Primer Centenario Deriva Continental Wegener

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2 E n s e ñ a n z a d e l a s C i e n c i a s d e l a T i e r r a , 201 2 (2 0. 1 )  I S S N : 11 3 2 - 1 5 7 P a g s . 2 - 3        P      r      e      s      e      n      t      a      c      i        ó      n La confguración de la Geología como ciencia siguió un largo proceso en el que tres obras des- tacan muy por encima de todas las demás: el Pro- dromus (1669), de Niels Stensen, la Theory o the Earth (1785-1788), de James Hutton y los Principles o Geology  (1830-1833), de Charles Lyell. El princi- pio del actualismo, la metodología uniormitarista, la teoría de la contracción, el permanentismo, y la teoría del geosinclinal, entre otras ideas, consti- tuían parte del pensamiento geológico a comien- zos del siglo XX y marcaban cualquier directriz en el campo de la investigación sobre el planeta Tierra, predominando de esta orma en toda explicación sobre su uncionamiento. Sin embargo, la doctrina geológica se maniestaba insufciente para explicar algunos procesos básicos de la dinámica terrestre, y en ciertos aspectos era además incoherente con otros conceptos aceptados y bien establecidos por la comunidad científca. Uno de estos conceptos era la Isostasia según el cual existía una tenden- cia hacia el equilibrio de las masas terrestres que se lograba mediante movimientos verticales de elevación y subsidencia; tras su confrmación tan- to en tierra frme como en los ondos oceánicos, como bien se ha señalado y muy acertadamente, la Isostasia tenía que haber hundido defnitivamente los puentes intercontinentales en los inicios el si- glo XX, pero los paleontólogos y los biogeógraos, sobre todo, seguían aerrados a esta suerte de co- nexiones terrestres como único mecanismo viable para explicar la distribución de las especies anima- les y vegetales, ósiles y actuales. En esta situación aparece en el seno de la geolo- gía la fgura de Alred Lothar Wegener (1880-1930), geoísico alemán que ya empezaba a tener un reco- nocido prestigio en el campo de la meteorología. A comienzos de 1912 Wegener dicta dos conerencias con las que, probablemente sin llegar a ser cons- ciente de ello, iba a remover las bases de las Cien- cias de la Tierra: como solución alternativa al fjismo geológico y a las conexiones terrestres, propone la movilidad horizontal de los continentes, idea a la que consagra multitud de pruebas geológicas, geoísicas, paleontológicas, paleoclimáticas... Esto se traduciría en sendas publicaciones con el mismo título, El origen de los continentes, que ya de por sí era todo un reto a la mentalidad fjista de su tiempo, y en las que se hacía explícito que los g randes carac- teres de la superfcie terrestre, particularmente los continentes, no eran estructuras permanentes sino que podían desplazarse. Ambos artículos aparecie- ron ese mismo año, el primero de ellos, dividido a su vez en tres partes, representa el punto de partida de la teoría de la deriva continental, cuyo primer cen- tenario va a ser conmemorado en 2012 por las insti- tuciones geológicas de todo el mundo como uno de los pilares en el desarrollo de la ciencia. La revista de la  Asociac ión Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra vuelve a constituirse con esta conmemoración en un he- cho excepcional en cuanto a la diusión de obras originales de interés histórico. Este es el tercer monográfco que dedica a la traducción de textos directamente del idioma original, pero no de cual- quier clase de textos: si analizamos la historia de la geología, Niels Stensen y James Hutton son dos fguras señeras en esta historia, y esta revista nos proporcionó en su momento las versiones españo- las de sus teorías de la tierra. Ahora se nos brinda la posibilidad de conocer y proundizar también en otro personaje notable, Alred L. Wegener, cuya teoría ue en su momento un hito en la orma de abordar el estudio de la dinámica terrestre , con un nivel de rechazo por buena parte de la comunidad intelectual de su época cargado de acritud, y que solo años más tarde sería recuperada para ocupar el lugar de privilegio que le corresponde en la his- toria de la geología. En este monográfco, coordinado por Cándido Manuel García Cruz –desde su puesto como proesor de educación secundaria– se tratan expresamente las primeras andanzas de Alred L. Wegener en el movilismo geológico, ideas aún rudimentarias pero que poseen un alto interés histórico y epistemológi- co. García Cruz aborda este trabajo como traductor directamente del alemán de los tres primeros artí- culos que el naturalista berlinés dedicó a su teoría de los desplazamientos continentales y, como ya ocurriera con la Teoría de Hutton, lo hace de una or- ma respetuosa con el texto original, e impecable en su versión al español. Pero no se conorma solo con esto: un amplio conjunto de notas a pie de página Primer centenario de la teoría de la deriva continental (1912-2012) First centennial o the continental drit theory (1912-2012)

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  • 2 Enseanza de las Ciencias de la Tierra, 2012 (20.1) ISSN: 1132-9157 Pags. 2-3

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    La configuracin de la Geologa como ciencia sigui un largo proceso en el que tres obras des-tacan muy por encima de todas las dems: el Pro-dromus (1669), de Niels Stensen, la Theory of the Earth (1785-1788), de James Hutton y los Principles of Geology (1830-1833), de Charles Lyell. El princi-pio del actualismo, la metodologa uniformitarista, la teora de la contraccin, el permanentismo, y la teora del geosinclinal, entre otras ideas, consti-tuan parte del pensamiento geolgico a comien-zos del siglo XX y marcaban cualquier directriz en el campo de la investigacin sobre el planeta Tierra, predominando de esta forma en toda explicacin sobre su funcionamiento. Sin embargo, la doctrina geolgica se manifestaba insuficiente para explicar algunos procesos bsicos de la dinmica terrestre, y en ciertos aspectos era adems incoherente con otros conceptos aceptados y bien establecidos por la comunidad cientfica. Uno de estos conceptos era la Isostasia segn el cual exista una tenden-cia hacia el equilibrio de las masas terrestres que se lograba mediante movimientos verticales de elevacin y subsidencia; tras su confirmacin tan-to en tierra firme como en los fondos ocenicos, como bien se ha sealado y muy acertadamente, la Isostasia tena que haber hundido definitivamente los puentes intercontinentales en los inicios el si-glo XX, pero los paleontlogos y los biogegrafos, sobre todo, seguan aferrados a esta suerte de co-nexiones terrestres como nico mecanismo viable para explicar la distribucin de las especies anima-les y vegetales, fsiles y actuales.

    En esta situacin aparece en el seno de la geolo-ga la figura de Alfred Lothar Wegener (1880-1930), geofsico alemn que ya empezaba a tener un reco-nocido prestigio en el campo de la meteorologa. A comienzos de 1912 Wegener dicta dos conferencias con las que, probablemente sin llegar a ser cons-ciente de ello, iba a remover las bases de las Cien-cias de la Tierra: como solucin alternativa al fijismo geolgico y a las conexiones terrestres, propone la movilidad horizontal de los continentes, idea a la que consagra multitud de pruebas geolgicas, geofsicas, paleontolgicas, paleoclimticas... Esto se traducira en sendas publicaciones con el mismo ttulo, El origen de los continentes, que ya de por s

    era todo un reto a la mentalidad fijista de su tiempo, y en las que se haca explcito que los grandes carac-teres de la superficie terrestre, particularmente los continentes, no eran estructuras permanentes sino que podan desplazarse. Ambos artculos aparecie-ron ese mismo ao, el primero de ellos, dividido a su vez en tres partes, representa el punto de partida de la teora de la deriva continental, cuyo primer cen-tenario va a ser conmemorado en 2012 por las insti-tuciones geolgicas de todo el mundo como uno de los pilares en el desarrollo de la ciencia.

    La revista de la Asociacin Espaola para la Enseanza de las Ciencias de la Tierra vuelve a constituirse con esta conmemoracin en un he-cho excepcional en cuanto a la difusin de obras originales de inters histrico. Este es el tercer monogrfico que dedica a la traduccin de textos directamente del idioma original, pero no de cual-quier clase de textos: si analizamos la historia de la geologa, Niels Stensen y James Hutton son dos figuras seeras en esta historia, y esta revista nos proporcion en su momento las versiones espao-las de sus teoras de la tierra. Ahora se nos brinda la posibilidad de conocer y profundizar tambin en otro personaje notable, Alfred L. Wegener, cuya teora fue en su momento un hito en la forma de abordar el estudio de la dinmica terrestre, con un nivel de rechazo por buena parte de la comunidad intelectual de su poca cargado de acritud, y que solo aos ms tarde sera recuperada para ocupar el lugar de privilegio que le corresponde en la his-toria de la geologa.

    En este monogrfico, coordinado por Cndido Manuel Garca Cruz desde su puesto como profesor de educacin secundaria se tratan expresamente las primeras andanzas de Alfred L. Wegener en el movilismo geolgico, ideas an rudimentarias pero que poseen un alto inters histrico y epistemolgi-co. Garca Cruz aborda este trabajo como traductor directamente del alemn de los tres primeros art-culos que el naturalista berlins dedic a su teora de los desplazamientos continentales y, como ya ocurriera con la Teora de Hutton, lo hace de una for-ma respetuosa con el texto original, e impecable en su versin al espaol. Pero no se conforma solo con esto: un amplio conjunto de notas a pie de pgina

    Primer centenario de la teora de la deriva continental (1912-2012)

    First centennial of the continental drift theory (1912-2012)

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    acompaa a la traduccin, notas dedicadas espe-cialmente a completar la bibliografa, con la identi-ficacin adems de todos los cientficos citados as como muchas de las obras de referencia, con lo que complementa su labor historiogrfica. Esto quizs pueda parecer una banalidad, pero consideramos que no lo es y queremos adems poner nfasis en ello: la magnitud y la importancia de las investiga-ciones consultadas por Wegener ya en estos artcu-los, la relevancia de los ciento cuatro autores cita-dos dentro de la comunidad cientfica de la poca, obligan a pensar que el naturalista alemn saba y comprenda perfectamente de qu estaba hablando en cuanto a los argumentos expuestos en defensa de su idea, y por tanto es de justicia un replantea-miento a favor de Wegener en relacin con una de las acusaciones de las que fue objeto por parte de sus detractores, a saber, que era un lego en geolo-ga. En la Introduccin, adems, Garca Cruz desa-rrolla la vida y obra de Wegener y los antecedentes de su teora, coronndola con una copiosa biblio-grafa de fuentes primarias y secundarias sobre la deriva continental (y a pie de pgina, sobre el resto de su obra).

    En un monogrfico de esta clase no poda faltar el debate entre la corriente fijista y el movilismo geo-lgico, y Evaristo lvarez Muoz, de la Universidad de Oviedo, discute en el marco de la teora del cierre categorial, de una forma clara y concisa y desde el punto de vista gnoseolgico y epistemolgico, lo que represent esta controversia cientfica. Carlos Prez Malvez, Alfredo Bueno Hernndez y Rosaura Ruiz Gutirrez, de Universidad Nacional Autnoma de Mxico, analizan as mismo las ideas de Wegener en el campo de la biogeografa.

    En el plano didctico, el monogrfico se com-pleta con dos trabajos de gran inters: por un lado,

    Leandro Sequeiros Sanromn, catedrtico de pa-leontologa en excedencia voluntaria y ex profesor de la Universidad de Granada (y a la sazn, traductor del Prodromus de Steno), nos recuerda el inters y el valor pedaggico y didctico que tiene la conme-moracin de aniversarios, en especial cuando las ideas en cuestin como es el caso que nos ocupa trascienden la propia disciplina en la que nacieron. Finalmente, Catherine Lange y Joseph Zawicki, del Buffalo State College (Nueva York) abordan lo que ellos denominan las piezas perdidas de la teora mo-vilista: la discusin de los logros cientficos Wegener en un contexto humanstico, dentro de la historia y la filosofa de la ciencia, lo que permite entender mejor los mecanismos del descubrimiento cientfico y el proceso de avance de la ciencia.

    Quisiera agradecer a Cndido Manuel Garca Cruz su tiempo dedicado desde hace aos a la difu-sin del movilismo continental (tambin fue el autor en 1998 de la traduccin, que desafortunadamente ha tenido escasa difusin, de las actas del Simposio sobre la deriva continental organizado por la Ame-rican Association of Petroleum Geologists en Nue-va York en 1926), y su buen hacer como traductor y en su labor historiogrfica; a todos los autores, enhorabuena por sus excelentes aportaciones; y a la AEPECT mi reconocimiento personal por su enco-miable empeo en que la enseanza de la geologa recupere su propia entidad natural y deje de ser algo residual en los currculos de educacin secundaria. Esperemos, una vez ms, que este monogrfico con-tribuya a ello aportando al aula uno de los aspectos ms interesantes de la historia de la ciencia.

    Carmelo S. BernalProfesor jubilado de Ciencias Naturales. La Gomera.

    E-mail: [email protected]. Octubre/2011