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Bodas de Oro Sacerdotales del Rvdo. Sr, Don Angel Carrillo Trucio

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BEOCIO DE LITERATURA Y BELI49 ARTES DEL CAOINO PE PPIE$0

Arlo XI

Priego de Córdoba, 16 de Septiembre de 1.962

Número 520

9_7(omencye un

Aneméu'io- ~Joie

lebrará sus Bodas de Oro Sacerdo-tales quiere ADARVE ofrecerle es-te número extraordinario, que be-nígnamente se han dignado encabezar los Excmos. y Reverendí-simos Sres. Obispos de Córdoba yJaén, realzándolo con el prestigiode su autoridad, en el que ha puesto todos los fervores de su ilusión yde su entusiasmo.

No se trata, esta vez, de removery traer a la luz pública dormidasinquietudes literarias, históricas oartísticas; ni de recordaciones feli-ces de prieguenses insignes que bri-llaran en el foro, en la cátedra, enla poesía o en el arte, sino de algomás luminoso y elevado: Exaltarlas claras virtudes evangélicas deun ejemp'ar sacerdote, de un hom-bre cuyo pecho está lleno del espí-ritu de Dios.

Que brille perennemente la an-torcha de nuestro caríño por susefectivas virtudes, sus puros anhelos y su alma encedida de fé.

70.aé .eaíd qdmarik

ADARVE se viste hoy de gala,echa a vuelo las campanas y abregozoso sus páginas a la cita de no-bles plumas, de clérigos y seglares,para rendir público y sincero ho-menaje, de respeto y cariño, de gra-titud y admiración, a la figura ve-nerable del Rvdo Sr. Don AngelCarrillo Trucio.

Como dentro de muy pocos díasse cumplirá el octogésimo aniver-sario de su natalicio y a la vez ce-

Oltecimiente

La querida ciudad de Priego va a honrar estos días auno de sus más venerables sacerdotes, Don Angel Carti-lla, con motivo de sus Bodas de Oro de Ordenación dePresbítero. ¿Tendré que enumerar los motivos que le ha-cen acreedor a e ;te homenaje? Su abnegado ministerio, suadmirable labor por las vocaciones eclesiásticas, su pro-verbial sencillez, su entrega constante, están grabadas enel alma de todos.

Su obra excede los límites de un marco restringido. Unelevado número de sacerdotes, deudores a Don Angel de suformación, ha extendido por toda la Diócesis su acciónapostólica. ¡Cuántas almas viven hoy de los frutos del ce-lo pastoral de Don Angel! Sacerdotes y fíeles cantan a co-ro los favores recibidos y ensalzan al humilde ministrodel Señor. ¿Puede haber agradecimiento más profundo?

Priego, sensible y generoso, polariza—con Autoridadesy pueblo—estos sentimtentos. En medio de las alabanzas,la voz divina de la Escritura proclama el premio del sier-vo fiel. Don Angel no ambiciona otra cosa. Vivió para ser-vir a su Señor y de El lo espera todo. Pero ahora se dirigetambién a cuantos fueron objeto de sus cuidados para de-cirles con bondad: caminad a la luz de mis enseñanzas.

Este es su mérito, ésta su perenne lección..14 11 /1/. 1 .02 11

ODO homenaje se basa en dos con -ceptos: mérito y gratitud. Son la capacidad,los esfuerzos, la dedicación de un ser al

bien en favorde sus seme-jantes. Y es,por otra par-te, el testimo-nio del reco-nocimientoque no quedaoculto y semanifiesta porley de noble-za y paraejemplo de lasociedad.

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Capilla de Jesús Nazareno, relicario de tantos suspiros, de tantas oraciones, de tantas MisasElla guarda para Don Angel los recuerdos más queridos: Su Adoración Nocturna, sus Tarsicios, sus Actos de la una...

Ptaytaina 412 la5 •eto5DIA 15

A las once de la noche, VigiliaGeneral Solemne de la Adora-ción Nocturna. en la Iglesia deSan Francisco, ante la imagen deJesús Nazareno. La Iglesia per-macerá abierta, toda lo no-che. Pueden asistir cuantas perso-nas lo deseen, principalmentehombres Se le ofrendará a DonAngel, como recuerdo, un Ro-quete.

DIAS, 17,18 y19

Misión infantil, para todos losniños y niñas de Priego. Distri-buidos en las Iglesias de la Asun-ción, el Carmen, las Mercedes,las Angustias, San Juan de Dios,Ntra. Sra. de Belén y San Pedro.DIA 20

I.—A las nueve y treinta de lamañana, Misa de Comunión, pa-ra todos los niños y niñas de laciudad. Celebrada por Don An-gel en la Fuente del Rey o en laParroquia de la Asunción, si llueve

II.—Velada en el Cine Victoria.

A las ocho de la tarde. Bajo laPresidencia de los Excmos

res Obispos de Córdoba y Jaén,Autoridades, Representaciones yClero de la ciudad. Asistirán to-dos los sacerdotes nacidos enPriego.

ORDEN DE LA VELADA

1.—Entrega, por el Sr. Alcalde,del Pergamino de Hijo Predilectode Priego.

2.—Interpretación, por la Scho-la Cantorum de sacerdotes y se-minaristas, de «Por camino deMieres», (Asturiana) a 4 v. gr. ysolo. De Moreno T. «A Sol Ba-tent» (Sardana), a 4 v. gr. y solo.De Morera.

3.—Entrega, por el Rvdo. señorDon Gregorio Molina, del Cálizque regalan a Don Angel, susveintisiete sacerdotes.

4.—Poesía original de D. Ma-nuel Mendoza, declamada porsu autor.

5.—Interpretación de: «Ecce tupulchra es», a 4 v. gr. y solo. DeAlfonso S. I. «Domine Deus», a 4v. gr. De Iruarrizaga, C. M. F.

6.—Palabras del Excmo. señornkicnn ri

7.—Acción de graciasAngel.

DIA 21

A las diez de la mañana, en laParroquia de la Asunción, GranMisa Jubilar. Oficiada por D. An-gel. Asistido en el Altar por sussacerdotes y seminaristas. Conasistencia de la Jerarquía Ecle-siástica, Autoridades, Clero, etc.

Predicará el Excmo. Sr Obispode Córdoba.

Presbítero asistente, el Ilustrísi-mo Sr.D.José M.° Padilla Jiménez

Padrinos de Altar, Rvdos. seño-res D. Rafael Madueño Canales yP. José Fernández Cuenca, S. I.

Padrinos de honor, Iltmo. señorD. Pedro Candil Jiménez, AlcaldeAccidental del Excmo. Ayunta-miento y su distinguida esposaD.° Amelia Bergillos Arjona.

Al final, Solemne Besamanos.

NOTAS:1.°—En la Misa Jubilar, se dará laSagrada Comunión.2.°—La Velada del Teatro, serápresentada por el Rvdo. Sr. Don

de Don

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S E va a rendir un homenaje a Don, Angel Carrillo y en ver-

dad, que tal homenaje es a todas luces justo. Por eso tenía que

llegar su hora.

Don Angel, desde luego, no quiere y se sentirá confundido porque

es humilde. Sín embargo los actos proyectados se celebrarán. Corre

de cuenta de Dios el exaltar a los humildes. Y es Dios también quien

dispone que los hombres se sumen a esta exaltación. Así se cumplen

sus misteriosos y adorables designios.

Por lo demás, los méritos de Don Angel son indiscutibles. ¿Quién

se atreverá ni siquiera a dudarlo ya se le considere corno sacerdote

ejemplar, ya como promotor de las vocaciones eclesiásticas? Precisa-

mente, porque son notorios y aceptados por todos, su Obispo los

pondera y agradece. La Diócesis siente el _gozo y el beneficio de su

apostolado vocacional. El pueblo que le vió nacer se enorgullece le-

gítimamente de tal hijo. Sus seminaristas y sacerdotes le alaban,

bendicen y muestran su reconocimienlo.

Y yo también, como Obispo, amigo y paisano, me honro y lleno

de júbilo al unir mi enhorabuena cordial, mis oracion es fervientes y

mis mejores augurios al unánime sentir de cuantos le quieren y

admiran.

Que Díos nos lo conserve todavía los años suficientes para que

su obra se consolide y no desaparezca, cuando el Señor le llame para

darle la Corona de la justicia.

erdlix, 041512o de ;ad.:

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Estos niños. de Carcabuey, ya hombres tributaron a Don Angel, dias pasados

el ho .nenaie de su recuerdo agradecido

Carcabuey también agradecidoEl día 8 del actual, coincidiendo con

la festividad de su Patrona, la Virgendel Castillo, Carcabuey tributó a D. An-gel, su antiguo coadjutor, un emo ivohomenaje con ocasión también de susbodas de oro con el sacerdocio.

A las once de la mañana comenzóuna solemne función religiosa, en laIglesia Parroquial, con asistencia deautoridades, numerosos sacerdotes ve-nidos de fuera y fieles que abarrotabanel Templo.

La Santa Misa fué celebrada por donAngel Carrillo Trucio y cantada porun nutrido coro de seminaristas.

El Ilsmo. Sr. Vicario de la Diócesisglosó, con pulso magistral, desde elPúlpito, las relaciones entre la Virgen yel Sacerdocio, enmarcando en ellas elprodigio de los cincuenta años de vidasacerdotales de D. Angel.A la una en el Salón de actos delAyun-tamiento se le hizo entrega de un ar-tístico pergamino en el que se le nom-brada HIJO ADOPTIVO DE CARCA-BUEY.

Hasta nuestras páginas traemos eldiscurso pronunciado por el Sr Alcaldey que reproducimos íntegro, por su va-lor de documento.

«Ilsmo. Sr. Vicario General de laDiócesis, querido D. Angel, digno Cle-ro y autoridades y queridos conveci-nos:

Día grande y luminoso para estepueblo es hoy. La misa tan emotiva ysolemne a la que hemos asistido, esteacto que celebramos en el Ayuntamien-to, todo el homenaje .. es la expresiónviva y palpitante de nues 'ro cariño yamor a Don Angel. Es el brote nece-sario de nuestro corazón agradecidoque sabe apreciar —aunque a largotiempo y no cuanto debiera— la entre-ga total, llena de sacrificios y desinte-rés de este ejemplar sacerdote a nues-tro pueblo.Es respuesta alegre y cons

cient? al celo apostólico que desplegódurante los años que convivió con no-s 7tr os. Es prueba inequívoca de que lasemilla divina que arrojó— como buensembrador— en los surcos de nuestra

vida ha fructificado.

Quisiera sintetizar en una sola frasetoda la labor sacerdotal de Don Angelen Carcabuey .. y, no encuentro otramejor que ésta «pasó haciendo el bien»¡A todos sin esperar recompensa, a pe-sar de las dificultades! A vuestra vi-sión retrospectiva no le será dificil re-vivir aquellos años. ¡Cuánto cariño ybondades prodigadas para atraer alseno de la Iglesia a los chicos y a losmayores!

Su labor pedagógica y evangélicaIré incansable, sin jamás flaquear suespíritu ante la adversidad: Escuelasnocturnas para adultos, auxiliado porjóvenes animosos; reuniones; círculosde estudio; Adoración nocturna másnumerosa y atendida que en época al-guna, y atención especial a despertary encauzar vocaciones, fundamental-mente las del Clero Secular.

Huellas inextinguibles quedaron desu paso por esta Parroquia, siendomuchos los hijos de Carcabuey que,en su madurez y con la perspectivadel tiempo miran con veneración alvirtuoso sacerdote que prodigó tantocelo y buenas enseñanzas.

Merece destacarse sus incansablestrabajos en las Barriadas del campode Algar y los Villares, de los términosde Carcabue y Priego. Jamás el tiemponi la adversidad impidieron que en ca-ballería o andando dejara de visitaraquellas casas de campo, sembrando elbien, ni suspender un solo domingo lamisa en la Ermita de los Villares.

Gran impulso dió a la fiesta de SanIsidro, patrono del lugar, fundó el Cen-tro Católico Obrero, y su labor peda

gó,gica fué inmensa entre aquellos

campesinosFué tan desinteresada y pródiga la

labor de este virtuoso sacerdote queentre estos vecinos es muy corriente

oirles: « yo lo que sé lo debo a DonAngel». Fué un precursor de la AcciónSocial y de la Acción Católica, en tiem-pos en que estas enseñanzas no se pro-

digaban.Al conmemerar el 80 aniversario del

nacimiento de Don Angel y sus Bodasde Oro sacerdotales, el Ayuntamientode Carcabuey, intérprete fiel de lossentimientos de sus vecinos, por acuer-do Capitular honra a tan virtuoso va-rón, haciéndole HIJO ADOPTIVO DELA VILLA, restituyendo en parte ladeuda de gratitud que teníamos con-traída con el buenísimo Don Angel, aquien deseamos larga vida sacerdotal,para gloria de la Iglesia.

Como broche final y testimonioexacto de su acendrado amor a Carca-buey, ha hecho coincidir su homenajecon el día en que se celebra la fiestade nuestra Patrona María Santísimadel Castillo, a la que siempre profesóu7a especial devoción, y cuyo borne-n 3fe en su hcnor deposita con la hu-m Velad que le caracteriza a los píes denuestra Madre.

Y mientras le hago entrega del per.gamino en que se le nombra HIJOADOPTIVO DE, CARCABUEY, decirtodos conmigo ¡Viva Don Angel!»

Un aplauso cerrado acc gié las últi-mas palabras del Alcalde Sr Marín.

Don Angel conlestó emocionadounas palabras que fueron sin preten-derlo, el retrato más fiel de un almagrande.

Dijo que el quería permanecer olvi-dado de todos. Que no quería máspaga que Dios mismo, por lo poquitoque hubiera trabajado y sufrido. Y queesperaba él la misericordia de Diosque no se conformaría con este pre-mio que él no había querido ni pre-tendido.

El Ilsmo. Sr Vicario General cerróel acto con unas bellas palabras po-niendo de relieve la gran lección queDon Angel acababa de darnos.

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eincuenk Ad de LitaLO que más nos interesa, en la vida de los

hombres, es la razón íntima de sus actos, elpor qué de sus movimientos. Cuando llegamosa profundizar en esa compleja vida interior,amasijo de ideas, sentimientos, virtudes, tem-peramento, defectos, nos lo explicamos todo.Y quedamos capacitados para aprobar o des-aprobar, aplaudir o censurar. Pero, con pleni-tud. Objetivamente.

Lo que más nos importa, en la vida sacerdo-tal de Don Angel, es dar con la trama secretaque aclare, a nuestros ojos, todo su Apostola-do. Su Apostolado concreto y específico. El queél ha realizado, a lo largo de sus años.

Yo he pensado mucho, muchas veces, muydespacio, sobre este aspecto valiosísimo. Y mehe convencido, para siempre. Las últimas rai-ces de la labor de Don Angel, se reducen atres: realismo, humildad, vocación.

¿En qué ha trabajado Don Angel, principal-mente, desde que se ordenó?—En el confesio-nario, con los niños, con la Adoración Noc-turna y en el fomento de vocaciones sacerdota-les. ¿Por qué?—Vamos por partes.

Con los niños. Don Angel se ha movido, in-cansablemente, entre ellos, por dos razonesprincipales. El mismo nos lo ha repetido, mu-chas veces. Primera. Porque la renovación es-piritual de los pueblos tiene que venir, en bue-na parte, de los niños que, educados en la fé,serán mañana, cuando hombres, auténticoscristianos. Segunda. Porque él se ha creído sincualidades, para otros trabajos de más compli-cada pastoral.

Yo concluyo: La primera razón es verdadera.Exacta. Don Angel ha calado, acaso por in-tuición, en uno de los grandes secretos de lareforma cristiana. Tiene, pues, en su haber,una envidiable visión realista de las cosas.La segunda razón, en parte, es verdadera tam-bién. Pero, cuidado, en parte nada más. De to.das formas queda patente, otra vez, su acusa-do realismo. Se conoce a sí mismo. Claro, que,en este caso, el realismo se confunde con la hu-mildad. Después de todo, la humildad no esotra cosa que ver las cosas como son. Pero, aúnasí, la de Don Angel es una impresionante,emocionante humildad. No es frecuente reco-nocer la propia limitación, y obrar en conse-cuencia.

Mas, visto su camino, Don Angel ha podidoentretenerse, cansarse, detenerse, holgar. No loha hecho. No lo hará. No lo puede hacer. ADon Angel lo impulsa. al trabajo de Dios, suinmensa, su insobornable vocación. Su «voca-ción para ciento», como se ha dicho de él.

Adoración Nocturna. Fomento de vocacio0nes sacerdotales. Así, juntas, porque son la bi-furcación de un sendero. Don Angel se en,cuentra con el niño, ya mayorcito, abocado asu elección de estado. Urge que escoja porqueel tiempo apremia. O consagrarse a Dios. Ovivir en el mundo. Y Don Angel le brinda unadoble salida. Para el primero, el Seminario.Para el segundo, la Adoración Nocturna. Quegarantice su vida cristiana: culto eucarístico,confesión y comunión mensuales. De esta for.

1 1 1 1 • -1 --1

Así son de sencillas las cosas de Dios. Este pobre confesonarioha obrado más prodigios en las almas, que átomos tiene susparedes. ¿Podría alguien contar en número de veces que Dios

ha perdonado en este rincón de San Francisco?

con el niño. Cuando niño, y cuando crece, ycuando joven, y cuando hombre, hasta... hastallevárselo a Dios, en el rutilante estallido delParaiso, para toda la eternidad. Sí. Yo lo hemeditado con hondura. Todo lo explica, enDon Angel, una santa trinidad de virtudes:el realismo, la humildad, la vocación.

Confesionario. El suyo es asiduo, constante,incansable. Porque sabe que toda acción apos-tólica va encaminada, en definitiva, a que elhombre viva la vida de gracia. Y la gracia, sise pierde por el pecado, se readquiere en laConfesión. Y Don Angel se situó en su pues-to. Que otros, más preparados, prediquen, or-ganicen, conquisten. El será, simplemente, elvehiculo del perdón sacramental. La humil-dad, con razón, no es otra co m que ver las rea-lidades como son. Y la humildad es fecunda.Corno en María que, porque se creía esclava,fué la Madre de Dios. Y llenó su vocación.

Don Angel también la ha llenado. Y cuen-tan que dice que, muchas cosas que él no pudorealizar, las realizarán ellos, sus sacerdotes.Que ellos predicarán, escribirán, dirigirán... Yque esos sermones, esa pluma inflamada, esecelo constructor, lo anotará el Señor en el ha-ber de su vida.

Como si él lo trabajara. Y yo, cuando lo oí,pensé que con justicia. Nosotros somos suprolongación en el tiempo y en el espacio. Na-die ha sido 28 veces sacerdote. Sólo Don An-gel. Cincuenta años de cura. Como cincuentacosechas de trigo grane do, apretado, candeal.

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#iitatia ¿e una vacaciónLa pluma de D. José Serrano Aguilera, aún después

de muerto, no podía faltar a la cita, en estas fiestas jubi-lares.

Ninguno como él hubiera podido trazarnos la semblan-za auténtica de D. Angel. Con la emoción que presta elrecuerdo y la distancia nos la dejó escrita, a grandes ras-gos, en estos versos que entresacamos, de una poesía quecompuso con ocasión de una primera Misa.

¿Quién será ese muchachoque tan devoto y bien oye la misa?con sus brazos cruzados sobre el pechoy siempre de rodillas.

¿Quién será ese muchacho tan devotoque tanto me edifica?...

Y un día de Jesús del Nazarenoque en procesión salía,aquella noche del florido Mayo,noche de amor, de lágrimas, de vivas,nació nuestra amistad, que no ha tenidoni el más pequeño roce todavía...

Después llegó la hora de mi marchaal Seminario amado...

¡Y cuanto supe luego por su madreque le costaba estas idas míasy cuán amargos llantosy cuán amargos díascuando al finalizar las vacacionesme lo dejaba en casa y no podíamarchar con el amigoa su ilusión queridadel Seminario y vocación de curaque le nació en el alma con la vida!

Pero él era pobrey tenía que trabajarcomo el mayor que era en la familia

HORTELANO

¿Quién será aquel mozuelo que en la Joyalabrando está las verdes hortalizascon esa blusa azul ancha y holgadaque el aire mueve y al moverla hincha?

Es el mismo, el amigo de la iglesiael que llora por ser Seminaristaque ahora trabaja en el paterno huertoy lo hará luego en la extendida viñadel Señor. Ahora planta,árboles, tierras y sembrados cuida,y luego almas cuidará de niñosque en corriente de agua de Doctrinaplantados, llegarán a ser ministrosdel Señor y dar la vidaa sus ovejas, ideal de apóstolvocación santa que le come el almaSacerdocio de Dios y Eucaristía.

SEMINARISTA

Seminario. Una tarde de otoñode lluvia torrencial, oscura y fríabajaba yo por la húmeda escalerade mármol y mi vistafijóse en un viajero, que mojadocon las alas caídasdel sombrero esperabaen el recinto de la portería.

¿Es aquel? me lo dijoel corazón. Y él era, que veníasin poder ya esperar con solo unas pesetas...y la fé y vocación que le movía.

Dibujo de C. Povedano

El Presidente buenohombre de Dios, devoto de Maríapor mi rogado descendió hasta verley porque quiso Dios, sin más noticiasle habló, le conoció, le díó su apoyoy le admitió de alumno aunque cumplidacon diez y ocho añosla edad ya reglamentaria ya tenía.

Más resuelto este puntootras dificultades se ofrecíanque, aunque como propuso el Presidenteestudiase de externola comida y la estancia, puntos eranque demora muy larga no admitían.

Más esto lo hablaría él con las monjas...la Madre Encarnación lo pensaría...y con eso quedo se tan gustosocomo aquel que conquistaun reino que deseao que recibe inesperada dicha.

SACRISTAN

A estar allí los necesarios díasen un saco de paja descansando(la pensión tres perrillas)hasta que el sitio habilitado fuesedel convento en la pobre porteríapara ayudar al sacristán ya viejoy sucederle al terminar la vida.

Ya está alli con las monjas.iCon cuanta devoción ayuda a Misa!Barre la iglesia, adorna los altares,quita o pone las bancas, deshollina,hace mandados, pone colgaduras,lleva carta recados o visitas.

Y al mismo tiempo estudia, va a las clasesy es desde entonces ya propagandistade todo lo que es bueno y sobre todode Jesús en la Santa Eucaristía.

Adorador Nocturno desde entoncesmuchos trajo a Jesús y a buena viday mucho hay adoradores viejosen Córdoba se acuerdan todavía.

Así estudió este pobre su carreracon una vocación tan decididatan clara y tan hermosatan de Dios y tan limpiaque alguien dijo que pudo y le sobrabaentre seis sacerdotes repartirla.

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Yacedocio, eitacién de deitine,N vida de Don Angel ofrece todos los contrastes que

pudieran interesar a cualquier novelista de última hora.Esto pensaba yo, en el patio monacal de San Francisco,

sentado frente a él, mientras escuchaba los últimos conse-jos de despedida a tres muchachos que marchaban, porvez primera, al Seminario de vocaciones tardíos de Sala-manca.

Entre la carreta que le lleva a Córdoba, escapado de sucasa, para poder ser Sacerdote, hasta la irradiación voca-cional de estos últimos años, hay todo un camino de es-fuerzos, de sacrificios, de dificultades concentrados, quele han dado esa impronta sobrenatural que tanto nos ad-mira hoy.

«No llevéis otra ilusión, les decía, que la ser santos. Ypara ser santos hay que sufrir».

Como queriendo subrayar algo que, solo el que lo havivido sabe, añadía uno y otra vez: «Sed constantes en elsufrir. Sin constancia no llegaréis a la meta».

Don Angel fué un hombre que se sintió arrastrado haciael sacerdocio.

Don José Serrano, que le trató en intimidad, nos dirá ensus versos que, «la vocación de cura le nació, en el alma,con la vida..

Sin embargo todo parecía oponerse a este destino.¿Có.no hab ar de estudios, en una familia humilde y nu-

merosa? Su padre le necesitaba en la huerta, para ayudara la casa, y se opone a que ingrese en el Seminario.

Los mismos sacerdotes, con los que se trata, ven tanirrealizable la idea que llegan a decirle que estaba ten-tando a Dios.

Su misma edad, la poca preparación intelectual, sus es-sos medios económicos...

Todo parecía retardar el camino que conducía al sa-cerdocio.

Con irónica entereza, responderá a quienes le interpe-laban de aquel modo: «Pues entonces es Dios quien metienta a mí. cuando me pone estos deseos..

Al f.n se decide a marchar a Córdoba. Lleva solo unosrJdimenterios conocimientos de letras, adquiridos, a es-paldas de su padre y tres reales en el bolsil.o, pero unagran fe en su destino. tiene dieciocho años.

Empezar, ahora, la terrible ascensión de los doce añosde carrera. Sentarse en las clases con niños pequeños. Re-nunciar para siempre al calor de su casa. Estudiar encalidad de externo para costearse la pensión ha-ciendo de sacristán en un convento, donde a penas lequeda tiempo para estudiar, labrando el huerto; sacandoel agua a mano, cubo a cubo; repartiendo las citaciones alos Adoradores Nocturnos de Córdoba; ayudando va-rias Misas cada día haciendo de mandadero a las monjas...Son dificultades, más que suficientes para desalentar acualquiera, que no hubiera sentido aquella atracción hacia el sacerdocio que le comía el alma.

Hoy es fácil adivinar hacia donde convergían todosaquellos obstáculos, que la misma Providencia iba amon-tonando en su camino.

¿Quién no admira hoy, en Don Angel, esa humildad, quees fruto de la profunda certidumbre de su ineptitud frentea la acción de Dics? Nadie como él conoce su falta deciencia, de cultura y de preparación, consecuencias lógicas de su azarosa carrera.

Y es que Dics, cuando quiere valerse de alguien paroinfluir en el tiempo, le lleva hasta la desconfianza total ensi mismo, para que resplandezca más el poder divino ylos caminos de la Providencia.

entre aquellos dificultades hubo una, acaso la más pro-funda, la más secreta que le hizo arrojarse más y más ensólo los brazos de Dios: la soledad.

«Ha sido este uno de los mayores tormentos de mi vida»—ha dejado escapar en la conversación—. «Siempre mehe sentido muy solo».

Más que a la soledad humana, se refiere él a esa otrasoledad espiritual que sienten las almas buenas en tornosuyo.

Llevar en el alma un grito de amor que comunicar y no-tar que nadie lo escucha. Sentir, como al pájaro a quiense le quitara el aire, el vatio y la incomprensión .. Ese fuéel sufrimiento que no terminará nunca y que, ya, de sacer-dote, le empujará a recorrer cortijos, calles o escuelas,buscando siempre alguien a quien comunicar aquel men-

El objetivo de Don Luis Calvo ba captado la luz de este patiotestigo de tantas confidencias, en los restos del antiguo

Convento de San Francisco

sale que le consumía por dentro y que, en frase ascética y sinrodeos, se llama amor de Dios.

Uno de aquellos sacerdotes, a los que diariamente ayudana Miso en Santa Ana, renovando conocidas persecuciones deantaño, se opone en su camino. Está convencido de que notiene vocación, y por todos los medios trata de disuadirle ensu empeño.

¿Dejará el camino emprendido? ¿sentirá la sutil tentaciónde no verse llamado por Dios? ¿Estaría su destino en volvera su pueblo para sequir siendo, lo que ni en el convento ha-bía dejado de ser, un piadoso hortelano?

La lucha es dura. Pero él no desiste en su empeño.En marcha hacia su destino, repite una y otra vez a Dios

esta oración:«0 ser sacerdote o morir».Dan escalofríos oir de sus labios estas palabras.«Qué iba a hacer yo, si era una idea que no me podía qui-

tar de encima».Un sacerdote le dijo en cierta ocasión: *Si yo hubiera sa-

bido lo que habría de sufrir paru ser sacerdote, me hubieraquedado guardando cerdos».

Don Angel, transfigurándose, nos descubre en la respuesta,los más hondos repliegues de una voluntad que había acep-tado, de una vez, para siempre, su dest no.

--(Pues si yo hubiera tenido que sufrir, mil veces, lo que hesufrido, otras tantos hubiera vuelto a ser sacerdote•.

Detrás de nosotros se alzaba, estremecido de sombras, elciprés centenario, del antiguo cementerio de los frailes.

El Nazareno, desde su camarín encendido, velaba la nochellena de estrellas y de susurros de agua.

«Me siento feliz, ha dicho al fin, dedicándome a Dios y alas almas....1

Ahora es fácil comprenderlo todo. Al final de su vida élpuede sentir el gozo de haber llegado a la estación de sudestino. Empujado por Dios hacia el sacerdocio, su acepta-ción había constituido una lenta, pero dura y tenaz conquista.

7adé .euque acytetayPárroco de San Miguel de Peñarroya•Pueblonuevo

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6.2

A la altura de sus ochenta años —la edad de los fuertessegún canta el salmista— la vida de Don Angel es un magnífico canto a la gloria de Dios. Porque corona esta cima—a la que llegan los menos— cargado con la plenitud go-zosa, henchida y exuberante, de plurales actividadesa postél ícas.

Al recoger e s tos jirones de su vida, siento un miedo res-petuoso. La impresión del que pone manos manchadas enmanojo de azucenas. A pesar del natural pudor de las al-mas sencillas, que recatan para el trato con Dios su propiaintimidad, me he atrevido a descorrer, con mano temblo-rosa, el velo que cubre este interior, para ejemplo de mu-chos, para reparación ofrecida a todos.

En la calle Noria, extrarradio de la Villa, vivía un matri-monio pobre. El se llamaba Manuel; élla María del Rosa-rio. El era hortelano; élla una sencilla muchacha de servi-cio que, como tantas otras, salen de servir, camino delmatrimonio. A él le gustaban los chascarrillos; élla era demediana estatura y de carácter simpático y gracioso. La-boriosos. Sencillos. Y buenos cristianos Después de la co-mida, y al calor de la intimidad hogareña, se desgranabael Rosario a Nuestra Señora. Esta ha sido sana costumbrede nuestros antiguos hortelanos. Misa los Domingos y elresto de la semana a trabajar, como manda la Biblia.

Don Angel fué bautizado en la parroquia de la Asun-ción. Se le impuso el nombre del Santo del día.

PRIMERA COMUNION

Había un sacerdote en Priego, Don José Morales, quecelebraba su Misa muy tempranito. Esta fué escogida porDon Angel para hacer su Primera Comunión. Tendría onceaños. Recuerdo haberle oido a Don Angel, como no se leborra nunca la imagen de aquel día. La madre le habíahecho, con anterioridad, un trajecillo. Ya estaba un tantodeteriorado. (Como el de tantos niños pobres de nuestrosTarsicios). Se lo lavó. Al despuntar la mañana, blanca ma-ñana de Primera Comunión en que el sol nos mira con en-vidia, se lo puso, se colocó sus alpargatillas y volando a laiglesia. Desde esta fecha, repetiría con frecuencia, el abra-zo de intimidad con Jesús Eucaristía.

CATEQUISTA SIEMPRE

Durante esta época vivía en el Santo Cristo. (No haycasa permanente para los pobres). Ni él ni sus hermanosasistieron a la escuela. El padre le había tomado pánico yno puso en ella a ninguno de sus hijos. ¿Cómo aprender aleer? Se ingenió, desde pequeño, para hacer el bien y ha-cérselo a sí mismo. Catequesis por escuela. Enseñanzamútua. Reunía a los muchachos del Santo Cristo en una

habitación de su casa. lesenseñaba I a Doctrina.Aprendían a rezar. En re-compensa estos mucha-chos le enseñaban a leer.

TRATO CON DIOS

Durante todo el año, en compañía de su abuela, frecuen-taba, la iglesia. Iba con gusto. Don Antonio Aguilera, sa-cerdote, tenía sus ornamentos en la iglesia del Carmen.Allí celebraba la Santa Misa, celebraba los cultos o lo lar-go del año litúrgico y en tiempo de Cuaresma predicabatodos los días. Don Angel no se perdía ningún sermón.

LLAMADA DE DIOS

¿En qué momento se sintió llamado al sacerdocio? DonAngel no recuerda fecha exacta, desde niño se sintió lla-mado. «No encontraba quién me am-parara» —nos dice con sentimiento. Enefecto, Don Angel no encontró en sucamino otro Don Angel. Empezó opreparar su examen de ingreso en €1Seminario, pero se negaban a darlecarta de recomendación y certificadode buena conducta. Perdió su esperan-za en lo humano, y decidió acudir delleno al auxilio del Cielo. Hizo una no-vena a la Virgen de la Salud, y consi-guió ponerse en camino de Córdoba,para encontrar trabajo. Se dirigió DonAngel a casa de los hermanos Lovera,donde estaba el Vicario de Priego».Está loco— le decía éste.

El impulso mayor e su vocación, selo dió Don José Serrano que ya estabaen el Seminario. Un domingo de mayo,mientras salía la procesión del Naza-reno le encontró en el compás de SanFrancisco y le invitó a ver la salida deJesús desde el balcón de la familia Bu-Hl, la actual casa de Daña Julia Usa-no. Le preguntó por su vocación y DonAngel se puso loco de contento. Deci-dido a irse a Córdoba. Se despidió deDon José y en el terrado de esta casa,lloró. Fueron lágrimas dulces, de gozoy alegría incontenibles.

SEÑAL DE CONTRADICITINDespués de esto, se enteraron los d'--

más sacerdotes dasus aspiraciones, yllamando a los abuelas de Don Angel,les dijeron que estaban en pecadomortal, y que no seria sacerdote nunca.Su deber era trabajar.

La causa de esta reacción era elconvencimiento de que el sacerdo-cio era incompatible con su pobreza.

Empezó la prueba. En primer lugarlucha contra su ignorancia. Tuvo queindependizarse de sus padres paraasistir a la escuela. Sus abuelas le pro-porcionaban las comidas principales.

MARCHA A CORDODA

Don Antonio Aguilera, sacerdote, aldespedirle, le regaló un duro en plata.En Córdoba, Doña Carmen Mcntoro lesocorría con ropas. Las monjas la co-mida pero sin asegurarle el pan. Estelo compraba él. Ganaba cuatro durosal mes. Para pan, libros y demás gas-tos siempre venían escasos. En las pa-rroquias se revestía de sacristán me-nor. con lo aue nrinrihn frac n oenf n c.

El antiguo convento de San Francisco de Baena guarda toda.,

vía fresca el bullicio de niños junto a su Nazareno

Di

./Vortai pat

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5n de su casa. Lesa I a Doctrina.3n a rezar. En re-a estos mucha-mseñabon a leer.

TRATO CON DIOS

te todo el año, en compañía de su abuela, frecuen-iglesia. Iba con gusto. Don Antonio Aguilera, sa-tema sus ornamentos en la iglesia del Carmen.araba la Santa Misa, celebraba los cultos o lo lor-ño litúrgico y en tiempo de Cuaresma predicabas dios. Don Angel no se perdía ningún sermón.

LLAMADA DE DIOS

é momento se sintió llamado al sacerdocio? Donrecuerda fecha exacta, desde niño se sintió Ila-

\lo encontraba quién me am--nos dice con sentimiento. En

Llegó a Córdoba con tresreales. Cuando se acabóel dinero se lo comunicóa las monjas. Estas le sa-caron un jergón. Alquiló

una habitación en el actual Asilo de los Ancianos Desam-parados, hasta que marchó el sacristán de Santa Ana ypudo él reemplazarle.

SERVICIO MILITARDespués de dos años de estudio, servicio militar. Se dió

de baja en !a plaza para así estar más libre para los estu-dios Se puso a servir y pudo estudiar en el Seminario deCádiz donde le daban de comer y le trataban con bastan-te afecto.

REGRESA A CORDOBADon Angel conserva gratos recuerdos de sus superiores, especial-

mente del insigne don Miguel BlancoRomero, por muchos años secretario

Atai pata una Eioyeatia

Dibujo 11- C. Povedano

)on Angel no encontró en suotro Con Angel. Empezó ar su examen de ingreso eno, pero se negaban a darlerecomendación y certificado

3 conducta. Perdió su esperan-humano, y decidió acudir deauxilio del Cielo. Hizo una no-3 Virgen de la Salud, y consi-ierse en camino de Córdoba,:ontrar trabajo. Se dirigió Doncasa de los hermanos Lovera,staba el Vicario de Priego».)— le dedo éste.JISO mayor e su vocación, se)n José Serrano que ya estabasínodo. Un domingo de mayo,salía la procesión del Naza-ncontró en el compás de San

y le invitó a ver la salida dede el balcón de la familia Bu-tual casa de Daña Julia Usa-eguntó por su vocación y Donpuso loco de contento. Deci-

se a Córdoba. Se despidió dey en el terrado de esta cosa,

?ron lágrimas dulces, de gozoincontenibles.

DE CONTRADICONis de esta, se enteraron los d--

más sacerdotE s d3sus aspiraciones, yllamando a los abuelas de Don Angel,les dijeron que estaban en pecadomortal, y que no seria sacerdote nunca.Su deber era trabajar.

La causa de esta reacción era elconvencimiento de que el sacerdo-cio era incompatible con su pobreza.

Empezó la prueba. En primer lugarlucha contra su ignorancia. Tuvo queindependizarse de sus padres paraasistir a la escuela. Sus abuelas le pro-porcionaban las comidas principales,

MARCHA A CORDOBA

Don Antonio Aguilera, sacerdote, aldespedirle, le regaló un duro en plata.En Córdoba, Doña Carmen Mentora lesocorría con ropas. Lat monjas la co-mida pero sin asegurarle el pan. Estelo compraba él. Ganaba cuatro durosal mes. Para pan, libros y demás gas-tos siempre venían escasas. En las pa-rroquias se revestía de sacristán me-nor, con lo que ganaba tres pesetas-

del Obispado. De los momentos másgratos recuerda Don Angel el tiempoque estuvo interno en el Seminario. In-gresó como tal el 15 de octubre de1911 y estuvo solamente seis meses.Antes de ingresar recibió las Ordenesmenores, aunque no vistió traje talar—era la costumbre— hasta la recep-ción del subdiaconado.

ORDENES MAYORES

En Navidad de 1911 recibió el sub-diácono. Fué ordenado por un Obispomisionero de China. En semana Santodel año siguiente —1912— recibió eldiácono de manos de un Arzobispo dePortugal que estaba desterrado én Es-paña. Y en las témporas de sep-tiembre de aquel mismo año 21 a 23de septiembre fué ordenado sacerdotepor el Arzobispo de Granada Messe-guer y Casta porque el Obispo de Cór-doba había quedado ciego.

PRIMERA MISA

Don Angel celebró su Primera Misael dos de octubre de 1912 en la iglesiade San Pedro, ante la imagen de la Saledad. Era una promesa hecha a Ma-ría, a raiz de su manifiesta intervencion en el proceso de su vocación. Fue-ron sus padrinos D Antonio y D ° Ma-ría Luisa Castilla. Predicó su primero

Misa Don Tomás Ortiz, coadjutor a la sazón en la pa-rroquia de la Asunción.

PRIMER DESTINO

Una vez ordenado, se aficionó en Granada a las Es-cuelas del Ave María, obra benemérita de Don AndrésManjón. Allí estuvo algún tiempo unido a él. Le consultósu deseo de ser maestro, puesto que ya era sacerdote. DonAndrés asintió, pero puso como cond ción la residenciaen Granada, Volvió Don Angel a Córdoba para recabarel corre spondiente permiso, pero el secretario del Obis-pado le comunicóque era imposible, porque le necesitabanen la Diócesis. Le dieron a elegir uno de estos dos destinos:coadjutor en Palenciana o párroco de Zagrilla y Esparra-galo Optó por este último pues su madre se encontraba en-ferma en Priego. En Zagrilla estuvo cinco años y seis me-ses. Años de intensa labor pastoral, primicias de sus fer-vores sacerdotales: trato personal con los mayores, con.tacto diario con los pequeños y una sana apertura a todoslos problemas. Después de tan larga estancia, pidió tras-lado, pero al Prelado no le pareció oportuno, puesto quegozaba de grandes simpatías en la aldea. Pero la Provi-dencia le iba a trasladar valiéndose de un medio inespe-rado: a consecuencia de una fractura en el brazo, escribió

alCagrilquE

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Llegó a Córdoba con tresreales. Cuando se acabóel dinero se lo comunicóa las monjas. Estas le sa-caron un jergón. Alquiló

una habitación en el actual Asilo de los Ancianos Desam-parados, hasta que marchó el sacristán de Santa Ana ypudo él reemplazarle.

SERVICIO MILITARDespués de dos años de estudio servicio militar. Se dió

de boja en la plaza para así estar más libre para los estu-dios Se puso a servir y pudo estudiar en el Seminario deCádiz donde le daban de comer y le trataban con bastan-te afecto.

REGRESA A CORDOBADon Angel conserva gratos recuerdos de sus superiores, especial-

mente del insigne don Miguel BlancoRomero, por muchos años secretariodel Obispado. De los momentos másgratos recuerda Don Angel el tiempoque estuvo interno en el Seminario. In-gresó como tal el 15 de octubre de1911 y estuvo solamente seis meses.Antes de ingresar recibió las Ordenesmenores, aunque no vistió traje talar—era la costumbre— hasta la recep-ción del subdiaconado.

ORDENES MAYORES

En Navidad de 1911 recibió el sub-diácono. Fué ordenado por un Obispomisionero de China. En semana Santadel año siguiente —1912— recibió eldiácono de manos de un Arzobispo dePortugal que estaba desterrado én Es-paña. Y en las témporas de sep-tiembre de aquel mismo año 21 a 23de septiembre fué ordenado sacerdotepor el Arzobispo de Granada Messe-guer y Costa porque el Obispo de Cór-doba había quedado ciego.

PRIMERA MISA

Don Angel celebró su Primera Misael das de octubre de 1912 en la iglesiade San Pedro, ante la imagen de la Saledad. Era una promesa her:ha a Ma-ría, a raiz de su manifiesta intervencion en el proceso de su vocacion. Fue-

C. Povedano ron sus padrinos D Antonio y D ° Ma-ría Luisa Castilla. Predicó su primera

Misa Don Tomás Ortiz, coadjutor a la sazón en lo pa-rroquia de la Asunción.

PRIMER DESTINO

Una vez ordenado, se aficionó en Granada a las Es-cuelas del Ave María, obra benemérita de Don AndrésManjón. Allí estuvo algún tiempo unido a él. Le consultósu deseo de ser maestro, puesto que ya era sacerdote. DonAndrés asintió, pero puso como cond ción la residenciaen Granada, Volvió Don Angel a Córdoba para recabarel correspondiente permiso, pero el secretorio del Obis-pado le comunicóque era imposible, porque le necesitabanen la Diócesis. Le dieron a elegir uno de estos dos destinos:coadjutor en Palenciana o párroco de Zagrilla y Esparra-gol. Optó por este último pues su madre se encontraba en-ferma en Priego. En Zagrilla estuvo cinco años y seis me-ses. Años de intensa labor pastoral, primicias de sus fer-vores sacerdotales: trato personal con los mayores, con.tacto diario con los pequeños y una sana apertura a todoslos problemas. Después de tan larga estancia, pidió tras-lado, pero al Prelado no le pareció oportuno, puesto quegozaba de grandes simpatías en la aldea. Pero la Provi-dencia le iba a trasladar valiéndose de un medio inespe-rado: a consecuencia de una fractura en el brazo, escribió

wna

al Obispo pidiendo traslado a Priego para curarse aquí.Cambió su puesto con Don Juan Viichez que marchó a Za-grilla, quedando Don Angel de Coadjutor todo el tiempoque duró su curación.

TRASLADO A BAENAEl año 1918 hubo concurso a parroquias. Entonces fué

trasladado a Baena. Baena era entonces de los pueblosmás descristianizados de la Diócesis

Frecuencia de sacramentos nula. Nadie recibía los últi-mos sacramentos. Pero apesar de todo había hambre deReligión, y de enseñanza, pese a los estragos del socia-lismo y al antagonismo de las clases sociales. ¿Solución?Una Misa para niños en la iglesia de San Bartolomé, difu-sión de la prensa católica y la ilusión tronchada en flor,de unas escuelas del Ave María. No se desanimó y conti-nuó asistiendo a las escuelas existentes, rifando, premian-do y catequizando a los niños, que le recibían siemprecon un ¡oigo ' io ensordecedor.

Estando su madre viva, Dan Angel había planeado sutraslado a Carcabuey para estar más cerca de élla. Unavez muerta ya no insistió en el traslado. Salió de Baenacuando estaba ocupado en tantas obras de la gloria deDios. Durante este tiempo cultivó algo las vocaciones, pe-ro entonces no se protegian ni dentro ni fuera del Semi-nario.

CARCASUEYFué a Carcabuey el año 1919. Esta faceta de su labor

pastoral está muy bien reflejada en el artículo del señorAlcalde de Carca buey.

PRIEGODon Angel vino a Priego el año 1932. Don Jerónimo Mo-

lina le propuso pidiese la Capellanía de Jesús Nazareno yla de la Adoración Nocturna recién fundada. El Sr. Obispofué, conforme con la propuesta de Don Angel y por fin letenemos en Priego

Desde entonces todos conocemos su labor. Está a la vis-ta. No necesita panegírico ni exclamaciones ponderati-vas. Lenta, callada, perseverante labor educadora en to-das las facetas que fueron siempre la ilusión de su vida.Por esto, a la altura de sus ochenta años, la vida de DonAngel, plural y exuberante es un magnífico canto a lagloria de Dios.

Itanciaco Matad eatlaoa, /Uta.Pror osar del Seminario

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DON ANDELAsí sencillamen te Don Angel; por-

que Don Angel no necesita de prólo-gos ni presentaciones. Todo el pueblolo conoce. Todo el pueblo sabe quienes ese venerable sacerdote que ha lo-grado lo que muy pocos consigen: lle-nar por completo su vocación. Por eso,su única preocupación consiste en lle-var adelante la Obra de las Vocacio-nes sacerdotales, que por sí sola pre-dica su grandeza.

Yo lo conocí, siendo niño, en la es-cuela de Don Joaquín, a donde él ibafrecuentemente para explicar catecis-mo, advertir la proximidad del primerviernes de mes o la necesidad de unaconfesión general. En la nebulosa demis recuerdos infantiles distingo conclaridad la figura humilde de Don An-gel atravesando el umbral de la escue-la, o charlando con una aureola dechiquillos entre los que repartía ben-diciones, suspiros y caricias. Recuerdoque en cierta ocasión le preguntó a uncompañero si quería ser sacerdote otorero. Y aquel chiquillo sin titubear,decididamente, le respondió:

—Yo primero quiero ser sacerdote ydespués torero.

—Quizás mañana —continuaba conpausa Don Angel— tú también seas

como yo, sacerdote del Señor, cura.Y conmovido por la inocencia y can-

didez de aquellos niños abandonaba laescuela.

Así sencillamente, Don Angel descu-bría en el alma infantil —como Tagore,Juan Ramón o Mistral— todo un mun-do de ilusiones, esperanzas y promesas.Su mundo. El mundo de los niños. DonAngel calaba en la conciencia de losniños como aquel virtuoso Vicario dePriego, el Lcdo. Marcos López, discí-pulo del Beato Juan de Avila, que du-rante más de medio siglo explicó doc-trina cristiana a los niños en el cole-gio de San Nicasio y les enseñó elPange Lingua, que había traducido alromance, para que en la tiesta delCorpus lo entonasen yendo vestidos deangelitos. ¡Y cuántos por él se hicieronsacerdotes!

Hoy, Don Angel—cuya vida tiene mu-cho paralelismo con la del Lcdo. Mar-cos López —guiado por la sabia estre-lla de la Providencia es el continuadorexclusivo de la labor comenzada hacecuatrocientos años, porque su palabra,su modestia y su pobreza se asemejana la pobreza, la modestia y la palabradel Señor.

—Dejad que los niños se acerquen a

mi ..; pero los niños se hicieron hom-bres. Y aquellas primigenias semillasque había sabido sembrar en buencampo con mano hábil y bondadosa,ofreciéronse como fruta madura, cre-cida a la intemperie, en el templo pa-rroquial de la Asunción, hace ya unadecena de años Las banderas !limas,colocadas en la torre y orientadas alos cuatro puntos cardinales, eran sím-bolo de la simiente fecunda que se dis-persaría en todas direcciones. Sí, enaquella iglesia cantaron misa sus cua-tro primeros sacerdotes, número queiría aumentando hasta alcanzar la ci-fra actual de veintisiete.

Por eso, cuando veo caminar por lascalles de mi pueblo al bueno Don An-gen, un escalofrío me recorre el cuer-po y me asaltan los recuerdos de anta-ño; resuman en mis °Hos los cánticosdesacordes entonados en los tarsiciospor un tumultuoso coro de chiquillos;veo en mi mente al apóstol sufrido que,fiel al Nazareno, arrastra la pesadacarga de sus años al Calvario en lamañana del Viernes Santo alentandoa los que debajo del trono dejan unaestela de sudor y agotamiento a su pa-so. Es el mismo de ayer; el amigo delos niños, el consejero, el padre queañorando la presencia de sus cincuen-ta y tantos seminaristas eleva al cieloen tal festividad una cesta de «liorna-zos» para que el Nazareno los bendigay después éstos los consuman a orillasdel Guadalquivir, porque saben queconservan el aroma y el perfume delos montes de Priego.

En esta semana , próxima a la cele-bración de las Bodas de Oro de su Sa-cerdocio, creo que el homenaje queDon Angel merece debe estar ennoble-cido por la adhesión de su pueblo quesabe estimar, porque es ley histórica.el valor de sus hombres y el genio deuna raza.

Pero si algún receloso o igncran-te se atreviera a preguntar que día secelebra, diremos:

—Es el día de Don Angel, sencilla-mente

Y prosiguiremos con el poeta: (1)

Hombre de Dios que dedicó su vidaa cultivar las delicada floresde vocación de niños, almas limpias.

Un hombre para el cual es todo pococuanto se le agradezca o se le sirva.un hombre que merece los aplausosde toda alma que sea bien nacida...

Y ese es aquel muchachoque lloraba por ser seminarista,es aquel hortelanoque ragaba las verdes hortalizas,aquel buen sacristán de Santa AnaConvento de las Madres Carmelitas.

Ese hombre es Don Argel, el Apóstolde los niños y los seminaristas,continuación del Seminario en Priegodurante vocaciones, jesuitade corazón y afecto, que la obrade aquellos buenos padres consolida,e instrumento de Dios y del Preladoen poblar la eclesiástica provincia.

»faltad Paidek cree damaCronista oficial de la Ciudad

Un hombre, como Don Angel, que se hizo pueblo con el pueblo, no podía,por menos, de sintonizar con esta Imagen, encarnación del sentimientoreligioso y popular de Priego. Invisible, emocionado, amoroso diálogo

de un alma que quiere ser todo de Jesiís.

(1t José, Serrano Aguilera. PbroHacia Dios. Historia de una vocación sacer-dotal, Cádiz 1960, págs. 208 y 2C9.

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Un viernes cualquiera. A las nueve y treinta de la mañana, jesús contará con ungrupo de niños, como éste, que le reciben en su pecho

Detrás de estos rostros están todos los niños de Priego desde hace treinta añosFoto Medina

Que ytan euitivadati«Puede compararse el reino de los cielos con un hombre que echa

la semilla en tierra, y duerme de noche y se levanta de día. Y la se-milla germina, y va creciendo, sin que él sepa cómo. Por sí misma latierra fructifica: primero hierba, luego espiga, después grano llenoen la espiga. Y cuando el fruto está maduro, echa en seguida la hozporque el tiempo de la cosecha». (San Marcos c. 4).

El reino de Dios posee en sí mismo, como la simiente, una fuerzavital para desarrollarse y crecer hasta sazonar; pero hay que teneren cuenta que esa fuerza opera gradualmente, poco a poco, aun-que infaliblemente. Por tanto necesita de unos cultivadores exper-tos, que vigilen, cuiden y encaucen ese nacimiento y crecimiento gra-dual del reino de Dios en las almas.

Y qué gran cultivador de su reino, puso el Señor en nuestra ciu-dad: Don Angel. Y con este nombre, todo el mundo sabe de quién setrata, sin necesidad de más circunstancias personales.

En estas pobres líneas quiero reflejar, no una impresión personal,sino el sentir de la generación comprendida entre los diez y los quin-ce años, que Don Angel recogió el año 1.933, cuando llegó a Priego,y que con su ejemplo su consejo y su total entrega, supo encauzar yllevar hasta los puestos que el Señor asignó a cado uno.

Don Angel con su humildad, con su forma especial y única de ser,supo enseñarnos un catolicismo viril, recio, profundo y sin beaterías.Y amar a Dios en las dos únicas dimensiones en que se le puedeamar: y que constantemente nos está indicando Jesucristo desde laCruz: amarle a El y al prójimo.

En el verano de 1.931 conocí por primera vez a Don Angel. Está-bamos en la sacristía de San Francisco medio centenar de mucha-chos que íbamos a formar la primera sección de Tarsicios. Nos fuépresentado por el inolvidable Don José Serrano Aguilera. En nues-tras mentes de niños, quedaron gravadas los heroicidades que senos dijeron de él hasta llegar a la ordenación sacerdotal. Una vezen nuestra ciudad,—en marzo de 1.933—se hizo cargo de los Tarsi-cios como capellán y en esa brecha continúa. ¡Cuántas generacionesde muchachos han pasado por sus manos desde esa fecha! Nadiepodrá olvidar sus sabrosas charlas de las vigilias de los PrimerosJueves y de la Misa de los Primeros Viernes.

Nunca le hemos visto el menor gesto de contrariedad o de cansan-cio, cuando de día o de noche, con frío o con calor, acudíamos aél, bien en su confesonario, bien en el rincón de la sacristía del Na-zareno o en su casa para que pusiese remedio a nuestrasmiserias y nos diese la absolución de nuestras faltas. De allí siem-pre salíamos contentos, sonrientes y con deseos de trabajar por Cris-to. Su cariñoso brazo sobre nuestros hombros, había sabido qui-tarnos el peso que traíamos einyectarnos ánimo para seguirluchando.

Pero es que Don Angel no soloha sabido darnos una piedadauténtica, sino que también se hapreocupado por la formación delespíritu. Así tenía en San Fran-cisco una catequesis como nuncani en ningún sitio he visto des•pués. Con ella supo llenar el hue-co que en la formación religiosatrató de abrir la legislación sec-taria de aquellos años. Graciasa él, en nuestro pueblo, no haynadie aue no cuente con un mini-mo de formación religiosa parasalvarse, a diferencia de otrospueblos que acusan el bache deaquellos años.

Su clara visión de la realidad,previó que una de las principa-les bases para abrir las inteligen-cias, y por éstas llegar a los co-razones, era luchar contra el

analfabetismo. Se propuso y creóuna escuela nocturna para mu-chachos. ¡Con cuanto le ayudá-bamos y cuantos hombres dePriego le deben hoy el saber leer,escribir y discurrir! Ignoro dedónde obtenía fondos para aten-der a la escuela; solo sé que allíno se escatimaba nada paraaprender, y que Don Angel erael alma de su escuela pues todosla conocíamos con el nombre de«Escuela de Don Angel».

Son millares, los niños ayer,luego jóvenes, hoy hombres, quehan sido formados por él y encualquier rincón de nuestra geo-grafía no es extraño encontraralguien que le recuerde y le quie-ra: Hace dos años el barco enque yo viajaba, costeaba la islade Ibiza; a mi lado se situó unsacerdote. Con orgullo me dijoser de Priego e hijo espiritual deDon Angel. Durante la travesíay después en Mallorca, hablamoslargamente sobre su admirablelabor.

Y es que el corazón de DonAngel es tan grande, y su amora Dios tan profundo y fuerte,que cada latido suyo hace queun alma se acerque a Cristo.

Bendito seas, Señor, que tangran cultivador de tu reino hasproporcionado a este pueblo.¿Verdad, Señor, que le tienes re-servado un gran puesto en tureino?

!Pape' let,ndwiez .eotanaMagistrado

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la Olird [19 IN Vocaciones por nutro2204 aahot Gateo eaelatria,Párroco de Santo Domingo de Lucena

La obra de Don Angel, la que ya le define en toda laDiócesis, la más querida también para él, es sin duda laObra del Fomento de Vocaciones Sacerdotales.

Sin otra titulo que presentar que el de Sacerdote, DonAngel ha encontrado su verdadero quehacer, en este cons-tante descubrir la vocación en las almas de tantos niños.

Cuando uno repasa la historia de su vida, queda mudode asombro ante los misteriosos caminos de la Providen-cia. ¿Quién no vé ahora en todos aquellos obstáculos quese amontonaban en su camino, la mano de Dios mismaque le iba preparando para soportar el peso de estaobra?

Cuando se le acerca un niño pobre, se acuerda que éltambién lo fué y no encontró a nadie que le ayudara. Elsabe de trabajos, de soledades, de luchas, de dificultades,mejor que nadie. Sin asustarse ante las cifras que, en sulibreta de cuentas, han ido siempre en aumento, sin desilu-sionarse ante los que dejaban el camino emprendido, DonAngel, estuvo siempre atento, tan solo, a la semilla de vo-cación que Dios podía haber arrojado, sin que nadie lonotara, en el alma de cualquier chiquillo.

Sin embargo, no deja de ser curiosa la manera cómoDon Angel ha ido edificando su Obra. Yo no conozcomás burocracia, ni más técnica que una libreta de escolary una pluma de la corona, adquirida en cualquier librería,donde él va anotando los donativos que recibe, los gastosde cado seminarista, las observaciones que los Superioresdel Seminario le hacen o los pensamientos que luego hade transmitirles en el verano.

¿Así es como él sostiene y alienta, año tras año, el árbolgigante de 30, 40 y hasta 50 seminaristas, que coda vera-no del los fruto sazonados de dos, tres y cuatro sacerdo-tes?

Hoy se critica una su pervaloración de las Obras en elterreno Pastoral. Se trazan programas. se conciben estruc-turas, que hay que realizar, por uno u otro camino. Loúnico que parece interesar a quien concibió la idea, esllenar, ese andamiaje, de números, de listas, en definitiva,de marionetas, no de hombres que quedan sin transfor-mar en el fondo.

Para Don Angel no cuentan los números. Cuentan laspersonas El conoce a cada uno de sus seminaristas, dis-tintos unos de otros y él en su oración diaria hace pasaren lista interminable, cada uno de sus nombres.

Con un sentido agudísimo de lo concreto, él toma al ni-ño, a cada niño. Le aconseja. Le sugiere. Le ayuda. Le si-gue...Le transforma.

Si algún día fuera posible reunir todas las cartas queDon Angel ha ido escribiendo a cada sacerdote, durantelos años de su carrera, nos encontraríamos las indicacio-nes más variadas, los consejos más dispares, uno para ca-da individuo y para cada circunstancia. Nos encontraría-mos además reunida toda una mística sacerdotal que seva desarrollando gradualmente a medida que el niño seva acercando al altar.

Quien piense que la Obra de D. Angel se reduce a bus-car dinero para sostener a 50 seminaristas cada año, hasufrido un error y además ha cometido una injusticia conun hombre que día y noche vive 50 vidas a un tiempo.

Si hoy podemos reunirnos 27 sacerdotes, junto a DonAngel, no se debe a ningún programa preconcebido, ni alafán del número. Se debe sencillamente a que él supoacercarse a cada uno de nosotros para caminar y sufrir yreir y amar con cada uno de nosotros.

Pocas veces en la vida se encuentra uno con alguien quesepa escuchar. Esta es otra faceta de Don Angel que lecapacita para llevar a cabo su obra.

Sus consejos serán sencillos, casi vulgares y sin embargono se olvidan nunca. En parte, es verdad, porque vienenavalados por el peso moral de su vida, pero en parte tam-bién porque entraron en el alma una vez que esta seabrió de par en par. Para Don Angel no cuenta el tiempo,Te escucha atento, como si no tuviera otra cosa que hacerde más im p ortancia. Tu eres el que hablas siempre más.Luego te dirá casi una sola cosa:

—Sé humilde Haz caso de cosas pequeñas. Trabaja entu propia santificación...¿Quién no ha leido u oido cien veces estas frases? Pero

ahora es distinto. Ahora se quedan en el fondo del almopalpitante de vida y ya jamás se olvidarán.

El gran problema de todo educador es ponerse en con-tacto con el alma de quien intenta ayudar. Solo el que so-be amar de verdad es capaz de adentrarse en las prafun-didades del corazón ajeno. Por eso Don Angel ha dicho

(Pasa a la pág. siguiente)

Hoy empiezan los frutos sazonadosa recoger. Magníficas primiciasson estos sacerdotes que regalan

su alma, con prendas distinguidasde Dios, que nos ofrece esperanzasde mejores tiempos y mejores días.

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Los primeros seminaristas de una cadena interminable que cada arlo ingresan en el Seminario de Córdoba

Junto a Don Ángel, Don Rogelio Camacho, fiel colaborador con él en la obra de las vocaciones, hasta su muerte

Ea Provincia somos nosotrosDesde la última enfermedad de Don Angel, he

seguido, más de cerca, esta su vida sencilla, peroempapada de algo tan sublime que no acierto adefinir.

Una mañana quise llevarle una gran alegría.Tres muchachos mayores, que yo estaban admiti-dos en el Seminario de Salamanca. El los conocía.Los miraba con gozosa satisfacción. Sus ojos y sualma temblaban de emoción.

«Tres vocaciones más, decía, con voz entrecor-tada, y quizá más seguras y más valientes que lade estos niños que dan conmigo clase».

Pero en seguida vino la preocupación. La go-tita de vinagre que nunca faltó a Don Angel.

Lo adiviné al asomarme a sus ojos tristes y ner-viosos.

«Toma y lee», me dijo entregándome una sen-cilla libreta.

Aquella mañana había firmado el estado de

con sencillez: « Yo quiero que me queráis, porque él queme quiera le harán provecho mis consejos».

He aqui la más profunda regla de pedagogía sobrena-tural. Yo he encontrado cierto paralelismo entre ella y lafrase del Señor: «El que me ama, cumple mis mandatos».

Amar y ser amado es todo lo que hace Don Angel parallevar a cabo su gran labor de educador sobrenatural, enestas Obra de las Vocaciones.

Analizar por dentro esta Obra es encontrarse en cadarepliegue, en cada situación un estallido de amor, que to-do lo soporta, que todo lo llena, que todo lo intuye.

Y esta es la savia que vivifica ese árbol de 27 raices y50 ramas que empezó a crecer a la sombra del Nazare-no, allá en los bancos pequeños de los Tarsicios y se ex-tiende hoy por toda la Diócesis.

Yo me imagino a Don Angel como una de esas láminasde agua subterránea que, de pronto, salen al exterior y yano dejarán de brotar nunca. Su vida terminará, pero su in-fluencia seguirá siendo una realidad en esa cadena de sa-cerdotes que multiplicarán indefinidamente su sacerdocio.

1. e

cuentas de este curso pasado. Lentamente fuí pasan-do mi vista, por aquellas hermosas páginas que mehablaban de la Providencia del Padre.

¡Cuanto se podría hablar y escribir de este librode cuentas de Don Angel!

Para qué. Todo Priego sabe que él vive pobre-mente Todo lo suyo, fué para los seminaristas, «suscuritas». Sin embargo, hora es ya de que se sepaque Don Angel, después de atravesar el dintel demuchas puertas, cada año, al cerrar sus cuentas,siempre encuentra déficit.

Este año han sido 17.500 ptas. y la preocupaciónde la subida a 500 ptas. más por seminarista en lapensión. Han sido 50 los seminaristas que este cursohan pesado, total o parcialmente, sobre sus hom-bros. Los tres muchachos mayores que yo le presen-taba suponían 12.000 ptas. cada uno. Haced lacuenta.

Fué él quien rompió el silencio que yo hice, mien-tras mi imaginación alcanzaba la gran cifra a quese elevaríon las cuentas de su libro este año.

Con alegría, mirando hacia arriba, como el querecuerda algo de pronto, me dijo:

—¡Muy bien hijito! Sigue buscándome vocacionesente esos muchachos. Dios nos dará todo lo demás.

Acaso no sea yo el más llamado a deciros algo quevosotros, sin dudo, ya habréis comprendido.

Conocéis a Don Angel y los escasos medios de quedispone. Jamás hizo una Rifa, ni montó una Tómbo-la, ni organizó un Festival en favor de las vocacio-nes. Confió sencillamente en Dios que no le dejaríasolo. Pero nosotros, todos, hemos de hacer realidadesa Providencia.

Si este año subirá tanto el déficit en su libro decuentas, ¿No subirá también tu aportación cuandollegue a pedirte el donativo?

&ajad kateed qamiciaCoadjutor de Nuestra Set-lora del Carmen

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iil°,/ifia *midaiweOS españoles somos, co-

como bien dijo Pemán, el pue-blo de las grandes honras fú=pebres.

No contamos, con excepcio-nes que confirman la regla, lasvirtudes de nuestros semejan-tes, ni levantamos monumen-tos a los grandes hombres sinocuando éstos han desaparecidodel mundo de los vivos.

Pero lo paradójico encierraverdad; y por fuerte paradoja,nosotros, enemigos de las hon-ras en vida, nos sentimos orgu-llosos y conmovidos, al enco-miar, en estos días la obra sin-gular y la vida sencilla, virtuo-sa, llana y ejemplar de un sa-cerdote: D. Angel.

Algo hemos visto y vemos ensu modestia, en su hacer comoquien nada hace, que nos haunido en un fin y objetivo co-munes: la exaltación de un ele-gido del Señor, aunque sepa-mos que esto sea para él el másfuerte de sus sacrificios.

Con ello y en él pagamos lomucho de nuestras murmura-ciones hacia los consagrados aDios. ¡Cuantas veces se nos fuéla lengua comentando defectosinfundados de los sacerdotes!No debe escandalizar esta afir-mación porque quien esté librede pecado...

Dibujo de M. Viví>

Nosotros hemos visto siemapre en D. Angel la virtud másbella, más difícil, más humanay más divina: la caridad. Porella conocerán que somos deCristo.

Aquellas clases nocturnaspara adultos, en las que tuve elhonor de colaborar durante uncurso, de que se valía D. Angelpara mantener la fe viva y lapráctica de los sacramentos enlos jóvenes que se hacían hom-bres y en cuyas almas niñas élhabía sembrado las cristianascostumbres, son prueba clarade que arde en su alma un fue-go que le hacía ofrecer su des-canso por el amor a los otros.

Tardes de tarsicios que iluuminaban de juegos y de risasinfantiles el Compás de SanFrancisco para que, después,cientos de niños, ricos y pobres,se arrodillaran ante el Sacra-mento del Altar cantando glo-rias al Señor de cielos y tierras.

Sus visitas constante a lasEscuelas, para invitar a los ni-ños, así lo dice él, invitar a losniños a la Comunión mensual,tras el saludo invariable «hijí=tos míos», con el único fin deque los niños amen a Jesús por-que ama a Jesús quien se man-tiene en gracia y lo tiene en sucorazón como en un sagrario.

Y ¿para qué recordar esa lu-cha, tan conocida y admiradade todos. por descubrir vocacio-nes sacerdotales y por mante-nerlas? ¡Lágrimas de D. Angelante el Sagrario cuando alguiense malogra! Pordiosero de Díos,pidiendo para sus seminaristas:para becas, para matrículas, li-bros, ropas, zapatos, para me-dicinas y hasta para alimentosde estos hijos espirituales sali-dos del costado sangrante portantos sacrificios donde late uncorazón hecho caridad y amor.

Y todo ello sin obligación es-tricta, sin ninguna compensa-ción material, sin esperar otropago que extender el reino deDios, sin otra recompensa que

Dibujo de C. Povedano

la prometida por Cristo a quie-nes se dan a los otros.

Cuando en la calle se cruzacon nosotros anciano ya y can-sado y con su habitual cordia-lidad nos saluda, pensamos enque, como Aquél, pasa por lavida haciendo el bien.

Sin una queja, sin un desma-yo, sin un cansancio, sin darleimportancia: labor de incalcu-lable precio.

Por gratitud, por respeto, porveneración y por amor se lehonra en justa correspondenciaa la caridad, al amor que él, donAngel, sabe sacar de su almapara todos los demás.

Manuel MeficlataEx-Alcalde de la Ciudad

Ex-Procurador en Cortes

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Es la hora de entrar al Acto de la una

a una

En el verano, a la una de la tarde,el sol cae, casi macizo, sobre las callesde Priego. Es una prensa de fuego queachata la vida de la Ciudad. A esashoras, se está bien en las Iglesias. Ylas de Priego son amplias, altas, fres-cas. Rebosantes de sedante penumbra.Dentro descansan los ojos del dolor dela luz. Y se adhiere a la piel, como unforro sutil, una impalpable lámina defrescura. Se está bien en las Iglesiasde Priego, en verano, a eso del me-diodía.

IIEn la de San Francisco, a la una de

la tarde, todos los días del verano, du-rante veinte años, Don Angel se reúnecon sus seminaristas. A Jesús Nazare-no, como antaño al Cristo de la Vega,pedidle declaración, si queréis. El pue-de jurarlo. Las preside todas. Y dicen,los que entienden de esas cosas, quemuchos perseveraron en su vocación,en buena parte, gracias al ACTO DELA UNA.

El ACTO DE LA UNA es una cosamuy simple. Exposición Menor. Rezosde adoración. Plática de Don Angel.Bendición. Reserva.

IV

¿Que de qué habla Don Angel a susseminaristas?

— De Dios, del alma, del sacerdocio,de la vocación...

¿Que cómo lo hace?

— Desde luego, con tino sobrenatu-ral. Las palabras le suben, directa-mente del corazón, Y, arriba. los ojosse le notan inflar hacia el pasado, co-mo si arrancara lo que dice, de tantashoras y de tantas cosas vividas.

Si. Lo voy a hacer. Léelos. Son algu-nos, muy pocos, de los consejos de DonAngel. He forzado la memoria y con-sultado apuntes de compañeros. Poréso, te los presento casi, casi, al pié dela letra. Pero, claro, sin orden, sin cla-sificación. Bueno, después de todo, me-jor. Más de acuerdo con la realidad.Don Angel los dice así. Sin plan prefa-bricado. Como se le levantan del alma.

VI

1.—«La vocación al sacerdocio esamor de Dios Aquel tiene más voca-ción que más ama a Jesucristo».

2 —«Las vacaciones scn descansodel estudio. Pero no del espíritu. Alcontrario, son tiempo a propósito paraintensificarla vida interior».

3.— « Un seminarista sin oración ysacrificio, es como un soldado sin ar-

mas».W7-7--

rra feroz. Porque sabe el bien que ha-réis, mañana, en las almas».

5.—«Quitad las faltas veniales. Soncomo alfileres clavados en el corazónde Dios».

6.—«Persevera en la oración paraque no te venza el demonio de la im-pureza».

7.—«Haz, como mínimo, medía horadiaria de meditación. A ser posible, una

hora. Y si te obligas a ello, con voto,

mejor».

8.—«No aspires a ser bueno. Sino a

ser santo.

9.--«La educación, en el sacerdote,es como un marco hermoso para uncuadro de valor Le dá realce».

10.—«Sed agradecidos a los que osayudan a ser sacerdotes. Correspon-dedles pidiendo por ellos, ahora, en laComunión. Mañana,en la Santa Misa».

11.—«Haced todo el bien posible atodo el que se os acerque».

12.— «Sed amables. Un sacerdote demal genio repele a la gente, aunquesea muy bueno».

13.—«Sed pobres. Como Jesucristo.Como los santos sacerdotes».

14.—«Según sea el sacerdote, así se-

15.—.Sed puros como los ángeles?Humildes como los niños. Piadosos co-mo los santos. Pobres como los paja-Hilos. Y trabajadores como soldadossin descanso•.

16.—«Sed avaros... de la gloria deDios y del bien de las almas».

17.—.Hay que conservar el lirio dela pureza entre las espinas de la pe-nitencia».

18 —.Emplea tu tiempo así: Hablacon Jesús de los hombres. Habla conlos hombres de jesús».

V I I

Decididamente, aunque el sol caiga,macizo, sobre las calles de Priego, enSan Francisco a la una de la tarde, seestá bien. Descansan los ojos del dolorde la luz. Se adhiere a la piel, como unforro sutil, una impalpable lámina de

frescura. Y en las vidas, que se puedendesviar, de ese grupo de muchachos,las palabras del viejo sacerdote octo-genario, quedan levantadas, como losindicadores de las carreteras: Peligro,precaución, paso cerrado, vía libre,aminore velocidad, avance, siemprepor la derecha, punto de llegada...

Inatar2‘íza kilan.41.in,

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d'osa oigel

ly los SegictresEs bastante frecuente que, cuando una per-

sona destaca por algo, se la juzgue más comopersonaje que como persona; que se vea la fun-ción y se olvide el sustrato físico que la en-carna.

Y es también frecuente, por no decir total, laactitud de crítica y censura hacía esas personascuando, a través del cumplimiento de su fun-ción, aparece la debilidad y falibilidad de lapersona. Cualquiera que llena una misión sin-gular en la vida—según ese proceder general—deberá adquirir características poco menos quede superhombre. Y así ocurre que, muchos, sedesilusionan al descubrir que aquel ídolo,aquella persona a quien admiraban como unser superior en el desempeño de su misión es-pecífica, tiene, como persona, sus mismas debi-lidades, sus vicios y sus fallos.

Y es que la función que eleva a quien la ejer-ce, implica para este una gran responsabilidad,precisamente por eso mismo: Porque al elevar=lo a una dignidad más o menos singular, nosolo le dan honor, sino que lo sitúan en unpuesto en el que es visto y contemplado por lamayoría; y ocurre que cualquier movimiento,cualquier actitud, que adopte, tiene trascenden-cia, no porque el hecho la tenga en sí, sino porlos cientos o miles de espectadores que la con=templan, para los que puede ser motivo deejemplo o de escándalo.

De las personas singularizadas por su fun-ción, quizá no exista otro en que más se fijenlas miradas de todos que en el sacerdote: Des-de que chiquillo entra en el Seminario pa-rece que deja de pertenecer a el común de lasgentes, como si fuera de otra especie: Semina-ristas. Y les exigimos cosas que no se le exigena otros chiquillos de su edad, olvidando queson niños y que como tales, deben jugar, les vabien hacer travesuras, y sería antinatural ver-los siempre serios y meditabundos. Gracias aDios la imagen de ese seminarista de folletínva desapareciendo.

Pero cuando pasan los años y aquel chiqui-llo travieso ha adquirido seriedad, ciencia, aplo-mo y formación, y llega la hora solemne de suconsagración sacerdotal, como ha llegado aesa cúspide venciendo dificultades, luchandocon muchos factores adversos, no es extrañoque llegue depurado, y más aislado porqueotros muchos que comenzaron con él, no pu-dieron acabar el camino emprendido. El semi-narista se singularizaba—digamos—en grupo;el sacerdote aparece ante nuestras críticas solo,propicio a la censura. Y se le examina de piesa cabeza, y de dentro a fuera. Y todo lo quehace y lo que dice se transmite como las ondasde un estanque, y sí dijo uno se convierte enmil, y lo que hizo una vez se toma por cos-tumbre. Y el pobre sacerdote no solo ha de es-forzarse en hacerse perfecto, sino en lograr pa-recerlo a quienes lo rodean, que es mucho másdifícil; porque él puede saber dónde encontrarla perfección, pero los demás, nosotros, los quele rodeamos, y exigimos esa perfección tene-

mos criterios diferentes, y siempre, se veríacensurado por un sector: Sí le gusta la acción,habrá quien diga que es poco piadoso. Si sequeda horas y horas anta el Sagrario, no fal-tará quien lo tache de vago. Si va limpio yaseado se dirá que es presuntuoso, y si llevasotana vieja y raída a fuerza de correrías apos-tólicas, se dirá de él que no sabe guardar el res-peto debido a su dignidad... Y así podíamosseguir hasta el infinito: Nunca, todos, estaránconformes con el ser y el hacer del sacerdote.

Y hay unos sacerdotes que logran atraerseun grupo determinado: Y con este se encuen-tran bien las muchachas jóvenes, y con aquellas beatas de «cierta edad»; con el otro los chi-quillos y con el más allá los hombres sesudosy filósofos.

Pero qué raro es que encontremos unanimi-dad en admirar, en elogiar el ser y el hacer deun sacerdote... Y este caso singularísimo y casiextraordinario, es el caso de nuestro DonAngel.

Tengo la ilusión de que estas líneas las to-men por suyas cuantos niños y niñas, jóvenes,hombres y mujeres, que lo conocen, las lean.Porque ante nuestra ordinaria posición críti-ca, el ser y el hacer de Don Angel la deja sinposible aplicación: En Don Angel no cabe elmirar si reza o sí no reza, si anda o se quedaquieto, si habla o calla... Porque cuando lo ve-mos o hablamos con él, desaparece—hundidaen su humildad—esa figura suya tan familiar,para dar paso a todo un símbolo: el de suamor por todos, el de su apostolado permanen-te, el de sus constantes caridades, el de su en-trega total a quien lo necesita. Ese batallar sindescanso para que todo el que lo busque lotenga siempre propicio, que hace realidad ensu jubileo sacerdotal esa triple actitud que senos pide en el Cursillo de Cristiandad: Ilu-sión, Entrega, Espíritu de Caridad.

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ABOGADO

Dibujo de C. Povedazu3

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Ut^n -ngee eavoik en • st, •in teta/.

Humilde Sacerdote, ejemplar curaque andando andando buscas vocacionesy llevaste al altar con ilusionesaquella leva de prieguenses, pura.

Veintisiete ordenados !que hermosura!cantan a Jesucristo sus cancionestrabajando de Dios en las misionesquien en el monte, quien en la llanura

y sobre cuarenta seminaristasfuturos voceros del Altísimoengrosan de San Pelagío las listas

Obra grande de celo, a ojos vistasdel capellán de Jesús, carísimoque no quiere ceder en sus conquistas.

Pecha 19atiejaCura Párroco de Luque

Vtiple Olten¿aNi que decir tiene, que para

nosotros, los de Priego, nuestroquerido Don Angel es uno deesos hombres que han llenadosu existencia, a fuerza de viviruna idea. Esta ha sido motor ypiedra angular en su constantebatallar. Sin embargo con serésta idea una en el fondo tieneen Don Angel, tres manifestacio-nes distintas, a saber: Dios, laIglesia y los hombres.

Los que hemos tenido la suertede oirle hablar muchas veces,sentimos el calor de un corazónsencillo que ardía en amor deDios. Su clásica frase «La voca-ción es amor de Dios», repetidade un modo constante a sus se-minaristas, en cuantas ocasionestenía, es un claro reflejo de loque fué su vida, desde que oyóla llamada de Dios al Sacerdo-cio. Este amor ha sido y es lagran fuerza de su apostolado ycomo quien está convencido porpropia experiencia, constituyepara él, el tema central de su

predicación.

Pero como nadie ama a Diosque no ama a su hermano (SanJuan) ni sirve a Dios que no sirvaa su Iglesia (Pío XII) el amor deDon Angel, a Dios tuvo esta do-ble vertiente: los hombres y laIglesia.

¿Quién no ha visto queridospaisanos esa estampa viva queque es Don Angel, sentado en suhumilde confesonario largas ho-ras del día repartiendo perdón yamor a sus hermanos? ¿Cuántosde nosotros no hemos visto sufrircon nuestro dolor y alegrarsecon nuestra alegria? Confesando,enseñando el catecismo en lasescuelas, rodeado de niños en lacalle y adorando a Cristo Hostiaen las largas y duras noches dela Adoración Nocturna, Don An-gel es todo un hombre Dios quecomprendió que amar a los hom-bres no es solo dar sino darse.

Y con ese mismo ardor, sinperder nada de fuerza, su amora la Iglesia. Para el, ella es Cris-to, que sigue viviendo en noso-tros.

De aquí que su filial devocióna la Iglesia tiene su más bella yhermosa concesión en, la quepodríamos llamar, la obra cum-bre de su apostolado; « Las voca-ciones•. Sus Sacerdotes serán lamejor contribución a la Iglesia.A través de ellos seguirá reci-biendo su más eficiente ayuda yla mejor prueba de su amor.

Solo esto, pues, bastarla paraque todo Priego como porciónde la Iglesia de Cristo y en nom-bre de ella, le rinda este justohomenaje. Pero a su vez Priegodebe aprender la lección de unhombre que, sin el relampagueardel espectacularismo apostólico,hizo de su vida una triple ofren-da a Dios a la Iglesia y a loshombres.

049 144Kn. Watina ¿!RuizPárroco del Naranjo de Córdoba

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HOW* a Don Mol Carrillo La Sociedad al habla

4ict3C11,104D6.° lista de donantes

Ptas.

Suma anterior... 14.664Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Félix Ro-

mero, Obispo de Jaén 300D. Carmen Valverde Castilla 100Camarera de JesúsNazareno 100D. Víctor Tofé Serrano 100» Pedro Morales Luque 100D.° Concepción González de

Morales 100D. Pedro Moralez González 50» Manuel id. 50• Luís Madrid Valverde 100» Francisco Núñez Ruiz 100» Federico Velástegui Tofé 75» Rafael Campos Garrido 50D.° Filomena Velástegui Faces 25D. Manuel Bermúdez Poyato 50D.' Rosa Arroyo Carrillo 50» Concepción Ortiz Avila 25

D. Manuel Jiménez Pérez 100» Pablo Caballero Alvarez 50» José Ortega Roldán 100» Leandra del Olmo Abad 25» Ramón Gómez Torres 100» Antonio Matilla y Señora 100» Jerónimo Molina Aguilera... 100» José García Ruiz 100» José García Bofill y Señora 100En memoria de D.° Paz García

Bufill... . 100D. José Camacho Matilla 100

Monuel Jiménez Martín 100D.° Purificación Melendo Cruz 50D. Fernando Matilla Rivadeneyra 100D.° Dolores Aguilera de Matilla 100» Salud Molina Aguilera 100» Encarnación Rivadeneyra 100D. Francisco Muñoz Vizcaino 25» Carlos Merino Sánchez 100» Arturo Hernández Pérez 25

Junta Sras. Venerable Orden 3 °

de San Francisco 100D.° Julia Usano Rajas 50» Mercedes Usano Pedrajas 50» Carmen Pantión de Mendoza 50» Damiana Sánchez García 100

D. Rafael Barrientos Luque 100D.° Angeles Ruiz Sánchez 25» Dolores Barrientos Ruiz 25

D. Antonio id. id. 25» Rafael id. id. 25

D.° Ana Galisteo Serrano 100D. Alberto Rivadeneyra Galisteo 100» Francisco Luque Jiménez 100» Vicente Ronchel Muñoz 100» Juan Palomeque Ramírez 100» Zacarías Romero Ruque 50

D.° Gloria Molina Serrano 50D, Manuel id. id, 50» Dámaso Cruz Carrasco 50» Agustín Díaz Reina y Sra 100

Suma y sigue 19.064

NatalicioCon toda felicidad ha dado a luz una

hermosa niña—sexto fruto de su ma-trimonio—la Sra. D.° Ana Yébenes To-ro, esposa de nuestro querido amigoel Secretario Comarcal de la Organi-zación Sindical D. José Luís Rey Lope-ra. Imponiéndosele a la nueva cristia-na el nombre de Adelina.

Enlaces Luque Moreno-RuizTirado y Ruiz Tirado-VillénMangaEl pasado día 7 se celebraron los

enlaces matrimoniales de las simpáti-cas señoritas María Amparo Ruiz Ti-rado con don Manuel Luque Moreno yMagdalena Villén Manga con don JoséRuiz Tirado.

El acto tuvo lugar en la Parroquiade Santa Catalina, de Rute, a las 7.30de la tarde, apareciendo la nave cen-tral con ramos de flores blancas a am-bos lados del elegante pasillo de al-fombra que iba desde la puerta hastael Altar Mayor, que estaba muy enga-lanado con luces y flores.

Bendijo la unión sacramental el Re-verendo Sr. D. Miguel López del Mo-ral, acompañado de dos sacerdotes re-vestidos con capa pluvial, quien pro-nunció una elocuente y sentida pláticaa los contra yentes, apadrinándose am-bas parejas, luciendo elegantes trajesde encajes, tocado y tul ilusión y losnovios vestidos de chaquet, saliendolos nuevos matrimonios del templo alos acordes de brillante marcha nup-cial, recibiendo las felicitaciones detodos.

Acto seguido todos los asistentes setrasladaron al Casino donde fueronobsequiados con una espléndida cena.

Los nuevos esposos partíeron enviaje de bodas por diversas capitalesde España. Les deseamos una eternafelicidad.

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Cultos en honor de la Santísima Virgen

de las Mercedes en su Parroquia

Con gran solemnidad se está cele-brando en la Parroquia de Ntra. Se- -

ñora de las Mercedes, la novena a suTitular. Estos actos tienen lugar a lasocho y treinta de la tarde. Después delEjercicio de la Novena, se celebra Mi-sa cantada en honor de la Santísima

Virgen.

AGRADECIMIENTO

Los Sres. de Aguilera Aranda (D, Ni-ceto) ante la imposibilidad de hacerlopersonalmente, agradecen, por mediode estas líneas, los numerosísimos tes-timonios de pésame que han recibidocon motivo del fallecimiento de su hi-

ja Conchi.

EXTRAORDINARIOS

Nuestros queridos colegas «Luceria»de Lucena y «La Opinión» de Cabra,acaban de publicar dos magníficos nú.meros extraordinarios, que comenta.remos ampliamente en le próxima edi-

ción.

Hoy comienza el Campeonato nacional

de liga

Nuestro equipo, que pertenece alGrupo XI de Tercera División, se des-plaza hoy a Vélez Málaga a enfren-tarse con el titular.

De nuestra pasada Feria

Se celebraron con gran brillantezlas fiestas de Barrio para elegir susrespectivas reinas. Fueron proclama-das las siguientes:

Barrio del Palenque. Srta. AraceliOsuna.

Barrio San Cristóbal, Srta. CarmenCobo

Barrio Santo Cristo, Srta. CarmenSerrano Rabal.

Barrio Puerta Granada, Srta. Auro-ra Ariza Sillero.

Barrio de la Villa, Srta, CarmenMuñoz Segovia.

En el Palacio Municipal quedó pro-clamada Reina de la Feria la SeñoritaCarmen Muñoz Segovia.En el próximo número daremos cuen-

ta de los ganadores en las tiradas dePichón y al Plato.

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En este Altar, ante la Imagen de la Virgen de la Soledad, celebraba Don Ángel su Primera Misa Solerrne el día 2 de

Octubre de 1.912. Solo sin apoyo de nadie, perdidas todas las esperanzas humanas de ser Sacerdote, había hecho a los pies

de esta Imagen, la promesa que ahora cumplía

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