DOCUMENTACIÓN

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ENCUENTRO SOBRE DEPORTE ESCOLAR

PREVENCIÓN DE ACCIDENTES EN LA PRÁCTICA DEPORTIVA

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JOSÉ NARANJO ORELLANA Doctor en Medicina, Especialista en Medicina del Deporte

Málaga 3 y 4 julio de 2006

Departamento de Formación formacion.iad.ctcd@juntadeandalucia.es

Departamento de Formación formacion.iad.ctcd@juntadenandalucía.es

Encuentro sobre Deporte Escolar

La práctica de actividad física en el niño y el adolescente debe ser un

instrumento para la mejora de su salud y para favorecer un desarrollo más completo y armónico. Por tanto, es imprescindible la adopción de actitudes encaminadas a prevenir los daños que de forma secundaria pueden producirse al realizar ejercicio o practicar de forma reglada un deporte. Igualmente, es necesario tener unos conocimientos mínimos que permitan actuar en caso de que se produzca un accidente durante la práctica deportiva, ya que en la mayoría de las ocasiones, una intervención racional (incluso una abstención prudente) pueden marcar una diferencia importante en la evolución de la lesión y, por tanto, en su pronóstico.

Para un correcto enfoque de cualquier estrategia preventiva en relación con la actividad física, debemos tener en cuenta lo siguiente:

La mayoría de las lesiones deportivas se deben a traumatismos por sobrecarga, y pueden tener importantes secuelas a largo plazo para la vida del deportista.

La elección del deporte tiene grandes consecuencias sobre el riesgo de las lesiones que pueden presentarse.

Las lesiones traumáticas están causadas generalmente por una combinación de fuerzas. El tipo más frecuente de lesiones graves son las producidas por la desaceleración, que provocan importantes lesiones articulares y traumatismos contusos.

En los deportes en los que se producen colisiones entre personas (rugby, fútbol, etc.) y los deportes de alta velocidad (esquí alpino), la tasa de lesiones musculosqueléticas importantes es mucho mayor.

Al hablar de prevención debemos distinguir entre prevención primaria y

secundaria. Entendemos por prevención primaria la adopción de medidas tendentes a evitar

que se produzca un hecho no deseado, mientras que la prevención secundaria incluye aquellas acciones destinadas a reducir al mínimo las consecuencias del hecho, cuya producción no ha sido evitable.

Otra gran distinción que debemos hacer, por su importancia en las medidas preventivas a adoptar, es entre lesiones producidas por un mecanismo accidental y las producidas por sobresolicitación.

Las lesiones traumáticas accidentales dependen de las propias características del juego (choque, contacto...) y son en cierto modo aleatorias e imprevisibles. Son suceptibles de prevención primaria sólo parcialmente (por ejemplo mediante el uso de protecciones); sin embargo, en ellas serán muy importantes las medidas de prevención secundaria (todas aquellas actuaciones precoces que mejoren el pronóstico evolutivo de la lesión, así como una adecuada recuperación que asegure la vuelta a la actividad sin recaídas).

En cuanto a las lesiones por sobresolicitación, se producen por la falta de correspondencia entre el esfuerzo solicitado y la capacitación real para realizarlo; dependen del nivel de forma del sujeto y son suceptibles de medidas de prevención primaria, como:

Prestar atención a una adecuada alimentación, hidratación y descanso. Que la práctica de actividad física no sea excesiva sobre superficies duras o de

deficiente calidad. Que el material deportivo y su disposición sobre el terreno sean adecuados a las

características del practicante.

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Que el calzado deportivo se ajuste a las características particulares de cada pie y

al terreno en el que se va a utilizar. Que se lleve a cabo un calentamiento adecuado a la práctica física que vaya a ser

realizada posteriormente. Que exista una buena condición física general. Que no se realice actividad física inmediatamente después de haber superado

una lesión previa con o sin secuelas. Que no se practique actividad física en presencia de fatiga muscular o

sobreentrenamiento. Asegurar una adecuada técnica en la realización de cada gesto deportivo. Procurar realizar trabajos que den participación al mayor número posible de

grupos musculares.

Existen otros factores, no menos importantes, que pueden dar lugar a la aparición de lesión y que deberían ser detectados mediante reconocimientos médicos periódicos, como es por ejemplo la presencia de alteraciones en la alineación de los ejes, sobre todo de miembros inferiores y raquis, así como diferencias en la longitud de los miembros inferiores o alteraciones del apoyo plantar (pie plano, cavo, valgo...).

La correcta actuación ante un accidente deportivo se convierte en la medida más eficaz de prevención secundaria. En primer lugar, es necesario mantener la calma y hacer una adecuada valoración de la situación, manteniendo alejados a curiosos y a todo el que no pueda ayudar. La primera valoración deberá hacerse en cuanto a la gravedad, ya que ello determinará la premura de nuestra actuación.

Si nos ceñimos a lo que es la lesión deportiva producida en el transcurso de la actividad, la mayor parte de las lesiones van a requerir de la persona que se encuentre presente un mismo patrón de actuación, muy sencillo de realizar pero que va a tener una repercusión importantísima en el curso posterior de la lesión. Dicho patrón de actuación incluye, por este orden:

1. Aplicar frío (una bolsa de hielo puede ser suficiente). 2. Realizar compresión. Puede utilizarse un vendaje, que a su vez puede servir para

sujetar la bolsa de hielo. 3. Elevación del miembro afectado, para evitar la inflamación. 4. Retirar al lesionado de la actividad, facilitando el reposo funcional del miembro

lesionado. Esta actuación se denomina mnemotécnicamente método CRICER (CRI =

crioterapia; C = compresión; E = elevación y R = reposo). Por otra parte, el conocimiento del mecanismo de producción de la lesión es una

pieza clave en el establecimiento de medidas preventivas. En ésta línea Williams aportó en 1989 una original clasificación basada en la etiología y con implicaciones muy interesantes en cuanto a las posibles actitudes preventivas. CLASIFICACIÓN DE WILLIAMS Consecuentes: debidas a la práctica deportiva.

a) Primarias (resultado directo del estrés deportivo). Extrínsecas (por violencia externa)

Humana (deportes de contacto) Instrumental (raquetas, aparatos...)

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Vehicular (automóviles, etc.) Ambiental (alpinismo, deportes acuáticos)

Intrínsecas (por estrés interno) Instantánea Por microtraumatismo repetido

b) Secundarias (resultado de una lesión deportiva previa) Precoces Tardías

No consecuentes: lesiones no debidas a la práctica deportiva pero que pueden influir o ser influidas por ella (por ejemplo, padecer una dismetría de MMII). BIBLIOGRAFÍA BOYER TH. (1991). Patología del aparato locomotor en el deporte. Ed. Masson. Barcelona. NARANJO, J. (1991). Bases para la prevención de lesiones en el fútbol. CEDIFA. Ed. Wanceulen. Sevilla. OLIVÉ, R. (2000). Patología en Medicina del Deporte. Menarini S.A. PETERSON, L. y RENSTRÖM, P. (1989). Lesiones deportivas. Prevención y tratamiento.Ed. Jims. Barcelona. WILLIAMS, J.G.P. (1989). Atlas en color sobre lesiones en el deporte. Wolf Medical Publications Ltd. Londres.

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