Que Es El Neuropsicoanalisis (Solms & Turnbull) (1)

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    REVISIN

    QU ES EL NEUROPSICOANLISIS?1, 2

    (Rev GPU 2013; 9; 2: 153-165)

    Mark Solms3y Oliver Turnbull4

    Este artculo examina brevemente el campo interdisciplinario de la neurociencia y el psicoanli-sis (neuropsicoanlisis), desarrollando sus principales ideas y criticismos. En primer lugar se revi-san las fundaciones histricas del neuropsicoanlisis, incluyendo los cuestionamientos tericos ytcnicos respecto a su carcter de inter-disciplina. Como segundo punto, este artculo discute losfundamentos filosficos del campo, incluyendo la postura del monismo de aspecto dual. En tercerlugar se examinan los fundamentos cientficos, discutiendo si acaso el trabajo analtico con pa-cientes neurolgicos representa un punto ptimo de contacto entre ambas disciplinas. Finalmente,se aborda el tema de qu no es neuropsicoanlisis, tratando asuntos como la especulacin ver-sus investigacin emprica, o la pregunta de si acaso el neuropsicoanlisis representa una nuevaescuela psicoanaltica.

    1 Este artculo fue publicado originalme nte como: What is Neuropsychoanalysis? s, 13 (2): 133-145. La traduccin y su publica-cin en GPU han sido autorizadas por los autores y el editor de la revista Neuropsychoanalysis.

    2 Traducido del ingls al castellano por Christian E. Salas y Rubn Klaver [www.rehabilitacionneu ropsicologi ca.com].3 Departmen t of Psychology, Cape Town Universit y, South Africa.4 School of Psychology, Bangor University, Wales, UK.

    NEUROPSICOANLISIS. HISTORIA DE LA CIENCIA. FR EUD. PROBLEMA MENTECUERPO. MONISMO DE DOBLE A SPECTO

    NEUROPSYCHOANALYSIS. HISTORY OF SCIENCE. FREUD. MINDBODY PROBLEM. DOUBLE ASPEC T MONISM

    INTRODUCCIN

    E l primer uso formal del trmino neuropsicoanli-sis ocurri en 1999, cuando fue introducido comottulo de esta revista. Sin embargo, es evidente que larelacin entre psicoanlisis y neurociencia es muchoms antigua que el concepto. En la docena de aostranscurridos desde el primer uso de la palabra neu-ropsicoanlisis, sta ha sido empleada de diversasformas y con diversos propsitos por distintas perso-nas. Este artculo revisa brevemente esta evolucin

    histrica y, en el proceso de dicha revisin, bosqueja elpunto de vista propuesto por el campo, respondiendoalgunas de las crticas de las cuales ha sido objeto des-de su fundacin.

    Este trabajo posee dos importantes limitaciones.La primera es que nosotros [los autores] slo podemoshablar por nosotros mismos, describiendo lo que cree-mos es o debera ser el neuropsicoanlisis. Sin em-bargo, considerando que uno de nosotros [MS] acu el

    trmino, creemos que podemos reclamar cierto privile-gio al respecto. La segunda limitacin de este trabajo es

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    que slo trata los aspectos ms bsicos de la disciplina,con el fin de abordar sus aspectos fundacionales.5

    Trataremos la pregunta qu es el neuropsicoanli-sis en cuatro secciones:

    1. Fundamentos histricos del neuropsicoanlisis.2. Fundamentos filosficos del neuropsicoanlisis.3. Fundamentos cientficos del neuropsicoanlisis.4. Qu no es el neuropsicoanlisis?

    1. FUNDAMENTOS HISTRICOS DELNEUROPSICOANLISIS

    Cuando hablamos de los fundamentos histricos delneuropsicoanlisis debemos inevitablemente comen-zar con Freud, ya que as consideramos tambin lapregunta de si acaso el neuropsicoanlisis es parte legi-

    tima del psicoanlisis. La visin alternativa sugiere queel neuropsicoanlisis es ms bien un cuerpo extrao,una desviacin, o quiz incluso algo fundamentalmen-te anti-psicoanaltico.

    La actitud de Freud hacia el asunto es de suma im-portancia para comprender la relacin entre el neurop-sicoanlisis y la disciplina parental. Afortunadamente,la visin de Freud al respecto fue clara y consistente a lolargo de su vida. Freud fue, durante las dos primeras d-cadas de su vida profesional (Solms, 2002; Solms & Sai-ling ,1986; Sulloway, 1979) neurocientfico y neurlogo.Adems, a lo largo de su trabajo psicoanaltico poste-rior, siempre tuvo un programa cientfico en mente, en

    gran parte como continuacin de su trabajo neurocien-tfico inicial, aunque determinado por las limitacionesde los mtodos y tcnicas cientficos disponibles (verSolms, 1998; Solms & Sailing, 1986; Turnbull, 2001).

    El programa de Freud intentaba cartografiar la es-tructura y funciones de la mente humana, las cuales,para l, se encontraban ntimamente relacionadas conla estructura y funciones del cerebro humano. Sin em-brago, respecto al mapeo de estas relaciones, Freudconsistentemente seal que las ciencias del cerebrode sus poca no disponan de las herramientas con-ceptuales o tcnicas necesarias para dicha tarea. Comoconsecuencia, Freud adopt un mtodo puramentepsicolgico cambio que mir con recelo pero que

    5 Hubo un tiempo en el que neuropsicologa profundaera el trmino usado para la nueva inter-disciplina (Ka-plan-Solms & Solms, 2000; Turnbull & Solms, 2003), enreferencia a la idea de psicologa profunda utilizadapor Freud (Freud, 1915).

    consider como necesario y oportuno. Las siguientescitas ilustran esta posicin:

    Debemos recordar que nuestras ideas provisiona-les en psicologa, presumiblemente sern algn

    da basadas en una estructura orgnica. Esta-mos considerando esta posibilidad al reemplazarsubstancias qumicas especiales por fuerzas ps-quicas especiales [Freud, 1914, pp. 78-79].

    Las deficiencias en nuestra descripcin proba-blemente desapareceran si nos encontrramos enposicin de reemplazar los trminos psicolgicos portrminos fisiolgicos o qumicos [Freud, 1920, p. 60].

    La biologa es verdaderamente un territoriode posibilidades ilimitadas. Podemos esperar deella la informacin ms sorprendente, y no pode-mos adivinar las respuestas que nos devolver enlas prximas dcadas a las preguntas que hemos

    formulado [Freud, 1920, p. 60].

    Hay muchas afirmaciones como stas en la obrade Freud. Todas sugieren, en primer lugar, que l con-sider la separacin entre psicoanlisis y neurocien-cia como una decisin pragmtica. En segundo lugar,Freud siempre se esforz por clarificar que el progresoen neurociencia tendra como resultado inevitable que,en cierto tiempo en el futuro,las neurociencias avanza-ran lo suficiente como para unir la brecha. Como lo su-giere una de las citas anteriores, esto habra de sucederen unas pocas docenas de aos. Aquello fue en 1920.

    Cules fueron las limitaciones metodolgicas que

    encontr Freud en aquellos tiempos? La principal he-rramienta neurocientfica entonces disponible, era elmtodo clnico-anatmico, basado en la investigacinpsicolgica de pacientes que haban sufrido lesionescerebrales focales (Finger, 1994). Este mtodo inten-ta comprender cmo diversas funciones de la mentepueden ser alteradas por lesiones en distintas partesdel cerebro. ste era, efectivamente, el nico mtododisponible para el estudio de la relacin mente-cerebro(aunque en los ltimos aos de Freud hubo un brevetraslape con los estudios tempranos en neuroqumica(ver Finger, 1994))6. Sin embargo, Freud consideraba elmtodo clnico-anatmico como poco adecuado parasus propsitos, a pesar de haberlo utilizado en su perio-do pre-analtico. Al respecto su trabajo ms conocido

    6 El futuro podr ensearnos a influir directamente, pormedio de substancias qumicas especficas, en la can-tidad y distribucin de energa del aparato mental(Freud, 1940 [1939], p. 182).

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    fue Sobre Afasia (1891), el cual demuestra cun so-fisticado era su conocimiento del mtodo, y de suslimitaciones (para una apreciacin moderna de las in-vestigaciones tempranas de neuropsicologa de Freud,ver Shallice,1998, pp. 245-247).

    En el libro Sobre Afasia, as como en las publicacio-nes siguientes (Solms, 2001), Freud rechaz el mtodoclnico-anatmico, en la medida en que haca la transi-cin hacia el psicoanlisis. Existieron diversas razonespara tal giro. Primero, reconoci que la mente es unaentidad dinmica. La visin emptica de Freud, inclusocomo neurlogo (Freud, 1891), estableca que la menteno estaba formada por mdulos estticos ni cajas co-nectados por flechas. En cambio, Freud vea la mentecomo compuesta por procesos anlogos y dinmicos.Segundo, Freud observ que la mente consista enmucho ms que la conciencia. Exista, debajo de la con-ciencia, una vasta subestructura, cuyo funcionamiento

    deba ser explorado y entendido, antes de que pudira-mos dar sentido al cerebro volitivo.

    En consecuencia, el objetivo del psicoanlisis seconvirti en desarrollar un mtodo, y en ltimo tr-mino derivar de dicho mtodo una teora [y terapia]que permitira a la ciencia explorar y comprender lanaturaleza dinmica y la estructura inconsciente de lamente. Es ampliamente conocido que Freud procedi autilizar este mtodo clnicamente puro, liberado de lasrestricciones neurocientficas, desde 1895 hasta 1939.Este trabajo pionero nos dej un legado substancial, in-cluyendo una serie de modelos tericos sobre la orga-nizacin bsica de la mente, a lo que actualmente nos

    referimos como metapsicologa.Algunos psicoanalistas, haciendo una lectura erra-

    da de Freud, argumentan la necesidad de continuar eltrabajo terico del psicoanlisis, con el fin de mante-ner distancia de la neurociencia. La idea detrs de estaperspectiva parece ser evitar el uso de mtodos neuro-cientficos sin importar cunto stos avancen y ape-garse a una aproximacin exclusivamente psicolgica.Estos son autores que se preguntan si acaso el estu-dio de la neurociencia contribuye de alguna manera ala comprensin o el desarrollo del psicoanlisis comoteora o prctica si acaso la neurociencia es de va-lor para el psicoanlisis per se (Blass & Carmeli, 2007,p. 34; para una opinin similar, ver Karlsson, 2010, pp.40-64). Los proponentes de este punto de vista (afor-tunadamente en nuestra opinin), aparecen como unaminora en disminucin7, pero debemos reconocer que

    7 Conferencia-Debate, British Psychoanalytical Society,London, 2008.

    an hay colegas que creen que el psicoanlisis no tienenada que aprender de las neurociencias, en principio.(Extraamente, ellos s parecen pensar que la neuro-ciencia tiene algo que aprender del psicoanlisis.)

    Independientemente de estas preguntas tericas

    o ideolgicas, la pregunta tcnica permanece. Siacaso la neurociencia se ha desarrollado suficiente-mente como disciplina, de modo de poder contribuir ala teora psicoanaltica, o, si acaso las limitaciones me-todolgicas, y las limitaciones del conocimiento de laneuropsicologa, a las que se refiri Freud, perduranan? La respuesta a esta pregunta parece ser positiva,si consideramos los enormes avances tcnicos y meto-dolgicos de las neurociencias en las ltimas dcadas.A continuacin ofrecemos un breve resumen histricode dichos avances.

    La electroencefalografa (EEG) fue introducida al-rededor del 1930 (Berger, 1929) sin ser totalmente ex-

    plotada hasta despus de la guerra. Esta herramientarepresenta una capacidad, ms bien cruda, de medir yobservar aspectos dinmicos de la actividad del cere-bro, bajo condiciones funcionales cambiantes. El poste-rior desarrollo de potenciales de eventos relacionados(ERPs) en los 60 (Sutton, Braren, Zubin, & John, 1965;Sutton, Tueting, Zubin, & John, 1967; Walter, Cooper,Aldridge, McCallum, & Winter, 1964; para una revisinreciente ver Luck, 2005) permiti avances substancia-les por sobre la tcnica bsica del EEG, por medio delcontrol experimental y la posibilidad de generar pro-cedimientos de promediacin. El reciente desarrollode la magnetoencefalografa (MEG) representa un

    nuevo avance substancial, permitiendo el estudio dedinmicas neuronales asociadas con eventos mentalesen el nivel del milisegundo, con precisin anatmicaen aumento.

    En otro campo, despus de la segunda guerra mun-dial, se produjeron tremendos desarrollos en neurop-sicologa, utilizando el mtodo de lesin de un modonovedoso que adaptaba sus limitaciones inherentes ala naturaleza dinmica de la mente. Alexander Luria, enparticular, desarroll el mtodo conocido como locali-zacin dinmica (Luria, 1966, 1973; see Kaplan-Solms& Solms, 2000, pp. 39-34; Solms & Turnbull, 2002, pp.64-66). Este mtodo permiti al investigador identificarlas constelaciones de estructuras cerebrales que inte-ractan dando origen a sistemas funcionales, en quecada estructura contribuye con una funcin compo-nente elemental, al todo, psicolgicamente complejo.Sobre estas bases, la neuropsicologa moderna ha lo-grado un buen desarrollo de la comprensin de la ma-yora de las funciones mentales bsicas. Esto se aplicaespecialmente a las funciones cognitivas.

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    Mayores avances tcnicos siguieron con el adve-nimiento de la tomografa computarizada en los aos1970, lo que permiti la localizacin precisa de una le-sin cerebral, con el paciente an con vida. Esto fue se-guido por imgenes de resonancia magntica (MRI). Y

    desde la dcada de los aos 1990 en adelante, las neu-roimagenes funcionales (resonancia magntica funcio-nal, fMRI; tomografa de emisin de positrones, PET; ytomografa computarizada de emisin de fotones indi-viduales, SPECT) hicieron posible observar directamentelos procesos neurodinmicos en personas sanas, bajocondiciones psicolgicas cambiantes.

    Este breve resumen parece sugerir que hoy en das disponemos de mtodos neurocientficos que per-mitan estudiar la naturaleza dinmica de la mente eidentificar la organizacin neuronal de su subestructu-ra inconsciente. Cada uno de estos mtodos tiene suslimitaciones, tal como cualquier mtodo, y sin duda

    vendrn futuros avances pero el paisaje de la inves-tigacin cientfica en este campo ha cambiado cierta yradicalmente desde los tiempos de Freud. Por esta ra-zn, parece completamente apropiado reconsiderar siacaso es posible mapear las bases neurolgicas de laestructura y funciones de la mente de acuerdo con elpsicoanlisis utilizando los mtodos neurocientficosdisponibles. En nuestra opinin, Freud habra consi-derado esto como un desarrollo completamente leg-timo y bienvenido de su trabajo pionero. Dicho puntode vista es reflejado por el creciente nmero de librosque aborda este asunto (e.g., Bazan, 2007; Bernstein,2011; Corrigall & Wilkinson, 2003; Cozolino, 2002;

    Doidge, 2008; Fotopoulou, Pfaff, & Conway in press;Kaplan-Solms & Solms, 2000; Mancia, 2006; Northoff,2011; Peled, 2008; Shevrin, Bond, Brakel, Hertel, & Wi-lliams,1996; Solms & Turnbull, 2002).

    2. BASES FILOSFICA S DEL NEUROPSICOANLISIS

    Si tuviramos que articular nuestros modelos psicoa-nalticos de la mente con lo que se sabe acerca de laestructura del cerebro, estaramos de inmediato con-frontados con el problema filosfico de cmo mentey cerebro se relacionan; en otras palabras, el proble-ma mente-cuerpo. Esto abre enormes preguntas fi-losficas. Estamos reduciendo la mente al cerebro?Estamos explicando convincentemente la mente, osimplemente estamos correlacionando el funciona-miento de mente y cerebro? Y si estuviramos mera-mente correlacionndolos, cul ser la base causalde esta correlacin aparentemente obligatoria? Si larelacin es jerrquica, acaso el psicoanlisis estudiaslo epifenmenos del funcionamiento cerebro? O

    es la mente una propiedad emergente del cerebro?(Chalmers, 1995, 1996; Churchland, 1986; Searle, 1980;ver tambin para una revisin bsica de estos temas,Solms, 1997a; Solms & Turnbull, 2002, pp. 45-66).

    En este campo es tremendamente importante te-

    ner claridad respecto de cmo la relacin mente y ce-rebro es conceptualizada. Nosotros favorecemos unaconceptualizacin (compartida por Freud) que permitepensar al neuropsicoanlisis como un todo. Esta aproxi-macin es denominada convencionalmente monismode aspecto dual (ver Solms, 1997a; Solms & Turnbull,2002, pp. 56-58).

    Freud seala muy claramente en varios luga-res que la naturaleza real de la mente es inconsciente(para una revisin ver Solms, 1997a). l utiliza la frasela mente en s misma, refirindose directamente ala filosofa de Kant. Para Kant, nuestro ser subjetivo,la cosa que percibimos cuando miramos hacia nues-

    tro interior no es la mente en s misma: la mente ens misma no puede ser percibida directamente. No-sotros slo podemos conocer la mente va nuestraconciencia fenomnica, la cual provee una represen-tacin indirecta e incompleta del aparato mental y sufuncionamiento. La naturaleza ontolgica real de lamente es algo epistemolgicamente incognoscible: seubica necesariamente detrs de, y da origen a, la per-cepcin consciente. Podemos, por supuesto, inferir sunaturaleza desde nuestras observaciones conscientes,y de este modo expandir los lmites de la concien-cia, lo cual es el objetivo del mtodo psicoanaltico.Sin embargo nunca podemos conocer directamente

    la mente. Necesariamente, por los motivos anterior-mente descritos, debemos recurrir a abstracciones de-rivadas de inferencias y construir modelos figurativos:metapsicologa.

    Otras ramas de la psicologa poseen limitacionesepistemolgicas similares, en la medida de que stastambin intentan describir el funcionamiento internode la mente en general o algn aspecto de ella. Es elcaso de teoras a ltamente desarrolladas, como los mo-delos de lectura de ruta-dual (Coltheart, Curtis, Atkins,& Haller, 1993), modelos de sistemas de memoria ml-tiple (Schacter, 1996; Schacter, Norman, & Koutstaal,1998), modelos de sistemas visuales divergentes in-volucrados en percepcin y accin (Milner & Goodale,1993), etc. Toda la psicologa es, en ltimo trmino, laconstruccin de modelos de un tipo u otro. Es solo la es-cala de la metapsicologa freudiana lo que la distinguede los modelos ms especficos usados en psicologacognitiva y neurociencia. Es tambin, parcialmente, poreste motivo, que la metapsicologa adolece de par te dela especificidad de los modelos cognitivos modernos.

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    Pero esto no tiene relacin en ltimo trmino con suslimitaciones epistemolgicas.

    Freud argument no slo que la mente es incog-noscible, sino que adems es ontolgicamente no di-ferente al resto de la naturaleza. La visin de Kant era

    que todo en el mundo, tal como lo conocemos, inclu-yendo nuestra conciencia del mundo exterior, es slouna representacin indirecta de la realidad. Lo quetodo neurocientfico hace es sondear ms all de losdatos perceptuales, con el fin de obtener un mejor cua-dro de lo que Freud denomin el estado real de cosas(1940 [1939], p. 196). Este enfoque es comn a todaslas ciencias naturales, las cuales habitualmente usanayudas perceptuales artificiales como microscopios,telescopios y mquinas de espectroscopa. El objetivode las ciencias naturales se reduce, en ltimo trmino,a construir modelosde nuestro universo natural, y deesta manera la mente en s misma existe en el mismo

    plano ontolgico que el resto de la naturaleza; es slouna de las cosas que percibimos.

    Es sin duda significativo que las presiones evoluti-vas favorecen a organismos que se desarrollan mejor, esdecir, que generan modelos ms precisos de la realidad.En un mundo sin visin, el primer animal que desarrollarganos visuales, ser ampliamente aventajado. Aque-llos que desarrollen mejorvisin por ejemplo visinbinocular, un lente con foco ajustable, capacidad dedeteccin de baja luminosidad para condiciones depenumbra, etc. son an ms aventajados (Dawkins,1998). Muchos ms son aquellos organismos que de-sarrollaron rganos sensoriales mltiples, cada uno

    sondeando y tomando muestras, y en ltimo trminorepresentando, un aspecto diferente del mundo que losrodea. Considerados a lo largo del trayecto evolutivo,los organismos han desarrollado sucesivamente mejo-res modelos perceptuales de la realidad. As, el aparatomental humano, en estado normal de funcionamiento,entrega capacidades notablemente efectivas para unalocomocin guiada perceptualmente, accin, navega-cin, seleccin atencional, identificacin de objetos yreconocimiento de objetos. Sin embargo el hecho queel sistema perceptual ofrece slo representaciones delmundo, puede ser fcilmente demostrado por los ex-traordinarios errores observados en ilusiones visuales,as como en las alucinaciones psicticas y en los sueos.

    Freud sostuvo que la construccin de modelos f-sicos no es diferente, en principio, de lo que hacemosen psicoanlisis. Comenzamos con percepciones denuestro estado interno, para luego formular inferenciassobre la verdadera naturaleza de las cosas que deter-minan esas percepciones. Nuestra conciencia fenom-nica nos da la impresin de que las cosas son, desde

    una perspectiva externa visuales o auditivas, o que lascosas, desde una perspectiva interna, nos ponen tristeso hambrientos. Pero estas cosas son simplemente cua-lidadesde la conciencia. Nuestra ciencia, tal como todaslas otras, se esfuerza por abstraer el estado real de las

    cosas que yace detrs de ellas. Freud formaliz todoesto en su idea de que la conciencia posee una super-ficie perceptual interna y externa (Solms, 1997a; Solms& Turnbull, 2002, pp. 18-31). La diferencia entre el psi-coanlisis y las ciencias fsicas, de acuerdo con su relato,es simplemente la superficie perceptual que usamos.

    Detrs de ambas superficies perceptuales yacealgo distinto, la realidad misma, de la cual slo pode-mos construir modelos abstractos. Formar mejores mo-delos de la realidad en si misma es el objetivo de todaciencia, incluida la ciencia psicoanaltica. Esto puedesorprender a quienes hayan olvidado los orgenes delpsicoanlisis: para Freud, su disciplina fue siempre una

    ciencia natural, idntica en principio con las otras cien-cias bsicas, tales como la fsica y la qumica. La menteen s misma no es ontolgicamente diferente de, y nodistinta de, el resto del universo.

    En suma, Freud fue un monista, desde 1900 hasta1939. Sin embargo su posicin filosfica puede tal vezser mejor descrita como la de un monismo de dobleaspecto (Solms & Turnbull, 2002, pp. 56-58), y en con-secuencia l fue un seguidor de Spinoza (cf. Damasio,2004). De hecho, en su correspondencia, Freud valorael trabajo de Spinoza (para una ampliacin ver Dama-sio, 2004, p. 260), mientras que en sus escritos pblicossuele describir su posicin en trminos kantianos (ver

    Solms 1997, pp. 687-689).Si la mente en s misma es incognoscible, y pode-

    mos describirla solamente con modelos abstractos, talcomo el modelo de aparato mental de Freud, enton-ces debemos beneficiarnos con que nuestro aparatomental puede ser percibido de dos maneras diferentes.Si lo miramos con nuestros ojos, va la superficie per-ceptual externa, vemos un cerebro: hmedo, gelatinoso,lobular, e inmerso dentro de otros tejidos del cuerpo. Silo observamos con nuestra superficie perceptual in-ternamente dirigida, introspectivamente, observamosestados mentales, como deseo y placer.

    Si aceptamos esta aproximacin filosfica, parecenatural querer hacer uso de ambos puntos de vista paracomprender nuestro objeto de estudio, de forma depercibirlo externa e internamente. Por qu querramosexcluir, a priori, la mitad de lo que podemos aprenderdel aspecto de la naturaleza que estamos estudiando?En psicoanlisis adoptamos el punto de vista subjetivo,pues hay cosas que uno puede aprender acerca de lanaturaleza del aparato mental desde esta perspectiva,

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    cosas que unojams puede ver con los propios ojos, sinimportar cunto se les ayude con instrumentos cientfi-cos. La posicin filosfica adoptada por otros cientficos(ver Solms,1997a, para las opiniones de Crick, Dennetty Edelman, por ejemplo) excluye esta perspectiva sub-

    jetiva. Sin embargo los sentimientos existen, y no sonmenos reales que visiones y sonidos: ellos representanuna parte fundamental de la mente y nos pueden en-sear una gran parte acerca de cmo sta funciona. Ex-cluirlos tout court parece ridculo.

    La informacin que podemos recopilar con nues-tros rganos externos al estudiar el aparato mental ensu aspecto fsico (el cerebro) es evidentemente no me-nos importante. Desde un punto de vista cientfico, exis-te en la actualidad una gran cantidad de ventajas queofrece el estudio de objetos fsicos. Algunos de nuestroscolegas psicoanalistas (ej. Blass & Carmeli, 2007; Karls-son, 2010) sostienen una posicin contraria, excluyente,

    posicin que es difcil de entender, porque parece irra-cional negarse a uno mismo el uso de cualquier fuentede datos til. Ms an, deberamos recordarnos a noso-tros mismos que la naturaleza singular, breve y fugaz delos estados de conciencia generan diversas desventajas.Las propiedades ms estables del cerebro fsico, en cam-bio, son ms amigables a los requerimientos del mtodocientfico. Sin embargo, reiteramos que si uno correlacio-nala experiencia subjetiva con la parte hmeda, blan-da de la neurobiologa, uno est en una posicin muchoms fuerte para desarrollar un modelo ms preciso delaparato mental. As, como con la enseanza del hombreciego y el elefante, los errores dependientes del punto

    de vista se minimizan. En suma, la neurociencia ofreceuna segunda perspectiva de la cosa incognoscible quedenominamos aparato mental, la cosa que Freud inten-t describir por primera vez en su metapsicologa.

    Naturalmente, algunos dentro del psicoanlisis sehan vuelto ansiosos acerca de cmo deberan necesitarhacer un cambio en sus teoras, y quizs incluso en suprctica, en virtud de los avances que emergen desdedichas correlaciones neuropsicoanalticas.

    Sin embargo, y paradojalmente, para nosotros elinters ha estado siempre ms en la direccin opuesta.Temprano en nuestras carreras como neurocientficos,experimentamos gran frustracin en relacin con lopoco que ramos capaces de aprender sobre la natu-raleza del aparato mental, as como de la vida vivida dela mente, con los mtodos disponibles en neurocienciacognitiva y las teoras existentes (en los comienzos delos aos 1980). En aquel tiempo (afortunadamente yapasado), la neurociencia pareca ser ciega a l hecho queel cerebro era tambin un ser sensitivo, capaz de expe-rimentarse a s mismo, con sentimientos emocionales,

    deseos volitivos y una sensacin espontnea de agen-cia. El hecho que estos mecanismos cerebrales sonendgenamente impulsados y motivados, es decir, quesurgen de la naturaleza encarnada del sujeto, afectasubstancialmente la manera en que opera el aparato

    mental. stos no son, en nuestra opinin, epifenme-nos, o detalles, son caractersticas fundamentales decmo trabaja el cerebro; son lo que distingue al cerebrodel pulmn.

    3. FUNDAMENTOS CIENTFICOS DELNEUROPSICONALISIS

    Las bases empricas del neuropsicoanlisis derivan delos hechos descritos en la primera seccin de este ar-tculo, especialmente de la desconfianza de Freud res-pecto a que la neurociencia de su poca fuera capaz deresponder las preguntas planteadas por el psicoanlisis.

    Hemos sealado, en otro lugar, que los datossubjetivos no ofrecen un fundamento especialmen-te slido sobre el cual construir una disciplina cient-ficamente robusta (e.g., Solms & Turnbull, 2002, pp.294-295). Esto principalmente se debe a la cualidadefmera de la experiencia subjetiva; el hecho de queslo puede ser reportada indirectamente por un soloobservador, y a que muchos aspectos de la vida mentalocurren fuera de ella. Sorprendentemente, incluso estaaparentemente obvia afirmacin ha sido discutida pornuestros crticos, sealando que: parece ser, de acuer-do con Solms y Turnbull (2002, p. 46), que poseemosun mejor acceso a tomos, molculas, quarks en otras

    palabras, los aspectos no perceptibles del mundo quea la propia percepcin de nuestra experiencia subjeti-va (Karlsson, 2010, p. 54). Nosotros reconocemos quealgunos aspectos de la fsica nuclear o mecnica cun-tica pueden ser difciles de captar para el observadorno especializado. Sin embargo, el esfuerzo conjunto dela comunidad cientfica, utilizando mltiples mtodos ytcnicas, junto con las ventajas de la observacin exte-roceptiva y la posibilidad de replicar experimentos, im-plica que los fsicos han adquirido un nivel de precisinadmirable en su comprensin del mundo. Este nivel desofisticacin se evidencia en frmulas matemticas quepredicen y miden con gran precisin eventos y propie-dades fsicas (tamao, masa, carga elctrica, etc.). Has-ta la fecha, ningn aspecto de la vida mental ha podidoser abordado con tal nivel de exactitud.

    Existen avances neurocientficos que pudieranimpulsar las ciencias de la mente hacia mayores nivelesde comprensin cientfica? El problema mente-cerebroes un desafo ms complejo que los problemas aborda-dos por la fsica. Sin embargo, en las ltimas dcadas, la

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    neurociencia ha mostrado adelantos promisorios. Porejemplo, es necesario destacar los logros tcnicos y me-todolgicos (ya revisados en este artculo), los cualeshan permitido avanzar en la comprensin de la men-te y su funcionamiento, gracias al abandono del con-

    ductismo radical y la progresiva adopcin de modeloscognitivos. As, en los ltimos cincuenta aos, hemospodido atestiguar un crecimiento dramtico en nuestracomprensin de procesos como la memoria episdica(Scoville & Milner, 1957), atencin visual (Posner, Co-hen, & Rafal, 1982), control ejecutivo (Shallice, 1988),y accin visualmente guiada (Milner & Goodale, 1993).

    Como hemos sealado en otro lugar (Turnbull &Solms, 2007, pp. 1083-1084), dichos hallazgos en neu-rociencia cognitiva tienen una implicancia limitadapara el psicoanlisis. En nuestra opinin, los desarrollosque han ocurrido durante las ultimas dos dcadas enel campo de la neurociencia afectiva poseen mayor im-

    portancia (Damasio, 1994, 1999, 2011; LeDoux, 1996,2000; Panksepp, 1998; Turnbull & Solms, 2007, pp.1084-1085). Avances en el rea de la neuropsicologahan sido igualmente relevantes, destacando entre ellosel descubrimiento de las neuronas espejo (Gallese,Keysers & Rizzolatti, 2004; Rizzolatti, Fadiga, Gallese& Fogassi, 1996) y los recientes desarrollos en neuro-ciencia social (Cacioppo, Berntson, Sheridan, & McClin-tock, 2000; Cacioppo, Visser, Pickett, 2005; Decety &Cacioppo, 2011). Finalmente, es necesario no olvidarlos numerosos avances en psicoanlisis durante el siglopasado. Probablemente el ms importante es la lneaetolgica de trabajo en apego, separacin y prdida,

    la cual se ex tiende desde Harlow (1958) hasta Winnico-tt (1960), Bowlby (1969), Ainsworth (Ainsworth, Blehar,Waters & Wall, 1978) y Fonagy (e.g., Fonagy, Steele &Steele, 1991; Fonagy & Target, 1996).

    Sin dudas, un punto de inflexin importante fuela publicacin de un par de artculos por Eric Kandel(1998, 1999), los cuales sugirieron posibles lneas deinvestigacin para el neuropsicoanlisis. Tal vez lo msdestacado fue el hecho de que estos artculos ofrecie-ron un invaluable apoyo a la idea misma de neuropsi-coanlisis, as como una importante validacin desde elmbito cientfico, especialmente cuando Kandel obtuvoel Premio Nobel de medicina y fisiologa en el ao 2000.

    Es necesario considerar que los desarrollos indivi-duales en las disciplinas paternas del neuropsicoan-lisis no han logrado superar la divisin de estos campos.Sin embargo, a travs de las dcadas, atrevidos intentosde unificacin han ocurrido. El trabajo de Paul Schilder(2007), Mortimer Ostow (1954, 1955), y Edwin Weins-tein (Weinstein & Kahn, 1955) es un ejemplo de dichoespritu unificador. Desafortunadamente, ninguno de

    estos tempranos intentos logr florecer como la inter-disciplina que conocemos hoy, quizs porque ellos seencontraron con las mismas dificultades (de recursos,intenciones y oportunidades) que Freud experiment(ver Turnbull, 2004, para una entrevista con Ostow so-

    bre este tema).En retrospectiva, es posible sugerir que una delas limitaciones ms importantes fue la falta de unaneuropsicologa dinmica propiamente desarrollada,la cual slo apareci en los 70s con el trabajo de Lu-ria (1966, 1973; para una revisin ver Kaplan-Solms& Solms, 2000, pp. 26-43; Solms & Turnbull, 2002, pp.25-27). El segundo punto de inflexin vino a ocurrir enlos 90s, veinte aos despus, con el desarrollo de unaneurociencia afectiva (Damasio, 1994, 1999; Panksepp,1998), la cual aline la neurociencia con temas de in-ters al psicoanlisis, permitiendo compartir hallazgosno slo en relacin a procesos cognitivos, sino tambin

    en torno a dominios psicodinmicos centrales como laemocin y el impulso [driveen el texto original]8. Discu-tiremos este punto en detalle ms adelante.

    El trabajo que cataliz nuestro inters actual enneuropsicoanlisis comenz en este contexto, cuandouno de nosotros empez a investigar pacientes neuro-lgicos usando herramientas psicoanalticas conven-cionales (Kaplan-Solms & Solms, 2000). Por qu esteenfoque result tan influyente para el neuropsicoan-lisis? Bsicamente porque involucraba un mtodo cl-nico que continuaba directamente el trabajo realizadopor Freud. Dicho mtodo requiere muy pocos cambiosen la forma de trabajar, y poco entrenamiento adicio-

    nal por parte del analista, sin embargo ofrece accesoa la experiencia subjetiva, o vida mental, del paciente(neurolgico) de la misma forma en que el psicoanli-sis recolecta informacin sobre pacientes psiquitricos(o normales).

    Esto nos permite realizar observaciones directasrespecto a los correlatos neurales de conceptos metap-sicolgicos, dentro de un marco metodolgico vlido.Todos nuestros conceptos y teoras metapsicolgicas

    8 Nota de los traductores: Distintos autores han utilizadodiversos trminos, como impulso, instinto o incluso em-puje, aludiendo a las diversas acepciones que la palabradrive permite. Para efectos de esta traduccin utili-zaremos el trmino impulso debido a que los sistemasmotivacionales, a los cuales aluden los autores, tienencomo principal funcin movilizar al organismo en su in-teraccin con el ambiente. Sin embargo, la idea de ins-tintoes tambin parcialmente correcta, en el sentido deque estos sistemas motivacionales son innatos y en granparte automticos.

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    QU ES EL NEUROPSICOANLISIS?

    sobre la estructura y funciones de la mente son ope-racionalizadas en un marco clnico/psicoanaltico. Eltrabajo analtico con pacientes neurolgicos es, por lotanto, una forma ideal de asegurar que estamos estu-diando las mismas cosas que Freud estudiaba, aun-

    que desde una perspectiva neurolgica.Quisiramos aadir una segunda razn de por quel trabajo clnico en neuropsicoanlisis es ms efecti-vo utilizando poblacin neurolgica y no psiquitrica.Esto principalmente se debe a las ventajas metodol-gicas de trabajar con pacientes que poseen lesionescerebrales focales. Primero, muchos de estos sujetosson, pre-mrbidamente, ejemplos tpicos de humani-dad, lo cual permite controlar las posibles alteracionesdel desarrollo tan comunes en trastornos psiquitricos(Bentall, 2003, 2009). Segundo, y quizs ms importan-te, esta poblacin permite correlacionar nuestras infe-rencias psicoanalticas con hiptesis neurocientficas.

    Las lesiones focales ofrecen una mayor precisin encomparacin a manipulaciones farmacolgicas, espe-cialmente debido a que estas ltimas exigen conside-rar todas las peculiares interacciones de las dinmicasde neurotransmisin. Es ms, debido a los avances enimagenologia estructural, es posible identificar lasbases neurales de los fenmenos clnicos observadosen pacientes neurolgicos con alto grado de precisincientfica, un mtodo adecuado para establecer correla-ciones clnico-anatmicas (Heilman & Valenstein, 1979;Kertesz, 1983; Kolb & Whishaw, 1990; Lezak, Howieson,& Loring, 2004).

    En resumen, por medio de la investigacin de pe-

    queos grupos pacientes (Kaplan-Solms & Solms, 2000)hemos desarrollado un mtodo que ofrece un respeta-ble grado de control experimental, razonable gradode localizacin neuroanatmica, excelente validez deconstructo, y una ventana de observacin directa a lavida subjetiva del cerebro en un encuadre naturalstico.

    Basndonos en este enfoque hemos sido capacesde construir un modelo preliminar sobre cmo nues-tros conceptos metapsicolgicos ms bsicos podrancorrelacionarse con la anatoma cerebral y con el co-nocimiento actual de la organizacin funcional delcerebro. Consideremos el siguiente ejemplo. En Kaplan-Solms and Solms (2000) describimos observacionespsicoanalticas sobre un pequeo grupo de pacientescon lesiones parietales derechas. Ellos exhiban un ex-traordinario nivel de autoengao; se encontraban pa-ralizados (del hemicuerpo izquierdo) pero insistan enno estarlo. En algunos casos explicaban su parlisis pormedio de racionalizaciones flagrantes (El brazo se can-s porque hice ejercicio esta maana), o desarrollabandelirios ms complejos, como que el brazo paralizado

    no les perteneca a ellos sino al entrevistado, o a un pa-riente (ver Aglioti, Smania, Manfredi, & Berlucchi, 1996;Feinberg, 2001; Ramachandran & Blakeslee, 1998).Neuroscientficos cognitivos han tradicionalmente ex-plicado este fenmeno clnico como producto de d-

    ficits cognitivos, ms especficamente como un dao amdulos de inferencia cognitiva (para una revisin,ver Nardone, Ward, Fotopoulou, & Turnbull, 2007; Tur-nbull, Jones, & Reed-Screen, 2002; Turnbull, Owen, &Evans, 2005). Sin embargo, cuando estudiamos a estospacientes psicoanalticamente observamos un patrnde funcionamiento psicolgico que no era del todomodular en naturaleza, y que no poda ser descritocon precisin como dficit. Lo que observamos eranfenmenos dinmicos, donde las fuerzas interactuan-tes primarias claramente giraban en torno a estadosemocionales. Es ms, estas dinmicas emocionalmen-te determinadas causaban que importantes aspectos

    de los procesos cognitivos involucrados se volvieraninconscientes. Por medio de la intervencin psicoana-ltica de estas dinmicas era posible revertir estos pro-cesos trayendo las cogniciones reprimidas de vuelta ala conciencia. Esto demostr empricamente la validezde nuestras conclusiones, exigiendo que investigado-res re-conceptualizaran radicalmente la naturaleza deeste fenmeno.

    Kaplan-Solms y Solms (2000) concluyeron que elautoengao en lesiones parietales derechas podraatribuirse a organizaciones defensivas narcisistas, pormedio de las cuales dichos pacientes evitaban afectosdepresivos mediante el uso de defensas primitivas. Esta

    regresin al narcisismo pareca ser atribuible a la pr-dida de la capacidad para relaciones objetales totales(Kaplan-Solms & Solms, 2000, pp. 148-199). Dichospacientes tambin mostraban dficits en procesos cog-nitivos relacionados con la representacin del espacio.Por supuesto es necesario responder la pregunta de porqu estos dficits deberan ser tpicos de lesiones dere-chas. Una posible explicacin es la prdida de sistemasde regulacin emocional mediados por la convexidadderecha, generando as una disrupcin en la capaci-dad de tolerar afectos negativos intensos (Fotopoulou,Conway, Solms, et al., 2008; Fotopoulou, Conway, Tyrer,et al., 2008; Fotopoulou, Solms, & Turnbull, 2004; Tur-nbull, Jones, & Reed-Screen, 2002; Turnbull, Owen, &Evans, 2005). Estos hallazgos pueden ser consideradoscomo evidencia de la relacin entre representacionesespaciales concretas (de fronteras del self/objeto) y lamaduracin de relaciones objetales. Tambin apunta alcorrelato neural de lo que en psicoanlisis es referidocomo representaciones de objeto-total, fundamentometapsicolgico del amor objetal maduro.

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    QU ES EL NEUROPSICOANLISIS?

    Conway, Solms, et al., 2008; Fotopoulou, Conway, Tyrer,et al., 2008; Fotopoulou, Solms & Turnbull, 2004; Tur-nbull, Berry, & Evans, 2004; Turnbull, Jenkins, & Rowley,2004) o el testeo de las intuiciones freudianas sobre elsueo (Solms, 1997b, 2000). Podemos preguntarnos, por

    supuesto, si acaso este tipo de trabajo puede ser llama-do neuropsicoanlisis, debido a que la recoleccin dedatos utiliza solamente metodologas neurocientficas ypsicolgicas, no psicoanalticas. Sin embargo, importacmo lo denominemos? En general preferimos adoptarun enfoque amplio, que incorpore un variado nmerode puntos de vista, de tal forma que el concepto de neu-ropsicoanlisis refiera a cualquier tipo de trabajo que seencuentre en la frontera psicoanlisis/neurociencia. Enciertas ocasiones esta perspectiva puede involucrar unaneurociencia psicoanalticamente orientada (utilizandomtodos neurocientficos puros para testear hiptesispsicoanalticamente informadas) o tambin la investi-

    gacin psicoanaltica directa de variables neurolgicas(lesin cerebral, pruebas farmacolgicas, estimulacincerebral profunda, etc.). Lo que une estos enfoques esque ambos son intentos de realizar investigacin neu-ropsicoanaltica.

    Existe otra forma de hacer neuropsicoanlisis, lacual se basa completamente en suposiciones, extrapo-laciones y conjeturas. Ejemplos clsicos de esta tenden-cia provienen de psicoanalistas que, luego de leer sobrealgn descubrimiento neurocientfico, comentan sobrecmo dicho hallazgo est relacionado con tal o cualfenmeno o teora psicoanaltica. Ellos luego afirmanque tal hallazgo revela los correlatos, o fundamentos

    biolgicos, de algn aspecto de la teora psicoanaltica.En nuestra opinin, la especulacin de silln9 no

    representa el camino adecuado en nuestro campo. Elsiglo pasado vio ms que suficiente especulacin enpsicoanlisis, lo cual se refleja en la formacin de ml-tiples escuelas de saber, pero muy escaso progresocientfico. Slo por medio de la contrastacin de unateora con la realidad, de tal forma que las prediccionespueden ser aceptadas o rechazadas, es posible decidirqu teora de la mente es correcta. El Proyecto (1950[1895]) de Freud fue un notable, y temprano, momentode especulacin, motivo por el cual l mismo se resistia su publicacin, describindolo como una aberracin.

    Un ltimo ejemplo sobre lo que no es neuropsicoa-nlisis merece ser mencionado aqu. Neuropsicoanlisis

    9 Nota de los traductores: Los autores usan la imagen dearmchair speculationpara enfatizar esta tendencia, don-de psicoanalistas teorizan desde su silln, careciendo deuna actitud experimental hacia el problema

    no es (en nuestra opinin) una escuela de psicoan-lisis, en la forma de cmo consideramos las escuelasfreudiana, kleiniana, Intersubjetiva o de Psicologa delSelf. Neuropsicoanlisis, creemos, puede ser muchoms apropiadamente conceptualizado como una co-

    nexin entre el psicoanlisis, en general, y las neuro-ciencias. Alternativamente, podra ser descrito como unintento de insertar al psicoanlisis en las neurociencias,como un miembro de las familias de la neurociencia, elque estudia el aparato mental desde un punto de vistasubjetivo.

    Finalmente, nos gustara aclarar que neuropsicoa-nalisis (o la neurociencia en general) no es un tribunalpara el psicoanlisis. El psicoanlisis no puede mirarhacia otras disciplinas cientficas para determinar si hacometido errores en el uso de mtodos, teora o prc-tica. No obstante, esto no s ignifica que la neurocienciano aporte informacin a considerar respecto a proposi-

    ciones equivocadas del psicoanlisis.Hemos sido criticados (Karlsson, 2010, pp. 50-51)

    por no ofrecer ejemplos concretos sobre dichas propo-siciones. As, tomando un ejemplo contundente, exis-te abundante evidencia en neurobiologa en relacincon la existencia lo que se denomina como empuje oimpulso (drive) (Panksepp, 1998; Pfaff, 1999; Rolls,1999). Para algunos estudiantes de psicoanlisis la teo-ra del impulso debera ser rechazada como anticuadae inapropiada (Kardiner, Karush, & Ovesy, 1966; Kohut,2009; Siegel, 1996). Acaso las recientes observacionesneurocientificas invalidan esta conclusin psicoanalti-ca? Posiblemente no, pero son altamente importantes

    para la evolucin de nuestro pensamiento. Puede serque el termino impulso [drive] est siendo usado deforma distinta entre psicoanalistas y neurcientficos(Fotopoulou, Pfaff, & Conway, en prensa), o quizs elconcepto de impulso [drive] es mas importante paraciertos aspectos de la vida mental que otros, o quizses la taxonoma psicoanaltica la que necesita ser revi-sada. Otras interpretaciones son posibles. Sin embargo,parece ser adecuado sugerir que la comunidad psicoa-naltica necesita reconsiderar datos que los han llevadoa rechazar esta teora, investigando si acaso los impul-sos [drive] juegan un rol ms substancial en la vidamental de lo pensado.

    Claramente sta no es toda la historia, sino simple-mente su comienzo. Una vez que hemos empezado aformularnos estas preguntas, basados en nuestra lec-tura de la teora del impulso [drive] en neurobiologa,debemos testear nuestras conclusiones usando nues-tras tcnicas psicoanalticas. Esto llevar a nuevas ob-servaciones, no slo de fenmenos psicoanalticos queno hemos percibido antes, sino tambin de posibles

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    MARK SOLMS Y OLIVER TURNBULL

    limitaciones o errores en las concepciones neurocien-tficas utilizadas. Es ms que probable que los neuro-cientficos conductuales, faltos de acceso a muchosdatos de la experiencia subjetiva, hayan ignorado algoimportante sobre los impulsos [drives].

    En nuestra opinin, la interface entre psicoanlisisy neurociencia posee ms bien una naturaleza dialc-tica. Como analistas, podemos aprender algo nuevosobre el cerebro que sea de inters para el psicoan-lisis. Podemos pensar sobre eso y guardarlo en algnrincn de nuestras mentes, considerarlo como posibi-lidad, pero, sobre todo, testearlo psicoanalticamente einvestigar su utilidad clnica. De esta forma, el tribunalfinal para el psicoanlisis contina siendo el setting psi-coanaltico: observaciones psicoanalticas sobre sereshumanos reales en una situacin clnica convencional.El riesgo del reduccionismo parece siempre ir en direc-cin de lo fsico, el cual es en s un interesante fen-

    meno neuropsicoanaltico. Pero los neurocientficos dehoy miran al psicoanlisis en busca de observacionesy teoras interesantes, las cuales cada vez ms aplicana su trabajo. Ellos tambin adoptan dichas teoras deforma natural, cuando parecen apropiadas a sus traba-

    jos (Feinberg, 2001; Ramachandran & Blakeslee, 1998)para despus seguir adelante.

    5. EL FUTURO

    En ciencias existe una larga historia de sorprendentecreatividad en los lmites entre disciplinas (Watson &Crick, 1953; en relacin con una discusin sobre las

    bases psicolgicas de dicha creatividad, ver Bowman& Turnbull, 2009). Consistente con esto, nuestro cam-po interdisciplinario ha abierto nuevas y productivasvetas de investigacin. Sin dudas esto continuar ocu-rriendo, en formas difciles de predecir. Sin embargo,queremos esbozar un perfil general de la forma encmo nos gustara que el campo avanzara. Nuestrapropia visin se caracteriza por una investigacin co-laborativa de fenmenos de inters comn, utilizandoel rigor asociado a toda exploracin cientfica, perotambin respetando las herramientas metodolgicas(con todas sus ventajas y desventajas) asociadas a cadacampo especfico. Un resultado ideal para el neuropsi-coanlisis sera evitar cualquier sugerencia de ser unaactividad de silln, o un campo basado en la especu-lacin y no trabajo emprico. Es ms, imaginamos unainterdiciplina en la cual la adquisicin de conocimientosea bidireccional (el psicoanlisis informando la neuro-ciencia y viceversa), y preserve el profundo respeto porla experiencia subjetiva, la cual es el sello del psicoa-nlisis. Tenemos confianza que ste ser el resultado

    para nuestro campo porque, as como Freud seal aEinstein 83 aos atrs, No hay tema ms grande, frtily misterioso, digno de cualquier esfuerzo del intelectohumano, que la vida de la mente (citado en Grubrich-Simitis, 1995, p. 115).

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