RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL...

29
18 18 18 18 18 Revista Casa de las Américas No. 257 octubre-diciembre/2009 pp. 18-26 HECHOS/IDEAS e dónde vengo? Vengo del ombligo del mundo. Del centro del mundo. Mi país tiene un nombre que no define la histo- ria, sino el azar: Ecuador. Si alguien toma el diccionario para RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana ¿ D saber algo de él, se encontrará con que Ecuador es el círculo máximo de la Tierra, perpendicular a la línea de los polos. Y ecuatorial es aquel aparato que se compone de un anteojo móvil y sirve para medir las ascensiones y declinaciones de los astros. Entonces soy del país de la mitad, país que por secuencia histórica debió llamarse Quito, porque antes de que pomposamente empezáramos a tener vida propia como república independiente, nuestro pedacito entrañable de tierra se llamaba Gobernación Independiente de Quito y luego Audiencia y Presidencia de Quito. Pero dejemos de lado este nombre «geográfico y geométrico», y diga- mos que, como dice algún historiador, «para vivir a dos mil ochocientos cincuenta metros sobre el nivel del mar –altura de Quito– todos los hom- bres de todas las razas del globo tienen que ensanchar el perímetro del tórax». Ante todo no hay por qué asustarse. En algunos países creen que por haber nacido nosotros bajo la línea ecuatorial, somos unos bárbaros de taparrabo y lanza que comemos carne humana, y que bajo un sol abra- sador celebramos rituales de orgía y sangre. Otros creen que estamos situados en el África o en la América Central (por aquello de la mitad). No, estamos en Sudamérica y somos hermanos de límites con Perú y Colombia.

Transcript of RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL...

Page 1: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

1818181818

Revi

sta

Casa

de

las

Amér

icas

No.

257

oct

ubre

-dic

iem

bre/

2009

pp.

18-

26HECHOS/IDEAS

e dónde vengo? Vengo del ombligo del mundo. Del centrodel mundo. Mi país tiene un nombre que no define la histo-ria, sino el azar: Ecuador. Si alguien toma el diccionario para

RAÚL PÉREZ TORRES

Breves apuntes sobre la literaturaecuatoriana

¿Dsaber algo de él, se encontrará con que Ecuador es el círculo máximode la Tierra, perpendicular a la línea de los polos.

Y ecuatorial es aquel aparato que se compone de un anteojo móvil ysirve para medir las ascensiones y declinaciones de los astros. Entoncessoy del país de la mitad, país que por secuencia histórica debió llamarseQuito, porque antes de que pomposamente empezáramos a tener vidapropia como república independiente, nuestro pedacito entrañable detierra se llamaba Gobernación Independiente de Quito y luego Audienciay Presidencia de Quito.

Pero dejemos de lado este nombre «geográfico y geométrico», y diga-mos que, como dice algún historiador, «para vivir a dos mil ochocientoscincuenta metros sobre el nivel del mar –altura de Quito– todos los hom-bres de todas las razas del globo tienen que ensanchar el perímetro deltórax».

Ante todo no hay por qué asustarse. En algunos países creen que porhaber nacido nosotros bajo la línea ecuatorial, somos unos bárbaros detaparrabo y lanza que comemos carne humana, y que bajo un sol abra-sador celebramos rituales de orgía y sangre. Otros creen que estamossituados en el África o en la América Central (por aquello de la mitad).No, estamos en Sudamérica y somos hermanos de límites con Perú yColombia.

Page 2: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

1919191919

Nacidos entonces bajo la línea ecuatorial, sería atina-do decir que la geografía nos desune, nos dispersa, nonos permite una uniformidad, somos selva y trópico perotambién montañas y nieve, maravillosa fusión de cos-mogonías y sangre, negros, indios, cholos, mulatos,mestizos, blancos, desde donde han salido un arte y unaliteratura múltiples que ahora paso a narrarles.

De una manera vacilante, indecisa, como cuando elniño empieza a caminar, la literatura ecuatoriana iniciasu camino a pie, pero bajo la sombra tutelar, libertaria,polemista, del indio quiteño Eugenio Espejo, quien, des-de 1770, en panfletos, libros y periódicos, asumió suvaliente actitud anticolonialista, que finalmente le costa-ría la vida a este conspirador e inspirador de la Indepen-dencia. Luego, en el último cuarto del siglo XIX, la litera-tura ecuatoriana empezará a caminar bajo un optimismoracionalista, un mundo inconmovible, prefigurado, quie-to, ordenado, feudal y conservador. En el cuento no seva más allá del relato de costumbres, de la tradición o laleyenda, y los temas estarán vinculados a un realismochato y luego a un romanticismo dulzón y desabrido,cuyos padres putativos serían Chateaubriand, Lamarti-ne, Víctor Hugo, Walter Scott, entre otros.

En todo caso, los personajes de esta literatura soncacasenos del pueblo, y el escritor desde una esferasuperior muchas veces se burla de ellos, los ridiculiza(Juan Valdano). El humor es concebido aquí como eltrasfondo de una conciencia de clase privilegiada quedesprecia lo popular. «La jerarquía de clases es claray debe mantenerse tanto en la literatura como en la vida»(Juan Valdano). Todo parte de lo clásico, de lo verosí-mil, de lo realista. Estamos en las primeras décadas delsiglo XIX y los escritores apuntalan con sus sueños, unpoder omnímodo que respira quietud y vida sana.

Las características de esta literatura estarían dadaspor el punto de vista. El narrador es el Dios de loshombres y las circunstancias, está en todas partes (y enninguna se lo puede ver), por ello se utiliza la tercerapersona, que prefigura la cosmovisión y el desarrollode todo el contenido. Se detalla el paisaje y se descri-ben los ambientes, el lenguaje es academicista, rancio,convencional, es decir el instrumento adecuado parainterpretar la burguesía decimonónica: pureza, casti-

cismo, corrección formal, moderación expresiva, pu-dor, idealismo, amaneramiento (Juan Valdano).

Pero hay alguien, fuera del cuento y de la novela,que distará mucho de esa moderación y ese optimis-mo, y que fustigará con su pluma a los dictadores y alos poderosos, un hombre ecuatoriano que fue exalta-do por José Enrique Rodó, por Rubén Darío y porMiguel de Unamuno: Juan Montalvo, aquel escritor deun casticismo irreprochable cuya pluma no temblócuando se decidió a escribir los Capítulos que se leolvidaron a Cervantes. Empezaba entonces la confron-tación ideológica entre dos corrientes representadas enlas letras por Juan León Mera (conservador) y JuanMontalvo (liberal). En poesía, y luego de la gran poe-sía épica de José Joaquín Olmedo (que igual cantabalas hazañas del Libertador Simón Bolívar, como las deldictador Juan José Flores), el modernismo, al decir deJorge Enrique Adoum, aparece como la expresión máscabal y más lograda de la frustración de la burguesía yel gamonalismo. Cuatro poetas trágicos, con tentati-vas de evasión y muerte, irrumpen con sus cantos dondese nota la huella dolorosa de Baudelaire y Verlaine. Unode ellos, Ernesto Noboa y Caamaño, diría de sus cole-gas: «a unos los cesó la muerte y a otros... los mató lavida» (quizá por esa falta de voluntad de vivir el granescritor y periodista Raúl Andrade los llamaría la Ge-neración Decapitada). Magníficos poetas, sus obrasson perlas de tristeza, exactas, puras, de donde noemerge nada que no sea melancolía. Sus nombres:Medardo Ángel Silva, Humberto Fierro, Ernesto No-boa y Caamaño, y Arturo Borja.

Las luchas independentistas han llegado a su fin. Secomienza a sentir la necesidad de asumir un compro-miso y fijar los cimientos de una literatura nacional ypopular. El liberalismo asume el poder en 1895 y en-tonces aparece la novela de ese movimiento: A la cos-ta, de Luis A. Martínez (1906).

El siglo XX se abre efectivamente para nuestra Amé-rica, con ese gran cuentista uruguayo Horacio Quiro-ga, y en nuestro país empiezan a reafirmarse, a delimi-tarse, dos caminos del realismo: el realismo social y elrealismo sicológico; dos vertientes copan la literaturade los albores del siglo. En nuestro país aparece un

Page 3: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2020202020

libro de alguien que a la postre moriría loco en un sa-natorio para enfermos mentales, Pablo Palacio: Unhombre muerto a puntapiés (1927). Ese libro marcaríalos derroteros de casi toda la literatura posterior. Losotros escritores significativos de la famosa generaciónde los treinta se adscribirían al realismo social por lanecesidad de denunciar las injusticias sociales, de mos-trar la realidad del campo, de la tiranía feudal. En lapoesía, a partir de 1925, aparecían las obras de tresgrandes líricos de nuestra literatura: Jorge Carrera An-drade, Alfredo Gangotena y Gonzalo Escudero. Reco-jo aquí algunos de los contextos internos y externosque marcaron esa literatura y que he tomado de algu-nos investigadores de mi país.

Contextos internos: Crecimiento de las ciudades, in-dustrialización naciente, formación de un proletariadourbano, desencanto por la traición a los movimientosrevolucionarios del pasado y comienzos del presente.De 1920 a 1940 tenemos veinte presidentes, casi unopor año: inestabilidad política, búsqueda y agitación.

Contextos externos: 1914, año de la barbarie de laPrimera Guerra Mundial. Desengaño de la civilizacióneuropea. Constantes intervenciones del imperialismonorteamericano en la América Latina. Crisis económi-ca de 1929.

Revitalización del marxismo. Hechizo de las nuevasideas de Marx y Freud. Se fundan el Partido Socialistay el Partido Comunista en nuestro país.

Corrían los años en que todo vestigio liberal de larevolución de 1895 se había quemado en la misma«hoguera bárbara» en la que asesinaron y quemaronal líder máximo de este movimiento liberador: EloyAlfaro, quien prefigura con sus derrotas y sus victo-rias al coronel Aureliano Buendía, de García Márquez.Se vive el caos, la explotación y la miseria; empiezaa vislumbrarse el fantasma pavoroso de la SegundaGuerra Mundial.

En noviembre de 1922 la incipiente clase obrera,que había empezado a generarse a través de una in-dustria dependiente o privada, recibe su bautismo desangre en la más inmisericorde matanza que se hayaregistrado en nuestro país. De esta dolorosa experien-cia histórica saldrá la obra más firme escrita por un

militante comunista ecuatoriano: hablo de Las crucessobre el agua, de Joaquín Gallegos Lara (el pueblo deGuayaquil cada año arroja cruces de madera o flores alrío en recuerdo de los obreros asesinados y tirados alagua, el 15 de noviembre de 1922).

En 1925, la Revolución Juliana que apenas quedóen un tenue reformismo, llevada adelante por militaresde baja graduación en beneficio de la clase media enascenso, claudicaría más tarde frente a la presión oli-gárquica feudal. De igual manera, la Guerra de los CuatroDías, en 1932, sirvió para masacrar al pueblo en lalucha fratricida de liberales y conservadores por la he-gemonía del poder. La depresión consiguiente a la Pri-mera Guerra Mundial se hace patente en el mercadoagrícola ecuatoriano.

El movimiento de los años treinta (cuyas figuras máxi-mas son Alfredo Pareja, Enrique Gil, José de la Cuadra,Demetrio Aguilera, Joaquín Gallegos, Pablo Palacio yJorge Icaza) se fortaleció dentro de un proceso y unacoyuntura social específica, porque todo hecho artísti-co recibe de su contexto social la savia que lo nutre.

Enrique Gil Gilbert escribe su mejor obra en 1940,Nuestro pan, que recibe el segundo premio en el con-curso que ganó El mundo es ancho y ajeno, de CiroAlegría. Demetrio Aguilera Malta es el álter ego del choloen A la Costa y en sus novelas Don Goyo y La IslaVirgen, sus cualidades sociológicas son impresionan-tes. José de la Cuadra fue quizá el mejor escritor decuentos de su época, tanto en Ecuador como en laAmérica Latina. Sagaz, lúcido, de un poder de síntesisaltísimo, el realismo mágico aparece de su pluma conLos Sangurimas, novela corta que prefigura con va-rios años a Cien años de soledad.

Nuestros escritores de los años treinta enfrentabanesta época de una manera consecuente con los intere-ses del pueblo y con su política reivindicativa. Todosellos militaron en organizaciones de izquierda, y su obraes crítica, realista y demoledora.

De los inclaudicables escritores de esos años de nues-tro país, diremos también lo que varios críticos literarioshan encontrado en sus libros: descarnado verismo. Cru-deza. Revelación de la realidad, situaciones extraordina-rias, no cotidianas. Violencia, crimen, sexo. Relaciones

Page 4: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2121212121

de injusticia social. Una literatura que no divierte sinoadvierte, que no enuncia sino denuncia. Del tono in-formativo pasa al subversivo. Se encuentra incorpora-do el elemento mágico (el fondo de lo popular). Hiper-boliza la realidad del montubio. Los personajes sonproletarios, o es la comunidad entera; se reivindica loautóctono y, como dice Diego Araujo, llegan al diseñode personajes prototípicos: el indio explotado, el pa-trón, el mayordomo, el cura... Por otro lado, no seolvidan el sermón proselitista y la innovación técnica.Se reinventa el lenguaje. Encontramos un habla frescay realista; uno de ellos, quizá el más experimental yauténtico, José de la Cuadra, decía: fotografía y fono-grafía de la realidad, eso es lo que buscamos.

Los años cincuenta, hasta cierto punto, son estérilesy de una calma bonachona; década, empero, que se abrecon una gran novela: El éxodo de Yangana, de ÁngelFelicísimo Rojas, uno de los textos literarios más no-vedosos, atrayentes, denunciativos y bellos de la historialiteraria ecuatoriana. Todavía la bronca literaria se da en-tre los dos realismos. En el uno superviven Jorge Icaza,creador de la novela que mayor fama ha tenido en el Ecua-dor y en el mundo entero: Huasipungo, algunos cuentosde Gallegos Lara, Pedro Jorge Vera, Alfredo Pareja, Adal-berto Ortiz, con su deslumbrante novela Juyungo, «his-toria de un negro, una isla y otros negros», y en el otro,en el realismo sicológico, empiezan a aparecer muchosescritores que tienen ya una obra de consideración: CésarDávila, Rafael Díaz Icaza, Jorge Enrique Adoum, y otros.

Finalmente, hace algunos años, en nuestro país, sin-tomáticamente a partir de la Revolución Cubana y losdistintos movimientos de liberación con su significa-ción dentro de la América Latina, fueron surgiendogrupos, movimientos, talleres o escritores individualesque consideraron ya a la literatura dentro de su especi-ficidad como un factor necesario de cambio, de orien-tación y de testimonio. Dentro de los diferentes géne-ros literarios, el cuento ha ido adquiriendo una mayorresonancia, proporcional al rigor, a la disciplina y a losobjetivos que el escritor contemporáneo se propone,en un mundo donde la desubicación, la desorientacióny la ambigüedad son los instrumentos diarios y alie-nantes con que nos regala el contexto mundial.

En uno de los manifiestos del Frente Cultural decía-mos que el desarrollo del capitalismo en Ecuador, elsurgimiento de la clase obrera, la constitución de orga-nizaciones políticas que reivindicaban los intereses pro-letarios, fueron, entre otros, los elementos fundamen-tales que determinaron la conformación de núcleos deintelectuales del sector medio que ya no respondían alos intereses de las clases dominantes. Hasta la décadade los años sesenta aparecen intelectuales progresistasque, al asumir su compromiso político con la historia,devinieron en militantes de las organizaciones de iz-quierda.

Las décadas de los años sesenta y setenta se carac-terizan por el emerger de movimientos iconoclastas,agrupados alrededor de programas inmediatistas que,aunque mecánicos y románticos, se asumen dentro dela concepción sartreana del compromiso intelectual, yplantean una ruptura total con el oficialismo cultural.Una muestra de esto es el grupo Tzántzico y su revistaPucuna, que significativamente asumen la necesidadde «reducir cabezas» consagradas, es decir, el parrici-dio. Esto, que fue más una actitud que una praxis real,logró sin embargo romper un lastre acumulado por elconformismo, y llevó a alguno de esos grupos a plan-tearse su quehacer bajo una intención política, que fi-nalmente redundaría en una mejor aprehensión de larealidad cultural del país.

Dentro de este contexto –decía también el mani-fiesto– la historia y la dirección que esta toma, impul-sada por la clase trabajadora, hoy va demostrando quela única posibilidad de ser realmente un intelectual es irgenerando prácticas culturales insurgentes. Como estapráctica no se da en el campo neutro sino en la historiareal, caracterizada por la lucha de clases, el intelectual–como agente reproductor de ideología– debía estarvinculado a los frentes de masas y asumir de este modosu función de intelectual orgánico, tal como lo con-ceptualiza Gramsci. El proceso de transformación con-ducido por las clases explotadas exigía nuestra partici-pación en el sentido de investigar, aprehender, divulgary desarrollar la cultura del pueblo.

En estas circunstancias, reformulamos la culturacomo la interrelación de las diversas manifestaciones

Page 5: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2222222222

del pueblo, y esta interrelación en permanente contra-dicción con las manifestaciones ajenas a él. Uno de lossímbolos inequívocos de esa literatura es justamente elde tomar el hecho artístico como una vocación, comouna dedicación, como una profesión rigurosa y diaria.No era obra y gracia de la inspiración o de las musas,era un hecho real, que requería investigación desdediferentes puntos de vista, investigación de la forma ydel fondo, de lo que se dice y de cómo decirlo, dellenguaje y de su profundidad conceptual. Entonces, loaparentemente insignificante se llenaba de significado,lo cotidiano estaba lleno de latencias, de reflejos inte-riores, la persona que pasaba por la calle, su actitudfrente a un niño, frente a una mujer, su manera desentarse en el parque, las palabras, adquirían otros sig-nificados.

Por otro lado, la necesidad de sentir la ciudad, deredescubrir y amarla, de ahondar en nuestras raíceshistóricas, de dónde venimos, a dónde vamos, era otrosíntoma de nuestra literatura joven. Veremos a IvánÉgüez (La Linares, Pájara la memoria) fantaseandoirónicamente en sus conventos y cúpulas, dándole alpersonaje cotidiano un carácter épico, atacando el len-guaje, llenándolo de aliento, volviendo a crearlo, en-carnándolo; a Abdón Ubidia (Ciudad de invierno) enuno de sus cuentos, rastreando la ciudad, acometién-dola, buscándola desde diferentes aristas, tratando deprovocarla, de quitarle sus velos, de explicarla y, porsu medio, explicarse, pensando quizá en que es su cli-ma delicado el que nos tiene melancólicos, o que es suarquitectura la que nos brinda los chispazos barrocosde nuestro lenguaje. A Jorge Velasco (Como gato entempestad) reinventando ese lenguaje popular guaya-quileño que emerge de sus calles, de los que no tienenvoz; a Eliécer Cárdenas (Polvo y ceniza) buscando lascoordenadas misteriosas del bandolerismo criollo en laimagen de Naun Briones; a Jorge Dávila (María Joa-quina en la vida y en la muerte) analizando y porme-norizando los rasgos existenciales y alienantes de labeatería provinciana; a Francisco Proaño (Historias dedisecadores) aprehendiendo los ademanes histriónicosy fantasmales de aquel personaje que durante cuarentaaños fustigó con su dedo y su oratoria el alma de la

patria; a Jorge Rivadeneira (Las tierras del Nuaymas) ala caza de su guerrilla perdida; veremos a VladimiroRivas (Los bienes) buceando entre los recuerdos fami-liares, recordándonos a todos nuestra abuela y sus pe-ripecias; a Marco Antonio Rodríguez (Historia de unintruso) atormentado por la trascendencia del hombrecomún, de su devenir y de su metamorfosis síquicafrente a una sociedad vacía de valores; veremos a RaúlVallejo (Máscaras para un concierto) convirtiendo enpersonaje real al que un día fue poeta de los decapita-dos; a Javier Vásconez (Ciudad lejana) desmembrandolos huesos de una aristocracia sin meta y sin salida; esdecir, a todos nosotros frente a una misma situacióncrítica y comprometida, utilizando algunas de las ar-mas del hombre, el pensamiento, la literatura, para ata-car desde diversos ángulos el armatoste del mal delsiglo, la corrupción.

Vendrían entonces los extraordinarios, encantados,desencantados, apabullantes, libres, esquizofrénicos,trágicos, luminosos años sesenta, pero ya que hemosllegado hasta aquí, bajo esas dos realidades de nues-tros escritores de los años treinta –el realismo social yel realismo sicológico– es hora de preguntarme (yaempiezo a estar involucrado) de qué realidad hablo.

La realidad no existe. Al menos no como la entien-des tú. Sancho, diría Quijote. La realidad para noso-tros, los de los años sesenta, es una trampa. Y en lite-ratura, la realidad es apariencia. El escritor únicamenteentiende «la realidad» si va así, entre comillas. Vladi-mir Nabokov, Franz Kafka y Faulkner lo sabían.

Muchas realidades se inmiscuyeron y acicatearon nues-tra agitada propuesta literaria de los años sesenta, pro-puesta de identidad y de lenguaje, propuesta de una nuevasimbología y un nuevo «viaje» al interior del hombre, pro-puesta que dejara a un lado el optimismo racionalista delos doctos, el maniqueísmo posterior, la mirada exterior,el realismo chato y unidimensional, el automatismo y elobjetivismo externizante, el tratamiento manipulador deun lector tibio, inocente e ingenuo, propuesta, en fin, quenos comprometía y nos convertía en sujetos vivos de unconflicto social, ético y estético.

La Edad de Oro de nuestras letras (1925-1945) habíapasado, y nosotros con gusto les dimos todo el oro que

Page 6: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2323232323

merecían y nos quedamos sin nada. Pero fueron otras«realidades» asombrosas y desgarradoras, internas yextremas, las que modificaron, nutrieron, apuntalaronnuestra necesidad de convertirnos en escribientes, enoráculos, en chamanes de una conciencia nueva, sub-versiva, caótica, violenta, ambigua, que contenía el hom-bre planetario, al hombre en sí y a su circunstancia.

Pienso que ya no se trataba de matar a nuestrosinmediatos padres de los cincuenta, padres que nomerecían la muerte de manos nuestras, porque ya lallevaban implícita en un porfiado realismo social a ul-tranza (excepción hecha de dos entrañables padresputativos que más tenían de hermanos: Jorge EnriqueAdoum y César Dávila). Se trataba de mirar a nuestrosabuelos de los años treinta con mayor detenimiento, desaldar cuentas, de acumular y decantar su experiencia,su empuje, su vigor, retomar los rasgos espirituales delpaisito, y seguir adelante, contemporanizando más biencon los tíos de más allá del charco, es decir, Juan Car-los Onetti, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, AlejoCarpentier y Juan Rulfo, quienes filtraban para ellos ypara nosotros las sabias enseñanzas de Maupassant,Poe, Faulkner, Hemingway y Quiroga, en una dialécti-ca de circulación sanguínea.

La vertiginosidad de la vida en esa década nos im-ponía otros códigos y otros rostros espirituales. Larealidad para nosotros empezaba a ser lo que siemprees: una epifanía. Una revelación inesperada. Un entra-ñable escritor amigo, de mi generación, decía que laobra de los escritores ecuatorianos de la generación delos años treinta era simplemente insuperable. Eso lodecía completamente convencido, un escritor que sedesangra diariamente buscando la perla que yace en elfondo de la ostra, y que ha dado grandes muestras ensus libros de una, no insuperable, pero sí nueva actitudfrente al mundo, actitud que en esencia deviene estilo.

Ya se sabe que a veces de tanto repetir una afirma-ción cualquiera, se vuelve indiscutible; peor aún ennuestro país, donde ningún concepto pasa por el aná-lisis sino por la crítica deportiva. Pero entonces, quésignifican en nuestra vida intelectual novelas como EntreMarx y una mujer desnuda, lucidísimo collage de loque somos, de lo que buscamos, viaje estremecedor al

corazón de la inteligencia, evocación multiforme de unescritor de los años treinta (Gallegos Lara), con losrecursos sicológicos, lingüísticos y humanos de lossetenta. Y qué significa Pájara la memoria, ese per-manente homenaje a la lengua y a la vida, y qué signi-fican Polvo y ceniza, Bruna Soroche y los tíos, y quéhacen allí los cuentos finos y profundos de Ubidia,Velasco Mackenzie, Vásconez, Dávila Andrade, ProañoArandi, y qué decir de aquella palabra secreta de Hum-berto Vinueza, Euler Granda, Javier Ponce, Efraín JaraIdrobo, Carlos Eduardo Jaramillo y otros. O el aportesustancial de aquellos pensadores como Agustín Cue-va, Fernando Tinajero o Alejandro Moreano, que bus-caron darle organicidad a nuestra propuesta.

Es una verdad que nuestra generación ha sido deruptura y aporte. Quizá esa ruptura y ese aporte semanifestaron luego de una tenaz asimilación y estudiode la obra fecunda de los escritores de los años treinta,especialmente de Pablo Palacio, pero es posible tam-bién que, como dice Vladimiro Rivas, nuestra adhesióna la obra de Palacio deba entenderse como un síntomade desamparo, de ausencia de padres, de ausencia devasos comunicantes. Innegables, por otro lado, sonlas virtudes literarias, políticas, ideológicas y socialesque, dentro de un contexto específico, desarrollaronnuestros escritores de los años treinta, pero pienso quesuficientes romerías se han realizado hacia sus libros yes peligroso que, de tanto mirarlos, se nos conviertanen espejismo. Parecería que nos ha dolido crecer huér-fanos. Y quizá por ello habremos contraído los viciosdel huérfano. Pero nuestro crecimiento ha sido vertigi-noso, solidario, en las calles, al aire libre.

Vuelvo al libro Desciframiento y complicidades, deVladimiro Rivas (cuyas virtudes como ensayista soninnegables, no así su narrativa que tiene deudas litera-rias demasiado obvias, especialmente con el clan bor-geano), quien dice, refiriéndose a nuestra generación:

[...] le ha costado mucho tiempo descubrir el mun-do que le rodeaba y descubrirse. Trabajosamente yno sin sacrificio llega a la madurez literaria, esto es,a entender lo que es una novela y cómo se vive suescritura. El mismo Adoum llegó tarde a la novela.

Page 7: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2424242424

Publicó Entre Marx y una mujer desnuda a los cin-cuenta años de edad. Pero Adoum ya había dichosu palabra en la poesía. Estaba de por medio el va-cío generacional de los cincuenta. Nos costó enten-der que no se escribe para cumplir un deber cívicosino por razones más íntimas, que acaban finalmentetendiéndole la mano al imperativo social.

Es decir, las nuevas realidades necesitan nuevas for-mas, nuevos lenguajes, nuevos desafíos. Y cuáles eranesas realidades que impulsaron y modificaron nuestraexpresión, que desempantanaron una literatura que yaolía a sahumerio, que le dieron una actitud vital bajo unnuevo realismo más profundo y complejo. Veamos avuelo de pájaro: nacimos en el centro de un cacareadosentimiento de derrota, por la guerra con el Perú. Todo loque tocábamos se convertía en derrota. Empezamos aacumular una formidable vocación para la derrota. Y parael sufrimiento. Soportamos una larga, mediocre y folcló-rica época de populismo y militarismo. Más tarde, lafragmentación de la izquierda y sus luchas intestinas,que se dieron también entre nosotros y nos tornaronenemigo del amigo y viceversa.

Varios compañeros de entonces eligieron un radica-lismo vehemente, a otros –como diría Hemingway– elmarxismo les estropeó el estilo. Y más cercano a noso-tros, toda aquella avalancha de vida, de esperanza ytragedia que se generó en la década del setenta. Pero,¿qué es lo que no pasó en aquella década? El mundobullía por todas partes, la gente estaba viva, las cosasestaban vivas, la naturaleza estaba viva. Momentosejemplares con que salieron a flote las virtudes másprofundas del ser humano, y, obviamente, su contra-partida. Se empiezan a generar en nuestra Américagrupos literarios iconoclastas y vagabundos como elnadaísmo, el tzantzismo, etcétera. Auge del petróleoen el país, nos encaramamos en una modernidad pos-tiza, que a duras penas nos convirtió en consumidoresy nos «elevó» al estatus del jean y el rock and roll. Laepopeya de Cuba. Fidel. El Che. Las luchas de libera-ción latinoamericana. Los Tupamaros. Los Montone-ros. Nuestra frustrada y también folclórica guerrilla deToachi. La tenaz y ejemplarizadora lucha de la mujer

por la reivindicación de sus derechos. La juventud delmundo contra el monstruo de mil cabezas: el poder. LaTeología de la Liberación. Los movimientos beat (es-pecialmente en poesía) y pop (en pintura). Los Beatlesy su profundo Let it Be. Mayo del 68, la revolución delos muros, es decir, aquella «expansión de las posibili-dades» como le explicaba a Sartre aquel jovencito ju-dío-alemán que encendió París con sus grafitos: DanyCohn-Bendit. Recordemos de paso cómo hablaban lasparedes de Nanterre en ese entonces:

Tenemos una izquierda prehistóricaLa imaginación al poderExagerar es el armaHablen con sus vecinosEstamos tranquilos, dos más dos ya no son cuatroProhibido prohibirFrancia para los franceses es un slogan fascista.

Sartre, Marcuse, Debray, Evtuchenko, Althusser,Roland Barthes, Angela Davis, Julio Cortázar y muchosotros aireaban la política, la filosofía y la literatura. Sedio entonces una liberación de los comportamientos, unabúsqueda de autenticidad en los afectos, una aperturade la mente, de sus posibilidades infinitas. Había unatendencia a un acercamiento a la naturaleza que des-echaba lo plástico y daba nuevos contenidos a los senti-mientos, los deseos, las necesidades. Se buscaba unaespontaneidad descontrolada que se multiplicaba en todala hermandad latinoamericana. Estaba representada porlos mochileros, los hippies, verdaderos chasquis de nues-tro tiempo, que traían en su barba descuidada la noticiade la nueva vida, del nuevo deslumbramiento, que lehizo decir a Cortázar aquello de que se estaba viviendoun siglo de oro, independientemente de cuánto duraría.

Vendría luego la guerra de Vietnam. Nunca olvidaréla despedida de los familiares de aquellos soldados,especialmente puertorriqueños, latinos, negros, en elaeropuerto de Chicago, con la perplejidad de la muerterondando ya en sus rostros, con la indescifrable an-gustia de no saber a dónde iban, ni para qué, ni quédefendían, ni por qué. Y mucho más tarde, la Peres-troika, la caída del Muro de Berlín, la Guerra del Gol-

Page 8: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2525252525

fo, los sucesos de Nicaragua, el desangre de la Revo-lución Cubana, su espantosa soledad y aislamiento.

La tecnificación acelerada, la deshumanización, larobotización del ser, la vergüenza de ser humano enesta humanidad. La manipulada posmodernidad y suinteresado fin de las ideologías, el descalabro del co-munismo europeo y, por si fuera poco, el sida.

Estas y mil más han sido las realidades que han cons-tituido nuestro marco sociopolítico y espiritual en el queha crecido y se ha desarrollado nuestra literatura; unaliteratura de la ambigüedad, de la angustia, de la incer-tidumbre, del desencanto del hombre y sus institucio-nes; una literatura que, sin embargo, busca la identidadperdida, la inocencia, el gesto, el otro rostro de una exis-tencia urbanizada y encementada, literatura que fluye dela conciencia, que interioriza en los eslabones rotos delser humano, que desquicia lo cotidiano, que revela susecreto, que envuelve, alumbra y oscurece la identidaddel hombre común, que se olvida de la anécdota para irvertiginosamente a la esencia existencial de un gesto,una palabra, una lágrima; una literatura hasta cierto pun-to secreta, con el aura de un diario íntimo, donde elantihéroe sin ornamentos se mira al espejo, hace mue-cas, grita a la conciencia del lector para juntos empezarsiempre una faena lúdica y trágica de búsqueda de ladignidad, de la libertad, del amor extraviado.

Es una literatura de crisis que se fortaleció dentro dela misma crisis, sin olvidar el punto de vista crítico,mordaz, incisivo, a la sociedad de la cual se desprendía,y sin olvidar tampoco la autocrítica despiadada y la po-lémica sobre el objeto y el objetivo estético. Generaciónque todavía tiene mucho que decir, quizá algo menosestentóreo y espectacular, pero más reflexivo y sabio.

En todo caso, y recordando a T.S. Eliot (otro padreputativo), las palabras del año pasado pertenecen alaño pasado, las palabras del año que viene aguardannueva voz. Pero las palabras de esos años pasados eranpalabras que escenificaban un mundo que se iba pocoa poco desencantando de un idealismo ilusorio, de laconfraternidad y la esperanza iría pasando poco a pocoal individualismo, la soledad, la derrota y la duda. Gra-nada había sido invadida, Goliat contra David. Vietnamera la tremenda guerra que todos llevábamos en el co-

razón, y que quizá no entendimos nunca; los artistas eintelectuales empezarían a enfermar de desencanto ymelancolía. La gran generación o degeneración beatno llegaría a los años sesenta; con la muerte de JackKerouac, Louis Althusser, al decir de Javier Ponce elperiodista ecuatoriano, «seguía recorriendo sanatorios,y marcando, con su vida personal, el tránsito del marxis-mo intelectual a la tragedia personal, que culminaríamás tarde con el asesinato de su mujer, Hélène, y sulocura terminal». Roland Barthes moriría bajo las rue-das de un camión luego de decir desesperanzado: «Soyun hombre disperso».

Y Sartre moriría vomitando solo «Dans les toilet-tes», mientras miraba el rostro de Dios. Ezra Poundexiliado y amargado en Venecia, diría mientras le ente-rraban:

Yo ya no sé nada. He llegado demasiado tarde a laincertidumbre total. Es algo a lo que he llegado porel sufrimiento. No existe un hombre contemporá-neo. Existe solamente un hombre que puede teneruna mayor conciencia de los errores. Toda mi vidacreí que sabía algo. Después llegó un día extraño yme di cuenta de que no sabía nada. Y las palabras sehan vaciado del sentido [...].

Con su música, Bob Dylan, Joan Baez, Jimmy Hen-drix o Miles Davis matizarían esta angustia. Y en nuestraAmérica, asesinaban al Hombre Nuevo, moría el CheGuevara, masacraban a Salvador Allende, se instalabanlas dictaduras más sanguinarias y crueles, pero poetas ypensadores no dejaban de cantar: Ernesto Cardenal, JuanGelman, Roberto Fernández Retamar, Lezama Lima,Silvio y Pablo, Cintio Vitier, Mariano Azuela, MarioBenedetti, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Jorge En-rique Adoum, Juan Rulfo. Como corolario, en los Esta-dos Unidos Richard Rodees, que salió de la banda deTom Wolfe y de Richard West, del nuevo periodismoliterario, diría también con profunda melancolía: «El si-glo XX ha perfeccionado una máquina total de muerte.Producir cadáveres es nuestra mejor tecnología».

Pensemos con Nietzsche que hace falta tener uncaos dentro de ti, para dar a luz una estrella bailadora,

Page 9: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2626262626

y aunque el avance de las modernas técnicas satelitalesde comunicación, la realidad virtual, esa otra realidadenmascarada, la globalización y la política neoliberalnos desintegran como región (hablo de la América La-tina) y nos absorben como polvo cósmico a un solocentro de desarrollo y de poder, siempre la literatura yel arte estarán allí para contradecir, para polemizar, parasubvertir, para revalorizar la dignidad humana.

En mi país, de igual manera, están creciendo poetasdesde las alcantarillas, desde las mazmorras, salen delos árboles, de los arupos y los jacarandás, de las mon-tañas y la selva, de los suburbios, de las iglesias, yhasta de los confesionarios.

Por mi parte, he decidido concentrar mi vida en laliteratura y a veces pienso que más vivo cuando escribo

que cuando vivo realmente. El arte es una especie desuero para el intoxicado, de bastón para el ciego, desillón del sicoanalista para el extraviado. Recuerdo queAlbert Einstein, cuando escuchó tocar el violín al granartista Yehudi Menuhín, exclamó: «Ahora sé que hay unDios». Sin embargo, a este músico cuando tenía nueveaños su profesor de francés lo traumatizó y le dijo: «mien-tras haya hombres habrá guerras». Desde aquel díaMenuhín no ha dejado de utilizar su arco y su violíncomo arma de paz: «Estoy convencido de que la músicapuede acercar a los hombres y curarlos», ha dicho.

Quizá sea eso lo que yo he querido decirles. Quizásea eso lo que yo busco con mi literatura. La paz y lasolidaridad. El deslumbrante camino a la esencia delhombre. c

FRANCISCO CIFUENTES: de la serie «Huañurca», 1986. Plata/gelatina

Page 10: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2727272727

Revi

sta

Casa

de

las

Amér

icas

No.

257

oct

ubre

-dic

iem

bre/

2009

pp.

27-

32

La celebración de los doscientos años de la Revolución de Quitodel 10 de agosto de 1809, fecha temprana frente a los pronuncia-mientos independentistas de los demás países hispanoamericanos,

ha suscitado multiplicidad de reflexiones orientadas a revisar el significadode la gesta desde la perspectiva de nuestra contemporaneidad.

En relación con su reflejo en la literatura ecuatoriana de la República,extrañamente no es sino hasta finales del siglo XX, es decir, hasta hoy,que encontramos una eclosión de obras que toman como tema centralasuntos y protagonistas de la independencia, en lo que pareciera unaaproximación ideológica y vivencial mucho más profunda de la quepodemos observar en la creación artística correspondiente a los prime-ros años de vida independiente.

Extrañamente, porque lo lógico habría sido que esa eclosión fuesemás intensa en el período inmediato al proceso emancipador, con susluces y sombras y al calor del clima político o, mejor dicho, del espírituheroico y cívico propio de la época.

Sin embargo, al examinar la literatura de aquellos años primigenios,hallamos que pronto, desde que el llamado Departamento del Sur sesepara de la Gran Colombia, esto es, en 1830, y aun antes, los temasprevalecientes tienen que ver más bien con las pasiones políticas que sedesatan de manera intestina entre los sectores en pugna por el poder. Eneste sentido, el ensayo se constituye en el género literario más socorri-do, marcado, al igual que la poesía y el relato (que aparece tardíamentehacia las últimas décadas decimonónicas), por el advenimiento del ro-manticismo.

Junto a la explosión romántica, otro rasgo devendrá distintivo de la lite-ratura de la época, un rasgo análogo a lo que sucederá con el pensamiento

FRANCISCO PROAÑO ARANDI

Quito, literatura y bicentenario

Page 11: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2828282828

político y sus secuelas en las modificaciones estructu-rales de la sociedad ecuatoriana a lo largo de los siglosXIX y XX. En efecto, producida la independencia, losnuevos sectores en el poder se plantean la posibilidad deuna suerte de identidad americana que los legitime, posi-bilidad o conciencia que, sin embargo, estará atravesaday determinada por una cosmovisión acendradamenteeuropea o europeísta, que se sustenta, pese a la retóricautilizada, en la dicotomía civilización (lo europeo) y bar-barie (lo americano). Esta posible identidad en la nuevarealidad política imperante era, más que nada, un su-puesto utópico.

Utópico puesto que para dichos sectores en el po-der, criollos de formación europea y continuadores delrégimen de servidumbre que no cambió sustancialmen-te sino hasta el advenimiento de la Revolución Liberaly aun después, lo americano tenía que ser transfiguradode acuerdo con los cánones provenientes de Europa,en particular de Francia.

Olmedo y Solano: primeras utopías

El primero y quizá único monumento literario que gene-ra el espíritu de la independencia es, sin duda, el Canto aBolívar (1826), del poeta guayaquileño José Joaquín deOlmedo, poema épico-lírico de corte neoclásico, lo queevidencia su raigambre europea (determinación que, porlo demás, no podía ser de otro modo). América rompíalas cadenas que la habían uncido a España, pero Españamisma y, con ella, sus colonias de ultramar, se desem-barazaban del espíritu de la Contrarreforma y encontra-ban los nuevos modelos literarios en el neoclasicismopropio de la Ilustración francesa.

A más de anunciar ya el cambio del estilo neoclásicoal romántico, fenómeno que pronto conocerá la literatu-ra hispanoamericana, el Canto a Bolívar, conocido tam-bién como La victoria de Junín, ensaya un intento delegitimación de la nueva clase en el poder que se formu-la volviendo la mirada al pasado precolombino: en la partecrucial del poema aparece el Inca Huayna-Cápac quiensacraliza la victoria de Junín y anuncia el triunfo final delas armas libertadoras en Ayacucho; pero, en tanto elnuevo poder que se entroniza en América reclama su

legitimidad en la herencia de un pasado del que se pro-clama como sucesor, ejerce tal reivindicación desdesu pedestal europeo, en su lenguaje, en su inspiracióny en la visión de la nueva realidad política que surge.Como se sabe, el propio Bolívar cuestionaría a Olme-do cuando, en carta que le dirige el 12 de julio de 1825,señala:

No parece propio que Huaina-Cápac alabe indirecta-mente a la religión que lo destruyó; y menos parecepropio aún que no quiera el restablecimiento de sutrono para dar preferencia a extranjeros intrusos, queaunque vengadores de su sangre, siempre son des-cendientes de los que aniquilaron su imperio.

Otra formulación literario-política, que reflejaría el pen-samiento de la nueva clase en el poder, la haría el polí-grafo cuencano fray Vicente Solano. En un ensayopublicado en su periódico, El Eco del Azuay, disertaría(hacia 1827) sobre la posibilidad de instaurar una suer-te de monarquía constitucional que tendría como pro-tagonista a Bolívar. El Libertador se alejaría de esaconcepción, al reafirmar, frente a la propuesta de So-lano, sus ideales republicanos. La literatura de la épo-ca, en definitiva, reflejaría el proyecto de aquellosestamentos que, detentando el poder político y econó-mico, implantaban como nacional su propia concep-ción de la cultura, mientras se invisibilizaba a lossectores subalternos, entre ellos, el indígena.

Más allá de estas dos muestras literarias que apare-cen coetáneas al proceso de la independencia y queson, sin duda, asaz problemáticas, pronto, en el marcode los acontecimientos propios de la tormentosa vidarepublicana posterior a 1830 y del advenimiento delestilo romántico y neorromántico, la literatura ecuato-riana no brindará mayor importancia a la gesta eman-cipadora como tal, aunque la misma permanezca comoun fondo latente –sus batallas, sus leyendas, sus hé-roes–, que de vez en cuando emergerá, en algunas ad-mirables páginas de Juan Montalvo, por ejemplo, o endeterminados poemas (de Julio Zaldumbide, RemigioCrespo Toral o Juan León Mera). Ello, desde luego, ha-ciendo abstracción de los ensayos históricos alusivos al

Page 12: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

2929292929

proceso emancipador de intelectuales como RobertoAndrade, Celiano Monge, Pedro Fermín Cevallos oPedro Moncayo.

Solo a finales del XIX y principios del XX tendremoslas dos obras de mayor relieve cuyo tema central esta-rá constituido por la gesta independentista: Relaciónde un veterano de la independencia (1895), de CarlosR. Tobar, novela a la vez romántica y costumbrista,que describe de manera dramática los trágicos aconte-cimientos del 2 de agosto de 1810 (la masacre de quefueron objeto los próceres quiteños del 10 de agostode 1809); y Leyendas del tiempo heroico (1905), deManuel J. Calle, interesante recopilación de hechos yfiguras de la independencia, enfocadas dentro del gé-nero leyenda.

Realismo social y realismo abierto

Superados el romanticismo y el costumbrismo deci-monónicos, y luego de una breve etapa de preeminen-cia del estilo modernista, la tendencia dominante en laliteratura ecuatoriana del siglo XX es el realismo: realis-mo social naturalista, en los años treinta y cuarenta;realismo abierto o nuevo realismo, a partir de los añossesenta y setenta, y que tiene sus antecedentes en laobra de un adelantado, Pablo Palacio (1903-1946), yen el espíritu de las vanguardias.

En este marco, y solo a fines del XX y principios dela actual centuria, proliferan obras de ficción o de fic-ción histórica relacionadas con la independencia, enparticular con una figura fascinante: Manuela Sáenz.En la poesía, las piezas de mayor relieve son: Tras lapólvora, Manuela, de Jorge Enrique Adoum, uno delos más hermosos poemas escritos por este gran es-critor ecuatoriano recientemente fallecido; Los aman-tes de Quito (Manuela y Simón), de Humberto Vinue-za, poeta proveniente del movimiento tzántzico (añossesenta), quien reflexiona en profundidad sobre losamores de ambos personajes, con reminiscencias delCantar de los cantares; Dos encendidos, poemario deAleyda Quevedo, suerte de correspondencia poéticaimaginaria entre Bolívar y Manuela, y diario póstumode la heroína luego de la muerte del Libertador.

En la narrativa, cabe señalar, por su importancia,las novelas Manuela (1991), de Luis Zúñiga, en la quela heroína discurre y recuerda en primera persona, loque permite al narrador adentrarse en el complejo es-píritu de su personaje; Mientras llega el día (1989), deJuan Valdano, obra que inquiere en los días previos a lamatanza del 2 de agosto de 1810 y profundiza en lascausas de la tragedia y en el ambiente de la época;Erophilia, conjeturas sobre Manuela Espejo (2001),de Carlos Paladines, biografía novelada de la ilustradaquiteña, hermana del precursor Eugenio de Santa Cruzy Espejo; Manuela Sáenz, una historia maldicha yMariana Carcelén, una historia en el Estrado (2007),de Tania Roura, esta última referente a la esposa quite-ña del mariscal Antonio José de Sucre; Háblanos, Bo-lívar, de Eliécer Cárdenas, inquisición cuasi policíacaen torno a la muerte del Libertador.

El ensayo y el teatro han dado muestras interesan-tes, también en esta etapa finisecular, relacionadas conel proceso emancipador decimonónico.

Quito: convivencia de lo real y lo mítico

Quito, escenario del pronunciamiento revolucionariode agosto de 1809, es objeto central de indagación, eneste bicentenario, de lo que ha significado, tanto como ejede una construcción de lo nacional, cuanto como es-cenario y proyección en algunos periplos creativosliterarios de especial trascendencia.

El filósofo Carlos Paladines ha disertado sobre elcambio que implicó para la ciudad la transformaciónpolítica derivada del proceso independentista. De unacomunidad de vecinos, la urbe se convierte en unaentidad generadora de ciudadanía, en el sentido mo-derno, aunque solo experimentará un crecimiento ex-ponencial, similar al de otras ciudades contemporáneas,a partir de los años cincuenta del siglo pasado.

La narrativa que surge en las últimas tres décadasatestiguará, desde distintas y personales perspectivas,esa transformación.

Una transformación que, sin embargo, no se co-rresponde con los paradigmas occidentales (solamen-te), sino que deviene signada por una multiplicidad de

Page 13: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3030303030

factores: indígenas, europeos, paisajísticos, climáticos,entre los cuales el ya aludido de ser un eje de la nacio-nalidad, percepción propia del movimiento ilustrado quellevó a cabo el proceso de la independencia, a princi-pios del siglo XIX, es uno de los principales.

La ciudad es, así, también, su historia y la improntade esta en sus habitantes. Cada autor, desde su subje-tividad, desde esa mirada interior intransferible, abor-dará la realidad de una manera peculiar, pero segura-mente habrá puntos comunes a través de los cualespodremos reconocer un corpus narrativo, una literatu-ra. Sobre todo, en las técnicas, que no son sino lasestrategias que la realidad de la ciudad, su condicióndiscontinua, plantea de manera incesante, proteica ycambiante.

En sus efectos literarios, cabe subrayar que Quitono es solo la urbe, sino, de algún modo, el país, valedecir: el Reino, la Audiencia, la República. En las pos-trimerías del siglo XVIII, en su atormentado exilio italia-no, el jesuita Juan de Velasco terminaba de escribir suobra magna: la Historia del Reyno de Quito. Mito orealidad, el hecho de que Velasco afirmara la existenciade una entidad política prehispánica, anterior inclusivea la consolidación en esta parte del mundo, del imperioincásico, respondía a la necesidad, sentida por el pen-samiento ilustrado de la época, de vertebrar, con baseen el pasado, un Estado independiente y libre, un Esta-do que se correspondiera con una idea de nacionali-dad, de identidad.

Carlos Paladines, en su ensayo ¿Vecinos o ciudada-nos?: la identidad del Reyno y la Audiencia de Quitoa finales del período colonial, ahonda en este asunto yes trascendente su información sobre el hecho de queaquella idea, la de la existencia de una entidad políticaprecolombina que pudiera ser la base de un nuevo Es-tado, circulaba entre los espíritus ilustrados de enton-ces, y era objeto de correspondencias en las que sealudía a la obra de Velasco, todo lo cual abonaba elcamino que, por vía del pensamiento precursor de Es-pejo y sus discípulos, desembocaría en la Revoluciónde Quito del 10 de Agosto.

Quito, pues –la ciudad, el Reino, el país–, se con-vierte en eje de una posible nacionalidad, que ahora

sabemos es multidiversa y pluricultural. Pero esa con-dición no se la asume impunemente, y deviene atrave-sada de contradicciones y conflictos que, en el sobre-venir de la historia, serán materia, no pocas veces, derecreación literaria.

Peter Thomas, profesor de la Universidad de Caro-lina del Norte e importante estudioso de la literaturaecuatoriana, en su libro Quito, sueño y laberinto en lanarrativa ecuatoriana, plantea la existencia de unanovelística quiteña signada por tres síndromes recu-rrentes: la idea de circularidad, el mito del «eterno re-torno» y la condición laberíntica de la ciudad. Basadoen esta hipótesis acomete el análisis de una serie deobras significativas en esos aspectos, desde algunaspublicadas a fines del siglo XIX y principios del XX, comoRelación de un veterano de la Independencia (1895),de Carlos R. Tobar, o Para matar el gusano (1912), deJosé Rafael Bustamante, hasta otras muy recientes.

La circularidad que se puede observar en la estruc-tura de algunas novelas y la idea del «eterno retorno»,bien podrían ser una suerte de metáforas o correlatosde lo que ha sido nuestra historia política a lo largo deestos años: la sucesión de hechos o procesos llevadosal límite de lo que podría ser una profunda y radicaltransformación de la sociedad, en bien de las mayorías,y la usurpación final de los mismos, una y otra vez, enbeneficio de los usufructuarios de siempre: las oligar-quías. Sucedió ello con la Revolución Alfarista que, sibien transformó realmente determinadas estructuraseconómico-sociales del país, propiciando nuestro in-greso en la modernidad, fue al cabo traicionada por elsector oligárquico del liberalismo. Sucedió con la Re-volución Juliana de 1925; con la revolución del 28 demayo de 1944; con la caída de la dictadura militar en1966; con el derrocamiento de Lucio Gutiérrez, en 2005.

En este sentido, la obra literaria reflejará siempre,metafóricamente, la ciudad y su historia. Cada autor, sinembargo, abordará aquello, es decir, esa «sombra» quees la ciudad –ágora, enigma, territorio siempre fértilpara renovadas exploraciones– y que se inclina sobresu quehacer creativo, con estrategias y problemáticasdisímiles, según su propia perspectiva. Diría yo, incluso,según su particular experiencia.

Page 14: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3131313131

Abdón Ubidia (Sueño de lobos, La madriguera), porejemplo, transitará en una persistente indagación so-bre lo que ha sido el traspaso de la ciudad semirruralde mediados del siglo XX a la sociedad posmoderna defines de ese siglo, luego de todo lo que significó elimpacto socioeconómico y cultural de la era petrolera.En ese intento, su narrativa desplazará seres y situa-ciones que le permiten al autor descender a los mean-dros más oscuros de la condición humana, con unaconciencia inequívoca de universalidad.

Raúl Pérez Torres (Micaela y otros cuentos, En lanoche y en la niebla, entre otros), en sus relatos, en-hebrará una saga de los sectores medios y bajos, con-frontados en el laberinto de una ciudad en perpetuocrecimiento, sujetos de enajenación, pero siempre enuna actitud de insurrección contra el orden impuesto.El conjunto de su obra es una requisitoria contra ladesesperanza, contra el poder prevaleciente, y una suertede fresco fragmentario, persistente, concentrador delas más variadas estaciones humanas, de una ciudad yde un país expresivos de la más amplia realidad lati-noamericana.

Iván Égüez proyectará hacia la realidad del presente yhacia la historia una mirada irónica, centrada en el desen-trañamiento de los mecanismos del poder y en la revela-ción de lo que nos ha sido escamoteado por la historiaoficial. En este proceso, incorporará las técnicas más di-símiles y los géneros y subgéneros más idóneos a dichospropósitos. Son significativos en este sentido algunos delos títulos de sus libros: Pájara la memoria, El poder delGran Señor, Historias leves, El triple salto, Letra parasalsa con final cortante, etcétera

En esa misma perspectiva, pero en el terreno de lapoesía, encontraremos la obra de poetas como Hum-berto Vinueza y Ulises Estrella.

Humberto Vinueza (Alias lumbre de acertijo, Poetatu palabra) inquiere en la historia del país, en sus pro-cesos culturales y en la palabra, abriéndose, cada vezmás, a un proyecto que desmitifica, desmonta, cues-tiona e inquiere permanentemente en la realidad de esteuniverso que llamamos humano.

Ulises Estrella (Ombligo del mundo, Convulsiona-rio, Cuando el sol se mira de frente, Peatón de Quito),

iniciándose desde los sesenta en una poesía cuya prin-cipal preocupación parecía ser la problemática exis-tencial del hombre en la ciudad moderna, se afinca luegoen una exploración rigurosa, crítica, iluminadora, llenade descubrimientos de la ciudad llamada Quito, tantocomo presencia real, cuanto como metáfora de unahistoria en incesante desvelamiento.

En algún momento de mi novela Del otro lado delas cosas, cuando el narrador protagonista medita so-bre la condición barroca de la urbe quiteña, cita expre-samente a estos dos poetas. A Estrella, en relación conla reinterpretación de un pasado que no ha sido expli-cado hasta ahora y que parece expresarse en la leyen-da de Cantuña, el prodigioso y mítico constructor delpretil en el templo de San Francisco, «una obra ciclópeaen la que –dicen– falta una piedra», falta que simbolizael vacío de una historia incompleta, en la que el serhumano no alcanza todavía su plenitud, inmerso enpermanente y reiterada frustración. A Vinueza, en cuan-to a la problemática del lenguaje, un lenguaje que pe-rennemente se nos escabulle más allá de las palabras,herencia a su vez –este escamoteo– de ese vacío, elvacío contra el cual se rebelara Cantuña.

Otro poeta que ha explorado e inventariado, si sequiere, la ciudad y el país, en su multiplicada cotidiani-dad, en su historia, en su cultura profunda, es Julio Pa-zos, en todo su periplo poético: Levantamiento del paíscon textos libres, Constancias, La peonza, Holograma,Documentos discretos, Mujeres, entre otros libros.

Volviendo a la narrativa, Javier Vásconez (El viaje-ro de Praga, La sombra del apostador, Jardín Capelo)desmontará la degradación de una clase y descubrirála extrañeza y la culpa, como sustratos de una ciudadque se vuelve sobre sí misma y se desconoce, a la vez,incesantemente, todo en una exploración que rebasa latopografía reconocible, como si se tratara de cualquierotra urbe moderna, en el ancho y tortuoso mundo.

Modesto Ponce Maldonado, al revés, incide, en suPalacio del Diablo, por ejemplo, en la ciudad concre-ta, reconociéndola incluso en el nivel de las designa-ciones precisas –calles, barrios, accidentes geográfi-cos–, indagando los conflictos que solo allí, en surealidad específica, pudiesen existir. En una novela

Page 15: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3232323232

posterior, sin embargo, La casa del desván, la ciudadconcreta parece difuminarse; pero su inmersión en loslaberintos de la locura simula convertirse en una metá-fora del entorno que aprisiona y moldea, desde la pre-sencia del mal, a sus habitantes.

Huilo Ruales (Fetiche fantoche, Loca para la loca),otro escritor que ha hecho de Quito motivo de sus pre-ocupaciones, aborda la ciudad real y la ciudad míticatrasponiéndola en un lenguaje cuya sintaxis trata decorresponderse, en la textura del texto, en sus vericue-tos, a la fisonomía caótica, dispersa y a la par concén-trica de la urbe. En ella, el discurso reproduce el caosde la ciudad: las mitologías urbanas, su presencia om-nímoda. Y esa divergencia radical entre la realidad real(dijéramos) y la construida desde la mirada secreta delartista, ambas conjugan una verdad sin duda muchomás profunda.

Juan Valdano incide en momentos históricos clavede la ciudad y en sus efectos, desde una perspectivacontemporánea, como en su novela Mientras llega eldía, en la que aborda los trágicos días que preceden ala masacre de los revolucionarios del 10 de Agosto.

Cabe recordar también a otros autores, en especialmujeres, en cuyas obras Quito, o la ciudad en general,lo urbano, adquieren una presencia insoslayable: Alicia

Yánez Cossío, Jennie Carrasco, Natasha Salguero. Sinembargo, debe advertirse a la vez que sus temáticas secentran más que nada en el conflicto humano, cuando noespecíficamente en la situación de la mujer dentro deuna sociedad que la oprime y reprime y no ha logradorebasar el síndrome patriarcal del machismo.

Más allá de la ciudad real o de la ciudad soñada, dela cotidiana o de la imaginaria, que se superpone comouna quimera en el mapa de aquella, la verdadera, siem-pre habrá otra ciudad, inalcanzable, inhallable, inclusoen el sueño.

Encontrar esa ciudad, esa utopía aún no lograda,metáfora de aquello que como humanidad buscamosincesantemente, puede constituir la razón, el sentidoque imprime y da sentido a la persistente y nunca con-cluida aventura humana en la que estamos inmersos yde la que no podemos ni debemos escapar. La ciudad,entonces, deja de ser una sombra, y se convierte enazar luminoso, en promesa de libertad y plenitud ver-daderamente humana.

Es acaso lo más importante que, desde la literaturay en una inquisición sobre la ciudad y la celebración deestos primeros doscientos años de su independenciapolítica, cabe subrayar, por encima de lo que implica elbicentenario, cualquier bicentenario. c

Page 16: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3333333333

La compleja declaración de un Estado constitucional

Toda Constitución sintetiza un momento histórico. En toda Constitu-ción se cristalizan procesos sociales acumulados. Y en toda Consti-tución se plasma una determinada forma de entender la vida. Una

Constitución, sin embargo, no hace a una sociedad. Es la sociedad laque la elabora y la adopta casi como una hoja de ruta. Además, la Cons-titución no puede ser simplemente el resultado de un ejercicio de juris-prudencia avanzada, vista desde la lógica de los entendidos en materiaconstitucional. Tampoco manifiesta la inspiración de un individuo o grupode individuos iluminados. Una Constitución, más allá de su indudabletrascendencia jurídica, tiene que ser un proyecto político de vida encomún, que debe ser elaborado y puesto en vigencia con el concursoactivo de toda la sociedad.

Desde esta perspectiva, la reciente Constitución ecuatoriana –redac-tada en Montecristi, pueblo en donde nació el general Eloy Alfaro (1842-1912)–,1 fiel a las demandas acumuladas en la sociedad, consecuentecon las expectativas creadas, se proyecta como medio e incluso comoun fin para dar paso a cambios estructurales. En su contenido afloran

ALBERTO ACOSTA

El buen vivir, una utopíapor (re)construir*

Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otrosque tienen el decoro de muchos hombres. Estos son los que serebelan como fuerza terrible contra los que les roban a lospueblos la libertad, que es robarles a los hombres su decoro.En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero,va la dignidad humana.

JOSÉ MARTÍ

* Este texto actualiza y amplía varios traba-jos anteriores de mi autoría.

1 Presidente ecuatoriano. Líder de la Revolución Liberal. Luchador internacionalistaa favor de la libertad en varios países de Nuestra América, incluyendo el apoyo a laindependencia de Cuba del yugo español. Quizá por estos empeños, José Martíllegaría a afirmar que «Alfaro es de los pocos americanos de creación». Re

vist

a Ca

sa d

e la

s Am

éric

as N

o. 2

57 o

ctub

re-d

icie

mbr

e/20

09 p

p. 3

3-46

Page 17: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3434343434

múltiples propuestas para transformaciones de fondo,construidas a lo largo de muchas décadas de resisten-cias y de luchas sociales. Transformaciones, muchasveces, imposibles de aceptar (e inclusive de entender)por parte de los constitucionalistas tradicionales.

Es más, quienes ven amenazados sus privilegios porla Constitución de Montecristi o quienes se han asumidocomo los únicos portadores de la verdad constituciona-lista, no descansarán en su empeño para combatirla.

Como punto básico de la nueva Constitución ecuato-riana tenemos que resaltar la declaración de un Estadoconstitucional de derechos y justicia, social, democrá-tico, soberano, independiente, unitario, intercultural,plurinacional y laico. Con esta amplia definición se abrela posibilidad de un nuevo pacto de convivencia, demúltiples entradas. Sin pretender agotar los alcancesde esta declaración, cabría resaltar que lo plurinacionalconduce a repensar el Estado, en tanto toma en cuentadefinitivamente la existencia de pueblos y nacionalida-des indígenas, afroecuatorianos, así como de otrascomunidades nacionales, lo que significa un salto cua-litativo de la mirada monocultural eurocéntrica impe-rante hasta ahora.

Por ello es preciso reformular las relaciones de po-der entre el Estado y los ciudadanos/las ciudadanaspara que sean estos los auténticos poseedores de lasoberanía. Ciudadanos y ciudadanas en tanto indivi-duos viviendo en colectividad, se entiende.

La crisis de representación política, que ha afecta-do y aún afecta a las instancias parlamentarias, implicóuna crisis del derecho constitucional en la medida enque la «soberanía popular» estuvo sometida (y todavíalo está) a varios apetitos privados. Esta contradiccióncon las exigencias ciudadanas creó un conflicto en elsistema de legitimación. Entonces, no sorprende queel derecho constitucional, muchas veces y en muchaspartes, haya sido letra muerta.

La tarea planteada en Montecristi fue la de superar laConstitución neoliberal de 1998. Es decir, aquel conjun-to de normas acordadas explícita o implícitamente porlos grandes agentes económicos. Fueron estas regula-ciones emanadas desde los intereses privados, inclusotransnacionales (sean el FMI, la OMC o los TLC, para

mencionar apenas pocas fuentes de este derecho trans-nacional), las que determinaron las relaciones políticascon el Estado. Esto implicó una desvalorización del de-recho constitucional, con la consiguiente pérdida de so-beranía por parte del pueblo. Y es por ello que esta de-claración de un Estado constitucional resulta vital parala recuperación de la soberanía nacional.

El buen vivir como una oportunidad

En la Asamblea Constituyente de Montecristi, uno de lospuntos medulares del debate fue el cuestionamiento alrégimen de desarrollo imperante. La discusión avanzóhacia propuestas que recogen elementos planteados den-tro y aun fuera del país. Allí, desde la visión de los mar-ginados por la historia de los últimos quinientos años, seplanteó el buen vivir o sumak kausay (en quechua) comouna oportunidad para construir otra sociedad, a partirdel reconocimiento de los valores culturales existentesen el país y en el mundo. Una concepción que, además,desnuda los errores y las limitaciones de las diversasteorías del llamado desarrollo.

La pregunta que cabe en este punto es si será posi-ble y realista intentar un desarrollo diferente dentro delcapitalismo. Se entiende un desarrollo impulsado porla vigencia de los Derechos Humanos (políticos, so-ciales, culturales, económicos) y los Derechos de laNaturaleza, como base de una economía solidaria. ¿Se-guirá siendo acaso el desarrollo un fantasma que noscontinúe atormentando o utopía que nos oriente?

La propuesta del buen vivir, que cuestiona el llamadodesarrollo, fue motivo de diversas interpretaciones en laAsamblea Constituyente y en la sociedad. En un debate,que en realidad recién empieza, primó el desconocimientoe incluso el temor en ciertos sectores. Algunos asam-bleístas, contando con el eco perturbador de gran partede una prensa mediocre e interesada en el fracaso de laConstituyente, acostumbrados a verdades indiscutibles,clamaban por concreciones definitivas. Para otros, elbuen vivir, al que lo entendían ingenuamente como unadespreocupada y hasta pasiva dolce vita, les resultabainaceptable. No faltaron algunos, temerosos de perdersus privilegios, que no dudaron en anticipar que con el

Page 18: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3535353535

buen vivir se proponía el retorno a la época de las caver-nas. Incluso algunos que alentaron con su voto este prin-cipio fundacional de la Constitución de Montecristi, alparecer, no tenían clara la trascendencia de esta deci-sión… Y unos cuantos, opuestos desde una izquierda au-tista, se aferraron a tradicionales conceptos de cambio,en realidad huecos, carentes de trascendencia al no habersido cristalizados en la práctica de las luchas sociales.

Para entender lo que implica el buen vivir, que nopuede ser simplistamente asociado al «bienestar occi-dental», hay que empezar por recuperar la cosmovisiónde los pueblos y las nacionalidades indígenas; plantea-miento que también se cristaliza en la Constitución deBolivia. Eso, de plano, no significa negar la posibilidadpara propiciar la modernización de la sociedad, en par-ticular con la incorporación en la lógica del buen vivirde muchos y valiosos avances tecnológicos de la hu-manidad. Es más, una de las tareas fundamentales re-cae en el diálogo permanente y constructivo de saberesy conocimientos ancestrales con lo más avanzado delpensamiento universal, en un proceso de continuadadescolonización del pensamiento. Además, recuérdenselas diversas instituciones de producción e intercambioindígenas: minga, maquipurarina, maquimañachina,ranti-ranti, uniguilla, uyanza, chucchina, etcétera,cuya connotación y vigencia podrían ser analizadas yhasta recuperadas si se quiere potenciar las raíces cul-turales de una sociedad tan diversa y culturalmente ricacomo la ecuatoriana.

Además, esto nos lleva a reconocer, a partir de larealidad y complejidad de cada país, la necesidad de acep-tar instituciones que podrían ser vistas como de transi-ción, o que, incluso, podrían ser el pivote para repensarotras formas de organización de lo que normalmente seentiende como una economía de mercado capitalista. Yen ningún caso es posible esperar a que la copia de ex-periencias foráneas rinda los frutos esperados en otrocontexto, pues un aspecto fundamental para crear yconsolidar buenos mercados, en función de satisfacerlas demandas y necesidades de una sociedad, radica enel ámbito cultural de dicha sociedad.

Dicho lo anterior, entendamos que en la compren-sión del sentido que tiene y debe tener la vida de las

personas, en las sociedades indígenas no existe el con-cepto de desarrollo, tal como nos recuerda el indígenaamazónico Carlos Viteri Gualinga, quien ha confronta-do los temas del llamado desarrollo con el buen vivir.Es decir, no hay la concepción de un proceso linealque establezca un estado anterior o posterior. No hayaquella visión de un estado de subdesarrollo a ser su-perado. Y tampoco un estado de desarrollo a ser alcan-zado. No existe, como en la visión occidental, esta di-cotomía que explica y diferencia gran parte de losprocesos en marcha. Para los pueblos indígenas tam-poco hay la concepción tradicional de pobreza asociadaa la carencia de bienes materiales o de riqueza vincula-da a su abundancia.

Desde la cosmovisión indígena, el mejoramiento so-cial –¿su desarrollo?– es una categoría en permanenteconstrucción y reproducción. En ella está en juego lavida misma. Siguiendo con este planteamiento holísti-co, por la diversidad de elementos a los que están con-dicionadas las acciones humanas que propician el buenvivir, los bienes materiales no son los únicos determi-nantes. Hay otros valores en juego: el conocimiento, elreconocimiento social y cultural, los códigos de con-ductas éticas e incluso espirituales en la relación con lasociedad y la Naturaleza, los valores humanos, la vi-sión de futuro, entre otros. El buen vivir aparece comouna categoría en la filosofía de vida de las sociedadesindígenas ancestrales, que va perdiendo terreno porefecto de las prácticas y mensajes de la modernidadoccidental. Su aporte, sin embargo, sin llegar a unaequivocada idealización, nos invita a asumir otros «sa-beres» y otras prácticas.

Pero la visión andina no es la única fuente de ins-piración para impulsar el buen vivir. Incluso, desdecírculos de la cultura occidental se levantan cada vezmás voces que podrían estar de alguna manera en sin-tonía con esta visión indígena y viceversa. En el mun-do se comprende, paulatinamente, la inviabilidad glo-bal del estilo de desarrollo dominante.

Frente a los devastadores efectos de los cambiosclimáticos, se plantean transformaciones profundas paraque la humanidad pueda escapar con vida de los gravesriesgos ecológicos y sociales en ciernes. El crecimiento

Page 19: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3636363636

material sin fin podría culminar en un suicidio colecti-vo, tal como parece augurar el mayor recalentamientode la atmósfera o el deterioro de la capa de ozono, lapérdida de fuentes de agua dulce, la erosión de la biodi-versidad agrícola y silvestre, la degradación de suelos ola propia desaparición de espacios de vida de lascomunidades locales...

Para empezar, el concepto mismo de crecimientoeconómico debe ser reubicado en una dimensión ade-cuada. Crecimiento económico no es sinónimo de desa-rrollo. Valga traer a colación la visión crítica del creci-miento económico que tiene Amartya Sen, Premio Nobelde Economía de 1997. Para reforzar la necesidad deuna visión más amplia, superadora de los estrechosmárgenes cuantitativos del economicismo, él afirma:

que las limitaciones reales de la economía tradicio-nal del desarrollo no provinieron de los medios es-cogidos para alcanzar el crecimiento económico,sino de un reconocimiento insuficiente de que eseproceso no es más que un medio para lograr otrosfines. Esto no equivale a decir que el crecimientocarece de importancia. Al contrario, la puede tener,y muy grande, pero si la tiene se debe a que en elproceso de crecimiento se obtienen otros benefi-cios asociados a él. [...] No solo ocurre que el cre-cimiento económico es más un medio que un fin;también sucede que para ciertos fines importantesno es un medio muy eficiente.

Por lo tanto, no es la única vía a la que debería darsenecesariamente prioridad. Incluso a escala global, laconcepción del crecimiento basado en inagotables re-cursos naturales y en un mercado capaz de absorbertodo lo producido, no ha conducido al desarrollo. Loque se observa –como señala José María Tortosa, unode los mayores sociólogos europeos–, es un «mal desa-rrollo» generalizado, hasta en los países consideradoscomo desarrollados. Tortosa va más allá. Y afirma que:

el funcionamiento del sistema mundial contemporá-neo es «maldesarrollador» [...]. La razón es fácil deentender: es un sistema basado en la eficiencia que

trata de maximizar los resultados, reducir costes yconseguir la acumulación incesante de capital. Ésaes la regla de juego que para nada es atemperadapor la «mano invisible» de los sentimientos mora-les de que hablaba Adam Smith, es decir, por el sen-tido de la responsabilidad. Si «todo vale», el proble-ma no es de quién ha jugado qué cuándo, sino queel problema son las mismas reglas del juego. En otraspalabras, el sistema mundial está maldesarrollado porsu propia lógica y es a esa lógica a donde hay quedirigir la atención.

Eso no es todo, a más de no obtener el bienestarmaterial, se están afectando la seguridad, la libertad, laidentidad de los seres humanos. Ese maldesarrollo,generado desde arriba, sea desde los gobiernos centra-les y sus empresas transnacionales, o desde las elitesdominantes a nivel nacional, tan propio del sistemacapitalista, implica entonces una situación de comple-jidades múltiples que no pueden ser explicadas a partirde versiones monocausales. Por ello está también encuestión aquella taxonomía de países desarrollados ysubdesarrollados, tanto como el mismo concepto dedesarrollo tradicional. Y, por cierto, aquella lógica delprogreso entendida como la acumulación permanentede bienes materiales.

En esta línea de reflexión, sobre todo desde la ver-tiente ambiental, podríamos mencionar los reclamosde cambio en la lógica del desarrollo, cada vez másurgentes, de varios pensadores de gran valía, comofueron o son aún Ernest F. Schumacher, NicholasGeorgescu-Roegen, Iván Illich, Arnes Naess, HermanDaly, Vandana Shiva, José Manuel Naredo, Joan Mar-tínez Allier, Roberto Guimarães, Eduardo Gudynas, entreotros. Sus cuestionamientos a las estrategias convenciona-les se nutren de una amplia gama de visiones, experienciasy propuestas extraídas de diversas partes del planeta,inclusive algunas desde la misma civilización occiden-tal. Sus argumentos prioritarios son una invitación a nocaer en la trampa de un concepto de «desarrollo sus-tentable» o «capitalismo verde» que no afecte la re-valorización del capital. También alertan sobre los riesgosde una confianza desmedida en la ciencia, en la técnica.

Page 20: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3737373737

En definitiva, estos pensadores cuestionan la idea tra-dicional del progreso material acumulativo e indefini-do, y para superarlo proponen nuevas formas de orga-nización de la vida misma.

La búsqueda de estas nuevas formas de vida impli-ca revitalizar la discusión política, ofuscada por la vi-sión economicista sobre los fines y los medios. Al en-diosar la actividad económica, particularmente almercado, se han abandonado muchos instrumentos noeconómicos, indispensables para mejorar las condicio-nes de vida. La resolución de los problemas exige unaaproximación multidisciplinaria. Y eso es lo que se pro-puso en Montecristi.

Buen vivir para todos, no dolce vita parapocos

De ninguna manera es aceptable un estilo de vida fácilpara un grupo reducido de la población, mientras elresto, la mayoría, tiene que trabajar para sostener losprivilegios de aquel segmento privilegiado y opresor.Esta es la realidad del régimen de desarrollo actual, unarealidad propia del sistema capitalista. Ya lo apuntó –ensu obra clásica, Investigación sobre la naturaleza ycausas de la riqueza de las naciones, de 1776– AdamSmith, profeta del liberalismo: «Allí donde existen gran-des patrimonios, hay también una gran desigualdad.Por un individuo muy rico ha de haber quinientos po-bres, y la opulencia de pocos supone la indigencia demuchos».

El capitalismo ha demostrado una gran capacidadproductiva. Ha podido dar lugar a progresos tecnoló-gicos sustanciales y sin precedentes. Ha conseguidoincluso reducir la pobreza en varios países. Sin embar-go, produce también procesos sociales desiguales en-tre los países y dentro de ellos. Sí, se crea riqueza,pero son demasiadas las personas que no participan desus beneficios.

Aquí cobra renovado vigor las propuestas de Amar-tya Sen, para quien:

el «poder de crear riqueza» equivaldría a la posibili-dad de «ampliación de las capacidades» del ser hu-

mano. No cuentan tanto las riquezas o sea las cosasque las personas puedan producir durante sus vi-das, sino lo que las cosas hacen por la vida de laspersonas: «El desarrollo debe preocuparse de lo quela gente puede o no hacer, es decir si pueden vivirmás, escapar de la morbilidad evitable, estar bienalimentados, ser capaces de leer, escribir, comuni-carse, participar en tareas literarias y científicas,etcétera. En palabras de Marx, se trata de “sustituirel dominio de las circunstancias y el azar sobre losindividuos, por el dominio de los individuos sobre elazar y las circunstancias”».

Lo que se busca es una convivencia sin miseria, sindiscriminación, con un mínimo de cosas necesarias ysin tener a estas como la meta final. Esta es, a no du-darlo, una visión equiparable con el buen vivir.

Por este motivo resulta inapropiado y altamente pe-ligroso aplicar el paradigma de desarrollo tal y como esconcebido en el mundo occidental. No solo este para-digma no es sinónimo de bienestar para la colectivi-dad, sino que está poniendo en riesgo la vida misma dela humanidad. El buen vivir, entonces, tiene una tras-cendencia mayor a la sola satisfacción de necesidadesy acceso a servicios y bienes. En este contexto, des-de la filosofía del buen vivir se precisa cuestionar eltradicional concepto de desarrollo. La acumulaciónmaterial permanente de bienes materiales no tiene fu-turo. Desde esa perspectiva, al tan trillado desarrollosustentable habría que aceptarlo como una etapa detránsito hacia un paradigma distinto al capitalista, en elque serían intrínsecas las dimensiones de equidad, li-bertad e igualdad, incluyendo por supuesto la susten-tabilidad ambiental.

El desarrollo, mejor digámoslo un renovado conceptode desarrollo, visto desde esta perspectiva –planteadapor connotados tratadistas latinoamericanos como AníbalQuijano, Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde, JürgenSchuldt, José Luis Coraggio, entre otros– implica laexpansión de las potencialidades individuales y colecti-vas, las que hay que descubrir y fomentar. No hay quedesarrollar a la persona, la persona tiene que desarro-llarse. Para lograrlo, como condición fundamental,

Page 21: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3838383838

cualquier persona ha de tener las mismas posibilidadesde elección, aunque no tenga los mismos medios. ElEstado corregirá las deficiencias del mercado y actua-rá como promotor del desarrollo, en los campos quesea necesario. Y si el desarrollo exige la equidad y laigualdad, estas solo serán posibles con democracia –noun simple ritual electoral– y con libertad de expresión,verdaderas garantías para la eficiencia económica yel logro del buen vivir, en tanto camino y en tantoobjetivo.

El buen vivir, más que una declaración constitucio-nal, se presenta, entonces, como una oportunidad paraconstruir colectivamente un nuevo régimen de desa-rrollo, digámoslo más claramente, una nueva forma devida. Constituye un paso cualitativo importante al pa-sar del desarrollo sustentable y sus múltiples sinóni-mos a una visión diferente, mucho más rica en conte-nidos, y por cierto, más compleja.

Su contenido, entonces, no se refleja simplemente enuna sumatoria de artículos constitucionales en los que semencionan estas tres simples palabras: el buen vivir. Esmucho más que la posibilidad de introducir cambios es-tructurales a partir del cumplimiento de los diferentesartículos constitucionales en los que se aborda expresa-mente o no el buen vivir. Esta propuesta, siempre quesea asumida activamente por la sociedad, en tanto recep-ta las propuestas de los pueblos y las nacionalidades in-dígenas, así como de amplios segmentos de la pobla-ción, puede proyectarse con fuerza en los debates detransformación que se desarrollan en el mundo.

El buen vivir, en definitiva, tiene que ver con otraforma de vida, con una serie de derechos y garantíassociales, económicas y ambientales. También está plas-mado en los principios orientadores del régimen eco-nómico, que se caracterizan por promover una rela-ción armoniosa entre los seres humanos individual ycolectivamente, así como con la Naturaleza. En esenciabusca construir una economía solidaria, al tiempo quese recuperan varias soberanías como concepto centralde la vida política del país.

Igualmente, con esta propuesta del buen vivir, alcuestionar los tradicionales conceptos del llamado de-sarrollo, se convoca a construir sistemas de indicado-

res propios. Estos nuevos indicadores constituyen unagran oportunidad no solo para denunciar las limitacio-nes y falacias de los sistemas de indicadores dominan-tes, que recrean permanentemente nuevas inequidadese incertidumbres, sino que, al discutir metodologíaspara calcular de otra manera y con renovados conteni-dos otros índices de desarrollo (es decir, del buen vi-vir), se avanzará en el diseño de nuevas herramientaspara intentar medir cuán lejos o cuán cerca estamos dela construcción democrática de sociedades democrá-ticas y sustentables.

Con el buen vivir se pretende buscar opciones devida digna y sustentable, que no representen la reedi-ción caricaturizada del estilo de vida occidental y me-nos aún sostener estructuras signadas por una masivainequidad social y ambiental. Mientras que, por otrolado, habrá que incorporar criterios de suficiencia an-tes que sostener la lógica de la eficiencia entendida comola acumulación material cada vez más acelerada (fren-te a la cual se rinde la democracia, como reconocecerteramente Boaventura de Sousa Santos).

Desde esa perspectiva, el buen vivir, en tanto nuevaforma de vida en construcción y como parte inherentede un Estado plurinacional, tal como se aprobó en Mon-tecristi y fue ratificado mayoritariamente por el puebloecuatoriano en un plebiscito en septiembre de 2008, pro-pone incluso una nueva arquitectura conceptual. Es de-cir, se requieren conceptos, indicadores y herramientaspropias, que permitan hacer realidad esa nueva formade vida equilibrada entre todos los individuos y las co-lectividades, con la sociedad y con la Naturaleza. No sepuede olvidar que lo humano se realiza (o debe realizar-se) en comunidad; con y en función de otros seres hu-manos, sin pretender dominar a la Naturaleza.

La Naturaleza también en el centrodel debate

La acumulación material –mecanicista e interminablede bienes–, apoltronada en «el utilitarismo antropocén-trico sobre la Naturaleza» –al decir del uruguayo Eduar-do Gudynas–, no tiene futuro. Los límites de estilos devida sustentados en esta visión ideológica del progreso

Page 22: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

3939393939

son cada vez más notables y preocupantes. El ambien-te, es decir, los recursos naturales no pueden ser vis-tos como una condición para el crecimiento económi-co, como tampoco pueden ser un simple objeto de laspolíticas de desarrollo.

Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, entanto una construcción social, término conceptualiza-do por los seres humanos, debe ser reinterpretada yrevisada íntegramente. Para empezar, la humanidad noestá fuera de la Naturaleza. La visión dominante, quepretende ver al ser humano por fuera de la Naturaleza,incluso al definirla como Naturaleza, sin considerar ala humanidad como parte integral de esta, ha abierto lapuerta para dominarla y manipularla. Se la ha transfor-mado en recursos naturales y también en «capital na-tural» a ser explotados. Cuando, en realidad, la Natu-raleza hasta podría existir sin seres humanos...

En este punto hay que rescatar las verdaderas di-mensiones de la sustentabilidad. Esto exige, desde laperspectiva del brasileño Roberto Guimarães, tener:

como norte una nueva ética del desarrollo, una éticaen la cual los objetivos económicos de progreso esténsubordinados a las leyes de funcionamiento de lossistemas naturales y a los criterios de respeto a ladignidad humana y de mejoría de la calidad de vidade las personas. [Para él] el crecimiento, definidocomo incremento monetario del producto y tal comolo hemos experimentado, constituye un componen-te intrínseco de la insustentabilidad actual. [Esto,siguiendo al autor, nos conduce al] desplazamientodel crecimiento como un fin último hacia el desa-rrollo como un proceso de cambio cualitativo.

Y eso –pensando desde ya en lo que podría ser unaeconomía de poscrecimiento, como lo entiende Enri-que Leff– se logrará, para volver a Guimarães,

en la medida que se logre preservar la integridad de losprocesos naturales que garantizan los flujos de ener-gía y de materiales en la biosfera y, a la vez, sepreserve la biodiversidad del planeta. [Para lo quehabrá de] transitar del actual antropocentrismo al

biopluralismo, otorgando a las especies el mismoderecho «ontológico» a la vida.

Estos planteamientos de Guimarães ubican con cla-ridad por dónde debería marchar la construcción deuna nueva forma de organización de la sociedad, sirealmente pretende ser una opción de vida, en tantorespeta a la Naturaleza y permite un uso de los recur-sos naturales adaptado a la generación (regeneración)natural de estos. La Naturaleza, en definitiva, debe te-ner la necesaria capacidad de carga y recomposiciónpara no deteriorarse irreversiblemente por efecto de laacción del ser humano. He aquí una aproximación éti-ca explicativa de los derechos que se otorgaron a laNaturaleza en Montecristi.

Estos Derechos de la Naturaleza, que constituyen«una hecatombe para la tradición jurídica francesa-ro-manista», fueron y son vistos aún como un «galimatíasconceptual». A los conservadores del derecho (¿defen-sores de los privilegios de las oligarquías?), en esenciaincapaces de entender los cambios en marcha, les resul-ta difícil comprender que el mundo está en movimientopermanente. A lo largo de la historia legal, cada amplia-ción de los derechos fue anteriormente impensable. Laemancipación de los esclavos o la extensión de los dere-chos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a losniños fueron una vez rechazadas por las autoridades porser consideradas como un absurdo. Para la abolición dela esclavitud se requería que se reconociera «el derechode tener derechos», y se requería también un esfuerzopolítico para cambiar aquellas leyes que negaban esosderechos. Para liberar a la Naturaleza de esta condiciónde sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad,es necesario un esfuerzo político que reconozca que laNaturaleza es sujeto de derechos. Este aspecto es fun-damental si aceptamos que, como afirmaba Arnes Naess,el padre de la ecología profunda, «todos los seres vivostienen el mismo valor». Esta lucha de liberación es, antetodo, un esfuerzo político que empieza por reconocerque el sistema capitalista destruye sus propias condicio-nes biofísicas de existencia.

Dotarle de derechos a la Naturaleza significa, enton-ces, alentar políticamente su paso de objeto a sujeto,

Page 23: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4040404040

como parte de un proceso centenario de ampliación delos sujetos del derecho, como recordaba ya en 1988Jörg Leimbacher, jurista suizo. Lo medular de los Dere-chos de la Naturaleza, de acuerdo al propio Leimbacher,centra la atención en el «derecho a la existencia» de lospropios seres humanos. Un derecho que Italo Calvinoretoma en El barón rampante, a través del personajedel barón, Cosimo Piovasco di Rondò, quien en el sigloXIX, como consecuencia de la Revolución Francesa,propone un:

proyecto de Constitución para un ente estatal republi-cano con la Declaración de los Derechos Humanos,de los derechos de las mujeres, de los niños, de losanimales domésticos y de los animales salvajes, in-cluyendo pájaros, peces e insectos, así como plan-tas, sean estas árboles o legumbres y yerbas.2

No será fácil cristalizar estas transformaciones. So-bre todo en la medida en que afectan los privilegios delos círculos de poder, los cuales harán lo imposible paratratar de detener este proceso de cambios. Una situa-ción que, lamentablemente, también se nutre de algunasacciones y decisiones del mismo gobierno del presiden-te Rafael Correa, quien alentó con entusiasmo el proce-so constituyente y la aprobación de la Constitución deMontecristi… pero que ahora, con algunas de sus pro-puestas de ley, por ejemplo con la Ley de Minería o laLey de Soberanía Alimentaria, aprobadas a poco de en-trar en vigencia la nueva Constitución, atenta contravarios de sus principios constitucionales.

Este conflicto, aunque pueda sorprender a algunos,puede ser positivo para la sociedad, en tanto convoca

a la acción organizada de amplios sectores de ella. Acep-temos que los avances constitucionales fueron logra-dos por la lucha de diversas organizaciones sociales yque no son dádiva de ningún individuo. Entonces, comoparte de la construcción colectiva de un nuevo pactode convivencia social y ambiental, es necesario cons-truir nuevos espacios de libertad y romper todos loscercos que impiden su vigencia.

Por eso, en forma pionera a nivel mundial, en lanueva Constitución se ha establecido que la Naturalezaes sujeto de derechos. Esta definición enfrenta la ac-tual crisis civilizatoria, cuando ya se ve la imposibili-dad de continuar con el modelo industrialista y depre-dador basado en la lucha de los humanos contra laNaturaleza. No va más la identificación del bienestar yla riqueza como acumulación de bienes materiales, conlas consecuentes expectativas de crecimiento y con-sumo ilimitados. En este sentido es necesario recono-cer que los instrumentos disponibles para analizar es-tos asuntos ya no sirven. Son instrumentos quenaturalizan y convierten en inevitable lo existente. Sonconocimientos de matriz colonial y eurocéntrica, quepretenden convencer de que este patrón civilizatorioes natural e inevitable, como acertadamente afirma elvenezolano Edgardo Lander.

Al reconocer a la Naturaleza como sujeto de dere-chos, en la búsqueda de ese necesario equilibrio entreella y las necesidades y los derechos de los seres hu-manos, enmarcados en el principio del buen vivir, seestaría superando la clásica versión por la que la con-servación del medio ambiente es entendida simplementecomo un derecho de los seres humanos a «gozar de unmedio ambiente sano y no contaminado». Los dere-chos de la Naturaleza tienen que ver con el derechoque tienen la actual y las siguientes generaciones degozar de un ambiente sano. Pero estos derechos aco-gen criterios de justicia ambiental que superan la visióntradicional de justicia, lo que provoca varios conflictosconceptuales entre los constitucionalistas y los juristastradicionales.

De esta nueva concepción jurídica –todavía en cons-trucción– se derivan decisiones trascendentales. El aguaes asumida como un derecho humano fundamental, que

2 Traducción del alemán realizada por el autor de este artículo.Véase el libro de Jörg Leimbacher: Die Rechte der Natur (LosDerechos de la Naturaleza), Basilea/Fránckfort del Meno, 1988.Hay que anotar que cada vez más textos sobre esta materiallegan a mis manos como consecuencia de la expedición de laConstitución de Montecristi. Es más, con varios especialistasen temas constitucionales, con capacidad para abrir la mente yentender la trascendencia de dichas propuestas, se está traba-jando en lo que, en un futuro no muy lejano, podría ser laDeclaración Universal de los Derechos de la Naturaleza.

Page 24: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4141414141

cierra la puerta a su privatización; en concreto se recono-ce el agua como patrimonio nacional estratégico de usopúblico, dominio inalienable e imprescriptible del Estado,3en tanto constituye un elemento vital para la Naturaleza ypara la existencia de los seres humanos; así la Constitu-ción de Montecristi plantea prelaciones en el uso del agua:consumo humano, riego para la producción de alimen-tos, caudal ecológico y actividades productivas, en eseorden. La soberanía alimentaria, que incorpora la protec-ción del suelo y el uso adecuado del agua, que representaun ejercicio de protección a los millares de campesinosque sí viven de su trabajo, se transforma en eje conduc-tor de las políticas agrarias e incluso de recuperación delverdadero patrimonio nacional: su biodiversidad. Ademásse plasma aquí la necesidad de conseguir la soberaníaenergética, sin poner en riesgo la soberanía alimentaria oel equilibrio ecológico.

En suma, el buen vivir debe ser sustentable ambien-talmente en tanto compromiso con las generaciones fu-turas. En esa línea de pensamiento, si aceptamos que esnecesaria una nueva ética, hay que incorporar elemen-tos consustanciales a un verdadero proceso de trans-formaciones radicales, como son la igualdad, las diver-sas equidades,4 la libertad y la justicia social (productivay distributiva), tanto como la ambiental, así como ele-mentos morales, estéticos y espirituales. En otras pala-bras, los Derechos Humanos se complementan con losDerechos de la Naturaleza, y viceversa, dentro de unesfuerzo de democratización permanente de la socie-dad, a partir de la construcción de ciudadanías sólidas.

Hacia la construcción de una economíasolidaria

El valor básico de la economía, en un régimen de buenvivir, es la solidaridad. Se busca una economía distinta,una economía social y solidaria, diferente de aquella

caracterizada por una supuesta libre competencia, queanima al canibalismo económico entre seres humanosy que alimenta la especulación financiera. A partir deesa definición constitucional se aspira a construir rela-ciones de producción, de intercambio y de coopera-ción que propicien la eficiencia y la calidad, sustenta-das en la solidaridad. Se habla de productividad ycompetitividad sistémicas. Medibles en avances de lacolectividad y no solo de individualidades sumadasmuchas veces en forma arbitraria.

El ser humano, al ser el centro de la atención, es elfactor fundamental de la economía. Y en ese sentido,rescatando la necesidad de fortalecer y dignificar eltrabajo, se proscribe cualquier forma de precarizaciónlaboral, como la tercerización; incluso el incumplimientode las normas laborales puede ser penalizado y sancio-nado. Por otro lado, se prohíbe toda forma de perse-cución a los comerciantes y los artesanos informales.

El mercado por sí solo no es la solución, tampoco loes el Estado. El subordinar el Estado al mercado, con-duce a subordinar la sociedad a las relaciones mercanti-les y al egolatrismo individualista. Lejos de una econo-mía sobredeterminada por las relaciones mercantiles, sepromueve una relación dinámica y constructiva entremercado, Estado y sociedad, tal como lo planteó hacemuchos años Franz Hinkelammert. Se busca construiruna sociedad con mercado, para no tener una sociedadde mercado, es decir, mercantilizada. No se quiere unaeconomía controlada por monopolistas y especulado-res, como en la época neoliberal. Tampoco se promue-ve una visión estatista a ultranza de la economía.

El mercado, tanto como el Estado, requieren unareconceptualización política, que conduzca a regula-ciones adecuadas. El mercado es una relación socialsujeta a las necesidades de los individuos y las colecti-vidades, entendida como un espacio de intercambio debienes y servicios en función de la sociedad y no solodel capital. Es más,

el buen funcionamiento de los mercados, para losfines instrumentales que la sociedad les asigna, exigeque no sean completamente libres. Los mercadoslibres nunca han funcionado bien y han acabado en

3 Es de desear que se dé paso a una acción conjunta y concertadade los Estados de países vecinos, si se tratara de fuentes deagua compartidas.

4 Económica, social, intergeneracional, de género, étnica, cultu-ral especialmente.

Page 25: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4242424242

catástrofes económicas de distinta naturaleza. [Sinun marco legal y social adecuado], los mercadospueden ser totalmente inmorales, ineficientes, injus-tos y generadores del caos social, [nos recuerda eleconomista español Luis de Sebastián].

De ninguna manera se puede creer que todo el sis-tema económico debe estar inmerso en la lógica domi-nante de mercado, pues hay otras muchas relacionesque se inspiran en otros principios de indudable impor-tancia; por ejemplo, la solidaridad para el funcionamientode la seguridad social o las prestaciones sociales. Si-milar reflexión se podría hacer para la provisión deeducación pública, defensa, transporte público, servi-cios de banca central y otras funciones que generanbienes públicos que no se producen y regulan a travésde la oferta y la demanda. No todos los actores de laeconomía, por lo demás, actúan movidos por el lucro.

Por lo tanto, siguiendo el pensamiento del gran pen-sador austríaco Karl Polanyi –«el mercado es un buensirviente, pero un pésimo amo»–, al mercado hay queorganizarlo y controlarlo, pero no asumirlo como me-canismo de dominación. El Estado deberá, en definiti-va, ser ciudadanizado, mientras que el mercado habráde ser civilizado, lo que, en ambos casos, implica unacreciente participación de la sociedad.5

Para enfrentar la gravedad de los problemas exis-tentes en la economía hay que desarmar las visionessimplificadoras y compartimentadas. El éxito o el fra-

caso no es solo una cuestión de recursos físicos sinoque depende decisivamente de las capacidades de or-ganización, participación e innovación de los habitan-tes del país. Existen sobradas razones para afirmar queun factor de estrangulamiento para asegurar una vidamejor, en un mundo mejor, para todos y todas, radicaen la ausencia de políticas e instituciones6 que permi-tan fortalecer e impulsar las capacidades humanas decada una de las culturas existentes.

Está claro que en esta Constitución, no está en juegosimplemente un proceso de acumulación material. Seprecisan respuestas políticas que hagan posible un de-sarrollo impulsado por la vigencia de los derechos fun-damentales (Derechos Humanos en términos amplios yDerechos de la Naturaleza), como base para una socie-dad solidaria, en el marco de instituciones que asegurenla vida.

Se persigue una economía que garantice el derechode propiedad bien habida. Pero sobre todo el derecho ala propiedad de quienes nada o muy poco tienen. Estanueva economía consolida el principio del monopoliopúblico sobre los recursos estratégicos, pero a su vezestablece una dinámica de uso y aprovechamiento deesos recursos desde una óptica sustentable, con la ne-cesidad de disponer de mecanismos de regulación ycontrol en la prestación de los servicios públicos. Igual-mente considera diversas formas de hacer economía:estatal, pública, privada, mixta, comunitaria, asociati-va, cooperativa… Busca, con esto, ampliar la base deproductores y propietarios, sobre todo colectivos, enun esquema de economía solidaria que articule activay equitativamente a todos los segmentos productivos.En esta línea de reflexión habrá que fortalecer los es-quemas de cogestión en todo tipo de empresas, paraque los trabajadores y las trabajadoras sean tambiénactores decisivos en la conducción de las diversas uni-dades productivas.

La redistribución de la riqueza (de la tierra, por ejem-plo) y la distribución del ingreso, con criterios de equi-dad, así como la democratización en el acceso a los

5 Fernand Braudel, el gran historiador francés de los Annales,reconoció oportunamente que el capitalismo no es un sinóni-mo de economía de mercado, por el contrario, lo veía inclusocomo el «antimercado», en tanto los empresarios –con diver-sos grados de prácticas monopolistas– no se comportan comoel empresario típico-ideal de la teoría económica convencional.Braudel entendía al capitalismo como el visitante furtivo queentra por la noche y se roba algo, en este caso entró en laeconomía mediterránea y se apropió del mercado. En el mundoindígena, mucho antes de que lleguen los conquistadores, elmercado estaba presente (y sigue presente), en tanto cons-trucción social con prácticas de solidaridad y reciprocidad,muy alejadas de lo que sería posteriormente la imposición delcapitalismo metropolitano.

6 Conjunto de normas y reglas emanadas de la propia sociedad,que configuran el marco referencial de las relaciones humanas.

Page 26: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4343434343

recursos económicos, como son los créditos, están enla base de esta economía solidaria. Así, las finanzasdeben cumplir un papel de apoyo al aparato productivoy deja de ser simples instrumentos de acumulación yconcentración de la riqueza en pocas manos; realidadque alienta la especulación financiera. Los bancos, porlo tanto, en un plazo perentorio, tendrán que desligarsede todas sus empresas no vinculadas a la actividad fi-nanciera, incluyendo sus medios de comunicación.

La Constitución propone también la construcciónde una nueva arquitectura financiera, en la que los ser-vicios financieros son de orden público. Allí se reco-noce a las finanzas populares como promotoras deldesarrollo y se incentiva la creación de una banca pú-blica de fomento, como aglutinadora del ahorro inter-no e impulsadora de economías productivas de carac-terísticas más solidarias. Un tratamiento preferente alas cooperativas de ahorro y crédito, así como a lasdiversas formas de ahorro popular, también está reco-nocido constitucionalmente.

En lo social, se priorizaron las inversiones en edu-cación y salud.7 En tanto derechos humanos, la educa-ción y la salud serán servicios gratuitos; se incluyóespecíficamente la gratuidad de la educación en el ni-vel universitario. La gratuidad en el acceso a la justicia esotro de los derechos consagrados en la Constitución.Se aprobó la universalidad de la seguridad social, deninguna manera su privatización. Todo este esfuerzoen lo social se complementa con una serie de disposi-ciones para superar tanto el machismo como el racis-mo, así como toda forma de exclusión social.

Todas las personas por igual tienen derecho a unavida digna, que asegure la salud, alimentación y nutri-ción, agua potable, vivienda, saneamiento ambiental,educación, trabajo, empleo, descanso y ocio, culturafísica, vestido, seguridad social y otros servicios so-ciales necesarios. Todos estos derechos, para su cumpli-miento, exigirán ajustes en la distribución de la riquezay del ingreso, puesto que su vigencia no solo puede

estar garantizada por posibles ingresos petroleros uotros similares. Los derechos deben ser garantizadospor la sociedad para todos sus miembros, en cualquiertiempo o circunstancia, no solo cuando hay exceden-tes financieros.

En el nuevo texto constitucional existe una seccióncompleta sobre derechos y garantías para personas condiscapacidades, que constituyen, además, una temáti-ca transversal a toda la Constitución.

En esta Carta Magna se consolidan los derechos delos y las emigrantes. No solo podrán votar en las elec-ciones nacionales y tendrán representantes a la Asam-blea Nacional, elegidos por ellos, sino también podránimpulsar varias iniciativas políticas, hasta de ley. ElEstado generará incentivos al retorno del ahorro y delos bienes de las personas migrantes, para que dichosrecursos se orienten hacia la inversión productiva decalidad decidida por los propios emigrantes. Tambiénse estimulará su afiliación voluntaria al Instituto Ecua-toriano de Seguridad Social; para lograrlo se contarácon el aporte de las personas domiciliadas en el exte-rior. En un gesto de coherencia con la defensa de losderechos de los compatriotas en el exterior, esta Cons-titución asegura similares derechos a los extranjeros ya los nacionales: los extranjeros que tengan residenciade cinco años en el Ecuador –por ejemplo– podránejercer el derecho al voto, sin necesidad de acuerdosbilaterales con sus países de origen; no podrán ser de-vueltos o expulsados a un país donde su vida, libertad,seguridad o integridad o la de sus familiares peligrenpor causa de su etnia, religión, nacionalidad, ideología,pertenencia a determinado grupo social, o por sus opi-niones políticas. En esa línea de compromiso se prohíbela expulsión de colectivos de extranjeros. Los proce-sos migratorios deberán ser singularizados.

Como se deja constancia en el párrafo anterior, nose espera a que cambie el mundo para recién entoncesavanzar en el campo de la migración, se actúa paraprovocar el cambio del mundo…

En sintonía con estas propuestas en el ámbito de lamovilidad humana se impulsa el principio de ciudada-nía universal, la libre movilidad de todos los habitan-tes del planeta y el progresivo fin de la condición de

7 Cumpliendo el mandato popular de fines de 2006, se destinaráanualmente un 6 % y un 4 % del PIB, por lo menos, paraeducación y salud, respectivamente.

Page 27: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4444444444

extranjero como elemento transformador de las rela-ciones desiguales entre los países, especialmente Nor-te-Sur. Para lograrlo se promueve la creación de la ciu-dadanía latinoamericana y caribeña; la libre circulaciónde las personas en dicha región; la instrumentación depolíticas que garanticen los derechos humanos de laspoblaciones de frontera y de los refugiados; y, la pro-tección común de los latinoamericanos y caribeños enlos países de tránsito y destino migratorio.

Con esta Constitución, a diferencia del pensamientoneoliberal todavía dominante, se quiere recuperar lopúblico, lo universal, lo gratuito, la diversidad, comoelementos de una sociedad que busca sistemáticamen-te la libertad, la igualdad y la equidad, así como la soli-daridad en tanto elementos rectores del buen vivir. Ensu articulado, más allá de las simples interpretacionesque hacen los constitucionalistas frustrados, encon-tramos borradores de una utopía por construir. Unautopía que implica la crítica de la realidad desde losprincipios plasmados en la Constitución de Montecristi.Una utopía que, al ser un proyecto de vida en común,nos dice lo que debe ser... alternativa imaginaria, polí-ticamente conquistada, a ser ejecutada por la acciónde la sociedad.

Esta Constitución, la más ecuatoriana de toda la his-toria, que ofrece una categórica propuesta de descen-tralización y autonomías, sobre bases de solidaridad yequidad, abre la puerta también a la integración regio-nal. Sin la integración de los pueblos de nuestra Améri-ca Latina no hay desarrollo. Ese es un paso fundamen-tal para que dichos pueblos puedan insertarse condignidad e inteligencia en el contexto mundial. Y parahacerlo, la Constitución declara al Ecuador como unterritorio de paz, en donde no podrán asentarse fuer-zas militares extranjeras con fines bélicos, ni ceder basesmilitares nacionales a soldados foráneos.

La Constitución de Montecristi, medioy fin para cambios estructurales

Por todo lo expuesto anteriormente, recién ha empeza-do el verdadero proceso constituyente. Un proceso queexige una mayor y más profunda pedagogía constitu-

yente, así como una sociedad movilizada que impulsela consecución de los logros constitucionales a travésde las correspondientes leyes y decisiones políticascoherentes. En definitiva, un proceso de constituciónde ciudadanía.

La consolidación de las nuevas normas constitucio-nales en leyes y en renovadas políticas coherentes conel cambio propuesto, es una tarea que convoca a loshabitantes del campo y de la ciudad a seguir caminan-do por la senda de las movilizaciones. Hay que impe-dir, desde la sociedad civil organizada, que, por ejem-plo, a través de las nuevas leyes, se trate de vaciar desu contenido histórico a la nueva Constitución, querecibió en las urnas el masivo respaldo de la sociedad.

La Constitución ecuatoriana, quizá uno de sus ma-yores méritos, abre la puerta para disputar el sentidohistórico del desarrollo. Estamos conscientes de queestas nuevas corrientes del pensamiento jurídicono están exentas de conflictos. Al abandonar el tradi-cional concepto de la ley como fuente del derecho, seconsolida la Constitución como punto de partida jurí-dico independientemente de las visiones tradiciona-les. No debe sorprendernos, entonces, que esta nuevaCarta Magna genere conflictos con los jurisconsultostradicionalistas, así como con aquellos personajesacostumbrados a tener la razón en función de su pen-samiento (y sobre todo, de sus intereses).

No se trata simplemente de hacer mejor lo realizadohasta ahora. Como parte de la construcción colectivade un nuevo pacto de convivencia social y ambientales necesario construir nuevos espacios de libertad yromper todos los cercos que impiden su vigencia.

Para empezar, reconozcamos que, en la actualidad,todavía están presentes tesis y prácticas desarrollistaspropias de una economía extractivista, que no hanpermitido el desarrollo y que están minando las bases dela Naturaleza. Los actuales gobiernos progresistas en laAmérica Latina han tenido avances en algunas áreas,especialmente la social, pero muestran enormes difi-cultades para generar nuevos estilos de vida, en particu-lar por lograr otra apropiación efectiva de los recursosnaturales para la sociedad en su conjunto y reducir elgrado de deterioro ambiental.

Page 28: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4545454545

En el Ecuador, el propio gobierno que impulsó acti-vamente la aprobación de la nueva Constitución en elreferendo, sigue atado a visiones y prácticas neodesa-rrollistas, que no garantizan un verdadero desarrollo yque, además, estarán en permanente contradicción conel espíritu del buen vivir. Por tanto, no solo es indis-pensable superar las prácticas neoliberales, sino que escada vez más imperioso garantizar la relación armóni-ca entre sociedad y Naturaleza. Hoy más que nunca,en medio de la debacle financiera internacional, que esapenas una faceta de la crisis civilizatoria que se ciernesobre la humanidad, es imprescindible construir unaconcepción estratégica nacional –otro mandato de lanueva Constitución–, sobre bases de creciente sobera-nía, para insertarse inteligentemente y no en formadependiente en la economía mundial. Hay que terminarcon aquellas relaciones financieras especulativas quehan colapsado y, sobre todo, hay que cambiar aquellavisión que condena a nuestros países a ser simplesproductores y exportadores de materias primas.

Se necesita dar vuelta a la página definitivamente.De todo lo anterior se desprende que hay que hacer unesfuerzo enorme y sostenido para maximizar aquellosefectos positivos que se puedan obtener de la extrac-ción de recursos naturales, sin perder de vista que estaactividad, sobre todo cuando se realiza a gran escala,afecta a la Naturaleza y a las comunidades. Por lo tan-to, es ingenuo creer que ampliando dichas actividadesextractivistas se obtendrán recursos para financiar otrotipo de actividades que puedan sustituir a la extracciónmasiva de recursos naturales... El «desarrollismo se-nil» (Joan Martínez Allier), por lo demás, no es el ca-mino para el buen vivir. La consecución de una mayordisponibilidad de crecientes ingresos financieros no haasegurado el desarrollo de ningún país. No podemosvivir prioritariamente de la renta de los recursos natu-rales sino del esfuerzo de los seres humanos, viviendoy conviviendo con la Naturaleza. Es preciso generarcapacidades sociales.

Incluso hay que dejar atrás lo que el actual vicepre-sidente boliviano, Álvaro García Linera, define como«patrimonialismo popular», en el que se recrean lasprácticas rentísticas y clientelares con otras formas y

hasta con otras preferencias. Una situación que afloraen estos primeros años de la Revolución Ciudadana enel Ecuador, en los que todavía se registra un importan-te déficit de ciudadanía.

Hoy el patrimonialismo [al decir de García Linera]es más «democrático», comienza a socializarse, yano es un privilegio de casta reducido al color depiel, el apellido, o la herencia familiar, sino que esasumido como un derecho de todos, pero no dejade ser patrimonialismo popular. [Y] esto es compli-cado porque, con quiebres, habla de una continui-dad que no ha podido ser superada.

La conclusión es obvia frente a esta nueva realidad,por más que esta pueda ser vista como un avance enrelación con las anteriores prácticas patrimonialistas decorte oligárquico: democracia sí, patrimonialismo no.8

Esa es la gran tarea.Para lograrlo hay que abrir todos los espacios de diá-

logo posibles, crear y consolidar todos los mecanismosde participación ciudadana y control social necesarios.Es urgente, en suma, apropiarse democráticamente delcontenido de la Constitución de Montecristi. Los futu-ros acuerdos políticos, indispensables para enraizar estaConstitución, tienen como condición innegociable sus-tentarse en el sentido de país, aportar al buen vivir y nosacrificar los intereses nacionales en beneficio particu-lar de personas, gremios y corporaciones; los privile-gios de unos pocos son insostenibles. A diferencia de lasprácticas de los grupos oligárquicos (causantes de lacrisis nacional) que han controlado el Estado durantedécadas, no se quiere ganar posiciones simplemente conla fuerza del número, sino con la de los argumentos ycon la de la acción democrática. La Constitución debe

8 Al patrimonialismo no solo se lo ve como sinónimo de autorita-rismo y discrecionalidad en el manejo de la cosa pública. Tieneque ver con la apropiación de los recursos por las elites domi-nantes en beneficio propio y viene atado con una relación clien-telar en el ámbito social. Este régimen social, sostenido por unaserie de patrones no todos consagrados jurídicamente, reprodu-ce una serie de formas de reclutamiento y de clientelismo

Page 29: RAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ... · PDF fileRAÚL PÉREZ TORRES Breves apuntes sobre la literatura ecuatoriana

4646464646

ser realmente de todos y de todas, no de un gobiernoen particular.

La responsabilidad es grande y compleja. Estamosante el imperativo de construir democráticamente unasociedad realmente democrática, fortificada en valo-res de libertad, igualdad y responsabilidad, practicantede sus obligaciones, incluyente, equitativa, justa y res-petuosa de la vida. Una sociedad «que incorpore elanticapitalismo sin planificación burocrática y con plu-ralismo político», para ponerlo en palabras del econo-mista argentino Claudio Katz. Una sociedad en la quesea posible que todos y todas tengamos iguales posibi-lidades y oportunidades, en la que lo individual y lo

colectivo coexistan en armonía con la Naturaleza, enla que la racionalidad económica se reconcilie con laética y el sentido común.

Finalmente, el buen vivir –en tanto filosofía de vida–abre la puerta para construir un proyecto liberador ytolerante, sin prejuicios ni dogmas. Un proyecto que,al haber sumado muchas historias de luchas de resis-tencia y de propuestas de cambio, al nutrirse de expe-riencias nacionales e internacionales, se posiciona comopunto de partida para construir democráticamente unasociedad sustentable en todos los ámbitos. Es decir,otra forma de socialismo, visto siempre como un pro-yecto de democracia sin fin. c

CARLOS KOHN: Cargador de Guayaquil, 1939. Pastel/papel