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28 de noviembre, 2012

¿Qué clase de Estado palestino?

Naciones Unidas debería considerar si el mundo necesita otra nación que importe armas y

exporte extremismo y terrorismo.

Por Ron Prosor

Durante más de un año, el Presidente de la AP Mahmoud Abbas intentó eludir las

negociaciones de paz con Israel buscando, unilateralmente, el reconocimiento de Estado en

Naciones Unidas. En lugar de rescatarlo, evitando la pendiente de este acantilado, esta

semana la Asamblea General de Naciones Unidas podría empujarlo hasta el borde.Muchos

países en la Asamblea están acercándose a un Estado palestino que es mucho más

pavloviano que washingtoniano. Tal vez esto no debería ser sorpresivo. Durante décadas el

organismo colocó un sello de goma a todo capricho palestino sin importar cuán

desaconsejado, mal concebido o ilógico fuera.

El momento es justo para romper el hábito. No toma a un arquitecto para reconocer cuán

pobremente los palestinos establecieron las bases para soberanía en la Margen Occidental y

la Franja de Gaza. Los miembros de Naciones Unidas consideran que, el Estado palestino ,

tiene el deber de inspeccionar esos fundamentos y pregunta, con exactitud, ¿qué clase de

Estado están votando?

Un Estado sin control sobre su territorio. La AP tiene, hoy, cero autoridad en Gaza.

Por fuera de su seguridad personal, el Presidente Abbas ni siquiera visualizó esa

zona con binoculares desde 2007, cuando la organización terrorista Hamas tomó su

control en un sangriento golpe. Demostrando su afecto por Abbas, Hamas arrojó a

miembros de su partido político desde el techo. Mientras que los representantes

del Congreso estadounidense visitan a sus constituyentes semana a semana, el

presidente . Abbas no puso sus ojos sobre casi la mitad de la población palestina

durante 6 años.

Un Estado terrorista. Los Estados reconocidos por Naciones Unidas deben

comprometerse a ser “amantes de la paz”. Este mes, Hamas mostró su

compromiso con la paz y el amor en Gaza disparando más de 1200 cohetes hacia

ciudades israelíes. El grupo terrorista usó cada recurso a su disposición para

reprimir a su propia población o atacar a Israel. Transformó a Gaza en un paraíso de

organizaciones jihadistas globales, como al Qaeda. La familia de naciones no

necesita otro miembro cuya importación principal sea la de armas mortales y cuyas

exportaciones centrales sean el extremismo, el odio y el terrorismo.

Un Estado no-democrático. Hamas impuso una brutal tiranía en Gaza, y la

democracia palestina en la Margen Occidental está lejos de ser Jeffersoniana. El

mandato de gobierno del Presidente Abbas expiró hace tres años. Continúa

extendiéndolo, de modo personal, sin elecciones o consultas a su pueblo. Abbas

puede tener una visión flexible del límite de su propio término, pero sus ideas

sobre la libertad de expresión son más rígidas. Periodistas, bloggers y activistas

continúan siendo encarcelados y torturados en la Margen Occidental por crímenes

tales como “extender sus lenguas contra el Presidente palestino”.

Un Estado en bancarrota. Las instituciones de la AP permanecen dependientes, por

completo, de la ayuda extranjera, rengueando de crisis en crisis. Sin embargo ese

año, como la AP amenazó con retrasar la nómina de sueldos de muchos empleados

y triplicó los pagos a los terroristas condenados. Hoy la AP dedica el 6 % de su

presupuesto anual a los pagos a terroristas apresados y las familias de terroristas

suicidas y menos del 1 % a la educación superior. En mezquitas, escuelas y prensa

oficial, la AP glorifica el terrorismo y promueve la incitación contra los israelíes. En

lugar de usar sus presupuestos para la construcción nacional, los utilizan para

hundir la nación.

Antes de colocar su sello de aprobación sobre un no-Estado palestino, Naciones

Unidas debería considerar las consecuencias. La soberanía virtual puede otorgarle a

Abbas un mejor lugar en la Asamblea General, pero no cambiará nada en el

territorio. Solo podría hacer surgir expectativas al pueblo palesitno que no pueden

cumplirse. En nuestra muy volátil región, los resultados pueden ser trágicos.

Israel insta al liderazgo palestino a abandonar su destructiva marcha de locura en

Naciones Unidas y trabajar, con nosotros, para forjar soluciones constructivas en la

mesa de negociaciones, la cual el liderazgo palestino evitó durante años. Las bases

para el Estado palestino real y la paz real solo pueden establecerse a través de un

arduo trabajo en el territorio y en conversaciones directas con Israel.

Cuando las bases para la paz duradera estén en su lugar, Israel no será la última

nación en dar la bienvenida a los palestinos en Naciones Unidas. Será la primera.

El Sr. Prosor es embajador de Israel en Naciones Unidas.