Precursores de La Antropología Criminal

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    Precursores de la antropologa criminalPrecursors of the criminal anthropology

    Fina Antn HurtadoProfesora Titular de Antropologa Social. Universidad de [email protected]

    RESUMEN

    A finales del siglo XIX aparece en Espaa la antropologa criminal de lamano del krausismo que sintetiza los dos paradigmas hegemnicos delmomento, a saber, el positivismo y el evolucionismo. Fueron naturalistas,mdicos y juristas los que se interesaron en dilucidar cuestiones como laanimalidad del ser humano y la particularidad de sus atributos a la hora de

    comprender el comportamiento humano. En este entorno cientfico,prestaremos especial atencin a los estudios sobre el ambiente social de losdelincuentes realizados por Rafael Salillas y su labor institucionalizadora dela antropologa criminal. En el siglo XX, nos centraremos en lasaportaciones realizadas por Julio Caro Baroja para fijar el estatutoepistemolgico de esta disciplina.

    ABSTRACT

    In the late nineteenth century in Spain the criminal anthropology emergedfrom Krausism, which synthesised the two hegemonic paradigms of the time,namely Positivism and Evolutionism. Naturalists, doctors, and lawyers wereinterested in elucidating issues such as the animality of the human beingand the particularity of its attributes in understanding human behaviour. Inthis scientific sphere, we pay special attention to studies made by RafaelSalillas on the social environment of criminals and his institutionalizing workof criminal anthropology. In the 20th century we focus on the work of JulioCaro Baroja to set the epistemological status of this discipline.

    PALABRAS CLAVE

    antropologa criminal | Julio Caro Baroja | Rafael Salillas | delincuente | estatutoepistemolgico | antropologa socialKEYWORDS

    criminal anthropology | criminal | epistemological status | social anthropology

    Introduccin

    Resulta curioso comprobar la falta de inters que la

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    antropologa criminal tiene en la actualidad a pesar de que enlos inicios de las investigaciones antropolgicas en Espaa afinales del siglo XIX, esta denominacin junto con laantropologa pedaggica, la artstica, la militar, la de las

    clases pobres y otras eran ms frecuentes que la deantropologa social, aunque esto no significa que losintelectuales espaoles de la poca no se preocuparan porlos problemas caractersticos de nuestra disciplina. Ha sido elimpulso acadmico y el inters por la relacin entre crimen ycultura lo que nos ha obligado a recuperar este campoolvidado de la Antropologa. En esta contribucin pretendobucear en los orgenes de la antropologa criminal espaola.

    Tomar como hilo conductor las propuestas de don Julio CaroBaroja, las aportaciones que ha realizado a la configuracindel estatuto epistemolgico de la antropologa social engeneral, y de la antropologa criminal en particular. Tambinme centrar en los antecedentes de sta ltima y la situacinde los estudios realizados en ste mbito en Espaa, conespecial atencin a don Rafael Salillas Panzano. Me centroen estos dos autores porque en ellos podemos encontrar lasbases tericas de esta rama de nuestra disciplina que tantointers suscita en nuestros das. Comenzar exponiendo lasaportaciones de Caro Baroja.

    1. Aportaciones de Caro Baroja al estatutoepistemolgico de la antropologa

    Una de las influencias que don Po Baroja ejerci sobre susobrino Julio fue descubrirle el mundo del idealismo kantianoque se erige en eje fundamental de su prolfica obra. En laconferencia dictada en la Fundacin Juan March el 29 denoviembre de 1988 titulada Antropologa criminal, fsica,social y cultural, don Julio desarrolla la definicin de

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    antropologa que ofrece Kant y a la que se refiere como unateora del conocimiento del hombre formulada de manerasistemtica con dos grandes mbitos de aplicacin; laantropologa fsica, considerada como una rama de la

    biologa, y en la que el gran filsofo alemn desarroll losprincipios de la antropometra y de la antropologa de losgrupos sanguneos. Y la antropologa prctica y pragmticaque estudia los caracteres de los pueblos, de las naciones yde los hombres y que Kant considera que se puede ilustrarcon una cantidad sensible de fuentes, en sentido amplio de lapalabra. Caro Baroja resalta esta ltima aportacin delfilsofo alemn y analiza la conveniencia para la antropologa

    de recurrir a la historia universal de los pueblos a lo largo deltiempo y del espacio para comprender los problemasantropolgicos.

    La importancia que otorga al tiempo se materializa en ladefensa de la incorporacin de la historia a los estudios deantropologa. De ah su desilusin hacia la antropologaestructuralista-funcionalista tanto de la antropologa socialinglesa como de la cultural norteamericana, que conoci entrelos aos 1930 y 1936, (Tylor, Frazer, Lowie, Goldenweiser,Radcliffe-Brown, Evans-Pritchard y Boas) por considerarlaexcesivamente sincrnica e insuficiente para el enfoque quel quera infundir a sus investigaciones, en las que esa visinsincrnica no podra desligarse del anlisis de aspectosdiacrnicos de la sociedad objeto de estudio. Estealejamiento de las directrices imperantes en la poca, dentrode la antropologa, motiv que l mismo se considerara ms

    historiador social que etnlogo o antroplogo.

    Por lo que al espacio se refiere, como muy bien exponeGreenwood, Caro Baroja:

    nos sugiere que las manifestaciones espaciales de la

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    sociedad no son slo construcciones pasivas del hombre. Enprimer lugar, la forma que una localidad toma al fundarse esuna expresin de las condiciones naturales y sociales dellugar y de los modelos culturales de los habitantes. Por otro

    lado una vez empezada esta dimensin espacial,relativamente inmutable por un periodo de tiempo, es unespacio organizado dentro del cual uno nace, vive y muere;del cual la vida social hereda ciertos matices. Ni tampocotermina aqu porque los efectos recprocos de la dimensinespacial y las constantes adaptaciones culturales hechas porlos habitantes hacen que el espacio sea a la vez expresin ycomponente del sistema cultural. () El arreglo espacial

    puede ser a la vez una expresin de la cultura y la fuerzatransgeneracional que gravita sobre la vida social de la genteque lo habita (Greenwood 1982: 233).

    La necesidad de articular las investigaciones antropolgicasdentro del complejo cronotopo sigue estando vigente en laactualidad y su consecucin se alcanza, tras la revisinbibliogrfica pertinente, haciendo uso de la observacin, enprimera instancia y, posteriormente de la observacinparticipante, cuando el contexto as lo aconseje.

    Cuando Caro Baroja asume la orientacin kantiana deconsultar una cantidad sensible de fuentes, se refiere, no sloa la consulta de investigaciones de otras disciplinas, como laliteratura en sus diferentes manifestaciones, y los libros deviaje que nos ofrecen conocimientos universales, sino recurrira lo que l llama fuentes primarias que son los archivos, las

    actas notariales, las sentencias judiciales y todo tipo demateriales (Castilla Urbano 1989: 283). Pero no serasuficiente rastrear la historia oficial o historia grande. Al igualque Boas asume la conveniencia de revisar las biografas, node hombres ilustres, sino de los hombres tpicos, lo queHerbert Luethy (1955) llama historia chica que investiga la

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    vida de las masas en las ciudades y en el mbito rural, loscambios que han sufrido y los cambios que ellos han iniciado.Demuestra que todas las gentes actan en la historia.

    Aceptan y rechazan innovaciones, acatan o se resisten a las

    incursiones del estado en sus asuntos locales y, sobre todo,participan en el proceso histrico, aunque sea con unacapacidad distinta a la de los reyes, polticos, generales,burcratas, etc. () la historia chica nos ensea la necesidadde separar la interpretacin urbana de la historia de losprocesos histricos mismos (Greenwood 1982: 231). Elantroplogo accede a los datos de la historia chica no slo atravs de documentos, sino haciendo uso de una de las

    tcnicas del trabajo de campo, como es la entrevista en susdiferentes modalidades.

    Denuncia don Julio que hayan colegas que no reconocen lanecesidad de consultar estas fuentes y que sustenten susinvestigaciones en la observacin de una comunidad con suspropios ojos, en un aqu y un ahora muy concreto y que seaesta su sea de identidad disciplinar. Concretamente dice quela distincin de lo observado de una manera o de otra, puede

    tener cierta importancia en algunos casos, pero paraproblemas de gran entidad resulta una cosa falaz y de todasmaneras ha influido bastante en la antropologa comoasignatura. Posiblemente, esta carencia que denuncia donJulio, la falta de una aproximacin interdisciplinar a los temasinvestigados, pudo ser la causa de que durante el siglo XX yhasta la actualidad, la antropologa criminal no haya sido deinters para los antroplogos a diferencia de lo que sucedi

    en el ltimo cuarto del siglo XIX, donde naturalistas, mdicosy juristas se interesaban en dilucidar cuestiones como laanimalidad del ser humano y la particularidad de sus atributosa la hora de comprender el comportamiento humano.

    En el siglo XXI cualquier investigacin antropolgica debe

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    asumir la exigencia epistemolgica de ser un saber global, yde estudiar al hombre como un todo desde una aproximacinholstica, que presupone una investigacin documentalinterdisciplinar, tanto audiovisual como escrita y que en el

    caso de la antropologa criminal supone para el antroplogola aproximacin a disciplinas tan diferentes de la nuestracomo las neurociencias con sus avances en neuroimgenes,la endocrinologa con sus investigaciones sobre la influenciade las hormonas en el comportamiento humano e incluso lagentica con los resultados sobre anomalas en los genesque se manifiestan en determinadas acciones. Todo ello sinperder de vista el mbito jurdico donde radica la validez y

    reconocimiento de las pruebas y el de las cienciascriminalsticas, en las que se estudia la intencionalidad de lasacciones.

    A las tres grandes orientaciones de la antropologa engeneral, esto es, la antropologa filosfica, cuyo fundador,Kant, se ocupa de estudiar qu es el hombre y cmo debedesarrollar su vida en el mundo basndose en el propio sujetoy no en una entidad trascendente. La antropologa socio-cultural o social, propuesta por Tylor, que consistira en elestudio de los seres humanos a travs del anlisiscomparativo de las culturas, y la antropologa biofsica,sustentada por Darwin, y que tratara de estudiar latransformacin evolutiva de las especies y con ellas delhombre para reflexionar sobre el puesto del hombre en eluniverso, su estructura y su destino. En este marco terico sesita Caro Baroja (lvarez Munrriz 2011: 425) y en el cual

    propone una cuarta dimensin de la antropologa, que es laantropologa criminal en la que se manifiesta ese afn porunir humanismo, antropologa e historia para conseguir unavisin total del hombre, aspecto ste en el que observamos lainfluencia de su to Po Baroja.

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    La definicin de antropologa como el estudio de la naturalezay el sentido del hombre con categoras especficas plantea elbinomio central de nuestra disciplina que consiste en, a travsde la naturaleza, dilucidar el problema de la unidad humana, y

    a travs del sentido de lo humano, analizando elcomportamiento humano y los productos del hombre, llegar aexplicar la diversidad humana. Es el afn por entender losproblemas universales de los hombres lo que vertebra suobra. En esta lnea estara la propuesta epistemolgica dedon Julio para la antropologa criminal. Considera el crimencomo un universal cultural que manifiesta una granvariabilidad segn las distintas culturas y la naturaleza de los

    pueblos. As pues, la antropologa criminal debe ocuparse dedilucidar qu es el crimen y qu concepto se tiene de lsegn sociedades y culturas. Y no slo hoy y aqu, sinotambin ayer, porque si el universal es vlido, lo es para hoy,para ayer y para maana (1988a, 23: 17). Esta mismaconcepcin ya la propuso en el captulo XII dedicado a laantropologa criminal, cuando expone que Las sociedades(religiosas, metafsicas o positivas) han posedo siempre lanocin de que existe un conjunto de hechos que se agrupanbajo el nombre de crimen. Los hechos criminales, sinembargo, varan tanto que es muy difcil dar una definicin dequ cosa es el crimen mismo a la luz de la historia: porque yalos griegos y los romanos observaron que, segn distintassociedades, haban actos distintos que en unas seconsideraban crmenes y en otras no (Caro Baroja 1985:147).

    Para precisar el concepto de crimen recurre a la definicinetimolgica que aparece en el Diccionario de autoridades,que en su acepcin latina, fundamentada en textos jurdicosdel siglo XVI refiere a los trminos de delito, culpa,trasgresin considerable de alguna ley o pragmtica dedeterminada estructura social, sea del estado, el municipio,

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    etc. En latn la idea del crimen presupone una idea deculpabilidad, en relacin no slo con los hombres. En elpolitesmo griego y romano, la idea de culpa se aplica a losdioses. Hay culpas de dioses, hay culpa de animales, hay,

    hasta culpa de objetos. Se extenda a un mundo animado,inanimado y sobrenatural (1988a, 25: 56). La acepcinespaola de crimen es ms restrictiva y slo se aplica a sereshumanos. Por tanto el concepto de crimen que segn CaroBaroja debe asumir la antropologa criminal es el que refiere ala culpa, al delito, a las trasgresiones de leyes establecidas yal castigo correspondiente. Confiere especial inters a lasculpas y los delitos, sobre los castigos. Relacionado con

    estos conceptos centrales propone analizar el concepto deterror, estudiado tanto en las sociedades primitivas como enlas histricas donde se ha comprobado la existencia deasociaciones, sobre todo juveniles, que utilizabandeterminados elementos formales, para infundir el terror en elresto de la sociedad y llegar a controlarla completamente.

    En su afn por aportar una base terica slida a esta nuevaorientacin antropolgica, y sustentar el concepto central dela misma, el crimen, se remonta a Las leyes de Platn, endonde el gran filsofo griego compara al magistrado y al quevigila las acciones criminales con un mdico. Hay unarelacin entre la enfermedad del hombre individualmenteconsiderado y la actuacin de la magistratura. Es unadebilidad humana. Es algo que tambin puede estarrelacionado con leyes de herencia (1988a, 28: 04). ParaPlatn hay una criminalidad hereditaria, del padre, del abuelo,

    del bisabuelo, una herencia del mal. En lnea con las teorasque en el siglo XIX propone Lombroso, ya se plantea aqu ladicotoma que la antropologa biocultural pretende analizarsobre la naturaleza y la cultura y que Caro Baroja resuelvediciendo que hay que estudiar las circunstancias, lavoluntariedad mayor o menor, la asignacin del nimo,

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    situaciones de clera irreprimible, premeditacin (1988a, 31:09), pretende, por tanto, desactivar el determinismo biolgicoque haba primado en las primeras etapas de la antropologacriminal. Se afana en registrar cualquier expresin del hombre

    que trata de vivir una vida finita y frgil dentro de un mundocomplicado y peligroso (Greenwood 1982: 237). En sureivindicacin epistemolgica de incorporar al estudio delcrimen aspectos socioculturales, considera que en el anlisisdel Derecho Penal que lleva a cabo Platn resulta relevantela distincin de la pena y del grado de ella segn sea elcriminal, un hombre libre o un esclavo, y segn su gnero. Sepodra hablar de una tipologa del crimen atendiendo a su

    estructura social.

    2. Antecedentes de la antropologa criminal

    En la articulacin terica de la antropologa criminal influyenlos dos paradigmas hegemnicos de finales del siglo XIX yprincipios del XX, a saber, el Positivismo y el Evolucionismo.

    Tras el descubrimiento de otros mundos, cundo ya se habatenido contacto con otro pueblos y otras formas de vidaradicalmente diferentes de la cultura europea, se perfilan dosgrandes corrientes en la antropologa, la que insiste en elrelativismo social y cultural y la que, deseosa de establecerlas normas de la sociedad ideal, se refiere al salvaje en unainterpretacin de la evolucin humana (Mercier 1979: 163).Caro Baroja se refiere a la conferencia que en 1873 dict

    Augusto Gonzlez de Linares acerca de las teoras evolutivasde Darwin y de Haeckel, en la que insista en que eltransformismo de las especies y la evolucin csmica engeneral, no era una teora cientfica, sino la ciencia misma y,por tanto, la nica racionalmente admisible en el sistemanovsimo de los conocimientos humanos, al tiempo que

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    insista en la idea de que el hombre era el ltimo eslabn enla cadena evolutiva de los antropoides (Caro Baroja 1977:273-277).

    El paradigma evolucionista empieza a extenderse yconsolidarse a partir de 1830 y la consecuencia msinmediata en la antropologa consiste en ir desligndose desu fundamentacin filosfica hacia una configuracin mscientfica, asumiendo as el otro gran paradigma, elpositivista. La aplicacin de ste al estudio de los fenmenossociales, en general, y al comportamiento humano, enparticular, supone asumir unos instrumentos y unas tcnicas

    cuantitativas que se estipulan como fundamentales y eficacespara el estudio del mundo fsico, conformando as una fsicasocial. En Espaa, la influencia positivista se extiende amediados del siglo XIX, sobre todo en los crculosuniversitarios, a travs de la filosofa krausista quepropugnaba una concepcin organicista de la sociedad, en laque las instituciones sociales eran consideradas comorganos de una gran organismo, que sera la sociedad civil, lacual era capaz de producir normas, de ah el inters quesuscit esta filosofa en las disciplinas jurdicas (Gil Cremades1969: 183 ss).

    Caro Baroja recoge la influencia que Auguste Comte tuvo enla antropologa criminal a partir de la formulacin de su leyrespecto al desenvolvimiento mental de la Humanidad,conforme a la cual determinaba la existencia de una primerafase, dominada por concepciones y creencias religiosas; a

    sta le segua otra, la segunda, que era la metafsica, y porltimo vena la tercera, la liberadora, en la que imperaba odeba imperar el conocimiento positivo, es decir el fundado enlos hechos: la fase cientfica (Caro Baroja 1985: 146).Definir conceptualmente qu entendemos por hechos,fundamentar metodolgicamente la neutralidad del

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    observador y descubrir las leyes subyacentes de la accinhumana, constituyen el fundamento terico y metodolgico dela antropologa criminal. Don Julio expone que en estadisciplina no se cumple la ley comtiana, porque como puede

    verse a travs de un anlisis histrico, todas la sociedades,tanto las religiosas, como las metafsicas o positivas, hanposedo siempre la nocin de que existe un conjunto dehechos que se agrupan bajo el nombre de crimen y comoaclara ms adelante, el quid de la cuestin est en que laantropologa criminal en vez de considerar como hechopositivo y directo el crimen en s mismo, tal y como lo podanestudiar filsofos y juristas en tiempos (Wyndham, Beccaria),

    piensa que el objeto directo y fundamental de su investigacines el criminal: el hombre como tal (Caro Baroja 1985: 147-148). Esta concepcin de la antropologa criminal es la quedefiende Cesare Lombroso (1835-1909), al que se leconsidera el fundador del positivismo biolgico y de laescuela criminalista italiana.

    El conocimiento que Caro Baroja tiene de la obra deLombroso pone de manifiesto de nuevo la influenciaintelectual que su to Po tuvo en la formacin de supensamiento, siendo ste un claro admirador de la escuelacriminolgica italiana. Don Julio analiza la obra ms famosade ste autor, Luomo delincuente, publicada en 1876 ydonde establece una embriologa del crimen, en la queempieza examinando ciertos comportamientos de tendenciacriminal en plantas y animales, para siguiendo la escalanatural, llegar hasta el hombre, donde estudia, siguiendo el

    esquema evolutivo, el crimen y la prostitucin en los salvajes,los principios del Derecho Penal en los pueblos msprimitivos hasta llegar a otros ms evolucionados, e inclusodedica un captulo a la locura moral y al crimen infantil. Deah, que como destaca don Julio en la conferencia dictada el5 de diciembre de 1988, se pueda decir que Lombroso

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    establece tres categoras de personas que puedenconsiderarse paralelas en el estudio antropolgico, el criminalcon caracteres biolgicos, el salvaje-primitivo, y, comparandola mentalidad del criminal y el salvaje con el nio y sus

    tendencias a la locura y a la perversin. En ltimo lugarpodra hablarse de un cuarto protagonista que sera el loco(1988c, 24: 22). Los trminos deterministas en los que seexpresa el lombrosianismo establecen una clarahomologacin entre el monstruo criminal con el loco, elrevolucionario poltico y cierto tipo de artista bohemio. Elesquema de equivalencias que trazaba consista en identificarlos antisociales con el criminal, los extrasociales con el

    enajenado y los suprasociales con el hombre de genio,conformado un crculo que dejara como figura central, alhombre normal, legitimando as la estructura de poder.

    Tambin formula el concepto de criminal atvico, trasrealizar un examen craneomtrico, otro de las anomalascraneanas, de las viscerales y del esqueleto, o dicho de otromodo, despus de realizar estudios antropomtricos yfisionmicos, que le llevan a concluir que el delincuenterepresenta una regresin a estados evolutivos anteriores,caracterizndose su conducta por ser innata. Este criminalatvico manifestara una serie de estigmas fsicos oanomalas, como por ejemplo, el excesivo desarrollo delcerebelo, asimetra del rostro, denticin anormal, y lacaracterstica ms atvica sera una fosa occipital semejantea la de los vertebrados superiores en vez de la cresta normalen los hombres (Caro Baroja 1985: 149). Lombroso, por

    tanto, abandona las interpretaciones del delito con base en losocial para centrarse en analizar los aspectos individuales dela conducta criminal. El binomio propuesto atavismo oenfermedad supone la estructura conceptual para establecerel diagnstico de toda disfuncionalidad social que permita laintervencin del poder establecido. Como reconocen Taylor,

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    Walton y Young, citando a Lindesmith y Levin: lo queLombroso hizo fue invertir el mtodo de explicacin habitualdesde la poca de Guerra y Quetelet, y, en lugar de sostenerque las instituciones y las tradiciones determinaban la

    naturaleza del criminal, sostuvo que la naturaleza del criminaldeterminaba el carcter de las instituciones y las tradiciones(Taylor, Walton y Young 1990: 56). Para don Julio, laconcepcin totalizadora antropolgica lombrosiana planteabagrandes problemas jurdicos y filosficos, dado que laresponsabilidad y el determinismo parecan estar en juego,aunque Lombroso (que en esto recibi el apoyo de Taine) nocrea que aquellos fuesen trminos irreconciliables (Caro

    Baroja 1985: 153).Caro Baroja considera que la aportacin de Lombroso esantropolgica porque extendi ms sus investigaciones y,por una parte, estudi a los hombres de genio, destacando elhecho de que, en gran proporcin, tambin presentabancaracteres patolgicos y degenerativos y dada la situacinpoltica e ideolgica de la poca, realiz estudios acerca delos anarquistas y de sus caractersticas orgnicas, as comola de otros criminales polticos (Caro Baroja 1985:153). Estaltima ampliacin de las investigaciones lombrosianastambin est sujeta a crticas, tanto por el tratamientoestadstico, que se presta a muchas manipulaciones, comopor el anlisis conceptual, ya que su definicin de genio eraoscura y discutible, as como su argumento fisionmico y suconcepto de criminal. Nuestro autor reconoce la importanciadel movimiento poslombrosiano que se genera a partir de sus

    investigaciones y que tiene como referentes destacados aRaffaele Garofalo (1851-1934) y Enrico Ferri (1856-1929) queaceptaban la existencia de individuos con predisposiciones einstintos criminales en trminos lombrosianos: pero hacanms nfasis tambin en la importancia del medio social(Caro Baroja 1985: 156).

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    Ferri analiza factores biolgicos, sociolgicos y ambientalespara elaborar su teora, segn la cual hay variacin en lapredominancia de unos u otros al explicar las causas delcrimen. Mantena que en relacin a las causas ambientales,

    hay un aumento de ciertos delitos directamente relacionadocon el aumento de las temperaturas propias de los meses delao y tambin observa mayor criminalidad, de cierto tipo, enlos pases clidos (Enrico Ferri 1899). Un ltimorepresentante de este movimiento poslombrosiano al que serefiere nuestro antroplogo, es Alfredo Nicforo que en suobra LItalia barbara contemporanea, estudia las grandesdiferencias que existen entre el norte y el sur de Italia y

    mantiene en el medioda o mezzogiornoexistan la miseria yla pobreza, que se sustentaban en el aislamiento geogrfico,el analfabetismo, el latifundio, la organizacin feudal, lasupersticin y residuos o atavismos debidos a la actuacin derabes y espaoles de siglos anteriores. En este contexto seexplicaban hechos como el bandolerismo, la existencia deasociaciones secretas o semisecretas de malhechores, comola mafia, la camorra, la vendetta y otros crmenes. (Nicforo1899: 45-60). Como seala Maristany:

    Advertimos cierta capacidadcamalenica bastante tpica destos autores, una estrategia que les permite orillar enocasiones los puntos ms conflictivos y contestados, comolos mtodos extremosamente medievales de defensa socialpropugnados por Garofalo, una defensa no precisamentepiadosa y sin odio, segn pretenda presentarla Ferri; perosobre todo advertimos la evidente inconsecuencia de sugerir

    una etiologa ms social que biolgica para los anormalesevolutivos cuando en el fondo, en el cuerpo de la doctrina,los factores sociales quedaban relegados a un simple ysecundario papel entre las llamadas causas externas(Maristany 1973: 364).

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    Don Julio destaca que a finales del siglo XIX y principios delXX se constata la existencia de unos hechos criminales quepresentan regularidadde existencia en las sociedades y estaconsideracin lleva a plantear el crimen como algo

    socialmente normal, destacando la influencia del medio socialy cultural sobre l. La importancia de lo social, adquiereespecial relevancia en la otra gran Escuela que surge enFrancia y que tiene como fundador a Gabriel Tarde (1843-1904) que estudia las relaciones entre individuos y el efectode la imitacin en el crimen. En su obra publicada en 1890Les lois de limitation, critica con fuerza el Evolucionismocultural por utilizar datos aislados de los pueblos primitivos y

    por que los evolucionistas planteaban unos principios deracionalidad indiscutibles, frente a lo que l argumenta que lasociedad de los pueblos histricos, civilizados est llena deprcticas, leyes, costumbres y actividades polticas quenadan tiene de racional y que no se diferencian en calidad delas que se atribuyen a los pueblos primitivos. Para este autorlo irracional, lo gregario existe siempre. Don Julio atribuye aTarde la elaboracin de un sistema de Filosofa Social que,con razn, ha podido compararse a la dialctica hegeliana:

    se trata de una secuencia que va de la invencin a larepeticin, luego al conflicto y, al fin, la adaptacin (CaroBaroja 1985:109). Considero de total actualidad la idea delinvestigador francs de que toda sociedad vive en estadopermanente de imitacin, que es un estado no racional yque se fundamenta en el prestigio, la costumbre y la moda.Tarde asume el difusionismo y mantiene que las cosas sedifunden y se imitan con arreglo a leyes que no son

    intelectuales y utilitarias de modo estricto.

    Durkheim, analiza el delito respecto a su situacin social y noatribuye importancia al factor individual. Como l mismo dice:

    el delito no se observa solamente en la mayora de las

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    sociedades de tal o cual especie, sino de las sociedades detodos los tipos. No hay una en la que no haya criminalidad.sta cambia de forma, los actos as calificados no son entodas partes los mismos; pero en todos los sitios y siempre ha

    habido hombres que se conducan de forma que atraansobre ellos la represin penal. Si al menos, a medida que lassociedades pasan de los tipos inferiores a los ms elevados,el ndice de criminalidad, es decir, la relacin entre la cifraanual de los delitos y la de la poblacin, tendiese a bajar, sepodra creer que, an siendo todava un fenmeno normal, eldelito tenda, sin embargo, a perder su carcter. Pero notenemos ningn motivo que nos permita creer en la realidad

    de la regresin. Antes bien, muchos hechos parecendemostrar la existencia de un movimiento en sentido inverso.() Por tanto, no hay fenmeno que presente de manerams irrecusable todos los sntomas de normalidad, puestoque aparece estrechamente ligado a las condiciones de todavida colectiva. Hacer del delito una enfermedad social seraadmitir que la enfermedad no es una cosa accidental, sino,por el contrario, una cosa derivada en ciertos casos de laconstitucin fundamental del ser vivo (Durkheim 1982: 92).

    Lo que se puede deducir de esta cita es que para stesocilogo, cualquier grupo de personas establecen una seriede acuerdos tcitos o explcitos sobre el desenvolvimiento delgrupo y el incumplimiento de este cdigo es considerado unatrasgresin, la cual es un fenmeno generalizado en cualquiersociedad. Es sta y no el individuo, la que crea unasrepresentaciones colectivas (Vorstellung), que se imponen a

    aquel y que tienen dominio sobre todos los actos de la vida.El acto delictivo, por tanto, est vinculado bsicamente al actode transgredir y a esas representaciones colectivas.

    En esta lnea de concebir el delito como producto social,Montagu manifiesta que:

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    Los crmenes y los criminales son producto de la sociedad, ya la vez, instrumentos y vctimas de la misma sociedad. Lasociedad criminal y delincuente culpa de sus crmenes ydelitos a los criminales y a los delincuentes y luego los

    castiga por los daos que, en la mayora de los casos, lamisma sociedad los indujo a cometer. Un crimen es lo que lasociedad escoge definir como tal. Algo que puede serconsiderado como un crimen en una sociedad puede no serloen otra. Pero sea lo que sea lo que una sociedad puedeconsiderar como un crimen, todas las sociedades definen alcrimen como un acto cometido en violacin de una leyprohibitiva o un acto omitido en violacin de una ley

    prescriptiva. De aqu que la sociedad sea la que define alcriminal y no el criminal quien se define a s mismo. Y sugieroaqu que casi invariablemente la sociedad es la que hace alcriminal porque los criminales, en realidad, se vuelven tales,no nacen as (Montagu 1970: 71).

    Defiende que, en algunos casos, el delito debe ser entendidocomo una estrategia de supervivencia que se produce porquela sociedad no provee las condiciones necesarias para laseguridad de los individuos.

    En nuestra sociedad, el hecho de haber sido delincuente ohaber estado preso, es condicin suficiente para sermarginado y estigmatizado, sin posibilidad de redencin, apesar de que haya un discurso que estipula lo contrario. Enrelacin con este aspecto resulta esclarecedor el estudio quesobre el delito entre los indgenas de las islas Trobiand

    realiz Bronislaw Malinowski, en el que expone la existenciaen esta comunidad, de una serie de mecanismos quepermiten, adems de restablecer el orden social, la redencinplena, y no de palabra como ocurre en nuestra cultura, delsujeto que ha transgredido la ley de la comunidad. Uno de losmecanismos es la hechicera y el otro el suicidio. ste ltimo

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    dispositivo extremo de redencin es muy eficaz, porquepermite conservar el buen nombre de la familia del sujeto. Lamuerte voluntaria del individuo, producida en un acto ritualpblico, es considerada como una demostracin de la

    inocencia del sujeto. En cuanto a la hechicera, muyimportante en las comunidades tribales, si una personacomete una trasgresin a la ley y se demuestra que haactuado bajo la influencia de un embrujo mgico, esto essuficiente para garantizar su inocencia y la no estigmatizacindel individuo por parte de la comunidad (Malinowski 1985).

    3. La antropologa criminal en Espaa

    El precedente ms cualificado de la antropologa criminal enEspaa, lo sita Andrs Galera Gmez (1994: 76) en MarianoCub y Soler (1801-1875) que intentaba demostrar, siguiendolas teoras de Gall, que la frenologa no es slo una cienciaemprica capaz de mostrar a travs del anlisis morfolgico,las cualidades mentales del hombre, sino un sistema de

    filosofa mental para descubrir el alma del ser humano. Peropara comprender la relevancia que la antropologa criminal hatenido en nuestro pas es preciso situarla en el mbito delconocimiento dentro del ambiente positivista creado ainstancias del krausismo, en un espacio bien definido de lavanguardia intelectual de la poca (Gmez Pelln 2000: 284)y dentro de las distintas tradiciones antropolgicas de lapoca como puede verse en el trabajo presentado por Elena

    Ronzn (1991). Por lo que se refiere al momento histricohabra que destacar la sensacin de malestar,desmembracin y crisis en la que viva la sociedad espaolade finales del siglo XIX debida a la prdida de Cuba yFilipinas y al brote de atentados anarquistas que generan unasensacin de desencanto y pesimismo entre los intelectuales,

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    como recoge Azorn en su Sociologa criminal (citado porlvarez Munrriz 1998: 82). En este contexto habra quesituar el xito cosechado por la escuela criminalista italianaque utiliza un lenguaje asptico, supuestamente imparcial y

    prestigioso para ofrecer una explicacin biolgica,aparentemente cientfica, del malestar social de la poca.

    Adems los lombrosianos se hacan or, eran hbilescomunicadores que trasladaban al mbito periodstico ydivulgativo su doctrina y que aceptaban con naturalidad lascrticas, tras las que reformulaban sus teoras para hacerlasms aceptables, pero sin modificar lo sustancial. Tal vez, enese estilo casual, periodstico y poco riguroso, que les supuso

    impunemente saltar de un campo a otro, haya que cifrar partede su xito (Maristany 1973: 364). En esta lnea se sitaAndrs Hurtado, el protagonista de El rbol de la cienciadePo Baroja, cuando dice textualmente los bazares de laciencia de los Lombroso y los Ferri, de los Fouille y de losJanet, le produjeron mala impresin (Baroja 1947: 465)

    Ms de una dcada antes de que Lombroso publicara suLuomo delincuente, don Pedro Gonzlez de Velasco cimentalos estudios de la antropologa fsica siguiendo el modelo queen Francia propone Paul Broca. En 1865 funda la Sociedad

    Antroplgica Espaola, en 1874 crea la Revista deAntropologa y un ao ms tarde inaugura el MuseoAntropolgico que llev su nombre. El Dr. Velasco lograglutinar en sus iniciativas a numerosos mdicos, naturalistasy estudiosos, que asuman una clara orientacin tnica, comoeran ngel Pulido, Federico Olriz, Antn Ferrandis,

    Telesforo de Aranzadi y Hoyos Sinz. La labor rigurosa de laantropologa cientfico-natural de estos autores contrasta conla ruidosa y pblica de los italianos y su magisterio influy enescritores noventayochistas como Unamuno y Baroja. Comosostiene Andrs Galera:

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    La escasa y oscura labor que sobre antropologa criminaltuvo lugar en la Espaa del ltimo tercio del siglo XIX, estdefinida por dos actitudes concretas y opuestas: en primerlugar, surge una posicin crtica hacia la antropologa

    criminal, que se manifiesta en los trabajos de abogados yjurisconsultos como Flix de Aramburu, Dorado Montero,Bernaldo de Quirs y Concepcin Arenal, principalmente. Yen segundo lugar la tarea institucionalizadora realizada porRafael Salillas. Es aquella una crtica constructiva, quepretende primero testimoniar y despus combatir (GaleraGmez 1986: 84).

    Por otra parte, antroplogos como Olriz y Aguilera (1855-1912), Ferrndiz (1849-1929) y Hoyos Sinz (1868-1951) sedistanciaron del inters de Salillas por la antropologacriminal, posiblemente, para centrarse en la consolidacin dela antropologa fsica como disciplina (Galera Gmez 1994:77). A pesar de este distanciamiento podemos rastrear unaincipiente colaboracin basada en la coexistencia de losantroplogos trabajando en sus distintas ramas (incluyendo laantropologa criminal de corte italiano) que coinciden en laEscuela de Estudios Superiores creada por el Ateneo deMadrid en 1896 y en la que dieron cursos, el profesor Antnde antropologa general y etnografa, el Dr. Olriz deantropologa fsica y el Dr. Salillas de antropologa ysociologa de los criminales.

    El Ateneo madrileo se conform como una importanteplataforma de difusin cientfica, dando cabida a diferentes

    orientaciones, que se enzarzaban en discusiones entremdicos y magistrados sobre la locura del criminal, y laresponsabilidad, en tal caso de ste. Los alienistassustentaban sus argumentos en los principios de la frenologaclsica, actualizados por el frenpata belga Guislain, cuyaobra Lecciones orales sobre las frenopatas o Tratado terico

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    y prctico sobre las enfermedades mentales fue de vitalimportancia para las consideraciones de los doctoresEsquerdo, Pulido y Salillas a la hora de dictaminar susdiagnsticos en los que haba una clara influencia

    lombrosiana, aunque no siempre se haca explcita (lvarez-Ura 1983). En 1888 Salillas pronuncia una conferencia sobrela Antropologa en el derecho penal que supone la primeraexposicin de inters en Espaa de las teoras lombrosianas.Salillas era Secretario de la Seccin de Ciencias Exactas,Fsicas y Naturales. Considera Jos Luis Peset que laescuela criminalista italiana representa la consolidacin delpositivismo jurdico en la que el mdico pas de testigo

    cualificado a colaborador del jurista ante los tribunales, conLombroso se marcar el momento en que se impuso comomaestro del derecho. En la actividad forense de losfrenpatas espaoles estamos todava lejos, si bien en elcamino, de alcanzar tales metas de mdico-legista (Peset1983: 84).

    Entre 1901 y 1902, Salillas, Bernaldo de Quirs y Puyolcoordinaron una encuesta, sugerida por Joaqun Costa,promovida por la Seccin de Ciencias Morales y Polticas del

    Ateneo, en la que recogan informacin acerca de lascostumbres relacionadas con los grandes ritos de paso, antesde que A. Van Gennep publicara Los ritos de pasoen 1908.Esta encuesta tuvo como resultado ms de cuarenta milfichas, que fueron consideradas por J. Foster como elrepertorio ms abundante y valioso de los tiemposcontemporneos (Lisn Tolosana 1977: 166). De esta

    encuesta Salillas obtiene los datos con los que publica en1905 La fascinacin en Espaa (brujas, brujeras y amuletos).Tanto Aramburu, como Dorado Motero, Zuloaga, Concepcin

    Arenal y el propio Salillas participan del krausismo comodoctrina que llevaba implcita una idea transformista, paramostrarse particularmente sensible ante las teoras del

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    evolucionismo biolgico y del evolucionismo social (GmezPelln 2000: 280), pero slo Salillas se interesa por estudiarel ambiente social de los delincuentes de manera cientficaaunque con una clara influencia de la escuela lombrosiana.

    Si bien el Boletn de la Institucin Libre de Enseanza(BILE)fue el primero en el que se public entre 1882 a 1887 cincotrabajos con temticas antropolgico-criminal, en los que seanalizaba el delito y el delincuente (Galera Gmez 1994: 78),fue la Revista de Antropologa Criminal y Ciencia MdicoLegales, fundada el 1888 en Valladolid por ngel Mara

    lvarez Taladriz (catedrtico de Derecho de la Universidad de

    lava), de carcter internacional y con una periodicidadmensual, la que constituy la plataforma de difusin de laantropologa criminal en Espaa. Constancio Bernardo deQuirs realiz una intensa labor de traduccin de obras deLombroso y de otros autores de la Escuela AntropolgicaItaliana, como Enrico Ferri y Alfredo Nicforo, adems depublicaciones individuales como Alrededor del delito y de la

    pena y colectivas con Jos M. Llanas Aguilaniedo, La malavida en Madrid(Madrid, 1901) en la que incorporan dibujos deRicardo Baroja. Dorado Montero, prximo a Unamuno, que leaconseja el uso del trabajo de campo como la metodologams adecuada para aproximarse al entorno del delincuente,lo que le supuso adoptar una postura muy crtica respecto ala obra de Garofalo.

    Rafael Salillas Panzano (1854-1923) mdico y poltico ofreceen sus obras una visin profunda de la realidad del sistema

    penal espaol desde una perspectiva antropolgica en la quecombina lo biolgico con lo radiolgico, sin olvidar lopsicolgico y a travs de una metodologa antropomtrica.Considerado el mximo representante de la criminologaespaola, Po Baroja lo llama el pequeo Lombroso. Publicaartculos en la Revista General de Legislacin y

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    Jurisprudencia, y a partir de 1891 en La Nueva CienciaJurdica, con una clara influencia krausista. En 1896 publicaEl delincuente espaol: el lenguaje, que junto con Eldelincuente espaol: Hampa (1898) y La teora bsica bio-

    sociolgica en 1901 pretenda configurar una triloga de unestudio antropolgico de la delincuencia nacional. GaleraGmez mantiene que esta obra, fuera de toda consideracinantropolgica de la delincuencia, se transforma en un tratadosociolgico resultado de la comparacin entre el organigramaestructural y funcional del cuerpo humano y su analoga alorganigrama social (Galera Gmez 1986: 87). La teoracriminolgica de Rafael Salillas se encuentra claramente

    expuesta en el segundo de los libros de dicha triloga. En lplantea el concepto depobrezacomo categora central de suanlisis, a partir de la cual establece una fisiologa de lanutricin en la que analiza la influencia del medio a travs delos alimentos, en la poblacin humana, dando lugar a unateora nutritiva de la delincuencia. Los conceptosdemogrficos de nomadismo y sedentarismo se explican atravs del acceso a los alimentos que necesita la poblacin.El delincuente se sita en una estructura poblacional nmada.Equivalentes a estos conceptos, pero analizados desde unaperspectiva de la nutricin interna, propone la generacin ydegeneracin. La carencia de alimento origina, en eldesarrollo del individuo, una alteracin del metabolismo queproduce como resultado un estado degenerado, del que sederiva el delincuente (Galera Gmez 1986: 94).

    Para Rafael Salillas el delincuente es un nmada

    degenerado. Respecto a la degeneracin la influencia delpsiquiatra francs Morel a travs de su obra Trait desdgnrences(1857) es innegable. La idea fundamental queanaliza en esta obra es que la locura, el alcoholismo, y otrasenfermedades, todas ellas recogidas por la antropologacriminal, como claros exponentes de alteraciones hereditarias

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    conducen inexorablemente a la extincin de la especie enpocas generaciones. Asumiendo esta interpretacin, Salillas,clasifica la poblacin humana en dos tipologas, una superiory otra inferir de degeneracin. El tipo superior lo conforman

    aquella parte de la poblacin que presenta anomalasmultiplicativas, que desde el punto de visa del paradigmaevolucionista, seran los ms evolucionados y sera el grupomayoritario. La tipologa inferior, minoritaria, representa lafase de regresin evolutiva de la especie humana, sera laresponsable de formas atvicas, transmitidas a travs deprocesos hereditarios. Esta vinculacin entre la evolucin delos individuos y la supervivencia de la especie son

    determinantes para Salillas a la hora de establecer loscaracteres antropolgicos del delincuente. Considera que laforma de vida y el medio son generadores de caracteresmorfolgicos propios. En lo que no repar don Rafael fue enlas consecuencias que tiene el degeneracionismo que comodice su tocayo Rafael Huertas:

    Era una teora con visos de cientificismo, de bilogicismo, unateora enmarcada en la ortodoxia cientfica del positivismo,que se ofreca gustosa al poder, y que daba la posibilidad demedicalizar y patologizar determinados comportamientossociales que se salan de la norma establecida. () losdiagnsticos mdicos dejaban de ser objetivos paraconvertirse en decisiones sociales (Huertas 1998: 657).

    Por lo que se refiere al proceso hereditario de ladegeneracin, este autor plantea una teora novedosa en la

    que distingue entre la transmisin gentica de los caracteresinnatos, que sera el patrimonio gentico de la especie y latransmisin de caracteres adquiridos, que comprendera elpatrimonio gentico individual (Salillas 1894). Para Salillas elorganismo, en su desarrollo intrauterino, recorre un caminosimilar al recorrido por su especie en su evolucin, que se

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    contina en su vida extrauterina. Cada etapa evolutiva tieneuna expresin gnica propia, que se manifiesta en el estadomorfolgico en ese momento y que se convertira en definitivasi se produce la detencin del desarrollo.

    La transmisin hereditaria de la degeneracin en una faseposterior a la formacin morfolgica del individuo, permiteestablecer la presuncin de la existencia de una forma dedegeneracin no vinculada con la secuencia evolutiva (), loque sita el pensamiento de Salillas dentro de un positivismosociolgico del que posiblemente sea uno de los ms clarosexponentes (Galera Gmez 1986:101).

    Adems de sus aportaciones tericas a la antropologacriminal en Espaa, Rafael Salillas desarrolla una tareainstitucionalizadora de esta disciplina, verdaderamenteencomiable. En 1897 imparte un curso sobre antropologacriminal en la Escuela Superior del Ateneo de Madrid. Dosaos ms tarde dirige el Laboratorio de Criminologa que seadscribe a la ctedra de Filosofa del Derecho de laUniversidad de Madrid, regentada por Francisco Giner de los

    Ros, ocupndose de analizar los aspectos sociolgicos ymorfolgicos del delincuente en relacin con la antropologacriminal. En 1902 imparte un curso de antropologa criminalen el Ateneo de Madrid y en 1906 dirige y forma parte delprofesorado de la Escuela de Criminologa que inicia suandadura ese ao, tras haber sido autorizada en 1903, peroque se extingue tras la muerte de su creador en 1923.

    El otro referente de la antropologa criminal en Espaa es donJulio Caro Baroja (1914-1995), del que ya hemos analizadosus valiosas aportaciones a la configuracin epistemolgicade la antropologa criminal, sustentada en las exigenciasbsicas de la investigacin antropolgica. A pesar de lasdiferencias existentes entre ambos autores existe un nexo de

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    unin entre ambos que se materializa en la importanciaofrecida a la literatura universal y concretamente a laliteratura picaresca que nos aporta una informacinvaliossima, tanto del comportamiento de los delincuentes,

    como de las costumbres de la poca. La razn por la que losantroplogos consideramos a don Julio como el fundador desta disciplina habra que buscarla en la aproximacin tericadesde la que realiza el establecimiento de conceptos bsicos,fuera de las influencias de los paradigmas dominantes eneste mbito y en el tratamiento, desde una perspectivaholstica, de todas las fuentes de informacin susceptibles deser analizadas para la consecucin del objetivo principal de la

    Antropologa que es, como dira don Carmelo Lisn Tolosanacomprender al otro (Lisn Tolosana 1998: 123). CaroBaroja, de manera similar a Merleau-Ponty, aboga por una

    Antropologa como sistema de referencia general, en el quepueda tener cabida, tanto en punto de vista del indgena,como el del hombre considerado civilizado, as como loserrores de uno a propsito del otro. Aqu podra radicar suinters en el estudio de minoras:

    Caro Baroja no desdice la existencia de las minoras tnicas,sino que nos obliga a tomar un punto de vista ms histrico yemprico en el anlisis de las mismas.constantemente hacehincapi en las dimensiones duales de la etnicidad,dimensiones que aumentan su complejidad poltica. Alestudiar las brujas, los judos y los moriscos indica que losconceptos mutuos que se tenan de las minoras y lasmayoras en la sociedad ejercan una gran influencia sobre el

    desenvolvimiento de sus relaciones (Greenwood 1982: 235-236).

    Aunque las obras de nuestro insigne antroplogo queconstituyen un referente obligado para la antropologacriminal son cuatro libros, dos artculos y tres conferencias

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    que paso a referenciar a continuacin, hay que revisaralgunas obras como Los moriscos en el reino de Granada yRazas, pueblos y linajespublicadas en 1957, Las brujas y sumundoy Los judos en la Espaa moderna y contempornea,

    aparecidas en 1961, y Vidas mgicas e Inquisicinen 1967,no tanto por su concrecin temtica, sino por el esquemaanaltico que desarrolla en todas ellas y por su inters en lasminoras tnicas. La primera de las obras de antropologacriminal es La aurora del pensamiento antropolgicode 1983,en la que hace un recorrido exhaustivo por las aportacionesde los diferentes pensadores de la poca clsica, tanto griegacomo latina. A lo largo de su anlisis va reflexionando sobre

    el sentido de la existencia del hombre, la idea de que nuestravida es tragedia y que las sociedades humanas viven enritmo de tragedia y va centrando su anlisis sobre unfundamento tnico que permite cuestionar el determinismobiolgico de la escuela criminalista italiana. En la segundaobra, que vio la luz en 1985, Los fundamentos del

    pensamiento antropolgico moderno ofrece al lector unacosmovisin de la antropologa moderna, analizando lasaportaciones tanto de filsofos como de antroplogos,socilogos, historiadores, bilogos y personalidades que hanconfigurado el pensamiento moderno, y no slo de sus obras,sino que tambin proporciona datos biogrficos, de arte,teatro, novela y cualesquiera fuente que nos ayude aconformar el panorama complejo del conocimiento quesuponga una aportacin para la investigacin antropolgica yas satisfacer otra de las exigencias de nuestra disciplina,segn Max Scheler, que es erigirse en un saber terico. En

    este libro dedica el captulo XII a la antropologa criminal, quesupone una aportacin fundamental, aunque requiere delconocimiento del conjunto para poder apreciar su valor. Laltima obra de la triloga, se publica en 1986, Realidad yfantasa en el mundo criminal, y presenta un estudio decasos, en los que va analizando con gran profusin de

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    fuentes, las asociaciones de malhechores, los mendigosfingidos y sus asociaciones y el bandolerismo desde suvertiente histrica y literaria. Estos libros fueron publicadospor el Consejo Superior de Investigaciones Cientficos,

    institucin con la que don Julio mantuvo una estrechavinculacin a travs del Instituto de Filologa Hispnica y laBiblioteca de Dialectologa y Tradiciones Populares. EnRealidad y fantasa se sigue un esquema similar al de Lasbrujas y su mundo (1961) y al igual que hizo en Ensayossobre la literatura de cordel (1969) hace uso de toda unaserie de expresiones de la mentalidad popular.

    El concepto de terror es central en la antropologa criminalde Caro Baroja y a l le dedica dos artculos, El terror desdeun punto de vista etnolgico publicado en 1989, enCriminologa y Derecho Penal al servicio de la persona, en elque analiza asociaciones masculinas con actuacionesterrorficas en sociedades primitivas y en las actuales. Esemismo ao, pero en otra publicacin, Crceles de mujeres.

    Ayer y hoy de la mujer delincuente y vctima, tambincompilada por J. L. de la Cuesta, aporta El terror desde unpunto de vista histrico, en el que analiza terrores religiosos,blicos y polticos en general. Con anterioridad a la aparicinde estos dos artculos, en 1986 publica un monogrfico en elque analiza a ETA, titulado El laberinto vasco. En laFundacin Juan March de Madrid, estaba previsto que del 29de noviembre al 5 de diciembre de 1988 dictara cuatroconferencias en otras tantas sesiones, que finalmente seredujeron a tres, pero que de cualquier modo abordaron las

    temticas previstas y que se titulaban Antropologa criminal,fsica, social y cultural, La antropologa criminal en la historiade las sociedades, La antropologa criminal y la literatura yLa antropologa criminal y la poltica. Aunque una parteimportante de los contenidos de estas conferencias yaestaban analizados en la triloga, tambin incorpora algunas

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    relaciones que no se haban establecido en aquellas.Finalmente en 1989 publica Terror y terrorismoen el que, denuevo aplica su aproximacin holstica, en este casoestableciendo tres grandes ejes de anlisis: Bio-psicolgico:

    edades, caracteres y temperamentos; Contexto socio-econmico; Institucional-ideolgico en el que analiza elsistema de creencias e intereses en choque. Aporta datoshistricos para realizar el anlisis diacrnico del fenmeno yse refiere a asociaciones que ya se haban analizado en lasobras citadas ms arriba, como la Mafia y la Camorra, entreotras. El legado de Caro Baroja constituye una verdaderalabor mayutica en el mejor estilo socrtico. Como dira

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