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0 CLASIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LOS GÉNEROS RADIOFÓNICOS DE FICCIÓN: LOS CONTENIDOS OLVIDADOS Dra. Emma Rodero Antón Universidad Pontificia de Salamanca [email protected] RESUMEN En la actualidad, la radio se encuentra en un proceso de estancamiento que se manifiesta especialmente en los contenidos y en la pobreza expresiva. Prácticamente, la programación radiofónica no ha cambiado en veinte años: se mantienen los mismos formatos, contenidos e incluso los mismos presentadores. Se trata entonces de una radio anclada en el pasado que no logra conectar con la audiencia más joven. Y así comprobamos día a día en nuestras clases cómo los alumnos manifiestan esa apatía por un medio radiofónico. Sólo cuando se les atrae hacia la radio pudiendo realizar productos más creativos es cuando descubren sus posibilidades y se vuelven unos entusiastas. Buena parte de esos contenidos más creativos se manifiestan en los géneros de ficción, géneros olvidados por la radio convencional pero quizá adecuados para la radio en Internet o la radio digital. Por eso, esta ponencia busca clasificar y caracterizar unos géneros que pueden convertirse en el enganche que atraiga de nuevo a los jóvenes hacia la radio. 1. JUSTIFICACIÓN. Algo ha cambiado en la radio española, pero no para bien. Si analizamos la programación radiofónica, la estructura de los programas, los contenidos, los usos y combinaciones de los elementos del lenguaje radiofónico o las estrellas de las grandes cadenas nos daremos cuenta de que todo resulta más bien familiar; familiar desde hace más o menos veinte años. Es ya pues mucho tiempo sin observar un cambio sustancial, una renovación estructural en la radio española. Mientras la sociedad de la información avanza, aparecen nuevos medios y la audiencia modifica sus hábitos, la radio continúa ofreciendo los mismos contenidos ofertados de la misma manera y con las mismas voces-estrella desde los años ochenta. Es como si el tiempo se hubiera detenido para el medio y nos contemplara desde un pedestal, pero ahora ya desde lejos. La radio tradicional, sus programas, sus locutores, se ha quedado obsoleta, anclada en el pasado, mientras la sociedad española y con ella los medios de comunicación tradicionales y de nueva aparición continúan sus transformaciones, provocando que parezca incluso más vieja, más antigua. Pero algo sí ha cambiado en la radio española, aunque no para bien. Con la propia sociedad, se ha transformado la audiencia, aunque no es un dato positivo. Los oyentes más jóvenes están castigando a la radio escuchándola cada vez menos. Los niños y los jóvenes no se incorporan como nueva audiencia o lo hacen cada vez en menor proporción a la radio temática musical mientras los más jóvenes, aquellos que suponen un tramo de edad mayoritario en la radio, se estacan en la radio temática y cada vez en menor medida se dejan seducir por la radio generalista. Si el panorama no se invierte, poco a poco el transvase será mayor hasta alcanzar una crisis que no pocos consideran lejana.

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CLASIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LOS GÉNEROS RADIOFÓNICOS DE FICCIÓN: LOS CONTENIDOS OLVIDADOS

Dra. Emma Rodero Antón Universidad Pontificia de Salamanca [email protected] RESUMEN En la actualidad, la radio se encuentra en un proceso de estancamiento que se manifiesta especialmente en los contenidos y en la pobreza expresiva. Prácticamente, la programación radiofónica no ha cambiado en veinte años: se mantienen los mismos formatos, contenidos e incluso los mismos presentadores. Se trata entonces de una radio anclada en el pasado que no logra conectar con la audiencia más joven. Y así comprobamos día a día en nuestras clases cómo los alumnos manifiestan esa apatía por un medio radiofónico. Sólo cuando se les atrae hacia la radio pudiendo realizar productos más creativos es cuando descubren sus posibilidades y se vuelven unos entusiastas. Buena parte de esos contenidos más creativos se manifiestan en los géneros de ficción, géneros olvidados por la radio convencional pero quizá adecuados para la radio en Internet o la radio digital. Por eso, esta ponencia busca clasificar y caracterizar unos géneros que pueden convertirse en el enganche que atraiga de nuevo a los jóvenes hacia la radio. 1. JUSTIFICACIÓN. Algo ha cambiado en la radio española, pero no para bien. Si analizamos la programación radiofónica, la estructura de los programas, los contenidos, los usos y combinaciones de los elementos del lenguaje radiofónico o las estrellas de las grandes cadenas nos daremos cuenta de que todo resulta más bien familiar; familiar desde hace más o menos veinte años. Es ya pues mucho tiempo sin observar un cambio sustancial, una renovación estructural en la radio española. Mientras la sociedad de la información avanza, aparecen nuevos medios y la audiencia modifica sus hábitos, la radio continúa ofreciendo los mismos contenidos ofertados de la misma manera y con las mismas voces-estrella desde los años ochenta. Es como si el tiempo se hubiera detenido para el medio y nos contemplara desde un pedestal, pero ahora ya desde lejos. La radio tradicional, sus programas, sus locutores, se ha quedado obsoleta, anclada en el pasado, mientras la sociedad española y con ella los medios de comunicación tradicionales y de nueva aparición continúan sus transformaciones, provocando que parezca incluso más vieja, más antigua. Pero algo sí ha cambiado en la radio española, aunque no para bien. Con la propia sociedad, se ha transformado la audiencia, aunque no es un dato positivo. Los oyentes más jóvenes están castigando a la radio escuchándola cada vez menos. Los niños y los jóvenes no se incorporan como nueva audiencia o lo hacen cada vez en menor proporción a la radio temática musical mientras los más jóvenes, aquellos que suponen un tramo de edad mayoritario en la radio, se estacan en la radio temática y cada vez en menor medida se dejan seducir por la radio generalista. Si el panorama no se invierte, poco a poco el transvase será mayor hasta alcanzar una crisis que no pocos consideran lejana.

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Sin embargo, desde las facultades hemos comprobado cómo los alumnos se dejan seducir por la radio cuando se les piden contenidos creativos. La ficción radiofónica se convierte así en un poder de atracción de los jóvenes hacia el medio radiofónico. Nuestros estudiantes de Comunicación comienzan a entusiasmarse con la radio, aún cuando reconocen que en principio la habían descartado, gracias a este tipo de contenidos. Al mismo tiempo, se abren nuevas posibilidades para la radio a través de Internet y de la radio digital. Las nuevas condiciones tecnológicas que ofrecen estos medios exigen una radio de calidad, fresca y ágil pero especialmente con nuevos contenidos. Si existe por un lado una demanda de estos contenidos entre los jóvenes y al mismo tiempo unas plataformas en las que puede tener cabida: ¿por qué no recuperar los géneros de ficción en la nueva radio? Como afirma De Anda y Ramos, el radioteatro, la radionovela, el drama radiofónico, como otros muchos elementos están ahí, latentes, esperando que despierte el gigante dormido (1997: 299). Nosotros también esperamos que despierte ese gigante dormido y de ahí esta ponencia que trata de clasificar y caracterizar unos géneros olvidados en la radio. 2. GÉNEROS RADIOFÓNICOS DE FICCIÓN. Los géneros de ficción son aquellas estructuras radiofónicas que sustentan su materia prima en la ficción y cuya función principal es el entretenimiento. Escribir, elaborar y producir cualquiera de estos géneros requiere mayor destreza de la que en principio pudiera parecer. De hecho, son varios los autores que consideran que es el género culmen por cuanto pone en juego todas las estrategias de la narración, sea para radio o para televisión.

Elaborar un drama para televisión es la culminación en el aprendizaje de quien pretende escribir para medios y es también la base para poder hacerlo en cualquier otro formato. Ya sea un comercial de medio minuto a un documental de dos horas, la estructura del guión se basa en los elementos del drama: la exposición, el conflicto, la complicación, el clímax y la resolución (HILLIARD, Robert, 2000: 345).

A continuación analizamos algunos de los aspectos que diferencian cada uno de los géneros de ficción aún teniendo en cuenta que mantienen esa misma estructura. Pero antes debemos entender que cada uno de ellos puede tener una finalidad cómica o dramática. Por tanto, cada uno de los géneros de ficción puede adoptar una forma cómica, basada en el humor, o dramática, basada en la tragedia. Todo dependerá de la historia seleccionada. 2.1. Géneros de monólogo. El cuento y el relato radiofónico. Los géneros de monólogo dramáticos son el cuento y el relato como aquellas estructuras que mayoritariamente emplean este estilo expresivo, aunque no quiere decir que sea el único. 2.1.1. El cuento radiofónico.

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Como bien define el DRAE, un cuento es una narración breve de ficción que, en nuestro caso, adaptamos a la radio. Por tanto, para nosotros un cuento radiofónico es una narración muy breve que mantiene una estructura sencilla y un tratamiento formal simple. En primer lugar, un cuento es un relato muy breve. Por tanto, se trata de una historia de ficción sencilla que no debe sobrepasar los cinco minutos de duración. Por eso, debemos limitar los personajes, los escenarios y las acciones. Demasiados datos en poco tiempo pueden confundir al oyente. Lo más adecuado entonces es mantener como máximo dos personajes protagonistas, dos o tres escenarios y tan sólo una acción principal. En segundo lugar, un cuento presenta una estructura sencilla. El planteamiento es muy breve, entre treinta segundos y un minuto. El desarrollo se centra en una acción principal que transcurre en unos tres/cuatro minutos y el cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto. La trama es sencilla y no contiene subtramas que compliquen la acción principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas pero suelen incluir una moraleja. Por otro lado, el tipo de estructura narrativa más común es la cronológica. Son especialmente desaconsejables, debido a la sencillez del cuento, aquellas que combinan dos historias: paralelas, incursivas... La estructura expositiva más habitual se basa en el monólogo a través del cual un narrador cuenta a una sola voz toda la historia. Pero algunos cuentos incluyen pequeñas dramatizaciones que ayudan a seguir la acción. Estas dramatizaciones contribuyen a dotar de viveza al relato, aunque no pueden ser excesivas ni demasiado extensas. Se realizan siempre en el desarrollo, nunca en la entrada o el cierre. El tipo de narrador suele ser omnisciente, es decir, es ajeno a la historia y la narra de manera impersonal. Por último, el tratamiento formal del cuento es muy simple. Suele contar tan sólo con una música narrativa que abre y cierra a modo de presentación y cierre. Pero también se puede incluir algún tipo de música objetiva para subrayar acciones o bien subjetiva si la historia se basa en una trama psicológica; pero nunca se debe abusar de este recurso debido al escaso tiempo de exposición. En el caso de incluir dramatizaciones también se pueden introducir efectos sonoros que las refuercen. 2.1.2. El relato radiofónico. Un relato radiofónico es una narración de ficción más extensa que un cuento. Por tanto con una estructura más compleja y un tratamiento formal más elaborado. En primer lugar, un relato es una narración que puede alcanzar los quince minutos de duración aunque su duración media debería rondar los diez minutos. Su mayor extensión nos permite ampliar el número de personajes, escenarios y acciones. En este caso, podemos incluir hasta cuatro personajes protagonistas, aunque lo ideal serían tres. En cuanto a las acciones podemos ampliarlas hasta dos principales; más no sería conveniente, porque a pesar de contar con más tiempo tampoco es demasiado en conjunto. Podemos jugar con dos tipos distintos de sucesos que se superpongan y desarrollen en dos escenarios diferentes.

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La estructura del relato amplía tanto el tiempo como la complejidad temática. El planteamiento puede alcanzar el minuto y medio, el desarrollo barajando distintas acciones puede rondar los siete minutos. El cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto. La trama es más compleja y puede contener varias subtramas que compliquen la acción principal. Pueden ser tanto físicas como psicológicas. Como en el cuento, la estructura expositiva más habitual del relato se basa en el monólogo, a través del cual un narrador cuenta a una sola voz toda la historia. Pero como el relato es más amplio, resulta más recomendable incluir dramatizaciones que lo enriquezcan, lo conviertan en más atractivo y susciten la identificación de los oyentes.

Contamos siempre con un narrador que introduce el tema y el conflicto y pasamos al conocimiento directo de los personajes, para retomar la intervención del narrador cuando sea necesario. Se trata, pues, de un discurso oscilante, entre el showing y el telling, predominando uno u otro según el caso (Guarinos, 1999: 46).

Pero de la misma manera que en el cuento, siempre debemos introducir las dramatizaciones en el desarrollo, nunca en la entrada o el cierre. El tipo de narrador suele ser omnisciente, es decir, es ajeno a la historia y la narra de manera impersonal. Pero también el narrador puede ser un personaje o un testigo. Además, se puede incluir más de un narrador para provocar una mayor variedad tímbrica de voces. Por último, el tratamiento formal del relato es un poco más elaborado. Suele contar también con una música narrativa que abre y cierra el cuento a modo de presentación y cierre. Pero suele ambientar su desarrollo con más músicas de carácter descriptivo, objetivo y subjetivo. En las dramatizaciones también se incluyen efectos sonoros. 2.1.3. La radionovela. La radionovela es el género de narración más amplio y complejo. Supone la narración de una historia de ficción, generalmente de manera seriada. Por eso, algunos autores como Guarinos (1999: 51) afirman que la radionovela no es más que un relato seriado. Mantiene por tanto todas las características del relato si entendemos éste como uno de los capítulos de la radionovela. La estructura y el tratamiento formal de cada uno de los episodios sería el mismo que el de este otro género. Sin embargo, en la radionovela nos encontramos con una unidad superior que marca el desarrollo de la historia general.

Efectivamente la propia esencia de la serialidad influye en la construcción de cada episodio en particular. Cada uno de ellos presenta una dilatación de conflictos frente a la condensación de acciones en el relato simple. Dichos conflictos, además, se dejan sin concluir, o bien se resuelven pero en capítulos siguientes se hace referencia a ellos contando con la competencia del receptor oyente a la hora de entender lo que allí se presupone (Guarinos, 1999: 51).

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Por tanto, en la radionovela pueden coincidir varias tramas: una general que guía el desarrollo de la acción principal y varias secundarias que actúan en el desarrollo de la acción en cada uno de los episodios. En este caso, el narrador sirve de nexo de unión entre los diferentes capítulos. Al comenzar cada uno de ellos resume y pone en antecedentes al oyente sobre la situación acontecida en el anterior episodio. A pesar de ello, los personajes sólo se presentan una vez, puesto que se trata de que el oyente se familiarice con ellos, están fuertemente caracterizados con personalidades muy definidas y los escenarios son siempre comunes. Y es que en la radionovela todo debe resultar familiar para el oyente. Sin duda, la radionovela fue uno de los géneros más exitosos en la radio española de los años cincuenta y sesenta. 2.2. Géneros de diálogo. El sketch, la representación y el radioteatro. Los géneros de diálogo son aquellos que se sustentan en este tipo de estilo expositivo. Por tanto, todos ellos se basan en la interpretación. 2.2.1. Sketch. Un sketch radiofónico es la representación de una historia de ficción breve en la que uno o varios personajes viven una determinada realidad. Por tanto el género tiene una estructura sencilla y un tratamiento formal poco elaborado sustentado en el estilo expresivo del diálogo. En primer lugar, es una representación breve que no debe sobrepasar nunca los cinco minutos. Una buena representación sencilla podría girar entorno a los tres minutos. Por tanto, volvemos a la limitación del cuento en el que no debe haber demasiados personajes, uno o dos principales como mucho, hay que limitar el número de escenarios y por supuesto de acciones. Un sketch sólo debe contar con una acción principal. La estructura del sketch debido a la reducción del tiempo impide la complejidad temática. El planteamiento no debe sobrepasar de un minuto, el desarrollo rondaría los tres minutos como máximo y el cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto. La trama es obligatoriamente sencilla y no contiene subtramas que compliquen la acción principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas. La estructura expositiva más habitual se basa en el diálogo a través del cual la acción avanza y reconocemos toda la historia. El diálogo es pues fundamental en el sketch. Puede ir, eso sí, combinado con instantes de monólogo de los personajes aunque siempre limitados por sus menores posibilidades para captar la atención del oyente. Por último, el tratamiento formal del sketch no es muy elaborado. Suele basarse únicamente en la sucesión de voces de los personajes y, sobre todo, en los efectos sonoros que ambientan los escenarios y las acciones. Es imprescindible entonces seleccionar voces apropiadas que no

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sólo identifiquen perfectamente la personalidad de cada tipo representado sino que sean impecables desde el punto de vista de la dramatización. Por tanto, buenos actores o intérpretes. Un tipo de sketch muy habitual en la radio es la creación de uno o varios personajes que cuentan sus vidas o anécdotas especialmente en los programas de entretenimiento o magazines. Un ejemplo, ya histórico en la radio, fue la creación del personaje del señor Casamajor. Desde entonces es uno de los recursos de ficción más empleados. 2.2.2. Representación. Una representación radiofónica consiste en la dramatización de una historia de ficción con una estructura más compleja y un tratamiento formal más elaborado que en el caso del sketch. En primer lugar, una representación es una narración que puede alcanzar los quince minutos de duración aunque su duración media se debería quedar en diez minutos. Su mayor extensión nos permite ampliar el número de personajes, escenarios y acciones. En este caso, podemos incluir hasta cuatro personajes protagonistas, aunque lo ideal serían tres. En cuanto a las acciones podemos ampliarlas hasta dos principales. Podemos jugar con dos tipos distintos de sucesos que se superpongan y desarrollen en dos escenarios diferentes. La estructura de la interpretación amplía tanto el tiempo como la complejidad temática. El planteamiento puede alcanzar el minuto y medio, el desarrollo barajando distintas acciones puede rondar los siete minutos y el cierre es también breve y no debería ir más allá de un minuto. La trama es más compleja y puede contener varias subtramas que compliquen la acción principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas. Como en el sketch, la estructura expositiva más habitual de la interpretación se basa en el diálogo sin perjuicio de que podamos encontrar monólogos. Por último, el tratamiento formal es poco elaborado. Suele sustentarse en las voces de los personajes. Más que la música, los protagonistas aquí son los efectos sonoros. 2.2.3. Radioteatro.

¿A quién no le gusta que le cuenten una historia amena, con buenas voces y arropada por una música apropiada y unos efectos espaciales adecuados? Pues eso es el radioteatro (VVAA, 1999: 57).

El radioteatro es el género del teatro trasladado a la radio, por tanto, el género de diálogo e interpretación por antonomasia. Guarinos define el radioteatro de la siguiente manera:

Relato ficcional contenido en un único discurso con marcas de principio y final donde bajo el predominio del showing o mostración, los personajes por sí solos, por sus diálogos y sus actuaciones exponen la situación y hacen avanzar la acción hasta la resolución de los conflictos, ayudados por la técnica del montaje y el poder de otros radiosemas diferentes de la palabra –silencio, efectos y

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música-, así como por las diversas posibilidades técnicas de diversificación espacial para marcar diversos planos especiales, diversas intensidades expresivas, diversos momentos dramáticos, o diversos tiempos (Guarinos,1999: 32-33).

El radioteatro surge en principio de la representación de las obras teatrales en la radio, después comienzan a adaptarse al medio radiofónico, por lo que ya se puede hablar de radioteatro, y, por último, comienzan a escribirse obras directamente para la radio. Por tanto, cuando nos referimos a radioteatro hablamos de obras originales escritas para el medio radiofónico. Mucho se ha escrito entonces sobre las menores posibilidades de la radio frente al teatro debido a la ceguera del medio. Pero también han sido muchos los autores que han defendido las ventajas de la radio frente a un teatro más falto de imaginación que este medio; por ejemplo, Arnheim:

El drama es una sucesión de acontecimientos en el tiempo: contiene, por tanto, acción, requiriendo la descripción de situaciones cuando resulte indispensable para la comprensión. Esta labor la cumple mejor la radio que el teatro. El cuadro, la barba y el puño puede que sean importantes para la comprensión, pero también es posible que no sean indispensables. Puede que sólo sean necesarios para dar mayor naturalidad a la escena teatral o cinematográfica, para complacer a los ojos, pero su falta puede no tener un valor negativo. La radio empieza con la silenciosa nada. Es la acción acústica, el argumento, lo que produce su existencia (Arnheim,1980: 37).

Es evidente que el teatro radiofónico no es teatro escénico desde el momento en que la radio presenta una serie de condicionamientos y características que no se dan en el teatro; el principal: el hecho de ser un medio ciego. Pero como hemos visto, una cosa es mantener características diferentes y otra muy distinta inferiores. El radioteatro cuenta con las mismas posibilidades expresivas que el teatro escénico sólo que presentadas de manera diferente, atendiendo a las características, sin duda, distintas de ambos medios. Dejando a un lado ese debate, el radioteatro es la interpretación de una serie de personajes que atraviesan un conjunto de situaciones complejas en distintos escenarios. Es el género más amplio en duración, que incluso puede alcanzar la hora. Por eso, podemos ampliar los actores implicados, pero tampoco demasiado para no confundir al oyente con una maraña de voces. En todo caso, admite más personajes protagonistas y, sobre todo, secundarios, que la representación. En cuanto a las acciones podemos ampliarlas hasta cuatro principales. Podemos jugar con dos o más tipos distintos de sucesos que se superpongan y desarrollen en escenarios diferentes. La estructura del relato amplía tanto el tiempo como la complejidad temática. El planteamiento puede alcanzar hasta los quince minutos, el desarrollo barajando distintas acciones puede rondar los cuarenta minutos y el cierre es el más breve en torno a cinco o diez minutos.

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La trama es más compleja y va a contener varias subtramas que compliquen la acción principal. Las tramas pueden ser tanto físicas como psicológicas. La estructura expositiva se basa en el diálogo y no existe narrador. Es una de las condiciones que diferencia al género de otros como la radionovela. En este sentido, estamos en plena consonancia con las tesis de Guarinos:

Mantenemos que desde el momento en que algún narrador incurriera en el discurso, ya fuera homodiegético o heterodiegético, se destruiría la esencia del drama radiofónico y se construiría la esencia de la narración radiofónica en su forma más pura, llámese relato o radionovela o serial (1999: 33).

Por tanto, no existe narrador en el radioteatro y son los personajes los únicos que actúan. Conocemos entonces lo que ocurre y a los personajes gracias al diálogo que una vez más vuelve a ser determinante.

El empleo del diálogo para describir situaciones en lugar del empleo de la figura del narrador aporta a nuestra adaptación numerosas ventajas. El diálogo es un modo de caracterización: mueve la historia hacia delante; comunica datos y hechos al espectador. Caracteriza interna y externamente al personaje. Establece las relaciones entre los personajes. Hace que los personajes sean naturales, reales y espontáneos; explicita los conflictos de la historia y los personajes. Comenta las acciones (Barea y Montalvillo, 1992: 83-84).

El diálogo no sólo ejerce entonces una función narradora sino también descriptiva. En este sentido, recoge Balsebre (1994: 178) que fue en 1936 cuando el responsable del departamento dramático de Radio Polonia, Marynowski, suprimió el uso de la figura del narrador en todas las obras de radioteatro. Por último, el tratamiento formal del radioteatro es el más elaborado. Introduce música en sus distintas funciones, efectos sonoros y silencios con significado expresivo. De hecho afirma Guarinos que aunque es usado en otros lugares del continuum radiofónico, el silencio es connatural al teatro y también al teatro radiofónico (1999: 43). Pero lo más importante sigue siendo la palabra, es decir, la voz de los personajes:

Las voces, como constructoras de personajes, en teatro radiofónico son cuidadas al máximo, mucho más que en cualquier otro programa no ficcional (...) La voz es el cuerpo de los actores radiofónicos y, en este sentido, es mucho más importante y se mira por ella en teatro radiofónico que en teatro escénico, donde las cualidades interpretativas o el físico completo o la notoriedad del actor quedan por encima del color de su voz, que a veces hasta puede no ser la adecuada para ese personaje si se interpreta sólo con ella (Guarinos, 1999: 38).

La selección del cuadro de actores es pues una de las tareas más relevantes a la hora de representar el radioteatro.

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Otro elemento que aparece en el radioteatro generalmente tanto al principio como al final son los títulos de crédito con los nombres de todos los organizadores y participantes en la obra radiofónica. Suele hacerse con fondo musical y lo ideal es narrarlo a dos voces. El radioteatro, como también la radionovela, puede ser seriado, es decir, fraccionado y ofrecido por capítulos de menor duración. Sin embargo, no suele ser lo habitual. Esta característica es más propia de la radionovela. 2.3. Géneros mixtos: Adaptación literaria y recreación. 2.3.1. Adaptación literaria. La adaptación literaria es un género mixto, ya que se trata de amoldar una obra literaria a las peculiaridades de la radio y esa obra literaria puede ser desde un cuento hasta una novela o una obra de teatro. Por tanto, su particularidad se encuentra en que no es una obra radiofónica original sino que tiene su fuente en una obra literaria del tipo que sea. Pero al margen de esta premisa, tanto la duración, como la estructura o el tratamiento formal resulta similar al género que adapta. Recogemos en todo caso algunos consejos de Egil Törnqvist (1991: 14-15) para adaptar una obra de teatro a la radio y los ampliamos a otros géneros:

• Una obra larga de teatro debe ser reducida para radio, no debe exceder la hora y media de duración.

• La división entre escenas debe ser marcada por transiciones musicales que a veces son

tan rápidas que no se nota que están.

• El problema de la selección de voces y la concentración en unas voces hace obligado eliminar personajes secundarios para no perder al oyente en una confusión de voces indistinguibles unas de otras.

• A los personajes que se mantienen en silencio en teatro, y que pueden ser vistos, debe

añadírseles en radio alguna frase para que el oyente no se olvide de que continúan estando allí.

• La información contenida en las acotaciones sobre gestos o movimientos de los

personajes y sobre decorados deben ser incluidas en los diálogos o bien incorporarlas en la voz de una narrador. De la misma opinión son Barea y Montalvillo cuando afirman:

En nuestra adaptación para la radio tenemos que traducir. Por eso lo más fácil es acudir a un narrador que describa los andares y la presencia del personaje en cuestión. O simplemente se dedique a leer las acotaciones que el autor dramático ha escrito al comienzo de la escena. Añadir frases que aunque no estén en el texto original nos sitúen o creen el ambiente pretendido por su autor (1992: 83).

Esto si se trata de una radionovela, en el caso del radioteatro, coincidimos con Guarinos en que existen diálogos explicativos, ese diálogo que utilizan los propios personajes para describir si

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otro personaje entra o si lleva un arma en la mano o si paseando acaban de llegar al portal donde tenían previsto, la misma función del diálogo que se recomienda también usar para estos casos, en los que el texto radiofónico debe superar la limitación de la ceguera del oyente (1999: 33).

En definitiva, podemos aplicar las mismas normas de estilo y tratamiento que a cualquiera de los géneros vistos anteriormente en función de su origen. 2.3.2. La recreación. La recreación consiste en recoger un suceso real bien sea de actualidad o histórico y recrearlo radiofónicamente. Antiguamente recibía el nombre de fantasía radiofónica (VVAA, 1999: 57). La recreación puede adoptar forma de radionovela o relato, es decir, con un narrador, o bien forma de radioteatro o representación. Por eso, la recreación es un género mixto. El contenido es una mezcla de datos reales, fuente y origen del contenido, y datos ficticios, fruto del proceso de adaptación a la radio. Sus características estructurales y formales serán las mismas que el género al que se adapta: radioteatro o radionovela. 3. CONCLUSIÓN. Como hemos comprobado, existen pues variadas formas de ofrecer los contenidos radiofónicos de ficción, si bien no descubrimos hoy por hoy ninguna en la radio. Son los mismos jóvenes desde las facultades desde donde las demandan. La esperanza para ellos y para recuperar buena parte de la magia de la radio se encuentra entonces en la radio digital o en la radio en Internet. Eso esperan al menos nuestros estudiantes para poder hacer la radio que les entusiasma. 4. BIBLIOGRAFÍA

ARNHEIM, R.(1980): Estética radiofónica, Gustavo Gili, Barcelona. BALSEBRE, A. (1994): El lenguaje radiofónico. Cátedra, Madrid. BAREA, P.(1994): La estirpe de Sautier. La época dorada de la radionovela en España (1924-1964). El País Aguilar, Madrid.

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DE ANDA Y RAMOS, F. (1997): La radio. El despertar del gigante. Trillas, México. GALLEGO, F. (2001): Aprender a generar ideas. Innovar mediante la creatividad. Paidos, Barcelona. GUARINOS, V. (1999): Géneros ficcionales radiofónicos. Mad, Madrid. HILLIARD, R. (2000): Guionismo. Para radio, televisión y nuevos medios. Thompson Learning, México. TOBÍAS, R.B. (1999): El guión y la trama. Fundamentos de la escritura dramática audiovisual. Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid. TÖRNQVIST, E. (1991): Transposing drama. McMillan, London. VVAA. (1999): En el aire. 75 años de radio en España. Promotora General de Revistas.

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ZAPATA, A. (1997): La práctica del relato. Manual de estilo literario para narradores. Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid.