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1 ¿QUÉ IMPIDE A LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DE DESARROLLO (ONGD) DESCUBRIR LA COMUNICACIÓN? Javier Erro Sala 1 . En otros espacios hemos mostrado que las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD) están todavía muy lejos de poder des-cubrir qué significa realmente comunicarse. Indagamos ahora en los principales obstáculos que dificultan ese descubrimiento. Nos preguntamos sin el actual modelo institucional de las ONGD, instrumental y dependiente, es capaz de incorporar el carácter participativo y transformador la acción comunicativa. Planteamos que comprender qué es eso de comunicar supone mucho más que un desafío técnico o exclusivamente comunicativo, porque exige, entre otras cosas, revisar en qué tipo de instituciones se han convertido hoy las ONGD. LA SITUACIÓN DE COMUNICACIÓN DE LAS ONGD EN ESPAÑA En sentido amplio llamamos situación de comunicación al estado del área de trabajo de la comunicación en una institución, en este caso las ONGD. Abordamos entonces las maneras de comunicarse y trabajar la comunicación en estas organizaciones. Nos interesamos por los objetivos específicos que se persiguen, los recursos humanos, técnicos y económicos de que se disponen, y, sobre todo, los resultados que se consiguen. Pero los procesos y productos comunicativos que tienen que ver con la acción de las ONGD no pueden explicarse sólo atendiendo a los objetivos específicos, recursos y resultados. La situación de comunicación puede entenderse también como algo mucho más amplio. En términos divulgativos la podemos definir como el conjunto de significados y sentidos en el que vive inserto –consciente e inconscientemente- un sujeto, sea una persona o una institución 2 . Desde esta perspectiva, mucho más compleja que la anterior, el estado en que se encuentra la comunicación de cada actor social sólo puede estudiarse atendiendo además de sus prácticas de comunicación al contexto económico, político, social y cultural que les dota de sentido. Es decir, una situación de comunicación no puede explicarse sólo desde lo comunicativo. En concreto, ciñéndonos ya al campo de las ONGD, podemos acercarnos a su situación de comunicación cuando nos fijamos tanto en los objetivos, recursos y 1 Este texto es un resumen de un trabajo más amplio elaborado por el autor junto a Teresa Burgui Jurío, que resume buena parte de las conclusiones de los estudio "La situación de comunicación en las ONGD del País Vasco" (2001-2003); "El campo de la comunicación, sensibilización y educación para el desarrollo en Navarra" (2003-2004), y "Las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) en España" (2004). 2 Erro y Ventura op. cit..

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¿QUÉ IMPIDE A LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DE DESARROLLO (ONGD)

DESCUBRIR LA COMUNICACIÓN?

Javier Erro Sala1.

En otros espacios hemos mostrado que las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD) están todavía muy lejos de poder des-cubrir qué significa realmente comunicarse. Indagamos ahora en los principales obstáculos que dificultan ese descubrimiento. Nos preguntamos sin el actual modelo institucional de las ONGD, instrumental y dependiente, es capaz de incorporar el carácter participativo y transformador la acción comunicativa. Planteamos que comprender qué es eso de comunicar supone mucho más que un desafío técnico o exclusivamente comunicativo, porque exige, entre otras cosas, revisar en qué tipo de instituciones se han convertido hoy las ONGD. LA SITUACIÓN DE COMUNICACIÓN DE LAS ONGD EN ESPAÑA

En sentido amplio llamamos situación de comunicación al estado del área de trabajo

de la comunicación en una institución, en este caso las ONGD. Abordamos entonces las maneras de comunicarse y trabajar la comunicación en estas organizaciones. Nos interesamos por los objetivos específicos que se persiguen, los recursos humanos, técnicos y económicos de que se disponen, y, sobre todo, los resultados que se consiguen.

Pero los procesos y productos comunicativos que tienen que ver con la acción de las

ONGD no pueden explicarse sólo atendiendo a los objetivos específicos, recursos y resultados. La situación de comunicación puede entenderse también como algo mucho más amplio. En términos divulgativos la podemos definir como el conjunto de significados y sentidos en el que vive inserto –consciente e inconscientemente- un sujeto, sea una persona o una institución2. Desde esta perspectiva, mucho más compleja que la anterior, el estado en que se encuentra la comunicación de cada actor social sólo puede estudiarse atendiendo además de sus prácticas de comunicación al contexto económico, político, social y cultural que les dota de sentido. Es decir, una situación de comunicación no puede explicarse sólo desde lo comunicativo.

En concreto, ciñéndonos ya al campo de las ONGD, podemos acercarnos a su

situación de comunicación cuando nos fijamos tanto en los objetivos, recursos y 1 Este texto es un resumen de un trabajo más amplio elaborado por el autor junto a Teresa Burgui Jurío, que resume buena parte de las conclusiones de los estudio "La situación de comunicación en las ONGD del País Vasco" (2001-2003); "El campo de la comunicación, sensibilización y educación para el desarrollo en Navarra" (2003-2004), y "Las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) en España" (2004). 2 Erro y Ventura op. cit..

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resultados, pero siempre en función del papel que cada institución adjudica a los procesos comunicativos dentro de su cosmovisión, de su misión y de su trabajo. Hilando ya fino la interpretación deja de tener tanto tinte instrumental y comienza a interrogarnos hasta el fondo, como instituciones, con dos interrogaciones sucesivas. Nos pregunta en primar lugar ¿para qué queremos comunicarnos?3; y, en segundo término, no interroga sobre los motivos: ¿por qué queremos comunicarnos4?

Para acercarnos a esa realidad partimos de las conclusiones de cuatro

investigaciones recientes realizadas en los últimos cinco años5. Además nos apoyamos en otros estudios que nos parecen especialmente significativos6.

Quede claro entonces que conocer con profundidad y rigor la manera de enfocar la comunicación de un fenómeno tan indefinido, variopinto, disperso y dinámico como el de las ONGD españolas requiere un esfuerzo permanente en el que estamos inmersos, pero por el momento los resultados que podemos ofrecer proceden de aproximaciones y como tales hay que leerlos. ¿CÓMO SE COMUNICAN LAS ONGD ESPAÑOLAS? Con el conjunto de la sociedad?

Las ONGD son conscientes de que el conjunto de la sociedad española desconoce la realidad de los países del Sur e ignora la naturaleza y situación del campo de la ayuda y cooperación al desarrollo. Saben también que ellas mismas siguen siendo grandes desconocidas para el gran público, que ignora la auténtica labor de las ONGD y apenas conoce a un número pequeño de grandes organizaciones que podemos considerar privilegiadas7. Sobre la imagen distorsionadas del Sur que retenemos en nuestras retinas las ONGD, como veremos después, responsabilizan sobre todo a los medios de comunicación. Una mayoría abrumadora de organizaciones considera que los medios de comunicación transmiten de una manera poco fidedigna aquellas realidades. Esto se repite en los estudios. También Fueyo Gutiérrez destaca que en el imaginario de lo jóvenes, gracias a los mensajes publicitarios que se difunden desde los medios de comunicación, perviven esquemas maniqueos por los que al Norte se le atribuyen rasgos positivos y al Sur todo un acervo de desgracias. Sin embargo esta autora matiza que en la construcción de ese imaginario negativo sobre el Sur tan distorsionado de la realidad las imágenes publicitarias emitidas por 3 J. Erro, "ONGD: ¿comunicarse por qué y para qué? El paso de la comunicación mercadeada a la comunicación social educativa", en V.J.Benet t E.Nos Aldas, "La publicidad en el Tercer Sector. Tendencias y perspectivas de la comunicación solidaria". Icaria. Barcelona. 2003. Pags.53-82. 4 Los matices que recoge la pregunta porqué queremos comunicarnos también se perciben en la pregunta ¿Comunicarnos, ¡para qué!?, en la que se apunta directamente al papel que la comunicación tienen en nuestra vida (por ejemplo, pensemos la pregunta en la boca de un ermitaño o de una persona autista). Se penetra así la superficie de lo instrumental (los objetivos específicos) para profundizar en los procesos comunicativos además de cómo medios, como fines en sí mismos. Más allá de las técnicas y los recursos se apela a la idea de comunicación (¿a qué llamamos comunicarse?) que late en el fondo de cada sujeto y de cada organización. 5 Erro 2000; Erro y Ventura 2002; Erro y Burgui 2003; Burgui y Erro 2004. 6 López Rey 2001; Sampedro, Jerez y López Rey 2002; Fueyo 2002. 7 Privilegiadas en el sentido de que disponen de los recursos necesarios (económicos, de relaciones de poder, etc.) para difundir sus mensajes por los medios de comunicación (sobre todo por la televisión) y así pueden ser conocidas por el gran público (Erro y Ventura op. cit.).

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algunas ONGD tienen un papel determinante (2002:1999). Abordaremos este tema más adelante.

Ahora nos interesa reseñar que las ONGD coinciden en señalar que su trabajo no es lo suficientemente conocido entre la sociedad. Si observamos la tabla de abajo comprobaremos como las ONGD coinciden en las distintas investigaciones. El 53,7% de las ONGD del País Vasco y el 65,6 de las de Navarra creen que poca gente conoce su trabajo. Cuando nos referimos al conjunto de España el desconocimiento se considera todavía mayor y alcanza al 73%. El porcentaje de organizaciones que considera que la mayoría de la gente está al tanto de su labor es muy reducido, el 7,3% en el País Vasco, el 6,3 en Navarra y el 4,8 en toda España. Este último dato está relacionado con las grandes ONGD que, al disponer de más recursos, consiguen hacer llegar sus mensajes al público. Pero en realidad representan sólo a una minoría de organizaciones del sector.

CONOCIMIENTO DEL TRABAJO DE LAS ONGD País Vasco % Navarra % España % La mayoría de la gente lo conoce

7,3 (3) 6,3 (4) 4,8 (3)

Bastante gente lo conoce 36,6 (15) 28,1 (18) 20,6 (13) Poca gente lo conoce 53,7 (22) 65,6 (42) 73,0 (46) Nadie lo conoce 0 0 1,6 (1) Ns/Nc 2,4 (1) Total ONGD (41) (64) (63) Fuente: Elaboración a partir de Erro y Ventura 2002; Erro y Burgui 2003.

Pero es otro tema el que más preocupa a las ONGD: el creciente deterioro de su todavía buena imagen social. Saben que la sociedad conserva todavía una imagen positiva de las ellas, pero creen que ya no es la de antaño. Hoy perciben escepticismo, desconfianza y hasta cierta hostilidad (Erro y Ventura, 2002) hacia ellas y coinciden en reconocer que viven una nueva etapa de su historia que se aleja progresivamente de aquellos tiempos en que las ONGD eran socialmente vistas como organizaciones de superhéroes8, lo que les protegía de la crítica pública. Dicen sentirse en el punto de mira tanto de los medios de comunicación de masas como de la opinión pública, y se quejan tanto de algunas críticas que consideran desproporcionadas, como de otras voces acusadoras muy interesadas en desprestigiarlas para así conseguir que se vayan reduciendo los fondos económicos destinados a cooperación al desarrollo9. Como podemos comprobar en la tabla que sigue son altos, el 34,1% y el 46% las ONGD que sostienen ya que la imagen social de estas organizaciones no es buena, algo impensable hace unos pocos años.

8 López Rey, 2001. 9 El caso más polémico ha sido el artículo publicado en El Semanal (20-4-2002) con el título "ONG,s: la cara oculta de la solidaridad", firmado por C.M.Sáchez. La Coordinadora de ONGD para el Desarrollo española (CONGDE) hizo público un comunicado firmado por más de 400 ONGD de todo España en el que se criticaba ese artículo y se lamentaba su falta de rigor y la visión sesgada que del movimiento se hace con generalizaciones que no reflejan la realidad de las ONGD. El comunicado de la CONGDE fue sólo parcialmente publicado en los medios de comunicación.

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IMAGEN SOCIAL DE LAS ONGD País Vasco % Navarra % Muy buena 2,4 (1) 2 (1) Buena 56,1 (23) 52 (33) Regular 34,1 (14) 46 (29) Las desconocen 4,9 (2) Mala 0 0 Ns/Nc 2,4 (1) Total ONGD (41) (63) Fuente: Elaboración a partir de Erro y Ventura 2002; Erro y Burgui 2003.

A la hora de explicar este panorama adverso las ONGD señalan tres motivos fundamentales:

- El escaso interés que por conocer los problemas de los países del Sur que, según

estas organizaciones, caracteriza al conjunto de la sociedad del Norte.

- El trabajo de los medios de comunicación que abundan en la difusión de visiones simplistas y parciales de las culturas del Sur, reducidas en general a imágenes negativas relacionadas con catástrofes, conflictos y guerras.

- Los mensajes que difunden las propias ONGD que nos buscan ofrecer al público una imagen real de lo que allí sucede para que asume conscientemente sus responsabilidades, sino producirle un fuerte impacto emocional para conseguir mayores recursos.

Sociedad, medios de comunicación, y las propias ONGD serían los sujetos con responsabilidades directos. Aquí no nos ocuparemos de las características del tipo de sociedad que hemos construido y de su antagonismo como una auténtica cultura de la solidaridad10, menos aún en tiempos neoliberales en los que ve a la solidaridad como un estorbo anacrónico. Como ya hemos citado preferimos ahondar en el hecho de que el conjunto de ONGD responsabilice de los que viene sucediendo a los medios de comunicación de lo que está pasando y a las malas prácticas comunicativas de algunas organizaciones no lucrativas.

En efecto, la mayoría de las ONGD ven en el tipo de cobertura que los medios de comunicación hacen de las malas prácticas comunicativas de algunas ONGD -que violan directamente en espíritu y forma los códigos deontológicos de los que las ONGD se han dotado-, la causa más importante del deterioro de la imagen social del colectivo. Aprecian que sólo las grandes organizaciones, aquellas que concentran la mayor cantidad de recursos, son capaces de tener una presencia permanente y controlada11 en los medios de comunicación. Pero la gran mayoría de ONGD españolas -formada por pequeñas y medianas

10 Díaz Salazar (1996) contrapone la cultura de la solidaridad dominante, relacionada con el consumo de solidaridad, a una auténtica contracultura de la solidaridad. 11 La gran mayoría de ONGD no pueden controlar sus productos comunicativos que se difunden a través de los medios de comunicación. A qué llamamos controlar en este caso, a poder decidir en que contexto intertextual deben ser difundidos y por tanto leídos sus mensajes, si en páginas de internacional, clasificados, venta de automóviles, línea de contactos y prostitución o cartelera televisiva, por poner ejemplos reales de la prensa escrita; o en programas de cotilleo y telebasura, o informativos y documentales, por ejemplo, cuando nos referimos a la televisión. Por supuesto, si no

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ONGD, las pymes no lucrativas-, encuentran fuertes obstáculos para llegar a la opinión pública y, por lo tanto, son prácticamente desconocidas del gran público. Esa minoría silenciada de organizaciones vaticina tiempos todavía más difíciles para ellas y, como no logra difundir sus propuestas, tiende a encerrarse en una actitud reactiva y a comunicarse marginalmente sólo para sobrevivir.

La fotografía reflejaría entonces la competencia desigual entre una minoría

privilegiada y una gran mayoría de ONGD silenciada que, en opinión de algunas organizaciones, se corresponde con dos maneras distintas de interpretar el tema de la comunicación12. Mientras las grandes organizaciones se habrían decantado ya explícita o implícitamente por el estilo de comunicación instrumental basado en la búsqueda de recursos y con fuertes encontronazos con las recomendaciones éticas de los códigos de conducta, ese océano inmenso de pequeñas y medianas organizaciones todavía guarda potencialidades para crear formas de comunicación distintas13. De aquí que, paradójicamente, podamos hablar también de la existencia de un Norte y un Sur también dentro del espectro de las ONGD españolas.

Merece la pena que reparemos en los que efectos que el colectivo de ONGD cree que

tienen aquellas prácticas comunicativas de organizaciones que busca conmocionar al público sin potenciar la reflexión colectiva y que se muestran aparentemente eficaces a corto plazo, pero que a medio y largo plazo pueden llevar el descrédito a todo el sector.

El conjunto de ONGD rechaza ese estilo agresivo de comunicar practicado por una minoría en sus campañas mediáticas, pero su impacto en la opinión pública y en las propias ONGD es grande. Abundan las ONGD que denuncian estos casos de prácticas comunicativas perniciosas que infligen las recomendaciones de los códigos de autorregulación y se quejan del daño que producen en el colectivo en general porque el público no distingue con claridad entre la diversidad de organizaciones. Pero es dudoso presuponer que esta condena obedece a convicciones éticas muy profundas. No son pocas las ONGD que, paradójicamente, califican ese tipo de campañas como moralmente inaceptables pero técnicamente irreprochables, porque producen la llegada de nuevos socios y más donativos14. 12 Todas las investigaciones coinciden en señalar que las ONGD son todavía muy poco conocidas por el gran público y que sólo se conoce a las organizaciones que más utilizan los medios y acuden al marketing. Sólo diez ONGD se reparten el 67% de todas las campañas de marketing con causa que se realizan en España (Ballesteros 2001:51). 13 Naturalmente no puede generalizarse, entre las grandes ONGD y las mediadas y pequeñas pueden encontrarse ejemplos de buenas y malas concepciones y prácticas comunicativas. Hablamos pues de tendencias avaladas por los datos. 14 Erro y Ventura op. cit. En este sentido la política publicitaria de la ONGD ANESVAD resulta paradigmática. ANESVAD ha sido objeto de varias advertencias por parte de la CONGDE por la utilización de la imagen de personas del Sur que violan las recomendaciones de los códigos de conducta. En el 2001 la Comisión de Seguimiento del Código de Conducta de la CONGDE le realizó una serie de recomendaciones encaminadas a que hubiese un cambio en sus campañas de forma de que estas se adaptase al Código de Imágenes y Mensajes a propósito del Tercer Mundo. ANESVAD abandonó las CONGDE y continuó con este tipo de campañas, en este caso sobre la lucha contra la lepra en Brasil. Hasta la asociación Fontilles, Lucha contra la lepra, que lleva más de cien años luchando contra esta enfermedad, manifestó su total rechazo a este tipo de propaganda que no refleja en modo alguno la realidad actual de esta enfermedad y que alimenta un rechazo y un estigma contra el que venimos luchando mucho tiempo. Sin embargo en el 2003 ANESVAD realizó una campaña en televisión de muy dudosa ética. En uno de sus anuncios se relata el caso de una familia que había vendido a su hija para la prostitución a cambio de una lavadora, como si estas situaciones fueran habituales en los países del Sur. Una vez más,

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Sin embargo las ONGD eluden entrar en la clave del conflicto. ¿Cuál es la causa de que el público no sepa distinguir entre los distintos tipos de actitudes y ONGD y, por tanto, una mala práctica comunicativa afecte directamente a todo el colectivo? Si los recientes escándalos muy difundidos por los medios de comunicación en torno a las actuaciones de determinadas ONGD que abonan la desconfianza y las “dudas” que se han generado sobre el destino de los fondos económicos están señalando a todo el sector es porque el conjunto de ONGD se definen a sí mismas con un leguaje ambiguo, simple y confuso, que dificulta descubrir sus auténticas señas de identidad. Podemos hablar entonces de un miedo generalizado a diferenciarse en las ONGD españolas. Este dato, decisivo, aflora en la mayoría de las investigaciones al respecto15.

"Las ONGD se autodefinen de forma vaga, imprecisa y redundante. Parece

como si el hecho de adoptar claramente una opción ideológica pudiera restar público, mercado o imagen, y prefieren mantenerse en un montón gris e informe donde resulta difícil distinguirse unas de otras. Esto sugiere la idea de que existen ciertos temores desde las ONGD" (López Rey, 2001:37).

Temor, según López Rey, a que su especialización temática (ayuda humanitaria, emergencia, cooperación, educación para al desarrollo, etc.) no sea entendida por el gran público. Pero también miedo a ser etiquetadas ideológicamente. De hecho un número significativo de ONGD vinculadas a credos o instituciones religiosas, políticas o sindicales, eluden discretamente que se les relaciones con esas fuentes con las que mantienen lazos en ocasiones hasta orgánicos16.

Nosotros creemos que las causas de esa fatiga de la ayuda que tanto obsesiona a

las ONGD hay que buscarlas también en otros predios, más allá del innegable conflicto con los medios de comunicación. Nos parece que tiene que ver con la saturación de los mensajes de “solidaridad”. En otras palabras, con la infopolución originada en torno al campo de la solidaridad, la ayuda y la cooperación al desarrollo. En nuestra opinión nos estamos sólo ante un caso de fatiga de la ayuda, sino de fatiga del discurso de las ONGD que, en la práctica, es tan monocorde como falto de imaginación17. Pero lo que lamentablemente creo que no será la última., me indigno, me opongo, se me salen los colores cuando veo este tipo de publicidad y me planteo si servirá de algo vomitar mi indignación y mi ira por esta falta de ética, por este flagrante incumplimiento del código de conducta de las ONGD, del documento del comité de enlace de las ONGD europeas Imágenes respecto al Tercer Mundo. Me planteo que si digo algo ahora que esta tan flagrante y tan irrespetuoso, tal vez debería posicionarme con cada campaña, con cada ONG...¿o sólo debo indignarme cuando es tan claro? ¿o sólo cuando sale en la tele y llega a tanta gente? ¿o sólo cuando esta organización consigue mantener 150.000 socios con este tipo de campañas?, escribe Carlos Ballesteros, "Propuesta para una vida más solidaria. La lavadora", en "Xarit", Revista de la Coordinadora de ONGD de Navarra, nº 13. Abril, 2004, p.16. Pero lo cierto es que ANESVAD, en parte gracias a este tipo de campañas, ha conseguido 150.000 socios. 15 Hablamos de una constante en buena parte de las investigaciones recientes. Sobre el miedo a diferenciarse de las ONGD españolas puede verse López Rey 2002, Sampedro, Jerez y López Rey, 2002; Erro y Ventura, op. cit.; Erro y Burgui op. cit.; Burgui y Erro op. cit. 16 En el anecdotario de las ONGD españolas debe apuntarse que las categorías más utilizadas por estas organizaciones para definirse son las de aconfensionales, laicas, independientes y no gubernamentales (López Rey 2001; Erro y Ventura, 2002). Las ONGD españolas tienden a definirse por negación y con términos tan generales como ambiguos. Un rápido repaso por las páginas web de las organizaciones nos muestran que muchas de ellas son en realidad instituciones de inspiración religiosa y que otras tienen lazos ideológicos y políticos detrás. El tema de la no gubernamentalidad se convierte inmediatamente en polémico cuando reparamos en el alto grado de dependencia económica de las administraciones públicas del colectivo de ONGD españolas. 17 En un curso sobre cooperación al desarrollo celebrado en Navarra en el 2003 se preguntó públicamente a los asistentes (alumnos y alumnas universitarias) qué es lo que más conocían de las ONGD. Un alumno

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nos interesa destacar en estas líneas es que esa infopolución es ni más ni menos que el resultado natural del fenómeno de atomización que viven las ONGD en nuestro país. Estamos hablando de muchas organizaciones, con pocos años de trayectoria y escasa estructura, con un mismo discurso, haciendo en general todas lo mismo y compitiendo por recursos cada vez más escasos18.

Sin embargo como toda situación esta también puede leerse en positivo. El declive de la imagen idílica de las ONGD puede convertirse en oportunidad y contribuir a superar el actual momento de profunda confusión e inaugurar una nueva etapa en la que sería posible la discriminación, la distinción y el realismo. De hecho, en los estudios se perciben también anhelos de clarificar posiciones. Buena parte de las ONGD aspiran a vivir tiempos de menos confusión en los que el público sepa distinguir y separar entre la variopinta mezcolanza de siglas y prácticas de cooperación que hoy vivimos a aquellas ONGD coherentes, eficaces y con una trayectoria consolidada, de aquellos casos de advenedizos cuyo sentido ético de su misión parece dudoso.

- Con sus socios del Sur A la hora de analizar cómo se comunican las ONGD con sus contrapartes o socios del Sur, es decir con aquellas organizaciones, ONG o personas con las que trabajan codo a codo en aquellos países, hay que tener en cuenta algunos aspectos previos. La naturaleza de la relación entre ONGD y contrapartes y socios del Sur nace ya viciada por el actual modelo de cooperación al desarrollo. Es ingenuo por tanto pensar que estamos ante una relación horizontal o en igualdad de condiciones, aunque también es justo reconocer que en los últimos años se ha avanzado mucho en el intento de ir poco a poco equilibrando este vínculo tan desigual. El Código de Conducta de las ONG de Desarrollo dice, más para expresar una declaración de intenciones que para constatar una realidad, que la asociación se lleva a cabo desde los principios de compromiso mutuo, corresponsabilidad e igualdad. Pero las prácticas sociales le contradicen todos los días, entre otras cosas porque el modelo de cooperación imperante no busca establecer unas relaciones de cooperación real entre aquel que dona y ayuda desde una posición de abundancia y aquel que recibe desde un nivel de precariedad.

Por otra parte el mismo código deja muy claro que las relaciones entre las ONGD y sus contrapartes se refieren fundamentalmente al campo de los proyectos de cooperación, aunque sostiene también que o se limitará exclusivamente al ámbito de proyectos, sino que tenderá a incorporar la reflexión y el análisis conjunto, el intercambio de experiencias, el establecimiento de estrategias conjuntas o el desarrollo de campañas de sensibilización y denuncia tanto en el Norte como en el Sur. ¿Se cumple esto en la realidad?

Es verdad que los datos nos indican que en los últimos años ha mejorado la

comunicación de las ONGD y sus contrapartes o socios del Sur, y hoy es bastante más levantó la mano y respondió: su número de cuenta. ¿Anécdota? Las investigaciones de Sampedro, Jerez y López Rey (2002) muestran, como veremos después, que las ONGD hablan cada vez más de sí mismas y menos de los problemas y actores del Sur. 18 El fenómeno de la atomización generalizada frente a una minoría de grandes organizaciones no es exclusivo de las ONGD. Si nos atenemos a los datos cuatro ONG, ahora sin la "D" de desarrollo, se llevan el 38% de los ingresos del sector de acción social (ONCE, Cruz Roja, Orden de San Juan de Dios, y Cáritas), según el estudio sobre "El tercer Sector en España" de V.Pérez-Díaz y J.P.López Novo. El País, 11-10-2003:35.

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fluida que en el pasado. El mérito del avance se reparte entre el de uso de nuevas tecnologías -Internet: sobre todo el correo electrónico- y, en menor medida, la plasmación de algunas recomendaciones oportunas en los códigos de conducta e imagen. En general se cuida más las representaciones que se difunden del otro en los medios de comunicación y, groso modo, se intenta ofrecer una visión positiva de las poblaciones del Sur. La pregunta es si esa mejora técnica de la comunicación con el Sur se traduce realmente en un cambio de actitud frente al contradictorio desequilibrio de las relaciones donante-receptor. Es decir, si en verdad se están modificando los vínculos de dependencia.

Comprobamos que las relaciones comunicativas entre ONGD y socios del Sur siguen estando fuertemente mediatizadas por la figura del proyecto de desarrollo y su lógica tecnoadministrativa. Las herramientas que usan las ONGD para comunicarse -visitas a los países del Sur, asistencia del personal desplazado, internet- muestran que todo aquello que no se refiera directamente al proyecto tiende a quedar marginado. Las actividades de denuncia, reflexión política, o sensibilización y educación para el desarrollo conjunta, apenas encuentran espacios. De hecho, las ONGD declaran que lo que no se refiere estrictamente al proyecto no queda recogido en ese proceso de comunicación, y que entre el 70 y el 100% del tiempo y esfuerzo que hacen para comunicarse con sus contrapartes del Sur se lo traga la figura del proyecto (Erro y Ventura op. cit.). El flujo de comunicación sigue produciéndose sobre todo de allá para acá, y está construido para lo que se considera información útil para el proyecto. Tampoco resulta irrelevante que los procesos de comunicación entre las ONGD y sus socios del Sur tienen habitualmente como protagonistas a responsables técnicos, y no a personas y comunidades., tal como lo reconocen las propias ONGD y se recoge en el cuadro siguiente:

LA COMUNICACIÓN ENTRE LAS ONGD Y SUS CONTRAPARTES

Fuente: Erro y Ventura, 2002.

PRINCIPALES HERRAMIENTAS.

- Visitas. - Personal desplazado. - Internet.

EN CONCRETO:

- Presupuesto. - Trabajo. - Proyectos (aspectos

prácticos). - Denuncia. - Actualización política

(muchas veces por exigencia de los formularios de proyectos).

APRECIACIONES DE LAS ONGD. - No cabe relación sin trabajo y proyecto de por medio. - Unidireccional, de allá para acá únicamente, información

útil para el proyecto. - Entre responsables técnicos, no entre personas y

comunidades. - Lo que no se refiere estrictamente al proyecto no queda

recogido. - Nos debería exigir desde allí mayor comunicación, pero

no lo piden. - Las contrapartes tienen miedo de perdernos. - Falta confianza entre nosotros y ellos. - Las contrapartes tienen tanto que comunicar aquí como

las ONGD. - En las visitas se produce una relación más personal,

aunque manda el proyecto.

¿DE QUE HABLAN? De proyectos entre el 70 y el 100% del tiempo de comunicación.

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Detengámonos un momento en la controvertida figura del proyecto de cooperación al desarrollo. Nadie duda ya a estas alturas de que el proyecto y su filosofía y metodología que lo sustenta, el famoso marco lógico, marcan todo el proceso de cooperación y solidaridad. ¿Cómo lo hace?

En principio podemos decir que libera, en cuanto que reconoce y reafirma a las ONGD.

En efecto, aporta señas identitarias a las ONG de Desarrollo en un momento en el que se tambalea su propia especificidad19. Las ONGD forman parte del movimiento asociativo voluntario de la sociedad civil, del tercer sector o sector no lucrativo, que se caracteriza por su enorme riqueza y diversidad. En el ámbito de la solidaridad se distinguen gracias a la delimitación del campo del desarrollo y a la herramienta del proyecto, que se ha erigido en eje transversal de sus actuaciones.

Pero por otro el proyecto ata y encierra a estas organizaciones. Como eje de en un

sistema perverso de cofinanciación que le concede preeminencia y autonomía, unifica el discurso, empuja a las ONGD a adoptar el modelo de proyecto como forma de organización técnico-administrativa (Serrano 2001:156), y reduce el marco de trabajo y maniobra de las ONGD hasta hacerlas competir entre ellas por los mismos recursos, atrapándolas en el círculo vicioso de la dependencia. ¿Cómo se puede mantener el peso de lo político, la denuncia, el apoyo a proyectos políticos autónomos y emancipadores desde el Sur, frente al creciente peso de la financiación de proyectos como instrumento que domina la relación entre organizaciones del Norte y del Sur, entre las ONG y el Estado, y, por último entre las ONG y las empresas?, se pregunta Serrano (2001: 143).

Y, sin embargo, esa figura ambivalente del proyecto hace que el trabajo de las ONGD, y

también su relación con las gentes del Sur, se edifique desde lo concreto y tenga la posibilidad fabulosa de construirse también de abajo a arriba, lo que hace de las ONGD auténticos laboratorios de solidaridad, tal como detalla García Roca (1998).

En este sentido, está por investigarse lo que supone la mediación del proyecto -es decir, el papel del proyecto de cooperación como instrumento de comunicación y como aparato cultural- en la historia de los encuentros y desencuentros entre las sociedades del Norte y del Sur y en el proceso de cooperación mismo.

- Con otros movimientos sociales.

Además de con los medios de comunicación las ONGD también mantienen relaciones con otras instituciones, como son:

- las administraciones públicas, que siguen siendo su primera fuente de

financiación; - otras instituciones políticas, religiosas o sindicales; - las empresas, cuyos vínculos con las ONGD están en este momento teñidos por

la confusión (Erro y Ventura, op. cit.); 19 Jurídicamente en España se considera ONGD a cualquier organización sin ánimo de lucro que incorpore a sus fines el de la cooperación al desarrollo. Esto hace que las ONGD tengan que competir cada vez con más instituciones, privadas y públicas, por los escasos recursos para cooperación al desarrollo. Deben repartirlos con ONG de acción social no especializadas en desarrollo, y recordemos que en nuestro país una ONG es cualquier organización sin ánimo de lucro cuyo fin no sea beneficiar exclusivamente a sus miembros. A partir de ahí, todo cabe (Serrano, 2001:151). Pero también compiten con universidades, entidades locales, organismos gremiales, etc.

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- y con el conjunto de movimientos sociales en el que se integran desde otras ONG hasta los movimientos altermundialistas.

No interesa especial pararnos a escrutar brevemente cómo son los lazos que conectan

a las ONGD con los otros movimientos, muy especialmente con los movimientos altermunidalistas. Contrariamente a lo que suele creerse tanto dentro de las organizaciones sin ánimo de lucro como en los medios de comunicación, las relaciones entre ONGD y movimientos sociales están muy lejos de ser óptimas. Más aún, se encuentran en una fase muy incipiente, sobre todo cuando hablamos de movimientos altermundialistas, donde dominan todavía las desconfianzas, acusaciones mutuas y los instrumentalismos. De hecho, sino nos fijamos en el cuadro que ofrecemos a continuación, sorprende comprobar que ninguna ONGD califica la relación como buena y la gran mayoría la tachen de insuficiente (buena parte de las organizaciones preguntadas la definen como mala o inexistente). Sin duda estamos ante uno de los grandes vacíos.

Las ONGD se mueven paralelamente al resto de movimientos sociales, sobre todo en

relación a los movimientos altermundialistas, y apenas comienzan a relacionarse ahora con ellos todavía de una forma incipiente y poco sistemática. Se esgrime que la dinámica de trabajo (falta de tiempo), el individualismo y la falta de reflexión en las ONGD, y la complejidad de los movimientos sociales, dificulta una comunicación que necesita confluir y resulta necesaria pero que se presenta llena de obstáculos. Pero salen a la luz aspectos de mayor calado –se reconoce que existen conflictos internos dentro de las ONGD por el tema de los movimientos altermundialistas- que tienen que ver con el carácter radical de estos movimientos y la fuerte dependencia económica de las ONGD de las administraciones públicas.

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RELACIÓN ENTRE LAS ONGD CON LOS MOVIMIENTOS SOCIALES (Y MOVIMIENTOS DE RESISTENCIA A LA GLOBALIZACIÓN o

ALTERMUNDIALISTAS)

INSUFICIENTE DUDO BUENA No hay diálogo, no se mezclan. Hay desconfianza y desconocimiento mutuo. Hay que confluir con esos movimientos. Existen muchos temas de trabajo comunes. Las ONGD tienen mucho que decir sobre la globalización. Las dos partes pueden aportarse muchas cosas. Somos movimientos complementarios. Hay que estar dentro de la antiglobalización.

ONGD: Falta tiempo, recursos e interés. La dinámica de trabajo impide las relaciones. Hay miedo a posicionarse con los movimientos pacifistas en el País Vasco. Falta reflexión sobre el tema. En las ONGD hay tensión interna por el tema de la globalización. Nos interesan por oportunismo (salen en los medios de comunicación). Algunas ONGD se están acercando a estos movimientos. La Coordinador de ONGD ha creado una vocalía de movimientos sociales.

MS: Miran a las ONGD con lupa. Son movimientos complejos. Son movimientos que están fuera de las ONGD (gente distinta). Ven a las ONGD como gubernamentales.

La globalización es muy compleja. No toda globalización es negativa. No los conozco bien: creo que hay que hacer cosas más serias, llegar a todo el mundo. Debe hacer más relación, otra diferente. Hay diferencias y conflictos dentro de las ONGD por este tema.

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Fuente Erro y Ventura, 2002. García Roca (1998) explica como ONGD y movimientos altermundialistas se complementan y necesitan porque las primeras, sin un proyecto del alcance global, se consumen en el calor de lo humano, y los segundos, sin el calor de lo humano, corren el riesgo de deshumanizarse y disiparse en el espeso humo del discurso abstracto20. Por su parte Marí (2004) pone al descubierto lo mucho que puede aportar la concepción comunicativa de los movimientos sociales, hoy por hoy maestros en el arte de apropiarse de internet y de generar nuevas formas de participación y organización 20 Sobre este tema puede ver, J. Erro: "¿Son las ONGD movimientos antiglobalización?". Colatino. Edición Internacional. 20-2-2002. San Salvador.

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social. Porque no se trata sólo de trabajar en y con la red, sino de cambiar de actitud y aprender a sentir, pensar y trabajar en red, que es algo mucho más complejo. - Entre ellas

La comunicación entre las ONGD ha mejorado en los últimos años, pero las organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas al desarrollo no se comunican con eficacia. En las investigaciones sale bien valorada la figura de las coordinadoras, aunque se considera que su papel y trabajo resulta todavía insuficientes, como podemos comprobar en el cuadro que sigue.

CÓMO SE COMUNICAN LAS ONGD ENTRE ELLAS

NO SE COMUNICAN BIEN OTRAS RESPUESTAS Es escasa. Deficiente. Muy mejorable. Cada ONGD está en su parcela, manteniendo lo suyo “va a su historia, con sus proyectos y su micromundo”. Mayor competición que complementación. Hay competencia por la financiación, las ideas, la prestación de servicios y el público. La competencia influye más en las relaciones que la posibilidad de construir espacios juntos. Sería deseable mayor coordinación. Los consorcios se montan a instancias del financiador, no desde el interés de las organizaciones. Se hecha en falta gestionar proyectos comunes: A todos nos gusta poner nuestra impronta en lo que hacemos.

Va mejorando. La información llega tarde “a toro pasado”. Es buena, al menos entre ONGD que estamos en alguna Coordinadora. Importante labor de la Coordinadora. La coordinadora facilita la coordinación: es muy positivo trabajar con otras ONGD. Hay que organizar encuentros, compartir experiencias. La coordinadora de estar más fuerte para hacer este trabajo. En la Coordinadora se está de acuerdo en la teoría, pero a la hora de pasar a la práctica se rompe la comunicación. La falta de tiempo es el problema.

Fuente: Erro y Ventura 2002. Esa lucha por la subvención (Marí 2004:25), que constituye el talón de Aquiles de las ONGD, lastra las colaboraciones y las alianzas de las ONGD que nacen marcadas con el sello instrumental. Por otra parte la explosión del abanico de ONGD hace que cada vez sean más las organizaciones que, con un discurso muy parecido, tengan que disputarse unos recursos cada vez más escasos ante la disminución de los fondos de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). En contra de esta interpretación puede argumentarse que, de acuerdo con los datos, en los últimos años vienen aumentando las redes, alianzas y consorcios de ONGD que hacen programas y proyectos conjuntos. Una visión más pormenorizada de este fenómeno nos hace preguntarnos si estas alianzas obedecen a un cambio de actitud, a una estrategia instrumental o incluso al empuje de las propias fuentes de cofinanciación. De hecho podemos hablar ya de la figura de los consorcios hechos desde arriba, porque

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vienen impulsados sobre todo por las políticas de cofinanciación de las Administraciones Públicas, que tienen sus propias necesidades21. - Dentro de ellas

En principio y en teoría no deberían darse grandes problemas de comunicación interna dentro de las ONGD. Son organizaciones en las que se mueven y trabajan personas especialmente conectadas con los objetivos de la institución, de tamaño en general mediano o reducido, y que funcionan por objetivos. Eso sí, hay un rasgo que no facilita la comunicación: el ritmo desorbitado de la dinámica de trabajo y la falta de recursos, entre ellos el tiempo. Sin duda el uso de Internet -sobre todo del correo electrónico- ha venido a ayudar mucho en esto, porque permite hacer circular con mayor rapidez la información disponible. Pero no hay tiempo para leer toda la información que llega y no se sabe como utilizarla. Podemos hablar de tres tipos de desajustes generales detectados:

- Existen problemas en ONGD de tamaño grande que mantienen estructuras

muy centralizadas. En ocasiones su presencia ciudadana en muchos lugares se reduce a una sede social y un representante legal para presentar proyectos que puedan ser subvencionados en distintas convocatorias públicas y privadas, dando así la imagen pública de una incidencia en el territorio que no se corresponde con la realidad.

- Se detectan obstáculos dentro de las ONGD entre los diferentes niveles de

compromiso de las personas que laboran (profesionales remunerados o voluntarios), sobre todo cuando la dinámica de trabajo no permite la reflexión colectiva y no se dispone de personas encargadas de que la comunicación interna se lleve a cabo.

- Hay problemas para transmitir la información entre los asalariados a otros

grupos, como voluntarios, socios y colaboradores. Existen dificultades para comunicarse con la base social. Paradójicamente se produce mucha información hacia el socio y socio-colaborador, pero son mensajes que en general no calan.

En el cuadro que ofrecemos a continuación se puede apreciar las opiniones que

tienen al respecto las propias ONGD.

21 Las políticas de cooperación descentralizada priman de tal forma las alianzas que están produciendo consorcios contra natura, nacidos con criterios instrumentales y que incluso originan recelos dentro de las propias ONGD.

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CÓMO SE COMUNICAN LAS ONGD POR DENTRO

INSATISFACTORIAMENTE OTRAS RESPUESTAS

Las áreas de trabajo están compartimentadas. No se conoce lo que hace cada área o persona. Hay resistencias a comunicar. Cuesta coordinar. No existe una estrategia común. Es jerárquica. Cuánto más grande la organización mayores problemas de comunicación (tienden a centralizar). En las ONGD pequeñas igual es donde más intercomunicación hay. No hay tiempo. Se deja participar poco al socio. Se prioriza el interés económico por el socio sin pretender otro nivel asociativo. Mala comunicación con la base social. En teoría las ONGD tiene una estructura más lineal que permite llegar a todos, pero no se está dando en la práctica. La comunicación es tarea puntual de una persona. Faltan responsables de que la comunicación interna se lleve a cabo. No existe planificación de la comunicación interna.

Ahora más coordinación. La comunicación interna es muy complicada. Nos está costando pasar de la teoría a la práctica. Nos comunicamos mejor con otras instituciones. Fluida con socios y colaboradores. Poco interés de los socios en la información que reciben. No sabemos como gestionar la mucha información que llega. Es difícil pasar la información que se maneja entre los asalariados a otros grupos. Hay herramientas muy útiles: Internet, correo electrónico, páginas web, hojas de enlace, reuniones periódicas.

Fuente: Erro y Ventura 2002.

Por su importancia queremos señalar aunque sea brevemente los recelos crecientes que encontramos dentro de las ONGD entre las personas encargadas de las áreas de sensibilización y educación para el desarrollo -con una bagaje experimental y un desarrollo teórico y práctico ya importante- y las personas, profesionales o no, dedicadas al trabajo de comunicación. Desde la educación para el desarrollo se siente como sus ONGD invierten cada vez menos recursos en educación y más en unas prácticas de comunicación directamente vinculadas a la captación de recursos financieros. En ocasiones se perciben contradicciones y antagonismos entre los discursos de la educación para el desarrollo (muy cuidado en la denuncia de estereotipos, riqueza del lenguaje, tema de género, etc.), y los de unas prácticas de comunicación emotivas y abstractas que recurren a veces a vulgares estereotipos.

En todo caso, lo que nos interesa destacar es la disociación que existe dentro de las

ONGD entre las áreas y trabajos de comunicación, sensibilización y educación para que desarrollo que, con frecuencia, deambulan por separado, tal como puede verse en el cuadro que adjuntamos:

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RELACIÓN ENTRE COMUNICACIÓN, SENSIBILIZACIÓN Y EDUCACIÓN PARA EL DESARROLLO

EN TEORÍA EN LA PRÁCTICA Tienen mucho que ver. Relación directa y clave. Los proyectos son lo visible, pero lo más importante es la sensibilización y la educación para el desarrollo. Hay que trabajar la educación para el desarrollo con los medios de comunicación de masas. Tienen que relacionarse para que los medios de comunicación de masas no hablen sólo de asistencialismo. Las ONGD le dan cierta importancia a la comunicación. Produce extrañeza cuando se vinculan educación para el desarrollo y comunicación para el desarrollo. El nivel de investigación y reflexión en este tema es escaso. No se consigue relacionar comunicación y reflexión. Hay que apostar por la integración de la comunicación en la educación para el desarrollo. No hay comprensión sobre el discurso de la comunicación educativa: hacer el producto debe ser el paso menor, usar el producto el paso mayor. No existe estrategia de uso del producto ("no se tiene la idea educativa en la cabeza").

Es una relación conflictiva. Se relacionan poco, y cada vez es más difícil que se relacionen. Deberían mantener relaciones más estrechas. No hay coordinación entre las tres áreas. Son compartimentos estancos. Falta tiempo y recursos. La educación para el desarrollo es una actividad secundaria en las ONGD. La comunicación es una actividad prioritaria porque se ocupa de la recaudación de fondos. Entre comunicación y educación hay una lucha por el poder. El divorcio entre comunicación y educación para el desarrollo existe porque los objetivos de la organización no están claros. Las ONGD priorizan la recaudación de fondos para proyectos sobre las acciones de educación para el desarrollo. Hay una relación conflictiva en la identidad de las ONGD. Lo que llega a la gente lo hace a través de los medios de comunicación de masas. No hay formación para los medios: pero tampoco a ellos les interesa. Nos perdemos con los medios de comunicación. En la universidad no se trabaja la comunicación para el desarrollo. En las ONGD no hay una estructura de comunicación decidida. En las ONGD no hay lenguaje para comunicar. Falta lenguaje, dinero, recursos humanos. La comunicación se emplea para hacer visibles los objetivos de la organización (publicidad sin mensaje). Se vincula a la imagen y a los medios, no a la sensibilización. La sensibilización se vincula al desarrollo, la ayuda humanitaria y la educación en solidaridad (campañas). Hacia la creación de una ciudadanía activa, crítica y solidaria. La educación para el desarrollo se centra en la educación formal y no formal. Implica un mayor esfuerzo. Pero en educación informal no hay nada hecho. Hay mucha oferta de educación para el desarrollo y competencia entre las ONGD.

Fuente: Erro y Ventura 2002.

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Los recursos con que se comunican las ONGD En principio el déficit comunicativo que sufren las ONGD se ha interpretado tradicionalmente como un problema de falta de recursos. Autores como Martínez Sánchez (1998:186) interpretan la baja influencia de estas organizaciones en los medios de comunicación con respecto a otras instituciones como un resultado de la baja profesionalidad de los responsables de comunicación de las ONGD22. En efecto, hoy sabemos que:

- Sólo una minoría de ONGD disponen de una estructura de comunicación estable (áreas de comunicación, gabinetes de información o prensa). Son ONGD grandes o medianas.

- La comunicación apenas comienza a profesionalizarse (tanto en grandes como medianas y pequeñas ONGD), y en general se improvisa.

- En general, las ONGD se sirven poco y de forma deficiente de los medios de comunicación de masas. La televisión sólo está al alcance de las ONGD privilegiadas.

- Son excepcionales la existencia de políticas y estrategias de comunicación definidas dentro de las ONGD.

Existe un pequeño grupo de organizaciones que cuenta con personal dedicado específicamente a ello, remunerado y con dedicación exclusiva o de media jornada que lleva la responsabilidad de la comunicación en la entidad, pero en la mayoría de los casos la comunicación se cubre desde diferentes áreas y de manera poco sistemática y puntual. Con la excepción de algunas ONGD grandes, la gran mayoría sobrelleva el tema de la comunicación como puede, con personas que combinan distintas funciones o se desempeñan en tareas comunicativas de vez en cuando (ni tan siquiera unas horas diarias o semanales). Sólo en algunas ONGD grandes y alguna mediana encontramos a profesionales de comunicación. La fotografía de la situación nos la resume el cuadro de abajo. Sólo el 33,3% de las ONGD que trabajan en el País Vasco y el 19,4% de las que actúan en Navarra disponen de departamentos específicos de comunicación, bien sea integrado por profesionales (en un número muy reducido de casos) o por personas voluntarias. En general comunicar institucionalmente queda en manos de los cargos directivos de las organizaciones o se dispersa entre personas con otro tipo de responsabilidades.

CARGO DE LAS PERSONAS ENCARGADAS DE LA COMUNICACIÓN País Vasco % Navarra % Presidencia/Dirección/ Coordinación

36,7 69,4

Departamento de comunicación

33,3 19,4

Otras áreas 30 11,1 Fuente: Elaboración a partir de Erro y Ventura 2002; Erro y Burgui 2003.

22 Esta opinión la sustenta también García Izquierdo (2001).

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Tampoco la presencia de estos profesionales -casi todos con titulación universitaria especializada en ciencias de la información-, no presupone la existencia de una política de comunicación definida en la ONGD. Además, la comunicación es un área de trabajo reciente en las ONGD que apenas comienza a desplegarse. Los profesionales que se desempeñan en las ONGD estudiadas son muy jóvenes, tienen poca experiencia en el campo de la solidaridad y la cooperación antes de desembarcar en la ONGD, y proceden de la universidad o de los medios de comunicación. Mayoritariamente se conciben a sí mismos sobre todo como periodistas y entienden que están en las ONGD sobre todo para trabajar la comunicación mediática. Por supuesto, la falta de recursos -humanos, financieros y materiales- tiene mucho que ver en esto. Más de la mitad de las entidades encuestadas no llegan al destinar el 1,9% de presupuesto a comunicarse.

PORCENTAJE DEL PRESUPUESTO DESTINADO A COMUNICACIÓN

0% 9,8 % (4 ONGD)

0,1 a 1,9% 43,9 % (18) 2% a 3,9% 22,0 % (9)

4 a 5% 4,9 %( 2) Más de 5% 14,6% (6)

Ns/Nc 4,8 % (2) Total 100% (41 ONGD)

Erro y Ventura, 2003. Las ONGD se sirven en general poco de los medios de comunicación. De hecho, menos de la mitad declara que los utiliza con frecuencia. Además las ONGD se sirven de los medios de comunicación de masas más para darse a conocer y/o reconocer (es decir, para difundir y legitimarse como organización), que para sensibilizar sobre realidades del Sur. Por otra parte, y como ya hemos indicado, el uso de los medios de comunicación se concentra en un número reducido de ONGD. La radio es el medio más empleado y la televisión el más inaccesible. El uso de internet parece todavía muy deficiente, ya que el 92,7% de ONGD declara disponer de ese servicio pero sólo un 24% lo utiliza para hacer publicidad y difundir sus mensajes (Erro y Ventura, op. cit.).

Las ONGD con mayor estructura se sirven más de medios de comunicación. Las que tienen

menos se inclinan con mayor frecuencia por la sensibilización y educación para el desarrollo. En la mayoría de organizaciones abundan en la edición de revistas, folletos y otro tipo de publicaciones, y en la celebración de charlas, conferencias y exposiciones - que resultan las vías de comunicación más utilizadas-, a pesar de que manifiestan sentirlas como vías ya agotadas y de escaso impacto en el público.

Hasta aquí el dibujo muestra una situación determinada por la disposición o ausencia de

recursos. Un pequeño grupo de ONGD poderosas hace comunicación; la mayoría de ONGD como carecen de recursos la improvisan o la añoran.

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EL CONFLICTO CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Si nos dejamos llevar por una mirada superficial y fría de los datos podemos concluir, a nuestro juicio erróneamente, que en el conflicto entre ONGD y medios de comunicación las organizaciones sin ánimo de lucro no son más que unas víctimas más de un sistema de comunicación marcantil y deshumanizado. ¿Resiste esa interpretación una mirada rigurosa y contextualizada? Entendemos que no.

En primer lugar los datos nos indican que las ONGD españolas son lo que son y gestionan los presupuestos que gestionan gracias a los medios de comunicación, entre otras cosas porque en la mayoría de los casos carecen de una base social activa que las sustente (López Rey, 2001).

En segundo lugar estigmatizar a los medios de comunicación supone que las

ONGD se hacen un flaco servicio a sí mismas. Al autoexculparse, al presentarse en público como víctimas y no corresponsables de un conflicto que sin duda existe, interiorizan su condición de víctimas y acaban olvidando la urgencia de repensar lo comunicativo.

Los medios de comunicación tienen mala imagen dentro de las ONGD. Las

organizaciones no gubernamentales de desarrollo creen que su relación con los medios "no es fluida ni fructífera, lo que repercute negativamente en el impacto de nuestro trabajo en la opinión pública23. Organizaciones muy distintas y distantes coinciden en su fatalismo sobre este tema y acusan a los medios de transmitir.

COMO TRANSMITEN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN LA REALIDAD

DEL SUR País Vasco % Navarra % Forma adecuada 4,9% (2) 14%(9) Poco adecuada 92,7 % (38) 61% (39) Muy poco adecuada NP 25% (16) Ns/Nc 2,4% (1) Total ONGD 100% (41) 100% (64) Fuente: Elaboración a partir de Erro y Ventura 2002; Erro y Burgui 2003.

Según las ONGD los medios carecen de un interés real por la cooperación al desarrollo,

por la solidaridad y por las noticias que generan las ONGD; cuando informan tienden a distorsionar o malinterpretar la realidad del este campo de trabajo; y en general observan que en medios y periodistas abunda un profundo desconocimiento sobre el campo de la cooperación al desarrollo.

Ven en los medios de comunicación los principales culpables de que:

- La sociedad carezca de una visión rigurosa, profunda y en definitiva

completa de su campo de acción.

23 Conferencia ONGD 2000. Globalizar la solidaridad. Construir el desarrollo humano, Hegoa, Bilbao. 2000: 17.

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- Se esté desvaneciendo la imagen de héroes de las ONGD que la sociedad mantenía en su retina. Dan una gran importancia al tono y maneras con que se han difundido algunos escándalos en torno a actuaciones concretas de determinadas ONGD.

- Sólo una minoría de ONGD sea conocidas por el gran público, mientras a la mayoría de organizaciones no se les facilita el acceso a los medios.

El resultado es que las ONGD encuentren cada vez más dificultades para aumentar cuantitativa (en términos de recursos económicos) y cualitativamente su base social (en términos de sensibilización, movilización y recursos humanos). Sufren la presencia omnipresente del fantasma de la fatiga de la ayuda. Perciben que las lógicas mediáticas además de mercantiles se rigen por el espectáculo, la inmediatez y la simplificación, lo que choca de lleno con la difusión de fenómenos complejos y, como cada vez resulta más evidente, con la educación de una cultura ciudadana.

La pregunta es, ¿tienen motivos objetivos las ONGD para pensar lo que piensan de los medios de comunicación? En principio, hay que admitir que buena parte de sus sospechas se sustentan en hechos concretos. La forma en que los medios de comunicación vienen encarando el tema de la cooperación y del desarrollo dice muy poco a su favor. En efecto los medios:

- Identifican subdesarrollo con desastre, violencia o desorden. Sólo un 2% de

las noticias sobre el Sur hablan de la actividad cotidiana y normalizada de gobiernos e instituciones. Las informaciones relativas a los países en vías de desarrollo hacen referencia en un 91% a casos de catástrofes y situaciones de inestabilidad y violencia24.

- No han desarrollado ni espacios centrados ni informaciones centradas en este

campo. Al contrario que ha sucedido con otros temas (macroeconomía, espectáculos, nuevas tecnologías, etc.), a los que los medios se han adaptado dedicándoles recursos humanos y abriendo nuevas secciones, el campo de la cooperación y del desarrollo lo han marginado.

- Tampoco disponen de profesionales especializados en el tema. Este es uno

de los grandes obstáculos con los que se encuentran los comunicadores/as de las ONGD: la escasa formación especializada de los profesionales que cubren estas áreas.

En principio los medios de comunicación se excusan apuntando hacia la

audiencia. Alegan que, por lejano, el campo del desarrollo no interesa a la gente. Coartada que se desvanece cuando comprobamos como han abierto nuevas secciones y formado a profesionales sobre temas que, de acuerdo con las investigaciones de mercado, interesan muy poco a las audiencias y a los que sin embargo dedican muchas páginas y mucha tinta. Por ejemplo, sin ir más lejos, la política y la macroeconomía25.

Sin embargo frente a las organizaciones que culpabilizan a los medios de

comunicación de no interesarse por el drama de la pobreza parece abrirse paso la idea de que 24 Estudio sobre Información y Desarrollo realizado por la Universidad de Navarra, 1999. "Perspectivas del mundo de la comunicación", marzo/abril, nº9, 2002. 25 Estudio fundación Eroski sobre los contenidos de los informativos (2002).

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medios y ONGD se han utilizado mutuamente. Las ONGD son cada vez más conscientes de que hay que entenderse con los medios y que siempre se mantendrá la tensión entre las dos instituciones. No en vano las ONGD son lo que son gracias a los medios de comunicación, porque el modelo de las ONGD españolas es mediático. Fueron los medios de comunicación quienes introdujeron en sociedad a estas organizaciones presentándolas como los nuevos héroes (la era de la explosión de la solidaridad). Tal como ha estudiado López Rey (2001) los medios constituyeron el detonante necesario para que se produjera el "boom" de las ONGD (1985-1988). Lo novedoso es descubrir que en realidad aquellos momentos de oportunidad mediática26 no fueron el fruto de un avance real del movimiento solidario, sino sobre todo de las dinámicas y necesidades de los propios medios de comunicación Esto no quiere decir que los medios de comunicación fueran la única causa del desarrollo de las ONGD. La regulación oficial de las ayudas a la cooperación para el desarrollo y otros factores distintos también resultaron fundamentales. Como sostiene Serrano (2001:145) no podemos negar la realidad de que las ONG han crecido al calor de las subvenciones, lo que es un reflejo no de la solidaridad sino del proceso de privatización del Estado.

Si nos atenemos a los datos podemos comprobar que, en efecto, la campaña del

0,7% nació y se desarrolló dentro de un marco general de consenso que en sí mismo no contenía una marca de denuncia de situaciones y responsabilidades27. Desactivado su posible contenido subversivo por el contexto gobiernos y medios no encontraron grandes objeciones para apoyarla o, cuando menos, utilizarla28. Por eso las nuevas oportunidades mediáticas que se sucedieron después tuvieron ya mucho menor fuerza y, a partir de mediados de los años noventa comenzó a declinar el papel de las ONGD como fuentes y líderes en la información sobre desarrollo29.

Por aquel entonces los medios necesitaban actores frescos frente a unas instituciones

políticas anquilosadas, poco atractivas a los sectores jóvenes y para las grandes audiencias. Los encontraron en las ONGD, actores mediáticos ideales porque llegaron como portadoras de signos de esperanza y de nuevos valores, pero además como organizaciones que se mueven en contextos dramáticos, producen reacciones emotivas y, sobre todo, noticias e imágenes espectaculares. Las ONGD por su parte necesitaban una catapulta social y se dejaron querer. Medios de comunicación y ONGD se utilizaron mutuamente.

Ese hecho, y el tratamiento que dieron los medios al nuevo fenómeno resultó

determinante para que la ayuda para el desarrollo y las propias ONGD se orientaran por dentro (organización) y por fuera (imagen pública) en una determinada dirección. En otras palabras: las ONGD irrumpieron y se legitimaron socialmente catapultadas, pero también atrapadas, por un modelo mediático. Y dentro de ese corsé se han venido estructurando, han crecido, y se han conformado tal como hoy las conocemos. Aquella puesta de largo aportó a las ONGD una gran presencia pública, pero tuvo su precio: las encerró en un modelo de solidaridad mediática más pendiente de impactos telegénicos que de procesos educativos del que ahora no parecen capaces de salir. 26 Sampedro, Jerez y López Rey (2002). 27 Es interesante señalar que en principio las ONGD no tuvieron un papel destacado en la creación del movimiento 0,7%. De hecho ellas se vieron tan sorprendidas como otros sectores sociales por su irrupción y éxito. Entonces las ONGD, sobre todo a través de la CONGDE, si que apoyaron -sobre todo prestando recursos, infraestructuras y servicios- al movimiento y a la campaña. Sobre este tema pueden consultarse las actas de CONGDE. 28 Por ejemplo, apoyo entusiasta de periódicos como ABC en lucha contra el avance de El País. 29 Sobre este tema puede verse Calle 2000 y Sampedro, Jerez y Rey 2002.

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Desde ese momento fueron los aspectos más superficiales y telegénicos de la

solidaridad y la cooperación para el desarrollo que les llegaron a la agenda mediática. Los matices, las causas sustantivas de los problemas, los señalamientos estructurales (como la educación para el desarrollo) se quedaron fuera. El modelo mediático las encerró en una visión instrumental y estrecha de lo comunicativo y de lo social del que no les está resultado fácil desembarazarse. Al contrario, da la impresión que se encuentran cada día más enfangadas, paralizadas sobre arenas movedizas, porque las lógicas mediáticas -como las del mercado- son insaciables: exigen cada día una dosis mayor de espectáculo y simplificación. Y cuando las ONGD no pueden o no quieren ofrecerlas pasan a convertirse también en víctimas. No nos gusta lo que los medios dicen de nosotros, sostienen más o menos resignadas unas ONGD ahora a la defensiva30.

Paradójicamente para llegar a la sociedad y recaudar adhesiones las organizaciones sin ánimo de lucro necesitan del sistema de comunicación de masas, pero éste se rige por una lógicas que ni admiten la descripción de fenómenos complejos, ni facilitan la difusión de discursos con ánimo de transformaciones estructurales. El resultado es que las ONGD quedan atoradas en la paradójica tesitura de tener que renunciar a sus señas de identidad (activar la transformación social) si quieren destacar en la opinión pública y sobrevivir, mientras en el conjunto de la sociedad predominan las imágenes distorsionadas o confusas de lo que en verdad está sucediendo.

En efecto, no es que los medios se cierren a las ONGD -los datos nos indican que

cada vez aparecen más, incluso en la pantalla de televisión (eso sí, las grandes ONGD)-, sino que estas organizaciones tienen que plegarse a las lógicas mediáticas y en alguna medida traicionarse a sí mismas para ser notica. Las ONGD han conseguido normalizarse como actores sociales con derecho informativo propio, pero al precio de "renovar" su discurso. Su visibilidad pública depende de que sus políticas, estrategias y estructuras comunicativas busquen el acomodo y respaldo institucional y dulcifiquen o se olviden de la crítica a los aspectos estructurales de la tragedia Norte-Sur (más allá de una retórica discursiva). Se agranda así todavía más la brecha que separa a grandes de medianas y pequeñas ONGD, se institucionaliza la competencia total sobre el espacio mediático, y se oculta de paso que estamos ante un tema que va mucho más allá de respetar o no en letra y espíritu los principios de autorregulación de los que las propias ONGD se han dotado.

Pero además los datos muestran que las ONGD huyen peligrosamente hacia delante, porque año tras año van aumentando los mensajes promocionales y consensuales mientras disminuyen los productos comunicativos de naturaleza conflictiva, según el estudio de Sampedro, Jerez y López Rey. Estos autores analizan los mensajes de las ONGD con tres categorías:

- Noticias promocionales, las destinadas a conseguir recursos y a informar

sobre los resultados de los proyectos de las ONGD, sin referencias críticas que las contextualicen. Esta categoría crece sin cesar desde mediados de los años ochenta.

- Noticias consensuales, las dedicadas a obtener recursos para poner en marcha proyectos, a sensibilizar con carácter lúdico o educativo pero con

30 CONGDE, Memoria 1997:31.

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intenciones recaudatorias y sin aportes críticos, a informar sobre la colaboración de las ONGD con administraciones y empresas, y las que hacen referencia a las organizaciones como canales de participación social y voluntariado.

- Noticias de conflicto, aquellas que hablan sobre acciones colectivas de protesta y de denuncia que enfrenta a las ONGD con actuaciones de gobiernos.

Fuente: Sampedro, Jerez y López Rey (2002: 279).

Estos autores muestran que las ONGD, a pesar de disponer cada vez de más recursos para la comunicación, se inclinan por difundir cada vez más mensajes promocionales. Es decir, que hablan más de sí mismas que de las causas que defienden. Los mensajes de conflicto han disminuido significativamente en los últimos años, mientras han aumentado los promocionales y consensuales. Los datos indican que estas tendencias han ido creciendo en los años posteriores.

Además, como sucede con otros colectivos, la economía política de los medios

de comunicación y el contexto institucional actual ponen en desventaja a las ONGD frente a las instituciones y temas oficiales. Los problemas con los medios nos afectan a todas las ONGD de la misma forma:

- Cuando las ONGD se limitan a operar como "gestoras de recursos" y optan por difundir discursos que no amenacen o rompan los consensos dominantes son bien recibidas. En ese sentido las organizaciones no lucrativas son empujadas a una utilización promocional de los medios.

- Cuando las ONGD deciden actuar como movimientos sociales de carácter

expresivo, de conflicto, afloran los mayores obstáculos En el momento en que señalan o pone en tela de juicio consensos sociales, mitos (como el progreso, o el propio sistema de cooperación para el desarrollo), instituciones, y sobre todo, deciden abrir paso a la participación democrática de la ciudadanía (Jerez,

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4012

255

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202

144

87

0%20%40%60%80%

100%

Año1980

Año1985

Año1990

Año1995

Año1999

Evolución informativa ONGD (El País)

PromocionalConsensualConflicto

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Sampedro, Rey, 202: 256). Este es el gran pecado: mover a la participación social en direcciones autónomas, previamente no controladas por el statu quo. Representan a la vez el gran desafío de las ONGD. La constatación es sencilla: cuando las ONGD adoptan una cultural instrumental

(y optan por modelo de gestión) sus problemas con los medios se minimizan o tienden a desaparecer; cuando optan por una cultura expresiva o dialógica (y se deciden por un modelo de conflicto) los medios les cierran por lo general sus páginas y altavoces. Desde los medios de comunicación puede cuestionarse la gestión del sistema (en términos de eficacia), pero difícilmente su estructura o el sistema mismo. Las voces que insisten en una crítica radical (aquellas que identifican males estructurales y señalan causas y responsabilidades) comprueban como sus discursos son desactivados (pierden todo poder subversivo porque los medios los reflejan dentro de marcos discursivos banales), o condenadas al silencio.

Como las ONGD llevan en su naturaleza la impronta de movimientos sociales

manejan discursos que, con matices, portan críticas estructurales al sistema y buscan transformarlo con sus prácticas sociales. Entonces estalla el conflicto entre unos medios sin interés de fomentar la acción colectiva -carecen de espacio para discursos complejos-, y unas ONGD que pretenden convertir la participación activa en eje de su actuación -que activan procesos complejos que acaban apuntando responsabilidades-. De aquí que los lazos entre ONGD y medios de comunicación puedan tacharse de ambivalentes, porque aparecen tejidos por seducciones, complicidades, imposiciones y negociaciones. Representan vínculos contradictorios que caracterizan también los encuentros de las ONGD con otras instituciones del sistema, como las administraciones públicas, el mercado o el ejército (sin ir más lejos éste último debe parte de su relegitimación a su paradójica irrupción en el campo humanitario).

Además los medios de comunicación manejan unas lógicas mediáticas en las que los

discursos complejos que identifican, reconocen y activan los conflictos no son bienvenidos. Son automáticamente "reenmarcados" dentro de marcos de sentido que los desactivan, los "normalizan".

Renunciar a difundir mensajes críticos, borrar de sus ideario la pretensión de activar y movilizar a la sociedad y entregarse a las lógicas mediáticas, representa la mayor amenaza para las ONGD. En general se detecta una tendencia en la letra o en el espíritu a forzar los códigos de conducta y a moverse en un difícil equilibrio con frecuencia contradictorio. DESAFÍO: ¿DESCUBRIR QUÉ ES ESO DE COMUNICARSE O DESCUBRIRSE COMO MOVIMIENTOS SOCIALES?

¿Serán capaces las ONGD en un futuro próximo de descubrir qué supone, que potencialidades encierra, la comunicación? Principales conclusiones: a) Existe un problema: la comunicación que se articula en torno al campo de acción de

las ONGD es de baja calidad y estas organizaciones no se comunican con eficacia. Sabemos que:

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- El conjunto de la sociedad no conoce con rigor las realidades del Sur sobre las

que intervienen las ONGD ni tampoco la naturaleza y labor de estas organizaciones.

- Las ONGD continúan teniendo una buena imagen en la sociedad, pero constatan que esa imagen se está deteriorando y perciben signos de escepticismo y hostilidad hacia ellas y hacia su trabajo.

- La opinión pública sólo sabe la existencia de una minoría privilegiada de grandes ONGD. El resto de organizaciones, que representan la gran mayoría del sector, siguen siendo grandes desconocidas.

b) Ese problema comunicativo tiene que ver con la falta de recursos y la dependencia

económica.

- Son pocas las ONGD, en general grandes o medianas, que cuentan con una estructura de comunicación (áreas de comunicación, gabinetes de información o prensa) estable y profesionalizada.

- La comunicación a penas ha comenzado a profesionalizarse. Los profesionales de comunicación que trabajan en las ONGD son habitualmente jóvenes con poca experiencia y las organizaciones carecen de recursos económicos suficientes para incorporar a sus plantillas a expertos más preparados.

- En general las prácticas comunicativas están dirigidas exclusivamente a conseguir más recursos económicos y se improvisan. Son excepcionales las organizaciones que disponen de políticas y estrategias de comunicativas, y no hemos encontrado casos de políticas de comunicación específicas para el ámbito del desarrollo.

- Las ONGD utilizan todavía poco los medios de comunicación. La televisión sólo queda al alcance de las grandes ONGD.

c) La idea generalizada en las ONGD de que el problema comunicativo obedece a la

falta de recursos y que se resolverá automáticamente cuando sean capaces de profesionalizar la comunicación no se corresponde con lo que muestran los datos.

No enfrentamos un conflicto esencialmente técnico como se defiende desde las

ONGD. La falta de políticas y estrategias de comunicación desde una óptica específica de la cooperación para el desarrollo afecta a todo tipo de ONGD. Por lo tanto hay que someter a revisión la presunción común en las ONGD de que enfrentamos un conflicto sólo técnico. Hemos comprobado que cuando las grandes ONGD disponen de más recursos económicos, humanos y técnicos para crear áreas y gabinetes de comunicación y para difundir sus mensajes en los medios de comunicación, tienden a afianzar un estilo de comunicar instrumental que habla cada vez más de las propias ONGD y explica cada vez menos las realidades del Sur

Con otras palabras: la insatisfactoria situación de comunicación de las ONGD no

se resolverá sólo dedicando más recursos a la comunicación y realizando un esfuerzo en la formación técnica y profesionalización de las áreas de comunicación que, por otra parte, debe hacerse. Pero es algo tan necesario como insuficiente. La raíz del conflicto late a mayor profundidad. Entender el conflicto comunicativo como un problema esencialmente técnico supone, además de una coartada exculpatoria que deja intacta la

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actual cultura organizativa de las ONGD, una manera de huir hacia delante y agravar la situación.

d) El las ONGD, en general, se trabaja con un estilo de comunicación instrumental y

oportunista que se agota en la promoción institucional, la difusión de mensajes publicitarios en los medios de comunicación, y la búsqueda obsesiva de recursos económicos. Es precisamente ese estilo el que bloquea y perpetúa el que hemos denominado problema comunicativo.

La elección de ese estilo de comunicación no se produjo en condiciones de

entera libertad para las ONGD. Fue incorporado y asimilado automáticamente por la propia evolución de las ONGD españolas, que se vieron empujadas y aupadas por los medios de comunicación y la cofinanciación de las Administraciones Públicas. Las inercias de ese modelo de organización mediático y dependiente, con escasa base social, que incorporaron en su día tal vez de una manera no demasiado consciente, les encierra en un túnel sin aparente salida porque:

- Contradice de raíz el espíritu de los códigos deontólogicos con los que las propias organizaciones sin ánimo de lucro se han dotado en uno de los mayores esfuerzos y avances de su trayectoria reciente.

- Empuja a competir entre ellas por los escasos recursos simbólicos (aparición

en medios de comunicación) y económicos (subvenciones), disolviendo así las posibilidades de encuentros y alianzas sinceras y globales que vayan más allá de los intereses instrumentales de cada una de ellas.

- Genera y hace aflorar fuertes paradojas y las tensiones correspondientes en

su interior donde la forma de comunicar no satisface las aspiraciones de participación y decisión real de sus integrantes.

- Levanta muros que aíslan a las ONGD de otros movimientos sociales, como

los movimientos altermundialistas, a los que las ONGD necesitan para recuperar sus lazos de conexión con el conjunto de la sociedad y reinventarse así mismas.

- Desorienta y coloca en una situación de profunda debilidad a las propias

ONGD a la hora de relacionarse y negociar con otras instituciones. Por eso ni muestran el peso suficiente para enfrentarse a las arbitrariedades de las Administraciones Públicas, ni pueden hacer valer sus intereses frente al mercado, en su recientemente inaugurada relación con el campo empresarial. Al faltarles una visión comunicativa que rebase lo instrumental cualquier posible negociación o incorporación de filosofías, técnicas e instrumentos procedentes de otros sectores se convierte así automáticamente en un problema añadido. Sucede también así en sus vínculos con los medios de comunicación. Nos perdemos en cuanto tratamos con los medios, dice un entrevistado (Erro y Ventura, op. cit.). En efecto, no tener claro para qué se comunica devalúa todo poder negociador. La situación se repite cuando hablamos de filosofías o instrumentos procedentes del campo mercantil, como el marketing, el marketing con causa o el marketing social corporativo. Se tienen dudas sobre la utilización del marketing (¿hasta dónde

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debe llegar?), y ni tan siquiera se conoce con rigor qué es eso del marketing con causa o del marketing social corporativo. Se tiende entonces a incorporar en la práctica distintas formas de marketing acríticamente, como instrumentos neutros y no como aparatos culturales, a pesar de las declaraciones teóricas.

e) Las ONGD no han descubierto todavía la verdadera naturaleza de la dimensión

comunicativa y la raíz del problema comunicativo.

Estamos por tanto ante un conflicto de naturaleza cultural -su raíz hay que buscarla en la cultura que atraviesa las ONGD-, pero con una importante dimensión técnica. Pero no al revés, porque decidir qué estilo de comunicación adoptamos determina el tipo de ONGD y los conceptos de solidaridad, desarrollo, cooperación y sociedad que nos informan, algo que la mayoría de que hemos analizado no parecen percibir todavía.

Creemos que, a la luz de los datos, para que las ONGD profesionalicen su

comunicación (se doten de recursos, política y estrategias de comunicación adecuadas), y se comuniquen con eficacia, primero están obligadas a definir qué quieren y qué esperan conseguir con los procesos de comunicación. En otras palabras, deben comenzar por preguntarse para qué quieren comunicarse. La carencia técnica representa el reflejo superficial de un obstáculo más profundo: la gran mayoría de las ONGD trabaja con una idea imprecisa de comunicación, basada más en la inercia y en estereotipos que en una reflexión sistemática y profunda. Todavía no se ha pensado con rigor qué es y para qué debe servir la comunicación. ¿Cómo diseñar una política de comunicación integral y sus estrategias cuando no se tiene definida la idea de comunicación de la que se parte?

f) Las ONGD desconocen todavía el carácter y poder educativo de la comunicación.

La falta de una reflexión conjunta y sistemática sobre el papel de la

comunicación en su labor hace que las ONGD no sean conscientes, por lo general, de qué significa la adopción de un estilo de comunicación. Apenas comienzan a percibir que se trata de una decisión fundamental a la hora de construir el perfil de las ONGD y del campo de la solidaridad y la cooperación, mucha más complejo que simple difusión promocional de actividades o la captación de recursos económicos. Lo que no acaba de vislumbrarse es el carácter perfomativo, educativo y transversal de todo proceso de comunicación. Lo que no acaba de entenderse es que estamos frente a un debate que va más allá de lo comunicativo, porque implica directamente al modelo de organización que se elige, a la misión y objetivos que se persiguen31.

No puede haber re-descubrimiento de la comunicación sin revisión del modelo de organización de las ONGD

31 Sobre este tema en el que ahora no podemos extendernos puede verse E.Nos Aldas, “Discurso publicitario y sensibilización en las ONGD: de la función social de la publicidad a la responsabilidad de la comunicación social”, y J.Erro, “ONGD: ¿Comunicarse para qué? El paso de la comunicación mercadeada a la comunicación social educativa”, en V.J.Benet y E.Nos Aldas (2003).

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¿Pueden entonces las ONGD, desde su actual modelo de organización instrumental y dependiente asumir en un sentido amplio la idea participativa y transformadora de la acción comunicativa que, en principio, corresponde a los movimientos sociales? Encontramos motivos para pensar que las ONGD si no se lanzan a realizar el esfuerzo sistemático de revisar y superar sus modelos organizativos y sus inercias culturales, no se colocarán en disposición de poder descubrir qué significa realmente comunicar. Puede que entonces la comunicación -tal como ya parece que comienza a suceder- en lugar de presentarse como oportunidad para reinventarse y reencontrarse con la sociedad, irrumpa como fuente de tensiones y como amenaza para perpetuarse institucionalmente.

Los que tendrán que asumir las ONGD, aquellas que aspiren a contribuir a la

transformación social y a ser algo más que piezas en la filantropía institucional, es que los límites para descubrir qué es eso de comunicar no son esencialmente comunicativos. Plantearse en serio la comunicación exige, en primer lugar, destapar en qué tipo de instituciones se han convertido hoy las ONGD.

Lo que descubre el análisis de la comunicación es, ni más ni menos, la

naturaleza instrumental, contradictoria y, a nuestro juicio, obsoleta de un modelo de organización y de relacionarse con la sociedad que, hoy por hoy, parece incapaz de asumir los novedosos retos de la sociedad informacional global y las nuevas exigencias de la gente. Y esto puede ser lo más preocupante-, que las ONGD se muestren incapaces de aprovechar las nuevas oportunidades que las tecnologías de la organización y de la información les brindan (desde funcionar en red hasta internet), y las aspiraciones de ilusión, transparencia, y participación real que conjunto de la sociedad comienzan ya a reclamar con insistencia.

Como sostiene Marí (2004:23) dentro de los movimientos sociales se vive la

paradoja de querer funcionar en red, de sumarse al paradigma triunfante de la sociedad informacional y de mantener estilos de organización y de comunicación que frenan o impiden ese deseo. En caso de las ONGD, encerradas en ese modelo mediático, subvencionado y dependiente, la contradicción es todavía mayor. Recordemos que el proyecto neoliberal consiste en un programa político cuyo objetivo es la destrucción metódica de los colectivos y de lo colectivo32 que instaura la hegemonía del pensamiento único. Uno de los medios de fragmentación social es, precisamente, el de las subvenciones con las que las administraciones públicas financian los proyectos de numerosas organizaciones sociales. En la lucha por la subvención, entran en competencia unas organizaciones con otras, impidiéndose de este modo el establecimiento de alianzas y la construcción de redes (Marí, 2004:25).

Hablar pues de comunicación, dentro de las ONGD, supone referirse al tipo de

ONGD que se pretende construir. Para descubrir la comunicación las ONGD deben des-cubrirse a sí mismas, reinventarse, lo que exige desprenderse de algunas inercias que dificultan la participación real de todos sus miembros -o la convierten en simulacro-, y dificultan las construcción de alianzas y redes sinceras, que superan la visión instrumental. Y supone también optar por una radicalidad con las causas (Zubero, 1996) y por una apuesta educativa a largo plazo. Sólo entonces podrán comenzar a ver lo que hoy no pueden vislumbrar, que la comunicación no debe reducirse a la utilización

32 Bordieu, citado por Marí, 2004:24.

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de instrumentos y técnicas, porque es mucho más, y que las técnicas, como la estructura o la forma jurídica (asociación o fundación), no son ni asépticas ni neutrales.

El proyecto de cooperación (con su carga añadida de la filosofía del marco

lógico), ni la educación para el desarrollo, la educación, el marketing o los medios de comunicación, son sólo instrumentos, porque constituyen sobre todo aparatos culturales que, dotados de un gran poder simbólico, suponen formas de ver e interpretar la realidad aunque no seamos conscientes de ello.

Por eso una ONGD no debe entender la comunicación sólo como un medio para

conseguir recursos, como una empresa, porque existen elementos específicos en la comunicación de los movimientos sociales. Como sostiene Marí (2004:39) el cuestionamiento radical del sistema capitalista, en cuanto forma de vida deshumanizante, insostenible y autodestructiva y portador de una lógica excluyente y mercantilizadora de la vida, debe estar en el centro del discurso comunicativo elaborado por los movimientos sociales. Hablar de educación para los medios de comunicación, del uso de redes de comunicación, de apropiación tecnológica y de las oportunidades novedosas de las nuevas tecnologías de la información no tiene sentido si no es en el marco del proceso de cambio social. Marí es taxativo cuando sostiene que la lógica del trabajo en red precede al instrumento de la red en internet (2004:41). Que nos basta introducir una tecnología como internet para trabajar en red. Las organizaciones que tienden a concentrar y acaparar la información y la toma de decisiones no tienen sólo que introducir nuevas herramientas comunicativas, sino que es necesario que modifiquen los modelos organizativos que conciben la información como un bien acaparable, en lugar de entenderla como algo que hay que repartir y hacer circular.

Coincidimos como autores como Marí y Sierra (2004) en que pensar la comunicación -sus productos, pero también sus procesos- cuando hablamos de movimientos sociales supone repensar y reinventar los enfoques con los que se mirar el estilo de comunicar, la naturaleza y peso de las nuevas tecnologías, los modelos y culturas organizativas y, sobre todo, los proyectos alternativos de sociedad –esos otros mundos y futuros posibles- que contribuyan a un imaginario político ideológico emancipador.

Se trata de integrar el debate en torno a los problemas, estilo y prácticas de

comunicación de cada ONGD en la reflexión global sobre el papel que corresponde a la solidaridad, la ayuda, la cooperación y las propias ONGD en la nueva realidad del siglo XXI.

Otra comunicación es necesaria, pero sólo parece posible dentro de los esfuerzos por construir otro mundo posible (Sierra 2004:112), y aquí las ONGD disponen en este momento de novedosas oportunidades. Nos referimos a la irrupción de nuevas formas de mirar lo social desde los movimientos altermundialistas, a la presencia de emigrantes del Sur entre nosotros haciendo aflorar el debate en torno al multiculturalismo, la solidaridad y el desarrollo, a la apropiación social de las nuevas tecnologías, y, a lo que puede significar una incipiente pero esperanzadora rebeldía popular contra la cultura de la mentira y del simulacro (Verdú, 2003) que la barbarie de la guerra preventiva parece haber activado. ¿Serán capaces las ONGD de aprovecharlas?

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