Psicología-y-Salud-Pública-Cap-I

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PSICOLOGÍA Y SALUD PÚBLICA

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PSICOLOGÍA Y SALUD PÚBLICA

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TRAMAS SOCIALESÚltimos títulos publicados

Directora de colecciónIrene Gojman

40. Jorge A. Colombo (ed.)Pobreza y desarrollo infantil

41. Mabel Munist y otros (comps.)Adolescencia y resiliencia

42. Silvia DuschatzkyMaestros errantes

43. Alejandro Isla (comp.)En los márgenes de la ley

44. Daniel Maceira (comp.)Atención Primaria en Salud

45. Javier Auyero y Débora SwistunInflamable

46. Daniel Míguez (comp.)Violencias y conflictos en las escuelas

47. Carmen R. Victoria García-ViniegrasCalidad de vida

48. E. Saforcada y J. Castellá Sarriera (comps.)Enfoques conceptuales y técnicos en psicología comunitaria

49. Silvia Rivera (comp.)Ética y gestión de la investigación biomédica

50. Alfredo J. M. CarballedaLos cuerpos fragmentados

51. Bernardo Jiménez-Domínguez (comp.)Subjetividad, participación e intervención comunitaria

52. María Raquel NikodemNiños de alto riesgo

53. Miguel Ángel Álvarez GonzálezDatos blandos para ciencias duras

54. Graciela BiaginiSociedad civil y VIH-sida

55. Mariana CarbajalEl aborto en debate

56. Liliana MayerHijos de la democracia

57. Débora TajerHeridos corazones

58. Carlos Eroles (comp.)Democracia y derechos humanos

59. Enrique Saforcada y otrosPsicología y salud pública

PSICOLOGÍA Y SALUDPÚBLICANuevos aportes desde la perspectiva del factor humano

ENRIQUE SAFORCADAMARTÍN DE LELLISSCHELICA MOZOBANCYK

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ÍNDICE

Los autores ............................................................................ 9

Prólogo, Francisco Maglio ........................................................ 11

Introducción .......................................................................... 13

PRIMERA PARTE

ÁMBITO DE CONCEPTUALIZACIÓN

1. Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas ........................................................................ 19

2. El concepto de salud comunitaria: una nueva perspectiva en salud pública .............................................. 43

3. El enfoque de derechos y lo mental en la salud: su aporte a las políticas públicas........................................ 59

4. De las políticas públicas a la construcción del sujeto de las políticas, Marcelo Sandomirsky ................................ 75

Cubierta de Gustavo Macri.

1ª edición, 2010

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin laautorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones esta-blecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cual-quier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamientoinformático.

© 2010 de todas las ediciones Editorial Paidós SAICFBuenos AiresE-mail: [email protected]

Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723Impreso en la Argentina - Printed in Argentina

Impreso en

Tirada: ejemplares

ISBN 978-950-12-4559-2

Tajer, DéboraHeridos corazones : vulnerabilidad coronaria en varones y mujeres. - 1a

ed. - Buenos Aires : Paidós, 2009.352 p. ; 21x13 cm. - (Tramas sociales)

ISBN 978-950-12-4557-8

1. Ensayo Sociológico. I. TítuloCDD 301

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Enrique SaforcadaDoctor en Psicología. Profesor consulto titular de Salud Pública /

Salud Mental, Facultad de Psicología de la Universidad de BuenosAires (UBA). Profesor titular de Epidemiología y de SaludComunitaria del Doctorado en Psicología de la Universidad deBelgrano. Investigador y director de becarios del CONICET,director de tesis de doctorado en psicología y evaluador de proyec-tos de investigación y de investigadores en el ámbito del CONI-CET y de UBACyT. Coordinador del Programa de EpidemiologíaSocial y Psicología Comunitaria (Programa Avellaneda) 1989/1995.Fue fundador y director del Centro de Investigaciones enPsicología Social en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC),en donde, con su equipo de trabajo, dio origen a la PsicologíaSanitaria en la década de 1970, especialidad reconocida por laFederación de Psicólogos de la República Argentina, que en variasuniversidades del país existe como materia en las carreras de psico-logía. Actualmente es coordinador del Programa de EpidemiologíaPsicosocial y Psicología Sanitaria, Comunitaria y Ambiental(Programa San Isidro) de la Facultad de Psicología de la UBA; fuecoordinador general de Psicología en la Municipalidad de SanIsidro hasta diciembre de 2004 y asesor para la reforma de los pla-nes de estudio de las carreras de psicología de las universidades esta-tales en la Dirección General de Recursos Humanos del Ministeriode Salud Pública de la Nación en 2002. Es autor del libro Psicologíasanitaria. Análisis crítico de los sistemas de atención de la salud (Paidós,

LOS AUTORESSEGUNDA PARTE

ÁMBITO DE APLICACIÓN

5. Gestión de salud positiva .................................................. 956. Construcción de ciudadanía y salud: las racionalidades

concurrentes al trabajar para y con las comunidades ...... 1297. El sistema de servicios de salud: la perspectiva

de los usuarios .................................................................. 149

TERCERA PARTE

ÁMBITO DE CONSTRUCCIÓN TEMPRANA DE LA SALUD

8. La psicología en la promoción de la salud: el caso especial de la alimentación infantil .................................. 181

9. Algunas reflexiones sobre el concepto y el fenómeno de pobreza estructural .......................................................... 237

10. Salud gestacional: sistematización de una experiencia de prevención de la transmisión vertical del VIH-sida.... 253

Bibliografía ............................................................................ 279

8 Enrique Saforcada, Martín de Lellis y Schelica Mozobancyk

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Los autores de Psicología y salud pública. Nuevos aportes desde laperspectiva del factor humano me han honrado al ofrecerme prologaresta obra.

En esta era informática y cibernética en exceso, con una plétorade libros digitales, es bienvenido un libro en papel (tradicional),pues, como decía Barthes, el mayor momento de la lectura de unlibro es cuando levantamos la vista, porque hemos leído algo quenos hace reflexionar.

De esto se trata el presente libro: de hacer reflexionar. Este tra-bajo no es una sumatoria de datos como muchos libros de saludpública: es un texto valiente, integrador y holístico. Aborda prácti-camente todas las instancias relacionadas con la salud pública: losparadigmas, la salud comunitaria, los aspectos psicológicos, la pro-blemática de la niñez y la adolescencia, los derechos en salud men-tal, las políticas públicas, la construcción del sujeto como ciudada-no y agente sanitario, la importancia de la participación comunita-ria, la pobreza estructural y una experiencia enriquecedora: preven-ción de la transmisión vertical del VIH-sida.

El libro consta de tres partes que remiten a los ámbitos de con-ceptualización, de aplicación y de construcción temprana de lasalud. Esta metodología lo hace particularmente claro y didáctico.

Mediante técnicas cuanti-cualitativas de investigación se analizala información obtenida, pero no se limita a lo descriptivo sino quelos autores desarrollan una estrategia de reconstrucción y reelabo-ración a partir de la reflexión crítica sobre sus experiencias.

PRÓLOGO1999) y compilador y autor de El factor humano en la salud pública.Una mirada psicológica dirigida hacia la salud colectiva (Proa XXI,2001).

Martín de Lellis Licenciado en Psicología, Universidad de Buenos Aires (UBA),

profesor titular regular en la Cátedra I de Salud Pública y SaludMental de la Facultad de Psicología de la Universidad de BuenosAires. Realizó estudios de posgrado en Ciencias Sociales (FLACSOArgentina), y egresó como Especialista en Planificación y Gestiónde Políticas Sociales (PRONATASS/UBA) y como magíster enAdministración Pública por la UBA. Consultor de proyectos en elÁrea Salud financiados por organismos públicos nacionales y agen-cias internacionales (OIT, UNICEF, OPS, ONU). Ha publicadodiversos libros como autor y/o coautor en temas de salud públicatitulados: Psicología y políticas públicas de salud, Medicina prepaga: polí-ticas públicas y derecho a la salud, Modelo social de prácticas en salud y Elfactor humano en la salud pública. Compilador de tres publicacionescolectivas sobre la temática, y autor de numerosos capítulos y/oartículos incluidos en revistas especializadas. Se desempeña actual-mente en la Unidad Coordinadora de Salud Mental yComportamientos Saludables del Ministerio de Salud de la Nación.

Schelica MozobancykLicenciada en Psicología, Universidad de Buenos Aires (UBA).

Profesora adjunta en la cátedra I de Salud Pública y Salud Mentalde la Facultad de Psicología de la UBA. Especialista en GestiónAmbiental (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de laUBA). Ha sido becaria de investigación del Ministerio de Salud dela Nación y de la Universidad de Buenos Aires (UBACyT). Ha diri-gido proyectos de investigación y coordinado distintos proyectos deintervención en el área de promoción de la salud infantil y adoles-cente. Profesora titular de Salud Pública y de Psicología Social de laAlimentación en las carreras de Nutrición de las universidadesMaimónides, Abierta Interamericana e ISALUD. Ha publicadonumerosos artículos en las áreas de su especialidad en libros y revis-tas especializadas.

10 Enrique Saforcada, Martín de Lellis y Schelica Mozobancyk

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El presente libro procura transitar los derroteros de un nuevoparadigma que se ha abierto camino gradual pero insistente en elcampo de la salud pública. Es un hecho inobjetable que nos halla-mos ante una situación similar a la que tan acertadamente describióKuhn al hacer referencia a la crisis de los paradigmas científicos:aquellos que han resultado hegemónicos durante un tiempo en lacomunidad científica dejan de constituirse en un cuerpo de saberválido para formular las cuestiones y hallar las respuestas adecuadas,razón por la cual terminan siendo revisados, cuestionados y, mástarde o más temprano, abandonados.

Surge, entonces, claramente la necesidad de entrelazar, en labúsqueda de comprensión del proceso de salud y sus emergentes,aquellas conceptualizaciones que permitan pensar en forma holísti-ca conceptos fundamentales tales como proceso de la vida,medioambiente, participación social y ciudadanía, responsabilidadcolectiva, sujeto y subjetividad, entre otros.

El capítulo 1 de este libro recoge y expone desarrollos teóricosy evidencias científicas respecto de la necesidad de pensar la reali-dad desde una concepción ecosistémica que permita una integra-ción más profunda de los saberes para su aplicación a realidadescomplejas como aquellas que hoy enfrentan los funcionarios, profe-sionales y técnicos que actúan en el campo de la salud pública. Estatarea implica, a su vez, revisar algunas de aquellas limitaciones pro-pias del paradigma individual-restrictivo que ha dejado y deja unaimpronta tan marcada en la formación de los recursos humanos hoyinsertos laboralmente en las principales instituciones del sector.

INTRODUCCIÓNReflexionar críticamente es focalizar en la búsqueda del sentido,esto es el significado profundo de por qué pasan las cosas que pasany por qué las personas hacemos las cosas que hacemos. Porque nadaes “natural”, nada es al azar; decía Borges “todo encuentro casual esuna cita”. Justamente allí radica el principal mérito de este trabajo,la invitación a una reflexión crítica. Estos autores, con inusualmodestia, plantean interrogantes para posteriores investigaciones.

El énfasis en el factor humano como sujeto participativo es tras-cendente. Se trata de desmedicalizar la salud; parafraseando aClemenceau cuando decía que la guerra es demasiado importantepara dejarla en manos de los militares, podría decir (con el mayorrespeto por mis colegas) que la salud es demasiado importante paradejarla solamente en manos de los médicos.

Cuando le preguntaron a Howard Brody, asesor de Bill Clinton,por qué había fracasado cierto programa de salud muy bueno, con-testó: “Nos dimos cuenta de que la comunidad no había participa-do, pero ya era tarde”.

Por eso es muy rescatable el énfasis que los autores ponen en laparticipación social. Los grandes problemas sociales de la salud nolos solucionamos los profesionales: nosotros damos los instrumen-tos y la comunidad, de manera organizada, solidaria y participativa,llegará a la solución.

Volviendo a Borges, el escritor manifestaba “todo prólogo debeser un brindis”. Entonces brindo para que mis amigos EnriqueSaforcada, Martín de Lellis y Schelica Mozobancyk sigan “brindan-do” libros que nos hagan reflexionar.

DR. FRANCISCO MAGLIO

Buenos Aires, 2 de junio de 2009

12 Francisco Maglio

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Enrique Saforcada, Martín de Lellis y Schelica Mozobancyk14

El capítulo 2 trata de manera directa uno de los conceptos fun-damentales que vertebra gran parte del libro: la salud comunitaria. Sibien la perspectiva poblacional ha sido tempranamente incorporadaen el discurso de la salud pública y constituye uno de sus fundamen-tos, no ha sido suficientemente enfatizada la concepción de lacomunidad como un actor que debe liderar los procesos colectivosque determinan sus propias condiciones de salud, no solamente porun requerimiento de derecho o equidad sino por razones técnicaspropias de la eficacia y la eficiencia de la inversión de recursos eneste campo.

En virtud de los arduos problemas que enfrenta el pensamientosanitario, no cabe duda de que esto representa una de las cuestionesmás acuciantes a promover en el momento actual, dado que se hainstalado una concepción algo fatalista acerca de la ineluctabilidadde las tendencias negativas que amenazan las condiciones de bie-nestar de los seres humanos.

En el capítulo 3 se introduce el concepto de lo mental en la saludpara analizar las tendencias más importantes de reforma que hansurcado en las últimas décadas el campo de la (mal) denominada“salud mental”. Desde esta perspectiva se revisan las potencialida-des que hoy cabe asignar al enfoque de derechos para producir uncambio en los paradigmas que orientan el quehacer en esas institu-ciones atávicas y deshumanizantes que son los hospitales psiquiátri-cos, las cuales necesariamente deben ser reformadas. En este marcose destacan algunas iniciativas que en el medio académico y asisten-cial permiten avizorar algunas expectativas de cambio para el futu-ro próximo.

El capítulo 4 ubica en el centro de la reflexión al sujeto de laspolíticas públicas cuestionando el supuesto, a menudo inadvertidopor las teorías sociopolíticas hegemónicas, de que es posible pres-cindir de una consideración acerca del mismo. Aun cuando seaconstruido y clasificado bajo denominaciones diversas (cliente, ciu-dadano, consumidor), resulta siempre el factor fundamental paraentender el desarrollo que siguen dichas políticas, desde la etapa deproblematización hasta la de evaluación del impacto o de los resul-tados.

La necesidad de destacar los aspectos positivos que caracterizanel concepto de salud y de promover su adecuada gestión o aplica-ción orienta lo que se trata desde distintas perspectivas en los capí-tulos 5, 6 y 7.

Introducción 15

En el capítulo 5 y el 6, mediante algunas expresiones aforísticasy con gráficos cuyo objetivo es facilitar la retención de ciertas ideasfundamentales, se exponen y desarrollan procedimientos y recursostécnicos adecuados para llevar adelante acciones comprometidascon la salud desde una perspectiva centrada en el respeto de losvalores que poseen mayor jerarquía en la pirámide axiológica. En talsentido también se reflexiona sobre la necesidad de lograr ciertaconcurrencia concertada de las racionalidades que definen la posi-ción valorativa y los comportamientos de los actores en el ámbitocomunitario.

En el capítulo 7 se efectúa un examen de la dinámica de los ser-vicios de salud desde la mirada y la significación que sobre los mis-mos construyen los usuarios, quienes identifican con claridad cuálesson las variables críticas para definir su calidad.

Completan este libro tres trabajos que centran su mirada entorno de algunas cuestiones muy significativas concernientes a laconstrucción de salud en las etapas tempranas del desarrollo que,cuando no son adecuadamente atendidas, se proyectan a futuro ensus consecuencias negativas en el ciclo de la vida. En relación conellas la psicología puede efectuar muy genuinos e importantes apor-tes enmarcados en una perspectiva ecosistémica.

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PRIMERA PARTEÁMBITO DE CONCEPTUALIZACIÓN

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Nuestra realidad indoafroiberoamericana1 es abundante entodo: en riquezas naturales y también en riquezas trabajadas, enpotencialidades, en creatividad, en realizaciones intelectuales, esté-ticas y deportivas; pero también es exuberante en incongruencias,en frustraciones, en derroches de recursos, en improvisaciones y,básicamente, en la imposibilidad de abandonar el paradigma carte-siano y mecanicista que les impide a los académicos, los dirigentesy funcionarios públicos gestores del Estado comprender la natura-leza sistémica de la realidad. Más aún, les bloquea el acceso a unamirada holística que los lleve a la comprensión sistémico-sinérgicade la realidad cuando esta implica relaciones entre los fenómenosque acontecen en el plano de las sociedades humanas, naturaleza yprocesos de la vida. La imposibilidad de acceder a la construcciónde un concepto de ecosistema más allá de los límites que les ponena veces los científicos de la biología y de la ecología lleva hoy a losgestores sociales a caminar por el escenario sociopolítico comoalguien privado de la vista y el oído sin posibilidad de evitar llevar-se por delante infinidad de obstáculos y sin poder siquiera escucharlas quejas de las personas con las que tropiezan.

CAPÍTULO 1

Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

1. Término acuñado por el escritor mexicano Carlos Fuentes (1970) con elcual remplazó el de Latinoamérica o América latina que, desde una perspecti-va colonialista o europeísta deja afuera a los pueblos originarios de la región ya las grandes masas poblacionales ya naturales de la región pero de origen afri-cano. En este libro adoptamos este término en todos los capítulos.

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y pueblos originarios del Tercer Mundo. Los últimos taladores debosques en el norte argentino, cuya finalidad es ampliar el espaciode siembra de soja transgénica, venían derribando, para mediadosdel 2007, a razón de 821 hectáreas de bosques por día, 34 hectáre-as por hora, lo que configuró la tasa de desmonte más alta delmundo; a la sazón, se habían desmontado en la Argentina un millónde hectáreas.2 Después del último desastre en Tartagal el secretariode Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, doctorHomero Máximo Bibiloni, expresó que la Argentina pasó de tener“100 millones de hectáreas históricas de bosques nativos a 31 millo-nes de hectáreas para esta época”. La página web de laSubsecretaría (<http://www.ambiente.gov.ar>) informa a la fecha(19/02/09) que la tasa de deforestación anual en el período 2002-2007 es de 267.000 hectáreas por año.

En zona de montaña, derribar bosques que están en terrenoscon marcado declive implica destruir la contención natural demillones de litros de agua que, por medio de ellos, quedan reteni-dos en el subsuelo, tal como lo demostró hace más de cincuenta ycinco años esa figura espectable de la ecología que fue John H.Storer, quien pasó años de su vida de científico y de fotógrafo en losbosques y en los campos de su país estudiando estos problemas quese plantean y hacen ver que:

Toda comunidad puede ser dividida en cuatro partes: primera, susmiembros, junto con su inmediato medioambiente; segunda, las tierrasdistantes y desconocidas que difunden sus influencias por medio de lascorrientes de agua y de los vientos, por medio de alas y de patas, paraafectar el ambiente local; tercera, los actos de los hombres, cuyo influ-jo se despliega afectando en toda forma a cada comunidad existentesobre la Tierra; y por último, lo más importante, aquellas influenciasque moldean la mente humana proporcionándole incentivos para efec-tuar actos sensatos o insensatos, ya que, a fin de cuentas, el hombre sehalla precisamente en el centro de la gran trama de la vida terrestre.Para mantener esta trama el suelo debe conservarse vivo y funcionan-do (Storer, 1959).

Algo de esto se debe haber visto o comprendido en laPresidencia de la Nación y en los Cuerpos Legislativos de la

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El caso del desastre recientemente acaecido en la localidad deTartagal, en la provincia de Salta (Argentina), que tuvo su preavisocon un desastre similar en 2006, aun cuando fue de menor magni-tud, es un excelente ejemplo de este obstáculo para comprenderdesde una perspectiva holística las responsabilidades inherentes a lagestión del Estado y las consecuencias de las medidas que se tomanpor acción y por omisión (indudablemente que esta observación yeste ejemplo dejan fuera a los gestores del Estado que obran conirresponsabilidad ciudadana frente a los derechos humanos y bási-camente apoyados en la corrupción). El alud que arrasó a la pobla-ción de Tartagal, con sus enormes costos humanos y económicos,tiene su explicación en la irresponsable tala de los bosques natura-les de la zona y, sumada a la avidez de los sembradores de soja aso-ciados directa o indirectamente a Monsanto, la multinacional fun-dada por John Francis Queeny que ha desarrollado las semillastransgénicas y el herbicida Roundap, cuyo principio activo es el gli-fosato, que genera gravísimos daños a la salud humana. Es intere-sante leer al respecto lo que consigna el ingeniero agrónomoAlberto J. Lapolla (2009a; 2009b):

Solo 19 naciones en el mundo permiten el cultivo de variedades trans-génicas –es decir modificadas genéticamente (OGM)– de manera librey solo 5 lo permiten en gran escala, la Argentina es una de ellas, sien-do la que posee la mayor superficie relativa de OGM sembrada demanera abierta en el mundo (Lapolla, 2009b).

Monsanto gerencia el mercado mundial de sus productosdepredando el ambiente y gran cantidad de procesos de vida deespecies animales (Robin, 2008). Cabe añadir que en un pasado notan lejano esta misma empresa produjo el gas naranja que el ejérci-to de Estados Unidos utilizó como parte de su estrategia deTerrorismo de Estado Internacional en la guerra de Vietnam y pro-duce desde 1935 el PCB (policloruro de bifenilo o bifenilos poli-clorados), uno de los productos químicos más nocivos que existencatalogado por el Programa de las Naciones Unidas para el MedioAmbiente (PNUMA), entre las doce sustancias más nocivas entrelas fabricadas industrialmente (no existe en la naturaleza). Estaempresa química, no agrícola como pretende presentarse última-mente, desde tiempo atrás debió ser llevada ante los tribunalesinternacionales por daños perpetrados a poblaciones rurales pobres

Enrique Saforcada, Martín de Lellis y Schelica Mozobancyk20

2. Salta Libre / Prensa Proteger (2007): “Salta registra un récord de acele-ración en desmontes”, disponible en: <argentina.indymedia.org>.

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culturas y, mucho más, los procesos sociopolíticos que en sus res-pectivos escenarios se están desarrollando en la actualidad– paragenerar un monto suficiente de lo que hoy se denomina capitalsocial. O sea, cuando hayamos creado abundante clima de confian-za entre nuestros sociedades, de valores y actitudes de asociatividad,una elevada motivación para participar en los problemas que afec-tan a nuestros países sin distinción de banderas nacionales, unafuerte conciencia de responsabilidad indoafroiberoamericana, sóli-dos valores éticos que rijan nuestras interacciones y la de nuestrosgobiernos, junto a tantas otras manifestaciones psicosocioculturalesque configuran el capital social.

En esta tarea, las especialidades de la psicología denominadasocial, de las relaciones internacionales, política y comunitaria tie-nen mucho para aportar y deberían ponerse en acción lo antes posi-ble porque la historia ha acelerado sus tiempos. Deteniéndonos enlas condiciones de la psicología para la acción en el terreno de lasalud, vemos que muy preponderantemente ha empleado y empleaun concepto de salud que resulta entre anacrónico y acientífico.Entre otros, dos de sus principales componentes son: a) seguirmanteniendo la vigencia semántica y práctica del concepto de saludmental; b) continuar dándole validez a la idea de que estar sano esno estar enfermo, cuando la psicología es fundamentalmente unaciencia de la salud, no de la enfermedad (el contar en su seno conteorías y tecnologías que, con muchísima más amplitud que cual-quier otra disciplina, dan cuenta de la salutogénesis humana mues-tra la esterilidad y el error de mantenerla limitada a ocuparse solode la enfermedad). Por otra parte, la sociedad en general y los pro-fesionales del área en particular mantienen la costumbre de llamarprofesionales “de la salud”, ministerios y secretarías “de salud”,presupuestos “de salud”, sistemas de atención “de la salud” a lo queen realidad se debería llamar “de la enfermedad”, dado que solo seocupan de lo dañado.

Continuamos sosteniendo, por un lado, las enfermedades men-tales y, por otro, las enfermedades orgánicas, y también los psicó-logos sienten como una pica en Flandes el considerar el campo dela supuesta enfermedad mental como su territorio y el de la enfer-medad orgánica como el espacio de los médicos. Es curioso esto,porque fueron justamente dos indoafroiberoamericanos,Humberto Maturana desde 1960, junto a Francisco Varela desde1970, quienes investigaron y desarrollaron una teoría de avanzada

23Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

Nación dado que, 48 horas después de este último desastre enTartagal, se elaboró la Ley 26.331, llamada Ley de Bosques, apro-bada el 28 de noviembre de 2007 y en la que se le daba al PoderEjecutivo un plazo de noventa días para reglamentarla. Toda ley noreglamentada es inaplicable; por lo tanto esta ley fue boicoteada yel Poder Ejecutivo fue sometido a presión para que quedara conge-lada. Durante el año 2007 el gobernador de la provincia de Salta,Juan Carlos Romero, habilitado por la no reglamentación de estaley, autorizó el desmonte de 478.000 hectáreas (Bonasso, 2009).

Esta breve reflexión sobre un hecho puntual es suficiente paracomprender la importancia de lograr, aunque más no sea, una apro-ximación a la visualización holística de los problemas que plantea elproceso de la vida, dentro del cual hay que incluir todas las proble-máticas del desarrollo nacional, al que le es inherente el desarrollohumano integral de sus ciudadanos, que, a su vez, implica la salud,la educación, el trabajo, la cultura, el uso del tiempo de ocio y todaslas manifestaciones de la vida de una sociedad que lógicamentecaen dentro de las responsabilidades de los poderes del Estado entodas sus instancias, de las dirigencias institucionales y de las uni-versidades públicas y sus egresados.

Habiendo efectuado este planteo general podemos reflexionarespecíficamente sobre el proceso de salud. Para ello es bueno ana-lizar el objeto de reflexión del derecho y del revés. Dado que elnúcleo central de nuestro campo de conocimiento es la psicología,veamos qué impacto ha logrado esta disciplina en el campo de lasalud, hasta ahora, en nuestra región y examinemos sus potenciali-dades frente a los desafíos que la realidad actual nos plantea. Puesbien, del derecho podemos evaluar sus condiciones para la acciónen este ámbito y los resultados obtenidos; del revés, debemosdesentrañar lo que falta por realizar y cuáles son las orientacionesmás eficaces para hacerlo, teniendo en cuenta aquello que es posi-ble alcanzar con los recursos con los cuales hoy cuentan nuestrospaíses indoafroiberoamericanos, especialmente los que conformanel anhelado Mercosur, concepto sociopolítico y geopolítico conrespecto al cual permítasenos una digresión que implica temas quetambién, como veremos más adelante, se vinculan con la salud.

El Mercosur nunca llegará a ser una realidad si solo se limita aacuerdos comerciales o a coincidencias y declaraciones de cúpulasgubernativas; sí existirá cuando sea el emergente de un esfuerzo encomún de los pueblos –que hermanan la geografía, la historia, sus

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Mantener las distorsiones o imprecisiones semánticas y losespacios de práctica profesional artificialmente separados impidever la importancia decisiva que tiene el transformar el concepto desalud mental en el de lo mental en la salud.

Como ya hemos expresado en otros trabajos, hay que tener encuenta la importancia fundamental que, para comprender el proce-so de salud y actuar con respecto a él, tienen ciertos conceptos,componentes y procesos tales como:

Los estilos de vida, los hábitos, las creencias, las representacionessociales, el comportamiento, la subjetividad, los sistemas valorativo-actitudinales, la autoestima, el desarrollo de destrezas para la vida, loafectivo-emocional, el estrés cotidiano, etcétera. Estos componentes seabren en una infinidad de subcomponentes; por ejemplo, en relación alos hábitos están los que se refieren al uso del tiempo (trabajo, ocio,descanso), a lo alimentario, a la actividad corporal, a los modos de inte-ractuar con los demás, al uso de sustancias tóxicas, etcétera. Todosellos, que implican la mayor parte del total de los que concurren al áreade la salud positiva como soporte de su génesis y mantenimiento, sonde naturaleza psicológica y antropológico-cultural y hacen a los funda-mentos de la calidad de vida y el bienestar de los seres humanos.Esto también hace evidente la importancia de pensar en términos de lomental en la salud y el rigor científico que implica esta formulación, juntoal hecho de adentrarse en el camino que permite ver con claridad las dosrazones más significativas por las que no prospera esta línea de pensa-miento en el ámbito de las políticas a secas y de las políticas públicas:

1º Trabajar desde la perspectiva de lo mental en la salud choca de frentecon el dualismo de raíz cartesiana, así como también con buena partedel mecanicismo y se sabe, desde los trabajos de Thomas Kuhn (1971,1982), de la gran resistencia al cambio de paradigma por parte de loscientíficos y de quienes trabajan vinculados a la ciencia.

2º Trabajar desde esta perspectiva desemboca indefectiblemente enacciones de protección y promoción de la salud, lo cual debilitafuertemente el modelo asistencialista que toma como objeto deestudio al individuo descontextualizado, yacente y entendido comoreservorio de la enfermedad, o sea, resquebraja los cimientos delmercado de la enfermedad (Saforcada y De Lellis, 2006).

El ámbito de la salud y el proceso que la determina son tan pro-pios de la dinámica de la vida que llaman la atención los obstáculosque se presentan para acercarles todo el avance de las ciencias y de laepistemología que se dio en los cuarenta y tres años que van del libro

25Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

sobre el concepto de lo mental, incluso mucho más elaborada y demayor alcance que los desarrollos teóricos que por la misma época–pero sin que hubiera la mínima conexión entre ellos– postulaba enEstados Unidos Gregory Bateson, quien afirmaba que “la mente esla esencia de estar vivo”.

Los desarrollos de estos dos científicos chilenos –Maturana yVarela–, que algunos llaman la teoría de Santiago, son hoy uno de lossoportes fundamentales de las nuevas concepciones en biología,neurociencia y ecología. Como señala Fritjof Capra, esta teoríapostula, con sólidos fundamentos científicos:

La mente no es ya una cosa, sino un proceso: el proceso de cognición,que se identifica con el proceso de la vida. […] El cerebro no es, porsupuesto, la única estructura a través de la cual opera el proceso de cog-nición. La entera estructura disipativa del organismo participa en dichoproceso, con independencia de que el organismo tenga o no un cere-bro y un sistema nervioso superior. Más aún, investigaciones recientesindican firmemente que, en el organismo humano, el sistema nervioso,el sistema inmunológico y el sistema endocrino –que tradicionalmenteeran vistos como sistemas separados– forman en realidad una única redcognitiva (Capra, 1998).

Por otra parte, cuando se analiza en toda su amplitud la defini-ción de salud postulada en 1948 por la Organización Mundial de laSalud, hoy universalmente aceptada, se llega fácilmente a la con-clusión de que el proceso de salud es el proceso de la vida misma(concepto fuerza que será retomado a lo largo de las páginas de estelibro), de lo cual se desprende que la expresión salud mental esredundante y abre la puerta a una serie de errores o falacias comola de pensar que puede haber algún emergente del proceso de saludque no sea mental.

Quienes ejercen la psicología deben erradicar la expresión“salud” mental para pasar a usar solamente “psicología de la salud”y “lo mental en la salud”, ayudando a los médicos a incorporar yusar estas conceptualizaciones. Mantener vigente el concepto desalud mental es aportar al divorcio que hoy involucra a dos profe-siones –el médico y el psicólogo– cuya coligación es esencial parala salud de nuestras poblaciones. Pongamos en consideración críti-ca el hecho de que la gran mayoría de los programas y proyectos depsicología comunitaria no ha buscado integrar a la medicina, lo cualtermina perjudicando a las comunidades.

Enrique Saforcada, Martín de Lellis y Schelica Mozobancyk24

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dad a la integración. Es una transformación que no implica el aban-dono total de lo anterior, sino que involucra una ampliación, unacoplamiento necesario para comprender y actuar de manera másacentuada a favor de la vida. Hace falta un equilibrio dinámicoentre estas dos perspectivas o tendencias, de modo que al pensa-miento racional, analítico, reduccionista y lineal se le sume el pen-samiento intuitivo, sintético, holístico y no lineal, integrando tam-bién la apreciación de la expansión, la competición, la cantidad y ladominación, con la valoración de la conservación, la cooperación,la calidad y la asociación, tal como muestra el esquema 1.

Esquema 1

PENSAMIENTO VALORES

ASERTIVO INTEGRATIVO ASERTIVO INTEGRATIVO

Racional Intuitivo Expansión Conservación

Analítico Sintético Competición Cooperación

Reduccionista Holístico Cantidad Calidad

Lineal No lineal Dominación Asociación

Reproducido de Capra (1998).

Una observación de Capra, cargada de significados y sugeren-cias, particularmente para los profesionales de la psicología, es queal menos en lo que se da en llamar la cultura occidental –entiénda-se: de origen europeo– los valores asertivos son preponderante-mente masculinos y los integrativos son propios de la mujer.

En las culturas nativas del continente americano esto no es así,tal como se puede observar en las palabras pronunciadas pública-mente en 1854 por See-at-la, bautizado luego como Noah Sealth,cacique de los suquamish (palabras que fueron registradas en direc-to por un colono, el doctor Henry Smith, y reelaboradas más tardepor el profesor Ted Perry como “Carta de Seattle”), que, segúnregistros de la época, poetizados luego por William Arrowsmith en1969, dijo lo siguiente:

27Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

de John Storer La trama de la vida, editado en 1953, al libro de FritjofCapra, también titulado La trama de la vida, editado en 1996, queimplicó un incremento tal del conocimiento, en extensión y profun-didad, que posibilitó pasar de una ecología superficial a una ecología pro-funda (a la que nos referiremos un poco más adelante).

En Storer se observa la comprensión del ser humano como unespectador, por lo tanto externo a los procesos, con capacidad deincidir en la regulación de muchos de ellos y en la dinámica de labiosfera postulando que:

Aplicando su intelecto, el hombre ha escapado parcialmente a las regu-laciones de la naturaleza. Ha alcanzado un poder casi ilimitado […]para utilizar esas fuerzas recién encontradas, con sensatez y sentido deresponsabilidad […] [para que continúe] imperturbable la grancorriente de la vida en la Tierra (Storer, 1953).

Indudablemente, esta ecología superficial es antropocéntrica.En la ecología profunda de Arne Naess se “reconoce el valor

intrínseco de todos los seres vivos y ve a los humanos como unamera hebra de la trama de la vida” (Capra, 1998).

Pero aún antes de estos profundos y amplios avances ya se habíallevado a cabo un proceso fundamental en el campo de las ciencias,que consistió en pasar de las concepciones mecanicistas cartesianasy organicistas a una comprensión sistémica de la realidad. Estecambio comenzó a desarrollarse en la segunda década del siglo XXgracias a los aportes de la ecología, la biología y la psicología –lasciencias de la vida– que introdujeron los atributos de calidad en elcampo de la ciencia, ubicándolos en el mismo nivel jerárquico quelos de cantidad; de este modo, lo cuantificable dejó de ser lo únicocientíficamente importante para los investigadores.

Así comenzó a desarrollarse un proceso de cambio revoluciona-rio que implicó un nuevo paradigma y que llevó a abandonar la ideade que una totalidad puede ser comprendida a partir del análisis desus partes componentes, para pasar a entender que las propiedadesde una totalidad no están en ninguno de sus componentes sino queson propiedades del sistema que configura esa globalidad, el cualimplica cuestiones tales como contexto, conectividad y relacionesde las partes que constituyen el todo; se trata entonces de una com-prensión holística de la realidad.

Capra (1998) señala las nuevas maneras de pensar y valorar aque fue llevando todo este proceso en el que se pasó de la asertivi-

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económica, educacional y política de la comunidad […] consideren elimpacto de sus decisiones hasta la séptima generación en el futuro. Deeste modo, van a proceder cautelosamente, pensando qué efecto ten-drán sus resoluciones sobre el bienestar de sus descendientes […]. Lacultura no es apenas reliquias del pasado, sino pautas de pensamiento yciclos de conducta que forman los cimientos de nuestras vidas(Grinberg, 1999).

Y cierran este texto con una argumentación que hace de sopor-te esencial para todo el mensaje, la cual se circunscribe a postuladoséticos; diríamos hoy, a la ética como capital social dirigido a la sus-tentabilidad armónica del sistema social y a su desarrollo, o sea a loscondicionantes de la salud.

Todo este bagaje de avances científicos, epistemológicos y cul-turales, incluyendo la recuperación de la sabiduría de los pueblosnaturales del continente americano, casi no ha tenido influencia enlas ciencias de la salud. La actividad del sector sigue las concepcio-nes mecanicistas, vitalistas y organicistas que tuvieron validez indis-cutida hasta fines del siglo XIX, las dos primeras, y la tercera duran-te las dos o tres primeras décadas del siglo XX. Incluso, en lapsicología se puede observar claramente, en países como laArgentina, que se ha estructurado una fuerte orientación vitalistacon respecto a las concepciones teóricas del inconsciente freudianoy las prácticas que de ellas se derivan.

El cambio radical o, dicho de otro modo, la revolución científi-ca –en términos de Kuhn– acaecida en la biología y la psicología,en tanto ciencias básicas, no generó los cambios esperables en lascorrespondientes teorías tecnológicas a las que estas dan sosténcientífico: las profesiones de la salud (medicina, psicología aplicada,odontología, etcétera). Estas profesiones, aunque con diferenciasformales, en lo sustantivo muestran que llevan a cabo el desempe-ño cotidiano en función de un paradigma desequilibradamente cen-trado en el pensamiento y la valoración asertivos señalados porCapra.

Este es un primer plano-soporte que se debe tener en cuenta yal que se lo puede caracterizar como la subcultura general del ámbi-to de la salud, porque orienta cosas tales como las concepcionesantropológicas puestas en juego, sea de un modo consciente o noconciente, por los profesionales y técnicos del campo de la salud;las características de sus interrelaciones; las representaciones socia-les que han construido de la población usuaria de los sistemas de

29Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

Esto sabemos: que la tierra no pertenece al hombre; el hombre perte-nece a la tierra.Esto sabemos: todas las cosas están ligadas como la sangre que unificaa una familia. Todas las cosas están empalmadas.Lo que le pase a la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombreno tejió la trama de la vida: es apenas una hebra de ella. Todo lo que lehaga al tejido, se lo hará a sí mismo (Grinberg, 1999).

Este modo de comprender la realidad, que corresponde al pen-samiento y los valores integrativos de los que habla Capra, está pre-sente en otros pueblos naturales del continente americano, talcomo puede observarse en la Plegaria por la Tierra escrita por AlceNegro, hombre santo de los sioux oglala que vivió entre 1863 y1950; en los testimonios de 1980 de Melesio Zamora, de la etniamataco, de la Argentina; en las palabras pronunciadas ante laAudiencia Pública de la Comisión Mundial sobre Medio Ambientey Desarrollo reunida en San Pablo en 1985 por el Pajé Milton, dela etnia krenak, que habló en su carácter de Coordinador de laUnión de Naciones Indias del Brasil y dijo:

El único lugar donde el pueblo krenak puede vivir y restablecer su exis-tencia, comunicarse con sus dioses, comunicarse con su naturaleza,vivir su vida, es donde nuestro Dios nos ha creado. Es inútil que elgobierno nos traslade a un lugar muy hermoso, a un lugar donde abun-da la caza y la pesca. La población krenak continuará muriéndose einsistiendo en que no hay otro lugar para nosotros donde vivir. Micorazón se entristece al ver la incapacidad de la humanidad. No me esgrato venir aquí a la ciudad de San Pablo y hacer estas declaraciones.No podemos continuar contemplando el planeta en el cual vivimoscomo si fuese un tablero de ajedrez donde las personas mueven lascosas de un lado a otro. No podemos considerar el planeta como algoaislado del cosmos (Grinberg, 1999).

También se percibe en las palabras pronunciadas por el caciquebrasileño Davi Kopenawa Yanomami en San Pablo el 25 de agostode 1997; en la declaración de la nación mapuche de Chile y laArgentina, de abril de 1999; en el mensaje al mundo occidental–Hau de no sau nee– emitido en 1999 por la Confederación de lasSeis Naciones Iroquesas, en donde se prevé:

El cambio es inevitable, pero la cultura es un mecanismo para asegurarque los cambios no vayan en detrimento de la vida social, ceremonial,

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Esquema 2

PARADIGMAS

SUBDIMENSIONES Individual- Social-expansivorestrictivo

1. Estructura del saber Mono o Multidisciplinariabidisciplinaria exhaustiva

2. Objeto del saber La enfermedad El proceso de la salud

3. Eje teórico-técnico La clínica restrictiva La clínica expandidao epidemiología

4. Hipótesis etiológica Etiopatogénica Etiológica integralutilizada

5. Componentes Huésped – Agente Ecosistemas deetiológicos saludinvolucrados

6. Significación del ser Nicho de la Instancia del procesohumano enfermedad de salud

7. Ubicación del eje En el profesional, En la comunidad ysignificación-valoración sus teorías y sus sus problemas

técnicas

8. Actitud del efector Autocrática Relativista culturalante los usuarios

9. Orientación Rehabilitadora Protectiva yfundamental del efector promocional

10. Objeto de la acción El individuo Un ecosistemadescontextualizado

11. Efecto buscado con Remisión de la Cambios en el la acción enfermedad ecosistema

Es relativamente sencillo ver la vinculación sinérgica entre elpensamiento y los valores desequilibrados a favor de lo asertivo y lahegemonía del paradigma individual-restrictivo; del mismo modo

31Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

servicios de salud; las formas en que comprenden la dinámica de losprocesos de la vida en todas sus manifestaciones, en síntesis, suscosmovisiones. A este se lo podría denominar el plano-soporte distal.

Pero existe otro plano-soporte, que llamaremos proximal y quetiene que ver directamente con las concepciones y prácticas desalud que orientan los desempeños profesionales específicos y coti-dianos de los facultativos del área y de los técnicos que con elloscolaboran. En este plano, indagando en una perspectiva histórica,se descubren dos paradigmas claramente diferenciados: el indivi-dual-restrictivo y el social-expansivo (Saforcada, 1999b). Hemosdetectado estos paradigmas tomando en cuenta cuatro dimensionesde las concepciones y prácticas de salud: sus soportes teórico, axio-lógico, actitudinal y operativo. A partir de ellas buscamos lascorrespondientes subdimensiones, algunas de las cuales tomamospara este trabajo (esquema 2), y para cada una de ellas se indagó elindicador pertinente en las dos grandes líneas de concepciones yprácticas en salud que se dieron a lo largo de la historia, desde elmundo grecorromano de la antigüedad hasta nuestros días: una, elhigienismo, continuado por la medicina social y mucho más tardepor la psicología comunitaria; la otra, la medicina clínico-experi-mental y posteriormente la psicología clínica. El conjunto de estosindicadores da origen a la configuración de cada uno de los men-cionados paradigmas.

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exceptuando en parte a Costa Rica y en su totalidad a Cuba. Es elescenario en el que, teniendo muy presentes sus condicionanteshistóricos, económico-políticos y socioculturales, debemos evaluarcuál ha sido el impacto de la psicología en el campo de la salud yqué perspectivas se le presentan a nuestra disciplina en cuanto a losaportes que podría hacer a este ámbito, entendiendo que el proce-so de salud es un fenómeno ecosistémico.

Los orígenes de la psicología como disciplina independienteestuvieron en manos de médicos y filósofos –médicos que se dedi-caron exclusivamente a la psicología, a veces también a la filosofía,como fue el caso de William James– que abrieron este campo disci-plinar hacia el último cuarto del siglo XIX. Pero esta también fue laépoca de los espectaculares descubrimientos microbiológicos quepermitieron darle una sólida base científica al modelo causal infec-cioso de lógica lineal, agente-huésped, y que, como un extraordina-rio triunfo del paradigma individual-restrictivo, llevó a que el emi-nente profesor de Clínica Médica de la Universidad de Berlín, eldoctor Emil von Behring, el primer Premio Nóbel de medicina(1901), al anunciar el descubrimiento del bacilo de la tuberculosispor parte del doctor Robert Koch, dijera que aquellas cuestionessociales que preocupaban al doctor Rudolph Virchow, porque lasincluía en la causalidad de las enfermedades, habían dejado de tenerla menor importancia dado que ahora se sabía contra qué luchar: elbacilo recién descubierto. A esta afirmación Virchow respondiódiciendo que indudablemente no había tuberculosis sin la presenciadel bacilo, pero que la tuberculosis era mucho más que este micro-organismo, y la epidemiología le ha dado toda la razón a Virchow,cuyas concepciones y prácticas estuvieron desde los inicios de suvida profesional orientadas por el paradigma social-expansivo, hastael punto de ser partícipe de considerar que la medicina era una cien-cia social y que la política no era más que medicina a gran escala.Para Virchow, la tuberculosis era, sí, ineludiblemente, producto dela presencia del bacilo de Koch en el organismo, pero el bacilopotenciado por el hacinamiento en la vivienda, la mala alimenta-ción, la falta de higiene en el hábitat, y otros factores que se rela-cionan con la mala calidad de vida. Si estos factores sociales negati-vos no concurren junto al bacilo, difícilmente se desencadena elproceso etiopatogénico de la tuberculosis, ni tampoco el proceso dedifusión de la infección en la población. Tal vez el triunfo rutilantede la medicina clínico-experimental, restringida solo a conceptuali-

33Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

que las instancias de equilibrio entre lo asertivo y lo integrativoposibilitan fuertemente el afianzamiento del paradigma socialexpansivo.

Es importante tener en cuenta que, mientras los paradigmascaracterizados por Capra son complementarios y sus mejores resul-tados surgen de un adecuado equilibrio entre ellos, en el caso de losparadigmas propios de las concepciones y prácticas en salud seobserva que son excluyentes.

La historia de la medicina occidental permite ver con claridadque en sus comienzos, situándolos en las antiguas Grecia y Roma,era evidente la primacía del paradigma social-expansivo; esta orien-tación se mantuvo hasta fines del siglo XV, en que es desplazada porel nacimiento de la clínica y la estructuración de un paradigma con-trapuesto: el individual-restrictivo.

No obstante, después de su eclipsamiento por más de un siglo,el paradigma social-expansivo vuelve a resurgir con los desarrollosconceptuales que dieron origen, hacia el final del siglo XVIII, a lapolicía médica de Johann Peter Frank, luego a la medicina social amediados del siglo XIX y, en Estados Unidos, al surgimiento de lapsicología comunitaria en la segunda mitad del siglo XX.

A pesar de que este devenir ha estado determinado por el avan-ce de las ciencias, lo que llevaría a suponer que el paradigma social-expansivo prevalecería, el violento y veloz advenimiento de laracionalidad del mercado al campo de la salud condujo a que esteámbito fuera hegemonizado por el paradigma individual-restricti-vo, a través del cual fue posible abrir y expandir mercados a la pro-ducción industrial de productos químicos, electromecánicos, elec-trónicos y fisiconucleares de aplicación a la terapéutica y eldiagnóstico de las enfermedades, dando lugar al mercado de laenfermedad que hoy podemos observar en nuestros países indoa-froiberoamericanos.

Como en todo mercado, en el de la enfermedad también se uti-lizan, para incrementar la demanda, tanto sutiles como groserasestrategias de marketing. Tal maniobra implica generar más enfer-medad que la que naturalmente se generaría e incorporar gentesana al mercado de prestaciones sin que a estas personas les seannecesarias.

Este es el escenario actual de la deteriorada salud de los pueblosde los países de nuestra región, desde el río Bravo hasta Tierra delFuego y desde el océano Pacífico hasta el Atlántico y el mar Caribe,

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Admítase la analogía: lo acaecido es el triunfo del pensamientode Behring sobre el de Virchow y el resultado, si tal hubiera sido enel caso de la tuberculosis, es que se habría fracasado en la lucha paradominar esta grave enfermedad. Pasando a la psicología, el asimila-do modelo médico-clínico la ha llevado a cuatro situaciones esteri-lizantes de su potencialidad para aportar al mejoramiento de lascondiciones integrales de salud de nuestros pueblos:

1. Los profesionales de la psicología han sido y son formadossolo para trabajar con la enfermedad. Los chinos tienen unaforismo que dice que gran parte de lo que el ojo ve estádetrás de la retina; esto también ha sido formulado por pen-sadores como Ralph Emerson al decir que las personas soloven aquello que están preparadas para ver y, con mayor rigorcientífico, Einstein afirmó que es la teoría la que decide loque podemos observar. En síntesis, los psicólogos egresancon una incapacidad para visualizar lo que en términos desalud no está dañado, discapacidad que se extiende, nadamenos, que a la imposibilidad de trabajar en protección ypromoción de la salud, de lo cual hablaremos específicamen-te más adelante.

2. La práctica se expandió al máximo solo en el campo de lasenfermedades de manifestación preponderantemente mentaly la aplicación de la psicología se mantuvo de modo signifi-cativo reducida en lo que hace a las enfermedades de mani-festación con preponderancia orgánica, que son las que invo-lucran la mayor parte de la demanda cotidiana de atención ennuestras comunidades indoafroiberoamericanas.

3. Han prevalecido las prácticas de una clínica restrictiva –nopocas veces reduccionista– aplicadas por lo tanto a las perso-nas consideradas individualmente o a la familia, pero comounidad aislada, o sea, en ambos casos, como sistemas cerra-dos. La imposibilidad de comprender ecosistémicamente elproceso de salud y los impedimentos para valorar en su totaldimensión la importancia que tiene en este proceso el tejidosocial y las características psicosocioculturales de las comuni-dades han reducido al mínimo la eficacia y la eficiencia delquehacer de nuestra profesión en el campo de la salud.

4. Los psicólogos, con demasiada frecuencia, nos hemos aisladode las otras profesiones y nos hemos visto imposibilitados de

35Salud pública: perspectiva holística, psicología y paradigmas

zar y actuar en relación con la enfermedad, llevó a la psicología,muy tempranamente, a desarrollarse por el camino experimentalis-ta planteado por Wundt, marginando totalmente sus planteos de lasegunda psicología –a la que por otra parte, él dio mayor importan-cia para comprender psicológicamente a los seres humanos–, a laque denominó, haciendo uso del término acuñado por Friedrichvon Humboldt, psicología de los pueblos (Völkerpsychologie).

Por un lado, el desarrollo de los trabajos de laboratorio dirigi-dos a indagar en las funciones elementales del psiquismo reveladasmediante la experiencia sensorial y las reacciones simples generadascomo respuesta a estímulos simples rápidamente se pudo vincular yaplicar a las manifestaciones psicológicas en condiciones de enfer-medad. Por otro, los mencionados legítimos triunfos de la medici-na sin duda influyeron para que quienes trabajaban en el campo dela psicología aplicada, como es el caso del filósofo francés ThéoduleArmand Ribot, se dedicaran a estudiar los fenómenos patológicosde manifestación psíquica. Resulta significativo, a fin de compren-der las concepciones preponderantes de la psicología en algunos deestos pioneros de la disciplina, que Ribot orientara a sus discípulos–Wallon, Janet, Dumas y otros– a formarse como médicos.

Este modo de concebir el objeto de la psicología y su campo deaplicación también se hizo presente muy temprano en EstadosUnidos, a punto tal que el psicólogo norteamericano LightnerWitmer fue el primero que utilizó la expresión método clínico en el que-hacer psicológico y fundó hacia fines del siglo XIX una institución deatención psicológica de niños a la que llamó Clínica Psicológica.

Estas son las orientaciones con las que la psicología se hace pre-sente en América latina, las cuales se ven fuertemente reforzadas enalgunos países, como la Argentina, con el inicio de las carreras uni-versitarias de psicología en manos de médicos. Este es el caso de laUniversidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional deRosario, en las que preponderó hegemónicamente el psicoanálisisque en este país, por ley, solo podía ser practicado por médicoshasta 1984, año en que se promulga la Ley de Ejercicio Profesionalde la Psicología.

Todo el desarrollo de nuestra disciplina en Europa y Américalleva a que tempranamente se instale el modelo médico-clínico,propio del paradigma individual-restrictivo, fortalecido por el para-digma más general de pensamiento y valoración desequilibradohacia lo asertivo.

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de la población, y su agravamiento, se deben fundamentalmente afactores de naturaleza psicosociocultural y no a factores biológicos.Casi cualquiera de los problemas de salud que se tome en cuentaentre los de mayor prevalencia o de características endémicas o deriesgo epidémico que en nuestros países han sido y son abordadosexclusiva o preponderantemente desde la perspectiva médica sontotal o parcialmente insolubles sin el aporte de la psicología.

Veamos algunos ejemplos: el cólera, el dengue, la desnutricióninfantil, las parasitosis, las frecuentes deficiencias de cobertura enlas campañas de vacunación, la falta de control temprano del emba-razo, las infecciones de transmisión sexual –incluyendo, porsupuesto, la infección por VIH–, las diarreas infantiles, los acci-dentes de la infancia y la tercera edad en el hogar, los accidentes detránsito, la enfermedad de Chagas, el tabaquismo y la ingesta exce-siva de alcohol y muchos otros problemas que se podrían agregar aesta lista.

Ahora bien, cabe preguntarse: ¿Qué tipo de factores está en labase de estos problemas? ¿Cuáles son los factores que, si se mane-jaran con total solvencia científica y profesional, modificarían demodo relevante estos problemas y a su vez lograrían darle una graneficacia y eficiencia a los recursos que nuestros países invierten enprevenir y atender la enfermedad? Luego de una primera reflexión,se llegará a la conclusión de que esos factores son del orden de lasubjetividad y el comportamiento humanos. La subjetividad y elcomportamiento son la razón de ser de la psicología: son los psicó-logos bien formados quienes pueden manejar con eficacia los mar-cos teóricos y las tecnologías que permiten trabajar en relación conellos.

Tómese uno solo de los problemas de salud antes señalados –elcólera– para que queden claros los interrogantes planteados y larespuesta dada. Se toma esta enfermedad porque, al proponer a ungrupo de alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad deBuenos Aires un trabajo práctico que consistía en llevar a cabo enterreno una campaña de prevención del cólera –esto sucedía cuan-do amenazaba la epidemia en la Argentina–, con vehemencia dije-ron “¡Y qué tiene que ver la psicología con el cólera!”, y la respuestafue “Todo”, dado que la única barrera eficaz que se puede poner auna amenaza de epidemia de cólera es de naturaleza psicosociocul-tural: cambio de ciertas estructuras cognitivas (valoraciones, repre-sentaciones sociales, sistemas de atribución, visualizaciones, actitu-

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integrar equipos multidisciplinarios en trabajos, como los deorientación comunitaria y hospitalaria, en que la concurren-cia de las otras disciplinas humanas es esencial.

Estas cuatro características de la psicología indoafroiberoameri-cana y de sus prácticas profesionales, que sintetizadas se pueden veren el esquema 3, sumadas a otras que sería demasiado extenso ana-lizar en esta oportunidad, han hecho que el impacto de nuestra dis-ciplina en el campo de la salud sea muy reducido, lo que se eviden-cia en que las condiciones de salud de nuestras poblaciones se hanmantenido en un estado deficitario o francamente declinante almismo tiempo que, en los últimos 50 o 60 años, producía unainmensa cantidad de psicólogos.

Esquema 3

EFECTOS DEL MODELO MÉDICO-CLÍNICO EN LAPSICOLOGÍA

1. Redujo las posibilidades de visualización y de acción de la profesiónsolo a lo dañado, o sea a la enfermedad.

2. Apoyado en el reduccionismo que le es propio, condujo a un marca-do desequilibrio de la profesión inclinándola desproporcionadamente alcampo de la enfermedad mental y a una posición, no explícita pero síimplícita, de dualismo cartesiano.

3. Posibilitó que la profesión trabaje con personas y grupos familiares apartir de considerarlos sistemas cerrados.

4. Potenció el aislamiento de la profesión, desde la formación de gradohasta el ejercicio de la profesión inclusive.

Al reflexionar sobre esta cuestión desde nuestra profesión,debemos tener muy en cuenta que las malas condiciones de salud

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logos. Se señalará tal vez que los profesionales de la medicina no seacercan a estas tareas con la comunidad; inclusive es posible que sepuedan citar ejemplos en que fueron convocados y se negaron aconcurrir; lo que implica que se estarían dando ejemplos de obstá-culos para una interacción eficaz, a fin de que la convocatoria gene-re la presencia. Pero resulta que la psicología es una profesión fuer-temente dirigida a mejorar la comunicación humana y a desarrollarcomportamientos cooperativos, actitudes de confianza y asociativi-dad entre las personas: ¿por qué no aplicar todo esto a las relacio-nes interprofesionales? Se tienen los marcos teóricos y las tecnolo-gías para hacerlo: ¡hagámoslo!

Otra perspectiva fundamental que estaría en consonancia con lomás avanzado de los enfoques actuales de la salud pública es que lapsicología se lance de lleno a trabajar sobre lo no dañado, o sea atrabajar en protección y promoción de la salud (el tema de aplica-ciones del quehacer de la psicología en la promoción de la salud sedesarrolla en los capítulos 8 y 9). Los trabajos de Alan Dever(1991), de hace ya veinticinco años, muestran que las variables psi-cosocioculturales abarcan aproximadamente el 75% de los factoresque inciden en el proceso de salud a través de la configuración deestilos de vida y de la determinación de las variables ambientalesque dependen del comportamiento humano, que son las que hoyestán generando los más grandes desequilibrios ecosistémicos ypromoviendo los procesos y factores de mayor impacto negativo enlos microambientes (el hábitat familiar, los ámbitos laborales y deuso del tiempo de ocio, el vecindario etcétera).

En nuestras sociedades, estimamos que entre el 40% y el 50%de la demanda de atención que llega a los centros de salud es enfer-medad totalmente evitable con los recursos económicos, materialesy humanos con los que hoy cuentan nuestros países. Estos altosporcentajes implican sufrimiento humano, daño a las posibilidadesde desarrollo de nuestras naciones, gastos de dinero que podríaestar destinado a una mejor atención de la enfermedad inevitable oa otros rubros de importancia social. Esto se evitaría progresiva-mente con el desarrollo de programas de protección y promociónde la salud en las comunidades, las instituciones de la educaciónformal, los medios de difusión masiva y otras instancias de la vidacotidiana (que son objeto de desarrollo en el resto de los capítulosde este libro). Es una tarea que exige multidisciplina, pero sin lugara dudas, de todas las que deben concurrir a estos enfoques del tra-

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des, etcétera); modificación y/o desarrollo de ciertos hábitos dehigiene personal y del hábitat; modificación de ciertos hábitos ali-menticios y de higiene y preparación de los alimentos; transferen-cia de conocimientos y de tecnologías protectivas, por ejemplo, depotabilización del agua. La instalación de una barrera de esta natu-raleza implica un meticuloso y tenaz trabajo psicológico que, ade-más, y esto es muy importante tenerlo en cuenta, es de bajísimocosto porque no implica ni drogas, ni aparatos, ni tecnologías decosto relevante.

En el campo de la salud, no hay disciplina aplicada más econó-mica que la psicología; es la que genera menos gastos y la que otor-ga más eficacia y eficiencia a gran parte del quehacer en este campo.

Avanzando más en estos razonamientos, se ve que en los pro-blemas y soluciones señalados también están involucrados muy sig-nificativamente factores del orden de la cultura, que constituye elobjeto de estudio y prácticas de la antropología. Son los antropólo-gos especializados en salud quienes manejan los marcos teóricos ylas tecnologías que posibilitan los trabajos necesarios sobre los fac-tores culturales que inciden en la salud.

No hace falta resaltar acá la importancia de los factores de natu-raleza biológica que convocan la presencia de médicos. Por lotanto, hace falta integrar equipos de trabajo que reúnan las tresprofesiones; también otras, pero estas tres son esenciales. Frente aesta necesidad, pensemos cuál de estas disciplinas es la que estámejor dotada teórica y técnicamente para posibilitar la integraciónde grupos que puedan trabajar con espíritu de equipo. En seguidase nos hace evidente que en la psicología descansan las mayorespotencialidades para contribuir a lograr la integración de equiposmultidisciplinarios de salud a fin de que en nuestros países se puedanmejorar las actuales malas condiciones de salud de las poblaciones.

En definitiva, una de las cuestiones centrales radica en hacersecargo de los desafíos actuales que se le presentan a la psicologíapara poder tener impacto desde la perspectiva ecológico-sistémicaen el campo de la salud en América latina.

Se pueden señalar dos o tres perspectivas fundamentales paralograrlo. Una está muy a la mano, dado que la psicología indoafroi-beroamericana hace ya tiempo que viene desarrollando tareas concomunidades y con frecuencia trabajando, directa o indirectamen-te, con los problemas de salud. Solo restaría lograr que a esta acti-vidad de la psicología comunitaria se integren médicos y antropó-

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res y prácticas populares; también de ellos depende el cumplimien-to de las prescripciones de los facultativos (adhesión a los trata-mientos, a las indicaciones de estudios complementarios, al regre-so al servicio para control de la evolución del problema, etcétera).Un ejemplo de investigación psicosociosanitaria destinada a com-prender la perspectiva de los usuarios de los servicios de atenciónprimaria de la salud se presenta en el capítulo 7.

Cuando en función de tecnología adecuada –por ejemplo, latécnica de Grupos de Visualización y ConceptualizaciónParticipativa (GVCP) (Saforcada, 1999b)– se trabaja de modo talque los investigadores son realmente los miembros de la comuni-dad, se logra conocer muchos problemas serios de salud que nofiguran en los sistemas clasificatorios de las enfermedades (ICD 10,DSM IV, etcétera) pero que están incidiendo de un modo franca-mente relevante en las malas condiciones de salud de la población.Ejemplos son los síndromes de miedo social, defraudación y desunióncomunitaria que se hallaron, con alta prevalencia en tres nivelessocioeconómicos (medio, obrero y obrero marginal), en el partidode Avellaneda de la provincia de Buenos Aires, Argentina(Saforcada, 1999b).

Finalmente, se debe tener en cuenta que para lograr todo estoes esencial producir en nuestra disciplina y en nuestra profesión–esto involucra de lleno los planes de estudio universitarios degrado y posgrado de la psicología– una revolución científica en elsentido de Kuhn; por lo tanto, cambiar el paradigma individual-restrictivo actualmente imperante y pasar a orientar la formaciónde los alumnos y nuestras concepciones y prácticas en función delparadigma social-expansivo, modificando también el paradigma delpensamiento y la valoración logrando que sea más equilibrado,dándole un mayor realce a la orientación integrativa.

Este cambio permitirá que la psicología comience a abandonarel modelo médico-clínico y que, por lo tanto, salga del aislamientoen que, desde nuestro punto de vista, hoy se encuentra. Tambiéninfluirá para que los psicólogos podamos empezar a abandonarcierto grado de omnipotencia que de modo más o menos encubier-to hoy se hace presente con frecuencia en nuestra profesión.

Si se logran los cambios sustantivos planteados con respecto alos paradigmas, y la psicología se inserta de lleno en el trabajo pro-tectivo y promocional de la salud, a la vez que dedica esfuerzos sufi-cientes en lo que hace a investigación epidemiológica psicosocial y

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bajo protectivo y promocional en salud, la psicología resulta esen-cial porque, una vez más, la salud se protege y se fomenta solo enel ámbito de la subjetividad y el comportamiento, lo cual, generali-zado, dará por resultado el surgimiento de ambientes humanossalutógenos, que es la máxima aspiración de la Nueva Salud Pública(por un desarrollo de este concepto ver capítulo 8).

Un tercer gran aporte de la psicología a la salud deviene de laesencia de los enfoques comunitarios (en el capítulo 2 se desarro-lla el modelo de salud comunitaria y en el capítulo 5 se exponensus premisas de desarrollo y lineamientos operativos). Es, tal vez,el más importante. Se refiere a la integración participativa plena dela comunidad en las tareas de prevención, protección y promociónde la salud. Para esto es necesaria la transferencia de una parte delos conocimientos científicos y tecnológicos relacionados con lasalud a miembros de la comunidad, generando hábitos de autocui-dado y de autogestión de su salud. No para que el Estado puedadesligarse de las responsabilidades que le competen en la materia,sino justamente para lo contrario, a fin de que las poblaciones denuestra Indoafroiberoamérica puedan exigir a sus gobiernos nacio-nales, provinciales y municipales lo que están obligados a disponeren beneficio de los ciudadanos y sus comunidades en lo que impli-ca esta problemática. También, para que puedan ver con claridadcuáles son sus obligaciones y sus derechos, para así decidir res-ponsablemente lo más propio de los seres humanos: la salud, o seala vida.

Otro aspecto esencial de lo comunitario es llegar a conocer afondo las concepciones y prácticas de salud de las poblaciones; tam-bién, conocer qué fenómenos psicosociales son considerados enfer-medades por parte de las comunidades. Esto pertenece a un campoimportantísimo de la investigación psicosociosalubrista y epide-miológica psicosocial, por medio de las cuales se hace posible, conun adecuado trabajo de comunicación e interacción por parte de lospsicólogos, que los médicos conozcan y valoren la medicina, la psi-cología y la odontología populares que son las que, en definitiva,determinan el funcionamiento de los sistemas de servicios de saludy la eficacia y eficiencia de las prácticas efectoras. Es necesariotener presente que los profesionales de la salud son pasivos, en lagran mayoría de los casos, y se activan solo en función de la deman-da. Pero la demanda, o sea el hecho de que los usuarios de estos sis-temas se acerquen a las instituciones de salud depende de esos sabe-

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psicosociosalubrista, pudiendo desarrollar actitudes integracionis-tas con médicos y antropólogos, llegará rápidamente a ocupar unlugar prominente en el escenario de la salud indoafroiberoamerica-na y, lo que es mucho más importante, llegará a contar con el reco-nocimiento de las comunidades de la región.

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