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poesía Hiperión, 621CHÚS ARELLANO, JESÚS MUNÁRRIZ, SOFÍA RHEI

S E X T I N A SPASADO Y PRESENTE

DE UNA FORMA POÉTICA

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Chús Arellano, Jesús Munárriz, Sofía Rhei

SEXTIN A SPASADO Y PRESENTE

DE UNA FORMA POÉTICA

Hiperión

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La sextina:tradición, geometría, juego y experimento metaliterario

«La sextina, si queda bien, queda muy bien.Y claro,tiene que quedar bien, porque si no, es una birria.De hecho, no es muy abundante. »

JAVIER KRAHE

poesía HiperiónColección dirigida por Jesús Munárriz

Diseño gráfico: Equipo 109Imagen de cubierta: Sofía Rhei

© Copyright de la selección, el prólogo y las notas:Chús Arellano, Jesús Munárriz, Sofía Rhei, 2011

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UNA SEXTINA1 ES UN POEMA ESTRÓFICO DE39 versos organizados en seis estrofas de seis versoscada una, más una contera final de otros tres, también

llamada vuelta, remate, tornada, cierre, commiato o envoi. Cadauna de las estrofas que componen el poema se distingue de lasotras en la disposición de las rimas. En realidad más que rimas,se trata de palabras-rima que se repiten —las mismas pala-bras— constantemente al final de cada verso, de modo que lasseis palabras-rima acaban apareciendo en todas las posiciones y,de nuevo, las seis juntas en la contera. La disposición de las seispalabras en la estrofa final difiere según autores, si bien es pres-criptivo que en cada verso haya una en el medio y otra al final.En cuanto al orden en que se distribuyen estas palabras-rima2

a lo largo del poema, la estructura canónica debe ser: A B CD E F – F A E B D C – C F D A B E – E C B F A D – D EA C F B – B D F E C A y la contera. Del análisis de estaestructura se desprende que la palabra que cierra una estrofacomienza la siguiente, de forma que se podría sintetizar en elsiguiente esquema: 6 1 5 2 4 3: la rima 6 de la estrofa anteriores la primera, la 1 es la segunda, etc., siendo así para todas laspartes.

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1 Además de la sextina de que tratamos en este libro, también llamada “sextina pro-venzal” o “lírica”, se da igualmente el nombre de “sextina”o “sexta rima” a unaestrofa de seis versos que riman a gusto del poeta. (Y también a unas cartas de exco-munión denominadas así por el nombre del papa Sixto que las redactó, y a un tipode apuesta a seis números consecutivos de los 36 de la ruleta).2 La palabra-rima a veces es denominada “teleuton”, especialmente en inglés y ya enel siglo XX.

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verso, la del primero; en el tercer verso, la del quinto; en elcuarto verso, la del segundo; en el quinto verso la del cuarto; yen el sexto verso, la del tercero. En el commiato se repiten las seispalabras-rima, dos en cada verso, una dentro y otra fuera.

Además del hallazgo de las palabras que hacen de rima (nose trata de identidades de terminación sino de palabras idénti-cas), evidentemente existe una cierta analogía entre este géne-ro poético medieval y la música dodecafónica, escrita según elprincipio serial descubierto por Arnold Schönberg.»

Asociado en la Edad Media a lo incompleto, la imperfeccióny el diablo, el número 6 podría ser, sin embargo, la cifra de lageneración, capaz de conciliar el punto de vista científico (es elnúmero atómico del carbono, elemento que permite la vida tal ycomo la conocemos) y religioso (según San Agustín, «El seis esun número perfecto en sí mismo.Dios creó todas las cosas en seisdías», y recordemos que la estrella de David tiene seis puntas). Esel primer número perfecto según la definición de Euclides, yaque sus divisores coinciden con sus sumandos; es la superficie yel medio perímetro del primer triángulo de Pitágoras; es la solu-ción al Hexágono Estrellado místico de Pascal, se trata de unnúmero par y tripartito; el hexágono es una de las tres formasregulares de teselación del plano, y la que menos materia requie-re para hacerlo (como saben las abejas). Número a la vez binarioy terciario, unión de dualidad y trinidad (femenino y masculino),que aparece en ciertas leyendas asociado a lo oculto, pero en otrastambién a lo solar, por su transparente geometría; que está muypresente tanto en los sistemas del reino mineral como en las flo-raciones y pautas de crecimiento vegetal y en varios grupos deanimales, especialmente los insectos.

Si tuviéramos que hacer corresponder cada número con sucristalización poética, la del número seis sería, sin duda, la sex-

El antecedente de este novedoso procedimiento paralelísticoen el que riman las palabras completas —no sus terminaciones—está en el poema “Ar resplan la flors enversa” del trovadorRaimbaut d’Aurenga. La estructura de este texto es muy simi-lar a la de la sextina, aunque, en este caso, las palabras-rimamantienen el mismo lugar en cada estrofa. Desde sus orígenes,las palabras-rima de la sextina pueden aparecer levemente per-mutadas en sus apariciones: ongla > enongla, terra > sotterra.

En cuanto a la métrica, la sextina ortodoxa, fijada porDante, se compone en su totalidad de versos endecasílabos; sibien las primeras —trovadorescas— tenían algún verso octosí-labo3. Como pasa con casi todas las formas clásicas, el siglo XXhará su propia interpretación o relectura del modelo, y darálugar a sextinas experimentales, a las que dedicaremos un apar-tado especial en esta antología.Volviendo a la más estricta pre-ceptiva, algunos autores sostienen que las palabras-rima debenser bisílabas (siguiendo el modelo original y el petrarquista) e,incluso, otros van más allá, y sostienen que sólo pueden ser sus-tantivos de dos sílabas.

Joan Brossa lo resume así en su “Sextina conceptual”:

«Hay que escribir seis estrofas de seis endecasílabos, acaba-das por un commiato de tres. Las palabras-rima de la primeraestrofa (que han de ser siempre bisílabos y preferentementesustantivos) se repiten en cada estrofa, pero en colocación dife-rente y siguiendo un orden predeterminado; respecto a la pre-cedente, cada estrofa alterna las tres últimas palabras-rima,colocadas en orden inverso, con las tres primeras, que siguen unorden normal; o sea: cada estrofa, en el primer verso, repite lapalabra-rima del sexto verso de la anterior; en el segundo

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3 Asimismo las primeras sextinas portuguesas hacen su particular sincretismo al com-poner todos los versos en octosílabos, conciliando la estrofa italiana con la métricalusa.

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Acaso por este motivo escribir sextinas lleve a reflexionar amenudo sobre el mismo hecho de utilizar el lenguaje comoforma artística entre todas las posibles.

La sextina es una forma poética en la que queda de mani-fiesto de una manera muy evidente la referencia a sextinas ante-riores. Puede que esto se deba a su escasez, y a que simplemen-te para conocer que existe esta forma poética es inevitable haberleído alguna de las sextinas que han conformado esta estrofa. Esfrecuente que sus autores sean los traductores de sextinas ante-riores, como se verá en el apartado siguiente.

Quizá por esta característica metaliteraria, y por las carac-terísticas de los poetas que se han interesado en ella, la sextinasirve de espejo inevitable entre la tradición y el experimenta-lismo.Así lo demuestran tanto Ezra Pound con su “make it new”como Brossa con sus 113 sextinas.

Desde sus inicios, esta forma poética se ha relacionado condos emblemas o símbolos que sirven de guía o esqueleto paraconocer su estructura: la espiral y el dado.Ambas figuras son unaposible explicación del orden peculiar en que se repiten laspalabras-rima de la sextina. Existirían varias maneras diferentesde ordenarlas, de forma que nunca se repitieran en la mismaposición, pero la fórmula arnaldiana ha permanecido incuestio-nada durante siglos. Su relación con la espiral es la siguiente:

tina. Esta estrofa posee unas características peculiares que lahacen distinguirse entre las demás formas métricas precisamen-te por sus exigencias matemáticas, y su carácter barroco avantla lettre.Al mismo tiempo muy compleja, muy rigurosa (por susexigencias formales, que son numerosas e inflexibles) y muyextraña, ya que ha de expresar ideas muy diferentes e inclusocontradictorias con las mismas terminaciones de verso, la sex-tina seduce a aquellos tentados por los extremos: ha sido prac-ticada tanto por poetas clásicos, neoclásicos y filoclásicos, comopor movimientos vanguardistas (OuLiPo, New Criticism).

Respecto a su denominación, esta estrofa fue llamada porDante y Trissino “Canzone a stanza continua”. Más adelante,Ludovico Castelvetro (1505-1571), en su edición de las obras dePetrarca (1582), introduce el término “sestina”, tal vez tomado delvalenciano “sestí” con que Hernando del Castillo denomina la deMosén Crespí de Valldaura y Trillas en su Cancionero de 1511.A veces recibe otros nombres: canso redonda, o canso redonda enca-denada (cançó); Gil Polo la llama “rima provenzal”. Pero “sestina”—“sextina” en español— es el término que se emplea regular-mente a partir de ese momento tanto en italiano como en inglés.

Las restricciones a las que obliga la sextina incluyen que lasrimas sean tan lejanas (excepto en la frontera entre una estrofay otra) que han de reconocerse por la repetición de la palabraentera, y por otra parte, la longitud y la forma del poema obli-gan a desarrollar el tema en seis partes. La propia forma de lasextina parece estar pensada para poner en comunicación lamateria verbal con el significado que pretende expresarse, enmayor medida que otras formas poéticas. Las grandes contrain-tes formales obligan a retorcer seis palabras sobre sí mismas devarias maneras diferentes, haciendo que su cercanía o lejaníadentro de cada estrofa sugiera diferentes caminos semánticos.

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La idea de espiral se vincula con la de laberinto y la dehelicoide, que a su vez relacionamos con la estructura delADN. Otros emblemas de fondo que aparecen en numerosassextinas son la rueda, noria, o ciclo; el espejo; el nudo, trama o“entrelac” medieval.

La sextina no suele rimar. Sin embargo, desde sus inicios,el juego con los sonidos se une a todos los demás. Como seña-la Aurelio Roncaglia acerca de las palabras-rima originales deArnaut Daniel:

Los primeros en escribir sextinas en rima consonante sonlos franceses: Pontus de Tyard, y recogiendo su herencia, siglosdespués, Ferdinand de Gramont. Éste aduce que la rima esnecesaria para los oídos franceses. Poco después, Swinburnetambién incorpora la rima porque el inglés es una lengua“menos dulce” que el provenzal o el italiano. A partir de esemomento, los poetas han podido escoger entre la rima o lacarencia de ella en sus composiciones.

Como sucede con la villanela, la sextina, a pesar de habernacido en Francia, ha encontrado un éxito extraordinario entrelos poetas anglosajones, en cuyo ámbito, hoy en día, se trata de

Por otra parte, con el orden de los números en el dado, encuyas caras las cifras se ordenan de una manera que tienemucho que ver con la secuencia tradicional de palabras-rima:si expresamos los tres pares de caras opuestas en orden decre-ciente de su cifra mayor, el resultado es 6-1, 5-2, 4-3.

Todos estos pares suman siete. En la sextina de Arnaut, enla contera, las palabras también se ordenan alrededor del núme-ro 7: en el verso 37 están las palabras-rima 2.ª y 5.ª, en el 38 las4.ª y 3.ª, y en el 39 las 6.ª y 1.ª.Todas suman siete .

Relacionada con la oposición de números presente en eldado,Aurelio Roncaglia habla de la posible relación de la sex-tina con la numerología cabalística:

«Combinando numerología y geometría, si imaginamos,por ejemplo, esa posible representación de la idea estructural dela sextina encarnada en una estrella de seis puntas, que resultade la intersección de dos triángulos (la estrella de David) con losnúmeros distribuidos en sus vértices de manera que la suma delos opuestos resulte siempre igual a siete (otro número sagrado):

La referencia a la tradición hebraica implícita en este símbo-lo podría sugerir otras: la cábala (no en vano uno de los cultivado-res de la sextina en el Renacimiento es Pico della Mirandola, tam-bién devoto de la cábala) y en particular del principio de la temu-ra o permutación (e incluso podríamos preguntarnos si “Arnaldus,de apellido Danielis” no fuera él mismo de ascendencia judía.

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responsable de que esta forma sea exportada al resto del mundo.Sin embargo, él no es el creador de dicha estrofa. Ya Dantehabía hecho sus pinitos con los 39 versos que se retuercensobre sí mismos como una espiral, emulando a su admiradomiglior fabro 7 Arnaut Daniel. De este trovador, experto en el tro-var ric, poco se sabe, sólo que despierta mucha admiración entreescritores coetáneos y posteriores.

Sí sabemos que la composición que inventa —la sextina—continúa siendo utilizada por otros trovadores antes de llegar aDante.Así, Bertran de Born, amigo de Arnaut, escribe otra quesigue el esquema original hasta el punto de que emplea susmismas palabras-rima. Guilhem Peire de Cazals de Caortz,primera mitad del siglo XIII, tiene una canción retrógada conpalabras-rima, aunque en su caso los versos son octosílabos y ladisposición de las palabras-rima difiere de la de Arnaut. PonsFabre d’Uzes compone dos sextinas; en una de ellas casi todaslas palabras del poema son monosílabas y cinco de las palabras-rima empiezan con la letra f, si bien no se repiten todas en lacontera, y los versos son octosílabos. Por último, BertoloméZorzi (1266-1273) tiene una, “En tal dezir mos cors intra”, queimita de nuevo la de Arnaut, tanto en la métrica como en laspalabras-rima. Como se desprende de estos datos, la sextina yatiene una gran vitalidad en apenas un siglo y medio de vida.

De este modo llegamos a Dante Alighieri, gran admirador deArnaut. Dante tiene una sextina en sus Rime que sigue el mode-lo original, si bien hace todos los versos endecasílabos (recordemos

una estrofa muy practicada por todo tipo de poetas, comoqueda patente por la publicación —especializada en sextinas—Mac Sweeney’s, o el generador de sextinas electrónico creadopor Joshua Mandel.

Algo similar sucedió en el siglo XVI, ya que fueron los ita-lianos quienes más la practicaron4 y, evidentemente, quienes ladifundieron a partir de los modelos de Dante y Petrarca.

Historia de la sextina

La historia de esta estrofa es curiosa: se da la circunstanciade que conocemos el que, muy probablemente, es el primerpoema5 escrito con esta forma, “Lo ferm voler q’el cor m’intra”,en el siglo XII. Se puede seguir su trayectoria y difusión duran-te los siglos siguientes, su expansión por toda Europa de lamano del petrarquismo y la poesía de cancionero y, de repen-te, su abandono prácticamente hasta el ostracismo durante lossiglos XVIII y parte del XIX —excepto en Italia—; a finales deéste último comienza a renacer, y el siglo XX resucita su prác-tica con refundado entusiasmo.

Aunque, como se acaba de decir, la primera sextina data delsiglo XII, posiblemente es Petrarca —que compone nueve6—el

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4 Se conocen 430 sextinas simples escritas en italiano durante el siglo XVI, 37 dobles,dos triples, dos cuádruples y una séxtuple. E incluso una sextina permutativa.Además de Sannazaro, Pietro Bembo, Miguel Ángel y Gaspara Stampa, incluidos ennuestra selección, escriben sextinas Torquato Tasso, Giovanni Boccaccio, FrancoSacchetti, Lorenzo de Medici, Pico della Mirandola y otros muchos.5 Hemos querido, sin embargo, comenzar la sección antológica de sextinas con unpoema de Raimbaut d’Aurenga titulado “Er resplan la flors enversa”, que no es una sex-tina en sentido estricto —no organiza las palabras-rima de cada estrofa con el orden fija-do por Arnaut Daniel—pero que inventa el concepto de palabras-rima: palabras a finalde verso que se repiten a lo largo del poema dando lugar a una cadencia particular.6 En concreto, los poemas XXII, XXX, LXVI, LXXX, CXLII, CCXIV,

CCXXXVII, CCXXXIX del Canzionero son sextinas, y el CCCXXXII, que es unasextina doble, es decir, repite dos veces el mismo esquema y termina con una solacontera, haciendo un total de 75 versos.7 Dante se refiere con estas palabras a Arnaut en el canto XXVI del Purgatorio dela Commedia, por boca de Guido Guinizzelli, «il miglior fabro del parlar materno» («elmejor forjador de hablar materno»), epíteto con el que siglos más tarde Eliot se refe-rirá a Ezra Pound en la dedicatoria de The Waste Land.

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Está escrita en dodecasílabos y termina con dos conteras.Todo elpoema adopta la forma de diálogo, o tensó, entre Crespí y Trillas10.

A partir de Italia, las sextinas se van extendiendo porEuropa. En Francia y en Inglaterra se da la coincidencia de quelos introductores de la sextina (Pontus de Tyard y Sir PhilipSidney, respectivamente) lo son también del soneto. DeInglaterra, la sextina pasa a Alemania a través del diplomáticoGeorg Rudolf Weckerlin y de Martin Opitz (que imita aSannazaro). En el siglo XVII la retoma Andreas Gryphius.

En España, la entrada de la sextina se da, fundamentalmen-te, por dos cauces: de un lado, la aparición de esta estrofa en lanovela pastoril de Sannazaro provocará que casi todas las nove-las de este género en España incluyan una o varias sextinaspuestas en boca de los pastores que las protagonizan. La segun-da vía de importación será la sextina de Cancionero, siguiendoel modelo petrarquista: poemas de tono amoroso en los que lapresencia de la Naturaleza suele jugar un papel importante.Dicho lo cual y, sin embargo, la primera sextina publicada enEspaña es una elegía a la muerte de Isabel de Castilla, escrita en1504 por Mosén Crespí y Valdaura y Trillas, que se escapa a estasdos vías de influencia (probablemente esta sextina tiene comofuente las escritas por los trovadores o Dante, y no las dePetrarca); o la sextina de Baltasar del Alcázar, de tema satírico yburlesco; así como Lope incluye varias en sus textos dramáticos.Eugenio de Salazar fue quien más sextinas escribió —nueve en

que en la sextina de Arnaut los primeros versos de cada estrofaeran octosílabos). Tiene también otro poema, el que comienza“Amor, tu vedi ben che questa donna”, que parece una sextina doblepor el número de versos y las estrofas (de doce versos), pero en élsolo hay cinco palabras-rima, dispuestas de una forma totalmentedistinta; razón por la que no se incluye en esta antología.

Petrarca también conoce a Arnaut y así se refiere a él en susTriunfos: «fra tutti il primo Arnaldo Daniello / gran maestro d’amor,ch’a la sua terra / ancor fa onor col suo dir strano e bello» 8, pero lainfluencia de la sextina en su obra pasa por el tamiz de su admi-rado Dante. Como se ha indicado antes, Petrarca componenueve sextinas —una de ellas doble, que marca el modelo deesta composición; la única que forma parte de la segunda partedel libro:“In morte di Madonna Laura”— para su Canzoniere.

Sannazaro, por su parte, lleva la sextina a un campo en elque tendrá una gran difusión: la novela pastoril. En su Arcadia(1502) incluye dos, una doble y una simple, en boca de algu-nos de los pastores que protagonizan esta obra —Logisto yElpino dialogan en la doble (prosa IV), y habla Sincero solo enla simple (prosa VII)—. Como señala Antonio Prieto9 la inclu-sión de dichos poemas en este tipo de novelas será una de lasvías de difusión de la sextina, ya que muchas novelas pastorilesincluirán este tipo de composiciones entre sus páginas.

Después de Sannazaro, llegamos a la primera sextina española,escrita a dos manos por Mosén Crespí de Valdaura y un tal Trillas en1504, año de la muerte de Isabel la Católica; y que se publicará en1511 en el Cancionero General de Hernando del Castillo.Dicha sex-tina inaugura el planto como tema en este tipo de composiciones.

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8 “Entre todos, primero Arnaut Daniel, / gran maestro de amor que hace a su tie-rra / honor con su decir extraño y bello”.9 Antonio Prieto, Ensayo semiológico de sistemas literarios (Barcelona, 1976), en concre-to la tercera parte:“La sextina provenzal en la estructura narrativa”.

10 De estos autores no hay prácticamente ninguna información, y sólo sabemos queel poema se compuso en el año 1504, con motivo de la muerte de la reina, y des-pués fue recopilado en el Cancionero General de Hernando del Castillo (Valencia,1511), folio CLXXXXVIII. Cada una de las estrofas se atribuye a uno de los dos,alternativamente, empezando por T = Trillas (las impares) y V = Crespí de Valdaura(las pares). El título, según refiere dicha edición es «Otra obra suya y de Trillas lla-mada sesti [sic] plañendo la muerte de la reina doña Isabel reina de España y de lasdos Sicilias».

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Otros autores que escriben sextinas en Francia en el sigloXVI son Jean Antoine de Baïf, Salomon Certon, de Lacharnays.En Portugal, en el mismo siglo, encontramos poemas deBernardim Ribeiro, Luis Vaz de Camões, Antonio Ferreira,Diego Bernardes. En Inglaterra están Barnabe Barnes,WilliamAlexander (Lord Stirling),William Drummond de Hawthornden.En Alemania las compone Andreas Gryphius.

No se ha encontrado ninguna sextina de ningún país en elsiglo XVIII. En España, a finales de él, don José Luis Munárriz, enlos comentarios que añade a su traducción de las Lecciones sobre laretórica y las bellas letras de Hugo Blair (Madrid, 1798-1799) resu-me la idea que se tenía de esta estrofa definiéndola como «puerilcomposición y capaz de amortiguar el genio más elevado» (bienes verdad que a continuación añade «y el soneto, sólo apreciablepor la dificultad vencida»). Ya en el XIX, Vicente Salvá en suGramática (1837) vuelve a tenerla en cuenta, lo mismo que Benot(1892). Menéndez Pelayo la califica de «combinación ingrata».

Sus primeros pasos de regreso son en Alemania, ya en elsiglo XIX. August Wilhem Schlegel traduce la sextina dePetrarca. A continuación, Wilhelm von Scholtel y SophieBernardi componen dos sextinas cada uno entre 1803 y 1808.Ferdinand de Gramont la resucita en Francia en 1840 en laRevue parisienne, dirigida por Balzac, después de que JosephPoulenc tradujera en verso a Petrarca.Tras él, otros dos poetasse interesan por esta forma: Josephin Soulary y ChristianCherfils. El Romanticismo se expresa en toda su intensidad através de Friedrich Ruckert, Joseph von Eichendorff y LudwigUhland. Ya en el siglo XX las escriben Rudolf Borchardt, tra-ductor de Dante, así como Ernst Krenek, autor de una sextinamusicada dodecafónicamente por la escuela de Viena, siguien-do la tradición de la famosa sextina de Scipione Agnelli Lagrime

total, varias de ellas de tema religioso—, pero éstas quedaroninéditas.Y seguramente el más famoso de sus cultivadores esFernando de Herrera, apodado “el Divino”, que tiene cuatroen sus obras, una de las cuales es imitada profusamente en elsiglo XX. Cervantes también la utiliza en La Galatea, pero pasainadvertida, como la de Lope en La Arcadia. De nuevo, se rati-fica que la sextina escapa a cualquier tipo de sistematización.

Josep Romeu i Figueras rescató en un artículo tres sexti-nas catalanas del primer cuarto del siglo XVII, las tres religio-sas, dos en catalán y una en castellano: “Al sagrat mont delCarmelo, en rahó de ser-li restituyda per la mare santa Teresa de Jesúsla regla primitiva”, anónima;“Espill de santedat, celestial àngel...” deVicens Casanova y “Gonzaga, que en pureza eres un ángel...”de Orosia de Agullana.

En las métricas de los Siglos de Oro se incluyen sextinasescritas a propósito por los propios autores:Díaz Rengifo (1592)y Botello (1602). También son encomiadas en los tratados demétrica desde Sánchez de Lima (1580) hasta Caramuel (1665).Como sucede en gran parte de Europa, después de 1654, año enque se publican las obras del Príncipe de Esquilache, la sextinadesaparece de la práctica poética, y no reaparecerá durante másde tres centurias, hasta que Carlos Germán Belli publique la“Sextina primera” en El pie sobre el cuello (1964) en Perú, y JaimeGil de Biedma “Apología y petición” en Moralidades (1966).11

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11 En su conferencia La imitación como mediación, o de mi Edad Media, leída en laUniversidad Menéndez Pelayo de Santander en agosto de 1984 y publicada luego enla revista Vuelta (n.º 110, enero de 1985) y en la “Prosa varia” de sus Obras completas,Gil de Biedma, tras citar a los trovadores y a los poetas ingleses que las escribieron, yal español Fernando de Herrera, afirma que «la idea de utilizar una forma rara, artifi-ciosa y difícil… para escribir un poema sobre España, un poema social, era ciertamen-te irónica, pero no frívola.» Y más adelante: «A la vez, la relativa rareza de la sextina meahorraba el inconveniente de las formas en exceso utilizadas, como el soneto, que sue-len sonar a ellas mismas.A mí me importaba que el poema sonase a lo que digo».

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en el siglo XX en inglés, ya que se trata de una estrofa de granpopularidad. Citemos, además de los nombrados, a W. S.Merwin, David Lougée, Donald Hall, Miller Williams, RobertWallace, Marley Witham, Florence Cassen-Meyers, AnthonyHecht, Robin Becker, Diane Wakoski, Marilyn Hacker,Michael Blumenthal, Seamus Heaney, Donald Justice, PeterKlappert, Edmund Gosse, Weldon Kees, Alberto Ríos,Richmond Lattimore, William Meredith, Sandra McPherson,Mona Van Duyn. Nombraremos algunos más en el últimoapartado de este prólogo.

En Brasil, en el siglo XX, la sextina es utilizada por elmodernista Jorge de Lima, y a continuación por Américo Jacó,Waldemar Lopes, Edmir Domingues, Dirceu Rabelo, AlvacirRaposo, Nilza Azzi y Paulo Camelo. Merece una menciónespecial Geraldino Brasil con sus Sextinas Múltiplas, libro de 52sextinas publicado en 1994 en Recife. También hay quedestacar la excelente traducción que hacen Haroldo y Augustode Campos de la sextina de Dante, en su libro Traduzir & Trovar(1968).

En la literatura checa destaca Jaroslav Vrchlicky. En Polonialas han escrito Stanislawa Baranczaka,Andrzeja Sosnowskiego,Marcina Sendeckiego y Adama Wiedemanna.

Temas frecuentes en las sextinas

Es habitual encontrar entre los temas de las sextinas con-temporáneas reflexiones acerca de sextinas del pasado o susautores. Pierre Lartigue cita le existencia de una sextina escri-ta en provenzal en el siglo XX por Max Rouquette. La sextinade Arnaut es traducida al castellano por Martín de Riquer,Fernando Ortiz y Ana Nuño.

d’amante al sepolcro dell’amata (1614), musicada por Monteverdi.Swinburne escribe a Mallarmé en 1876 para contarle que

ha escrito una sextina inspirándose en la traducción de una deDante hecha por M. Rosetti. Kipling escribe una en 1896. En1897 se publica la de Dante Gabriel Rosetti. El “Altaforte” deEzra Pound aparece en 1909.“Mantis”, de Louis Zukofsky, datade 1934. El autor explica en el comentario de la obra, hablandode Dante, que «cuando una obra es buena, es contemporánea».

En Italia recogen el testigo Giosué Carducci, GabrieleD’Annunzio y Giuseppe Ungaretti.

La primera sextina rusa es del siglo XIX, anterior a 1862,fecha de la muerte de Lev Alexandrovitch Mei, traductor erudi-to del latín, el inglés y el alemán. Igual de poca fortuna corrie-ron las de Lev Kropivnitski, que escribió otra que tardó cincuen-ta años en publicarse. Los autores que la han practicado conmayor trascendencia son Leonid Nikolaevich Trefolev, ValeriiYakovlevich Briusov, Igor Severjanin y Mijail A. Kuzmin.

Ron Padget, en una carta a Pierre Lartigue, improvisa uninventario de las sextinas neoyorquinas entre los años sesenta ylos ochenta del siglo XX:

«Frank O’Hara, director del MoMa, escribió una […]Crítico de arte, autor de piezas extraordinarias, es uno de lospoetas más importantes del siglo. Kenneth Koch y JohnAshbery hicieron una a medias en el jardín del Luxemburgo,que apareció en el número 2 de Locus Solus en 1962… Hayque buscar en la obra de Ashbery…Y también en la deElizabeth Bishop, premio Pulitzer, Lorna Smedmann, AnnWaldman,Tom Carey, neoyorquino.Y en la de Ted Berrigan yFairfield Porter, que ya no están entre nosotros.»

Es imposible censar siquiera una pequeña fracción repre-sentativa de los innumerables poetas que han escrito sextinas

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autor de sextinas. Por su parte, en un alarde de modernidadconectada intrínsecamente con el mito, Carmen Jodra le dedi-ca “El príncipe mediasangre” a uno de los personajes de HarryPotter, la saga de literatura fantástica de J. K. Rowling.

Un movimiento sextinesco dentro de esa cultura populardel cómic y la literatura “de género” viene de la mano de NeilGaiman y su famosa “Vampire sestina”. Este mismo autor hainducido a varios poetas a escribir una “Endless Sestina” con laspalabras-rima descritas en su famoso cómic The Sandman. Laversión incluida en el corpus oficial fue la escrita por LawrenceSchimel, poeta neoyorquino residente en Madrid.

Es posible que este fenómeno metaliterario guarde rela-ción con la frecuencia relativamente alta con la que es posibleencontrar sextinas de tema metapoético. Hablan de la poesía yde su arte el “Arte poética”de Freddy Castillo Castellanos;“Consejos aun joven poeta”y “La poesía”,de Ana Nuño;“Ejercicio de retórica”y“La hora nueva”, de Javier Salvago; “Apología y predicción”, deFrancisco Castaño,“Autopoética”,de Marica Campo.

Más concretamente, tratan de la escritura específica de sex-tinas “Y entonces me lo pide Álvaro Tato” también de Castaño;“Sextina de la sextina”, de Bernardo Schiavetta; “Sextina con-ceptual”, de Joan Brossa, y “Sextinstant”, de Carlo Frabetti. Eninglés tenemos la “Warpath” de Peter Meinke, “S|{e,s,t,i,n,a}|”de Caleb Emmons, la “Sestina Sestina” de Adam LeFevre, y enfrancés, un irónico poema de Ann Waldman titulado “Comment lasextine (baîlle) fonctionne.” Ya en 1934 Louis Zukofsky escribió unlargo texto “Mantis.An Interpretation” sobre su propia sextina.

Preguntándonos acerca de los motivos concretos que con-vierten la sextina en una forma óptima para la reflexión sobre elpropio poema, sobre la poesía, sobre la literatura, encontramosque existen dos características de la sextina que también pueden

Joan Brossa escribe una “Sextina Arnaldina avui”, utilizandolas mismas palabras-rima de la que se considera la primera sexti-na canónica; Marica Campo escribe una “Invocación a ArnautDaniel”, en doble versión textual y gráfica; Marco Martos dedi-ca al poeta provenzal la “Soledad de Arnaut Daniel” y escribe la“Soledad de Fernando de Herrera” con las mismas palabras-rimaque emplea el poeta sevillano en una de sus cuatro sextinas; exac-tamente igual que hace Jose Luis Mejía en “Sextina a la manerade ‘El Divino’ Fernando de Herrera”.

Roubaud construye una “Tumba para Petrarca”; HarryMatthews escribe “Trial impressions” sobre las palabras-rima dela primera sextina del mismo autor.Ana Nuño escribe utilizan-do las mismas palabras-rima que el mismo poeta italiano. JavierSalvago inicia su sextina “Al cumplir los treinta años” con lasfamosas palabras iniciales de la Divina Comedia de Dante, cul-tivador de la estrofa; Carlos Schilling escribe un libro entero desextinas que hacen referencia a grandes literatos, entre los quese encuentra Gil de Biedma, autor de la primera sextina delsiglo XX en España (la segunda en castellano tras CarlosGermán Belli); cada una de estas sextinas cumple la función deuna condensada poética del autor al que se refiere. FrancsicoCastaño utiliza el título “Apología y predicción” como home-naje también a Gil de Biedma.

En lo que respecta a la sextina utilizada para otro tipo dereferencias intertextuales, referidas a autores que no necesaria-mente practicaron esta forma, los ejemplos son más de los quees posible citar, pero destaquemos que Antonio Carvajal dedi-ca una sextina a Cernuda, e inspira otra en la memoria de Blasde Otero; Marica Campo escribe una titulada “Cortazariana”.Donald Justice utiliza palabras frecuentes en otros poetas, yentre otras cosas le dedica una sextina a Weldon Kees, a su vez

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particular a base de palabras que repiquetean con su brevedaden la arquitectura del poema, y una de cuyas posibles lecturasnos permite interpretarla también como una particular poética.

Tanto Marçal como Ana Nuño exploran la vertiente eróticaen algunas de sus sextinas.En esto coinciden con Eduardo Moga,que publicó Seis sextinas soeces (El gato gris,Valladolid, 2008).

Más curiosidades: Aquilino Duque y Oskar Pastior escri-ben sextinas plurilingües (tres idiomas en el caso del primero yseis en el del segundo). En la sextina de Pastior, lo que “rima”en el orden canónico de la sextina no son las palabras finalessino los propios idiomas utilizados.

Otros autores que han escrito sextinas en castellano, aun-que por falta de espacio no han podido ser incluidas en estaantología, son Ángeles Arranz, Llorenç Bonet, AntonioCáceres, Freddy Castillo Castellanos, David Coll, ErnestoFilardi, Anaiu Gaebelt Slocker, Antonio López, Jose MaríaLópez Hermoso, Ricardo H. Herrera, Ana Rosa MartínezMenéndez, Juan Rafael Mena, José Antonio Moreno Jurado,Irene Palomino, Juan Peña, Carles Rebassa, Agustín RomeroBarroso, Luis Miguel Rubio Domingo, Alonso Ruvalcaba,Jesús Tevildo, Esteban Torre12, Daniel Tubau, Emma-MargaritaR.A.Valdés, Ester Xargay, Rafael Zambrano.

Los poetas que han escrito libros enteros de sextinas enespañol son Joan Brossa, que tiene cuatro libros de sextinas –másde cien en total– reunidos en el volumen Viatge per la sextina(1976-1986); Antonio Carvajal, nueve en Silvestra de sextinas(1992); Manuel Padorno veinte en Éxtasis (199313); Ana Nuño

servir como puntos de comentario acerca de todo arte: su carác-ter especular, puesto que las mismas palabras se reflejan una y otravez unas en otras, haciendo girar las ideas como en un caleidos-copio, y su arquitectura circular, en bucle, matemática y visual.

En cuanto a los conceptos formales y geométricos de lasextina, Maria Merçè Marçal explora la simetría verbal y con-ceptual en la “Sextina Mirall”, cuyo tema encuentra un eco enla “Sextina lésbica” de Ana Nuño. Marçal retoma la idea deespejo en otra sextina titulada “Mai”. Esta idea de espejo, tanquerida a los amantes de la experimentación verbal, aparece enla “Respuesta a Narciso” de Bernardo Schiavetta, y en “Elespejo”, de Joan Brossa, reflexión acerca de la película autobio-gráfica del mismo título de Andrei Tarkovsky.

El concepto cíclico de la sextina queda reflejado en “Lanoria”, de Ignacio Vleming, y su estructura, que recuerda a unaescalera, en “Sextina Alma-Tadema”, de José Álvarez.

Otro tema recurrente en la escritura de sextinas es eljuego, ya que una de las fuentes en que se basa el orden de laspalabras-rima es el dado. La sextina como juego es exploradaabundantemente por Brossa, que ha inventado numerosasvariantes gráficas, sustituyendo las palabras por notas musicales,imágenes, nombres propios…; y en su tradición, por Casasses.En esta línea tenemos también la “Sextina caótica” deBernardo Schiavetta, que bebe de las fuentes de la literaturapotencial de OuLiPo al construir todas las palabras-rima sobreanagramas. Merece la pena mencionar al poeta francés Jean-Louis Viora, autor de numerosísimas sextinas acrósticas. En la“Fina sextina” de Esteban Ortega también se indaga en lasposibilidades del anagrama y el acróstico.

Por su parte,Ana Nuño va un paso más allá en el riesgo for-mal con su “Sextina algo recurrente”, que crea un ritmo muy

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12 En su Métrica española comparada (Universidad de Sevilla, 2000) describe la sextiney pone una de su cosecha, que comienza «Poco importa seguir en sombras, cerca /del horror del vacío, si a lo lejos / una cálida luz alumbra», emulando a varios tra-tadistas de los Siglos de Oro, ya mencionados.13 Las sextinas de este libro, según figura entre corchetes como subtítulo, comienzana escribirse en 1973.

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palabras del principio del verso, normal para las palabras finalesde los versos. […] En “Presto”, seis estrofas de seis versos de seispalabras de seis letras, el poema reposa sobre anagramas a los quese une la palabra “oulipo” una vez en cada estrofa. […] JacquesReda hizo una sextina en versos de trece sílabas […]

Jacques Jouet compuso una quenina de orden 5 transfor-mable en soneto. […] Harry Matthews me comunica que exis-ten trece sextinas de Oskar Pastior. […] Jean-Charles Depaulecompuso una sextina sobre la creación del mundo…y JeanYves Casanova ha escrito varias recientemente».

A pesar de esta fascinación por la sextina, excepto OskarPastior, que no es estrictamente miembro del grupo, pareceque nadie escribe una sextina clásica, centrándose en las que-ninas y sus otras variantes recombinantes. En la página web ofi-cial de OuLiPo encontramos aún más datos:

Ian Monk ha inventado dos contraintes relacionadas con lasextina: la monquine, que combina sextina y palabras numera-das, y los quenoums, que combinan queninas y pantoums14.

La variante más antigua de la sextina es la sextina doble, o“dodecacina”, intentada ya por Dante, instituida por Petrarca ymultiplicada hasta seis veces por poetas italianos del siglo XVI. EnEspaña la practicaron Gutierre de Cetina, Jorge de Montemayor,Eugenio de Salazar y Lope de Vega en los Siglos de Oro; sinembargo, en el siglo XX ha tenido poco predicamento. En lenguainglesa, Sir Philip Sidney publica una en 1590,y Swinburne tieneuna variante cuádruple, que siglos más tarde emularán JohnUsher, Gary Keenan, o el finlandés Matti Kilponen, que escribeen inglés. Entre aquéllas dobles y éstas cuádruples, Hernando deAcuña se atreverá con una triple.

catorce en Sextinario (1999); Carlos Schilling veinticuatro enFormas de ver el mar (2006); Marica Campo treintainueve enTrinta e seis + tres (2007) y Eduardo Moga seis en Seis sextinassoeces (2008).Y aunque incluya en su libro otras formas, CarlosGermán Belli publica cinco en Sextinas y otros poemas (1970).

Además, en la red existe un grupo de debate poético en espa-ñol, gestionado por el venezolano José Rafael Fernández Fereira,con una sección especial sobre sextinas: Proyecto Expresiones:

http://proyectoexpresiones.ning.com/group/elauladela-poesia/forum/topics/antologia-las-sextinas

Variantes formales de la sextina

Pierre Lartigue, miembro de OuLiPo, explica la influenciade esta estrofa entre sus experimentales filas:

«Algunos años después de que Raymond Queneau señalarael rico potencial de la sextina, el pequeño pueblo oulipiano sepuso manos a la obra con un ingenio sin igual. Se decidió adju-dicar el término genérico de “quenina” a toda variación sexti-nesca. George Perec dio forma a los once poemas con C deAlfabetos (1976) como once permutaciones de las letras ESAR-TINULOC organizadas en una quenina de orden 11. JacquesRoubaud trabajó una Tumba para Petrarca de una riqueza com-binatoria deslumbrante. Se trata de una quenina de orden 9construida sobre las 54 palabras estribillo de las sextinas dePetrarca.Harry Mathews formaba parte del comité de redacciónde Locus Solus cuando esta revista se interesó por la sextina, tresaños antes de la exposición de Queneau sobre la literaturapotencial. Después compuso varias piezas como Age and indiffe-rent clouds, quenina de permutación doble: inversa respecto a las

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14 Los pantoums son poemas de origen malayo compuestos de cuartetos con rimascruzadas, en los que el segundo y el cuarto verso de un cuarteto se repiten comoprimero y tercero en el siguiente cuarteto.

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Otros poetas que han llevado a la práctica esta formason Damion Searls, Winston Daniels, David Hamilton, yMarina Blitshteyn. Oskar Pastior también ha realizado almenos dos variaciones sobre palabras monosílabas o recom-binantes, como “Metabolismo progresivo de una sextina” yesta “Sextina a la que le falta el Sol”, en la que seis sílabasiniciales, que recuerdan vagamente a las notas musicales, sevan acoplando unas con otras en el orden previsto para for-mar sugestivas palabras en todos los idiomas y en ninguno:

Modi Mido Fersa // Samo Ferdi DomiMi Sado Modifer // Fermi Disa ModoDofer Momi Sadi // Dido Safer MimoMimosa

Respecto a las variaciones relativas a las palabras-rima, esalgo relativamente frecuente en la cultura anglosajona. En pala-bras de Marilyn Krysl:

«En la sextina de Renee Ashley’s “The Light, The Dark,The One Stone, And the Bird Looking On” la palabra-rima“long” se convierte en “prolong”, “altar” en “alter”, “alteration”.Igualmente inventiva es la de Dan Bellm’s “Book of Maps”, enla que el teleuton “boy” alterna tres veces con “girl”, y en la tor-nada se convierte en “girlboy” […] en el poema de LynnDomina’s “Thursday”—a modern take on the psychologicalambience of Christ’s Last Supper—, cinco de las palabras-rima decada estrofa son nombres de discípulos de Cristo. El sexto tam-bién, pero va cambiando en cada estrofa.»

Por su parte, Jorge Luis Borges utilizó palabras-rima enpoemas que no eran sextinas. Uno de sus textos más conoci-dos es, quizá no casualmente, un arte poética:

Otra variante de la sextina relacionada con la extensiónsintáctica del texto es la que practica Paul Muldoon cuandoescribe una que consta de una sola oración:“The Turn”.

Existe una sextina con una sola palabra-rima (“Bob”, deJonah Winter). Otras variaciones relevantes son la “trinina” deMarie Ponsot (practicada también por Molly Jordan), y la“sonetina” de Helen Frost.

Otra vuelta de tuerca interesante son las sextinas tremen-damente breves, que sólo constan de una palabra en cada verso.En la antología figuran una de Ron Padgett y otra de Casasses.Un caso aún más extremo es ésta (intraducible) de CiaraShuttleworth, en la que la estructura de la sextina es la quemodela el discurso mediante el orden de las palabras:

Unfathomable Sestina You / used / to / love / me / well.Well, / you— / me— / used / love / to…to… / well… / love. / You / used / me.Me, / too, / used… / well… / you. / Love,love / me. / You, / too / well / used,used / love / well. / Me, / too. /You!You used / to love / me well.

Esta forma breve de la sextina ha sido nombrada, en inglés(idioma donde tiene más posibilidades, debido a la abundanciade palabras monosílabas y de su polisemia) como syllable-sestina.Aquí tenemos otro ejemplo de Tiel Aisha Ansari:

Cuts, if loose, tingle would.Woodcut ills: if tin glows,lose wood thing. Cut civilelusive woodcutting.Thing: ill-cut, loose wood sieve.Sifting would all lose. Cut.

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Terminamos este censo con una sextina escrita especial-mente para este libro. También funciona como metasextina ycomo particular arte poético-matemática, tomando como pieel soneto sobre el soneto de Lope de Vega:

SEXINSTANT

Sofía me ha pedido una sextinay en mi vida me he visto en tal aprieto.No he de admitir que nunca hice ningunay menos que el encargo me supera…Haré de tripas corazón, o sea,del mecanismo mismo poesía.

Leo en un manual de poesíaque son 36 versos la sextinamás un terceto de remate, o sea,39 en total. En buen aprietome he metido; no sé si lo supera-ré sin ayuda técnica ninguna.

Pero, un momento, ¿nunca hice ninguna?No es cierto, ya he hecho un tercio de poesía,y con decirlo el tercio se supera.Me acerco a la mitad de la sextinay ya he salido, pues, de medio aprieto.Sigamos, y que lo que fuere sea.

Que sea lo que fuere, o que no sea,que bien mirado no hay prisa ninguna:no puede convertirse en un aprietola noble profesión de la poesía,y si al fin no me sale la sextinaadmitiré que el reto me supera.

A veces en las tardes una cara nos mira desde el fondo de un espejo;el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,lloró de amor al divisar su Ítaca verde y humilde. El arte es esa Ítaca de verde eternidad, no de prodigios.

Una variante aún más extrema de la sextina consiste enutilizar el orden de las palabras-rima para hacerlas aparecer demanera recurrente en un texto. Así hace Mark Strand en elpoema que incluimos. Severo Sarduy también tiene un textoen prosa que comienza “El río congelado, las márgenes cubier-tas…” en el que varias palabras o sintagmas van apareciendo deforma recurrente durante todo el poema; el texto forma partede Poemas bizantinos (publicados en Tempo presente y en Sur en1963 y 1964 respectivamente) y se recoge luego en Big-bang(1970); también tiene un poema visual en este último libro conforma de espiral: “Mood Indigo”.

Pero es en el terreno oulipiano donde, de nuevo, encon-tramos las cristalizaciones de estas posibilidades teóricas: LaBelle Hortense, de Jacques Roubaud (Ramsay, 1985), BeauxInconnus, de Pierre Lartigue (Gallimard, 1988), La ChapelleSextine, de Hervé Le Tellier (también vinculado a OuLiPo),publicada en 2005 con L’Estuaire. Éste último es un libro ilus-trado que recoge la estructura de la sextina sustituyendo cadaverso por el breve relato de un encuentro sexual.

Más sextinas en prosa: Helen Frost escribió Keesha’s House,una novela para adolescentes en sextinas. Matt Maden ha hechoun cómic con estructura de sextina que se puede ver en la red.

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to más de una sextina, antologamos varias, hasta un máximo decuatro (como ocurre con Brossa). En el caso de las sextinas espa-ñolas de los siglos de Oro, hemos actualizado las grafías y la pun-tuación siempre que el sentido o el metro nos lo han permitido.

Además de los tres que lo firmamos y que llevamos añostrabajando en este libro, queremos agradecer su colaboración atodos los autores que nos han autorizado a reproducir sus sex-tinas, nos han informado de su existencia, o nos las han facili-tado, y muy en especial a los traductores que nos han ayudadoa completar esta extensa y políglota antología. Sus nombresfiguran en todos los casos al pie de sus versiones.

CH.A., J. M., S. R.febrero de 2011.

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¿Es de “supiera” síncopa “supera”?No parece que tal pregunta seaaportación cabal a la sextina,pero no puedo descartar ningunaocasión de avanzar en la poesíapara salir cuanto antes del aprieto.

Yergo la espalda, saco pecho, aprietolos dientes, que esta estrofa ya superaprácticamente el reto: la poesíaya casi lista está, y aunque no seauna obra maestra, no hay ningunasextina más veloz que esta sextina.

Esta sextina que empezó en aprietoy que ninguna en rapidez supera,aunque no sea la mejor poesía.

Carlo Frabetti

Criterios de esta edición

En nuestra antología hemos agrupado las sextinas siguien-do un orden cronológico de escritura, sea cual fuere la proce-dencia del texto. Cuando se trata de autores en otros idiomas,van los originales primero y las traducciones después. Así quelos textos comienzan con Rimbaut d’Aurenga, que es la pre-historia de la sextina, y acaban con una de las muchísimas sex-tinas que afloran en internet, la de Antonio Rivero Taravillo,que además es un centón de versos de muchos autores.

Al pie de cada sextina aparece una nota sobre el autor y laprocedencia del texto. En los casos en los que el poeta ha escri-

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