Quebrada Del Toro. San Bernardo de las Zorras y El Rosal. 2008

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memorias de la quebrada del toro

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memorias de la quebrada del torosan bernardo de las zorras y el rosal / 2008

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queremos agradecer...Al maestro de la escuela de San Bernardo (Luis), a los maestros de El Rosal (Aldo, Patricia y

Cecilia), a Rodolfo Robergh y Sergio Reyes de la secretaría de extensión de la U.N.Sa, a Cris-

tian Vitry, Mabel Mamaní y Silvia Soria, al enfermero Valerio Gutiérrez y su esposa Flavia, a

Miguel Rampulla (del INTA), al personal del PSA, a Matías Casares que nos hizo el aguante

caminando hasta Diego de Almagro y en especial a Monina Alemandi por su lectura atenta

y sugerencias. También agradecemos la disposición de José Stauffer que nos permitió ac-

ceder al archivo de fotos del museo del tren. Además a Pedrito Ruíz (que nos acompaño

hasta el Rosal), a Romulito Sanguineti (por el aguante que le hace a Paolo), Viveros (chofer

de la U.N.Sa), a los chóferes del Quebradeño y a todas aquellas personas que de una forma

u otra colaboraron con la realización y publicación de este trabajo.

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este trabajo forma parte de:Proyecto de extensión con participa-ción estudiantil “Mirando el pasado pensando el futuro. Recuperación de memoria histórica en comunidades de la quebrada del Toro”.

Programa Universidad Solidaria, Secre-taría de extensión – UNSa.

Proyecto de voluntariado universitario “Fortalecimiento de la organización zo-nal de las comunidades de la Quebrada del Toro”.

Secretaría de Política universitaria Mi-nisterio de Educación, Ciencia y tecno-logía.

esta publicación fue escrita por:Gretel Echazú, Luz Pastrana, Paolo Sanguineti, Mariana Ilarri, Florencia Soraire, Daniel Yaz-lle y Mario Raspa.

con la coordinación de:Norma Naharro.

en base a los relatos de:Anacleta Siñanis (El Rosal), Corina Sum-baine (El Rosal), Norma Vilca (San Ber-nardo), Norma Burgos (Huasa Ciénaga), Elisa Lamas y Pedro Ríos (San Bernardo), Lucinda Mamaní (San Bernardo), Inocen-

cia Lamas (San Bernardo), Elba Mamaní (San Bernardo), Aurelia Salva (Tacuara), Hugo Vilca. (San Bernardo), Melanio Choque (San Bernardo), Osvaldo Tejerina (San Bernardo), Clara Sumbaine (El Rosal), Lucía Casi-miro (San Bernardo), Simona Lamas (San Bernardo), Dorotea Burgos (El Tambo), Victorino Condorí (San Bernardo), Reina Choque (San bernar-do), Graciela Erazo (Diego de Almagro), Antonia Lamas (El Rosal), Con-version Gutiérrez (El Rosal), Andrónico García (San Bernardo), Florencio Arias (El Rosal), Sara Alancay (El Rosal), Néstor Bonifacio (San Bernardo), Beatriz García (San Bernardo), Verónica y Alejandra (El Rosal), Tiburcio Gutiérrez (El Rosal), Andrés Lamas (El Rosal), Ramiro Jerón (El Rosal), María Jerón (El Rosal), Marcelo y Julio Lamas (San Bernardo), El Chaya (El Rosal) y los chicos de las escuelas de San Bernardo y El Rosal.

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índice

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presentación

introducción

el ayer y el hoy

los lugares de los antiguos

el ferrocarril

las minas

las vueltas de la vida

cómo producimos

criarnos y curarnos

las fi estas

la escuela

otras cosas que pasan

historia de la recuperación de historias

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Teníamos que llegar a la Quebrada del Toro, tomábamos un colectivo en calle Balcarce los jueves como a las 7 de la mañana, viajábamos casi cinco horas, charlando, comiendo, durmiendo….pensan-do distintas cosas en cada viaje.

A todos nos invadía una suerte de emoción por conocer el lugar donde trabajaríamos. Nos surgían preguntas acerca de si seríamos bienvenidos, de cómo era aquel lugar que desde el colectivo se mostraba magnífi co

El cómo hacer, por dónde caminar, qué decir… sin conocer a muchos y con ganas de hacer nuevos amigos. Cada viaje realizado imprimía en nosotros las ansias de volver. Ganas de escuchar viejas historias… ¡de trabajar!

presentación

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Luego de sortear curvas llegábamos. Aire fresco, sol… ¡mucho sol! Algunas caras conocidas, otras nuevas… la mirada marcaba el comienzo de las experiencias que viviríamos en los próximos días.

De ahí a caminar... unos a San Bernardo, otros caminamos más para llegar a El Rosal. No sabíamos nunca qué iba a pasar. Teníamos todo planeado, pero nada salía como lo habíamos imaginado. Eso fue unas de las cosas maravillosas del lugar. Las voces que escuchábamos cada día nos introdujeron en mundos pasados, momentos que se recuerdan con cariño, con sonrisas y lágrimas, graciosos y duros a la vez. En el relato de aquellos tiempos, encontramos muchas mas cosas que aquellas que fuimos a buscar.

Almorzando con quesitos y bollos, con empanadas y cabritos, escuchamos atentos cada relato que se nos contaba. Viviendo lo que sucedía, tratamos de registrar todo tal cual era dicho, aquello que pasó y quedó grabado en la memoria y que distintas voces traían de nuevo al presente. Esto abrió en nosotros puertas a la imaginación y así fuimos reviviendo sentires de otros, que hicimos nuestros.

Luego vino lo más duro, desgrabar, transcribir, ponernos de acuerdo en los criterios para clasifi car tantas palabras que nos entregaron y sobre todo, seleccionar las fotos. Todas nos parecían hermosas y nos recor-daban los momentos vividos.

Esta experiencia también signifi có un aprendizaje distinto al que estamos acostumbrados en las aulas de la Universidad. Aprender a trabajar en grupo, a tener más confi anza en nosotros mismos, a escuchar y a escu-charnos. Plantearnos dudas, nuevas inquietudes, nos ayudó a enriquecer, complejizar y profundizar nues-tras ideas. Despertó ganas de cambiar.

Con esta publicación, deseamos compartir el producto de esta tarea conjunta y mostrarles las formas que dimos a todo lo oído, visto y sentido, en estos dos años de trabajo. Queremos devolver de esta manera lo que tanto se dio a través de los momentos de charla, cuando nos brindaron su tiempo, sus recuerdos y sus vivencias. Tratamos de revivir lo mas cercano posible aquellas cosas que desearon compartir con nosotros, en las tardes quizás, cuando tomando matecito esperamos la noche llegar.

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introducciónEsta publicación es el producto del trabajo en dos proyectos de exten-sión que un grupo de estudiantes de antropología realizamos en las co-munidades de El Rosal y San Bernardo de las Zorras. Este proyecto tuvo lugar durante los años 2.006 y 2.007 con el objetivo de intercambiar saberes y contribuir al fortalecimiento de la identidad.

Lo que acá está escrito son testimonios de los pobladores de esas co-munidades y por eso consideramos que ellos son los principales auto-res de este libro. Nuestra tarea fue la de escuchar y grabar los relatos, para luego transcribirlos al papel. Hemos tomado el criterio de orde-narlos temáticamente y cada tema es un capítulo del libro donde se encuentran estos valiosos recuerdos.

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Solo hay tres capítulos que se presentan de manera distinta; dos de ellos “Los lugares de los antiguos” y “El ferrocarril” fueron complementados con textos que contienen información que buscamos en la ciudades de Salta, Rosario de Lerma y Campo Quijano. Fueron escritos por nuestras compañeras Mariana Ilarri y Florencia Soraire respectiva-mente.

El último capítulo “Historia de la recuperación de historias”, relata las vivencias que tuvimos los integrantes del proyecto al realizar este trabajo.

Más allá de lo que podemos encontrar en otros libros y publicaciones que nos hablan de este lugar, nos parece importante recuperar y escribir esta historia, que nos habla de qué forma se han vivido localmente los distintos procesos nacionales, contados desde la perspectiva de sus protagonistas.

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capítulo 1 / el ayer y el hoy

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“... Antes la gente tenía algo de valor y eso lo valoraba, y era de plata, de oro. Era esa costumbre, de enterrar-lo lejos de la casa, o en el centro de la casa pero abajo. En algún cajón, alguna cosa, tenía todo, su plata, todo ahí...”

Norma Vilca (San Bernardo)

“… Se saca la leche de las cabras, de las vacas y las ove-jas. Para que sean mas livianos se entreveran todas las leches, además por que ya no se saca tanta leche como antes. Antes le sacaba la leche a dieciséis o veinte vacas. Salía a las seis de la mañana y terminaba a las doce. A veces me ayudaba mi hermano o mi mamá…”

Norma Burgos (Huasa Ciénaga)

“... La gente antes sembraba y todos sacaban a Puerta de Tastil. Toda la gente tenía carro, esos carros grandes. Esos de tirar con seis mulas, pero todos tenían. Ahora ya no, los han vendido los carros. Doña Elisa tiene carro, mi papá también tiene carro.

Acá también había un carro, el abuelo de mi marido lo ha vendido hace poco, hace dos años, tres años, ha venido y lo ha vendido. Ha venido un camión, el ejército se lo ha llevado. Todos dicen que tenían carro y todas las semanas sacaban llenos los carros. Esos carros cargaban como cien bolsas, más, llevaban verduras. Todos cargaban en el tren, en el ferrocarril que había antes, en Puerta de Tastil. Y con eso vivía la gente todo el año. Vendían habas, choclos, pero más habas, carne, todo.

Dice que antes llegaban ahí y ahí entregaban, había cobradores del tren y ahí cargaban todo. No había necesidad de pagar boleto, ir hasta la ciudad y andar ofreciendo, nada, vendían por mayor. Le pagaban bien, y con eso vivían, después ya se ha empezado a perder el tren y la gente se ha ido, ya no hay trabajo y se va la gente.

Cuando yo era chiquita, ya no era como antes, que antes no había coletivo, nada, todo era el tren. Pero si había tren, también se podía vender todavía, yendo sí a Mesetas, en Tastil ya no había nadie. Ibamos a Mesetas y ahí vendíamos la carne, los quesos.

Era un pueblito, ahí están todas las casas. Después lo han despachado todo, vivía mucha gente ahí. Toda esa gente trabajaba en ferrocarril. Uh! Todos se han ido de ahí. Han quedado todas las casas, después le han empezado a sacar todo, ahora está todo destechado, no sirve ninguna casa...”

Norma Vilca (San Bernardo)

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“... Crío chanchos, gallinas,… huevos, me voy a vender… Tiempo de la verdura, me van a ver, cada ocho días estoy en Cam-po Quijano vendiendo verdura, y grito, ¡nadie va a venir sino!… ¡que los choclos se acaban!, ¡que el zapallito se terminó!, ¡que por que no vendo! ...

Elisa Lamas (San Bernardo)

“... Antes nos pedían labores en la escuela, ahora no piden nada. Ahora es triste… las chicas grandes que tiene que saber tejer, bordar…

Ahora están volviendo, para abajo hay nuevas técnicas.

Antes hacíamos chalecos, zoquetes, guantes, gorritas, ropa para abrigar a los bebés. Ahora no, viene todo moderno, que le regalan… ¿sabe hacer escarpín? No sabe… ¿sabe tejer? No sabe…

Lucinda Mamaní (San Bernardo)

“... Mi papá ha trabajado para comprar la tierra, mi mamá hilaba, hacía medias, yistas… para criarnos… y así han podido comprar ese terreno.Yo ya he nacido en cunita, he nacido aquí, mis hermanos han nacido en cuero...”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“... Ahora la juventud ha cambiado, igual ha cambiado el tiempo. Ahora ha dejado de llover mucho, los cerros eran nevados todos...”

Lucinda Mamaní (San Bernardo)

“... En el 96 levantaron la policía, no antes, en el 80 ya la habían llevado a Santa Rosa.

La policía atendía el registro, en el 75 ya estaba en El Tambo. Había estado como cinco años. Después se fue a Campo Quijano. La escuela nomás está quedando y la quieren cerrar porque son poquitos los niños.

Inocencia Lamas; Lucinda Mamaní (San Bernardo)

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“... Mi mamá hacía chicha, sabíamos sentarnos a muquear hasta las tres de la mañana.

Mamita hacía chicha para navidad y guardábamos en chuyas.

Yuro, virque, ella ha dejado todo para que yo haga chicha. Como será que ha cuidado que están de vida las que le ha dejado su suegra.

El arrope hervíamos dos o tres días y noches. Entonces no había leña. Ahora tenemos para quemar el diablo. Yo traigo leña por eso me dicen choschori.

Hay que tener leña y sal para que nunca te falte la mercadería.

Hay que tener esa mazorca, ese es el secreto. Ya se ha perdido todo…”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“... En el Rosal, Santa Teresita está hace tres o cuatro años, antes no había nada. El maestro de Metán hizo hacer el camino a Rosal. Ahora está el cami-no, la Iglesia, todo bien lindo.

Desde que se empezó a hacer las obras del ferrocarril, aparecieron los Patro-nos en San Bernardo (1949).

Los que trabajaban en la línea hicieron la Iglesia.

Antes era el centro aquí en San Bernardo, los misachicos, todos iban aquí, de Rosal, Potrero, Cardonal, con centro aquí.

Después han muerto la familia esa y trajeron los santitos.

Teníamos el registro, correo, policía, ahora no tenemos nada. Han llevado el correo, ahora quieren llevar el puesto sanitario. Había un tiempo que venía de San Antonio de los Cobres, cada quince días, con supervisor y todo. Después lo trasladaron a Quijano porque no estaban conformes.

El registro era de aquí, después lo llevaron a Villa Solá. Primero han llevado la policía a Santa Rosa, después, al tiempo, han llevado el correo.

Antes los maestros fallaban mucho, por semanas fallaban. Después no, todos mis hijos han terminado con el maestro Oscar. Ya que yo no he es-tudiado, que estudien mis hijos, así han estudiado todos. Todos se han ido, apenas tengo dos acá.

Lucinda Mamaní (San Bernardo)

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“... antes cuando tenía mucha hacienda. ante era

lindo,sabia llove lindo, había mucho pasto, y ahora

ya no hay pasto para criar...”

aurelia salva (tacuara)

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“… Antes no había apuro, no había nada, la gente… todos sa-

bían, no va a decir que estaban preguntando qué falta. No hay

ya toda esa gente edad de mí, por lo menos ya no están, otros se

han ido a Salta a vivir, los hijos los han llevado. Aquí esa señora

Clara de acá abajo, ella todavía está, doña Juana más abajo. Ellos

han sido buenos cantores, ella era coplista cantora, ahí esta don

Luis. No hay gente por allá, hay otros joooven esos no sabe naa-

da… así han hecho aquí… canten canten, den vuelta al corral,

despachen la hacienda… nadie quiere cantar nada, quieren tar

machado pa´ cantar, pero cuando hay voluntad y sanito ya se

canta…”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

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“…Los abuelos sabían hacerlo en la casa. Se juntaban como diciendo ahí en el corazón, como ahora en la cancha. Lo hacían en las casas, después en los rastrojos y después en el cerro. Era la costumbre, había que nombrar los nombres donde anda la hacienda, nombrar donde � ltran las aguas, los nevados más altos. Todo se convitaba, por ejemplo, la coca. Acostumbraba mi abuela tomaba así, arriba, un poquito de coca que daba a la tierra. Después mostraba con la mano arriba los lugares y recién echaba al aujerito. Dentro de la casa era el agujero del convite, siempre en el mismo lugar, el rastrojo y el cerro, en el mismo lugar…

Ellos tenían, por ejemplo, una piedra que daban de comer al cerro. Ellos decían que tenían que estar ahí cuando sale el sol. Levantaban la piedra, si estaba humedita iba a ser un año lluvioso, si está seca año seco.

Esto también se hacía el 1º de Agosto. Los abuelos se levantaban bien temprano, 5 de la mañana. A esa hora se hacía un jarro grande con todos los yuyitos aromáticos del lugar. Cada uno tenía que tomar un poquito y después se iba a esperar el sol.

Hoy lo hacemos por la noche, abrimos la boca de la tierra. Empezamos a convidar, a preparar la comida, a partir de esta hora (atardecer), bebidas de distintas clases, cigarros, coca y sahumerios que se consiguen en la ciudad.

Hemos sido los iniciativos, la misma gente viene aquí como una � esta. En la cancha es como si fuera la parte a donde se reúne toda la gente, a las 11 de la mañana, en el centro.

La gente tiene la costumbre de guardar las patitas de cabra, las patitas de vaca, cabezas. Las hacen hervir, hacen picante. También hacen hervir mazorca y después todo lo que se cosecha en la tierra, papa, habas, maíz.

Para la siembra se convida, un poco de gaseosa, un poco de vino, o en ocasiones comidas.

Igual, cuando nosotros vamos a los cerros, en la Apacheta hacemos lo mismo. Se da agua, se descansa un poco y como de costumbre siempre dicen los abuelos, cuando uno va a dar de comer se trae una piedrita de otro lado, y la pone en la Apacheta… y eso lo hacen siempre…”

(Hugo Vilca. San Bernardo)

“... Mucho más retirados somos entre vecinos, antes se llegába-mos por cualquier cosa o sino ya se venía el otro para acá por alguna cosa. Pero ahora no. Ya se la aguantamos, parece que ya somos una gente más dura, más caprichosa...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“…Antes plantábamos � ores, cla-veles, estatí. Lo trabajabamos con mis hermanas. También plantába-mos habas y las llevábamos en ca-rro hasta Puerta de Tastil, ahí había una estación grande. Vendíamos seiscientos kilos.

Ahora es triste, se fueron yendo o muriendo todos. Ya no hay jóvenes, los jóvenes se van. Yo no me voy para no dejar botando la � nca y por mi padre, que está enterrado en el cementerio de San Bernardo. El murió en el cincuenta y tres, cuando tenía trece años…”

Melanio Choque (San Bernardo)

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capítulo 2 / lugares de los antiguos

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podemos entender una parte de la historia de la quebrada del toro a través de los antigales. en este ca-

pítulo, encontraremos varias experiencias y distintas miradas relacionadas con estos sitios. comenzamos

con relatos de los pobladores de la quebrada, para luego presentar algunas interpretaciones desde la

arqueología.

[el antigal de tacuara]

…Parece que pasaba por acá por-que nosotros allacito encontramos una ollita, adentro de algo, como si fuera que estaba enterrado un bebé, estaba la cabecita nada mas. Ahici-to, cerca del camino, ahí está… ahí nomás le dejamos.

La ollita estaba sanita, nosotros le queríamos sacar y la rompimos… acabamos de destapar y vimos que era la cabecita de un bebé, la deja-mos ahí nomás, no hemos querido tocar más.

Y después acá, el antigal, encontrás � echas, se encuentra toda esa vajilla, y se ve mucha gente enterrada en ollas. Vas a la par del río, el río vóltea la peña y quedan ya las ollas, donde hay ollas hay gente, así enterrada.

Por parte, parecen que tenían como tipo cementerio, se ve por parte nomás las ollas, ollas grandes, se ve que eran personas grandes, que se enterraban aquí en ollas. Después se ven muchas cosas, como si fuese que tuviesen su cocina, una cocina, otro lado su dormitorio, todo. Pero es muy grande el antigal y toda esta parte es antigal todo esto, allá hay otro, todo es antigal, se ven muchas ollas rotas.

Y por acá nunca sabíamos ver, pero esa vez encontramos la ollita. Parece que es un bebé que está, pero solamente la cabecita está, enterita.

Después hay una parte que dicen que está el basural, sí, muchas cosas hay, aparecen cuando llueve. Aparecen como si fuesen, el tejido, aparecen � echitas, todo lo que trabajaban ellos.

Yo nunca alzaba, porque yo tengo miedo de alzar, porque dicen por ahí que es feo levantar las cosas del antigal, para levantar hay que dar de comer bien, digamos pedirle permiso a la tierra. No me acostumbro a levantar. Algunos si vienen, buscan, escarban, con pico, pero nosotros no. Me parece que estaría mal, porque se lo llevan a otro lado y ellos lo venden y bueno, la plata queda para ellos. Por ahí viene gente de otro lado y saca y se lo llevan. Y escarbando dice que sacan como � echitas, todo, pero bien enterito, las cosas que ellos guardaban ahí. Por ahí han sacado, no me acuerdo de donde eran las personas, pero venían. Vienen acá a San Bernardo y ya le dicen en que parte hay antigal y se van a buscar. Ellos saben pue a donde, entonces vienen escarban en ese lugar y se lo llevan.

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“...El camino de inca mas cerca es el que pasa por allá, por el lado de Huasaciénaga, va por allá, pasa por ahí el camino. Nunca he sabido para donde vá. Está clarito el camino que baja ahí, al tambo baja el camino y sigue para el cerro y por ahí dice que siempre se encuentran cosas. Yo tenía unas pie-dritas…un alacrán algo así…esa la encontramos ahí por el camino, por ahí se ven pero no la trae-mos, esta quebrada, y se encuentra así, yendo por camino de inca...”

Norma Vilca (San Bernardo)

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Ahí hay un antigal grande, yo nunca he ido, pero ahí dicen que han sacado casi todas las cosas. Va la gen-te de ahí, lo acompañan y escarban y se lo llevan. Ahí dice que hay cosas mejores, que es todo antigal.

Por ahí por el camino, siempre se encuentran cosas, de los indios, que eran de antes. Nosotros como tenemos una hacienda para allá, siempre vamos y por ahí encontramos, siempre, ollitas, piedritas dibujadas. Con dibujito del cerro, guanacos, como si fuese unos pastos, árboles, cardones. Por acá, cuesta arriba, hay muchas piedras así grandes, están todas talladitas las piedras. Pero son piedras grandes, que nadie las puede alzar. Y tienen mu-chos dibujitos o como si fuesen señales.

Por ahí una vez querían poner un museo, algo así, y después no han puesto, así con las cosas que se encuentran, porque mucha gente encuentra cosas y se las lleva a vender, o sale a propósito a bus-carlas para vender, y le venden muy bajo precio, a cualquier persona. Después hay antigales, diga-mos donde pasan los caminos de � ncas, todo por ahí hay, hay � echitas, y eso lo alzan y se lo llevan a vender.

Aquí, por lo menos, casi no llegan, visto, no sé si es le-jos, no sé, pero en San Bernardo, ya ahí en ese antigal no se encuentra nada, ya todo se lo han llevado.

“... El camino del inca corre por acá, pasa, por ejemplo, enfrente de mi casa, por ahí pasa. Justamente enfrente de mi casa hay ruinas incaicas, después hay en Ojo de Agua, después en Morohuasi. Para aquel que quiere ir a conocer, la puede ir a visi-tar, sin la extracción de nada. Son ruinas que tenemos que mantener como natural de la zona. Porque aquel que viene muchas veces extrae, como lo estaba haciendo últimamente, extraían las ollas, huesos humanos. Extraían de las mismas ruinas, o sea se va empobreciendo la riqueza natural. Y ahora que estamos encomendados a que las personas que visiten, pero que no extraigan nada. Por ahí se viene gente exclusivamente para extraer eso para lucrar, y eso no lo debemos aceptar.

Después hay piedras grabadas con jeroglí� cos incaicos, piedras con � guras, hechas de talla por los mismos indios...”

Osvaldo Tejerina (San Bernardo)

“...El camino de inca mças cerca es el que pasa por allá, por el lado de Huasacié-naga, va por allá, pasa por ahí el camino. Nunca he sabido para dónde va. Está clarito el camino que baja ahí, al tambo baja el camino y sigue para el cerro y por ahí dice que siempre se encuentran cosas. Yo tenía unas piedritas…un alacrán algo así…esa la encontramos ahí por el camino, por ahí se ven pero no la traemos, está quebrada, y se encuentra así, yendo por camino de inca...”

Norma Vilca (San Bernardo)

“…aquí en esta parte hay muchos antigales, de acá al frente hasta allá

abajo, donde empieza el otro rastrojo, todo es antigal. de este lado, tam-

bién allá hay antigal…” norma vilca (san bernardo)

Para mí son cosas valiosas, sería lindo que estuvieran acá, para muestra, así como en Santa Rosa, estar todo en un museo.

Yo por ahí digo que es feo es-carbar los antigales. Y otros dicen que sí, el que tiene mie-do sí, el que no, no. Por eso yo nunca he ido a escarbar un an-tigal. Por ahí cuando encuen-tro cosas, por ahí lo levanto, que sean piedritas dibujadas o alguna cosita así visto, pero después de escarbar, así no. Al escarbar ya salen más ollas, otras cosas más grandes. Al-gunas están enteritas, pero al irla escarbando dice que se rompen...”

Norma Vilca (San Bernardo)

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“... Cuando éramos chicos íbamos nosotros [al antigal de Santa Rosa] a cui-dar las ovejas y era chica yo. Me acuerdo muy poquito, me mandaban para ver todos los antigales. Andábamos por ahí y había mucho muerto dentro de las ollas esas de barro. Había de todo, de todo... había � echitas, de todo había. Nosotros no juntábamos, no levantábamos nada, porque mi mamá nos decía ‘no levanten eso porque eso es de los antiguos, no hay que levan-tar nunca’. No levantábamos nada, hay muchas cosas en esos antigales. Eso sería ahí de los muertos.

Después cuando íbamos a la escuela, era cuando éramos chiquitos, nos llevaban a caminar para los antigales. Nunca he tenido miedo yo de los muertos ahí.

Parece que en algunas partes había molinos, ¿qué sabía ser? había piedras, había muchas cenizas de fuego, hacían hornos. Así sería mas antes cuando yo era chica. Será que a lo mejor ya la han transformado, ya cuando hemos ido nosotros ya no era lo mismo.

Cuando yo era chica iba a ver, así era, había lugares como si hubieran sido que habían camas, como si fuera un hotel, así era. Y en otras partes, como si hubiera sido la panadería, que hacían pan, así, pero era todo de piedra, así eran. Y en otras partes parecían fábricas. Sí, entonces estaba clarito pues, después ya lo transformaron, cuando ya hemos ido nosotros ya muchos años después estaba cambiado todo ya. Había uno que cuidaba el antigal, íbamos caminando lindo, el camino hecho lindo, iba mucha gente pues, muchos turistas y entonces ahí pagábamos y había otro que nos indicaba que aquí hacían tal cosa y allá tal cosa, con letreros, en todas partes letreros…”

Lucía Casimiro (San Bernardo)

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“… había de todo, de todo... había fl echitas, de todo había.

nosotros no juntábamos, no levantábamos nada, por que mi

mamá nos decía ‘no levanten eso porque eso es de los antiguos,

no hay que levantar nunca’…”

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“...Y esto dice que era como una honda, se usaba así, ve. Yo la encontré, tenía solo tres, cuatro años y la tengo ahí todavía. Estaba tirado ahí. La encontré allá, donde dicen que es el basural. Andaban las ovejas por ahí. Yo digo que sí, porque yo vi unas así, de estas, parecidas, allá, en el museo en Santa Rosa. Ya no hacen así tan prolijita, hacen pero de otra forma. Es color natural, si sería teñido ya se hubiese despintado. Se usa poniendo piedra… era mucho más largo… y tiraban cuando la soltaban. Mi abuela la usaba, pero una más gruesa, y con eso cazaban ellos...

Esta digo que es hachita, no sé si será así o no…hachita de los in-dios…no sé para qué usarían, para trabajar la punta de � echa, para cortar la piedra. Elegían las piedras, un solo color de piedra, dos a veces, serían verdes, alguna azules, esas piedras duras...”

Norma Vilca (San Bernardo)

“…Aquí arriba era un pueblo de indios, allí vivían, eran sus habitaciones.

Se han ido el día del juicio. Hacía mucho calor y des-pués llovió 100 días y 100 noches, el agua llegaba hasta el cielo.

Después dios mandó una palomita con barro en las patitas y con eso se fue yendo toda el agua.

Algunos quedaron, los que vivían en las casas más fuertes.

Esto fue hace 300 años o más...”

Simona Lamas (San Bernardo)

“…En el alto va a encontrar un montón de huesos, de ollas, hay un montón pero no sabemos de qué son…

Aquí abajo donde está la grutita está el antigal, en Tacuara, en las peñas, al frente…

Antes sabían poner coronitas, an-tes donde morían sabían quedar enterrados…

Ya han sacado todo…

Venían de Jujuy… en camiona-da sacaban las ollas... hace cinco años atrás cuando estaba Doña Inés…

No hay nadie quien esté vigilando el antigal…”

Reunión en San Bernardo

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la historia que proponen los arqueólogosEl Noroeste Argentino ya estaba ha-bitado por grupos humanos hace un poco más de 10.000 años atrás.

Se conocen pocos sitios para mo-mentos tan antiguos y están ubica-dos principalmente en la puna de Jujuy. Son abrigos rocosos, cuevas, aleros, donde habitaron pequeños grupos de personas durante algunos momentos del año.

En varias oportunidades encendieron fogones, comieron carne de chinchi-lla, guanaco, vicuña, almacenaron alimentos y prepararon las herra-mientas de piedra que utilizaban por ejemplo para cazar, descuerar y des-carnar los animales. Expresaron sus ideas realizando dibujos en la piedra.

Durante miles de años estos grupos recorrieron extensas regiones, obte-niendo también alimentos de valles, quebradas y aún del monte chaque-ño. Podemos decir que todos estos grupos cazaban animales y recolec-

taban vegetales, pero según el momento en el tiempo, el clima y el lugar donde habitaban desarrollaron distintas formas de obtener sus alimentos y de elaborar sus herramientas.

Hace 5.000 años atrás, algunos de estos grupos comenzaron a cuidar y criar algunos animales y plantas.

Luego de 2.500 años, la agricultura y el pastoreo de las llamas era ya una manera importante de producir alimentos. Sin em-bargo, cazar y recolectar siguieron siendo tareas necesarias para estas familias.

El antigal de Las Cuevas, en la Quebrada del Toro, es una de las aldeas más antiguas del Noroeste Argentino. Sus viviendas, de forma circular, algunas con patios, fueron realizadas con cimien-tos de piedra y sus paredes posiblemente fueron levantadas con barro, caña o algún otro material que no perduró hasta hoy.

Como se han encontrado gran cantidad de huesos se piensa que la ganadería era ya para estas personas una actividad muy im-portante, que fue complementada con la agricultura, la caza y la recolección.

Es para esta época cuando los pueblos empezaron a trabajar por primera vez la cerámica, los telares y los metales.

¿Para qué utilizaban los objetos de cerámica? Hay por ejemplo

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jarros y cuencos para comer, ollas para cocinar y vasijas para al-macenar alimentos y trasportar líquidos.

¿Cómo se hacían los tejidos? Comenzó a utilizarse el telar para confeccionar mantas, realizadas principalmente de lana de lla-ma y vicuña.

¿Para qué se utilizaban los metales? Tener objetos de metal no era algo habitual, en casos especiales podían realizarse por ejemplo adornos personales como aros, anillos, brazaletes y col-gantes. Se han encontrado también hachas, agujas y pequeñas pinzas.

Estas aldeas se organizaron de distintas formas, pero las re-laciones de parentesco parecen haber sido siempre importan-tes.

Distintas personas con sus caravanas de llamas intercambiaban productos, conocimientos e información llegando a unir distan-cias tan largas como la costa chilena y la selva jujeña.

Un nuevo período comenzó hace 1.100 años atrás, es decir al-rededor del año 900. Se produjo un importante aumento de la población. Sus pueblos, más extensos y más complejos, tienen calles y lugares especiales para reunirse o realizar ceremonias comunitarias; sus viviendas, construidas con distintas técnicas, se diferencian en tamaños y formas. Se pueden ver espacios di-ferentes, donde se realizaron trabajos especiales como la elabo-ración de cerámica, metales, tejidos, artefactos en piedra, etc.

Se observan también sectores de ba-surales.

Fue muy importante el pastoreo de las llamas y aumentó la intensidad de las caravanas que continuaron unien-do extensas regiones, intercambian-do productos e ideas.

Se necesitaron grandes áreas de cul-tivo, construyéndose andenes y te-rrazas con sistemas de riego donde se sembraban por ejemplo maíz, za-pallo, poroto, papa, quinoa.

El poblado de Santa Rosa conforma-ba un centro urbano muy destacado para este período con una gran im-portancia política y administrativa.

Estaba relacionado con Puerta de Tastil, Tacuara, San Bernardo de las Zorras, El Tambo, Puerta El Rosal, Ojo de Agua, Morohuasi, entre otros.

Sus áreas de cultivo más importantes parecen haber sido Potrero de Chañi, Pie del Paño, Pie del Acay, El Rosal y Pascha.

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Existieron también zonas especializadas en la producción ganadera. Aquí po-dríamos nombrar por ejemplo El Mollar, El Rosal, Pascha y Morohuasi.

La minería se desarrolló en lugares como los Nevados de Chañi y Acay. Muchí-simos sitios fueron elegidos en este momento para expresar ideas y creencias a través de dibujos y grabados en las rocas. Se conocen por ejemplo sitios en la Quebrada de Tacuara, Quebrada El Rosal, El Mollar, Incahuasi, Tastil y Pie del Acay.

Hace 600 años atrás, aproximadamente en el año 1400, con la llegada de los Incas, un cambio muy importante ocurrió en todo el Noroeste Argentino.

Los Incas estaban organizados en un estado cuya capital era Cuzco (Perú).

A través de alianzas, y a veces también guerras, fueron conquistando exten-sas regiones llegando también a la Quebrada del Toro, que pasó a integrar el Collasuyu, una de las cuatro partes del Estado Inca.

Al formar parte de este estado, las poblaciones locales debían pagar tributo al Inca, trabajando en la construcción de caminos y nuevos poblados, labrando las tierras del Inca o cuidando sus rebaños de llamas, realizando tejidos, cerá-mica o labores mineras.

Tanto la actividad minera como la agrícola aumentaron en gran medida y una importante red de caminos fue organizada por el estado.

Parte de estos caminos se conservan hasta la actualidad: el camino de Santa Rosa de Tastil hasta Las Capillas, desde Abra El Palomar hasta Santa Rosa, des-de Abra de Corralito hasta Alfarcito o desde Morohuasi hasta Incahuasi.

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Este sistema de caminos incluía además postas o

tambos como el de Huasa Ciénaga, apachetas o lu-

gares de culto como la Apacheta de Ingañan, pues-

tos de control, lugares de almacenaje de alimentos

y pueblos o centros administrativos incas.

En algunos lugares, como en el antigal de Quebra-

da de El Rosal o el de San Bernardo, podemos ob-

servar la construcción de edifi cios estatales dentro

de estos poblados, además de ver cerámica elaborada por los incas.

Esta es solo una pequeña parte de lo estudiado por distintas personas sobre las antiguas poblaciones de la zona. Para

elaborar este texto hemos leído un libro compilado por la arqueóloga Myriam Tarragó, llamado Nueva Historia Argen-

tina (Tomo 1. Editorial Sudamericana. 2000) y consultado varios trabajos realizados por los arqueólogos salteños Silvia

Soria y Christian Vitry, quienes trabajan desde hace varios años en la Quebrada del Toro. Lugares donde se puede charlar

con arqueólogos, consultar libros y observar objetos antiguos que nos hablan sobre esta historia son: el Museo de Sitio

Santa Rosa de Tastil, el Museo de Antropología de Salta y el Museo de Arqueología de Alta Montaña.

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¿cómo trabaja el arqueólogo?Los arqueólogos realizan distintas tareas, para comprender quiénes vivían y cómo vivían en los lugares que hoy son antigales.

Buscan datos y leen lo que ya se ha escrito sobre la región que quieren estudiar. Visitan la zona, la recorren y aprenden de sus habitantes actuales. Pueden realizar mapas para analizar la ubicación de los pueblos antiguos, dibujar sus viviendas, caminos, lugares donde realizaban actividades, etc.

Los arqueólogos observan con detenimiento los objetos en el lugar donde se encuentran. Aunque estos objetos estén rotos o sean pequeños, puede obtenerse gran cantidad de información a partir de ellos.

En muchos casos, eligen una pequeña parte de un sitio para realizar una excavación.

En la excavación no solo importa qué objetos se encuentran, sino exactamente dónde y cómo apa-

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recen. Por ello, se excava cuidadosamente, con herramientas y técnicas especiales, dibujando, anotando y sacando fotos en todos los momentos.

Generalmente estos objetos se encuentran rotos, fragmentados, ya sea por su utilización o por el paso del tiempo.

Todo lo encontrado en la excavación se analiza de distintas maneras para responder preguntas como: ¿Quiénes fabricaron esos objetos? ¿Cuándo los fabricaron? ¿Cómo los hicieron? ¿Para que se usaban? ¿Cómo se usaban?

Otras preguntas podrían ser: ¿Qué comían y como cocinaban? ¿Dónde y cómo conseguían sus alimentos? ¿Qué tecnologías utilizaban? ¿Cómo se vestían? ¿Cómo eran sus casas?

Y las preguntas más difíciles de responder por el arqueólogo podrían ser: ¿En qué creían estas comuni-dades? ¿Cómo eran sus ceremonias y sus fi estas? ¿Que pensaban? ¿Cómo se organizaban? Y fi nalmente: ¿Qué nos queda hoy de ello?

Es así como a partir de ollas, puntas de fl echa, piedras pintadas y grabadas, restos de viviendas, comida, huesos de animales, tejidos, y muchos otros objetos, la arqueología trata de comprender la vida de los seres humanos en tiempos pasados.

Sumando los conocimientos de los arqueólogos junto con los de las personas que, viviendo cerca de los antigales conocen mucho sobre ellos, podemos llegar a conocer más sobre esta historia…

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capítulo 3 / ferrocarril

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“Ahora tenemos los ómnibus en la puerta de la casa, y no hay tren, no viene tren, nada, nada. Antes viajábamos en tren, se podía lle-var mas carga. El ómnibus es chi-quito y a veces como le cargan… yo tengo miedo que se rompa, se vuelque… cargan bastante”.

Dorotea Burgos (El Tambo).

“...y al tiempo ha entrado el colec-tivo. Primero estaba uno de la ciu-dad hasta el Toro… el segundo ya se cansó, se fue para allá y no ha vuelto. Después vino otro de la municipalidad y después hicimos una nota y vino el Quebradeño”.

Lucinda Mamaní. (San Bernardo).

A fi nes del siglo XIX, Argentina comenzó a construir sus trenes con capitales extranjeros; al principio británicos, luego norteamericanos y franceses.

En esa época el gobierno argentino aplicó la “política de privilegios” favoreciendo a quienes invirtieran con franquicias aduaneras, exención de impuestos, regalos de tierra y préstamos en dinero. Se planeaba implementar el ferrocarril como parte de una política mas amplia.

El proyecto de estado que se estaba llevando a cabo contaba además con la división de tierras en latifundios, expansión de escuelas, leyes que favorecían a capitales extranjeros y con el movimiento de productos agrícola-ganaderos para el enriquecimiento de ciertas regiones del territorio.

Los procesos políticos-económicos por los que atravesó nuestro país dejaron su huella en la construcción y el uso del ramal. Estos usos fueron diversos: desde el Huaitiquina como tren carguero (cuyo trazado se planeó en 1905) hasta el turístico Tren a las Nubes, implementa-do en la década del 70 , con su mayor auge en los años 90 .

Uniendo Salta con Socompa, cruzando los Andes, la vía que va desde Cerrillos al lado chi-leno se bautizó como Ramal C-14. Las intenciones eran favorecer el comercio exterior de la Argentina uniendo los dos océanos.

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Entre 1921 y 1948 se construyó el trazado de los rieles, trabajando a pala y pico, dinamitando cerros y trasladando pesados durmientes. Este trabajo fue realizado con cientos de hombres del lugar, de distintos puntos del país y otros que vinieron de Europa. Vivieron durante me-ses en ambientes de fuertes y fríos vientos, en lugares de gran altura. Todo este esfuerzo de trabajo y tiempo tuvo un impulso económi-co nacional, en aras del crecimiento de ciertos grupos.

“…Estará nevando para la cordillera, para Tolar Grande, Socompa, ahí estará nevando…Antes así sabía ser, y cuando venía el tren… iba y a veces se quedaba para arriba y no había como vuelva, había que lim-piar las vías para que vuelva. Los coches, cuando corría el viento blanco, los coches se llenaban…

Por ejemplo el cerro, cortado, pasa la vía por el medio y ahí se acumulaba la nieve. Y los pobres obreros tenían que trabajar, sa-car con pala y pico. Ahora últimamente ya eran maquinarias. Con botas, cuantas veces sabían quemarse, mucho frío. O como sabía congelar el agua, las máquinas negras tenían como planchuelas, así adelante, hasta aquí… Se íbamos a la estación, ahí trabaja-ba mi marido también. Ahí llegaba la nieve, así encima de eso… congelado… si no lo sacaban por el frente no salía… y sabría llegar hasta la ciudad…”

Dorotea Burgos (El Tambo)

Originalmente, “Huaytiquina” es el nombre de un paso de montaña por el que se trasladaban cabras. Ellas trepaban las alturas en forma de zig-zags. Esta denominación fue tomada para nombrar el ferrocarril que cumpliría con el sueño de las clases dirigentes de la época de abrir las puertas del comercio mundial para los productos nacionales a través de Chile. Du-rante el año 1948, primer gobierno de Juan Domingo Perón, se completó el trazado del ramal.

“Mi papá era de El Toro, a él lo ha contratado la Huaitiquina, él compraba vacas de El Rosal. Traía las vacas y llevaba al ferrocarril, carneaba, ocupaba la carne nada más. El era como un susitor de la línea, le daba la carne a la gente, por pieza, no por parte”

Elisa Lamas (San Bernardo)

Los primeros vagones del tren, de co-lor negro, fueron llamados las “Mo-rochas”. Funcionaban a vapor, por lo que se necesitaba agregar agua cons-tantemente al carbón caliente. Ese vapor salía por la parte superior del segundo vagón haciendo el ruido de un fuerte grito avisando su llegada. Las nubes negras que despedía deja-ban todo gris a su paso.

Los primeros trenes llegaron de Nor-teamérica en 1929. Funcionaban a vapor y debía haber dos personas agregando agua permanentemente y supervisando que no hubiera ac-cidentes. En 1937 fueron cambiados por modelos alemanes, con mayor capacidad de tracción y menor ne-cesidad de agua. En 1949 volvieron a

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cambiarlos por otros alemanes más modernos. Estos modelos contaban con un mecanismo por el cual el agua pasaba a través de un tubo aledaño, controlado por un trabajador especial. Ese trabajo fue eliminado cuando llegaron las locomotoras electro-diesel en 1960. El vapor pasó a la historia, los nuevos trenes eléc-tricos eran más rápidos y económicos por el valor del combusti-ble y porque necesitaban menos fuerza de trabajo.

En el año 1948 el Estado Argentino resuelve adquirir la totalidad de la propiedad de los ferrocarriles, que estaban en manos bri-tánicas. Se produjo lo que se llamo la “nacionalización” de los trenes. El gobierno no invirtió durante mucho tiempo en el man-tenimiento y eso llevo a un gradual deterioro de las vías, lo que ocasionó problemas en el traslado de personas y cargas.

Durante la presidencia de Carlos Menem, 43 años después de la nacionalización de los trenes, Ferrocarriles Argentinos fue des-armada y entregada a empresas privadas. Esta medida formaba parte de un conjunto de políticas neoliberales que signifi caron la privatización de todas las empresas de servicios, hasta enton-ces en manos del estado. Esto infl uyó radicalmente en la vida de las personas del lugar, que recurrían al tren para viajar, comprar y vender, visitar seres queridos, ir al hospital, etc.

Así fue como se interrumpieron varios circuitos y el tren dejó de pasar por algunas regiones. La vida de los pueblos que se habían conformado al costado de las vías cambió radicalmente. Se di-fi cultó el circuito de venta de distintos productos como quesos, tejidos, frutas y verduras.

“ahora tenemos los ómnibus en la puerta de la casa, y no hay tren, no vie-ne tren, nada, nada. antes viajábamos en tren, se podía llevar más carga...”

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“... Si pue antes iba a Diego de Almagro a vender, haba, arveja, quesos. Sabía ir mucha gente. De todo, del Rosal… de todo lado iba la gente a la estación de Diego de Almagro, después de San Bernardo, de aquí de Tacuara, solían ir a Tastil, a la estación, eso es todo mi vida aquí, despue que más?”.

Aurelia Salva (Tacuara)

“... Antes era lindo Diego, cada familia tenía seis, siete hijos, cada uno iba a la escuela, ¡hasta yo iba a la escuela!. Ahora no, ha quedado todo botado. A los del ferrocarril les han dado retiro voluntario y se han ido. A algunos les ha convenido, algunos se han ido a trabajar a las minas, otros se han compra-do vehículo, casa. Hay varios ferroviarios que viven en Solá…Ahora hay cuadrillas que vienen a ver las vías, trabajan quince o veinte días y salen de descanso”.

Dorotea Burgos (El Tambo)

Esos pueblos fueron abandonados por sus habitantes más jóvenes que partieron a las ciudades más próximas en busca de trabajo. También marcó en las memorias de los habitantes de estos pueblos un antes y un después.

“Antes todas las casas estaban llenas, después se fueron todos”.

Graciela Erazo (Diego de Almagro)

“Menem, ése es el que nos ha vendido todo, nosotros todos nuestros productos vendíamos ahí, ahora saco mi producto a la ruta....ya ni re-cuerdo cuánto hace que el tren dejo dejó de pasar, vendíamos choclos, habas, papas, para arriba mismo las cuadrillas mismas compraban...hu....muy pobres nos han dejado ahora....algunos están conformes con Menem, yo no”.

Victorino Condorí (San Bernardo)

“Antes corría el tren, ahora no se ve tren ni nada… Antes era una vida linda, veníamos, negociábamos tranquilos y nos íbamos, ven-díamos fruta, ropa…El ferrocarril nos ha dado mucha vida…Y ahora, para arriba viera cómo está todo… las chapas, las vías, todo se han llevado… Ahora te da pena… todos los ranchos ce-rrados, desmantelados, el gobierno no le ha pagado bien y se han llevado lo que han podido, los adobes no, los rieles no, porque no han podido…”

Reina Choque (San bernardo)

“Ahora tenemos los ómnibus en la puerta de la casa, y no hay tren, no viene tren, nada, nada. Antes viajábamos en tren, se podía llevar más carga.

“Ahora se han ido, se han ido, de vieja estoy yo sola… y mi ve-cina, que siempre va y vuelve, no se quiere ir también, la Rosa Casimiro”

Dorotea Burgos ( El Tambo)

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en san bernardo de las zorras y el rosal se recuerda con felicidad el tiempo en que pasaba el tren. la

gente cuenta cómo se acercaba junto a sus hijos a las estaciones diego de almagro y puerta de tastil,

a vender los productos del lugar.

“Antes cuando venia el tren la gente salía al tren pue... no había ruta, por acá todo era muy angostito. Pero cuando me vine a vivir sola, creo que ya estaba la ruta... era una huellita nomás. Despué ya han empezaado a limpiar más. Y salía toda la gente para la estación, salían a vender. Salía de aquí para Diego de Almagro, desde aquí... horas. Salían para vender, comprar o vender y se quedaban ahí y volvían al otro”...

Dorotea Burgos ( El Tambo)

“El carguero ese que decían llevaba carbón y mercadería, ese sí salía todos los días, pero el otro salía el miércoles. Y yo pasaba de allá a Morohuasi e íbamos a ver, como cinco horas tardábamos. Llevábamos queso, haba o arveja...”

Antonia Lamas (El Rosal)

Ha dejado de correr el tren a Socompa. Ya no hay movimiento. Con el ferrocarril había como quince obreros, de aquí se proveía la verdura a Diego de Almagro. Antes mi abuelo tenía un negocio grande, traía por mayor, por vagones, traíamos bajando a caballo...De aquí se llevaba queso, cuero, compraba para revender. Despachaba semanal los quesos a la ciudad.

Lucinda Mamaní. (San Bernardo).

“pasaba la máquina negra, ahí sabíamos ir a vender y comprar, a veces lloviendo, y de vuelta se hacía noche y tenías que

quedarte al baile...”

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en la estación diego de almagro el paisaje cambió cuando el tren dejó de pasar.

“Doña Rosa Casimiro tenía el almacén, doña Rosita tenía baile tenías que consumir nomás, se escuchaba cumbia....ahora solo viento...nada”.

Graciela Erazo (Diego de Almagro)

el tren no solo representaba un transporte de personas y cosas. muchas vivencias se relacionan con su llegada y partida.

“Pasaba la máquina negra, ahí sabíamos ir a vender y comprar, a veces lloviendo, y de vuelta se hacía noche y tenías que quedarte al baile… cumbias, bailaban, Wawancó, El Quinteto Alegria, Tulio, Enrique León… Después ya han empezado a salir otras músicas. Después se ha ido el tren y se han terminado los bailes”.

Inocencia Lamas (San Bernardo)

“Mi marido trabajaba en la estación, ahí trabajaba en la estación, después se ha retirado, trabajaba aquí nomás hasta que ha fallecido en el 2001. Era enfer-mo…..yo de Potrero y el de ahí, de la estación…Aquí en la iglesia San Bernardo nos casamos”.

Dorotea Burgos ( El Tambo)

“... Del 70 a ahora no hay nada. Venía la cooperativa del ferrocarril. Se podía ir a comprar y vender ahí, venía con el vagón. El que trabajaba ahí tenía derecho a sacar de ahí, en el mismo ferrocarril. A los empleados les hacían descuento en las boletas. Era lindo, la gente se tiraba del tren a comprar quesos, esas cosas. Antes era internacional. Los chilenos eran como turistas. Conocidos eran ya, sabían a quien comprarle los quesos más ricos, la carne más rica...”

Inocencia Lamas ( San Bernardo)

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diego de almagro es una de las pocas estaciones que se ha preservado. hoy se utilizan las instalaciones del campa-

mento, la escuela y las ofi cinas de la estación para, por ejemplo, guardar cosas y pasar la noche.

“No había iglesia en Diego. En la escuela estaba la grutita, la Virgen del Valle o de Lujan, la Virgen de los Ferroviarios… y cuando se han ido se la han llevado a sus casas. La escuela de Diego antes era un galpón grande de ferroviarios, bonita, bien hechita, con piedra … ahí iban los hijos de los ferroviarios… “

Reina Choque (San Bernardo)

“A la escuela primero vino Inés Burgos de maestra, inauguraron el 6 de Mayo de 1972....escuela de ferroviarios era... cerró cuando empezaron a echar a la gente...ferrocarril vino y se llevó todo... hasta la virgen”.

Graciela Erazo (Diego de Almagro)

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fechas del ramal c141921: Con la fi rma de un decreto del presidente Yrigoyen comienzan los trabajos de construcción del ramal C-14.

1924: Llegan las vías hasta Puerta Tastil. Se llevan materiales a Muñano y San Antonio de los Cobres para continuar con el trazado. Se abre el tránsito Rosario de Lerma - Puerta Tastil.

1924 a 1927: Se trabaja armando túneles, mesas giratorias para las locomotoras, defensas de ríos y otras estructu-ras.

1927 y 1929: Se extienden las líneas, de Abra Chorrillos a San Antonio de los Cobres. Se termina el Viaducto El Muñal, y se realiza un viaje de prueba que resulta exitoso.

1929 a 1939: Se avanza hasta Salar de Pocito. Se trabajan la región de Caipe y Viaducto La Polvorilla con algunas interrupciones en las obras.

1939 a 1941: Los rieles llegan a Olacapato. Se contruyen puentes, tomas y bombas de agua. Llega el telégrafo.

1.942 a 1.946: Se habilitan los tramos de Olacapato, Unquillal, Tolar Grande, Taca Taca, Chuculaqui y Socompa.

1.948: Inauguración del Ramal C14 (presidencia J.D. Perón).

Década del ´70: Habilitación del circuito turístico “Tren a las Nubes” en un sector del ramal.

Década del 90: Privatización de las líneas ferroviarias (presidencia C.S. Menem).

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capítulo 4 / las minas

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“...Cuando estábamos descendiendo bajamos por la mina Purma, de esa mina se sacaba plomo, zinc, plata blanca… esta atrás del cerro Güemes.

Está la cumbre del Güemes y al fondo está la mina de Purma, por ahí tenia un acceso por el lado de Jujuy, por el cerro Negro. El dueño de la mina esa falleció porque, Hugo Conte, tenia un camión y se le vino abajo, por des-cuido personal o maderas. Hasta ahora están los restos del camión ahí, es impenetrable…

..de ahí sacaban el mineral…dejaron muchos materia-les, rieles, tanques de combustible, herramientas ,vago-netas ,maderas para construir las viviendas.

Nuestros antepasados trabajaron ahí. Era una fuente de vida…”

Osvaldo Tejerina (San Bernardo)

“…Mi papá trabajó en mina Purma. En mina Purma era barrotero, él perforaba a combo, antes era a combo, no como ahora. Como siete años trabajó allá...”

Melanio Choque ( San Bernardo)

“....En 1952 ingresé a fabricaciones militares , estuve ahí durante nueve años...explotar azufre , yo estao con minas , después pasé a piso y me vine. Me quedé aquí con eso de agarrar la hacienda , me quedé hasta ahora .Hace poco me jubilé ...

....todo bajo cielo abierto , no había perforación en túnel ... ocho horas todos los días, hasta los domingos, todo el mes corrido. Me gustaba ...tenía veinte años ... hacia treinta grados bajo cero , nieve todo el tiempo ...en ese tiempo no nos daban ningún equipo , nada ...yo me vine en el ’62 de nuevo ....A mí me gusta esto, aquí son todos los días , hay sol todos los días , se mantiene uno calentito pero... “

Victorino Condorí (San Bernardo)

“...A los diecisiete años he entrado , toda la zona ....he estado (hasta 9 casi completar para jubilarme ....justo ha sido el cambio de presidente , con Menem...me faltaba un año y nueve meses para completar .....y me dejaron!...”

Conversion Gutiérrez (El Rosal)

“…mi papá trabajo en mina purma. en mina

purma era barrotero, él perforaba a combo,

antes era a combo, no como ahora. como siete

años trabajó allá...”

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“…El primer día que fui a tra-bajar fue el día 29 de agosto, y hacia un frío y viento… Allá en San Antonio es frío, es mas frío que Tolar Grande y todas esas partes. El ingeniero me dice, mira vos vas a ir al vagón ese, llévate la pala y vamos, vamos a asen-tarlo bien. Y me dice bueno, mira, han abierto el vagón, todo esto es cal. ¿Vos conoces la cal? Sí, le digo. Esto tenés que descargar y tirar pal piso, me dice, ese es tu tarea, termina de descargar y ya esta tu día. Son ocho horas al día, me han hecho paliar, pero grave es que la cal es una cosa fuerte. Claro yo no podía, porque el mis-mo viento, vos vas paliando, vas tirando, y el viento está tan fuerte que lo empieza a arremolinar y vuelve…, en seis horas y media ya he descargao el vagón, pero lo grave era que tenia que estar las ocho horas ahí. Claro, no era que terminaba y vos te ibas ahí nomá. Y yo digo, bueno termino y me llevaran a la casa, tenías una hora de aquí hasta San Antonio.

hay nada que hacer, no sabes qué hacer, y uno se siente mal.

Y bueno estuve dos días hasta que llegó el encargado y ya me llevó para allá, me han tenido una semana nomás. Uno no sabe muy bien cómo es el manejo de la planta, me dieron tarea liviana, eso sí un poco sucio. Te embarrabas porque por ahí se rompía una máquina y había que meterse, y mucha grasa, mucha tierra, te embarras entero. Y cuan-do uno no sabe peor se embarra, terrible, salía todo embarrado, apenas los ojos y los dientes nomás.

Después ya me hecho más canchero, pero en realidad yo siempre he sido muy comedido, nunca me ha gustado, porque si yo veía que no era mi tarea la que estabas haciendo y estabas muy atareado, yo iba ayudaba a hacer la tarea, no me quedaba, total eso es tuyo y yo me

Y ese había sido el estreno, y digo bueno si así empezamos, como será más adelante.. y al otro día me hacen quedar en la o� cina, que limpie a la vuelta de la o� ci-na, algo livianito, había que hacer ese trabajito porque tenia que es-perar al encargado que agarraba cargos ahí, y me he quedado ahí, aburrido no conoces a ninguno, no conoce a nadie, solo. Y ahí están todos los ingenieros, todo gente de cogote, que a uno no lo ven importante, y después no

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quedaba con lo mío, había mucha gente que era así. Cómo será que yo hacía todo eso y habrá pasao medio año y eso me ha servido, y justo al medio año que yo estaba, el encargado, que estaba encargado de mí, tenía licencia, y como me veía que yo trabajaba y no me quedaba, me dejó de encargado a mí. Y me acuerdo que había uno que trabajaba ahí hace cinco años, en nuestra cuadrilla, nuestro grupo, y se sentía mal pué, se enojaba, me decía, cómo te van a dejar a vos de encargado, yo estoy hace cinco años, dice, vos has venido aquí y ya estás a cargo de nosotros, mal se sentía el pobre hombre, no es mi culpa, a mí dejan y qué querés que haga. Y yo no era que porque esté de encargado me iba a quedar tampoco ahí, tenia esa costumbre de estar haciendo algo, entonces agarraba la carretilla ayudaba.

Había un secador, de minerales, que era a leña, había unos piletones, que era la pileta más o menos como esto y debajo cargaban leña de quebracho. Y eso empezaba a hervir y se secaba toda el agua pué, y eso se hacía como ceniza, y eso era plomo, claro y era pesadito, bolsitas así chiquititas de cincuenta kilos, uh! veía la bolsita y decía esto es una jugarreta, decía.

…la cuadrilla volante no, entraba a las ocho de la mañana, y si tenía que quedarse hasta las cuatro se quedaba…

…para entreverar todo bien que el pique el mineral, había parte que era más puro, otra parte que tenía más tierra, en parte sacaba plata muy poquito, era para que salga más o menos parejo…otra tarea que nos salía bien era la embolsada…ya teníamos calculado tres paladas eran 50 kilos…ya lo teníamos de memoria…

Después trabajé en La Altas Cumbres la mina sulfatera en el salar de Río Grande está cerca de la Casualidad sacaban el agua de abajo... Había gente que sabía dónde estaba el sulfato y perforaban…he trabajado un buen tiempo. Fui con un amigo, y también hemos sufrido de hambre… el mineral venía de Caipe donde se hacía el lavado…el

“…para entreverar todo bien que el pique el

mineral, había parte que era más puro, otra

parte que tenía más tierra, en parte sacaba

plata muy poquito, era para que salga

más o menos parejo…otra tarea que nos

salía bien era la embolsada…ya teníamos

calculado tres paladas eran 50 kilos…ya lo

teníamos de memoria…”

mineral se trasladaba en camión también trasladaba la leña, los víveres venían en tren…

De ahí me pasaron a bombero, después me aburrí y me metí a perfo-rador…y ahí aprendí a perforar. Después llegó el invierno y después ya no me gustó… justo había problema con los cocineros y yo dije que era cocinero, así estuve tres meses trabajando en la cocina. Al último estaba como bombero. Ya había empezado mal la empre-sa, a la gente la empezaron a llevar de aquí para allá y de ahí me dejaron como encargado del deposito…después ya andaba mañe-riando…”

Hugo Vilca (San Bernardo)

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“…Es trabajo bajo el cerro, nos daban ropa de agua… día y noche trabajábamos, cargando y descargando los carritos.

Cuando nevaba, no había cómo hacer, nos daban zapatos y a los resbalones estábamos cuando escarchaba.

Los camiones llevaban madera para enmaderar el cerro.

Venía a San Bernardo con licen-cia. A veces iba machadito, ya me conocían…

Íbamos en los carritos y nos ha-cíamos chatos y no nos pillaban.

Entrábamos a las 7, salíamos apenas a las 12 a comer. Después había otros turnos.

Antes salía por vagones llenos, ahora nooo, todo es camiones nomás.

Allá trabajábamos con mi herma-

“primero había un jefe buenito, después un extranjero y ya no…

muchos han salido. ahora está botado. ahora siguen

trabajando en vicuniano pero no tanto. antes como un pueblo era, noche y día

con luz.”

no, después se ha venido.

Primero había un jefe buenito, después un extranjero y ya no… mu-chos han salido. Ahora está botado. Ahora siguen trabajando en Vicu-niano pero no tanto. Antes como un pueblo era, noche y día con luz.

Había un jefe malo, entró al último y ha mermado a muchos. Entraba a la noche con las luces y pillaba a los que no trabajaban y al otro día a la o� cina.

Había un accidentado por año, otro jefe dos por año. Cuando muere adentro sale blanco, con nada de sangre. Mirá la riqueza para ellos.

No he sacado papeles, nada para presentar como jubilado, falta…”

Andrónico García (San Bernardo)

“... Las minas quedan para San Antonio, más arriba están. Muchos han ido a trabajar de acá. Ahora no trabajan para arriba, les gusta ir mas para abajo...”

Anacleta Siniani (El Rosal)

“... En la mina tenían comedor, hospital, escuela. Dice que había un pueblito... entraban solamente los hombres. Había un prostíbulo que llevaban en los camiones y cuando iban a revisar no había nada, casino también dice que había...”

Inocencia lamas (San Bernardo)

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“... Ahí en la planta teníamos de todo. De todo teníamos nosotros, teníamos comedor, teníamos casino... lo único que no teníamos era mujeres porque íbamos ahí... era prohibido. Al año bajábamos, olor a azufre nomás. Noso-tros no se nos sienten, pero uno viniendo de allá aquí la gente le siente y nosotros no nos sentíamos el olor.

Yo estaba en la mina y en la planta, y en la mina teníamos también comedor y casino... después de cenar se íbamos a jugar...

A los que tenían mujer allá, que eran casados le daban dos botellas de vino. Como un pueblo era aquí en la planta y ahora se ha hecho todo, se ha removido, no ha quedado nada, igual que en el cerro.

En el cerro también habían campamentos, donde quedaban las cuadrillas. Ahora no hay nada. Han destechado, lo han desmantelado, se han llevado las chapas, todo... han quedado las paredes nomás.”

Florencio Arias (El Rosal)

“... Había un mineral que se llama-ba perlita... no sé como se llamaba un mineral que cargábamos ahí en pocitos. Después había uno que cargaban pidra pome... bueno ahí cargaban eso. Después venia un tal Tino Muerto, el cargaba los vagones y mandaba a la ciudad de Salta...”

Florencio Arias (El Rosal)

“... ahí en la planta teníamos de todo. de todo teníamos

nosotros, teníamos comedor, teníamos casino... lo único

que no teníamos era mujeres porque íbamos ahí... era

prohibido. al año bajábamos, olor a azufre nomás. noso-

tros no se nos sienten, pero uno viniendo de allá aquí la

gente le siente y nosotros no nos sentíamos el olor.”

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capítulo 5 / las vueltas de la vida

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“…Yo he trabajado quince años en un hotel, cuando estaba sola me querían, pero después ya no…

Una amiga en Floresta me dijo: te he guardado un terreno para vos, me he venido a juntar ladrillos… me he criado bien golpeada… y me he hecho el rancho… Yo he sufrido una lástima para criar a mis hijos pero ahora están bien…

En Floresta vivo hace 30 años, una sola vez he tenido problemas por mis changos… Tengo hijos viviendo allí y otro hijo en Jujuy.

Aquí la vida es linda, yo en la ciudad cuando voy no puedo dormir ni de noche.

Me aburro aquí y agarro el ómnibus y me voy a mi casa y sino caminan-do me voy a Altarcito…

Mis hijos no quieren que venga, pero nooo, me aburro, me vengo, ven-do un chicle, caramelo, gaseosa… ya me va a ver…”

Reina Choque (San Bernardo)

“…En Rosal tenemos estancia, en Morohuasi otra. Un tiempo aquí, un tiempo en Rosal y otro en Morohuasi. Así hacía mi abuelo, ahora tengo un tío ahí.

En Morohuasi sabíamos estar un mes, dos meses, por el alfa, por las vacas. Ahí daba de todo, ponía verduras también, zanahoria, lechuga, repollo. Llevaba de aquí para plantar allá. Ahí es linda la tierra, aquí es media salitrosa.

Al Rosal en mes de diciembre, en invierno íbamos en mayo.

En junio, allá en Morohuasi, con vacas, corderos también… “

Lucinda Mamaní (San Bernardo)

“…En San Bernardo, antes había mucha más gente en todas las casas vivían gente, ahora no, hay dos o tres nada más, ahora están las casas desocupadas. Y por acá había más vecinos también, claro, por acá, cuesta arriba hay muchas casas desocupadas, todo esto dice que eran con gente, dice que había mucha gente.

Los viejitos se han muerto, los jóvenes se han ido a la ciudad, como ahora, todos los jóve-nes se van a la ciudad, todos, todos…”

Norma Vilca (San Bernardo)

“…Todos mis hermanos están en San Antonio, otros están en Quijano. Cuando vivía mi papá estábamos todos aquí, después él se ha fallecido, ya no, ya he quedado sola. Ahora se han ido todos. Tíos, familiares, si tengo acá cerca, allá vive un tío mío. Mis hermanos vienen en el verano...”

Sara Alancay (El Rosal)

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“…Un tiempo mi abuelo dice que trabajaba en ferrocarril, des-pués ha dejado de ahí. Dice que era policía también, acá en San Bernardo; después también ha dejado de policía. Al último tra-bajaba así en el campo, él sabía decir que no le gusta que le man-den. Por eso ha dejado los traba-jos, ha dicho que no le gustaba que le manden.

Después el abuelo de mi ma-rido sí era jubilado de policía, trabajaba aquí en San Ber-nardo. Antes dice que había policía, es que antes había mucha más gente, mucha mas gente…”

Norma Vilca (San Bernardo)

“…Yo he trabajado mucho para criar mis hijos y ellos salían a vender.

No me falta el pan de sobre la mesa.

Los chicos esperaban en Lagunilla, que va para Diego de Almagro, la hija se lo llevaba rameando al hermanito, como carancho…”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“... Ahí vivía mi padre y él ha fallecido cuando yo tenía trece años y yo mei casau después años, cuando tenía 22 años 23 años mei casau mei ido a vivir ahí donde vive la Sara, después ha fallecido mi marido yo estaba sola y aquí la mama ya estaba viejita y ya ella y me ha dicho “venite a ver aquí porque yo me voy a Salta, porque yo no puedo estar toy enferma y no me siento aquí decía ella, no me siento aquí me voy a ir a salta. Que va hacer, mi hermano ha veniu, me ha hablau y me ha traído aquí… ya no estaba pue arriba, y han empezau a irse los changos y ha quedau la Sara sola.

Ellos están por las � ncas, por Cerrillos tengo dos… y la otra chica se ha casado antes y en Salta vive. Otra ha estudiau, es maestra en Tolar Grande. Des-pués tengo dos más chicos que están en Quijano...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“…Mis amigas de Tucumán me han llevado a la zafra. Una sema-nita he trabajado en la zafra. No!! Sapos y víboras, cada vez que me acuerdo me estremece el cuerpo. Hay que levantarse a las tres de la mañana pa’ salir a las 10 porque hace una calor que no se aguanta-ba…”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“los chicos

esperaban en

lagunilla, que

va para diego

de almagro, la

hija se lo llevaba

rameando al

hermanito, como

carancho…”

“después el abuelo

de mi marido sí era

jubilado de poli-

cía, trabajaba aquí

en san bernardo.

antes dice que ha-

bía policía, es que

antes había mucha

más gente, mucha

más gente…”

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“... Mi hermano Demetrio trabajaba en la azufrera, ahora ya lo han jubilau… ya no lo veo más desde que se ha parau el tren, no hay tren ya no viene nada para acá. Han dejado toda esa gente sin trabajo… no le hey visto más, él dice que pregunta por ahí, a veces se encuentra con mi hermano Santiago, pregunta de mí, dice que quiere venir a verme, pero también no puede dejar la casa sola… la mujer es dejadita, medio dormilonita es… por eso él no quiere venir, dejarla sola, dice que tiene dos nietos, las hijas se han juntau se han casado y cuida dos nietos que él ha hecho quedar a los changuitos, son su compañía de ellos.

…Cuando pasaba el tren sabíamos ir por Puerta Rosal salía pa arriba, a Diego, ahí había que esperar, se ve de lindo el tren. Ahora tengo que ir a subir en Alfarcito el colectivo y pa volver también a Alfarcito y no traigo nada pue, caminando que voy a traer ¡Antes no! cuando estaba Diego traíamos bolsa y bolsa, había gente que si iba uno de aquí, iban del ve-cino te llevaban… pero antes éramos la gente se colaborábamos más, éramos más buenos… y ahora no pue, que van pasando blanqueando los ojos… ahora que te van a llevar un burro, ya te están cobrando, ya están renegando que les ha costau, que se ha vuelto…”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“... Poco se puede acá. Vivo allá, estoy acá... no es como era antes, antes que era cuando era chico. Yo vivía en la casa colorada, ahí vivían mis papás. Todo esto me dejó mi padre y acá no había nada, yo hice. Y después estaba así. Ya me hice hombre y conseguí algo en la estación. Conversión Gutiérrez estaba ahí, después Siñanis también estaba ahí, éramos los únicos que estabamos de aquí...”

Florencio Arias (El Rosal)

“…Mi padre nació en 1892, fue uno de los criadores de la zona, de origen francés, vino acá en la época de la colonización y se radicó acá él, mi abuelo y mi abuela, era uno de los ingenieros que hacían los pro-yectos, no sé qué proyectos había en esa época, y mi madre, Tejerina, y bue, de ahí que viene nuestra gran tradición.

En la iglesia hay unos cuadros, no sé de qué año datan, donde no son Tejerina, sino Texerina, de ahí soy descendiente yo. Así yo soy, Texerina, con x.

Somos una familia, pero no estamos acá. Mis hermanos se han ido a estudiar, ellos trabajan abajo. Mi hermana Flavia, la es-posa de Gutierrez, estaba trabajando, y ha quedado libre en el correo, se vino otra vez, y esta acá, en la � nca nuestra.

Estuve un tiempo por el sur, por Buenos Aires, por ahí trabajando, pero me he vuel-to para acá. Después me fui a Tucumán a trabajar, a Córdoba, y bue acá estamos

Osvaldo Tejerina (San Bernardo)

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“...Tenia diecinueve años, veinte años, me he ido a trabajar ahí en la primera mina, mina Con-cordia, y bueno yo cuando he llegado a mina Concordia, yo no sabia, no me había empleado en ningún lado. Y tenía miedo porque se hablaba de un pique de 180 metros de profundidad, sentía miedo, y me hablaban de la planta, ¿Qué será la planta? ¡yo pensaba que había que meterse al último, pué! Y bueno después no, me dijeron que la planta es donde se puri� can los materia-les, tierra para un lado, lo que es mineral para el otro lado, y ya me he puesto un poco contento. Me contaban que por ahí fallaban las maquinarias había que poner contragolpe, y por ahí te iba mal y pumba pa bajo, y bueno había que volver en cajón y uno siente miedo porque no sabe cómo se va a manejar, cómo era el ma-nejo. Yo me acuerdo que cuando llagaba allá había un ingeniero, chango nuevo dice, hay que en-trenarlo bien...

Después cuando nos hemos visto mal, ya no pagaban. Han empezado con los anticipos, decían que no se podía vender el mineral, y claro ya han empe-zado mal. Había gente que ya no ha vuelto, y lo más grave era que providuria se venía abajo, tuvimos que caminar, y había gente de Güemes que no era tan capaces como nosotros para caminar, y teníamos miedo nosotros...

Nos vamos caminando, no había escapada, no había vehículo, no había nada. Salimos a las cinco de la mañana. Claro imagínate son 64 kilóme-tros! y eso que nosotros hemos hecho cortada… claro nosotros acos-tumbrado a andar por los cerros, nos hemos cruzao por medio del Talar primero y nos hemos cruzado. Y claro decíamos, total que salgamos a las cinco de la mañana, a las tres o cuatro de la tarde estamos ahí, ¡sabe que a las ocho de la noche hemo llegado!.

A las dos de la tarde hemos dao vuelta por un lugar que le dicen Alto Sameta que es casi la mitad, pero si para allá ya era bajada, ahí hemos comido lo poco que teníamos, y le metemos a Diego... le metamos que estamos en la mitad del camino. Se hemos largado por una pendiente y a las corridas, pero íbamos por la parte de el Talar, así al costado del cerrito veíamos vehículos a lo lejos, veíamos el re� ejo del parabrisas, y decíamos, bueno ahí vienen camiones, y nada, venia un colectivo y un camión, y nosotros que hacemos, ¡y vamos! Y a la hora nos hemos encontrado con los camiones en el bajo en medio kilómetro antes de llegar a Caipe y mire ese trechito casi nos matamos. Se enfrió, se enfrió, y estaba nevando y el viento que corre a esa hora y nos hemos em-pezado a desvanecer, y a rastra lo hemos llevado. Eso era en el 94. Y bueno de ahí ya me quedé a trabajar aquí...”

Hugo Vilca (San Bernardo)

…me he ido a trabajar ahí en la

primera mina, mina concordia,

y bueno yo cuando he llegado a

mina concordia, yo no sabia, no

me había empleado en ningún

lado…

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“…Nosotros íbamos al puesto de arriba, cuando vivía con mi papá. Le acompañaba una viejita, se llamaba Fermina. Ella hacía ollitas.

Había vacas, allá en el corral donde encerrábamos las ovejas, ahí dormían también las vacas cuando no estaban. Ella juntaba esa bosta de las vacas, y ponía un poco abajo, poco arriba, las ollitas ahí, le tapaba bien con bosta y lo ponía fuego. Así las cocinaba, para que le sirvan, que no se salga el agua cuando echan. Así sabía ser.

Así sobre la tierra, metía en un lugarcito que no haya piedra, nada. Que sea todo la bosta esa, sin piedra, porque la piedra dice que al reventar rompe las ollitas. Revienta la piedra, se revienta con el fuego. Así sabían hacer.

Y después había otra señora que se llamaba Juana, Juana Gutierrez. Ella también me es-taba enseñando pero no hemos hecho mucho, con ella no hemos hecho cocinar, nada. Ella sabía hacer ollas bonitas. Y la madre de ella se llamaba Manuela Gutierrez. Yo tengo hasta ahora las ollitas.

Y la hija de esta señora que ha hecho esta ollita, sabía hacer ollas. En Potrero vive ella, Bernardina. Y tiene sus hijas ella y no la ha aprendido. No quisieron aprender, ella se llamaba Patricia. Yo le digo así, cuando usted se muera quién me va a hacer, quien va a hacer le digo… no sé, dice, las chicas no quieren aprender, ninguna, ni la una ni la otra. Y ahora a las chicas no le ha preguntado, digo, a lo mejor por necesidad aprenden a hacer.

Después había otra señora, Paulina Olmos, que hacía aquí en El Toro. Tengo otra ollita, más grande. Ahí donde íbamos con mi papá, al Toro, compramos. Después la hemos traído para acá y está hasta ahora… los años que tendrá, muchos años…”

Dorotea Burgos (El Tambo)

“…En la � nca hay toda clase de plantas. Tenía manzanas, duraznos, uvas, membrillo, después otras plantas como álamo, sauces, todas esas cosas había que poner en la � nca… Yo me dedicaba a mis plantas, atendía mi negocito y después me iba a la ciudad, varios años así…

Cada semana volvía a Salta, iba a ver a mis hijos, que estaban todos atendiendo el negocio y después iba al negocio de la casa de mi herma-no. Tenía una piecita chiquita. De acá compraba queso, carne, verdura lo que había y vendía allá. Traía lo que me encargaban, azúcar, harina cosas que no hay acá. Yo llegaba y traía las cosas a la gente…”

Lucía Casimiro (San Bernardo)

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capítulo 6 / cómo producimos

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turno del agua “…Tiene que dar vuelta el turno, rotar, ir y volver. Ya lo tienen calculado más o menos de acuerdo a la siembra, de acuerdo al clima también. Y entonces sale todo calculado para regar, va y vuelve el agua, termina y pega otra vez la vuelta y ahí ya tenés que volver otra vez de nuevo y no tenés que descuidarte. Es jodido, te descuidas y has palmado. Más problema es en El Rosal, porque no tiene tanta agua, en cambio nosotros tenemos. Por ejemplo, El Tambo es otro sector, no tienen turnos o sea que ellos riegan cuando quieren.

Los turnos son según el terreno que tenés, según el terreno vos tenés que saber calcular bien todo. La gente de antes hacía así, ellos lo hicieron así y así está hecho por eso sale justito, todo justito tiene que salir...”

…sale todo calculado para regar, va

y vuelve el agua, termina y pega

otra vez la vuelta…

Néstor Bonifacio (San Bernardo de las Zorras)

“…Siembro acá nomás. No siembro mucho, porque no hay agua

Yo no tengo turno, no tengo agua. Es que esta � nca es privada y no tiene agua. Tiene, pero poquito que sale de arriba.

Antes se dice que era mucha el agua que salía de ahí, por eso no le han dado turno para esta � nca. Antes había mucha agua, ahora es poquita. De este lado ya no riego porque no llega el agua para regar, hasta por ahí arriba llega nomás.

Hasta Tastil va el turno. Aquí no se tiene turno. Cuando está el turno para arriba y sobra agüita riego. Todos tienen sus días y los días van de allá hasta allá y vuelve y está el otro...”

Norma Vilca (San Bernardo)

“…Hay que sembrar justo nomás, para que alcance el agua..”

Convención Gutiérrez (El Rosal)

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el arado y la siembra“….Burro con burro, una vuelta he puesto un burro con un caballo blanco mestizo, que vos sabés que ya daba la vuelta el caballo, ¡que rápido para dar la vuelta! El burro siempre lerdo, y ha dado la vuelta, al aire lo ha llevado al burrito, lo ha dado la vuelta volando. Por eso mejor no pongo un solo caballo, o tiene que ser burro con burro o si no burro con mula. Vos tenés que tratar de que coordinen los pasos que sean igualitos, ya ha aprendido ahora el caballo, recién ahora, ya le hemos enseñado a arar solo, y los otros aran solos, tenés que tener un caballo que sepa bien, arador, entonces el otro le va enseñando y vos los ponés a la par….”

“…Tornavuelta se llama eso, hagamos una cosa yo te doy el caballo y cuando yo te necesite para arar, vos me lo venís a arar, me das una mano.

Y ese día al muchacho, yo le había hablado y el ha venido y me lo ha hecho, después el me ha venido a arar y yo le he dado el caballo, el ha terminado de sembrar, ha terminado de arar y se ha venido entonces le digo, tal día voy yo, meta, así que ha venido y lo ha hecho arar...”

“…Vos tenés que arar primero la tierra. Primero tenés que remojar la tierra tenés que ver, regar la tierra y esperar más o menos de acuerdo a cómo esté el terreno. Calculá unos siete ocho días de riego, según como lo regués, ya le metés el arado. Primero marcás bien con los animales, bien lo que vas hacer con las melgas y después el animal mismo viene y va entrando las melgas, él mismo. Los animales son así, ya saben y van haciendo, va dando la vuelta y ya terminado entra el otro y terminás de arar y entra la rastra.

Vas emparejando y vas terroneando a la vez, hasta dejarlo parejito, y después lo pasás con una rama, lo ponés y lo rameás con ramas y emparejás. Bien quede parejito y de ahí sí, ya marcás. Marcás y empezás a abrir los surcos, abrís los surcos y abrís los surcos.

Hay que preparar un pozo, le tengo que dar de comer a la tierra. Le das la bebida, la coca, cigarros, todo así y de ahí a arar viejito, tiene que estar el semillador…”

Néstor Bonifacio (San Bernardo de las Zorras)

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“…Yo voy a hacer jardines a San Antonio de los Cobres o a Rosario de Lerma, en San Antonio tengo varios jardines… Ahora está haciendo frío por eso no puedo hacer todavía los jardines, yo llevo las plantas de acá y hago los jardines. La gente de allá no sabe hacer los jardines, entonces yo llevo las plantas y le hago los jardines.

Siempre me han gustado las plantas, ¡las � ores cómo me gustan! En Rosario de Lerma tengo dos casas de parientes y cuando voy allá vendo. En Salta también vendo las � ores, en cualquier cementerio las vendo, así trabajo. Después tengo las verduras, almácigos…

Yo ando y busco semillitas, todo tipo de � ores, me encanta. Sea cual sea, igual las pongo y ya tengo � ores, toda clase de � ores. Ahora no se está dando nada lo único que se está dando es el apio y el almacigo…

Hay tierras que dicen que son � acas, no sé qué es lo que le falta a la tierra, hay que abonar, estas no están abonadas. Hay abonos que los tenemos nosotros que no va, hay mucho sauce, el sauce es venenoso, la resina del sauce esa que cae y mata a toda la planta. Debajo de los sauces hay hojas secas y yo creía que era abono y no era, no sabía y no se me daba y no se me daba. Después me dijeron y eso es la resina del sauce, mata a la planta…

Hago sacar de los corrales de los parientes y después le pido la camio-neta a otro pariente y me lo cargan… ahí esta abonada la tierra para sembrar maíz y la papa. En cambio la haba, la arveja no necesitan casi abono…”

“…El maíz blanco, ese es grande, grande, pero muy lerdo es, hay

que poner temprano, después van a caer las heladas y lo aga-rran. Los dientes del amarillo no, porque es rápido, pero el blanco es grande, las habas también… Siembro, pero poquito porque no tengo plata, porque a veces hay gente y no plata con qué pagar.

Yo cuando no hay plata llevo

algún cordero, cambio a los animales. Saco al-gún cordero y lo cambio, en esta época, porque en esta época no hay que vender. En verano no, porque en verano hay de todo para vender un poco, cualquier cosa se vende, cuando yo no tengo choclo, habas o arveja le compro al vecino y después llevo a vender, sino ellos hasta que yo tenga, ellos me prestan y yo cuando tengo de-vuelvo, así trabajo…”

Lucía Casimiro (San Bernardo)

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los animales y su cuidado“…Pascha es lindo. Los pastos del cerro, pajonales, pajonales altos. Ahí largan los animales porque se junta el pasto, abun-da el pasto y los largan. Los ani-males están botados y comen a cuerpo de rey, a la oveja sí la guardan pero al vacuno, caba-llar, mular, no.”

“Hay muchos que se dedican a criar caballos, crían caballos chiquititos son caballos cerreros y esos caballos te suben como si nada, vos si subís con un ca-ballo mestizo, lo matás, acá no va el caballo mestizo, es muy pesado.

Mayoritariamente, el criollo tenés que tener acá. Porque acá no podés andar mucho con caballo para galopar, podés galopar un poquito así parejo, pero galopar, galopar mucho no, enseguida para. El mestizo es grande, grande basudo, de

baso grande, grandote semejante y el criollo un poco más chico y más delgado. Tiene baso más chico, y eso es mejor para andar en los cerros o en las piedras, en cambio el caballo grande de baso grande se tropieza mucho, tiene más dificultad.”

La mula, la diferencia es que la mula es como el burro, a la mula le podés dar de comer cualquier cosa, la mula vive en cambio el caballo no, el caballo es un lujo, al caballo tenés que darle alfa.

Si te vas al cerro, donde no hay pasto, todo lo que puede comer el caba-llo es de cortaderas, en cambio la mula no. La mula te come todo, todo lo que ve te agarra, igual así el burro. En cambio el caballo no.

Siempre la mula es más cotizada en todo, la mula es un animal que es duro, duro para el trabajo, bruto, en cambio el caballo no, el caballo es � ojo.

Las mulas son más jodidas, así mayormente son medio peligrosas. Hay mulas mansas sí, pero son bien cochinas las mulas, enseguida nomás te tumban. El caballo es tonto no te hace nada, así que con la mula vos te vas a cualquier lado, en cualquier lado la mula te come.

El burro es para carga. El burro vos lo llevás y lo haces carguero. El burro, igual que la mula también te sirve para arar y para andar mon-tado, yo tengo por ejemplo un burro sillero, es sillero el burro, y es de todo, vos lo pones así como decir un caballo… es completo…”

“…¡No sabés lo que es estar cuidando ovejas ahí todo el día!, llueve, truene, estés enfermo o no estés enfermo tenés que estar todos los días porque los anima-les comen, tenés que sacarlos to-dos los días, es así, es lo que hay en el campo, tenés que estar, por eso mucha gente, no sé si sabían por ahí si han escuchado en la ra-dio que se ha muerto una gente en el cerro que la agarró un rayo y eso son las cosas que pasan con los que están cuidando hacienda, te viene y te agarra un rayo....”

Néstor Bonifacio (San Bernardo de las Zorras)

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la capada“…Hay que rajarles, se les raja y se les saca las bolitas y después se le vuelve a unir. Tiene que cica-trizar solo, vos le sacás y después le agarrás el huevito, le pegás una envolvida y le pegás la tira y sale, se corta la tira.

Hay tipos que se dedican a eso nada más, tenés que tener mano, por que te podés mandar un moco, podés matar animales, se te infeccionan, cualquier cosa y se te mueren.

Este casi se me infecciona, casi se me ha muerto. Yo justo me ido y mi mamá estaba sola, acá tenés que tenerlo atado, no pueden caminar, tenés que tenerlo bajo sombra no tenés que tenerlo en humedad, por eso tenés que cuidarlo hasta tres meses, cuatro meses, hasta que el caballo vuel-va porque si no son jodidos...”

Néstor Bonifacio (San Bernardo de las Zorras)

el pastaje“…Vos tenés que calcular todos los días cuánto pasto van a tener animales hasta el otro turno. Entonces ya viene el otro turno y sacás los animales, pasan al otro lado. Así tenés que ir rotando los animales y después tenés que juntar, cortar el alfa para tener reservas para la época de invierno, porque si no estás jodido se te mueren los animales o tenés que deshacerte y venderlos por nada.

Todos tienen dos � ncas, así podés rotar porque si no, no podés. No te alcanza para nada, muchas � ncas son chiquitas, hay algunas que son grandes. Y no te abastece pues, los animales te comen mucho. El vacuno, ¿sabés como te come?, ¡mucho! Al caballo mayor-mente vos lo tenés suelto, y día y noche morfando. El vacuno en cambio no, cuatro horas y después vuelve al corral igual que las ovejas. Y las ovejas lo mismo, cuatro horas y al corral, ahora en invierno siempre sacan un poquito más temprano para que puedan comer un poco más todo, para que lo dejen al ras...”

Néstor Bonifacio (San Bernardo de las Zorras)

“…Estamos medio ocupados, por la hacienda, toda esas cosas. Lo que pasa es que es una época cuando está todo regado. No puedo largar la hacienda al rastrojo, hay que cuidar. Tenemos la costumbre guardar reservas, así que eso se da a la mañana y después a la tarde, de manera que no anden en el potrero cuando está regado. Si se larga la hacienda, no produce, el pasto lo mismo.

Pero cuando uno más lo cuida produce más pasto, es mejor, tiene más fuerza la planta, crece más rápido. Cuando llega una época se le da de comer y ahí tienen una buena pastura. Si uno lo deja pisotear mucho también pareciera que se asienta el mismo terreno, no crece ya…”

Hugo Vilca (San Bernardo)

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señalada“…Sí, le he cortado la cola. A los chiquititos nomás, a los que no son señalados hay que señalar, los gran-des ya están señalados.

Ayer he cortado a otros corderitos, he señalado también dos. Cuando hacen la señalada, hacen novios todo, ellos se casan ese día por eso es la � esta.

Yo no he hecho nada, no he hecho novio, tampo-co he � orado ni he hecho nada. Cuando hay un matrimonio es mejor, ese matrimonio es padrino y madrina de los recién casados, ¿que no hace la gente también así?. Ellos se casan, por eso es la � esta. Hay que tener tiempo, hay que tener pa-ciencia hay que estar… tomadito, yo no tomo nada por eso no me gusta nada, a veces lleva un día entero.

Así era la costumbre de antes, tiene que haber un cantor y dar la vuelta al corral, tres vueltas y le largan nomás y de afuera tienen que hacer el mojón.

Cada uno tiene que traer la piedra, por lo menos vos tenés que llevar la piedra, usted también y poner y el dueño va y lleva la piedra, toda la visita tiene que

cargar la piedra y poner allá en el mojón y después viene el otro… Y ahí convidan todos los que estaban ahí, le dan el vino, le tiene que tirar ahí un poco y recién tomarlo, le dan la chicha, le dan la gaseosa o el alcohol. Después ya le entierran todos los acullicos.

Tienen que cantar, así hacíamos nosotros antes, cuando yo estaba arriba, aquí no yo ya estoy vieja, ya no da el cuero no es que no me gusta � jate, ¿por que será que me he hecho así?,

Eloy quiere hacer, ahora, un mojón, para eso hay que tener mucha bebida y ahora no es la gente tan paciente como eran antes. Antes salían personas grandes, ahora no, ahora salen jovencitos, guaguitas, son muy mal hablados ya no respetan a los mayores, ya no me gusta a mí.

Hay que dar de comer, después poner el baile y a mí yo por lo menos ya de baile no me hable nada.

Yo por lo menos lo he hecho así nomás, no he hecho nada, no he hecho mojón, ni novios, nomás basta que sean señalados. Las colitas hay que enterrarlas ahí en el corral. Igual que para el primero de agosto ese pozo tiene que estar ahí, ahí le ponen cigarrillo todo ahí le meten la coca y después cuando terminamos de cortar las colas echamos comida, un corazón sanito, enterito. Por eso hay que carnear, dos hay que carnear. Uno para el rastrojo y otro para el corral. Tiene que estar cocido, no crudo. Todo eso se convida, en corral también se hace lo mismo...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

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“…Acá nosotros sabíamos marcar los 25 de Mayo y ahora no tenemos marca, marcamos así nomás porque ya no había tiempo. Más por el pasto, por-que las vacas estaban para el cerro, porque no había pasto.

Siempre mi abuelo lo sabía hacer. Ahora ya no hay marcada, ni señalada. Antes hacían una señalada, una marcada, invitaban a la gente o la gente venía sola.

Era todo invitado. Invitado dice que es la señalada, o es una marcada, cuando vos invitás todo.

Ahora no, ahora la gente se acostumbra a hacer se-ñalada, marcada. Invita, se convida comida, bebida, pero la mayoría de la gente convida cuando está en el corral, señalando, marcando. Después ya a la noche, digamos hacen baile, pero ya la bebida es vendida, ya no convidan, todo es vendido.

Mi abuelo sabía decir que eso no es señalada, no es marcada. Marcada es cuando uno invita, no se vende nada. Y ahora ya no acostumbra la gente a hacer eso.

Pocos son los que hacen así la señalada y no quieren vender. Yo he visto una familia, en el cerro. No ven-den. Por ahí, la gente ya está acostumbrada y le dice

“vendéme”. No, él no le vende, le invita. Eso dice que es señalada, es marcada. Y tiene muchísima hacien-da el señor.

Sabía decir mi abuelo que la pacha te da más así. Si vos vendés ya estás haciendo negocio, ya no estás invitando. Invitando, sabía decir, una vez al año, invitar te da más, te da más hacienda, todo. Y ese señor nunca vende, y dice que tiene muchísima ha-cienda. Y eso que no tiene aguares, nada, tiene cerro nomás, pero tiene ovejas, vacas.

Mi abuelo invitaba para navidad. Tenía mucha hacienda también ¡Uh! Cualquier cantidad, vacas, ovejas. Después ya no, ya estaba viejito. Ya el ha acabado todo. Lo único que ha quedado con mi papá. El siempre sigue haciendo, pero no todos los años, a veces, pasando un año, dos años. Hace para Navidad. El también no acostumbra a vender, invita nomás y si no hay, bueno no hay, no acostumbra a vender.

Primero se hace la ofrenda ahí, en el corral. Se da de comer a la tierra, se da bebida, todo. Y después ya se empieza a señalar, a marcar. Y al � nal ya sueltan la hacienda. Antes todos tenían mojones, las piedras grandes, al medio y todas las chiquititas alrededor. Y ahora casi nadie tiene eso, la piedra grande la ador-naban bien con lanas de colores. Y cuando termina-

ban de señalar, todos los invitados iban ahí.

Daban vuelta primero sí, iban al campito y buscaban piedritas, las más bonitas sabían elegir, y traían para el dueño. Sabían decir “te doy tantas vacas, tantas ovejas”, te daban todas las que quieran. Le deseaban la suerte, le deseaban que siga teniendo más. Pero siempre le daban por cantidad, una piedrita valía, qué sé yo, cien vacas y otra piedrita eran doscientos capones. El dueño está ahí, al lado del mojón reci-biendo todas las riquezas que le dan los invitados.

Y cada año se iba haciendo más grande, algunos traían cuatro, cinco piedritas, las iban dejando ahí. Y se iba haciendo más grande y más grande el mojón. Ahora ya se ha perdido la costumbre. Y no tienen casi. Algunos en el cerro, por ahí tienen mojón.

Yo conocí el mojón de mi abuelo. Era grande, des-pués al último ya iba quedando menos, menos, por ahí andaban las ovejas, ya no le tenían en cuenta.Quedaba la piedra grande que había plantado ahí en el medio. Y al terminar ya entregaban las ovejitas y decían te doy tantas vacas, tantas ovejas, le ponían ahí y al terminar bailaban y ya se iban bailando, can-tando, a la casa. Ahora ya no, ya se ha perdido esa costumbre, ya nadie no tiene mojón...”

Norma Vilca (San Bernardo)

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“…Se ve también por ejemplo, cuantos campos a se-ñalar, las cabras, las vacas, también se cava un agujero; se da, se echa coca, cigarro, vino, donde se rodea la ha-cienda. Se invita a toda la gente, la campeada, con la liga de coca. La gente empieza a elegir la hoja más durita, la hojita mas sanita, y después empieza a entregar al due-ño, dicen, según la costumbre de cada uno presenta 100, 200 vacas, carneros, terneros, cabras, ovejas.

También se sahuma, lo mismo que se hace para el primero de agosto. Se empieza a proceder con la ha-cienda con el ternero, el cabrito, se agarra pialando la vaca, señalándola.

Por ejemplo, cuando se corta el primer animal, le cor-tás la oreja y sangra, ahí se agarra lanita para hacer las � ores de colores y limpita la orejita se la empieza a pasar por ahí, todo el mundo tiene esa costum-bre. También se ponen � ores a la hacienda, algunos

acostumbran de hacer una corona al reproductor y se le atan en el asta, al cogote si es vaca. Cuando se le asienta la marca algunos animales pegan el grito, entonces dicen las gentes que le está llamando a la suerte, hay que acompañarlos, por eso la gente grita también , nosotros también acostumbramos hace-mos lo mismo.

Al pialador que más piala le van pagando. En algu-nos lugares se prepara primero una parada, mate con alcohol, ese es el pago para el primero que voltee la vaca del corral.

Después cuando se termina de hacer todo eso, se empieza a convidar � ores a la gente, a cada uno una � orcita en cualquier parte de la ropa. Ahí también la gente tiene la costumbre de hacerse la vaca, o el chi-vo, o el carnero, a bailar, a cantar, a echarse que no se pueda agarrar, eso debe ser dentro del corral.

Después que se termina de hacer todo eso si hay alguien que le guste cantar, con la caja, se em-pieza a cantar. Dan tres vueltas al corral cantan-do, se tira la chicha que hay, vino, gaseosa, papel picado. Se le va tirando la hacienda las despa-chan. Para terminar hay que agarrar un poquito de tierra y tirarla a la hacienda, es como para que se vayan juntos, todos rezan despachando la ha-cienda y después se viene la fiesta más grande, el baile, se come, se prepara comida para toda la gente, se convida.

Hay gente que lo hace en carnaval o en año nuevo, otros dicen ya está la hacienda y lo hacen, tienen un día especial, nosotros lo hacemos la segunda semana de enero todos los años, ya a partir del 20 despachamos a la hacienda...”

Hugo Vilca (San Bernardo)

…cuando se le asienta la marca algunos animales pegan el grito,

entonces dicen las gentes que le está llamando a la suerte, hay

que acompañarlos, por eso la gente grita también…

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la lana y los tejidos “…Yo tenía que llevar a mis chicos a las ovejas y a la escuela, cuando tenía hilo me llevaba para hacer mi tejido. Antes sabíamos hacer mucha ropa tejida. Medias, polleras, sacos. Así crié a mis chi-cos, todos con polleras tejidas, sacos tejidos.

A las frazadas las tejían lindo los teleros, puntas con kenko. A mi mamá le gustaba hacer de todos colores. Yo ya no lo he hecho, me ha dado � ojera. Había buenos teleros, tejían con habilidad, con guapeza, bien hechito, no con � ojera como ahora, no tenían estudios, pero sí habilidad.

De los telares de ahora ya no sa-len frazadas grandes. Chicotas, no alcanzan para taparse la cabe-za, ni los pies…”

“…En agosto, en setiembre, según como esté el tiempo em-piezo a sacar la lana. Cuando hay

tiempito empiezo, sino noviembre, diciembre ya le entra la garrapata. Le sacamos la lana y así no entra la garrapata, cuando no tiene mucha lana.

Yo ya no la utilizo a la lana, antes sí que sabía hacer tejidos. Hacía hilos, me esmeraba, ya no hago nada. Es que me perjudica la vista a mí, la miro mucho a la lana y después veo todo oscuro. Yo cuando era joven, también hilaba. Día y noche hacía tejidos, hacía ropa para mis hijos, para vender, por muchos años he tejido. Ahora no porque yo siento que es la lana es que me hace oscurecer la vista. Yo sabia hilar mucho antes la lana de llama es más polvosa.

Yo le encargaba a mi hermano de arriba, el trabaja-ba en la azufrera, que me traiga y me traía bolsas de lana. ¡Y me hacía unos sacos! me sentía que estaba con ropa � na, así me sentía yo. Y también para mis

hijos les ponía cualquier cosa de llama y se me hacía que era todo de lujo, haciéndoles puntos bonitos, después ya he dejado nomás.

La lana la vendemos al camión que viene, la cambio por mercadería no salgo a vender a otro lado, no hay dónde vender. Años atrás no, sabía-mos ir a Salta a vender, había barracas en ese entonces, compraban toda la lana. Ahora no hay barracas, no sé dónde irá a vender este hombre que compra, no sé adónde irá a vender lanas y cueros. Él paga lo que él quiere, y la mercadería de él vale mucho, ahora todo esta más caro, y el precio de la lana esta más bajo. No tiene apuro de comprar porque dice que él tampoco puede vender...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“de los telares de ahora ya no salen frazadas grandes. chicotas,

no alcanzan para taparse la cabeza, ni los pies…”

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“…Hay que esquilar las ovejas y después hacer el hilo. En septiem-bre ya comenzamos a esquilar, cuando hace calorcito, sino en octubre, por ese tiempo ya hace calor.

Hay que tirarla al sol la lana, que caiga todo eso que tiene ahí y después ya es linda la lana para hilar. El sol hace que se seque, ¿será?, no sé, desde antes lo hacen así. Después ya se la separa a la lana. Hay que separarla esa lana blanquita, que va en el lomo, esa es para hilo. Esa es la más linda, especial para hilo. Y así ha-cemos los hilos.

Los compran así nomás, que este hiladito, ya bien torcidito. Los camiones compran, esos camiones que vienen a comprar una vez al mes. Por tempo-rada compran.

Todo se hila igual, más � no o más grueso, para hacer frazadas. Yo no sé, yo no he aprendido a tejer.

Mi mamá hace medias, guantes, pulovers. Yo no he aprendido a tejer…”

Sara Alancay (El Rosal)

“…Antes hacía muchas, ahora no porque han salido las colchas, pero cuando hace frío hacen falta estas.

Vicuña, zorro, guanaco ahora es prohibido. Mi abuelo antes hacía cha-linas de vicuña. Ahora es prohibido, bien calentitas eran. Antes iban a cazar y le encargaban. Hacía preparar el hilo y le tejía después. En Cachinal, Incahuasi, había vicuñas, llamas.

La aguja de acero hace doler las manos, no es como la de espinas de cardon, es sana, el aluminio jode los huesos. Se utiliza mucho pero queda con dolores la mano. Algunos lo hacen de palitos de Tome, bien derechitos lo cortan a esos.

Para el lugar de Chañi, no hay cardones, también se hacen de chilca. Para mismear la lana se usa la chilca, para soga, frazada.

El huso es para más � nito.

Hay que aprender a hacer bailar la pushka. Tiene que estar bien,

desmotar la lana, incluso para mismear también. Sacar todo lo malo y dejar todo lo bueno.

En noviembre, algunos en octu-bre, cuando recién están empe-zando a comer brote, se corta la lana.

Si sos buen cortador de lana, a la mañana hacés cinco, antes que esté la calor, de las 7 hasta las 12. Algunos hacen más de 12 ovejas, rapidito. Hasta las 12 porque van a comer verde y ahí se empastan, por eso se hace a la mañana… “

Lucinda Mamaní (San Bernardo)

“en noviembre, algunos en octubre,

cuando recién están empezando a comer

brote, se corta la lana.”

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A la espina de cardón se la a� la bien, con piedra asperita, porque son puntudos, para que no se hin-que, y le quemamos un poquito. Se puede tejer medias, soquetes, llamitas hago también.

Se hila, después se tuerce y ahí se hace el hilo, se tiñe con romasa, sale medio amarillo, marrón. Con la hoja de sauce, sale verde. Hay que hacer hervir agua, echar la romasa y después la lana. Sacar el hilo, poner en agua fría, volver a enjuagar y recién sale. Algunos le echan limón, sal.

Con la hoja de sauce que hierva, después se le saca la hoja… “

Elba Mamaní (San Bernardo)

“…De ahí ponía las estacas así y así de ahí se ponían los hilos y la trama. Después lo empezaba a unir, y así.

Tejían de todo, tejían ponchos, también frazadas. En el pasado se tejía así en los telares. Después también se tejían alforjas, después faja, ¡y con las � guras que los tejían! ¡y con los colores que los tejían!.

Bueno clavaba una estaca allá y otra más acá. De aquí ya iba urdiendo. Para tejer ponchos ponía cuatro estacas, y para tejer faja ponía una igual, para la alforja también. Y después bordaba, sabía bordar bien lindo ella.

Bueno antes no tenían tinta, como dicen, teñían con lo mismo del fuego, no sé cómo le llamaban antes este, hollín le decían. Eso contaba ella que con eso teñían, con negro, después con la romasa también teñía, ese salía marrón. Así sabía hacer ella

Con la raíz. la hacía hervir, después ya sacaba la raíz y le echaba todo, le echaba la lana y la dejaba unos minutos. También lo hacía hervir con el hollín, después para los otros colores ya compraba la tinta.

Así sabía vivir ella. Ella vendía aquí, a la gente de aquí nomás, de Rosal, Potrero, también le encargaban, ahora ya no ya, ahora ya veo poco, ya no lo hacen...”

Beatriz García (San Bernardo)

“…hay que aprender a hacer bailar la

pushka. tiene que estar bien, desmotar la

lana, incluso para mismear también. sacar

todo lo malo y dejar todo lo bueno...”

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queso

“…Tengo vacas, cabras. En esta época no están dando leche. A partir de noviembre, di-ciembre dan. En época de leche hacemos queso, este tiempo no porque no hay pasto.

Se saca a la leche, después viene y se la � ltra bien, en un trapo, algo para que quede toda la suciedad ahí. Que esté limpita y se le echa el cuajo. El cuajo es una cosa que hacemos, que sale de la panza de los animales, se le echa sal, se la guarda durante un año y cuando esté hecho ya se le puede poner en agua y ya se le hace. Se le echa un poquito nomás, es bien fuerte. Se le corta con una cuchara y ya te queda la cuajada por un lado y el suero por otro lado. Se le echa en el cinchón, en el molde de cortadera que se hace y ya se deja prensar, tres cuatro horas, se amolda el queso y ya está, listo, redondito sale…“

Norma Vilca (San Bernardo)

“…El cuajo, ya se ha perdido. Es panchero de vaca, de cordero. Panchero de vaca criolla, porque el ternerito mama, un año tenés que ocuparle, lo tenés colgadito un año, cerca de la cocina de leña. Ahora hay cuajo químico.

Con tu olla limpita, le cortás un poco de panchero y agregás la leche tibia…“

Elisa Lamas (San Bernardo)

“…Yo nunca he usado el suero, ahora nos dicen lo que tenemos que hacer con eso, yo solo uso la panchera, no voy a hacer caso, dicen que sale de mal gusto, así dicen las señoras. Yo nunca he comprado, jamás he hecho con eso. Es la panza de la oveja, tiene una parte que es panchera, hay de cabra y de vaca. Ese tiene que estar un año, sino cuando está fresco no sirve...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

la yista “…Hay que quemarlo bien y después hay que hacer hervir la papa, bien molidito y sale la yista así como masita se hace. Con la papa coci-da. De suncho, de � or de cardones, que ya va a � orar en noviembre…septiembre, octubre, la cáscara de la pasacana. Después que � oran, en febrero, marzo ya dan pasacana los cardones y esa fruta es rica, dulce, pero a la cáscara hay que guardarla para hacer la yista...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

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venta“…El tema de la hacienda, que dicen en las reuniones, es que hay que curarla, por ahí la gente no puede curar porque no tiene plata, no es porque no quiera. Y para vender ahora se va a poner peor, dice que tiene que estar todo controlado por bromatología, por Senasa. Te-nés que hacer todo. Ya no vas a poder sacar a vender, nosotros vamos y sacamos la leche ahí en el corral. Tenés que hacer tipo una piecita, algo para sa-car la leche, es más trabajoso. Y no sé cómo, hay mucha gen-te que no lo va a hacer, y no es porque no quiera, sino porque no tiene plata, es mucho traba-jo. La carne igual, dice que no van a dejar vender si no está controlada por Senasa.

La carne se vende siempre, pero dicen que cuando hagan el ma-tadero en Quijano, ya no van a dejar, nosotros no vamos a poder

ovejas, ni cabras, nada.

Dicen que hay que curar a las ovejas por lo menos. Hay que poner un veterinario para que venga a sacar sangre a todas las ovejas, las cabras. Y cada oveja para sacar sangre está dos pesos. Algunos tienen poco, algu-nos tienen mucho, pero igual se gasta, que tenga cincuenta ovejas nomás, son cien pe-sos que hay que pagar.

Esto ya teníamos problemas hace como cua-tro o cinco años con el tema de la carne. La gente acostumbra a vender en navidad, año nuevo y aprovecha a vender. Deja los corde-ros y se va a vender, en el tiempo en que hay mejor precio y más compradores, se puede vender. El problema es que gendarmería no te deja pasar. Si te deja pasar uno o dos, no te deja pasar más. Para las � estas te dejan pasar hasta cuatro. Pero en año nuevo, vos llevabas hasta veinte y vendías tranquilo. Yo no sabía vender aquí, como aquí no vienen compradores, y entre nosotros no nos pode-mos vender, porque todos tenemos. Para las � estas, en navidad vendíamos quince y en año nuevo otros quince y ya tenés, ya com-

prabas mercadería todo. Ahora no se puede, tenés que llevar tres o cuatro nomás…”

Norma Vilca(San Bernardo)

“…Tengo gallina, pavo, chancho, ovejas, cabras, me gusta tenerlos, es lindo, sí te da ganas de comer un queso, tenés.

…Allá la huerta, cosecho papas, papas gran-des para vender, llevo carne a vender a Quija-no, llevo huevos para vender. Ahora me han encargado pollo carneado, chancho...

…Hago pan, empanadas para vender. ¡Aquí hay vida! No te digo que ganaras un platal… vendés dos empanadas, un pan y ya tenés. Yo me traigo grasa en ramas, la derrito, el chicharrón para mis perros y la grasa para el pan. ..“

Elisa Lamas (San Bernardo)

carnear aquí y llevar a vender, te-nemos que ir a carnear allá. Por-que dicen que tiene que ser sí o sí carneada en el matadero, no así como carneamos nosotros. Y si querés vender dos corderos tenés que irte con los dos corderos, pa-gar un camión para llevar los cor-deros, hasta allá. Vas a carnear los dos corderos, vas a vender y no te queda ni para pagar el camión.

Dice que Senasa ya no va a dejar pasar carne, carneada, nosotros vamos a querer llevar en el colec-tivo y ya no te van a dejar pasar en Maury. Sí o sí, si tenés que venderlo tenés que ir a carnear allá, y muy trabajoso es.

Se podría hacer, pero llevando mucho para vender, digamos, veinte, treinta, más. Pero aquí quién va a llevar, nadie. Peor se va a poner, porque la gente ya va a dejar de criar. Va a preferir irse a trabajar a otro lado y no criar

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capítulo 7 / criarnos y curarnos

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“... Por ahí vamos con algún ami-go al cerro a buscar pupusa, para el frío. La pupusa está en lo mas alto, donde no hay nada más que tierra y tierra ahí está la pupu-sa, es como la lechuga, en esta época es cuando crece, en pleno invierno...”

Osvaldo Tejerina (San bernardo)

“... Aquí el agua antes la aclarába-mos con tuna, ese de los cactus cuando a� ora hacen una fruta, le llaman pasacana. Aquí se dice cardones. Se lo pela y se hace un palito y lo metías así, en esa babi-ta se pega la tierra y vos lo dejas y el agua está así cristalina...”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“...Hay mujeres que guardan un poquito de agua de la vida en una esponja...

El agua de la vida, es la menstruación de la mujer. La utilizan mezclando con azufre, un poco de fenelina y agua, para la picadura de víboras, y alacranes. Se lo di a un caballo, se le puede dar con la botella o una inyección, sobre la infección, y hay que pasarle. Cuando los caballos comen caca de conejo hay que darle orina con sal gruesa para que la tome...”

Nestor Bonifacio (San Bernardo)

“...Todos los he tenido en mi casa. La abuela era la partera. Nos preparaba. Hasta el último hijo que he tenido lo he tenido en mi casa. Tres días quedaba en cama, me cuidaba ocho días y me ponía a lavar de a poco.

Ahora vas a la maternidad, estás tres días y te despachan. Los chicos salen sueltitos, antes no, bien envuelti-tos y no se enfermaban, los trajinaban bien.

De Diego me bajaba con el chico a las espaldas, lo trajinaba bien, podía llevar las bolsas.

Hasta el 81 he tenido el chico en casa. Eso sí, venía el médico, me revisaba, revisaba los latidos del chico… Ahora no, cada vez es más riesgo...”

Lucinda Mamaní (San Bernardo)

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“…Todos mis hijos los he teni-do en la casa nomás. Yo mis-ma me davueltaba y cortaba el pupo. Mi suegra me tenía a mate cebado con manzanilla. Después, sopa con arroz con ruda. He tenido once hijos, todos en la casa. Algunos iban a ayudar, a ocuparse de hacer las otras cosas si uno está en cama, las ovejas… con tantos dolores, cómo seríamos!

Cuatro o cinco días me levantaba, había una tola para sahumarse, de ese humo nomás. Para levan-tarse. Se quemaba en brasas, se ponía uno encima, con la pollera así, así. Agarraba el humo todo para adentro… para que no agarre el mal aire, la recáida… sobreparto le decían…”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“... Mi mamá sabía ser partera, iba por todos lados curando, sentían, la venían a buscar y se iba. La veía primero como es-taba, si estaba bien, si estaba cruzado sabía, tomaba la panza, la manteaba para que se aco-modara el bebé.

También lo hacían cuando es-taba de seis, siete meses, mi papá sabía mantear más. El re-zaba, manteaba, por ahí decían que no podían caminar y era porque estaba mal el chiqui-to… lo manteaba y quedaba bien.

Ella le daba yuyo, sabía darle la ruda… ella lo componía al té, le echaba manzanilla, le cortaba el ombliguito, le ataba…

“... Aquí curamos cuando hace

mal la comida con muña, sin azucar, en tecito hay que ponerle bien poquito.

Está el paico también, cuando son chiqui-tos le hace mal la comida.

Otro para los chicos es la espinuda, amarilla, hay en el cerro… airampo. Aparece cuando llueve mucho, bien ro-jito hay que juntarlo, es bueno para el sarampión.

El lampazo hay que sacarle la hoja y acos-tarse con las hojas abajo nueve noches. Mi papá se curaba los riñones así, o sino, con toalla mojada. Ahí está el remedio, ¡qué doctor! decía.

La ruda, cuando tienen mucho mal aire, por ahí aire frío. El quimpe para la fie-bre.

La pupusa, para la puna, se la echa al agüita hervida, se le echa la pupusa y ya está.

El ajenco es bueno para el hígado, en ayuno, con limón, nueve días y se ha com-puesto… es bien amargo.

La cola de caballo, en orillas del río, muy poco se consigue, es para los riñones, tie-nen que tomar por agua.

La leche de cabra negra es para la neumo-nía, tiene que ser con borraja, también la leche de burra.

Aquí utilizan la grasa de puma para los huesos, tienen que frisionarse bien, en la parte donde duele. Esa enfermedad hay que curarla a tiempo.

Para el susto, rezar, llamarle el nom-bre, así sabía curar mi mamá… llamaba con rebenquito, cuando es grande, cuando es chiquito con la gorra.

Beatriz García (San Bernardo)

“La cola de caballo, en orillas del río, muy poco se consigue, es para los riñones, tienen que tomar por agua.”

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“… Muña muña, para el mate cocido y para el dolor de barriga. Cuando cae mal la comida, se prepara con un poquitito de bica para asentar.

Suico de vaca, se usa para el mate cocido. La Chinche coma, también es para el mate cocido y para la tos. Se hace un quemadillo con azúcar tostada y va acompa-ñada con otros yuyitos, por ejemplo borraja.

La espina amarilla es una tolita, es bien amarga. Se hace hervir para el resfrío y para lavarse de la cintura para abajo.

La pupusa es buena para tomar en mate cocido cuando hace frío o para los huesos. Crece en la punta del cerro.

Quincha mala, otros le llaman cola i cordero… esa también es buena pa lavarse para el resfrío. Agarramos el yuyo, hacemos hervir, se bañamos y a la cama.

Se hace hervir el agua y poner después los yuyitos, así decía mi mamá…”

Corina Sumbaine (El Rosal)

“... Cuando tenía mis hijos más chicos ya no tenía ni leche. Salía a pedir a una señora de esos tiempos, pa-rece que era setiembre, no tenían ni leche las ovejas. Comprábamos, cambiábamos con alguna cosita, con pancito cambiábamos la leche. Pero después [el bebé] con matecito, pancito, ya no necesitaba nada...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“... Nosotros, las raíces tenemos que subsistirnos. Trabajar con la tierra...”

Elisa lamas (San Bernardo)

“... Las cosas que sabía contar mi mamá, que le contaban cuando era chiquita y ella nos cuenta a nosotros y a los chicos...”

Alejandra (El Rosal)

“...Antes plantábamos � ores, claveles, estatí. Lo tra-bajábamos con mis hermanas...”

Melanio Choque (San bernardo)

“…Para hacer las ollitas, yo sé que primero se le hace el asiento, se pone sobre la piedrita. Hay que hacer dos siempre, la otra hasta que esté oriando ya se va aumentando en esta. Se vuelve a hacer la masita y se vuelve a ir aumentando y se moja una cucharita, que no tenga la manija, tiene que estar mochita. Alisas bien con esa y ya se va formando. Se lo deja ahí. Se hace la otra y entonces cuando se hace la otra, ésta está oriando… si no se va a caer todo. Hasta que así se termina.

Se hace como una masita y se va yapando, aumen-tando, aumentando… hacen ollas grandes así… porque para hacer de una sola vez se les va a caer. Claro, van así aumentando, de a poco, de a poco, hasta que ya se para, ya le dejan ahí que se seque. Una vez bien seca, recién le hacen quemar con la bosta, la cocinan…”

Dorotea Burgos (El Tambo)

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capítulo 8 / las fi estas

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“....Nosotros cuando vamos al cerro, cuando llevamos las vacas a pastar...un lugar que llamamos apacheta, que también le damos de comer algo...coca, cigarro , comida...después como pidiendo a la pacha... para que haya pasto, no falte agua, esté bien la hacien-da.... en cualquier lugar, bien la hacienda.

La gente de antes, mi abuelos, me comentaban...demos a la pachamama... vamos a la apacheta.... no vamos a cualquier lugar....como de costumbre, se hacía. Cuan-do uno llega convida: coca, cigarro; de otro lugarcito se agarra una o dos piedras y se deja poniendo en la apacheta.... me comentaban a mí, se lo hacía antes...yo le comentaba a mi hijo... nosotros hagamos lo mismo, si de antes lo hacían. Por qué no se lo sigue haciendo. Cuando se pastorea la hacienda hacemos lo mismo...”

Hugo Vilca (San Bernardo)

“…Todo el Agosto damos de comer. Si no damos de comer el primero damos el ocho, tiene que ser un sábado. Así que, a la tierra todo damos de comer. Tenemos que cortar las colas de los corderos y enterramos al medio, pero todo el agosto damos de comer. De todo un poco vamos a convidar, así comida, bebida, lo que tengamos, lo que hay...”

Sara Alancay (El Rosal)

“....Para el primero se prepara la ofrenda; el 30 se prepara un poco. Por el trabajo uno no tiene tiempo, tiene que salir con la oveja, la vaca....el 31 se prepara todo lo que falta.

El primero de noviembre, � esta de todos santos... a la mañana siem-pre, a las 10,10.30, 11, se va poniendo la mesa con lo que uno prepara....comida... eso se va poniendo, golosina, un poco de bebidas.....de todo como dicen. Van poniendo la mesa todo lo que uno acostumbra en su vida a comer....como el pan, o tomar el agua... después se sigue po-niendo hasta la ultima hora, hasta con levantar la mesa. Por la noche la gente se acostumbra a rezar, a jugar al truco y otros juegan a la taba.

Antes se sabia jugar al botón, se daba el botoncito a alguien y la per-sona debía adivinar donde estaba el botón (..veía cuando era chico..), otros andaban con alguna cinta si no adivinaba se le pegaba ...algunas gentes también tienen la costumbre de hacer � ores , corona , así hasta que amanece ...

Siempre se es conocida un poco de yerbiau : mate ., yuyos , un poquito de alcohol o cualquier bebida , para calmar .... para que no se duerman ...no tanto para que se excedan...

Se junta en la casa de los nuevos... sí, cuando en el primer , segundo, tercero cuando están velando la cruz, pasando el medio año para po-ner (la mesa) porque dicen que después vienen las almas ....después siguen poniendo la gente como de costumbre ...mi abuela sabia con-

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tar....una vez un muchacho que no creía, decía que es mentira, ‘yo voy a esperar’, todos se fue-ron y se escondió tras la puerta.Despues de las doce escuchó va-rias gentes venir y una sombra de gente , pero no ha visto a nadie...

Día dos se tiene por despachar : se levanta la mesa , se acomoda todo como estaba , se reparte a todos en iguales partes, diga-mos si todos hacen lo mismo. Nosotros tenemos la costumbre de repartir a todos, ahí nomás un poquito para que alcance todo lo que hay , se eligen algu-nas frutas , en algunas cosas, un poco de cada cosa. Despachan ... un lugar lejitos de la casa comúnmente en el mismo lugar ... un poquito más allá ...y de después se toma todo. Cigarro, coca...”

“…También se hace pan de dis-tintas formas. Algunos hacen pa-jaritos, palomitas, animalitos. Se prepara comida y se lo ponemos

en la mesa para el día primero. Se pone la mesa, las velas para alumbrar y rezar.

Al otro día se levanta, se repar-te todo lo que había en la mesa a todas las personas que par-ticiparon y rezaron. Después que se despacha de la mesa, quedan pedacitos de velas, los restos.

Algunos se llevan para despachar las almas, van al lugar más aleja-do de la casa y se entierra.

En otros lugares, ponen un po-quito el primer día y desde ese momento seguir haciendo comi-da hasta el otro día, hasta levan-tar la mesa.

Decía mi abuela: las almas no llegan todas juntas, uno reza para otras almas, no se reza para una sola… las almas vienen como las visitas…”

Hugo Vilca (San Bernardo)

“…Las ofrendas pa’ el Primero de Noviembre, se juega con la masa, se hace perrito, caballito, para poner pa’ las almas.

Las almitas vienen. Sabía contar mi abuelita, dicen yo cuando me muera voy a visitarte y tenés que de-jar algo sino tengo que dejar soplando y ya no hay nada pa’ el año.

Tengo mesa especial en mi pieza, pongo llena de comida. En el centro ponemos las ofrendas, todo hecho de masa, muñecas, palomitas, entonces po-nés la comida. Yo pongo en platos de losa, porque mi mamita dejó platos de losa, ahí los uso...”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“...Para el Primero de Agosto, cada uno en su casa hace comida y le da de comer a la tierra, le da alco-hol y coca, cigarrillos, todo eso se da para la tierra, para la pacha. Hacen un agujero en la tierra y se le da todo... cada uno en su casa, algunos en el patio, en el corral también...”

Tiburcio Gutiérrez (El Rosal)

“... La tabiada era cuando pasaba la � esta... también había en San Bernardo con naranja...aquí no se hizo eso. Y después la tabiada esa que la hacíamos para los colores cuando hay muerto. Después eran pal todo santo, ve? Así están ajuera... no sé... yo no entiendo el juego ese casi. Es de hombres... ¡ah! esos le usan más. Tabian, rezan, así el que pierde creo que reza. Y las mujeres... bueno, también juegan al botón. El que no adivina pierde, ése tiene que rezar. Y esito era para la novena, para todo santo... esa es la ofren-da que hacíamos...

La ofrenda es cosa de pan que hicimos... palomita, un animalito, corderito, vaquita, cerdito... lo ha-cemos para... ¡darle estilo! Poner la mesa, le decimos nosotros...”

Clara Sumbaine (El Rosal)

“…las almas vienen como las visitas…”

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“…Yo los carnavales no me los perdía… sábado, domingo, lunes, martes. Pero así me salía del baile, a trabajar…

Yo compraba una botella de colonia especial y sa-lía… y lapiz de labio…

El agua de colonia pa tirar a los changos… Jugába-mos en Tucumán, en una parte que se llama… ya me he olvidado… ahí jugábamos con talco, colonia, por ahí andábamos como chanchos y veníamos a la casa, nos cambiábamos y como pitucas nos íbamos al baile, ¡con otro pretendiente!

Mi papá, mi mamá sabían salir para bagualear, pal carnaval. Ellos salían, y nosotros en casa, cerrados como chivos. Ellos nos dejaban aquí, sábado, do-mingo, lunes y martes, hasta el miércoles, hasta que enterraran el carnaval...”

“… Salía sábados a carnavalear, he disfrutado mucho.

Tango, paso doble, vals, cuar teto imperial, esos han sido los bailes mejor de to-dos. Vos dejabas tu mesa, salías a bailar con todo res-peto.

Mis amigas y compañeras: Dora y Carmen, en Tucumán. Hemos an-dado, casamientos, en camiones, moto, camioneta y a los galanes los dejábamos silbando. ¡Cómo vamos a estar todos los días co-miendo sopa! ¡Hay que dejarle a los galanes silbando!

Hasta que me vine a Salta y me han prisionado…

No sé qué se han hecho mis ami-gas…”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“…El 24 de julio es San Santiago, se ponen mazorcas, se pone patas, panza, el verídico nombre es mondongo.

Se hace un agujero y se entierra comida, dentro de la pieza tengo yo, ese dejó mamita y papá.

Para el Primero de Agosto también se estila lo mismo. Esa no me la pierdo. Acostumbramos hacer el día de la Pachamama.

El Primero de Agosto se abre la tierra, pide la comida, tenemos que darle de comer.

¿Cómo es quererla? Tenemos que abonarla, para el Primero de Agosto todo comida y bebida blanca, menos cerveza y gaseosa. Hojas de coca, cigarrillos, picante hecho de mondongo, de pata y carnear un cordero. Eso se llama tintin-cha, poner mazorcas enteras en olla de barro, papas grandes, hacer picante.

Mi mamita, ustedes vieran, cómo tenía esas ollitas para echar las comi-das, pa’ echar el ají…”

“…yo los carnavales no me los perdía… sábado, domingo, lunes, martes. Pero así me salía del baile, a trabajar…”

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“...Y bueno, en la mina, en el Primero de Agosto llegaba gen-darmería y donaba coca y la provincia donaba una vaca y se hacía un asado ahí. De ahí todos comíamos, y todo lo que llevába-mos era convite y esa cosa. Había un agujero que no sé que era, tirábamos una piedra y se perdía, no la escuchabas más. Eso esta-ba tapado por la parrilla todo el tiempo y era peligroso porque qué profundidad tenía no sé. Solamente se sacaba la parrilla el primero de agosto, se sacaba la parrilla pa’ hacer el asado. Iba toda la gente, e iba gendarmería, la policía a estar custodiando para que no se acerque la gente porque ha visto que hay algunos que tenemos la costumbre que se machan...”

Hugo Vilca (San Bernardo)

“…Esos birque que dicen, para hacer chicha tengo ahí. Esas han hecho en Bolivia… cómo sabrían hacer, tiene que ser gruesito para que no se caiga. De una tía he comprado, ella lo ha traído de Bolivia.

Para preparar la chicha hay que poner la masa, digamos la harina y la levadura. Se le mezcla, se le echa el agua. Una vez que se asiente se le saca la chuya, se le saca el arrope y se hace hervir, hasta que dé color. Y ya eso que decimos chuya, lo mezclamos con el arrope y ya está la chicha. Pero hay que estar hirviendo hasta que dé color… marrón… si no... sale un color de suero, así no sale linda la chicha.

Hacíamos chicha para carnaval. Mi mamá sabía hacer mucha chicha pa’ carnaval. Hacía chicha la gente antes. Ahora toman gaseosa nomás, gaseosas, vino… como antes no había gaseosa…

Ahora... si hay una pialada, una señalada sí hay carnaval, sino no hay. Antes había carnaval en todas las casas, donde llegabas había que re-cibir a la visita, pa’l carnaval. Y todos tenían la chicha y tenían un poco de vino y había que invitarles. Se quedaban, siempre tenían las habas, se le hervía las habas para hacer el mote, con un poco de asado, ya está, ahí estaba el almuerzo. Y seguían a la otra casa. Yo vivía antes en Potrero, al lado de la escuela, esa es mi casa…”

Dorotea Burgos (El Tambo)

Allá abajito es mi casaen medio de los rosalesa donde pican los bichitosdonde cantan los zorzales

Noche oscura tenebrosaPréstame tu claridadPara iluminar los pasosDe mi vidita que se va

Río abajo cuerre el aguaYo me voy por las orillasDando vueltas como piedrasCaminando de rodillas

Por mi madre soy vallistoPor mi padre soy chaqueñoAhora ando argullandoComo un perrito sin dueño

En la punta de aquel cerroTengo una vaca con críaCuando se muera su mamaQué mamará el porquería

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Yo tenía cuatro viditasDe las cuatro no hay ningunaTodas se han ido volandoComo hace un pato en la laguna

En el patio de mi escuelaTengo tres plantas de feUna � or, una esperanza Y una nunca la olvidaré

A mí me gustan las vaquitasOveritas y castañasAsí me gustan las mujeres Solteritas y casadas

De la playano llores agua rosada llorarás cuando me vayasangre viva y colorada

Antes cuando era chiquitolloraba al ver lloverahora que estoy grandecitolloro por tener mujer

En San Bernardo soy nacidoBautizado en San BernardoDe la Provincia de SaltaDepartamento Rosario

Tengo mi poncho bonitoBordado con alelíPor mi madre soy GuanucoY por mi padre Mamaní

En la falda de aquel cerroTengo un torito encerradoCon las astas trae el viento Y con el vesullo el verano

Quisierita se’ patitoChiquitito y nadadorPara entrar en tu pechoY nadar en tu corazón.

San Bernardo buena tierraRosal es mucho mejor Donde se cosecha las uvasSe cosecha un montón de licor

Del cielo cae un pañueloAtado en las cuatro esquinasCómo querés que te quieraSi tu madre te mezquina

Corazón de palo santoAlma de quebracho puroPara qué me cautivasteTeniendo dueño seguro

Quisiera ser pica� orPara picar � or en � orA la piedra no la pico Porque no tiene sabor

En la punta de aquel cerroTengo una piedra puntosa Por ahí pasa mi caballo Retumba Chile y Mendoza

Esta cajita que tocoTiene boca y sabe hablarPero le faltan los ojosPara ayudarme a llorar

Esta cajita que tocoNo quiere dar su sonidoDice que no soy su dueñoSoy otro desconocido

Con su permiso señoresMe voy a sacar el sombreroPara hacer mi despedidaComo hacen todos los rosaleños

Lo que cantamos en las fi estas

Chicos de las escue-las de San Bernardo y El Rosal

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capítulo 9 / la escuela

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“…El maestro se llamaba Oscar Pusiagüi. Antes eran 45, hasta 50 chicos en al escuela. Antes, a los 7 años recién estaban ingresando, ya iban grandes. El maestro no quería que vayan a los 6, a los 5. Algunos 7 años, 8 años recién ingresaban, ya eran grandes, si no serían más. Ahora tienen que ir de 5 años. Antes el maestro no los dejaba, por más que querían ir, decía ‘no, los chicos se enfrían’. Ejemplo: yo ingresé a primer año de 7 años. Si había chicos de 7, 8 años, primero recién.

No tenían problema de ir a la escuela, el maestro decía tener que terminar séptimo grado y termina-ban... .

Algunos hasta los 18 años iban, pero iban. Ya no quieren ir los chicos ya.

No sé por qué no quieren ir. Ya quieren salir por ahí a las � estas y ya no quieren ir a la escuela…”

Norma Vilca (San Bernardo)

“...(mi padre) él dice ‘mire, yo les voy a doná el terreno’, el local donde está la escuelita. Ese lo ha dona’o mi tata ,y despues ya han veni’o otros maestros…”

Clara Sumbaine (El Rosal)

“…Antes los maestros fallaban mucho, por semanas fallaban. Después no, todos mis hijos han terminado con el maestro Oscar. Ya que yo no he estudiado, que estudien mis hijos, así han estudiado todos. Todos se han ido, apenas tengo dos acá…”

Lucinda Mamaní (San Bernardo).

“.... El maestro era muy social con toda la comunidad. Ayudaba... era autoridad para nosotros. Todos lo queríamos. Vivía en Quijano. Nos esperaba con el fuego. Ha sido un hombre muy comunitario. Si ese cerrito supiera hablar… lo que ha andado ese maestro por el cerro, a pata, por ahí le salía el zorrino y le tenía miedo.

Yo cocinaba en la escuela con mi leña y mi pan. Nosotros teníamos que servir el desayuno a los chicos. Los padres hemo’ hecho la pared. Las mujeres haciamo’ barro pa’ hacer la pared.

Mis padres han estudiado en esa escuela. Toda la vida ha sido escuela 15. Ahora es mil no sé cuánto...”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“…la escuela, esa es viejita. pero yo no he ido a esa escuela, yo he ido allá a potrero. mi hermano el más chico ha ido aquí, un año creo que ha estado o dos años. después mis hijos todos han ido a esta escuela. hasta mi nieta, hasta ella ha ido.”

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“... Yo iba a la escuela de nueve años, de nueve años me han puesto en la escuela a mí. Ese año íbamos a Huasa Ciénaga y volvíamos, no había comidita, no había matecito. Ir y volver, ir y volver, a las doce ya sabíamos estar aquí. Esos años sabían ser lindos. Nosotros muertos de hambre sabíamos hacer carreras… quién gana, quién gana… todos mis compañeros son � naditos ya.

Nos sacaban oscuro oscuro a mí… no importaba si habías tomau mate nada, y nada de zapatillas ojotas nomás. Pero sabíamos ir con-tentos con mis compañeros… quién gana, quién gana, por El Vallo sabíamos decir...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“…La escuela, esa es viejita. Pero yo no he ido a esa escuela, yo he ido allá a Potrero. Mi hermano el más chico ha ido aquí, un año creo que ha estado o dos años. Después mis hijos todos han ido a esta escuela. Hasta mi nieta, hasta ella ha ido.

Estudiaron con el maestro Oscar y con la señorita Yolanda Musca, dos maestros había. Había muchos chicos, tanta gente… De cada uno que iban dos, tres, cuatro, cinco. Ahora la escuela que tiene más chicos pa-rece que es Rosal y antes era Potrero, en Potrero había muchos chicos. Había más que de aquí y de allá.

Y claro, después van y se van haciendo grandes y se van a trabajar, en � n, las chicas a estudiar, y se van…”

Dorotea Burgos (El Tambo)

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capítulo 10 / cosas que pasan

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“… Y por ahí dicen que por donde hay antigales de noche se ve una luz de fuego. No se en que tiempo, un día, pero en junio es. Decía antes mi abuelo que se veía la luz. Esa luz está diciendo, que ahí está, digamos la riqueza. Si vos tenés coraje vas donde está la luz y escarbás. Dice que antes el que veía la luz y sacaba, daba de comer bien a la tierra y se volvía rico porque ahí estaba la riqueza.

Yo me acuerdo una vez, era chiquitita, así como seis años. Estaba afue-ra, era noche... Yo nunca me había quedado de noche, porque yo tengo miedo, yo no, de noche no salgo, y esa vez, me animé a quedarme. Yo estaba haciendo fuego, porque estaba quemando lo’ yuyo’ ahí. Yo me doy la vuelta por allá y allá estaba el fuego, ahí, en el piso. Se veía clarito el fuego, así, una luz, como si alguien estuviese haciendo fuego. Yo le miré, pero la luz seguía ahí, y cada vez que miraba se hacía como si fuera más roja, más llamativa, me dio miedo y yo a esa hora me perdí a la cama.

Es una luz como un llama de fuego, como si alguien estuviese haciendo fuego. Al otro día he ido a ver, digo, a lo mejor alguien estaba pasando y se quedó ahí, pero no hay nada…”

Norma Vilca (San Bernardo)

“… El duende sí existe. Tiene sombrero de lata. El traje también es de lata.

Tiene un hacha. Anda por la peña. En todas las peñas. Aparece en cualquier hora.

Aparece en la peña, debajo de lo’ árboles. El duende tiene mano de lana y otra de hierro. Es sombrerudo…”

Taller de Cuentos (El Rosal)

“… Era negro. Era el astudo. Era � ero. Dice que ha visto una luz… así que lo ha dicho que se ha asustau se ha veniu disparando, a los grito’ llorando ha llegau. Si, y ahí ha llegau justo su tío Santiago y seguía gritando. Aparece en el rastrojo, era grande. Era colorau. Se fue a esa cortadera, siempre aparece por ahí.

Se ha asustado nomás, se ha ido disparando. Era el astudo.

Lo ha visto en la falda al astudo, no en la peña. El iba del Rosal al Vallo…”

Andrés Lamas (El Rosal)

“… El mayuato es orejudo, parece un perro. El mayuato, el duende, el blanco. Él juega con el blanco…

El caballo es blanco y sale así trotando, es el diablo. Es el caballo del diablo y si vos te da vuelta se pone delante, vos miras por delante y se va atrá’. Es un animal, parado en cuatro patas…”

Taller de cuentos (El Rosal)

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“… Mi papá lo ha visto al diablo. Él venía de casa de Don Victoriano y dice que allá arriba, ha pasa’o un hombre con un caballo blanco, si... bajate amigo dice que le ha dicho... bajate ami-go y vamo; ahí esta mi caballo ha dicho... sí, se asustó…”

Ramiro Jerón (El Rosal)

“… El mayuato. Ese aparece en el camino, en cualquier lado, come a los chiquititos. Es como un perro el mayuato, orejudo. Si te movés, apena le toca ya te va a mata. De color negro. El cuerpo es como un caballo y la cola como un perro. Las patas van así ¿no? Y las manos, así como gente ¿no?

El mayuato… que me va a comer a mi hermanito, el mayuato.

Como la gente camina, como la gente con dos patas, tiene coatro pero va con dos a� rmado. Las patas van al revés.

Aparece cuando tienen bebés. Camina de dos patas, cuando esta cansado camina de cua-tro…”

Taller de Cuentos (El Rosal)

“… Una luz que aparece en la represa, la luz es amarilla. La represa queda allá donde se ha asustau mandin-ga… en Vallo aparece la luz. La luz sale de noche…”

Taller de Cuentos (El Rosal)

“… El pata i’ cabra aparece en cualquier lado, cerca de la casa de Ramiro, en El Vallo…”

Taller de cuentos (El Rosal)

“… El Yoqui es de lana blanca y negra. Se pone en el dedo, en las muñecas, en el cuello, en la panza. Lana de oveja, el que no se pone lo come la tierra, todos se ponen. Sale un grano, va corriendo hasta llegar al corazón. La tierra hace que salga el grano, a los animales el ojo le come. Porque no damo de comé, al ojo también, cuando no damo de comé se enoja, ta enojau, te hundí’, se hunde….

Hay muchos ojos para ofrendar en agosto, el ojo come también. Te chupa, después tira los huesos... si, ¿no? No sacamos el yoqui, se tiene que cortar solito…”

Taller de cuentos (El Rosal)

“… El león se come los burros, y los agarra así, aparece por acacito de noche. Le mata. Le come con pedazo y pedazo…”

Taller de Cuentos (El Rosal)

“... El diablo vive en las peñas, voltia las piedras. Come las ovejas. Juega. Es rojo, como un perro. Alto, gran-de... como un blacky. Se viste de cabra. Tira piedras. Baila, juega, baila... Volia las manos, como si estuviera hablando. Cola de chivo...”

María Jerón (El Rosal)

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“… Ya no llevan el apunte al yoqui, no mei puesto nada pue ya, esas son las cosas de antes, ¿dijo?… Es que ya no quiero pué, no puedo, es que ese se hila pa’ tras, no es como hilamos siempre, se hila pa’ tras, el negro y el blan-co pa’ tras… no es así nomás, no estoy para hilá’ para ningún lado. No hey hecho el hilito yo… así pa’ tras es el yoqui no es pal lau que hilamos…”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“… Dicen que un señor estaba sembrando papa allí y pasó otro señor y le preguntó qué estaba sembrando. Él le dijo piedra, entonces por decirle mala pa-labra, el señor que pasaba por ese camino le convirtió la papa en piedra. Cuando fue a cosechar estaba la papa alta pero en la tierra era piedra. Por eso allí la piedra es así, con agujeritos, como hachada…”

Simona Lamas (San Bernardo)

el alemán“… Yo creo que ya ha muerto el tipo que andaba fuga’o. Años estaba fuga’o y el tipo vivía acá. Dice que era el gringo, yo me acuerdo cuando he venido chiquito me han traído una vez, en ese tiempo estaba el tren a vapor, a leña. Me han traído y ahí lo he visto al tipo. Ha ido al Tambo, ahí a comprar al almacén de la Fani, yo era chiquito. Después han pa-sado muchos años, ahí ha comprado la � nca grande, y ahí la ha dejado el tipo. Y como andaba fugado y la cana lo andaba buscando así que dicen que venía un helicóptero y descargaba la mercadería en el cerro, las cosas, los víveres, al tipo. Así que así andaba, cuenta la gente…”

Nestor Bonifacio (San Bernardo)

“… Joaquín se llamaba, vivía en Ojo de Agua. Des-pués salió para Las Burras…

Grandote era el alemán…

Él ha comprado una � nca en Ojo de Agua, después la había vuelto a vender.

No teníamos conversación con él, venía al nego-cio de mi abuelo y se iba. Estaba un tiempo en su casa...

Han ofertado la � nca y la compró. Después ha visto que era solo, se ha aburrido y se fue.

El cuidador sigue ahí.

Estaba en el 82, 83, hasta el 90. Él tenía sus 60 cuan-do él andaba todavía.

Enrique sigue ahí, del Tambo más arriba. Era una casa con galería. Después la ha desarmado y era de chapa.

El alemán tenía una mina, estaba haciendo camino. Mina de hierro. Por Diego, más arriba, ahí está el camino…”

Lucinda Mamani (San Bernardo)

“han ofertado la

fi nca y la compró.

después ha visto

que era solo, se ha

aburrido y se fue.”

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aves“… El pebetero, el mirlo, los vicancho (esos gorru-dos), icanchu, calandria.

Ahora hay un pajarito bien rojito. Yo lo he visto, no es dañino, el año pasado apareció.

La calandria canta alegre cuando hace frío, igual que el mirlo, él a veces llama a la lluvia.

El quitupí canta siempre, ¿no? Todos los días está. Cuando tiene pichones canta.

El carancho pala pala, no había antes acá. El caran-cho se roba los pollos, diez pollos me ha comido. Te-nía doce pollos, me ha dejado apenas dos. No llega ahora, los tengo adentro de la casa a los pollos.

El carancho le quita los pichones al mirlo.

El águila gris y blanca… hay una temporada que viene esa águila. A veces el carancho le mata al águila, le va por encima y le mete una patada, le deja…

El cóndor, ese es pa’ las alturas…”

Inocencia Lamas (San Bernardo)

el tiempo“… Yo todavía estoy en unas supersticiones, eso no hay que dejar…

Era de las costumbres de antes, mi mamá sabía creer en la luna, en el sol. El sol, con el redondel tiene casa, es pa’l viento. Y cuando la mamita luna tiene casa, pa’ correr viento o frío y cuando salen las golondrinas es pa’ correr viento.

Cuando hay lluvia para abajo se ve todo como bastoncitos. Con la luna roja hay calor, la blanca frío…”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“...Ya va a cambiar la luna… va a cambiar el clima, se viene la luna nueva… a veces se hace frío y a veces se hace calor...”

Anacleta Siñanis (El Rosal)

“el carancho pala pala, no había antes acá. el caran-

cho se roba los pollos, diez pollos me ha comido.

tenía doce pollos, me ha dejado apenas dos. no llega

ahora, los tengo adentro de la casa a los pollos.”

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los animales“… Van a pegar la galopeada, se van a ir… es que allá abajo en esa acequita debe haber un poquitito de agua… ellos sienten que hay agua… así por eso saben que ahí hay agua…

Hay muchas mamas que no los quieren a los cabritos… muchos han dejau así, algunitos nomás lo han querido. Algunos años que no llueve y no hay pasto en el rastrojo parece que ellos saben que no van a poder criar…

Le hago mamar de la cabra, le agarro la pata, tenés que agarrarle bien…

Ellos saben ya a qué hora tiene que venir al corral, se apuran…

Todos quieren que los quieran…

Son malas las cabras… dejan a las crías, así son las cabras. Las ovejas no dejan…”

Anacleta Siñianis (El Rosal)

“… El perro dice que ha ido ayer y le ha dicho que venga para acá y ahí me ha dejado llorando. Tras de mí anda… ya cuando me voy pa San Bernardo le digo bueno… quédate le digo; yo ya me voy, voy a volver más tarde y se queda. Yo le doy de comer ahí y se queda, después ahí vuelvo y ahí esta. Es que el animal sabe, le falta hablar solo, ¿ que no? Si uno le enseña, sabe todo…”

Florencio Arias (El Rosal)

“… Al sapo le tengo miedo, no hay que matarlo, limpia los rastrojos, es el chacarero de nuestras tierras, come los gusanos…”

Elisa Lamas (San Bernardo)

“… Conocido es el gato que es guapo… mirá cómo juega solito. Esta mañana lo ha traído Tiburcio, ha venido a dejarlo. Dice que ha cazado ayer… no sé cuándo es que ha cazado una rata…”

Florencio Arias (El Rosal)

“…Ahí tengo un perrito y un gatito que tengo aquí. Compañeros ellos. El perrito…él cuando me voy paga pensión, se va a pagar pensión por ahí. Ayer me ha visto, y cómo sabe el perro ¿no? El olfato, él sabe que yo ya llegué y ya ha veniu llorando...”

Florencio Arias (El Rosal)

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capítulo 11 / historia de la recuperación de historias

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La historia de la recuperación de historias comien-za hacia fi nales del año 2005 con un grupo de estu-diantes de antropología de la Universidad Nacional de Salta, que por pedido de algunos integrantes de las comunidades de San Bernardo y El Rosal, formu-lamos un proyecto de extensión universitaria con el objetivo de recuperar las memorias del lugar.

Originalmente en el grupo estabamos Luz Pastra-na, Gretel Echazú, Mariana Ilarri, Florencia Soraire, Nicolás Carrera, Mario Raspa, Eduardo Sánchez, y, como coordinadora, Norma Naharro.

En el transcurso de los primeros meses y por dis-tintos motivos, Nicolás Carrera y Eduardo Sanchez tomaron otros rumbos, mientras que Paolo San-guineti y Daniel Yazlle llegaron para quedarse.

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Los viajes iniciales fue-ron para presentarnos y para conocer el lugar y las personas que vivían allí, tener las primeras charlas con ellos y co-menzar a recibir las pro-puestas sobre los temas de los que más hablaría-mos. La verdad es que no sabíamos con qué nos encontraríamos, cómo nos recibirían, ni qué historias hablaría-mos con cada uno.

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Decidimos, dividirnos en dos grupos;

algunos fuimos al Rosal y otros a San

Bernardo, llegando desde allí a Huasa

Ciénaga, Tacuara, El Tambo y Diego

de Almagro.

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Una vez allí tratábamos de ver con

quién ya habíamos hablado, con

quién nos faltaba charlar y a quién

debíamos volver a visitar.

Con el tiempo pudimos intercambiar

conocimientos sobre distintos aspec-

tos de la vida. La gente de la Que-

brada nos contó muchas historias y

aprendimos muchísimo sobre cómo

se cuidan los animales, cómo se tra-

baja la tierra, cómo se anda por los

cerros. Pudimos ver los lugares don-

de vivían los antiguos, y conocimos

lugares históricos, como la escuelita

de San Bernardo.

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Todos juntos pudimos concretar una primera parte del trabajo con la edición de la cartilla. Sentimos que fue bien recibida, y nos dio un nuevo voto de confi anza, ya que a partir de allí más personas co-nocieron el trabajo y quisieron participar contán-donos su relato.

Con estas visitas buscamos intercambiar saberes y brindar nuestro aporte para poder escribir una his-toria de la Quebrada contada por sus pobladores. Además encontramos amistades, compartimos tardes de mate, cenas, y una que otra copita (para pasar el frío, claro). No podremos olvidarnos de las fi estas patronales en San Bernardo y El Rosal, ¡ni del cumpleaños de Julio!.

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Nos quedan también en los recuerdos algunos contratiempos, como por ejemplo la baja de presión de Paolo en la ca-minata hacia El Rosal, el desmayo de Mario (alias Miki) en San Bernardo, Daniel y Florencia intentando darse la mano para cruzar el río y las largas caminatas que tuvimos que llevar a cabo, como la de Florencia a Diego de Almagro.

Lo que más nos marcó a todos es la calidez de todas las personas, que nos atendieron, que nos abrieron las puertas para contarnos sus historias, y que supierón cómo ha-cernos sentir cómodos en todo momento.

Por esto es que quedamos profunda-

mente agradecidos con toda la gen-

te y con ganas de seguir visitándolos

para compartir más charlas y, por

qué no, algún nuevo trabajo.

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la memoria es la huella de lo sucedido que le da sentido al presente. existe en el lugar donde se mezclan los recuerdos personales y las vivencias colectivas, se transforma con el tiempo y toma un color particular en la voz de cada persona.

este libro es una compilación de distintas vivencias que tienen lugar en la quebrada del toro, en las comunidades de san bernardo de las zorras y el rosal.

esas pequeñas historias de vida fueron contadas por las personas del lugar desde su cotidianidad, y recuperadas por un equipo de estudiantes de la universidad nacional de salta.