Propuesta de Modelo para la Gestión del Conocimiento en el Aula Físico-Virtual
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Carrasco J.
PROPUESTA DE MODELO PARA LA GESTIÓN DEL
CONOCIMIENTO EN EL AULA FÍSICO-VIRTUAL.
José Luis Carrasco1
RESUMEN
El siguiente artículo pretende ofrecer una visión preliminar de aquellos aspectos que debieran ser
considerados para proponer un modelo de gestión del conocimiento en el aula físico-virtual, que
promueve el rol del docente del siglo XXI, facilitando la comunicación presencial-virtual entre
alumnos y docentes, el desarrollo de destrezas y la inteligencia colectiva.
DESCRIPTORES: TIC, gestión del conocimiento, aula física, aula virtual, Estándares TIC.
ABSTRACT:
The following article aims to offer a preliminary vision of the aspects that should be consider to
propose a knowledge management model in both a physical classroom and a virtual classroom.
This model promotes the role of the 21st century teacher and eases communication between
students and teachers, the development of students' abilities and collective intelligence.
KEYWORDS: ICT, Knowledge management, physical classroom, virtual classroom, IT
standards.
1. IDEAS PRELIMINARES
1 José Luis Carrasco Sáez. Estudiante Magíster en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento. Universidad Católica de la Santísima Concepción, 2012.
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“Yo hago un esfuerzo fantástico para ser un
pedagogo revolucionario, y no sé si lo soy todavía,
pero lucho para serlo”. (Freire, 1987).
Este artículo tiene que ver más con interrogantes y desafíos, que con respuestas o afirmaciones.
La experiencia de trabajo, primero como docente formado bajo la cátedra tradicional, y como
responsable de trabajar con alumnos que nacieron con la tecnología, me llevó a cuestionar cómo
estaba desempeñando el rol de docente. ¿Era necesario convertirme en repetidor de contenidos
que hoy se pueden encontrar en internet?, ¿estaba dando un uso con sentido a las Tecnologías de
Información y comunicación (TIC)?, ¿cuáles eran las destrezas que quería que mis alumnos
desarrollaran?
Esas preguntas fueron el punto de partida para entender que sin una metodología o un modelo a
seguir, que permita primero que los alumnos desarrollen destrezas, el uso de las TIC no tiene
mayor sentido. Más aún, si tomamos en consideración que estamos exigiendo que los docentes
que ya tienen problemas para trabajar en el aula física, ahora, utilicen las TIC, como sea, porque
es la moda, porque es un indicador que sirve para las estadísticas, etc.
Más de alguna vez he escuchado que los jóvenes están inquietos en el aula. Los docentes se
quejan porque no saben qué hacer para que estos nativos digitales los escuchen, y salgan de
Facebook, Twitter o la plataforma de moda.
Pues bien, ¿cómo puede el docente en el aula físico-virtual, transformarse en un gatillador de
destrezas, en un líder de la inteligencia colectiva, en el gestor del conocimiento, si nadie le ha
dicho como hacerlo?
Por supuesto, no es una respuesta fácil, pero es un desafió interesante, tratar de desenmarañar lo
que sucede en el aula, y tratar de orientar a aquel docente que sabe que su rol es formar
ciudadanos para el siglo XXI, y no, ser meros repetidores de contenidos, o como decía Paulo
Freire: enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su propia
producción o construcción. (Freire, 2004).
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El docente de hoy tiene que entender que si o si, debe moverse en el aula físico-virtual. No
hacerlo, significaría no comprender lo que está sucediendo a su alrededor. Reitero que hacer
propia esta comprensión, trae aparejadas otras interrogantes. Menciono algunas como ejemplo:
¿Cómo se aprende en el espacio virtual? ¿Cómo aprenden los docentes en el mundo virtual?
¿Existe alguna metodología que ampare modalidades virtuales como el Blended Learning (B-
Learning), E-Learning, T-Learning, Personal Learning Environment (PLE)? ¿Cómo gestionar el
conocimiento en el aula?, ¿Cómo se mide la efectividad del aprendizaje en el mundo virtual?
¿Qué barreras debemos sortear primero cuando trabajamos con alumnos carenciados en el mundo
real? ¿Dónde y cuándo, debo incorporar las TIC? ¿Cuál es el papel del docente en el aula virtual?
Los estilos de aprendizaje en el aula física, ¿se repiten en el aula virtual? ¿Cómo evalúo en el
mundo virtual? ¿Cómo incorporo metodologías activas de aprendizaje en el aula física que den
oportunidad a todos los alumnos?
Los siguientes capítulos pretenden dar luces sobre estos temas, para luego ser insumos que sirvan
para sentar las bases de una propuesta de modelo metodológico para la gestión del conocimiento
en el aula físico-virtual.
1. ROL DE LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA ESCUELA.
El concepto de gestión del conocimiento, paradójicamente no surgió de las aulas, sino más bien,
del sector empresarial privado. Creo que esto en parte puede entenderse por los paradigmas que
hasta el día de hoy siguen arraigados en la práctica docente y en el proceso de aprendizaje, que
básicamente tienen que ver en el enfoque tradiconal, centrado en el docente, basado en el eñseñar
más que en el aprender.
La Figura 1, ilustra el enfoque tradicional, centrado en el docente. Al respecto, la UNESCO
(2004), en su documento “Las tecnologías de la información y la comunicación en la formación
docente, Guía de planificación”, señala que en este enfoque el profesor es el experto y es quien
transmite la información a los alumnos. En términos conceptuales, se trata de un modelo unívoco
de aprendizaje, en el que el profesor se entiende como un “depósito” de conocimientos que deben
transmitirse a los estudiantes.
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Figura 1: Modelo de aprendizaje de Transferencia de Información
Fuente: UNESCO, 2004.
Algunas de las premisas con respecto al aprendizaje bajo este enfoque, son las siguientes:
Aprender es difícil. No se concibe la idea de que los alumnos aprendan jugando y divirtiéndose.
El Aprendizaje se basa en un modelo centrado en el déficit. Es más fácil identificar las
deficiencias y las debilidades, que las potencialidades y habilidades del alumno. No hay espacio
para los nuevos tipos de alumnos. Bruer (1993), en su libro “Escuelas para pensar”, señala que:
Muy pocas veces se ha considerado la idea de adaptar los métodos de enseñanza escolar a nuevos
tipos de alumnos; todos los esfuerzos se han centrado en adaptar a los alumnos de modo que encajen
dentro de los esquemas de las escuelas. Por otra parte, las concepciones que subyacen en torno a la
motivación, el lenguaje y el desarrollo conceptual de los alumnos pobres, han militado en contra de
ofrecer una educación basada en el pensamiento y han favorecido un programa de estudios de bajo
nivel, concreto, fragmentado y enfocado en habilidades básicas.
El aprendizaje es un proceso de transferencia y recepción de información . Muchos
profesores invierten gran parte de la clase en entregar conocimiento que los alumnos lugo deben
reproducir, y no, en producir nuevo conocimiento.
El aprendizaje es un proceso individual / solitario. No se promueven actividades donde los
alumnos puedan pensar y crear, más bien se incentivan actividades repetitivas centradas en la
memorización de contenidos.
El aprendizaje es un proceso lineal. No se promueve la búsqueda de más de un camino de
solución para resolver un problema o llegar a un resultado.
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Está claro que este paradigma disminuye la posibilidad de lograr otro tipo de destrezas en los
estudiantes, ya que se centra en la transmision de conocimientos, mermando el trabajo
colaborativo, la producción de nuevo conocimiento, y el capital intelecutual de quienes
componen una entidad educativa.
Entonces, ¿qué rol deben cumplir las instituciones de educación en la gestión del conocimiento?
Minakata, (2009), comenta que:
Estas dinámicas plantean un dilema a las escuelas: o se transforman en organizaciones que
aprenden, abiertas y relacionadas con contextos, problemas, escenarios sociales y productivos; o
bien, se anquilosan como instituciones obsoletas y dislocadas de las dinámicas de la sociedad del
conocimiento. Esta disyuntiva se plantea también a los profesores: o se incorporan a las dinámicas
de cambio y pasan de ser los que enseñan a ser los que aprenden en el proceso de enseñar; de ser
quienes practican una enseñanza de forma individual a quienes enseñan y aprenden de forma grupal
y colaborativa; de ser quienes enseñan centrados en contenidos a ser quienes facilitan y conducen la
construcción de aprendizajes situados, significativos y reflexivos, o vivirán los efectos de su
obsolescencia e inadecuación como formadores en la sociedad del conocimiento, con el
consiguiente vacío de significado profesional social y personal..
El mismo autor propone cuatro cuestiones necesarias para avanzar en la construcción y discusión
de la gestión del conocimiento en las escuelas:
a) ¿Qué elementos integran el campo de la gestión del conocimiento?
b) ¿Cómo se establece la gestión del conocimiento en el ámbito educativo y en las escuelas?
c) ¿Qué constituye una gestión del conocimiento de las escuelas como aprendizaje organizativo?
d) ¿En qué ámbitos de la organización y las prácticas escolares se puede instaurar una gestión del
conocimiento, con potencial para generar las transformaciones necesarias para que se conviertan
en instituciones de la sociedad del conocimiento?
De lo anterior se desprende que las escuelas deben asumir un nuevo rol, que además se justifica
según Dussel (2010), por la constatación de los siguientes cambios que vienen sucediendo en el
aula:
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a) Cambios en la organización pedagógica del aula: La proliferación de las computadoras y
netbooks como artefactos tecnológicos permanentes en el aula, con sus pantallas individuales y
su conexión en red, suponen una redefinición del aula como espacio pedagógico. Es difícil
sostener la enseñanza frontal, simultánea y homogénea, en un contexto de tecnologías que proponen
una fragmentación de la atención y recorridos más individualizados según el usuario.
b) Cambios en la noción de cultura y de conocimiento: La escuela es una institución de
transmisión cultural organizada en cierto momento histórico –la modernidad de fines del siglo
XVIII y XIX en torno a una idea de cultura pública y con el predominio del pensamiento
racional, reflexivo y argumentativo. Se estructuró en base a marcos de conocimiento
disciplinados, representados sobre todo por la ciencia moderna, pero también por las lenguas, la
historia y el pensamiento lógico-matemático, que tenía una jerarquía superior al saber popular y que
estaba centralizado, es decir, decidido por autoridades centrales (el Estado, el maestro, la autoridad
científica que garantizaba el estatuto de verdad de ese conocimiento). Se basó sobre todo en la
cultura impresa, con un eje definido en la escritura a la que se consideraba el indicador del
pensamiento intelectual más sofisticado. (Area, 2001).
c) Cambios en la forma de producción de los conocimientos: los nuevos sistemas de autoría:
Las tecnologías digitales permiten un tipo de producción del conocimiento que se distingue de lo
anterior por algunas características particulares: integran modos de autoría distintos (audio, video,
texto) y permiten exhibir el trabajo en distintos soportes y plataformas, para distintas audiencias
(Burn, 2009). Esto es posible porque la digitalización permite convertir en bits “equivalentes e
intercambiables” sonidos, palabras e imágenes, y la red los hace circular a audiencias que quizá ni
siquiera imaginamos”.
No cabe duda que el desafío para las escuelas no es menor. Pasar de establecimientos centrados
en transmitir conocimiento, a centros donde el conocimiento se construye y se gestiona
colaborativamente, con el fin de fomar ciudadanos que tengan opinión y sean partícipes de las
transformaciones de su entorno.
2. DESTREZAS DE DOCENTES Y ESTUDIANTES DEL SIGLO XXI: NATIVOS
DIGITALES V/S INMIGRANTES DIGITALES.
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Hoy Chile, va en vías de democratizar el acceso a las TIC. Recientes estudios demuestran que
somos uno de los países con el mayor Indicador de la Sociedad de la Información (5,89 puntos), y
uno de los que más utiliza las redes sociales en Latinoamérica.
(http://www.mundoenlinea.cl/noticia.php?noticia_id=24240&categoria_id=60 ).
Sin embargo, este logro trae aparejado otro desafío no menos importante, la nueva brecha de hoy
tiene que ver con el uso que se da a las TIC. Por ejemplo, la prueba SIMCE TIC 2011, concluye
que sólo el 3% de los alumnos de segundo medio, utilizan estas herramientas de manera eficiente
para aprender. (Mineduc, 2011).
Este dato no deja de ser preocupante, puesto que demuestra que existe un grupo importante de
alumnos que no cumplirían estándares mínimos para ser considerados estudiantes del siglo XXI.
Por lo tanto es válido preguntarse que está sucediendo en las escuelas de la sociedad del
conocimiento y que deberían gestionar conocimiento. ¿Han asumido un rol protagónico para
comprender que la gestión del conocimiento podría transformarse en un eje central de su
evolución, pasando de ser centros de contenidos a centros de creación de conocimiento?
Pero, ¿quiénes son estos alumnos que según el SIMCE TIC, “reprueban”, los estándares
previamente definidos por ellos, que permiten saber si un alumno es o no, competente en el uso
de las TIC? Partamos viendo cuáles eran esos estándares. Según el Minsiterio de Educación, el
objetivo de esta evaluación es determinar el nivel de desarrollo de las habilidades TIC para el
aprendizaje que han alcanzado los estudiantes del sistema escolar chileno; y conocer los factores
individuales y de contexto que pudiesen estar relacionados con el rendimiento de los estudiantes
en la prueba SIMCE TIC (Mineduc, 2011). Estas habilidades son muy similares a las
competencias TIC que en el año 2010, fueron propuestas por la OCDE (2010) en su artículo
“Habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del nuevo milenio en los países
de la OCDE”. La siguiente figura muestra las competencias y habilidades que fueron evaluadas
en el SIMCE TIC 2011.
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Figura 2: Competencias TIC del siglo XXI.
Fuente: Mineduc, 2011
Todos los estudiantes que rindieron este examen nacieron despues de 1980. Prensky (2001), en su
artículo “Nativos digitales, Inmigrantes digitales”, los denominó “nativos digitales”; puesto que
nacieron con la tecnología, y es parte de sus vidas. Entonces, ¿cómo se explica que sólo el 3% de
los alumnos de segundo medio utilizan estas herramientas de manera eficiente para aprender?,
¿dónde está el problema?, ¿serán los nativos digitales para quiénes la tecnología es algo natural?,
o ¿nosotros que hemos debido adecuarnos a las TIC? Prensky, nos da luces al respecto: “Nuestros
instructores inmigrantes digitales, quienes hablan un lenguaje desactualizado (el de la era
predigital), están luchando para educar una población que habla un lenguaje completamente
nuevo.” Creo que parte de la explicación puede estar dada por los siguientes factores:
a) ¿Todos los nativos digitales, son “Nativos digitales, por derecho propio?.
Gértrudix, Durán, Gamonal, Gálvez y García (S/F), en su artículo “Una taxonomía del término
“nativo digital”. Nuevas formas de relación y de comunicación”, sostienen que de acuerdo a los
diferentes estudios que se han realizado hasta la fecha, no parece probable garantizar que todos
los sujetos que llamamos “nativos digitales” posean las características que definen a éstos.
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b) ¿Sabemos realmente quiénes son nuestros alumnos nativos digitales que habitan en las
aulas de clase?
Al respecto Gértrudix ét al (S/F), señalan que una característica preponderante del joven actual, y
por lo tanto “nativo digital”, es su forma de relacionarse:
El hecho de ser del mismo target de edad no es tan relevante como estar en el mismo nivel
comunicativo, es decir; conocer los mismos códigos y sistemas de comunicación que viabilicen un
tipo de relación. Los jóvenes tienen una coraza no visible que resulta complicada romperla a no ser
que se conozcan las claves. El reconocimiento, el respeto, la relevancia, aparecen como elementos
capitales para poder ser oído, para que la comunicación sea eficaz.
Las principales teorías y denominaciones existentes en la literatura, y que son atribuibles al
nativo digital, se presentan a continuación.
Figura 3: Teorías y denominaciones atribuibles al nativo digital
Fuente: (Gértrudix, ét al, S/F).
Ya no es incorrecto afirmar que hay diferencias en el aula entre profesores y alumnos, en el
acceso y uso de las TIC.
Prensky (2001), ya daba luces sobre esta afirmación. Decía que efectivamente hay diferencias
entre estudiantes nativos digitales y profesores inmigrantes digitales. Para hacer frente a esta
realidad, propone que los profesores modifiquen dos cosas: la metodología y el contenido.
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Modificar la metodología permitirá que los profesores aprendan a comunicarse en la lengua y el
estilo de sus alumnos.
Para él, existen dos tipos de contenido, el heredado y el futuro. El contenido heredado se
refiere a la comprensión de textos e ideas del pasado. Todo lo que podemos encontrar en nuestro
plan de estudios. El contenido futuro en cambio, es digital y tecnológico. Es muy atractivo para
los alumnos ya que incluye software, hardware robótica, nanotecnología; sin dejar de lado la
ética, la política, la sociología y los idiomas.
El gran desafío que plantea Prensky (2001), es que como educadores debemos enseñar el
contenido pasado y el contenido futuro, en el idioma de los nativos digitales.
Al respecto, pienso que la gran tarea del profesor inmigrante digital es la de educar, guiar y
motivar al nativo digital, para que produzca y gestione conocimiento, apoyado en el uso de la
tecnología.
Estándares de desempeño TIC para profesores en Chile.
¿Qué estamos haciendo en Chile para que nativos e inmigrantes digitales, que en apariencia
parecen dos mundos distintos, se encuentren? Una respuesta podría ser el desarrollo de estándares
TIC para la docencia. Existen variadas definiciones para entender lo que es un estándar de
desempeño. Por ejemplo, el Ministerio de Educación de Chile (Mineduc, 2011), lo define como
un conjunto de descripciones que permiten caracterizar el desempeño de un docente cuando usa
las TIC en su práctica educativa y en su quehacer profesional.
Sin embargo, sugiero utilizar la definición que propone la Fundación Omar Dengo (S/F), de
Costa Rica, en su propuesta de “Estándares de desempeño de estudiantes en el aprendizaje con
tecnologías digitales”, donde definen un estándar como la descripción de las expectativas de
aprendizaje. Los estándares de desempeño de los estudiantes en el aprendizaje con tecnologías
digitales, especifican qué se espera que éstos sepan acerca de las tecnologías digitales, para
aprovecharlas en sus procesos de aprendizaje y continuar aprendiendo a lo largo de la vida.
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Volviendo a Chile, Mineduc (2011), a través del programa enlaces, publicó un documento que
representa una carta de navegación con respecto a las competencias y estándares TIC para la
profesión docente en nuestro país.
En este estudio, se entrega la siguiente definición de lo que se entenderá por competencia. “Se
entienden las competencias como sistemas de acción complejos que interrelacionan habilidades
prácticas y cognitivas, conocimiento, motivación, orientaciones valóricas, actitudes,
emociones que en conjunto se movilizan para realizar una acción efectiva.” (Mineduc, 2011). La
visión general de competencias TIC propuestas, se agrupa en cinco dimensiones:
1. Dimensión Pedagógica.
2. Dimensión Técnica o Instrumental.
3. Dimensión de Gestión.
4. Dimensión Social, Ética y Legal.
5. Dimensión de Desarrollo y Responsabilidad Profesional.
Luego, cada una de estas dimensiones se desglosan en competencias y criterios, para finalmente,
establcer el estándar.
Figura 4: Mapa de Competencias TIC para la Profesión Docente.
Fuente: Mineduc, 2011.
Antes de adscribirse a algún estándar, el docente debe, en primer lugar, reflexionar sobre su
trabajo en el aula, porque allí es donde se produce la verdadera transformación. Luego, debe
buscar en su entorno las estrategias para desarrollar estándares y ambientes de aprendizaje, que
contribuyan a que estos dos mundos separados por la edad y la tecnología, se encuentren.
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Por eso, la interrogante que viene ahora es ¿cómo hacemos para que los docentes mejoren su
práctica, incorporando y desarrollando destrezas que les permitan dominar estos estándares?
¿Quién les enseña a aprender y trabajar colaborativamente con TIC?
La respuesta a esta interrogante va de la mano con la metodología, ya que si bien, los estándarers
TIC son importantes, no tendrán mayor relevancia e impacto si antes no apoyamos a nuestros
docentes para que cambien su modo de enseñar. Como bien dice Prensky (2008), en su artículo
“El papel de la tecnología en la enseñanza y en el aula”:
Antes de que podamos introducir con éxito la tecnología en nuestros colegios, tenemos que dar un
un paso previo. Tenemos que conseguir que nuestros profesores –sea lo difícil que sea en algunos
casos— dejen de dictar la clase, y empezar a permitir a los chicos que aprendan por sí mismos. En
vez de llegar con clases que empiezan con “Estas son las tres causas de [lo que sea], por favor
tomen apuntes”, tienen que decir “hay tres causas principales de [lo que sea]. Tienen 15 minutos
para encontrarlas con su tecnología, y después discutiremos sobre lo que han encontrado.
Ya hemos definido como país, los estándares TIC para docencia; ahora necesitamos construir las
directrices que nos permitan incorporar metodológicamente estos estándares en las facultades de
educación, en el equipo directivo de las escuelas, en los profesores y en las aulas de clase.
3. TEORIAS, ESTILOS DE APRENDIZAJE, ESTILOS DE ENSEÑANZA Y TIC
En el aula física conviven alumnos que provienen de diferentes realidades sociales y económicas,
que usan la tecnología de manera natural. Estos factores han influido en la percepción que éstos
tienen del ambiente y/o realidad que los rodea, y en su forma de aprender.
Seguramente, las teorías de aprendizaje más populares: conductismo, cognitivismo y
constructivismo, fueron importantes en una época donde nuestos estudiantes no habian sido
influenciados por la tecnología. ¿Son suficientes estas teorias para dar respuesta a los cambios de
la sociedad actual, aquella donde el conocimiento crece exponencialmente, y nuestros estudiantes
desarrollan nuevas formas de comunicación y de aprendizaje no lineal, de manera formal e
informal?
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George Siemens (2004), en su artículo: “Conectivismo, una teoría de aprendizaje para la era
digital”, plantea que estas teorías clásicas tienen algunas limitaciones, ya que se centran en el
hecho de que el aprendizaje ocurre dentro de una persona. Incluso los enfoques del
constructivismo social, los cuales sostienen que el aprendizaje es un proceso social, promueven el
protagonismo del individuo (y su presencia física, es decir, basado en el cerebro) en el
aprendizaje. Estas teorías no hacen referencia al aprendizaje que ocurre por fuera de las personas.
El autor manifiesta que muchos de los procesos manejados previamente por las teorías de
aprendizaje (en especial los que se refieren al procesamiento cognitivo de información) pueden
ser ahora realizados, o apoyados, por la tecnología. Igualmente, afirma que saber cómo y saber
qué, están siendo complementados con saber dónde (la comprensión de dónde encontrar el
conocimiento requerido).
Así como las teorías de aprendizaje tradicionales parecieran no dar el ancho para explicar los
cambios que hoy experimentamos; ¿es posible pensar que los estilos de aprendizaje también han
sido influenciados debido al uso de las TIC?
Woolfolk, (1996), argumenta que:
El término estilo de aprendizaje se refiere al hecho de que cada persona utiliza su propio método o
estrategias para aprender. Aunque las estrategias varían según lo que se quiera aprender, cada uno
tiende a desarrollar ciertas preferencias o tendencias globales, tendencias que definen un estilo de
aprendizaje. Son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores
relativamente estables de cómo los alumnos perciben interacciones y responden a sus ambientes de
aprendizaje, es decir, tienen que ver con la forma en que los estudiantes estructuran los contenidos,
forman y utilizan conceptos, interpretan la información, resuelven los problemas, seleccionan
medios de representación (visual, auditivo, kinestésico), etc. Los rasgos afectivos se vinculan con
las motivaciones y expectativas que influyen en el aprendizaje, mientras que los rasgos fisiológicos
están relacionados con el género y ritmos biológicos, como puede ser el de sueño-vigilia, del
estudiante.
Alonso y otros (1994:48) explican que los Estilos de Aprendizaje son “los rasgos cognitivos,
afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores relativamente estables, de cómo los
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discentes perciben, interrelacionan y responden a sus ambientes de aprendizaje”. (Garcia,
Santizo, Alonzo, 2009).
No existe una sola manera de aprender, cada alumno tiene un estilo de aprendizaje
predominante, y es labor del docente, utilizar estrategias que den oportunidad de aprendizaje a
cada uno de sus alumnos. La literatura provee abundante material sobre estilos de aprendizaje.
Por ejemplo, la siguiente figura ofrece un mapa mental con algunos modelos y estrategias de
enseñanza.
Figura 5: Mapa de Estilos de Aprendizaje
Fuente: Manual de Estilos d aprendizaje, Secretaría de Educación Pública de México, 2004.
Estilos de aprendizaje y TIC.
¿Y que sucede en el mundo virtual con los estilos de aprendizaje? ¿Alumnos y docentes repiten
sus estilos de enseñanza y de aprendizaje predominantes en el aula física luego, en el aula virtual?
Al respecto, José Antonio Millán, comenta, lo mejor es no informatizar ninguna actividad porque
sí, sino cuando pueda ofrecer alguna ventaja a los alumnos o a la enseñanza. (Millán, 1998).
Diversos investigadores han estudiado la relación entre estilos de aprendizaje, estilos de
eñsenanza y TIC. Por ejemplo, Inmaculada Martínez, en su estudio denominado “Tecnologías de
la Comunicación y Estilos de Aprendizaje”, da cuenta de los resultados de un trabajo realizado
con estudiantes japoneses interesados en aprender el español. (Martínez, 2003). La idea era
conocer la forma de aprender de los estudiantes, para luego, aplicar la didáctica electrónica
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adecuada. Se logró determinar que en la mayoría de los estudiantes predominaban los estilos de
aprendizaje reflexivo y teórico. Por lo tanto, la autora propuso las siguientes técnicas didácticas:
Figura 6: Técnicas didácticas para el aula virtual.
Fuente: Martínez, 2003.
Este y otros estudios sobre estilos de aprendizaje y TIC, como el de García ét al, (2009) asumen
que un alumno o docente manifestarán el mismo estilo de aprendizaje o estilo de enseñanza en el
aula virtual. Luego, se porponen actividades en la Web, que estimulen los estilos de aprendizaje
manifestados en el aula física.
Pienso que hay que agregar otros aspectos relevantes, que quizás escapaban del alcance de estos
estudios, pero que son desde mi punto de vista necesarios de citar, porque de todas maneras
deberían tomarse en cuenta para planificar una estrategia de intervención y de evaluación en la
Web que de oportunidad a la diversidad. Estos son:
Motivación-personalidad-estilos de aprendizaje.
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Me explico brevemente. Un alumno tímido en el aula física, ¿podría tener un alter-ego virtual,
completamente distinto en internet?, ¿demostrando otro tipo de personalidad, y otro estilo de
aprendizaje?
4. LA ESPIRAL DE APRENDIZAJE COMO PROPUESTA METODOLÓGICA
PARA EL AULA FÍSICO-VIRTUAL
Me permito comenzar este capítulo con una frase sobre innovación: innovar no es crear de la
nada, decía Paulo Freire, es más bien tener la sabiduría de revisar lo viejo y re-inventar el mundo.
(Gómez, S/F).
Precisamente, muchas de las propuestas que aquí se señalan, ya han sido estudiadas y planteadas
por otros. Sin embargo, la potencia de este modelo radica en 5 aspectos:
Aterrizar y operativizar en el aula físico-virtual, las distintas teorías de aprendizaje, ya
sean las “tradicionales” como el conductismo, cognitivismo y constructivismo, o las
“nuevas” como el conectivismo, el curriculum cibernético y la coasociación.
Brindar oportunidad a la diversidad de estilos de enseñanza y de aprendizaje que existen y
conviven en el aula físico-virtual.
Fomentar el proceso de reflexión de los estudiantes.
Fomentar la pedagogía experiencial.
Las TIC apoyan el desarrollo del dominio cognitivo.
Propuesta metodológica para gestionar el conocimiento en el aula fisico-virtual (Pincheira,
Carrasco, y Sierra, 2011).
A continuación se presenta una propuesta metodológica para trabajar en el aula físico-virtual.
Esta comenzó a gestarse durante el segundo semestre del 2011, en el Centro de Formación
Técnica Lota Arauco, específicamente en las carreras de Técnico de Nivel Superior (TNS) en
Administración de Redes y Soporte Computacional y TNS en Diseño y Programación Web.
Ambas carreras poseen un currículo modular basado en el desarrollo de competencias.
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Antecedentes y justificación
¿Cómo generar un cambio evolutivo en la modalidad de enseñanza, específicamente en el rol del
profesor, dejando a un lado la cátedra tradicional, para convertirse en un facilitador del
aprendizaje? ¿Cómo cambiar una práctica con raíces tan profundas en la enseñanza? ¿Qué
significa facilitar los aprendizajes? ¿Cómo implementar esta metodología en la práctica
pedagógica en el aula? La respuesta a estas interrogantes surgió desde el mundo de la educación
popular, aquella educación no formal, de corte social, muchas veces desconocida por el
mundo académico. Usando como referente las palabras de Freire, “enseñar exige saber
escuchar” (Freire,1996), se exploró en modalidades y métodos de facilitación basados en la
pedagogía social, los que, paradójicamente, se caracterizan por estar alejados de los recursos
tecnológicos. Entre ellos, uno pareció específicamente orientado al contexto de la experiencia,
se trataba de la Metodología para la Creación de Empresas y Formación para el
Emprendimiento. (CEFE). Esta metodología fue desarrollada en la década de los ’80, por la
agencia de cooperación alemana (GTZ), sobre la base de los estudios desarrollados por el
psicólogo David McClelland (1985), en la Universidad de Harvard, acerca de la motivación de
logro y las principales teorías de aprendizaje para adultos, desarrolladas por David Kolb
(1977) y Chris Argyris (1992).
Dicha metodología se implementa en el aula mediante el uso de una espiral de aprendizaje, que
establece como condición indispensable para aprender una información de manera
significativa, tener la experiencia personal de descubrirla.
La espiral de aprendizaje entonces es un marco de diseño curricular que ayuda a construir
lecciones, actividades o proyectos dirigidos al desarrollo de las habilidades de pensamiento
y hábitos mentales de los aprendices.
El poder que existe detrás de la Espiral de Aprendizaje está en el andamiaje del proceso de diseño
y planeación de tal forma que sus lecciones no sólo obtienen los desempeños de acción,
pensamiento y conceptualización esperados en los estudiantes, sino que también fija los
estándares para esos desempeños, los denominados aprendizajes esperados.
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Lo interesante de dicha herramienta es que plantea un encadenamiento sucesivo de
actividades, donde cada experiencia vivida se transforma en la base, sobre la cual se van
construyendo nuevas experiencias y generando nuevos aprendizajes. En la figura, se
presenta el modelo de espiral de aprendizaje, utilizado por los docentes para facilitar el
proceso formativo, basado en el desarrollo de competencias.
Figura 7: Modelo Espiral de Aprendizaje
Fuente: Pincheira ét al. (2011).
La espiral de aprendizaje, estructura el proceso de planeación para abordar 5 componentes, que
permiten generar las lecciones y proyectos centrados en el desarrollo de una competencia.
• Vivenciar: Corresponde a la etapa en que el mediador (docente) debe generar el contexto
para el desarrollo de la actividad, entrega las instrucciones, se realiza la ejecución de la actividad
y se obtienen los resultados.
En esta etapa la persona está sometida a una gran cantidad y variedad de situaciones, desafíos y
estímulos. Estos suelen provocar “Conflictos cognitivos” cuando los conocimientos que posee
(ideas, creencias, actitudes, destrezas) no le sirven o no le resultan lo suficientemente efectivos
para dar una respuesta satisfactoria al conflicto que se le presenta. (Barón, S/F).
• Compartir: Es una etapa del proceso algo desconocida y por lo tanto no muy bien
desarrollada en un ambiente educativo tradicional, corresponde a la instancia en que los
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aprendices descargan su emoción y/o emotividad generada por el éxito o fracaso frente a
la actividad realizada, con el fin de abrir sus mentes al aprendizaje.
• Procesar: En esta etapa se mira el proceso críticamente observando ¿qué se hizo? y ¿por
qué se hizo?
En esta etapa se relatan, comparten en intercambian las vivencias cognitivas y afectivas que
surgieron durante la experimentación. Se compara lo vivido, se ven semenjanzas y diferencias
entre los participantes. Se integran las diferentes experiencias con el objeto de discutirlas y
evaluarlas con el resto de los participantes (Barón, S/F).
• Generalizar: En esta etapa se busca relacionar la teoría y el conocimiento general con la
experiencia vivida, generando el aprendizaje significativo.
En esta etapa se trabaja en la construcción de nuevos esquemas y modelos conceptuales e
instrumentales que partiendo de las vinvencias narradas puedan dar nuevas y signiticativas
respuestas a los conflictos presentados. Se comparten conceptos teóricos para homologar el
lenguaje, facilitando la mejor comprensión de las vivencias. En esta etapa se enuncian los
contenidos del aprendizaje planificados por el facilitador. Se ayuda a los participantes a definir,
clarificar y elaborar los conceptos. (Barón, S/F).
• Aplicar: En el cierre de la actividad se busca evidenciar como el nuevo aprendizaje es
incorporado de manera personal y colaborativa por cada aprendiz. Este aprendizaje sirve además
como insumo para la próxima vivencia.
La secuencia planteada de práctica, feedback, ajuste y transferencia, facilita los nexos entre las
experiencias y las situaciones cotidianas de aplicación. Los participantes contextualizan y
aplican, a su realidad personal, los esquemas conceptuales e instrumentales construidos, con el
fin de modificar su escenario de acción. (Barón, S/F).
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Carrasco J.
La secuencia planteada de práctica, feedback, ajuste y transferencia, facilita los nexos entre las
experiencias y las situaciones cotidinas de aplicación. Los participantes contexualizan y aplican,
a su realidad personal, los esquemas conceptuales e instrumentos construidos, con el fin de
modificar su escenario de acción. (Barón, S/F).
Es importante abordar cada componente en un orden cronológico de una manera consciente
y creativa. Se utiliza para ayudar a poner en práctica de forma concreta a nivel del aula la teoría
y las ideas que se encuentran en la enseñanza de pensamiento, como herramienta para
desarrollar lecciones prácticas y concretas, que hacen que los desempeños de comprensión
de los estudiantes sean explícitos y visibles. Su aplicación implica grandes cambios respecto a las
prácticas pedagógicas experimentadas previamente:
• En el modelo tradicional de síntesis entre teoría y práctica, el docente en primer lugar
entrega y explica los contenidos teóricos que fundamentan el trabajo práctico a realizar por los
alumnos y luego estos, desarrollan alguna actividad donde se aplica dicha teoría.
• En el modelo de la espiral de aprendizaje, en primer lugar se vive la experiencia práctica,
reservándose el encadenamiento con la teoría, solo después de haber procesado la actividad,
quedando muy poco tiempo de la clase para desarrollar grandes discursos teóricos.
La espiral de aprendizaje abordaba el tema de la metacognición de manera explícita,
cerrando cada actividad con un compromiso personal de cómo aplicar lo aprendido para la
vida.
La siguiente imagen da cuenta de como la espiral de aprendizaje nos da el marco general para
trabajar en el aula físico-virtual, con las distintas teorías y estilos de aprendizaje.
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Carrasco J.
Figura 8: Espiral de Aprendizaje, teorías y estilos de aprendizaje, 2012
Fuente: Elaboración propia.
CONCLUSIONES
Comencé este ensayo diciendo que se trataba más de preguntas que de respuestas. La verdad es
que sigo manteniendo lo mismo, puesto que tenemos un desafío muy grande como sociedad,
brindar a nuestros estudiantes, una educación que les permita ser mejores personas y que
contribuya a que estos puedan transoformar el entorno donde viven.
No podemos quedarnos de brazos cruzados, esperando que existan políticas que permitan que
todos los estudiantes de este país, sin importar su situación socioeconómica, tengan una
educación que los dignifique.
Quizás, el primer paso es asumir que como docentes tenemos una gran responsabilidad con
nuestros alumnos, ya que para muchos de ellos, somos su único referente.
No podemos tomar la opción de que todo siga igual, desconociendo que estamos enfrentados a
cambios trascendentales. De hecho, deberíamos centrar nuestra discusión educativa en tres
aspectos muy bien explicados por Prensky (2011) en su libro Enseñar a Nativos Digitales:
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Carrasco J.
Los alumnos de nuestras aulas están cambiando, en gran medida como resultado de sus
experiencias con la tecnología fuera de la escuela, y ya no están satisfechos con una educación que
no se dirige de forma inmediata al mundo real en el que viven.
La pedagogía consistente en “contar y hacer exámenes” que mayoritariamente hemos estado
usando en nuestras escuelas se ha vuelto cada vez menos efectiva con los alumnos. Hace falta una
pedagogía mejor, y la buena noticia es que está disponible y se puede utilizar hoy.
La tecnología digital que está entrando ahora, más o menos rápidamente en nuestras aulas, usada
correctamente, puede ayudar a volver el aprendizaje de nuestros alumnos conectado con la realidad,
atractivo y útil para su futuro.
Por lo tanto, prentender proponer un modelo de gestión del conocimiento para el aula fisico-
virtual, implica dar el rol protagónico a dos de sus principales actores: Profesores y estudiantes.
Separados por la distancia generacional “manejable”, y por la distancia tecnológica, hasta el
momento, “casi inmanejable”. Esto supone varios e interesantes desafíos. Por ejemplo:
a) Diseñar un instrumento que nos permita medir si efectivamente hay diferencias entre la
motivación, la identidad digital y los estilos de aprendizaje de un estudiante o profesor, en el aula
física y en el aual virtual.
b) Fomentar un nuevo rol docente. El de facilitador, mediador o guía de los alumnos.
Por ejemplo, Prensky (2011, p.27) propone la pedagogía de la coasociación:
En la pedagogía de la coasociación el objetivo del profesor es no dar ninguna teoría (al menos a toda
la clase). Más que dar una clase magistral o incluso explicar, el profesor sólo necesita dar a los
alumnos, en una amplia gama de formas interesantes, preguntas que responder, y en algunos casos,
sugerencias de posibles herramientas y lugares para empezar y proceder. En la coasociación la
responsabilidad entonces está completamente en que los estudiantes (solos o en grupos) busquen,
hagan hipótesis, encuentren respuestas y creen presentaciones que después el profesor y la clase
valorarán y examinarán por su corrección, contexto, rigor y calidad. Se cubre el currículum
obligatorio porque las preguntas que responden los alumnos son las que necesitan conocer.
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Carrasco J.
No puedo dejar de hacer un paralelo (guardando las debidas proporciones), entre la pedagogía de
la coasociación y la pedagogía basada en la pregunta de Paulo Freire. Gómez (S/F), señala que
Freire consideró que el "dialogismo" más que el "binarismo", sería la base intelectual de nuestra
época, desde la cual se permita al sujeto producir y decir su palabra, su lectura de mundo.
En esta misma línea, y tomando como referencia el concepto de Community manager, muy de
moda hoy en día, me permito proponer un nuevo rol para el docente de hoy, el de Docente-
CommunityManager. En este nuevo rol, el docente comprende los códigos de la cultura digital
de su comunidad-aula, con el fin de elaborar estrategias en el aula-físico-virtual, que faciliten y
fomenten el aprendizaje de los alumnos-usuarios que tienen distintas necesidades, distintos
estilos de aprendizaje, y que utilizan las TIC como medio natural para comunicarse.
c) Aterrizar los estándares TIC en las aulas. Mineduc (2011), ya ha definido un conjunto
de estándares TIC para la docencia. ¿Están las facultades de educación de nuestro país, haciendo
suyos estos estándares, que involucran además, repensar nuestra forma de actuar en el aula, con
el fin de incorporar curricularmente las TIC como un medio y no como un fin?
La siguiente figura ejemplifica muy bien, los distintos niveles de un docente cuando incorpora
TIC en su práctica pedagógica.
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Carrasco J.
Figura 9: Fases de integración de las TIC en el profesorado, 2010
Fuente: Políticas educativas y buenas prácticas con TIC.
d) Fomentar la gestión del conocimiento en las instituciones de educación.
Gracias al Programa Enlaces, del Ministerio de Educación, la conectividad de las escuelas de
nuestro país, prácticamente no es tema, hemos avanzado bastante en el acceso. La nueva brecha
tiene que ver con la gestión del conocimiento, que desde mi punto de vista, representa una nueva
forma de analfabetismo que se hace palpable cuando las instituciones de educación no son
capaces de adaptarse a los cambios del entorno, y cuando no son capaces de aprovechar el
concocimiento y la experiencia de quienes la conforman.
Para Marcelo Arancibia (2004), una escuela que hace gestión de conocimientos permite la
creatividad y la autonomía. Sin estos elementos no es posible construir saber colectivo, puesto
que a la creatividad y a la autonomía le ganan la desidia, el desgano y la dependencia. El uso
creativo de las redes se constituye en un valor dentro de la organización no sólo como un
elemento transmisor, sino también productor y generador de aprendizajes significativos.
24
Carrasco J.
El mismo autor señala que la capacidad que tenga una escuela para sistematizar la producción de
conocimientos que sus miembros producen es parte de una decisión política de confiar en las
personas que lo constituyen; pero, además, deben generarse las confianzas necesarias para que se
comience a trabajar bajo el principio que es positivo a todos: compartir conocimientos.
Entonces ¿qué podemos hacer para comenzar a generar esta cultura de gestionar y compartir
conocimiento? Tal vez un primer paso tenga que ver con cambiar la mirada de la alfabetización
digital, pasando de una alfabetización instrumental centrada en la instrucción, a una
alfabetización transformadora, centrada en educar.
Rafael Casado, planteó el año 2006 en Madrid, en el contexto de la primera jornada de
alfabetización digital, que la mayoría de las propuestas de alfabetización digital, incluidas las
gubernamentales, se remiten exclusivamente a la simple instrucción en el uso de ordenadores y el
acceso a Internet. Se trata de propuestas y enfoques meramente instrumentales. Por eso, sólo
ponen el énfasis en ampliar el parque de ordenadores o en facilitar cursos para dominar los
procedimientos, desentendiéndose de todo lo demás. Eso es necesario, pero no suficiente.
El autor deja en claro la diferencia entre instrucción y educación. Plantea que instrucción y
educación son dos conceptos diferentes. La instrucción se enmarca dentro de un proceso
individual de adiestramiento: conseguir que un individuo adquiera y perfeccione una forma de
hacer determinada. La educación, por el contrario, atiende a un proyecto social. Se trata de poner
a la persona en relación con su entorno y dotarlo de la capacidad necesaria para que lo entienda y
pueda desenvolverse dignamente dentro de él y actuar críticamente para mejorarlo.
Finalmente, señalo que más allá de todos estos cambios, y palabras de moda, la esencia de la
educación no ha cambiado. Por eso, la propuesta del modelo que se ha presentado en este ensayo
tiene como eje fundacional, la pedagogía social de Paulo Freire, entendiendo que en general la
educación es siempre un acto de conocimiento, cualquiera que ésta sea, cualquiera sea la marca
ideológica que esté en ella, cualquiera sea la opción política del educador o la educadora,
individualmente o como grupo, como clase, como categoría social. Es decir, no hay posibilidades
de entender la educación sin percibir que toda situación educativa, formal o informalmente, es
25
Carrasco J.
siempre una situación en la cual hay un cierto objeto de conocimiento a ser conocido. (Torres,
1986)
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