¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

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Maquera: RAG Reservados todos los derechos, De acuerdo a 10 dispuesro en el arr. 270 del Codigo Penal, podran ser casrigados con penas de rnulta y privacion de libenad quienes reproduzcan 0 plagien, en to do a en parte, una obra literaria, artfstica a cientifica fijada en cualquier tipo de soporte sin la precepriva autorizacion. PIERRE BOURDIEU G QUE SIGNIFICA HABLAR? 1.' edicion: 1985 2.' edicion: 1999 3.' edicion- 2001 © Ediciones Akal, S.A., 1999:200 1 Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - Espana Tel.: 91 8061996 Fax: 91 804 40 28 ISBN: 84-7600-050-2 Deposito legal: M-40.574-2001 Imprcso en Materprinr, S.L. Colmenar Viejo (Madrid) .j -.;::i "* \j }- ,,5> 165448

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Pierre Bourdieu. ¿Qué significa hablar? Ediciones Akal

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Maquera: RAG

Reservados todos los derechos, De acuerdo a 10 dispuesro enel arr. 270 del Codigo Penal, podran ser casrigados con penas

de rnulta y privacion de libenad quienes reproduzcan 0 plagien,en to do a en parte, una obra literaria, artfstica a cientifica fijada

en cualquier tipo de soporte sin la precepriva autorizacion.

PIERRE BOURDIEU

GQUE SIGNIFICAHABLAR?

1.' edicion: 19852.' edicion: 19993.' edicion- 2001

© Ediciones Akal, S.A., 1999: 2001Sector Foresta, 1

28760 Tres CantosMadrid - Espana

Tel.: 91 8061996Fax: 91 804 40 28

ISBN: 84-7600-050-2Deposito legal: M-40.574-2001

Imprcso en Materprinr, S.L.Colmenar Viejo (Madrid)

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INDlCE

INTRODUCCION 61. ECONOMIA DE LOS INTERCAMBIOS LINGDISTl-

COS 91. La produccion y reproduccion de la lengua legitima 172. La formaci6n de precios y la prevision de beneficios . 40

II. LENGUAJE Y PODER SIMB6LICo 631. Ellenguaje autorizado: las condiciones socia1esde la

eficacia del discurso ritual 672. Los ritos de instituci6n 783. La fuerza de la representaci6n 874. Describir Y prescribir: las condiciones de posibilidad

y los limites de 1a eficacia politica 96

III. ANAuSIS DE DlSCURSoS 1051. Censura y formalizaci6n 1092. El discurso «importante»: algunas reflexiones socio­

logicas sobre «Algunas observaciones criticas en tor-no a "Leer el Capital"» 134

3. La retorica del cientifismo: contribuci6n a un anali-sis del efecto Montesquieu 152

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INTRODUCCION

En. el ensayo. para. introducir en Filoso/fa el concepto de magnitudnegativa, Kant imagma un hombre de diez grados de avaricia que seesfuerza en doce grados en amar a su projimo mientras que otro, avarode tres grados, y capaz de una intencion similar de siete grados, pro­duce una accion generosa ?e cuatro grados; para concluir que el pri­mero es moralmente supenor al segundo aunque.snedido por el acto-dos, grados contra cuatro-, sea indiscutiblemente inferior. Quiza?ebenamos som~ter ~ un,a?aIisis aritrnetico semejante los meritos parajuzgar los trabajos cientificos ... Las ciencias sociales, sin lugar a du­das, estan al lade del avaro de diez grados y seguramente se tendriauna apreciacion mas justa de sus meritos si se supiera tomar en cuen­ta, como Kant, las fuerzas sociales sobre las que deb en triunfar. Loq~e nunca ~s tan.cierto como cuando se trata del objeto de esa disci­plina cuyo impeno se ejerce sobre el conjunto de las ciencias socialesesa lengua una e indivisible, fundada, segun Saussure en la exclusionde ~oda vari~ci6n social in~erente, 0, segun Chomsk;, sobre el privi­legio concedido a las propiedades formales de la gramatica en detri­mento de las coerciones funcionales.

Por haber emprendido, un poco antes del acme de la moda untrabajo acadernico -que afortunadamente no llego a publicarsenunca- donde me apoyaba en una «lectura» rnetodica del curso delingiiistica ~enera.t para !ntent~r fundar una «teoria general de la cul­tura», h~ ~Ido.quizas mas sensible que otros a los efectos mas visiblesd.el do~mlO ejercido ~or esa disciplina soberana, tratese de transcrip­clones literales de escntos teoricos, de transrnisiones mecanicas de con­ceptos tornados en su valor parcial 0 de simples imitaciones que, aldlsocl~r el opus operatum del modus operandi, conducen a reinter­pretaciones mesperadas, a veces estrafalarias. Pero esta resistencia alas mod~s mun~anas no ~iene nada que ver con una negativa que pue­da autonza~ la rgnorancia: siempre he creido que la obra de Saussu­re, y, postenormente, cuando para mi resulto manifiesta la insuficien-

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cia del modelo de la palabra (y de la practica) como ejecucion, la deChomsky, que reconoce un determinado ranga a las disposiciones ge­neradoras, plantean ala Sociologia cuestiones fundamentales.

Lo que no es obice para que todas esas cuestiones solo alcancensus maximas potencialidades a condicion de salir de los limites inscri­tos en la propia intencion de la linguistica estructural como teoria pu­ra. En efecto, todo el destine de la linguistica moderna se decide enel acto de fuerza inaugural par el cual Saussure separa la «linguisticaexterna» de la «lingiiistica interna», y, reservando a esta ultima el ti­tulo de linguistica, excluye de esta disciplina todas las investigacionesque relacionan la lengua con la etnologia, excluye la historia politicade los que la hablan 0 incluso la geografla del ambito en que se habla,ya que no aportaria nada al conocimiento de la lengua consideradaen si rnisma. Nacida de la autonomizacion de la lengua con relaciona sus condiciones sociales de produccion, de reproduccion y de utili­zacion, la lingiiistica estructural, al convertirse en la ciencia dominanteen las ciencias sociaIes, necesariamente tenia que ejercer un efecto ideo­logico, dando apariencias de cientificidad a la naturalizacion de esosproductos de la historia que son los objetos simbolicos: la transmi­sion del modele fonologico fuera del campo de la linguistica tiene porefecto generalizar al conjunto de los productos simbolicos, taxinomiasde parentesco, sistemas miticos u obras de arte, esa operacion inau­gural que ha hecho de esta ciencia la mas natural de las ciencias socia­les separando el instrumento linguistico de sus condiciones socialesde produccion y de utilizacion,

Es obvio que las diferentes ciencias estaban desigualmente predis­puesta a recibir este caballo de Troya. La relacion particular que uneal etn6logo con su objeto, la neutralidad de «espectador imparcial»que confiere el estatuto de observador ajeno , convertian a la etnolo­gia en victima elegida. Por supuesto, con la tradicion de la historiadel arte 0 de la literatura: en este caso, la importacion de un metodode analisis que implica la neutralizacion de las funciones no hacia masque sancionar el modo de aprehension de la obra de arte que desdesiempre viene exigiendo el experto, es decir, la disposicion «pura- ypuramente «interna» can exclusion de toda referencia «reductora» a«10 externo»: asi como el oficio religioso, perc en otro ambito, la se­miologia literaria ha elevado el culto de la obra de arte a un gradode racionalidad superior sin modificar sus funciones. En todo caso]la puesta entre parentesis de 10 social que permite tratar la lengua uotro objeto simbolico como finalidad sin fin, ha contribuido no pocoal exito de la lingiiistica estructuralista, otorgando el encanto de unjuego intrascendente a los ejercicios «puros» de un analisis puramen­te interno y formal.

Par tanto, el hecho -tall cuidadosamente rechazado par los lin­guistas y sus imitadores- de que «la naturaleza social de la lengua»sea «uno de sus caracteres internos», y de que la heterogeneidad seainseparable de ella, es algo de 10 que debemos sacar todas sus conse­cuencias con perfecta conciencia de los riesgos que semejante empre-

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~~~. -~~..~ -~---------

I

ONOMIA DE LOS INTERCAMBIOSBe LINOufsTICOS

sa entrana, entre otros esa apariencia de tosquedad que afecta a losmas sutilcs y rigurosos analisis capaces -y culpables_ de laborar POtIa vuelta de 10 reprimido, peligrn que no es precisamente el meno­de todos: en suma, hay que escoger el pagar por Ia verdad un preciomas elevado can un beneficia de distincion mas pequefio*.

• La.segunda pane de este libro recoge en forma mas 0 menos profundamente modi.ficada diversos textos aparecidos ya: para el capitulo I, EI Lenguaje Autorizado. Notasobre las condiciones sociales de la eficacia del discurso ritual, Acres de la rechercheen sciences sGciales 5, 6, noviembre de /975, pags. 183-190; para eI capitulo 2, Losritos de institucion, Actes de ta recherche en sciences sociates, 43, junio de /982, pags,58-63 (transcripcion de una comunicacion presentada en eI coloquio sobre «los ritosde paso hoy», de Neuchiitel en Octubre de /981); para el capitula 4, Describir y prescri.bir, Acres de la recherche en sciences sociales, 28 de mayo de 198/, pags. 69.74.

La tercera parte recoge los siguiente: para el capitulo 2, la lectura de Marx: algunasobservaciones crlticas respeczna «Algunas observaciones criticas en rorno a leer el Ca­pita">, Ac/es de fa recherche en sciences sociales, 5-6, noviembre /975, pags. 65-79;para el capitulo 3, EJ norte y cl Mediodia. Contribucion a un analisis dcl efecto Mon­resquieu, Acres de fa recherche en sciencies soc/ales, 35, noviembre 1980, pags, 21-25.8

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III

La Sociologfa s610 puede liberarse de las formas de dominaci6nque la Iingiiistica y sus conceptos ejercen todavia hoy sobre las cien­cias sociales a condicion de hacer patentes las operaciones de cons­truccion del objeto en que esta ciencia se ha fundado, y las condicio­nes sociales de produccion y circulaci6n de sus conceptos fundamen­tales. Si el modelo linguistico se ha transportado tan facilmente al te­rreno de la etnologia y de la sociologia, ella se ha debido a una consi­deracion esencialista de la linguistica, es decir, a la filosofta intelec­tualista que hace del lenguaje, mas que un instrumento de acci6n yde poder, un objeto de inteleccion, Aceptar el modele saussuriano ysus presupuestos, es tratar el mundo social como un universe de in­tercambios simbolicos y reducir la accion a un acto de comunieaci6nque, como la palabra de Saussure, esta destinado a ser descifrado parmedio de una cifra 0 de un codigo, lengua 0 cultura 1.

Para romper con esta filosofia social, hay que mostrar que, porIegitimo que sea tratar las relaciones sociales -y las propias relacio­nes de dominaci6n- como interacciones simbolicas, es decir, comorelaciones de comunicacion que implican el conocimiento y el reco­nOcimiento, no hay que olvidar que esas relaciones de comunicacionpor excelencia que son los intereambios lingiiisticos son tambien reia­ciones de poder simbolico donde se actualizan las relacionesa de fuer­za entre los locutores y sus respectivos grupos. En suma, hay que su- ,perar la alternativa corriente entre el eeonomismo y el culturalismo,para intentar elaborar una economia de los intercambios simbolicos,

Todo acto de palabra y, mas generalmente, toda accion, es una

,lEn otro libro he intentado analizar el inconsciente epistemol6gico del estructu­rahs~o, es decir, los presupuestos tan lucidamente introducidos por Saussure en la cons­truccI6n del objeto propio de la lingiiistica, pero que han sido olvidados 0 rechazadosp~r los utilizadores posteriores del modelo saussuriano (ver P. Bourdieu, Le sens pra­tIque, Paris, Editions de Minuit, 1980, Paris, PP. 51 y siguientes),

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coyuntura, un encuentro de series causales independientes: por un la­do, las disposiciones, socialmente modeladas, del habitus Iingtiistico,que implican una cierta propension a hablar y decir determinadas co­sas (interes expresivo) y una cierta capacidad de hablar definida a lavez como capacidad lingiiistica de infinita creacion de discursos gra­maticalmente semejantes y como capacidad social que permite utili­zar adecuadamente esta competencia en una determinada situacion;por otro, las estructuras del mercado lingiiistico; por otro, las estruc­turas del mercado linguistico, que se imponen como un sistema de san­ciones y censuras especificas.

Este modelo simple de produccion y de circulacion lingiiistico co­mo relacion entre los habitus lingiiistico y los mercados en que se ofre­cen sus productos no tiene como objeto ni recusar ni sustituir el ana­lisis propiamente linguistico del codigo; pero permite comprender loserrores y fracasos a que la lingiiistica se condena cuando, a partirde uno solo de los factores en juego, la competencia propiamente lin­guistica, que se define en abstracto al margen de todo 10que esta com­petencia debe a sus condiciones sociales de produccion, intenta darrazon del discurso en su singularidad coyuntural. En efecto, en tantoen cuanto ignoren ellimite que es constitutivo de su ciencia, los lin­giiistas no tienen otra eleccion que buscar desesperadamente en la len­gua 10 que se inscribe en las relaciones sociales donde funciona, 0 dehacer sociologia sin ellos saberlo, es decir, con el peligro de descubriren la grarnatica misma 10 que la sociologia espontaneo del linguistaha importado inconscientemente.

La gramatica solo define muy parcialmente el sentido, y la deter­minacion completa de la significacion del discurso se produce en larelacion con un mercado. Una parte de las determinaciones que cons­tituyen la definicion practica del sentido, y no la menor, se produce

,ren el discurso automaticamente y desde fuera. EI origen del sentido, objetivo que se engendra en la circulacion lingiiistica hay que buscar­

10 en primer lugar en el valor distintivo resultante de la relacion ac­tuada por los locutores, consciente 0 inconscientemente, entre el pro­

'l'ducto lingiiistico ofrecido por un locutor social caracterizado y los pro-, ductos simultaneamente propuestos en un determinado espacio social.

Sucede tarnbien que el producto lingiiistico solo se realiza cornpleta­mente como mensaje cuando es tratado como tal, es decir, cuando

fCes descifrado. Asimismo, los esquemas de interpretacion que los re­

ceptores ponen en practica en su apropiacion creadora del producto\ propuesto pueden estar mas 0 menos alejados de los que han orienta­Ldo la produccion. A traves de esos efectos, inevitables, el mercado

contribuye a crear no solo el valor simbolico sino tambien el sentidodel discurso.

La cuestion del estilo se podria considerar desde esta perspectiva:esa «separacion individual con respecto a la norma linguistica», esaelaboraci6n particular que tiende a conferir al discurso propiedadesdistintivas, es un ser percibido que solo existe en relacion con sujetospercibientes, dotados de esas disposiciones diacriticas que permiten

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, . jormas de decir diferentes, entre artes de h~-hacer ~i~tlfl.clOnes e~t~~de se deduce que el estilo, tratese d~ la poesiablar dlstmtlvOS. De d la diccion de una elase (social, sexualcomparada con la prosa dO ceon la de otra c1ase solo existe en rela-

. I) eompara a ' . .,o generaClOna dos de esquemas de percepci6n ~ de ~prec~a~lOncion a agentes dota '1 omo conjunto de diferenclas slsremaucas.

it constituu' 0 c I' .., .que perml en h did Lo que circula en el mercado inguisu-, . nte apre en 1 as. . dsincretICame . discursos estilisticamente caractenza os,co no es «Ia lengua», ma la vez dellado de la produccion, en la ~e­discursos que s~ c~lOC~ r se hace un idiolecto con la lengua comu~,~,lIdida en que ca a ocu. ~ en la medida en que cada receptor contn-y dellado de l~ recepcion, ue percibe introduciendo en el todo 10buye a pr?dUClr el ~~~~:~~ii singular Ycolectiva. Lo que en princi-que constltu~e su ~efdiscurso poetico es decir, su cualidad -cuandopio solo se a~lrma d 1 ar al maxim~ grado la posibilidad de provo-esta cOnS~gUl?O- ~ ~l~: segun los diferentes individuos, seria exten-car expenencI~s v~nad discurso A diferencia de la denotacion. que ,sible a cualquier tipo ~ bl com'un a todos los locutores» 2, la con- "\repre~~nta «la partf e~ a ufaridad de las experiencias individuales, 10 Inotacron re~~~~~ ~u~ sJ~~ se constituye en una relacion ,soci~lmetne \que quiere nde los receptores ponen en juego la dlversldad de "caractenzada do . ., rmbouca La paradoja de la comu-vsus instrumen!os de aproplaclOn Sl im lica 'un medio comun, solo se

n~~a~~~~ con~:~~ ~~e~~e~e~~~~r:ram~nte en el.caso limite e~ que s.eirata de tra~smitir emociones como suele ocurrrr c~n la P?esIa, SUSCI­tando resucitando experiencias singulares, es decir, s?cIalme~te. ca­racteri~adas. Producto de la neutralizacion ~e las re.laclO~es pracucasen ue funciona, la palabra de los diccionarios no tle~e nmguna eXIS­ten~ia social: en la practica, solo existe sumerglda e~ sltuac~o~es, has~ael punto de que el nucleo de sentido que se mantlene re anvamen einvariante a traves de la diversidad de los mercados pued~:asarinadvertido 3. Como observaba Vendryes, si la~ pala~)fas reci l~ransiempre todo su sentido a la vez, el discurso ~ena un juego CO~~I~ra~de palabras; mas si, como en el caso de alquilar -locare Y

" ' , ecede de A vez-vous Ii Chari, Pa-2 Ver G. Mounin, La commUniCatIOnpoet/que, pr

ris, Gallimard, 1969, PP, 21-26, , id de una mis~a pa-3 La aptitud para captar simultaneamentc los dlf~rent~s se~tI os a ortiori la apti-

labra (aptitud que suelen medir los test llamados de mteh~encla)IY' ,fi ifi : 'n ordi-, , ' (por ej I reactIvando a slgm Icaclo

tud para manipularlos practIcamente por ejemp 0, I file fos) constituyen unanaria de las palabras corrientes, como les gusta ha~er a os I. OSO , , rom er la rela­buena medida de la aptitud tipicamente culta de salirse de la SItUaC,IOdn YI P 0 de sus, , " al b t to practice encerran 0 a en unCIOn practica que une una para a un con ex , d ' Ilugar, , ' ' si misma es eCIr, como e

sentidos, para considerar la palabra en Slmlsm~ y p<,>r "0otros tantosgeometrico de todas las posibles relaciones con snuaciones trata~as~,s; co~ ariedades«casos particulares de 10 posible», Si esta aptitud para ~anejar I er~ ~s v as desi­linguisticas, sucesiva y sobre todo simultaneamente, es sin dUd?fa una e a,sdmades II'n-

, "Id .' de las 1 erentes vanegualmente repartIdas, eso qUlere declr que e o~I1Imo, ' 'I den adquirirsegiiisticas y sobre todo la relacion con el lenguaje que Imphca so 0 pue

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. s arcial 0 totalmente diferentes: es decir, evi-tes dotados de m~~::ptante todo de la lucha politica Iegitima, pe.rodentemente, en e . es y en las interacciones de la vida cotidia-

. , en las transaclOn . d d I' les otamblen .' , entre clases (0 en las socie a es co oma eL comumcaclOn ' . . , lticana. a. t etnias) representa siempre una situacion en

semicolomales, e~.reda cualquiera que esta sea. En efecto, tiende apara la lengua u~~~~aal ~entido mas abiertamente cargado de conno­pr~vocar u~ r~s: «cuando se pronuncia la palabra campestno ante al­ta~lOnes SOCiaba de abandonar el campo, nunca se sabe como esa per­guien que aca I Consideradas asi las cosas, no hay ya palabras

va a tornar 0». . I ente~ona E te efecto objetivo de desvelamlento rompe a aparm~cent~s'lle~ uaje corriente. Cada palabra, cada locucion pue~e re­unidad e n~dos antag6nicos segun la manera en q~e el ermsor yvestir dos se a tomarla. La 16gica de los autornatismos verb~lesel receptordvayannte acompanan a la lengua en su utilizacion cornen­que solapa arne ifi . a

todos los valores y prejuicios apegados a este tra ICO, enc.1C~rr

~~' Ce~~ ro permanente de la «metedura de pata»,. capaz de volatilizarenPun fnstante un consenso sensatamente mantenido a costa de preca-

idas estrategidas reciprocas. . . ,. IVI Pero no se comprenderia cabalmente I~ eficacia simbolica de oslenguajes politicos 0 religiosos si se la redujera al efecto de malenten­did producidos por individuos totalmente opuestos a reconocersee~ ~smismo mensaje. La eficacia de los discursos cul~os: p~ocede dela oculta correspondencia entre la estruc~~ra del espacio s,o~IaI en quese producen -campo politico, campo religioso, campo artl~tlco 0 cam-

o filosOfico- y la estructura del campo de las clases sociales en que~e sinian los receptores y con relacion a l~ cu~l interpreta el mensaje.La hornologia entre las oposiciones constitunvas de los camp?s espe­cializados y el campo de las clases sociales origin~ una. anflb,?loglaesencial que puede verse especialmente cuando, al difundirse fuer~ delcampo limitado, los discursos esotericos experimentan una especie deuniversalizaci6n automatica y dejan de ser excluslvamente pala?~asde dominantes 0 de dominados en el interior de un campo especfficopara convertirse en palabras validas para todos los.do~inantes 0 to­dos los dominados. Lo que no obsta para que la ciencia deba tomarnota de la autonomia de la lengua, de su logica especifica, de sus re­glas propias de funcionamiento. En particular no se pueden compren­der los efectos simbolicos del lenguaje sin tener en cuenta el hecho,mil veces atestiguado, de que el lenguaje es el primer mecanismo for­mal cuyas capacidades generativas no tienen limites. No hay nad~ queno pueda decirse y puede decirse la nada. En la lengua, es decir, enlos lirnites de la gramaticalidad, se puede enunc~ar t~do. De~de Fregesabemos que las palabras pueden tener un sentido sin refenrse a na­da. Lo que es tanto como decir que el rigor formal puede ocultar :1despegue semdntico. Todas las teologias religiosas y todas las .teodl­ceas politicas han sacado partido del hecho de que las c~pa~l~~desgenerativas de la lengua puedan exceder los limites de la intuicion 0de la verificacion empirica para producir discursos formalmente co-

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bar -lauda:e-, tod?s los sentido~ que pudiera recibir fueran com­pletam~nte I?~ependlentes, ,c~alqU1~r juego de palabras (en particu­lar los ideologicos) resultana irnposible 4. Los diferentes sentidos deuna pala?~a se define~ ell relacion entre el nucleo invariante y la logi,ca especifica de los diferentes mercados, estes objetivamente situa­dos con relacion al mercado en que se define el sentido mas comun,S610 existen simultaneamente por la conciencia culta que les hace surgirrompiendo la solidaridad organica entre la competencia y el mercado.

Los mayores efectos ideologicos de la religion y la politica se deri­van de las posibilidades que encierra la polisemia inherente a la ubi­cuidad social de la lengua legitirna. En una sociedad diferenciada, losnombres llamados comunes, trabajo, familia, madre, amor, recibenen realidad diferentes significaciones, significaciones incluso antago.nicas, debido a que los miembros de la misma «comunidad lingiiisti­ca» utilizan, mejor 0 peor, la misma lengua y no varias lenguas dife­rentes -la unificacion del mercado linguistico es asi causa de que ca­da vez haya mas significaciones para los mismos signos 5. Bakhatinerecuerda que, en las situaciones revolucionarias, las palabras corrien­tes reciben sentidos opuestos. De hecho, no hay palabras neutras: lainvestigacion, muestra, por ejemplo, que los adjetivos mas corriente­mente utilizados para expresar los gustos suelen revestir sentidos di­ferentes, incluso opuestos, segun las diferentes clases: la palabra «es­~erado» elegida por los pequefios burgueses, se ve rechazada por losmtelectuales para quienes, justamente, utilizar esa palabra resulta pe­quefio burgues, pobre, mezquino. La polisemia dellenguaje religiosoy el efe~t? ideologico de unificacion de los contrarios 0 de negacionde las divisiones que produce s610 se mantiene a costa de las reinter­pretaciones que implican la produccion y recepci6n dellenguaje co­~un por locutores que ocupan posiciones diferentes en el espacio so­cial, locutores, por tanto, con intenciones e intereses diferentes. Su­cede asi que ese lenguaje pueda hablar a todos los grupos y que todoslos ~rupos puedan hablarle, contrariamente a 10que ocurre con ellen­guaje matematico que s610 puede asegurar el caracter univoco de lapalabra grup~ ~ontrolando.e~trictamentela homogeneidad del grupode los maternaticos. Las religiones que llamamos universales no 10sonen el mismo sentido y en las mismas condiciones que la ciencia.

El recurso a un lenguaje neutralizado se impone siempre que setrate de establecer un consenso practice entre agentes 0 grupos de agen-

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en,ciertas condiciones de existencia capaces de autorizar una relacion separada y gra­tUlta.co~ ellenguaj~ ~ver en P. Bourdieu y J. C. Passeron, Rapport pedagogique y com­mum~atl.o.n,.el analisis d.elas varia~iones segun el origen sodal de la amplitud del regis­1:0 .1~n~Ulstlco, es decir , en que grado son dominadas las diferentes variedadeshngUlstlcas).

4 J. Vendryes, Le langage. Introduction linguistique al'Histoire. Paris Albin Mi-chel, 1950, P. 208. '

. 5 Los imper~tiv?~ de la produccion, e incluso de la dorninacion, imponen un mi­rumo ~e comumca~lO~ entre las clases y, por tanto, el acceso de los mas desprovistos(por eiernplo, los inmigrados] a una especie de minimo vital Iingiiistico.

Page 8: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

rrectos, pew sernanticarnente vacios. Los rituales representan hastaellimite extrema todas las situaciones de imposicion en las que, a tra­ves del ejercicio de una competencia tecnica que puede ser muy im­perfecta, se ejerce una competencia social, la del locutor legitimo, auto­rizado para hablar, y para hablar conm autoridad: Benveniste haciaobser~ar que, en las lenguas indoeuropeas, las palabras que sirven paraenunciar el derecho se vinculan a la raiz decir. El bien decir, formal­mente correcto, pretende por eso mismo, y con posibilidades de exitono desdenables, expresar el derecho, es decir, el deber ser. Quienes,~omo Max Webe.r, han opuesto al derecho magico 0 carismatico delruramemo colectivo 0 de la ordaIia, un derecho racional fundado enl~ calculabilidad y la previsibilidad, olvidan que hasta el derecho masnsurosamenre racionalizado es solo un acto conseguido de magiaSOCIal.

El disc.urso juridico es pal~bra creadora, que confiere vida a 10que enuncia. Es el extremo hacia el que pretenden todos los enuncia­dos performativos, bendiciones, maldiciones, ordenes, votos 0 insul­tos; es.dec~r, la palabra divina, la palabra de derecho divino que, co­mo la IntUlt.US ongln~nus que Kant atribuida aDios y contrariamentea los enunc~ados denvados 0 comprobativos, simples registros de undat? pre~existente, dan existencia a aqueIIo que enuncian. No se de­beria olvicar nunca que la lengua, por su infinita capacidad generati­va, pe~o tambien originaria en el sentido de Kant, originalidad queI: ~onfiere ~I poder de producir existencia produciendo su representa­CIOn colectivarnenre reconocida, y asi realizada, es sin duda el sopor­te por excelencia del suefio del poder absoluto.

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CAPITULO I

PRODUCCION Y LA REP,RODUCCION DE LALA LENGUA LEGITIMA

U t d 10 ha dicho, caballero. Deberiamos tener leyespara pro-« s e irider los conocimientos adquiri os.

tegveamos, por ejemplo, eI caso de uno de nuestros bue~os alum-d to diligente que desde sus clases de gramatica ha co-nos, mo es , '. .

menzado a rellenar su cuadermllo de expres~ones. .Un alumno que, durante veinte anos pendle~te de los labios de

sus profesores, ha acabado por ~rear una especie de pequeno pecu­lio intelectual: l.acaso este peculiono Iepertenececomo Iepertene­cia, una casa 0 el dinero?»

P. Claudel, el Zapata de saten

Respecto a las «riquezas que implican un~ posesion simultdnea sinexperimentar ninguna alteracion», el lenguaje crea ~aturalmente unaplena comunidad en la que todos, aprovechandose hbremen.t~ d~1 te­soro universal, colaboran espontaneamente en su ~onservac~o.n '.~Idescribir la apropiacion simbolica como una especie de partrcipacionmistica universal y uniformemente accesible, que .e.xcI~ye por tantola desposesion, Augusto Comte brinda una expreslOn ejemplar de ~a

ilusion del comunismo lingiiistico que ha obsesionado a t~d~ la teonalingiiistica. Asi, Saussure resuelve la cuestion de las ~ondlclOnes eco­nomicas y sociales de la apropiacion de la lengua sin IIega~ a plan­tearsela nunca recurriendo, como Augusto Comte, ala metafora deltesoro, aplicada por el a la «comunid~d» 0 al indivi~u~: habla de un«tesoro interior» de un «tesoro depositado par la practica de la pala­bra en los sujetos que pertenecen a la misma comunidad», de «unasuma de tesoros individuales de lengua» 0 incluso de una «suma deacerdos depositados en el cerebro». Chomsky tiene el mer ito de atri­buir explicitamente al sujeto hablante en su universalidad la perfecta

, competencia que la tradicion saussuriana Ie atribuia en forma tac~ta:

«la teoria lingiiistica se ocupa fundamentalmente de un locutor-audlto!ideal, inserto en una comunidad linguistica completamente homoge­nea, que conoce su lengua perfectamente y al abrigo de los :fect?sgramaticalmente no pertinentes como Iimitaciones de la memona, dl~­

tracciones, deslizamientos de atencion 0 errores de resultado en la apli­cacion de su conocimiento de la lengua. Tal fue, en mi opinion, laposicion de los fundadares de la Iingiiistica general moderna, y no hayninguna razon convincente para modificarla 2». En suma, desde este

I A Cornte, Systeme de politique positive, T. II, Estadistica social, 5. a ed. Paris,Sede de la Sociedad Positivista, 1929, P. 254 (subrayado por el autor).

2 N. Chomsky, Aspects of the theory of Syntax, Cambridge, M.LT. Pr~s, 1965,P. 3; O. tambien N. Chomski y M. Halle, Principes de phonologie generative, trad.de P. Encreve, Paris, Ie Seuil, 1973, P. 25 (subrayado por e1 autor).

17\

Page 9: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

punto de vista, la competencia Chomskiana no es mas que otro nom­bre de la lengua saussuriana 3, A la lengua concebida como «tesorouniversal», poseida en propiedad indivisa por todo el grupo, corres­ponde la competencia lingiiistica en tanto que «deposito» en cada in­dividuo de este «tesoro» 0 como participacion de cada miembro dela «comunidad lingiiistica» en ese bien publico. El cambio de lenguaoculta lafictio juris por medio de la cual Chomsky, convirtiendo lasleyes inmanentes del discurso legitimo en normas universales de la prac­tica lingiiistica correcta, escamotea la cuestion de las condiciones eco­nornicas y sociales de la adquisicion de la competencia legitima y dela constitucion del mercado donde se establece e impone esta defini­cion de 10 legitimo y de 10 ilegitimo 4.

LENGUA OFICIAL Y UNlOAD POLlTICA

Para que se comprenda hasta que punta los lingiiistas no hacenmas que incorporar a la teoria un objeto pre-construido cuyas leyessociales de construccion olvidan y cuya genesis social en todo casoenmascaran, no hay mejor ejemplo que los parrafos del curso de lin­guistica general en que Saussure discute las relaciones entre la lenguay el espacio 5. Queriendo probar que no es el espacio 10 que definela lengua, sino la lengua 10 que define su espacio, Saussure observaque ni los dialectos ni las lenguas conocen iimites naturales, puestoque las innovaciones foneticas, la sustitucion, por ejemplo, de la s porla c latina, determinan el espacio de difusion por la fuerza intrinsecade su logica autonorna, a traves del conjunto de sujetos parlantes queaceptan hacerse sus portadores. Esta filosofia de la historia que hacede la dinamica interna de la lengua el unico principio de los limites

3 EI propio Chomsky ha lIevado a cabo explicitamente esta identificacion, al me­nos en tanto en cuanto la competencia es «conocirniento de la grarnatica» (N, Chomskyy M. Halle, Loc. Cit.) 0 «grarnatica generativa interiorizada (N. Chomsky, CurrentIssues in Linguistic Theory, London, The Hague, Mouton, 1964, P. 10).

4 Cuando Habermas consigue librarse del efecto ideologico de la absolutizacion de10 relativo inscrito en los silencios de la teoria chomskiana de la competencia (1, Ha­bermas, «Toward a Theory of Communicative Competence en H.P. Dritzel RecenteSociology, 2, 1970, PP. 114-150), no se debe a que corone su teoria pura de la «cornpe­tencia comunicativa», ami/isis esencial de la situacion de cornunicacion, con una decla­racion de intenciones respecto a los grados de represion y al grado de desarrollo delas fuerzas productivas, Aunque fuera decisoria provisional, y destinada soIamente a«hacer posible» el estudio de las «de formaciones de la pura intersubjetividad», Ia idea­iizacion (perfectamente visible en el recurso a nociones tales como «dominio de los uni­versos constitutivos del dialogo» 0 «situacion de palabra, determinada por la subjeti­vidad pura») tiene por efecto evacuar practicamente de las relaciones de comunicacionlas relaciones de fuerzas que se realizan alii en una forma transfigurada: prueba de elloes la utilizaci6n no critica de conceptos como eI de illocutionary force que tiende a co­locar la fuerza de las palabras en elias mismas -y no en las condiciones institucionalesde su utilizaci6n.

5 F. de Saussure, Cours de Linguistique generale, Paris y Lausanne, Payot 1916,5.' ed. 1960, PP. 275-280,

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-propiamente politico de unificacion

de su difusion, oc~l~ne~~t~~~~~ado conjunto de «s~j:tos parlantes»al terrnino del cu~, ente a aceptar la lengua oficial. ,esta obligado pracUc~rn ese codigo a la vez legislativo Yc?munIca-

La lengua sauss~r~atna~l margen de sus utilizadores (<<suJetos par­tivO que existe Ysu ifi~a~iones (<<palabras»), tiene de ,h~cho todas l~slantes») y de sus ~t te reconocidas a la lengua oficial. Por OpOSI-

d rnunmen ' ' institucipropieda es co fid de las necesarias condIcIOnes msti UCl(~-

cion al dialecto, ~~f~~~~O~I: irnposicion generalizadas. Asi ,rec~nocI­nales para ~u co 1,1 0 menos completamente) en todo el ambito deda y conoclda ~rnaJ rf a contribuve de rechazo a reforzar la auto­una cierta autonda dPO1 ~c 'I'o'n' asegura en efecto, entre todos los

f da su ommac., . d' .ridad que un id d lingiiistica» -desde BloomfIeld, tra ~CIO-rniembros de ~a.«comu~l1 a po de gentes que utilizan el mismo siste­nalrnent,edefI~,Ida..~0::~~:(6~~Uese minimo de comuntcacicn que con~­rna de signos ,l1.t~Ul~ la pr~duccion economica e incluso de la domi­tituve la condlcIOn enacion simbolica- ln nin una otra precision como hacen los, ~ablar de la lengu~~it~~~~t: la definicion oficiai de la lengua ofi­

hngUlstas, es a~ep~ar t~'f . la lengua que en los limites terntonalescia/ de u~a unidai pOo~~c:todOS los subditos como la unica leg,itima,de esa u~I~ad, se ~~p ente euanto mas oficial es la circunstancIa (I?a­tanto mas ImJ?e,ra 1Va~raduce con toda precision elforma/ de los Iin­l~~ra esta, oflclal ~uel a) 7 Producida por autores que tienen auto-;;::~~a~~real~~:~~bli~~~jad~ y codificada por ~o~ gramMicos y prof:=

~~~~s,:~~~Ji~~o~~a~~~~~eoi~ff~~~~~uJ?~~~~~I~~t~b\:~~~i~~i~;~~~cias ~ntre sonidos y sentidos, sin~ tamblen como SIstema e nque regulan las practicas linguisticas-

La lengua oficial se ha constitudio vinculada al Estado,resto t~~toen su genesis como en sus usos sociales.E,s ,en el proceso e,~~n~: ~~cion del Estado cuando se crean las condIcIOnes de la crea~I~ . bli­mercado lingiiistico unificado y dominado por l~ leng~~ oficial: 0 1

gatorio en las ocasiones oficiales y en los espacIOs ofIclalesl(escueldae," , " ' " OlI'tI'cas etc) esta enguaadministraciones publicas, msUtucIOnes P " " bi, , que se miden 0 JetIva-Estado se convierte en la norma teonca con "I" I' ..,' Se supone que nadie ignora amente todas las practicas mgUlstlcas. , ,

, ..,., d ' istas los gramatIcos Ysusley linguistica, que tiene su cuerpo e juris , '

All i958 P 29 Asi como la teo-6 L. Bloomfield, Language, Londres, George. en,. " . u ropia fuerza

ria saussuriana de la lengua olvida que esta no ~C?lo se I~P?ne .~or s ct~ arbitrario Yy que debe sus limites geograficos a un acto pohuco de mSUtu~lOn" abloomgieldianadesconocido como tal (y por la pro pia ciencia ~~ la lengu~~, la e~)fI~'t . nales de lade la «comunidad linguistica» ignora las condiciones politicas e ins I UCIO

«intercomprensi6n», . ., . do or 0 osici6n a fa-7 El adjetivo formal aplicado a un lenguaje vlglla?te, cl;uda ,~., ~l sentido del

miliar, relajado, 0 a una persona afectada y for~ahsta, tiene tar lenl formas enadjetivQ frances oficial (a formal dinner), es decir, que se cump e en as ,buena y debida forma, en las reglas (formal agreement),

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agentes de irnposicion y de control, los maestros de ensefianza prima­ria, investidos de un poder especial: el de someter universalmente aexamen y a la sancion juridica del titulo escolar el resultado linguisti­co de los sujetos parlantes.

Para que una forma de expresion entre otras (en el caso d bili..' I d I I e I Ill-guismo una engua, un uso e a engua en el caso de la so . d d di .

did I ) . cie a IVI-I a en cases se imponga como Ia iinica legitima .

d I' .,.. . , , es precIso que elmerca 0 IllgUlStICO se unifique y que los difer t di I(de cIase, de religion 0 de etnia) se midan en I en e~ /a ectos de cIasede la lengua 0 segun usa Ie ., , .~ prac rca por el raseronidad r ... ti giumo. La inrezracron en la misma «cornu-

tant,e~~~~~I:e~::;du~~~:~~~f;s~~~~~~~:sI~a~~~:;~~if~:~~~:c~~~~s­~~~~mi~~~ou~~~7~~s~~dree::~~On;e~ad~o~~~~~~i~~nl~~gt~~t!acondici~~

rca.

EL LENGUAJE STANDARD: UN PRODUCTO «NORMALIZADO»

tria~:sl~~::~e~~~:::sq~:1ha~~~~:~:~~e:~si~~~fa~e~~nu:I:~indus­~~t:s<~~~~~~st~:tf:~:~;~~o~~e;~r;~os>d.hfstael si~~o X~I1I I~~sv~~de una feligresion a otra A . os ia ectos regionales diferian

. . sr, como muestran los males de los di I

~~~~i~~ ~~:I~s:s~se~~o~o~~~i~o;~c~~~~O~~giCOSllexicolo~c~~ s~ad~~~bles y que solo muy accidentalmente seu .an pe ectam.en~e superponi­cunscripciones administrativas 0 religi~~~:~a~anleofselcltmoltes de las ci:­de una obi ti . . I' . , en ausenCIa

juridica c;:r~r:~~nae?a~o~~t~~~u~~:'d~o~~:\~~o, de}~ ~oldllificaCi6nguas» solo existen d" . gua 0 iciai, as «len­linguisticos al meno~n ::~~I~practlco, es decir, en forma de habitus

les de esos habitos 9: ~ientras ~~~~ ~~~~stadfs { de producciones ora­nimo de intercomprension en los enc I a a a engua aseg~rar un mi­ros) entre pueblos ., uet,J-tros (por 10 demas muy ra­tal 0 cual forma deP~~~~:os 0 entre regiones, nadie piensa en erigir

como norma de otra (aunque en las dife-

8 S610.un transfert de la representaci6n de la I ' ".sar que existan dialect os regionales ell ' e~~ua ~aclOnal podria inducir a pen-subdivididos, idea terminantemente des;::n~~smos IIV~?ldOS en ~ubdialectos, a su veztoire de la langue francaise des origines iJnos a por a 1~lectologla (ver F. Brunot, His­No es ninguna casualidad que los nacionalis~ours, Pans, A. C?l~n, 1968, PP, 77-78),puesto que, una vez victoriosos estan d os sucumban ca~1 siempre a esta ilusioncac~6n cuyos efectos denunciaban, con enados-a reproducir los procesos de unifi-

Lo que se ve claramente a traves d I difi Ilucien, la traduccion de los decretos: c~ma~ II ICU tades qu~ suscito, durante la revo-vocabulario politico Ydividida en diaiectos ha~engua pr~ctIca estaba despr?vista deh~cen hoy los defensores de las lenguas d 6 ul 0 que

lforjar una lengua media (como

cion y estandarizaci6n de la ortografia e f' os cUd~f~s, producen, sobre todo la fija­res corrientes). ,una engua I icilmenn, accesible a los locuto-

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rencias percibidas no deje qe encontrarse el pretexte de.afinnacionesde superioridad).

Hasta la revoluci6n francesa, el proceso de unificaci6n lingiiistica se con­funde con el proceso de constnlcci6n del Estado monarquico: los «dialectos»,dotados a veces de algunas de: las propiedades que se atribuyen a las «len­guas» (la mayor, parte de las C\Iales son objeto de un,uso escrito, aetas nota­riales, deliberaclOnes comunales, etc.) y las lenguas hterales (como la lenguapoetica de los paises de Oc), especie de «lenguas de hecho» diferentes de cadauno de los dialectos utilizados en el conjunto del territorio en donde circulan,van siendo progresivamente sustituidos -al menos en algunas provincias cen­trales del pais de Oil- por la lengua comun que se elabora en Paris en losmedios cultivados, lengua que, promovida al estatuto de lengua oficial, seutiliza en la forma que le han conferido los usos cultos, es decir, escritos.Correlativamente, debido ala paralizacion (vinculada al abandono de la for­ma escrita) y a la desagregacion (por imitacion lexica 0 sintactica), productoa su vez de la devaluaci6n social de que son objeto, los usos populares y pu­ramente orales de los dialectos regionales asi reemplazados quedan reducidosal estado de habla de lugarefios: utilizados exclusivamente por los campesi­nos, esos usos se definen, en efecto. negativa y peyorativamente en oposici6na los usos distinguidos 0 letrados (como 10 atestigua, entre otros indices, elcambio de sentido asignado a la palabra «patois» que, de «lenguaje incom­prensible», va a acabar calificandose como «lenguaje corrompido y grosero,lenguaje del pueblo bajo». Diccionario de Furetiere (1690).

En los paises de la lengua die Oc la situaci6n Iingiiistica es muy diferente:habra que esperar hasta el siglo XVI y a la progresiva constituci6n de unaorganizaci6n administrativa Iigada al poder real (que traera consigo la apari­cion de multitud de agentes administrativos de rango inferior, lugartenien­tes, oficiales, jueces, etc.) para que el dialecto parisiense sustituya, en los ac­tos piiblicos, a los diferentes dialectos de lengua de Oc. La imposicion delfrances como lengua oficial no tuvo por efecto la abolicion total del usa es­crito de los dialectos, ni como lengua administrativa 0 politica ni siquieraco­mo lengua literaria (con la perpetuaci6n en el antigo regimen de una literatu­ra); en cuanto a sus usos orales, siguieron siendo predominantes. Se tendi6a instaurar una situaci6n de bilingiiismo: mientras que los miembros de lasclases populares, y particularmente los campesinos, quedaron reducidos alhabla local, los miembros de la aristocracia, de la burguesia comerciante yde negocios, y, sobre todo, de la pequefia burguesia letrada (los mismos queresponderan a la encuesta del abate Gregorio y que, en diversos grados, ha­bian frecuentado esa institucion de unificaci6n linguistica que son los cole­gios jesuitas) pudieron acceder en muchas mas ocasiones a la utilizaci6n dela lengua oficial, escrita 0 hablada, sin perder el dialecto (utilizado todaviaen la mayor parte de las situaciones privadas 0 incluso publicas), 10 que lescualificaba para cumplir una funci6n de intermediarios.

Para los miembros de esas burguesias locales de sacerdotes, medicos 0 pro­fesores, cuya posicion social se basaba en el dominic de los instrumentos deexpresion, la politica de unificacion Iingiiistica llevada a cabo por la Revolu­cion s610representaba ventajas: la promoci6n de la lengua oficial al estatutode lengua nacionalles otorgaIba el monopolio de hecho de la politica y, masgeneralmente, el de la comunicaci6n con el poder central y sus representan­tes, la que definia, en todas las republicas, a los notables locales.

La imposicion de la lengua legitima frente a los idiomas y las jergas formaparte de las estrategias politicas destinadas a asegurar la perennidad de las

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. . e la Revoluci6n por la producci6n y reproduccion del hombreadqUlsIOneS d . de CondiIlac que convierte a la lengua en un metodo, per-nuevo La teorra .' I . I". 'd' 'f' la lengua revolucIOnana con e pensamiento revo ucionano:mite I enti rear . I d I . . d d

f la lengua Iiberarla de los usos vmcu a os a a antigua SOCle a ere orrnar '. "1' d d. nerla asi purificada, es rmponer un pensarm ento e rrusmo epura 0 yl~~~icado. Seria ingenue imputar la politica de unificacion linguistica exclu­~ivamente a las necesidades tecnicas de la cornunicacion entre las diferentespartes del territorio y, especialmente, entre Paris y la provincia, 0 ver en ellael producto directo de un centralismo decidido a aplastar los «particularis­mos locales». EI conflicto entre el frances de la intelligentsia revolucionariay los idiomas 0 las jergas es un conflicto por el poder simbolico en el quese ventila laformacion y re-formacion de las estructuras mentales. En suma,no se trata solo de comunicar, sino de hacer reconocer un nuevo discurso deautoridad, un nuevo discurso con un nuevo vocabulario politico, con sus ter­minos de identificacion y referencia, sus metaforas, sus eufemismos y la re­presentacion del mundo social que vehicula. Por estar vinculada a los nuevosintereses de los nuevos grupos, resulta indecible para las hablas locales mo­deladas por usos ligados a los intereses especificos de los grupos campesinos.

Asi, pues, s610 cuando aparecen los usos y funciones ineditas queimplica la constitucion de la nacion, grupo completamente abstractoy fundado en el derecho, se hacen indispensables la lengua standard,tan impersonal y anonima como los usos oficiales a que debe serviry, al mismo tiempo, el trabajo de norrnalizacion de los productos delos habitus linguisticos. Resultado ejemplar de este trabajo de codifi­cacion y normalizaci6n, el diccionario acumula mediante la anotaci6nculta la totalidad de los recursos linguisticos acufiados a 10 largo deltiempo y en particular todas las posibles utilizaciones de la misma pa­labra (0 todas las expresiones posibles del mismo sentido), yuxtapo­niendo usos socialmente extranjeros, e incluso exclusivos (sin perjui­cio de senalar a aqueIIos que traspasan los Iimites de la aceptabilidadcon un signa de exclusi6n tal como Aut., Pop. 0 Fam.). Asi, el die­cionario proporciona una imagen bastante exacta de la lengua en elsentido saussuriano de «suma de tesoros individuales» predispuestaa cumplir las funciones de ese c6digo «universal»: la lengua normali­zada es capaz de funcionar al margen de la coerci6n y del apoyo dela situaci6n e id6nea para emitirse y descifrarse por cualquier emisory receptor, ignorantes el uno del otro, de acuerdo con las exigenciasde la posibilidad y calculabilidad burocraticos, que implican funcio­narios y clientes universales sin otras cualidades que las asignadas porla definici6n administrativa de su Estado.

En el proceso que conduce a la elaboraci6n, legitimacion e impo­sicion de una lengua oficial, el sistema escolar cumple una funci6ndeterminante: «fabricar'las similitudes de donde se deriva esa comu­nidad de conciencia que constituye el cemento de la naci6n». Y Geor­ges Davy continua con una evocaci6n de la funci6n del maestro deescuela, maestro del habla que, por eso mismo, es un maestro del pen­sar: «EI (el maestro) actua diariamente a traves de su funci6n sobrela facultad de expresi6n de cualquier idea y emoci6n: actua sobre ellenguaje. AI ensefiar a los nifios la misma lengua, una, clara e inamo-

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, la conocen confusamente 0 que incluso habla!1vible, nifios.que sol? as les induce ya naturalmente aver y sennrdialectos 0 Jerg~~~~~~n~ra; y trabaja asi en la ~dificaci6n.de la c?n­las cosas de la m ., 10» La teoria whorfIana -0, SI se quiere

. in de la nacion . . ., d Iciencla c?mu II d I lenguaie en que se apoya esta VISIon e a ac-humbolu ana- ~ t mento de «integracion intelectual Y ~oral,»ci6n escol.ar com~;~~~m, presenta cierta afinidad con la f~lo~ofIaen el senudo de t atestiguada por 10demas con el corrirmentodel consenso de ~~te f: o;{abra codigo del derecho a la Imgulstica: elque ha tran~fen(~O d~ cifra que rige la lengua escrita, y que se iden­c6digo, en e sen 1 eta en ~posici6n a la lengua hablada (conver~a­tifica a la lengu~ corre .derada impIicitamente como inferior, adquie­tionallanguage/, consi I sistema de ensenanza 12. El sistema de en­re fuerza de ley e~ ~ por eanando en extension e intensidad a todo 10sefianza i c~~a ~~:~ vcao~tribuye sin duda directamente a la devalua­largo de SIg~odos d~ expresi6n populares, rechazados ~I estado decIOn de los. . 0 dicen las anotaciones margmales de los«jerga» Y«Jengo~za» (~o~ del reconocimiento de la lengua legiti-

t ) Y a la imposicron ., d Imaes ros , I I mas importante en la devaluacIOn e os~a. No obstaf;e'i~ ~:~:aci6n de la nueva jerarqui~ de usosdlalect~s Y Pd' d da a la relaci6n dialectica entre laI· .., t os 14 correspon e sm u . .[ngurs IC I ~ercado de trabajo 0, mas precisamente, en~re ~a ut.I~fIca­e~~uela y e d I (y Iingiiistico), vinculado ala tnsutucion de

~:~u~o~ela:~~~i~O~s~~:rvalor nacion~~I~si~dre:~~~~~~~ed~~ls~~~~~oficialmelnte-:f~eI~s, prdoePIIemd:~ce:ds~de trabaj; (que conIIeva, entredores, y a urn IcaCIOn

10 G. Dovy, Eteme~ts de sociologie. paris'dV~~~ e~f~~~~b;~~ion de la «autenti­II La teoria linguistica de Humboldt, enge~. r d la areja lengua-nacion, mantie­

cidad» linguistica del pueblo vasco y la ex~~ta~of ~isign unificadora que Humboldtne una relacion inteligible con la concep~lOn : a. 'dad de Berlin.confirio a la Univer~idad en la fundacion de a .uservicio el poder de certificacion.

12 A traves del sistema escolar, q.ue pone idics . si a vecessucedeque la grarnaticala gramatica obtieneuna verdadera .eflcac~~bt>n 11~~~erdo del participio pasado conju­y el ortografo (por eJemploa Fran~la, e~ d ;e~os ello se debe a que, a traves de l~sgado con eI verbo AVOlr) sean obieto e ec it conseguir la gramatica y el orto-exarnenes y los titulos que estos examenes. perrm en . I 'grafo dominan el acceso a puest~s y POSI~IO~e\~~~lae~sdecir mucho antes de la ofi-

13 Asi, por ejemplo, .~n FranCIa, a pa;ur e de es~uelas d~ ninos escolarizados y,cializaci6n de la obligacion escolar,.el nu.~eron el espacio del personal docente se in­correlativamente, eI volumen y la dispersron ecrementan continuamente:. b t el alejamiento lingiiistico de las di-

14 La paradojica relacion que se 0 se~va ~~ re ue aportan a la funcion publica enfer~ntes regiones del siglo XIX y la :o~r~uc~o~s~ logica: los mismos departamentosel slglo XX, hay que comprenderla Sill u a e V· tor Durny en 1864 contaban, en elque, seg~n la i~vestigacion I~evada a cabo P~~e ~~ultos que no habl~ban el franc~s ysengudo Impeno, con las mas elev~das tasa. 'b' desde la primera mitad del slglode niiios de 7 a 13 aiios que no s~blan leer ~I e~cr~~~te elevadode funcionarios, feno­XIX, vienen su~inistrando un nu~ero paruc~I:~ada tasa de escolarizacion en la ense­meno a su vez villculado, ya es sabldo, a unaiianza secundaria.

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otras cosas el desarrollo de la administraci6n Yde los cuerpos de fun­cionarios). 'Para obtener poseedores. ~e competencias lingiiisticas do­minadas que colaboren a la destruccIOn de sus mstrumentos de expre­sion esforzandose par ejemplo en hablar frances «ante sus hijos» 0exigiendo de ellos que hablen «frances» en familia, con la intenci6nmas 0 menos explicita de aumentar su valor en el mercado escolarfue preciso que el Estado se considerara como el principal medio deacceso, incluso el unico, para puestos administrativos tanto mas bus­cados cuanto menor era la industrializaci6n. Conjunci6n que se reali­zo mas en las comarcas con «dialecto» e «idioma» -a excepci6n delas regiones del Este- que en las regiones de «patois» de la mitadnorte de Francia.

LA UNIFICACION DEL MERCADO Y LA DOMINACION SIMBOLICA

.. De hech?~ no ,~ay q~~ olvidar I~ contribucion que la intenci6n po­litica de unificacion (VISible tambien en otros ambitos, como el delderecho) aporta a lafabricacion de la lengua que los linguistas acep­tan como un dato natural ni imputarle toda la responsabilidad de lageneralizaci6n del uso de la lengua dominante -dimensi6n de la uni­ficaci6n del mercado de bienes simb6Iicos que acompafia a la unifica­ci6n de la economia- y a la producci6n y circulacion culturales. Es­to se ve claramente en el casu del mercado de intercambios matrimo­niales, donde los productos hasta ese momenta condenados a circu­lar en el recinto protegido de los mercados locales, obedeciendo a suspropias leyes ~.e formaci6~ d7 precios, se devaluan brucamente porla .g~nerahzacIOn de los cnten.os dominantes de evaluaci6n y el des­credito de los «valores campesinos», que impIican el hundimiento delv.alor de los campesinos, frecuentemente condenados al celibato. Vi­sl?17 en todos los terrenos de la practica (deporte, canci6n, vestido,hab~tat, et~), el pr?ceso de unificaci6n y producci6n y el proceso dela circulacion de bienes econ6micos y culturales implica la obsoles­cencia progresiva del antiguo modo de producci6n de los habitus yde sus productos. Asi se comprende, como tantas veces han observa­do los sociolingiiistas, que sean las mujeres quienes antes adoptan lalengua 0 la pron~nciaci6n.'egitima: condenadas a la docilidad respec­to a los usos ~~clales dommantes por la division del trabajo entre lossexos, ycondlclOJ.ladas por la logica del matrimonio, via principal parael.las, Sl no exclusiva, del ascenso social, las mujeres estan siempre pre­dispuestas a aceptar -ya desde la escuela- las nuevas exigencias delmercado de bienes simb6licos. •

Asi, los efectos de dominaci6n correlativos a la unificaci6n del mer­c~do s610 se ~j~rcen a traves de un conjunto de instituciones y meca­lll,smosespec.lflcos ent.re los cuales la politica propiamente lingiiisticae incluso las mtervenciones expresas de los grupos de presi6n s610 re­prese!1~an ~~ aspec.t? mas superficial. Y el hecho de que presuponganla unificacion politica 0 economica que contribuyen de rechazo a re-

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-r no implica en absoluto que el progreso de la lengua oficial ha­

forz~e imputarlo a la eficacia direct a de coerciones juridicas 0 cuasi~a 9dl'cas (que en el mejor de los casos pueden imponer la adquisici6n,juri I' d ' I ducci , .o no la utilizaci6n genera rza a rn, por tanto, a repro uccion auto-~~~a, de la lengua ,17git~ma); ~ob.re to.do por parte de qUienes.I~ su­fren, toda domin,a~~on sl~bohca implica ~na for~a de.compl~~lda~

ue no es ni sumision pasrva a una coercion extenor, m adhesion li­~re a los valores. EI reconocimie~to de la legitimidad de la lengua ofi­cial no tiene nada que ver con una creencia expresamente profesada,deliberada Y revocable, ni con un acto intencional de aceptaci6n deuna «norma»; en la practica, se inscribe en las disposiciones que seinculcan insensiblemente, a traves de un largo y lento proceso de ad­quisicion, por medio de las acciones del mercado Iinguistico. Disposi­ciones que se ajustan, pues, independientemente de todo calculo cini­co y de toda coerci6n conscientemente sentida, a las oportunidadesde beneficio material y simb61ico que las leyes caracteristicas de for­maci6n de precios en un cierto mercado brindan objetivamente a losposeedores de un cierto capital linguistico 15.

Lo propio de la dominaci6n simb6Iica consiste precisamente enque, por parte de quien la sufre, implica una actitud que desafia laalternativa corriente de libertad - coerci6n: las «elecciones» de habi­tus (Por ejemplo, la que consiste en corregir la R en presencia de 10­cutores legitimos) se realizan, inconscientemente y sin ninguna coer­cion, en virtud de disposiciones que, aunque sean indiscutiblementeproducto de determinismos sociales, se constituyen al margen de to­da intenci6n consciente 0 coacci6n. La propensi6n a reducir la inves­tigaci6n de las causas a una investigaci6n de las responsabilidades im­pide percibir que hi intimidacion, violencia simb6lica que se ignoracomo tal (en la medida en que no necesariamente implica un acto deintimidacioni, solo se puede ejercer sobre una persona predispuesta(en su habitus) a sufrirIa, en tanto que otros la ignoran. No es ya tanfalso decir que la causa de la timidez reside en la relaci6n entre la si­tuaci6n 0 la persona intimidante (que puede negar la conminaci6n quedirige) y la persona intimidada; mas exactamente, entre las condicio­nes sociales de producci6n de ambas. Lo que acaba remitiendo a todala estructura social.

Todo hace suponer que las instrucciones mas determinantes parala construcci6n del habitus se transmiten sin pasar por el lenguaje yla conciencia, a traves de sugestiones inscritas en los aspectos aparen­temente mas insignificantes de las cosas, de las situaciones 0 de laspnkticas de la existencia comun: asi, la modalidad de las practicas,las maneras de mirar, de comportarse, de guardar silencio e inclusode hablar (cmiradas desaprobadoras», «tonos» 0 «aires de reproche»,

15 Lo que significa que las «costurnbres linguisticas» no se pueden modificar pordecretos como suelen creer los partidarios de una politica voluntarista de «defensa dela lengua».

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etc.) estan cargadas de conminaciones C '. .t~n tan p.oderosas y dificiles de revocar' e onm~naclOnes que Sl r~sul.ciosas e msidiosas insistentes e insi ,s precIsamente por ser silen.

, smuantes (tal es el .dique aparece explicitamente durante I . . . c.o igo secretodad domestica, de la adolescencia 0 ~s fn sls c~ractenstlcas de la un].porcion entre Ia violencia de la rebeli~ a preja: la aparente despro,procede de que las acciones 0 palabr on ~ as ca~sas que la suscna-,tonces en su verdad de conminacion ~~ ~:s ~~o~l?as se perciben en.to, de amonestaciones de amenaza; d 1~ldacton, de requerimien_ta mas violencia cuanto que conti . enuncia as c0t.D0 tales Con tan.ciencia y de la propia revuelta muan ~ctuando mas aHa de la con­que se ejerce a traves de las co~~eys~sc~tan). El PUU"f de sugestional nino no 10 que tiene que hacer c e fS p.ersonas y.que diciendoIe lleva a convertirse permanente~ omo as ordenes, sino 10 que es,tuye la condicion de eficacia de t e~te ~n 10que tIene que ser, consn.que puedan eiercerse mas tarde soobros oSht.lg?S de po?er simbolicofririos. La relacion entre dos e un altus predlspuesto a su­aparezca una para que inmedi:~~~~puede ser tal que bast~ con quesiqurera sea necesario que la primerte/m~onga a Ia otra ~In que niordene- una definicion de la sit . ~ 0 es<:e, .menos aun que 10dada, por ejemplo) tanto mas ~b~aclOn y ?e ~I ml~ma (como intimi­siquiera tiene que afirmarse. oluta e IndlscutIble cuanto que ni. El reconocimiento que produce . I' ' ..

sllenciosa se expresa en decla a' esa VIO encia tan mvisible comorniten a Labov establecer u~ crone, expresas tales como las que per­e/ectuacion de las r es por~an~~ ~'!tutores de clases dif~rentes, cuyacion de esa letra. Pero nunca se u: e~~?te, aparece Ia mlsma va/ora­las correcciones -coyunturales 0 am testa tan claramente como enp.or un d~sesperado esfuerzo hacia l~o~~~~~~i~n flue los dominados,ciente 0 Inconscientemente sobre 1 ' ~van ~ cabo, cons­pronunciacion, de su lexicd -c o~ aspectos estlgmatIzados de su~ de su sintaxis; 0 en la an ustfa

nto as las forrnas de eufemismo_

Incapacitandoles para «enc;ntra lque I~sbhace «perder los nervios»se vieran desposeidos de su pro;iaa~~~~a ~:s» como si stibitamente

SEPARACIONES DISTINTAS Y VALOR SOCIAL

Asi, cuando no se percibe el val . I '.cido al usa legitimo de la len or espeCla objetlVam:nte recono-privilegio, inevitablemente se~~a y los fundamentos soclales de esteopuestos: absolutizar inconscien~e~e~nou otro de es!o~ dos erroreslativo, y, en este sentido arbit a . ~e I? que es ObjetIVamente re-tar esta forma de/etich/smo s ~l no, es eClr:el usa dominante, 0 evi-

o 0 para caer en la esencial ingenuidad

16 Asi, el lenguaje «desintegrado» ue re .ses dominadas es producto de la I ~. d glstra la encuesta entre locutores de cla­

re aClOn e encuesta.

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d I relativismo culto. En el primer caso, se busca el fundamento delelor reconocido del lenguaje solo y exclusivamente en propiedades

v~es de Ia lengua como la complejidad de su estructura sintactica; enel sengundo, al negar el hecho de Ia legitimidad por una relativiza­e'on arbitraria del usa dominante, socialmente reconocido como legi­~:mo, y no solam~n~e por los dominantes, se olvida que Ia mirada in­genUa no es relativista,

Para reproducir en el discurso culto la fetichizacion de la lengua legitimaque se produce en la realidad, basta con describir, siguiendo a Bernstein, laspropiedad.es del «codigo elaborado» ~i? relacionar ese producto s~cial. co~las condicIOnes sociales de su produccion y de reproduccion, es decir, sm msiquiera vincularIo, como pod ria esperarse en el ambito de la sociologia y dela educacion, a las condiciones escolares: asi, este «codigo elaborado» se cons­tituye como norma absoluta de todas las practicas Iingiiisticas que solo pue­den pensarse ya en la logica de la deprivacion. A la inversa, la ignoranciade 10 que el usa popular y el usa culto deben a sus relaciones objetivas y ala estructura de la relacion de dominacion entre las clases que reproducen consu logica propia, conduce a la canonizacion de «Iengua» de las clases domi­nadas: cuando Labov, deseoso de rehabilitar la «lengua popular» frente alos teoricos de la deprivacion, opone el verbalismo y la pomposa verborreade los adolescentes burgueses a la precision y concision de los nifios de losghetos negros, tiende hacia esa canonizacion. Lo que equivale a olvidar, co­mo el propio Labov ha mostrado (a traves del ejemplo de esos emigrados re­cientesque se muestran particularmente severos a la hora de juzgar a los acentosdeformados, y, por tanto, el suyo), que «la norma» Iingiiistica se impone atodos los miembros de una misma «comunidad Iingiiistica», muy particular­mente en el mercado acadernico y en todas las situaciones oficiales donde elverbalismo 0 la verborrea suelen estar a la orden del dia.

La unificacion politica y la correlativa imposicion de una lenguaoficial instauran entre los diferentes usos de esta lengua relaciones quedifieren totalmente de relaciones teoricas (como Ia relacion entre mou­ton y sheep sefialada por Saussure para fundamentar 10 arbitrario delsigno) entre Ienguas diferentes, habladas por grupos politicos y eco­nomicamente independientes: todas las practicas lingiiisticas se valo­ran Con arreglo al patron de las practicas legitimas, las practicas delos dominantes. Por eso, el valor probable que objetivamente corres­ponda a las producciones ligiiisticas de los diferentes locutores, asicomo la relacion que cada uno de ellos puede mantener con la lengua-y, por tanto, con su propia produccion-, se define desde dentrodel sistema de variables practicamente competitivas que se instituyecada vez que existen las convicciones extralingiiisticas de constitucionde un mercado lingiiistico.

. ASi, por ejemplo, las diferencias lingiiisticas que separan a los stib­dltos de las diferentes regiones dejan de ser particu/arismos inconmen­Surables: referidas de hecho al patron unico de la lengua «comtin»,s~~ rechazadas al infierno de los regionalism os, de las «expresionesvlcladas y de las faltas de pronunciacion» que los maestros de escuela

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..

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• 17 Reducidos al estatuto de jergas dialectales 0 vulgares, irn.eastIgan . . f . Ipropias tambien pa~a las ocaSIOnes 0 ICla. ~s, l.os us?s. populares de lalengua ofieial expenmentan una devaluacion sistematica. Se tiende asia constituir un sistema de oposiciones lingiasticas sociologicamenr­pertinentes que no tienen nada de comtin con el sistema de oposicio,nes linguisticas pertinentes lingiiisticamente. Dicho con otras palabras,las diferencias reveladas por la confrontacion de las hablas no se re.ducen a las que el linguista construye en funcion de su propio criteriode pertinencia: por grande que sea la parte de funcionamiento de lalengua que escapa a las variaciones, en el orden de la pronunciaciondel lexico e incluso de la gramatica, existe todo un conjunto de dife.rencias significativamente asociadas a diferencias sociales que, sin irn­portancia para el linguista, son pertinentes desde el punto de vista delsociologo puesto que entran en un sistema de oposiciones lingiiisticasque constituye la retraduccion de un sistema de diferencias sociales.Una sociologia estructural de la lengua inspirada en Saussure peroconstruida frente a la abstraccion que Saussure lleva a cabo, debe fi­jarse como objeto la relacion que une sistemas estructurados de dife­rencias linguisticas socilogicamente pertinentes y sistemas tambien es­tructurados de diferencias sociales.

Los usos sociales de la lengua deben su valor propiamente socialal hecho de que tales usos tienden a organizarse en sistemas de dife­rencias (entre las variantes prosodicas y articulatorias o lexicologicasy sintacticas) que reproducen en eI orden simbolico de las separacio­nes diferenciales el sistema de las diferencias sociales. Hablar, es apro­piarse de uno u otro de los estilos expresivos ya constituidos en y porel usc, y objetivamente caracterizados por su posicion en una jerar­quia de estilos que expresa la jerarquia de los correspondientes gru­pos. Estos estilos, sistemas de diferencias clasificados y clasificantes,jerarquizados y jerarquizantes, dejan su huella en quienes se los apro­pian y la estilistica espontanea, provista de un sentido practice de lasequivalencias entre ambas ordenes de diferencias, expresa clases so­ciales a traves de las clases de indices estilisticos.

Al privilegiar las cosntantes lingiiisticamente pertinentes en detri­mento de las variaciones sociologicamente significativas para cons­truir ese artefacto que es la lengua «comtin», se procede como si lacapacidad de hablar, algo mas 0 menos universalmente extendido, fue-

17 A la inversa, cuando una lengua hasta entonces dominada accede al estatutodelengua oficial, experimenta una revalorizaci6n que tiene par efecto modificar profun­damente la relacion que sus usuarios mantienen con ella. Asi, losconflictos Ilamadoslingiiisticos no son tan irrealistas e irracionales (10que rIOquiere decirquesean directa­mente interesados) comocreen quienes soloconsideran en ellos losaspectos economi­cos (en sentido restringido): el vuelco de lasrelaciones de fuerzas simbolicas y de lajerarquiade los valoresconcedidos a las lenguas competidoras tiene efectos economi­cosypoliticos absolutamente reales, trAtese de la apropiacion de puestos y deventajaseconomicas reservadas a losposeedores de lacompetencia legitima 0 de los beneficiossimbolicos asociados a la posesion de una identidad social prestigiosa 0, al menos, noestigmatizada.

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p

. lmente condicionada de realizarl manera SOCia di

. entificable con a resenta tantas variedades c<?~o con I-ra id acidad naturat. .que p . Una competencia suflclente parae~ta ca~ocialesde adqUI~lclon eXIste~~m rendidas puede ser completa­clon;~cir frases suscepUbles ~~~~; fras~ susceptibles de ser escucha­pro re insuficiente para pro ocidas como de recibo en todas las~e; frases propias pa~a;tr ~~~nvez mas, la aceptabilidad social no

.a , ciones donde se ~. e. la gramaticalidad. De hecho, lossttu:duce en este c.aso umcamente ~tencia legitima quedan ex~lui~os~~;utores desprovls!OS de~a ~~~fa se exige 0 condenados al s~lenc~o.de los universoS soclales e qacidad de hablar. que por estar. inscritat,o raro no es,. pu~s, ~a. c~Pes universal, y, por tanto, esenctalmenteen el patrimomo .bIOloglc etencia necesaria para hablar la lenguano distintiva 18, sino la ~omp al depender del patrimonio social, reex­legitima, una ~o~petencIa.~~~'en la 16gica propiamente simb6li~a depresa las d~sunclod~fes soc.l

alesen una palabra, en la logica propia de

las separacIOnes I erenci ,

la distincion.19. " ado lingiiistico crea las con~icion~~ deLa constltucIOn de un1merc 1 or la cualla competencIa legltlma

. id d b'etivaen acua yp d . tuna nvah a 0 ) . I li ..istico que produce, en ca am er-puede funci.onar como c~p.lta el~7~inci6n. Como. en parte se de?e acambio SOCIal, un beneflcl~ dde las correspondientes competencl.~s),la rareza de los productos dY 1 sivamente al co sto de formacIOn.ese beneficio no correspon e exc u

. . ocion simple y socialmente neutra. In-El costo de forma,clOn no es ~na n tradiciones escolares. las epocas y.las

cluye -en grados dlversos segun las mpll'amente el minimo «tecmca-. ueden sobrepasar a .' tdisciplmas- gastos que P . .. de la competencIa proplamen e

mente» exigible para segurar la transmlsl.~~ dar una definicion estrictamen­dicha (partiendo de la b~~e de que s~a POs~fi~iente para cumplir una funcionte tecnica de la forrnacion necesarta y ti ne en cuenta que 10 que se ha Ha­y de la pro~ia fu~cion, sobre todo Sl. sel:~uncion- se incluye cada vez ~asmado «la distancia del rob> -~s decir , 1 a de la jerarquia de las funcio­en la de~inicion .de esta a medida .~u~es~o~ ~:tudiOS (que constituye un .bu~nnes). ASI, por ejemplovle dur;C\O f rmaci6n) tiende a valorarse por Sl rms­baremo del costo ec~nomlco e a 0 e roduce (10 que determina a v~ces,rna con mdependencia del resultad~ qu p. el alargamiento de los ciclosen las «escuelas de elite», una especI,e de pUJas~~ excluyentes la cualidad so­de estudios). Ademas, y am,?~s opclOnes ~oda en la mOdalidad simb6lica decial de la competencia adqUinda, contras a

fectos de distinci6n. Como muestra Pie-18 Solo 10jacultativo puede dar lugar~ e. e todos pueden observar constan-

rreEncreve, en elcaso de conexionescat:~~:l~~'h~~ lugarpara el juego. Cuando l~stemente comprendidas las c1ases popul, d'das conlasconexioens facultatl-, d 1 I a quedan suspen I ,coerciones estructurales e a engu . s efectos de distincion,vas, el juego reaparece, con los correlatlvo(vistas (declarados 0 no) que hac~n de I:!

19 Como se ve, en el. ~~ba~e entre os n~.1 ., de la adquisicion de la capacldad deexistencia de una disposlClOn mnat~ la C??e~C~f~roceso deaprendizaje, no cabetomarhablar, y losgenetistas quehacen hmcap~e 'ba en la naturaleza y con que el p~ocesoposicion: basta, en efecto conque no.seIfscn d rad6n para que ap~rezcan dlferen­de adquisid6n no se reduzca ur:a simpe ::~g~os de distincion SOCial.cias lingiiisticas capaces de funclOnar com

.1

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...las practicas, es decir, en la manera de realizar los actos tecnicos y poner enpractica esa competencia, puede aparecer como indisociablede la lentitud dela adquisicion, puesto que los estudios cortos 0 acelerados son siempre sos,pechosos de dejar sobre sus productos los vestigios de 10 hecho a marchasforzadas 0 los estigmasde la recuperacion del tiempo perdido. Este consurnoostentoso de aprendizaje (esdecir, de tiempo), aparente derroche tecnico qUecumpIe las funciones sociales de legitimacion, se incluye en el valor social.menteatribuido a una competencia socialmente garantizada(esdecir, hoy «cer,tificada» par el sistema escolar).

Dado que el beneficio de distinci6n se debe de hecho a que la ofertade producto (0 de locutores) correspondiente a un determinado nivelde cualificaci6n lingiiistica (0, mas corrientemente, cultural) es infe.rior a 10que seria si todos los locutores se beneficarian de iguales con.diciones de adquisici6n de la competencia legitima que las que disfru.tan los poseedores de una competencia excepcional, 20 ese beneficiase distribuye 16gicamente en funci6n de las posibilidades de acceso aestas condiciones, es decir, en funci6n de la posici6n ocupada en laestructura social.

A pesar de 10 que podria parecer, estamos aqui lejisimosdel modelo saus­suriano del homo lingiiisticus que, al igual que el sujeto economico de la tra­dicion walrasiana, es formalmente libre en sus producciones verbales (Iibre,por ejemplo, para decir ten en lugar de tren, como dicen 10nines), pero solopuede ser comprendido, solo puede intercambiar y comunicar a condicion deajustarse a las reglas del codigo comun, Este mercado, donde la competitivi­dad pura y perfecta solo se produce entre agentes tan intercambiables comolos productos que estos agentes cambian y como las «situaciones» en que loscambian, y todos sometidos identicamente al principio de la maximizaciondel rendimiento (y al principio, tambien, de la maximizacion de las utilida­des), esta tan alejado del mercado Iingiiistico real como el mercado «puro»10esta del mercado econornicoreal, con sus monopolios y oligopolios. Vere­mos esto mas c1aramente en las paginas siguientes.

Al propio efecto de la rareza distintiva viene a afiadirse el hechode que, debido a la relaci6n que une el sistema de diferencias linguis­ticas y el sistema de diferencias econ6micas y sociales, nos encontra­mos no con un universo relativista de diferencias capaces de relativi­zarse mutuamente, sino con un universo jerarquizado de separacio­nes en relaci6n a una forma de discurso mas 0 menos universalmentereconocido como legitimo, es decir, como el patron de valor de losproductos linguisticos. La competencia dominante s610 funciona co­mo un capital linguistico que asegura un beneficio de distinci6n ensu relaci6n con las otras competencias en tanto en cuanto se cumplanpermanentemente las necesarias condiciones (es decir, la unificaci6ndel mercado y la desigual distribuci6n de posibilidades de acceso a

20 La hipotesis de la igualdad de posibilidades de acceso a las condiciones de ad­quisicion de la competencia linguistica legitima es una simple experimentacion mentalque tiene por funcion revelar los ejectos estructurales de la desigualdad.

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., de la competencia legitima y a los lu-. ruIllentoSde p~~dUCClO;a ue los grupos que la detentan esten

los IllsJexpresi6n legltlIlla1p q la unica legitima en los mercados

gare~n~icionesde impon~~:o~o:c~lar, politico, administrativo) Yene~i~iales (Illercado

ds ~a~n interacciones lingiiisticas en que se hallen

o r parte ela maYo id s 21 • • .. , ti enazacomprometl 0.' uieran defenderun capital linguis lCO am -

por eso, qmenes q Francia con el conocimiento de las lenguas

d Como ocurre hoy end una lucha total: s610 se puede salvar el0, 'ondena osadd .

antiguas, estan c ncia a condici6n de salvar el merca 0, es. ,eclf,valor de la compete diciones politicas y sociales de producclOn deel conju nto de las con idores Los defensores del latin 0, en otros con­los productores-c?nsu:~ arab~ suelen actuar como si la lengua de sutextoS, del fran.ces 0 ~ valor' con independencia del mercado, es de­preferencia tu,vler~ al?u:rinsecas (como las cualidades «logicas»); pe­cir, por sus ~lr~u es l~enden el mercado. Si el puesto que el sistemaro, en l~ practlca, defl las diferentes lenguas (0 a los difere?tes, co~t,e­de ensenanza reserva a. ortante ello se debe a que esta institucionnidos culturales) es.tandlm~ producci6n masiva de productores­tiene el monopoho e, a. te de la reproducci6n del mercado del

id s y por consiguien , . 'consuml ore '1 . 1 de la competencia [inguistica, su capaci-

ue depende el va or socla. . ..,'dad de funcionar como capital hngmstlco.

EL CAMPO LITERARIO Y LA LueRA POR LA AUTORlDAD LINGUISTlCA

li .., ti como sistemaAsi, a traves de la estructura del c~mp? .mgms lCO as en la desi-

de relaciones de fuerza propi~m~~te.lmgmst~casfunt~~ en las posi­gual distribu~i6n del capital hngmstl~? (~.', s:.S~;'~~jeti;adOS)' la es­bilidades de mcorporar los re~rsos mg~~~;creproduce en su ordentructura del espacio de los esti os exp:es~ aran las condi­la estructur~ de l~s diferencias qu~ObJe~v~~~~el~~tructurade esteciones de eXlstenCia: Para compren ~ c~ a del campo de producci6ncampo, y en especial la existencra. en~? restringido cuyas propie­linguistica, de un subcamp? ?e produf~onh de que los productoresdades fundamentales se ongman en e ec 0 d ctores hay que dis­producen alii prioritaria~ente par~ ot~os pr~ u . m d~ un habla co­tinguir el capital necesano para la simp e pro UCClO

. lin iiisticas quedan expresamente some-21 Las situaciones en que las produccl~nes I. g nes escolares 0 las entrevistas para

tidas a la evaluacion, como pued~n serlo os ex~mevaluaci6n que se produce en todoContrataci6n de puestos de tra?aJo, recuerdan .a e ti aciones se ha demostrado queintercambio linguistico: a tra~es de numerosas m~es ; el exito escolar, las posibilida­las caracteristicas lingiiisticas influyen gr~ndef~\e ~rofesional la.actitud de los me­d~s de contratacion para puestos ~~ tra~aJo, ~c~~t~s del medio burgues. s » sus pal~­dlcos (que conceden mayor atencion a os)1 diagnosticos menos peslmlstas) Ymasbras, formulando, por ejernplo, respecto a e os, I cooperar con el emisor, a ayudarlegeneralmente en la inclmaclOn de los receptores a . .o a conceder credito a las informaciones que summlstra,

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. .. I citas de escritores 0 gramaticos que22 Mejor que multiplicar hasta el.mflmto aSrdadero anaIisis hist6rico del esta:d.o

s610 cobrarian su sentido pleno me~la~~~ u~ ~~oducen, nos limitaremos cQon r~~~t~rdel campo en que, en cada cas.o par IC~ret~ de esta lucha permanente a B. ~1 204'a quienes quieren hacerse una Idea con 15391863 Paris Didier, 1968, PP. I , t'Les dictionnaires du jran(:ais moderne, 233 237, 239, 241, 242, 242 y.F. ~~un? '207,210,216,226,228,229,230 m: 1,231, ha' or el control de la plan~f~c~~lOn lm­Op Cit sobre todo T. 11-13passim ..La~uc e:permite observar una divIsIOn seme­gUi~tica'del noruego tal como 10~escnbe aug ritores y los gramatic?s (ver. E. I:Iau­jante de los roles y de las estrateglas entrle los.egscThe Case oj Norwegian, Cambndge,

,17' d Language P anmn ..)gen Language ConJ.lt an d PP 296 Y slgulentes .Ha;vard University Press, 1%6, sabre to 0 .

33.

. rrnalizacion y de codificacion pa-.. les, para ello, a un trabajo de ~~ esta forma, facilmente.reprodu-

someuendoconscientementemal~ables y~ntrar aliados entre los escnt?~es ins­ra haceri

ess gramliticos, que p~e en ence se atribuyen el poder de engir n?r­

cibles.

Es:.Oados en las acadernias, y qu codificar «razonandolo» y racio­titu

cionaIZ nedas tienden a consagrar y a . as! contribuyen a determinar el

ma~ ~ i~~I~, un u'so part~cu~~.r ~e lad:~~~~ifer~ntes utilizadores d~ la lenguanahz

anos productos linguisticos en particular los mas directa­

valorque I ibir en los diferentes merca~o~.-~o como el mercado escolar-,pued

enrec~tidOs a su control directo 0 !n .Irecs 'de las palabras 0 de los giros

mente. so~o el universo de las pronuncla~oned~'Purada de todos los usos po-delimltan

I:' . do una lengua censura a yJuan .,aceptables, Yecialmente de los mas r~clentes. . raciones de la relacionpulares Y'~dones correlativas de las dlfe!ent~~~t~f~~Uenfrentan en el campo

Las van ntre las autoridades que con~ml;la. de legitirnacionmuy diferen­de fue~ac~ion literaria en nombr~ de pnn~IPI~~rales que en las mas diversasde pro u den disimular las invariantes es rue . tas el recurso a las mismast~s, n~:~~ historicas, imponen a los pro~a:~~~ar y legitimar su pretensionsituaci. a los mismos argumentos par com etidores. Y, frenteeS~~;~:I~:~~bre la lengua y p~ra con~:n;:e~:n~~o~~e los~scritores de poseera «uso elegante» de los mun anos Ymaticos invocan siempre el uso razona­al . cia infusa del buen usa, los gra onfiere el conocimiento de losla ciendecir el «sentido de la lengua» que ~ de la ramatica, En cuantod~in~~pios d~ «razon» Yde «gusto» con;~:~~I~~~bre :o~o con el r?manticis­~ los escritores, cuyas pretentone~aS\~ciendo profesi6n de fe de ignorar 12~Smo, invocan el gemo co~tra ~reg liamaba altivamente los «gramanstas» .liamadas al orden de quienes ugo .

com rometidos en las luchas li-Cabe que ninguno de 10\~ct~re~osesi~nobjetiva de las clases do-

terarias desee nunca como .ta a e~a escritores para celebrar I~ I~n­minadas (ya se sabe que .sIemre YI idarse del diccionario» 0 irmtargua «barriobajera», por ejemp 0, ~ mid. que tal desposesi6n este rela­las hablas populares). Lo que no rmpi e

deprofesionales objetivamen-

. . de un cuerpo ..cionada con la existencia . d I legitimo de la lengua legitima,te investidos con el monopolio e usa lengua especial predispuesta aque producen para su propio us.~ una . I de distinci6n en las relacio­cumplir por anadidura una funcion SOCIa n en el ambito de la lengua.nes de clases y en las luc~~s que ~~se~fs~~~ciade una instituci6n comoY que se relaciona tambien con .. ado para sancionar, en nombreel sistema de ensenanza que, CO~llS~~~OSy para inculcar la norma ex­de la gramatica, los productos ere I

rriente mas 0 menos legitima y el capital de instrumentos de eXPre_sion (que suponen la apropiacion de los recursos depositados objeti_vamente en las bibliotecas, los libros, yen especial los «clasicos», lasgramaticas y los diccionarios) necesario para la produccion de un dis_curso escrito digno de ser publicado, es decir, oficializado. Esta pro_duccion de instrumentos de produccion tales como las figuras g

rall1a.ticales y de pensamiento, los generos, las maneras 0 los estilos legiti_mos y, mas generalmente, todos aquellos discursos destinados a «crearautoridad» y a ser citados como ejernplo del «buen uso», confierena quien 10 ejerce un poder sobre la lengua y, a traves de el, sobre lossimples utilizadores de la lengua y sobre su capital.

La lengua legitima solo contiene en si misma el poder de asegurarsu propia perpetuacion en el tiernpo en la medida en que detenta eipoder de definir su extension en el espacio. Solo esta especie de crea_cion Continuada que se produce en las incesantes luchas entre las di.ferentes autoridades enfrentadas, dentro del campo de produccion es­pecializada, en la competicion por el monopolio de imposicion del mo­do de expresion legitimo, puede asegurar la permanencia de la lengualegitima y de su valor, es decir, del reconocimiento que se Ie concede.Una de las propiedades genericas de los campos consiste en que la lu­cha por ese monopolio especifico disimula la colusion objetiva res­pecto a los principios del juego; y, mas concretamente, tiende conti­nuamente a producir y reproducir ese juego y 10 que en el se ventilaoriginando constantemente, primero entre los directamenre compro­metidos, pero no solamente entre ellos, la adhesion practica al valordel Iuego y de sus apuestas que define el reconocimiento de la legiti­midad. lQue sucederia, en efecto, con la vida literaria si se llegaraa disputar no sobre 10 que vale el estilo de tal 0 cualautor, sino sobre10 que valen las disputas sobre el estilo? Cuando uno comienza a pre­guntarse si el juego vale 10 que que en el se apuesta, es el fin del jue­go. Por su propia existencia, las luchas que oponen a los escritoresrespecto al arte de escribir Iegftirno contribuyen a producir la lenguaIegftirna, definida por la distancia que la separa de la lengua «comun»,y la creencia en su legitimidad.

No se trata del poder simbollco que los escritores, gramaricos 0 pedago­gos puedan ejercer sobre la lengua a titulo indiVidual, que es con toda seguri­dad mucho mas Iimitado que el que puedan ejercer sobre la cultura (por ejem­plo, imponiendo una nueva definicion de la literatura legitima, propia paratransformar la «situacion del mercado»). Se trata de la contribucion que apor­tan, aparte de toda busqueda intencional de la distincion, a la produccion,consagracion e imposicion de una lengua distinta y distintiva. En la labor co­lectiva que se realiza a traves de las luchas por el arfJitrium et jus et normaloquendi del que hablaba Horacio, los escritores, autores mas 0 menos auto­rizados, tienen que contar con los gramaricos, detentadores del monopoliode la consagracion y de la canonizacion de los escritores y de las escrituraslegitimas, que contribuyen a la construccion de la lengua legitima seleccio­nando, entre los productos ofrecidos, los que en su opinion merecen ser con­sagrados e incorporados a la competencia legitima por la inculcacion escolar

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, . ntrapesa los efectos de las leyes de evolucion, cOntribplIclta qune :edida a constituir como tales los usos dominados de U1,ye en gra d . " I ,. aI a consagrando el uso ommante como umco eginmo, por el Soengu I Pero relaci d' la acti . '10 hecho de inculcar o, ero re acionar uectame.nt7 a actlVldad de

los escritores 0 profesores con el efecto al que objetivamente Contri.buyen, ~ saber la desvalo~izaci~n de loa len~ua resultant~ de lao propiaexistencla de una lengua literaria, sena olvidar 10esencial: qUlenesseaventuran en el campo literario solo contribuyen a la dominaci6n sil11.bolica en la medida en que los efectos de su posicion en ese campoy los intereses que esa posicion les induce a perseguir ocultan siern.pre, ante eIlos mismos y ante los demas, los efectos externos, que SUr.gen, por 10 demas, de este mismo desconocimiento.

Las propiedades que caracterizan la excelencia linguistica puedenresumirse en dos palabras, distincion y correccion. El trabajo que Serealiza en el campo literario produce las apariencias de una lenguaoriginal procediendo a un conjunto de derivaciones que tienen por prin,cipio una diferencia con relacion a los usos mas frecuentes, es decir,«comunes», «corrientes», «vulgares». El valor nace siempre de la di­ferencia, electiva 0 no, con relacion al uso mas extendido, «lugarescornunes», «sentimientos corrientes», «giros triviales», «expresionesvulgares», «estilo facil» 23. En los usos de la lengua como en los es­tilos de vida, solo hay definicion relacional: e11enguaje «rebuscado»,«selecto», «noble», «elevado», «refinado», «preclaro», «distinguido»,contiene una referenda negativa (las propias palabras para designar­1010 dicen) allenguaje «cornun», «corriente», «ordinario», «habla­do», «familiar» 0, incluso, «popular», «crude», «grosero», «descui­dado», «libre», «trivial», «vulgar», sin hablar de 10innominable, «ga­lirnatias» 0 «jerga», «guirigay» 0 «jerigonza». Las oposiciones conarreglo a las cuales se engendra esta serie, oposiciones que, tomadasde la lengua legitima, se organizan desde el punto de vista de los do­minantes, pueden reducirse ados: la oposicion entre «distinguido»y «vulgar» 0 «raro» y «cormin», y la oposicion entre «riguroso» (0«noble») y «descuidado» (0 «libre») que representan sin duda la es­pecificacion en el orden dellenguaje de la oposicion anterior, de apli­cacion muy general. Sucede como si eI principio de la jerarquizacionde las hablas de c1ase no fuera mas que el grado de control que estashablas manifiestan y la intensidad de la correcci6n que suponen. Asi,la lengua legitima es una lengua semiartificial que debe ser apoyadapor un trabajo permanente de correcci6n que incumbe a la vez a ins-

23 Cabe oponer un estilo en sf, producto objetivo dll una «eleccion» inconscienteo incluso forzosa (como pueda serlo la «elecci6n» objetivamente estetica de un mue­ble 0 de un traje, que se impone por la necesidad economica) y un estilo para sf pro­ducto de una eleccion que, desde el momento mismo en que se vive como libre y «pu­ra». esta determinada tambien. pero determinada por las coerciones especificas dela economia de los bienes simbolicos; como por ejemplo la referencia explicita 0 impli­cita a Ia eleccion forzosa de quienes no tienen e1eccion, puesto que ellujo mismo solotiene sentido con relacion a la necesidad.

34

te fin y a los locutores si~-. nte preparadas para e~. codifican el uso legl-

. nes espec~alme us gramaticOs, qu.e flJan Y or innumerables ac­titUC10 A. traves de s que imponen e mculcan Pt as el sistema escO-

ulares. maestros, ia como en 0 r ,

~i~~e~ ~: ~~re~~~i~i:~:::;~~t~~ ~us P~~P;~: ~~~~~~~si~~~~~se~~~~~ar tiende a P~~ de su proplO trabaj~~idad en el tiempo (yen el e~­pioSprod~~t 2;. La relativa perd~ual hecho de estar siempre protegl­

de correccI0rngua legitima se de e a mia de esfuerzo Yde rigor queacio) de la e ro ensi6n a un~ e~ono .em 10, cabo por quepo 0

~a frente a l~ Pplilicaci6n analog1ca (pO~ ej la ~xpresi6n correcta, esinduceda I~J:por contradicho~.:: ~~~iales esenciales al.h7cho ~econtra eCI. debe sus prople a es oseen el dommlo prac-decir ~orregl~:'producirse po~ l?cutores qU~~ituidas por un trab~j?que solo pue las cultas, exphcI~amente co or un trabajo pedag?gl-nco d~.:~sa~ftn y expresamente.ln~ul~a::~~dagogia institucionahz~­de eo 1 IC en efecto, la paradoJa eo,cticos reglas que el rrabaioeo. Tal e~ta es instituir como esqu~m~sP~: los profesionales de la ex­da\sU ~amaticos recoge de la ~~ac~IC~na labor de explicitaci6n y co-

~~e~~n escrita (del p~s:d~l~~Ul:: ~So» es producto de unae~O%~:~dificaci6n retro:~~~~vu~a gramdtica incorporada, to~:~~~s li~giiiS-:~:e ~~~l:~~ gramati~~~ ~~ :ts~~~~e::er~~~~ :ultas, de.riva:r~~:le:np~~tV;:ld~~~~~s~e~f~ctuado~~~~t~~ul~~~~~~~e~%~~~~~~dar-nvas del discurso a efectuar. De ~ dades Y de los efectos soclal2 ~ee eabalmente razon de ~a~,prople en cuenta no solo las CO? ICI~-~a lengua legitima a con~~clon de te:e~a literaria Yde su gra~atlca SI-

. 1 de prodUCClOn de la Ie g. . ., n e inculcaclon de esenes socia es . . . 1 s de unnaslClO . , d 1no tambien las condlcl~ne~ S.OCI~ e rodu;i6n y de valoraclOn e acodigo culto como pnnclplO e Ppalabra 25.

. . tos como los de «aparato»la utilizaclOn de concep . on los «apara-

24 Entre los errore~ q~e aca~~~~ismo se eleva a la seg~n~a poten~~ae~onomia de laso de «ideologia• cuyo lDgenuOf es el menor eI desconoclmlento de or ejemplo, en latos ideologicos de Estad??>, ~~ bienes culturales: basta C?~ pen~~i~trumentos de co­instituciones de pro~uccl~n hacia la produccion de servlclOS. X diccionarios, «guiasindustria cultur~1 onenta a I edicion de manuales, gramat~cas, ara nii'lOS, etc., YrreccionIingiiistlcll: (entre otro~n~os de discursos modelos», I~br~~~es intereses mate­de co~respondencla», (~O~~tores publico 0 privado cuyos rn~s sV~rrastra a contribuir,los millares de agente.s ~ st n en el juego de competenClaque .~ stracion de la lenguariales y simbolicos se lDvler eta su costa a la defensa e I u

-' f ecuentemene' . dpor anadldura.yr. I ndiciones soclales eI ., . . debIda a as co .' 0egltIma. . d d de la lengua legltirna . . I s funciones pract!cas ,

25 Hay otra prople a 'on' la autonornia con rela~lOn a a la «situacio m>, con elproduccion y de rep\odU~C~iO~ neutralizada y neutraliz~~~e cOnntodas las ocasiones enmas concretamente. a r~ a locutor irnplicitarnente eXigi a e de la lengua. EI usoobjeto del discurso 0 ellDtler 'dad 'a un uso controlado.y. tenso que obJ'etivamente

I or su so emnI . ndlclOnes en dlas que se ape a p scrita» solo se adqUiere e.n co d facilidades Y. sobre to 0,hablado de la «Iengua e. .. n forma de liberta es,

. 'b n la sltuaclOn eese uso se Inscn e e 35

Page 18: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

el hecho de que, «La. como observa Troubetzk.OY almente observadas

26 No es, pues, una casu~~~a:~na de las form~s J?1as u;lv~~~ologie, Paris, Kinc­articulacion indolente» ~?nst ~ Troubetzkoy, Prlnelpes d phecho observar, e1 rela:de caracterizar la distEinclOna~~~d' como Pierr~ Encrevetm~re~ta al nivel fonetico. Abs~,k ' k 1957 P 22). n re " pClOnalmen e . ., y ya es sa 1­

Slec, ",. d la tension solo exce , la pronunclaclOn. di-jamiento estrateglcO e ontinua seiialandose en r e' emplo- han pola distancia falsamente n~~~~~c~itores _Raymon~ ~ue.n~ae~':n~re (os diferentes aspec­do todos los efecto~ que atico de semejantes desnlVe aclOdo extraer del uso slstemtos del discurso. 37

. Su tendencia ala hiper-_ r uesia Yespeclalm,e~te e una buena voluntad

equena ?~ g rticularmente tlP1C~ d d la nictica, hancas d~~~6~, expresl~~s.i~n toda.s las dimens~~~~b~O li~giiistico,. ~socarre I que se exp el princlpal factor d . Sn y de pretenslOn,

ItUra r como d ra de tensio . IcU dido aparece la diferencia gen~ra. 0 t entre las aspiraclones y .ospO. ere decir q~e .ento Yel reconoclmlen~' maximo en las regiones 10­qUl el conoClml I alcanzan su gra 0 . , nocimiento de laent~~os de satisfac~~i~s~ocial. Esta pretenSlo~~~C;aranegarla ap~?­:~rnedias del e:~ traiciona en el esfuerz~em;~mpetencia una P!es~~ndistinci6n que

na produce en el ~ampo as estrategias de dist1OclOn

piandose de e e' solo puede suscltar n~e~mente distintivas que se re-errnanente qu es de las marcas SOCla , , e ueno-burgueSa que

~ntre lOS pos~e~~~inguidas, La hiPe~orre~~~~~6n~e acuerdo C?~ losconocencom delos e instrumentos e,~o academicos, gramatlcOS,busca sus m~dos arbitros del uS?,leglt~~iva y objetiva con la «vul­rnas consagr fine como relaclOn su ) De suerte que la con­profesores, s~fa~ y con la «distinc~o~» b,~rg(~~~ las clases burguesas)garida~;) pop te esfuerzo de aSl~llaclon 1 cion a las clases popu­tribUC10n que es que de disimilaclOn \COn re a te mas visible que lasal rnismo uemY~ambio lingiiistico ~s slmple~~~o por parte de los I:0 ­

lares) a~ort~eadisimilacion que SU,sclta de re~l evitar conscient7 0 .~~­cstrateglaS competencia mas escasa. " y de la rigidez hngUls­seedo:es de unaareas mas visibles de la !enS10n la utilizacion de for­consclcnte las m _os burgueses (por e)emplo, uede inducir a losticas de los pequen , en de «viejo maestr~~» P lada que aso­mas «redich~S» da l~te~ hacia la hipocor.recclon ~o~~~as reglas pun­burgue~es 0 l~tel~~uuistica y la soberana 19noran~~s mas peligrosoScia la dlstenSlon ht .on de desenvoltura en , de las gentes ce­tillosas a la ex. 1.;C;a rigidez ahi donde el comu~a el esfuerzo y laterrenos 2.6, pr~~UC\a facilidad ani donde s~ mu~~ diferencia con lasde a la dlstenslon, sion es 10 que constlt?xe e desenvoltura,desenvoltura :n l~ tenuesas 0 populares ~e ngld~z Yt:S- de distincionformas pequeno- U!g frecuentemente lnconsclen a favor 0 enotras tantas estra~e~a\as pujas, con incesantes vU~l~~~es no relado­que dan lugar a in im 1 t la busqueda de prople

h h s para desa en arcontra ec 0 , .., ticos'I ltngUlS .nales de los estl os d I 'ntelectuales, un

d h blar e os I, d I nueva forrna e a ?) entrecortado, queAsi para dar razon . eba te interrogativa(<<i,no.» Y

, . 'luso utu ean ,pocovacllante, me

En estesentido, como la sociologia de la cultura, la sociologia del lengua.je es logicamente indisociable de una sociologia de la educaci6n. En tantoque mercado lingiiistico estrictamentesometido a los veredictos de los guar­dianesde la cultura legitima, el mercadoescolar esta estrictamentedominadopor los productos lingiiisticos de la clasedominante y tiende a sancionar lasdiferencias de capital preexistentes: el efecto acumulado de un debil capitalcultural y de la correlativa debil propension a aumentarlo por la inversionescolar condena a las clases mas desprovistas a las sanciones negativas delmercado escolar, es decir, a la eliminaci6n 0 a la autoeliminaci6n precozqueunos mediocres resultados entrafia. Las diferencias iniciales tienden, pues, areproducirsedebido a que la duraci6n de la inculcaci6n tiendea variar para­lelamentea su rendimiento; los menos inclinados0 menosaptos para aceptary adoptar ellenguajeescolar son tambien losque menos tiempo estan expuestosa ese lenguaje y a los controles, correccionesy sanciones escolares.

Como el sistema escolar dispone de la necesaria autoridad delega­da para ejercer universalmente una accion de inculcacion duraderaen materia de lenguaje y tiende a proporcionar la duraci6n y la inten­sidad de esta accion al capital cultural heredado, los mecanismos so­ciales de transmisi6n cultural tienden a asegurar la reproducci6n dela diferencia estructural entre la distribuci6n, muy desigual, del co­nacimiento de la lengua legitima y la distribuci6n, mucho mas uni­forme del reconocimiento de esta lengua, 10 que constituye uno delos factores determinantes de la dimimica del campo lingiiistico y, poreso mismo, de los cambios de la lengua. En efecto, las luchas lingiiis­ticas que son origen de estos cambios suponen locutores que tengan(mas 0 menos) el mismo reconocimiento del uso autorizado y de losconocimientos desiguales de este uso. Asi, si las estrategias lingiiisti-

de liempo libre. como neutralizacion de urgencias pnicticas; e implica la disposicionque se adquiere en y por ejercicios de manipulacion de la lengua sin otra necesidadque la que crea totalmente el juego escolar.

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LA DINAMICA DEL CAMPO LlNOufsTICO

Dado que las leyes de transmision del capital Iinguistico son uncaso particular de las leyes de la transmisi6n legitima del capital cUl_tural entre las generaciones, cabe afirmar que la competencia lingtiis_tica medida segun los criterios escolares depende, como las demas di­mensiones del capital cultural, del nivel de instruccion estimado POtlos titulos sociales y de la trayectoria social. Como el dominio de lalengua legitima puede adquirirse por la familiarizaci6n, es decir, a tra­ves de una exposicion mas 0 menos prolongada de la lengua legitimao por la inculcacion expresa de reglas explicitas, los grandes tipos demodos de expresion corresponden a tipos de modos de adquisici6nes decir, a diferentes formas de combinacion entre los dos principale~factores de produccion de la competencia legitirna, la familia y el sis­tema escolar.

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I !

puede verse tanto en Estados Unidos com~ ,en Francia, habria q.ue tens- ecuenta toda la estructura de usos can relacion a los cuales se define difere ncialmente: par una parte, el antiguo usa profesoral (con sus periodos, sus i~'perfectos de subjuntivo, etc.), asociada a una imagen devaluada del ro! rna'gistral y, par otra, los nuevas usos pequefio-burgueses que son producta d'una difusion ampliada del uso escolar y que abarcan desde el usa liberadoeforma mixta entre la tension y la desenvoltura y caracteristico mas bien d~

la nueva pequena burguesia, hasta la hipercorreccion de un habla demasiadorefinada inmediatamente devaluada por una ambici6n demasiado evidenteque constituye la marca de la pequeiia burguesia de promoci6n. '

El hecho de que estas practicas distintivas solo puedan comprej,derse en relacion al universo de las practicas composibles no impIicaque haya que buscar su origen en un deseo consciente de distinguirse.Todo permite suponer que tales practicas arraigan en un sentido em­pirico de la escasez de marcas distintivas (linguisticas 0 de otro tipo]y de su evolucion en el tiempo: las palabras que se divulgan pierdensu poder discriminante y tienden por esto a ser percibidas como in­trinsecamente triviales, comunes, por 10 tanto fdciles 0 gastadas, puestoque la difusion esta ligada al tiempo. Sin duda, el origen de los desli­zamientos inconscientes hacia rasgos estilisticos que dan mas «clase»o hacia usos mas raros de rasgos divulgados, hay que verla en la co­rrelativa laxitud de la expresion repetida, asociada al sentido de larareza.

Asi, las diferencias distintivas son causa activa del incesante mo­vimiento que, destinado a anularlas, tiende de hecho a reproducirlas(por una paradoja que solo sorprende cuando se ignora que la cons­tancia puede suponer el cambio). Las estrategias de asimilaci6n y dedisimilacion que originan los cam bios de los diferentes usos de la len­gua no solamente afectan ala estructura de distribuci6n de esos dife­rentes usos y al mismo tiempo, al sistema de diferencias distintivas(los estilos expresivos) en que se manifiestan, sino que tienden tam­bien a reproducirla (bajo una forma fenomenalmente diferente). Co­mo el motor del cambio no es otro que el conjunto del campo Iinguis­tieo 0, mas concretamente, el conjunto de las acciones y reaccionesque se engendran continuamente en el univerno de las relaciones com­petitivas del campo, el centro de este movimiento perfecto esta en to­das partes y en ninguna, ante la gran desesperanza de quienes, ence­rrados en una filosofia de la difusion fundada en la imagen de la «man­cha de aceite» (segun el demasiado famoso modele del two-step flow)o del «chorreo» (trickle-down), se obstinan en situar el principio delcambio en un Ingar determinado del campo Iinguistico. Lo que se des­cribe como un fen6meno de difusi6n no es mas.que el proceso resul­tante de la situaci6n competitiva que conduce a cada agente, a travesde innumerables estrategias de asimilacion y de disimilaci6n (con re­laci6n a los que estan situados antes y detras de el en el espacio socialyen el tiempo), a cambiar constantemente de propiedades sustancia­les (pronunciaciones, lexicos, giros sintacticos, etc.) conservando, porla competencia misma, la diferencia que la origina. Esta constancia

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de la lengua legitima eses sociales de los ~s~s los fines de las estra-

al de los.valor en cuenta que l~ ~O~lca Yor la propia est~uct~­estructU~sibletenlend~dificarlaestan dln~ld~~~realiza. Al no If .mas

compre stinadas a~ cion en ella d~ qUlen das en su inmedlat~ztegiaS deyeS de ta sltua

de las interacclone.s t~ma no puede descubnrra, a teaas acciones Y vision (dnteracclonlsta}) ntes dependen es-aI.Ii d~~ente Yi~ibl~~~isticas de los difere~te~~~:ibuci6n del capitaldlre~~s estrateglaS losici6n en ~a estructura ~ s de la estructura de lasqueharnente de sU ~tallinguistlcO que, a tr avedepende a su vez de lat~ec ..'stico. Dn capl esO al sistema esc~ a~, esa vision no puedeltngu~unidades de at iones de clase- ASlmlsmo, a traves de los cam­OPt~~etura de las \~:~ecanismos profundoso~:~cionde la estruct"':l~aes oco cono~~r . den a asegurar la re~r, renta de situaClon~~;de superft~le,;l:Jntivas y la conser~aclon dye l;or tanto, distintiva.

1 1 diferencl as .1, d na competenCla rara, ,de as 1 poseslon e uasociadaa a

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t ndidas a la vez como capacidad de produccion y capacidadtores en ~aci6n y de apreciacion 0, en otras palabras, como la capaci­de apro~ienen los diferentes agentes que actuan en el intercambio paradad que

r los criterios de apreciacion mas favorables a sus productos.irnpon:pacidad no se determina s610 desde el punto de vista lingtiisti­Bstacerto que la relacion entre las competencias linguisticas -queCO. ~to que capacidades de produccion socialmente clasificadas ca­en ~arizan unidades de produccion linguistica tambien socialmente cla­r~tc:das, y, en tanto que capacidades de apropiacion y de aprecia­s~ ,In definen mercados, asimismo socialmente clasificados- contri­~~y; a determinar la ley de formacion de precios que se impone paraun cambio particular. En cualquier caso, la relacion de fuerza lingiiis­tica no esta exclusivamente determinada por las fuerzas lingiiisticasen presencia. A traves de las lenguas habladas, los locutores que lashablan Ylos grupos definidos por la posesion de la correspondientecornpetencia, es toda la estructura social 10que esta presente en cadainteracci6n (y, asi, en el discurso). Esto es 10 que justamente ignorala descripci6n interaccionista que trata la interaccion como un impe­rio en un imperio, olvidando que la forma particular que reviste 10que ocurre entre dos personas -entre una patrona y su domestica,0, iratandose de una situacion colonial, entre un francofono 0 un ara­bofono 0 incluso, en una situacion post-colonial, entre dos miembrosde la nacion antiguamente colonizada, arabMono el uno, francofonoel otro- se debe a la relacion objetiva entre las lenguas 0 los corres­pondientes usos, es decir, a la relacion objetiva entre los grupos quehablan esas lenguas. Para mostrar hasta que punto ese esmero en vol­ver «a las cosas mismas» y cefiirse al maximo a «la realidad» que sue­le inspirar la intencion «microsociologica», puede conducir a la fugapura y simple de 10«real», algo que no se entrega a la intuicion inme­diata en cuanto que reside en estructuras transcendentes a la interac­cion de que estas estructuras informan, no hay mejor ejemplo que elde las estrategias de condescendencia. Asi, a proposito del alcalde dePau, que durante una ceremonia en honor de un poeta beames se di­rigio al publico en beames, un periodico en lengua francesa publica­do en Beam (provincia del sur de Francia) escribe: «Este detalle con­movio mucho a los asistentes» I. Para que tal asistencia compuesta

1 La celebraci6n ojicial del centenario del nacimiento de un poeta de lengua bear­nesa, Simin Palay, cuya obra completa, lengua aparte, aparece dominada, tanto enla forma como en los temas, por la literatura francesa, crea una situaci6n lingiiisticacompletamente ins6lita. No solamente los guardianes titulados del bearnes, sino tam­bien las propias autoridades administrativas transgreden la regia no escrita segun lacual el frances seria de rigor en todas las ocasiones oficiales, sobre todo en boca delos ojiciales. De ahi la observaci6n del periodista (que sin duda expresaba muy fiel­mente una impresi6n muy general): la intervenci6n mas senalada correspondi6 de to­das formas al prefecto de los Pirineos Atlanticos, M. Monfraix, que dirigiendose a laasistencia en un excelente bearnes (... ). M. Labarrere (alcalce de Po) respondi6 a Mlle.Damazou-Betbeder. presidente de 1aescuela, en un bearnes de calidad. Esta atenci6nafect6 mucho a la asistencia que aplaudi6 largamente (La Republique des Pyrenees.9 de septiembre de 1974).

CAPiTULO II

LA FORMACION DE PRECIOS Y -r, , .••. ,

BENEFICIOS LAPREVISION 1)«Qu' , ~izas por COstu b

que tOdo ho b . m re profesional "jo, la calma m re Importante adquier~ qUlZas en virtud de Imite al interl~~~~~e, sabiendo que dom~~:~~f se SOlicita suac~alllJ'tam bien para hac que se agite, se esfuerc a conversaci6n nse,a pesar de J er valer el canicter dey 10nase mal ' ~er.guien le os ~randes favoritos) J e.su cabeza (segun "10 q~12as

expoma al ' e senor d N e gneabsoluta Com . go, conservaba una' e, ,orpois, cUand ga,-y Sordo_ 0 sr se estuviera habland Jnmovlhdad de rOst 0 aI,

en Una gJYPtoteca» 0 ante algun busto r~ tan" . antlgUo

Marcel Proust· E b' n usca del .

ttempo perdido.Relacion de com . . .

da en Ia transcripcio Ull!Cac1On entre un emisorblecimiento de ,n yel desciframiento Yun receptor fundbi un codig d ,por con" , a-

~amb 10 lingiiistico es ta~b?' e un.a competencia g:~gUIe;te en el esta.Ca 0 en una cierj .I;n un Illtercambi . era ora, el inter

tor, provisto de un ~/e:ac1On.simbo1ica de f~:conomico que se lIev;merC~do), apto par er 0 capltal1ingiiistico rzas entre un produc_co. ~Icho con otras

ap~ocurar un cierto ben;d'ci~n cons?midor (0 un

s~m solo excepcional p abr~s, los discursos no m~t~nal 0 simb6li_clfra~os; son tambi ?Ien.te) slgnos destinados a son UllIcamente (010apreclados Ysignos ~~ s/gno~ de riqueza desti;e~cOmprendidos, des­ldos. Jndependientemen~:~r~dad destinados a ~ro; a.Jer valorados,os usos poeticos_ del e os usos literarios rei os Yobedeci-

~a,lengua funcione sololenguaje, en Ia vida ordin;~ especialmente deusqueda de Ia maximi co~o puro instrumento na es rnuy raro que

cepclonalmente es el f' zac1On. del rendimient .d~ comu.ll!cacion: lapuramente instrum III exc1uslvo de Ia Produ o. ~n ~rmatlvo solo ex­tr?~iccion con Ia b ,ental dellenguaje que im ~~Ion llllgiiistica Yel uso~01I~? Si esto es a~,squeda,. a menudo incont·lca suele entrar en con­lIngUIstica comunic~ ~de~as de la informaci~~ente, del beneficio sim­nera.(diferencial) de lllevIt~blemente una info decl~~ada, la practicaperclbido Yapreciad COmUll!car, es decir sob rma~1On sobre la ma­~ practicamente co;pp~r.referenciaal ~nive~~~l ~st:lo expresivo queslmbolica. e ItIVOS, cobra un valor e. os estilos teoric~

SOCIal Y una ef' .Icacla

CAPITAL. MERCADO Y PRECIO

Los discursos solo c bu.n mercado, caracteri 0 ran su valor (y su s .t~~:~ el valor del discu~~~od~~r uga ley particul~~~~% en re!~cion Con

ce concretamente ent 1en e de la relacion d f rmaclOn de pre-re as comp t. e uerzas q40 e enclas ling'" . Ue se es-

UIStIcas de los 1ocu-

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de gentes cuva lengua materna es el vearnes sient~:~~~e~etalle» ~l hecho de que un alcalde bearn~cs~~~rfn «conlllo,la cual iaelSePnrgecIsof que reconozca tacjtamente esa ley no elcarl,a

t ella ell, ua rancesa se ' com 1 " a segti

~~~~~~sc~~ ~;~~~~: ~ b~s ~~,u~~~~~; ~fici~lle~"u£~c:s~~t~~~~l~:~ lo~entre las len neJlclarse de a re aClOn de fuerzas ,?n,do, si el fra gU?S qu; en la pnictica se enfrentan (inc1uso y o~jetIvamente esa re~~~'esta aus~nte) ~n el aC!O mismo de nega; si: ~e, to,las hablan S ron, es decir, la jerarqtJla entre esas lenguas b~llca_que la d'f' e~ejant~e.strategia es posible en todos aquell y qUlenesentre su 1 eren~la ObjetIVa entre las personas en presenci os casos enpor tOd~s~roPledad7ssociales) es 10 btlstante conocida y:/es de7ir,

y espectad;:: ~~r~~cr~arPo~,quienes estan presentes, com~~~~~~dala jerarquia (la' ,teraclOn) para que Ia negaci6n simbo'l' es

. que conslste por ei 1 e rca dernna acumular los be f.' ~ ejemp 0, n mostrarse «simple») pe

~e::F~~~~omP17tam,e~~e~~~~~:~~u~~~~;aj:;~~:u:~~ ei::ee~~~cura l~utilizar Ia r~~~i~~~hc~ el ~econocimiento concebido a l~ man~~aP~rpuede producir est~C;:-f~~i~l~a. Dedhecho, .el alclande de bearnes s61~calde de una gran ciud e con escenCla, en a medida en que altodos los titulos (es pro~d, con el aval de cIUdadano, POsee tambie~ci6n de pleno derecho e~or agreg~d~) q%e garantizan su participa_(nadie, y sobre todo ,en. a «supe~lOnd<J »,de, Ia lengua «superion>rrido Ia idea de alaba~l?gun penodlsta provI~clal, se Ie hubiera ocu-bearnes puesto ,a cahdad de su frances, como se hizo codefinici6n, ex-ofl~i~el es un lo~utor titular, patentado, hablandon ~~tor legitimo de la len' ~n t~n.ces «de calidad»), En boca de un lo~u­dad», alabado como~af egltIma ~o que se llama un «bearnes de cali-valor y resultaria 1' no te?dna nmgurr valor. No tendria nin 'situaci6n oficial h~~r dO demas, socio16gicamente imposible en ~~ncar que nunca h~bia a 0 por un campesino como el que, para eXPli~haber obtenido el rna pens~do en ser alcalde d~ su ciudad a pesar des~?ia hablan> (se sU~~~i~~~erf1e vo~os, decla (en frances) que «noCIOn completamente soc'ol' ~ e rances), en n~m~re de una defini-de pasada que 1 I ?glcade la competencla Imgiiistica V

as estrateglas db" d l' . emosvas, tanto en materia de 1 e su verSIOn ~ as jerarquias objeti-chas posibilidades de ser ;;g~~ ;omo en ll?ate

dn a de cultura, tiene mu­

das a quienes estan 10 b mien estrateglas e condescencia reserva_quias objetivas como astante seguros de SU posici6n en las jerarparezca que las igno para poder ~egar1as sin correr el riesgo de qu ­cias, Si un dia el be:r~~ 0 que SO? mcapaces de satisfacer sus eXigen~blarse en las ocasiones o~,(~ ~l cnoll?, en otrOS lugares) llegara a ha­tores de la lengua do ' ICla es, sena por un acto de fuerza de locumidad lingiiistica (al~~ante 10 bastan,te provistos de titulos de legiti~no puedan resultar s nos ante sus mterloctltores) como para Ue«a falta de otra cos~>~~echososde recurrir a Ja lengua estigmatiz~da

Las relaciones de fuerzas que aparecen en eJ mercado lingiiistico

p

s variaciones determinan las variaciones del precio que un mis­y CUX~curso puede recibir en diferentes mercados se manifiestan y rea­~o len cuanto que ciertos agentes no estan en condiciones de aplicarhZ~ productos lingiiistic~s ~~reci~os, por ellos mismos 0 po~ los de­a I, los criterios de apreciacion mas favorables para sus propios pro­m;:;os, Este efecto de imposicion de legitimidad es tanto mayor -yt leyes del mercado tanto mas favorable a los productos propuestosaSr los detentadores de la mayor competencia lingiiistica- cuanto con

pOas fuerza se imponga el uso de la lengua legitima. Es decir, cuanto~as oficial sea la situacion -y, por tanto, mas favorable a quienesestan mas 0 menos oficialmente acreditados para hablar- y cuantomas total sea el reconocimiento (aunque relativamente independientede su conocimiento de esta lengua) que los consumidores concedena la lengua Y a la competencia legitimas.

Dicho con otras palabras, el mercado es tanto mas oficial, es de­cir, practicamente de acuerdo con las normas de la lengua legitima,cuanto mas dominado esta por los dominantes, es decir, por los de­tentadores de la competencia Iegitima, autorizados a hablar con auto­ridad. La competencia lingiiistica no es una simple capacidad tecnicasino una capacidad estatutaria que suele venir acompafiada de unacapacidad tecnica, aunque s610sea porque esta capacidad tecnica de­pende de la asignaci6n estatutaria (enobleza obliga»), ala inversa de10 que se suele creer cornunmente, entendiendo la capacidad tecnicacomo el fundamento de la capacidad estatutaria. La competencia le­gitima es la capacidad estatutariamente reconocida a una persona auto­rizada, a una «autoridad», para emplear en las ocasiones oficiales lalengua legitima, es decir, oficial (formals, lengua autorizada que creaautoridad, palabra acreditada y digna de credito 0 Performativa, quepretende (con las mayores posibilidades de exito) producir efecto. Unavez definida asiesa competencia legitima que implica la eficacia reco­nocida a 10 performativo, se comprende que ciertas experiencias depsicologia social hayan podido establecer que la eficacia de un dis­curso, el poder de convicci6n que se Ie reconoce, depende de la pro­nunciacion (y secundariamente del vocabulario) de quien la pronun­cia, es decir, depende de la autoridad del locutor, a traves de ese indi­ce particularmente seguro de la competencia estatutaria. La evalua­ci6n practica de la relaci6n de fuerza simb61ica que determina los cri­terios de valoraci6n en vigor en un mercado determinado s610 tomaen cuenta las propiedades propiamente lingiiisticas del discurso en lamedida en que anuncian la autoridad y la competencia sociales de quie­nes las pronuncian, Lo mismo puede decirse de otras propiedades nolingiiisticas como la posici6n de la voz (la nasalizaci6n 0 la faringeli­zaci6n), disposoci6n duradera del aparato vocal que constituye unode los mas poderosos signos sociales, y de todas las cualidades masabiertamente sociales, como los titulos nobiliarios 0 escolares, el ves­tido y especialmente los uniformes y vestimenteas oficiales, los atri­butos institucionales, el ptilpito del sacerdote, el estrado del profe­sor, la tribuna y el micro del orador, que colocan allocutor legitimo

43

II'!

Page 22: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

en ",pOSICIOn eminentetructura del es acio y ~structuran la intera "grupo dentro ~el c que imponen y, en fin la~wn. a traws de la ebT tSdi, la compete~~;:~i;lge~? t~ cabo e,l ;nte~~~::::i~omposicion del,I I a es de funcion IS rca dominante ' ,

tico capaz de impon~r en un mercado particul~lene tanta~, ma~ posi-a sus productos y de /a ley de formacion de ~o~o capital lingut.cu~nto mas oficial s p ncn,'" el correspondie p ecios '!'" favorabsde imponer por sf mi~a la situacion. Es decir ute beneflc~Q simbolicado de expresion dorni rna el reconocimiento d~ ~u~nt?,m~s capaz seamenos al nivel de mante.. convirtiendo la ~ egitimidad del mo­caH~a" ,«ignm,a;,:orncoacion) qne la ca::,:n~ntes faciitativas (.oficiales) y cuanto ~aco~o se dice de las ves/

n zanen reglas impe­

producciones lingtiis/ dispuestos se muestren]~e~tas ,en las comidasla coercion de la si IC~~ a conocer y recono as estmatarios de suspresion. Dicho de ~~::}on oficial, la legitimi~~d ~ margen mismo denan esas diferentes ~r,?a: cuanto mas e este modo de ex­mente concecidos aclondIClOnes en un me;c~~n mayor grado, se reu­f~ontan alii rna, peox~' productos lingiiistico," los valores practica-e~~, en la hipotesis d imos estaran al valor teoque realmente se con­CIOn en el sistema e un mercado unificado nco que se les atribui-~edlda que dismin~mpleto de 10' estilos lin' .'~. funcion de su posi­bio y el grado en qut el grade de oficialidal~"tOs: A la inversa azados, la ley de form es~.cambio esta dominado' a situacion de c';"·ble a I~s pmducto, dacwn deprecios tiende a poclocntores autod·la defmicion de Ia ref l~~ habitus lingtiisticos ;ac~rse menos favora­cado puede Sel- ob' aClOn de fuerza simb T ommados. Cierto quetos limites, puede Jeto de ?na negociaci6n 0 Ica constitutiva del mer­bre las condicio ser ma~~pulado por un y que,el mercado, en cier­plo, de las expr~~~~:sutlhz~cion del discu~:~~~dISCurSO que versa so­bra demasiado l'b que slrven para intr d' al es el caso por eJ' em-n I re 0 choc 0 UClr 0 ea esta expresion» ante (<<si me 10 pe ' xc~sar una paIa-bo», etc.) 0 las qu~ ~<~or respeto a usted» «rmlte», «Sl se me perdo­queza de que se ben:fi~~rzan, anunciand~loPe~p~! ~espeto que Ie de­«estamos en familia» la un mercado particul ICltamente, la fran­pulacion es tanto ' ' etc.). Pero es obvio lar (<<entre nosotros»d~~cencia, cuanto';;,":' ~<ande, como muest~~e a capacidad de mani:bIen que la unificaci':tnl~~ortante sea el caPi~:as est,rategias de con-para que los doml' d e mercado no es poseldo. Cierto tam

P

' d na os no nunca ta b ­nva a, entre famT puedan encontra n a soluta como

de fonnacion de p , ,~ees, otms meecados d ; en el espacio de la vidaen estos intercam~7~lOS ~ue se aplican a los emque. dependen las leyespmductos lingUistic; pr!~a~~s entre «p.,.tena~rcado, ma, oficiales"s «I egltlmos» se miden c~es» homogeneos, losn arreglo a criterios

2 Lo que se Ipara I ,ve c aramente Icaso as ocaSI<~nes privadas _ en e ~aso de las lenguas r .• para los mtercambios ent~~ ~;~~~. princil?almente enef~~~~'es cuy? uso se reserva44 ores socmlmente ho ' a famlhar- Y. en t dmogeneos (entre camp . 0 0esmos),

que ajustados a sus principios de produceion, tes liberan de la logi-ca 'necesariamente comparativa, de la dlstlncio

ny del valor. Dicbo

es

tO,

Ia leY oficial, asi mas provislonalmente snspendlda

que realm

ente

traIlSgredlda," sigue siendo valida Yse Impone a los domiaados

enel tOOmento en que salen de las provincias francas en el que el bablarfr

auco

cirCUIa

, comO 10 muestra et hecbo de que sea ella la que rtse

Ia produccion de sus"ortavoces en el momento

en que estos estlin co­locados en "tuacion oHciaL Asi, pues, nada autoriza a considerar co­roo «verd

adera»lengua popular el uso que circula en ese islote de li-

beflad doude obtlene licencia (palabra tipica de los diccionarios) puesto

que soest. entre iguales Yno hay por que entonces «vigilarse». Tam­bien es ver

dadque la competencia popul"', cua

ndoafronta un mer­

ca

do

oHcial como el que representa _salvo control expreso-,

Ia si­tuaci

onde investig

acion,resulta aniquilada. EI hechO de Ia legitimi­

dad Imguistica reside precisamente en que 10' dominados

son vlrtual­mente jUstlHcables segUnla ley oHcial, loduso si se pasa

ntoda su vi·

da, como elladron del que bablar Weber, fuera de su control e inclu­so cnan

do,en situacio

noficial, son condenados aIsllencio 0 a ese dis­

curso

descompuesto

que suele registrar, muy a menudo, la encuesta

lingiiistica.Lo que quiere

decir que las produccioues det mismos habituS lin-gulstico varian seg

unet mercado y que toda observacion lingUistica

reglstra

un discurso

que es producto de la retacion entre una compe­tencia Iingillsti

cay ese mercado particular que es la situacio

nde en­

cuesta, mercado de un muY alto grado de tension ya que las leYes defonnaci

onde precio

sque 10 rigen se asemejan a las del mercad

oesco­

lar. TOOa busqneda de v.,.iables capaces de explicar las v.,.iaci

ones

asi reglstradas tiende a olvidar al proplo erecto de la sitnacion

de en­cuesta, variable escondida que consti",ye sin dudael origen del pesodifeeencial de las difeeentes variables. Asi, quien

esqueriendo romper

con las abstracciones

de la lingUistica se esfuerzan en establecer esta­disticamente los factOres sociales dela competen

cialinguistica (medi­

da con tal 0 cual Indice fonologicO, lexicologico 0 ,intactico)

se que­dan a mitad de camino, olvidan, en efecto, que los difer

ente'factores

medidos eo una situacion de mercado particular, la qne crea la en­cuesta, en una situacion de mercado particular, la que crea la encues­ta, en una situacion diferente, podrian recibir pesos retativo

smuY di­

ferentes; Yque se trata, pues, de determlnar como v.,.lan

tos peso,explicativos de los diferentes factores determinantes de la compete

cia cuando se bacen varia r sistematicamente las situaciones de merca­do \10 que supoudria sin duda la puesta en marcba de un verdadero

plan de experimentacion).

Page 23: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

47

' ..'\0..

"

Etudes de Lingiiisti-. ., -7'

4 Ver B de Cornulier «La noci6n de auto-interpretacIOn,. 1982que appliq~e, 19, 1975, PP» 52-82. . . rMinuit, 1982, P. .

5 F. Recanati, Les ennonces performatifs, Pans, Ed. D.6 F. Recanati, op. cit., P. 195.

• .., rado en enco~-

. de la orden. Cierto que los hn~~l~t~s se h~n.apresu 10 performatl­no n las vacilaciones de la definicion austlmana de ~ustin les ha­rrar ~~ pretexto para hacer desaparece~ ~I ~roblen,ta qU~~te lingiiisticav~, lanteado y para volver a una defl~lc~one.stnctaIJI 05 performati­bla ~ ora el heche del mercado: al dlstmgUlr entre Ique represen-que 19n .fi t slO

I 'Cl'tOS necesariamente auteveri ican es, pue 'vos en el sen-vos exp1, .' , 1 f mati .n si mismo la realtzacion del act?, y os per or. un acto dife-t~~oemas amplio de enunciados que SlTven ~an~ reahZ~nte, al distin­n te al simple hecho de decir algo -0, mas slmpleJlllarar la sesi6nren I' .. , ti rno deC d. entre un acto propiamente mguis lCO .co .,~ por hecho e~~~~rta, Y un acto extralingiiistico co~o abrir la sesicar el analisis dedeclararla abierta- se creen con autoridad para recus\OS enunciados

Icondiciones sociales del funcIOnamlento de

U f'erformativos. . solo se re lerenp Las condiciones de felicidad de q~e Austm h~bla sesi6n hay queal acto extralingiiistico; en efecto, solo para abn~ la

llcon indepen-

t habilitado Y cualquiera puede declararla abler! ~ 4. l.Es precise~se~~ia de que su declaraci6n tenga 0 no te~ga efectOllsiste en un de­tanto ingenio para descubrir que cuando m; hacer c~vando ha~ta .~?Scir, yo hago necesariamen~e1.0 q~e yo digo? '. Pe.~? l~ !lYextr~lmgUls­ultimas consecuencias la dlstmcIOn entre la hngUlstl~!l (especlalmentetica en la que aquella pretende fu~~ar su autonomi ( el absurdo querespecto a la sociologia), la pragmaUca dem~est~a p.~(1 que s610 pue-los actos que Austin d:scribe son actos de mstltucl~ida, est~~ acep­den ser sancionados soclalm~nte c~ando, en alguna m I:1rir la seSlOn haytados por todo el orden social. «Si, en efecto, para a osici6n de supe­que estar «habilitado» no hay necesidad de estar en ~en a su capitan.rioridad para ordenar: el soldado puede dar u~a or etos» s. Mas au~Ocurre, simplemente que esa orde.n no te~,dra efe aue estar aut?n­«para pretender legitimamente abrir la seSIOn, ha~. pero cualqUlerazado por la instituci6n Y no todo el mundo 10 esta- mo es la orden,tiene autoridad para realizar un acto de palab.ra c~n acto tal» 6. Lade manera que cualquiera puede pretender reahzar pstituyen los per­construcci6n de estos «perforrnativos puros» que cOrecer a contr~rioformativos explicitos tiene por efecto h~cer des~p~tes, que imphcansensu los presupuestos de los perf?rmatlvos c.orn~?" : desde un puntola referencia a sus condiciones soclales ~e reahzaclO~cir cualquier cosade vista estrictamente lingiiistico, cualqUlera'p~ede d 'barra las letrinas.y el simple soldado puede o~denar ~ su,c~pltan que de hecho adoptaPero, desde un punto de vista SOCIOlogIC?,. el que~ felicidad, es cla­Austin cuando se interroga sobre las condIcIOnes. d~ quiere s610 puedero que no todo el mundo puede afirmar todo. 0, Sl S ocurre en el casohacerlo corriendo unos determinados riesgo s, comO

p

La cuestion de los enunciados performativos se aclara en el rno­mento en que estos se contemplan como un caso particular de los efec­tos de dorninacion sirnbolica que tiene lugar en todo intercambio lin­guistico. La relaci6n de fuerzas lingiiistica no se define nunca exclusi­vamente por la relacion entre las competencias lingiiisticas en presen­cia. Y el peso de los diferentes agentes depende de su capital simboli­co, es decir, del reconocimiento, institucionalizado 0 no, que obtienede un grupo: la imposici6n sirnbolica -esa especie de eficacia magicaque pretende ejercer no ya la orden 0 la consigna, sino tambien el dis­curso ritual, la simple cornunicacion, la amenaza 0 el insulto- s610puede funcionar en tanto en cuanto se reunan condiciones sociales ab­solutamente exteriores a la logica propiamente linguistica del discur­so. Para que el lenguaje de importancia del filosofo se reciba comoeste lenguaje pide ser recibido es preciso que se reunan las condicio­nes sociales propias para que este en condiciones de obtener que sele conceda la importancia que el se concede. De la misma forma, lainstauracion de un intercambio ritual como el que la misa implica,entre otras cosas, que aparezcan reunidas todas las condiciones so­ciales necesarias para asegurar la producci6n de los emisores y de losreceptores conformes con ella, es decir, avenidos entre si; por eso, laeficacia simbolica dellenguaje religioso se ve amenazada en el mo­mento en que dejan de funcionar el conjunto de los mecanismos ca­paces de asegurar la reproducci6n de la relaci6n de reconocimientoque funda su autoridad. Algo que puededecirse tambien de cualquierrelaci6n de imposici6n simb6lica, incluso la que implica el uso del len­guaje legitimo. Un lenguaje que, en tanto que tal, encierra la preten­sion de ser escuchado, e incluso creido y obedecido, y que s610 puedeejercer su especifica eficacia en tanto que pueda contar con la efica­cia de todos los mecanismos, anteriormente analizados, que aseguranla reproducci6n de la lengua dominante y el reconocimiento de su Ie­gitimidad. Observemos de pasada que el principio del beneficio de dis­tinci6n que procura todo uso de la lengua legitima -aunque uno delos componentes, y no de los menores, de ese beneficio haya que bus­carlo en el hecho de parecer unicamente fundado en las cualidadesde la persona- reside en el conjunto del universo social y de las rela­ciones de dominaci6n que Ie confiere su estructura.

La investigaci6n austiniana sobre los enunciados performativos so­10 puede concluirse en los limites de la linguistica. La eficacia magicade esos actos de institucion es inseparable de la existencia de una ins­tituci6n que defina las condiciones (en materia de agente, de lugar 0de momento, etc.) que deben reunirse para que la magia de las pala­bras pueda actuar. Como indican los ejemplos analizados por Aus­tin, esas «condiciones de felicidad» son condiciones sociales y quienquiera proceder con gozo al bautismo de un navio 0 de una personadebe de estar habilitado para hacerlo de la misma manera que, paraordenar, hay que tener una autoridad reconocida sobre el destinata-

46

1"J1, )!f

EL CAPITAL SIMB6LICO: UN PODER RECONOClDO

Page 24: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

del insulto. Cualquiera puede gritar en la plaza publica: «decreto lamovilizacion general». Como, al faltar la autoridad requerida, «estaspalabras n~ puede.n ser ~cto, no son mas que palabras; se reducen au.n cIamo~ m~ne, infantil 0 demente 7». El ejercicio logico que con­siste en disociar el acto de palabra de las condiciones de su efectua­ci?n pone d~ manifiesto, por los absurdos que esta abstraccion per­~Ite concebir, que el enunciado performativo como acto de institu­c.lon .s?lo puede eXis~ir socio-logicamente con independencia de la ins­tltuclO.n que Ie.conflere su razon de ser y que, si a pesar de todo seprodujera, s.oclalmente estaria desprovisto de sentido 8. Puesto queun orden 0 incluso una consigna, solo puede ser a favor del ordende las cosas y puesto que su realizacion depende de todas las relacio­nes de orden que definen el orden social, como he dicho antes, habriaque e~t~r loco para concebir y preferir una orden cuyas condicionesde fel.lcldad no se cumplan, Las condiciones de felicidad anticipadascontnbuyen a deterrninar el enunciado y permiten pensarlo y vivirlocomo razonable 0 realista. Solo un imposible soldado (0 un lingiiista«puro») ~)Uede concebir.como posible el dar una orden a su capitan.El enunciado perforrnativo encierra «una pretension exhibida en po­seer tal 0, cual poder» 9, pretension mas 0 menos reconocida, y, portanto, mas 0 menos sancionada socialmente. Esta pretension de ac­tuar sobre el mun,do social a !raves de las palabras, es decir, mdgica­mente, resulta mas 0 menos msensato 0 razonable segun este mas 0

menos fundada en la objetividad de ese mundo social 10: asi, el insul­to (<<tu no eres mas que un profesor») que, por no ser autorizado,puede volverse contra s~ propio autor, y el nombramiento oficial (<<yole nomb.ro profesor»), investido con toda la autoridad del grupo y ca­paz de ~nstltUir una identidad legltirna, -es decir, universalmentereconoclda:-, pueden oponerse como dos actos de nominacion magi­c.amuy desigualrnente garantizados socialmente. Ellimite hacia el quetiende el. enunciado perforrnativo es el acto juridico que, cuando espronunciado por quien esta habilitado para ella en forma 11, es de-

~ E. Benveni~te,.:~robleme~ de linguistiquegenerate, Paris, Gallimard, 1966, P. 273.Entre los linguistas, ~laJn Berre~donner es seguramente quien mejor reconoce

el nexo entr.e 10 perforrnativo y 10 SOCial, 010 que el Ilarna «Ia institucion», es decir,«la existencia de .un poder n?rmativo que somete a los individuos a ciertas practicas,so «pena. de san~lO~es»: «aSI pues, la sustitucion de un decir por un hacer solo puedeser practicable Slexrste.en otra parte alguna garantia de que la enunciacion-Ersat; seraen cualquier cas~ seguida de un efecto» A. Berrendonner, Elements de pragmatiqueImg~lStlque, Pans, Ed. de.Minuit, 1981, p. 95).17-54~' Ducrot, «Illocutorio y performativo» Linguistique et semiotogie, 4, 1977, pp.

10 Insu!to, be?dicion, maldicion, todos los actos de norninacion son, propiamentehablando, profecias que pretenden producir su propia verificacion: en tanto que encie­rre .~na pretension mas 0 menos fundada socialmente a ejercer un acto magico de insti­tucion capaz de crear una nueva realidad, el enunciado performativo realiza en el pre­sente de las palabras un efecto futuro.

II «Los actos de ~utoridad son en primer lugar y siempre enunciaciones preferi­das por aquellos a qUienes pertenece el derecho de enunciarIos» (E. Benveniste, ibid.).

48

. or un agente que actua en nomb.re, de todo el grupo, puede susti-CI~, PI hacer por un decir al que seguira un efecto: el juez puede con-tUl r e . . t d

t rse con decir «yo le condeno» porque existe un conjun 0 e agen-ten a . " d . L bu'nstituciones que garantizan la ejecucion e su sentencia. a us-res ~~ del principio propiamente linguistico de la «fuerza» ilocucio­que. del discurso es sustituida por la biisqueda propiamente sociolo-nana . d .

. de las condiciones en que un agente singular pue e aparecer in-gica d .. .ndo y con el su palabra, de una fuerza tal. El verda ero pnncipio

yes I , . id l mi . d 1d la magia de los enunciados performativos rest e en e mlsten?, e;inisterio, es decir, el ministerio de la delegacion. Una delegaclO~ arraves de la cual un agente singular, rey, sacerdote, portavoz, ~ec~beun mandato para hablar y a~tuar en nombre del ~r~po, con~tltUido

, en el y por e112• mas precisamente, en las condiciones sociales deaSI' d . I .,la institucion del ministerio que encarna al man atano egttimo, me-diun entre el grupo y el mismo, en tanto que agente capaz de actuarpor las palabras sobre el mundo social. Lo que lleva a cabo, entre otrasformas, proporcionandole signos e insigni~s destinados ~ record~r queno actua personalmente en su nombre rn con su propia autondad.

No hay poder simbolico sin una simbolica del poder. Los atributos sim­bolicos-como se muestra c1aramenteen el caso paradigrnatico del sk~ptorny las sanciones contra la utiIiza~i?n.ileg.~1 de uniforme -son una ~~n.lfesta­cion publica y, por eso, una oficializacion del contrato de delegacion: el ar­mino y la toga declaran que al juez 0 al medico se les reconoce eI derech?a declararse con fundamento juez 0 medico; que su impostura -en el sent.l­do de pretension afirmada en las apariencias- es legitima. La competenc~a

propiamente Iingiiistica -e1 latin de los medicos de antano 0 la elocuenc~ade los portavoces- es tambien una de las manifestaciones de la competen~la

en el sentido de derecho a la palabra y al poder por la palabra. Cualquieraspecto dellenguaje autorizado, de su retorica, su sintaxis, su lexico e inch.~­so su pronunciacion, no tiene otra razon de ser que la de r.ecordar la auton­dad de su autor y la confianza que exige: en este caso el estilo es un .element~del aparato, en el sentido de Pascal, con arreglo ~l cual el lenguaje tendnacomo objetivo producir e imponer la representacion de su propia Importa~­

cia contribuyendo asi a asegurar su prop~a credibilidad 13: En parte, la efi­cacia simbolica del discurso de autondad depende siempre de la com­petencia lingtiistica de quien 10 dice. Maxime, .evi~ente~ente,cuantola autoridad del locutor no esta claramente institucionalizada. De don-

. 12 «Las dos palabras -ministerium y mysterium- er.an practicam~nte intercam­biables desde el cristianismo primitivo y en la Edad Media se con~undlan constan~e­mente». (ver E. H. Kantorowicz, «Mysteries of State, an Absolutist Concept and ItSLate Mediaeval Origins», The Harvard Theological Review, XLVIII, n.? I, 1955, pp.65-91). .

13 Los dos sentidos de la competencia coinciden si se observa que, de la rmsma ma­nera, aunque, segun Percy Ems Schramn, la coron.a del rey medievaldesigna a la vezla cosa misma y el conjunto de los derechos constitutivos de la dlglll?a~ re~! (comoen la expresion <<los bienes de la corona»), asi tambien la comp~tencla hngUiStIC~ esUnatributo simb6lico de la autoridad que desgina un estatuto soclalmente reconocldoC?mo conjunto de derechos, empezando por el derecho a la palabra, y la correspon­dlente capacidad tecnica.

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Page 25: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

51

Parece como si en cada situaci6n particular, la norma lingiiistica (la leyde formaci6n de precios) fuera impuesta por el poseedor de la competenciamas semejantea la competencia legitima, es decir, por ellocutor dominanteen la interacci6n,Yelloen forma tanto masrigurosacuanto mayor seael gra­do de oficialidaddel intercambio(enpublico, en un lugaroficial, etc.); como

tOdas

las otras formas de autocensura; concesiones que se concedey un universo social por el hecho de hacerse aceptable para el,a Como los signos lingiiisticos son tarnbien bienes condenados a re-'bir un precio, poderes propios para asegurar un credito (variable se­c~n las leyes del ~er~ado en que aparecen eotocados). ~a p~~ducci6nTIngiiistica se ve mevltablemente afectada por la antlclpaclOn de lassanci

onesdel mercado: todas las expresiones verbales, tratese de las

frases intercambiadas entre dos amigos, del discurso de un portavozautorizado 0 de un informe cientifico, Bevan la marca de sus condi­ciones de recepci6n. Asi, deben parcialmente sus propiedades (inclu­so al nivel de la gramatica) al hecho de que, basandose en una antici­paci6n practica de las leyes del mercado considerado, sus autores ­generalmente sin saberlo ni quererlo expresamente- se esfuerzan enmaximizar el beneficio simb6lico que pueden conseguir de practicasinseparablemente destinadas a la comunicaci6n y expuestas a lavaloraci6n 15. Lo que quiere decir que el mercado fija el precio de unproducto lingiiistico cuya naturaleza, y , por tanto, su valor objetivo,se determinaran parte por la anticipaci6n pnictica de ese precio; asi,la relaci6n practica con el mercado (facilidad, timidez, rigor, inco­modidad, silencio. etc.) que contribuye a fundar la sanci6n del pro­pio mercado, justifica aparentemente esa sanci6n de la que parcial-

mente es producto.Tratandose de producci6n simb6lica, la coercion que el mercado

ejerce mediante la anticipaci6n de las posibilidades de beneficio re­viste naturalmente la forma de una censura anticipada, de una auto­censura, que no solo determina la manera de hablar, la elecci6n dellenguaje -el c6digo switching de las situaciones de bilingiiismo- 0

del «nivel» del lenguaje, sino tambien 10 que podra 0 no podra

decirse 16.

IS Esto significa que la comprensi6n cabal de un discurso culto (por ejemplo, untexto literario) supone en primer lugar el conocimiento de las condiciones sociales deproducci6n de la competencia social (y no solamente lingiiistica) de los productores,que en cada una de sus producciones comprometen la totalidad de sus propiedades (lasque definen su posici6n en la estructura social y tam bien en la estructura del campode producci6n especializada) y, en segundo lugar, el conocimiento de las condicionesde la implantaci6n de esta competencia, de las leyes especificas del mercado considera­do que, en el caso particular, coinciden con el propio campo de producci6n (ya quela caracteristica fundamental de la producci6n culta reside en el hecho de que tiene porclientela al conjunto de los demas productores, es decir, los competidores.

16 Dado que el trabajo de representaci6n Yformalizaci6n constituye la condici6nsine qua non del acceso a la existencia de la intenci6n expresia, la propia intenci6n decaptar un contenido en estado brute, que subsistiria, invariable, a traves de diferentes

formalizaciones, esta desprovista de sentido.,

La ciencia de un discurso ue u .forma en 9ue existe, en la medida e umcament,e puede 'existir, y en lacorrecto smo tambien y sobre tod n que.nf solo sea gramaticalmenteescuchado, crefdo y por tanto efic'o socia mente aceptable, es decirlas relaciones de producci6n y d I~nte e~ ~n determinado estado d;las leyes de formaci6n de precio; cIfCUlaCIO?, .debera tener en cuentad.erado 0, dicho con otras palabr~scaractenstIcasdel mercado consi­~lOn.~~ s?ciales de la aceptabilidad ( ,las leyes que definen las condi­~?~UIStICaS de la sramaticalidad): ~~e ~folgloban las leyes propiamente

iciones de recepcion forman . ec ivarnente, las esperadas con-y la anticipaci6n de las sancio~:~t~ ~e las condicion~s de produccionnar la produccion del discurso E e m~r~ado. contribuye a determi­q~~ ~er con un calculo conscie~t sta antictpacion, que no tiene nadagUISt~~O que, en tanto que rodue, es consecue.ncla de un habitus lin­relaclO~ con las leyes de UIfciert~~e~e una p.nmordial y prolongadaun s~~tldo. de la aceptabilidad val cado, tiende a funcionar comoduccion linguisticas y de la~ d or probabl~s de sus propias pro­mer~ados 14. Es este sentido de la e los. ~emas en los diferentesd.e ca~~lo racional orientado haci:~ePtabl.hd.ad,.y. no ninguna forma~lm~Or~?S, 10 que, al incitar a que s~ ~~lmlzacIO~ de los beneficios

e e iscurso en la produccion det . e en cuenta el valor proba-, ermma a su vez las corr .ecciones

LA ANTICIPACION DE BENEFICIOS

de se sigue que el ejercicio de un od . ,.do de un trabajo sobre laformaP er simbolico aparece acorn a-en el caso de los poetas de las q.ue, como puede verse c1ara£ na,atestiguar el dominio del oradosocledades arcaicas, esta destinaJnt

e

grupo (logica que volvernos a e;c~n~ otorgalrle el,reconocimienm ~ alsulto que busca en la puj a . .rar en a retonca popular d I .elas formulas rituales la r~al~~i~~omsta 't la deformaci6n reglaJa 13-reidores de su parte»). expresiva que permita «poner a lo~

. Asi, de la misma manera ue 'crones de ac~ptabilidad y, a ~av~~~:n~fse de constativ.os las condi-curso se defmen en la relaci , e as, la forma misma del di. d IOn con el m d' IS-CI.~ os performativos, las condicion erc~ . 0, tratandose de enun,bien en relacion con las posibilidad

es de/eh~ldad se determinan tam­n:t~rcado. Por consiguiente frente es 0 recidas por un determinado~~n de undorden propiame~te ling~f~~~~s ~asbfo~mas de autonomiza-

q~e to a palabra se produce ar ,e e e quedar bien senta-su existencia y sus propiedad P, a Y pO,r.el mercado al que debes mas especificas. e

1~ L~ que equivale a dar d .los hngiilstas introd un ver adero sentido a la noci6n dmaticalidad» sin ex~cen ad v~ces .para librarse de la abstracci6 ~<;aceptabilidad» que

raer e el runguna consecuencia. n e concepto de «gra-

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si el ;fect.o de la censura ejercido sobre el locutor dominado y la necesidadque este uene de adoptar el modo de expresion legitimo (el frances en el casodel que ?abla «patois») 0 de esforzarse hacia el se experimentaran en formatanto mas aguda, cuanto mayor sea la distanciaentre los capitales -mientrasqu~ es.t? ~oerci6~ desapareceria entre los poseedores de un capital simbolicoy .I~ng~~stlco equivalente, por ejemplo entre campesinos. Las situaciones debilinguismo perrrnten observar en forma casi experimental las variaciones dela lengua empleada en funci6n de la relacion entre los interlocutores (y desus I~strumen~os .?e ~xpresi6n) en I~ estructura de la distribucion del capitalpropiamente linguistico y de otros tipos de capital. Asi, en una serie de inte­rac~lOnes observadas.en 1963 en una ciudad del Bearn, la misma persona (una~uJer . de edad habitante de un caserio) que se dirige en un «frances­dialectizado» a una joven ~omercian~e del burgo procedente de otro gran burgode Bearn (por 10 tanto mas «urbanizada» y que pudiera desconocer 0 fingirdesconocer el bearnes), instantes despues habla en esa lengua a una mujerdel b~.rgo pero procedente de un ca~erio y mas 0 menos de su edad, a conti­nuacion ~n un fran~es muy «corregido» a un pequefio funcionario y, en fin,en bearnes a un peon cammero del burgo, originario de un caserio y mas 0

me~os de ~u eda.d. Co~o se ve, el entrevistador, en tanto que habitante dela clUd~d «mstr~ldo~), solo'pued~ registrar en sus entrevistas 0 un frances muycorregido 0 el silencio. Y Sl la utilizacion del bearnes es capaz indudablemen­te ~e aliviar la tension del mercado, 10 quiera el 0 no, sigue siendo una estra­tegia de condescendencia propia para crear una situacion no menos artificialque la relacion inicial.

El conocimiento y reconocimiento practices de las reyes inmanen­tes de un mercado y de las sanciones en que esas leyes se manifiestandeterminan las mo~ificaciones estrategicas del discurso, tratese del es:fuerzo por «corregir una pronunciacion devaluada» en presencia derepresentantes de la pronunciacion legitima -normalmente suelen sercorn:~cio~:s qu: ti.enden a valorizar la produccion lingiiistica por unarnovilizacion mas mtensa de los recursos disponibles- 0 a la inver­sa, de la tende~cia a recurrir a una sintaxis menos compleja, a ese ti­po de frases mas cortas observadas por los sociologos en los adultoscuand~ se di~ige~ a nifios. En algun modo, los discursos son siempreeufemismos mspuados. en la preocupacion por el «bien decir», porel «hablar como es debido» como si se tratara de fabricar productosd~ acuerdo con las e~igencias de un determinado mercado, dejorma­clOnes.de compromtso, resultado de una transaccion entre el interesexpresivo (10que hay que decir) y la censura inherente a las particula­:es relaciones de produccion lingiiistica -tnitese de la estructura de~nteraccion lingiiistica 0 de la estructura de un campo especializado­11?puesta a un locutor dotado de una cierta competencia social es de­c~r, de un poder simbolico mas 0 menos importante sobre esas rela­crones de fuerzas sirnbolicas I7.

17 S de asi cl ifie pue e aSIc aSI lcar.como eu~e?1ismos todos los tipos de doble sentido, parti-cuI,armentefrecuentes en el discurso religioso, que permiten dirigir la censura nombrando10l~ombrable en forma tal que no se Ie nombra (ver, mas adelante, en la tercera partecapitulo I, censura y forrnalizacion), y todas las formas tambien de la ironia que, ne-

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Asi, las variaciones de lajorma del discurso, y mas concretamen­te el grado en que esa forma aparece controlada, vigilada 0 refinada,dependen, por una parte, de la tension objetiva del mercado, es de­cir, del grado de oficialidad de la situacion y -en el caso de unainteraccion- de la amplitud de la distancia social (en la estructurade la distribucion del capitallingiiistico y de las demas especies de ca­pital) entre el emisor y el receptor, 0 sus grupos de pertenencia; y,por otra, de la «sensibilidad» del locutor a esta tension y a la censuraque implica, y de la aptitud, estrechamente vinculada a ese locutor,para responder a un alto grado de tension con una expresion fuerte­mente controlada, y, por tanto, fuertemente eufemistica. En otras pa­labras: la forma y contenido del discurso dependen de la relacion en­tre un habitus (el mismo producto de las sanciones de un mercadoa un nivel determinadc de tension) y un mercado definido por un ni­vel de tension mas 0 menos elevado, definido, pues, por el grado derigor de las sanciones que inflinge a quienes carecen de esa «correc­cion» y de la «forrnalizacion» que implica el uso oficial (formal). Asi,por ejernplo, dificilmente podrian comprenderse las variaciones esti­listicas si no es relacionandolas con las variaciones de la tension delmercado. Bally 18 ofrece una buena muestra de esas variaciones conesta serie de expresiones aparentemente intercambiables, puesto quetodas se orientan hacia el mismo resultado practice: «[Venga!»,«[Quiere venir!», «i,No quiere usted venir?», «i,Vendni usted, no?»,«[Digame que vendra!», «i,Y si viniera usted?», «[Deberia usted ve­nir! », <<jVenga aqui! », «Aqui» y a las cuales podrian aiiadirse «i,Vie­ne usted?», «j«Vendra usted!», «jHaga el favor de venir!» «Conce­dame el honor de venir. .. », «Sea amable, venga .... , «[Le ruego quevenga!», «jVenga se 10 ruego!», «Espero que venga usted ... », «Cuentocon usted», y asi hasta el infinito. Estas formulas, teoricamente equi­valentes, no 10 son: en la practica, cada una de ellas, cuando se em­plea expresamente, realiza la forma optima del compromiso entre laintencion expresiva -en este caso la insistencia, que puede aparecercomo una intrusion abusiva 0 como una inadmisible presion- y lacensura inherente a una relacion social mas 0 menos disimetrica, sa­cando al maximo partido de los recursos disponibles, esten estos yaobjetivados y codificados, como en las formulas de educacion, 0 10

esten solo virtualmente. Es toda la insistencia que «uno puede permi­tirse», a condicion de «guardar las forrnas». Alli donde el «conceda­me el honor de venin> convenga, sustituira al «jdebe usted venir!»,excesivamente desenvuelto, y al «i,Quiere usted venir?» realmente«grosero». En el formalismo social, como en el formalismo magico,en cada caso solo hay una formula que «actua». Y toda la labor de

gando 10enunciado por el modo de enunciacion, producen casi un efecto de doble sen­tido -y con doble juego-, que permite escapar a las sanciones de un campo (respecto

Ia la intencion defensiva de la ironia, puede verse A. Berrendonner, Elements de prag­matique linguistique, Paris, Ed. de Minuit, 1981, sobre todo pp. 238-239).

, 18 C. H. Bally, Le langage et /a vie, Ginebra, Droz, 1965, p. 21.

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la cortesia se.encamin~ ~ apro~imarse10mas posible a la formula per­fe~t~ que se impondria inmediatamente si se tuviera un perfecto do­rmrno de ~a situacion del mercado. La forma, y la informacion quela f?rm~, mfor~a, condensan y simbolizan toda la estructura de larea,bzacI~n social a la que deben su existencia y su eficiencia (Ia famo­sa lllo~u!~onary force): 10que se llama tacto consiste en el arte de captarla pOSICIOn rel~tIva del ~mIsor y del receptor en la jerarquia de las di­fere~te~ especies de capital, pero tambien del sexo y de la edad, y delos bmIte~ I,nscntos. en esta rel~cion. Limites que, si lIega el caso, setrans~redIran, gracias al trabajo de eufemizacion. Eufernizacion queno existe en lo~ ~asos de «Aqui», «Venga» 0 «Venga aqui», mientrasque la atenuacion ~e la coercion aparece mas senalada en el «Haga­me el. ~avor de vernr» .. La f~rma empleada para neutralizar la «inco­r~e~clOm> puede ser bien la interrogacion simple (<<;,Quiere usted ve­mr. ») 0 la r~forzada por la negacion (<<;,No quiere usted venir?») quereconoc~ al.mterI.ocutor la posibilidad de la negativa, 0 bien un~ for­mula de mSlstencI~ que se niega declarando la posibilidad de negativay el ~~Ior recon.ocldo a la aceptacion y que puede revestir una formafamI,bar, apropiada entre iguales (oSe amable venga»), «almibarada»(xl-lagame el. favor de v7nin» e. incluso obsequiosa (eConcedame eIhonor d7~e~Ir»). 0: en fin, una interrogacion metalingiiistica respectoa .Ia legitimidad rrnsma ~el asunto (<<;,Puedo pedirle que venga?»«l,Puedo perrninrrne pedirle que venga?»).

L? que el sent.ido social descubre en una forma que constituye unaespecie de exp~esIo~ ,simbolica que todos los rasgos sociologicos per­tme~t~s de la ~ItuaclOn del mercado, es tambien 10 que orienta la pro­dU:~lOn d71 discurso, es decir, el conjunto de caracteristicas de la re­lacion SOCIal e?tre ~os in~erIocutoresy las capacidades expresivas queeI locuto.r pudiera inverur en el trabajo de eufemizacion. La interde­p.endencIa entre la forma Iingiiistica y la estructura de la relacion so­cial en la ~ual. y por la cual esa forma se produce aparece c1aramenteen las oscilaciones entre el usted y el til. Estas se producen ac~ando la estr~ctura objetiva de la relacion entre los 10cutoresV(;~;ejemplo, l~ ?esIgualdad de edad y de status social) entra en conflictoco.n. la. antiguedad, y la continuidad, por tanto con la intimidad y fa­~Ilbandad de la inte.r?ccion: parece entonces como si el nuevo ajuste

e modo de 7xpresIOn con la relacion social se buscara a traves delapsus espontaneos 0 calculados y de progresivos deslizamientos uesuelen c0.n~IUlr por una especie de contrato Iingiiistico destinado a ~s­taurar ofIclaIm7nte .e! nuevo orden expresivo: «;,Y si nos tutearamos?».Per.o la subordinacion de la forma del discurso a la forma de relacionsoc~~1,en I~ 9ue ese discurso se emplea estaIIa en las situaciones deco/~slOn ~stlltstica, es decir, cuando el locutor se enfrenta con un audi­to no socialmente muy heterogeneo. 0, tarnbien, en el caso de dos in­terl~~utore~ ta,n alejados social y culturalmente que los modos de ex­presion socIOlogI~amenteexclusivos de que se sirven, modos que nor­malmen!e se r7ahzan, mediante un ajuste mas 0 menos conscienteen espacios sociales separados, no pueden producirse simultaneamente,

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Lo que orienta la produccion linguistica, no es eI grado de tensiondel mercado -0, mas concretamente, eI grado de oficialidad que Iecaracteriza- definido en abstracto por un locutor, sino la relacionentre un grado de tension obietiva «media» y un habitus linguisticotambien caracterizado por un grado particular de «sensibilidad» a latension del mercado; 0, 10 que viene a ser 10 mismo, la anticipacionde beneficios, que dificilmente puede lIamarse subjetiva, puesto quees producto de la confluencia entre una objetividad, las posibilidadesmedias, Y una objetividad incorporada, la disposicion a apreciar maso menos estrictamente esas posibilidades 19. La anticipaci6n de lassanciones anunciadas es un sentido practice, casi corporal, de la ver­dad de la relacion objetiva entre una determinada competencia lin­giiistica y social y un determinado mercado a traves del cual se realizaesa relacion y que puede ir desde la certeza de la sancion positiva, quefunda la certitudo sui, la seguridad, hasta la certeza de la sancion ne­gativa, que condena a la division y al silencio, pasando por todas lasforrnas de la inseguridad Y timidez:

EL HABITUS LINOiHSTICO Y LA HEXIS CORPORAL

La definicion de la aceptabilidad no hay que buscaria en la situa­cion sino en la relaci6n entre un mercado y un habitus, q4e es tam­bien el producto de toda la historia de la relacion con mercados. Enefecto, el habitus esta vinculado al mercado tanto por sus condicio­nes de adquisicion como por sus condiciones de utilizacion. No seaprende a hablar escuchando un cierto habla, sino tambien hablan­do, y por tanto presentando un habla determinada en un mercado de­terminado. Es decir, mediante intercambios dentro de una familia queocupa una posicion particular en eI espacio social y propone asi a lamimesis practica de los nuevos miembros modelos y sancione smaso menos alejados del usa legitimo 20. Sabemos ya el valor que reci­ben en otros mercados (como en eI de la Escuela) los productos ofre­cidos, con toda la autoridad aferente, en el mercado originario. Asiel sistema de refuerzos 0 de desmentidos sucesivos constituye para cada

19 Esta anticipaci6n se basa en manifestaciones visibles tales como la actitud delinterlocutor su mimica atenta 0 indiferente, altiva 0 solicita, la animaci6n de la vozy del gesto ~ los signos de desaprobaci6n. Diferentes experiencias de p~icologia soci~1han mostrado que la velocidad y la cantidad de palabras, el vocabulano, la compleji­dad de la sintaxis, etc., varian segun la actitud del experimentador, es decir, segun lasestrategias de refuerzo selectivo que implante.

20 EI aprendizaje de la lengua se realiza a traves de la familiarizaci6n con perso-nas que desempefian papeles totales entre los cuales la dimensi6n lingiiistica es s610un aspecto, que nunca parece aislado como tal: 10 que seguramente da ese poder deevocacion practica a ciertas palabras es el hecho de que, vinculadas a una postura cor­poral a una atmosfera afectiva resucitan toda una versi6n del mundo, todo un mun­do; ytambien el apego afectivo ala «lengua materna», cuyas palabras, giros yexpre­siones parece como si encerraran un «excedente de sentido».

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~no ..~e .nosotros una especie de sentido del valor social de los usIinguisticos y de la relacion entre los diferentes usos y los dif osmercados, sentido que organiza todas las percepciones posterI.erentdeslos prod t I' ..... iores e. uc os mgursticos, 10que tiende a asegurarle una gran t biIidad, (Ya e~ sa?ido que, en terrninos generales, los efectos ~~ ~ 1­

n.~eva expenencia puede ejercer sobre el habitus dependen deql Inac~on ?e «co.mpatibilidad» practica entre esta experiencia y I a re a­nenc.I~S ya mtegradas en ese habitus en forma de esquemas~ expo,duc~lOn y de apreclaclon y que, en el proceso de reinterpreta .~ pro­lectiva resul~ant~ d~ esta dialectica, la eficacia informadora ~~o~o~e­nuev~ expe~Iencla tiende contmuamente a disminuir.) Este tid ad~ la inversion» lingiiistica regula el grado de coercion que ~~~n: 0~llla~o campo impone en la produccion del discurso obli a de er­sIle~clO 0 a un lenguaje hipertrofiado a unos y dejando a fosno~~1las hberta~es de un lenguaje garantizado. Lo que quiere deci IScompet.e~cla, que.se adquiere por la practica, implica inseparabre~Ue~t:el d~mIlll.o practico de un uso de la lengua y el dominio nracuco delas situaciones en las que ese uso de la lengua es socialmente a tb~e. EI.s;ntido del valor de los p!opios productos lingiiisticos ~e~:;dlII~ens~on fundamental del sentido del lugar ocupado en el e .social: mdudablemente la relacion originaria con los diferenteSpaclOcados I " de las sanci s mer-. y a expenencia e las sanciones impartidas a las propiaduc.clOnes con~tituyen, juntamente con la experiencia del preci~ ~~~~cedido a.l propio cuerpo, una de las mediaciones a traves de las c Ise constItuye esa especie de sentido personal del propio valor ua .e~que regula la relacion practica con los diferentes mercados (ti~f::~desenvoltura, etc.) y, mas generalmente, toda la manera de com 'tarse en el mundo social. por-

Si to~os los locutores son ala vez productores y consumido dsus propias producciones linguisticas, no todos estan en condic!es eya 10 hemos vIStO, de aplicar a sus prop~os productores los esq~~~e:~con arreglo a los cuales los han producido. La infortunada rela "que ~os pequefios burgueses mantienen con sus propios product CIOnpartIcularmente con su pronunciacion, juzgada por ellos co os~yFostrado Labov, con particular severidad) se debe al div~rcio~o t aos e~queI?~s .de produccion y losesquemas de apreciaci6n: en al ~~:

medld.a dIVldld?s en si misrnos, los pequefios burgueses son a I; vezlos m~s «conscienress, de la verdad objetiva de sus productos (lse defm.e en la hipotesls cuIta del mercado perfectamente unifi~ad~)y los mas encarlllzados en impugnarla, en negarla en desmentirl~us esf1!~rzos. Asi debe juzgarse su sensibilidad e~pecialmente v~v~o;a tension del mercado y por eso a la correccionf ... ti. . .. " ngUls Ica -

correcclOn para SI mismo y para los otros 21 -que les empuja a la hi-

21 Difere~tes ~xperiencias de psicologia social han mostrado que los e uefgue.sels son.mas habiles que los rniernbros de las cIases populares para des~uf, . nlos blur­socra segun la pronunciacion. fir a case

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ercorreccion, su inseguridad que Ilega al paroxismo en las ocasiones~ficiales creando <~incorrecciones»por hipercorreccion 0, en fin lasangustiadas audacias de la forzada desenvoltura. Como puede verse,10 que se expresa a traves del habitus Iinguistico, es todo el habitusde clase al que el pertenece, es decir, de hecho, la posicion que se ocu­pa, sincronica .y diacroni~~ment.e en.Ia estruct~r~ social. Como ~.e­mos visto, la hipercorreccion se inscribe en la logica de la pretensionque induce a los pequefios burgueses a intentar apropiarse anticipa­damente, a costa de una permanente tension, las propiedades de losdominantes. La intensidad particular de la inseguridad y de la ansie­dad en materia lingiiistica (como en materia de cosmetica 0 de esteti­ca) entre las mujeres de la pequefia burguesia hay que comprenderlatam bien dentro de la misma logica: condenadas por la division delrrabajo entre los sexos a esperar el ascenso social de sus capacidadesde produccion y de consumo simbolicos, estas mujeres tienden aunmas a invertir en la adquisicion de competencias legitimas. Es logicoque las practicas Iingiiisticas de la pequefia burguesia impresionarana quienes, como labov, las observaban en los mercados particularmentetensos que crea la situacion de encuesta: situados en el punta maximode la tension subjetiva, por su particular sensibilidad a la tension ob­jetiva -efecto de una separacion especialmente neta entre el recono­cimiento y el conocimiento-, los pequefios burgueses se diferenciande los miembros de las c1asespopulares que, como no estan en condi­ciones de imponer las Iibertades del habla llana, reservadas para suusa interno, no tienen otros recurso que las formas descompuestasde un lenguaje copiado 0 la huida en la abstencion y eI silencio; pero,asimismo, se diferencian tambien de los miembros de la calse domi­nante cuyo habitus linguistico -sobre todo cuando han surgido deesta c1ase- es la norma realizada, y que pueden manifestar una ab­soluta seguridad asociada a la perfecta conciencia de los principiosde apreciacion y los principios de produccion 22.

En este caso, como en el caso opuesto del habla popular en eImer­cado popular, se produce una coincidencia total entre la necesidad delmercado y las disposiciones del habitus: la ley del mercado no necesi­ta imponerse a traves de la coercion 0 de una censura externa puestoque se realiza a traves de una relacion con eI mercado que constituyesu forma incorporada. Cuando las estructuras objetivas con que seenfrenta coinciden con aquellas de que es producto, el habitus sobre-

22 Habria que profundizar mas estos analisis, por una parte, examinando mas com­pletamente esas propiedades de los pequenos burgueses pertinentes cuanto se trata decomprender disposiciones linguisticas, propiedades como su trayectoria (ascendente 0

descendente) que, al darles experiencias de medios diferentes,e les incIina, sobre todocuando estan obligados a cumplir una funcion de intermediarios entre las cIases, a unaforma de conciencia casi sociologica; y, por otra, examinando las variaciones de esaspropiedades segun variables secundarias tales como la posicion en el esapcio de las cIa­ses medias y su trayectoria anterior (ver La distincion, 3. a parte, capitulo 6). Asimis­mo habria que distinguir, en el interior de la clase dominante, diferentes relaciones conel lenguaje.

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pas a las exigencias objetivas del campo. Tal es el fundamento de Iforma mas frecuente y mejor disimulada de la censura la que cons' ate en colocar en P?sici~~es que implican el derecho a la ~alabra a age~:tes dotados d~ dl.SposlcIOnes expresivas censuradas «de antemanopu~st? ~ue coinciden con las exigencias inscritas en esas posicion:>'Principio d~ tod~~ los rasgos d.i~tintivos del modo de expresion dom~~nante, la distension de la tension es la expresion de una relacion cel mercado que solo se adquiere en la frecuentacion precoz y consta~~te de me~cados cara~~enzados, hasta en las ocasiones corrientes, porun ~lto myel de tension y por una atencion constantemente sostenidahacia la fo~ma y las formas que definen la estilizacion de la vida. Ciertoque a medida que las pers?nas se elevan en la jerarquia social, el gra­d.~ de c~nsura y, correlativamente, de formalizacion y de eufemiza­cI?n .se mcre~~nta constantemente, y esto no solo en las ocasionespubhcas u oficiales (como es el caso de las clases populares y sobtodo en la I?e~uefia burguesia, que llevan a cabo una neta oposicionentr710 c~tl?Iano y 10 extra-cotidiano), sino en las rutinas de la exis­tenc!a cotidiana. Lo que puede apreciarse no solo en la manera devestIrs~ 0 de comer sino.tambi~nen la manera de hablar, que tiendea eXcl,Ulr toda espontaneidad, hbertad 0 licencia, algo que esas perso­nas solo se conceden cuando estan «entre ellas». Esto es 10 que indi­rectamente sefia~a Labov cuando observa que esa conducta consistente7n preguntar abl~rtam~nte,en casa de los amigos, el precio de un ob­jeto (<<Hey, that s a ruce rug. What did it cost?» - Que bonita al­f~mbra i,Cuanto te ha ~ostado?), algo que seria aceptable en los me­dIOS popular;s (donde ,m~l~so podria aparecer como un cumplido),en la burguesia se «susutuma» 0 revestiria una forma atenuada (<<MayI ask you what that rug cost?» - i,Puedo preguntarte cuanto te hacostado esta alfombra?) 23. Sucede que, cuanto mayor es el grado decensura, mayor ~~ tambien la exigencia permanente del mas alto gra­do de e~femlzacIOn, del constante esfuerzo por «las formas». Esfuer­zo relacionado co.n el hecho de que el dominio practice de los instru­rnentos de .~ufemlzacion objetivamente exigidos en los mercados demayor.tensIOn, como 10 son la escuela 0 el mercado mundano aumenta~ medida que se eleva ~a jerarquia social, es decir, a medida que semcrem~nta ~a frecuenc~a de las ocasiones sociales donde se planteanesas eXIge~clas y a I?edlda, pues, que se va adquiriendo practicarnen­te los medios de satisfacerlas, Asi, el uso burgues se caracteriza segun

23 C ', ontranam~n~e a 10que dice Lakoff, la forma puramente gramatical de la ate-nuacl?~ puede rec~blr todo un conjunto de sustitutos, como ~Iementos de un ritualS~~bOhco. Cualquiera que haya dirigido una entrevista sabe que una pregunta «diff­CI » s~prefa~a d~ antema~o y que el medio mas segura de «hacerla pasar» no consisteen, ro ear a e circunloquios Y, ~tenuaciones verbales -10 que, por el contrario, ten­~na por efecto, atraer la a~enclOn sobre ella-, sino crear un clima de complicidad Y

ar a,Ia e?~revlsta, a traves de brornas, sonrisas y gestos, en suma a traves de todauna sl,mbohca cuya forma puramente Iingiiistica es s610 un elemento, un tono globalque ejerza un efecto eufonzante y eufemizante,

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Lako ff, por la utilizacion de 10 que llama hedges, tales como sort of,retty much, rather, speaking, technically, regular, par excellence,

Ptc

y' segun Labov, por el recurso intensivo a filler phrases, locucio­~e~ de relleno como such a thing as, something like that,

articularly 24. No basta. con decir, como hace Lab~v, preocupado~or rehabilitar el lenguaje popular hasta el punto de invertir simple­mente la tabla de valores, que esas locuciones son responsables de lapalabreria (verbosity) y de la inflacion verbal del discurso burgues.superfluas Yociosas desde el punto de vista de una estricta economiade la comunicacion, cumplen una importante funcion en la determi­nacion del valor de una manera de comunicar: aparte de que su pro­pia superabundancia e inutilidad atestiguan la amplitud de los recur­sos disponibles Yla desinteresada relacion con esos recursos, funcio­nan como elementos de un metalenguaje prdctico, como marchamosde la distancia neutralizante que constituye una de las caracteristicasde la relacion burguesa con la lengua y con el mundo social: dado quetienen por efecto, segun Lakoff «elevar los valores intermedios Yre­baiar los valores extremos» y, segun Labov «evitar cualquier error 0

exageraci6n», tales locuciones constituyen una afirmaci6n de la ca­pacidad de mantener distancias respecto a las propias palabras -lospropios intereses, par tanto- y, por eso mismo, respecto a todos aque­lIos que, al no saber mantener esas distancias, se dejan llevar por suspalabras, abandonandose a si mismos sin retencion ni censura a lapulsion expresiva. Semejante modo de expresion, producido por y paratratos que exigen la «neutralidad axiologica», Y no solamente en eluso dellenguaje, se ajusta tambien de antemano a esa otra forma deneutralizacion y de distanciamiento de la realidad (y de las otras cla­ses inmersas en ella) que es la estilizacion de la vida, esa formaliza­cion de practicas que privilegia en todo la manera, el estilo, la formaen detrimento de la funcion; y resulta apropiado tambien para todoslos mercados oficiales y ritos sociales donde la necesidad de formali­zar y de introducir formas que define al lenguaje oficial (formal) seimpone con absoluto rigor, en detrimento de la funcion comunicati­va que puede resultar anulada siempre que funcione la logica perfor-mativa de la dominacion simbolica.

No es casual que la distincion burguesa ponga en su relaci6n conellenguaje la misma intenci6n que anima su relacion con el cuerpo.El sentido de la aceptabilidad que orienta las practicas lingulsticas seinscribe en 10 mas profundo de las disposiciones corporales: es to doel cuerpo 10 que responde con su postura pero tambien por sus reac­ciones internas 0, mas espeficicamente, articulatorias, a la tension deltrato. Ellenguaje es una tecnica corporal y la competencia propia­mente lingiiistica, y muy especialmnete fonologica, es una dimension

24 G. Lakoff, Interview with Herman Parrett (Universidad de California, Mimeooct. 1973, p, 38); W. Labov, Language in the Inner City, Filadelfia, University of Penn-sYlvania Press, p. 219.

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de la hexis corporal donde se expresan toda la relacion del mundo so­cial y toda la relacion socialmente instruida con el mundo. Todo per­mite suponer que, a traves de 10 que Pierre Guiraud llama el «estiloarticulatorio», el esquema corporal caracteristico de una clase deter­mina el sistema de los rasgos fonol6gicos caracteristicos de una pro­nunciaci6n de clase: la posici6n articulatoria mas frecuente es un ele­mento de un estilo global de las utilizaciones de la boca (en el hablar,pero tambien en el comer, el beber, el reir, etc.), por tanto de la hexiscorporal, que implica una informacion sistematica de todo el aspectofonol6gico del discurso. Este «estilo articulatorio», estilo de vida cor­poreizado, como toda hexis corporal, constituye los rasgos fonologi­cos, a menudo estudiados aisladamente relacionando cada uno de elloscon su equivalente en otras pronunciaciones de clase, en una totali­dad indivisible que debe ser aprehendida como tal.

Asi, en el caso de las clases populares, participa de manera evi­dente en una relaci6n con el cuerpo dominada por el rechazo de los«rnelindres» 0 «rernilgos» (es decir, de la estilizacion y de la forrnali­zaci6n) y por la valorizaci6n de la virilidad, dimensi6n de una dispo­sicion mas general para apreciar 10 que es «natural»: y Labov segura­mente tiene raz6n en explicar la resistencia de los locutores masculi­nos de Nueva York a asumir la imposici6n de la lengua legitima co­mo consecuencia de que estes asocian la idea de virilidad con su ma­nera de hablar 0, mas aun, de utilizar la boca y la garganta hablando.Seguramente no es casual que el uso popular resuma la oposici6n en­tre la relaci6n burguesa y la relaci6n popular con la lengua en la opo­sicion, sexualmente sobredeterminada, entre la boca mas bien cerra­da, fruncida, es decir, tensa y censurada, y por eso femenina, yel mo­rro, amplia y francamente abierto, «hendido», es decir, distendidoy libre, y por eso masculino 25. La visi6n, mas bien popular, de lasdisposiciones burguesas 0, en su forma caricaturesca, pequefioburgue­sas, identifica en las posturas fisicas de tension y contencion (cbocafruncida», «labios fruncidos», «apretados», «sin mover los labios»)los indices corporales de disposiciones muy generales respecto a losotros y respecto al mundo (y particularmente, tratandose de la boca,respecto a los alimentos) como la altivez y el desden (ctorcer la bo­ca»), Por el contrario, el «morro» -0 la «jeta», 0 eI «hocico»- seasocia con las disposiciones viriles que, segun el ideal popular, se ba­san en la tranquila certeza de la fuerza que excluye las censuras, esdecir, las prudencias y disimulos tanto como los «remilgos», y quepermite mostrarse «natural» (el «morro» pertenece al mundo de lanaturaleza), actuar sin «remilgos», «no tener pelos en la lengua» 0,

simplemente, «ponerse de morros»; designa la aptinid verbal identi­ficada con la fuerza puramente sonora del discurso, por tanto con la

25 Casi no es necesario recordar que la censura primordial, la que atane a las co­sas sexuales -y mas generalmente corporales-, se impone con especial rigor a las mu­jeres (0, buen ejemplo del efecto de mercado, en presencia de las mujeres).

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vozY con la violencia fisica que vehicula, especialmente en la injuria(<<romper los morros», «un pufietazo en los morros»). Asi, a travesde tales terminos, concebidos como «asiento» de la persona (<<buenajeta» 0 «mala jeta»), como su cat egoria esencial, y a la vez como lu­gar privilegiado de ~u afi.rmacion~ se alude al inte~lo~utar en el prin­cipio mismo de su identidad social y de su propia Imagen.

Por una parte, ellenguaje domesticado, censura naturalizada, queproscrib~ las palabras «gruesas», los c~iste.s.«groseros» y los acentos«ordinanos», va a la par con la dornesticacion del cuerpo que excluyecualquier manifestacion excesiva de los apetitos 0 de los sentimientos(tanto los gritos como las lagrimas 0 las gesticulaciones) y que le so­mete a todo tipo de disciplinas y de censuras con objeto de desnatura­lizarlo; por otra, la «relajacion de la tension articulatoria» (que segu­ramente no es tanto un efecto de «despreocupacion» 27 como expre­si6n de un rechazo a «pasarse», 0 a conformarse demasiado estricta­mente con los puntos mas estrictamente exigidos por el codigo domi­nante, aun a costa de otro esfuerzo), se asocia al rechazo de las cen­suras impuestas por el decoro, sobre todo las censuras sobre partestabu del cuerpo, y al hablar llano, cuyas audacias son menos inocen­tes de 10 que pudiera parecer toda vez que, al rebajar la humildad ala comun naturaleza -vientre, culo y sexo, tripas, manduca ymierda- tiende a poner patas arriba el mundo social. En efecto, talcomo la describe Bakhtine, la fiesta popular y sobre todo la crisis re­volucionaria, par la expresion verbal que favorecen, recuerdan la pre­sion y represi6n que el orden ordinario impone -esencialmente so­bre los dominados- a traves de las coerciones y controles aparente­mente insignificantes de la «buena educacion». Buena educacion que,par medio de variaciones estilisticas de las maneras de hablar (las for­mulas de cortesia) 0 de las maneras corporales en funcion del gradede tension objetiva del mercado, impone el reconocimiento de las je­rarquias entre las clases, sexos y edades.

Es comprensible que desde el punta de vista de las clases domina­das la adopcion del estilo dominante aparezca como una negacion dela identidad social y de la identidad sexual, un repudio de los valoresviriles constitutivos de la pertenencia de clase; de ahi que las mujerespuedan identificarse con la cultura dominante sin aislarse tan radical­mente de su clase como los hombres. Para estos, adoptar el estilo do-

27 La relacion intuitivamente percibida entre el «estilo articulatorio» y elestilo devida, relacion que convierte el «acento» en un tan poderoso indicio de la posicion so­cial, impone a los raros analistas que se han dignado examinarla, como Pierre Gui­raud, juicios de valor sin equivocos: «este "acento" en zapatillas, apatico y marchi­to»; «el acento "golfo" es el del tipo que escupe las palabras por el extrema de la bocaentre la colilla y la comisura de los labios»; «esta consistencia blanda, borrosa y, ensus formas mas bajas, deformada e innoble», (P. Guiraud, Le francais populaire, Pa­ris, PUF, 1965, pp. 111-116),Como todas las manifestaciones del habitus, historia con­vertida en naturaleza, la pronunciacion y, mas generalmente, la relacion con el lengua­ie, para la percepcion corriente constituyen revelaciones, de la persona e.n s':l.ver~~dnatural: el racismo de clase encuentra en las propiedades incorporadasla justificacionpor excelencia de la propension a naturalizar las diferencias sociales.

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minante, y en particular un rasgo tan caracteristico como la pronun­ciacion legitima, es en alguna medida renegar doblemente de su virili­dad, puesto que el hecho mismo de la adquisicion exige docilidad, dis­posicion impuesta a la mujer por la division sexual del trabajo (y porla division del trabajo sexual), y puesto que esa docilidad inclina adisposiciones percibidas tambien como afeminadas.

Llamando la atencion sobre los rasgos articulatorios que, comola apertura, la sonoridad y el ritmo expresan perfectamente en su 10­gica las disposiciones profundas del habitus y, mas concretamente,del hexis corporal, la sociolingiiistica espontanea muestra que una fo­nologia diferencial deberia tener siempre presente los rasgos articula­torios caracteristicos de la clase 0 de la fraccion de clase de que setrate, tanto en su seleccion como en su interpretacion, en relacion ala vez con los otros sistemas con referencia a los cuales otros rasgoscobran su valor distintivo, por tanto su valor social, y con la unidadoriginariamente sintetica de la hexis corporal de donde nacen y porla que representan la expresion etica 0 estetica de la necesidad inscritaen una condicion social.

El linguista ejercitado en una percepcion anormalmente aguda ­particularmente al nivel fonoI6gico-, puede percibir diferencias alii dondela gente corriente no las ve. Ademas, obligado a referirse, por las necesidadesde la medida estadistica, a criterios discretos, tiende a una percepcion analiti­ca rnuy diferente en su logica a aquella que, en la existencia corriente, fundalos juicios clasificatorios y la delimitacion de grupos homogeneos: a parte deque los rasgos linguisticos no aparecen nunca claramente autonomizados conrelacion al conjunto de las propiedades sociales del locutor (hexis corporal,fisonomia, cosmetica, vestido, etc.), los rasgos fonologicos (lexicos u otros)no son nunca independientes con relacion a los demas niveles del lenguajey el juicio que clasifica un lenguaje como «popular» 0 una persona como «vul­gar», como toda predicacion practica, se apoya en conjuntos de indices queno afloran en tanto que tales a la conciencia, incluso en el caso de aquellosesteorotipos que tienen un peso mas importante.

A traves sobre todo de la disciplinas y de las censuras corporalesy lingiiisticas que suelen implicar una regIa temporal, los grupos in­culcan esas virtudes que constituyen la forma transfigurada de su ne­cesidad e incorporan las elecciones constitutivas de una relacion conel mundo economico y social en forma de constantes montajes par­cialmente sustraidos al control de la conciencia y de la voluntad 28.

De ahi, la estrecha correspondencia entre las utilizaciones del cuerpo,de la lengua y seguramente tambien del tiempo.

Verano 1980

28 No se trata, pues, de una casualidad que un sistema escolar, como el de la Es­cuela republicana concebido durante la Revolucion y realizado durante la Tercera Re­publica, cuya intencion es modelar completamente los habitus de las clases populares,se organice alrededor de la inculcaci6n de una relaci6n con ellenguaje (con la aboli­cion de las lenguas regionales, etc.), de una relacion con el cuerpo (disciplinas de higie­ne, de consumo -sobriedad-, etc.) y una relacion con el tiempo (calculo ­economico->, ahorro, etc.),

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II

LBNGUAJE Y PODER SIMBOLleO

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La ciencia social tiene que verselas con realidades que han sidoya nombradas, clasificadas, realidades que tienen nombres propiosy nombres comunes, titulos, signos, siglas. Asi, so pena de asumir ac­tos cuya logica y necesidad ignora, debe de tomar como objeto lasoperaciones sociales de nominacion y los ritos de institucion a travesde los cuales esas realidades se cumplen. Pero, mas profundamente,es preciso examinar la parte que corresponde a las palabras en la cons­truccion de las cosas sociales, y la contribucion que la lucha de lasclasificaciones, dimension de toda lucha de clases, aporta ala consti­tucion de clases, clases de edad, clases sexuales 0 clases sociales, perotambien, clanes, tribus, etnias 0 naciones.

Tratandose del mundo social, la teoria neo-kantiana que confiereeLlenguaje y en general a las representaciones, una eficacia propia­mente simbolica de construccion de La realidad, esta perfectamentejustificada: al estructurar la percepcion que los agentes sociales tie­nen del mundo social, la nominacion contribuye a construir la estruc­tura de ese mundo, tanto mas profundamente cuanto mas ampliamentesea reconocida, es decir, autorizada. en la medida de sus medios, nohay agente social que no desee tener ese poder de nombrar y de hacereL mundo nombrandolo: chismes, calumnias, maledicencias, insultos,elogios, acusaciones, criticas, polemicas, alabanzas son solo el pannuestro de cada dia de los actos solemnes y colectivos de nominacion,celebraciones 0 condenas, que incumben a las autoridades universal­mente reconocidas. Al reyes de 10 que ocurre con los nombres comu­nes, que tienen un sentido comun -el consensus, el homologein deun grupo, en suma, todo 10 que implica el acto oficial de nominacionmediante el cual un mandatario reconocido discierne un titulo oficial(como el titulo escolar) -los «nombres cualitativos» (eidiota», «ca­bron») al que recurre el insulto tienen una eficacia simbolica muy re­ducida, en tanto que idios logos, que solo compromete a su au/or I.

1 Sobre la discusi6n lingiiistica respecto al insulto, puede leerse N. Ruwet, Gram-

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Coinciden con aquellos en que ambos tienen una intencion que po­dria llamarse performativa 0, mas simplemente, mdgica: el insulto,como la nominacion, pertenecen a la clase de actos de institucion yde destitucion mas 0 menos fundados socialmente por medio de loscuales un individuo, actuando en su propio nombre 0 en nombre deun grupo mas 0 menos importante numerica y socilamente, manifies­ta a alguien que tiene tal 0 cual propiedad haciendole saber, al tiem­po, que se comporta de acuerdo con la esencia social que Ie es asiasignada.

En suma, la ciencia social debe englobar en la teoria del mundosocial una teoria del efecto teorico que, contribuyendo a imponer unamanera mas 0 menos autorizada de ver el mundo social, contribuyea hacer la realidad de este mundo: la palabra 0, a formatiori, el re­fran, el proverbio y todas las formas de expresion estereotipadas 0

rituales son programas de percepcion y diferentes estrategias, mas 0

menos ritualizadas, de la lucha simbolica diaria, de la misma maneraque los grandes rituales colectivos de norninacion 0, mas claramenteaun, los enfrentamientos de visiones y previsiones de la lucha propia­mente politica, contienen una cierta pretension de la autoridad sim­bolica en tanto que poder socialmente reconocido a imponer una ciertavision del mundo social, es decir, a imponer divisiones del mundo so­cial. En la lucha por la imposicion de la vision legitima, en que la pro­pia ciencia esta inevitablemente empefiada, los agentes detentan unpoder proporcionado a su capital simbolico, es decir, al reconocimientoque reciben de un grupo: la autoridad que funda la eficacia perfor­mativa del discurso es un percipi, un ser conocido y reconocido, queper mite imponer un percipere, 0, mejor aun, que permite imponerseoficialmente como imponente, es decir, frente a todos y en nombrede todos, del consenso respecto al sentido del mundo social que fun­da el sentido comun.

Asi, el misterio de la magia performativa se resuelve en el misteriodel ministerio (segun ese juego de palabras tan caro a los canonistas),es decir, en la alquimia de la representacion (en los diferentes senti­dos del terrnino) a traves de la cual el representante constituye el gru­po que Ie constituye a el: el portavoz dotado del poder de hablar yactuar en nombre del grupo, yen primer lugar sobre el grupo que existeunica y exclusivamente por esta delegacion. Grupo hecho nombre, per­sonifica una persona ficticia, a la que arranca del estado del simpleagregado de individuos separados permitiendole actuar y hablar, a tra­yes de el, «como un solo hombre». A cambio, recibe el derecho dehablar y actuar en nombre del grupo, de «tornarse P0f» el grupo queencarna, de identificarse con una funcion a la cual sse entrega en cuer­po y alma», dando asi un cuerpo biologico a un cuerpo constituido­Status est magistratus, «el estado, soy yo».

0, 10 que equivale a 10 mismo, el mundo es mi representacion-

maire de insultes et autres etudes, Paris, Le Seuil, 1982; J. C. Milner, Arguments lin­guistiques, Paris, Marne, 1973.

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CAPITULO I

EL LENGUAJE AUTORIZADO:LAS CONDICIONES SOCIALES DE LA

EFICACIA DEL DISCURSO RITUAL

«Supongamos por ejemplo que, viendo un barco en construe­cion, me aproximo a el y rompo la botella suspendida en el cascoproclamando «bautizo este barco con el nombre de lose Stalin» yque, para estar completamente segura de 10 que he hecho, de unpuntapie hago saltar las trabas que 10sujetan. Lo latoso es que yono era la persona designada para proceder a ese bautismo».

1. L. Austin. Ouand dire c'est faire(How to do Things with Words).

La ingenua cuestion del poder de las palabras esta logicamente con­tenida en la supresion inicial de la cuestion de los usos de lenguaje,por tanto, de las condiciones sociales de utilizacion de las palabras.Desde el momenta en que se trate al lenguaje como un objeto auto­nomo, aceptando la radical separacion de Saussure entre la linguisti­ca interna y la lingiiistica externa, entre la ciencia de la lengua y laciencia de los usos sociales de la lengua, nos vemos abocados a bus­car el poder de las palabras en las propias palabras, es decir, alli don­de este poder no esta: en efecto, la capacidad de ilocucion de las ex­presiones (illocutionary force) no puede encontrarse nunca en las pa­labras mismas, ni en los «perforrnativos», en los cuales aparece indi­cada 0, mejor dicho, representada -representada en un doble senti­do. Solo excepcionalmente -es decir, en las situaciones abstractas yartificiales de la experimentacion-> los intercambios simbolicos se re­ducen a relaciones de pura comunicacion y el contenido informativodel mensaje agota el contenido de la comunicacion. EI poder de laspalabras solo es el poder delegado del portavoz, y sus palabras -esdecir, indisociablemente la materia de su discurso y su manera dehablar- solo pueden ser como maximo un testimonio, y un testimo­?io entro otros, de la garantiade delegacion del que ese portavoz estalllvestido.

Tal es el principio de ese error cuya mas cabal expresion nos lapr?porciona Austin (0 Habermas despues de el) cuando cree descu­b~l.r ~n el propio discurso, es decir, en la sustancia propiamente lin­gUlStIca, -si se nos per mite la expresion-> de la palabra, su principiod~ eficacia. Intentar comprender lingiiisticamente el poder de las ma­nlfestaciones lingiiisticas, buscar en ellenguaje el principio de la logi­fa Yde la eficacia dellenguaje de institucion, equivale a olvidar quet autoridad llega allenguaje desde fuera, como 10 recuerda concre-amente el skeptron que, en Homero, se tiende al orador que va a to-

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LA NUEVA LITURGIA 0 LOSINFORTUNIOS DE LA VIRTUD

PERFORMATIVA*

«Le confieso que estsmos ebsolutsmente desconcerts­dos ante las instigaciones que nos hacen para que deserte­mos de las iglesias y celebremos la Eucsristie en pequenascomunidades [1], a domicilio 0 en capillas, donde uno mis­mo se sirve [2] una hosti« en bandejas por teicos [1] paracomulgar en el mismo lugar donde se este [2].» (p. 47)

«Siempre que quieran podran ir a rezsr a su iglesia.Pero una plegariaen una iglesiaen que el Santo Sacramentoestuviere susente no tendria ningun sentido [2]. Seri« tan­to como becerlo en la propia ces« de uno,» (p. 48)

«En nuestrs pequena iglesia ya no se celebra la misa,ebor« se celebre en una esse particular [2]~»

(p. 59).

«No se puede decir que en la di6cesis de B se nos mi­me mucho: por el eontreno, tenemos que aguantar extra­vagancias de un grupito de cures j6venes», que el ano pa­sado, antes de que las supriman, se les ocurri6 la idea derealizar la primere comuni6n solemne en el Palacio de De­pones (2], cuando aqui hay dos grandes y hermosas igle­sias en don de esbrie todo el mundo.» (p. 66)

«Mi madre se qued6 horrorizada por el capellande ACIque queria decirla misa en la mesa del comedor [2].» (p. 90)

• Todas estas citas remiten (por iniciaci6n de la pagina entre parentesis) a la obrade R. P. Lelong, Le dossier noir de la communion solen nelle, Paris, Marne, 1972. Lascifras entre corchetes expresas uno de los errores observados par los fieles en la litur­gia: [1] error de agente; [2] error de lugar; [3) error de momentos; [4) error de tiempo:f5] error de comportamiento; [6] error de lenguaje; [7] error de atuendo; [8) error demstrumento.

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mar la palabra I. Como maximo, el lenguaje se limita a representaresta autoridad, la manifiesta, la simboliza: en todos los discursos deinstituci6n, es decir, de la palabra oficial de un portavoz autorizadoque se expresa en situaci6n solemne con una autoridad cuyos limitescoinciden con los de la delegaci6n de la instituci6n, hay siempre unaret6rica caracteristica. Las caracteristicas estilisticas dellenguaje delos sacerdotes y de los profesores y, en general, de todas las institu­ciones, caracteristicas tales como la rutinizaci6n, la estereotipizaci6ny la neutralizaci6n, proceden de la posici6n que ocupan en un campode competencia esos depositarios de una autoridad delegada. No bas­ta con decir -como en ocasiones se hace, para obviar las dificultadesinherentes a una aproximaci6n interna dellenguaje- que el uso queen determinadas situaciones hace de el un determinado locutor, consu estilo, ret6rica y toda su persona socialmente inscrita, incrusta enlas palabras «conotaciones» vinculadas a un contexto particular, in­troduciendo en el discurso ese excedente de significado que Ie confie­re su «fuerza ilocucionaria». De hecho, el uso dellenguaje, que im­plica tanto la manera como la materia del discurso, depende de la po­sicion social del locutor, posici6n que rige el acceso que este puedatener a la lengua de la instituci6n, ala palabra oficial, ortodoxa, legiti­rna. Pues es el acceso a los instrumentos legitimos de expresi6n, y,por tanto, a la participaci6n en la autoridad de la instituci6n, 10quemarca toda la diferencia -irreductible al propio discurso- entre lasimple impostura de los masqueraders que disfrazaban la afirmaci6nperformativa en afirmaci6n descriptiva 0 constatativa 2 y la impos­tura autorizada de quienes hacen 10mismo, pero con la autorizaci6ny autoridad de una instituci6n. El portavoz es un impostor provistode skeptron.

Si hay enumeraciones, como seiiala Austin, cuyo papel no es s610«descubrir un estado de cosas 0 afirrnar un hecho cualquiera» sinotambien «ejecutar una accion», eso quiere decir que e) poder de laspalabras reside en el hecho de que qui en las pronuncia no 10 hace atitulo personal, ya que es s610 su «portador»: el portavoz autorizados610 puede actuar por las palabras sobre otros agentes y, a traves desu trabajo, sobre las cosas mismas, en la medida en que su palabraconcentra el capital simb6lico acumulado por el grupo que Ie ha otor­gado ese mandato y de cuyo poder estd investido. Las leyes de la fisi­ca social s610 aparentemente escapan a las leyes de la fisica y el po­der que detentan algunas consignas de obtener trabajo sin gasto detrabajo -10 que constituye la ambici6n misma de la accionrnagica-> 3 tiene su fundamento en el capital que el grupo ha acumu-

I E. Benveniste, Le vocabulaire des instituions indo-europeens, Paris, Editions deMinuit, 1969, pp, 30-37.

2 1. L. Austin, op. cit., p. 40.3 La accion magica extiende a la naturaleza la acci6n por las palabras que lleva

a cabo, en ciertas condiciones, sobre los hombres. En el orden de la acci6n social, elequivalente es la empresa que consiste en intentar actuar a traves de las palabras fuerade los limites de la delegacion (hablar en el desierto, fuera de su parroquia).

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«;. Y que piensa tambien, Padre, de ese comunion he­cha por la manana [3] sin ninguna ceremonie [5], comoen la parroquia?»

«Vamos a pasar el dia en la mesa del comedor, comien­do y bebiendo, me dijo una mama desolada.» (P. 72)

«En a1gunas parroquias de por aqui, ya no se hace ns­da. En la nuestrs, profesion de fe por la tarde [3], que ape­nas dura una hora [4], sin mise ni comunion [5]. Los ni­nos van a mise el dia siguiente [3].»

«;. Y que pensar de la sctitud de algunos secertlotes(enciertas parroquias todos, seconoceque debe sercontagioso)que no manifiestan con ningun gesto [5], con ninguna ge­nuflexion 0 la mas pequena inclinacion, su respeto hacialos santos sacramentos cuando los cogen 0 los Ilevan altsbemeculo» (p. 82)

«Antes se decia: "no nos dejes de sucumbir ala tents­cion", ahora en csmbio se dice [6]: "no nos sometes" 0

"no nos induzcas a la tentacion". Es rea/mente monstruo­so, yo nunca he podido decirlo.» (p. 50

«Estos dias pasados, en una antigua iglesia golica creoheber oido el "os Saludo Maria" reducido en "Yo te sa­ludo Maria". Este tuteo [6] no corresponde al espiritu de .nuestra lengu« Irencese.» (p. 86)

«Comunion solemne: asise ha resumido aI cabo de dosdias de "Retire" [6], una profesiOn de fe a las 5 de la tar­de [3] de un sabado [3], con ropa normal [7], sin mise [5]y sin comunion. Para la comunion "privada", se utilizaya un simple trozo de pan [8] y sin confesion [5].» (p. 87)

«Pero desde ahora le sugiero que "de pie [5J" nl hagauna mencion especial respecto a ese actitud de hombreapresurado [4] para recibir la Eucaristia, resulta chocsn­te.» (p. 49)

«Sin ni siquier« eviser, el vicsrio hecha 'msno del pri­mero que se encuentra [3], se hace todo en bloque, se sacala bosti« del bolsillo [5] y ;ha/a, alIa ve! Yeso, todaviapase. Porque a veces Ilega tambien un teieo [1], cualquie­ra con el santo sacramento en una polvera [8] 0 en unacajita de plldoras [8] vagamente dorada.» (p. 120)

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lado por su trabajo y cuya practica eficaz se subordina a todo un con­junto de condiciones, la que definen los rituales de la magia social.La mayor parte de las condiciones necesarias para que un enunciadoperformativo tenga exito se reducen a la adecuacion del locutor -0,

mejor dicho, ala adecuacion de su funcion social- al discurso quepronuncia: cuando no se pronuncie por una persona que tenga el «po­den> de pronunciarlo 0, en general, cuando «las personas 0 circuns­tancias particulares» no sean «las convenientes para que pueda invo­carse el procedimiento en cuestion» 4, en suma, cuando los locutoresno tienen autoridad para emitir las palabras que enuncian, performa­tivo esta condenado siempre al fracaso. Pero 10 mas importante es,tal vez, que el exito de esas operaciones de magia social que son losactos de autoridad 0, 10 que viene a ser 10 mismo, los actos autoriza­dos, esta subordinada a la reunion de un conjunto sistematico de lascondiciones interdependientes que componen los rituales sociales.

Asi, todos los esfuerzos para hallar el principio de la eficacia sim­bolica de las diferentes formas de argumentacion, retorica y estilisti­ca en su logica propiamente Iinguistica, estan siempre condenadas alfracaso mientras no establezcan la relacion entre las propiedades deldiscurso, las propiedades de quien las pronuncia y las propiedades dela institucion que autoriza a pronunciarlos. Las limitaciones -y elinteres-t- de la tentativa de Austin para caracterizar los enunciadosperformativos se deben a que este autor no hace 10 que cree hacer,10 que Ie impide hacerlo totalmente: aunque cree contribuir a la filo­sofia dellenguaje, en realidad contribuye a la formacion de la teoriade un tipo de manifestaciones simbolicas entre las cuales el discursode autoridad es solo su forma paradigrnatica. La eficacia especificade estas manifestaciones se deriva de una apariencia: el principio deun poder que en realidad reside en las condiciones institucionales desu produccion y su recepcion, parece estar contenido en ellas mismas.Asi, la especifidad del discurso de autoridad (curso profesoral, ser­mon, etc.) reside en el hecho de que no basta que ese discurso sea com­prendido (e incluso en ciertos casos, si 10 fuera, perderia su poder)y que solo ejerce su propio efecto a condicion de ser reconocido co­mo tal. Obviamente, este reconocimiento -acompafiado 0 no de lacomprension- solo se concede bajo ciertas condiciones, las que defi­nen el uso legitimo: debe ser pronunciado en una situacion legitimay por la persona legitimada para pronunciarlo, el poseedor del skep­tron, conocido y reconocido como habilitado y habil para produciresta particular clase de discurso, sacerdote, profesor, poeta, etc. Y,en fin, debe ser enunciado en formas legitimas (sintacticas, foneticas,etc.), Las condiciones que podriamos Hamar liturgicas, es decir, el con­Junto de prescripciones que rigen lajorma de la manifestacion publi­ca de autoridad -Ia etiqueta de las ceremonias, el codigo de los ges­tos y la ordenacion oficial de los ritos- son solo, como se ve, un ele-

4 1. L. Austin, op. cit., p. 64.

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mento, el mas visible de un sistema de condiciones. Y, de estas condi­ciones, las mas importantes, las mas insustituibles son aquellas queproducen la disposicion al reconocimiento como desconocimiento ycreencia, es decir, a la delegacion de autoridad que confiere autori­dad al discurso autorizado. La exclusiva atenci6n a las condicionesformales de la eficacia del ritual hace olvidar que, en tanto no se reu­nan las condiciones que producen su reconocimiento, las condicionesrituales necesarias para que el ritual funcione y para que el sacramen­to sea a la vez vdlido y eficaz no son nunca suficientes: el lenguajede autoridad gobierna siempre con la colaboraci6n de aquellos a quie­nes gobierna, es decir, mediante la asistencia de los mecanismos so­ciales capaces de producir esta complicidad, fundada en el desconoci­miento, y que es el origen de toda autoridad. Para medir en toda suamplitud el error de Austin y de to do analisis estrictamente formalis­ta de los sistemas simbolicos bastara con indicar que el lenguaje deautoridad no es mas que ellimite extremo de la lengua legitima, len­gua legitima cuya autoridad no reside, como afirma el racismo de clase,en el conjunto de variaciones prosodicas y articulatorias que definenla pronunciacion distinguida ni en la complejidad de la sintexis 0 ri­queza del vocabulario, es decir, en las propiedades intrinsecas del pro­pia discurso, sino en las condiciones sociales de produccion y repro­duccion de la distribucion entre las clases del conocimiento y recono­cimiento de la lengua legitima.

La concomitancia de la crisis de la institucion religiosa y de la cri­sis del discurso ritual que sostenia y que la sostenia, constituye unaverificacion casi experimental de estos analisis, Comparado con el ana­lisis y la critica reales que la crisis de la Iglesia actua al disociar loscomponentes del ritual religioso, agentes, instrumentos, momentos,lugares, hasta ese momenta inseparablemente unidos en un sistematan coherente y uniforme como la institucion encargada de su pro­duccion y de su reproduccion, el analisis austiniano de las condicio­nes de validez y eficacia de los enunciados performativos resulta muygris y pobre, solo formalmente ingenioso. De la indignada enumera­cion de todas las infracciones a la liturgia tradicional se desprende,en negativo, el conjunto de las condiciones institucionales que debenreunirse para que sea reconocido el discurso ritual, es decir, recibidoy aceptado como tal. Para que el ritual funcione y actue, es precisoen primer lugar que se presente y sea percibido como legitimo, ya quela funcion de la simbolica estereotipada es precisamente manifestarque el agente no acnia en su nombre personal y por su propia autori­dad sino en tanto que depositario de un mandato. «Hace dos afiosuna anciana vecina moribunda me pidio que fuera a buscar al sacer­dote. El sacerdote Ilego, pero sin la comuni6n, y, despues de la extre­maucion la beso. «Si pido un sacerdote para mis ultimos momentos,no es para que me bese, sino para que me traiga la provision de viajepara la eternidad. Este beso, es paternalismo Y no el Ministerio sagra­do». El simbolismo ritual no acnia por si mismo, sino solo en tantoque representa -en el sentido teatral del termino-> la delegacion: la

«Este ano nuestros comulgantes no tenian libro ni ro­sario [8], solo una hoja en la que aparecian alguno; canti·cos que ni siquiera conocian, cantados por un Mrupo deaficionados [1].» (p. 79)

«Para la comuniOn, ha adoptado deliberadamente Issiguiente forma: los fieles se ponen en semicirculo detrasdel altar y el platillo con las hostias santas circu/a de ms­no en mano [5]. Despues, el propio sacerdote presenta elcaliz (todos los domingos creia que el santo Padre habiahecho aqui una excepci6n). Como no podia decidirme acomulgar en la mano (Used santos, los que tocais los va·sos del Senor"•.• ;,Entonces es el propio Senor? ••), tuveque parJamentary discuti colericamente para conseguir queme pusieran la hostia en la boca [5].» (p.p. 62·63)

«EI abuelo de la comulgante estaba pasmadu ante eltamano de las hostias [8], todo el mundo Use .podia pre~

parar con elIas un temenpie.':» (p. 82)

«Este inviemo, recien salido de una enfermetlad, pri':vedo de la santa comuni6n durante varias semanas, me fuia una capilla para participar en la misa. Y se me nego [5]la sagrada comuni6n porque no acepte coger la hostia conla mano [5] y comulgar del caliz [5].» (p. 91)

«Me encontre en una iglesia donde el sacerdote que ce­lebraba la misa habia hecho venir a musicos modemos [1J,no entien~ode musica, pienso que tocaban muy bien, pe­ro, en nu humildad de opinion, esta musica no invitsb«a rezer.» (p.p. 58·59)

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«Asi, pues, anado una suplica a favor de eso que hoyesta tan depreciado, los sacramentos [8], agua bendita ala entrada de la iglesia, palmas los domingos de Ramos,cuya bendici6n se ha empezado ya a escsmotesr.. •), de­vocion al Sagrado Corazon (mas 0 menos ya muerta), ala Virgen, los Hsepulcros" del jueves santo, dificiles, in­cluso imposibles de conciliar con el oficio de la noche; y,por supuesto, a favor del gregoriano con tantos admira­bles textos de los que hoy se nos priva; incluso las rogati­vas de antano, etc.» (p. 60)

«Hsce muy pOCO, sereunieron en un ccnvento, proce­dentes de toda Francia, gentesjovene~ llue tenian Hun pro­yecto sacerdotal"; y el sscerdote, para celebrsr la misa,no puso ni ornamentos, ni copes, ni copones [8]. Vestidode seg/ar [7], en una mesa corriente [2], con pan y vinocorrientes [8], con utensilios corrientes [8].» (p. 183)

«Hemos tenido, por television, misas tan desconcer­tantes... misas proximas al sacrilegio (en Lille, misas cele­bradas en mesitss, con la santa comunion distribuida pormujeres [1] con cestas [8], jazz [5], etc...) que, francamente,a partir de ahora he decidido no seguir esss increibles ce­remoniss.» (p. 158)

«Las mujeres [1] leen publicamente las episto/as en elpupitre, no hay apenas monaguillos [1] e, incluso, comoAlen Con, las mujeres te dan la comunion [1] (p. 44)

...«y eso no es todo, porque hay cesos incluso en queese sacramento sedistribuye como un caramelo de propa­ganda por laicos [I] de parroquias donde, mas que esca-sez, habria pletora de vicarios.» (p. 49) ".".",.,,,:

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. urosa observancia del codigo de la liturgia uniforme que rige losrig . I . I iftos y las palabras sacramentales constituye a tiernpo a maru esta-gesn Yla contrapartida del contrato de delegacion que hace del sacer­~~e el detentador del «monopolio de ~a ~~nipulaci6n de los ?ienesde salvaci6n». Por el contrano, la abdicacion de todos los atnb.utossimb6licos del magisterio, la sotana, ellat!n, los lugares y los objetosconsagrados, manifiesta la ruptura del ~ntlguo ~ont~ato d~ delegacionque unia el sacerdote a los fieles a t.r~ves de la Iglesl~: la mdl-?naclOnde los fieles recuerda que las condiciones que confieren al ritual sueficiencia s610 pueden reunirse a traves de una institu.ci6n q.~e se halIeinvestida, por serlo, del poder de controlar la man~pulaclOn. En l.acrisis de la liturgia, 10 que esta en juego es todo el sistema de condi­ciones que deben cumplirse para que funcione la in.stituc~6n que aut~­

riza y controla su utilizacion y que asegura su un~formldad .a travesdel tiempo y del espacio, garantizando la conformidad de quienes re­ciben un mandato para realizarIa: la crisis del lenguaje remite asi ala crisis de los mecanismos que asegurarian la produccion de los emi­sores y de los receptores Iegitimos. Los escandalizados fieles no se equi­vocan cuando vinculan la diversificaci6n anarquica del ritual a unacrisis de la institucion religiosa: «cada sacerdote se ha convertido enun pequefic Papa 0 un pequefio Obispo y los fieles estan desampara­dos. Algunos, ante todos esos cambios en cascada, no creen ya quela iglesia sea mea y que posea lao verdad» 5••La di~~rsificaci6n d: l.aliturgia, que constituye la mas evidente manifestacion de l.a re~efml­cion del contrato de delegacion que une el sacerdote a la Iglesia y, atraves suyo, a los fieles, es vivida en forma tan dramatic~ por todauna parte de los fieles y del cuerpo sacerdotal en la medida en querevela la transformacion de las relaciones de fuerza en el seno de laiglesia (especialmente entre eI alto y el bajo clerigo), correlativa a suvez de una transforrnacion de las condiciones sociales de reproduc­cion del cuerpo sacerdotal (crisis de «vocaciones») y del publico delos laicos (<<descristianizacion»).

La crisis de la liturgia remite a la crisis del sacerdocio (y de todoel campo de los clerigos) que a su vez remite a un crisis general dela creencia: por una especie de desmontaje casi experimental, revelalas «condiciones de felicidad» que permit en al conjunto de los agen­tes comprometidos en el rito realizarlo conjelicidad. AI mismo tiem­po, manifiesta retrospectivamente que esa felicidad objetiva y subje­tiva descansa en la ignorancia absoluta de tales condicio~es; ignor~n­cia que, en tanto que define la relacion doxica con los ntu~les SOCl~­

les, constituye a la vez la condicion mas imperativa de su eficaz reah­zacion. La magia performativa del ritual solo funciona ple?amenteen tanto en cuanto el apoderado religoso encargado de reahzarla ennombre del grupo actua como una especie de medium entre eI grupo

5 R. P. Lelong, op. cit., p. 183.

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«E~ el momenta de la comunion, una mujer sale [lJde la fila, toma el caliz y hace comulgar a los asistentesbajo la especie del vino [8J.» (p. 182)

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•y el misrno: es el grupo quien, a traves de el, ejerce sobre el mismoIa eficacia magica encerrada en el enunciado performativo.

La eficacia simb6lica de las palabras solo se ejerce en la medidaen que quienes la experimentan reconocen que quien la ejerce esta auto­rizado para ejercerla. 0, 10 que viene a ser 10 mismo, olvidandola eignonindola: simplemente sornetiendose a ella, como si, por el reco­nocimiento tacite que se Ieconcede, se hubiera contribuido a fundar­la. Reside asi totalmente en la conviccion de que esa delegacion cons­tituye los cimientos mismos del ministerio, esa ficcion social, convic­cion que es mucho mas profunda que las propias creencias y miste­rios que el ministerio profesa y garantiza 6: de ahi que la crisis del len­guaje religiose y de su eficacia performativa no se reduzcan, comoa menudo se cree, a la quiebra de un universo de representaciones,sino que represente tambien el hundimiento de todo un mundo de re­laciones sociales, del que la crisis misma forma parte.

6 El rito propiamente religiose es s610un caso particular de todos los ritos socia­les cuya rnagia reside no en los discursos y contenidos de conciencia que les acompa­nan (en este caso particular las creencias y las representaciones religiosas) sino en elsistema de relaciones sociales constitutivas del propio ritual, que se hacen posibles ysocialmente eficientes (entre otras cosas, en las representaciones y creenciasque implica).

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CAPITULO II

LQSIUTOS DE INSTITUCION

. Con la no~i6n de rito de paso, Arnold Van Gennep ha nombradoincluso descnto, un fen6meno social de gran importancia. Pero nocreo qut; haya pasado de aqui: Y 10 mismo puede decirse de quienes,C?~O ":Ictor Turne, han reactIvado su teoria y propuesto una descrip­cion mas explicita y sistematica de las fases del ritual. De hecho meparece que.' para ir mas lejos, hay que plantear a la teoria del rito depaso. ~uestlO.nes que e~a teoria no plantea, particularmente, las de lafuncion SOCl~~ de 10 r~tu~l y las de la significaci6n social de la lineade dema~c.aclOn, del limite que el ritual establece entre 10 licito y latransgresion, Puede uno preguntarse, en efecto, si, al hacer hincapieen el pas~ temporal -de la infancia a la edad adulta, por ejemplo­esta teona no o~ulta uno de los. efectos esenciales del rito, a saber:e! de separar quienes 10 han sufndo no de quienes no 10 han sufridosmo d.e aquellos que no 10 sufriran de ninguna manera e instituir asiuna diferencia constante entre aquellos a quienes concierne el rito yaquellos ~ ~uien~s n? concierne. De ahi que, mas que ritos de paso,yo prefenna d~clr ntos de consagraci6n, 0 ritos de legitimaci6nsirnplemente, ntos d~ institucion -dando esta palabra el sentido a~~tivo que tiene, por ejernplo, en la expresi6n «institucion de un here­d.e,ro». (,~or q~e can;biar asi ~n,a palabra por otra? Yo sacaria a cola­cron aqui a Pomcar~ que definia la generalizaci6n matematica como«el arte ~e. da~ el mlsmo. nombre a cosas diferentes», Y que insistiaen la ~eclSlva l~por~ancIa de la elecci6n de las palabras: cuando ellenguaje ha elegido bien, decia, las demostraciones realizadas para unobjeto conocido se aplican a todo tipo de nuevos objetos. Los anali­SIS que voy a adelantar aq~~ ~stan prod.ucidos por geQeralizaci6n de1,0. que se desprende del analisis del funcionamiento de las escuelas dee~l~e (ver prueba escolar y consagraci6n social, Actas de la investiga­cton en ctenctas sociales 39 septiembre 1981 pp 3-70) M di t. .. ' , ,.. elan e unejerc.lcw ~n poco peligroso, querria intentar desprender las propieda­?es .mV~,nantes de los rituales sociales entendidos como ritos dmsntucion. e

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Hablar de rito de instituci6n, es indicar que cualquier rito tiendea consagrar 0 a legitimar, es decir, a ~a.cer desestimar en ~a~to qu~arbitrario 0 reconocer en tanto que legitirno, natural, un limite arbi­trario; 0, 10 que viene a ser 10 mismo, a llevar a cabo solemnemente,es decir, de manera licita y extraordinaria, una transgresi6n de los li­mites constitutivos del orden social y del orden mental que se tratade salvaguardar a toda costa -como la divisi6n entre los sexos tra­tandose de rituales de matrimonio. Al mar car solemnemente el pasode una linea que instaura una divisi6n fundamental del orden social,el rito atrae la atenci6n del observador hacia el hecho del paso (deahi la expresi6n de rito de paso), cuando 10 importante en realidades la linea. (,Que separa, en efecto, esta linea? Un antes y un despues,por supuesto: el nino no circunciso y el nino circunciso. a incluso elconjunto de los nifios no circuncisos y el conjunto de los adultos cir­cuncisos Pero, en realidad, 10 mas importante, Y 10 que pasa desa­percibido, es la divisi6n que realiza entre quienes son aptos para lacircuncisi6n, los muchachos, los hombres, nines 0 adultos, y quienesno 10son, es decir, las nifias y las mujeres. Asi pues, hay un conjuntoescondido con relaci6n al cual se define el grupo instituido. El mayorefecto del rito es el de pasar completamente desapercibido: la tratardiferentemente a los hombres y a las mujeres, el rito consagra la dife­rencia, la instituye, instituyendo al mismo tiempo al hombre en tantoque hombre, es decir, en circunciso, y a la mujer en tanto que mujer,es decir, no apta para esta operaci6n ritual. El analisis del rito Kaby­10muestra esto claramente: la circuncisi6n separa el muchacho no tan­to de su infancia, 0 de los muchachos que estan todavia en la infan­cia, sino de las mujeres y del mundo femenino, es decir, de la madrey de todo 10que a la madre se asocia, la humedad, 10verde, 10crudo,la primavera, la leche, etc. Observemos de paso que, como la institu­cion consiste en asignar propiedades de naturaleza social en forma talque aparezcan como propiedades de naturaleza natural, el rito de ins­tituci6n tiende logicamente -como han observado Pierre Centlivresy Luc D. Heusch- a integrar las oposiciones propiamente socialescomo la de masculino-femenino, en series de oposiciones cosmologi­cas -con relaciones tales como la de el hombre es a la mujer 10 queel sol es ala luna-, 10 que constituye una manera muy eficaz de na­turalizarlas. Asi, ritos sexualmente diferenciados consagran la dife­rencia entre los sexos: constituyen en distinci6n legitima, en institu­cion, una simple diferencia de hecho. La separaci6n que opera e! ri­tual -en si mismo una separaci6n- ejerce un efecto de consagracion

(,Pero se sabe realmente que significa consagrar, Y consagrar unadiferencia? l,C6mo actua la consagraci6n, que yo llamaria magica,de una diferencia y cuales son sus efectos tecnicos? (,Es que el hechode instituir socialmente, por un acto de constituci6n, una diferenciapreexistente -como la que separa los sexos- s610tiene efectos sim­b6licos, en el sentido que se da a esta palabra cuando se habla de donsimbolico, es decir, nulos? El Latino decia: tu ensefians a nadar alpez. Lo mismo ocurre con el ritual de instituci6n. Este dice: este hom-

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I

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I··.··:.··.)..·.. (

de partida de mi reflexion: entre el ultimo aprobado y el primer sus­pendido, la oposicion crea diferencias de todo 0 na?a, y para todala vida. EI uno sera politecnico, con tod~s las vent.ajas que el cargoIleva consigo, mientras que el otro no sera nada. Ninguno de los en­terios que puedan adoptarse para justificar tecnicamente la ,d~stinci6n(como diferencia legitima) de la nobleza es totalmente valido .. Porejemplo, el peor esgrimidor noble sigue siendo noble (aunque su Im~­gen pueda resultar empCl;lidecida, en div.ersos grados segun la~ tr~dI­ciones nacionales y las epocas) y, ala inversa, el mejor esgrimidorplebeyo sigue siendo plebe~o (aunque, e!1 ~na practica tipicamente no­ble, pueda verse en su calidad de esgrimidor una forma de «~ob.le­za»). Y 10 mismo puede decirse de todos y ~ada uno de los cnten.osque define la nobleza en un momento del tiempo, po~te, elegancia,etc La lnstltucron de una identid ad , que puede ser un titulo de noble­za o un insulto (ctu no eres mas que un ... »), es la imposicion de unnombre, es decir, de una esencia social. Instituir, asignar una esen­cia, una competencia, es imponer un derecho de ser que e~ u~ ?eberser (0 un deber de ser). Es significar a alguien 10 que es y significarleque tiene que conducirse consecuentemente ~ como se la ha significa­do. EI indicativo es en este caso un imperanvo. La moral del .honorno es mas que una forma desarrollada de la f6r.m~la que consIste. e?decir de un hombre: «eso es un hombre». [nstituir, dar una defini­cion social, una identidad, es tambien imponer limites. Asi «noblezaobliga» podria traducir el ta heautou prattein de Platen, hacer 10quepor esencia debe hacerse, y no otra cosa -en una palabra, actuar co­mo un noble, no rebajarse, mantener el rango-. A los nobles ~?rres­ponde actuar noblemente y 10mismo puede c0!1siderarsela accron no­ble como el principio de la nobleza que co~sIdera~ la noblez~ ,c~m~el principio de las acciones nobles. Esta manana lela en el pen~~Ico.«al presidente de la Confederaci6n, Kurt Furgler, correspondlo ex­presar el martes por la noche el pesarne del Consejo Federal al puebloegipcio por la muerte del presidente ~no~ar Sadat». Es al portavozautorizado a quien corresponde, a quien mcumbe hablar en nombrede la colectividad; algo que es a la vez un privilegio y un. de~er" s~propia funcion, en una palabra, su competencia (en el sentId? juridi­co del terrnino). La esencia social es el conjunto de. es~s at.r~butos Yde esas atribuciones sociales que produce el acto de insntucion comoacto solemne de categorizaci6n que tiende a producir 10 que designa.

Asi, el acto de institucion es un acto de comunicacion, pero deun tipo particular: significa a alguien su identidad, pero a la vez enel sentido de que la expresa y la impone expresandola frente a todos(kategoresthai, es decir, acusar publicamente) notificandole asi conautoridad 10 que el es y 10 que el ti7l1;~ que ser. ~1~0. que se ~~ clara­mente en la injuria, especie de maldicion (sacer significa tarnbien m~l-dito) que tiende a encerrar a la victima en u?a ~cusaclOn ~ue fU?CIO­na como un destino. Pero esto es todavia mas cierto en la.investidurao el nombramiento, juicio de atribuci6n propiament~~o~~al qu~ aSIg­na a su objeto todo 10 que esta inscrito en una defmlclon social. A

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bre es un hombre-suben~endiendo, 10 que no es obvio, un verdaderohombre. Del hombre mas pequefio, mas debil, en suma, mas afemi­nado, hace un hombre plenamente hombre, separado por una dife­rencIa,de naturaleza, de esencia, de la mujer mas masculina, mas al­t~, mas fuert~, ,etc. En este caso, instituir es consagrar, es decir, san­clOna~ y santificar un estado de cosas, un orden establecido, comoh~ce.justame?te u~a constitucion en el sentido jurldico-pohtico deltermmo. ~a ,Invest/dura (del caballero, del diputado, del presidentede la Republica, etc.) consiste en sancionar y santificar haciendo co­~ocer y reconoce~ una diferencia (preexistente 0 no), haciendola exis­~Ir en ~anto que diferencia social, conocida y reconocida por el agentem,vestldo y por los d,emas. En suma, para poder comprender los fe­nomen?s sociales ma~ f~ndamentales, tanto los que se producen enlas sociedades precapitalistas como en nuestro propio mundo (el di­p,loma pertenece a la magia tanto como los amuletos), la ciencia so­c~al deb~ de. ten:: en cuen~a el hecho de la eficacia simbolica de losntos de msntucion; es decir, poder de actuar sobre 10 real actuandosobre la r.epr~se~taci?t.t de 10real. Asi, por ejemplo, la investidura ejer­ce una eficacia simbolica completamente real en tanto en cuento trans­forma realmente la p.e,rsona cosagrada: en primer lugar porque trans­f~rma la representacion que los dernas agentes se hacen de ella y, qui­za~ so?~e todo, los compo;tamientos que adoptan respecto a ella (elmas visible .~e estos ca~blOs se produciria en funcion de los titulosde respet~~Ihdad confendos y del respeto realmente asociado a estaenumeracion): y, ademas: porque al mismo tiempo transforma la re­presentacion que la propia persona se hace de ella misma y los com­portamle~~os que se cree obligada a adoptar para ajustarse a esa re­pres<;ntaclOn. Dentro de esta logica puede incluirse el efecto de todoslos titulos so~iales de credito 0 de credibilidad -los ingleses les Ila­man .cr~dencla/es que, como el titulo de nobleza 0 el titulo escolar,multiplican ~onst~ntemente el valor de su portador multiplicando laextension e intensidad de la creencia en su valor.

~a insti~u~i6n es un acto de magia social que puede crear la dife­renc~a ex .mhIlo,. 10 que e~ el caso mas frecuente, explotar en algunamedida diferencias preexistentes, como las diferencias biologicas en­tre !os sexos 0, en el caso por ejemplo de la institucion del herederosegun el der~cho de primogenitura, las diferencias entre las edadesEn este, s~ntldo, como la religion segun Durkheim, la institucion e~«un de!lflo funda?o.», ~n acto ~e fuerza simbolica pero cum funda­mento In reo Las dIStI~Clones.soclal~~nte mas eficaces son las que apa­rent.~n fundarse en diferencias objetivas (pienso, Pe0r ejemplo, en lanocion de «frontera natural»). Lo que no impide, como puede verseclaramente <;n el caso de las ~Iases sociales, que tengamos casi siern­pre q~e habernos~as .c~n contl'!uum, con distribuciones continuas, yaque diferentes pnncipios de diferenciacion producen diferentes divi­stones que n? son n~nca ~ompletamente superponibles. No obstante,la ~agla SOCIal consIgu~ slempre producir discontinuo en 10continuo.EI ejemplo por excelencIade esto es el de la oposici6n academica, punta

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tra~es ?el :~ecto de asignacion estatutaria (<<nobleza obliga») el ritualde mstltucI~:m produce sus efectos mas «reales»: quien esta instituidose ve c~~mmado a estar de.acuerdo con su definicion, a la altura des~ fu~clOn. EI here~ero designado (segun un criterio mas 0 menos ar­bitrario) es reconocl~~ y tratado como tal por todo el grupo, en pri­mer lugar por su faml~la, y este tratamiento diferente y distintivo solopuede ale~tarle a real~7ar su esencia, a vivir de acuerdo con su natu­raleza. social. Los sociologos de la ciencia han dejado c1aramente es­tablecl.do que los m~yores e.xi.tos ci~ntificos se debian a investigado­res salidos de las .mas prestigiosas mstituciones escolares: 10 que en¥r~n parte se explica por la elevacion del nivel de las aspiraciones ob­jetivas que det~rml.nan el reconocimiento colectivo, es decir, objeti­vo, de.esas aspiraciones y por la asignacion de una determinada ex­pectativa a una determinada c1ase de hombres (los hombres, los alum­nos d~ las grandes escuelas, los escritores consagrados, etc.), La ex­pectat~va de que esas aspiracio?e.s n~ solamente sean concedidas y re­conocidas ~omo derechos 0 pr~vI1eglOs (en oposicion a las pretencio­sas pretensiones .de los pretendientes), sino asignadas, impuestas, co­mo de~eres mediante refuerzos, alientos y constantes lIamadas al or­den. Pienso en es: dibuj? .de Schulz donde se ve a Snoopy inclinadoen el techo de?u nicho, diciendo: «i,Como se puede ser modesto cuan­do .se es el ~e~or?». Habria que decir simplemente: cuando es de no­~oneda? pubhca -tal es el efecto de oficializaci6n- que se es el me­jor, aristos.

(~Conviertete .en el que eres». Tal es la formula contenida en lamagia perforrnativa d~ todos lo~ actos de institucion. La esencia asig­~ada por el nornbramiento 0 la mvestidura, en el mas verdadero sen­tido de la palabra. es ~n fatum (10 que puede decirse tambien y sobreto?O de las conmmaclon~s: a v:c~s tacitas, a veces explicitas que losmlembr.os del gr.upo f~~lh~r dirigen continuamente al muchacho yque va~Ian en su .mtenclOn e mtensidad segun las c1ases sociales y, den­tro .de estas, .s~gun el sex~ y el rango en la fratria). Todos los destinossociales, POS~tlvOS 0 negativos, consagracion 0 estigma, son igualmentefatales -qmero. d~clr mortales- puesto que encierran a quienes dis­tmguen en los Iimites que se les asigna y que se les hace reconocerEI heredero que .se respet a se comportara como heredero y sera here­dero por herencia, segun la f6rmula de Marx; es decir, investido enlas cos~s, apropiado por las cosas de las que el se ha apropiado. Sal­vo accldente,. P?r supuesto: hay herederos indignos, sacerdotes quecuelgan los habitos, nobles que se rebajan 0 burgueses que se encana­lIan. De ~uevo nos encontramos en ellimite, la frontera sagrada Ti­~?re d~cIa d~ la muralla de China que no solamente tenia como fun­CIO~ ellmped~r a los extr~njeros que entraran en el pais sino la de im­pedir a los C?I~OS que ~aheran: tal es tambien la funcion de todas lasfron~eras magicas -tratese ~e la frontera entre 10 masculino y 10 fe­~enm? 0 entre la de los elegidos y los excluidos del sistema escolarimpedir que los q~e estan dentro, dellado bueno de la linea, puedansalir, puedan rebajarse, desclasarse. Las elites, decia Pareto, cuando

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dejan de creer en elIas mismas, cuando pierden la moral y su moraly traspasan la linea de demarcacion en el mal sentido, estan condena­das ala «extinci6m>.Asi, evitar permenentemente la tentacion del pasode esta linea de demarcacion, la transgresi6n, la desercion, la dimi­sion- constituye tambien una de las funciones del acto de institucion.

Todas las aristocracias tienen que gastar una considerable energiaen hacer aceptar por los elegidos los sacrificios implicados en el privi­[egio 0 la adquisicion de las disposiciones permanentes que constitu­yen la condicion de la conservacion del privilegio. Cuando eI partidode los dominentes es eI de la cultura, es decir, casi siempre, el de laascesis, la tension, la contencion, eI trabajo de institucion debe de te­ner en cuenta la tentacion de la naturaleza 0 de la contracultura. (Que­rria indicar, entre parentesis, que al hablar del trabajo de instituciony al hacer de la inculpacion mas 0 menos dolorosa de disposicionespermanentes una componente esencial de la operacion social de insti­tucion, no he hecho mas que dar su sentido pleno a esta palabra.)

Despues de haber recordado, con Poincare, la importancia de laelecci6n de las palabras, no me parece inutil indicar que basta conreunir los diferentes sentidos de instituere y de institutio para obteerla idea de un acto inaugural de constitucion, de fundaci6n, inclusode invenci6n que a traves de la educacion desemboca en disposicionespermanentes, habitos, usos. La estrategia universalmente adoptadapara rechazar permanentemente la tentacion de derogar consiste ennaturalizar la diferencia, en hacer de ella una segunda naturaleza me­diante su inculcacion e incorporacion en forma de habitus. Asi se ex­plica el papel que se imparte a las practicas sociales, incluso al sufri­miento corporal en todos los ritos negativos, destinados, como diceDurkheim, a producir gentes fuera de 10comun, gentes distinguidas,.en una palabra, y el que corresponde tambien a todos los aprendiza­jes universalmente impuestos a los futuros miembros de la «elite»(aprendizaje de lenguas muertas, que se prolonga constantemente,etc.). Todos los grupos confian al cuerpo, tratado como una memo­ria, sus mas preciosos depositos. Y cuando se sabe, como numerosasexperiencias psicologicas han mostrado, que las gentes se adhieren tan­to mas firmemente a una instituci6n cuanto mas severos Y dolorosossean los ritos iniciaticos que esa institucion les impone, se comprendefacilmente la utilizacion que los ritos de iniciacion hacen, en todaslas sociedades, del sufrimiento que se inflinge al cuerpo. EI trabajode inculcacion mediante el cual se realiza la cosnstante imposici6n dellimite arbitrario puede tener como objeto naturalizar los cortes deci­sivos constitutivos de 10 arbitrario cultural) los que se expresan en lasparejas de oposicion fundamentales, masculino-femenino, etc.- enforma de sentido de los ltmites que induce a unos a mantener su ran­go y guardar las distancias y, a los otros, a conservar su puesto y con­tentarse con 10 que son, en ser 10 que tiene que ser, privandoles aside la propia privacion. Y puede, tambien, tender a la inculcacion dedisposiciones permanentes como los gustos de c1ase que, en principio«eleccion» de los signos exteriores en que se expresa la posicion so-

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cial, como el vestido, pero tambien la hexis corporal 0 el lenguajeacaban incitando a todos los agentes sociales a llevar signos diferen~ciadores entre los cuales los signos de distincion son solo una subcla,se, apropiados para reunir y separar tan firmemente como las barre­ras y los interdictos explicitos -pienso en la homogamia de clase-.Mas aun que los signos externos al cuerpo, como las decoracioneslos uniformes, los galones, las insignias, etc., los signos incorpora.dos, como todo eso que se llama forma 0 maneras de hablar -losacentos-, formas de caminar, de estar -el andar, los modales, elporte-, formas de comer, etc., y el gusto, como principio de pro­duccion de todas las practicas destinadas intencionadamente 0 no asignificar la posicion social mediante el juego de las diferencias dis­tintivas, estan destinadas a funcionar como otras tantas llamadas alorden mediante las cuales se recuerda a quienes las olvidan que, alolvidarlas, olvidan tambien ellugar que les ha asignado la institucion.

La fuerza del juicio categorico de atribucion que realiza la institu­cion es tan grande que resulta capaz de resistir todos los desmentidospractices. Es conocido el analisis de Kantorowicz respecto a los «doscuerpos del rey»: el rey investido sobrevive al rey biologico, mortal,expuesto ala enfermedad, la imbecilidad 0 la muerte. Asimismo, siun tecnico resulta nulo en Maternaticas, se pensara que 10hace a pro­posito 0 que ha invertido su inteligencia en cosas mas importantes.Pero el mejor ejemplo de la autonomia de la ascription en relacioncon el achievement -recordemos una vez mas a Talcon Parsons-,del ser social en relacion con el hacer, aparece en la posibilidad derecurrir a estrategias de condescendencia que permiten llevar muy le­jos al desmentido de la definicion social mientras el sujeto, sin em­bargo, sigue siendo percibido a traves de ella. Llamo estrategias decondescendencia esas transgresiones simbolicas del limite que permi­ten tener a la vez los beneficios de la conformidad con la definiciony los beneficios de la transgresion: es el caso del aristocrata que gol­pea amistosamente la grupa de su palafernero, y del cual se dira «esun hombre sencillo», 10 que para un aristocrata, equivale a decir quees un hombre de esencia superior, esencia que en principio no implicauna conducta tal. De hecho, no es tan simple y habria que introduciraqui una distincion: Schopenhauer habla en alguna parte del «comi­co pedante», es decir, de la risa que provoca un personaje cuando pro­duce una accion que no esta inscrita en los limites de su concepto,como un caballo de teatro que de pronto empezara a hacer estiercol,y piensa en los profesores, en los profesores alemanes del estilo delprofesor Unrat del Angel azul, cuyo concepto esta tan fuerte y estre­chamente definido, que puede verse claramente la transgresion de loslimites. A diferencia del profesor Unrat que, arrebatado por la pa­sion, pierde todo sentido del ridiculo 0, 10 que equivale a 10 mismo,de la dignidad, el consagrado condescendientes elige deliberadamen­te traspasar la linea de demarcacion; tiene el privilegio de los privile­giados, el que consiste en tomar libertades con su privilegio. De ahique, en materia de uso del lenguaje, los burgueses y sobre todo los

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intelectuales puedan permitirse formas .de hipoco~~eccion qU,e a los

quenos burgueses condenados a la nipocorreccon, les estan pro-pe ' 1" idhibidos. En suma, uno de los privilegios de a consagracion r.esl ~ enel hecho de que confiere a los consagrados l;lna esencia indiscutiblee indeleble, una esencia que autori~a tr~nsgreslOnes de otra f<;>rma pro­hibidas: qui en esta seguro de su ~dentldad cultural puede Jug~r conla regIa del juego cultural, l?uede jugar con el.fuego, puede decir, pO,rejemplo, que Ie gusta Tchaikovsky 0 Gershwin, Aznavour 0 las peli-culas de serie B. ., .

Actos de magia social tan diferentes como el matnmo.mo 0 la cir-euneision, la atribucion de grados 0 titulos, la ceremoma d~ arm~rcaballero, el nombramiento de puestos, cargos, honores, ,la !mpO,Sl-

'0' n de un timbre la aposicion de una firma 0 de una rubnca soloCl' . . d tpueden tener efeetos si la institucion, en el sentido activo e ac 0 quetiende a instituir a alguien 0 a algo en,tanto q.ue dotado de tal 0 cualestatuto 0 de tal 0 eual propiedad, esta garantizada por tod? el grupoo por una institucion reconocida: aunque este ac~o se reahce por u~agente singular, debidame~te delegado para, reahzarlo y l?ara reah­zarlo en las formas reconocldas, es decir, segun las conven<:lOnes con­sideradas como convenientes respeeto a lugar, momento, mstrl;lmen­tos, etc., y cuyo eonjunto constituye el ritual legitime, es .declr, so­cialmente valido, y, por tanto, eficaz, se funda en la creencl~ de tod?un grupo (que puede estar fisicamente presente). Lo que quiere decirque se funda en las disposiciones socialmente modela~as pa~a. cono­cer y reconocer las condiciones institucion~les de u~ r~tual .vahd~ (10que implica que la eficacia simbolica del ntual v~nara :-slm~ltan~ao sucesivamente- segun el grado en que los destmatanos esten maso menos preparadosv mas 0 menos dis~uestos a aco~erlo). Esto es 10que olvidan los linguistas, .que, ~n la ~mea de Austin, buscan en laspropias palabras la «fuerza llocuclOnana» que detentan a veces en tan­to que performativos. Contrariamente al impostor que no es 10 quese cree que es, que, dicho con otras palabras, usurpa el nombre,. ,eltitulo, los derechos 0 los honores de otro, y contranamente t~mblenal «sustituto», suplente 0 auxiliar que desempefia el p~pel ~e. directoro profesor sin tener los titulos para ello, el. mandatano legitime, porejemplo, el portavoz autorizado, es un objeto de creen~la ~arantlza­do, certificado en toda regIa; tiene la realidad de su apanencia, es real­mente 10 que todos creen que es porque su realidad -:-de sacerd~t,e,de profesor 0 de ministro- no se funda en su creen<:la 0 pretensl.~nsingular (simepre expuesta a ser impugnada y debatida; wor q~lense toma? l.quien se cree que es?, etc) ~mo en la cre,encla c~lectlva,garantizada por la lnstitucion y materiallzada por el titulo .0 sl1D:bolostales como galones, uniforme u otros atnbutos: Los testlm?mos derespeto, que consisten por ejemplo en dar a alguien el tratamiento de­bido a sus titulos (Senor presidente, E~cel~ncl~: etc.), .son otras tan­tas repeticiones del acto inaugural de institucion reahzado por unaautoridad universalmente reconocida y, por tanto, fundada en el.con­sensus omnium; tienen valor de juramento de fidelidad, de resnmo-

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1'1.,".

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CAPITULO III

LA FUERZA DE LA REPRESENTACION

La confusion de los debates sobre la nocion de region y, mas ge­neralmente, de «etnia» 0 de «etnicidad» (eufemismos cultos que sus­tituyen a la nocion de «raza», aunque esta nocion este siempre pre­sente en la practica) se debe al afan de someter a la critica logica lascategorias del sentido cormin, emblemas 0 estigmas, y sustituir los prin­cipios practices del juicio cotidiano por los criterios 16gicamente con­trolados y empiricamente fundados de la ciencia, 10 que induce a 01­vidar, por una parte, que las clasificaciones practicas estan siempresubordinadas a funciones practicas y orientad as hacia la produccionde efectos socialesy, por otra parte, que las representaciones practi­cas mas expuestas ala critica cientifica (por ejemplo, las palabras delos militantes regionalistas respecto ala unidad de la lengua occitana)pueden contribuir aproducir 10que aparentemente describen 0 desig­nan, es decir la realidadobjetiva a que la critica objetivista remite pa­ra hacer aparecer asi sus ilusiones e incoherencias.

Pero, mas profundamente, la busqueda de criterios «objetivos»de identidad «regional» 0 «etnica» no debe hacer olvidar que, en lapractica social, esos criterios (por ejemplo la lengua, el dialecto 0 elacento) son objeto de representaciones mentales, es decir, de actos depercepcion y de apreciacion, de conocimiento y de reconocimiento,en que los agentes invierten sus intereses y presupuestos, de represen­tacionesobjetales en forma de cosas (emblemas, banderas, insignias,etc.) 0 actos, estrategias interesadas de manipulaci6n simbolica cuyoobjeto es determinar la idea que los demas pueden hacerse de esas pro­piedades y de sus portadores. Dicho con otras palabras: los rasgosy criterios que recogen los etnologos 0 sociologos objetivistas, en elmomento en que son percibidos y apreciados como en la practica 10son, funcionan como signos, emblemas 0 estigmas, Y tambien comopoderes. Por ser esto asi, y porque no hay sujeto social que en la prac­tica pueda ignorarlo, la propiedad (objetivamente) simbolica, aunqu: ~etrate de las mas negativas, pueden utilizarse estrategicamente en funcion

nio de reconocimiento respecto a la persona particular a que se di .ge~ pero, sobre todo, respecto ala institucion que la ha instituido ~~l~ahi que el respeto por las formas y las formas de respeto que d fiI b d

., e mena uena e ucacion sean tan profundamente politicas) La cre .

d d. I " . encla

.e to os, preexisten.te a ritual, const.ltuye la condicion de eficacia delritual, Solo se predica a los convertIdos. Y el milagro de la efi .. boli d • lcaClasim 0 ~ca esaparecerra en el momento en que se comprendiera que

I~ magia de las palabras no hace mas que desencadenar resortes -lasdisposiciones-s- previamente montados.

Para acabar, quer~ia plantear una ultima pregunta que temo ­rezca un poco metaffsica: i,acaso los ritos de institucion cualesqui~aqU,e se~n, podrian ejercer el poder que les pertence (pie~so en el ca~~mas evidente, en el de esOS «sonajeros», como los llamaba Nap I 'q I decoraciones v otras di 0 eon,ue son as con ecoracIOnes y otras distinciones) si no fueran capacde presentar al menos la apariencia de un sentido, de una razon J~ser, a ~so~ seres sin raz~n de ser que son los seres humanos, de darlesel sentll~llento de .q~e nenen un~ funcion, 0, simplemente, una im­po~ta~c.Ia, el. sentirniento de la importancia, y arrancarles asi de suI?Slg~,lflcan.cla? EI verdadero milagro que pruducen los actos de ins­tItucI~n ~e~lde seguramente en el hecho de que consiguen hacer creera los .mdlv~du?s consagrados que su existencia esta justificada, ques~ existencia sirve para al~o. Pero, por ,u.na especie de maldicion, de­bido a I~ na~u!aleza esencIalmente diacritica, diferencial, distintiva delpod~r simbolico, el acceso de la clase distinguida al Ser tiene comoinevitable contrapartida Ia caida de la clase complementaria en la Na­da 0 en el menor Ser.

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de los intereses materiales pero tambien simbolicos de su portador '.Para comprender esta forma particular de lucha de clases que es

la luc.ha por la definicion de la identidad «regional» 0 «etnica» es ne­cesano superar ,la oposicion que la ciencia lleva a cabo en principio,para romper aSI las prenociones de la sociologia espontanea entre larepresentaci.on y la realidad, e incluir en 10 real la representacion de10 real, 0 mas exactamente la lucha de las representaciones en el senti­do ~e imagenes mentales, pero tambien de manifestaciones socialesdestmadas a ~anipular esas imageries mentales (e incluso en el senti­d? de delegacl~Il:es encargadas de organizar las manifestaciones pro­pias para modificar las representaciones mentales).

La~ luchas sobre la identidad etnica 0 regional, es decir, respectoa propiedades (estigmas 0 emblemas) vinculadas en su origen allugarde ongen y sus senales correlativas, como el acento, constituyen uncaso particular de las luchas de clases, luchas por el monopolio res­pecto a~ poder de hacer ver y hacer creer, hacer conocer y hacer reco­nocer, imponer la definicion legitima de las divisiones del mundo so­cial y, ~ traves de esto, hacer y deshacer los grupos: en efecto, 10quese ventila e.n esas luchas es la posibilidad de imponer una vision delmundo sO~lal a traves de principios de division que, cuando se impo­nen al con~unto de un grupo, constituyen el sentido y el consenso so­bre e~ sentido y, en particular, sobre la identidad y unidad que haceefectiva la reahdad de la unidad e identidad de ese grupo. La etimolo­gia de la palabra region (regie) tal como la describe Emile Benvenistecon.duceal'pri~c~pio d~ la division, acto magino, es decir, propiamentesoc~al de dlaCn~IS que mtroduce por decreto una discontinuidad deci­s?~la en la continuidad natural (en las regiones del espacio pero tam­bien en las eda?es, los sexo~, etc.), Regere fines, el acto que consisteen «~razar las Iineas fronten~as», en separar «el interior y el exterior,el remo.de ~o sagrado y el remo de 10 profano, el territorio nacionaly e~ t~rnto~1O extranjero», es un acto religioso realizado por el perso­naje mv~~tldo de la mayor autoridad, el rex, encargado de regere sa­cra, de fijar las reglas que pro~ucen la existencia de 10que esas reglasdecretan, de hablar con autoridad, de predecir en el sentido de con­vocar aI ser ~of un deci.r ejecutivo, de hacer llegar el porvenir de 10que se enuncia . La regto y sus fronteras (fines) no son otra cosa que

I La dificuI~ad que entrana pensar adecuadamente la econornia del simbolismo pue­de verse, por ejernplo, en el caso de este aut or (0. Patterson, Context and Choice inEthnic Allegiance: .A Theoretical Framework and Caribbean Case Study, en Etnicity,Theory and Experience, ed. por N. Glazer y D. P. Moynihan. Harvard UniversityPress, Cambndge, mass., 1975, pp. 305-349, que despues de Iibrarse del idealismo cul­turahst.a nor~,al de est~s ~aterias 10que es excepcional, deja un hueco en su obra parala ~a.m'pulaclOn estrategica de los rasgos «etnicos», reduce el interes en que funda elprmcipio de esas estrategl~s. all?teres estnctamente economico, ignorando asi todo 10que, en las.IUc~~s de ciasificaciones, obedece a la busqueda de la maximizaci6n delbeneficio simbolico,

2 E..~~nveniste: le vocabu/~ir~ des institutions indo-europeeans, II, «poder, dere­cho, religion», Pans, e~. de Minuit, 1969, pp. 14-15 (y tambien, respecto al krainein,como poder de predecir, p. 41).

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la huella muerta del acto de autoridad consistente en circunscribir elpais, el territorio (que se dice tambien fines), en imponer la defini­cion (otro sentido definis) legitima, conocida y reconocida, de las fron­teras y del territorio, en suma, el principio de division legitima delmundo social. Este acto de derecho consistente en afirmar con auto­ridad una verdad que tiene fuerza de ley es un acto de conocimientoque, fundado, como todo poder simbolico, en el reconocimiento, pro­duce la existencia de aquello que enuncia (como recuerda Benveniste,la auctoritas, es la capacidad de producir que impartida al auctor) 3.

Incluso cuando se limita a decir con autoridad 10que es, incluso cuandose contenta con enunciar el ser, el auctor produce un cambio en elser: por el hecho de decir las cosas con autoridad, es decir, frente atodos y en nombre de todos, publica y oficialmente, las arranca de10 arbitrario, las sanciona, las santifica, las consagra haciendolas existircomo dignas de existir, como conformes a la naturaleza de las cosas«naturales».

Nadie pretenderia hoy que existan criterios capaces de fundar cla­sificaciones «naturales» en regiones «naturales» separadas por fron­teras «naturales». La frontera es solo el producto de una division dela que posteriormente se dira que esta mas 0 menos fundada en la «rea­lidad» segun las equivalencias mas 0 menos numerosas y mas 0 me­nos fuertes de los elementos que esa frontera congrega (dando, porsupuesto, que siempre se podra discutir sobre los limites de las varia­ciones entre los elementos no identicos que la taxonomia trata comosemejantes). Todo el mundo esta de acuerdo en observar que las «re­giones» recortadas en funcion de los diferentes criterios concebidos(lengua, habitat, estilos culturales, etc.) nunca coinden totalmente. Pe­ro no es esto todo: en este caso, la «realidad» es absolutamente socialy las clasificaciones mas «naturales» se apoyan siempre en rasgos queno tienen nada de natural y que en parte son producto de una imposi­cion arbitraria, es decir, de un estado anterior a la relacion de fuerzasen el campo de las luchas para la delimitacion legitima. La frontera,ese producto de un acto juridico de delimitacion, produce la diferen­cia cultural en la misma medida que ella es producto de esa diferen­cia: basta con pensar en la accion del sistema escolar en materia delengua para ver que la voluntad politica puede deshacer 10que la his­toria habia hecho 4. Asi, la ciencia que pretenda proponer criterios

3 E. Beneveniste, op. cit., pp. 150-151.r 4. L,adiferencia cultural es sinduda producto de una dialectica hist6rica de la dife­enciacion cumulativa. Como ha mostrado Paul Bois respecto a los campesinos del Oeste

cuvas elec~iones politicas desafiaban la geograffa electoral, 10 que hace la region no~s el espacio sino el tiempo, la historia (P. Bois, Paysans de I'Ouest Des Structures:c~nomiques et socials aux options politiques depuis l'epoque revolutionnaire, ParisI a Haya, Mouton, 1960). La misma demostraci6n se podrta hacer a proposito deras «reglOnes» berber6fanas que, al cabo de una historia diferente, eran bastante «di­d~~entes» de las «regiones» arab6fonas como para suscitar por parte del colonizadorl/rentes tratarnientos (par ejemplo, en materia de escolarizaci6n), propios pues para

re orza- las diferencias que les habian servido de pretexto y producir otras nuevas (las

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fundados en la realidad, los de mayor fundamento en 10 real, debede tener siempre bien presente que en realidad 5610 registra un estadode la lucha de las clasificaciones. Es decir, un estado de la relacionde fuerzas materiales 0 simbolicas entre quienes tienen que haberse.las con uno u otro modo de clasificacion, grupos que suelen invocarla autoridad cientifica para fundar en realidad y en razon el repartoarbitrario que desean imponer.

El discurso regionalista es un discurso performativo, que preten­de imponer como legitima una nueva definicion de las fronteras y ha­cer conocer y reconocer la region asi delimitada frente a la definiciondominante y desconocida como tal -por tanto, reconocida ylegitima-, que la ignora. El acto de categorizacion, cuando consiguehacerse reconocer 0 es ejercido por una autoridad reconocida, ejercepor si mismo un poder: como las categorias de parentesco, las cate­gorias «etnicas» 0 «regionales» instituyen una realidad utilizando elpoder de revelacion y de construccion ejercido por la objetivacion enel, discurso. El acto de lIamar «occitana» 5 la lengua que hablan aque­lIos a quienes se lIaman «occitanos» porque hablan esa lengua -queen rigor nadie habla puesto que no es mas que la suma de un grannumero de hablas diferentes- y de denominar «Occitania» ­pretendiendo asi hacerla existir como «region» 0 «nacion» con todaslas implicaciones historicamente constituidas que estas nociones en­cierran en un momenta determinado- a la region (en -el sentido deespacio fisico) en que esta lengua se habla, no puede decirse que seauna ficcion sin efectos 6. El acto de magia social consistente en inten­tar producir la existencia de la cosa nombrada puede tener exito siquien la lIeva a cabo es capaz de conseguir que se reconozca a su pa­labra el poder que ella se arroga por una usurpacion provisional 0

definitiva, la de imponer una nueva vision y una nueva division delmundo social: regere fines, regere sacra, consagrar un nuevo limite.La eficacia del discurso performativo que pretende el advenimientode 10que enuncia en el acto mismo de enunciar es proporcional a laautoridad de quien 10enuncia: la formula «yo Ie autorizo a partir»

vinculadas a la emigraci6n hacia Francia, por ejemplo) y asi sucesivamente. Ni inclusolos «paisajes» 0 los «suelos», tan queridos por los geografos, son herencias, es decir,productos hist6ricos de determinantes sociales (ver C. Reboul, «determinantes socialesde la fertilidad de los suelos», Actos de la recherche en sciences sociales, 17-18, nov.1977, pp. 85-112. Dentro de la misma logica y contra el uso ingenuamente «naturalis­ta» de la nocion de «paisaje», habria que analizar la contribuci6n de los factores socia­les en los procesos de «desertificacion»).

5 EI adjetivo «occitano» y, a fortiori, el sustantivo «Occitanja» son palabras cul­tas y recientes (forjadas por la latinizacion de la lengua de Oc en lengua occitana), des­tinadas a designar realidades cultas que, al menos por el momento, s610existen sobreel papel.

6 De hecho, esta lengua es en si misma un artefacto social, inventado a costa deuna indiferencia decisoria por las diferencias, que reproduce el nivel de la «region»la imposici6n arbitraria de una norma unica contra la que se alza el regionaJismo yque s610 podria convertirse en el principio real de las practicas lingiiisticas a costa deuna inculcaci6n sistematica analoga a la que impone el uso generaJizado del frances.

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eo ipso es solo una autorizacion cuando quien l.a pronuncia esta auto­rizado a autorizar, tiene autoridad para autonzar. Pero el efecto deconocimiento que ejerce el hecho de la objetivacion en el discurso nodepende solo del reconocimiento concebido a qu~en 10 tiene; d~pend.e

tam bien de en que medida el discurso que anuncia al g~~po su Iden~l­dad se funda en la objetividad del grupo al que se dirige, es decir,en el reconocimiento y la credibilidad que Ie conceden los miembrosde ese grupo tanto como en las propiedades econornicas 0 culturalesque tengan en corrnin, puesto que solo en funci~~ de un determina?oprincipio de pertinencia puede aparecer la relacion entre esas propie­dades. El poder sobre el grupo que se trata de hacer existir en tantoque grupo es inseparablemente un poder de hacer el grupo imponien­dole principios de vision y de division comunes, por tanto, una VISIOnunica de su identidad y una vision identica de su unidad 7. El hechode que en las luchas por la identidad, ese ser percibido que.exist~ fun­damentalmente por el reconocimiento de los otros, se ventile la impo­sicion de percepciones y de categorias de percepcion explica ell~gar

determinante que, como la estrategia del manifiesto en los movimien­tos artisticos, tiene la dialectica de la manifestacion en todos los mo­vimientos regionalistas 0 nacionalistas 8: el poder casi magico de laspalabras procede de que la objetivacion y oficializacio.n que de hecholIeva a cabo la nominacion publica frente a todos, tiene por efectoarrancar la particularidad originaria del particularismo .de 10 impen­sado incluso de 10impensable (tal es el caso cuando e1 dialecto regio­nal innombrable se afirma como lengua susceptible de ser hablada pu­blicamente). Y la oficializacion se cumple en la manifestacion, a~to

tipicamente magico (10 que no quiere decir desprovisto de eficacia)por el cual el grupo practice, virtual, ignorado, negado, r~ch~zadose hace visible, manifiesto, para los demas grupos y para el mls':n0,

y atestigua su existencia en tanto que grupo conoci?o y recon?~ldo,pretendiente a la institucionalizacion. El mundo social.~s tambien.r~­presentacion y voluntad y existir socialmente, es tambien ser percibi-do, y percibido como diferente. .

De hecho no cabe elegir entre el arbitrario objetivista, que mld.elas represent~ciones (en todos los sentidos del terrnino) de la «reali­dad» olvidando que esas representaciones pueden provoca~ el adve­nimiento en la realidad, por la eficacia propia de la evocacion, de 10que elIas representan, y la actitud subjetivista que, privilegiando la

7 Los fundadores de la Escuela republicana se fijaban explicitamente como .fin in­culcar, entre otras cosas, mediante la imposicion de la lengua «naclOnal», ~l .s!stem~comun de categorias de percepcion y de apreciaci6n capaz de fundar muna VIsionurn-taria del mundo social. . . . '

8 La relacion, atestiguada por todas partes, entre los movimientos reglOn~h.st~s Ylos movimientos feministas (y tam bien ecol6gicos) se origina porque ambos, dirigidoscontra formas de nominaci6n simb6lica, implican disposiciones et~cas.y compet.encI~s

culturales (visibles en las estrategias empleadas) que ap~recen mas ~))e? en la ~nte~~­gentsia y en la pequefia nueva burguesia (ver P. Bourdieu, La distincion, Pans, .de Minuit, 1979, spct. pp. 405-431).

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,.".

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representacion, ratifica en el terreno de la ciencia 10 falso en la escri­tura sociologica y mediante la cual los militantes pasan de la repre­sentacion de la realidad a la realidad de la representacion, Alternati­va a la que se puede escapar tornandola en si misma como objeto 0,

mas precisamente, tomando en cuenta, en Ia ciencia del objeto, losfundamentos objetivos de la alternativa del objetivismo y del subjeti­vismo; alternativa que divide la ciencia, impidiendola aprehender lalogica especifica del mundo social, esa «realidad» donde se desarro­lla una lucha permanente para definir la «realidad». Captar a la vez/0 que estd instituido sin olvidar que se trata solamente de la resultan­te, en un momenta dado del tiempo, de la lucha para hacer existiro «inexistir» 10 que existe, y las representaciones, enunciados perfor­mativos que pretenden el acaecimiento de 10 que enuncian; restituirala vez las estructuras objetivas y la relacion con esas estructuras em­pezando por la pretension de transformarlas, es proveerse del mediode comprender mas cabalmente la «realidad», y comprender y pre­ver, pues, mas exactamente las posibilidades que encierra 0, mas con­cretamente, las posibilidades que ofrece objetivamente a las diferen­tes pretensiones subjetivas.

Cuando es reintegrado en las luchas de clasificaciones que se es­fuerza en objetivar -yes dificil impedir este usa, como no sea prohi­biendo divulgacion->, el discurso cientifico se pone de nuevo a fun­cionar en la realidad de esas luchas de clasificacion: esta condenadoa aparecer como crftico 0 como complice segun la relacion compliceo critica que ellector mantenga con la realidad escrita. Asi, el simplehecho de mostrar puede funcionar como una manera de mostrar conel dedo, de poner en el indice, de acusar (Kategoresthai) 0, ala inver­sa, como una manera de hacer ver y de hacer valer. Lo que vale tantopara la clasificacion en clases sociales como para la clasificacion en«regiones» 0 «etnias». De ahi la necesidad de explicitar completamentela relacion entre las luchas por el principio de division legitima quese desarrollan en el campo cientifico y las que se sinian en el camposocial (y que, par su logica especifica, conceden un lugar preponde­rante a los intelectuales). Toda toma de posicion que pretenda ser «ob­jetiva» sobre la existencia actual y potencial, real 0 previsible de unaregion, de una etnia 0 de una clase social y, al mismo tiempo, sobrela pretension a /a institucion que se afirma en las representaciones «rni­litantes», constituye una patente de rea/ismo 0 un veredicto de uto­pismo que contribuye a determinar las posibilidades objetivas que talentidad social tiene de acceder a su existencia 9. El efecto simbolico

9 Solo asi puede comprenderse tantas afirmaciones compulsivas sobre la preten­sion a la auctoritas magica del censor dumeziliano inscrita en la ambicion del sociolo­go, las obligadas recitaciones de los textos canonicos sobre las c1ases sociales (ritual­mente enfrentadas al census estadistico) 0, en un grade de ambicion superior y en unestilo menos clasico, las profecias anunciadoras de las «nuevas c1ases»y de las «nuevasIU,chas» (0 del inevitable declive de las «antiguas c1ases»y de las «viejas luchas»), dosgeneros que ocupan un gran lugar en la produccion Hamada sociologica,

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que el discurso cientifico ejerce sancionando con el un estado de divi­siones Yde la vision de esas divisiones, es tanto mas inevitable cuantoque, en las luchas simbolicas por el conocimiento y el reconocimien­to los criterios llamados «objetivos», los criterios mismos que asu­m~n los estamentos cultos, son utilizados como armas: designan losrasgos en que se puede fundar I~ accion siI?bolica de movili~acio.n paraproducir la unidad 0 la creencl~ en la umd~d (tanto en el.mtenor delpropio grupo. como e~ los d~~~s) que: al fmal.,,y en ~artt~ular a t~~­yes de las acetones de imposicion y de inculcacion de identidad legiti­ma (como las que se ejercen en la escuela 0 en el ejercito), tiende aengendrar la unidad real. En suma, los veredictos mas «neutros» dela ciencia contribuyen a modificar el objeto de la ciencia: a partir delmomento en que la cuestion regional 0 nacional se plantea objetiva­mente en la realidad social, aunque solo sea por una minoria actuan­te (minoria que puede sacar partido de su debilidad incluso mediantela estrategia propiamente simbolica de la provocacion y del testimo­nio para arrancar respuestas, simbolicas 0 no, que impliquen un re­conocimiento), todo enunciado sobre la region funciona como un ar­gumento que contribuye a favorecer 0 desfavorecer el acceso de la re­gion al reconocimiento y, a traves de ese reconocimiento, a laexistencia.

Nada es menos inocente que la cuestion, cuestion que divide almundo culto, de saber si deberian introducirse en el sistema de loscriterios pertinentes no solo las propiedades llamadas «objetivas» (co­mo la ascendencia, el territorio, la lengua, la religion, la actividad eco­nomica, etc.), sino tambien las propiedades llamadas «subjetivas» (co­mo el sentimiento de pertenencia, etc.), es decir, las representacionesque los agentes sociales se hacen de las divisiones de la realidad y quecontribuyen a la realidad de las divisiones 10. A partir del momentoen que los investigadores quieren instaurarse en jueces de todos losjuicios y en criticos de todos los criterios, algo a 10 que se sienten in­clinados por su forrnacion y sus intereses especificos, quedan imposi­bilitados para captar la logica propia de una lucha donde la fuerzasocial de las representaciones no es necesariamente proporcional a suvalor de verdad (medida por el grado en que se expresan el estado derelacion de las fuerzas materiales en el momento considerado): en efec-

10 Las razones de la repugnancia espontanea de los «cultos» hacia los criterios «sub­jetivos» merecerian un largo analisis: hay el realismo ingenue que 1,Ieva a ignorar todo10que no puede mostrarse 0 tocarse con los dedos; hay el econormsmo que Hev~ a n?reconocer otros determinantes de la accion social que los que estan visiblemente mscn­tos en las condiciones materiales de existencia; hay los intereses vinculados a las ap~­riencias de la «neutralidad axiologica» que, en mas de un case, instituyen la diferenciaentre el «culto» y el militante y prohiben la introduccion en el discurso «culto» ,de ~u,es­tiones y nociones contrarias al decoro; y, en fin, hay sobre todo eIpundoner cientificoque lleva a los observadores -e indudablemente con tanta fuerza cuanto menos segu­ros estan de su ciencia y de su rango- a muItiplicar los signos de la ruptura c~m lasrepresentaciones del sentido cormin que les condena a un objetivismo reductcr, nguro­samente incapaz de integrar la realidad de las representaclones comunes en la represen­tacion cientifica de la realidad.

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to, en tanto que pre-visiones, esas mitologias «cientificas» pueden pro­ducir su propia verificacion siempre y cuando consigan imponerse ala creencia colectiva y crear, por su virtud movilizadora, las condicio­nes de su pro pia realizacion. Pero no otra cosa hacen esos investiga­dores cuando, abdicando de la distancia del observador, reintegranlas representaciones de los agentes en un discurso que, como no pue­de proveerse de los medios de decribir el juego en el que esta repre­sentacion y la creencia que la funda se producen, no es mas que unacontribucion entre otras a la produccion de la creencia cuyos funda­mentos y efectos sociales se trataria de describir.

Cabe admitir que, mientras no sometan su practica a la crftica so­ciologica, las orientaciones de los sociologos se determinan hacia unou otro polo, objetivista 0 subjetivista, del universo de las posibles re­laciones con el objeto, por factores sociales tales como la posicion enla jerarquia social de su disciplina (es decir, su nivel de competenciaestatutaria, nivel que, en un espacio geografico socialmente jerarqui­zado, suele coincidir con su posicion central 0 local, factor particu­larme?te importante cuando se trata de region 0 de regionalismo) yen la jerarquia tecnica: asi, estrategias «epistemologicas» tan opues­tas como el dogmatismo de los guardianes de la ortodoxia teo rica yel espontaneismo de los apostoles de la participacion en el movimien­to podrian tener en comun el hecho de que ambas constituyen unamanera de escapar a las exigencias del trabajo cientfficosin renunciara la pretension de la auctoritas. Algo que resulta funcional cuandono se puede 0 no se quiere satisfacer esas exigencias, siquiera las masaparentes de elIas, es decir, las mas academicas (como la frecuenta­cion de los textos canonicos). Pero dado que aceptan la problematiaobjetiva, es decir, la propia estructura del campo de lucha en que es­tan en juego la regi6n y el regionalismo, esos sociologos pueden tam­bien oscilar, segun la relaci6n directamente experimentada con el ob­jeto, e?~re el objetivismo y el subjetivismo, la censura y el elogio, lacomplicidad mistificada y mistificadora y la desmitificaci6n reducto­ra: Y. ello P?rque en!ran en el debate respecto a los criterios que per­mlt~na? decir el sentido del movimiento regionalista 0 predecir su por­verur sin preguntarse sobre la logica de una lucha que recae precisa­mente en la determinaci6n del sentido del movimiento (sea regionalo nacional, progresivo 0 regresivo, de derecha 0 de izquierda, etc.)y sobre los criterios capaces de determinar ese sentido.

.En suma, aqui como en otros casos, se trata de escapar a la alter­nativa entre «desmitificacion» y mitificacion: la «desmitificacion» delos criterios objetivos y la ratificaci6n mitificada y mitificadora de lasrepresentaciones y de las voluntades. Para ello hay que considerar enconjunto 10 que en la realidad se produce inseparablemente: las clasi­ficaciones objetivas, es decir, incorporadas u objetivadas, a veces enf?rma de institucion (como las fronteras juridicas), y la relacion prac­nca, actuada 0 representadda, con esas clasificaciones, particularmentelas estrategias individuales 0 colectivas (como las reivindicaciones re­gionalistas) mediante las cuales los agentes pretenden ponerlas al ser-

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",'I '

vicio de sus intereses, materiales 0 simb6licos, 0 transformarlas y con­servarlas; 0 incluso las relaciones de fuerza objetivas, materiales y sim­b6licas, y los esquemas practices (es decir, implicitos, confusos y maso menos contradictorios) mediante los cuales los agentes clasifican alos otros agentes y aprecian tanto su posicion en esas relaciones obje­tivas como las estrategias simbolicas de presentaci6n y representacionde si mismos que se oponen a las clasificaciones y representaciones(de ellos mismos) que los otros les imponen II,

En definitiva, solo a condicion de exorcizar el sueno de la «cien­cia real» investida del derecho regaliano de regere fines y de regeresacra, del poder nomotetico de decretar la union y la separacion, puedela ciencia objetivar el juego mismo en que se disputa el poder de regirlas fronteras sagradas, es decir, el poder casi divino sobre la visiondel mundo y donde no hay otra elecci6n, para quien pretenda ejercer­10 (y no sufrido), que la de mitificar 0 desmitificar.

11 Las investigaciones marxistas sobre la cuestion nacional 0 regional se han vistobloqueadas, y sin duda desde el principio, por el efecto conjugado del utopismo inter­nacionalista (apoyado por un ingenue evolucionismo) y del economismo, sin hablarde los efectos de las preocupaciones estrategicas del momento que ha menudo hanpredeterminado los veredictos de una «ciencia» inclinada hacia la practica (y despro­vista de una ciencia verdadera y de la ciencia y de las relaciones entre la practica y laciencia). Indudablemente la eficacia del conjunto de esos factores aparece particular­mente clara en la tesis tipicamente performativa, sin embargo tan frecuentemente des­mentida por los hechos, del primado de las solidaridades de clase sobre las solidarida­des «etnicas» 0 nacionales. Pero la incapacidad de historizar este problema (que, porla misma razon que el problema de la primacia de las relaciones espaciales 0 de lasrelaciones sociales y genealogicas, se ha palnteado y zanjado en la historia) y la preten­sion teoricista, constantemente afirmada, de designar las «naciones viables» 0 de pro­ducir los criterios cientificamente validos de identidad nacional (ver G. Haupt, M. Lowy,C. Weill, Les marxistes et la question nationale, Paris, Maspero, 1974)parecen depen­der directamente de en que medida la intenci6n regalista de regir y dirigir orienta laciencia real de las fronteras y de los limites: no es una casualidad que Stalin sea el autorde la «definicion» mas dogmatica y mas esencialista de la naci6n.

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CAPITULO IV

DESCRIBIR Y PRESCRIBIR: LAS CONDICIONESDE POSIBILIDAD Y LOS LfMITES DE LA

EFICACIA pOLfTICA

La accion propiamente politica es posible porque los agentes, queforman parte del mundo social, tienen un conocimiento (mas 0 me­nos adecuado) de ese mundo y saben que se puede actuar sobre el ac­tuando sobre el conocimiento que de el se tiene. Esta accion pretendeproducir e imponer representaciones (mentales, verbales, graficas 0

teatrales) del mundo social capaces de actuar sobre el aotuando sobrela representacion que de el se hacen los agentes. 0, mas concretamen­te, pretende hacer 0 deshacer los grupos -y, al mismo tiempo, lasacciones colectivas que esos grupos puedan emprender para transfor­mar el x,nundo social de acuerdo con sus intereses-, produciendo, re­produciendo 0 destruyendo las representaciones que corporeizan esosgrupos y les hacen visibles para los demas.

Objeto de conocimiento para los agentes que 10 habitan, el mun­do economico y social ejerce una accion que reviste la forma no deuna determinacion mecanica, sino de un efecto de conocimiento. Esclaro que, al menos en el caso de los dominados, este efecto no tiendea f~vorecer la accion politica, Ya es sabido, en efecto, que el ordensocial debe en parte su permanencia a la imposicion de esquemas declasificacion que, ajustados a las clasificaciones objetivas, producenuna forma de reconocimiento de este orden, forma que implica el des­con~cimiento de la arbitrariedad de sus fundamentos: la correspon­dencia entre las divisiones objetivas y los esquemas clasificatorios, entrelas estructuras objetivas y las estructuras mentales constituye el fun­damento de una especie de adhesion originaria al orden establecido.Hablando propiamente, la politica comienza con la'denuncia de estecontrato tacite de adhesion al orden establecido que define la doxaoriginaria; dicho de otra forma, la subversion politica presupone unasubversion cognitiva, una reconversion de la vision del mundo.. . Pero la ruptura heretica con el orden establecido y con las dispo­

siciones y representaciones que ese orden engendra entre los agentesmodelados segun sus estructuras supone en si misma una coinciden-

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cia entre el discurso critico y una crisis objetiva, capaz de romper laconcordancia inmediata entre las estructuras incorporadas y las es­tructuras objetivas de las que esas disposiciones y representaciones sonproductos e instituir una especie de epoche practice, de suspensiontemporal de la adhesion original al orden establecido.

La subversion heretica explota la posibilidad de cambiar el mun­do social cambiando la representacion de ese mundo que contribuyea su realidad 0, mas concretamente, oponiendo una pre-vision para­dojica, utopia, proyecto 0 programa a la vision ordinaria, que apre­hende el mundo social como un mundo natural: enunciado perfor­mativo, la pre-vision politica es, en si misma, una pre-diccion que pre­tende el acaecimiento de 10 que enuncia. Asi, contribuye practicamentea la realidad de 10 que enuncia por el hecho de anunciarla, de pre­verla y de hacerla pre-ver, de hacerla concebible y, sobre todo, crei­ble y crear de esta forma la representacion y la voluntad colectivasque pueden contribuir a producirla. Toda teoria, la palabra 10 dice,es un programa de percepcion; nunca es tan cierto como en el casode las teorias del mundo social. Pocos casos como este, sin duda, enque el poder estructurante de las palabras, su capacidad de prescribirbajo la apariencia de describir 0 de denunciar bajo la apariencia deenunciar, sean tan indiscutibles. Hay numerosos «debates de ideas»que resultan menos idealistas de 10 que podria parecer cuando se sabeen que medida pueden modificar la realidad social modificando la re­presentacion que se hacen de esa realidad sus agentes. La realidad so­cial, por ejemplo, de una practica como el alcoholismo (y 10 mismopodria decirse del aborto, del consumo de la droga 0 de la eutanasia)es muy distinta segun sea percibida y pensada como una tara heredi­taria, una decadencia moral, una tradicion cultural 0 una conductade compensacion. Una palabra como la de paterna/ismo causa verda­deros estragos introduciendo en todo 10 que seduce la sospecha de re­lacion, de dominacion por una impugnacion permanente del calculo.Como ocurre con las relaciones jerarquicas organizadas bajo ese mo­delo de relaciones de fascinacion cuyo espacio por excelencia es el gru­po dornestico, todas las formas de capital sirnbolico, prestigio, caris­rna, encanto, y todas las relaciones de cambio mediante las cuales seacumula ese capital, intercambio de servicios, dones, atenciones, cui­dados, son particularmente vulnerables ala accion destructura de laspalabras que desvelan y desencantan. Mas el poder constituyente dellenguaje (religioso 0 politico) y de los esquemas de percepcion y depensamiento que procura nunca estan tan claros como en las situa­ciones de crisis: esas situaciones paradojicas extra-ordinarias, recu­rren a un discurso extra-ordinario, capaz de elevar al nivel de princi­pios explicitos, generadores de respuestas (casi sistematicas, los prin­cipios practices del ethos y de expresar todo 10 que pueda tener deinaudito, de inefable la situacion creada por la crisis.

El discurso heretico no solo debe contribuir a romper la adhesional mundo del sentido comun profesando publicamente la ruptura conel orden ordinario, sino que debe tambien producir un nuevo sentido

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I,

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comun e integrar en el, investidos con la legitimidad que confierenla manifestacion publica y el reconocimiento colectivo, las practicasy experiencias hast a ese momento tacitas 0 rechazadas por todo ungrupo. En efecto, dado que todo lenguaje que se hace es~uchar porun grupo es un lenguaje autorizado, investido de la autondad de esegrupo, autoriza 10 que designa al mismo tiempo que 10 expresa, fun­dando su legitimidad en el grupo sobre el cual ejerce su autondad yal que contribuye a producir como tal ofreciendole una expresion uni­taria de sus experiencias. La eficacia del discurso heretico reside noen la magia de una fuerza inmanente allenguaje, tal como la illocu­tionary force de Austin, 0 en la persona de su autor, como el carismade Weber -dos conceptos pantallas que impiden preguntarse sobrelas razones de unos efectos que no hacen mas que designar sino enla dialectica entre el lenguaje autorizante y autorizado y las disposi­ciones de grupo que le autoriza y se autoriza autorizandole. En cad auno de los agentes concernidos, yen primer lugar, en el productordel discurso heretico, ese proceso dialectico se realiza en el trabajode enunciacion necesario para exteriorizar la interioridad, para nom­brar 10 innombrable, para dar a disposiciones pre-verbales y pre­reflexivas y a experiencias inefables 0 inobservables un principio deobjetivacion en palabras que, por su naturaleza, les hacen a la vezcomunes y comunicables, por consiguiente, sensatas y socialmente san­cionadas. Lo que puede tambien suceder en la dramatizacion, parti­cularmente visible en la profecia ejemplar, unico procedimiento ca­paz de desacreditar las evidencias de la doxa, y en la transgresion in­dispensable para nombrar 10 innombrable, para forzar las censuras,institucionalizadas 0 interiorizadas, que prohiben la vuelta de 10 re­chazado, en primer lugar, en el propio heresiaco.

Pero es en la constitucion de los grupos donde mejor puede versela eficacia de las representaciones y, en particular, de las palabras,de las consignas, de las teorias que contribuyen a constituir el ordensocial imponiendo en el los principios de di-vision y, mas ampliamen­te, el poder simbolico de todo el teatro politico que realiza y oficiali­za las visiones del mundo y las divisiones politicas. El trabajo politicode representacion (en palabras 0 en teorias, pero tambien en manifes­taciones, ceremonias 0 cualquier otra forma de sirnbolizacion de lasdivisiones 0 de las oposiciones) eleva a la objetividad de discurso pu­blico 0 de practica ejemplar una manera de ver y de vivir el mundosocial hasta ese momenta relegada al estado de disposicion practicaode experiencia tacita y a menudo confusa (malestar, revuelta, etc.);y permite asi que los agentes descubran sus propiedades comunes masalla de la diversidad de las situaciones particulares que aislan, divideny desmovilizan, y construyan su identidad social en base a rasgos 0experiencias que parecerian incomparables sin el principio de perti­nencia propio para constituirlos como indices de pertenencia a unamisma clase,

El paso del estado de grupo practice al estado de grupo instituido(clase, nacion, etc.) supone la construccion del principia de clasifica-

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ci6n capaz de producir el conjunto de propiedades distintivas carac­teristicas del conjunto de los miembros de ese grupo y de anular almismo tiempo el conjunto de las propiedades no pertinentes que unaparte 0 la totalidad de sus miembros posee pOT otras razones (por ejem­plo, las propiedades de nacionalidad, de edad 0 de sexo) y que po­drian servir de base a otras condiciones. Asi pues, la lucha se fundaen la construccion de la clase (social, etnica, sexual, etc.): no hay gru­po que no sea campo de una lucha para la imposici6n del principiolegitimo de constituci6n de los grupos y no hay distribuci6n de PIo­piedades, tratese del sexo 0 de la edad, de la instrucci6n 0 de la rique­za, que no pueda servir de base a divisiones y a lucha propiamentepoliticas. La construcci6n de grupos dominados sobre la base de talo cual diferencia es inseparable de la de construcci6n de grupos esta­blecidos en base a propiedades 0 cualidades generic as (los hombres,los viejos, los franceses, los parisinos, los ciudadanos, los patriotas,etc.) que, en otro estado de las relaciones de fuerza simbolicas, defi­nian la identidad social, a veces incluso la identidad legal, de los agentesconcernidos. En efecto, toda tentativa para instituir una nueva divi­si6n tiene que contar con la resistencia de quienes, ocupando la posi­ci6n dominante en el espacio asi dividido, tienen interes en la perpe­tuaci6n de una relaci6n d6xica con el mundo social que lleva a acep­tar como naturales las divisiones establecidas 0 a negarlas simbolica­mente por la afirmacion de una unidad (nacional, familiar, etc.) demayor rango I. Dicho con otras palabras, los dominantes se unen en­tre si con el consenso, acuerdo fundamental sobre el sentido del mun­do social convertido asi en mundo natural, doxico fundado en el acuer­do sobre los principios de division,

Al trabajo motor de la critica heretica responde el trabajo resis­tente de la ortodoxia. Los dominados forman parte del discurso y laconciencia, incluso de la ciencia, puesto que s610 pueden constituirseen grupo separado, movilizarse y movilizar la fuerza que detentan enestado potencial a condici6n de poner en tela de juicio las categoriasde percepcion del orden social que, siendo producto de ese orden, lesimponen una actitud de reconocimiento hacia el, es decir, la sumision.

Los dominados son tanto menos aptos para llevar a cabo la revolucionsimbolica que constituyela condicionde la reapropiacion de la identidad so­cialde que se lesdesposee -desposesion incluso subjetivaa travesde la acep­tacion de las taxinomiasdominantes- cuanto mas reducidasea la fuerza desubversion y la competencia critica acumulada durante las luchas anterioresYmas debil, por tanto, la conciencia de las propiedadespositivas 0, mas pro­bablemente, negativas, que les definen: desposeidos de las condiciones eco­nomicasy culturalesde la toma de conciencia de su propia desposesion y en­cerrados en los limites del conocimiento permitido por sus instrumentos de

1 Asi se explican todas esas condenas de la «politica», identificada con la lucha departidos y de facciones, que los conservadores han lanzado constantemente, a todo 10largo de la historia, desde Napoleon III a Petain (ver M. Marcel, «Inventario de .losapoliticismos en Francia», en: Asociacion frances a de ciencia politica, ;.La depolisa­tion, mythe ou realite? Paris, Armande Colin, 1962, pp, 49-51).

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conocimiento, los sub-proletarios y los campesinos proletarizados introdu­cen frecuentemente en los discursos y las acciones destinadas a subvertir elorden de que son victimas los principios de division logica que fundan eseorden mismo (ver las guerras de religion).

Por el contrario, los dominantes, al no poder rest aurar el si/enciode fa doxa, se esfuerzan en producir a traves de un discurso puramen­te reacional la suplencia de todo 10 que esta amenazado por la exis­tencia misma del discurso heretico. Al no encontrar nada que volvera decir sobre el mundo social tal como ese mundo es, se esfuerzanpor imponer universalmente, por medio de un discurso impregnadode la simplicidad y de la transparencia del sentido cormin, el senti­miento de evidencia y de necesidad que ese mundo les impone; intere­sados en el dejad-hacer, hacen todo 10 posible por anular la politicaen un discurso politico despolitizado, producto de un trabajo de neu­tralizacion 0, mas exactamente, de impugnacion que pretende restau­rar el estado de inocencia originario de la doxa y que, orientado haciala naturalizacion del orden social, se apodera siempre dellenguaje dela naturaleza.

Este lenguaje politico no marcado politicamente se caracteriza por unaretorica de la imparcialidad, a su vez marcada por los efectos de simetria,equilibrio, terrnino medio y apoyada en un ethos de la conveniencia y de ladecencia atestiguado por la prevencion de las formas mas violentas de la po­lernica, por la discrecion, el respeto exhibido por el adversario, en suma, to­do 10 que manifiesta el rechazo de la lucha politica en tanto que lucha. Estaestrategia de la neutralidad (etica) halla su realizacion natural en la retoricade la cientificidad.

Esta nostalgia de la protodoxa se expresa con la maxima ingenui­dad en el culto de todos los conservadurismos por el «buen pueblo»(generalmente encarnado por el campesino) cuya propiedad esencial,la sumision al orden establecido, se manifiesta a traves de los eufe­mismos del dicurso ortodoxo (clas gentes simples», «las gentes mo­destas»), De hecho, la lucha entre la ortodoxia y la heterodoxia quese desarrolla en el campo politico disimula la oposicion entre el con­junto de las tesis politicas (ortodoxas y heterodoxas), es decir, el uni­verso de 10 que puede enunciarse politicamente en el campo politico,y todo 10 que esta fuera de discusion. Es decir, todo 10 que esta fuerade la aceptacion del discurso, to do aquello que, relegado al estadode doxa, se ad mite sin discusion ni examen por aquellos mismos quese enfrentan al nivel de las opciones politicas declaradas.

La lucha que se ventila en el conocimiento del mundo social notendria objeto si cada agente encontrara en si mismo el principio deun conocimiento infalible de la verdad de su condicion y de su posi­cion en el espacio social y si los mismos agentes no pudieran recono­cerse en discursos y clasificaciones diferentes (segun la clase, la etnia,la religion, el sexo, etc.) 0 en valoraciones opuestas de los productosde los mismos principios de clasificacion; perc los efectos de esta lu­cha resultarian totalmente imprevisibles si no hubiera ningun limitea la alodoxia, al error de percepcion y sobre todo de expresion, y sila propension a reconocerse en los diferentes discursos y en las dife-

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rentes clasificaciones propuestas fuera igual para todos los agentes,cualesquiera que sea su posicion en el espacio social -por tanto, susdisposiciones- y la estructura de ese espacio, la forma de las distri­buciones y la naturaleza de las divisiones segun las cuales se organizareal mente tal espacio.

El efecto de pre-vision 0 de teo ria (entendido como el efecto de[mposicion de principios de division que realiza toda explicitacion) ac­tua en el margen de incertidumbre resultante de la discontinuidad en­tre las evidencias silenciosas del ethos y las manifestaciones publicasdel logos: gracias a la alodoxia, que hace posible un distanciamientoentre el orden de la practica y el orden del discurso, iguales disposi­ciones pueden reconocerse en tomas de posicion muy diferentes, a ve­ces opuestas. Lo que quiere decir que la ciencia esta destinada a ejer­cer un efecto de teoria, perc en una forma muy particular: manifes­tando en un discurso coherente y empiricamente valido 10 que hastaese momenta se ignoraba, es decir, segun los casos, implicito 0 inhi­bido, la ciencia transforma la representacion del mundo social y almismo tiempo el propio mundo social, en la medida en que al menoshace posibles practicas de acuerdo con esta representacion transfor­mada. Asi, si es cierto que las primeras manifestaciones historicas dela lucha de clases e incluso las primeras expresiones mas 0 menos ela­boradas de una «teoria» de esta lucha puede hacerse remontar practi­camente tan lejos como se quiera (en la logica de los «precursores»),no 10es menos que solo despues de Marx e incluso despues de la cons­titucion de partidos capaces de imponer (a gran escala) una vision delmundo social organizada segun la teo ria de la lucha de clases puedehablarse en rigor de clases y de lucha de esas clases. Lo que no imp ideque quienes, en nombre del marxismo, buscan las clases y la luchade clases en sociedades precapitalistas y premarxistas comenten unerror histo rico tipico de esa combinacion de realismo cientificista yde economismo que siempre ha inducido a la tradicion marxista a bus­car las clases en la realidad misma del mundo social, frecuentementereducido a su dimension economica 2: paradojicamente, la teoriamarxista, que ha ejercido un efecto teo rico sin paralelo en la historia,no concede ningun lugar al efecto de teoria en su teo ria de la historia,y de la clase. Realidad y voluntad, la clase (0 la lucha de clases) esrealidad en la medida en que e~ voluntad y voluntad en la medida enque es realidad: las practicas y representaciones politicas (y particu­larmente las representaciones de la division en clases) tal como pue­den observarse y medirse en un momenta dado del tiempo y en unasociedad permanentemente expuesta a la teoria de la lucha de clasesson parcialmente producto del efecto de teoria. Queda subentendido

2 Laconstante tension enlos escritos delosteoricos marxistas entre elcientifismosociologista y el voluntarismo espontaneista sedebe sinduda a que -segun su posi­cion enla division del trabajo deproduccion cultural, y segun elestado enquesepre­sentan lasclases sociales- los teoricos hacen hincapie sobre todoenla clase como con­dicion 0 en la clase como voluntad.

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que este efecto debe parte de su eficacia simbolica a q.ue la teori~ d.ela lucha de clases, objetivamente, se fundaba en propledades objeti­vas e incorporadas, y contaba asi con la complicidad de las dISPOSI­ciones del sentido politico. Las categorias con arreglo a las 7uales ungrupo se piensa y segun las cuales se represent~ suo ~ropla reahdad co.n­tribuyen a la realidad de ese grupo. Lo 9ue significa que toda la his­toria del movimiento obrero y de las teonas a traves de las cual~s 70ns­truye la realidad social esta presente en la reali~ad de ese movlmlen,toconsiderado en un momenta determinado del tiempo ..Las categonasde percepcion del mundo social y de los grupos construidos segun esascategorias 3 se construyen a su vez en las luchas que constituyen lahistoria del mundo social. . .,

La descripcion cientifica mas estricta~ente mostrativa ~sta. siem­pre expuesta a funcionar como prescripcion capaz de contribuir a supropia verificacion ejerciendo un 7fecto de teor.la apto p~ra favore~er

el acaecimiento de 10 que pronostica. Por la rmsma razon que la for­mula «la ciencia esta abierta», la tesis, «hay dos clases» puede en­tenderse tambien como un enunciado constatativo 0 como un enun­ciado performativo. Lo que hace intri~sica~:nte irresolub~:s todasaquellas tesis politicas que, como .Ia afirmacion 0 la negacion de laexistencia de clases, regiones 0 naciones, toman una determmad~po­sicion sobre la realidad de diferentes representaciones de la realidad,o sobre su poder de construir la realidad. Logicamente, la cien~Ia quepueda verse tentada a zanjar en estos ~e?ates dando un3:me~lda ob­jetiva del grado de realismo de las posiciones en p~esencla, solo pue­de describir el espacio de las luchas donde se ventila, entre otra~ ~~­

sas, la representacion de las fuerzas cornprometidas y de sus posibili­dades de exito. Y todo ella sin ignorar que cualquier valoracion «.ob­jetiva» de esos aspectos de la realidad que en la reali~ad se ventilanes apto para ejercer efectos completamente ~eales. l.CO~O no ~~r, enefecto, que la prevision no solo puede funclOnar. com? mt~nclon desu autor, sino tambien en la realidad de su devemr SOCIal, bien co~o

self-fulfilling prophecy, representacion performativa, capaz de eJ.er­cer un efecto propiamente politico de sancion del orden establ~cldo

(tanto mas potente cuanto mas reconocido es), bien ~omo exorclsr,nocapaz de suscitar las acciones idoneas para desmentirla? Como bienha demostrado Gunnar Myrdal, las palabras claves del lexi~? d.e laeconomia, no solamente terminos como «principio», «equilibrio»,«productividad», «ajuste», «funcion», sino tambien conceptos mascentrales e inevitables como «utilidad», «valor», «costos reales» 0«subjetivos», sin hablar de nociones tales como «e;onomico», ~<na­

tural», «equitativo» (a 10que habri~ que afiadir «racional»), son siem­pre a la vez descriptivas y preceptivas 4).

3 Lo que conviene la historia (yen particular la histo.r.ia de las categ.orias de ?~n­samiento) en una de las condiciones de la torna de posesion del pensamiento politicopor el misrno. .

4 G. Myrdal, The Political Element in the Development ofEconomic Theory, Nue­va York, Simon and Shuster, 1964, spct. pp. 10-21.

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Por neutra que sea, la ciencia ejerce efectos que no 10 son en ab­soluto: asi, por el solo hecho de establecer y de publicar el valor quetoma la funcion de probabilidad de un acontecimiento -es decir, co­mo indica Popper, la fuerza de propension que este acontecimientova a producir, propiedad objetiva inherente a la naturaleza de lascosas- puede contribuirse a reforzar la «pretension de existir», co­mo decia Leibniz, de tal acontecimiento, determinando entonces a losagentes a que se preparen y se sometan a el 0, por el contrario, puedetambien incitarles a movilizarse para contrarestarle utilizando el co­nocimiento de 10 probable para hacer mas dificil, si no imposible, suaparicion. De la misma manera, no basta con sustituir la oposicionacademica entre dos maneras de concebir la diferenciacion social, co­mo conjunto de estratos jerarquizados 0 como conjunto de clases an­tagonicas, por la cuestion, capital para toda estrategia revoluciona­ria, de saber si, en el momento dado, las clases dominadas constitu­yen 0 no un poder antagonista capaz de definir su propios objetivos,en suma, una clase movilizada 0, por el contrario, un estrato situadoen el punta mas bajo de un espacio jerarquico y definido por su dis­tancia con los valores dominantes; 0, dicho con otras palabras, si lalucha entre las clases es una lucha revolucionaria, que pretende de­rrocar el orden establecido, 0 una lucha competitiva, una especie decarrera en la cual los dominados se esfuerzan por apropiarse de laspropiedades de los dominantes. Nada estaria mas expuesto al mentisde 10 real, y nada, por tanto, seria menos cientifico, que una respues­ta a esta cuestion fundada exclusivamente en las practicas y disposi­ciones de los agentes en el momenta dado que no tuviera en cuentala existencia 0 no existencia de agentes u organizaciones capaces deelaborar con vistas a confirmar 0 desmentir una u otra vision en basea previsiones mas 0 menos realistas de las propiedades objetivas deuna u otra posibilidad. Previsiones y posibilidades susceptibles tam­bien de verse afectadas por el conocimiento cientifico de la realidad.

Todo per mite suponer que el efecto de teoria, que puede ejercerseen la propia realidad por agentes y organizaciones capaces de impo­ner un principio de di-vision 0, si se quiere, de producir 0 de reforzarsimbolicamente la propension sistematica a privilegiar determinadosaspectos de 10 real ignorando otros, es tanto mas poderoso y sobretodo mas duradero cuanto mas fundadas aparezcan la explicitaciony objetivacion en la realidad y cuanto mas exactamente las divisionespensadas correspondan a divisiones reales. Dicho con otras palabras:cuanto mayor sea el grado en que las propiedades c/asijicatorias a tra­yes de las cuales se caracteriza explicitamente un grupo y en las cualesse reconoce encubran las propiedades con que los agentes constituti­vos del grupo estan dotados (y que definen su posicion en la distribu­cion de los instrumentos de apropiacion del producto social acumula­do), mayor es la fuerza potencial movilizada por la constitucionsimbolica,

La ciencia de los mecanismos sociales, que, como los mecanismosde herencia cultural vinculados al funcionamiento del sistema acade-

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mico 0 los mecanismos de dominacion simbolica correlativos ala uni­ficaci6n del mercado de bienes economicos y culturales, tienden a ase­gurar la reproduccion del orden establecido, puede ponerse al servi­cio de un dejad-hacer oportunista, aplicado a racionalizar (en el do­ble sentido de la palabra) el funcionamiento de esos mecanismos. Pe­ro puede tambien fundar una politica orientada hacia fines totalmen­te opuestos, una politica que, rompiendo tanto con el voluntarismode la ignorancia 0 de la desesperanza como con el dejad-hacer, se equi­pe con el conocimiento de esos mecanismos para intentar neutralizar­los y busque en el conocimiento de 10 probable no una incitacion ala dimision fatalista 0 al utopismo irresponsable, sino e1 fundamentode una negativa de 10 probable fundado en el dominio cientifico delas leyes de produccion de la eventualidad rechazada.

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III

ANALISIS DE DISCURSOS

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No hay ciencia del discurso considerado en si mismo y por si mis­mo; las propiedades formales de las obras solo entregan un sentidosi se fa relaciona, por una parte, con las condiciones sociales de suproduccion (es decir, con las posiciones que ocupan sus auto res enel campo de produccion) y, por otra, con el mercado en el que se hanproducido (que no puede ser otro que el propio campo de produc­cion), y, llegado el caso, con los mercados sucesivos en las que hansido recibidas. Aunque haya habido inmensos precursores, como elPascal de los provinciales, el Nietzsche del Anticristo 0 el Marx dela Ideologia alemana, la ciencia de los discursos como pragmatica so­ciologica ocupa hoy un lugar vacio; esta ciencia, en efecto, se aplicaa descubrir en las propiedades mas tipicamente formales de los dis­cursos los efectos de las condiciones sociales de su produccion y cir­culacion, Es la institucion 10que aparece en una cierta retorica de eta­blissement y los procedimientos formales revelan las intenciones ob­jetivamente inscritas en las coacciones y necesidades de una posicionsocial. El analista capta al mismo tiempo las propiedades sociales delestilo y las propiedades sociales del autor: detras de los efectos retori­cos, Marx descubre la Escuela que los ha producido produciendo laposicion y las disposiciones de su productor; en tal 0 cual otro efecto,Marx y Nietzsche descubren invariantes de las estrategias sacerdota­les. Como las mismas causas producen los mismos efectos, no es deextrafiar que en la polemica de Marx contra Stirner aparezcan anali­sis que puedan aplicarse hoy palabra por palabra a las lecturas fran­cesas de Marx. 0 que los procedimientos mas tipicos del discurso «im­portante» confluyan con los de filosofos tan alejados en el espacioteorico como Althusser y Heidegger, ya que ambos tienen en comunel sentido de la altura teorica constitutivo del estatuto de filosofo. Nadade sorprendente tampoco que el analisis de las estrategias reto­ricas de Montesquieu vincula los exteriores de la ciencia a unamitologia semiprivada con supuestos procedimientos que conflui-

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dan espontaneamente en todas las falsas ciencias de ayer y de hoy.Pero, para afirmar completamente el metodo afinandolo, habria

que multiplicar los estudios de casos I e ir asi desgajando poco a po­co los principios de una verdadera pragmatica sociologica.

I Siguiendo esta logica, podriamos recoger aqui el caso de la Education sentimen­tale, donde el trabajo de formalizaci6n se aplica a una forma, la estructura de la clasedirigente (0 la imposible posici6n de Flaubert en esta estructura, recreada asi en unaforma redefinida de acuerdo con las leyes del campo Iiterario (ver. P. Bourdieu, «LaInvenci6n de la vida de artista», Actes de la recherche en sciences sociales, 2 de marzode 1975, pp. 67-94). 0, tam bien el analisis de la Critique de la faculte de juger, quemuestra hasta que punto la coherencia del discurso patente oculta las briznas dispersasde un discurso rechazado, y objetivamente coherente, sobre el mundo social (P. Bour­dieu, La distincion, critiquesocialedu jugement, Paris, Ed. de Minuit, 1981,pp. 565-585).

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CAPITULO I

CENSURA Y FORMALIZACION

«Equivoco. Gramaticalmente esta palabra significa algo que alprincipio parece indicarun sentido y que acaba por indicar otro com­pletamente diferente. Se dice sobre todo de las frases cuya cons­truccion tiene un cierto aspecto anfibiologico, muy perjudicial pa­ra la perspicuidad de la elocucion. As! pues, 10 que hace equivocauna frase procede de la particular disposici6n de las palabras quela componen, cuando estas palabras en un primer momento pare­cen guardar una determinada relaci6n, aunque realmente esa rela­cionseaotra muydiferente: asi, laspersonas equivocas parecen miraren una direccion, mientras que realmente miranen otra.» (M. Beau­zee, Enciclopedia metodica, gramdtica y literaria, torno 2).

Como todo discurso, las lenguas especiales que los cuerpos espe­cialistas producen y reproducen mediante una alteracion sistematicade la lengua comun, son a su vez producto de un compromiso entreun interes expresivo y una censura constituida por la estructura mis­rna del campo en el que ese discurso se construye y circula. Mas 0

menos «conseguido» segun la competencia especfjica de cada produc­tor, esta «formacion de comprorniso», para hablar con palabras deFreud, es el producto de estrategias de eufemizacion, estrategias queconsisten en dar forma y en introducir formas, casas ambas que seproducen inseparablemente: esas estrategias tienden a asegurar la sa­tisfaccion del interes expresivo, pulsion biologica 0 interes politico (enel sentido amplio del termino), en los limites de la estructura de lasposibilidades de beneficio material 0 simbolico que las diferentes for­mas de discurso pueden procurar a los diferentes productores en fun­cion de la posicion que ocupan, es decir, en funcion dellugar que ocu­pan en la estructura de la distribucion del capital especifico que estaen juego 1.

La metafora de la censura no debe inducir a engafio: es la propia

I 5610 si el modelo freudiano se percibe como un caso particular de un modeJo masgeneral que convierte toda expresi6n en el producto de una transaci6n entre el interesexpresivo y la necesidad estructural de un campo que actua en forma de censura, po­drian repatriarse al terreno de la politica, en el que frecuentemente se han formado,los conceptos elaborados por el psicoanalisis. La represion social que se ejerce en elseno de la unidad domestica como campo de relaciones de fuerza de un tipo particular(variables, en su estructura, segun las condiciones sociales) es completamente particu­lar en su forma (la de la exhortaci6n tacita y la de la sugesti6n) y se aplica a una claseabsolutamente particular de intereses, las pulsiones sexuales: perc el analisis freudianode la sintaxis del sueno y de todas las ideologias de uso privado proporciona los instru­mentos necesarios para comprender el trabajo de eufemizaci6n y formalizacion quese lIeva a cabo siempre que una pulsi6n biol6gica 0 social debe contemporizar con unacensura social.

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2 Con 10 cual por supuesto, nada contribuye tanto como el estatuto de «filosofo»reconocido a su autor y los signos e insignias -titulos universitarios, editorial 0, sim­plernente, nombre propio- en que se reconoce su posicion en lajerarquia filosofica,Para sentir este efecto, basta pensar 10 que seria la lectura de la pagma s?bre la cent~al

electrica y el viejo puente del Rhin (ver M. Heidegger, Essais et conferences, P~ns,

Gallimard, 1973, pp. 21-22) que Ie valio a su autor ser consagrado c,omo el ~(pnmerteorico de la lucha ecologica» por uno de sus comentadores (R. Scher~r, Heidegger,Paris, Seghers, 1973, p. 5), si hubiera sido firmada con el nombre. d.el. hder del movi­miento ecologico 0 de un ministro de la calidad de vida 0 con las. iniciales de ~n g~u­

pusculo de a1umnos de instituto izquierdistas (es obvio que esas diferentes «atribucio­nes» no resultarian completamente verosimi1es de no venir acompanadas de a1gunasmodificaciones de la forma}.

malistas desean arrebatar a los determinismos sociales- e, insepara­blemente, el contenido, indisociable de su expresion, y, por tanto, im­pensable (en el sentido verdadero del terrnino) fuera de la~ formas ~?­

nocidas y de las normas reconocidas. La censura determma tambienla forma de recepcion: producir un discurso filosofico en debida for­ma es decir, adornarlo con el conjunto de los signos convenidos (unasin;axis, un lexico, referencias, etc.) en los que un discurso filosoficose reconoce y a traves de los cuales se hace reconocer como tal 2, esproducir un producto que exige ser recibido de acuerdo con las for­mas, es decir, de acuerdo con el respeto por las formas .que ese pro­ducto se ha dado 0, como puede verse claramente en hteratura, entanto que forma. Las obras legitimas ejercen una .viole~cia que. lasprotege de la violencia necesaria para aprehender el m~eres exp~eSIV?,

un interes que s610 expresan bajo una forma que 10mega: la historiadel arte, la historia de la literatura 0 de la filosofia testimonian la efi­cacia de esas estrategias de forrnalizacion a traves de las cuales las obrasconsagradas imponen las normas de su propia percepci6n; y .n? .cabever una excepcion a esto en un «metodo» que, como el analisis es­tructural 0 semiologico, pretende estudiar las estructuras con inde-pendencia de las funciones. .

Lo que quiere decir que la obra se vincula a un campo determina­do tanto por su forma como por su contenido: imaginar l~ que He~­

degger habria dicho bajo otra forma, por ejemplo, la del discurso fi­losofico que se practicaba en Alemania en 1890, 0 la del articulo deciencias politicas tal como se practica hoy en Yale 0 en Harvard 0 ba­jo cualquier otra forma, es imaginar un Heidegger imposibtetooi ejem­plo, «errante» 0 emigrado en 1933) 0 un campo de pr.oducclOnno m~­

nos imposible en lei Alemania de la epoca en que. Helde.gger produciasu obra. La forma a traves de la cuallas producciones simbolicas par­ticipan mas directamente de las condiciones so~iales de producci?Il.es tambien el instrumento a traves del cual se ejerce su efecto socialmas especifico, la violencia propiamente sirnbolica, que s610 puedeser ejercida por quien la ejerce y sufrida por quien lao sufre en ~na

forma tal que sea desconocida en tanto que tal, es decir, reconocidacomo legitima.

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estructura del campo en cuestion la que rige la expresion rigiendo ala vez el acceso ala expresi6n y a la forma de expresion, y no ningunainstancia juridica especialmente preparada para designar y reprimirla transgresion de una especie de codigo Iingiiistico. Esta censura es­tructural se ejerce a traves de las sanciones de dicho campo funcio­nando como un mercado donde se constituyen los precios de las dife­rentes modalidades de expresi6n; asi, se impone a cualquier produc­tor de bienes simbolicos, incluido el portavoz autorizado cuya pala­bra de autoridad, mas que ninguna otra, esta sometida a las normasdel decoro oficial, y condena a los ocupantes de las posiciones domi­nadas a la alternativa del silencio 0 del hablar llano escandaloso. Cuan­to mas capaces sean los mecanismos encargados de la distribucion delos agentes entre las diferentes posiciones (mecanismos que se borranpor el exito mismo de sus efectos) de asegurar que tales posicionesesten ocupadas por agentes aptos e inclinados a mantener un discurso(0 a guardar el silencio) compatible con la definicion objetiva de laposicion (10 que explica el lugar que los procedimientos de coapta­cion conceden siempre a los indices aparentemente insignificantes dela disposicion para introducir formas), menos necesidad tiene de rna­nifestarse esa censura en forma de prohibiciones explicitas, impues­tas y sancionadas por una autoridad institucionalizada. La censurano es nunca tan perfecta e invisible como cuando los agentes no dicenmas que aquello que objetivamente estan autorizados a decir, en es­tos casos, el agente ni siquiera tiene por que ser su propio censor, pues­to que, a traves de las formas de percepcion y expresion que he inte­riorizado y que se imponen 0 que imponen su forma a todas sus ex­presiones, en alguna medida esta ya censurado.

Entre las censuras mas eficacesy disimuladas, pueden incluirse todas aquellasque consisten en excluir a determinados agentes de la comunicacion exclu­yendoles de los grupos que hablan 0 de los lugares don de se habla con autori­dad. Para comprender 10que puede y no puede decirse en un grupo, hay quetener en cuenta no solo las relaciones de fuerza simbolicas que se establecenen ese grupo y que impiden a ciertos individuos hablar (por ejemplo a las mu­jeres) 0 les obligan a conquistar por la fuerza su derecho a la palabra, sinotambien las leyes mismas de forrnacion del grupo (par ejemplo, la logica dela expulsion consciente a inconsciente) que funciona como una censura previa.

Asi, pues, las producciones simbolicas deben sus propiedades masespecificas a las condiciones sociales de su producci6n y, mas concre­tamente, a la posicion del productor en el campo de produccion quedetermina a la vez, por mediaciones diferentes, el interes expresivo,la forma y la fuerza de la censura que se le impone y la competenciaque permite satisfacer ese interes en los limites de tales coerciones.La relacion dialectica que se establece entre el interes expresivo y lacensura impide distinguir en el opus operatum la forma y el conteni­do, 10que se dice y la manera de decirlo 0 incluso la manera de enten­derlo. Al imponer la formalizaci6n, la censura ejercida por la estruc­tura del campo en cuestion determina la forma -que todos los for-

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LA RET6RICA DE LA RUPTURA

La lengua especial se distingue dellenguaje cientifico en que aquellaencubre la heteronomia bajo las apariencias de la autonomia: inca­paz de funcionar sin la asistencia dellenguaje corriente, debe produ­cir la ilusion de independencia mediante estrategias de ruptura implan­tando diferentes procedimientos segun los campos de que se trate y,en cada campo, segun las posiciones y los momentos. Asi, por ejem­plo, puede imitar la propiedad fundamental de todo lenguaje cientifi­co, la determinacion del elemento por su pertenencia al sistema 3. Laspalabras que la ciencia rigurosa toma dellenguaje normal cobran to­do su sentido desde el sistema construido; y el hecho (a menudo ine­vitable) de recurrir a una palabra comun antes que a un neologismoo a un puro simbolo arbitrario, desde un punta de vista metodologi­co correcto, solo puede inspirarse en el deseo de utilizar la capacidadde manifestar relaciones insospechadas que a veces posee ellenguajeen tanto que deposito de un trabajo colectivo 4 0 La palabra grupo delos matematicos es un simbolo perfectamente autosuficiente en tantoque esta totalmente definido por las operaciones y las relaciones quedefinen propiamente su estructura y que son fundamento de sus pro­piedades. Por el contrario, la mayor parte de los usos especiales deesa palabra que recogen los diccionarios -por ejemplo, en pintura,«reunion de varios personajes que constituyen una unidad organicay una obra de arte» 0, en economia, «conjunto de empresas unidaspor vinculos diversos» solo tienen una autonomia muy pequefia enrelacion al sentido original y resultarian inintelegibles para quien notuviera el dominio practice de ese sentido. Son incontables las pala­bras heidegerianas tomadas dellenguaje comun; pero estas palabrasaparecen transfiguradas por un trabajo de forrnalizacion que produ­ce la apariencia de la autonomia de la lengua filosofica insertandolas,mediante la acentuacion sistematica de semejanzas formales, en unared de relaciones manifestadas en la forma sensible dellenguaje y queinducen as! a la creencia de que cada elemento del discurso depende

3 «En el fondo cada sistema s610 conoce sus propias form as primitivas y no po­dria hablar de otra cosa» (1. Nicod, La geometrie dans Ie monde sensible, Paris, PUF,nueva ed., 1962, p. 15). En el mismo sentido Bachelard observa que ellenguaje cienti­fico pone comillas para subrayar que las palabras dellenguaje corriente 0 dellenguajecientifico anterior que conserva son completamente redefinidas y cobran todo su senti­do a traves del sistema de relaciones teoricas en que se insertan (G. Bacherlard, Le ma­terialisme rationnel, Paris, PUF, 1953, pp. 216-217).

4 El problema dellenguaje se plantea en las ciencias sociales ~ una manera parti­cular, al menos si se admite que estas ciencias deben tender a la mas extensa difusi6nde los resultados, condicion de la «desfetichizacion» de las relaciones sociales y de la«reapropiacion» del mundo social: el empleo de palabras dellenguaje corriente impli­ca evidentemente el peligro de la regresi6n al sentido normal, correlativo a la perdidade sentido impuesta por la inserci6n en el sistema de relaciones cientificas; el recursoa neologism os 0 a simbolos abstractos, mejor aun que las simples «cornillas», mani­fiesta la ruptura con relaci6n al sentido cormin, pero puede producir tam bien una rup­tura en la comunicacion de la vision cientifica del mundo social.

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de los otros a la vez en tanto que significante y en tanto que significa­do. Asi, una palabra tan normal como Fursorge, asistencia, aparecevinculada en forma sensible, por su forma misma, a todo un conjun­to de palabras de la misma familia, Sorge, cuidado, Sorgfalt, aten­cion, solicitud, Sorglosigkeit, incuria, despreocupacion, Sorgenvoll,deseoso, besorgt, preocupado, Lebenssorge, preocupado por la vida,Selbstsorge, preocupado por si mismo. El juego con palabras de lamisma raiz, muy frecuente en todo tipo de refranes y proverbios, noes mas que uno de los medios formales, aunque probablemente el masseguro, de producir el sentimiento de la relacion necesaria entre dossignificados. La asociacion por aliteracion 0 por asonancia que ins­taura relaciones casi materiales de similitud de forma y de sonido puedetambien producir asociaciones formalmente necesarias idoneas pararevelar una relacion escondida entre los significados 0, mas frecuen­temente, puede dade existencia por el solo juego de las formas: asi,por ejemplo, los juegos filosoficos de palabras del segundo Heideg­ger, Denken = Daken, pensar = agradecer, 0 los encadenamientosde retruecanos sobre Sorge als besorgende Fursorge, «el cuidado entanto que pro-curacion cuidandose de», que harian poner el grito enel cielo si los rasgos de las alusiones morfologicas y de las remisionesetimologicas no produjeran la ilusion de una coherencia global de laforma, por tanto del sentido, y, por eso mismo, la ilusion de la nece­sidad del discurso: Die Entschlossenheit aber ist nur die in der SorgeGesorgte und als Sorge Mogliche Eigentlichkeit dieser selbst (la reso­lucien no es sino la autenticidad del propio cuidado que se cuida enel cuidado y posible en tanto que cuidado 5.

Se implantan todos los recursos potenciales de la lengua corminpara que parezca que existe un vinculo necesario entre todos los sig­nificantes y que la relacion entre los significantes y los significadossolo se establece a traves del sistema de los conceptos filosoficos, pa­labras «tecnicas» que constituyen formas ennoblecidas de las pala­bras comunes (Entdeckung, descubrimiento, y Entdeckheit, el ser aldescubierto), nociones tradicionales (Dasein, palabra comun a Hei­degger, Jaspers y algunos otros) pero empleadas con un ligero desfa­se, destinado a subrayar una separacion alegorica (ontologica, meta­fisica, etc.), neologismos de nuevo curio para constituir distincionespretendidamente impensadas y para producir en todo caso el senti­miento de superacion radical (existencial y existenciario; temporal, Zei­tlich, y temporal, oposicion que por 10 demas no desempefia un papelefectivo en Sein und Zeit).

La forrnalizacion produce siempre paralelamente la ilusion de lasistematicidad y, a traves de esta y de la ruptura entre ellenguaje es­pecializado y ellenguaje cormin que lleva a cabo, la ilusion de la auto-

5 M. Heidegger, Sein und Zeit, Tubingen, Niemeyer (primera ed. 1927), 1963, pp.300-301. A medida que su autoridad aumentaba, Heidegger iria cada vez mas lejos eneste sentido, se sentiria mas autorizado al verbalismo perentorio que constituye el limi­te de todo discurso de autoridad.

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7 M. Heidegger, op. cit., pp. 126-127(trad. fr., R. Boehm y A. Waelhens, Paris,Gallimard, 1964, pp. 159-160).A partir de ahora la primera cifra remitira a la edicionalemana, y la segunda a la traduccion francesa cuando exista.

nificarlos, significando, por la manera de significar, que no los signi­fica. S610 puede enunciarlos bajo una forma que les desfigura puestoque la expresion no puede reconocerse como expresion que les enun­cia. Sometida a las normas tacitas 0 explicitas de un campo particu­lar, la sustancia primitiva se disuelve -si puede hablarse asi en la for­ma; formalizandose, introduciendo las formas, se hace forma mismay resultaria imitil buscar el centro de ese circulo que esta en todas partesy en ninguna parte, en un conjunto de palabras claves 0 de imagenes.Esta formalizacion es, al tiempo, e inseparablemente, transformaciony transustanciacion: la sustancia significada es la forma significanteen la cual esa sustancia se realiza.

La formalizacion convierte a la vez en justo e injustificado reducirla negacion a 10 que esta niega, al fantasma social originario.

Por esta «Aufhebung del rechazo», como dice Freud con palabrashegelianas, la forrnalizacion niega y conserva a la vez el rechazoy 10 rechazado, permite acaparar todos los beneficios, el beneficio dedecir y el beneficio de desmentir 10que se dice por la manera de decir­10. Es claro que la oposicion entre la Eigentlichkeit, es decir, la «auten­ticidad», y la Uneigentlichkeit, la «inautenticidad», «formas cardi­nales del ser ahi», como dice Heidegger, y alrededor de las cuales,desde el punta de vista mismo de los lectores mas estrictamente inter­nos, se organiza toda la obra, es s610 una forma particular y particu­larmente sutil de la oposicion comun entre la «elite» y las «rnasas».Tiranico (<<la dictadura del se»), inquisidor (el «se» se mezcla con to­do) y nivelador el «se», el «uno», Das man, el hombre cormin, eludelas responsabilidades, se descarga del peso de su libertad, se abando­na a la frivolidad y a la facilidad, en suma, se conduce como un asis­tido que viviera, irresponsable, a cargo de la sociedad. A todo 10 lar­go de este pasaje tantas veces comentado", se podrian resenar una se­rie de lugares comunes de la aristocracia universitaria, alimentada detopoi sobre el agora, antitesis de la Schole, ocio -y- escuela: ho­rror de la estadistica (el tema de la «media»), simbolo de todas lasoperaciones de «nivelacion» que amenazan a la «persona» (denomi­nada aqui Dasein) y sus mas preciosos atributos, la «originalidad» yel «secreto»; el odio a todas las fuerzas «niveladoras» (otros dirian«rnasificantes») constituye sin duda el primer horror de las ideologiasigualitarias que amenazan las conquistas del esfuerzo «<10 que se haconquistado a costa del esfuerzo»), es decir, la cultura, capital espe­cifico del mandarin hijo de sus obras, y estimulan la «frivolidad» yla «facilidad» de las «masas»; la sublevacion contra mecanismos so­ciales tales como la opinion, enemigo hereditario del filosofo, que vuel­ve a aparecer aqui a traves de los juegos sobre offentlich y Offentlich­keit, «opinion publica» y «publico», y contra todo 10 que simboliza

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6 Lo que constituye una de las estrategias espontaneas de la cortesia que solo pue­de realmente neutralizar 10 que una orden 0 una interrogacion implican de agresivi­dad, arrogancia 0 inoportunidad integrandolas en un conjunto de manifestaciones sim­bolicas, verbales 0 no verbales, destinadas a enmascarar la significacion bruta del ele­menlo tornado aisladamente.

nomia del sistema. Al entrar en la red de palabras a la vez morfologi­camente semejantes y etimologicamente entroncadas, y, a traves deellas, en la trama del lexico heidegeriano, la palabra Fursorge quedadesposeida de su sentido original, el que aparece sin ambigiiedad enla expresion Sozialfursorge, asistencia social: transformada, transfi­gurada, pierde su identidad y su sentido corriente, para cobrar un sen­tido desviado (el que traduce poco mas 0 menos la palabra procura­cion tomada en el sentido etimologico). Asi, el fantasma social de laasistencia (social), simbolo del «estado providencia» 0 de el «estadode la seguridad» -denunciados por Carl Schmitt 0 Ernst Jiinger enun lenguaje menos eufemizado- puede manifestarse en el discursolegitimo (Sorge y Fursorge estan en el centro de la teoria de la tempo­ralidad, pero en una forma tal que no 10 parece.

EI rechazo del sentido original, el que la palabra tiene con refe­rencia al sistema de la lengua corriente, se lleva a cabo mediante lainsercion en el sistema de la lengua filosofica, si bien el primitivo sen­tido, aunque oficialmente rechazado fuera del sistema patente, conti­nue llevando una existencia subterranea. EI rechazo es el fundamentodel doble juego que autoriza la doble informacion de cada elementodel discurso definido siempre simultaneamente por la pertenencia ados sistemas, el sistema patente del idiolecto filosofico y el sistemalatente de la lengua corriente.

Que el interes expresivo experimente la necesaria transformacionpara que pueda acceder al orden de 10decible en un determinado cam­po, arrancarlo de 10 indecible y de 10 innombrable no consiste s610en cambiar una palabra por otra, una palabra aceptable por una pa­labra censurada. Esta forma elemental de eufemizacion esconde otra,mucho mas sutil, la que consiste en utilizar la propiedad esencial dellenguaje -el primado de las relaciones sobre los elementos, de la for­ma sobre la sustancia, segun la oposicion saussuriana-, para ocultarlos elementos rechazdos integrandoles en una red de relaciones quemodifica su valor sin modificar su «sustancia» 6. S610 con lenguas es­peciales, producidas por especialistas con intencion explicita de siste­maticidad, puede ejercerse plenamente mediante la forrnalizacion elefecto de ocultacion: en estos casos, como en todos los casos de ca­muflaje mediante la forma, la jorma adecuada, que analiza la Ges­palttehorie, las significaciones rechazas, teoricamente reconocibles,siguen siendo en la practica desconocidas; presentes en tanto que sus­tancia, como el rostro perdido en el follaje, estan ausentes en tantoque forma, ausentes de la forma. La funcion de la expresion es aqui,tanto como la de descubrir, la de enmascarar las experiencias primiti­vas del mundo social y losjantasmas sociales originales; para asi sig-

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12 M. Heidegger, Sein und Zeit, pp. 56-57 (78-79). Estas estrategias de adverte.n­cia habrian podido despertar las sospechas de los lectores franceses, Slestos no est':lv!~­ran colocados en condiciones tales de recepci6n que les quedaban muy po~as poslbll~­dades de entender las connotaciones escondidas que recusa de antemano Heidegger (ma­xime cuando las traducciones las «borran» sistematicamente en nombre del corte entre10 ontico y 10 ontologico). En efecto, a los obstaculos que opone el a~alisi~ una o~raque es producto de estrategias de eufemizacion conscientes y esquernaticas viene a ana-dirse en este caso uno de los mas perniciosos efectos de la exporta.clOn ~e productosculturales, la desaparicion de todos los sutiles signos de la perten~ncla socIll;1 0 po.htlca,signos de todo tipo, frecuentemente muy discretos, signos de la Importa~cl~ s.oclaldeldiscurso y de la posicion intelectual de su autor, en suma, de todos esos !nfl,mtamentepequeiios detalles del discurso cuya primera victima. es evident:m~nte el indigena I?eroque el puede captar mejor que ninguno, desde que dispone de te.cmcasde objetivacion.Piensese, por ejemplo, en todas las connotaciones «administrativas» que Adorno (Jar­gon der Eigentiithkeit, Zur deutschen Ideologie, Frankfurt Suhrkamp, 1964, pp. 66-70)descubre en los terrninos «existenciales» de «encuentro» (Begegnung), e~tn~vlsta, 0 enlas palabras Auftrag (mision) y Anliegen, terrnino e'!1inentemente ~mblguo, a.la .vezobjeto de una petiticion administrativa y deseo que amda en el corazon, que habia sidoya objeto de un uso desviado en la poesia de Rilke.

segunda defensa, esta ultima inaprensible: desde ese momento, todaslas palabras llevan la huella imborrable de la ruptura que separa elsentido autenticamente ontol6gico del sentido vulgar y corriente ins­crito a veces en la sustancia significante, por uno de esos juegos fono­16gicos que tan frecuentemente se han imitado despues (exi~tentie//­existenzial). Asi, el doble juego con palabras desdobladas tiene unaprolongaci6n natural en las adver~encias contra las ~ecturas. «v~~ga­res» Y«vulgarrnente» «antropologicas» que desvelanan las significa­ciones rechazadas pero no renegadas y condenadas por la sub/ima­ci6nfilos6fica a la presencia ausente de una existencia fantasmal: «bajoel titulo de preocupaci6n, se apunta en primer lugar a una significa­cion pre-cientifica que podria ser, por ejemplo, realizar algo, liquidaro solventar un asunto. Tambien puede hablarse de preocupaci6n pa­ra decir que se espera una ocasi6n de procurarse algo. En fin, estamisma expresi6n aparece tambien en este caracteristico sesgo: estoypreocupado por el posible fracaso de esta empresa. Estar preocupadotiene aqui el sentido de temer. En oposicion a esas signijicaciones pre­cientificas onticas, el presente trabajo las utiliza como un termino o~­tologico (existencial) caracteristico del ser de un ser en el mundo posr­ble. Este titulo no se ha elegido porque el ser-ahi contenga primera­mente y en una alta medida una realidad econ6mica y practica, sinoporque se quiere manifestar que el ser del ser-ahi es el mismo una preo­cupaci6n (Sorge). A su vez, este termino se entiende como un co~cep­

to que designa una estructura ontologica. La palabra no hace ntngu­na alusion a las «dificultades», a las «molestias» y a las «preocupa­ciones de la existencia» que onticamente puede descubrirse en todoser-ahi 12.

La imposici6n de un corte que zanja entre el saber sagrado y elsaber profano constitutivo de la ambici6n de cualquier cuerpo de es­pecialistas que pretende asegurar el monopolio de un saber 0 ?e un~practica sagrada constituyendo las otras como projanas, reviste ast

8 En el momenta en que escribia esto, no recordaba exactamente este pasaje delensayo sobre la «superacion de la metafisica» (1936-1946) dedicado a ese aspecto delreino de la «tecnica» que es el «dirigismo literario»: «las necesidades en materia primahumana, por parte de la ordenacion para equipamiento, estan sometidas a las mismasregulaciones que las necesidades en libros de distraccion 0 de poesia para cuya confec­cion el poeta no es en absoluto mas importante que el aprendiz encuadernador, el queayuda a encuadernar las poesias para una biblioteca de empresa reservando, por ejem­plo, el carton necesario» (M. Heidegger, Essais et conferences, Paris..Gallimard, 1973,p. 110; el subrayado es del autor de este libro).

9 Otro sintoma de este aristocraticismo es la peyorativa coloracion de todos los ad­jeti.vosque sirven para calificar la existencia prefilosofica: «inautentico», «vulgar», «co­tidiano», «publico», etc.

10 Habria que recoger sistematicamente toda la sirnbolica a traves de la cual el dis­curso filosofico anuncia su altura de discurso dominante.

11 ~iensese, por ejemplo, en los desarrollos sobre el biologismo (ver M. Heideg­ger , Nietzsche, Paris, Gallimard, 1961, especialmente t. II, p. 247).

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la «asistencia social», la democracia, los partidos, las vacaciones pa­gadas (atentado al monopolio de la Scholes y la «cultura de masas»,la televisi6n y Plat6n en libro de bolsillo 8. En su inimitable estilopastoral, el propio Heidegger dira todo esto mucho mejor cuando,en su Einfuhrung in die Metaphysik, escrita en 1935, intente mostrarcomo el triunfo del espiritu cientifico-tecnol6gico en la civilizaci6noccidental culmina y concluye con la «huida de los dioses, la destruc­ci6n de la tierra, la masificaci6n del hombre, la primacia de 10medio­cre» (die F/ucht der Goiter, die Zerstorung der Erde, die Vermassungdes Menschen, der Vorrang des Mittelmassigen 9

Es claro que entre espiritus filos6ficamente distinguidos, esta opo­sici6n entre 10 distinguido y 10 vulgar no puede revestir una formavulgar. El aristocratismo universitario diferencia entre formas distin­guidas y formas vulgares del aristocratismo: de ahi que los adversa­rios de filosofo'? intenten inutilmente buscar en su obra, incluidos susescritos politicos, las tesis mas llamativas del nazismo, y que sus fie­les, por el contrario, se pasen la vida reuniendo pruebas sobre su in­tenci6n de desmarcarse de las formas mas evidentes del desprecio alas masas 11. La oposici6n que podriamos llamar «primaria» -en eldoble sentido- s610 funcionara ya en la obra en la forma en que haentrado para siempre, forma que se transforrnara continuamente, deacuerdo con la evoluci6n inm6vil del sistema, para revestir otras for-mas nuevas, pero siempre altamente sublimadas. .

Por si misma, la formalizaci6n es una advertencia: por su altura,expresa la distancia soberana de todas las determinaciones, aunquese trate de conceptos en-ismo que reducen la unicidad irreductible deun pensamiento a la uniformidad de una clase 16gica; y la distancia,tambien, de todos los determinismos, muy especialmente, por supues­to, de los determinismos sociales, que reducen la singularidad insusti­tuible de un pensador a la trivialidad de una clase (social). Esta dis­tancia, esta dijerencia aparece explicitamente instituida en el centrodel discurso filos6fico en forma de oposici6n entre 10 ontol6gico y10 6ntico antropol6gico) y suministra al discurso ya eufemizado una

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una forma original: presente en todas partes, en alguna manera divi­de cada palabra contra si misma haciendola significar que no signifi­ca 10 que parece significar, inscribiendo en ella, por medio de las co­millas 0 por una alteracion de la propia sustancia significante, cuan­do no por la simple vinculacion etimologica 0 fonologica a un con­junto lexico, la distancia que separa el sentido «autentico» del senti­do «vulgar» 0 «ingenuo» 13. Desacreditando las significaciones prime­ras que siguen funcionando como soporte oculto de numerosas reIa­ciones constitutivas del sistema patente, se ofrece la posibilidad de ele­var el doble juego, si se puede hablar asi, a un segundo plano. Enefecto, a pesar del anatema que pesa sobre elIas, esas significacionesrechaz~das cumplen tambien una funcion filosofica puesto que de­sempenan por 10 menos el papel de referente negativo con relacional cual se establece la distancia filosofica, la «diferencia ontologica»que separa 10 «ontologico» de 10 «ontico», es decir, el iniciado delprofano, iinico responsable, en su incultura 0 perversion, de la culpa­ble evocacion de significaciones vulgares. Utilizar de diferente formalas palabras que todo el mundo utiliza, reactivar la verdad sutil eletumon que la rutina del uso corriente ha dejado de lado es convertirla justa relacion con las palabras en el principio del exito 0 del fraca­so de la alquimia filologico-filosofica: «si un alquimista ni cordialni mentalmente iniciado, fracasa en sus experiencias ellose debe nosolo a q~e utiliza elementos toscos, sino sobre todo a que piensa conlas propiedades comunes de esos elementos toscos y no con las virtu­des de los elementos.ideales, Asi, una vez operado el desdoblamientocompleto y absoluto se entra en plena experiencia de idealidad 14.

Tambien el lenguaje tiene sus elementos sutiles que la sutilezafilologico-filosofica libera, elementos como la dualidad gramatical delgriego on, ala vez sustantivo y forma verbal que hace decir a Heideg­ger: <do que presentado asi tiene en principio el aspecto de ser unasutileza gramatical, es en verdad el enigma del sen> 15.

De esta forma, confiando en la eficacia del rechazo filosofico, sepuede llegar hasta recordar incluso las significaciones censuradas ye~~raer un ef~cto suplementario de la inversion completa de la rela­CIOn entre el SIstema patente y el sistema oculto que provoca esa vuel­ta de 10 rechazado: la aptitud del «pensamiento esencial» para fun­dar en el ser re~lidades tan irrisoriamente contingentes -y tan indig­nas del pensamiento que se las sefiala entrecomillas- 16 como la «se-

. 13 Siguiendo la misma 16gica se cornprendera el uso que otras variantes del profe­usmo s~cerdotalhacen hoy de la «ruptura» epistemologica», especie de pasaje iniciati­vo, reahzado de una vez por todas, de la frontera tambien definiliva trazada entre laciencia y la ideologia.

14 G. Bacherlard, Le materialisme rationnel Paris PUF 1963 p 5915 . ' , , ,..16 M. Heidegger, Chen:ins qui ne n:enent nulle part, Paris, Gallimard, 1962, p. 81.

. Otro ejemplo, especialrnente cancaturesco, del todopoderoso «pensamiento esen-cialsv se encont,rara en el texto de la conferencia de 1951, «construir, habitar, pensar»(~SSOls et c?nference~, p. 193) donde la crisis de alojamiento es «superada» por la cri­SIS del sentido OntOIOglCO del «habitar»,

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guridad social» seria, en efecto, una prueba del poder de ese pensa­miento. Asi, en ese «rnundo invertido» donde el acontecimiento noes nunca otra cosa que la ilustracion de la «esencia», el fundamentoviene a ser fundado por 10 que funda 17. «La asistencia (Fursorge),como se habla de hecho de la "asistencia social", por ejemplo, se fundaen la constitucion ontologica del ser-ahi como ser-con-Ios otros. Laurgencia empirica de la asistencia social se debe a que en principioel ser-ahi permanece en los modos deficientes de la asistencia» 18. Estaevidente e invisible referencia, invisible a fuerza de ser evidente con­tribuye a ocultar, por su audacia, el hecho de que nunca se ha dejadode hablar de asistencia social a 10largo de toda una obra oficialmentededicada a una propiedad ontologica del ser-ahi respecto a la cualla«necesidad empirica» (corriente, vulgar, trivial) de asistencia solo esuna manifestacion eventual. «i..Por que me mientes diciendome quevas a Cracovia para que yo crea que vas a Lemberg, cuando en reali­dad vas a Cracovia?»

Modelo perfecto del paradigma de la carta robada, que Lacanejemplifica mediante esta historia 19, Heidegger tiende a hacer creer,proclamando 10 que hace realmente, que no hace realmente 10 quenunca ha dejado de hacer. En efecto, no cabe la menor duda: la asis­tencia social, Sozialfiirsorge es ciertamente 10que «se preocupa» porlos asistidos y, «en su lugar», 10 que les evita que tengan que preocu­parse por si mismos, permitiendoles asi la despreocupacion, la «faci­lidad» y la «frivolidad», exactamente como la Fiirsorge filosofica, va­riante sublime de la anterior, descarga al Dasein del cuidado 0, comodiria (0 como habria podido decir) el Sartre de 1943, libera al parasi de la libertad, condenandole de esta forma a la «mala fe» y al «es­piritu de seriedad» de la existencia «inautentica».

«El "se" (es decir, quien se abandona a la asistencia de los otros)es, pues, quien, en la existencia cotidiana, se descarga de ser-ahi. Yeso no es todo:.al descargarse asi el ser-ahi de su ser, el "se" se com­place en la tendencia que empuja a este a la frivolidad y a la facili­dad. Esta complacencia permite al «se» conservar, e incluso incremen­tar un obstinado dorninio» 20.

17 Este efecto tipicarnente «filosofico» esta predispuesto a reproducirse indefini­damente en todos los encuentros entre los «filosofos» y los «profanes», en particularlos especialistas en disciplinas positivas, inclinados a reconocer la jerarquia social delas legitimidades que confieren a la filosofia el rango de ultima instancia, a la vez cul­minante y «fundadora». Por supuesto, este «acto fundacional» «profesoral» expresa­ra sus rnejores posibilidades en los usos «rnagistrales»: el texto filos6fico, productode una esoterizacion sera esoterizado a costa de un trabajo de comentario indispensa­ble por su esoterismo y que produce sus mejores efectos en las (falsas) concretizacionesprocediendo, por un proceso inverso, del (falso) corte a la reactivaci6n del sentido pri­mero, inicialmente eufemizado y asi esoterizado, pero acompanado de la reproducci6nde advertencias (cno es mas que un ejernplo») destinadas a mantener mla distanciainiciatica.

18 M. Heidegger, Sein und Zeit, p. 121 (153).19 1. Laean, Ecrites, Paris, Ie Seuil, 1966, pp. 11-61.20 M. Heidegger, op. cit., pp. 127-128 (160). Como el estilo «filosofico» heidege-

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El juego con las formas sensibles dellenguaje llega a su culmina­cion cuando recae no sobre palabras aisladas, sino sobre parejas determinos, es decir, sobre relaciones entre terrninos antagonistas. A di­ferenda de los simples retruecanos filosoficos fundados en la asonanciao en la aliteracion, los juegos de palabras «cardinales», los que orien.tan y organizar en profundidad el pensamiento, juegan con las for­mas verbales en tanto que estas son a la vez formas sensibles y formasde clasificacion. Estas formas totales, que reconcilian las necesidadesindependientes del sonido y del sentido en el milagro de una expre­sion doblemente necesaria, son la forma transformada de un mate­riallingiiistico ya politicamente informado -es decir, informado se­gun principios de oposicion objetivamente politico- que aparece re­gistrado y conservado en ellenguaje corriente. No de otro modo seexplica la predileccion de todas las lenguas cultas por el pensamientopor parejas de terminos: en este caso, 10que es censurado y rechaza­do no es un terrnino tabu tomando aisladamente, sino una relacionde oposicion entre palabras que remite siempre a una relacion de opo­sicion entre grupos sociales 21.

La lengua corriente no es s610 una infinita reserva de formas sen­sibles abiertas a los juegos poeticos 0 filosoficos 0, como en el casodel ultimo Heidegger y sus continuadores, a las libres asociaciones de10 que Nietzsche llamaba en Begriffsdichtung, sino que es tambien unareserva de formas de la apercepcion del mundo social, de lugares co­munes donde estan depositados los principios de la vision del mundosocial comunes a todo un grupo (gerrnanico-welsch 0 latin, normal­distinguido, simple-complicado, rural-urbano, etc.). La estructura delas relaciones de clase se designa y aprehende siempre a traves de for­mas de clasificacion que, aun en el caso de tratarse de las que vehicu­la ellenguaje ordinario, no son nunca independientes de esta estruc­tura (algo que suelen olvidar los etnometodologos y todos los analisisformalistas de esas formas): en efecto, aunque las oposiciones socia­lente mas caracterizadas (vulgar-distinguido) puedan recibir signifi­caciones muy diferentes segun los diversos usos y utilizaciones, ellen­guaje corriente, producto del trabajo acumulado de un pensamientodominado por las relaciones de fuerza entre las clases, y, con mayor

riano es la suma de un pequeno numero de efectos indefinidamente repetidos, hemospreferido captarlos a la escalade un solo y mismo paisaje -el analisisde la asistencia­donde aparecen concentrados y que habria que releer de una tirada para ver como searticulan practicamente en ull discurso.

21 Asi, las innumerables parejas de oposiciones imaginadas por los etnologos y lossociologos para justificar la distincion de hecho entre las sociedades solicitadas por laetnologia y las sociedades solicitadas por la sociologia -«comunidad»/«sociedad»,folk/urdan, tradicional/moderno, sociedades frias/sociedades calientes, etc.- consti­tuyen el ejemplo por excelenciade la serie de oposiciones paralelas interminable pordefinicion, puesto que cada oposicion particular capta un aspecto parcial de la oposi­cion fundamental, esencialmente multiple y multivoca entre las sociedades sin clasesy las sociedades dividias en clases, dandole la expresion mas compatible con conve­niencias y convencionesque varian de uno a otro campo y de uno a otro estado dentrodel mismo campo, es decir, que varian practicarnente hasta el infinito.

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raz6n aun, ellenguaje culto, producen campos dominados por los in­tereses y los valores de las clases dominantes, constituyen en algunamedida ideologias primarias que se prestan mas «naturalmente» a uti­lizaciones de acuerdo con los valores y los intereses de losdominantes 22. Pero alli donde el trabajo normal de eufemizacion,por ejemplo, el de la «ciencia politica», pone una palabra por otrao neutraliza visiblemente el sentido ordinario de una palabra dema­siado caracterizada por una advertencia explicita (las comillas, porejemplo) 0 por una definicion distintiva, Heidegger procede de ma­nera infinitamente mas compleja: utiliza la palabra corriente pero enun contexto tal que, por el juego continuo con los diferentes sentidosde las palabras, incita a una lectura filologica y polifonica idonea pa­ra recordar el sentido normal, y condena entonces ese sentido, recha­zandolo oficialmente, con sus connotaciones peyorativas, en el ordende la comprension vulgar y vulgarmente «antropologica» 23.

La imaginacion filosofica que, al igual que el pensamiento mitico, quedaencantada cuando la relacion puramente lingiiistica, materialmente atestiguadapor la omofonia, se superpone a una relacion de sentido, acnia con formasverbales que son al tiempo formas clasificatorias: asi en Vom Wesen der Wahr­heit, la oposici6n entre la «esencia» (Wesen) y la «no-esencia» 0 «desesen­cia» (un-wesen) se duplica con la oposicion subterranea, evocada y rechaza­da a la vez, entre el orden -especie de terrnino fantasma- y el desorden,uno de los posibles sentidos de Un-wesen. Las oposiciones paralelas, varian­tes tambien eufemizadas de algunas oposiciones «cardinales», tarnbien ellasgroseramente intercambiables entre si, de las que existen innumerables ejern­plos en la obra del Heidegger posterior a la «conversion», afirman -en for­ma sublimada y tanto mas universal en sus aplicaciones cuanto mas irrecono­cible (como la oposici6n entre 10 6ntico y 10 ontoI6gico)-la oposici6n origi­naria, la rechazada; y la constituyen como un absoluto inscribiendola en elser (efecto de ontologizacion) al tiempo que la niegan tambien simbolicamente.Lo que se produce bien reduciendo una oposicion absoluta, total, a una cual­quiera de las oposiciones secundarias, es decir, superficiales y parciales, quepueden ser derivadas, 0 constituir incluso uno de los terminos, el mas mani­pulable (en el ejemplo arriba apuntado un-wesen) de una oposicion secunda­ria, bien, por una estrategia que no excluye la anterior, negando pura y sim­plemente esa oposicion originaria mediante la universalizacion ficticia de unode los terrninos de la relacion (como cuando se inscribe en la universalidaddel dasein la «enfermedad y la impotencia», ohn-macht, fundamento de unaforma de igualdad y solidaridad en el desamparo. Los juegos de palabras so-

22 Es evidente que la lengua brinda a los juegos ideologicosotras posibilidadesdi­ferentes a las que Heidegger explota. De ahi que la jerga politica dominante exploteprincipalmente las virtualidades de ambigiiedad y malentendido que implica la multi­plicidad de los usosde clase 0 de los usosespeciales (vinculados a camposespecializados).

23 Se podria objetar que estos analisis, en parte, no hacen mas que revelar propie­dades del uso heidegeriano del lenguaje que el propio Heidegger habia reivindicadoexpresamente -al menos en sus mas recientes escritos-: de hecho, como intentar~­

rnosmostrar en las paginas siguientes, estas falsas confesionesse insertan en el trabajode Selbstinterpretation y de Selbstbehaunptung al que se dedica enteramente el segun­do Heidegger.

121•' ..... \...••..•.."~i.

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27 «La ipseite autentica no descansa en ninguna situacion de exce?~i6n. ~ue ~caez­

ca a un sujeto liberado del imperio del «se»; solo puede ser una mod!f!caclOn existen­cial del «se», que se ha definido como un existencial esencial» (M. Heidegger, Sein undZeit) 130 (163) y tambien 179 (220).

28 M. Heidegger, Sein und Zeit, pp. 295-301 y 305-310.29 M. Heidegger, Sein und Zeit, pp. 332-333, 387-388 y 41~-41~. .,30 F. Stern, The politics of cultural Despair, Berkeley, University of Cahforma

Press, 1961.

bres son desiguales en la capacidad de usar autenticamente su liber­tad y s610 una «elite» puede apropiarse de las posibilidades universal­mente ofrecidas para acceder a la libertad de la «elite». Este volunta­rismo etico -que Sartre llevaria allimite- convierte la dualidad ob­jetiva de los destinos social:s en ~na d~al~dad de las re!a.cio~~s de .taexistencia, haciendo de la existencia autentica «una modificacion eXIS­tencial» de la forma ordinaria de aprehender la existencia cotidiana,es decir, hablando en claro, una revoluci6n en pensamiento 27: hacercomenzar la autenticidad con la aprehension de la inautenticidad, conel momento de verdad en que el Dasein se descubre en la angustia co­mo proyectando el orden en el mundo por su decisi6n, especie de «sal­to» (kierkegardiano) en 10 desconocido 28 0, por el contrario, descri­bir la reduccion del hombre al estado de instrumento como otra «rna­nera de aprehender la existencia cotidiana». La existencia del «se» que,considerandose como un instrumento, «preocupandose» de instrumen­tos en tanto que son instrumentables se convierte el mismo en instru­mento, se adapta a los demas como un instrumento se adapta a otrosinstrumentos, cumple una funci6n que otros podrian tambien cum­plir y, reducido al estado de elemento intercambiable de un grupo,se olvida de si mismo de la misma manera que el instrumento se aboleen la realizaci6n de su funci6n. Todo 10cual equivale a reducir la dua­lidad objetiva de las condiciones sociales a la dualidad de los modosde existencia que favorecen, evidentemente, en forma muy desigual;y, al mismo tiempo, a considerar tanto a quienes se aseguran el acce­so a la existencia «autentica» como a quienes «se abandonan» a laexistencia «inautentica» responsables de 10 que son, unos por su«resolucion» 29 que les.arranca de la existencia ordinaria para abrir­les el campo de los posibles, y los otros por esa «dimision» que lescondena a la «decadencia» y a la «asistencia social».

Esta filosofia social esta en perfecta armonia con la forma en quese expresa. En efecto, basta con situar de nuevo ellenguaje heid.ege­riano en el espacio de los lenguajes contemporaneos donde se definenobjetivamente su distinci6n y su valorsocialpara ver que esta combi­naci6n estilistica particularmente improbable, es rigurosamente ho­mologa de la combinacion ideol6gica que se encarga de vehicular: sea,para no sefialar mas que los puntos pertinentes, la lengua convencio­nal hieratica de la poesia post-mallarmemiana a 10 Stephan George,la lengua academica del racionalismo neo-kantiano a 10 Cassirer, 0,en fin, la lengua de los «teoricos» de la «revoluci6n conservadora»como Moller van den Bruck 30 0, sin duda mas cerca de Heidegger en

Asi, todo esta montado para prohibir como indecente cualquiertentativa de ejercer sobre el texto la violencia que el propio Heideggerreconocia como legitima cuando la aplicaba a Kant, y la unica quepermite «captar mas alla de las palabras 10 que esas palabras quierendecir». Para los guardianes del tesoro 25, toda exposici6n del pens a­miento originario que rechace la parafrasis inspirada en el idiolectointraducible esta condenada de antemano. La unica manera de decirque quieren decir esas palabras que no dicen nunca ingenuamente 10que quieren decir 0, 10que equivale a 10 mismo, que 10 dicen siemprepero s610 de manera no ingenua, consiste en reducir 10 irreducible,traducir 10intraductible, en decir 10 que quieren decir en la forma io­genua que precisamente quieren negar, negaci6n que constituye su pri­mera funci6n. La «autenticidad» no designa ingenuamente la propie­dad exclusiva de una «elite» social mente designadda, indica una po­sibilidad universal -como la «inautenticidad»-, pero una posibili­dad que s610 pertenece real mente a quienes consiguen apropiarselaaprehendiendola como tal y abriendose al mismo tiempo a la posibili­dad de «Iiberarse» de la «inautenticidad», especie de pecado originalconvertido a traves de la conversaci6n de algunos, en culpa responsa­ble de si misma. Tal es 10 que dice con toda claridad Jiinger: «tenerun destino propio, 0 dejarse tratar como un numero, tal es el dilemaque cada uno, si, tiene que resolver en nuestros dias, pero que es elunico en poder resolverlo (... ). Queremos hablar del hombre libre, talcomo sale de las manos de Dios. No es la excepcion, ni representauna elite. No: ese hombre se oculta en todo hombre y s610 existen lasdiferencias en la medida en que cada individuo sabe actualizar esa li­bertad que ha recibido como don 26.» Iguales en libertad, los hom-

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24 A traves de estrategias no menos paradojicas -aunque revistan aires de ciencia­la «politologia» que identifica el objeto cientifico con la «neutralidad etica», es decir,la neutralidad entre clases sociales cuya existencia por 10 demas niega, contribuye ala lucha de clases aportando el refuerzo de una falsa ciencia a todos los mecanismosque contribuyen a producir la falsa conciencia del mundo social.

25 L1evando las cosas hasta los ultimos extremos, no hay palabra que no sea unaanalgama introducible: asi, por ejemplo, en Heidegger la palabra «metafisica» no tie­ne el mismo sentido que en Kant, ni en el segundo Heidegger el mismo sentido quetiene en el primero. Sobre este punto, Heidegger no hace mas qu'l: lIevar hasta ellimiteextremo una propiedad esencial del uso filosofico de la lengua: la lengua filosofica co­mo suma de idiolectos de intersecciones parciales que solo puede utilizarse adecuada­mente por locutores capaces de relacionar cada palabra con el sistema en el que esanalabra reviste el senti do Que ellos desean darle (een el sentio de Kant»).

26 E. Junger, Essai sur I'homme et les temps, 1. I Traite du Rebelle (Der Waldgang,1951, Monaco, Edition Rocher, 1957,1. I, pp. 47-48) (en la pagina 46 se encontrarauna referencia, aunque implicita, a Heidegger).

bre el un-wesen acumulan todos estos efectos, realizando una forma de re­conciliacion de los contrarios que solo tiene equivalente en la magia: la absn,lutizacion del orden establecido (evocado unicamente por su contrario, comoen los suenos el vestido puede significar la desnudez) coincide con la nega,cion simbolica, mediante la universalizacion, del unico termino visible de larelacion de dominacion que funda este orden 24.

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el espacio politico, Ernst Hinger 31. En oposicion al lenguaje estric­tamente ritualizado y altamente depurado -sobre todo en suvocabulario- de la poesia post-simbolista, ellenguaje heidegerianotransposicion en el orden filosofico de aquel, a favor de la libertadque implica la logica propi~mente conceptual de la Begriffsdichtung,da cab Ida a palabras (par ejemplo Fursorgei y temas excluidos tantodel discurso esoterico de los grandes iniciados 32 como de la lenguaaltamente neutralizada de la filosofia universitaria. Apoyandose enuna tradicion filosofica que quiere sacar partido de las infinitas po­tencialidades de pensamiento que contiene el lenguaje corriente 33 ylos proverbios del sentido comun, Heidegger introduce en la filosofiauniversitaria (segun la parabola, que con tanta complacencia comen­taba, del homo de Heraclito), palabras y cosas hasta ese momentodesterradas pero a las que el confiere una nueva nobleza, mediantela imposicion de todos los problemas y de todos los emblemas de latradicion filosofica, e insertandolas en el tejido que traman los jue­gos verbales de la poesia conceptual. La diferencia entre los portavo­ces de la «revolucion conservadora» y Heidegger, que introduce enl~ filosofia la casi totalidad de sus tesis y muchas de sus palabras, re­side totalmente en la forma que las hace irreconocibles. Pero no cap­tariamos indudablemente la especificiddad del discurso heidegerianosi redujeramos uno u otro de sus perfiles antagonicos a la combina­ci6n absolutamente original de distancia y proximidad, de altura y sim­plicidad que realiza esta variante pastoral del discurso profesoral: es­te lenguaje bastardo casa perfectamente con la intencion de ese elitis­mo a1 alcance de las masas que brinda la promesa de una salvacionfilosofica a los mas «simples», con tal que sean capaces de entender,mas alla de los mensajes adulterados de los malos pastares, la refle-

31 W. Z. Laqueur, Yung Germany, A History of the German youth Movement, Lon­don, Routledge, 1962, pp. 178-187.

32 El estilo de George se impuso a la imitaci6n de toda una generaci6n particular­mente a traves del «movimiento de juventud» (Jugendvewegung), seducido por su idea­lismo aristocratico y su desprecio por el «racionalismo arido»: «His style was imitatedand a few kuotations were repeated often enough -phrases about he who once hascircled the flame and who forever will follow the flame; about the need for a new mo­vility whose warrant no longer derives from crown and escutcheon; about the fuhrerwith hi~ votkisch banner who will lead his followers to the future Reich Through stormand gnsly portents and so forth (W. Z. Laqueur, op. cit., p. 135).

33 M. Heidegger evoca explicitamente la tradici6n -y mas concretamente el sesgoque Plat6n dio a la palabra Eidos- para justificar su uso «tecnico» de la palabra Ges­tell designa un objeto de utilidad, por ejernplo, una estanteria para libros, Un esquele­to se llama tambien un Gestell. Y la utilizaci6n de la palabra Gestell que se exige ahoranos parece tan horrorosa como ese esqueleto, por no hablar de la arbitrariedad conque las palabras de una lengua ya hecha son asi maltratadas. i,Se puede llegar mas le­JOS en la extravagancia? Seguramente no. Tal extravagancia no es mas que un viejouso del ~ensam~ento» (M. Heidegger, «la cuesti6n de la tecnica» en Essais et conferen­ces, Pans, Galhmard, 1973, p, 27). Contra la misma acusaci6n de «arbitrariedad de­sordenada», Heidegger responde, dirigiendose a un estudiante con una exhortaci6na «aprender el oficio del pensamiento» (M. Heidegger, op. cii., pp. 222-223).

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xion «autentica» de un Fuhrer filosofico que nunca ha sido otra cosaque un Fiirsprecher, humilde cura parroco, por tanto sacralizado, delverbo sagrado.

LA LECTURA INTERNA Y EL RESPETO DE LAS FORM AS

Fritz Ringer tenia razon sin duda en reconocer la verdadera reac­cion de los «mandarines» alemanes al nacionalismo en la frase deSpranger que, en 1932, consideraba al «movimiento nacional de losestudiantes todavia autentico en su fondo, pero indisciplinado en laforma» 34. Para ellogocentrismo universitario cuyo limite maximo es­ta representado por el fetichismo verbal de la filosofia heidegeriana,la filosofia filo-logica por excelencia, es la forma apropiada 10 queconstituye el sentido correcto. La verdad de la relaci6n entre el aris­tocratismo filosofico, forma suprema del aristocratismo universita­rio, y cualquiera otra clase de aristocratismo -incluso del aristocra­tismo autenticamente aristocratico de los Junker y sus portavoces­se expresa en la formalizacion y en las advertencias contra todo tipode «reduccionismo», es decir, contra toda destruccion de la forma quepretende reducir el discurso a su mas simple expresion y, asi, a losdeterminantes sociales de su producci6n. Baste como prueba la for­ma que reviste en Habermas la interrogacion sobre Heidegger: «a partirde 1945 y desde diversos lados, se ha hablado del fascismo de Heideg­ger. El centro de este debate se situaria esencialmente en el Discursode rectarado de 1933, en el que Heidegger celebraba la "transforma­cion radical de la existencia de Alemania" . Si la critica se atiene a es­to, es esquernatica. Por el contrario, es mucho mas interesante averi­guar como el autor del Ser y del Tiempo (y este libro es el aconteci­miento filosofico mas importantes desde la Fenomenologia de Hegel),como por tanto un pensador de este rango ha podido descender a unmodo de pensamiento tan evidentemente primario que, para una mi­rada lucida, resulta ser el pathos sin estilo de esa apelacion a la autoa­firmacion de la universidad alemana 35». Como se ve no basta con es­tar en guardia contra 10 que pueda tener de «altivo» «la postura deMartin Heidegger escritor respecto a la lengua» 36, para romper conla preocupaci6n de la «altura» del discurso, ese sentido de la digni­dad filos6fica que el fil6sofo manifiesta fundamentalmente en su re­lacion con el lenguaje.

La «altura» estilistica no es una propiedad accesoria del discurso

34 E. Spranger, «Mein Konflikt mit der nationalsozialistischen Regierung 1933»Universitas Zeitschrift Fur wissenschaft, kunst und Literatur, 10, 1955, pp. 457-473,citado por F. Ringer, The Decline of the German, Mandarins, Thew German AcademieCommunity 1890-1933, Cambridge, Harvard University Press, 1969, p. 439. .

35 J. Habermas, «Pensar con Heidegger contra Heidegger», Profits philosophiqueset politiques, Paris, Gallimard, 1974, p. 90 (subrayado por el autor).

36 J. Habermas, op. cit., p. 100.

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filos6fi:o. Es, por el contrario, aquello que anuncia que ese discursoes un dlscu.rso autorizado, investido, en virtud de su conformidad,de la aut~ndad de ~n c.uerp? ~specialmente delegado para aseguraru~a especie de magisteno teo nco (con dominante logico 0 moral se­gun los autores y epocas). Yes tambien 10 que permite que no se di­gan algunas cosas que no tienen sitio en el discurso formalizado 0 queno pu~den encon~rar los portavoces capaces de dar la forma confor­me; mientras se dicen y entienden otras que de otra manera sedan in­decibles e irrecibibles. Tanto en ellenguaje vulgar como en el discur­so culto, los estilos estan jerarquizados y son jerarquizantes; a un «pen­sador» , y a un pensador «de alto rango», conviene un lenguaje de«altos vuelos». De ahi que el «pathos sin estilo» de los discursos de1933 resulte tan inconveniente para todos aquellos que tienen el senti­do de su dignidad de fil6sofos; los mismos que saludan como un aeon­tecimiento filos6fico el pathos filos6ficamente estilizado de Sein undZeit ..

~l rango del discurso en la jerarquia de los discursos y el respetodebido a ese rango se recuerdan por la «altura» estilistica. Una frasetal como «la verd~deracrisis de la vivienda consiste en que los morta­les h~n buscado siempre el ser de la vivienda cuando 10 que necesitanes pnmero aprender a vivir» 37, no se trata como una frase del len­guaje corriente del tipo de «se agrava la crisis del alojamiento» 0 in­cluso una propuesta dellenguaje cientifico como la de «en Berlin enla Hausvogteiplatz, en el barrio de negocios, el valor del metro cua­drado de terreno, que en 1865 era de 115 marcos, en 1880 se elevabaa 344 marcos y a 990 marcos en 1895» 38. En tanto que discurso enforma, el discurso filos6fico impone las normas de su propiapercepci6~39. L~ formalizaci6n, que mantiene el profano a una res­p~tuosa. distancia, protege el texto contra la «trivializacion» (como~lce Heidegger) condenandolo a una lectura interna, en el doble sen­t~do de lectura encerrada en los limites del propio texto y, al mismotiempo, reservada al grupo cerrado de los profesionales de la lectura:basta co~ re~~xionar s~bre los usos sociales para darse cuenta qu~el texto filosofico se define como aquello que s610 puede ser leido ­de hecho- por «filosofos», es decir, por lectores convertidos de an-

37 M. Heidegger, Essais et conterences p 19338 . VI ,. •M. H.albwachs, Classes soc/ales et morphologie, Paris, Ed. de Minuit, 1972, p,

I?8: Es ObVIO que una frase ~al queda de antemano exc1uidade cualquier discurso filo­sofico que se respete: ~I.sentido de la distincion entre 10«teorico» y 10«empirico» es,en efecto, una dl~enslOn fundamental del sentido de la distincion filosofica.

~9 Para desga~ar est,a filosofia implicita de la lectura filosofica y de la filosofia dela historia de la filosofta de la que es solidaria, habria que resumir sistematicarnenteto?OS los textos (frecuentes tanto en Heidegger como en sus comentadores) donde se .afl;ma la es~era de un tratamiento puro y puramente formal, la exigencia de una lectu­ra mterna, circunscrita al espacio de las palabras 0, 10que es 10mismo, la irreductibili­dad de la obra «autoengendrada» a. cualquier determinacion historica -aparte, evi­d.entemente, de la~ det~rmmaclOnes mternas de la historia autonoma de la filosofia 0

Sl acaso, de las historias de las ciencias maternaticas 0 fisicas. '

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temano, lectores dispuestos a reconocer -en el doble sentido- el dis­curso filos6fico como tal y a expresarlo como ese discurso exige serleido, es decir, «filos6ficamente», segun una intenci6n pura y pura­mente filos6fica que excluye toda referencia a otra cosa que no seael propio discurso, un discurso que, fundandose en el mismo, carecede exterior.

El circulo institucionalizado del desconocimiento colectivo que fun­da la creencia en el valor de un discurso ideologico s610 se instauracuando la estructura del campo de produccion y circulaci6n de esediscurso es tal que la negacion que lleva a cabo diciendo 10 que dices610 en una forma que tiende a mostrar que no 10dice, encuentra in­terpretes capaces de re-desconocer el contenido que niega; cuando 10que la forma niega es re-desconocido, es decir, conocido y reconoci­do s610 y unicamente en la forma en que se realiza negandose. En su­rna, un discurso de negacion requiere una lectura formal (0 formalis­ta) que reconozca y reproduzca la negaci6n inicial, en lugar de negar­la para descubrir 10 que niega. La violencia simb6lica que incita alre-desconocimiento s610 se ejerce en la medida en que consigue obte­ner de sus destinatarios que Ie traten como exige ser tratado, es decir,con todo el respeto que merece, en las formas, en tanto que forma.Una producci6n ideologica resulta tanto mas conseguida cuanto mascapaz sea de hacer caer en el error a cualquiera que intente reducirloa su verdad objetiva: 10 propio de la ideologia dominante es estar encondiciones de rebajar la ciencia de la ideologia bajo la acusacion deideologia. La enunciaci6n de la verdad oculta del discurso escandali­za porque dice aquello que deberia ser «10 ultimo en decirse»,

Las mas refinadas estrategias simbolicas no podrian nunca pro­ducir completamente las condiciones de su propio exito y estarian, portanto, condenadas al fracaso, sino contaran con la complicidad acti­va de todo un cuerpo de defensores de la ortodoxia que orquesta, am­plificandola, la condena inicial de las lecturas reductoras 40.

Basta con que Heidegger afirme que «la filosofia es esencia/mente inactualporque pertenece a esas raras cosas cuyo destino es no poder encontrar nun­ca una inmediata resonancia en su propio hoy, y no tener tampoco derechoa encontrar ninguna» 41, 0 que «pertenece a la esencia de los fil6sofos anti­guos el ser necesariamente desconocidos por sus contemporaneos» 42 -

40 No es el sociologo quien importa el lenguaje de la ortodoxia: «The addresseeof the "Letter on Humanism" combines a profound insight into Heidegger with anextraordinary gift of language, both together making him beyond any question oneof the most authoritative interpreters of Heidegger in Francia» (W. J. Richardson, S.J. Heidegger, Through Phenomenology Thought, La Haya, M. Nijhoff, 1%3, p. 684,a proposito de un articulo de J. Beaufret); 0 tambien: «This shympathetic study (deAlbert Dondeyne) orchestrates the theme that the ontological difference is the singlepoint of reference in Heidegger's entire effort, not every Heideggerean ofstrict obser­vance will be happy, perhaps, with the author's formulae concerning Heidegger's re­lation to "Ia gran tradicion de la filosofia perenne"». (ibid.).

41 M. Heidegger, Introduction a la metaphysique. p. IS.42 M. Heidegger, Nietzsche I, p. 213. La obra, dice en alguna parte Heidegger, «es­

capa ala biografia» que solo puede «dar nombre a algo que no pertenece a nadie».

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variaciones sobre el tema del «filosofo maldito», particularmente pintores­cas ensu boca-, para que todos los comentaristas repitan inmediatamente 43:

«todo pensamiento filosofico que supera un determinado grado de firmezay rigor esta fatalmente condenado a ser mal comprendido por sus contempo_ranees. Clasificar como ap6stol de 10 patetico , promotor del nihilismo, ad­versario de la 16gica y de la ciencia a un filosofo cuya preocupacion unicay constante ha sido el problema de la verdad, resulta una de las mas extrafiastergiversaciones de que pueda hacerse culpable a la Iigerezade una epoca» 44.

«Su pensamiento se presenta como algo extrafio a nuestro tiempo y a todo10 que es hoy de actualidad» 45.

Asi, la carta sabre el humanismo, la mas caracteristica y mas frecuente­mente citada de todas las intervenciones directas destinadas a manipular es­trategicarnente la relacion entre el sistema patente y el sistema latente, y, deesta forma, la imagen publica de la obra, ha funcionado como una especiede carta pastoral, matriz infinita de comentarios que permiten a los simplesvicarios del Ser reproducir por su cuenta el distanciamiento inscrito en cadauno de los avisos magistrales y colocarse de esta manera en el lado buenodel corte entre 10 sagrado y 10 profano, entre los iniciados y los profanos.A medida que la onda va propagandose en circulos cada vez mas amplios ­interpretaciones, comentarios inspirados, tesis eruditas, obras de iniciaciony, en fin, manuales, a medida que se va descendiendo en la jerarquia de losinterpretes y que declina la altura de sus frases 0 de sus parrafos, el discursoexoterico tiende a volver a su verdad. Pero, como en las filosofias emanantis­tas, la difusi6n se acompafia de una perdida de valor, si no de sustancia, eldiscurso «trivializado» y «vulgarizado» lIeva la marca de su degradacion, con­tribuyendo asi a realizar aun mas el valor del discurso original u originario.

Las relaciones que se establecen entre la obra de gran interpretey las interpretaciones 0 las sobre-interpretaciones que requiere 0 en­tre las auto-interpretaciones destinadas a corregir y prevenir las inter­pretaciones desafortunadas 0 malevolas y a legitimar las interpreta­ciones correctas, son absolutamente semejantes a las que, desde Du­champ, se establecen entre el artista y el cuerpo de interpretes: en am­bos casas, la producci6n hace intervenir la anticipaci6n de la inter­pretaci6n, jugando con los interpretes, incitando a la interpretaci6ny a la sobre-interpretaci6n, bien para recibirlas en nombre de la ine­xaustibilidad esencial de la obra, bien para rechazarlas, par una espe-

43 Resulta notable que Heidegger, del quese sabe con que encarnizamiento recu­sabay rechazaba todas laslecturas externas 0 reductoras desuobra(cartas a JeanWahl,a Jean Beaufret, a un estudiante, a Richardson, entrevista con un filosofo japones,etc.), no dude en emplear contra suscompetidores (en este caso, Sartre) argumentosde un «grosero» sociologismo, restituyendo por ejemplo al temade la «dictadura dela publicidad» (Lettre sur l'humanisme, pp. 35-39) elsentido propjamente social (cuandono sociologico) que tenia indudablemente en su Sein und Zeit, en un pasaje dondeseaplica precisamente a establecer quela «analitica existenciab del «se» no tiene en ab­solutopor objeto aportar s610 de paso una contribucion ala sociologia (p. 41). Esta

, neutralizacion de Heidegger I por Heidegger II testimonia (conel «solo» de la frase., citada) que, si todo es re-negado, anda es renegado.

44 J. Beaufret, Introduction aux philosophies de l'existence. De Kierkegaard iJHei­degger, Paris, Denoel i--Gonthier, 1971, pp. 111-112.

" 45 O. Poggeler, La penseede M. Heidegger, Paris,Aubier-Montaigne, 1963. p. 18.

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Tde de desafio artistico a la interpretaci6n que constituye una maneramas de afirmar la trascendencia del artista y de su poder creador, in­cluso de su poder critico y autocritico. Sin duda, la filosofla de Hei­degger es el primero y mas cumplido de los ready ":lade filoso.ficos,obras hechas para ser interpretadas y hechas por la interpretacion 0,

mas exactamente, par la viciosa dialectica -antitesis absoluta de ladialectica de la ciencia- del interprete que procede necesariamentepor exceso y del productor que, mediante sus rep~obaciones,. retoquesy correcciones, establece entre la obra y .todas l~s m~erp~~taclOnesunadiferencia analoga a la del Ser con la simple dilucidacion de los que.son ".

La analogia es menos artificial que 10 que pudiera parecer a pri-mera vista: al establecer que el sentido de la «diferencia ontologica»que separa su pensamiento de tod? el pensamiento a?terior 47 e~ t~m­

bien 10 que separa las interpretaciones «vulgares», mfraon~ologlcas

e ingenuamente «antropologicas» (como la de Sartre) de las mterpre­taciones autenticas, Heidegger coloca su obra fuera de discusion y con­dena de antemano toda lectura que intencionalmente 0 no se atengaal sentido vulgar y reduzca por ejemplo el analisis de la existe~cia

«inautentica» a una descripcion «sociologica», como han hecho cier­tos interpretes bien intencionados, pero mal inspirados, y como hacetambien el sociologo, aunque con intencion muy diferente. Plantear,en la propia obra, la diferencia entre dos lecturas de ella, es poneral lector en condiciones tales que, ante los retruecanos mas descon­certantes 0 las trivialidades mas irritantes, vuelva contra el mismo lasmagistrales advertencias: asi, aunque comprenda p~~fectam~~t.e,sos­pechara de la autenticidad de su propia comprension prohibiendosejuzgar a un autor que de una vez para siempre se ha instaurado comojuez de toda comprensi6n. Igual que el eclesiastico que, como ?bser­va Weber, disponde de los medios de hacer recaer sobre los laicos ~a

responsabilidad del fracaso de la em presa cultural, la gran profeciasacerdotal se asegura la complicidad de las interpretaciones que notienen otro remedio que buscar y reconocer la necesidad de la obraincluso en sus accidentes, deslizamientos 0 lapsus so pena de verse re­chazados en las tinieblas del «error» 0, peor aun, del «yerro».

Veamos, de pasada, un notable ejemplo de emulaci6n in.terpreta!iva queconduce a movilizar todos los recursos acumulados por la internacional delos interpretes para escapar al simplismo denuncia de ant~mano con un ~a­

gistral juego de palabras: «In English this term (err~nce) IS ~n artefact WIththe following warrant: The primary sense of the Latm errore IS «to wander»,the secondary sense «to go astray» or «to err», in the sense of «to wanderfrom the right path». This double sense is retained in the French errer. In

46 Desde este puntadevista, la entrevista a Marcel Duchamp (aparici6n en yH 101,n.? 3, otono 1970, pp. 55-61) Seaserneja ala Lettre sur l'huma".is"!e consusmnume­rabies desmentidos a advertencias, sus juegos trucados can el mterprete, etc.

47 Se objetara que esta «pretension» se desmiente en la Lettre (p. 95), 10 que noIe impide afirmarse de nuevo un poco mas adelante (p. III).

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English, the two senses are retained in the adjectival form, «errant»: the firstsense (eto wander») being used to describe persons who wander about sear­ching for adventure (vg. «knights errant»); the second sense signifying «de­viating from the true or correct», «erring». The noun form, «errance», is notjustified by normal English usage, but we introduce it ourselves (followingthe example of the French translators, pp. 96 ff.), intendind to suggest bothnuances of «wandering about» and of «going astray» (<<erring»), the formerthe fundament of the latter. This seems to be faithful to the author's inten­tions and to avoid as much as possible the simplest interpretations that wouldspontaneously arise by translating as "error".» (W. J. Richardson, op. cit.,p. 224, n. 29, subrayado por el autor; cf. tambien p. 410, sobre la distincionentre poesy y poetry.)

Cauciones, autoridades, garantes, los textos implican, naturalmen­te, estrategias. Estrategias que, en estos ambitos solo son eficaces sise disimulan como tales, en primer lugar -tal es la funcion de lacreencia- para sus propios autores; la participacion en el capital sim­bolico que les corresponde tiene como contrapartida el respeto porlas conveniencias que definen en cada caso, segun la distancia objeti­va entre la obra y el interprete, el estilo de la relacion que se estableceentre ellos. Habria que analizar mas cabalmente, en cada caso parti­cular, cuales son los intereses especificos del interprete, descubridor,portavoz titulado, comentador inspirado 0 simple repetidor segun laposicion relativa que la obra interpretada y el interprete ocupen, enel momento considerado, en sus respectivas jerarquias; y determinaren que y como orientan la interpretacion. Dificilmente se podria, pues,en tender una posicion aparentemente tan paradojica como la de losheidegerianos-marxistas franceses -que tienen como antepasados aMarcuse 48 y a Hobert 49_ si no se tiene en cuenta el hecho de quela operacion heidegeriana de relanzamiento coincidia con las expec­tativas de aquellos marxistas mas desesos tambien de relanzarse aso­ciando la mas prestigiosa de las filosofias del momento a la plebeiaphilosophia por excelencia, entonces muy sospechosa de «trivia­lidad» 50. De todas las maniobras que contiene la carta sobre el hu­manismo 51, ninguna podia afectar tan eficazmente a los marxis­tas «distinguidos» como la estrategia de segundo grado consistenteen reinterpretar con referencia a un nuevo contexto politico -eontexto

48 H. Marcusee, «Beitrage zur Phanomenologie des historischen Materialismus»,en Philosophische Hefte, I, 1928, pp. 45-68.

49 C. Hobert, Das Dasein im Menschen, Zulenroda, Sporn, 1937.50 La misma l6gica que, mas recientemente, ha conducido a «combinaciones» en

apariencia mas fundadas, del marxismo y del estructuralismo 0 del freudismo, al tiem­po que Freud, (interpretado por Lacan) proporcionaba una nueva cauci6n a los juegosde palabras conceptuales a la manera de Heidegger.

51 Ver M. Heidegger, Lettre sur l'humanisme, pp. 61, 67, 73, en la desaprobaci6nde la lectura «existencialista» de Sein und Zeit; p. 81, el repudio de la interpretaci6nde los conceptos de Sein und Zeit, como «secularizacion» de conceptos religiosos; p.83, el rechazo de la lectura «antropologica» 0 «moral» de la oposici6n entre 10autenti­co y 10inautentico; pp. 97-98, la condena, en fin, un poco respaldada, del «nacionalis­mo» de los analisis de la «patria» (Heimat), etc.

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que imponia el lenguaje del «dialogo fecundo con el marxismo»-,la estrategia tipicamente heidegeriana de (falsa) superacion por la ra­diealizacion que el primer Heidegger dirigia contra el concepto mar­xista de alienacion (Entfremdung): «la ontologia fundamental que fun­da la «experiencia de la alienacion» tal como 10describe Marx (es de­cir de manera todavia demasiado «antropologica») en la alienacionfu~damentaldel hombre, en la mas radical de las alienaciones, es de­cir, el olvido de la verdad del Ser (,no representa acaso el nee-plus ul­tra del radicalismo? 52.

Basta con releer las aetas de una discusion entre Jean Beaufret, Henri Le­febvre Francois Chatelet y Kostas Axelos53 para convencerse de que estainespe;ada combinacion filos6fica se basa muy poco en razones estrictamen­te «internas»: «me he visto hechizado y cautivado por una vision -esta pala­bra no es muy justa- tanto mas sorprendente cuanto que contrasta con /atrivialidad de la mayor parte de los textos filos6ficos aparecidos desde haceanos» (H. Lefebvre);«Entre la visioncosrnico-historica de Heideggery la con­cepcion historico-practica de Marx, no hay antagonismos (H. Lefebvre); «Elfondo comun que existe entre Marx y Heidegger, 10que para mi les vincula,es nuestra propia epoca, la de la civilizaci6n industrial altamente avanza?ay la de la mundializacion de la tecnica (..,). En suma, ambos pensadores tie­nen en comun al menos el mismo objeto (... ) 10que les distingue, por ejem­plo, de los sociologos que analizan, por aqui y por alia, las manifestacionesparticulares» 54 (F. Chatelet): «Tanto Marx como Heidegger dan pruebas deuna misma radicalidad en su cuestionamiento del mundo, de una misma crt­tica radical del pasado y de una comun preocupacion ante la preparaci6n delporvenir planetario» (K. Axelos); «Heidegger se propone esencialmente ayu­darnos a entender 10que Marx dice» (J. Beaufret); «La imposibilidad de sernazi va a la par con el viraje de Sein und Zeit en Zeit und Sein. Si Sein undZeit no ha preservado a Heidegger del nazismo, Zeit und Sei"., que no es unlibro sino la suma de sus meditaciones desde 1930 y de sus publicacionesdesde1946' Ie han alejado de el sin retorno posible» (J. Beaufret); «Heidegger esperf~ctamente materia/isla» (H. Lefebvre); «Heidegger, con un estilo muy di­ferente, prosigue la obra de Marx» (F. Chatelet).

Los intereses especificos de los interpretes y la propia logica delcampo que lleva hacia las mas prestigiosas obras a los lectores masinclinados y aptos para la poblacion hermeneutica no bastan para ex­plicar el hecho de que la filosofia heidegeriana haya podido ser reco­nocida en un momento dado, en los sectores mas diversos del campofilosofico como la realizacion mas distinguida de la intencion filoso­fica. Este'destino social solo podia cumplirse en base a una afinidad

52 Ver M. Heidegger, Lettre sur I'humanisme, pp. 101-103.53 K. Axelos, Arguments d'une recherche, Paris, ed. de Minuit 1969, pp. 93 y sgt.;

ver tambien K. Axelos, Einjuhrung in ein kunftiges Denken uber Marx und Heidegger(introducci6n a un futuro pensamiento sobre Marx y Heidegger), Tubingen, Max Nie-meyer Verlag, 1966. .

54 Vemos aqui actuando, es decir, en su verdad practica, el esquen.ta de la «dife­rencia ontologica» entre el Ser y los que son i,es esto a caso una casualidad que su~genaturalmente siempre que se trata de marcar las distancias y restablecer las jerarquias,particularmente entre Ia Filosofia y las Ciencias Sociales?

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previa de las disposiciones que remite a su vez a la logica del recluta­miento y de la forrnacion del cuerpo de profesores de filosofia, a laposicion del campo filosofico en la estructura del campo universita­rio y del campo intelectual, etc. EI aristocratismo pequefio-burguesde esta «elite» del cuerpo profesoral que constituian los profesoresde filosofia, frecuentemente salidos de capas inferiores de la pequefiaburguesia y que llegaban a alcanzar la cima de la jerarquia de las dis­ciplinas literarias a fuerza de proezas academicas, en el rincon de lalocura del sistema escolar, ajenos al mundo y a todo poder sobre elmundo, solo podria resonar con ese producto ejemplar de una dispo­sicion homologa,

No hay ni uno solo de los efectos aparentemente mas especificosdellenguaje heidegeriano -el efecto de pensamiento radical y el efectode pensamiento planetario, el efecto de destrivializacion de las fuen­tes y el efecto de «pensamiento fundativo» y, en terminos mas gene­rales, todos los efectos constitutivos de la blanda retorica de la ho­molia, variacion sobre las palabras de un texto sagrado -que funcio­na como matriz de un comentario infinito e insistente orientado porla voluntad de agotar un terna por definicion' inagotable- que no re­presente ellimite ejemplar, por tanto, la legitimacion absoluta de losgiros y de los tics profesionales que permiten a los «profetas de la ca­tedra) (Kathederpropehten), como decia tambien Weber, re-producircotidianamente la ilusion de la extra-cotidianeidad. Asi, -pues, todosy cada uno de los efectos del profetismo sacerdotal solo se consiguenplenamente en base a la profunda complicidad que une a autor e in­terpretes en la aceptacion de los presupuestos implicit os en la defini­cion sociol6gica de la funcion de «pequeflo profeta pagadopor el Es­tado», como decia tambien Weber: entre estos presupuestos, no hay nin­guno que mejor sirva a los intereses de Heidegger que la absolutizaciondel texto que llevaa cabo toda lectura letrada que se respete. Ha sido ne­cesaria una trasgresion del imperativo academico de neutralidad tanextraordinaria como el enrolamiento del fil6sofo en el partido nazipara que se plantee la cuestion, por 10 demas inmediatamente alejadacomo algo indecente, del «pensamiento politico» de Heidegger. Loque constituye tambien una formula de neutralizacion: los profesoresde filosofia han interiorizado tan profundamente la definicion que ex­ciuye de la filosofia cualquier referencia abierta a la politica que hanacabado par olvidar que la filosofia de Heidegger es politica de caboa rabo.

La comprensi6n en las formas seria algo formal y vacio si a me­nudo no fuera la mascara de una comprension a la vez mas profunday oscura que se edifica sobre la homologia mas 0 menos perfecta delas posiciones y la afinidad de los habitus. Comprender, es tambiencomprender a medias palabras y leer entre lineas, llevando a cabo enla practica (es decir, la mayor parte de las veces, en forma inconscien­te) las asocaciones y sustituciones linguisticas que el productor ha lle­vado a cabo inicialmente: asi se resuelve practicamente la especificacontradicci6n del discurso ideologico que, obteniendo su eficacia de

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su duplicidad, solo puede expresar legitimamente el interes de claseo de una fracci6n de clase en una forma que 10 disimuia 0 le traicio­na. Implicado en la homologia de posiciones yen la orquestacion maso menos perfecta de los habitus, el reconocimiento practice de los in­tereses de que es portavoz ellocutor y de la forma particular de cen­sura que prohibe su expresion direct a, da acceso directamente, apartede toda operacion consciente de codificacion, a 10 que quiere decir>el discurso. Mas ana de las palabras, esta comprension nace de la coin­cidencia entre un interes expresivo todavia inexpresado, incluso re­chazado, y su expresion en las formas, es decir, ya efectuado de acuer­do con las normas de un ambito dado 56.

55 A esta ciega comprensi6n se refiere la siguiente declaraci6n, aparentemente con­tradictoria de Karl Friedrich von Weizacker (citado por J. Habermas, op. cit., p, 106)«yo era un joven estudiante cuando comence a leer £1 Ser y el Tiempo, que habia apa­recido poco antes. Aqui puedo afirmar con plena conciencia que en ese momento, ha­blando en terminos estrictos, no entendi absolutamente nada, Pero no puede sustraer­me entonces a la impresion de que era alii, y solamente alii, donde e1 pensamiento apre­hendia los problemas -problemas que yo presentia- que se plantean tras la fisica te6ricamoderna, y todavia hoy tengo que hacerle justicia en este punto».

56 El propio Sartre, a quien segun Simone de Beauvoir (que curiosamente ha 01­vidado a Heidegger), las elitistas profesiones de fe de Heidegger Ie hubieran hecho son­reir 0 indignarse si se Ie hubieran presentado con las apariencias del «pensamiento dela derecha», s610 pudo comprender tal como comprendi6 la expresi6n que la obra deHeidegger daba de su propia experiencia del mundo social, la que se expresa a 10largode las paginas de La Nausea, porque se Ie present6 en una forma de acuerdo con lasconveniencias y las convenciones del campo filos6fico.

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«Cuando setienen tareas sa­gradas, dice Nietzs­che, i.acaso no sees ya sagrado porel hecho de tener­las? La dialectica

iH sacerdotal del con-sagrante sacrali­zado por los ac­tos de sacraliza­cion se caracterizapor la combina­cion de profesio­nes de humildad(ver «no inUtil», «sin

ningun privilegio», «limitadas pero importantes», etc.) y marcasde enfasis (ver la duplicacion pomposa -«a las tesis y a las formula­ciones»; «invocadas y utilizadas»; «en Francia y en el extranjero»;«plantear y resolver»- 0 la designacion rimbombante de la empresaen cuestion: «en el terreno del materialismo historico»; «En el traba­jo colectivo»; «el proximo dia, habra que dedicar esta utilizacion aun analisis historico especial, ala vez critico y completo»; «como em­pezamos ahora a saber»; «una cuestion de graves consecuencias quehabra que analizar»; «estedesplazamiento tiene gravesconsecuencias»:<<00 es en absoluto una casualidad que Althusser haya podido ade­lantarse en este sentido a partir de un analisis de la practica de Leniny de los textos que la reflejan», etc.). El discurso contiene un discursosobre el discurso que no tiene otra funcion que la de significar la im­portancia inteleetual y politica del discurso y de quien 10 mantiene (ver«importante»; «problema fundamental»; «este punta decisive»; «masfundamental y de mayor gravedad»; «mucho mas profundo»; «estepunto tiene una importancia politica fundamental»; «por ahi llega­mos a algo mucho mas profundo», etc.).

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CAPITULO II

EL DISCURSO «IMPORTANTE»

:lii AlgunAs reflexiones sociologicas sobre «algunas~bserva~nes criticas en torno a "Leer el Capital"»~

*Etienne Balibar, ~{sobre la dialectica historica». Algunas observaciones criticas entorno a «Leer el Capital», La Pensee, n." 170, agosto 1973, pp, 27-47.

**Este texto de Marx, como los siguientes, esta sacado de La ideologta alemana.

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(P. 38)·

AI examinar estes puntos . . , me he fijado untriple objetivo: insistir una vel m $ en . " ICO de \OS COnceptosgenerales . roducenen los anilisis concretos arx;!ijiicmr anteCuaJ9Uijr esviaci6 ormalistaen la implantaci6nde esos co os; Y.enparncu ar, anlo cu quier~ do sustiluir los conceptos .......a1.. onsu desarrollo en 01aUlisis coecrete efectivo. Hoy mas que nunc:aestu onen­taclones son imponantcs, debido at trabaio de estos ultimos aftos.

(P.28)Esta «.flumentacioo» ha de creer con seguridad dificultades. Para ver

claro aqui, hay que distinguir cuidadosamentc tres aspectos del problema:

- Loq~ pensado respeeto I esos dos lomu del deli.hismo»y 1& «deter;i~-;n ultima jostandaM;

- 10 quoSinlcotlba hlcer on ese pasaje de LLC;

- yon fin, 10quo nosolros debemos pensar do esos lomu, 0 do las pre-sunlu quo impli.ln, on 01esIado Ictual de Ia problernatica del malerialis­rna hist6rico.

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El yo sacerdotal recibe su autoridad del profeta original; pero, porgrande que pueda ser la modestia (condici6n de la participaci6n enel capital de autoridad herededo) que le prohibe hablar realmente enprimera persona, no puede olvidar que restaurar el capital en su inte­gridad por la trivializaci6n -revoluci6n de la lectura que define larevoluci6n letrada (<<aclarar sobre las raices»)- es algo que tiene ciertomerito, Desde otro punta de vista, sabe tambien que esta condenadoa la «tentacion» de la desviaci6n, pero protegido por el propio respe­to de esos textos que Ie inspiran desgarradoras interrogaciones (<<Acasola explicacion de Marx es realmente materialista s610en tantoque too­ria? i,Acaso es compatible, sin plantear graves contradicciones (y ...),con la problematica del materialismo historico?»).

El sacerdocio normal cita y recita; el gran sacerdocio suscita y re­sucita. Sucede que lleva su audacia hasta el punto de exponer las dis­cordancias e incluso las contradicciones (se piensa en Abelardo) queaparecen en las fuentes de la revelaci6n (<<en ultima instancia, esta pro-

LA DESVIACI6N DEL CAPITAL

Las tesis y formulaciones expuestas en Leer el Capital han sido objetode numerosas criticas. Sin embargo, esas tesis, han sido abundantememeinv,ocadas y utilizadas por todos aqueUos que, tanto en Francia como enel extranjero, intentan plantear y resolver los problemas te6ricos de las cienciaslIamadas sociales en el campo del materialismo historico. En estas condi­ciones, hoy ya es posible cierto distanciamiento en relaci6n a 10que exphci­tamente s610era una primera tentative de elaboraci6n, necesariamente des­tinada a una serie de rectjflfacjoPCS en el trabajo colectivo. Por 10demas,creo que esto no es imitil,

Por mi parte, y sin arrogarme ningun privilegio, querria aqui contribuira esta rectificaci6n en algunos puntos relativos a mi propio ensayo «sobrelos conceptos fundamentales del materialismo historico» I. Las detalladaspreguntas que me ha hecho un grupo de j6venes fil6sofos ingleses, a los quequiero agradecer aqui su lectura sin concesiones, me ha proporcionado oca­si6n para esta contribucion.

Considerare las siguientes cuestiones: -determinadas fabulaciones res­pecto al «fetichismo de la mercancia», en las que me habia basado para in­tentar elaborar la categoria rnaterialista de «determinacion en ultima ins­tancia» en la historia de las formaciones sociales.

(P. 27)·Por aqui lIegamos a algo mucho mas profundo que puede aclararnos las

rakes, en la historia misma del marxismo, de las anteriores dificultades, eincluso de ciertas confusiones.

• En este fac-simil (en la edici6n francesa) del texto de Etienne Balibsr, como enlos siguientes, aparecen subrayados 0 rodeados con un circulo algunas muestras de losprocedimientos estilisticos que analiz6 y de los que Marx proporciona el comentario,frecuentemente un poco polemico,

136

Page 69: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

blematica no es mas que una determinada variante de una problema­tica filos6fica pre-marxista (... ) inestable y contradictoria»; «esta for­ma ha desempenado un papel necesario en el proceso de constituci6ndel materialismo historico, pero sigue siendo ideol6gica, en el sentidoconcreto de la ideologia que critica: ideologia burguesa. En princi­pio, esta situaci6n no tiene nada de extrano ni de escandaloso»). Asi,se erige en guardian de la autenticidad del mensaje, el unico capazde proteger contra la «recaida» en los errores «pre-marxistas» a to­dos aquellos que, «incluso marxistas» (ver: «jcuantos economistas,e incluso cuantos marxistas, 10aislan de esta forma!»), creen que so­lo pueden contar con sus propias fuerzas (chay que tener cuidado aquien no volver mds acd de 10que era justo, mas aca de 10que en Marxera una revoluci6n teorica»).

La estrategia de destrivializacion, completamente trivial en Filo­sofia, reviste aqui una forma original: no se trata s610 de comprendera Marx mejor que el propio Marx, de superar a Marx (el joven) ennombre de Marx (el viejo), de corregir al Marx «pre-marxista» quesobrevive en Marx en nombre del Marx realmente marxista que pro­duce una «lectura» mas marxista que Marx (<<Marx no ha roto total­mente con la ideologia»; «ni siquiera en el Capital, hay una rupturaobjetiva y definitiva con esta ideologia»), y de acumular asi los bene­ficios de la identificaci6n con el profeta original -es decir, la autori­dad intelectual y politica asociada a la pertenencia- y los beneficiosde la distinci6n.

"Acaso la explicaci6n de Marx es realmente materialista solo en tanto que teortatj,Acasoes compatible, sin plantear graves contradicciones y crear verdaderos obstacu­los te6ricos, con la problematica del materialismo hist6rico? No 10 creo. No es s610a causa de la experiencia cotidiana delos~ lafilosofia humanista, ala psico­logia y a la antropologia.

(P.30)

Si esta afirmaci6n es correcta, significa simplemente que, en este punto particular,pero decisivo, Marx no ha roto todavia IOtaimentecon la ideologia que combate. Si­tuacion que no debemos pensar eclecticamente, como yuxtaposici6n de proposiciones«idealistas» y «materialistas», Sino rigurosamente, como la contradicci6n, necesaria­mente inestable y transitona, de las posiciones rnaterialistas e idealistas en una rinicaproblematica, cuya forma te6rica resulta de esa misma contradicci6n, y de su «grado»de desarrollo. Sobre este punto, en el trabajo de Marx no ha habido. ni siquiera enetCapi/al una ruptura objetiva y definitiva con esa ideologia (y por tanto con el idea­lismo que contiene, y que dirige en ultimo analisis sus efectos), sino s610un cambiode forma de esa ideologia, el descubrimiento de una forma de «critica» interna delidealismo. Esta forma ha desempellado un papel necesario en el proceso del materia­lismo historico, pero continua siendo ideol6gica (en el sentidaconcreto de la ideologiaque critica: ideologia burguesa). En principio, esta situaci6n no tiene nada de extralloni de escandaloso. E incluso, si se quiere reflexionar, manifiesta el caracter dialectico,es decir, contradictono, desiguaJ e ininterrumpido del proceso de constituci6n.

(P.30)

"Por que se puede afirmar que la «teoria del fetichismoi en tanto que teoria, esideol6gica y acaba por producir un efecto~? Porque hace

(P. 30)

138

1/",

,,',,'" Lo que se ventila aqui es mucho mas «importante»: hacer la cien­cia de una obra que es la ciencia, es hacer avanzar asi la ciencia delobjeto de que esa obra es la ciencia. Como la lectura te6rica de lostextos te6ricos se constituye como practica cientifica (cde manera endefinitiva empirica "yo utilizaba el hecho de que, precisamente en laseccion del Capital sobre el "fetichismo" de la mercancia"», etc.),la filosofia es liberada, mediante anexi6n 0 anulaci6n, de la compe­tencia de las «llamadas ciencias sociales» y los filosofos, guardianesy garantes del deposito, son restaurados en la funci6n (que siempreha reivindicado) de jueces «en ultima instancia» de la practica cienti­fica (de la que por eso mismo quedan dispensados).

De esta forma, el doble juego que define el profetismo sacerdotalpermite conjugar los beneficios, normalmente exclusivos, que procu­ran los dos principios posibles de la autoridad intelectual: la auctori­tas personal del auctor que esta siempre a merced del cuestionamien­to profetico 0 de la condena sacerdotal, y la autoridad institucionaldel mandatario, seguro de contar con la solidaridad de todo el grupodel que se hace pleni-potenciario, es decir, en este caso particular, conla solidaridad del conjunto de los marxistas patentados que, consti­tuidos como tales por su adhesion a la lectura ortodoxa, confierena esta su poder social (Marx... , yo... , nosotros ... ). La lucha por elmonopolio del comentario legitimo del Capital (Leer el Capital) noseria tan encarnizada si 10que en ella se ventila no fuera, en realidad,el inmenso capital simbolicoque representa el marxismo, la unica teoriadel mundo social que es eficiente a la vez en el campo politico y enel campo intelectual (de ahi 10 que se podria llamar el sindrome deLenin -ver: Lenin y la filosofia-«, una de las formas que reviste elsuefio del fil6sofo-rey entre los intelectuales). Esta desviacion de ca­pital es justamente 10 que permite transportar estrategias propiamen­te politicas al terreno de las luchas intelectuales y suspender asi, ennombre de las exigencias de la «lucha», todas las reglas escritas 0 noescritas que rigen un campo intelectual relativamente aut6nomo.

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141

(P.41)

Esta aproxirnacion aclara al mismo tiempo un hecho episternologico fun­damental, eI hecho de la solidaridad e incluso la interdependencia necesariade las representaciones eVQ/ucionistas y de las representaciones re/ativistas(tipologistas 0 estructuralistas) de la historia, aparentemente, opuestas, pe­ro simetricas, y, tanto unas como otras, no dialecticas. Es claro que ambasrepresentaciones se deben al planteamiento separado de dos problemas que,en la historia de Marx, son s610 uno(P.44)

El texto de Althusser sobre «contradiccicn y superdeterminacion», cual­quier que sea el caracter provisional de algunas de sus forrnulaciones, muestraclaramente esto: la «dialectica» de la historia no es la pseudo-dialectica deldesarrollo (lineal, a pesar de todas las negaciones 'lue se quiera, Yteleol6gi­co, por tanto predeterminado, a pesar de todas las «radicales transforrna­ciones rnaterialistas» que se quieran), sino la dialectica real de la «lucha declases», cuyas estructuras materiales son irreductibles a la forma del desa­rrollo lineal. del progreso y de la teoleologia. (P. 34)

De la ectura atent de este texto€AlthUs~(y de la siguiente, .«sobrela dialecrica materia ista» que la cornpleta), se puede deducir una tests com­pletamente justa (P. 34)

una historia de Iuchas de clases. Este punta es decisive. Ai'lado que no esen absoluto una casualidad gue Althusser haya podido adelantarse en estesentido a partir de un analisis de la practica politica de Lenin y de los textosque la reflejan, ya que Lenin, no s610 es mas explicito ue Marx en estacuestion, sino que lIeva a cabo incluso una verdadera ectificaci6 con eltiempo cada vez mas consciente, de determinadas formu aciones el mate­rialismo historico. Tarnbien ahora nosotros, a partir de esta€ctjficac~1hdebemos recoger, desarrollar y eventual mente rectlficar , incansablemert,todo el conjunto de la teoria del marerialismo hist6rico. Insistire en este puntoinrnediatamente.

Volvamos entonces a mis formulaciones de Leer el Capitalcitadas ante­riormente: es claro que, en su tentativa por «generalizar» la idea de Althus­ser, esas tentativas (P. 34)

que puede resulrar, no sin contradicciones, como de inspiracion tipologistaQ estructuralista.

No sin contradicciones, ya que contrariamente a las posiciones positivis­tas que implica eI estructuralismo, esta idea,est~de«teoria gene­ral» debe de tomarse, desde luego, en el sentido fuerte: no como un simplesistema de «rnodelos», sino como una teoria que surninistra verdaderas ex­plicaciones de la historia real. Asi pues, desde esta perspectiva, hay que en­tender que la variaci6n (la combinaci6n variada) del juego de los «elemen­tos» pueda por st misma explicar efectos historicos.

Pero hay algo mas fundamental y grave: yes que, en una perspectiva tal,la denorninacion misma de instancias en las formaciones sociales no

(P. 35)Digamos de pasada ue, si examinamos los textos de cerca, puede uno

convencerse de que la entaci6 \<economista» de algunas formulaciones deMarx tomadas aisladamente, se vincula directarnente a la idea que el pro­pio Marx se hacia del objeto del Capital, idea que, de entrada, nos ha plan­teado muchos problemas por su caracter evidentemente empirista-formalista:la idea de que el Capital estudia «eI sistema capitalista en su movimientoideal", precisamente la idea que hoy en dia todos

Los PECADOS TE6RICOS

140

EI sacerdocio teorico vive de la culpa teorica, culpa que el se en­carga de descubrir, denunciar, exorcizar: la «tentacion», la «desvia­cion», la «recaida» aparecen por todas partes, incluso en su propiodiscurso (ver: «esta generalizaci6n da lugar a un grave malentendi­do»; «cierto que los teoricos marxistas, empezando por el propio En­gels, a veces tiene tendencia a»). La autoridad sacerdotal implica elderecho de correccion: persigue la culpa hasta en el discurso del pro­feta original (piensese en las odiadas «interpolaciones- de los filoso­fos), que habria, si no que purgar y expurgar, al menos corregir y co­rregir constantemente, «de rectificacion en rectificaci6n».

Page 71: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

EI sacerdocio elabora catalogos de pecados (las palabras en ismo).Segun una l6gica absolutamente analoga a la que induce a los parro­cos de Heidegger a establecer una «diferencia» esencial entre la inter­pretaci6n ortodoxa y la interpretacion antropologico-existencialista,ese sacerdocio reafirma constantemente su monopolio de la lecturalegitima implantando una «ruptura» absoluta -que se caracteriza,entre otras cosas, por el desdoblamiento de nociones clasicas (ver: «asipues hay dos nociones de periodizaci6n»)- entre la lectura legitimay las lecturas profanas (ver todos «los retornos a la Filosofia huma­nista, ala Psicosociologia y a la Antropologia»). Delimita 10 que es«verdaderamente marxista», es decir, 10 que se reconoce como «mar­xista» por los unicos dignos de ser reconocidos como tales entre quie­nes se reconocen «marxistas». Llevar a cabo esta delimitaci6n medianteese tipo de estrategias casi imperativas en el terreno de la religion, co­mo son los anatemas en sustituci6n de los analisis (ver: «historicis­mo», «formalismo», «empirismo», «pseudo-positivismo», «ideolo­gico», «economista», «eclectico», «empirico-lineal», «empirico­formalista», «evolucionista», relativista», «tipologista, «estructura­lista»), Estrategias que suelen ser tambien obligadas en el terreno dela politica, como la amalgama, que produce contaminaci6n y la des­honra, y la insinuaci6n (ver: «las lIamadas ciencias sociales», «pseu­do» 0 «ideologia»), que engendra la sospecha, cuando no la estigma­tizaci6n abierta, mediante la imposicion de etiquetas clasificatoriasque, bajo la apariencia de asumir conceptos y c1ases logicas, asignana la clase globalmente condenada «enemigos» politicos 0 te6ricos(eburgues», «idealista»), .

:142

rigurosamente impensable. Y cada uno de estos problemas, artificialmenteaislado, da Iugar a formulaciones ideol6gicas simetricas, bien relativistas,bien evolucionistas. Por ejemplo, se dira que el Mundo de producci6n capi­talista no es un Mundo de producci6n de la riqueza material, sino solamente

(P.44)

impetuoso «de las fuerzas productivas», «la abundancia». Se reconstruyeasi una teleologiaaparentemente «materialista», pero s610aparentemente(de hecho, el evolucionismo es teleologia bajo una apariencia materialista).

(P. 44)

En suma, es ell{lesgode un regre~a los presupuestos ideol6gicos de laeconomia politica y de la historiografia burguesas. No cabe duda que esta

@ntaci@ha aparecido en el trabajo por la preocupaci6n de evitar toda in­terpretaci6n «historicista» de la critica de Marx y, por tanto, segun la me­tafora de Lenin, de «torcer el bast6n en otro sentido», Pero el bast6n nopuede torcerse sin discernimiento 0, si se quiere, el espacio de su torsi6nno es un simple plano. Naturalmente, est~no es una casualidad ycreo poder afirmar que, en esta 0 en otra forma analoga, revela una dificu!­tad real. Volvere a esto.

(P. 36)Si uno se pregunta la causa del deslizamiento te6rico en este punto, de­

cirse que es sobre todo el doble sentido en el que puede tomarse aqui e/ ter­mino de «combinacion» (werbindung), segiin dos puntos de vista cornple­tamente diferentes.

(P. 36)

Tambien aqui, para mantenerse en el filo de la navaja sin torcerse ni «ala izquierda», en el empirismo, ni «a la derecha», en el formalismo, hayque observar la rigurosa distinci6n del objeto rea/ y del concepto, u objetode reconocimiento,

(P. 37)

Pero tambien~ que, en estademos~texto de LLC impli­caun~o mas bienuna~Esta aesviaci6 no atane en absolu­to al hecho de considerar el concepto de «modo de producci6n» como un«concepto fundamental del materialismo hist6rico», ya que habria que te­ner cuidado aqui en no retroceder respeeto a 10 que en Marx era propia­mente, no retroceder respecto a 10que en Marx es una revoluci6n te6ricade la que depende toda la construcci6n del materialismo hist6rico: la defi­nici6n del concepto de modo de producci6n, respecto al capitalismo (modode producci6n material en 10 forma necesariade la explotaci6n) y de sustendencias hist6ricas. Pero Ia€sviaci~reside en la utilizaci6n que se hacede esto, y que, por un giro de las cosas, puede reconducir finalmente aleconomismo.

(P. 38)

no hay exterior del proceso hist6rico. Despues de Lenin, Mao recuerda es­to, fijando asi una <dey» de la dialectica: «la causa fundamental del desa­rrollo de las cosas y de los fen6menos no es externa sino interna '{sobre /acontradiccion).

(P.38)

143

Page 72: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

I

145

Dicho con otras palabras, en la practica, y u romper con la i1usi6nideol6gicade que hablaba antes. debido a la cualla exi ncia de una «tendencia» hist6rica apa­reee al mismo tiempo como la tenlle'ie' e esta «tendencia» en persistir y. por tanto.en realizarse, etc. Para esto, ay u comprender que no es el modo de producei6n(y su desarrollo) 10que «repr uce» la formaci6n social y «engendra» en aigUnmodosu historia, sino, al contrario, la historia de la formaci6n social que reproduce (0 no)el modo de producci6n en la cual descansa, y explica su desarrollo y sus transforma­ciones. La historia de la formacicn social, es decir, la historia de las diferentes luchasde c1ases de que se compone esa formaci6n social. y de su «resultante» en sucesivascoyunturas histericas, para emplear una f6rmula freeuentemente empleada por Le­nin. En este punto quiza nosotros estamos en condiciones de contribuir efectivamenteel marxismo leninismo, segun las exigencias de nuestro tiempo y de sus contradiccio­nes: no al marxismo seguido del lenlnismo, sino. me atrevere a decir, al marxismo enelleninismo.

I

Ii

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EL TONO DE LA EVIDENCIA

£1 discurso ex cathedra se expone con el tono de la evidencia (ver:«no es en absoluto una casualidad», «es claro que», «por supuesto»,«no cabe la menor duda de que», «no es por casualidad», etc.). Undiscurso que acumula dos principios de legitimacion, la autoridad uni­versitaria y la autoridad politica, puede ser doblemente magistral. Laret6rica de 10apodictico toma su particular coloraci6n y sin duda susmas insidiosos efectos de la combinacion de los signos de altura teori­ca (ver: <<10 t6pico de las instancias del todo social complejo») y delos distintivos de una deliberada voluntad de sencillez y simplicidad.(Entre los discipulos menores, esta ret6rica de la alta vulgarizacionque consiste en fingir ser asequibles, tiende hacia el efecto academico-de escuela normal-superior- que permite hacer del simplismo vir­tud). Asi, el «digamos que» mas profesoral que magistral tiene quecomo funci6n el hacer pasar una pasar una serie tan extranamentedisparatada como esta: «digamos que es la filosofia persistente de lasustancia, del argumento ontologico y del "principio de inercia?»,Junto ala frase en plan punetazo, al uso masivo del punto de excla­macion y del subrayado, la forma mas tipica de esta retorica del abre­viado perentorio y simplificador es la aposicion fulgurante, senaladatambien por Marx: «Voltaire, Hegel, etc.», La doble legitimidad, lade universitario de alto rango y la de marxista autorizado, no es de­masiado en este caso para que se acepte un paralelo tan arbitrario yse den por buenos los sub-entendidos entendidos que encierra el etc.Este cumulo de legitimidades abre un campo casi indefinido a las es­trategias del doble juego inscritas en el profetismo sacerdotal, perrni­tiendo entre otras cosas acumular las protecciones y los beneficios sincargar con los costes ni correr con los riesgos normalmente correlati­vos. Pero 10 esencial es que, afirrnandose, la autoridad se afirma, sipuede hablarse asi: el hecho de arrogarse los atributos normales dela autoridad, empezando por los que concierne al estilo, como las elip­ses soberanas 0 los imperativos cortantes, es una de las posibles estra­tegias de la usurpacion del poder simbolico.

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LA SOSPECHA IDEOLOOICA

146 147

ode transformaci6n de relaciones sociales, Asi pues, hay dos nociones de«periodizacion» o, mas bien,~s de la noci6n de «periodizacion», unoque se deriva de la ideologia burguesa de la historia (Voltaire, Hegel, etc ... )y otros marxista y ciennfico.

De ahi que, despues de haber sido enunciada por Marx en una problema­tica hegeliana-feuerbachiana, esta teoria haya podido ser recogida y desa­rroUada entusiasticamente en una problematica estructuralista 0 mas gene­ralmente forrnalista (como en Godelier, los redactores de los «cuadernospara e1 analisis», etc.), Pero, ahora, como la coyuntura te6rica ha cambia­do profundamente, solo produce ya efectos idealistas. Porque el «estructu­ralismo» es el estricto equivalente te6rico de esa combinaci6n Hegel­Feuerbach (muy concretamente, como senala Althusser, «Hegel en Feuer­bach»), elaborada por Marx en la epoca de la constituci6n del materialismoh~s~6rico (1844-1846), En esta combinaci6n filosofica, «hegelianismo»~mflca claramente proceso, pero proceso de manifestaci6n de un sujeto, eneste caso en sujeto a1ienado (en eJ sentido de Feuerbach) en donde la rela­cion «real» de la esencia con el atributo se «invierte». Y de ahi, finalmente,que estructuralismo eguivalga a humanismo: porque la cuesti6n del [ugar(estructural) equivale a la cuesti6n del sujeto (humane), si el hecho de ocu­par un lugar en la

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La aposicion es tambien el soporte de estrategias de contagio quepretenden producir la deshonra por contacto (ejemplo: «estructura­lismo = Hegel + Feuerbach»). Como en el discurso mitico, no hayaqui necesidad de enunciar nada sobre ninguno de los dos terminospuestos en relaci6n (en este caso, estructuralismo y Hegel 0 Feuer­bach; «tipologistas 0 (?) estructuralistas») ni sobre la relacion que fun­da el paralelo. El contagio es el arma por excelencia, a la vez podero­sa y economica, de la sospecha ideol6gica. El Ienguaje de autoridad,que debe imponerse y se impone, procede por ecuaciones: «esto esequivalente a esto», «es simplemente esto», «igual a aquello», «signi­fica claramente». Estas formulas del tipo de «los Boror6s son Ara­ras», funcionan en 1a16gicade 1a participacion y, diciendo a la vez10 que es y 10 que hay que decir, hacer 0 pensar, Bevan a cabo unaverdadera transmutacion ontologica de 1a cosa nombrada.

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Page 74: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

LA TEODICEA DEL TEO LOGO

«Para leer los Evangelios, decia Nietzsche, toda prudencia es po­ca: detras de cada palabra se esconde una dificultad». La propia na­turaleza del Libro, con sus palabras (alemanas) de «doble sentido»,sus «dificultades reales», sus «graves contradicciones» y sus «obsta­culos teoricos», justifica el monopolio sacerdotal de la interpretacione incluso de la super-interpretacion (de la que hasta ese momento sebeneficiaban Heidegger y Freud) unica forma de proteger a los textossagrados frente a las leeturas vulgares de los simples profanos. EI cuer­po de interpretes es la unica proteccion real contra el permanente riesgode «desviacion», de «recaida» (ver: «peligro», «tentacion», «perma­necer en el recto camino», «dificil», «tal cantidad de problemas», etc.):solo ese cuerpo es capaz de captar el sentido correcto de las palabrasde doble sentido; solo el sabe distinguir el uso «burgues» del uso «mar-

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I

xista y cienttfico» de los conceptos marxistas; unicamente el puededecretar la linea correcta; solo el puede llegar hasta 10«mas profun­do» (ver: «por ahi llegamos a algo mucho mas profundo») y «plan­tear tesis generales» respecto a «cuestiones de alcance general». Ensuma, produciendo la dificultad de texto que produce a el como uni­co capaz de superar tal dificultad (ver: «un problema tanto mas difi­cil cuanto que el propio Marx solo 10 abord6 rnuy parcialmente»),se constituye como exclusivo detentador de la verdad del texto sagra­do, inagotable fuente de todas las verdades, positivas y normativas,sobre el mundo social.

Si es derto que 105 teoricos marxistas, empezando por el prOPIO Enacts.nenen a veces tendencia

a considerar como procesos analogos el «paso» de la feudalidad al capitaUsmo, este punto reVISlC

una importancia politica fundamental(P.45)

Siempre muy esquematicamente, vemos pues que et examen del problema de la transicion politica

supone entre otras casas una repitici6n critica del conjunto del problema de la historia del capitalis­

rno, y una reelaboraci6n de nuestra «lectura- del Capital en funcl6n de este problema. tanto mas

dificil cuanto que el propio Marx 561010 abord6 muy parcialmente 16. En particular, esto supone

volver a la cuestion de la reproduccion y de las «tendencies» del modo de produccion capnalista,

incluso al mvel mas abstracto. Desde esre punto de vista. es mdudable que debcmos invertir la for­

mulaci6n habitual: 0 hay que dect que el modo de produccion tenga una tendenci« a fa reproduc­

cion de las relaciones e produccion, as bien una tendenda (a la aeumulacicn. la concentracion

del capital, la elevacion de su composici6 nica, etc.) que Teallza fa reproduccion de las relacio­

nes de producci6n. Por el ccmrario.fo qu ay ue preguntarse s c6mo una mrsma tendencia puede

reconducirse, como se puede reprod mo tendencia, repetidamente, de manera que sus efectos

de acumulacion, concentraci6 c., resulten acumulativos segun una aparente continuidad. Es la

lucha de clases, en sus ivas coyunturas, en la transformacion de su relacion de fuerzas, 10 que

dirige la reproduc· de las tendencias del «modo de produccien» y, por tanto, su propia existen­

cia s necesari preguntarse entonces en que forma puede realiVlrse una tendencia(producir dec­

tos hist6ricos habida cuenta de las condiciones de su propia reproduccicn en 10Iuchade closes.En fin es nece n preguntarse como es posible esta reproduccion, cuando, en la formacion social,

umco «lugar» real del proceso de producci6n, sus condiciones materiales (comprendidas sus condi­

ciones politicas e ideol6gicas) se han visto hist6ricamente transformadas.

149

Page 75: ¿Qué significa hablar? Pierre Bourdieu

151

(p.46)

(P.45)

del capltahsmo. Forzoso es ccnstatar, para votver a rm punto de partida, Que una de las onentacro­

nes de mr texto de Leer el Capital eonducla precisamente a haeer n,urosamente Impensables e50S

estadios es decir esas rransformaciones hist6ncas cualitativas: salvo en el sent Ida ecenormsta y evo­

lucionista eorrie~te de «estadios de desarrollo», erapas lineales en la realizacion de una tendencl8

Que en si mrsma no ha cambiado.

Es verosimil que la tendencia relativista mnegablemente prescote en determinadas de mis formula­

Clones de Leer el Capital (generalmente en una termmologia de npo estructuralista). solo ha side

el contragolpe, y el efecto indirecto, de la tendencia 'YQluCloD1staen la Que a partir de entonces pare­

ee haber l:aid.o un gran numero de marxrstas

-lI

mas encarnizados enemigos del marxismo, «antimarxistas» 0 «pre­tendidamente marxistas», ni siquiera sospechan!

La disciplina dominante es dominada por su propia dominacion:la pretension a regir el saber empirico y las ciencias que 10 producenI1eva en esta variante de la ambicion filosofica, a la pretension dededu~ir el acontecimiento de la esencia, el dato historico del modeloteorico. Si se I1evara la autocritica hasta el fin, se descubriria que de10 que se trata es de repudiar no solo la ambici~n inicial de deducirlos modos de produccion existentes (ver: «en nmguna forma pode­mos deducir si el modo de esta constitucion»; «deducible del esqu~­rna de estructura de la forrnacion social en general») de una especiede combinatoria escolastica de los modos de produccion posibles yde sus transformaciones, sino tambien la pretension «teorica» en quese funda esta ambicion y que halla su justificacion «teorica» e~ la n~­gativa del «relativismo» y del «historicismo», I~ de una (~ciencla)~Sl?practica cientifica, una «episternologia» reducida a un discurso jun­dico sobre la ciencia de los demas.

(P.39)

Pero. sabre todo, eso quiere decir que yo no consegul3 salle del equivQco corneole respecto a 13nocron de «reproduccion» de las relaciones sociales. Con este concepto continuaba pcnsando Q la

vez en la forma social de 10(re) produccion de las condiciones de la produccionrnodificadas y en

parte destruidas por la propra identidad y, por otto lado en la identidad en si rmsma, la permanencta

de las relaciones de produccicn dadas 9

(P.39)Ahora bien. detras de este razonarmento, se esconde una ~a representaclon filosoffca.

(P.4O)

Lo que explica tambien esa erecaida- es la fuerza de una vieja Idea econormca, una vieja Idea

de los economrstas, que les habia permuido def'inir su objeto como un ccnjunto de leyes naturales

frenre a las estrechas represenraciones

(P.4O)

Perc. tam bien hay que decirfo, Idea «eeonomISla) de la que Marx, en algunos de sus textos, torna­

dos aisladamente, no parece haberse hberado rotalmente, aunque desplaee su obieto de la esfera «su­

perficial» del Mercado a 10esfera de 10produccion de 10«reproduccion» de conjunto de los condi­ctones de

Simplemente. en lugar de dectr todo es siempre transicion 0 todo estastempre en transicion pues­

to que todo es historico (10 Que ccnsntuve ~oTlcismo corrtente), to decia. s610 hay una historia

real 51 hay transicion (revolucionana), y todo periodo no es srempre un periodo de transtcicn. Lc

que constuuye, digarnoslo de pasada. un estupendo ejemplo de establecimiento de la represenracion

empinco·lmeal del nempo como forma a pnon presupuesta por la periodizacion

150

·ff;

.i! La culpa sacerdotal no es una culpa, sino una prueba suplementa­ria de la dificultad y de la necesidad de la funcion sacerdotal. La auto­critica no solo borra las culpas; permite acumular los beneficios dela culpa y los beneficios de la confesion publica (ver: «no conseguiasalir de»; «continuaba pensando que»; «introducia el gerrnen de unproblema insoluble»; «introducia una aporia indefinidamente reno­vable»). Asi, los «lectores» pueden rechazar una a una, como tantosotros pecados, las innovaciones que mas han contribuido al exito dela «lectura»: al diablo el «trabajo teorico», «sintoma de una tenden­cia teoreticista»; al diablo la «causalidad estructural», vestigio de «es­pinocismo», etc. [Cuanta virtud y vigor intelectual se necesitan, enefecto, para producir el «juicio oral de auto-interrogatorio» en el quese denuncian implacablemente los menores rasgos de herejia que los

;:bA AUTOCRITICA COMO FORMA SUPREMA DE LA AUTOCELEBRACI6N

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..

153

1 Pierre Gouru, que extrae todas las consecuencias de los Iibros 14 al 17de Espritde Lois sin percibir el principio, propiamente mitico, que otorga verdadera coherenciaa este discurso aparentemente incoherente, tiene razon en observar: «era interesanteponer de manifiesto estas concepciones de Montesquieu porque duermen en nosotros-dispuestas a despertar- como dormian en el, Tambien nosotros pensamos, a pesarde los desmentidos que pueda aportar una observacion mas correcta que en los tiem­pos de Montesquieu, que las gentes del norte son mas altas, mas calrnosas, mas traba­jadoras, mas honestas, mas emprendedoras, mas dignas de fe, mas desinteresadas quelas gentes del sur» (P. Gourou «el determinismo fisico en L 'Espuit des lois», L 'Hom­me, Septiembre-Diciembre, 1963. pp. 5-11). Pero si la oposici6n entre el Norte y el Me­diodia continua funcionando en los cerebros, tratese de pensar la oposici6n entre los«paises desarrollados» y los «paises en vias de desarrollo» (eel eje Norte-Sur) 0, den­tro de un mismo pais, la oposici6n entre las regiones (<<el Norte y el Mediodia»), seriaun anacronismo pensar que Montesquieu (que, segun este principio de c1asificaci6n,seria un «hombre del Mediodia») piense en alguna medida en la oposici6n entre eINortey el Mediodia de Francia, que, como Roger Chartier ha demostrado, s610 apareceraposteriormente.

2 He aqui una manifestaci6n ejemplar de esto: «una vez mas, esta experiencia ru­dimentaria (se trata de la experiencia sobre una lengua de cordero que Montesquieurelata al principio dellibro 14sobre el c1ima) no nos provoca risas; al contrario de Brethede la Gressaye, nosotros vemos aqui un presentimiento del sistema vaso-motor de cir­culaci6n sanguinea y una forma de la adaptacion del organismo al c1ima. Pero 10 im­portante es que Montesquieu, justo en el momento en que podria parecer que esta en­caprichado por construcciones intelectuales, nos presenta una experiencia» (P. Vernie­re, Montesquieu et I'Esprit des lois ou la raison impure, Paris, SEDES, 1977, p. 79).

3 Anotacion para una sociologia de la tradici6n letrada: «One of the greatest achie­vements of the Abbe Dedieu, in the course of a long career devoted largely to the studyof Montesquieu was the discovery, as a source of the theory of climatic influence, of

Cuando, por una preocupaci6n de politica epistemol6gica nos es­forzamos en mostrar las inconsecuencias de la mitologiaracionalizada 1, impedimos al mismo tiempo la posibilidad de captar10 que a esa mitologia Ie confiere una consistencia y una efieacia so­ciales suficientes para motivar semejante critica -y resistirla-«, es de­cir, la conjunci6n del aparato «cientifico» (que tiene una eficacia sim­b6liea independiente de su valor deverdad) y la red de significacionesmiticas que Ie aseguran una coherencia de otro tipo. Dicho con otraspalabras, la mas radical ruptura con la disposici6n hagiografica queinduce naturalmente a los celebrantes a justificar todo 2 no implicaque se renuncie a tomar en cuenta todos aquellos elementos de la re­torica de la cientificidad que, ademas de atestiguar su intenci6n cien­tifiea, eontribuyen a la eficacia espeeifiea de la mitologia «cientifi­ca». Se trata, en primer lugar, de todas las adquisiciones de cienciamedica del siglo XVI, teoria de los humores y, sobre todo, teoria delas fibras, elaborada por John Arburthnot 3. «El aire frio estrecha las

EL APARATO CIENTfFICO

una respuesta unitaria y total, a la manera del mito 0 de la religi6n,s610 puede satisfacerse recogiendo los modos de pensamiento 0 ex­presi6n cientificos.

CAPITULO III

~lA>s gascones tienen mas imaginacion que los normandos».MALEBRANCHE

La busqueda de la verdad.

LA RETORICA DEL CIENTIFISMO:CONTRIBUCION A UN ANA.LISIS DEL

EFECTO MONTESQUIEU

Quien qui era analizar el funcionamiento de una tradici6n letradano encontraria ejemplo mas topico que el conjunto de los comenta­rios suscitados por la teo ria de los dimas de Montesquieu: un proble­ma que se remonta al antigiiedad clasica ya que constituye un temaclasico de los examenes academicos (hasta Pan en 1743, algunos anosantes de la aparici6n de EI espiritu de las Ieyes: «iola diferencia de losdimas donde los hombres nacen contribuye a la diferencia de sus in­teligencias?»); un problema con una profusion de «fuentes» realeso presuntas, bien dispuestas para encender y alimentar las q~erellas~ruditas; innumerables c?mentarios que, de acuerdo con las reglas deljuego, se encubren parcialmente tomando el texto canonico a la vezdemasiado serio y no 10 bastante como para preguntarse no sobre laverdad (u .originalidad) de las tesis que Montesquieu profesa, sino so­bre la Iogica del modo de argumentaci6n que empleo para producirun efecto de verdad.

No valdria la pena interrumpir la letania de los celebrantes paraintentar constituir el objeto del culto en objeto de ciencia y, mas con­cretamente, en documento para la ciencia de la ciencia social si estaespecie de estados crepusculares donde la ciencia social nacien'te vaci­la entre el mito y la ciencia propiamente dicha no ofrecieran una bue­na ocasi6n para captar la logica de los mitos cultos que atormentantodavia a la ciencia social. En efecto, la teoria de los dimas constitu­ye un notable paradigma de la mitologia «cienttfica», discurso fun­dado en la cre~ncia (0 el prejuicio) que se inclina hacia la ciencia yque se caractenza, pues, por la coexistencia de dos principios entre­"!ezc!a.dos de coherencia: una coherencia proclamada, de aparienciaclen~lflc.a~9ue se afirma por la multiplicaci6n de los signos exterioresde cientiflcidad, y una coherencia escondida, en principio mitica. Es­te discurso de doble juego y doble entendimiento debe su existenciar eficac!a social ~I hecho de que, en la edad de la ciencia, la pulsionmconSClente que induce a dar a un problema socialmente importante

152

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extremidades de las fibras exteriores del cuerpo; 10 que aumenta sutension, y favorece la vuelta de la sangre de las extremidades haciael coraz6n. Disminuye la longitud de esas fibras; 10que hace aumen­tar todavia mas su fuerza. Por el contrario, el aire caliente relaja lasextremidades de las fibras, y las alarga; disminuye su fuerza y su ten­sion» (XIV, 2) 4. Un psicoanalisis del espiritu cientifico revelaria aquilas imageries primitivas y oposiciones propiamente miticas que, a fa­vor de la polisemia de las palabras (equilibrio, potencia, tension, etc.),se deslizan en la descripcion anatomica y fisiologica: la metafora dela dilatacion se comb ina con el esquema de 10 tenso (0 apretado) yde 10 relajado para establecer, bajo las apariencias de la descripcioncientifica, la equivalencia del frio y de la fuerza (0 del calor y la debi­lidad) que constituye la esencia misma, como veremos, de la coheren­cia mitica 5. Asimismo se podria mostrar hasta que punta la teoria delos humores se combina con las mas profundas representaciones delos alimentos (el cerdo, por ejemplo, XXIV, 25) para dar razon delregimen alimentario, otra supuesta mediacion entre el c1ima y las dis­posiciones corporales y mentales. Pero el aparato yel equipo «cienti­ficos» no se limitan al uso de las palabras y de los modelos cultos niincluso al recurso de la experimentacion (la observacion al microsco­pio de una lengua de cordero). Todo indica que Montesquieu, tomandocomo modelo el sistema de Descartes, intenta fundar una ciencia delos hechos historicos capaz de captar, como la fisica,)as «relacionesnecesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas» (I, 1). En nom­bre de la ciencia, en nombre de la fe en el progreso de la ciencia yen el progreso por la ciencia (ciencia enunciada en terrninos muy car­tesianos en el Discurso sobre los motivos que deben alentarnos a lasciencias de 1725), transgrede los !imites del conocimiento cientificosucumbiendo a 10 que resultaria, para un cieniifico mas avanzado,como una forma de presuncion, e incluso de usurpacion.

',,:

John Arburthnot 's Essay concerning the Effects ofAir on Human Bodies» (R. Shack­leton, The Evolution of Montesquieu's Theory of Climate, Revue intemationale de phi­losophie, IX, 1955, Fasc. 3-4, pp. 317-329).

4 Montesquieu, De /'Esprit des lois, Ginebra 1748; y Paris, Clasicos Garnier, 2 vol.,1973. Las referencias remiten a los libros, en cifras romanas.V a los capitulos, en ci­fras arabes,

5 Un comentador traduce: «por el contrario, el aire caliente alarga y debilita esasfibras, la sangre circula entonces mas lentamente. EI clima frio hace, pues, el cuerpomas vigoroso, mas agil la sangre, mientras que el calor ablanda, distiende, paraliza»10 que prueba que ese sub-entendido es bien entendido (A. Merquiol, Montesquieu yla geografia politica, Revue internationales d'histoire politique et constitutionnell, VII,1957, pp. 127-146.

154

LA COHERENCIA MiTICA

Pero, bajo el aparato cientifico, aflora por todas partes la basemitica. Sin entrar en largos analisis, puede restituirse, en forma deun simple esquema, la red de oposiciones y equivalentes miticas, ver­dad era estructura fantasmatica que apoya toda la «teoria».

Como ocurre siempre, esta red de relaciones se engendra a partirde un pequeno numero de oposiciones que generalmente solo se indi­can por uno de sus terminos, el que aparece marcado 6, y que se re­ducen a una oposicion generadora, la del dueno (de si y, por tanto,de los otros) y la del esc/avo (de los sentidos y de los duenos). Loshombres del Norte, hombres verdaderamente hombres «activos», vi­riles, tensos, tirantes como resortes (eel hombre, dice en alguna parteMontesquieu, es como un resorte que vale mas, cuanto mas tiranteeste»), y hasta en sus pasiones, caza, guerra 0 bebida. Por el contra­rio, los hombres del Mediodta estan condenados a la servidumbre, alimperio de los sentidos, de la sensacion pero tarnbien de la imagina­cion, principia de la pleonexia erotica y asimismo de los torrnentosde la sospecha y de los celos; estan condenados a la pasividad (feme­nina) ante la pasion pasiva por excelencia, el amor fisico, insaciablee imperioso, pasion de la mujer, entendida como pasion por la mujery como pasion femenina y feminizante, pasion que enerva, debilita,reblandece, priva de tension, de energia 7. Estas disposiciones relajan­tes y relajadas, en una palabra, afeminadas 8, construyen una huma­nidad doblemente sierva y condenada a sufrir la dominacion por nosaber dominarse. Toda esta parte de la oposicion fundamental se rea­liza en el fantasma del serrallo 9, lugar del amor que «nace y se cal-

6 De ahi que numerosas propiedades de los pueblos del Mediodia, negativas, s610se traigan a colacion por las necesidades de la descripci6n de las virtudes de los pueblosdel Norte: «cuanto mas confianza en unos mismo, mas coraje; mas conocimiento dela propia superioridad, es decir, menos deseo de venganza; mas opinion de la propiaseguridad, es decir, mas franqueza, menos sospecha; mas opinion de la politica y delas trampas» (XIV, 2), (en el esquema, se han anotado los temas no caracteristicos,que s610 aparecen por un efecto de simetria, y unicamente en segundo plano).

7 Se ve aqui la profunda complicidad entre el juego de palabras y el juego de losfantasmas cientificamente garantizados. Piensese, por ejemplo, en las condenas medi­cas del onanismo y de todas las formas de intemperancia propias para arruinar la «eco­nomia animal» derrochando la «fuerza vital» que florecen en el siglo XVIII: «la luchacontra la masturbaci6n ocupa un lugar destacado en el siglo XVIII en el discurso re­presivo sobre la sexualidad. Desde 1710, con la aparici6n en Londres de la obra deldoctor Dr. Drakker, Onan ou le peche affreux d'onanisme, hasta final de siglo, se hanconsagrado a este «funesto habito» setenta y seis obras, entre libros, folletos y articu­los (T. Tarczylo, L 'Onanisme de Tissot, Dix-huitieme steele, Representations de 10viesexuell, n." 12, 1980, pp. 79-96).

8 Un empleo muy parecido de la palabra afeminado aparece en Diderot: <lsi se Ieperdona su gusto afeminado por la galanteria, era 10 que se llama un hombre de ho­nor» (Diderot, Jacques le fataliste et son maitre, Paris, Gallimard, 1973, p, 145).

9 Jean Starobinski ha comprendido bien la ambivalencia de la imagen del serrallode Ispahan, realizaci6n colrnada de la servidumbre, y del despotismo de Oriente: «Lasimagenes «voluptuosas» se describen con demasiada complacencia como para no co­rresponder a las angustias imaginarias de Montesquieu» (J. Starobinski, Montesquieupar lui-meme, Paris, Le Seuil, 1953, pp. 67-68).

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157

a - «Las sensaciones son por tanto menos vivas» (XIV, 2).b - «Para insuflarle sentimientos a un moscovita hay que despelle­jarle» (XIV, 2).c - «La fisica del amor apenas tiene fuerza para hacerse sensible»(XIV, 2).d - «Se ama al amor por si mismo; es la causa unica de la felicidad;es la vida» (XIV, 2). «Naciones voluptuosas» (XVI, 8).e - «La naturaleza que ha dado a esos pueblos una debilidad queles hace timidos, les da tarnbien una imaginacion tan viva que todoles extrafia por exceso» (XIV, 3). «La ley de los alemanes (... ) no cas­tigaba al crimen de la imaginacion, castigaba el de los ojos. Pero cuan­do se transporto a Espana una nocion gerrnanica (... ) se encendio laimaginacion de los pueblos, calentandose tambien la de los legislado­res; la ley sospecha todo respecto a un pueblo que pueda sospechartodo» (XIV, 14).f - «Los pueblos guerreros, bravos y activos, afectan inmediatamen­te a los pueblos afeminados, perezosos, timidos» (XVII, 3). «Segundeterminados calculos que se han hecho en diversos lugares de Euro­pa, nacen mas chicos que chicas: por el contrario, los relatos de Asiay de Africa nos dicen que alii mas chicas que chicos» (XVI, 3).g - «Si a esta debilidad de organos que hace a los pueblos de Orien­te los mas impresionables del mundo, se une una cierta pereza de es­piritu, naturalmente vinculada a la del cuerpo, pereza por la que eseespiritu no es capaz de ninguna accion, ningun esfuerzo, ninguna con­tencion, se comprendera que el alma que una vez ha recibido impre­siones no pueda ya cambiarlas. Por eso las leyes, las costumbres ylas maneras (.,,) de Oriente son las rnismas que hace mil anos» (XIV, 4).h - «En los dimas calidos, donde normalmente reina el despotis­mo, las pasiones se hacen sentir antes, pero se mitigan tambien an­tes» (V, 15). «En los dimas calidos, las mujeres son nubiles a los 8,9 y 10 anos: asi, la infancia y el matrimonio van siempre juntos. Peroson viejas a los 20: por eso, en elias la razon no va nunca a la parcon la belleza. Cuando se impone la belleza, falta la razon; cuandose podria conseguir la razon, ya no hay belleza. Las mujeres no pue­den ser independientes porque, en su vejez, la razon no puede procu­rarles un dominio que ni siquiera la belleza les procure en su juven­tud» (XVI, 2). «Hay dimas en que 10 fisico tiene una fuerza tal que10moral no puede casi nada. Dejad a un hombre con una mujer: to­da tentacion acabara en una caida, el ataque es seguro, la resistencianula. En este pais, en lugar de preceptos, se necesitan candados» (XVI,8). «Hemos dicho ya que el gran calor enervaba la fuerza y el corajede los hombres; y que en los dimas frios habia una cierta fuerza decuerpo y espiritu que hacia a los hombres capaces de acciones de lar­go aliento, penosas, grandes y audaces (... ). Por tanto, no es de ex­tranar que la cobardia de los pueblos de los dimas calidos les hayahecho casi siempre esc/avos y que el coraje de los pueblos de los di­mas frios les haya mantenido fibres» (XVII, 2).

POLIGAMIA (cservidumbee» '/domestica» (XVI, 2, 9) ..,

Monaquismo (XVI, 7)

PASIVIDAD fisicaPEREZA intelectual

Mahometismo

RELAJADO (COBARDE)DEBIL

MEDIODIA = CALIENTEenfermedades calientes, lepra,sifilis, peste (XIV, II)

inmutabilidad de las lete$·~. CSclas costumbres (g)

SERVIDUMBREDESPOTISMO (h)

musica importada (operas deItalia)

IMAGINACI6N VIVAsopecha (e) = CELOS (XVI,13)

SENSIBILIDAD extrema a losplaceres (de los sentidos) (d) =amor = SERRALLO (XIV, 2)

debilidad = desaliento =(deseo de venganza =sospechas, trampas, crimen....cobardia (XVII, 2)

LIBERTAD (XIV, 13) =Monarquia y Republica

(monogamia, igualdad desexos)

APRETADO = FUERTE(tenso)

NORTE = FRIOenfennedades frias, suicidio

(XIV, 12)

Cristianismo

(imaginacion reducida) (XIV,15)

confianza en si mismo =VALOR = FRANQUEZA

iIlsensibilidad (a) al dolor (b) ya los placeres (c)

rmisicasosegada (operas de Inglaterra)

""',?,'

,;;fuerza de cuerpo y de espiritu,

caza, viajes, guerra, vino (XIV,2)

(nbbl«> empresa sennmientosgenerosos = curiosidad

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rna sin cesar», y de la poligamia, aparente servidumbre de las muje­res que tiene su origen en la servidumbre del hombre con respecto alos sentidos y, por tanto, con respecto a las mujeres. A traves de laoposicion principal rnasculino-femenino, la relacion con la mujer, ycon la sexualidad, dirige esta mitologia que, como suele ocurrir fre­cuentemente, es producto de la cornbinacion de fantasmas sociales yde fantasmas sexuales socialmente construidos. Y no debe ser casualque Montesquieu haya Ilegado a plantear explicitamente la cuestionde la «vinculacion del gobierno domestico con la polftica» (XVI, 9):en efecto, ademas de la sexualidad y la politica, es alli donde se anu­da la trama de las razones conscientes, donde se habla de «servidum­bre dornestica» en el sentido de «imperio sobre las mujeres», y de lac~dena escondida de los fantasmas insconscientes social mente orga­mzadas, donde se trata del imperio ejercido por las mujeres (con eltema de la trampa, fuerza de los debiles) y del despotismo como uni­co medio de escapar de ese imperio que ha dejado a los hombres es­pecialmente sometidos a tal poder universalmente malefico 10. Comose ve, no hay que pedir al mito, incluso «racionalizado», mas logicade la que este pueda ofrecer.

Aunque este siempre presente en su totalidad en la cabeza del autory de sus lectores (que, por ejemplo, bajo pasividad entienden femi­neidad), el sistema de relaciones miticas no se manifiesta nunca comotal y la logica lineal del discurso solo permite efectuar una a una y,por tanto, sucesivamente, las relaciones que 10 constituyen. En estascondiciones nada imp ide a la intencion racionalizadora que define lamitologia «cientifica» encubrir la relacion mitica par una relacion «re­gional». con la que se dobla y que a la vez rechaza. Asi, por ejernplo,la relacion mitica entre la pasividad y la femineidad 0 la actividad yla virilidad que nunca se expresa como tal aparece bajo la mascarade una «ley» demografica que atribuye un excedente de varones a lospueblos «guerreros» del Norte y un excedente de chicas a los pueblos«aferninados» del Mediodia (XVI, 4); asimismo, la relacion entre los«licores espirituosos», bebidas (y pasiones) fuertes de los fuertes, ylos pueblos «guerreros», que la ley convierte en «furiosos» y no, co­mo en otras partes se decia, en «esnipidos», solo se instituye a travesde una teoria «culta» de la transpiracion (XVI, 10), que sirve tam­bien para justificar la negativa opuesta por determinadas civilizacio­nes del Mediodia al consumo del cerdo (XXIV, 26); en fin, el vinculoque une directamente la pasividad 0 la sensualidad a la poligamia puedeestablecerse al nivel de la logica patente bien al amparo de la biolo­gia, con el terna de la nubilidad precoz de las mujeres del Mediodia(XVI, 2), bien al de la demografla, con el tema que ya hemos visto

10 Supongamos por un mom~nto que la ligereza de espiritu y las indiscrecciones,los gustos y a.scos de nuestras rnujeres, sus grandes y pequenas pasiones, se transporta­ran a un gobiemo de Oriente. con la misma actividad y libertad que elias tienen entrenosotros; ;,que padre de familia pod ria estar un momento tranquilo? por todas partesg~ntes sospechosas, por tdoas partes enemigos; el Estado se desmoronaria, correriannos de sangre» (XVI. 9).

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del excedente de mujeres (XVI, 4). EI discurso culto funciona comouna red de eufemismos que permiten a la pulsion social expresarseen una forma socialmente aceptable 0 induso aprobada y prestigio­sa. Asi, la verdad mitica, de entrada enunciada, pero en forma cienti­ficamente eufemizada y, por tanto, disimulada, de la oposicion entreel aire frio que estrecha las fibras y el aire caliente que las relaja, cin­cuenta paginas mas adelante, se abre paso a traves del «relajamien­to» de las censuras que autoriza e impone la logica de 10 resumido:«no hay que extranarse que el relajamiento de los pueblos de dimascalidos les haya hecho casi siempre esclavos y que el valor de los pue­blos de los dimas frios les haya mantenido libres» (XVII, 2). Relaja­miento de las fibras, relajamiento de las costumbres, relajamiento dela tension vital y de la energia viril, cobardia: como vemos, para en­gendrar mitos social mente aceptables basta con dejar jugar a las pa­labras, basta con hacer el juego de las palabras, con hacer juegos depalabras. Como cobarde, que significa a la vez distendido, flojo, blan­do, debit, asustadizo, la mayor parte de las palabras tienen varios sen­tidos que son 10 bastante diferentes e independientes como para quesu aproximacion, en una Frase ingeniosa, por ejemplo, produzca unefecto de sorpresa, y 10 bastante semejantes, sin embargo, para queesa evocacion de la unidad parezca fundarse en la razon. Los fantas­mas sociales que engendra el inconsciente cultivado del escritor, se ase­guran tambien por la complicidad y la docilidad de una lengua y deuna cultura que son el producto acumulado a 10 largo del tiempo delmismo inconsciente social. Para producir los principios fundamenta­les de su «teoria» de los dimas II, Montesquieu no necesitaba ni aAristoteles, ni a Bodino, ni a Chardin, ni al abate Di Bos, ni a Ar­burthnot, ni a Espiard de la Borde ni a todas las fuentes conocidasque los eruditos no paran de descubrir: le basta con buscar en si mis­rna, es decir, en un inconsciente social que tenia en corrnin con todoslos hombres cultivados de su tiempo 12 y que constituye tambien laesencia de las «influencias» que estes hayan podido ejercer sobre el,Lo que no impide que por la libertad 0 el refuerzo que confiere alfantasma social y por la autoridad y legitimidad que aporta a su ex­presion, la tradicion letrada forma parte de las posibilidades de las

11 Para una resefia de las «fuentes, ver sobre todo R. Mercier, la teoria de los di­mas de las «Reflexions critiques» sobre «L 'Espirit des lois», Revue d'histoire /itterairede la France, ano 53, Enero-Marzo 1953, pp. 17-37 y 159-174.

12 Si ha habido alguna vez una teoria popular. una verdad admitida por casi to­dos en aquel tiempo, fue sin duda de las influencias del c1imay del sol sobre la salud,la felicidad individual y colectiva, en forma de regimenes politicos, legislacion privaday publica» (A. Merquiol, lac. cit.). La propia logica de la puja erudita que induce aextender constantemente el universo de las «fuentes» (0 de las «influencias») suscitala pregunta poco pertinente tambien sociologicamente de la «originalidad» (ver, porejemplo, P. Verniere, lac. cit., p. 82). (Los mismos que observan que Montesquieupuede dar como personales ideas ya formuladas.con anterioridad a el, conceden impli­citamente el estatuto de «fuente», Y. por tanto, tie principio de «tnfluencia», a todaobra que contenga una idea semejante a las de Montesquieu que haya sido resenadaen la biblioteca del fil6sofo).

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condiciones sociales de posibilidad del mito culto, es decir, del len­guaje de aspecto cientifico con que se reviste su propia existencia. Tam­bien de su reflexion: en caso contrario, seria dificil comprender comoentre tantos comentadores a ninguno se Ie haya ocurrido analizar la. logica especifica de la mitologia cientifica que, si particularmente vi­"sible en la teoria de los dimas, se extiende a todo el conjunto de 1'£5-prit del lois". La sumision y complacencia que exigen las obras legi­timas y la disminuci6n de la logica vigilancia que se observa siempreque el inconsciente social queda satisfecho> se conjugan aqui paraexcluir que se pueda tratar como objeto de ciencia 10que se da comoobjeto de culto y sujeto de ciencia,

Asi pues, el efecto absolutamente especial de imposicion sirnboli­ca que se produce superponiendo la apariencia de cientificidad a lasproyecciones del fantasma social 0 a las preconstrucciones del prejui­cio mediante la transposicion de los metodos u operaciones de unaciencia mas conseguida 0 simplemente mas prestigiosa, en justicia, de­beria IIamarse efecto Montesquieu, Efecto que, aun sin ser descono­cido en la fisica 0 la biologia", tiene su terreno ideal en las cienciassociales, donde las teorias conseguidas por la imitacion mecanica deaquellas, especialmente de la fisica", son inmontables.

13 Puede uno preguntarse si ese principio de la unidad orgdnica que tanto compla­ce reconocer en el Espiritu de las leyes, y que los visibles nexos entre la teoria de losregirnenes (yen particular del despotismo) y la teoria de los dimas (y tantas otras co­rrespondencias. a proposito de la condicion de las rnujeres, el derecho de conquista,etc.) atestiguan,' no es del mismo tipo; y si la «teoria» del clima no funda en la razon-mitica- el conjunto de toda la «teo ria» (ver «el imperio del clima es el primero detodos los imperios»; XIX, XIV).

14 Basta con seguir la posteriori dad de la teoria de los climas desde la Escuela dela ciencia social de los Le lay, A. De Previll, H. de Tourvill, P. Dureau, P. Descham­pas y E. Demolins, a la Escuela de ciencias politicas y sus ejercicios de geografia politi­ca, de la Antropo-geografia de Ratzeel a la Geopolitik, para adivinar los fundamentos(politicos) de la adhesion a una «teoria» que, entre otras cosas, tiene por efecto hacerla historia reduciendo el determinismo historico, sustituido por la accion historica, aldeterminismo fisico, que lleva a aceptar 0 a justificar el orden establecido (tal es, por10 demas, la funci6n que Montesquieu atribuye al principio del determinismo fisico:«una ley que parece injusta a la razon teorica, y que se podria estar tentado a corregiren nombre del derecho natural, es en realidad con muchas otras leyes; no se podriacambiar sin oponerse al mismo tiempo el espiritu general de la nacion; de ahi que 10mejor desde el punto de vista teorico seria en realidad un error politico. Asi, pues, espreferible renunciar a 10absoluto de la justicia, para salvaguardar el orden tradicio­nal, aunque sea imperfecto» -J. Starbinski, op, cit. pp. 86-87.

15 G. Canguilhem, Ideologie et rationalite dans l'histoire des sciences de la vie, Pa­ris, Vrin, 19'7'7, pp. 39-43.

16 Como cmtribucion a una patologia del espiritu cientifico, puede leerse la obrade Verner Stark, The Fundamental Forms ofSocial Thought (Londres, Routledge andKegan, 1962), que describe algunas formas teratologicas del organicismo (Bluntschli,Schaffle, Lilienfeld) 0 del mecanismo (por supuesto Pareto, pero tam bien Cary Lund­derg Dodd, etc.). Y tambien, dentro de la misma logica, el estudio de Cynthia EagleRussett, The Concept ofEquilibrium in American Social Throught, New Haven, YaleUniversity Press, 1966.

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