PRESIDENTES DE LA FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.

NombreFecha de toma de protesta

Nombre de la Fundación

LIC. MARIANO PALACIOS ALCOCER

14/MAY/1991CAMBIO XXI FUNDACIÓN MEXICANA, A. C.28/FEB/1991

LIC. JOSÉ FRANCISCO RUIZ MASSIEU

28/MAY/1992CAMBIO XXI FUNDACIÓN MEXICANA, A. C.

DR. JOSÉ R. NARRO ROBLES 13/MAY/1993CAMBIO XXI FUNDACIÓN MEXICANA, A. C.

DR. LUIS F. AGUILAR VILLANUEVA 17/DIC/1993

CAMBIO XXI FUNDACIÓN MEXICANA, A. C.

FUNDACIÓN MEXICANA CAMBIO XXI LUIS DONALDO COLOSIO, A. C.23/MAY/1994

LIC. ENRIQUE JACKSON RAMÍREZ 8/DIC/1994FUNDACIÓN MEXICANA CAMBIO XXI LUIS DONALDO COLOSIO, A. C.

DR. AGUSTÍN BASAVE BENITEZ 13/OCT/1995

FUNDACIÓN MEXICANA CAMBIO XXI LUIS DONALDO COLOSIO, A. C.

FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.29/ABR/1996

DRA. ROSARIO GREEN MACÍAS 10/ENE/1997 FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.LIC. OSCAR LÓPEZ VELARDE VEGA

26/MAY/1998 FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.

LIC. SABINO BASTIDAS COLINAS 17/JUL/2000 FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.LIC. RODOLFO LECHEVERRÍA RUÍZ 17/ABR/2002 FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.LIC. BEATRIZ PAREDES RANGEL 3/MAR/2004 FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.C.P. FRANCISCO ROJAS GUTIÉRREZ

18/JUN/2007 FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.

Lic. MARCO ANTONIO BERNAL GUTIÉRREZ.

04/JUN/2010 FUNDACIÓN COLOSIO, A.C.

Señor Senador Luis Donaldo Colosio Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido ‘Revolucionario Institucional.

Señores Integrantes del Consejo Político Nacional.

Destacados Miembros Constituyentes.

Señores Representantes de la Comunidad Intelectual, de las Instituciones de Excelencia, de los Medios de Comunicación Social y de los sectores Productivos del País.

Señores Invitados Especiales. Señoras y señores.(140591)

Los griegos antiguos, a quienes debemos la paternidad de la política como un quehacer colectivo y corno una expresión de la libertad, designaban el momento en que algo importante debía decidirse o hacerse con la palabra Kairos. Particularmente en el devenir de los pueblos, sus grandes transformaciones son respuestas a ese Kairos, a esas urgencias en las que el tiempo nos gana y nos va en juego la vida.

En el umbral de un nuevo siglo y un nuevo milenio, el mundo entero vive hoy su intransferible Kairos, su ajuste de cuentas con lo que ha imaginado, con lo que ha hecho en el ámbito de lo social durante más de cien años, y enfrenta, porende, la situación de un cambio decisivo.

Los hombres de hoy sometemos a juicio nuestro legado, el que nos dejó la ilustración, el que desarrolló el siglo XIX, un siglo de grandes intuiciones proféticas, de voluntades inmensas y de advertencias. A demócratas y radicales les tocó vivir el nacimiento de una criatura que les inspiró, al par, confianza y temores. El Estado, entonces mínimo, cauteloso, nocturno, abandonó la sociedad civil al libre juego de intereses. Sin embargo, pese a su aliento democrático, algo les indicaba su futura omnipotencia. Por eso, la visión de Fourier pedía su debilitamiento, mientras que la de Bakunin deseaba sudesaparición.

Sus predicciones se cumplieron. El Estado creció hasta convertirse en un poder intolerable. En vastos territorios políticos, la democracia cedió su lugar al Estado totalitario cuya monstruosidad ha descrito magistralmente Hanna Arentd; en vastos territorios, también, el misticismo y la agresividad nacionalista hicieron de nuestro siglo lo que Julien Benda llamó “La organización intelectual de los odios”.

Lo que no sospecharon los hombres del Siglo XIX, fue el resurgimiento de la democracia y el sorprendente camino que recorrería el impulso libertario. Acaso podemos explicar parcialmente las señales pero aún no salimos del asombro que nos provoca la inventiva de la democracia contemporánea.

Aunque los mexicanos hemos andado por senderos históricos particulares, los vientos del cambio nos llegan con fuerza inusitada. Y digo que nuestro sendero ha sido distinto porque casi un siglo nos costó la formación del Estado nacional; porque a pesar de haber caído en la tentación del autoritarismo, hemos mantenido una enorme voluntad democrática; porque insumisos a repetir modelos clásicos, hemos adaptado los ideales universales a nuestra peculiar idiosincrasia; porque nuestro siglo ha sido, justamente, el siglo en que hemos encontrado las formas democráticas precisas para animar la vida colectiva, para abundar en libertad y justicia; porque, finalmente, nuestro nacionalismo nunca cultivó el odio o el afán de expansión, sino que creció en el soberano ejercicio de un derecho a ser nosotros mismos, dueños de nuestro proyecto histórico.

Pero si nuestra historia es singular ¿por qué hemos de compartir con otros pueblos este Kairos finisecular? Porque la condición siempre perfectible de la democracia lo reclama. La democracia no es un Estado inmutable: es un proceso que parte de ciertos principios y está en constante lucha por aproximarse a ellos. En esa agonía y tensión, se renueva, descubre otros ámbitos donde alojarse, bucea otras profundidades.

Nuestra constitución real arrastra formas culturales que impiden la plena vigencia de lo que deseamos, de lo que nos hemos propuesto en la constitución formal.

Compartimos este momento de decisión y de acción con el resto de los hombres, para fortalecer la democracia como modo de vida plural, para irrigar Con su elevado sentido espiritual la vida cotidiana. No se trata del paso del autoritarismo a la democracia, pues la historia es renuente a estas oposiciones metafísicas; se trata de escalar los peldaños de la democracia para los que la constitución de la sociedad mexicana esté preparada históricamente; se tratade militar en la democracia con todas nuestras fuerzas, de devolverle a lapolítica la alta dignidad de un espacio donde todos participamos en las decisiones y acciones que son entrañables al presente y porvenir de la República.

En este horizonte de cambios, se inscriben las tareas de nuestro Partido. Así como hace mas de sesenta años, el Partido Nacional Revolucionario surgió desde el poder a la vida pública de México como un organismo político moderno movido por la idea de unidad nacional, inspirado en el ideario del gran movimiento social que configuró el México de este siglo, hoy, este Partido en cuyos principios coincidimos, venciendo inercias y escepticismos, se transforma para hacer frente a los desafíos del México contemporáneo

La decimocuarta asamblea ha sido su Kairos el momento en el que ha decidido renovarse; en ella, el Partido ha reconocido el complejo paisaje social en el que actúa, se ha reconocido a sí mismo como factor esencial de sus cambios. En ese mirarse a sí mismo, con vehemencia autocrítica, con honestidad, reside su juventud y el secreto de su porvenir, no como un Partido que declina en su voluntad de gobernar, sino como un Partido que, seguro de la calidad de su

proyecto, está dispuesto a luchar por la adhesión razonada y madura de las mayorías nacionales.

Una página relevante de ese momento ha sido la resolución de crear esta Fundación Cambio XXI que me honro en presidir y cuyos trabajos hoy ponemos en marcha. Los priístas han querido, así, destacar, de nueva cuenta, la importancia que conceden a las ideas, a la reflexión y al conocimiento. Pero si han dispuesto la creación de un organismo autónomo no es para separar la teoría de la práctica, sino para asegurarle a aquélla la claridad de sus esfuerzos; la distancia entre el Partido y la Fundación es la misma que separaal pensar del hacer, es decir, una distancia breve y al propio tiempo profunda. Porque uno y otro quehacer humanos, aunque vinculados entre sí, tienen su propia naturaleza y espacio.

Quién apenas hace unos años fuera ilustre dirigente de nuestro Partido Jesús Reyes Heroles, insistía siempre en la importancia de ese entramado entre las ideas y las acciones. Decía él que “la teoría sin práctica, puede Llevar a la esterilidad, pero la práctica... sin la teoría, puede llevar a la barbarie.”

Para esa lucha cultural que a él preocupaba y que hoy encara, en nuevas circunstancias y con renovados bríos, nuestro Partido, los priístas han concebido un instrumento nuevo, una asociación civil dotada con personalidad y patrimonio propios que señalan la jerarquía que se le concede al pensamiento, al análisis, a la capacitación de sus miembros, a la divulgación de la doctrina de la Revolución Mexicana, que constituyen las funciones torales de la Fundación.

La Fundación Cambio XXI mantiene una relación orgánica con el PRI, de quien acepta los principios en que basa su acción política. La Fundación esindependiente en todo lo que se refiere a su organización, reclutamiento de personal, programas de investigación, actividades culturales generales y publicaciones.

La Fundación es ante todo un órgano promotor de la cultura mexicana y por esto dará preferencia a su mejor conocimiento y a su expansión tanto dentro como fuera del país. Mantendrá relaciones con las fundaciones nacionales o extranjeras que persigan objetivos análogos, buscando intercambio de experiencias y de permitirlo sus fondos de investigadores y conferencistas.

De este modo, el pensar no abandona principios, doctrina, orientaciones imprescindibles, en suma, su militancia. Sólo se sustrae a la contienda de los intereses cotidianos, a la inmediatez y se eleva sobre ella para no perder la perspectiva del todo. La Fundación contrae, aquí y ahora, un compromiso con el Partido, con sus ideales; pero también asume lo propio con la renovación democrática de México.

Un hecho presente en México es el cambio político que acarrea un cambio cultural y nuevas formas de civilidad. Todo parece indicar una aceleración de estos procesos, lo que obliga a orientar la atención de los estudiosos hacia las

nuevas expresiones culturales de la política y sus consecuencias sociales. La prospectiva estará pues en el centro de las preocupaciones de la Fundación.

La Fundación será un instrumento para auxiliar al Partido en la concepción de sus tareas, pero también un instrumento del propio Partido para buscar alternativas por la democracia mexicana renovar las formas culturales que convienen a ese modo superior de vida, para dialogar con otras voces que, con timbres diversos, hablan del mismo sueño de vivir en la participación en la tolerancia.

En suma, la Fundación habrá de convertirse en un instrumento de modernización del Partido, de un cambio del que no sólo es reflejo, sino promotor.

Me alienta iniciar trabajos justo cuando el Presidente Salinas ha dicho que “la modernización política nos obliga a asimilar las experiencias de la época y adquirir las actitudes que los cambios exigen. La nueva cultura política que el país empieza a consolidar precisa ahondar en la disposición al diálogo, a la tolerancia y a la concertación. A los miembros de la Fundación nos corresponderá avanzar en ese sentido.

El Partido asume su parte en esa gran iniciativa, confiado en su experiencia, seguro de la imaginación y de la inteligencia de sus militantes, bajo la conducción de un político joven, trabajador y leal a sus principios, que ansía y promueve su renovación democrática, el Senador Luis Donaldo Colosio.

Así pues, instrumento del saber y del diálogo, la Fundación emprenderá la aventura del conocimiento que el desarrollo del Partido y de la democracia demanda. La prioridad por el análisis del presente y los estudios de prospectiva que reclama una meditada actividad partidaria, nos obliga, igualmente, a poner al descubierto las metas de nuestra tradición democrática, a poner al día con rigor la doctrina de la Revolución Mexicana y a difundir el pensamiento de los mexicanos de otras generaciones, para dar expresión a lo que piensan las generaciones de hoy en cada rincón de este país.

La centralización de la actividad cultural en la Ciudad de México es una distorsión de la cultura mexicana, al no reconocer la pluralidad y variedad presentes en el país. La atención de las actividades de la Fundación se dirigirá, en igualdad de condiciones, de preferencia hacia los estados de la Federación.

La Fundación tendrá un alcance nacional y dará cabida a las inquietudes regionales. Envío desde esta tribuna un saludo a los representantes de todas las filiales de la Fundación y reitero ante ellos el compromiso de promover la libre expresión de sus ideas. La Fundación sabrá cumplir sus tareas y compromisos; la respaldan la calidad moral y la probidad intelectual de sus socios fundadores; la garantiza además la voluntad democrática de Luis Donaldo Colosio.

Como organismo interlocutor del Partido, la Fundación será un espacio abierto al diálogo y al debate con organismos nacionales e internacionales, con individuos y grupos interesados en el desarrollo de la cultura democrática.

Insisto en esas dos dimensiones porque si, por un lado, la Fundación deberá dar abrigo a las nuevas corrientes que emergen del Partido y fuera de él, como un fruto de la sociedad mexicana, actualmente más plural y participativa; por otra, formamos, con los demás pueblos una comunidad global, unida por lazos entrañables de comunicación y firmes deseos de justicia y libertad.En los albores de la civilización de occidente, el genio de homero nos legó una lección inolvidable. La Iliada es un relato de las gestas helénicas. Nadie dudaría de su militancia, de la adhesión a la causa de los suyos. Pero eso no le impidió escribir las mejores páginas de su poema épico cuando describió los personajes de los enemigos. A nadie trató con más respeto y dignidad que a Héctor y a Hecuba, su madre. En este sentido, la lliada es una hermosa alegoría de la democracia que deseamos los mexicanos de hoy: la democracia como lúcido combate y como respeto a la dignidad del adversario.

Respetables asistentes:

La Fundación Cambio XXI inicia hoy actividades bajo augurios inmejorables. Entidad permanente de reflexión y análisis, de compromiso por la transformación cualitativa de la democracia mexicana, expresa su apertura a las personas e instituciones inspirada en el desarrollo cultural y político de México.

Que nuestro trabajo sea por la Democracia y la justicia social.

Discurso de toma de protesta como Presidente de la Fundación Cambio XXI del Lic. José Francisco Ruiz Massieu.(280592)

Me incorporo al equipo que desde el pasado 14 de mayo comanda el licenciado Borrego Estrada en su carácter de máximo dirigente priísta, aprestándome a poner al servicio del partido de la Revolución Mexicana, mis convicciones firmes y la mayor de mis capacidades.

En la tarea que se me confía aspiro a contribuir a la refundación estructural de este gran partido histórico; y la elaboración ideológica y programática del Liberalismo Social bajo nuestro indeclinable lema de lucha “Democracia y Justicia Social”; aspiro a contribuir a la Reforma de la Revolución Mexicana, al debate de las ideas, y a seguir democráticamente en el poder republicano, para el mejor servicio del pueblo mexicano.

Asumo esta responsabilidad consciente de los valores básicos que sustentan la cultura política que compartimos los hombres y mujeres del PRI: el sentido de unidad interna, la solidaridad de partido, la lealtad, la conciencia histórica, el respeto a la jerarquía y al liderazgo, y el respaldo efectivo y digno a la cabeza del priísmo nacional, del Presidente de la República.

Estoy consciente, además, de que habré de hacer frente a un doble reto: ser útil en la nueva etapa, preñada de transformaciones, que inicia el presidente Borrego Estrada, es uno; y conservar, y acrecentar de ser posible, el patrimonio de realizaciones que acumuló Mariano Palacios Alcocer como presidente que ha sido de la Fundación Cambio XXI, es el segundo reto.

Mi compromiso con el PRI y con su Presidente será el de erigir a la Fundación Cambio XXI en un espacio para el pensamiento revolucionario; en un espacio para ideas revolucionarias que coadyuven a la orientación y al análisis de los hechos del Gobierno de la Revolución Mexicana.

Todo eso procuraré hacer, como militante, y ahora como dirigente priísta; como amigo que soy, asimismo, de Genaro Borrego.

MEXICO, D.F., 13 de mayo de 1993.DR. JOSE NARRO ROBLES,Presidente de la Fundación Mexicana Cambio XXI, A.C.Versión estenográfica de las palabras pronunciadas durante la Asamblea General Extraordinaria de la Fundación Mexicana Cambio XXI, en la cual tomó posesión como Presidente de dicho organismo, en ceremonia realizada en la Sede ubicada en Julio Verne No. 51, en esta ciudad.(130593)

LICENCIADO FERNANDO ORTIZ ARANA,Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional;SEÑORES INTEGRANTES DE ESTA MESA DE HONOR,SEÑORES MIEMBROS, FUNDADORES DE LA FUNDACION,COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS PRIISTAS,SEÑORAS Y SEÑORES:

Quiero iniciar estas palabras, expresando a ustedes mi más profunda emoción por este momento, por este acto. Emoción que se suma a una serie de sentimientos de la gran responsabilidad que adquiero, de la inmerecida distinción con la que se me distingue por parte del Comité Ejecutivo Nacional de mi Partido y por parte del señor Presidente del mismo.

A él, a mi amigo diputado y licenciado Fernando Ortiz Arana; a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y a todos ustedes, miembros fundadores de Cambio XXI Fundación Mexicana, debo decirles fundamentalmente: ¡gracias!.

Gracias por esta designación, gracias por este nombramiento como Presidente del Consejo Directivo de nuestra Fundación.

Tengan todos ustedes la más absoluta seguridad de que estos sentimientos que me embargan en este momento: de deuda, de honra, de deber, de compromiso, procuraré —con la mayor de mis convicciones— cambiarlas y transformarlas por trabajo, por entrega, por dedicación, por lealtad, por pasión y por convicciones.

Todas las capacidades de las que disponga estarán —tengan ustedes la certeza— en plena disposición de esta responsabilidad que adquiero el día de hoy. Y al mismo tiempo, me esmeraré porque las limitaciones que tenga, no interfieran absolutamente con las tareas que hay que desarrollar dentro de la Fundación.

A los priístas, a los pioneros y fundadores de nuestra Fundación, a los colaboradores de la misma, les quiero manifestar en este momento mi más profunda convicción por ser un digno representante de todos y cada uno de ellos; por ser un promotor de las ideas y convicciones de nuestro Partido; por ser un defensor de sus principios, de sus compromisos en nuestros estatutos y de su programa de acción.

Estoy convencido de que el proceso de cambio de modernización que vive nuestro país, exige —al mismo tiempo que en la actividad política— se den una serie de adecuaciones. Este proceso de cambio de modernización que ha abanderado el Presidente Carlos Salinas de Gortari, es —en mi perspectiva—irreversible y alcanza todos y cada uno de los órdenes de la vida social, de la vida política y de la vida económica en nuestro país.

Estoy convencido de que este propósito de cambio y modernización pretende encontrar una sociedad más justa, encontrar una sociedad más democrática, más libre y llevar mejores y mayores niveles de bienestar a nuestra sociedad.

De la misma forma, estoy persuadido de que el quehacer político tiene una serie de dimensiones, tiene una serie de valores que han de reafirmarse en la actividad política cotidiana; que tienen que encontrar en las ideas, en el trabajo, en el compromiso de quienes manifestamos o expresamos esa vocación política, para traducirse en hechos, para traducirse en realidades en beneficio de la sociedad mexicana.

Nuestro Partido, bajo la conducción de su Presidente, el diputado Fernando Ortiz Arana, con la colaboración del Comité Ejecutivo Nacional, con la participación de los sectores, de las organizaciones y de sus distintos movimientos y formas de organización, tiene un singular compromiso en este momento: frente a una sociedad cada vez más participativa, frente a una sociedad más demandante, tenemos que encontrar esas fórmulas para hacer llegar los resultados del quehacer y de la actividad política de nuestra sociedad.

Fernando Ortiz Arana ha hecho una convocatoria a todos los priístas: nos ha invitado a participar y a comprometernos con esta apasionante tarea de servir a nuestros semejantes; nos ha convocado a la unidad entorno a los principios, nos ha convocado a la lealtad sin titubeos; también nos ha convocado —y él nos lo acaba de señalar— al debate de las ideas y de los razonamientos, al fortalecimiento de todas y cada una de nuestras convicciones democráticas. Esa es una de las tareas.

Y en la Fundación —estoy persuadido— se tiene la capacidad de contribuir con la dirigencia del Partido, en los esfuerzos destinados o dirigidos a generar el talento, las estrategias y la organización que se requieren en este momento, para avanzar en el desarrollo del nuevo quehacer político que se nos está demandando.

En Cambio XXI está perfectamente sembrado y abonado el terreno, para prosperar en el análisis y en el debate de los asuntos de interés nacional.

Creo —y esta marcado en los estatutos— que la Fundación debe convertirse, debe ser auténticamente un gran elemento nutricio del Partido: ideas, estudios, análisis, investigaciones, indagación de nuestra realidad, que tiene que ponerse desde esta trinchera del entendimiento, de la razón, al servicio de las causas de nuestro Partido y, de esta forma, al servicio de las causas de la sociedad mexicana.

Tengan la certeza de que en los trabajos de la Fundación procuraré estimular el desarrollo de fórmulas imaginativas, de fórmulas trascendentes dentro delquehacer de la política, en la transmisión de los valores de los principios del priísmo, en la reivindicación misma del priísmo, en la reivindicación misma de los objetivos, de los propósitos y de la razón de ser de la actividad política.

Entiendo —y estoy muy claro a este respecto— y justifico, además promuevo, el debate amplio, el debate plural, el diálogo, el apego y el respeto a la legalidad y a los principios. Procedo —y debo decirlo así— orgullosamente de una comunidad que está acostumbrada a realizar y a vivir con estas reglas del juego, con estas reglas de la razón y de la convivencia humanas.

SEÑOR PRESIDENTE DE NUESTRO PARTIDO:COMPAÑEROS PRIISTAS:

Nuestros tiempos —estoy seguro— son de unidad y armonía interna, de civilidad en las relaciones con todos y cada uno de los contendientes de la esfera política. Son tiempos de trabajo y de reflexión, de lealtad, de firmeza, de serenidad y también de determinación.

Para Cambio XXI, la tarea por realizar es la de muchos, es la de todos.

Pido a los miembros fundadores, a todos y cada uno de ustedes, su apoyo y participación. Junto con ustedes, junto con la dirigencia de nuestro Partido procuraré conducir los trabajos de la Fundación, que ya en su nombre anuncia y configura metas y desafíos, cambios positivos para nuestro país, preparación para el nuevo siglo, consolidación de nuestro México y su Partido, el Revolucionario Institucional.

Veo con singular optimismo el porvenir. Tenemos con que hacer frente a estos retos. Contamos con la capacidad de nuestra dirigencia.

Estén ustedes seguros de que en esta tarea que me ha sido encomendada, pondré el mayor y el mejor de todos mis esfuerzos.

Muchas gracias.

DISCURSO DE TOMA DE PROTESTA CAMBIO XXI: FUNDACION MEXICANA Luis F. Aguilar Villanueva Diciembre 17, 1993.

Quiero agradecer al CEN del PRI, particularmente a su presidencia, por haberme designado como Presidente de CAMBIO XXI: FUNDACION MEXICANA, y a la Asamblea General de Asociados de la Fundación por haber ratificado mi designación.

Es un honor y una responsabilidad encabezar el trabajo de la Fundación en este tiempo de intensa política democrática del país. Y espero trabajar con toda mi energía para estar a la altura intelectual y política de mis predecesores, los Señores Mariano Palacios, José F. Ruiz Massieu y José Narro Robles.

Desde su diseño original, la Fundación se entendió a sí misma como un centro y espacio de pensamiento, orientado a la acción política y abierto a todas las corrientes intelectuales, políticas y culturales de México y del mundo. Con la creación de la Fundación, el partido quería dejar claro, muy claro, tanto a sus miembros como a la sociedad mexicana, que entendía la política como una actividad colectiva de ideas, de razones, y que entendía la política democrática como un proceso colectivo de integrar consensos y de superar conflictos mediante el diálogo entre interlocutores que seguramente eran diversos y aun discrepantes, pero no tenían por qué ensimismarse, caer en el soliloquio, o enfrentarse violentamente.

La política es también de ideas y la democracia está hecha de diálogos. Son componentes de la esencia intelectual y moral de la sociedad abierta: pluralidad cultural, respecto a las libertades públicas y privadas, tolerancia, contrastación de opiniones, reconocimiento del error y capacidad de aprendizaje. En la mejor tradición occidental las ideas y razones no son la cara linda pero insustancial de la política. Son, en cambio, su estructura y conciencia vigilante.

Karl Popper --por cierto, una autor que lee y cultiva nuestro candidato presidencial Luis Donaldo Colosio desde sus años austriacos en Laxenburg--definió a la democracia como “gobierno por discusión”, es decir, un método de elegir gobernantes y de gobernar, en el que los intereses, fuerzas, pasiones, obsesiones, pero también las encantadoras promesas y los buenos propósitos sociales no son el parámetro ni tienen la última palabra en la política, sino que deben pasar la prueba de ofrecer razones convincentes a los ciudadanos y pasar la prueba de responder a críticas y refutaciones.

“Gobierno por discusión”, más que una simple definición factual, que mal describe cómo ocurren las cosas en la política real, es una definición programática, de principio, que asume que la política democrática moderna lleva las marcas indelebles del ejercicio racional, la civilidad, la autolimitación. Parte también del supuesto que la democracia, a diferencia del autoritarismo, permite probar y depurar posiciones mediante la discusión racional, con el

efecto de sacudirse a líderes incompetentes y detener decisiones de errores mortales.

No otras fueron las ideas y preocupaciones del nuevo PRI al crear la Fundación. Esta debía ser un lugar de discusión informada sobre las grandes cuestiones institucionales y sociales del país. Un lugar de frontera y encuentro entre los ciudadanos interesados en esas cuestiones y los intelectuales estudiosos de esos problemas. Las revistas, publicaciones y actividades de la Fundación así lo muestran. Y seguiremos esta línea en este tiempo de opciones políticas en debate y de elecciones.

Pero CAMBIO XXI es también, esencialmente, Fundación Mexicana. Desde su comienzo se ha dedicado a pensar los problemas nacionales, a plantearlos, definirlos y analizarlos. Y ha contribuido con el partido a armar una oferta de gobierno con respuestas políticas, institucionales y administrativas que, por su oportunidad e idoneidad, sean convincentes a la sociedad mexicana. Como el Partido, la Fundación está comprometida con un gobierno democrático, pero a la par con un gobierno nacional y regional que haga suyo, activa y seriamente, los problemas, necesidades y oportunidades de sus poblaciones, que los coloque en su agenda de prioridades y que sea capaz de ofrecerles respuestasviables y concretas. De nuevo, como dijo nuestro candidato Luis Donaldo Colosio, se buscan respuestas sin incurrir en los costos sociales de políticas equivocadas, sin los efectos devastadores de la irresponsabilidad financiera, de la indisciplina en el gasto, de las promesas sin sustento... sin populismo, ficciones y demagogia.

Una de las principales funciones de la razón --de la función de la ciencia en política y en políticas-- es precisamente mostrar la factibilidad y los costos de los deseos desatados, descontrolados. El maestro Max Weber decía que una ciencia no puede decir a nadie lo que debe hacer, pero sí lo que puede y, frecuentemente, lo que quiere. Tarea de la Fundación, en unión con el Partido y bajo sus directrices políticas, será desarrollar sistemáticamente estas tareas de esclarecimiento sobre las metas deseadas y las tareas técnicas de cómo realizarlas efectiva y eficientemente. El PRI no quiere ser sólo gobierno democrático; también buen gobierno, nacional y local. Quiere probar que la democracia no es sólo una forma de gobierno, sino también gobernación, capacidad de gobierno.

Les agradezco mucho a mis compañeros de partido y de academia me hayan distinguido con su presencia en este día. Les pido colaboren a ensanchar la cultura de la razón y de la civilidad en estos momentos democráticos del país. Muchas Gracias.

JACKSON RAMÍREZ, JESÚS ENRIQUE. PRI.

Nació el 24 de diciembre de 1945 en Los Mochis, Sinaloa, hijo de Enrique Jackson Tirado y Esther Ramírez de Jackson. Casado con María Emilia Camus de Jackson. Es licenciado en Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (1968). Fue diputado federal en la LVII Legislatura (1997-2000). En el sector público ha sido director de CONAMPROS en la Secretaría del Trabajo (1976-1982), director general de LICONSA (1983-1985), en el Departamento del Distrito Federal, delegado en Cuauhtémoc (1985-1988), secretario general de Protección y Vialidad (1988). coordinador general de Transporte y administrador general de Ruta 100 (1989-1990), y secretario general de Gobierno (1994); y coordinador de los programas de Salud y Bienestar Social. Secretaría de Desarrollo Social (1993). Ingresó al PRl en 1972, donde ha sido, en el Comité Ejecutivo Nacional, director de Estudios Políticos del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (1981), subsecretario de Divulgación Ideológica (1982), coordinador de la IV Circunscripción (1992), secretario de Acción Electoral (1995-1996); y delegado en el estado de México (1999), presidente del Comité Directivo en el Distrito Federal (1990-1991) y presidente de la Fundación Colosio (1995). Es coordinador de su grupo parlamentario, y presidente de la Mesa Directiva del Senado.

13 de octubre de 1995 DISCURSO DE TOMA DE POSESIÓN DEL DR. AGUSTIN BASAVE BENITEZ COMO PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN MEXICANA CAMBIO XXI LUIS DONALDO COLOSIO

Señor Presidente del Partido Señoras y Señores miembros de la Asamblea Compañeros Presidentes de las Filiales Invitados especiales y representantes de los medios informativos Amigos todos

Me siento doblemente honrado. Me honra reintegrarme al trabajo de mi partido y me honra hacerla aquí, en la Fundación Mexicana Cambio XXI Luis Donaldo Colosio. Esto es; para mí, un regreso a casa. Tuve la satisfacción de colaborar en el proyecto para crear la Fundación, de ser uno de sus miembros fundadores y hasta de participar en la búsqueda de esta sede. Tuve también el privilegio de ser el presidente fundador de la filial en Nuevo León. Y tuve por último el triste honor de ver aprobada mi propuesta de cambiarle el nombre en homenaje a Luis Donaldo Colosio. Me unen a ella, pues, lazos entrañables, y por ello agradezco con viva emoción a Santiago Oñate y a todos ustedes, los miembros de la Asamblea, por otorgarme la distinción de ser el Presidente de su Consejo Directivo.

Asumir un cargo que han ocupado tan ilustres personalidades constituye una motivación adicional. Mi gran amigo Mariano Palacios Alcocer y mi malogrado correligionario José Francisco Ruiz Massieu, dos de los más brillantes políticos e ideólogos de su generación, echaron los cimientos con su espléndido trabajo. A José Francisco, nuestro ex-presidente cobardemente asesinado, rindo tributo en nombre de la Fundación a un año de su muerte. José Narro Robles y Luis Aguilar Villanueva continuaron esa fecunda labor. Y Enrique Jackson, a quien le expreso mi reconocimiento, aportó como siempre su mejor esfuerzo. Sin el impulso que todos ellos le dieron, “Cambio XXI Luis Donaldo Colosio” no sería lo que es hoy.

Permítanme aquí un obligado paréntesis para manifestar un reclamo de justicia. Como la XIV Asamblea, esta Fundación nació por la visión y la voluntad de Donaldo Colosio. Ha pasado ya más de un año y medio sin que se sepa quien urdió el crimen contra ese gran mexicano y yo, como Presidente de esta Asociación que lleva su nombre, no puedo sino exigir una vez más el esclarecimiento de ese atentado contra México y el castigo a los culpables. Estoy cierto de que hablo por todos ustedes cuando digo que el 23 de marzo no se olvida.

La naturaleza de la Fundación quedó establecida desde su origen. Espacio de reflexión y análisis, se le concibió como asociación civil con el fin de mantenerla a salvo de los vaivenes de coyuntura electoral y permitirle así una visión de largo plazo; órgano pensante, se le dio personalidad y patrimonio propios con el propósito de dejar una puerta abierta a la sociedad civil y un puente de comunicación con el mundo intelectual nacional e internacional e inclusive con otros partidos. Ahora, además, la Fundación ha de jugar un papel más activo

en nuestra transición, convirtiéndose en vehículo de articulación de las voces en torno a la reforma del partido y a la reforma del Estado. Teoría, sí, pero también praxis. Pensamiento para la acción.

¿Qué decir del cambio del PRI en estos momentos difíciles, en esta etapa crucial para nuestro instituto político y para el país? Retorno a los orígenes, se oye reclamar a algunos priístas, y a mi juicio con parte de razón. Debemos recuperar la vocación nacionalista y popular del partido, su compromiso inequívoco con la soberanía nacional y con la justicia social. Debemos, ciertamente, volver a la esencia de la ideología revolucionaria. Pero yo no creo en una Revolución petrificada, en una que se vuelve pesada e inmóvil por el fardo de los fetiches que se le cuelgan. Creo en esa Revolución creativa que nos dio fe en nosotros mismos y que nos dio la prestancia para emprender el asalto del futuro. Creo en ese nacionalismo revolucionario que, a diferencia de los movimientos europeos que surgieron bajo el influjo del romanticismo alemán o del racionalismo anglofrancés, fue de búsqueda y no de exaltación; en esa bella paradoja de nuestro nacionalismo introspectivo, que no surge de la lucha contra injerencias externas sino de una guerra civil y que por lo mismo es ajeno a xenofobias y a aislacionismos. Creo en esa Revolución justiciera que estuvo del lado de los más desprotegidos; en esa justicia revolucionaria que sublima el rostro humanista de nuestra sociedad. Creo, en suma, en la Revolución que no sólo revolucionó al México de principios de siglo sino que asumió su compromiso de revolucionarse continuamente a sí misma.

Me explico. La pregunta que los priístas debemos responder hoy es, en efecto, la pregunta que todos los partidos se han hecho ante las encrucijadas del poder: ¿qué debe permanecer y qué debe cambiar? Sabemos que los principios deben ser de largo aliento. Sabemos que necesitamos, en consecuencia, un ideario que no esté sujeto a virajes pragmáticos o a los caprichos del presidente en turno: si un partido sin ideología es un club de amigos, un partido con ideología sexenal es una agencia de colocaciones. El hecho de que la dinámica de la realidad orille al gobierno a variar sus posturas no implica que su partido deba seguirlo a ciegas. No vamos a mover el faro cada vez que las condiciones de navegación obliguen al barco a modificar su curso.

Así pues, en esos principios, en los principios de un partido que por cierto nació cronológica e ideológicamente equidistante de la izquierda y la derecha radicales, debemos conservar nuestra herencia y nuestras tradiciones. La Revolución Mexicana puede sonar hoy anacrónica, pero hasta ahora yo no he conocido a nadie que ofrezca un paradigma más digno de filiación que el quequedó plasmado en el lema de nuestro partido: democracia y justicia social. He ahí la síntesis de nuestro ideario o, si me permiten la expresión, la versión deshidratada de nuestra ideología. En ella no veo necesidad de mayores replanteamientos y sí de un rescate de lo que la tecnocracia desvirtuó.

Los fines, entonces, no tienen por qué modificarse. Pero los medios sí. Tenemos que propiciar -valga la paradoja- el retorno de una política nueva. Es decir, tenemos que privilegiar la militancia, la carrera de partido y los puestos de elección popular, más no el autoritarismo, la visión patrimonialista y el

fraude electoral. Para hacer valer de nuevo la cercanía con la gente y con la realidad social del país es necesario hacer política, pero una política renovada. Ni el PRI es ya el partido en el que cabían todos los mexicanos ni el viejo presidencialismo es el régimen que demanda nuestra sociedad finisecular.

Este es, a no dudarlo, uno de los principales retos que tenemos que enfrentar. Si bien todos estamos concientes de que los dos pilares del antiguo sistema están sufriendo profundas mutaciones, también lo estamos de que no se vislumbra el nuevo andamiaje. La relación entre ellos, entre el titular del Ejecutivo y el PRI, es objeto de debate y de incertidumbre. Es evidente que los errores del pasado nos han hecho caer en el error del presente: trocar la sana distancia en insana ruptura. ¿Es necesario a estas alturas aclarar que un gobernante no tiene derecho a beneficiar ilícitamente a su partido con recursos económicos o materiales pero tiene todo el derecho del mundo a beneficiario con el prestigio de un buen gobierno? Tampoco juzgo necesario abundar en la obviedad complementaria, la de que un partido tiene la obligación de reclamar a quien llevó al poder si éste hace un mal gobierno. Si algo nos ha quedado claro en el PRI es que nuestra responsabilidad no es convertir las decisiones gubernamentales en voluntad popular sino, por el contrario, convertir la voluntad popular en decisiones gubernamentales.

Lo que me parece imprescindible es que precisemos el papel partidista del Ejecutivo. Un Jefe de Gobierno puede ser el jefe de su partido, pero nunca su dueño. En otras palabras, puede dirigirlo como dirige un líder a un partido democrático, sujeto a los límites estatutarios, sin imponer dirigentes ni candidatos. La facultad de elegirlos no debe estar en otras manos que no sean las de los propios militantes. Sustituir el “dedazo” centralista por el “dedazo” regional no sólo no resuelve el problema sino que lo agrava.

Esto nos lleva al otro gran tema de la reforma del partido: la democracia interna. En este punto, en mi opinión, es menester que acortemos la brecha entre la norma y la realidad. El enemigo a vencer es la simulación, y por ello es imperativo disminuir la distancia entre lo que se dice y lo que se hace. Necesitamos reglas claras, que no estén sujetas a la discrecionalidad del que las aplique y con las que todos sepamos a qué atenernos. Y sobre todo, necesitamos reglas menos ambiciosas pero más aplicables, cuyo cumplimiento no se convierta en excepción. Sólo así, con realismo, podremos consolidar una cultura política democrática en nuestro partido.

En todo esto no hay retorno porque no hay orígenes. Ni Calles ni Cárdenas ni Alemán, por citar a los iniciadores de las tres primeras etapas, fomentaron la democracia interna o la autonomía del partido por la sencilla razón de que sus prioridades fueron respectivamente la estabilidad política, la justicia social y el desarrollo económico, y para alcanzarlas necesitaban concentrar el poder y no acotarlo. Las actuales circunstancias, en cambio, no nos dejan alternativa. El envejecimiento es el único proceso que avanza con el estancamiento, y si confundimos la conservación del poder con la conservación del “status quo” nuestros días estarán contados. Si, por el contrario, emprendemos una reforma tan radical como la que ha sufrido la sociedad mexicana, seguiremos sorprendiendo al mundo con nuestros triunfos.

Ahora bien; ¿qué decir de la reforma del Estado? La postura que adopte el PRI será sin duda determinante para su éxito o su fracaso. Y de ello, de su éxito o su fracaso, depende la suerte de la transición democrática de México. Nos hace falta un nuevo contrato político, uno que reemplace los viejos consensos intrapartidistas con nuevos consensos interpartidistas. Los mexicanos tenemos que construir el consenso para manejar el disenso; en otras palabras, tenemos que ponernos de acuerdo para saber que vamos a hacer cuando no nos pongamos de acuerdo. Y para ello necesitamos, ante todo, una reforma electoral que establezca un marco normativo aceptado por todos para que sólo se cuenten los votos y no los decibeles de los gritos en las plazas, los kilómetros en las marchas o las líneas ágata en los periódicos. Reglas deljuego que entronicen la idea de que lo que hay que hacer es propiciar el ingreso del votante a la casilla y no impedir el del gobernante a su oficina.

Se trata, pues, de la reforma electoral de la equidad. Una vez superado el debate sobre el sufragio efectivo deben de crearse las condiciones para que se dé el sufragio equitativo. Al hacerlo, si queremos de veras una legislación de largo aliento, habremos de eliminar también normas de excepción de corte draconiano que tuvieron justificación en los tiempos de excepción que queremos dejar atrás.

Debemos pugnar, asimismo, por un mayor equilibrio entre los poderes. Un Poder Judicial más autónomo y limpio y un Poder Legislativo más vigoroso e independiente son requisitos indispensables para balancear a un PoderEjecutivo fuerte pero no omnipotente. Por supuesto, la desconcentración de poder debe darse en dos dimensiones, y sin un federalismo actuante no puede pensarse en un verdadero sistema de pesos y contrapesos. El fortalecimiento de las regiones, estados y municipios del país es un imperativo inaplazable.

La reforma del Estado, sin embargo, quedará incompleta si no incluye una seria reflexión sobre el actual modelo económico. Es evidente que la globalización ha vuelto inviable el Estado intervencionista, pero creo que tenemos que echar marcha atrás a la obsesión de volar sin escalas de la estatolatría a la soberanía del mercado. Quienes, carentes de opciones, otorgamos el beneficio de la duda a lo que se ha dado en llamar “neoliberalismo,” estamos ya ante la duda del beneficio. En una nación con tantos rezagos como la nuestra la mano invisible de Adam Smith padece de artritis. No podemos seguir pidiendo a las familias mexicanas ofrendas y sacrificios en honor del becerro de oro de la macroeconomía. Tenemos que forjar una política social más, mucho más justa. Tenemos que poner el énfasis en el combate a la desigualdad y a la marginación.

Con todo, el problema más grave no está en la economía. El problema de fondo, a juicio mío, está en que hemos renunciado al idealismo y a la mística de superación por culpa de un pragmatismo mal entendido que no se está aplicando únicamente en los medios sino también en los fines. Así, con un solo modelo viable, ya nadie se atreve a proponer nada que se aleje de él. Y lo que es peor, se está creando la ilusión de que hemos llegado al nirvana y de que la pobreza es un ingrediente ineluctable de la modernidad. No se ha inventado la

vacuna contra el sida, pero ya se aplica masivamente la que inmuniza contra los espasmos de indignación social.

La humanidad no puede dejar de transformarse a sí misma so pena de irse de bruces. El actual orden de cosas representa un avance pero no es, ni con mucho, satisfactorio. Tiene razón Sartori cuando afirma que si bien la democracia es hoy la única fuente de legitimidad puede dejar de serlo si no se muestra también eficaz; es decir, si no es capaz de resolver los problemas tan concretos como apremiantes de la pobreza. Pero además puede dejar de ser viable precisamente porque sólo admite una modalidad y porque, para colmo, se ha convertido para los países en desarrollo en una adquisición condicional: compre su modelito económico y llévese con él un útil despertador democrático.

Permítanme, amigas y amigos, concluir con una reflexión propositiva. Ni el rechazo dogmático a los actuales arquetipos ni su aceptación a perpetuidad constituyen una solución digna de nuestras esperanzas. Nuestro desafío es lanzar una cruzada por la creatividad, por el retorno de la imaginación. No deja de ser irónico que el triunfo de la sociedad abierta popperiana esté derivando en una sociedad cerrada a todo lo que discrepe del modelo dominante. No podemos aceptar una situación tan injusta sin antes intentar al menos forjar una utopía. Y para lograrlo no tenemos más salida que atrevemos a soñar. Pero tenemos que hacerla sin miedo al futuro, con valentía, con decisión. Porque en el mundo de hoy la síntesis de la transición no puede ser simétrica: ha de ser más la dosis del arrojo que la de la reticencia. Porque en actual circunstancia la sensatez adquiere tintes revolucionarios. Porque en estos momentos críticos la cordura no esta reñida con la audacia. Y porque la realidad de este fin de milenio nos ha enseñado que regatear el cambio es, simple y fatalmente, ignorar el signo de los tiempos.

Muchas gracias.

Palabras de la Lic. Rosario Green, al rendir protesta como Presidente de la Fundación Colosio, A. C.

Ciudad de México, 10 de enero de 1997.

Dip. Humberto Roque Villanueva Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI

Profra. Elba Esther Gordillo Secretaria General del C.E.N. de la C.N.O.P.

Sen. Artemio Iglesias Miramontes Secretario de Organización y Acción Política del C.E.N. del PRI

Dr. Agustín Basave Benítez

Señores Asambleístas de ésta Fundación

Distinguidos miembros del Patronato

Amigas y amigos:

El día de hoy, gracias a la designación que en mi favor ha hecho la Asamblea general de Asociados como Presidente del Consejo Directivo de la Fundación Colosio, A. C., en Asamblea General de Asociados, vengo a ratificar mi compromiso de lealtad y de solidaridad con el PRI y con sus militantes.

Lo hago con especial emoción, al aceptar la responsabilidad de conducir las importantes tareas que realiza la Fundación, en todo el país y para todos los mexicanos.

No es fortuito que en este patio se respire un aire de armonía y de entusiasmo. Está hecho del espíritu con que fue creada esta Fundación y esta labrado con la huella imborrable del compromiso que su fundador le impuso.

Me emociona recibirla de Agustín Basave, amigo y compañero de trabajo en otras épocas en el partido.

Por ello es natural que recuerde con respeto y cariño a mi amigo Luis Donaldo Colosio. Su obra y su memoria serán sin duda ejemplo para la labor que seguiremos desarrollando los priístas, todos los días, en todo el país, y con toda la fuerza de nuestro partido. No lo defraudaremos.

La Fundación Colosio representa un gran reto y nos ofrece, también, enormes oportunidades. El reto consiste en consolidar su presencia nacional como el foro de debate y reflexión por excelencia con el que cuenta nuestro partido. Las oportunidades están implícitas en cada uno de los trazos que integran nuestro mandato.

Somos el centro de investigación, de análisis y de estudio de un partido político. Pero, somos también mucho más: somos instancia de comunicación y vinculación con la sociedad civil, foro de discusión abierto y plural para los mexicanos, espacio del conocimiento, órgano de difusión profesional y confiable, ventana de la realidad nacional hacia el exterior y puerta para adentramos en los grandes cambios de la sociedad mundial y sus repercusiones para México.

La Fundación Colosio, es por naturaleza, la casa de todos. La construcción de un nuevo partido, que cambia y se actualiza, tiene, día con día, en las actividades de ésta Fundación, nuevas oportunidades de crecer y fortalecerse.

Lo hace con la presencia y el aporte de nuestros asambleístas en cada reunión de trabajo. Lo hace, también, con el entusiasmo de quienes participan en las actividades que la Fundación emprende, sin que la intensidad de su militancia partidista sea la obligada medida de su contribución pero siempre con la militancia en el corazón.

La identidad del PRI, como un partido que se construye cotidianamente, tiene así, en las tareas de la Fundación Colosio, rostro, forma y nombre. En esta casa, los estudios, los debates, la autocrítica, el diálogo y la discusión de las ideas son muestra clara del espíritu de renovación, democrático y plural con el que nuestro instituto político evoluciona.

La Fundación se aboca a generar insumos que contribuyan, mediante la reflexión y el análisis profundos, a construir la oferta política de nuestros militantes en las campañas, en la gestión pública, en la labor legislativa y en su vida diaria.

Lo hemos hecho, y lo seguiremos haciendo, trabajando muy cerca con las Fundaciones estatales, las cuales han reproducido con éxito el esquema de nuestra Fundación Nacional, involucrando a los municipios y los distritos de todo el país. Quiero dejar constancia de mi compromiso de continuar colaborando con ellas en su esfuerzo por penetrar sus comunidades, porque estoy convencida de que esta cooperación nos enriquece mutuamente.

Los grandes problemas nacionales requieren siempre de acciones monumentales para resolverlos. La tarea de la Fundación y de sus integrantes será pensar en el México que queremos para nosotros y para nuestros hijos y actuar juntos para lograrlo.

El Patronato de la Fundación encontrará en esta presidencia todo el apoyo para alcanzar la importante meta que se ha fijado. Trabajaré con sus miembros para consolidar el prestigio que la Fundación ha ganado en estos años.

La Fundación Colosio, ante el próximo proceso electoral, asume la responsabilidad que le corresponde como parte activa de un instituto político.

Contribuiremos, con empeño y seriedad, a reforzar la confianza y la credibilidad de nuestro instituto político y sus candidatos en la contienda electoral de 1997,

a fin de que ésta sea una jornada ejemplar en nuestra vida democrática, meta que compartimos todos los priístas.

Señor Presidente del Partido Amigas y amigos:

La Fundación Colosio inicia una nueva etapa, en la que pondré todo mi esfuerzo, mi experiencia, mi dedicación y mi vocación para cumplir con la gran responsabilidad que hoy se me ha encomendado.

Palabras del Sen. Oscar López Velarde Vega, al rendir protesta como Presidente de la Fundación Colosio, A.C.

Centro Internacional de Exposiciones y Convenciones del World Trade Center México, D.F., a 26 de mayo de 1998

Por designación de la Asamblea General de Asociados y a propuesta del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional, asumo la Presidencia de la Fundación Colosio, aceptando el reto que esto representa, con la mayor gratitud y conciencia de su significado y trascendencia.

Derivada de la XIV Asamblea Nacional, esta Fundación nació por la visión y la voluntad de Luis Donaldo Colosio; su memoria y sus ideales, nos permitirán continuar con este proyecto y con los esfuerzos de los asociados fundadores y honorarios, que han sido coordinados por Mariano Palacios, José Francisco Ruiz Massieu, José Narro, Luis F. Aguilar, Enrique Jackson, Agustín Basave y Rosario Green; así mismo, continuaremos con el trabajo de los directores del Instituto de Estudios Sociales, Políticos y Económicos del PRI, que desde 1929, contribuyeron a forjar e impulsar la ideología de nuestro Partido para concretizarla en acciones de gobierno.

Mariano Palacios, señaló en el acto de instalación de la Fundación en 1991, que “ésta será un instrumento para auxiliar al Partido en la concepción de sus tareas, pero también un instrumento del PRI, para buscar alternativas por la democracia mexicana; para renovar las formas culturales que convienen a ese modo superior de vida; para dialogar con otras voces que, con timbres diversos, hablan del mismo sueño de vivir en la pluralidad, en la participación y en la tolerancia.”

Me entusiasma el reto de contribuir a impulsar y abrir los canales para la reflexión, el debate y la acción del priísmo y de la sociedad de cara al siglo XXI, respecto del México de casi 100 millones de habitantes, con un nuevo rostro y perfil, cuyos problemas han dejado de ser ficción y a menos de 150 semanas del próximo milenio, nos demanda inteligencia y audacia para alcanzar que la democracia y la justicia social, sea un sistema de vida que se refleje en el bienestar de los mexicanos.

El escenario político actual resulta sumamente complejo, con transformaciones significativas que exigen una mayor coordinación de todas las instancias y sectores partidarios, para que conjuntamente articulemos programas y acciones que permitan obtener los triunfos electorales que garanticen la renovación de gobiernos priístas; pues si bien es cierto, se cuenta con el potencial político de organizaciones y cuadros militantes, proyecto político definido, capacidad de movilización y una organización nacional en la que militan mexicanos de los más diversos perfiles sociales, también se debe reconocer en lo interno, la fortaleza y debilidades del Partido y hacia el exterior, las oportunidades y amenazas que enfrenta.

Como problemas internos del PRI, se consideran el estancamiento o la inoperancia de los procedimientos tradicionales y requisitos para la selección de candidatos y dirigentes, los cuales están siendo recientemente transformados; la pérdida en gran parte de la capacidad de interlocución con la sociedad y algunos casos de gobernantes emanados del Partido de inadecuada, actuación. Respecto a la Declaración de Principios y al Programa de Acción, ha sido el incumplimiento o desconocimiento de una parte de sus postulados por algunos de sus dirigentes y gobernantes priístas; plataformas electorales parcialmente inviables o sin sustento real y oferta de gestión social nula o de escasos resultados, con lo que se ha perdido buena parte de la credibilidad y confianza del electorado.

Hacia el exterior del Partido, la deslegitimación injustificada por parte de la oposición de los procesos electorales en los que triunfa el PRI, provoca la desconfianza y desinterés de algunos ciudadanos, y en consecuencia, inhibe su participación; así como, la falta de penetración política de algunos cuadros dirigentes priístas a las comunidades o la interlocución con sus dirigentes naturales y una ineficaz gestión pública, son amenazas reales que obstaculizan la ampliación del ámbito de influencia partidista y deterioran las zonas consolidadas como priístas o la recuperación de los espacios perdidos en anteriores procesos electorales.

Los planteamientos y demandas que la sociedad en general formula, tanto a las autoridades como a los partidos, no han tenido la debida gestión social y pública, dando como resultado el desinterés y la desvinculación de la ciudadanía con las organizaciones políticas; reflejándose todo ello en los altos índices de abstencionismo, en la integración de organismos civiles, candidaturas independientes y la ciudadanización que reclama de actividades que deben ser de las autoridades y partidos políticos, por lo que para inducir el interés ciudadano en los procesos electorales, dependerá de que contemos con una capacidad efectiva para establecer vínculos democráticos con la sociedad civil.

Debemos fomentar nuevos esquemas de participación social, en los que el Partido articule y exprese los intereses de los actores sociales fundamentales, reconociendo que la sociedad cada vez más plural, ha dado lugar a la presencia de nuevos actores sociales, que son portadores potenciales de una nueva cultura política demandante de nuevos espacios de participación y nuevas formas de consenso político, pues si el Partido no participa y se involucra abierta y plenamente con las inquietudes y demandas de la sociedad, ésta lo rebasaría y lo excluiría, quedando en consecuencia sin el elemento esencial de su quehacer político.

Además, el PRI debe tomar la iniciativa con oportunidad y eficacia, respecto de las nuevas causas de la sociedad, como la Reforma del Estado; la lucha por la igualdad de la mujer; las oportunidades para los jóvenes; las necesidades de los grupos de la tercera edad y discapacitados; el desarrollo sustentable; la economía con justicia social; la protección de la cultura y los derechos indígenas; los medios de comunicación y la cultura de la contemporaneidad.

Los problemas y las expectativas antes descritas, exigen nuevas estrategias para consolidar las áreas de influencia electoral, ampliar las existentes e inclusive penetrar o rescatar espacios políticos en los que la oposición es mayoría.

El PRI es un Partido que desde su fundación ha contado con proyecto y estructura política. La fortaleza y la esencia de nuestro Partido es la renovación de sus documentos básicos, respetando sus principios fundamentales de democracia y justicia social, para asumir compromisos ante la Nación y con sus militantes.

Se terminaron los triunfos seguros, las clientelas cautivas y el voto amarrado. Hoy, los resultados electorales dependen de nuestra organización y de la eficacia de la gestión política y social del Partido; así como de los resultados de la gestión pública de los gobiernos emanados del PRI. El voto considera plataformas electorales, candidaturas, programas de gobierno y resultados de las políticas públicas. Somos un Partido en competencia.

El PRI debe seguir a la vanguardia y tomar la iniciativa para abanderar y gestionar las grandes demandas de la militancia y de la sociedad en general.

Para los priístas la Revolución es origen y destino. La concebimos como un gran movimiento social, político y cultural por la identidad nacional, la soberanía, la libertad y la justicia que constituye, a un tiempo, nuestro punto de partida y nuestro anhelo. La entendemos ajena a dogmatismos y enemiga de la inmovilidad, presta a la renovación creativa y con visión hacia delante. Por eso, porque no confundimos la conservación del poder con la conservación del orden de cosas, sabemos que nos mantendremos a la vanguardia en tanto sigamos siendo revolucionarios, en la medida en que nos mantengamos fieles a nuestra vocación transformadora.

En esta nueva relación entre el Partido y la sociedad, la Fundación Colosio debe ser el eje para renovar e impulsar las ideas y las acciones que con rumbo y responsabilidad nos permitan trascender al México del siglo XXI.

Por ello, los convoco a que juntos participemos en esta tarea renovadora que ha sido, es y será objetivo fundamental de la Fundación Colosio; espacio de reflexión, debate y planteamiento de solución de los problemas nacionales, en donde debe haber cabida para todos.

Atendamos la exhortación del Presidente Ernesto Zedillo, de que el Partido no está sojuzgado al gobierno, ni es incondicional a él, ni teme tampoco a la contienda por el poder. Respaldemos al Presidente de la República en la lucha por la democracia y la justicia social.

Discutamos abiertamente y reafirmemos los principios, procedimientos y estructuras que debamos mantener, modificar o innovar en nuestro Partido. Hagámoslo con firmeza, unidad, militancia, convicción ideológica y definición personal.

México es casi dos millones de kilómetros cuadrados, con sus potencialidades y limitaciones; debemos redescubrir la provincia mexicana y propiciar que en todas partes se escuchen los problemas y las propuestas para resolverlos; de ahí a que debemos realizar nuestro trabajo a partir de las fundaciones municipales y estatales.

Como partido político, reflejamos las ideas y las aspiraciones de una parte de la sociedad; por lo que en la medida de que el PRI convoque y convenza a una mayor parte de ciudadanos, garantizaremos la fuerza de nuestro Partido y los triunfos electorales.

Preparemos a la Fundación Colosio, para hacer frente a los retos electorales del 98 y para que conforme a los lineamientos que en su momento determine el Consejo Político Nacional, participe en la XVIII Asamblea Nacional del Partido, a fin de que en el año 2000, legítima y orgullosamente construyamos un nuevo triunfo del PRI, el cual será por y para México.

SINTESIS CURRICULAR DEL LIC. SABINO BASTIDAS COLINAS

I. DATOS PERSONALES Y ACADEMICOS

Nació, en la Ciudad de México el 16 de Octubre de 1967. En su formación académica es abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho y recibió Mención Honorífica en su Examen Profesional y Tesis Laureada. Cursó diversas especialidades en el Instituto Tecnológico Autónomo de México y la Universidad Iberoamericana. En la docencia ha participado cono conferencista en varias Universidades y como catedrático en las Universidades Anáhuac y las Américas. Ha publicado diversos artículos en los periódicos Reforma. Excélsior, El Nacional y El Día. En Julio de 1997 recibió de manos del Presidente de la República, Dr. Ernesto Zedillo Ponce de León, la Medalla al Mérito en la Administración Pública que le otorgó el Colegio de Abogados. Ha sido ponente de diversos temas en la Maestría de “Administración Militar y Seguridad Nacional”, del Colegio de Defensa Nacional y Catedrático del Diplomado “Teoría y Práctica Parlamentaria” en la Universidad Autónoma Metropolitana. También ha sido ponente en el Diplomado de Derecho Electoral de la Universidad Anáhuac. Actualmente es Profesor titular de la materia de Derecho Constitucional II en la Universidad Iberoamericana; Profesor de la Maestría “Economía y Gobierno” en la Universidad Anáhuac y Profesor del Diplomado de “Análisis Político” en la Universidad Iberoamericana. Es miembro de la Barra Mexicana de Abogados de la cual ha sido ponente en la mesa de “Derecho Constitucional y Amparo”.

II. DESEMPEÑO PROFESIONAL

En su trayectoria en la Administración Pública ha participado en diversas responsabilidades: De 1990 a 1991 en la Secretaría de Gobernación; de 1992a 1993 se desempeñó como Asesor del Secretario de la Gran Comisión de la H. Cámara de Diputados; en 1994 fue designado Coordinador de Asesores del Representante de la Cámara de Diputados en el Instituto Federal Electoral; de 1994 a 1995 colaboró como Asesor del Secretario de la Comisión de Gobierno de la H. Asamblea de Representantes del Distrito Federal; en 1995 fue nombrado Asesor del Presidente de la Gran Comisión del H. Senado de a República; de 1995 a 1997 fungió como Asesor del Procurador General deJusticia del Distrito Federal; de mayo de 1997 a mayo de 1998, ocupó el cargo de Coordinador de Asesores del Director General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado; del 1° de junio de 998 a enero de 1999, se desempeñó como Coordinador de Asesores del Secretario del Trabajo y Previsión Social y de enero a marzo de 1999, fungió comoCoordinador General de Políticas, Estudios y Estadísticas del Trabajo.

III ACTIVIDADES PARTIDISTAS

Es Militante del Partido Revolucionario Institucional desde 1982. Ha participado en el Comité Ejecutivo Nacional: de 1989 a 1990 como Director de Proyectos Especiales; en 1993 se desempeñó como Director de Participación Política en la Secretaría de Acción Electoral Nacional; en 1994 fue nombrado Secretario Particular del Secretario Adjunto del Comité Ejecutivo Nacional y en ese mismo

año fue nominado como Candidato a Diputado Federal Plurinominal, en marzode 1999, fue el representante de la fórmula del Lic. José Antonio González Fernández y la Lic. Duce María Sauri Riancho, ante la Comisión para el Desarrollo del Proceso Interno de Elección de la Dirigencia del CEN del PRI; de abril de 1999 a agosto d 2000 se desempeñó como Secretario Adjunto a la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional y a partir del 18 de agosto de 2000, fue electo Presidente de la Fundación Colosio A.C., por su Asamblea General. Es miembro del Consejo Político Nacional y del Consejo Político Estatal de Morelos.

PALABRAS DE RODOLFO ECHEVERRIA RUIZ AL TOMAR POSESION COMO PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN COLOSIO, A. C.Ciudad de México a 17 de abril de 2002

Señoras y Señores Asociados de la Fundación Colosio

Agradezco a quienes integran la comunidad de asociados de la Fundación Colosio su confianza al votar de manera aprobatoria la propuesta formulada por el presidente del Comité Ejecutivo Nacional.

La reciente XVIII Asamblea, al condensar en los documentos básicos del partido las nuevas exigencias de sus bases sociales, abrió un amplio camino destinado a la renovación del PRI, articulada ésta con la necesidad imperativa de su reencuentro con diversos segmentos de la sociedad mexicana.

La Fundación Colosio contribuirá a alcanzar esas metas. El desafío no es fácil. Deberemos construir puentes entre nosotros y crear alicientes para quienes quieran sumarse a perfeccionar e impulsar nuestro proyecto político.

Definir y situar el diálogo entre nosotros, y, también, entre nosotros y los otros, con una orientación política capaz de recibirlos o de reencontramos con ellos a partir de tres horizontes dentro de los cuales pueden lograrse acciones democráticas eficaces en esta hora de México: la veracidad, la verificabilidad y la verosimilitud de nuestras palabras, hermanadas a unos hechos capaces de persuadir a los escépticos y de estimular a los desencantados.

A partir de este momento, y con la guía de nuestro Comité Ejecutivo Nacional, iniciaremos una tarea cuyos primeros apuntamientos describiré a continuación.

En momentos complejos para la vida nacional —aunque decía Borges que todos los momentos de la humanidad son difíciles y críticos— Reyes Heroles dejó escrito que el futuro del PRI dependería de los esfuerzos que fuera capaz de desplegar para insistir en sus aciertos y rectificar en sus errores.

Las urnas del año 2000 nos situaron ante la necesidad imperativa de aprender a conjugar los verbos rectificar e innovar en todos sus tiempos. No podíamos seguir como íbamos: extravío en los principios y, también, reconozcámoslo, desistimientos y hasta claudicaciones.

Por ello, nuestra sociedad nos dio una lección, pero, también, una nueva oportunidad. Los electores redistribuyeron el poder público: al ordenar un relevo en el Ejecutivo Federal, otorgaron al PRI una mayoría parlamentaria suficiente para comprometerlo, por un lado, en el camino de su propia autorreforma y, por el otro, para erigirlo en una fuerza legislativa mayoritaria responsable de mantener la vigencia de la Constitución, norma máxima de la República y proyecto colectivo de la nación.

Como nos lo ordenó la pasada Asamblea Nacional, el PRI está obligado a proseguir y a profundizar en la reforma del poder y en la reforma de la política, y, al mismo tiempo, a garantizar que la apertura económica y la inserción de

nuestro país en la economía planetizada se efectúen sin mengua de la identidad nacional, a partir del reconocimiento de los principios rectores de nuestra convivencia fraguados en el curso de un largo devenir histórico.

La idea que mejor explica el acontecer político durante los últimos lustros mexicanos es el concepto implícito en la palabra proceso. Estamos inmersos en un curso de transformaciones sociales y económicas, políticas y culturales, definidas en algunas investigaciones teóricas como transición y que, a mi juicio, ha consistido y consiste en una tarea deliberada de cambios y transformaciones, responsabilidad primordial del PRI.

No sin resistencias y reticencias internas, y, hasta en ciertos momentos, con extravíos y retrocesos, durante varios decenios, el partido y nuestros diputados y senadores, y ahora mediante el complejo ejercicio de una mayoría congresional, aún cuando por el momento no desempeñe la Presidencia de la República un correligionario nuestro, hemos sido, —y seremos-- los principales impulsores del desarrollo democrático con justicia social.

En el proceso puesto en marcha por nuestra XVIII Asamblea Nacional, la Fundación Colosio tiene la responsabilidad estatutaria de propiciar los estudios políticos, económicos y sociales necesarios en esta etapa de nuestra autorreforma modernizadora, difundir nuestros principios, aproximarse con actitud dialogante a quienes no militan con nosotros, preservar la memoria histórica del partido y atrevernos a escudriñar el futuro mexicano.

Se trata, en suma, de mirar más allá, aunque sólo sea un poco más allá, de nuestro estricto marco circunstancial, de trascender el episodio coyuntural de cada día, la efímera realidad inmediata, para, con el sosiego propio de la información y de la crítica, atrevernos a otear lo que podría llegar a ser y a hacer la sociedad mexicana en las décadas por venir. Estamos urgidos de una mirada más larga cuyos alcances serán fidedignos en la medida en que seamos capaces de impulsar debates informados y discusiones críticas, útiles para apoyar al partido en la tarea de concebir los caminos viables y las medidas posibles destinadas a conducirnos hacia una sociedad más democrática que, para serlo, deberá ser más justa.

Pensar el futuro, en suma, no es un ejercicio de visionarios o de iluminados, sino de políticos previsores y dirigentes responsables capaces de trascender las anécdotas cotidianas.

En la Fundación trataremos de ocuparnos del indispensable enfoque denominado estructural, combinándolo con las necesidades de la investigación de coyuntura, instrumento este último necesarísimo en todo quehacer político, en toda campaña con vocación de mayoría electoral.

Pensar el futuro es contribuir a imaginarlo. Nos proponemos hacer énfasis en el impulso a las actividades capaces de crear las condiciones mínimas de esa ingente y urgente tarea: pensar el futuro, imaginarlo, es misión política del más alto linaje. Dije política no porque pensar e imaginar el futuro sea tarea exclusiva de los políticos, bien sé yo que a nosotros poco se nos alcanza

acerca de muchas tareas esenciales de la vida humana, sino porque la política todo lo recoge y lo sintetiza: la técnica y los números, las certezas y las incertidumbres, las esperanzas y el infaltable azar, los desencantos y lascoincidencias, la realidad y —¿por qué no? — los sueños y los anhelos: no renunciemos a la utopía. La política es, por su naturaleza misma, tarea de la sociedad y de sus organizaciones. Concebimos a la sociedad como suma de individualidades creadoras, de excepciones, de matices y particularidades, de peculiaridades e intereses diversos, y, por consiguiente, de conflictos naturales y contradicciones inevitables.

No se trata de incidir en la llamada futurología, sino en un ejercicio de rigoroso realismo: apto para discernir las causas a fomentar y los cauces a seguir, al lado de la colectividad, con el propósito de enrumbarnos hacia una auténtica modernidad democrática y abierta. Esa modernidad empieza por encontrar y combatir los orígenes reales de la pobreza y de la marginación.

En los rigores del conocimiento no hay verdades definitivas ni, mucho menos, absolutas. Todo está sujeto a revisión. Revisar, rectificar e innovar: en nuestro país la sociedad ha demolido y demuele mitos y preconceptos, creencias acríticas y fabulaciones mistificadoras de la realidad.

La Fundación debe crear espacios y condiciones propicias para que la rectificación, la revisión y la innovación, concebidas con afinado sentido crítico, sean instrumentos necesarios del replanteamiento de nuestra nueva relación con la sociedad.

Todos tenemos en la Fundación Colosio un escenario para expresarnos y discutir, proponer, debatir y criticar, crear y recrear ideas que si bien orientarán al PRI y le ofrecerán instrumentos e informaciones para que se decida a operar los cambios que de él exige la sociedad, irán dirigidos al desarrollo general del país, a la profundización y constante perfeccionamiento de su siempre inconcluso proceso democrático.

La XVIII Asamblea Nacional otorgó nuevas atribuciones y restituyó facultades a la Fundación. Nuestra institución conserva todas las funciones que la caracterizaron desde su creación al cabo de la XIV Asamblea, pero ahora le incumben también las que realizó el instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales.

El acto renovador es fruto de una larga meditación.

Renovar: lo contrario de romper. Renovar: tender puentes con los aciertos del ayer y aventurarnos a imaginar algo mejor hacia el porvenir. Nada se renueva ni se construye ni se transforma a partir de cero. Tenemos mucho camino andado.

En la Fundación evitaremos los prejuicios y las supersticiones, antesala de todos los anacronismos que nos alejan de los nuevos mexicanos, los jóvenes, a quienes interesan las ideas y no los dogmas; los ejemplos constatables y no la retórica vacía; las realidades y no las promesas, las acciones creadoras y no

las repeticiones y los estereotipos; la espontaneidad y no las ceremonias; la comunicación democrática a través de los medios y no los fogonazos grotescos de la peor mercadotecnia; la cultura como expresión de la libertad, la libertad como madre de las libertades y la convivencia basada en las leyes.

Una de las principales tareas a las que nos aplicaremos de inmediato consistirá en buscar, encontrar y ofrecer los espacios para la participación en las tareas de la Fundación a las nuevas promociones generacionales que ya incursionan con talento y nuevos enfoques en la vida académica y profesional. Esta tareaes indispensable y urgente. La Fundación alcanzará sus objetivos en la medida en que abra sus puertas y estimule la participación crítica de los jóvenes estudiosos. Ellos vendrán a proponernos su idea del nuevo México democrático y de avanzada en el que debemos participar con la suma de las inteligencias y de los razonamientos de las generaciones que, entrelazadas, entreveradas, como diría Reyes Heroles, constituyen la fuerza política e intelectual que impulsará a la Fundación.

Examinemos lo de hoy y escudriñemos lo de mañana, sin pasar por alto el ayer, que nos explica e impulsa: no en vano los nuevos estatutos depositan en la Fundación la responsabilidad de resguardar nuestra memoria histórica.

Señoras y señores:

Tratemos de buscar y de encontrar respuestas nuevas. Pero, para conseguirlo, tendremos que aprender a preguntar de otra manera.

Investigar y proponer consisten, en buena medida, en preguntar. Y, también, en aprender a dudar.

Hacer historia: preguntar al pasado. Hacer futuro: atrevemos a preguntar las causas o razones de nuestros yerros u omisiones, de nuestros aciertos y avances.

Preguntar consiste, en buena medida, en estimular el debate, en provocar respuestas y dudas que nos inciten a concebir una realidad mexicana más democrática que la existente, con base en datos confiables y en ideas nuevas.

¿Cómo hacer posible el paso entre la idea y la realidad?¿Cuáles son las grandes preguntas de este tiempo mexicano?:¿Qué Estado y qué mercado necesitamos?¿Cuáles son los fines de la educación?¿Cuáles son los nuevos límites de la soberanía del Estado?¿Necesitamos más sociedad o menos Estado?¿Son compatibles la desigualdad social y la democracia política?¿Cuáles son las nuevas relaciones entre lo público y lo privado?¿Estado de derecho o Estado de derecha?

A mi juicio, una de las tareas de la Fundación consistirá en que seamos capaces de estimular el estudio de la realidad como posibilidad, los problemas como fuentes de proyectos, las necesidades sociales como desafíos.

En suma: dialogar con el diálogo como propone el filósofo. (Lledó)

Al concluir estas palabras evoco la memoria de Luis Donaldo Colosio.

A muchos de los aquí presentes correspondió participar con él en la idea y en la puesta en marcha de este organismo propulsor de las innovaciones exigidas por el país. Nació bajo el nombre de Fundación Cambio XXI, concebida, desde su nombre mismo, para aportar materiales e ideas a fin de contribuir a la reforma de la República y del partido del porvenir.

Muchas tareas entre nosotros están vinculadas al nombre de Colosio, pero quizá no exista otra parte de nuestro Instituto que de manera tan entrañable está ligada a su persona.

A partir de 1994, por decisión unánime de la comunidad priísta, dimos su nombre a esta institución. Por ello, una de las tareas centrales del PRI consiste en proseguir y enriquecer el legado de valores, principios e ideas de Colosio.

En nuestro quehacer cotidiano está presente el pensamiento y la acción de Luis Donaldo.

Rodolfo Echeverría RuizAbril 17 de 2002

Versión estenográfica de la intervención de la licenciada Beatriz Paredes Rangel, Presidenta de la Fundación Nacional Colosio, efectuada el día de hoy, en el Salón de Usos Múltiples del CEN del PRI.

México, D. F 3 de Marzo del 2004.

Señor licenciado Roberto Madrazo, presidente del GEN del PRI;Señor licenciado Miguel Alemán, estimable amigo, Gobernador Constitucional del estado de Veracruz y distinguido priísta;Señor licenciado Rafael Rodríguez Barrera, ex presidente del CEN del PRI y entrañable compañero;Señor licenciado Mariano Palacios Alcocer, ex presidente del CEN del PRI e integrante del Consejo de la Fundación Colosio;Señor licenciado Pedro Ojeda Paullada, ex presidente del CEN del PRI;Compañero y amigo, Rodolfo Echeverría;Compañero y amigo Celso Delgado, representante del dirigente de mi organización, la Confederación Nacional Campesina, ruego transmita mi solidaridad y compañerismo de siempre a don Heladio Ramírez;Compañera Diputada Estela Ponce, dirigente de la Organización de Mujeres;Compañero Florentino Castro, Delegado Encargado de la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional en el Distrito Federal;Compañero y amigo José Antonio Rojo, Presidente del CDE del PRI en Hidalgo;Distinguidos integrantes de la Asamblea de la Fundación Colosio;Señoras y señores;Amigos todos:

Gracias por estar aquí, aprecio a los consejeros de la Fundación Colosio, su presencia en esta asamblea y el haber votado favorablemente la propuesta del dirigente del CEN, para que me haga cargo de la Presidencia de la Fundación.

Reconozco la decisión del presidente de proponerme ante ustedes, la interpreto como un gesto de apertura, por encima de filias o de fobias, de afectos y desafectos, de identidades o viejos conflictos, los priístas tenemos el enorme desafío de que el partido no se derrumbe, que no deshaga en nuestras manos, pues el deterioro del PRI, su posible balcanización, sus luchas intestinas o su atomización, pueden dar al traste con la organización política que en el curso del Siglo XX fue factor determinante en la edificación del México moderno.

Así es, pertenecemos a la corriente histórica que estableció el principio de igualdad de todos frente a la ley, la libertad de los mexicanos de pensar, de escribir, de expresar y de crear, de reunirnos y asociarnos, la libertad de conciencia y de culto que forjó al estado mexicano como un estado laico, democrático y federal, que consagró a la educación como un derecho universal a través de la educación pública y el libro de texto gratuito, que distribuyó más de la mitad del territorio nacional mediante la reforma agraria y reconoció patrimonio y espacio social a los campesinos, que reivindicó a los hidrocarburos, que perfiló a un sistema de economía mixta, alentando la

inversión privada con sentido social, que consagró el derecho de huelga y la organización sindical.

Que instituyó la seguridad social, que en síntesis, estableció las bases del México del Siglo XXI, fuerza política que con el aliento de tres grandes líderes, Carlos Madrazo, Jesús Reyes Heroles y Luis Donaldo Colosio, impulsó la renovación democrática del país; Carlos Madrazo la democratización del partido; Reyes Heroles la democratización del sistema político; Luis Donaldo la renovación democrática de la ideología partidaria.

Es menester, entonces, preservar al partido, por encima de las tensiones evidentes entre corrientes y puntos de vista encontrados. El equilibrio en el sistema político mexicano aún lo requiere, pues resulta obvio que no obstante las diferencias internas y los problemas existentes en este gran partido político, no existe todavía en el país, formación política legítima capaz de sustituir el papel de organicidad, de visión institucional y de comprensión del estado que los cuadros priístas y la vigencia de su partido le aportan a la nación.

A Rodolfo Echeverría, político de larga trayectoria con quien muchas cosas y sentimientos me han unido en décadas de amistad y afecto, le estimo el profesionalismo en la operación de este relevo, que se proyectará, sin duda, dándole seguimiento a los logros de su gestión como las tesis para la Convención Nacional Hacendaria y otras tantas; al equipo que le ha acompañado, mi congratulación por no arrear las velas en época en la que ha campeado el temporal.

Me motiva coordinar las actividades de la Fundación, no la considero trinchera menor, ni espacio para resarcir compensatoriamente participaciones previas, negocias facciosas o desempeños formales, creo que cada militante tiene el deber de cumplir lo mejor posible, las encomiendas con que le hayan distinguido, sin esperar por ello retribución alguna, también creo que en política cada quien es responsable de sus actos y es cuestión de principios el asumir sus consecuencias.

Yo competí por la presidencia del partido, los resultados electorales no me favorecieron, presenté las impugnaciones que estimé pertinentes y acaté el juicio del Tribunal Electoral que había yo aceptado.

Me anima para el desempeño de mis futuras tareas, el que los presidentes de las filiales estatales, son militantes distinguidos de mi partido y que con muchos de ellos tengo añejos lazos de amistad y de trabajo compartido.

Como mujer de causas que soy, reafirmo que todas las trincheras son útiles cuando se enarbolan ideas claras y propósitos precisos y cuando el quehacer político es un compromiso para transformar la realidad y no una diletancia o simple subterfugio para disfrazar apetitos de un poder que deviene en carente de sentido si no enraíza en la convicción de servicio y en la defensa de los intereses ciudadanos.

A la distancia y hasta donde esté, le digo a Luis Donaldo que encabezar un organismo que lleva su nombre, me obliga aún más a intentar congruencia y consistencia y a recrear la exaltación de los ideales que animaron su espíritu.

Creo en la política de ideales y de valores, acredito el quehacer político como una de las más altas expresiones de la civilización humana, producto del esfuerzo de nuestra especie por resolver sus contradicciones con el uso de la razón, más que con el de la fuerza y de construir acuerdos en un ambiente de convivencia que propicie la creación intelectual y la evolución de las sociedades.

Creo en la política democrática como un ejercicio cotidiano de respeto a los derechos humanos, de genuina representatividad social, de apego a la legalidad, vocación por lo público, en la que los políticos guían su conducta por un cuadro de valores y principios que tiene parámetros morales y límites.

En la crisis de credibilidad que enfrentamos quienes participamos o hemos participado en las instituciones políticas y que repercute dramáticamente en el deterioro de la institucionalidad democrática, percibo que la ciudadanía espera que exista una recuperación de la ética pública y exige un conjunto de definiciones que den trascendencia a la función del poder.

En la dimensión ética se pondera la veracidad, la autenticidad, la honradez, la probidad, la responsabilidad, la humildad, la asunción y la aplicación de la ley, atributos todos que favorecen que el ciudadano y los interlocutores en la arena pública tengan certidumbre, certidumbre y certeza indispensables para generar tranquilidad o para saber a qué atenerse y el valor intangible más preciado en la conducción democrática, el de la confianza.

En la dimensión ideológica y programática, resulta evidente que nuestro pueblo aspira a encontrar definiciones de las fuerzas políticas que le sirvan como grandes referentes para encauzar sus expectativas y en las que puedan percibir que se interpretan adecuadamente sus aspiraciones.

¿Cuáles son los temas a analizar en el país, los que verdaderamente constituyen el núcleo de la problemática contemporánea, en un México de 102 millones de mexicanos, con el 79 por ciento de su relación comercial internacional con Estados Unidos de América, con un producto interno bruto per cápita promedio de 7 mil dólares anuales, con una disparidad en la distribución del ingreso en la que más del 80% de la población se encuentra por debajo de dos mil dólares de ingreso anual y se reconocen como pobres 40 ó 50 millones, no voy a entrar a un debate maquillado de las cifras y dentro de ellos a 26 millones de personas en pobreza extrema?.

Un país que tiene una frontera de alrededor de 3 mil kilómetros con la potencia más poderosa de nuestra época y que vive una dinámica migratoria de enorme intensidad y una frontera sur con regiones de población indígena con alta marginación, una nación pluriétnica y pluricultural que reconoce la existencia de once millones de población indígena, pertenecientes a más de 50 diversos grupos étnicos.

La escolaridad promedio de 7.9 años en la población total, se contrasta con el hecho que de los 14 millones de jóvenes en edad de asistir a la universidad, solo 1.2 de cada 10 mexicanos cursan carrera superior y en el rango del postgrado, tenemos una densidad de 0.1% en relación a la población total.

Nuestra patria, entre dos océanos y con dos golfos, el de California y el de México, con una diversidad de climas y orografía de contrastes, con aguas torrenciales de las que dijera Pellicer: “De aquél hondo tumulto de rocas primitivas, abriéndose paso entre sombras incendiadas, arrancándose harapos de los gritos de nadie, huyendo de los altos desórdenes de abajo, con el cuchillo de luz entre los dientes, así sonriente y límpida brotó el agua. Aguas, ríos, marismas, desiertos”.

País con un promedio del 60% del territorio con tierras áridas y riesgos de desertificación.

Nuestra patria, que al decir de López Velarde, los veneros de petróleo se los escrituró el diablo, es el Duodécimo Productor petrolero del mundo, el cuarto del continente y el segundo de América Latina y de nuestros ingresos fiscales, el 40% depende de la renta petrolera.

Hay otros tantos datos duros que proyectan un país extraordinariamente complejo, inmerso en un cúmulo de cambios, procesos de modificación demográfica, política, electoral, en su estructura laboral y en su inserción en el escenario internacional.

Definitivamente, compañeras y compañeros de partido, hay que admitirlo, el México del 2004 no es el de 1929, cuando se fundó el Partido Nacional Revolucionario y en el país había alrededor de 16.6 millones de habitantes; no es el de 1938 cuando surgió el Partido de la Revolución Mexicana y habitaban aproximadamente 19 millones al interior de nuestras fronteras, tampoco es el de 1946 cuando se estableció el PRI y cerca de 23 millones de compatriotas conocieron del suceso.

Los tiempos han cambiado, el país ha cambiado, hay viejos y nuevos problemas, las soluciones tendrán que adecuarse a las nuevas realidades y a los entornos distintos que determinan el contexto de la situación mexicana del Siglo XXI, las viejas soluciones que alguna vez lo fueron, ya no lo son.

Discutir con objetividad el México de hoy y su prospectiva es el desafío. Hacerlo con rigor analítico, con comprensión histórica, con realismo geopolítico, con convicción democrática, con noción de contemporaneidad y con fidelidad a los ideales, es indispensable.

Habrá que subrayar, lo que de vigencia tiene, por humanista, el lema que sintetiza dos conceptos: democracia y justicia social, y como ésta síntesis, nutre una posición en torno a la cual podremos articular la reflexión y el debate de los grandes temas para que la sociedad en general y la militancia priísta

puedan identificar que se abordan los asuntos esenciales del país y aquellas cosas que verdaderamente importan al desarrollo de las personas.

En lo internacional sin desconocimiento de la realidad geopolítica bilateral del país, ¿cómo garantizamos vinculación regional y multilateral en un mundo que aspiramos a que sea multipolar, que aspiramos a que sea mejor y en el que México encuentre espacio para un destino propio?. ¿Qué significa en la era de la globalización el concepto de soberanía?

En la política interior, es evidente que la transformación de un sistema de partido hegemónico al de un sistema más competitivo y el surgimiento de nuevos poderes fácticos, deberían encontrar un estado capaz de cumplir la norma y aplicarla sobre sí mismo, y lograr la prevalencia de la ley en todos los ámbitos. ¿Cómo modernizamos las instituciones para estos propósitos? ¿Que hacer para erradicar el narcotráfico y la inseguridad pública? ¿Cómo excluir definitivamente la tortura y priorizar el respeto a los derechos humanos, cuidando del equilibrio correcto entre aplicación de la justicia y vigencia plena del estado de derecho? ¿Cuál es la política necesaria de seguridad nacional, de seguridad estratégica, soberana, en la era de la globalización?

En materia económica, lograr que el núcleo que determina las estrategias de la política económica sea el bienestar de los mexicanos y el desarrollo del país en las nuevas condiciones del escenario mundial constituye la difícil combinación. ¿Qué pasa con sistema bancario comercial que no da financiamiento? ¿Qué pasa con una banca de desarrollo seca en recursos? ¿Qué pasa con una hacienda pública insuficiente, ineficiente y centralizada? ¿Hasta dónde la rigidez en los parámetros macroeconómicos es indispensable para el prestigio internacional y la confianza de los grandes capitales, independientemente de que se pueda generar una enorme frustración social?

Cómo combinar eficiencia económica sin dogmatismos, con la prioridad de generación suficiente de empleos y fortalecimiento del mercado interno, indispensables para evitar inestabilidad y crisis social, cómo corresponsabilizar a todos los actores económicos en diseñar y convenir soluciones para el país en las que todos aporten, para que en el curso del tiempo podamos superar las difíciles circunstancias de reactivación económica y no se pretenda que siempre el costo de las reformas necesarias solo se absorba por los más pequeños o por los más desprotegidos.

¿Cómo lograr que el empleo sea el eje de las decisiones económicas e integrar las políticas industriales, agropecuarias, de turismo, pesqueras, de acuacultura, del desarrollo de servicios dentro de una estrategia de generación de empleos y de mejoramiento del mercado interno?

En ciencia y tecnología tendremos que reconocer, que no es sencillo escapar al dilema de comprar y convertirnos en consumidores de la ciencia y la tecnología del exterior o fomentar y respaldar activamente la invención y el descubrimiento propios, no hay soluciones únicas, lo que es un hecho es que requerimos construir una política de estado en la materia, difícilmente seremos competitivos y concursaremos en la nueva era, sin decisiones en este rubro.

La biodiversidad y la problemática ecológica de México, obligan a concebir el tema medioambiental como un eje transversal en todas las políticas públicas y como un replanteamiento de la cultura mexicana en relación a la naturaleza. Despolitizar el tema, quitarle connotaciones electorales a los conceptos y establecer compromisos reales con una plataforma genuinamente ecologista, parecería indispensable para garantizar destino a las nuevas generaciones. Resolvamos con inteligencia las contradicciones entre el desarrollo industrial y la expansión agrícola con la restauración y la preservación del medio ambiente.

Resulta indispensable por otra parte, afrontar la discusión sobre calidad educativa, pertinencia del modelo educativo, expansión de la cobertura y diseño de mecanismos que garanticen una oferta universitaria, tecnológica y de postgrado, suficiente para la habilitación y desarrollo de las nuevas generaciones, en un mundo cuyos parámetros de exigencia en materia de formación serán ineludibles. No existirá desarrollo posible ni competitividad, ni movilidad social, si no fortalecemos estructuralmente al sistema educativo y modificamos en lo necesario, nuestras políticas educativas, la educación puede y debe seguir siendo un baluarte, nutrida por nuestra convicción de que el laicismo en la educación es una conquista irreversible.

De la mano con la discusión y el debate sobre la calidad educativa, tendremos que reflexionar sobre la política cultural, 30 siglos de identidad puestos a prueba, preservar y recrear el ser del mexicano en la apertura hacia lo universal y asegurar la presencia de lo mexicano en su diversidad, en todo el orbe es el desafío. Cómo hacerlo, cómo asegurar que el impulso a la fuerza creadora de lo mexicano refleje su diversidad y garantice su libertad. En el Siglo XXI solo una vigorosa política cultural garantizará la persistencia de nuestro perfil.

Desde luego, el debate se dará en un ambiente democrático, hay muchos temas más que no enuncio para no ser prolija pero el ambiente de debate democrático tiene que impulsar también la profundización democrática en el país.

La premisa debe ser en todo momento, alentar la madurez ciudadana, prestigiar la política, fortalecer la representación. ¿Cómo fortalecer el sistema de partidos sin hacer de México una partidocracia? Hay que establecer prácticas electorales que aseguren la rendición de cuentas y el reflejo fiel de la vocación de los electores, tener una democracia electoral y una democracia funcional en pleno ejercicio y respeto de la división de poderes, ¿qué vamos hacer con la democracia participativa, con sus expresiones, con el ansia de protagonismo de la sociedad civil? Construir una democracia que refleje la compleja y amplia diversidad de la sociedad mexicana contemporánea, ¿cómo no ser enajenados por la democracia mercadotécnica en donde el acceso a los recursos económicos para costosísimas campañas acaben subordinando a todas las fuerzas políticas al vellocino de oro? Debemos garantizar la tolerancia, la inclusión, la equidad de género y el respeto a las minorías, tenemos que reconocer que en esta nueva era del país, las conquistas

democráticas no son de una vez y para siempre, tenemos que cuidarnos de la improvisación y de las tendencias autoritarias.

Sin abundar en otros temas de extraordinaria complejidad, en los cuales los priístas tenemos opiniones diversas, asumamos que hacia el interior de la enorme corriente histórica que es el partido, hay opiniones distintas sobre temas medulares, reconozcamos que la fundación es uno de los foros, no el único, pero sí, un foro pertinente para, en un ambiente de respeto, de reconocimiento a la verdad de cada quien, poder sopesar argumentos y contradicciones y poder impulsar aquellas medidas que sean útiles para la sociedad y para el fortalecimiento de la vigencia de nuestro partido.

La pregunta clave es, si los mexicanos de nuestra generación podremos imaginar un conjunto de nuevos paradigmas que se sobrepongan a intereses parciales, se nutran de los ideales perennes y logren movilizar la voluntad colectiva, urdiendo el tejido de entendimiento indispensable para darle viabilidad al país durante el Siglo XXI.

Y para los priístas, la pregunta crucial es, si seremos capaces de jugar un papel principal en la conceptualización de esas definiciones y en la construcción de los escenarios democráticos que hagan factible su puesta en práctica.

Si coincidimos en que esta es la tarea necesaria, también compartiremos quesu magnitud trasciende con creces los márgenes de acción de la Fundación Colosio.

Sin embargo, la naturaleza y el perfil de este organismo y de quienes en el participan, ó se han involucrado, forman su Consejo de fundadores o pueden incorporarse, algo permitirá aportar a tan significativos propósitos; a veces lograr simplemente la adecuada definición de la verdadera agenda del debate, en medio de un ambiente de trivializaciones, superficialidades y descalificaciones interesadas, constituye en sí mismo, una aportación suficiente.

Por ello, resulta muy incitante sumarse en estos momentos a las actividades de la Fundación Colosio; no llego a descubrir el hilo negro o a inventar la cuadratura del círculo, planteo la continuidad de lo positivo, la valoración de los esfuerzos de las filiales estatales y la complementación de tareas o resolución de insuficiencias.

Planteo, así mismo, potenciar trabajos de todos aquellos que estén animados por estas mismas preocupaciones.

Sé también, que el trabajo en el partido y sus filiales, se da en un contexto de escasez y restricciones, que pretenderé suplir con imaginación y dedicación extrema, nunca he creído que el motor principal para la política sea el acceso a recursos.

Destaco, por su relevancia, del estatuto de la Fundación, en concordancia con el artículo 203 de los Estatutos del partido, las siguientes funciones:

Del artículo sexto deseo subrayar el inciso segundo: contribuir a elevar el nivel de la discusión política en México mediante el fortalecimiento de una cultura política plural.

Y el inciso vigésimo quinto: Promover y establecer relaciones con partidos políticos, fundaciones, organizaciones de ciudadanos e instituciones nacionales e internacionales para fines de cooperación e intercambio.

Y el artículo quinto de los estatutos: Apoyar al Partido Revolucionario Institucional a través de la elaboración de plataformas electorales y planes de gobierno.

En coordinación y respetuosa colaboración con las instancias pertinentes del Comité Ejecutivo Nacional, siguiendo las directrices del presidente del mismo y coadyuvando con las Comisiones Temáticas del Consejo Político Nacional, con las fundaciones o equivalentes de sectores y organizaciones, con los Comités Directivos, con las filiales estatales, cumpliremos nuestras obligaciones estatutarias e impulsaré el debate de ideas y la creación intelectual que favorezca el que el PRI, en esta época de gran competitividad democrática y alternancia política, integre la vanguardia del pensamiento social mexicano y que las formulaciones y documentos sean instrumento de apoyo para dirigentes, candidatos y grupos políticos que así lo requieran.

Las puertas de la Fundación estarán siempre abiertas para todas las asociaciones, corrientes y agrupaciones que se interesen en proponer soluciones a la problemática nacional.

Señoras y señores:

Mucho me honra tomar posesión de la presidencia de la Fundación Colosio un día antes de la conmemoración del Aniversario del Partido Revolucionario Institucional.

Al hacerlo, reivindico al mismo tiempo mis afinidades y diferencias en esa relación dialéctica y controvertida que marca a quienes asumimos la política como cuestión de principios con los dirigentes, funcionarios y políticos con los que he tenido relación profesional y convergencia militante en el gran cauce de nuestra opción histórica: con Luis Echeverría Alvarez, con Guillermo Bonfil Batalla, con Emilio Sánchez Piedra, con Augusto Gómez Villanueva, Porfirio Muñoz Ledo, Jorge Rojo Lugo, Jesús Reyes Heroles, Enrique González Pedrero, Juan Sabines, Luis M. Farias, Sergio García Ramírez, Fernando Solana, Javier García Paniagua, Guillermo Cosío Vidaurri, Pedro Ojeda Paullada, Adolfo Lugo Verduzco, Víctor Cervera Pacheco, Gustavo Petrichiolli, Miguel de la Madrid Hurtado, Eliseo Mendoza Berrueto, Arsenio FarelI, Patrocinio González Blanco, Carlos Salinas de Gortari, Jorge Carpizo, Ignacio Pichardo, Ernesto Zedillo, Mariano Palacios, Manuel Aguilera, Santiago Oñate, Francisco Labastida, Heladio Ramírez.

Recuerdo también con aprecio imperecedero la solidaridad aleccionadora de María Lavalle Urbina, de Griselda Alvarez y el compañerismo de María de los Angeles Moreno, de Dulce María Sauri, de Kena, de otras tantas colegas que aprendimos, no sin esfuerzo, a respetar y alentar los espacios de las demás. Aquilato, como nadie, el conjunto generoso y fraterno de los legisladores y legisladoras que hicieron posible la prevalencia del grupo parlamentario del PRI en la LVIII Legislatura de la Cámara de diputados.

Gracias a ustedes cumplimos una responsabilidad histórica. Gracias, don Rafael; gracias a todos nuestros compañeros que están aquí.

No me considero cabeza de una corriente autonombrada beatricista, ni apéndice de alguna con otra denominación, ni antagonista persé ó advenediza conversa de la denominada madracista, o confrontacionista por antonomasia de alguna otra personalidad; no soy así.

Los priístas nos hemos dejado involucrar en disputas estériles que al caricaturizarse como el enfrentamiento de tecnócratas contra políticos, dinosaurios contra renovadores, modernizadores contra fundamentalistas, rudos contra técnicos, autoritarios contra demócratas, han prohijado una adjetivación que propicia las descalificaciones mutuas que ha difuminado la verdadera naturaleza de las diferencias y ha impedido su discusión seria y serena, y el que se asuman posiciones racionales en torno a ellas, deteriorando a la élite política y al papel de la política en la conducción democrática. Las diferencias existen, enfrentémoslas, cIarificándolas.

A partir del debate de ideas y de la subordinación de intereses personales, renovemos la cohesión del PRI, la cohesión hablo, no la unidad inmutable y acrítica, comprendamos la conceptualización del término cohesión.

Renovemos la cohesión del PRI para enfrentar los retos electorales, desde luego, pero sobre todo para que los militantes priístas, que nos han dado una lección de lealtad y sabiduría política en medio de la crisis de sus élites, reencuentren al partido vigoroso, pilar de la transformación del país, y para que la sociedad en general sepa diferenciar errores de aciertos y nos permita recuperar su disposición.

De la antropofagia priísta sólo han sido beneficiarios intereses contrarios al proyecto histórico que hemos representado, ojalá sea posible tejer una compleja trama de reencuentros que sobre la base de valores y de una visión compartida de las políticas que requiere el país facilite atemperar las aspiraciones individuales de ascenso y propicie reconstruir la opción de largo plazo que para México representa nuestro partido. De no ser así, sería doloroso concluir que un ciclo histórico ya feneció.

Si se insistiera en adjudicárseme alguna pertenencia, en esa simplificación política medieval que se niega a comprender que los sujetos en las democracias tenemos identidad y originalidad, y pretende convertir a las individualidades, en serrallo de algún personaje o de alguna corporación, y que

en mi caso omite más de 25 años de trayectoria con seis elecciones constitucionales ganadas y responsabilidades públicas de la más alta jerarquía en diversos ámbitos, diría que mi militancia fundamental, mi vocación por lo público, se forjó al lado del movimiento campesino, y en él, al lado de quienes soñaron y siguen soñando que paupérrimos, indígenas, jornaleros y desposeídos tienen derecho a una vida digna y a un mejor porvenir. La cantera tlaxcalteca me legó la decisión del batallar constante, del persistir.

Generacionalmente formo parte de ese puñado de jóvenes que optamos por la política como razón de existencia: Roberto Madrazo, Fidel Herrera, Mariano Palacios, Rafael Oceguera, entre ellos, y acudimos a la convocatoria para refundar la organización juvenil del partido, dándole autonomía e independencia, convencida yo, entonces como ahora, que había que hacer el cambio del partido desde dentro, con una convicción a favor de la innovación y la democratización que compartí y sigo compartiendo con jóvenes de mi generación, ya no tan jóvenes ahora, como Pedro Joaquín Codwell, que hoy me honra con su presencia, como José Ramón MartelI, vocación por la innovación y la democratización que hoy ratifico como constante de mi biografía.

Sí, soy mujer de identidades y de lealtades con los principios y perspectivas ideológicas, de gratitudes con las generosidades, de amnesia con las ofensas, de intransigencia en la defensa de los valores que profeso y ante la manipulación de propósitos. Soy mujer de definiciones.

Generacionalmente, también viví como muchos de los que están en este momento presentes aquí, la dolorosa mutilación que para el proyecto de renovación integral del país significó la pérdida de José Francisco Ruiz Massieu y de Luis Donaldo.

José Francisco, ideólogo de relieve, y Colosio, una singular personalidad que pudo fusionar capacidades técnicas y visión de la modernidad con carisma nato, talento, sencillez, aptitud para escuchar y compromiso con valores nacionales que en el cambio, al ser fundamentales, siguen prevaleciendo.

Permítanme, y no podría dejar de hacerlo a 10 años de su deceso, para concluir esta intervención, referirme por última vez, de manera pública, a la conmoción que me causó la muerte de quien fuera nuestro candidato en ese marzo entintado en sangre de 1994. Por última vez digo, pues es prurito de mi parte, reivindicar propósitos y filosofía que muchos con él compartíamos y no intentar arrogarme cercanía de la que no alardee ni cuando estuvo con vida. Jamás pretenderé cobijarme en la figura de quien, ausente, merece descansar en paz.

Parafraseo, para concluir, dos estrofas de un réquiem que escribí 15 días después de aquél 23 de marzo de 94:

Yo no sé si la sangre es útil, Donaldo,es inútil para los justos,

para los que no saben afilar las garras del lobo,

para los que no saben aletear como los buitres, yo no sé si la sangre,

como creen los idealistas,irriga la tierra sedienta,

para que crezcan,perfectos y dorados, los naranjos.

Pero muchos te extrañarnos,a muchos más les haces falta,

eres un hueco en una generación,eres un vacío en la esperanza,

eres un paso anhelado en la gran marcha,tu ausencia patentiza la vulnerabilidad,

la irracionalidad, la felonía.

Por eso, no los absuelvas, DonaIdo.

Que sólo se encuentre la expiacióncuando germinen tus ideales.

Gracias.

PALABRAS DE FRANCISCO ROJAS GUTIÉRREZ AL RENDIR PROTESTA COMO PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN COLOSIO. (180607Reunión realizada el lunes 18 de junio de 2007

Señoras y señores

A propuesta de la Presidenta Nacional de mi Partido, licenciada Beatriz Paredes Rangel y por decisión de la Asamblea, asumo el compromiso y la responsabilidad de presidir la Fundación Colosio.

Quiero aprovechar esta oportunidad para reconocer y agradecer la gestión tanto de la licenciada Beatriz Paredes como del licenciado Humberto Lepe y su equipo, al frente de la misma. Su entrega y dedicación constituyen un ejemplo de cómo los militantes responden a las tareas demandadas por el Partido, aun en circunstancias tan difíciles como las que les tocó enfrentar. Gracias a su importante trabajo, se fijaron las bases para que el día de hoy podamos juntos iniciar una nueva etapa en la vida de la Fundación.

También agradezco sinceramente a los miembros fundadores y presidentes de las fundaciones estatales su apoyo; me comprometo a impulsar sus trabajos en todo el país, sobre todo con las mujeres y los jóvenes, para que nos aporten sangre fresca; debemos ser atractivos para las nuevas generaciones, y sobre todo congruentes entre el discurso y nuestra realidad.

Siempre es un honor para un militante del Partido Revolucionario Institucional presidir la Fundación Colosio e impulsar las tareas que los Estatutos le señalan. Desde esta instancia rectora y coordinadora del partido para realizar funciones de investigación y análisis de orden político, económico y social, de divulgación ideológica y de apoyo a la capacitación política podemos contribuir al desarrollo de la cultura democrática del país. Además, nuestra participación debe servir para fortalecer a la dirigencia partidista y perseguir la unidad de todos los priístas.

En las pasadas elecciones presidenciales parte del electorado nos retira su confianza, por ello estamos obligados a recuperarla; para ello, tenemos el compromiso de continuar la tarea iniciada por Plutarco Elías Calles y continuada por el General Lázaro Cárdenas, para cerrar las brechas que han polarizado a la población en los últimos lustros.

Tenemos una dirigencia que ha sido electa por la mayor parte de los integrantes del Consejo Político Nacional y de los Consejos Estatales. El partido se ha dado en esta ocasión un liderazgo para ejercer una oposición responsable y recuperar el poder en todos los niveles de gobierno. La experiencia nos muestra que cuando nos dividimos ponemos en riesgo los triunfos priístas; sin embargo, cuando permanecemos unidos, fuertemente cohesionados, derrotamos a nuestros adversarios.

El sistema pluripartidista en el que vivimos nos impone nuevas formas de hacer política para ganar mayores espacios en la conformación de las estructuras de gobierno y de los órganos legislativos. La mayoría de los mexicanos creyeron en el partido porque supo transformar la vieja sociedad agraria en urbana, modernizó la economía y construyó el sistema democrático que hoy se arrogan otros partidos.

Ahora, ha llegado el momento de realizar reformas que devuelvan al país el ímpetu que lo caracterizó por varias décadas. El PRI debe ser el motor de las futuras transformaciones de México y convertirse en la avanzada de un nuevo impulso modernizador.

A la experiencia debemos sumar el entusiasmo de nuevas generaciones que se identifiquen con el ideario del partido. No cabe duda, los mejores recursos humanos del país están en nuestras filas; para comprobarlo sólo hace falta recordar el fracaso del gobierno pasado y la pobreza intelectual y política de quienes integraron el gabinete presidencial.

Aquí están presentes muchos distinguidos mexicanos que podrían haber conducido la Fundación con gran acierto; su prestigio suma lustre y atractivo a nuestra organización. El compromiso con los mexicanos de todos los sectores y de todas las regiones del país nos obliga a trabajar arduamente para buscar encabezar un gobierno de unidad nacional.

En el partido, concretamente en la Fundación, tenemos el compromiso de impulsar el desarrollo progresista del país porque no es posible que sigamos teniendo una sociedad pobremente educada, con deficiente atención a la salud, la mitad de la población en la pobreza y una economía que no sólo no genera empleos sino que expulsa 500 mil mexicanos por año; tenemos que enfrentar ese reto hacia el futuro, dado que estamos creando una juventud sin esperanza y mal preparada para enfrentar los desafíos de una sociedad moderna.

Recuperar el ejercicio del poder es tarea insoslayable para los priístas; tenemos que imprimirle rumbo al esfuerzo de la sociedad mexicana para superar los obstáculos que han frenado su sano desenvolvimiento. En la Fundación Colosio buscaremos la participación plural de especialistas en las distintas ramas científicas, técnicas y culturales; procuraremos contar con lo mejor de la Academia y de políticos y administradores experimentados en los distintos escenarios de la vida del país, sin distingo de ideologías.

Tenemos que trabajar fuertemente para incorporar a las mujeres y los jóvenes al esfuerzo partidista, refrescar nuestro pensamiento e incorporar su vigor a la transformación del país. También, debemos impulsar su participación en las fundaciones estatales, dándoles la oportunidad de que aporten su entusiasmo e ideas, abriendo los canales de la capilaridad política coadyuvando a las tareas del Partido para su incorporación a la militancia activa.

El trabajo de las fundaciones estatales será fundamental para analizar los problemas y proponer soluciones locales y regionales, atendiendo a la diversidad y características propias de las distintas zonas del país. Nuestra

organización política sigue siendo vital para la buena marcha de las instituciones; fortalecerlas es indispensable para lograr la gobernabilidad que otorgue certidumbre y seguridad para que los mexicanos puedan desarrollarse con mejores oportunidades y mayor equidad. Nuestro compromiso no es sólo con la militancia priísta; es con todos los mexicanos dispuestos a trabajar, cualquiera que sea su trinchera, por el bienestar de la mayoría.

Me comprometo a que con la experiencia y ayuda de todos ustedes, a entregar una institución que será orgullo de todos nosotros y de las nuevas generaciones priístas.

Muchas Gracias.

México D.F. a 4 de junio de 2010.

Intervención del Lic. Marco Antonio Bernal en la Asamblea

General de Asociados de la Fundación Colosio A.C. en la que

tomó Protesta como Presidente Nacional de su Consejo

Directivo

Estimada amiga, Diputada Beatriz Paredes Rangel, Presidenta

del Comité Ejecutivo Nacional del PRI;

Apreciable Diputado Francisco Rojas Gutiérrez, Coordinador del

Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados y

Expresidente de la Fundación Colosio A.C.;

Estimado Sabino Bastidas Colinas, Expresidente de la Fundación

Colosio A.C.;

Amigo Ernesto Enríquez Rubio, Secretario General de la

Fundación Colosio A.C.;

Compañeros Amigas y Amigos Presidentes de la Fundación

Colosio en las Entidades Federativas;

Compañeros Asociados;

Amigas y Amigos todos:

Agradezco la confianza depositada en un servidor por la Asamblea

General, al votar favorablemente la propuesta de la presidenta de

nuestro Partido, Beatriz Paredes Rangel, para que ocupe la

presidencia del Consejo Directivo de la Fundación Colosio.

Al crear ésta Fundación que hoy lleva su nombre, Luis Donaldo

Colosio expresó muy claramente sus propósitos. Cito textualmente:

“…una Fundación dedicada a la investigación económica, social y

política; al análisis de las distintas dinámicas de transformación del

país, de los nuevos movimientos y los nuevos actores. Una

institución dedicada a pensar el futuro; una institución que

promueva la crítica y la autocrítica. Una nueva cultura política, el

diálogo y la discusión de las alternativas.”

Es un honor asumir esta responsabilidad en un momento de

grandes retos para nuestro Partido, ante las expectativas que ha

logrado generar entre los ciudadanos como la opción de gobierno

más confiable, tal como se ha expresado en los comicios recientes

y que con toda seguridad se refrendará el próximo 4 de julio.

Estoy convencido que nuestro partido sabrá responder a esa

expectativa ciudadana, con la fuerza de su organización y

militancia, el talento político de sus liderazgos y sus propuestas de

gobierno, que sin lugar a dudas habrán de llevarnos a recuperar la

Presidencia de la República en el 2012.

El liderazgo de nuestra Presidenta ha consolidado a nuestro

instituto político como un Partido moderno y competitivo, que ha

resuelto con acierto la dialéctica de ser, a un mismo tiempo,

oposición y gobierno; a partir de la virtuosa articulación de la fuerza

de la estructura sectorial y territorial, el peso de la representación

parlamentaria priísta, y el vigor de las ideas emanadas de la

Fundación Colosio.

Beatriz te agradezco que me abras las puertas de tu casa. Tu fuiste

Presidenta de la fundación y nadie mejor que tu conoce la

importancia de su misión. Tu visión estratégica será nuestra guía

para afianzar a la Fundación como promotora de la cultura

democrática e instrumento fundamental para fortalecer al partido en

la contienda política.

Mi reconocimiento al trabajo del Diputado Francisco Rojas

Gutiérrez, quien con su experiencia y lucidez ha contribuido a dar

contenido programático a la renovación y actualización de nuestro

partido.

Estoy convencido de que esta perspectiva inmediata de triunfo

electoral, requiere de un trabajo intenso en el terreno de las ideas,

de las propuestas de gobierno y del debate ideológico y político,

para plasmar en programas concretos, las exigencias de una

población que ha visto frustradas sus esperanzas de cambio en diez

años de gobiernos panistas y que hoy espera de nosotros las

respuestas que no obtuvo.

En esta etapa la tarea de reflexión y estudio sistemático de la

realidad nacional que sus estatutos marcan a la Fundación Colosio,

cobra una doble importancia.

Por un lado, insertar a nuestro partido en el lugar que le

corresponde en el debate de las ideas y propuestas, tanto al interior

de la estructura partidista como en la discusión nacional que tiene

lugar en foros y medios de comunicación pública. El PRI del siglo

XXI, debe consolidar esta capacidad para debatir en el entorno de

pluralidad que integra la estructura partidista, y salir a confrontar sus

ideas y argumentos con la diversidad de opiniones y posturas

políticas que se expresan en el entorno nacional siempre con una

actitud plural e incluyente.

Por otro lado, es necesario que la función de reflexión y generación

de conocimiento sobre la realidad del país, arribe a la formulación

de propuestas de políticas públicas, para concretar las ideas y las

demandas sociales en acciones y decisiones que produzcan

resultados tangibles en beneficio de México.

Este es el reto que me propongo asumir y cumplir: pasar del debate,

a la concreción de las ideas; avanzar de la articulación de las

demandas y aspiraciones populares, a la cristalización de los

propósitos de la mayoría que representamos.

En otras palabras, sostengo que a nuestro “tanque de pensamiento”

partidista le corresponda contribuir a definir el qué hacer y, sobre

todo, cómo hacerlo. Esta es la función política a la cual convoco a

los integrantes de la Fundación Colosio a colaborar, con su

experiencia y voluntad de transformación.

Se trata de un reto de enorme complejidad y gran responsabilidad.

Porque tenemos que marcar la diferencia cualitativa entre quienes

aspiraban al poder por el poder mismo, y quienes tienen el oficio, la

experiencia y la vocación por el gobierno. Entre aquellos que decían

encarnar el cambio y se extraviaron en las tentaciones del poder y

el nepotismo, y quienes saben que la voluntad de cambio nunca es

suficiente, y hay que saber discernir cuál es la dirección del cambio,

cómo conducirlo y visualizar las próximas etapas del desarrollo de

México.

Después de una década de estancamiento y retroceso, los

problemas del país se han exacerbado a niveles críticos de

descomposición política y social. Todos los aquí presentes sabemos

de esta encrucijada en que nos encontramos, conocemos los

diagnósticos, y creo que también compartimos la convicción de que

no podemos esperar a la profundización de esta crisis para

proponer y conducir el cambio de rumbo para la nación.

El país no puede esperar más y esta elección que se avecina debe

ser el punto de inflexión en la determinación de la mayoría de los

mexicanos por cambiar, con firmeza y sentido estratégico del rumbo

que queremos.

Estoy convencido de que en la conducción de este cambio, a la

Fundación Colosio le corresponde la tarea de definir de manera

clara, rigurosa y metódica: los qué y los cómo; las secuencias del

cambio, las tácticas y las estrategias, pertinentes y viables. Aportar

la visión de presente y de futuro que proponemos; y dar forma a la

experiencia y al conocimiento que tenemos, en una planeación

estratégica y prospectiva del rumbo que queremos.

Propongo discutir una agenda inmediata de trabajo que se aboque

a reflexionar y definir políticas públicas, en torno a los siguientes

temas que considero cruciales: primero, qué hacer para crecer y

cómo definimos y aplicamos el modelo de desarrollo mexicano que

hemos propuesto en nuestros documentos básicos; segundo, definir

una estrategia de seguridad integral que aborde la enorme

complejidad del problema de seguridad pública e impartición de

justicia que vivimos; tercero, definir una estrategia de erradicación

del hambre y la pobreza y la disminución de la desigualdades

sociales y regionales.

Como puede observarse, en el fondo de esta agenda subyace un

conjunto de temas fundamentales del debate contemporáneo, que

debemos abordar en toda su complejidad: cuál es la función del

Estado en materia regulatoria, redistributiva y de conducción del

desarrollo, y cómo consolidar la autonomía del Estado para que

tenga la capacidad de cumplir con sus funciones básicas; cuáles

son los términos de la relación estratégica que vincula al mercado,

la sociedad y el Estado; cómo consolidar el Estado de derecho y

lograr cumplir y hacer cumplir las leyes; cómo transitamos a una

economía sustentable y baja en emisiones de carbón; cómo

aseguramos la formación de capital humano en el sistema

educativo y productivo; y cuáles son las bases del poder y la

soberanía nacional en el nuevo orden internacional.

Compañeras y compañeros,

Llegar a la dirección de la Fundación Colosio es una distinción que

me honra como priísta y me compromete doblemente porque con su

nombre rendimos homenaje a la memoria de Luis Donaldo Colosio.

Asumo esta responsabilidad partidista, con el recuerdo de que

aquellos tiempos que Luis Donaldo Colosio veía como una

oportunidad para reformar el poder en México, se han convertido

ahora en un sinnúmero de problemas, obstáculos y encrucijadas.

Aquella economía abierta a la globalización y dispuesta a competir y

generar empleos, es ahora una economía incapaz de crecer y

dependiente del exterior para su recuperación, después de una

profunda recesión. Aquella sociedad de progreso, estabilidad y paz

social, vive ahora en el predicamento cotidiano y la inseguridad.

Esto es insostenible y el país no puede esperar más.

Contamos con el valioso capital político que nos heredó nuestro

líder, en la forma de un Partido que ha sabido cambiar lo que tiene

que modificarse; que aprende la lección y se renueva en su

capacidad de representación social, en su claridad ideológica y

programática, y en su función de conducción del cambio político.

Con el apoyo de la Fundación Colosio, habremos de consolidar y

dar rumbo a esta sólida mayoría ciudadana que cada día se suma

al PRI, y debemos convencer para vencer, y nos confía un mandato

al que debemos responder con ideas, propuestas de política

pública y, sobretodo voluntad de cambio.