Proyecto Ayacucho

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MUNICIPIO DE AYACUCHO 2013 lfftnresot eocrP ft fP efaeafno catseserP e y trabajo vivienda sustentabl Programa: tierra, La acción intelectual capaz de inscribir una ruptura radical debe ser colectiva. Si no lo es, su destino es la reproducción de lo dominante. Omar Acha Es evidente que en el Partido de Ayacucho, así como en diversas regiones del país, hay tres necesidades acuciantes que no parecen poder resolverse a mediano plazo, de no mediar una política pública destinada a tal fin: la tierra, la vivienda y el trabajo. Analizaremos brevemente algunas variables que, consideramos, explican esta imposibilidad y veremos la forma en que se manifiestan en el Partido de Ayacucho, con el objeto de intentar aportar a la construcción de esa política pública. En primer lugar, existe en la actualidad un modelo de crecimiento económico que ejerce una presión inusitada sobre el valor de la tierra, tanto en las zonas rurales, como en las peri-urbanas y urbanas. En el espacio rural, dicha presión tiene su explicación en la renta extraordinaria que proporciona este factor de producción, motivado por los altos precios internacionales de commodities exportables, y por el tipo de cambio elevado que opera en Argentina desde la crisis de la convertibilidad en 2001 1 . En las condiciones 1 Un estudio elaborado por la consultora Francomano y Picardi, en base a datos de la Bolsa de Cereales de Rosario y enmarcado en la “teoría de la imputación”, sostiene que el protagonismo de la soja en el total de la superficie sembrada en la campaña 2009/10, es el mayor responsable de este fenómeno, al cubrir el 58, 86 % debido a un aumento en su valor FOB del orden del 220 % desde 2001. El caso de las tierras de nuestro partido, mayormente orientadas a la producción de ganado de cría, si bien tiene una incidencia relativa mucho menor, a tenido un incremento absoluto aún mayor, pasando de $300 a $2.500 por ha. en el mismo período. http://francomanopicardi.com.ar/news/2011/05_Mayo/04_23al27/03_agricultura_BCR_Evolucion-del-

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Proyecto de desarrollo rural en el Municipio de Ayacucho.

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  • MUNICIPIO DE AYACUCHO

    2013l f ftnresotieo crPiftifPie f aeaf noicatseserPi

    e y trabajovivienda sustentablPrograma: tierra,

    La accin intelectual capaz de inscribir una

    ruptura radical debe ser colectiva.

    Si no lo es, su destino es

    la reproduccin de lo dominante.

    Omar Acha

    Es evidente que en el Partido de Ayacucho, as como en diversas regiones del

    pas, hay tres necesidades acuciantes que no parecen poder resolverse a mediano plazo,

    de no mediar una poltica pblica destinada a tal fin: la tierra, la vivienda y el trabajo.

    Analizaremos brevemente algunas variables que, consideramos, explican esta

    imposibilidad y veremos la forma en que se manifiestan en el Partido de Ayacucho, con el

    objeto de intentar aportar a la construccin de esa poltica pblica.

    En primer lugar, existe en la actualidad un modelo de crecimiento econmico que

    ejerce una presin inusitada sobre el valor de la tierra, tanto en las zonas rurales, como

    en las peri-urbanas y urbanas. En el espacio rural, dicha presin tiene su explicacin en la

    renta extraordinaria que proporciona este factor de produccin, motivado por los altos

    precios internacionales de commodities exportables, y por el tipo de cambio elevado que

    opera en Argentina desde la crisis de la convertibilidad en 20011. En las condiciones

    1 Un estudio elaborado por la consultora Francomano y Picardi, en base a datos de la Bolsa de Cereales

    de Rosario y enmarcado en la teora de la imputacin, sostiene que el protagonismo de la soja en el

    total de la superficie sembrada en la campaa 2009/10, es el mayor responsable de este fenmeno, al

    cubrir el 58, 86 % debido a un aumento en su valor FOB del orden del 220 % desde 2001. El caso de las

    tierras de nuestro partido, mayormente orientadas a la produccin de ganado de cra, si bien tiene una

    incidencia relativa mucho menor, a tenido un incremento absoluto an mayor, pasando de $300 a

    $2.500 por ha. en el mismo perodo.

    http://francomanopicardi.com.ar/news/2011/05_Mayo/04_23al27/03_agricultura_BCR_Evolucion-del-

  • oligoplicas en las que la produccin, pero sobre todo la comercializacin agropecuaria se

    desarrollan, esta situacin tiende a sobrevaluar an ms el valor de la tierra por obra de la

    sobre-demanda, por lo cul la misma se escapa de las posibilidades reales de pequeos y

    medianos productores, siendo despojados de sus tierras o sobornados por los altos

    precios de arrendamiento que se pagan.

    Al observar que el mayor inversor de la Argentina en 2011 fue la empresa

    Mosanto; los nuevos actores que operan con una lgica especulativa, tales como pooles

    de siembra, fideicomisos y sociedades annimas.

    Dentro de ese mundo rural, se sitan las localidades rurales, que slo

    observndolas se transforman en la radiografa del capitalismo agrario nacional.

    Numerosos trabajos acadmicos coinciden en que la migracin y expulsin de los

    pequeos y medianos productores, el aumento de la concentracin de la tierra, la

    tecnificacin rural, los cambios en los sistemas productivos, la falta de trabajo y de

    oportunidades, la ausencia de servicios bsicos, fueron los grandes fenmenos que

    permiten entender la desaparicin y desintegracin territorial de las pequeas localidades

    rurales en la argentina. La ONG RESPONDE (Recuperacin de los Poblados Nacionales en

    vas a Desaparecer) difundi que en el 2001 a nivel nacional, 602 pueblos con menos de

    2000 habitantes estaban en riesgo de desaparecer, 124 que prcticamente no haban

    crecido en los ltimos 10 aos y 90 que ya no figuraban en el Censo Nacional de

    Poblacin del 2001 (Benitez, M; 2004).

    El valor de las tierras en las zonas urbanas y periurbanas fundamentalmente

    motorizadas por la produccin agropecuaria, y caracterizadas por la ausencia de un

    banco de tierra pblica, est muy ligado al proceso que verificbamos anteriormente. Y

    en un contexto de crecimiento econmico sostenido, el comportamiento del mercado se

    vuelve previsible: la demanda ejerce una gran presin sobre una oferta que se mantiene

    casi invariable, elevando an ms el precio de los lotes y terrenos disponibles. El

    problema anexo tiene que ver con la especulacin inmobiliaria, fenmeno que se explica

    por la magnfica oportunidad de inversin que significa la adquisicin de un capital fijo en

    tendencia creciente de valorizacin. La des-regulacin que reina en el mercado

    inmobiliario, incentiva esta prctica volvindola un fenmeno estructural, que reemplaza la

    valor-de-la-tierra-en-Argentina.htm.

  • concepcin de la tierra y la vivienda en tanto necesidades bsicas, para naturalizarlas

    como oportunidades o nichos de inversin.

    La vivienda no est, desde luego, alejada de esta problemtica. De hecho se trata

    de una necesidad ntimamente ligada a la de la tierra, pero en ella operan tambin otros

    fenmenos que es preciso tener en cuenta. La vivienda propia se aleja de su condicin

    natural de necesidad bsica, por la distancia creciente registrada entre los ingresos

    medios de la poblacin que vive de su trabajo, y el desproporcionado aumento de sus

    costos, tanto en lo respectivo a los materiales como al valor del m2 de construccin.

    El aumento de esta ltima variable, tiene en Ayacucho una explicacin justificada,

    ya que no abundan las empresas constructoras de gran escala, sino ms bien grupos de

    trabajadores de experiencia y cualificacin diversificadas, que adecan sus presupuestos

    a las realidades de ingresos locales y a la inflacin creciente que deben afrontar. Pero el

    aumento creciente de los materiales y accesorios para la construccin, se explica por las

    condiciones inflacionarias que imperan en la estructura productiva a nivel nacional2 . Esta

    ltima, ha funcionado en los ltimos aos sobre la base de un abaratamiento general de la

    mano de obra, del aprovechamiento de la capacidad instalada, y de sus condiciones

    oligoplicas, aspectos por los cules la inversin, esto es, la decisin de los empresarios

    de destinar una porcin significativa de sus excedentes a ampliar su proceso de

    acumulacin, brilla por su ausencia3. La principal causa de la inflacin es entonces, que

    en lugar de un tipo ideal de mercado competitivo en el que la oferta responda a la

    demanda, prima un real predominio de escasas firmas formadoras de precios, que

    pueden garantizar su rentabilidad sin necesidad de renovaciones tecnolgicas en su

    matriz productiva.

    El ltimo elemento a considerar por este proyecto es el trabajo, o ms bien su

    ausencia o condicin precaria. Desde inicios de los aos setenta, a partir del cambio en el

    rgimen de acumulacin capitalista en el orden mundial, existe una tendencia a consagrar

    2 Si podra marcarse, que la mayor cantidad de intermediarios operantes hasta que el producto llega al

    consumidor final, es un factor de sobre precio para los pueblos que debido a las caractersticas de su

    aparato productivo, no pueden auto-abastecerse en una gran diversidad de productos.

    3 Lozano Claudio y Raffo Toms (coord.), Un punteo sobre la coyuntura. Sintona fina, sopapos o cambio

    estructural: los dilemas de la etapa. Instituto de pensamiento y polticas pblicas, Buenos Aires, abril de

    2012.

  • la desocupacin como un fenmeno estructural4. En Argentina, la opcin escogida para

    convivir con dicho fenmeno ha sido la proliferacin del trabajo informal o precario,

    aspecto que vino a reemplazar la desocupacin abierta de la dcada del noventa,

    garantizando los bajos niveles de costo laboral que sostienen el crecimiento econmico5.

    Desde luego que esta condicin es sumamente decisiva e influyente en la situacin real o

    posible que pueda darse en el Partido de Ayacucho, pero nosotros consideramos que el

    Estado Municipal puede asumir determinadas polticas pblicas que funcionen como

    paliativos.

    En una de las investigaciones coordinada por el profesor Pablo Zubiaurre sobre la

    historia del Partido de Ayacucho, se afirma que la poblacin del mismo se ha mantenido

    prcticamente inalterada en los ltimos 50 aos6. No obstante, se han registrado

    movimientos poblacionales internos desde la zona rural a la cabecera del partido. Esto

    permite inferir que el cambio de patrones productivos global al que hacamos referencia,

    ha incidido de manera muy significativa en la actividad agropecuaria, al tiempo que los

    sectores productivos y de servicios de la ciudad no han podido absorber ese sobrante de

    mano de obra de manera eficiente7. Considerando que la desocupacin o precarizacin

    laboral, es un fenmeno estructural amparado por la ley de reforma laboral, sera ingenuo

    esperar que el sector privado, yendo a contramano de sus mayores posibilidades de

    rentabilidad, estuviese dispuesto a revertir esa realidad. Ese rol social, econmico y

    4 Ver Pipitone Ugo, El capitalismo que cambia.

    5 Una muestra de que se trata de un fenmeno nada coyuntural, es que se encuentra reconocido por

    todas las fuerzas polticas. El sexto informe de Deuda Social Argentina de junio de 2012, elaborado por

    los economistas Aldo Ferrer, Juan Llach y Agustn Salvia, y promovido por la Universidad Catlica

    Argentina, afirma que 6 de cada 10 argentinos estn en esta condicin; el sector de la CTA opositor al

    gobierno y liderado por Pablo Micheli, aseguraba en 2011 que ese margen era de un 53%; mientras que

    el propio INDEC, intervencin mediante, situaba el mismo piso en un 34,5% en el segundo trimestre del

    mismo ao.

    6 Ayacucho, una historia. Ed. Libros del espinillo. 2009.

    7 Un trabajo realizado por estudiantes de la Escuela de Educacin Tcnica n 1 de nuestra ciudad,

    plantea que de las casi 700.000 ha del partido, tan slo cerca de un 50% estn en posesin de

    Ayacuchenses, aspecto que consideran decisivo para que gran parte de la reinversin del capital

    agropecuario se fugue del mismo. Este es uno de los motivos que deja al Estado municipal como

    principal empleador y dinamizador de la economa local.

  • cultural debe entonces ser asumido por el Estado, tratando de revertir en trminos

    relativos la tendencia consolidada en el mercado laboral, y no renovando

    permanentemente las condiciones de marginalidad mediante parches asistenciales8.

    Como primera conclusin, planteamos que es urgente asumir las nuevas

    obligaciones y derechos que les fueron asignados a los municipios a medianos de los 90

    con la descentralizacin administrativa, sin que esto implique desconocer las dificultades

    que en trminos de recursos trajeron aparejadas. Segunda conclusin, queremos

    expresar que estas tres necesidades (tierra, trabajo y vivienda) pueden tener una atencin

    coordinada desde el Estado municipal si slo se asume con la responsabilidad de serlo. Y

    como tercera conclusin, desde el rea de Coordinacin de Asuntos Municipales,

    proponemos poner en marcha un proyecto estratgico territorial destinado a las

    localidades rurales del partido que posibilite un proceso de aprendizaje colectivo, capaz

    de promover un desarrollo comunitario sustentable, poniendo en practica un nuevo Estado

    con la responsabilidad de ser un actor dinamizador y motor de desarrollo local.

    Promocin y fomento al desarrollo comunitario de las localidades rurales

    A comienzo de la segunda mitad del siglo XX en la regin pampeana, se visualizan

    nuevos objetos tcnicos dando surgimiento al espacio mecanizado. Los objetos

    tcnicos, mecnicos, unen a la razn natural su propia razn, una lgica instrumental que

    desafa las lgicas anteriores (Miltn Santos, 86). De esta manera el progreso tcnico y el

    progreso social se unen en un nuevo discurso desarrollista en donde la mecanizacin, la

    vida en los pueblos y las ciudades, as como la educacin media y superior, ocupan un

    lugar privilegiado en el imaginario colectivo. La nocin de progreso reorganiza la

    explicacin de la evolucin econmica y social de la agricultura y de todas las actividades

    rurales.(Albaladejo, 2004).

    El progreso nacional que de la segunda mitad del siglo pasado, tuvo un perfil

    centralizador. En particular, en la nueva pampa agropecuaria segn la designacin de

    8 Recordemos que los planes sociales fueron una estrategia elaborada por el Banco Mundial, entidad que

    comprenda perfectamente el carcter estructural que pasara a adquirir la desocupacin en las

    condiciones de liberalizacin de capitales.

  • Albaladejo (2006), las ciudades cabeceras de los partidos/departamentos jugaron un rol

    importante de centros de servicios de esta nueva vida rural. La llegada de comercios,

    oficinas, profesionales, ocio, hizo que las ciudades expandan el proceso reorganizativo

    desterritorializador que tenia la modernidad, para los habitantes del espacio rural disperso

    y agrupados en localidades menores a 2000 habitantes.

    La revolucin verde, el boicot-desguace del sistema ferroviario nacional, los

    nuevos valores societales y la no posibilidad de viejos y nuevos servicios para los

    habitantes del espacio rural, condujo a sus localidades, llamadas estaciones ferroviarias, a

    vivenciar la idea mxima de la modernidad: conquistar al mundo rural e integrarlo

    lentamente a travs de los modelos de consumo y las relaciones funcionales que se

    estructuran a travs de la ciudad.

    La expulsin de los pequeos y medianos productores, el aumento de la

    concentracin de la tierra, la tecnificacin rural, los cambios en los sistemas productivos,

    la falta de trabajo y de oportunidades, la ausencia de servicios bsicos, a lo que se suma

    la falta de proyectos de desarrollo territorial rural focalizados en los pueblos rurales,

    profundizaron la desintegracin del tejido social rural. La crisis de los ramos generales, la

    reduccin de socios de los clubes sociales, y la partida de los habitantes a las ciudades,

    son ejemplos de ello.

    Nunca en la historia de nuestro pas como en la actualidad, existieron condiciones

    ms favorables para la vida en la zona rural, y nunca como en este ltimo cuarto de siglo,

    se produjo un xodo interno semejante hacia las zonas urbanas. Cuando hablamos de las

    condiciones favorables, nos referimos principalmente al acceso a servicios pblicos y

    privados, en tanto determinantes de las condiciones de vida generales de la poblacin:

    educacin primaria y secundaria; salas de primeros auxilios; agua potable; vas y medios

    de transporte; telefona celular; internet; televisin digital; gas envasado; mayor seguridad

    relativa; etc.

    Sin embargo, las fuerzas objetivas estructurales analizadas anteriormente

    (rentabilidad extraordinaria de la tierra, desocupacin y precarizacin laboral;

    concentracin oligoplica de los mercados), parecen haber ejercido una incidencia mucho

    ms decisiva, definiendo que tales avances sean disfrutados slo por pequeas porciones

    de la sociedad: en el campo hay cada vez menos gente, mientras que en las ciudades se

    propagan condiciones de hacinamiento y caresta cada vez ms difciles de contrarrestar.

  • Concretamente, la poblacin rural a nivel nacional, como un indicador que incluye a las

    localidades con menos de 2.000 habitantes9, disminuy en un 10% desde 1980 hasta la

    actualidad10.

    El partido de Ayacucho no constituyo una excepcin a esta regla general. Durante

    el mismo perodo, y basndonos nuevamente en datos recopilados por el profesor Pablo

    Zubiaurre, as como en otros extrados del INDEC, observamos que la proporcin de

    poblacin rural fue reducindose significativamente de forma escalonada, al tiempo que la

    poblacin del partido aument casi en un 10%. En 1981 la poblacin rural significaba un

    32,56%, con 5.971 habitantes de un total de 18.334. El ltimo censo realizado en 2010,

    arroj una cifra de poblacin total de 20.337 habitantes, y si bien los datos no estn an

    divididos entre la zona rural y la urbana, de acuerdo a una proyeccin realizada sobre los

    datos del censo de 2001, siguiendo la tendencia registrada, puede inferirse que la

    poblacin rural se a reducido a un 17%, contando con alrededor de 3.500 habitantes.

    Ahora bien, y para ser an ms grficos, es preciso comprender que si nos

    limitamos al comportamiento de la poblacin rural en trminos absolutos, la misma se

    redujo en 30 aos en una proporcin estimativa del 40%, an en el marco del crecimiento

    general registrado en el Partido.

    De esas 3.500 personas que habitan la zona rural, entre localidades y

    establecimientos rurales de campo adentro, hay un gran porcentaje que est conformado

    por familias trabajadoras en condicin de dependencia, cuyos jefes estn a cargo de

    estancias, puestos, o unidades medianas de produccin. Adems existe un porcentaje de

    peones rurales que son contratados espordicamente, aunque de estos ltimos hay

    tambin una gran proporcin que habita la planta urbana. Si bien no contamos con

    relevamientos que nos ayuden a precisar esta afirmacin, podemos apoyarnos en dos

    aspectos que la fundamentan: el primero es la experiencia concreta de estos meses en

    los que desde este rea, nos hemos ocupado de trabajar a la par de las poblaciones de

    las tres principales localidades rurales del partido y sus cuarteles respectivos. En este

    9 Situacin y Evolucin Social (Sintesis N4); INDEC., en

    http://www.indec.mecon.ar/glosario/textos_glosario.asp?id=41.

    10 La poblacin rural era en 1980 de 4.810.408 sobre un total de 28.094.000 habitantes; es decir un

    17,12%. Mientras que en 2011, dicha cifra disminuye al 7.53%, ya que de un total de 40.764.561, slo

    unas 3.071.341 personas forman parte de la misma. http://datos.bancomundial.org/pais/argentina.

  • tiempo pudimos observar, no slo la permanencia de estas expresiones del sujeto rural,

    sino tambin sus principales demandas e inquietudes. El segundo es un fenmeno que lo

    hemos definido como la tercera ola migratoria rural, que viene a suceder a la primera,

    de los grandes propietarios, y a la segunda, de los pequeos y medianos productores.

    Esta tercera ola migratoria se halla directamente relacionada al modelo productivo

    que impera a nivel mundial, que poco a poco va prescindiendo de la mano de obra

    tradicional y poco calificada asentada en el campo, al tiempo que aumenta su

    dependencia de profesionales y tcnicos en disciplinas como la agronoma y la gentica,

    o de contratistas en servicios rurales. Partidos ganaderos como el de Ayacucho, no se

    encuentran tan condicionados por este proceso, puesto que el modelo extensivo de cra

    no ha sido reemplazado totalmente, y las modalidades productivas de encierro con

    forrajes y feed lots, no tienen los efectos desplazadores de mano de obra que si posee la

    actividad agrcola. De todos modos, aunque menor en trminos relativos, el

    despoblamiento rural es una realidad incontrastable en Ayacucho, y su tendencia no es

    para nada alentadora. Por otro lado, hay un ltimo fenmeno casi natural que tambin

    incide en esta tendencia, y es el hecho de que al finalizar su etapa de la vida dedicada al

    trabajo, es decir, al salir de lo que se considera como la poblacin econmicamente

    activa, estos trabajadores jubilados y sus familias tambin se aprestan a instalarse en la

    ciudad.

    Pero cabe preguntarnos ahora por qu insistimos nosotros en ver al

    despoblamiento rural como un problema? En principio porque las condiciones de

    urbanizacin en el pueblo de Ayacucho reconocen lmites evidentes, por las propias

    condiciones fsicas del pueblo y sus adyacencias, los altos valores de los terrenos y los

    inmuebles y la escasez de los mismos. En segundo lugar porque un mayor equilibrio en la

    distribucin poblacional es un valor importante en s mismo que debera ser tomado en

    cuenta por cualquier poltica de Estado, mxime en un partido tan extenso, en el cul

    varios focos de mayor densidad de poblacin podran incidir de manera determinante en

    el intercambio y dinamismo de la estructura productiva en general. Y en tercer lugar,

    porque pretendemos cambiar el perfil del Estado municipal, puesto que se trata de un

    fenmeno real y concreto porque el mismo ha jugado un papel ausente en las localidades

    rurales.

    La razn fundamental de este proyecto se centrar en la importancia que se

  • vislumbra en las localidades rurales como un espacio clave para mantener, fortalecer y

    brindar bienes y servicios a los habitantes rurales y redefinir su lgica con el fin de

    comenzar a transitar un proyecto de desarrollo local comunitario. Alguno de los

    fundamentos en los que se realiza tal afirmacin son, poseen un patrimonio histrico y un

    acervo cultural con identidad propia; brindan bienes y servicios a los habitantes rurales,

    mantienen el equilibrio socio-espacial y por consiguiente promueven la integridad

    territorial. Como ejemplo de ello, es evidente el carcter estratgico que tiene en este

    sentido la localidad de Udaquiola, en el extremo norte del partido, a la misma distancia a

    la que podemos encontrar ciudades y pueblos vecinos como Rauch, Tandil o Las Armas.

    Con slo observar el mapa y el vaco territorial existente, puede uno comprender

    fcilmente cuan necesario es el rol administrativo, social, cultural y econmico de un

    pueblo en esa zona de la provincia.

    Ahora bien, parece un contrasentido hablar del despoblamiento rural como un

    fenmeno estructural ligado al excedente de mano de obra, y proponer una poltica que

    pueble las localidades rurales. Es decir con qu estructura productiva o de servicios,

    podran estas localidades albergar esa re-localizacin poblacional? Se necesitara una

    desproporcionada inversin econmica que no seducira a ningn capital privado y

    resultara inaccesible para el Estado municipal. Y aqu est uno de los puntos

    fundamentales de nuestro proyecto:

    No estamos pensando en re-localizaciones de poblacin que demanden tales

    preocupaciones sino de garantizar el derecho a cualquier habitante de poder vivir en estas

    localidades, puesto que hemos registrado que entre esos 3.500 pobladores rurales, no

    son pocas las familias que, de tener la oportunidad y por motivos diversos, se instalaran

    definitivamente en las localidades rurales del partido, de las cuales ya son habitantes

    temporales. Esos motivos estn en general contenidos por la enumeracin que hicimos

    anteriormente: dichas localidades cuentan con la mayora de servicios pblicos y privados

    con los que se puede contar en Ayacucho; muchas de esas familias tienen nios en edad

    de escolaridad; valoran el hecho de seguir perteneciendo a la misma comunidad de

    vecinos, as como la escala de poblacin y dimensiones de las localidades, su tranquilidad

    y su menor costo de vida11. De manera que si bien no podra revertirse en el corto

    11 Un aspecto que en la coyuntura adquiere un peso sustancial debido al conflicto generado por las

  • plazo el problema del despoblamiento rural, es seguro que una poltica de tierra y

    vivienda sustentable orientada hacia esas localidades y esos sujetos, que se

    transforman en los actores ms dinmicos del vivir y habitar el campo

    ayacuchense, ofrecera una mnima resistencia, al tiempo que aportara a otras

    soluciones estructurales.

    Consideramos desde este programa que las localidades rurales deben tener una

    consideracin estratgica, porque son objeto de problemas de primer orden en la etapa

    que atraviesa el pas, puesto que son el eslabn ms dbil en la larga cadena de hechos

    descriptos al inicio. Pero a su vez pueden ser fuente de algunas posibles salidas, desde la

    escala local en la que se piensan estas polticas pblicas. Si bien es cierto que las fuerzas

    que operan y las configuran desde el orden global tienen un poder incalculable, nosotros

    consideramos que las fuerzas locales pueden responder con sus propias potencialidades,

    porque contienen elementos diametralmente opuestos, con valores centrados en la

    solidaridad, la integracin y un espritu alt

    ruista. Esas son las fuentes que podremos exponenciar, si se adoptan polticas pblicas

    que generen un campo de accin propicio y alienten a la participacin colectiva.

    A nuestro modo de ver, esas polticas pblicas deben apuntar al desarrollo de

    cuatro ejes fundamentales, adems de los ya mencionados de tierra y vivienda:

    participacin, servicios, espacio pblico, y produccin.

    Participacin: Este eje ya ha sido desarrollado en su etapa inicial por medio de la

    creacin de las Juntas Vecinales Rurales, pero su consolidacin no ser posible sin un

    acompaamiento permanente que tenga en cuenta dos aspectos centrales: hacer

    efectivo su rol formal, ampliar el arco de sus potestades y regularizacin de la

    tierra. El primer punto implica no defraudar en relacin a las inquietudes que surjan de las

    juntas, de modo que su existencia no empiece a ser vista como una cscara sin

    contenido. Aunque ms all de que existan o no esas respuestas, el nfasis sobre la

    posibilidad de peticionar ante las autoridades ya implica un empoderamiento relativo de la

    sociedad. El segundo punto apunta a proyectar una democracia participativa ms

    sofisticada, y debe pensarse como un objetivo de mediano plazo basado en la autonoma

    precarias condiciones del transporte pblico escolar.

  • poltica y autogestin de recursos.

    Servicios: Este punto es no menos importante y tiene cierta relacin con el anterior.

    Hablamos no slo de accesos, salas de primeros auxilios y plantas potabilizadoras, sino

    de aspectos troncales de la sociedad moderna como el acceso a internet y la telefona

    celular. El problema radica en que la lgica de la demanda que mueve a las grandes

    empresas prestatarias, no vuelve tentadores esos pequeos mercados, por lo cul el rol

    del Estado es an ms determinante. Esta ley bsica, segn la cual el capital no invierte

    donde no hay mercado, puede subsanarse en parte si se generan las condiciones para

    mejorar ese mercado. La relacin con el punto de la participacin, est en la necesidad

    de incluir a las Juntas Vecinales Rurales en las negociaciones con esas empresas,

    mientras que la poltica anterior destinada a poblar dichos pueblos, puede mejorar la

    atraccin de las grandes empresas. Por otra parte, las localidades tienen necesidades de

    orden cotidiano que pueden resolverse sin depender del municipio, con el slo

    aprovisionamiento de herramientas e infraestructuras bsicas.

    Espacio pblico: la recuperacin y el mantenimiento del espacio pblico son dos

    componentes principales de cualquier poltica municipal. Pero este carcter suele

    debilitarse cuando se trata de las localidades alejadas de la cabecera del partido. Las

    localidades rurales merecen este derecho y la nica manera de garantizarlo es

    mediante una asignacin de recursos y personal, que no dependan del ritmo de las

    acciones en Ayacucho. Plazas pblicas, parques, paseos, Estaciones ferroviarias, as

    como clubes y espacios de fomento cultural, son elementos del paisaje que armonizan el

    quehacer cotidiano y las relaciones sociales en general, de modo que fomentarlos y

    sostenerlos no puede ser entendido como una opcin secundaria y susceptible de

    aplazarse en el tiempo. Y este razonamiento solo se materializar si los propios

    protagonistas de su falta se ocupan por su puesta en marcha.

    Produccin: hablar de la produccin en las localidades rurales, debe promovernos

    a elevar las expectativas por encima de su forma tradicional. En definitiva, el desarrollo de

    esta ltima ha derivado en la actual situacin. Nosotros consideramos que dos insumos

    que aportaran a esta ampliacin del horizonte, seran la agricultura familiar y el turismo

    rural. El fomento y sostenimiento de la primera, garantizara fuentes de trabajo genuinas,

    un trato cordial con la naturaleza, acceso a alimentos de calidad para todos los habitantes

    del partido, y posibilidad de extender cadenas de valor, entre otros beneficios. El segundo,

  • an poco experimentado en nuestro partido, tiene gran potencialidad si se tienen en

    cuenta las caractersticas histricas, culturales, tradicionalistas y autnticas de Ayacucho.

    Tierra y vivienda: Sumergidos en la dinmica de las localidades rurales del partido,

    la disponibilidad de viviendas dignas es igual o peor que en la ciudad cabecera. Frente a

    ello, debido al dficit de viviendas y hacinamiento y deseos de ms de 50 familias de

    habitar en las localidades rurales, es imprescindible proyectar un plan habitacional.

    La idea de vivienda sustentable deviene de su relacin con el Ser humano y con

    el hbitat en el que se instala. Con el primero, porque la vivienda es, ante todo un derecho

    humano social, tiene la finalidad de guarecer a las personas y proporcionar un ambiente

    sano y confortable, y debe conformarse en relacin a sus propias necesidades. Con el

    segundo, porque todos estos fundamentos deben defenderse en armona con el espacio

    circundante, tanto en trminos ambientales como culturales. Estamos convencidos que

    todas estas condiciones, sumadas a la conveniencia econmica, pueden ser cumplidas a

    la perfeccin por las viviendas en tierra cruda, por lo cul nos disponemos a sumar esta

    alternativa como una forma de solucionar esta problemtica.

    Una poltica de Vivienda sustentable debe contar, al menos, con tres vas de

    aplicacin. Primero el fomento y la difusin de tcnicas para la autoconstruccin, as

    como la formacin prctica complementaria. Esta alternativa es la que mejores beneficios

    aporta en trminos econmicos, adems de consolidar un sentido de pertenencia e

    identificacin con nuestro espacio vital, que debe leerse en trminos de apertura de los

    patrones culturales y filosficos de la idea de vivienda. Segundo, es necesario aportar a

    una poltica de reconstruccin del patrimonio histrico y cultural de nuestra regin,

    mediante la puesta en valor de la gran cantidad de ranchos de nuestro partido, los

    cuales luego de un siglo siguen en pie sobre la llanura. Tercero, es importante contar con

    una poltica ms estandarizada en funcin de dar respuesta al derecho social

    fundamental, desde esta nueva concepcin. Sobre esta tercera va de aplicacin,

    desarrollaremos una fundamentacin ms elaborada, puesto que se vincula directamente

    con nuestra poltica hacia las localidades rurales, as como con la problemtica del

    trabajo.

    El Estado municipal tiene la posibilidad concreta de ofrecer a estas familias, una

    alternativa de construccin natural, sustentable y conveniente, tanto desde el punto de

    vista de la calidad de vida como desde el punto de vista econmico. Y lo que es an ms

  • importante, puede hacerlo de manera planificada, partiendo del inters que muestren los

    pobladores potenciales de las localidades rurales, con la proyeccin de trabajar sobre

    posibles cambios subjetivos en el plano de la conciencia, sobre la relacin con el entorno,

    las formas de vincularnos con la naturaleza y de entender la formacin del hbitat que nos

    rodea.

    Al momento de planificar la construccin de viviendas, el Municipio cuenta con la

    ventaja de la experiencia que ya se est realizando, en la construccin de la casa de

    Marta Gigante en el barrio La Feria o la reconstruccin de ranchos en La constancia. Para

    estas ltimas experiencias se pusieron en prctica tcnicas menos estandarizadas de

    construccin, como la quincha, que deben ser tenidas en cuenta sin dudas para

    peticiones de casos aislados, pero que dan menos posibilidades para planificar la puesta

    en funcionamiento de una adobera y ladrillera municipal.

    La casa de Marta Gigante, es un desafo interesante porque pone a la construccin

    natural en un plano de igualdad en la arena del sentido comn, adems de contener los

    aspectos relativos al sustento filosfico de la misma.

    Respecto de la conveniencia y sustentabilidad econmica del proyecto y su

    potencialidad como poltica pblica, podemos decir que como desprendimiento de la

    experiencia de construir la casa de Marta Gigante, surgieron algunas conclusiones

    interesantes para tener en cuenta. La primera est relacionada a los costos de

    produccin, los cules estn muy por debajo de la construccin convencional, permitiendo

    disminuir prcticamente a la mitad el valor final de una casa terminada. La posibilidad que

    tenemos es la de asumir una poltica pblica, que ofrezca el acceso a una vivienda de

    72m2 con un costo de $50.000, al tiempo que genera un proyecto productivo con una

    incorporacin mnima de tres trabajadores de manera estable.

    Ms all de que esta posibilidad pueda o no incorporarse a las viviendas sociales

    que ofrece el Municipio, la misma est incorporada en este Programa con una perspectiva

    de poltica pblica ms amplia. Una vez asumida la viabilidad del proyecto, es para

    nosotros fundamental tener en cuenta que la produccin de viviendas no tiene porque

    asumir un carcter estandarizado y completamente impersonal, sino que por el contrario,

    el Estado debe asumir la responsabilidad de congraciarse con los deseos y las

    expectativas de los adjudicatarios, en lugar de imponer un modelo que se justifique slo

    en trminos econmicos.

  • En resumen, el Partido de Ayacucho arrastra desde hace ms de tres dcadas un

    fenmeno estructural que lo excede, en responsabilidad y alcance, como es el

    despoblamiento rural; al mismo tiempo, un relevamiento informal y no exhaustivo en los

    ltimos meses nos ha mostrado la predisposicin de varias familias a instalarse y

    proyectar sus vidas en alguna de las localidades rurales: La Constancia, Udaquiola y

    Solanet; estas familias ya poseen un trabajo formal en los cuarteles y zonas aledaas a

    dichas localidades; para el caso de Udaquiola, este hecho resulta ms relevante en

    trminos relativos, debido al vaco territorial que puede verificarse en esa porcin de la

    provincia; al mismo tiempo, el Municipio se encuentra ante la posibilidad latente de

    recuperar una serie de tierras aledaas a dichas localidades, que para el caso particular

    de Udaquiola, estaban destinadas originalmente a la ampliacin del pueblo.

    Por lo cual, lo que nosotros pretendemos poner en prctica mediante este

    presupuesto, es la primera etapa de un plan de vivienda sustentable que ofrezca un

    paquete de vivienda y terreno (previa tasacin fiscal de los mismos), en el que las citadas

    familias habitantes del espacio rural tengan prioridad. Tal poltica debera contar con un

    adecuado anlisis sobre el ingreso de dichas familias, a fin de que exista la posibilidad de

    proyectar un plan de pagos de cuota social adecuado; al mismo tiempo, esta opcin

    significara la generacin de mano de obra genuina para una cuadrilla de, al menos, cinco

    trabajadores, para la adobera y la construccin de las casas.

    El proyecto tiene en cuenta de este modo, una forma de implementar una poltica

    que no le signifique al municipio un desembolso inusitado de recursos, puesto que se slo

    del 1% del presupuesto total, mientras que los ladrillos de adobe significarn un ahorro

    muy importante. Por otra parte, la adobera municipal le significara al Estado la posibilidad

    concreta de realizar los contratos de trabajo a los trabajadores subsidiados que

    actualmente estn trabajando en la construccin natural, con lo cual sera ms que

    justificada la inversin en esa mano de obra.

    En relacin a los ejes de la tierra y la produccin, concluimos adems que las

    transformaciones productivas que se observan en el espacio rural argentino por el

    impulso de un modelo agrario especializado en oleaginosas (soja) para las necesidades

    del comercio exterior con sus respectivas consecuencias como el xodo rural, expulsin

  • de pequeos y medianos productores, sustitucin de cultivos tradicionales curinarios,

    deterioro del medio ambiente, presencia de las cadenas oligoplicas agroalimentarias, y

    sumado al proceso inflacionario actual han generado que un sector importante de la

    sociedad no puedan acceder a una alimentacin rica y variada en su dieta. Frente a ello,

    el estado municipal asume la responsabilidad de cristalizar y poner en prctica una

    poltica de soberana y seguridad alimentaria.

    Recuperando la definicin de Soberana y Seguridad Alimentaria elaborada por la

    organizacin Va Campesina, asumimos la obligacin y el derecho ...de los pueblos a

    definir sus propias polticas y estrategias sustentables de produccin, distribucin y

    consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentacin para toda la poblacin,

    con base en la pequea y mediana produccin, respetando sus propias culturas. El

    acceso a la alimentacin no debe ser considerada como una compensacin asistencialista

    de los gobiernos o una caridad de entidades pblicas o privadas, nacionales o

    internacionales.

    Por ello, el presente programa fomentar y proyectar una agricultura con muchos

    agricultores familiares tanto en las localidades rurales como en la ciudad cabecera,

    concibiendo a los agricultores familiares como actores estratgicos para generar riqueza y

    comenzar a transitar los mltiples procesos necesarios, para desencadenar los primeros

    grmenes del desarrollo comunitario local.

    Para finalizar, sentimos que es necesaria una poltica descentralizadora para

    comenzar a subsanar y resolver los problemas estructurales por la ausencia del Estado

    para con las localidades rurales.

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