PRIMERA PARTE METODOLOGÍA

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PRIMERA PARTE METODOLOGÍA 1 l El contenido de esta primera parte reproduce, con algunos cambios, adiciones o supresiones, lo dicho en el articulo sobre "Unidades sintácti- cas: Recopilación" que se publicó en la Revista de Filología Española, tomo LXI (1981), pp. 29-63.

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PRIMERA PARTE

METODOLOGÍA1

l El contenido de esta primera parte reproduce, con algunos cambios,adiciones o supresiones, lo dicho en el articulo sobre "Unidades sintácti-cas: Recopilación" que se publicó en la Revista de Filología Española,tomo LXI (1981), pp. 29-63.

En los estudios reunidos en este volumen, he tratado deestudiar, en sus rasgos fundamentales, las estructuras bási-cas del discurso en lengua española, atendiendo tanto a sumodalidad literaria —ensayo y novela exclusivamente—,cuanto a su realización oral —en sus niveles popular yculto.

En esos breves intentos de análisis gramatical, me heservido de varias unidades sintácticas de muy diversa es-tructura y de diferente complejidad. Algunas son unidadesmorfosintácticas bien definidas gramaticalmente; otras sonestructuras expresivas de forma muy variable y de difícildelimitación gramatical. Se trata, en concreto, de las si-guientes: cláusula, oración, frase, prooración, período y,muy secundariamente, oración compuesta y oración elíptica.

En la elección de tales entidades sintácticas, como ins-trumentos básicos de trabajo, he atendido a consideracionesprimordialmente prácticas, más que teóricas, ya que miprincipal objetivo ha sido el de descubrir si entre las estruc-turas enunciativas propias del habla —popular o culta—y de la literatura existían o no diferencias sintácticas apre-ciables y significativas.

He de advertir también que, al hacer esa selección y alelegir los términos con que había de denominar sistemáti-camente a tales unidades o estructuras sintácticas, he pro-curado mantenerme, siempre que me ha sido posible, den-tro de la más estricta tradición gramatical española. Y ello,no por el prurito de bogar contra corriente, sino por laconvicción de que mantenerse dentro de unos cauces tra-dicionales bien probados puede ser garantía de acierto y aunde progreso —por cuanto que "el pasado es prólogo"—,y más cuando se trata de una tradición tan antigua y sólidacomo la de la gramática española clásica, cuyas raíces seeritierran en la tradición grecolatina. Suelen hoy algunas

personas identificar el concepto de lo tradicional con el delo caduco, momificado y aun erróneo. No puedo coincidircon tal opinión. El calificativo de tradicional correspondea lo que, precisamente por su validez y acierto, se instauray permanece a través de los tiempos. Claro está que lotradicional, por conocido, no presenta el interés y el brillode lo novedoso ni, mucho menos, de lo novelero. Peropuede ser más consistente. Aunque, por supuesto, toda tra-dición tiene que estar siempre en trance de renovación,de perfeccionamiento, de recreación. En caso contrario,puede llegar al anquilosamiento, a la muerte; esto es, dejarde ser tradición viva y fecunda, para convertirse en momiaempolvada, en curioso vestigio del pasado.

Reúno en esta primera parte del libro las ideas genera-les expuestas dispersa y fragmentariamente en los trabajosque ahora he reunido en su segunda parte —todos loscuales se complementan—, con el propósito de explicarel procedimiento mediante el cual los he ejecutado y conla esperanza —o, tal vez, sólo inquietud— de que puedanser, si resultan coherentes, de alguna utilidad para haceranálisis sintácticos, más amplios y pormenorizados, de tex-tos orales o escritos.

1. DELIMITACIÓN PREVIA DE LAS ESTRUCTURAS SINTÁCTICA*USADAS

Como punto de partida, y para evitar equívocos debidos acuestiones terminológicas, proporciono una definición esen-cial o provisional de cada una de las unidades sintácticasconsideradas.

1.1. Llamo oración —como se ha hecho durante siglosen gramática española— al sintagma bimembre entre cuyosdos elementos se establece una relación predicativa. For-malmente responde a la fórmula de Bühler [S«-P]. Ejem-plos: "Colón descubrió América"; "Los lobos aullan"; "Lascuentas, claras"; "|Qué bello ocasol".

1.2. La cláusula, en cuanto unidad de manifestación, esla expresión autónoma desde el punto de vista de la elo-cución. Corresponde a lo que la gramática inglesa modernadenomina sentence, y, en esencia, a lo que Andrés Belladio en llamar oración. No tiene una forma gramatical de-terminada, puesto que puede estar constituida por una solapalabra —interjección, vocativo, etc.—, por un sintagmanominal o adverbial, por una frase, por una oración o poruno o varios períodos. Lo que la define y delimita es,pues, su autonomía dentro del acto de la comunicación.Ejemplos: "[Caramba!"; "Buenos días"; "En mi casa" o"Por la noche"2; "|La nostalgia de los años perdidos!";"Ya me voy"; "Si lo ves, dile que venga a mi casa en cuan-to pueda".

1.3. Entiendo por frase la expresión constituida por unsolo morfema o, más comúnmente, por varios morfemas

2 En respuestas a preguntas como "¿Dónde nos reuniremos?" o "¿Cuín-do vendrás?" respectivamente.

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ordenados en torno a un elemento nuclear —generalmen-te un nombre— pero no organizada de acuerdo con laestructura [S*-P]. Su contenido puede corresponder al deuna oración, pero se distingue de ésta por la manera de es-tructurar sus elementos constitutivos: en la frase no se esta-blece la relación predicativa esencial en toda oración. Ejem-plos: "¡El diluvio!"; "Tanto esfuerzo para nada"; "|Laesperanza de un retorno feliz!"; "Una limosna, por ca-ridad".

1.4. Denomino prooración al morfema o sintagma de es-tructura no oracional que implica —reproduce— una ora-ción ya enunciada. Por ejemplo: "¡Nunca!" como respuestaa una pregunta del tipo "¿Cuándo me lo vas a dar?"; o"Por la noche" en casos como los ejemplificados en lanota 2.

1.5. Llamaré período a la expresión constituida normal-mente por dos —o, a veces, varias— oraciones o frases en-tre las cuales se establece una sola relación sintáctica, yahipotáctica, ya paraláctica. Ejemplos: "Si vienes, te lo daré";"Se lo regalas o se lo prestas o se lo vendes"; "¡Tanto es-fuerzo inútil y tanta ilusión frustrada!".

1.6. Reservo el nombre de oración compuesta a ciertaclase de períodos caracterizados por el hecho de que unode los elementos nucleares de la oración gramatical, [S] o[P], es, a su vez, una oración: "Quien canta su mal espan-ta"; "Tú fuiste el que le engañó".

1.7. Oración elíptica, es, simplemente, la que presentaomisión de alguno de sus elementos constitutivos, por estarobviamente implícitos en el contexto. Por ejemplo, la se-gunda oración del período copulativo "Mi hermano estudiaDerecho y yo Medicina". Por supuesto que, para los efectosde mis análisis sintácticos —y recuentos estadísticos— lasoraciones elípticas cuentan como verdaderas oraciones gra-maticales.

1.8. De lo dicho hasta aquí se desprende que los con-ceptos de oración, período (y oración compuesta), frase yprooración pertenecen a un nivel diferente del que corres-ponde a la cláusula. Los primeros se excluyen entre sí, peroninguno de ellos es excluyeme de la cláusula. Una oración,

en efecto, no puede ser a la vez frase o período, ni éstepuede ser prooración o frase, etc. Pero cualquiera de ellospuede constituir una cláusula, siempre que aparezca comoexpresión autónoma dentro del discurso, conforme indica-ba en el § 1.2.

2. LA ORACIÓN GRAMATICAL

2.1. Historia del concepto en la gramática española.

2.1.1. Los primeros gramáticos castellanos tuvieron unconcepto básicamente —por no decir que exclusivamente—formal de la oración. Para ellos, en efecto, oración era todaexpresión constituida en torno a un nombre y un verbodebidamente concertados. La fórmula que responde a susdefiniciones es, estrictamente, [N-V].

Si bien Nebrija no proporciona una definición precisay en su Gramática alternan un tanto confusamente los tér-minos oración, cláusula y sentencia, muy pronto habríade quedar establecido que los elementos esenciales, nuclea-res, de la oración gramatical son el nombre y el verbo. Loapunta ya, explícitamente aunque de pasada, el Doctor Ber-nabé de Busto, cuando dice: "Hasta aquí se ha tratado delnombre y verbo: que son partes principales en la orazión"(lib. III).

Pocos años después, el Licenciado Villalón establecía ennuestra gramática la definición que habría de hacer suya todala escuela lingüística española del Renacimiento; para él, laoración "se liga y vñe de partes nombre y verbo comode principales: y de otras menos principales" (p. 56) ; omás pormenorizadamente "oración es vna composiciónde nombre y verbo y pronombre como de partes principa-les: y de otros muchos vocablos y diciones, como de partesmenos principales: como de aduerbios, preposiciones, in-terjeciones y conjunciones" (p. 50).

El carácter constitutivo, nuclear, del nombre y del verbocomo elementos indispensables de la oración se reitera contodo rigor en la trascendental obra de Francisco Sánchez

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de las Brozas. Comenzando por el cap. 12 del lib. I:"Plato ... aperte docet, sine nomine et verbo nullam cons-tare orationem". Continuando por el cap. 2 del lib. II:"Ex Nomine et Verbo, tanquam ex materia et forma, quaebrevissima sit, constituitur orado". Y terminando por elcap. 1 del lib. III, donde precisa que el nombre debe apa-recer en nominativo, esto es, funcionando como sujeto:"nam sine nomine & verbo non sit oratio. Nomen vocorecturn ipsum cum Aristotele". En este mismo capítuloapunta el Brócense la necesidad de que entre el nombrey el verbo se establezca una relación predicativa como fun-damento de toda oración gramatical.

Aunque en las breves Instituciones de Jiménez Patónno se da una definición concreta de la oración, lo que depasada anota y los ejemplos que de oraciones proporcionapermiten suponer que su concepto coincidía con el de Vi-llalón y el Brócense. Coincide con él, plenamente, el deGonzalo Correas. El pasaje de su Arte donde con mayordetalle define a la oración dice así: "Desta orazión, queio llamo gramatical, habla prinzipal i propiamente la Gra-mática, aunque no la veo definida en las Artes: io la difino,descrivo i declaro desta manera: Orazión es la rrazon isentido ó habla conzertada que se haze con nonbre i verbode un mesmo numero i persona, el nonbre en nomina-tivo, i el verbo en cadenzia ó persona finita, no infinitivo,i se adorna 'con la partícula si quiere, i con otros casosdestas partes,, i con ellas mesmas rrepetidas. Las partesforzosas desta orazión son el nonbre i el verbo. La partículaes azesoria" (p. 132). Capítulos después, al analizar lasfunciones del sustantivo, repite la idea: "El nonbre estáen la orazión para mover, i aconpañar al verbo, i hazeranbos la orazion, porque sin el uno, ó el otro, no sepuede hazer sentenzia, ni dezir nada. El nonbre á de sersustantivo, puesto en nominativo por la persona que haze,ó se haze ó si queremos dezir padeze" (p. 366).

Estas definiciones renacentistas, basadas en la relacióngramatical existente entre un nombre y un verbo [N-V],llegaron, a través de diversos autores3, hasta las primeras

3 Como Benito Martínez Gómez Gayoso, quien afirmaba: "De estas nue-

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ediciones de la Gramática académica. En ellas se sostieneque "no puede haber oración ni sentido alguno dondefalte verbo regido por un nombre sustantivo, ó pronombreexpreso ó suplido" (ed. de 1796, p. 289)*. Y con otras pala-bras, páginas antes: "Estas dos partes [nombre y verbo] sontan precisas para formar la oración, que ni puede haberoración sin ellas, ni tampoco verbo sin nominativo, ó no-minativo sin verbo, callado o expreso" (p. 281).

2.1.2. A partir del siglo xix, las definiciones formalesde la oración, sometidas a la influencia de la lógica, pre-fieren considerar que los elementos constitutivos de esaestructura gramatical son el sujeto y el predicado5. La fórmu-la esquemática se transforma en [S-P].

Todos los gramáticos modernos siguen reconociendo lapersonalidad de esa estructura bimembre predicativa [S-P],pero son ahora muchos los que prefieren darle el nombrede proposición, para reservar el de oración a la expre-sión de sentido completo o sintácticamente autónoma. Sinembargo, no faltan hoy quienes siguen otorgando el tradi-cional nombre de oración a esas expresiones básicas estruc-turadas en torno a un [S]ujeto y a un [P]redicado. Así lohacen, entre otros, Rafael Seco, para quien la oración constasiempre de "sujeto y predicado" (p. 7). O Manuel Criado,según el cual "en la oración se oponen dos miembros biendefinidos: el predicado o «lo que se dice» y el sujeto «dequien se dice»" (Gramática, p. 41). O Rafael Pérez-Rioja,en cuya opinión los "elementos esenciales de la oración[son] sujeto y predicado" (p. 292). Idéntico concepto, pre-sentado con mayor precisión, es el que revela Emilio Alar-cos Llorach: 'Gramáticalmente, en [expresiones oraciona-les] no tenemos más que un sujeto y un predicado, conec-tados por la relación predicativa que es la que constituyetoda oración y es señalada por ciertos indicios formales(la llamada concordancia .de número y persona)" (Estu-ve [partes de la oración], las más nobles y principales son el Nombre, y elVerbo; porque sin ellas no se puede formar oración perfecta" (p. 3).

* Cosa que ya se había dicho en la primera edición, con el solo cam-bio del término oración por el de proposición (cf. p. 244).

5 O el sujeto y el verbo, como prefiere, decir Jaime Costa de Valí: "Ncpuede haber oración que no conste de sujeto y verbo, espresos o suplidoel uno" (p. 123).

dios, p. 111). Y, aunque sin detenerse en razonamientosteóricos pormenorizados, también Rodríguez Adrados, alestablecer las diferencias existentes entre oración de unlado y palabras o sintagma del otro, observa que en estosúltimos no hay "la relación sujeto-predicado que existe enla oración" (p. 45).

2.1.3. A fines del siglo xvm, Juan de Iriarte rompió conesa tradición clásica, que había establecido la distinciónentre oración —estructura bimembre predicativa— y cláu-sula —oración o conjunto de oraciones con sentido com-pleto (cf. § 7.1). Iriarte, en efecto, prefirió considerar quela oración era la expresión total, completa, en tanto que a lasestructuras predicativas de forma [S-P] las denomina frasesp sentencias. Así —explica— los enunciados predicativosImperator jubet y Milites parent (o "el General manda"y "los soldados obedecen") no son sino frases (o senten-cias) de la oración "Imperator jubet, ac Milites parent"(p. 235).

Andrés Bello hizo suya, varias décadas después, esta doc-trina, aunque sustituyendo el nombre de frase por el deproposición, término ya utilizado por varios gramáticos conanterioridad8. Bello, en efecto, opina que "el sujeto y elatributo [predicado] unidos forman la proposición" (§ 35),en tanto que "se llama oración toda proposición o con-junto de proposiciones que forman sentido completo; deque está alfombrada la ribera es proposición perfecta, perono es oración" (§ 308)7.

La opinión de Bello parece haber hecho fortuna entremuchos gramáticos españoles e hispanoamericanos moder-nos —Cejador, Amado Alonso, Henríquez Ureña, RafaelA. de la Peña8— y especialmente contemporáneos —RocaPons, Hernández Alonso, Manuel Seco, Alcina-Blecua y

o Como, por ejemplo, el Padre Benito de San Pedro (t. II, p. 2), o Jai-me Costa de Valí (pp. M2-H3) o Vicente Salva (p. 1).

^ Aunque claro está que hay oraciones sintácticamente subordinadas quesí poseen "sentido completo", como yo estny enfermo en la cláusula "sepreocupa mucho porque yo estoy enfermo" (cf; infra, § 8.3).

8 Los detalles de esta particular historia los proporciono en el libritosobre El concepto de oración en la lingüistica española, México, UNAM,1979.

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Escarpanter— entre los cuales sospecho que ha pesado, másque la opinión de Bello, la de Leonard Bloomfield y otrosgramáticos de lengua inglesa seguidores suyos0.

No obstante la autoridad de tantos y tan famosos gramá-ticos de nuestros tiempos, considero que, en los términosen que ellos establecen la antinomia "proposición/oración",no superan a la establecida por la gramática española clá-sica entre "oración/cláusula", sino que más bien la dete-rioran. De ello volveremos a ocuparnos en el § 8. Baste, porahora, apuntar que, para definir lo que ellos llaman "ora-ción" (y los ingleses sentence), atienden a la "plenitud se-mántica" o a la "autonomía elocutiva" de las expresionesanalizadas, esto es, a consideraciones ajenas a la forma o ala función sintáctica de tales expresiones. Y no me parecedebido olvidar que la Gramática o morfosintaxis es la cien-cia que estudia las funciones de las formas lingüísticas.Luego el término oración puede y debe seguirse usandopara designar a Ja unidad fundamental de la Gramática.Esas definiciones modernas corresponden a lo que nuestrosgramáticos clásicos —con una sensibilidad etimológica inne-gable— habían llamado cláusula.

2.2. Validez del concepto tradicional de oración.

2.2.1. Definir la oración —de acuerdo con la fórmulasimbólica [S<-P]— como estructura bimembre en que seestablece una relación predicativa es dar una definición es-trictamente gramatical, morfosintáctica, por cuanto que ellaatiende a la forma de las expresiones que deben conside-rarse oracionales y a la función que entre sus elementosconstitutivos se realiza.

Cierto que el esquema [N-V] con que podríamos repre-sentar simbólicamente las definiciones renacentistas ('nom-bre y verbo en relación predicativa') no cubre todas las

o Cf. Blooraílcld, p. 171; Hockett, pp. 203-204; Lyons, pp. 171 y 173-180.Entre Bello y- Bloomfield hay que situar necesariamente, para hacer jus-ticia n la historia lingüística, a Antoinc Meillet y, sobre todo, a OttoJespersen (pp. 114 y 307). Con posterioridad a BIoomficHl hay t[iie recor-dar, en Francia, a André Martinet (pp. 122-123).

posibilidades de las estructuras que, sin duda, son oracio-nales. Y ello, básicamente, por dos razones: porque puedehaber oración (relación predicativa) sin la presencia de unnombre —en sentido estricto—, y porque también puedehaber oración sin necesidad cíe que aparezca un verbo mor-fológico.

Aunque la concepción, más amplia o menos marcada,que simboliza la fórmula [S<~P] entendida como 'relaciónentre un sujeto y un predicado', supera el segundo de losinconvenientes señalados, tampoco cubre, en verdad, todaslas posibilidades de las estructuras oracionales. Y ello por lasencilla razón de que hay oraciones sin verdadero sujetogramatical: "Hubo toros" o "Me fue bien en el examen".

Sin embargo, pienso que no hay por qué repudiar lafórmula. Basta con ampliar sus alcances, siguiendo paraello la pauta marcada por Karl Bühler.

2.2.2. Débese recordar que, para Bühler, "la fórmulaS->P de la lógica aristotélica sólo debe indicar que la for-mación tiene dos miembros y cierto grado de asimetría ensu estructura" (p. 414), asimetría que depende del carácterpredicativo del elemento [P], cosa que hace inalterable eirreversible tal fórmula: [P] se predica de [S], pero no [S]de [P]. Así entendida, la fórmula es aplicable no sólo aexpresiones estructuradas en un sujeto gramatical y un pre-dicado, sino también a elocuciones como las siguientes:

(1) A María le fue bien en el examen(2) Hubo toros(3) |Qué bello ocasol(4) Año de nieves, año de bienes.

Aunque en los ejemplos del tipo (1) y (2) no exista unsujeto gramatical estricto, sí aparece un elemento nominal—María y los toros respectivamente— del que el otro ele-mento predica algo: el éxito (el ir bien), en el primercaso, y la existencia (su celebración: el haber), en el se-gundo. De igual manera, aunque en los ejemplos del tipo(3) y (4).no figure un verbo, sí aparece un elemento pre-dicativo preciso: en (3), la belleza que advertimos en eseocaso, y en (4), la bondad (los bienes) de los años en quese producen nevadas frecuentes.

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El [PJredicado puede estar constituido no sólo por unelemento verbal —tanto forma conjugada ("F. canta bien"),cuanto verboide ("Al salir el sol") — o por un elementonominal ("Las cuentas, claras"), sino también por un ele-mento adverbial: "Los barítonos, más fuerte"; "Los niños,delante". Todas éstas son estructuras evidentemente ora-cionales, que encajan sin dificultad dentro del esquema[S<-P].

Parecen no encajar en él dos tipos de expresión particu-lar: las interjecciones y los verbos unipersonales.

2.3. Oraciones formadas en torno a un verbo uniperso-sonal, del tipo llueve, nieva o anochece.

2.3.1. Para explicarlas dentro de la concepción bimem-brista [S<-P] de la oración, no creo que haya que recurrira interpretaciones un tanto forzadas, como la que propusoel propio Bühler, para quien el bimembrismo de esas ex-presiones se establecería mediante la relación entre fenó-meno y lugar. De acuerdo con ello, la oración completa yequiparable, por ejemplo, a Cayo duerme, no sería llueve,sino llueve en el lago (cf. Bühler, p. 425), donde ya figu-ran dos elementos sintácticos diferentes. Sin embargo, estaexplicación no parece satisfactoria, porque no hay relaciónpredicativa entre sus miembros y porque, como ha obser-vado Piccardo, "tales determinaciones de lugar son, por suforma, idénticas a las que acompañan a los demás verbos"sin originar por ello estructura oracional; "y la gramática,como lo ha señalado el propio Bühler, no puede nuncadejar de lado el aspecto formal" (Piccardo, p. 8).

Tampoco parece acertado inventar sujetos más o menos"lógicos" para tales, verbos, según han hecho no pocos lin-güistas de muy diversas épocas. Como, por ejemplo, Fran-cisco Ipiña, para quien el sujeto no puede ser otro queDios o la Naturaleza: "En los verbos Exceptae actionis,como pluit, ningit, grandinat, tonat. . . se entiende Deus,ó Natura; porque sus acciones se atribuyen solo á Dios, ó ála naturaleza" (p. 11). Explicación que hizo suya la RealAcademia desde las primeras ediciones de su Gramática yha conservado hasta la última, de 1962: "Los verbos uni-personales llevan callado el sujeto, por ser muy determi-

nado. En latín es Júpiter; en griego Zeus, y en castellano,Dios, el Cielo o la Naturaleza (§ 283a.).

2.3.2. Mucho más convincente parece la explicación pro-puesta por Sánchez de las Brozas —basándose, posiblemen-te, en Prisciano— según la cual el agente o, mejor, elsujeto sería el fenómeno mismo, implícito en el verboatmosférico de que se trate: la lluvia en el caso de llover\el trueno en el de tronar, la noche en el de anochecer, etc.He aquí las palabras del Brócense: "Plato asserit, sineNomine & Verbo nullam effeci posse orationem... ídemintellige in verbis quae dicuntur Naturae; ut pluit, ningit>lucescit, subaudi pluvia, nix, lux... Integra ergo est oratio:pluit pluvia, fulget fulgur, lucescit luz"10.

Esta explicación ha tenido decididos defensores en núes*tro siglo; entre ellos, muy denodadamente, Julio Cejadorjy además García de Diego, Ángel Lacalle, Pérez-Rioja yRafael Seco, quien descubría la existencia de un "sujetointerno" extraído de la propia raíz verbal: "Los verbos queexpresan los fenómenos de la naturaleza, llover, tronar,diluviar... etc., no ofrecen propiamente posibilidad de quese les atribuya un sujeto gramatical, gracias a su especialsignificado de hechos naturales... Realmente, en estos ver-bos lo que hay es un sujeto interno, sacado de su propiaraíz; así, la lluvia es la que llueve y el trueno es el quetruena" (p. 1"86).

También Charles Bally (pp. 18-19) se resistía a admitir"la afirmación de que la desinencia en latín tonat, esp.llueve, ital. piove, asi como el pronombre sujeto en fr.U tonne, son formas vacías", y consideraba que "il puedeafirmar la existencia de un fenómeno especial (il pleut ='hay lluvia')... o bien un agente desconocido e indeter-minado ('algo produce lluvia, hace lluvia')". Que el pro-nombre il del francés no sea un signo vacío ya lo habíansostenido, tajantemente, Arnauld y Lancelot: "Et quandnous disons il pleut, il negé, il gresle, etc., il est la pourle nominatif, c'est á diré, pluie, negé, gresle, etc., renferméavec leur verbe substantif est ou fuif. comme qui diroit,il pluie est, il negé se jait" (p. 129) .

10 Minerva, lib. IV, cap. 3, p, 537 y lib. III, cap. 1, p. 262.

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Expresiones del tipo pluit pluvia se documentan en di-versas lenguas. Bally recuerda los casos del ruso grom gremit('el trueno truena'), del alemán der Regen regnet ewigfort ('la lluvia llueve' en Chamisso) y otros. En el sur delMatto Grosso se canta todavía una antigua copla que dice:"Chuna choveu, Coxipó encheu". Y en el polaco del siglopasado deszcz dzdzy ('lluvia llueve') junto al normal padadeszcz ('cae lluvia') o deszczu ('llueve').

Cabría suponer que esos verbos unipersonales son el re-sultado de un proceso originado a partir del sustantivo quedenomina al fenómeno, y no lo contrario, como supusieronRafael Seco y, en su seguimiento, Lacalle, Pérez-Rioja yaun la Academia (Gram., § 3.5.7). Es decir que no es quede la raíz verbal se extraiga un sujeto interno, sino que elnombre designador del fenómeno genera un verbo cogna-do11, que acaba por "absorber" al sustantivo sujeto. Asf, par-tiendo del sustantivo "la lluvia", se afirma su existencia, surealización: -» "la lluvia es (se produce, cae)"; este "ser lalluvia" daría origen a un verbo llover (un "llover la lluvia",por supuesto), que haría innecesaria ya la expresión delsustantivo sujeto.

Para la denominación de los fenómenos atmosféricos, sesirve la lengua de dos tipos de expresión, igualmente "im-personales". De un lado, la forma unimembre constituidapor un verbo unipersonal: llueve, graniza, anochece, relam-paguea, etc. De otro, la expresión bimembre constituidapor un sustantivo designador del fenómeno y por unyerbo de significado "neutro": hace calor, hay sol, haceviento, hay un terremoto, ruge la tormenta, etc. La afini-dad existente entre estas dos clases de expresiones habíasido ya señalada por Arnauld y Lancelot, quienes analiza-ban las estructuras del tipo il fait chaud como equivalentesde las del tipo il negé. Y en español, hay lluvia es lo mismoque llueve, como hay sol sería —podría ser— lo mismo que*solea. Y si nevar es lo mismo que caer nieve, y diluviar,lo mismo que caer un diluvio, paralelamente caer (un)rayo(s) seiía —podría ser— *rayear (cf. relampaguear).

u Como suponía el niocense: "In verbis, quae falso dicuntur naturae,ut tluit, placel Linacro 8: doctis intclügi supposhum cognatae significa-tionis" (lib. III, cap. .1).

Prueba de la dirección que supongo en el proceso deri-vativo podría ser también el hecho de que en todos losverbos unipersonales aparece una raíz nominal (llover-lluvia, tronzr-trueno, nevar-nieve, anochecer-noc/ie, etc.), entanto que son muchos los fenómenos atmosféricos que cuen-tan sólo con una designación nominal, pero no con laverbal correspondiente a su proceso: terremoto, huracán, ci-clón, sismo, chaparrón, aguacero, etc., sin que exista *terre-motear, *huracanar, *ciclonear, *chaparronear, etc. Y pa-rece ser prueba también de esa dirección que imagino elhecho de que toda expresión verbal (unimembre) puedaser enunciada en sus dos elementos constitutivos, en tantoque no todas las estructuras bimembres pueden expresarse—todavía, al menos— en forma sintética: llover -» caer lalluvia, atardecer -> caer la tarde, relampaguear -» saltarun relámpago, etc., pero no hacer sol -» *solear, ni hacercalor -> *calorear, ni caer un rayo -> *rayear, etc.

2.4. Interjecciones y locuciones interjectivas.

2.4.1. En el análisis y clasificación de las interjeccionesha habido, dentro de la escuela gramatical española, acti-tudes y soluciones para todos los gustos imaginables. Po-drían resumirse, muy esquemáticamente, en las siguientes:

a) las interjecciones son una parte de la oración, ya seaque se incluya en la categoría de los adverbios (Nebrija),ya que se considere categoría independiente (Busto, Villa-lón, Correas, Villar, Costa, etc.)

b) las interjecciones son verdaderas oraciones completaso, por lo menos, equivalentes de oración, por cuanto queellas solas, por sí mismas, pueden revelar nuestros senti-mientos tan plenamente como una oración gramatical(Salva, Bello, Lacueva, Selva, Marín, Lamíquiz, etc., y Be-not, Lenz, Amado Alonso, Gili Gaya, Banenechea, CésarHernández, etc.).

r) las interjecciones no son ni partes ni equivalentes deoración, ni mucho menos oraciones verdadeías.

d) las interjecciones no son ni siquiera elementos gra-maticales.

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La decisión depende, claro está, de la actitud que seadopte ante el hecho del habla, de los principios de acuer-do con los que se analice el fenómeno lingüístico. Una acti-tud morfosintáctica puede ayudar a esclarecer el problema.

2.4.2. Ante todo, parece de suma importancia la distin-ción que estableció la Real Academia, en las primeras edi-ciones de su Gramática, entre lo que podría llamarse pro-piamente interjección y la locución interjectiva: "No sedeben considerar como interjecciones sino aquellos brevessonidos, ó voces cortas en que el ánimo prorrumpe casiinvoluntariamente12 para desahogo suyo, ó para advertiralguna cosa a otro... Las expresiones que constan de dos,o más voces, y que algunos llaman interjecciones, como:gracias á Dios, bendito sea Dios, Jesús mil veces, y otrassemejantes, no deben considerarse como interjecciones, sinocomo verdaderas oraciones, que, quando mas, necesitansuplemento de algún verbo" (ed. de 1781, p. 235)1S.

2.4.3. De acuerdo con esta distinción, es obvio que lasinterjecciones propiamente dichas no son parte de la ora-ción, por la sencilla y evidente razón de que —como indi-caron Alonso y Henríquez Ureña (II, § 223) —, la inter-jección "no entra a formar parte ni de la estructura delsujeto ni de la del predicado", sino que sólo acompañantangencialmente a las estructuras oracionales como refuerzoexpresivo.

2.4.4. Tampoco pueden considerarse ni equivalentes deoración ni mucho menos oraciones verdaderas. No son estoúltimo por cuanto que la interjección no está gramati-calmente estructurada en [S<-P]. Ni son, en verdad, equi-valentes de oración, por cuanto que tal equivalencia des-cansaría sólo en razonamientos semánticos, y la oracióngramatical no ha quedado definida por su contenido (semán-ticamente), sino por su forma y su función (morfosintác-ticamente). La supuesta equivalencia oracional de la inter-jección se aproxima, así, a la equivalencia oracional deun gesto o de un semáforo. .. En cambio, la interjección

12 Cf. García de Diego, Lingüística, p. 44.13 Exprtsionts interjectivas llamó a estas últimas Mariano de Remen-

tería (p. 126), haciéndose eco de la acertada distinción académica.

LA ORACIÓN GRAMÁTICA!, 27

sí puede relacionarse con la cláusula, unidad nocional,conforme después veremos.

2.4.5. En lo que respecta a las locuciones o expresionesinterjectivas, cabe decir que ellas serán, desde el punto devista gramatical, lo que sus elementos constitutivos les ha-gan ser formalmente: simples vocativos (como en ¡María!),frases (como en ¡Gracias a Dios!), prooraciones (como en—¡Nunca!) u oraciones verdaderas (como en ¡Maldita, seatu estampa!). Lo único que distingue o marca a estas ex-presiones de las correspondientes normales —no interjec-tivas— es el rasgo exclamativo propio de su particularentonación14.

H Son, pues, estructuras gramaticales —oracionales o no— enunciadas deuna manera particular. De igual modo que las expresiones interrogativasson enunciados particulares desde el punto de vista de la entonación.

3. LA FRASE

3.1. Para manifestar el contenido de su conciencia, dis-pone el hablante no sólo de la estructura oracional [S«-P],sino también de otras formas de expresión de naturalezadiferente. Decía antes (cf. § 1.3) que puede darse el nom-bre de frese a la expresión autosemántica constituida porun elemento nuclear o en torno a un elemento nuclear—en la inmensa mayoría de los casos, un sustantivo—,pero de estructura no oracional, es decir, no articulada en[S] y [P]. Cuando se habla de estas unidades formales,suele afirmarse que se trata de oraciones elípticas o derestos o equivalentes de oración. No dudo de que, concep-tualmente, sea cierta tal equivalencia1", pero desde el puntode vista formal se trata de entidades bien diferenciadas. Lafrase puede ser unimembre, cosa que no sucede en el casode la oración; y esencial en ésta es la relación predicativa,relación que no aparece en la frase. En efecto, ¡Fuego! oUna limosnita son frases unimembres; y en La emociónde un viaje a la India, los elementos constitutivos se orga-nizan por subordinación sucesiva (núcleo + compl. adno-minal + compl. locativo), sin que aparezca la relaciónpredicativa entre ninguno de ellos. Cierto que existe ciertacorrespondencia entre esta última frase y una posible ora-ción gramatical como "El viaje a la India nos emociona-ba", pero tal paralelismo es únicamente semántico, no for-mal. Prueba de ello es que el mismo contenido podríaexpresarse a través no ya de una oración gramatical, sinode un período sujetivo: "Nos emocionaba viajar a la India".

Frase y oración son, pues, unidades gramaticales —y, en-3 Aunque no hay que olvidar que la oración gramatical no ha que-

dado def in ida conceptualrnente.

LA FRASE 29

cuanto tales, afines o "emparentadas"— pero formalmentediferentes. Su afinidad gramatical16 les permite establecerrelaciones sintácticas entre sí: Una oración puede regir auna frase ("Entonces Fulano gritó: ]A1 diablo con todoeso!"), así como una frase puede regir a una oración gra-matical: "Tanto esfuerzo inútil, pero no debemos cejar ennuestro empeño"; "¡Socorro, que me caigo!". Claro estáque dos o más frases pueden combinarse entre sí: "Sumi-sión en su actitud corporal, pero odio en su mirada es-quiva".

3.2. Dentro del concepto de frase pueden reunirse enti-dades expresivas diversas. Las más comunes parecen ser lassiguientes17:

a) Sintagmas nominales: "La emoción de un viaje a laIndia"; "(Todo quedó en calma). Sólo el murmullo delviento entre las ramas"; "Otra devaluación del peso enpuerta"; "Ventajas del matrimonio"; "¡A la cama inme-diatamente! "1S.

b) Sustantivos aislados: "iFuego!"; "Una limosnita";"¡Socorro!"; "El desmadre".

c) Locuciones hechas (restos o representantes de ora-ción, según algunos autores): "Buenas noches"; "Con supermiso"; "Por favor"; "Hasta la vista"; "A sus órdenes"(cf. § 4.5).

rí) Formas interjectivas: "[Caramba contigo!"; "|Ay demí!".

10 Fren le a lo que sucede en el caso cíe la cláusula, unidad comunica-tiva mas que gramatical, según después veremos.

i" Dado lo reducido del corpus por mí manejado hasta ahora, esta enu-meración no pretende ser exhaustiva ni, mucho menos, definitiva. Sirvasólo de cjcmplificadón.

l8 Así como la estructura oracional típica se organiza en torno a unverbo, la estructura normal de las frases se ordena en torno a un nombre.

LA PROORACIÓN 31

i. LA PROORACIÓN

4.1. Llamo así al morfema o sintagma de estructura nooracional que representa —reproduce— una oración gra-matical enunciada anteriormente. Aparecen en el discursocomo respuesta o comentario a elocuciones previas. Porejemplo, "—En mi casa", como respuesta a la pregunta"¿Dónde nos reuniremos?".

4.2. Cualquier elemento gramatical puede funcionar comoprooración:

o) Formas nominales —sustantivo, adjetivo o pronom-bre—• de función nuclear, sujetiva o predicativa, dentrode la oración reproducida: " (¿Quién se lo dijo?). —Mihermana"; "(¿Es nuevo o usado?). —Nuevecito"; "(¿Po-dría ir alguien?). —Yo mismo".

b) Formas nominales de función complementaria —di-recta o indirecta— en la oración reproducida: " (¿Tienesdólares o pesos?). —Dólares"; "(¿A quién se lo diste?).—A tu sobrino".

c) Formas adverbiales, o nominales de función adver-bial (temporal, modal, locativa, etc.) dentro de la funciónimplicada: " (¿Cuándo se reunirán?). —Por la noche";" (¿Y cómo lo resolvieron?). —A lo loco"; " (¿Dónde loencontraste?). —Allí"; "(¿Lo tienes tú?). —No"; "(Po-dríamos hacerlo entre todos). —Tal vez".

4.3 Aunque las prooraciones aparecen normalmente enrespuestas dentro del diálogo, pueden presentarse tambiénen otros casos, especialmente en comentarios o especifica-ciones a lo dicho en la oración representada: " (Ahí llega.Tengo que esconderme) . —Detrás de la cortina.."

En cuanto entidades gramaticales que representan a unaverdadera oración, pueden combinarse sintácticamente conestructuras oracionales plenas, ya como elemento subordi-nado, ya como subordinante: "Y cuando le preguntaron siestaba dispuesto a hacerlo, tajantemente les contestó: Deninguna manera"; " (¿Vienes?). —No, porque estoy agota-do"; " (¿Dónde nos reuniremos?). —En mi casa, si uste-des no tienen inconveniente".

4.4. Las prooraciones vienen a ser como un caso extre-mo, límite, de las llamadas oraciones elípticas, si bien éstaspueden considerarse verdaderas oraciones gramaticales unode cuyos elementos constitutivos, [S] o [P], se omite porsobreentenderse fácilmente. Una cláusula como "Llegóprimero la orquesta y después el coro" está integrada pordos oraciones, en la segunda de las cuales —después elcoro"— hay una simple elipsis del verbo —su elemento[Pjredicativo— expresado inmediatamente antes; asimismo,en "No sé si lo tiene el director o el secretario', se omite—se elide— el elemento nuclear predicativo tiene de latercera oración. Otras veces, la elisión afecta al núcleosujetivo: "Mi hermano trabaja por las mañanas y estudiapor las tardes". Con la prooración se hace una reproducciónde la oración implicada; la prooración repite —completán-dola— la oración ya expresada, de la cual el elementoprooracional es sólo una parte integrante (un constituyen-te); su funcionamiento es similar al del pronombre encuanto reproductor de su antecedente. En cambio, la oraciónelíptica cuyos elementos elididos figuran en una oración an-terior es otra oración, distinta de la oración precedente. Así,en un diálogo como ' —No sigo más, porque estoy muycansado. —Y yo también", el segundo enunciado (y yo) noes una prooración, sino una oración elíptica, porque esotra oración distinta de la anterior, ya que hay cambio desujeto. (La presencia de la conjunción y marca la coordi-nación de los dos sintagmas oracionales).

4.5. Cabe también distinguir nítidamente entre proora-ciones y lo que se ha llamado restos (o fragmentos) deoración, esto es, sintagmas lexical izados que tienen auto-

32 METODOLOGÍA

nomía funcional y que pueden, por ello, aparecer indepen-dientemente en el discurso, cosa que no sucede en el casode las prooraciones. Tales restos de oración quedarían me-jor integrados dentro del concepto de frase. Así, expresio-nes como "Buenas tardes", por ejemplo, son frases —conposibilidades de autonomía elocutiva— que podrían ser"restos" de expresiones verdaderamente oracionales, como"Déle Dios buenas tardes", en el ejemplo considerado.Claro está que, para efectos estadísticos en análisis sintác-ticos como los aquí reunidos, tanto las prooraciones, comolas frases y los restos de oración presentan personalidad si-milar: son unidades de expresión. Pero en tanto que lasfrases —y los "restos de oración"— poseen capacidad de au-tonomía comunicativa, las prooraciones carecen de ella.Autonomía enunciativa evidente poseen frases como "Lasal, por favor" o "Violento debate en la cámara <\e dipu-tados" —de igual manera que la poseen restos oracionalescomo "Buenas tardes" o "Adiós"—, cosa que no sucedecon las prooraciones: "Por la noche" o "En mi casa" sonexpresiones que carecen por sí mismas de toda posibilidadenunciativa autónoma.

4.6. La omisión —oral— de un elemento nuclear enoraciones elípticas independientes o autónomas pueden ex-plicarse por la situación o "universo del discurso" (URBAN,pp. 1625J.). Por ejemplo, en el caso de un enunciado deltipo "¡Qué belleza!" dicho al contemplar un cuadro10.

i" El elemento nuclear [S] consti tut ivo de esa oración se elide, yaque está dado -expresado— por la situación. Pero la relación predicativa,definitoria de la oración gramatical, se establece sin duda en casos comoéste: Del cuadro —elemento [S] presente y bien delimitado por la situaciónen que se produce el hecho del habla— se predica [P] la belleza. Se trata,pues, de una verdadera oración gramatical, llámese o no "elíptica". Oracióngramatical sin duda, aunque elíptica si se quiere, es la expresión "|Quéestúpida actitud!" dicha cuando el interlocutor del hablante vuelve a éstela espalda como reacción ante sus advertencias. El elemento nuclear su-jetivo [S] está dado por la acción física del interlocutor, lo cual permiteelidir su expresión, dando lugar asi a la oración elíptica señalada, cuyaforma plena serla "Tu aclitnd (el volverme las espaldas) es una actitudestúpida ".

LA PROORACIÓN 33

4.7 La función prooracional puede estar a cargo no sólode una palabra o sintagma reproductor —como sucede enlos ejemplos proporcionados en el § 4.2—, sino que tam-bién puede ser desempeñada por toda una oración comple-mentaria. Por ejemplo, a la pregunta "¿Cuándo me lo de-volverás?", la respuesta "Cuando las ranas críen pelo" es-una oración subordinada temporal que implica —proora-cionalmente— la oración subordinante "Te lo devolve-ré"20. En el diálogo, sobre todo, estos encabalgamientossintácticos —entre cláusulas diferentes— son muy comunes.

z<> De igual modo, la oración "SI puedo" como respuesta a "¡Lo haránpronto?" funciona al mismo tiempo como prooración de su regente implí-cita "Lo haré", de modo que tal respuesta representa toda una cláusulaconstituida por un periodo condicional, cuya apódosis no es necesarioexpresar: "l,n liare, si puedo".

EL PERIODO

5. EL PERÍODO

5.1. Históricamente, el término periodo fue empleadopor nuestros primeros gramáticos como sinónimo de cláu-sula, ambos con el sentido de expresión completa o semán-ticamente autónoma. Así, ya, en Jiménez Patón: "Cláusula,ó Periodo se dice una racon perfeta. . ." (p. 80v"?). Comotambién en Covarrubias: "Periodo. La cláusula rodada yentera, del nombre griego JtegioSos, que es lo mesmo".Igual equivalencia en Correas: "Periodo es palavra Grie-ga... i es lo mesmo que en Latín, i Rromanze clausula"(p. 135). Esta sinonimia se mantuvo hasta el siglo xix (Salva,p. 1), pero en esa centuria surgen ya los primeros intentosde establecer una distinción entre período y cláusula. Untanto imprecisos resultan muchos de ellos, como sucedeen el caso de Jaime Costa, para quien período sería elenunciado amplio integrado por dos o más cláusulas (p.141). De carácter muy similar es la distinción que esta-blecieron algo después Salvador Padilla (§ 264) y VicenteGarcía de Diego (Manual, § 274).

En cambio, Gregorio Herrainz trató de establecer unadistinción, más precisa y rigurosa. Para él, período sería,concreta y específicamente, "la cláusula compuesta de dospartes, la una que expone lo primario del pensamiento(prótasis o principio) dejándolo suspendido y dependientede la otra, que la completa (apódosis o conclusión). Luegotodos los períodos son cláusulas, mas éstas no siempre sonperíodos" (p. 129). Esta distinción fue aceptada, entre otrosgramáticos, por Jiménez Aquino (c£. p. 7) y, posteriormen-te, por Pérez-Rioja (§§ 284 y 285).

5.2. Con tales antecedentes, .expuestos muy brevemente

aquí, considero que puede llamarse periodo a la expresiónconstituida por dos o más oraciones gramaticales21 entre lascuales se establece una sola relación sintáctica, ya coordi-nante, ya subordinante. Ejemplos: "Trabaja por las maña-nas y estudia por las tardes"; "Si vienes a casa, te lo daré".

5.3.1. Por su forma, los períodos pueden ser, de un lado,bimembres o plurimembres, y de otro, simples o compues-tos. Normalmente, cada período consta de dos partes omiembros entre los cuales se establece la relación sintácticaúnica: "Aunque llueva, iremos al campo"; "Me lo das ote pego". Pero a veces es posible que aparezcan variosmiembros —oraciones o frases o aun prooraciones—, perosiempre unidos por una sola relación sintáctica: "Se lo re-galas, o se lo prestas, o se lo vendes"; "Llegué, vi y vencí".

Cuando cada miembro del período, sean dos o más, estáformado por una sola oración —o frase—, el período puedeconsiderarse simple, como es el caso de todos los ejemplosanteriores. Pero si alguno de los miembros del período estáconstituido a su vez por dos o más oraciones22 —o frases—,el período será complejo. Así, en un enunciado como "Sólote perdonaré si me devuelves el libro o (si) me lo pagas",existe un período disyuntivo simple ("me lo devuelves ome lo pagas") y un período condicional complejo, dadoque el miembro condicionante —o prótasis— está formadopor dos oraciones: [ (A) —si (B) o (C)] = [ (Te perdono)si (lo devuelves) o (lo pagas)]. El miembro compuestopuede ser también el nuclear o regente: "Lo acepto y loconservaré siempre, porque me lo das tú". Cosa que habíaya observado Gregorio Herrainz, al hablar de miembrosparalelos (p. 130).

5.3.2. No es éste el momento —ni hay espacio paraello— de discurrir p"ormenorizadamente en torno a los prin-cipios teóricos sobre los que se asienta la clasificación sin-táctica de los períodos. Es lo que ha hecho la gramáticatradicional al clasificar las llamadas "oraciones compues-

21 O por dos o mis frases, o por la combinación de frases y oraciones,como en "Una limosnita, que hoy no he comido nada todavía".

22 O sea, es a su vez un periodo diferente.

36 METODOLOGÍA

tas"28. Sólo considero necesario hacer dos observaciones:una, relativa a la distinción entre oraciones adversativasy oraciones concesivas, cosa en verdad delicada, porque in-volucra, en cierta medida, los conceptos mismos de para-taxis e hipotaxis; la otra, referente a la clasificación de untipo especial de oraciones, desatendido por lo común ennuestros manuales de gramática.

5.3.2.1. En mi opinión, la diferencia fundamental entreperíodos adverativos y períodos concesivos radica en la rela-ción de causalidad que se establece entre las oraciones deestos últimos, relación ausente en la coordinación adversa-tiva. Dentro de las relaciones causativas —y, por ende,complementarias, subordinadas— cabe distinguir en español—conforme hizo ya Rafael Seco, por ejemplo— la expre-sión de la causa eficiente, de la causa final, de la causahipotética y de la causa "contraria" o contra-causa, lo cualestá a cargo de la llamada oración concesiva24. Así, en"aunque llueva, iremos al campo", el hecho de que lluevasería causa de no ir al campo, de lo contrario que en laoración principal se expresa. En cambio, en un períodoadversativo, como "fui a su casa, pero no lo encontré", laoración adversativa (el no encontrar) no es causa —ni con-traria ni eficiente— de la otra oración (del ir a su casa).Dos oraciones gramaticales pueden ser expresadas (relacio-nadas) por el hablante de manera paraláctica o hipotáctica:En el período "Aunque es muy inteligente, no supo resolverel problema", se presenta la relación de manera concesiva(causa contraria), ya que el "ser inteligente" sería causa.

23 Aunque bajo este nombre se reunían confusamente dos tipos de en-tidades lingüísticas: la cláusula y el periodo. En efecto, las definicionestnás comunes de la "oración compuesta" —la de la Academia, por ejem-plo— corresponden a lo que debe llamarse cláusula ("unidad expresivaautónoma y plena semánticamente1), pero luego, al analizarse y clasificarseesas "oraciones compuestas", no se clasifican las cláusulas, sino los pe-riodos.

24 Aunque con otras palabras, casi lo mismo viene a decir JOSÉ Luis Ri-VARot-A en su estudio sobre Las conjunciones concesivas en español medie-val y clásico, Tübingen, 1976, Cf., en especial, p. 6, donde explica que"un enunciado concesivo expresa un caso en que esa expectativa no «ecumple y puede ser definido, asi, como contrario a una expectativa".

EL PERÍODO 37

(que se niega) de "saber resolverlo", mientras que si sedice "Es inteligente, pero no supo resolver el problema",la relación se ha cambiado y el período resultante es coor-dinado adversativo, ya que la oración marcada (por el nexo)o complementaria no es causa de la complementada; enefecto, el "no saber resolverlo" no es causa de que sea o dejede ser inteligente. La oración concesiva es, pues, correlativa—en sentido negativo— de una oración causal: "Como esinteligente, supo resolverlo" está en correlación con "Aun-que es inteligente, no supo resolverlo". Esquemáticamente,podría indicarse así: Período causal = "A porque B" (Loresolvió porque es inteligente) :: Periodo concesivo = "NoA aunque B" o "A aunque no B" (No lo resolvió aunquees inteligente o Lo resolvió aunque no es inteligente). In-versamente, "A aunque B" (concesiva) corresponde a laestructura causal "A porque no B" (Lo haré yo, aunqueestoy cansado :: Lo haré yo, porque no estoy cansado). Encambio, en el período coordinado adversativo no existe—o el hablante no establece— ninguna relación de causa-lidad: En "Llovía, pero salimos", el salir no es causa —nicontraria ni eficiente— de la lluvia, de igual manera queen "Estoy cansado, pero lo haré", el hacerlo (acción futura)no es causa de que esté cansado, mientras que sí se estableceuna relación causativa —contraria— al decir "Aunque llo-vía, salimos", d "Aunque estoy cansado, lo haré". Esa im-plicación de causalidad propia de la oración subordinadaconcesiva —e inexistente en la coordinada adversativa—determina que la oración concesiva deba preceder lógica ycronológicamente a la oración principal, cosa que no tienepor qué suceder en el caso de la oración adversativa. Lalluvia, en el ejemplo antes considerado, es previa a nuestrasalida al campo (y, en una concesiva hipotética, lo sería laposibilidad: "aunque puede ser que llueva, iremos"), asícomo el "estar cansado" del otro ejemplo, es también ante-rior al "hacerlo".

Los procedimientos un tanto mecánicos con que se trataen la actualidad de delimitar los conceptos de parataxisy de hipotaxis no me parecen convincentes. Así, el hechode que tal o cual nexo no pueda usarse sino de tal o cualforma podría, en efecto, responder a simples peculiaridades

38 METODOLOGÍA

de comportamiento —características particulares de cadaforma—, sin que ello permita dar a tal comportamientosingular significación suficiente como para definir o carac-terizar hecho de orden mucho más profundo y trascenden-te. No me parece satisfactoria la explicación según la cuallos fenómenos de la coordinación y la subordinación que-dan definidos por el hecho de que la oración precedida delnexo pueda anticiparse o no a la otra oración; lo primerodefiniría a la hipotaxis, y lo segundo, a la parataxis. Deacuerdo con ello, porque tenía frío sería una oración causalsubordinada,, ya que no sólo puede decirse "se puso elabrigo porque tenía frío", sino también, anticipando la cau-sal, "porque tenía frío, se puso el abrigo". De aceptar talcriterio de clasificación, resultaría que se cansa pronto seríaoración coordinada adversativa cuando fuera introducidapor la conjunción pero (en "corre mucho, pero se cansapronto"), ya que no puede decirse *"pero se cansa pronto,corre mucho", y en cambio la misma oración —en idénticarelación con la otra— sería subordinada concesiva cuandofuese introducida por la conjunción aunque, ya que sípuede decirse "aunque se cansa pronto, corre mucho". Creoque los conceptos de coordinación y de subordinación res-ponden a algo más profundo que esa simple posibilidad,que sólo prueba —me parece— el diferente comportamien-to particular de los diversos nexos (pero y aunque en estecaso). Si la oración coordinada se caracterizara verdadera-mente por la obligatoriedad de su posposición y la subordi-nada por la posibilidad de su anteposición, ¿qué habría dedecirse de las oraciones causales introdutidas por como, lascuales •—al contrario de lo que sucede con las demás subor-dinadas— sólo pueden figurar en la primera posición, perono pueden posponerse a la oración regente? En efecto,"como tenía frío, se puso el abrigo" es el único orden po-sible, y no *"se puso el abrigo, como tenía frío". El tenerfrió es tan causal de ponerse el abrigo como lo sería si seusase puesto que como nexo, el cual sí permite la pospo-sición de la causal.

No creo tampoco que resuelva el problema la fórmula,ya tan difundida, de S. C. Dik:

EL PERÍODO

Coordinación

CO

Sub or dinación

SUB

co

Sub.

\yFórmula que explica la posibilidad de anteposición de laoración subordinada, basándose en la "integración" del ele-mento subordinante en el miembro F2, pero que no alcan-zaría a explicar la simple cuestión de comportamiento sin-gular que impide la posposición de la oración subordinadacausal introducida por como. Y que, por otra parte, obligaa hacer razonamientos muy forzados25 para mantener a lasadversativas dentro de la relación paraláctica, ya que el prin-cipio de "permutabilidad" que el esquema de Dik permiteen la coordinación ("Luis y María fueron" = "María yLuis fueron") no funciona bien en el caso de la adversa-ción restrictiva ("Fulano trabaja pero no progresa", algodiferente de "F. no progresa, pero trabaja") y no funcionaen absoluto en el caso de adversativas exclusivas relaciona-das con sino: En "No es francés sino alemán" no se puedenpermutar los miembros sin cambiar totalmente el signifi-cado ("No es alemán sino francés").

Tampoco el recurso formal de la posibilidad o imposi-bilidad de coordinación interna entre los nexos subordinan-tes o coordinantes me parece suficiente para definir losconceptos de hipotaxis y de parataxis. De aceptarlo comoválido, habría que clasificar como coordinada la oracióncausal tenía frío introducida por pues en el enunciado "seacostó pues tenía frío", pero esa misma oración tendríaque ser incluida entre las subordinadas si se construyeracon puesto que; todo ello, por la sola razón de que puesno admite coordinación consigo misma (*"se acostó, puestenía frío y pues se sentía cansado"), en tanto que puestoque sí la admite ("se acostó, puesto que tenía frío y pues-to que se sentía cansado").

25 Como tiene que hacerlos ANA M. ECHAIDE en su estudio sobre "Lacoordinación adversativa en español", RFE, 57 (1974-1975), pp. 1-33; cf.(en especial, pp. 2-8.

40 METODOLOGÍA EL PERÍODO 41

No puede tampoco pasarse por alto el hecho de queesos recursos se contraponen en algunos casos, se anulan:Pues sería coordinante de acuerdo con el criterio queacabo de comentar, pero en cambio sería subordinante deacuerdo con el criterio de integración en su oración, quepermite la anteposición: "Pues lo sabes, no necesitas masexplicaciones".

Como bien advierte Rivarola (pp. 9-10), tanto aunquecomo pero pueden ser —funcionar como— conjuncionesadversativas (coordinantes) o concesivas (subordinantes).Y, sin embargo, su comportamiento particular es muy dife-rente: pero no admite anteposición en la cláusula (*"perose cansa, corre") ni coordinación interna (*"corre, pero secansa y pero se ahoga"), cosa que sí es posible con aunque.Creo, pues, que el hecho de que el nexo sea concesivo oadversativo depende del tipo de relación que se establezcaentre las dos oraciones, causativa (subordinante) o no cau-sativa (coordinante) respectivamente.

5.3.2.2. En la mayor parte de los manuales de gramá-tica, nada o muy poco se dice sobre un tipo de oracionesbastante usual en nuestra lengua: el que denominaré "pre-positivo", a falta de mejor nombre28. Se trata de oracionesque sirven de complemento inmediato —por no decir "di-recto", ya que la preposición intermedia lo impide— a unverbo de rágimen prepositivo. O sea, oraciones del tipo"No me acuerdo de lo que pasó".

Pienso que estas oraciones prepositivas —o de régimenprepositivo (?)— desempeñan dentro del período una fun-ción gramatical equivalente a la de las oraciones objetivas.Si no verdadero complemento directo —objeto— del verboprincipal, no cabe duda de que son su término, su com-plemento inmediato y necesario, tan inmediato y necesariocomo pueda serlo el complemento directo de los verbostransitivos. Compárense los siguientes ejemplos:

1) No me acuerdo de nada — No recuerdo nada

26 Alcina-Blecua, únicos autores en que encuentro amplia atención aeste tipo de oraciones, las ¡lamas "regidas"; cf. pp. 991-992. TambiénAlarcos (Estudios, pp. 117-118) hace mención de ellas, y Gili Gaya (Curso,§ 224) alude de pasada a este tipo de subordinación sustantiva.

No me acuerdo de lo que pasó — No recuerdo loque pasó

2) No me atrevo a decírselo — No oso decírselo3) Me enteré de que se había ido — Supe que se había

ido.Prueba de la equivalencia funcional de las oraciones

subordinadas de estos períodos, prepositivo y objetivo, esel hecho de que la intuición lingüística de los hablantesse incline a identificarlas, transformando en transitivas alas prepositivas: "Hay que insistir que eso no se les podrápermitir"; "y quedamos que sería interesante hacer laprueba"; "y entonces me entero que se quemó con un so-plete"27.

Téngase en cuenta, además, que son muchos los verboscastellanos que, siendo antiguamente prepositivos, se hantransformado ya en transitivos. Keniston enumera, sólo en el§ 37.54 de su obra, los siguientes casos de verbos que,todavía en el siglo xvi, regían la preposición de: aceptar,acordar, creer, desear, determinar, intentar, jurar, olvidar,osar, pensar, procurar, prometer, rehusar y temer. Tambiénen el español contemporáneo se advierte la misma tendenciaa la construcción directa. Verbos que en España se man-tienen aún como prepositivos, se han hecho transitivos enMéxico: "Platícame eso"; "Te invito unas copas", etc.Desde el punto de vista funcional, habremos de incluir,por lo tanto, estas oraciones prepositivas dentro de la sub-ordinación sustantiva.

5.3.2.3. Dadas las finalidades esencialmente prácticas demis ensayos y el deseo de mantenerme dentro de una tra-dición gramatical de todos conocida, la clasificación sintác-tica de los períodos que he utilizado ha sido, no obstantesus limitaciones y aun deficiencias, la siguiente:

Clases de relación formalI. Yuxtaposición

II. Relación nexual.

2T En el primer caro puede haber cruce con "repetir que"; en el se-gundo, con "acordar que", y en el tercero, con "saber que". Alcina.Blccuarecogen un pasaje de Juan Ramón Jiménez similar: "Me acuerdo que meparecían inmensos". Los ejemplos podrían multiplicarse fácilmente.

42 METODOLOGÍA

Clases de relación funcionalI. Coordinación

II. SubordinaciónPor medio de k simple yuxtaposición pueden estable-

cerse las mismas relaciones sintácticas que se señalan me-diante el empleo de nexos. La misma relación adversativaexiste, por ejemplo, entre las dos oraciones yuxtapuestasde un período como "Yo se lo pedí; él no me lo dio", queentre las oraciones relacionadas nexualmente de "Yo se lopedí, pero él no me lo dio". Claramente subordinada es laoración se lo digas del período "Te ruego se lo digas hoymismo", no obstante aparecer en construcción formalmenteyuxtapuesta con su regente te ruego. Las oraciones de infi-nitivo, gerundio y participio se subordinan a la oracióndominante por simple yuxtaposición: "Pedírselo sería hu-millante"; "El decirlo tú y entenderlo yo, me causa nuevaadmiración"; "Dicho esto, salió". Mucho más raros son loscasos de verdadera yuxtaposición —o de falta de vincu-lación sintáctica directa— entre oraciones: "La entrega delos premios —eso es lo verdaderamente importante— debehacerse en su presencia". En cambio, la yuxtaposición decláusulas es lo habitual en nuestra sintaxis: "Le dije quese lo daría cuando lo acabara. No supo qué contestarme.Una semana después le telefoneé".

En los estudios aquí reunidos, siempre que entre las ora-ciones formalmente yuxtapuestas exista una relación sintác-tica clara, he clasificado a éstas de acuerdo con esa funciónsintáctica, aunque no deje de señalar su condición de yux-tapuestas desde el punto de vista formal.

En resumen, la clasificación funcional de los períodos esla siguiente:

PERÍODOS PARATÁCTICOS

1) Copulativola) Normal: "F. habla inglés y lee francés".I b ) Intensivo: "F. trabaja y además estudia".

2) Ilativo o continuativo™: "No lo sé, así que no

28 Tanto los periodos ilativos como los distributivos podrían clasificarsecomo simples variantes particulares del periodo copulativo, conforme hacen

EL PERÍODO 43

puedo decírtelo".3) Distributivo: "Aquí bailaban, allá conversaban, acu-

llá jugaban a las cartas".4) Adversativo:

4a) Restrictivo: "Fui a su casa, pero no me reci-bió".

4fc) Exclusivo: "No se lo di, sino que se lo vendí".5) Disyuntivo: "¿Te lo regaló o te lo prestó?".6) Declarativo: "Me dijo que quería discutirlo con-

tigo, o sea, estudiarlo juntos".

PERÍODOS HIPOTÁCTICOS

A) Sustantivos

1) Sujetivo: "Quien canta su mal espanta"; "Nome gusta que mientas".

2) Predicativo: "Mi temor es que lo sepa"; "Élfue quien lo dijo".

3) Objetivo: "No sé si vendrá"; "Le ordenó salirdel salón".

4) Prepositivo: "Me convenció de que lo hiciera";"No me atrevía a decírselo".

5) Indirecto: "Se lo diré a quien me plazca".6) Adnominal: "Tengo miedo de que venga";

"La certidumbre de que lo descubrirían lehizo desistir"20.

B) Adjetivos

1) Explicativo: "Lo tiene mi hermano, que es deconfianza".

algunos autores. Que se clasifiquen como independientes —según he hechoyo— o que se subagruparan dentro de los copulativos no tendría repercu-sión de importancia para el tipo de estudios que aquí he recopilado.

29 Aunque funcionalmente las oraciones adnominales deberían incluirseentre las adjetivas, las mantengo aquf entre las sustantivas para distin-guirlas con claridad de las tradicionalmente llamadas oraciones adjetivasde relativo. Tal vez pueda justificar esta distinción el hecho de que la»adnominales ocupan el lugar sintáctico de los complementos adnominales,cuyo núcleo es siempre un sustantivo morfológico: "Tengo miedo de susintenciones".

44 METODOLOGÍA

2) Especificativo: "No encuentro el libro quecompré ayer".

C) Adverbiales

a) De relación circunstancial1) Temporal: "Se lo diré cuando lo vea".2) Modal: "Lo resolví como pude"; "Pasamos

el día arreglando el motor".3) Locativo: "Lo guardaré donde nadie pueda

encontrarlo".

b) De relación cuantitativa1) Comparativo: "Él estudia más que tú".2) Consecutivo: "Trabajaba tanto que cayó en-

fermo".

c) De relación causativa1) Causal: "Llora porque tiene hambre"; "Es-

tará enfermo, porque no ha venido"80.2) Final: "Grita para que le hagan caso".3) Condicionales: "Si vienes, te lo enseñaré";

"De haberlo sabido, se lo habría dicho".4) Concesivas: "Aunque me siento mal, iré".

<*o Aunque conceptualmnete distintas, las oraciones que expresan la cau-sa lógica y las que expresan la causa eficiente o material pueden cons-truirse en español de igual manera. Entre (1) "Estuvo en tu casa, porqueyo lo vi entrar" y (2) "Estuvo en tu casa, porque yo se lo ordené" nohay diferencia formal ninguna. Lógicamente sí la hay: en (1), el hechode que 'yo lo viera' no es la causa determinante de que él 'estuviera entu casa', en tanto que en (2) el hecho de que 'yo se lo ordenara' sí fue loque determinó que 'él fuera a tu casa'. En el primer caso, el 'haberloyo visto' es lo que me permite decir (asegurar, suponer, pensar, etc.) que"estuvo en tu casa", de modo que la oración causal "yo lo vi" lo es deun verbo implicto, núcleo lógico de todo el periodo. (Sobre esto, cf. el pre-ciso estudio de RAFAEL LAPESA, "Sobre dos tipos de subordinación causal",en Esludios ofrecidos a Emilio Atareos Llorach, III, 1978, pp. 173-205). Setrata, pues, de una diferencia conceptual que no cuenta con diferentesformas de expresión en nuestra lengua. Desde el punto de vista gramatical,las dos oraciones causales se presentan como subordinadas explicativas delpredicado principal; la distinción entre ambas —no formal— debe hacersesecundariamente atendiendo a la diferencia lógica o conceptual. Creo, pues,que son dos tipos de una misma clase gramatical de períodos: el causal.

6. LA ORACIÓN COMPUESTA

6.1. El nombre de "oración compuesta" podría reser-varse exclusivamente para cierta clase particular de perío-dos: aquellos en que alguno de los elementos constitutivosde la oración gramatical básica, [S] o [P], es a su vez unaoración. Tal cosa sucede, indudablemente, en el caso de loslos períodos sujetivo y predicativo.

En efecto, si en una oración gramatical —de estructura[S*-P]— uno cualquiera de sus elementos nucleares, [S] o-[P] o ambos, se transforma a su vez en una oración, el resul-tado será un sintagma complejo, al que tal vez pueda darseese nombre de "oración compuesta", por cuanto que evi-dentemente está compuesto —constituido, formado— pordos componentes oracionales, uno de ellos "encajado" en elotro. Así, en expresiones del tipo

(1) Quien canta su mal espanta(2) Tú fuiste el que, le engañó

el elemento sujetivo [S] de (1) y el predicativo [P] de (2)está constituido por una estructura sintáctica que es, en símisma, una oración gramatical articulada en [S<-P]. Esasoraciones —la sujetiva quien canta de (1) y la predicativael que me engañó de (2) — son parte constitutiva, nu-clear81, de la oración total, verdadera oración compuesta23.

*i Kovacci (p. 29) las agrupa entre las "proposiciones incluidas" juntocon otras de carácter muy diverso, como (3) "leí el libro que me reco-mendaste". No cabe duda de que el grado de "inclusión" de quien cantaen el ejemplo (1) es muy diferente del de que me recomendaste en (3) y,desde el punto de vista sintáctico, esencialmente distinto.

«2 Doblemente compuesta será, lógicamente, la oración constituida por

46 METODOLOGÍA

En cambio, en los otros períodos hipotácticos, la oraciónsubordinada es un simple complemento de la principal, y noun elemento constitutivo de ella, [S] o [P]. Así, en (3) "leíel libro que me recomendaste", la oración principal tieneplentitud formal por sí misma, puesto que posee un [S](= yo) y un [P] (= leí el libro) propios y diferentes dela oración subordinada; ésta no es más que un comple-mento de aquélla, de manera que podría omitirse sin quela regente resultase formalmente cercenada ("leí el libro").En cambio, en el período del ejemplo (1) es imposibleeliminar la oración sujetiva (quien canta), ya que el sin-tagma restante (su mal espanta) quedaría formalmente in-completo en cuanto oración, por carecer de su elemento [S]constitutivo, nuclear. Y lo mismo en el caso del períodopredicativo, ejemplificado en (2). En otras palabras, lasoraciones subordinadas sujetivas y predicativas no cumplen,dentro del período, las funciones propias de un elementosecundario dentro de la oración simple, sino las correspon-dientes a un elemento esencial o constitutivo83.

6.2. Tal vez se podría pensar que no son éstos los dosúnicos casos en que cupiera hablar de oraciones compues-tas. En efecto, los períodos objetivos podrían también con-siderarse similares a los anteriores:

El elemento nuclear —constitutivo— de oración [P] sue-le ser un verbo, conjugado o no. O sea, un predicado ver-bal. Ahora bien, esa identificación de [P] con el (V)erboes exacta cuando se trata de verbos intransitivos usadosintransitivamente, como en "los perros ladran", donde lafunción de [P] corresponde exclusivamente al verbo. Cual-quier otro elemento que pudiera aparecer en esa oraciónsería simplemente complementario, no constitutivo de laoración: furiosamente, a la luna, etc.

Pero no siempre sucede así. Cuando la oración gramati-cal está formada por un verbo transitivo usado transitiva-

una subordinada sujetiva y una predicativa: "Quienes lo solucionen bienserán los que podrán pasar a la prueba siguiente".

33 Por supuesto que las oraciones predicativas de carácter adverbial (cf.lo dicho al final del § 2.2.2) deberán también ser incluidas en este grupo:"La leche, donde no pegue el sol".

LA ORACIÓN COMPUESTA 47

mente, cabe preguntarse si el elemento esencial del [P] esel verbo o si lo es el complemento directo o si lo es launión de arribos. En no pocas ocasiones, es evidente quela función predicativa corresponde, en realidad, al comple-mento directo u objeto. En "Fulano dio un paseo", lo quese predica de Fulano no es el dar, sino el pasear (= dar -f-paseo).

Hay varios tipos de estructuras predicativas en que esafunción nuclear está a cargo de un nombre —sustantivo oadjetivo— que aparece acompañado por un verbo auxi-liar, en rigor no predicativo por sí mismo; el esquema deesas estructuras predicativas es "verbo auxiliar -f- comple-mento directo". Entre ellas, las siguientes: "dar + sustan-tivo", "hacer + sust.", "tener + sust.", "echar -f sust.","poner -j- sust." y otras menos usuales. Ejemplos:

(4) "Fulano dio un suspiro"(5) "Le hizo una caricia"(6) "No tengo ningún temor"(7) "Échale un telefonazo"(8) "Me puso una regañada tremenda"

En todos estos casos, es evidente que la función predica-tiva no corresponde en rigor a la forma verbal, sino alsustantivo. El verdadero predicado de (4) no es ciar, sinodar un suspiro, y el lexema conceptualmente cargado —elque se predica de [S]— no es el verbo, sino el suspiro. Entodos esos ejemplos (del 4 al 8), el comunicado predica-tivo podía haber sido expresado por un verbo derivado dela raíz de cada sustantivo: "dar un suspiro" = suspirar,"hacer una caricia" = acariciar, etc. La lengua no siempreha derivado verbos morfológicos para expresar las diversasmodalidades conceptuales deducibles de conceptos sustanti-vos, y por ello mucha perífrasis verbo-nominales carecende una forma verbal correspondiente. Por ejemplo, "darun codazo" pero no *codacear; "hacer pucheros" pero no*pucherear, etc.

Paralelamente, la gramática reconoce y establece la exis-tencia de predicados nominales, en los cuales la función

48 METODOLOGÍA

[P] corresponde a un nombre, y no al verbo auxiliar (o "co-pulativo") que pueda acompañarle. Así en

(9) "El perro está hambriento"(10) "No estoy convencido de ello"(11) "Fulano es valiente", etc.,

lo que en cada caso se predica de su respectivo sujeto no es,obviamente, ni el ser ni el estar, sino el hambre, la convic-ción, el valor, etc. Estos predicados nominales funcionancomo los verbales y a veces tienen una expresión léxicaparalela: "este chile está muy picante":: "este chile picamucho"84.

Pues bien, esas mismas predicaciones pueden establecersemuchas veces a través de la estructura "verbo transitivo auxi-liar + sustantivo complemento directo" que estamos consi-derando:

(9a) "El perro está hambriento — El perro tiene ham-bre".

(10a) "No estoy convencido —No tengo la convicción"(lia) "Fulano es valiente •— F. tiene valor".

No pretendo decir que los matices semánticos de ambostipos de expresiones sean siempre idénticos, ni importa ellogran cosa, sino simplemente que la función de los predica-dos nominales de la primera serie (hambriento, conven-cido, etc.) es similar a la de los sustantivos objetivos de lasegunda (hambre, convicción, etc.): la función predicativa.De manera que el elemento [P] de una oración gramaticalpuede estar constituido simplemente por un verbo —en usointransitivo— o por un verbo y su complemento directo:

ÍV = Los hombres andan

V+C.D. = Los canguros dan saltos**.34 cf. ALARCOS, Estudios, p. 120: "el café estaba amargo = el café amar-

gaba", etc.a Esta distinción parece haber quedado ya apuntada por Cristóbal de

Villalón (cf. pp. 57-58 y 85). Y años después, mucho más explícitamente,por Gonzalo Correas (pp. 370.371).

LA ORACIÓN COMPUESTA 49

Si se acepta que el elemento [P] de la oración simpletransitiva es el conjunto verbo + sustantivo ("F. dijo unamentira" = "F. mintió"), también el período objetivo—como en "Fulano dijo que vendría"— podría conside-rarse como un caso de oración compuesta, dado que elelemento [P] incluiría a su vez una estructura oracional[S<-P] (él «- vendría) como parte constitutiva del mismo.

De admitirse esta interpretación, creo que se podría in-cluir aún, dentro de la clase de "oraciones compuestas", unperíodo más: el formado por oraciones "prepositivas", cuyofuncionamiento sintáctico es similar, como hace poco he-mos visto (§ 5.3.2.2.), al de las objetivas. Si en "ayer supela verdad", la función predicativa corresponde a supe laverdad, y en "ayer supe que estaba enfermo" tal funcióncorresponde a supe que estaba enfermo, en "ayer me enteréde que se había quemado", la función predicativa corres-pondería a me enteré de que se había quemado, es decir alverbo regente y a la oración predicativa conjuntamente*9.

86 Esta agrupación de oraciones que denomino "compuestas" me pareceabsolutamente secundaria para mis propósitos, y no pertenece a la seriede conceptos anteriores (oración, jrasc, etc.); no se distingue esencial-mente del de período, sino que es sólo un tipo especial de él. Me limitoa señalar tal singularidad y a proponer una denominación para ella, segúnhice en un articulo publicado en el Boletín de Filología (Univ. de Chile),XXX (1979), pp. 91-103.

7. LA CLÁUSULA

7.1. Historia del concepto en la tradición gramatical es-pañola

7.1.1. Si bien en la Gramática de Nebrija los términosoración y cláusula aparecen usados indistinta y confusamen-te (cf. supra, § 2.1.1.), en la segunda gran obra gramaticalsobre la lengua española, la del Licenciado Villalón, en-contramos ya claramente establecida la distinción entreambos términos y entre los conceptos que cada uno habríade designar en la tradición gramatical hispánica durantelos siglos siguientes. Explica Villalón: "deue notar, que aydifíerengia entre clausula y oración. Que oración, a lo me-nos perfecta, se compone por la mayor parte de personaque haze alguna obra: y de verbo: y de persona con quiense denota passar, o hazer aquella obra el verbo... Y digo,que clausula es a las vezes vna oración sola?7 y otras vezeses vn ayuntamiento de muchas oraciones: las quales todasjuntas espresan y manifiestan cumplidamente el concibi-miento del hombre en el proposito que tiene tomado parahablar" (p. 85). Esta precisa distinción es la que sostuvocasi unánimemente la magnífica escuela gramatical espa-ñola de los Siglos de Oro. Puede hallarse en las obras deSebastián de Covarrubias (s.v.), de Jiménez Patón (pp.

37 El subrayado es mío. De tal observación se desprende, sin lugar a du-das, que Villalón advertía con toda claridad, ya en 1558, la esencial dife-rencia existente entre oración, en cuanto unidad gramatical, formal, y cláu-sula, en cuanto unidad de manifestación, nocional. Algunos gramáticoscontemporáneos parecen agrupar en un mismo casillero morfosintáctico tanbien diferenciadas entidades lingüisticas.

LA CLÁUSULA 51

80v<? y Slr0), de Gonzalo Correas (pp. 132 y 135), del P.Juan Villar (pp. 235, 253 y 259), y del P. Agustín deSan Juan (pp. 223 y 330). £>espués, a través de VicenteSalva, ha llegado, en nuestro siglo, a la obra —en esto sin-gular— de Juan B. Selva38. Baste recordar aquí la explica-ción del Maestro Correas: "En la Gramática se llama ora-rion la rrazon breve i sentido o senten/ia que se haze contionbre i verbo conzertados con numero i persona... Conlas oraziones gramaticales multiplicándose unas tras otras,i muchas vezes mezclándose unas entre otras se haze el pe--

riodo, ó corto con pocas oraziones, i a vezes con solo una,ó largo con muchas. Periodo es palavra Griega... i es lomesmo que en Latin, i Rtomanze clausula".

7.1.2. Con lo dicho, podrá advertirse fácilmente cuanequivocados estaban Amado Alonso y Henríquez Ureñacuando escribieron aseveraciones tan injustificadas y sor-prendentes como éstas: "En algunas gramáticas extranjeraslas expresiones que son oraciones por la forma pero no porel sentido se llaman miembros de oración con forma deoración; lo cual en español sería buena explicación perono un nombre; en las nuestras se suelen llamar, desde Be-llo, proposiciones para distinguirlas, convencionalmente, delas oraciones plenas. Oración es el término tradicional ennuestras gramáticas para designar la expresión de sentidocompleto. Por desgracia, algunos gramáticos recientes hanintroducido otro término, también convencional, cláusula,con el cual designan especialmente a la oración de sentidocompleto, como si el tener sentido completo fuese cosa deuna clase especial de oraciones y no lo normal. Es evidenteque, sin embargo, conviene dar el nombre especial a lasoraciones especiales, y conservar el nombre tradicional deoración para las oraciones normales. Las oraciones especia-les son las que, si bien tienen sujeto y predicado, no tienen

38 La distinción entre cláusula y periodo, de que nos hemos ocupadoen el § 5.1, presupone la distinción entre estos dos conceptos, por un lado,y el de oración, por otro. En consecuencia, el concepto tradicional decláusula ha sido abrazado, durante las dos últimas centurias, por mucho»otros gramáticos: Costa, Padilla, Herrainz, "Garda de Diego, Pérez-Rioja,Lamíquiz, etc.

52 METODOLOGÍA

sentido completo; y el nombre especial debe reservarsepara ellas, como hizo Bello. Muy de desear es que sedestierre de nuestras gramáticas el término cláusula, quees impropio, injustificado y provocador de confusiones"(Gram., II, § 19).

Como hemos visto, oración no es el término "tradicio-nal" en la escuela lingüística española "para designar la ex-presión de sentido completo", sino para denominar a laexpresión constituida por un nombre y un verbo —o un[S] y un [P]— en relación predicativa. Tampoco el tér- -mino cláusula era una innovación terminológica de comien-zos de este siglo, sino voz profundamente enraizada en latradición hispánica. Y, por último, cláusula —y no ora-ción— fue precisamente el nombre dado por nuestros másantiguos e importantes gramáticos a la "expresión de sentidocompleto".

No obstante lo erróneo de todas las aseveraciones de Ama-do Alonso —tan buen conocedor, por otro lado, de lasdoctrinas fonéticas de los gramáticos renacentistas—, suinjusto anatema parece haber hecho fortuna, en especialdesde el momento en que Piccardo y Roca Pons divulgaronideas semejantes. En la actualidad, los términos tradiciona-les oración-cláusula han sido prácticamente desplazadospor los de proposición-oración empleados —que no idea-dos— por Bello, cuando no por los correspondientes al usoinglés contemporáneo, cláusula-oración™'.

Tal desplazamiento me parece, no sólo absolutamenteinnecesario e injustificado, sino inclusive perjudicial. Yello, porque no creo que la unidad de la Gramática (o mor-fosintaxis) sea, de ningún modo, la sentence del inglés—traducida indebidamente con el término oración— sino

89 Inglés clause-sentence. Cf., por ejemplo, el reciente libro de GUILLER-MO Rojo, Cláusulas y oraciones (Universidad de Santiago de Compostela,1978), en el que se hace la historia de estos conceptos con un peculiarsentido histórico de nuestra lingüistica: el autor de lengua española másantiguo que se menciona es Andrés Bello (1847) y, de los extranjeros,Arnauld-Lancelot. No sorprende, pues, que la terminología en él emplea-da sea la inglesa, como lo es ya entre muchos de los profesores deespañol, no sólo norteamericanos, sino 'también iberoamericanos y aunespañoles. La dependencia cultural no se limita a los aspectos materialesde la vida moderna.

LA CLAUSULA 53

la oración de la gramática español tradicional, rebautizadaahora, no ya con un anglicismo, sino con un galicismo:proposición. Pero de ello nos ocuparemos después (§ 8).

7.2. El concepto de cláusula

Recordemos la antigua definición del Licenciado Villa-lón: "es a las vezes vna orasion sola: y otras vezes es vnayuntamiento de muchas oraciones: las quales todas juntasespresan y manifiestan cumplidamente el concibimiento delhombre en el propósito que tiene tomado para hablar"40.O sea, unidad de manifestación*1 que revela un propósitocomunicativo*2 conceptualmente pleno48.

Para Bello, como para tantos otros gramáticos anterioreso posteriores a él, lo esencial de la cláusula —aunque ladenominen oración— es el hecho de que posee sentidocompleto. Otros, en cambio, advirtiendo que una caracteri-zación exclusiva o básicamente semántica presenta seriosinconvenientes desde el punto de vista gramatical, prefierenatender a su autonomía elocutiva: de ahí las definicionescomo expresión en posición absoluta, o sea, no incluida enotra expresión mayor (Bloomfield, p. 170), o como consti-tuto que no.es un constituyente (Hockett, p. 199), o comoexpresión lingüística independiente (Dick, p. 167) que rea-liza "una verdadera comunicación" (Roca Pons, II, p. 134).

Todo eso es, en efecto, la cláusula.: expresión con auto-nomía elocutiva —mejor que sintáctica— derivada de suplenitud conceptual.

40 y comparémosla, para advertir mejor su increíble penetración, conla moderna de Sir Alan Gardiner: "A sentence is an utterance whichinakcs just as long a communication as the speaker has intended to makebefore giving himself a rest" (p. 208).

41 Cf. Lamíquiz (§ 3.4.7), para quien la cláusula —que él llama enun-ciado— es "la unidad de manifestación".

42 Cf., de nuevo, Gardiner: "A sentence is a word or set of wordsrevealing an intelligible purposc" (p. 98).

*3 El confibimiento del hablante, su pensamiento global; o sea, la ex-presión "autosemántica", como se preferiría decir hoy.

54 METODOLOGÍA

7.3. Clasificación previa de las cláusulas

7.3.1. Atendiendo al número de sus elementos constitu-tivos, las cláusulas podrían clasificarse en unimembres o enplurimembres, según que estuvieran integradas por una opor varias unidades gramaticales (oraciones, frases, proora-ciones). Ejemplos de cláusulas unimembres: "Me voy acasa". "¡Silencio!". "Tanto esfuerzo para nada". "(¿Quie-res venir?) —Desde luego". "¡Caranibal". Ejemplos decláusulas plurimembres: "Aunque no lo creas, ya he leídoel libro que me prestaste ayer, porque es apasionante"41." (¿Puedes venir?). —Ahora no, pero mañana si".

7.3.2. Atendiendo a la naturaleza o clase de sus elemenrtos constitutivos:

A) Cláusulas oracionales: las constituidas por una o va-rias oraciones gramaticales: "Estoy muy cansado". "Las cuen-tas, claras, y el chocolate, espeso". "Aunque lo jures, no locreo, porque es lo más absurdo que he oído nunca y porquetú eres muy mentiroso".

B) Cláusulas no oracionales:a) Constituidas por frase(s), en cualquiera de sus tipos:

"¡La esperanza de un regreso feliz!". "Sumisión en su acti-tud, pero odio en su mirada". "¡María!" (vocativo). "¡Chi-huahua!" (interjección). "Buenos días, señor", etc.

b) Constituidas por prooracioness "¡Desde luego!". "Aho-ra no, pero mañana sí" (cf. supra).

C) Cláusulas mixtas: Constituidas por combinación delas diversas estructuras gramaticales:

a) Oración y frase: "Había un vendedor que gritaba:¡Al rico bombón helado!". "Tanto trabajo para ganar diezmiserables pesos". "Buenos días, dijo al entrar" (cf. 3.1).

b) Oración y prooración: "Sí lo hará, pero ¿cuándo?"." (¿Tú lo sabes?). —Te juro que no". " (¿Lo quieres?). —Sí,porque es precioso" (cf. § 4.3).

** Cláusula constituida por cuatro oraciones, integrantes, a su vez, deIrrs feriadas: adversativo, adjetivo especificativo y causal.

8. LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE LA GRAMÁTICA

8.1. Decía páginas antes (§ 7.1.2) que el desplazamientode la distinción oración:-.cláusula por la antinomia proposi-don:-.oración me parecía absolutamente inconveniente.Y ello, no sólo como simple^ cuestión terminológica e his-tórica, sino también como verdadero error de principio.

En efecto, parece lógico pensar que la unidad fundamen-tal de la gramática, de la morfosintaxis, sea una estructuraque pueda definirse morfológica y sintácticamente. El con-cepto de oración como expresión formada por dos miem-bros de función diferente, [S] y [P], entre los que se esta-blece una relación predicativa, responde a ese principiomorfosintáctico. En cambio, la unidad de manifestación de-finida como expresión autónoma desde el punto de vistade la elocución, no responde a tal principio, ya que nadadice de la forma gramatical privativa de tales expresiones,ni explica cuál es su función gramatical, pues no creo que la"autonomía" elocutiva sea una vetdadera función sintác-tica. Y, como acabamos de ver, la cláusula —que no "ora-ción"— carece de forma gramatical determinada y delimi-tadora, puesto que puede estar constituida por una solapalabra, o por una prooración, o por una frase, o por unaoración gramatical, o por una reiteración de cualquiera deesos elementos o de sus combinaciones. Así, resulta absolu-tamente imposible determinar cuál pueda ser la forma gra-matical de la cláusula48.

45 Nada tienen en común, desde el punto de vista gramatical, expresio-nes como "|Carayl", por un lado, y, por otro, "Los primeros días, comotodos los de boda suelen ser alegres, continuó Lotario como solía la casade su amigo Anselmo, procurando honralle, testejalle y regocijalle con todoaquello que a él Ic fue posible, pero acabadas las bodas y sosegada >a la

56 METODOLOGÍA

8.2. Pienso también que la oración, concebida como ex-presión articulada en [S] y [P] y de relación predicativa,es la unidad fundamental de la gramática por la sencillarazón de que esa estructura ha sido la que ha permitidoconstruir todo el edificio de la ciencia gramatical desdehace siglos. No obstante su actual eclecticismo lógico-semán-tico-gramatical, la Real Academia Española tiene que reco-nocer que "las oraciones bimembres son las que principal-mente han servido y sirven de patrón para el análisissintáctico, en cuanto establecen una relación formal entrelos dos términos del juicio lógico: sujeto y predicado. Cadauno de ellos puede llevar complementos propios que lodeterminan y desarrollan, y que se articulan en torno al su-jeto o en torno al predicado, como núcleos esencialesde la oración gramatical". Y admite que este concepto es-tricto de la oración "facilita un instrumento de análisis tanconvencional como se quiera, pero que ha sido utilizadocon eficacia por la Gramática de todos los tiempos" (Esbo-zo, § 3.1.6). La simple determinación de las categorías fun-cionales de la lengua ha tenido que hacerse siempre par-tiendo del análisis de la unidad gramatical [S«-P], segúnadvierte Barrenechea: "Para estudiar las clases de palabrasen español con criterio sintáctico tomaremos como base lasoraciones bimembres «sujeto/predicado». Procederemos asíporque en español la estructura de las oraciones unimem-bres admite cualquier tipo de palabra y de construcciónendocéntrica o exocéntrica que podría formar parte de unaestructura mayor en el esquema S/P, y por lo tanto no sirvepara caracterizar dichas clases" (p. 12).

Cierto es que muchas cláusulas pueden tener verdaderaestructura gramatical, pero no en cuanto cláusulas o expre-siones autónomas, sino como consecuencia de la estructurapropiamente gramatical de las oraciones o períodos que laintegren: "Cuando lo vea, se lo daré para que no nos mo-leste más". Pero tal cosa no sucede en "[Socorro!", cláusulaverdadera (que no "oración"). Quiero decir que, en el casode cláusulas oracionales, la estrecha relación de sus elemen-tos constituyentes —consecuencia de haber sido concebidos

frecuencia de las visitas y parabienes, comenzó Lotario a descuidarse concuidado de las idas en casa de Anselmo, por parecerlc..." etc.

LA UNIDAD FUNDAMENTAL 57

como un todo por el hablante— determina que puedan serellas caracterizadas sintácticamente, dado que entre las ora-ciones gramaticales que las integran se establecen relacionessintácticas precisas, de coordinación o de subordinación.

En resumen, si las expresiones predicativas de estructura[S<-P] son, con mucho, las más usuales en el acto de la co-municación; si son ellas las que han permitido levantar eledificio gramatical a través de los siglos; y, sobre todo,si todas ellas pueden ser definidas tanto morfológica cuantosintácticamente, parece lógico que se las considere cómo launidad fundamental de la gramática y se reserva para ellasel secularmente tradicional nombre de oración. Esos otrosenunciados cuya única característica común es su plenitudconceptual o su autonomía elocutiva, difícilmente podríanser considerados verdaderas unidades morfosintácticas. Otor-garles ahora el nombre de oración, en vez del tradicionalde cláusula, no ofrece ventaja alguna, y sí el grave inconve-niente de presuponer que la unidad básica de la gramáticapueda ser una estructura multiforme, heterogénea, y carentede función sintáctica específica.

8.3. Oración y proposición

Concebida, pues, la oración —o expresión bimembre pre-dicativa— como la unidad fundamental48 de la Gramática47,considero que no habría por qué incluir, dentro de los con-ceptos gramaticales, el hoy tan generalizado de proposición.Como bien se sabe, con este nombre se designa ahora atoda estructura oracional o predicativa [S<-P] que carezcade independencia por formar parte de una expresión másamplia. La idea depende del supuesto de que toda oracióngramatical debe poseer la autonomía propia... de la cláu-sula. Pero si la oración se define por su forma y su función,sin atender a su autonomía semántica o elocutiva, creo que

40 Aunque no única, por supuesto, dado que existen otras entidades sin-tagmáticas, menores y mayores, como locución, frase, periodo, etc.

•" Aunque no tenga por qué serlo de la Semántica, o de la Psicolingüís-tica, o de la Estilfstica, o de la Teoría del lenguaje.. , ramas todas de laLingüistica con objetivos y metodología específicos, aunque a veces hayaquien los mezcle un tanto confusamente.

58 ' METODOLOGÍA

toda estructura oracional [S<-P] seguirá siendo verdaderaoración, cualquiera que sea la relación que establezca conotras estructuras oracionales semejantes. Sb "Tú te vas" es,indudablemente, una oración, y "Yo me quedo", otra, porcuanto que en ambas se establece una relación predicativaentre un [S] (tú en la primera, y yo en la segunda) y un[P] (vas y quedo respectivamente), no creo que ningunade ellas deje de ser lo que gramaticalmente es por elsimple hecho de que se relacionen entre sí en expresio-nes más amplias (períodos o cláusulas) del tipo: "Tú te vasy yo me quedo", "Tú te vas aunque yo me quedo", "Túte vas porque yo me quedo", etc. Decir lo contrario esconfundir el ser con el actuar*8. La oración- subordinada(o "proposición"), además, puede muchas veces tener plenaautonomía, tanto desde el punto de vista formal y elocutivocomo desde el punto de vista conceptual o semántico, segúnpuede advertirse en el ejemplo anterior (yo me quedo).O en otros muchos: En "Tú te preocupas demasiado cuandoyo estoy enfermo", la oración subordinada tiene plenitudy autonomía formal ("yo estoy enfermo" es una oracióncompleta por sí misma, que podría expresarse sola, inde-pendientemente) y tiene también sentido completo en símisma, de manera que el hecho de que forme parte deuna expresión más amplia (un período o una cláusula)no cercena en nada el sentido —el contenido semántico—de "yo estoy enfermo"49. No me parece aceptable razonar dela siguiente manera: El enunciado "Me siento mal" es, sin

48 De modo semejante, un sustantivo morfológico, como madera, no dejade ser tal por el hecho de relacionarse —inclusive por subordinación— conotro sustantivo: "puerta de madera"; en cuanto sustantivo, puede seguirrigiendo complementos adjetivos: "puerta de madera tallada", o "de caoba",etc.

<9 La posible objeción de que una oración como la de ese ejemplo for-ma par te de una cláusula y, asi, su autonomía está restringida por tal de-pendencia o integración, no me parece que tenga validez. También unacláusula o "expresión autónoma" puede —y suele— formar parte de uncontexto mayor: párrafo, discurso, conversación... de manera que tam-poco sería expresión autónoma: Una respuesta del tipo "—Pues no se lohe dicho, porque no lo he visto todavía" es sin duda una cláusula (u "ora-ción" en términos de Bello) —porque es el enunciado completo del ha-blante— y sin embargo tiene, obviamente, menos autonomía semántica yaun elocutiva que "estoy enfermo" dentro de su período.

LA UNIDAD FUNDAMENTAL59

duda, una oración, tanto desde el punto de vista formal[S«-P], como desde el punto de vista de su autonomía elo-cutiva o de su autonomía semántica. Ahora bien, si lo coor-dino o subordino gramaticalmente a otra oración ("Mesiento mal, pero iré al trabajo" o "Iré al trabajo aunqueme siento mal" respectivamente), aun conservando toda suplenitud formal y semántica, deja de ser oración por el sim-ple hecho de haber entrado en relación con otra estructuraoracional80.

Si lo que se quiere decir es que una oración puede yux-taponerse a otra, o coordinarse con ella o subordinarse aella, dígase simplemente eso, y llámesela oración yuxta-puesta, oración coordinada u oración subordinada, pero nose la desnaturalice innecesariamente, transformándola en"proposición"51, para transferir su nombre propio de ora-ción a una estructura que puede, inclusive, no ser sin-tagmática: la cláusula.

Considero, en síntesis, que todo este confuso problemaprocede de un solo error de principio: el de pensar que launidad básica de la Gramática —la oración— puede corres-

GO La posición de quienes opinan que la oración coordinada sí siguesiendo verdadera oración, y no "proposición" (cf. nota 51), me parece to-davía menos sostenible. En el ejemplo considerado, lo único que converti-ría a me siento mal en "proposición" sería el hecho de que ya no se haexpresado sola, independientemente (sigue teniendo plenitud formnl, fun -ción predicativa y autonomía semántica en los dos períodos ejemplifica-dos). Pues bien, ese "no expresarse sola", ese "formar parte de una expre-sión más amplia", es rasgo común tanto al período paraláctico cuanto alhipotáctico. Como lo es también a la cláusula dentro del discurso.

61 Término, por otra parte, que ni siquiera presenta la ventaja de laeconomía, pues sus partidarios también se ven obligados a especificar sise trata de proposición coordinada, o subordinada o yuxtapuesta. Cuestiónen que, por cierto, tampoco existe acuerdo entre los diversos defenso-res de la "proposición", ya que para algunos (Escarpanter, como Bloom-field) toda oración relacionada con otra —sea por yuxtaposición, porcoordinación o por subordinación— se convierte en proposición (actitud,al menos, rigurosamente sistemática), en tanto que para otros (Roca, Her-nández, Marín) sólo a las subordinadas corresponde tal degradación, sinque falte quienes consideren (Alcina-Blecua) que algunas subordinadasson verdaderas oraciones —las complementarias— y sólo las completivas se-rían proposiciones (ya f|iie son, estrictamente, las únicas carentes de inde-pendencia). No añadiré aquí más. Otras consideraciones sobre el asuntohe hecho en el librito publicado por la Universidad de México a quehice refetencia en la nota 8: a él me remito.

fií) METODOLOGÍA

ponder a una entidad conceptual, informe (o de forma muyvariable) y carente de función sintáctica, en vez de identi-ficarse con una estructura formal específica y poseedora deuna función privativa.62

Con estas simples y, en su mayor parte, tradicionales es-tructuras lingüísticas —palabra, frase, oración, prooración,período, cláusula— he hecho los ensayos de análisis del dis-curso que siguen. Repetiré, una vez más, que los resultadosobtenidos —dada la limitación del corpus analizado encada caso— son enteramente provisionales. Me interesabamás determinar si el método de trabajo elegido podía serproductivo, que alcanzar resultados concretos y definitivos.Pienso que tal vez puedan descubrirse en estos ensayosalgunos síntomas de fenómenos o realidades interesantes,como podría ser la similitud estructural de la cláusulapropia del habla culta y de la lengua literaria, frente a laestructura —más sencilla y recortada— característica delhabla popular, y otros pormenores que —si bien sujetos acomprobación o rectificación— pueden desprenderse de losbreves ensayos que siguen.

52 Objetar que, en expresiones del tipo "Quien calla otorga" (o sea, enperíodos sujetivos y predicativos: cf. § 6.1), no puede hablarse de la exis-tencia de dos oraciones gramaticales —sino de una sola oración, constituidapor dos proposiciones—, ya que otorga no puede ser oración por carecerde elemento [S], sería objeción improcedente, y la solución propuesta, ino-perante. Esto, por cuanto que otorga tampoco podría considerarse verda-dera proposición dado que no responde a la estructura [S«-P] para la queee quiere reservar el nombre de proposición. La objeción, si bien se mira,trata de resolver el problema mediante su simple cambio de nombres (pro-posición en lugar de oración y oración en vez de cláusula), lo cual, comoes lógico, nada resuelve. El hecho evidente es que una oración gramatical—quien calla— se incrusta en otra funcionando como su elemento sujetivo.(De ello me he ocupado, un poco más detenidamente, en el artículo "Entorno a las unidades sintácticas del discurso", publicado en las Actas deSimposio Internacional de Lengua y Literatura Hispánicas, Bahía Blanca,1981, pp. 219-228).

SEGUNDA PARTE

ESTUDIOS