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“Los libros son como extranjeros, están en templos lejanos, adonde muchos nunca se atreverán a ir, porque saben que no van a estar en su lugar y que no sabrán cómo hacer. Y es allí donde la “promoción de la lectura”, para retomar esta expresión, recobra su sentido”. Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México, FCE, 2001, p. 25. La promoción y la animación van juntas Al buscar definiciones de los términos promoción y animación nos encontramos con que en algunos casos se los suele usar indistintamente como términos equivalentes, es por eso que convendrá intentar dar algunas precisiones al respecto, para aclarar el camino que se va a transitar. Si bien la animación y la promoción deben ir juntas, leyendo las referencias a una y otra palabra en artículos, libros y proyectos que tienen que ver con la lectura, se encuentran afinidades y diferencias que se hace necesario explicar. Tienen aspectos en común que se podrían sintetizar en que ambas implican poner en movimiento algo que está detenido, dormido, en este caso, el gusto por la lectura y un objetivo común: el de favorecer el encuentro de las personas, niños o adultos, con los libros y la lectura. Otro rasgo común y muy esencial es que tanto la animación como la promoción deben entenderse como procesos que requieren planificación y continuidad. Y, en ambos casos, se contemplan los intereses de un individuo y a la vez de una comunidad o de ese individuo niño o adulto en su comunidad, de ahí que no existan recetas válidas para todos. En el momento de planificar, es importante observar las necesidades y objetivos sociales y culturales en cada contexto. En todo caso, se trata de un proyecto que apunta a la creación y organización de las condiciones necesarias para que las personas encuentren y recreen su manera de ser partícipes en la cultura, sin autoritarismo. La animación Según la bibliografía consultada encontramos las siguientes apreciaciones sobre la animación: Según Carmen Olivares, citada por Monserrat Sarto, (pionera en el tema), el aprendizaje y la animación a la lectura “es un acto consciente realizado para producir un acercamiento afectivo e intelectual a un libro concreto, de forma que este contacto produzca una estimación genérica hacia los libros”.1 Para Jaime Trilla, el aprendizaje y “la animación es más una actitud que una acción específica; una manera de obrar, más que el contenido de la acción”2,

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“Los libros son como extranjeros, están en templos lejanos, adonde muchos nunca se

atreverán a ir, porque saben que no van a estar en su lugar y que no sabrán cómo

hacer.

Y es allí donde la “promoción de la lectura”, para retomar esta expresión, recobra su

sentido”.

Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México, FCE, 2001, p.

25.

La promoción y la animación van juntas

Al buscar definiciones de los términos promoción y animación nos encontramos con

que en algunos casos se los suele usar indistintamente como términos equivalentes, es

por eso que convendrá intentar dar algunas precisiones al respecto, para aclarar el

camino que se va a transitar.

Si bien la animación y la promoción deben ir juntas, leyendo las referencias a una

y otra palabra en artículos, libros y proyectos que tienen que ver con la lectura, se

encuentran afinidades y diferencias que se hace necesario explicar.

Tienen aspectos en común que se podrían sintetizar en que ambas implican

poner en movimiento algo que está detenido, dormido, en este

caso, el gusto por la lectura y un objetivo común: el de

favorecer el encuentro de las personas, niños o adultos, con los

libros y la lectura.

Otro rasgo común y muy esencial es que tanto la animación como la promoción deben

entenderse como procesos que requieren planificación y continuidad. Y, en ambos casos, se contemplan los intereses de un individuo y a la vez de una comunidad o de ese individuo niño o adulto en su comunidad, de ahí que no existan recetas válidas para todos. En el momento de

planificar, es importante observar las necesidades y objetivos sociales y culturales en

cada contexto. En todo caso, se trata de un proyecto que apunta a la creación y

organización de las condiciones necesarias para que las personas encuentren y recreen

su manera de ser partícipes en la cultura, sin autoritarismo.

La animación

Según la bibliografía consultada encontramos las siguientes apreciaciones sobre la

animación:

Según Carmen Olivares, citada por Monserrat Sarto, (pionera en el tema), el

aprendizaje y la animación a la lectura “es un acto consciente realizado para

producir un acercamiento afectivo e intelectual a un libro concreto, de forma

que este contacto produzca una estimación genérica hacia los libros”.1

Para Jaime Trilla, el aprendizaje y “la animación es más una actitud que una

acción específica; una manera de obrar, más que el contenido de la acción”2,

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haciendo referencia al concepto de animación sociocultural surgido, según este

autor, en la década del sesenta y que se diferenciaba de la cultura elitista.

1 Monserrat Sarto, María. La animación a la lectura. Madrid, SM, 1989, p. 19.

2 Trilla, Jaime. La educación fuera de la escuela. Barcelona, Planeta,1985, p.65.

En el libro Lectura, biblioteca y comunidad, (Cerlalc, 1993), se encuentra con que “un

primer paso en el proceso de animación es la sensibilización, tendiente a hacer

tomar conciencia de la realidad en la cual estamos inscritos y evidenciar la

capacidad de creación individual y colectiva mediante la relación y participación.

Puesto que la animación es un punto de referencia para la acción y no una acción

determinada, ésta se enmarca dentro de la dinámica propia del hecho cultural y la

participación, factores de singular importancia para la biblioteca pública como

centro de desarrollo cultural comunitario”.

Agudo, Álvaro y Miriam Mejía. Lectura, biblioteca y comunidad. Bogotá, Cerlalc,

1993.

Si buscamos en el origen de la palabra, animación viene del verbo latino animare y

quiere decir animar, dar alma, infundir vida.

Cuando se hace referencia al trabajo de la animación de la lectura se suele calificar la

naturaleza de esa tarea en términos afectivos o de relación, se destaca el deseo de

transformar la biblioteca en un lugar vivo y donde se pueda establecer una relación

placentera a través de prácticas innovadoras, con el objetivo de familiarizar y motivar a

la lectura. .

Y si pensamos en el espacio de la biblioteca para realizar la tarea de animación, “la

biblioteca puede tener el carácter cálido y personal de la casa, el ritmo de vida

colectiva. Cada uno está absorto en sus ocupaciones, hace lo que tiene que hacer,

pero conoce también el placer de encontrarse para ciertas ocasiones, como las

fiestas, con la combinación de edades y aún de generaciones que ellas suscitan”.

Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer… Los niños y las bibliotecas. Bogotá, CERLALC,

Procultura, Kapelusz, 1984, p. 28.

En definitiva, se habla de un proceso que ayuda a acortar la distancia entre las

personas y los libros para que se produzca una convivencia placentera entre ambos

dentro del universo de la lectura (S.Yubero Jiménez, 1996).

Si se buscan rasgos que caractericen a la animación, se podrían dar los siguientes:

es una actuación intencional, esto es programada;

con estrategias de carácter lúdico y creativo, que se desarrolla más allá del

ámbito escolar;

con actividades participativas y colectivas que convoquen a compartir la

experiencia;

con una metodología abierta y flexible, que pueda revisarse y adaptarse según

las necesidades que vayan surgiendo.

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“¿Quién dijo que leer es fácil? ¿Quién dijo que leer es contentura siempre y no

riesgo y esfuerzo? Precisamente, porque no es fácil, es que no es posible convertirse

en lector sin 'la codicia del texto'. Si leer fuese sólo vivir entre almohadones, los

planes de lectura y otros afanes no tendrían el menor sentido”.

Montes, G. La frontera indómita. Bogotá, CERLALC, México, FCE, 1999, p. 84.

Así el placer de leer no es inmediato ni automático, por eso es importante el papel de la

animación para acompañar esos primeros momentos del proceso hacia la lectura

placentera, que son los más difíciles. La animación aparece como un elemento

motivador que busca despertar el interés, brindar el acompañamiento necesario y dar

ánimo en esos pasos del camino del lector. De ahí el carácter lúdico de las actividades

que se proponen y el marco colectivo, para luego ir dando lugar a un encuentro más

íntimo y privado del lector con el libro, encuentros de lectura silenciosa e individual.

Una verdadera animación a la lectura parte de lo que el libro ofrece para introducirnos

de manera profunda en su contenido (Monserrat Sarto, op.cit).

Entonces ¿qué se pretende decir cuando se habla del placer de la lectura? Una primera

respuesta puede ser lo que dice Geneviève Patte “es el placer de la fantasía, es también,

el del conocimiento y el del dominio progresivo del mundo en toda su complejidad”

(op.cit). El libro da lugar a que surja la relación entre el mundo exterior y el mundo

interno, con los sentimientos, pensamientos e imágenes que cada uno tiene y que se

movilizan con la lectura.

Podríamos decir que existen dos tipos de animación (Parmegiani, 1987): la

animación cotidiana, difundida a lo largo de todos los días, y que va desde la

colocación de carteles con las novedades, hasta una recomendación de lectura o la

sugerencia de cómo manejarse en la búsqueda en el catálogo. Y existiría un segundo

tipo de animación, que podría calificarse como institucional que son actividades

estructuradas con regularidad, como por ejemplo, la habitual hora del cuento, talleres y

clubes de lectura, exposiciones, etcétera.

Entonces, ¿qué es la promoción?

La animación, si bien plantea continuidad y es planificada, tiene que ver con actividades

puntuales y concretas de acercamiento a los libros.

Es momento de retomar la cita de Michèle Petit elegida para la

cita de apertura de la unidad. Seguramente usted haya escuchado

decir en más de una oportunidad, a gente a su alrededor, que los libros y la lectura no

son para ellos. La autora confronta estas afirmaciones al referirse a la posibilidad que da

la promoción de la lectura para que los libros lleguen a las personas y que esas personas,

que a lo mejor no han tenido la suerte de disponer de libros en su casa, puedan

establecer un vínculo con la lectura gracias a un encuentro que promueva la biblioteca.

Es probable que recuerde alguna intervención suya que haya provocado un vínculo con

la lectura que sea grato evocar. ¿En qué consistió esa intervención?

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Antes de concretar la animación, se debe llevar a cabo la planificación de un programa

más amplio –y aquí entra a jugar la noción de promoción– que implique gestionar, entre

otras cuestiones, la selección y adquisición de material de lectura, para poner en práctica

estrategias de animación a la lectura en relación a un proyecto institucional (biblioteca,

centro comunitario, escuela, etc.) en función de los intereses y necesidades de una

comunidad determinada. La promoción de la lectura tiene que ver también con la

financiación y con la difusión de las actividades.

En el caso, por ejemplo, de una biblioteca, analizar las necesidades de capacitación y

estructurar un programa que les permita crecer y estar en capacidad de abordar y

realizar tareas de gran aceptación de la comunidad porque comparten intereses y

aspiraciones.

Por ejemplo, en una biblioteca, se podrá implementar la tradicional “hora del cuento”,

pero antes se debe planificar la frecuencia, la selección y secuencia de los materiales de

lectura. Pero eso estará vinculado, además, a un plan más amplio, organizado

previamente, que contemplará la presencia en esa biblioteca de libros para esa actividad,

que propiciará la formación del personal de la institución o la presencia de

profesionales, contratados o voluntarios, para ese fin; que tendrá en cuenta el trabajo en

el lugar, pero también la posible inclusión de otras instituciones a quienes prestar ese

servicio (por ejemplo, llevar la “hora del cuento” a un hospital de la zona para leerles a

los chicos internados). Todas estas tareas implican mucha gestión y planificación.

La promoción de la lectura se convierte en el ámbito de la animación a la lectura.

Entonces, se entiende por actividades y estrategias de animación a todos aquellos

estímulos que producen un acercamiento de uno o varios lectores potenciales a un

libro concreto con un marco de planificación a largo plazo que le dará la

promoción de la lectura.

Se trata de proyectar a futuro y darle un carácter de permanencia. Promover la

lectura no es quedar en organizar una fiesta, una jornada o una sola feria del libro.

Un ejemplo

Antes de cerrar el capítulo, veamos un ejemplo concreto donde se vinculan y ponen en

articulación lo que se explicaron como aproximaciones a los términos promoción y

animación.

Ejemplo de promoción de la lectura: programación de trabajo conjunto de la

biblioteca con otras instituciones de la comunidad (hospital, escuela, centro

comunitario, etc.). ¿Cómo se traduce esto en animación a la lectura, en ese encuentro

concreto con los libros?

Si se trata de un hospital, la biblioteca realizará una selección del material que posee y a

través de su personal o personas voluntarias, concurrirán a la sala donde están

internadas las personas a quienes está destinada esta actividad. Una vez allí, se pueden

hacer lecturas en voz alta de cuentos. Esa labor debe realizarse con cierta periodicidad

(semanal o quincenalmente) y es importante tener en cuenta que, cuando una actividad

de esta naturaleza se instala en el lugar, las personas –chicos y grandes– la estarán

esperando.

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Como ya dijimos, tanto animar como promover implican planificación y por lo tanto

continuidad. No se debe confundir una actividad aislada como la charla de un escritor o

una exposición de libros, con animar o promover la lectura. Por supuesto, esas

convocatorias son válidas en sí mismas, pero son sólo partes de un todo. Ya que,

repetimos, una genuina promoción y animación de la lectura implican un proceso,

programado, progresivo, con gestiones previas y proyecciones que darán marco a la

realización de las acciones.

El establecimiento de proyectos de promoción de la lectura significa el intento de

desarrollar acciones culturales en un terreno ocupado ya por determinadas

prácticas culturales de los individuos. Con relación al ejercicio de la lectura, esto

significa contemplar tanto a quienes ya son lectores como a aquellas personas que

no tienen experiencia o la han tenido y perdieron el ejercicio de la lectura como

práctica fuera del ámbito escolar. Habrá que pensar en recomendar libros,

reorientar lecturas, crear necesidades nuevas.

La animación a la lectura se puede realizar en cualquier lugar. En la biblioteca pública,

en la escuela, en el hogar, en el centro comunitario. Todos ellos pueden ser centros

eficaces de animación, siempre que se deje de lado el didactismo, la obligatoriedad y el

autoritarismo.

Puede celebrarse una animación en un lugar cerrado o en un jardín, en la playa o en el

campo. Esto permite que cuando se planifique la animación a la lectura se pueda incluir

la época de vacaciones.

Es importante que se invite a participar a todos, pero la asistencia debe ser voluntaria.

Esa es la mejor manera para conquistar a los participantes de forma genuina, es hacer

las animaciones agradables y enriquecedoras. Se busca lograr que el niño o adulto sea

mejor lector por el gusto de leer y para que pueda adquirir el hábito, pero no por

imposición o competición.

Por eso, más allá de los términos, es importante reparar en cuál es la concepción y

actitud frente a la lectura. Preguntarnos si es ¿democratizadora?, ¿placentera?,

¿autoritaria?, ¿elitista? Y reflexionar sobre las respuestas que tengamos. Además, poder

reconocer el valor de la lectura, como un bien accesible a todos, pero sin caer en

fundamentalismos.

La importancia de la difusión

El término difusión suele aparecer ligado a la animación y la promoción, y a veces se lo

confunde con estas. También merece dedicarle un espacio. Una vez (o a la vez) que se

ha armado el proyecto de promoción de la lectura, con la planificación de las

actividades de animación, queda por realizar la difusión para que la tarea sea conocida y

se posibilite el acceso de la comunidad a los bienes y servicios culturales que la

biblioteca ofrece.

La difusión se podrá realizar dentro y desde la misma biblioteca a través de carteleras,

de información oral o preparación de volantes o guías de lectura, en los medios de

difusión masivos de la zona (televisión, radio y periódicos, etcétera).

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Vamos a citar algunas actividades de animación que podrían

realizarse en el marco de un proyecto de promoción de la

lectura desde la biblioteca.

• La hora del cuento

• Narración de cuentos

• Charlas de autores

• Exposiciones de libros

• Visitas guiadas

• Reseñas de libros

1. ¿Qué actividad de las mencionadas considera más conveniente para realizar con

periodicidad en la sede de la biblioteca? ¿Por qué?

2. ¿Cuál considera interesante y adecuada para realizar fuera de la institución?

3. ¿Qué lugar propone? ¿Por qué?

4. En cada caso, ¿cómo realizaría la difusión?

1. Si tuviera que realizar un ciclo de charlas de autores en la

biblioteca ¿con qué autor/a lo inauguraría? Cite su nombre. ¿Hay

libros de ese autor/a en su biblioteca? ¿Cuáles?

2. Si organizara un espacio para la narración de cuentos (contados por el bibliotecario/a

o alguna persona de la comunidad) ¿con qué relato comenzaría? Cítelo y justifique su

elección.

A modo de cierre

A continuación se presenta un punteo de cuestiones fundamentales, a modo de síntesis

de la unidad, pero también como recomendaciones para tener en cuenta y trabajar en ese

sentido.

Lea atentamente cada una de ellas y amplíe con otras recomendaciones que considere

importante destacar.

La necesidad de que exista una continuidad de las actividades: no se trata

sólo de entretener o de activar los grupos en actividades aisladas, sino de

darle integridad, coherencia, explorar posibilidades, democratizar la

lectura como hecho cultural, facilitando el acceso de la comunidad a los

bienes culturales que les pertenecen.

La necesidad de contar con presupuestos fijos para poder llevar a cabo las

propuestas.

Las actividades no ocurren sin libros pero no basta con dar libros, se

requiere acompañamiento.

La búsqueda de nuevos usuarios fuera de la biblioteca.

La colaboración con las instituciones cercanas.

La importancia de multiplicar los espacios bibliotecarios: en plazas,

parques, clubes, escuelas (incluso en zonas rurales).

La animación no puede ni debe encasillarse en “la hora del cuento” y “las

visitas de autores”.

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El acercamiento no es solo afectivo o intelectual, es integral.

La utilización de los medios de comunicación.

“El espacio del lector se va construyendo de a poco, de manera desordenada por lo

general, un poco azarosa. A veces por avenidas previsibles; otras, abriéndose paso a

machete o internándose por senderos recónditos. Eso no quiere decir que haya que

optar por una forma de leer o por otra, pero sí significa que hay lecturas y lecturas, y

que los lectores se van construyendo de a poco, y que crecen, si todo anda bien, hacia

otras formas de lectura”.

Montes, Graciela. En: La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del

espacio poético. México, FCE, 1999, p. 69.

¿Para qué leer? ¿Por qué leer?

"¿Por qué leer? ¿Cómo leer? ¿Para qué leer? Y... ¿Para qué reunirnos a leer?

Para compartir momentos con otros.

Para estar con amigos y conocer nuevos amigos.

Para saber cosas.

Para investigar cuestiones.

Para comprendernos mejor.

Para divertirnos.

Para reconocernos como parte de una comunidad

Para encontrar algunas respuestas

Para respetarnos y reconocernos en el otro

Para sentirnos acompañados entre todos y por las historias que conozcamos".1

1. Boland, Elisa. “Creando lazos de lectura”. Proyecto de capacitación. Buenos Aires,

Conabip, 2001.

Estas frecuentes preguntas que a veces nos hacemos y las primeras respuestas que

podemos darnos, sumadas a las citadas en el párrafo anterior, nos permiten entrar de

lleno en las cuestiones de la lectura, tema que merece una importante dedicación para

comprender de qué se trata, de qué hablamos cuando hablamos de leer y esas cuestiones

que nos motivan a acercarnos a los libros, a promoverlos entre todos.

En primer lugar, es importante diferenciar lo que es estar alfabetizado de ser un lector,

para no identificar la lectura sólo con el desciframiento de los signos. Aprender a

descifrar y leer el sentido de un texto son dos actividades diferentes, y no

necesariamente quedan como compartimientos separados y sucesivos, pueden ir

ocurriendo a la vez, sobre todo si existe un interés por ese material que se está leyendo o

intentando leer. Como dice Bruno Bettelheim:

“Con independencia del bagaje familiar que el niño lleve a la escuela, una vez en

clase el factor más importante para aprender a leer es el modo en que el maestro le

presente la lectura y la literatura (su valor y significado). Si la lectura le parece

una experiencia interesante, valiosa y agradable, entonces el esfuerzo que supone el

aprender a leer se verá compensado por las inmensas ventajas que brinda el poseer

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esta capacidad. Ser capaz de leer con facilidad presupone indudablemente la

adquisición de las habilidades pertinentes, tales como saber descifrar y pronunciar

las palabras que uno no conoce, y esto el pequeño lo sabe muy bien. Pero también

sabe que estas habilidades en y por sí mismas tienen poco o ningún mérito, aparte

de su valor de entrenamiento”.

Bettelheim, Bruno y Zelan, Karen. Aprender a leer. Barcelona, Crítica, 1983.

(Reedición en México, Grijalbo, 1990).

El espacio del lector se va construyendo

de a poco

Como señala Graciela Montes en el texto de apertura de la Unidad, el espacio del lector

se va construyendo de a poco, los lectores se van construyendo de a poco, y hay

personas que se olvidan, cuando crecen, lo mucho que les costó aprender a leer.

Primero las letras aparecen como extraños dibujos que nada dicen. Quizá

experimentamos en aquellos primeros aprendizajes lo mismo que hoy viviríamos ante

un texto en chino u otra lengua desconocida.

Los niños disfrutan del encuentro que ocurre cuando un adulto comparte un libro con

ellos, momento de acercamiento casi íntimo, que fortalece el vínculo afectivo con el

adulto a través de esa actividad de lectura.

Para algunas personas el regalo de un libro ha sido mágico, muchas veces el gusto por

leer y la valoración de los libros empieza por allí, por tener el libro propio.

Como decía Paul Hazard sobre cuáles son los libros que recomendaría para los niños:

"…los libros que se mantienen fieles a la esencia misma del arte […] y los libros

que despiertan en los niños no la sensiblería, sino la sensibilidad; que los hagan

partícipes de los grandes sentimientos humanos, […] los libros que comprenden

que el ejercicio de la inteligencia y de la misma razón puede y debe tener otras

finalidades que lo inmediatamente útil y práctico".

Hazard, P. A. Los libros, los niños y los hombres. Barcelona, Juventud, 1977.

Graciela Montes en el capítulo "¿Si la literatura sirve?" se responde acerca del valor que

tuvo en su infancia la lectura de literatura y dice:

"…me agradaba, además, la gratuidad de la excursión al imaginario. El hecho de

que los cuentos estuvieran vinculados con mi tiempo libre, que nadie me pidiera

cuentas ni tuviera que justificar yo el por qué del viaje. […] Otra sensación muy

intensa era la del tiempo. Como si el acontecer de la narración o de la lectura fuera

de otra categoría, tiempo más denso o más lento o más hondo".

Montes, Graciela. "¿Si la literatura sirve?". En: La frontera indómita. En torno a la

construcción y defensa del espacio poético. México, FCE, 1999.

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En nuestro país, entre las décadas de los ochenta y los noventa se trabajó en función de

la democratización de la lectura. El acento estaba puesto en que cada vez más libros

llegaran a más personas. Luego, ya hacia fines de los noventa, la preocupación además

comenzó a centrarse en lo que pasaba en el interior del lector”.2 Hoy, cuando hablamos

de promoción y animación, tenemos que pensar en la existencia de libros suficientes, y

en formar lectores y, en lo que la lectura provoca en cada lector formado.

2. Boland, Elisa. Conferencia "La promoción y difusión de la lectura entre niños y

jóvenes desde la biblioteca". En: Primer Congreso Nacional "Leer, escribir y hablar

hoy". Tandil, 29 de septiembre de 2006.

La lectura puede convivir con los juegos y con la televisión. Quien descubre el gusto

por la lectura, quien tiene necesidad de leer, va a conseguir hacerse el tiempo para ello.

Y ahí es importante que estén adultos mediadores que acerquen los libros a los chicos,

también a otros adultos con ganas de leer. Por supuesto, también se debería estar

presentes antes: despertando el interés, informando, dando a conocer que esos libros los

están esperando.

Será importante conectarse con la propia experiencia de lectura para después sí,

transmitirlo a otros. “

Una conducta lectora se construye socialmente, es decir que el interés por leer y sobre

todo entre los chicos y jóvenes dependerá mucho del lugar que la lectura y los libros

ocupen en las vidas de los mayores, tanto en la casa como en la escuela. También

contribuye a esa conducta el acompañamiento de los chicos a las bibliotecas. Si son

adultos, informarles sobre las actividades y servicios que la biblioteca ofrece, hacer

recomendaciones.

Otra idea para construir la conducta lectora puede ser regalar libros interesantes,

conmovedores, por ejemplo para un cumpleaños. Es una manera de regalar

oportunidades para descubrir nuevos mundos.

Le recomendamos visitar el sitio Imaginaria, de consulta y suscripción

gratuita, donde podrá encontrar información sobre libros para niños y

jóvenes. www.imaginaria.com.ar

Graciela Montes respondía a la pregunta ¿Cómo llevar a un chico a la biblioteca, con

tantos estímulos que recibe de la televisión o internet?

“–Es difícil. Sin embargo Internet, por ejemplo, no es una cosa que te aleje de la lectura.

Creo que la computación, de alguna manera, es una vuelta al texto. El chateo de los

chicos también. Es una cosa epistolar, otra vez la palabra vuelve a ser importante. Es

cierto que hay otro estilo, los textos son muy breves y están enganchados con ruiditos

pero, si se quiere, es otra forma literaria. Me parece incluso que cuando se navega uno

busca, otra vez, ese momento; como cuando uno estaba leyendo una novela larga, ese

salirse del mundo y por un rato estar en otro lado.Por esta saturación en la que vivimos,

la literatura ya no puede tener el mismo lugar que cuando no había televisión pero

cuando a los chicos se les ofrece un material conmovedor (uso esta palabra un tanto

antigua porque es importante recordar que la literatura nos conmueve, nos mueve con

ella, nos saca de nuestras estructuras más rígidas), llegan a la literatura. La mediación

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del adulto es muy importante aquí. Un arte que sigue siendo apasionante para un chico,

y para un grande también, es escuchar un cuento. Ese entrenamiento del oído de seguir

un relato atado sólo al hilo de la voz sigue siendo una cosa muy deseable. Lo que pasa

es que los adultos no lo practican, los adultos no les entregan tiempo al chico”.3

3. Gusberti, Jimena. “Entrevista a Graciela Montes”. En: Lectura sobre rieles y de a pie.

Programa Provincial de Promoción de la lectura. Resistencia, 2004.

¿Por qué leer literatura?

La lectura, y sobre todo la de literatura, nos permite un empeño, una entrega, porque nos

ofrece un placer, algo bueno en sí mismo y eso sólo ya es una recompensa.

“La lectura es un encuentro con otro, es un ir desde sí mismo hasta el pensamiento

del otro y al revés. El lector alimenta el libro con todo lo que él es y, a su vez, el

libro nutre su teatro interior”.

Patte, G. Si nos dejaran leer... Bogotá, Procultura, Cerlalc/Kapelusz, 1984.

La lectura, ese encuentro con otro, tan particular, requiere un repliegue hacia sí, un

silencio, cierta concentración, aunque también se pueda compartir.

La lectura no es comparable con ningún otro medio de aprendizaje y de comunicación,

ya que la lectura tiene su propio ritmo, que está gobernado por la voluntad del lector; “la

lectura abre espacios de interrogación, de meditación y de examen crítico, en suma de

libertad; la lectura es una relación con nosotros mismos y no únicamente con el libro,

con nuestro mundo interior a través del mundo que el libro nos abre” dice Italo

Calvino.4

4. Calvino, Italo. "Las ferias del libro y el placer de la lectura". En: Libros de México.

N.º 4, México, 1986.

Cuando hablamos de literatura, hablamos de mundos de ficción. Hacer ficción es

construir un mundo paralelo al real, un mundo de imaginación, se trata de inventar

artísticamente. El de la literatura es un universo ficcional, no es ni verdadero ni falso

respecto del mundo real, en todo caso será verosímil. Es verdadero respecto de sí

mismo, y aunque el texto se refiera a hechos reales, siempre será ficción.

Será importante que los mediadores tengan presente este concepto de ficción porque

permite entrar mejor a ese mundo inventado de la literatura. Ayuda a comprender qué

nos propone cada obra y a establecer “pactos con la ficción”, necesarios para entrar a

ese mundo.

El relato tiene que ver con nuestra especificidad humana, desde siempre los seres

humanos han narrado y escrito historias que se han transmitido unos a otros.

Seguramente en este frecuentar y ponerse en contacto con escritos diferentes cada

persona encontrará uno que le diga algo en particular.

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La lectura de literatura se convierte en una experiencia íntima, pero también social,

donde a partir de las palabras que otro ha escrito, cada uno comenzará a elaborar las

suyas propias. Entonces, entre otras posibilidades, podrá identificarse con lo que se dice

y con lo que no se dice, con lo que se sugiere y lo que se dispara en nosotros. El texto

literario puede llevarnos más allá de nosotros –y por eso algunos hablan de la lectura

como un viaje, como un traslado– pero también nos vuelve hacia adentro, trabaja en

nuestro interior y, a veces, nos ayuda a encontrar algunas respuestas, nos da la alegría de

disfrutarlo y de comprenderlo, si encontramos justo el libro que necesitábamos en ese

momento. Por eso –como dice George Steiner... “Un texto literario, bien escrito, dice

más de lo que hay en sus páginas: su lectura produce resonancias nítidas, induce

inquietudes; es decir, nos abre las puertas del placer intelectual.”5

5. Steiner, G. Extraterritorial. Ensayos sobre literatura y la revolución lingüística.

Barcelona, Seix Barral, 1973.

Como señala Italo Calvino: "La palabra une la huella visible, con la cosa ausente,

con la cosa deseada o temida, como un frágil puente improvisado tendido sobre el

vacío". –Y agrega–, "Por eso para mí el uso justo del lenguaje es el que permite

acercarse a las cosas (presentes o ausentes) con discreción y atención y cautela, con

el respeto hacia aquello que las cosas (presentes o ausentes) comunican sin

palabras".

Calvino, I. "Exactitud". En: Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid, Siruela,

1989, p.91.

Los encuentros con la lectura son muy valiosos porque aportan a la capacidad de

relacionarse y establecer lazos afectivos con otros, ya que, aun en contextos de

adversidad, existen acabadas muestras de que la relación entre las personas, niños y

adultos, a través de la lectura permitió aflorar pensamientos, sentimientos y

percepciones de sí y de los otros que hicieron posible una transformación positiva.

Como dice Michèle Petit: “El lenguaje nos construye. Cuanto más capaces somos de

darle un nombre a lo que vivimos, a las pruebas que soportamos, más aptos somos para

vivir y tomar cierta distancia respecto de lo que vivimos, y más aptos seremos para

convertirnos en sujetos de nuestro propio destino. Pueden quebrarnos, echarnos e

insultarnos con palabras, y también con silencios. Pero otras palabras nos dan lugar, nos

acogen, nos permiten volver a las fuentes, nos devuelven el sentido de nuestra vida. Y

algunas de esas palabras que nos restauran las encontramos en los libros. En particular

en obras cuyos autores han intentado transcribir lo más profundo de la experiencia

humana, desempolvando la lengua. Tener acceso a ellas no es un lujo: es un derecho, un

derecho cultural, como lo es el acceso al saber. Porque quizá no hay peor sufrimiento

que estar privado de palabras para darle sentido a lo que vivimos.

Una biblioteca, un libro, es algo que se ofrece, una hospitalidad que se ofrece.”6

6. Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México, FCE, 2001.

“El libro cerrado no es más que un objeto similar a cualquier otro. Vive realmente

cuando alguien lo abre e inicia una lectura que puede ser completa o incompleta,

enriquecedora o deficiente. No importa cómo sea sino que sea”.

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Augusto Roa Bastos. En: Clarín, Buenos Aires, 3 de diciembre, 1992.

Una opinión muy parecida tuvo un escritor argentino:

“¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con

hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez”.

Borges, Jorge Luis. "El libro". En: Borges oral. Buenos Aires, Emecé, 1979.

De eso se trata de abrir el libro y entrar en lo que nos propone y aportar lo nuestro, lo

que traemos con nosotros y se recrea con el autor.

Para comprender lo que ocurre con la literatura, tal vez convenga realizar una especie de

ejercicio con una palabra. Se puede realizar el ejercicio a solas o en grupo, en este

último caso será mucho más enriquecedor porque podremos cotejar nuestra experiencia

con la de otros.

Se propone, para esta vez, la palabra “patio”. La diremos en voz alta y la dejaremos

resonando en nuestro interior. Seguramente al pronunciarla cada uno evocará su propia

imagen de “patio” ¿cómo es ese patio? ¿cómo lo describiría? ¿qué colores predominan?

¿hay fragancias en esa evocación? ¿qué sonidos había? ¿apareció un patio o varios? ¿era

un lugar placentero o desagradable? ¿solitario o concurrido? Así podríamos seguir con

muchísimas preguntas porque no hay un solo patio igual para todos, cada uno pondrá su

propia experiencia con ese espacio, su sensibilidad, sus emociones, su fantasía, su

habilidad para recrearlo en la imaginación.

Parecido a eso es lo que sucede cuando se lee literatura. Hay una información que da el

libro, pero cada uno, en su lectura, pone de sí eso que le es propio según su experiencia

literaria y de vida. Cada palabra que se lee, cada texto despierta algo distinto en cada

lector.

Veamos, después de pensar en nuestro propio patio, qué imagen de patio nos dan

algunos autores que han elaborado literariamente lo que ha sido para nosotros un primer

ejercicio con la palabra.

Hace tiempo, el poeta y cantor Atahualpa Yupanqui pintó su patio en el campo

diciendo:

“…el patio de mi rancho era la pampa”.

Y Alfonsina Storni escribió:

“No las grandes verdades yo te pregunto, que

no las contestarías; solamente investigo

si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,

por los oscuros patios en flor, paseándose”.

Storni, Alfonsina. “Palabras a mi madre”. En: Alfonsina Storni; Antología poética.

Buenos Aires, CEAL, 1980, capítulo, 51.

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En Jorge Luis Borges también encontramos un patio:

“…y en el patio ajedrezado

la canilla periódica gotea”.

Borges, Jorge Luis. “Adrogué”. En: Adrogué. Buenos Aires, Adrogué, 1977.

¿Qué podríamos decir de estos patios literarios? ¿Se parecen entre sí?, ¿hay algún

sentimiento que esté rondando en ellos? ¿hay algo en esos versos que nos conmueve?

Todo eso y más nos pasa cuando leemos, cuando nos animamos a abrir un libro, cuando

nos arriesgamos a explorar y a elegir uno o algunos entre los que se hayan a nuestro

alrededor. Por eso decimos que un libro cerrado es sólo un objeto como cualquier otro y

algo raro ocurre cuando lo abrimos, porque su lectura nos involucra.

A continuación reproducimos un texto de Gustavo Roldán y otro

de Michèle Petit, en ellos ambos hacen referencia a su relación

con los libros y la lectura en algún momento de sus vidas. Después de leerlos, relate

episodios que recuerde de su experiencia con la lectura, a modo de autobiografía

lectora.

“Me crié en el monte chaqueño, cerca del Bermejo, cuando la tierra era plana, la luna se

posaba en las copas de los árboles y los cuentos sólo existían alrededor del fogón del

asado o en las ruedas del mate.

Después se inventaron los libros. O tal vez antes, pero yo no lo sabía. […] Entre idas y

vueltas, siempre vuelvo a Huckleberry Finn, Sandokán, todo Jack London, Las mil y

una noches, La isla del tesoro. Porque esos libros me ayudaron a crecer, a imaginar, a

pelear contra los perversos y contra el miedo, a defender la dignidad, a resistir, a volar.

Porque me dijeron, antes de que aprendiera nada de política, que era posible cambiar el

mundo. Cualquiera que aprende a volar puede resistir”.

Roldán, Gustavo. Conferencia. 6.º Congreso Centro de Difusión e Investigación de

Literatura Infantil y Juvenil (Cedilij), Córdoba, 1999.

“Cada vez le tenía más miedo a la vida. Y a los cuentos también, contaminados todos

desde La cabra del señor Séguin o Barba Azul. Hasta tal punto que su presencia física

se me hacía insoportable. Si descubría un solo libro de cuentos de Perrault o de los

hermanos Grimm en mi cuarto, los ogros, los verdugos, las mujeres estranguladas

amenazaban con surgir de entre las páginas y atraparme […] Me fascinó la historia de

Peter Pan. Ya no estaba sola, ahora tenía a Peter, y mi revista era una ventana, una

madriguera por la que me deslizaba para pasar al otro lado. Durante meses me creí Peter

Pan; me encantaba el color verde de su traje, precisamente aquel verde. No me asustaba

para nada el Capitán Garfio, ni el cocodrilo: Peter era invencible porque era más listo.

Obviamente, a diferencia de él yo no volaba, seguía prisionera del mundo de abajo.

Obviamente era un varón y yo una niña. Me pregunto si hay una sola niña en el mundo

que haya podido identificarse con Wendy, aquella insípida hermana mayor, atareada

con el aseo mientras que sus hermanos bailan con los indios; o con Campanita, la

presumida insoportable”.

Petit, Michèle. "Del Pato Donald a Thomas Bernhard; Autobiografía de una lectora

nacida en París en los años de posguerra". En: Lecturas: del espacio íntimo al espacio

público. México, FCE, 2001.

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A modo de cierre

Para terminar esta unidad, a modo de síntesis de lo tratado, detallamos algunos aspectos

para tener en cuenta.

Después de leer, elija uno de los puntos citados y vuelque su reflexión por escrito.

Remita el texto a su tutor:

Primero despertar el interés entre quienes no conocen el gusto por leer y ayudar

a quienes lo tenían y lo han perdido, decirles que “no está lejos, sólo se ha

extraviado. Es fácil de recuperar”, como señala Pennac.7

No hay edad para leer o comenzar con la lectura, lo importante es encontrarse

con los libros cuando querramos hacerlo.

Quienes trabajan en la tarea de animación a la lectura deben darse tiempo para la

reflexión, para hacer un balance de cómo está funcionando la planificación y

cómo seguirán en el camino. Estar atentos, despiertos para analizar la práctica,

organizar la rutina de trabajo y fundamentar lo que se está realizando.

Los libros, las lecturas que valen la pena son dones que se entregan con

generosidad para que otros disfruten.

7. Pennac, D. Como una novela. Buenos Aires, Norma, 1996.

El gusto por leer se transmite, se contagia.

Nunca se debe obligar, ni imponer castigos por no leer, lo importante es crear un

ambiente donde la lectura esté presente como algo cotidiano: aconsejar,

consultar un diccionario, hacer una lectura en voz alta, leer un libro que nos

guste antes de dormir, pensar en qué libro llevarnos en las vacaciones, visitar

librerías y hacernos socios de alguna biblioteca.

Cuando recomendamos una lectura o damos un libro no pedir nada a cambio,

ninguna tarea de tipo escolar, para que aquellos que se hayan alejado de la

lectura disocien esta de una obligación.

El silencio y la calma son imprescindibles para la concentración cuando recién

se comienza a ser lector, tanto para escuchar leer como para leer por sí mismo.

La lectura no consiste en devorar libros, sino en disfrutar con lo que se lee.

No se es lector por leer cantidades de libros, una única lectura puede hacernos

lectores.

Leer mucho, poco, de manera discontinua, salteando páginas, igual la lectura

siempre produce sentido. A veces unas palabras, unas frases nos revelan algo

importante, que nos interesa o que nos conmueve.

“Seleccionar no quiere decir restringir, sino todo lo contrario.

Seleccionar significa valorizar”.

Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer... Los niños y las bibliotecas. Bogotá, Cerlalc,

Procultura, Kapelusz, 1984, p. 39.

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Evaluación y selección

Elegir libros para niños, jóvenes o adultos implica tomar decisiones y esas decisiones

surgirán de la evaluación y posterior selección de libros, a partir de criterios básicos que

los mediadores podrán ir adquiriendo en su formación, por el desarrollo de la

experiencia laboral, si son bibliotecarios, y por su propio camino como lector.

Todo proyecto que incluya material de lectura, como cualquier actividad con libros,

requiere necesariamente una tarea previa: la evaluación y la selección de ellos. Gran

parte de los buenos resultados del encuentro de los niños, jóvenes y adultos con los

libros depende del material que los mediadores sepan elegir y acercar en el momento

oportuno.

La oferta del mercado es abrumadora; de lo que se publica sabemos que hay libros

excelentes, libros de mediana calidad, libros de calidad insuficiente, y la vida entera no

nos alcanzaría para leer todo lo que circula, de ahí la importancia de la selección. Como

señala la autora de la cita de la apertura, es poder acercar a los lectores los mejores

libros, teniendo en cuenta su calidad, pero también las necesidades y el gusto de los

lectores y también los objetivos de cada proyecto institucional.

Sobre el mismo tema de la selección, el escritor Ricardo Mariño hace una reflexión:

“Hay que discriminar. Las editoriales publican cientos de títulos por año y a cada

uno lo presentan como un gran libro. Sin embargo, un gran libro es una especie de

milagro. Un gran libro deja huellas profundas en las personas y frecuentemente los

gana como lectores para otros libros. Un mal libro, en cambio, es una poderosa

máquina de alejar gente de la lectura. De los cientos de títulos que se publican por

año la gran mayoría son literariamente intrascendentes. Siendo muy generoso se

podría decir que por año aparecen dos o tres libros muy buenos. El papel de

alguien que quiere promover la lectura es ubicar esos dos o tres libros. Nadie va a

hacer ese trabajo por él. Y no hay una máquina de detectar grandes libros. Para

complicar más las cosas, esos dos o tres libros no son los mismos para todo el

mundo”.

Mariño, Ricardo. Conferencia en la 15.ª Feria del Libro infantil y juvenil, Buenos Aires,

2004.

Ricardo Mariño en la cita se refiere a esos grandes libros capaces

de dejar “huellas profundas”, emociones y pensamientos que

quedan para siempre. ¿Ha leído usted algún libro difícil de olvidar? Cítelo. ¿Lo

recomendaría a otra persona? ¿Por qué?

Además del enorme caudal de libros que se publica, en ciertos casos, el mercado

editorial orienta los gustos y preferencias lectoras, por eso el bibliotecario debe tener

presente cuál es su papel profesional en las decisiones.

Para el bibliotecario, la evaluación y la selección de las lecturas y los libros constituye

una tarea esencial de su desempeño.

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Seleccionar significa elegir, optar y eso implica tomar decisiones que respondan de la

mejor manera a los objetivos. Si se trata de un docente, puede ser proponer un

acercamiento a la lectura a través de buenos libros tanto para una lectura recreativa e

interesante, como para que los alumnos adquieran una formación cultural, meta propia

de la escolarización. Si se trata de un bibliotecario o un mediador, la tarea es igualmente

central y un desafío: elegir por calidad, por necesidades de los usuarios, por proyectos

de la biblioteca pero, a la vez, teniendo en cuenta el presupuesto con que cuenta, que

constituye otra variable a considerar en ese desempeño.

Podemos decir que en la tarea de evaluar y seleccionar se ponen en juego:

La oferta del mercado: para lo cual debo conocer lo publicado, lo que circula,

los costos, qué editoriales existen y qué tipo de libros publica cada una.

Las metas y objetivos de la institución y su proyecto: cómo formar el fondo o

desarrollar la colección de la biblioteca o la escuela o llevar adelante actividades

o proyectos de promoción de la lectura.

La calidad de los libros: tener en cuenta aquellos libros que se destacan por su

propuesta tanto en los aspectos estético-literarios como en su formato y diseño y

porque abren nuevos mundos a la sensibilidad y el conocimiento de los lectores.

Las necesidades de los usuarios: surgen del reconocimiento de que las

bibliotecas públicas y escolares son entidades de servicio que deben brindar a

los usuarios el material que necesiten. Ninguna biblioteca podrá tener en su

acervo todo lo publicado, aún las más solventes económicamente. Pero sí deberá

aspirar a elegir los libros que serán utilizados por la mayor cantidad de personas

de la comunidad a la que pertenece.

Se trata de un delicado equilibrio que combina la calidad de los libros con las

necesidades e intereses de los lectores de una comunidad y los objetivos y las

propuestas de la biblioteca.

Será importante destacar también que no sólo se realiza una selección para formar o

desarrollar una colección. La evaluación y selección también entran en juego en el caso

de planificar actividades de promoción y animación de la lectura y no siempre se tratará

de elegir entre las novedades de reciente publicación. Aquí entonces será útil rastrear el

fondo existente y desempolvar aquellos libros olvidados que puestos en circulación con

otros materiales adquieren nuevos sentidos. Vale también la indicación, por ejemplo,

para organizar exposiciones de libros valiosos por su temática; y la misma postura

puede surgir cuando se recibe la donación de libros, otra de las vías de ingreso de

materiales a una biblioteca.

Evaluación y selección: dos tareas que

deben ir juntas

Los libros se evalúan con una visión crítica de la oferta del mercado editorial o del

material existente en la colección para llegar a elegir por su calidad.

Entonces se seleccionan esos libros en función de los programas específicos y la

consideración de los usuarios. Se podría decir que la evaluación se centra en aspectos

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intrínsecos al libro: textuales y paratextuales, como juzgar elementos literarios y

gráficos del texto. En cambio, la selección considera, además, los aspectos

extratextuales, aquellos que no tienen que ver con el libro en sí mismo, sino que son

externos a él, aspectos relacionados con intereses y necesidades de un grupo de usuarios

y, como se señaló antes, para responder a los objetivos y propósitos de la institución y

en función de acciones y proyectos específicos: desarrollo de colecciones de una

biblioteca con sus características propias (escolar, pública, rural, urbana, etc); las cajas

viajeras; los rincones de lectura; las reseñas para difusión del material; el préstamo

cotidiano con sugerencias de lecturas; etcétera.

Los bibliotecarios u otras personas, como mediadores, que tengan a su cargo la

evaluación y selección de libros tienen que ser buenos y entusiastas lectores, pero

además, para llevar a cabo la valoración del material, saber que pueden recurrir al

intercambio con otros colegas o medios especializados (revistas, folletos, promotores

editoriales, internet, etc.).

A modo de sugerencia se podría recomendar: leer y no sólo literatura; aprovechar la

experiencia adquirida; reflexionar sobre la práctica; estar abiertos a nuevas e

interesantes lecturas, tal vez, diferentes a las que conocían; estar dispuestos a modificar

esquemas de trabajo y, sobre todo, a planteos que a veces proponen las lecturas con

temas que inquietan nuestra manera de pensar y queno por eso debemos desechar. Saber

reconocer la calidad artística de los textos literarios, la buena resolución en el

tratamiento de los temas, más allá del tema en sí. Tener presente siempre que el arte,

después de todo, es transformación del lugar común.

Mirado de esta manera, elegir libros se presenta como un gran desafío y como una de

las más interesantes tareas que debe llevar adelante un bibliotecario, o la persona

encargada de hacerlo.

Debe seleccionar 10 títulos de literatura que usted podrá consultar

en librerías, bibliotecas, ferias de libros, etc. Para realizarlo tenga

en cuenta las opciones que se mencionan a continuación y elija sólo una de ellas:

1) Libros de imágenes para bebés.

2) Libros con ilustraciones y textos breves.

3) Cuentos para niños que ya saben leer solos.

4) Cuentos y/o novelas con textos más extensos y más complejos en su contenido y en

el tratamiento de los temas.

5) Leyendas, fábulas o mitos.

6) Poesía, canciones o juegos de palabras.

7) Historietas.

8) Teatro o teatro de títeres.

En el listado deberá consignarse Autor, título, editorial y colección a la que va destinado

cada libro elegido, datos básicos para ubicar los libros.

Al realizar la selección debe tener en cuenta las necesidades de la biblioteca para la cual

se realiza. Por lo tanto, para hacer esta actividad explicite brevemente las características

de la biblioteca: contexto sociocultural; ubicación; cantidad de libros para niños y

jóvenes que posee, perfil de los usuarios, etccétera.

Justifique por qué decidió hacer la compra de esos 10 títulos.

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Elaboración: se puede realizar en forma individual o con un compañero, para

consultarse en la tarea.

Conociendo autores argentinos y su obra

de literatura

© Alejandra López

En la tarea de evaluar y seleccionar nos ayuda conocer a los autores y sus obras. Es

probable que un buen autor, en general, escriba buenos libros, aunque no siempre las

producciones son parejas en su totalidad. Ese manejo nos ayuda para saber por dónde

comenzar a buscar. También suele ocurrir que un lector que se ha entusiasmado con un

escritor regrese a pedir más libros de él. Asimismo, nos orienta cuando queremos libros

de un tipo de literatura en particular, saber qué autores escriben ciencia ficción,

policiales, cuentos humorísticos, novelas románticas, historias con animales, entre otras

posibilidades. También es útil conocer el lugar de origen o residencia del autor y si

aparece reflejada en sus libros.

A continuación, se presenta un listado de autores argentinos por orden alfabético.

• María Teresa Andruetto

• Adela Basch

• Marcelo Birmajer

• Liliana Bodoc

• Elsa Bornemann

• Graciela Cabal

• Pablo De Santis

• Laura Devetach

• María Granata

• Isol

• Lilia Lardone

• Ricardo Mariño

• Mario Méndez

• Graciela Montes

• Luis María Pescetti

• María Cristina Ramos

• Gustavo Roldán

• Silvia Schujer

• Ana María Shua

• Perla Suez

• Patricia Suárez

• Esteban Valentino

• Javier Villafañe

• María Elena Walsh

• Ema Wolf

Le solicitamos que cite, al lado de cada nombre y apellido, un título del autor

presentado.

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Investigue y cite autores (argentinos o extranjeros) que escriban:

• Cuentos de Ciencia ficción

• Novela policial

• Novela histórica

• Cuentos de terror

Mencione en cada caso el título de una obra.

De esta amplia lista -donde se citan géneros y temáticas-

seleccione uno de los puntos (por ejemplo: Cuentos de humor) y

elabore un listado de 10 títulos, destinado a adolescentes/jóvenes usuarios de su

biblioteca. Cite los siguientes datos:

Apellido y nombre del autor, título, editorial y colección.

Trabaje con el fondo bibliográfico que posee la biblioteca. Tenga en cuenta también la

consulta de catálogos de editoriales y páginas en internet o visitas a la librería.

Teatro universal

Cuento latinoamericano

Narrativa argentina

Poetas argentinos y latinoamericanos

Narrativa de ciencia ficción

Cuento policial

Historias de terror

Literatura fantástica

Cuentos de humor

Biografías/autobiografías/memorias

Relatos costumbristas

Relatos de viajes

Poesía universal

Novela latinoamericana

Narrativa de escritoras

Arte (pintura/fotografía/dibujo)

Narrativa de amor

Literatura llevada al cine

Obras de un/a escritor/a

Divulgación científica

Teatro argentino

Leyendas

Historietas

Temas históricos

Una vez realizado el listado, puede, además, proponer un título de fantasía que sea

convocante para hacer la difusión de esos libros. Por ejemplo, si elige

Biografías/autobiografías/memorias, el título podría ser :“El camino de la vida” para el

listado de libros seleccionados.

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Finalmente, vaya imaginando y tomando notas para una propuesta

de lectura en la biblioteca u otro lugar elegido, vinculada al

material seleccionado. Se trata de un primer borrador que irá corrigiendo y que le será

útil cuando llegue a la unidad referida a Elaborar programas de lectura y a la unidad

sobre Guías de lectura.

A modo de cierre

Esta unidad contiene numerosas actividades, ya que es muy complejo transmitir sólo

con la teoría los aspectos vinculados a la evaluación y selección, si no se realiza

directamente con los libros y para situaciones concretas de la práctica.

Le proponemos para ayudarse en la tarea lo que llamaremos un diario de ruta, donde ir

volcando las primeras anotaciones necesarias, un lugar al cual recurrir como consulta de

lo que cada uno ha ido pensando y descubriendo, más allá de los informes y actividades

que envíe a su tutor.

Se trata de inaugurar un lugar para escribir. Un espacio que podrá ser un cuaderno

elegido especialmente, una libreta de anotaciones o papeles sueltos, lo que más le guste

y le sirva para poner por escrito aquello que vaya elaborando, pensado a partir de su

tarea cotidiana mientras planifica el proyecto y durante su realización.

En este diario de ruta, podrá escribir una palabra que le haya llamado la atención; contar

qué piensa sobre los libros o sobre lo que leyó; qué le gustaría hacer en el trabajo con la

gente; qué cosas recuerda de su historia con los libros, qué siente ahora; qué reflexión

puede realizar sobre ello y hasta cómo le gustaría armar un proyecto y empezar a

bosquejarlo para después concretarlo.

Podrá escribir un solo renglón, hacer listas, dibujos, esquemas o llenar páginas enteras

para después compartir si así lo quiere o para leerlo cuando lo necesite.

Este diario será un buen recurso como guía de apuntes para apoyar el trabajo y también

una compañía para los recorridos y exploraciones que emprenda.

Ojalá esta sugerencia realmente inaugure una buena manera de enriquecer la propia

experiencia.

El texto sobre Diario de ruta, está basado en Nuestro diario a diario, redactado por la

autora del curso, en el marco del Programa Familias y Nutrición, “Leer es contagioso”.

Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, 2006.

Me acuerdo de manosear mis libritos, de ordenarlos en fila, por colores, en forma de

naipes, y después elegir el que leería o me leerían.

Disfrutaba ejerciendo cierto poderío en ese terreno".

Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer... los niños y las bibliotecas. Bogotá, Cerlalc,

Procultura, Kapelusz, 1984, p. 39.

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Los libros para los más chicos

Vamos a observar con detalle los libros para los más chicos, analizando las propuestas

editoriales y los criterios para evaluar y seleccionar, con alguna referencia especial a la

lectura de literatura y luego reparar también en el importante papel de los adultos, en el

encuentro de los chicos con los libros y la lectura, en el espacio de la biblioteca.

Cuando se habla de libros para los más chicos, son aquellos libros para niños hasta los

cinco años de edad, aproximadamente, y desde los que tienen apenas meses y ya pueden

"jugar" con el libro (tocarlo, observar las imágenes), como un juguete que irá

cambiando su sentido paulatinamente, con el aprendizaje de la lectura. Se trata de libros

para recorrer solos o con la ayuda de los adultos u otros niños más grandes. Por eso, se

puede incluir textos breves para leerles, ya sean cuentos, poemas o adivinanzas.

Algunas características Dentro de este amplio espectro, haremos algunas descripciones que permitan distinguir

a cada uno de estos libros con sus particularidades. Es importante observarlos para

reconocer esas distinciones que ayudarán a la hora de la selección, abriendo esa gran

bolsa de los llamados libros infantiles, donde se mezclan títulos y propuestas.

Como primera gran división se puede clasificar, como en el caso de los libros para

adultos, de libros de Imaginación/ficción (los que construyen mundos imaginarios:

representan) y libros de divulgación/información (dicen algo sobre la realidad:

nombran).

Por otra parte, esta franja de la producción editorial de libros para niños ofrece una

interesante propuesta que reúne aspectos vinculados al diseño, a los materiales que se

emplean (tapa y hojas en cartoné, libros de tela o material plástico, tipo de papeles y

texturas, el uso del color y del blanco y negro, transparencias, calados, troquelados,

formatos diversos, uso de la fotografía, etc.) y a la marcada presencia de la ilustración,

configurando en su conjunto una estética peculiar.

La parte interior de un libro y su cubierta constituyen una unidad. Un diseño atractivo

significa también la correcta elección de la tipografía (tipo, tamaño de la letra, el

espacio entre líneas). En relación a los libros para los más chicos cabe agregar esa

particular relación entre el texto y la imagen. ¿Las imágenes son atractivas?, ¿la

interpretación de las imágenes es equívoca o compleja?, ¿son imágenes convencionales?

Estas podrían ser algunas de las preguntas a formular.

Un mediador, para decidir la compra de un libro, podrá reparar (en caso de no conocer

su contenido) en que sea manuable, resistente, bien impreso, no demasiado voluminoso

o pesado, fácil de hojear, que disponga de un margen blanco lo suficientemente amplio,

que el espacio entre las palabras no sea demasiado ancho ni estrecho, entre otros

aspectos.

Los chicos no llegan solos y directamente a los libros y la lectura. Hablemos entonces

de esos primeros libros que los adultos, como mediadores, tendrán la oportunidad de

encontrar en las librerías, ferias o bibliotecas o a través de catálogos y revistas

especializadas y habrán de evaluar y, finalmente, seleccionar para los chicos.

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¿Qué aspectos se pueden observar?

Materiales: cartoné, papel, material plástico.

La cubierta del libro: ¿dura o rústica?, ¿la ilustración de la cubierta es única o se

repite en el interior del libro?, ¿se presenta para llamar la atención del lector o

anticipa su contenido?

Tipo de letra: tamaño, forma.

Páginas: encuadernadas, sueltas, anilladas.

Ilustraciones: material empleado, técnicas, procedimientos (dibujo, pintura,

collage, pluma).

Si pertenece a alguna colección/serie.

Uso del color o blanco y negro.

Será importante, además, analizar, por ejemplo, cómo están representados los

personajes en las ilustraciones (figura humana, animales, objetos); el estilo (ilustración

primitiva, impresionista, cubista, realista, surrealista, hiperrealista, caricaturas); la

ambientación (nacional o extranjera, rural o de ciudad, etc.); aspectos de la

comunicación (colores vivos, suaves, sombríos; una ilustración más informativa o

imaginativa); el equilibrio entre la ilustración y el texto; si la ilustración dice cosas que

no fueron dichas en el texto.

En la franja de los libros destinados a los niños el concepto de colección cobra un papel

relevante, por lo tanto, también funciona como criterio de orientación en la selección.

Habitualmente, el nombre de cada colección encierra la temática, los objetivos de los

libros que la integran, o alude a alguna característica del diseño, a la concepción de la

propuesta o a la franja del público infantil a la que está destinada (Los libros del

chiquitín). Otras veces, se alude al personaje (Serie del Tipito) o se relaciona con

escenas de lectura en la infancia (Buenas noches).

Busque en su biblioteca libros que considere destinados para los

más chicos, ubíquelos sobre una mesa o escritorio o sobre una

alfombra. Comience a observarlos y prepárese para analizar los rasgos que los

caracterizan. Le será de utilidad tenerlos “a la mano” para cuando lea la clasificación

que se ofrece a continuación.

Una clasificación a partir de las

propuestas editoriales

En este momento, la oferta de libros para los más pequeños es muy amplia. Para

comenzar a mirar y elegir entre la vastedad de títulos y propuestas se pueden citar

aquellos libros que apelan a los primeros aprendizajes –cerca y lejos, arriba y abajo,

grande y pequeño, los colores– para que los chicos empiecen a nombrar el mundo que

los rodea. También existe la literatura: pequeñas rimas, juegos de palabras y canciones.

Después, las poesías y los cuentos.

Suele decirse que los libros para los más chicos tienen “muchas ilustraciones”. Pero,

¿todos los libros ilustrados son para los más chicos? ¿Qué ocurre con el libro álbum?

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¿Hablamos de cuentos solamente o incorporamos libros de información? Estas son

algunas de las preguntas que podemos hacernos.

Teniendo en cuenta los aspectos desarrollados se propone una clasificación según la

propuesta y presentación del libro:

Libros con imágenes, con textos breves. Estos relatos mínimos están a mitad de

camino de un texto que busca dar una enseñanza (compartir los juguetes por

ejemplo) y un texto más literario (Ejemplos: cuentan episodios de la vida

cotidiana de los chicos, también pueden ser sencillas rimas para enseñar los

números, entre otros casos).

Libros con imágenes, con textos breves, con lenguaje más sugerente y literario,

aun en su brevedad hay una incipiente presencia literaria.

Libro de imágenes, sin texto, con una secuencia narrativa. Un personaje o varios,

unidos por una acción lineal mínima.

Libro de imágenes, sin texto y sin una secuencia narrativa. Sucesión de

imágenes sin contar una historia, también pueden tener un personaje o elemento

que las relaciona pero sin armar relato.

Libro álbum: libro concebido como una unidad entre imágenes y texto, todo

libro álbum narra un cuento y no se podría quitar ni las imágenes ni el texto

porque perdería el sentido. Aquí las imágenes se convierten en la voz que

comunica algunas propiedades especiales del significado, que con frecuencia no

puede hacer el texto.

Cuentos con pictogramas, que combinan en la narración texto e imágenes.

Escritos con letra de imprenta mayúscula, con la particularidad de que

reemplazan algunas de las palabras del relato por dibujos simples, que permiten

reconocer fácilmente los objetos que representan. Destinado a los que

comienzan a leer solos, los chicos van reemplazando las imágenes por las

palabras.

Cuentos ilustrados o no. Lo más importante aquí es el texto. (libros para que un

adulto los lea). Se trata de cuentos populares de corta extensión o de autor, para

sumergirse de lleno en los relatos literarios. (Habrá que observar extensión y

complejidad antes de leérselos a los chicos).

Leyendas. Narraciones basadas en la tradición oral en versiones adaptadas para

los más chicos.

Poesías, adivinanzas, canciones, juegos de palabras. Incluye tanto el material

que forma parte de la tradición como la producción de autor y constituyen la

iniciación con el lenguaje literario.

Libro informativos o de divulgación de temas diversos: animales, alimentos,

texturas, colores, etc. Su finalidad es didáctica. El lenguaje es informativo. Están

ilustrados con fotografías o dibujos, con o sin texto.

Libro juego, por ejemplo: libros animados o pop-up; con agujeros; con

ventanitas; libro acordeón, abanico, puzzle; troquelados; tridimensionales;

musicales; libros en tela, material plástico, lavable o inflable; libros hechos con

tabletas de madera unidos por un cordón; y los llamados “libros de hacer”, en su

mayoría consisten en libros para dibujar, colorear o recortar, que implican una

actividad manual.

Libros originados por influencia de los medios de comunicación. Libros que

surgen después del formato audiovisual, como transcripción o novelización, a

partir de dibujos animados con numerosas y muy coloreadas ilustraciones.

Generalmente basados en heroínas o personajes de la pantalla de TV (Los

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Simpsons), cine (Pocahontas, El Rey León) o directamente personajes-juego,

como Barbie. Estas publicaciones parten del éxito comercial y coexisten con

otros formatos expresivos: figuritas, afiches, juguetes, etcétera.

Otros: se podría agregar también aquellos libros que no fueron pensados para los

más chicos, pero se los puede utilizar en esa etapa porque despiertan el interés

de los chicos, por ejemplo: libros de arte; libros con fotografías, originalmente

pensados para adultos, pero atractivos para los más chicos por las ilustraciones.

Libros de Ciencias naturales para chicos de más edad.

Encontrará un listado de libros para los más chicos, a

modo de ejemplo, de acuerdo con la clasificación

que acaba de leer. También, podrá ver una nómina de editoriales que se ocupan

de publicar para ese sector.

Libros a temprana edad ¿para qué?

La tarea de la evaluación y la selección van juntas: se analiza primero las propuestas

que ofrece el mercado con una visión crítica y luego se elige, se toma decisiones de

acuerdo con las funciones, las actividades o los proyectos específicos de una institución,

pero observando a la vez los intereses y las necesidades de los chicos. Se trata de una

tarea indispensable, pero compleja a la vez, porque en la actualidad el mercado editorial

pone al alcance una lista interminable de obras que aumenta cada año. Esto requiere

tiempo y serenidad para hacer la tarea de evaluación y selección. Una sola persona no

puede leer todo lo publicado, por eso se recurre a reseñas de revistas especializadas;

libros premiados; listas de recomendados; intercambio con otros bibliotecarios,

docentes, padres.

Los libros podrán ser para:

Leer en voz alta a los chicos

Observar las imágenes

Observar imágenes por su calidad estética

Contar una historia a partir de la secuencia de imágenes

Leer a la hora de dormir

Narrar

Desarrollar un tema en la sala del jardín o guardería

Jugar con palabras

Regalo de navidad / cumpleaños

Nombrar objetos representados de la vida cotidiana

Distinguir texturas

Aprender a contar

Descubrir los colores

Familiarizarse con el libro como objeto-juguete

Conocer sobre animales

Comenzar a leer con letra de imprenta

Colorear

Encontrarse con la literatura

Este tema se vincula estrechamente con la Unidad informativa 1: Sobre la

lectura. Por eso le sugerimos tener en cuenta los conceptos desarrollados

Page 25: _promocíon(2)

en ella en el momento de leer la presente unidad, ya que se tratará acerca de la

importancia del lenguaje de la literatura en los primeros años.

Además de nombrar el mundo con las palabras cotidianas será importante poner al

alcance de los chicos ese otro lenguaje que es el de la literatura. Aun en su brevedad y

sencillez, los textos literarios para los más chiquitos utilizan una estructura distinta del

habla de la vida cotidiana.

Ya a los 2 años, según algunos investigadores, los niños utilizan (en un 70%) alguna

convención literaria en su explicación de historias:

La inclusión de varias fórmulas de inicio y final.

El uso del imperfecto.

El intento de establecer relaciones causales entre los acontecimientos, etcétera.

Esto supone indicios que demuestran que los niños reconocen las historias como un uso

diferenciado del lenguaje, como un uso que es distinto del habla cotidiana.

Además de la descripción sobre los primeros indicios de la competencia literaria, estos

estudios han ofrecido datos sobre otros aspectos.

El papel de la literatura en el acceso al texto escrito: La observación demostró

que los niños adquieren muchos conocimientos a partir de los cuentos y del

folclore infantil.

La comprensión de las narraciones: Ha quedado bien establecido que la

adquisición del esquema narrativo se produce en los cuatro o cinco primeros

años de vida.

Los niños adquieren primero la capacidad de establecer una simple estructura asociativa

y evolucionan hasta obtener el dominio de una estructura basada en “un personaje a

quien le pasan cosas”.

Esta última estructura la poseen, sobre todo, a los cinco años y pueden integrar los

acontecimientos en una línea cronológica que conducirá al establecimiento de una

estructura narrativa del tipo introducción-nudo-desenlace.

La capacidad del lector de conectar los acontecimientos narrativos entre ellos tiene

relación con su habilidad de prever lo que pasará.

Literatura desde los primeros años

Si no lo hicieron ya sus padres, corresponde a los docentes y bibliotecarios de la

educación inicial familiarizar a los chicos con los textos literarios. Porque el relato tiene

que ver con nuestra especificidad humana, pensemos que desde siempre los seres

humanos han narrado y escrito historias que se han transmitido unos a otros. Esos

primeros contactos con los libros serán el inicio para ayudarlo también a apropiarse de

los bienes culturales que les corresponden.

Page 26: _promocíon(2)

La lectura ofrece un espacio doble, real y metafórico, donde sentirse suficientemente

protegido para poder ir y venir libremente sin peligro y abandonarse a la fantasía.

Encontrará dos lecturas. Un fragmento del artículo de Yolanda

Reyes sobre Las bebetecas y parte de la conferencia de Michèle

Petit acerca de la importancia de la narración y la lectura en los primeros años de los

niños.

En nuestras vidas –parafraseando a Renèe Diatkine– habitualmente nos manejamos con

un lenguaje utilitario que acompaña los hechos cotidianos, pero también contamos con

el lenguaje del relato. Este se utiliza para contar eventos con un inicio, un desarrollo y

un final, con una estructura que ordena el acto de la palabra y permite la construcción de

sentidos; es el lenguaje de la literatura, que en un juego con el tiempo y el espacio, nos

da la distancia necesaria para el desarrollo de una vida cultural.1

Pensar en libros y en literatura para los más chicos, obliga a situarnos en un contexto

especial, diferente del habitual, en el lugar de quien tiene todo por descubrir. En ese

vínculo los adultos debemos ser acompañantes de la exploración y el descubrimiento. El

papel de los adultos es acompañarlos y alimentar su curiosidad.

Según el especialista Evelio Cabrejo-Parra, hoy no les leemos libros a los chicos para

que se conviertan en buenos lectores, aunque sí pensamos en su futuro. Les leemos

ahora porque esas primeras lecturas ya tienen un valor para su experiencia.2

La lectura es una experiencia cultural, es una experiencia de vida. Es importante tejer en

esta etapa esas relaciones de intimidad que pueden perdurar para siempre. En esos

momentos compartidos se encuentra el gusto de hablarnos, de conocernos y la lectura de

literatura es una buena aliada, nos da palabras para ello. Hablamos de acercamiento real

y genuino con los lectores: escucharlos, compartir, promover simples encuentros donde

juego y lectura se cruzan como un alimento necesario de palabras, gestos, sonidos y

movimientos para los primeros aprendizajes. Compartir con ellos el pasaje de las

páginas o mirar juntos las imágenes, detenerse en un dibujo para recorrerlo con el dedo,

responder a cada pregunta o leerles siempre el mismo cuento que reclaman, forma parte

de la alegría de descubrir el mundo que comienzan a recorrer. Encuentros con el afecto

y los libros dan a los chicos la posibilidad de recibir información y explorar nuevas

emociones. Escenas cargadas de ternura que en el futuro se revelarán como una

literatura vivida y jugada.

1 Diatkine, R. "La lectura, un asunto de familia". En: Patte, G. Nuevas hojas de lectura.

Bogotá, mayo-septiembre 2003, p. 14.

2 Cabrejo-Parra, E. “La lectura comienza antes de los textos escritos”. En: Nuevas hojas

de lectura. Bogotá, septiembre-diciembre 2003.

Estén atentos a esos pedidos de repetición, que los chicos solicitan una y otra vez por el

placer de imitar y repetir, ya que tiene sus bondades. A esa espera de lo que se repite y

mantiene vivo el deseo de escuchar la continuación. Y también estar atentos a los gestos

que hacen los chicos cuando empiezan a explorar los libros. Gestos a veces poco

hábiles, pero llenos de voluntad, que demuestran una intensa actividad psíquica: los

dedos y las manos relevan al pensamiento y suplen la actividad de simbolización, no

adquirida del todo hasta el momento.

Page 27: _promocíon(2)

A modo de cierre

Para tener en cuenta y como augurio para las propuestas de promoción y animación de

la lectura desde las bibliotecas, y pensando en los más pequeños, sería bueno traducir el

lenguaje técnico propio de los servicios bibliotecarios al lenguaje que hay que

implementar para que esos futuros espacios a la medida de los chicos cobren sentido:

Evaluar y seleccionar libros: para darles lo más adecuado y lo de mejor calidad

estética y literaria.

Sala de lectura: como lugar con el clima apropiado para compartir y dar rienda

suelta a la independencia, la libertad, la curiosidad y el descubrimiento.

Lectura en voz alta: para ser donantes de literatura, de mundos amplios y

diferentes.

Préstamo domiciliario: como gesto importante para construir una relación de

confianza con los chicos y para que comiencen a apropiarse de su derecho y

responsabilidad a la cultura.

Reúna los libros para los más chicos que se encuentren en la

biblioteca y, de acuerdo con la clasificación presentada en la

Unidad, considere qué tipo de libro puede ser destinado para cada caso que se cita a

continuación.

a. Una sala de lectura para chicos de cuatro y cinco años (por ejemplo, de un jardín de

infantes).

b. Para observar las ilustraciones por su calidad estética.

c. Como regalo de un/a abuelo/a al nieto de dos años.

d. Como narración oral a chicos de tres años.

e. Lectura en voz alta a chicos de tres años.

f. Para que los chicos hojeen solos.

g. Para leerles antes de dormir.

h. Como conocimiento sobre animales, plantas u otros temas de divulgación.

i. Para reconocer formas y texturas.

j. Para contar una historia a partir de la secuencia de imágenes.

k. Como juego con palabras.

l. Para nombrar objetos representados de la vida cotidiana.

m-Para familiarizarse con el libro como objeto-juguete.

Nota: Tenga en cuenta que un mismo libro puede ser útil para varios fines.

Elabore un cuadro para enviar a su tutor.

"Cuando nos referimos a la ´Promoción y animación de la lectura´ solemos centrar el

interés en los textos literarios y no siempre tenemos en cuenta la incorporación de los

libros de información o de divulgación del conocimiento, sin embargo, estos libros

también pueden formar parte de las propuestas que hacemos a los lectores".

Boland, E. “Aquellos otros libros para leer”. En: Creando lazos de lectura. Módulo de

capacitación. Buenos Aires, Conabip, 2001, p. 14.

El arte de la divulgación

Page 28: _promocíon(2)

Vamos a dedicarle un poco de atención a esos otros libros que hay en una biblioteca, se

trata de los libros de divulgación o textos informativos. Es decir, aquellos textos que son

los que ponen en circulación el conocimiento, pero que no son los manuales o los textos

escolares. Dentro de este grupo se encuentran libros sobre ecología, historia, arte,

astronomía, física, música, entre otras áreas del saber.

Una definición de divulgación dice que es el arte de informar mientras se mantiene

cautiva la atención o el arte de interesar mientras se informa. Debe quedar claro que

divulgar el conocimiento no es vulgarizarlo. La divulgación del conocimiento que nos

acercan los libros informativos es una modalidad de presentación de la información

sobre diferentes temas. Todas las áreas pueden ser objeto de divulgación y tener a un

divulgador como intermediario.

Se puede agregar también que divulgación tampoco quiere decir resumir, reducir. Se

trata de una operación que implica saber elaborar y crear un producto nuevo, diferente

del original, pero que en contenido se mantiene fiel a ese original.

Preguntas que nos hacemos

Muchas veces nos encontramos en nuestra vida cotidiana haciéndonos preguntas, tanto

si somos chicos, como también los adultos. Por ejemplo, ¿cómo se forma el granizo?

¿Quién inventó la computadora? ¿Por qué un avión puede levantar vuelo? ¿Por qué los

perros tienen un olfato tan desarrollado? ¿Por qué encienden los fósforos? ¿Qué

distancia hay entre mi país y el Japón? ¿Cómo construyen los castores las represas?

Estas y otras preguntas pueden responderse consultando algunos libros, estos son los

llamados libros informativos.

Otras veces no se comienza por una curiosidad, sino que se encuentran los libros y es a

partir de ellos empezamos a interesarnos por un tema determinado. Por ejemplo, nos

descubrimos mirando con atención cómo se construían antiguamente las pirámides en

Egipto, cómo vivían los habitantes de Tierra del Fuego hace mucho tiempo, apreciando

la vida en el fondo del mar a través de excelentes fotografías de peces y plantas en ese

medio o cómo funcionan los cilindros de las motocicletas.

Este aspecto tan particular de investigación, de curiosidad, es difícil de medir y de

explicar porque pertenece al mundo subjetivo de cada persona, niño o adulto que se

acerca a un libro informativo. Pero es un punto que también importa, aunque no se

pueda anticipar ni medir con exactitud. Sí podemos garantizar a la hora de recomendar,

que la información que ofrece el libro es exacta (a veces, tal vez, tengamos que recurrir

a una consulta con un especialista), que la información sea comprensible en su

presentación y accesible (los libros informativos son para que cada uno pueda encontrar

lo que busca con poca o ninguna ayuda y lo más rápido posible).

Le sugerimos pensar en los temas que más le interesan o le

interesaron alguna vez. ¿Encontró respuestas en libros de

información? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Fue comprensible la información que le ofrecía el

material que consultó?

Elementos que componen la divulgación

Page 29: _promocíon(2)

Los destinatarios: público lector no especialista, personas con curiosidad y

deseos de conocer algo sobre un tema determinado.

El lenguaje o distintos tipos de lenguaje (visual, verbal, etc.) con impacto

comunicativo inmediato. Una buena combinación de todos ellos.

El divulgador: un profesional capaz de comprender las fuentes científicas y

a la vez las necesidades informativas del público al que se dirige.

La divulgación, entonces, busca o tiene como objetivo hacer accesible y

comprensible la información a un público amplio, que sea legible y

cautivadora.

De las características dadas sobre los libros de información, se pueden desprender

también los criterios a tener en cuenta a la hora de evaluarlos para hacer una selección,

ya sea para comprar libros para la biblioteca o para recomendar los que la biblioteca

posea en ese rubro.

Como ya dijimos, la lectura es una actividad compleja. Leer no es sólo descifrar signos,

identificar palabras en un texto coordinadas en frases y párrafos. Leer es comprender los

sentidos de un texto. Esto vale tanto para la lectura de literatura (que tiene sus

particularidades específicas), como para la lectura de textos informativos.

En el campo de los libros de divulgación de conocimientos a veces se proponen libros

que, o son sólo para iniciados o caen en la banalidad y lo anecdótico, por eso, aquí

también será necesario, a la hora de tomar decisiones en la selección, detenerse a

analizar cuáles son las propuestas editoriales que se ofrecen. Observar cómo es la

transposición de los saberes, el rigor científico para tratar los temas, pero si a la vez se

combina con una atractiva presentación, por ejemplo, teniendo en cuenta la escritura, las

ilustraciones, las fotografías, o la diagramación. No dejarse engañar, porque hay

muchos libros de información falsos: en realidad son libros escolares disfrazados, donde

se intercalan anécdotas, ilustraciones, pero el plan es el del libro escolar y hay que

descubrirlos.

Aquellos otros libros para leer

Los libros de información y de divulgación del conocimiento se han convertido en

“bellos objetos” que tanto adultos como niños tienen interés de mirar y hojear. Esto

responde en gran medida a los cambios realizados en el formato de los libros. Además,

los editores han trabajado sobre los materiales: diferentes texturas de papel, páginas

transparentes, recortadas o formatos originales. También ha evolucionado la calidad y la

función de la imagen. La fotografía que en una época había desaparecido de los libros

para niños, por ejemplo, ha resurgido con fuerza y notable calidad. De todas maneras,

siempre cabe preguntarse si en la edición contemporánea, los lectores encuentran

respuestas a sus preguntas y si pueden descifrar la información que se les ofrece en los

libros y que los sorprende a diario.

Temas científicos y técnicos La cobertura que hacen las editoriales de los temas científicos y técnicos se observa

desigual. Es probable que un lector interesado en los dinosaurios, suele ser un tema

favorito entre los chicos, encuentre más información y con mayor rapidez sobre ese

tema, que otro interesado en el funcionamiento de la televisión, un objeto más

cotidiano.

Page 30: _promocíon(2)

La producción parece concentrarse en un número restringido de temas, el porcentaje

más alto lo representan: naturaleza, universo, astronomía, prehistoria, geología y

zoología. “Se suele decir –como señala Claude Guérin– que hay mucho publicado sobre

animales, pero hay que matizar esa frase porque, en realidad, hay muchos libros sobre

los mismos animales. La edición es todavía demasiado pobre en libros de divulgación

de física, química, biología, así como en libros sobre los objetos de la vida cotidiana de

los niños o la matemáticas, por ejemplo”.1

Más allá de la oferta y presentación de los temas, sería importante dar una

recomendación a quienes recomiendan este tipo de libros: en divulgación científica es

esencial la exactitud. No decir nada falso es muy importante, sobre todo si uno se dirige

a niños cada vez más pequeños, como es la tendencia actual.

1. Pérez del Real, R. "Situación y perspectivas de los libros científicos para niños". En:

Nuevas hojas de lectura. Libros informativos. Bogotá, Fundalectura, enero-abril, 2003.

Libros científicos, sus características Será importante recordar una vez más que el rigor científico no está peleado con el

sentido lúdico de la vida. Como todos los libros, los textos científicos tienen que

provocar el deseo de sumergirse en su interior a partir de portadas atractivas y

contenidos sugerentes que no defrauden la expectativa que despertó la tapa y, además,

deben poseer un buen diseño interior que acompañe.

Los textos de ciencia y tecnología deben ser rigurosos y claros, sin errores de concepto

ni dobles interpretaciones. Cada volumen debe tener información apropiada,

equilibrada, porque si el contenido es muy dificultoso desanimará al lector. Hay temas

que por su complejidad merecen un tratamiento más extenso y simplificado, además de

una base teórica pertinente.

Respecto de las ilustraciones y fotografías, estas deben estar bien seleccionadas para

clarificar y ampliar el mensaje de los textos. Existen tres grandes tipos de ilustración en

el libro informativo que desempeñan un papel relevante: fotografías, dibujos y

esquemas. Por eso, será oportuno ayudar a reparar en esa información visual. Muchas

veces las fotografías pueden contar más o aclarar la explicación brindada en el texto y

hay que saber mirarlas cuidadosamente.

Finalmente, el libro de ciencia debe incluir bibliografía recomendada para profundizar

el tema, como modo de vitalizar la curiosidad.

Un buen libro de ciencia no solo toca la mente sino que es capaz de disparar la

imaginación y el placer que da el conocimiento. Como se ha propuesto la lectura en voz

alta para los libros de ficción, también se sugiere la lectura en voz

alta de estos libros.

Busque en la biblioteca ejemplos de libros informativos que

incluyan bibliografía recomendada para ampliar el tema. Localice en qué lugares del

texto se menciona dicha bibliografía. Elabore un breve informe para enviar a su tutor en

el que consignará:

1. Autor, título del libro elegido, lugar, editorial y fecha de edición.

2. Capítulo, unidad o tema elegido.

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3. Bibliografía recomendada para ampliar el tema seleccionado. Cite los datos de esa

bibliografía de ampliación.

Se recomienda una actividad de lectura en voz alta con textos

seleccionados de libros informativos tal como se lo propondrá en el

módulo 4 para los textos de literatura. La propuesta no sólo tiene que ver con la

posibilidad que dan los textos de leerlos en voz alta, sino también, en este caso, los

fragmentos funcionan como buenos ejemplos de claridad y precisión para dar

información sobre variados temas.

Libros informativos para los más chicos

Pensando en los más pequeños, en las últimas décadas, han surgido propuestas

interesantes de libros informativos. Se trata de un área poco explorada. Son libros que

contemplan saberes de la enseñanza sistemática, pero no son manuales y, a veces, se

desconoce cómo incorporarlos a las lecturas de los chicos. Además, fuera de la escuela,

su circulación no se presenta de la misma manera que lo que se ha logrado con los libros

de literatura.

Los libros informativos para chicos son aquellos que tratan temas de interés habitual

para los pequeños: los animales, el funcionamiento de las cosas, las estaciones del año,

entre otras temáticas. Libros que han incorporado una función de aprendizaje. Los libros

informativos ayudan a hablar sobre nuevos descubrimientos, a darles sus nombres y a

divertirse ejerciendo la comparación y contraste de los conceptos a través de las

distintas propuestas. Estos libros proporcionan, cuando la propuesta está bien

formulada, información a través de ejemplos concretos y siguen un itinerario que va de

lo familiar a lo desconocido.

Sin duda los primeros pasos en el aprendizaje son muy importantes. Si la curiosidad

natural de los chicos no se malogra con impedimentos, esos primeros pasos van dando

confianza para seguir con ganas de aprender, de investigar y de seguir en ese esfuerzo

con logros interesantes que se darán como resultado de la persistencia y de la práctica.

Así es como los libros empiezan a cumplir un papel en el aprendizaje. La curiosidad de

los chicos comienza a ir más allá del mundo cotidiano y de los objetos cercanos que

pueden controlar. Van en busca de nuevos escenarios con sus exploraciones y si los

libros que encuentran y les acercamos son atrayentes le agregarán algo más a lo que la

experiencia les ofrece a diario. Primero será encontrar información, el paso siguiente,

cómo transformarla, dónde, cuándo situarla para que se transforme en conocimiento.

Los buenos libros de información plantean las cuestiones comunes y corrientes, las más

cotidianas al mundo de los lectores pequeños y les hacen preguntas para que ellos

mismos se cuestionen: por ejemplo, sobre el aire, sobre el espacio, sobre el

comportamiento de los animales, etcétera.

Una de las características de estos libros es que no se parecen a las lecciones escolares,

porque no tienen la estructura típica de los libros escolares, son distintos de los libros de

texto. Suelen presentar el contenido de una manera diferente a la habitual, con un

registro de lenguaje también distinto.

Page 32: _promocíon(2)

En este encuentro de chicos con libros de información se trata de sumar curiosidad

inicial natural más información presentada de manera diferente. Comprobaremos que el

aprendizaje a través de los libros funcionará como un proceso intelectual y afectivo a la

vez.

Estos libros deben estar basados en estudios serios, realizados por personas que han

investigado el tema pero que, además, sean buenos comunicadores. Tienen que informar

con precisión, con claridad. Están obligados a instalar el conocimiento de la mejor

manera, para que el aprendizaje de los niños sea digno, sin ponerse serios y formales en

exceso e innecesariamente.

Como ocurre con la lectura de libros de literatura, en este caso también se puede

plantear una propuesta de lecturas que siga una secuencia, por temáticas, por niveles de

dificultad, etcétera.

Veamos el bosque, no solo el árbol

Como se puntualizó al comienzo, es común centrar el interés en los textos literarios y no

siempre se tienen en cuenta la incorporación de los libros de información o de

divulgación del conocimiento dentro de las propuestas que se hacen a los chicos. Sin

embargo, es notable el interés que muchos de ellos tienen en este tipo de libros, ya sea

por una espontánea y bien definida curiosidad por esta clase de temas, o porque han

llegado después de transitar textos literarios, y entonces, estos textos de divulgación les

aportan una información necesaria para desentrañar mejor los sentidos que presenta la

lectura literaria. Así conocer, comprender, también son maneras de encontrarle sentido

al leer, de encontrar ese "placer" del que tanto se habla. En este interjuego que puede

darse entre las lecturas de textos informativos y literarios, es probable, por ejemplo, que

si los chicos se asoman a la concepción del mundo que tenían los mayas (a través de un

texto informativo) tengan un acercamiento más interesante a las narraciones que han

llegado de ese pueblo.

La lectura de textos de información puede ser, entonces, una meta y también, un camino

para otras lecturas. Solemos ver a los chicos demorarse en las imágenes que ilustran la

construcción de un castillo medieval, o en la fotografía del observatorio de Chichen Itzá

o en develar los misterios de Machu Picchu, o simplemente, en recorrer con el dedo la

reproducción de un códice como lo haría un arqueólogo, o a lo mejor, interiorizándose

sobre cómo despega un cohete espacial. Tal vez, sea la manera de acercarse mejor al

mundo de la fantasía, de leer mejor los cuentos de hadas, los mitos de América Latina o

los cuentos de ciencia ficción. Todas son maneras posibles de construirse como lector.

Cada uno arma su propia trayectoria, que debemos respetar. Así como ningún lector es

idéntico a otro, ningún texto es igual a otro, y cada uno pedirá una

lectura particular.

Muchos de los libros que se presentan pueden estar en las

bibliotecas, algunos están destinados a un público adulto, otros a niños o jóvenes. Le

proponemos buscar en su biblioteca algunos de ellos u otros similares y observar para

qué lector han sido preparados.

Busque libros informativos en su biblioteca y arme otros listados

bibliográficos ordenados por temas (por ejemplo: “animales”,

Page 33: _promocíon(2)

“deportes”, “rock”, “arte”), con recomendación por edades (no rígidas), por ejemplo: “a

partir de 6 años” o “a partir de 12 años”, “para niños”, “para jóvenes”, etcétera.

Envíe al menos tres listados a su tutor.

Recuerde: cuando nos referimos a los libros de información o de divulgación del

conocimiento no se incluyen los textos o manuales escolares.

El libro de arte también puede tener un

lugar

A partir del desarrollo de los libros científicos y técnicos en los años ’80 y ’90, ha

aparecido un nuevo campo en los libros de conocimientos para niños: el libro de arte.

El libro de arte, especialmente de pintura y de escultura, aunque también la fotografía y

la arquitectura, en su dimensión artística, tienen una presencia en este tipo de ediciones.

En general, cuando se habla de libro de arte debemos tener en cuenta que nos referimos

a reproducciones de obras únicas, que, obviamente, en el libro no se apreciarán en su

magnitud: su materia, dimensiones y colores van a ser traicionados. Sin embargo,

también sabemos que el libro es transportable y cumple una función primordial: permite

al niño observar y detenerse sobre una imagen todo el tiempo que lo desee, llevarla

adonde quiera y “contemplar” una obra que tal vez nunca pueda disfrutar de manera

directa. El libro de arte, entonces, suele ocuparse del “arte reconocido”, el arte

“colgado”, tanto sea antiguo como contemporáneo.

Según lo que ha podido observar en su trabajo cotidiano, ¿qué

temas interesan a los adultos?, ¿cuáles cree que interesan a los

niños?, ¿y a los adolescentes?

Realice un listado de esos temas. Luego seleccione uno y prepare otro listado de

materiales vinculados a la información en otros formatos y que pueda ofrecer a los

interesados (CD, videos, programas de televisión, láminas, mapas, etc.).

Envíe sus notas al tutor.

A modo de cierre

Como síntesis, se puede decir que, además de los textos literarios y otros materiales, los

libros informativos pueden formar parte de un proyecto de promoción de la lectura.

Estos libros se ocupan de la divulgación del conocimiento en distintas áreas del saber,

por ejemplo: ecología, historia, arte, astronomía, física, música, entre otras. Suelen

interesar a muchas personas, niños o adultos, aficionados ya a su lectura o también,

pueden ser motivo de atracción para quienes aún no se han interesado por ellos o no

saben qué pueden encontrar con su lectura, de ahí la importancia de incorporarlos en las

propuestas.

Se debe recordar que no se trata de manuales o textos escolares –como se ha señalado–

y que su objetivo es hacer accesible información, a veces compleja, a un público amplio

y diverso.

En sus páginas, muchas veces los lectores encuentran respuestas a diversos

Page 34: _promocíon(2)

interrogantes, incluso a los temas más cotidianos. Por las características de su edición,

con ilustraciones o fotografías, son atractivos y convocan tanto a los adultos como a los

chicos.

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Storni, Alfonsina. “Palabras a mi madre”. En: Alfonsina Storni; Antología poética.

Buenos Aires, CEAL, 1980.

Woolf, Virginia. La torre inclinada y otros ensayos. Barcelona, Lumen, 1977.

“Ya está el proyecto haciéndonos gestos desde la lejanía.

Ahora hay que encontrar el camino para llegar a la meta...”.

Marina, José Antonio. "Las actividades de búsqueda". En: Teoría de la inteligencia

creadora. Barcelona, Anagrama, 2000, p. 173.

¿Por qué se hacen proyectos de

promoción de la lectura?

Hacemos proyectos de promoción de la lectura porque buscamos formar lectores

autónomos a largo plazo. Entonces, esos planes los concretamos realizando actividades

de animación con los potenciales lectores, los animamos al encuentro con los libros y la

lectura. ¿Cómo comienza la programación? ¿Qué es hacer un proyecto? ¿Cómo

hacerlo?

Como se puntualizó, la promoción de la lectura y la animación serán realmente efectivas

si se piensan a largo plazo, si se observan como un proceso. Por lo tanto se hace

necesaria una programación que muestre la regularidad y la continuidad de las acciones

que se van a llevar a cabo.

También es importante insistir, una vez más, en que no solo las personas que trabajan en

la biblioteca o un bibliotecario tienen que hacer todas las tareas que implique la

propuesta de lectura. Esto es, pensar el proyecto, redactarlo, gestionar fondos, realizar

las actividades específicas de animación, continuar atendiendo a los usuarios habituales,

etc., etc. Y, entonces, ¿quiénes pueden participar? Un bibliotecario/a, un/a abuelo/a con

ganas de leer a los chicos, un narrador, miembros de la comisión directiva de la

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biblioteca, docentes, locutores de radio, jóvenes que les interese leer a niños o ancianos,

otros miembros de la comunidad.

Se trata de avanzar de a poco y distribuir las tareas. Siempre hay alguien que se

encuentre más cómodo planificando, seguramente, otra persona resuelve mejor las

compras o la selección de libros, por ejemplo, y otros podrán narrar o leer en voz alta a

los chicos o a los adultos. Sin duda es una tarea de equipo donde hay una consulta

permamente entre los que participan del trabajo y tareas para cumplir individualmente o

en subgrupos.

Como ya se expresó, una actividad aislada no constituye una promoción de la lectura.

Podrá sí llamar un poco la atención, ser un estallido, pero no contribuye a la verdadera

formación de lectores.

La promoción de la lectura contempla múltiples aspectos teóricos, implica tener una

concepción de la lectura, conocimiento de los materiales y ciertas herramientas para

desarrollar las actividades con las personas. Esos aspectos teóricos se resuelven en la

acción o mejor, en una serie de acciones y, para que esas acciones den un resultado

visible y transformador, como se busca, hay que programarlas. ¿Cómo comenzar a

pensar la propuesta?

El comienzo de la trama o cómo tramar

Cuando se comienza a trabajar en un proyecto se cuenta con “irrealidades pensadas”,

con el deseo de llevarlos a cabo y con preguntas. Tal como dice Marina en el texto del

comienzo de la Unidad, el proyecto hace gestos desde la lejanía y motiva el camino. El

proyecto es la meta que atrae, que se pretende alcanzar, aunque sea de forma remota.

Todo lo demás se va construyendo mediante la acción y la reflexión permanente y estará

condicionado por la realidad. “Esta vocación de realidad lo distingue de la ensoñación”

–dice Antonio Marina– aunque guarda con ella estrechos vínculos. Sería “una suma de

acciones, de ensoñación y tenacidad, con anticipaciones y memorias. Se incluyen

también las condiciones o restricciones que cada uno sufre o se impone, entonces habrá

una hábil gestión de restricciones".1

1. Marina, José Antonio. "Tratado del proyectar". En: op. cit. p.

163.

Piense y luego enumere acciones que imaginó para la promoción

y considera posibles de realizar porque están dadas las condiciones en la realidad.

¿Cuáles cree que son más difíciles de concretar y por qué?

Una cuestión muy importante al momento de empezar a pensar en el proyecto es contar

con las personas que trabajarán y saber quiénes serán los destinatarios. Verificar las

posibilidades reales con que se cuenta, las personas que se pueden convocar (observar y

registrar sus habilidades) ayuda a vislumbrar las situaciones posibles de realizar. Lo

mismo ocurre con el material para ofrecer: conocer los relatos, las temáticas, las

ilustraciones, ayuda a ir dibujando las actividades concretas.

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Es importante que las personas que trabajen tengan formación y sensibilidad, una

singular combinación que da los mejores resultados. Y aquí es imposible enunciar

recetas, serían inútiles. Se trata de componer, con la mayor creatividad y originalidad

posibles una propuesta sólida pero flexible a la vez. Que parte del deseo de hacer, y de

los saberes y el conocimiento del tema, teniendo en cuenta la comunidad a la cual se

dirige. Se va tramando paso a paso, se vuelve sobre los proyectos que se hicieron antes,

se reflexiona, se crea diariamente, hasta que un día se encuentra la forma adecuada y se

comienza a gestionar para concretarla.

Y allí, aunque a veces no son tan evidentes, están todas las lecturas de un recorrido

personal. Allí están los autores transitados que ayudan a pensar y a decir las cosas; los

testimonios de las personas que escuchamos, las escenas de lectura observadas a lo

largo del tiempo. Aparecen algunos hallazgos personales, pero, en realidad, se trata de

un interjuego permanente con los otros.

Cuando el proyecto ya hace gestos desde lejos, queda encontrar el camino para

llegar a la meta: buscar el contenido.

En la elaboración, en la trama que se va armando, ocurre todo casi a la vez, pero

para exponerlo se podría ordenar así:

z Tiene que existir una concepción de la lectura que atraviese todo el

proyecto (democratizadora, no autoritaria).

Pensar los destinatarios y el alcance de la propuesta (niños, jóvenes,

adultos), teniendo en cuenta tanto a los lectores, como a quienes no conocen

la existencia de la biblioteca y hay que presentársela.

Seleccionar los mediadores, es decir, todas las personas que van a colaborar

en la realización.

Hacer una selección de textos teóricos y metodológicos con los mediadores

que se consultarán para saber cómo llevar adelante las acciones y orientar a

otras personas que continuarán con la tarea.

Si es necesario, hay que planificar también una capacitación para las

personas que van a colaborar. A veces hay voluntad, pero se necesitan

herramientas y alguien más avezado puede ayudar a los que recién

comienzan. Por ejemplo, reunirse para leer juntos o contar experiencias.

La selección de libros de ficción (cuentos, novelas, poesías, obras de teatro,

relatos) y libros informativos (arte, ciencia, etc.) tanto para niños, jóvenes o

adultos, según el proyecto.

Programar jornadas de trabajo con los mediadores de supervisión y

evaluación para ver cómo se está desarrollando la tarea.

También es importante poner un nombre al proyecto que lo identifique, que

lo distinga y sea su carta de presentación. Un nombre atractivo, que llame la

atención, que tenga que ver con lo que se ha planificado y se busca lograr,

que también permita transmitir la concepción de lectura que lo moviliza.

Elaborar estrategias de difusión del programa que se llevará a cabo (contacto

con los medios, elaboración de guías de lectura, cartelera, ferias del libro,

exposiciones, visitas a las escuelas y las casas).

Page 39: _promocíon(2)

Un nombre que convoque puede ser muy útil para darlo a conocer cuando se realice la

difusión y también ayudará a exponer los rasgos que lo caracterizan, sobre todo en el

caso de que se presente ante algún organismo para obtener fondos para financiarlo.

Algunos ejemplos: “Creando lazos de lectura” (proyecto de capacitación para

bibliotecarios); “Leamos de la mano de papá y mamá” (proyecto de lectura para las

familias); “Los buhoneros de los libros” (proyecto para llevar libros a las zonas

rurales).2

2. “Creando lazos de lectura” se realizó para todas las provincias de la Argentina a

través de la Conabip (2001).

“Leamos de la mano de papá y mamá”: esta red fue creada por Cerlalc con apoyo de

Conaculta y de la Oficina del libro de la Embajada de Francia en México. Está presente

en ese país y en Nicaragua, Panamá, Venezuela y Colombia.

“Los buhoneros de los libros”: llevado a cabo por el Movimiento Cuarto Mundo de

España, a través de voluntarios que recorrían las zonas más aisladas. Toma su nombre

de la tradición que duró hasta el siglo xix en el campo francés, donde los “buhoneros”

iban de granja en granja para llevar libros baratos y divulgar la cultura popular.

Recuerden que en la elaboración de un proyecto, la información no sólo viene de la

realidad, de la experiencia, sino también de las lecturas, de la investigación. Hay autores

que han trabajado antes que ustedes, o que han estado reflexionando en el tema de la

lectura y que brindan un marco válido para poder pensar las prácticas que se vayan

concretando y permitan reflexionar sobre el tema con otras herramientas.

¿Por dónde empezar?

Tal vez sea bueno comenzar imaginando un objetivo concreto: una actividad, por

ejemplo, leer a los chicos más chicos. Esto puede funcionar como puntapié inicial. Y

ahora habrá que seguir haciéndose preguntas en torno de esa primera idea y dar

respuestas posibles, tentativas, para que el proyecto crezca:

¿Cómo se convoca a los chicos más chicos?: Invitando a los jardínes de infantes o

guarderías.

¿Quiénes pueden colaborar?: Los maestros o las madres cuidadoras de esas

instituciones. Alguna vez podemos invitar también a la familia de los chicos (padres,

abuelos, hermanos).

¿Qué tareas pueden hacer los adultos y jóvenes además de compartir el encuentro?:

Cuidar a los chicos y atender necesidades que surjan, leerles, narrarles, mirar los libros

con ellos.

¿Qué actividades se pueden realizar?: Lectura de cuentos, narraciones, observación de

libros ilustrados, entre otras.

¿Con qué libros se cuenta?: Realizar una selección a partir de lo que hay en la biblioteca

y si es posible, y necesario, hacer una compra. Se puede comenzar con los libros

disponibles e ir sumando otros a medida que el proyecto se desarrolla. Según la cantidad

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de libros existentes, también es conveniente pensar en incorporar el préstamo a

domicilio para que los participantes continúen leyendo en sus casas.

¿Dónde se realizarán las actividades?: En la sede de la biblioteca, en una escuela, al aire

libre o alternando los espacios.

¿Qué periodicidad tendrán las actividades?: Podrán ser diarias, semanales, quincenales,

mensuales, etcétera.

¿Cuál será la duración de todo el proyecto?: Podrá extenderse por un cuatrimestre, un

año o más.

¿Qué objetivos o metas se desean alcanzar con este proyecto?: Un objetivo muy general

a alcanzar a largo o mediano plazo puede ser “que los chicos tengan un vínculo con los

libros”, y un objetivo más específico, que puede concretarse y observarse en el día, “que

los chicos escuchen la lectura de un cuento”.

¿Qué eventos especiales se pueden incorporar?: Por ejemplo, alguna fecha en particular

(día del libro, día del niño) y convocar a la familia para compartir un encuentro con los

libros.

¿Qué nombre tendría el proyecto?: “Mirar, tocar y leer”.

De acuerdo a las preguntas que leyó hasta aquí, ¿qué preguntas se

formularía si fuese un proyecto para adultos mayores y qué

respuestas daría?

a) Enunciarlas por escrito a modo de un primer borrador, para luego desarrollarlas más

extensamente.

Programación interna y programación

externa (los proyectos)

Si se ha podido dar un ordenamiento coherente a las actividades, a partir de la serie de

preguntas-respuestas, con una secuencia adecuada, de acuerdo a la comunidad con la

que se va a trabajar, ya se encuentra a mitad de camino entre lo que serían las acciones

con cierta programación interna para el grupo de trabajo o institución donde se

realizarán.

La elaboración de los proyectos correspondería a lo que se denomina programación

externa, lo planificado para el exterior (porque se está pensando en la presentación ante

una institución o personas que tienen que avalar la realización de la propuesta, u otras

instituciones u organismos que no solo avalan el proyecto sino también pueden

contribuir con apoyo económico). En tal caso, la redacción y estructura del proyecto

debe cumplir con ciertos requisitos formales de presentación. Conviene tener en cuenta

que estos requisitos deben responder a un contenido genuino y mostrar clara y de

manera coherente lo que se pretende hacer.3

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3. La denominación programación externa y programación interna fue tomada de:

Colombres, Adolfo. Manual del promotor cultural (II) La acción práctica. Buenos

Aires: Colihue, 1997.

El proyecto: guía de algunos requisitos

Se hará un esquema que sirva como guía para armar un proyecto. Se trata de idear una

actividad que se quiere realizar y elegir los mecanismos más apropiados para alcanzar

un objetivo. Aquí entran a jugar los recursos, tanto humanos como materiales y, sobre

todo, la necesidad de racionalizarlos.

Cuando estén elaborando el proyecto debe quedar organizado hasta su término. Pero

hay que tener en cuenta que, a veces, hay que reformular objetivos, dar prioridades y

eso tal vez lleve a hacer modificaciones o suspender alguna etapa. Esto no debe ser

interpretado como señal de un fracaso, sino como una opción que se ha podido tomar

porque la programación fue flexible y permitió contar con previsiones.

Si se tiene claro lo que se vio en el ítem de las preguntas y respuestas que ayudó a

pensar la programación interna, se puede dar forma al proyecto (programación externa)

siguiendo el patrón general que se propone a continuación:

1. Nombre del proyecto (título de fantasía y conceptual, por ejemplo: “Desde

la cuna”. Programa de lectura para los más chicos).

2. Ubicación geográfica (lugar donde se concretará).

3. Responsables del proyecto (instituciones y/o personas).

4. Beneficiarios (sector de la población beneficiado y cantidad promedio de

personas).

5. Duración (tiempo de duración señalando fechas de inicio y finalización).

6. Objetivos y metas (de manera breve y clara se puntualizará lo que se va a

realizar y las metas que se pretende alcanzar con ello).

7. Antecedentes del programa (se describirán acciones anteriores realizadas

por la institución u otras, si se considera importante por los resultados, para

reforzar la nueva realización).

8. Descripción (se detallarán las acciones a realizar, paso por paso).

9. Bibliografía (es importante dejar constancia de los materiales de consulta

que se usaron para elaborar la propuesta).

10. Personal (se especificará cuántas personas van a trabajar, así como sus

perfiles y si existirán tareas de realización voluntaria o remunerada).

11. Ruta crítica (se indicará el tiempo en que se irán cumpliendo las diversas

etapas del programa, esto se puede realizar con fichas)

12. Presupuesto (se indicará el dinero que se precisa, dividido en rubros, y

agregando un 10% del total para imprevistos).

13. Administración de los fondos (indicación del momento o momentos en que

se entregará el dinero, cómo y cuándo se rendirán las cuentas, quién será el

responsable directo del manejo administrativo, y cómo se ejercerá la

supervisión).

14. Evaluación del programa (se propondrán acciones, mecanismos y criterios

para medir los resultados del programa durante su ejecución y una vez que

el mismo termine).

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15. Diario de ruta (además de la ruta crítica, también puede ser útil y necesario

un cuaderno de apuntes, casi un diario íntimo que se puede compartir, como

para ir volcando espontáneamente lo que se va observando y llama la

atención, suelen ser registros muy valiosos.

Véase la referencia al Diario de ruta propuesto en la Unidad informativa 2

del Módulo 2.

A modo de cierre

Técnicas y estrategias de animación A modo de cierre, se citan algunas técnicas y estrategias para ayudar a cumplir con las

metas propuestas: que la gente se acerque a la biblioteca, que se encuentre con los libros

y la lectura y que el interés permanezca y se vaya profundizando. Por supuesto, todo

esto cada uno lo adaptará a las posibilidades con que cuente. Se puede hacer una

clasificación de las técnicas y estrategias.

1. Actividades de atracción

Las actividades de atracción tienen como fin atraer al público hacia la biblioteca o

actividad que organicemos, ya que si la gente no va a la biblioteca es la biblioteca la que

debe salir a su encuentro. Por ejemplo:

a) Participar en los acontecimientos locales (la Feria del libro: contar con un espacio

para difundir las actividades y servicios junto con las librerías).

b) Aprovechar la corriente que se genera en ciertas fechas relevantes en que hay

cobertura de los medios locales y nacionales (día del medio ambiente, día de San

Valentín, día dedicado a la prevención del SIDA, día de la paz); también crear un

evento que pueda repetirse cada año: por ejemplo, en primavera, la semana de la poesía.

c) Anunciar la disposición de la biblioteca para recibir visitas colectivas tanto de niños

como adultos (organizarlas con un día y horarios para poder recibirlos, aunque sea una

vez por mes);

d) Participar en los medios (solicitar un espacio breve en la radio local, por ejemplo,

para difundir las actividades, los libros nuevos que se han adquirido, las

recomendaciones de libros, hasta incluso la lectura de un cuento o poema que podrán

encontrar luego en la biblioteca. También un espacio en el periódico para difundir esa

misma información y, si alguien se anima, publicar reseñas de libros recomendados).

e) Acercar el servicio bibliotecario a los lugares donde la gente se reúne y pasa su

tiempo (suele ocurrir que las bibliotecas pierden su público durante el verano, los chicos

dejan de concurrir porque ya no necesitan consultar textos para sus tareas escolares, los

adultos ocupan su tiempo libre en otros espacios, o la misma biblioteca restringe sus

horarios). Entonces puede ser una buena idea tomar una valija o canasta y ofrecer en el

club, en el río o en los camping un libro o un rato de lecturas. Hay bibliotecas que

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pertenecen a localidades cercanas a la playa y ya lo están haciendo, pero también es

viable en el campo o en las zonas de montaña.

2. Actividades de profundización:

Una vez provocado el interés hacia los servicios que ofrece la biblioteca, habrá que

trabajar para animarlos a continuar con ese acercamiento. Será la oportunidad de

profundizar la cercanía orientando a las personas en la búsqueda de libros de mayor

calidad. Por ejemplo:

a) Elaborar guías de lectura.

b) Realizar exposiciones bibliográficas.

c) Organizar presentaciones de libros (pueden estar a cargo del autor, del bibliotecario o

de lectores avezados).

d) Confeccionar una lista de libros más leídos y recomendados por otros lectores.

e) Organizar clubes de lectura. Un club de lectura es un grupo de personas, niños o

adultos, que lee al mismo tiempo una obra concreta que la biblioteca presta a cada

integrante del club. El grupo se reúne semanalmente (o cuando lo establezca) para

comentar lo que ha leído (siempre se fija un número de páginas o capítulos, según

corresponda, para poder avanzar en conjunto). Para que exista un club de lectura son

necesarios varios elementos: un grupo de lectores (entre 8 y 30 integrantes es lo usual y

razonable para trabajar bien), un coordinador que ayuda con la elección de los textos

que se van a leer, que fracciona las lecturas y coordina los análisis y comentarios sobre

la obra. La labor del coordinador puede realizarla un bibliotecario, pero también puede

ejercerla alguien que se preste voluntariamente o, si se cuenta con presupuesto, contratar

a una persona para que ejerza ese papel. En cuanto a su perfil, tendrá que ser un

profesor/a de literatura o una persona con experiencia de lectura, pero, además del

conocimiento, con disposición de compartir su experiencia y de guiar a los otros.

f) Proponer lecturas por centros de interés. Por ejemplo: “La Argentina” y a partir de allí

ofrecer literatura de autores argentinos; textos de historia de la Argentina; relatos de

viajes por el país; exposiciones de artesanía argentina; leyendas de distintas regiones del

país, etcétera.

g) En algunos países también se realizan actividades creativas para reunir a la

comunidad en ciertas celebraciones vinculadas a la lectura: Día del Libro o Día de las

Bibliotecas, o incluso para el Aniversario del pueblo. Estas actividades constituyen una

buena ocasión para recordar el origen de esas fechas, pero también la vigencia que

pueden tener.

h) Otros. Confección de álbumes de recuerdos que realizan personas de la tercera edad.

Consiste en la elaboración de un libro colectivo en donde se van reuniendo los

recuerdos del grupo que lo crea. En el álbum cabe todo: fotografías antiguas de la

ciudad, noticias publicadas por los periódicos de entonces, poemas que estaban de

moda, recetas de comidas típicas, etc. El libro queda en la biblioteca y puede circular

entre los vecinos.

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Encuentros para contar relatos que circulan en la región, de tiempos pasados y mitos

actuales. Se pueden grabar o volcar por escrito y armar cuadernillos para que queden en

la biblioteca, y también puedan circular entre la gente del lugar.

Las actividades enunciadas y muchas otras que imaginen pueden desarrollarse y

utilizarse para formar parte de un proyecto.

Piense en una actividad de atracción ¿cuál cree que es posible

realizar en su comunidad y por qué?

1. Ahora sugiera una actividad de profundización de la lectura, ¿para quiénes la

destinaría, niños, jóvenes o adultos? Justifique su elección.

2. Realice un detalle pormenorizado de cómo la llevaría a cabo. Piense en cómo le

gustaría realizarla, a pesar de las dificultades que puedan existir. No se censure en la

programación, en todo caso después se adaptará a las condiciones de la realidad, pero es

bueno ir un poco más allá de los límites, a veces ayuda a correrlos.

Le recomendamos utilizar el Diario de ruta para ayudarse en la tarea.

“… Un hombre con un libro va hacia la luz, así comienza una biblioteca”.

Kahn, Louis I. Idea e imagen. Xarait ediciones, 1981, p. 61.

Entrar para quedarse

Era común, sobre todo hace tiempo, que las bibliotecas fueran lugares inhóspitos, con

ambientes fríos, lúgubres, más parecidos a un archivo o a una escenografía de situación

de terror que a un lugar que debe recibir y albergar a las personas para que se

encuentren con los libros. En algunos casos, la presencia de un bibliotecario amable

equilibraba la incomodidad del edificio, pero no era lo más frecuente.

En los últimos tiempos hubo algún avance sobre cómo pensar y diseñar los espacios.

Existe una nueva concepción de las bibliotecas, más luminosas, funcionales y abiertas.

De todas maneras, sabemos que hay realidades que muestran lo contrario, muchas veces

por dificultades de orden económico que no permiten tener un local apropiado, diseñado

o adaptado especialmente, otras es por no saber cómo tomar algunas decisiones que

beneficiarían la estadía de las personas en la biblioteca y la funcionalidad que ese

espacio debe tener. Esto vale tanto para las instituciones de ciudades grandes del país

como para las bibliotecas más pequeñas. No se explica por qué razones algunas

bibliotecas destinan el espacio más oscuro para la sala de lectura, obligando a encender

las luces, aún teniendo en el edificio habitaciones más luminosas. Había, por ejemplo,

una biblioteca en Formosa, alejada de los sitios urbanos, que consistía en una sola

habitación pequeña y modesta, sin embargo era muy cálida, luminosa y funcional para

los chicos que la visitaban. También hay ejemplos de bibliotecas que tienen una única

entrada, con escalera, lo cual dificulta el ingreso de personas mayores o con capacidades

reducidas. Y así se podría continuar citando observaciones que tienen que ver con el

empleo del espacio.

La escritora Ema Wolf, en el artículo “Lamentaciones de una usuaria de bibliotecas”,

dice con mucha sensatez y sentido del humor que “lo que sorprende es que algunos

parecen creer que las bibliotecas son así, no que están así. Son orgullosos custodios de

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un espacio sagrado que se supone nunca envejece –aun la fe necesita ser renovada–,

adonde los jóvenes no concurren espontáneamente porque son dados a las herejías y

están perdidos para la causa de la cultura, no porque sean sitios desalentadores”.1

1. Wolf, Ema. "Lamentaciones de una usuaria de bibliotecas". En: La Mancha, n.º 7,

agosto 1998, Buenos Aires, p. 42.

Es cierto, no siempre se dispone de recursos para construir nuevos edificios adecuados,

ni para modificar las instalaciones con que se cuenta. De todas maneras, aun con el

espacio y los recursos con los que se tienen, se necesita pensar cuáles serían las mejores

condiciones al momento de instalar una biblioteca.

Así como no siempre se dispone de todos los libros que interesan, es bueno que el

bibliotecario conozca el material que ofrece el mercado, porque puede existir la

oportunidad de adquirirlo o la necesidad de elegirlo. Con los aspectos edilicios pasa lo

mismo: observar la circulación de las personas por la biblioteca ayuda a ver cómo se

puede mejorar el servicio. Así, cuando llegue la oportunidad, se podrán encargar las

modificaciones necesarias. Un mueble mal ubicado puede molestar el acceso a los libros

y sólo basta con cambiarlo de lugar. Muchas veces, no se está atento a la buena

iluminación natural de la sala de lectura, en algunos casos no hay solución porque no

existen ventanas que permitan entrar la luz, pero en otros, hay una estantería o un

cortinado que las cubre. Descubrirlas conlleva no sólo un ahorro de energía eléctrica,

sino también contribuye al bienestar de los lectores. Los funcionarios y arquitectos

vinculados al área de cultura deben reflexionar sobre el entorno físico, que es muy

importante, ya que sin una concepción dinámica del espacio no puede existir un

verdadero servicio público.

Suele suceder que quien más conoce sobre el funcionamiento del lugar es el

bibliotecario, por eso es importante su participación cuando se trazan planos para la

construcción y bocetos sobre la ambientación de la biblioteca. Daremos algunas pautas

sobre la construcción ideal o deseable de una biblioteca y su ambientación, según

normas generales y universales. Luego, cada uno tomará los elementos aplicables a la

realidad de su biblioteca.

No se trata de vivir de irrealidades, pero insistimos en la importancia de tomar

conciencia de cuestiones básicas de cómo debe ser diseñada una biblioteca para que la

gente tenga ganas de visitarla y permanecer en ella.

Hay numerosa bibliografía específica sobre el tema, se tomaran algunas consideraciones

de tipo general que pueden ser útiles.

Las bibliotecas públicas han sido tradicionalmente edificios sacralizados en los que el

silencio absoluto, la poca iluminación, su opacidad y el celo con que se guardaban los

libros, como si fueran documentos secretos, no contribuía a su buen funcionamiento. De

existir una apertura y democratización, tiene que estar auspiciada por las distintas

bibliotecas.

Gentileza Congreso de la Nación

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Algunos aspectos sobre el espacio en las

bibliotecas

La ubicación. La biblioteca debe encontrarse en un lugar bien comunicado, céntrico o

accesible para que todos la encuentren con facilidad y puedan llegar a ella.

La imagen exterior del edificio. Desde la fachada del edificio se tiene que reflejar una

imagen hospitalaria, que invite a entrar, que atravesar la puerta no sea transponer una

fortaleza. No siempre depende de elementos de construcción, a veces se puede

contribuir con un simple cartel de bienvenida, con el mensaje que se quiere dar, con

información clara sobre los días de atención, etc.

La circulación de los usuarios y la zonificación de los espacios. Debe plantearse

cuántos metros se destinan a cada área, en qué lugares se situarán las áreas más

ruidosas. Cúal será la mejor ubicación del sector de literatura infantil; si la zona de

préstamo debe estar centralizada en un solo punto o distribuida por secciones, etcétera.

La luz. Se sabe, y debe tenerse en cuenta, que el uso de la luz natural es muy

importante. Por lo tanto, si bien no es conveniente que sea directa, la construcción debe

contemplar el pasaje de la luz natural hacia el recinto. En cuanto a la iluminación

artificial, básicamente de tipo cenital, se recomienda que debe proporcionar la suficiente

luz para facilitar la lectura en todas las zonas de la biblioteca (unos 500 lux –unidades

que miden la cantidad de luz de un lugar– de media). Por motivos de costos y de

mantenimiento, se ha optado por una iluminación de tipo fluorescente, pero de luz

cálida, apoyada en algunas zonas por focos, dicroicas u otro tipo de luces puntuales.

Otros aspectos a tener en cuenta son la climatización, el mobiliario, los sanitarios, las

instalaciones eléctricas y de agua que deben estar en condiciones para evitar

accidentes y deterioro del material. Además, deben eliminarse las barreras

arquitectónicas como, por ejemplo, desniveles, peldaños, y todos aquellos obstáculos

que impiden el acceso a minusválidos, gente mayor o madres con cochecitos de bebé.

La señalización: ¿cómo y dónde buscar?

Uno de los problemas más frecuentes planteados al usuario a la hora de adentrarse en la

biblioteca de libre acceso es ¿cómo encontrar aquello que necesita y dónde

buscarlo? Por eso, el planteamiento de un sistema de señalización eficaz en el espacio

se torna imprescindible para una buena preparación, difusión y localización de los

diferentes materiales.

La señalización es uno de los elementos que contribuyen a crear, propagar y mantener la

identidad visual de una biblioteca. Una buena señalización bibliotecaria debe crear un

sistema visible permanente que garantice el acceso directo, inmediato y personal a la

información.

En definitiva, todos los aspectos de la biblioteca deben tenerse en cuenta porque todos

están vinculados a un mejor acceso de las personas a los libros y ese es nuestro objetivo

primordial.

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Para tener en cuenta

Cuando nos planteamos una planificación del espacio en la biblioteca, nos

referimos a algo que va más allá de lo meramente decorativo. Se trata de

pensar en un ajuste a las verdaderas necesidades tanto de los adultos como

de los niños que van a utilizar ese espacio.

Lo esencial es cómo habitar ese espacio, es decir, establecer una relación de

vida entre las personas y los espacios. No se trata de organizar espacios y

tiempos para realizar acciones, sino también, o especialmente, de proyectar

espacios que den lugar a interacciones ricas y diversas entre las personas

con los objetos, en un entorno afectivo –sobre todo si es el espacio destinado

a los chicos– estéticamente bello (sin estereotipos en la decoración) y a la

medida de quienes lo utilizan.

Organizar el espacio de la biblioteca para

los chicos

Para organizar un espacio para los chicos, hay que tener en cuenta las mismas

recomendaciones que se señalan para la planificación general. Sin embargo, hay que

hacer mayor hincapié en que los muebles y estantes, por ejemplo, estén al nivel de los

ojos de los chicos para que puedan acceder sin dificultad a los libros, para que puedan

descubrir lo que les interesa de manera autónoma.

Considerar que el espacio de la biblioteca destinado a los chicos será el lugar para:

Mirar cuentos e imágenes

Escuchar narraciones

Compartir libros con los adultos que los acompañan

Jugar a juegos de mesa

Mirar o leer con otros chicos

Conversar con otros chicos sobre lo que van descubriendo

Estar sentados en las sillas o en el suelo, leyendo cómodamente apoyados en

almohadones

Retirar libros y llevarlos a sus casas en préstamo

A partir de este listado de posibilidades, se ve cómo la biblioteca para niños debe

asumir una variedad de funciones y los espacios deben estar organizados para que ello

suceda, aun sin contar con grandes presupuestos. Esto hace pensar en cómo planificar el

espacio para que los chicos puedan realizar dichas acciones, lleva a pensar en cómo

preparar el lugar para recibirlos, para que circulen con facilidad, etcétera.

Existen variados materiales que modifican los espacios sin ocasionar grandes gastos:

una tabla con listones puede ser un exhibidor de libros; un cartón puede convertirse en

un biombo; una reja de madera o un listón de madera con hilos con objetos colgando, en

separadores de rincones o zonas; una alfombra puede confeccionarse con retazos de

telas o uniendo trapos de piso, y unos almohadones en el piso pueden crear un espacio

delimitado y confortable para ponerse a leer o mirar libros.

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Cabe recordar que se está hablando de la zona de lectura recreativa, no de la zona

destinada al apoyo de la actividad escolar que requiere mesas para disponer manuales,

carpetas y otros materiales que necesitan los chicos para resolver las tareas propias de la

escuela.

La biblioteca infantil debe pensarse en el marco general de la biblioteca. Además, es

importante poner en comunicación los servicios para adultos y para niños, para permitir

en la adolescencia una transición más fácil entre la biblioteca de los niños y la de los

adultos, por medio de una familiarización progresiva con los lugares y la colección.

Hay que considerar que la biblioteca infantil, más que una transformación, es una

adaptación de las normas de la biblioteca para adultos, dado que la biblioteca infantil

además de propiciar el espacio para el hoy, debe constituir la pedagogía de los futuros

lugares de lectura. El lugar infantil debe ir enseñando cómo manejarse dentro de la

biblioteca para acceder a los libros.

Imagine que a su biblioteca concurren muchas personas mayores

¿cómo considera que debe acondicionar el espacio para recibirlos?

Detalle por escrito los aspectos esenciales que no podrían faltar.

Sobre la colección

Organizar un espacio de lectura no sólo es pensar en el lugar físico, sino también en los

libros y otros materiales de lectura, ya que el acondicionamiento de una biblioteca es tan

cultural como pensar en su colección.

Una biblioteca con suficientes libros da la oportunidad de elegir a niños y adultos según

sus propios gustos e intereses. Una biblioteca con suficientes libros permite tanto el

acercamiento espontáneo a los libros, así como también la realización de las actividades

programadas (la hora del cuento, los encuentros con autores, los talleres, las guías de

lectura, las valijas viajeras, etc.).

¿Cuántos libros son suficientes? Un primer criterio de evaluación de cuántos libros se necesitan es el tamaño de la

colección, que está vinculado tanto con aspectos cuantitativos como cualitativos. Es

necesario establecer una relación entre la densidad poblacional y la cantidad de libros

(libros per capita). Las pautas recomiendan la instalación de bibliotecas de servicios

generales de información en comunidades mayores a los 2.500 habitantes, con una

colección mínima de 10.000 ejemplares (3 a 4 ejemplares por persona). El crecimiento

anual se estima en 250 obras cada 1.000 habitantes. Las poblaciones con menor

densidad pueden estar atendidas por servicios ambulantes o por "bibliotecas sucursales"

de entidades mayores.

Los métodos cualitativos se aplican para determinar la calidad de la colección,

evaluando aspectos tales como: desarrollo por áreas temáticas, existencias, estado,

utilización y actualización.

¿Qué es la colección? La colección, o también llamado fondo documental o fondo bibliográfico, es el

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conjunto de materiales, en distintos soportes y formas de acceso, con que cuenta la

biblioteca y que pone a disposición de sus usuarios tanto para consulta como para el

préstamo.

Se trata de un aspecto tan prioritario, que debe mantenerse tanto si los presupuestos son

abundantes como si no lo son. La formación y desarrollo de la colección es

imprescindible para ofrecer buenos servicios y diríamos que en un orden de prioridades

tiene la mayor importancia sobre otros rubros del presupuesto de la biblioteca.

Ese conjunto de materiales que la biblioteca pone a disposición de los usuarios se divide

en materiales convencionales: libros, videos, CD y no convencionales: láminas, juegos,

juguetes, partituras, etcétera.

El concepto tradicional de selección y adquisición –establecido alrededor del libro

exclusivamente– ha ido evolucionando y actualmente se prefiere utilizar el concepto de

formación y desarrollo de colecciones que tiene como base y eje a la comunidad a la

cual va a prestar servicio.

¿Selección y adquisición o desarrollo de colecciones?

Se designa con el nombre de desarrollo de la colección, a las acciones referentes al

fondo documental. Se trata de una concepción dinámica donde una colección no es un

conjunto de materiales archivados; primero implica la formación, luego un desarrollo

periódico para que no se estanque y su consecuente mantenimiento.

Desde luego, no es tarea fácil, pero se debe trabajar para llevarla a cabo con eficacia,

tanto desde la institución misma como desde los organismos responsables de su

sostenimiento.

Para el desarrollo de la colección se requiere de una política basada en pautas básicas de

decisión, declaradas y asumidas, que guíen las acciones para ese objetivo. Su revisión

periódica garantizará el equilibrio del fondo documental, permitiendo la actualización

acorde con las nuevas necesidades. Implica realizar evaluaciones periódicas para saber

qué debe poseer la biblioteca (material existente y nueva producción editorial) y qué

descartar. Ambas, entrada y descarte del material, son importantes para el

mantenimiento de un fondo equilibrado, para satisfacer cada vez mejor las necesidades

de los distintos grupos de usuarios. En el caso de la animación y promoción de la

lectura, la colección constituye un aspecto muy importante, ya que sin libros u otros

materiales apropiados es muy difícil llevar adelante las prácticas de lectura.

Si se piensa en términos de desarrollo de colecciones, hay que tener en cuenta otros

aspectos relevantes que hacen a la toma de decisiones y definen una colección. Por

ejemplo:

Cuando crece la comunidad, el grado de diversidad de las necesidades aumenta

proporcionalmente.

A mayor grado de diversidad en las necesidades de los lectores crece la demanda

de programas cooperativos.

Una biblioteca no debe satisfacer las necesidades de un solo tipo de lectores en

su comunidad.

Page 50: _promocíon(2)

De esta manera podemos apreciar mejor la aparición real de las necesidades de la

comunidad, este es el factor que marca la diferencia con el enfoque tradicional

(que se detenía en las características propias del libro y estándares abstractos de

calidad, por ejemplo: un libro podía evaluarse y calificarse como estéticamente

muy bueno, pero no lograba atraer a un lector o, se adquiría libros de nivel muy

académico para una población rural que no asiste a la universidad).

Para que una colección de una biblioteca sea efectiva debe responder al total de las

necesidades: prestar atención al material de consulta, a los libros recreativos, al sector

de literatura, por ejemplo, más que a los manuales escolares o a la necesidad de usuarios

específicos, mucho más si se está armando un proyecto de promoción de la lectura.

Esta es una labor compleja, no es algo que se aprenda completamente en un curso o por

medio de lecturas, sino que requiere práctica efectiva (que incluye cometer errores),

para que una persona llegue a ser eficiente en este proceso de formación y desarrollo de

colecciones.

Proceso de desarrollo de colecciones

Para la implementación de los servicios que realiza una biblioteca, se debe poner

especial atención en la conformación de la comunidad (estudios sobre usuarios y

público potencial, simples relevamientos hasta complejos muestreos), el tipo de servicio

que se quiere o puede brindar (forma de acceso) y el fondo documental con que cuenta

la biblioteca.

Los análisis de la comunidad proporcionan datos a las bibliotecas, que les permiten

establecer los mecanismos de participación de ella en el proceso de desarrollo de las

colecciones.

Las políticas de la colección deben cubrir aspectos tales como las donaciones, la

selección negativa (qué libros se descartan) y la cooperación (intercambio con otras

bibliotecas). Estas políticas se basan en una toma de decisiones permanente muy

importante porque, generalmente, no se pueden adquirir todos los libros que serían

valiosos para la biblioteca y tampoco se pueden conservar aquellos que hay que

descartar, intercambiar o volver a donar. Se trata de un equilibrio que hay que mantener

en relación a las necesidades de los tipos o grupos de lectores que tiene cada

comunidad.

Texto de Leticia Galindo sobre la formación y desarrollo de la

colección, para completar el tema tratado en la presente Unidad. Se

trata de "La colección en el marco de los servicios básicos". En: La Popular (Revista de

la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares). Año II, n.o 2, marzo 2001,

Buenos Aires.

Piense en su comunidad y luego realice una lista enumerando los

tipos o grupos de lectores que tiene esa comunidad: lectores

activos y potenciales; por ejemplo, ancianos, amas de casa, etc. Además, elabore otra

lista con el tipo de material de lectura que considera puede ser de interés a esos grupos

de lectores y deberían formar parte de la colección de la biblioteca, por ejemplo, libros

de cocina, novelas, revistas, etcétera.

Page 51: _promocíon(2)

A modo de cierre

Como cierre, le solicitamos que reflexione acerca de la siguiente

afirmación: “Frente a las numerosas 'animaciones' devoradoras de

tiempo y energía de nuestras sociedades de consumo, algunas bibliotecas prefieren la

simplicidad de la atención y recepción; prefieren el acto habitual de la lectura y la

calidad de las relaciones que esta pueda tejer. En este espacio comunitario –y sin que

importe su tamaño– se esfuerzan por crear, para todos, una atmósfera familiar: espacios

íntimos, donde uno pueda tomarse su tiempo para saborear con tranquilidad el placer de

una lectura compartida; un placer que lamentablemente, lo sabemos, hoy está reservado

a muy pocas familias.”7

Lea atentamente la cita. ¿Qué reflexión le merece?“Cuando se aúnan los esfuerzos,

todo resulta más sencillo y llevadero y, en todas las ocasiones, se sale enriquecido.

Trabajar en conjunto en función de la difusión del libro y la lectura hace que las

personas pierdan relevancia y tomen importancia las instituciones y el trabajo en

grupo. Esta forma de organización fortalece a los grupos de trabajo y enriquece a

quienes los forman”.

Castronovo, Adela. Nuevas propuestas en promoción de la lectura. Buenos Aires,

Colihue, 2007, p. 95.

Propiciar el encuentro

Esta unidad permitirá integrar y hacer conexiones con unidades anteriores, ya que

hablar del trabajo con otras instituciones apunta a la interrelación y a la cooperación.

Una biblioteca puede propiciar el encuentro con otras instituciones a través del propio

trabajo, en este caso, de la promoción y animación de la lectura.

Es importante pensar que tender redes entre la biblioteca y otras instituciones,

organizaciones o personas de la comunidad, aunar fuerzas y recursos para pensar

objetivos comunes, puede beneficiar en mucho la tarea de todos.

Cuando se habla de instituciones y personas de la comunidad se alude a escuelas, otras

bibliotecas, hospitales, centros comunitarios, hogares de niños o personas mayores,

medios de comunicación, etc. y cuando se dice gestionar enlaces con ellos, ya sea como

destinatarios finales o como mediadores, se apunta a: un espacio para leer en la radio o

publicar reseñas y recomendaciones en el periódico, entre otras posibilidades,

recomendado para los más grandes.

En algunos lugares del país (Chaco, La Plata) existen programas donde los abuelos

narran cuentos de manera voluntaria en las escuelas y bibliotecas. En otros sitios, la

biblioteca (Trenque Lauquen), por ejemplo, hace visitas a escuelas rurales llevando

libros con la “valija viajera”. En centros comunitarios, donde “madres cuidadoras”

trabajan con niños pequeños (El Bolsón) comparten sus libros y los de la biblioteca con

centros de salud de zonas rurales. También hay en Tres Arroyos bibliotecarios, de una

biblioteca popular, que se suman al trabajo de un proyecto comunitario, con la

Page 52: _promocíon(2)

organización de las actividades de lectura, en jardines de infantes o ferias de productos

artesanales.

Existen numerosos ejemplos en todo el país donde se puede observar la participación de

los bibliotecarios que, gracias a su formación, realizan un gran aporte al colaborar en la

coordinación de las actividades junto a profesionales y voluntarios.

Gracias al trabajo en red ha ocurrido que algunos grupos, con los libros y las personas

dispuestas a colaborar, pero que aún no habían conseguido un espacio para trabajar,

encontraron el ofrecimiento de alguna institución, y de esta manera comenzaron a

realizar sus proyectos. Trabajar en equipo no es tarea fácil pero, cuando se logra, la

planificación sin duda es enriquecedora.

Es importante valorar la tarea entre instituciones y, sobre todo, la elaboración de

proyectos que sostengan esas actividades conjuntas. En el caso del trabajo en conjunto

para la promoción de la lectura, no se trata de tener una actitud de militancia, donde se

sale a captar adeptos como si fuera un partido político. Es importante respetar la

voluntad de todos los que participan buscando las metas comunes, sin imposiciones y

con interés genuino por la tarea, tanto hacia dentro del equipo como hacia los

destinatarios de la comunidad.

Trabajar en promoción de la lectura es realizar con entusiasmo una tarea interesante, es

capacitarnos para hacerlo bien y brindar lo mejor de cada uno en una apuesta a futuro y

en beneficio de una comunidad, porque así lo hemos planificado.

Instituciones o personas que pueden trabajar en red

Abuelos cuentacuentos

Jóvenes que leen en voz alta

Bibliotecas

Escuelas

Jardines de infantes

Pediatras

Nutricionistas

Centros comunitarios

Radio

Periódicos

Institutos terciarios

Clubes

Empresas de transportes

Hospitales

Hogares de niños

Comedores

Hogares de personas mayores

Librerías

Museos

Universidades

Etcétera.

Actividades de promoción y animación de la lectura

Lectura en voz alta

Narración de cuentos

Reseñas de libros

Exposiciones de libros

Valijas viajeras

Ferias de libros

Visitas guiadas

Hora del cuento

Visitas de autores o especialistas

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Guías de lectura

Etcétera.

¿Dónde se pueden realizar las actividades?

Sala de la biblioteca

Patio de la escuela

Salita del jardín de infantes

Club

Plaza

Aula

Costanera del río

Playa

Campo

Sala o patio de museo

Comedor

Galpón

Jardín de una casa

Etcétera.

Imagine otras sugerencias para sumar a las listas de instituciones,

actividades y lugares donde realizar la promoción y animación a

la lectura.

Complete lo que le falta a estas posibles situaciones de trabajo en red:

1. Existe una biblioteca con libros para niños + un joven voluntario que podría ir a leer

en voz alta cada quince días ¿con qué otra institución se establecería la red? ¿En qué

lugar propone realizar las actividades?

2. Un proyecto comunitario realiza ferias para vender productos artesanales + existe un

parque público donde realizar las ferias ¿a quiénes contactaría para concretar

actividades de animación a la lectura y cuáles serían las posibles actividades?

3. Una biblioteca tiene suficientes libros para toda la comunidad y personal para realizar

tareas de extensión, pero no cuenta con transporte para trasladarse + una escuela rural

que tiene alumnos de 6 a 12 años y no tiene libros de ficción ¿qué personas o

instituciones podría convocar para hacer llegar los libros a ese destino?

4. Un grupo de narradoras retira libros de la biblioteca para narrar en la plaza de forma

semanal, pero concurre poca gente + la información de la actividad se realiza a través de

la cartelera de la escuela ¿dónde se le puede dar mayor difusión a estas presentaciones?

5. Profesores y alumnos de la carrera de museología quieren organizar una exposición

de libros antiguos + el museo local presta sus instalaciones ¿dónde pueden conseguirse

los materiales para exponer?

Envíe sus respuestas al tutor.

A modo de cierre

En el final de esta unidad, es oportuno a modo de recomendaciones, retomar con un

punteo los temas planteados desde el inicio para prestar atención a las cuestiones

esenciales que se deben tener en cuenta.

Page 54: _promocíon(2)

El fin es acortar la distancia entre un libro y su potencial lector. Es necesario

insistir en que no existe una fórmula mágica o ideal, todas pueden ser válidas si

funcionan.

No esperar resultados espectaculares o inmediatos. La animación debe ser

constante, y los resultados pueden ir produciéndose lentamente.

Todos somos sujetos de animación en un momento determinado. La animación

no conoce edades.

El fin es el de formar lectores y no leedores.

Bibliografía

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Aires, agosto de 1998.

“El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta a los ojos que lo

escuchan. Si lee de verdad, si pone en ello su saber y domina su placer, si su lectura es

un acto de simpatía con el auditorio tanto como con el texto y su autor, si logra que se

oiga la necesidad de escribir y despierta nuestra más oscura necesidad de comprender,

entonces los libros se abren de par en par, y la muchedumbre de aquellos que se creían

excluidos de la lectura se precipita tras él”.

Pennac, Daniel. Como una novela. Bogotá, Norma, 1997.

“Los chicos no leen”

"Los chicos no leen" (muchos adultos, tampoco), dice la remanida frase. ¿Qué hacer?

Leamos para ellos, leamos juntos en un encuentro de lectura.

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Leer siempre convoca a muchos. Podrá existir una actitud de expectativa o negación al

comienzo, pero luego, una vez comenzada la lectura, nadie se resiste. Ocurre tal como

plantea Daniel Pennac. El escritor francés imaginó cuáles podrían ser los derechos del

lector y le dedicó un capítulo de su libro. De allí es el fragmento elegido como cita, el

derecho número 9, justamente el que el autor denomina: “Derecho a leer en voz alta”,

que ejemplifica muy bien lo que se desarrolla y se propone en esta Unidad.

Un poco de historia

Antes de entrar en el tema de la lectura en voz alta como recurso para la tarea de

promoción y animación, será interesante rastrear en la historia de la lectura y de los

lectores cuál era la función o necesidad de esta práctica.

La lectura tiene su historia y la lectura en voz alta tiene una instancia que la acerca a la

narración oral. En los primeros tiempos, algunas personas, generalmente los más viejos

de una comunidad, se encargaban de transmitir las experiencias a los miembros del

grupo, porque habían vivido los hechos que los más jóvenes aún no habían atravesado.

Pero también, porque les otorgaban a estas historias un valor necesario de ser

transmitido, y porque habían aprendido, a su vez, a narrarlas de sus mayores. Los viejos

eran la memoria de la especie. Sentados alrededor del fuego contaban lo sucedido, o se

decía que había sucedido. Los hechos contados pasaban a formar parte de la memoria

del grupo. Umberto Eco dirá que hoy los libros son "nuestros viejos", porque se ha

perdido en parte aquella costumbre de la narración oral y el libro, de alguna manera, la

estaría reemplazando.1

1. Eco, Umberto. “Por qué los libros prolongan la vida”. En: La Nación, Buenos Aires,

18 de agosto de 1991.

Con la invención de la escritura y luego de la imprenta se fijó la palabra. Poco a poco

aquellos hechos, historias, conocimientos, comenzaron a propagarse, no solo de manera

oral, sino también, por escrito.

Sin embargo, por años, la lectura fue una experiencia privada, de la minoría de las

personas instruidas. Pocos podían acceder a los libros. Por otra parte, leer un libro

siempre fue una tarea complicada: primero el desciframiento de los signos alfabéticos –

que sólo es una condición previa– y luego, el ejercicio de la lectura propiamente dicho.

Esos pocos que sabían leer pasaron a ocupar el papel de lectores. En realidad, a lo largo

de la historia, los libros han tenido más oyentes que lectores.

La lectura, entonces, la ejercía el que sabía leer, pero, además, la práctica de la lectura

en voz alta tenía que ver con la posibilidad que esta manera de leer ofrecía para la

comprensión: leyendo en voz alta era más fácil hacer la separación de las palabras que

hasta entonces estaban unidas, ya que el texto no tenía puntuación. El que puntuaba era

el lector y era necesario tener una formación especializada para saber marcar los lugares

donde terminaba una idea, donde hacía falta una pausa, un énfasis.

En la Roma clásica, los lectores se preparaban para leer en voz alta un texto, como hoy

lo haría un intérprete de música con su partitura. “La lectura considerada como tal",

señala Emilia Ferreiro, "era en voz alta. La lectura silenciosa era posible, pero no se

consideraba lectura. Leer realmente era devolverle la voz al texto de manera similar a lo

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que acontece con la música; esto es, un músico puede leer una partitura sin tocarla, pero

nos resulta difícil decir que sabe leer esa partitura hasta que la ejecuta”.2

2. Ferreiro, Emilia. Cultura escrita y educación. Conversaciones con Emilia Ferreiro.

México, FCE, 1999.

El pasaje de la lectura en voz alta a la silenciosa se da en la Edad Media por dos

circunstancias. Por la separación de las palabras –que introdujeron los escribas

irlandeses y anglosajones–, factor que permitía leer con mayor rapidez; y, además, por

el cambio de soporte: el códice (cuadernillos) sustituyó al volumen (rollos).

Es muy conocida la anécdota de San Agustín que cuenta la sorpresa que tuvo al visitar a

San Ambrosio, Obispo de Milán, y encontrarlo leyendo de una manera que él nunca

antes había visto: silenciosamente, sólo con los ojos y con la mente, sin emitir sonido

alguno, sin mover siquiera los labios. San Agustín había pasado por escuelas

importantes de la época pero nunca había imaginado que se pudiera leer sin pronunciar

las palabras.

Lecturas compartidas

Entre los siglos xv y xvii, la práctica de la lectura oralizada tuvo un amplio público de

“lectores” populares (lectores en el sentido de oyentes) que incluía tanto a los

semianalfabetos como a los analfabetos. “El alto grado de analfabetismo no constituía

en principio un obstáculo para la existencia de un público muy numeroso: bastaba con

que en una familia o en una comunidad hubiese una persona que supiese leer para que,

virtualmente, cualquier texto llegara a ser disfrutado por muchos”, según señala Margit

Frenk.3

3. Chartier, Roger. "Lecturas y lectores 'populares' desde el Renacimiento hasta la época

clásica". En: Cavallo, Guglielmo y Chartier, Roger (dirs.). Historia de la lectura en el

mundo occidental. Madrid, Taurus, 1998.

La lectura era una actividad social que tenía lugar en talleres, establos y tabernas, o en el

hogar. Así, mientras los niños jugaban, las mujeres cosían y los hombres reparaban

herramientas, uno del grupo que fuera capaz de descifrar un texto leía a sus compañeros

o familiares. Otros ejemplos: en Australia, entre las familias protestantes, La Biblia se

transmitía de generación en generación por vía de la lectura femenina. Más adelante, en

el siglo xix grupos de artesanos, sobre todo cigarreros y sastres, se turnaban en la lectura

o contrataban a un lector para entretenerse mientras continuaban trabajabando. Sabemos

también de los labriegos anarquistas de Andalucía, quienes compraban un diario y el

que sabía leer lo hacía para los demás. Esto ocurría en Europa. En la Argentina,

encontramos algunas prácticas similares, por ejemplo, es bien conocida la historia de

que el Martín Fierro era leído a los paisanos en las pulperías.

La literatura ha registrado estas escenas de lectura en voz alta, de lectura compartida.

Por ejemplo, en la Primera Parte del Quijote, donde los segadores congregados en la

venta de Juan Palomeque escuchaban la lectura de tres novelas, que ni ellos ni el

ventero habían comprado, sino que las habían encontrado en una maletilla vieja

abandonada por un viajero. Se podría hacer un rastreo entre las obras de la biblioteca y

seguramente la lista sería numerosa, además de mostrar los modos de leer de otras

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épocas, permitiría pensar cómo se van configurando las nuevas modalidades de lectura

y preguntarnos cómo son “los nuevos lectores”.

Actitudes, posturas, libros

A lo largo de la historia de la lectura siempre existieron maneras contrapuestas de uso

de los libros. Así, hubo prácticas rígidas, profesionales y organizadas, pero también

prácticas más libres, independientes y no reglamentadas.

Algunas reglas sobre los modos de leer provienen de las concepciones pedagógicas que

indicaban cómo debía ser el comportamiento de los lectores. Por ejemplo, se debe leer

sentado manteniendo la espalda recta, con los brazos apoyados en la mesa, con el libro

delante, y, además, con absoluta concentración, sin movimiento alguno, y en total

silencio. Se indicaba también no ocupar un espacio excesivo y leer de un modo

ordenado y pasando las páginas cuidadosamente, sin doblarlas. Sobre estos principios se

han diseñado salas de lectura de bibliotecas públicas.

Como señala Armando Petrucci, “los demás modos de leer, cuando lo hacemos a solas,

en algún lugar de nuestra casa, en total libertad, son conocidos y admitidos como modos

secundarios”4 y a veces considerados potencialmente subversivos.

4. Petrucci, Armando. “Leer por leer: un porvenir para la lectura”. En: Cavallo,

Guglielmo y Chartier, Roger. Op cit.

Los nuevos lectores, y en general los jóvenes rechazan aquellas maneras más

disciplinadas y rígidas y nos muestran un comportamiento y una disposición diferentes.

Ponerle voz a los textos

La narración oral, la lectura en voz alta y la lectura silenciosa se han sucedido a lo largo

del tiempo y también han sabido convivir. Son maneras distintas que no han perdido

vigencia. Veamos entonces, cómo recuperar estas modalidades para darles un nuevo

sentido y una valorización a la práctica de la lectura en la actualidad.

En principio, podríamos preguntarnos por qué leer a otros (niños o adultos) en voz alta.

Una posible respuesta sería que, además de ser atractivo y permitir una comunicación en

el grupo, puede ayudar a recuperar el interés por las historias y por llegar al libro por sí

solos.

Dice Ana María Pelegrín: "El libro oído, visto, tocado, olido, el desciframiento

emocional, oral, sensorial, el libro, lectura compartida con otro, le ayudará en su

contacto posterior con la letra impresa, motivando una lectura gozosa".5

5. Pelegrín, Ana. La aventura de oir. Cuentos y memorias de la tradición oral. Madrid,

Cincel, 1986.

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En caso de elegir el camino de la lectura en voz alta como una herramienta interesante

para un taller, convendrá tener en cuenta algunos aspectos que se plantearán en estas

páginas.

Es conveniente hacer una prueba antes de elegir textos para leer a los chicos. Se puede,

primero, leer entre adultos (una reunión con otros bibliotecarios o animadores o con

amigos).

Tomen estos ensayos previos como un motivo para descubrir textos nuevos o retomar

aquellos que tanto les gustaron alguna vez (¿cuándo fue eso, cómo y dónde lo leyeron,

quién lo leyó?). También será un descubrirse como lectores antes de compartirlo con los

chicos.

Momentos

La selección de los textos y la lectura "a solas", sería una primera instancia y la lectura a

otros, en voz alta, la segunda. ¿Cómo transitar ese pasaje? Intenten primero "escuchar"

qué les dice el texto o los textos elegidos. Ningún texto es igual a otro, cada uno pedirá

una lectura particular. La entonación para cada género y situación que presente el texto

será un punto clave, porque los distintos tonos, volumen de voz, altura, contribuirán a

crear ese clima adecuado y requerido para cada caso. Por ejemplo, si está presentando

un personaje que encarna al malvado de la historia, generalmente usará una voz más

grave que cuando está hablando una pulga traviesa. Son sólo algunas sugerencias, no se

debe caer en rigideces. Además, cada texto reclama algo particular y es posible que se

encuentren con un ogro muy sensible y arrepentido o triste, entonces, seguramente no

tendrá la voz de ogro que se espera.

Inauguremos aquí una sección que llamaremos "Desde el comienzo", con los

fragmentos iniciales de distintos textos. Esas primeras oraciones capaces de despertar a

un oso en invierno y provocarnos para seguir leyendo y escuchando.

Ejemplos Así, no leemos de igual modo este comienzo: "Su luna de miel fue un largo escalofrío",

de Horacio Quiroga en "El almohadón de plumas"; que la hondura y sutil pudor que

reclaman estos versos de Alfonsina Storni:

"No las grandes verdades yo te pregunto,

que no las contestarías; solamente investigo,

si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,

por los oscuros patios en flor, paseándose".

Storni, Alfonsina. "Palabras a mi madre". En: Selección poética. Buenos Aires, Losada,

1996.

Y ¿cómo leeríamos este texto tan absurdo?: "A las 9 de la mañana del domingo el señor

Lanari empezó a destejerse". Wolf, Ema. Los Imposibles. Buenos Aires, Sudamericana,

1988.

Y si probamos con una carta de amor, por ejemplo, de Napoleón a Josefina: "Llegué a

Milán y me precipité en tu habitación; lo dejé todo por verte, por estrecharte en mis

brazos..."

Viola, Liliana. Amores para armar. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1992, Libros

para nada.

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¿Cómo comenzaríamos un cuento de fantasmas como éste?

“A menudo fingí creer en fantasmas y fingí creerlo festivamente, y ahora que soy uno

de ellos comprendo por qué las tradiciones los representan dolientes e insistiendo en

volver a los sitios que conocieron cuando fueron mortales”.

Marías, Javier. "Cuando fui mortal". En: Cuando fui mortal. Madrid, Punto de lectura,

2000.

Hasta aquí la literatura, pero si queremos leer un texto informativo acerca de un tema,

¿por qué no leerlo también en voz alta?

“Por varios motivos el Benteveo Común nos resulta familiar. No teme la presencia

humana y llega entonces a habitar las plazas y parques de las ciudades más concurridas.

Su tamaño y fuerte colorido, junto con su carácter confiado lo ponen en evidencia. Pero

seguramente, es su canto lo que más llama la atención. El fuerte grito 'ben-te-veo' le ha

proporcionado los más variados nombres: 'bichofeo', 'pitogüé', 'pitojuán', 'cristofué',

'diostedé', 'quintové', etc”.

"Benteveo Común". En: Canevari, Pablo y Narosky, Tito. Cien aves argentinas. Buenos

Aires, Albatros, 1995.

Otra posibilidad "Javier Villafañe nació en Buenos Aires, en el Barrio de Almagro en 1909. Su actividad

literaria comenzó mientras cumplía el servicio militar. Allí organizó una biblioteca, y

dio clases para los conscriptos que no sabían leer...”.

Mehl, Ruth. Con este sí, con este no. Buenos Aires, Colihue, 1992.

Algunas recomendaciones

Leer en voz alta no requiere necesariamente una actuación de tipo teatral o la

composición minuciosa de personajes, dejemos eso a los actores. Nosotros somos

apenas unos entusiastas que buscamos hacerlo bien y no robarle el protagonismo al

texto elegido, ya sea por poner demasiado énfasis en nuestra presencia o, por ejemplo,

por tener dificultades con la lectura. Es importante recordar que se trata de un acto de

comunicación con los otros y debemos estar atentos a quienes nos escuchan.

Comprender y meternos en lo que estamos leyendo de alguna manera hará que nuestra

actitud corporal, nuestra voz o nuestra mirada cambien y provoquen interés en nuestros

oyentes.

Como ya se señaló, una vez que el texto ha sido seleccionado será conveniente

conocerlo muy bien, esto es, leerlo antes, comprenderlo. Incluso hacer marcas que

permitan saber dónde detenerse, hacer una pausa, un silencio distinto de otro, marcar

otra entonación.

Si no se hace una lectura comprensiva previa, se corre el riesgo de concentrarse

demasiado en la decodificación del texto, más que en su comunicación. Esa falta de

comprensión del lector traerá dificultades en la comprensión de los oyentes.

Para comenzar, será conveniente tener en cuenta la respiración. Respirar hondo y que el

aire inunde todo el cuerpo permitirá estar más relajados. Respirar en las pausas que se

marcan evitará agotarnos y mantener la voz para pronunciar las palabras con claridad.

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Prestar atención a la postura y expresividad corporal: leer en voz alta es también

incorporar el lenguaje de los gestos, cada movimiento es un mensaje para los demás.

"Lo que da valor al gesto es el ritmo, un ritmo que tiene su origen en el fondo de

nosotros mismos […] es un movimiento de dentro hacia fuera..."6, y esto permitirá que

esa exteriorización sea equilibrada, genuina y que no se convierta en mera gesticulación

hueca y estereotipada.

Cuando decimos "gesticulación hueca y estereotipada"7 nos referimos a los gestos muy

exagerados donde parece que fuera necesario que cada palabra esté acompañada por un

gesto. Algo parecido a aquella representación de los versos escolares:

"En el cielo las estrellas..." estiramos y levantamos un brazo hacia arriba y seguimos

"[…] en el campo las espinas..." y ese brazo lo bajamos bruscamente hacia el suelo, "y

en el medio de mi pecho..." y llevamos los dos brazos al corazón. ¿Se acuerdan?

6. Argerich, Carmen y María, citadas en "Guía para promotores de lectura". México,

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/FNBA/PROLECTURA, 1990.

7. ¿Qué es un estereotipo? Un estereotipo es una imagen esquemática, simplificada,

superficial de alguna cosas o persona. Esta imagen se nutre de generalizaciones,

opiniones de segunda mano y prejuicios; y se reproduce y multiplica irreflexivamente.

No penetra en ella la realidad compleja, rica y contradictoria. Es una imagen

prefabricada y empobrecida que existe y persiste porque sustituye la observación y

reflexión. “Quien usa estereotipos se resigna a ver con ojos ajenos”. (Doppert, Mónika.

“Dibujar para los niños venezolanos”. En: El libro-álbum: invención y evolución de un

género para niños. Venezuela, Banco del Libro, 1999.

Esto no está ni bien, ni mal, lo que queremos decir es que no necesariamente se debe

hacer gestos durante toda la lectura. No hacer gestos no significa ser inexpresivo. A

veces una mirada, o un pequeño cambio en la voz será suficiente.

Imaginen la secuencia de una fotonovela, donde hay un hombre

que le declara su amor a una mujer. Es sabido cómo en estas

fotografías de los cuadritos de las fotonovelas la expresión de los personajes

generalmente es rígida y estereotipada. Así, cuando el hombre le dice a la mujer, “te

amo", queda con la cara congelada, los ojos mirando al vacío y la boca abierta. Prueben

hacerlo. ¿Ya está? Ahora imaginen cinco caras posibles para decir: “te amo", diferentes

de la que presenta la fotonovela, menos estereotipadas, más naturales. Pueden decírselo

al espejo para observar la gesticulación, y grabarse al mismo tiempo.

Luego al escucharse, medirán los tonos y volúmenes de la voz. Lo más importante: no

se sientan ridículos.

Otro ejemplo exagerado, pero igualmente útil para percibir las

posibilidades de cambio de voces, es el de la historieta. Diga la

siguiente frase con la expresividad que corresponda a cada uno de los globos que la

encierran:

¿Qué libro?

¡Qué libro!

Que libro...

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Ensaye con otras frases para reemplazar a la anterior, por ejemplo:

¿Dónde está el perro? ¡Cómo está lloviendo! ¡Hace frío! ¡Qué

película! Entre otras.

También puede ser divertido y muy útil, antes de leer los textos o en el transcurso de la

lectura, hacer algunos ejercicios que se practican en los cursos de locución, como por

ejemplo: decir los días de la semana o los meses del año u otras secuencias similares,

con distinto tono, volumen, actitud corporal, etc. Puede ayudar a dar más soltura y

practicar ya que la preocupación en este caso, no estará puesta en el contenido. No dejen

de hacer el listado por escrito: lunes, martes. miércoles... enero, febrero, etc.

¿Qué debe tener en cuenta?

La selección del texto

Voz, tonos, volumen

Gestos, miradas

Ritmos, silencios, pausas

Climas, atmósfera

Los oyentes

En los casos que se presentan le solicitamos que repare en las

preguntas formuladas para cada texto en particular. Anímese a

expresar con su propio tono las voces de los textos, teniendo en cuenta lo que se ha

planteado hasta aquí.

En esta y en las siguientes actividades podrá utilizar, si lo desea, el recurso del

grabador para escucharse. 1. En el cuento de Gustavo Roldán, "Como si el ruido pudiera molestar”, el narrador nos

instala en el momento previo de la muerte de un habitante del monte, que luego se sabrá

era el Tatú. ¿Qué tono de voz sería conveniente usar para ese narrador del comienzo? Y

¿cómo puede cambiar cuando comienza a hablar del Tatú?

2. ¿Qué voz tendrá el personaje de Toby, de Graciela Cabal, que a veces cree que habló,

pero no pudo? Cabal, Graciela. Toby. Buenos Aires, Norma, 1997.

3. ¿Cómo dar distintos tonos al "verde", de El hombrecíto verde de Laura Devetach que

a veces define un libro o una puerta, y otras un balanceo, un ruido o un silencio. ¿Cómo

puede ser verde un balanceo o un silencio al leer el cuento?

Como ayuda recuerde aquellos versos de Federico García Lorca: "Verde que te quiero

verde..." ¿Cómo seguía?.

Devetach, Laura. El hombrecito verde. Buenos Aires, Colihue, 1997.

4. Inés tiene un monstruo en el bolsillo (¿existe en verdad ese monstruo o qué

representa en la vida de Inés?). ¿Cómo será la voz de la protagonista de la novela de

Graciela Montes, Tengo un monstruo en el bolsillo?

Montes, Graciela. Tengo un monstruo en el bolsillo. Buenos Aires, Sudamericana,

2000.

5. Los magos tienen voz, y si son grandes magos, ¿qué voces tendrán? Qué voz le

pondría a un cuento brevísimo que describe una situación cargada de magia como "El

anciano gran mago" de Javier Villafañe.

Villafañe, Javier. "El anciano gran mago". En: Breve antología de cuentos. Buenos

Aires, Sudamericana,1999.

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6. Un matrimonio se adueñó de una gallina: "La gallina de los huevos duros". ¿Cómo

hablará el hombre que la robó del gallinero? ¿Y su mujer? El cuento es de Horacio

Clemente.

Clemente, Horacio. La gallina de los huevos duros. Buenos Aires, Sudamericana, 1990.

7. "Algo que cae" es otro brevísimo cuento, de Ricardo Mariño. ¿De qué manera puedo

ponerle el vértigo de la situación que se describe?

Mariño, Ricardo. Cuentos espantosos. Buenos Aires, Sudamericana, 1991.

8. Caperucita roja es un personaje muy conocido por todos. Si se lee su versión original,

la haría, tal vez, con un tono cargado de dramatismo. Pero en la versión de Esteban

Valentino los personajes del tradicional cuento aparecen cambiados. El autor parodia la

historia. Entonces,¿cómo se mostrarán al Lobo y a Caperucita?

Valentino, Esteban. Caperucita Roja II. Buenos Aires, Colihue, 1995.

9. "Chingolo" es el personaje de un cuento de Silvina Ocampo. En realidad, su nombre

es Horacio y es amigo de un árbol. Un día el árbol le habló y le preguntó: "¿En qué

querés transformarte?" ¿Cómo se imaginan este diálogo? ¿Qué tono le pondrían a

Chingolo y a este árbol que habla?

Ocampo, Silvina. La naranja maravillosa. Buenos Aires, Orión, 1977.

10. Los bosques, la selva, siempre encierran peligros y misterios, también son

escenarios de fábulas como "Las relaciones peligrosas" “Una cierva se enamoró de un

tigre. Temía acercarse a su amado, eficaz cazador. Cierta tarde, decidida a morir

devorada antes que de amor...”. ¿Cómo leerían un diálogo tan arriesgado?

Birmajer, Marcelo. Fábulas salvajes. Buenos Aires, Sudamericana, 1996.

Con una descripción más naturalista Horacio Quiroga nos presenta a La ñandurihé:

“Hasta el día de hoy, las gentes del norte no han podido ponerse de acuerdo sobre la

ñandurihé. Esta víbora representa, sin género alguno de duda, al más venenoso ser de la

creación”. (Si recupera la voz, sería muy interesante que siguiera leyendo estas Crónicas

del bosque).

Quiroga, Horacio. Crónicas del bosque. Buenos Aires, Cántaro, 2000.

11. Perla Suez en El árbol de los flecos nos cuenta viejas historias de Oriente y

Occidente. ¿Cómo será la voz para transmitir historias lejanas?

Suez, Perla. El árbol de los flecos. Buenos Aires, Sudamericana, 1996.

12. Víctor es el protagonista elefante del cuento de Elsa Borneman "Un elefante ocupa

mucho espacio". Víctor decidió convocar a la huelga de animales en el circo donde

vivía. Piensa "en elefante" y “tiene una idea tan enorme como su cuerpo...". ¿Cómo será

su voz? Seguramente en la biblioteca donde trabaja encontrará otras historias de

animales que se revelan ante el maltrato de los hombres. Por ejemplo, Rebelión en la

granja de George Orwell.

Bornemann, Elsa. Un elefante ocupa mucho espacio. Bogotá, Norma, 1996.

13. En el borde de un barranco, de Jorge Accame, se narra una historia con mucho

misterio que deja perplejo al lector, a menos que se crea en fantasmas y aparecidos. Tal

vez, en este caso, convenga una voz neutra y pausada que acompañe el ritmo del relato.

¿Conoce historias similares que hayan ocurrido en su provincia? ¿Podría narrar alguna?

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Téngalo en cuenta para algún encuentro de lectura y narraciones orales.

Accame, Jorge. Ángeles y diablos, Buenos Aires, Alfaguara, 2000.

Desafíos en el final... 14. Si ha llegado hasta aquí, podrá llevar a cabo la lectura en voz alta de dos textos tan

desafiantes como los anteriores, pero con un toque de humor sorprendente. Se trata de

"Parichempre" y "Charlando un rato", de Luis María Pescetti, dos diálogos

“complicados”.

Pescetti, Luis María. El pulpo está crudo, Buenos Aires, Alfaguara, 1999.

15. Una lectura interesante para regalar y regalarse es la de una “bendición”, como la de

Dragón, de Gustavo Roldán, pero antes, le recomendamos leer la “maldición”. Para

cada maldición, siempre habrá una bendición.

Roldán, Gustavo. Dragón, Buenos Aires, Sudamericana, 1997

Busque en la biblioteca los textos que se citan como ejemplo de

distintas maneras de leer, en la Sección que denominamos "Desde

el comienzo" y “Buscando las voces de los textos”, seguramente encontrará varios de

ellos. Luego, haga la práctica de la lectura del texto completo, primero para sí, después

para otros adultos y, finalmente, para los chicos.

A modo de cierre

Se cierra este capítulo, o esta dura, pero divertida prueba, con un fragmento de una

entrevista a Silvina Ocampo donde ella cuenta una experiencia como lectora en su

infancia.

"N.U: ¿Quiénes te leían, Silvina?

S.O.–Me leía Angélica, mi hermana, especialmente ella porque le gustaba leer. Yo le

leía a mi madre porque imitaba a Angélica leyéndome a mí, pero un día, mientras yo

leía, mi mamá se quedó dormida. Yo no me dí cuenta enseguida y le preguntaba: 'Te

gusta'; ella movió la cabeza un poco y yo decía para mí 'Sí, cómo le gusta', y seguía

leyendo, y cuando me dí cuenta de que dormía y que no había oído nada de lo que más

me gustaba, tuve una desilusión. Lloré, lloré y lloré hasta que llegó la noche. Yo me

decía 'yo no entiendo cómo mamá no me ha oído leer' y yo había leído como nunca, con

expresión, de un modo distinto...”. Ulla, Noemí. Encuentros con Silvina Ocampo.

Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982. Colección Diálogos.

Fragmentos de textos literarios recomendados para seguir haciendo

prácticas de lectura en voz alta a un público joven y/o adulto.

En www.paginassueltas.com.ar encontrará texto leídos por sus propios

autores.

“El cuento es un caballo: un medio de transporte, con su andadura propia, trote o

galope, según el itinerario que haya de seguir...”.9

Calvino, Italo. Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid, Siruela, 1994, p.53.

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Leer y contar

¿Para qué contar cuentos cuando las palabras ya están en los libros? ¿Es necesario elegir

entre contar y leer? ¿Cuál es el lugar de cada uno? ¿Qué importancia tiene la presencia y

la proximidad de quien da forma a un relato?

Estos y otros interrogantes pueden servir para comenzar a hablar del espacio reservado a

la narración oral en la promoción de la lectura.

Además de las preguntas, nada mejor que ejemplificar el tema con una historia, pero

una historia elegida especialmente, que ayudará a comprender las causas y efectos del

narrar. Se trata de uno de los cuentos del Decamerón1, libro del escritor italiano

Giovanni Bocaccio y que otro escritor italiano, Italo Calvino, utiliza con el fin de

mostrar cualidades que debe tener un narrador para mantener vivo el deseo de escuchar

del auditorio.

Calvino, en su ensayo, señala que parte del secreto reside en el ritmo y, con un ejemplo

muy claro, dice: “todos conocen la sensación de incomodidad que se tiene cuando

alguien que pretende contar un chiste no sabe hacerlo y se equivoca en los efectos, es

decir, en las concatenaciones y en los ritmos, sobre todo”.2

1. Boccaccio, Giovanni. Decamerón. Madrid, Alianza, 1987. (Edición citada por

Calvino, pero hay numerosas ediciones del libro).

2. Calvino, Italo. Op. cit. p. 51.

En el cuento de Boccaccio, citado por Calvino, se narra la historia de un grupo de damas

y caballeros invitados por una señora florentina a su casa de campo. Después del

almuerzo, salen a dar un paseo a pie hasta una localidad vecina. Para hacer más

llevadero el camino, uno de los caballeros propone contar un cuento que la señora

agradece. A poco de andar, descubren los caminantes que la historia era en sí bellísima,

pero el caballero narrador la estropeaba gravemente, con repeticiones innecesarias,

equivocándose, cambiando un nombre por otro, causando molestia en los oyentes. La

señora, entonces, se dirigió al narrador ocasional diciendo: “–Señor, este caballo vuestro

tiene un trote demasiado duro, por lo que os ruego que me dejéis seguir a pie.

El caballero, más buen entendedor que narrador, comprendió el sentido de la frase, y

captando el aviso empezó otros relatos, dejando sin concluir el que había empezado y

seguido mal”.3

3. Boccaccio, Giovanni. "Jornada sexta: Narración primera". En Decameron. Barcelona,

Bruguera, 1978, pp. 317-318

Estas dificultades que tuvo el narrador en unir, enlazar unas cosas con otras y en

manejar el ritmo, como se ve, son comparadas con el mal andar de un caballo. Por eso,

retomando lo que Calvino dice en la cita de apertura de la Unidad. "Pero la velocidad de

que se habla es una velocidad mental. Los defectos del narrador torpe enumerados por

Bocaccio son, sobre todo, ofensas al ritmo, además de defectos de estilo, porque no usa

las expresiones apropiadas a los personajes y a las acciones, es decir, que, bien mirado,

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aun en la propiedad estilística se trata de rapidez de adaptación, agilidad de la expresión

y del pensamiento".4

4. Calvino, Italo. Op. cit. p. 51.

Pero continuemos, porque leyendo y narrando se hace camino, es la mejor manera de

aprender, además, quedan testimonios por descubrir que van a dar un buen ritmo de

trote o galope.

Antes de seguir, y para ir acompañado, busque en la biblioteca el

Decamerón de Giovanni Boccaccio y lea el cuento de la Jornada

Sexta, Narración Primera. Observe, por la manera que tiene el autor de contar (aunque

aquí sea por escrito) si experimenta la sensación de un buen o un mal andar del caballo.

La narración oral: un camino hacia la

lectura

A todos nos gusta que nos cuenten historias, y también puede ser un recurso para

entusiasmar a los posibles lectores a que luego lean por sí mismos una historia, incluso

para volver a contarla. La narración oral es valiosa en sí misma y hay personas que la

realizan de manera profesional, pero también hay quienes gustan de contar y lo hacen

con mucha gracia, frescura y dando especial lugar a la historia que están contando, sea

de la tradición oral o tomada de un libro. Como aquí estamos trabajando con el tema de

la lectura puede ser útil empezar por relatar cualquier tipo de historia pero habrá que ir

llevando la atención hacia las historias que se encuentran en los libros.

No hay que establecer una rivalidad entre la narración oral y la lectura, ambas son

valiosas en sí mismas y también se complementan.

Como se dijo, puede ayudar, si ya se ha convocado a la gente, empezar por contar

historias de vida, o situaciones que les hayan ocurrido, recuerden y quieran transmitirlas

al grupo. Las personas mayores, sobre todo, disfrutan mucho de compartir esos relatos:

anécdotas del día, episodios de un viaje, aventuras de la infancia, tal vez simples

hechos, pero que por algo se destacan. Claro, no se trata de contar una anécdota nada

más, habrá que encontrar la manera de contarla para que quienes escuchen se sientan

atraídos, no se aburran y disfruten del relato. Cierta vez, en un pueblo de Misiones, una

mujer contó, con gracia y destreza, cómo su familia, en el campo, la llevaba a los

velorios de los vecinos. Ella era muy chica y cuando regresaba a la casa, recreaba con

sus hermanos mayores la ceremonia de llantos por el muerto, pero con ranas que

cazaban en la laguna. Ese episodio narrado fue bueno para el grupo, para comenzar a

compartir lo más cercano y familiar, antes de explorar libros y hacer lecturas. Y si el

relato narrado oralmente ha sido tomado de un libro, es bueno mencionar el título y a su

autor. Después de ese intercambio de oralidad puede caber una lectura en voz alta para

que el libro también tenga presencia en la reunión.

Formas de narrar, formas de escuchar

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Existen distintas técnicas para narrar (el narrador se ubica sentado frente a los oyentes,

otros parados, algunos se desplazan, otros permanecen quietos, algunos hacen cambios

de voces, otros eligen la voz del narrador, etc.). En vuestro caso tomarán los recursos

con que cuentan y los que puedan ir aprendiendo. Es aconsejable seleccionar de cada

técnica aquello que sume a cada modo natural de narrar. Anne Sophie (81 años), una

narradora de Dinamarca, la mayor de tres generaciones de narradoras en la misma

familia, habla de su experiencia. Si bien de otro país, común a lo que puede ocurrir en

cualquier lugar de la Argentina: “cuando cuento es como si las caras que están frente a

mí se transformaran. De repente es sobre ellos sobre quienes estoy contando. Y si ocurre

algo inesperado allí entre el auditorio el contacto que se establece se nota

claramente...”.5

5. “Tradición viva. Conversación entre tres contadoras danesas escuchada por Göran

Hemberg”. En: El Urogallo. Revista literaria y cultural. N.º 106. Madrid, marzo 1995,

pp. 76-82. (Especial cultura nórdica).

En este capítulo se incluyen algunos consejos que dan quienes se dedican a la narración

oral que pueden ser muy útiles a la hora de lanzarse con este desafío

El contar cuentos es algo muy antiguo y la práctica, que hoy se continúa haciendo es un

acto muy intenso de comunicación. Por eso, cuando sucede, las personas se sientan en

círculo o semicírculo como si estuvieran alrededor del fuego, como en la antigüedad,

para estar tranquilos y a la vez muy atentos por lo que van a contarles. Un narrador se

entrega en cada relato y con la historia produce como un encantamiento que mantiene

en una actitud de sobrecogimiento y atención.

El acto de contar se puede recrear entre adultos como entre niños, ambos disfrutarán

mucho de ese regalo de palabras. Podrá ocurrir en la biblioteca o en una plaza, cualquier

lugar es propicio si se sabe crear el clima y convocar al círculo. Sentarse en sillas o en

almohadones o alrededor de una manta, todas esas opciones son válidas. Con esta

actividad, el viejo oficio de contar revive con el bibliotecario, con el maestro u otro

mediador de la comunidad.

Recuerde las sugerencias de la Unidad informativa 1 sobre la lectura en voz

alta.

¿Cómo empezar?

En Japón existe la costumbre de encender una vela antes de empezar a contar que se

apaga cuando finaliza el cuento. Se trata de una forma de enmarcar un acontecimiento

que es importante, casi un ritual. Todas las bibliotecas de ese país destinan un espacio o

rincón para realizar narraciones. Puede ser un recurso a utilizar para comenzar a crear

un clima propicio para la lectura.

Ayudará tener en cuenta algunos consejos a modo de ABC de la narración oral, a partir

de la bibliografía específica consultada.

En primer lugar, hay que elegir cuidadosamente los cuentos. Será bueno seleccionar

aquellos cuentos que los conmuevan emocional o estéticamente, en los que se sientan

implicados de alguna manera para poder transmitirlo mejor.

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Una vez elegido el cuento para narrar, le recomendamos que:

1. Lea varias veces el cuento, primero en forma silenciosa para interiorizarlo, y

luego en voz alta para la autoescucha.

2. Ordene mentalmente la progresión del cuento; escriba un guión argumental,

con los núcleos de acción importantes y los personajes que intervienen. En

síntesis, elabore un esquema.

3. Visualice los personajes, es decir, otórgueles una imagen en su interior.

¿Qué características puede pensar de esos personajes?

4. Memorice fórmulas verbales que puedan ayudarlo a recordar en el momento

de contar.

5. Dé sonoridad a las onomatopeyas; articule y module las palabras, resalte la

pronunciación de algunas importantes para el relato.

6. Dé expresividad a la voz, teniendo en cuenta la entonación y el timbre, para

que no se convierta en un relato monótono.

7. Tenga presente el número de oyentes y la edad.

8. Organice el espacio ubicando a los espectadores en semicírculo, sobre

alfombras, mantas o sillas, donde todos vean y oigan bien.

9. Visualice el cuento (todas las imágenes y personajes en acción) antes de

comenzar. Recuerde las fórmulas para comenzar y terminar (Había una

vez...Colorín colorado, por ejemplo) pueden ser útiles para crear el clima y

dar por finalizado el momento. También puede utilizar conectores

temporales para dar cohesión, contener la narración, por ejemplo: pero un

día..., desde entonces..., y finalmente..., como recurso, pero sin abusar de

ellos.

10. Mire a todos los espectadores a los ojos antes de empezar para ir creando la

atmósfera necesaria, esperar a que todos estén en silencio. No se debe narrar

cuando hay ruido, desorden o falta de atención.

11. Como con la lectura en voz alta, tenga en cuenta el valor de los silencios y

no se apure.

12. Si se olvida alguna palabra o parte del texto manténgase tranquilo y esté

preparado para reemplazar lo que escapó a su memoria con otra expresión.

13. A medida que vaya ganando confianza podrá percibir el ritmo emocional de

la narración y también la resonancia que se genera entre los oyentes.

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Las recomendaciones citadas en el texto destacado también están establecidas en los

testimonios de especialistas con gran trayectoria en el tema, como por ejemplo, Ana

Pelegrín sintetiza muy bien lo que ocurre en el narrador y entre el narrador y los oyentes

en el momento de contar.

"Dominio de sí mismo, serenidad en su actitud, distensión corporal y, al mismo

tiempo, vivacidad comunicativa, un momento de placer, la entrega de algo

personal, de sintonía con los oyentes.

Esta entrega a los oyentes es también encantamiento, seducción y atracción. La

sencillez y la intensidad se traslucen en los matices de la voz, en las pausas, la

mirada, las manos. Irrenunciable la alegría, el buen humor y la capacidad de

improvisación verbal".

Pelegrín, Ana. La aventura de oír. Cuentos y memorias de la tradición oral. Madrid,

Cincel, 1986.

Otro testimonio interesante y que describe muy bien la actitud del narrador y de la

situación que genera e incluso menciona la preparación del relato, es el de Anne Sophie

Seidelin, la narradora danesa:

"Lo que yo elijo contar tiene que significar realmente algo para mí y tiene que

poder ser analizado desmenuzándolo y recomponiéndolo. Yo no me preparo

pensando cómo voy a contar, sino escenificando el relato en mi mente. En realidad

una narración no es una representación teatral, pero se le parece. Por ejemplo, uno

tiene que saber en todo momento dónde está, quién sale y quién entra y por qué

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puertas, como si tuvieras que dirigir aquello que quieres contar. Luego, si eres

perro viejo, notas qué pasajes pueden ser suprimidos, cuáles acortados, dónde

puedes resumir".

“Tradición viva. Conversación entre tres contadoras danesas escuchada por Göran

Hemberg”. En: El Urogallo; Revista literaria y cultural. N.º 106. Madrid, marzo 1995,

pp. 76-82. (Especial cultura nórdica).

Todo esto lleva tiempo, el propio del aprendizaje y la experiencia. Pero, en algún

momento hay que comenzar, hay que animarse.

Como en otras tareas no es obligación que todos narren o que el narrador sea el

bibliotecario/a. Sin duda, siempre hay alguien que se destaca más que otros en la

práctica de contar y que lo realiza sin presiones. Como ya dijimos, narrar debe ser un

acto placentero, tanto para los espectadores como para quien cuenta. Por eso se puede

invitar a realizarlo a gente de la comunidad que tenga el deseo de hacerlo.

Conviene recordar que hay personas que son consideradas profesionales de la narración

porque son convocadas a narrar con regularidad, son reconocidos por la gente como

tales y, además, reciben una remuneración por su tarea. Al respecto, la narradora

argentina Ana María Bovo traza la diferencia entre un narrador espontáneo y uno

profesional.

Bovo, Ana María. Narrar, oficio trémulo. Conversaciones con Jorge Dubatti. Buenos

Aires, Atuel, 2002.

Lea nuevamente los fragmentos de las narradoras Ana Pelegrín,

Anne Sofhie Seidelin y Ana María Bovo y, a partir de ellos,

realice un listado con palabras o expresiones clave, a modo de recomendaciones de

cómo debe ser un narrador, según lo que usted considera se desprende de los

testimonios citados. (Por ejemplo: entrega).

¿Dónde y qué narrar?

Invitar a un encuentro de narración al aire libre, puede ser muy convocante, incluso para

personas temerosas de acercarse a los libros o a la biblioteca. Allí, en ese espacio creado

surge una cierta confianza que les permite contar alguna historia (una anécdota, un

recuerdo de infancia, una historia que le contaron).

Al respecto, después de su experiencia de narración en las plazas, las integrantes del

Grupo Cuentoencuentro de La Plata señalan ciertas particularidades que hay que tener

en cuenta:

“En general es la gente la que se acerca a la narración, al espectáculo, en cambio en la

plaza, la situación es inversa, es el cuento a través del narrador quien busca a la gente.

Se parecen en que el narrador tiene un acercamiento cara a cara, pero se diferencian

básicamente en tres aspectos: oyentes, escenario y repertorio.

Los oyentes no son previsibles (edad, condición sociocultural, cantidad), los hay

habituales (los que saben del evento y van con el objetivo de escuchar, pero también hay

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oyentes ocasionales, aquellos que por diversas causas están en la plaza). El escenario: es

abierto, público (de todos), con distractores (ruidos), sujeto a condiciones climáticas

(sol, lluvia, viento), no está demarcado el espacio del narrador. El repertorio: es

dinámico, corto, de tradición folclórica.

Merece ser sostenido y estimulado como una actividad sociocomunitaria, porque reedita

las fuentes originarias del cuento al nuclear personas de distintos niveles sociales, y

porque están allí, como diría Alejandro Dolina, “los mejores clientes, las parejas de

enamorados, los linyeras, los muchachos crueles, los refutadores de historias que se

hacen contar historias para no creer en ellas. Todos unidos en esas coordenadas mágicas

de tiempo y espacio que les permiten compartir el simple y sencillo hecho de escuchar

un cuento narrado”.6

6. "Cuentoencuentro. La narración oral y sus espacios: El cuento en las plazas”. En:

Cuenteros y cuentacuentos; De lo espontáneo a lo profesional. Encuentro Internacional

de Narración Oral. Buenos Aires, Feria del Libro. Fundación El

Libro/ALIJA/Fundación Salottiana, 2000.

Muchos narradores coinciden en señalar que para la narración oral y, sobre todo, para

quien comienza con esta práctica, conviene elegir entre los relatos de la tradición

porque, justamente, como se han ido transmitiendo de boca en boca, conservan la

estructura de la oralidad, más cercana a las posibilidades de recreación y por lo tanto

pueden presentar menos dificultad que un texto de autor, donde es muy importante

respetar cada palabra escrita porque guarda la impronta y el ritmo de lo escrito.

Tendrían que estar demasiado pendientes de la memoria para decir el texto y

descuidarían la actitud, la calma y la gestualidad apropiada.

Sobre los cuentos y otros textos narrativos, se han realizado

distintas clasificaciones, según la estructura, los temas o los

tratamientos. Castronovo y Martignoni han recopilado varias de ellas. En el CD

encontrará esas clasificaciones. Se presentan porque muestran la variedad del material

con que se puede trabajar y pueden ser muy útiles a la hora de elegir los cuentos a

narrar.

Un ejercicio para animarse y compartir

Algunos dichos populares, coplas, adivinanzas y hasta recetas

pueden ayudarnos a comenzar con un encuentro de narración, para romper el hielo, si el

silencio no aparece. Por ejemplo, un dicho sobre el mate: i, después se puede seguir con

una copla como quien regala un ramo de palabras:

Planta de ají,

flor de tomate,

que traiga yerba

el que quiere mate.

Roldán, Laura. Aquí hay gato encerrado. Adivinanzas, dichos, coplas y recetas. Buenos

Aires, Santillana, 2006. (Leer es genial).

Para terminar esta introducción con la receta del mate, y aquí cada uno contará su

versión de cómo prepararlo, con secretos y todo, para que salga como debe ser.

Page 72: _promocíon(2)

Buscar en la memoria y recolectar entre conocidos, o los espectadores mismos, y armar

otro recorrido de narración, empezando con un dicho o adivinanza para terminar con

una receta.

Ahora una tarea más compleja. Busque ejemplos de distintos tipos

de cuento de la tradición oral o de autor en la biblioteca y

seleccione alguno para narrar al aire libre, en una plaza, por ejemplo.

¿Cuál elegiría para esa ocasión?¿Por qué?

A modo de cierre

Será importante tener presente que la narración oral es valiosa y convocante en sí

misma, ya que atrae a todos que les cuenten relatos. Pero, además, es un medio para

conocer historias reales o imaginadas o para recuperar y cuidar de la memoria,

particular o de una comunidad. Asimismo, puede ser un buen recurso para entusiasmar a

los posibles lectores, deseosos de volver a encontrarse con autonomía con alguna

historia que les narraron antes.

Una recomendación en este tema es no establecer una rivalidad entre narración oral y

lectura de libros, ya que ambos son muy valiosos y se complementan.

“Es probable que en una biblioteca no veamos más que confusión y amontonamiento.

Poemas y novelas, libros de historia y de memorias, diccionarios e informes oficiales,

libros escritos en todos los idiomas por hombres y mujeres de toda laya, de razas y

épocas diferentes, se encuentran el uno al lado del otro en las estanterías. (...)

¿Por dónde comenzar?”.

Woolf, Virginia. La torre inclinada y otros ensayos. Barcelona, Lumen, 1977.

¿Qué es una guía de lectura?

El lector joven o adulto necesita estímulos exteriores que lo animen a dirigir sus ojos

hacia los libros, por eso, la confección de guías de lecturas, con cierta periodicidad en la

biblioteca, es un buen recurso para atraer la atención pero también para informar. La

efectividad de estas guías como recurso de animación se basa en que el lector descubre,

en medio de la gran cantidad de libros que lo rodean, un grupo de títulos destacados a

los que se puede dirigir, porque ya ha sido orientado sobre el contenido o temática de

esos libros.

Las guías de lectura son una manera sencilla de dar a conocer el fondo de la biblioteca

(tenga muchos o pocos libros) y, a la vez, invitar a la lectura y la consulta de

documentos diversos. “La guía no impone lecturas, sino que las propone y, por lo tanto,

implica una selección por parte del posible lector”.1 Las guías suelen consistir en una

relación de citas bibliográficas de materiales seleccionados y agrupados en función de

un tema, una efeméride, un acontecimiento de actualidad, un autor, etcétera. Ejemplos:

libros sobre la Navidad; una selección de títulos para leer en vacaciones; un homenaje a

un autor, etcétera.

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1. Baró, Mónica y Mañá, Teresa. Formarse para informarse. Madrid, Celeste ediciones,

1996.

Una guía puede funcionar como orientación cuando la oferta de libros nos abruma,

como señalaba la escritora Virginia Woolf en el ensayo que se eligió para la cita de

apertura. Entonces, ante esa situación, una guía de lecturas puede ayudar a los

potenciales lectores.

En una guía podemos incluir todo tipo de materiales: libros, artículos de revista, recortes

de prensa, grabaciones sonoras, videocasetes, fotografía, mapas, trabajos

confeccionados por los alumnos y otros documentos. Hay que indicar siempre de una

manera u otra, a qué edad va dirigida la guía o cada una de las citas bibliográficas que la

componen. (No siempre es necesario explicitar la edad, a veces, como lo acompañamos

con alguna ilustración o tipo de letra, éstas nos ayudan a comunicar a qué lector está

dirigida).

¿Cómo se confecciona una guía?

Para confeccionar una guía se trabaja, básicamente, con los catálogos, cuanto más

completos sean estos, más fácil nos será.

Si trabajamos en una guía sobre un autor, el catálogo de autores nos indicará qué obras

tenemos, y el catálogo alfabético de materias nos dará referencias de los estudios hechos

sobre el autor y sus obras. En una guía de este tipo resulta interesante hacer una pequeña

presentación del autor: una fotografía y un mínimo de datos biográficos ayudarán a

acercarlo a los lectores. También podemos incluir la bibliografía completa del autor

elegido, indicando siempre cuáles son los libros citados o reseñados que se encuentran

en la biblioteca y, de alguna manera con la indicación de los niveles de lectura. Además

podemos incluir citas bibliográficas referentes a trabajos sobre el autor y su obra, así

como fragmentos de sus textos que resulten atractivos o motivadores. Hay muchas

ocasiones propicias para la elaboración de una guía de lectura, como la celebración de

aniversarios de nacimiento o de muerte de alguna figura, la entrega de un premio, la

visita de un autor o ilustrador a la escuela, a la biblioteca o a la ciudad, etcétera.

Una guía temática incorpora los materiales de los que se dispone en la biblioteca sobre

el tema propuesto. En este caso es interesante agrupar los documentos por tipos,

enfoques, etc., de manera de evitar presentar una lista de títulos ordenada sólo por orden

alfabético.2 Un ejemplo puede ser una guía de lectura sobre la paz. Se puede comenzar

con las definiciones del término que se encontrarán en enciclopedias y diccionarios y

que servirán para situar el tema. Después, se relacionarán las monografías sobre la paz,

y en apartados separados, los artículos que se hayan recogido sobre el tema o bien

canciones que hablen de la paz, por ejemplo. Otro bloque podría incluir libros de ficción

que tengan la paz como tema central. También sería posible utilizar como ilustración

dibujos sobre la paz realizados por los niños.

2. Baró, Mónica y Mañá, Teresa. Op. cit.

Tenga en cuenta que para que una guía de lectura cumpla con su

objetivo debe procurar que su presentación sea legible con

facilidad, con los epígrafes bien destacados, así como hay que evitar un exceso de

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información (por ejemplo, no mezclar géneros, aunque sí se pueden sugerir: “podrá

encontrar en la biblioteca libros informativos sobre la temática...”) porque puede dar

lugar a confusión mezclar títulos de literatura con textos de información. La inclusión

de ilustraciones referentes al motivo o, simplemente, de elementos decorativos, la hará

más atractiva. Un formato original o la utilización de papel de colores puede provocar la

curiosidad; el límite está en la imaginación de cada uno y e n las posibilidades de

reproducción –mediante fotocopias o impresos– que garantizarán la difusión de la guía.

Piense cuál sería su guía ideal y envíe su informe al tutor.

Las citas bibliográficas correctas contribuirán a que se fortalezca un hábito en los

usuarios mayores; y para los bibliotecarios serán también una forma de conocer el

material. La incorporación de la signatura topográfica facilitará la búsqueda de los

materiales en la biblioteca. La elaboración de una guía de lectura puede llegar a ser un

buen trabajo para alumnos de cursos superiores de instituciones de la comunidad:

implica una investigación sobre el fondo de la biblioteca y la utilización de los

catálogos iniciando, en definitiva, a los jóvenes en la práctica de las citas bibliográficas.

(No sólo catálogos de la biblioteca, sino también catálogos de las editoriales, novedades

adquiridas, etc.)

Todo esto contribuirá, sin duda alguna a que se descubran los recursos que contiene la

biblioteca y, de paso, a potenciar el interés en cuestiones marginadas, por ejemplo, por

los programas escolares, y que pueden interesar en la comunidad.

¿Para qué realizar una guía de lectura?

En el caso de la formación, porque pone en juego los aspectos teóricos sobre la lectura y

los usuarios con la aplicación de los criterios de evaluación y selección. En el caso del

ejercicio de la profesión porque permite dar a conocer el fondo de la biblioteca, y a la

vez llamar la atención hacia los libros y convocar a la lectura y consulta. La guía no

impone lecturas, sino que propone y por lo tanto implica también una selección

por parte del lector.

Los libros-guías mantiene informado al lector sobre títulos que a veces olvida o

novedades que desconoce.

Hay que indicar, de alguna manera aunque no sea colocando la edad directamente, a qué

edad o etapa va dirigida. Esto puede ser a través del título que elijamos, de las

ilustraciones o el diseño o, como se señaló antes, del tipo de letras o de la incorporación

de ilustraciones que orienten.

En principio, para confeccionarla se debe trabajar con catálogos o, directamente, con los

materiales existentes y establecer allí la diferencia entre una guía que implica una

evaluación y selección y un catálogo editorial cuyo objetivo es difundir toda la

producción.

Elaborar los contenidos de una Guía de lecturas para la difusión

de libros de literatura para niños y/o jóvenes según autores, temas,

aniversarios o acontecimientos del año.

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Por ejemplo: Libros para leer en vacaciones; la Navidad; Libros para los más chicos;

Cuentos de terror, Poesía para jóvenes; Obras de teatro; Cuentos policiales, entre otras

posibilidades. También podrá pensarse en un catálogo-homenaje a un autor.

Proponer un posible diseño: tamaño, formato, tipo de letra, color del papel,

ilustraciones. Tener presente cuál será la forma más eficaz para comunicar la

información.

Llevará un título “de fantasía”, como aliciente, y un título aclaratorio, por ejemplo:

¡Arriba el telón!: Obras de teatro para niños. O “Zapatos llenos de libros”: libros para

leer y regalar en la semana de los Reyes Magos.

Ordenar los títulos de los libros seleccionados (no menos de 10 libros), de acuerdo con

temáticas, edad de destinatarios, de modo que la información llegue de manera rápida y

eficaz al posible lector.

No olvidar colocar los datos de la institución (domicilio, teléfono, etc.) que posee los

libros que se difunden y toda información necesaria vinculada a dicha institución

(horarios, días de atención).

Objetivo: Tener en cuenta que se busca la difusión de los libros y convocar a los

lectores a la biblioteca, no se trata de un catálogo comercial.

No necesariamente debe ser un listado de novedades, también puede ser una selección

de libros a partir de lo que posee la institución en su colección y quiera poner a circular.

Elaborar guías de lecturas con las siguientes pautas:

1. Novelas policiales para un público adulto.

2. Cuentos de terror para público adolescente.

3. Novelas argentinas con marco histórico para adultos.

4. Novelas con personajes femeninos de la literatura universal.

*En el CD podrá encontrar ejemplos de guías de lecturas, algunas elaboradas por

instituciones y otras por alumnos de la carrera de Bibliotecología del ISFD y TN.0 º8 de

La Plata.

Llenaremos de libros los zapatos: libros para niños y jóvenes, en época de Reyes

Magos (Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Salamanca).

Rumbo a la aventura: sobre libros de aventura (Kirico, Club de lectores, España).

¡Boom! Historias en bocadillo: guía de historietas (Fundación Germán Sánchez

Ruipérez, Salamanca).

La imagen del miedo: lecturas para jóvenes, sobre literatura y cine de terror.

(Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Salamanca).

Aventuras del oeste: relatos del folclore norteamericano (Bibliotecas Populares,

Biblioteca de Retiro, España).

Jorge Luis Borges: libros del autor que posee la biblioteca (Bibliotecas Populares,

Biblioteca de Salamanca, España).

Voces de lucha: libros sobre el proceso militar en la Argentina. Sala Abierta de lectura,

Tandil).

¡Al abordaje! Libros para leer con un parche en el ojo: historias de piratas y

corsarios.

Page 76: _promocíon(2)

Cuentos con cola. Historias de personajes “coludos”... que dejan coooola! Fábulas. (Mónica Bustos, alumna de la carrera de Bibliotecología).

Selección joven. También...guerra y literatura. (María Abásolo, alumna de la carrera

de Bibliotecología).

Sombreros y lecturas: libros para niños con sombreros como protagonistas. En:

Boland, Elisa. Hojas sueltas N.oº 5, 2000. La Plata, ISFD y TN.o º8).

A modo de cierre

Las guías son un buen recurso para la animación a la lectura en tanto permiten que el

lector o posible lector descubra, entre todos los libros de una institución, algún título

para comenzar a leer. Son orientativas y su objetivo es mostrar un listado de libros

evaluados y seleccionados según criterios diversos, lo que las diferencia de los

catálogos editoriales.

Son una manera sencilla de dar a conocer lo que la biblioteca tiene o las novedades que

adquiere en algún momento.

Al confeccionar una guía de lectura será importante pensar que la información que se

presenta debe ser clara y de fácil lectura, de esta manera logrará la eficacia que se

busca: una información atractiva y correcta, que despierte interés en los lectores, que

posibilite el acercamiento a la biblioteca y difunda hacia el exterior el material que la

institución posee. No puede faltar en una guía un título atractivo, una información de los

libros precisa y ordenada y, finalmente, los datos de la institución donde los lectores

podrán recurrir para encontrarse con los libros que desean.

“La radio es una experiencia a través de la cual los individuos producen cultura,

situación que la distingue de un simple instrumento y de los productos culturales.

Las radios son productoras y modeladoras de cultura”.

Hayes, Ricardo. La radio del siglo XXI : nuevas estéticas. Buenos Aires, Ciccus ; La

Crujía, 2000.

Ayer y hoy

Si tratamos de pensar nuestro vínculo con la radio es probable que aparezcan recuerdos

de situaciones en las que nos hemos sentido acompañados, atendidos o sorprendidos por

la magia y el misterio de sus sonidos.

Algunos, los mayores, podrán relacionarla con su infancia sin televisión y con

personajes como Tarzán, Poncho Negro y Sandokán. La radio es parte de su historia

personal. El protagonismo de la radio entonces era indiscutible, la familia se reunía

alrededor de los receptores y había programas que convocaban a todos sus integrantes:

los personajes de Niní Marshall, los radioteatros de amor con voces inolvidables, como

la de Oscar Casco e Hilda Bernard, capaces de despertar todas las fantasías.

Page 77: _promocíon(2)

Obras de teatro transmitidas en directo, espectáculos internacionales que tenían lugar en

los auditorios de las emisoras, dan cuenta de lo que significaba en su primera época.

De distintas maneras y, con otros contenidos, hoy seguimos “pegados” a la magia de la

radio: por la necesidad de tener la última información, para escuchar música o para dar a

conocer nuestros reclamos y opiniones. Actualmente, la radio nos propone una

participación más directa.

Hoy, satélites mediante, las emisiones con mayor potencia pueden llegar a todo el país.

Sin embargo, estos avances en las posibilidades de la comunicación tienden a hacer un

discurso homogéneo, que desdibuja las pequeñas comunidades y no siempre refleja las

necesidades informativas de la gente.

Afortunadamente, hace unos años han resurgido con mucha fuerza emprendimientos de

baja potencia que atienden y transmiten las cuestiones locales con mayor compromiso y

repercusión (reencuentros y valoración de la propia cultura).

Entonces, ¿se puede pensar en la radio dentro de un Programa de Promoción de la

lectura?

Sí, se puede dar lugar a la promoción y animación de la lectura a través de programas

específicos y, también, permitir la difusión de actividades relacionadas con las

bibliotecas de cada lugar. De esta manera se apela a la comunicación y al trabajo en red

a través de una articulación posible, y muy productiva, entre la radio y la biblioteca.

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Si se habla de difusión cultural en tanto la radio permite el acceso (consumo) a los

bienes o servicios culturales como, por ejemplo, la realización de una agenda de

actividades vinculadas a la lectura en cada biblioteca. Y hablamos de promoción

cultural porque, además, se propone a través de la participación, la producción misma

de hechos culturales, tal como lo señala Ricardo Hayes en la cita de la apertura de la

unidad.

A través de la radio, los oyentes pueden compartir la escucha de un tiempo de lectura

participando de una “ceremonia” conjunta e íntima a la vez. Pero, además, terminado el

contacto radial, pueden sentirse estimulados a buscar y elegir otros textos para leer.

Por eso, se reitera, como en recursos ya presentados, no necesariamente sea el

bibliotecario quien deba llevar adelante esta actividad. En este caso, el bibliotecario

puede, por ejemplo, seleccionar material de lectura que un locutor u otra persona leerá

en un microprograma (lectura de un cuento para que los chicos se vayan a dormir a la

noche o algún otro texto para los adultos a la hora de la siesta, etc.). La radio también

puede ser un medio para recomendar las novedades o libros que hay en la biblioteca,

que algún lector común o especialista haga comentarios o reseñas de libros leídos por

ellos, etcétera.

Hasta aquí se ha aludido al doble papel de la radio (de difusión y de promoción), pero

su función no termina allí. Puede animar en los oyentes el interés por generar, a su vez,

nuevos espacios de encuentro para compartir lecturas con otros.

Radio y lectura Reconociendo el valor del medio radial se propone, para comenzar, idear estrategias de

articulación entre la radio y la biblioteca:

Escuchar la radio local para detectar espacios donde nuestra temática cultural

tenga posibilidades de inserción.

Gestionar contactos con los responsables de estos espacios (director de la

emisora, conductor o productor del programa).

Producir la información adecuada para cada formato radial (informativo,

microprograma, magazine, etc.).

El logro mayor sería un programa propio. Otra alternativa posible e igualmente válida,

sería poder insertar los contenidos que interesa promover y difundir en espacios ya

instalados. Ambos casos siempre requieren que se utilice el lenguaje radial de la mejor

manera posible.

Elementos del lenguaje radial

Palabra

Música

Efectos sonoros

Silencios

Saber mezclar sabiamente estos cuatro elementos, teniendo en cuenta sus distintas

funciones, va a permitir organizar el mensaje. Palabra y música son la base del mensaje

radiofónico.

Page 79: _promocíon(2)

Los efectos sonoros funcionan como un complemento para crear ambientes adecuados

que se quieran lograr o describir. Se utilizan también para cambios de escena, de tiempo

y de espacio. Por último, queda reconocer el importante valor del silencio, como

refuerzo del significado del sonido, porque contribuye a crear expectativa y propicia un

tiempo de reflexión.

Los tiempos radiales Hay un tiempo real y presente, el de transmitir “en vivo” la noticia a través de un móvil,

o el tiempo real de una entrevista. También la radio brinda la posibilidad de sintetizar lo

mejor de una entrevista grabada, seleccionar testimonios y opiniones, editarlos

posteriormente, y enriquecerlos con efectos sonoros y música.

Hay un tiempo psicológico que tiene que ver más con lo que se pueda despertar en la

imaginación del oyente a partir de las secuencias sonoras. La música es especial para

transportarlos a otras épocas y generar climas.

Los chicos y la radio

Para poder hacer el pasaje de oyente a productores de mensajes, es necesario que se

conozcan algunos conceptos básicos de la práctica del medio radial. Hay una tendencia

en las FM que difunden música a mimetizarse con los códigos de los jóvenes, por

ejemplo, Pergolini, Petinato. De todos modos, el sector más postergado es el de los

niños. Salvo honrosas excepciones, los programas infantiles casi han desaparecido el

sistema radial.

Elementos a tener en cuenta para formular una propuesta radiofónica

Objetivos

Destinatarios

Contenidos temáticos

Género

Formato

Frecuencia de emisión

Día y horario propuestos

Duración

Fuentes de información

Equipo de producción

Recursos técnicos

Recursos económicos

Elaboración del guión tipo

Imaginen que disponen de tres minutos cada noche. Se puede armar un micro con la

propuesta: "el cuento para ir a dormir”. Hay dos posibilidades: hacerlo “en vivo” o

grabarlo previamente.

Esquema para armar el guión En un esquema básico deben quedar claramente diferenciadas las palabras de la música

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y los efectos sonoros que van a utilizarse. En tanto sea claro, cualquier diagramación es

válida. Solo a modo de ejemplo se da un modelo diseñado por Julia Bowland:1

1. Boland, Elisa y Bowland Julia. "¿Por qué la radio en la difusión y promoción de la

lectura?". En: Módulo de capacitación. Buenos Aires, Conabip, 2001.

En cualquier caso es necesario armar el guión correspondiente. Debe ser claro para el

que lee el texto (locutor) y también para el operador de sonido, encargado de mezclar,

es decir de combinar los elementos del lenguaje radial (palabra, música, efectos sonoros

y silencios).

Se puede leer “en seco” (sin ambientación musical, ni efectos sonoros).

La selección de los contenidos para el

programa

Habrá que tener en cuenta al seleccionar el texto:

A quién está dirigido (target: edad de los oyentes, sexo, lugar de residencia,

intereses)

Extensión acorde al tiempo asignado para la emisión.

o Horario en el que se va a emitir, por el clima que generará esa lectura.

o Selección de la música: de apertura y cierre, de fondo, efectos sonoros

que acompañan la trama.

Se recomienda no hacer uso abusivo de los recursos para que el texto que se ha elegido

leer no pierda el protagonismo que se desea dar.

Recomendaciones para evitar una lectura

inexpresiva y monótona

Se sugiere trabajar sobre las variaciones y matices durante la lectura al servicio de la

intención:

de ritmo (velocidad más lenta o más rápida);

de volumen (sonido fuerte a débil);

de tono (agudo, medio, grave) de acuerdo con el contenido

que se está leyendo.

La frase Buenas noches, según el contexto y la intención con que

se dice sonará diferente por las variaciones o matices que se le dará. Haga esta prueba:

Buenas noches, como un saludo, con firmeza y simpatía.

Buenas noches, como saludo, con alusión a una tardanza.

Buenas noches, como despedida, con tristeza.

Buenas noches, como cierre inapelable de una discusión.

Estas son posibilidades, entre otras muchas, que cada uno podrá recrear.

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Según el esquema presentado, elabore un posible guión sobre

“Lecturas para la tercera edad” y otro sobre “Lecturas para

hinchas de fútbol”.

A modo de cierre

Una vez planteados los lineamientos básicos de la radio, será posible pensar que el

trabajo en este medio, no solo podrá ser desempeñado por los adultos, sino también

darles la posibilidad a los niños y jóvenes que estén dispuestos a participar.

Se podrán realizar talleres donde los chicos harán el aprendizaje de los elementos

básicos para desenvolverse con soltura. Siempre hay que tener presente que no se

pretende hacer profesionales de la radio, pero sí buenos oyentes. Los chicos pueden

realizar el mismo tipo de actividades y ejercicios de lectura, tal como se plantearon en el

artículo sobre la Lectura en voz alta o La narración oral, con las variaciones que

quieran realizar.

Piensen que la articulación con la radio podrá servir como punto de encuentro y

vehículo de comunicación en la comunidad de cada lugar. Puede promover y difundir la

lectura y generar actitudes de respeto, escucha y solidaridad.

Propuesta de recursos para realizar efectos sonoros.

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Animación y promoción de la lectura desde las bibliotecas

Autora: Elisa Boland.

Dirección editorial: Herminia Mérega.

Subdirección

editorial:

Lidia Mazzalomo.

Realización artística

y gráfica:

Tapa y diagramación: Silvina Espil y Natalia Otranto.

Fotografía: Archivo Santillana, Macarena Ayestarán y Ariadna

Demattei.

Soporte técnico, escáner y películas: Miriam Barrios, Marcelo

Fernández, Maximiliano Rodríguez, Gustavo Ramírez y Nicolas

Verdura.

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