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Círculo vicioso del poder
Raúl Prada Alcoreza
Índice:
Prólogo 3
Periferias
Devaluación de la movilización
y diseminación de la política 5
Crepúsculo de la convocatoria del mito 17
Paradojas perversas de la política 37
El hábito de persecución del poder
Consciencia y psicología desdichada 42
Sistema-mundo de la destrucción planetaria
A propósito del proyecto hidroeléctrico
de El Bala 48
La simetría de los opuestos 56
El Estado no requiere de revolucionarios 62
Centros
Democracia institucional y decadencia política 71
El embrollo de las elecciones 85
Corporeidades
Síntomas y significaciones del feminicidio 94
Prólogo
Círculo vicioso del poder toca planos de intensidad y espesores de
intensidad de tres topologías políticas; dos geográficas, que pretende
mapear la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Estas están
tratadas en Periferias y Centros; dos partes del libro que se presenta.
La tercera topología política es corporal; es tratada en Corporeidades;
la tercera parte de Círculo vicioso del poder. En el escrito que se
expone, se busca seguir la sintomatología y la genealogía del poder en
las tres topologías políticas mencionadas; en los contextos singulares
de la historia reciente del sistema-mundo capitalista.
Se denomina círculo vicioso del poder, definición que aclaramos en
anteriores ensayos, al acontecimiento del poder, que se presenta
recurrentemente y reiteradamente como el eterno retorno de las
dominaciones. Ahora bien, este eterno retorno del poder acontece, de
la única manera que puede acontecer; como composición de
complejidades singulares, en tanto formaciones sociales concretas. No
es que en las periferias del sistema-mundo capitalista se da de una
manera y en los centros de este sistema-mundo de otra manera; mas
bien, en la contemporaneidad tienden a parecerse cada vez más,
debido a la globalización de las estructuras, formas, contenidos,
prácticas y expresiones del sistema-mundo político. Sino por la
singularidad que adquieren las composiciones y combinación de
composiciones de la complejidad dinámica de las formaciones sociales
concretas; que hacen presente de una manera específica, las
estructuras de larga duración de los ciclos políticos, así como las
estructuras de mediana duración de estos ciclos.
En Círculo vicioso del poder, se parte de perfiles y rasgos que aparecen
en las periferias y en los centros de la geopolítica del sistema-mundo
capitalista, para analizar no solamente sus analogías y diferencias, sino
para comprender sus dinámicas moleculares y molares, que en el
acontecimiento se dan como complejidades integrales. Se presenta en
Corporeidades las consecuencias destructivas y perversas del círculo
vicioso del poder en los cuerpos; en este caso, en los cuerpos de las
mujeres. Estas consecuencias destructivas e inhumanas iluminan sobre
el alcance, la intensidad e extensidad de la decadencia de la
modernidad tardía. Sintomatología y semiología de la violencia
descarnada y cruel, que descarga sobre los cuerpos de las mujeres
todas las frustraciones abrumadoras del macho desesperado,
desgarrado como consciencia desdichada.
Estas tres topologías políticas presentadas, en sus recortes y como
ilustraciones, del acontecimiento del poder, en su etapa de mayor
decadencia, son concomitantes. Unos sucesos, dados en uno de los
tópicos, se encuentran imbricados con otros eventos, dados en los
otros tópicos. No son, de ninguna manera, independientes; al contrario
se encuentran entrelazados, reforzando decursos desbocados de
formas de poder. Formas de poder que han perdido todo sentido y
legitimidad; en este vacío abismal buscan desesperadamente llenar
estos inmensos huecos existenciales; solo lo hacen de la única manera
que sabe hacerlo; dar muerte y encontrar la muerte.
Periferias
Devaluación de la movilización y diseminación de la
política
Parece insólito hablar de la devaluación de la movilización social;
aunque se consideraba, antes, en los tiempos de las movilizaciones
vitales, la circunstancia del desgaste de algún tipo de movilización; por
ejemplo, la huelga, por su uso constante. Sin embargo, de lo que
hablamos, ahora, es distinto, pues se trata no de una devaluación por
su uso, si se quiere, su abuso, debido al desgaste; sino de la
devaluación de acuerdo a los contenidos y fines de la movilización
misma. Las movilizaciones sociales, sobre todo, las anti-sistémicas, se
caracterizan por sus demandas de contenido social. Esta característica
lleva a la composición de la organización del movimiento social, a las
organizaciones y sujetos sociales involucrados, a interpelar al gobierno,
a sus políticas, también al sistema mismo. La historia de los
movimientos sociales habla exhaustivamente de esta característica
interpeladora de los movimientos sociales. No vamos a retenernos en
esta rica historia de la movilización social; nos remitimos a los textos
donde nos ocupamos de los tópicos y temáticas de los movimientos
sociales bolivianos y latinoamericanos1. Lo que interesa ahora es
detenernos analizar un fenómeno, que no deja de ser sorprendente, el
que denominamos la devaluación de los movimientos sociales; se trata
de una devaluación estructural. Nos referimos al empobrecimiento de
los proyectos sociales, sin hablar todavía del empobrecimiento de los
proyectos políticos; también del empobrecimiento de los contenidos y
los fines de la movilización.
Por ejemplo, si antes, durante el lapso de la movilización prolongada
en Bolivia (2000-2005), incluso antes, las movilizaciones sociales se
constituían por la defensa de los derechos adquiridos, conquistados y
plasmados normativamente. En la medida que la movilización social
se conforma haciéndose cargo de demandas de mayor alcance,
adquiriendo una connotación política, el alcance de la interpelación
adquiere proyecciones nacionales; la defensa de los derechos se puede
convertir en defensa de la soberanía; por ejemplo, defensa de los
recursos naturales. En la movilización prolongada, se sucedieron
movilizaciones sociales de connotación nacional, cuando la defensa de
los bienes comunes interpela directamente al gobierno y al proyecto
neoliberal, embarcados en una agenta de privatizaciones, de los
recursos naturales, de las empresas estatales, de los ahorros de los
trabajadores. El 2000, particularmente la defensa del agua deviene en
una movilización regional, que compromete a la ciudad capital de
Cochabamba y a la región misma valluna. La forma de organización de
1 Ver Acontecimiento político. https://pradaraul.wordpress.com/2015/06/23/acontecimento-politico-i/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/10/ideologia-juridico-politica-ii/.
la movilización social fue la Coordinadora de la Defensa del Agua y de
la vida. La secuencia de movilizaciones que atraviesan seis años de
luchas sociales, corresponde a la historia reciente de las luchas sociales
y políticas emancipadoras, en el contexto de la implementación del
proyecto neoliberal.
Si comparamos esa etapa de movilizaciones con las que se dan después
del 2009, año de la promulgación de la Constitución del Estado
Plurinacional de Bolivia, veremos un contraste marcado. La mayoría de
las movilizaciones cambian de sujeto social, cambian sus objetivos y
trastocan sus contenidos. Un ejemplo particular es el movimiento de
los que venden ropa usada, que llega de contrabando. El sujeto social
es casi, por así decirlo, gremial; se trata de comerciantes al por menor,
atados a comerciantes al por mayor, que encuentran una estrategia de
sobrevivencia en la venta de ropa usada. Si se quiere, por lo menos
gran parte de los “ropavejeros” son más pobres, más vulnerables y
dependientes; sin embargo, sus objetivos son extremadamente
limitados, circunscritos a una demanda de carácter, más bien
provisoria; además, inscrita en la demanda del derecho a comerciar,
en condiciones no normadas, ni aceptadas por la estructura
institucional de la economía.
No se trata de desconocer el derecho a defender la fuente de trabajo,
que, en este caso, es la venta informal de ropa usada, sino de
comprender las condiciones y las características de estas
movilizaciones sociales no-anti-sistémicas. Comprenderlas, más bien,
como síntomas de la incompletud del sistema; también de su
decadencia. Hay que leer qué nos dicen estos movimientos,
circunscritos a su provisionalidad propia, y a su extremadamente corto
alcance. Hay que entender el funcionamiento del contexto donde se
mueven estas movilizaciones provisorias.
¿Se trata de movimientos sociales que se hacen visibles cuando un
gobierno popular no resuelve, de manera integral, la problemática
social y económica del país? ¿Se dan porque todo el mundo, sobre
todo, los que fueron excluidos, en este caso, los más excluidos, hasta
ignorados, pues no pertenecen a ninguna clase social, clasificada por
la sociología, consideran que, ahora, en las condiciones democráticas
del gobierno popular, pueden manifestarse? ¿Estos movimientos
señalan los límites de las ciencias sociales, por lo tanto, los umbrales
de su desconocimiento de la complejidad social? Estas preguntas
requieren investigaciones en profundidad, de caso y comparativas. En
espera de ellas, lanzaremos algunas hipótesis interpretativas y
orientadoras.
Movimientos sociales provisorios
1. Toda sociedad o, mejor dicho, formación social, sobre todo,
estructurada sobre la base de la diferenciación social, económica,
cultural y política, supone una pluralidad de demandas distribuidas
en el tejido social. Estas demandas se hacen visibles cuando se
manifiestan, en los pliegos petitorios, en las movilizaciones, en los
reclamos e interpelaciones; incluso, realizándose, en las conquistas
de los derechos a las demandas; mejor, aún, materializándose en
los hechos. Sin embargo, esta evidencia de las demandas, no quiere
decir que no haya demandas latentes o no dichas, no dadas a
conocer; también, demandas que no han adquirido una dimensión
mayor al tamaño del fragmento local, siendo débil en su enunciación
o, incluso ocultada.
2. Visto de esta manera, no debería sorprendernos, que aparezcan
demandas de carácter provisorio, muy circunscritas,
correspondientes a sujetos sociales arrinconados más allá de los
mismos márgenes reconocidos por las ciencias sociales. Estas
demandas, que podían haber estado en su condición latente o,
desconocidas, por su debilidad expresiva o por haber sido
francamente ignoradas, aparecen cuando se dan las condiciones de
posibilidad de hacerlo.
3. En el caso de los “ropavejeros”, la demanda, si se quiere, de
carácter “informal”, por las características mismas de lo
demandado, la demanda aparece con la movilización de los
“ropavejeros”. Las condiciones en las que aparece son las que
permite el gobierno popular, que según su auto-identificación es un
“gobierno de los movimientos sociales”.
4. Lo sugerente es que este movimiento de los “ropavejeros” afecta al
supuesto proyecto de industrialización, así como a la política de
defensa de la producción nacional. El gobierno popular es
cuestionado, no políticamente, menos ideológicamente; tampoco
por un discurso elaborado, sino de manera existencial, por así
decirlo. La presencia de los “ropavejeros” muestra los rincones de
una sociedad desconocida, a pesar de la ideología y de las
pretensiones de verdad de las ciencias sociales.
5. La pregunta: ¿Puede viabilizarse un proceso de industrialización;
disminuyendo el alcance, un proyecto de defensa de la economía
nacional, en sociedades donde habitan sujetos sociales que se
encuentran más allá de la pobreza, y no tienen existencia legal en
el campo económico? Para decirlo rápidamente, los proyectos de
industrialización, en su versión general, de “desarrollo”, son
elaborados considerando el referente de una sociedad estructurada
acorde al imaginario institucional y a como las ciencias sociales la
define. No se trata pues de la sociedad efectiva, que responde, mas
bien, a la complejidad dinámica singular de la sociedad particular.
Sin considerar nuestra posición crítica de la economía política de
desarrollo2, diremos que no hay condiciones de posibilidad del
desarrollo, menos en su versión de industrialización, cuando las
sociedades institucionalizadas se componen de estas exclusiones
dramáticas y extremas, que convierten a parte de la población en
exceso desechable. La incorporación al trabajo industrial, de la
revolución industrial, de la población migrante a las ciudades y
despojada de los medios de producción o trabajo, es ya un
reconocimiento implícito en el campo económico y en el campo
jurídico. En sociedades donde no se produce esta incorporación,
estas poblaciones quedan en condición de exceso desechable. Son
un síntoma categórico de la ausencia de condiciones de
posibilidades para el “desarrollo” y la industrialización. Si alguien se
le ocurre decir, que precisamente por esto, por esta situación
desesperada, es urgente el “desarrollo” y la industrialización; hay
que decirle que la industrialización no es un desenlace de las buenas
intenciones, sino de la combinación de disponibilidades de fuerzas,
de recursos, de masa crítica científica, de capacidad tecnológica y
dosis de ampliaciones democráticas. Esto, comprendiendo, la
imbricación del contexto nacional y el contexto internacional. Si no
se da la industrialización y la presencia de las poblaciones del exceso
desechable persiste, es porque no existen las condiciones de
posibilidad para la industrialización. Que lo urgente es atender a
estas poblaciones ignoradas y así poder hablar con alguna
coherencia de democracia, de profundización de la democracia, de
“revolución democrática y cultural”.
6. Estas demandas y estos movimientos sociales provisorios, son
también intermitentes y discontinuos; aparecen y reaparecen, en
sociedades institucionales que no se abarcan, no se completan, no
reconocen la existencia de todos los sujetos sociales.
2 Ver Crítica de la Ideología. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/18/critica-de-la-ideologia-i/. https://pradaraul.wordpress.com/?s=Cr%C3%ADtica+de+la+ideolog%C3%ADa+II.
Ahora bien, lo que vimos, en el caso particular, el de los “ropavejeros”
que usamos como ejemplo, se trata de uno de los movimientos sociales
no-anti-sistémicos, que se evidenciaron, después del 2009, incluso
antes, el 2006, cuando estalló el conflicto entre cooperativistas mineros
y obreros mineros de la empresa estatal. No nos vamos a referir,
ahora, al cuadro de estos movimientos sociales; lo hicimos al respecto
del movimiento social del cooperativismo minero en otros escritos3;
queremos, más bien, contrastar este movimiento social no-anti-
sistémico, de carácter provisorio y discontinuo, con otro movimiento
social no-anti-sistémico, de otras características. Hablamos de
movimientos corporativos o sindicalizados, que, a diferencia, del
ejemplo anterior, no son pobres, ni se encuentran en el más allá de la
pobreza; sino que son relativamente privilegiados al contar con la
propiedad del instrumento de trabajo, tener ingreso constante, aunque
variado. Estos movimientos sociales no-anti-sistémicos manifiestan
demandas del sector, que buscan mejorar las condiciones de trabajo,
las condiciones de acceso a los medios de trabajo, a las condiciones
tributarias que los favorezcan. Tendremos como ejemplo, al sindicato
de los transportistas, sus demandas y sus movilizaciones.
La movilización social no-anti-sistémica de los transportistas, responde
a una estructura de demandas gremial, que exige exenciones, que
ayuden a mejorar sus condiciones de trabajo, de ingreso y de
desenvolvimiento. Como se puede ver, los objetivos son limitados y
circunscritos, benefician al gremio; están lejos de una convocatoria
más allá del gremio. No es una convocatoria a la sociedad o parte de
ella, solo al gremio mismo. Se podría hablar hasta de una demanda
egoísta, pues desconoce el derecho de los usuarios. Por lo tanto, la
legitimidad del derecho reclamado no se legitima, pues, al desconocer
otros derechos, pierde el valor de principio político y democrático. Ya
no es un derecho, sino una reivindicación que adquieren el perfil de un
chantaje.
3 Ver Humanidades vulnerables y Oikos despojado. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/humanidades-vulnerables-y-oikos-despojado/.
No se dice, de ninguna manera, que no se puede y no se tiene
“derecho” a reclamar por mejores condiciones de trabajo, de acceso al
medio de trabajo, a sus repuestos y otros accesorios; a buscar mejores
condiciones tributarias. Nada de esto, si se quiere, están en lo justo,
desde la perspectiva de que todo el mundo tiene derecho a mejorar
sus condiciones de vida. Sino, que si la demanda se plantea en el
campo de los derechos, para que sean tales, es menester reconocer
otros derechos y no tirarlos por la borda, como si los únicos que
existieran o tuvieran “derecho” a tener derecho y reclamar, fueran los
del auto-referido gremio. Cuando ocurre esto, se cae en lo que
llamaremos el chantaje emocional.
Es a esta clase de movimientos sociales que nos referimos cuando
hablamos de devaluación de la movilización social. Obviamente, el
movimiento social no-anti-sistémico de los transportistas no es el único
perfil de los movimientos mencionados. Los hay variados y distintos.
En el presente ensayo, no vamos a ser exhaustivos con el cuadro de
estos movimientos; nos interesa remarcar en el contraste entre este
movimiento social no-anti-sistémico, que no es provisorio, ni
intermitente, ni discontinuo, pues su organización sindical permite la
continuidad, la permanencia, la recurrente demanda, y el movimiento
social no-anti-sistémico provisorio. También ocurre porque son
reconocidos, existen legalmente en el campo económico y en el campo
jurídico.
Se puede decir que el conjunto de estos movimientos sociales no anti-
sistémicos, gremiales y corporativos, tiende a convertir los reclamos
en derechos. No hay que olvidar que los derechos son universales, no
particulares, atendiendo a la formación discursiva moderna. Para
aclarar y evitar confusiones daremos un ejemplo; los derechos de las
naciones y pueblos indígenas son derechos en el campo jurídico y en
el campo político, considerando lo que podría llamarse la evolución
jurídica. Son concebidos en la ideología jurídica como universales. Son
universales también filosóficamente; corresponden a la humanidad, a
la composición plural, múltiple y diferencial de la humanidad. La
humanidad no sería humanidad sino por su composición combinada,
variada y múltiple de sus manifestaciones histórico-culturales.
Como se puede ver, no es el caso de los reclamos gremiales, que se
circunscriben a un discurso meramente gremial, quedando su demanda
limitada al gremio. Para decirlo con tono teórico, sin pretensiones de
verdad, diremos que los movimientos sociales no-anti-sistémicos,
orgánicos y hasta sindicalizados, circunscritos al sectorialismo o al
gremialismo, buscan la movilidad social, no la reforma social, menos
la transformación social. No son, en estricto sentido, movimientos que
pueden convertirse en políticos, aunque puedan ser usados por
políticos, pues su limitación gremial los circunscribe a los límites de la
economía institucionalizada.
Si se dan estos tipos de movimientos sociales no-anti-sistémicos, se
debe a los desajustes del sistema mismo; también a las concurrencias
entre sectores y gremios, de contar con más privilegios. No persiguen
cambiar el sistema, tampoco reformarlo; solo quieren ser parte de él,
en las mejores condiciones posibles.
Solo al populismo, al “gobierno progresista”, se le puede ocurrir
confundir este movimiento social no-anti-sistémico con los
movimientos sociales anti-sistémicos, de los que se reclama ser
gobierno. Esta confusión comparte con otra, se considera “gobierno de
los movimientos sociales”; no puede serlo, no solo porque es una
contrasentido decirlo; no puede haber un “gobierno de los movimientos
sociales”. El gobierno ya no es movimiento, ni corresponde a la
movilización, sino a la gubernamentalidad. Dejando de lado esta
observación teórica, la otra confusión es que no entiende que fue parte
del conjunto de los movimientos sociales anti-sistémicos durante la
movilización prolongada; nada más. Para ser “gobierno de los
movimientos sociales” se debe reconocer al conjunto de los
movimientos sociales, ser parte de este conjunto; abarcar sus
pluralidades y sus demandas, sus derechos, sus proyectos, sus formas
propias de participar y ejercer la democracia. En la medida que su
particularidad, la particularidad populista, pretende absorberlos y
subsumirlos, restringiéndolos a la trivial imagen que tiene de ellos, no
hace otra cosa que ratificar ser un gobierno como cualquier otro, que
pretende representar a la totalidad, cuando esta totalidad ha
desaparecido de la proyección de sus políticas.
Diseminación de la política
Dijimos que la política desaparece justo cuando se nombra como tal en
la modernidad; la política, cuyo sentido deriva de polis, que connota el
cuidado de la ciudad, el cuidado del cuerpo, el cuidado de la sociedad,
que, por lo tanto, articula ética y política, desaparece en la modernidad,
cuando precisamente se separa ética de política; reduciéndola a un
método de astucia chabacana, el que enuncia el fin justifica los medios,
que no es otra cosa que el enunciado de la dominación descarada4.
Este es el contexto de la diseminación de la política. Esta diseminación
adquiere formas peculiares en los desenvolvimientos singulares de esta
diseminación, dependiendo de las formaciones sociales singulares. En
Bolivia esta diseminación de la política ha asumido las características
de una simulación barroca. El enunciado el fin justifica los medios ha
llevado a los gobernantes y partidarios populistas a los más
descarnados procedimiento de “astucia” política, que deberíamos
llamar descarnada manipulación. La ética no solo habría sido separada
de la política, sino que se hace gala de haberla excluido
completamente. En estas condiciones de la historia reciente de la
política nacional, la diseminación de la política adquiere ribetes de
decadencia desenvuelta y cruda.
No solo el autonombrarse “gobierno de los movimientos sociales” es
una sorna, ya no ironía, sino una mueca grotesca, en el contexto del
ejercicio de la convocatoria prebendal; una vez desaparecida la
convocatoria de la movilización. Cuando, además, se hacen evidentes
no solamente los límites de la segunda versión de los gobiernos
populistas, sino que considerando estos límites, deciden retroceder
más acá de lo que hicieron los gobiernos nacional-populares de a
mediados del siglo XX. Se trata de un gobierno que ha desnacionalizado
con los “contratos de operaciones” lo que el decreto “Héroes del Chaco”
había nacionalizado; se trata de un gobierno de mayor compulsión
extractivista, no solo al expandir e intensificar el extractivismo, por lo
tanto, la dependencia, sino haber ido más allá que los gobiernos
neoliberales con la Ley Minera. Esta Ley no solo mantiene las
proporciones tributarias al Estado, demarcadas por el neoliberalismo,
sino que hace concesiones inauditas a las empresas trasnacionales del
extractivismo minero, regalando el agua y entregando los espacios
anexos a las concesiones. Se trata de un gobierno que ha delatado su
vocación anti-indígena en el conflicto del TIPNIS, desconociendo
4 Ver Ethos y politeia. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/ethos-y-politeia/.
explícitamente, en la práctica, la Constitución y los derechos de las
naciones y pueblos indígenas, consagrados constitucionalmente.
Empero, no son los únicos síntomas de la decadencia y de la
diseminación de la política, hay otros, que tienen que ver con el
ejercicio cotidiano de la política. La administración pública de las
gestiones del “gobierno progresista” fue lamentable, no solo pésima
sino hasta catastrófica. Del aparato ejecutivo, el único ministerio que
funcionó y funciona es el de Economía y Finanzas Públicas. En lo que
respecta al Congreso; la mayoría absoluta populista se ha encargado
de avalar todos los actos del ejecutivo, a pesar que muchos de ellos
develaban vulneraciones de la Constitución. Aprobaron leyes y
decretos sin haber tenido tiempo de leerlos; llegando al extremo de
haber aprobado contratos o convenios que estaban escritos en inglés.
La Asamblea legislativa se ha ocupado de perseguir a los opositores,
de encontrarles toda clase de delitos, para anularlos.
El panorama municipal no deja de ser menos calamitoso; la mayoría
de los municipios administrados y gobernados por el MAS han sido
caóticos, además de haber caído fatalmente a otro método del fin
justifica los medios, el de la apropiación de los recursos municipales;
en otras palabras, la corrupción. No contentos con esto, cerrando los
ojos ante un panorama tan destructivo, creyendo que se salvan de la
responsabilidad, llevando a juicio y hasta la cárcel a unos cuantos
chivos expiatorios, desatan una actividad obstaculizadora, hasta
agresivamente intervencionista, de las administraciones y gobiernos
municipales y departamentales que gestiona la “oposición”. En algunos
casos, donde ésta ha demostrado, por lo menos, una buena
administración, lo que hacen los partidarios del “gobierno progresista”
termina tirando por la borda lo poco conseguido como autonomías
municipales y departamentales.
Sin pretender una exposición más pormenorizada sobre la decadencia
y la diseminación de la política, en la coyuntura del “gobierno
progresista” – en esta exposición no es menester hacerlo5 -, esta breve
descripción nos muestra los niveles de la decadencia y el grado de
diseminación de una forma de gubernamentalidad clientelar, de una
5 Ver Prácticas y cartografías de la impostura. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/practicas-y-cartografias-de-la-impostura/.
expresión discursiva demagógica y del ejercicio del poder barroco;
mezclando formas de poder institucionalizadas y formas de poder no
institucionalizadas, formas de poder del lado luminoso de las
dominaciones y formas de poder del lado oscuro de las dominaciones6.
6 Ver El lado oscuro del poder. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-lado-oscuro-del-poder/.
Crepúsculo de la convocatoria del mito
La crisis del proyecto político y social bolivariano nos muestra con
evidencia el crepúsculo de la convocatoria del mito. Es indispensable
volver hacer un análisis crítico de esta experiencia social y política,
ahora, cuando la crisis parece desbordarse y sus cauces llevar a la
clausura, por lo menos, de este lapso continuo de gobiernos chavistas.
Después de la derrota electoral en las elecciones parlamentarias, se
desencadena un curso de los sucesos que parecen aislar al gobierno de
Nicolás Maduro; sumándose a este curso la política incongruente que
despliega el mismo gobierno y el partido oficial (PSUV).
Comportamiento político que empujan no solamente a un mayor
aislamiento, sino al mismo abismo. La mayoría absoluta de la
“oposición” estaba en condición de destituir al presidente; en esta
perspectiva, se encamina hacia el referéndum revocatorio. Reúne más
firmas que las exigidas, en una primera fase del proceso del
referéndum, cumpliendo con las condiciones para abrir el referéndum,
lo que ya parecía anunciar que se conseguiría cumplir con las
condiciones exigidas en una segunda fase del proceso del referéndum
revocatorio; el 20% de las listas del electorado. La CNE observa una
proporción de las listas presentadas; empero, como la lista no
observada sobrepasa a lo exigido, el 1% del electorado, entonces se
da comienzo a la segunda fase del proceso el referéndum. En este
transcurso, tribunales penales regionales, teniendo en cuenta la parte
observada de la lista presentada para cumplir con la primera fase del
referéndum, además de las acusaciones de fraude al respecto, decide
suspender el proceso del referéndum revocatorio “hasta nuevo aviso”.
En este contexto, la crisis parece desbocarse a su desenlace.
Parece que asistimos al crepúsculo de la convocatoria del mito. Es
menester comprender las dinámicas moleculares políticas de este
crepúsculo. Para comenzar, retomaremos las consideraciones teóricas
de Encrucijadas histórico-políticas. En Encrucijadas histórico-políticas
escribimos:
La convocatoria del mito
Aproximaciones a la figura del caudillo y a la revolución
bolivariana
De acuerdo a la etimología, mito es el relato tradicional relativo a seres
sobrenaturales, o a los antepasados o héroes de un pueblo. Mythos,
del latín tardío, quiere decir cuento; y mýthos, del griego antiguo,
significa fábula7. Como se puede ver, la raíz de la palabra mito nos
lleva a la significación del relato imaginario sobre los orígenes del
cosmos o sobre los orígenes de los pueblos, también relato de la
epopeya de los héroes primordiales. Paul Ricoeur entiende que se trata
de una trama, de una narración, que articula el principio, la mediación
y el desenlace de un texto, en la configuración de una totalidad; es un
modelo de concordancia. Emile Durkheim encuentra en el mito la
estructura que sostiene valores y la cohesión social8. Para George Sorel
el mito es como una intuición social que convoca a la acción9. Claude
Levi-Strauss estudia los mitos como estructuras de racionalizaciones
que diferencian y encuentran analogías, que clasifican plantas y
animales, que construyen calendarios, usando la fuerte narrativa de
imágenes y figuras arquetípicas, las que sufren metamorfosis y
cambios10. Para una de las corrientes hermenéuticas, dedicadas al
estudio e interpretación de los mitos, el mito es la matriz de la cultura,
de la narrativa, del imaginario, que es como la totalidad de sentidos de
la que nunca salimos11. Como se puede ver, estamos ante una gama
de interpretaciones del mito; empero, en todas ellas, el mito cobra
relevancia; ya sea como relato primordial; ya sea como estructura
cultural subyacente; ya sea como imaginario total, que es como decir
que nacemos en lo imaginario, que nacemos en el mito; ya sea como
intuición convocativa a la acción. Nosotros usaremos la figura del mito
en este último sentido, empero, sin descartar los otros usos e
interpretaciones del mito.
¿Por qué es importante analizar los acontecimientos desde esta
perspectiva? Se acostumbra a analizar la experiencia política desde una
perspectiva que llamaremos objetiva, tomando en cuenta la
descripción de los hechos, eventos, secuencias, contextos y coyunturas
políticas; usando modelos analíticos y teorías explicativas, que orientan
el análisis a dar cuenta de causalidades, de estructuras subyacentes,
de contradicciones dialécticas, de enfrentamientos de bloques. No
desechamos la utilidad de estos análisis; sin embargo, notamos que
muchas veces se quedan sorprendidos y sobrepasados por el desborde
de acontecimientos políticos inéditos. Sobre todo estos análisis se
quedan un tanto atónitos ante la presencia de figuras políticas
carismáticas, que subjetivan los enfrentamientos políticos, las luchas
7 Guido Gómez de Silva: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México; México. 8 Ver de Emile Durkheim: Las reglas del método sociológico. Fondo de Cultura Económica 2001; México. 9 George Sorel: Reflexiones sobre la violencia. Alianza Editorial 1976; Madrid. 10 Claude Levi-Strauss: Mitológicas, cuatro tomos. Siglo XXI; 1976; México. 11 Ver de Gilbert Durand De la mitocrítica al mitoanalisis. Anthropos 1993; Barcelona.
sociales, sintetizando densamente el acontecer político en el
dramatismo de sus personalidades.
La política, en tanto campo de prácticas y de acciones, y lo político, en
tanto campo de distribución de fuerzas, posiciones, dispositivos y
agenciamientos, además de instituciones, no son acontecimientos
políticos que solamente pueden describirse y explicarse desde una
exterioridad académica. La política es una experiencia fuertemente
subjetiva; se vive la política pasionalmente, se figura la experiencia
política en los imaginarios sociales. Determinados acontecimientos
políticos, como las rebeliones, las movilizaciones, las revoluciones,
despiertan entusiasmo; otros acontecimientos políticos, como la crisis,
el desgaste y el deterioro de los referentes de las expectativas,
incluyendo la inercia misma en la que cae la rutina política,
desencantan. Estas experiencias no se hacen inteligibles si es que no
se consideran la constitución y des-constitución de subjetividades, si
es que no se comprende el espesor de la experiencia política. Claro que
es indispensable estudiar las políticas públicas, las prácticas, las
relaciones y las estructuras en su manifestación objetiva; empero esto
no basta. Nos quedaríamos en una descripción que trata a la política
como una exterioridad o en una explicación abstracta, que no deja, en
todo caso de ser pedante.
La figura del caudillo es indudablemente un acontecimiento político, es
un lugar de condensación de la experiencia política, una subjetivación
concentrada de las tensiones y contradicciones políticas, a tal punto
que todos sus actos, incluso los más insignificantes, no solamente se
convierten en actos públicos, esto ya lo sabíamos, sino se convierten
en signos políticos. Adquieren significación, connotación, irradian en el
ámbito social, apropiándose del sentido y de los significados de los
fenómenos políticos no personalizados. El carisma es seductor y
atrayente, se convierte en un núcleo gravitatorio, que captura los
entornos, haciéndolos circular alrededor. Lo que importa, en el análisis
de estos acontecimientos políticos, centrados en la emergencia
carismática, no es, obviamente, descartarlos o reducirlos,
menospreciando el caudal emotivo y afectivo de las vivencias políticas,
sino, al contrario, tomarlos en cuenta como fenómenos integrales, que
logran develar el juego intenso de las fuerzas, sus composiciones y
relaciones, sobre todo sus pliegues subjetivos. Los acontecimientos
políticos, centrados en el carisma, deberían ser, mas bien, privilegiados
en el análisis.
Ahora bien, el mito no es algo que está en nuestras cabezas, tampoco
es una estructura abstracta; el mito es producido y reproducido en la
dinámica de las relaciones lingüísticas, discursivas, imaginarias,
afectivas, pasionales de la gente. Se figura, configura y refigura en la
dinámica de estas relaciones. Son los sujetos sociales los que crean y
recrean el mito, así también son los que terminan atrapados en sus
redes. Creen que nacen en el mito, que se mueven en el interior de su
esfera, y que lo que les ocurre se explica por la trama del mito.
Entonces el mito tiene que ser entendido como una estructura
imaginaria, construida y reconstruida en las dinámicas relacionales de
los sujetos sociales. Hay pues como una “economía política” del mito,
si nos excusan de hablar así; donde el mito pretende diferenciarse,
separarse, autonomizarse, respecto a sus productores, a sus
imaginadores, sobre quienes terminan actuando como una
“ideología”12. De lo que se trata es de efectuar una crítica de la
“economía política” del mito, como de toda economía política, en el
contexto de su generalización. Empero, esto no significa decir que el
mito es un fantasma; al contrario, es una estructura y un ámbito de
relaciones dinámicas, que actúan en el cuerpo, induciendo
comportamientos y conductas. De lo que se trata es de comprender
estas dinámicas relacionales que sintonizan subjetividades, la del
caudillo y la del pueblo.
El mito del caudillo
El mito es una trama y un entramado; una trama pues es un tejido,
una narrativa, una textura de hilos sensibles e imaginarios, hilos que
se encuentran en los filamentos más recónditos del cuerpo; un
entramado pues en el mito también se entrelazan tramas. Quizás por
eso, el mito se remonta al origen, explica el cosmos por este origen,
pero también nuestra tragedia en el acontecer del mundo. El mito
avizora entonces, descifrando en las convulsiones de esa matriz, el
anuncio de nuestra emancipación. El mito es poderoso pues es la
captura de la totalidad por medio del inmediato e intenso
procedimiento de la intuición. Sólo la estética y el arte podrían
acercarse a una experiencia parecida. El mito remueve nuestras fibras,
conmueve nuestro cuerpo, lo empuja al abismo de la nada, otorgándole
la plenitud del sentido en su propia caída, en la experiencia de la caída,
vivida como una resurrección.
12 Ver de Raúl Prada Alcoreza La colonialidad como malla del sistema-mundo capitalista. Horizontes nómadas, Bolpress, 2012; La Paz.
El mito cohesiona, sostiene la consistencia perdurable de la comunidad,
al otorgarle una identidad descomunal, a la altura de los dioses o de
las fuerzas creativas. El mito comunica en la iniciación al hombre, a la
mujer, al guerrero, a la tejedora, con las fuerzas inmanentes del
devenir, devenir animal, devenir planta, devenir agua, devenir fuego.
El mito es un torbellino pasional sublime, es una hermenéutica sensible
del acontecer. Si clasifica es porque todo se conecta, no se divide; no
es pues una analítica, sino más bien una “síntesis”; empero una
“síntesis” en tanto “experiencia” de la metamorfosis o la metamorfosis
hecha “síntesis” mutante.
El mito es memoria, pero, se trata de una memoria simbólica, de una
memoria alegórica, cuya narrativa figurativa concibe el tiempo, el
transcurrir del tiempo, como una actualidad pura, un acontecimiento
fabuloso que repite el eterno retorno del origen. Hay toda clase de
mitos experimentados por los pueblos; mitos cósmicos, pero también
mitos históricos; mitos del origen del fuego, de la caza, de la
agricultura, de la civilización, pero también mitos mesiánicos. El padre
y la madre, después de muertos, se convierten en mitos; los padres y
madres vivos son vistos como mitos vivientes. Los guerreros se
convierten en héroes, los héroes condensan la historia en su epopeya.
Los conductores de la guerra anticolonial son nombrados como
libertadores; sus nombres y sus perfiles se convierten en la razón de
ser las naciones liberadas. Los libertadores se institucionalizan, sus
fantasmas acompañan los actos cívicos y adornan las paredes de las
oficinas públicas. De alguna manera sus fantasmas han sido
domesticados. Sin embargo, pueden reaparecer cuando son
convocados nuevamente en la actualización de antiguas luchas.
El mito que revive Hugo Chávez Frías es el del libertador Simón Bolívar.
La tarea del libertador ha quedado inconclusa, no hay integración, la
constitución de la Patria Grande no se ha realizado. Los pueblos
liberados enfrentan ahora otra guerra anti-colonial o, si se quiere, la
continuidad de la guerra de la independencia; se trata de la guerra
contra la dominación imperialista y el control hegemónico del capital.
El golpe del oficial Hugo Chávez es contra la oligarquía entreguista de
los recursos naturales, la partidocracias y la corrupción de la clase
política. Este gesto es un acto heroico, que convoca a la guerra a las
clases populares, gesto que reclama su despertar ante la crisis y
decadencia de la república. Años después, la victoria electoral de Hugo
Chávez se explica tanto por la convocatoria del mito, así como por la
crisis política de Venezuela. Las clases populares respondieron al gesto,
a la irradiación del gesto, al golpe de cabeza, efectuada por oficiales
intrépidos y grupos de izquierda radicales. La figura del libertador se
convirtió en un proyecto: La República Bolivariana de Venezuela. Este
proyecto se plasma en la Constitución, que da nacimiento a la quinta
república, que ya no ansia una institucionalidad liberal, como en el caso
del libertador, sino que busca una transformación socialista. La
Constitución es integradora, es participativa, profundiza la democracia,
la soberanía adquiere connotaciones omnipresente, recupera los
recursos naturales para los venezolanos, se plantea la redistribución
del ingreso y la inversión social, enfrentando de cara la estructura de
las desigualdades, además de proponerse la integración
Latinoamericana y del Caribe. Después de promulgada la Constitución,
el gobierno, el partido, los intelectuales comprometidos, las
organizaciones sociales, se dan la tarea de definir el nuevo proyecto
socialista, nombrado como socialismo del siglo XXI. Las tareas de
construcción socialista, las definiciones de este socialismo del siglo XXI
aparecen en los planes de desarrollo. En la segunda victoria electoral
de Chávez se define el carácter socialista de la revolución bolivariana.
El mito ha removido el suelo y la geología de la formación histórica,
social, económica y política venezolana. Después de Chávez Venezuela
ya no será la misma; es otra, bolivariana y socialista, tiene como tarea
la integración y la igualdad social. Se ha dado una sintonía armoniosa
y pasional entre el que encarna el mito y las multitudes, el pueblo, las
clases populares. Esta sintonía ha sido acompañada por la organización
de movimientos sociales de magnitud, las comunidades, las misiones,
la formación masiva de líderes, la inversión social. El golpe militar
reaccionario del 2002 se enfrentó a un pueblo organizado,
empoderado, convocado, consciente de la certidumbre de los tiempos
de cambio y de su responsabilidad histórica. La gigantesca movilización
popular derrotó al golpe reaccionario de la oligarquía rentista. Esta
victoria popular y el retorno al poder de Hugo Chávez le dieron un
impulso inmenso a los ritmos del proceso político y social. El mito se
convirtió en el entrañable sentido del proceso, en el intérprete de los
acontecimientos, incluso en la significación de la compleja búsqueda
de un nuevo horizonte socialista.
No creo que la experiencia del proceso revolucionario bolivariano se
pueda explicar por interpretaciones “racionalistas” que desprenden las
tesis del partido de vanguardia, tampoco creo que cubra la complejidad
del proceso explicaciones economicistas, del tipo contradicción entre
fuerzas productivas y relaciones de producción, así mismo, son
insuficientes tesis como las de la autonomía relativa de la
superestructura. Del mismo modo, del otro lado, debemos descartar
las tesis simplistas de los apologistas del culto de la personalidad, que
convierten al caudillo en el protagonista absoluto de la historia. El
caudillo, como veremos más adelante, es una relación entre el mito, la
memoria intuitiva, y lo popular, relación afectiva y pasional; relación
que emerge de una sintonía entre el flujo figurativo del caudillo, sus
discursos, sus acciones, sus gestos, que conforman una narrativa
carismática, y los imaginarios populares, las pasiones y expectativas
populares, prácticas y habitus populares, que interpretan la narrativa
carismática como una convocatoria y una anunciación. El secreto
entonces se encuentra en la alteridad popular, que despierta ante el
sonido y el simbolismo irradiante del mito13.
Celajes del crepúsculo
Ya en Encrucijadas histórico-políticas se analizó lo que se puede
nombrar como contradicciones del proceso de la revolución bolivariana,
que expresado de mejor manera corresponde a la paradoja de los
gobiernos progresistas, paradoja que se define en el progresismo y
conservadurismo, imbricados en estos gobiernos. Hoy parece que esta
paradoja deriva en una antinomia y, en consecuencia, por la
irresolución de la contradicción, parece conducir a la caída del gobierno
de Nicolás Maduro.
Víctor Álvarez, que fue ministro de Industria del primer gobierno de
Hugo Chávez, escribe:
¿Qué va a pasar en Venezuela? Esta es la pregunta que se hace el ciudadano de a pie, el funcionario público, el empresario nacional, el
inversionista extranjero, los ministros del gobierno, los diputados a la Asamblea Nacional y hasta el propio Presidente de la República.
13 Ver Encrucijadas histórico-políticas. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/encrucijadas-historico-politicas/.
La crisis económica que se manifiesta a través de la escasez de
alimentos y medicinas, la especulación e inflación; el desempleo y empobrecimiento generalizado de la población como consecuencia inevitable de una pésima gestión de gobierno, genera un creciente
malestar social. Las tensiones en el liderazgo opositor han impedido amalgamar el malestar social para convertirlo en una poderosa fuerza transformadora, capaz de impulsar los cambios políticos que se
requieren para superar la crisis económica y social.
Si el descontento social no se expresa en una contundente crisis política
que le quite el margen de maniobra que mantiene con vida al Gobierno, la actual inercia continuará. Inicialmente se creyó que el fulminante triunfo de la Oposición en las parlamentarias del 6-D sería el detonante
de un conflicto de poderes que inmovilizaría al Gobierno y lo obligaría a negociar. Pero en el pulso de la confrontación de poderes, el Gobierno le ha doblado el brazo a la AN, la cual prácticamente ha quedado
anulada al ser declarada en desacato por el TSJ, sin que pueda hacer valer los mandatos de la Constitución que la habilitan para controlar los actos del Poder Ejecutivo.
Las torpezas tácticas de la Oposición han prologado la esperanza de vida de un Gobierno que parecía tener los días contados si se activaba
a tiempo el Referendo Revocatorio (RR). Sin embargo, la MUD perdió un valioso tiempo mientras decidía entre Enmienda Constitucional, Asamblea Nacional Constituyente, Renuncia de Maduro y RR. Con ese
retraso dio una excusa perfecta al oficialismo para demorar el revocatorio para el 2017, con las consecuencias que ya todos conocemos.
Al tanto de que las salas constitucional y electoral del TSJ fueron colonizadas por el oficialismo, y que ante cualquier consulta para
dirimir las controversias entre el Ejecutivo y el Legislativo el TSJ siempre se pronunciaría a favor del Gobierno, aun así la dirigencia de la MUD ha pisado ingenuamente todas las conchas de mango que con
más audacia y malicia le ha tirado el oficialismo14.
14 Lo que en Venezuela puede pasar: escenarios ante la crisis.
http://www.notiminuto.com/noticia/lo-que-en-venezuela-puede-pasar-escenarios-ante-la-crisis/.
Después de la decisión del CNE de acatar la resolución de los tribunales
penales regionales de suspender el referéndum revocatorio hasta nuevo aviso, los sucesos parecen desencadenarse vertiginosamente. ¿Con esta decisión se apresura la caída del gobierno? En vez de diferir
su estadía en el Estado. En el mismo análisis citado Víctor Álvarez señala:
Escenarios ante la crisis
Movilizar el descontento para calentar la calle y provocar la caída del Gobierno, tal como se intentó con las guarimbas del 2014,
desencadenaría una represión masiva e indiscriminada. Y en ese escenario la Oposición lleva las de perder, ya que el Gobierno cuenta con el apoyo militar y policial como fuerzas represivas del Estado.
Descartado un escenario violento que desemboque en una salida militarista y dictatorial, la solución negociada a la actual crisis nacional
está condicionada por parte de la Oposición a la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados, el cese de las persecuciones y la represión, la autonomía de los poderes públicos y el reconocimiento
de la AN para la renovación del CNE y la reinstitucionalización del Estado. Aquí el juego está trancado a pesar de la mediación de los expresidentes Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel Fernández.
Ante la barrida que sufrirían el chavismo en las elecciones de gobernadores y alcaldes si estas se realizan después del RR, otro
escenario que se maneja es el de la renuncia de Maduro para convocar una mega-elección de presidente, gobernadores y alcaldes, de tal forma que el oficialismo pueda aprovechar la plataforma del gobierno
central, antes de que esta caiga en manos de la Oposición. Este escenario fue adelantado por Juan Barreto, ex alcalde metropolitano y coordinador nacional de REDES, quien aseguró que se está negociando
la renuncia de Maduro para evitar la desaparición del chavismo: “al presidente le han recomendado que renuncie para que no se mida, porque si se mide podría perder hipotéticamente el Revocatorio y de
perderlo con 80% podría sepultar al chavismo”.
Otro escenario se refiere a la aplicación de la Carta Democrática de la
OEA, lo cual implica que el Secretario General o un Estado miembro soliciten nuevamente la convocatoria del Consejo Permanente para
verificar la "alteración del orden constitucional que afecte gravemente
su orden democrático". Los estados miembros tendrían que pronunciarse en la Asamblea General o en la consulta a los cancilleres para determinar si finalmente se aplicará la suspensión de Venezuela
en la OEA, lo cual terminaría en su aislamiento internacional. Luego de los cambios de gobierno en Argentina y Brasil, Venezuela prácticamente ha sido anulada en el Mercosur desde donde sopla
viento a favor de la aplicación de la Carta Democrática, cuestión que obligaría a Maduro a sentarse en la mesa de negociación para acordar al menos un Gobierno de Coalición15.
El desenlace que acaezca depende del juego específico en los campos
de correlaciones de fuerza, que concurren en la coyuntura. Obviamente, teniendo en cuenta estas dinámicas de los campos de fuerza, también hay que tomar en cuenta las decisiones que tomen las
organizaciones políticas involucradas, así como las instituciones, de la misma manera las personas de toma de decisiones y de influencia. No podemos jugar a adivinar el desenlace concreto, en el drama político;
sin embargo, las convergencias de los procesos involucrados parecen anunciar un desenlace marco, el de la caída del gobierno de Nicolás Maduro.
Lo que importa comprender, en este ensayo, es la complejidad de las dinámicas y mecánicas del proceso político, dinámicas que parecen
converger a un desenlace ya anunciado, por los síntomas manifiestos en la coyuntura.
En ¿Por qué no estalla Venezuela? Víctor Álvarez analiza la coyuntura
de esta manera:
El Gobierno evade someterse al escrutinio de la voluntad nacional debido a una pésima gestión que ha erosionado aceleradamente la
calidad de vida y el bienestar de la gente. Su popularidad y aceptación se han derrumbado y ya no cuenta con ninguna posibilidad de éxito electoral. Por eso, el oficialismo aprieta la Constitución, se pone al
borde de la ilegalidad y se vale de cualquier subterfugio para darle
15 Ibídem.
largas al Referendo Revocatorio (RR) y a las elecciones de
gobernadores y alcaldes.
El presidente de la República, Nicolás Maduro, llegó al extremo de
afirmar que en estos momentos “la prioridad no es hacer elecciones, sino recuperar la economía”. De inmediato le hizo coro el diputado del Psuv, Edwin Rojas, quien agregó: “estamos en el contexto de un
Estado de excepción y emergencia económica, estamos viviendo condiciones políticas, jurídicas y económicas que pueden hacer que las elecciones regionales se puedan restringir por la economía”. Y
Diosdado Cabello, Vicepresidente del Psuv, insistió en que las múltiples irregularidades detectadas en las firmas entregadas al CNE por la MUD en mayo “mataron” el RR.
Deshilachan la Constitución: Gobierno en el límite de la
legalidad El artículo 5 de la CRBV señala claramente que: “La soberanía reside
intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público”.
Por lo tanto, “Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.
A través de las elecciones se expresa la soberanía popular. Estas constituyen la principal garantía de un sistema democrático. Si las
elecciones no se realizan en la fecha que corresponde se comete una grave violación de los mandatos y derechos consagrados en la Constitución. Una suspensión del RR o un diferimiento de los comicios
regionales y municipales trasgrede los mandatos de la CRBV y priva a la ciudadanía de sus derechos políticos fundamentales.
El único caso en que se justifica posponer las elecciones es cuando ocurre una catástrofe natural. En tales circunstancias se requiere la declaratoria de un Estado de Excepción por Alarma que sea avalado
por la Asamblea Nacional (AN) y validado por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Requisito muy fácil de tramitar
para un Gobierno que ya decretó un Estado de Excepción y Emergencia Económica y cuenta con el respaldo incondicional del TSJ para evadir la aprobación de la AN, la cual en la práctica fue disuelta al ser
declarada en desacato por el máximo tribunal del país.
¿Por qué no estalla Venezuela?
La fuerza transformadora de la inconformidad permea los intersticios de todo el país. El acelerado deterioro de las condiciones de vida
pareciera más que suficiente para que se produzca un estallido social y se desencadene una hecatombe político-militar. Por mucho menos que la tragedia nacional que actualmente Venezuela está sufriendo
estalló El Caracazo. ¿Por qué entonces no se produce una conmoción social semejante a la del 27 de Febrero de 1989? ¿Por qué no hay otra rebelión de los militares como la que encabezó Chávez el 4 de febrero
de 1992?
La creciente incorporación de altos rangos militares en puestos claves
de las empresas públicas y Poder Ejecutivo los compromete con la gestión de Gobierno. Además de la obediencia debida, se sienten cómodos en esos cargos. Han sido cooptados y quieren mantenerse en
esta zona de confort. Por lo tanto, no van a presionar al Gobierno ni al CNE para que respeten la Constitución y convoquen el RR y las elecciones regionales y municipales en las fechas que corresponde.
En la lista de espera se mantienen efectivos militares que también aspiran a ser colocados al mando de lucrativos negocios que les
permita un retiro próspero y confortable. Lejos de estar pensando en la solución de la actual crisis, su actitud acomodaticia los convierte en parte del problema que hay que encarar y resolver. La oficialidad media
y baja puede considerar muy grave que se suspenda el RR o se posterguen las elecciones de gobernadores y alcaldes, pero mientras los mandos a los cuales están subordinados les creen expectativas de
ascenso económico y social, no habrá ruido de sables ni conspiración de Comandates (comandantes, mayores, capitanes y tenientes).
Malestar social sin liderazgo político
La Oposición no termina de capitalizar el creciente descontento para convertirlo en una fuerza transformadora. Su falta de constancia y garra en la movilización de la ciudadanía, sus reacciones espasmódicas
y su adicción a la comodidad mediática ralentizan la movilización social que se requiere para salvar a Venezuela de la peor crisis humanitaria
que ha sufrido y ha desembocado en una diáspora de su gente.
A solo unos días para la recolección del 20% de las firmas se mantiene
el temor sobre una maniobra de última hora para abortar la consulta
popular. Han circulado rumores sobre una supuesta medida cautelar
que prepara la Sala Constitucional del TSJ para anular la recolección de firmas prevista para los días 26, 27 y 28 de octubre. Si el país no ha explotado aún ante la severa escasez de alimentos y medicinas,
ante la voraz inflación que pulveriza el poder adquisitivo del ingreso familiar, ante la impune criminalidad que aterra a la ciudadanía, conculcar entre gallos y medianoche el derecho ciudadano de decidir si
revoca o no el mandato presidencial, podría ser el detonante del estallido social que no termina de ocurrir.
A todas estas, aprovechando la maniobra de correr el RR para el 2017, Diosdado Cabello recorre el país arengando a las bases clientelares del oficialismo y acumulando “méritos” para ser designado como
Vicepresidente y así asumir finalmente la Presidencia de la República que Chávez le negó. Nicolás Maduro ve con desconfianza y recelo esta ambición desbordada porque sabe que una vez revocado será
defenestrado por el nido de alacranes que hará leña del árbol caído.
Las excusas del oficialismo lucen cada vez más agotadas y ya no movilizan ni a sus seguidores quienes no creen en la amenaza de una intervención imperialista, ni en la guerra económica, ni en el coco del
capitalismo y el espanto de la derecha. Están claros que esta crisis comenzó cuando todavía estaban altos los precios del petróleo debido a la incompetencia e ineptitud del actual Gobierno, único responsable
de esta catástrofe sin precedentes.16
En escritos anteriores hablamos de la ideología autocomplaciente17.
Nos referimos a esa autosatisfacción ante la contemplación auto-referida, que encuentra satisfactorio lo hecho, lo ejecutado, descartando toda crítica, mucho menos asumiendo la autocrítica. Esta
actitud ante el mundo y sus avatares, ante la política y sus contingencias, termina encaracolando a los enganchados en la autorreferencia auto-contemplativa, a tal punto que confunden al
mundo con la concha del caracol, donde se encuentran encerrados. Parece que es esto lo que ha pasado con el gobierno de Nicolás Maduro
y el PSUV; han preferido la apología y denostado la crítica, como si formara parte de la “conspiración”, que blandieron como única explicación de los fracasos políticos y económicos. Lo que sucede,
cuando se embarcan en este encaracolamiento los personajes del 16 ¿Por qué no estalla Venezuela? http://www.finanzasdigital.com/2016/10/no-estalla-venezuela/. 17 Ver Crítica de la ideología. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/18/critica-de-la-ideologia-i/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/10/ideologia-juridico-politica-ii/.
poder, es que al experimentar una especie de autismo político,
terminan por encontrarse tan aislados del mundo efectivo, de tal manera que sus actuaciones terminan tan desentonadas, tan incongruentes, que, respecto a la realidad efectiva, sinónimo de
complejidad, ya no pueden sostenerse ni sobrevivir.
Desconocer a la Asamblea Nacional es una respuesta política, que lejos de salvarlos de la contingencia de la fiscalización del Congreso, los lleva al in-constitucionalismo, desacatando la propia Constitución
bolivariana. Oponerse al referéndum revocatorio, que es un derecho consagrado en la Constitución, aunque, al principio hayan optado por la dilatación y después por la suspensión, en vez de sacarlos de la
problemática de la crisis de legitimación, crisis política y económica, crisis múltiple del Estado-nación, los expone más a los avatares de la crisis. Convirtiéndolos en una barca indefensa en plena tormenta en
mar adentro. Acusar a la “conspiración” del “imperialismo” y de la “derecha” del desastre económico, no hace más que mostrar la inmadurez de políticos, que se consideran sucesores de Hugo Chávez
y, por esta emulación, del mismísimo libertador Simón Bolívar.
Solo a Alfredo Serrano, asesor económico del gobierno, se le puede ocurrir decir “hay más fortalezas en la economía que debilidades”18.
Para decirlo, en principio, de una manera general y descriptiva, a grandes rasgos, solamente aludiendo a datos macroeconómicos globales, con todo el simplismo que pueden implicar, no se puede
hablar seriamente de “fortalezas” cuando la inflación se aproxima, según estimaciones todavía optimistas, al 200%; además de la caída del PIB, que es del orden del 10%. Los ingresos petroleros generan
el 96% de los recursos monetarios del Estado; debido a la caída de los precios del petróleo, que se han desinflado en más de 50%. Se entiende pues la situación, por lo menos, difícil sino es
calamitosa de una economía, que no ha salido del rentismo petrolero; es decir, de la economía extractivista colonial del capitalismo dependiente. Ciertos analistas económicos dicen que la situación
económica también se debe al infortunado régimen cambiario, el cual ha ocasionado mayores restricciones al aparato
productivo, desatando la ola especulativa de alcances gigantescos.
18 Ver "Hay más fortalezas en la economía que debilidades": la visión sobre Venezuela del español Alfredo Serrano, el "Jesucristo de la Economía" según Nicolás Maduro. http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37547579.
Durante el año de 2015, los empresarios observaron un recorte
de 60,8%, en lo que corresponde al flujo de divisas; disminución impactante que redunda en el aparato productivo. Considerando datos del Ministerio de Comercio, Industria y
Turismo, en el semestre del año mencionado, las exportaciones cayeron en un 37,6%; el sector más afectado fue el minero y energético, cuyas exportaciones descendieron 71,7%, en tanto
que los productos manufacturados cayeron 21,8%. Al dramático recorte de las divisas, destinadas al aparato productivo, se suma la permanencia del tamaño del gasto
público, que podría justificarse si estuviese efectivamente dedicado a la inversión social, como se dice; sin embargo, no es así, pues la administración burocrática disemina el alcance de
esta inversión. Se estima que el gasto público alcanza el 18% del PIB. Como si todo esto fuera poco, al catastrófico panorama macroeconómico se añade la caída de las reservas
internacionales; las que llegaban a US$22.070 millones, según cifras del BCV; este monto cayó, el año de referencia, a US$16.527; en otras palabras, aproximadamente un 25,1%. En
este contexto macroeconómico, aunque sea descrito de manera general y con indicadores globales, no se puede hablar de “fortalezas” en la economía.
Sin embargo, la problemática económica se describe mejor, si se
quiere, de manera histórico-política-económica, por la condición de economía extractivista, en lenguaje de los economistas, economía primario exportadora, y por la condición de Estado rentista. El mayor
fracaso económico de la revolución bolivariano, en lo que respecta al campo económico, se encuentra aquí; no haber salido del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Por lo menos,
encaminándose atinadamente hacia otro modelo económico, que respondan a las estructuras jurídicas, políticas y económicas propuestas en la Constitución. El mayor fracaso y la descripción
elocuente de la situación económica se encuentra en haber mantenido la dependencia, en el contexto de la geopolítica del sistema-mundo capitalista.
No nos vamos a extender en una descripción más pormenorizada, sobre todo desde la perspectiva de la crítica de la economía política
generalizada; nos remitimos a otros escritos, al respecto19. Lo que interesa señalar es que, como dice, Víctor Álvarez, el gobierno es el principal responsable de la catástrofe económica.
19 Ver Crítica de la economía política generalizada. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-economia-politica-generalizada/.
Una conclusión que podemos sacar es algo que ya dijimos antes sobre los gobiernos progresistas; están más cerca de la “oposición” y más
lejos de la Constitución. Lo que los acerca políticamente, sobre todo respecto a la estructura de poder y su concepción de poder, es más de lo que los distancia, que más bien es de retórica ideológica, dicho de
una manera un poco exagerada, para ilustrar. Al respecto Víctor Álvarez dice:
Lejos de generar fondos para el ahorro e inversión se aplicó el gasto
sin ahorro de nada. La revelación de las conversaciones secretas entre
Gobierno y factores de la MUD ha sembrado serias dudas en la
ciudadanía sobre el verdadero compromiso de la Oposición con el
Referendo Revocatorio para 2016. Estas dudas se acrecientan al
conocer que fueron excluidos de estas conversaciones importantes
partidos políticos de la MUD, cuyos líderes están en prisión o
inhabilitados políticamente.
La MUD ordeña mediáticamente las ineficiencias del gobierno, sin
delinear una alternativa que sea percibida como algo nuevo, diferente
y superior. Es el mismo modelo rentista de este y los anteriores
gobiernos: critica al modelo chavista populista y clientelar, pero es
incapaz de concretar una propuesta viable y creíble que trascienda el
perverso “quítate tú para ponerme yo”.
Pero para la cultura rentista y clientelar siempre será preferible un
gobierno que siga repartiendo la renta a cambio de lealtades políticas,
a otro que - a nombre de superar la cultura rentista - proponga
aumentar los impuestos y reducir los subsidios que se han financiado
con el ingreso fiscal de origen petrolero.
La ciudadanía consciente está asqueada del falso conflicto entre la MUD
y el PSUV. Empieza a darse cuenta que tras esa diatriba e
intemperancia subyace una puesta en escena en la que Gobierno y
Oposición simulan querer exterminarse, pero a escondidas pactan la
conflictividad simulada y se reparten las mieles del poder, como
siempre ha ocurrido en todo régimen bipartidista. Y la comparsa
mediática contribuye a este espectáculo que entretiene y adormece a
la mayoría políticamente oprimida, económicamente explotada y
socialmente excluida.
Aquí no cambió nada
Tanto el capitalismo rentístico como el neo-rentismo socialista
terminaron siendo dos expresiones distintas del mismo modelo de
acumulación extractivista, sustentado en la exportación intensiva de
petróleo crudo, sin ningún grado de transformación industrial. Estas
dos caras de la misma moneda funcionaron a la perfección mientras la
renta petrolera creció de forma sostenida y resultó más que suficiente
para financiar el proceso de acumulación y la inversión social.
En ambos casos, el reparto de la renta no se limitó a objetivos de
desarrollo económico y social, sino que derivó en un instrumento de
dominación para mantener el apoyo político que necesita el gobierno
de turno para aferrarse al poder. Así, la inversión social y productiva
de la renta se desnaturaliza y termina siendo un premio a las lealtades
políticas. La dominación se logra a través de un sistema de premios y
castigos para asegurar la lealtad de los seguidores políticos, comprar
la simpatía de los indecisos y castigar o disuadir a los adversarios.
El llamado a utilizar la renta en función del desarrollo económico y
social no tuvo éxito porque el propio Chávez exacerbó al extremo las
patologías y perversiones del modelo extractivista-rentista. Sus logros
sociales terminaron mediatizados y pulverizados por una práctica
política que sometió los avances en la lucha contra el desempleo, la
pobreza y la exclusión social al comportamiento errático de la renta
petrolera. Lejos de blindar al país a través de fondos para el ahorro e
inversión del excedente petrolero, impuso la creación de fondos para
gastar toda la renta, sin ahorrar nada para encarar los duros tiempos
de escasez que le siguen al colapso de los precios del petróleo.
El nuevo sujeto político
Al igual que el capitalismo rentístico, el neo-rentismo socialista se
sustentó en el extraordinario poder político, económico y social que le
otorgó el control de la renta petrolera. Este modelo confunde el Estado
con la sociedad y a la Patria con el Gobierno. Asume que desde el
entramado del Estado burocrático se representa el interés social, a
pesar de las enormes contradicciones que la sociedad tiene no solo con
el mercado, sino también con el Estado.
En medio de esta tensión, crece una ciudadanía cada vez más
consciente, que no ve las cosas en blanco y negro, y no cae en esa
manipulación. Se trata de un creciente sector que no se considera
chavista, pero tampoco de oposición. Es una marcha silenciosa que
critica la violencia de las guarimbas como instrumento político, pero
también se opone a la violencia que pretende criminalizar y silenciar,
no solo a los opositores, sino también al pensamiento crítico que
cuestionó las creencias limitantes que desgastaron su Revolución.
Todo esto ha dado origen a la conformación de un nuevo sujeto
sociopolítico que crece a expensas del chavismo y la oposición
descontentos. No son tan ingenuos como para creer que el simple
cambio de gobierno que se derive del RR automáticamente va a
erradicar los problemas de escasez, acaparamiento y especulación que
azotan a la población. Saben que es mucho lo que hay que reconstruir
y que no será tarea fácil ni rápida. La reconstrucción nacional requerirá
mucho esfuerzo, diálogo y capacidad para lograr grandes acuerdos,
más allá de las cúpulas del gobierno y la oposición. En todo caso, el
cansancio de la ciudadanía con las cúpulas políticas que pactan a sus
espaldas se comienza a expresar en la emergencia de un nuevo actor
político que levanta nuevas banderas de lucha:
Conjurar la amenaza de una confrontación violenta entre los
fanáticos de ambos lados que se obstinan en una gran batalla final.
Referendo Revocatorio como derecho constitucional y no como una
concesión a las cúpulas políticas de la Oposición.
Trascender el bipartidismo del PSUV-MUD que negocia a puerta
cerrada los derechos constitucionales de toda la ciudadanía.
Reforma Constitucional para acortar el período presidencial a 4 años
con una sola reelección.
Articular los movimientos ciudadanos en un nuevo sujeto socio-
político para la reconstrucción económica, social, política y moral de
la Nación20.
Otra conclusión que podemos sugerir es que la experiencia, en la
historia reciente, de los gobiernos progresistas, nos enseña que no salieron del círculo vicioso del poder, que se caracteriza, más que por los cambios que efectúa, por reducir el cambio a la sustitución de
élites; se sustituye a la oligarquía por nuevos ricos. Para salir del círculo vicioso del poder es menester destruir el poder, la maquinaria fabulosa de las dominaciones, y construir otra alternativa de
gubernamentalidad; esta vez, la de la democracia, en pleno sentido de la palabra, la de la democracia radical y participativa, el autogobierno del pueblo.
20 Ver Nuevo sujeto sociopolítico: ni gobierno ni de oposición. http://www.elmundo.com.ve/firmas/victor-
alvarez/nuevo-sujeto-sociopolitico--ni-gobiernero-ni-de-op.aspx.
Paradojas perversas de la política
Las analogías dicen quizás más de lo que dicen los contrastes, en lo
que respecta a la comprensión de las dinámicas políticas. El
esquematismo dualista del análisis político, al esmerarse en remarcar
los contrastes, ha descuidado entender las estructuras de las
analogías. Por ejemplo, cuando gestos políticos acercan a posiciones,
que en el discurso ideológico se muestran opuestas y hasta
antagónicas. Dadas las reglas del juego institucionales asumidas,
cuando se manifiesta el gesto de desconocerlas, ¿qué nos dice estas
conductas políticas de dos posiciones políticas opuestas y hasta
antagónicas? ¿Si son contrarias ideológicamente, por qué efectúan
gestos parecidos, respecto a las reglas del juego institucionales
asumidas? ¿Qué nos dicen las analogías políticas?
Un candidato a la presidencia en Estados Unidos de Norteamérica dice
que no va a reconocer los resultados electorales, salvo si él mismo
gana. En Venezuela tres poderes del Estado se coaligan para
desconocer a la Asamblea Nacional y suspenden el referéndum
revocatorio, desconociendo la Constitución. ¿En ambos casos, por qué
lo hacen? ¿Este gesto, desafiante a las reglas del juego institucionales
asumidas, es una posibilidad contenida en el mismo juego político? Es
decir, que de alguna manera, está contenida y hasta contemplada la
transgresión a las reglas del juego; no tanto como lo prohibido, lo no
acordado, sino como algo que se hace, solo que de manera más suave,
casi imperceptible. Estas preguntas tienen que ser despejadas para
interpretar esas señales y signos políticos de una manera integral.
Las analogías, respecto al gesto político, pueden estar mostrando, mas
bien, más aproximaciones, en lo que respecta al fenómeno político, que
distancias, más equivalencias que diferencias. ¿Entonces, respecto a
qué referente hay que evaluar las situaciones políticas? ¿Respecto al
discurso político, a la ideología, incluso a las mismas políticas aplicadas
o, más bien, respecto a la relación con el poder? Se ha atendido mucho
a lo primero, al discurso, y se ha relativizado lo segundo, lo que
incumbe al ejercicio del poder. Este enfoque parece ser un error del
análisis político. Le impide explicar las analogías.
Es como creer en auto-identificaciones, en autorreferencia ideológicas,
autocomplacientes, como si fueran datos objetivos por excelencia21.
Cuando de lo que se trata es comprender la relación con el poder; que
21 Ver Crítica de la Ideología. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-ideologia/.
es lo estructurante en el acontecimiento político. Si se ejerce el poder
o se pretende hacerlo de una manera que descarta las reglas del juego,
más parece que este ejercicio del poder o pretendido ejercicio del poder
muestran analogías sintomáticas, que develan otros cuadros y
clasificaciones posibles de la política. Habría entonces que clasificar a
las posiciones políticas por el ejercicio del poder, más que por la
ideología.
Entonces, tendríamos otra clasificación política, desde la perspectiva
del ejercicio del poder. Solo considerando, por el momento, de una
manera muy sencilla y hasta esquemática, la democracia institucional,
la democracia formal, es decir, la democracia restringida22; tendríamos
un punto de partida, línea de base, modelo ideal, como el demandado
por el concepto de Estado de derecho. Apegado a la ley y a la
institucionalidad, es decir, a las reglas del juego. Después un intervalo
en el cual se presentan las formas del incumplimiento de las leyes, de
la institucionalidad, de las reglas del juego; considerando desde las
formas más suaves de incumplimientos hasta las formas más
descarnadas y duras. Ciertamente, este primer boceto de clasificación
es muy simple; empero, tiene la virtud de mostrarnos una especie de
continuidad del comportamiento político, del gesto político, que tanto
el discurso liberal como el análisis político se encargan de señalarnos
como “anómalos”. Como si fueran extraños al sistema institucional
político practicado. Al parecer, mas bien, lo que muestran estos
comportamientos políticos, calificados de “anómalos”, que rompen con
las reglas del juego, es algo que se encuentra en el sistema político,
en sus prácticas habituales, en sus maneras de funcionar. Esto pasa
en todas las llamadas “democracias”, tanto en las que se presentan
como ejemplo de la democracia institucional, las democracias liberales,
así como en las democracias barrocas, es decir, con dificultades
institucionales, para decirlo de algún modo, las democracias
reformistas o democracias populistas.
El análisis político se ha comportado ideológicamente, como discurso
legitimador de las democracias institucionalizadas, tanto las liberales
como las populistas, al suponer el modelo ideal, el Estado de derecho
como si fuese referente empírico; en relación al cual se define lo normal
y lo patológico en política. Para decirlo taxativamente, las
constituciones no se han cumplido en las democracias
institucionalizadas, ni en las liberales ni en las populistas. Las
22 Ver Ethos y politeia. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/ethos-y-politeia/.
constituciones estaban y están como referentes jurídico-políticos, que
legitiman actos políticos, sobre todo, gubernamentales; empero, no se
cumplen, se adaptan y adecuan a los intereses y objetivos perseguidos.
En otras palabras, están para transgredirlas, solo que no se dice que
se lo hace; al contrario, se dice que se “cumple la Constitución” y se
“acatan las leyes”. Esta es una característica propia, intrínseca, de la
política, en sentido restringido, en sentido institucional; llamemos a
esta característica, paradoja perversa de la política. Política, entonces,
que alude y acude a la ley para transgredirla. En esta incumbencia
paradójica y perversa nadie puede tirar la primera piedra; todos lo
hacen, solo que no dicen que lo hacen.
No se trata, de ninguna manera, de librar a nadie de las
responsabilidades políticas, que le compete, al decir que todos lo
hacen, aunque lo hagan algunos de una manera más disimulada y no
tan descarada, como la que se señala como mal ejemplo, por parte del
análisis político. Se trata de comprender el funcionamiento del sistema-
mundo político23. Las discusiones ideológicas entre unos y otros,
liberales y socialistas, neoliberales y populistas, no ayunan a esta
comprensión; atiborran con enfoques autocomplacientes sin permitir
entender las dinámicas moleculares y molares de la política.
Exagerando, para ilustrar, solo se saca en limpio que unos son los
buenos, en tanto que otros son los malos.
La pregunta es: ¿Por qué la política funciona no como lo que pretende,
no como lo que dice que hace, según las reglas del juego asumidas, la
Constitución, incluso, ampliando, según sus propias ideologías, sino,
más bien, de una manera pragmática, contradictoria, sinuosa y hasta
abigarrada? Daremos una respuesta práctica, por de pronto; porque el
mundo efectivo no funciona como el modelo ideal concibe, incluso
como la ideología cree que funciona, sino el mundo efectivo funciona
en el despliegue y desenvolvimiento integral de las dinámicas de la
complejidad, inherente al mundo en devenir.
Ante la complejidad del mundo efectivo, los aparatos políticos, los
aparatos ideológicos, los Estado-nación, el orden mundial, optan por
reducciones de la complejidad, dadas de manera esquemática y
operativa24. Cuyo alcance eficaz y de efectividad es de corto alcance,
23 Ver Clausura del horizonte moderno. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/clausura-del-horizonte-moderno/. 24 Ver Episteme compleja. https://pradaraul.wordpress.com/2015/02/13/episteme-compleja/.
tanto temporalmente, así como espacialmente. Pasando un tiempo o
ampliando su cobertura, la eficacia lograda, en un principio, se pierde;
pues la complejidad, sinónimo de realidad, desborda sus máquinas
políticas de incidencia e intervención. Para explicar estos desajustes,
estas incompatibilidades, estas ineficacias políticas, se recurre a la
ideología; se crean hipótesis ad hoc, se proponen teorías de la
conspiración, se hallan culpables.
Ahora bien, el ejemplo que dimos como boceto de clasificación política,
desde la perspectiva del ejercicio del poder, es, como dijimos,
simplista; lo hicimos para ejemplificar e ilustrar; sobre todo, para
remarcar una característica intrínseca al ejercicio de la política, al
funcionamiento del sistema político. Claro que la problemática estatal,
que nosotros llamamos genealogía del Estado, es, mas bien, compleja,
que simple figura esquemática, como la que presentamos. Las
genealogías del poder, es decir, los diagramas del poder involucrados,
las cartografías políticas, dan mejor cuenta de lo que acontece con
ejercicio del poder, el funcionamiento del Estado-nación, la
generalización de sus formas y sus mecanismos. Incluso, podemos
aceptar, con cierta reticencia, considerando nuestras observaciones
críticas, que la teoría relacional del Estado, la que considera la
autonomía relativa del Estado, da mejor cuenta que el boceto que
presentamos25. Por otra parte, al respecto, ya incursionamos en el
pensamiento complejo, abordando desde la perspectiva de la
complejidad, estas problemáticas del poder, de las dominaciones, del
Estado26. Sin embargo, nuestra intención, en este escrito, no es
interpretar la composición y las combinaciones compuestas del Estado,
sus estructuras inherentes; tampoco, desde la perspectiva crítica
genealógica, con la que abordamos la problemática, durante toda una
etapa, la que corresponde a Comuna; sino resaltar que, mas bien, lo
que señala el análisis político como “anormal” es “normal” en el
funcionamiento del sistema político.
25 Ver Diseminaciones. También Antiproducción; así como Flujos-espesores. También Subalternidad y máquinas del sistema-mundo. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/diseminaciones/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/antiproduccion/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/flujos-espesores/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/subalternidad-y-maquinas-del-sistema-mundo/. 26 Ver Desenlaces. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/desenlaces/. La decadencia. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-decadencia/. La ilusión del poder. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-ilusion-del-poder1/.
El hábito de persecución del poder
Consciencia y psicología desdichada
En el odio en los tiempos de la política, pareciera que se respondiera a
un guion preformado. Lo que hacen los actores políticos es seguir el
libreto, hacer los papeles dispuestos en el guion. Es como si se siguiera
una trama ya dada, respondiendo a la estructura narrativa. Cada actor
se sumerge tanto en su personaje, que termina siéndolo; olvida que es
una representación. Hace como si fuese lo representado, el referente,
lo real. De alguna manera, saben lo que es el desenlace o lo adivinan;
empero, hacen como si lo ignoraran, como si no lo supieran, e insisten
en sus propios proyectos, como si pudieran alterar lo ya escrito.
Entonces estamos ante una doble tragedia o una tragedia duplicada. El
desenlace ya está escrito como una fatalidad; esta trama fundida con
su desenlace; mejor dicho, esa trama preparando el desenlace. Esta
es la primera tragedia; es tragedia como fatalidad, como condena; si
se quiere, como destino. La segunda tragedia o la segunda
característica de la tragedia, donde redunda, se da en los dramáticos
esfuerzos, inútiles, por cambiar el desenlace, cuando se sabe que esto
es imposible, dadas las circunstancias, las condiciones repetidas, sobre
todo los habitus acostumbrados.
Sabemos que el acontecimiento político no transcurre como trama, sino
como constelación de multiplicidades singulares, articuladas en sus
asociaciones, composiciones, combinaciones de composiciones, que se
dan de manera azarosa, afirmando la necesidad27. Sin embargo, la
anterior figuración de la dramática política puede ayudarnos a
constatar las conductas y comportamientos políticos. ¿Cuál es la
analogía que permite esta metáfora? De alguna manera, por
aprendizaje de las experiencias políticas de la modernidad, se
visualizan ciertas regularidades, develadas en la recurrencia de
evidencias, que materializan, por así decirlo, a fenómenos políticos,
que parecen contener el impulso de trayectorias inherentes.
A pesar de constar estas experiencias sociales, como substrato de
estructuras de ciclos políticos reiterativos, a pesar de sus variaciones
y diferencias. Hay como una estructura inherente, una estructura
estructurante de la política, que ordena los sucesos, haciéndolos
parecer a una trama. Aunque no sea así, la metáfora de la trama nos
puede ayudar a ilustrar y a comprender la terquedad humana por
representar sus papeles heredados, olvidando que éstos ya se dieron
27 Ver Desenlaces. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/desenlaces/.
antes, que puede cambiarlos, incluso liberarse de sus papeles e
inventar otros entramados, que conduzcan a otros desenlaces
inesperados.
Las historias políticas de la modernidad han enseñado que las
revoluciones cambian el mundo; pero, se hunden en sus
contradicciones. Que los ciclos institucionales viven su auge y su
decadencia; las revoluciones emergen en las crisis de esos ciclos
institucionales. Es como si acompañaran al ciclo institucional, en su
etapa decadente; como contraste opuesto a la decadencia, buscando
un nuevo apogeo. Lo logran cuando se pasa a otro ciclo institucional;
empero, entonces, la revolución o, mas bien, lo que queda de ella, no
aparece como interpelación crítica al régimen, sino más bien como
apología del régimen que se conformó.
En el nuevo ciclo iniciado con la revolución, que, a su vez, clausuró el
anterior ciclo, los revolucionarios en el anterior ciclo no son los
revolucionarios en el nuevo ciclo; tampoco son los conservadores del
anterior ciclo. No es una inversión en la misma cancha, donde un
equipo jugaba defendiendo un arco y el otro equipo el otro arco, sino
se trata, por así decirlo, de otra cancha, incluso con otro formato y de
otro juego, aunque se parezca al anterior. Los revolucionarios del
anterior ciclo se convierten en los nuevos conservadores en el nuevo
ciclo; los conservadores refuerzan, mas bien, sus ateridos
conservadurismos en el nuevo ciclo. Para seguir empleando el mismo
término, este de revolucionario, que ya lo pusimos en suspenso, en
otros escritos, pero, lo usamos por razones de ilustración y
pedagógicas, los “revolucionarios” en el nuevo ciclo son otros y otras
sujetos y subjetividades sociales, colectivas, culturales28. Estos y estas
revolucionarias no se invisten con los trajes de los anteriores
revolucionarios ni se disfrazan con el ropaje, los gestos y los discursos
de los antiguos héroes. Como lo dijo Karl Marx en el 18 de Brumario
de Luis Bonaparte, los revolucionarios, en el nuevo ciclo, deben
despojarse de todo disfraz, de toda mimesis, de toda investidura
anterior; obviamente, también de todo discurso e ideología anterior.
Para decirlo fácilmente, lo nuevo, el ciclo nuevo, tiene que ser atendido
con creatividad e inventiva social, con imaginación transformadora,
28 Ver El mundo como espectáculo. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-mundo-como-espectaculo/.
contestataria, transgresora y dando lugar a aperturas de horizontes
civilizatorios.
En estas condiciones de posibilidad históricas-políticas-culturales
cambiantes; a pesar de las mutaciones estructurales en las condiciones
mismas sociales, políticas y culturales, hay ateridas costumbres,
incrustados hábitos, heredados habitus, que atrapan a los actores
políticos en el esquematismo dual de amigo/enemigo; definición de la
política, en sentido restringido. Esquematismo dual simple, como si
solo se tratara de invertir la colocación en la estructura de poder;
además, en el mismo juego. Aunque persistan emitiendo los mismos
discursos, el hecho político de que ocupen la parte de la cancha que
ocupaba el otro equipo y tengan que defender el arco que defendía el
otro equipo, como si no hubiera cambiado la cancha y el juego - por
lo tanto, a pesar de que haya necesidad de otras reglas del juego ,
hace que ambos enemigos, se mantengan en un juego político ya
sobrepasado por los acontecimientos, como si no hubiera pasado nada,
salvo el que uno ocupe el lugar del otro.
A esta situación política, donde los enemigos irreconciliables siguen
siendo enemigos, aunque sus colocaciones se hayan invertido, hemos
denominado anacronismo político29. Ambos resultan atrapados en las
estructuras de un juego político fosilizado, ambos resultan jugando un
juego anacrónico; por lo tanto, ambos son conservadores
recalcitrantes30, a pesar de sus diferencias discursivas e ideológicas.
En estas condiciones anacrónicas, de persistencia en lo mismo, se
entiende que los revolucionarios del anterior ciclo, hagan, en el nuevo
ciclo, lo que los conservadores derrocados hicieron, en el anterior ciclo.
Entonces, como el sujeto político es lo que hace; los “revolucionarios”
en el poder son los nuevos amos, los nuevos patrones, la nueva élite,
los nuevos ricos de la persistente oligarquía. Aunque se sigan creyendo
“revolucionarios”. La auto-contemplación, la autosatisfacción, no
hacen al revolucionario, sino que constituyen a pretensiosas egolatrías
delirantes, que habría que estudiarlas desde la egología.
29 Ver Crítica de la ideología. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-ideologia/. 30 Ver Paradojas de la revolución. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/paradojas-de-la-revolucion/.
Un hábito en la clase política es la persecución a los “opositores”;
acompañada por la descalificación del enemigo, hasta convertirlo en
un monstruo, merecido de asesinarse. Esta costumbre vengativa
conservadora se transfiere a los “revolucionarios” en el poder. No
saben hacer otra cosa que lo que hicieron con ellos sus persecutores,
que ahora se han vuelto “opositores”, en tanto que los
“revolucionarios” en el gobierno son “oficialistas”. ¿Qué significa este
hábito persecutor?
No significa, en principio, otra cosa, que los “revolucionarios” son
poder, están en el poder; ahora, al serlo, al ejercen el poder, como se
lo hace desde hace siglos, es mas, considerando las diferencias
estructurales y civilizatorias históricas-culturales, como se lo hace
desde hace milenios. Ejercer el poder es manifestar
contundentemente, indiscutiblemente, la fuerza demoledora del poder,
de sus máquinas de gobierno, de sus máquinas jurídicas, de sus
máquinas de guerra, de sus máquinas burocráticas, de sus máquinas
acusadoras, que ahora se coaligan con los medios de comunicación,
que banalizan los hechos.
En segundo lugar, el hábito persecutorio delata el miedo a perder el
trono; temor que se vuelve una pesadilla y convierte a los gobernantes
en reyes paranoicos. Se persigue a quien se teme.
En tercer lugar, el hábito de la persecución es garantizar la continuidad
de las dominaciones polimorfas heredadas, aunque en el nuevo ciclo
se les otorgue otros nombres y se pretenda que al estar administradas
por un “gobierno revolucionario”, la situación cambia. Mientras
subsistan las dominaciones polimorfas el susodicho “gobierno
revolucionario” no hace otra cosa que administrar el ejercicio del poder
heredado de la máquina fabulosa de las dominaciones.
En cuarto lugar, el hábito de persecución es el síntoma más notorio de
la consciencia desdichada, del sujeto desgarrado por sus
contradicciones. Ocurre como si al perseguir se huyera de uno mismo.
En quinto lugar, el hábito de persecución es hábito de policía, es hábito
represor. Este hábito forma parte del panoptismo del vigilar y castigar,
consolidado en el siglo XVIII y XIX, combinado con el diagrama del
control y el diagrama de la guerra globalizada, en la extensión del siglo
XX.
En sexto lugar, el hábito de persecución forma parte del circulo vicioso
del poder, en este caso, concretamente, del circulo vicioso de la
persecución; ayer me perseguiste, ahora me toca a mí.
En séptimo lugar, el hábito de persecución no ha dejado de sufrir el
desgaste de los tiempos, de los usos y los abusos. En la modernidad
tardía, diciéndolo en tono popular, se persigue a la propia sombra.
Sistema-mundo de la destrucción planetaria
A propósito del proyecto hidroeléctrico de El Bala
Como lo dijo Immanuel Wallerstein y como lo seguimos, no se puede
hacer un análisis de lo nacional circunscribiéndolo al espacio
demarcado de lo nacional; no hay historia del capitalismo nacional, sino
historia del capitalismo mundial. Las economías nacionales forman
parte de la economía-mundo capitalista; así como los Estado-nación
forman parte del sistema-mundo capitalista, de su geopolítica
estructurada. De la misma manera, cuando abordamos el análisis de
las economías extractivistas y de los Estado rentista, debemos abordar
el análisis comprendiendo al sistema-mundo en la dinámica de sus
cadenas productivas, de los monopolios de los mercados, de la
globalización del consumo. El fenómeno del extractivismo es también
un fenómeno global. Es más, en el caso del impacto ambiental, dicho
en los términos livianos de las ONGs ambientalistas, en otras palabras,
en el caso de la crisis ecológica, debemos efectuar el análisis de los
impactos no solo con enfoque mundial, sino planetario.
En lo que respecta a las evaluaciones críticas de los impactos
ecológicos del extractivismo y del desarrollismo, debemos salir de las
circunscripciones nacionales, pues este recorte no es adecuado para
comprender la complejidad del desequilibrio ecológico. Así como es en
el sistema-mundo capitalista donde se encuentran los Estado-nación,
también los efectos del impacto ecológico no se circunscriben a la
geografía política nacional, que abarca a los territorios contenidos; el
planeta, en lo que respecta a las dinámicas ecológicas, es el continente
de todos los ecosistemas. En consecuencia, el análisis tiene que ser
abordado desde esta perspectiva integral.
El debate entre desarrollistas, sean de “izquierda” o de “derecha”, y
ambientalistas, sean de un estilo de “izquierda” verde o un estilo de
liberales verdes, se encuentra en un punto de estancamiento; después
de haber aclarado, descriptivamente, los efectos destructivos del
impacto ambiental. Esto se debe a que se sigue discutiendo en el marco
de las circunscripciones nacionales. No se puede salir de este
estancamiento si no hay desplazamientos epistemológicos a la mirada
integral planetaria.
¿Qué significa esto? Si tomamos en cuenta los argumentos de la
“izquierda” desarrollista, que dice que de lo que se trata es de la
industrialización y no persistir en el modelo primario exportador;
vemos que lo que se ha dejado pendiente es el análisis de lo que
implica esta posición en el contexto del sistema-mundo capitalista.
Visto de manera circunscrita a lo nacional, hasta puede parecer positiva
esta posición, pues aparentemente es un camino para salir de la
dependencia; sin embargo, visto integralmente, abarcando a lo que
ocurre en la economía-mundo capitalista, vemos que de positivo no
tiene nada esta posición.
Veamos la hilera de opciones, en lo que respecta a las salidas
soberanas, desde la recuperación de la propiedad de los recursos
naturales hasta la industrialización. La nacionalización mejora la
estructura de los términos de intercambio; hay más ingresos para el
Estado-nación subalterno; además de contar con la propiedad y la
administración de los recursos naturales. ¿Qué ocurre a nivel mundial?
Lejos de debilitarse la economía-mundo capitalista, se reestructura;
modifica su ámbito de relaciones entre centros y periferias,
garantizando la continuidad de la acumulación ampliada de capital. Los
Estado-nación donde se produjo la nacionalización, mejoran sus
condiciones de relaciones de intercambio; empero, no salen de la
dependencia.
¿La industrialización es una salida a la dependencia? Ciertamente es
mejor exportar materias primas en condiciones soberanas que hacerlo
en condiciones impuestas por las empresas trasnacionales
extractivista; mucho mejor si se exporta metal fundido que materia
prima, mucho más si se llega a la exportación de bienes industriales.
Resulta hasta excelente si se llega a la condición de potencia
emergente industrial, potencia económica, que no serlo, y seguir en la
condición de país primario exportador. Sin embargo, ¿se sale de la
dependencia en la geopolítica estructurada del sistema-mundo
capitalista? Un ejemplo, Brasil, la potencia emergente que ya se
encuentra en el quinto o cuarto puesto en el ranquin económico
internacional, no ha salido de la dependencia; sigue amarrada a una
combinación perversa entre estructura extractivista, estructura
industrial, incluso de segunda y tercera generación, y la expansión de
la producción agroindustrial de transgénicos. A esta composición la
figura como ornitorrinco el connotado economista y teórico crítico
Francisco de Oliveira31. Otro ejemplo, China, no solo potencia
emergente, es decir, ya no solo ubicado en la estructura intermedia de
la geopolítica del sistema-mundo capitalista, sino formando parte del
mismo centro de este sistema-mundo y de esta economía-mundo,
tampoco ha salido de la dependencia respecto a las dinámicas del
31 Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasilero. Siglo XXI-CLACSO.
sistema-mundo capitalista. Se puede hablar de distintos niveles de
dependencia y decir que son mejores unas formas de dependencia más
independientes que otras formas de dependencia más dependientes.
Si, empero, de lo que se trata es de la independencia en sentido pleno;
es decir, en sentido de autonomía de gestiones y de
autodeterminación.
¿Son independientes, en sentido pleno, las tradicionales potencias del
sistema-mundo capitalista? Se puede decir que su independencia llega
a afirmarse con el control de la economía-mundo, así como de cierta
forma, de manera, mas bien, relativa, control del orden mundial; sin
embargo, no son independientes de las contingencias y las crisis de la
economía-mundo, de los ciclos largos y medianos del capitalismo;
tampoco de la urgencia de contar con reservas de recursos naturales,
así como de mercados seguros. Del mismo modo que podemos hablar
de distintos niveles de dependencia, también podemos hacerlo
definiendo distintos niveles y grados de independencia. El sistema-
mundo capitalista tiene amarradas a todas las economías nacionales,
sean del centro o de la periferia, o del nivel intermedio, la bisagra,
entre centros y periferias; lugar que ocupan las potencias emergentes.
Se puede decir que las dinámicas del sistema-mundo capitalista
generan niveles y grados de dependencia, así como niveles y grados
de independencia, en las economías nacionales y en los Estado-nación.
Sin embargo, todas las economías nacionales son dependientes del
sistema-mundo capitalista, de sus funcionamientos, comprendiendo
tanto sus lapsos de auge, así como sus lapsos de crisis.
Ahora bien, situándonos, en la coyuntura y la situación del Parque
Madidi, la Reserva Biológica y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas,
nos encontramos no solamente ante la condición vulnerable a la que
empuja la economía extractivista y los proyectos desarrollistas, no solo
a la reiteración de la misma discusión entre ambientalistas y
desarrollistas, sino ante un ataque de envergadura del desarrollismo a
un ecosistema de alta cualidad biodiversa y cultural. Ecosistema
amazónico que se encuentra en el continente mayor de dinámicas de
ecosistemas entrelazados amazónicos; en consecuencia, los efectos de
los impactos se extienden a las ecologías amazónicas. Es más,
ecológicamente no se puede separar el continente de ecosistemas
andinos del continente de ecosistemas amazónicos; se encuentran
integrados, no solamente por las redes de las cuencas, sino por las
corrientes climáticas, además de la producción compartida de la
atmosfera oxigenada. Fuera de que sus poblaciones se encuentran
también articuladas, abarcando la pluralidad social y la multiplicidad
cultural. Siguiendo este recorrido envolvente, todo el continente, ahora
en sentido geográfico, es decir, Abya Yala, los demás continentes, los
océanos, en otras palabras, todo el planeta, al estar integrados,
conforman la totalidad ecológica donde impactan los efectos de
destrucción ecológica.
¿Qué persigue el “gobierno progresista” boliviano con el proyecto
hidroeléctrico de El Bala? ¿Cubrir las necesidades energéticas
nacionales y vender el excedente, que estima de unos 10 mil
megavatios (MW), después de abastecer con 3 mil megavatios (MW)
el consumo nacional, para ampliar los ingresos del Estado y hacer
crecer la economía nacional? Eso es lo que dice en su argumentación
expuesta. ¿Eso es todo? Si tomáramos en cuenta estos argumentos,
sin todavía discutirlos, lo que no visualizan los populistas y
desarrollistas de “izquierda” es que lo que hacen es formar parte de
cadenas de producción energética de la economía-mundo y del
sistema-mundo capitalista. Aportan al crecimiento y desarrollo del
sistema-mundo capitalista. Esto no tiene nada de “antiimperialista”,
como les gusta autodefinirse. En consecuencia, en el mejor de los
casos, si todo va bien, como lo proyectado, conforman una
dependencia en otro nivel económico, más globalizado, más articulado.
¿Los ingresos que genere esta exportación energética incidirán
positivamente en la estructura económica y en la estructura social del
país? Ni los ingresos derivados del ciclo económico extractivista de la
plata, del ciclo extractivista del estaño, del ciclo extractivista del
petróleo y del gas, han terminado de transformar las estructuras
económicas y las estructuras sociales; no las han sacado de su
condición vulnerable, de su condición extractivista y de su condición de
dependencia. Se puede hablar de mejoras en las condiciones de vida
populares, a consecuencia los cambios ocasionados por la revolución
de 1952; en el presente, de mejoras de las condiciones de vida de
contingentes populares, en las gestiones del “gobierno progresista”,
sobre todo, debido a las incidencias de medidas tomadas en la primera
gestión de gobierno; empero, estas mejoras no tienen el alcance de
transformaciones estructurales, institucionales, económicas y sociales.
¿Por qué tendríamos que esperar que lo que ocurra con los
megaproyectos hidroeléctricos lo va hacer?
¿Se han evaluado los costos ecológicos de toda esta historia económica
extractivista, combinada, a partir de un determinado momento, con la
historia económica del desarrollismo? Esto es lo que no hace la
contabilidad capitalista; no entra en sus cálculos el costo ecológico,
para decirlo de ese modo, técnico y operativo. Transfieren estos costos
a la naturaleza y a las futuras generaciones; en el presente o los
presentes donde acaece esto, transfieren los costos también a la
sociedad y a las poblaciones orgánicas. Ese cálculo económico es una
ficción, precisamente al prescindir de estos costos ignorados. Sin
embargo, todo el mundo se hace de la vista gorda.
Para decirlo popularmente, al “gobierno progresista”, que además se
denomina de “defensor de la madre tierra”, le importa un queso el
impacto ecológico, social y cultural; menos los costos
inconmensurables de la destrucción ecológica. Su compulsión
desarrollista, para decirlo, en los mejores términos, sin tocar otros
temas, lo lleva al delirio del goce inmediato sin garantizar su
permanencia en el tiempo. Si recurriéramos a un cálculo realista,
usando una aritmética adecuada, incluso la misma que usa el cálculo
macroeconómico del PIB, constataríamos que no hay ganancia, sino
pérdida, al tener como referente al planeta, al mundo, a la
biodiversidad de la que formamos parte. La ganancia de la que se habla
no es más que lo que se lleva, en la contabilidad restringida, la
burguesía y la hiper-burguesía a grandes costos destructivos de las
formas de vida.
No vamos a tocar temas conocidos, como las magnitudes de la
depredación, de la contaminación, de la desforestación, y sus impactos
destructivos en los ecosistemas y sociedades; nos remitimos a las
investigaciones especializadas, que son elocuentes en los indicadores
de la destrucción32. Nos interesa, ahora, señalar las paradojas perversa
de un “gobierno progresista”.
32 Ver Consideraciones sobre un megaproyecto; El Bala. FOBOMADE. El Nuevo Proyecto "El Bala". También Reflotando el proyecto El Bala. Así como Crónica de los principales desaciertos socioambientales en los últimos seis años. Parte II de II. FOBOMADE. La Paz.
Paradojas perversas del desarrollismo
Primera paradoja
El “gobierno progresista” se desnuda con su discurso tardío
desarrollista; muestra sus ateridos conservadurismos.
Segunda paradoja
El “gobierno progresista”, que dice responder a la Constitución del
Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, Constitución que
establece un modelo ecológico, combinado con el modelo de
industrialización, que establece el principio categórico de que los
recursos naturales no son mercantilizables, sino destinados al vivir
bien; en la práctica política y en el ejercicio del poder, hace denodados
esfuerzos por hacer marchar proyectos extractivistas y desarrollistas
descomunales. Atentando contra la madre tierra, los derechos de los
seres de la madre tierra, desconociendo los derechos
constitucionalizados de las naciones y pueblos indígenas, amenazando
al porvenir de la generaciones futuras, de la humanidad y de las
sociedades orgánicas.
Tercera paradoja
El “gobierno progresista”, que se considera soberano, formar parte de
un Estado-nación soberano, se compromete en un proyecto
hidroeléctrico que hace dependiente a la economía nacional de la
economía de la potencia emergente de Brasil. Esto no quiere decir, que
descartamos la necesaria integración económica del continente;
empero, esto solo es posible por la articulación complementaria de las
economías; no en el marco de las dinámicas de la economía-mundo
capitalista, en la geopolítica del sistema-mundo capitalista, que genera
dependencias perversas.
Cuarta paradoja
El “gobierno progresista”, que se considera “gobierno indígena”,
además de “gobierno de los movimientos sociales”, se aboca a
expandir la economía colonial del capitalismo dependiente;
combinando esta expansión con proyectos desarrollistas de generación
de energía. Cuyo destino es alimentar al crecimiento y desarrollo
económico desigual y combinado en el continente; continente
cartografiado por una geopolítica diferenciadora, valorizando la
contabilidad aritmética de este crecimiento y desarrollo económico;
prescindiendo de los costos ecológicos, inscritos en la huella ecológica
y la destrucción de la naturaleza. Ocultando los costos culturales, que
pagan con su desaparición las naciones y pueblos indígenas.
Quinta paradoja
Si en la historia de la minería en Bolivia, el resultado taxativo es que
quedan cementerios mineros, mientras que la riqueza circula por el
mundo, sufriendo transformaciones materiales y productivas, que
benefician económicamente a las empresas trasnacionales y a la hiper-
burguesía mundial, ¿cuál va ser el resultado de la destrucción de la
Amazonía? La paradoja perversa del gobierno progresista es que se ha
convertido en una maquina depredadora, develando que su
“progresismo” no solamente desnuda su aterido conservadurismo, sino
también devela su función destructiva de la vida.
La simetría de los opuestos
La simetría, palabra y concepto derivada del término griego que
combina σύν, que significa con, y μέτρον, que significa medida. La
simetría es una característica intrínseca de las estructuras
geométricas; también de sistemas, así como de ecuaciones. Se puede
incluir a objetos y materias, que manifiestan esta característica de
simetría; lo mismo podemos decir de ciertas formas abstractas. Se
habla de simetría cuando se reconoce la conservación de la estructura,
de la forma y de las propiedades intrínsecas, que se han mantenido a
pesar de las transformaciones acaecidas, movimientos sucedidos. En
términos teóricos, se puede decir que se considera que un objeto es
simétrico si, después de una operación efectuada, el objeto es idéntico
del original. Se dice que dos objetos son simétricos cuando ambos
tienen correspondencias operativas33.
En lo que respecta a las formas de la política, por ejemplo, a los
dualismos institucionalizados, podemos suponer, hipotéticamente, a
modo de instrumento de análisis, la simetría de los opuestos. ¿Cómo
definir las propiedades y características de esta simetría política de los
opuestos? Vamos a sugerir algunas hipótesis instrumentales para el
análisis de estas simetrías políticas, que hemos denominado la
paradoja de los enemigos.
33 Bibliografía: Robert M. Wald: General relativity, Chicago University Press. Sánchez Bautista F., Sánchez Hernández S. Laura Texto y Prácticas de diseño, 2011. Ver Wikipedia, Enciclopedia Libre: https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=76fc967f7ac713f724fbfdd99ec17267adc5817c&writer=rdf2latex&return_to=Simetr%C3%ADa.
Simetría política de la dualidad contrapuesta
1. La simetría política de los opuestos se da en referencia al eje, donde
giran; este eje es el poder.
2. Cuando el giro se da como traslado de las ubicaciones y
colocaciones, como si se diera un giro de 180 grados, y se preserva
las propiedades y funciones intrínsecas, tanto de las formas política
opuestas, así como de la dualidad en contraste misma, de tal
manera que funciona complementariamente, se puede definir este
comportamiento, esta preservación estructural como simetría
política de los opuestos. Por ejemplo, cuando los que se
encontraban como “oposición” o contrarios al gobierno o al régimen
cuestionado, ocupan el lugar del gobierno e instauran otro régimen,
conservan sus características intrínsecas propias, además de
mantener la complementariedad disyuntiva en la dualidad opuesta,
se puede tomar como prueba de simetría política de los opuestos.
3. Se puede obtener el perfil teórico de cualquiera de las formas
políticas opuestas, tomando la forma política de referencia opuesta,
aplicando funciones adecuadas de inversión o de negación, de
transformaciones discursivas o ideológicas. Se puede incluir
también funciones de mutación o contraste de comportamientos.
4. Las formas aparentes de la política se presentan como opuestas y
contrarias; sin embargo, las propiedades intrínsecas estructurales,
son las mismas. Estas propiedades corresponden a las relaciones de
estas formas políticas opuestas con el eje crucial del poder.
5. Las formas políticas opuestas orbitan en el campo gravitatorio del
poder. Se constituyen en este campo de poder; edifican sus
estructuras y composiciones en este campo gravitatorio de poder,
aprovechando su fuerza de atracción.
6. Las propiedades y estructuras intrínsecas de estas formas políticas
opuestas tienen que ver con las funciones que generan respecto al
campo gravitatorio de poder. Adquieren su singularidad política en
el juego de fuerzas desplegado en el campo de fuerzas concurrente,
constituyendo su perfil político singular; además de organizarse
sobre la base de las estructuras intrínsecas constituidas como
retenciones particulares de la fuerza de atracción del poder. Se
puede decir que las formas políticas opuestas condensan fuerzas
de atracción del poder, en las dosis que pueden, que alcanza su
organización y su convocatoria. Al ser condensaciones
institucionales singulares de poder, en el campo gravitatorio de
poder, sus propiedades y estructuras intrínsecas son similares, pues
son precisamente conformaciones de estas condensaciones
políticas.
7. Las simetrías forman parte de la vida, de la proliferación vital en la
biodiversidad. Hay variadas, plurales y múltiples formas de simetría,
que han sido estudiadas por la bilogía, la física, las matemáticas; en
esta última por la geometría. Las ciencias sociales y la filosofía
moderna han descuidado o ignorado estas formas de simetría como
características intrínsecas. La simetría política de los opuestos es
una de las formas de simetría en política, mucho más si hablamos
de las formas de simetrías sociales.
8. En lo que respecta a la simetría política de los opuestos, tenerla en
cuenta, además de usarla como instrumento de análisis, puede
ayudar a interpretar y comprender los comportamientos paradójicos
de las organizaciones políticas, estén en el gobierno o no.
9. Ocurre como si el eje crucial del poder, alrededor del cual giran las
formas políticas opuestas, como si el campo gravitatorio del poder,
indujera a funcionar dualmente como opuestos, contrarios y hasta
antagónicos.
10. Entonces, volvemos a una pregunta que parece no respondida,
una vez que se acaba de responderla, considerando las
investigaciones y teorías logradas. La pregunta es: ¿Qué es el
poder, considerando su campo gravitatorio, que genera dualismos
opuestos y complementarios?
En relación a esta pregunta, que adquiere nuevamente importancia,
exigiendo otro enfoque para la respuesta, vamos a sugerir hipótesis
interpretativas.
El poder como simetría de opuestos
1. El poder es como un campo gravitatorio de fuerzas, que responde a
la curvatura del tejido espacio-tiempo; curvatura inducida por la
presencia de masas molares, provocando hondonadas, que, a su
vez, ocasionan que otras masas molares menores giren alrededor
de la masa molar mayor. Tómese lo que se acaba de configurar
como metáfora; lo que implica que no es lo mismo, sino una
analogía con el fenómeno gravitatorio físico, que se manifiesta
aparentemente como atracción, por así decirlo. Esta metáfora nos
permite sugerir que el poder se realiza a partir de simetrías duales
de opuestos. En otras palabras, funciona como dinámica de
simetrías duales opuestas. Por ejemplo, las formas políticas de estas
dualidades opuestas más conocidas se han expresado o denominado
como dualidad de dominantes y dominados; otra forma de dualidad
se ha nombrado como la de los gobernados y gobernantes. Quizás
la dualidad nominada más elocuente de la política se ha definido
como dualidad amigo/enemigo. Son algunas de las dualidades
opuestas mencionadas en los discursos políticos y en las ideologías;
no son las únicas. Hay una pluralidad de formas duales opuestas en
el ejercicio del poder y en la efectuación de la política, en sentido
restringido. Lo que importa remarcar es que el poder no puede
funcionar sino a través de la complementariedad contradictoria de
dualidades de opuestos.
2. Ahora bien, esta dualidad de opuestos, que hacen a la simetría
política, parece funcionar como dialéctica; se afirma la dualidad
negándose los opuestos. En este sentido, podríamos decir que la
filosofía que mejor expresa el deseo y la enunciación del poder es
la dialéctica. Pero, vayamos despacio, Esto parece ocurrir; sin
embargo, en realidad, la simetría es la que antelada y
materialmente, si se quiere, mejor dicho, física y geométricamente,
ya integra como composición combinada a las denominadas formas
políticas opuestas. Es decir, es en la simetría política donde se
encuentra el secreto, por así decirlo, de la dinámica política del
ejercicio del poder. La simetría no es dialéctica, sino, en todo caso,
geométrica.
3. En consecuencia, no hay afirmación ni negación, ni juego dialéctico
entre negación y afirmación, sino simetría; equivalencia estructural
y de las propiedades intrínsecas de las partes de la composición
integral, que en este caso es el poder.
4. Desde la perspectiva de la simetría, las formas políticas opuestas
no son opuestas, salvo aparentemente. No son formas opuestas,
sino, más bien, simétricas.
5. La misma forma de poder, de un lado, aparece como otra forma de
poder, del otro lado. Al ser de las mismas estructuras y de las
mismas propiedades intrínsecas, al funcionar de la misma manera
respecto al poder, al establecer una relación similar con el eje crucial
del poder, sus estructuras y propiedades intrínsecas son parte de
las estructuras estructurantes mismas del poder como campo
gravitatorio.
6. Ahora bien, el poder en tanto campo de gravitación de fuerzas
sociales, como dinámica de simetrías políticas opuestas, es una
construcción social e institucional. Es la construcción política
efectuada por las sociedades institucionalizadas, las que constituyen
e instituyen las formas singulares de poder en sus formaciones
sociales. La simetría política de la que hablamos corresponde a las
simetrías modeladas institucionalmente.
7. ¿Qué relación hay entre estas simetrías sociales, construidas
socialmente, y las simetrías vitales, las simetrías inherentes a la
vida? Bueno, es un trascendental tema de investigación. Lo que se
puede decir, por el momento, es que las simetrías constructos
sociales no pueden sino recurrir a lo que hay materialmente y
vitalmente como simetrías físicas y biológicas para elaborar,
construir y edificar sus simetrías institucionales. La hipótesis que se
puede sugerir, siguiendo las interpretaciones que ya expusimos en
relación al biopoder34, es que la simetría constructo social
institucionalizada es ya una restricción de las simetrías vitales.
8. Por lo tanto, se puede no solo explicar desde la perspectiva de la
simetría política de los opuestos los paradójicos comportamientos
políticos, sino también las crisis políticas, las crisis del poder.
34 Ver Metamorfosis y biopoder. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/metamorfosis-y-biopoder/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/05/01/dinamicas-corporales-y-sociales/.
El Estado no requiere de revolucionarios
Para decirlo fácilmente, los revolucionarios combaten contra el Estado,
aunque unos crean que combaten contra una forma de Estado; de
acuerdo al lenguaje marxista militante, combaten al Estado de la
dictadura de la burguesía, para sustituirlo por la dictadura del
proletariado, que corresponde al Estado en transición al socialismo. Sin
embargo, la experiencia social política nos ha mostrado que no se
puede luchar contra la explotación capitalista, menos desmontar su
modo de producción, desde la otra cara del Capital, que es el Estado.
Dejando esta aclaración, incluso retomando esa creencia de que se
lucha contra una forma de Estado y no contra el Estado como
estructura histórica de dominación, el revolucionario combate contra el
Estado, en las condiciones singulares del periodo y del contexto donde
se efectúa esta lucha. Cuando logra derribar al gobierno burgués y
tomar el cielo por asalto, cuando llega al poder, el revolucionario está
demás. Pues, en esas condiciones de posibilidad histórica, las que le
otorga la toma del poder, lo que hay que hacer es defender el Estado
socialista contra las amenazas imperialistas y de la “conspiración
conservadora”, de la oligarquía y burguesía nacional, que se niegan a
perder sus propiedades y dominios. Se necesita hacer marchar los
aparatos de Estado, hacer que la máquina de poder funcione.
Los revolucionarios están demás porque no se necesita deconstruir
nada, ni demoler nada, ni destruir el Estado. Se necesita de
funcionarios leales, de una burocracia rutinaria y confiable; en lo que
respecta a la defensa de la “revolución” en el poder, no se necesitan
revolucionarios sino policías, que obedezcan ordenes, que repriman y
vigilen a toda organización, colectivo, movimiento e individuos
sospechosos. Esta es una de las razones por las que los revolucionarios
desaparecen del Estado “revolucionario”; este almatroste se llena de
antiguos funcionarios civiles y policiales, también militares. Al haber
pertenecido a la maquinaria del Estado, saben hacerlo funcionar; al
haber participado en la vigilancia y la mantención del orden, el haber
incursionado en acciones punitivas contra movimientos sociales, les da
el curriculum vitae para cumplir funciones en el nuevo Estado.
En lo que respecta a los movimientos sociales, a la sociedad
insurgente, son, poco a poco retirados, pues tampoco se requiere de
ellos; ahora es su gobierno el que gobierna, ahora es su Estado el
régimen político. Poco a poco la composición del sujeto social cambia;
los insurrectos son aislados; en vez de ellos se incorporan gente que
siempre, en todo gobierno, sea del color que sea, apoya al poder. Son
los fieles creyentes del poder. No es extraño, que perfiles sociales que
apoyaron a las dictaduras militares, después a los gobiernos
neoliberales, aparezcan, de nuevo, apoyando al “gobierno
revolucionario” y al nuevo Estado. De estos escenarios políticos
conquistados han desaparecido los revolucionarios y la sociedad
insurrecta.
Lo expuesto, ciertamente es una descripción muy sucinta y
esquemática; sólo se quiere reunir los rasgos generales, reiterados, en
distintos periodos y en distintos contextos. Lo que queremos decir es
que este derrotero dramático se ha repetido una y otra vez, después
de las llamadas revoluciones. Se trata pues de una regularidad
histórico-política. No hay porque volverse a sorprender ahora, con el
decurso seguido por los “gobiernos progresistas”, que vistos, desde la
perspectiva histórico-política, no son revolucionarios como lo fueron los
gobiernos emergidos de las revoluciones socialistas, sino reformistas.
En todo caso, gobiernos socialistas y “gobiernos progresistas” sufren
del mismo decurso de regresión política.
Si quedaron algunos “revolucionarios” en estos “gobiernos
progresistas”, en el Estado tomado, es porque se asimilaron al común
denominador de los funcionarios y de la burocracia. Son unos más de
ellos; su pasado revolucionario ha quedado en las fotografías. Esta
presencia simbólica de los ex-revolucionarios, para decirlo de esa
forma, lo que hace es legitimar al gobierno y al Estado vigente, que se
apresura a hacer funcionar la máquina del poder; además de confirmar
el proceso irreversible de decadencia.
Dadas estas circunstancias, que pueden ser calificadas como las del
eterno retorno del Estado y de las órbitas del círculo vicioso del poder,
no debería sorprender que los voceros del “gobierno progresista” se
desgañiten culpando a la “conspiración” de la “derecha” y del
“imperialismo” de los fracasos sociales, económicos y políticos del
“gobierno revolucionario”. Tampoco debería sorprendernos que los
gobernantes, que se consideran “revolucionarios”, por lo menos lo
dicen a voz en cuello, empleen los mismos procedimientos políticos y
policiales que los gobiernos que señalan como enemigos del pueblo y
de la nación. De la misma manera, no debería sorprender que los
voceros gubernamentales sean declarados defensores del progreso, del
desarrollo y de la modernidad, como lo eran antes los gobiernos
neoliberales; antes, los gobiernos nacionalistas y anteriormente los
gobiernos liberales. Es esto lo que comparten todos estos gobiernos;
comenzando por el “gobierno progresista”, siguiendo con los gobiernos
neoliberales, continuando con los gobiernos nacionalistas y los
gobiernos liberales. Comparten el mismo paradigma histórico,
linealista y evolucionista, aunque se distingan sus menudas
interpretaciones y en sus discursos.
El Estado no requiere de revolucionarios y el gobierno no los necesita.
Si los medios de comunicación oficiales, incluso los no oficiales, a veces
por razones distintas, se desgañitan por mostrar a los gobernantes, a
los representantes oficialistas, a los congresistas de mayoría, a los
jueces y magistrados, incluso a oficiales policías y militares, como
“revolucionarios”, es porque es el único medio donde puede aparecer,
por lo menos, la imagen estereotipada del “revolucionario” de dibujos
animados.
No vamos a entrar a lo que los descalifica de entrada, a estos
pretendidos “revolucionarios” en el poder, que tiene que ver con la
compulsión por la vieja práctica compañera del poder, la corrupción;
sugestivamente extendida e intensificada por gobiernos populares y de
“izquierda”. Hemos tratado sobre estos tópicos en otros escritos35.
Dejando de lado esta evidente práctica gubernamental, estatal e
institucionalizada; solamente manteniéndonos en las descripciones
generales del proceso de regresión de los gobiernos que emergieron
en sublevaciones y movilizaciones sociales, podemos interpretar estas
regularidades políticas, buscando configurar explicaciones integrales,
aunque sea de manera hipotética.
35 Ver Diagrama de poder de la corrupción. También Consideraciones sobre el diagrama de poder de la corrupción. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/diagrama-de-poder-de-la-corrupcion1/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/consideraciones-sobre-el-diagrama-de-poder-de-la-corrupcion/.
Laberinto político
1. Las dinámicas moleculares y molares del sistema-mundo moderno
se encuentran en la economía política generalizada, que es una
constelación de economías políticas, articuladas e integradas, que
hacen a lo que se definió y configuró conceptualmente como
sistema-mundo capitalista36. Estas dinámicas son efectivas
relaciones de poder, efectivas prácticas de dominación; actúan
directamente sobre los cuerpos, sobre los territorios, sobre la vida.
No solamente inscribiendo historias políticas, no solamente
hendiendo en sus espesores estructuras de dominación, que se
adhieren a los cuerpos como subjetividades, sino ocasionando el
efecto esperado de la economía política; separar de lo concreto lo
abstracto, para valorizar lo abstracto y desvalorizar lo concreto.
2. Es en el contexto extendido de estas separaciones donde emerge la
dominación como genealogía del poder. Los cuerpos, los territorios,
las formas de vida, son capturadas, aunque en parte, en las redes
lanzadas por las mallas institucionales. Los cuerpos son inducidos a
atender no sus cuerpos sino, mas bien, los fetichismos
institucionalizados, ya sea culturalmente, ya sea económicamente,
ya sea políticamente; en términos amplios, ya sea ideológicamente.
La realidad definida y mostrada por el poder es esta realidad
reducida a proliferación de fetichismos, que sustituyen a las
dinámicas concretas de la vida. Entonces, la economía política
generalizada corresponde al magnífico despliegue histórico y
mundial realizado por dispositivos institucionales de la
homogeneización axiomática. Dispositivos que pueden considerarse
como máquinas de colonización de la biodiversidad, de sus
ecosistemas, de sus sociedades orgánicas. Plataformas que se
adelantan como organizaciones operativas, como cumpliendo el
papel arquitectónico y de albañiles en la fabulosa edificación de la
economía política generalizada.
3. Aparecen primero formas aisladas de economía política, que solo
muestran también su proyección aislada. Por ejemplo, la economía
política religiosa, que separa espíritu del cuerpo, valorizando el
espíritu y descalificando el cuerpo; mostrando su proyección
salvadora de los espíritus, presos por cuerpos pecadores. Poco a
36 Ver Crítica de la economía política generalizada. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-economia-politica-generalizada/.
poco va armándose la economía política patriarcal, que otorga el
símbolo de la unidad familiar, comunal y social, al patriarca;
separando este símbolo paternal de las concretas y efectivas
dinámicas familiares, comunales y sociales; separando el símbolo
patriarcal de la pluralidad familiar, comunal y social. La unidad
abstracta se opone a la dispersión concreta. El símbolo, que
corresponde a la simbolización del concepto filosófico de unidad, se
convierte en símbolo sagrado, pues repite en la finitud mortal la
unidad cósmica o de la creación, que es Dios, el concepto supremo
teológico. Sin embargo, la economía política patriarcal va a tardar
en conformarse; se requiere resolver otros problemas
concomitantes. Es con la emergencia del capitalismo que la
economía política patriarcal termina de conformarse y de
consolidarse.
La misma emergencia del capitalismo, en tanto economía política
restringida a la economía, se topa con los mismos problemas que la
economía política patriarcal. En este decurso a la unidad absoluta,
a la homogeneización, al mando central y a la administración
nuclear, que es el Estado moderno, se requiere demarcar los roles
de género. La economía política de género, que separa hombre de
mujer, definiendo roles claramente demarcados para el hombre y la
mujer, valoriza al hombre como ideal civilizatorio, desvalorizando a
la mujer, más cerca del cuerpo y la reproducción de la vida. La
conformación de esta economía política de género ha sido lograda
violentamente, como consecuencia de la victoria del poder
emergente en la guerra prolongada contra las mujeres; una guerra
que, en principio, duro los tres siglos, el largo lapso de persecución
a las brujas. Sintomáticamente tres economías políticas se
benefician con la conformación de esta economía política de género;
la economía política religiosa, la economía política patriarcal y la
economía política restringida a la economía.
Solo citando estas cuatro economías políticas, que se dieron como
acontecimientos históricos, se observa que no solo se benefician
mutuamente, sino que se articulan y se integran, constituyéndose
en el substrato histórico-social-cultural-económico-político de lo que
va a ser el sistema-mundo capitalista.
4. El sistema-mundo capitalista no puede constituirse, instituirse,
edificarse, sino es mundo. La economía política que hace que esto
ocurra es la economía política colonial. Economía política que
separa hombre blanco de hombre de color; valorizando al hombre
blanco como ideal de la civilización, descalificando al hombre de
color como incivilizado, bárbaro, hasta salvaje. La economía política
colonial es el tejido que cohesiona, articula e integra a todas las
economías políticas. Las hace funcionar como civilización mundial;
en otras palabras, como sistema-mundo.
5. La economía política colonial tiene una relación estrecha con la
economía política de género y la economía política patriarcal. Al
coaligarse estas economías políticas no solamente se descalifica al
hombre de color sino también se lo feminiza, haciendo del hombre
blanco el ideal masculino. El colonizador se presenta como el padre
civilizador, el padre educador, que, en la figura concreta de la
colonización española, es, primero, el encomendero.
6. Se puede hablar de la economía política del Estado, que separa
Estado de sociedad; valorizando el Estado como sociedad política,
síntesis de la sociedad, a la que se la presenta como pluralidad
ingobernable. Otra vez, lo abstracto es valorizado, desvalorizándose
lo concreto, la sociedad, la que efectivamente construye el Estado,
lo edifica y lo reproduce todos los días. El fetichismo estatal es parte
de los fetichismos institucionales, que separan institución de las
relaciones, prácticas, circulaciones, concretas y múltiples, que
realizan los individuos, los grupos, los colectivos, dando vida a este
vampiro, que, en verdad, no existe, el Estado, salvo en la ideología.
7. El Estado como macro-institución ha sido sacralizado. Siendo una
institución más; es más, siendo una institucionalidad sostenida por
las mallas institucionales tanto políticas como civiles, es presentado
como la institución por excelencia; la que norma, garantiza el
cumplimiento de la ley; la que ordena, mantiene el orden; la que
distribuye la riqueza nacional, la que entrega tierras; incluso la que
se encuentra por encima de la lucha de clases. El Estado como
símbolo y signo político del imaginario moderno es el lugar preciado
y deseado donde se reúnen, mezclan, se articulan y sintetizan todos
los fetichismos del poder.
8. Antes dijimos que el Estado es la otra cara del Capital. Seguimos
compartiendo esta tesis; sin embargo, es más complejo que eso. El
Estado es la otra cara de todas las formas de dominación, que
adquieren, como el Capital, un nombre propio. En este sentido es
iluso, como dijimos, pretender liberarse de la explotación del capital
recurriendo a su otra cara, el Estado. De la misma manera, es iluso
pretender emanciparse y liberarse de las otras formas de
dominación recurriendo al Estado. La otra cara de todas las
dominaciones no puede abolir las mismas, pues si lo hiciera,
desaparecería el Estado.
9. Las revoluciones socialistas fueron, por parte de las multitudes, del
proletariado, los campesinos y lo nacional-popular, durante el siglo
XX, las apuestas heroicas por transformar el mundo de las
dominaciones polimorfas. Mundo concebido, en ese entonces, desde
la restrictiva figura estructural del modo de producción capitalista.
Empero, también fueron las apuestas políticas ilusorias de las
llamadas vanguardias; que confiaron y creyeron con que al hacerse
cargo del Estado, esta ocupación, incluso su destrucción parcial,
acompañada por la reconstrucción de otro Estado, coadyuvaría a la
transición al socialismo. Las revoluciones socialistas nacieron con su
derrota casada, al recurrir al Estado; el querer o buscar adecuarlo
como dictadura del proletariado, no arregla la situación. La
dictadura del proletariado es un concepto teórico político, construido
en el marco del esquematismo dualista; a la dictadura de la
burguesía se le opone la dictadura del proletariado. Estos son
ejercicios teóricos; que no tienen incidencia en la realidad, sinónimo
de complejidad, pues el Estado no responde a la lógica sino al juego
complejo de los múltiples planos y espesores de intensidad de la
realidad integrados.
10. Los “gobiernos progresistas” del siglo XXI son reformistas; están
lejos de las pretensiones transformadoras de las revoluciones
socialistas del siglo XX. Se reconoce en ellos no solamente el apoyo
popular, que entrega sus expectativas a estos gobiernos, sino el
haber emergido de movilizaciones populares. Este es el contenido
histórico-político de partida; empero, la partida no define los
procesos de cambio. El proceso político se encuentra dinamizado
por distintos campos de fuerza, en los distintos planos de intensidad
que abarca; las distintas correlaciones de fuerzas, en estos campos
de fuerzas, dan direccionalidad al proceso, de acuerdo a las
resultantes de las fuerzas concurrentes encontradas. Los gobiernos
reformistas se encuentran más expuestos a las contingencias
políticas, en los escenarios definidos por el Estado-nación heredado;
ni siquiera transformado, como en el caso de las revoluciones
socialistas. En estas circunstancias y condicionamientos de la
arquitectura estatal, no debería sorprender la llegada, más
temprano o más tarde, de la crisis múltiple del Estado-nación;
mostrando los límites infranqueables, en el intervalo del margen de
maniobra aceptable. Los populistas están condenados a administrar
la crisis múltiple del Estado, así como también los neoliberales; solo
que lo hacen de distinta manera, con distintos discurso, distintas
ideologías y distintos procedimientos. Empero, ambos, como dice
Víctor Álvarez, administran la economía extractivista y el Estado
rentista a su modo, en los Estado-nación subalternos donde se
dieron lugar los “gobiernos progresistas”.
11. Otra condición de imposibilidad histórica, que expone más a los
“gobiernos progresistas” y los hace más vulnerables, es lo que
denominamos el conservadurismo acumulado de los “gobiernos
progresistas”. A diferencia de los gobiernos de los Estado socialistas,
que, por lo menos, en el primer periodo, despejaron
conservadurismo ideológicos y culturales, ateridos en los
imaginarios sociales, mas bien, reúnen todos los conservadurismos
ideológicos heredados; los mezclan, y pretenden convertir este
coctel saturado en dispositivo barroco del cambio. Lo que a todas
luces es una pretensión estrambótica. El simbolismo patriarcal es
retomado en la figura crepuscular del caudillo; la proclama y
convocatoria revolucionaria es convertida en una convocatoria
mesiánica; el vanguardismo es reducido a la autoridad de un
estamento de oficiales políticos, que tienen el mando de soldados,
no de revolucionarios, que entre sus atributos se encuentra la
crítica; la política económica soberana hacia la independencia es
reducida a la expansión calamitosa del modelo extractivista colonial
del capitalismo dependiente; lo que podía haber sido, por lo menos,
una figura modesta de Estado en transición es circunscrita a una
versión compulsiva del Estado rentista.
Centros
Democracia institucional y decadencia política
Las historias políticas de las sociedades modernas están llenas de
paradojas. Instituyen la política como forma de legitimación del poder;
también como forma, si se quiere, de gubernamentalidad. Basada en
el ejercicio de la representación y la delegación, cuando la política, en
sentido pleno de la palabra, ha dejado de ser política; reducida a la
simulación o al teatro político. Como dijimos, la política, concepto que
deriva de polis, integra ética y política37; cuando se separa política de
ética, como ocurre en la modernidad, la política ya no es el cuidado de
la ciudad, cuidado del cuerpo, cuidado de la sociedad, sino dominación
a secas. Dominación claramente expresada en el enunciado
fundamental de la política moderna: el fin justifica los medios. En este
sentido, el de la paradoja y también en el sentido de la simulación, la
democracia institucionalizada en la modernidad no es democracia, en
sentido pleno de la pablara, sino simulación democrática. La
democracia, que es autogobierno y dar la palabra al pueblo para que
diga su verdad, se convierte en gobierno elegido, gubernamentalidad
ejercida a través de la representación y la delegación; en el armazón
de la república, es decir, la estructura de la división de poderes. La
voluntad multitudinaria se convierte en la voluntad general, idea
abstracta de querer y la decisión del pueblo; el decir la verdad se
transfiere a los representantes, que, como es de esperar, dicen su
verdad, no la del pueblo.
La primera república moderna, la república que fundan las trece
provincias de la Unión, después de haber ganado la guerra anticolonial
contra el Imperio británico - que es el antecedente de revolución
política de la revolución francesa; que es revolución política y
revolución social -, inicia su historia liberal expandiéndose hacia el
Oeste. Atravesando y conquistando los territorios de las naciones y
pueblos indígenas, para después hacerlo con los territorios de México.
¿Por qué, de entrada, la flamante primera república moderna, la
primera democracia institucional moderna, que cuenta con una
Constitución harringtoniana, que después va a ser disminuida a la
interpretación más conservadora jeffersoniana, desencadena la guerra
contra las naciones y pueblos indígenas? No se trata de buscar en
respuestas conocidas; tanto economicistas como evolucionistas,
tampoco políticas e ideológicas; se trata de comprender, para decirlo
de una vez, la compulsión por la expansión y la conquista; que es como
el impulso de poder de los imperios, recordando a los imperios
antiguos, sin hablar todavía de imperialismo.
37 Ver Ethos y politeia. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/ethos-y-politeia/.
Antonio Negri dice, en el Poder constituyente, que la Constitución
norteamericana contiene ya la inquietud por la expansión, no solo
continental sino también mundial38. Puede encontrarse en la lectura
histórica esto, como corroboración de la interpretación; sin embargo,
no deja de ser una lectura retrospectiva, desde el siglo XX, respecto a
lo que pasó en el siglo XVIII y XIX. No es suficiente esta explicación,
que se aposenta en lo que ha ocurrido, como diciendo que lo que pasó
después, se encontraba en ciernes en la República y en la Constitución.
Volviendo a la pregunta y haciéndola más clara, ¿por qué las repúblicas
modernas, que se suponen, que además de ser modernas, son
democráticas, y hablan a nombre de la igualdad, continúan el ejercicio
del poder de la expansión y la conquista imperiales? La declaración del
Ejército Continental, anterior a la Constitución dice: los hombres nacen
iguales. ¿Es que no se puede escapar de la historia, no se puede
escapar al condicionamiento del pasado; en este caso, al despliegue
expansivo de los imperios antiguos?
Tal parece que no, si no se sale del circulo vicioso del poder y de sus
distintas órbitas históricas. Lo que no quiere decir que la democracia
institucionalizada, la democracia liberal, no sea, si se quiere, para
decirlo fácilmente, un avance notorio y trascendente; en comparación
con las formas del ejercicio de poder antiguas; sobre todo, las que
corresponden a las genealogías de los imperios. Lo que importa es
comprender, cómo eso que llamamos pasado, sin todavía entrar en la
perspectiva de la simultaneidad dinámica, ejerce no solo su influencia
en el presente, en los presentes que corresponden a la historia, sino
que se comporta como ineludible condicionamiento de posibilidades.
Ocurre como se diera un eterno retorno al poder como dominación.
Respecto a la República de los Estado Unidos de Norte América, se
pueden definir periodos o ciclos, como se quiera; ciertamente, como
todo corte temporal o histórico, arbitrarios, aunque útiles en las
orientaciones buscadas. Un corte largo, que no tiene en cuenta las
turbulencias dadas en el lapso escogido, puede darse entre la
finalización de la guerra de la independencia y la guerra de secesión.
Otro corte largo, que tiene los mismos problemas que el anterior corte,
puede demarcarse entre la culminación de la guerra de secesión y la
primera guerra mundial; recordando que la etapa de la reconstrucción
38 Revisar de Antonio Negri El Poder Constituyente. Ensayo sobre las alternativas de la modernidad. Madrid 1994, Prodhufi. En el libro se analiza la diferencia entre la revolución política, de la independencia norteamericana, y la revolución social, relativa a la revolución francesa.
es difícil, problemática, además de contradictoria. Un tercer corte, que
exactamente no es largo, sino más bien, corto; empero, indispensable,
para evaluar las transformaciones estructurales del capitalismo
norteamericano, es el lapso de entre-guerra, entre la primera y
segunda guerra mundial. Proponemos un cuarto corte, que tampoco es
largo, sino, mas bien, mediano; corresponde a la finalización de la
segunda guerra mundial y se alarga hasta la guerra del Vietnam. El
último corte propuesto, para situar a la República, como la nombra
Hannah Arendt39, es el demarcado entre la finalización de la guerra de
Vietnam y la historia reciente de Estados Unidos de Norte América.
39 Ver Crisis de la república. Taurus; 1998. También ¿Qué es la política? El libro armado sale a luz en 1993 bajo el título en alemán Was ist Politik? Revisar de Hannah Arebdt Qu’est-ce que la politique? Seuil; París 1995.
Breve reseña histórica
Colonos y británicos entraron en conflicto durante dos décadas
sucesivas, que se dan entre 1760 y 1770; el conflicto desató la Guerra
de la independencia; guerra que abarcó los años que se dan entre 1775
y 1781. El 14 de junio de 1775, el Congreso Continental, reunido en
Filadelfia, estableció un Ejército Continental bajo el comando de
George Washington. En el acto se proclamó que todos los hombres
nacen iguales y dotados de derechos inalienables. El Congreso aprobó
la Declaración de Independencia, cuyo antecedente filosófico es
inspirado en The Commonwealth of Oceana de James Harrington40;
redactada, en gran parte, por Thomas Jefferson, y presentada el 4 de
julio de 1776. En 1777, los artículos de la Confederación configuraron
un gobierno confederado todavía frágil; forma de gobierno que se
mantuvo hasta 1789. Una vez derrotado el ejército británico por el
Ejército Continental, asistido por el apoyo militar francés y español, la
corona de Gran Bretaña reconoció la independencia y soberanía de la
República, cuya soberanía radicaba sobre el territorio al este del río
Misisipi. Después de la independencia, se conformó una Convención
Constitucional en 1787; con la Convención se buscaba edificar un
Estado-nación sólido. La Constitución de los Estados Unidos fue
ratificada en 1788; en este contexto jurídico-político, un año más
tarde, George Washington se ungió como el primer presidente de la
flamante República.
La Carta de Derechos fue asumida en 1791, donde se prohibía la
restricción federal de los derechos humanos, además de garantizar su
cumplimiento. Respecto a los problemas jurídicos, políticos,
económicos y sociales heredados, la República se vio urgida a
responder y buscar solucionarlos. Por ejemplo, el comportamiento
liberal respecto a la esclavitud fue variante; en principio, inconsecuente
con la ideología liberal. Una cláusula en la Constitución protegió el
comercio de esclavos hasta 1808. Geográficamente también se
manifestaron las diferencias en las conductas políticas; los estados del
Norte abolieron la esclavitud; lo hicieron dilatando el efecto jurídico
entre 1780 y 1804; en cambio, los estados del Sur, esclavistas, fueron
defensores de la “institución peculiar” del esclavismo;
paradójicamente, en el seno de la misma República. Durante el llamado
“Segundo Gran Despertar”, que se dio lugar al comienzo del siglo XIX,
40 Ver The Commonwealth of Oceana by James Harrington. file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Documents/EEUU/2016/the_commonwealth_of_oceana.pdf.
las iglesias evangélicas se convirtieron en promotoras de los
movimientos reformistas de la época, incluyendo el abolicionismo.
Lo que viene después, a grandes rasgos, se puede denominar la
expansión territorial de la República al Oeste. En 1803, se compra
Luisiana a Francia; esto acontece durante la gestión gubernamental de
Thomas Jefferson. Con esta adición geográfica, prácticamente se
duplicó el espacio de control de la República. España, en 1819, cedió
territorios al Este, además de otros espacios geográficos de la costa
del golfo. En esta expansión geográfica de la República, se pude decir
que las más damnificadas, incluso llegando al extremo de su
desaparición, fueron las naciones y pueblos indígenas. Se habla de
“sendero de lágrimas”, correspondiente al sendero sinuoso, el calvario
de las naciones nativas y pueblos indígenas - que, en su coyuntura de
mayor intensidad destructiva, corresponde a la década de 1830 -,
muestra patentemente la política de remoción india. Lo que se puede
nombrar también como el gigantesco etnocidio y genocidio, que es el
substrato histórico-cultural-político de la República.
La expansión de la República fue imparable; Estados Unidos se anexó
la República de Texas en 1845. La guerra contra México, dos años más
tarde, derivó en la anexión de California; así como el extenso espacio
territorial del suroeste. Otros factores intervinientes, sobre todo,
económicos, contribuyeron a impulsar la expansión; la fiebre del oro
desatada entre 1848 y 1849 espoleó la migración hacia el Oeste. Con
la instalación y el despliegue de los ferrocarriles se dio lugar a la
proliferación de los colonos. Todo este panorama agitado y vertiginoso
incrementó descomunalmente los conflictos con las naciones y pueblos
indígenas.
Se puede decir que este nacimiento del nuevo capitalismo, cuyas
condiciones de posibilidad históricas y económicas son distintas a las
de Europa, pues se trata, si nos dejan repetir lo que ya dijimos41, de
otro capitalismo, dio lugar no solamente a una expansión geográfica,
que termina conectando económicamente los dos océanos, el Atlántico
y el Pacifico, sino también a la apertura de la caja de pandora. Se
multiplicaron los conflictos; entre ellos, también los que se puede
41 Ver Subalternidad y máquinas del sistema-mundo. También Clausura del horizonte moderno. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/subalternidad-y-maquinas-del-sistema-mundo/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/clausura-del-horizonte-moderno/.
considerar de orden interno a la República. Las contradicciones entre
estados pro-esclavistas y los estados abolicionistas, sumándose a las
discrepancias en lo que respecta a las relaciones entre los estados y el
gobierno federal, avivaron contiendas suscitadas por la propagación de
la esclavitud. En este contexto histórico dramático, aunque también
vertiginoso e inaugural, Abraham Lincoln, candidato del partido
republicano, conocido como declarado abolicionista, se convirtió en el
presidente electo en 1860. Sin embargo, antes de asumir formalmente
la presidencia, los siete estados esclavistas se declararon en secesión
de la Unión; estableciendo los Estados Confederados de América. El
gobierno federal determinó que la secesión es ilegal. La respuesta de
los Estados Confederados fue la guerra; se dio lugar el ataque a Fort
Sumter, por parte de los secesionistas, desbocándose la guerra civil.
La guerra la ganó el Norte contra el Sur, los estados abolicionistas
contra los estados esclavistas, la Unión contra la Confederación.
Contando con la victoria bélica, la Unión, en 1865, agregó tres
enmiendas a la Constitución; con el objeto de garantizar la libertad de
cuatro millones de afroamericanos, convirtiéndolos en ciudadanos de
la República, otorgándoles el derecho de voto.
Abraham Lincoln no duró en la presidencia, su mandato fue cortado
abruptamente por su asesinato. Lo que vino después, en el periodo
inmediato a la posguerra civil, es lo que se conoce como la
reconstrucción; cuando se encaminaron políticas dirigidas a la
reintegración, así como a la reconstrucción de los estados sureños.
Buscando garantizar los derechos de la población afroamericana. En
esta coyuntura crítica, las elecciones presidenciales de 1876, de
antemano interpeladas por los estados sureños, se zanjaron mediante
el Compromiso de 1877; Compromiso a través del cual los demócratas
sureños reconocieron como presidente a Rutherford B. Hayes,
obteniendo a cambio que se retiraran las tropas de la Unión, que
estaban acantonadas en Luisiana, Carolina del Sur y Florida.
Si bien la Unión ganó la guerra civil, no pudo administrar, como corresponde, todos los territorios que abarca su soberanía; en la
práctica, los estados del Sur impusieron una política segregacionista. Las llamadas leyes de Jim Crow comienzan a aplicarse desde 1876; se trata de una política de apartheid; política que se mantuvo hasta
196542.
42 Bibliografía: Biddle, Julian (2001). What Was Hot!: Five Decades of Pop Culture in America (en inglés). Nueva York: Citadel. Blackburn, Robin (1998). The Making of New
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La República se transformó estructuralmente durante todo el siglo XIX;
el Estado-nación se consolidó, definiendo de mejor manera su perfil
federal. La cohesión entre Norte y Sur sobrevino con el tiempo; sobre
todo, debido a la permanente revolución industrial, además de
administrativa, económica y comercial. Se puede decir que ya antes de
la primera guerra mundial, Estados Unidos de norte América era la
principal potencia industrial y económica del sistema-mundo
capitalista, a pesar de que Gran Bretaña seguía todavía a la batuta,
hegemonizando el ciclo del capitalismo vigente. La ventaja del
capitalismo norteamericano es que es el nuevo capitalismo, el
capitalismo de la revolución industrial, tecnológica y científica, además
de administrativa, permanente. Este capitalismo nace desnudo del
pasado, que arrastraba Europa y también Asia; un pasado estamental
y de castas, de aristocracias y simbologías sociales ateridas, que
ralentizaban las iniciativas del capitalismo como modo de producción,
basado en la desterritorialización constante, la decodificación perpetua
y la axiomatización permanente.
Lo que se había dado lugar, desde la conquista de Tenochtitlan, es al
nacimiento de la modernidad, entendida como mundialización y
mezcla, hibridación e invención. El mundo nace en el abigarramiento
cultural, en la intersección de economías, lenguas, sujetos sociales y
subjetividades empujadas a la vertiginosidad. Esta es la modernidad
barroca, que corresponde hemisféricamente a la hegemonía del Sur.
Lo que acontece desde la revolución industrial británica, es el
desplazamiento de la hegemonía del Sur a la hegemonía del Norte
hemisférico. Sin embargo, no hay que olvidar que este sistema-mundo
capitalista nace precisamente en el nuevo continente, aunque
regionalmente haya nacido en Europa, incluso en Asia. El continente
de Abya Yala, que se nombrara como América, es el suelo del
acontecimiento mundial del capitalismo. No hay sistema-mundo
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https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Unidos.
capitalista sino en el mundo y el mundo es mundo desde la conquista
de Abya Yala.
La República, siguiendo el nombre que le otorga Hannah Arendt a
Estados Unidos de Norte América, se edifica precisamente en el
continente del acontecimiento mundial del capitalismo y la
modernidad. No hay tal “destino manifiesto”, como reza el discurso
masón, lo que muestra el apego místico de la ideología liberal, tan
alejada de la comprensión de la complejidad histórica-política-
económica-social y cultural de la República, sino condiciones de
posibilidad históricas, que tienen que ver con el acontecimiento de la
mundialización.
Se puede decir, interpretando, que hasta la primera guerra mundial,
esta incumbencia mundial de la República se encontraba oculta a la
vista de una mirada, si se quiere, eurocéntrica. Son la primera y
segunda guerra mundial las que catapultan, por así decirlo, a Estados
Unidos de Norte América a la condición, ya visible, no solo de potencia
mundial sino de hiper-potencia mundial; al finalizar la segunda guerra
mundial, compartiendo esta condición con la Unión Soviética. Como
dijimos en otros escritos, lo que hay que investigar no es la
generalización, sino, mas bien, la excepcionalidad43. En el caso de
Estados Unidos de Norte América, es una excepción, en lo que respecta
a lo que pasa como generalidad con el resto de las colonias europeas.
No solamente sobresale en relación a la potencias europeas, sino que
las sobrepasa, transformando las estructuras mismas del sistema-
mundo, aunque también experimentando estas mismas
transformaciones, no necesariamente, si se quiere, consciente de lo
que pasa.
Cuando, en 1914, se desencadena la primera guerra mundial, Estados
Unidos de Norte América se declara neutral. Sin embargo, el
desenvolvimiento de los acontecimientos, obliga al gobierno y al
Congreso intervenir en la conflagración mundial, en alianza con los
británicos y franceses. En 1917 Estados Unidos se incorpora a la
43 Ver Clausura del horizonte moderno. También La isla que contiene al continente. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/clausura-del-horizonte-moderno/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/01/01/la-isla-que-contiene-al-continente/.
guerra; la balanza de la correlación de fuerzas se inclina a favor de los
aliados.
Se da una bonanza económica en la década de los veinte; empero, que
encuentra su otra cara en la crisis de fines de la década, llamada gran
depresión. Lo que muestra que los ciclos del capitalismo tienen etapas
de ascenso y etapas de descenso, como lo esquematiza Nikolái
Kondrátiev, sino también y sobre todo, crisis de sobreproducción, que
vienen acompañadas por crisis depresivas.
La respuesta a esta crisis, la de 1929, va a ser la intervención estatal
en la economía, al estilo de las propuestas de John Maynard Keynes.
Franklin D. Roosevelt es electo presidente en 1932; su gestión postula
el New Deal. Se puede decir que este New Deal consiste en la
promoción de la demanda, para dar lugar al incremento de la oferta;
en pocas palabras, se promueve el pleno empleo.
En esta coyuntura de salida de la crisis, estalla la segunda guerra
mundial. Como repitiendo la historia, también, al comienzo, de la
segunda guerra mundial, Estados Unidos se declaró neutral; sin
embargo, emprendió, de todas maneras, el suministro de provisiones
a los aliados en marzo de 1941; recurriendo al programa de préstamo
y arriendo. El 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos se incorpora a
los aliados, en declarado combate contra las potencias del Eje; esto
aconteció después del ataque japonés a Pearl Harbor.
Con la victoria de los aliados sobre la Alemania nazi, en 1945, se
convocó a una conferencia internacional, oficiada en San Francisco,
donde se acordó la redacción de la Carta de las Naciones Unidas. Un
poco más tarde, el 2 de septiembre, Japón se rindió, culminando con
esto la segunda guerra mundial. Lo que apresuró la rendición de Japón
fue la utilización de la bomba nuclear en dos ciudades, Hiroshima y
Nagasaki, en agosto de ese mismo año.
Lo que sobrevino después de la segunda guerra mundial es la paz
americana o, dicho de mejor manera, de manera conocida, la guerra
fría. La OTAN y el Pacto de Varsovia fueron los complejos tecnológicos-
militares-económicos y comunicacionales que se enfrentaron, en esta
guerra fría. Sin embargo, si bien no se dio una tercera guerra mundial
o una guerra de bloques, a gran escala, de todas maneras, se
sucedieron guerras convencionales, a escala menor. Entre 1950 y
1953, los bloques enfrentados se pulsaron en la guerra de Corea.
Aunque estuvieron, los bloques, a punto de enfrentarse en una guerra
a escala mundial, en el conflicto de los misiles en Cuba, en una
coyuntural crucial, la de 1962. De esas guerras a escala regional, la
más importante fue la guerra del Vietnam.
Lo que viene después es como la fase del espectáculo, como asentada
en las arenas movedizas de lo que ya viene a ser una crisis económica
continua. En la década de los setenta no solamente se vuelve hacer
evidente la crisis de sobreproducción, crisis que desata el modo de
producción capitalista y también lo que podríamos llamar el modo de
competencia; la guerra de todos contra todos, entre los competidores.
Sino que estos modos de producción y de competencia llevan, de
manera inherente, al capitalismo, el desborde de la producción
desordenada, caracterizada por la incoordinación de los productores
empresariales; el desborde de la compulsión tecnológica,
absurdamente utilizada en la competencia desenfrenada. Lo que
ocasiona la crisis de sobreproducción, es decir, dicho en términos
ilustrativos, la acumulación de stocks que no se pueden vender. Por
ejemplo, en este contexto económico mundial, la administración de
Jimmy Carter estuvo afectada por la estanflación. También se puede
hablar, como en paralelo, de una crisis política intermitente.
Llamemos, perentoriamente, periodo reciente, lo que viene
marcándose, de una manera peculiar, desde la presidencia de George
H. W. Bush. Estados Unidos de Norte América asumió un papel de
gendarme de orden mundial; a decir de Antonio Negri y Michael Hardt,
del imperio. Se involucró en las recientes guerras de Medio Oriente;
comenzando con la primera guerra del Golfo.
Se puede hablar, entonces, del ciclo largo de la crisis de
sobreproducción, que data de la década de los setenta, y se alarga
hasta el presente. De todas maneras, en este ciclo largo de la crisis de
sobreproducción, diferida administrativamente, mediante
manipulaciones financieras, las mismas que se convierten en crisis
financieras intermitentes, se da lo que se puede llamar ciclos cortos de
relativa prosperidad. Por ejemplo, podemos señalar a la larga
expansión económica, dada desde marzo de 1991 hasta marzo de
2001.
En el nuevo lapso de recesión económica, que se manifiesta después
de 2001, aunque cada recesión tenga su peculiaridad, también su
duración, vuelven a aparecer las figuras contrastadas, pero, también
imbricadas, de fases ascendentes y fases descendentes de los ciclos
medios del capitalismo; así como, en el trasfondo y en el substrato de
estos procesos, la crisis persistente de sobreproducción. Si
recurriéramos a una tesis racional, diríamos que la única manera de
salir de la crisis de sobreproducción, la madre de todas las crisis del
capitalismo, por lo menos, en el ciclo del capitalismo de la hegemonía
norteamericana, es la coordinación de las burguesías nacionales e
internacionales; de tal manera, que puedan acordar cuotas de
producción. Pero, esto, esta actitud racional o esta solución racional,
parece que no la van adoptar nuca las burguesías, que parecen
atrapadas en la compulsión de la competencia desbocada y tanática.
Implosionados los Estados socialistas de la Europa Oriental,
derrumbada la URSS, se esfuma la guerra fría, y con ella el dramático
equilibrio bipolar de las super-potencias mundiales. El problema no es,
como muchos analistas, entre ellos críticos, suponen; el haber
ingresado a un mundo unipolar. No asistimos a la hegemonía absoluta
de la hiper-potencia solitaria de los Estados Unidos de Norte América;
tampoco a su dominación incontestable. No por lo que suponen estos
analistas, por lo menos, los autodenominados críticos, que consideran
que con la irrupción de las potencias emergentes, sobre todo, de la
principal potencia económica del mundo, China, se abre, mas bien, un
mundo multipolar; sino porque la hiper-potencia desmesurada de
Estados Unidos de Norte América, perdida en su repentina soledad, no
se encuentra a sí misma. Para lanzar una figura ilustrativa, podríamos
decir que, lo que es ahora la hiper-potencia, tan acostumbrada a pelear
con el circunstancial enemigo de turno, cada vez más grande, de
pronto se encuentra sola en el mundo, armada hasta los dientes con
armas sofisticadas de destrucción masiva y armas convencionales
tecnológicamente avanzadas, que no puede utilizar contra nadie a su
altura. Se encuentra sola e hipertrofiada sin poder competir con nadie.
Esta insólita situación ha empujado a sus máquinas de guerra a la
situación surrealista de estar sin-sentido, en un mundo que no requiere
semejante armamento. Esta situación ha empujado a su clase política,
incorporando en ella a apéndices peligros, que juega a la conspiración,
sus enigmáticos servicios de inteligencia, a un sentimiento de
desolación devastador. Esta situación ha empujado a los pueblos, y
esto es lo positivo, a reflexionar en un mundo sin enemigos, reales o
inventados; en verdad, son sugeridos por la propia necesidad del
enemigo44.
Parece que es, en este contexto problemático, desde donde podemos
analizar, con alguna coherencia, las dinámicas inherentes a las
elecciones de 2016 de lo que una vez fue la República. Que después
fue señalada por los pueblos como imperialismo, así como por los
proyectos socialistas; que fue redefinida por lucidos teóricos críticos,
como Negri y Hardt, como gendarme del imperio; pero, que ahora, en
esta coyuntura incierta no sabe lo que es.
44 Ver Más allá del amigo y enemigo. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/mas-alla-del-amigo-y-enemigo/.
Una anticipación a las conclusiones
Preguntas:
1. ¿Se puede conjeturar que los problemas de nacimiento de la
República no se han terminado de resolver? En la medida que
persisten, inciden en el presente, de tal manera que obstaculizan
las aperturas y salidas históricas y políticas. Por ejemplo, que los
temas pendientes de la guerra civil no se han terminado de resolver,
entre el proyecto democrático de los abolicionistas y el proyecto
conservador de los esclavistas. Esto se manifestaría en distintas
figuras y en distintos escenarios políticos, particularmente en las
compulsas electorales.
2. ¿Es vano atender a la diatriba entre candidatos, que pretenden ser,
o se esfuerzan por serlo, diametralmente opuestos, cuando lo que
importa es lo que se juega, no en el discurso de los candidatos, sino
el espesor histórico de lo no-resuelto?
3. ¿Un Estado-nación, constituido por migrantes del mundo, sobre
cementerios indígenas, extendido en territorios nativos y geografías
políticas mexicanas, cuando expresa, por uno de sus candidatos,
apoyado por un contingente electoral importante, que va poner una
muralla contra la migración desde el Sur, no entra en su mayor
contradicción constitutiva? ¿No se deslegitima?
4. ¿No es conveniente, mas bien, resolver todos los problemas
pendientes, despojarse de las cargas del pasado, que no es lo
mismo que decir despojarse del pasado? Para habilitarse libre y
espontáneamente a participar en mundos alternativos, sugeridos
por la potencia de la vida.
El embrollo de las elecciones
La democracia liberal, desde un principio, tiene que resolver el
problema de la representación, casado con el problema de la
delegación. ¿Cómo lograr el orden de la representación poblacional y
espacial en el Congreso? ¿Cómo conformar una estructura de la
representación y delegación, que consolide al Estado-nación; cuya
arquitectura política es la república? Se trata de organizar un sistema
de representación y delegación que abarque adecuadamente y pondere
convenientemente a la población y al espacio, donde se distribuye y
habita esta población. Si se quiere, se tiene como dos fórmulas
políticas cuantitativas; por una parte, una estructura de la
representación demográfica, ponderada espacialmente; por otra parte,
una estructura de la representación espacial, ponderada
demográficamente. El embrollo político comienza cuando se conjugan
ambas fórmulas, buscando obtener una organización institucional del
Estado, que legitime al Estado-nación, que le otorgue capacidad de
convocatoria y permita el movimiento de las dinámicas políticas.
No deja de sorprender el sistema electoral norteamericano de la
república federal estadounidense. Los ciudadanos no eligen de forma
directa al presidente. Escogen a unos representantes, llamados
electores, quienes trasfieren el voto al Colegio Electoral; que es el
organismo comisionado para designar al presidente. En este marco
procedimental electoral, se prorratea el voto popular; por ejemplo, a
quien gana en un estado dado, se le otorgan todos los votos del área
geográfica política. En estas condiciones y circunstancias, el partido
que obtiene 270 votos o más en el Colegio Electoral consigue colocar
a su candidato en la Casa Blanca.
Se puede decir que se trata de un sistema representativo y delegativo,
estructurado por mediaciones institucionales, que construyen la
legitimidad liberal demográficamente y espacialmente. Pero, el
sistema, al estar conformado por estas mediaciones - que transfieren
las decisiones, las inclinaciones de voto, la elección plural de los
ciudadanos, a estas instancias de prorrateo y de ponderación electoral
-, lo que termina ocurriendo es que los ciudadanos, el conjunto, si se
quiere, plural de los ciudadanos, ya no controlan los desenlaces
electorales. Por este camino, los ciudadanos no controlan los
desenlaces de la democracia formal, así como los desenlaces políticos.
Las decisiones políticas las controla la clase política; es más, la élite de
la clase política.
Por otra parte, este sistema representativo y delegativo ha conducido,
en efecto, al bipartidismo. Demócratas y republicanos se disputan la
presidencia y el Congreso; son los dos partidos que rotan en el
gobierno; dispositivo estatal que adquiere la tonalidad discursiva y
política que le atribuye el partido de turno. En este contexto político,
también, contexto específicamente electoral, no se puede esperar, por
cierto, grandes variaciones, menos sorpresas. Hay como acuerdos
implícitos en los dos partidos “representativos”; uno de los acuerdos
implícitos, es la estructura de las estrategias de la política mundial.
Otro acuerdo implícito, aunque, en este caso, los márgenes de
maniobra sean mayores, por lo tanto, se dan ciertas diferencias; por
ejemplo, en lo respecta a las políticas sociales, a las políticas de salud
y a las políticas educativas. También pueden darse desacuerdos
circunstanciales en lo que respecta a las políticas económicas,
inclinándose unos más a aproximaciones a políticas económicas al
estilo keynesiano; inclinándose otros más a aproximaciones a lo que
se conoce como políticas neoliberales. Sin embargo, lo que no hay que
olvidar, que, también en este caso, hay como acuerdos implícitos en lo
que respecta a los márgenes de maniobra. En consecuencia, los dos
perfiles políticos económicos, a pesar de sus circunstanciales
diferencias minuciosas, tienden, mas bien, a parecerse que a
distinguirse notoriamente.
Un campo temático, que se ha venido haciendo polémico, en las
contiendas electorales más recientes, son las políticas o las estrategias
políticas con relación a los campos sociales, políticos, económicos y
culturales de Latinoamérica, particularmente con México. En este caso,
los demócratas se han caracterizado, por lo menos, discursivamente,
por aperturas a Latinoamérica; concretamente, en el caso puntual de
la migración, por reformar la normativa migratoria. Buscando
solucionar la situación discriminadora de los “indocumentados”, que
trabajan, en condiciones no institucionales, en los Estados Unidos de
Norteamérica. En cambio, en el caso de los republicanos, vertiendo un
tono más conservador; incluso, de ratificación de la discriminación
institucionalizada, más aún, recrudeciendo las medidas y dispositivos
migratorios, rayando, ya no solamente en la violencia implícita y
simbólica, racial, sino en una violencia descarnada y desenvuelta. Un
ejemplo estrambótico es la delirante propuesta de construir un muro a
lo largo de la extensa frontera entre Estados Unidos y México.
Sin embargo, si se revisa no solamente los discursos electorales,
contrastantes, entre demócratas y republicanos, sino también las
políticas efectuadas, en lo que respecta a la migración, vamos a ver
que, en la práctica, muy poco se diferencian los gobiernos demócratas
y los gobiernos republicanos. Desde esta perspectiva descriptiva,
habría que preguntarse sobre el alcance y la significación del debate
entre Hillary Diane Rodham Clinton y Donald John Trump. Por un lado,
tenemos el perfil de una mujer experimentada en la política de la Casa
Blanca; por otro lado, tenemos un empresario destacado en el ranking
económico, al estilo de la revista Fortuna. Como se ha podido notar, el
estilo discursivo y convocativo es también contrastante; por un lado,
se tiene un discurso elaborado, de tradición política demócrata; por
otro lado, se tiene un discurso improvisado y una convocatoria
carismática, que raya en un populismo de casta y en un despotismo
patriarcal, al estilo de los hombres pioneros, convencidos de sí mismos,
por sus logros económicos. Convencidos, además, que son el referente
de su mundo, que es, en realidad una burbuja, y que cuentan con la
verdad del mundo. Siendo esta concepción del mundo tan elemental,
que el mundo se reduce al esquematismo simplón de ganadores o
perdedores, a ser país grande o país chico; la economía del mundo se
reduce al crecimiento económico o la crisis económica; mejorando un
poco sus orientaciones esquemáticas, el mundo económico se reduce
a ampliar el empleo o cerrar las fábricas.
Ciertamente, no solo la concepción del mundo de Donald Trump es
elemental, sino también su concepción política e ideológica; en
comparación con lo que sucede con Hilary Clinton. Sin embargo, no
hay que olvidar que sería ingenuo, sobre todo, ahora, en la historia
política reciente, que los presidentes no gobiernan, no deciden, en
pleno sentido de la palabra; aunque puedan darle un estilo propio a las
expresiones políticas. En sistemas democráticos formales, de larga
data, consolidados institucionalmente, más aún, correspondiendo a la
hiper-potencia mundial, la gubernamentalidad concurre, mas bien,
como inercia; recurrencia repetitiva de los engranajes de maquinarias
de poder consolidadas. Es difícil que se pueda esperar cambios
trascendentes en cualquiera de los gobiernos, que conformen ya sea
los demócratas o los republicanos.
A la vuelta de la esquina de las elecciones, los dos candidatos se hallan,
según las encuestas, “técnicamente empatados”; llevando una ventaja
aritmética Hilary Clinton no solamente de menos del 2%, según alguna
encuesta, un poco más del 2%, según otra encuesta, sino la que le
otorga el prorrateo electoral, el contar con más votos en el Colegio
Electoral.
Se puede decir, que las campañas electorales encontradas, se orientan
por un cuadro ya establecido por los comportamientos electorales pasados. Como referencia constatada, se encuentran los estados tradicionalmente demócratas, como Massachusetts o California; así
como, en contraste, los estados tradicionalmente republicanos, como Nebraska y Alaska. Como referencia de incertidumbre electoral, están diez estados, cuyos comportamientos electorales han sido, mas bien,
variables; estos estados son denominados como swing states, que connota la figura de bisagra. En esta situación electoral de los inmediatos comicios, las estrategias y tácticas electorales se
concentran en éstos estados bisagra; sobre todo, en aquéllos que contienen más población, es decir, más votos para el Colegio Electoral.
Según los datos de las encuestas procesadas por Real Clear Politics, Nevada, Colorado, Arizona, Iowa, Ohio, Carolina del Norte y Florida,
son los estados donde todavía hay incertidumbre respecto a la inclinación del voto. Sin embargo, en lo que respecta al peso del voto en el Colegio Electoral, no son equivalentes. Revisando la localización
de las campañas electorales, demócratas y republicanos se han como localizado en algunos estratégicos estados bisagra; uno de ellos es la Florida, que corresponde a un swing states, que cuenta con 29
electores en el Colegio electoral. Recordando comicios pasados, las elecciones del 2000, en Florida se hicieron evidentes los problemas inherentes del sistema representativo y delegativo de este singular
procedimiento de prorrateo del voto popular. Problemas relativos al recuento de votos, que otorgaron la victoria a George W. Bush, que contaba con más electores en el Colegio Electoral, en lugar de a su
oponente demócrata, Al Gore, que contaba con más votos acumulados.
Otro estado bisagra disputado es Ohio, que cuenta con 18 electores, así como Carolina del Norte, que cuenta con 15 electores. Al respecto, en Ohio, los resultados de las encuestas han venido variando. Se dice
que la abigarrada composición demográfica del estado, como que resume, de alguna manera, la estructura electoral, segura y contingente, de las inclinaciones del voto de los ciudadanos
estadounidenses. Por ejemplo, en Carolina del Norte la votación ciudadana esta, prácticamente, empatada; un 47% del electorado se
inclina por Hilary Clinton y un 47% lo hace por Donald Trump. Los esfuerzos de los candidatos se encaminan a convencer al 6% de los indecisos45.
45 Ver Elecciones Estados Unidos: estos son los estados que decidirán el próximo presidente. La Vanguardia. http://www.lavanguardia.com/internacional/20161103/411518222051/elecciones-estados-unidos-estados-clave-bisagra-swing-states.html.
En resumen, en todos los estados, excepto Maine y Nebraska, el
ganador del voto popular en el estado gana todos los votos electorales
del estado. Los estados mencionados utilizan el "método de distrito del
Congreso", en el que el ganador del estado recibe dos votos electorales
y los candidatos reciben votos electorales adicionales para cada distrito
del que ganan. En las recientes campañas electorales, los partidos en
competencia han centrado sus esfuerzos en un número relativamente
pequeño de estados competitivos. En el cuadro electoral, se puede
decir que estados claves son Nevada, Colorado, Iowa, Wisconsin,
Michigan, Ohio, Pennsylvania, Nuevo Hampschire, Virginia, Carolina del
Norte, Minnesota, y la Florida. De acuerdo a las opciones o
probabilidades, demócratas y republicanos, orientan sus esfuerzos de
campaña en otros grupos de estados. Los demócratas, incluyen el
segundo distrito del Congreso de Nebraska, Missouri, Indiana,
Montana, Arizona y Georgia. Mientras tanto, los republicanos orientan
sus esfuerzos al segundo distrito de Maine, Oregón y Nuevo México46.
46 Enlaces externos: Elecciones presidenciales en Estados Unidos, 2016. Open Directory Project. Consultado el 11 de agosto de 2013.
También Presidential Form. Filers at the Federal Election Commission (FEC); 2016; Chris Cilizza. Así como 13 punteros para 2016. Washington Post. Consultado el 8 de noviembre de 2012. https://www.hillaryclinton.com/. https://www.donaldjtrump.com/. https://www.donaldjtrump.com. http://www.jill2016.com/. http://castle2016.com/home/. https://www.evanmcmullin.com/.
http://www.robertwwhitaker.com/. Ver Enciclopedia Libre, Wikipedia: file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Documents/EEUU/2016/Elecciones%20presidenciales%20de%20Estados%20Unidos%20de%202016%20-%20Wikipedia,%20la%20enciclopedia%20libre.html.
Consideraciones sobre la crisis de la democracia institucional
1. La democracia institucional moderna, que corresponde, en su
nacimiento, también como paradigma político, al modelo liberal, se
ha globalizado, a pesar de las excepciones, que escapan al modelo.
2. Esta democracia institucional moderna es el sistema representativo
y delegativo que legitima las formas del poder del Estado-nación,
que se constituye e instituye como república.
3. La democracia institucional liberal, en su expansión mundial, ha
sufrido embates, resistencias, incluso adaptaciones singulares, que
llegaron al límite de distorsionar estructuralmente el paradigma,
incluso cruzarlo.
4. De todas maneras, en el transcurso de los siglos de globalización de
la democracia liberal, el paradigma se ha como asentado
mundialmente, para no decir consolidado, que sería incorrecto. La
paradoja es que cuando parece haberse globalizado, convertido
como sentido común de las clases políticas nacionales, es cuando la
democracia liberal enfrenta una crisis política y de legitimación, que
no corresponde a las resistencias o disposiciones conocidas en el
pasado. Esta crisis política es estructural y orgánica, corresponde a
su desgaste institucional, al deterioro como instrumento de
legitimación, así como sistema de apoyo a la gubernamentalidad.
5. La crisis estructural e institucional de la democracia liberal tiene que
ver con una contradicción, por así decirlo, de principio o de
nacimiento. Nace como política restringida y como democracia
usurpada, pues, como dijimos, la política moderna ya no es
política, al separar ética de política; la democracia formal no es
democracia sino simulación, al usurpar el autogobierno del pueblo
y transferirlo al gobierno de los representantes y delegados.
6. Esta crisis estructural, congénita, ha sido congelada, durante la
historia política de la modernidad, con el funcionamiento sistémico
y sistemático del Estado-nación, en su forma republicana. Lo que
quiere decir que se han podido resolver los problemas políticos en
los límites del paradigma político, mientras estos problemas eran
manejables institucionalmente e ideológicamente. Sin embargo,
cuando la intensidad, extensidad y cualidad de los problemas
desbordan el alcance instrumental e ideológico de la democracia
liberal, se hace manifiesta la inutilidad del sistema representativo y
delegativo de la democracia formal.
7. La primera república moderna, los Estados Unidos de Norte
América, que ha sido el referente de los movimientos
independentistas, así como la revolución francesa, que ha logrado
consolidar el Estado-nación federal, con todas sus máquinas de
poder; en un país extenso, que se extiende desde sus orillas en el
Atlántico hasta sus orillas en el Pacífico, que ha sorteado los desafíos
de la guerra de secesión, de las guerras mundiales, de la
interpelación socialista, ha llegado a sus límites históricos-jurídicos-
políticos.
8. Siendo la super-potencia solitaria en el mundo de la modernidad
tardía, no encuentra, entre sus recursos ideológicos, políticos,
culturales y económicos, proyectos adecuados para resolver las
problemáticas de un sistema-mundo capitalista, en la etapa
financiera del ciclo del capitalismo vigente.
9. Tampoco encuentra en su knockout, proyectos adecuados para
resolver los problemas estructurales internos.
10. Ante esta escasez ideológica y política del liberalismo
norteamericano, los decursos políticos parecen encaminarse por el
abandono a escenarios de espectáculos, cada vez más banales y
pobres. Una revisión de los debates de los candidatos corroboran
esta interpretación.
11. Las salidas no se encuentran en el sistema representativo y
delegativo, en el paradigma liberal, tampoco en el sistema-nacional
político, así como tampoco en el sistema-mundo político, en el orden
mundial. Estas máquinas políticas han quedado obsoletas ante la
complejidad desbordada del mundo efectivo.
12. Ante esta obsolescencia política, son los pueblos del mundo los
encomendados a liberar la potencia social, su capacidad creativa e
inventiva. Son los pueblos los que pueden inventar otras formas
institucionales, los que pueden consensuar sobre sus usos;
heurísticas políticas que sean capaces de resolver las problemáticas,
desde la perspectiva de la complejidad. Sobre todo, ante el
requerimiento impostergable de la gobernanza mundial de los
pueblos, así como ante la necesaria y urgente tarea de armonizar a
las sociedades humanas con la multiplicidad de sociedades
orgánicas de la biodiversidad.
13. Es el pueblo norteamericano el encargado de encontrar salidas
más allá de la política restringida, constituida en el esquematismo
dualista del amigo-enemigo. Es el encomendado a llevar la
experiencia democrática más allá de la simulación democrática,
hacia el autogobierno del pueblo. Fue el pueblo que instituyó la
primera república moderna, lo que Hannah Arendt llama revolución
política; puede ser también el pueblo que empuje a formas de la
democracia radical; la democracia, en pleno sentido de la palabra,
del autogobierno del pueblo y del decir la verdad del pueblo.
14. Son los pueblos del mundo los que tienen la potestad de crear
mundos alternativos, recurriendo a su capacidad alterativa, creativa
e inventiva de la potencia social.
Corporeidades
Síntomas y significaciones del feminicidio
La violencia no es abstracta sino específica; afecta a personas
concretas, a sus cuerpos marcados. Si bien la violencia es un concepto
cuya etimología viene del latín, cuyas significaciones se asocian a
impetuosidad, ardor, rigor, también a ferocidad, rudeza y saña; la
arqueología del concepto, que se sostiene y emerge del substrato
latino, ha desplazado su sentido a agresión. Sobre todo, conectando
este significado a referentes normativos y morales. Por ejemplo, se
dice que la violencia concurre entre sujetos contrastados, se manifiesta
en conductas y comportamientos agresivos, acaece en contextos
vulnerables; donde, de manera premeditada, asimilada y repetida, se
promueve la violencia, apremiando hacer daño a contingentes
referenciales. Se emplaza a conseguir la subordinación plena, de
individuos y acervos sociales. La violencia perturba demoledoramente,
cuyo alcance es de magnitud desoladora, inhibiendo las facultades
creativas de la sociedad, recurriendo al terror47. Lo que importa no es
tanto la cualidad conceptual sino la interpretación del despliegue de
violencias específicas. De las que más llama la atención es la violencia
destructiva del feminicidio. Es indispensable detenerse ante
semejantes hechos y sucesos, que desatan la violencia sobre el cuerpo
de las mujeres. Interpretar esta violencia proliferante, escalonada y en
expansión, adquiriendo intensidades espeluznantes, como síntomas de
sociedades devastadas; donde sujetos desgarrados, de consciencia
desdichada, descargan sus frustraciones en el cuerpo temido de las
mujeres.
Hay que atender a las estadísticas de los feminicidios, que, como se
los presenta, han remontado cantidades asombrosas e inadmisibles.
La pregunta es ¿a qué se debe? Una de las respuestas comunes y
difundidas es la que asocia el feminicidio con el machismo desbordado,
enloquecido, que busca su realización en la dominación depravada, que
se manifiesta en el homicidio de mujeres. Compartimos, en parte, esta
interpretación; empero, no logra explicar las cantidades expansivas de
los feminicidios. ¿Es el depravado o el psicótico la explicación de las
47 Referencias: [1] El término en español es un cultismo; se corresponde con el sustantivo latino violencia, que deriva del adjetivo
violens, -entis, que significaba «impetuoso», «furioso». En última instancia, el origen latino de la palabra es el sustantivo vis («fuerza», «poder», «potencia»); Cf. myetymology.com, «Etymology of the Latin word violentia». [2] Freud, El inconsciente. [3] Cf. Amalio Blanco, «Los cimientos de la violencia», Mente y cerebro, 49, 2001, pp. 9-15. [4] Galtung, Johan (1995) Investigaciones teóricas. Sociedad y cultura contemporáneas. Madrid: Tecnos. Bibliografía: _ J. Galtung (1998). Tras la violencia 3R: reconstrucción reconciliación, resolución, afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia. Bilbao: bakeaz, gernika gogoratuz. Pág. 15. _ Palermo G.(2005), La violenza intrafamiliare tra diritto e mediazione, La città del sole, Napoli. _ William Golding (1954), El señor de las moscas. Vergara, Carmen, (tr.) Edhasa ISBN: 84-350-0951-3. _ Desmond Morris (1967), El mono desnudo (The Naked Ape, en el original en inglés) Ferrer Aleu, J., (tr.) Nuevas Ediciones de Bolsillo. _ Ashley Montagu (1990), La naturaleza de la agresividad humana. Escohotado, Antonio, (tr.) Valencia: Alianza Editorial, S.A. _ José Sanmartín Esplugues (2000), La violencia y sus claves. Barcelona: Ariel. Sexta Edición actualizada Ariel- QUINTAESENCIA, 2013. _ José Sanmartín Esplugues (2004), El laberinto de la violencia, Barcelona: Ariel. Mundos violentos. _ Desmond Morris, sinopsis de su libro El mono desnudo _ Robert Ardrey, Extractos
del Génesis de África. Ver Enciclopedia Libre, Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Violencia.
regularidades estadísticas de los escalonados feminicidios? Se puede
hacer esta atribución parcial, que quizás corresponda a una parte, que
no es precisamente la proporción mayor, sino, más bien una de las
menores. La proporción mayor o las proporciones mayores tienen que
ver no con estas inclinaciones individualizadas, sino con circuitos y
tráficos articulados a mercados clandestinos.
Así como hay un lado oscuro del poder48, que se complementa con el
lado luminoso del poder - un lado que tiene que ver con las formas
paralelas del poder no institucionales, que se complementa con el lado
que tiene que ver con las formas institucionales del poder -, también
se puede decir que hay un lado oscuro del mercado, que se engrana
con el lado luminoso y visible del mercado. Estamos hablando no solo
del tráfico de armas, del narcotráfico, sino del tráfico de cuerpos;
empero, de este tráfico llevado a extremos crueles y sanguinarios.
Resulta que ya asistimos al rapto de niñas y de adolescentes, para
satisfacer no solamente las ansias sexuales de millonarios, sino sus
deseos más exuberantes, donde se busca la satisfacción delirante en
el descuartizamiento y la muerte, después de la violación. Se ha
montado toda una logística y organización para el efecto del
desenvolvimiento de este mercado oculto en las sombras de los
recovecos de la sociedad; aunque, de alguna manera, conocido o
sospechado por la misma policía.
Como dijimos, el lado oscuro del poder no solamente ya atraviesa el
lado luminoso del poder. Las redes de las formas de poder no
institucionales, clandestinas, no solamente atraviesan a las mallas
institucionales, sino que el lado oscuro controla al lado luminoso; se lo
ha tragado. Las formas paralelas del poder, no institucionales,
controlan a las formas institucionales del poder. De la misma manera,
algo parecido ocurre en la relación imbricada entre el lado oscuro del
mercado y el lado luminoso del mercado. No podemos decir, como en
el caso del poder, de las relaciones imbricadas entre las formas de
poder, que el lado oscuro del mercado controla el lado luminoso del
mercado, aunque podemos conjeturar que lo atraviesa.
48 Ver El lado oscuro del poder. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-lado-oscuro-del-poder/.
La cifra escalofriante de feminicidios en el norte de México es ya un
indicador de la extensión desbordante de la conformación del lado
oscuro del mercado, de sus niveles de expansión; además de su
involucramiento con su clientela, los carteles. Dirigidos, como se sabe,
por capos adinerados. La serpenteante e itinerante revelación de
cuantiosos raptos de niñas y adolescentes en los otros países, es
también indicador del tamaño de la conformación y funcionamiento de
este lado oscuro del mercado, además internacionalizado. Aunque no
necesariamente se tiene que identificar a la clientela con los carteles,
sino con millonarios insatisfechos. A los que no les colma su riqueza,
ni acceder a prostitutas caras, sino que ansían precisamente vírgenes;
además tan expuestas y vulnerables, de tal manera que se las pueda
asesinar sádicamente. Lo que pasó en Argentina parece tener que ver
con estos estilos escabrosos del lado oscuro del mercado y una clientela
“honorable”. Esta interpretación o conjetura parece corroborarse
cuando se tiene la información de que la familia de la víctima es
amenazada, posiblemente por estos “empresarios” del negocio
macabro, si sigue insistiendo con la investigación del caso.
De acuerdo a estas interpretaciones del conglomerado imbricado, entre
las formas de poder mencionadas y las formas de mercado señaladas,
se puede sugerir una tercera interpretación. Esta interpretación
conjetura la conexión entre lo que ocurre con el poder y lo que ocurre
con el mercado. De alguna manera ya insinuamos que las
organizaciones del lado oscuro del poder pueden ser tanto la clientela
como los ofertantes del lado oscuro del mercado. Sin embargo, parece
que la conexión entre ambos planos y espesores de intensidad, del
poder y del mercado, han alcanzado la articulación perversa; donde el
lado oscuro del poder obliga al lado luminoso del poder a encubrir estos
hechos escabrosos y criminales. Por lo tanto, se ha llegado a variados
grados de complicidad precisamente de las instituciones encargadas de
cuidar a la ciudad y a sus ciudadanos.
Ante este panorama, resulta inadecuado reducir estos fenómenos
destructivos de la humanidad a la culpabilidad de las aberraciones
sexuales, del machismo despechado y de la violencia masculina. Estas
identificaciones, dadas por los discursos denunciantes, no abarcan el
mapa de todos los dispositivos que están en este juego atroz. Es
menester identificar estas estructuras y organizaciones, que componen
el lado oscuro del poder y el lado oscuro del mercado. Es necesario
interpelar y denunciar a las economías políticas del chantaje, en las
cuales se encuentran estas economías ilícitas, clandestinas e
inhumanas. El enfrentamiento no es tan solo con la psicosis o las
inclinaciones perversas individualizadas, esto es parte del problema,
una parte menor del problema; el problema mayor se encuentra en el
funcionamiento instrumentalizado, organizado y estructurado de estas
formas perversas del poder y del mercado, que ya se han extendido,
no solamente controlando al Estado o parte del Estado, sino
amenazando y aterrorizando a la sociedad; inhibiendo o controlando la
labor de las instituciones del orden y encargadas de velar por el cuidado
de la ciudad y de los ciudadanos.
Se ha llegado a situaciones tan peligrosas para la sociedad y el porvenir
de la humanidad, que la denuncia y la movilización, las marchas que
exigen investigación, son insuficientes para detener este decurso al
apocalipsis. Nadie dice que no hay que denunciar, ni movilizarse, ni
marchar, ni exigir al Estado el cumplimiento de sus deberes; claro que
hay que seguir haciéndolo. Pero, lastimosamente, no es suficiente. Lo
que se enfrenta es una amenaza mucho mayor que el supuesto perfil
de psicosis o de perversión individualizada; lo que se enfrenta son
estructuras de poder y de economía paralelas, incrustadas en el Estado
y la sociedad civil. Lo que se enfrenta ya es el desborde del poder, más
allá de la gubernamentalidad, más allá de la preservación y
reproducción del poder. Lo que se enfrenta es un poder excesivo y
descomunal, un poder desbocado, que no se conforma solamente con
disciplinar a los cuerpos de las poblaciones, con controlarlos, con
engatusarlos con goces banales de la cultura-mundo de la trivialidad,
sino que busca su realización catastrófica en la destrucción misma de
las cohesiones sociales y de su sentido inmanente, la humanidad.
Lo que sorprende no es ya solo la indiferencia o, para decirlo más
suavemente, la indocilidad burocrática del Estado, frente a estos
hechos espantosos, sino la misma pusilanimidad de la sociedad.
Después del rapto, violación y asesinato de una joven, la sociedad
misma no podría ir, como de costumbre, al día siguiente a hacer sus
rutinas. La dignidad humana exige suspender la vida cotidiana, y
detener estos desplazamientos macabros del lado oscuro del poder y
del mercado. Si no lo hace, si después de enterarse de lo que ocurre,
de leer las cifras de la extensión de los feminicidios, después de las
denuncias y las interpelaciones, las marchas y movilizaciones, vuelve,
al día siguiente, a efectuar sus mismas rutinas, esto es muestra de
inconsecuencia, en el caso del activismo, y de pusilanimidad, en el caso
de la sociedad; por lo tanto, de cierta complicidad, al fin, con lo que
ocurre.
Lamentablemente, es esto lo que está sucediendo; la responsabilidad
de la denuncia, de la interpelación, está en manos de colectivos y
grupos activistas; mientras el grueso de la sociedad contempla.
Aunque lo haga indignada por lo que ocurre, el hecho que siga en la
rutina, quiere decir que está la sociedad adormecida. Su contemplación
indignada es también complicidad. Si las sociedades y los pueblos han
llegado a esto, a este grado de pusilanimidad y adormecimiento, son
pueblos y sociedades que ya no valen la pena. Han perdido lo
primordial; no hablamos de la capacidad de indignarse, sino de la
capacidad de detener, de parar, esta destrucción de la dignidad
humana, de la vida de las mujeres, del porvenir de las adolescentes.
Ni una más, ni una menos, quiere decir no solamente basta, sino el
acto inmediato, la movilización de toda la sociedad para desmantelar
estas máquinas del chantaje, de la coerción, de la tortura y de la
muerte.