PINTANDO MI VIDA

Esta es la historia de un pequeño que no reconocía los colores; su nombre era Iris.

Iris vivía en una cabaña cerca al bosque; allí se divertía mucho con sus vecinos. Hasta que cierto día empezó a notar rechazo por parte de algunos de sus amiguitos

Iris no lograba comprender por qué sucedía; así que decidió encerrarse en su casa para evitar las burlas.

Su padre el leñador se preocupó tanto que le dijo:-Hijo mío, has cambiado y te noto algo ausente.A lo que Iris respondió: -No me pasa nada, pero prefiero quedarme aquí en mi casa

Su padre insistió tanto en que saliera, que al pobre Iris no le quedó mas remedio que aceptar. Así que en la tarde del Jueves, al regresar de la escuela, salió a jugar cerca a su casa

Pronto se encontró a varios de sus amigos; y estuvieron un rato charlando. Hasta que resolvieron jugar al “Tinte-ponchado”.Era un juego en el que se lanzaba una pelota diciendo un color, y de inmediato todos debían correr hacia un objeto de dicho color

Esa tarde el pequeño Iris comprendería el por qué de tanto rechazo hacia él.Pepe el de cabello rojizo lanza la pelota hacia arriba mientras canta: “Tengo un ramo de flores escondidas en mi bolsillo, te las quiero regalar son de color… Amarillo.

Todos los niños corren y corren, hasta alcanzar los girasoles, pero Iris acelerado llega hasta el otro lado y se para justo al lado de las rosas rojas.

Cuando todos se dan cuenta sueltan a risotadas, señalando al pobre Iris que al no entender lo que pasaba, entra en llanto y se marcha hacia su casa.

Rosa su mejor amiga, lo alcanza en el camino y le dice:-No debes sentirte mal por eso.Iris le responde.-es que no sé por qué se ríen de mi, acaso hice algo malo? -No, tú no has hecho nada malo, no es tu culpa no saber reconocer los colores. Tal vez nunca te los enseñaron.

Iris acababa de dar respuesta a lo que se preguntó por algún tiempo. Sus amigos lo rechazaban porque no reconocía los colores.

La realidad es que Iris había tenido poco contacto para el reconocimiento de los colores, pues su padre trabajaba todo el día en el bosque y le quedaba muy poco tiempo para compartir con su pequeño hijo.

En los días siguientes ni en la calle, ni en la escuela se supo de iris. Había decidido encerrarse para siempre

Una noche, mientras dormía, Iris soñó con un ser fantástico… era el hada del bosque.

Ésta le entregó varios implementos de color a Iris y le dijo:

=La vida está llena de color, y los colores en ella se ven más con el

corazón que con los ojos

Iris respondió balbuceando:-pero es que…Yo no conozco los colores.El hada lo miró y terminó diciéndole.-A veces es más importante la esencia de las cosas que sus propios nombres

Y desapareció luego de dejarle varios pinceles y algo de pintura.

Al amanecer Iris despertó creyendo que todo había sido un simple sueño; sin embargo, al mirar debajo de su cama encontró un hermoso cofre, y al abrirlo quedó tan sorprendido… pues en su interior estaban aquellos materiales que el hada le había obsequiado en el “sueño”

Así que pensó, -¿por qué no?-intentaré colorear algo.

Lo detenía el miedo de no lograr identificar cada color, pero recordó que la esencia valía más que cualquier nombre, y vaya que su esencia era especial

Pues iris comenzó un gran recorrido, en el que su mayor pasión era pintar;

dejando su mundo interior en cada obra. A medida que pasaba el tiempo sus

cuadros eran mucho más hermosos y más reconocidos.

Es así como Iris creció y se convirtió en el mejor pintor del mundo, logrando vencer sus temores y demostrándole a todos lo valioso que era.

Fue muy feliz entre cada pincelada,

y colorín colorado esta historia

quizá apenas ha comenzado…