¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por...

7
DOCUMENTOS MARTIN HEIDEGGER ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso- tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten- to tenga éxito tenemos que estar preparados para aprender el pensar. Así que nos ponemos a aprender, ya estamos admitiendo que aún no somos capaces de pensar. Pero el hombre pasa por ser aquel ser que puede pensar. Y pasa por esto a justo título. Porque el hombre es el ser viviente racionaL Pero la razón, la ratio, se despliega en el pensar. Como ser viviente racional, el hombre tiene que poder pensar cuando quiera. Pero tal vez el hombre quiere pensar y no puede. En última instancia, con este querer pensar el hombre quiere demasiado y por ello puede demasiado poco. El hombre puede pensar en tanto en cuanto tiene la posibilidad de ello. Ahora bien, esta posibilidad aún no nos garantiza que seamos capaces de tal cosa. Porque ser capaz de algo significa: admitir algo cabe nosotros según su esencia y estar cobijando de un modo insis- tente esta admisión. Pero nosotros únicamente somos capaces (ver- mogen) de aquello que nos gusta (mogen), de aquello a lo que estamos afectos en tanto que lo dejamos venir. En realidad nos gusta sólo aquello que de antemano, desde sí mismo, nos desea, y nos desea a nosotros en nuestra esencia en tanto que se inclina a ésta. Por esta inclinación, nuestra esencia está interpelada. La inclinación es exhor- tación. La exhortación nos interpela dirigiéndose a nuestra esencia, nos llama a salir a nuestra esencia y de este modo nos tiene (aguanta) en ésta. Tener (aguantar) significa propiamente cobijar. Pero lo que nos tiene en la esencia, nos tiene sólo mientras nosotros, desde nosotros, mantene- mos (guardamos) por nuestra parte lo que nos tiene. Lo mantenemos sino lo dejamos salir de la memoria. La memoria es la coligación del pensar. ¿En vistas a qué? A aquello que nos tiene en la esencia en tanto que, al mismo tiempo, cabe nosotros, es tomado en consideración. ¿Has- ta qué punto lo que nos tiene debe ser tomado en consideración? En la medida en que desde el origen es lo-que-hay-que-tomar-en-considera- ción. Si es tomado en consideración, entonces se le dispensa conmemo- 1 • Texto tomado de Conferencias y Artículos, edición del Cerbal, Barcelona, 1994.Traductor Eustaquio Barjau. REVISTA COLOMBIANA DE PSICOLOGIA 11

Transcript of ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por...

Page 1: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

DOCUMENTOS

MARTIN HEIDEGGER

¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?*

legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados paraaprender el pensar.

Así que nos ponemos a aprender, ya estamos admitiendo que aúnno somos capaces de pensar.

Pero el hombre pasa por ser aquel ser que puede pensar. Y pasapor esto a justo título. Porque el hombre es el ser viviente racionaLPero la razón, la ratio, se despliega en el pensar. Como ser vivienteracional, el hombre tiene que poder pensar cuando quiera. Pero talvez el hombre quiere pensar y no puede. En última instancia, coneste querer pensar el hombre quiere demasiado y por ello puededemasiado poco.

El hombre puede pensar en tanto en cuanto tiene la posibilidadde ello. Ahora bien, esta posibilidad aún no nos garantiza que seamoscapaces de tal cosa. Porque ser capaz de algo significa: admitir algocabe nosotros según su esencia y estar cobijando de un modo insis-tente esta admisión. Pero nosotros únicamente somos capaces (ver-mogen) de aquello que nos gusta (mogen), de aquello a lo que estamosafectos en tanto que lo dejamos venir. En realidad nos gusta sóloaquello que de antemano, desde sí mismo, nos desea, y nos desea anosotros en nuestra esencia en tanto que se inclina a ésta. Por estainclinación, nuestra esencia está interpelada. La inclinación es exhor-tación. La exhortación nos interpela dirigiéndose a nuestra esencia, nosllama a salir a nuestra esencia y de este modo nos tiene (aguanta) en ésta.Tener (aguantar) significa propiamente cobijar. Pero lo que nos tiene enla esencia, nos tiene sólo mientras nosotros, desde nosotros, mantene-mos (guardamos) por nuestra parte lo que nos tiene. Lo mantenemossino lo dejamos salir de la memoria. La memoria es la coligación delpensar. ¿En vistas a qué? A aquello que nos tiene en la esencia en tantoque, al mismo tiempo, cabe nosotros, es tomado en consideración. ¿Has-ta qué punto lo que nos tiene debe ser tomado en consideración? En lamedida en que desde el origen es lo-que-hay-que-tomar-en-considera-ción. Si es tomado en consideración, entonces se le dispensa conmemo-

1

• Texto tomado de Conferencias y Artículos, edición del Cerbal, Barcelona, 1994. TraductorEustaquio Barjau.

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 11

Page 2: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

DOCUMENTOS

ración. Salimos a su encuentro lle-vándole la conmemoración, por-que, como exhortación de nuestraesencia, nos gusta.

Sólo si nos gusta aquello que,en sí mismo, es-lo-que-hay-que-tomar-en-consideración, sólo asísomos capaces de pensar.

Para poder llegar a este pensar,tenemos, por nuestra parte, queaprender el pensar. ¿Qué es apren-der? El hombre aprende en la me-dida en que su hacer y dejar de ha-cer los hace corresponder conaquello que, en cada momento, lees exhortado en lo esencial. A pen-sar aprendemos cuando atende-mos a aquello que da que pensar.

Nuestra lengua, a lo que per-tenece a la esencia del amigo y pro-viene de ella lo llama lo amistoso.Conforme a esto, ahora a lo quehay-que-considerar lo llamare-mos lo que es de consideración.Todo lo que es de consideraciónda que pensar. Pero esta dona-ción únicamente se da en la me-dida en que lo que es de conside-ración es ya desde sí mismolo-que-hay-que-considerar. Poresto ahora, y en lo sucesivo, a loque siempre da que pensar, por-que dio que pensar antes, a lo queantes que nada da que pensar ypor ello va a seguir siempre dan-do que pensar lo llamaremos lopreocupante.

¿Qué es lo que es lo preocu-pante? ¿En qué se manifiesta ennuestro tiempo, un tiempo que daque pensar?

Lo preocupante se muestra enque todavía no pensamos. Todavíano, a pensar de que el estado delmundo da que pensar cada vezmás. Pero este proceso parece exi-gir más bien que el hombre actúe,en lugar de estar hablando en con-ferencias y congresos y de estarmoviéndose en el mero imaginarlo que debería ser y el modo comodebería ser hecho. En consecuen-

12Nos. s-e AÑO MCMXCVIIU. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTA, D.C.

cia falta acción y no falta en abso-luto pensamiento.

y sin embargo ...es posible quehasta nuestros días, y desde hacesiglos, el hombre haya estado ac-tuando demasiado y pensando de-masiado poco.

Pero como puede hoy sosteneralguien que todavía no pensamossi por todas partes está vivo el in-terés por la Filosofía, y es cada vezmás activo, de tal modo que todoel mundo quiere saber qué pasacon la Filosofía.

Los filósofos son los pensado-res. Se llaman así porque el pensartiene lugar de un modo preferenteen la Filosofía. Nadie negará queen nuestros días hay un interés porla Filosofía. Sin embargo, ¿existehoy todavía algo por lo que elhombre no se interese, no se inte-rese, queremos decir, del modocomo el hombre de hoy entiendela palabra "interesarse"?

Inter-esse significa: estar enmedio de y entre las cosas, estar enmedio de una cosa y permanecercabe ella. Ahora bien, para el inte-rés de hoy vale sólo lo interesante.Esto es aquello que permite estarya indiferente en el momento si-guiente y pasar a estar liberadopor otra cosa que le concierne auno tan poco como lo anterior.Hoy en día pensamos a menudoque estamos haciendo un honorespecial a algo cuando decimosque es interesante. En realidad,con este juicio se ha degradado lointeresante al nivel de lo indiferen-te para, acto seguido, arrumbarloa lo aburrido.

El hecho de que mostremos in-terés por la Filosofía en modo al-guno testifica ya una disponibili-dad para el pensar. Incluso elhecho de que a lo largo de añostengamos un trato insistente contratados y obras de los grandespensadores no proporciona ga-rantía alguna de que pensemos, nisiquiera de que estemos dispues-

tos a aprender el pensar. El hechode que nos ocupemos de la Filoso-fía puede incluso engañarnos conla pertinaz apariencia de que esta-mos pensando, porque, ¿no escierto?, "estamos filosofando".

De todos modos, parece unapresunción afirmar que todavíano pensamos. Ahora bien, la afir-mación no dice esto. Dice: lo preo-cupante de nuestro tiempo -untiempo que da que pensar- semuestra en que todavía no pensa-mos. En esta afirmación se señalael hecho de que se está mostrandolo preocupante. La afirmación enmodo alguno se atreve a emitir eljuicio despectivo de que por do-quiera no reina más que la ausen-cia de pensamiento. La afirmaciónde que todavía no pensamos tam-poco quiere marcar con hierrocandente una omisión. Lo preocu-pante es lo que da que pensar. Des-de sí mismo nos interpela en vistasa que nos dirijamos a él, y ademása que lo hagamos pensando. Loque da que pensar no es en modoalguno algo que empecemos esta-bleciendo nosotros. Nunca des-cansa sólo en el hecho de que no-sotros lo representemos. Lo que daque pensar da, nos da que pensar.Da lo que tiene cabe sí. Tiene lo queél mismo es. Lo que desde sí damás que pensar, lo preocupante,tiene que mostrarse en el hecho deque nosotros aún no pensamos.¿Qué dice esto ahora? Dice: toda-vía no hemos llegado propiamen-te a la región de aquello que, desdesí mismo, antes que todo lo demásy para todo lo demás, quisiera serconsiderado. ¿Por qué no hemosllegado aún hasta aquí? ¿Tal vezporque nosotros, los humanos, to-davía no nos dirigimos de unmodo suficiente a aquello que hasido y sigue siendo lo que-da-que-pensar? En este caso, el hecho deque todavía no pensemos, seríasólo un descuido, una negligenciapor parte del ser humano. Enton-

Page 3: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

MARTIN HEIDEGGER ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?

ces a esta falta se le debería poderponer remedio de un modo huma-no, por medio de unas medidasadecuadas que se aplicaran al serhumano.

Sin embargo, el hecho de quetodavía no pensemos, en modo al-guno se debe solamente a que el serhumano aún no se dirige de unmodo suficiente a aquello que, des-de sí mismo, quisiera que se lo to-mara en consideración. El hecho deque todavía no pensemos provienemás bien de que esto que está porpensar le da la espalda al hombre,incluso más, que hace ya tiempoque le está dando la espalda.

Inmediatamente vamos a que-rer saber cuándo y de qué modoocurrió este dar la espalda al quenos hemos referido aquí. Antespreguntaremos, y de un modo aúnmás ansioso, cómo podremos sa-ber algo de un acontecimientocomo éste. Las preguntas de estetipo se agolpan cuando, en rela-ción a lo preocupante, llegamos aafirmar incluso esto:

Lo que propiamente nos daque pensar no le ha dado la espal-da al hombre en un momento uotro de un tiempo datable históri-camente, sino que lo que está por-pensar se mantiene desde siempreen este dar la espalda. Ahora bien,dar la espalda es algo que sóloacaece de un modo propio allídonde ya ha ocurrido un dirigirsea. Silo preocupante se mantiene enun dar la espalda, entonces estoacontece ya en, y sólo dentro de, sudirigirse a; es decir, acontece de unmodo tal que esto ya ha dado quepensar. Lo que está por-pensar, pormucho que le dé la espalda al hom-bre, ya se ha exhortado a la esenciadel hombre. Por esto el hombre denuestra historia acontecida hapensado ya siempre de un modoesencial. Ha pensado incluso lomás profundo. A este pensar leestá confiado lo que está por-pen-sar, si bien de una manera extraña.

Porque hasta ahora el pensar noconsidera en absoluto este hecho:lo que está por-pensar, a pesar detodo, se retira; ni considera tampo-co en que medida se retira.

Pero ¿de qué estamos hablan-do? Lo que hemos dicho, ¿no esúnicamente una sarta de afirma-ciones vacías? ¿Dónde están laspruebas? Lo que hemos traído acolación, ¿tiene que ver todavía lomás mínimo con la ciencia? Serábueno que, durante todo el tiempoque podamos, nos mantengamosen esta actitud defensiva en rela-ción con lo dicho. Porque sólo asímantendremos la distancia nece-saria para un posible impulso des-

de el cual tal vez uno u otro lograráel salto de que le lleve a pensar lopreocupante.

Porque es verdad: lo dichohasta ahora, y toda la dilucidaciónque sigue, no tiene nada que vercon la ciencia, y ello precisamentecuando la dilucidación podría serun pensar. El fundamento de esteestado de cosas está en que la cien-cia no piensa. No piensa porque,según el modo de su proceder y delos medios de los que se vale, nopuede pensar nunca; pensar, se-gún el modo de los pensadores. Elhecho de que la ciencia no puedapensar no es una carencia sino unaventaja. Esta ventaja le asegura a la

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 13

Page 4: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

DOCUMENTOS

ciencia la posibilidad de introdu-cirse en cada zona de objetos se-gún el modo de la investigación yde instalarse en aquélla. La cienciano piensa. Para el modo habitualde representarse las cosas, ésta esuna proposición chocante. Deje-mos a la proposición su carácterchocante, aún cuando le siga estaproposición: que la ciencia, comotodo hacer y dejar hacer del hom-bre, está encomendada al pensar.Ahora bien, la relación entre laciencia y el pensar sólo es auténti-ca y fructífera si el abismo que hayentre las ciencias y el pensar sehace visible, y además como unabismo sobre el que no se puedetender ningún puente. Desde lasciencias al pensar no hay puentealguno sino sólo el salto. El lugaral que éste nos lleva no es sólo elotro lado sino una localidad com-pletamente distinta. Lo que se abrecon ella no se deja nunca demos-trar, si demostrar significa esto:deducir proposiciones sobre unestado de cosas desde presupues-tos adecuados y por medio de unacadena de conclusiones. Aquelque a lo que sólo se manifiesta entanto que aparece desde sí ocul-tándose al mismo tiempo, aquelque esto sólo lo quiere demostrary sólo 10 quiere ver demostrado,éste en modo alguno juzgará se-gún un módulo superior y riguro-so de saber. Sólo calcula con un mó-dulo, y además con un móduloinadecuado. Porque a lo que sólo danoticia de sí mismo apareciendo ensu autoocu1tamiento, a esto sólo po-demos corresponder señalándoloy, con ello, encomendándonos no-sotros mismos a dejar aparecer loque se muestra en su propio esta-do de desocultamiento. Este sim-ple señalar es un rasgo fundamen-tal del pensar, el camino hacia 10que, desde siempre y para siem-pre, da que pensar al hombre. De-mostrar, es decir, deducir de pre-supuestos adecuados, se puede

14 Nos. 5-6 AÑO MCMXCVIIu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTA,D.C.

demostrar todo. Pero señalar, fran-quear el advenimiento por mediode una indicación, es algo que sólopuede hacerse con pocas cosas ycon estas pocas cosas además ra-ras veces.

Lo preocupante, en este tiem-po nuestro que da que pensar, semuestra en que todavía no pensa-mos. Todavía no pensamos por-que lo que está por-pensar le da laespalda al hombre, y en modo al-guno sólo porque el hombre no sedirija de un modo suficiente aaquello que está por pensar. Lopor-pensar le da la espalda alhombre. Se retira de él reserván-dose en relación con él. Pero lo re-servado (Vorenthalten) nos está yasiempre pre-sentado. Lo que se re-tira según el modo del reservarseno desaparece. Pero ¿de qué modopodemos saber algo, aunque sea lomás mínimo, de aquello que se re-tira de esta manera? ¿Cómo pode-mos llegar siquiera a nombrarlo?Lo que se retira, rehúsa el adveni-miento. Pero... retirarse no es lomismo que nada. Retirada es aquíreserva y como tal... acaecimientopropio. Lo que se retira puede con-cernirle al hombre de un modomás esencial y puede interpretarlode un modo más íntimo que cual-quier presente que 10 alcance y leafecte. A lo que nos afecta de loreal nos gusta considerarlo comolo que constituye la realidad de loreal. Pero precisamente la afecciónque tiene lugar por obra de lo realpuede encerrar al hombre aislán-dolo de lo que le concierne, de unmodo ciertamente enigmático: el deconcernirle escapándosele al reti-rarse. La retirada, el retirarse de loqué esta por-pensar, podría, por esto,como acaecimiento propio, ser ahoramás presente que todo lo actual.

Ciertamente, lo que se retirade nosotros del modo como he-mos dicho se marcha de nosotros.Pero en esto justamente tira con élde nosotros y, a su modo, nos atrae.

Lo que se retira parece estar total-mente ausente. Pero esta aparien-cia engaña. Lo que se retira estápresente, y lo hace de modo quenos atrae, tanto si nos percatamosde ello de inmediato como si no nosdamos cuenta para nada. Lo que nosatrae ya ha concedido advenimiento.Cuando conseguimos estar en el ti-rón de la retirada, estamos ya en lalínea que nos lleva a aquello que nosatrae retirándose.

Pero si nosotros, como aque-llos que han sido atraídos así, esta-mos en la línea que nos lleva a...aquello que tira de nosotros, en-tonces nuestra esencia está yamarcada por éste 11en la línea quelleva a ...", Como los que estánmarcados así, nosotros mismos se-ñalamos a lo que se retira. Noso-tros sólo somos nosotros mismosy sólo somos los que somos seña-lando lo que se retira. Este señalaren nuestra esencia. Somos mos-trando lo que se retira. En tantoque el que muestra en esta direc-ción, el hombre es el que muestra.y no es que el hombre sea primerohombre y luego, además, y tal vezde un modo ocasional, sea uno quemuestra, sino que: arrastrado a loque se retira, en la línea que llevahacia éste y, con ello, mostrandoen dirección a la retirada, es antetodo como el hombre es hombre.Su esencia descansa en ser uno quemuestra.

A lo que en sí, según su consti-tución más propia, es algo que seña-la, lo llamamos un signo. Arrastra-do en la línea que lleva a lo que seretira, el hombre es un signo.

Sin embargo, corno este signoseñala hacia algo que se retira, esteseñalar no puede interpretar de unmodo inmediato lo que se retira.De este modo este signo queda sininterpretación.

Holderlin dice en un esbozode himno:

Page 5: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

MARTIN HEIDEGGER ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?

Un signo somos, sin interpretaciónsin dolor estamos nosotros y casi

hemos perdido la lengua en lo extraño.Los esbozos del himno, junto

con títulos como "La serpiente","-La ninfa", "El signo", llevantambién el título de "Mnemos-yne". Esta palabra griega la po-demos traducir a esta palabraalemananuestra: Gediichtnis (me-moria). Nuestra lengua dice: dasGediichtnis. Pero dice también: dieErkenntnis (el conocimiento), dicedie Befugnis (la autorización) y, denuevo, das Begriibnis (el entierro) dasGeschehnis (el acontecimiento).Kant, en su lenguaje, dice tanto dieErkentnis (en femenino) como dasErkentnis (en neutro), y a menudoun término está muy cerca delotro. De ahí que nosotros, sin vio-lentar la palabra, en correspon-dencia con el femenino griego po-damos traducir MVT]¡.lOcruVT]por:die Gediichtnis, "la memoria".

y es que en Hólderlin la pala-bra MVT]J..locruVT]griega es el nom-bre de una titánida. Es la hija delcielo y de la tierra. Mnemosyne,como amada de Zeus, en nuevenoches se convierte en la madre delas musas, El juego y la danza, elcanto y el poema, pertenecen alseno de Mnemosyne, a la memo-ria. Es evidente que esta palabra esaquí el nombre de algo más queaquella facultad de la que habla laPsicología, la facultad de guardarlo pasado en la representación. Lapalabra memoria piensa en lo pen-sado. Pero el nombre de la madre delas musas no quiere decir "memo-ria" como un pensamiento cual-quiera, referido a cualquier cosapensable. Memoria aquí es la coli-gación del pensar que permanecereunido en vistas a aquello que deantemano ya está pensado porquequiere siempre ser tomado en con-sideración antes de cualquier otracosa. Memoria es la coligación dela conmemoración de aquello-que-hay-que-tomar-en-consideración

antes que todo lo demás. Esta coli-gación alberga cabe sí y oculta ensí aquello en lo que hay que pensarsiempre de antemano; en relacióncon todo aquello que esencia y seexhorta como esenciando y ha-biendo esenciado. Memoria, comocoligada conmemoración de loque está por-pensar, es la fuentedel poetizar. Según esto la esenciade la poesía descansa en el pensar.Esto es lo que nos dice el mito, esdecir, la leyenda. Su decir se llamalo más antiguo, no sólo porque, se-gún el cómputo del tiempo, es elprimero sino porque, por su esen-cia, es, desde siempre y para siem-pre, lo más digno de ser pensado.No hay duda, mientras nos repre-sentemos el pensar según las infor-maciones que sobre él nos da la Ló-gica, mientras no tomemos enserio que la Lógica se ha fijado yaen un determinado modo del pen-sar, mientras ocurra esto, no po-dremos reparar en que el poetizardescansa en la conmemoración; nipodremos darnos cuenta nunca dehasta qué punto esto es así.

Todo lo poetizado ha surgidode la atención fervorosa de la con-memoración. Bajo el título de"Mnemosyne" dice Hólderlin:

"Un signo somos nosotros,sin interpretación ... "

¿Quiénes son "nosotros"? No-sotros los hombres de hoy, loshombres de un hoy que hace tiem-po que dura y que dudará todavíamucho tiempo, en una duraciónpara la que jamás ningún cómputotemporal de la historia podráaportar medida alguna. En el mis-mo himno "Mnemosyne" se dice:Largo es / el tiempo"; es decir, aquelen el que nosotros somos un signosin interpretación. ¿No da bastan-te que pensar esto de que seamosun signo, y concretamente un sig-no sin interpretación? Quizás loque Hólderlin dice en estas y en lassiguientes palabras pertenece aaquello en lo que se nos muestra lo

preocupante, al hecho de que to-davía no pensemos. Pero el hechode que todavía no pensemos, ¿des-cansa en el hecho de que seamosun signo sin interpretación y este-mos sin dolor, o bien somos un sig-no sin interpretación y estamos sindolor en la medida en que todavíano pensamos? Si fuera esto último,entonces el pensamiento seríaaquello por medio de lo cual, ysólo por medio de lo cual, se lesregalaría a los mortales el dolor yse le daría una interpretación alsigno que los mortales son. Enton-ces un pensar así empezaría portrasladarnos a una interlocucióncon el poetizar del poeta, un poe-tizar cuyo decir, como ningúnotro, busca su eco en el pensar. Sinos atrevemos a ir a buscar la pa-labra poética de Holderlin y a lle-varla a la región del pensar, enton-ces, sin duda alguna, debemosguardarnos de equiparar de unmodo irreflexivo lo que Hólderlindice poéticamente con aquello quenosotros nos disponemos a pen-sar. Lo dicho poetizando y lo dichopensando no son nunca lo mismo.Pero lo uno y lo otro pueden, dedistintas maneras, decir lo mismo.Pero esto sólo se consigue si se abrede un modo claro y decidido elabismo que hay entre poetizar ypensar. Esto ocurre siempre que elpoetizar es alto y el pensar es pro-fundo. También esto lo sabía H6l-derlin. Tomamos su saber de lasdos estrofas que llevan por título:

Sócrates y Alcibíades

"[Por qué, Sócrates santo,estás agasajando

a este muchacho siempre?¿Nada más grande conoces?

¿Por qué con amor,como a dioses, lo miran tus ojos?La respuesta la da la segunda

estrofa."Quien pensó lo más profundo,

éste ama lo más vivo;excelsa juventud comprende

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 15

Page 6: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

DOCUMENTOS

quien el mundo miróy los sabios se inclinan

a menudo, al fin, hacía lo bello. "A nosotros nos concierne el

verso:"Quien pensó lo más profundo,

éste ama lo más vivo".Sin embargo, al oír este verso,

pasarnos por alto con excesiva fa-cilidad las palabras que propia-mente dicen, y por lo tanto las pa-labras que llevan el peso delmismo. Las palabras que dicenson los verbos. Oiremos lo verbalde este modo si de una manera in-habitual en relación con el modo alque tenernos habituado nuestrooído, acentuarnos de otra forma:

"Quien p e n s ó lo más profundo,éste a m a lo más vivo".

La estrecha contiguidad de losdos verbos "pensado" y "ama"forma el centro del verso. Segúnesto el amor se funda en el hechode que hayamos pensado lo másprofundo. Un haber-pensadocorno éste procede presumible-mente de aquella memoria encuyo pensar descansa incluso elpoetizar, y con él todo arte. Peroentonces, ¿qué quiere decir "pen-sar"? Lo que quiere decir, porejemplo, nadar no lo aprendere-mos jamás por medio de un trata-do sobre natación. Lo que quieredecir nadar nos lo dice el salto enel río. Es sólo de este modo cornoconocernos el elemento en el quetiene que moverse el nadar. Pero¿cuál es el elemento en el que semueve el pensar?

En el supuesto de que la afir-mación de que todavía no pensa-rnos sea verdadera, ella dice tam-bién que nuestro pensar aún no semueve propiamente en su elemen-to propio, y ello porque lo que estápor-pensar se nos retira. Lo que senos reserva de este modo y que,por ello, permanece no pensado,no podernos, desde nosotros mis-mos, forzarlo al advenimiento,aún en el caso favorable de que

16Nos. s.e Ar'lO MCMXCVIIu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTA,D.C.

pensáramos ya de antemano y deun modo claro en dirección a loque se nos reserva.

De este modo sólo nos quedauna cosa, a saber, esperar hastaque lo que está por-pensar nos di-rija su exhortación. Pero esperar nosignifica aquí en modo alguno quede momento pospongamos el pen-sar. Esperar significa aquí estar alacecho -y esto en el seno de lo yapensado- de lo no pensado que to-davía se oculta en lo ya pensado.Con una espera así, pensando, es-tarnos ya andando por el caminoque lleva a lo por-pensar. En estecaminar podríamos extraviarnos.Sin embargo seguiría siendo uncaminar orientado sólo a respon-der a aquello que hay que tornaren consideración.

Pero ¿en qué vamos a conoceraquello que, antes que ningunaotra cosa, está dando que pensar alhombre desde siempre? ¿Cómo senos puede mostrar lo preocupan-te? Se dijo: lo preocupante, en untiempo corno el nuestro, que daque pensar, se muestra en que to-davía no pensarnos, todavía nopensarnos correspondiendo pro-piamente a lo preocupante (lo quemás da que pensar). Hasta ahorano hemos entrado en la esenciapropia del pensar para habitar allí.En este sentido todavía no esta-rnos pensando propiamente. Peroesto dice precisamente lo siguien-te: nosotros ya pensarnos, sin em-bargo, a pesar de toda la lógica, to-davía no estarnos familiarizadoscon el elemento en el que el pensarpropiamente piensa. Por esto to-davía no sabernos de un modo su-ficiente en qué elemento se mueveya el pensar hasta ahora vigente enlamedida en que esun pensar.Hastahoy el rasgo fundamental del pensarha sido la percepción. A la facultadde percibir se la llama la razón.

¿Qué percibe la razón? ¿Enqué elemento reside el percibir, demodo que, por ello, acontece un

pensar? Percibir es la traducciónde la palabra griega vostv que sig-nifica: darse cuenta de algo pre-sente; dándose cuenta de ello, to-rnarlo delante _y aceptarlo cornopresente. Este percibir que tomadelante es un pre-sentar en el sen-tido simple, amplio ya la vez esen-cial de dejar que lo presente estéante nosotros, erguido y extendi-do, tal corno él está, erguido y ex-tendido.

Aquel que, entre los primerospensadores griegos, determina deun modo decisivo la esencia de loque ha sido hasta ahora el pensaroccidental, cuando trata del pen-sar, sin embargo, no se fija en ab-soluto de un modo exclusivo, ynunca en primer lugar, en aquelloque a nosotros nos gustaría llamarel mero pensar. Esta determina-ción de la esencia del pensar des-cansa más bien en el hecho de quesu esencia quede determinada apartir de aquello que el pensarpercibe como percibir, a saber, elente en su ser.

Parménides dice (FragmentoVIII,34/36):rnúróv 8 eO"'tt vOEÍv 'tE KU1. O{)VEKEV

EO"n vÓrU.1U., \" _ 9 , , T

OU yup UVEU 'tOU EOV'tOC;, EV rol, .

1tE<pUnO"/-lEVOV EO"n V,

EÚP~O"ElC; ró VOElV

"Pero una misma cosa es el perci-bir y aquello por lo

cual el percibir.Porque sin el ser del ente,en el cual esto (es decir, el

percibir) está en tanto que lo dichono encontrarás el percibir".

De estas palabras de Parméni-des sale con claridad a la luz lo si-guiente: el pensar recibe su esenciacomo percibir a partir del ser delente. Pero ¿qué significa aquí paralos griegos, y luego para todo elpensar occidental hasta este mo-mento: ser del ente? La respuestaa esta pregunta, hasta ahora noplanteada -por demasiado sim-ple-, es: ser del ente quiere decir:

Page 7: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?* · legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-to tenga éxito tenemos que estar preparados

MARTIN HEIDEGGER ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?

presencia de lo presente. La res-puesta es un salto a la oscuridad.

Lo que el pensar percibe comopercibir es lo presente en su pre-sencia. De ella toma el pensar lamedida para su esencia como per-cibir. En consecuencia, el pensar esaquella presentación de lo presen-te, la cual nos a-porta lo presenteen su presencia y con ello lo poneante nosotros para que estemosante lo presente y, dentro de los lí-mites de él, podamos resistir esteestar. En tanto que presentación, elpensar aporta lo presente lleván-dolo a la relación que tiene con no-sotros, lo restablece refiriéndolo anosotros. La presentación es porello re-presentación. La palabra re-praesentatio es luego el nombre co-rriente para representar.

El rasgo fundamental del pen-sar hasta ahora vigente ha sido elrepresentar. Según la antigua doc-trina del pensar, esta representa-ción se cumplimenta en el ÁÓYO¡;,que es una palabra que aquí signi-fica enunciado, juicio. La doctrinadel pensar, del ÁÓyO¡;, se llama poresto Lógica. Kant toma de unmodo simple la caracterizacióntradicional del pensar como repre-sentar cuando al acto fundamentaldel pensar, el juicio, lo determinacomo la representación de unarepresentación del objeto (Kritikder reinen Vernunft. A. 68. B. 93). Si,por ejemplo, emitimos el juicio"este camino es pedregoso", en-tonces, en el juicio, la repre-sentación del objeto, es decir delcamino, se representa a su vez, asaber, como pedregoso.

El rasgo fundamental del pen-sar es el representar. En el repre-sentar se despliega el percibir. Elrepresentar mismo es re-presenta-ción (poner-delante). Pero ¿porqué el pensar descansa en el perci-bir? ¿Por qué el percibir se desplie-ga en el representar? ¿por qué elrepresentar es re-presentación?

La filosofía procede como siaquí, por ningún lado, no hubieranada que preguntar.

Pero el hecho de que hastaahora el pensar descanse en el re-presentar, y el representar en la re-presentación (en el poner delante),esto tiene un porvenir lejano. Estese oculta en un acaecimiento pro-pio que pasa inadvertido: el ser delente aparece en el comienzo de lahistoria acontecida de Occidente-aparece para el curso entero deesta historia- como presencia.Este aparecer del ser como estarpresente de lo presente es él mis-mo el comienzo de la historia acon-tecida de Occidente, en el supues-to de que nos re-presentemos lahistoria acontecida no sólo segúnlos acontecimientos sino que antespensemos según aquello que, a tra-vés de la historia, está enviado deantemano, y lo está gobernandotodo lo que acontece.

Ser quiere decir estar presente.Este rasgo fundamental del ser,que se dice pronto, el estar presen-te, se hace sin embargo misteriosoen el momento en que desperte-mos y consideramos a dóndeaquello que nosotros llamamospresencia remite nuestro pensar.

Lo presente es lo que mora yperdura, y que esencia en direcciónal desocultamiento y dentro de él.Elestar presente acaece de un modopropio sólo donde prevalece ya elestado-de-desocultamiento. Pero lopresente, en tanto que mora y per-dura entrando en el estado-de-de-socultamiento, es presente.

De ahí que al estar presente nosólo le pertenezca el estado-de-de-socultamiento sino el presente.Este presente que prevalece en elestar presente es un carácter deltiempo. Pero la esencia de este nose deja nunca aprehender por me-dio del concepto de tiempo here-dado de la tradición.

En el ser, que ha aparecidocomo estar presente queda, sinembargo, no pensado el estado-de-desocultamiento que allí pre-valece, del mismo modo como laesencia de presente y tiempo queprevalece allí. Presumiblemente,estado de desocultamiento y pre-sente, como esencia del tiempo, sepertenecen el uno al otro. En la me-dida en que percibimos el ente ensu ser, en la medida en que -paradecirlo en el lenguaje moderno-representamos los objetos en suobjetualidad, estamos ya pensan-do. De esta manera estamos pen-sando ya desde hace tiempo. Sinembargo, a pesar de esto, todavíano estamos pensando de un modopropio mientras quede sin pensardónde descansa el ser del entecuando aparece como presencia.

El porvenir esencial del ser delente no está pensado. Lo que pro-piamente está por pensar quedareservado. Todavía no se ha con-vertido en digno de ser pensadopor nosotros. Por esto nuestro pen-sar aún no ha llegado propiamentea su elemento. Todavía no pensa-mos de un modo propio. Por estonos preguntamos: ¿qué quiere decirpensar? q¡

REVISTACOLOMBIANADE PSICOLOGIA 17