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INTRODUCCIÓN N o deja de ser paradójico que, en un momento en el que la globalización y la mayor velocidad y volumen de los flujos migratorios tienden a debilitar las identificaciones tradicionales entre pueblos, nacionalidades y territorios, persista una caracterización de las culturas en las que el espacio estatal juega todavía un papel deter- minante y hasta excluyente. La existencia de esta paradoja acontece así mismo en los estu- dios acadØmicos que abordan las conexiones entre gentes, culturas y lugares; se naturali- za el vínculo entre las poblaciones, sus cultu- ras y los territorios que ocupan (Gupta y Fer- guson 1997: 69-70). QuizÆs sea en la Europa actual donde la naturalización de ese vínculo ha resultado mÆs exitosa, acentuada con el incremento de los flujos migratorios, al extrapolar esta con- cepción a la gestión de las relaciones de la sociedad receptora con los reciØn llegados. Soysal (2000: 3 y 6) lo advierte, reconociendo de paso otra paradoja: mientras la fuente de los derechos se traslada al nivel transnacio- nal comunitario en este caso la identidad se mantiene anclada en lo particular, defini- da y organizada localmente. La traslación acadØmica de estas imÆgenes y supuestos ha dado lugar al anÆlisis de las colectividades inmigrantes como supuestas diÆsporas, haciendo hincapiØ en lo indisoluble de su vín- culo con la comunidad y el territorio de ori- gen, y lógicamente, con «su cultura»: una suerte de «alteridad blindada» al interior de las sociedades receptoras. Si las culturas antes dialogaban aunque asimØtricamente, ahora se las visualiza como sistemas inconmensurables, justificando de este modo la coexistencia segregada de las diferentes comunidades en una nueva doctri- na de exclusión que Stolcke (1995: 24) define como «fundamentalismo cultural». Cada cul- tura sería visualizada de manera homogØnea y aislada y, coincidiendo en su anÆlisis con el 173 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 80 * Investigadora Ramón y Cajal. Dpto. de Antropo- logía Social. Facultad de Filosofía. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Procesos de incorporación de la inmigración peruana en Espaæa: mÆs allÆ de los estereotipos nacionales y culturales ASUNCIÓN MERINO HERNANDO*

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INTRODUCCIÓN

No deja de ser paradójico que, en unmomento en el que la globalizacióny la mayor velocidad y volumen de

los flujos migratorios tienden a debilitar lasidentificaciones tradicionales entre pueblos,nacionalidades y territorios, persista unacaracterización de las culturas en las que elespacio estatal juega todavía un papel deter-minante y hasta excluyente. La existencia deesta paradoja acontece así mismo en los estu-dios académicos que abordan las conexionesentre gentes, culturas y lugares; se naturali-za el vínculo entre las poblaciones, sus cultu-ras y los territorios que ocupan (Gupta y Fer-guson 1997: 69-70).

Quizás sea en la Europa actual donde lanaturalización de ese vínculo ha resultadomás exitosa, acentuada con el incremento delos flujos migratorios, al extrapolar esta con-

cepción a la gestión de las relaciones de lasociedad receptora con los recién llegados.Soysal (2000: 3 y 6) lo advierte, reconociendode paso otra paradoja: mientras la fuente delos derechos se traslada al nivel transnacio-nal �comunitario en este caso� la identidadse mantiene anclada en lo particular, defini-da y organizada localmente. La traslaciónacadémica de estas imágenes y supuestos hadado lugar al análisis de las colectividadesinmigrantes como supuestas diásporas,haciendo hincapié en lo indisoluble de su vín-culo con la comunidad y el territorio de ori-gen, y lógicamente, con «su cultura»: unasuerte de «alteridad blindada» al interior delas sociedades receptoras.

Si las culturas antes dialogaban aunqueasimétricamente, ahora se las visualiza comosistemas inconmensurables, justificando deeste modo la coexistencia segregada de lasdiferentes comunidades en una nueva doctri-na de exclusión que Stolcke (1995: 24) definecomo «fundamentalismo cultural». Cada cul-tura sería visualizada de manera homogéneay aislada y, coincidiendo en su análisis con el

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* Investigadora Ramón y Cajal. Dpto. de Antropo-logía Social. Facultad de Filosofía. Universidad Nacionalde Educación a Distancia.

Procesos de incorporación de lainmigración peruana en España: másallá de los estereotipos nacionalesy culturales

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de Soysal (2000), el rótulo «inmigrante» que-daría reservado para designar a los extranje-ros que no consiguieran asimilarse.

Cada vez más estudiosos de las migracio-nes contemporáneas son conscientes de lanecesidad de tomar distancia de las imágenesque consideran la cultura como una esenciainmutable, y de los discursos, entre demoni-zantes y paternalistas, acerca de la inmigra-ción, que se han impuesto en la opinión públi-ca europea. A diferencia de los trabajos queabordan las migraciones históricas, los estu-dios de las actuales migraciones muestran lainfluencia de los imperativos de las políticasestatales (Moya 2005: 857). Resulta necesa-rio pues, sustraerse de esta injerencia de lopolítico a la hora de investigar las dinámicasculturales del fenómeno migratorio contem-poráneo. Como Gupta y Ferguson (1997: 69)recuerdan «it becomes ever more importantto train anthropological eye on process ofconstruction of place and homeland by mobi-le and displaced people».

Desde la investigación social, este artículointenta alejarse de una visión homogénea delos otros en términos culturales para indagaren el análisis del proceso de construcción deun nuevo lugar, que mucho tiene de reconfi-guración de los espacios propios de la socie-dad receptora, lo cual habilita un diálogo, noexento de tensiones y conflictos, entre lossujetos migrantes y los nativos. Esta posiciónpermite comprender la interacción cotidianaentre emigrados y nativos: las ideas de loslugares como culturalmente distintivos nosólo operan en el imaginario de la sociedad deacogida sino también en el de los sujetosmigratorios; los prejuicios sobre otras «cultu-ras» también actúan como marco de referen-cia para los inmigrantes en la construcción desu nuevo lugar.

El código genérico de lo nacional debe serconcretado en el detalle de las múltiples cla-sificaciones con que los sujetos operan, y que

dan lugar a una variedad de identidades posi-bles, dada la diversidad de sus orígenes loca-les y sociales, entendidas y legitimadas bajoel rótulo de lo nacional.

La pervivencia de las categorías naciona-les opera como criterio de discriminaciónpositiva o negativa en el mercado laboral, enel ámbito jurídico y administrativo; con laintervención de las prácticas y discursos delas burocracias y de los nativos hacia losrecién llegados.

Estas fronteras nacionales, experimenta-das por los inmigrantes, no son las únicasexistentes; en su interacción con emigradosde otras nacionalidades y con los nativos, seactivan nuevas fronteras más o menos poro-sas, que se levantan ante ellos o que ellosactivan en diferentes niveles y contextos de laacción social (también dentro de su grupo dereferencia) que pueden ser cruzadas conmayor o menor éxito, a riesgo de sufrir, amenudo, una experiencia de bloqueos y exclu-siones.

A finales de los ochenta comenzó a arribarla inmigración peruana a España, en elmomento en el que se levantaban las barre-ras a la inmigración no comunitaria en estepaís. El período de asentamiento de más dequince años en muchos de estos inmigrantespermite analizar procesos culturales que sehacen más visibles cuando los problemasjurídicos o económicos más acuciantes vansiendo sorteados o superados. Lo cierto esque, pese a la consolidación de esta corrientemigratoria �que ha situado a los peruanosentre los colectivos latinoamericanos másnumerosos de acuerdo con las cifras de empa-dronamiento (ver gráfico 1)� y la existenciade ciertos estereotipos específicos ligados aesta nacionalidad, algunos sectores de lainmigración peruana presentan cierto gradode «invisibilidad».

En este artículo analizamos algunos ras-gos de la sociabilidad de un matrimonioperuano formado por Ana María y Lucho, que

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en algún sentido, son representativos de lamigración limeña a Madrid. En la sociedad deLima, esta pareja formaría parte de los secto-res medios bajos; ni relegados al extremoinferior de la escala social ni parte de los sec-tores privilegiados, estas personas no proce-den de las barriadas periféricas de la capital�como es el caso de muchos serranos andi-nos�, ni tampoco integran la clase medialimeña.

Criaturas urbanas con un nivel medio deingresos, aceptablemente educados �conestudios secundarios y algún que otro año deuniversidad� forman parte del conjunto deperuanos que, sin haber podido acceder alejercicio de profesiones liberales, han logradoempleos aceptables en el sector terciario, tan-to en Perú como en España, donde formanparte de ese 21% de empleados de servicios(ver gráfico 2). Su posición en la escala socialpermite vislumbrar una multiplicidad de jue-gos clasificatorios, inclusivos y exclusivos, através de sus discursos y prácticas sociales,

en distintos niveles de sus relaciones socialescon españoles pero, también, con los de otrasnacionalidades.

Esta pareja forma parte del flujo migrato-rio procedente de Lima que se asienta enEspaña a mediados de los noventa gracias alapoyo de familiares y amigos de emigraciónmás antigua y que, más tarde, ayudarán amigrar o prosperar a otros peruanos. La con-tinuidad de este flujo migratorio haciaEspaña se constata en el análisis demográfi-co de la población asentada. En el conjunto delos peruanos que han nacido en Perú, lasfranjas etarias más representativas son lascomprendidas entre veinte y cuarenta años,que suman el 55% del total �lo que indica quesiguen arribando�; los de veinte suman el23% y los de treinta, el 32% (Instituto Nacio-nal de Estadística 2007). En el grupo de losveinteañeros, encontramos a los recién llega-dos, aunque también aquí se incluyen losniños que se reunieron con sus padres duran-te la década de los noventa.

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GRÁFICO 1. EVOLUCIÓN TEMPORAL DE LAS CIFRAS DE EMPADRONADOS DE LOSCOLECTIVOS LATINOAMERICANOS MÁS NUMEROSOS EN ESPAÑA (2001-2008)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística (2007) Padrón Municipal, Explotación a 1 de enero de 2007 http://www.ine.es

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LA FRONTERA NACIONAL

A finales de los ochenta, cuando comenza-ban a asentarse peruanos y dominicanos enEspaña, se inicia la construcción de la ima-gen del «inmigrante» en el imaginario colecti-vo español. A los argentinos, uruguayos ycubanos que arribaban en España a media-dos de los setenta, no se les consideraba«inmigrantes», en parte, porque muchos eranrefugiados políticos, en parte porque en laEspaña de ese tiempo sólo existían imágenesde los emigrantes �la de aquellos que habíanido a trabajar a América y a Europa� y enparte, porque España aún no había entradoen la Unión Europea. Si existía alguna ima-gen sobre las migraciones en España ésa era

la de los familiares emigrados a América, ladel indiano o la del retornado de Europa1.

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1 Hasta ese momento, España era un país emisor yen ello no se diferenciaba del resto del continente: entre1850 y 1930 alrededor de 52.000.000 de personasabandonaron el continente, el 72% a Estados Unidos, el20% a Latinoamérica y el 7% a Australia. Aproximada-mente 3.200.000 españoles escogieron, como países dedestino principales (en este orden): Argentina, Cuba,Brasil y Uruguay (GONZÁLEZ 1996). Entre 1960 y 1976,más de un millón de españoles emigró a Europa. Todavíaen la década de los 80 existía emigración de españoles alos países europeos Nos referimos a aquellos que se des-plazaban para ocuparse de trabajos de escasa duración�a la vendimia en Francia, por ejemplo� pero que teníanque «competir y compartir esos huecos laborales contrabajadores llegados de países terceros, externos a laUnión Europea» (Izquierdo 1996: 41).

GRÁFICO 2. DISTRIBUCIÓN OCUPACIONAL DE LOS INMIGRANTES NACIDOSEN PERÚ EMPADRONADOS EN ESPAÑA

Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales 2007. Contratos registrados correspondientes a trabajadores extranjeros según conti-nente, nacionalidad y grupo de ocupación 2006.

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Sin tradición inmigratoria y sin una pro-porción elevada de extranjeros a finales de losochenta, España, como nuevo miembro comu-nitario, participará en la construcción de lafortaleza europea y con ello, de la percepciónde la inmigración no europea como un «pro-blema»2. Las visiones que nutren el imagina-rio colectivo europeo respecto a los extranje-ros no comunitarios, son las que algunos delos estados miembros, con mayor tradiciónmigratoria, trasladan a las reuniones inter-gubernamentales: el problema de la inmigra-ción se concreta en una visión atemorizada delas «oleadas» migratorias, la necesidad decontrol de las fronteras (vía imposición devisados, regulación restrictiva de la reagru-pación familiar y del asilo), la vinculación dela inmigración «ilegal» con la inseguridad y eldelito y, al mismo tiempo, cierto interés porlas manifestaciones de rechazo en la sociedadreceptora y por la integración de los inmi-grantes (Merino 2002).

Tras la entrada de España en la UniónEuropea, se constata la imagen distorsionadaque la sociedad española comienza a crearacerca de estos «inmigrantes» no comunita-rios. Desde entonces y «a partir de lo reflejadoen los medios de comunicación», resultacomún pensar que hay muchos delincuentesentre los que llegan «sin papeles» y que existepoca diferencia entre el ilegal y el delincuen-te (Colectivo Ioé 1987: 290). Veinte años des-pués, la idea prevenida de «avalancha» inmi-gratoria y el prejuicio de que la inmigración«trae consigo» delincuencia continúan siendotópicos firmemente instalados en la opiniónpública española gracias, en gran medida, asu periódica recreación por parte de ciertos

sectores políticos y su amplificación por partede los medios de comunicación3.

En este discurso, este grupo de extranjerosno europeos, denominados «inmigrantes»,ocupan el lugar de los «otros», de los poseedo-res de una cultura extraña �en ocasiones, elde los «no civilizados»�, cuya presencia sevincula con problemas de discriminación, deirregularidad, de incremento de la violencia,de competencia desleal en el mercado laboraly de inadaptación cultural. En este discurso,pese a que se «postula el respeto y el valor dela diversidad cultural» se «supone la relacióningenua entre cultura y nacionalidad» (San-tamaría 2002b: 70), resultando en definitivaen una reificación y vaciamiento práctico delconcepto de cultura.

Estas imágenes tienen un indudable ecosocial; en el 2007, la encuesta promovida porel Observatorio Español del Racismo y laXenofobia revela que, del conjunto de losencuestados, más de la mitad considerabaque el número de inmigrantes era excesivo(62%); y que cada vez más españoles creenque la presencia de inmigrantes provoca quebajen los salarios, aunque la mayoría no pien-se que estos les quiten el empleo4. Dicho esto,hay que señalar que los españoles tienen con-tacto estrecho con inmigrantes: según losdatos de la misma encuesta, además de larelación asimétrica entre empleador y emple-ado (22%), más del 40% se interrelaciona adiario con ellos, por ser sus vecinos (77%),amigos (67%) o compañeros de trabajo (63%)(Pérez y Desrues 2007: 32).

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2 No es casualidad que en junio de 1985 el gobier-no español firmara el Tratado de Adhesión a la Comuni-dad Europea y, un mes después, se publicara la LeyOrgánica 7/1985 sobre Derechos y Libertades de losExtranjeros, conocida popularmente como Ley deExtranjería.

3 Para profundizar en el tema de la imagen de lainmigración extracomunitaria en los medios de comuni-cación ver SANTAMARÍA 2002 y BAÑÓN 2002. Respecto ala inmigración latinoamericana, las noticias de los delitoscometidos por inmigrantes colombianos se combinanahora, con las de los ecuatorianos como víctimas delabuso de algún empleador (RÉTIS 2006).

4 Encuesta anual promovida por el ObservatorioEspañol del Racismo y la Xenofobia. Refiere a los datosdel año anterior (PÉREZ y DESRUES 2007: 24).

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Cuando se habla de inmigrantes, casi untercio de los encuestados piensa en los latino-americanos, cuando hace diez años, más de lamitad pensaba primero en los marroquíes(Pérez y Desrues 2007: 22)5. Su presenciacada vez más visible, se debe a su clara prefe-rencia por parte de políticos y empresarios,ya sea para reducir la dependencia de lamano de obra marroquí en la construcción yla agricultura, o para «evitar el choque cultu-ral». En cualquier caso, las leyes migratorias,sus reglamentos, las amnistías y los trámitesde naturalización favorecen la regularización�y la mejor opinión� de los sudamericanosantes que las de los africanos (Izquierdo yLópez 2002).

Respecto a las relaciones entre españoles einmigrantes, los encuestados se declaran,siguiendo el discurso mediático «a favor de ladiversidad de origen racial, religión o cultu-ra» aunque reconocen que «ciertos colectivosno están plenamente incorporados a la socie-dad española». Casi la mitad opina que haybastantes o muchos inmigrantes que no semezclan, aunque en este caso no se aluda alos latinoamericanos, sino a árabes y otroscolectivos musulmanes. En general conside-ran que los motivos se deben a «diferenciasculturales, religiosas o ideológicas» (42%) ouna «falta de voluntad de integración» (15%)(Pérez y Desrues 2007: 18 y 22).

Ante estas visiones de los inmigrantes enla sociedad de acogida, Lucho y Ana María,como otros peruanos, concluyen que losespañoles son «racistas», que ven a Perú comoun país atrasado y lleno de indígenas. Antesu interlocutora española tratan de justifi-carlo como un acto de ignorancia de lo queocurre fuera de España, desconocimiento dela historia y del progreso de los países de ori-gen de los inmigrantes. Este tipo de «racis-mo» es decodificado, al mismo tiempo, en cla-

ve nacionalista, con lo cual entienden que deesta forma, el español se «protege» del exte-rior, del extranjero.

[Lucho]� y te das cuenta de que la gente moder-na española, aquí, no le interesa la inmigración:[no le interesa] si vienes, si no vienes, si eres dePerú, de Ecuador. Los que son más racistas sonla gente adulta. La gente mayor que ha vivido laguerra, la posguerra. Yo me he dado cuenta. Lohe comprobado, como trabajo en comercio. Unapersona dice: «Esta manzana ¿de dónde es?» deFrancia. «No, yo quiero productos españoles».

Una concepción de lo nacional, que es com-partida, en cierta medida, por Lucho y AnaMaría quienes, desde el otro lado de la fronte-ra, sin dejar de quejarse de la falta de interésy el escaso reconocimiento que recibe su paísen España, se lo explican apelando a la ideade que esta imagen negativa no puede modifi-carse si no viajas ni te informas de qué pasaen otros países. Lo cierto es que, según se des-prende de su testimonio, ellos tampocosabían mucho de España y confiaban en queeste desconocimiento sería suplido, en sumomento, por un familiar o un amigo que lesexplicaría lo necesario para encontrar traba-jo. Esta expresión de etnocentrismo se suelereprochar pero pocas veces se reconoce de losdos lados. En este caso, Lucho sería capaz dereconocerlo porque, según nos explica, él haviajado y está fuera de su país.

[Lucho] Por ejemplo la gente mayor tiene unafigura del peruano: el típico peruano, cholito, dela sierra, con su chullo6. Y la gente te pregunta:«¿Y hay coches en Perú?» Porque no saben.Hombre, lo entiendo, porque estudiar la historiade Sudamérica, aquí en España, puede ser algopasajero; no se detienen específicamente. EnPerú pasa lo mismo para Europa: tal, tal, tal yfuera. No se detienen específicamente en unpaís y se ponen ahí a fondo [...]. Es igual quenosotros. Hemos venido aquí y nos hemos dadocuenta de todo lo que hay aquí. Pero si no vienes,

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5 Véase también la encuesta del Centro de Investi-gaciones Sociológicas, Actitudes ante la inmigración (II),del 06/06/1996, número 2214, (pregunta 14).

6 Chullo: gorro con orejeras, tejido en lana, condibujos multicolores, usado en las regiones andinas paraprotegerse del frío (RAE 2003).

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no sabes. Te puedes informar, pero la gente nose informa de lo que hay en Perú.

Cuando se les pregunta nuevamente por laimagen que los españoles tienen de los «inmi-grantes», se muestran comprensivos �aún ensu crítica� hacia la visión negativa que losvincula con la delincuencia, aunque refirién-dola, significativamente, a otros colectivos demigración más reciente. Afirman que, efecti-vamente, hay delincuentes entre los que lle-gan, pero que más bien son ecuatorianos. Nose refieren a ellos en su conjunto como crimi-nales, sino más bien como gentes de poca edu-cación, de malas costumbres, que no llevanuna vida laboriosa y ordenada, entre los cua-les existen bastantes delincuentes. Su queja,apunta en este caso, a que estos individuosque dan una mala imagen, inspiran el arque-tipo del inmigrante propagado por los mediosde comunicación.

[Ana María] Mucha gente que ha venido de malvivir, gente delincuente que ha venido aquí,�entonces lógicamente lo que siempre mas desta-ca son las malas acciones, este gente delincuentele gusta estar en las calles, beber, tener peleas.

[Lucho] Hay un porcentaje, ahora por ejemplo�los ecuatorianos nos están desplazando porquelo que antes hacían los peruanos, los ecuatoria-nos ahora lo hacen, hay una inmigración ecua-toriana y tu los ves, por las calles, por los par-ques, haciendo todas esas cosas [�] o sea cosasque degradan a su cultura, en vez de comportar-se de otra manera ¿no? Buscan lo más fácil. Peroeso de los peruanos yo no estoy de acuerdo, nome gusta.

Los peruanos como Lucho y Ana María cri-tican la visión negativa que los españoles tie-nen de los colombianos, como delincuentesvinculados al narcotráfico, porque algunos deellos son amigos suyos, como Marcela. Lesresulta más visible la estigmatización de losespañoles hacia los colombianos, que los este-reotipos que ellos mismos manejan hacia losecuatorianos y chilenos. A los primeros loscolocan por debajo del peruano: peor educa-dos y menos dignos �porque realizan el mis-mo trabajo que ellos por menos dinero�, y

representan una competencia laboral directapara sus connacionales; los segundos son cri-ticados porque se considerarían superiores asus vecinos del norte7.

En su argumentación hay una clara pervi-vencia de tradiciones chauvinistas origina-das en el siglo XIX, sobre todo en su forma deobservar y calificar a otros latinoamericanosde países fronterizos a Perú. Evidentemente,estas visiones tienen su raíz en conflictoshistóricos y en una serie de discursos patrió-ticos que han justificado y profundizado elextrañamiento y en algunos casos la hostili-dad con sus vecinos del norte y del sur. En elcontexto migratorio, la experiencia comparti-da de la alteridad en la que se ven inscritosjunto con otros latinoamericanos, pone en cri-sis �en alguna medida� esta visión estereoti-pada de las naciones vecinas: muchos deestos peruanos reconocen que no tuvierondemasiadas ocasiones de conocer extranjerosen su país, algo que, en su nuevo destino,resulta más común.

[Lucho] Lo que pasa es que el chileno quiere serun poco más listo que el peruano, como le ganóla guerra se cree más fuerte, pero eso no es así,eso pasó a la historia. Es que hay gente que derepente tú le gastas una broma y se enfada, esigual que el peruano con el ecuatoriano, Perú leganó la guerra a Ecuador y entonces a los ecua-torianos los vemos como inferiores a nosotros.Es una tontería.

Cuando la crítica de los españoles se refie-re directamente a la inmigración peruana,Lucho y Ana María hacen una concesión a suinterlocutora española para ganar credibili-dad a lo largo del diálogo: aceptan que hayadelincuentes entre los peruanos, pero les«duele» que se generalice y reivindican paraellos la imagen de los compatriotas que hanprosperado, los que honran su cultura, frente

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7 Aunque, en principio, LUCHO y ANA MARÍA no sereconocen en estas afirmaciones, sí quieren que seanescuchadas y, de uno modo u otro, las vuelcan en su dis-curso.

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a los que la denigran con su mal comporta-miento. Ellos pertenecen a este segundo gru-po. Esta restricción desplaza la centralidadde lo nacional, introduciendo lo social comocriterio de diferenciación, limitando las afir-maciones negativas en beneficio del conjuntoen el que se incluyen.

[Ana María] bueno, ahí de todo, hay gente quese dedica� realmente aquí en España de lacolonia peruana hay de todo, lo que pasa que loque más abunda en la actualidad es lo malo, ésees el problema. Por ejemplo del cien por cien, elsesenta por ciento abunda lo malo.

[Ana María] Pero de todo hay ¿no? Hay genteque ha venido y ha prosperado, y esta saliendopoco a poco.

[Lucho] Como [también] hay comerciantes[peruanos] que tienen restaurantes, que hanprogresado, dentro de la legalidad, o sea, todobien. Hay de todo. Pero como te digo, siempre loque sale a relucir, siempre es lo malo.

Ideas como la de que cada uno pertenece auna cultura de la que debe sentirse orgullosoy la de que el inmigrante viene aquí a prospe-rar, surgen constantemente en los discursosde peruanos de diferentes orígenes sociales,no siendo exclusivas de la clase medialimeña, ya que entre los peruanos de laszonas andinas, el valor de la laboriosidad for-ma parte de este horizonte de progreso8.

LAS OTRAS FRONTERAS

Ana María y Lucho emigraron a Españacuando aún no se conocían. Ana María llegóen 1989 y Lucho, en 1991, en un momento enque la violencia política escogía a Lima comouno de los escenarios de conflicto entre elejército y Sendero Luminoso y la situacióneconómica peruana comenzaba a ser crítica.

Emigraban ante la imposibilidad de encon-trar empleos en el sector formal y de no poderhacer realidad los hábitos de consumo moder-no, que se habían consolidado entre los secto-res jóvenes durante los años ochenta enLima. Emigraban gracias a las redes migra-torias que comenzaban a activarse entreambos países, a través de amigos y familia-res, en esos mismos años.

Sin contar apenas con capital académico�sólo la educación secundaria� Ana Maríallegó a Madrid, aceptando la propuesta de suamiga del barrio, Rita, de probar suerte, con-tando solo con el apoyo de su red migratoria.Clara, una amiga de Rita, había emigradounos meses antes y les ofrecía su casa. Por suparte, Lucho decidió cambiar de país, al verque no tenía opciones en el mercado de trabajocon sus estudios inconclusos en Historia en laUniversidad de San Marcos de Lima. Así que,según su testimonio, aprovechó la oportuni-dad que su hermana Clara le brindó para bus-car trabajo en Madrid. A través de ella, conocióa Ana María y en menos de un año se casaron.

Aunque llegaron a España cuando la legis-lación migratoria no era tan restrictiva conlos peruanos �después se impondría el visa-do�, desde el primer momento fueron consi-derados «inmigrantes», teniendo que conse-guir y renovar cada año los permisos de resi-dencia y trabajo, insertándose en los nichosocupacionales que les permitía la políticamigratoria �y su formación académica�. AnaMaría ha trabajado siempre como empleadadoméstica externa (Escrivá 2000)9 y Lucho se

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8 El trabajo de Tamagno de los emigrantes peruanosde Huancayo también revela estos valores de progreso,de mejora material, como motor de su emigración a Ita-lia. (TAMAGNO 2003). Véase también MERINO 2004.

9 Años después de su primera investigación, Escrivácomprueba si las mujeres inmigrantes peruanas con-tinúan trabajando en el servicio doméstico y qué motivosles llevan a ello; entre otros, señala la ventaja salarial com-parativa, respecto a su lugar de origen, la mejora de lascondiciones laborales en cuanto a sueldos y horarios conel paso del tiempo, la posibilidad de compatibilizar estaactividad con otras que puedan ser remuneradas y laobtención de un contrato, lo que les permite cobertura dedesempleo y sanidad, así como la posibilidad de atenderlas demandas familiares que recaen en ellas, como ayudara otros familiares a emigrar o atender a sus hijos.

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ha empleado en supermercados, en trabajosmanuales, en el ramo de la alimentación.

Como muchos peruanos afincados enEspaña, desde el primer momento tenían cla-ro que ocuparían puestos que no habrían ocu-pado en Perú, donde, por otro lado, no hubie-ran podido sobrevivir de admitir hacerlo.Consideran que ahora tienen una posicióneconómica aceptable en Madrid; su meta eraganar dinero, alcanzar un cierto estatus. Lesha costado mucho sacrificios ahorrar dineropara pagar billetes de avión a sus familiaresy mandar remesas a sus padres, han sidomuchos años de trabajo, de jornadas de hastasetenta horas semanales.

Su deseo de mejora pasa por un mayornivel de consumo, pero también por alcanzarmayor estabilidad y responsabilidad en elpuesto de trabajo, jornadas más reducidas yun contrato indefinido. Cinco años después desu llegada, consiguieron la nacionalidadespañola y ocho años después, compraron unpiso en el distrito de Chamartín; esto signifi-ca, para ellos, pensar en España como su resi-dencia definitiva.

[Ana Mª:] No pensábamos quedarnos enEspaña. Queríamos volver. Pero viendo que lascosas en Perú estaban tan mal y continúan mal,pues nos quedamos aquí y decidimos meternos aun piso. Es una tontería pagar alquiler. Es dine-ro que pierdes. [Lucho:] Lo que pasa es que tuvi-mos la suerte de que me hicieron un contratoindefinido. Ella también lo tenía. Teníamosdinero ahorrado y decidimos meternos a estoporque si no, nunca nos metemos.

Una ventaja con la que habrían contadoLucho y Ana María en España frente a suscompatriotas �y de la que se sienten particu-larmente afortunados�, es su apariencia más«europea». Evidentemente, pocos advertiríana simple vista que Lucho es peruano y el tonode piel o los rasgos físicos de Ana María tam-poco destacan en España.

[Ana Mª] Acá venimos a hacer un trabajo queallá no habríamos hecho nunca. Entonces ¿qué

pasa? Hay gente que le choca. Todos no tenemosla misma capacidad de aceptar y adaptarse [...]Porque si quiera aquí, trabajando en lo que pue-das, puedes vivir. Sobrevivir. En cambio allí, asíhagas eso, pues no. No puedes salir adelante.

[Lucho] Nosotros tenemos estudios, lo que pasa esque aquí, pues no hemos seguido estudios, paraconvalidar o lo que sea, porque no nos interesa.

[Ana Mª] Te dedicas a trabajar.

[Lucho] Nos hemos adaptado a los trabajos quehemos tenido. He trabajado aquí de todo. Paramí lo más importante era trabajar. No meimportaba de lo que fuera. Todo lo que esté den-tro de la normalidad. Por ejemplo: de camarero,cocinero, limpiar, no me interesa. Me interesabatrabajar, ganar dinero y estar bien.

Entre sus objetivos está, además, mejorarsu educación, aunque no se refieren a conti-nuar sus estudios, sino a comportarse educa-damente. Con esta afirmación, Lucho marcasu lugar social, a mitad de camino entre unaclase media peruana asentada en Madrid,con estudios universitarios, de la que él noprocede y con la que no se relaciona; en el otroextremo, los compatriotas de barriada que«no tienen educación», los «cholos» que llega-ron después, con los que sí se relaciona en lahermandad del Señor de los Milagros a la quepertenece, pero que no reconoce como susamigos10.

Ana María y Lucho vienen de Lima11; na-cieron en el distrito limeño de Barranco, un

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10 En Lima existe una práctica social habitual, el «cho-lear», un complejo sistema clasificatorio que discriminapositiva o negativamente según la formación académica,los rasgos físicos y la posición socioeconómica (TWANAMA

1992). Para la práctica entre los limeños en Madrid veáseMerino 2004. Aquí se abordan los diferentes discursos deuna clase media empobrecida pero con estudios universi-tarios y de una clase baja con cierta formación, entre losque se manejan estos códigos sobre los modales y la edu-cación sin formación académica.

11 El 74% de los peruanos registrados en el consula-do peruano, procede de centros urbanos, y el 48% hanacido en Lima. Los datos que informan sobre la locali-dad de procedencia de los inmigrantes originarios de

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barrio de clase media deteriorado, un distritoconnotado de nostalgias criollas de la Limaseñorial de fines del XIX (muchos criollos quevivían en el centro de la ciudad se mudaronaquí durante la migración interna de losserranos a los barrios céntricos de la capital).En las últimas décadas se ha deterioradosocialmente, prueba de ello es la presenciacreciente de viviendas en mal estado, y super-pobladas12. La madre de Lucho emigró deTrujillo a Lima en su juventud; en el caso deAna María, su familia lleva tres generacionesviviendo en Barranco.

Desde hace años, Lucho pertenece a unade las hermandades del Señor de los Milagros(HSM) que los peruanos han creado enMadrid en la década de los noventa13. Sudevoción al Señor de los Milagros les lleva aasumir un compromiso asociativo. A AnaMaría le viene por tradición; su padre y suhermano eran miembros de la HSM enBarranco; incluso su hermano fue miembrode la HSM de las Nazarenas de Lima. Ellarecuerda con orgullo cómo el balcón de casade sus abuelos se convertía cada año en unode los lugares de parada obligatoria de la pro-cesión de Barranco, desde donde su familiabrindaba homenaje al Señor de los Milagros.

Su relación con la hermandad comenzócuando ésta se ubicó en la iglesia de SanRomualdo; como el primo mayor de Lucho,Pancho, y su esposa vivían cerca, se entera-ron de la noticia, informaron a la familia yquisieron ser miembros. Ellos fueron los queanimaron a Lucho a pertenecer a la herman-dad y, gracias a Pancho, ingresaron en la mis-ma cuadrilla que él. Desde este modo, Luchoy Ana María supieron de la existencia de lahermandad; comentan orgullosos que inclusi-ve asistieron a la primera misa que esta HSMorganizó en honor del Señor de los Milagros,en octubre de 1995.

Lucho toma muy en serio su membresía:asiste a las reuniones de su cuadrilla, asam-bleas generales, misas, fiestas para recaudarfondos y, por supuesto, a la procesión, dondeporta la imagen de Cristo por las calles deldistrito de Ciudad Lineal, en Madrid. Por suparte Ana María, aunque no pertenece alGrupo de Damas, acude a las actividades reli-giosas. Sin embargo, las relaciones del matri-monio con los demás hermanos se limitan aesta participación en los eventos religiosos yasociativos, cuando terminan se reúnen consus primos que también son miembros; susamigos están en otro lugar, como veremos

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Perú, proceden de la base de datos del consulado perua-no en Madrid. La posibilidad de limpiar los errores de losregistros para su posterior explotación estadística, fueposible para los datos referidos a la colonia desde losaños sesenta hasta 1997. La base comenzó a informati-zarse a partir de 1994, cuando el consulado empezó asolicitar este dato a los que fueran al consulado (inclui-dos los que ya habían sido inscritos previamente) Porello, es probable que la información del campo «Ciudadde nacimiento», que ofrece contenido para 12.588casos (el 48% del total de inscritos), corresponda a losque llegaron en los noventa. En esta variable pretendía-mos observar el origen urbano de nacimiento y no el deresidencia. Dada la naturaleza de la información, consi-deramos las capitales de departamento y las ciudadescon mayor volumen de inmigrantes, las más representa-tivas, para observar si las poblaciones de origen eranurbanas o rurales. En total consideramos válido paranuestro estudio el 81% de los casos completos del atri-buto. Lima capital concentra el 48%, Trujillo, (La Liber-tad) el 6%, Arequipa (Arequipa) el 5%, Callao el 3%, Chi-clayo (Lambayeque) el 2%, Huancayo (Junín), el 2% yPiura, el 1%.

12 DRIANT (1991) califica socialmente a los distritossegún esta clasificación: RESIDENCIAL: 0-5% tugurio(vivienda en mal estado o superpoblada), 0-5% barria-da: distritos de la gran burguesía limeña. MEDIO: 7-14%tugurio, 0-5% barriada: distritos de la clase media. MIX-TO: 14-24% tugurio, 0-5% barriada, mezcla, alto por-centaje de tugurios. POPULAR: (CENTRAL) 14-24%tugurio, 10-30% barriada; 30-50% viviendas populares,aunque probablemente el porcentaje sea mayor. (PERI-FERICO): 0-5% tugurio, 30-50% barriada; 33-40%vivienda popular. BARRIADA: (CENTRAL) 7-14% tugu-rio, 30-50% barriada, 49-59% vivienda popular, marca-do por barriadas pero en tejido urbano (BARRIADA): 0-5% tugurio, 50-100% barriada. Un cuadro elaborado apartir de esta clasificación social de los barrios de Lima yde la caracterización residencial de los limeños inmi-grantes en Madrid, se puede encontrar en Merino 2004.

13 Para conocer en detalle las hermandades delSeñor de los Milagros en Madrid, véase MERINO 2002.

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más adelante, en su mismo barrio y en el mis-mo colegio.

[Lucho] Tampoco somos amigos. Serán amigos,realmente, muy pocos, contados. O sea, quehaya amistad, una relación por medio de la her-mandad, pero todavía no hay esa confianza, eseafín, no es una relación de amistad.

[Entraron en la hermandad...] Por medio deunos primos. Viven en Ascao. Eran de la her-mandad. Me decían «¿por qué no te vienes a lahermandad?». No quería por eso: por el tiempoque tenía que dedicarle. Pero bueno, al final memetí. Me hicieron subcapataz y hemos estadohaciendo actividades y ahí estamos.

Ana María y Lucho comparten con losdemás hermanos su devoción al Señor de losMilagros, su país de origen y sus costumbreslimeñas, pero no el origen andino o de barria-da. Ejemplo de esto es que Lucho, ilusionadocomo estaba con su recién estrenada perte-nencia a la hermandad, quiso incluso formarparte del equipo de fútbol que los hermanoshabían organizado. Tras varios partidos,rehusó continuar jugando con ellos, por lacostumbre de «tomar» [beber], algo de lo queél prefiere apartarse. Esta es una críticahabitual de los limeños que se auto-clasificande clase media hacia los que consideran andi-nos, de barriada.

Yo he ido el año pasado que hubo campeonato dela hermandad, en Aluche. Fui a dos [partidos]. Amí me gusta el fútbol. Lo que pasa es que luegovienen las «chelitas» [cervezas] y mucha gentetoma de más. Y no se saben comportar y empie-zan los problemas y esas cosas como que no... Nome van. Y entonces, pues nada, mejor trato deevitarlo.

Esta práctica de la distancia social, de ladiscriminación de los limeños de barriada ylos serranos que llegan a Madrid, por parte deAna María y Lucho, se activa también enLima. Así relataban su reencuentro con ellosen la capital, en uno de los últimos viajes quehicieron a Perú, destacando su incomodidadal ver que ahora son los «cholos» los que ocu-pan puestos de prestigio en los hospitales

públicos, como profesionales médicos, inva-diendo sin pudor los feudos tradicionales delcriollismo.

[Lucho] Hemos estado en Perú. Hemos ido por elcentro, por Larco... y no ves el típico peruanocriollo en Lima. [Ana María] blanquito. [Lucho]ni a la secretaria rubia de ojos celestes. Es todogente de provincias, de la sierra. Nosotros quefuimos... al hospital, no ves al típico doctor: alto,blanco, con gafas, sino bajitos, chiquitos, choli-tos (se ríe) que, no sé. Ellos se quedan mirando ati, no se sorprenden. Pero bueno, lo que hay, lacosa va evolucionando...

Su relación con estos peruanos «andinos» ode «barriada» es menos intensa que connacionales de otros países. Por ejemplo, a laboda civil que celebraron en Madrid, en 1992,acudieron los amigos y familiares más ínti-mos pero también fueron españoles. La ami-ga de Ana María, Rita, su hermana Julia, queacaba de arribar con su esposo David; La her-mana de Lucho, Clara, con su esposo Arman-do y sus hijos. También asistieron un matri-monio amigo de Armando, el jefe de AnaMaría y la esposa del jefe de Lucho.

En los pisos en los que vivieron de alqui-ler en el distrito de Chamartín, hasta quecompraron su piso, han subarrendado lashabitaciones libres a peruanas, colombianasy españolas y con algunas de ellas trabaron«amistad». Con dos ellas han creado un vín-culo que conservan hasta hoy, a través dellamadas telefónicas y encuentros puntua-les. Una de ellas es Carmen, enfermeraespañola a la que ven una o dos veces al año,para almorzar y conversar en algún restau-rante en Madrid. La otra es Marcela, unacolombiana que sigue viviendo en el barrio,ahora casada con Marcos, que es español; seven en algún bar cerca de sus casas, en laspocas ocasiones que el exceso de trabajo deMarcos lo permite. De Carmen comentanque les resulta simpática pero un tanto«rara» porque parece mantener una relaciónde pocos encuentros; en realidad, Carmenlos ha invitado a salir con otros amigos chi-lenos que tiene y ellos han rehusado. Aquí

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pesa más su imagen estereotipada de losespañoles, en su opinión, «más fríos»:

[Lucho] Lo que pasa que también el español esmás frío, no es como el sudamericano, el suda-mericano a lo mejor tiene un poco más de senti-miento, de arraigo con la persona, en cambio eleuropeo es más libre, más suelto, no le cuestamucho, entiende mas las cosas, «oye, que metengo que ir dos años a Polonia», «vale». No escomo los sudamericanos, «pero ¿cómo te vas a ir?¿Me vas a dejar?» Es un poco más difícil, porqueno, porque el europeo es más independiente [�]o sea, tienen esa forma de vida.»

Carmen y Marcela son «amistades» de AnaMaría y Lucho. Para éstos la relación con lasamistades adopta la forma de encuentrosesporádicos fuera de la esfera doméstica. Encambio, la de los amigos está hecha de reu-niones frecuentes en sus casas. Con los ami-gos se comparte la vida todos los días, comodice Lucho en la cita siguiente. Para ellos, unamigo es alguien que ha demostrado ser dig-no merecedor de su confianza, en Lima o enMadrid:

[Ana Mª:] O sea, es un amigo que está contigopara lo bueno y para lo malo. En los [momentos]buenos y los malos. No otros que sólo lo que esdivertirse y nada más.

[Lucho:] Está a lo bueno, lo malo, lo feo, lo boni-to y además por el carácter que tiene de nobleza.Todo eso demuestra lo que es, le valoras. Y esuna persona además en quien se puede confiar.Entonces ya tú mismo te vas dando cuenta enquien sí y en quien no [confiar].

En Lima, Eloisa demostró ser una verda-dera amiga no sólo de Ana María sino tam-bién de su hermana Julia. La amistad entreellas comenzó en el colegio, en Barranco, y hacontinuado hasta hoy. Antes de venir a Espa-ña, Eloisa fue a casa de Ana María en Lima, aconseguir su dirección en Madrid, para visi-tarlas. Al poco tiempo, el núcleo de esta amis-tad entre ellas se amplió y reforzó con la lle-gada de Julio, el esposo de Eloisa, pero sobretodo con la de su hermana, María, y su esposoPercy, ayudados por Eloisa. Las cuatro pare-

jas han formado un grupo de matrimoniosmuy amigos, que se visitan casi semanalmen-te.

Con ellos, Ana María y Lucho hacen pla-nes en los que pueden estar niños, aunqueellos no los tengan. Cuando los amigos aún noeran padres y eran más jóvenes, solían salirlos sábados de discoteca, a bailar salsa. Aho-ra prefieren planes más tranquilos, como reu-nirse en casa de alguno de ellos, a saborearcomida peruana; las especialidades de Lucho,al que le encanta cocinar, son los platos crio-llos como el cebiche y los anticuchos. Cuandohace buen tiempo, salen a visitar los alrede-dores de Madrid o van al parque de atraccio-nes. Lucho es padrino de la hija de Julia (her-mana de Ana María) y de la de María (amigade Ana María y Julia), de este modo la rela-ción de amistad se ve reforzada con el vínculode «compradazgo», del compromiso que elpadrino adquiere con los padres del niño(Lomnitz y Sheinbaum 2004).

Lucho no ha encontrado en Madrid amigosde su barrio, como Ana María, y sus mejoresamigos son los esposos de las amigas de ella,Percy es uno de ellos. Ambos comparten,entre otras cosas, su entusiasmo por pertene-cer a una hermandad del Señor de los Mila-gros: Percy era hermano de la HSM enBarranco y Lucho lo es ahora de la de SanRomualdo. Conversan mucho sobre el Señorde los Milagros y las hermandades de perua-nos diseminadas por el mundo.

[Percy] Pertenecía a la HSM en Lima pero la deldistrito de Barranco. Tiene mucha informacióndel Señor de los Milagros, más experiencia y con-tacto con esas cosas porque trabaja en un institu-to de informática y siempre está en contacto con[se informa por Internet sobre] las HSM de LosÁngeles, de Lima, de Barranco. Inclusive a mí mesaca cosas, información, hojas, para que yo la leay me vaya informando. Inclusive trabajaba derestaurador en Lima, también ha sido devoto delSeñor de los Milagros.

Fuera de ese círculo Lucho conoció aAndrés, al poco de llegar a Madrid. Era su

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compañero de trabajo peruano en el primersupermercado en el que se empleó. Ese com-pañerismo derivaría en una gran amistad apartir del gesto de Andrés que conmovió aLucho: cuando él estuvo enfermo durante unmes, Andrés fue a visitarlo asiduamente pri-mero al hospital y luego a su casa. Hace dosaños, les ayudó también con sus consejospara comprar un piso en Madrid. Se trata deun compatriota que se ha ganado no sólo laconfianza de Lucho sino también la de AnaMaría y sus amigos. Ahora, Andrés y Silvia,su esposa brasileña, son muy amigos de lapareja y forman parte de la pandilla deBarranco.

En este grupo, compuesto de relaciones deparentesco, amistad y compradazgo entrelimeños, encontramos además a las herma-nas y los primos de Lucho, así como a otrosque se van sumando, por medio de la relaciónfamiliar o de amistad que mantienen conalguno de los del grupo, tal como Lucho expli-ca en la cita siguiente. Ellos componen unagran familia y, como en el caso de Helio y Ele-na, este círculo «familiar» se convierte en elreferente social de la Lima que vivieron y querecuerdan:

Generalmente nos relacionamos así, con los�compatriotas. Si traen a su hermana, su primo,pues hacemos amistad con ellos. Y hemos tenidomás amigos sólo que, de Perú, pero ya no nosvemos tanto, Rita, ¿te acuerdas?...

Entre los familiares de Lucho, la parejamantiene más contacto con la hermanamayor y su esposo, Clara y Armando, y con suprimo mayor, Pancho y su esposa Jessica.Desde que están en Madrid, son innumera-bles los fines de semana que Lucho y AnaMaría han pasado junto a estas parejas; nosólo comparten la relación de parentesco, sinotambién la procedencia del mismo barrio, delmismo colegio, los recuerdos y solidaridadesde los primeros años en Madrid �los másduros� así como su común origen nacional ysu participación activa en la HSM de SanRomualdo. Jessica pertenece al Grupo de

Damas, mientras que Pancho, a la SegundaCuadrilla.

A MODO DE CONCLUSIÓN

No es la intención de este trabajo insistiren la denuncia del trato discriminatorio quereciben los inmigrantes, en este caso, los lati-noamericanos, ni escribir una oda al multi-culturalismo. Más bien se trata de abundaren la ironía de estos tiempos, en que inmi-grantes y españoles, en su discurso, recurrena las visiones estereotipadas de culturas con-cebidas nacionalmente, incluso de inmigran-tes que proceden de países «atrasados» entrelos que, en ocasiones, «ilegalidad» y «delin-cuencia» se dan la mano. Estas visiones ope-ran a ambos lados de la frontera nacional, losespañoles lo opinan de los peruanos y éstos,sobre los ecuatorianos. A su vez los peruanosproyectan sus imágenes estereotipadas hacialos españoles.

El análisis de la sociabilidad de este matri-monio es interesante porque ellos introducenen el relato de su saga española, factores quecomplejizan la dialéctica elemental del nacio-nal-extranjero que vertebra la mayor partede los testimonios relacionados con los inmi-grantes. Así, por ejemplo, creen que su aleja-miento del tipo físico del mestizo o indígenaperuano ha jugado en favor de la difumina-ción de su condición de extranjeros en unasociedad receptora que los acoge con preven-ciones y reticencias. Esto les habría brindadola oportunidad de hacer «amigos» españoles,como se colige del testimonio de Lucho apropósito de su relación con sus compañerosde trabajo, aún cuando también peruanos yde otras nacionalidades. Así, sí encontramosespañoles en el círculo de su sociabilidad,antiguos compañeros de piso y amigos de unode sus cuñados, también hay compatriotasdevotos de la hermandad del Señor de losMilagros.

Es evidente que ambas relaciones poseenun significado diferente para esta pareja: si

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con los últimos conectan a través de unacomún pertenencia nacional, con los primerosla identificación se activa a través de cate-gorías sociales, abriendo un juego cruzado deinterrelaciones complejas entre principios deidentificación y solidaridad nacional, étnica,educacional y social. Mientras que por unlado se cruzan las fronteras nacionales conlos españoles y los inmigrantes de otrasnacionalidades, por otro se levantan barrerassociales, educativas y locales con sus compa-triotas. Probablemente esta pareja se sientamás próxima culturalmente a algunos madri-leños por su origen urbano que a los compa-triotas de origen andino y rural que encuen-tra en la hermandad.

La visión homogeneizada de nación y cul-tura que suele manejarse es la que lleva asuponer que lo central y realmente relevantede la sociabilidad de los inmigrantes pasa porrelacionarse exclusiva o preferentemente conindividuos de su propia «cultura» en ámbitosinformales o institucionalizados que los reú-nen y que refuerzan su identidad de origen.Este supuesto, que funciona detrás de nopocos abordajes de estas cuestiones, puedeser relativizado a través de un estudio cuali-tativo que, liberado de estos tópicos y delimperativo de rendir culto a una idea reifica-da de cultura nacional, nos muestre lo evi-dente: que la realidad de la sociabilidad delinmigrante es mucho más diversa y compleja.Con reconocer la importancia del asociacio-nismo étnico en casi todas la experienciasmigratorias contemporáneas, una aproxima-ción antropológica no puede asumir a priorique la socialidad de matriz «nacional» seamás relevante o «estructurante» de las rela-ciones sociales del inmigrante �y por lo tantomás pertinente de estudiar� que, por ejem-plo, la de matriz sociolaboral, barrial o educa-tiva, todas ellas ampliamente promiscuas enlo que a interacción cotidiana con individuosde diferentes nacionalidades se refiere.

En la práctica, todas estas fronteras sonporosas y no debemos creer que la sociabili-dad del inmigrante se halle potenciada o

constreñida sólo por su origen nacional, elque no siempre es claramente identificado enla sociedad de acogida. Para que los inmi-grantes �incluidos los peruanos- se incorpo-ren a la sociedad española y configuren unanueva red de relaciones sociales, no sólodeberán franquear una frontera «nacional»,como tampoco contarán sólo con la solidari-dad natural y fiada de sus compatriotas.Barreras socio-profesionales, educativas,prejuicios étnicos deberán ser superados con-tando con el apoyo de la red de relaciones yalianzas que el inmigrante y su núcleo inme-diato sepa forjar en la heterogénea sociedadde acogida, echando mano de los recursos quedisponga a la hora de su arribo y de su habili-dad para expandirlos a partir de entonces.

El conocimiento que nos aporta el análisisde experiencias migratorias como las deLucho y Ana María no sólo es relevante porlos matices que aporta a las imágenes másgenerales y estereotipadas de los emigrantesy su sociabilidad. En efecto, estudios cualita-tivos de esta índole pueden servir para abrirnuevos campos de indagación e incorporarotras variables de análisis en estudiosestadísticos de amplio espectro acerca de la«integración» del inmigrante. Los futuros tra-bajos deberían contemplar que la compren-sión del fenómeno migratorio no sólo conllevaestudiar en profundidad las imágenes y«reacciones» de la sociedad española frente alos inmigrantes, sino recoger y analizar lapluralidad de ideas, imágenes y estereotiposacerca de «los otros» �españoles y otrosextranjeros� con que los inmigrantes abor-dan su andadura migratoria y cómo las desa-rrollan, modifican o refutan, en su interac-ción con la sociedad receptora.

Si consideramos a los inmigrantes comosujetos activos del fenómeno migratorio nosólo debemos interesarnos por sus activida-des inmediatas de socialización, por sus pau-tas de consumo o su grado de participación eninstituciones oficiales o de la sociedad civil,sino también por las categorías con que pien-san su incorporación en la sociedad española

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y su relación con los nativos y otros colectivosextranjeros. Indagar en estas categorías,desentrañar la naturaleza de esas imágenesque orientan buena parte de su sociabilidadpodría ofrecernos una imagen más compleja,matizada y realista del fenómeno migratorioy de las relaciones del inmigrante y la socie-dad española, en la que los prejuicios, estere-otipos y reificaciones operantes no son sólolos que aporta la sociedad de recepción, sinotambién los que traen los inmigrantes. Ideas,prejuicios, estereotipos y reificaciones denaturaleza nacional y étnico-cultural, si, peroen interacción con categorías de pertenenciasocial, educativa o regionales que dialogan,potenciándose, anulándose o modificándose,por así decirlo, con las autóctonas.

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RESUMEN Ante el hecho innegable de la diversidad cultural de las sociedades contemporáneas, tienepoco sentido estudiar el fenómeno migratorio como un proceso por el que los inmigrantespierden su cultura nacional homogénea para asimilarse a otra cultura nacional homogé-nea. ¿Qué podemos esperar entonces de la adaptación cultural? A través del análisis delos discursos y las prácticas de interacción social de los inmigrantes peruanos en España,este artículo analiza el proceso de reconstrucción de su sentido de pertenencia. Si bienexiste una frontera nacional que opera en la creación y recreación de estereotipos �la cuales innegable a pesar de las odas al cosmopolitismo de algunos discursos de la globaliza-ción� también se activan otras fronteras más sutiles al interior de las comunidades nacio-nales: clasistas, regionalistas, barriales, profesionales, etc. que nos muestran lo erróneoque resulta una visión esencializada, homogénea y territorializada de la cultura. Estoscriterios no nacionales, más locales o más universales, facilitan o dificultan la comunica-ción entre grupos de diferentes nacionalidades ya sean inmigrantes o autóctonos.

Palabras clave: Diversidad cultural, Fronteras, Adaptación, Inmigración, Peruanos.