Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

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  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

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    PUNTOS DE VISTA GENERALES

    ACERCA DE LA P S I C O L O G ~ A E LOS SUENOS*

    443

    LOS uefios son una formaci6n psiquica que a diferencia de 10s

    otros contenidos de la consciencia por su forma y su contenido

    semintico no se hallan aparentemente en continuidad con el

    desarrollo de 10s contenidos conscientes. En cualquier caso por

    regla general 10s suefios no aparecen como un componente

    integrador de la vida animica consciente sino mis bien como

    una vivencia externa y aparentemente casual. Las razones de

    esta situaci6n excepcional de 10s suefios estriban en su peculiar

    genesis: a diferencia de otros contenidos de la consciencia 10s

    suefios no parten de una continuidad clara 16gica y emocional

    de las vivencias sino que son restos de una actividad psiquica

    caracteristica que tiene lugar durante el suefio. Esta ginesis aisla

    ya a 10s suefios de 10s restantes contenidos de la consciencia

    per0 lo que mis 10s aisla es su peculiar contenido que contrasta

    fuertemente con el pensamiento consciente.

    Un observador atento sin embargo descubriri sin dificul-

    tad que 10s suefios no se salen completamente de la continuidad

    de la consciencia ya que en casi todos ellos se pueden encon-

    trar ciertos detalles que proceden de impresiones pensamientos

    y estados de inimo del dia o de 10s dias anteriores. En ese senti-

    Publicado originalmente en ing lis como

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    do si existe una continuidad aunque hacia atrds. Probablemen-

    te a nadie que dedique un vivo interts a1 problema de 10s sue-

    fios se le habri escapado que tstos tambitn poseen una conti-

    nuidad hacia adelante si se me permite la expresi61-1 pues en

    ocasiones 10s suefios repercuten notablemente en la v~ d a ental

    consciente incluso en personas que no tienen por qu t ser con-

    sideradas supersticiosas ni especialmente anormales. Estas re-

    percusiones ocasionales consisten casi siempre en alteraciones

    rnis o menos claras del estado de Bnimo.

    445

    Debido a esta frigil relaci6n con 10s restantes contenidos

    Gnsci entes el recuerdo del suefio es tan fugaz. Muchos suefios

    incluso nada mis despertarse se sustraen a la reproducci6n;

    *

    otros s61o se pueden reproducir con una fidelidad muy dudosa

    y

    s610 relativamente pocos se pueden calificar de clara y fide-

    dignamente reproducibles. Este peculiar comportamiento res-

    b e c t o su reproducci6n se puede comprender a partir de la

    cualidad de la combinaci6n de representaciones que aparecen

    en 10s suefios. diferencia del pensamiento 16gicamente orien-

    tado que podemos contemplar como una caracteristica especial

    del proceso mental consciente la combinaci6n de representa-

    ciones de 10s suefios es esencialmente fantistica; un tip0 de

    combinaci6n que proporciona coherencias que por regla gene-

    \

    ral le son completamente ajenas a1 pensamiento real.

    446

    este caricter le deben 10s suefios el vulgar epiteto de

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    PUNTOS DE VISTA GENERALES ACERCA DE LA PSI COL OGI A DE LOS SUEROS

    regla ha de ser aplicada tambiCn a 10s suefios. Asi pues, si tene-

    mos que explicar un suefio desde el punto de vista psicol6gic0,

    primer0 hemos de saber de qu6 vivencias anteriores estii com-

    puesto. De cada fragment0 del suefio hay que intentar averiguar

    sus antecedentes. Pondrt un ejemplo: Alguien suefia que

    va por

    calle y, d e repente , salta por 10s aires un niGo atro pell ado por

    u n a u to m dv i l .

    452

    Reduzcamos esta imagen del suefio, con la ayuda de 10s re-

    cuerdos del sofiante, a sus antecedentes. Reconoce la calle como

    una calle determinada por la que pas6 el dia anterior. Reconoce

    a1 nifio como a1 hijo de su hermano, a quien habia visitado la

    vispera del suefio, viendo a1 nifio. El accidente de autom6vil le

    -

    recuerda a un accidente ocurrido efectivamente unos dias antes,

    del que se habia enterado por el peribdico. Como es sabido, un

    J

    juicio vulgar se conforma con una reducci6n de este tipo. Uno

    dice: ((Ajii, por eso he tenido ese suefio,,.

    Desde el punto de vista cientifico esta reducci6n es total-

    mente insuficiente. El sofiante habia pasado el dia anterior por

    muchas calles; Zpor quC en su suefio eligi6 precisamente Csa? El

    1 -

    sofiante se habia enterado por el peri6dico de varios accidentes;

    ( J , ,

    Zpor qut eligi6 precisamente Cse? Asi pues, con el descubri-

    &k-

    miento de un antecedente no es suficiente, ya que s610 la concu-

    i

    i

    rrencia de varias

    causae

    puede dar lugar a una determinaci6n

    plausible de las imiigenes del suefio. El registro de material si-

    ,

    gue el mismo principio de la rememoracibn, tambiCn denoml-

    '

    :

    nado me'todo de asociacidn libre. Dicho registro, como fiicil-

    1 ,

    mente puede comprenderse, da por resultado un material muy

    '

    variado y parcialmente heterogkneo que aparentemente s610 tie-

    ,

    , *

    ne en comtin que esti asociativamente vinculado a1 contenido

    6

    del suefio, pues de lo contrario no se habria podido reproduclr

    a partir del contenido del suefio.

    Desde el punto de vista ttcnico, una pregunta importante es

    hasta d6nde debe llegar el registro de material. Dado que, a1 fin

    y a1 cabo, a partir de cualquier punto del alma se desarroll.1

    todo el contenido vital, en teoria se puede registrar para cad.1

    suefio todo el contenido vital anterior. Sin embargo, s610 nece-

    sitamos tanto material como nos sea imprescindible para corn-

    prender el contenido del suefio. La delimitaci6n del material es,

    naturalmente, un proceso arbitrario basado en el principio d c

    Kant segiin el cual comprender no es otra cosa que conocer ell

    la medida suficiente para nuestra intencidn . Si por ejemplo

    Cf. Introduccidn a

    Die Logik, p 377

    i

    registramos las

    causae

    de la Revoluci6n Francesa, en el registro

    de material no s61o podemos incluir la historia medieval de :

    Francia, sino tambiCn la historia romana

    y

    griega, lo cual no cces

    ,

    ecesario para nuestra intenci6n~, a que podemos comprender

    .* ;?

    perfectamente el origen hist6rico de la Revoluci6n con un ma->

    terial mucho miis limitado. Asi pues, a la hora de recoger mate- h,) :

    *

    rial de un suefio llegaremos hasta donde nos parezca necesario)

    '

    0

    para poder extraer del suefio un significado evaluable.

    ,

    s

    El registro de material estii fuera del arbitrio del investiga- 0

    i

    dor,-

    sal~o.~~~~rlam~ion~a~~1tmifaci6~ ~a;T;~f;~ria.~

    conti- \ l r ,

    i

    nuacibn, el material registrado ha de ser sometido a un proceso

    6

    de examen, a una elaboraci6n minuciosa como la que se aplica

    ,-

    a todo material hist6rico o cientifico-experimental. Se trata de

    un mCtodo substancialmente comparativo que, naturalmente,

    no funciona de manera automiitica, pues en buena parte depen-

    de de la habilidad y la intenci6n del investigador.

    456

    Si se ha de explicar un hecho psicolbgico, debemos recordar

    I

    ue lo psicol6gico exige un doble mod0 de observaci6n: causal

    y

    finalista. Digo a prop6sito finalists,) para evitar una confu-

    si6n con el concept0 de lo teleol6gico.

    A1

    hablar de ((finalidad,

    me refiero simplemente a la aspiraci6n a un fin inmanente a la

    psicologia. En lugar de ((aspiracibn a un fin,) podria decirse

    tambiCn ((sentido final*. Todos 10s fen6menos psicol6gicos po-

    seen un sentid o de estas caracteristicas, incluso 10s fen6menos

    meramente reactivos, como por ejemplo las reacciones emocio-

    nales. La ira por haber sido agraviado tiene el sentido final de

    venganza; la ostentaci6n de tristeza tiene el sentido final de pro-

    vocar compasidn en 10s demiis.

    157

    Si aplicamos a1 material registrado del suefio un mod0 de

    observaci6n causal reducimos el contenido manifiesto del suefio

    a determinadas tendencias fundamentales o ideas biisicas presen-

    tadas por el material que, como tales, son de naturaleza elemen-

    tal y general. Un joven paciente suefia por ejemplo lo siguiente:

    ((Est oy n un huerto aje no y cojo una manz ana de u n a'rbol. Miro

    con cuidad o a m i alrededor por si acaso me ve alguienn.

    15n

    El material asociativo del suefio es el siguiente: recuerda

    que cuando era un muchacho cogi6 sin permiso unas cuantas

    peras de un huerto ajeno. El sentimiento de mala conciencia,

    que en el suefio destaca especialmente, le recuerda una situa-

    ci6n del dia anterior. Se habia encontrado por la calle a una

    joven conocida que le era indiferente,

    y

    cambiado con ella unas

    palabras. En ese momento se le acerc6 un conocido

    y

    le entr6

    repentinamente una extrafia sensaci6n de timidez, como si tu-

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    P U N T O S

    D E

    V I S T A G E N E R A L E S A C E R C A E

    LA

    P S I C O L O G ~ A

    E

    L O S

    S U E O S

    viera mala conciencia. La manzana le recuerda la escena del

    Paraiso y que en realidad nunca ha entendido por quC comer

    sin permiso una manzana tuvo tan graves consecuencias para

    nuestros primeros padres. Dice que siempre le ha irritado la

    injusticia de Dios en aquel momento, pues Dios cre6 a 10s hom-

    bres tal y como son, con toda su curiosidad y su avidez.

    459

    TambiCn le viene a la memoria su padre, que a veces le cas-

    tigaba incomprensiblemente por ciertas cosas. El castigo mis se-

    vero fue cuando le pi116 mirando a escondidas a las sirvientas

    baiiindose.

    A

    continuaci6n, confiesa que hace muy poco ha co-

    menzado una relaci6n amorosa, todavia no llevada a su extremo

    natural, con una camarera de hotel. La noche anterior a1 sueiio

    habia tenido una cita con ella.

    460

    Si echamos un vistazo a este material vemos que el sueiio

    guarda una relaci6n muy evidente con el suceso del dia ante-

    rior. La escena de la manzana, por el material asociado a ella, es

    indudablemente una escena de cark te r er6tico. Por cualesquie-

    ra otras posibles razones, tambiCn podria considerarse muy pro-

    bable que esa vivencia del dia anterior surtiera efecto en el

    suefio. El joven, en el sueiio, toma la manzana paradisiaca quc

    todavia no ha tomado en realidad. El restante material asociati-

    vo del suefio se ocupa de otro suceso del dia anterior, ese extra-

    fio sentimiento de mala conciencia que le habia entrado mien-

    tras hablaba con la joven que le era indiferente; luego, dcl

    pecado original del Paraiso y, finalmente, de un pecado er6tico

    de su infancia por el que fue severamente castigado por su pa-

    dre. Estas asociaciones se mueven en la linea de la

    culpa

    461

    Apliquemos, en primer lugar, el mod0 de observaci6n cau-

    sal de Freud a1 material obtenido, o, como dice Freud, ccinter-

    pretemosn este sueiio. Del dia anterior a1 sueiio queda un deseo

    no satisfecho. Este deseo se cumple en el sueiio bajo el simbolo

    de la escena de la manzana. ?Por quC esta satisfacci6n del deseo

    aparece velada, es decir, envuelta en una imagen simbblica, el)

    lugar de ser un pensamiento sexual claro? Freud remite a1 in-

    equivoco factor de culpa que hay en este material y dice: 1;

    moralidad impuesta a este joven desde la infancia es la quc

    intenta reprimir esta clase de deseos y la que imprime a1 desco

    natural el sello de lo doloroso e incompatible. De ahi que estc

    doloroso pensamiento reprimido s610 pueda abrirse paso ccsi111-

    bblicamentes. Como estos pensamientos son incompatibles co11

    el contenido moral de la consciencia, una instancia psiquica a

    1;

    que Freud denomina

    censura

    se encarga de que este deseo

    n o

    pase a la consciencia sin disfraz,,.

    462

    El modo de observaci6n finalista de 10s suefios, que contra-

    pongo a la visi6n de Freud, no significa -me interesa dejar cons-

    tancia expresa de ello- una negaci6n de las causae del suefio,

    sino una interpretaci6n diferente del material asociativo. Los he-

    chos, es decir, el material asociativo, siguen siendo 10s mismos,

    per0 la vara con la que se miden es distinta. La pregunta se puede

    formular de la siguiente manera: ?Para quC sirve este sueiio? ?QuC

    pretende conseguir? Este planteamiento no es arbitrario, pues

    puede aplicarse a toda actividad psiquica. En cualquiera de ellas

    puede preguntarse su porquC y para quC, pues toda formaci6n

    orginica posee una complicada estructura de funciones con un

    fin definido y cada una de ellas tambiCn se descompone en una

    serie de hechos aislados dirigidos a un fin.

    163

    Esti claro que el suefio aporta respecto a la vivencia er6tica

    de la vispera un material que subraya ante todo el factor de la

    culpa del act0 er6tico. La misma asociaci6n ya se ha revelado

    eficaz en la otra vivencia de la vispera, a saber, en el encuentro

    con la dama indiferente, pues tambiCn Cste vino acompaiiado

    autom6tica y sorprendentemente por el sentimiento de mala

    conciencia, como si tambiCn entonces hiciera algo inoportuno.

    Esta vivencia se introduce en el sueiio, donde se refuerza a1

    asociarse con el material correspondiente, en la medida en que

    la vivencia er6tica de la vispera viene representada en forma del

    pecado original en el Paraiso, tan duramente castigado.

    4 84

    Y ahora digo lo siguiente: Existe una inclinaci6n o tenden-

    cia, inconsciente para el sofiante, a representarse su vivencia

    er6tica como culpa. De mod0 caracteristico, el suefio se asocia

    con el pecado original, que el joven nunca entendi6 por quC se

    castig6 tan draconianamente. Esta asociaci6n arroja luz sobre

    10s motivos por 10s que el soiiante no pens6 simplemente: {

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    PUNTOS

    E

    VIST GENER LES CERC

    E

    L P S I C O L O G ~ E

    LOS

    SUEQOS

    tes a un deseo tan imperioso. Si tenemos en cuenta este hecho

    debemos declarar razonable este sueiio, ya que hace sentir a1

    joven cierta necesidad de contemplar su conducta erdtica desde

    el punto de vista moral. Algunas tribus muy primitivas tenian ya

    una legislaci6n sexual extraordinariamente severa. Este hecho

    demuestra que especialmente la moral sexual es un factor nada

    despreciable en la funcidn animica superior, por lo que merece

    ser muy tenido en cuenta. Asi pues, en este caso habria que

    decir que el joven, un poco atolondradamente, hipnotizado por

    el ejemplo de sus amigos obedece a su deseo er6tico sin acor-

    darse de que el hombre es tambi tn un ser moralmente responsa-

    ble, en la medida en que ha creado la moral y, voluntaria o

    involuntariamente, se somete a su propia creaci6n.

    466

    En este suefio podemos reconocer una funci6n compensa-

    dora de lo inconsciente, consistente en que aquellos pensamien-

    tos, inclinaciones y tendencias de la personalidad humana que

    en la vida consciente destacan demasiado poco entran alusiva-

    mente en funcionamiento mientras se duerme, cuando el proce-

    so consciente esti en gran medida interrumpido.

    467 Sin embargo, se puede plantear la siguiente pregunta: ?De

    qut le sirve esto a1 sofiante si no entiende el suefio?

    468 Debo advertir que la comprensi6n no es un proceso exclusi-

    vamente intelectual, ya que, como demuestra la experiencia,

    innumerables cosas pueden influirle a1 hombre, incluso conven-

    cerle de la manera mis eficaz, sin que Sean intelectualmente

    comprendidas. Me limitart a recordar la eficacia de 10s simbo-

    10s religiosos.

    469 Seglin el ejemplo presentado, se podria llegar ficilmente a

    pensar que la funcidn de 10s suefios ha de ser directamentc

    entendida como una funci6n .;.moral,. Tal es el aspect0 quc

    ofrece el ejemplo anteriormente mencionado, per0 si recorda-

    mos la fdrmula segfin la cual 10s suefios contienen sus respecti-

    vos materiales subliminales ya no podemos seguir hablando en-

    tonces de una funcidn ccmoral,,. Porque hay que tener en cuenta

    que 10s suefios de aquellas personas cuya conducta es de una

    moralidad intachable sacan a relucir materiales que, en el senti-

    do consagrado por el uso, han de calificarse de ccinmorales .

    Recordernos, por ejemplo, c6mo se alegraba san Agustin de n o

    ser responsable de sus sueiios ante Dios. Lo inconsciente es lo

    no sabido, por lo que no resulta extraiio que el sueiio aporte i

    la respectiva situacidn psicoldgica consciente todos aquellos

    as

    pectos que desde un punto de vista totalmente diferente serial1

    esenciales. Es evidente que esta funci6n de 10s suefios supone UII

    equilibrio psicol6gic0, una compensaci6n absolutamente indis-

    pensable para una conducta ordenada. Igual que en el proceso

    de reflexi6n consciente es imprescindible que aclaremos en lo

    posible todos 10s aspectos y las consecuencias de un problema

    para hallar la soluci6n correcta, asi tambitn este proceso conti-

    ntia automiticamente mientras dormimos, es decir, en un esta-

    do mAs o menos inconsciente en el que, segiin parece por las

    experiencias acumuladas, a1 soiiante se le ocurren, a1 menos por

    alusi6n, todos aquellos puntos de vista que durante el dia ape-

    nas habian sido tenidos en cuenta o no lo habian sido en abso-

    luto, es decir, que eran relativamente inconscientes.

    47

    En lo que se refiere a1 muy discutido simbolismo de 10s

    sueiios, su valoraci6n varia mucho segiin lo consideremos desde

    el punto de vista causal o finalista. La concepci6n causal de

    Freud parte del deseo reprimido expresado en 10s suefios. Este

    deseo es siempre relativamente sencillo y elemental y puede

    esconderse tras mtilti~les nvoltorios. Asi, por ejemplo, el joven

    mencionado podria haber sofiado igualmente que tenia que abrir

    una puerta con una llave, o que viajaba en aeroplano, o que

    besaba a su madre, etc. Desde este punto de vista, todo podria

    tener el mismo significado. Por ese camino, 10s adherentes a la

    escuela de Freud han Ilegado, por poner un ejemplo extremo, a

    considerar todos 10s objetos alargados de 10s sueiios como sim-

    bolos filicos y todos 10s objetos redondos o huecos como

    simbolos femeninos.

    171

    Para la concepci6n finalista, las distintas imigenes del sueiio

    tienen un valor propio. Si, por ejemplo, el joven, en Iugar de la

    escena de la manzana, hubiera sofiado que tenia que abrir una

    puerta con llave saldria a relucir otro material asociativo que

    habria ampliado la situaci6n consciente de manera distinta a

    como lo hace el material asociado a la escena de la manzana.

    Para este punto de vista lo razonable reside precisamente en la

    diversidad de las manifestaciones simb6licas del suefio, y no en

    su univocidad. La concepci6n causal tiende, por su propia natu-

    raleza, a la univocidad, es decir, a significados simb6licos fijos.

    La concepci6n finalista, por el contrario, ve en la imagen di-

    ferente del suefio la expresi6n de una situaci6n psicol6gica

    diferente. No conoce significados simb6licos fijos. Desde su

    punto de vista, las imigenes del suefio son importantes por si

    mismas, ya que albergan el significado por el que precisamente

    aparecen en el suefio. Siguiendo con el ejemplo anterior, vemos

    que desde el punto de vista finalista el simbolo del suefio tiene

    mis bien el valor de una paribola: no oculta, ilustra. La escena

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    PUN TOS DE VIST GENER LES CERC DE L PSICO LOGI DE LOS SUEhO S

    de la manzana recuerda claramente a1 factor de la culpa; a1

    mismo tiempo, encubre la acci6n de nuestros primeros padres.

    472

    Segtin la perspectiva adoptada llegamos, pues, a interpreta-

    ciones muy diferentes del significado del suefio. Ahora bien, la

    cuesti6n es quC interpretaci6n es la mejor o la mis acertada.

    Tener una interpretaci6n del significado de 10s suefios es para

    nosotros 10s terapeutas una necesidad prktica, no te6rica. Si

    queremos tratar a nuestros pacientes, por razones muy concre-

    tas debemos conseguir 10s medios que nos permitan educar efi-

    cazmente a1 enfermo. Del ejemplo anteriormente mencionado

    deberia desprenderse que el registro del material relativo a1 sue-

    fio ha puesto sobre el tapete una cuesti6n id6nea para abrirle

    10s ojos a1 joven ante muchas cosas que antes le pasaron des-

    apercibidas. Y a1 pasarlas por alto tambitn se olvidaba de si

    mismo, pues el joven posee un sentido moral y una necesidad

    moral como cualquier otra persona. Si intenta vivir sin tener en

    cuenta esta circunstancia vivir5 entonces de forma unilateral e

    incompleta o, por asi decir, descoordinadamente, lo que para la

    vida psiquica tiene las mismas consecuencias que una dieta uni-

    lateral e incompleta para el cuerpo. Para inculcar en una indi-

    vidualidad la completud y la autonomia necesitamos asimilar

    todas aquellas funciones que todavia no hayan alcanzado un

    desarrollo consciente o que lo hayan alcanzado escasamente.

    Para lograr este objetivo tenemos que abordar, por razones te-

    raptuticas, todos aquellos aspectos inconscientes de lo que nos

    aportan 10s materiales de 10s suefios. De ahi que sea ficilmente

    comprensible que precisamente la concepci6n finalista supone

    una gran ayuda para la educaci6n prictica del individuo.

    473

    A1 espiritu cient ifico-natural de nuestra Cpoca, que piensa

    de mod0 estrictamente causal, le gusta mucho m6s la concep-

    ci6n causal. De ahi que en lo relativo a una explicaci6n cienti-

    fico-natural de la psicologia de 10s sueiios, la concepci6n causal

    de Freud tenga una importancia extraordinaria. mi, sin em-

    bargo, no me parece completa, ya que la psique no debe com-

    prenderse de manera meramente causal, tambitn requiere una

    observaci6n finalista. S610 la combinaci6n de ambos puntos de

    vista -que hoy no se ha efectuado todavia de un mod0 cienti-

    ficamente satisfactorio por las enormes dificultades tanto te6ri-

    cas como prkticas- puede proporcionarnos una interpreta-

    ci6n mis completa de la esencia de 10s suefios.

    474

    Quisiera ahora comentar brevemente otros problemas de la

    psicologia de 10s suefios que quedan fuera del debate general

    sobre el problema del suefio. En primer lugar, veamos la cues-

    ti6n de la

    clasificaci6n de 10s sueiios

    No quiero valorar excesi-

    vamente la importancia pr6ctica ni te6rica de esta cuesti6n.

    A

    afio tengo que trabajar sobre un material de

    1 500

    a

    2 000

    suefios; con esta experiencia he podido constatar que efectiva-

    mente existen suefios tipicos. Sin embargo, no son demasiado

    frecuentes y, en la concepci6n finalista, pierden mucha de la

    importancia que tienen, en lo relativo a1 significado simb6lico

    fijo, para la interpretacidn causal. Los motivos tipicos de 10s

    suefios me parecen muy importantes porque permiten una com-

    paraci6n con 10s motivos mitol6gicos. Muchos de esos motivos

    mitol6gicos, por cuya catalogaci6n ha contraido mCritos ex-

    traordinarios sobre todo Frobenius, se encuentran tambiCn en

    10s suefios de muchas personas, y a menudo exactamente con el

    mismo significado. Por desgracia, la limitaci6n de espacio no

    me permite aportar material pormenorizado, como he hecho en

    alg6n otro lugar. Pero deb0 subrayar que la comparaci6n de 10s

    motivos tipicos de 10s suefios con 10s motivos mitol6gicos sugie-

    re la idea de interpretar, como ya lo hizo Nietzsche, el pensa-

    miento de 10s suefios como una clase de pensamiento filogent-

    ticamente m6s antigua. El ejemplo del suefio anteriormente

    mencionado puede ayudarnos a entender esto mejor que otros

    muchos. Recordemos que aquel suefio presentaba la escena de

    la manzana como representaci6n tipica de la culpa er6tica. La

    idea que se puede abstraer de ahi rezaria del siguiente modo:

    Hago ma1 en actuar ash. De manera caracteristica, el suefio

    casi nunca se expresa de este mod0 16gicamente abstracto, sino

    siempre mediante un lenguaje parab6lico o aleg6rico. Esta pe-

    culiaridad es asimismo una caracteristica de las lenguas primiti-

    vas, cuyos floridos modismos siempre nos llaman la atenci6n. Si

    recordamos 10s monumentos de la literatura antigua, como por

    ejemplo el lenguaje aleg6rico de la Biblia, vemos que lo que hoy

    se consigue a travCs de la abstraccibn, por aquel entonces se

    conseguia mediante la alegoria. Incluso un fildsofo como Plat611

    no renunci6 a expresar determinadas ideas fundamentales por

    medio de la alegoria.

    I /

    Asi como nuestro cuerpo conserva las huellas de su evolu-

    ci6n filogenetica, lo mismo le ocurre a1 espiritu humano. Por

    eso la posibilidad de que el lenguaje alegbrico de nuestros sue-

    fios sea un vestigio arcaico no tiene nada de sorprendente.

    A1 mismo tiempo, el rob0 de la manzana de nuestro ejem-

    plo es uno de 10s motivos tipicos de 10s suefios y se repite con

    diversas variantes en muchos de ellos. Esta imagen es asimismo

    un motivo mitol6gico muy conocido, que no s610 nos sale a1

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    7/23

    L

    D I N M I C

    D E L O I N C O N S C I E N T E

    PUNTOS DE VIST GENER LES CERC DE L PSIC OLOGI DE LOS SUEmOS

    encuentro en el relato del Paraiso, sino en numerosos mitos y

    leyendas procedentes de todos 10s tiempos y lugares. Es una de

    las imiigenes universalmente humanas que pueden aparecer una

    y otra vez, de manera aut6ctona, en cualquier persona y Cpoca.

    De este modo, la psicologia de 10s suefios nos abre el camino

    hacia una psicologia comparada universal, de la que cabe espe-

    rar la misma comprensi6n de la evoluci6n y estructura del alma

    humana que la que nos depara respecto a1 cuerpo humano la

    anatomia comparada.

    77

    Asi pues, el sueiio nos proporciona mediante un lenguaje

    aleg6ric0, esto es, mediante una representaci6n sensorialmente

    concreta, ideas, juicios, interpretaciones, directivas y tendencias

    que, por represi6n o simple desconocimiento, eran inconscien-

    tes. Puesto que son el contenido de lo inconsciente y puesto que

    el suefio es un derivado de 10s procesos inconscientes, Cste serri

    precisamente una representach de 10s contenidos inconscien-

    tes. No existe, sin embargo, una representaci6n de 10s conteni-

    dos inconscientes en general, s610 determinados contenidos quc

    la situaci6n consciente momentiinea cita y escoge por asocia-

    ci6n. Consider0 esta constatacidn un punto de vista muy impor-

    tante en la prictica. Si queremos interpre~ar n sue60 correcta-

    mente, necesitamos un conocimiento s6lido de la situaci6n

    consciente momentinea, pues el suefio contiene su ampliaci6n

    inconsciente, es decir, el material que es ti constelado en lo in-

    consciente por la situaci6n consciente momentinea. Sin estc

    conocimiento es imposible interpretar un suefio con la certeza

    suficiente, prescindiendo naturalmente de 10s aciertos casuales.

    PondrC un ejemplo para ilustrar lo dicho:

    78

    Un dia vino un sefior por primera vez a mi consulta. Mc

    explicd que tenia toda clase de aficiones eruditas y que tambii.11

    se interesaba por el psicoanilisis desde el punto de vista litera-

    rio. Dijo que estaba sanisimo

    y

    que no venia ni mucho menos

    como paciente, sino hic amente por intereses psicol6gicos. Dis

    frutaba de una situacidn muy acomodada

    y

    le sobraba mucho

    tiempo para ocuparse de todo lo habido y por haber. Queri;~

    conocerme para que yo le introdujera en 10s secretos te6ricob

    del aniilisis. Segiin 61, tenia que resultarme muy aburrido ocu

    parme de personas normales, porque seguro que me interesabn~l

    mi s 10s locos)>.Unos dias antes me habia escrito para pregull

    tarme cuiindo podria recibirle. En el transcurso de la convers;]

    ci6n abordamos enseguida la cuesti6n de 10s suefios. Entoncc:,

    le preguntC si la noche anterior habia sofiado algo. Me dijo

    ~ I I .

    si y me cont6 el siguiente suefio: Estoyen un a habitacibn drs

    nuda, donde me recibe una especie de enfermera que me quiere

    obligar a sentarm e encima de u na m esa e n la que hay u n frasco

    de kkfir que m e tengo que beber. Yo queria ver a1 doctor Jung,

    pero la enfermera me dijo que me encontraba en u n hospital y

    que el doctor Jung no tenia tiempo para recibirme)).

    79 Por el contenido manifiesto del sueiio ya se ve que la expec-

    tativa de visitarme habia constelado de un mod0 u otro lo in-

    consciente. Las asociaciones arrojan el siguiente resultado: So-

    bre la habitaci6n desnuda: ~ Una specie de recibidor glacial,

    como de un edificio oficial, la sala de recepci6n de un hospital.

    Nunca he estado en un hospital como paciente)). Sobre la enfer-

    mera: ~~Tenian aspect0 antipitico, era bizca. Me recuerda a

    una echadora de cartas y quiromiintica a la que fui a ver un dia

    para que me adivinara el futuro. Una vez estuve enfermo y me

    cuidaba una diaconisa)). Sobre la botella de kCfir:

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    8/23

    P U N T O S D E V I S T A G E N E R A L E S A C E R C A D E LA P S I C O L O G [ AD E LOS S U N O S

    10s suefios son compensatorios con respecto a1 contenido de la

    consciencia, per0 no en todos 10s suefios sale a relucir la fun-

    ci6n compensadora tan claramente como en este ejemplo.

    A

    pesar de que el suefio contribuye a la autorregulaci6n psicol6gi-

    ca aportando automiticamente todo lo reprimido y no tenido

    en cuenta o no sabido, sin embargo su significado compensato-

    rio a menudo no esti tan claro, ya que todavia disponemos de

    un conocimiento muy incompleto acerca de la esencia y de las

    necesidades del alma humana. Existen compensaciones psicol6-

    gicas aparentemente muy remotas. En estos casos hay que re-

    cordar que cada hombre, en cierto sentido, representa a toda la

    humanidad

    y

    su historia. Y lo que en la historia de la humani-

    dad, en general, ha sido posible, tambiCn es posible, en particu-

    lar, en cada individuo. Lo que ha necesitado la humanidad, lo

    necesita tambiCn, dado el caso, el individuo. Por eso no es sor-

    prendente que en 10s suefios desempefien un papel importante

    las compensaciones religiosas. Que esto ocurra en mayor medi-

    da precisamente en nuestra Cpoca es una consecuencia natural

    del materialism0 que prevalece en nuestra cosmovisi6n.

    484

    El significado compensatorio de 10s suefios no. es una inven-

    ci6n nueva ni un fenitmeno artificial creado por la intenci6n

    interpretativa, sino algo que se desprende de un ejemplo dc

    suefio muy antiguo y conocido, que se encuentra en el cuarto

    capitulo del profeta Daniel [7 131: Cuando Nabucodonosor se

    encontraba en la cima del poder, tuvo el siguiente suefio:

    7. y he aqui que un PrboI se hallaba

    en

    mitad de la tierra;

    era

    muy

    alto.

    8.

    El Prbol creci6 y se fortaleci6, su cima llegaba

    hasta

    el

    cielo,

    su

    corona hasta 10s confines de

    la

    tierra.

    9. Su

    ramaje

    era be110

    y

    tenia frutos en abundancia,

    en

    61

    habia

    aliment0

    para

    todos. Bajo 61 hallaban sombra

    10s

    animales dcl

    campo,

    en

    sus

    ramas

    vivian 10s pPjaros del cielo,

    y

    de

    61 sc

    alimentaba todo ser vivo. 10. Luego, entre las caras que se m i b

    aparecieron en mi lecho,

    vi

    c6mo descendia del cielo

    un guar

    dihn, un santo. 11. Este orden6 con una voz poderosa: iDcs-

    mochad el 6rbol

    y

    cortadle

    las

    ramas, quitadle

    las

    hojas

    y

    dcs-

    truid sus frutos 12. iQue se

    vayan

    10s

    animales

    que hay debajo

    y

    10s

    p6jaros de sus ramas 12. Pero dejad la raiz

    en

    la tierrn,

    con cadenas de hierro

    y

    bronce, en

    la

    hierba del campo;

    cl

    rocio del cielo lo humedecer6 y compartir6 con 10s animalcs

    las

    plantas

    de la tierra. 13. Asi sustituir6

    su

    corazdn humano

    por un coraz6n animal, y

    pasar6n

    por 61 siete estaciones.

    485

    En la segunda parte del suefio el Qrbol se personifica, de till

    mod0 que se ve claramente que ese gran irbol es el propio rey

    sofiando. Asi interpreta tambiCn Daniel el suefio. Su sentido es,

    inconfundiblemente, un intento de compensaci6n de 10s deli-

    rios de grandeza que, segtin noticias posteriores, se convirtieron

    en una verdadera enfermedad mental. La interpretaci6n del pro-

    ceso del suefio como un proceso compensatorio podria respon-

    der, en mi opinidn, a la esencia del proceso biol6gico en gene-

    ral. La interpretaci6n de Freud se mueve en la misma direccibn,

    pues tambiCn atribuye a1 suefio un papel compensatorio: seguir

    durmiendo. Tal y como ha demostrado Freud, hay muchos sue-

    fios que ponen en evidencia c6mo determinados estimulos que

    se prestan a despertar a1 sofiante son desfigurados de tal mod0

    que favorecen la intenci6n de la voluntad de dormir o de no ser

    molestado. Asimismo, hay numerosos suefios en 10s que -como

    tambiCn ha demostrado Freud- estimulos perturbadores in-

    trapsiquicos, como la aparici6n de ideas personales que se pres-

    tan a desencadenar reacciones afectivas rnis fuertes, son desfi-

    gurados hasta adaptarse a un determinado context0 del suefio

    que oculta las ideas dolorosas a1 punto de imposibilitar una

    mayor acentuaci6n afectiva.

    III~

    Frente a ello, sin embargo, no debe olvidarse el hecho de

    que son precisamente 10s suefios 10s que rnis perturban el dor-

    tnir; hay incluso suefios -y no pocos- cuya dramit ica estruc-

    tura apunta -de una manera, por asi decir, 16gica- hacia una

    situaci6n tan sumamente emocional que acaba por despertar a1

    sofiante. La interpretaci6n de Freud explica estos suefios dicien-

    do que la censura no ha podido reprimir la emoci6n dolorosa.

    A

    mi me parece que esta explicaci6n no juzga 10s hechos con

    imparcialidad. De todos son conocidos esos casos en 10s que 10s

    suefios se ocupan, de la forma rnis desagradable, de vivencias o

    contenidos penosos de la vida diaria y sacan a relucir, con una

    claridad muy dolorosa, precisamente 10s pensamientos rnis per-

    turbadores. En mi opinibn, aqui estaria injustificado decir que

    el suefio tiene la funci6n de mantenernos dormidos y de ocultar

    las emociones. En estos casos habria que invertir por completo

    la realidad para poder ver en ellos una constataci6n de la inter-

    pretaci6n anteriormente mencionada. Lo mismo cabe decir de

    todos aquellos casos en 10s que las fantasias sexuales reprimidas

    nparecen

    a1 descubierto en el contenido manifiesto del suefio.

    I

    Por esa raz6n he llegado a pensar que la concepci6n de

    Freud que considera como funci6n esencial de 10s suefios cum-

    plir

    10s

    deseos y mantenernos dormidos es demasiado estrecha,

    :lun cuando la idea fundamental de una funci6n biol6gica com-

    pensadora es sin duda cierta. Esta funci6n compensadora tiene

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    9/23

    L D I N M I C D E L O I N C O N S C I E N T E

    que ver, s610 en una medida limitada, con estar dormido; mu-

    cha mis importancia tiene con respecto a la vida consciente.

    Los sue+ios se comportan de manera cornpensatoria en relacidn

    con la respectiva situacidn consciente. Si es posible, nos mantie-

    nen dormidos, cosa que hacen forzosa y automiticamente bajo

    la influencia de nuestro estado durmiente; per0 tambitn inte-

    rrumpen dicho estado cuando su funci6n lo exige, es decir,

    cuando

    10s contenidos compensatorios son tan intensos como

    para interrumpirlo. Un contenido compensatorio es especial-

    mente intenso cuando tiene una importancia vital para la orien-

    taci6n consciente.

    88

    Ya me referi en

    1906

    a las relaciones compensatorias entre

    la consciencia y 10s complejos disociados, y destaquC tambiCn su

    car icter propositivo . Lo mismo ha hecho Flournoy, con pun-

    tos de vista independientes de 10s mios2. De estas observaciones

    se deduce la posibilidad de impulsos inconscientes dirigidos a

    un fin. Hay que subrayar, sin embargo, que la direcci6n finalis-

    ta de lo inconsciente no discurre en mod0 alguno paralelamente

    a las intenciones conscientes; por regla general, el contenido

    inconsciente contrasta incluso con el contenido de la conscien-

    cia, en especial cuando la actitud consciente se mueve demasia-

    do exclusivamente en una direcci6n determinada que amenaza

    con ponef en peligro las necesidades vitales del individuo. Cuan-

    to

    rnis unilateral sea la actitud consciente y rnis se aleje del

    gmdo 6ptimo de posibilidad vital, miis probabilidad hay de que

    aparacan suefios vividos con un contenido fuertemente con-

    trastan~e,per0 convenientemente compensador, como expre-

    si6n de la autorregulaci6n psicol6gica del individuo. Asi como

    el cuerpo rcacciona convenientemente ante las heridas o las

    infecciones o un mod0 de vida anormal, asi tambiCn las funcio-

    nes psiquicas reaccionan con 10s medios de defensa convenien-

    tes ante las alteraciones antinaturales o perjudiciales. Entre estns

    reacciones convenientes figuran, en mi opinibn, 10s suefios, pol-

    cuanto que llevan a la consciencia, mediante una combinaci611

    simbblica, el material inconsciente constelado en determinad:~

    situaci6n consciente. En este material inconsciente se encuen-

    tran todas aquellas asociaciones que, debido a su escasa aceli-

    tuaci6n, permanecian inconscientes, pero que sin embargo po

    seen la energia suficiente como para hacerse notar mientr;~:

    dormimos. Naturalmente, la finalidad del contenido del sueilo

    1.

    Cf.

    Sobre la psicologia de la dementia praecox: un ensayo [OC 3 1].

    2.

    Plournoy Automatisme te l~ologique ntisuicide, pp.

    113

    ss.

    no se ve a simple vista por el mero contenido manifiesto del

    suefio, Cste ha de ser analizado para acceder a 10s factores ver-

    daderamente compensadores del contenido latente del suefio.

    De esta misma naturaleza poco evidente y, por asi decir, indi-

    recta son tambitn la mayoria de 10s sintomas fisicos de defensa,

    cuya conveniencia s610 se reconoce gracias a la prictica y tras

    una exploraci6n minuciosa. Quisiera recordar la importancia

    de la fiebre y de 10s procesos de supuraci6n en una herida

    infectada.

    I t r r

    La circunstancia de que 10s procesos psiquicos compensato-

    rios sean casi siempre de naturaleza individual dificulta conside-

    rablemente la demostraci6n de su caricter compensatorio. Dado

    que por lo general se trata de procesos individuales, a1 princi-

    piante en este terreno a menudo le resulta dificil ver hasta quC

    punto un contenido del suefio tiene un significado compensato-

    rio. Uno podria inclinarse, por ejemplo, a suponer que, segtin la

    teoria de la compensaci6n, alguien que tenga una actitud dema-

    siado pesimista con respecto a la vida, tendri unos suefios muy

    nlegres y optimistas. Esta expectativa, sin embargo, s610 se cum-

    ple en una persona que se deje estimular en sentido favorable

    por esta clase de aliento. Pero si la persona es de una naturaleza

    nlgo distinta, 10s suefios tendrin, como corresponde, un caric-

    ter mucho rnis negro que su actitud consciente. En este caso,

    podrin obedecer a1 principio de Similia similibus curantur.

    1 ~ 1 r r

    No es, pues, ficil formular reglas especiales para el tip0 de

    compensaci6n en 10s suefios. El caric ter de la compensaci6n

    csti estrechamente vinculado a1 mod0 de ser del individuo. Las

    posibilidades de la compensaci6n son numerosas e inagotables,

    ;lunque con la experiencia vemos c6mo poco a poco se van

    cristalizando ciertos rasgos fundamentales.

    I ~ I I

    Con la formulaci6n de una teoria de la compensaci6n no

    quisiera, sin embargo, afirmar a1 mismo tiempo que tsta sea la

    ilnica teoria posible del suefio, ni que con ella queden perfecta-

    Inente explicados todos 10s fendmenos de la vida onirica. El

    suefio es un fen6meno extraordinar iamente complejo, tan com-

    plicado e insondable como 10s fen6menos de la consciencia.

    I nn poco recomendable es querer entender todos 10s fen6me-

    110sconscientes desde el punto de vista de la teoria de la satis-

    I ;1cci6nde 10s deseos o de la teoria de 10s instintos, como poco

    probable que 10s fen6menos del suefio se puedan explicar de

    llna manera tan sencilla. Pero tampoco debemos contemplar 10s

    I cn6menos del suefio como meramente compensatorios y se-

    ixudarios respecto al contenido de la consciencia, pese a que,

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    10/23

    segiin la opini6n generalizada la vida consciente es para la exis-

    tencia del individuo de una importancia incomparablemente

    mayor que la inconsciente. Habria que revisar esta opini6n ge-

    neral ya que conforme avance la experiencia se ahondarii en

    la comprensi6n de que la funci6n de lo inconsciente en la vida

    de la psique es de una importancia que tal vez ahora a6n no

    apreciemos lo suficiente. Precisamente la priictica analitica va

    descubriendo cada vez m5s influencias de lo inconsciente en la

    vida animica consciente influencias de cuya existencia e impor-

    tancia se olvidaba la priictica tradicional. En mi opinibn basada

    en una experiencia de muchos afios y en numerosas investiga-

    ciones la importancia de lo inconsciente para el rendimiento

    general de la psique probablemente sea tan grande como la de

    la consciencia. Si esta opini6n fuera acertada no s610 habria

    que contemplar entonces la funci6n de lo inconsciente como

    compensatoria y relativa con respecto a1 contenido consciente

    sino tambiCn el contenido consciente como relativo respecto a1

    contenido inconsciente moment5neamente constelado. En este

    caso la direcci6n activa hacia el objetivo y la intenci6n no s610

    seria un privilegio de la consciencia tambiCn podria aplicarse a

    lo inconsciente de tal mod0 que Cste a1 igual que la conscien-

    cia tambiCn estaria a veces en condiciones de asumir una direc-

    cidn orientada a un fin. En consecuencia el suefio pertinente

    tendria el valor de una idea positivamente directriz que aventa-

    jaria en importancia vital

    a1 contenido consciente momentiinea-

    mente constelado. Con esta posibilidad que en mi opini6n exis-

    te coincide el

    consensus gentium

    ya que la superstici6n dc

    todas las Cpocas y todos 10s pueblos considera el suefio como

    u n

    oriiculo que anuncia la verdad. Si se prescinde de la exageraci6n

    y de la exclusividad de tales ideas generalizadas queda siempl-c

    un 5tomo de verdad. Maeder ha subrayado entrgicamente 1 1

    importancia prospectivo-final del suefio en el sentido de un.1

    funci6n inconsciente y propositiva que prepara la soluci6n dc

    10s conflictos y problemas actuales e intenta representarla mc

    diante unos simbolos elegidos a tientas3.

    492 Quisiera diferenciar la funci6n prospectiva de 10s sueiios t k

    su funci6.n compensatoria.

    Esta iiltima significa que lo incon5

    ciente considerado como relativo respecto a lo consciente

    i l l

    corpora a la situaci6n consciente todos aquellos elementos

    qr~c

    el dia anterior habian permanecido subliminales tanto por m o

    3

    Cf Maeder

    Sur le mouvement psychoanalytique

    pp 389

    ss ; iibel-

    r l ~ .

    Funktion des Traumes

    pp 692

    ss ; iiber das Traumproblem

    pp 647

    ss

    P U N T O S D E V I S T A

    G E N E R A L E S

    A C E R C A E

    LA

    P S I C O L O G ~ A

    E

    LOS S U E ~ O S

    tivos de represi6n como porque eran demasiado dCbiles para

    acceder a la consciencia. La compensaci6n en el sentido de

    autorregulaci6n del organism0 psiquico ha de ser calificada de

    propositiva.

    1111

    La funci6n prospectiva por el contrario es una anticipa-

    ci6n -que aparece en lo inconsciente- de futuras acciones

    conscientes es decir una especie de ejercicio preparatorio o

    anteproyecto un plan concebido de antemano. Su contenido

    simb6lico es en ocasiones el proyecto de la resoluci6n de un

    conflicto de lo que Maeder da pruebas muy acertadas. La exis-

    tencia de tales suefios prospectivos no se puede negar. Pero

    seria injustificado denominarlos profiticos porque en el fondo

    son tan poco profCticos como el pron6stico de una enfermedad

    o del tiempo. Se trata simplemente de una combinaci6n antici-

    pada de probabilidades que en un caso dado puede coincidir

    con el comportamiento real de las cosas per0 no tiene por quC

    coincidir necesariamente ni en todos 10s detalles. S610 en este

    illtimo caso se podria hablar de profecia. Que la funci6n pros-

    pectiva del suefio aventaja a veces en importancia a la combina-

    ci6n anticipada consciente no debe extrafiarnos ya que el suefio

    tiene su origen en la fusi6n de elementos subliminales y por lo

    tanto es una combinaci6n de todas aquellas percepciones pen-

    snmientos y sentimientos que debido a su escasa acentuacibn

    llan escapado a la consciencia. Aparte de eso tambiCn acuden

    cn ayuda del suefio las huellas subliminales de la memoria que

    ya no tienen capacidad para influir eficazmente en la conscien-

    cia. Asi pues en lo que se refiere a1 pron6stic0 el suefio suele

    cstar en una posici6n mucho m5s favorable que la consciencia.

    1,

    Aunque en mi opini6n la funci6n prospectiva es una propie-

    dad esencial del suefio conviene no sobrevalorar esta funcibn

    pues de lo contrario acabariamos opinando que el suefio es una

    cspecie de psicopompo que a partir de un conocimiento supe-

    rior es capaz de proporcionar a la vida una direcci6n infalible.

    Si bien por una parte se subestima la importancia psicol6gica

    clel suefio tambiCn quien se ocupa demasiado del an5lisis de 10s

    suefios corre el peligro de sobrevalorar la importancia de lo

    illconsciente para la vida real. Sin embargo por todas las expe-

    ricncias acumuladas estamos autorizados a suponer que la im-

    portancia de lo inconsciente se aproxima a la de la conscien-

    cia. Existen sin duda actitudes conscientes que son sobrepasadas

    par

    lo inconsciente es decir actitudes que estiin tan ma1 adap-

    [:Idas a la esencia de la individualidad como totalidad que la

    :~ct itud constelaci6n inconsciente constituye una expresi6n in-

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    11/23

    P U N T O S D E V I S T G E N E R L E S C E R C D E L P S I C O L O G [ D E L O S S U E Q O S

    comparablemente mejor. Pero este caso no suele darse siempre,

    ni mucho menos. Es mis, a menudo ocurre que el suefio s610

    aporta fragmentos a la actitud consciente, pues en este caso la

    actitud consciente, por una parte, ya esti casi lo suficientemente

    adaptada a la realidad y, por otra, tambiCn responde aproxima-

    damente a la naturaleza del individuo. Una consideraci6n rnis o

    menos exclusiva del punto de vista del suefio sin tener en cuen-

    ta la situacidn consciente seria inoportuna en este caso y s610

    serviria para enmarafiar y destruir la aportaci6n consciente. S610

    en caso de una actitud consciente claramente insuficiente y de-

    fectuosa se esti autorizado para atribuir a lo inconsciente un

    valor superior. Pero la vara de medir que se requiere para emi-

    tir un juicio semejante constituye en si un problema delicado.

    Es evidente que el valor de la actitud consciente nunca se puede

    medir desde un punto de vista exclusivamente orientado a lo

    colectivo. Antes bien, para ello hace falta una investigaci6n a

    fondo de la individualidad en cuestibn, y s610 a partir de un

    conocimiento precis0 del caricter individual se puede decidir

    en quC medida es insuficiente la actitud consciente. Cuando

    hago hincapiC en el conocimiento del caricter individual no

    quiero decir que haya que descuidar por completo el requisito

    del punto de vista colectivo. El individuo, como es sabido, no

    es ti exclusivamente determinado por si mismo, sino tambiCn -y

    en igual medida- por sus relaciones colectivas. Si la actitud

    consciente es rnis o menos suficiente la importancia del suefio

    se limita a su funci6n meramente compensatoria. Este caso de-

    beria ser la regla para el hombre normal en condiciones inter-

    nas y externas normales. Por esta raz6n, me parece que la teorin

    de la compensaci6n proporciona la f6rmula correcta y ajustadn

    a 10s hechos, ya que da a1 suefio la importancia de una funci6n

    compensatoria en lo relativo a la autorregulaci6n del organism0

    psiquico.

    95

    Si el caso se desvia de la norma en el sentido de que la actitud

    consciente esti objetiva y subjetivamente inadaptada, gana en

    importancia la funci6n de lo inconsciente, que por lo comfin s61o

    es compensadora, y se erige en una funci6n prospectiva de primer

    orden, capaz de imprimir a la actitud consciente una direccibn

    completamente distinta y corregida respecto a la anterior, tal

    y

    como lo ha demostrado Maeder en sus trabajos anteriormentc

    mencionados. A esta rfibrica pertenecen 10s suefios que obedecen

    a1 modelo del suefio de Nabucodonosor. Es evidente que 10s sue-

    fios de esta clase se encuentran sobre todo en individuos que

    s

    han quedado por debajo de su propia valia. Asimismo, es eviden-

    te que esta desproporci6n se presenta con mucha frecuencia. De

    ahi que a menudo acabemos contemplando el suefio desde el

    punto de vista de su valor prospectivo.

    . I M

    Consideremos ahora un aspect0 del suefio que de ningiin

    mod0 debe ser olvidado. Hay muchas personas cuya actitud

    consciente no es defectuosa respecto a la adaptaci6n a1 entorno,

    per0 si respecto a la expresidn del propio caricter. Se trata de

    personas cuya actitud consciente y capacidad de adaptaci6n

    superan las posibilidades individuales, es decir, que parecen me-

    jores y mi s valiosas de lo que son. Este mayor , rendimiento

    externo nunca es costeado por 10s recursos individuales, sino,

    en su mayor parte, por las reservas dinimicas de la sugesti6n

    colectiva. Tales personas alcanzan un rango superior a1 que les

    corresponde por naturaleza, lo caal se debe, entre otras cosas,

    a1 efecto de un ideal colectivo o a la seducci6n de un beneficio

    colectivo o a1 apoyo por parte de la sociedad. En el fondo, su

    interior no esti a la altura de su exterior, por lo que en todos

    estos casos lo inconsciente tiene una funci6n negativamente

    compensadora, es decir, reductora. Esti claro que, en estas cir-

    cunstancias, una reducci6n o desvalorizaci6n tambiCn es com-

    pensadora en el sentido de una autorregulaci6n, de tal manera

    que esta funci6n reductora tambiCn puede ser eminentemente

    prospectiva. VCase el suefio de Nabucodonosor.) A menudo

    solemos asociar el concepto de lo ccprospectivo~con la idea de

    algo organizador, preparador y sintttico. Pero para juzgar im-

    parcialmente 10s suefios reductores deberiamos disociar esta idea

    claramente del concepto de ya que el suefio re-

    ductor tiene un efecto que es todo menos preparador, organi-

    zador o sintCtico; antes bien, es desintegrador, desorganizador,

    desvalorizante e incluso destructivo y aniquilador. Con eso, na-

    turalmente, no queremos decir que la asimilaci6n de un conte-

    nido reductivo haya de tener un efecto destructivo en el indivi-

    duo como totalidad; a1 contrario, a menudo el efecto es muy

    saludable, siempre que s610 se vea afectada la actitud, y no toda

    la personalidad. Este efecto secundario, sin embargo, no altera

    nada el caricter del suefio, que tiene una impronta absoluta-

    mente reductora y retrospectiva y que, por eso mismo, tampoco

    deberia ser calificado de ccprospectivo)>.De ahi que, por razones

    de una exacta cualificaci6n, sea aconsejable calificar tales sue-

    fios de suefios reductivos y la funci6n correspondiente de fun-

    ci6n reductora de

    lo

    inconsciente, a pesar de que, en el fondo, se

    trata siempre de la misma funci6n compensadora. Pero hay que

    acostumbrarse a que, igual que la actitud consciente, tampoco

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    12/23

    P U N T O S

    D E

    V I S T A G E N E R A L E S A C E R C A D E L A

    P S I C O L O G ~ A

    E LOS S U E m O S

    lo inconsciente ofrece siempre el mismo aspecto. Lo inconscien-

    te varia de aspecto y de funci6n tanto como la actitud conscien-

    te; de ahi que sea una empresa especialmente dificil crear un

    concept0 claro para la esencia de lo inconsciente.

    97

    La funci6n reductora de lo inconsciente nos ha sido explica-

    da principalmente por las investigaciones de Freud. Su inter-

    pretaci6n de 10s suefios se limita en lo esencial a1 trasfondo

    personal y sexual infantil reprimido del individuo. Posteriores

    investigaciones han

    tendido ademis un puente hacia 10s ele-

    mentos arcaicos, es decir, hacia 10s restos funcionales supraper-

    sonales, hist6ricos y filogenCticos del individuo. De ahi que hoy

    podamos decir con seguridad que la funci6n reductora del sue-

    fio constela un material compuesto ante todo por represiones

    personales de deseos sexuales infantiles (Freud), por afin de

    poder infantil (Adler) y por elementos intelectuales, sentimenta-

    les e instintivos de tip0 suprapersonal

    y

    arcaico. La reproduc-

    ci6n de tales elementos, que tienen un caricter enteramente

    retrospectivo, es la mis id6nea para minar eficazmente una po-

    sici6n demasiado elevada y para reducir a1 individuo a su inani-

    dad humana y a su condicionamiento fisiol6gic0, hist6rico

    y

    filogenCtico. Toda apariencia de falsa grandeza e'importancia sc

    desvanece ante la imagen reductora del suefio, el cual, con una

    critica despiadada y haciendo aflorar un material demoledor-

    caracterizado por un completo registro de todas las aflicciones

    y debilidades, analiza la actitud consciente. Queda por si mis-

    mo descartado calificar la funcidn de tal suefio como prospec-

    tiva, ya que todo lo que hay en 61, hasta el iiltimo detalle,

    s

    retrospectivo y se remonta a un pasado que supuestamente yacc.

    enterrado desde hace tiempo. Esta circunstancia, desde luego,

    no impide que el contenido del suefio tambiCn tenga una oriel1

    taci6n compensatoria respecto a1 contenido de la conscienci:~

    y, naturalmente, una orientaci6n finalista, ya que en deternli

    nados casos la tendencia reductora es de una especial impor

    tancia en lo que se refiere a la adaptacibn del individuo.

    Pc.ro

    el caricter del contenido del suefio es reductivo. Ocurre

    C O I I

    frecuencia que 10s propios pacientes adivinan espontineamc*~~

    te c6mo se comporta el contenido del suefio con respecto

    ;I 1 1

    situaci6n consciente, y de acuerdo con este conocimiento int tl~

    tivo el contenido del suefio es percibido como prospective

    reductivo o compensatorio. Pero esto no ocurre siempr-c.,

    incluso hay que subrayar que, en general, particularmentc*

    I I

    principio de un tratamiento analitico, el paciente tiene IIII.I

    tendencia insuperable a interpre tar 10s resultados del ex;1lilc ll

    analitico de su material basindose obstinadamente en su propia

    actitud pat6gena.

    98

    Tales casos requieren cierto apoyo por parte del mCdico

    para acceder a una situaci6n que le permita interpretar el suefio

    correctamente. Por eso es muy importante c6mo juzga el mCdi-

    co la psicologia consciente del paciente. El anilisis de 10s suefios

    no es una mera aplicaci6n prictica de un metodo que se apren-

    de artesanalmente, antes bien presupone una familiaridad con

    toda la concepci6n analitica, familiaridad que s610 se adquiere

    dejindose analizar uno mismo. El mayor error que puede come-

    ter un terapeuta es presuponer en el analizado una psicologia

    similar a la suya. Esta proyecci6n a veces puede acertar, per0

    casi siempre se queda en una simple proyecci6n. Todo lo que es

    inconsciente es ti tambiCn proyectado; de ahi que el propio ana -

    lista deba ser consciente a1 menos de 10s principales contenidos

    de su inconsciente, para que la proyecci6n inconsciente no t ur-

    be su juicio. Todo aquel que analice 10s suefios de otro deberia

    tener siempre presente que no existe una teoria sencilla y uni-

    versalmente conocida de 10s fen6menos psiquicos, ni sobre su

    esencia ni sobre sus causas, tampoco sobre su objetivo. No po-

    seemos, por tanto, ninguna norma general para juzgar. Sabemos

    que hay multitud de fendmenos psiquicos. Pero sobre su esencia

    no sabemos nada cierto. S610 sabemos que la observacidn de la

    psique desde algiin punto de vista concreto puede efectivamente

    dar por resultado unos detalles muy valiosos, per0 nunca una

    teoria suficiente de la que pudiera deducirse algo. Tanto la teo -

    ria del deseo sexual como la teoria del poder son puntos de

    vista apreciables que, sin embargo, no pueden juzgar imparcial-

    lnente la profundidad y la riqueza del alma humana. Si tuviCra-

    lnos una teoria d e estas caracteristicas podriamos conformarnos

    con el aprendizaje artesanal del mitodo . S61o haria falta enton-

    ces leer determinados signos que indicaran unos contenidos ya

    c*stablecidos, para lo que habria que aprenderse de memor ia

    :ilgunas reglas semi6ticas. Conocer y juzgar correctamente la

    situaci6n de la consciencia seria entonces tan superfluo como en

    8 1 caso de una punci6n lumbar. Muy a pesar de 10s ocupadisi-

    1110s medicos no especializados de hoy, el alma se comporta de

    Innnera abolutamente refractaria contra todo metodo que, de

    ,rlitemano, pretenda interpretarla desde un solo punto de vista

    ~lrescindiendo e todos 10s demh. De 10s contenidos de lo in-

    c,onsciente por el momento s610 sabemos que, aparte de que son

    *3~~bliminales,uardan una relaci6n de compensaci6n con la

    t.onsciencia y que, por esa razbn, son de naturaleza substancial-

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    13/23

    mente relativa. De ahi que para comprender 10s suefios sea im-

    prescindible el conocimiento de la situaci6n consciente.

    99

    Con 10s suefios reductivos prospectivos o compensadores

    sin rnis no se agota la serie de posibilidades significativas. Hay

    un suefio que sencillamente podria calificarse de sue60 reactivo.

    Nos inclinariamos a poner bajo esta rGbrica todos aquellos sue-

    fios que en esencia no parecen ser otra cosa que el reflejo de un

    acontecimiento afectivo consciente de no ser porque el andlisis

    de tales suefios ha revelado la raz6n rnis profunda por la que

    estos acontecimientos son tan fielmente reproducidos en el sue-

    fio. Se ha comprobado que el acontecimiento dispone ademis

    de un aspecto simb6lico que se le habia escapado a1 individuo

    y finicamente por este aspecto es por lo que el acontecimiento

    se reproduce en el suefio. Pero tales suefios no pertenecen a este

    grupo sino s61o aquellos en 10s que determinados procesos ob-

    jetivos han provocado un trauma psiquico cuyas formas no son

    sblo psiquicas sino que suponen tambiCn una lesibn fisica del

    sistema nervioso. La guerra ha generado muchos de estos casos

    de shock grave y en ellos cabe esperar numerosos suefios reac-

    tivos puros en 10s que el trauma constituye el determinante rnis

    o menos decisivo.

    s

    Aunque sin duda es muy importante para la funci6n general

    de la psique que el contenido traumit ico pierda poco a poco su

    autonomia mediante una presencia rnis frecuente y de est.1

    manera se adapte de nuevo a la jerarquia psiquica un suefio dc

    estas caracteristicas que en esencia es s610 una representaci611

    del trauma no puede ser calificado de compensatorio. Bien e\

    verdad que este suefio aparentemente restituye un fragmento

    aut6nomo y desprendido del alma; per0 enseguida se ve que 1,

    asimilaci6n consciente del fragmento reproducido por el suefio

    no hace desaparecer ni mucho menos la conmoci6n determi-

    nante del trauma. El suefio ~s ig ue eproduciendo tranquiln-

    mente; es decir el contenido -que se ha vuelto aut6nomo-

    del trauma sigue surtiendo efecto por si mismo y lo hace hast.1

    que el estimulo traumitico desaparece completamente. Hast.1

    entonces la ccrealizaci6n consciente no sirve de nada.

    so l

    En un caso prictico no es ficil decidir si un suefio es esen

    cialmente reactivo o si reproduce una situaci6n traumitica sGIo

    simbblicamente. Pero el anilisis puede resolver la cuestibn yal

    que en este Gltimo caso la reproducci6n de la escena traumit~c.~

    es inmediatamente interrumpida a travCs de una correcta inter

    pretacibn mientras que la reproducci6n reactiva no se deja altc

    rar por el anilisis del suefio.

    P U N T O S D E V I S T G E N E R L E S C E R C D E L P S I C O L O G I D E L O S S U E R O S

    so Es natural que nos encontremos con 10s mismos suefios reac-

    tivos sobre todo en

    estados fisicos patol6gicos

    en 10s que por

    ejemplo fuertes dolores

    influyen decisivamente en el desarrollo

    del suefio. En mi opinibn 10s impulsos somiticos s610 tienen

    una importancia determinante excepcionalmente. Por regla ge-

    neral pasan a formar parte de la expresi6n simbdlica del conte-

    nido inconsciente del suefio es decir son tambiCn utilizados

    como medio de expresi6n. No es raro que estos suefios den por

    resultado una curiosa vinculaci6n simb6lica interna entre una

    enfermedad indudablemente fisica y un problema animico de-

    terminado con lo que el trastorno fisico aparece como la ex-

    presi6n mimCtica de la situaci6n psiquica. Si menciono esta cu-

    riosidad es rnis para completar la informaci6n que porque yo

    quiera hacer especial hincapiC en este terreno problemitico. Sin

    embargo me parece que entre 10s trastornos fisicos y 10s psiqui-

    cos existe cierta relaci6n cuya importancia en general se subes-

    tima aunque por otra parte tambitn se sobrevalora desmesura-

    damente ya que ciertas tendencias interpretan el trastorno fisico

    como una mera manifestaci6n del trastorno psiquico como ocu-

    rre por ejemplo en la Christian Science. Si menciono aqui esta

    cuesti6n es porque 10s suefios proporcionan una ilustracibn su-

    mamente interesante acerca del funcionamiento conjunto del

    cuerpo y la psique.

    L O )

    Como otro determinante rnis de 10s suefios he de reconocer

    el

    fen6meno telepdtico.

    Hoy ya no se puede poner en duda la

    existencia general de este fenbmeno. Por supuesto es muy ficil

    negarla sin comprobar 10s materiales probatorios existentes ; per0

    Csta es una conducta poco cientifica que no merece tenerse en

    cuenta. He observado que el fen6meno telepitico tambiCn influ-

    ye eri 10s suefios cosa que por otra parte se lleva afirmando des-

    de tiempos remotos. Ciertas personas son especialmente sensibles

    en este aspecto y a menudo tienen suefios influidos por telepatia.

    Con este reconocimiento del fen6meno telepitico no me refiero

    a un reconocimiento incondicional de la habitual interpretaci6n

    te6rica sobre la esencia de la actio in distans. El fenbmeno existe

    sin duda per0 no creo que su teoria sea tan sencilla. En cualquier

    caso hay que considerar la posibilidad de la concordancia de las

    asociaciones del desarrollo psiquico paralelo4 que seghn se ha

    comprobado desempefia un papel muy importante especialmen-

    te en las familias y que entre otras cosas se manifiesta en una

    4

    Cf. Fiirst, Statistische Untersuchungen iiber Wortassoziationen und iiber fa-

    m i l i ar ~ i b e r e i n s t i m m ~ n ~m Reaktionstypus bei Ungebildeten p

    95.

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    14/23

    PUN TOS DE VIST GENER LES CERC DE L PSI COL OGI DE LOS SUEROS

    identidad o considerable similitud de actitud. Igualmente ha de

    ser tenido en cuenta el factor de la criptomnesia, destacado sobre

    todo por FlournoyS y que, en ocasiones, da lugar a 10s fen6me-

    nos rnis asombrosos. Dado que en el suefio el material sublimi-

    nal se hace notar de todos modos, tampoco es nada extrafio que

    la criptomnesia aparezca ocasionalmente como magnitud deter-

    minante. H e tenido ocasi6n de analizar con bastante frecuencia

    suefios telepiticos, entre 10s cuales habia varios cuyo significado

    telepltico todavia era desconocido en el momento del anllisis.

    El anilisis daba por resultado un material subjetivo, como cual-

    quier o tro anllisis de un suefio, y de este mod0 el suefio tenia un

    significado acorde con la situacidn momentinea del sujeto. El

    anilisis no daba por resultado nada que pudiera indicar que el

    suefio era telepltico. Hasta ahora no he encontrado ningfin sue-

    fio cuyo contenido telepiitico se hallara, sin lugar a dudas, en el

    material asociativo aportado por el andisis (el

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    15/23

    P U N T O S D E V IS T G E N ER L ES C E R C D E L P S I C O L O G ~ E L OS S U E Q O S

    esencia de 10s suefios. Maeder ha descrito esto muy acertada-

    mente valiCndose de un ejemplo prictico proporcionado por

    Freud9. Mientras se entienda el lenguaje sexual de 10s suefios de

    manera concretista s610 habri soluciones inmediatas, externas y

    concretas, es decir, holgazaneria, resignaci6n oportunista o co-

    bardia y pereza. Pero no habri ninguna interpretaci6n del pro-

    blema ni una actitud a1 respecto. Para acceder a ellas de forma

    inmediata basta con abandonar la err6nea interpretaci6n con-

    cretista, es decir, tomar a1 pie de la letra el lenguaje sexual de lo

    inconsciente e interpretar las figuras del suefio como personas

    reales.

    5 7

    Del mismo mod0 que se tiende a suponer que el mundo es

    como lo vemos tambiCn se supone ingenuamente que las perso-

    nas son como nos las imaginamos. Por desgracia, en este filtimo

    caso no existe todavia una fisica que demuestre la despropor-

    ci6n entre percepci6n y realidad. Aunque aqui la posibilidad dc

    cometer un craso error es mucho mayor que en la percepci6n

    sensorial, sin embargo proyectamos ingenua y despreocupada-

    mente nuestra propia psicologia en nuestros congtneres. Asi

    pues, todo el mundo se inventa una serie de relaciones rnis o

    menos imaginarias que estiin substancialmente basadas en talc\

    proyecciones. Entre 10s neur6ticos se dan incluso muchos

    case

    en 10s que la proyecci6n fantistica es, por asi decir, la tinic.1

    posibilidad de relaci6n humana. Una persona a la que principal-

    mente percibo a travCs de mi proyecci6n es una imago, esto c.;,

    un vehiculo del simbolo

    o

    de la imago. Todos 10s contenidos d c

    nuestro inconsciente estin constantemente proyectados en nut

    tro entorno, y s610 si somos capaces de percibir determinad.15

    peculiaridades de nuestros objetos como proyecciones, como

    imagines, lograremos diferenciarlas de sus propiedades realc\.

    Pero mientras no seamos conscientes del caricter proyectivo tit

    un atributo del objeto seguiremos estando ingenuamente co~i

    vencidos de que dicho atributo pertenece realmente a1 objcto.

    Todas nuestras relaciones humanas estin llenas de tales proycc

    ciones; y si alguien no acaba de tener esto claro en el terreno

    lo personal no tiene m is que fijarse en la psicologia de la pren\,l

    de 10s paises beligerantes. Cum grano salis, 10s propios error(-.

    no reconocidos se reconocen siempre en el enemigo. Ejemplot.

    destacados pueden encontrarse en todas las polCmicas persoli.1

    les. Quien no posea un grado inusitado de autoconocimiento

    estari por encima de sus proyecciones sino casi siempre

    1

    9

    Maeder, Traumproblem, pp. 680 ss.

    debajo, pues el estado mental natural presupone la existencia de

    estas proyecciones. Lo natural y lo indicado es que 10s conteni-

    dos inconscientes estCn proyectados. Esto crea en el hombre

    relativamente primitivo esa caracteristica relaci6n con el objeto,

    que Ltvy-Bruhl ha calificado acertadamente de ccidentidad mis-

    tics>>

    o ccparticipacibn mistica>>lO. si pues, cualquier persona

    normal y no excesivamente reflexiva de nuestra Cpoca esti vin-

    culada a1 entorno por todo un sistema de proyecciones incons-

    cientes. El caricter compulsivo de tales relaciones (es decir, lo

    ccmigico>> ccmisticamente

    imperative)>)

    le es completamente in-

    consciente, ccmientras todo vaya bien)). Pero si comienza un tras-

    torno mental paranoide, estas relaciones inconscientes de caric-

    ter proyectivo aparecen como otros tantos vinculos compulsivos,

    por regla general adornados con 10s materiales inconscientes

    que, nota bene, ya constituian el contenido de estas proyeccio-

    nes durante el estado normal. Asi pues, mientras el inter vital,

    la libido, pueda aprovechar estas proyecciones como titiles y

    c6modos puentes con el mundo las proyecciones supondrin un

    alivio positivo de la vida. Pero en cuanto la libido quiera tomar

    otro camino y empiece a retroceder por 10s anteriores puentes

    proyectivos, las proyecciones actuariin como 10s mayores obsti-

    culos imaginables, impidiendo eficazmente cualquier liberaci6n

    verdadera del objeto anterior. Surge entonces un caracteristico

    fen6meno consistente en esforzarse en desvalorizar y depreciar

    lo miximo posible el anterior objeto, para poder asi retirar de

    61 a la libido. Pero como la anterior identidad es ti basada en la

    proyecci6n de 10s contenidos subjetivos s610 puede efectuarse

    una retirada integra y completa si la imago que se representaba

    cn

    el objeto es restituida, junto con su significado, a1 sujeto.

    Esta restitucidn tiene lugar a travCs del conocimiento consciente

    del contenido proyectado, es decir, mediante el reconocimiento

    del ccvalor simb6licon del objeto en cuesti6n.

    La frecuencia de tales proyecciones es tan segura como el

    llecho de que nunca se comprende su caricter. En esta situacidn

    110 es nada extrafio que un intelecto ingenuo dC por hecho de

    antemano que cuando suefia con el sefior X, esta imagen del

    suefio, llamada ccsefior Xn, sea idCntica a1 verdadero seI-iorX

    lista suposici6n previa responde completamente a la conscien-

    10

    Levy-Bruhl, Les Fonctions mentales duns les socie te s infe rieures, p.

    140

    La-

    ~~icntablemente,ste autor ha suprimido posteriormente el acertado calificativo de

    141nistico)>.s probable que haya sucumbido

    a

    la embestida de 10s tontos, qu e entienden

    Iior ~(mistico. cualquier disparate.

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    16/23

    P U N T O S D E V I S T G E N E R L E S C E R C E L P S l C O L O G i D E L O S S U E R O S

    cia acritica general, que no ve ninguna diferencia entre el objeto

    en si y la idea que uno se hace de 61. Cons iderindolo critica-

    mente -y esto no lo puede discutir nadie-, la imagen del

    suefio s61o guarda una relaci6n externa muy limitada con el

    objeto. Pero en realidad es todo un complejo de factores psiqui-

    cos que se ha formado por si solo -aunque bajo determinados

    estimulos externos- y que por eso consta, principalmente en el

    sujeto, de factores subjetivos caracteristicos del sujeto que a me-

    nudo tienen muy poco que ver con el objeto real. Siempre en-

    tendemos a1 otro de la manera que nos entendemos o intenta-

    mos entendernos a nosotros mismos. Lo que no entendemos en

    nosotros tampoco lo entendemos en el ot ro. Asi pues, es bastan-

    te previsible que la imagen del ot ro, por regla general, sea en su

    mayor parte subjetiva. Es sabido que ni siquiera una amistad

    intima puede garantizar un conocimiento objetivo del otro.

    5 9

    Si empezamos declarando, tal y como lo ha hecho la escuela

    de Freud, determinados contenidos manifiestos del suefio como

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    17/23

    P U N T O S

    E V I S T A

    G E N E R A L E S A C E R C A E

    LA P S I C O L O G I A D E LOS S U E R O S

    mente subjetivo. Para mayor claridad, quisiera poner un breve

    ejemplo que explique lo anterior:

    511

    Una vez tuve un conflicto personal con un tal sefior A. Poco

    a

    poco lleguC a convencerme de que la raz6n estaba mas de mi

    parte que de la suya. En esa Cpoca tuve el siguiente suefio: ((He

    acudido a un abogado por un asunto determinado; para gran

    sorpresa mia, Lste me pide por la consulta nada menos que

    5 000

    francos, contra lo cual me defiendo enbrgicamente),.

    512

    El abogado es una reminiscencia sin importancia de mi Cpo-

    ca universitaria. Pero la Cpoca estudiantil es importante, ya que

    entonces tuve muchas discusiones y polCmicas. Se me ocurre

    asociar el rudo mod0 de ser del abogado afectivamente a la

    personalidad del sefior A y a1 conflicto que todavia dura. Ahora

    puedo continuar en el nivel objetivo y decir: DetrPs del aboga-

    do se esconde el sefior A; por lo tanto, el sefior A me exige

    demasiado. No tiene raz6n. En aquella Cpoca un estudiante

    pobre me pidi6 un prCstamo de 5 000 francos. Asi pues, el

    sefior A es un estudiante pobre, necesitado e incompetente, pues

    aquello ocurri6 muy a1 inicio de la carrera. Alguien asi no pue-

    de tener pretensiones ni opiniones. El cumplimiento del deseo

    seria el siguiente: mi adversario ha sido levemente desvaloriza-

    do

    y

    apartado a un lado, por lo que yo recupero la tranquilidad.

    En la realidad, sin embargo, me despertt en ese momento del

    suefio vivamente afectado por la arrogancia del abogado. Asi

    pues, el acumplimiento del deseo. no me tranquilizb en absoluto.

    513

    Indudablemente, tras el abogado se esconde el desagradablc

    asunto del sefior A. Pero es curioso que el suefio haya ido a bus-

    car a ese indiferente jurista de mi Cpoca universitaria. Sobre el

    abogado se me ocurre lo siguiente: controversias, litigios, espiri-

    tu de contradicci6n

    ...

    y con ello me viene a la memoria mi Cpoca

    de estudiante, en la que yo solia defender mi tesis, con raz6n

    o

    sin ella, terca y obstinadamente, queriendo tener siempre la idti.

    ma palabra, para asegurarme a1 menos la apariencia de superiori-

    dad. Este punto -lo noto- ha contribuido a mi enfrentamiento

    con el sefior A. Asi me doy cuenta de que soy yo mismo 0 m;i\

    bien una parte de mi no adaptada a1 presente- el que, con ( I

    mismo espiritu de controversia que entonces, me exijo demasi ;~

    do, es decir, quiero forzar demasiado mi libido. De este modo, s .

    que el asunto litigioso con A no puede concluir porque el respoli

    d6n que hay en mi sigue pendiente de un final (~justo>) .

    514

    Esta interpretacidn dio lugar a un resultado que a mi rill

    pareci6 sensato, mientras que la interpretacidn desde el nivcl

    objetivo no dio ningtin resultado, pues no tengo el menor intc-

    rCs en demostrar que 10s suefios sean cumplimientos de deseos.

    Cuando un suefio me muestra qut falta he cometido, me da la

    posibilidad de corregir mi actitud, lo cual siempre es ventajoso.

    Naturalmente, a un resultado asi s610 se llega aplicando el nivel

    subjetivo.

    1s

    Si la interpretaci6n en el nivel subjetivo es muy convincente

    en un caso asi, tambiCn puede carecer de todo valor en otro

    caso en el que una relaci6n de una importancia vital constituya

    el contenido y el motivo de un conflicto. En este caso, natural-

    mente hay que relacionar la figura del suefio con el objeto real.

    El criterio se averigua siempre a partir del material consciente,

    salvo, en aquellos casos en 10s que entra en juego la transferen-

    cia. Esta puede dar lugar muy fPcilmente a juicios equivocados,

    de tal manera que el mCdico aparece ocasionalmente como el

    deus ex machina absolutamente imprescindible, o bien como un

    requisito igualmente indispensable de la realidad. A juicio del

    paciente incluso lo es. El autoconocimiento del medico ha de

    decidir en tales casos hasta quC punto 61 mismo es un problema

    real para el paciente. En cuanto el nivel objetivo empieza a

    volverse mon6tono y a no dar ningtin resultado se sabe que ha

    llegado el momento de interpretar la figura del medico como

    un simbolo de 10s contenidos proyectados que pertenecen a1

    paciente. Si no se hace esto, a1 analista no le queda mPs remedio

    que, a travCs de la reducci6n a 10s deseos de la infancia, desva-

    lorizar y con ello destruir la transferencia, o bien interpretar la

    transferencia como algo real y sacrificarse por 10s pacientes (in-

    cluso frente a la resistencia inconsciente de tstos), con lo que

    todos 10s participantes salen perjudicados, siendo el medico el

    que por regla general peor parado sale. Si en cambio se consi-

    gue alzar la figura del mCdico a1 nivel subjetivo todos 10s conte-

    11idos transferidos (proyectados) pueden ser restituidos a1 pa-

    ciente con su valor original. Un ejemplo de la restituci6n de las

    proyecciones en la transferencia puede hallarse en mi escrito

    Idas elaciones entre el yo y lo inconsciente .

    1 1

    Me resulta comprensible que alguien que no sea analista en

    rjercicio no se interese especialmente por las explicaciones acer-

    ca del a ivel subjetivon y el ccnivel objetivo),. Sin embargo, cuanto

    1115s ahondamos en 10s problemas del suefio m5s entran tambiCn

    cUnconsideraci6n 10s puntos de vista tecnicos del tratamiento

    pr5ctico. En esta cuesti6n ha sido necesaria esa inexorable coac-

    O C 7 2. Respecto a las proyecciones en la transferencia, vease La psicologia

    r b la transferencia OC 16,12 .

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    18/23

    ci6n que un caso dificil ejerce siempre sobre e l mCdico, pues hay

    que procurar perfeccionar constantemente 10s propios recursos,

    de tal mod0 que se pueda ayudar tambiCn en 10s casos dificiles.

    Gracias a las dificultades del tratamiento medico cotidiano nos

    sentimos instados a adoptar puntos de vista que hacen que se

    tambaleen 10s cimientos de nuestra mentalidad rutinaria. Aun-

    que la subjetividad de una

    im go

    forma parte de las denomina-

    das perogrulladas, sin embargo su constataci6n suena un poco

    filosbfica, lo que a determinados oidos les resulta molesto. Por

    quC ocurre esto es algo que se desprende fgcilmente de lo ya

    explicado: porque el ingenuo presupuesto identifica sin rnis la

    im go con el objeto. Cualquier alteraci6n de tal presupuesto irri-

    ta a esa clase de personas. Por la misma raz6n, la idea del nivel

    subjetivo resulta antipitica, ya que altera el ingenuo presupuesto

    de la identidad de 10s contenidos conscientes con 10s objetos.

    Nuestra mentalidad -tal y como han demostrado claramente

    10s sucesos de la guerra - se caracteriza por juzgar con una

    ingenuidad descarada a1 adversario, y a trav6s de ese juicio que

    emitimos sobre 61 delatamos nuestros propios defectos; es mis,

    a1 adversario le achacamos tranquilamente 10s p,ropios errores

    no confesados. Todo lo del otro lo vemos, lo criticamos y lo

    condenamos; incluso queremos corregirle y educarle. No hace

    falta que aporte una casuistica que pruebe lo anterior: las mejo-

    res pruebas est in en cualquier peri6dico. Pero es evidente que lo

    que ocurre en general tambiCn le sucede a cada individuo en

    particular. Nuestra mentalidad sigue siendo tan primitiva quc

    s610 se ha liberado de la originaria identidad mistica con el obje-

    to en determinadas funciones y ireas. El hombre primitivo, al

    tener un minimo de autoconsciencia, tiene un mhimo de rela-

    ci6n con el objeto, el cual puede incluso ejercer sobre 61 un;l

    fuerza directamente migica. Toda la magia y la religi6n primiti-

    vas estin basadas en estas relaciones migicas con el objeto, quc

    no consisten miis que en proyecciones de 10s contenidos incons-

    cientes en el objeto. A partir de este estado de identidad inicial sc

    ha ido desarrollando paulatinamente la autoconsciencia, que co-

    rre pareja a la

    diferenciaci6n entre sujeto y objeto. Esta diferen-

    ciaci6n tuvo como consecuencia el reconocimiento de que tier

    tas propiedades que antes se atribuian ingenuamente a1 objeto

    son en realidad contenidos subjetivos. Los hombres de la Anti-

    giiedad

    ya

    no creian que eran papagayos rojos o hermanos

    dcl

    cocodrilo, per0 todavia seguian enredados en la tela de arafia

    Primera Guerra Mundial

    PUNT OS DE VIST GENER LES CERC DE L PSICOL OGI DE LOS SU NOS

    la magia. En este aspect0 fue la Ilustraci6n del siglo XVIII la que

    dio el primer paso decisivo hacia adelante. Sin embargo, como

    todo el mundo sabe, a h stamos muy lejos de un autoconoci-

    miento acorde con nuestro saber real. Cuando nos enfadamos

    por algo hasta perder la raz6n, nadie nos priva de creer que la

    causa de nuestro enfado esti fuera de nosotros, en la cosa o la

    persona enojosa. Asi pues, atribuimos a esas cosas el poder de

    enojarnos o incluso, eventualmente, de alterarnos el suefio o

    causarnos un trastorno digestivo. Por eso condenamos tan

    tranquilos el objeto de disgust0 y, de este modo, insultamos a

    una parte inconsciente de nosotros mismos que esti proyectada

    en el objeto enojoso.

    717

    Tales proyecciones son legi6n. En parte son favorables, es

    decir, sirven de alivio como puentes para la libido; y en parte son

    desfavorables, per0 apenas entran en consideraci6n como obsti-

    culo, ya que las proyecciones desfavorables casi siempre se asien-

    tan fuera del circulo de las relaciones intimas. De ello es una

    excepcidn el neurbtico, el cual, consciente o inconscientemente,

    tiene una relaci6n tan intensa con el entorno rnis pr6ximo que

    no puede evitar que incluso las proyecciones desfavorables al-

    cancen a 10s objetos rnis cercanos y provoquen conflictos. Por

    eso es ti obligado -si quiere curarse- a reconocer sus proyec-

    $ones primitivas en mayor medida que una persona normal.

    Esta hace las mismas proyecciones, per0 las distribuye mejor;

    para las favorables el objeto esti cerca; para las desfavorables, a

    mayor distancia. Como es sabido, a1 hombre primitivo le ocurre

    lo mismo: lo ajeno es hostil y malo. En la Baja Edad Media

    todavia se identificaba apais extranjero~ on c(desgracia*. Esta

    distribuci6n es propositiva, por lo que la persona normal tampo-

    co siente ninguna obligacidn de tomar consciencia de estas pro-

    yecciones, aunque la situaci6n sea peligrosamente ilusoria. La

    psicologia de la guerra ha puesto especialmente de relieve esta

    circunstancia: Todo lo que hace la propia naci6n est6 bien; todo

    lo que hacen 10s otros esti mal. El centro de toda infamia se

    encuentra siempre a una distancia de varios kil6metros a1 otro

    lado de las lineas enemigas. Esta misma psicologia primitiva la

    tiene tambiCn el individuo, por lo que cualquier intento que

    pudiera convertir estas proyecciones -inconscientes desde hace

    una eternidad- en conscientes es percibido como algo irritante.

    Sin duda, queremos tener mejores relaciones con nuestros con-

    gtneres, per0 naturalmente a condici6n de que Cstos respondan

    a nuestras expectativas, es decir, que Sean portadores solicitos de

    nuestras proyecciones. Sin embargo, cuando uno toma conscien-

  • 8/19/2019 Puntos de Vista Generales Acerca del Sueño

    19/23

    P U N T O S D E V I ST G E N E R L E S C E R C D E L P S I C O L O G I D E L O S S U E R O S

    cia de estas proyecciones es ficil que se dificulte la relaci6n con

    la otra persona, pues falta el puente de la ilusibn, a travCs del

    cual discurren libremente el amor y el odio y por el que tan fic il

    y satisfactorio resulta desembarazarse de todas esas supuestas

    virtudes que pretenden < mejorar,, cccorregir,, a otros. A conse-

    cuencia de esta complicaci6n tiene lugar un estancamiento de la

    libido, gracias a1 cual las proyecciones desfavorables se vuelven

    conscientes. Entonces el sujeto se ve en el deber de cargar en su

    propia cuenta todas esas infamias o acciones diab6licas que hasta

    entonces habia atribuido a1 otro y que le indignaron toda la vida.

    Lo irritante de este mod0 de proceder es el convencimiento, por

    una parte, de que si todo el mundo actuara asi, la vida seria

    mucho rnis soportable y, por otra, la sensaci6n de una enorme

    resistencia a aplicarse este principio a si mismo y ademis en

    serio. Si lo hiciera el otro, seria maravilloso; per0 si lo tiene que

    hacer uno mismo, resulta insoportable.

    518

    El neurdtico se ve oblig do por su neurosis a dar