Psicosis: La Cuestión Preliminar Y Otras Cuestiones … · hoy deciden acompañarme — puesto que...

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"Psicosis: La Cuestión Preliminar... Y Otras Cuestiones –clase Nro 1-" (*) Escuela Freudiana De Buenos Aires - Clase Nro 1. - Sábado 23 De Mayo De 1998 Ricardo Rodríguez Ponte PRESENTACION Comienzo agradeciendo vuestra presencia, tan numerosa, en un día tan gris, aparentemente tan poco propicio, y en este horario y día que no es el favorito de todo el mundo —sábado a las 10 de la mañana—, aunque, y recién se lo comentaba a Carlos Bembibre, un compañero de la Escuela que me dió mucho gusto encontrar aquí, que, en verdad, el primer seminario que dicté en esta Escuela, hace un poco más de catorce años, tenía lugar justamente los sábados a las diez de la mañana, en la antigua sede de la calle Laprida. Es así que, de alguna manera, hoy me reconecto con cierto origen... También me reconecto con cierto origen en la medida en que mis primeros pacientes fueron pacientes psicóticos, y las necesidades de la subsistencia, por decir de algún modo que en ese entonces no estaba en las condiciones más propicias para elegir, me llevaron a que la mayoría de mis primeros pacientes hayan sido pacientes psicóticos. Eso me llevó a interesarme en la cuestión de la psicosis, me llevó a interesarme en ciertas modalidades terapéuticas, como las que llevé adelante durante un tiempo en el hospital de día del Hospital Italiano, luego de la residencia en Psicopatología en el Hospital Ramos Mejía —lugares donde aprendí muchas cosas de las que se pueden hacer con estos pacientes, así como muchas cosas que conviene no hacer con ellos—, y también me llevó a hartarme de los psicóticos, cuyas curas implican un compromiso y una dedicación que a veces exceden la medida humana a partir de cierto número. Concuerdo plenamente con un psicoanalista norteamericano, Harold Searles, que no es de la parroquia, pero que demuestra en sus textos una considerable experiencia de la psicosis, en cuanto a que la práctica con psicóticos es una práctica bastante insalubre, porque uno suele llevarse al paciente a su casa, sobre todo cuando uno es novicio y todavía no inclinado a protegerse mediante la rutina — y entonces no es casual que los éxitos, los relativos, siempre cuestionables éxitos de las curas de psicóticos, suelan tener esa proveniencia. En alguno de - Página 1 de 27 - Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

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"Psicosis: La Cuestión Preliminar... Y Otras Cuestiones –clase Nro 1-"

(*) Escuela Freudiana De Buenos Aires - Clase Nro 1. - Sábado 23 De Mayo De 1998

Ricardo Rodríguez Ponte

PRESENTACION

Comienzo agradeciendo vuestra presencia, tan numerosa, en un día tan gris, aparentementetan poco propicio, y en este horario y día que no es el favorito de todo el mundo —sábado a las10 de la mañana—, aunque, y recién se lo comentaba a Carlos Bembibre, un compañero de laEscuela que me dió mucho gusto encontrar aquí, que, en verdad, el primer seminario quedicté en esta Escuela, hace un poco más de catorce años, tenía lugar justamente los sábadosa las diez de la mañana, en la antigua sede de la calle Laprida. Es así que, de alguna manera,hoy me reconecto con cierto origen...

También me reconecto con cierto origen en la medida en que mis primeros pacientes fueronpacientes psicóticos, y las necesidades de la subsistencia, por decir de algún modo que enese entonces no estaba en las condiciones más propicias para elegir, me llevaron a que lamayoría de mis primeros pacientes hayan sido pacientes psicóticos. Eso me llevó ainteresarme en la cuestión de la psicosis, me llevó a interesarme en ciertas modalidadesterapéuticas, como las que llevé adelante durante un tiempo en el hospital de día del HospitalItaliano, luego de la residencia en Psicopatología en el Hospital Ramos Mejía —lugares dondeaprendí muchas cosas de las que se pueden hacer con estos pacientes, así como muchascosas que conviene no hacer con ellos—, y también me llevó a hartarme de los psicóticos,cuyas curas implican un compromiso y una dedicación que a veces exceden la medidahumana a partir de cierto número.

Concuerdo plenamente con un psicoanalista norteamericano, Harold Searles, que no es de laparroquia, pero que demuestra en sus textos una considerable experiencia de la psicosis, encuanto a que la práctica con psicóticos es una práctica bastante insalubre, porque uno suelellevarse al paciente a su casa, sobre todo cuando uno es novicio y todavía no inclinado aprotegerse mediante la rutina — y entonces no es casual que los éxitos, los relativos, siemprecuestionables éxitos de las curas de psicóticos, suelan tener esa proveniencia. En alguno de

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sus artículos, que recuerdo pese a haberlos leído hace más de veinte años, creo que Searlescontaba que a veces se encontraba en medio de una discusión con su mujer, y al poco tiempose percataba de que, en verdad, estaba trasladando a la escena conyugal algo que proveníade la escena de la transferencia-contratransferencia, puesto que ése era su esquemareferencial, con algún paciente esquizofrénico crónico. Por eso, creo que recomendabatambién, no tener demasiados psicóticos en análisis.

De todas maneras, pese a que el título de este espacio —que no sabía cómo denominarlo, si"seminario" o "seminario-taller" o qué diablos—, pese a que este titulo alude explícitamente a lacuestión de la psicosis, me quedaría muy conforme si hoy simplemente les pudiera transmitiresta idea: que no estamos abordando un capítulo especial del psicoanálisis, que abordar lapsicosis es abordar la teoría psicoanalítica y la práctica del psicoanálisis... salvo que... salvoque creamos, de hecho o de derecho —quiero decir: aun sin saber que es eso lo que creemos,pues una creencia no necesita estar en la conciencia para ser una creencia de plenoderecho—, salvo que creamos que el psicoanálisis es exclusivamente una teoría de lasneurosis.

Quiero decir, que lo que podamos abordar en relación a la psicosis compromete a toda lapráctica del psicoanálisis, y no sólamente a la práctica con el paciente psicótico.

Pero les decía que no sabía cómo denominar a este espacio, pese a que finalmente meincliné por el término "seminario", que al fin y al cabo es de uso corriente y no comprometedemasiado... En verdad, me gustaría que éste fuera un espacio donde nos dejáramosinterrogar por la psicosis. Y en ese sentido, la idea no es desarrollar acá una doctrina, sinoabordar, como digo, sí, en el subtítulo que le puse a este espacio, algunas cuestionespreliminares, y trabajar sobre lo que la clínica, y la experiencia de cada uno, nos vayanproponiendo como pregunta. En ese sentido, si bien tengo una especie de esquema generalde un posible desarrollo —algo así como una rueda de auxilio, por si se pincha alguna en elcamino—, de todas maneras el desarrollo futuro de este espacio va a dependerfundamentalmente —ése es, por lo menos, mi anhelo— de lo que vaya surgiendo del diálogoque podamos entablar entre nosotros. Es decir, tengo en mi bolsillo una especie de"programa", pero sería muy feliz si pudiera dejar este programa de lado, si pudiera irinventando en cada ocasión un programa a partir de lo que pueda surgir entre nosotros comodiálogo. No solamente porque eso me llevaría a abordar cuestiones que a lo mejor no se mehan ocurrido todavía, sino por una cuestión de principio, me parece, y es que la cuestión de lapsicosis...

Recuerdo algo que decía Piera Aulagnier, en un prólogo, y creo que fue lo único que me gustóde ese libro —también lo leí hace muchos años y no he vuelto a releerlo, por lo que la cita noserá exacta, es lo que he retenido de ese libro—, decía que la psicosis es como una

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interpretación salvaje al saber del analista, en la medida en que, más que nunca, y en ningúnlugar mejor que en ése, se ve que saber, en psicoanálisis, no es necesariamente poder. Lasdoctrinas que se han ido elaborando en la historia del psicoanálisis, a propósito de la psicosis,no necesariamente han aumentado el poder del analista en el tratamiento de la psicosis.

Por supuesto, esta frase que les cito, porque me impactó en su momento con la fuerza de laverdad, no es que la comparta hoy en todos sus términos, porque creo que el obstáculo, quehoy conviene revisar, es precisamente el obstáculo que plantea la cuestión del poder. Elpoder... Me parece que es por esta vía que cierto lacanismo se ha desviado en el sentido enque, por prejuicios, o, si quieren, por cuestiones preliminares que mi deseo sería revisar, dehecho o de derecho se termina sosteniendo que no hay lugar para el analista en la psicosis, yque en todo caso, la decisión del analista —lo decía Jacques-Alain Miller en un seminariopublicado no hace mucho— estará en ver si decide "terapizar" o no a su pacientepsicótico.(1).(2).

La cita que pongo como exergo de mi invitación a este espacio, del texto de Lacan Variantesde la cura-tipo, apunta justamente a esta cuestión, a que es exigible, desde el psicoanálisis:

...un rigor en cierto modo ético, fuera del cual toda cura, incluso atiborrada de conocimientospsicoanalíticos, no sería sino psicoterapia.

Este es un poco el planteo, entonces: revisar todo lo que se ha dicho y se dice en el discursocorriente a propósito de la psicosis, para ver si podemos fundar de derecho una posición delanalista que no sea terapéutica — salvo en todo caso en el sentido que Freud decía, y Lacansubrayaba, de que en el psicoanálisis la terapéutica se da por añadidura.

¿LACANOAMERICANOS?

Agradezco entonces, nuevamente, la presencia de todos ustedes, y tengo algunosagradecimientos en particular, quiero decir: en particular a los miembros de la Escuela que

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hoy deciden acompañarme — puesto que todo mi trabajo en los últimos once, doce años, diría,ha estado dirigido y orientado a partir de lo que encuentro como un problema que es primero—primero en términos de cercanía, no en términos de importancia— un problema de Escuela. Yen ese sentido, Lacan decía, al final del Seminario sobre El sínthoma, cuando justificaba untérmino de su invención, el término appensamiento: "uno se apoya contra un significante parapensar". Bueno, yo constantemente me apoyo contra los significantes que circulan en laEscuela y, más allá de la Escuela, en otros ámbitos donde me muevo, que es la comunidadpsicoanalítica de Buenos Aires, para ir elaborando mis pensamientos. En ese sentido podríaanotar, como un tiempo importante para mí — esto, por ahí a ustedes no les interesa, al menosen principio, quiero decir, por qué llego yo a este lugar, pero a lo mejor si yo les cuento unpoquito cómo he llegado a proponer este espacio, puedan entender más el sesgo que lepienso dar a este espacio — ya les dije un sesgo que no le pienso dar: no voy a hacer doctrinade la psicosis, sino que me propongo, y les propongo, que nos dejemos interrogar por lacuestión de la psicosis.

Les digo con esto que un punto importante, aparte de este origen que les comentaba antes,de mi primera experiencia con pacientes psicóticos, fué cuando la Escuela se hizo cargo de unsignificante, o de una palabra... Habría que ver si es un significante, propiamente hablando,porque en ese caso habría que ver cuál es el otro significante, ¿no es cierto? Hay unapalabra, entonces, que Lacan dijo al pasar, pero que de alguna manera la Escuela tomó comouna especie de consigna, que incluso propuso a otras instituciones, que es la palabralacanoamericanos. Desde ese entonces, mi sospecha fue que, con la palabralacanoamericanos, podría estar ocurriendo lo mismo que señalaba Lacan en el Seminario 5,sobre Las formaciones del inconsciente, cuando hacía notar que en la palabra "aterrado"perdemos de vista, justamente por lo que hay ahí de sugestión, de un efecto de sentido queapunta al "terror" por la metáfora, ya no percibida como tal, que hay en la palabra "aterrado",perdemos de vista lo que puede haber ahí de relación a la "tierra", al "poner en tierra", en lapalabra "aterrado". Y mi sospecha era la de que precipitarse demasiado rápidamente en estapalabra, lacanoamericanos, podía llevarnos a desconocer o a reprimir lo que había allí,embutido en esa palabra, pero tal vez desapercibido por el efecto de sentido producido poresa palabra —como el "ter" de "tierra" en "aterrado", como "familia" en "famillonario"—, quierodecir: Lacan.(3) Entonces, la apuesta: antes de ver qué quiere decir lacanoamericanos, si esque en verdad eso quiso decir alguna vez algo, en el discurso de Lacan, y no meramente unagentileza anticipada hacia sus futuros anfitriones, me parece conveniente despejar qué quieredecir lacanianos, en la frase que Lacan pronunció pocos días después, en Caracas, cuandohace su intervención, y dice: "yo soy freudiano, sean ustedes lacanianos, si quieren". Ese "siquieren", me parece, estaría indicando que ser lacaniano no es algo que se dé de suyo, quehace falta un "querer" al respecto, y que hace falta también un posicionamiento en relación altiempo, en el sentido de que no vamos a ser lacanianos, ni mucho menos post-lacanianos, porel mero hecho de que hoy estemos en l998 y Lacan ya murió. La posición de lacanianos, o

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eventualmente de post-lacanianos, será, al contrario, una posición a construir, puesto que noestá dada de antemano, y a partir de un "querer", y a partir de una palabra que debemos dar ono dar...

Lo que fuí pensando a partir de entonces, trabajando la relación Freud-Lacan, es que estapalabra que nos era requerida, nos era requerida por el movimiento mismo de lo que fué laconsigna de Lacan, que era la del retorno a Freud, que esta palabra debía apuntar aconfirmar, o no, y en caso de confirmar debía decir por qué, de qué manera, el retorno a Freudde Lacan lo dejaba a Lacan como freudiano, y qué efectos sobre el texto de Freud, el texto deFreud leído por Lacan en ese movimiento de retorno, cómo quedaba el texto de Freud porobra misma, como resultado de esa lectura comportada por el retorno.(4) Quiero decir, que elretorno a Freud de Lacan no es una especie de revival, no es un resurgimiento de los textosfreudianos, eso hubiera tenido un valor cultural importante, pero intrascendente en definitivapara el psicoanálisis mismo. El retorno a Freud de Lacan implica que el texto de Freud quedatocado, afectado, ya no el mismo que antes, como consecuencia de ese retorno: hay sectoresenteros de la obra de Freud que en ese retorno quedan descartados, y al mismo tiempo haytérminos, conceptos, o nociones, como ustedes quieran, que son introducidos en el texto deFreud por obra misma de ese retorno, que en el texto de Freud no estaban. Pero también queese retorno, se lo quiera o no, ha ocurrido, lo que implica que el post-freudismo de los que nossituamos en el hilo de ese retorno ya no podrá ser el post-freudismo de los post-freudianosanteriores a Lacan... e incluso que el post-freudismo de los que rechazaron el retorno a Freudde Lacan tampoco podrá ser ya el mismo post-freudismo de aquellos post-freudianos.(5)Véase, por ejemplo, el post-freudismo de Laplanche...

Bueno, esto, para decirlo rápido, y a modo de conclusión, porque lo he desarrollado en otrosmomentos,(6) implica ver si estamos en condiciones de sostener, en su tensión —porque estensionante, la fórmula que les voy a decir— el hecho de que Lacan es freudiano, pero Freudno es lacaniano. Sostener en su tensión estas dos fórmulas me llevó a revisar, y algo más querevisar, a traducir —lo que fue para mí una intervención en la Escuela, es decir, promover lalectura de— los últimos o casi últimos Seminarios de Lacan, los Seminarios nodales. Asítraduje el Seminario R.S.I., el Seminario El sínthoma,(7) y el Seminario L’insu...

EL SÍNTHOMA Y LA PSICOSIS

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Trabajando luego el Seminario 23, El sínthoma —algunos de ustedes han estado en eseseminario que yo dicté hace tres años, en l995—,(8) había en ese abordaje una tesis explícita,que más o menos se puede formular así: contra lo que se suele proponer en cierto discursocorriente en el lacanismo, el Seminario El sínthoma no proporciona el "tratamiento posible dela psicosis", que tampoco proporcionaba, pero que de alguna manera podía parecer queprometía, el texto de Lacan, de l958, «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posiblede la psicosis». Es decir... —no voy a resumir ahora todo ese seminario, en todo caso, si sesienten convocados a ello, pueden solicitarlo en la Biblioteca de la Escuela—, es decir, hay unaserie de tesis, circulantes a propósito del Seminario El sínthoma, que en ese seminario míome he ocupado de discutir; particularmente, cierta manera de entender ese Seminario, en elsentido de que el mismo estaría en continuidad directa con un Seminario veinte años anterior,el Seminario sobre Las psicosis, como si veinte años no fueran nada, en particular también laidea de que Lacan habría diagnosticado a Joyce como psicótico,(9) y en particular también loque se deduce de esa, a mi modo de ver, errónea lectura del Seminario, que es que, a partirde ese diagnóstico, se podría establecer, pensar, o plantear un tra-tamiento posible para lapsicosis.(10)

Eso ha llevado a que en el discurso corriente, vuelvo a decir, se confundan por ejemplo lanoción de estabilización y la noción de suplencia.(11) Buena parte de los textos de EricLaurent, por ejemplo, que no es santo de mi devoción, pero que de todas maneras hay quereconocer que es un autor muy leído, que es una especie de best-seller en nuestro medio,buena parte de sus textos se basan en esta confusión: de la estabilización, que es un términoque Lacan introduce alrededor del ’58, para hablar justamente de la estabilización posible,pero a partir de la metáfora delirante, y que comporta, justamente, un uso metafórico, muycercano al sentido en que lo usan los psiquiatras cuando dicen: "el paciente está estable","más estable", "menos estable", "se desestabilizó", "vamos a ver si lo estabilizamos"... con untérmino que es rigurosamente nodal y topológico, que no es metafórico, que es el desuplencia.

CUESTIONES PRELIMINARES...

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Bien, hasta ahí había llegado, más o menos, y los años siguientes fuí sacando algunasconsecuencias de eso. Pero avanzando en lo que les decía que es mi modo de proce-der, unpoco fastidioso para alguna gente, que es el de apoyarme en los significantes de otros parapensar, voy dándome cuenta de que mi diagnóstico primero era parcial, que verdadero engeneral, tenía cierto punto erróneo. Creo que el problema no esta-ba, como lo planteaba yohace tres años, sólamente en que se ponía en continuidad el Seminario El sínthoma con elSeminario sobre Las psicosis, y que entonces se pensa-ba que el Seminario El sínthoma eracomo el capítulo final del Seminario sobre Las psicosis, y que proporcionaría el "tratamientoposible", etc..., sino que me he ido dando cuenta, leyendo, tal vez con un poco menos deprejuicio favorable, de cariño por los autores, de que en verdad gran parte del problemaestaba en que tampoco se había leído bien el texto del ’58 sobre la «Cuestión preliminar...»,el que suele estar reducido a la cuestión de la forclusión.

¿Por qué digo esto? Digo esto porque... ¿Qué es lo que nos queda de ese tex-to, o de esetexto y del Seminario sobre Las psicosis? Lo que nos queda de ese texto, como discursocorriente —porque creo que no es eso lo que el texto de Lacan trans-porta—, lo que nos quedade ese texto es una serie de proposiciones que promueven una manera de definirnegativamente, privativamente, a la psicosis. Así, según esta manera de leer esos textos, enla psicosis no habría inconsciente, no habría Otro, no habría fantasma, no habría deseo, nohabría sujeto, no habría, obviamente, transferen-cia — bueno, si no hay transferencia, no sépor qué hablamos de psicosis; si no hay transferencia, y dado que la clínica psicoanalítica esuna clínica transferencial, no ten-dríamos que hablar de psicosis, como no hablamos delcáncer, en todo caso hablare-mos de los efectos subjetivos, deprimentes, angustiantes delcáncer, pero no hacemos una teoría del cáncer.

Recientemente, bueno, hace cuatro días, cuando evocaba algo de esto en otro seminario queestoy dictando en la Escuela,(12) alguien, que no sé si está hoy acá entre nosotros, me decía:"¿pero hay todo eso? ¿acaso en la psicosis hay todo eso?". Yo le respondí: "bueno, mirá, teinvito a mi seminario del sábado que viene, y vamos a ver".

De todas maneras esta manera de definir a la psicosis, privativamente, lo que quiero subrayares que no es la que han sostenido, ni Freud, ni Lacan. Entender la psicosis en términos dedéficit va acompañado, inevitablemente, de hecho y de derecho, aún cuando los autores no seanimen a decirlo así, ni se les ocurra que podría ser eso —pero ésta es mi tesis de lectura—,definir la psicosis en términos de déficit, implica, de hecho y de derecho, sostener que laestructura es la estructura de la neurosis, y que la psicosis es un déficit en relación a laestructura de la neurosis.

El problema es que esta manera de concebir las cosas, de rebote afecta la conducción de la

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cura en la neurosis. ¿Por qué? Porque sitúa al analista —tendría que ponérselos de manifiestoconsiderando algunos textos, relatos de la clínica, incluso relatos de la clínica con pacientesneuróticos, pero es difícil que pueda hacerlo ahora, en este momento inicial de nuestroplanteo, nos desviaría demasiado en un momento poco propicio para ello; en todo caso losinvito a que aborden ustedes mismos esos textos, teniendo en cuenta esta perspectiva— sitúaal analista en el lugar del padre real, ejerciendo funciones que se pretenden castratorias... oque consumarían una castración, digamos, parcialmente no consumada en la historia... y noen el lugar del objeto que divide al sujeto, o que fuerza a hacer entrar, en la división del sujetopor el significante, la división que introduce en él, también, ese núcleo elaborable del goce. Yentonces es así que tenemos esa fórmula del discurso corriente, que todos ustedesconocerán, seguramente, que se dice sobre todo para la psicosis, pero también para laneurosis, en el sentido de que función del analista sería la de acotar el goce, y entonces losanalistas se la pasan acotando el goce: "¡hay que acotar el goce!"... ¿Qué te-nemos losanalistas contra el goce? No tengo la menor idea.

Es cierto que las palabras siempre transportan cierto valor, connotaciones a vecesmisteriosas, incluso mágicas. Uno dice, por ejemplo, la palabra "real", y como por definiciónjamás sabemos qué es lo real, el que escucha está tentado a decirse a sí mismo: "Bueno,debe ser una cosa seria". Uno pronuncia la palabra "padre", y todos nos morimos de risa,porque el padre, hoy, está bastante desprestigiado, pero si les dicen "padre real"... ¡a lapucha! ¿Y la palabra "goce"? El goce también, no hablemos del goce, está el goce fálico quees "el goce del idiota", y que entonces se dice con la connotación de que es como si fuera ungoce para los idiotas, y en cuanto al "plus de goce", más o menos, porque la gente joven,ahora — en mi época por ejemplo, leíamos a Marx, pero el Proceso barrió con todo eso, ¿no?,ahora la gente joven ya no lee a Marx, y además el Muro de Berlín se cayó, y... realmente, laplusvalía, ¿quién sabe hoy lo que es la plusvalía? — por lo tanto "plus de goce", en la medidamisma de esa ignorancia, suena como un poco más respetable que el goce fálico. Pero dondeparece que es como para que nos pongamos de rodillas es con el goce del Otro... el goce delOtro... ¡ah! ¡hay que acotarlo! ¡hay que acotarlo! ¡No importa que el Otro no exista! ¡por lasdudas acotemos ese goce!...

Pero resulta que cuando vemos los ejemplos que se proporcionan de lo que sería acotar elgoce, resulta que son ejemplos del tipo... decirle a un adicto que no siga con la droga, o a unfóbico que supere su agorafobia y venga al consultorio del analista, o, bueno, distintosejemplos que no vale la pena mencionar. Pero el problema es que eso no es acotar el goce,ni, menos que menos, eso no podría considerarse como el ejercicio de una función castratoria.Si no, en cada semáforo tendríamos un padre real, cada vez que nos prohiben algotendríamos un padre real... ¡Pero eso no es la castración! Bueno, en la Argentina, lossemáforos pueden funcionar, tal vez, como padre real, porque uno sabe que, aunque elsemáforo esté en verde, más le vale mirar a los costados. Entonces, como el padre real es un

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punto de sinsentido, digamos, donde ya no sabemos más nada del padre simbólico ni delpadre imaginario, podría ser que los semáforos en la Argentina tengan una función de padrereal... pero no porque nos prohiban el goce de pasar a toda velocidad en las esquinas. Esasprohibiciones no son castratorias ni nada por el estilo, y, en términos generales, digamos, nodebería confundirse la castración con la abstinencia.

Entonces, ésta sería mi propuesta: reflotar algunas cuestiones preliminares, poder... poderidentificarnos un poquito a los psicóticos, ¿por qué no decirlo así? Y esto, ¿en qué sentido?Bueno, ¿cuál es el problema principal del psicótico?, dicho esto en el sentido de lo que alpsicótico le hace problema, pero también en el sentido de lo que nos hace problema en elpsicótico. El problema principal del psicótico, para decirlo de una manera masiva, en estemomento de planteo en que no estamos todavía para un abordaje más fino de la cuestión, esque el psicótico no participa de la locura común. Cuando digo "la locura común", no estoydiciendo nada nuevo, porque Lacan mismo lo ha dicho en múltiples oportunidades. Lo hadicho, por ejemplo, en su escrito «Acerca de la causalidad psíquica», de 1946, y lo vuelve adecir en el Post-scriptum de su escrito «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posiblede la psicosis». La locura, además de ser una virtualidad propia de la esencia misma delhombre, como dice en el primero de esos textos, está más repartida de lo que creemos, o delo que queremos creer, como dice en el segundo: está la locura propia del hombre neurótico,está la locura propia de la subjetividad científica. Pero, evidentemente, el psicótico nocomparte la locura común, dada por ese horizonte de significación que es la significaciónfálica. Entonces, cuando les digo que nos identifiquemos un poquito a los psicóticos, digo:tratemos de instaurar alguna distancia con la significación compartida que transportan lasfórmulas lacanianas, no de Lacan, de los lacanianos, acerca de las psicosis, y así, poniendoun poquito de distancia, interroguémoslas. ¿Por qué no habría transferencia en las psicosis?¿Qué definición de la transferencia ponemos en juego cuando decimos que no haytransferencia en la psicosis? ¿Por qué no habría sujeto en las psicosis? ¿Qué noción desujeto estamos po-niendo en juego cuando decimos que no hay sujeto en la psicosis? ¿Porqué no habría deseo en la psicosis? ¿Qué es el deseo para nosotros? ¿Por qué hablamos de"estruc-turas clínicas"? ¿Hay más de una estructura? ¿No convendría hablar más bien de"posiciones subjetivas"... de diferentes "posiciones subjetivas" ante un problema radical, unafalla radical que afecta a la estructura? ¿Por qué son más fuertes nuestros prejuicios...? —nuestro prejuicio... que tiene un buen antecedente, nuestro prejuicio freudiano, si queremos,porque Freud decía: nuestra teoría la construimos desde la neurosis, y a veces podemos mirarpor arriba del muro que nos separa de la psicosis. El problema es que para mirar por arribadel muro que nos separa de la psicosis tenemos que hacer pie en la neurosis... Y en estesentido, es otro punto importante que pude poner de relieve en esta interrogación de larelación Freud-Lacan, el punto de partida de Lacan no fué la neurosis. Lacan no entró alpsicoanálisis de la mano de la histeria, como Freud. Lacan entró al psicoanálisis de la manode la paranoia, y eso le da una posición otra, muy distinta... Un ejemplo rápido: la noción de

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autoerotismo, que va a tener que ver en la noción de transferencia por parte de Freud. ParaFreud, el sujeto está primero encerrado en sí mismo, y manda los pseudopodios de libido parael exterior, es una célula primero cerrada que luego se abre. El estadio del espejo tiene otropunto de partida. El estadio del espejo es que el sujeto está primero en el exterior, y es desdeel exterior que se constituye...

Bien, he perdido un poco el hilo, con esta disgresión, y no sé de qué estaba hablando... Perono importa, tenemos tiempo... Entonces, éste es un poco nuestro objetivo: reflotar, paracuestionar...

PARTICIPANTE: Estabas hablando del autoerotismo en Freud. ¿Qué pasa con Lacan conrespecto a eso, y además con respecto a su entrada en el psicoanálisis por el lado de laparanoia?

Esto implica que, al entrar por el lado de la paranoia, el punto de partida es completamenteotro. Y el estadio del espejo, en ese sentido, no es para nada freudiano. Es decir, cuandoLacan propiciaba, en la comunidad analítica que lo acompañaba, cierto efecto como derepulsión, o de cierta sospecha —cierta sospecha respetuosa, porque parecía un tipointeligente, con quien por ahí no era muy fácil meterse—, pero de todas maneras de ciertasospecha de ¿en qué anda, este señor?, estas personas, los post-freudianos, que le dirigíanestos sentimientos de sospecha, no estaban completamente equivocados, porque,efectivamnente, el punto de partida de Lacan, con su estadio del espejo del ’36, no esfreudiano, en la medida en que plantea el origen del sujeto, no a partir de un interior que seabre, sino en el exterior. Hay como una especie de tesis de paranoia original, en Lacan, queva a tener un desarrollo luego, por ejemplo cuando hable del inconsciente como discurso delOtro, y una serie de otras fórmulas que ya veremos, que no son para nada estrictamentefreudianas, y que a veces debemos forzarlas —creo que aquí fué donde perdí el hilo de lo quevenía diciendo—, a veces, porque hacemos pie en la neurosis, nos vemos obligados a forzar lainterpretación de algunas fórmulas de Lacan, para volverlas compatibles con nuestrosprejuicios.

Por ejemplo... Les voy a dar un ejemplo. Ustedes, no sé si recordarán, que en la «Apertura dela Sección Clínica», que es una intervención de Lacan, en l976, Miller le pregunta: "susmatemas, el ¨ , el © , el $ , el a minúscula, ¿valen para la psicosis?", y Lacan responde: "Sí" —"Bueno", le replica Miller, "eso habría que demostrarlo", a lo que Lacan reconoce que escierto, pero que no lo iba a hacer en ese momento.

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Bueno, los prodigios, retóricos y dialécticos, que he visto en ejercicio para interpretar estaafirmación de Lacan, de que sus cuatro matemas valen para la psicosis, los prodigios parainterpretarla, para hacerle decir exactamente lo contrario de lo que dice, son a vecesimpresionantes. Por ejemplo: "en la psicosis, el ¨ de la alucinación representa al sujeto para unOtro forcluído" — lo que es una manera de aceptar la fórmula de Lacan, porque..., bueno,porque no es sencillo decirse lacaniano y rechazar una fórmula de Lacan tan poco ambigua, ydecir con ella exactamente lo contrario de lo que la fórmula dice, por el procedimiento dedefinir los términos de la fórmula de tal modo que la fórmula se vuelve inane, es radicalmenteno aceptar la afirmación de que hay ¨ , © , sujeto barrado $ como corte entre ¨ y © , y aminúscula como producción de goce a partir de ese corte. Por otra parte, digámoslo desdeahora, el Otro no está forcluido en la psicosis. Lo que sostiene el escrito «De una cuestiónpreliminar...» es que hay una forclusión en el lugar del Otro, que es algo muy distinto. Estoconviene precisarlo, porque en el Seminario sobre Las psicosis, o al menos en la versión quetenemos de ese Seminario, que es una versión mutilada, puntuada y establecida por Miller, escierto que hay un momento donde aparece una frase de Lacan donde parece dar a entendercomo que no habría gran Otro en la psicosis. Pero en «De una cuestión preliminar...», dondelas palabras son responsabilidad del puño y letra de Lacan, y que es una retoma posterior,más medida, más calculada, de lo dicho en la improvisación del Seminario, está muy claro queno es que no hay Otro, no es que el Otro está forcluído, es que hay una forclusión en el lugardel Otro.

Bueno, éste es otro tema que tal vez abordaremos en algún momento, que es la cuestión dela forclusión, su relación con la Verwerfung, y una novedad que ha surgido en el millerismo,particularmente, pero que ha tenido seguidores —he visto por ejemplo que Harari se haplegado a ello—, que es la teoría de la forclusión generalizada, y que consiste definitivamenteen esto: cualquier "no hay" que ustedes pesquen es una forclusión. "No hay significante delNombre-del-Padre", es una forclusión —bueno, ésta es la definición que da Lacan de laforclusión propia de la psicosis, al menos en el texto de 1958—, pero ¿"no hay significante deLa mujer" es una forclusión? ¡Ah! No estoy tan seguro de que sea lo mismo, vamos a ver. Megustaría, si tienen interés en acompañarme en esta interrogación, que revisemos el conceptode forclusión, para ver si este concepto es valedero cuando se trata del significante de Lamujer, que es un significante que no se espera que esté, del cual no se espera que ejerzaningún efecto de capitonado, como sí se espera del significante del Nombre-del-Padre. Pero lacosa prolifera: "no hay significante del sujeto", entonces forclusión, "no hay relación sexual",entonces forclusión, "no hay Otro del Otro", ¡más for-clusiones todavía! ¡estamos llenos deforclusiones!

Convendría re-interrogar entonces qué entendemos por forclusión, para ver qué cabida se lepuede dar a esta novedad post-lacaniana de una forclusión generalizada.

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Bien, antes de que se me vaya el tiempo, les quiero decir que — ya se los dije, pero se losvuelvo a decir — al fin y al cabo, bueno, yo no me creo Lacan, pero algo de lo que ocurrecuando uno habla en público, le ocurre a todo el mundo — Lacan decía: "nunca se entiende loque yo digo", lo dice varias veces, casi cada vez que habla dice "nunca se entiende nada de loque yo digo, entonces por eso yo lo repito muchas veces, porque aunque no se entienda, si lomachaco, lo machaco y lo machaco, eso termina por circular" — entonces, yo digo ahora quevoy a repetir ¿qué? — que espero vuestra palabra, vuestra interlocución, que me interrumpantodo lo que quieran , somos muchos para hacer un diálogo tipo taller, pero veremos cómopodemos arrimar lo más posible a una interrogación, a un diálogo entre nosotros.

Antes de que se me acabe el tiempo, entonces, quería decirles que, tanto como para... —algunas personas cercanas a mí me han hecho saber que mi texto de invitación a esteespacio, mi propuesta, publicada en el Correo de la Escuela, era muy difícil de seguir. Tal vezse deba, al menos en parte, a que es un texto que escribí, no lo hablé, y cuando yo escriboespero que el lector ponga algo de lo suyo, o sea que me sale un estilo un poco retorcido —enfin, en realidad, para mí lograr la sencillez es un esfuerzo, cuando escribo—, pero ademásayudó el hecho de que quien transcribió esa comunicación en el Correo..., digamos que sesalteó unos cuantos signos de puntuación. Entonces... ¡me sorprende que hayan venido![risas]. Pero, de todas maneras, me parece que algo se puede pescar, en esa propuesta—ahora voy a retomar algunos de sus términos, si tengo tiempo—, en cuanto a que estapropuesta no es la de recalentar el guiso de "lo ya sabido" de la psicosis, y que apunta a unapropuesta, que yo no diría que es nueva, porque me parece que es la propuesta que haceLacan, en todo caso, digamos que apunta a una perspectiva de lectura de algunasafirmaciones de Lacan un poquito diferente de lo que puede ser el discurso corriente. O sea,que algo parece que se ha transmitido, y eso es lo que me alienta, el que hayan venido. Detodas maneras, y para que no confíen solamente en mi palabra, quería señalarles algunascosas de Lacan, que eventualmente nos daremos el tiempo, en las sucesivas reuniones, de irdesplegando.

BREVE DISCURSO A LOS PSIQUIATRAS

Me tomé el trabajo, en estos últimos días, de traducir el «Breve discurso de Lacan a lospsiquiatras», o Petit discours... En verdad, habría que traducirlo como "Pequeño discurso",

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pero "Pequeño" suena un poquito irrespetuoso, y "Discursito", ¡horrible! [risas], entonces lepuse «Breve discurso a los psiquiatras», aunque no es tan breve como sugiere el título.(13) Esuna conferencia de l967. Cuando terminé de traducirlo me dijeron que había otra traduccióncirculante, pero no la conozco.

Este texto, con el que Lacan se dirige a los psiquiatras, es en l967, como ya les dije, y enrealidad es interesante el contexto, porque, si bien se dirige a los psiquiatras, él no deja deobservar que la mayoría de su audiencia son gente que está en análisis, o espera del análisisalguna cosa especial en relación a su posición de psiquiatras, y Lacan, entonces, inclusoexpresa cierto lamento, dice: ustedes, que están haciendo el internado, en lugar deaprovechar su experiencia de psiquiatras, de su contacto con el loco, con el psicótico —en estetexto él dice "el loco, o el psicótico, si ustedes quieren", al revés de cierta moda actual, que seinclina más bien a distinguir la locura de la psicosis—, ustedes desperdician su experiencia depsiquiatras porque se consideran analistas en formación, y se consideran analistas enformación a partir de un gran malentendido, que es el de creer que el psicoanálisis ayuda acomprender a los enfermos. En verdad, el psicoanálisis, y con esto retomo algo que dijeanteriormente, debería ayudar a soportar la no comprensión, porque la comprensión esnuestro horizonte de significación fálica, desde el cual jamás podremos abordar y dar accesoa la palabra del psicótico... Y Lacan expresa su esperanza de que algún "psicoanalizado",dice, no un psicoanalista, algún "psicoanalizado", se anime a escuchar al psicótico, a, como lodecía en el escrito «De una cuestión preliminar...», a ese esfuerzo de "sumisión completa a lasposiciones subjetivas del enfermo", lo cual implica no ejercer sobre él el poder, ni el llamado alorden fálico...

Bien, les decía que en este texto, en esta conferencia, Lacan dice una cosa que en realidadno es ninguna novedad, era para no citarles un texto más antiguo. No es ninguna novedad, enLacan. Ya estaba muy claramente expresado en su discusión con Henri Ey, en el texto del’46, «Acerca de la causalidad psíquica». Lo que dice, muy sencillamente, es lo siguiente: "ensu encuentro con el loco, aquél que se postula en su presencia, en esa posición que es la delpsiquiatra, está, lo quiera o no, concernido, está irreductiblemente concernido", es decir, quela locura es algo que a él le atañe.

En este sentido, Lacan estaría en contra del "muro" que separa, que segrega —va a hablartambién de los efectos de segregación promovidos por la dominancia cada vez mayor deldiscurso de la ciencia, en este texto—, que inevitablemente segrega al loco. Lo que agregaLacan es que, de ese concernimiento, de esa relación de concernimiento, el psiquiatra seprotege de ese concernimiento. ¿Cómo se protege? Bueno, hay muchas maneras deprotegerse, una es aislar al enfermo, otra es el chaleco, podríamos decir, el chaleco químico,también, pero donde él, Lacan, habla, se ve que en esa época — estamos en el ’67, es decir,a cinco minutos del famoso mayo del ’68, del grito libertario de los estudiantes parisinos en

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mayo del ’68, por lo que hablar del chaleco, en ese momento, hubiera sido una falta derespeto, una provocación, así que Lacan no habla de eso — entonces, para no hablar de eso,dice que el psiquiatra interpone, para protegerse de ese concernimiento, entre él y el loco, uncierto número de "barreras protectoras". Por ejemplo, dice, "una pequeña idea", "unórgano-dinamismo" —y hoy podríamos decir: una pequeña idea: que hay que acotar el goce,por ejemplo, o cualquier otra, como una definición privativa de la psicosis— una pequeña idea,dice, "que los separe de esta especie de ser que está enfrente de ustedes, que es el loco, quelos separe a ustedes de él, destacándolo, ¿no es cierto?, como una especie entre otras deextraño coleóptero, del que se trata de dar cuenta así en su dato natural".

Es decir, ante el concernimiento, ante el sentirse concernido por la locura, el psiquiatra, laposición del psiquiatra —pero, a ver, cuando Lacan dice "posición del psiquiatra", se refiere auna posición de estructura, no está hablando de la buena voluntad, del humanismo, de labuena onda del psiquiatra, ¿se entiende, esto?, se refiere a lo que define a la posición delpsiquiatra— la posición del psiquiatra es que de ese concernimiento por la locura, de esaangustia que despierta la locura, este loco que no nos demanda nada, él se proteje erigiendoesas barreras constituidas por esa "pequeña idea" — no importa cómo llamemos a estapequeña idea, puede ser la tesis de la alienación, por ejemplo: bueno el alienado es alguienque vive en su propio mundo, su manera de pensar es irreductible, no hay comunidad connosotros... — No sé si ustedes recuerdan, hace un par de años hubo una especie de polémicapública, un intercambio, vamos a decir, más que polémica, salió en los diarios, entreMaradona y su psiquiatra o su psicólogo español, y entonces el señor este, el español, apropósito de no sé qué que había a su vez dicho Maradona a propósito de él, le dice a losmedios: "al señor Maradona no tengo por qué responderle, porque es un enfermo mental", esdecir: como es un "enfermo mental", no es responsable de su palabra. Bueno, ésta es la rocade la alienación, la que constituye una de esas pequeñas ideas que nos separan del loco.

El problema, dice Lacan también, en este texto del que les estoy evocando unas pocas frases,es que la experiencia analítica, la experiencia del psicoanálisis es una experiencia precaria.Precaria, ¿por qué? — porque, no obstante haber pasado por esa experiencia, siempre sepuede recaer rápidamente en lo que es la posición del psiquiatra. Y justamente, al recaer en laposición del psiquiatra, volvemos a instaurar estas barreras. Lacan menciona otra de estasbarreras, entonces, y dice: "los consideramos mucho más como objetos de estudio que comopunto de interrogación al nivel de lo que remite a cierta relación del sujeto, a lo que sitúa alsujeto por relación a ese algo que calificamos de objeto extraño, parasitario, que es la voz,esencialmente. En tanto voz, ella no tiene sentido aquí más que por ser soporte delsignificante".

Bien, quiero dejarlos hablar un poquito a ustedes, y entonces voy a suspender, voy ainterrumpir el hilo de lo que venía desarrollando, y dejo el comentario de mi Propuesta para

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otro día, porque no quisiera alejarme hoy de aquí sin mencionar un par de frases de Lacan,del Seminario sobre La identificación —es decir, no he ido a buscarlas en los últimosSeminarios—, que sitúan, al menos como una tesis, de la que eventualmente tendremos quedar cuenta, pero para que esto no parezca un mensaje venido de Ganímedes, ya que estamoshablando de psicosis, que hablar de sujeto, de deseo, y de falta en el Otro en la psicosis no esalgo que venga de otra galaxia, sino que esto al menos está dicho por Lacan... Voy a citarentonces un par de frases del Seminario de La identificación, del año l962, y luego les haré unbreve comentario acerca de cómo podríamos movernos en lo sucesivo.

Bueno, en la clase del 2 de Mayo de 1962, Lacan responde a una interven-ción, interesante,que había tenido Piera Aulagnier. Ella, en ese momento, todavía no se había separado deLacan para fundar su Cuarto Grupo, pero es interesante, también... — Ahora abro unparéntesis, y espero no perderme... Piera Aulagnier, sus textos, entró a la Argentina en unmomento en que la avidez y la confusión agrupaban bajo el nombre de "psicoanálisis francéscontemporáneo" lo que parecía equivaler a "lacaniano": Laplanche, Pontalis, Leclaire,Mannoni, Aulagnier, y hasta el mismísimo André Green... ¡todos en la misma bolsa! Porsupuesto con el retraso que tenemos tradicionalmente, y además no había satélite, todavía,entró como lacaniana cuando ya no era lacaniana... Por ejemplo, todas esas cosas quetodavía se dicen que habría dicho Lacan, y que Lacan nunca dijo, por ejemplo: que la madredel esquizofrénico es una madre que considera que su hijo es como un cáncer, como unacosa viva que no tiene imagen, y que la carcome, y qué sé yo, y que por eso no le construyeun cuerpo imaginario... — ¿habrán escuchado eso: una madre que considera al hijo como unser natural, como una especie de excrecencia corporal? — bueno, eso es Piera Aulagnier, noLacan.

A ver, no digo esto para decirles simplemente "miren, leamos bien a Lacan", porque endefinitiva... Está bien, conviene leer bien, ¿no es cierto?, leer bien es sin duda mejor que leermal... Pero más que leer bien, conviene que la lectura tenga efectos. Como dice tambiénLacan en esta conferencia del ’67, no alcanza con usar el vocabulario lacaniano, el asunto esque ese vocabulario lacaniano tenga efectos diferentes a los que se obtienen de lo que sedice en otro vocabulario. De nada vale, si usamos vocabulario lacaniano para decir lasmismas cosas que se decían antes de Lacan. Y en una proposición como esta de la presuntatípica madre del esquizofrénico, que considera al hijo así y asado, ¿qué estamos diciendo? —¡que habría que analizar a los padres! Ahora, reflexionen sobre los casos clínicos que suelencircular en nuestro medio, y van a ver que esto no es solamente un problema de la psicosis,sino que muchas presentaciones clínicas, de neurosis, también consisten en analizar a lospadres... Bueno, cierro el paréntesis...

Piera Aulagnier, entonces, en esa intervención del ’62, en el Seminario de La identificación,hace una exposición respecto de la psicosis que Lacan elogia —en ese momento estaban

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amigos—, que es bastante interesante, también, la exposición, pero Lacan le comenta que,bueno, en su esfuerzo por hacerse entender por el público, ella tal vez había aflojado enalgunas cosas. Y entonces, este es el breve comentario que le hace Lacan:

...lo que me parece eminente, es justamente aquello por lo cual eso nos abre esta estructurapsicótica como siendo algo donde debemos sentirnos en nuestra casa. Si no somos capacesde percatarnos de que hay un cierto grado, no arcaico, a poner en alguna parte del lado delnacimiento, sino estructural, a nivel del cual los deseos son, hablando propiamente, locos; sipara nosotros el sujeto no incluye en su definición, en su articulación primera, la posibilidad dela estructura psicótica, jamás seremos sino alienistas.

Es decir esa "pequeña idea" de la alienación que descarta la estructura psicótica como algodonde podemos, debemos, sentirnos en nuestra casa, en la medida en que dicha estructuraes una posibilidad primera, por definición, de la noción de sujeto que sostenemos en elpsicoanálisis, esa "pequeña idea", como las otras de esa índole, desencadenará el efecto desegregación donde el loco está del otro lado del muro y no nos concierne para nada.

La otra frase que les quería leer es un poco más extensa, pero creo que vale la pena. Es delmismo Seminario, de la clase del l3 de Junio de 1962, y dice así — yo, cuando leo frases comoesta que voy a leerles — y ya que hoy, al comenzar esta reunión, me despaché con algunosagradecimientos, quiero agradecer también a los miembros de un grupo de estudio quecoordino, precisamente sobre este Seminario de Lacan, La identificación, algunos estan acá,cuya interlocución inteligente me ha hecho mirar con lupa este Seminario, y me ha hechocomo leer de nuevo, de nuevo y como nuevas, muchas cosas que había leído antes — cuandoleo frases como las que les voy a leer ahora, me doy cuenta de que, no solamente que no seentiende nada de lo que Lacan ha dicho, sino que en general no se lo lee, o que se lo leecomo Lacan decía que se lo lee a Freud, "de la manera sorda", se lo lee pasando por encimade todo lo que podría trabar nuestra concepción primera, nuestro prejuicio, acerca de lo quese supone que iba a decir. Fíjense este párrafo, un poco más que una frase:

[...] Esta relación del espejo, para ser comprendida como tal, debe ser situada sobre la basede esta relación al Otro que es fundamento del sujeto, en tanto que nuestro sujeto es el sujetodel discurso, el sujeto del lenguaje.

Es al situar lo que es $ corte de a [es decir, la fórmula del fan-tasma], por relación a ladeficiencia fundamental del Otro como lugar de la palabra, por relación a lo que es la únicarespuesta defini-tiva a nivel de la enunciación, el significante de % , del testigo universal entanto que hace falta y que en un momento dado ya no tiene sino una función de falso testigo...

es al situar la función de a en ese punto de desfallecimiento, mostrando el soporte que

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encuentra el sujeto en ese a que es lo que apuntamos en el análisis como objeto que no tienenada de común con el objeto del idealismo clásico, que no tiene nada de común con el objetodel sujeto hegeliano,

es al articular de la manera más precisa ese a en el punto de carencia del Otro, que estambién el punto donde el sujeto recibe de ese Otro, como lugar de la palabra, su marcamayor, la del trazo unario, la que distingue a nuestro sujeto del sujeto de la transparenciaconociente del pensamiento clásico, como sujeto enteramente atado al significante en tantoque ese significante es el punto giratorio de su rechazo, el de él, el sujeto, fuera de toda larealización signifi-cante,

es al mostrar, a partir de la fórmula $ & a como estructura del fantasma, la relación de esteobjeto a con la carencia del Otro,

...que vemos cómo en un momento todo retrocede, todo se borra en la función significanteante el ascenso, la irrupción de este objeto.

Suspendo un momento la cita. ¿Se dan cuenta de los términos que están puestos en juego eneste fragmento? — objeto a, fantasma, carencia del Otro, significante de A barrado: S(% ),sujeto de discurso, trazo unario, deseo... El párrafo continúa así:

Es hacia ahí que podemos avanzar, aunque sea la zona más velada, la más difícil de articularde nuestra experiencia. Pues justamente tenemos su control en cuanto que, por unas vías queson las de nuestra experiencia, vías que recorremos lo más habitualmente, las del neurótico,tenemos una estructura que de ningún modo se trata de poner así sobre el lomo de chivosemisarios. A este nivel, el neurótico, como el perverso, como el psicótico mismo, no son sinocaras de la estructura normal.

¿Escucharon alguna vez, estas palabras? Me responden ustedes que no... — sin embargo,estoy seguro de que, al menos la mayoría de ustedes, habrán leído el Seminario de Laidentificación, algunos quizá varias veces... como me ocurrió a mí hasta que finalmente pudeleer estas palabras, la segunda vez refregándome los ojos... Continúa Lacan:

Se me dice a menudo, tras estas conferencias: cuando usted habla del neurótico y de suobjeto, que es la demanda del Otro, a menos que su demanda no sea el objeto del Otro,¡háblenos del deseo normal! Pero justamente, hablo de eso todo el tiempo.

El neurótico, es el normal en tanto que para él el Otro con una A mayúscula tiene toda laimportancia El perverso, es el normal en tanto que para él el falo —el F mayúscula, quenosotros vamos a identificar a ese punto que da a la pieza central del plano proyectivo toda su

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consistencia—, el falo tiene toda la importancia.

Para el psicótico el cuerpo propio, que hay que distinguir en su lugar, en esta estructuracióndel deseo, el cuerpo propio tiene toda la importancia.

Y no son aquí sino caras donde algo se manifiesta de este elemento de paradoja que es elque voy a tratar de articular ante ustedes a nivel del deseo.(14)

Resumiendo:

1) la estructura es una

2) la estructura, que es una, comporta una falla, aquí nombrada como carencia del Otro — enotro momento tendrá otros nombres: "no hay universo del discurso", "no hay relación sexual",pero no importan ahora los nombres: la estructura que nos interesa como psicoanalistas, entanto nos ocupamos del síntoma, es decir, de lo que no anda, es aquella que, en tantoestructura, está radicalmente, principialmente fallada, es decir, nosotros tenemos que explicarpor qué las cosas no andan, no por qué las cosas andan — no nos serviría para nada unaestructura sin falla, del tipo de la estructura de los estructuralistas, es decir, de la que no hacelugar a la función del sujeto — y esto es propio de la estructra... no del resultado dedeterminada operación, como por ejemplo cuando se dice que cuando el Nombre-del-Padreno está para cumplir su papel entonces el Otro es completo...

3) la psicosis no radica en una falla relativa a una estructura no fallada —ésta es la perspectivade la psicosis como déficit—, no está tampoco fuera de estructura — si la psicosis estuvierafuera de estructura no tendríamos nada que decir sobre ella, en la medida que laconcebiríamos sin relación con el lenguaje.

4) como acabamos de leer, y está dicho por Lacan con todas las letras, la psicosis es una carade una estructura, aquí calificada de normal, que es una.

Bien, yo no digo que este párrafo un poco extenso que acabamos de leer, del Seminario sobreLa identificación, sea transparente. De ninguna manera lo pretendo — es posible quetengamos que dedicar algún tiempo, si a ustedes les parece, a tratar de entender, dedesplegar, de justificar estas afirmaciones de Lacan. Es posible. Lo que yo me proponía hoy,al traerles esta cita, es "acotar", ¿por qué no?, ponerle una barrera, unos mojones deseñalización, a cierto discurso corriente según el cual el psicótico estaría fuera de estructura...porque no tiene estructura —se le soltaron todas las consistencias del nudo—... o tiene unaestructura tal que tiene una falla que consistiría en no tener falla —como el Nombre-del-Padresería quien descompleta al Otro, al estar forcluido este nombre el Otro sería completo—, y

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entonces ya no importa la carencia del Otro, el deseo del Otro, el problema es el goce delOtro, que no tiene cómo ser acotado, y para colmo no hay transferencia, por lo que... ¡hay queremendar!

HILDA SCHVARZMAN: Eso conectaría con la cuestión de los mecanismos específicos,pensados...

Sí, efectivamente, eso también discute cierto efecto —gracias por recordármelo, es como sisupieras lo que tenía pensado decir— cierto efecto de un planteo incorrecto, insuficiente, de larelación Freud-Lacan, según la cual Freud habría sido un lacaniano avant la lettre, con lo cualse termina leyendo a Lacan con la anteojera freudiana... ¡Pero Lacan ocurrió! Lacan ocurrió, yeso tiene un peso decisivo, quiero decir: aunque rechacemos a Lacan, esto tendrá efectossobre nuestra lectura de Freud... No es el mismo post-freudismo el de Hartmann que el deLaplanche. Incluso rechazando a Lacan, el post-freudismo no queda en el mismo lugar, seconstituye como tal por ese rechazo mismo... Pero si no rechazamos a Lacan, entonces hayque hacerse cargo de que Freud no es lacaniano... porque como suele decir un amigo mío alque siempre cito, Juan Carlos Piegari, que es posible que venga algún día a este espacio adecirnos lo suyo, y con quien tengo un diálogo de hace muchos años: "uno empiezaconfundiendo a Lacan con Freud, y termina confundiendo a Freud con la psicología".

Volviendo a tu intervención, en la que me recordaste algo importante a lo que quería referirme:efectivamente, está dicho en la Propuesta... —lo voy a dejar para otro día, en todo caso, perolo dejo mencionado—, también me propongo cuestionar la supuesta tri-partición entre neurosis,psicosis y perversión, concebida no a partir de la transferencia —como sí lo hace Lacan—, no apartir de la relación del sujeto con el saber —como propone Lacan en su Seminario sobre losProblemas cruciales para el psicoanálisis, por ejemplo—, sino a partir de tres presuntos"mecanismos freudianos fundantes" o "modos de defensa constitutivos" o como se los quierallamar: represión para la neurosis, renegación para la perversión, Verwerfung o forclusión parala psicosis... En algún momento me gustaría detenerme a mostrarles que esta tripartición, yaestablecida en el discurso corriente, no está tan clara sin embargo, ni en Freud, ni en Lacanmismo.

Bien, ya termino. Agrego a los agradecimientos, ya que estamos, el que debo a loscompañeros de la Escuela que hoy han querido acompañarme. No es una práctica difundida,en nuestra Escuela, que los miembros asistan al seminario de otro miembro, y sin embargo,es una práctica que ojalá se extienda, porque es lo que nos podría alejar definitivamente de

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cierto riesgo que corre la enseñanza en la Escuela, que es la pendiente fácil del discursouniversitario. Obviamente, si yo estoy aquí, no es porque tengo todo claro. No es el saber elque pongo como agente del discurso que sostengo ante ustedes. Si tuviera todo claro, comono tengo vocación de mesías, y la caridad no la entiendo en este campo, no perdería tiempohablándoles. Lo que espero es lo que pueda llegarme de ustedes, y particularmente, ¿por quéno decirlo?, de mis compañeros de Escuela, con quienes podría sostener una interlocución noocasional, no restringida a esta hora y media quincenal. Por eso, a quienes hoy meacompañan, les agradezco especialmente.

Un agradecimiento muy especial —muy especial porque, de alguna manera, fueron quienesprecipitaron que yo esté aquí hoy con ustedes... es decir, que si hoy sintieron que han perdidoel tiempo, ¡ya saben a quiénes echarle la culpa!— a los residentes del Hospital Esteves, deLomas de Zamora, y quiero decir por qué. Ellos el año pasado me invitaron, me pidieron, másbien, que fuera a hablarles a su hospital. En general, yo, como práctica general, soy más bienalérgico a ir a hablar en los hospitales... y, en verdad, a ir a hablar a cualquier otra parte queno sea la Escuela. No voy a argumentar mucho esta peculiaridad mía, y por eso prefieroreferirme a ella en términos de "alergia". Podría argumentarlo, pero no lo voy a hacer. Es unacuestión de fiaca, si quieren, una cuestión de que no me gusta suspender trabajo conpacientes para ir a hablar por ahí —eso es también una razón, no la única, de mi pocaproclividad a asistir a Congresos y Jornadas—, y también —es la otra razón de mi pocaproclividad a asisitir a Congresos y Jornadas— porque odio hacer algo que, además de noproporcionarme ningún placer, descuento que no va a tener ninguna consecuencia, es decir,odio ir a hablar para entretener a la gente. Y si reflexionan un poco, muchas invitaciones ahablar están hechas para el entretenimiento de la gente. Cuando se invita hoy a unpsicoanalista y mañana a un cognitivista, hoy a un psicoanalista de esta Escuela, y mañana aun psicoanalista de la APA, y pasado mañana a un psicoanalista de la EOL, y así siguiendo,es porque la invitación está al servicio de entretenerse, compensarse un poco por la duratarea hospitalaria.

Bueno, pero estos residentes, cuando me hicieron su invitación, la hicieron luego de haberseleído mi seminario del ’95, que son como cuatrocientas cincuenta páginas, y venían conpreguntas formuladas a partir de esa lectura. Eso fue lo que me decidió a ir hasta Lomas deZamora, que no es la Vuelta de la Esquina. Y además, además, nos reuníamos los sábados,que era un día en el que ellos no estaban obligados a asistir al hospital, cosa que meconmovió profundamente. Y además sus preguntas eran muy pertinentes. Eso fue lo que mellevó no solamente a ir, entonces, a Lomas de Zamora, sino a, ante la posibilidad de seguirtrabajando juntos este año, proponer este trabajo en la Escuela, y extender esta propuesta aotros residentes, a otros concurrentes, y bueno, dado el apoyo que encontré en la ComisiónDirectiva de la Escuela ante esta propuesta, ¿por qué no a cualquier interesado, en general?

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Por otro lado, el compromiso de estos residentes del Hospital Esteves es mayor, no sóloporque me han acompañado en el tiempo posterior a estos encuentros en su Hospital, el añopasado, con preguntas y estímulo para abordar algo, sino porque, además, han comprometidoun trabajo —que, de todas maneras, si bien ellos son como mi rueda de auxilio, hago extensivoa aquellos de ustedes que lo quieran—, que es el de aportar aquí, a partir de la próxima vez, yen adelante, todas las reuniones, un fragmento de la clínica de la psicosis. No paraejemplificar lo que yo pueda desarrollar en la primera parte de la reunión —en principio, nohabrá ninguna relación deliberada entre el caso presentado y el punto que yo aborde en esaprimera parte—, sino para relanzar la pregunta. Así que, con esto termino, hoy fue unaexcepción, porque era la primera vez, a partir de la próxima reunión empiezo a la diez de lamañana en punto, con los que estén. ¿Hasta qué hora? Hasta las once y media, porque soyun poco inquieto y no me aguanto dos horas. Supongo que dos horas, sentados ahí, ustedestampoco. Ya una hora y media es una barbaridad, ahí apretados, sobre todo los que son altoscomo yo, que no pueden estirar las piernas... Pero menos de una hora y media no nosalcanzaría. A partir de las preguntas que puedan llegarme, voy a inciar la reunión con unabreve exposición; luego daremos lugar a este fragmento de la clínica de la psicosis, y luegonos daremos un tiempo para intercambiar entre nosotros, no necesariamente para que yoresponda preguntas, para intercambiar, emitir opiniones, que cada uno vuelque la experienciaque tenga. En la psicosis no es cierto que el que tiene mucha experiencia puede decir cosasmás pertinentes que el principiante. El de la psicosis es todavía un campo muy ofrecido a lainvención... y a las ganas de inventar, aunque no quiero decir con esto que carezca decoordenadas doctrinales. Así que ese sería el esquema general de nuestras reuniones, ybueno, ahora les pediría que tomen ustedes la palabra, para hacerme una idea de por dóndepodría continuar yo la vez que viene.

PARTICIPANTE: [no se escucha en la grabación]

Está bien. No te voy a responder, hoy. Justamente, quiero que hablen para ir viendo pordónde seguir. Tu duda, entonces, sería la de en qué sentido la locura nos concierne.

RICARDO AUGMAN: Yo quería decirte que, en principio, es interesantísimo todo lo quedijiste, y realmente justifica levantarse un sábado a la mañana para venir a escuchar y aconversar acerca de la psicosis. A mí, en particular, me interesaría que habláramos del asuntode la estructura única, de los tres mecanismos, digamos, que son populares, para hablar de

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las estructuras...

Bien, entonces, de qué manera entender esto, que hay una estructura, a partir de dóndeestablecer una clínica diferencial relativa a una estructura que es una, y repasar estos tresmecanismos que circulan en el discurso corriente... — Yo repito porque en general no se grabalo que se dice desde ahí, y no tengo ganas de andar pasando el micrófono, porque eso ledaría demasiada formalidad a lo dicho, y prefiero que hablemos tranquilos, en borrador, sinpensar que hablamos para el registro, aunque a mí me interesa conservar algún registro de loque intercambiemos, para hacer pie ahí en las próximas reuniones. No es porque piense quelo que dijiste no se entendió...

PARTICIPANTE: [no es escucha en la grabación]

Entiendo, tu pregunta retoma en parte la pregunta anterior, de Ricardo. Es un poco elfantasma que suele aparecer cuando yo digo algo de esto en un grupo de estudio: "¡Ah!¡¿entonces no hay ninguna diferencia entre neurosis y psicosis?!" — ¡no estoy diciendo eso!¡no digo que la neurosis es la psicosis, o que no hay diferencias entre neurosis y psicosis! Loque estoy diciendo es que algunos conceptos básicos, fundamentales, si quieren, no importael nombre que les pongan, de la doctrina psicoanalítica —significante, sujeto, deseo,inconsciente, transferencia...— son de un piso básico... a partir del cual se establece la clínicadiferencial, y no que la clínica diferencial habría que hacerla en función de colocarle un "+" depresencia o un "-" de ausencia a algunos de estos términos. La transferencia es una nocióntransclínica. En Freud mismo, el fantasma es una noción transclínica. En Freud, la fantasía noes patrimonio exclusivo de la neurosis, y tampoco es por la diferencia entre un tipo de fantasíay otro que se puede establecer la diferencia entre la neurosis, la perversión y la psicosis. En eltexto de 1922, si no recuerdo mal ahora, y estoy evocando cosas absolutamente al azar de mimemoria, en «Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y lahomosexualidad», Freud dice claramente que a partir del contenido del sueño no es posibledistinguir un paranoico del que no lo es, que alguien puede ser paranoico en su sueño y noserlo, digamos, en su vida despierta, para hablar mal y pronto, o al revés... Eso es lo queestoy diciendo: que si queremos evitar una clínica del déficit, una clínica del defecto, queademás de no poder ser jamás, en tanto tal, una clínica psicoanalítica, nos lleva fatalmente,como conclusión imparable, al postulado de que la estructura es la estructura de la neurosis,si queremos evitar una clínica del defecto tenemos que postular que hay nociones de la teoría

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que atraviesan todas las estructuras, las así llamadas estructuras —es claro que a mí no megusta este término— "psicopatológicas", atraviesan toda la clínica diferencial, son transclínicas,y en consecuencia la clínica diferencial no debe establecerse en términos de presencia oausencia de algunos de estos términos. Eso es lo que estoy diciendo. Pero no estoy diciendoque entonces es lo mismo una neurosis que una psicosis...

Sí podría estar diciendo, pero te lo digo despacito, cautamente, para crear un poco desuspenso, que la posición del analista en la clínica tal vez no sea tan diferente en un caso queen el otro... Pero para avanzar en esto tendríamos que pasar primero por establecer quéentendemos por posición del analista, porque la propuesta de Lacan para la posición delanalista no es uniforme a lo largo de su enseñanza, ha ido variando. La posición del analistaen el escrito «Variantes de la cura-tipo», que es de 1955, es la del analista como gran Otro, esla del "poder discrecional del oyente", de alguna manera amo del sentido del discurso que elsujeto le dirige y aún de su identidad misma de hablante. La posición del analista como objetoa, a partir del Seminario sobre La angustia, no es la misma... Entonces, digo, a lo mejor laposición del analista —no digo su intervención, su modo de intervenir—, la posición básica,estructural del analista, la de ceder la posición subjetiva, dar la palabra —dar la palabra yentonces ofrecer la posibilidad de que quien habla ya no sepa lo que dice—, tal vez esaposición también sea transclínica...

Y tal vez, si nos esclareciéramos sobre lo que es esencial a la posición del analista, tal vezhabría posibilidad de evitar los efectos de inhibición que suele producir, en la prácticahospitalaria, cierta ideología según la cual: "¡ojo con interpretar, que desencadenás unapsicosis!" — y entonces ante el primer consultante que tenga un olor un poco raro, el analistano hace nada, no dice nada, por temor a desencadenar quién sabe qué cosa..., no hace nada,como si creyera que es posible calcular los efectos de lo que se hace o lo que se dice, como sicreyera que la interpretación consiste sólamente en un equívoco deliberado, como sidescartara que a lo mejor la manera misma de saludar puede comportar un efecto deinterpretación, que hasta su no hacer nada y no decir nada puede comportar ese efecto, yque, por lo tanto, la intervención del analista es incalculable, que el ser más o menos cauto,más o menos precavido, por ejemplo no sintiéndose autorizado a comprender demasiadorápido o a hacer cualquier cosa, no debería llevar a la inhibición, al no hacer nada, sino ainterrogar cuál es la posición más conveniente para —para decirlo en los términos de hoy—ceder la posición de sujeto.

PARTICIPANTE: Hay otra cuestión que circula en el ambiente psicoanalítico, en relación acierta comparación que se hace entre neurosis infantil y neurosis en el adulto, y para lapsicosis no habría una psicosis infantil [...]. Para los que trabajamos con niños, no es una

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reconstrucción desde el adulto de la neurosis infantil o de la pre-psicosis, es algo que estáocurriendo en ese momento [...]. ¿Podemos hablar de psicosis en la infancia? ¿Y por qué?

O sea, disculpame el resumen, qué lugar darle a la psicosis infantil. Al respecto quiero deciresto: la psicosis es algo que le puede ocurrir a cualquier hablante, es decir, es una posibilidadesencial a partir de que el sujeto se constituye a partir del lenguaje. Por eso, por ejemplo,puede haber psicosis en débiles mentales. Me parece que la afirmación de que no haypsicosis infantil debe restringirse, no a negar la psicosis en la infancia, que se daría depatadas con la clínica, sino a una condición que Lacan formula de este modo: la psicosis notiene prehistoria y... Bueno, hasta ahí, nomás. Lo dejo para otra ocasión.

PAULA CORRADI: [no se escucha en la grabación]

Está bien, la cuestión del goce. Al respecto, si me permitís, te voy a hacer un brevecomentario lateral, de coyuntura. Sabemos que el neurótico tiene una perspectiva idealizante,es el que se engancha más al significante —no en el sentido de que el psicótico esté menosenganchado, sino que en la identificación significante el neurótico busca paliar la falta de serque constituye su pasión, en los dos sentidos del término—¿se entiende lo que digo? Bueno,en la perspectiva idealizante el goce es perturbador, nos parece más excelso el deseo, quierodecir, que esta "mala impresión" que nos produce el goce, para decirlo de alguna manera, esun efecto del discurso del amo, de la perspectiva idealizante que transporta el discurso delamo.

PARTICIPANTE: [no se escucha en la grabación]

O sea, una vez planteada una doctrina de la psicosis, si la hubiera, cómo establecerdiferencias entre las formas clínicas de la psicosis: esquizofrenia, paranoia...

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KARINA GLAUBERMAN: [no se escucha en la grabación]

Lo que me ocupé de subrayar, al pasar, fue que Lacan no hace, al menos en el texto de su«Breve discurso a los psiquiatras», y en otros que podría recordar, una diferencia entre locuray psicosis. Les mencioné incluso la frase: "que es preciso llamar por su nombre, el loco, o elpsicótico, si ustedes quieren". Me parece que esta asimilación que hace Lacan es justamentepara destacar lo que hay de común, lo que no hace segregación, sino aquello por lo cual elloco, la locura, es algo que nos concierne. Ahora bien, en el ambiente, a partir de un texto deMaleval que circuló en fotocopias —creo que no fue editado, al menos en castellano—, que setitulaba, creo, «La locura histérica no es una psicosis», y que hizo furor en una época, hacediez, quince años, no me acuerdo cuándo, todo el mundo andaba distinguiendo psicosis delocuras histéricas, y donde la cuestión era la de demostrar que no todas las locuras sonpsicosis, que habría psicosis propiamente dichas, resultantes de la forclusión delNombre-del-Padre, y algo que se le parecía mucho pero que no era psicosis, porque noresultaría de la forclusión, y que entonces se proponía llamarlas "locuras", por ejemplo la"locura histérica". Y a veces todavía se hace esta diferencia, por ejemplo en relación a Joyce:"es loco, pero no psicótico" o, al revés, "es psicótico, pero no está loco"... Hasta donde a míme alcanza, esa distinción no es de Lacan, al contrario, Lacan suele identificar locura ypsicosis, por ejemplo en este texto que les he mencionado, o al comienzo del Seminario sobreLas psicosis, o en el escrito titulado «Acerca de la causalidad psíquica», donde felicita a suamigo Henri Ey por no haber retrocedido ante el empleo del antiguo nombre de "locura" — conlo cual no digo que esta distinción no sea posible sostenerla... con otros fundamentos.

En fin, ya que lo mencioné, quiero decirles que hay una concepción lacaniana de la psicosis, apartir de su escrito «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis», quedice que la psicosis es lo que resulta de la forclusión del Nombre-del-Padre, no de cualquierforclusión, y que ésta es una tesis que tiene validez hasta 1975, y que en 1975, en elSeminario sobre El sínthoma, hay elementos como para cuestionarla. Pero, hasta que lacuestionemos, vamos a tratar de sacarle, en este ámbito, todo el jugo posible.

PARTICIPANTE: También ví en tu propuesta del Correo que está prevista la posibilidad dehablar de Joyce, que me interesaría...

Sí, está prevista. Pero está bien que me lo recuerdes, porque los que ya me conocen saben

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que nunca hay que creer mucho en mis proyectos, porque yo me hago proyectos, pero paracambiarlos. Ahora, si vos insistís con tu pregunta, a la larga hablaré de eso.

Bueno, siendo las doce del mediodía, vuelvo a agradecerles su presencia. Les recuerdo quela vez que viene, que será el 6 de Junio —la tercera reunión será el 20 de Junio, que no esferiado—, voy a comenzar a las diez de la mañana en punto, porque yo llego en punto. Hasta lapróxima.

NOTAS

(1) Jacques-Alain MILLER, Introducción al método psicoanalítico. Eolia-Paidós, Buenos Aires,1997.

(2) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, «Psicoanálisis y Psicosis: una cuestión ética».Intervención en la mesa-debate sobre Variantes de la cura-tipo, inaugural del Coloquio deVerano del mismo nombre, convocado por la Escuela Freudiana de Buenos Aires, los días 7,8 y 9 de Enero de 1998. Se encontrará su texto en la Biblioteca de la E.F.B.A.

(3) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, «¿Lacanoamericanos?». Texto redactado comointroducción a la Mesa Redonda sobre el tema, que tuvo lugar en la Escuela Freudiana deBuenos Aires el jueves 15 de Enero de 1987, organizada para su publicación en las Notas dela Escuela Freudiana, nº 6, que no llegó a aparecer. Finalmente, fue publicado en CuadernosSigmund Freud, nº 14, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1990.

(4) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, «La articulación Freud-Lacan en la perspectiva delretorno a Freud de Lacan». Exposición —revisada— en la primera de las Reuniones internas demiembros de la Escuela Freudiana de Buenos Aires alrededor del tema: «Freud, Lacan ¿cómose articulan?», el miércoles 30 de Septiembre de 1987. Se encontrará su texto en la Bibliotecade la E.F.B.A.

(5) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, «Freud, Lacan, Nosotros». Intervención en el Seminario«Fundamentos de la Transferencia», dictado con Alba Flesler y Analía Meghdessian. EscuelaFreudiana de Buenos Aires, el 8 de Julio de 1996. Se encontrará su texto en la Biblioteca de laE.F.B.A.

(6) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, Freud-Lacan: efectuaciones del retorno. El retornoborromeo, Seminario dictado en la Escuela Freudiana de Buenos Aires, 1990, publicado enfichas. «El retorno borromeo. Presentación nodal del retorno a Freud», intervención en el

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Seminario «Topología y Psicoanálisis», Escuela Freudiana de Buenos Aires, el 14 deNoviembre de 1990, publicado en ficha. «El Padre: la falta en Freud», publicado en el libro deAAVV, El Padre en la Clínica Lacaniana, Escuela Freudiana de Buenos Aires / Homo SapiensEdiciones, Rosario, 1994. «Freud-Lacan: un irreductible tres», intervención en el ciclo«Irreductible Tres», Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, el 31 de Octubre de 1991.

(7) Tengo en curso de elaboración una Versión Crítica Actualizada de este Seminario, que irépasando a la Biblioteca de la E.F.B.A. a medida que concluya cada sesión del mismo.

(8) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, El Seminario «El sínthoma». Una introducción.Seminario-taller en la Red de Seminarios de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, 1995.Publicado en fichas.

(9) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, «Para volver a la pregunta sobre si Joyce estaba loco»,intervención en el ciclo «Lectura del Seminario Le Sinthome. Fábrica del texto», EscuelaFreudiana de Buenos Aires, Cartel Abierto del 26 de Noviembre de 1987. Se encontrará sutexto en la Biblioteca de la E.F.B.A.

(10) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, «El sínthoma: sobre una lectura "de hecho" y una "dederecho"». Texto presentado en las Primeras Jornadas de Carteles de la Escuela Freudianade Buenos Aires, los días 24-26 de Noviembre de 1988, finalmente publicado en CuadernosSigmund Freud, nº 15, E.F.B.A., octubre de 1992. Véase también: Hugo GORDO, Juan CarlosPIEGARI y Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, El Padre y el Sínthoma, Seminario en la EscuelaFreudiana de Buenos Aires, 1988, algunas de cuyas clases fueron publicadas en fichas.

(11) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, Estabilización y suplencia en la clínica de las neurosis ylas psicosis. Hacia una clínica de la suplencia generalizada. Intervenciones en el «Curso deActualización Clínica psicoanalítica - Problemáticas», Curso Anual Año 1996 de la Escuela dePost-Grado de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, los días 17 y18 de Mayo de 1996. Se encontrará su texto en la Biblioteca de la E.F.B.A.

(12) Ricardo E. RODRIGUEZ PONTE, La Transferencia. Clínica y fundamentos. Red deSeminarios de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, 1998. Publicado en fichas.

(13) Jacques LACAN, «Breve discurso a los psiquiatras, el 10 de Noviembre de 1967».Traducción —para circulación interna de la E.F.B.A.— de Ricardo E. Rodríguez Ponte.

(14) Jacques LACAN, Seminario 9, La identificación. Clase del 13 de Junio de 1962. Latraducción y los subrayados son míos.

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