Presentación oral pena de muerte
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EJEMPLO DE PRESENTACIÓN ORAL:
LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOLuis Felipe González del Riego Collomp
Articulado con:
González del Riego, L.F. (2015) Sapere Aude. Materiales de Teoría del Conocimiento. Lima: CIC. Tomo 1. pp. 239-248. Tomo 2. pp. 134-149. En http://es.slideshare.net/luisfegrc/texto-1-tdc-2015
EVALUACIÓN DE TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
ENSAYO SOBRE UN TÍTULO PRESCRITO
10 puntos
Peso 2
Individual.
Sobre uno de seis títulos prescritos por el IB.
Los títulos prescritos se publicarán el 1º de marzo.
Extensión máxima permitida para el ensayo: 1.600 palabras.
Es evaluado externamente.
PRESENTACIÓNORAL
10 puntos
Peso 1
Frente a la clase. En grupo: 1 a 3integrantes. A partir de unasituación de la vida real elegida porel alumno (No se puede repetir).Tiempo: 10 minutos por alumno.Es evaluado internamente. Aunquese moderará externamente a partirdel documento de planificación(TK/PPD).
EVALUACIÓN DE LA PRESENTACIÓN ORAL
¿Ha(n) logrado el(los) alumno(s) demostrar cómo los conceptos de Teoría del Conocimiento pueden
tener una aplicación práctica?¿Ha(n) identificado y explorado una
pregunta de conocimiento a partir de una situación de la vida real (SVR)
que les interese?
Situaciónde la Vida Real (SVR)
Otra situación dela Vida Real
Pregunta deConocimiento
Reconocida (PC)
Pregunta(s) deConocimiento
(desarrollada(s))
extracció
n
Desarrolloprogresión
Teoría del Conocimiento:Estructura de la Presentación Oral
Mundo “real”
Mundo TdC
Otra situación dela Vida Real
SVR: La razón, la emoción y elcálculo político
extracció
n
Estructura de la Presentación OralTema: La Pena de Muerte
Mundo “real”
LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
El reciente debate sobre la pena de muerte
ha puesto nuevamente en evidencia la
distancia que existe entre la visión de los
intelectuales que participan activamente en
el debate nacional como analistas o líderes
de opinión y la opinión pública. La gran
mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la
pena de muerte propuesta por el presidente
Alan García. En cambio, la opinión pública
se ha pronunciado --a través de las
encuestas-- reiteradamente a favor.
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LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos
esgrimidos en contra de la pena de muerte pone
incluso en cuestión el concepto mismo de líderes
de opinión, ya que en este caso es evidente que
estas personalidades no han logrado influir sobre
la población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que
permite comprender a cabalidad el contexto en el
que se sitúa un problema y las consecuencias de
la decisión que se va a tomar.
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LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
Como sostiene la politóloga alemana
Elisabeth Noelle-Neumann, la opinión
pública se forja a partir de tradiciones,
valores, prejuicios, modas y miedos
antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil
persuadir con argumentos racionales en un
tema en el que la población está muy
cargada emocionalmente. En el respaldo
a la pena de muerte confluyen una serie de
sentimientos, desde la ancestral
propensión a la venganza hasta la
enraizada desconfianza en la policía y el
sistema penitenciario.
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LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
A diferencia de los intelectuales, a los
líderes políticos no les interesa tanto
la verdad sino el poder. Para llegar al
poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un
vínculo emocional con el electorado.
Por ello siguen con atención el estado
de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de
hacer promesas que conciten el
aplauso y el voto de la población, sin
medir las consecuencias. Alan García
ofreció durante la campaña electoral
la pena de muerte y es posible que en
alguna medida dicha promesa haya
contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar,
por ahora, el esquivo apoyo popular.
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LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente político
es conducir a su pueblo hacia el bienestar. Todo buen
gobernante sabe que para construir un mayor bienestar
debe a veces incumplir alguna promesa o tomar
medidas impopulares. Por ello, asimismo, es preferible
una democracia representativa a una democracia
'directa', vía referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
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LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la
política como una sucesión de batallas que le
permitan aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su
gabinete debería ayudarlo a escoger mejor a sus
adversarios (la desnutrición infantil, que es un
asesino en serie, por ejemplo), de manera que sus
triunfos sean realmente trascendentes y no sean
solo un montaje para el aplauso.
6
LA RAZÓN, LA EMOCIÓN Y EL CÁLCULO POLÍTICOPor Alfredo Torres Guzmán*, analista.
El reciente debate sobre la pena de muerte ha
puesto nuevamente en evidencia la distancia que
existe entre la visión de los intelectuales que
participan activamente en el debate nacional como
analistas o líderes de opinión y la opinión pública.
La gran mayoría de los primeros ha declarado y
escrito numerosas veces en contra de la pena de
muerte propuesta por el presidente Alan García. En
cambio, la opinión pública se ha pronunciado --a
través de las encuestas-- reiteradamente a favor.
La inmutabilidad de la opinión pública frente a la
amplia y robusta gama de argumentos esgrimidos
en contra de la pena de muerte pone incluso en
cuestión el concepto mismo de líderes de opinión,
ya que en este caso es evidente que estas
personalidades no han logrado influir sobre la
población. Generalmente se cree que con más
información la población puede tomar mejores
decisiones. La verdad es que existe una enorme
distancia entre información y entendimiento.
Ciertamente, es fundamental contar con in-
formación fidedigna pero información no
proporciona por sí misma la sabiduría que permite
comprender a cabalidad el contexto en el que se
sitúa un problema y las consecuencias de la
decisión que se va a tomar.
Como sostiene la politóloga alemana Elisabeth
Noelle-Neumann, la opinión pública se forja a
partir de tradiciones, valores, prejuicios, modas y
miedos antes que por posturas plenamente
racionales. Por ello, es muy difícil persuadir con
argumentos racionales en un tema en el que la
población está muy cargada emocionalmente. En el
respaldo a la pena de muerte confluyen una serie
de sentimientos, desde la ancestral propensión a la
venganza hasta la enraizada desconfianza en la
policía y el sistema penitenciario.
A diferencia de los intelectuales, a los líderes
políticos no les interesa tanto la verdad sino el
poder. Para llegar al poder y permanecer en él, los
políticos saben que deben lograr un vínculo
emocional con el electorado. Por ello siguen con
atención el estado de ánimo de la opinión pública y
ceden con frecuencia a la tentación de hacer
promesas que conciten el aplauso y el voto de la
población, sin medir las consecuencias. Alan
García ofreció durante la campaña electoral la pena
de muerte y es posible que en alguna medida dicha
promesa haya contribuido a su triunfo electoral.
Pelear por ella lo ayuda a conservar, por ahora, el
esquivo apoyo popular.
No se le puede pedir a un político que ignore a la
opinión pública. Por el contrario, es importante que
la escuche bien, pero no necesariamente para hacer
lo que ella le pide sino para saber comunicarse con
ella. La mayor responsabilidad de un dirigente
político es conducir a su pueblo hacia el bienestar.
Todo buen gobernante sabe que para construir un
mayor bienestar debe a veces incumplir alguna
promesa o tomar medidas impopulares. Por ello,
asimismo, es preferible una democracia
representativa a una democracia 'directa', vía
referéndum. Porque a pesar de los
cuestionamientos a la idoneidad de muchos
representantes parlamentarios, siempre será más
razonable discutir y conseguir la aprobación de una
decisión compleja entre un conjunto limitado de
representantes que con la participación directa de la
población.
Lo más probable es que García haya planteado un
referéndum en torno al tema de la pena de muerte
como un recurso adicional para sostener su
popularidad. Sin embargo, no sería razonable que
llevara su iniciativa hasta las últimas
consecuencias, ya que quedaría muy mal parado
ante la historia, pues es indudable que la pena de
muerte será vista en el futuro como un acto de
barbarie. Parece ser que García entiende la política
como una sucesión de batallas que le permitan
aglutinar al pueblo tras de sí. Si es así, su gabinete
debería ayudarlo a escoger mejor a sus adversarios
(la desnutrición infantil, que es un asesino en serie,
por ejemplo), de manera que sus triunfos sean
realmente trascendentes y no sean solo un montaje
para el aplauso.
* PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO
OPINIÓN Y MERCADO.
El Comercio Lima, Martes, 30 de enero de 2007
Tres actores del conocimiento:
+ Intelectuales, líderes de opinión.
+ Opinión pública, pueblo, electorado.
+ Políticos
Tres criterios para sus posturas:
• Razón
• Emoción
• Cálculo político (Contexto, intereses, necesidades, filtros,...
SVR: La razón, la emoción y elcálculo político
PC: ¿Qué papel deberían tener
la razón y la emociónen la justificación de
nuestras decisiones éticas?
extracció
n
Estructura de la Presentación Oral
Mundo “real”
Mundo TdC
¿Qué papel deberían tenerla razón y la emociónen la justificación de
nuestras decisiones éticas?
SVR: La razón, la emoción y elcálculo político
PC: ¿Qué papel deberían tener
la razón y la emociónen la justificación de
nuestras decisiones éticas?
¿Cómo se toman las decisiones?¿Solo razón y emoción?
¿Qué nos dice la razón y laemoción sobre la Pena de
Muerte? ¿qué otrosfactores son importantes ante
la pena de Muerte (cultura,Información, creencias, etc.)
extracció
n
Desarrolloprogresión
Estructura de la Presentación Oral
Mundo “real”
Mundo TdC
JUSTIFICACIONES ÉTICAS
MOTIVACIÓN(Percepción,
deseo)
EMOCIÓN
DELIBERACIÓN(Valoración,
discernimiento)
EMOCIÓN Y RAZÓN
DECISIÓN(Opción)
RAZÓN
ACCIÓN(Ejecución)
CONSE -
CUENCIAS
EMOCIÓN Y RAZÓN
LA RAZÓN
• Pienso, luego existo. Creer en la razón.
• Evaluar argumentos (lógica), concordancia con la realidad, coherencia entre argumentos y según las áreas del conocimiento.
• La filosofía vence los mitos.
• Se pretende una objetividad desde la intersubjetividad (universal).
• Razón instrumental y el valor dado a las ciencias.
LA RAZÓN Y LA PENA DE MUERTE
• DD.HH.: criterio universal, ¿somos todos iguales? ¿y las culturas? ¿qué es justo?
• ¿Qué podemos aprender de la experiencia?
• ¿Qué motiva nuestra postura? ¿hay presiones (in)conscientes, externas o internas?
• ¿Y si nos equivocamos? ¿qué se gana y qué se pierde? ¿quién gana y quién pierde? ¿los seres humanos (no) podemos cambiar?
• ¿Son las conductas humanas fundamentalmente racionales? ¿Las decisiones más correctas racionalmente hablando son las decisiones más humanas?
• ¿Se puede conocer a una persona solo o principalmente a través de la razón?
• ¿Somos objetivos o subjetivos? ¿la mayoría se puede equivocar?
• ¿Puede la razón dar sentido a la vida?
La afectividad se refiere a la capacidad de construir y vivir significados.
Se refiere a diferentes procesos(humor, emociones, sentimientos y estados emocionales) que nos permiten valorar, dar un sentido propio (“para mí”) y nos impulsan a responder a determinadas realidades.
Afectan los procesos cognitivos.
Tiene elementos innatos y elementos aprendidos a través de la socialización.
Inteligencia Emocional: interpersonal (conocer a otros, relaciones sociales, empatía) e intrapersonal (conocerme). LA EMOCIÓN
• ¿Qué emociones tengo ante la pena de muerte y ante los acusados?
• ¿Qué experiencias y creencias afectan mi decisión? ¿humor o estados emocionales?
• ¿Qué significa para mí la justicia y la pena de muerte?
• ¿Qué arregla la pena de muerte? ¿En qué casos podría justificarse?
• ¿Qué he aprendido sobre la pena de muerte? ¿qué me han dicho sobre la pena de muerte? ¿quién me ha hablado de ella?
• ¿Nos podemos equivocar? ¿Y qué haríamos en ese caso?
• ¿Quién gana y quién pierde? LA EMOCIÓN Y LA PENA DE MUERTE
23
NEUROCIENCIA E INTELIGENCIA EMOCIONAL.
• Las últimas investigaciones hanaportado pruebas convincentes dela inseparabilidad esencial de laemoción y la razón: sinsentimientos, las decisiones quetomamos pueden no ser las quemás nos convienen, aunque hayansido tomadas por lógica.
• Cualquier noción queestablezcamos separando elpensamiento y los sentimientos noes necesariamente más adaptativay puede, en algunos casos, conducira consecuencias desastrosas.
“...somos como un velero en mediodel mar, el timón es nuestra razón, ynuestras velas junto con el viento sonla pasión que nos impulsa. Si tenemossolamente timón, por más que lomoviéramos estaríamos estancados enmedio del mar, y si tuviéramossolamente velas, andaríamos sinrumbo a la deriva. Por este motivo,razón y pasión, cerebro y corazón,pensamientos y emociones, deben irjuntos y en equilibrio, porque nuestrapasión da el impulso y nuestra razónlo guía...”.
Khalil Gibran 24
¿Solo emoción y
razón?
- Información- Cultura- Creencias (religiosas)- Presión de grupo- Inconsciente- Situación- Patologías- …
"La quinta regla: en tiempo de desolación nunca hacer mudanza".
Ejercicios Espirituales 318, San Ignacio
¿Cómo encontrar el equilibrio?
SVR: La razón, la emoción y elcálculo político
Postura ante temas polémicos: aborto, eutanasia, homosexualidad,
etc. Dilemas morales.
PC: ¿Qué papel deberían tener
la razón y la emociónen la justificación de
nuestras decisiones éticas?
¿Cómo se toman las decisiones?¿Solo razón y emoción?
¿Qué nos dice la razón y laemoción sobre la Pena de
Muerte? ¿qué otrosfactores son importantes ante
la pena de Muerte (cultura,Información, creencias, etc.)
extracció
n
Desarrolloprogresión
Estructura de la Presentación Oral
Mundo “real”
Mundo TdC
DecisionesImportantes:
Vocación, trabajo,Sexualidad, etc.
APLICACIONES• Postura ante temas
polémicos: aborto, eutanasia, etc.
• Decisiones importantes: vocación, sexualidad, trabajo, estilos de vida…
• Dilemas morales.¿Cómo se toman las decisiones?
¿Solo razón y emoción?¿Qué nos dice la razón y la
emoción sobre estas situaciones?¿qué otros factores son importantesante estas situaciones (cultura, infor-mación, creencias, edad, sexo, etc.)
¿PREGUNTAS?
El documento de planificación TK/PPD sigue la misma estructura de la Presentación Oral.
1. Describa la situación de la vida real.La SVR es un artículo publicado en el diario El Comercio de Lima, el 30 de enero del 2007, a los 6 meses de iniciado el 2º gobierno de Alan García. El Título es “La razón, la emoción y el cálculo político”. El autor es el analista político Alfredo Torres Guzmán. Alan García prometió instaurar la Pena de Muerte para violadores de niños durante la campaña. El artículo evalúa la postura de 3 actores de conocimiento (líderes de opinión, opinión pública y políticos) y los motivos que les llevan a adoptar dicha postura (razón, emoción y cálculo político –intereses / filtros de conocimiento-).
2. Indique la pregunta central de conocimiento (esta debe expresarse en
forma de pregunta):
¿Qué papel deberían tener la razón y la emoción en la justificación de nuestras decisiones éticas?
SECCIÓN DEL ALUMNO. Las respuestas del alumno que se escriban en esteformulario no deben superar las 500 palabras. No está permitido exceder las doscarillas de la sección del alumno.
SECCIÓN DEL ALUMNO. Las respuestas del alumno que se escriban en este formulario no deben superar las 500 palabras. No está permitido exceder las dos carillas de la sección del alumno.
3. Explique el vínculo entre la situación de la vida real y la preguntade conocimiento:
La postura ante la pena de muerte es una decisión ética. Por ello sepuede evaluar las formas de conocimientos y otros elementos quenos llevan a tomar una decisión ante la Pena de Muerte.Se pueden ver los roles que pueden cumplir las formas deconocimiento de la razón y la emoción. Si uno puede tomar distancia,se podrá usar la razón. Cuando uno está involucrado, suele laemoción ser más importante.Se pueden ver los roles que pueden cumplir las formas deconocimiento de la razón y la emoción y otros elementos como elcontexto (campaña política), intereses (filtros de conocimiento),creencias (religiosas y otras), cultura, calidad, cantidad y tipo deinformación con la que (no) se cuenta, responsabilidad social, …
4. Proporcione un resumen de cómo tiene pensado desarrollar supresentación, en cuanto a perspectivas, preguntas deconocimiento subsidiarias, argumentos, etc. Las respuestas acontinuación pueden redactarse o presentarse en forma de lista depuntos:- Presentación y lectura del artículo, identificando actores de conocimiento,
posturas y motivos detrás de dichas posturas.- ¿Cómo se toma una decisión ética? ¿qué clase de conocimiento está
involucrado? ¿cómo aparecen la emoción, la razón y otros?- La razón. Definición y rol que juega en una decisión. Preguntas de
conocimiento en torno a la relación entre razón y pena de muerte.- La emoción. Definición y rol que juega en una decisión. Preguntas de
conocimiento en torno a la relación entre emoción y pena de muerte.- Vínculo entre emoción y razón. Rol de cada uno en las decisiones.- Otros elementos a considerar en el análisis de una decisión: Información,
cultura, creencias, presión de grupo, inconsciente, contexto, patologías, etc.
SECCIÓN DEL ALUMNO. Las respuestas del alumno que se escriban en este formulario no deben superar las 500 palabras. No está permitido exceder las dos carillas de la sección del alumno.
5. Muestre cómo sus conclusiones son pertinentes para la situaciónde la vida real y más allá de la misma:
• ¿Qué rol cumple la emoción y la razón en la adopción de una postura ante la Pena de Muerte? ¿Depende del involucramiento del actor del conocimiento? ¿cómo manipulan esto los políticos?
• ¿Qué rol cumple la emoción y la razón en la adopción de una postura ante otros temas polémicos como: aborto, eutanasia, campaña “chapa tu choro”, etc.? ¿Ante decisiones importantes como presentarse a los exámenes de Diploma, elección vocacional, sexualidad, trabajo, estilos de vida? ¿ante los dilemas morales?
• ¿Conviene tomar decisiones bajo la influencia de una emoción fuerte? ¿se pueden tomar decisiones objetivas? ¿estas decisiones son las mejores? ¿las más humanas?
• ¿Qué otras formas de conocimiento y otros aspectos aparecen en la toma de decisiones?