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    QU CARISMAS TIENE UNO

    p. Alberto Ibaez, S.J.Lenguas IV Ed. Lumen

    1. DESEO SOBRENATURAL

    Despus que hemos hablado de los carismas es oportuno estudiar lapregunta que a veces se oye: Tendr realmente el carisma de lenguas o loestoy inventando? Qu otros carismas tengo? La misma dificultad puedesurgimos respecto de quienes nos toca pastorear.

    Para responder a fondo esas preguntas y ampliar as lo que estudiamosen el captulo pasado, podremos investigar qu signos suelen acompaar a los

    ministerios carismticos.Muchas veces, el primer signo es un deseo sobrenatural, o sea unavocacin que a veces puede llegar a conciencia de un llamado.

    Cuando Dios quiere darnos algo, suele empezar por vaciar el vaso quellenar despus; o sea, tomamos conciencia de una necesidad. En el ambientevemos que hace falta alguna cosa, entonces tomamos inters en resolver eso:por ej., una enfermedad, ante la que uno desearla hacer algo para sanarla. Esedeseo tiene que ser sobrenatural. Qu diferente sera a "yo siento ganas deposeer esos carismas, as tengo poderes para que se me someta el mundo","yo deseo convertir las piedras en pan porque asi resuelvo mis problemaseconmicos y mis necesidades personales", o "yo quiero tirarme y que no me

    pase nada, as la gente dice: qu fenmeno ese hombre, cunta fe que tiene!"o "lo que quiero es ser dueo del mundo aunque tenga que postrarme a lospies de Satans o entregar dinero a san Pedro para que cuando yo impongalas manos todos empiecen a hablar en lenguas".

    sos no son signos del Espritu. En cambio, cuando uno percibe undeseo desinteresado, basado en la gloria de Dios o en una necesidad objetiva,prudente, moderada, ese deseo sobrenatural s puede merecer el nombre designo de una naciente vocacin para tal o cual ministerio.

    Examinemos 1 Co 12, 31: "Aspiren a los carismas ms preciosos. Peroles voy a mostrar un camino mucho mejor." Aspirar a los carismas mspreciosos no es malo; aspirar a los carismas ms llamativos y que van a

    rendirme ms gloria, eso no es de Dios."El que habla en lengua, pida interpretar" (1 Co 14,13). Desde el

    momento en que uno ha recibido el carisma de hablar en lenguas, ya el mismosan Pablo exhorta a que desee el de interpretar, que es como el complemento;o sea, que vaya creciendo, para que esa oracin en espritu le sea msfecunda. Si slo habla en lenguas pero se queda en babia, algo hace pero norecibe todo el provecho posible y sobre todo no es de provecho para losdems. Por eso san Pablo en ese captulo 14 machaca la conveniencia dedesear el carisma de interpretar.

    La epstola de Santiago dice: "Piden y no reciben porque piden mal...con el nico fin de satisfacer sus pasiones" (St 4, 3). No basta tener deseo sinoque el deseo sea como corresponde; si lo hago por satisfacer mis pasiones esono es un signo de verdadero carisma sino ms bien de poderes diablicos.

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    St 1, 8 se refiere al que quiere esto y tambin quiere esto otro, y estque no sabe qu quiere, como las olas del mar que van para aqu y para all;se evidentemente tampoco puede pretender que se le cumpla su deseo. Lomismo vale para el que tiene deseos con segundas intenciones; es un hombredividido, que dice: "Seor, yo quiero carismas para poder servirte" (mentira!

    por detrs est saliendo el otro yo).En la renovacin caben muchos de sos, porque el hecho de que unotenga carismas no quiere decir que sea perfecto, pero aqu nosotros estamostratando no slo de tener carismas sino de usarlos bien.

    Apliquemos lo dicho a la glosolalia. Por lo comn, antes de recibir elcarisma se da un cierto deseo, porque nos hablan de eso o porque vemos ennuestros compaeros los efectos positivos. A esa preparacin tiende, porejemplo, el seminario de vida en el Espritu. En algunos el deseo quedaimplcito y quizs escondido bajo afirmaciones de que no quieren la glosolaliasino slo amar a Dios, o inclusive el temor de que le venga puede a vecesesconder o provocar un implcito inters por ese don.

    En todo caso, se tratar de cumplir la pauta de san Pedro: "Si algunohabla, sean palabras de Dios; si alguno ejercita un ministerio, hgalo en virtuddel poder que brinda Dios, para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo"(1 4, 11).

    2. APTITUD

    Como hemos explicado (cap. 14 y 15), el carisma en sentido lato suponeciertas aptitudes fsicas, fisiolgicas, psicolgicas y a veces parapsicolgicas, alas cuales se aade la gracia sobrenatural o carisma en sentido estricto, queeleva al orden sobrenatural esos componentes y los orienta al bien del CuerpoMstico. En el lenguaje corriente, capacidades, aptitudes, talentos y carismas,se usan como sinnimos.

    Para cada operacin carismtica se requieren aptitudes especficas. Aquien carece naturalmente de ciertas aptitudes, a veces el Seor se las otorgade manera sobrenatural: son sensiblemente infusas.

    Estas aptitudes, natural o sobrenaturalmente recibidas, proceden deDios y son la base de nuestras operaciones carismticas. Hablando de stassan Pablo dice: "Teniendo carismas (jarsmata) diferentes, segn la gracia(jrin) que nos ha sido dad" (Rm 12,6).

    Por eso puede alegar: "Acaso todos son apstoles? Todos profetas?

    Todos maestros? Todos con poderes (de milagros)? Todos con carismasde curaciones? Hablan todos lenguas? Todos interpretan?" (1 Co 12, 29 yss.).

    Tambin san Pedro supone esas aptitudes como el carisma en sentidolato, o el presupuesto del carisma en sentido estricto: "Cada uno, en la medidaen que recibi el carisma (kazs laben jrisma), pngalo al servicio de losdems, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios: sialguno habla, (que sea) como palabras de Dios, si alguno presta un servicio(que sea) como por la fuerza que administra Dios" (1 4, 10 s).

    En el caso de lenguas la aptitud consiste en desprenderse delmecanismo reflexivo y razonador, que los neurlogos llaman plano beta, para

    dejarse llevar por el alfa, como lo hemos estudiado en la primera parte de este

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    tomo. Eso explica suficientemente por qu algunos no reciben lenguas hastadespus de ciertas prcticas que les ayudan a desbloquearse.

    Cierto canto en espritu o el silbar en espritu tambin puede requeriralguna aptitud musical y, adems, poder ejercitarla sin atencin reflexiva.

    En s el don de lenguas no exige aptitudes excepcionales, a pesar de

    que se llama "carisma extraordinario".sta es la misma opinin del P. Sullivan:"Todos poseen una aptitud natural para soar despiertos Creo que

    tambin todos poseen una capacidad natural para producir una autnticaglosolalia. A mi entender el don de lenguas no consiste en una nuevacapacidad para hablar de un modo en que no podran hacerlo otros quecarecen de este don. Estoy convencido de que comenzar a hablar en lenguassignifica activar una capacidad latente que probablemente todos tenemos."1

    3. FE CARISMTICA

    Un termmetro para diagnosticar la temperatura de cualquier ministerioes la fe carismtica. San Pablo habla de ella (1 Co 12, 9; 13, 2) aunque nosiempre es fcil distinguir si se est refiriendo a la fe teologal o a la carismtica.Esas dos formas de fe necesitamos entenderlas bien para explicarlas a otrosque nunca haban cado en la cuenta de esa distincin. Cuando Jess dice: "Situviereis fe como un grano de mostaza dirais a este monte chate al mar y loconseguirais" (Mt 17, 20; cf. 1 Co 13, 2), est refirindose a la fe carismtica.Reprochaba a sus discpulos tener poca fe y a san Pedro que se atrevi acaminar unos cuantos pasos por arriba del agua lo llam: "Hombre de poca fe."Era poca en comparacin con la que Jess quera para Pedro.

    Cuando ste despus de Pentecosts vio al paraltico, se atrevi adecirle: "En nombre de Jess, levntate y camina"; entonces ya tena mucha fe.Jess lo haba ido estimulando en ese crecimiento, hasta retndolo yponindolo en situaciones en que no le quedaba ms remedio que ejercitar lafe. Por ejemplo, mandndolo a pescar una moneda (Mt 17, 2).

    Cuando san Pablo habla de la fe para trasladar montaas (1 Co 13, 2),tambin habla de un carisma, y cuando en la armadura de un soldado de Cristopone el escudo de la fe que para los dardos incendiarios del adversario (Ef6,16), est aludiendo a lo mismo que Jess haba dicho: "A los que crean lesseguirn estos signos: en mi nombre expulsarn demonios, hablarn nuevaslenguas, agarrarn serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les

    har dao; impondrn las manos sobre los enfermos y se sanarn" (Mc 16, 18).Tambin el salmista: "No se te acercar la desgracia, ni la plaga llegarhasta tu tienda, porque a mis ngeles he dado rdenes para que te guarden entus caminos. Te llevarn en sus palmas para que tu pie no tropiece en lapiedra; caminars sobre spides y vboras, pisotears leones y dragones" (Sal91, 10-13).

    Esa fe es, por lo tanto, el fundamento del carisma de inmunidad, lenguas,sanacin o liberacin. En pequea dosis es un componente de todoautntico carisma. Cuando oro en lenguas estoy creyendo que el Esprituhabla por mi boca y que me hace orar como conviene. Cuando intercedo por un

    1Francis A. Sullivan S. J.: Charisms and Charismatic Renewal. Ann Arbor.

    Servant Books (1982), p. 140 s.

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    enfermo, no gastara mi tiempo y mi empeo si no creyera que Dios quiere ypuede sanarlo.

    Esta fe marca la diferencia entre un carismtico y un mentalista. Unodesarrolla su docilidad instrumental para hacer lo que Dios quiere y el otrodesarrolla sus propios poderes, con peligro de excitar su ego y creerse

    invulnerable y capaz de progresar o manipular a los otros.Con esta introduccin se podr entender el punto principal de miargumentacin; los carismas deben ser juzgados segn la medida de la fe.Sin una fe carismtica fuerte, las cosas aparatosas que yo realice, sernfenmenos psicolgicos o mecanismos mgicos y los cargos importantes queyo tenga en la Iglesia, sern ttulos honorficos, pero no ministerios del CuerpoMstico.

    En un pasaje de la carta a los Romanos, paralelo al documento de baseque venimos estudiando en toda esta obra (1 Co 12-14), san Pablo exhorta:"No os estimis en ms de lo que conviene, tened ms bien una sobria estimasegn la medida de la fe que otorg Dios a cada cual" (Rm 12, 3).

    "De qu fe habla Pablo? No es la simple adhesin al cristianismo, sinolos dones o carismas que Dios concede en vista de una funcin que se debeejercer en la Iglesia. Al emplear la expresin 'medida de fe', Pablo quieresubrayar la relacin existente entre los carismas y la fe, su fundamentonecesario."2

    La Biblia de Jerusaln entiende igual: "La fe se considera aqu en lafloracin de los dones espirituales distribuidos por Dios a los miembros de lacomunidad cristiana para asegurar su vida y su desarrollo."

    Por lo tanto, esa fe carismtica es el secreto para medir cualquiercarisma y por lo tanto tambin para regular su ejercicio: san Pablo,continuando el tema del Cuerpo, aade: "Teniendo dones diferentes, segn lagracia que nos ha sido dada, si es el don de profeca ejerzmoslo en la medidade nuestra fe" (Rm 12, 6).

    Esa es la traduccin de la Biblia de Jerusaln: para captar elpensamiento paulino, comparmosla con otras:

    "El que, por don de Dios, es profeta, hable cuanto le inspire su fe" (B.Latinoamericana).

    "Si es el hablar inspirado, ejrzase en proporcin a la fe" (N. B.Espaola).

    En el versculo 3 san Pablo usa la palabra mtron (medida) y en el 6pone analogua (semejanza, proporcin), pero el sentido para el caso es el

    mismo, como lo muestran algunas traducciones. La dificultad est en que ellenguaje teolgico ha consagrado la expresin "analoga de la fe" para la feobjetiva, o sea el contenido de los dogmas. Reconozco, pues, que el versculo6 tambin podra entenderse como "profetizar en conformidad con la fecristiana".

    Vicentini, que citamos ms arriba, aunque no es carismtico, entiendelas palabras en el mismo sentido en que san Pablo las haba empleado tresversculos ms arriba: "Usar de la profeca en la medida de la fe es profetizaren la medida del don recibido en cuanto el profeta es inspirado por el EsprituSanto y no se deja llevar por impulsos menos puros, como seran los del amor

    2Jos Ignacio Vicentini S. J.: Carta a los Romanos en la Sagrada Escritura.

    BAC (Madrid, 1962), p. 296, nota 15.

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    propio. Tomamos la fe en sentido subjetivo, pero entendindola de una fecarismtica que florece en profeca."3

    San Pedro da la misma pauta con otras palabras y referidas a otroscarismas: "Si alguno habla, sean palabras de Dios; si alguno ejercita unministerio, hgalo en virtud del poder recibido de Dios, para que Dios sea

    glorificado" (1 4, 11).Solamente cuando nos sentimos llevados por el Seor tenemos derechoa actuar en su nombre. Esta conviccin concreta es fe carismtica. Por ellapodremos ir comprobando cmo van creciendo nuestros otros carismas.

    Cmo, pues, podramos aumentar esa medida?En primer lugar, tomando conciencia de que estamos protegidos y

    asistidos por Dios: tambin ahora el Espritu viene en ayuda de nuestroespritu (Rm 8, 16). Y alabndolo porque siempre nos ha protegido. El salmoque hemos citado ms arriba, comienza: "T que habitas al amparo del Altsimo,que vives a la sombra del Omnipotente, di al Seor: Refugio mo, alczar mo,Dios mo, confo en ti" (Sal 91, 1 y ss.).

    En segundo lugar, sintindonos urgidos por los reproches de Jess:"Hombre de poca fe!" y alentados como Pedro a ejercitar la fe, pero no contemeridad sino slo en la medida de la fe que ya tenemos.

    Por lo tanto, si me doy cuenta de que no la tengo crecida, no puedolargarme a ejercitar un ministerio difcil. No me da permiso san Pablo paraanunciar que se estn dando curaciones o a profetizar o afrontar riesgos en lamedida de mi ambicin o vanidad o ingenuo optimismo, sino slo en la de mi fe.

    En tercer lugar, aplicando en nuestras peticiones la receta de Jess:"Quien diga a este monte: Qutate y arrjate al mar, y no vacile en su coraznsino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendr. Por eso os digo:Todo cuanto pidis en la oracin creed que ya lo habis recibido y loobtendris" (Mc 11, 23 s). Tambin Santiago nos alienta a pedir a Dios, que dasin regateos y sin humillar. "Pero que la pida con fe, sin vacilar, porque el quevacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una aotra parte. Que no piense recibir cosa alguna del Seor un hombre como ste,un hombre irresoluto e inconstante en todos sus caminos" (St 1, 6-8).

    Por ltimo, tambin podemos meditar estos otros textos sobre nuestraconfianza en Dios en su relacin con el carisma de la fe:

    "Ha puesto su confianza en Dios, que lo salve ahora... ya que dijo: SoyHijo de Dios" (Mt 27, 43).

    "Estoy convencido de que ni la muerte... podr separarnos del amor de

    Dios" (Rm 8, 38). "S bien en quin tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que espoderoso para guardar mi depsito" (2 Tm 1, 12).

    "Hemos tenido sobre nosotros la sentencia de muerte, para que nopongamos nuestra confianza en nosotros mismos sino en Dios que resucita alos muertos" (2 Co 1, 9).

    "sta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo. No quepor nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna como propianuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios" (2 Co 3, 3 s).

    3

    Obra citada, p. 297. Para apreciar el valor de estas dos citas, notemos que elautor las escribi antes de que existiera la renovacin carismtica catlica yque ni en los aos siguientes fue simpatizante de ella.

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    "Teniendo aquel espritu de fe conforme a lo que est escrito: 'Cre poreso habl'; tambin nosotros creemos y por eso hablamos" (2 Co 4, 13).

    "Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros...firmemente convencido de que quien inici en vosotros la buena obra, la irconsumando hasta el da de Cristo Jess" (Flp 1,3-6).

    4. EJERCICIO ADECUADO

    As como para saber si uno tiene aptitud para caminar, el medio mssimple y seguro es que se ponga a caminar, cuando alguien me consulta sihabr recibido lenguas u otro ministerio, le invito a que lo practique delante dem: la operacin (o el ministerio) manifiesta el carisma. A continuacin le hagodiscernir: Has estado paveando u orando? Has orado en entendimiento o enespritu?

    En nuestro caso no basta "caminar"; debo caminar "en Iglesia", porquelos carismas son facultades, capacidades, que tiene el Cuerpo de Cristo. Como

    un cuerpo humano tiene facultad de ver u or, la Iglesia tiene facultad deprofetizar o sanar.

    "Que cada uno ponga al servicio de los dems los carismas que harecibido" (1 4, 10).

    Esto lo exhorta san Pedro con la colaboracin de Silas, que antes habacolaborado con san Pablo en la redaccin de las cartas a los Tesalonicenses.Es como la sntesis de lo que ya san Pablo haba enseado sobre este punto.l mismo nos alienta para que hablemos en lenguas, interpretemos o profeti-cemos. (1 Co 14, 5-13. 26-31.39), as como en otros textos alienta otrasoperaciones (Rm 12, 6-13).

    Se comprende que al principio una operacin carismtica resulteimperfecta y hasta fallida. No es motivo para acobardarse.

    La experiencia prueba que Dios no le quita los dones a quien los usa sinbuena intencin, sino a quien no los usa, as como una buena mam retira losjuguetes que ya su hijo no usa, pero no se los arrebata para castigarlo por sudesagradecimiento. Los grupos de oracin que omiten los carismas llamados"extraordinarios", aunque sea por obediencia a los pastores, decaen en su nivelcarismtico. En cambio, pueden existir autnticos carismas en pentecostales,por ejemplo, aunque fueran doctrinalmente anticatlicos y antiecumnicos. Enla medida en que se dejen usar por el Espritu para el servicio de Cristo en loshermanos, pueden estar invisiblemente unidos al cuerpo visible, sea que estn

    en gracia de Dios o que su unin con Dios sea slo en el nivel carismtico.Esto basta para lo que ahora llamamos servicio en Iglesia.

    5. UNCIN

    El ejercicio de las gracias carismticas me har experimentar la accindel Espritu, en los dones y en los frutos (Ga 5, 22 s).

    Lo que diferencia una tarea meramente humana de otra movida por elEspritu es precisamente la uncin.

    Tratando sobre ministerios carismticos a veces se habla de la uncindel Espritu (Lc 4, 18; Hch 10, 38; Hb 1, 9; Jn 2, 20.27). No nos referimos

    ahora a cierta consagracin o sello interior, permanente, sino a una experienciaque se renueva: la paz, el amor, la devocin que empapan el ejercicio fiel de

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    las obras sobrenaturales. A veces sube la temperatura y la llamamos fervor(Rm 12, 11; Hch 18, 25). Tambin se llama quedar lleno del Espritu Santo(Lc 4,1 ; Hch 2, 4; 4, 8; 6, 3; 7, 55; 11, 24; 13, 9,52; Ef 5, 18).

    Cada gracia carismtica es llamada por san Pablo "espritu", la mismapalabra con que se llama la tercera persona divina, porque dicha inspiracin

    (pneuma) es manifestacin del Pneuma.Esto se nota particularmente en la oracin en lenguas: edifica a unomismo (1 Co 14, 4) aumentando su uncin, su amor sobrenatural.

    Si no produce esto, no es el carisma que estamos tratando. Claro quepodra un obstculo extrnseco impedir que yo me diera cuenta de esaedificacin. Por ejemplo, si fomento el miedo de estar engandome.

    Puede ser que al principio un ministerio ejercitado en exceso ms bienme seque el alma y deje sensacin de vaco, hasta que aprenda a ser msdcil al Espritu. Por ejemplo, si empiezo a orar por enfermos, hara quizs unesfuerzo psicolgico desgastante, pero luego ir aprendiendo que no me tocacargarme con los problemas ajenos: el Cordero de Dios corre con eso. El

    secreto para no agotarme es que en lugar de estar pendiente de mi propioesfuerzo, est pendiente del Espritu, o sea, abierto a la uncin sobrenatural.

    Esta uncin, a medida que vamos avanzando en el camino espiritual, seva pareciendo a lo que en teologa espiritual se llama recogimiento infuso.

    6. GOZO

    Cuando uno se realiza en su vocacin, experimenta una satisfaccin queno es puramente humana, sino autntico fruto del Espritu (Ga 5, 22). Laexplicacin resulta clara: "El reino de Dios es justicia, paz y gozo en el EsprituSanto, puesto que quien as sirve a Cristo se hace grato a Dios y aprobado porlos hombres" (Rm 14, 17 s).

    Los 72 discpulos experimentaron esta dicha al ejercitar los carismas,aun el de liberacin (Lc 10,17). Jess les advirti que no se engolosinaran coneste gozo basado slo en los carismas, pero acto seguido l mismo se llen dejbilo al verse realizado como formador de ellos y revelador del Padre (Lc 10,21 s).

    Cuando convierte a la samaritana y prev la conversin de otros delmismo pueblo, siente tanta dicha que ya ni tiene ganas de comer: "Mi alimentoes hacer la voluntad del que me envi y llevar a cabo su obra" (Jn 4, 34).

    Al final de su magisterio se siente lleno de satisfaccin: "Te he

    glorificado en la tierra cumpliendo la obra que me habas encargado" (Jn 17, 4).Pablo sobreabunda de gozo aun ejercitando el carisma de martirio (2 Co7, 4; Flp 2,17; Col 1, 24) y nos urge para que nos abramos a esta alegracuando ejercitamos, por ejemplo, el carisma de dar (Rm 12, 8; 2 Co 9, 7).

    En medio de un prrafo sobre presidir, amonestar, alentar, procurar elbien de otros, orar, dar gracias, secundar la inspiracin, apreciar las profecas,discernir; dice abiertamente: "Estad siempre alegres" (1 Ts 5, 12-21).

    Este gozo lo experimentan todos los que reciben lenguas. Repasemos eltestimonio de san Ignacio: "Contentamiento en toda la misa, por el gusto de lasloqelas", "Con gusto de la loqela interior, un asimilar o recordar de la loqelao msica celeste, creciendo la devocin y afecto con lgrimas en sentir que

    senta o aprenda divinamente." "Mucha loqela, pero trayn-dome dudas delgusto o suavidad de la loqela... parecerme que demasiado me deleitaba en el

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    tono de la loqela en cuanto al sonido, sin tanto advertir en la significacin delas palabras" (tomo II, cap. 8, p. 165-167).

    Lo que hemos estado diciendo sobre la uncin y el gozo es lo que en laespiritualidad clsica se llama devocin. No podemos olvidar por otraparte que pueden ejercerse excelentes carismas en medio de la ms terrible

    desolacin o noche oscura.

    7. EDIFICACIN COMN

    Las operaciones carismticas son manifestaciones de la accin divina (1Co 12, 4-11; Hb 2, 4) para la edificacin de la Iglesia (1 Co 12, 7. 12-28; Ef 2,20.22; 4, 11-13).

    Si cuando oro por sanacin alguien simplemente dice: "Qu suerte! yaestoy sano!" pero no se convierte, pensar ms bien que soy un curandero.Cuando el ministerio es sobrenatural y maduro ayuda tambin al bienespiritual.

    Es el fruto que distingue a los verdaderos de los falsos profetas (Mt 7,15-20) y tambin es buena pauta para valorar los diferentes carismas en la reuninpblica (1 Co 14, 5. 6. 12. 19. 26. 31).

    La oracin en lenguas no slo edifica a uno mismo sino a los dems. Poreso san Pablo exige que las lenguas en pblico tengan quien interprete, enatencin a los no iniciados que todava no son capaces de interpretar por smismos (1 Co 14, 11.16.17.23). Aunque no se entienda en concreto, muchospueden recibir edificacin por el fervor del orante y la belleza celestial de laexpresin. La experiencia en todas partes muestra que aun los nuevos, conuna pequea preparacin para saber de qu se trata, reciben provecho con esavivencia del misterio.

    Ya en Pentecosts muchos quedaban extasiados (Hch 2, 6. 7.12.) o sepreguntaban sobre el misterio (Hch 2, 12; Co 14, 2) o hasta captaban lainterpretacin (Hch 2, 11) aunque otros antes de recibir la de Pedro seburlaran (Hch 2, 13).

    Esta edificacin es todava ms fcil con el canto. Sobre todo, cuandouna comunidad crecida manifiesta la koinona de los espritus en la armona delas voces.

    Acerca de este tema tratan muchas pginas de nuestro tercer tomo.

    8. DISCERNIMIENTO DE OTROS

    Aunque uno crea que se han dado todos los signos mencionados, serde gran provecho contar con el discernimiento de otros.

    San Pablo dice: "En cuanto a los profetas, hablen dos o tres y losdems juzguen" (1 Co 14, 29). Hay tanta posibilidad de autoengaarse ypueden seguirse tantos inconvenientes de ello, que este doble riesgo exigetambin la confirmacin de otros.

    Si tambin ellos son profetas, podr alguno recibir palabras deconocimiento o una especial confirmacin interior. Pero lo que se trata de juzgar es ms sencillo: si el mensaje ha producido edificacin en suscorazones y en la comunidad (1 Co 14, 3).

    Como nadie es buen juez en su propia causa, el discernimiento ajeno esrecomendado por el sentido comn. Los que estn al frente de los grupos

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    tambin deben pedirlo y no fomentar la credulidad de sus ovejas. De unmodo especial habr que controlar la palabra de conocimiento, ejercitada aveces con demasiada liviandad. No podr darse por cierta hasta despus deque se haya comprobado. Mientras tanto, es slo posible y apta para despertarlas esperanzas, si algunos signos de discernimiento no la descalifican desde el

    principio. El taumaturgo que habitualmente acierta puede merecer mayorconfianza, pero no la absoluta seguridad de que tambin acertar la prximavez.

    Despus de la oracin conviene realizar discernimiento comunitario,para que todos crezcan y reconozcan los ministerios que el Seor les estconcediendo.

    Para un discernimiento ms profundo servirn los captulos 10 y 11 deltomo III.

    El pensamiento de la Iglesia est muy claro en estos prrafos delcatecismo:

    "Los carismas se han de acoger con reconocimiento por el que los

    recibe, y tambin por todos los miembros de la Iglesia. En efecto, son unamaravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostlica y para la santidad detodo el Cuerpo de Cristo; los carismas constituyen tal riqueza siempre que setrate de dones que provienen verdaderamente del Espritu Santo y que seejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos autnticos de estemismo Espritu, es decir, segn la caridad, verdadera medida de los carismas(cf. 1 Co 13).

    Por esta razn aparece siempre necesario el discernimiento de carismas.Ningn carisma dispensa de la referencia y de la sumisin a los pastores de laIglesia. ellos compete sobre todo no apagar el Espritu, sino examinarlo todoy quedarse con lo bueno' (LG 12), a fin de que todos los carismas cooperen, ensu diversidad y complementariedad, al 'bien comn' (cf. 1 Co 12, 7; cf. LG 30;CL 24)."4

    9. MANDATO

    Los ministerios son servicios en la Iglesia, capacidades del CuerpoMstico, as como en mi cuerpo est la capacidad de or o gesticular. Por lotanto, cuando ejerzo un ministerio, no lo tengo porque me lo he arrogado sino"para recto ordenamiento de los santos, en orden a las funciones delministerio, para edificacin del Cuerpo de Cristo" (Ef 4, 12).

    Comparemos este signo con los dos anteriores, para que no parezcaque estamos diciendo la misma cosa.Cuando tengo un carisma debo ejercerlo para edificacin comn.

    Entonces se convierte en operacin, que puede ser discernida por otros. Alrepetirse se convierte en ministerio, que requiere el mandato. Este supone eldiscernimiento prudencial, necesario en los superiores como el discernimientode espritus es ms propio de los profetas, segn vimos en el tomo III, cap. 10pg. 222.

    Este mandato parece tan obvio que san Pablo, sin perder tiempo endemostrarlo, argumenta: "Cmo predicarn si no son enviados?" (Rm 10,15).

    4Catecismo de la Iglesia catlica n. 800 s.

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    A unos tales Jess los llamara "lobos rapaces" (Mt 7, 15) o "salteadores queno entran por la puerta" (Jn 10, 1).

    En otro sentido, el mandato puede servir como signo de un carisma.Normalmente, Dios brinda las gracias adecuadas para cumplir lasobligaciones que nos impone. En la teologa clsica se llamaban gracias de

    estado.Por eso, el nombramiento para un cargo, o supone un carisma que yatenemos o lo provoca. Esto slo me atrevo a afirmarlo cuando el que nombra yel nombrado son dciles al Espritu, como Pablo y Timoteo, segn aquellaconocida frase: "No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunic porintervencin proftica mediante la imposicin de manos" (1 Tm 4, 14). En casocontrario, no sera un ministerio carismtico sino un empleo de funcionario, unttulo honorfico o una carga insoportable.

    Es lgico distinguir los ministerios confiados por ordenacin o delegacin,como el de catequista, lector o ministro de la eucarista, y los ministerioscarismticos. El concilio mismo reconoce esta diferencia (LG 4), aunque

    tambin los segundos los subordina a la jerarqua (LG 7. 12).Pero conste que para ser testigos de Cristo ya tenemos delegacin

    oficial por el bautismo y la confirmacin, y para ejercer el de paternidad por elmatrimonio. Un cierto mandato tenemos todos para vivir nuestra vida cristianaradiante y fecunda, o tambin para ejercitar nuestras tareas diarias como formade resacralizar el mundo.

    Para ejercer en los grupos de oracin un carisma como lenguas oprofeca, basta que el mismo grupo lo acepte, lo reconozca (1 Co 14, 5. 12. 26-32).

    En la renovacin hacen bastante dao ciertos francotiradores que no sesujetan a nadie. Quizs tienen notable carisma pero su ministerio resultadeficiente y quizs malsano. Estoy pensando en esos que se creen llenos delcarisma de liderazgo y no toleran que nadie los gobierne ni que la comunidadintervenga en las decisiones, o del carisma de sanacin o liberacin y se pasanla vida practicndolos sin que nadie se lo pida, o del carisma de aconsejar,repartiendo consejos y represiones, a pesar de que la comunidad los rechazapor su falta de humildad o sentido comn.

    Esta advertencia sirve para equilibrar la recomendacin que antes dimossobre ejercitar los carismas.

    Es verdad que en los tiempos bblicos y en la historia cristiana hanexistido excelentes profetas que no se sometan a las autoridades y que no

    intentaban hablar por delegacin de otro que Dios, pero en las circunstanciasordinarias este mandato es un signo muy prctico para discernir el ministerio.El mnimo de mandato es la aceptacin. Difcilmente ser de provecho

    nuestro ministerio cuando no es aceptado por la comunidad a la que se dirige.Jess mismo en Nazaret fracas por eso como profeta y como taumaturgo (Mc6, 4-6). Muchas veces antes de hacer las curaciones exiga un pedido explcito,para fomentar la fe y la aceptacin.

    Cuando alguien tiene un carisma, la gente le pide que lo ejercite. Estaaceptacin se va extendiendo y ms adelante podr recibir la confirmacin dela jerarqua.

    Conozco casos de quienes ignoraban tener determinados carismas y

    que ni queran tenerlos, pero por fin fueron convencidos por la evidencia de lagente que los buscaba.

  • 8/9/2019 Qu carismas tengo?

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    Debo, sin embargo, advertir sobre los abusos. Una seorita cont enpblico este caso: "Hace algunos aos fui liberada de malos espritus. Por eso,cuando aparecen casos que pueden ser demonacos me los envan a m,dando por supuesto que tengo un carisma de liberacin. Pero yo no me sientofuerte como para eso."

    El grupo debe tambin desautorizar a quien sea necesario."Si alguien se cree profeta o neumtico, reconozca en lo que os escriboun mandato del Seor. Si no lo conoce, tampoco l es conocido" (1 Co 14, 37).

    "Aun cuando nosotros mismos o un ngel del cielo os anunciara unevangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema!" (Ga 1, 8).

    "Evita discusiones necias... Al sectario despus de una y otraamonestacin, rehyele; ya sabes que se est pervertido y peca, condenadopor su propia sentencia" (Tt 3, 9-11).

    "No os fiis de cualquier espritu, sino examinad si los espritus vienende Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo" (1 Jn 4, 1).

    A la luz de lo que llevamos dicho resulta ms clara esta frase:

    "Convocando a los doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios ypara curar enfermedades" (Lc 9, 1). O esta otra: "Manda con autoridad y poder"(Lc 4, 36).

    Autoridad o potestad (exusa) supone la delegacin que estamosestudiando: "Con qu autoridad?" (Lc 20, 2). Esta misma palabra figura, porejemplo en Mt 7, 29; 9, 6.8; 28,18; Jn 17, 2;Hch 8,19; 1 Cor 10, 8; 13, 10.

    Poder o fuerza (dnamis)aparece a veces como sinnimo de carisma, osea la gracia que nos capacita para realizar acciones divinas. En el tomo I, cap.9, p. 92, hemos citado muchos ejemplos.

    En diversos textos autoridad y poder parecen la misma cosa. Ojalsiempre lo fueran. Pero quizs frente a las enfermedades o los demonios elexorcista de una arquidicesis puede tener ms autoridad y menor poder queuna viejita carismtica. Si voy manejando y en una esquina se me acaba lanafta, aunque tenga luz verde no puedo cruzar: tengo autoridad pero no tengopoder.

    Pero tampoco puedo cruzar cuando tengo nafta pero no luz verde. Sinun mnimo de mandato mi ministerio no aprovecha al Cuerpo de Cristo sino quele provoca cncer.

    El Concilio trata este asunto en varios documentos. Hablando sobre elapostolado de los seglares, dice: "La recepcin de estos carismas... confiere acada creyente el derecho y el deber de ejercitarlos para bien de la humanidad y

    edificacin de la Iglesia, en el seno de la propia Iglesia y en medio del mundo,con la libertad del Espritu Santo, que sopla donde quiere (Jn 3, 8), y en uninal mismo tiempo con los hermanos en Cristo y sobre todo con sus pastores, aquienes toca juzgar la genuina naturaleza de tales carismas y su ordenadoejercicio, no por cierto para que apaguen el Espritu, sino con el fin de que todolo prueben y retengan lo que es bueno (cf. Ts 5, 12.19-21) (AA 3).

    Esto ltimo ya lo haba dicho en la Constitucin de Iglesia (LG 12) ytambin en el Decreto sobre los presbteros: "Descubran con sentido de fe,reconozcan con gozo y fomenten con diligencia los multiformes carismas de loslaicos" ( 9).

    En nombre de millones de carismticos catlicos suplico a los

    sacerdotes y obispos que ejerciten su oficio de probar todo; descubrir consentido de fe, reconocer con gozo y fomentar con diligencia el don de lenguas y

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    los otros carismas, recibindolos "con gratitud y consuelo, porque son muyadecuados y tiles a las necesidades de la Iglesia" (LG 12).

    "Para que el sacerdote pueda realizar su funcin propia e indispensable,es preciso que ante todo, l mismo, adopte una actitud de acogida, decomunin fraterna con los laicos... Que no aparezca como quien monopoliza la

    sabidura y el discernimiento, que manipula el grupo, que apaga el Espritu.Mientras el sacerdote juzgue la Renovacin desde fuera, sin comulgar con ellaespiritualmente, tendr dificultades para ejercer en ella una funcin dediscernimiento, tanto ms por cuanto la Renovacin ha nacido en medioplenamente laico y en l ha encontrado su dinamismo y vigor... Debe vivirseuna verdadera smosis entre sacerdotes y laicos en el seno de la RenovacinCatlica, para que sta evite el escollo de convertirse en una especie de Iglesiaparalela... Es importante que la Iglesia en sus pastores est abierta a estasexperiencias del Espritu."5

    Esto deca el episcopado belga en 1979. Juan Pablo II lo ratific en sualocucin a los lderes carismticos un ao y medio despus: "El sacerdote

    tiene la nica e indispensable tarea de garantizar una integracin en la vida dela Iglesia... No puede cumplir su servicio en favor de la Renovacin, en tanto noadopte una actitud de acogida ante la misma, basada en el deseo de crecer enlos dones del Espritu Santo."6

    5Declaracin de los obispos de Blgica sobre la Renovacin Carismtica

    (Octubre, 1979).

    6Juan Pablo II: Alocucin en la 4.a Conferencia Internacional de Lderes de la

    RCC. 7 v. 81.