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/07/1161337413-anibal-quijano.pdfhttps://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/07/1161337413-anibal-quijano.pdfhttps://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/07/1161337413-anibal-quijano.pdfhttps://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=en
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    una maldicin volcaba su humareda txica sobre la poblacin local de color. Elresultado inmediato de esto no slo fue una lesin a nuestra dignidad y bienestar

    psicolgico sino tambin daos fsicos a nuestro organismo. Al no tener electricidaddebamos hervir agua en un quemador que, siendo un nio pequeo, tir al sueloderramndome encima agua hirviendo. La ropa qued adherida a la piel y mi cuerpo se

    llen de ampollas. Con las pronunciadas pendientes del lugar y el metal como muro decontencin, era casi seguro que ocurrira un desastre. Cuando llegaron las primeraslluvias, mi hermana se resbal por la ladera y cay sobre la lmina de metal, cortndoseel cuerpo. Con los humos txicos lleg el asma, y yo form parte del 52% de la

    poblacin juvenil local - la cifra ms alta registrada formalmente en el pas - afectadapor esta maldicin. A causa de los gases txicos de la refinera de petrleo Mobil y de lafbrica de papel local Mondi - una de las principales subsidiarias de Anglo American-,tuvimos retrasos en el crecimiento. Pero lo ms alarmante como jvenes, en ese entornocarente de vegetacin autctona, con gente hacinada en viviendas pobres y una industriasucia en el horizonte, es una realidad y visin de la vida deformada. No podamosimaginar otro mundo y adquirimos un enfermizo sentimiento de orgullo de tener que

    vivir en esa realidad de brutalidad industrial y naturaleza destruida.

    Tanto esta planificacin del apartheid como el racismo ambiental no ocurrieron porcasualidad. Fue algo que se construy a medida que el capital corporativo seconfabulaba con el Estado. Al igual que la esclavitud, la planificacin del apartheidnecesit tanto de la avaricia empresarial como del Estado para favorecer y proteger a lariqueza. A ms de 150 aos de la esclavitud y dos dcadas despus de la desaparicindel apartheid, la realidad es que estas leyes racistas dieron lugar a una acumulacininhumana e ilegal de riqueza que hoy sigue estando protegida por derechos de

    propiedad en varias constituciones del mundo, incluso en la propia Sudafricana. ElEstado ha creado sistemas para proteger las ganancias mal habidas.

    Fundamentalmente, la planificacin del apartheid y el subsiguiente racismo ambientalse consideran a menudo en el contexto de la llegada al poder en 1948 del abiertamenteracista Partido Nacional, y la aprobacin de leyes que obligaban a la segregacin de las

    personas. Pero esto no es del todo correcto. El racismo ambiental vinculado a laplanificacin urbana se remonta a la dcada de 1920, cuando el entonces gobiernobritnico cre la primera ciudad segregada en Durban. El gobierno del apartheidperfeccion e institucionaliz la planificacin britnica, que dio lugar a lo que a menudoes referido como un modelo de gueto. Los guetos - townships en ingls, cuyatraduccin literal sera municipios - eran los lugares a los que se confin por ley a la

    poblacin sudafricana negra, un lugar al que mi familia y yo nos vimos obligados atrasladarnos a vivir en 1969. As que cmo se ve este modelo en la prctica? Tienecasas precariamente construidas, desprovistas de vegetacin autctona, con caminos

    polvorientos, industria contaminante en el permetro, basureros de residuos txicos ymunicipales en el vecindario y, como una buena medida, un alcantarillado funcionafrente a tu puerta. ste es el modelo de la planificacin del apartheid.

    Cuando hoy se habla de racismo ambiental, a menudo salta a la vista el movimiento deEstados Unidos por los derechos civiles. Esto se debe a que en las dcadas de 1960 y1970, el movimiento negro logr impugnar y documentar exitosamente estasviolaciones a los derechos civiles cometidas por el racismo. Fue fcil entonces avanzar

    de los derechos civiles a los derechos ambientales y, en la dcada de 1980, en EstadosUnidos comenz a hablarse de racismo ambiental. A esto se suma la forma en que

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    acadmicos como el profesor Bullard, en el influyente trabajo Dumping in Dixie [unvertedero en Dixie], pusieron de relieve cmo la clase social y el color de la piel fuerondecisivos para los gobiernos blancos a la hora de decidir dnde colocaran losvertederos txicos.

    Esta narrativa del racismo ambiental, por lo tanto, no fue muy difcil de hacer en laemergente Sudfrica democrtica de la dcada de 1990. Quienes ya reclamabandemocracia e igualdad para todos a travs de las luchas por un sistema justo devivienda, educacin y salud, pudieron fcilmente alinearse con aquellas que procurabanhacer retroceder al racismo ambiental.

    Pero a pesar de estas victorias en los derechos civiles en los Estados Unidos, de lavictoria democrtica en Sudfrica, y de los numerosas gobiernos alineados al pueblo

    progresistas que han surgido, sobre todo en lugares como Amrica Latina, los impactosen curso de los proyectos de desarrollo dejan su secuela de dao en personas y tierras.

    Actualmente, las contaminantes centrales elctricas alimentadas con carbn enSudfrica son causantes de la mayora de las muertes provocadas por la contaminacindel aire entre las comunidades negras pobres de Sudfrica, en lugar de brindar a las

    personas una energa til y accesible. En una Sudfrica democrtica, ms del 30% de lossudafricanos viven en la pobreza energtica, es decir, no tienen suficiente energa paracocinar y calentar sus casas de manera segura.

    Tal como advierte Amigos de la Tierra, Mozambique, grandes proyectos deinfraestructura como la proyectada represa Mphanda Nkuwa destruirn la zona inferiordel ro Zambezi as como las formas de sustento de sus pueblos, y no a cambio deenerga para la poblacin local sino para las industrias destructivas en Sudfrica querequieren un uso intensivo de energa. La colocacin de lneas de transmisin enMozambique para hacer llegar energa a los pobres resulta demasiado cara. Las grandes

    plantaciones de monocultivos en KwaZulu Natal, una provincia de Sudfrica, hanmagnificado los efectos de la sequa de dos aos en Sudfrica, afectando principalmentea quienes menos agua utilizan ya que sus cultivos anuales de subsistencia se secan y susanimales mueren. A diferencia de los productores de monocultivos comerciales, no hayun seguro que los salve. Pero fue tambin el gran aumento de monocultivos,

    predominantemente de eucaliptos, en la dcada de 1980, en la zona central de KwaZuluNatal, lo que desmantel la industria lechera que daba un gran nmero de puestos detrabajo, y oblig a la poblacin rural negra a trasladarse a zonas urbanas, provocando la

    intensificacin de la violencia poltica entre la poblacin urbana y la poblacin ruralinmigrante, resultando en miles de muertes.

    En la actualidad, nuestros gobiernos mundiales se han rendido frente al poder de lasempresas, que afianzarn an ms el racismo ambiental; y sern las comunidades negrase indgenas las que saldrn ms perjudicadas. Luego de otra ronda de conversaciones dela Convencin Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climtico en diciembrede 2015, los mecanismos de mercado - como REDD - se han afianzado, anunciando unfuturo sombro para los pueblos indgenas en la medida que sus tierras les sernarrebatadas supuestamente para salvar el planeta y los bosques, mientras que lesquitan sus medios de vida y las plantaciones les absorben sus aguas. Ni un solo

    gobierno se puso de pie en Pars durante las conversaciones de la ONU para decir: esto

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    daar a nuestro pueblo, no podemos cumplirlo. As que el camino que facilita elracismo ambiental fue acordado a escala mundial, para ser aplicado a escala local.

    Pero al igual que muchos de quienes fuimos reubicados en los sombros das delapartheid, es necesario dar crdito a la gente mayor. Para ellos otro mundo fue posible,

    ya que lo vivieron, y muchos se aseguraron de que a travs de la dolorosa experienciadel apartheid, nosotros, como nios, lo recordramos. Escuchemos hoy a los pueblosindgenas del mundo y a quienes viven con la tierra y recordemos que otro mundo es

    posible.

    Bobby Peek,[email protected] Amigos de la Tierra, Sudfrica

    Negro de mierda y Naturaleza:ampliando el concepto de racismo ambiental

    Resulta difcil imaginar que el ambientalismo hubiera podido prescindir alguna vez delconcepto de racismo ambiental. Se trata de un concepto que hace referencia a unarealidad que no puede ser abordada antes o despus de la defensa del ambiente sinoque debe ser enfrentada cada da, construyendo movimientos contra las formas en quelas sociedades opresivas organizan la naturaleza.

    El concepto desarma la actitud - muy extendida entre los ambientalistas de clase media -de que yo no soy racista, as que no me hables de racismo, y pone de relieve lasformas como personas amables sin teoras racistas participan tambin del racismo, noslo cuando no tienen en cuenta el grado en que la contaminacin fluye hacia la gente

    negra y marrn y no hacia los blancos, sino tambin cuando obedecen las reglas de laalta sociedad que tienden a prohibir incluso el plantear este tipo de temas incmodos.

    Ciudades y bosques

    La idea del racismo ambiental surgi en Estados Unidos en la dcada de 1980, entre losgrupos minoritarios que se vean forzados a incorporar en sus organismos enormescantidades de venenos provenientes de vertederos de basura nuclear o qumica,

    botaderos municipales, centrales elctricas contaminantes, incineradores, aire cargadode pesticidas o agua cargada con plomo.

    Lo descrito por los grupos estadounidenses estaba sucediendo en todo el mundo, porsupuesto. En 1984 ocurrieron dos desastres: la explosin de la fbrica de productosqumicos Union Carbide en Bhopal, India, y la de la planta de gas propano lquidoPEMEX en la Ciudad de Mxico, los cuales trajeron el infortunio a un milln de vidas.

    No mucho despus, el trabajo enormemente txico de desmantelar computadorasobsoletas comenz a recaer sobre todo en la mano de obra barata de Asia y frica.

    Este tipo de racismo ambiental tambin se haba manifestado durante mucho tiempo enlos bosques. Entre 1964 y 1992, en Ecuador, Texaco someti a decenas de miles deindgenas y campesinos (en su mayora mestizos) a un intenso grado de contaminacinderivada de sus yacimientos de petrleo en el Lago Agrio, algo que nunca hubiera sido

    tolerado en los suburbios blancos ricos de la ciudad de Nueva York. En la dcada de1990, se comenz a asignar a las comunidades indgenas de todo el mundo el trabajo

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]
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    de utilizar sus bosques y pramos para ayudar a absorber la contaminacin del dixidode carbono emitido por industrias cuyas ganancias benefician desproporcionadamente aotros grupos tnicos.

    De Estados Unidos a la Repblica Democrtica del Congo

    De hecho, por cada ejemplo de racismo ambiental en las ciudades seguramente se puedeencontrar otro ejemplo en los bosques.

    Los movimientos de justicia ambiental de Estados Unidos han denunciado desde hacetiempo el racismo inherente a la forma en que algunas organizaciones ambientalistasgrandes, con sede en Washington DC, se desviven por hacer superficiales maquillajesverdes a las industrias cuyas ganancias siguen basndose en parte en la desigualdistribucin de la contaminacin en el pas.

    Pero, acaso no es igualmente racista que el organismo del gobierno del Reino Unido

    que financia el desarrollo, el Grupo CDC, por ejemplo, invierta dinero pblico en laempresa palmcola Feronia, en la Repblica Democrtica del Congo? El precarionegocio de Feronia no podra sostenerse si no hubiera ocupado las tierras boscosasrobadas a las comunidades establecidas a lo largo del ro Congo bajo la ocupacincolonial belga entre 1908 y 1960. Dado el persistente legado de desnutricin ydependencia de salarios de pobreza que contina afectando a la poblacin local, acasono es racista que CDC sostenga que slo trata de mejorar una situacin heredada,de la cual no tiene ninguna responsabilidad, y por la cual no puede hacer nada?

    Otra dimensin

    Pero el racismo ambiental no se refiere solamente a la distribucin racial de lacontaminacin preexistente o de la naturaleza preexistente. Tambin se refiere a lasformas en que se co-definen las personas, los grupos tnicos, la naturaleza y lacontaminacin en primer lugar. Y quizs sea este aspecto del racismo ambiental el queresulta ms visible en los bosques que en otros lugares.

    Por ejemplo, el mecanismo REDD no solamente es racista porque se apropia de tierrasindgenas para limpiar las emisiones de dixido de carbono no indgenas. Tambin esracista porque es discriminatorio de las ideas indgenas de la tierra. Los entendimientosindgenas sobre los bosques no llegan siquiera a ser descartados, porque ni siquiera se

    reconoce su existencia. Hay un racismo similar en lo que la sociloga argentinaMaristella Svampa denomina zonas de sacrificio, donde las valoraciones indgenas dela tierra son ignoradas por considerarse un obstculo a la economa de exportacin de

    productos bsicos.

    O tomemos por caso la naturaleza preservada en un sinnmero de reas protegidas entodo el mundo. A partir de la creacin del Parque Nacional de Yellowstone, en EstadosUnidos, se trata de una naturaleza que depende de la exclusin de los pueblos indgenas.Se prohben las innumerables relaciones entre los seres humanos, los animales y las

    plantas, y se las reemplaza por nuevas relaciones que implican encargados de la vidasilvestre, investigadores acadmicos, guardabosques, turistas y medios de difusin.

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    En esencia, estas transformaciones no son nada nuevo. En la Inglaterra medieval, laspalabras parque y bosque significaban lugares donde haba ciervos reservados paraque las lites reales pudieran cazar, no necesariamente lugares donde haba rboles.Pero la prctica post-Yellowstone aadi nuevos giros. Las lites intentaron hacer creerque no estaban presentes en la escena al proclamarse representantes de la naturaleza

    no humana. Sin embargo, la palabra proteccin a la que hace referencia el trminoreas protegidas no se refiere a mucho ms que a la proteccin de personas sineducacin y de piel oscura.

    Por supuesto, bajo ciertos regmenes progresistas se permiti que algunos nativosvolvieran a ese tipo de naturalezas. Pero en el proceso, generalmente tuvieron queaceptar convertirse en pintorescos nobles salvajes o en agentes de la gestin ambientaloccidental. Por ejemplo, en algunos casos tuvieron que categorizar sus tierras en camposagrcolas permanentes o bosques sin agricultura, sin dejar espacio para otras formascomo la de dejar el bosque en barbecho. Esas naturalezas fueron ineludiblementeracistas. La lucha contra el sistema binario ser humano/naturaleza que defini a tales

    naturalezas, se convirti en una parte de la lucha ms general contra el racismo.

    Naturalezas estereotipadas

    Y acaso el racismo no ha ido siempre de la mano de ideas discriminatorias de lanaturaleza que la ubican de alguna manera afuera y por debajo de los humanos?

    No es algo ms que una coincidencia, por ejemplo, que las connotaciones peyorativasde muchas de las palabras que se usan para bosque resuenen con el tono racista detrminos a menudo aplicados a grupos minoritarios marginados?

    En Tailandia, donde el conservacionismo racista a menudo ha impulsado programaspara reasentar a las minoras de las regiones montaosas lejos de los bosques de lascuencas, thuen(selva) es slo otra palabra para definir fuera de la ley, y paa(bosque)se refiere a lo que no es siwilai(civilizado). Cuntos calificativos racistas en todo elmundo - indios de mierda, khon thuen, nyika, spruce monkey, kariang, jangli, junglebunny - colocan de manera implcita a sus referentes precisamente en esas zonas quetienen un concepto estereotipado del bosque como primitivo?

    Con frecuencia se ha asumido que saber cmo vivir en y con ese tipo de entornossupuestamente salvajes - tener las habilidades para modificarlos, ampliarlos,

    enriquecerlos o interactuar con ellos sin simplemente reducirlos a recursos para uncrecimiento infinito - disminua nuestra humanidad. Los pensadores europeoscolonialistas, como John Locke, pensaban que los nativos norteamericanos eranabsolutamente incapaces de agregar algn ingrediente humano a la tierra. En la Indiacolonial se consideraba que las tierras baldas eran ocupadas por criminales. Hoy enda, el Banco Asitico de Desarrollo argumenta que slo sacando a los pueblos de laszonas montaosas de bosque se podr llevarlos a la vida normal.

    Ciencia y responsabilidad

    Esto conduce directamente a una pregunta quizs an ms incmoda. Si ciertas

    naturalezas son racistas, entonces las ciencias que las estudian pueden ser inocentes?

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    La verdad de la ciencia es que no puede poner todo en duda al mismo tiempo. Debebasarse en determinados supuestos que, por el momento, no son cuestionados, con el finde verificar otras cosas. Al 2016, uno de esos supuestos es con frecuencia la dicotomaracista que separa al ser humano de la naturaleza.

    Por ejemplo, una ciencia ambiental cuyos problemas estn formulados por una agendafija para reducir el impacto de los seres humanos en la naturaleza o para determinarla capacidad de carga, con seguridad estar racialmente sesgada, independientementede las intenciones de los cientficos que la practiquen.

    An as, las ciencias que estudian cosas como la naturaleza de Yellowstone no puedenescapar indefinidamente de la responsabilidad de cuestionar - cientficamente - laconstruccin misma de lo que investigan. En la actualidad se reconoce ampliamente queuna antropologa que trata a los pueblos que estudia como piezas de museo estticas quedeben ser protegidas del cambio, es racista. Pero acaso la restauracin de la ecologano es igualmente racista? Y qu decir de los modelos climticos que buscan formas de

    estabilizar las temperaturas mundiales a niveles que resulten ptimos para laeconoma?

    Por supuesto, algunos cientficos lo suficientemente valientes como para desafiar los supuestosracistas dentro de su propia disciplina, son considerados por sus colegas como actuando fueradel espritu cientfico al que han dedicado sus vidas. Se interpreta que se han embarcado enataques personales y que siembran la divisin. El racismo, se les dice, no son ms que algunostipos malos que se comportan de manera inmoral o poco profesional, mientras que la ciencia ens misma, cuando estudia la naturaleza, es ciega en materia racial.

    Esta reaccin est muy extendida en parte porque ha sido muy eficaz para defender el prestigiode la clase cientfica y de aqullos cuyo poder est legitimado por la ciencia. Pero en el fondo essimplemente una reafirmacin ms de la misma divisin ser humano/naturaleza. Constituye unobstculo para la discusin racional, tanto como los propios calificativos raciales.

    Malestar o construccin de movimientos?

    Estn dispuestos los y las activistas por los bosques a considerar la idea de que ciertosconceptos de la naturalezay los bosques - que ayudan a definir el trabajo no slo denumerosos cientficos sino tambin de organizaciones como el Banco Mundial, la FAO,la CMNUCC, la UNESCO y el CIFOR -, estn en cierto modo a la par de trminosraciales como negro? Estn dispuestos y dispuestas a cuestionarse la forma en queutilizan a veces estos trminos?

    Ampliar el concepto de racismo ambiental de esta manera generar con seguridad unaresistencia generalizada, si no histeria. Como seal hace aos la jurista estadounidensePatricia J. Williams, entre las clases profesionales las cuestiones raciales se rechazarony reprimieron de manera muy parecida a las cuestiones de sexo y escndalo: seconsidera que alguien es grosero(a) y transgresor(a) si se mezcla (con alguien de otrogrupo racial).

    Pero quizs aquellos desconcertados por el tema no tengan ms que superarlo. Durantesiglos, campesinos y pueblos indgenas y del bosque han tenido que soportar el racismo

    impuesto abrumadoramente a ellos y a sus bosques con frmulas binarias de serhumano/naturaleza. Comparado con eso, que los ambientalistas de la clase media y

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    otros tengan que sufrir un pequeo grado de incomodidad temporal, no es nada. Sobretodo cuando las ganancias potenciales son tan desproporcionadas.

    Cuando en la reciente cumbre de las Naciones Unidas sobre el clima, celebrada en Pars,algunos jvenes activistas afroamericanos que trabajan contra el racismo ambiental en

    Estados Unidos se encontraron con representantes de la coalicin No REDD enfrica, la compatibilidad fue inmediata. Parte de esto puede haberse debidosimplemente a que diferentes aspectos de una historia ambiental mundial compartida,repentinamente encajan. Pero quizs se deba en parte a un sentido de que los antiguosconceptos de opresin racial y liberacin se estn extendiendo, y que nuevas cosassorprendentes podran estar a punto de suceder. ste es el tipo de momentos del cualsurge la transformacin. La construccin de movimientos es la creacin de conceptos.

    Larry Lohmann,[email protected]

    The Corner House,http://www.thecornerhouse.org.uk/

    Ms lecturas:

    Larry Lohmann, Ethnic Discrimination in Global Conservation,http://www.thecornerhouse.org.uk/sites/thecornerhouse.org.uk/files/lohmann.pdfLarry Lohmann, Forest Cleansing: Racial Oppression in Scientific Nature Conservation,http://www.thecornerhouse.org.uk/resource/forest-cleansing#fn004refLarry Lohmann, For Reasons of Nature: Ethnic Discrimination and Conservation in Thailand,http://www.thecornerhouse.org.uk/resource/reasons-natureJohn Vidal, UK Development Finance Arm Accused of Bankrolling 'Agro-Colonialism' in Congo,http://www.theguardian.com/global-development/2015/jun/05/uk-development-finance-arm-accused-

    bankrolling-agro-colonialism-in-congoJulie Cruikshank,Do Glaciers Listen? Local Knowledge, Colonial Encounters and Social Imagination,University of British Columbia Press, 2005.

    Eduardo Kohn,How Forests Think: Toward an Anthropology beyond the Human, University ofCalifornia Press, 2013,http://www.anth.ucsb.edu/sites/secure.lsit.ucsb.edu.anth.d7/files/sitefiles/Kohn%20-%20How%20Forests%20Think%20-%20Introduction.pdfStephen Corry, The Colonial Origins of Conservation: The Disturbing History Behind US NationalParks, http://www.truth-out.org/opinion/item/32487-the-colonial-origins-of-conservation-the-disturbing-history-behind-us-national-parksPatricia J. Williams, Seeing a Colour-Blind Future: The Paradox of Race, Virago, 1997.Maristella Svampa, The Commodities Consensus and Valuation Languages in Latin America,Alternautas, July 2015,http://www.alternautas.net/blog/2015/4/22/the-commodities-consensus-and-valuation-languages-in-latin-america-1

    Por un cambio de paradigma: entrevista con Tom Goldtooth,de la Red Ambiental Indgena (IEN)

    Qu es la Red Ambiental Indgena (IEN)?

    La Red Ambiental Indgena (IEN, por su sigla en ingls) naci en 1990 en Amrica delNorte, a partir de la esperanza, el coraje y la visin compartida de jvenes, mujeres yancianos indgenas de numerosas tribus, con la voluntad de proteger nuestra dignidadfrente a la actual destruccin del ambiente en nuestros territorios. IEN es una granalianza de comunidades indgenas que est en la primera lnea de la resistencia contra

    los combustibles fsiles, la minera y las industrias txicas que invaden nuestras tierrasy cursos de agua. Nuestra organizacin es de base comunitaria y nos auto-

    mailto:[email protected]://www.thecornerhouse.org.uk/http://www.alternautas.net/blog/2015/4/22/the-commodities-consensus-and-valuation-languages-in-latin-america-1http://www.alternautas.net/blog/2015/4/22/the-commodities-consensus-and-valuation-languages-in-latin-america-1http://www.alternautas.net/blog/2015/4/22/the-commodities-consensus-and-valuation-languages-in-latin-america-1http://www.alternautas.net/blog/2015/4/22/the-commodities-consensus-and-valuation-languages-in-latin-america-1http://www.thecornerhouse.org.uk/mailto:[email protected]
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    representamos, regidos por los principios del consentimiento libre, previo e informado.Varios de nuestros fundadores provienen de un largo linaje de resistencia indgenacontra la colonizacin de Amrica del Norte.

    Cmo (y por qu) es que la ejecucin de proyectos a gran escala (desde la extraccin

    de petrleo a la construccin de carreteras y represas) afecta ms a menudo a lascomunidades indgenas y tradicionales?

    Desde la perspectiva de nuestros pueblos indgenas del Norte, la conquista y lacolonizacin de nuestras tierras y territorios por colonos europeos que comenz hacems de 500 aos, gir siempre en torno al objetivo de los colonizadores de ejercer el

    poder y el control de nuestras tierras. Por eso, cuando los invasores europeos llegaron atierras indgenas, trajeron consigo una cosmologa tan diferente a la nuestra que no

    pudimos comprenderlos y ellos no pudieron comprendernos. El valor ms destructivoque impusieron los invasores europeos fue la cuantificacin y la cosificacin delmundo natural mediante la imposicin de un valor monetario a las cosas sagradas.

    Adems, cometieron genocidio contra los pueblos indgenas que resistieron. Los quehan implementado sistemas econmicos capitalistas insustentables, estn a la bsqueda

    permanente de recursos naturales para alimentar al gran monstruo que crearon. Esemonstruo necesita energa, por lo que buscan las zonas remotas del pas para extraerminerales, construir grandes represas, llevarse nuestros rboles nativos e incluso robarnuestras medicinas tradicionales. Necesitan construir carreteras y vas frreas paraacceder a nuestras tierras y territorios. Vivimos en un mundo con una sociedaddominante que siempre quiere tomar y tomar, y nunca devolver. Son como una especiedepredadora, no una especie de compasin y amor por los bosques, las aguas, la tierra,las plantas, los animales, las aves, los peces y la vida toda. Creo que esta sociedaddominante tiene ahora un sistema de valores que no respeta la sacralidad de los

    principios creativos femeninos de la Madre Tierra y la relacin con el Padre Cielo. Elloscrearon las polticas neoliberales de la globalizacin, la liberalizacin, la privatizacin,la desregularizacin y la desnacionalizacin que constantemente intensifican laviolacin de nuestros derechos inherentes como Pueblos Indgenas, y que violan lasleyes naturales de nuestra Madre Tierra, de su biodiversidad. Es por eso que siempreandan a la bsqueda de petrleo y de los llamados minerales ricos bajo tierra, quederriban los rboles ms antiguos, que capturan el Espritu del Agua y bloquean losciclos de su flujo vivo.

    Qu significa para usted racismo ambiental?

    En Estados Unidos, a fines de la dcada de 1980 y principios de la de 1990, serealizaron estudios que revelaron que las leyes ambientales y de salud pblica de este

    pas discriminaban a los pueblos indgenas y a las personas de color. Por personas decolor me refiero a los afroamericanos, a los latinoamericanos y a los asitico-americanos. Desde principios de la dcada de 1970 se aprobaron exigentes leyesambientales nacionales que tambin requeran su cumplimiento por parte de losEstados. Se trataba de leyes y normas sobre aire limpio, agua limpia y muchas otrasreferidas al ambiente y la salud. Sin embargo, en la dcada de 1980 se descubri quenumerosas empresas y fbricas estaban construyendo industrias contaminantes a losvecindarios de las comunidades de personas de color, sin ninguna consideracin por

    su salud. Adems, cerca de esos grupos - incluidas nuestras naciones (comunidades)tribales indgenas - se instalaron vertederos de residuos txicos a gran escala. A

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    principios de la dcada de 1990, Estados Unidos y la industria nuclear impulsaronplanes para depositar residuos altamente radiactivos de reactores de energa nuclear entierras y territorios indgenas. El gobierno prometi millones de dlares as comoacuerdos de distribucin de beneficios con cada uno de los miembros de la tribu paraque apoyaran la utilizacin de nuestras tierras como vertedero de desechos nucleares y

    txicos. Sin embargo, con todas esas formas de desarrollo industrial txico, radiactivo yecolgicamente destructivo, el gobierno de Estados Unidos no aplic las leyesambientales federales de manera igualitaria. A eso lo llamamos racismo ambiental.

    Esto tambin se aplica a las industrias extractivas relacionadas con la minera y laproduccin de combustibles fsiles. El gobierno de Estados Unidos, a travs de losprogramas de su Oficina de Asuntos Indgenas, negoci varios acuerdos mineros connuestros gobiernos tribales, haciendo falsas promesas de que nos beneficiaramos conesos acuerdos mineros y con las explotaciones de combustibles fsiles. Pero nunca sedispuso la aplicacin de normas y reglamentos ambientales efectivos para proteger lacalidad del agua y el aire, la salud de nuestra gente y del ecosistema, y los sistemas

    alimentarios tradicionales. Esto es injusticia ecolgica e injusticia en materia de salud.

    El hecho de que las tierras tribales remotas en Amrica del Norte contengan gran partede los recursos energticos que quedan, sumado al deseo de Estados Unidos de lograr laindependencia energtica utilizando combustibles fsiles, significa que tanto elgobierno como la industria se enfocan agresivamente en las tierras tribales parasatisfacer las necesidades energticas de Estados Unidos (y Canad). Esta presin paraexplotar los combustibles fsiles en tierras indgenas preocupa enormemente a quienestrabajan en temas de energa y clima.

    Debido a que numerosas comunidades tribales estn en condiciones econmicas depobreza y los gobiernos tribales tienen la presin de brindar soluciones, la industriaenergtica se aprovecha de la situacin prometiendo beneficios econmicos a corto

    plazo, y as poder acceder a las tierras y los recursos indgenas. La posesin de losrecursos energticos sumado al deterioro de las economas da como resultado quemuchas de nuestras Tribus Indgenas del Norte sean vulnerables ante las destructivassoluciones econmicas a corto plazo del mundo dominante.

    Ahora, este racismo se practica en todo el mundo. lites de los pases del hemisferioSur que impulsan su agenda nacional de explotacin del ambiente natural no tienenconsideracin alguna por los Pueblos Indgenas de sus pases. En todo el mundo se ha

    intensificado la explotacin y el saqueo de los ecosistemas y la diversidad biolgica, ascomo tambin se han intensificado las violaciones de los derechos inherentes a losPueblos Indgenas que dependen de ellos. Nuestro derecho a la libre determinacin, laautonoma y la soberana en materia de desarrollo, nuestros derechos inherentes anuestras tierras, territorios y recursos, se ven cada vez ms atacados por la colaboracinde los gobiernos con las empresas transnacionales y las organizaciones nogubernamentales conservacionistas. Los activistas y lderes indgenas que defienden susterritorios siguen sufriendo represin, militarizacin, y hasta asesinato, encarcelamiento,acoso y la difamacin al llamarnos terroristas. Nuestros derechos colectivos violadosse enfrentan a la misma impunidad. La reubicacin forzada o la asimilacin amenazaeconmicamente y polticamente a nuestras futuras generaciones, a nuestras culturas,

    lenguas, formas espirituales y a nuestra relacin con la tierra. Esto sucede en todo elplaneta - en toda nuestra Madre Tierra. Todo esto es una injusticia.

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    Y esto qu significa para la lucha de los Pueblos Indgenas?

    Mirando los ltimos 26 aos, nuestros Pueblos Indgenas y las personas de color delmovimiento por la justicia ambiental y econmica han puesto el alma en el movimiento

    ambiental, sacando a la proteccin del ambiente de su encierro para cambiar laspolticas y construir la base de la resistencia estratgica de las comunidades de baseafectadas desproporcionadamente por las industrias contaminantes. Pero ms an,tambin para el cambio social y econmico.

    La lucha por nuestros Pueblos Indgenas es una lucha en base a derechos. Nosotros, losPueblos Indgenas de todas las regiones del mundo, defendemos a nuestra Madre Tierra- nuestros bosques, agua, y la vida toda -, de la agresin del desarrollo insustentable yde la sobreexplotacin de nuestros recursos naturales por la minera, la explotacinforestal, las mega-represas, la exploracin y extraccin de petrleo. Nuestros bosquessufren por la produccin de agrocombustibles, biomasa, plantaciones y otras

    imposiciones de las falsas soluciones al cambio climtico y del desarrollo daino einsustentable.

    Tambin luchamos contra la mercantilizacin de la Vida - la Naturaleza - de la MadreTierra y el Padre Cielo. El capitalismo de la naturaleza es un perverso intento degrandes empresas, industrias extractivas y gobiernos de lucrar con la Creacin mediantela privatizacin, mercantilizacin, y la venta de lo sagrado y de todas las formas de vida,y del cielo, incluido el aire que respiramos, el agua que bebemos, y todos los genes,

    plantas, semillas tradicionales, rboles, animales, peces, la diversidad biolgica ycultural, los ecosistemas y los conocimientos tradicionales que hacen posible y

    placentera la vida en la Tierra.

    La Madre Tierra es la fuente de vida y necesita ser protegida; no es un recurso paraexplotarlo y mercantilizarlo como capital natural. Como Pueblos Indgenas,entendemos nuestro lugar y nuestras responsabilidades dentro del orden sagrado de laCreacin. Nos duele la falta de armona del mundo cuando somos testigos de ladeshonra al orden natural de la Creacin y la continuada colonizacin econmica y ladegradacin de la Madre Tierra y de toda la vida que hay en ella.

    El mundo moderno no puede alcanzar la sustentabilidad econmica sin justiciaambiental y sin una fuerte tica ambiental que reconozca nuestra relacin humana con la

    sacralidad de la Madre Tierra. El futuro de la humanidad depende de un nuevoparadigma econmico y ambiental que reconozca plenamente los ciclos de vida de lanaturaleza y que reconozca los derechos de nuestra Madre Tierra.

    Adems de nuestra lucha por nuestros Derechos como Pueblos Indgenas, la lucha espor el reconocimiento de los derechos del agua a ser saludable; y los derechos delBosque y la Mujer Sagrada del Bosque a ser saludable. sta es nuestra lucha.

    A menudo comparto mis miedos, preocupaciones y puntos de vista sobre la cuestin denuestras luchas. Pienso que si continan las tendencias actuales, los rboles nativos yano encontrarn lugares habitables en nuestros bosques, los peces ya no encontrarn sus

    ros habitables, y la humanidad encontrar sus territorios inundados o afectados por lasequa debido a un clima cambiante y a fenmenos climticos impredecibles y

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    extremos. Nuestros Pueblos Indgenas ya han sufrido de manera desproporcionada losefectos negativos y acumulados del calentamiento global y el cambio climtico, ascomo los efectos negativos de la industria extractiva de combustibles fsiles y sussistemas de procesamiento.

    La Madre Tierra y sus recursos naturales no pueden sostener las necesidades deconsumo y produccin de esta sociedad moderna industrializada y su paradigmaeconmico dominante, que valora el crecimiento econmico rpido, la acumulacin deriqueza tanto individual como empresarial, y que est en una carrera para explotar losrecursos naturales.

    Veo los riesgos de un sistema de produccin no regenerativa del mundo que crea excesode residuos y contaminacin txica. Hemos reconocido la necesidad de que los pases,ya sean de aqu del Norte o del Sur, apunten a nuevas estructuras econmicas, regidas

    por los lmites absolutos de la sustentabilidad ecolgica, las capacidades de carga de laMadre Tierra. Veo la necesidad de una distribucin ms equitativa de los recursos

    mundiales y locales. Imagino que necesitaremos el estmulo y el apoyo de comunidadesautosustentables.

    Como Pueblos Indgenas observamos que las Naciones Unidas, el Banco Mundial yotros sectores financieros y privados, en especial las industrias extractivas y energticas,y - dentro de Estados Unidos - Estados como California, impulsan una agenda de laeconoma verde que ampla la mercantilizacin, privatizacin y financiarizacin delas funciones de la Naturaleza. Estas funciones de la Naturaleza son los ciclos dadoresde vida de la Madre Tierra.

    ste es uno de los problemas ms apremiantes que enfrentamos como PueblosIndgenas. Este rgimen de la economa verde asigna un precio monetario a la

    Naturaleza y crea nuevos mercados financieros que slo aumentarn la desigualdad yacelerarn la destruccin de la naturaleza - de la Madre Tierra - y, a su vez, de nuestrastierras indgenas. No podemos poner el futuro de la Naturaleza y de la humanidad enmanos de mecanismos especulativos financieros como el comercio de carbono, losregmenes de compensacin de carbono - tales como la Reduccin de las Emisionesderivadas de la Deforestacin y la Degradacin (REDD) - y otros sistemas del mercadode compensaciones por prdida de conservacin y de biodiversidad.

    Los proyectos tipo REDD y los proyectos de compensacin de carbono ya son

    causantes de violaciones de los derechos humanos, acaparamiento de tierras ydestruccin ambiental. Si REDD+ llegara a implementarse en todo el mundo, podraabrir las puertas al mayor acaparamiento de tierras de los ltimos 500 aos. Estasiniciativas permiten que delincuentes empresariales como Shell y Chevron salganindemnes.

    Del mismo modo que histricamente se utiliz la doctrina del descubrimiento parajustificar la primera ola de colonialismo, alegando que los Pueblos Indgenas no tenanalma y que nuestros territorios eran terra nullius, tierra de nadie, ahora el comercio decarbono y REDD+ inventan argumentos igualmente deshonestos para justificar estanueva ola de colonizacin y privatizacin de la naturaleza. Esto es muy grave.

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    La relacin inseparable entre los seres humanos y la Tierra, inherente a los PueblosIndgenas, debe ser respetada por el bien de todas nuestras generaciones futuras y detoda la humanidad. sta es la lucha.

    Conoce usted otros criterios verticalistas en los territorios indgenas que sean

    menos evidentes o visibles? Y si es as, podra explicar cmo esas imposiciones sontambin expresiones de racismo ambiental?

    En la mayora de los sistemas de gobierno nacionales, estatales y subnacionales, tantodel Norte como del Sur, no existen mecanismos para una participacin significativa delos Pueblos Indgenas en la formulacin de polticas. La mayora de los gobiernos tieneuna poltica paternalista y verticalista que decide qu es lo mejor para sus PueblosIndgenas. Esto se da especialmente con las polticas de produccin de energa yextraccin de minerales. Muy rara vez los gobiernos estn dispuestos a conceder a susPueblos Indgenas derechos sobre el subsuelo, y limitan as sus derechos territoriales.Hay una duda constante en cuanto a que los gobiernos nacionales realizan acuerdos

    secretos que luego, cuando se implementan, atentan contra los derechos de los PueblosIndgenas. As que, qu mecanismos defendemos?

    Los principios, o las normas, del consentimiento libre, previo e informado (CLPI) sonmuy importantes en todas las decisiones gubernamentales que se adoptan. El CLPItambin contempla el derecho inherente de nuestras comunidades indgenas a negarse aalguna forma de explotacin dentro de nuestros territorios que consideremos lesiva. Enel Norte, el gobierno de Estados Unidos quiere limitar nuestra voz y nuestro derecho anegarnos, y sigue impulsando las polticas de consulta. La pregunta es consulta aquin? A los gobiernos les gusta consultar a nuestros intermediarios indgenas y enrealidad nunca llegan a las bases, a la comunidad, para reunirse con el colectivo denuestras comunidades y discutir todos los aspectos de la forma de desarrollo quequieren imponer a nuestro pueblo. Muy a menudo ya llegan con los planes hechos. Estosucede en todas partes. Es por esto que exigimos que nuestras comunidades indgenasestn plenamente informadas antes de que ocurra el emprendimiento. Y tenemosderecho a estar plenamente informados de todos los aspectos de lo que se propone. Delo bueno y de lo malo. Y, por ltimo, tenemos derecho a ofrecer nuestro consentimientocolectivo, incluso si tenemos que decir que no al proyecto. El gobierno debe respetarnuestro derecho a decir que no. Pero este no es el caso.

    Cmo piensa que el movimiento de solidaridad por la justicia social y ambiental

    puede ayudar a la lucha contra el racismo ambiental en todas sus formas?En el Norte, en la dcada de 1990, cuando el racismo ambiental lleg a su apogeo y sereconocieron nuestros reclamos de justicia ambiental, nos unimos como PueblosIndgenas con las minoras, con las personas de color. Lo hicimos como una estrategia

    poltica para construir poder para el cambio. Como Pueblos Indgenas, somos lasprimeras naciones e indgenas de las tierras y territorios de Estados Unidos, y dijimosa las personas de color y a los movimientos por la justicia social que lucharamos

    juntos a ellos, en la medida que ellos tambin se solidarizaran con nuestros derechoscomo Pueblos Indgenas. Vimos la necesidad de construir una base de poder desolidaridad con otros movimientos por justicia social y ambiental como forma de

    fortalecer nuestras voces para lograr el cambio en Estados Unidos. Esta estrategiacontina dentro del movimiento climtico, ya que hemos aplicado el concepto de

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    justicia al clima. En este movimiento por la justicia climtica compartimos muchos delos problemas que tambin tienen otras comunidades que enfrentan el racismo y la

    pobreza, y son marginadas y discriminadas por la sociedad dominante de EstadosUnidos. Por lo tanto, hemos formado nuestras propias alianzas de justicia climtica yhemos movilizado a comunidades que hoy estn en la vanguardia de la lucha contra la

    economa de los combustibles fsiles, para elevar una sola voz que exige cambiar elsistema, no el clima.

    Es necesario el dilogo entre los Pueblos Indgenas y los pueblos no indgenas y lascomunidades que estn en la primera lnea de las luchas, para presionar a sus gobiernosa reevaluar un sistema jurdico colonial que no funciona. Se necesita de esta solidaridad

    para construir una base de poder, para desarrollar la educacin popular con la queinformar a las comunidades histricamente oprimidas de lo que est sucediendo anuestra Madre Tierra. A travs de la educacin popular y los principios de organizacin

    basada en la comunidad, cada vez ms personas reconocen la necesidad de un cuerpojurdico que reconozca los derechos inherentes del ambiente, los animales, los peces, las

    aves, las plantas, el agua y el propio aire.

    Actualmente vemos que hay movimientos sociales que comienzan a identificar unaestructura de poder que no tiene respeto por nadie, excepto el pequeo 1% de las elitesricas. Ahora comienzan a ver la sabidura y la importancia de las cosmologas, filosofasy visiones indgenas del mundo. Vale la pena el esfuerzo de movilizarse para cambiar elsistema, junto con otros movimientos no indgenas. Necesitamos poder popular para

    buscar y alcanzar soluciones a largo plazo que se aparten de los paradigmas e ideologaspredominantes centrados en la bsqueda del crecimiento econmico, el lucroempresarial y la acumulacin de riqueza personal como los principales motores del

    bienestar social. Las presiones externas del mundo seguirn teniendo efectos negativosen nuestros Pueblos Indgenas. As que, cmo cambiamos esto? Trabajamos en red yconstruimos alianzas con los aliados no indgenas y con los movimientos sociales. Lastransiciones apuntarn inevitablemente a sociedades dominantes que puedan ajustarsede manera equitativa a los niveles reducidos de produccin y consumo, y sistemas cadavez ms localizados de organizacin econmica que reconozcan, honren y estndelimitados por los lmites de la naturaleza reconocidos por la Declaracin Universal delos Derechos de la Madre Tierra.

    Gracias.

    Rompiendo ataduras: La resistencia a la cartografa capitalistaPara muchos, la cartografa es una tcnica nada sospechosa que nos ayuda a orientarnosen el mundo. Lo que se suele ignorar es la importancia de saber cules agendas polticasestn al servicio de los mapas. Incluso la industria mundial de la contra-cartografa,que sigue siendo til en parte para resistir a las invasiones que la cartografaconvencional favorece, ha comenzado a adoptar la espacialidad, la temporalidad y lalgica del cambio que estn en la base de la cartografa hegemnica. En muchasregiones, la participacin y la posesin de acciones en la industria minera y las

    plantaciones, o en proyectos REDD y dems proyectos de compensacin de emisiones,substituyen la lgica de resistencia y reparacin, a la que supuestamente estara

    sirviendo la cartografa participativa. Es pues necesario incorporar una historia crtica delos movimientos en pro de una cartografa desde adentro lo contrario de la

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    cartografa hegemnica desde afuera a las agendas de aprendizaje social, con el finde contribuir al logro de un cambio real.

    Las ltimas cuatro dcadas han sido testigo de cambios radicales en los pases del Sur.En medio de una economa mundial cada vez ms integrada en base a la energa y las

    materias primas, empresas fuertemente financiadas se precipitaron a ocupar nuevos opotenciales lugares con valor de produccin. La produccin ha sido fragmentada yredistribuida, los regmenes comerciales desensamblados y reorganizados, y los Estadosnacionales reconfigurados en consecuencia. A medida que las antiguas etiquetas Hechoen Alemania o Hecho en Japn son siendo reemplazadas por Hecho en el mundo,han ido apareciendo formas nuevas y ms rpidas de deterioro ecolgico y social.

    Entre dichos cambios figura el de la cartografa (o mapeo). En el pasado, la presentacinde la tierra sobre mapas sola ayudar a las empresas y los Estados a reclamar territoriosy organizar los conocimientos necesarios para acumular capital. Frecuentemente sedescartaban otros reclamos y saberes considerados irrelevantes.

    La cartografa capitalista expande y transforma la logstica militar. Dicha cartografa seest volviendo ms especializada y estrecha en su formacin disciplinaria, no slo alacumular conocimientos considerados tiles para la reproduccin de la economamundial, sino tambin al descartar o condenar al mismo tiempo cualquier otroconocimiento declarado irrelevante. Hoy en da, la cartografa parece estar volvindosean menos democrtica y ms elitista, apartndose an ms de las preocupaciones de losgrupos sociales ms dbiles. Inversionistas y lderes polticos examinan los mapas delmundo para saber en qu lugares es tolerable reducir las regiones productoras dealimentos. Dnde se pueden adquirir depsitos de carbono en bosques tropicales alms bajo precio. Dnde es ms bajo o ms alto el precio en dlares de la tierra agrcola.Dnde se pueden abrir ms fcilmente nuevos corredores que faciliten lasimplificacin de la produccin y el comercio a travs de miles de kilmetros defronteras topogrficas y polticas, reorganizando a su paso poblaciones humanas y nohumanas. El llevar desarrollo a quienes han sido afectados por las inversiones a granescala, que fueron preparadas por tales mapas, es el argumento frecuente en defensa dela destruccin.

    En el lapso de cincuenta aos a partir de fines de los aos 60, ese enrgicoreordenamiento cartogrfico del mundo ha inspirado confianza dentro de un amplioespectro poltico incluso dentro de algunos movimientos ecologistas en la utilidad

    de esas geografas reduccionistas.La planificacin espacial impulsada por el Estado mapea fuera de los bloques deinversin existentes o en zonas ya construidas, las reas que puedan ser arrasadas con elmenor costo poltico posible, a fin de que estn disponibles para la prxima ronda deinversin internacional. Drones y satlites permiten que los Estados y las empresasobtengan, con un margen de error inferior a un metro, una representacin rentable decualquier espacio, desde los tipos de suelo hasta las fronteras legales.

    Mientras tanto, las comunidades locales tienen dificultades para obtenercompensaciones por la invasin de sus territorios, puesto que los mapas que usan sus

    adversarios estatales o empresariales ni siquiera permiten reconocer qu tendran quecompensar.

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    Espacios alternativos

    Sin embargo, incluso las tentativas ms enrgicas y sistemticas de redisear el mapeode la tierra en favor de una nueva oleada de saqueo desencadenan sus propios

    adversarios. Cada intento de expandir las fronteras del espacio monopolizado con el finde generar mayores beneficios econmicos provoca esfuerzos por definir, defender,reivindicar y recrear espacios alternativos.

    Dichos espacios se pueden encontrar no slo en grandes eventos como el Foro SocialMundial, que tienen lugar en ciudades como Porto Alegre, Mumbai o Tnez. Tambinsurgen en muchos lugares donde la erosin de los bienes comunes est llevando a lagente a intentar reconectarse con sus bosques, montaas y suelos.

    Potencialmente, esos espacios alternativos pueden tambin ser construidos a partir delos espacios-de-vida transitorios, a menudo ignorados, de los nuevos desposedos, que

    incluye a los asentamientos urbanos, obreros oprimidos y refugiados rurales. En dichosgrupos, el sentimiento de comunidad slo se invoca en situaciones de emergencia, comola amenaza de desalojo, y se manifiesta en forma de revueltas o motines. Sin embargo,de esas situaciones de emergencia surgen tambin espacios duraderos para elaprendizaje colaborativo, que no son televisados ni financiados, ya sea para volver asembrar una tierra asolada, cultivar alimentos para satisfacer las necesidades internas dela comunidad, entre otros fines. Dichos esfuerzos son algunas de las formas de rebrotarciertos rganos necesarios para seguir avanzando.

    La cartografa alternativa

    Intentos de mapear dichos espacios podra potencialmente perfilar los nuevos terrenosde lucha contra la expansin capitalista. Pero tambin podran terminar favoreciendo losintereses imperialistas o corporativos globales.

    La contra-cartografa y la cartografa participativa son ejemplos de esto. La contra-cartografa generalmente recurre a profesionales para trazar mapas que representenmejor los intereses y las inquietudes del comn de la gente, mientras que la cartografa

    participativa suele depender en parte de informacin que slo la gente del lugar puedeaportar.

    Dichos esfuerzos suelen ser bien intencionados, pero pueden tambin reproducir lasformas discriminatorias de pensar sobre el espacio que caracterizan a los mapasdominantes.

    Pueden, por ejemplo, excluir las opiniones de quienes no son capaces de utilizar lastcnicas cartogrficas, o de quienes no entiendan el vocabulario que emplean. Puedenrepresentar los espacios-de-vida locales como lugares situados en una matriz de

    propiedades o de prospeccin, contradiciendo as lo que define a dichos espacios-de-vida. Incluso cuando pretenden representar el alcance de la invasin de tierrasancestrales o la proliferacin de los movimientos de resistencia, probablemente no

    podrn examinar en profundidad, y menos representar en un mapa unidimensional, la

    naturaleza de los conflictos subyacentes.

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    Adems, los intentos de mapeo alternativo pueden terminar sirviendo como fuentes deinformacin de gran valor comercial, que tanto los Estados y las corporaciones noconsiguen fcilmente, como la ubicacin por GPS de algn acantilado cuyo colorcoincida con las muestras de determinado mineral, o el conocimiento de prcticas deconservacin locales que puedan ser luego mercantilizadas y vendidas, por ejemplo, en

    el marco de programas REDD+ o de otro tipo.

    En Indonesia, por ejemplo, la Decisin 35 del Tribunal Constitucional de 2013 ordenael reconocimiento por parte del Estado de los bosques consuetudinarios en los mapasde los territorios tradicionales. Estos fueron cartografiados y administrados junto con lascomunidades que participaban en REDD. Para fines de 2014, la Alianza de PueblosIndgenas del Archipilago Indonesio (AMAN) present 517 mapas, que abarcaban unasuperficie de ms de 4.8 millones de hectreas, al ahora extinto Consejo Ejecutivo deREDD+, que haba asumido el papel de custodio de datos geogrficos.

    En el peor de los casos, la cartografa participativa degenera en simple manipulacin.

    Un ejemplo notorio es lo que sucedi en Indonesia cuando el Fondo Mundial para laNaturaleza (WWF) prest 50 cmaras de video a miembros de la comunidad deLamalera de la isla de Lembata, e imparti cursos de formacin para la grabacin envideo a la poblacin. Poco despus, la comunidad us las cmaras para grabar una cazaanual de ballenas con fines no comerciales y en parte ceremoniales en las aguas costerasde la isla. Luego de recuperar las cmaras, el WWF se sirvi de las grabaciones paradesacreditar a los habitantes de Lamalera y proponerle al gobierno que prohibiera losrituales de ese tipo, sin molestarse en analizar ni comprender la historia social de loslamaleranos.

    Caminos a seguir

    En nuestros intentos de desafiar o descentrar el agresivo intento de re-mapear elmundo por el resurgente colonialismo, podemos aprender mucho de algunas formasalternativas, slidamente establecidas, de organizar el espacio y el tiempo.

    El cosmos balins, por ejemplo, asocia el espacio cardinal, como las direcciones debrjulas, no slo a virtudes, colores y grados de sacralidad, sino que tambin conecta losfenmenos csmicos, las actividades humanas profanas y sagradas, junto a unconocimiento agudo y preciso del espacio-de-vida ecolgico con un sistema decalendario hbrido. Este sistema hbrido contiene los calendarios lunar y solar, e incluye

    los calendarios gregoriano, hijri, chino, wuku y aka. La idea es calibrar los ciclostemporales de los rituales sociales o ceremoniales en funcin de las ventajas que ofrecenlas dinmicas del clima y los microclimas. Hoy en da, por ejemplo, los residentes de lascuatro comunidades que custodian el Lago Tamblingan entienden y viven de acuerdo aun mapa mental detallado del paisaje que se basa en un conjunto de leyes ecolgicasque figuran en inscripciones del ao 480 D.C.

    Los mapeos del espacio asociados al, por ejemplo, Shan Hai Jingo Libro de los Montesy los Mares, de dos milenios de antigedad, o a los mappamundide la Europa medieval,nos proveen de ms herramientas para realizar un anlisis crtico de la cartografacontempornea capitalista.

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    La resistencia, la recuperacin y la reapropiacin de los bienes comunes requerirn deesfuerzos colectivos para entender y denunciar la brutal extraccin actual. En esecontexto, es importante resaltar el rol que la cartografa incluyendo muchas formas decartografa participativa juega en ayudar a perpetuar dicha extraccin. No obstante, laresistencia, la recuperacin y la reapropiacin de los bienes comunes requieren tambin

    de otros tipos de mapeos, que pongan en relieve cdigos y razonamientos diferentes delos de la geografa capitalista dominante, en lo que respecta al uso del espacio, deltiempo de trabajo, de la energa y de los materiales de la tierra.

    Hendro Sangkoyo,[email protected]

    School of Democratic Economics, Indonesia

    Lecturas complementarias:

    Dorofeeva-Lichtmann, Vera V. (1995). Conception of Terrestrial Organization in the Shan Hai Jing.Bulletin de l'cole franaise d'Extrme-Orient, Tome 82, 1995, pp. 57-110,http://www.persee.fr/doc/befeo_0336-1519_1995_num_82_1_2297.

    Biggs, M. (1999). Putting the State on the Map: Cartography, Territory, and European State Formation.Comparative Studies in Society and History, Vol. 41, No. 2 (abril de 1999), pp. 374-405,http://users.ox.ac.uk/~sfos0060/statemap.shtml.A.B. Coury, Hendricks, T.A., y Tyler, T.F. (1978).Map of prospective hydrocarbon provinces of theworld. U. S. Geological Survey.Sassan S. Saatchi y otros (2011).Benchmark map of forest carbon stocks in tropical regions across threecontinents, Proceedings of the National Academy of Sciences,http://www.pnas.org/content/108/24/9899.full.Banco Mundial (2011).Rising Global Interest in Farmland: Can it yield sustainable and equitablebenefits?,http://siteresources.worldbank.org/DEC/Resources/Rising-Global-Interest-in-Farmland.pdf.

    Mapeo comunitario: geo-grafiando para la resistenciaLa geografa es una disciplina asociada a la memorizacin de accidentes geogrficos(montaas, ros, valles, etc.) y a la simple confeccin de mapas, entendidosgeneralmente como un retrato fiel de la realidad, y no como una representacin creadadesde un determinado punto de vista. Y por otro lado pero formando parte del mismoconjunto, para los Estados y el capital, la Geografa siempre haba sido considerada unsaber estratgico para hacer la guerra. Segn el gegrafo radical Lacoste esto ibamucho ms all del sentido estricto de dirigir operaciones militares: el conocimientosobre el espacio se asociaba a la poltica en un sentido ms amplio, siendo esencial paraconocer, organizar y controlar el espacio y la poblacin sobre los cuales el aparato del

    Estado ejerce su autoridad. El anlisis de Lacoste nos seala que el papel de laGeografa para el fortalecimiento de los Estados y las empresas fue ms all delconocimiento estratgico: a partir de su institucionalizacin (como disciplina acadmicay escolar en el siglo XIX), la Geografa pas a cumplir un rol fundamental en el procesode legitimar en los imaginarios colectivos el monopolio del Estado como ordenador delterritorio.

    Esta perspectiva oculta una mirada total sobre el espacio, generando dos consecuenciasdistintas, pero estrechamente vinculadas. Por un lado, naturalizaba las configuracionesespaciales como hechos dados (las fronteras nacionales y las divisiones poltico-administrativas dentro de los Estados, por ejemplo), como si la conformacin de losespacios no fueran procesos polticos, simultneos al proceso mismo de organizacin deuna sociedad. Por otro, ese ocultamiento es responsable de la creacin de un

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.persee.fr/doc/befeo_0336-1519_1995_num_82_1_2297http://www.persee.fr/doc/befeo_0336-1519_1995_num_82_1_2297http://users.ox.ac.uk/~sfos0060/statemap.shtmlhttp://www.pnas.org/content/108/24/9899.fullhttp://siteresources.worldbank.org/DEC/Resources/Rising-Global-Interest-in-Farmland.pdfhttp://siteresources.worldbank.org/DEC/Resources/Rising-Global-Interest-in-Farmland.pdfhttp://www.pnas.org/content/108/24/9899.fullhttp://users.ox.ac.uk/~sfos0060/statemap.shtmlhttp://www.persee.fr/doc/befeo_0336-1519_1995_num_82_1_2297mailto:[email protected]
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    determinado imaginario colectivo que naturaliz la vinculacin inherente del territorioal Estado. Como si otros grupos/colectivos no fueran tambin actores que se apropian ycrean espacios, siendo por lo tanto agentes legtimos de ordenamiento de sus propiosespacios de vida y reproduccin.

    Este poderoso imaginario colectivo empieza a ser ms cuestionado a partir de los aos1970 (y ms fuertemente en las dcadas siguientes) tanto en el mbito acadmico (paralo cual la obra de Lacoste fue esencial) como por los propios movimientos sociales queempiezan a organizarse a partir de entonces con base en nuevas estrategias discursivas.Los movimientos indgenas y afros impulsaron una movilizacin por el reconocimientode la diversidad cultural, lo que trajo a superficie el hecho de que los Estado nacionales,lejos de estar constituidos por una unidad cultural y territorial homognea, seconstituyen por una enormidad de particularidades culturales que eran sistemticamenteatropelladas por el ordenamiento territorial estatal, que es criticado como undesordenamiento de las formas de vida de los distintos pueblos. Basados en un anlisiscrtico del modelo de Estado hegemnico, estos grupos cuestionan la naturalizacin de

    la asociacin directa entre Estado, nacin y territorio, buscando con eso deshacer estemito fundador de la llamada Modernidad.

    Articulados en torno a demandas por territorio y autonoma, estos movimientosexplicitaron la existencia de formas diversas de apropiacin y uso del territorio, ascomo de maneras distintas de relacionarse con la naturaleza, de organizarse poltica yeconmicamente e intentaron a travs de sus luchas forzar el Estado a reconocer susdiferentes geografas. Sus demandas confrontaban directamente el modelo de desarrolloy de organizacin social de la colonialidad, proponiendo una ruptura con el poderemanado de sta, pero tambin una ruptura con los saberes que le sirven, proponiendotransformaciones polticas, epistmicas y territoriales.

    El caso de las organizaciones indgenas latinoamericanas (principalmente en Ecuador,Bolivia, Mxico y Colombia) es quizs el ms emblemtico en relacin al cambio dediscurso respecto a este imaginario. Al politizar su identidad y considerar como puntoclave su condicin tnica como diferentes, los hasta entonces autoidentificados comocampesinos cambiarn radicalmente sus discursos y sus estrategias. De esa manera, laantigua lucha por la tierra fue ampliada y transformada en lucha por territorio,autodeterminacin y autonoma. Sin embargo, la denuncia respecto a la diversidadcultural (y sus respectivas territorialidades) dentro del Estado-nacin no se restringe almovimiento indgena: tambin sectores urbanos, negros, campesinos, colectores (el caso

    de los seringueiros en Brasil) entre otros vinieron articulndose a partir de los 80basados en un discurso que articula el reconocimiento/respeto a las demandas deautonoma territorial en el seno de los Estados nacionales.

    En dilogo constante con estos movimientos y con las ciencias polticas, la Geografatambin pas por un periodo de replanteamiento crtico a partir del cual la supuestaneutralidad de la produccin acadmica y escolar empez a ser cuestionada. La nuevaGeografa de la escuela brasilea, encabezada por Milton Santos, Carlos Walter PortoGonalves o Rogrio Haesbaert, ampli su comprensin de lo poltico y del territorio,cuyo entendimiento dej de estar vinculado exclusivamente al Estado. El territorio y lasrelaciones de poder pasaron a ser entendidos a partir de una perspectiva ms amplia, a

    travs de los mltiples sujetos involucrados en el espacio. El territorio deja de tener elmonopolio del Estado, la geografa se convierte en un aporte para marcar, demarcar la

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    tierra, grafiarla para ser apropiada material y simblicamente por los grupossubalternos, dimensiones indisociables. Por ello, el territorio no es un hecho dado conanterioridad, sino el resultado de una lucha de distintas intensidades por la apropiacinde un determinado espacio entre distintos actores, siendo redefinido de forma continua.

    Nos parece fundamental la reapropiacin crtica del concepto de territorio por parte delos movimientos sociales, as como la estrategia de mapeo de sus territorios para laapropiacin de los mismos, para la disputa frente a los mltiples despojos. Desde estamirada de la geografa crtica, entendemos que el ejercicio del mapeo comunitario

    puede ser una herramienta de lucha y de transformacin social, desde la perspectiva degenerar poder desde los sujetos polticos que estn enfrentando la territorializacin delcapital en sus espacios de vida. Como una forma de forjar imaginarios colectivos eindividuales de legitimidad de la apropiacin del territorio frente al Estado y lasempresas, como forma de estimular procesos de (re)conocimiento del propio territorio

    por parte de las generaciones ms jvenes en dilogo con las personas mayoresconocedoras del mismo, en un contexto de descampesinizacin.

    Destruir la jerarqua de saberes entre personas con ttulo de geografa y las comunidadesque hacen territorio es fundamental. El formato final de la cartografa resultante, variardependiendo de la finalidad que tenga: desde procesos de mapeo en los que no hayaninguna cartografa, mapas mentales, mapas diagramados, producciones artsticas,

    planes de vida de contraordenamiento territorial, mapas cartesianos con todos losrequisitos legales, etc. Depender de la escala del reclamo, de la necesidad organizativa.Sin embargo, nunca hay que olvidar que la Geografa siempre es un arma para la guerra.Lacoste nos recuerda que con las mejores intenciones, se puede estar brindando lainformacin ms preciada por el enemigo. Existe el riesgo de que si se concibe al mapeocomo un fin y no como un medio, se est dando un fuerte aporte en las estrategias deordenamiento del Estado y las empresas capitalistas. Adems de que el propio mapeocomunitario ha sido una de las herramientas ms utilizadas por relacionadorescomunitarios de empresas petroleras, funcionarios de ministerios interesados en destruirterritorialidades indgenas, ONGs conservacionistas o capitalistas que buscanimplementar plantaciones de rboles, por poner solo algunos de los ejemplos msconocidos. La geografa crtica ser un aporte siempre que mire la disputa por elterritorio entre distintos sujetos polticos, y opte por poner sus herramientas al serviciode la apropiacin territorial de los pueblos despojados. El mapeo comunitario puede serdesde esta ptica una de las tcticas a utilizar.

    Manuela Silveira y Manuel Bayn,[email protected] de Geografa Crtica del Ecuador

    El artculo completo original est disponible en

    https://geografiacriticaecuador.org/2016/04/10/mapeo-comunitario-geo-grafiando-

    para-la-resistencia/

    Algunas obras fundamentales de la geografa crtica en las que se basa este texto:LACOSTE, Yves (1990 [1976]). La geografa: un arma para la guerra. Barcelona: Editorial Anagrama.SANTOS, Milton (1978). Por una Geografa nueva. So Paulo: Hucitec/EdUSP.https://geografiacriticaecuador.files.wordpress.com/2013/01/santos-por-una-geografc3ada-nueva-completo.pdf

    PORTO GONALVES, Carlos Walter (2003). Geografando nos varadouros do mundo. Braslia:IBAMA.

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]://geografiacriticaecuador.org/2016/04/10/mapeo-comunitario-geo-grafiando-para-la-resistencia/https://geografiacriticaecuador.org/2016/04/10/mapeo-comunitario-geo-grafiando-para-la-resistencia/https://geografiacriticaecuador.files.wordpress.com/2013/01/santos-por-una-geografc3ada-nueva-completo.pdfhttps://geografiacriticaecuador.files.wordpress.com/2013/01/santos-por-una-geografc3ada-nueva-completo.pdfhttps://geografiacriticaecuador.files.wordpress.com/2013/01/santos-por-una-geografc3ada-nueva-completo.pdfhttps://geografiacriticaecuador.files.wordpress.com/2013/01/santos-por-una-geografc3ada-nueva-completo.pdfhttps://geografiacriticaecuador.files.wordpress.com/2013/01/santos-por-una-geografc3ada-nueva-completo.pdfhttps://geografiacriticaecuador.org/2016/04/10/mapeo-comunitario-geo-grafiando-para-la-resistencia/https://geografiacriticaecuador.org/2016/04/10/mapeo-comunitario-geo-grafiando-para-la-resistencia/mailto:[email protected]
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    HAESBAERT, Rogrio (2008) Dos mltiplos territrios multiterritorialidade. In: HEIDRICH, lvaro[et al.] (org). A emergncia da multiterritorialidade: a ressignificao da relao do humano com oespao. Canoas/Porto Alegre: Ed. ULBRA/EdUFGRS.

    Las races coloniales racistas de la conservacin occidental de los bosques:una mirada a un proyecto REDD en Kenia

    Sera equivocado histrica y polticamente el no identificar firmemente que losconceptos occidentales de conservacin de la naturaleza tienen sus races en la pocacolonial. La ecologista poltica y ecofeminista Vandana Shiva, deja muy clara estarelacin en su libroAbrazar la vida: Mujer, ecologa y supervivencia, cuando afirmaque,

    "Cuando los britnicos colonizaron la India, primero colonizaron sus

    bosques. Ignorantes de su riqueza y de la riqueza de los conocimientos de la

    poblacin local para manejar de manera sustentable los bosques,desterraron los derechos locales, las necesidades y los conocimientos

    locales, y redujeron esta fuente primaria de vida a simple madera. (Shiva

    1990)

    En la dcada de 1970, la movilizacin de las mujeres del movimiento Chipko de laregin del Himalaya, que se alzaron en protesta para proteger sus bosques de laexplotacin comercial poniendo sus cuerpos y sus vidas en riesgo, dio continuidad acasi un siglo de resistencia en todo el pas. La administracin colonial britnica aproblasLeyes Forestales de 1878 y 1972, que erosionaron por completo los derechos de la

    poblacin local a sus bosques a la vez que dieron acceso sin restricciones a los militaresbritnicos y a sus empresas.

    Estas mujeres no slo rechazaban un orden poltico y econmico impuesto parabeneficio de los intereses del Imperio Britnico, incluyendo a lalite local, sino que, enlos hechos, cuestionaban las diversas manifestaciones del capitalismo hetero-patriarcalque ahora se expresaban en una redefinicin y revalorizacin de la naturaleza a partirde una visin occidental patriarcal del mundo. Una visin que prioriza las gananciasfrente al bienestar de las personas y los ecosistemas, as como a su trabajo productivo yreproductivo. Se trata de una visin ciega ante la interconexin de la naturaleza y

    profundamente impregnada de las polticas racistas de concebir a lo nativo y sus

    formas de conocimiento como el otro.Uno de los lugares donde estas tensiones y diferencias ideolgicas se manifiestanfuertemente es la Convencin Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climtico(CMNUCC) - el organismo mundial encargado de trabajar con los gobiernos del mundo

    para elaborar una forma de abordar la crisis climtica. Lamentablemente, los gruposprogresistas y las comunidades de vanguardia en lucha contra los impactos de la crisiscoinciden en que las negociaciones han estado abiertas a grupos de presinempresariales y permitieron que los pases occidentales - que han sido los que hantenido la mayor responsabilidad por la crisis - socavaran los principios de equidad y

    justicia y forzaran a los pases del Sur a soportar la mayor parte de la carga de los

    esfuerzos de adaptacin y mitigacin a travs de los mercados de carbono.

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    La importancia de los bosques y de los ecosistemas forestales para este planeta vamucho ms allde ser literalmente los pulmones de la tierra mediante la absorcin delas emisiones de dixido de carbono y la liberacin oxgeno. Millones de personas entodo el mundo, en especial los pueblos indgenas, dependen de los bosques como sumedio de vida y para cubrir la totalidad o parte de su sustento. Los bosques recargan los

    acuferos cuando el agua pasa entre sus races; protegen los ecosistemas aguas abajo alabsorber la escorrenta superficial, y tienen un importante valor espiritual, cultural ylingstico en todo el mundo, pero ms an en las cosmovisiones de los pueblosindgenas.

    La Reduccin de las Emisiones derivadas de la Deforestacin y la Degradacin de losBosques (REDD+) es un ejemplo de un mecanismo del mercado de carbono amparado

    por la CMNUCC. Le atribuye un valor monetario al carbono que es absorbido por losbosques, asumiendo que si se da dinero a las comunidades locales, a los Estados, a lasONG y a las empresas, eso serun incentivo suficiente para proteger los bosques - yel carbono que posean. Esto, entonces, plantea la crisis climtica no como un problema

    histrico arraigado en el modelo de desarrollo capitalista basado en los combustiblesfsiles, sino ms bien como un problema de mercado que debe ser resuelto por elmismo sistema econmico, o los mismos sistemas econmicos, que crearon el

    problema.

    REDD en Kenia: reforzando desigualdades histricas

    El proyecto REDD corredor Kasigau, ubicado en el Condado Taita Taveta de Kenia,resulta un caso interesante que muestra las formas en que los mercados de carbonodespolitizan y deshistorizan no slo las experiencias de la comunidad local con respectoa las formas en que sus ecosistemas y medios de vida han sido destruidos, sino tambinlas discusiones mundiales sobre el cambio climtico. El proyecto, ahora en su tercerafase de ejecucin, se inicien 2008 en fincas con diversos sistemas de propiedad y detenencia de la tierra: individual, empresas privadas y Empresas Agrcolas Dirigidas(DAC, por su sigla in ingls).

    El proyecto estdirigido por Wildlife Works, una empresa privada con sede en EstadosUnidos, que estima que el proyecto Kasigau ayudar a evitar ms de 48 millones detoneladas mtricas de emisiones de carbono durante un perodo de 30 aos. Lasreducciones de emisiones se efectuaran principalmente a travs de prcticas desupervisin y manejo de cambios en el uso del suelo, que incluyen suspender la

    agricultura de tala y quema, la produccin de carbn, as como la reduccin de ladeforestacin y la degradacin de los bosques. Se estima que el proyecto emplea 400personas para el funcionamiento de sus actividades, incluida una fbrica deprocesamiento de prendas de vestir para exportacin.

    Los crditos de carbono generados por el proyecto se venden en el mercado voluntario ylos ingresos se dividen entre 3 partes (al menos en teora): un tercio es para el ejecutordel proyecto - Wildlife Works -,otro tercio es para las comunidades locales de las zonasde asentamiento, mientras que el tercio restante es para los dueos de la finca. Unainvestigacin publicada el ao pasado pone de relieve los problemas que existen en laforma en que actualmente se reparten las ganancias. En realidad, los dueos de la tierra

    (propietarios de la finca) son los primeros que reciben el dinero, luego se deducen los

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    costos del proyecto y lo que queda del dinero se distribuye entre las comunidadeslocales (1).

    La investigacin tambin revela que los dueos de las haciendas haban firmadoacuerdos contractuales a 30 aos, que les daban derecho a percibir una tercera parte de

    los ingresos generados antes de deducir los costos asociados a la ejecucin del proyecto.Las comunidades locales, por otra parte, no tenan ningn acuerdo jurdicamentevinculante con el proyecto que definiera claramente su participacin en los ingresos.Slo tenan algo que podra ser descrito como un acuerdo de caballeros, y a menudoslo recibieron una sexta parte de los ingresos recaudados. Esto a pesar de que a lascomunidades no se les permite practicar agricultura de subsistencia ni utilizar los

    bosques como solan hacerlo.

    Pero la distribucin de los ingresos no es el nico problema asociado con el proyecto.Hay serios problemas en torno a cmo el proyecto de carbono refuerza an ms lasdesigualdades histricas en torno a la tierra sufridas por las comunidades locales (sobre

    todo de Taita) desde que Kenia era una colonia britnica. La tierra en la que se asienta elproyecto fue inicialmente tierra comunal, antes de que las polticas coloniales del sigloXX cambiaran drsticamente el sistema de tenencia de la tierra transformndolo endiversas formas de propiedad privada que los sucesivos gobiernos posteriores a laindependencia de Kenia consolidaron an ms.

    En las dcadas de 1920 y 1930, el gobierno colonial facilit la instalacin de haciendasagrcolas comerciales a gran escala, las cuales plantaron principalmente sisal y cafmediante el arrendamiento de tierras a granjeros blancos. Durante este perodo, miles decomunidades locales fueron desalojadas rpidamente de sus tierras y tambin se lesrestringiel acceso a las tierras comunales que utilizaban peridicamente para la caza,la recoleccin y el pastoreo. El gobierno cataloga estas tierras como improductivas(idle), un trmino que todava se utiliza para describir las tierras utilizadas por lascomunidades locales e indgenas en todo el mundo. Adems de esto, se anexms tierrade las comunidades locales para la creacin de parques y reservas nacionales, lo cualincrement an ms sus reclamos sobre el territorio y tambin deterior el conocimientoy la relacin que las comunidades mantenan con la naturaleza y la vida silvestre.

    Luego de la independencia se crearon fincas en tierras en fideicomiso (tierras en manosde los consejos de gobierno locales, a nombre de las comunidades locales), pero enlugar de revertir las injusticias histricas sufridas por las comunidades durante mucho

    tiempo, una lite local - que consiste principalmente de polticos - se concedi a s misma y a sus aliados arrendamientos de tierra en forma individual o como accionistasde las Empresas Agrcolas Dirigidas (DAC, por su sigla en ingls). Con el tiempo, lamayora de las haciendas se endeudaron debido a la mala gestin y a la cada general delos mercados locales de cafy sisal. Pero la dinmica de la propiedad de las haciendastodava contina, aun cuando numerosos miembros de la comunidad se han vistoobligados a convertirse en ocupantes ilegales de esas haciendas y de otras tierras queestn en manos de particulares.

    Quocurre cuando las comunidades ya marginadas por los sistemas de tenencia de latierra - que privilegian la propiedad privada individual - quedan sujetas a proyectos que

    aseguran que el poder y la riqueza basada en la tierra permanezca en manos de unospocos? Y qu sucede cuando estos proyectos restringen las formas de vida y sustento

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    de las comunidades al encerrar los bosques para destinarlos a proyectos de carbono?El proyecto Kasigau no slo profundiza la injusticia en torno a la tierra sino quetambin favorece explcitamente a los dueos de las haciendas en lo que se refiere a laasignacin de las ganancias. Sin embargo, son las comunidades locales las que debenasumir los costos derivados de la inseguridad de la tierra y de las rgidas demandas del

    proyecto de carbono en cuanto al uso de la tierra.

    Las cuestiones del carbono no pueden separarse de las preocupaciones ms ampliasrelativas a los derechos sobre los bosques y los derechos humanos. sta es la razn porla cual las comunidades y activistas de todo el mundo exigen que tanto los discursossobre el cambio climtico como las soluciones, deben considerar la poltica y lashistorias del mundo, y particularmente los discursos geopolticos que han marcado laasociacin de los pases del Hemisferio Norte y del Hemisferio Sur.

    Tal como estn las cosas, mecanismos de mercado como REDD+ redefinen lanaturaleza tomando un sendero particularmente ideolgico que reforzara an ms la

    supremaca de un concepto de conservacin occidental que slo ve a los bosquescomo rboles y luego, literalmente, como dinero. Mientras tanto, las comunidadeslocales son consideradas obstculos para la conservacin de la naturaleza y, por ende,

    para la obtencin de lucro. En ltima instancia, REDD+ no se ocupa de las causasfundamentales de la destruccin de los bosques. Proyectos como el proyecto Kasigau noslo profundizan las desigualdades locales y las prcticas racistas sino que tambin

    permiten que las industrias contaminantes que compran los crditos de carbonogenerados, hagan lo mismo en otros lados.

    La escala y la velocidad de las crisis ecolgica, alimentaria, energtica y climtica noslo no tienen precedentes sino que sus impactos se concentran en gran medida en elHemisferio Sur y en los espacios y territorios del Hemisferio Norte donde residen las

    personas de color, incluidas las naciones tribales y las primeras naciones. En todo elmundo ha sido muy evidente que los impactos de la crisis ecolgica tiene clarosmarcadores raciales y de clase. El encierrode la tierra y los territorios comunales paraestablecer proyectos REDD+ refuerza las ideas contrarias a lo comunitario, la lucha declases de los pobres, las ideologas racistas que discriminan a los indgenas y a lasmujeres, y las ideologas racistas y discriminatorias en torno al acceso a la tierra.Debemos reforzar la idea de que nuestros bosques no estn en venta!

    Ruth Nyambura,[email protected]

    Ruth es miembro del colectivo ecofeminista africano African Ecofeminist Collective

    (1)http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264837715002926

    La Naturaleza-no-humana: una invencin que busca rompersociedades enraizadas en los bosques

    Alguna vez te has preguntado a qu hace referencia la palabra naturaleza? Las racescoloniales de este concepto y su actual uso dominante aluden a una naturalezadefinida como lo natural-no-humano. Una coleccin de especies intocadas o un

    espacio salvaje separado de las poblaciones humanas. Aunque promovidas a iniciosdel siglo pasado, estas ideas continan rigiendo muchos de los debates y proyectos que

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.scienced