Przeworksi, Adam - El Estado y el Ciudadano

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Reseña introductoria: PRZEWORSKI, Adam (1999), "El Estado y el ciudadano" En Revista Escenarios Alternativos -Año.3 Num.1-, Buenos Aires.

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  • Przeworski, Adam. El Estado y el Ciudadano. ~ Pag. 1 ~

    El texto de Przeworski es una reflexin sobre la situacin de las democracias en los

    entornos donde el Estado tiene un alcance tal que sobrepasa al del ciudadano. Pero

    ese avance de sta figura poltica por sobre el sujeto comn, en trminos simples,

    significa una interpretacin de tantas sobre el contrato social. Explico: autores clsicos

    como Thomas Hobbes sitan al ser humano en un conflicto de violencia constante por

    naturaleza, la cual es anulada en la forma de un contrato donde se plantea el

    surgimiento de una figura de poder que monopoliza el ejercicio de dicha violencia para

    garantizar paz y orden; y, con ello, el desarrollo de la sociedad. Pero ste monopolio no

    es nico. Cunden en la Historia ejemplos de desobediencia al orden establecido, a las

    pautas de sociedad. Las revoluciones son ejemplo claro. Entonces si una figura de

    poder no es capaz de garantizar la paz, cmo se va a garantizar la supervivencia de

    la sociedad? Con la conformacin de un orden poltico, que no democrtico, que

    llamamos Estado.

    La figura es apenas esbozo de las caractersticas propias de una forma de gobierno; lo

    que es la democracia, como tal, no surge en paralelo al Estado. Antes bien, debe

    definirse en sus caractersticas, o de otra forma no es viable. As es como hablamos de

    Estados Totalitarios (Dictatoriales), Estados Absolutos (Monrquicos), Estados

    Socialistas, etctera, como formas del Estado. La piedra que representa la

    democracia es una que caracteriza al, ahora s, Estado Democrtico: porque en su

    definicin no se habla de un gobierno ejercido solo por un individuo o un grupo, sino de

    un gobierno emanado del pueblo y representante del pueblo; aqu nos estamos

    ubicando en las condiciones mnimas del Estado democrtico.

    Luego entonces que se declara el poder emanado de la sociedad, se deben construir

    los mecanismos y figuras institucionales que posibiliten la participacin de la misma:

    asociaciones o grupos en la poltica, las elecciones regulares, los derechos mnimos

    (garantas individuales). Todas estas figuras llaman a la participacin de la ciudadana

    en la vida pblica del Estado y/o el acceso al poder gubernamental mediante sufragios

    electorales. La democracia, entonces, moviliza a las sociedades y construye

    entramados de involucramiento en tanto sta ciudadana mantenga presente su papel

    activo en la vida pblica.

  • Przeworski, Adam. El Estado y el Ciudadano. ~ Pag. 2 ~

    Qu sucede con nuestras sociedades modernas? Pues bien, que buena parte de la

    teora democrtica no es puesta en prctica en su totalidad. Persisten los vacos de

    participacin pese a las reglas definidas para que sta exista, hay desconfianza entre

    ambas partes (Estado y Ciudadana), los vnculos de referencia no estn del todo

    dirigidos a la sociedad sino a grupos cercanos al Poder en turno, la opinin pblica no

    tiende a un debate razonado de la accin gubernamental sino a la queja constante por

    la falta de aproximaciones del Poder hacia quienes se supone que lo sustentan,

    subjetividades entre grupos sociales por el ejercicio democrtico en la toma de

    decisiones (quin tiene ms derechos de mando por sobre unos u otros)

    Ante las tentaciones por el ejercicio de un poder vertical, se tiene la horizontalidad

    de la democracia, siempre y cuando sta no se encuentre dominada por actores en un

    entorno de similares pero excluyentes (es decir, que se alejan) del todo de la

    ciudadana. Y es que, al final, la democracia puede ser el gobierno de la mayora, pero

    si sta no se hace presente, las minoras aprovechan el repliegue para ejercer agendas

    privadas. De ste abuso no es culpable nadie, pero no se excluye responsabilidad a

    la sociedad que cae en la apata o desidia. Dicho lo anterior, Przeworski sigue el

    derrotero de la implementacin de la Ley (Estado de Derecho) como eje de vigilancia

    de la ciudadana pero tambin del Estado.

    Las Leyes (o el imperio de la Ley, como gusta mucho decirse), entonces, son uno de

    tantos mecanismos que ayudan a mantener sana a la democracia. La garanta de los

    derechos civil-polticos debera ayudar a conservar el orden establecido para todos los

    actores, en una suerte de modelo norteamericano de Pesos y Contrapesos: El Estado

    no ejerce su autoridad despticamente o por sobre la Ley a la que se le somete; y la

    ciudadana no desafa al poder en forma tal que imponga su voluntad por sobre la Ley

    que el Estado est obligado a observar y hacer obedecer. Es aqu donde Przeworski

    lanza varias preguntas: Puede alguna reforma del Estado compensar la desigualdad

    econmica y social? Por qu en algunas democracias el Estado hace cumplir la ley de

    una forma no universal y desigual? Debido a su diseo institucional o debido a ciertas

    caractersticas de las sociedades en las que funciona?.