PRESENTACIÓN - eucaristia.files.wordpress.com · Se adjunta también, la Hora Santa realizada por...

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PRESENTACIÓN

Con motivo de celebrarse, desde el 24 de mayo de 2012, el Año Jubilar de la Familia Eucarística Reparadora (FER) en la República Argentina, el Equipo Diocesano de Santa Fe ha resuelto la elaboración del presente cuadernillo. El material que contiene corresponde a las Horas Santas realizadas para las celebraciones eucarísticas de los días 4 de cada mes, por las Marías y Juanes de la Parroquia Sagrada Familia de Santo Tomé, en homenaje al beato Manuel González. Se adjunta también, la Hora Santa realizada por las Misioneras Eucarísticas Seglares de Santa Fe, para rezar en los Sagrarios que se visiten como parte de los festejos asociados al Año Jubilar. Con ello se pretende ofrecer una ayuda a quienes les pueda ser de utilidad. Cabe señalar que la mayoría de los textos incluidos son partes de las Obras Completas del fundador de la FER, así como también muchos otros extraidos de diferentes fuentes (revistas y periódicos católicos, libros, artículos obtenidos de Internet de sitios recomendados por la Iglesia, etc.) y nuestro trabajo ha consistido esencialmente en recopilar material y presentarlos de una manera que resulte coherente y acorde a nuestra idiosincrasia, lenguaje, vivencias, etc. Si bien esta tarea se realizó siempre con la mayor seriedad y responsabilidad posibles, nunca pensamos que iba a salir de nuestro ámbito. Por ese motivo no se han presentado referencias más que a los textos de nuestro fundador. Finalmente, queremos agradecer antes que nada al Espíritu Santo, en cuyas manos nos abandonamos y esperamos haber sido dóciles a su voluntad; también a don Manuel González por habernos dejado tan prolífera y preciosísima obra en sus escritos que nos guían en este carisma que nos legó; y también a todos aquellos que, con su ayuda permanente, nos dieron la oportunidad de ir aprendiendo esta tarea de organizar las Horas Santas. Este cuadernillo es el fruto de la labor de todos ellos también. ¡Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, por siempre!

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Índice de contenidoPRESENTACIÓN................................................................................................................................2“4 de enero: fiesta del beato Manuel González” .................................................................................4

Hora Santa de enero.........................................................................................................................4“Palomares del Río” ..........................................................................................................................10

Hora Santa de febrero....................................................................................................................10“Celebración del 4 de Marzo” ...........................................................................................................15

Hora Santa de marzo......................................................................................................................15“Visita a un Sagrario: Para mis pasos...”............................................................................................19

Hora Santa para la visita a un Sagrario..........................................................................................19“Semana Santa” .................................................................................................................................24

Hora Santa de abril........................................................................................................................24“Pentecostés” .....................................................................................................................................30

Hora Santa de junio........................................................................................................................30“Cuerpo y Sangre de Cristo” .............................................................................................................37

Hora Santa de junio........................................................................................................................37“Mi amigo Jesús” ..............................................................................................................................41

Hora Santa de julio........................................................................................................................41“Las Bienaventuranzas” ....................................................................................................................46

Hora Santa de agosto.....................................................................................................................46“No teman, soy YO (Jn 6,20)” ...........................................................................................................52

Hora Santa de setiembre................................................................................................................52“La Sagrada Familia” ........................................................................................................................57

Hora Santa de octubre....................................................................................................................57“Llamados a ser santos” ....................................................................................................................62

Hora Santa de noviembre...............................................................................................................62“Celebremos la Inmaculada Concepción de María” ..........................................................................67

Hora Santa del 4 de diciembre......................................................................................................67“Hora Santa para visitas a Sagrarios: Año Jubilar”............................................................................72

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“4 de enero: fiesta del beato Manuel González”

Hora Santa de enero

Inicio: Nos ponemos en presencia del Señor, de rodillas ante el Santísimo (Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

MONICIÓN DE ENTRADA.(Voz 1) Hermanos:

En este tiempo en que tenemos especialmente presente la salvación de Dios que se ha hecho carne en el Nacimiento del Hijo, hacemos memoria del Beato Manuel González. Hoy, 4 de enero, es el día en que toda la Iglesia lo recuerda como el Apóstol de la Eucaristía y fundador de las distintas ramas de la Familia Eucarística Reparadora. Don Manuel supo acogerse a la salvación que Dios nos regala a cada instante y la Iglesia, con su beatificación, nos lo pone como modelo y poderoso intercesor.

Como nos lo pide en tantos de sus escritos, participemos en esta Hora Santa y luego en la celebración eucarística, conscientes de que «en la Misa, el ministro que celebra, la Iglesia que ofrece y los fieles que participan debidamente, son cosacerdotes y covíctimas. Cada cual, en su medida y a su modo, son sacerdotes que ofrecen y se ofrecen. Sacrifican a Cristo y se sacrifican con Él. Y con Cristo, alaban, agradecen, expían e interceden».

Con estas características presentes, invoquemos todos juntos al Espíritu Santo:

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Espíritu del Padre y del Hijo: Ven a nuestra comunidad;enciende en nosotros el fuego de tu amor.Enciende en nosotros el fuego que ardía en nuestro fundador y en tantos hermanos que nos precedieron.Danos bondad, alegría y paz; danos valor, paciencia y perseverancia.Tú conoces nuestras debilidades, nuestros fracasos, nuestras decepciones.Sabes del cansancio que a veces sentimos.Mantén ardiendo en nosotros tu fuego, calienta lo que se enfrió, dobla lo que con el correr de los años se puso tieso, devuelve la vida a lo que se secó.Ábrenos a los signos de los tiempos, recréanos en la fidelidad y en la esperanza, haznos fuertes en el servicio.Ven Espíritu Santo y enséñanos a orar; muévenos al compromiso y muéstranos el horizonte del Reino que Jesús nos anunció.Amén

REFLEXIÓN ORANTE:

(Voz 1) Si bien la mayoría de los presentes conocemos o hemos oido contar el origen de la obra de Don Manuel, recordemos juntos ahora aquellos hechos que, como él mismo narró, vinieron a ser para él como punto de partida para ver, entender y sentir todo su ministerio sacerdotal de otra manera,

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que no supo si llamarla “menos poética o más seria”.

Mi primer Sagrario abandonado (OO.CC. I 15-19)

Fuí derecho al Sagrario de la restaurada iglesia en busca de alas a mis casi caídos entusiasmos, y... ¡qué Sagrario! Un ventanuco como de un palmo cuadrado, con más telarañas que cristales, dejaba entrar trabajosamente la luz de la calle con cuyo auxilio pude distinguir un azul tétrico de añil, que cubría las paredes; dos velas que lo mismo podían ser de sebo que de tierra o de las dos cosas juntas; unos manteles con encajes de jirones y quemaduras y adornos de goterones negros; una lámpara mugrienta goteando aceite sobre unas baldosas pringosas; algunas más colgaduras de telarañas, ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Y qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no volver a tomar el burro del sacristán, que aun estaba amarrado a los aldabones de la puerta de la iglesia, y salir corriendo para mi casa! Pero no huí. Allí me quedé un rato largo y allí encontré mi plan de misión y alientos para llevarlo al cabo. Pero sobre todo encontré... Allí, de rodillas ante aquel montón de harapos y suciedades, mi fe veía a través de aquella puertecilla apolillada, a un Jesús tan callado, tan paciente, tan desairado, tan bueno, que me miraba... Sí, me parecía que después de recorrer con su vista aquel desierto de almas, posaba su mirada entre triste y suplicante, que me decía mucho y me pedía más. Que me hacía llorar y guardar al mismo tiempo las lágrimas para no afligirlo más. Una mirada en la que se reflejaban unas ganas infinitas de querer y una angustia infinita también, por no encontrar quien quisiera ser querido... Una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio: lo triste del "no había para ellos posada en Belén". Lo triste de aquellas palabras del Maestro: "Y ustedes ¿también quieren dejarme?" Lo triste del mendigo Lázaro pidiendo las migajas sobrantes de la mesa del Epulón. Lo triste de la traición de Judas, de la negación de Pedro, de la bofetada del soldado, de los salivazos del pretorio, del abandono de todos... Sí, aquellas tristezas estaban allí en aquel Sagrario oprimiendo, estrujando al Corazón dulce de Jesús y haciendo salir por sus ojos un jugo amargo, ¡lágrimas benditas las de aquellos ojos!...

Marías que leen estas páginas y que han visitado Sagrarios que se parecen a éste que yo describo y ante ellos han pasado un rato de oración, ¿verdad que la mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca?

Lo que me enseñó aquel Sagrario

Yo no sé que nuestra religión tenga un estímulo más poderoso de gratitud, un principio más eficaz de amor, un móvil más fuerte de acción, que un rato de oración ante un Sagrario abandonado. Quizá una fe superficial saque escándalo y tibieza de ese abandono. Pero una fe que medite y sobre todo, un corazón que ahonde un poco debajo de la corteza de las cosas, descubrirá en ese Jesús abandonado que se deja acompañar de telarañas y sabandijas; que pasa los días y las noches solo durante años y años y a pesar de todo eso no se va de aquel Sagrario; ni deja de mandar sol desde la mañana a la noche y agua para la sed y pan para el hambre y salud y descanso y fuerzas beneficiosas en cada segundo y a cada uno de los que le maltratan; ese Corazón, repito, no tiene más remedio que ver en ese modo de abandonar de los hombres y en esa manera de corresponder de Jesucristo, el Evangelio vivo, pero con una vida tan brillante, tan fecunda, tan activa, tan en ebullición de amor de cielo, que no hay más remedio que entregarse a discreción y sin reserva, diciendo con san Pedro: "Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré"... ¡Este amor no se parece a ningún otro amor!. De mí sé decirles que aquella tarde en aquel rato de Sagrario, entreví para mi sacerdocio una ocupación en la que antes no había ni soñado y para mis entusiasmos otra poesía que antes me era desconocida. Creo que allí se desvanecieron mis ilusiones de cura de pueblo de costumbres patriarcales

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y sencillas, con mi vocación de don Sabas...

Ser cura de un pueblo que no quisiera a Jesucristo, para quererlo yo por todo el pueblo. Emplear mi sacerdocio en cuidar a Jesucristo en las necesidades que su vida de Sagrario le ha creado. Alimentarlo con mi amor. Calentarlo con mi presencia. Entretenerlo con mi conversación. Defenderlo contra el abandono y la ingratitud. Proporcionar desahogos a su Corazón con mis santos Sacrificios. Servirle de pies para llevarlo a donde lo desean. De manos para dar limosna en su nombre aun a los que no lo quieren. De boca para hablar de Él y consolar por Él y gritar a favor de Él cuando se empeñen en no oírlo... hasta que lo oigan y lo sigan... ¡Qué hermoso sacerdocio!

Y ¿si se obstinan en no quererlo?

Y ¿si no quieren ni mi amistad, porque los lleva a Él, ni mi dinero porque en su nombre lo doy y me cierran todas las puertas? ¡No importa! Siempre a Jesús y a mí nos quedará el consuelo de tener una por lo menos abierta: Él, la de mi corazón y yo la del suyo... Embebido en estos pensamientos y dulcemente entristecido el corazón con los sentimientos que éstos excitaban, se dio la misión. Al caso no hace describir las peripecias de ella, que no fueron pocas, como entre otras, el tener que dormir el Misionero en la cuadra del señor Antonio para que no le molestasen los chiquillos de la casa y en un catre en constante protesta y amenaza contra la humanidad de aquél. Ni los frutos que no fueron escasos. Ni las ganas que a mí me quedaron de quedarme de pastor de aquellas pobrecillas ovejas. Ni del sentimiento con que me separé de ellas... Para el interés de mi historia baste saber que la impresión de aquel tristísimo Sagrario, de tal modo hicieron mella en mi alma, que no solamente no se me ha borrado ni se me borrará en la vida, sino que vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal de otra manera, no sé si llamarla menos poética o más seria.

Canto: No huiré

SILENCIO MEDITATIVO.

(Voz 1) Meditamos en silencio la Palabra del Señor que vamos a escuchar y tratamos de ubicarnos en el momento y lugar en que se desarrollaron los hechos. Tratemos de abrir nuestros oídos y corazón a la Palabra del Señor para descubrir el mensaje que El tiene para todos y para cada uno de nosotros particularmente. Luego, elaboremos la respuesta que le vamos a dar y pensemos en todo aquello en lo que esa respuesta nos compromete individualmente.(PAUSA)

(Voz 2) Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 7, 36-50)

PALABRA DEL SEÑOR. (PAUSA)

REFLEXIÓN:(Voz 3) Si bien esta lectura nos llama a reflexionar en diversos sentidos, hoy nos vamos a detener en el versículo 40 de este capítulo séptimo de san Lucas, sobre el cual el beato Manuel se detuvo y escribió en uno de sus libros. (OO.CC.I 494-497) Escuchemos su reflexión:

SIMÓN, TENGO ALGO QUE DECIRTE

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Tengo algo que decirte... (Lc 7,40)

Importa mucho que fijes en tu cabeza y más en tu corazón este anuncio:

El Corazón de Jesús en el Sagrario tiene algo que decirte

Como a Simón, el fariseo desatento que lo convidó a comer, te dice a ti: «Tengo algo que decirte». Y antes de que le respondas, como aquél, «Maestro, di», quiero y te ruego que te detengas un poco a saborear esas palabras. ¡Dicen tanto al que las medita, que ellas solas calmarían más de una tempestad y disiparían más de una tristeza...! Fíjate en el afectuoso interés que revela ese tener Él, ¿sabes quién es El?, que decirte algo a ti, a ti. ¿Te conoces un poquito? ¡Él a ti! ¿Puedes medir toda la distancia que hay entre esos dos puntos? ¿No? Pues tampoco podrás apreciar cumplidamente todo el valor de ese interés que tiene Él en hablarte a ti. ¡Él a ti! Una comparación te dará idea aproximada de lo que significa ese interés.

Respóndeme: ¿Hay mucha gente en el mundo que tenga interés en decirte algo? ¡Claro! Como es tan reducido el número de los que te conocen, en comparación con los que no te conocen, se puede afirmar que la casi totalidad de los hombres no tienen nada que decirte. Y entre los que te conocen, ¿sabes si son muchos los que tienen algo que decirte? La experiencia sin duda te habrá enseñado que de los que te conocen quizás no sean pocos los que digan de ti, ¡se habla tanto de los demás!, pero a ti, fuera de los mendigos y necesitados, ¿verdad que son muy pocos los que tienen que decirte algo que te interese, sólo para ti, que te haga bien? ¡Verdaderamente despertamos tan escaso interés en el mundo!

¿Qué interés despierto yo?

Nosotros tan insignificantes, pese a nuestro orgullo, en el mundo y ante los hombres; nosotros, para quienes ni los reyes, ni los sabios, ni los ricos, ni los poderosos, ni aun casi nadie en el mundo tienen ni una palabra ni un gesto de interés, sabemos, ¡bendito Evangelio que nos lo ha revelado!, que el Rey más sabio, rico, poderoso y alto nos espera a cualquier hora del día y de la noche en su Alcázar del Sagrario para decirnos a cada uno con un interés revelador de un cariño infinito, la palabra que en aquella hora nos hace falta. Y ¡que todavía haya aburridos, tristes, desesperados, despechados, desorientados por el mundo! ¿Qué hacen que no vuelan al Sagrario a recoger su Palabra, la palabra que para esa hora suprema de aflicción y tinieblas les tiene reservada el Maestro bueno que allí mora? Y ¡tiene tanto valor esa Palabra! ¿No has visto cómo se calma el ansia del enfermo, dudoso de la gravedad de su mal, al oír al médico la palabra tranquilizadora y anunciadora de pronta mejoría? ¡Y la palabra del médico no cura! ¡La Palabra del Sagrario, sí!

Alma creyente, lee en buena hora libros que te ilustren y alienten, busca predicadores y consejeros que con su palabra te iluminen y preparen el camino de tu santificación; pero más que la palabra del libro y del hombre, busca, busca la Palabra que para ti, ¿lo oyes?, para ti solo tiene guardada en su Corazón para cada circunstancia de tu vida el Jesús de tu Sagrario. Ve allí muchas veces para que te dé tu ración, que unas veces será una palabra de la Sagrada Escritura o de los santos que tú conocías, pero con un relieve y un sentido nuevos, otras veces será un soplo, un impulso, una dirección, una firmeza, una rectificación, no tienes más que pronunciar con el alma estas dos palabras: Maestro, di... Y sumergida en un gran silencio, no sólo de ruidos exteriores, sino de tus potencias, sentidos y pasiones, espera la respuesta suya.

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Que te la dará, no lo dudes, ¡es más fino...!SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Ya hay un camino

PRECES: (nos ponemos de pie)

Rezamos todos juntos la Novena al beato Manuel González: Corazón de Jesús Sacramentado...

(Voz 2) Presentemos al Padre de la Misericordia nuestra súplica confiada, delante de su Hijo, Cristo-Eucaristía:

Padre Santo, edifícanos en Cristo y haznos firmes en la fe.

– Padre de todos, santifica a tu Iglesia en la verdad, para que conserve íntegra la fe en Cristo, tu Hijo vivo y resucitado, anuncie con audacia el Evangelio de la Salvación y sean muchos los que le conozcan y se salven. OREMOS

– Padre Santo, santifica al Papa Benedicto XVI, para que fortalecido por el Espíritu, gobierne la Iglesia con sabiduría y siga dando testimonio de la unidad que hay entre la fe y la razón. OREMOS

– Padre Eterno, con dolor, te presentamos a las personas que no creen, o que no conocen a Cristo, o que se han separado de la Iglesia; abre su corazón a la búsqueda de la verdad, caminen por senderos de bien, y mediante el testimonio de otros católicos, reciban el don de la fe, la esperanza y la caridad. OREMOS

– Padre Creador, acuérdate de los que son víctimas del hambre y de la guerra, de los más pobres y desesperados, de los que son esclavos de ideologías ateas o poderes injustos; que la Iglesia sea su consuelo y fortaleza, y ella misma trabaje incansable por la justicia para todos y la paz universal. OREMOS

− Padre, Fuente de todo, sigue bendiciendo con tu Espíritu a todas las personas comprometidas contigo y con la Iglesia, arráigalas en Cristo, edifícalas en la Roca firme de la Palabra, aliméntalas con la Eucaristía y haz que se mantengan siempre firmes en la fe, para que den testimonio de la alegría del Evangelio donde quieras que vayan. OREMOS

− Padre, te pedimos que tengas en cuenta las peticiones depositadas junto a la reliquia de tu amigo fiel y servidor, el beato Manuel. OREMOS

− (se pueden agregar intenciones particulares)ORACIÓN: «Padre Santo, Señor de cielo y tierra, tú has enviado a tu Hijo como Salvador y Mesías, encarnándose en el vientre purísimo de la Virgen María; concédenos a cuantos le reconocemos en su Presencia eucarística como Dios y como Hombre verdaderos, y le recibimos en la Sagrada Comunión, hacernos semejantes a Él en su divinidad». AMÉN.

REFLEXIÓN

(Voz 3) Como, en general, este es un tiempo de vacaciones, de descanso, viene muy bien escuchar las reflexiones de don Manuel, hechas sobre el versículo 31 del capítulo 8 del evangelio de San Marcos: “Descansen un poco...” (OO.CC.I 508-513)

DESCANSEN UN POCO (Mc 6,31) No siempre es movimiento lo que manda el Corazón de Jesús. El mismo que dice «Levántate», «Anda», «Sígueme», es el que ordena a los suyos: «Descansen un poco». ¡Qué interesantes enseñanzas ofrecen estos «Descansos» del Evangelio y las ocasiones en que se

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mandaban! Unas veces se da esa orden después de un día de muchos milagros; otras, después de grandes ovaciones y exaltaciones, o a continuación de cansancios y ahogos apostólicos, o en presencia de persecuciones dolorosas. ¿Qué significa eso? ¿Qué enseña ese acudir al descanso antes y después de los grandes triunfos de su misericordia sobre nuestra miseria, de su poder sobre nuestras ingratitudes? ¿Tan misteriosa virtud encierra ese descanso?

El misterio del descanso

Ese «descansen un poco» no es el dormir sin cuidado de los discípulos de Getsemaní, ni es tampoco el volver la cara atrás mientras se lleva la mano puesta sobre el arado, de los inconstantes, ni el enterrar el único talento para no tener que explotarlo, de los desconfiados; nada de eso. El «Descansen un poco» que precede o sigue a las grandes acciones evangélicas es un laborioso descansar, es un dejar quietos los ojos, los oídos, los pies y las manos para reconcentrar la actividad que se quita al cuerpo en el alma y ésta vea, oiga y se entregue más enteramente a su Dios. ¡Ah!, y ¡qué bien se ve a Dios con los ojos cerrados, sin ver caras ni de amigos ni de enemigos, sin ver bellezas de tierra que distraen, ni fealdades de acciones que inquietan!, y ¡qué bien se oye a Dios con los oídos tapados para no dejar pasar al alma ruidos ni de alabanzas ni de halagos, ni de perfidias!, y ¡qué bien se siente a Dios en el alma cuando con voluntad firme y entendimiento dócil se dice a sentimientos e ideas, a afectos y a recuerdos, a ilusiones y a sueños: ¡atrás, que ahora está el alma con Dios!

Y, ¡viene tan bien ver, oír y sentir a Dios en el alma con frecuencia!. Y nota que digo a Dios en el alma; porque aquellos apóstoles a quienes ordenaba descansar, tenían la dicha de ver a Dios, que era Jesús, en cuanto hacían, veían y oían; pero era preciso verlo y oírlo y sentirlo a Él solo, sin turbas de agradecimientos, sin ejércitos de dolientes, sin grupos de perseguidores, a Él solo en la soledad del alma; ése es el «descansen un poco» del Evangelio. Y ése es el «descansen un poco» del Sagrario, almas que por buscarle compañía de amor se esfuerzan. Bien está que se pasen los días andando caminos, saltando montes, atravesando ríos, visitando pueblos y llamando de puerta en puerta en busca de almas para vuestros Sagrarios; bien está que quiten a vuestras noches de sueño horas y horas para alargar vuestros días de labor; bien está, pero descansen un poco ante vuestro Sagrario antes de empezar vuestro día y después de darle remate.

¡Al Sagrario! Cerrados los ojos y los oídos y la memoria y la imaginación y el pensamiento para todo lo de fuera, ¡a estar con Dios solo! ¡Ya lo sentiran llegar...!, y si permanecen quietecitos allí, ya lo oirán hablar, y si no quiere hablar ya verán después cuando vuelvan al trabajo cómo les hizo o les dejó algo. Por lo menos esos ratos de descanso ante el Sagrario, les servirán para que aprecien clara y distintamente la parte de Dios y la parte vuestra en vuestro trabajo pendiente, en el afecto dominante, en la idea que halaga, en el celo, en la virtud, que al parecer los adorna... Agiten con violencia el aceite y el agua contenidos en un vaso y desaparecerán ante vuestra vista uno y otra. Dejenlos en reposo y verán cómo poco a poco el agua se precipita al fondo y el aceite vuelve a flotar en la superficie enteramente desprendido del agua. ¿Comprenden la similitud? ¿Comprenden por qué el Maestro invitaba tantas veces al reposo a sus cooperadores? ¡Es tan fácil que la agitación del trabajo cotidiano y aun del ministerio apostólico nos quite la vista de lo que pone Dios y ponemos nosotros en ellos y nos induzca a confusiones y a equivocaciones lamentables! ¡Descansen un poco! Y verán cómo el reposo precipita al fondo de vuestra conciencia las miserias

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y torpezas de la parte del hombre y hace flotar las maravillas de misericordia y gracia de la parte de Dios... Y ¿les parece poco ir sabiendo en cada obra que hacemos, en cada beneficio o persecución que recibimos, la parte de Dios para agradecerla y secundarla y la parte nuestra para corregirla, si es defectuosa; reforzarla, si es débil; anularla, si es perjudicial; o guardarla perseverante, si es buena?

¡No se cansen de descansar!

Vuelvo a decirles, ¡a descansar un poco todos los días en el Sagrario!, ¡a estar a solas con Dios! Trabajen con vuestros pies, con vuestras manos, con vuestra boca, con vuestra cabeza, con todo vuestro corazón... pero, ¡por Dios!, que no olviden el trabajar de rodillas..., es decir, ¡descansen un poco!SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Amanecer

Para finalizar, rezamos todos juntos el Padre Nuestro

“Palomares del Río”

Hora Santa de febrero

Inicio: Nos ponemos en presencia del Señor, de rodillas ante el Santísimo (seguimos las actividades sugeridas por la persona que exponga el Santísimo- Se puede cantar Alabado sea el Santísimo)

MONICIÓN DE ENTRADA.(Voz 1) Hermanos:

Dios tiene sobre cada uno de sus hijos un maravilloso proyecto de amor. Es una gracia grande descubrir ese hilo de oro con el que va tejiendo nuestra historia, conduciéndonos a través de su gracia y de su amor misericordioso.

Esta Hora Santa es tiempo de adorar a Jesús Eucaristía; tiempo de profesar nuestra fe en Él, en su Resurrección, en su Presencia sacramental en medio de nosotros. Para que esta confesión de fe sea más plena y renovada, más convencida y esperanzada, nos fijamos en el testimonio de aquellos que se encontraron con Él y cuyas vidas, desde ese encuentro, cambiaron totalmente. Uno de ellos es el beato Manuel González. Hoy recordaremos ese primer encargo pastoral que recibió de sus superiores: dar una misión en un pueblito de Sevilla, Palomares del Río. Allí recibió una gracia extraordinaria que le marcó para siempre. Comenzó a escribirse allí el capítulo de su historia que orienta definitivamente su vida. Eso sucedió el 2 de febrero de 1902 y toda la Familia Eucarística Reparadora celebra este día con particular emoción.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Nos ponemos en Su presencia e invocamos todos juntos al Espíritu Santo (leemos la oración repartida)

REFLEXIÓN ORANTE:

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(Voz 1) Ya estuvimos recordando en la Hora Santa del 4 de enero pasado que don Manuel, al llegar al pueblo Palomares del Río, su primera visita es a Jesús en el Sagrario. Queda impactado por el estado extremo de pobreza, suciedad y abandono en que se encuentra. Unido a ésto, la información que anteriormente le había dado el sacristán sobre la situación religiosa del pueblo, descristianización, frialdad y relajación de costumbres, ponen en su ánimo el deseo de abandonar la misión. Fue un deseo tan grande que tuvo que hacerse violencia para superarlo. Al respecto escribió:

(voz 2) ¡Qué Sagrario, Dios mío! ¡Y qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no volver a tomar el burro del sacristán, que aun estaba amarrado a los aldabones de la puerta de la iglesia, y salir corriendo para mi casa! Pero no huí...

(voz 1) Aquí está el secreto de la fecundidad de su vida. Ante la dificultad, no huye, la afronta. Describe a continuación, su encuentro intenso y decisivo con Jesucristo-Eucaristía. Él será, desde ese momento, el centro de su vida. Todo cuanto haga será en relación con Él y por amor a Él.

(voz 2) Allí me quedé un rato largo y allí encontré mi plan de misión y alientos para llevarlo al cabo. Pero sobre todo encontré... Allí, de rodillas ante aquel montón de harapos y suciedades, mi fe veía a través de aquella puertita apolillada, a un Jesús tan callado, tan paciente, tan desairado, tan bueno, que me miraba... Sí, me parecía que después de recorrer con su vista aquel desierto de almas, posaba su mirada entre triste y suplicante, que me decía mucho y me pedía más. Que me hacía llorar y guardar al mismo tiempo las lágrimas para no afligirlo más. Una mirada en la que se reflejaban unas ganas infinitas de querer y una angustia infinita también, por no encontrar quien quisiera ser querido... Una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio: lo triste del "no había para ellos posada en Belén". Lo triste de aquellas palabras del Maestro: "Y ustedes ¿también quieren dejarme?" Lo triste del mendigo Lázaro pidiendo las migajas sobrantes de la mesa del Epulón. Lo triste de la traición de Judas, de la negación de Pedro, de la bofetada del soldado, de los salivazos del pretorio, del abandono de todos... ¿Verdad que la mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca?

(voz 1) Aquel desierto de almas se le quedó grabado en el alma. Más tarde, en 1910, fundará la Obra de las Marías para los Sagrarios Calvarios, hoy llamada Unión Eucarística Reparadora. Reflexiona sobre las innumerables razones que tiene para fundarla, y una de ellas es la necesidad de luchar, de trabajar para que junto a los Sagrarios, verdaderos manantiales de agua viva, no se dé ese contrasentido, al que llama “monstruosidad”, del paso del agua sin fecundar la vida.

(voz 2) Un Sagrario en medio de un pueblo que no comulga ni trata con Jesucristo, es un río en medio de un desierto. Es decir, es una monstruosidad que no se da en el orden natural. En este orden, si se diera el caso de un río que al paso de su corriente, no hiciera crecer ni una pobre mata silvestre, ni un arbolito que sombreara un poco sus riberas, la naturaleza indignada o variaría su curso llevándoselo a tierras más agradecidas, o lo secaría con el ardor de los rayos del sol y con los desprendimientos de las tierras flojas e ingratas. Esa monstruosidad que el orden natural no permite, la cometen los hombres con la fuente de agua viva que se llama Sagrario. ¡Hay tantos Sagrarios en medio de desiertos y sin oasis!

(voz 1) Desde entonces, comienza a vivir una realidad distinta, profunda, porque se le ha revelado el amor de Dios en una grandeza tal, que le hace exclamar: ¡Este Amor no se parece a ningún otro amor!

(voz 2) Quizá una fe superficial saque escándalo y tibieza de ese abandono. Pero una fe que medite y

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sobre todo, un corazón que ahonde un poco debajo de la corteza de las cosas, descubrirá en ese Jesús abandonado que se deja acompañar de telarañas y sabandijas; que pasa los días y las noches solo durante años y años y a pesar de todo eso no se va de aquel Sagrario; ni deja de mandar sol desde la mañana a la noche y agua para la sed y pan para el hambre y salud y descanso y fuerzas beneficiosas en cada segundo y a cada uno de los que le maltratan; ese Corazón, repito, no tiene más remedio que ver en ese modo de abandonar de los hombres y en esa manera de corresponder de Jesucristo, el Evangelio vivo, pero con una vida tan brillante, tan fecunda, tan activa, tan en ebullición de amor de cielo, que no hay más remedio que entregarse a discreción y sin reserva, diciendo con san Pedro: "Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré"... ¡Este Amor no se parece a ningún otro amor!.

Canto: No huiré

(voz 1) Dios depositó en su corazón el don de un carisma. Sintió de forma nueva la Presencia viva y vivificante de Jesús en la Eucaristía y el dolor de su abandono. Lo descubre en medio del desconcierto provocado por el derrumbre de las ilusiones concebidas para vivir su sacerdocio.

(voz 2) Aquella tarde en aquel rato de Sagrario, entreví para mi sacerdocio una ocupación en la que antes no había ni soñado y para mis entusiasmos otra poesía que antes me era desconocida. Creo que allí se desvanecieron mis ilusiones de cura de pueblo de costumbres sencillas...

(voz 1) Vio con claridad la misión a la que había sido llamado. Se entregó con la generosidad propia de su juventud, sostenida por la gracia que le lanza a realizar una ofrenda valiente y generosa. No se refugia en lo que soñaba, quiere servir en medio de la cruda realidad. Desea ser el amigo incondicional de Jesucristo para siempre.

(voz 2) Ser cura de un pueblo que no quisiera a Jesucristo, para quererlo yo por todo el pueblo. Emplear mi sacerdocio en cuidar a Jesucristo en las necesidades que su vida de Sagrario le ha creado. Alimentarlo con mi amor. Calentarlo con mi presencia. Entretenerlo con mi conversación. Defenderlo contra el abandono y la ingratitud. Proporcionar desahogos a su Corazón con mis santos Sacrificios. Servirle de pies para llevarlo a donde lo desean. De manos para dar limosna en su nombre aún a los que no lo quieren. De boca para hablar de Él y consolar por Él y gritar a favor de Él cuando se empeñen en no oírlo... hasta que lo oigan y lo sigan... ¡Qué hermoso sacerdocio!

(voz 1) Lo tiene claro. La decisión está tomada sin dudas ni vacilaciones. Nunca cerró los ojos a la luz. A lo largo del camino Dios le irá descubriendo lo que significa luchar contra el abandono.

(voz 2) ¡Ay! abandono del Sagrario, ¡cómo te quedaste pegado a mi alma! ¡Ay!, ¡qué claro me hiciste ver todo el mal que de ahí salía y todo el bien que por él dejaba de recibirse! ¡Ay! ¡qué bien me diste a entender la definición de mi sacerdocio haciéndome ver que un sacerdote no es ni más ni menos que un hombre elegido y consagrado por Dios para pelear contra el abandono del Sagrario!...

(voz 1) Su corazón se irá dilatando a la medida del Corazón de Cristo, hasta llegar a decirle: Dos corazones con un mismo ritmo son un solo corazón.

Canto: Sin abandonos

SILENCIO MEDITATIVO.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA

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(voz 1) Escuchamos en silencio la Palabra del Señor: (voz 3) Lectura del santo evangelio según san Marcos (Mc 7, 14-23)

PALABRA DEL SEÑOR. (PAUSA)

(voz 1) Meditamos en silencio la Palabra del Señor que acabamos de escuchar y tratamos de ubicarnos en el momento y lugar en que se desarrollaron los hechos. Tratemos de descubrir el mensaje que El tiene para todos y cada uno de nosotros particularmente. Luego, elaboremos una respuesta y pensemos en todo aquello en lo que esa respuesta nos compromete. (PAUSA) REFLEXIÓN:(voz 3) Esta lectura que hemos elegido hoy, nos invita a reflexionar sobre la libertad. En los primeros versículos del capítulo 2 del Génesis dice: “El Señor Dios dio este mandato al hombre (…): Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir”... Puede parecer un capricho de Dios esto del árbol. Pero no es así. Una norma, una única norma, nos ayuda a descubrir que somos libres, porque podemos hacer o no hacer algo. Si pudiéramos hacer de todo, la libertad pasaría desapercibida; no nos daríamos cuenta de ella. Es como la salud, de la que nos damos cuenta cuando estamos enfermos.Dios nos hizo libres para poder ser amables. Sin libertad no podríamos amar ni ser amados. Dios es extremadamente coherente con su creación. Y si nos hizo capaces de ser libres, de elegir lo bueno o lo malo, no se enoja porque hagamos uso de nuestra libertad.Por eso el mal y el pecado están tan enraizados en la libertad, al igual que el bien y la virtud. En el Evangelio acabamos de escuchar que el pecado y la virtud nacen del interior. La virtud es seguir libremente en nuestra vida las luces del Espíritu Santo y el pecado es escucharle, darnos la vuelta y correr en dirección contraria. Por eso no hay pecado si no hay libertad. Pero perder la libertad no es cosa tan sencilla. Siendo muy libres, las cosas te pueden costar, serte dificultosas, ásperas e incluso desagradables, pero no impide el que digas que sí o que no. Es muy triste que en sociedades que nos llamamos “avanzadas”, se eduque en casi todo lo malo y no se eduque para la libertad. Se funciona por impulsos, por publicidad, por apetencias y -lo que algunos consideran malo- se legisla por castigos, multas y desprecio. Tristemente hoy en día hay muchos jóvenes que no saben qué hacer si no hay alguien que se lo diga, y cuando están solos se aburren. Van perdiendo capacidad de libertad.Santa María es la mujer libérrima que dice que SI al Señor en todo, que pone cada aspecto de su vida en el lugar que Dios le ofrece y así nos enseña a ser coherentes con nuestra libertad de amar a Dios. Pidámosle a ella que nos ayude a elegir siempre el camino correcto.SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Amanecer

PRECES:

(Voz 2) Para orar todos juntos, nos ponemos de pie y respondemos, a cada invocación: Ven, Señor Jesús

¡Ven, Señor Jesús! Tú eres la verdadera promesa de vida, el cumplimiento de todas nuestras esperanzas. En los momentos de prueba, a lo largo del camino, eres Tú quien nos haces capaces de creer en la fidelidad de tu amor.

− Para esperar contra toda esperanza. OREMOS− Para poder ser signo de esperanza entre los hombres. OREMOS− Para esperar con fidelidad en las dificultades. OREMOS

¡Ven, Señor Jesús! Tú eres el Dios Fuerte, el Salvador poderoso. Tú puedes sacarnos de las situaciones de opresión y esclavitud, dentro y fuera de nosotros. Líbranos de las ruedas y

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engranajes que nos esclavizan.− Para poder librarnos de lo que nos ata. OREMOS− Para poder tener una gran libertad interior. OREMOS

¡Ven, Señor Jesús! Tú que nos llamas a la unidad contigo, con nosotros mismos y con los hermanos, sana nuestras divisiones. Mira con misericordia a quien vive separado de sus seres queridos.

− Porque necesitamos perdonarnos y perdonar... OREMOS− Porque queremos sanar tantas divisiones como nos rodean. OREMOS− Porque deseamos ser signos de tu paz y unidad. OREMOS

¡Ven, Señor Jesús! Muéstranos el camino de la verdad y la vida. El tuyo es un camino de luz que solo puede ser seguido si abandonamos las obras de la noche. Danos fuerzas para convertirnos y seguirte.

− Para descubrir tu Presencia en nuestro caminar. OREMOS− Para caminar en la Verdad. OREMOS− Para que podamos abandonar las obras de las tinieblas. OREMOS

Te pedimos Señor, que fortifiques los corazones de tus fieles, que se hagan fuertes las rodillas de los débiles, que tu visita cure las heridas de los enfermos, que tu contacto de luz cure a los ciegos. Amén.

Canto: Ya hay un camino

ORACIÓN FINALRecordamos que el miércoles 22 de febrero, miércoles de cenizas, comienza la cuaresma. En este tiempo, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Es también preparación para el gozo de la Pascua. Por lo tanto, no es un tiempo de tristeza, sino de contemplación. La penitencia es la otra gran palabra que suena durante la cuaresma. Es simplemente el llamado que todos los creyentes recibimos de reencontrarnos con Dios, mediante el sacramento de la reconciliación, la celebración comunitaria de la penitencia y también gestos de hermandad con los demás. Durante 40 días la Iglesia nos invita a intensificar la oracion, el ayuno y la limosna.

Para finalizar esta Hora Santa, nos ponemos de pie y rezamos todos juntos la oración en la que pedimos al Señor que nos ayude a vivir una santa cuaresma:

Padre nuestro, que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento,ten misericordia de nosotros.Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad.Abre nuestros corazones a tu Palabra, sana nuestras heridas del pecado,ayúdanos a hacer el bien en este mundo.Que transformemos la oscuridad y el dolor en vida y alegría.Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Para finalizar, rezamos todos juntos el PADRE NUESTRO...

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“Celebración del 4 de Marzo”

Hora Santa de marzo

Inicio: Nos ponemos en presencia del Señor, de rodillas ante el Santísimo (seguimos las actividades sugeridas por la persona que exponga el Santísimo- Se puede cantar Alabado sea el Santísimo)

MONICIÓN DE ENTRADA.(Voz 1) Hermanos:

Desde la totalidad de nuestro ser, nos preparamos para este encuentro con Jesús Eucaristía. Y lo hacemos hoy, en el aniversario de la Unión Eucarística Reparadora, siendo conscientes de que el origen de nuestro deseo de poder buscar hoy a Jesús Eucaristía, es fruto de aquel otro encuentro que tuvo nuestro Fundador con el Jesús vivo del Sagrario, y que dio lugar a ese dejarse transformar por LA VIDA que brota de la Eucaristía.

Nos disponemos a renovar nuestra fe y confianza en Su Presencia, para que también este rato de oración sea “paso de Dios” por nuestra vida. Que como en María, en los santos, en don Manuel, Dios pueda hacer cosas grandes en nosotros y nos utilice para que muchos puedan conocerlo y participar de su VIDA.

Venimos, como nos enseñó nuestro Fundador, a “...buscarlo a Él, con limpieza de corazón, con urgencia e insistencia, con el Evangelio de compañero y con la Inmaculada por introductora...”

Por eso empezamos esta celebración cantándole, con palabras sinceras, que estamos aquí por Él y para Él.

Canto: En el nombre del Padre...

Y porque no sabemos orar como conviene, le pedimos al Espíritu Santo que venga en nuestra ayuda para encontrarnos con Él. Nos ponemos de pie y leemos todos juntos la invocación al Espíritu Santo que fue repartida:

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Espíritu Santo,

necesitamos que vengas con toda tu fuerza,

necesitamos que vengas con todo tu amor,

necesitamos que vengas con toda tu luz,

necesitamos que vengas con toda tu sabiduría,

necesitamos que vengas con todo tu poder,

necesitamos que vengas, como viniste en Pentecostés.

No tengas en cuenta nuestras cobardías ni nuestras angustias. Tómanos por entero.

Toma nuestra carne y sangre, toma nuestro cuerpo y sangre,

toma nuestro ser y hacer y envuélvenos y zarandéanos por completo

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en tu místico huracán a fin de que consigamos infundir y extender

y encender por todas partes el fuego de tu Amor.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA

(voz 1) Escuchamos en silencio la Palabra del Señor, saboreando cada palabra que Jesús nos dirige en este momento: (voz 2) Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 22-33.

PALABRA DEL SEÑOR. (PAUSA) REFLEXIÓN:(voz 3) Esta lectura que hemos elegido hoy, nos invita a confiar en la Providencia y a no inquietarnos ni perder la paz por las cosas de este mundo. Y el beato Manuel González hace una hermosa reflexión sobre los últimos dos versículos: No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. (OO.CC.I 538-543)

Ahí tienes, María, que vienes a pasar conmigo este rato de Sagrario, una palabra en la que jamás tal vez has reparado y que es palabra iluminadora. ¡Esclarece tantos misterios y responde tan satisfactoriamente a tantas preguntas al parecer incontestables! ¡Cuántas veces al pasar conmigo un rato de adoración y compañía en mis Sagrarios abandonados o al encontrarte en medio de reuniones o en lugares en que ni se me nombra ni se me tiene en cuenta para nada, has exclamado entre abatida y desorientada: ¡qué pocos somos, Señor, qué pocos somos los tuyos! ¿Verdad que choca contra tu razón y contra la lógica y contra el orden y aparentemente contra la fe, el que estén en minoría y a las veces bien insignificante, los de verdad servidores míos?

Si soy la Verdad por esencia y sin Mí no tienen los hombres más que tinieblas y vicios, si soy el único Salvador y Redentor verdadero y el iluminador indeficiente y el invencible sostén de todos los débiles y el invicto Vencedor de todas las tiranías y explotaciones inicuas, si soy el Jesús de los Profetas, del Evangelio y de la historia, si Yo soy Yo, ¿no es de verdad chocante e inexplicable hasta el misterio que sean tan pocos los hombres que me conocen, y menos, mucho menos aun, los que me aman y sirven?

(…) Puedes estar cierta, sin miedo a que te desmientan, que en la presente vida son muchos más los que me ofenden que los que me aman y que éstos con respecto a aquéllos están en tristísima minoría. María, es decir, corazón tierno y alma delicada para mi Corazón, ¿puedes calcular toda la pena y hasta la vergüenza que me causa oírte y repetir contigo: ¡qué pocos, qué pocos son los míos!?

Mira a tu pueblo, el de tu Sagrario, ¿cuántos comulgan? ¿cuántos participan de la Misa? ¿ninguno? ¿muy pocos? Pues sin miedo a faltar a la caridad, puedes decir mirando a tu pueblo: ¡Señor, aquí no tienes a NADIE! o ¡a CASI NADIE! Extiende tu vista por los pueblos de otras Marías, tus hermanas, y de cuántos podrás decir lo mismo que del tuyo: ¡Nadie!, ¡casi nadie! (…)

¡Qué desolación! ¡Qué misterio de aberración humana y de paciencia divina! ¿Verdad? Quizás una fe débil y superficial reciba escándalos y padezca desmayos de esa derrota aparente mía, pero tu fe, que como de María debe ser ilustrada y honda, debe tomar de esas mis derrotas estímulos y

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alientos, orientaciones y actividades. Sí, desagraviadora de mi Corazón, dilo sin miedo aunque con pena: son muy pocos los que me sirven, como también son pocos en el mundo los puros de corazón, los abnegados del alma, los rectos de intención, los humildes, los misericordiosos, los agradecidos, los leales, los verdaderos sabios, los héroes, los mártires... El día en que éstos llegaran a ser muchos y Yo siguiera con pocos, ese día sí que era el de mi derrota verdadera; pero no temas, ¿cuándo va a llegar ese día? Sabe, para tu gobierno y para tu paz, que ya previne en mi Evangelio que los míos serían pocos, por mucho que se dilatara mi Iglesia y aun cuando llegara hasta los confines del mundo, y que a esa pequeñez por su número y a esa grandeza por su humildad, su mansedumbre, su pureza, su caridad y su abnegación, había puesto su complacencia el Padre mío en dar el Reino, el de la tierra y el del cielo, el de la tierra que tendrían siempre debajo de sus pies y el del cielo porque dentro de su gozo vivirían eternamente...

¿Entiendes ahora por qué quise llamar a la familia de los míos de todos los tiempos con el tan humilde como dulce nombre de rebañito? ¿Ves toda la luz que sobre tus miedos y tus esperanzas, sobre tus trabajos de hoy y tus frutos de mañana, sobre la pequeñez de nuestro número y de nuestra fuerza y el desprecio con que miran nuestra pequeñez los de fuera derrama esa palabra iluminadora? Déjame, pues, que te repita una vez más mi palabra del Evangelio. «No temas, rebañito, que vuestro Padre se ha complacido en darles el Reino...».SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Aunque todos... yo no

PRECES:

(Voz 2) Oremos de pie al que ha venido para hacernos suyos respondiendo a cada invocación: ¡Escúchanos Señor!

− Para que toda la Iglesia se configure con Cristo Eucaristía y se entregue con Él a la salvación del mundo. OREMOS

− Para que viviendo el espíritu de ocultamiento de Nazaret también sintamos con la misión de toda la Iglesia. OREMOS

− Para que las autoridades del mundo promuevan la libertad y la justicia y cada persona pueda ser educada para la felicidad temporal y eterna. OREMOS

− Para que ante el abandono de la Eucaristía, el Espíritu nos conceda la gracia carismática de acercar a los hombres al Corazón de Cristo a fin de que participen de su Vida Divina.OREMOS

− Para que la Familia Eucarística Reparadora que nace del carisma de nuestro fundador sea signo y fuerza liberadora a favor de los más necesitados. OREMOS

− Para que a imagen de María Inmaculada vivamos la oración, la sencillez, la acogida y el servicio como nuestro estilo de vida. OREMOS.

Oh Dios, Tú nos abres los ojos para reconocerte, concédenos tu Santo Espíritu para que nos dé fuerza para estar al pie de la cruz en las diversas situaciones de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Canto: Sin abandonos

(voz 1) Escuchemos las palabras del beato Manuel González dirigidas a las Marías y discípulos de San Juan sobre la Cuaresma (OO.CC.I 710-711):

(...) Yo quisiera, y estoy cierto de que el Amo bendito también lo quiere, que todas las Marías se dedicaran en esta Cuaresma a conjugar el verbo aproximar y aproximarse en dirección al Sagrario cuanto más y mejor puedan. ¡Qué buena ocupación la de dar empujones de oraciones, buenos ejemplos, lecciones de doctrina, invitaciones delicadas e insistentes, industrias caritativas de celo a los vecinos del Sagrario, chicos y

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grandes, blandos y duros...! Marías, ¡a ganarse una Pascua de Resurrección muy feliz a costa de empujones hacia el Sagrario!

(La Cuaresma) es un tiempo de especiales gracias y por tanto de especiales trabajos. Marías y Discípulos de san Juan ¿han pensado ya vuestra especialidad para esta Cuaresma? Yo la desearía apostólica. ¿No tienen parientes, amigos, conocidos, niños de la calle o de vuestros empleados apartados de los santos Sacramentos a quienes pudieran dar con caridad y con habilidad unos cuantos empujoncitos hasta el confesionario y el Sagrario? La respuesta, que se la dé cada cual al Jesús de su Sagrario.SILENCIO MEDITATIVO

PRECES DE ALABANZA(voz 2) A Tí, Señor, te pedimos, te llamamos, te buscamos, para que sigas estando con nosotros y así poder nosotros estar contigo. Por la gracia de Dios podemos ahora decir: ¡Estoy con Jesús! Aclamémosle como signo de reconocimiento y gratitud por su PRESENCIA. Después de cada aclamación, respondemos:

Te alabamos, Señor, por tu presencia entre nosotros− Señor, en Tí está la Vida verdadera. OREMOS− Nuestros ojos no llegan a ver el camino; nuestros pies tropiezan constantemente. OREMOS− Tu mirada penetra nuestro corazón. OREMOS− Tú siembras cada día y esperas pacientemente el fruto de tu cosecha. OREMOS− Tú esperas que te abramos el corazón. Tú quieres entrar en nuestras vidas. OREMOS− Tú te entregas por nosotros en la Eucaristía y te ofreces como Pan de Vida. OREMOS− El que llega a Tí no tendrá más hambre, el que cree en Tí no tendrá más sed. OREMOS

¡Qué contraste, Señor, ver el empeño constante por tu parte de estar siempre con nosotros por amor; de permanecer a nuestro lado a pesar de nuestra frialdad e inconstancia, tibieza y dejadez! Quédate con nosotros, Señor! Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN.

ORACIÓN FINAL(voz 3) Para finalizar esta Hora Santa, nos ponemos de pie y rezamos todos juntos la oración en la que pedimos al Señor que nos ayude a vivir una santa cuaresma:

Padre nuestro, que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento,ten misericordia de nosotros.Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad.Abre nuestros corazones a tu Palabra, sana nuestras heridas del pecado,ayúdanos a hacer el bien en este mundo.Que transformemos la oscuridad y el dolor en vida y alegría.Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.Finalmente rezamos todos juntos el PADRE NUESTRO...

Canto: Ya hay un camino (si hay tiempo)

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“Visita a un Sagrario: Para mis pasos...”

Hora Santa para la visita a un Sagrario

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO:

De rodillas ante el Santísimo (Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

Monición de entrada:

(Voz 1) Ya forma parte de nuestra cultura el celebrar fechas señaladas a todos los niveles, en familia, con los amigos, en el trabajo, en las instituciones… Pero no todas las celebraciones significan lo mismo ni tienen igual incidencia en nuestra vida. Sin embargo, hay fechas que son inolvidables. Son aquellas que tocan nuestra vida porque están relacionadas con personas o acontecimientos que representan un tesoro para nuestro corazón. Las esperamos, las preparamos con esmero, las gozamos cuando llegan y dejan un sello que nos renuevan.

Todos los años, el 4 de marzo, la Familia Eucarística Reparadora, celebra un año más el aniversario de su Fundación. Y lo celebran, como dice san Pablo, para reavivar el don recibido.

El beato Manuel González, cada año, al llegar el 4 de marzo, sentía rebosar su corazón de gratitud por el don de la Eucaristía e invitaba a corresponder con una vida eucarística y eucaristizadora. También nosotros, en esta celebración, queremos unirnos al sacrificio de Cristo en el altar para ser fermento de vida eucarística en el mundo.

Canto: En el nombre del Padre

AMBIENTACIÓN:

(Voz 1) Estamos aquí, Señor Jesús, para acompañarte y repararte, para darte un poco de compañía, para que puedas contar con nosotros. Para dejarnos amar por Ti.

Estamos aquí, Señor Jesús, porque te amamos.

Tú lo sabes todo, y sabes que te amamos, a pesar de nuestras limitaciones y debilidades. Sí, te amamos y queremos amarte cada día más y mejor. Necesitamos nos envíes tu Espíritu para que actúe en nosotros y mueva nuestros corazones.

Envíanos tu Espíritu, para que nos renueve, purifique, abra a tu gracia y transforme…

Danos tu Espíritu, para que infunda en nosotros no sólo el amor, sino la capacidad de amar.

Envíanos tu Espíritu que es Don absolutamente gratuito, inmerecido, de Dios al hombre.

SILENCIO CONTEMPLATIVO

Invocación al Espíritu Santo: (todos juntos y de pie)

Ven, Espiritu divino, manda tu luz desde el cielo.Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetras las almas; fuente del mayor consuelo.Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

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tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén SILENCIO CONTEMPLATIVO

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA:

(Voz 1) Escuchamos en silencio la Palabra del Señor:

(Voz 2) Evangelio: Mc 8,1-10 PALABRA DEL SEÑOR.

Reflexión(Voz 1) Meditamos en silencio la Palabra del Señor tratando de descubrir el mensaje que El tiene para todos y cada uno de nosotros particularmente. (PAUSA)

(Voz 3) Hoy, en tiempo de inclemencia y desasosiego, también Jesús nos llama para decirnos que siente «compasión de esta gente» (Mc 8,2). Hoy, con la paz en crisis, puede abundar el miedo, la apatía, el recurso a la banalidad y a la evasión: «No tienen qué comer». ¿A quién llama el Señor? Dice el texto: «A sus discípulos» (Mc 8,1), es decir, nos llama a nosotros. Y nosotros, refugiados en nuestro pequeño mundo, ¿qué respuesta le damos?. «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?» (Mc 8,4). ¿De dónde sacaremos una palabra de esperanza cierta y firme? ¿Cómo decir a los creyentes y a los incrédulos que la violencia y la muerte no son solución? Hoy, el Señor nos pregunta, simplemente, cuántos panes tenemos. ¡Los que sean! ¡Esos necesita! El Señor quiere llegar a todos y pide tu ayuda. Dale tu oración: ¡es un pan! Dale tu Eucaristía vivida: ¡es otro pan! Dale tu decisión de reconciliarte con los tuyos, con los que te han ofendido: ¡es otro pan! Dale tu reconciliación sacramental con la Iglesia: ¡es otro pan! Dale tu pequeño sacrificio, tu ayuno, tu solidaridad: ¡es otro pan! Dale tu amor a su Palabra, que te da consuelo y fuerza: ¡es otro pan! Dale, en fin, lo que Él te pida, aunque creas que sólo es un poco de pan. Ahora, en silencio ante Jesús Sacramentado, meditemos acerca del pan que cada uno le ofrecerá a Jesús, para que luego Él los multiplique y los reparta según Su voluntad. Luego que hayamos llenado nuestra canasta de panes, la dejamos, imaginariamente, a Sus pies.PAUSA.SILENCIO CONTEMPLATIVO

Canto: Eucaristía, mi alegría

ALABANZAS A JESÚS SACRAMENTADO.

(Voz 2) Alabemos y bendigamos a Cristo, Pan de vida, que nos invita en esta Hora Santa a adorarle y nos hace partícipes de Su Vida divina asimilándonos a Él. A cada invocación, respondemos

“Te adoramos Cristo, Pan vivo bajado del cielo”

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• Bendito sea, oh Cristo, Pan de vida, porque estás realmente presente en las especies eucarísticas, entero e íntegro, acrecentando nuestra fe en ti. OREMOS

• Bendito sea, oh Cristo, Vida eterna, anticipo de resurrección, porque cumples tu promesa de permanecer con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. OREMOS

• Bendito sea, oh Cristo, Cuerpo entregado y Sangre derramada, porque nos alimentas con tu vida divina y nos lanzas a ser pregoneros del Evangelio, con obras y palabras. OREMOS

• Bendito seas, oh Cristo, Hijo del Dios vivo, porque nos vas convirtiendo en hostias puras, santas e inmaculadas, acrecentado nuestro amor a ti en el culto eucarístico, en largo tiempo de silencio y oración adorante. OREMOS

• Bendito seas, oh Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, por tu presencia en el Sagrario, donde te constituyes en polo de atracción para las almas enamoradas de ti. OREMOS

• Bendito seas, oh Cristo, maná del cielo, que nos permites recostar nuestra cabeza junto a tu Corazón, sintiendo los latidos de tu amor. OREMOS

• Bendito y adorado seas, Jesús, Pobre entre los pobres, porque nos lanzas a prolongar la Eucaristía en un compromiso activo por la edificación de una sociedad más justa y fraterna.OREMOS

• Bendito y adorado seas, Jesús, Príncipe de la paz, porque haces de los verdaderos adoradores eucarísticos signos e instrumentos de solidaridad, justicia y paz, en contra de todo signo de violencia, odio o maldad. OREMOS

Acepta, Señor, nuestras alabanzas que te presentamos con corazón sincero. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMÉN

ESCUCHEMOS LAS PALABRAS DEL BEATO M. GONZÁLEZ, SOBRE EL SIGNIFICADO DE “COMULGAR”: (del libro Mi Comunión de María)

Antes de poner en tus manos esa primera serie de temas para tus Comuniones, me parece será bueno que te diga ,con la mayor exactitud y lo más lisa y llanamente que yo pueda: Qué es comulgar.

Qué es comulgar Y respondo: Comulgar es comer la Carne sacrificada real de nuestro Señor Jesucristo, y con su Carne, como está viva, su sangre, su alma y su divinidad. (…) La Comunión es para el alma lo que la comida es para el cuerpo. Por eso, porque no se nace más que una vez, el Bautismo no se repite, y porque hay necesidad de comer muchas veces, debe comulgarse mientras más mejor. Y cuenta que llamar comida a la Comunión no es por vía de símil o de comparación, sino porque lo es en realidad: "Mi Carne verdaderamente es comida, mi sangre verdaderamente es bebida", ha dicho el Maestro Jesús. Comulgar es comerse a nuestro Señor Jesucristo, no del modo carnal o antropófago que entendieron los judíos cuando se les anunció por vez primera este dulcísimo misterio, sino sacramentalmente.

De modo que, si comulgar es comer, hay que comulgar como se come, con hambre (o sea con recto deseo), con masticación y paladeo (de oración e imitación), desocupados y limpios los órganos digestivos de jugos perjudiciales y fermentaciones nocivas (limpieza de pecados y de desórdenes de afectos), con reposo de pasiones y preocupaciones y con todos los demás requisitos que la fisiología exige para una buena digestión.

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El doctor eucarístico santo Tomás, tomando como principio la palabra terminante del Maestro: "Mi carne verdaderamente es comida...", no vacila en afirmar: "La Eucaristía produce, en orden a la vida espiritual, todos los efectos que en la vida corporal produce el manjar y la bebida, es decir: sustenta, desarrolla, restaura y deleita. (REPETIR) Pero con ser tan ricos y estimables todos esos frutos de la comida eucarística, les supera en riqueza y estima el que viene a ser fruto de los frutos de la Comunión y causa y modo de todos ellos.

La asimilación es el término y fin de toda comida; sin ella no hay ni nutrición ni digestión. Y, a diferencia de la comida material, (...) la espiritual, o sea Cristo Sacramentado, no es asimilada a nuestra alma por la Comunión, sino que es el comulgante el que es asimilado por Él. No es deducción de la teología ni deseo más piadosos que real esa asimilación; es realidad revelada por el mismo Cristo: "Como Yo vivo del Padre que me ha enviado, el que me coma vivirá de mí". ¡Qué bellamente describe ese asimilarse, el maestro Fray Luis de León! "Porque aquí hecho mantenimiento nuestro, y pasándose en realidad de verdad dentro de nuestras entrañas, y juntando con nuestra carne la suya, si la halla dispuesta, mantiene al alma, y purifica la carne y apaga al fuego vicioso, y pone a cuchillo nuestra vejez, y arranca de raíces el mal, y nos comunica su ser y su vida, y comiéndole nosotros, nos come Él a nosotros, y nos viste de sus cualidades, y, finalmente, casi nos convierte en Sí mismo..." ¡Asimilado a Jesús Dios y Hombre! ¿Entiendes esa palabra?, ¿no la saboreas?, ¿no te da que pensar, que alegrarte, que volverte loco de placer...? Léelo y dilo otra vez: ¡La Comunión bien comida tiende a asimilar tu cuerpo y tu alma al Cuerpo y Alma y Divinidad de Cristo, y a ti todo, a Cristo toda, como está en el cielo...!

Canto: Aunque todos... yo no!

Continuamos con las palabras del beato González:

Pero ¿quién y de qué modo hará de cada hombre un redimido? Es decir, de un hijo de ira por el pecado, un hijo de adopción de Dios; del barro, cielo; de la nada, vida eterna; de tinieblas, luz indeficiente para ver a Dios como es, cara a cara; de ardor de egoísmo y sensualidad y de infierno, fuego y gozo de caridad inextinguible; de carne animal, rebelde y corruptible, carne espiritual y gloriosa; de pecado de infierno, en una palabra, santidad de cielo? Todo eso e infinitamente más, que no puede decirse ni explicarse, es ser redimido. No te hablo ahora de si pueden hacerse estas maravillas o imposibles, que, mediante el amor de locura del Corazón de Jesús, que es el autor de la Eucaristía, no hay que hablar de imposibles, pues para Él no los hay, sino de cómo se han realizado estos imposibles.

¿Sabes cómo? ¡Por medio de otro imposible mayor! ¡Multiplicando las Hostias de redención!, esto es, ¡haciendo de cada redimido una hostia...! Ésa es la razón de ser de la Eucaristía: Jesús, Hostia de la Iglesia del cielo, se hace por el ministerio de los sacerdotes, Hostia de la Iglesia de la tierra en cuantas Misas se celebran, para que de cada una de ellas suba al Padre la propiciación, alabanza, acción de gracias e intercesión de su mayor gloria. Esa misma Hostia del Sacrificio se hace comida y se da a comer y el imposible se ha realizado con el milagro de la asimilación. ¡He aquí el Cordero de Dios!... Con ese nombre lo presenta y lo da a comer el sacerdote a los fieles. ¡La Hostia! ¡Glorificadora y aplacadora de Dios y divinizadora de los hombres! Alma, he ahí el principio y el camino y el término de tu Comunión. El principio, porque eso es lo que comes, a Jesús glorioso en estado de Hostia... El camino, porque como se te ha dado esa Hostia como alimento, y como alimento que debe tomarse

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muchas veces, mientras no cortes la digestión por el pecado mortal, en tu pensamiento, en tu voluntad, en tus facultades y sentidos y fuerzas todas se está elaborando día por día de modo misterioso, pero constante y cierto, la asimilación a Jesús-Hostia. Es decir, que cada día de tu vida de la tierra que comulgas pueden decir tu entendimiento y tu voluntad y todo tu ser: hoy nos parecemos a Jesús-Hostia gloriosa más que ayer, o esto otro: hoy estamos más redimidos, más llenos de redención que ayer.

El efecto de una Comunión no termina con la desaparición de las especies sacramentales; aunque, de otro modo, Jesús sigue presente elaborando la nutrición y la asimilación a Él de la esencia del alma, de sus facultades, de sus operaciones y, por medio del alma, hasta del cuerpo del comulgante. El efecto de la Comunión no terminará ni con la muerte; la acción asimilativa prosigue de modo misterioso hasta sobre nuestros huesos y el polvo de nuestros huesos, y no parará hasta la asimilación completa, perfecta y eterna del alma y del cuerpo del que comulgó a Él; es decir, hasta que no trueque el cuerpo y el alma de cada bienaventurado del cielo en hostia pura, santa e inmaculada. ¡Qué dicha! ¡En el cielo después del juicio universal no habrá, adorando y cantando a la Trinidad Augusta, más que hostias vivas, santas y agradables a Dios!

CANTO: Sin abandonos

REFLEXIÓN:

4 DE MARZO 1910, 4 DE MARZO 2012: estamos agradeciendo los 102 años de fundación de la Unión Eucarística Reparadora, y se nos sigue pidiendo para Jesús Eucaristía: calor de corazones amantes, lágrimas de ruegos, suspiros de arrepentimiento, ayes de necesitados, gratitud de reconocidos, cabezas inclinadas, corazones que se ofrecen a Él y a los hermanos… Hoy se nos sigue pidiendo una limosna de cariño para el más abandonado de todos: Jesús Sacramentado…

Benedicto XVI nos decía hace unos meses que: «La Iglesia está viviendo una “primavera eucarística” y nos invitaba a fortalecer nuestra fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía, a detenernos a menudo ante Jesús en el tabernáculo, en adoración y oración al Señor eucarístico…».

Al final de la vida, solo lo que hayamos dado nos quedará en la mano, transformado en algo eterno. Todo lo que no damos se pierde, ya que, estando destinados a morir, morirá con nosotros todo aquello que hayamos conservado hasta el último momento, mientras que lo que damos es enviado a la eternidad.

«Madre mía Inmaculada, Reina y Maestra de toda la familia Eucarística Reparadora pone en nuestras almas aquel amor hasta el fin por el Corazón de Jesús».

SILENCIO CONTEMPLATIVO

ORACIÓN FINAL:

Para finalizar, nos dirigimos a nuestra Madre con la oración ¡Madre... que no nos cansemos!

¡Madre Inmaculada! ¡Qué no nos cansemos!

¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!Sí, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor enemigo nos persiga y nos calumnie,

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aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos, aunque vinieran al suelo nuestras obrasy tuviéramos que empezar de nuevo...¡Madre querida... que no nos cansemos!

Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades para socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno nos ha señalado Dios.

¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos! ¡Nada de estériles lamentos!Mientras nos quede una gota de sudor o de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento en nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos...¡Madre mía, por última vez!, ¡morir antes que cansarnos! (Beato Manuel González)

PADRE NUESTRO

Finalizamos la Hora Santa venerando la reliquia ósea del beato Manuel González. Lo hacemos acercándonos ordenadamente y cantando:

CANTO: Amanecer

“Semana Santa”

Hora Santa de abril

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

De rodillas ante el Santísimo (Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

Monición de entrada:

(Voz 1) Jesús, poco antes de padecer, quiso pasar un rato con sus amigos. Hoy también está aquí en este “Monumento”, de la misma manera que en aquel primer jueves santo. No quiso morir sin antes estar con sus amigos y demostrarles su cariño y su generosidad que hoy también nos muestra de manera especial. ¡Que este rato con Jesús Eucaristía sea el principio de una compañía más constante, alegre y fructífera a nuestro Jesús y a los demás en Él!

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Nos disponemos a renovar nuestra fe y confianza en Su Presencia, para que también este rato de oración sea “paso de Dios” por nuestra vida.

Venimos, como nos enseñó nuestro Fundador, a “...buscarlo a Él, con limpieza de corazón, con urgencia e insistencia, con el Evangelio de compañero y con la Inmaculada por introductora...”

Por eso empezamos esta celebración cantándole, con palabras sinceras, que estamos aquí por Él y para Él.

Canto: En el nombre del Padre...

Invocación al Espíritu Santo:

Antes de continuar, vamos a invocar al Espíritu Santo para que nos ayude a aprovechar estos momentos de intimidad con Jesús. Nos ponemos de pie y rezamos todos juntos la oración repartida.

¡Espíritu Santo!

Tú eres mi VERDAD: deslúmbrame.

Tú eres mi LIBERTAD: poséeme.

Tú eres mi AMOR: inúndame.

Tú eres PAZ: seréname.

Oh Dios, Tú eres mi ALEGRÍA y mi GOZO: recréame.

Tú eres mi JUSTICIA: santifícame.

Tú eres mi HUMILDAD: transparéntame.

Tú eres mi FORTALEZA: robustéceme.

Danos, Padre, la fuerza de tu Espíritu en la debilidad de nuestro barro.

Y sé siempre nuestra defensa, nuestra roca, nuestro cobijo...

Amén

REFLEXIÓN ORANTE

(Voz 1) Escuchemos la reflexión de don Manuel sobre las miradas de Jesús:

El Corazón de Jesús en el Sagrario me mira.

Me mira siempre. Me mira en todas partes... Me mira como si no tuviera que mirar a nadie más que a mí. (…) ¡Sí, Él me sigue con su mirada, como me seguiría mi madre, si pudiera! Alma, detente un momento en saborear esta palabra: El Corazón de Jesús está siempre mirándome. ¿Cómo me mira a mí el Corazón de Jesús desde su Eucaristía? Ante todo te prevengo que su mirada no es la del ojo justiciero que perseguía a Caín, el mal hermano. No es aquella mirada de espanto, de remordimiento sin esperanza, de justicia siempre amenazante. No, así no me mira ahora a mí. ¿Cómo? Vuelvo a preguntar. El Evangelio me responde:

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Las tres miradas del Corazón de JesúsUna es la mirada que tiene para los amigos que aun no han caído, otra es para los amigos que están cayendo o acaban de caer, pero quieren levantarse, y la otra para los que cayeron y no se levantarán porque no quieren.

(Voz 2) La primera miradaCon ella regaló al joven aquél que de rodillas le preguntaba: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para conseguir la vida eterna? El Evangelista san Marcos, a más de la respuesta que de palabra le da el Maestro bueno, pone en la cara de éste otra respuesta más expresiva: Jesús, poniendo en él los ojos, le amó. ¡Mirada de complacencia, de descanso, de apacible posesión con que el Corazón de Jesús envuelve y baña a las almas inocentes y sencillas, que como la de aquél, «había guardado los mandamientos desde su juventud»!

(Voz 1) La segunda mirada Tiene por escena un cuadro triste: ¡El patio del sumo Pontífice! Allá dentro, Jesús está sumergido en un mar de calumnias, ingratitudes, malos tratos...; fuera, Pedro, el amigo íntimo, el hombre de confianza, el confidente del perseguido Jesús, negándolo una, dos, tres veces con juramento y con escándalo... ¿Qué ha pasado? Pedro ha echado a correr aguantando con sus manos cerradas lágrimas que brotan de sus ojos. Es que el Reo de allá dentro ha saltado por encima de todos sus dolores, ha vuelto la cara atrás y ha mirado al amigo que caía. ¡Mirada de recuerdos de beneficios recibidos, de reproches que duelen y parten el alma de pena, de invitación a llanto perenne, de esperanza, de perdón...!

(Voz 2) La tercera mirada¡Que desoladora! ¡El Maestro, sobre lo alto de un monte, cruzados los brazos, mira a Jerusalén y llora...! ¡Qué triste, que desconsoladoramente triste debe ser la mirada de Jesús sobre un alma que ciertamente se condenará! Cruza los brazos porque la obstinación y dureza de aquella alma frustra cuanto por ella se haga, y llora porque... eso es lo único que le queda que hacer a su Corazón. (Voz 1) Hermanos, ¿con cuál de estas tres miradas seremos mirados? ¡Qué buen examen de conciencia y qué buena meditación para delante del Sagrario! Corazón de mi Jesús que vives en ese mi Sagrario, y que no dejas de mirarme, ya que no puedo aspirar a la mirada de complacencia con que regalas a los que nunca cayeron, déjame que te pida la mirada del patio de Caifás. ¡Me parezco tanto al Pedro de aquel patio! ¡Necesito tanto tu mirada para empezar y acabar de convertirme! Mírame mucho, mucho, no dejes de mirarme como lo miraste a él, hasta que las lágrimas que tu mirada arranquen, abran surcos si no en mis mejillas como en las de tu amigo, al menos en mi corazón destrozado de la pena del pecado. Mírame así: te lo repito, y que yo me dé cuenta de que me miras siempre. ¡Que yo no quiero verte delante de mí llorando y con los brazos cruzados... que soy yo el que quiere y debe llorar! ¡Tú, no!SILENCIO CONTEMPLATIVO

Canto: Aunque todos... yo no

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PRECES DE PERDÓN:

(Voz 3) Rezamos de pie, todos juntos, las preces de perdón. A cada invocación respondemos cantando:

Piedad, Señor, pecamos contra Ti

• Por las veces en que no vemos, ni sabemos descubrir tu mano amorosa en lo pequeño y cotidiano de cada día. OREMOS.

• Por la falta de fe y confianza, que tenemos para recordar y descubrir la obra de tus manos y contar a los demás lo que hemos visto. OREMOS.

• Por no terminar de creernos de que tú no has hecho, ni haces ninguna obra inútil, que todas son bellas; y por no contemplarlas y admirarlas más. OREMOS.

• Por ser mezquinos en las prácticas de ayuno, limosna y oración. OREMOS

(Se pueden añadir más intenciones libres).

SILENCIO CONTEMPLATIVO

(Voz 3) Dice Jesús en el evangelio de san Mateo 16, 24: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga...”

Meditamos ahora sobre el misterio de la cruz, a partir de las palabras de don Manuel.

(Voz 1) Madre Inmaculada: persuadida mi alma de la necesidad imprescindible de negarse a sí misma, no sólo para ir en pos de tu Hijo, sino para recibirlo y llevarlo dentro de ella, a gusto de Él y con fruto suyo, quiere aprender la segunda condición por Él impuesta: tomar mi cruz. ¿Y quién como Tú podrá enseñarle esa penosa y difícil operación? (...) ¿Quieres, Madre querida de los dolores, enseñar a mis labios, y a mis ojos, y a mi sensibilidad, y a mi cabeza, y a mi corazón, a pronunciar, cada uno con su lenguaje, el “hágase” de la aceptación valiente de la cruz que tu Hijo cada día le impone y, por qué no decirlo, me regala para unirme a El?

(Voz 2) Ya estás aquí, Jesús mío; déjame mirarte bien, que me ha dicho tu Madre que, escondido en los pliegues de tu manto, me traes un regalo... Enséñame tus pies, Bien mío... ¡sangre! ¡Derraman sangre!... ¡Ya lo sé! ¡Las espinas y las piedras del camino que, buscándome a mí, has tenido que andar, te los han herido! ¡Tus manos! ¡sangre también! ¡Mordiscos de lobos recibidos por Ti defendiendo a tus ovejas!... ¡Tu cara! ¡Está triste! ¡Cara de desairado! ¡La corona que ciñe tus sienes le da una sombra fatídica! ¡Es una corona de espinas! Agito suavemente tu manto y descubro la sangre que colorea tu túnica, ¡sangre del hombro llagado!... ¿El hombro? ¡Ah, sí! ¡Es el hombro de la cruz!... ¡De la cruz de mis pecados mortales y veniales, de mis ingratitudes e infidelidades, de mis abandonos de tu Sagrario y mis rapiñas de la gloria de tu Padre, de mis egoísmos y de mis sensualidades!... ¡Sí, sí, la cruz mía es la cruz de la llaga del hombro!... ¡Le duele tanto el pecado y lo que al pecado puede llevar! ¡Es lo que le duele! ¡Lo único!

(Voz 1) "¡Tome su cruz...!", y como yo mi cruz la puse en tu hombro... ¡qué bueno, qué ingenioso e incansablemente bueno eres, Jesús mío! Eres Tú, lastimado Dueño mío, el que me va a devolver la cruz que en mala hora te puse... ¡Es de Ti, de tu hombro mismo llagado, de quien me invitas a tomar mi cruz (...). Ya no será la cruz de mi pecado, sino la cruz de tu misericordia; no la cruz que un hijo malo hizo para afligir a su Padre,

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sino la que un Padre bueno hace para redimir a su hijo; la cruz, en suma, que Tú me das en un trueque que tu amor inventa; yo te la di como instrumento de suplicio, Tú me la truecas en instrumento de desagravio para Ti, rehabilitación de mi pasado, seguridad de mi presente, esperanza de mi porvenir... Sí, apresúrate, Jesús bueno, apresúrate a bajar tu hombro...; el mío aquí lo tienes...; echa la cruz, con el peso, con el dolor, con la fatiga que Tú quieras ponerle... ¡No tengo miedo! La vista y el olor de tu sangre me lo quitan. Lo que yo quiero, lo que ansío es que Tú descanses de la cruz mía, que te olvides de ella y que me perdones los días que te la he hecho llevar...

(Voz 2) Jesús ha entrado con una cruz en mi alma y me parece oírle decir ofreciéndomela: Toma... es un dolor, una enfermedad, un desprecio humillante, una postergación, una calumnia, una ausencia, una mala interpretación de mis intenciones, una ingratitud...; mi naturaleza se estremece, pero la presencia de Él en mí y la seguridad de que no me pesará más de lo que Él le ha mandado, me dan valor para responderle en paz: yo la recibo... Después, en las horas de ese día alargadas por la cruz, cuando vayan a abrirse mis labios para dejar salir una queja o una protesta, me acordaré de la boca que me dijo: "Toma", y de las manos que me la ofrecieron, y la paz y a veces el gozo seguirán siendo los compañeros de mi cruz. ¿Por qué no siempre mi cruz lleva esa apacible compañía? A la luz de la palabra evangélica tome su cruz, intensificada por la presencia de quien la pronunció, descubro la respuesta. Es que muchas veces me empeño en tomar una cruz que no es mía...

(Voz 1) Cuando, negado a mí mismo, me abrazo como a compañero fiel de mi viaje al cielo con mi cruz de cada día, ¡siento tan intensamente la suavidad y seguridad de esta palabra: ¡Mi Jesús, mi Madre! Así dispuesto, ¿qué me queda que hacer para ser tu discípulo y tu amigo y tu hermano menor? ¡Irme contigo! ¡Seguirte! Madre querida, ¿quieres enseñarme ese camino? Ahora que entra mi Jesús dentro de mí, ¿quieres darme la mano para que, cuando se descompongan las especies eucarísticas y se vaya sacramentalmente, le siga yo a donde quiera que vaya?

(...) ¡En marcha! ¿A dónde? Si tuvieras, Jesús mío, todavía vida mortal y visible, ya sabría yo a dónde ibas: a donde hubiera enfermos que curar, tristes que consolar, ignorantes que iluminar, pecadores que atraer, perseguidos que defender, ¡a donde se derraman lágrimas! ¡Qué bien nos ha enseñado tu Evangelio lo que te gustaba enjugarlas! Pero ahora, en esta vida eucarística que has tomado, en esta vida, no de ir, sino de dejarte llevar, de enseñar no hablando sino callando, de atraer, no mostrándote en esta vida que actualmente vives en la tierra, de silencio, de obscuridad, de inmovilidad, ¿cómo seguirte, Señor?

(…) Mi naturaleza tan de tierra, mis ojos, mis oídos y mi corazón tan de carne me asustan y acobardan con ese ir en pos de quien no se ve, ni se oye, ni se toca... ¡Humilla y duele tanto a la concupiscencia de mi carne y a la soberbia de mis ojos y de mi vida ese no ver ni oír a Jesús el de la Hostia, sino con los ojos y oídos cerrados, y ese no paladearlo sino cuando los gustos y pasiones de la carne y del corazón y las rebeldías de la razón enmudecen y se rinden!

(Voz 2) ¡Hostia callada del Sagrario! Yo quiero seguirte con la boca de mi amor propio cerrada. ¡Hostia obediente del Sagrario! Yo quiero seguirte obedeciendo sin replicar a quien me manda en tu nombre. ¡Hostia, siempre Hostia del Sagrario! Yo quiero seguirte no siendo más que hostia de gloria de Dios y de amor a mis hermanos.SILENCIO CONTEMPLATIVO

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Canto: Sin abandonos

(Voz 1) No podemos dejar de hacer mención de los acontecimientos importantísimos del Jueves Santo. Es el día grande de la institución de la Sagrada Eucaristía, don del Cielo para los hombres; el día de la institución del sacerdocio, nuevo regalo divino que asegura la presencia real y actual del Sacrificio del Calvario en todos los tiempos y lugares, haciendo posible que nos apropiemos de sus frutos.

Se acercaba el momento en el que Jesús iba a ofrecer su vida por los hombres. Tan grande era su amor, que en su Sabiduría infinita encontró el modo de irse y de quedarse, al mismo tiempo. San Josemaría Escrivá, al considerar el comportamiento de los que se ven obligados a dejar su familia y su casa, para ganar el sustento en otra parte, comenta que el amor del hombre recurre a un símbolo: los que se despiden se cambian un recuerdo, quizá una fotografía... Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, no deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo. Irá al Padre, pero permanecerá con los hombres. Bajo las especies del pan y del vino está Él, realmente presente: con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.

¿Cómo corresponderemos a ese amor inmenso? Asistiendo con fe y devoción a la Santa Misa, memorial vivo y actual del Sacrificio del Calvario. Preparándonos muy bien para comulgar, con el alma bien limpia. Visitando con frecuencia a Jesús oculto en el Sagrario.

San Juan relata que Jesús lavó los pies a los discípulos, antes de la Última Cena. Hay que estar limpios, en el alma y en el cuerpo, para acercarse a recibirle con dignidad. Para eso nos ha dejado el sacramento de la Penitencia.

Conmemoramos también la institución del sacerdocio. Es un buen momento para rezar por el Papa, por los Obispos, por los sacerdotes, y para rogar que haya muchas vocaciones en el mundo entero. Lo pediremos mejor en la medida en que tengamos más trato con ese Jesús nuestro, que ha instituido la Eucaristía y el Sacerdocio.

En la escena de la Última Cena no aparece físicamente la Virgen María, aunque se hallaba en Jerusalén en aquellos días: la encontraremos mañana al pie de la Cruz. Pero ya el Viernes santo, con su presencia discreta y silenciosa, acompaña muy de cerca a su Hijo, en profunda unión de oración, de sacrificio y de entrega.

También ahora la Virgen María acompaña a Cristo en todos los sagrarios de la tierra. Le pedimos que nos enseñe a ser almas de Eucaristía, hombres y mujeres de fe segura y de piedad recia, que se esfuerzan por no dejar solo a Jesús. Que sepamos adorarle, pedirle perdón, agradecer sus beneficios, hacerle compañía.

SILENCIO CONTEMPLATIVO

Canto: Eucaristía, mi alegría

PADRE NUESTRO

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“Pentecostés”

Hora Santa de junio

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

De rodillas ante el Santísimo (Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

Canto: En el nombre del Padre...

Monición de entrada:

(Voz 1) Este viernes 4 de mayo en que recordamos, como todos los días 4 del año, al beato Manuel González, estamos reunidos para adorar a Jesús Sacramentado, escucharlo, acompañarlo y reparar sus abandonos. Estamos también en representación de todos los que no han podido o no han querido venir. (PAUSA)

La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.En esta Hora Santa vamos a contemplar ese Amor perfecto en el Padre y el Hijo y en los dones que nos ofrece. Y como cada vez que nos reunimos en torno a Jesús Sacramentado nuestro corazón se siente fortalecido, invocamos a su Espíritu rezando la oración que fue repartida, de pie.

Invocación al Espíritu Santo:

Danos, Señor, tu Espíritu para ver claro. Danos tu Espíritu para vivir para los demás.Danos tu Espíritu para no equivocarnos y creer encontrarte donde no te hallas.Danos fuerzas para buscarte en la Galilea de nuestros días.Ayúdanos a rehacer tu camino.Queremos seguir tus pasos por el camino liberadorque nos conduce hasta el Reino. AMÉN

REFLEXIÓN ORANTE

Les proponemos ahora ir meditando los dones del Espíritu Santo a la luz de la Palabra de Dios y desde nuestra realidad actual.

Contemplamos la sabiduría y prudencia de Dios.

La siguiente lectura del Antiguo Testamento nos habla de Salomón, rey de Israel.

Lectura: 1Reyes 3,5-14; 5,4-5.9-10

EL rey Salomón es conocido y recordado por la gran sabiduría que demostró para orientar al pueblo de Israel. Podemos decir que Salomón actuó sabiamente al reconocerse bendecido por Dios y por eso agradeció esta función de rey; pero también sintió que era una gran responsabillidad y tomó

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conciencia de su limitación.

Salomón también tuvo sus desaciertos y los abusos de poder lo llevaron a cometer muchas injusticias, lo que determinó la desautorización de Dios. Sin embargo, su vida nos enseña que cuando dejamos de responder al proyecto de Dios, perdemos la sabiduría que nos hace ser luz y guía para los demás. La sabiduría que viene de Dios es para el servicio, de lo contrario se vuelve opresora.

Y nosotros, ¿con qué actitud nos dirigimos a Dios? ¿Qué acostumbramos pedirle? ¿Cómo usamos los dones y bienes que Dios nos da?

La sabiduría quizás sea una de las riquezas que más valoramos de una persona. Quienes tienen el arte del discernimiento ayudan a que nuestras elecciones y acciones sean responsables y prudentes. Todos nosotros, de una u otra manera, tenemos funciones de gobierno (en la flia., trabajo, Iglesia, etc.) que debemos ejercer con esta sabiduría que da el Espíritu de Dios.

PRECES:

Celebremos la alegría de sentirnos amados por nuestro Padre Dios y con confianza oramos respondiendo:

Señor, danos un corazón sabio y prudente como Salomón

− Para que nuestros pastores sepan acompañarnos en el discernimiento para nuestra vida de cristianos. OREMOS

• Para que la sabiduría que proviene de Dios oriente a nuestros gobernantes en el ejercicio de su función. OREMOS

• Para que nosotros ejercitemos con nuestros hijos, padres, empleados, el gobierno desde el servicio. OREMOS

SILENCIO CONTEMPLATIVO

Contemplamos ahora el don de temor de Dios y docilidad al Espíritu.

En el libro del Éxodo podemos ver la relación entre Moisés y Dios. Ante el temor, nace la confianza, y de la impotencia la docilidad a la misión liberadora.

Lectura: Éxodo 3, 1-10

Reflexión: Moisés es sin dudas, uno de los hombres más conocidos y respetados del Antiguo Testamento por la importante participación que tuvo en la liberación del pueblo judío de manos de los egipcios. Sufrió duros golpes en su vida. Fue un hombre que, cuando creía tener todo calmo y estable, se encontró con lo imprevisto. Se le pidió desprendimiento y despojo. Moisés respondió con fe, aunque con temor, a lo incierto de la propuesta y ante la incredulidad de su elección por parte de los suyos. Sin embargo se dejó guiar y acompañar.

Cuando Dios siente el sufrimiento de su pueblo busca el encuentro con quien tiene la sensibilidad del profeta y la decisión del caudillo para asumir el reto de devolver la esperanza y la dignidad de hijos de Dios a sus hermanos.

Moisés percibió la acción de Dios, escuchó y aceptó la misión, aún con miedo. Y nosotros, ¿logramos descubrir en lo sencillo de la vida la acción salvadora de Dios? ¿Nos hemos acomodado y dejamos de buscar a Dios? ¿Hemos prestado atención a las distintas voces por las que Dios nos habla: los pobres, los enfermos, los ancianos y los niños olvidados, por nombrar algunos?

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Hoy Dios sigue llamándonos a cada uno desde las diferentes zarzas que arden a nuestro alrededor. Nos quiere entregar un mensaje: una misión; quiere que seamos curiosos y despojados. Dios sigue confiando en que la solidaridad nace desde el corazón mismo del hombre que deja que el temor a Dios se transforme en respeto a la dignidad de Dios en la vida de nuestros hermanos.

PRECES:

Moisés es modelo del hombre que cambia su proyecto personal en favor del proyecto comunitario que Dios le propone. Nos ponemos de pie y a cada invocación respondemos:

Renueva en nosotros Señor, la docilidad comprometida de Moisés

− Para que en nuestra comunidad sepamos despojarnos de las actitudes superficiales e individualistas. OREMOS

− Para que sepamos dar la cara ante los problemas de nuestros hermanos más necesitados. OREMOS

− Para que nuestros catequistas, animadores y coordinadores sean transmisores del respeto a Dios y sepan renovar continuamente su vocación. OREMOS

Canto: En mi Getsemaní

Contemplemos el don de ciencia y conocimiento de Dios.

El hombre es un ser en búsqueda de la felicidad eterna y se lanza allí donde cree que la encontrará. El relato que compartiremos nos presenta un claro ejemplo.

Lectura: Juan 3, 1-8

Reflexión: El relato evangélico nos trae a un maestro de la Ley que busca sinceramente a Dios y ve en Jesús la posibilidad de respuesta a su búsqueda. Parece extraño que una persona que pasó toda su vida estudiando y cumpliendo la Ley, se sienta tocado por la sencillez del lenguaje y la profundidad de la propuesta de Jesús. Sin embargo, la sabiduría verdadera está en ver con ojos nuevos lo que ya está; es estar constantemente abierto a lo que el Espíritu nos suscita.

La historia de Nicodemo, no quedó allí, porque aparece defendiendo encubiertamente a Jesús ante los otros maestros de la Ley y fariseos (Jn 7, 50-51) y luego, junto a José de Arimatea, cuando retiraron el cuerpo sin vida de Jesús. Desde aquél primer momento en que se encontró con Jesús su vida y su modo de relacionarse con Dios cambiaron. Nicodemo realizó un camino que partiendo desde la curiosidad y el miedo, pasó por ir asumiendo públicamente la causa de Jesús, hasta llegar a jugarse totalmente junto a la cruz.

De la historia entre Jesús y Nicodemo no conocemos más que estos datos que nos aporta el texto bíblico, pero seguramente habrá continuado reuniéndose con la primera comunidad cristiana. La búsqueda y la pregunta en Jesús tiene su respuesta aunque, muchas veces, no como la esperamos nosotros.

Este mismo camino recorrido por Nicodemo puede ser el de muchos de nosotros.

PRECES:

Cuando buscamos sinceramente la verdad, Dios nos ayuda a descubrirla en su Hijo. De pie, respondemos a cada invocación:

Renueva en nosotros, Señor, el don de Ciencia y de Conocimiento

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− Para que, a ejemplo de Nicodemo, no nos creamos portadores de una verdad que nos encierre en nuestros saberes. OREMOS

− Para que aquellas capacidades intelectuales y prácticas que recibimos de Dios sean dones de servicio para los demás. OREMOS

− Para que aprendamos a buscar juntos los dones que tenemos y a valorarnos cada uno por lo que somos. OREMOS

− Para que los avances de la ciencia y de la técnica ayuden a mejorar la calidad de vida de la humanidad. OREMOS

Contemplemos el espíritu de Consejo.

Escuchemos con atención las enseñanzas de san Pablo.

Lectura: Efesios 4, 22-32

Reflexión: Pablo se convirtió en un seguidor incansable de Jesús y su proyecto, se dejó “revestir del hombre nuevo” e inició la aventura misionera de formar comunidades cristianas fuera de las fronteras de Israel. Fue un misionero entregado totalmente al anuncio del Evangelio, y su propia experiencia de Dios le dio la docilidad y la capacidad para aconsejar desde su vida.

¿Qué efectos produjeron en nosotros estos consejos de Pablo? ¿En qué sentimos que somos más débiles? ¿En qué consiste hoy el “revestirnos del hombre nuevo”?

Estas cartas tienen para nosotros una aplicación muy actual ya que muchos de nuestros comportamientos son causas de escándalo. Si las leyéramos más seguido en nuestros grupos y comunidades, nos ayudarían a ser mejores cristianos y a no romper tan fácilmente la fraternidad. Un consejo con autoridad nace del ejercicio del mismo y nunca debe ser una receta para que cumplan otros. Dios nos invita a ser su carta de presentación ante nuestros hermanos.

PRECES:

El don de Consejo no consise en teorizar sino en narrar la propia vida en clave testimonial, que es lo que lo hace creíble. San Pablo es un ejemplo en este sentido. A cada invocación, de pie, respondemos:

Reanima en nosotros, Señor, el testimonio misionero

− Para que sepamos escuchar con docilidad los consejos que recibimos. OREMOS

− Para que nuestra comunidad crezca en cercanía, comprensión y testimonio. OREMOS

− Para que, a ejemplo de san Pablo, seamos arriesgados en el anuncio de la Palabra de Dios y sepamos tener la palabra oportuna cuando nos la pidan. OREMOS

Canto: Alma misionera

Contemplamos el don de la piedad y ternura de Dios.

La bondad de Dios llega hasa el fin; escuchemos cómo siente Jesús el sufrimiento humano.

Lectura: Lucas 7, 11-15

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Reflexión: Este es uno de los tantos textos que presenta cómo conmueve a Dios el dolor humano. Jesús se hace eco del corazón de Dios y, solidario, devuelve la esperanza a esa madre. El texto hace referencia a la pobreza extrema y el desamparo en que quedaba esa mujer viuda y sin hijos. Frente a esta trágica escena, Jesús irrumpe con un “no llores” dicho a la madre, seguido de una orden al joven muerto. La voz de la Vida es más fuerte que el silencio de la muerte.

En nuestra vida cotidiana, ¿somos sensibles frente al dolor de nuestros hermanos? ¿Tenemos gestos de ternura y cercanía en el dolor ajeno que animen signos de esperanza? ¿Los hacemos en nombre de Jesús?

Hoy nuestro mundo violento y sufriente debe ser consolado desde la clave de la solidaridad; aquí está el desafío y la propuesta: ejercitar el ministerio del consuelo. Así lo expresaba el profeta Isaías: “Consuelen, dice Yavé, consuelen a mi pueblo” (Is. 40,1) Aquí tenemos mucho para hacer.

Jesús nos dice claramente que la muerte es parte de nuestra existencia humana, y Él mismo muere en una cruz; pero también nos abre a la esperanza: la resurrección es la respuesta de Dios a la muerte. El don del consuelo y de la piedad, es la expresión más acabada de la esperanza cristiana. Este don, engrandece a la humanidad.

PRECES:

Nuestra oración debe estar marcada por el compromiso real, de lo contrario queda en buenas intenciones. Por eso, de pie, vamos a pedir al Espíritu Santo, respondiendo a cada invocación

Renueva en nosotros, Señor, el don de la piedad y la ternura

• Para que en nuestra comunidad no ignoremos a nuestros hermanos que sufren y les acerquemos la compañía y el apoyo necesario. OREMOS.

• Para que asumamos un rol decisivo y desinteresado en la atención de los que sufren cualquier tipo de enfermedad o dolor. OREMOS

• Para que aprendiendo del actuar de Jesús y de tantos santos que se dedicaron al ministerio del consuelo, también lo vivamos en nuestras vidas. OREMOS

Miramos ahora el don de la fortaleza de Dios.

Pedro inició, con este grito, un eco que se repetirá a lo largo de los siglos sin perder la fuerza original.

Lectura: Hechos 2, 22-24.31-33.36-38

Reflexión: Un humilde pescador de Galilea, sin estudios, de pocos modales y arrebatado, se convierte en un orador excelente, con una claridad y precisión admirables. Este Pedro, antes miedoso, es el mismo que anuncia a Jesús resucitado con coraje y seguridad. Con su discurso desenmascara a los verdaderos asesinos de Jesús y, ante la sorpresa de todos, no es para condenarlos sino para ofrecerles la reconciliación con Dios mismo por medio de su Hijo. Pedro nos muestra los efectos que el Espíritu Santo produce en el corazón del hombre o mujer que lo recibe.

Todo cristiano, por el Bautismo se convierte en hijo de Dios y por lo tanto en testigo de su Reino. Somos misioneros enviados a anunciar el núcleo fundamental de la fe con nuestras palabras y obras al mundo entero. Pedro inició esta acción por la obra del Espíritu Santo, luego le siguieron los otros apóstoles y hoy nosotros.

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PRECES:

Expresemos nuestro deseo de consolidar nuestra fe en Jesús, poniéndonos de pie y diciendo luego de cada intención:

Renueva en nosotros, Señor, el don de la fortaleza cristiana

• Para que el temor y la vergüenza no nos hagan callar la Buena Noticia de Jesús. OREMOS

• Para que, a ejemplo de Pedro, nuestra comunidad manifieste quién es Jesús y abra las puertas a todos aquellos que deseen acercarse. OREMOS

• Para que nuestros catequistas, animadores, religiosos, sacerdotes, sepan responder con fidelidad y firmeza en el anuncio del Reino de Dios. OREMOS

Canto: No huiré

Contemplamos el don del entendimiento y la apertura a Dios.

El texto bíblico que compartiremos nos puede hacer recordar algún episodio parecido en nuestra vida.

Lectura: Lucas 2, 41-52

Reflexión: La peregrinación hacia el templo de Jerusalén era una de las más importantes para todo judío, porque manifestaba la pertenencia y unidad del pueblo de Dios. Este viaje a Jerusalén es decisivo para que el joven Jesús descubra y consolide su vocación. El varón de 12 años de edad ya era considerado mayor, por lo tanto con capacidad de decidir y participar activamente en toda la vida de su pueblo. Jesús inicia su participación en los ritos y costumbres religiosas de sus padres. El relato nos presenta en la primera parte, una situación bastante cotidiana. La segunda parte es la que más sorprende por lo simple del diálogo y el misterio que despertó la respuesta de Jesús. María y José quedaron con el corazón abierto a Dios y llenos de preguntas e incertidumbres.

Y nosotros, ¿cómo reaccionamos cuando personas que queremos realizan acciones y decisiones que no entendemos bien? ¿Cuál es la dificultad más grande que se nos presenta? ¿Sabemos dialogar y aceptar las opciones de los demás?

No entender algo no es malo; sí lo es si no nos abrimos al Espíritu para pedir que nos ayude y nos encerramos en nuestros esquemas y criterios. Este pasaje puede orientarnos para evitar muchos conflictos que se dan muy a menudo entre padres e hijos. No lograr entender qué quieren nuestros hijos o porqué eligieron tal o cual vocación, no nos da derecho a oponermos; debemos crear los canales para el diálogo con ellos y en algunos casos dejar espacios de no entender. El tiempo nos irá mostrando cómo debemos actuar; lo que no significa desentenderse de ellos.

PRECES:

Presentemos al Señor nuestras vidas y nuestras incomprensiones y digamos,

Renueva en nosotros, Señor, el don de la apertura y el entendimiento

• Para que entendamos a nuestros hijos, amigos y padres aunque no comprendamos sus decisiones. OREMOS

• Para que aprendamos a dialogar con sinceridad de nuestros proyectos. OREMOS

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• Para que nos interesemos y apoyemos a los que tienen dificultad en su relación en la familia, entre amigos y en la comunidad. OREMOS

No queremos dejar de mencionar que ayer, 3 de mayo, la congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret (MEN) ha cumplido 91 años. Fue fundada el 3 de mayo de 1921 en Málaga con el fin de ofrecer a la Unión Eucarística Reparadora: "casa como de madre, escuela para la formación y secretariado para la organización".

- Misioneras porque van enviadas por la Iglesia y la Congregación a todas partes para llevar por todo el mundo la buena nueva de la Eucaristía.

- Eucarísticas, por su fin eucaristizador, ya que la misión de las hermanas es acercar a todos a Jesús vivo.- De Nazaret porque así se titulan las casas donde ellas viven y porque "Nazaret" significa "flor". La flor es la perfección que contiene el germen de la multiplicación de la planta que la produce; así la vida de las hermanas, es el estado perfecto de la Obra y el medio de multiplicarla y propagarla. Siendo y conservando los oficios indicados a esta, prefiere vivir como semilla o raíz, sin hacer ruido ni esperar nada, como Jesús Nazareno en su vida de hostia; y porque "nazareno", según el sentido de la Sagrada Escritura, significa escogido, consagrado, santo, y así las escogidas por su vocación para consagrarse a Jesús Sacramentado, abandonado, se denominan también "nazarenas".

Actualmente extendidas por Europa y América quieren llevar a todos la Buena Noticia de la Eucaristía, a imitación de María Inmaculada.

Las casas de las MEN se encuentran distribuidas por toda España, en Portugal, Italia y en diferentes países de América latina como Venezuela, Ecuador, México, Perú y Argentina.

Dinámica:

Vamos a pasar ahora en procesión a retirar la oración que vamos a elevar al Señor todos juntos, mientras cantamos

Canto: Eucaristía, mi alegría (Cortamos el canto en cuanto quede poca gente en la cola y hacemos la dinámica)

Cada uno ha retirado esta oración y un corazón con el nombre de algún país donde se encuentra esta congregación. Les pedimos que asuman el compromiso de rezar, en sus casas, por el aumento de las vocaciones misioneras eucarísticas y por la perseverancia de las ya consagradas, de ese país en especial.

Ahora, la rezamos todos juntos, dándole gracias al Señor por la oportunidad de tener a estas religiosas tan cercanas a nosotros, en Santa Fe, en la casa Nazaret, y pidiéndole que las asista constantemente con su Gracia, Providencia, Amor y su infinita Misericordia, afianzando su Carisma Eucarístico Reparador y suscitando nuevas vocaciones.

ORACIÓN FINAL:

Jesús hablaba con y de Dios Padre con un fuego interior que lo transformaba y quiso compartirnos su vivencia dejándonos esta oración (de pie, rezamos el Padre Nuestro...) … PADRE NUESTRO

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“Dios te saluda María” es el saludo inicial con que el ángel abrió el diálogo salvador. María, mujer llena de Dios, recibe también el nuestro: DIOS TE SALVE MARÍA...

“Cuerpo y Sangre de Cristo”

Hora Santa de junio

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

De rodillas ante el Santísimo (Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

Monición de entrada:

(Voz 1) Ante la presencia real de Cristo, hacemos silencio interior ayudados por las palabras del beato Manuel González:

¡Oh palabra divina del Jesús de mi Sagrario, toca a mi oído, entra en mi alma y quédate allí resonando con eco inextinguible! Callen, lengua mía, sentidos míos y potencias mías; callen, pasiones de mi alma y nervios de mi cuerpo; callen, recuerdos del pasado y ambiciones tumultuosas de lo porvenir; callen, que voy a mi Sagrario a escuchar la voz dulce, que no habla más que a las almas en silencio...(PAUSA+música)

Este viernes 4 de junio en que recordamos, como todos los días 4 del año, al beato Manuel González, estamos reunidos para adorar a Jesús Sacramentado, escucharlo, acompañarlo y reparar sus abandonos. Estamos también en representación de todos los que, por un motivo u otro, no están presentes. (PAUSA)

El domingo siguiente al de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la solemnidad del santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Ese es su título completo, aunque solemos referirnos a ella utilizando su anterior nombre latino, "Corpus Christi". Al celebrarlo recordamos el jueves santo, día de la institución de la Eucaristía. Ambos días tienen un objetivo similar, pero no son un simple duplicado. El Corpus Christi nos proporciona una segunda oportunidad para ponderar el misterio de la Eucaristía y considerar sus varios aspectos. Nos invita a manifestar nuestra fe y devoción a este sacramento que es, al decir de San Agustín, el "sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad”, banquete pascual en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera.

Vamos a invocar juntos al Espíritu Santo para que nos ayude en este momento de oración a entender y apreciar un poco más toda la riqueza encerrada en el misterio de su Cuerpo y su Sangre.

Invocación al Espíritu Santo:Danos, Señor, tu Espíritu para ver claro.

Danos tu Espíritu para vivir para los demás.Danos tu Espíritu para no equivocarnos y creer encontrarte donde no te hallas.

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Danos fuerzas para buscarte en la Galilea de nuestros días.Ayúdanos a rehacer tu camino.

Queremos seguir tus pasos por el camino liberadorque nos conduce hasta el Reino. AMÉN

REFLEXIÓN ORANTE

(Voz 1) El sacramento de la Eucaristía no es un sacramento estático, sino dinámico. Comulgar con Cristo, comer a Cristo, supone dejar que Cristo sea el que dirija nuestra vida. Si cuando salimos del templo no salimos con la intención de que sea Cristo el que dirija nuestra vida, que viva en nosotros, realmente no hemos comulgado con Cristo. La comunión no termina en el acto físico de comer el pan consagrado, sino que supone un deseo y un esfuerzo continuado de vivir en Cristo y por Cristo, que sea Cristo el que viva en mí y por mí.El beato Manuel González nos invita a reflexionar (OO.CC.I 1167): ¿Hago preceder o acompañar mis Comuniones de algún vencimiento de mi carácter, de mi dureza de corazón, de mi sensualidad, de mi orgullo, de... algo que sepa a sacrificio, a muerte de mi amor propio y a nacimiento de la vida de caridad de que se va empapando mi alma? ¿Se va haciendo mi alma Cordero de Dios? ¿Sí? Pues mientras más compañía lleve de esto, más vida sacaré de mi Comunión, y mientras menos, más seguiré extrañando y escandalizando a los que me vean comulgar tanto y sacar tan poco o nada... SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Tú estás aquí

Escuchemos ahora las palabras del beato González dirigidas a las Marías y Discípulos de san Juan sobre cómo deben ser nuestras Comuniones. (OO.CC.I 1151-1155)

(Voz 2) (…) Qué es comulgar Y respondo: Comulgar es comer la Carne sacrificada real de nuestro Señor Jesucristo, y con su Carne, como está viva, su sangre, su alma y su divinidad. Como el Bautismo es para la vida sobrenatural lo que la generación es para la vida natural, y por eso se llama sacramento de regeneración, así la Comunión es para el alma lo que la comida es para el cuerpo. Por eso, porque no se nace más que una vez, el Bautismo no se repite, y porque hay necesidad de comer muchas veces, debe comulgarse mientras más mejor. Y cuenta que llamar comida a la Comunión no es por vía de símil o de comparación, sino porque lo es en realidad: "Mi Carne verdaderamente es comida, mi sangre verdaderamente es bebida", ha dicho el Maestro Jesús. Comulgar es comerse a nuestro Señor Jesucristo, no del modo carnal o antropófago que entendieron los judíos cuando se les anunció por vez primera este dulcísimo misterio, sino sacramentalmente.

(...) De modo que, si comulgar es comer, hay que comulgar como se come, con hambre (o sea con recto deseo), con masticación y paladeo (de oración e imitación), desocupados y limpios los órganos digestivos de jugos perjudiciales y fermentaciones nocivas (limpieza de pecados y de desórdenes de afectos), con reposo de pasiones y preocupaciones y con todos los demás requisitos que la fisiología exige para una buena digestión.

El doctor eucarístico santo Tomás, tomando como principio la palabra terminante del Maestro: "Mi carne verdaderamente es comida...", no vacila en afirmar: "La Eucaristía produce, en orden a la vida espiritual, todos los efectos que en la vida corporal produce el manjar y la bebida, es decir: sustenta, desarrolla, restaura y deleita.

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Pero con ser tan ricos y estimables todos esos frutos de la comida eucarística, les supera en riqueza y estima el que viene a ser fruto de los frutos de la Comunión y causa y modo de todos ellos.

La asimilación Es el término y fin de toda comida; sin ella no hay ni nutrición ni digestión. Y cuenta que, a diferencia de la comida material, que, por ser de naturaleza inferior, es asimilada por el cuerpo del que come, la espiritual, o sea Cristo Sacramentado, no es asimilada a nuestra alma por la Comunión, sino que es el comulgante el que es asimilado por Él. ¡Qué bellamente describe ese asimilarse, el maestro Fray Luis de León! "Porque aquí hecho mantenimiento nuestro, y pasándose en realidad de verdad dentro de nuestras entrañas, y juntando con nuestra carne la suya, si la halla dispuesta, mantiene al alma, y purifica la carne y apaga al fuego vicioso, y pone a cuchillo nuestra vejez, y arranca de raíces el mal, y nos comunica su ser y su vida, y comiéndole nosotros, nos come Él a nosotros, y nos viste de sus cualidades, y, finalmente, casi nos convierte en Sí mismo..." ¡Asimilado a Jesús Dios y Hombre! ¿Entiendes esa palabra?, ¿no la saboreas?, ¿no te da que pensar, que alegrarte, que volverte loco de placer...? Léelo y dilo otra vez: ¡La Comunión bien comida tiende a asimilar tu cuerpo y tu alma al Cuerpo y Alma y Divinidad de Cristo, y a ti todo, a Cristo toda, como está en el cielo...!

Canto: Ya hay un camino

PRECES: (Voz 3) Adoremos a nuestro salvador, que en la Última Cena, la noche misma en la que iba a ser entregado, confió a su Iglesia la celebración perenne del memorial de su muerte y resurrección. Oremos de pie diciendo:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre

• Cristo, Hijo de Dios, que mandaste celebrar la Cena Eucarística en memorial tuyo: enriquece a tu Iglesia con la constante celebración de tus misterios. OREMOS

• Cristo, Sacerdote único del Altísimo, que encomendaste a tus sacerdotes ofrecer tu sacramento: haz que su vida sea fiel reflejo de lo que celebran sacramentalmente. OREMOS

• Cristo, Amigo fiel de todos los hombres, haz que cada vez haya más jóvenes que escuchen tu voz, tu llamada y digan SI a una vida sacerdotal o religiosa. OREMOS

• Cristo, Maná del Cielo, que haces que formemos un solo cuerpo todos los que comemos del mismo pan: refuerza la paz y la armonía de todos los que creemos en ti. OREMOS

• Cristo, Médico Celestial, que por medio de tu pan nos das un remedio de inmortalidad y una prenda de resurrección: devuelve la salud a los enfermos y la esperanza viva a los pecadores. OREMOS

• Cristo, Rey venidero, que mandaste celebrar tus misterios para proclamar tu muerte hasta que vuelvas: haz que participen de tu resurrección todos los que han muerto en Tí. OREMOS

• Cristo, Pan vivo bajado del Cielo, haz que todos los cristianos renovemos nuestra Fe en tu presencia real en la Eucaristía y respondamos con generosidad. OREMOS

• Cristo, Señor del Amor incondicional, haz que entendamos que tu misericordia es mucho más grande que cualquiera de nuestros pecados y, que arrepentidos de ellos, nos acerquemos con confianza a recibir ese perdón en el sacramento de la reconciliación. OREMOS

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• Cristo, que tantas veces dijiste en el Evangelio: “Vete, tu fe te ha salvado”, sigue infundiendo en las almas de todos los hombres el don de la fe, la esperanza y el amor, especialmente en aquellos más necesitados de tu Misericordia. OREMOS

• Cristo, Hijo ejemplar, haz que todos los cristianos a ejemplo de María, digamos también SI a la voluntad de Dios y respondamos de manera responsable en nuestro entorno. OREMOS

• (se pueden hacer peticiones)

(Voz 1) Escuchemos ahora EL APOSTOLADO DE LA SONRISA que don Manuel describe como uno de los frutos de la unión con Dios y que se alimenta con la Eucaristía (OO.CC.I 5091-5094):

Los apóstoles iban muy gozosos... (Hch 5,45)

No me dirán que me he ido al fondo de las cosas terribles o difíciles para buscar el instrumento de apostolado que hoyme honro en presentarles. ¡La alegría! ¡La sonrisa! ¿Qué les parece mi misionero? Y, ¡cuidadito con que creer que a ese misionero le está confiado sólo el negociado de las bromas y donaires y le está vedado decir y enseñar cosas de provecho y hasta muy hondas! Para el apostolado de la sonrisa no hay zonas vedadas; a todas partes debe y puede llegar ese gracioso apostolado, que pudiera llamar tan fructuoso como difícil. Y para que nos entendamos mejor, comenzaré por definirles la sonrisa apostólica.

Nace de un corazón en paz con Dios y con los hombres y en guerra constante consigo mismo. San Juan Crisóstomo dijo que nada hay más violento, o que cueste más violencia, que la mansedumbre apostólica. Se alimenta de Eucaristía y de este principio: La gloria y el cuidado de mí y de mis cosas para Dios, el trabajo de este instante para mí. La digestión y asimilación de este alimento y principio produce un estado de alma en el que ésta no se ocupa ni preocupa más que de esto solo: hacer muy bien y muy en paz lo de ahora, lo que en este instante me pide Dios por medio de mi deber. Y ese estado de alma habitual a la par que abre todas las válvulas del corazón para que por él circule en corriente libre el oxígeno de una sólida esperanza y de un sano optimismo, afloja todos los músculos duros y tirantes de la cara y dibuja en ella la más angelical y beatífica de las sonrisas. Sonrisa que no es el gesto de la hipocresía ni de la ligereza, ni de la disipación, ni de la broma picante, ni del chiste a todo pasto, ni de la despreocupación... sino de la cara buena y del alma buena.

Lo fructuoso de la sonrisa apostólica

¡El bien que puede hacer la palabra apostólica que sale al mundo acompañada de esa sonrisa! Diríase que es aceite que suaviza engranajes y quita chirridos y estridencias, que es resplandor de cielo irradiando sobre las sombras de nuestras tristezas y miedos. Es aroma y es dulzura que obliga sin violencia a oler y a tragar lo desagradable y lo repugnante a nuestra sensualidad. Es lo difícil presentado fácil, lo grande de Dios, de su doctrina y de sus preceptos desmenuzado en pedacitos muy chicos, para que hasta los más pequeñuelos e inapetentes lo coman... La sonrisa habitual del apóstol en lo próspero y en lo adverso, en lo que le halaga como en lo que le denigra; en la apoteosis como en el martirio, es el gesto más parecido al de Dios cuando nos mira a través de su cara de Niño de Belén, de predicador del sermón de las bienaventuranzas y de paciente Amigo que espera detrás de la puertecita dorada del Sagrario... El libro de los Hechos Apostólicos nos describe la primera salida de la cárcel, después de haber sido cruelmente azotados los apóstoles, con estas tres palabras: Salían muy gozosos.

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¡Sonrisa de los apóstoles de Jesús, que no te borras ni en las cárceles ni en los tormentos, sé el adorno imborrable de la cara de mis sacerdotes y de sus auxiliares las Marías y personas de celo, de mis seminaristas y de la mía!

Canto: Amanecer

Para finalizar, queremos compartir con toda la comunidad de Sagrada Familia, nuestra alegría por el jubileo del centenario de la UNER en Argentina. En 1913, el entonces Arzobispo de Buenos Aires, don Mariano Antonio Espinosa después de cartas personales y de insistentes peticiones a don Manuel González, promulgó un decreto erigiendo la Obra. He aquí un expresivo párrafo: “Informado por Eminentísimos Cardenales, Arzobispos y Obispos de la Santa Iglesia sobre la admirable propagación de la piadosa Obra titulada de los “Discípulos de san Juan” para varones y de las “Tres Marías” para señoras, cuyo fin es propagar la frecuente y diaria Comunión, y la visita a los Sagrarios desamparados (…); y deseando vehementemente que el Corazón Eucarístico de Jesús reciba en nuestra amada Archidiócesis el mayor culto y adoración posible, erigimos y recomendamos encarecidamente a todos la Obra. La fecha de la erección canónica fue exactamente el 24 de mayo de 1913. ¡Que el impulso de este jubileo se refleje en mayor devoción al Santísimo Sacramento, en más Comuniones, en más reparación, compañías, más Marías y Juanes junto a los Sagrarios-Calvarios!

ORACIÓN FINAL:

Jesús hablaba con y de Dios Padre con un fuego interior que lo transformaba y quiso compartirnos su vivencia dejándonos esta oración (de pie, rezamos el Padre Nuestro...) … PADRE NUESTRO

“Mi amigo Jesús”

Hora Santa de julio

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

De rodillas ante el Santísimo (Cantamos Alabado sea el Santísimo Sacramento o lo que proponga quien lo expone, o bien Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

Canto: En el nombre del Padre...

MONICIÓN DE ENTRADA:

(Voz 1) Señor, en este mes del amigo, queremos ofrecerte nuestra amistad, limitada e imperfecta, y dedicarte hoy esta Hora Santa para adorarte en el Santísimo Sacramento. (PAUSA)

Es propio de la amistad dar al amigo lo mejor que se posee. El trato diario y la amistad con Jesucristo nos llevan a una actitud abierta, comprensiva, que aumenta la capacidad de tener amigos. La oración afina el alma y la hace especialmente apta para comprender a los demás, aumenta la generosidad, el optimismo, la cordialidad en la convivencia, la gratitud… virtudes que facilitan al cristiano el camino de la amistad.

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Jesús, que pasó haciendo el bien y que se ganó el corazón de tantas personas, es nuestro Modelo. Así hemos de pasar nosotros por la familia, el trabajo, los vecinos, los amigos. Hoy es un día oportuno para que nos preguntemos si las personas que habitualmente se relacionan con nosotros se sienten movidas por nuestro ejemplo y nuestra palabra a estar más cerca del Señor; si nos preocupa su alma; si se puede decir con verdad que, como Jesús, estamos pasando por su vida haciendo el bien. (PAUSA)

Comenzamos invocando al Espíritu Santo cantando de las hojas repartidas: Fluye, Espíritu Santo

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA:

(Voz 1) Escuchemos a Jesús que nos explica qué significa realmente “ser amigo”.

(Voz 2) Lectura del Evangelio: Jn 15,12-17

PALABRA DEL SEÑOR

REFLEXIÓN:(Voz 3) Dice el beato M. González en su libro Así Ama Él:

¡Qué dos regalos tan grandes, tan magníficos, hace el Corazón de Jesús a sus apóstoles! su amistad y el motivo de esa amistad, a saber, el haberles concedido vivir en intimidad con Él. Es decir, los llama amigos, porque antes los hizo sus íntimos. ¡Amigos! Y, por consiguiente, iguales a Jesús: que es propio de la amistad suponer o producir la igualdad entre los amigos. ¡Qué palpitación tan pronunciada, tan vehemente del Corazón de Jesús el llamar amigos suyos a aquellos hombres! ¡Cuánto ha tenido que bajar Él y cuánto ha hecho subir a ellos para establecer entre Él y ellos la igualdad de amigos! ¿Y por qué amigos? Porque lo conocen más y mejor que todos los demás. Y porque lo aman tanto, que padecen las mismas penas y pasan por las mismas pruebas que Él. Por esa intimidad de conocimiento y de amor, son elevados al inapreciable honor de la amistad con Jesús. Detengámonos a gozar de esa divina pedagogía de Jesús en la formación de sus apóstoles. Antes que apóstoles suyos y maestros del mundo, los quiere amigos íntimos. Para eso, y sólo para eso los retiene consigo antes de enviarlos a predicar.

Una pregunta a mí Yo, por mi estado y consagración, apóstol y amigo de Jesús, ¿me doy cuenta del motivo por el que se me da tan extraordinario honor? ¿Me entero bien de que llevo con verdad y con justicia el nombre de amigo de Jesús, en tanto y en cuanto lo conozco y lo quiero y lo trato con intimidad? (...)

Esta es la cadena: apóstoles, en cuanto testigos. Testigos en cuanto amigos. Amigos en cuanto íntimos... Rompan o quiten uno de los eslabones, y frustrarán la obra maestra de Jesús, y la acción de su apóstol. (...) ¿No les parece, hermanos, que el secreto de no pocos fracasos y hasta esterilidades, está no en la falta de misión, sino en el vacío de amistad íntima con el Jesús que envía?SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Tú me conoces

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PRECES:

(Voz 2) Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó al mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle con alegría:

¡Concédenos, Señor, un amor más grande!

• Te damos gracias, Señor, porque a través del mundo nos has revelado tu poder y tu gloria; haz que sepamos ver tu providencia en los avatares del mundo. OREMOS

• Tú, que por la victoria de tu Hijo en la cruz, anunciaste la paz al mundo, líbranos de toda desesperación y de todo temor. OREMOS

• A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla, concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un mundo mejor. OREMOS

• Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libera a los cautivos, da pan a los hambrientos, fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz. OREMOS

• A Ti, que has suscitado en la Iglesia la Unión Eucarística Reparadora, te pedimos por todos los miembros extendidos por el mundo. OREMOS

• Por todos los que estamos aquí reunidos, por los sacerdotes y los miembros de esta comunidad parroquial, para que acojamos la abundancia de tus dones y crezcamos siempre en la fe, en la esperanza y en el amor. OREMOS

• Tú, que al tercer día resucitaste gloriosamente del sepulcro, haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida. OREMOS

• Por todas las intenciones expresadas en los papelitos depositados junto a la reliquia del beato Manuel González, para que las escuches especialmente. OREMOS

(Se pueden añadir algunas intenciones libres.)

Dinámica:(Voz 3) Les proponemos ahora realizar una Caminata Imaginaria con Jesús. Para ello, tratemos de estar cómodos, relajados y con un corazón bien dispuesto. Cerremos los ojos e intentemos realizar las actividades propuestas. (Poner música suave)

(Voz 1) 1. Imagina un paisaje que te produzca paz, que vas caminando y estás totalmente solo; no hay nadie más a la vista.(PAUSA)

2. Ahora, imagínate que ves también a Jesús que va caminado. (PAUSA) ¿Va caminando en tu misma dirección o se dirige hacia ti? (PAUSA)

3. Ahora imagínate que Él camina contigo por un rato. ¿Qué le dices? (PAUSA) ¿Qué te dice Él? (PAUSA)

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4. Supón que Él dice "te daré absolutamente cualquier cosa que tu corazón desee". ¿Qué le pedirías? (PAUSA) ¿Por qué pedirías eso? (PAUSA)

5. Supón que Él te pregunta cuál es tu problema más serio. ¿Qué le responderías? (PAUSA) ¿Por qué es eso un problema para ti? (PAUSA)

6. Imagínate ahora que, allí mismo, te encuentras con tu mejor amigo/a. ¿Le presentarías a Jesús? (PAUSA) De ser así, ¿cómo lo harías? (PAUSA) Supón que tu amigo/a le pregunta a Jesús cómo eres tú realmente por dentro, y Jesús le explica honestamente (¡por supuesto!) lo que sabe de ti. ¿Cómo te sentirías con eso? ¿Qué dirías? (PAUSA)

7. Ahora llegan a una bifurcación en el camino y sus caminos se separan. ¿Qué te dice Jesús al irse?(PAUSA) ¿Qué le dices tú? (PAUSA)

Luego de este momento de intimidad con el Señor, cantamos de las hojas repartidas:

Canto: Jesús amigo

REFLEXIÓN ORANTE:(Voz 3) Sigamos escuchando las palabras de don Manuel González: (OO.CC.I 291-292)

Lo que ordinariamente le dan los amigos El Corazón de Jesús Sacramentado echa de menos en muchos, muchos de sus amigos el trato frecuente, afectuoso y personal con Él. No hablo de enemigos, ni de amigos traidores, sino de amigos en general. Como son amigos, cumplen con más o menos diligencia y exactitud los mandamientos de Dios, de la Iglesia, y de su estado. Rezan más o menos distraídamente todos los días y practican obras buenas. Pero... secamente, rutinariamente, casi sin hacer una visita, ni dirigir una mirada de afecto, ni una palabra, ni una jaculatoria de cariño a Jesús vivo en el Sagrario, es decir, sin intimidad con Él.¿Tiene Jesús derecho a algo más que a eso? ¿Tiene derecho a la intimidad de sus amigos con Él? ¿Se gozará en esa intimidad? ¿Cumple con el deber de amigo consagrado de Jesús el que no aspira a la intimidad con Él o no la procura? Más aun, ¿se puede afirmar con rigor que cumple con los mandamientos de Dios quien se pasa los días y los días sin tener para el Hijo de Dios un solo afecto de su corazón? Respondo con palabras y hechos del mismo Jesús.

Cómo desea Jesús ser tratado

El Evangelio manifiesta claramente el deseo del Corazón de Jesús de que se le dé trato íntimo, afectuoso y personal, no sólo por sus amigos, sino por todos los fieles. 1º A uno de sus apóstoles, Juan, permite que recline la cabeza sobre su pecho, y a la mujer pecadora le deja ungir y besar sus pies. 2º A veces llega hasta a aderezar la comida de los apóstoles y les reprende que aparten a los niños de Él y a éstos los acaricia y abraza. 3º La paciencia y bondad con que respondía a las preguntas, a veces extemporáneas, indelicadas, interesadas de sus apóstoles y de los que le rodeaban. A su sierva santa Margarita María y a otras muchas almas ¡se queja tanto el Corazón de Jesús de lo que le duele esa sequedad y falta de intimidad de sus amigos! 4º Otro indicio evidente del deseo del Corazón de Jesús de que se le diera trato íntimo y personal, era su costumbre de preguntar, no ciertamente para saber, puesto que lo sabe todo, sino para poner en situación y en dulce necesidad de que se le abrieran y se le entregaran los corazones. ¡Cuántas veces la fórmula que precedía a sus grandes milagros era una pregunta!

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-¿En dónde compraremos pan para que coman éstos?, pregunta a sus apóstoles antes de la multiplicación de los panes y de los peces. ¿Qué quieres de mí? - ¿Qué me pides? - ¿Crees esto? - ¿En dónde lo han puesto? - ¿Quieres curarte? - ¿Pueden beber el cáliz que yo he de beber? - ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? - ¿Me amas más que éstos?... Éstas y otras innumerables preguntas son, en el Evangelio, el principio de un diálogo que termina por parte del Corazón de Jesús en una gran efusión de su misericordia y de su poder, y por parte de sus interlocutores, en otra gran efusión de fe viva y de ternura confiada y agradecida.

SILENCIO CONTEMPLATIVO

(Voz 2) Para finalizar la Hora Santa, vamos a rogarle a nuestra madre para que sepamos aprovechar los dones, invitaciones y oportunidades de amor que nos ofrece diariamente el Sagrado Corazón de su Hijo, que seamos perseverantes en la fe, que aumente las vocaciones sacerdotales para que siempre podamos tener y recibir la Eucaristía:

¡Madre Inmaculada! ¡Qué no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!Sí, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor enemigo nos persiga y nos calumnie, aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos, aunque vinieran al suelo nuestras obrasy tuviéramos que empezar de nuevo...¡Madre querida... que no nos cansemos!Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades para socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno nos ha señalado Dios.

¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos! ¡Nada de estériles lamentos!Mientras nos quede una gota de sudor o de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento en nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos...¡Madre mía, por última vez!, ¡morir antes que cansarnos! (Beato Manuel González)PADRE NUESTRO

CANTO: Sin abandonos (Si hay tiempo)

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“Las Bienaventuranzas”

Hora Santa de agosto

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

De rodillas ante el Santísimo (Cantamos Alabado sea el Santísimo Sacramento o lo que proponga quien lo expone, o bien Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

Canto: En el nombre del Padre...

MONICIÓN DE ENTRADA:

(Voz 1) Hermanos, en esta Hora Santa del 4 de agosto, dedicada a la memoria del beato Manuel González, padre fundador de la UNER, los invitamos a subir con nosotros al Monte de las Bienaventuranzas para escuchar de la boca de Jesucristo en persona lo que nadie más que él pudo enseñar a la humanidad.

También vamos a evocar una gran fiesta: la Asunción de María a los cielos en cuerpo y alma. Nos llena el corazón de alegría el hecho de contemplar a la sencilla Doncella de Nazaret, siendo llevada al cielo por los ángeles y, allí, coronada como Reina y Señora de cielos y tierra. La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”, la más solemne de las fiestas que la Iglesia celebra en su honor. Ese día festejamos todos los misterios de su vida.

Además, hoy 4 de agosto, es el día del Párroco, por lo cual rezaremos también por todos los sacerdotes que han tenido y tienen esta importante función dentro de la Iglesia y, muy especialmente, por el Padre Ricardo.

Comenzamos invocando al Espíritu Santo cantando de las hojas repartidas: Fluye, Espíritu Santo

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA:

(Voz 1) “Jesús – dijo Juan Pablo II - no se limitó a proclamar las Bienaventuranzas; también las vivió. Al repasar su vida, releyendo el Evangelio, quedamos admirados: el más pobre de los pobres, el ser más manso entre los humildes, la persona de corazón más puro y misericordioso es precisamente él, Jesús. Las Bienaventuranzas no son más que la descripción de un rostro, su Rostro. Al mismo tiempo, las Bienaventuranzas describen al cristiano: son el retrato del discípulo de Jesús, la fotografía del hombre que ha acogido el reino de Dios y quiere sintonizar su vida con las exigencias del Evangelio. A este hombre Jesús se dirige llamándolo "bienaventurado". La alegría que las Bienaventuranzas prometen es la alegría misma de Jesús: una alegría buscada y encontrada en la obediencia al Padre y en la entrega a los hermanos.”

Los invitamos a escuchar con atención a Jesús, imaginándonos en el monte sentados junto a Él:(Voz 2) Lectura del Evangelio: Mateo 5,1-10

PALABRA DEL SEÑOR

REFLEXIÓN:(Voz 1) Para comprender el alcance y el significado de las Bienaventuranzas (Mateo 5, 1-12), el mejor camino es ver cómo las vivió Jesús y cómo se cumplieron en él lo que prometen.

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¿Que son ideales imposibles? ¿Ley impracticable? ¿Mandamientos imposibles de cumplir? ¡No! ¡Promesas del Padre! ¡cumplidas en Jesús, en María, en los santos y ofrecidas a todos los que quieran vivir como el Hijo. Y por ser promesas del Padre a los que vivan como hijos, para comprenderlas hay que considerar atentamente cómo las vivió Jesús y cómo el Padre le cumplió las promesas. Este ejercicio hay que hacerlo con la Biblia en la mano.

(Voz 3) Primera Bienventuranza: "Felices los que tienen alma de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos."

Jesús es el modelo de pobreza de espíritu. Pablo explica que Jesús, siendo rico, se hizo voluntariamente pobre para enriquecernos con su pobreza. Esto es la pobreza de espíritu. Es un espíritu que abraza gustosamente la pobreza por caridad, por benevolencia, por misericordia.

El ¨pobre¨ para Jesús, no es aquél que no tiene cosas, sino más bien aquél que no tiene su corazón puesto en las cosas. Veamos la diferencia: Puedes ser una persona que no tenga cosas materiales pero que sólo estás pensando en lo que no tienes y en lo que quieres tener. Entonces no eres ¨pobre de corazòn¨. En cambio puedes ser una persona que sí tenga cosas pero que tu mente está puesta en agradar a Dios, en trabajar por Él, en ayudar a otros, en dar tu tiempo y compartir tus bienes.Cuando no vives ocupado de lo que tienes, cuando no eres ambicioso, envidioso, presumido, cuando confías en Dios y no en el dinero, entonces ¡ eres LIBRE, eres FELIZ ! El Señor te dice que es tuyo el Reino de los cielos... ¿Qué quiere decir el Reino de los cielos? Quiere decir: el Reino del Padre de los Cielos. Es casi como un nombre de Dios, como un nombre del Padre.

Segunda Bienaventuranza: "Felices los afligidos, porque serán consolados”.

Esta bienaventuranza se encuentra también reflejada en las palabras de Jesús: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11, 25-30)Si observamos cuándo llora Jesús y por qué, comprenderemos mejor cuál es el llanto bienaventurado al que se refiere. Aparte del episodio de la muerte de Lázaro, donde Jesús llora (Juan 11,35) y que nos lo muestra conmovido por su afecto de verdadero hombre y amigo, vemos a Jesús llorando sobre Jerusalén, conmovido por su amor de verdadero israelita (Lucas 19,41). También en la escena del Via Crucis: a las mujeres que lloran a su paso, al verlo cargado con su Cruz rumbo al calvario, les corrige el motivo del llanto, confiándoles lo que a Él le aflige más que su propia Pasión (Lucas 23, 28-31).A esta aflicción y llanto propios de la vida cristiana, se le promete el consuelo que da Dios mismo, enviando su Espíritu Santo.La consolación no es algo distinto del amor divino, sino la misma relación amorosa de los hijos con el Padre, de los hermanos entre sí; es la comunión divino-humana en la caridad. El gozo y la paz no son sino frutos de la caridad. Y es ese gozo de la caridad, el que hace fuertes en la tribulación.Esta tristeza santa de los discípulos, que desemboca en consuelo, fortaleza y gozo, es una tristeza propia de la Iglesia peregrina que tiene su prototipo en la tristeza y consolación de María a los pies de la cruz. Jesús, en la última cena, hablando de la aflicción de los discípulos dice: “También ustedes están tristes ahora, pero volveré a verlos y se alegrará vuestro corazón y nadie les podrá quitar vuestra alegría." (Juan 16, 22)Cada quién vierte sus lágrimas según su situación. Es ahí que Jesús señala que todas las personas serán consoladas, sea cual sea su condición. Es el amor del Señor que puede ser un bálsamo para sus vidas; Él no deja a nadie sufriendo eternamente. Siempre Él tiene la solución; es cuestión de confiar en su misericordia.

Tercera Bienaventuranza: “Felices los pacientes (mansos), porque ellos recibirán la tierra por herencia."

El binomio, como en este caso: manso y humilde, es una forma bíblica de expresarse, muy propia

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del pensamiento hebreo. El paralelismo entre ambos sugiere que “manso y humilde” son aquí sinónimos o que el uno completa en algo el sentido del otro.La mansedumbre, implica una gran fortaleza para vencer el mal con el bien, empezando por uno mismo. Los mansos ponen en Dios toda su esperanza y de Él dependen (también para corregirse o para perseverar en la mansedumbre a pesar de las pruebas), por eso poseerán la tierra.No es fácil entender cómo Cristo nos pide ser MANSOS, cuando el mundo es violento, cuando para los hombres, lo importante es ser el más fuerte, el más poderoso. Ser MANSO significa ser bondadoso, tranquilo, paciente y humilde, pero no tonto. El manso es suave por afuera pero fuerte en lo que cree por dentro. La mansedumbre es una virtud que refiere a una actitud interior del ser. Es parte del fruto del carácter semejante al de Cristo, producido solamente por el Espíritu (Gá. 5.23). Los mansos no se resienten ante la adversidad, debido a que aceptan todo como efecto del sabio y amoroso propósito de Dios para ellos, de modo que también toleran injurias de los hombres, sabiendo que Dios las permite para su bien final. Esta actitud de no violencia les lleva a heredar toda la tierra para que puedan vivir en paz. Hoy en un mundo de violencia, encontrar mansos de espíritu, resolvería muchos problemas en la tierra. Dice el beato Manuel:

¡Vaya si da intereses una cara bien administrada! Y los da en la tierra y en el cielo. En la tierra cuenta con la bienaventuranza ofrecida a los mansos: la posesión de la tierra o de los corazones de los que viven en la tierra que, al fin y a la postre, acaban por rendírsele. Y en el cielo, ¡allí sí que le esperan enormes ganancias!

SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Tú me conoces

(Voz 1) Cuarta Bienaventuranza: "Felices los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.”

No se trata de cualquier hambre ni de cualquier sed, sino del hambre y sed “de justicia.” Jesús declaró que tenía hambre de hacer la voluntad del Padre; junto al pozo de Jacob le pidió de beber a la mujer samaritana y en la Cruz gimió: “tengo sed”. Se trata pues del hambre y la sed por esta justicia nueva, que Jesús viene a traer al mundo e inaugura con su vida y conducta. Se trata de un hambre de comunión filial de vida con el Padre y con el Hijo. De un hambre de caridad. Esta bienaventuranza es, sin duda alguna, un aliento para todas aquellas personas que procuran que la justicia sea una realidad y no solo un discurso. Dios sabe que desgraciadamente en este mundo, las personas cometen muchas injusticias con otras personas: meten preso al inocente, culpan al que no hizo nada, no pagan lo que el otro en justicia merece, roban al otro lo que le pertenece, agreden y hasta matan al inocente. ¡Cuántas injusticias conocemos! Nosotros mismos hemos sufrido injusticias. Cristo nos da la fortaleza para resistir y saber esperar el momento exacto en que la justicia de Dios se hará realidad. Él nos dice: ¡alégrense, que ya Dios será justo en premiarlos, aquí y en el cielo! La justicia debe ser nuestro baluarte como cristianos aquí en la tierra.

Quinta Bienaventuranza: "Felices los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia"No hay que confundir la misericordia a la que se refiere la bienaventuranza con cualquier compasión. En la bienaventuranza se trata de la compasión del Padre por los pecadores a los que quiere salvar. Jesús, el enviado con esa misión, hace visible la misericordia del Padre. Él viene por los que tienen necesidad de salvación y esa es la suprema misericordia.

En el evangelio de san Lucas encontramos las tres ‘parábolas de la misericordia´: la oveja perdida, la dracma perdida y el hijo pródigo que vuelve a su padre (Lucas, 15, 1-31). En estas parábolas, la misericordia divina por la salvación del pecador se manifiesta en forma de alegría y de fiesta: "Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no

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necesitan penitencia... Se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se convierte... Celebremos una fiesta porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado" (Lucas 15, 7.10.23-24.31-32). La misericordia de Jesús se presenta, pues, como un atributo del corazón del Hijo que, como dice en el evangelio según san Lucas, es un reflejo del Padre. De lo que sucede con los que no son misericordiosos nos hablan varias parábolas de Jesús. San Lucas nos narra la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro (Lc 16, 19-31), donde se fustiga la falta de compasión entrañable, apuntando más bien a la dureza de corazón y de entrañas frente a la necesidad ajena. La dureza es extensible a otros aspectos de la necesidad del prójimo.Pero la parábola que conviene más traer a la memoria aquí es la "Parábola del servidor despiadado" (Mateo 18, 23-35). San Mateo la ubica después de una pregunta que Pedro le hace a Jesús acerca de cuántas veces hay que perdonar al hermano que nos ofende, para mostrar que si el Señor nos ha perdonado muchas veces, otras tantas debemos estar dispuestos a perdonar nosotros. Y que no hemos de poner límite o condiciones al perdón, siendo así que el Padre nos perdonó sin límites.

Ser misericordioso significa PERDONAR a los demás, sí... perdonar aunque sea ¨grande¨ lo que te hayan hecho, aunque te haya dolido tanto, aunque tengas ganas de odiarlos en vez de perdonarlos. Perdonar cuesta mucho, pero es lo que Dios te pide que hagas. Dios mismo te pone el ejemplo: siempre te perdona, aunque lo ofendas en lo mismo, aunque lo ofendas en cosas muy serias.... siempre te recibe con los brazos abiertos. Jesús te pone una condición muy seria: el que perdone será perdonado, el que no lo haga no será perdonado. La misericordia de Dios será derramada a cada uno de nosotros si practicamos también la misericordia con el prójimo.

Canto: En mi Getsemaní

(Voz 3) Sexta Bienaventuranza: "Felices los que tienen el corazón puro, porque ellos verán a Dios."

El corazón del hombre indica lo más profundo de su ser, de su conciencia y de su voluntad. Jesús interioriza el concepto de pureza e impureza. Jesús enseña que es del corazón del hombre de donde sale lo que lo hace puro o impuro: "lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. La bienaventuranza de los limpios de corazón es una promesa a los que tienen un corazón entero, no dividido entre el servicio de sí mismo y el servicio de Dios, entre la búsqueda de la propia gloria y la del Padre, que ponen su seguridad íntegramente en el Padre, sin cálculos ni desconfianzas.El "verán a Dios" que promete la Bienaventuranza que estamos comentando, es sinónimo de "conocer a Dios".

Séptima Bienaventuranza: "Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios."

La expresión "los que obran la paz" significaría, literalmente traducida: los obradores de paz, o hacedores de paz, los pacificadores. Jesús, en su oración sacerdotal, ruega al Padre para sus discípulos el don de la unidad, que es el de la paz: "Que sean uno como Tú y Yo somos uno" (Jn 17, 11.21.22).Los hijos de Dios han de ser, por lo tanto, pacificadores y reconciliadores. Pero han de serlo según el modelo del Padre, del Hijo, movidos por el Espíritu, como Pablo y los grandes santos pacificadores.Jesús dice que debemos buscar siempre la PAZ: la paz en nuestro trato con los demás (no andar peleando con todos y por todo), la paz en nuestro hogar (llevándonos bien con nuestra familia), la paz en nuestro trabajo (buscando la armonía con nuestros compañeros de trabajo). La paz debe

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surgir desde lo profundo de nuestro ser como una convicción que la violencia no es el mejor camino para vivir en armonía. Debe ser promovida activamente por las personas; no basta simplemente con eliminar la discordia, sino que debe ser como motor de la armonía y el verdadero funcionamiento del cuerpo de Cristo. Poner en práctica esta bienaventuranza nos coloca como hijos de Dios.

Octava Bienaventuranza: "Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos."

Hay un contraste llamativo entre esta bienaventurada y la anterior. Aquí se habla de los perseguidos y en la anterior de los pacificadores, que por eso serán llamados hijos de Dios. Los pacificadores serán perseguidos por causa de la justicia de los hijos de Dios, que excede todas las justicias anteriores, y es nueva dentro de la humanidad.

“De ellos ES el Reino de los Cielos”. ¡Ya es! Si las bienaventuranzas prometen cosas futuras, la primera y la última anuncian algo que ya es presente aunque culminará en el futuro. El Reino de los Cielos, ya es, desde ahora y para siempre, de los pobres de espíritu y de los perseguidos a causa de Jesús y de la justicia de los Hijos del Padre. Los hijos de Dios ya tienen la vida eterna y todos los dones del Reino.Si alguna vez hablan mal, se burlan de nosotros, nos señalan porque practicamos el bien, porque respetamos los mandamientos de Dios, porque oramos, porque hablamos de Jesús, porque defendemos lo que Jesús nos enseñó, porque somos solidarios con nuestro prójimo ... ¡Alegrémonos! Dios tiene preparado para nosotros un gran premio en el cielo! PAUSA

Dice el beato Manuel :

“san Lucas reúne en cuatro bienaventuranzas las ocho que expone san Mateo, y ¡qué contraste forman, bajando Jesús de la montaña rodeado de sus apóstoles recién elegidos y de aquella muchedumbre, la esplendidez y dulzura que promete en las bienaventuranzas a los pobres de espíritu, a los que pasan hambre y sed de justicia, a los que lloran y a los perseguidos por causa de Él con los terribles ayes de condenación que le arranca la tiranía de las pasiones a ellas contrarias!

«¡Ay de ustedes los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo!». ¡Tiranía del afán de tener! «¡Ay de ustedes los que andáis hartos, porque sufriréis hambre!». ¡Tiranía del ansia de gozar! «¡Ay de ustedes los que ahora reís, porque día vendrá en que os lamentaréis y lloraréis!» ¡Tiranía de la sensualidad! «¡Ay de ustedes, cuando los hombres mundanos os aplaudieren, que así lo hacían sus padres con los falsos profetas!». ¡Tiranía de la soberbia y vanidad! ¡Cuatro tiranías y cuatro malaventuranzas que perennemente se disputan la posesión y la libertad de hombres y pueblos!

El desafío que nos presentan estas bienaventuranzas de Jesús para nuestros días es el ponerlas en práctica en cada momento y enseñarlas para que muchas personas puedan vivir una vida acorde a la voluntad de Dios. Debemos ser humildes y misericordiosos para poder heredar el reino de los cielos.

PRECES:

(Voz 2) Puestos de pie, invocamos al Padre y a cada una de las peticiones respondemos orando:

"POR MARÍA, ESCÚCHANOS SEÑOR"

• Padre, para que la Iglesia y el Vicario de tu Hijo, siendo testimonio de pobreza y humildad,

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sea enaltecida por la fuerza de tu Espíritu, te pedimos...• Padre, para que podamos formar, junto a nuestro Obispo, una comunidad diocesana

verdaderamente comprometida en el servicio a los hermanos, sobre todo a los más pobres y sufrientes, te pedimos...

• Padre, para que nuestra Patria vuelva a ser tierra de María, en donde los hambrientos sean colmados de bienes, y los poderosos consideren que sus manos están vacías ante Dios, te pedimos...

• Padre, para que todos los pobres, los humildes, los mansos, los perseguidos, encuentren en María la fortaleza en medio de sus necesidades, sabiendo que ellos son los bienaventurados de tu Reino, te pedimos...

• Padre, para que todos los católicos, sabiendo que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido, renovemos la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre, te pedimos...

• Padre, para que todas las congregaciones religiosas dedicadas a la Virgen María sean fieles al espíritu de su comunidad, te pedimos...

• Padre, para que los difuntos, especialmente nuestros familiares y amigos, puedan pronto contemplar el rostro radiante de Cristo, te pedimos...

• Padre, para que nosotros, nuestros familiares y amigos y todos los que nos hemos reunido para celebrar la Asunción de la Virgen María al cielo, guiados por ella lleguemos a tu reino, te pedimos...

(Voz 1) Este 4 de Agosto los invitamos a dirigir nuestra mirada de fe y de reconocimiento a la persona de nuestro Párroco; él es alguien que tiene la responsabilidad de conducir como pastor nuestra comunidad. Ante todo elevemos nuestra oración por él, él la necesita; pero también demostrémosle nuestro agradecimiento y el deseo de comprometernos con la tarea que la Iglesia le ha confiado.

Para finalizar, rezamos todos juntos:

ORACION POR EL PÁRROCO DE NUESTRA COMUNIDAD

Señor Jesús, te agradecemos porque tenemos en medio de nosotros al Párroco Ricardo Coscio, tu servidor y administrador de los misterios divinos. Te rogamos que le des: fidelidad y perseverancia en este humilde servicio, y a nosotros la fe viva para que veamos en él a tu mensajero. Lo has constituido nuestro guía y padre espiritual, dale espíritu de sabiduría y consejo, sinceridad de amor paterno; y a nosotros el don de respeto y entrega para que con fe podamos escuchar sus palabras y con alegría nos acerquemos en torno a su altar sobre el cual realiza los santos misterios. Danos, a nosotros y a él,paciencia y mutua comprensión. Dale salud y fortaleza en su cargo de responsabilidad. Llénalo con el espíritu de fervor y santidad, para que sea siempre nuestro buen Pastor, y para que nos conduzca al Cielo.

Amén

PADRE NUESTRO

CANTO: Sin abandonos (Si hay tiempo)

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“No teman, soy YO (Jn 6,20)”

Hora Santa de setiembre

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

De rodillas ante el Santísimo cantamos Alabado sea el Santísimo Sacramento o lo que proponga quien lo expone.

Si no hay exposición, rezamos juntos “Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado”, Gloria, que se repite tres veces.

Canto: En el nombre del Padre... (si no se cantó antes Alabado sea el Santísimo u otra cosa)

MONICIÓN DE ENTRADA:

(Voz 1) Hermanos, en esta Hora Santa del 4 de setiembre, dedicada a la memoria del beato Manuel González, padre fundador de la FER, los invitamos a adorar a Jesús presente entre nosotros en la Eucaristía, a reflexionar sobre su vida y sus enseñanzas y sobre cómo las ponemos en práctica.

Comenzamos invocando al Espíritu Santo cantando de las hojas repartidas: ¡Espíritu de Dios desciende!

REFLEXIÓN ORANTE: (Voz 1) Hermanos: El miedo, la angustia y la ansiedad han llegado a ser los malestares comunes de nuestro tiempo. Ciertamente los hombres de todos los tiempos han tenido que soportar los miedos desde el momento de nacer hasta la muerte. Hoy tenemos miedo al sufrimiento y la violencia que puedan ejercer contra nosotros o contra nuestros familiares y amigos, a que nos quiten lo poco o mucho que tenemos, a perder a los seres queridos; tememos al dolor, a la soledad, al rechazo afectivo, nos angustia la guerra, la contaminación ambiental, y así podríamos seguir enumerando un montón de temores más... Sin embargo, Jesús en el evangelio nos dice, repetidas veces: “No tengan miedo...”. Y no es que Él no haya pasado por eso. Precisamente en su condición humana quiso tomar sobre sí todas las situaciones que acompañan la vida de los hombres. Recordamos la escena en el Huerto de Getsemaní, luego de haber compartido la cena con sus amigos. Y en toda la Escritura, muchas personas escucharon ese “No temas”. Así Abraham cuando fue invitado a dejarlo todo para ir tras de un Dios desconocido, para fundar un pueblo a mucha distancia de su propio lugar; lo mismo que Moisés cuando fue enviado a liberar al pueblo hebreo de la mano de los egipcios. Cómo se resistió Moisés, y cómo se resistían los profetas del pueblo hebreo, poniendo miles de pretextos para cumplir con las misiones que se les confiaban: Yo no sé hablar, yo soy muy pequeño, yo no soy digno... Pero al final el Señor los convencía y les daba su gracia. Y así podemos escuchar a Jeremías, que fue muy perseguido por las cosas que tenía que anunciarle al pueblo: “Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado: por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo”. Bendita palabra “El Señor está conmigo”, que todos podemos repetir, pues Cristo mismo aseguró como última palabra sobre la tierra: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

La realidad del miedo no es tan solo lo que puede significar, sino el daño que puede hacer en nosotros. Vivir lleno de miedos puede paralizar todos los planes de Dios con nosotros. La Sagrada Escritura nos alienta diciendo: "Porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio." (2 Timoteo 1:7) Es decir, que cualquier tipo de miedo no viene de Dios, ni es Su

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voluntad que estemos angustiados, afligidos y menos temiendo algo. Conquistar el miedo es una hazaña posible para todos como cristianos.

Canto: Amanecer

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA:

(Voz 1) Meditamos en silencio la Palabra del Señor que vamos a escuchar y tratamos de ubicarnos en el momento y lugar en que se desarrollaron los hechos. Tratemos de abrir nuestros oídos y corazón a la Palabra del Señor para descubrir el mensaje que Él tiene para cada uno de nosotros particularmente. Luego, elaboremos la respuesta que le vamos a dar y pensemos en todo aquello en lo que esa respuesta nos compromete individual y colectivamente.(PAUSA)

(Voz 2)Lectura del Evangelio:Juan 6, 16-21

PALABRA DEL SEÑOR

REFLEXIÓN ORANTE: (beato M. González, del libro “Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el Sagrario”, OO.CC.I 519- 523)

(Voz 1) Vuelvo a ustedes, almas doloridas, a dales nuevos alientos, a traerles nuevos aires del Sagrario.

¡Es tan humano el miedo! ¡Nos visita con tanta frecuencia el dolor y nos acostumbramos tan poco a su visita!

Pudiera decirse que nuestro corazón anda siempre entre el dolor del mal que se va y el miedo del mal que viene. Es el Evangelio, el feliz descubridor de los secretos del Corazón de Jesús, el que va a darte, pobre corazoncito obligado a andar ese triste camino, una nueva lección de valor; digo más, de alegría en el padecer.

El por qué de nuestros miedos ¿Sabes a qué atribuye el Evangelio muchos de tus miedos y de tus angustias? A tu falta de vista y de oído. No te extrañes de esta aparente incoherencia entre los males del corazón y los de la vista y oído. Créeme. El sufrir es irremediable, somos hijos del pecado y el dolor es su necesario e imprescindible redentor; pero el turbarse en el sufrir, el vivir muriendo por el miedo a sufrir, el sentirse desgraciado porque se sufre, en una palabra, el tenerse por esclavo del dolor y no como su señor, eso es y debe ser remediable para un cristiano.

El remedio del miedo ¿Cómo? Como te decía antes, abriendo los ojos y los oídos para ver y oír.

¿A quién? Hojea el Evangelio y verás qué escena de grandes sufrimientos por no querer ver ni oír a Jesucristo. Era la noche que había seguido al gran día de la multiplicación de los panes y de los peces; el Maestro se había quedado solo en la tierra buscando su descanso en la oración; sus discípulos dedicaron la noche a la pesca; sabían muy bien que las multiplicaciones milagrosas de Aquél no les eximían de trabajar y trabajar rudamente como en aquella ocasión en que el viento les era contrario; por la madrugada, a eso de las tres, Jesús, andando sobre las aguas, se llega hasta ellos, quedándose fuera de la barca. Sus discípulos se alarman, se asustan y gritan tomándolo por un fantasma. El buen Maestro sobre las aguas, les habla y les dice: -Confíen, soy yo, no teman. A pesar de esas palabras tan reanimantes y tan características de Él, siguen encogidos por el miedo y no se atreven a responderle. Jesús lleva más adelante su condescendencia. Entra en la barca y manda enmudecer al viento, que

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obedece. El estupor de los discípulos sube de punto. Y así callados y encogidos ellos por el miedo y pesaroso Él de la desconfianza de los suyos, pasaron la madrugada en el mar hasta llegar al ser de día a las orillas de Genesaret, en donde desembarcaron. Y entonces, dice el santo Evangelio, lo reconocieron... Estudien esa escena y verán en ella retratadas muchas escenas de nuestra vida. En aquélla había una contrariedad verdadera, real; la del viento tempestuoso que dificultaba la pesca y ponía en peligro las vidas de los pescadores. Y de esa contrariedad ni se quejan ni se preocupan.

El miedo al fantasmaEn cambio lo que les preocupa y acobarda y pone fuera de sí hasta dar gritos, es el fantasma y la voz del fantasma y el poder del fantasma, que anda por las aguas sin sumergirse y que serena los vientos... ¡Pobre limitación humana! ¡Pobre fe que tan pronto olvidas o que tan poco penetras! Unas horas no más, hacía que habías visto a Jesús hacer el milagro de multiplicar panes y peces, mucho tiempo que lo venías oyendo y sabías además que quería tanto a sus discípulos que su Corazón no le dejaba pasar una noche entera sin tenerlos a su lado, debías ya conocer sus trazas de acudir al auxilio de los suyos hasta con milagros cuando era menester y... ¡te pones a gritar delante de Él, y a taparte la cara con las manos para defenderte del fantasma! ¿Cómo explicar ese misterio, o, mejor, esa aberración? El Evangelista apunta con pena que el corazón de aquellos hombres estaba obcecado. Corazón que te extrañas y hasta te indignas ante esa cerrazón de vista y oído de los discípulos acobardados, espera, detén tu extrañeza y tu indignación y aplícalas a ti mismo.

El miedo a Jesús ¡Se te ha presentado tantas veces en medio de la noche de tus dolores y padeceres el Médico divino para curártelos y lo has tomado como fantasma, obstinándote en no dejarlo ejercer su caritativo oficio...! ¡Te ha dicho tantas veces el confía, soy Yo... queriendo serenar las tempestades de tu espíritu y tú le has respondido con gritos de protestas y de miedo...! ¿No has hecho eso cuando te ha visitado en forma de dolor o de contrariedad? ¿Y no te parece que es tener a Jesucristo por un fantasma, creerlo tan cerquita de nosotros en el Sagrario y dejarnos devorar y consumir por nuestras penitas, como si éstas fueran más fuertes y poderosas que Él? ¿No te parece ofuscación funestísima del corazón, saber que con sólo aplicar un poquito el oído al Sagrario y quedarse allí en paz y silencio un ratito se oye el «Confía, soy Yo, no temas» y dejarse envolver y ahogar por las olas de la tribulación? Almas obligadas a surcar los mares del dolor, no imiten a los discípulos que necesitan la luz del día para conocer al Maestro, imiten a los que, buscándolo con humildad, limpieza y paz del corazón en el Sagrario, acaban por verlo y oírlo de día y de noche, y en todas partes...

Madre Inmaculada, ten mis ojos y mis oídos abiertos para que cuando tu Jesús me visite, sea con vestiduras moradas de Pasión, sea con vestiduras blancas de Transfiguración, mi alma lo vea, lo oiga y se dé cuenta de que es Él...

(Voz 2) PRECESPuestos de pie, invocamos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza y a cada una de las peticiones respondemos orando:

"POR INTERCESIÓN DE MARÍA, ESCÚCHANOS SEÑOR"

• Señor Jesús te pedimos por la Iglesia, El Santo Padre Benedicto XVI, por los Obispos, Sacerdotes, religiosos y laicos, para que unidos a María Santísima, la evangelización sea una experiencia de continuo aumento de salvación en todos los confines de la tierra.OREMOS

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• Por los Jóvenes, para que como Jesús, puedan ser educados en la fe por María, y sean dóciles ante la acción salvífica, que quiere llenar los vacíos existenciales que a veces afrontan. OREMOS

• Por los que han puesto su confianza en los falsos profetas de nuestros tiempos y su fe está cimentada en el miedo y no en el amor de Jesucristo, para que no se dispersen en la tentación de juzgar el día y la hora de su llegada, sino que avancen con confianza, vigilantes, orantes y confiados en la promesa de su Salvación. OREMOS

• Por todos nosotros, para que el modelo de vida que Jesucristo da, nos sirva para examinar nuestra propia vida y caminemos por la senda que nos permitirá encontrarnos con Él, en su segunda venida. OREMOS

• Por todos nosotros, para que el temor y la vergüenza no nos hagan callar la buena noticia de Jesús. OREMOS

• Por la comunidad de Sagrada Familia,para que a ejemplo de Pedro manifieste quién es Jesús y abra las puertas a todos aquellos que deseen acercarse. OREMOS

• Por las intenciones depositadas en la urna. OREMOS

• (Se pueden agregar otras intenciones)

REFLEXIÓN ORANTE:

Escuchemos las palabras del beato González quien nos ofrece unas RECETAS CONTRA EL MIEDO DE LA PERSECUCIÓN Y DE LA TRIBULACIÓN: (OO.CC.I 3058-3074) Veamos algunas de ellas:

Tres puntos de meditación: 1º Dijo san Agustín hace quince siglos: «Si todos nosotros fuésemos de verdad cristianos no habría herejes». Y podemos decir hoy: «Si todos los bautizados que oyen Misa los domingos y fiestas y comulgan algunas o muchas veces fuesen cristianos de verdad, esto es, de palabra, corazón, y obras, dejarían cesantes a todos los enemigos de Dios y de su Iglesia». 2º Decía el mismo san Agustín: «Dios no sostiene en el mundo a los malos en balde: los deja vivir, o para que se hagan buenos o para que los buenos se ejerciten (en paciencia, fe, caridad) por medio de ellos». 3º Los cristianos que se asustan y desalientan por los males que les pueden venir con la persecución de los malos, es porque o han olvidado que pertenecen a la Iglesia militante o porque se han creído que ya habían llegado a la Iglesia triunfante... Hermanos somos de la Iglesia militante, ¡con un Capitán que, después de haber resucitado, ya no muere más!

Ejercicios de despreocupación en honor de san ahoraConozco a un alma que le va muy bien con esos ejercicios e intenta propagar el beneficio a otras muchas más que andan necesitadas de ellos. ¿Qué no conocen ni han visto en el santoral a ese santo? Es verdad. Pero yo les digo que si no está, merece ser incluido en él. ¿Saben quien es? san ahora es el ahora de la voluntad de Dios en el momento presente; esto es, lo que Dios quiere de ti en este instante.¿Los ejercicios de despreocupación? Muy sencillos. Persuadirte de esta gran verdad: Lo que Dios no te pide ahora, ¿qué te importa a ti?, y decidirte, en consecuencia, a decir a todo temor por lo de antes y

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por lo de después, a toda fantasía y a toda inquietud y a todo lo que no debas ahora hacer, querer o pensar: ¿A mí que me importa?, o, más breve, ¿a mí qué? Les aseguro que en la proporción en que aumentaran los devotos de estos ejercicios a «san ahora» disminuirían los angustiados de neurastenia y los obstinados en llevarlo todo por delante.

Otra práctica para facilitar los ejercicios de despreocupación de san ahora Ponerse a oír con frecuencia como dichas por Jesús desde el Sagrario estas palabras: Tú haz lo tuyo ahora y Yo haré lo mío. Y estemos ciertos de que, como nos dediquemos en serio a hacer bien, como permita nuestra flaqueza, y en paz y sin prisa, en cada hora lo nuestro, esto es, lo que Jesús por medio de nuestro deber nos pide, y dejemos a Él el cuidado de lo de antes y de lo de después y la gloria de lo suyo y de lo nuestro, pronto llegaremos a ser unos santos y felices despreocupados..., que para todos como para mí, deseo.

Dos mandatos de Jesús para tiempos de persecución «A ustedes, empero, que son mis amigos, les digo yo ahora: No tengan miedo de los que matan el cuerpo, y hecho esto ya no pueden hacer más». El primer mandato es no asustarse de los perseguidores. «Bienaventurados sean cuando por mi causa sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo». El segundo mandato es: alegrarse y saltar de gozo ante la persecución. Y cuando Jesús da estos mandatos es porque está dispuesto a dar la gracia para que se cumplan: ¡Él no manda imposibles! ¡Que falta está haciendo a más de un asustado y aterrorizado hijo de Dios hacer actos de fe viva y de confianza sin fin en las Bienaventuranzas! ¿No son tan de fe como el credo...?

Tres verdades olvidadas 1.ª Es cierto que mi Padre celestial no me da una cruz sin almohadilla para hacérmela menos dolorosa y más llevadera. 2ª Que para cada cruz que me regala mi Padre celestial y para cada hora de deber que me impone, me da fuerza suficiente y gracia actual para llevarlas con paz y con mérito; y 3ª Que mi Padre celestial no me manda ni me pide hoy la cruz y el deber de mañana.¿Por qué, pues, me preocupo hoy con mi cruz de mañana, con la cruz que quizá nunca será mía y con el deber de después? Para ninguna de esas cruces ni horas de deberes puedo contar con la fuerza y con la gracia de mi Padre, porque todavía ni me las ha dado ni son mías.

PADRE NUESTRO

CANTO: Sin abandonos (Si hay tiempo)

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“La Sagrada Familia”

Hora Santa de octubre

Inicio: Nos ponemos en presencia del Señor, de rodillas ante el Santísimo y cantamos

Canto: En el nombre del Padre

¡Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria (se repite tres veces)

MONICIÓN DE ENTRADA.Hermanos:

En esta Hora Santa vamos a meditar sobre la Sagrada Familia y, con ella, sobre nuestra familia, ya que estamos en el mes de nuestra fiesta patronal. Queremos empaparnos de las gracias, virtudes y cualidades de una familia tan sencilla, tan normal como la que formaron José, María y Jesús dentro de su pueblo. Vamos a intentar en este ratito de oración descubrir lo bueno y lo malo de nuestras familias para ir mejorando en cantidad y calidad lo bueno e ir limando todas las cosas que a veces hacen de un hogar un hotel.

Miremos, pues, a esta familia tan singular y tomemos ejemplo de ellos.

Y aquí, ante la presencia de Jesús Sacramentado, en el mes de la Sagrada Familia, pidamos al Señor que su mensaje sea escuchado por toda la comunidad.

Nos ponemos de pie para leer todos juntos la Invocación al Espíritu Santo.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Ven Espíritu, Dios Creador,y visita el hogar de tus fieles;haz un templo de gracia en su senocon el don de tu santa presencia.

Haz que triunfen tus hijos del maly que reine la paz en sus almas;sé la mano que venza en sus luchas, el sendero que guíe sus pasos.

Tú, el Amor que consuela a los hijoscomo eterno regalo del Padre,Caridad, fuente viva de gracia, llama eterna de amor verdadero.

Muéstranos el misterio sagrado, el amor de Dios Padre y Dios Hijo;fortalece la fe del creyenteque ha nacido a la vida divina.

Ilumine tu luz nuestros ojosy tu amor se derrame en el alma,tu poder nos sostenga en la luchay renueve las fuerzas cansadas.

Demos gloria por siempre a Dios Padrey a Jesús, triunfador de la muerte,y al Espíritu, vida del alma, alabanza y honor para siempre. Amén

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Escuchemos al beato Manuel González, en su libro En busca del Escondido que presenta “Un consuelo para los que se sienten abandonados”. En este texto nos permite apreciar que no estamos solos, sino que somos parte de una gran familia: (OO.CC.I 3029)

Yo, cristiano, tengo familia: Padre, Madre, Hermano mayor y muchos hermanos que viven siempre. MI PADRE, es más padre que todos los padres juntos, más padre mío que mi padre natural; de una solicitud y de un cariño como no puedo imaginar; siempre padre; lo mismo cuando soy bueno que cuando soy malo. Podré yo obstinarme en querer ser hijo malo, pero Él siempre será mi Padre: Padre agradado, Padre aplacado, Padre disgustado, ¡mi Padre Dios! MI MADRE, lo es por sus lágrimas, por su intercesión omnipotente, por su mediación siempre eficaz; de una ternura y unos pormenores de solicitud, paciencia y cariño conmigo a que no llegan ni con mucho los de todas las madres juntas, ¡mi Madre María! MI HERMANO MAYOR es el primogénito de mi Padre Dios y de mi Madre María, en todo igual o semejante a mí, menos en el pecado; tan hermano mío que sus méritos, sus virtudes, sus ejemplos, sus sufrimientos, su oración son míos. Si oro, ora conmigo y en atención a Él soy escuchado; si sufro, uno mis sufrimientos a los suyos y por Él son meritorios, ¡mi hermano Jesús! Y tengo también muchos otros hermanos. Si sufro, todos ellos sufren conmigo; sus méritos son míos y los míos suyos, así como son comunes las penas y alegrías. No estoy solo: ellos piden por mí y yo por o con ellos; ¡los santos del cielo y los justos de la tierra son mis hermanos! ¡Qué feliz soy con mi familia sobrenatural!SILENCIO MEDITATIVO.

Canto: Eucaristía, mi alegría

Para disponernos a escuchar el Evangelio, veamos qué dice el beato González al respecto: (OO.CC.I 493)

Será el Evangelio el mago prodigioso que nos haga oír ruidos de palabras en donde el resto de las gentes no oye nada. ¡Oh palabra divina del Jesús de mi Sagrario, toca a mi oído, entra en mi alma y quédate allí resonando con eco inextinguible! Callen, lengua mía, sentidos míos y potencias mías; callen, pasiones de mi alma y nervios de mi cuerpo; callen, recuerdos del pasado y ambiciones tumultuosas de lo porvenir; callen, que voy a mi Sagrario a escuchar la voz dulce, que no habla más que a las almas en silencio... ¿Se enteran? En el Sagrario hay tiempo de hablar y tiempo de callar. Hablen cuanto quieran; pero después callen cuanto puedan; en silencio exterior e interior esperen; ya recibirán la respuesta... ya oirán...

En silencio escuchamos con atención la Palabra del Señor, en el evangelio de Lucas.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA: Lc 2, 41-52 PALABRA DEL SEÑORSILENCIO MEDITATIVO.

REFLEXION: La familia de Jesús era ciertamente una familia piadosa, eran símbolo de los pobres de Yavé, ese resto fiel que Dios usa como instrumento para hacer llegar la salvación a su pueblo. Ellos iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Pero este texto nos presenta una situación conflictiva. Después de un día de camino de regreso se dan cuenta de que Jesús no estaba en la caravana, entre los parientes y conocidos. Este detalle nos muestra a una familia plenamente integrada, en la

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cual el niño podía pasarse un día entero entre la multitud de la caravana, paseando entre los parientes y conocidos. Así se nos invita a preguntarnos si nuestra vida en familia está abierta a la sociedad, o es solo una pequeña isla que nos aleja y nos separa del mundo. Pero después de un día sin verlo, sus padres comienzan a buscarlo, y a los tres días lo encuentran en el templo, dialogando con los maestros judíos. De esta manera se manifiesta la sabiduría que Jesús recibía de su Padre celestial. María dirige su reproche a Jesús y le expresa su angustia, donde se revela como una mujer completamente normal, lo cual contradice el profundo espíritu de fe que se manifiesta en el capítulo anterior del Evangeglio de Lucas (Lc 1,39-55). Ella no necesita reprimir sus preguntas para ser una mujer de fe, de adoración y de obediencia. La respuesta de Jesús:”yo debía estar en la casa de mi Padre”,muestra que Jesús debe cumplir una misión del Padre, con el cual tiene una relación única, aunque María todavía no pueda comprender todo lo que implica esa misión. Por eso mismo una espada atravesará su corazón ( Lc 2,35). Sin embargo, hecha esta aclaración, Jesús no reniega de sus deberes de hijo, de miembro de una familia, de manera que volvió a Nazaret y vivía sujeto a ellos “(2, 51). Y su madre, lejos de vivir superficialmente todo lo que iba sucediendo, “conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón”.SILENCIO MEDITATIVO.

Canto: Aunque todos... yo no

PRECES: Ahora Señor, te presentamos las necesidades de nuestras familias y las de todas las familias especialmente de las que conocemos, d

Escúchanos Señor.

• Oh Jesús, acoge con bondad a nuestra familia que ahora se entrega y consagra a Ti, protégela, guárdala e infunde en ella tu paz para poder llegar a gozar todos de la felicidad eterna. OREMOS

• Te presentamos, Señor, las familias que sufren, que pasan por muchas dificultades o se ven amenazadas en su indisolubilidad y en el gran servicio al amor y a la vida para el que Dios las eligió. OREMOS

• Te presentamos, Señor, a todas las familias del mundo, para que logren responder a su vocación tal y como respondió la Sagrada Familia de Nazaret. OREMOS

• Te presentamos, Señor, a los enfermos y sus familiares para que les des la fuerza necesaria para seguir sonriendo aún en su dolor. OREMOS

• Te presentamos, Señor, a los que se sienten solos, abandonados de su familia y de sus amigos, para que encuentren en Ti a su Padre y en nosotros a su familia. OREMOS

• Te presentamos, Señor, a los que delinquen y a todos los que siguen enganchados a su destrucción, provocando sufrimiento en sus familias y en otras y hasta en ellos mismos, para que descubran que Tú eres la Vida. OREMOS

• Te presentamos, Señor, a las familias que viven en zonas de guerra o en el exilio. OREMOS

• Te presentamos, Señor, todas las peticiones depositadas en la urna. OREMOS

SILENCIO MEDITATIVO.

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ESCUCHAMOS UNAS PALABRAS DEL BEATO MANUEL GONZÁLEZEL APOSTOLADO DEL ACEITE (OO.CC.I 3751-3761))

Ríanse del título con las ganas que quieran, que con las mismas ganas deseo yo que entren por estos renglones, que les van a descubrir el más interesante, fácil, útil, fecundo y barato de los apostolados que pueden ejercer. ¿En qué consiste ese apostolado del aceite? ¿Cómo y sobre qué se ejerce? ¿En dónde se compra y de dónde mana ese aceite? Vean aquí, amigos míos, las tres cosas que les quiero decir del singular y extraño apostolado.

¿En qué consiste?

Ustedes saben que uno de los usos más corrientes del aceite en la industria es el de suavizar. Dos ruedas engranadas no se entienden bien; se les echa una gotita de aceite y vuelan. Un eje de acero está perezoso para girar, su chorrito de aceite, y corre sin protesta. La llave rechina desesperada contra el moho de la cerradura que la impide circular, una gotita de aceite hace desaparecer la desesperación y el chirrido de protesta. Y fíjense bien: el aceite produce todas esas facilidades de movimiento sin dar un golpe, sin quemar, sin destruir, sin desnaturalizar los elementos que armoniza. Lo consigue sólo con interponerse entre los cuerpos broncos. En donde él se presenta desaparece toda aspereza. Y ¡qué!, ¿le van viendo ya la punta al apostolado de mi cuento? ¿Presumen ya a dónde va a parar ese aceite? Porque es lo cierto, y ustedes sin duda estarán conmigo, que hace mucha falta el aceite en el mundo moral. Más falta que en la industria.

En la vida de familia, en las relaciones sociales y en nosotros mismos, hay muchísimas cosas que andan mal o que rechinan mucho sólo por falta de aceite suavizador. Muchas de las que llamamos cuestiones magnas y conflictos formidables, no son ni más ni menos que problemas de aceite, que con una gotita de éste, a tiempo, no hubieran llegado a ser tales cuestiones, y que quizá todavía con una racioncita del mismo, perseverantemente aplicada, podrían solucionarse. De modo que ya saben a qué llamo yo apostolado del aceite: A un apostolado que se propone suavizar todo lo que está áspero en el mundo moral.

¿Cómo y en qué?

Hermano o hermana, vamos a ver, ¿quiere usted ser apóstol del aceite? Pues empiece por emplear ese aceite en sí mismo. ¿No cree usted que a esos ojos de mirar duro para con los que le molestan, a veces en nonadas, o desdeñosos para con los inferiores o con los que no le son simpáticos, les vendrían bien unas gotitas de aceite? ¿No cree usted que a esa boca tan áspera hasta para hablar de cosas buenas, no le vendría mal un poquito de aceite? ¡Y a aquellos modales tan descompuestos y a aquellas maneras tan agrias, no les haría bien la gotita consabida? ¡Y a esos juicios tan severos y a esos criterios tan mohosos y a esos sentimientos vivos y

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resentimientos tan enconados, no les harían un gran bien un gran rocío de aceite? ¿Y a vuestra piedad, de ordinario tan seca con Padre Dios, no le haría falta un poquito de aceite?

Y, sobre todo, a los nervios, a esos nervios ordinariamente tan de punta, tan tirantes, tan vidriosos... ¿No les vendría archibién la alcuza? Ungido ya el novel apóstol con el aceite de la suavidad, que se disponga, alcuza en ristre, a plantar su apostolado en su familia.¡La alcuza familiar!

Si no lo tomaran a broma, yo les diría que la alcuza es la gran institución del hogar. ¡Qué falta hace en la mayor parte de nuestros hogares! Vayan analizando las causas del malestar que el marido siente contra su mujer y ésta contra aquél y los dos contra los hijos y éstos con aquéllos y entre sí, y se convencerán de que todo el problema de aquella casa no es ni más ni menos que el problema de la llave en la cerradura mohosa; como en ésta rechina la llave por falta de aceite, allí rechinan los dientes y los nervios y la ira por falta de aceite...

El olivar

Sí, señores, ya es justo que sacie la curiosidad que la lectura de estos renglones les va despertando por conocer el olivar de donde sale ese aceite mágico. Prevengo ante todo a mis lectores contra ciertas falsificaciones del precioso aceite que corren por el mercado, cubiertas con la marca del legítimo. ¡Mucho cuidado con los aceites formados con los siguientes elementos: Miramientos sociales, gorronería, modus vivendi, adulación, cuquería, servilismo, dulzonerías cursis o galantes, sonrisas estudiadas ante el espejo, aguas mansas y fondos turbios, y otros de menor cuantía! Éste no es el aceite de mi apostolado. Aunque lleve esta marca, su nombre verdadero y legítimo es éste: hipocresía. Que es precisamente el apostolado del demonio.

El olivar, repito, que da el aceite legítimo es el que se están ya figurando, ¡ése! ¡El Corazón de Jesús! De Él fluyen los tres ingredientes que componen nuestro aceite, a saber: conocimiento y vencimiento propios, y amor recto y puro al prójimo por Él. Estos tres ingredientes se agitan y se mezclan, y dan un aceite que, ¡hasta ahí!... ¿Les gusta el apostolado del aceite? ¿Sí? Pues, ¡alcuza en mano, y ya saben en dónde se llena y sobre quiénes debe vaciarse!

ORACIÓN FINAL:

Terminamos esta Hora Santa pidiéndole a nuestra Madre que interceda por nosotros, para que nunca falte el amor, la comprensión y el perdón entre nosotros y obtengamos su gracia y bendiciones.

Le pedimos también a San José que nos ayude con nuestras oraciones, en todas nuestras necesidades espirituales y temporales, a fin de que podamos agradar eternamente a Jesús.Recemos todos juntos la ORACIÓN POR LA PAZ EN LAS FAMILIAS

Señor, Dios nuestro, tú nos has elegido para ser tus santosy tus predilectos dentro de esta familia.Revístenos de sentimientos de misericordiade bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia.

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Ayúdanos a comprendernos mutuamentecuando tenemos algún motivo de queja,lo mismo que tú Señor, nos has perdonado.Sobre todo, danos esa caridad, que es vínculo de perfección.Enséñanos la necesidad del trabajo de reparación,del estudio, de la vida interior personal,de la oración, que sólo Dios ve en los secretos;enséñanos lo que es la familia, su comunión de amor,su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable.Que la paz de Cristo brille en nuestros corazones.Esa paz que debe reinaren la unidad de tu cuerpo místico.Que todo cuando hagamos en palabras o en obrassea en nombre del Señor Jesús por quien sean dadas las graciasa ti Dios Padre y Señor NuestroAmén.

Concluimos nuestras alabanzas diciendo al Padre del cielo: Padre Nuestro...

“Llamados a ser santos”

Hora Santa de noviembre

Inicio: Nos ponemos en presencia del Señor, de rodillas ante el Santísimo y cantamos

Canto: En el nombre del Padre

¡Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria (se repite tres veces)

MONICIÓN DE ENTRADA.Hermanos:

Todos estamos llamados a ser santos. Dijo la beata Teresa de Calcuta: La santidad no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos, para usted y para mí. Y el beato Juan Pablo II decía: La aventura de la santidad comienza con un «sí» a Dios.

En esta Hora Santa vamos a meditar sobre el llamado a ser santos.

La fiesta de todos los santos, que hemos celebrado hace unos días, nos recuerda la multitud de los que han conseguido de un modo definitivo la santidad, y viven eternamente con Dios en cielo, con un amor que sacia sin saciar. Es también la fiesta de todos los que estamos llamados a unirnos a los que forman la Iglesia triunfante: nos anima a desear esa felicidad eterna, que solo en Dios podemos encontrar. San Pablo dice que nadie puede imaginar las maravillas que Dios nos tiene reservadas. Saciarán sin saciar, y este pensamiento de plenitud nos ha de ayudar a llevar la cruz de cada día sin caer en conformarnos con premios de consolación, con pequeñas compensaciones efímeras, que a la

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hora de la verdad son engaños, cartones repintados que defraudan las ansias de cosas grandes de nuestro corazón.Ha dicho Jesús: “Una sola cosa es necesaria” (Lc 10,42): la santidad personal. Este es el secreto de la alegría, la buena nueva para el mundo, la siembra de paz que necesita la sociedad. La gran solución para todo, es la santidad: ese encuentro personal con Dios, que ponemos –ante el ofrecimiento de su gracia- buena voluntad, es decir correspondencia: lucha, esfuerzo personal por ser mejores y hacer el bien, pues la fe, si no va unida a las obras, está muerta.

Y aquí, ante la presencia de Jesús Sacramentado, invoquemos al Espíritu Santo para que nos ayude, con sus sagrados dones, en este camino a la santidad.

Nos ponemos de pie para leer todos juntos la Invocación al Espíritu Santo.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Ven Espíritu, Dios Creador,y visita el hogar de tus fieles;haz un templo de gracia en su senocon el don de tu santa presencia.

Haz que triunfen tus hijos del maly que reine la paz en sus almas;sé la mano que venza en sus luchas, el sendero que guíe sus pasos.

Tú, el Amor que consuela a los hijoscomo eterno regalo del Padre,Caridad, fuente viva de gracia, llama eterna de amor verdadero.

Muéstranos el misterio sagrado, el amor de Dios Padre y Dios Hijo;fortalece la fe del creyenteque ha nacido a la vida divina.

Ilumine tu luz nuestros ojosy tu amor se derrame en el alma,tu poder nos sostenga en la luchay renueve las fuerzas cansadas.

Demos gloria por siempre a Dios Padrey a Jesús, triunfador de la muerte,y al Espíritu, vida del alma, alabanza y honor para siempre. Amén

(Voz 1) Meditamos en silencio la Palabra del Señor que vamos a escuchar y tratamos de ubicarnos en el momento y lugar en que se desarrollaron los hechos. Tratemos de abrir nuestros oídos y corazón a la Palabra del Señor para descubrir el mensaje que Él tiene para cada uno de nosotros particularmente. Luego, elaboremos la respuesta que le vamos a dar y pensemos en todo aquello en lo que esa respuesta nos compromete individualmente.(PAUSA)

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA (Voz 2) : Lectura del santo evangelio según san Mateo

Mt 9, 9-13

PALABRA DEL SEÑOR.

REFLEXIÓN:

(Voz 3) Jesús, cada vez que aparece la llamada de un apóstol en el Evangelio, es una buena ocasión para acordarme de que yo también debo ser apóstol tuyo. Al haber recibido el Bautismo, he recibido

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ya la misión genérica de santidad y apostolado que es propia de todo cristiano. Me has llamado a ser santo y apóstol tuyo. ¿Cómo estoy cumpliendo mi misión? En el Evangelio dice que Mateo “se levantó y le siguió”.

Hoy me pides que me vuelva a levantar, que salga de ese estado de tibieza -del «ir tirando» o «ir a medias» en el que me quedo cuando descuido la lucha por vivir un plan de vida, por aprovechar el tiempo, por hacer apostolado, por hacer un pequeño ofrecimiento o sacrificio cada día.

Mateo estaba sentado en su mesa de recaudador de impuestos. No era un trabajo bien considerado por algunos israelitas, porque era colaborar con la dominación romana, pero era un trabajo que proporcionaba una acomodada situación económica. Se podría decir que Mateo «tenía la vida resuelta». Mientras la muchedumbre te seguía porque acababas de hacer un milagro, Mateo estaba allí sentado, trabajando. Y precisamente a él, al que no te estaba siguiendo, le vienes a buscar para llamarle. Jesús, a lo mejor yo tampoco te seguía muy de cerca. Pero sí me tomaba en serio mi trabajo, mi estudio. A lo mejor tenía la vida más o menos «resuelta»: amigos, trabajo, familia, pasatiempos... Y en estas circunstancias, apareces y me pides más: o incluso me pides que lo deje todo y te siga, como a Mateo. ¿Cómo voy a dejar todos esos amores terrenos, esos deseos e ilusiones buenas y nobles? Jesús, sé que Tú me das la gracia necesaria para responder a lo que me pides. Sé también que, respondiendo a

esa llamada, seré más feliz que siguiendo mis propios intereses. Ayúdame a responder siempre que sí a lo que me pidas.

SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Tú conoces, Señor...

PRECES: Rezamos todos juntos de pie y a cada invocación, respondemos

Escúchanos Señor.

• Espíritu de Caridad, haznos amar a Dios y a nuestros semejantes como Tú quieres que los amemos. OREMOS

• Espíritu de Gozo, otórganos la santa alegría, propia de los que viven en tu gracia. OREMOS• Espíritu de Paz, concédenos tu paz, aquella paz que el mundo no puede dar. OREMOS• Espíritu de Paciencia, enséñanos a sobrellevar las adversidades de la vida sin indagar el por

qué de ellas y sin quejarnos. OREMOS• Espíritu de Benignidad, haz que juzguemos y tratemos a todos con benevolencia sincera y

rostro sonriente, reflejo de tu infinita suavidad. OREMOS• Espíritu de Bondad, concédenos el desvivirnos por los demás, y derramar a manos llenas,

cuantas obras buenas nos inspires. OREMOS• Espíritu de Longanimidad, enséñanos a soportar las molestias y flaquezas de los demás,

como deseamos soporten las nuestras. OREMOS• Espíritu de Mansedumbre, haznos mansos y humildes de corazón, a ejemplo del Divino

Corazón de Jesús, obra maestra de la creación. OREMOS• Espíritu de Fe, otórganos el no vacilar en nuestra fe, y vivir siempre de acuerdo con las

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enseñanzas de Cristo, e iluminados por tus santas inspiraciones. OREMOS• Espíritu de Modestia, enséñanos a ser recatados con nosotros mismos, a fin de no servir

nunca de tentación a los demás. OREMOS• Espíritu de Continencia, haznos puros y limpios en nuestra vida interior, y enérgicos en

rechazar cuanto pudiera manchar el vestido blanco de la gracia. OREMOS• Espíritu de Castidad, concédenos la victoria sobre nosotros mismos; haznos prudentes y

castos; sobrios y mortificados; perseverantes en la oración y amantes de Ti, oh Dios del Amor hermoso. OREMOS

• Te invocamos, Espíritu de Amor, pidiéndote por las intenciones depositadas en la urna. OREMOS

SILENCIO MEDITATIVO.

Canto: Aunque todos... yo no

ESCUCHAMOS UNAS PALABRAS DEL BEATO MANUEL GONZÁLEZ (Granitos de sal – Aperitivos para las almas inapetentes -OO.CC.I 3534-3541)

EL ARTE DE SUMAR

Ahora son las matemáticas las que nos van a dar el tema para este rato de conversación familiar. Cuatro son, como saben, las operaciones fundamentales de la aritmética: sumar, restar, multiplicar y dividir, y bien puedo aseguraros que cada una de ellas nos enseña algo en orden a nuestra alma y a la salvación de la de nuestros hermanos. De modo, que así como antes nos metimos a gramáticos en aquello de las conjugaciones que del verbo ser hacía nuestro amor propio, autor acreditado de gramáticas pardas, ahora nos vamos a meter a matemáticos más o menos caseros.

Sentado esto como exordio, paso a presentar mi proposición: «Para salvarme y ayudar a la salvación de los demás es de gran conveniencia saber sumar». Y sin detenerme a disipar la extrañeza que proposición tan rara de seguro ha de producir en no pocos de mis lectores, empiezo la prueba de mi aserto. Para ello me bastará recordar la ley fundamental de la suma, puesto que, aunque no sea más que por los dedos, ¿quién no sabe sumar? La ley fundamental de la suma es que sólo se pueden sumar números homogéneos, o sea, de una misma especie. Como la proposición sentada tiene dos miembros, pues en ella se habla de la salvación propia y de la ajena, voy también a dividir mi prueba, para que no se me tache de sofista. Y digo que para salvarse uno tiene bastante con saber sumar minutos. ¿No han oído nunca hablar de esa suma? Pues, sigan leyendo y verán cuánto les interesa. ¿Qué es un santo? Un hombre que emplea el tiempo de su vida en servir a Dios. Y ¿qué es la vida? ¿Qué es el tiempo? No teman que me dé por meterme en filosofías indigestas. La vida y el tiempo en orden a la salvación del alma no son ni más ni menos que una reunión de minutos aprovechados o perdidos en mayor o menor número. Y noten que digo reunión y no suma de minutos, porque falta la homogeneidad.

Y como no se pueden sumar peras y bancos, sino que las peras se han de sumar con las peras y los bancos con los bancos, a la vida de un hombre sobre la tierra no se le puede llamar suma de minutos, porque de ordinario y desgraciadamente no son de la misma especie esos minutos. ¿Cómo van a ser de la misma naturaleza, en orden a la salvación, el minuto empleado en servir a Dios y el empleado en ofenderle?

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¿No hay mucha más diferencia entre una alabanza y una ofensa a Dios, que entre una pera y un banco? Hay que establecer, por consiguiente, dos especies de minutos: minutos aprovechados y minutos perdidos. De modo, que un santo no es ni más ni menos que un hombre con una gran suma de minutos aprovechados.

Eso viene a ser para no pocos cristianos la santidad. ¡Ser santo!, se dicen, y como por ensalmo aparecen en sus fantasías cilicios e instrumentos de torturas, y celdas oscuras y solitarias, y noches pasadas en oración y penitencia, y días llenos de milagros y cosas estupendas, y ¡qué se yo cuántas cosas a cual más difíciles y duras! Y, ¡claro!, con esa idea que se forman del santo, el nombre y la memoria de éstos más les sirven de miedo que de admiración y ejemplo. Pero si esos cristianos miedosos se fijaran bien en que ser santo no es esa vida tan desdichada que se fingen, sino que es sencillamente una suma de minutos empleados en hacer la voluntad de Dios nuestro Señor, yo estoy seguro de que (...) ellos tendrían más ganas de ser santos.

De modo que, ¿quieren de verdad salvar su alma y ser santos? Pues miren a qué se reduce todo: a santificar el minuto presente con el cumplimiento de la voluntad de Dios. Miren si esto es fácil y cómodo; no hay que preocuparse de lo que se hará mañana o luego, basta con que se ocupen del minuto presente. ¿Qué me pide Dios en este minuto? ¿Escribir? Pues escribiendo bien me voy salvando y haciendo santo. ¿Orar? ¿Leer? ¿Comer? ¿Pasear? ¿Recrearme? Pues orando, leyendo, comiendo, paseando y recreándome bien, en ese minuto voy por buen camino. ¿Que eso es muy poco? Pues ahí de la utilidad de saber sumar; cada minuto en sí mismo bien poca cosa es.

¿Ven todas esas virtudes y heroísmos de los santos que tanto les asustan? Pues oiganlo bien: esas virtudes y esas maravillas no son ni más ni menos que sumas de minutos de vencimiento propio, de pequeñas mortificaciones, de actos momentáneos de amor a Dios y de paciencia en las flaquezas del prójimo. Nadie de repente se hace grande, reza el antiguo adagio, y en ninguna ocasión se aplica mejor que en ésta. Los santos de ordinario no se han hecho de un solo salto, sino paso a paso; es decir, minuto a minuto. Y si queremos como ellos obtener sumas totales admirables, tenemos que poner todo nuestro ahínco en reunir los pequeños sumandos.

Quiten, si les place, a esas sumas admirables unos cuantos minutos, uno solo tal vez, y en vez de un gran santo quizá no encontrarán más que a un hombre común y corriente. ¡Y cómo consuela y ensancha el alma, tan oprimida por tanta miseria y por tanto asalto del enemigo, saber que con sólo tener buena intención habitual y gracia de Dios, los 60 minutos de la hora, y los 1.440 del día, y los 526.600 del año, y los millones que suman nuestra vida pueden valer virtudes en esta vida y gloria inacabable en la otra! ¡Ay! Si supiéramos y quisiéramos sumar minutos!

Canto: Nadie te ama como yo

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ORACIÓN FINAL:¡Madre Inmaculada! ¡Qué no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!Sí, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor enemigo nos persiga y nos calumnie, aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos, aunque vinieran al suelo nuestras obrasy tuviéramos que empezar de nuevo...¡Madre querida... que no nos cansemos!

Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades para socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno nos ha señalado Dios.

¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos! ¡Nada de estériles lamentos!Mientras nos quede una gota de sudor o de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento en nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos...¡Madre mía, por última vez!, ¡morir antes que cansarnos! (Beato Manuel González)

Concluimos nuestras alabanzas diciendo al Padre del cielo: Padre Nuestro...

“Celebremos la Inmaculada Concepción de María”

Hora Santa del 4 de diciembre

Inicio: Nos ponemos en presencia del Señor, de rodillas ante el Santísimo (mientras el sacerdote expone al Santísimo, cantamos Alabado sea el Santísimo, pág. 94 de cancionero parroquial. Cuando el sacerdote se retira, Voz 1 dice: Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado! Respondemos todos: Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado, Gloria, se repite tres veces)

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MONICIÓN DE ENTRADA.(Voz 1) Hermanos:

Bienvenidos a esta celebración en al que, como todos los días 4, recordamos al beato Manuel González. En esta oportunidad también será una hora en la que reflexionaremos sobre la Inmaculada Concepción de María. Hoy también María, la llena de gracia, nos congrega, no para que le pidamos cosas — ¡son tantas las que le pedimos!—, sino para cantar con ella la misericordia de Dios. Queremos contemplar este misterio de la Concepción Inmaculada de María y dejarnos contagiar de su gracia y su belleza. Queremos agradecer a Dios porque ha hecho en María obras grandes, porque la preparó para ser su Madre.

Antes de comenzar esta Hora Santa, invocamos todos juntos al Espíritu Santo:

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Espíritu del Padre y del Hijo: Ven a nuestra comunidad;enciende en nosotros el fuego de tu amor.Enciende en nosotros el fuego que ardía en nuestro fundador y en tantos hermanos que nos precedieron.Danos bondad, alegría y paz; danos valor, paciencia y perseverancia.Tú conoces nuestras debilidades, nuestros fracasos, nuestras decepciones.Sabes del cansancio que a veces sentimos.Mantén ardiendo en nosotros tu fuego, calienta lo que se enfrió, dobla lo que con el correr de los años se puso tieso, devuelve la vida a lo que se secó.Ábrenos a los signos de los tiempos, recréanos en la fidelidad y en la esperanza, haznos fuertes en el servicio.Ven Espíritu Santo y enséñanos a orar; muévenos al compromiso y muéstranos el horizonte del Reino que Jesús nos anunció.Amén

REFLEXIÓN ORANTE:

(Voz 1) Como todo tiene su origen y significado, para los creyentes, “Inmaculada Concepción” se refiere a que la Virgen María fue resguardada del pecado, a partir del primer momento de su vida humana. Y Dios, que amaba tanto a su Hijo, preparó gracias a la Inmaculada Concepción de María, una morada merecedora de Él.

Todos, sin excepción, llegamos al mundo con la mancha del pecado original. Está claro que esa mancha pertenece a todos los hombres de la Tierra, pero es borrada y eliminada en el momento en que nos bautizamos. Pero con María las cosas fueron diferentes: ella siempre fue exceptuada de ese pecado, principalmente porque nunca su alma lo recibió; por lo tanto su santidad es total. Lo único que ella tuvo que enfrentar –al igual que muchos seres como nosotros- fueron las penasEl estado de santidad original, inocencia y justicia, fue impuesto sobre ella, y eso la excluye tambien de toda mancha y falta, emociones y debilidades que van de la mano con el pecado original y que son propias de cada alma por dicho pecado. No obstante, por ser descendiente de Adan, no fue excluida de sufrir el dolor, la angustia y las grandes penas. Dios quiso que María fuera quien recibiera toda la Gracia, porque era precisamente Ella quien engendraría –de una manera divina- a su Hijo. No podía ser cualquier Madre; tenía que ser alguien acorde al Hijo de Dios y, por supuesto, por todos los méritos que Jesús se merecía.María pertenece por completo a Dios, a partir de su concepción. El señor confió todo su poder en

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ella y lo hizo en previsión de la muerte de Cristo. Precisamente es de Cristo que viene la salvación y toda la gracia. En esta Hora Santa, cuando contemplamos a María Inmaculada tan llena de gracias, se pretende estimular en todos los creyentes, el aprecio de la gracias y el verdadero camino de la santidad, que es la única senda que nos acerca a Dios, brindándonos la posibilidad de ser felices. SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Junto a ti, María

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA:

(Voz 1) En un pueblo insignificante de Galilea, en el territorio en el que el Judaísmo se diluye entre gentes de diversa procedencia, allí María recibe misteriosamente la llamada divina. Será la Madre del Mesías tan esperado, Jesús (nombre idéntico a Josué, "salvador", el que antaño introdujo al pueblo en la tierra prometida) no será fruto de un deseo humano, sino puro don de Dios. La Virgen, con su perfecta disponibilidad es la encarnación de la humanidad dispuesta por fin a responder al amor previo de su Señor. Escuchemos atentamente el Evangelio:

(Voz 2) Evangelio de Lucas 1,26-38

PALABRA DEL SEÑOR. (PAUSA)

REFLEXIÓN:(Voz 3) (Homilía de Juan Pablo II en diciembre de 2004 en el Vaticano.)«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). Con estas palabras del Arcángel Gabriel, nos dirigimos a la Virgen María varias veces al día. Las repetimos hoy con ferviente gozo, recordando aquel 8 de diciembre de 1854, cuando el beato Pío IX proclamó este admirable dogma de la fe católica.

¡Qué grande es el misterio de la Inmaculada Concepción que la Liturgia nos presenta! Misterio que no cesa de atraer la contemplación de los creyentes e inspira la reflexión de los teólogos. «Llena de gracia»: con este apelativo, según el original griego del Evangelio de Lucas, el Ángel se dirige a María. Es este el nombre con que Dios, a través de su mensajero, quiso calificar a la Virgen. De esta forma Él la pensó y vio desde siempre. ¡Con qué especialísima bendición Dios se dirigió a María desde el inicio de los tiempos! ¡Verdaderamente bendita, María, entre todas las mujeres (Cf. Lc 1,42)! El Padre la eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuera santa e inmaculada en su presencia en el amor.La predestinación de María, como la de cada uno de nosotros, es relativa a la predestinación del Hijo. Cristo es aquella «estirpe» que «aplastaría la cabeza» a la antigua serpiente, según el Libro del Génesis (Cf. Gn 3,15); es el Cordero «sin mancha» (Cf. Ex 12,5; 1 P 1,19), inmolado para redimir la humanidad del pecado. En previsión de la muerte salvífica de Él, María, su Madre, fue preservada del pecado original y de cualquier otro pecado. En la victoria del nuevo Adán está también la de la nueva Eva, madre de los redimidos. La Inmaculada es así signo de esperanza para todos los vivientes. Contemplamos hoy a la humilde muchacha de Nazaret santa e inmaculada en la presencia de Dios en la caridad (Cf. Ef 1,4). El «sí» de la Virgen al anuncio del Ángel se sitúa en lo concreto de nuestra condición terrena, en humilde obsequio a la voluntad divina de salvar la humanidad no desde la historia, sino en la historia. En efecto, preservada libre de toda mancha de pecado original,

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la «nueva Eva» se ha beneficiado de modo singular de la obra de Cristo como perfectísimo Mediador y Redentor. Redimida en primer lugar por su Hijo, partícipe en plenitud de su santidad, Ella es ya lo que toda la Iglesia desea y espera ser. Es la imagen escatológica de la Iglesia. En la concepción inmaculada de María la Iglesia ve proyectarse, anticipada en su miembro más noble, la gracia salvadora de la Pascua. En el acontecimiento de la Encarnación se encuentra indisolublemente al Hijo y a la Madre: «al que es su Señor y su Cabeza y a la que, pronunciando el primer fiat de la Nueva Alianza, prefigura su condición de esposa y madre» (Redemptoris Mater, 1).

A Ti, Virgen Inmaculada, por Dios predestinada sobre toda criatura como abogada de gracia y modelo de santidad para su pueblo, renovamos hoy en modo especial la confianza de toda la Iglesia. Sé Tú quien guíe a sus hijos en la peregrinación de la fe, haciéndoles siempre más obedientes y fieles a la Palabra de Dios. Sé Tú quien acompañe a cada cristiano en el camino de la conversión y de la santidad, en la lucha contra el pecado y en la búsqueda de la verdadera belleza, que es siempre huella y reflejo de la belleza divina. Sé Tú quien obtenga paz y salvación para todas las personas. Que el Padre eterno, que Te ha querido Madre inmaculada del Redentor, renueve también en nuestro tiempo, por medio de ti, los prodigios de su amor misericordioso. AMÉN

SILENCIO MEDITATIVO

Canto: Aunque todos... yo no

REFLEXIÓN ORANTE:

Hagamos todos juntos este ejercicio de imaginación y dejemos que nuestra fe responda:

(Voz 2) Imagina el corazón de una mujer incapaz de odiar; que nunca elige la violencia. Es una mujer que no tiene lugar para la violencia. Es una mujer que no tiene lugar para el rencor o la venganza y que siempre opta por la comprensión, el perdón, la fraternidad. (PAUSA)

Así es María, la Inmaculada. (PAUSA)

Imagina el interior de una mujer liberada del orgullo y la vanidad, incapaz de adorarse a sí misma; completamente desprendida de su ego.(PAUSA)

Así es María, la Inmaculada. (PAUSA)

Imagina una mujer totalmente enamorada de Jesús, cautivada por el Señor hasta el fondo de sus entrañas, estremecida de gozo por la presencia de Dios en su vida.(PAUSA)

Así es María, la Inmaculada. (PAUSA)

Imagina una mujer de su pueblo, capaz de compadecerse por el sufrimiennto de su gente, plenamente identificada conlos pobres y pequeños, con el corazón traspasado por la injusticia y la soberbia de los poderosos.(PAUSA)

Así es María, la Inmaculada. (PAUSA)

PRECES DE ALABANZA: (nos ponemos de pie)

(Voz 3) En Dios encontramos los sentimientos más hondos de ternura, bondad, amistad, cariño... Tenemos sobradas razones para seguir cantando con María la misericordia del Señor. Digamos todos juntos, luego de cada invocación:

EL SEÑOR HA HECHO OBRAS GRANDES EN TI, MARÍA.

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− Tú eres, María, la experiencia más bella del Evangelio. En ti Dios se ha hecho Buena Noticia para el hombre. Eres como la luz del alba que abre camino al Sol; eres esa estrella matutina que anuncia el Día. OREMOS

− Eres la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra; la mujer joven que entra en el plan de Dios libre y gozosa. Eres estilo de vida nuevo y fascinante en la Historia; eres, María, la virgen fecunda de Nazaret. OREMOS

− Nuestro corazón se alegra ante tu presencia luminosa; nuestro corazón busca en el tuyo un camino de verdad; nuestro corazón se abre a tu vida limpia y profunda; nuestro corazón busca en tus ojos un camino en libertad. OREMOS

− Eras joven, María, cuando revolucionaste la historia; eras joven cuando Dios, de puntillas, llamó a tu puerta; eras joven cuando dijiste «sí» a su proyecto de vida; eras joven cuando diste decidida respuesta,a su plan. OREMOS

¡GLORÍA A TI, MARÍA, CASA DONDE DIOS MORA! ¡GLORIA A TI, MARÍA, MADRE DE CRISTO Y MADRE NUESTRA!

(Voz 2)Hagamos juntos las preces de acción de gracias: Porque escuchaste su Palabra y la pusiste en práctica a lo largo de tu vida, eres bendita entre todas las mujeres; y nosotros, con los hombres de todas las generaciones te damos las gracias diciéndote, luego de cada intención:

GRACIAS, MARÍA

— Porque aceptaste la elección del Padre para ser madre de Jesús, nuestro Salvador. OREMOS— Por tu corazón bueno y disponible, de ojos limpios y puros. OREMOS— Por tu corazón sincero y transparente, claro y luminoso. OREMOS— Por tu corazón sencillo y humilde, lleno de luz y amor, abierto al infinito. OREMOS— Porque guardaste los misterios de Jesús meditándolos en tu corazón. OREMOS— Porque llevaste en tu seno al Salvador. OREMOS— Porque aceptaste ser nuestra madre. OREMOS

Canto: Eucaristía , mi alegría.

PALABRAS DEL BEATO MANUEL GONZÁLEZ(Voz 1) Empezando a transitar la segunda semana del Adviento, prestamos atención de un modo particular a las palabras de nuestro pastor, nuestro Arzobispo Mons. José María Arancedo: “Un modo de prepararnos al nacimiennto de Jesús es examinar nuestra mirada de Fe y nuestra actitud frente al hombre concretopara quién vino Jesucristo, especialmente nos diría Él, a aquél que sufre, que padece alguna necesidad, el pobre. Ellos, no lo olvidemos, fueron los preferidos del Señor. La fidelidad a Jesucristo pasa por la fidelidad a sus opciones.”Y en este día 4 de diciembre en que recordamos al beato Manuel González, escuchemos lo que escribió en su libro Mi Comunión de María, que nos ayudará a seguir preparándonos para Su venida. El texto se titula: La cuna que le gusta: (OO.CC. 1307)

(Voz 3) Mi Madre Inmaculada busca, mendiga una cuna para su Jesús. Ni en las casas de los ricos, ni de los pobres, ni de los parientes, ni en la posada de los transeúntes hay un rinconcito para colocar su cuna.No había para ellos lugar en la posada. Triste, duro e injusto era aquel menosprecio pero al fin ni Ella ni su Jesús eran conocidos...

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Hoy, a los veintiún siglos de predicación, de milagros, de beneficios, de Iglesia, de Eucaristía de Jesús, mi Madre sigue buscando cunas para su Hijo, que todavía no se ha cansado de querer nacer entre los hombres... ¿Encuentra muchas cunas?... ¿Limpias?... ¿Cedidas con gusto?... ¿Con generosidad?... ¿Con prontitud?... ¿Con calor o con frío?... ¿Cómo le presto yo ahora mi corazón? Madre mía, prepáralo tú a tu gusto y al suyo. Que mi Comunión los desagravie a los dos de aquel primer repudio y de todos los sufridos después y de todas las cunas ofrecidas defectuosamente.SILENCIO MEDITATIVO

ORACIÓN FINAL: (TODOS)¡Madre Inmaculada!Enseña a mi alma y a mi boca a decir con generosidad, firmeza y paz en todo y siempre: “Hágase en mí, según tu palabra”.Madre Inmaculada, Tú que conservaste en tu corazón las palabras que oías a tu Jesús y que veneraste en profunda adoración los silencios de sus horas de sueño y de trabajo callado, enséñanos a amar, a adorar y a paladear el silencio de la Hostia.Madre Inmaculada, Tú que recibiste más abundantemente que ninguna pura criatura los frutos de la salvación y del magisterio de Jesús, siendo su primera redimida con redención preservativa de todo pecado, y su primera y mejor discípula, enséñanos a aprovecharnos de la salvación y del magisterio con que, en silencio, nos brinda desde la Hostia.

Beato manuel González

Padre Nuestro.....

Canto final: Sin abandonos …

“Hora Santa para visitas a Sagrarios: Año Jubilar”

Introducción: Aquí estamos Señor en tu presencia para hacerte compañía, para estar por aquellos que no quieren estar o no creen en tu presencia viva y real en este sacramento. Te adoramos y te damos gracias; gracias por la vida, gracias por todo lo que nos das, gracias por estar aquí presente y darnos la oportunidad de compartir con otros este rato de oración, por eso te decimos con el corazón abierto a tu gracia.

“Corazón de Jesús Sacramentado con mucha pena de ser como soy y con muchas ganas de ser como Tú quieres que sea, vengo a tener contigo este rato de oración, para tu mayor honra y gloria, honor de mi Madre Inmaculada y provecho de mi alma.”

Rato de Silencio.

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Invocación Espíritu SantoEspíritu del Padre y del Hijo:Ven a nuestra comunidad; Enciende en nosotros el fuego de tu amor.Enciende en nosotros el fuego que ardía en nuestro Fundadory en tantos hermanos que nos precedieron.Danos bondad, alegría y paz; danos valor, paciencia y perseverancia.Tú conoces nuestras debilidades, nuestros fracasos, nuestras decepciones.Sabes del cansancio que a veces sentimos.Mantén ardiendo en nosotros tu fuego, calienta lo que se enfrió,dobla lo que con el correr de los años se puso tieso, devuelve la vida a lo que se secó.Ábrenos a los signos de los tiempos. Recréanos en la fidelidad y en la esperanza. Haznos fuertes en el servicio.Ven Espíritu Santo y enséñanos a orar.Muévenos al compromiso y muéstranos el horizonte del Reino que Jesús nos anunció. Amén

Estamos aquí reunidos frente al Santísimo Sacramento, para dar gracias y conmemorar los 100 años de la llegada de la Unión Eucarística Reparadora a la Argentina.Nuestra Obra comenzó cuando nuestro Fundador don Manuel González pidió en un retiro de Cuaresma a unas Marías, un limosnita de cariño para el más Abandonado de los abandonados: Jesús Sacramentado, y así luego fue creciendo esta compañía de reparación al abandono que sufre Jesús en la Eucaristía.Así fue también que unas Marías, como esas primeras que estuvieron con Don Manuel, llegaron aquí a Argentina, para darle y buscarle compañía a Jesús Sacramentado.Queremos hoy dar nuestra acción de gracias por todos estos años vividos, por haber venido aquí la Obra de los Sagrarios Calvarios a enseñarnos y vivir el gran Amor de Jesús.Breve Silencio

Texto Bíblico: Jn 1, 35-39

Reflexión: (Así ama Él: OO.CC.I 255-256) ¡Lo mismo que en el Sagrario! ¡Días y días, años y años en soledad casi absoluta esperando quien quiera dejarse atraer! ¡Qué traza de conquistador, tan distinta y tan opuesta a la usada por los hombres! Y al segundo día se deciden dos a seguirle, Andrés y otro discípulo del Bautista, muy probablemente Juan. Jesús ha sentido sus pasos, ha vuelto el rostro atrás, los ha mirado y les ha preguntado: "¿Qué buscáis?". "Maestro ¿dónde vives?". ¿No sentís palpitar en esta pregunta la emoción de una adhesión cariñosa? Entre los hombres, primero es conocerse y después amarse. Con Jesús buscado con corazón sencillo, ocurre al revés. ¡Cuántas veces se le ama primero y se le conoce después! El Corazón de Jesús ha debido estremecerse de gozo al oírse por fin llamar Maestro, y encontrar los dos primeros discípulos. No se les señala día ni hora para recibirlos. Los recibe al punto. ¡Tenía tanta hambre de enseñar! ¿En dónde? Ni les da las señas de su casa, ¡su casa!, la primera cabaña o cueva abandonada que encontrara,

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¡un mesón!, si los hubiere en aquellos parajes medio desiertos! "Venid y ved".

Y se estuvieron con Él toda aquella noche, porque eran ya las cuatro de la tarde cuando esta invitación se hacía.Misterio de aquella noche entera de magisterio de Jesús con dos rudos pescadores, ¡cómo nos haces sentir las palpitaciones de un Corazón dispuesto a hacer locuras por iluminar a las almas y cómo haces presentir el misterio dulce, suave e iluminador de tantas noches y de tantos días de Sagrario! ¿Qué ha estado diciendo Jesús aquella noche a Andrés y a Juan?

No lo dice el EvangelioLo que sabemos es que han salido conociendo quién es Jesús y amándolo con la efusión del celo más activo por buscarle conocedores y amadores. Andrés busca y trae a Jesús a su hermano Simón, el que debía ser cimiento de su Iglesia. Probablemente Juan trae a su hermano Santiago. Después, de estos cuatro discípulos, sacará Jesús cuatro grandes Apóstoles.

Y sabemos también que con ese conocimiento y amor del Maestro, debieron sacar un amor fraterno, tan efusivo, tan palpitante, tan nuevo, que más tarde, en los últimos encargos, cuando tenía que separarse de ellos, para ir al Padre, les ha podido dejar esta consigna: "En esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros".

Silencio o canto

(Que hace y que dice... OO.CC.I 381) Almas verdaderamente felices fueron las primeras que en unión de María Inmaculada comenzaron a gustar las delicias de emplear la vida en estarse amando al Amado, que luego tan finamente cantara san Juan de la Cruz. De modo que una María del Sagrario debe ser un alma que más que en otra cosa, por buena que sea, se ocupe en estarse con el Corazón de Jesús en sus Sagrarios, un alma que no se canse de mirar, oír, seguir y hablar al Jesús de su Sagrario, y esto más porque Él se lo merece, que porque a ella le conviene con convenirle tanto. Cierto que en el presente estado del Corazón de Jesús en sus Sagrarios-Calvarios, necesita de todos los oficios de sus Marías, constantemente. Constantemente necesita que le sirvan satisfaciendo su hambre de ser comido con Comuniones y visitas propias y buscadas, que lo unjan con aromas de virtudes, obras de celo y ejemplos buenos en esos Sagrarios que sólo huelen a humedad, que le lloren y compadezcan porque habla y no es oído, espera y nadie acude, llama y es despreciado... pero también es cierto que si esas Marías no están llenas, si vale decirlo así, de la mirada, de la palabra y de la presencia del Jesús de su Sagrario, aquellos oficios se prestarán sin delicadeza o sin constancia.

Silencio o canto

El CORAZÓN DE JESÚS ESTÁ MIRÁNDOME (Que hace y que dice... OO.CC.I 400)El Corazón de Jesús en el Sagrario me mira. Me mira siempre. Me mira en todas partes... Me mira como si no tuviera que mirar a nadie más que a mí. ¿Por qué? Porque me quiere, y los que se quieren ansían mirarse. A la madre que se lleva las horas muertas sin hablar y casi sin respirar, junto a su hijito que duerme, preguntadle qué hace y os responderá: miro a mi hijo... ¿Por qué? Porque lo quiere con todo su corazón y su cariño le impide hartarse de mirarlo.

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Y su pena, ¿sabéis cuál es?: no poder seguir al niño de su corazón con su mirada, siempre, ahora de niño y después de hombre. Si ella pudiera no perderlo de vista, ¡cómo gozaría, cómo defendería, cómo acompañaría a su hijo...! ¡Cómo sienten las madres no tener un cariño omnipotente! Pero el Corazón de Jesús nos quiere, digo más, me quiere a mí y a cada cual con un cariño tan grande como su poder, y su poder ¡no tiene límites! ¡Un cariño omnipotente! ¡Sí, Él me sigue con su mirada, como me seguiría mi madre, si pudiera! Alma, detente un momento en saborear esta palabra: El Corazón de Jesús está siempre mirándome.

Dinámica: se reparten figuras con forma de hombres y se les invita a que hagan un propósito, cómo conocer más a Jesús, cómo acompañarlo mejor, etc y luego van dejando el propósito a los pies del Señor Eucaristía y retiran una tarjetita.

PRECES: Respondemos a cada intención: DANOS SIEMPRE TU AGUA VIVA

• Te damos gracias, Jesús, por habernos concedido estar aquí, mirándote, escuchándote, estando en contacto contigo, gustándote y amándote en este bello Sacramento de Amor inacabable que es la Eucaristía... OREMOS

• Te damos gracias, Jesús, porque nos aceptas, no por lo que tenemos, sino por lo que somos, y por eso nos miras y nos invitas a comerte y a ser buenos hijos de Dios... OREMOS

• Ayúdanos para que busquemos el silencio, dentro y fuera de nosotros, para crecer así en amor, justicia, paz, gratitud, valor y poder agradecerte tu gran locura de amor... OREMOS

• Te necesitamos, Jesús, cada día más junto a nosotros, para conocerte, empaparnos de Ti, oler a ti... OREMOS

Silencio o canto

(Mi Comunión de María. OO.CC.I 1206-1207) Madre, tú que lo viste tantas veces entonces e innumerables ahora en el Sagrario obrar salud con cada uno de esos miembros, ¿quieres mostrarlo a mi alma, a toda mi alma, y a todo mi cuerpo, a mi memoria, a mi entendimiento, a mi voluntad, a mi imaginación, a mi sensibilidad, a mis nervios? Sí, que todos conozcan, no sólo lo que es, sino cómo era y es... ¿Quién mejor que tú se lo puedes enseñar? ¿Quién sino tú puedes contarles y grabarles, para que no se les borren jamás, la mano y la cara de Jesús curando y bendiciendo, sus ojos mirando a la Magdalena, llorando sobre Jerusalén y compadeciéndose de las muchedumbres, el eco y la inflexión de su voz delante del sepulcro de Lázaro, del soldado que lo abofetea, de Judas que lo besa, y profiriendo el consummatum est y la repetición de esas escenas en su vida de Sagrario?...

Sí, Madre mía, entera también a mis potencias y sentidos de cómo era y hacía en su vida mortal y en su vida de Eucaristía, que todo en mí lo conozca y de todas las maneras que pueda ser conocido por una pobre y limitada criatura; que conociéndolo así, no tendré más remedio que quererlo y seguirlo de todas las maneras que pueda hacerlo mi loco corazón...

ORACION FINALMadre mía Inmaculada, enséñame a Jesús Sacramentado de todas las maneras en que pueda ser por mí conocido y amado, agradecido e imitado.