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– PRINCIPIOS BIBLICOSVerdaderamente al momento de brindar un panorama de los temas transversales, es bueno realizar algunas conceptualizaciones que siguen a continuación. “La transversalidad significa una nueva manera de ver la realidad y vivir las relaciones sociales bajo un enfoque que supera los criterios de parcelación y fragmentación del saber , los contenidos, la lógica de los valores y la ética , las actitudes ,los sentimientos las maneras de entender al mundo y el conjunto de relaciones sociales en un contexto especifico. Se refiere a una visión de totalidad o sea una visión holística”1

Entonces para Compassion Internacional los temas transversales son los Principios Bíblicos contenidos y significados que se transmiten a través del proceso de enseñanza-aprendizaje los mismos que afectan a los sistemas de conocimientos valores y actitudes ocupando ámbitos específicos de identificación y desarrollo, estos principios están en todos los espacios de la vida humana y tienen la finalidad de trascender los limites de las disciplinas incorporándose en todas ellas.

Por lo cual los temas transversales son difundidos mediante el proceso de enseñanza – aprendizaje, para los patrocinados y sus otros actores entorno a él. Estos se pretenden transmitir de generación en generación en todo hecho educativo.

En este sentido, los Principios Bíblicos son fundamentos que Dios ha establecido de acuerdo a su Voluntad, Propósitos y Visión para el desenvolvimiento del ser humano y el funcionamiento del universo. Así, los Principios Bíblicos por definición se caracterizan por ser:

- Verdades Absolutas y Universales, que se aplican en todo tiempo y lugar, y en todas las áreas y ámbitos de la vida en esencia.

- Semillas que producen frutos, porque encierran el concepto de causa – efecto. Obedecerlos trae bendición, vida y desarrollo. Mientras que desobecerlos trae maldición, muerte (física y espiritual) y pobreza.

Los Principios Bíblicos también son la única base para un razonamiento veraz. Discipuladores y discípulos deben entender que Dios hizo del universo un orden de principios y que diseño la mente humana para razonar a través de ellos. En base a Principios Bíblicos, la mente humana puede razonar disciplinadamente y ser capaz de hacer uso máximo de su capacidad, con el consiguiente beneficio que ello trae para la vida (A. Cuba).

Los Principios Bíblicos no siempre son evidentes, de modo que su descubrimiento, estudio, aplicación y vivencia son menester del hombre y de la mujer que busca ser bendecido en su existencia ante Dios, quien ha revelado sus principios en Su Palabra y en Su creación.Luego de un proceso de revisión de los Principios Bíblicos con los que trabajan diferentes instituciones cristianas como FUNDACEDE, HERITAGE INSTITUTE y PRINCIPIA, entre otras. Compassion Internacional en Bolivia ha definido trabajar en los Programas de Desarrollo siete Principios Bíblicos: Singularidad; Autoridad,

1 Etare, “Dinamización curricular: lineamientos para una política curricular, cuadernos de la reforma “Ed.Etare-Bolivia, La Paz 1993,p 4 al 9.

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VERDADES ABSOLUTAS Y UNIVERSALES

VERDADES ABSOLUTAS Y UNIVERSALES

SEMILLAS QUE PRODUCEN

FRUTOS

SEMILLAS QUE PRODUCEN

FRUTOS

ENCIERRAN EL CONCEPTO DE

CAUSA - EFECTO

ENCIERRAN EL CONCEPTO DE

CAUSA - EFECTO

SE APLICAN EN TODO ASPECTO

DE LA VIDA

SE APLICAN EN TODO ASPECTO

DE LA VIDA

SE APLICAN EN TODO TIEMPO Y

LUGAR

SE APLICAN EN TODO TIEMPO Y

LUGAR

OBEDERLOS TRAE BENDICIÓN, VIDA Y

DESARROLLO

OBEDERLOS TRAE BENDICIÓN, VIDA Y

DESARROLLO

DESOBEDECERLOS TRAE MALDICIÓN,

MUERTE Y POBREZA

DESOBEDECERLOS TRAE MALDICIÓN,

MUERTE Y POBREZA

PRINCIPIOS BÍBLICOS

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Gobierno y Autogobierno; Mayordomía; El Trabajo es Sagrado, La Vida Humana es Sagrada; Siembra y Cosecha; y Unidad y Unión.

SINGULARIDAD

AUTORIDAD, GOBIERNO Y AUTOGOBIERNO MAYORDOMÍA

EL TRABAJO ES SAGRADO LA VIDA

HUMANA ES SAGRADA

SIEMBRA Y COSECHA UNIDAD Y UNIÓN

1. Principio de SingularidadSe refiere a la marca distintiva de identidad2, única y diferente, que Dios otorga a cada una de Sus obras y al ser humano (Gn.1:1-25).

El Principio de Singularidad se hace operativo en los siguientes elementos: La singularidad se origina en Dios. Dios es un ser único y diferente, y ello se refleja en las

cualidades que lo identifican como el Ser Supremo y que son la esencia misma de su carácter (Dt.6:4; Col.1:15-18).

La creación entera refleja singularidad. Dios no colectiviza Su creación, sino que cada cosa ha sido creada en forma diferente y con el propósito de glorificarle y cumplir Su voluntad (Gn.1:1-25; Sal.19:1).

Cada ser humano es singular. Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza, y le otorgó a cada uno características propias, un llamado particular (vocación), y dones espirituales y talentos naturales para cumplir con sus propósitos (Gn.1:27; Ro.11:29; 12:4-8). Cada ser humano en sí mismo es una unidad individual, distinta de cualquier otra, que refleja el sello del Creador.

Todos los seres humanos son iguales en valor. Si bien no existe un ser humano igual a otro, todos son iguales respecto a su valor frente a Dios. Todos los hombres, en su individualidad, pueden fluir juntos en armonía y manifestar de diversas formas y con gran variedad a nuestro Señor Jesús (Dt.10:17-18; Prov.24:23; 28:21; Hch.10:34; Stgo. 2:1, 9).

2. Principio de Autoridad, Gobierno y AutogobiernoLa Autoridad, se refiere a que Dios es la fuente de toda autoridad (Ro.13:1-7) y esta se manifiesta en Su gobierno (el Reino de Dios), que abarca la totalidad de su obra espiritual y material (Sal. 10:16; 24: 7-9; 1Co.15: 24-27; 1 Ti.1:17). El Principio de Autoridad se hace operativo en los siguientes elementos:

Toda autoridad es delegada por Dios. Dios tiene la potestad de delegar Su autoridad (en la familia, la Iglesia, el contexto laboral y el gobierno civil) para enderezar y corregir a quien no obedece, y bendecir a quien obra bien. (Ro.13:1-7; 1P.2:13-14). El ser humano debe estar bajo autoridad por las siguientes razones: a) para el entrenamiento de su carácter, b) a causa de la conciencia, y c) para dar testimonio e influir (He.12:9-14; 1P.2:17-23; 1Ti.2:1-5). Es importante tener presente que la sumisión a la autoridad es voluntaria porque es un acto de fe en la soberanía de Dios.

El límite de toda autoridad es Dios. Toda autoridad debe estar sujeta a Dios a través de la obediencia a Su voluntad expresada en Su Palabra. Cualquier ordenanza que contradiga la Voluntad y la Palabra de Dios no debe ser acadata. Se debe apelar a las autoridades cuando: a) falten a su deber, b) rebasen su deber, y c) pidan que se haga el mal (Hch.4:18-19; 5:29; 2Ti. 2:24-26).

El Gobierno, se refiere a la capacidad de establecer un equilibrio entre el gobierno interno y el gobierno externo del hogar, la Iglesia y el gobierno civil. El Principio de Gobierno se hace operativo en el siguiente elemento:

2 Conjunto de caracteres que hacen que alguien o algo sea reconocido, sin posibilidad de confusión con otro.

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Se debe gobernar de adentro hacia fuera. Dios, quién es un gobierno en sí mismo, diseñó todo para que fuese gobernado del interior hacia el exterior. El gobierno interno de uno mismo por el Espíritu Santo, está destinado a fluir hacia el hogar, Iglesia y nación, reestructurando y limitando los controles externos. Conforme se aprende a gobernar en las pequeñas áreas de la vida, se es capaz de extender ese gobierno hacia ámbitos y esferas de mayor influencia (Mt.12:34-35; 1Ti.1:5).

El Autogobierno, se refiere al dominio (control) interno de uno mismo en espíritu, alma y cuerpo. El Principio de Autogobierno se hace operativo en los siguientes elementos:

El autogobierno esta sujeto a Cristo. Solamente el hombre que se ha entregado y sometido a Cristo Jesús es realmente libre y capaz de ejercer autogobierno, pudiendo sujetar su ser y su vida al Señorío de Cristo (Prov.16:32; 25:28; Ro13:5; Jn.8:32,36).

El autogobierno es obra del Espíritu Santo. No es autocontrol por imposición, sino que es la obra del Espíritu Santo, que opera desde el interior del hombre, y que se refleja en lo exterior (Ga.5:22-23).

3. Principio de MayordomíaSe refiere a la manera en que el hombre utiliza la autoridad otorgada por Dios para gobernar sobre la creación, administrando adecuadamente los recursos materiales y los recursos propios para glorificar a Dios, beneficiarse a sí mismo, a su familia, y para el servicio a los demás (Gn.1:26-28; Lc.16:2; He.13:16).

El Principio de Mayordomía se hace operativo en los siguientes elementos: La mayordomía se origina en Dios. Dios como el dueño de Su creación, ejerce mayordomía sobre

el hombre y sobre todas las cosas materiales que en ella existen.

El hombre es mayordomo de los recursos materiales. Dios ha delegado al hombre el gobierno de toda la creación y de todos los recursos materiales que en ella existen. Nombrándolo Vicegobernante y administrador de Su creación (Gn.1:26-28; Sal.8:3-8).

El hombre es mayordomo de sus recursos propios. Dios le ha otorgado al hombre un llamado personal (vocación) y conforme a este lo ha equipado con talentos naturales y dones espirituales, a fin de que pueda servir en un Ministerio: en la familia, la Iglesia, la comunidad y la nación (Rom.8:28; Ro.11:29; 1Co.4:1-2).

El hombre es mayordomo de su conciencia. La conciencia es la propiedad más importante que Dios le ha concedido al hombre y sobre ella debe ejercer mayordomía. La condición de la conciencia interna del hombre, delante de Dios, se reflejará en la forma en que manejará su propiedad externa (Ro. 2:15; Hch.24:16; 1Co.6:20).

El hombre deberá rendir cuentas. El hombre, en el tiempo del Señor deberá rendir cuentas de todos los recursos: materiales y propios, que Dios le ha dado para administrar (Mt. 25:14-30; Lc.12:48; 16:2; 19:11-27).

4. Principio del Trabajo es SagradoSe refiere al trabajo como Don de Dios (Gn.1; 2:8; Jn.5:17), que le ha sido dado al ser humano como un instrumento en su tarea de Vicegobernante sobre la creación. (Gn.1:26-28; 2:15) mucho antes de que el pecado entre en el mundo (Gn.3). El trabajo tiene el propósito último de glorificar a Dios (1Co.10:31).

El Principio del Trabajo es Sagrado se hace operativo en los siguientes elementos: El trabajo se origina en Dios. Dios es trabajador por excelencia (Gn.1; 2:8) y ha creado al hombre

para trabajar (Gn.1:26-27; 2:15). Siendo que el trabajo nace de Dios, este transmite su misma esencia y siendo además un don de Dios, el trabajo es sagrado.

El hombre debe ejercer su llamado y ejercitar sus talentos y dones. El trabajo manual, mental o de otra naturaleza requiere que el ser humano haga uso de sus talentos naturales y dones espirituales y cumpla con su llamado personal (vocación) en su servicio en un Ministerio: en la familia, la Iglesia, la comunidad y la nación (Ro.12; 1Co.12; Ex. 31:1-11; Ec.9:10).

El hombre debe trabajar en la conciencia de hacerlo delante del rostro de Dios. Detrás de cada empleador está Dios, que ve todo lo que el hombre y la mujer hacen, aprecia su trabajo y los recompensará por la labor que realizan (Col.3:23; Ef. 5:6-8).

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Con el trabajo se debe proveer las necesidades familiares y suplir las necesidades de otros. Dios ha ordenado sustentar a la familia con el fruto del trabajo (1Ti.5:8; 2Tes.3:10), y compartir además el fruto del trabajo con las personas en necesidad (Ef. 4:28; Lv.19:10).

5. Principio de la Vida Humana es SagradaSe refiere al carácter especial, bendito y consagrado que tiene el ser humano y que se origina en Dios, porque lleva la imagen del Creador (Gn.1:27), es la corona de la creación (Gn.2:7; Sal.8:5) y Dios tiene propósitos presentes y futuros para su vida (Ef.1:11; 2:10). El Señor Jesucristo valora altamente la vida de cada persona frente a la materia o cualquier otra cosa creada (Mt. 6:26).

El Principio de la Vida Humana es Sagrada se hace operativo en los siguientes elementos: La vida humana se origina en Dios. Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, y a

diferencia del resto de la creación, Dios mismo le dio forma con sus manos y le otorgó aliento de vida (Gn.1:26; 2:7; Job 7:7; 32:8).

Cada ser humano lleva la imagen de Dios y ha sido coronado de gloria y honra. El ser humano ha sido creado con una pureza ética y moral única, aunque por la caída en el pecado, dicha santidad derivó en una depravación total de su ser, y por ello requiere de redención. Sin embargo, aún perdura en él ese carácter bendito por su origen, naturaleza y propósitos, que le da un valor incalculable (Gn.9:6; Sal.8:5). Desde el mismo momento en que cada ser humano es engendrado es bendito por Dios, y por ello, su vida es sagrada. (Sal.139:13-16). En consecuencia, no debe ser despreciado por ningún motivo (Gn.9:5-6), al contrario, debe ser protegido de cualquier amenaza o riesgo que ponga en peligro su integridad.

Dios tiene propósitos para cada vida humana. El ser humano es hecho con un propósito, y conforme a este tiene un llamado personal (vocación). Para que el ser humano cumpla con ello, Dios lo equipa con talentos naturales (nacemos con ellos) y con dones espirituales (cuando aceptamos al Señor, el Espíritu de Dios nos los da).

Dios tiene un plan redentor para la vida humana. La redención efectuada por la obra espiratoria de Cristo manifiesta lo sagrado de la vida humana, porque el Hijo de Dios se hizo hombre para la salvación del ser humano. Dios pago el precio de nuestro recate por amor al hombre. Mediante el plan redentor, el hombre y la mujer son llamados a vivir en la eternidad con Dios, en tanto sean redimidos (Jn.3:16).

6. Principio de Siembra y CosechaSe refiere a la verdad bíblica que establece una relación de causa – efecto entre la siembra interna de la semilla y la cosecha externa del fruto. Todo lo que el ser humano cosecha en su vida, es el resultado de lo que ha sembrado anteriormente (Ga.6:7-8; Os.10:12).

El Principio de Siembra y Cosecha se hace operativo en los siguientes elementos: La cosecha externa es resultado de la siembra interna. La semilla que una persona planta en

su corazón y en su vida (verdades o mentiras), se refleja y expresa en sus valores, actitudes y conductas (correctas o incorrectas) (Mt.12:35). Dios desea que nosotros sembremos buena semilla para que podamos cosechar buen fruto.

Los buenos frutos se producen en Cristo. Nadie se puede jactar de producir buenos frutos pos si mismo, esto se da únicamente permaneciendo en Cristo (Jn.15:1-17). Crecer en Cristo toma tiempo y requiere: a) preparar la tierra donde se va plantar, arando en el corazón del hombre; b) sembrar las semillas adecuadas, la Palabra de Dios; y c) cuidar que la semilla crezca con éxito, mientras es podada y regada para llevar buen fruto (Jr.4:3; Os.10:12; Mt.13:23; Stgo 1:19-25; 1Co.3:7; Jn.15).

El sembrar sin preparación, en un suelo que no ha sido arado, o el esperar un fruto instantáneo, sin la siembra adecuada, da lugar a actitudes y acciones inapropiadas que resultarán en apariencias artificiales de crecimiento, que no resistirán las pruebas del tiempo (Mr. 4:3-8).

Dios ha mandado a sembrar Su Verdad en cada generación. Dios ha delegado a la familia y a la Iglesia el mandato de enseñar sus Principios y Leyes a todas las generaciones (Dt.6:1-9; Mt. 28:19-20). La meta de los Discipuladores es que sus discípulos vivan por principios internos, llevando fruto que permanezca (Ga.6: 6-10; Jn.15:1-17; 12:23-25). El carácter de una generación se puede ver y juzgar por el carácter que se ha plantado en sus niños.

7. Principio de Unidad y Unión

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Se refiere a la naturaleza indivisible de Dios. Dios es trino (tres personas en una) y está en perfecta unidad y unión consigo mismo. La unidad y unión poseen un orden propio en el que existe primero unidad interna antes que unión externa. Dios desea que este principio se refleje en el ser humano.

El Principio de Unidad y Unión se hace operativo en los siguientes elementos:

La Unidad y Unión se originan en Dios. La naturaleza indivisible de Dios trino se presenta tanto en la creación como en la obra de la salvación; existiendo Unidad Interna en cada persona de la Trinidad, lo que le permite actuar en Unión Externa con las otras personas de la Trinidad, y alcanzar así un impacto mayor en Sus propósitos. (Gn. 1:26; Mt. 3:16-17; 28:19).

La Unidad interna del ser humano. Unidad es el estado de ser uno internamente y de vivir en integridad. La unidad interna del hombre se refleja en la coherencia entre lo que piensa, dice y hace (Sal.15:2; Gn.39:22-23; 41:38), y esta unidad interna lo habilita para lograr unión externa con los demás (familia, Iglesias u otras agrupaciones). La unidad interna del Espíritu en nuestros corazones coloca el fundamento para la unión externa de nuestras vidas (Ef.2:19-22; 4:1-16). Una de las metas de Dios para su Iglesia es caminar en unidad (1Co.1:10; Ef.4:3-13; Sal.133).

La Unión externa del ser humano. Unión es el hecho de juntar dos o más personas, familias, Iglesias u otras agrupaciones en una sola. La unión entre personas o grupos en torno a propósitos comunes para alcanzar un mayor impacto, requiere que las personas individuales hayan alcanzado, primeramente, unidad interna (Jn.17:21). Primero debemos estar comprometidos con Dios y con los demás (unidad), antes de esperar tener el impacto que resulta al entender nuestra responsabilidad delante de Dios y delante de los demás (unión), y primero debemos estar unidos en principios e ideas, antes de que podamos estar unidos en acciones e impacto.

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