Las Preguntas de Jesús Mateo 16:15-19

Atalaya

15—Y ustedes, ¿quién dicen que soy? —les preguntó.

16Simón Pedro le respondió:

—Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces Jesús le dijo:

—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. 18Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla. 19Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo.

¿Qué hubiera pasado si Jesús no hubiera sabido instantáneamente quién era?

¿O cuáles eran sus dones? ¿Qué tal si se hubiera dado cuenta de ello sólo de

manera gradual, como nos pasa a nosotros? Quizá su madre le contaba la historia de los sucesos

extraños que rodearon su nacimiento. Quizá ella haya puesto en una repisa de su cuarto las

preciosas cajas que le trajeron los Tres Reyes Magos y en la noche, el niño las bajaba, las tomaba y se cuestionaba.

O quizá él supo al instante que tenía una vocación especial y nada más esperaba el momento en el que pudiera llevarla a cabo.

De cualquier manera, estoy seguro de que Jesús tuvo que ir al desierto para saber quién era; esa experiencia del desierto fue por mucho parte de su formación y su destino, como ahora lo es del tuyo y del mío.

El decía “Yo Soy“. Él siempre se mantenía en contacto con su jefe Dios

Padre. Él se concentró en su misión. Él creía en sí mismo. Él tenía un plan. Él tenía anclas internas. Él no perdía el tiempo juzgando a los demás. Él formó un equipo. Él planteaba las preguntas. Él sabía expresarse. Él estaba comprometido apasionadamente con la causa. Él amor regía el plan.

Él tenía una visión más amplia. Él se preocupaba por los demás. Él preparó a sus suplentes. Él era un especialista en cambiar las cosas. Él sabía que no estaba solo. Él estaba abierto a las personas y sus ideas. Él les dio una visión más amplia de sí mismos. Él valoraba a las mujeres. Él era transparente ante los ojos de los demás. El creía en ellos. Él los trataba como sus semejantes. Él les dedicaba mucho tiempo. Él les daba el ejemplo.

Él oraba por ellos. Él les daba reconocimiento en público y en privado. Él hacía que se comprometieran. Él siempre los alentaba. Él los servía. Él los amaba. Él los perdonaba. Él los defendía. Él les daba autoridad. Él convivía con todos. Él los veía como su mayor logro. Él los consideraba como un regalo que Dios le había

hecho.

Una vez estuve en una junta de corredores de bienes raíces que estaban reunidos para discutir una posible asociación. Cada corredor tenía un impresionante curriculum relacionado con el objetivo del proyecto.

Para nuestra sorpresa, el organizador del grupo se levantó y comenzó a describir con detalle uno de sus grandes fracasos. Habló de cómo su avidez, por multiplicar el dinero de sus inversionistas, hizo que pasara por alto algunos detalles importantes acerca de las tendencias de la opinión pública.

Dijo: “Ahora soy mucho más cuidadoso en considerar todos los hechos, antes de llevar a cabo mis ideas”.

Entonces, el hombre que estaba junto a él, un poco sonrojado, admitió que en ocasiones él tampoco había sido lo que se dice exactamente ‘un genio’. De hecho, una vez adquirió una gran parcela para un desarrollo que estaba, sin que él lo supiera, sobre roca sólida.

El miembro más joven del grupo se mostraba renuente a hablar, cuando llegó su turno para compartir su error. Se levantó con dificultad y dijo: “Bueno, todo mundo sabe que he tenido muchos éxitos”. El líder lo reprendió suavemente: “Vamos, Charlie, saca tus trapitos al sol. Si no has experimentado el fracaso, no puedes ser parte de este grupo”.

Lo que el líder realmente estaba diciendo era: “Si no has pasado por la prueba de fuego, no sabes quién eres. Y si no sabes quién eres, no puedes ser líder”.

En el desierto, a Jesús se le presentaron opciones muy claras y cada una de ellas estaba relacionada con sus dones especiales.

Cuando el demonio dijo: “Póstrate ante mí, y el mundo será tuyo”, Jesús respondió: “No”. El demonio dijo: “Para satisfacer tu hambre, diles a estas piedras que se conviertan en panes”. Otra vez Jesús respondió: “No”. “Tírate del pináculo del templo y prueba tu poder de vida eterna”. Jesús miró a Satanás a la cara y dijo: “No”.

Y finalmente, después de cuarenta días de estar a prueba en el desierto, siguió siendo una persona que tenía muy claro quién era y para qué había sido llamado. Jesús se vio tentado a utilizar sus dones de manera egoísta, pero lo superó.

No es mera coincidencia que sólo después de la experiencia del desierto, Jesús comenzara a utilizar las palabras: “Yo Soy”, para describirse a sí mismo.

Entonces las palabras YO SOY reflejan todo el poder creativo que existe en el universo.

¿Qué experiencias, cuando ha estado solo, te han ayudado a ver tus dones más claramente?

¿Te puedes autodescribir? ¿Cómo te describe Jesús?

¿Puede anotar tres palabras que representen imágenes positivas y poderosas acerca de ti mismo?

Dibújalas. (Por ejemplo: “Yo soy un puente”)

Y finalmente, después de cuarenta días de estar a prueba en el desierto, siguió siendo una persona que tenía muy claro quién era y para qué había sido llamado. Jesús se vio tentado a utilizar sus dones de manera egoísta, pero lo superó.

No es mera coincidencia que sólo después de la experiencia del desierto, Jesús comenzara a utilizar las palabras: “Yo Soy”, para describirse a sí mismo.

Entonces las palabras YO SOY reflejan todo el poder creativo que existe en el universo.

“Y el Señor me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella.”

Algunas de las preguntas que te ayudaran a establecer tu visión personal son:

- ¿Quién quiero ser en el futuro?

- ¿Qué me gustaría hacer?

- ¿Dónde me gustaría vivir?

- ¿Cómo me veo dentro de 1 o 3 años?

- ¿Qué deseo incorporar o cambiar en mi vida?

- ¿Tengo una estrategia para llegar a donde quiero estar o ser?

Taller ¿cuál es mi visión? Cuando has tratado de definir tu visión, Jesús te pregunta qué has hecho, cuándo, cuánto, con quién y para qué lo has hecho, cuáles han sido los resultados y que cambiarías?:

Qué Hacer? Qué

Mantener? Qué Eliminar? Qué Reducir?

Qué

Aumentar?

Qué Hacer

Nuevo?

Cómo

Hacerlo? Con qué ? Dónde? Cuándo? Cuánto? Con Quién?

Para qué

Hacerlo? Para quién? Cómo Medir?

Cuál es el

resultado? Por qué?

Qué pasa si no

se hace?