QUE ES EL PECADO - · PDF file Debemos tratar el problema del pecado por una sola...
date post
27-Aug-2020Category
Documents
view
4download
0
Embed Size (px)
Transcript of QUE ES EL PECADO - · PDF file Debemos tratar el problema del pecado por una sola...
P á g i n a 1 | 15
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
¿QUE ES EL PECADO?
Martyn Lloyd-Jones
http://www.evangelioverdadero.com/ http://www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
P á g i n a 2 | 15
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También
Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.” —2 Samuel 12:13
Llamo tu atención sobre esta historia, que representa semejante mancha oscura y
terrible en la historia del rey David, a fin de que podamos considerar juntos la
profunda naturaleza de todo el problema del pecado. La razón para hacerlo no es que
de pronto me haya vuelto un iconoclasta o un devoto del método biográfico moderno
que cree en «desacreditar» a los héroes del pasado y concentrarse tan solo en la parte
desfavorable de la historia de los hombres. Ni tampoco me embarco en el examen de
esta historia porque desee recalcar los detalles exactos del relato como tal y así ceder
al interés moderno en la literatura pornográfica y al deseo de esta. Ni tampoco lo hago
porque me deleite en ser singular e inusual al elegir un tema que no suele
considerarse y que, por principio, la mayoría de las personas prefiere no considerar.
http://www.evangelioverdadero.com/ http://www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
P á g i n a 3 | 15
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
Puedo decir sinceramente que me disgusta considerar esta cuestión del pecado y que
desearía con todas mis fuerzas que no fuera necesario considerarla en absoluto. ¡Ojalá
pudiéramos hablar nada más que del amor de Dios y de otras cuestiones agradables
y placenteras! ¡Qué bueno sería que no hubiera ninguna otra cuestión ni ningún otro
aspecto que considerar. Pero, por desgracia, ese no es el caso. Ciertamente, uno
puede ir más lejos y decir que no tiene mucho sentido intentar considerar la cuestión
del amor de Dios hasta haber considerado antes que nada la cuestión del pecado.
Debemos tratar el problema del pecado por una sola razón: porque es una realidad.
Pero es de vital importancia que comprendamos la naturaleza exacta de esta realidad.
Y por ese motivo tengo intención de considerar esta historia que arroja tanta luz sobre
la profunda naturaleza del pecado. Los detalles de este caso en particular no nos
importan de por sí: su valor y su importancia residen en los principios que ilustran.
Las dificultades que parecen experimentar los hombres en la actualidad con la
doctrina bíblica de la salvación deben atribuirse, en mi opinión, a dos causas
principales. La primera es que el enfoque tiende a ser demasiado distanciado y
teórico, casi divorciado por completo de la experiencia y de los hechos de la vida. Uno
de los más grandes enemigos de la verdadera religión es el hecho de que la religión
sea tan interesante. Me refiero a interesante desde el punto de vista del pensamiento
y la filosofía; interesante, pues, como un mero objeto de conjetura y como tema de
debate y coloquio. Los debates religiosos siempre han sido populares y lo siguen
siendo. A los hombres les encanta expresar sus ideas acerca de Dios y de lo que es y
debería hacer. De la misma forma, disfrutan uniéndose a los diferentes bandos y
adoptando puntos de vista con respecto a las grandes doctrinas que ha ido
enunciando esporádicamente la Iglesia. ¡Pero qué indiferentes son estos debates en
general! Las cuestiones se debaten como si fueran tan abstractas como los problemas
de Euclides. Y esto es cierto no solo de aquellos que adoptan puntos de vista
heterodoxos, sino también muy a menudo de aquellos que defienden las
declaraciones ortodoxas de la Iglesia. La doctrina es esencial por razones que no
podemos considerar esta noche, pero hay ocasiones en que deseo con todas mis
http://www.evangelioverdadero.com/ http://www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
P á g i n a 4 | 15
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
fuerzas que pudiera abolirse por completo. Sus formulaciones y definiciones son muy
susceptibles de instruirnos de forma puramente filosófica e intelectual y de ese modo
ocultar la gran y terrible verdad que hay tras ellas. Olvidamos que, sin importar cuál
de los lados sea el correcto, es una cuestión de vital importancia para nosotros: que
puede suponer una diferencia eterna para nosotros. ¡Ojalá al principio de cada uno
de los debates y discusiones alguien se levantara y dijera: «Señores, recordemos que,
aunque no podemos verle, Dios puede vernos; y aunque no podemos escucharle con
nuestro oído natural, él puede oírnos y de hecho lo hace. Recordemos, además, que
sus ojos están sobre nosotros aquí y ahora y que su oído está abierto a nuestras
palabras. Y recordemos luego que no somos sino criaturas del tiempo y que él es
eterno. Por encima de todo, tengamos en mente al hablar su regreso y el hecho de
que en cualquier momento podemos encontrarnos ante él como nuestro juez. Ya
pueden comenzar»! ¡Solo con que alguien dijera eso, menuda diferencia supondría!
O si, en ausencia de eso, alguien nos recordara siempre lo que somos y qué vidas
hemos vivido, como a David en esta ocasión, ¡creo que tendríamos algo más de
cuidado al expresar nuestras opiniones! Recordemos, en otras palabras, que en todos
estos debates sobre religión, aparentemente tan teóricos y abstractos, estamos en
realidad debatiendo acerca de nosotros mismos como lo hizo David con Natán.
La segunda dificultad esencial se deriva en un sentido de la primera y es, al mismo
tiempo, algo más particular. Es la completa incapacidad para entender la verdadera
naturaleza del problema que concierne a la religión o, en una palabra, la completa
incapacidad para entender la verdadera y profunda naturaleza del pecado. No
pretendo considerar en esta ocasión las distintas ideas modernas acerca del pecado.
Nos basta decir, a efectos de nuestro propósito inmediato, que todas lo consideran,
de una forma u otra, poco profundamente. Todas lo consideran a la ligera y muestran
así gran optimismo en lo que a su tratamiento respecta. Al verlo, como hacen, como
una mera debilidad o algo que se puede explicar por completo en términos de cultura
o falta de cultura, su erradicación es para ellos naturalmente una cuestión de tiempo
y aprendizaje. No ven, pues, necesidad alguna del tipo de salvación que se enseña en
la Biblia: una salvación que exige un sacrificio expiatorio y que es tan pesimista con
http://www.evangelioverdadero.com/ http://www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
P á g i n a 5 | 15
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
respecto al hombre como para utilizar un término como regeneración en lo
concerniente a su naturaleza.
Si el problema es sencillo, también la solución será sencilla; y hay un sentido en que,
para un hombre que no ha entendido la naturaleza del pecado, es completamente
imposible aceptar el ofrecimiento de salvación del evangelio. Para él, esto último
parece extravagante. El hombre moderno no solo no ve el pecado desde el punto de
vista de Dios, tampoco lo ve tal como es desde el punto de vista del hombre. No solo
no conoce a Dios, ni siquiera se conoce a sí mismo. El problema es que por naturaleza,
todos rechazamos afrontar con honradez nuestro problema y el de nuestra naturaleza
interior. Discutimos acerca de nuestro yo ideal y no de nuestro yo presente.
Rechazamos afrontar la pura verdad de nuestros corazones tal como son. Si tan solo
afrontáramos la verdad acerca de nosotros mismos, pronto estaríamos en lo correcto
en cuanto a la cuestión del pecado, pronto entenderíamos su terrible y horrenda
naturaleza y, por encima de todo, su terrible fuerza y poder. Y llamo tu atención sobre
este incidente a fin de que nos sirva de ayuda para hacerlo.
El rey David destaca como uno de los más grandes hombres del Antiguo Testamento,
si no el más grande. Podemos encontrar en él todas las señales de la verdadera
grandeza. No solo eso, es uno de esos personajes entrañables a quien no solo
admiramos sino también amamos. Era, por encima de todo, un buen hombre, un
hombre religioso, un hombre devoto. Pero quizá el aspecto más destacado de su
carácter fue su nobleza esencial. Probablemente no hay nada más grandioso en la
literatura que la lealtad y fidelidad de David al rey Saúl. A