Quienes Estaban en Pentecostes

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DENTRO DE LA PALABRA Pinturas equivocadas Todos los cuadros, pinturas y es- tampas de Pentecostés suelen mostrar al Espíritu Santo bajan- do en forma de lenguas de fue- go sobre la Virgen María y los Doce Apóstoles. Estas imágenes han hecho creer a la gente que sólo esas trece personas estuvie- ron presentes el día de Pente- costés. Incluso cuando rezamos el rosario, en el 3º misterio glo- rioso, solemos meditar “la veni- da del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María”. Pero ¿sólo María y los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo el día de Pentecostés? Claro que no. Se trata de un lamentable error. Basta leer el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles, donde aparece este relato, para darnos cuenta de ello. Allí se dice: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reu- nidos en el mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que estaban. Y apare- cieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fue- ron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les permitía que ha- blaran” (Hch 2,1-4). La reunión ordinaria La narración empieza diciendo que el día de Pentecostés esta- ban “todos” reunidos en la casa. Pero ¿quiénes eran esos “todos”? El texto no lo dice. Pero podemos averiguarlo si retrocedemos al ca- pítulo 1, en donde sí aparecen mencionados “todos” los que es- ¿Quiénes estuvieron presentes el día de Pentecostés? Para responder a esta pregunta, el autor nos invita a meditar sobre el 1º y 2º ca- pítulos de los Hechos de los Apóstoles. Releer la iconografía de este aconteci- miento. Dos reuniones. Cuando descendió el Espíritu Santo, se encontraban con los Apóstoles y la Virgen María, todos los que estaban en la casa. Según Lucas, la jerarquía y la “base” de la comunidad estaban ya presentes el día mismo en que nacía la Iglesia. Estar de nuevo todos reunidos. Ariel Álvarez Valdés (texto original en español) 4 Una representación de Pentecostés, obra del Beato Angélico (aproximadamente 1395-1455). El autor del artículo, nos invita a reflexionar sobre quiénes eran y cuantos eran los que estaban presentes al momento de la venida del Espíritu Santo

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DENTRO DE LA PALABRA

Pinturas equivocadasTodos los cuadros, pinturas y es-tampas de Pentecostés suelenmostrar al Espíritu Santo bajan-do en forma de lenguas de fue-go sobre la Virgen María y losDoce Apóstoles. Estas imágeneshan hecho creer a la gente quesólo esas trece personas estuvie-ron presentes el día de Pente-costés. Incluso cuando rezamosel rosario, en el 3º misterio glo-rioso, solemos meditar “la veni-da del Espíritu Santo sobre losApóstoles y la Virgen María”.Pero ¿sólo María y los Apóstoles

recibieron el Espíritu Santo eldía de Pentecostés? Claro queno. Se trata de un lamentableerror. Basta leer el capítulo 2 delos Hechos de los Apóstoles,donde aparece este relato, paradarnos cuenta de ello. Allí sedice: “Cuando llegó el día dePentecostés, estaban todos reu-nidos en el mismo lugar. Depronto vino del cielo un ruidocomo el de una ráfaga de vientoimpetuoso, que llenó toda lacasa en la que estaban. Y apare-cieron unas lenguas como defuego que se repartieron y fue-

ron posándose sobre cada unode ellos. Todos quedaron llenosdel Espíritu Santo y comenzarona hablar en otras lenguas, segúnel Espíritu les permitía que ha-blaran” (Hch 2,1-4).

La reunión ordinariaLa narración empieza diciendoque el día de Pentecostés esta-ban “todos” reunidos en la casa.Pero ¿quiénes eran esos “todos”?El texto no lo dice. Pero podemosaveriguarlo si retrocedemos al ca-pítulo 1, en donde sí aparecenmencionados “todos” los que es-

¿Quiénes estuvieronpresentes el díade Pentecostés?Para responder a esta pregunta, el autor nos invita a meditar sobre el 1º y 2º ca-pítulos de los Hechos de los Apóstoles. Releer la iconografía de este aconteci-miento. Dos reuniones. Cuando descendió el Espíritu Santo, se encontraban conlos Apóstoles y la Virgen María, todos los que estaban en la casa. Según Lucas,la jerarquía y la “base” de la comunidad estaban ya presentes el día mismo enque nacía la Iglesia. Estar de nuevo todos reunidos.

Ariel Álvarez Valdés(texto original en español)

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Una representación de Pentecostés, obra del Beato Angélico (aproximadamente 1395-1455). El autor del artículo, nos invita a reflexionar sobrequiénes eran y cuantos eran los que estaban presentes al momento de la venida del Espíritu Santo

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taban reunidos aquel día.Sin embargo aquí encontramosun problema: el capítulo 1 nospresenta dos reuniones distin-tas, con dos grupos diferentesde asistentes. La primera es unareunión habitual y ordinaria dealgunos cristianos de Jerusalén,que se habían juntado para re-zar. El texto dice así: “En la habi-tación superior de la casa dondese alojaban, estaban Pedro,Juan, Santiago y Andrés, Felipey Tomás, Bartolomé y Mateo,Santiago el hijo de Alfeo, Simónel Zelota, y Judas, hijo de Santia-go; todos ellos perseverabanunidos en la oración, junto conalgunas mujeres, con María lamadre de Jesús, y con sus her-manos” (Hch 1,13-14).

La reunión extraordinariaLuego el libro de los Hechos re-lata una segunda reunión, estavez extraordinaria, en la que ungrupo más amplio de cristianosse junta para elegir al reempla-zante de Judas, que había muer-to.El párrafo dice: “Por aquellosdías se reunieron los hermanos,unas 120 personas, y Pedro lesdijo: «Hermanos, era necesarioque se cumpliera la Escritura...sobre Judas. Éste hombre, queguió a los que arrestaron a Je-sús, era uno de los nuestros, ytrabajaba con nosotros. Perofue, y compró un terreno con eldinero que le pagaron por supecado. Luego se cayó de cabe-za, su cuerpo se reventó y se

desparramaron sus entrañas.Esto lo supieron todos los habi-tantes de Jerusalén, y a esecampo lo llamaron Acéldama,que en su lengua significa Cam-po de Sangre. Debemos, pues,elegir a un hombre... para que,con nosotros, atestigüe la resu-rrección de Jesús». Presentarona dos: a José, llamado Barsabás,apodado Justo, y a Matías. Yoraron así: «Tú, Señor, que cono-ces el corazón de todos, mués-tranos a cuál de los dos has ele-gido para ocupar este cargo».Eligieron por sorteo entre ellos yle tocó a Matías, que fue agre-gado a los once apóstoles” (Hch1,15-26).Y a continuación viene el famosorelato de Pentecostés, en dondeestaban “todos” reunidos.

¿Los Once o los Doce?Nos preguntamos entonces:¿cuál de estos dos grupos esta-ba presente en Pentecostés?Hay dos posibilidades. Una, esque aquellos “todos”, mencio-nados en Hechos, sean los de laprimera reunión, es decir, los dela reunión ordinaria. De ser así,los presentes en Pentecostés se-rían:a) los “Once” Apóstoles nom-brados (sin Judas, que ya habíamuerto);b) algunas mujeres (que por elevangelio de Lucas sabemosque habían seguido a Jesús des-de Galilea. Entre ellas: MaríaMagdalena, Susana, Juana la es-posa de Cusa, María la esposade Santiago);c) la familia de Jesús (es decir, sumadre María, con sus herma-nos).La segunda posibilidad, es que“todos” los presentes en Pente-costés sean los participantes de

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Como Guido Reni (1575-1642) interpretó Pentecostés, agregando también la presencia de dosángeles

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la reunión extraordinaria que eli-gió al sucesor de Judas. Enton-ces la lista de los presentes seríaaún mayor: los “Doce”, acompa-ñados de unas 120 personas.¿Cuál de estas dos opciones de-bemos elegir? Del libro de LosHechos deducimos que la se-gunda. Porque esta reunión es laque figura inmediatamente an-tes de la escena de pentecostés;en cambio la reunión de losOnce está más lejana en el tex-to. O sea que, según los Hechos,quienes recibieron el EspírituSanto en Pentecostés fueron losDoce Apóstoles más los 120 her-manos, y no los Apóstoles solos,como erróneamente decimossiempre.

Un famoso campode sangre

Sin embargo, resulta difícil acep-tar que ese grupo de los Docemás los 120 hermanos sea el queparticipó de Pentecostés. ¿Porqué?En primer lugar porque, segúnel libro, en esa reunión Pedro lesdice a los 120 hermanos que Ju-das compró un campo en Jeru-salén, que tuvo un accidente yse mató, que la noticia se divul-gó por todas partes, y que conel transcurso del tiempo el lugarterminó llamándose “Campo deSangre”. Ahora bien, para quetodo esto hubiera sucedido ha-cía falta bastante tiempo. Nopudo haber sucedido antes dePentecostés (apenas a los 50días de Pascua).Además, el hecho de que hubie-ra 120 personas presentes en lareunión da a entender que la co-munidad había crecido. Es decir,supone que los apóstoles ya ha-bían salido a predicar y habíanconseguido nuevos adeptos.

En tercer lugar, porque Pedrollama a los presentes “herma-nos”. Y el término “hermano”entre los cristianos se empezó ausar mucho después de Pente-costés, cuando ya estaba consti-tuida y formada la comunidadcristiana. Por lo tanto, este relatosupone los recuerdos de un epi-sodio sucedido más tarde.

Elegir en ausencia de DiosEn cuarto lugar porque en Pen-tecostés, cuando los discípulossalen a predicar, la gente excla-ma: “¿No son todos estos galile-os?” (Hch 2,7-8). Ahora bien, siaquel día todos los discípuloseran galileos, es más fácil supo-ner que se trata de la primerareunión (los Once apóstoles, lasmujeres, y la familia de Jesús,que efectivamente eran todosgalileos).Finalmente, resulta extraño que lareunión de los 120 para elegir alsucesor de Judas se haga... ¡justa-mente cuando Jesús acaba de as-

cender al cielo y el Espíritu Santotodavía no bajó! ¿En esos 10 díasde intervalo que hubo entre la su-bida de Jesús y la bajada del Es-píritu, cuando están sin Jesús y sinel Espíritu, se van a reunir losapóstoles para elegir un reempla-zante? Es más factible que esareunión haya sido después dePentecostés, y no antes comodice el libro de Los Hechos.

Para mostrar que Diosno olvida

¿Por qué entonces san Lucas,autor del libro de Los Hechos,colocó esta reunión de los 120antes de Pentecostés? ¿Por quéla adelantó, a pesar de todas lasincoherencias que suponía?Por la siguiente razón: Jesús, du-rante su vida pública siempre es-tuvo acompañado por su grupode Doce discípulos, para mos-trar que, así como el antiguopueblo de Israel había estadoformado por doce tribus, Él aho-ra venía a formar un nuevo Israel,también con doce integrantes.Dios no se había olvidado de lasdoce tribus, ni las había dejadoperderse, sino que había envia-do ahora a Jesús para restaurar-las y devolverlas a la vida, conestos doce hombres.La presencia de los Doce, siem-pre al lado del Maestro, eracomo la garantía de que Jesúscontinuaba las viejas promesasde Dios. Era la certeza de que lacomunidad cristiana constituía la“recreación” del antiguo pueblode Israel.

Que Matías aparezcacuanto antes

Al morir Jesús, traicionado porJudas, los Once que quedabanpensaron que el movimientofundado por el Nazareno había

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P. P. Rubens (1577-1640), “lee” el aconteci-miento de Pentecostés, como una explosión deluz que se difundió iluminando los presentes

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fracasado. Pero un día, mientraslos Once estaban rezando juntoa algunas mujeres y familiares deJesús (es decir, los integrantesde la primera reunión), sucedióPentecostés. O sea, se sintieroninvadidos por una fuerza gran-diosa y potente, que los llenabade ímpetu y energía. Y animadospor ella, salieron por todas par-tes a predicar la Buena Noticia.Después de Pentecostés, losOnce, al ver crecer la comuni-dad, y con la intención de orga-nizarse mejor, decidieron restau-rar el antiguo grupo de losDoce. Así, en medio de unaasamblea de 120 hermanos in-vocaron al Espíritu Santo y eli-gieron como nuevo integrantedel grupo a Matías.Por lo tanto, primero debió ha-ber ocurrido Pentecostés, y des-pués la reunión de los apóstolesy los 120 para reconstruir el gru-

po de los Doce.Más tarde, cuando Lucas escri-bió el libro de Los Hechos, pen-só que si contaba así las cosassólo aparecerían Once Apósto-les recibiendo el Espíritu Santo.Y para él resultaba inadmisibleque en un acontecimiento fun-damental como ése no estuvie-ran presentes los Doce. Por esodecidió tomar la elección deMatías (sucedida después dePentecostés) y contarla antes, afin de que el grupo de los Doceya estuviera completo cuandobajara el Espíritu Santo.La intención de Lucas, pues, enel libro de los Hechos, no es lade relatar aquel suceso históri-co, sino decir a los lectores quela Iglesia toda, simbolizada en elgrupo de los Doce, estuvo ínte-gra y completa el día en que re-cibió la luz y la fuerza del Espíri-tu fundador.

Los Doce otra vezincompletos

Podemos concluir lo siguiente:luego de la muerte y resurrec-ción de Jesús, un pequeño gru-po de sus seguidores se mantu-vo unido, perseverando firme-mente en la oración comunita-ria. Es el grupo que llamamos“de la reunión ordinaria” (deHch 1,13-14), formado por losOnce Apóstoles, algunas muje-res que habían venido desdeGalilea, y la familia de Jesús, consu madre y sus hermanos. Estegrupo fue el que vivió la expe-riencia que llamamos Pentecos-tés (contada en Hch 2,1-4).Pero el genio teológico de Lucasdecidió colocar antes la “reu-nión extraordinaria” de los Docecon los 120 hermanos (Hch 1,15-26). De esta manera, el sucesode Pentecostés quedaba comoocurrido en presencia de losDoce.La presencia, pues, de los Doceen Pentecostés no es una pre-sencia “histórica” sino una pre-sencia “teológica”, es decir, en-cierra un mensaje religioso. Lu-cas quiso decirnos que la Iglesiacristiana, nacida en Pentecostés,es el nuevo pueblo de Dios, he-redero y continuador del anti-guo pueblo de Israel, y que todaella goza de la garantía del Espí-ritu Santo.Por eso vemos en el libro de losHechos que, cuando más tardevuelve a quedar incompleto elgrupo de los Doce por la muer-te de otros apóstoles, ya no seeligen reemplazantes. Porque elgrupo hacía falta completo sólopara Pentecostés, para el iniciode la Iglesia, nada más.

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La Pentecostés de Giotto (1267-1337).Obra conservada en la National Gallery deLondres

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No sólo la jerarquíaEstá bien que en los cuadros,imágenes y pinturas de Pente-costés coloquemos a los DoceApóstoles recibiendo el EspírituSanto (y no a los Once, comoprobablemente sucedió), por-que lo que importa es que elarte cristiano sea fiel a la teolo-gía, al mensaje religioso.Pero si ponemos a los Doce, nodebemos olvidar que Lucas tam-bién puso, en su libro, a otros120 hermanos recibiendo el Es-píritu Santo ese día. Y éstos la-mentablemente jamás han apa-recido en las representacionesartísticas.Si según Lucas en Pentecostésestaban “todos reunidos”,¿cómo ignorar que para él esta-ban también los 120 hermanos?Si insertamos a los Doce en elescenario pentecostal, ¿cómodejar afuera a los 120?Éste ha sido un grave error de latradición iconográfica de la Igle-

sia. Porque estos 120 hermanos,que aparecen compartiendojunto a los Doce la vivencia dePentecostés, representan a losmiembros de a pie de la comu-nidad, es decir, a lo que llama-mos la “base”, el pueblo simpley sencillo. De modo que, asícomo en Pentecostés la jerar-quía estuvo representada porlos Doce, la base de la comuni-dad estuvo representada por los120 hermanos.El haber excluido a éstos deaquella experiencia pentecostalha llevado a muchos a pensarerróneamente que “la Iglesia”es solamente la jerarquía. ParaLucas, el mismo día que nacía laIglesia ya estaban germinalmen-te presentes los dos estamen-tos: la jerarquía y la base de lacomunidad.

Que vuelvan a estartodos reunidos

En Pentecostés, porque estaban“todos” reunidos, el poder delEspíritu Santo invadió con talfuerza a la comunidad que éstatuvo valor para lanzarse a predi-car el Evangelio, a conquistar elmundo, y hasta a dar la vida porJesucristo. Hoy vemos con tris-teza cómo muchas de nuestrascomunidades languidecen, lle-vando una vida mortecina, apa-gada, disminuida, con fuerzasapenas para subsistir, en mediode la indiferencia general delmundo que las rodea.¿Qué ha pasado? ¿Qué les suce-de a nuestras comunidades? Larespuesta es sencilla: no esta-mos “todos” reunidos. En mu-chos lugares la jerarquía y el lai-cado se ignoran, los grupos ymovimientos están enfrentadospor rencillas insignificantes, lasinstituciones y los agentes de

pastoral ven fagocitadas susfuerzas y consumidas sus energí-as en peleas por cuestiones tri-viales. Quizás por eso el EspírituSanto, presente sin duda enellas, no puede actuar de mane-ra eficaz. Choca contra la indo-lencia y la cerrazón de la comu-nidad.Para que el Espíritu vuelva a ac-tuar con el ímpetu pentecostales necesario que estemos otravez “todos” reunidos, sin divi-siones ni discriminaciones, de-poniendo las actitudes exclusi-vistas y autoritarias, abiertos alEspíritu de Cristo, para que Élnos muestre qué debemos ha-cer.Lucas sólo introdujo el Espíritude Pentecostés cuando toda lacomunidad estuvo reunida, sinque faltara ninguno. Hay quetrabajar cuanto antes para lograresta unión. Así el Espíritu dina-mizará otra vez nuestras comuni-dades. Y podremos salir, comoen aquel antiguo Pentecostés, adar la vida en serio como testi-gos de Jesucristo.

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Ariel Álvarez Valdés