PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO Y AGUA: … · cielo y para eso les iban a dar una especie de visera....
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ATLAS DE CULTURAS DEL AGUA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO Y AGUA: TOTONACOS
Dr. Daniel Murillo Licea Instituto Mexicano de Tecnología del Agua
Introducción
El área geográfica que habita este grupo indígena se conoce como Totonacapan y
cubre gran parte del estado mexicano de Veracruz, una parte de Puebla y de Hidalgo.
En esta zona habitan 411,266 hablantes de lengua totonaca, distribuidos de la
siguiente manera: en Hidalgo 62, en Puebla 131,928 y en Veracruz 186,833 (Serrano
Carreto, 2006: 49). El Índice de Desarrollo Humano para la zona de la Sierra Norte de
Puebla y la región del Totonacapan muestra un 0.6550, lo que coloca a este grupo
indígena en el rubro 2, es decir, bajo.
En la cosmovisión totonaca existen tres niveles del universo: el superior que se
relaciona con el sol y con elemento del fuego. Habitan en este estrato los santos y los
dioses, los ángeles y los personajes como San Miguel, encargado de hacer los
relámpagos y la lluvia y los ayudantes, que han sido tocados por un rayo. El siguiente
nivel es el cotidiano, donde habitan los seres humanos. El tercer nivel es el
subterráneo, donde habita Atzin, dueño del mar y del agua en general. (Romero Vivas:
2003: 48-49). El mundo tiene forma de comal, pero es representado por un cuadrado y
está sostenido por cuatro santos: San Juan Damaris al noreste; San Alejandro al
sureste; San Gabriel al suroeste y San Gregorio al noroeste (Ichon, 1990: 44).
COSMOVISIÓN Mitos y leyendas u otros relatos: Origen del mundo “Los totonacos asumen el origen del mundo en el mito del Quinto Sol, donde se relata
que se juntaron 400 dioses y encendieron una hoguera; de los dos hermanos
convocados uno se animó a arrojarse al fuego y de él nació Chichiní (Sol); el otro
hermano que había titubeado se arrojó entonces a la hoguera, pero ésta ya se había
apagado y sólo quedaban cenizas; también fue enviado al cielo, sería P’apa (Luna).
Ambos hermanos siempre pelean, los dos son hombres; P’apa o Manoel visita a las
mujeres cada 28 días. El eclipse de sol o de luna es parte de esa lucha cosmológica, y
se transforma también en un indicador étnico”. (Masferrer, 2004: 8-9).
Mito del diluvio
"El Mundo había sido destruido muchas veces".
Un hombre derribaba árboles para preparar su milpa. Pero cada mañana encontraba
erectos de nuevo los árboles que había derribado el día anterior. Dccidió esconderse
cerca de su campo para vigilarlo. Pero se durmió y no vio llegar al Conejo que les
decía a los árboles:
"¡Kapis Kiwi! ¡Kapis Kiwi! (¡Levántate, árbol! ¡Levántate, árbol!)
Y los árboles se levantaban.
Al día siguiente el hombre fabricó un muñeco de cera y lo plantó sobre el camino.
A las once, o a la media noche, llega el Conejo.
-¿Quién está ahí en mi camino? ¡Quítate de ahí o vaya pegarte!
Como el muñeco no contesta, el Conejo le da una gran bofetada y su mano quedó
pegada en la cera.
-¡Suéltame! ¿Por qué me has cogido? ¡Te voy a dar otra bofetada!
Lo golpea de nuevo y sus dos manos quedan pegadas.
-¡Te voy a pegar con mi pata!
Le da una patada, después otra y sus dos patas quedan pegadas. Y se queda así,
colgando del muñeco.
Al amanecer el hombre llega y dice al Conejo:
-¡Ah! ¿Eres tú quien vuelve a levantar mis árboles? Voy a matarte, pues me has
hecho trabajar para nada.
Le lanza un gran machetazo, pero falla y le corta la cola. Por eso es que el conejo
tiene una cola mutilada.
-¡No me mates! -grita el Conejo-. Vengo a hacerte un servicio. Si vuelvo a plantar los
árboles es para que tú sepas que va a haber un diluvio. Dentro de doce días va a
comenzar a llover y el agua va a subir tanto que va a llegar al cielo. El mundo será
destruido, todos los hombres perecerán: Por eso tendrás que hacer un arcón y meter
en éste la comida, la madera, el fuego. Búscate un loro que pondrás sobre la tapa del
arcón. Así, cuando el loro dé con la cabeza en el cielo, tú serás prevenido.
El hombre hizo lo que el Conejo le había dicho.
Después comenzó a llover, a llover, y el arcón flotaba en las aguas. Al décimo-octavo
día el arcón estaba muy cerca del cielo. Al vigésimo día, el loro grita de dolor: se hirió
la cabeza al chocar con el cielo. A eso se debe que ahora los loros tengan el copete
color de sangre.
El agua comenzó a bajar. Al cabo de veinte días el arcón llega al suelo. El Conejo
(que el hombre había embarcado consigo) quiso salir y abrió la tapa del arcón; pero
vio que había todavía muchos charcos.
Cuatro días después, el hombre saca un pie y constata que la tierra está sólida.
También el Conejo sale.
Había muchos peces en los charcos y en el suelo: eran los hombres que fueron
transformados en peces.
-Vamos a hacer lumbre -dice el Conejo- para asar los peces y comerlos.
Hicieron una fogata y comenzaron a asar los peces.
Allá arriba, los dioses estaban en plan de rehacer el mundo, de pintar el cielo,
reflexionando, pensando, escribiendo. Querían impedir a los hombres que miraran el
cielo y para eso les iban a dar una especie de visera. Para morir, les bastaría levantar
los ojos hacia el cielo y morirían así, sin enfermedades y sin sufrimientos.
Pero les llegó el humo de la fogata y les estorbaba en sus trabajos. Decidieron
entonces privar a la humanidad de aquel privilegio. Los hombres, ahora, sufren y
mueren.
Los dioses, molestos por el humo, se interrumpen en su escritura.
-¿Quién prendió lumbre allá abajo? ¿Quién es ese que ha sobrevivido?
Llamaron al Zopilote y le dijeron:
-Escucha, Miguel. Vas a bajar a ver quién está haciendo lumbre.
El Zopilote llega cerca del hombre.
-¡Buenos días! ¿Por qué estás haciendo humo? Me han ordenado que te lleve.
-Bueno, ¡vamos! Pero espérate tantito. Primero vamos a comer estos pescados tan
sabrosos.
El Zopilote se puso a comer, a comer mucho. Y comió tanto que cuando quiso irse no
pudo volar.
Los dioses ordenaron entonces que los peces se pudrieran y apestaran, y condenaron
al Zopilote a comer la carne descompuesta. Miguel, el zopilote, va desde entonces a
limpiar, "barrer" la carroña de los animales muertos, como un sirviente.
Los dioses dijeron entonces al gavilán:
-Bueno, ahora vas tú, Francisco. Si encuentras al hombre, lo traes.
El gavilán llega a la tierra y saluda al hombre.
-Me han dado la orden de llevarte luego luego.
-Bueno, pero espérate un poquito. Prueba primero lo que vamos a comer.
-¡No me han mandado aquí para comer! Me darás comida cuando lleguemos allá
arriba.
Y, elevándose, el gavilán, prende sus garras en la quijada del hombre y lo levanta
hasta el cielo.
El gavilán cumplió su misión, así que los dioses decidieron que de ahí en adelante se
alimentaría con pichones. Cuando tiene hambre, cada siete días, ellos le permiten
capturar un pájaro vivo.
Allá arriba, los dioses se apoderaron del hombre y le preguntaron cómo había
escapado al diluvio. Él les explica todo. Ellos lo acusaron entonces de haber hecho
humo; le arrancaron la cabeza y se la pegaron en el trasero. El hombre se volvió
mono. El mono que vemos ahora en la selva, ese mono era antes un hombre. Fueron
los dioses los que lo transformaron en animal, en mono. Los hombres fueron
convertidos en peces. Cuando el agua se seca, todos mueren.
Mito del diluvio (Ichon, 1990: 52-55).
El cuarto Sol
Este sol, cuatro agua era su nombre; fueron entonces todos los que perecieron y se
transformaronen peces: de todas partes oscureció el cielo, en un solo día perecieron.
Cuando el año terminó el Dios convocó a sus mensajeros cuyos nombres son N'ata
(padre del agua) y su mujer Nene (niñita, germen de mujer), y les dijo:
-No leman nada. Ustedes planten un gran ciprés y se meten dentro cuando llegue la
fiesta de la velación.
Todo el derredor el cielo se oscureció. Entonces entraron en el árbol; cerraron todos
los resquicios. El Dios dijo al hombre:
-No comerás más que una mazorca de maíz, y tu mujer también sólo una mazorca.
Habían ya terminado su alimento cuando el tronco cayó sobre la arena. Hicieron una
abertura: el agua ya no burbujeaba y el tronco se secó rápidamente.
Tan pronto como hubieron salido, vieron los peces: hicieron fuego con leña y cocieron
en ellos los pescados.
Los Dioses Citlalinicue (la falda de las estrellas: la Vía Láctea) y Citlaltonac miraron
por todas partes y dijeron:
-¡Oh Dios! ¿Quién es el que ha hecho fuego? ¿Quién ha llenado de humo el cielo?
Sin tardanza y apenas se dieron cuenta de que descendió T'teitlakauen ("aquél del
que somos esclavos"), Tezcatlipoca ("el espejo que humea"), también los reprendió
diciendo:
-¿Qué haces tú, oh nuestro padre del agua? ¿Qué haces? y también él les cortó el
cuello y les volvió la cabeza hacia atrás.
Así fue como ellos se convirtieron en perros.
Mito del Cuarto Sol (Ichon, 1990: 56-57).
Mito de Juan Atzin
Un mito que pervive en la actualidad es el de “Juan Atzin y el diluvio”, con sus muchas
variantes. Algunas de estas variantes tienen que ver con el nombre del personaje
principal: además de Juan Atzin, también se cuenta que se trata del dios “Axi” o
“Tejé”. En este mito, los totonacos reviven un diluvio, en la historia antigua, en donde
el personaje principal lleva el nombre de Juan Atzin.
Algunas versiones mencionan el mito de la siguiente manera:
Juan y el diluvio
Informante: Enrique Juárez Santes
Recopilador: José Xochihua Ibarra
Lugar de registro: El Tajín, Papantla
Primera secuencia
Se dice que en un lugar desconocido y muy lejano, habitaban unos hombres que se
dedicaban a la agricultura. Éstos tenían por costumbre salir a trabajar con un canasto
tejido con caña de maíz, que les cubría la cabeza y se apoyaba sobre sus hombros; lo
usaban así para protegerse de la caída de las águilas, pues éstas agarraban a los
hombres que no lo tenían y se elevaban por los cielos hasta desaparecer con ellos.
Cuando los hombres se cubrían la cabeza, las águilas también caían, pero tan sólo se
llevaban el canasto.
Entre aquellos hombres vivía uno, huérfano de padre y madre, que siempre se
preguntaba:
-¿A dónde se llevarán las águilas a los que no se ponen el canasto?
Uno de tantos días se decidió y fue a trabajar a la milpa sin canasto; cuando llegó a
ésta, pensó:
-Hoy iré a conocer el lugar a donde van las águilas.
Firme en su idea, empezó a trabajar. No había adelantado mucho en su trabajo
cuando de pronto apareció el águila, cayó sobre él, lo agarró con fuerza y se elevó.
Ésta voló hasta un lugar muy alejado del pueblo del huérfano. Al llegar a una montaña
empezó a bajar en un lugar limpio. Antes de caer, el huérfano, que llevaba su machete
en el cinto, lo sacó y de un tajo la mató, haciendo lo mismo con las crías de las
águilas. Al terminar con éstas, miró los huesos de muchos hombres que habían
dejado las águilas, comprendiendo que éstos eran los restos de todos aquéllos que no
habían cargado la canasta para cubrirse.
Segunda secuencia
El huérfano dejó el lugar y empezó a caminar días y noches sin comer. Avanzaba por
entre los árboles cuando a lo lejos escuchó el ruido que hace el hacha cuando corta la
madera. Se dirigió hacia el lugar de donde provenía el ruido y miró que no había
ningún leñador, sino un hacha que se movía en el aire por sí sola; de repente, la leña
cortada se hizo un atado y el hacha voló hasta éste, metiéndose en medio. Una vez
ahí, el atado empezó a rodar por una vereda. El huérfano lo fue siguiendo hasta que
llegó a un lugar en donde había pirámides; como el atado se metió dentro de una de
ellas, el huérfano hizo lo mismo y llegó hasta donde estaban los viejitos o dioses. Los
dioses se pusieron de acuerdo y aceptaron que el huérfano se quedara con ellos.
Tercera secuencia
Cuando lo vieron los dioses, de inmediato le preguntaron:
-¿Qué haces aquí?
A lo que el huérfano contestó:
-Vine siguiendo el atado de leña que está ahí.
Los dioses volvieron a preguntarle:
-¿De dónde vienes?
A lo que el huérfano contestó:
-¡De donde las águilas murieron!
Los dioses volvieron a preguntar:
-¿Quiénes son tus padres y a dónde vas?
A lo que el huérfano contestó:
-No tengo padre ni madre y quisiera quedarme aquí, vivir con ustedes ayudándoles a
trabajar.
Le encomendaron que hiciera de comer mientras salían a trabajar. Además, éstos
llamaron al huérfano "Juan".
Como había transcurrido el tiempo desde la llegada de Juan, los dioses se prepararon
para ir a trabajar. Antes de su partida, le dijeron:
-Si tienes hambre y quieres comer plátano, tan solo será necesario que digas: ¡Que
caigan plátanos!
Partieron los dioses y Juan sintió hambre; pero se dijo:
-Con un plátano no alcanzará para quitarme el hambre: será necesario pedir que
caigan muchos plátanos.
Así lo hizo; entonces empezaron a caer muchos plátanos hasta que lo taparon. Los
dioses se dieron cuenta de que Juan estaba en peligro y regresaron a salvarlo.
Por segunda vez, los dioses se fueron a trabajar; pero antes de partir, le dijeron:
-Pon el nixcón y échale un grano de maíz.
Juan iba a poner el nixcón, cuando se dijo:
-Un grano de maíz no va a alcanzar para que comamos todos; será necesario que le
ponga más.
Así lo hizo, echó un puño de maíz y los granos empezaron a engordar hasta que lo
taparon. Los dioses se dieron cuenta que Juan estaba en peligro y por segunda vez
regresaron a salvarlo.
Los viejitos dijeron a Juan que en adelante debía ser obediente, advertencia que le
hacían porque no deseaban que tocara nada de lo que había en el lugar.
Cuarta secuencia
Sin embargo, como Juan veía que los dioses no estaban, una de tantas veces abrió un
baúl que le llamaba mucho la atención. En él estaban, entre otras cosas, una capa y
una espada. La primera representaba la lluvia, el huracán; la segunda los relámpagos y
truenos. Juan tomó la capa y empuñó la espada, empezando a girar y a mover la
espada. Entonces empezó a llover y a tormentar sin límite.
Cuando los dioses se dieron cuenta de lo que sucedía, de inmediato regresaron para
detener a Juan. Una y otra vez le echaron capas de nubes; pero Juan se escabullía y el
huracán aumentaba en fuerza, acompañado de relámpagos y truenos. No fue sino
hasta que le echaron doce capas cuando pudieron agarrarlo.
Con Juan bajo las nubes, los dioses fueron a ver a la Virgen para pedirle un cabello
con el cual debían amarrar a Juan. La Virgen se los entregó y, después de atar al
huérfano, lo echaron al mar. Al caer en éste, el cabello se convirtió en cadena y Juan
se fue con ella hasta el fondo del mar.
Juan se encuentra aún en el mar, con los doce viejitos, y siempre pregunta cuándo
es el día de su santo para celebrarlo. Sin embargo, nunca le dicen la verdad, pues,
en caso de decírsela, se desataría otro diluvio. (Oropeza, 1998: 45-48).
Leyenda de la Sirena La Sirena salió de la mar para ir a pasearse. Se detenía en los pueblecitos e iba de
casa en casa a pedir asilo; pero nadie la dejaba entrar. Ahí donde se detenía, ahí
debajo de ella, el agua empezaba a correr.
Ella iba así de pueblo en pueblo. Por fin en el quinto pueblo se le permite quedarse.
-Préstame una jarra, voy a buscar agua. Dile a una de tus niñas que me muestre
dónde está el pozo.
La sirena y la niña llegan al pozo.
-No tengas miedo, Voy a sacar agua.
La sirena arroja la jarra en el agua y ésta comienza a arremolinarse. Inmediatamente
el arco iris sale del agua y el viento se levanta. La Sirena se lanza de cabeza y
comienza a debatirse. La niña corre a la casa y vuelve al pozo con su padre. El agua
está lodosa ahora y forma un remolino.
-¡Esta mujer es la Sirena! Vamos a buscar al Presidente.
Todo el vecindario se agrupa en torno al pozo. Éste tiene ya las dimensiones de una
laguna.¿Cómo hacer para que salga la Sirena? Vamos a preguntar a los adivinos.
Pero éstos confiesan su incapacidad. Y recomiendan que sea llamado el sacerdote.
El Padre viene, recita sus plegarias, dice la misa. Pero la Sirena no sale.
Entonces fueron a ver al mejor adivino, el que escruta sus cristales. Vio bien que era
la Sirena. Se puso a implorar en el borde del pozo. La Sirena respondió que hacia el
fin del año habrá un diluvio; que el agua llegará hasta el cielo y que eso sería el fin
del Mundo.
-Vamos a hacerte una ofrenda para que salgas.
-Si me traen 13 muchachos y 12 muchachas, 13 puercos y 12 puercas, 13
guajolotes y 12 guajolotas, 13 gallos y 12 pollitos, entonces sí saldré.
Las gentes dijeron: "Busquemos otra cosa. Habla a los Truenos y veamos qué
piensan de esto”.
Los Truenos respondieron:
-La Sirena es compañera nuestra, no podemos hacer que salga. También los vientos
son sus compañeros. Pero hay un hombre que come brasas: es Taqsjoyut. Si él
acepta ayudarles, nosotros por nuestra parte desataremos el Relámpago, la Iluvia
caerá. Pero no se espanten: nosotros estamos de acuerdo con ustedes.
El Taqsjoyut dijo a las gentes que la tierra temblaría cuando él sacara a la Sirena del
agua, que no se espantaran. Pero primero tenía que hablar con los Truenos. La
entrevista tendría lugar en una colina donde hay un gran árbol.
Ál día siguiente Taqsjoyut esperaba a los Truenos sobre la colina. Éstos
descendieron, se posaron en las ramas. Comenzaron a platicar y se pusieron de
acuerdo.
El Taqsjoyut dijo entonces a las gentes que fueran a buscar dos cargas de leña,
cosa que hicieron. En seguida le prendieron fuego. Hacia las nueve de la noche la
leña ardido toda. No quedaban más que brasas.
El Taqsjoyut traga todas las brasas de la primera carga. Luego se revuelca en las de
la segunda, abrasándose todo el cuerpo: parecía ser de fuego.
Durante ese tiempo había comenzado a tronar, el viento se ha bía levantado y llovía
muy fuerte.
El Taqsjoyut salta, en su lugar, dos, tres veces; a la cuarta corrió a arrojarse en el
pozo. La mujer comienza a aullar, a gritar que no quería salir. Pero el pozo se seca y
la Sirena termina por fatigarse. El Taqsjoyut la sujeta por la trenza, la ata y la saca
del pozo. La lleva hasta el mar y allá la deja.
Después Taqsjoyut regresa volando. Las gentes lo gratifican no con dinero sino
dándole pollos, guajolotes, etc. (Ichon, 1990: 134-136).
De por qué el mar es salado
Cuenta una leyenda que una vieja sazonaba los frijoles destinados a su hija y a su
yerno salándolos con el sudor de sus axilas. Los frijoles tenían muy buen sabor, y la
hija preguntaba a su madre, siempre en vano, la receta. Pero un día que la espió
sorprendió su secreto. La vieja, al no poder soportar la vergüenza, fue a arrojarse al
mar. Por eso es que el mar está salado. La Sal es una mujer. (Ichon, 1990: 134-
136).
Cuento de amor
En un pozo cercano al pueblo de Zongozotla iba a pescar siempre un joven. Un día
se encontró a una muchacha lavando a la orilla del pozo al que iba a pescar; llegó y
la saludó y al momento se enamoró de ella, pero no le platicó nada en ese momento.
Con el pasar de los días, el muchacho volvió a pescar y la encontró nuevamente
lavando; la muchacha había tendido su ropa que tenía los colores que forman el
arco iris. El muchacho se sentó junto a ella y le empezó a platicar cosas de amor, y
la muchacha aceptó las palabras de amor del joven, diciéndole que tenía que seguir
regalando sus gallinas. Lo que al muchacho le pareció raro; no se daba cuenta que
[sic] la muchacha se refería a los pescados. La muchacha aceptó al joven con la
condición de que arreglara una flauta de caña y un tambor pequeño como el de los
“voladores” (Véase Ceremonias, ritos, fiestas y danzas); le dijo que cuando
regresara al pozo, a lo lejos viniera tocando su tambor y pitando su flauta. Cuando el
joven volvió a irse a la pesca, su papá se fijó bien que llevaba la flauta y el tambor y
lo siguió sin que se diera cuenta. El padre del joven observó que éste, antes de
llegar al pozo empezó a silbar con su flauta y a tocar su tambor, tal como se
ejecutaban en la “danza de los Voladores”. Mientras tanto la muchacha lo escuchó y
se preparó para recibirlo; él la encontró como anteriormente, lavando. El padre del
muchacho vio que de momento se dieron un abrazo, y al hacerlo la muchacha jaló al
joven hacia el pozo, se fueron dando de vueltas. Se sorprendió de lo ocurrido y se
acercó apresuradamente a la orilla del pozo; tiempo después observó que dentro del
agua venían dando de vueltas la muchacha y el joven como eran en vida, pero ya no
eran humanos, eran unas culebras que estaban enredadas una a la otra. (Ávila,
1987, citado por Masferrer, 2004:16).
Los voladores
Dijeron que fue en Coxquihui o en Caxhuacan; otros que fue en Copala. En la feria
anual del poblado había ceremonias, juegos y bailes. Al cuarto día de la fiesta, los
danzantes que participarían como voladores efectuaron la danza ritual anterior al
vuelo. Luego ascendieron al palo volador a ocupar sus lugares. El danzante central
comenzó a invocar a los cuatro puntos cardinales. De pronto, cuando se disponían a
girar para descender, el grupo entero de danzantes con el equipo de la manzana, el
cuadro y las sogas, se desprendieron del palo volador y ascendieron girando hacia
el cielo sin interrumpir la música ni la danza. Al poco tiempo cesaron de verse y
escucharse.
El pueblo se reunió en torno al palo volador y decidieron derribarlo, pues los
hombres que ascendieron difícilmente regresarían. Sin embargo, para asombro de
todos, cuando transcurrieron otros cuatro días, en la lejanía volvió a escucharse la
música de la flauta y el tambor. Los hombres y mujeres del pueblo comenzaron a
distinguir el cuadro y la manzana y descubrieron que eran los mismos danzantes
que regresaban girando al compás de la música. Pero el palo ya no se encontraba
en su sitio y los voladores otra vez giraron hacia el cielo y no regresaron. Todos en
el pueblo lamentaron no haber dejado el palo en su sitio, pues hubieran tenido la
oportunidad de conocer por boca de los danzantes el mensaje de las mansiones
celestes. Los totonacos de ahora saben que algún día otros voladores se elevarán
girando hacia el sol para que después, a su regreso, el pueblo conozca el mensaje
divino. Tal vez la ciudad de El Tajín contiene parte de ese mensaje. Tal vez parte de
ese mensaje sigue en los frisos y en ciertos espacios destacados de El Tajín: los del
juego de pelota. (Montemayor, 2006). (Ver Ceremonias, ritos, fiestas y danzas).
Cozol, rey de los vientos
Cozol fue príncipe y rey de los Vientos. Estaba enamorado de la princesa Cuezalini.
El Rey Cozol andaba montado en Tepecuaco, que es caballo de piedra. Una vez
vino un huracán muy fuerte y le voló su penacho al Cozol, y él, queriendo agarrarlo
se bajó de su caballo y llegó hasta donde actualmente está. El penacho fue a caer
en medio de San Miguel Atequizayan y Concepción de Allende. Entonces el Rey
Cozol le preguntó a la princesa si habría de casarse con él, pero ella le dijo que
mientras no recuperara su penacho no habría boda.
Entonces él mandó traer a su madrina, que era una hada y hechicera, y le preguntó
qué podía hacer. Ella le contestó que sólo que fuera un grupo de doce parejas de
Zongozotla a traer el penacho lo podría recuperar. Cuando estas doce parejas
llegaron, encontraron que habían otras doce parejas de San Juan Ocelonacaxtla y
entonces hubo una riña entre éstos y los de Zongozotla por recuperar el penacho; a
fin de cuentas nadie pudo quedarse con él.
Entonces, como si no llevaba el penacho no podían regresar a sus pueblos, el grupo
de Zongozotla formó el pueblo de Concepción de Allende y el otro el de San Miguel
Atlequizayan. Entre estos dos pueblitos está el penacho de Cozol, ahí donde hay un
cerro que es el único donde había ciprés; pues del río Cempoala para allá (ribera
norte) ya no hay de esos árboles; y del río para acá (ribera sur) sí los hay.
(Trejo, 2003: 193).
Deidades y personajes míticos relacionados con el agua
Huehue
Se cuenta que en los montes, los cerros, habita un dios viejo que es llamado
Huehue. Él sería, en comparación con otros mitos mesoamericanos, la conjunción
del señor del monte y de los ancestros que habitan en el mundo liminar entre la
tierra y el inframundo. El Huehue es visto en las cuevas y en el monte y tiene a su
cuidado a los animales y los mantenimientos, como el maíz.
Tejé y Juan Atzin
Como se ha mencionado (ver Mitos y leyendas u otros relatos), el dios Tejé y
Juan Atzin son el mismo personaje. Es el dios que tiene que ver con los truenos, con
el agua y el gran diluvio. En la mitología totonaca, habrá un gran diluvio el día en que
el dios se entere del día de su cumpleaños. En relatos recogidos en Huehuetal y en
Ixtepec (Murillo, 2005) se habla del dios Tejé de la siguiente forma:
AL: …Si llegara a saber el dios Tejé qué día nació va a celebrar en grande y
no va a dejar de llover, va a relampaguear y va a llover porque él lo va a
celebrar en grande, pero es mejor que no sepa, ese es el cuento del dios
Tejé.
DM:¿Y DÓNDE ESTÁ EL DIOS TEJÉ?
AL: En el agua, en el mar, sí. Tejé, Ají, como le dicen unos. Nosotros le
decimos Tejé. (Murillo, 2005).
El mito de Juan Atzin y el diluvio sigue vigente en Totonacapan. En este mito, los
totonacos reviven un diluvio, en la historia antigua, en donde el personaje principal
lleva el nombre de Juan Atzin. Sin dejar de tomar en cuenta las implicaciones
sincréticas de este mito (como, por ejemplo, en una versión del relato, Juan es
crucificado en la tierra [Oropeza, 1998]), y la identificación del personaje Juan con su
homónimo cristiano y su relación con el agua, el otro nombre del personaje tiene que
ver con el agua, directamente. Atzin puede significar, según varias interpretaciones,
si está en náhuatl, atl-agua y el sufijo reverencial tzin; o bien, “el que se sumerge en
el agua”, o “el buen nadador”; o bien, si proviene del totonaco, significaría “el de la
cabeza que vibra, tiembla con voz ronca” (Oropeza, 1998: 76), lo que recuerda los
poderes del trueno, una de las virtudes de los dioses relacionados con el agua.
Atzin, en su variante de Atziní, ha sido considerado, también, como señor del agua y
del trueno (Trejo, 2003: 195).
El Kinocolopan o Chtiku-chkán
Es el señor del cerro, de los mantenimientos, quien cuida a los animales salvajes.
Parece ser un personaje específico con estas características y que puede ser
confundido con Huehue, el dios viejo. En entrevistas recopiladas en al zona
totonaca, (Murillo, 2005) se cuenta que:
E: No, es que a mí me contaban, cuando éramos chiquitas, que no hay que ir
a por ejemplo al monte, porque ahí vive ¿cómo te parece? como fuera un
señor, pero no un señor vivo sino que nada más se transforma, es como el
aire y te puede hablar y si tú le contestas te va a llevar a una cueva donde
tiene su casa, tú no te das cuenta cómo te va a llevar, pero él te va a llevar
adonde sea y te vas a quedar mudo y ya no vas a poder hablar. Pero cuando
te lleva y te entras en la cueva según dicen, cuentan, pues ahí en la cueva
hay muchas cosas de ... como de más antiguas, unos metates, no sé qué
otras cosas de oro tienen ahí adentro, y cuando te invitan a comer, según
cuentan te invitan a comer en las manos de las personas o los pies de las
personas y te van a invitar a comer, y si tú dices ¡ave maría purísima! ellas se
voltean y se (...) si tú tienes mucha fuerza y te vienes encuentras y llegas a tu
casa pero ya ni vas a poder hablar. Si tu familia se da cuenta que te llevó el
ese no sé como se llama, si tu familia se da cuenta te va a curar, te va a llevar
al... en alguna señora que sí sabe de esto para que tú puedas, para que te
pueda retirar el mal, te puede curar y vuelves a hablar, pero si no te curan te
vas a morir así de mudo, porque él agarra tu alma y se la llevó, parece que es
un ser vivo, pero no. O a veces se aparece que es tu mamá o tu papá, pero si
tú te das cuenta cómo vino mi papá si fue para allá, nomás se aparece como
si fuera... para que tú le hagas caso, pero si tú te das cuenta, no te va a llevar
si tú piensas, pero si tú le hablas y piensas que es de tu familia, pues fácil te
va a llevar, eso es lo que cuenta, nos espantaban para que no ir al lugar
porque te va a agarrar, dicen. (Murillo, 2005).
San Juan
San Juan Bautista, llamado en totonaco Aktsini’ es un pilar del cielo y señor de los
cuatro truenos. (Ver Juan Atzin).
Los truenos
Deidades menores, ayudantes de Juan Atzin, se manifiestan de tres maneras: por el
relámpago, el rayo y el trueno. Existen hombres rayo, simulan-cisku, y rayos
mujeres, simulan-puskat. Hay cuatro truenos principales por cada punto cardinal y
bajo su mandato actúan 13 truenos pequeños o 25, según las versiones. (Ichon,
1990: 136-137).
Las sirenas
Dueña del mar, pero bajo el mando de Atzin, es una mezcla de Chalchitlicue y de la
sirena de origen europeo. Trata de inundar al mundo agrandando los pozos que se
encuentran en los poblados. (Ichon, 1990: 134).
Los vientos
Al igual que otras culturas indígenas, los vientos son ayudantes de la lluvia, en este
caso, de los truenos y de Atzin. En algunas versiones son sirvientes de los grandes
truenos. Los vientos pueden ser buenos o malos. Es común mencionar que a la
gente “lo tiró el aire” y eso significa que se ha llevado su alma. Es necesaria la labor
de un curandero que ayude a la recuperación del alma. Del 20 de julio al 25 de
agosto los vientos son particularmente peligrosos. (Ichon, 1990: 142).
San Miguel-Jilí
Este personaje, aunque también tiene a su cargo hacer llover, se asocia más con el
binomio agua-fuego. Sus ayudantes hacen llover y son hombres tocados por un rayo
o por haber transgredido alguna norma: “ser caprichudo, bañarse cuando llueve,
etc.” (Romero Vivas, 2003: 50).
Taqsjoyut
Dueño del temazcal, puede provocar enfermedades si no se le otorgan las plegarias
necesarias. (Ichon, 1990: 330). (Ver Ceremonias, ritos, fiestas y danzas).
Maqasupi
Es la dueña de los arroyos, representada por la imagen de un camarón de agua
dulce. (Trejo, 2003: 191).
Ceremonias, ritos, fiestas y danzas Como en muchas regiones indígenas, en Totonacapan existen fiestas fijas que se
celebran sincréticamente desde hace muchos años. Tal es el caso de las fiestas de
los santos patronales, que se realizan mediante un tipo de organización por
Mayordomías. Otra fiesta importante es la de semana santa, donde “salen en
procesión las imágenes de Jesucristo, Jesús Nazareno, Santo Entierro y la Virgen
de Dolores. Entre los totonacos esta fiesta se relaciona con el sol, pues transcurre
en la temporada de sequía y se hacen referencias a Cristo, asociándolo con el sol”
(Garma y Mansferrer, 1994: 20).
Otra fiesta importante es la del día de muertos, cuando, como en muchas regiones
indígenas, se colocan altares domésticos, los familiares de los muertos conviven con
ellos en sus tumbas y se visitan los panteones.
Otra celebración importante es la del 3 de mayo, el día de la Santa Cruz o Fiesta del
Agua. Aunque algunos grupos totonacos en la actualidad prefieren colocar a la fiesta
dentro de las tradiciones puramente prehispánicas y no llamarla de la Santa Cruz,
para evitar la referencia cristiana, el hecho es que se sigue celebrando. Como en
muchos otros lugares, esta fiesta se organiza a través del sistema de Mayordomías.
Existe una relación muy estrecha entre el agua y el trueno, el rayo. Tanto en la
cultura nahua como en la totonaca se encuentran relatos que hacen alusión a los
poderes sobrenaturales de los rayos. Como parte de la ritualidad totonaca, existen
súplicas y rezos en los que aparecen los rayos como personajes, al lado de los
hacedores de agua (tlaloques), (Lupo, 1995: 233-243). Esta es una tradición que se
ha conservado: la ritualidad del acto de suplicar o rezar para pedir protección, lluvia,
curar enfermedades o encontrar el alma perdida. Para ello, hay que llevar al enfermo
al arroyo en el que se supone perdió el alma, hacerle una limpia y hacer una ofrenda
al agua (Trejo, 2003: 195).
Danzas
Las danzas de los totonacos pueden agruparse en dos: las de marcado origen
prehispánico y las de origen colonial sincréticas y confusas, que mezclan elementos
prehispánicos con estructuras europeas. De las segundas, existen,
generalizadamente, las danzas de los Santiagueros, Los Moros y Cristianos, los
Pastores, Negritos, Tambulanes y Tocotines. Para el primer grupo tenemos la danza
del volador y la de los Huahuas.
La danza del volador es, quizá, la más conocida de este grupo étnico. Generalmente
se le asocia con la ciuda de Papantla, aunque la danza se realiza en todo el
Totonacapan. El nombre proviene de su término en totonaco: tsoqoqósnu, con la
raíz qosnu, que es volar. En algunas zonas el volador se le denomina como
putasiwiyú, “una cosa sujeta, torcida, que da vueltas” (Ichon, 1990: 377). Los dos
términos tienen que ver con lo que ocurre en la danza. Por un lado, esta danza hace
referencia al mito antiguo de la propia danza (ver Mitos y leyendas u otros
relatos), pero también se le asocia con un rito de fertilidad, una invocación a los
cuatro vientos y un encuentro entre el nivel celeste y el subterráneo del universo.
Los símbolos indígenas muchas veces presentan esta polisemia.
La forma de vestir de los voladores es con un gorro cónico multicolor, existe un
capitán, que utiliza una flauta y un tambor y la danza presenta un simbolismo ritual
que se descubre a partir del momento en que se derriba el árbol que servirá como
palo para los voladores. Ichon (1990) ha hecho una excelente descricpión de este
rito y me limitaré a mencionar algunos elementos principales y a seguirlo en una
glosa. Para derribar el árbol elegido para la danza, el capitán pide permiso al árbol y
a los truenos. Algunas palabras que se mencionan al árbol son:
Adonde viene amaneciendo.
Adonde viene aclarando.
Donde estás parado.
Donde te han plantado.
No sientes nada.
No piensas nada.
Ahora te vamos a bajar.
Tú eres el palo Volador.
…
Te van a parar en el plano.
Te van a parar en el cerro.
Vas a hacer gusto a todo el mundo.
Eres el Volador.
(Ichon, 1990: 383).
Después del derribe, el árbol es transportado hacie el lugar donde se realizará la
danza, y hay que hacer una ofrenda cuando se le pone en pie, matando un pollo.
Hay otros elementos en la ofrenda, como aguardiente y copal. A la noche siguiente
en algunos lugares se decapita otro pollo y se entierra junto con 13 muñecos y con
un guajolote. El papel del curandero es esencial: las palabras hacia los dioses,
palabras de la ofrenda son dichas como ofrenda hacia la tierra. Durante la quincena
antes de la fiesta, los danzantes se reúnen en la iglesia para practicar los 25 pasos
de la danza. Esta serie de reuniones rituales no sólo tiene que ver con practicar la
danza, sino con hacer “la promesa”, llevar un cirio por danzante al altar. La danza en
sí consiste en subir a la parte más alta del palo, hasta llegar a una estructura
cuadrada en donde cada volador se sienta en una esquina, mientras el capitán toca
su tambor y su flauta y ofrenda a los cuatro vientos. Dando vueltas y danzando, el
capitán se inclina con el pecho y la frente haciea el sol y los voladores descienden,
dando 52 vueltas, amarrados de los pies. Este movimiento giratorio recuerda al
malinalli de los antiguos mexicanos y es una representación de las fuerzas frías y
calientes que mueven la tierra.
Después de cuatro o cinco días de la fiesta se realiza una limpia a los danzantes, a
la orilla de un río: se le denomina a ésta como la gran limpia. Consiste en un baño
completo y termina con una comida ritual. El mástil debe ser derribado, sólo se
puede utilizar una vez, al contrario de algunas danzas en la actualidad, en donde el
palo ha sido cambiado por uno de metal y es utilizado varias veces.
Aunque la de los voladores, como hemos dicho, sea la danza más conocida, hay
otra que se emparenta con una danza nahua llamada de los Quetzales, en la sierra
norte de Puebla, colindante con la región del Totonacapan:
“Quizá la danza más famosa sea la de los voladores. Pero si los voladores llamados
de Papantla tienen un giro circular descendente desde un palo elevado, otros
danzantes conocidos como los Huahuas tienen un giro diferente en un palo
horizontal fijo. Estos descensos y giros representan el vuelo de aves que a veces
son los loros, las guacamayas o los quetzales, pero que en el fondo podrían estar
asociados al concepto de Quetzalcóatl o Serpiente Emplumada y a su vuelo circular
y celeste. El Tajín constituye en sí mismo una faceta de esta divinidad emplumada
que se desplaza en el firmamento. Los Huahuas tienen, además de su giro, una
danza sobre la tierra en la que adoptan, flexionando la pierna derecha sobre el pie
izquierdo, la misma posición con que se representan a divinidades celestes gemelas
en frisos superiores de dos bajorrelieves de El Tajín”. (Montemayor, 2006).
De otra parte, el uso del temazcal puede tomarse como un rito de tránsito: es en el
temazcal donde los niños son purificados cuando nacen, se realizan ceremonias de
curación y de bautizo. El temazcal representa el interior de la tierra, espacio
femenino por excelencia, tiende a conjuntar el fuego y el agua. El temazcal el baño
de vapor de tradición prehispánica, es el reino de la curandera. La curandera-
partera, por ejemplo, cuando nace un niño, lava la ropa de la parturienta invocando
una plegaria al agua; cuando se dará nombre al niño, la curandera juega el papel de
ayudante ceremonial y simbólica al sacar al niño del temazcal y entregarlo a su
padrino, para protegerlo de enfermedades. Como parte de esta ceremonia la
curandera comienza la ceremonia por la mañana y arroja agua al fuego, “doce veces
por una niña, trece por un niño” (Ichon, 1990: 329). La salida del temazcal es el
renacimiento del niño, ya con nombre, en el mundo. El temazcal tiene un dueño, al
que hay que pedir y otorgar plegarias: se trata de Taqsjoyut. (Ver Deidades y
personajes míticos relacionados con el agua).
Lugares sagrados: Los lugares sagrados, como en muchas culturas mesoamericanas, están
identificados con cerros, manantiales y cuevas, generalmente. Es importante
mencionar el cerro Cozoltepec (sierra de camarones), cerca de Zongozotla, porque,
aunque no hay manantial ni menos camarones en el cerro, el simbolismo demarca
una relación importante entre ese cerro y el agua: “a la lluvia que alimenta la tierra y
hace crecer los torrentes permitiendo así la pesca en los ríos y arroyos. Es por esto
que se asocia el camarón de río con el cerro” (Trejo, 2003: 191).
Léxico del agua: agua: chúchut
agua bendita: tasikuná chúchut
aguacero: pasla sen
pozo: taxtunú
lluvia: sen
manantial: taxtunú
mar: pupunú
montaña: kasipitni
relámpago: tajín, maglipa
nube: pukslni
trueno: jilínit
rayo: litatita
río: kasltuchoko
laguna: yacht
Toponimia hídrica Tuzamapan- Cueva de tuzas; o Tozan- nombre del río y apan, manantial o arroyo.
Tetelilla- Tetel, montículo; Illatl-tabaco.
Ecatlán- Ecatl, viento; tlán, bueno.
Cerro Cozoltepec, Sierra de camarones.
Sicuilan, nombre de una poza, cuyo nombre en español significa sagrada.
Ilustraciones:
Procedencia: INI. Inventario original: 4148. Fondo Posible Alfonso Fabila.
Fecha: ca. 1955. Sitio: Sierra Norte de Puebla. Autor: Atribuido a Alfonso Fabila. Catálogo Iconografía de Luz, CIESAS-INI.
Procedencia: INI. Fondo Posible Alfonso Fabila.
Fecha: ca. 1955. Sitio: Huauchinango. Autor: Atribuido a Alfonso Fabila. Catálogo Iconografía de Luz, CIESAS-INI.
Foto: Danza de los voladores. Autor: Daniel Murillo Licea. Año: 2005.
Foto: Danza de los voladores. Autor: Daniel Murillo Licea. Año: 2005.
Mujeres totonacas de Huehuetla. Autor: Daniel Murillo Licea. Año: 2005.
CONOCIMIENTOS: Climáticos:
En la comunidad de Tuzamapan se ha registrado que existe la predicción del tiempo,
llamado puxchta’ o año chiquito. Los totonacos anotan todo lo que observan
atmosféricamente durante cada día del mes de enero, que guardará una
correspondencia con cada mes. Al llegar al día 13 se regresa el mes a noviembre y
a partir del 24 se cuenta por medio día: “en la mañana es enero, en la tarde es
febrero, etc., así corrían 6 días y el último del mes, el 31, se contaba por horas. Unos
contaban las 12 horas de luminosidad del día que equivalían a los 12 meses, otros
contaban las 24 horas correspondiendo a 2 horas a cada mes”. (Gallegos, 1985:
151-152). Algunos totonacos completaban este ciclo de observaciones con el
comportamiento de la estrella de la mañana o matánku, por horas: de tres de la
mañana a seis correspondía a los cinco primeros días de cada mes, y así, por horas,
hasta completar la serie de treinta días.
Geológicos: En Plan de Hidalgo, los totonacos tienen una clasificación de relieves:
Kaxtin. Relieve de crestas y cerros, sin vegetación y suelos delgados.
Lacaju. Relieve de pendientes fuertes, generalmente cubiertas por vegetación.
Patla. Relieve de pendientes moderadas o suaves.
Katchum. Relieve plano sin drenaje, susceptible a inundación.
Kalchakan. Fondo de colina.
(Ortiz, 1995).
Asimismo la tienen de suelos:
Putiun tiyat. Barro.
Munseya tiyat. Arenosos.
Kamunchulun tiyat. Pantanosos.
Kalo. Tepetatosos.
Tsakatua tiyat. Tierra chiclosa.
Stakaka toyat. Suelos delgados.
Chichiwix tiyat. Suelos pedregosos.
Muntapu tiyat. Suelos de vega.
(Ortiz, 1995).
Usos del suelo:
Takuxtu. Milpa
Kalenjkakiwin. Monte Alto.
Kamajkataman. Monte mediano.
Makjatama. Monte bajo.
Sakat. Potrero.
(Ortiz, 1995).
Calendarios: El puxchta’ ha sido ya resumido en el apartado de Conocimiento climático. Los
totonacos de Tuzamapan también observaban las fases de la luna. Las
observaciones generales es que cuando la luna es tierna las heridas sangran
demasiado, los niños naces débiles, haciendo un signo de debilidad o de peligro
esta fase lunar. Al contrario, cuando hay luna llena, los signos denotan fortaleza.
Durante el periodo de canícula, del 24 de agosto al 24 de septiembre, no es
preferible sembrar, por la intensa lluvia (Gallegos, 1985: 152).
Etnobotánica:
En la comunidad de Tuzamapan se ha registrado el conocimiento de las cualidades
frías y calientes de las plantas. Algunas de las plantas utilizadas en la preparación
de alimentos, son socoyoles, quiltoniles, yerba mora, soyoquelites, mafafa, epazote,
cantzilil, tomalquelites, skam, flor de calabaza, mazorquita, entre muchas otras
(Gallegos, 1985: 153-154). Según un levantamiento sobre plantas comestibles
realizado en Tuzamapa y Yancuictlalpan, “las plantas que forman parte de la dieta
avtyual corresponden a 76 géneros con 100 especies determinadas
taxonómicamente, incluídas en 46 familias botánicas” (Caballero, citada por
Gallegos, 1985: 154).
Sistema tecnológico y prácticas para adaptarse a las condiciones de la oferta
natural de agua:
En el municipio de Ixtepec hay sistemas de recolección de agua de lluvia,
construidos por los propios indígenas, para almacenar agua en la mitad seca del
año. (Trejo, 2003: 193). En Nanacatlán existen aguajes que recolectan agua, pero
sólo uno permanece todo el año lleno y de ahí se surten las familias para sus
necesidades. Con estos ejemplos se puede ver que existen prácticas tecnológicas y
prácticas sociales asociadas son el uso del agua y que la adecuación de una o de
otra es de acuerdo con las necesidades propias de las comunidades. Hay algunas
comunidades totonacas que no tienen problemas de agua, como Concepción de
Allende y Zongozotla. En la primera se cuenta que ahí cayó el penacho de Cozol,
viejo príncipe de los vientos. (Trejo, 2003: 193-194), (Ver Mitos y leyendas u otros
relatos).
Descripción de la organización para la gestión del recurso hídrico y los otros
recursos que dependen del agua:
Se ha registrado, para el caso de Tuzamapan, dos tipos de organización social
recíproca que se aplican a labores de agricultura y de bienes comunes en los
poblados. Una de ellas es la faena, el trabajo no remunerado para el bien colectivo,
como la limpieza de caminos o manantiales. La otra forma es la “mano vuelta”, un
acuerdo de ayuda recíproca en donde “una parte pide a otra un servicio que le
devolverá con otro igual o equivalente” (Gallegos, 1985: 160). Un tercer tipo de
trabajo recíproco es la labor hecha por jóvenes de 18 años como auxiliares del
ayuntamiento municipal, durante un año (Bretón, 1972: 61).
Existen en varias comunidades los cargos religiosos, conocidos como mayordomías.
En este tipo de organziación socioreligiosa interviene la figura del mayordomo, los
fiscales y los topiles. El topil es el vigilante de la iglesia, el mayordomo quien
patrocina las fiestas de los santos y hay entre cuatro y ocho fiscales que forman un
consejo de ancianos y supervisan las actividades religiosas. (Garma y Masferrer,
1994: 17-18).
Agua y género:
Como en muchas etnias, las mujeres realizan las tareas domésticas pero también
las tareas de conservación tanto de la tradición como de la cosmovisión indígena:
“La mujer, en todo caso, suele desempeñar roles trascendentales en la transmisión
de las cosmovisiones, pues se encuentra en una posición de tendencia
conservadora” (Gutiérrez, 2003: 202). Es así que los relatos de tradición oral
contienen elementos que se identifican con lo femenino, como las cuevas, el arcoiris
y otros más. Lo femenino, como tendencia fría, suele necesitar calor para guardar el
equilibrio del cuerpo. Es por ello que durante el parto o los periodos de
menstruación, por ejemplo, las mujeres deben bañarse con agua que haya pasado
por fuego. O después de parir, las mujeres deben bañarse con agua hervida y con
una serie de plantas de tendencia cálida (Gutiérrez, 2003: 203-205). Para el caso de
mujeres totonacas, esta misma autora, Gutiérrez, menciona:
La identidad de la mujer totonaca responde a los particulares propios de la
formación histórico-social, no de manera pasiva, sino como sujeto actuante en
concordancia con el resto de su grupo identitario. (Gutiérrez, 2003: 206).
Principales sitios arqueológicos o de observación de los sistemas y de la tecnología hídrica:
Cempoala
Cempoalli, veinte y atl, agua, la ciudad de las veinte aguas, seguramente porque
existía un sistema hidráulico particular. Asentamiento totonaca con orígenas desde
el año 1200 d.C., alcanzó su máximo apogeo en el periodo postclásico.
Tajín
Capital del Totonacapan, la ciudad está consagrada al dios que hoy se ocnoce con
el nombre de Tejé. Tajín fue fundada en el años 300 d.C. y tuvo su apogeo entre los
años 600 a 900 d.C. Las pirámides presentan varios nichos como símbolos
principales y hay varios juegos de pelota.
Yohualichan
Durante el año 400 d.C. el grupo totonaco fundó al ciudad de Yohualichan, que
significa “la casa de la noche”. Originalmente esta ciudad era dependiente de El
Tajín, la ciudad capital del reino del Totonacapan. Entre 1469 y 1481 los nahuas
irrumpieron en la zona y tomaron la ciudad. Desde entonces ha sido territorio de la
etnia nahua. (México desconocido, s/f). La ciudad tiene juegos de pelota y un
sistema hidráulico de abastecimiento de agua y drenaje. Frente a la pirámide
principal se cuenta que existía un manantial que abastecía a la ciudad.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Familia lingüística: Macro Maya.
Nombre propio:
Tutunakú, Tres corazones (los tres centros ceremoniales de Tajín, Cempoala y
Yohualichan).
Etnohistoria:
Aunque la zona fue poblada entre los años 2700 a 1500 a. C., se opina que es hasta
los años 1500-1600 a. C. que se conforma la cultura totonaca. Entre 500 y 400 a.C.
se dieron los contactos de intercambio con otros pueblos, sobre todo del altiplano.
Aunque hubo una fuerte migración hacia Teotihuacan, cerca del año 150 a. C., la
zona no quedó despoblada. Después, con otra fuerte migración, viajaron del
altiplano a Atenamitic, que podría situarse en el actual Zacatlán, Puebla y luego
regresaron a la sierra y fundaron la ciudad de Tajín, alrededor del 50 a. C., que
tendría su tiempo de esplendor entre 800 al 1100 d. C. Se fundó la ciudad de
Mizquihuacan, la capital del imperio totonaco.
A partir de 950 d. C. la zona tuvo la llegada de grupos migrantes nahuas y otomíes.
Con la fundación de lo que ahora se conoce como Castillo de Teayo, la zona quedó
en poder de la Triple Alianza (Ortiz, 1995: 33-35). Durante el año 400 d.C. el grupo
totonaco fundó al ciudad de Yohualichan, que significa “la casa de la noche”.
Originalmente esta ciudad era dependiente de El Tajín, la ciudad capital del reino del
Totonacapan. Entre 1469 y 1481 los nahuas irrumpieron en la zona y tomaron la
ciudad. Desde entonces ha sido territorio de la etnia nahua. (México desconocido,
s/f). La ciudad tiene juegos de pelota y un sistema hidráulico de abastecimiento de
agua y drenaje. Frente a la pirámide principal se cuenta que existía un manantial que
abastecía a la ciudad. Los españoles conquistaron Totonacapan alrededor de 1522 y
se comenzó con la evangelización por los franciscanos, tarea que fue continuada por
los frailes agustinos. Los españoles establecieron sistemas de encomienda en la
región y los totonacos presentaron resistencia, misma que continuó hasta la guerra
de independencia, cuando los totonacos se unieron a indígenas de Noalinco,
Papantla, Misantla y Zacatlán. En 1836, después de la consumación de la
independencia, y viendo las condiciones de los pueblos totonacos, se tomó la ciudad
de Papantla, en 1836 (Tovar, 1981: 2). Según unos autores, esta guerra se
ocasionó por cuestiones religiosas: “En 1836 estalló una violenta rebelión totonaca,
que duró dos años, contra la medida del obispo de Puebla de prohibir la celebración
de la Semana Santa, pues ésta ponía en peligro la reproducción simbólica del
pueblo indio”. (Masferrer, 2004: 10).
Áreas ocupadas por el grupo étnico o cultura:
Totonacapan, estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo. En Veracruz habitan gran
aprte del territorio del centro hacia el norte. En Puebla existen límites marcados por
cerros y ríos: “El cerro es el Cozoltépetl y el río, el Cempoala; accidentes geográficos
que son fundamentales para delimitar las fronteras étnicas de los totonacos de la
Sierra Norte de Puebla. El río Cempoala divide el territorio de la Sierra en dos
mitades étnicamente diferenciadas: en su ribera sur sólo habitan comunidades de
habla nahua, mientras que en la norte únicamente existen asentamientos totonacos.
El cerro Cozoltépetl, en cuyas faldas se encuentra el municipio de Zongozotla,
funciona como la última frontera del territorio totonaco de la Sierra hacia el sureste,
pues más allá todas las comunidades son nahuas”. (Masferrer, 2004: 7-8). Se
pueden identificar tres grandes grupos lingüísticos: el grupo del norte de la Sierra,
Mecalapa; grupo del sur de la Sierra (Zapotitlán); y grupo de Jalapa-Misantla (Ichon,
1990: 10).
Tiempo de ocupación del territorio:
De 2,700 a 1,500 a. C. se fecha la ocupación de Cempoala. A la fecha viven
totonacos en gran parte de esta zona.
Formas de asentamiento: Asentamientos rurales con la división de centro, plaza y barrios. Sistema de culto:
Católico sincrético. A últimas fechas hay un fuerte movimiento, impulsado por
organizaciones totonacas, para recuperar los símbolos prehispánicos, como la
Organización Independiente Totonaca.
Sistema económico:
Las principales actividades productivas son la agricultura, la producción de vainilla,
pimienta, café y las artesanías.
Sistema político:
Existen las Mayordomías al interior de las comunidades. Existen otros grupos, de
tipo político, de defensa de la identidad y de organización y apoyo social, como la
Organización Indígena Totonaca (OIT) y la Unidad Indígena Totonaca y Náhuatl
(UNITONA).
Clasificación: Agricultores, pescadores. Autores principales: Alain Ichon Elio Masferrer Kan DESCRIPCIÓN DE LA ECO REGIÓN Oferta Climática:
Precipitaciones de 2,200 mm aproximadamente, concentradas en los meses de junio
a octubre.
Oferta de suelos:
Suelos marno-calcáreos-polvosos y basaltos, en contraste.
Oferta del Relieve:
Cinco grandes grupos: Montaña, con alturas que van desde los mil y dos mil 800 m.
Las vertientes, que atraviesan ríos. Las colinas de arenisca. Las planicies aluviales.
La planicie litoral. (Ortiz, 1995: 29).
Mesas basálticas. La más importante es la Mesa de San Diego, nombre que en
realidad designa la parte central de una inmensa planicie que comprende del
suroeste al noroeste las Mesas de El Metate, de San Diego, de Zanacatepec, de El
Xúchil y de Mecatepec. La altitud media es ligeramente superior a 600 metros
(Ichon, 1990: 10).
CARACTERIZACIÓN DE LA OFERTA HÍDRICA
Oferta superficial:
Dos cuencas hidrológicas cruzan el Totonacapan: la que pertenece al río Tecolutla y
la del río Cazones. Los principales ríos de la región son el Cazones, el Cempoala y
el Tecolutla.
ANEXOS BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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Norte, Gobierno del estado, Secretaría de Cultura, México, 2003.
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Romero Vivas, Isabel Laura, “El agua en la cosmovisión totonaca”, Boletín del
Archivo Histórico del Agua, AHA.CNA, México, Número especial 10 años, año 8,
2003.
CONTACTOS:
Dr. Daniel Murillo Licea. Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
Dr. Elio Masferrer Kan. [email protected]