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PUERTO SANTO: UN NUEVO SITIO ARQUEOLÓGICO EN LA COSTA ORIENTAL DE VENEZUELA Iraida Vargas Arenas El sitio de Puerto Santo (S6), se encuentra ubicado sobre la parte norte de la carretera Carupano -Río Caribe, Estado Sucre, a unos 550 m. de la estación de gasolina ubicada en el desvío de la carretera hacia El Morro, en un conuco propÍ£ dad del Sr. Juan Loreto. El yacimiento se encuentra en un pequeño valle encerrado entre dos serra- nías bajas que corren paralelas a la costa, delimitado en su parte norte por una quebrada denominada La Llanada de GUiria, la cual corre encajonada entre este valle y la serranía que va paralela a la costa. Para el momento de nuestro trabajo de campo el sitio estaba sembrado de y_u ca, en casi toda su extension, así como también de frijoles y frutales varios. El terreno relativamente plano, forma tres mesetas o explanadas, escalonan dose hasta llegar al río. Sobre la meseta o explanada inmediata al borde de la carretera, a solo tres metros de ésta, se encuentra un montículo (No. 1), formado por la acumulación de material cerámico, conchas de moluscos marinos y huesos de animales. Este mon- tículo debió haber sido cortado, probablemente, cuando construyeron la carretera que va a Río Caribe. Sobre esta misma meseta y en dirección este, se encuentra otro montículo (No. 2), muy rico en material cerámico, sobre el cual se encontraba para el momeii to de nuestras investigaciones, un sembradío de yuca y lechoza razón por la cual el propietario del lugar se negó a permitirnos excavar más de un pozo. Es de ha cer notar que en esta parte del yacimiento se encontró superficialmente la mayor concentración de material arqueológico, posiblemente producto de la remoción que en algunas partes se hizo para la siembra de la yuca. El pozo excavado allí, produjo piezas que muestran un valor estético impresionante. Continuando hacia el Este, se encuentra otra meseta con un desnivel de apro^ ximadamente un metro en relación a la anteriormente descrita, sobre la cual se ob^ servaron abundantes restos de conchas molidas, tiestos dispersos y material líti- co. Se nos informó que previa a la siembra de frijoles, allí se encontraba una elevación similar a la presentada por los montículos anteriores. En nuestra primera visita al sitio pudimos excavar 2 pozos, el No. 1 sobre el montículo que se encuentra vecino a la carretera y el No. 2 sobre el montículo central. Las excavaciones fueron hechas aproximadamente a 12 m. de una pequeña casa, ubicada 10 m. al sur del yacimiento. Los pozos se excavaron siguiendo el eje norte-sur del terreno, supeditando la disposición de los mismos a las siembras que se encontraban en el sitio. Duran te la excavación del pozo 1, en el extremo norte del mismo apareció un esqueleto, el cual se hallaba orientado con la cabeza hacia el NO y los pies hacia el SE. Aparentemente tenía las piernas flexionadas sobre el tronco y los brazos extendi dos a lo largo del cuerpo. Se encontró en una capa donde sólo había conchas, tierra negra floja mezclada con ceniza. En una segunda visita al lugar, debido a las negativas del dueño a permi- tirnos trabajar y luego de varias gestiones mediante las cuales pudimos finalmen te obtener el permiso, decidimos excavar el yacimiento intensiva y extensivamen- te con el fin de recolectar la mayor muestra posible de material arqueológico.

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PUERTO SANTO: UN NUEVO SITIO ARQUEOLÓGICO EN LA COSTA ORIENTAL DE VENEZUELA

Iraida Vargas Arenas

El sitio de Puerto Santo (S6), se encuentra ubicado sobre la parte norte de la carretera Carupano -Río Caribe, Estado Sucre, a unos 550 m. de la estación de gasolina ubicada en el desvío de la carretera hacia El Morro, en un conuco propÍ£ dad del Sr. Juan Loreto.

El yacimiento se encuentra en un pequeño valle encerrado entre dos serra­nías bajas que corren paralelas a la costa, delimitado en su parte norte por una quebrada denominada La Llanada de GUiria, la cual corre encajonada entre este valle y la serranía que va paralela a la costa.

Para el momento de nuestro trabajo de campo el sitio estaba sembrado de y_u ca, en casi toda su extension, así como también de frijoles y frutales varios.

El terreno relativamente plano, forma tres mesetas o explanadas, escalonan dose hasta llegar al río.

Sobre la meseta o explanada inmediata al borde de la carretera, a solo tres metros de ésta, se encuentra un montículo (No. 1), formado por la acumulación de material cerámico, conchas de moluscos marinos y huesos de animales. Este mon­tículo debió haber sido cortado, probablemente, cuando construyeron la carretera que va a Río Caribe.

Sobre esta misma meseta y en dirección este, se encuentra otro montículo (No. 2), muy rico en material cerámico, sobre el cual se encontraba para el momeii to de nuestras investigaciones, un sembradío de yuca y lechoza razón por la cual el propietario del lugar se negó a permitirnos excavar más de un pozo. Es de ha cer notar que en esta parte del yacimiento se encontró superficialmente la mayor concentración de material arqueológico, posiblemente producto de la remoción que en algunas partes se hizo para la siembra de la yuca. El pozo excavado allí, produjo piezas que muestran un valor estético impresionante.

Continuando hacia el Este, se encuentra otra meseta con un desnivel de apro ximadamente un metro en relación a la anteriormente descrita, sobre la cual se ob servaron abundantes restos de conchas molidas, tiestos dispersos y material líti-co. Se nos informó que previa a la siembra de frijoles, allí se encontraba una elevación similar a la presentada por los montículos anteriores.

En nuestra primera visita al sitio pudimos excavar 2 pozos, el No. 1 sobre el montículo que se encuentra vecino a la carretera y el No. 2 sobre el montículo central. Las excavaciones fueron hechas aproximadamente a 12 m. de una pequeña casa, ubicada 10 m. al sur del yacimiento.

Los pozos se excavaron siguiendo el eje norte-sur del terreno, supeditando la disposición de los mismos a las siembras que se encontraban en el sitio. Duran te la excavación del pozo 1, en el extremo norte del mismo apareció un esqueleto, el cual se hallaba orientado con la cabeza hacia el NO y los pies hacia el SE. Aparentemente tenía las piernas flexionadas sobre el tronco y los brazos extendi dos a lo largo del cuerpo. Se encontró en una capa donde sólo había conchas, tierra negra floja mezclada con ceniza.

En una segunda visita al lugar, debido a las negativas del dueño a permi­tirnos trabajar y luego de varias gestiones mediante las cuales pudimos finalmen te obtener el permiso, decidimos excavar el yacimiento intensiva y extensivamen­te con el fin de recolectar la mayor muestra posible de material arqueológico.

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Es de hacer notar que el Sr. Loreto nos informo en esa segunda oportunidad, que su negativa para concedernos la autorización para excavar obedecía a que ël te­nía un "comprador", que venía desde la vecina Cumaná y quien pagaba muy bien por el material que él le consiguiese. En esta oportunidad las excavaciones se concentraron en el área inmediata a la carretera, montículo 1 y en el área inter_ media entre éste y el montículo central (No. 2).

Siguiendo la pendiente y desde el tope del montículo 1, excavamos un total de 8 pozos (3-9) que formaban una cuadrícula. Cada pozo estaba separado del otro por una pared de 15 cms. En el área intermedia entre el montículo 1 y 2, se ex­cavaron 5 pozos (10-14) que distaban 2,50 m. del cuadriculado anterior y una sección (10A) para ampliar el pozo 10. Este nuevo grupo de pozos distaba a su vez aproximadamente 18-20 m. del pozo 2, sobre el montículo 2.

El suelo del yacimiento está cubierto por una capa vegetal de 10 cms; de­bajo se observa una capa de arcilla grisácea. A medida que nos acercamos a la parte central, montículo 2 (área sembrada), pudimos constatar que el espesor de la capa vegetal aumentaba hasta alcanzar 40 cms.

El material arqueológico se encuentra en la capa vegetal. Consiste en abundantes tiestos, conchas de moluscos marinos, macanas de cangrejos, huesos de aves, monos, venado etc., artefactos líticos: manos, hachas, adornos.

La estatigrafía del sitio muestra, al igual que en Cuartel (SI), la alter­nancia de capas de tierra negra rica en tiestos con capas de tierra con abundan­tes conchas y tiestos, mezclada con ceniza. En el área intermedia entre los mon. tículos, se observa una lente de arcilla rojiza que profundiza a medida que nos dirigimos hacia el sur.

Se observa la tendencia entre las conchas de moluscos marinos a concentrar se en los niveles superiores de los pozos (0-30 cms.) conchas de guacuco (Tivela sp.) y chipichipes (Donax sp.), con representación menor de mejillones (Mytilus sp.) los cuales aumentan en los estratos inferiores (30-40 cms.) y generalmente aparecen mezclados en las capas de cenizas.

Los fogones aparecen a distintas profundidades y proporcionaron gran canti dad de carbon. Están casi siempre asociados a topias, superficies de apoyo para las vasijas hechas en este caso de arcilla y abundan en ellos cuentas de collar hechas en conchas, botones de concha, puntas de hueso, además de abundantes frag­mentos de huesos de animales, etc.

Al excavar los pozos 11-14 encontramos evidencias de un piso de vivienda, caracterisado por la tierra apisonada, restos de un fogón, grandes fragmentos de tiestos y 2 hoyos distantes uno del otro aproximadamente 5 m., al parecer correspondientes a los postes de la vivienda. El área que cubre el piso de vi­vienda es bastante grande, mide aproximadamente 14 m. de largo por 10 de ancho. Esta da una impresión general, de que los grupos que habitaron el sitio se des­plazaron en toda su extensión durante la ocupación, o bien que cada acumulación de fogones, corresponde con una vivienda.

Debido a las características preliminares de este trabajo nos es imposible dar más información acerca de la movilidad del grupo en el yacimiento y en gene­ral en el área.

La alfarería

Podemos mencionar las características del material alfarero proveniente del sitio (S6) aunque éste no ha sido analizado con detalle en su totalidad.

La cerámica sencilla está desgrasada con arena, variando el tamaño de los granos de antiplástico desde microscópicos hasta granos de 5 y mas milímetros.

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Las superficies fluctúan entre alisadas y superficies muy irregulares, aunque es frecuente encontrar tiestos con engobe color naranja y pulido uniforme. El color de las mismas varía entre marron rojizo y amarillento, abundando las manchas de cocción. El espesor de las paredes oscila entre 5 y 6 mms., encontrándose tam­bién tiestos muy gruesos generalmente los mismos que poseen un desgrasante de más de 6 mms.

Se encuentra asi mismo alfarería con engobe rojo. Algunas veces el rojo se usa sobre el borde y hasta aproximadamente 3 cms. por debajo del labio en am­bas superficies, decoración que recuerda la utilizada en las Antillas Menores y Puerto Rico.

En la cerámica decorada predomina la decoración incisa y la pintura blanca sobre rojo, blanco y rojo sobre crudo, rojo sobre crudo y blanco sobre crudo.

La incision ancha, generalmente confinada al borde de las vasijas sobre la superficie externa o sobre el labio y sobre la superficie interna a unos 3 cms. del labio, (aunque se encuentran ejemplares decorados sobre la panza con dibujos curvilíneos, con líneas a lo largo del punto de union de la base con el cuerpo de la vasija) recuerda a motivos similares en el barrancoide clásico del Bajo Orinoco.

La incision fina, técnica menor, aparece decorando generalmente el borde siguiendo la curvatura de la boca.

Otra técnica presente es el inciso en zonas con duplicaciones de motivos del mismo tipo en el Bajo Orinoco, perteneciente a Barrancas Clásico. También aparece el rayado cruzado zonificado, realizado con incisiones finas hechas des­pués de la cocción.

El modelado inciso se uso casi exclusivamente para elaborar apéndices so­bre el borde, adornos antropomorfos colocados sobre asas acintadas verticales y pequeños botones con o sin incision central. Los adornos muestran también in­fluencias del barrancas clásico; frecuentemente son solidos aunque se encuentran ejemplares huecos del tipo sonajero.

Los apéndices son en su mayoría bulbosos pequeños y consisten en una tira de arcilla curva decorada con botones incisos en el centro, colocados a ambos extremos de la tira. Se encuentran también apéndices tabulares decorados de la misma manera.

El punteado también está presente aunque no es característico y recuerda al tipo correspondiente del Bajo Orinoco, en el Barrancas Post-Clásico.

La pintura predominante es el blanco sobre rojo. La decoración recuerda al tipo correspondiente de la fase Cuartel aunque es frecuente encontrar dupli­cación de los motivos incisos del barrancoide clásico hechos con pintura. Los motivos más característicos, están realizados con líneas blancas sobre superfi­cies geométricas rojas que destacan sobre una superficie de engobe naranja y cierto pulimento. En otros casos la pintura blanca se usa para cubrir áreas más grandes y la pintura roja se encuentra rellenando incisiones realizadas an­tes de pintar las vasijas,en dichos casos las incisiones se emplearon para re­presentar rostros antropomorfos sobre la panza de las vasijas de cuerpo ovoide con uno o con doble vertedero.

Otros motivos característicos están realizados de la misma manera que los motivos 1 y 2 de Cuartel (SI), es decir, líneas blancas que rodean motivos geo­métricos en rojo, generalmente triángulos, rectángulos, trapecios, combinados con espirales en crudo o en rojo.

La pintura roja muy densa, tiene una coloración oscura, está muy pulida lo que le confiere una tonalidad casi negra.

Ocasionalmente se encuentra blanco o rojo sobre superficies sin pintar ge-

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neralmente con engobe naranja. La pintura se uso para decorar básicamente las panzas de las vasijas y en ocasiones las asas acintadas verticales, estas últi­mas mucho más anchas que las de la Fase Cuartel, llegan a medir 6 cms. de ancho.

Otra técnica decorativa presente es el rojo en bandas. Los motivos con­sisten en bandas de aproximadamente 3 cms. de ancho pintadas horizontalmente siguiendo el contorno de la vasija sobre el labio y sobre la panza. Se encuentran ejemplares donde la banda está colocada alrededor de la base, a lo ancho del cuerpo y sobre el borde, generalmente en pestaña. Se pueden encontrar también en la superficie interna aproximadamente 3 cms. del labio.

La pintura roja también se uso para cubrir el área incisa a la manera de Cuartel, en ocasiones post-cocciön. Un elemento interesante de señalar es la presencia de una alfarería muy fina, desgrasada con arena de granos microscó­picos y paredes sumamente delgadas de no más de 2 mms. de espesor, con sonido muy metálico, que recuerda la alfarería que Veloz Maggiolo ha encontrado en el sitio Cutupu República Dominicana (Veloz: 1976, comunicación personal) y que Rouse ha definido como ostinoide para las Antillas.

En cuanto a las formas de vasijas, aunque no las hemos terminado de defi­nir,podemos decir que las mas características son los boles campaniformes, con o sin pestaña; las vasijas semi-globulares carenadas con borde en pestaña simi­lares a las vasijas 1 y 2 de Cuartel; las vasijas cilindricas; boles de paredes rectas y base plana; boles naviformes, vasijas abiertas; con base pedestal alta; vasijas de paredes rectas, naviformes con borde modelado, botellas de cuerpo ovoide con uno o con doble vertedero.

Entre las bases abundan las planas, las anulares, las planas concavas simi­lares a las de Cuartel, los soportes de carrete y las bases pedestales. Las asas son predominantemente acintadas dispuestas verticalmente y las cuales va­rían en el ancho.

Puerto Santo y las tradiciones barrancoide y saladoide del Oriente de Venezuela.

Por todas las características señaladas en el sitio S6, podemos postular, como lo hemos hecho en otras ocasiones, (Vargas: 1976; Sanoja y Vargas: 1974; Vargas: 1976; Vargas: 1975) que los grupos que poblaban la costa oriental de Venezuela en los primeros siglos después de Cristo se caracterizaban por po­seer una alfarería, entre otros elementos, que constituye una amalgama de las influencias que provienen tanto del Orinoco Medio (Ronquín, Gruta) como del Bajo Orinoco (Barrancas), durante toda su historia, como lo testimonia la pre­sencia de motivos barrancoides clásicos en la decoración, técnicas y motivos barrancoides post-clásicos y el uso de la pintura blanco sobre rojo utilizada hasta ahora como elemento que tipifica la tradición saladoide, la cual creemos que en justicia debería llamarse ronquinoide. Esta amalgama de influencias que conforma lo que hasta ahora se ha denominado saladoide costero, pasa a las An­tillas como un complejo de rasgos estilísticos y una vez allí, comienza a evo­lucionar localmente dando a su vez lugar a un nuevo estilo insular.

Los grupos costeros, entre los cuales se cuenta Puerto Santo, poseen una economía mixta basada en la agricultura, la recolección de moluscos, la caza y la pesca. Este patron de subsistencia proporciono a esas poblaciones la base económica necesaria para permitir el desarrollo de conglomerados humanos densos que pudieron mantener las normas de su tecnología alfarera dentro de una gran coherencia estilística.

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Cronología absoluta

Una muestra de carbon proveniente del nivel 4, pozo 1, fue procesada por laboratorios Teledyne, la cual arrojo el siguiente resultado:

No. DE MUESTRA MUESTRA -cl4 EDAD EN ASOS FECHA Antes Presente

1-9729 S6- 1 -4 173+8 1525 + 80 425 AD

De esta manera se confirma la postulada difusión de los grupos del Medio y Bajo Orinoco entre el comienzo de la Era Cristiana y 500 DC. hacia la costa Oriental de Venezuela.

BIBLIOGRAFÍA

ROUSE, Irving, Porto Rican Prehistory Scientific Survey of Porto Rico and the Virgins Islands. Vol. 18, Nos. 3-4, New York.

SANOJA, M., e Iraida VARGAS, 1974, Antiguas formaciones y modos de Producción Venezolanos, Edit. Monte Avila, Caracas.

VARGAS, Iraida, 1974, La tradición Saladoide del Oriente de Venezuela. Actas del XLI Congreso Internacional de Americanistas. Mexico.

VARGAS, Iraida, 1975, La Gruta, un nuevo sitio ronquinoide del Orinoco Medio. Actas del VI Congreso Internacional para el estudio de las Culturas Precolombinas. Guadalupe.

VARGAS, Iraida, 1976, La Tradición Saladoide del Oriente de Venezuela: La Fase Cuartel 1976. Manuscrito sin publicar.

VELOZ MAGGIOLO, Marcio, 1976, Comunicación personal.

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LISTA DE LAMINAS

Lámina 1¡

Lámina 2:

Lámina 3:

Lámina 4 :

A-B: Adornos barrancoides

C-D: Decoración incisa en zonas colocadas sobre el borde, en

pestaña, de las vasijas.

E : Fragmento decorado con incision rayada cruzada zonificada.

Máscara antropomorfa, colocada como un apéndice sobre el borde

de una vasija abierta. Decoración incisa barrancoide.

A y ErTiestos pintados de blanco sobre pintura roja-negra.

B, C y D: Tiestos pintados de blanco y rojo sobre crudo.

F : Tiesto pintado de rojo sobre crudo.

G: Tiesto pintado de blanco con una espiral en crudo, reali­

zada por incisión sobre la pintura.

A: Tiesto decorado con pintura blanca sobre roja y una espi­

ral en crudo.

B: Tiesto decorado con pintura roja sobre crudo.

C: Tiesto decorado con pintura blanca sobre pintura roja-negra.

D: Asa acintada vertical decorada con pintura blanco sobre rojo.

E: Tiesto decorado con pintura blanca sobre crudo.

F: Tiesto decorado con pintura blanca y roja sobre crudo.