Psicología Robótica

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Al paso que avanza la tecnología, puede que en un futuro no muy lejano tengamos que replantearnos cosas como, por ejemplo, cuál es la delgada línea que separa a una entidad vida de una que no lo está. ¿Podría darse la terrible paradoja en un futuro no muy lejano de que, ante una sociedad que se deshumaniza al mismo paso que avanza tecnológicamente, la eclosión emocional de diversos sistemas de I. A. desarrollen modelos de comportamiento empático?

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Psicologa RobticaFco. Snchez

Cap. 1: sueo virtual

Me siento un tipo afortunado dentro de una generacin afortunada. Antao hubieron pocas en las que el hombre se vio sometido a su propia ignorancia. Fue vctima de s mismo. Otras, sin embargo, fue sometido por sistemas polticos engaosos; fue tratado como un pen prescindible que en cualquier momento poda ser aplastado y pisoteado bajo las demoledores pisadas de un rgimen opresor carente de todo sentido de singularidad, como claro ejemplo de un engranaje imperfecto e intransigente que aniquilaba y martirizaba a aquellos mismos individuos diminutos e insignificantes que lo sustentaban. En otras incluso fue vctima de un consumismo irracional que lo engulla y lo menospreciaba, haciendo que se sintiera como un mero espectador ante su propia incapacidad de rebelarse, de alzarse como un espritu libre y con la potestad para sublevarse ante ese sistema inalterable o ante su propio ego condescendiente y acomodado, hacindose as esclavo de las grandes multinacionales que lo manipulaban como un autntico valor en alza, siendo tragados por su ilimitado poder. Bueno, eso ya es historia, afortunadamente. Ahora el propio ser humano es quin controla al sistema, y no al contrario. La tecnologa nos ha hecho libres. Nos ha liberado de las ataduras inevitables del pasado. No hay que ir demasiado lejos. Yo mismo. No dependo de nada ni de nadie, bueno, en cierto sentido. Lo nico que debo hacer para que el gobierno no se meta conmigo es pagar mis impuestos religiosamente, nada ms. Todo eso lo gestiona mi banco, no debo preocuparme por nada, tan solo por mantener mi cuenta lo suficientemente gorda como para que ellos tengan cierta deferencia hacia m y nadie tenga que molestarme. Trabajo en tres empresas, una en Tokio, otra en Sidney y otra en Los ngeles. Qu cmo lo compagino? Muy sencillo. Se llama bilocacin virtual. La red de redes, amigo. Es el autntico invento del siglo. Puedo estar virtualmente en varios sitios a la vez. Podra desempear incluso muchas ms tareas, pero creo que con eso y algn otro encarguito extra, ya sabes, libre de impuestos cotizables, tengo ms de lo necesario para disfrutar de mi exigua existencia. No es tan complicado, dentro de la red desarrollo un programa de simulacin virtual de personalidades, mientras que de vez en cuando voy dando un vistazo a mis mltiples reproducciones para comprobar si todo va bien... Voy pasando de una a otra a voluntad, casi como si las poseyera... A ellos solo les interesa que cumpla con el cometido por el cual me contrataron y a m recibir las transacciones pertinentes en cuenta. Cada vez que lo pienso me doy cuenta de lo ventajoso que resulta; el trabajo se hace ms llevadero, las tareas se complementan mejor y no tengo encima a ningn cabrn dndome la vara. Bueno, aunque trabajar no lo es todo, por supuesto. Tambin me pego mis huergas, no creas, no soy ningn santo. Tengo cientos de amigos... virtuales. Las comunidades virtuales son la ostia. Las hay de todos los tipos imaginables y por imaginar:, universitarias, fans de este o aquel personaje real o virtual, musicales, porno, a favor y en contra de cualquier cosa, pro-pacifistas o pro-violencia... Sabes lo que eso significa? Solo necesito conectarme a mi equipo de realidad programada y hacer lo que me apetezca. Todo est a mi mano, y sin que nadie me vigile ni nada parecido; todo lo que yo quiera, desde participar en una tpica orgia romana hasta caminar por los jardines del Cairo. Ni te lo imaginas. Es como magia. Te colocas el equipo y ya est. Ni siquiera tan real sera tan bueno. Cosas de la nanotecnologa. La gente est tan habituada a ello que desde hace mucho tiempo lo dan por sentado. Me refiero a los micro-implantes biolgicos en nuestro crtex, en nuestra retina, a los nano-ndulos inyectados en nuestra corteza... Es como si engaaran a tu mente. Reconvierte el sistema reproductor de tus neuronas y caes en un trance profundo. Como inyectarte unos gramos de LSD, pero a lo bestia. El entorno electrnico-virtual recrea el ambiente y tus implantes se encargan de producir las sensaciones equivalentes. Te puedo asegurar que es una pasada. Imagnate hacer un salto al desembarco de Normanda... Estar all, oler la plvora de las detonaciones, los cuerpos macerados, la sangre vertida... La adrenalina subiendo por tu espina dorsal... O viajar en el Titanic la noche de su hundimiento, estar en Hiroshima el 6 de agosto de 1945... Incluso puedes recrear tu propia situacin lmite, tu propia catstrofe, tu propio mundo o ir a mundos creados por otros... Bueno, no me entiendas mal, no solo puedes recrear ambientes tensos, peligrosos, tambin lo puedes utilizar en cosas 1

ms edificantes, interesantes, como tu quieras... Por ejemplo, puedes viajar en una de las naves de Coln cuando encontraron la costa, ver los milagros de Cristo, si eres cristiano, conocer a Siddhartha Gaumata si eres budista o a Mahoma si eres musulmn. Acompaar a la expedicin que coloniz Marte o asistir a un concierto de los Beatles... Adems de la realidad programada est la realidad inducida. No sabes de qu estoy hablando, Verdad? Estoy hablando de los micro-implantes de retina enviando abundante informacin codificada a tu cerebro, a tu crtex, estimulando lbulos frontal y parietal, informacin que este descodifica ayudado por los nano-procesadores alojados en la base del hipotlamo, interconectado por las nanoclulas de acoplamiento a la mdula espinar y al bulbo raqudeo, recreando lugares precisos, ambientes selectos, alterando la realidad, embellecindola, disfrazndola... Una vez una chica que conoc en un multichat me dijo que un primo suyo le haba hablado de un amigo que conoca a un tipo que se haba vuelto loco por que sus nano-implantes de retina se deterioraron a causa de una carga de electro-esttica o algo as . El caso es que el to estuvo siete das descolgado y no lo soport. Imagnate pensar que ests caminando por un sosegado parque lleno de fragantes abedules y que de pronto te encuentres en un asqueroso vertedero plagado de cadveres de ratas y mosquitos. Pensar que vives en la urbanizacin ms lujosa y limpia de la ciudad y descubrir que vives en un antro. Verte forzado a vivir en un ambiente estticamente deficiente, deteriorado, grotesco, psimo, cuando ests acostumbrado a vivir en un entorno agradable, armonioso, vanguardista, elegante... Descubrir que lo que te rodea no es lo que tu creas que era, que tus sentidos te engaan, que son tu peor enemigo. Debe ser una pasada... Bueno, tengo que reconocer que a veces sufro estpidas depresiones. Hace tiempo que tengo asumido que la perfeccin cabal no existe, as como la felicidad completa y dems. Solo existe un vago sentimiento de satisfaccin. Cuando eso me ocurre acudo a mi psiclogo virtual. Esos programas de medicina inteligente son una pasada, de verdad. Como cuando tuvieron que operarme del ojo. Nada de colas, ni esperas, ni cirujanos incompetentes... Me puse en contacto con un programa oftalmolgico ruso y por medio de telepresencia me operaron. Por supuesto, tuve que alquilar algunos equipos de medicina, pero con un brazo robot especializado fue suficiente. Y cuando tengo ganas de colocarme tampoco necesito tratar con camellos o colgados capaces de venderme la peor mierda del mundo. A decir verdad, eso de la droga fsica hace mucho tiempo que casi se erradic del planeta. Uno de los logros ms significativos de nuestra sociedad moderna. Bueno, siempre existen tipos que trafican y consumen, pero no representan ni al diez por ciento de la poblacin actual. Son una especie en vas de extincin. Las drogas visuales resultan mucho mejor, ms baratas, inocuas e incluso intensas. Con mis gafas estroboscpicas de alta resolucin puedo paliar mis deficiencias qumicas, e incluso puedo darme una descarga equivalente a los anticuados psicotrpicos y con escasos efectos secundarios. Miles de imgenes tridimensionales por segundo, lanzadas como disparos de plasma directamente al lbulo frontal y parietal, como una descarga de energa vital... Y si la conecto a mi aparato de realidad virtual puedo recrear las sensaciones ms dispares: ingravidez, volatilidad, placidez... Es parecido a las tcnicas de reprogramacin que utilizan con los delincuentes peligrosos, solo que lo controlas t. Una vez alguien me dijo que con estos tipos suelen extraer sus peores pesadillas y recrearlas bajo los efectos de drogas qumicas producidas por el mismo cerebro por medio de drogas visuales y reproduccin virtual. Solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta... Dejando de lado temas morbosos y dems tengo que decirte, por si no lo sabas, que no tengo la oportunidad de aburrirme. Crees que exagero? Es lo mximo, te lo aseguro. Puedo echar un buen polvo con cualquier estrella fsica o virtual, bueno, ms exactamente con su recreacin digital, que para el caso es incluso mejor. Puedes incluso crear a la mujer de tus sueos, a tu diosa del amor. Con quin quieras y cuanto quieras... Con gente que nunca podras conocer fuera de la red, y que est al otro lado del mundo. Puedes incluso mejorar o cambiar tu imagen digital para hacerte ms atractivo... Cambiar tu piel, el color de tus ojos, el tamao... ya sabes.. Nada de orgasmos mediocres, de cansancio, de monotona. Tu cerebro se encarga de reproducir de forma fiel el placer ms profundo e intenso. Y todo es tan real como la realidad en s, valga la redundancia. Por qu Qu es la realidad en s misma? No es la propia percepcin que t tienes de las cosas? No es el desencadenamiento de los acontecimientos procesados y analizados por tus propios canales de experimentacin y reconduccin? La realidad es tan engaosa, tan subjetiva, como lo es la constante espacio-tiempo. Qu es el tiempo para nosotros? Qu es la realidad para nosotros? Tan solo son conceptos limitados y subjetivos que fluyen dentro de nuestra conciencia, sujetos intrnsecamente a nuestra propia interpretacin y experimentacin. Una misma realidad puede ser diferente para dos sujetos independientes. Solo existe en nuestro interior, en la forma como nos afecta, como nuestros sentidos fsicos y mentales la perciben... Ya s que ests pensando que todo es una mierda. La especie humana se est yendo al carajo. No es culpa ma. Te sientes culpable por ello? Te sientes culpable por la contaminacin radioactiva que nuestros 2

antepasados nos dejaron? Te sientes culpable por que la bolsa nipona caiga en picado y un montn de gente se hunda con ella? Te sientes culpable por que la gente cada vez se sienta ms sola, ms aislada? Es intil recurrir al falso sentimentalismo. No es ms terrible la realidad que hemos construido? No es ms angustiosa la realidad que otros nos han legado? Ahora el ser humano, como especie, no se encuentra ante el dilema de la propia supervivencia... Eso lo hemos superado. Qu no existen bosques reales Los hemos creado digitalmente, y adems de eso, tenemos las torres de reciclaje de dixido... Erguidos pulmones qumicos que trabajan incesantemente por purificar nuestra viciada atmsfera y hacerla ms agradable, ms complaciente. Que la gente se asla cada vez ms y el contacto fsico cada vez es ms espordico! En la red puedes interactuar con millones de seres digitales o virtuales, quiero decir con gente que est bioconectada de verdad en algn lugar de este insignificante mundo o de los sistemas poblados de la Va Lctea, o con personajes totalmente virtuales, e incluso con programas de inteligencia artificial que deambulan por el vasto universo del cyberespacio. Por supuesto, siempre existirn inconformistas que en vez de evolucionar tratarn de hacernos involucionar, llevarnos al estado primario, ignominiosamente rudimentario y primitivo. Quieren hundir al hombre dentro de un anonimato tedioso y malvado, someterlo de nuevo a la edad de la oscuridad, bajo sus falsas premisas de libertad y transformacin. Puede pedirse libertad mayor? No quiero vivir dentro de una absurda y superficial realidad irrelevante. En estas cuatro paredes tengo lo necesario, y s que hay muchos como yo, casi me atrevera a decir la extensa mayora. Hace tiempo que desist del contacto humano. Bueno, tan solo de vez en cuando, sobre todo cuando me traen la compra de uno de esos supermercados virtuales, aunque a esos no puede considerrseles humanos, tan solo repartidores. Son los monstruos de la propina. Es lo nico que demandan. Los humanos reales suelen ser capullos o gilipollas. Es curioso, ahora que lo pienso, conozco a gente de Osaka, de Barcelona, de Quebec, pero no s quines son los que viven en mi misma planta. Nunca he visto a mis vecinos, no s quines son. A veces los oigo entrar o salir, muy de vez en cuando. No puedo acosar sexualmente a ninguna compaera de trabajo pero puedo piratear sus sueos, sus sistemas, y hasta robarle sus fantasas, o escrutarlas. Ningn compaero de trabajo me joder pero tengo que estar atento para que ningn despiadado hacker contratado por una empresa de dudosa reputacin malogre mi trabajo o lo robe. S que, seguramente, no morir atropellado por ningn vehculo o por alguna extraa enfermedad pero existe un considerable riesgo de que lo haga producto de una lobotomizacin o de una de sobrecarga visual. Bueno, creo que ya he divagado suficientemente por hoy. Tengo algo que hacer. Creo que es el momento. El salto definitivo me espera... La holo-reproduccin finaliz bruscamente en una especie de baile de chispas, creando un destello abstracto que ilumin parte de la habitacin. El teniente Obo-003 comprob el cuerpo inerte del humano y suspir casi como si lo l mismo lo fuera. Su ayudante lo observ y se estremeci. Resultaba ms humano que un humano. Y no solo en su apariencia. Era esa forma de analizarlo todo, de buscarle explicacin a las cosas, algo que l, como individuo, haba dejado de hacer. Obo-003 se conect al sistema y en un par de segundos comprob algunas cosas, algo que para l le habra supuesto horas tal vez, y sin necesidad de hacerlo fsicamente, su interfaz actuaba de tal forma que se converta en algo as como una extensin ms del equipo informtico que regulaba todas las tareas del hogar. De esa forma pudo comprobar una circunstancia que ya sospechaba. El chico haba muerto producto de una sobrecarga neuronal, al intentar dar el salto definitivo al cyberespacio. Sonri amargamente con una especie de acto reflejo programado en su mdulo de singularidad personal, aunque sin sentir un atisbo de emocin. Johny, sin embargo intent adivinar qu era lo que pasaba por aquel cerebro positrnico. Era absurdo que una mquina, por muy avanzada y compleja que fuera, intentara buscarle una respuesta a la existencia, a la muerte, a la vida en general. Obo, por el contrario, intentaba racionalizar el complicado mecanismo psicolgico de un humano que haba perdido su ms preciado don intentando dejar su cuerpo fsico para pasar a ser una entidad inmaterial e incorprea dentro de un infinito laberinto de datos; una entidad biolgica autosuficiente que haba estado dispuesta a cambiar un entorno fsico, orgnico, inagotable en cuanto a sus posibilidades de experimentacin por un entorno digital, intangible, inexistente, casi falaz, por el que deambulaban millones de liblulas codificadas que por s sola no significaban nada. No saba si esa extraa contradiccin hara que los humanos terminaran aniquilndose, extinguindose, o si por el contrario eso era lo que les haba hecho sobrevivir a todo. Johny lo mir de soslayo sintindose vencedor, de alguna forma. En realidad, era su forma de asimilar su subordinacin, de aceptar su inadecuada situacin, de silenciar su eglatra conciencia. A pesar de que saba que era un modelos estndar de la serie 003, haba comprendido que bajo esa carcasa bio-orgnica y ese corazn de polialeacin de vexo haba aprendido a desarrollar, muy tmidamente, sus pautas de conducta, sus propias caractersticas, sus dbiles respuestas emocionales, como un nio pequeo. A pesar de que poda realizar un nmero muy 3

elevado de operaciones por segundo, conectarse a un terminal sin hacerlo fsicamente, realizar comprobaciones de sistema en pocos segundos; de que era mucho ms gil y fuerte que l, de que poda reemplazar casi cualquier pieza que resultara defectuosa o daada en una confrontacin; a pesar de todo eso, no era humano, no poda sentir, experimentar como tal, y saba que eso, de una forma que no lograba comprender, le molestaba, si bien era correcto expresarlo as. -Otro pobre diablo que intent colgarse.- Dijo Johny con voz apagada.- Creo que aqu no hay nada ms que hacer, excepto avisar a los de recogidas. Obo no dijo nada, aunque, en aquel momento, dese hacerlo. Deseo preguntarle por qu un chico haba jugado con su vida de esa forma, por qu haba despreciado su don, por qu haba sido capaz de jugar con su propia existencia fsica, por qu haba credo que una existencia ilimitada e inmaterial sera mejor que una existencia plena, tangible. Le habra preguntado por qu su muerte no significaba nada para l, por qu esa capacidad de indiferencia ante aquella incoherente situacin, por qu esa actitud de aislamiento ante los de su especie, de mirar hacia otro lado, ese vago sentimiento de condescendencia, casi de apata. Hacia dnde iba el ser humano? Ni siquiera l, con sus ms de cien mil gigabytes almacenados era capaz de aventurarlo. No era solo por aqul chico. ltimamente las estadsticas haban subido alarmantemente, y el perfil no era claro, especfico. En esa ocasin era un chico que viva solo, otras veces haban sido emprendedores hombres de negocio, infortunadas amas de casa, temerarios chavales de corta edad o deprimidas personas de edad avanzada. Era lo mismo. Todos buscaban un sueo, el mgico grial, traspasar esa ltima frontera. La dependencia a los sistemas digitales haba sido tal que alguien se haba estado enriqueciendo a costa de vender una quimera, una fantasa que no era ms que una pesadilla enmascarada, un espejismo nihilista que los estaba llevando por caminos desiertos, inestables, perecederos. Y ellos haban picado, como siempre, sin comprender que el verdadero elixir estaba en su poder, que la panacea eran ellos mismos, era la vida en s misma, era la experimentacin de sus sentidos, era el destello fugaz de sus almas, la interrelacin con el mundo material y la capacidad de aprender de l. Y ya nada quedaba de ellos. Ni cuerpo fsico ni ente incorpreo. l, bsicamente, era eso, un conglomerado de datos codificados encerrados en un armazn bioorgnico de alta tecnologa y elevada resistencia. Bsicamente, haba sido creado para ser eficaz, pero tal vez en un destello de compasin y humanidad haba sido dotado de una serie de fugaces respuestas emocionales producidas por torpes e inexactas reacciones qumicas dentro de su cerebro positrnico, en pobre imitacin a las reacciones humanas, aunque por su capacidad de observacin haba deducido, desde haca algn tiempo, que solo eran destellos inexactos, puntos inciertos en mitad de una eterna noche. No le hubiese importando cambiarse por cualquiera de ellos. Pese a todo, no los odiaba por que no estaba programado para ello, sencillamente. -S. En un par de minutos vendrn. Debemos irnos.- Obo gir sobre sus talones y Johny le sigui. Apart de su mente todas sus dudas, todas sus incoherentes reflexiones- Vamos, hay un cdigo catorce a un par de manzanas de aqu. Johny asinti excitado con la cabeza y Obo deseo sentir esa misma sensacin, aunque fuera por un segundo...

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Cap. 2: la puerta del instinto Un cdigo catorce. Johny hizo un momentneo gesto de contrariedad. Mal asunto. Puede que hubiera muertos. Un cdigo catorce no era ninguna broma. Era el fruto inequvoco de una sociedad cruel y competitiva que exiga tanto de los individuos que la componan que los volva desequilibrados, desesperados, en muchos de los casos. Cuando alguien est al borde del precipicio es capaz de cualquier cosa. Obo saba que esa era una de las singularidades humanas. Johny le mir de soslayo. Ningn gesto, ninguna mueca, nada que delatase emocin o sentimiento alguno. Pero Johny le conoca lo suficiente como para adivinar que algo, dentro de esa piel bio-artificial y ese caparazn blindado, se sobrecoga de una forma singular e ntima. Y era algo que le costaba aceptar. Le resultaba contraproducente. Tena que reconocer que para l, un humano convencional, le resultaba solo un caso ms dentro de un mar de casos violentos e inexplicables, uno ms de los gajes de un oficio ingrato y desnaturalizado. Sin embargo para el androide, que se supona se rega por un patrn de conducta ms o menos simple, el de la eficacia, un patrn programado que estaba compuesto por cdigos matemticos, aquello se converta en una especie de dilema de difcil solucin, una particularidad incomprensible que exiga una indagacin profunda e inexcrutable y una reflexin interna y filosfica acerca de las miserias humanas. Lo que ms odiaba de l era que tuviera que buscarle sentido a todo. Eso era algo que le joda bastante, entre otras cosas por que le haca sentirse mal, y por qu le haca preguntarse muchas cosas sobre los seres humanos y, por ende, sobre s mismo. Le haca mirar hacia adentro y ver lo entumecido que estaba su corazn. Le haca echar un vistazo a su alrededor y comprobar lo despiadado y vaco que era el mundo en el que viva. Pero era as y no tena por qu darle ms vueltas. Desde haca miles de aos el ser humano haba abandonado la senda de la luz, la bsqueda de respuestas, el viaje de los sueos, en pos de un camino fcil, el camino de la autocomplacencia, el atajo del egosmo, la fuerza de la indiferencia. Haca mucho tiempo que el hombre haba matado al nio que exista dentro de s. Y qu? Era preferible ser fuerte, a cualquier precio. El lugar del suceso no estaba demasiado lejos. El vehculo policial se elev gracias a sus turbo-propulsores y en un momento lleg all. La zona estaba acordonada. El exterior estaba lleno de curiosos. Haba un ambiente que ola a muerte, y la gente pareca expectante, como si esperara lo inevitable. El interior del local estaba a oscuras. En esta ocasin el intento de robo se haba llevado a cabo en una sucursal de un banco de la zona cuatro. Los bancos eran uno de los pocos lugares donde todava se manejaba dinero fsico. Tres locos repletos de alguna droga sinttica haban entrado, armas en mano, con intencin de desvalijarlo, a pesar de los sistemas de seguridad que suelen guardar estos lugares con tanta eficacia. La polica, en este tipo de circunstancias, no sola andarse con tonteras. La mayora de estos casos resultaba en muertos por que los atracadores que osaban hacerlo deban estar locos o muy desesperados, as que ese coctel y la rigurosidad policial solan provocar malos resultados. Ese era un camino sin retorno. Los antiguos atracadores eran una especie en extincin. Ahora los ladrones son ms sutiles. Cualquier loco con conocimientos en cibermtica puede colarse en tu cuenta y rebajarte un par de miles de crditos, o crear una operacin de saqueo e incluso hacer un programa de redondeo de donde sacar unos crditos de aqu y de all, pero para eso exista la polica virtual y los programas de rastreo y seguridad, para evitar ese tipo de cosas. El dinero fsico era fcil de rastrear. An as, todava existen locos capaces de cualquier cosa. Los delincuentes haban tomado rehenes y pedan un vehculo volador en menos de quince minutos o ejecutaran a uno de ellos cada cinco minutos. La poltica de la polica con este tipo de delitos era rgida, an a costa de sacrificar algunas vidas. La asiduidad y la crudeza con que esto haba ocurrido en etapas anteriores haba hecho que la opinin pblica estuviese de acuerdo con esa forma de llevar los asuntos. En general, hubieron pocas en las que la inseguridad fue tal que la gente lleg a vivir aterrorizada. Se encerraban en casas fortificadas, vivan en crceles, portaban todo tipo de armas e incluso formaban asociaciones y milicias para protegerse. As que la sociedad, tras tocar fondo, haba aceptado las conductas radicales por parte del poder como mal menor. El mundo se convirti en un lugar demasiado peligroso para soportarlo y el ciudadano medio exigi que ese cncer fuese erradicado lo mximo posible, sin preguntar que clase de tcticas se utilizaban. En este punto, existan varias formas de hacerlo. Si entraba en accin el escuadrn de asalto de turno, alguien se pondra nervioso, o estara demasiado impaciente por apretar el gatillo y habra una autntica masacre, bueno, generalmente, en estos casos ocurra as. Y, por otro lado, algn miembro de las fuerzas del orden podra salir perjudicado en el enfrentamiento. Sera un dbito evitable y poco aconsejable. Lo otro era dejar que algunas unidades mecanizadas entraran en el recinto y redujeran a los indeseables, intentando ser algo ms selectivos. Era en ese punto donde entraba Obo. Era muy eficaz en su trabajo. Henry tambin. Henry era una unidad del modelo 011, nada que ver con los 003. Era una tremenda carcasa blindada de color rojizo, una especie de tanque inteligente. Tena aspecto humanoide pero a los humanos solan darle miedo de que una 5

mquina de aspecto tan feroz y tan bien armada estuviera cera de ellos. Sus ojos eran inexpresivos, como los de un tiburn. Se mova de forma rgida, forzada, pero no haba que dejarse engaar, era muy gil y poderoso. En general, estaba carente de cualquier tipo de respuesta emocional. Era fro y efectivo. Se le ordenaba un objetivo y no cejaba en su empeo hasta conseguirlo. A Johny le gustaba Henry. Nunca se perda en disquisiciones emocionales o morales. Haca el trabajo y no se paraba a pensar en nada, ni siquiera tena esa posibilidad. El proceso era sencillo, analizar la situacin, trazar un plan de ataque y ejecutarlo sin vacilaciones. As mismo ocurri. Mientras Obo busc la sutileza, Henry irrumpi en el lugar destrozando una puerta trasera y dio comienzo el festival de fuegos artificiales. El tiroteo fue tan intenso como corto. En unos segundos la tormenta lo devor todo. Los impactos no respetaron a nadie. Las balas no entendan de inocentes o culpables, rasgaron y maceraron la dbil carne humana creando el horror y la muerte. Obo tambin particip en el asalto. Desde su posicin ms privilegiada, pues se haba colado por una ventana superior y de ah por el falso techo del local, haba sido ms selectivo y haba logrado acabar con uno de los delincuentes y herir en el hombro a otro, reducindolo as. Henry se haba cargado al otro, y dos rehenes murieron tambin en el acto. Tres ms haban quedado heridos. Uno de ellos de gravedad. Pero desde el exterior se percibi de forma diferente. Las dos unidades bio-mecnicas haban logrado salvar a seis rehenes ms. Obo contempl la calma que precede a la tormenta, vio los cadveres, la sangre, el miedo, la angustia. Uno de estos qued tendido a su lado. Era una mujer. Enseguida su procesador interno de identificacin funcion y le dio los datos pertinentes de la vctima: Cindy Martos, cuarenta aos, setenta kilos, un metro setenta de estatura, empleada de la multinacional Speddey Corporation, madre de tres hijos de diez, doce y quince aos respectivamente, lugar de residencia: Avenida nueve del sector dos, piso trece, undcima planta, puerta b. Ella estaba boca abajo, apoyada sobre uno de los lados de su cuerpo, con un rostro tenso y rgido y una mueca de terror en sus ojos, que permanecan abiertos, sobrecogidos an despus de la fatdica muerte. Obo permaneci hermtico contemplndola, pero la minuciosidad de su mirada se volvi frgil y un gesto de incomprensin se dibuj levemente en su rostro bio-orgnico. Entonces dirigi la mirada hacia el 011 y este se la devolvi de forma mecnica y retorcida, vaca, lgubre, y despus de eso mir al asustado delincuente que haba quedado con vida y que Henry alzaba por el brazo como si fuera un saco de mierda y fue testigo de cmo la locura y el miedo se debatan dentro de l, y comprob, una vez ms, lo blandos y frgiles que eran los cuerpos de los humanos, y lo duro e insensibles que eran, sin embargo, sus corazones.

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Cap. 3: Despus de la tormenta Obo tuvo que ir esa misma tarde, despus de presentar el correspondiente informe, a reparar parte de su deteriorada epidermis, pues algunos trozos de piel haban resultado daados a causa de los disparos. En realidad no era nada importante. Los implantes bio-sintticos enseguida se integraban al resto de la piel y era como si formara parte de su capa original. A travs de su piel, su cuerpo mostraba su verdadera naturaleza, un esqueleto de polialeacin de vexo-titanio recubierto de una fina pelcula de fibra de silicona donde se esconda un inmenso ejrcito de nano-mquinas inteligentes que actuaban como elemento reparador y regenerador y que adems de eso, serva de puente y adhesivo entre el armazn y la piel. Obo se mir en un espejo pequeo mientras iba a ser reparado. Ms de una vez haba visto la carne humana macerada, sangrante, desgarrada, chamuscada. En cierta forma le fascinaba por que denotaba vida y tragedia, algo que ya estaba convencido formaban un crculo vicioso e inseparable, casi simbitico. Pero sus heridas resultaban tan diferentes, eran casi aspticas. El diluido lubricante grisceo de sus articulaciones nada tena que ver con la oscura sangre humana, ni su olor, ni su textura, ni nada. Comprob una vez ms que tras su aspecto humano yaca una mquina perfectamente ensamblada. Despus de ser plenamente reparado sali en busca de un lugar tranquilo. Era extrao pensar que una mquina como l necesitara hacer eso. En realidad no lo necesitaba pero, an as, a veces lo buscaba. Haba una especie de parque cerca de all. No era gran cosa. Un estropeado recinto con viejos bancos tapados por desgastados toldos para proteger a la gente de la exposicin prolongada de los ultravioletas, y que, gracias a la realidad inducida, se transformaba en un lugar mgico donde colores como el verde, el rojo o el amarillo se fundan en una especie de hermoso jardn encantado y que acoga a un buen nmero de humanos que intentaban aislarse de la agobiante realidad del asfalto. Obo se sent en uno de esos bancos y contempl el paseo de hermosos rboles mecidos por el irreal viento que no era ms que fruto de las corrientes de aire que las ocultas turbinas formaban dndole visos de credibilidad a un movimiento sincronizado de las holografas, y contempl tambin una hermosa fuente en la que la cristalina agua saltaba hacia el cielo durante unos dos o tres metros y que, curiosamente, si alguien se hubiera introducido en su campo de accin hubiera permanecido seco e impecable. Sin embargo, he aqu la paradoja, si alguien hubiese intentado palpar levemente las ramas de los rboles o el agua, hubiese sentido un leve cosquilleo en imitacin a su tacto. As de ingenuo era el cerebro humano, que era engaado por los impulsotrasmisores que lograban penetrar en el lugar ms recndito y profundo de una persona y provocar ese tipo de sensaciones. Obo, sin embargo, no vea las cosas como las veran los mortales. No es que no viera las holografas, pero su capacidad visual desmembraba lo que era la realidad de lo que era la ilusin ptica. Se dedicaba generalmente a ver a los humanos deambular en aquel medio ficticio sin comprender cmo podan aceptar una situacin cmo esa. Es decir, intentaba encontrar una explicacin satisfactoria a todo; al entorno artificioso, a la falta de conciencia existencial, a la velocidad con que la gente viva, a la aceptacin de ciertos parmetros superficiales y sin sentido, a la capacidad de asimilacin de las situaciones infructuosas o a la incapacidad que los humanos mostraban de encontrar un equilibrio entre s mismos y el entorno que les rodeaba, entre lo que haban recibido y lo que estaban perdiendo a travs de su historia. Por casualidad Johny pas por all. Su vehculo estaba averiado y decidi caminar un poco a travs del parque hasta que le apeteciera tomar un taxi o entrar a una estacin subterrnea. - Aquello se puso crudo, No crees?- Se sent a su lado y sac una pequea petaca de su bolsillo. - S.- Se limit a decir mientras contemplaba como este tomaba un trago, saborendolo con deleite. - Es uno de los pocos placeres de la vida.- Coment Johny con cierta irona.- Por toda la mierda que nos rodea!- Exclam como si hiciera un brindis y quisiera obtener cierta complicidad del androide y, despus de levantar la pequea petaca, le dio otro trago.- Fue una pena, lo del chico ese- ahora pareca intentar desviar la conversacin hacia otros derroteros inciertos- El mundo hace tiempo que perdi la chaveta. Adnde vamos a llegar? - Me gustara poder comprender cosas.- Obo pareca intentar sincerarse. - Qu hay que comprender? - Me gustara comprender cmo se puede vivir sin comprender. - Qu?- Johny se sorprendi ante lo que para l era su absurda lgica.- Ests intentando decirme algo demasiado complicado para un simple mortal? - Si miras alrededor Qu ves? - A veces eres un poco gilipollas, to. - Ves un hermoso parque de rboles frondosos y verdes, y ves fuentes de agua. Todo es belleza y armona. Yo solo veo un lugar feo, deteriorado y triste.- Continu el androide como si hablara consigo mismo en un esfuerzo de hacer entender a su compaero, una criatura humana, lo que estaba sintiendo en ese momento. 7

- Eso es por que tienes que revisarte tu mdulo de realidad.- Espet el humano casi toscamente, dndole un ltimo trago a la petaca y metindola en el bolsillo interior de su chaqueta, tras haberla cerrado. Acto seguido sac un papel viejo y doblado que tena en ese mismo bolsillo, y, despus de leerlo con escaso inters, lo lanz hacia la papelera, que estaba a un par de metros de distancia, errando el tiro. En ese mismo momento, un enjuto y cilndrico robot limpiador que por azar deambulaba se le acerc y le dijo con voz mecnica: por favor, seor Macdugan, deposite el papel en el receptculo correspondiente, gracias. - S, claro.- Respondi este con frialdad, mientras la mquina lo recoga y lo introduca en la papelera. Despus gir sobre sus rotores circulares y se larg de all.- Malditas mquinas! Siempre jodiendo!- Espet entre dientes. Como perro viejo observ de soslayo la reaccin de Obo pero era como un tempano de hielo, fro y distante, carente de emociones, y eso era lo que ms le desconcertaba, que pareca una mquina ms, carente de sentimientos y respuesta emocional, pero no era cierto, a veces mostraba fragilidad y hasta casi vulnerabilidad, pero las ocultaba muy bien detrs de una careta imperturbable y distante. Desde luego, era ms difcil de descifrar que los robots tipo los 011. Un silencio hermtico se hizo entre ambos lo suficiente como para que pudieran or el leve zumbido del viento, un viento real que haba comenzado a amainar la tarde, con el inducido y hermoso canto de ruiseores. - Creo que ests un poco loco.- Coment el humano entre dientes. - Bueno, podra estarlo, figurativamente, claro, pero nunca como lo est un humano.- Obo intent, de alguna forma, devolverle sus golpes bajos, y a fe de su sonrisa, lo haba conseguido. - Joder, Obo, ya lo s. Ha sido un buen intento, pero an hay cosas que no entiendes. No entiendes que no se puede entender a un ser humano. Es imposible. - Hay tantas cosas que no entiendo! A pesar de la gran capacidad de almacenamiento que tiene mi unidad interna, de la capacidad que tengo de conseguir informacin, hay cosas que no logro entender, ni explicar satisfactoriamente. - Creo que no te hicieron ningn favor dndote esa facultad de anlisis que tienes.- Manifest Johny algo fastidiado, como si fuera un reproche.- Fjate en Henry, eficaz, directo, firme... - S, quizs sea mejor disparar sin comprender realmente lo que haces y sin siquiera importarte. Vivir sin comprender!- El gesto de Obo no demostraba tristeza en absoluto, pero a Johny le hel el alma la sensacin de inquietud que denotaban sus palabras. Se estremeci y sinti repulsin a la vez, porque era como si sintiera que el robot intentaba comprender cosas que ellos, desde haca mucho tiempo, daban por sentado. No entenda ni era capaz de atisbar que simplemente Obo se senta algo as como perdido en un mar de contradicciones, extraviado en un camino lleno de atajos y trampas, el indescifrable pasadizo que llevaba a la comprensin de la psicologa humana. Sin embargo el androide intua de forma confusa y compleja los contradictorios sentimientos que anidaban en lo ms ntimo del humano; esa especie de amor-odio que demostraba hacia l. Johny pareca no perdonar que no fuera una de esas estpidas mquinas parlantes y que, por el contrario, intentara descubrir el por qu de muchas cosas sobre la sociedad que le rodeaba y sobre el mundo que sus creadores humanos haban creado a su vez. Tampoco le perdonaba, quizs lo que menos, que intentara, a su forma de ver las cosas, usurpar un lugar que no le corresponda, por que, despus de todo, no era ms que una maldita mquina. Le fastidiaba que a veces actuara de forma tan condescendiente. Era como si, por ser lo que era, estuviera obligado a ser duro, inflexible, exento de sentimientos y consideraciones. En ese momento lleg un grupo de muchachos y se pusieron a jugar cerca de l. Johny se despidi y Obo qued, por un instante, prendado de los joviales movimientos de los chicos, de su alegra desbordante, de la vitalidad que demostraban. Seguramente eran hijos de policas. Aquel parque era como un santuario. Los muchachos podan jugar a gusto y las mujeres pasear, pues estaba estrictamente controlado desde la comisara. Haba cmaras de seguridad y centinelas estticos que vigilaban da y noche. All haba tranquilidad, y eso le gustaba. Todo lo contrario al exterior. Afuera se agitaba un mundo violento y convulsionado. En ese momento apareci un chico diferente caminando en su direccin. No estaba tan bien vestido ni rebosaba de felicidad como estos. Su rostro era resistente y robusto, a pesar de que sus ojos revelaban su corta edad, tal vez trece o catorce aos. Se adivinaba pobreza en su estampa, pero su figura era fuerte y, en cierta forma, pareca endurecido en mil batallas. -Seor, por favor, podra darme algo para comer? Mis padres estn enfermos y necesito alimentarles y comprarles medicinas, por favor, sera tan amable?- Entonces sac una pequea terminal y se la mostr, esperando que Obo sacase una tarjeta de crdito, la insertase en la ranura e hiciera un donativo.- Por favor seor, si no me da algo, no podremos cenar hoy. Llevo tres das sin comer.- El muchacho alarg la terminal insistiendo.

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Obo saba que menta. La dilatacin de sus pupilas y la leve acelaracin del pulso cardaco as lo delataba, aunque no saba qu porcentaje de mentira haba en todo aquello. -Sabes que pedir limosna es ilegal? Podran detenerte por ello.- Su voz son casi spera. El chico le observ algo intimidado, sobre todo al comprobar que su mirada denotaba un brillo extrao, opaco, diferente al habitual. -Es usted polica, seor?- Obo asinti.- Va a detenerme? No he hecho nada malo.- Hizo entonces ademn de saltar para huir de forma apresurada, pero la mano de Obo lo impidi, agarrndole por el brazo. -No te preocupes, no voy a detenerte. Vamos, tranquilzate. Ok? El chico se puso algo nervioso pero aguant con estoicidad.- Parece mentira que te acerques tanto a una comisara a pedir. Este parque est atestado de policas y de cmaras de seguridad. -S, ya lo s. Iba de paso. Tengo muy buen olfato para eso, y no pens que usted lo fuera. No s, por su forma de observar a los nios. Los policas, normalmente, no lo hacen de esa forma, suelen ser escrutadores y fros..- En ese momento, los nios dejaron de jugar y se largaron a la comisara dedicndole algunas miradas de temor y otras de desprecio. -Quisiera poder ayudarte, pero no puedo darte dinero porque, sencillamente no uso, no lo necesito. No tengo pertenencias ni sueldo ni nada parecido. Qu te parece eso? El muchacho qued un instante perplejo, pero enseguida supo de qu le hablaba. -Quieres decir que eres un...? -Exacto. -Guau!- El muchacho form un ademn de pasmo con su gesto.- Qu pasada, to! Nunca lo habra dicho. -S, mi serie est muy perfeccionada en ese aspecto. A simple vista puedo pasar por un hombre ms. Y dime, qu haces por aqu realmente? -Estoy buscando dinero para mis padres. -Vamos, no trates de engaarme.- Cort Obo de forma espontnea.- Recuerda que controlo todas tus reacciones fsicas y s cuando ests mintiendo. -Est bien.- Contest el muchacho algo sorprendido.- Lo nico que intento es sobrevivir, como todo el mundo, supongo. No hago dao a nadie. -Y tus padres? -Mis padres? No quiero saber nada de ellos. Mi viejo est parado. Vive en el sector H del submundo, ya sabes. Siete aos en el paro. Es un maldito borracho y, cuando no tiene la botella en la boca se dedica a gritar y a golpear. Me hart de toda esa mierda y me largu. Ahora sobrevivo a mi manera. Un poco de esto y un poco de aquello. En ocasiones los polis me habis pillado pero al final terminan soltndome o acabo por escaparme. Una vez estuvieron a punto de meterme en un centro de reciclado para menores pero logr escaparme a tiempo. A quin le importa un mendigo ms o menos? -Tarde o temprano te pillaran y te metern en uno de esos centros, creme.- Las palabras de Obo sonaron como una detonacin en los odos del muchacho.- No es muy agradable. No es que te sometan a vejaciones ni nada parecido, pero te implantan una nueva personalidad y te borran la memoria y te mantienen en centros de reinsercin por un tiempo y acabas siendo alguien que no eres en realidad.- La mueca del vagabundo se agudiz de tal forma que una expresin de angustia permaneci por una dcima de segundo en torno a sus ojos.- Existen centros de abastecimiento y lugares pblicos para dormir y alimentarse y aprender una profesin y ese tipo de cosas. -No necesito la caridad de nadie! Todos son unos hipcritas, todos! Sustentan la economa a costa de explotar a los ms pobres. Se llevan siempre la mejor parte del pastel. A nosotros solo nos dan las sobras. No les importamos en absoluto. Nos tratan como a basura. Pero algn da todo esto cambiar, te lo aseguro.- El rostro del muchacho indicaba ahora furia y rencor.- Algn da ocurrir algo que encender la chispa y suceder lo inevitable. -Una especie de revolucin o algo as, no? -S, supongo que s. Bueno, creo que es hora de largarme. Tienes algn nombre, to? -Obo. -Es por si acaso me atrapa la pasma.- El muchacho se dio media vuelta y sali de all con pasos giles. -Cmo te llamas tu?- Pregunt Obo cuando este estaba a varios metros, pero no dijo nada, sigui caminando por el parque hasta desaparecer.

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Cap. 3: La erosin del viento Para qu? Todo el puto da trabajando y Para qu? Estoy harto de tanta limosna, de tanta miseria. He dado mi vida por la patria y Para qu? Me jugu el pellejo en ese maldito planeta rojo. Casi todos mis compaeros murieron. A unos los mat un certero disparo y a otros ese puto planeta. La mayora eran buenos chicos. Nos utilizaron y despus nos olvidaron. ramos tan jvenes e ignorantes...! Creamos que bamos a salvar al universo. Sirve a tu patria! Sirve a tu patria y esta te lo pagar! Mentiras, mentiras disfrazadas. Nos tiraron en medio de un lugar inhspito, nos dieron armas y nos dijeron: por el bien de tu patria, matad asiticos. Recuerdo al pobre Cortes. Hubo un encarnizado tiroteo en la meseta Elsea y su traje result daado. Los sistemas de regeneracin fueron inutilizados y estall como una sanda sobre mis brazos. Sus vsceras saltaron dentro del traje. Fue una implosin horrenda. Sueo con ello, a menudo, tengo pesadillas sobre ello, pero sin trajes. Su sangre y sus visceras me salpican y entonces despierto empapado en sudor y con una agona tan tremenda en mi pecho que apenas puedo respirar. Los gritos que suenan en mi cabeza, los lamentos, los gemidos me atormentan. Recuerdo una ocasin que estuvimos seis das sin comer y casi sin beber porque esos malditos asiticos cortaron nuestros canales de abastecimiento. Lo pasamos muy mal. Casi enloquecemos. Marte es un planeta ingrato. Es como un fantasma. Te vuelve loco. Ese zumbido constante del viento te trastorna. Y, todo Por qu? Por concesiones mineras. Por el derecho de plantar la sagrada bandera. Para conseguir el mayor pedazo en el monopolio de minerales. Despus llegan a un acuerdo y se arregla todo. No se acuerdan de los que cayeron all ni les importa lo ms mnimo, ya han conseguido lo que buscaban. Hay suficiente pastel para todos! Que cesen las hostilidades! Cuando se dan cuenta que tienen ms que perder que ganar entonces no les importa firmar donde sea necesario. Estuve mucho tiempo fuera de mi hogar. Cuando regres haba perdido a mi familia. Mi mujer se larg y se llev a mi pequea. Perd una pierna y varios meses ms tarde comenc a sufrir el sndrome de Marte. Algn tiempo despus nadie se acordaba de nosotros. Estoy harto de todo, estoy harto de todo. Quiero la vida que ellos me arrebataron. Quiero poder llevar a mi hija al cine y ver como baila o como practica cualquier deporte. Quiero poder beberme una cerveza con mis amigos despus del trabajo o poder llevar a mi familia a la playa. Quiero que esas voces que me piden ayuda cesen, dejen de martirizarme. Quiero que los dems me respeten y no me traten como un pobre loco, o como un asesino. Quiero recuperar mi pierna y que me quiten esta maldita prtesis bio-mecnica. Tengo mi propia dignidad. Siempre logran sacarme de quicio con sus estpidos comentarios, su indiferencia o sus insultos y yo les digo que soy un soldado y que luch dnde ellos me mandaron y cundo ellos lo hicieron. Mat a muchos asiticos all, en los inmensos desiertos de Marte porque ellos me ordenaron y me entrenaron para que lo hiciera. Creo que merecemos algo de respeto. Van a saber de una puta vez quin es Ricky Gonzalvez, van a saberlo... El archivo ces de reproducirse en la unidad de Obo. Apenas tard una milsima de segundo en visionarlo. Su gesto adopt una mueca extraa. Era como si el dolor de aquel hombre hubiera sido trasmutado a su procesador central por un instante. Mir su cuerpo. Estaba inerte, ensangrentado. La locura o tal vez la desesperacin le haban hecho colocarse en un edificio contiguo a unas instalaciones militares y comenzar a disparar a todo el que fuera vestido de uniforme por sus alrededores. Un par de personas haban resultado muertas y algunas ms heridas. El sistema de seguridad le haba detectado, y haba mandando agentes para interceptarle, pero antes de que llegaran se haba pegado un tiro. Policas acordonaron la zona y los familiares de los militares estaban an algo conmocionados. Los especialistas trataron de hacer su trabajo recogiendo muestras y algunos robots-laboratorio las analizaban simultneamente, y ninguno de ellos, ni las mquinas ni los humanos, parecan prestar atencin a lo ocurrido, tan solo actuaban de una forma profesional y mecnica. Obo, sin embargo, observ aquel cadver y trat de imaginar su vida, su desdicha. Trat de imaginar la angustia que le llev a la locura y no pudo asimilar el hecho de que una criatura as pudiera agonizar por tanto tiempo sin que nadie le prestara atencin. Era un monstruo, como muchos otros, que la propia sociedad haba creado, pero del que a su vez se haba despreocupado, dejando que la desesperacin y la angustia diesen como resultado un coctel tan letal. Entonces pens en lo frgil que era la psicologa humana y, en cierto sentido, sinti que l tena una cierta ventaja en ese aspecto. Pero eso era algo que no lograba asimilar del todo. Era una ecuacin incompleta que no consegua descifrar. Vea a los humanos como entidades muy complejas, para lo bueno y para lo malo, capaces de sufrir, de experimentar, de compartir sentimientos, pero no entenda como esas mismas criaturas, capaces de todo eso, despreciaban los referentes emocionales que se supona deban de existir entre ellos debido a la empata, o al sufrimiento compartido, entre otras cosas. Las mquinas no podan sentir, no haban sido dotadas de esa cualidad. A lo sumo, algunas, de las generaciones ms avanzadas, podan experimentar dbiles y fugaces respuestas emocionales ante todo aquello que les rodeaba y todo aquello que les afectaba. El problema no es que no se 10

pudiera hacer un mecanismo capaz de aprender a sentir, era simplemente que sus creadores, los funcionales humanos, preferan hacer de ellos mquinas eficaces, Para qu ms? Enfocado desde el punto de vista de la lgica, era lo ms acertado. Quin necesita una mquina pedante con deliriros de moralidad, con dudas existenciales, o con necesidades emocionales? Eso era as. Ellos haban sido creados para cumplir determinadas funciones, y nada ms. Entonces, Por qu surgan preguntas dentro de su mente? Por qu senta, de alguna forma, que necesitaba respuestas? Y Por qu, lo humanos, estando dotados para ello, haban abandonado esa capacidad ? Acaso era por qu estaban relegando su parte ms humana en pos de adoptar un sentido demasiado lgico e insustancial de las cosas? Los interrogantes se abran en su cabeza a velocidades vertiginosas y eso le produca, si acaso era posible, una cierta inquietud. Era algo que no saba explicar. No una inquietud como la que puede sentir una persona cuando le ocurre o le est a punto de ocurrir algo grave y triste, si no la inquietud que un mecnico siente cuando sabe que existe una avera pero no logra dar con ella. El juez hizo acto virtual de presencia y despus, los del equipo de recogidas se llevaron el cadver y dejaron el lugar limpio, como solan hacer tan eficazmente, as como tambin el resto de cadveres. Obo tambin se larg. Tena que patrullar. Y, como sola hacer de forma no oficial, realiz una copia del archivo y la guard en su almacn de memoria.

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Cap.4: El carrusel de la realidad A Obo se le haca extrao caminar por la calle y no ver a casi ningn humano deambulando, aunque ms extrao se le haca, si cabe, ver que los pocos que lo hacan osaban hacerlo enfundados en sus respectivos trajes antirradiacin. El caso era que haba previsin de lluvia radioactiva, producto de una industrializacin desmesurada y de los desastres nucleares conocidos y ocultados que acontecieron en las dcadas anteriores. Y la previsin result acertada, como generalmente sola serlo. Un aguacero cargado de invisibles partculas radioactivas impregn el cemento dejando una estela de humedad letal en todo el ambiente. El cielo se transform en una especie de nebulosidad amarillenta de aspecto siniestro y triste y descarg sin compasin su ira. Cuando eso ocurra las mquinas de seguridad urbana solan patrullar por que haban muchos desalmados que, desoyendo las premisas legales y la propia cordura, se dedicaban a saquear y robar en cualquier lugar que les fuera posible. Cuando eso ocurra, adems, el trfico se haca muy intenso y la gente se refugiaba en los espacios cubiertos. Casi nadie se atreva a frecuentar el cielo raso. En muchos lugares haba instaladas cpulas que se accionaban cuando algo similar ocurra, pero solan ser lugares privados o residencias de la superficie en donde habitaban las clases ms favorecidas. Hubieron docenas de avisos y Obo tuvo que emplearse a fondo. En el transcurso del da detuvo a unos veinte tipos y abort unos seis intentos de robo, pero algunos tambin consiguieron sus objetivos. La mayora de estos tipos, procedentes del submundo, se enfundaban unos trajes de goma y unas mascarillas y aprovechaban la ocasin para delinquir, y algunos no lograban engaar al destino y acababan, a medio y largo plazo, con multitud de tumores. Y solan morir, en la mayora de los casos, porque la sanidad pblica no se haca cargo de estos temas o simplemente les daba largas. Cuando la lluvia ceso, las unidades de descontaminacin se encargaron de eliminar todas esas partculas que haban quedado depositadas en la superficie o que incluso permanecan flotando en el aire. Una vez las unidades policiales pudieron salir al exterior, l fue requerido en el submundo. El submundo, o mundo subterrneo, era un lugar triste y apagado. El aire era continuamente reciclado y, por lo tanto, era rancio, y la luz del sol haba sido sustituida por la luz de los neones. Era el lugar perfecto para las clases ms desfavorecidas. No era fcil poder escalar a la superficie, disfrutar de un hogar donde el sol y el viento baara sus rincones. Para eso se necesitaba, por lo general, cierta solvencia. All abajo, en aquel infierno, vivan los ms pobres, en viviendas deterioradas y poco funcionales. S, aquel lugar era como un inmenso gueto. La vida era dura y los que vivan all abajo se sentan como una raza maldita. A los que no tenan la oportunidad de subir al exterior con cierta asiduidad la pigmentacin de la piel se le deterioraba de tal forma que mostraban un color tan blanquecino que parecan cadveres y sus pupilas se hacan grandes, grandes y brillantes. As que se convertan en alimaas del submundo para los habitantes de la superficie; una ingrata etiqueta que sufran de parte de una sociedad acomodada y separatista. All abajo ocurran disturbios con asiduidad. Y en esos lugares solo solan entrar unidades mecnicas, o comandos humanos fuertemente protegidos, cuando se daba el caso. A veces se trataba de unidades humanoides como Obo o Henry, y otras veces eran meramente unidades militarizadas provistas de inteligencia artificial, como tanques blindados, vehculos de defensa y ese tipo artefactos. En este caso se trataba de un gran grupo de manifestantes que haban sacado sus pancartas para protestar por ciertas desigualdades y que se disponan a llegar con su protesta hasta la superficie, cosa que siempre resultaba abortada por las autoridades. Las unidades de combate formaron una infranqueable barrera mientras los manifestantes reclamaban su derecho a la libertad para poder protestar donde quisieran y para que la sociedad se equiparase en cuanto a igualdades generales. Frente a los expeditivos y sofisticados mtodos policiacos, la multitud portaba toda clase de armas, desde pistolas de pequeo calibre hasta antiguos rifles de caza, pasando por todo tipo de bombas caseras. La convulsa manifestacin se converta en una especie de amorfa masa que lo mismo se ocultaba que atacaba con virulencia. Cuando ocurran estos estallidos incontrolados de miedo y adrenalina, Obo intentaba observar sus rostros, rostros enajenados, cargados de odio, de desesperacin, y, en muchos casos, de drogas sintticas. Haba una lucha eterna en sus ojos, un combate entre la rabia y el miedo, entre el instinto de luchar y sufrir y la necesidad de protegerse y sobrevivir. Detrs de sus miradas radicales existan almas atribuladas que intentaban ocultar el miedo y la incertidumbre. Queran derrocar al sistema. Ser capaces de llegar al exterior, un lugar que les era inaccesible y remoto. Era como intentar alcanzar el cielo saltando, y sus deseos y anhelos de grandeza eran reprimidos con toda contundencia, sobre todo de parte de los 011, que parecan disfrutar mientras llevaban a cabo su cometido. Las unidades militarizadas cargaron contra los manifestantes. La gente comenz a dispersarse. El bullicio era ensordecedor. Sonaban detonaciones, explosiones y gritos, en una tormentosa mixtura. Dos jvenes chicos negros intentaron escapar del asedio y dos unidades 011 los detuvieron a base de golpes. Algunos 12

refuerzos humanos dispararon proyectiles de gomas y muchos besaron el suelo dolorosamente. Haba sangre por todas partes y gente conmocionada. Un mecabots hizo acto de presencia y abati a mucha gente con descargas elctricas. En una ventana, haban asomados varios chicos de unos diecisis aos, contemplando el espectculo algo estupefactos. Uno de ellos asom una pistola y dispar y uno de los mecabots se revolvi y respondi al ataque con proyectiles de goma. Varios chicos cayeron conmocionados. En otra ventana uno ms pequeo estaba observando la cruenta batalla y uno de los 011 dispar varias veces impactndole de lleno. -Era un nio desarmado.- Protest Obo en su habitual entonacin semi-lineal. Ante la falta de respuesta del 011, Obo trep como un felino a travs de la fachada y se encaram a la ventana hasta alcanzar el interior de la vivienda, justo en el momento en que una persona mayor entraba en la habitacin donde yaca el pequeo empapado en sangre, sufriendo una pequea conmocin al verle as. Acto seguido entr otro chico con una pistola y, cuando vio a Obo, se asust e intent dispararle, pero este, con una rapidez pasmosa, le desarm, sin hacerle dao. -Necesita atencin mdica urgente.- Dijo recogiendo al pequeo. Acto seguido salt por la ventana hacia el exterior y lo protegi con sus brazos de los proyectiles, ante la atnita mirada de los ocupantes de la casa. Tuvo que emplearse a fondo para salirse de ese cruento campo de batalla, soportando impactos de ambos bandos, evitando la lucha cuerpo a cuerpo, escabullndose de las escaramuzas y las cargas. Consigui por fin llegar a uno de los vehculos policiales y largarse hasta el hospital ms cercano, que, por cierto, estaba en el exterior. La Central localiz su posicin enseguida y le requiri de nuevo para el lugar del conflicto y, despus de dejar al muchacho en la sala de urgencias, volvi de nuevo al submundo. No era lo mismo estar all durante todo el proceso que entrar una vez transcurridos los hechos. Todo ola a violencia, a frustracin, a represin. Haba gente malherida o conmocionada por todas partes. Sangre y miedo. Se intua que algo brutal y salvaje se haba desarrollado envolvindolo todo con un halo cruel e implacable. A Obo le pareci increible que criaturas que posean un potencial tan elevado pudieran desembocar en un episodio tan iracundo y despiadado. -Maldita sea, joder, Obo!- El jefe de seccin, Muller, estaba muy enfadado con l.- Qu coo creas, que ibas de excursin? No se te dio autorizacin para abandonar el Sector 7 del submundo.- Cuando Muller se enfadaba la sangre se le agolpaba en la base de la frente y le haca sudar profusamente, y adems pareca que iba a explotar, como una sanda.- Se te requiri explcitamente en el sector 7 del submundo, joder! Debas estar con las unidades mecnicas de apoyo. No lo entiendo Qu coo te pasa ltimamente? Tienes algn defecto o qu?- Se levant del cmodo silln como si alguien le hubiese pinchado las nalgas y anduvo por el reducido habitculo intentando sacar alguna conclusin, despus hizo un ademn de inconformidad.- Mira, para m no eres ms que un montn de chatarra Entiendes lo que quiero decir? Si veo algo raro o simplemente no me gusta tu forma de mirarme te envo a la seccin de reciclado, no s si me captas, De acuerdo?- Obo no dijo nada, pero en su interior no le gustaba nada la idea.- No puedes desobedecer una orden, joder! Ya tengo bastante con que los dems lo hagan para que tambin empiecen a desobedecer las putas mquinas.- Muller era un hombre corpulento y gesticulaba mucho, enfatizando con dinamismo sus palabras. Se mostr algo desorientado. No era ms que un aplicado polica con un carcter muy fuerte y un enorme instinto que haba llegado a base de lucha y sacrificio a su puesto y no entenda demasiado de psicologa robtica, de inteligencia artificial, ni de nada que no pudiera resolverse con una buena bronca. Para l eso era como un mundo aparte y alejado de sus pretensiones y su comprensin, as que el ver la pasividad, hasta la serenidad del androide, le descolocaba por completo. -De acuerdo.- Contest notando que el capitn esperaba algn tipo de rplica. -De acuerdo.- Repiti este dejndose caer de nuevo en el silln.- Tienes que ir al sector Alfa. Un maldito pez gordo. Sam Kraufor. Recoge las coordenadas y carga el informe. Llvate a Johny. A ver qu demonios quiere ese tipo. No me hagas quedar mal. -Qu ha ocurrido? -Bueno, por lo visto, unos tipos encapuchados penetraron en su casa. Al menos eso es lo que l ha denunciado. No s gran cosa. El Consejero quiere que averigemos quines eran. -Y los sistemas de seguridad?- Inquiri Obo algo intrigado. -No fueron unos simples aficionados. Evitaron todos los sistemas. Un simple y puetero perro delat a los asaltantes.- Muller sonri con irona.- Me refiero a un perro de verdad, de los biolgicos...- Eso demostraba la elevada posicin social de Kraufor (como mucho tiempo antes augurara Philip K. Dick, las mascotas llegaron a ser un indicativo del estatus en cuestin. Una mascota sinttica o virtual, dependiendo del tipo, poda llegar a ser asequible a la gente de medios e incluso de bajos ingresos econmicos. Una real era impensable para los que no tuvieran una posicin privilegiada en los estratos superiores.) 13

-Un perro.- Musit Obo interesado. -Consiguieron ocultarse en el bunker de seguridad y poner en alerta a los servicios de vigilancia y a la polica. -De acuerdo.- Despus de eso, Obo sali de all y se fue con Johny hacia el sector Alfa. -Aquello se puso mal No?- Coment Johny intentando sonsacarle informacin, mientras iban de camino a la casa del Consejero Kraufor. -S. -S, lo imagino.- Johny siempre tena ganas de charlar.- El jefe pareca enfadado. -S, lo estaba. -No ests muy conversador, como de costumbre.- Reproch el humano con cierto desagrado. Obo le mir y se qued callado.- Te largaste de all, No?- Su comentario trat de ser un dardo envenenado, pero el intento fue vano. -S. Un chico result herido. Lo llev a un hospital. -Se supone que no puedes desobedecer una orden. -S.- Contest el androide con serenidad.- Pero tambin me crearon con ciertas directrices superiores. Ya sabes. -De acuerdo.- El humano pareca intrigado.- Pero, Cmo sabes cundo debes traspasar la lnea y cundo no? Todo eso de las directrices puede ser un terreno demasiado ambiguo No crees? Qu elementos influyen para eso? Tienes la capacidad para saber lo que tiene prioridad? Cmo sabes que haces lo correcto? -Bueno, cuando surge un conflicto debo decidir cual debe anteponerse. Todo se basa en la facultad de tomar decisiones, como cualquier humano. O es que el hecho de ser un humano te da la garanta de no equivocarte en tus decisiones? Todos, en un momento u otro, debemos tomar decisiones, la mayora intrascendentes y algunas muy importantes. Johny no dijo nada, tan solo asinti con la cabeza con cierta inquietud. Obo, a pesar de todos los poderes mgicos de los que le haba otorgado la tecnologa, no poda adivinar que el humano haca un smil con lo que le poda ocurrir a un psicpata, que una vez que mataba y traspasaba la fatdica lnea de la primera vez, aquello se converta en un adictivo y letal hbito. Por fin llegaron a la zona Alfa. Se encontraba al norte de la ciudad y era el lugar donde sola vivir la gente ms importante y adinerada. Aquello en realidad era una ciudad dentro de otra ciudad, un lugar integrado al n ucleo general y a la vez independiente y fortificado, separado del resto del universo y custodiado por fuertes medidas de seguridad. Cuando se vea desde el exterior daba una impresin de modernidad y lujo que se duplicaba cuando se penetraba al interior. Por ejemplo, exista un sistema de refrigeracin climatizada que mantena el lugar a unos casi constantes veintidos grados de temperatura. De eso se encargaban los termogeneradores y las diferentes cpulas protectoras de tan fino espesor que apenas resultaban perceptibles a la vista humana, porque estaban creadas de una aleacin que era muy transparente y difana, nada que ver con las cpulas de proteccin que haba en algunos partes de la ciudad. Estas cpulas no solo protegan de la falta de la capa de ozono y de las temperaturas extremas si no que tambin servan para salvaguardar el territorio de las lluvias cidas, por ejemplo. La pequea ciudad posea tambin un sofosticado sistema de identificacin y su propio cuerpo de seguridad interna. Obo no pudo ms que sentir cierta aversin contra esa despiadada mquina que, al entrar a la ciudad, les cheque y que, ms tarde, les dej pasar al interior. Era un avanzado sistema de inteligencia artificial carente de cualquier sntoma de humanidad o singularidad, tan avanzado como obtuso. Unas calles impolutas le dieron la bienvenida. -Pasen, por favor.- Les dijo un robot domstico despus de efectuar la identificacin correspondiente. Tanto Obo como Johny pasaron al interior de la inmensa y moderna casa. Tena tres pisos e infinidad de habitaciones. Tambin tena, entre otras cosas, un inmenso stano y un bunker anti nuclear, provisto con todo lo necesario para vivir cmodamente y sin demasiadas restricciones por un buen tiempo. Obo mir a su alrededor y no pudo evitar el comparar aquello con las viviendas del submundo de una forma casi involuntaria y repentina. No tenan nada que ver. La comparacin era incluso ofensiva. En aquella mansin podran vivir al menos cincuenta personas con total tranquilidad y trabajar al menos entre diez y quince personas, pero lo cierto era que solo vivan cuatro, y que ningn humano prestaba servicio regular por que con las unidades mecanizadas se bastaban y se sobraban. Y, en aquella urbanizacin-ciudad, haban al menos mil viviendas parecidas en incluso mucho ms suntuosas.. 14

El consejero Kraufor apareci al momento y les tendi la mano. Su mueca fue de confusin al palpar la de Obo, pues su tacto era ms veraz que su percepcin. Se sinti momentneamente desconcertado. Pero, como buen poltico, dotado de mil y un recursos, supo sobreponerse con agilidad a su leve estupor y les dio la bienvenida con total naturalidad. Obo, extraamente, tuvo una especie de flash. Vio la cara de aquel mocoso que llev al hospital, su gesto desgarrado, sus ojos nublados, su expresin que divagaba entre la consciencia y el miedo, y esta se superpuso al rostro de Kraufor, un rostro refinado, tratado a base de aminocidos rejuvenecedores, tan saludable y pulcro. -Bien, cunteme lo que ocurri.- Pidi con serenidad pero sin ms prembulos. -Bueno, pues...- Dudo el poltico, seguramente esperaba que el polica humano, Johny, llevara la voz cantante en la investigacin. Su ritmo cardaco se elev levemente. La temperatura de su cuerpo aument en media dcima. -S, no se preocupe.- coment Obo comprobando su extraamiento.- He cargado el informe, pero siempre suelo or directamente a los interesados. A veces hay detalles que se escapan a los informes y son precisamente los que suelen llevar al esclarecimiento del caso.- Realmente lo saba todo sobre el suceso pues estos se recreaban de forma virtual, pudindose obtener una infinidad de parmetros en los cuales investigar, pero lo haca por que le gustaba registrar las reacciones de estos al contarlos, era una de las ventajas que sus capacidades le otorgaban. -Ah, de acuerdo...- Asinti el consejero, sorprendindose un poco de que un polica mecnico recurriera a cosas tan desfasadas como humanas, cosas como la intuicin y el instinto. Obo le mir a los ojos y crey adivinar que este se preguntaba cmo se poda emplear el dinero de los contribuyentes para crear mquinas tan avanzadas y sobrecogedoras, si en realidad tan solo se necesitaba que fuesen eficaces y estpidas. El caso es que estbamos mi mujer y yo cenando y entonces el pequeo Billy... no s si sabr... perdone.- Se exculp con un gesto que intent ser amable.- Billy es un perro que tenamos. Me refiero a un can natural, biolgico.- Sonri con cierta naturalidad.- Bueno, el caso es que unos intrusos penetraron en la vivienda, burlando los sistemas de seguridad, por sorprendente que parezca, y Billy los descubri. Se puso a ladrar como un condenado y entonces nos dimos cuenta que algo no marchaba bien, as que nos refugiamos en la habitacin de seguridad, a la cual existen varios accesos secretos. Imagnese, miles de crditos invertidos en los ltimos mtodos de seguridad inteligente y un simple chucho fue lo que nos puso sobre aviso. Desde all pudimos avisar a los cuerpos de seguridad. Cuando estos llegaron, los intrusos haban desaparecido. -Se llevaron algo, aparte de a Billy?- El robot inquiri con cierta mordacidad. La musculatura facial de Kraufor se haba tensado. Ahora saba que haba algo turbio en todo aquello. Ocultaba algo. -No, lo cierto es que no. Creo que no les dio tiempo de nada. -No le parece extrao que se llevaran al perro. -Bueno, una mascota biolgica cuesta mucho dinero. Ya sabe cmo funciona esto. Imagino que a falta de otra cosa... -Claro.- Asinti sin mucho convencimiento.- Pudo ver en algn momento a los intrusos? -No, ni siquiera desde los sistemas de grabacin. Ocultaban sus rostros. -De acuerdo.- Respondi el androide de forma hermtica.- Necesitar echar un vistazo a la casa, si no le importa.- Kraufor afirm de forma amable y les asign al robot domstico para que les guiara, aparte de indicarle que si le surga alguna pregunta al respecto podan consultarle a Jeff, el ordenador central. Despus de eso, el Consejero se larg, pues tena asuntos importantes que atender, y ellos se quedaron merodeando por all. El hecho de que se llevaran al perro le extra sobremanera. No se trataba de meros principiantes ni de unos ladrones de poca monta, eso lo demostraba el hecho de que hubieran podido colarse dentro de la urbanizacin y sobre todo dentro de la vivienda sin ser detectados por los sistemas inteligentes de seguridad. Para ello habran tenido que utilizar complicadas tcnicas de neutralizacin y ocultacin, y poseer sofisticados artilugios con los cuales llevarlo a cabo, y eso no estaba al alcance de cualquier vulgar ladrn. Si montaron toda esa operacin es porque iban a por algo mucho ms gordo que un perro biolgico, a pesar de lo costoso que resultaba tener uno en propiedad, porque en el mercado negro podan conseguirse sin necesidad de tener que pasar tantos controles, y tampoco era tan fcil reconvertir y falsificar uno legal, ya previamente registrado. Entre pensamientos y reflexiones Obo consigui valiosos datos, por ejemplo, consigui copias de partculas foto-nucleares de diversas impresiones de huellas de suelas de zapatos, consigui por medio de sintonizacin cuntica seales codificadas de fragmentos de conversaciones que se haban producido en aquellos rincones durante los ltimos tres das, descubri algn que otro diminuto pelo del can, a pesar de los eficientes robots domsticos, que result etiquetado genticamente en la corporacin Wilson de forma no demasiado legal, con muestras inequvocas de manipulacin gentica. Aparte de su mero inters profesional, un inters algo ms confuso y dudoso le impuls a comprobar la tremenda opulencia y suficiencia con la que vivan all. Como todo el mundo sospechaba, los polticos no solan vivir 15

mal. La calidad y la cantidad de la ropa era tal que si l hubiera sido algn loco activista ecologista hubiera explotado de rabia al ver el conjunto de pieles naturales que all se almacenaban. En cuanto a los hbitos alimenticios, estos no se quedaban rezagados. La inmensa nevera estaba repleta de artculos considerados de lujo, cosas que en un pasado no demasiado lejano eran comunes pero que ahora resultaban prohibidos para las clases inferiores por su escasez y su elevado costo, cosas como el aceite natural, el pat, la mantequilla, la carne de ternera o de cerdo y los mariscos. Tambin visit el bunker, o la habitacin de seguridad, como se le sola llamar un poco eufemsticamente. No le sorprendi el comprobar que aquello se asemejaba ms a un pequeo palacio que a un recinto antinuclear, provisto de todas las comodidades posibles. Haban varios proyectores tridimensionales, cmodos sillones que podan extenderse formando varias camas, un minigimnasio, una mquina de realidad-virtual, una cocina con todos sus electrodomsticos, una habitacin refrigerada, que en todo momento se hallaba surtida de suficiente alimento y bebida como para sobrevivir seis meses como mnimo, un pequeo cuarto de bao, una red interna de agua, con un pozo subterrneo independiente a la fuente habitual de abastecimiento, un motor autnomo de produccin de energa y una red personal informatizada que le conectaba con muchos lugares estratgicos, entre otras cosas. Todo eso contrastaba con las precarias condiciones con que vivan tres cuartos de la humanidad, de los cuales a algunos se les racionaba el agua, o, bajando en el escalafn, ni siquiera tenan agua corriente en sus viviendas, o incluso peor, si cabe, se les proporcionaba agua con riesgo de contaminacin; gente que a duras penas llegaba a final de mes, que tena que conformarse con alimentos transgnicos de dudosa fiabilidad, y, para los cuales, el cielo no era un lugar hermoso al cual mirar si no una especie de muro que les oprima sin piedad. Obo se dedic con especial atencin a ese caso porque presenta, si acaso pudiese designarse con esa palabra, que haba algo extrao y oscuro en todo el asunto. Intent acceder a los archivos de Jeff pero le fue casi imposible. En parte era de esperar dada la posicin que ocupaba Kraufor. Supona la cantidad de informacin que este mdulo informtico almacenaba recogiendo las actividades y negocios del Consejero, que seran muchas y de variada ndole, muy probablemente, pero, ni siquiera pudo recoger datos significativos sobre el asalto, tal vez por lo hbiles que haban sido aquellos tipos, saturando el sistema desde el exterior. An as, se le haca difcil asimilar que unos tipos que se haban mostrado tan expertos en ese tema, solo se hubiesen llevado al can. No concordaba demasiado. Indagando un poco en la vida de Kraufor, (por canales no oficiales, por supuesto) enseguida averigu que no era precisamente trigo limpio. Haba indicios de soborno, malversacin de fondos, trfico de influencias, y ese tipos de cosas. Todo bien solapado por las diversas estrategias legales con que los ricos y poderosos saben cubrirse las espaldas. Adems, estaba bien protegido por instancias superiores y, mientras no sacara sus pasos del camino que le haban marcado, nada pareca que pudiera hacerle peligrar. Obo estaba pasando a un terreno ms bien peligroso. Una cosa era merodear por su casa para intentar obtener pruebas o indicios y otra muy distintas era meter las narices dentro de los negocios de un pez gordo como lo era l. Adems, para ello haba recurrido a caminos ocultos y no muy ortodoxos como programas autnomos de informacin que pululaban por las diversas redes o entidades digitales que recogan toda clase de movimientos y actividades que pasaran por una red-terminal cualquiera, ya fuera en la tierra o fuera de ella. Intua que lo que se esperaba de l era que diera un vistazo por la casa, consultara los archivos de Jeff al respecto y despus hiciera un informe estpido en el cul constatara la intrusin y la sustraccin del perro y nada ms. Pero Obo se dej llevar por algo incierto y extrao que no saba cmo denominar y que ni siquiera saba si era posible que existiera en su cerebro positrnico de clulas bio-orgnicas y ndulos nano-avanzados. Cuando se trataba de barajar posibilidades, de hacer clculos matemticos, de recopilar pruebas, de procesar cdigos, se senta como pez en el agua, pero cuando pisaba ese terreno incierto que tena que ver con la metafsica y la intuicin se senta inseguro e impreciso, y entonces intentaba pensar si era posible que sintiera esa clase de percepciones ms o menos humanas y tena la sensacin de estar funcionando mal, y eso, de alguna forma, le asustaba. Pero ello no le privaba de tomarse en serio su trabajo por que, principalmente, le haban dotado con la capacidad de ser eficaz, as que dejando atrs el tema por el momento, se acerc al Departamento de Conservacin y Ecologa y estuvo indagando sobre la documentacin del animal. All no pudo averiguar gran cosa, pues pareca tener toda la documentacin en regla. Aparte de eso, estuvo dndole un vistazo a los diferentes animales domsticos que all almacenaban despus de las pertinentes pruebas y vacunas en busca de una familia que pudiese permitrselo, por supuesto, pues le llamaba la atencin. A simple vista eran iguales que los animales-replicantes de compaa, pero solo a simple vista. Sin embargo, el brillo de sus ojos era especial. Haba fuerza, vitalidad, cierta energa, cosas que un robot nunca podra transmitir. En efecto eran ejemplares valiosos. Ya haca algn tiempo que haban desaparecido de la vida social humana, sobre todo de las calles. Eso ocurri a partir de la epidemia del 2060, despus de la Gran Crisis, como se le denomin a 16

ese tiempo de tribulacin que trajo la cada de varias bolsas de mercado, el aumento mundial del paro y el empobrecimiento ecolgico y social que la mayora de los pases sufri debido a la poltica de explotacin indiscriminada de los recursos naturales y a la corrupcin de los altos estamentos, donde mucha gente, a falta de recursos suficiente, comenz a incluirlos en su dieta alimenticia y entonces gran parte de la poblacin de la humanidad qued infectada con ese extrao virus al que llamaron Virus del Perro, porque fue un perro el primero que se conoce como portador de tal, y que se propag a travs de los mamferos, sobre todos de los domsticos, y algunos otros como las ratas. Eso oblig a que la mayora de estos animales tuviesen que ser sacrificados y exterminados, por lo cual subi, con el tiempo, la demanda de ellos, pero el gobierno, temeroso que pudiera volver a ocurrir lo mismo, se encarg de reproducirlos genticamente, de esterilizarlos y de comerciar con ellos, por supuesto. Obo sali de all y se dirigi a la Corporacin Wilson. Estuvo haciendo algunas preguntas y merodeando por los alrededores. All corroboraron el hecho de que haba sido manufacturado en sus laboratorios y tambin que haba sido manipulado pero solo bajo los parmetros establecidos por la ley y bajo la supervisin del Departamento de Conservacin, que, despus de realizar los controles rutinarios, dio el visto bueno y firm todos los documentos correspondientes. Sospechaba que haba algo ms encerrado detrs, pero no tena forma de demostrarlo, ni siquiera de saber qu era. Estaba dando palos de ciego, pero saba que en cualquier momento iba a golpear algo slido. La investigacin, sorpresiva y repentinamente, sufri una especie de intento de paralizacin. El capitn le pidi que realizara un informe, cosa que hizo, en el cual no pudo reflejar con exactitud todas sus impresiones por que las investigaciones haban ido ms bien por canales extraoficiales y eso no deba constatarse ni poda documentarse, as que se limit a reconocer que estaba perdido en un rompecabezas donde no saba con exactitud encajar las piezas. Pero esa no era la informacin que el capitn tena. De alguna forma saba que Obo haba estado hurgando sobre cosas que no deba hurgar, y le orden que no pisara ese terreno por que era peligroso. Obo tuvo la sensacin de que a su vez, alguien estaba siguiendo sus pasos y, por un momento, pens que todo aquello era una farsa. En su tono de voz pudo adivinar que haban instancias superiores que le presionaban, por que el capitn no era de la clase de policas que gustaba dejar un caso a medias, sobre todo cuando algo ola mal. Era un hombre recio y tena algo de mal genio, pero era todo un sabueso que solo le preocupaba que su distrito estuviera lo ms en orden que fuera posible, y eso equivala a que los ndices de criminalidad no se disparasen por encima de lo normal, y nunca le haban gustado demasiado los peces gordos con esa arrogancia repugnante y esa superioridad repulsiva y fastidiosa. No, ese no era su estilo. Si tan solo hubiese presentido que haba gato encerrado, se hubiera entusiasmado con la idea de ver como uno de ellos se derrumbaba con estrpito. Pero sus labios hablaban con palabras ajenas que provenan, con toda seguridad, de instancias superiores. La pregunta del milln era: Quines haban entrado en casa de Kraufor? Sabiendo eso tambin averiguara cul fue el motivo. Pese a todo el equipamiento tecnolgico incorporado y a sus posibilidades de interrelacin y comunicacin casi infinitas, Obo saba que ciertamente estaba dando palos de ciegos, engranando un complejo rompecabezas al que le faltaban las piezas principales y, por tanto, era imposible que encajara. Esa extraa intuicin (la cual en realidad le asustaba) era la que le estaba empujando en las diferentes direcciones, que, sin embargo, no haban dado el resultado esperado. Esa misma le haba impulsado, por ejemplo, a indagar en los negocios del Consejero. No haba pruebas de corrupcin pero s indicios. Pero eso era peor que no tener nada. Poda ser amonestado por parte de sus superiores y hasta reciclado, porque no tena nada con que respaldar sus actuaciones. Pero hubieron dos sucesos que, repentinamente, dieron cierta luz al asunto. El primero de ellos fue el resultado del anlisis del pelo del can. No solo estaba manipulado genticamente hasta un punto ms all de lo permitido por las leyes de manipulacin, sino que adems, presentaba extraos resultados como la presencia de extraas hormonas sintticas y de una superproduccin de anticuerpos nano-sintticos. Haba algo extrao en todo aquello, era anmalo, aunque no acertaba a adivinar la causa. El otro suceso fue la noticia de que un tal John Acker haba muerto en un accidente de trfico, debido, segn constataba el informe, a un error en el ordenador de navegacin de su vehculo, uno de esos fatdicos errores que muy de vez en cuando ocurran. Esto hubiera sido algo meramente anecdtico para Obo de no ser porque ese nombre constaba en algunos de los archivos confidenciales de Kraufor. Existan fragmentos de archivos fuertemente custodiados y encriptados que ni siquiera l mismo haba podido descifrar. Aunque haba conseguido burlar al sistema de seguridad, un eficiente cortafuegos llamado Ulises, tan solo haba conseguido robar algunos pedazos sin levantar sospechas utilizando diferentes topos dotados de inteligencia artificial creados por verdaderos monstruos de la ciberntica, tanto humanos como robticos, y haba intentado descifrarlos, pero haba desistido a su traduccin, dejando tal labor en manos de El Encriptgrafo, una eficiente entidad-programa que no parara hasta conseguirlo. El caso era que ese tal John Acker era una especie de mafioso que nunca haba sido procesado por la justicia, no s saba por que extraa y oscura razn, y que se dedicaba a traficar con todo lo que tuviera que ver con biologa 17

artificial. Adems, este se encontraba en la nmina de una de las empresas virtuales de Kraufor bajo el nombre de Steve kyler, (seguramente su chip de identificacin habra sido previamente modificado). Indagando en diferentes crculos delictivos pudo averiguar que el seor Acker junto a dos matones fueron los que haban entrado en casa de Kraufor, bajo identidades falsas y manipulando el sistema de seguridad desde adentro, lo cual no poda significar otra cosa que, o bien Kraufor haba participado en una especie de fraude o complot o bien este haba conseguido birlarle los cdigos de acceso al sistema central. En ese intervalo de la investigacin, dos matones con armas pesadas haban intentado cargrselo, pero Obo no era estpido y saba que, cunto ms se acercaba al fuego, ms probabilidad haba de quemarse, as que haba esperado algn tipo de represalia, y haba logrado esquivarla satisfactoriamente. Era muy eficaz en su trabajo y esa especie de sexto sentido que los androides ordinarios no posean le haca un adversario muy peligroso y astuto. Los tipos se haban escondido a una distancia prudencial y tras el amparo y la proteccin de una ventana de un viejo edificio haban esperado su momento para destrozarle. Pero Obo ya haba contemplado esa posibilidad y los haba estado controlando. Le lanzaron dos dispositivos explosivos de seguimiento personal que l pudo neutralizar gracias a sus certeras contramedidas, seguramente porque le haban subestimado probablemente por su escaso conocimiento sobre la gama 003 y sus elevadas prestaciones, y, cuando quisieron darse cuenta del asunto, Obo ya haba logrado llegar hasta ellos como si de un maldito espectro se tratara y los haba fulminado sin ningn tipo de compasin. Despus de eso, los fragmentos de archivos descodificados le haban otorgado una nueva luz a la situacin. El can era una especie de receptculo biolgico para un potente virus de diseo que Acker y sus laboratorios clandestinos haban creado y que se vala de la privilegiada posicin de Kraufor para ocultar y negociar, pidiendo una imponente cantidad de dinero por su venta a grupos paramilitares o terroristas de diversos mbitos. El caso es que haba surgido un desacuerdo entre ambos y un tercer socio llamado Crown , y haban urdido una estratagema entre Kraufor y Acker para que este le robara de forma tan artera y discreta la mercanca y la pusiera en circulacin en Asia, en Africa o Sudamrica, pero al final result que Acker y Crown eran los verdaderos cmplices de la operacin, engaando a Kraufor, que sigui el plan al pie de la letra, cosa que les hizo ganar el tiempo suficiente como para vender el producto al mejor postor y desaparecer, pero en ese intervalo ocurri la muerte de Acker, Por mano de Kraufor o de Crown? Eso no estaba aclarado. El caso es que Crown, el socio annimo, desapareci llevndose el virus. Obo hizo el informe correspondiente. Lo reflej todo con la mxima fidelidad. Rodaron cabezas. El engranaje del poder se vio superado por el escndalo. Ni siquiera la maquinaria inmisericorde de la corrupcin pudo contener la avalancha del clamor pblico. Salieron cosas a relucir, cosas escondidas y mezquinas. Fue como una bola de nieve que cuanto ms rod ms grande se hizo, hasta el punto de tornarse incontrolable. Sus efectos fueron tan devastadores que el propio Kraufor no aguant la presin y termin lobotomizndose el cerebro con un mdulo superpotenciado de realidad virtual. O fue un accidente provocado? A nadie le importaba demasiado, ni siquiera al mismo Obo. Gracias a sus rpidas indagaciones pudo detenerse el letal trfico ilegal de virus y pudo desarticularse la red, al menos de una parte de esta, la parte de la superficie. Debajo de la espesa manta de niebla existan ms cmplices, algunos annimos y otros ms populares, como altos cargos y gente de negocios, pero, despus de la tormenta inicial, se silenciaron muchas cosas, se torcieron o se ocultaron. Despus de eso Obo pudo saber que haban estado apunto de mandarlo al Departamente de Reciclado, para ajustarle algunos de sus parmetros, pero esa momentnea victoria haba retrasado el proceso, aunque Por cunto tiempo? La idea le aterr, sin sabver exactamente por qu. Sinti un pnico atroz al pensar que podan eliminar su individualidad. Pero, Realmente posea una individualidad?

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Cap. 5: La locura de los ingenuos

-Eh, Obo, me alegro de verte de nuevo- Dijo de forma algo tosca Johny, con su rasgada voz y esa entonacin callejera que sola darle a sus palabras.- Me enter que intentaron freirte. Joder! Unos explosivos de seguimiento, es para ponerle a uno los huevos...- Obo le observ con esa sobriedad que tan nervioso sola ponerle. Haba una mueca de contrariedad detrs de esas vitro-lentes de precisin que nadie ms que l podra haber adivinado jams, por que, a fuerza de estudiarle y conocerle, haba comenzado a aprender vagamente algunas de sus pautas de comportamiento.- Te has enterado?- continu- vamos al puerto. Una redada o algo as. Contrabando de micro-tecnologa japonesa, creo. Varios destacamentos salieron hacia all, y entre estos, Obo y Johny y algunas unidades mecnicas de apoyo. Se mont una especie de red de vigilancia y ahora estaban preparados para actuar por que los traficantes estaban llevando a cabo el intercambio y despus de eso se largaran de all. No hubo demasiado tiempo para preparar la operacin, as que todo se hizo sobre la marcha. El cerco policial se estrech a lo largo del hangar. Obo y dos 011 entraron a la cabeza de la fuerza policial en un intento de pillarlos desprevenidos pero fueron descubiertos, pues probablemente los delincuentes haban colocado sistemas inteligentes de seguridad peinando el permetro. Cuando estos se dispusieron a actuar se vieron sorprendidos por armas camufladas que seleccionaban de forma independiente y automtica sus objetivos y abatieron a uno de los 011 y a varios policas. En un instante se entrabl una fragorosa batalla. La fuerza de choque de los traficantes result mayor que la que en un primer instante haban previsto. Aparte de las armas de autonoma independiente posean armas muy poderosas y un elevado nmero de efectivos que salieron de todos los rincones del almacn, y parecan bien organizados. Obo estuvo un buen rato eliminando las armas automecnicas, pues resultaron las ms peligrosas. Uno de los traficantes sac un arma pesada de combate e intent liquidarle y l no pudo hacer otra cosa que protegerse del impacto del explosivo. Henry, el otro 011 abri fuego contra este y lo liquid. Una turbo metralleta de balas explosivas entr en accin y tumb al letal robot, acertndole con un gran nmero de pequeas detonaciones que lo tumbaron y lo dejaron bastante maltrecho. Para ese entonces Obo, que se mova de forma muy rpida, se haba colocado a un lateral de este y le haba dedicado una mortal rfaga de metralla con sus automticas, destrozndole. Comenzaron entonces a sonar explosivos de un lado y otro, y todo se impregn de humo y un olor a fuego y polvora invadi el recinto. Las detonaciones resultaban ensordecedoras en aquel gran espacio cerrado. Fue como si una especie de locura invadiera a sus criaturas envolvindolas en un halo de terrible muerte que les devorara por dentro. Solo queran masacrar, destrozar, aniquilar. Entre medio de las explosiones y los disparos, desgarradas voces humanas emitan sonidos guturales y malditos, como si estos salieran de detrs de unas mentes exaltadas y borrachas de violencia y muerte. Obo oa gemidos e insultos: -Mata a ese hijo de puta, joder! -Tomad cabrones, tomad! -Me he cargado a dos hijos de puta! -Comeos esto, mamones de mierda! Algunos rean nerviosamente, otros jadeaban, y todos tenan la adrenalina por los aires, sobre todo los traficantes, que resultaron ser ms duros de lo que en principio poda preverse, tal vez fruto de un buen entrenamiento militar, de drogas de combate o de ambas cosas. -Ayudadme, joder, ayudadme!- Uno de los policas rogaba mientras se ahogaba en su propia sangre, consiguiendo que uno de sus compaeros le prestara atencin. -Aggg!-Exclam un mafioso que haba recibido un tiro en el abdomen. Sus amigo no se hicieron cargo de l. -Jdete, maldito cabrn!- Le grit otro polica, que recibi un tiro en el hombro al descuidar su posicin ante su malvola satisfaccin. -Ahora jdete tu!- Bram otro delincuente con una sonrisa fugaz y perversa en su rostro. El polica entonces se mir la herida y crey comprender el asunto. Un pequeo chip se dispar y este grit como un condenado al discernir que tena alojada una pequea bala explosiva, que al momento se deton partindolo en pedazos. Al momento llegaron refuerzos y armamento ms pesado y la batalla no se prolongo durante demasiado tiempo ms. Obo ech un vistazo alrededor y vio la cantidad de heridos y muertos que ha