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Presencia dominicana

Primitivo Lázaro, vida y obraAntonio José Martínez Navarro

Cronista e historiador

Miradas

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Primitivo Lázaro, vida y obra

NIÑEZ Y MOCEDAD DE DON PRIMITIVO

La saga castellana de los Lázaro había alcan-zado en el alborear del siglo XX fama imperece-dera como domeñadora, durante centurias, deuna gran parte de tierras pertenecientes al pe-queñísimo pueblo burgalés de Fuentemolinos.Así, el padre y el abuelo de nuestro biografiado,Toribio y Doroteo Lázaro, respectivamente, fue-ron agricultores y si hubiéramos profundizadoen la tercera, cuarta y quinta generación, a buenseguro que aquellos Lázaro se dedicarían a lanoble actividad de la agricultura y la ganadería.

Su madre, Ciríaca Martínez Pintado, era tam-bién oriunda del pueblo burgalés de Fuentecény tenía ese espíritu fuerte y tierno, recto y pací-fico que la convertiría, a la vez, en madre ymaestra de Primitivo.

A través de la Guía Turística y Monumentalde la Ribera del Duero, fechada en 1997 y fir-mada por Pascual Izquierdo, nos informamosun poquito más del pueblo natal en el que diosus primeros pasos el insigne compositor: “La-gares y bodegas son los primeros en dar labienvenida a quien se acerca a Fuentemoli-nos”. A pesar del topónimo, no existen en elpueblo molinos que muevan el aire con sus bra-zos gigantes. El agua nace de manera gentil deuna roca, se encauza como arroyo y, tras con-vertirse un instante en lavadero, forma másabajo una vega ordenada de bancales. Nada mássubir la cuesta, una torre de iglesia atrae losojos del viajero y también un letrero marcado

con letras azules en un friso del atrio. En men-saje tan desparramado que ocupa diez metros,se dice lo siguiente: “Se prohíbe jugar a la pe-lota y hacer aguas bajo multa de una peseta”.

Y en Fuentemolinos, en el seno de una familiaen buena posición económica, vio la luz primeraPrimitivo Lázaro Martínez el martes 3 de marzo de1909 (en la que en la actualidad es la casa de Clara),siendo bautizado, cinco días más tarde, por DonCrisóstomo Aparicio, titular de la Parroquia delcitado pueblo.

Cuentan que, ya en el vientre de sumadre, -leemos en el artículo titulado “Re-cordando a Primitivo Lázaro”, vertido en larevista “La Fuente” núm.4, fechada enAgosto de 1997, en Fuentemolinos- hablólo que, según la creencia popular, otorgaa la criatura ciertos poderes aunque estos,según la misma creencia, pudo perderlosal hacerlos públicos su madre. No obs-tante, el tiempo ha demostrado que sí con-servó ciertos dones especiales, sobre todosu capacidad musical....

El entorno de los primeros pasos del niño Pri-mitivo lo integraban los mil colores y el olor a mem-brillo del campo, y a vino procedente de los cienlagares y bodegas que era lo primero que contem-plaba el forastero que se acercaba al pueblo, el so-nido acompasado e interminable de las chicharrasy el agudo “rick rich” de los grillos, el deambularde vendimiadores y cazadores con escopetas en ris-tre, los pájaros en bandadas, las gallinas picoteando

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los granos de trigo, las numerosas fontanas y ríosrumorosos, derrochadores de leyendas y de paisa-jes, eternos criaderos de cangrejos y de truchas yla dulcísima y melodiosa voz de su madre, que lesolía cantar la Romanza de la opereta titulada Laviuda alegre, obra de Franz Lehár, con la que que-daba arrullado en sus brazos y en los de Morfeo.Eso sí, era el niño más terrible del lugar y existenmil y una anécdotas que así lo prueban.

A los tres años, contrae Primitivo el sarampión yle afecta a los ojos. El agua de lirio y otros remediosse mostraron ineficaces. La enfermedad se agravó.Fue perdiendo vista de manera progresiva, dañán-dosele el nervio óptico. Un día, el niño comentó:”Oigo los ruiseñores, pero no los veo...” ¿Por qué medejas a oscuras, mamá?”.

Lo que había sucedido es que la terrible enfer-medad había progresado tanto en los ojos del pe-queño que estaba ciego completamente. Era unniño de apenas cinco años y estaba condenado avivir en un mundo en el que sólo predominarían lossonidos y el tacto. Sus padres lo llevaron a los mejo-res oftalmólogos del país, pero todo fue en vano.

Cuando Primitivo fue atacado por el terriblemal, su padre explotaba, junto a un socio italiano,una estancia o hacienda en Argentina. La madre lecomunicó lo que le había sucedido al hijo; deforma inmediata vendió aquella posesión y regresóa España.

A pesar de su ceguera, -leemos en una re-vista editada en su patria chica- llamaba laatención de sus amigos su gran sentido dela orientación, que se ponía de manifiestocuando regresaban de Fuentecén a Fuen-temolinos, pues cuando se acercaban a LaMatilla decía “ya llegamos al nogal de latía Benita”, aludiendo al gran nogal quehabía en el lugar. En este sentido, noscuenta Maruja, la esposa del autor musi-cal, que éste conocía Madrid a la perfec-ción y, cuando sus primos tenían quedesplazarse del pueblo a la Villa y Corte,Primitivo era la persona idónea para

acompañarlos, a pesar de ser ciego. In-cluso a ella misma, cuando ya estaban ca-sados e iban a Madrid con frecuencia parael desarrollo propio de su cargo como De-legado Provincial de la O.N.C.E. en Huelva(entrevistas, audiencias con personalida-des, incluso en una oportunidad fueron re-cibidos todos los Delegados por elGeneralísimo Franco en su Residencia deEl Pardo), para los conciertos de piano quede forma personal daba nuestro biogra-fiado y en los que era acompañado porMaruja como solista, y otros a los que asis-tía el matrimonio, le indicaba donde se si-tuaba tal joyería, teatro o cine. Se puededecir que iba tan segura en su compañíaque se dejaba conducir por él.

De este gran sentido de la orientación delgenial músico se hizo eco don Valentín Ma-drigal, alcalde actual de su pueblo natal:“... los más jóvenes siempre han oído ha-blar de Primitivo, a través de las múltiplesanécdotas que contaban los mayores. Pa-recía un personaje legendario, admiradopor su gran inteligencia y su enorme sen-tido de la orientación, su caminar contoda seguridad por las calles y lugares sa-biendo con exactitud donde se encontraba,saludando a cada persona por su nombrey tendiendo la mano para el saludo sinequivocarse, reconociendo los parajes ypaisajes por donde pasaba, la bodega decada vecino, los árboles….

Pero, sigamos con la niñez de nuestro biogra-fiado. Por aquellas fechas se hallaba al frente de laescuela unitaria de Fuentemolinos una maestra,Doña Felisa que, para su fortuna, había estado im-partiendo clase en un colegio de ciegos, ubicado enBuenos Aires (Argentina). Esta providencial señoraenseñó a su madre el método de lectura y escritura“Sistema Braille” que se basa en un método de pun-tos en relieve que inventara el gran benefactor antesmencionado Luis Braille. Ésta, a su vez, se lo enseñóa él. La maestra le sugirió que el niño asistiera a lasclases como oyente, lo que hizo el futuro músico

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lleno de ilusión y con gran alegría por parte de sumadre.

Como su memoria era excelente, no tardó enaprender con bastante facilidad muchas de las en-señanzas impartidas. Primitivo siempre recordó laalegría que le daban las clases de Geografía, en es-pecial el estudio de las líneas férreas y la red de ca-rreteras cuyos itinerarios aprendió a la perfección,como si ya entonces intuyera el ansia febril conque, andando el tiempo, habría de lanzarse portodos los caminos de España. Pero, cedámosle lapalabra al ilustre compositor:

Desde muy niño mostré una profunda ad-miración por la música, heredada de mimadre que cantaba muy bien. El placerde los placeres era para mí el dar en laiglesia los toques de campana con los que,a las doce del día, se anunciaba la horadel Ángelus o para anunciar la MisaMayor en los festivos. Don Manuel Piza-rro, el párroco, me concedía con frecuen-cia este privilegio.

Más de una vez, sin embargo, a instanciasde mi inspiración musical, no me limi-taba a los toques de ritual sino que, asidoa las maromas de las dos campanas gran-des, las repiqueteaba con frenesí cau-sando una verdadera conmoción en elpueblo, pues el repique se convertía entoque de rebato.

Otro juego que había inventado fue el dis-poner las campanillas de los caballos ymulos de forma adecuada y agrupadasde mayor a menor, atadas cada una a lapunta de un palito y éste, a su vez, ama-rrado en sentido paralelo a lo largo deuna pequeña viga que en un rincón de lacocina sostenía un armazón de madera.Así al bascular sobre la viga bajo la pre-sión de mi mano, las campanillas entra-ban en movimiento, extasiándome consus plateados timbres. Fue a raíz de unode mis “toques de incendio” cuando el Sr.

cura párroco, D. Manuel Pizarro, se pre-sentó enfadadísimo en mi casa, dispuestoa echarme una buena regañina. Perolejos de dar rienda suelta a su indigna-ción, cuando se vio abismado en el ma-nejo de mi singular piano (en el pueblojamás había habido ninguno, más tardesí), se transfiguró su rostro y, radiante,aseguró a mi madre: “Dios, Nuestro Señor,ha dado a tu chico el soplo divino de laMúsica y podrá ser un gran artista si lolleváis a un Colegio de Madrid”.

La opinión del sacerdote coincidió con la quetenía la familia que vio en la música un caminoconveniente para aquel niño que reunía condicio-nes tan extraordinarias. Su destino estaba sellado:P. Lázaro seguiría la línea establecida por los gran-des músicos burgaleses ciegos, comenzada conAntonio de Cabezón, que fue Maestro de Capilladel rey Felipe II, y Francisco de Salinas (1513-1590) que, incluso, estuvo actuando en Roma yNápoles, falleció en Salamanca y fue consideradoel Bach español.

Vamos, niño, ya es hora de que te levantes. Elcoche para Burgos llega dentro de media hora yno espera a nadie. Así hablaba la madre de Primi-tivo a las diez de la mañana de uno de los primerosdías de septiembre de 1918. Llegó la diligencia y elmayoral descendió del pescante para ayudar a subira Primitivo. Y la galera partió.

Horas de viaje para llegar a Burgos y pronto seembarcaba en el tren expreso que desde esta capi-tal lo conduciría a Madrid.

No hay nada más candoroso que un niño proce-dente de una escuela primaria de un pueblecito y Pri-mitivo era un tipo genuino, franco, cordial y noble ypronto se ganó la confianza y amistad de sus condis-cípulos en aquel señorial colegio llamado Santa Ca-talina de los Donados, pues, no en vano, habíaejercido de casa-palacio de un noble de la dimensiónhistórica del Marqués de Salamanca. Además, el cen-tro estaba patrocinado por la Casa Real. Este especialColegio se ubicaba en el madrileño Carabanchel Bajo.

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No obstante, hay que señalar que era un niño,como cualquiera de su edad, travieso. Así, en losprimeros días de su estancia en el célebre Colegio,se le ocurrió dejar abiertos los diversos grifos delCentro. Ni que decir tiene que el caudal de aguaque caía de una planta a otra no tenía nada que en-vidiarle a las famosas cataratas del Niágara.

Importante fue para nuestro músico el cariñoque, desde el primer instante, le mostró Sor Natalia,a la que visitó, en los años sesenta, en compañía deMaruja, cuando ya no era pedagógica para invidentesla función del Colegio. Ahora la misión era la de velarpor la formación de huérfanos de militares, y la amis-tad que se profesaron David López (bonaerense)que con el transcurrir del tiempo llegaría a ser direc-tor de una de las mejores bibliotecas de Buenos Airesy con el que mantuvo relación epistolar.

En esa época tenía su Colegio un celador que ibatodos los veranos a descansar a San Sebastián o San-tander y le traía veneras y conchas de la playa. Le gus-taban muchísimo y esto es comprensible por lapasión que tenía por el mar. Así, con el transcurrirde los años y en las ocasiones en que tuvo que reco-ger algún premio en lugares que tenían Festivales deMúsica, como Motril, Sanlúcar de Barrameda o Be-nidorm, en unión de su esposa, se pasaba todo eldía en la playa.

Todo era airoso en aquel enorme edificio. El co-legio constaba de dos plantas, en las que se distribu-ían espaciosas y elegantes habitaciones, algunas delas cuales poseían un piano. Rodeaba el palacio unencantador jardín, poblado de estatuas de exquisitogusto artístico y de una fuente central. Parece comosi aquel noble ilustre hubiera pensado que discu-rriendo entre flores es como se forma la atmósferaespiritual de una persona.

Este famoso y aristocrático colegio de monjas deMadrid que imponía una severa disciplina a sus alum-nos con la única finalidad de desarrollarlos en todassus potencialidades era visitado, en algunas ocasio-nes, por las infantas, entre ellas doña María IsabelFrancisca de Borbón, la célebre y popularmente lla-mada “Chata”.

Esta princesa acudía a las verbenas y las rome-rías, en especial a la castísima de San Isidro que secelebraba y se celebra en la evocadora y “goyesca”pradera de idéntico nombre. Tanto se codeó conlas gentes humildes que acabó por ganar el aprecioingenuo y bonachón del pueblo madrileño y demuchísima gente más. Pues bien, en una ocasiónse acercó de visita al Colegio y con la amabilidadque le caracterizaba empezó a dar caramelos y cal-derilla a los niños. Como se hizo tarde, la princesase quedó a comer. Y en uno de los platos del menúdel día se servían sardinas. Los niños, coaccionadospor la proximidad de la augusta invitada, empeza-ron a comer el sabroso fruto de mar muy comedi-dos, con el tenedor, pero la Infanta les indicó congracia: ¡Mirad, mirad, no hacen falta tantas deli-cadezas!, y empezó ella a comerlas con las manos.

Tenemos que resaltar que Primitivo tocó,complaciendo la petición de la Infanta, en variasocasiones en su honor, quedando ésta encan-tada de la soltura de un niño de tan corta edad.Lo quería muchísimo y cada vez que se acercabaal Colegio charlaba un rato con él y le obse-quiaba con golosinas.

El horario del célebre Colegio era el siguiente:los alumnos se levantaban a las 6, realizaban el aseotomaban el desayuno, rezaban una oración e ibana las aulas donde se desarrollaban las clases de 7,30a 11,30, tras los que seguían 25 minutos de recreo.

Comían en el amplio comedor, mientras algúnalumno leía varias páginas de algún libro ejemplary, a las tres de la tarde, reanudaban las clases hastalas siete. Cenaban y se acostaban, permitiéndoselesque en el dormitorio charlaran hasta las diez de lanoche. En ese instante el profesor vigilante del es-pacioso “dortoir” daba la voz de silencio y se reti-raba a descansar a otro pabellón del enormeedificio.

Las luces generales se apagaban y quedabasólo una, mortecina y escasa. Transcurrían unosminutos en total quietud y, como movidos porun resorte, varias sombras sigilosas se levantabande sus camas y se dirigían, con pasos lentos, a una

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determinada habitación, vestidas todas con cami-sones blancos. Entre ellas se podía observar quemarchaba Primitivo.

Cuando llegaban a su destino, con movimien-tos ágiles y preconcebidos, impropios en inviden-tes, arrastraban varios pianos y tocaban a la vez.Ni que decir tiene que en este grupo turbulentoy alborotador quien dirigía los movimientos mu-sicales era nuestro biografiado.

Se puede decir que cuando llega PrimitivoLázaro a Madrid su bagaje musical todavía noera muy grande. Pues bien, en este Centro seinteresó tanto por el aprendizaje que, ademásde estudiar y terminar Magisterio, cursó los Es-tudios Superiores de Solfeo y Piano cuya carreraterminó a los diecisiete años y revalidó en elReal Conservatorio de Música y Declamación deMadrid.

Antes de continuar con su trayectoria musicalconviene que nos detengamos en un año que fuecapital para la formación del joven músico, 1920.De él data su decidido trabajo con el piano, horasy más horas de tecleo, incluso de noche, con elpropósito de mejorar su técnica, la primera com-posición, una Habanera que dedicó a su novia,una niña de Fuentemolinos; su curiosidad por lasobras de los grandes compositores y sus arreglospara la pequeña orquesta del Colegio, para elCoro y, sobre todo, para dos o tres pianos.

Una tarde, pasaba Don Juan, maestro temidopor los alumnos por su carácter seco e intran-sigente, con su inseparable bastón junto a estahabitación y advirtió que varios de los niños lle-vaban muy lejos las posibilidades expresivas desus pianos interpretando una canción españolamuy popular entonces, Flor de mayo sevillana.Encaminó sus pasos hacia el lugar de dondeprocedían las brillantes notas y observó, al estarentreabierta la puerta, que estaba siendo tocadaa dieciséis manos, esto es, por ocho chicos. Si-guió con su camino y los toques de su bastónal apoyarse en el suelo, alarmaron a los niñosque corrieron a esconderse. ¿Quién ha hecho

eso? ¿Quién ha hecho eso?... preguntaba en altavoz Don Juan ante los excepcionales arreglosde la canción. Primitivo no osó a declararseautor del notable cambio musical, pero, al final,para que no se culpara a nadie se atrevió adecir: ¡Perdóneme, Don Juan, he sido yo! ¡Hesido yo...!.

Se irguió y exclamó: ¿Tú, Tú?... y cuando Pri-mitivo esperaba que lo pulverizara, se le abrazó,mientras le decía: Hijo mío, estoy muy orgullosode ti. Y así sucedió, durante años nuestro biogra-fiado fue considerado por don Juan, ante las nue-vas promociones de estudiantes, como modelo aseguir. Pero, sigamos con esta interesante biogra-fía. Primitivo tuvo la inmensa fortuna de educarseen un colegio en el que había excelentes pianis-tas. Realizó la carrera de Solfeo y Piano, y al ter-minar el grado superior, hizo el virtuosismo dePiano con los prestigiosos maestros D. José Balsay D. José Cubiles, y de Armonía y Composicióncon D. Zacarías López Debesa, cuyos nombressiempre recordó con respeto, consciente de losánimos y preciosos consejos que los mismos ledieron.

En junio del año 1926 termina su etapa en elColegio madrileño. Han sido casi diez años deduro aprendizaje en los que el joven de Fuente-molinos ha sabido organizar su cultura tomandono sólo aquello que alimentaba su instintiva ne-cesidad de evasión musical. En estos años ha per-manecido, solícita, su madre a su lado, en unaprestación personal que nos conmueve. Pocotiempo después de que Primitivo saliera del Co-legio moría, a la edad de cuarenta años y de pul-monía, aquella bondadosa mujer que había sidosu soporte, en definitiva, todo para el futurogenio de la música.

Su padre se volvió a casar. Ocurría en aquellasfechas que las mujeres no querían trabajar en lascasas regentadas por viudos por los posteriorescomentarios de la gente. La hacienda era muygrande, el padre necesitaba ayuda y contrajo ma-trimonio con una hacendosa y honesta mujer,María Pascual Hernando.

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LA ETAPA DE TRANSICIÓN

DE DON PRIMITIVO

Ya había conseguido Don Primitivo la meta quese había propuesto, llegar a la cumbre de los estu-dios de la música. No obstante, tenía gran necesi-dad de trabajar, aunque fuese en una orquesta desegunda fila, entre actuaciones y festivales. Ypronto se vio muy solicitado, como buen pianista,eficaz director y eficiente orquestador pero, para-doja del destino, comenzó a trabajar al día siguientede salir del colegio, nada más y nada menos que enel Salón Kursaal-Magdalena, establecimiento quede por sí constituía un capítulo vivísimo de la his-toria social de Madrid.

En este Salón tuvo empleo Primitivo tocando elpiano al frente de una orquesta compuesta porocho músicos videntes. Y se puede afirmar, comoverdad aplastante, que en el período que estuvo enel lujoso y singular local, la asistencia fue masiva,atraída por el inusitado repertorio musical que laorquesta desarrollaba. No en vano Primitivo, a tra-vés de la madre de uno de los músicos, recibíadesde Londres el material orquestal de nuevasobras y lo pasaba al “Sistema Braille”. En aquellasfechas el Salón terminaba sus sesiones con untango de ritual que advertía a los danzantes y pú-blico en general que la hora de cerrar había llegado.

Durante esta etapa de su vida Primitivo Lázaro,y tras superar sus estudios, libró un combate sin-gular para dominar la composición, lucha titánicapara poder aguantar una labor que le duraba hastabien entrado el día, esfuerzo que debía continuarcon las clases de perfeccionamiento musical querecibía.

En efecto, en este período de tiempo, nuestroamigo estaba realizando el perfeccionamiento deArmonía y Composición con el eminente profesorDon Zacarías López Debesa, al que se le otorgó ellaurel de ganador en un concurso en el que parti-ciparon músicos virtuosos. El premio consistió enun gran piano de cola que instaló en una habitaciónde su casa puesto que le encantaba tocarlo. Añada-mos que Don Primitivo, poco después de terminar

la guerra civil, se acercó a visitarlo con la idea dequedarse el piano y se encontró con la desagrada-ble sorpresa de que Don Zacarías había tenido quevenderlo para aliviarse de las muchas necesidadesque le atenazaban.

Don Zacarías estaba tan cotizado y solicitado ensu profesión que tenía todas las horas cubiertas.Pero, como el músico burgalés era incansable ensu afán de perfección consiguió, tras advertir suscualidades extraordinarias, que le diera clase a lasocho de la mañana. No obstante, alguna que otravez se quedó dormido en esta hora de enseñanzaya que en la orquesta trabajaba hasta altas horas dela noche y, además, tenía que madrugar para asistira ella. En esta etapa madrileña, fue asiduo tertu-liante del célebre “Café Gijón”, introducido porDon Zacarías. Allí le invitaron a tocar en varias oca-siones a lo que él accedió gustoso.

Una vez concluido su acuerdo en el Kursaal-Magdalena (sus dirigentes querían hacerle un con-trato indefinido), efectuó una gira por las ciudadesmás importantes de España. En Madrid realizó mu-chos conciertos en los que consiguió grandes éxi-tos. En Barcelona, en la que tuvo una excelenteOrquesta, se agotaban las localidades varios díasantes de sus actuaciones; en Valencia, asistieron lasautoridades a su actuación. Hay que reseñar queen algunas capitales actuó solo, en otras con or-questa. En definitiva, que Don Primitivo siguió consus conciertos aquí y allí...

Los clarines republicanos suenan en nuestropaís y el insigne burgalés se halla dedicado a laenseñanza musical en Navalmoral de la Mata (Cá-ceres). Es una época en la que además de servirde eficaz guía para muchos niños y niñas que ha-cían sus primeros “pinitos” en el universo de lasnotas del pentagrama, sobre todo dirigió los es-tudios musicales avanzados de futuros profesio-nales del mundo de las corcheas y semicorcheas.En su casa, acogía a los alumnos de cuya ense-ñanza musical se encargaba utilizando métodosortodoxos, aunque eso sí, exigentes en extremoy de probada eficacia. En su honor añadamos quepor sus clases sólo aceptaba la minuta de aquellos

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jóvenes pertenecientes a familias acomodadas,cobrando tan sólo una insignificante cantidad oni siquiera eso, a los que carecían de recursoseconómicos. El número de alumnos acogidos asu educación musical oscilaba entre un mínimode cuatro y un máximo de seis para garantizar asíel aprendizaje de los mismos.

La enseñanza no fue óbice para que siguieradando conciertos de piano, no sólo en el puebloen que residía, sino en otros cercanos e, incluso,en la capital. Y como el día tiene veinticuatrohoras y alguna que otra le quedaba libre, la dedicóa la creación de un grupo escénico al que llamóArte y Cultura, con el que logró representar va-rias zarzuelas, tales como Alma de Dios, La Ver-bena de la Paloma, Doloretes, Bohemios, entreotras.

La excelencia de sus métodos, su afán por lapromoción cultural de Navalmoral y su bondad ygenerosidad, le hicieron allí tan apreciado que,pese a su juventud, lo quisieron hacer Hijo Adop-tivo de la citada ciudad.

En los años treinta, la buena música de loscafés estaba sostenida y hasta se constituía en glo-riosa costumbre. Era cosa normal que el primerescalón público de la promoción, después de queun músico terminara sus estudios en el Conser-vatorio, fuese a tocar en un Café-concierto. Así,excelentes músicos procedentes de óptimas or-questas de Madrid, creadores incluso de cuartetosde cuerda, tuvieron su Café-concierto. Recorde-mos, entre otros, a Corvino y a Rafael Martínez.Y Primitivo Lázaro siguió el rumbo de estos gran-des músicos en un café de Salamanca. No era ésteuno de aquellos en los que la música se añadía alruido, sino un café donde se suplicaba silenciopara escuchar con toda atención el concierto quemarcaba el programa de mano: romanzas, zarzue-las, canciones españolas, arreglos musicales, quepermitían el lucimiento personal de Primitivo. EnSalamanca coincidió con el maestro Lecuona conel que perfeccionó la música Latinoamericana yse hicieron grandes amigos. Primitivo se interesópor estos melodiosos sones y llegó a dominarlos.

No hay la menor duda de que esta Orquestafue, desde julio de 1936 a noviembre de 1938, lamás cotizada de la bella capital charra. Pero la gue-rra la disolvió y nuestro biografiado recordó elbuen ambiente musical que reinaba en Cáceres y,en compañía de dos excelentes músicos, se tras-ladó a la capital extremeña.

En Cáceres actuaron, contratados por la familiaMontalbán, los tres músicos en las fiestas que or-ganizaba el Hotel Europa, establecimiento de grancategoría. Abrió sus puertas a comienzos de sigloy ocupaba el edificio que hoy ocupa el Bar “Pa-tito”, Plaza Mayor, que hacía esquina con la calleGeneral Exponda. En la planta baja estaba el pri-mer Café famoso de Cáceres, el “Santa Catalina”,que albergó todas las celebraciones sociales deprincipios de siglo.

En esta bella ciudad, verdadera ensoñaciónmedieval, sólo estuvo Primitivo hasta la finaliza-ción de la guerra civil. Casi de forma inmediata,fue llamado por la ONCE para que entrara a for-mar parte del engranaje de su organización.

La génesis de la ONCE estuvo en la CiudadCondal, capital en la que patrocinado por la Cajade Pensiones para la Vejez y de Ahorros, abrió suspuertas el Asilo “Amparo de Santa Lucía” que re-cogía y educaba a ciegos que carecían de recursoseconómicos. Más tarde, para mejorar su situaciónmaterial, se organizó en Sevilla la OrganizaciónNacional de Ciegos de España por Decreto de 13de diciembre de 1938, que controlaba la venta decupones para sorteos, diarios, con finalidad asis-tencial, siendo su Jefe Nacional (había sido su fun-dador y organizador), Don Javier Gutiérrez deTovar y Beruete, más tarde padrino de boda delmatrimonio Lázaro. La Central de la Once confióde forma plena en las posibilidades de Don Pri-mitivo y el 24 de julio de 1939 fue nombrado De-legado Comarcal, con sede en Don Benito,Badajoz.

En diciembre de ese mismo año fue promo-vido al cargo de Delegado Provincial de dicho Or-ganismo en Huelva.

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SUS PRIMEROS CONTACTOS

CON LA CAPITAL ONUBENSE

En la Huelva de casi mediados del siglo XX laminería estaba en su última fase de explotación. Encambio, la pesca fulguraba con brillante torrenteeconómico amparada bajo el manto de la Virgende la Cinta y la agricultura seguía manteniendo sugran categoría que destellaba en las fiestas delSanto Patrón San Sebastián.

El metal se hacía encaje sutil y primoroso en elMuelle de la Compañía minera de Riotinto y aspi-raba a adentrarse hasta la mitad de la ría. Por otrolado, los ladrillos, argamasa y prochas mostrabansu fuerza de estilización en las fastuosas edificacio-nes llamadas “Casa de la Bola”, Palacio de los Ga-rrocho o Palacio de los Trianes, o en la fachada delCementerio Nuestra Señora de la Soledad, realizadapor el gran arquitecto onubense Francisco Monís.En la Plaza de las Monjas se mostraba airosa laFuente Magna y la calle Concepción se había apo-derado de ese aire cosmopolita y señorial que yano abandonaría. Algunos establecimientos onuben-ses gozaban tan merecida como excelente reputa-ción… La música clásica se había enseñoreado detal forma de la bella Onuba que cualquier sitio seconvertía en idóneo proscenio para que las grandesorquestas dieran el oportuno concierto como su-cedía en el Gran Teatro, Teatro Mora y, en ocasio-nes, en el mismísimo patio y otras dependenciasdel Ayuntamiento de la capital.

Pero, no todo era de color de rosa en aquellaHuelva azul. Así, en el lugar conocido por “ElPunto”, se volvía a la cruel realidad. Casi sin luzcuando la oscuridad dominaba la zona, y la penum-bra se hacía más desoladora aún si se seguía la pé-trea muralla de lo que había sido Gran Hotel“Colón”. Este Hotel pasó a llamarse “Casa Colón”,por constituirse, en 1892, en la sede de clausura delas fastuosas fiestas conmemorativas del IV Cente-nario del Descubrimiento de América.

Se puede decir que Huelva terminaba un po-quito más allá del Punto, en lo que se llamaba SanCristóbal. A partir de ahí todo se reducía a casas di-

seminadas y muchas pequeñas heredades hortíco-las. En la otra entrada de la capital, la poblaciónavanzaba unas cuantas calles más allá de la vistosaPlaza de Toros de la Merced, en la llamada Carreterade Gibraleón. Era una Huelva que se entretenía conlos partidos del Club Decano, en el célebre veló-dromo, con los estrenos cinematográficos de susdiversos cines y, años más tarde, con el quiosco queregentaría el gran “cantaor” Paco Isidro.

Ésta es la Huelva que se encontró Primitivo Lá-zaro cuando vino a mediados de diciembre de1939, tras ser nombrado, días antes, Delegado Pro-vincial de la O.N.C.E. por el Ministerio de la Gober-nación, entidad que pertenecía al citado Ministerio.

Si el escenario y la situación geográfica de Huelvaeran, en el plano económico, propicios, incluso di-ríamos que excelentes, para un futuro prometedor,

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El joven Primitivo Lázaro comoDelegado de la ONCE en Huelva

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al insigne compositor no le convenció en absoluto.Tanto es así, que nada más llegar solicitó su traslado.Dejémosle la palabra al propio Don Primitivo: “Al díasiguiente de tomar posesión, pedí el traslado, veníade Madrid y me sentía desconectado. Gracias aDios que no me fui y, poco a poco, empecé a arru-llarme con la paz, la dulzura y cuanto de buenotiene Huelva, aunque no se vea...”. Y es que verda-deramente él no estaba acostumbrado al ambienteprovinciano que se disfrutaba en la ciudad del Tintoy del Odiel. Por fortuna, no se le concedió lo solici-tado. Sus jefes confiaban en él para la organizaciónde su Delegación en la bella ciudad sureña.

El primer alojamiento que tuvo en su nueva ca-pital de residencia fue el Hotel “Colón”, ubicado enla calle Plus Ultra. Después estuvo en el Hotel “Gra-nada”, situado en La Placeta, Pensión de la Viuda deNogales, en la calle Rábida, 6…

Al poco tiempo, se trasladó a una casa de hués-pedes que, en la misma vía, tenía instalada doñaDolores, viuda del que fuera alcalde de Huelva du-rante la II República Española, Sr. Barrigón Fornie-les. En aquel lugar, en la planta baja vivía la hermanadel conocido hombre de letras y excelente amigo,D. Hermenegildo de la Corte y Mora, fallecido nohace muchos años, y que en su libro titulado Gale-ría de retratos dedica foto en la portada, junto aotros, a Primitivo Lázaro y varias páginas con subreve biografía.

También se hospedó en “Casa Vizcaíno”, en la es-quina de la calle Rábida, establecimiento que por labondad y simpatía de su dueño disfrutaba durantetodo el año de un excelente ambiente musical y demucha alegría, en el que paraban muchos de los ar-tistas que se desplazaban a la bella Sirena del Atlán-tico para actuar (Carmen y Lola Flores, ManoloCaracol, Enrique Montoya...). Precisamente, del Sr.Vizcaíno cedía el mantón de Manila que lucía congarbo Maruja Carrasco cuando, en unión del coro dela Milagrosa, se desplazó para participar en un festivalque se organizó en Burgos y que dirigió la Superiora,Sor María de Teresa de Felipe, burgalesa, que habíavenido antes de esa fecha a hacerse cargo del Colegioenclavado en Huelva.

Con notable éxito cantó, por la mañana, en laSanta Misa, el Ave María de Gounod y La Pontifi-cal de Perosi con el Coro y, por la tarde, ademásde la Banda Vocal con el Coro, interpretó sola unaromanza muy popular de la célebre zarzuela titu-lada El Niño Judío: “De España vengo, /soy espa-ñola/y mi cara serrano/lo va diciendo…”.

La calle desembocaba cerca de la iglesia de laConcepción y muchas de las casitas bajas de lascalles adyacentes sorprendían por sus encaladasfachadas y por sus patios en los que crecían el jaz-mín y las damas de noche, que inundaban con susolores el airecillo impregnado de fragancias mari-nas que irradiaba la no muy lejana ría.

El denominador común de todos estos estable-cimientos en que se alojó el insigne músico estri-baba en que todos conducían a la Delegación dela Once, que se situaba en la calle Las Señas y, mástarde, un poquito más abajo, en la de Berdigón

No fue sencillo el desarrollo de su labor, por-que tuvo que establecer contacto a todos los ni-veles con las Autoridades, la Prensa y la Radio.Fueron años de estudio, de sacrificios, de lucha,de esfuerzos en la organización de los despachos,de los vendedores, en la consecución de que laentidad fuese adquiriendo la categoría que justa-mente le correspondía, y a la que llevó al mayorprestigio. Así, montó de forma idónea convenien-temente muchos locales a lo largo y ancho de laprovincia y luchó contra la ilegalidad de diversasrifas.

Tales fueron las mejoras introducidas en laOnce de esta provincia, que en 1941 se le rindeun homenaje.

Es difícil conocer en su totalidad el quehacerde un artista tan prolífico, personal y extraordina-rio como Don Primitivo. Así, desaparecieron algu-nas obras en sus traslados laborales y en algunaque otra fonda que debido a las circunstancias locobijó y hasta tenía devoradores ratones. Otraspartituras se perdieron entre nebulosas. Veamosqué le ocurrió con el Himno de la Once.

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Había convocado la Organización un Concursoen el que podían participar los compositores,tanto videntes como invidentes, que lo conside-raran oportuno. Primitivo envió su obra y siemprecreyó que el Premio al Himno se lo había llevadoJoaquín Rodrigo, hombre que, si bien pertenecíaa la Once, tenía suficiente tiempo para componer,porque ésta le había otorgado el cargo de Directorde Arte y Propaganda.

Fue pasando el tiempo y cuál no sería la sor-presa de Primitivo y su esposa cuando un día losllamó el historiador alicantino D. Jesús MontoroMartínez, solicitando que el maestro le enviara lapartitura del Himno. En definitiva, el fallo del Pre-mio del Himno de la Once se había verificado enmarzo de 1942, con motivo del Tercer Congresode la Organización y había tenido como ganadorla composición cuya autoría de la música se debíaa D. Primitivo Lázaro Martínez y la de la letra a D.Constantino, un gijonés del que lamentamos nopoder darles sus apellidos a los amables lectoresde esta biografía.

Lo que le había pasado a D. Primitivo era que,embebido en el duro trabajo y en la responsabili-dad de dirigir una Delegación, o no le había dadola menor importancia a este triunfo o no había ad-vertido la comunicación del mismo.

Al hacerse cargo de la Delegación, ésta se ha-llaba instalada en un pequeño local, ubicado enla antigua calle Las Señas, que había sido razónsocial de la Zapatería “San Cayetano”. Poco des-pués, trasladó la sede de la Organización a los lo-cales que había albergado a la sucursal del Bancode España en Huelva, que pasó a la Plaza de lasMonjas y que, a continuación, fue Escuela Pericialde Comercio, que era el inmueble de mayor enti-dad que se encontraba en la calle Berdigón.

Y mientras los demás peleaban por aumentarsus caudales, él siguió su empeño generoso, el deacrecentar la gloria de la Once. Así, en una genia-lidad de las que muy a menudo hacía gala, pro-puso a la Jefatura la adquisición de la Casa Colón,entonces propiedad de la Compañía de Riotinto

y residencia de los altos jefes que, por avatares dela guerra, la vendían por tres millones y medio depesetas. Esto ocurría en los años cuarenta.

No lo pudo adquirir porque el Consejo Supe-rior de Ciegos de la Organización consideró que3.500.000 pesetas era una cantidad demasiado altapara destinarla a Huelva, sin tener en cuenta queesa finca vale hoy una cifra desorbitante de eurosy en la cual él se proponía instalar la DelegaciónProvincial, un colegio para Niños, Residencia paraafiliados sin hogar, Fábrica de caramelos, etc.

Ante la negativa del Consejo Superior compróel edificio rotulado con el número 5 de la Ala-meda Sundheim, un precioso chalet, estilo pala-cio, que había sido elevado en 1881 por elmagnate alemán Don Guillermo Sundheim yGiesse, y que tuvo el honor de albergar un añomás tarde a Don Alfonso XII cuando estuvo enHuelva.

El diario “Odiel”, de fecha 29 de julio de 1947,se hacía eco de esta brillante gestión de Don Pri-mitivo con un artículo titulado Adquirió unnuevo edificio la Organización de Ciegos.

El arquitecto aconsejó a Don Primitivo que nose tirara ningún muro y se respetaran las precio-sas verjas, las elegantes puertas, los lujosos már-moles... En definitiva, que se hiciera otro pabellónigual, en el que se situaría un salón para el pú-blico, otros con ventanillas para los vendedores yun gran Salón de Actos arriba, ya que disponía dejardín suficiente, y más, para ello.

Don Primitivo no tuvo ni un momento de des-mayo en su objetivo de que todos los niños ciegosde Huelva y provincia fuesen alumnos de los mag-níficos centros creados en Sevilla, Barcelona, Ma-drid…, para que tuvieran un porvenir venturoso.Recorrió todos los pueblos y allí donde había unniño ciego hablaba con la familia para que lo de-jara matricularse en los colegios. Gracias a esteesfuerzo generoso, en la actualidad, muchos deaquellos niños ocupan cargos de responsabilidady prestigio en la Obra y fuera de ella.

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Recién llegado, un día 20 de enero, fue a visitarPunta Umbría, porque era muy aficionado al mar,y quedó extasiado: “Pensé -decía el músico- mal dela gente de Huelva porque no estaba de rodillas,adorando esa maravilla de playa; su grandiosi-dad, su arena dorada y finísima, su clima, su airedelicioso. Yo pensaba que debía dar gracias aDios por ese beneficio. Era el día de San Sebastiány, claro, las gentes se encontraban en otros sitiosmás acordes con la fecha...”.

En mi recorrido por la provincia, añadía,tuve la inmensa satisfacción de conocerla Sierra onubense: Aracena, Almonasterla Real, Aroche, Cortegana, Alájar, Jabugo,la Peña de Arias Montano, etc. Cuantomás iba conociendo, más me iba impre-sionando. Esos tesoros tan hermosos, in-igualables, desconocidos. En Aracena, enmi visita a la Gruta de las Maravillas, ala que visité siete veces más, me enamoréde ella y quise dedicarle una obra quecristalizó en mi suite “Gruta de las Mara-villas”, que empieza con “Canto matinal”,que quiere expresar la unión que yo deseoque exista entre el hombre y la natura-leza, siguiéndole “La Gruta dormida”,“Burbujas en el agua”, “Danza sobre elGran Lago”, “El Pozo del Camino” y “LaDanza del Duendecillo”, por aquello deque todas las grutas tienen duendes. Meencontré con tan buena gente que luegollegaron a ser excelentes amigos.

Una de las familias, cuyos miembros fue-ron en Huelva mis queridos y primerosamigos, era la de Don Enrique Castillo,que fue quien me presentó a Maruja, enun concierto que se dio en el Gran Teatroen el que actuaba la Orquesta de Cámarade Berlín que dirigía el famoso Hans vonBenda y que interpretó obras de Wagner,Beethoven, Strauss y Mozart. Ella era laprofesora de Solfeo y Piano de su nietaCintita Almoguera, que luego ha sido Pre-sidenta de las Mujeres Empresarias y Di-rectora propietaria de la Cadena de

Colegios “Montessori” de esta Ciudad enlos que se han forjado excelentes alumnos.En una de las reuniones musicales que te-níamos con el grupo de amigos, esa vezfue en la Delegación (pues yo tenía allí elpiano), pidieron a Maruja que cantara laRomanza de la Carta de “Molinos deViento”, zarzuela, y al decir que no seacordaba de la letra, yo fui a la máquinay la escribí pudiendo así ella cantarla acontinuación:

Yo he pasado la vida en un sueño/ y esesueño me hablaba de amor, y ese amor fuetu imagen querida/ y esa imagen tu formatomó....

Esto dio lugar a que la madre de Cintita cuandoacompañó a Maruja a su casa, le dijera: ¡Doña Es-peranza, Don Primitivo se ha enamorado de Ma-rujita! Así empezó todo..., aunque no llegaron amás que a amigos, ya que a las gentes que acon-sejaban a Maruja les parecía un disparate quenos arregláramos siendo yo ciego y mayor queella, que era encantadora...

El Sr. García Morales fue su amigo. Poseía unpiano de cola, marca Steinway, en el que dabangrandes tardes musicales Primitivo Lázaro, GarcíaMorales y su esposa, ésta de nacionalidad británica,mujer que tocaba el piano como los ángeles enestas reuniones a las que asistían también otrosamigos. Su hijo era Pedro García Sandoz, que habíasido Oficial de Artillería y que fue quien entregó aMaruja, en nombre del General, una caja de bom-bones, muchas postales y otras exquisiteces comoobsequio por haber actuado como solista, conmucho garbo y solemnidad, en la fiesta de la Pa-trona Santa Bárbara.

A los pocos años de residir en Huelva, ya sesabía que D. Primitivo era un hombre docto en laparcela musical. Así, en 1945, el Director del Cole-gio “Madre de Dios”, el padre Garmendia, que atodas las personalidades que visitaban Huelva lespedía diesen una conferencia, le solicitó una queel notable burgalés convirtió en singularísima: con-

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taba con todo lujo de detalles la vida de los grandescompositores e interpretaba al piano sus obras. Nique decir tiene que gustó tanto que tuvo que re-petir la conferencia varias veces. Como anécdota,añadamos que la obra preferida por los alumnos yprofesorado del prestigioso Centro era la tituladaEl sitio de Zaragoza, que lleva en el piano todaslas onomatopeyas propias de aquella guerra deci-monónica.

Las zarzuelas La Reina Mora y La mala sombra sehabían representado en el “Gran Teatro”, de Huelvaen el mes de octubre de 1945, por el Cuadro Escénicode Zarzuelas de “Educación y Descanso”, dirigido porel reputado maestro Don Fulgencio Prat.

Con estas representaciones, se quiso rendir un ho-menaje a los autores Serafín y Joaquín Álvarez Quin-tero en el libreto y al maestro José Serrano en lamúsica.

No podemos dedicarnos a las diversas obras quesu voz interpretó y a los ocho años de Piano, el últimode los cuales terminó bajo la supervisión de don Pri-mitivo, de la futura esposa del genial compositor y sínos vamos a situar en una tarde de diciembre de 1945,en la que se presentó en su casa el ayudante de “Edu-cación y Descanso” y le dijo:

Señorita Marujita, de parte de Don CustodioRebollo, (que era el director en el libreto delas obras escénicas), que el Jefe de la Delega-ción de Ciegos ha traído de Sevilla los deco-rados y todo lo demás y mañana, a las once,se pone en el Gran Teatro La Reina Mora,que haga usted el favor de ir a dar unrepaso....

Ella tenía un novio con el que iba a la clase de cantode doña Eloísa, y habían quedado en la academia, peroéste se oponía a que fuera a cantar y le decía: Don Pri-mitivo te quiere y yo no quiero que cantes La ReinaMora. Maruja le contestaba:

Pero, hombre, si se ha traído todo para po-nerla y yo soy La Reina Mora, ¿cómo voy a dejarloen la estacada? Tras esto riñeron…

Por la mañana, se levantó para ir al Teatro y le dijoa una amiga que siempre le ayudaba a arreglarse paralas funciones: ...como es para actuar ante los ciegos,no tengo que cambiarme de traje, con éste estoybien...

Pero, cuando llegó al Gran Teatro, se encontróque no cabía ni un alfiler; todas las autoridadeslocales, los palcos llenos, sobre todo con perso-nalidades de Madrid, entre ellas, Don Javier Gu-tiérrez de Tovar, Jefe Nacional de la O.N.C.E., yesposa, Dª Isabel Calderón; Don Joaquín Rodrigoy esposa, etc. Después de esto le dijo FranciscoHernández, alto cargo de la Compañía Sevillanade Electricidad, amigo de su hermano, que des-empeñaba en el cuadro el cargo de traspunte:Mira Marujita, eso lo ha hecho Don Primitivopara que tú veas que los ciegos se casan con mu-jeres muy válidas a todos los niveles, y con quienquieren...

Cuando terminó se acercaron Don Javier y DonPrimitivo a felicitarla y su madre le dijo a éste: DonPrimitivo, esta niña desde que se le compró elpiano alemán, toca poquísimo

Entonces ella le dijo: Es que como se ha muertomi profesora y tengo tanto trabajo en Intenden-cia… Maruja era Oficial de la Administración Mi-litar del Estado. Y continuó: ¿A qué no se atreve adarme clases a mí?. Maruja sabía que él no queríadar clases por falta de tiempo; pero, él respondióen seguida: ¡A qué sí!. Y así empezaron con las cla-ses de piano.

Todo lo que Maruja podía aprender de unmaestro tan singular como Don Primitivo, lo con-servó y asimiló con ferviente atención.

Al tenerlo como profesor, el choque repercutióde forma decisiva en ella, no sólo en el estrictoplano musical, sino también en el terreno de lasideas, de la cultura, del comportamiento humano,de las aspiraciones espirituales. Se dio cuenta, endefinitiva, del extraordinario talento que tenía y delo bueno que era y se dijo: ¡Es un genio y si no ve,yo veo y le ayudaré mucho!.

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A partir de aquel instante y durante todo el restode su vida, esta mujer se consagró a hacerlo feliz, enel ámbito personal, y a enaltecer la gran obra del mú-sico onubense de adopción.

No mucho tiempo después, en una mañana pri-maveral, pasaba por delante de la iglesia de la Mila-grosa. Maruja tenía mucha fe en la Virgen Milagrosa.Ella había escuchado sus palabras y consolado sus aflic-ciones muchas veces. En el fondo de la nave del neo-gótico templo la Virgen sonreía a la pálida luz de loscirios, agradecida a los fieles que en los bancos cerca-nos le rezaban. Maruja no entró porque tenía muchaprisa y desde la puerta le dijo: Madre mía, si tú me lotienes destinado, que no le vea el defecto.

Con este imploro quería que la Virgen le dieralas fuerzas necesarias para desechar el miedo que,algunos amigos, sin duda creyéndole hacer el bien,le infundían: Te vas a arrepentir de casarte con uninvidente. Es una gran amargura hacer lo quepiensas.

Ya eran “novios formales”, como se decía enton-ces. En esta etapa, que Don Primitivo se encargóde que no fuera muy larga, la pareja asistía de formaasidua a los diversos cines, a los conciertos que demodo tan generoso ofrecía a Huelva, una Sociedad

dedicada a tal menester, “Educación y Descanso”,a los bailes que se celebraban en el Círculo Mercan-til y Agrícola, en los que el exquisito gusto musicalimperaba en el amplio salón.

LA BODA

La boda quedó fijada para las siete de la mañanadel día de San Agustín, 28 de agosto de 1946. Entróla pareja en el templo de la Milagrosa. La novia ves-tía un sencillo y elegante traje negro, que es el colorque la moda imponía en aquellas fechas. En la ca-beza llevaba una pamela de la que airosa y con gra-cia surgía una pluma. Primitivo Lázaro iba muyapuesto, con un impecable traje negro.

Y después del ágape nupcial, fueron a la Em-presa Damas donde cogieron un autobús que loscondujo a Sevilla…

A principios de julio de 1947 fue nombrado porla Jefatura de la ONCE, Presidente del Tribunal enel Certamen de Rondallas, Orquestas de Pulso yPúa que se celebró en el Teatro Alcalá, de Madrid,al que concurrieron las grandes orquestas quecomponían el magnífico plantel existente en la Or-ganización, dotados de buenos músicos de Madrid,Sevilla, Zaragoza, Alicante, Murcia, etc. En un palco

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La boda

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se encontraba el jurado formado por Primitivo Lá-zaro, como Presidente; como vocales, Daniel For-tea, Catedrático de Guitarra del Conservatorio,autor de libros, escritos y métodos sobre este ins-trumento, el crítico musical Manuel Fernández Cidy en otro palco se encontraba el compositor Joa-quín Rodrigo Vidre, y su esposa, Victoria, con la es-posa de Primitivo, Maruja.

El acto transcurrió con gran brillantez y a su tér-mino marcharon a una comida en el Restaurante“Villa Anita”, en las afueras de Madrid.

Antes del reseñado acto, cuando marchaban ala capital de España para el Concurso, Primitivo ysu esposa hicieron escala en Córdoba, ciudad en laque nuestro biografiado tuvo que atender pororden del Jefe Nacional, D. Javier Gutiérrez deTovar, un litigio pendiente sobre un expedientecontra el Sr. Delegado de esa ciudad, D. Ángel He-rrera, caso que solucionó con satisfacción y que fuebastante complicado, ya que en su resolución ha-bían fracasado otros comisionados anteriores.

Al finalizar este trabajo, el mismo día que partíanpara Madrid, D. Primitivo y su esposa, que habíaejercido de eficiente auxiliar, fueron a visitar la ma-ravillosa Mezquita de la ciudad califal y el Museo deRomero de Torres que Maruja no conocía, acom-pañados por los hijos del Sr. Herrera. Por falta detiempo no pudieron visitar ningún otro lugar. La importancia que tuvo ese Certamen de Ron-dallas, queda avalada en que un artículo, titulado“Laudes, guitarras y bandurrias en la Organiza-ción de Ciegos” y firmado por Joaquín Rodrigo,donde se daban pormenores de su celebración sepublicó, al unísono, en la mayoría de los diarios es-pañoles y que, por falta de espacio, no podemosofrecerles a los amables lectores y que salió publi-cado en el diario “Odiel”, de fecha 30 de julio de1947.

Se puede afirmar, que desde la fecha de la bodahasta su marcha a Algeciras, los escasos años pasa-ron con celeridad. Los desvelos de Don Primitivo,estaban en que la ONCE funcionara a la perfección.Ni que decir tiene, que también estaba pendiente

de la Rondalla y de los más ínfimos detalles de laOrganización. En este sentido, bajo su mandato ad-quirió gran categoría el día de Santa Lucía.

Estaba a punto de fenecer el año 1948, y en losnueve años que D. Primitivo había estado al frentede la nave de la ONCE en Huelva, ésta había ido abuen puerto. Se puede afirmar que su vibrante ac-tividad compositora, la plenitud de su talento mu-sical y utilidad de sus enseñanzas abdicaron ante lalabor social que había desarrollado por la promo-ción social y humana de los invidentes. Así, el granAlfredo Kraus se lo había querido llevar para quegrabara en Carillón, sello que tenía su sede en lamadrileña calle Eresma nº 12. La casa discográficaHispavox también quiso que dirigiera sus estudios,ofreciéndole un contrato muy bien pagado y,cuando aún no pertenecía a la ONCE dirigió unaorquesta que triunfó clamorosamente en la CiudadCondal. Pese a tantas sugerencias que, sin duda, lohubieran hecho triunfar en la música, Don Primi-tivo siguió fiel a la Organización. Es más, cuando,en alguna ocasión, Maruja le dijo que debía dehaber seguido el camino profesional de la música,Don Primitivo sin alterarse le decía: Sí, todo estámuy bien, pero esa labor social que he hecho enla ONCE no me la puede quitar nadie.

Hemos indicado antes, que los años pasaroncon rapidez, eso sí, el 1 de enero de 1950, Don Pri-mitivo sufrió un duro revés ya que fallecía enHuelva, su lugar de residencia y a los sesenta ynueve años de edad, su progenitor Don Toribio Lá-zaro Sualdea.

SU ESTANCIA EN ALGECIRAS

Sus primeros contactos con la bella poblaciónde Algeciras fueron afortunados. En la ONCE de laciudad gaditana trabajaban dos hermanos, Sebas-tián y Rogelio, que fueron magníficos cicerones enel conocimiento de Algeciras y, más tarde, excelen-tes amigos.

El matrimonio llegó comenzando el año 1951 y,durante unos días, se hospedó en el Hotel “Es-paña”. Los mismos hermanos les encontraron sitio

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en el hogar de una familia con la que habían deconvivir.

Su domicilio era una planta baja con algo de jar-dín, en el número 13 de la calle San Antonio, enpleno centro, circunstancia que influyó en sus amis-tades y en el refinado ambiente cultural en que semovieron en aquellos años.

En Algeciras residía una familia de Huelva queconocieron a través del abogado de la madrastrade Primitivo Lázaro, compuesta por Dolores Jofré,Carmelo Díaz Malaguilla y sus hijas. Esta familia po-seía un piano marca Steinway. Allí se reunían y es-tudiaba el maestro. Este piano se lo compraron ypasó a casa de doña Pilar. Después, el matrimonioLázaro lo trajo a Huelva y se encuentra en el domi-cilio del matrimonio, en calle Rascón número 37.

En mayo de 1951, Maruja y Primitivo fueron in-vitados a tomar el té en casa del oftalmólogo D. Ro-gelio Maza y durante la amable reunión pidieron alcompositor que tocase el piano. Su actuación tuvogran resonancia por lo que, poco después, los diri-gentes del Casino de Algeciras solicitaron a Primi-tivo que diese varios conciertos en dicho lugar. Asíse hizo y en todos hubo gran lleno. Allí había unpiano donde Joaquín Turina compuso su Álbum deViajes entre los que se encontraba “Fiesta Mora enTánger”, etc. Las noticias de estos conciertos, quetuvieron gran resonancia y se constituyeron en éxi-tos, fueron dadas en el periódico “Faro”, de Ceuta,con laudatorios comentarios, que habían desper-tado su técnica, y entre otros decían:

Don Primitivo Lázaro interpretó un pro-grama maravilloso, de gran maestro.

Sinceramente felicitamos al Sr. LázaroMartínez, quien en muchas ocasiones,como en ésta, desearíamos volver a escu-charlo.

Como eco de este gran triunfo, la noticia apare-cía en el diario “Odiel” de Huelva.

Llevaban unos meses en este domicilio cuandoun día Pilar invitó al matrimonio para que asistieraa la boda de su sobrina Noelia que contraería ma-trimonio con un británico en la Catedral católicade Gibraltar, “Santa María Coronada”. Tras la cere-monia que fue muy emotiva, el almuerzo tuvo lugaren una sala de fiestas que, en el Peñón, tenía grancategoría.

Después de disfrutar de una suculenta comida,varios señores vestidos de impecables smoking yfracs, salieron transportando un piano desde uncuarto pequeño, al salón de grandes dimensionescon el fin de que aumentara el auditorio.

Una vez instalado, invitaron a Don Primitivo queya no pudo dejar el taburete. Corrieron sus dedospor el marfil y pronto se vio rodeado por numero-sos ingleses. Sobre el piano se veía una jarra concerveza negra.

Las canciones Amapola y Clavelitos, que tantoéxito dieron a Imperio Argentina, fueron interpreta-das por Maruja con tanta complacencia que tuvo quecantar otras muchas acompañadas por su esposo.Aquella fue una buena jornada para el matrimonio.

Entre las primeras amistades de la dinámica pa-reja, tenemos que citar a unas amigas tan amantesde la música clásica, que en su casa tenían dos pia-nos “Piazza”. El padre de éstas, y de otros seis her-manos, D. Aurelio Valdés, muy campechano y cultoen sus maneras. Y con él, departían de arte y otrostemas muchas tardes en su elegante casa-palacio,que había sido teatro de mérito y, una vez adquiridapor él, con exquisito gusto supo adaptarla a resi-dencia particular. Esta lujosa mansión se ubicabaen el nº 36 de la calle Ancha y a ella pasó a vivir elmatrimonio Lázaro hasta su venida a Huelva.

En aquella residencia se dieron numerosas fies-tas en las que era epicentro y deslumbraba con suarte Primitivo Lázaro, que deleitaba a todos con lasdiferentes obras que interpretaba, ya que poseía eldon de la memoria para ejecutar al compositor quese deseara. Maruja también cantaba y subyugaba atodos con su voz.

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El paso del matrimonio a esta nueva casa su-puso un cambio favorable, ya que era un sitio in-mejorable con todos los balcones a la calle Ancha,por donde podían ver todos los acontecimientoscomo las procesiones, etc. Allí en su dormitoriohabían instalado su piano Steinway que ya habíanadquirido.

Si a Don Primitivo Lázaro se le coronaba con elstephanus o corona de laurel del aplauso, a Marujase le obsequiaba en cada concierto con un bouquetde flores. En uno de estos agasajos la soprano ligeraonubense preguntó por la Virgen de sus amores,la Milagrosa y quiso llevarlas para ofrendárselas.Pero, en vez de conducirla al Hospital Militar dondeestaban las Hermanas de San Vicente de Paúl conla Milagrosa, la llevaron al Convento de la Huertade la Cruz en el que estaban las Hermanas france-sas también con la Milagrosa. Las del Hospital eranespañolas, pero de la misma Orden. Sólo los toca-dos eran diferentes, aquellas poseían un buen corode voces.

Las Hermanas francesas se mostraron con Ma-ruja espirituales y afectivas, amables y dadivosas desí mismas. La onubense supo corresponder este ca-riño y anidó entre ellas una amistad tan fuerte que,cuando llegó la Novena de la Virgen María Auxilia-dora, en la que todos los coros religiosos participa-ban actuando cada uno de ellos dos días y lasmonjas francesas la llamaron rogándole que can-tara. Ella le pidió a su marido que él tocara y diri-giera, y como la tenía acostumbrada, accedió ydescendió, desde su prestigio, a perfeccionar elcoro. Hasta la Hermana Superiora pasó a cantar enel Bajo, y ante el asombro de todos, consiguió ele-varlo, merced a su genial inspiración y sabiduría,hasta una altura increíble. Maruja que había sidosolista en el Coro de Huelva, y Primitivo desde pe-queño en el Coro de su Colegio de Madrid, se cam-biaron las letras de la Milagrosa para MaríaAuxiliadora consiguiendo un excelente programa.

Después las Hermanas Concepcionistas realiza-ron una excursión y, ante la imposibilidad de cantar,le rogaron al Coro Huerta de la Cruz que actuasepor ellas aquel día. Su canto fue un sonado éxito.

Era justísimo porque el compositor marcó en lasacra música un cambio de estructura en el espí-ritu. Ante un éxito tan sorprendente y rotundo, losotros coros no quisieron cantar tampoco, teniendoque realizar la Novena casi entera la Huerta de laCruz de la Milagrosa.

En otras ocasiones, como la llegada de Obisposde la Religión Ortodoxa Griega que visitaban el Co-legio y se acercaban al Sagrario, Maruja tuvo quecantar y Primitivo Lázaro tocaba en el órgano, el ¡OhSalutaris! de rigor. Por lo que luego era felicitadapor su Excelencia que exclamaba: ¡Qué bonitocanta, qué bonito canta....

La Novena solían presenciarla numerosos jóve-nes y, ante la rivalidad existente entre los diversoscoros, daban su veredicto sobre qué grupo habíacantado mejor, aplicando los mismos resultados otanteos de los partidos de fútbol. En esta ocasiónrepetían: Coro X, 2, Huerta de la Cruz, 9.

La actividad de Don Primitivo no cesaba y, poraquellos días, reunió varios coros en uno solo quellegó a alcanzar sesenta voces. Entre ellos, estabael de “Santa Cecilia”, constituido por voces mascu-linas. En este Coro había grandes voces, entre otrasla del tenor Sebastián Simino, que había estudiadoen Madrid con María de los Ángeles Morales, o ladel Sr. Martín, médico catalán. Estaba en Algeciras la Junta Algecireña de Fo-mento Artístico que pronto advirtió su capacidady lo nombró Presidente de la Sección Musical. Allíescribió el Himno de Medinaceli, a tres voces, parala iglesia de San Isidro y arregló la Misa de Cosmede Benito para diez voces mixtas. Esta excelsa com-posición se interpretó con gran boato en la IglesiaArciprestal de Nuestra Señora de la Palma, acto quegrabó “Radio Tánger” y del que los medios de co-municación hicieron amplio eco. El Sr. Burgos, seencargó de la grabación.

Hasta allí llegó un órgano que iba a ser trasla-dado a Málaga, cosa que los algecireños, encabe-zados por el sacerdote, querían evitar, sosteniendoque lo ideal era que se quedase en Algeciras, enconcreto en la bonita iglesia de María Auxiliadora,

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que se ubicaba en la Plaza Alta. Se abrió una sus-cripción, y a pesar de que había una organista pi-dieron a Don Primitivo, al que consideraban unvirtuoso, que interpretara con este órgano variaspiezas musicales en la Santa Misa que se celebraríaa las doce. De esta forma, viendo la calidad y soni-dos del instrumento se conseguirían, con más fa-cilidad, las donaciones económicas necesarias paraser adquirido.

Y llegaron las doce del domingo esperado.Hombres y mujeres acudieron al templo y escu-charon la excelente calidad del órgano de las sabiasmanos del insigne burgalés que encantó a todos.

Bien es verdad que en Algeciras vivía el matri-monio de manera holgada y había creado un am-biente musical idóneo y un círculo de amistadesmuy positivo. También les iba óptimo el asunto la-boral y la bella población gaditana era una ciudadmuy bonita, pero Maruja echaba de menos a sumadre y a Huelva. Aprovechaban las vacaciones deSemana Santa, Navidad y del verano para acercarsea su tierra.

Por todos los motivos expuestos solicitaron, através de concurso de traslado, plazas vacantes quehabía en nuestra ciudad y, a mediados de junio de1954, ya habían fijado de nuevo su residencia en laciudad atlántica.

Durante su estancia por tierras del Estrecho, Pri-mitivo Lázaro había compuesto el Himno a CristoRey y, una vez que llegó a Huelva, lo estrenó en laiglesia de San Francisco, durante la celebración deun Quinario al que asistió el Obispo Don PedroCantero Cuadrado. Durante la elevación del SeñorPrimitivo interpretó a Loengrinm. Al finalizar elacto, mientras el compositor y su esposa, recogíanlas músicas que se habían interpretado, llegó el Di-rector de los Jesuitas, Don Jerónimo Román Núñezy dijo: Don Primitivo, el señor Obispo le está espe-rando en la puerta.

A su salida se encontraba una multitud de per-sonas acompañando al Obispo mientras que salíael compositor. Allí lo felicitó a la vez que le encar-

gaba el Himno Oficial de la que fue la futura Dió-cesis de Huelva. Así, la música sería de Don Primi-tivo y la letra de Don Pedro Cantero. Este sería elHimno Oficial del Congreso Mariano de 1954 bajoel título Salve Madre Inmaculada.

Pocos días después se encontraron, el compo-sitor y el que sería, posteriormente, Obispo de laDiócesis, en una exposición del pintor Monís Mora.Allí Don Pedro le dijo: Don Primitivo, ya he com-puesto la letra, ésta es A lo que contestó Don Pri-mitivo: Sr. Obispo ya está hecha la música delHimno.

Esta composición se estrenó a doscientas voces,por los Hermanos Maristas acompañados por laBanda Municipal de Música dirigida por su director,el cubano y excelente persona, Don Antonio Sara-bia, que escribió la parte de la Banda. A estos actosfueron traídas casi todas las Vírgenes que ejercensu patronazgo sobre la mayoría de los pueblos dela provincia.

POR LA SENDA DE LA MÚSICA LIGERA

La entrada de la década de los años sesenta sepresentaba muy prometedora. Los Lázaro lo creye-ron así y se trasladaron a una casa más grande enlos chalets de Tartessos. Y en verdad, el futuro lesreservaba grandes momentos. En el aspecto laboralPrimitivo y Maruja seguían en los mismos cargosde la ONCE, aunque eso sí, disponían de un nú-mero más elevado de horas de ocio para destinarlasa su afición, la música. En este sentido, el músicohabía creado y dirigía, de forma altruista, una Ron-dalla compuesta por 28 o 30 miembros, la mayoríainvidentes. También había creado un Coro en elque se integraban algunos vendedores de la Orga-nización. La primera ensayaba, por las tardes, enunas dependencias de la ONCE adecuadas. El Corono sólo dedicaba sus energías al arte musical sinotambién al teatral. Sus actuaciones musicales eranoídas en determinados días del año (Santa Lucía,Santiago...) y en las misas que se celebraban a las12 de la mañana en la iglesia de la Concepción. Enel aspecto económico tampoco les iba mal. Entra-ban dos sueldos espléndidos en casa, ellos no eran

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personas derrochadoras y el Sumo Hacedor no leshabía dado hijos.

En aquellas calendas gozaba de gran popula-ridad, en todas las ciudades de cierta importan-cia, la celebración de festivales o concursos decanciones que eran un atractivo más que añadira las delicias del lugar.

Esta música “nueva”, tan vital, con sus ritmosy modulaciones extraños a la herencia musicalde la década anterior, no tenía, ni mucho menosgran altura artística, aunque algunas cancionescanonizadas por el éxito se siguen recordandopor ser pegadizas o de calidad.

Nuestro biografiado poco antes de queirrumpiera aquella década irrepetible, en la queeran contemporáneos ídolos de la cancióncomo Elvis Presley, The Beatles, etc., y en loslares patrios voces de la prestancia artística deTito Mora, Ramoncín... había decidido que, legustara o no, tenía que adaptarse a las exigen-cias de los nuevos tiempos y escribió muchascanciones que se estrenaron en el programa deRadio Popular de Huelva, “Huelva de noche”,que se emitía a las diez y media cada miércoles.

Este programa, de media hora de duración yen el que colaboraba Maruja como cantante,llegó a tener, por su gran calidad, una onda ex-pansiva triunfal de mucho alcance. Se anunciabadesde las nueve y se emitía a las nueve de lanoche, y en él Primitivo tocaba con un piano,de marca “Stern”, que había en la Emisora.

La génesis de sus participaciones en festiva-les de canción ligera está encerrada en la atmós-fera de una simpática escena choquera:Charlaba entretenido el matrimonio que enca-minaba los pasos a su Delegación para iniciaruna nueva jornada laboral, cuando, en la Ave-nida F. Molina, Maruja vio que, frente a ellos,trataban de atravesar una de las puertas del Ba-rrio Obrero dos carros tirados por caballos ycargados hasta los topes de pescado. Debían depesar mucho las cargas ya que los nobles brutosno eran capaces de superar el último tramo de

aquella cuesta, a pesar de las voces jaleadorasde los dueños.

Maruja seguía con creciente interés las evo-luciones de los cuadrúpedos y le explicaba lasperipecias a su esposo. Y cuál no sería su sor-presa cuando vio que los hombres desengan-charon un burrito que iba en la retaguardia deuno de los carretones y, unciéndolo delante, pa-recía que les daba a sus mayores nuevas ener-gías para alcanzar el sitio deseado por loscarreteros:

Maruja le dijo: Primi, hazle una canción alburrito. Es tan gracioso…

Pasaron las jornadas con vertiginosa rapidez,y al tercer día el compositor le dijo a su esposa:Mira la canción que le he compuesto al bu-rrito. Es un cha cha cha...

Se la tocó a Maruja y a ésta le encantó, por-que resultaban bonitas la música y la letra queasí dice en sus primeros versos:

El compadre Federico, que es de oficio organillero, tiene un precioso borricoque toca el tico-tico,el chotis y el bolero.

En las tardes de verano cuando el compadre se cansa, el burrito toca el piano con patas y con manos ¡Qué hay que ver la danza!

¿Qué título le vas a poner, Primi?. Primitivo contestó. Se llamará “el burrito del pescadero”

Y en la mansión de los Lázaro quedó “ama-rrado” el burrito. Pasaron varias semanas y undía hojeaba Maruja la revista “Ritmo”, en laque, en varias ocasiones se habían publicadoentrevistas y artículos alusivos a Don Primi-tivo y en la que Maruja era colaboradora. Allí

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vio que se anunciaba un concurso de cancio-nes que se celebraría en Aranda de Duero(Burgos). Maruja, recordando que en Italia seemplean burritos tocados con sombrerosmulticolores y exornados con flores que lle-vaban turistas encima, le dijo:

- ¡Ay, Primi, vamos a mandar el Burrito Organillero a este Festival!. - No -le dijo- el Burrito del Pescadero.

- No, Primi, eso del Burrito del Pesca-dero me parece un título muy feo parauna canción que va a participar en unFestival.

Y en efecto, la canción con el nombre deEl burrito organillero tr iunfó (fue f ina-lista) en el Festival Hispano-Portugués delDuero y fue grabada en discos por Hispa-vox y Zafiro.

El sendero estaba trazado y, poco des-pués, participó en el Festival Musical Juvenil,Costa del Sol Granadina, que se celebró, en1964, en la bella ciudad de la Alhambra. Pri-mitivo llevó dos canciones: Don Esdrújulo yMi gatita Sonia, obteniendo con estas melo-días el Primer y Tercer Premio del Festival.

En 1965, participa en el I Festival Musical Inter-nacional del Atlántico, de ámbito hispanoameri-cano. Se celebró en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).Primitivo Lázaro llevó y obtuvo el Primer Premiocon la canción titulada Feria de Sanlúcar.

Los ecos de este triunfo sonaron jubilosos enlas páginas de varios prestigiosos diarios andaluces,entre ellos “Hoja del Lunes”, de Sevilla y “Odiel”.

Otros festivales en los que participó nuestro bio-grafiado fueron: 1965. Primer Festival Hispano-Portugués delMiño, celebrado en Orense. Fue finalista con la can-ción titulada Pensaba yo, defendida por FélixDuque.

1966. Festival de la Canción Balear, que se cele-bró en Alaior (Menorca), donde también fue fina-lista con la melodiosa canción Solo en sueños,interpretada por Silvia Nelson, artista exclusiva dela casa discográfica “Philips”.

1978. World Popular Song Festival Yamaha 78,Tokio ( Japón). Primitivo Lázaro llevaba en su bagajelas canciones tituladas Poeta y trovado, Mundoamigo y Ha muerto el poeta. Las tres fueron fina-listas del Festival.

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Premio en el Festival Musical Internacional del Atlántico

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Estas dos últimas canciones y la titulada Soloen sueños, forman parte de la colección Siete pe-queñas piezas de concierto. Las cuatro obras res-tantes son Viejo Navegante, Amigos en el tiempo(ambas con la colaboración, como letrista, conJosé Luís Jerez Manfredi). Si tú estás conmigo yOlvidar el ayer.

Otras obras de canto y piano para conciertoson las tituladas La verdad nos hará libres (can-ción dedicada a su entrañable amigo Don JoséMaría Roldán), Velonero de Lucena, Vergel deHuelva, Lágrimas por Granada, Canción de laPaz, de tanta belleza. Hace años, Don José MaríaRoldán le hizo los arreglos oportunos para inter-pretarla en su Coral Polifónica.

Casi todas las letras pertenecen a D. PrimitivoLázaro, de su álbum de Trece Canciones, que estáeditado en nuestro país por Real Musical, y gra-bado en Buenos Aires (Argentina). Las otras quefiguran son dos extraídas de las Rimas de GustavoAdolfo Bécquer, el gran poeta romántico; otra deArcadio Gomila, de Alaior (Menorca); Algazara,dedicada a la Blanca Paloma, de José Mora Ga-liana, de Manfredi, la titulada Viejo navegante (in-terpretada por el cantante Manuel Salguero, yque, incluso, en una oportunidad, acompañadoen el piano por nuestro biografiado, interpretó enCanal Sur Televisión); Hoy vendrá, de AugustoThasio.

La grabación corrió a cargo de la soprano ar-gentina Adelaida Negri, cuya voz aureolada es co-nocida en los escenarios de medio mundo

UN COMPOSITOR DE HUELVA

Y PARA HUELVA

A pesar de su origen burgalés y de los viajes aSalamanca, Cáceres, Badajoz, Madrid o Barcelona,a pesar de los pisos aquí y allá, y de los episodiosmusicales en Algeciras, la obra de Primitivo Lázarose ha hecho en Huelva y para Huelva. Vivió en loschalets de Tartessos y, más tarde, en el mismísimocorazón de la milenaria Onuba y trabajaba con fre-nesí como si pareciese que la vida se le escapara.

Trabaja en el hogar muy protegido por su mujeramada y es el epicentro de amistades entrañablesy de los grandes de la música e intelectualidadonubense, a la cabeza el sacerdote don José MaríaRoldán, gran musicólogo y compositor, fundadory director durante treinta y cuatro años de la emi-sora COPE en Huelva. Asimismo es prosista ex-quisito y era Presidente de la Academia de BuenasLetras, Bellas Artes y Ciencias de Huelva. Le quie-ren, sí, por su bondad, amabilidad y simpatía,pero no menos porque todos son testigos de queestán ante una inteligencia superior, organizada ycreadora.

Ni las dulzuras del cuidado exquisito ni la deliciosatemperatura de este rincón sureño, aliviaron su ce-guera. Sin embargo, en él florecieron, a diario, conmás facilidad las flores de la alegría que la cizaña dela pena. Y es que Primitivo adhirió su ser a la piel deHuelva, ciudad que, sin ser la suya de origen, llegó aconvertirse en una obsesión para el notabilísimo com-positor y pianista. Presintió tanto a Huelva que, sinpoderla ver, la plasmaría, por imposición imperiosade su espíritu, en una obra como Rapsodia onu-bense.

Cuando a sus treinta años llegó a la bella Sirenadel Atlántico y conoció sus inigualables sierra y playas,cuando cayó sobre él el embrujo de la ría, de sus par-ques, de sus calles y plazas, de su barrio de San Se-bastián, de su Santuario de la Cinta, en suma, delAmor... fue incapaz de separarse de ella. Además, po-demos añadir que desde el mismo instante que llegóa Huelva entró en contacto con su folklore y quedósubyugado por él, ya que era historiador musical, cre-ador y poseedor de una vasta cultura. En este punto,cedámosle la palabra al propio Don Primitivo:

Desde que llegué a Huelva me sentí confuerza atraído por el embrujo fascinante desu asombroso folklore, con su gran riquezade fandangos y toda esa gama infinita demanifestaciones artístico-expresivas del sen-tir popular. Por ello, en cuanto tuve tiempo,me dediqué con afán a investigar en las ra-íces de aquél, buscando fuentes de inspira-ción a mis investigaciones...

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Esta búsqueda febril trajo como consecuenciael nacimiento de Paisaje andaluz, una colecciónde canto y piano, sobre temas no sólo de la provin-cia de Huelva sino de Andalucía en general. Su con-tenido es el siguiente: Vergel de Huelva; Lágrimaspor Granada; Verdes los campos (letra de Alejan-dro Wilke y de Domingo Manfredi Cano); Quierotu verde (letra, a ritmo de alegría de Cádiz, de Ar-cadio Gomila); ¿Por qué no?; ¡Tal vez sí!; Velonerode Lucena (letra compuesta por Diego Díaz Hierro,excelente amigo suyo); Huelvana primorosa (lle-vada por las Bandas de Música) y Feria de Sanlúcar(letra del dúo Rupoll). Lágrimas por Granada fuegrabada en LP y cassette por el tenor Fernando Váz-quez y llevada también por Alfredo Kraus y en laactualidad adaptada para Orquesta, llevándola al-gunas Bandas de Música en sus repertorios. Nosdice, de nuevo, Don Primitivo:

A medida que ensanchaba mis investi-gaciones sobre el folklore de Huelva, meconvencía más y más de que las posibi-lidades de sus cantes sobrepasaban conmucho los ámbitos en que por tradiciónse habían refugiado, tabernas, colma-dos o, a lo más, teatros de poca monta.Y yo me preguntaba cómo era posibleque acervo cultural tan importante hu-biera escapado a la perspicacia denuestros compositores anteriores.

Concebí, pues, el proyecto de escribiruna obra de concierto para recrearlos,que fue “Rapsodia Onubense”....

Don Primitivo que amaba hasta el hartazgoa Huelva se sorprendía de que anteriores com-positores no hubieran escrito nada sobre estaciudad, sobre todo Isaac Albéniz, que escribióla Suite Iberia dedicada a todas las ciudades es-pañolas menos a Huelva, a pesar de ser la cunadel Descubrimiento de América y poseedora deuna milenaria tradición marinera ya que sushijos siempre tutearon al mismísimo Neptunoy de una gran importancia minera además deser la cuna del folklore andaluz.

Con una fe inquebrantable en sus posibilidadesmusicales, Primitivo afrontó aquel empeño crea-tivo: compuso varias obras, cuyas páginas estuvie-ron encaminadas a enaltecer a Huelva, a ensalzarsu incomparable fandango. Y cumplió lo que a símismo se prometió. Así escribió La Rapsodia onu-bense. Meses antes, en una entrevista que tuvo enMadrid para la primera cadena de TVE, decía sintimidez: Quiero abrir las salas de concierto detodo el mundo a los cantes de Huelva, hastaahora recluidos en tablaos, tabernas y teatros depoca monta... Y se las abrió. Su casa se convirtióen una inmensa cantera de piedras preciosas, enun filón de ricas sonoridades musicales donde ibabuscando sus materiales el Arte universal. Por pri-mera vez, un compositor manejó una primorosagubia de arpegios y Don Primitivo nos hizo esta-blecer una corriente espiritual con su ciudadamada. Había nacido la Rapsodia onubense. Por fin, en el elegante y lleno Salón Teatro dela ONCE ubicado en la calle Prim número 3, Pri-mitivo Lázaro saludaba a un público que lo recla-maba en oleadas ardientes tras la presentación dela Rapsodia, con gestos modestos y breves. In-cluso, el director del Real Musical, Ramón Jimé-nez, cuando fue a editar la obra le dijo conadmiración:

Maestro, es lo mejor que se ha escrito en am-biente andaluz para piano. Y una personalidadde la talla artística de Tony Ros Marbá, reputadodirector de la Orquesta “Ciudad de Barcelona”,con razón social en la Ciudad Condal, en una mi-siva que dirigió a Don Primitivo le decía entusias-mado: Maestro, maestro, esa música, esa obra….

El crítico musical Juan López López, informabaen la revista especializada Ritmo, de Madrid, degran prestigio y tirada internacional, a fines de no-viembre de 1980, del éxito ruidoso del estreno dela Rapsodia Onubense:

En el Salón Teatro de la OrganizaciónNacional de Ciegos, de Madrid, tuvolugar el día 23 de noviembre un recital

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de canciones originales de Primitivo Lá-zaro -pianista y compositor-, cantadaspor su esposa, Maruja Carrasco.

Las canciones de bellísima factura todasellas, poseían un fondo argumental poé-tico nada común, y el mensaje espiritualque transmitían penetraba en lo más re-cóndito del alma. Tanto la cantantecomo el pianista arrancaron calurosasovaciones de la nutrida concurrencia, alfinalizar cada una de sus intervenciones.Capítulo aparte de esta velada merece elestreno de la “Rapsodia Onubense” parapiano, que el propio autor nos dio en suversión magistral de concierto. Es estauna obra interesantísima, que consta dedos fases diferenciadas con claridad. Enla primera, el autor recoge con singularmaestría la esencia viva de los cantes dela provincia de Huelva, tratando los fan-dangos clásicos del Alosno y otras comar-cas con una naturalidad tal que elpueblo, de donde aquéllos provienen,tiene que reconocerse a sí mismo al es-cucharlos. La segunda fase, enérgica ybravía, de gran virtuosismo técnico, elec-triza al auditorio con el valiente fan-dango de Santa Eulalia y el engarcearrollador de sus fermatas y arpegios.

Todo esto hace de la “Rapsodia Onu-bense”, una pieza pianística de granfuerza y de primer orden.

Días más tarde, el 17 de diciembre de 1980, sereproduce este mismo artículo en el diario“Odiel”, de Huelva.

En este sentido, merece que recordemos queRadio Nacional de España se la dio al gran pianistaRogelio Rodríguez Gavilanes, que habitualmentetrabajaba para Radio 2 de esta emisora, siendoeste consumado pianista el primero que la grabó.

Pronto se forjó una gran amistad entre el ma-trimonio Lázaro y D. Rogelio, que tenía su resi-

dencia fijada en Madrid, unión tan entrañable que,cuando llegaban a la Villa del Oso y del Madroñose hacía inevitable que lo visitaran aunque sólofuera para tomar un cafelito, junto a su familia.

En casa de Don Rogelio se promocionó la zar-zuela Cuando se ponga el sol. Expliquémoslo: elhijo del afamado concertador, estaba terminandola carrera de piano bajo la supervisión del Sr. Ga-vilanes, y cuando escuchó parte de la zarzuelaquedó tan fascinado por su belleza que puso almatrimonio en contacto con su padre; tuvo unaentrevista en el mismísimo Teatro de la Zarzuela,en la que Don Primitivo tocó dicha obra mientrasla cantaban Maruja y el Sr. Torres, que exclamaba:¡Qué maravilla, esto es lo que estábamos espe-rando. Parece que lo estoy viendo, y no comoahora que se estrena una obra y al otro día vaal cesto de los papeles...!

Como el matrimonio había ido a Madrid porcuestiones relacionadas con la Sociedad Generalde Autores y Editores, era lógico que no llevara lapartitura de la zarzuela Cuando se ponga el sol, loque imposibilitaba que la pudiera escuchar el Sr.Torres. Sin embargo, recordaron que la familia Fi-gueroa tenía una partitura de la aquella obra queel matrimonio le había dejado. Hablaron con ellos,se la llevaron al hotel y ellos se acercaron al Teatrode la Zarzuela donde la interpretaron con el resul-tado que hemos comentado antes.

De esta gallardísima obra, Rapsodia Onubense,escribía, en el texto de la grabación musical, el crí-tico Andrés Ruiz Tarazona las siguientes líneas: Rap-sodia Onubense es para Huelva lo que, en su día,supuso la “Fantasía Bética” de Falla para Anda-lucía: un gran canto rapsódico que capta, a tra-vés de un piano de gran riqueza armónica yrecursos técnicos, el alma musical de aquella pro-vincia que ha fascinado a tantos sabios, desde elhumanista Arias Montano al ultrasensible JuanRamón Jiménez. La Huelva marismeña, camperay montaraz vive en sus notas. Desde su introduc-ción rapsódica, evocadora del rasguear y el pun-teo de la guitarra, pasando por las coplas y bailespopulares, la seguiriya, la soleá y sobre todo, en

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el fandango (hay tres fandangos: el de Alosno, elde Huelva y el de Santa Eulalia), lo cadencial an-daluz está presente en una obra llena de vida, enla que se conjugan con éxito ritmos y melodías,una pieza que, sin ser retórica, ofrece una grandificultad al ejecutante. Nos parece extraordina-rio que un hombre nacido en las frías tierras bur-galesas haya sido capaz de identificarse tanplenamente con la tierra que hoy es su verdaderapatria. Trasplantadas a Huelva, Primitivo Lázaropodría hacer suyas las palabras de Juan RamónJiménez a su pueblo natal: “Aquí estoy, Moguermío. Tu hijo soy, el más fantástico, ¡ciérrame entu puerta blanca tu abrazo contra mi abrazo!.

Por su parte, Don José María Roldán, musicó-logo de mérito, decía de la Rapsodia Onubense yde la Suite de las Grutas de las Maravillas: Pri-mitivo Lázaro y sus dos últimas obras, se añadena la espléndida y brillante cadena de la mejormúsica española, jalonada con los nombres deAlbéniz, Falla o Turina...

El día 3 de marzo de 1990, Su Majestad el ReyDon Juan Carlos I le concedió audiencia a DonEduardo Navarro Santana, Delegado Provincial delConsejo Superior de Mayores. Entre otros regalos,Don Eduardo entregó al monarca un LP de la Rap-sodia Onubense y la Gruta de las Maravillas de-dicadas por el compositor. En contrapartida, el Reyle entregó dos fotografías suyas en las que se le ob-serva con el disco recibido.

También ha sido, en varias ocasiones, esta com-posición motivo de satisfacción para el músico.Así, recordamos que en la Ciudad del Reino Santo,los organizadores del “Premio Jaén” de piano(evento musical que viene convocándose anual-mente con participación española y extranjera) pi-dieron permiso para poner la Rapsodia Onubensecomo obra obligada para la edición de 1989.

Por último, para no hacer interminable estecapítulo, el disco que incluía esta notabilísimaobra y la de la Suite de la Gruta de las Maravi-llas, se constituyó en el obsequio que el músicohuelvano de adopción hizo a S.S. Juan Pablo II

en 1986. Fue tan bien recibido el matrimonio porel Papa, que éste le habló casi un cuarto de horacon las manos cogidas. Testigo de este trato tanfamiliar y afectuoso fue el Director de la FarmaciaVaticana y el de la Cruz Roja que, al terminar laentrevista, le dijeron sonriendo al compositorestas palabras: Si se queda usted tres días, lonombran Monseñor.

Desde la presentación, la Rapsodia Onubenseha sonado sin cesar dentro y fuera de nuestro país.Se puede decir que ha sido interpretada en todo elmundo por los mejores pianistas del momento inter-nacional, de manera especial por Amador FernándezIglesias, célebre pianista y catedrático del Conserva-torio de Oviedo, el promocionador más activo de lamúsica de Lázaro, a quien conoció en un conciertoque el asturiano dio en la madrileña Fundación “JuanMarch”:

Fernández Iglesias -informaba José EnriqueMorán en las páginas del diario “Huelva In-formación”, de fecha 25 de mayo de 1997-ha llevado la música del onubense a mu-chos lugares del país y del extranjero, resal-tando la interpretación que de la obra hizoen 1995, en Viena.

Es también este pianista quien ha grabado la tri-logía en CD. Desde sus estrenos, la Rapsodia y laGruta se han interpretado, al menos, en doscientasocasiones.

Dejemos que sea la propia Maruja Carrasco la quenos narre con más lujo de detalles el germen de laamistad que unía a la pareja con Amador Fernández:

En uno de nuestros viajes a Madrid, queaprovechábamos para asistir a conciertosmusicales, fuimos a la Fundación JuanMarch, en la calle Castelló, número 77, enla que se daba uno de los “conciertos deMediodía”, llamados así porque se efec-tuaban a las doce de la mañana. El con-certista era Amador Fernández Iglesias,que tocó muy bien y al que quisimos ir asaludar y felicitar al concluir el acto. Al

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subir al escenario, donde el público hacíalo propio con Amador, una señora se di-rigió a Primitivo abrazándolo y dicién-dole: ¡Don Primitivo, usted es el señor queme ha hecho la mejor entrevista musicalde mi vida!.

La joven señora era Consolación de Castro,asturiana, residente en Madrid, gran amiga deAmador y que le ayudó en su carrera. Esta exce-lente pianista había dado un concierto de pianoen la Casa de Cultura de Huelva, en la época enque era directora María del Carmen González, yPrimitivo fue el que le hizo la reseña del recital.

Nos presentó a Amador y nos invitó a tomarcafé un día en su casa, lo que hicimos en unaépoca en que preparaba las oposiciones al Con-servatorio y quería que Primitivo conociera elprograma. Mientras tocaba, interrumpió y, vol-viendo la cabeza dijo: Maestro, todavía no hepodido liarme con la “Rapsodia Onubense”.No he tenido tiempo, el que está con ella daleque te pega es Amador, y dice que tiene “telamarinera.

Amador lo tocó en el Festival Internacionalde Ayamonte y levantó al público de sus asientos

(según crítica del periódico). Después la ha lle-vado en más de ciento cincuenta conciertos porEspaña y el extranjero, en lugares como: Aber-deen, Kiskard, (Escocia), Edimburgo, Francia,Viena, entre otras. En la capital austríaca, lo feli-citó, por la Rapsodia Onubense, el Embajadorde España con sede allí y el Director de Cultura,Xavier Segré Ferrando, en un programa de mú-sica española en el que se interpretaban, ade-más, obras de Turina, Albéniz, Falla, Granados yP. Soler. Don Xavier al terminar se levantó y en-tusiasmado exclamaba: “¡Lo último, lo último,porque ese guitarreo, ese guitarreo...!”

De Amador Fernández, a los también pianis-tas Álvaro Cendoya en Londres y en Francia, Ca-nadá, Argentina… Virginie Soumoy-Cambon,irano-francesa, además de la progresiva promo-ción de sus composiciones en Hispanoamérica:Argentina, Ecuador y Uruguay…

Sandrine Erdely-Sayo en Estados Unidos(Filadelfia, Chicago, Pensilvania, etc.) la tocócon éxito inenarrable. Esta excepcional pia-nista e intérprete exquisita, la grabó en dosdiscos compactos en los estudios de Filadelfiay su aceptación ha colmado las más lisonjerasexpectativas.

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Casa de Primitivo Lázaro, actual sede de la Fundación que lleva su nombre

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También interpretó su música el jovencísimoIván Macías Madero que con catorce años obtuvoel título de profesor de piano con Matrícula deHonor y que en la actualidad es Director de laBanda Sinfónica del Liceo de Moguer y es Presi-dente de la Fundación Musical Primitivo Lázarocon sede en Huelva, sita en la misma casa donderesidió el maestro.

Primitivo Lázaro había subido varios peldañosde la gloria con su Rapsodia Onubense, y surgenvoces musicales autorizadas que lo promocionancon todas sus fuerzas, que le alientan para quecontinúe por su sendero de éxito con la creaciónde otras composiciones. Don Primitivo vive mo-mentos de felicidad en su Huelva, entre sus nume-rosos amigos y el amor de Maruja y, además, no eshombre de apresuramientos ni de arrebatos mu-sicales momentáneos.

UNA ETAPA FECUNDA

Estaba saliendo España del oscuro túnel de latransición política en aquel 1981. Era la Huelva enla que el diario “Odiel” se iba encaminando a sudesenlace final, en la que la demoledora piquetaacababa de cercenar parte de su historia al derribarlos palacios de los Trianes y de los Garrocho, erala Welba andaluza en la que desapareció su cente-nario barrio de San Sebastián, la Huelva azul de lospoetas Jesús Arcensio, José Manuel de Lara y Ma-nuel Sánchez Tello, de los políticos José AntonioMarín Rite y Juan Ceada, del escultor Antonio LeónOrtega y en la que inició su obra el historiadorMartínez Navarro. Y era la Onuba de Primitivo Lá-zaro, porque ya, en aquellos instantes, hay una“música clásica onubense” que hacía en la propiaHuelva el genial castellano. Don Primitivo trans-formó el tópico en fuente clara. Pero es su primerpaso. Su pasión por Huelva le impulsó a un acer-camiento de lo que fue su segunda “gran obra”.

La confirmación del éxito de la Rapsodia lellega en el segundo trimestre de este año. Se anun-cia la obra y la respuesta del público onubense esmultitudinaria en el concierto de clausura de latemporada de “Juventudes Musicales” 1980-81.

Carlos Luis de la Vega y de Luque, director de laCasa de la Cultura, de Huelva, comentaba en el dia-rio “Odiel” del sábado, 13 de junio de 1981, aqueléxito.

Radio Nacional de España retransmitió por todoel panorama nacional, en diferido, el concierto delestreno de Madrid, y Radio Popular, en directo el deHuelva. Otras cadenas radiofónicas, de ámbito na-cional, imitaron a las precedentes y lanzaron al espa-cio las notas musicales de todas o algunas de lasobras. Televisión Española, por su parte, encomendóla Rapsodia Onubense al gran pianista Rogelio R. Ga-vilanes, siendo estrenada, por Frecuencia Modulada,el 1 de julio de 1981, para Radio 2, en Madrid, des-pués de haberla interpretado don Primitivo en la ca-pital de España.

Con un éxito abrumador terminó el año 1981para el matrimonio Lázaro, clausurándolo con losactos celebrados en la festividad de Santa Lucía, pa-trona de la Organización Nacional de Ciegos. Esteconcierto tuvo lugar en la Delegación Provincial dela Once, siendo éste el Primer Encuentro de Com-positores Ciegos Españoles.

El programa, en el que participaban los cinco me-jores compositores ciegos del mundo y en el quecada uno de ellos tenía el mismo tiempo, contó coninterpretaciones de José Fermín Gurbindo, Juan Briz,R. Rodríguez Albert, Joaquín Rodrigo y Primitivo Lá-zaro, del que se interpretaron las canciones La ver-dad nos hará libres y Amigos en el tiempo, así comosu Rapsodia Onubense. Los intérpretes de este su-gestivo concierto fueron Antonio Arias (flauta), AnaMaría Gorostiaga (piano), José Fermín Gurbindo(acordeón), María de los Angeles Garcerán (so-prano), Carmen Coll (piano), Maruja Carrasco (so-prano ligera) y el propio Primitivo Lázaro (piano).

Éste último había comentado sobre su obra laRapsodia Onubense:...La compuse, en principio,para guitarra, pensando en Paco de Lucía con elque mantuve una conversación antes, pero se mar-chó a Nueva York; el tema se dejó un poco y conmotivo del concierto que dimos Maruja y yo en Ma-drid, la adapté a piano....

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El broche de oro a la gran labor del compositorlo puso, en 1981, Juventudes Musicales de Huelvaal otorgarle su Distinción en un homenaje.

En los primeros meses de 1982, se especulabasobre la posible versión del disco de Rapsodia Onu-bense. Estos rumores cobraron más fuerza enagosto del mismo año, con motivo de la actuaciónde Felipe Campuzano en el Festival de la Canciónque se celebró en Lepe. En esta bella población cos-tera Primitivo Lázaro fue a disfrutar con la actuaciónde su amigo gaditano. Ambos compositores, se fun-dieron en un fuerte abrazo.

Al día siguiente, el propio compositor castellanoinformaba al diario “Odiel” con estas palabras:...efectivamente el gran artista gaditano grabarála Rapsodia Onubense como parte del álbum quededicará a Huelva dentro del contexto de su fa-mosa Andalucía espiritual.

Con motivo del Seminario de la MusicografíaBraille, promovido por la UNESCO, celebrado enMadrid durante los días 21 y 22 de junio de 1982,Primitivo Lázaro asistió presentando la Ponencia ti-tulada “Por la universalidad de una musicografíamejor”. Se constituyó una Comisión de Expertos,de la que Primitivo Lázaro fue nombrado Presidentey en la que escribió un tratado comparativo de Mu-sicografía Braille y Abreu, sistema español éste úl-timo, que para la notación musical es muy superioral Braille, mientras éste presenta 73 composiciones,el sistema Abreu tiene 255, lo que permite a los mú-sicos ciegos escribir las partituras con una mayorclaridad.

A fines de ese mismo año, se ultimaban las ges-tiones para la pronta edición de la partitura de Rap-sodia Onubense que sería encomendada a laEditora Real Musical, de Madrid, y patrocinada porel Instituto de Estudios Onubenses de la Excma. Di-putación Provincial de Huelva.

En 1983 el ilustre compositor está iniciando otrade sus obras inmortales, La Gruta de las Maravi-llas. Don Primitivo, rodeado de papeles pentagra-máticos, está componiendo...

Son meses de mucha brega musical por parte deD. Primitivo, febril actividad que no cesará hasta me-diados del siguiente año. Así, cuando le preguntaronpor el tiempo que empleó en su composición el ilus-tre burgalés contestó: Casi dos años he trabajado enla obra. Aparte de lo que pueda o no gustar, piensoque está muy elaborada, muy detallada, muy me-ditada, muy bien construida y muy bien ideada,con unos efectos muy conseguidos...

Gustará, genial maestro, esté bien seguro y, al igualque ocurriera con la Rapsodia Onubense, será acapa-radora de mil ovaciones en los escenarios donde seinterprete.

Taumatúrgico y deslumbrante llegó a nuestra ciu-dad 1984. Mientras, a cientos de kilómetros de distan-cia, en Gijón (Asturias), el excelente pianista AmadorFernández Iglesias daba un concierto que concluyócon la Rapsodia Onubense, de P. Lázaro.

El éxito alcanzado aquel viernes 20 de enero, segúnreconocía unánimemente la crítica autorizada del Prin-cipado, fue franco, espontáneo y de absoluta justicia,no sólo por el vigor dramático que el pianista supo im-primir a la obra de Primitivo Lázaro, sino por la bellezade la música de éste. Así, una semana más tarde, elDiario gijonés “El Comercio” se hacía eco de tan sin-gular concierto:

... El programa concluyó con la “RapsodiaOnubense” de Primitivo Lázaro, obra de ra-íces populares, en la línea de nuestro nacio-nalismo musical. Sugerencia casi constantede la guitarra, ritmos de danza, melodíascantadas. Obra hermosa y sentida, y her-mosa e interpretada con sentimiento porAmador Fernández Iglesias. La expresiónagógica fue perfecta, formando parte de lasugerencia de recuerdo y de paisaje envol-vente y tan sugestivo como las articulacionesy los volúmenes. ¡Qué expresivo, por ejemplo,qué calibrado el juego articulatorio alterna-tivo entre las dos manos!. Por supuesto, laclaridad de mecanismo fue total. No es ex-traño que al final de tan brillante conciertocerrado por esta obra hermosa, sincera y

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sentida -como obra y como interpretación-los aplausos calurosos insistieran con una-nimidad sacando al escenario varias vecesa nuestro excelente concertista. Él respondió:Con dos fuera de programa, uno de los noc-turnos de Chopin, el en do sostenido menor,y una de sus mazurkas. Bellas versiones lasdos, pero en especial la del nocturno, que essin duda, en su versión doliente, el más líricode estos “nocturnos”. Obras líricas excepcio-nales de tan lírico autor. Amador FernándezIglesias lo asumió con sentimiento entraña-ble, dándonos una versión excelente de estaobra de belleza tan excepcional. Firmaba:F. Vizoso.

El día 29 de enero de este mismo año, las Juventu-des Musicales de Huelva ejercieron de nuevo su hi-dalga hospitalidad presentando al pianista AmadorFernández Iglesias, Catedrático del Conservatorio deOviedo, en nuestra capital.

Días antes, los diarios “Odiel” y “Huelva Informa-ción” anunciaban el concierto, que se celebraría a las8,30 de la tarde, en el salón de actos del MuseoProvincial.

La Rapsodia Onubense, de la mano del genial pia-nista Amador Fernández Iglesias, sobre todo, sigueabriéndose paso entre las composiciones que formanel planeta de la música clásica.

Agonizando ya 1984, flota en el ambiente de lascasas españolas el alegre duendecillo cristiano de laNochebuena y de la Navidad y Amador Fernández, elentrañable amigo de la familia Lázaro, les hace llegaruna feliz nueva, a la que este cronista no quiere quitarni un ápice de su prístino sabor, dejándola con su es-pontánea sinceridad:

Mis queridos amigos, esta pequeña noticiaforma parte del espíritu navideño. Un granéxito obtenido con la “Rapsodia Onubense”en el público palentino. Transmito las felici-taciones personales de varios aficionados deallí al autor. Mandaré las crónicas cuandoyo las reciba. Abrazos de Amador.

Días más tarde, el notable pianista remitía lacrónica del concierto, firmada por el musicólogopalentino Félix Buisán Citores e insertaba, confecha 21 de diciembre de 1984, en el diario“El Día de Palencia”:

Cerraba el programa una obra nueva:“Rapsodia Onubense”, del compositorburgalés Primitivo Lázaro. Con brevespalabras, nos explicó el concertista algu-nas particularidades del compositor y deesta obra que estrenaba en Palencia.

Pero fue la interpretación de ella, a con-tinuación, la que nos abrió todo su her-moso contenido. En verdad es una piezapianística magistral. Como rapsodia,contiene ideas múltiples, impresiones,visiones raudas, variedad de entornos,de giros y de temas, de la Huelva anda-luza, marismeña y universal. Coplas es-tilizadas, bailes insinuados, fondostemáticos pintados con la mejor paletaorquestal de ritmos, tonos y armonías,fueron desgranándose con generosidadpor la sala, merced al propio contenidopreciosista de la obra y de la impecableinterpretación de ella. El público escu-chó con interés y aplaudió con ganas alautor de la obra (ausente), y al feliz in-térprete de ella....

A estas alturas del año, ya estaba terminada laGruta de las Maravillas. Y Primitivo Lázaro de-cide presentarla en el “III Concurso Internacionalpara Videntes y Deficientes Visuales”, que se ce-lebraría en Checoslovaquia. A ese certamen, pa-trocinado por varios de los más importantesentes musicales checoslovacos, se llegaba supe-rando una criba de entre las obras presentadaspor numerosos compositores de los cinco conti-nentes, por ello –comentaba el propio Primitivoa José Ramón Chicote, redactor de “Huelva In-formación”– creo que puedo darme por satisfe-cho con llegar a donde he llegado, a la final deeste Concurso....

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Permítanos, el amable lector, que presenten laobra el propio autor, Andrés Ruiz Tarazona y JoséMaría Roldán Fernández. De la Gruta de las Maravi-llas decía Primitivo Lázaro:

Es una suite compuesta de seis números. Seinicia con un canto matinal que indicauna mañana de sol radiante, bucólica. Des-pués se presentan la gruta dormida, burbu-jas en el agua, la danza sobre el gran lagode las esmeraldas, el pozo del camino, ladanza del duendecillo... Sobre el lago de lasesmeraldas existe una leyenda, muy cu-riosa. Un día llegó hasta la entrada de laGruta una famosa bailarina americana. Seapeó de su coche y el encargado de la Grutase aprestó a enseñarle su interior. Cuandollegó al lago, cuentan que se quedó absorta,como petrificada, ante tanta belleza. Enton-ces le dijo al encargado o cicerone de laGruta que hiciera el favor de dejarla soladurante un rato. Así lo hizo éste, pero alcomprobar que tardaba demasiado en salir,con celeridad acudió hasta donde la habíadejado, pensando incluso en la posibilidadde un suicidio. Pero, al llegar de nuevo allago, sólo contempló una escena en verdadmaravillosa: sobre el anfiteatro que se alzaen ese lugar, aquella mujer, la famosa bai-larina, danzaba y danzaba rodeada delmás profundo éxtasis....

Para entender el significado, la belleza que en-cierra la Gruta de las Maravillas, tuvo que cono-cer Don Primitivo la descripción que de ella hizo,con trazo elegante, seguro y firme, el gran escritorJosé Nogales en uno de sus libros.

Por su parte, Andrés Ruiz Tarazona daba su ver-sión de la celebrada obra en la contraportada deldisco grande que incluía la Rapsodia onubense yla Gruta de las Maravillas:

La suite se inspira en la célebre gruta deese nombre, en Aracena, sobre la que sebasa también la obra electrónica de Luisde Pablo “Tinieblas del agua”, luego or-

questada por el propio autor. También la“Gruta de las Maravillas” fue realizada aorquesta y guitarra, en Buenos Aires, porel Presidente de la Asociación FredericChopin, como asimismo para Bandas deMúsica, entre ellas la de Jabugo, dirigidapor José Ortega. Primitivo Lázaro dividela suite en seis números que, aunque noson absolutamente independientes, tie-nen conexiones temáticas entre algunosde ellos.

El primero, “Canto matinal”, nos pre-senta una melodía de gran sencillez y ter-nura en la que parece afirmarse laarmonía del hombre y la naturaleza cir-cundante. La “Gruta Dormida”, se iniciaen un ambiente de calma y placidez. Elclima es impresionista, forjado con bellosacordes y arpegios. Una segunda partemelódica, a modo de barcarola, subrayael encanto del ambiente. Pronto nos sor-prende el arranque schumanniano, ro-mántico, de “Burbujas en el Agua”. Estenúmero es como una romanza sin pala-bras, en la que reina una larga y her-mosa melodía. “Danzas sobre el granlago” nos presenta la vena andaluza dePrimitivo Lázaro. No es una réplica de Al-béniz, de Falla o Turina, aunque puedatener algo de ellos. Es algo personal, aun-que a veces recuerde a Turina por la ri-queza de la armonía y la fuerzatemática. El tema central es muy román-tico y apasionado. Este número tiene ade-más un amplio desarrollo. En “El Pozodel Camino”, vuelve a hacerse patente laestética de Lázaro, oscilante entre la tím-brica impresionista y el melodismo ro-mántico, a veces de una gran delicadezaexpresiva. “Danza del Duendecillo” nosparece, tratándose de una gruta, el inevi-table tributo a los gnomos del primerFalla, a Grieg y otros artistas románticos.Hay también un generoso desarrollo quepide el ropaje sinfónico y una copla cen-tral de clara procedencia andaluza.

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ALGUNOS CONCIERTOS

El gran esfuerzo y la tenacidad en su labor com-positora, hacen que soplen vientos de bonanza enla trayectoria musical del onubense-burgalés. Ama-dor Fernández pasea por toda España, en sus con-ciertos, la música de Primitivo Lázaro. Éste hapresentado la suite V Centenario del Descubri-miento de América al V Premio “Reina Sofía”, demúsica sinfónica, en versión a toda orquesta, en laFundación “Ferrer Salat” de Barcelona; el concertistaha grabado un disco grande con sus obras RapsodiaOnubense y V Centenario del Descubrimiento deAmérica y se constituye en el disco de música clá-sica más vendido y la firma “Profono” lo presenta alPremio Nacional del Disco; y, hasta D. Primitivo consu piano, obtiene ruidosos triunfos en Cádiz, Sevilla,Alcalá de Guadaira (Sevilla) y Huelva, con motivo dela Expo 92. Y si antes le venían los parabienes por laRapsodia Onubense, en estas fechas también recibefelicitaciones por la suite Gruta de las Maravillas.Amador Fernández Iglesias, abanderado en la difu-sión de las obras de Primitivo Lázaro, sigue cose-chando éxitos. En la Filarmónica de Cáceres; en elAula Magna “Tirso de Molina”, de Soria; en “El Co-rreo de Zamora”, donde en su número de 20 denoviembre de 1985, se resaltaba el concierto orga-nizado por la Asociación Zamorana de Bellas Artes,la Diputación Provincial y la Casa de la Cultura. Enel auditorio del Conservatorio Municipal de Música,de Mérida. Pero detengámonos unos instantes pararecordar parte de la crítica que hizo el gran musicó-logo Manuel Domínguez Merino en un artículo ti-tulado “Arabescos andaluces sonoros”:

…Abre Enrique Granados la segunda partedel programa con “Mazurca” tema reitera-tivo y cargado de melancolía. “El Albaicín”de la “Suite Iberia” de Isaac Albéniz; “Anda-luza”, de Manuel de Falla, para terminarcon “Rapsodia Onubense”, obra de Primi-tivo Lázaro Martínez. Gran ovación a estemosaico lleno de color y de calor, arranca-dos del alma popular, en el que el piano setransfigura en arabescos andaluces sono-ros, el ritmo se hace copla, y el fandango serevierte en alma y trémula cadencia.

Primitivo Lázaro, presente en el salón, re-cibió en persona el aplauso por su compo-sición, muy emocionado; como otrosmuchos grandes músicos también es invi-dente, y, además de pianista y compositor,es Director de Enseñanza, Arte y Propa-ganda de la ONCE. Finalizó sus estudiosmusicales con Balsa y Cubiles y tiene reci-bidos varios primeros premios. Muy recien-temente ha estrenado en Cáceres la suite“Gruta de las Maravillas”. Fuera de pro-grama el pianista interpretó “Milonga su-reña número 5”, de Juan J. Ramos....

Tanta excelsitud observaron en la música de Pri-mitivo Lázaro que los miembros de la Asociación Za-morana de Bellas Artes, con fecha 25 de noviembrede 1985, le enviaron una carta al compositor onu-bense que, entre otras cosas le decía tras haber es-cuchado su magnífica suite Gruta de las Maravillasla Asociación le felicitaba y se honraba en tenerle,pese a no conocerle, entre sus amigos, como ya loera su intérprete, que la estrenó en Zamora, A. Fer-nández Iglesias, que nos hizo una notable ejecución,muy identificada con ella.

En 1986, el pianista alemán Marcus Hintehauserque iba a actuar en Zamora, tuvo que suspender elconcierto por encontrarse enfermo. La AsociaciónZamorana de Bellas Artes acordándose del escanda-loso triunfo obtenido por el pianista Amador Fernán-dez con la Suite Gruta de las Maravillas lo sustituyó.Y nuevamente “El Correo de Zamora” insertaba ensus páginas lo que aconteció en el nuevo concierto:

.. En la segunda parte obras del onubensePrimitivo Lázaro a cual mejor, con unasinterpretaciones transparentes y llenas debrillante expresión. En la ya conocida enZamora, “Gruta de las Maravillas”, todaella de gran belleza sonora, Amador Fer-nández nos dio una magna versión. En laotra, que era estreno en Zamora, titulada“Rapsodia Onubense”, vimos en los aires dela sala, el duende sureño de gran expre-sión, estilo hispánico y unas bellísimas y es-pléndidas variaciones.

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Del intérprete, Amador Fernández Igle-sias, qué decir. Está en un gran momentode forma, destacando su clara técnica,dominio del instrumento, expresióndadas a las ejecuciones plenas en armo-nía, sutilidad y justeza. Con las obras dePrimitivo Lázaro, está plenamente identi-ficado y para mí -firmaba Suegras- fueronlo mejor de la velada”.

Y es que, Amador Fernández interpreta de ma-nera prodigiosa la excepcional música de PrimitivoLázaro.

Don José María Roldán, en su crítica titulada“Primitivo Lázaro, el último eslabón del Naciona-lismo musical”, coincide con nuestro aserto:

No podíamos olvidar en esta reseña crí-tica al intérprete feliz de estas dos obras“Rapsodia Onubense” y “Gruta de las Ma-ravillas”, Amador Fernández Iglesias. Suinterpretación, tanto en el disco como enel concierto del 17 de marzo, que pudimosescuchar en directo, nos reveló un pia-nista cabal que añade a una técnica lim-pia, impecable y precisa, una sensibilidadtal que le ha permitido captar y, lo que esmás importante, trasmitir la emoción, lagracia, el color de una música, como lade la “Rapsodia onubense”, de fuertes con-notaciones localistas, elevadas, eso sí, aun ámbito sonoro universal.

Amador Fernández Iglesias es un pianistaserio, eficaz, sólido y, a la vez, sensitivo engrado sumo. Todo se percibe en sus versio-nes transparentes y lúcidas. Nada sepierde. Y pasa, sin perder el gesto, de la se-renidad al arrebato combinando con pas-mosa naturalidad técnica y corazón, enel pleno equilibrio de la perfección.

Tras el estreno de la suite de la Gruta de las Ma-ravillas, D. José María Roldán Fernández, en el ar-tículo citado antes y titulado “Primitivo Lázaro, elúltimo eslabón del nacionalismo musical” indi-

caba, en un extenso artículo del que sólo extraemoslas primeras líneas, que estaba a la altura de los Tu-rina, Falla, Albéniz:

Creíamos que el nacionalismo musical es-pañol se había diluido con tristeza en elámbito -indefinido y frío- de una músicanueva, impersonal, descarnada, reducidaa pura técnica, carente de color, despro-vista incluso de alma... cuando surge eseeslabón que faltaba para unirse a losnombres de Albéniz, de Granados, deFalla y de Turina...

LA VIDA MUSICAL DE DON PRIMITIVO

SIGUE SU CURSO…

En efecto, el arte no es más que Hiuna cadenadonde cada compositor ha forjado su eslabón.Y, en este sentido, Primitivo Lázaro es artista,puede decirse sin hipérbole, de gran prestancia,el artista de emoción, no sólo por el deliciososonido que obtiene del piano, sino por el clasi-cismo de su arte, por la facilidad que le da el do-minio de su técnica, que completa sutemperamento en verdad prodigioso.

De los conciertos que jalonan aquel año 1986,entre los más recordados se encuentran el quedio el propio D. Primitivo en el Ayuntamientode Moguer el 12 de mayo. El del Museo Provin-cial, el jueves 13 de junio, ante un público infan-til que abarrotaba el salón de actos,interpretando la Rapsodia onubense y la suiteGruta de las Maravillas, que fueron muyaplaudidas.

El día 9 de julio de 1986 Primitivo Lázaro fuerecibido por Su Santidad el Papa Juan Pablo II,en audiencia especial, en el Vaticano. En el trans-curso de la misma, el insigne compositor le en-tregó un disco de sus obras Gruta de lasMaravillas y Rapsodia Onubense, que el SumoPontífice agradeció de corazón.

El diario “El País” informaba a sus lectores delemotivo acto: “Primitivo Lázaro, de 77 años de

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edad, un invidente Director de Enseñanza,Arte y Propaganda de la Delegación de laONCE en Huelva, compositor, concertista, crí-tico musical y arreglista, hizo entrega, en pro-pia mano, de un disco con sus últimas obras aJuan Pablo II. El Papa habló conmigo catorceminutos sin soltarme la mano, que apretabacariñosamente”, declaró con orgullo el músico.Con fecha 4 de septiembre de 1986 -añadía-,Juan Pablo II me dirigió una cariñosa cartatestimoniando su agradecimiento, felicitán-dome por mi maravillosa música y dándonosa mi esposa y a mí su bendición apostólica“para nuestra vida cristiana y profesional”.

Añadamos que aquella entrevista fue retrans-mitida por la Televisión italiana, encargándosede informar de forma puntual la excepcional pe-riodista Paloma Gómez Borrero, y los correspon-sales, como “L‘Observatore Romano” y otrosórganos les hicieron al matrimonio numerosasfotografías.

También el diario “Huelva Información” sehacía eco, por mediación de Gómez y Méndez,de esta emotiva entrevista en su número defecha, 23 de julio.

Las actividades de Primitivo Lázaro como con-certista, las tuvo restringidas ya que dio priori-dad a la composición. Sin embargo, hay queresaltar los tres conciertos que tuvo que celebrarpara la Exposición de 1992 en Sevilla, Cádiz yHuelva. Para el presidente de las Cámaras, In-dustria y Navegación con motivo de cumplirseel Centenario de la Fundación de la CámaraOnubense, acto al que asistió, llegado directode Madrid, el Presidente de la Cámara, donAdrián Piera; para la XLVI Asamblea Estatal deFederaciones de Prensa; así como su interven-ción en Televisión Española el día 4 de julio enlas Semanas de Andalucía, representando aHuelva en Sevilla.

El sábado, 6 de diciembre de 1986, en el Te-atro “Campoamor” de Oviedo, el pianista Ama-dor Fernández Iglesias, fue el protagonista de

un concierto en el que no paraba mientes el dia-rio asturiano “La Nueva España”, cuatro díasmás tarde, de alabar la técnica de Don Amadory el genio compositor del músico burgalés.

Al terminar el concierto y cuando Don Primi-tivo recibía mil felicitaciones, el crítico Florestánfue a felicitarlo y le dijo alborozado: “¿De dóndehas sacado esas obras con tanto gancho?”.

Amador le dijo a Don Primitivo por teléfonoque de la reseña del concierto se encargaba uncrítico de bien merecida fama y añadió: ”Flores-tán es muy exigente en la música que escucha,pero es muy duro, es muy duro”.

En el teatro “Campoamor” de Oviedo, enotra ocasión, dentro de la décima edición delciclo de danzas que organizaba la Escuela de Ba-llet “Marisa Fanjul”, directora del excelente y en-tusiasta grupo.

La actuación del ballet se incluía dentro deun acto de danza unitario en el que participaronseis escuelas asturianas de ballet que presenta-ron cada una por separado un trabajo con unaduración máxima de quince minutos.

El broche de oro o clausura corrió a cargodel Joven Ballet Contemporáneo que inter-pretó la Gruta de las Maravillas, de PrimitivoLázaro, que la propia Marisa Fanjul definíacomo “un ballet abstracto y de estilo neoclá-sico, con música de piano interpretada porAmador Fernández y compuesta de un acto ycuatro escenas”.

El saldo final fue muy positivo tras el estrenode la Gruta de las Maravillas en el cenáculomusical ovetense. Primitivo Lázaro fue recono-cido como un compositor de elevada talla y unconocedor de todos los secretos de la técnicapianística.

Amador Fernández también obtuvo un éxitoclamoroso y, en los mentideros musicales ove-tenses se hacían eco de la calidad de la obra,

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aunque la impresión fue mucho más profundaen la Danza sobre el Gran Lago y la Danza delduendecillo.

En marzo de 1987, fue proclamado por se-gundo año consecutivo como “Onubense delAño” (1986 y 1987). A estos reconocimientos seles añade el “Premio Internacional Masters dePopularidad 1987”.

En mayo de ese mismo año, se celebra laXLVI Asamblea de la Federación de Asociacionesde la Prensa. Los actos y las sesiones duran cua-tro jornadas y, el día 14, en la de apertura a losencantamientos de las fuentes, de los jardines,de las solariegas e históricas casas de Moguerse unieron los melodiosos sones que se expan-dían por el aire procedentes del concierto quese celebraba en el Ayuntamiento de esta pobla-ción y que corría a cargo de nuestro biografiado.

Sigue marchando 1987 con buen ritmo y, enoctubre, la Comisión del V Centenario de la UniónGeneral de Trabajadores le otorga, en el apartado“Composición e interpretación musical”, un galar-dón “para premiar la labor de Instituciones ypersonas destacadas en lograr una Huelvamejor”.

Primitivo Lázaro cierra el año 1987, con unmagno concierto en el que interpreta la Gruta delas Maravillas y Rapsodia Onubense con la téc-nica, la sensibilidad y la transmisión que él sabeponer en sus manos y en su música. Al final de subrillantísima actuación, el público, puesto de pie,le tributó una calurosa ovación, que se prolongódurante unos minutos, teniendo que interpretartres nuevas piezas musicales ante la insistente pe-tición de los asistentes.

También la Fundación “Odón Betanzos” le en-tregó, en un solemne acto en el que el maestro dioun gran concierto en la onubense Casa de Cultura,interpretando sus obras, el galardón en el que la ci-tada Fundación le testimoniaba su agradecimientopor su colaboración con el IX Certamen Interna-cional de Poesía, de Rociana del Condado.

Odón Betanzos pensaba llevar la música dePrimitivo Lázaro a Nueva York porque “dada aconocer a los sabios músicos -según decía el aca-démico norteamericano- se habían entusias-mado con ella”.

En aquellos días Amador Fernández tenía ocu-padas las fechas que se habían dispuesto paraeste concierto. Así quedó la visita Carnegie Hall.

A comienzos de 1988 encontramos a PrimitivoLázaro dándole prioridad a la composición,preocupado por las ricas esencias de su música,antes que a su lucimiento como pianistavirtuoso.

En abril de ese año, El Faro Onubense. Cunade América, en su primer número, le dedica va-rias páginas. En un momento dado del extensointerviú Virginia Sobrido Cañas, la entrevista-dora, le pregunta: “¿Qué lleva Don Primitivoentre manos?”.

Estoy trabajando -responde al maestro-sobre otra suite en homenaje a los gran-des maestros de la Literatura PianísticaUniversal. Se llamará la Suite de losHomenajes.

A mediados del mes de abril, los públicos delas diversas capitales rinden los mejores home-najes al insigne músico al interpretar sus obrasel profesor Amador Fernández Iglesias en unagira que había comenzado en Palos de la Fron-tera, ya que el que sería en Córdoba se cambiópor ser viernes de Dolores y estar cerrado elConservatorio. Estos recitales fueron patrocina-dos por la Junta de Andalucía para dar a conocerdistintas obras del maestro Primitivo Lázaro, in-terviniendo el asesor Senra.

Amador tuvo dos programas ofertados a lasdistintas entidades organizadoras de los concier-tos. Uno de ellos estaba constituido por la So-nata. Opus V, de Brahms; Balada. Opus 38,Sonatas en do sostenido y Scherzo Opus 39, deChopin; dos Sonatas, del Padre Soler; Sonata,

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Opus 53, de Beethoven; el Albaicín, de Albénizy para cerrar, la Rapsodia Onubense, de Primi-tivo Lázaro. El otro grupo de melodías lo for-maba la Sonata. Opus V, de Brahms, en laprimera parte y en la segunda, a Primitivo Lázarocon la suite Gruta de las Maravillas y RapsodiaOnubense.

Tras Huelva, Amador siguió su periplo triunfalpor Sevilla, Motril (Granada), Almería, Jaén, Elda(Alicante) y Ciudad Real. De las excelencias mu-sicales de Primitivo Lázaro se hicieron eco entodos los diarios de cada una de estas ciudades.

El compositor hizo acto de presencia entodos los lugares donde se interpretaron suscomposiciones, acompañado de su esposa, Ma-ruja, regresando a Huelva lleno de satisfacción.

Este año de 1988 lo cierra el compositoronubo-burgalés con dos conciertos populares:los celebrados en noviembre y diciembre para laFundación “Odón Betanzos”, con motivo de suPremio Internacional de Poesía, en la Casa deCultura de la Gran Vía onubense, y para la Uni-versidad Hispanoamericana de La Rábida (Palosde la Frontera) para los Congresos de Cienciasde la Información.

Ya despuntando el siguiente año, el principalacontecimiento acaeció en la muy noble ciudadde Burgos en el mes de abril de 1989. Y fue, sinduda, el acto cultural que tuvo lugar el día 20en el Conservatorio de Música “Antonio de Ca-bezón”, “Las Bernardas”, en la coquetuela plazaburgalesa de San Juan, al que asistió la flor ynata de la sociedad de aquella ciudad castellana. En aquel acto irrepetible, Burgos enteroaplaudió a tres grandes personalidades quedaban a la cultura peninsular una gran dimen-sión internacional. Nombres que permanecie-ron vivos en el recuerdo de quienes tuvieron laoportunidad de asistir directamente.

El acto que tuvo una división tripartita, seabrió con un recital poético de la mano delpoeta José Hierro, considerado como uno de losmejores autores del momento. Tras éste, el com-positor Primitivo Lázaro dio un magnífico y ex-quisito concierto presentando en aquella tierrasu Gruta de las Maravillas y su Rapsodia Onu-bense. El mismo éxito del compositor lo obtuvouno de sus más brillantes y sobresalientes intér-pretes, el ovetense Amador Fernández Iglesias.Este pianista, poseedor de un halo romántico,fue presentado por el mismo compositor comouno de los mejores pianistas del momento.

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Primitivo Lázaro al piano en uno de sus conciertos

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El acto cultural acaparó un éxito abruma-dor; la combinación de música y poesía hizovibrar a un auditorio emocionado ante los ver-sos y las notas que salían del piano.

A su vuelta, Lázaro recordaba los días inefa-bles vividos en Burgos y en su patria chica,Fuentemolinos: “A mi pueblo natal no habíavuelto desde hacía varias décadas y su Ayun-tamiento me ofreció un homenaje”.

A su concierto asistió Valentín Madrigal, al-calde de Fuentemolinos, acompañado delConsistorio en pleno.

El alcalde nos invitó –a Maruja y a mí–a visitar el pueblo, a lo que accedimosgustosos. Cuál no sería mi sorpresacuando, al llegar al pueblo, no sólo nosesperaba Valentín Madrigal y la corpo-ración municipal, sino todo el puebloen masa y muchos forasteros que nosdispensaron un recibimiento triunfal.

Me sentí muy emocionado cuandotransité por las calles de mi pueblo. Vivímuchas escenas emotivas, como laprotagonizada por la madre del juezlocal, una ancianita de noventa añosque salió a la calle apoyándose en subastón para abrazarme: me besó muyemocionada mojándome el rostro consus lágrimas de júbilo.

Como broche de oro a aquella jor-nada el Ayuntamiento nos ofreció unalmuerzo al estilo de la tierra. Ensuma, un día inolvidable en la que elfervor popular nos conmovió.

ACCIDENTE EN PUNTA UMBRÍA Y

ÚLTIMOS AÑOS DEL COMPOSITOR

En aquel verano de 1990 el destino era evi-dente: ¡el mar!. Y toda la imaginación del insignemúsico y todos sus sentidos corporales se llena-ban, se empapaban de la idea del mar. Parecía

que, en efecto, Primitivo Lázaro estuviese respi-rando el mar. Oliendo a sal y algas, a rocas cu-biertas de cangrejos, a limpísima arena...

He ahí un amigo que nunca se cansa uno deestimar, decía el compositor para sus adentros.Y la verdad es que las semanas estivales se desli-zaban con suave placidez.

La mañana del día marcado por el destino, 5de agosto de 1990, domingo, el matrimonio sehabía acercado, a primera hora, a la playa y, trasuna copiosa comida, decidieron acercarse a es-cuchar misa.

Se vistieron y caminaron por el paseo marí-timo hasta que llegaron a la iglesia. La misa secelebraría a las 9 de la noche.

La Capilla de Nuestra Señora de Lourdes es-taba llena y, cuando finalizaba la misa, el suelocedió bajo sus pies y las treinta y ocho personasque ocupaban el pequeño sector de la iglesia ca-yeron hacia atrás, envueltos en una vorágine degritos y ayes de dolor.

A resultas de este accidente el músico acabócon un pie roto. Maruja, en cambio, tuvo unaconvalecencia más prolongada, ya que tuvo queser escayolada desde el pie hasta la cadera.

Durante los casi tres meses que permanecie-ron en el “Blanca Paloma”, la vida cotidiana dela centralita telefónica del hospital se vio alteradapor cientos de llamadas de los numerosos ami-gos de Maruja y Primitivo.

El tiempo todo lo cura y como “es de bien na-cido, ser agradecido”, según reza el refrán, el día10 de septiembre de 1991 el propio compositorrecordaba la pesadilla y agradecía los mil desve-los tenidos por parte de todos con el matrimoniocon un artículo insertado en las páginas del diario“Huelva Información”.

El día 11 de junio de ese mismo año, losalumnos de quinto curso de E.G.B. del Colegio

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“Montessori” de Huelva, escucharon las compo-siciones musicales de Primitivo Lázaro en elGran Teatro, Gruta de las Maravillas y Rapso-dia Onubense y quedaron de forma tan gratasorprendidos que decidieron acercarse a su casacon el fin de mostrarle la admiración que sentíanpor su obra y por el cariño que le profesaba aHuelva.

Después de preguntar sin cesar al excelsomúsico…Éste, bondadoso, poseedor de unalma de niño, encantado de tener a tantos invi-tados, contesta con su proverbial simpatía.

Por último –le dijeron- nos gustaría que tocase algo en el piano. Sí, con muchísimo gusto.

Y Primitivo Lázaro interpretó para ellos, consu maestría y ante su atenta mirada su obra Rap-sodia Onubense que suena en su casa y en aquelambiente como en ningún otro sitio. Al final desu interpretación bromeaba diciendo que yahacía mucho tiempo que no la tocaba. No se locrean, amables lectores, fue una broma y DonPrimitivo interpretó un maravilloso concierto.

En uno de aquellos días de 1991, Primitivo Lá-zaro y Maruja reciben la visita de Joaquín NovoCabello, comandante de la Marina mercante es-pañola y también delicado poeta y que habíanconocido semanas antes en la sala de El MonteCaja de Ahorros de Huelva y Sevilla.

Su misión era pedirle que hiciera la músicaya que les había solicitado a otras personas quese la compusiera sin resultado positivo. Y aun-que don Primitivo estaba muy atareado con lacomposición del V Centenario no le quiso decirque no al darse cuenta de que la letra de la Salveera en verdad bonita y, sobre todo, mariano enlo más íntimo. Don Primitivo le dijo que la Salveque existía pertenecía a una obra de CristóbalOudrid titulada El molinero de Subiza, presen-tada en 1870 y que este autor ocupaba, en la zar-zuela del siglo XIX, un lugar preferente. Añadióque la Armada tomó una de sus piezas y la con-

virtió en la Salve que entona a su Virgen mari-nera del Carmen.

Estamos de acuerdo en que es una ex-celente obra musical pero precisa quesea cantada por un coro de numerosasvoces o que la ejecuten muchos mari-neros. Por lo que le ruego, maestro, quele ponga música a la poesía que hecompuesto para que se convierta enuna “Salve Marinera” de corte mo-derno y más fácil...

Emprendida la tarea, en poco tiempo lepuso música a los versos de Don Joaquín.Esta nueva Salve marinera fue estrenada congran éxito el día de la festividad de la Virgendel Carmen de ese mismo año, en el ofertoriode la misa celebrada en la iglesia de la Con-cepción, de Huelva, en honor de la Valedorade los hombres de mar.

La interpretación estuvo en la voz deltenor onubense Guillermo Orozco al que elpropio maestro Lázaro acompañó al órgano.

Fue un clamoroso éxito: los fieles que laescucharon quedaron encantados de la sin-gular musicalidad, del derroche de fe emple-ado y el refinamiento musical de la obra;Don Joaquín Novo, muy devoto de NuestraSeñora del Carmen, lloraba como un niño...Le gustó tanto que, poco después, la grabóel propio Guillermo Orozco con don Primi-tivo y, don Joaquín, muy relacionado con losbarcos porque toda su vida había estadosobre cubiertas de embarcaciones de la Com-pañía Campsa, mandó la grabación a la emi-sora “Onda Pesquera” y muchos hijos de lamar escucharon, sorprendidos, la nuevaSalve Marinera de Primitivo Lázaro.

Al ilustre compositor le llegaron felicita-ciones desde todos los puntos de España,entre ellas la del Reverendo Padre carmelitaSantiago Rodríguez Argüeso. Pues bien,desde aquel instante el sacerdote citado fue

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un entusiasta admirador de la música de DonPrimitivo y, cuando se celebró el primer con-cierto en Burgos, el matrimonio invitó alPadre Carmelita, éste asistió y quedó entu-siasmado de la gran concurrencia de jóvenesque el concierto había tenido. El fraile des-calzo quiso dejarles un recuerdo de su admi-ración por la excelsa música que habíaescuchado y les dejó una edición, con mag-nífica presentación, de las Obras Completasde San Juan de la Cruz y una tarjeta con unadedicatoria cuyo texto decía: Con un saludoy muy agradecido por los momentos deli-ciosos que me hicisteis pasar ayer en el con-cierto. Que Dios le siga inspirando yobtenga muchos más éxitos. Con mis pobresoraciones le seguiré ayudando. S. Rodrí-guez Argüeso.

Días más tarde, P. Lázaro marchaba a Bar-celona en compañía del pianista A. Fernán-dez para grabar la Suite del V Centenario delDescubrimiento de América.

El CD incluía también sus obras Gruta delas Maravillas y Rapsodia Onubense.

Con esta Suite se sumaba Primitivo Lázaro a lacelebración del V Centenario y la obra reflejabacon perfección el folklore de América y Huelva.

El propio Primitivo Lázaro manifestaba a“Huelva Información” la satisfacción que le pro-dujo viajar a Barcelona con Amador Fernándezpara poder grabar la citada Suite.

Para la grabación pianística se contó con la pre-sencia de un piano “Steinway and Sons”, de grancola.

El domingo 1 de septiembre de 1991 se es-trena en el Teatro “Campoamor” de Oviedo, LaGruta de las Maravillas, adaptaba a ballet, inter-pretada por el Joven Ballet Contemporáneo y di-rigida por Marsa Fanjul.

El año siguiente, 1992, fue mítico para Huelva.Don Primitivo, imbuido por la gesta de los mejo-res marinos que, en 1492, existían en el mundo,le hace un homenaje a aquellos hijos de Neptunopresentando su V Centenario del Descubri-miento de América. Así, el 24 de septiembre delemblemático año, Don José María Roldán pre-

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En casa, al piano, con alumnas y alumnos del Colegio Montessori

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sentó este disco de Don Primitivo que había sidograbado en Barcelona por la Editora francesa“Floc” e interpretado por el pianista Amador Fer-nández Iglesias. La presentación de este discotuvo lugar en el Salón de Actos de El Monte, conun lleno absoluto. El compacto, que empezó avenderse en aquellos instantes, se componía detres obras -existen otras dos modalidades en LP ycasete en las que aparecen dos de las tres com-posiciones- denominadas V Centenario, la Grutade las Maravillas y Rapsodia onubense. Estas dosúltimas las dedicó a Aracena y a los cantos onu-benses, respectivamente.

El grueso de la obra de la Suite V Centenariodel Descubrimiento de América se dividía encinco movimientos: Idilio, que es un primer con-tacto con lo que será un recorrido musical queevocaba la singladura de las tres naves de Cristó-bal Colón para después enlazar con Guajiras, enhomenaje a Cuba. El número central del V Cen-tenario del Descubrimiento se denomina La Rá-bida, poema sinfónico, y empieza con la SalveMarinera de la Virgen de la Cinta que se cantadesde tiempo inmemorial al final de las Novenaspor el pueblo y que el compositor quiso que fi-gurara con el sonido de un carillón como si lecantaran los marineros antes de partir. Incluía elcanto gregoriano de la coral de los frailes francis-canos, el momento trascendental en que tocarontierra los descubridores, así como las conversa-ciones en torno al gran proyecto colombino,plasmado en los fandangos… Le sigue DanzaArgentina y La Romería de Palos, otro poemasinfónico con las campanas, la procesión, laflauta, el tambor y la Salve de esta obra religiosa,con las sevillanas y el ambiente de fiesta.

Acerca de la Salve Marinera de la Virgen dela Cinta con la que empieza el poema, convieneque nos detengamos unos instantes. Esta Salveno estaba escrita, no tenía partitura. Un día queDon Antonio García Ramos Vázquez, que habíasido Presidente de la Diputación Provincial y cin-tero de pura cepa, tomaba café en Madrid con elcompositor le dijo a éste: ¿Por qué no escribeusted ese canto popular que no está todavía es-

crito ni tiene partitura? Y Don Primitivo la com-puso para llevarla a la Iglesia de la Santa Cruz enMadrid, onubense en sus devociones ya que enella se encuentran los altares de San Sebastián,Nuestra Señora del Rocío y de la Virgen de laCinta y se la pudieran cantar allí a la Patrona deHuelva. Esta composición fue grabada en la capi-tal onubense por la esposa del compositor, conLucita Posada y otras amigas de Maruja.

Los actos con los que la ciudad de Huelva seembriagaba con felicidad con la gesta de sushijos, culminarían el 12 de octubre de 1992. Y leva a corresponder a nuestro biografiado cerrar eltelón de aquel año irrepetible. Así, la suite V Cen-tenario del Descubrimiento de América vuelvede nuevo al Gran Teatro de Huelva, con la Or-questa Sinfónica de Oporto. En aquel mismoproscenio se había estrenado hacía dos años, in-terpretada por la Filarmónica Bética de Sevilla ydirigida por Vicente Spiteli, pero ahora se cons-tituía en el epílogo festero de la vieja Onuba.

La orquesta lusa estuvo dirigida por el búlgaroVladimir Stoyanov y la solista de piano fue MaríaJosé Morais. En la primera parte del concierto seinterpretaron obras de César Morais y Beethoveny, en la segunda hacía acto de presencia el espí-ritu musical del gran Mozart, quedando rematadala mágica noche musical con la obra V Centena-rio del Descubrimiento de América. Y la compo-sición siguió por su sendero exitoso, como yahabía ocurrido en numerosos lugares en los quehabía sido escuchada.

Esta obra, en versión orquestal, participóen el “V Concurso Internacional Reina Sofía”,de Música Sinfónica, organizado por la Funda-ción “Ferrer Salat” de Barcelona.

A esta composición le fue otorgado tambiénel Premio de Música Sinfónica por la SociedadGeneral de Autores y Editores, con sede enMadrid.

De manera imperceptible, el mundo musicalcomenzó a inclinarse ante la obra de P. Lázaro,

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llena de gracia y espontaneidad, española neta,onubense, que conlleva una gran tradición y enla que se alternan pasajes musicales muy vincu-lados a los hispanoamericanos, como se trataen la Suite V Centenario del Descubrimientode América.

Desde Avellaneda (Argentina), le anuncianque la Orquesta Sinfónica de aquella ciudad seinteresa en grado sumo por la Suite V Centena-rio del Descubrimiento de América.

José María Rodríguez Faure, el director ar-gentino de más solvencia, reconocido a nivelmundial, compositor, en definitiva, de diversasobras así como de las bandas sonoras de cin-cuenta y seis películas, se traslada a España y exprofeso se acerca a la onubense calle Rascónpara saludar a sus grandes amigos, Primitivo yMaruja y hacerse con la partitura de la Suite VCentenario del Descubrimiento de América.

“De la música de Lázaro me llama la aten-ción su claridad de ideas en el orden técnico.Asimismo me recuerda los planteamientosdel romanticismo”, le comentaba el notabledirector a Enrique Morán, redactor del diario

“Huelva Información”, en la entrevista queéste realizó en el domicilio de los Lázaro, Y trasdejar patente su admiración por el burgalés-onubense, le anunció que la Suite V Centenariodel Descubrimiento de América se estrenaríaen Argentina el 11 de octubre de 1993, en el Te-atro Roma, de Avellaneda.

Ese mismo año, aparece en la revista titu-lada “A pie de calle”, número 3, fechado enjunio del citado año, una entrevista de MaríaDolores Reyes que fue un auténtico homenajeal insigne músico y en la que Don Primitivo ledaba pormenores de su labor al frente de laONCE en Huelva y de su quehacer de compo-sitor musical.

El día 26 de octubre, la Alcaldesa de Palos dela Frontera, Pilar Pulgar Fraile le entrega en laCasa de Cultura Vicente Aleixandre, de la citadalocalidad, el “Premio V Centenario del Descu-brimiento de América. Encuentro de dos Cul-turas... por toda una vida dedicada a la música.Palos de la Frontera”.

Lo importante, desde el punto de vista humano,son las amistades que en Huelva hizo. Era natural

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Primitivo Lázaro y esposa en la Casa Colón de Huelva, en uno de los actos celebrados en 1992

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de Burgos, pero aparece sólo vinculado con la ciu-dad de Huelva, es la encarnada simpatía de la ge-nerosidad continua, de la caridad sin tasa, delingenio a chorros, de la amabilidad a raudales. Pri-mitivo Lázaro tenía una de esas presencias que irra-diaban calor, abrigo, serenidad, amistad...

Los onubenses lo quieren y resulta absurdo quehabiéndolo dado todo por Huelva aún, a esas altu-ras, no sea onubense.

En los años precedentes, muchas voces se ha-bían levantado con la finalidad de que se le dieseel reconocimiento de ser nombrado “onubense porpapeles”. Así, Ernesto Lazo Gómez, Manuel Sán-chez Tello y un largo etcétera de personalidades detodas las capas sociales de la ciudad lo habían soli-citado. En este sentido, creemos, el paso decisivolo dio en el diario “Huelva Información”, de fecha2 de mayo de 1990, don Joaquín E. Novo Cabello,Oficial Náutico de la Marina Mercante y exquisitopoeta, al escribir el artículo titulado: “Primitivo Lá-zaro “Onubense Adoptivo” ¿Para cuándo?”.

La fruta sazonada cayó por su propio peso enel ocaso de 1994. Así, en el Pleno del Excmo.Ayuntamiento de Huelva celebrado el día 29 deseptiembre, se acuerda, por unanimidad, nom-brar Hijo Adoptivo de Huelva a Don PrimitivoLázaro Martínez.

Pasaron los meses con la duración de unsuspiro y el martes, día 14 de febrero de 1995,con sus dos amores presentes, Maruja Carrascoy Huelva, el Ayuntamiento de nuestra ciudadse vistió con sus mejores galas para rendir unprofundo y emotivo homenaje al compositorPrimitivo Lázaro.

El alcalde, Juan Ceada, expresó la gratitudque el pueblo de Huelva le tenía a Don Primitivocon la entrega de un pergamino y una carabelade plata.

Y como suele pasar en estos casos, P. Lázaro,autor que se sienta en su taburete para trabajar,sí, y forjar una Huelva musical de ensueño, ideal,

fantástica en la historia y en el paisaje, quedóembargado por la emoción y le costó trabajo leeren Braille las palabras de agradecimiento...

El año va transcurriendo con el inevitable re-conocimiento al genio musical de Don Primitivo,que es invitado por la Fundación “Jacinto e Ino-cencio Guerrero”, de Madrid, para que participeen el Premio “Jacinto e Inocencio Guerrero deMúsica Española. Años 1994-1995”, candidaturasque fueron presentadas por la Delegación deCultura de Madrid, de la ONCE y por JuventudesMusicales, de Huelva.

El día 7 de noviembre de aquel año áureo de1994, tuvo lugar, en el Bosendorfeer-Saal, deViena (Austria), con éxito inenarrable, el anun-ciado y especialmente esperado concierto de A.Fernández Iglesias. Tanto compositor como in-térprete fueron felicitados con calor por elExcmo. Sr. Don Xavier Segrés Ferrando, Emba-jador de España y Delegado de Cultura en la ci-tada capital austriaca. El programa incluía aFalla, Granados, Padre Soler, Albéniz y PrimitivoLázaro.

A su vuelta Amador pidió al maestro que en-viara al Sr. Embajador un CD. con sus obras co-rrespondiendo a la felicitación que éste le habíadirigido entusiasmado al escuchar RapsodiaOnubense que le había maravillado.

Asimismo, la pianista francesa Virginia Sou-moy-Cambon, el 11 de diciembre de 1995, en unprograma en el que la primera parte llevaba aBach, Mozart y Chopin, y en la segunda, com-puesta toda por Primitivo Lázaro, estrenó lanueva Suite del compositor, Homenajes: a Schu-mann, Mendelssohn, Chopin y Granados, en laSala Braun. Rue Mozart, en la ciudad de Metz(Francia). Ecole de Musique du Val de Metz; As-sociation Musicale de Saint Julien-les, Metz;Ecole de Musique Intercomunale Ancy DornotNovéante-Gorze. En el programa, también inter-pretó Gruta de las Maravillas, suite, que la ex-celsa pianista interpreta siempre en susconciertos. El prestigioso periódico “Le Republi-

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cain Lorraine”, en sus reseñas al aconteci-miento musical titulaba sus trabajos: “Soumoy,de Bach a Lázaro”.

Se puede hablar de manera interminable de lagenial obra de don Primitivo. Así, Álvaro Cendoya,pianista vasco de madre iraní, en el “ConweyHall”, de Londres, tuvo un gran éxito con Grutade las Maravillas y Rapsodia Onubense, con unaplauso que duró cerca de cinco minutos. Du-rante el concierto, impregnó el aire de la sala conel duende españolísimo de la Gruta de las Mara-villas, alcanzando tal triunfo que los aplausos du-raron cerca de cinco minutos. Las obras deRachmaninof, Mozart, y Primitivo Lázaro, serán in-terpretadas a su regreso de Suiza en un conciertoque patrocinó el Monte, Caja de Ahorros deHuelva y Sevilla.

En aquellos días, el joven intérprete Iván Ma-cías Madero (admirador de las obras del maestro,que desde los trece años de edad tuvo la enormesuerte de poder estudiarlas bajo la dirección delcompositor Primitivo Lázaro), obtiene un granéxito con la Rapsodia Onubense en el Gran Tea-tro de Huelva, Premio de Noveles, en Instrumen-tales, evento musical organizado por la COPE.Con la misma obra, volvió a triunfar en el TeatroFelipe Godínez de Moguer, bajo la égida de las au-toridades locales celebrando el Día de Andalucíade 1996 y en Palos de la Frontera en los actos con-memorativos del Descubrimiento de América.

También se preparaba en Francia la grabaciónde un disco compacto de canciones, con músicade canto y piano todas de Primitivo Lázaro, asícomo algunos textos. Otras letras eran de GustavoAdolfo Bécquer, José Mora Galiana, José Luis JerezManfredi, el menorquín Arcadio Gomila Pons, co-laborador del compositor, Eusebio Quesada, deGranada, y el polifacético Augusto Thassio. Lasobras de la pianista Virginia Soumoy- Cambon yla cantante luxemburguesa, Martina Nieflhausen.

Por su parte, la Editorial Real Musical, de Ma-drid, estaba a punto de sacar dieciséis nuevasobras de las que se encontraban inéditas.

Antes de terminar aquel magnánimo año, eldía 26 de diciembre, la Organización Interna-cional “Master Selection” le otorga el Premio“Master Selection 1995.

De esta noticia se hicieron eco las líneas de“Huelva Información” en la que se calificó a Pri-mitivo Lázaro como: “El mejor músico del siglovivo”.

El día 27 de diciembre Primitivo Lázaro, comoganador de la Uva Choquera del año anterior quele concediera la Cadena SER, entrega la distinción,en el mismo apartado, de aquel 1995 a un hombrea quien el Real Club Recreativo de Huelva le debemucho: Diego de la Villa.

Así un día después del año que historiamos, eldiario “La Voz de Huelva”, le otorga a don Primi-tivo el Premio “Inocente”, máximo galardón quetenía la finalidad de reconocer en público los mé-ritos a personas e instituciones que por su reco-nocido prestigio sin envidias hubieran prestadoservicios a nuestra Comunidad. En el cuadro quele otorgan se observa que el excelso compositorfigura con su esposa y Robert F. Kennedy, JuanRamón Jiménez, S. S. Juan XXIII, Don Quijote ySancho Panza, Gandhi, Teresa de Calcuta, Indu-ráin, Butragueño y otros personajes inolvidables.

Fecunda y llena de acontecimientos fue la vidade Don Primitivo, en el plano de concertista hasta1996. En los años sucesivos actuó poco, por estardedicado a componer nuevas obras; en cambio,se ofrece plenamente como compositor en su am-plio salón que es archivo de glorias añejas. En élel músico ausculta su espíritu y con la formaciónde nuevos arpegios se satura de la misma emo-ción que le embargaba cuando de niño componíasu habanera.

Alrededor del gran piano de cola penden de lasparedes, exornando los muebles, los marcos dora-dos de las grandes fotografías del músico y figurasque pregonan sus méritos. Allí recibe la noticia deque el “Sodre” de Montevideo (Uruguay), la emi-sora más importante de Sudamérica, Canal oficial

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de Radio, Televisión, Música clásica, Espectáculos,etc., emite el CD con las obras de Primitivo Lázaro,Rapsodia Onubense; suite Gruta de las Maravillasy suite V Centenario del Descubrimiento de Amé-rica, grabado por el concertista Amador FernándezIglesias.

En mayo, Primitivo Lázaro es elegido, por una-nimidad, Miembro de la “Academia de BuenasLetras, Bellas Artes y Ciencias”, de Huelva.

También en aquel continente -añadía EnriqueMorán- en Ecuador, el doctor en Jurisprudencia,gran historiador, autor de prolífica obra y miembrode múltiples entidades de Cultura y Arte extranje-ras, Rigoberto Cordero y León se refería estemismo año, fechado el 27 de agosto y en las pági-nas del diario independiente matutino El Mercu-rio, de Cuenca (Ecuador), a la Gruta de lasMaravillas y le dedicaba al insigne compositorunos versos que no podemos exponer por la limi-tación de espacio.

Esta grabación de la Gruta de las Maravillas, enla que todas las delicadezas sonoras de las que erancapaces los dedos de Don Amador se reunieron,había aparecido anunciada en la prestigiosa revista

Sinfónica, número 15, fechada en abril de 1996 yque vio la luz en Montevideo (Uruguay), indicandoque sonarían las exquisiteces de la Rapsodia Onu-bense, suite Gruta de las Maravillas y suite V Cen-tenario del Descubrimiento de América, el sábado,día 27 del citado mes, a las 13,30 horas. En aquellaslatitudes se habló y mucho de la calidad que conlle-vaban las obras del genial compositor.

Poco después, el diario “Huelva Informa-ción”, de fecha 9 de junio, informaba a sus lec-tores que en breve se editarían por Real Musical,de Madrid, quince composiciones de Don Primi-tivo. Se trataba, en concreto, de dos piezas clási-cas: Schumantina, en homenaje y admiración alcompositor alemán, y un zortzico para piano. Elresto se trataba de composiciones realizadaspara canto y piano.

Algunas de ellas ya habían sido grabadas,como la titulada Lágrimas por Granada y otrasserían objeto de futuros CDs. Las Trece Cancio-nes para canto y piano contaron con la colabo-ración literaria de autores onubenses como JoséMora Galiana, Augusto Thasio o José Luis JerezManfredi. También se incluían letras del grana-dino Eusebio Quesada, algunas rimas de Gustavo

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Premio Uva choquera en 1994

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Adolfo Bécquer Besa el aura y Es el amor quepasa; otras del menorquín, Arcadio Gomila Ponsy siete canciones del propio Primitivo Lázaro.

En aquel mes atareadísimo de junio, se le con-cede a nuestro biografiado el Premio de “Sinfó-nico”, de la Sociedad General de Autores yEditores de España, por el estreno de su nuevaSuite de Homenajes: Schumann, Mendelssohn,Chopin y Granados, interpretada por la concer-tista Virginia Soumoy-Cambon, en Salle Braun.Rue Mozart, de Metz (Francia), el día 11 de di-ciembre de 1995. La primera parte del conciertoera de Bach, Mozart y Chopin, y la segunda parteHomenajes, estreno mundial, y la suite Gruta delas Maravillas.

También en este prolífico mes de junio, elReal Musical de Madrid, edita el Himno a la Pa-trona de Huelva, Nuestra Señora la Virgen de laCinta, a una voz, piano y órgano. La versión decuatro voces aún no está editada aunque secanta.

En su senda triunfal Don Primitivo recoge, almes siguiente, por los méritos que concurría ensu egregia persona, el “Premio InternacionalMaster Selection 1996”, por su imagen y presti-gio social.

Pocos días después, la Banda Municipal deHuelva tocó su pasodoble Huelvana primo-rosa. La Banda lo interpretó también con untenor. Tanto la letra como la música pertene-cían a Primitivo Lázaro.

Los meses iniciales de 1997 sorprenden almaestro rodeado de intenso trabajo composi-tor y numerosos proyectos. Así, estaba recom-poniendo su pregón por bulerías tituladoVelonero de Lucena que creará junto a DiegoDíaz Hierro al timón de la letra. Son fechas enlas que sus alegrías son continuas: Francia,Gran Bretaña, Rusia, Austria e Hispanoaméricale abren las puertas. Además, en aquellos díastriunfaba con clamor en París su composicióntitulada Ha muerto el poeta, con ocasión del

fallecimiento del maestro argentino José Rodrí-guez Fauré, admirador de sus composiciones.Así, con tanta labor que realizar los días se su-cede con vertiginosa rapidez. Se aproxima elmes de abril y le surgen molestias a causa deuna infección de orina. Es ingresado en la Clí-nica “Blanca Paloma” y los buenos fármacos, elexcelente equipo médico dirigido por el inter-nista Eduardo García Fernández y el cariño ycuidado de su esposa, son suficientes para queel músico abandone el hospital. Una vez en sucasa, don Primitivo, auténtico volcán de crea-ción musical, decide continuar con su bregacompositora.

El día 9 de mayo es ingresado de nuevo enla misma clínica, habitación número 304, congraves problemas respiratorios y preocupantedeshidratación.

Con el transcurrir de las horas su estado fueempeorando. Ni que decir tiene que los días enque estuvo hospitalizado, la clínica de la Ave-nida Diego Morón se convirtió en la meca, paralos numerosísimos amigos que se personaronpara interesarse por la salud del hombre quehabía enriquecido en todos la percepción ima-ginativa de Huelva, convirtiendo al fandangoen una música selecta tocada en salas de con-cierto y en los escenarios de grandes teatros.

Durante la semana que permaneció hospitali-zado, su mujer Maruja Carrasco, solícita, no se se-paró ni un instante de su lado y a pesar de que, apartir del día 11, entró en estado de coma, siempretuvo la esperanza de que se recuperaría.

El día 16 de mayo de 1997, a las siete de latarde, Primitivo Lázaro Martínez elevó su espí-ritu a las regiones inmortales, dejando un ras-tro luminoso que jamás ha de extinguirse. Susemilla bienhechora fue dando el sazonadofruto, y tuvimos la seguridad de que los aman-tes de la música de Huelva, dieron una pruebamás de enaltecimiento, reclamando a nuestrasentidades líricas, que tanto valoran sus inter-pretaciones, las más bellas producciones musi-

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cales, el inmediato resurgimiento de las obrasdel eminente músico onubo-burgalés y otroslogros merecidos, como así se ha reconocidoen Huelva titulando con su nombre una de lascalles de la ciudad.

A título póstumo y como homenaje al grancariño que se le profesaba, en el Gran Teatro

de Huelva, durante los días 3 y 4 de noviem-bre de 2000, se llevó a cabo el estreno mun-dial de la zarzuela Cuando se ponga el sol.Esta opereta dividida en dos actos, con libretode Diego de Figueroa, fue publicada en el año1991 y dicho acontecimiento fue un gran ymerecido homenaje al ilustre maestro DonPrimitivo Lázaro.

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Portada del programa del estreno de la zarzuela Cuando se ponga el sol

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