PRAXIS EL MMPI

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------- ---- PRAXIS EL MMPI: UN EJEMPLO PARADIGMATICO DE INTERPRETACION AUTOMATIZADA 7. PI.: Psicas teni a. 8. Se.: E squi zofr en ia . 9. Ma .: Hip orn ania . 10. Si.: Intr over sión soci al. A ellas se añaden cuatro más llam ad as es- calas de validación: Julio Gonzalez Alvarez RESUMEN Las contribuciones r eal izada s en nu estr o país desde la Info rm át ica a la Psicología Apl i- ca d a son muy escasas . En este tr a ba jo se hace una revisión de al- gunas ap ort aci one s efec tuadas fue ra de nu es- tras fro nte ras - p rinc i pa lme nte US A- en la in ter pretación automati zada de un instrum en - to ya clásico en este terreno: el MMP] (Minn e- so ta Multiph asic Per son alit y In ven tor y) . Se ha exa mi n a do d ocument ación de prime- ra mano, en el idiom a original, y al final del a rtíc ulo se des crib en algunos es tudi os e xperi - ment ale s llev ad os a ca bo en relaci ón al tem a. INTRODUCCION Si existe un inst rum ent o de eva lua ción psi- co lóg ica qu e ha me re cido una abruma do ra ate nción al objeto de p oder ser au to matiza do , ese es el MMPI. Rar a es la publi caci ón qu e re- vise las aport aciones he cha s en el terr eno de los te sts auto matiza do s en qu e no se le cite co mo ej emplo clá sic o . El Minncsota Mui iphasic Personality /n- ventory ( inve nt a r io multi fás ico de per son ali - da d de Minn esota), comúnme nte conocido p or M:vIPI, no es sólo el in ventar io de pers onali - d ad que ha sido más empleado - particular- mente en US A- sino , que ha estimula do t am - bi én una masa ingente de investi gacione s. En 196 8 Ana stasi contabilizaba hasta un total de 1.500 publi caci one s refer ida s a este test (A nas - tasi. 1976). Desde en tonces los trabajos no han ce sa d o. Ori gin alm cnt e se cre ó de la m an o de S. R. H ath away y su equi po de Minn esot a p ar a «va- lo r ar aqu ell o s rasgos que son co nmente ca- r a ct erí sti co s de la a no rmalida d psicoló gica AHSTRACT T he compu ter ba sed test int erpr et ation ( CBTI) is poorl y a dv ace d in our co untry (Sp ain) . In this pap el', prin cipals devel opments in cornpu t er interp retation of MMPl (Minnesota Multiphasic Pcrs onalit y 1n ventor y) , parti cu - larl y in USA and Europe, a re pre s ented . Do cument ation ori gin al is r evi ew cd in th is a rti cl e and at the last p art is desc ribed sorne ex- perimental s studics on the subject. inutili zadora». En su ver sión inic ial constaba de un conjunto de 550 enu nci ado s a los que el su je to d ebe resp ond er «verdadero», « fa ls o «no lo sé». En un prin cipio la forma de admi- ni straci ón era individual y los enun ciados se ' encontraban impre sos en ta r je tas que el sujeto cla sifi c aba en distintos m ont ones . Después se a daptó a una fo rma co lect iva co n los ítems es- crito s en un cua dern illo aco mpañado de las c or res po nd ientes ho jas de res p ues tas . El in strumento se diseñó p ar a adultos de s- de los 16 os en ad el an te. Los elemen tos abar can una g ra n amplitud de ár eas vitales: actitud es sex ua les, religiosas, polí ticas, socia- les, salud, edu ca ción , familia , etc., así como un var ia do r epert orio de m ani festaci on es pa- tol ó gi cas. T od os ellos se di stribu yen en /0 es- calas clinicas: l. H s: Hi po condr ía . 2. D. : Depre sión. 3. Hy.: Hi st er ia . 4. Pd .: Desviaci ón psicop ática . 5. Mf.: Ma sculinid ad-feminid ad . 6. Pa.: Par anoia. ?: número total de elementos que se han incluido en la cat ego ría de «no lo sé». L: escala de mentira s (Lí e), bas ad a en elementos muy poco probable s y de alta dese abilidad soc ia l. F: Esca la de validez , d eterminad a p or un a serie de írerns qu e e l gr u p o n ormati- vo contesta con muy po ca frecu en cia en la d irec ción puntuada . K: puntu ac ión de corr ección ; dete cta ac- ti tude s def ensivas o inte nto s de «apare- cer bu eno »por parte del sujeto. En re al idad , desd e la p u b lic ac ió n del MMP1, han sido cent enares las escalas nuevas que se han ido desa rrolland o; la may oría por autor es distint os de sus c rea do res . En 1960 Dahl str orn y Welsh comp uta ba n a lrede do r de dosci ent as. Ap ar tir de los perfiles que se obti enen de la s puntu a cion es en las di fer ent es esc ala s, se d eri van la s int repre tac io nes p ertinent es. Se han encontrado patr one s típ ico s de determin a- da s psico parologías y los trab aj os que se d edi- can al es tu d io de las interpret a cione s de los p erfil es han sido múl tiple s, ya a p artir del primer An Atlas fo r the Clinical Use o/ the MMP! (Hathawa y y Meehl ,1 951) . El originario format o indi vidu al de t arj etas ha si do m od if ic ad o mu ch as veces int entando adapta rse a las nece sidade s de pobla ci on es es- pecíficas (p or ej em plo, for matos en gra bac ió n so no ra pa ra no le ctores o invid ente s), o facili- tar la a d mi nis t rac ió n (form atos en blo c k). Ta - les alter a ciones en la maner a de su pres enta- ción no han a fecta d o, ge nera lmente, a la fiabilid ad y valide z de los resultados (Ueck er, 1969; Newm ark, 1971; H ennin g, Levy & AI- derman, 1972). Similarmente, en un esfuerzo por reducir el tiemp o de la administración, h an ido de sarroll ándo se form as más cor tas del mism o. R ecienteme nte, en 1985, Wh ite D. M. y cols . contaban al meno s on ce ver si one s de este tip o (por ej em plo Kinc annon, 1969, Fas- hin gb au er , 1974) . S in emb argo, es consiarable una p érdida de in fo rm a ci ón úti l, así co mo una falta de corres po ndencia entre los re sult ados obtenidos po r el mismo s uje to co n el in venta- rio completo y la s ver si one sa br evia das (S tc - vens y Reilley, 1980; Ed ingcr , 1981). DICIEMBRE/1990

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----------­PRAXIS

EL MMPI:UN EJEMPLO PARADIGMATICODE INTERPRETACIONAUTOMATIZADA

7. P I. : Psica s tenia .8. Se . : Esqui zofren ia .9. Ma .: Hipornania .

10. Si.: Intro ve rsión soci al.

A ellas se a ña de n cua t ro m á s llam ada s es­calas de validación:

Julio Gonzalez Alvarez

RESUMEN

La s co nt ri b uc io nes real izadas en nu estropaí s desd e la In fo rmát ica a la P sicol ogía Apl i­

ca d a son muy esca sas .En este tr a bajo se h ace una revi sión de a l­

gunas aport aci ones efectua d as fue ra de nu es­tr as fro nte ras - p rinc ipa lmen te US A- en lainterp retac ió n automatizada d e un instrum en ­to ya clás ico en es te te rren o: el MMP] (Minne­so ta Multipha sic Personalit y In ven tory) .

Se ha exami nado documenta ci ón de prime­ra mano, en el idioma o r igina l, y al final dela rtícu lo se d escriben a lgunos estudi o s experi ­mentales llevad os a ca bo en rela ción al tem a.

INTRODUCCION

Si exist e un in st rumento d e eva luació n psi ­co lóg ica qu e ha me recido una a b rum ado raatenc ió n al o bj eto d e poder ser a utom at iza do ,ese es el MMPI. Rara es la publicac ión que re­vise la s aport a cio ne s he chas en el terren o delo s tests automa tiza dos en que no se le citeco mo ej emplo clásic o .

E l Minncsota Muiiphasic Personality /n­vento ry (invent a rio multi fás ico de personali ­dad de Minnesota), co m ú n mente co nocid o porM:vIPI, no es só lo el in ventar io de per sonali ­d ad que ha s ido más empleado - pa rt icu la r­mente en US A- sino , que ha es ti m u lado tam ­bién una m asa ingente de in vestigaciones . E n1968 Anastasi co nta b iliza b a ha st a un total de1.500 publica ciones re fer idas a es te test (A nas­tasi. 1976). De sde en tonces lo s tra baj o s no ha ncesa d o.

Originalm cnt e se cre ó de la m an o de S. R.Hath a wa y y s u eq u ipo de Minnesot a para « va­lo rar aquell os rasgos que so n co mú n mente ca­ract erí sti co s de la a norma lida d psicológica

AHSTRACT

T he co m p uter based test interpretation(CBTI) is po orl y a dv aced in our cou n try

(Sp ain) .In this papel' , principal s developments in

cornpu ter interp retation o f MMPl (M inneso taMultiphasic P cr sonality 1nventory) , particu ­larly in US A and Eur ope, a re presented .

Documentation origin al is revi ew cd in th isa rti cle and at the last part is descr ib ed so rne ex ­perimentals s tud ics on th e su bjec t.

inutili zadora». En su ver sión inic ial co ns ta bade un co nju n to d e 550 enu nciados a lo s que elsujeto debe responder «ve rdadero», « fa lso» o«no lo sé». E n u n princi p io la fo rm a d e ad m i­ni stración era individual y lo s enunciados se 'enco n tra ba n impresos en ta rjetas que el sujetocla sifi caba en d ist in tos montones . Después seadaptó a una fo rma co lect iva co n lo s ítems es­critos en un cua de rn illo acom p a ña d o de la scor res po nd ientes ho jas de res p ues tas .

E l instrumento se di señó para ad u ltos des­de los 16 años en adelan te. Los elemen tosabarcan una gran amplitud de área s vitales:a ctitud es sex ua les, reli gio sas, políti cas , soc ia ­les , sa lud , educa ción , familia , et c . , as í co m oun var iado repertorio de mani festaciones pa­tol ógi cas. T odo s ello s se di stribu yen en /0 es­calas clinicas:

l . H s: Hi po condría .2. D. : Depr esión.3. Hy.: Hi st er ia .4 . Pd . : Desviación psicop ática .5. M f. : Masculinida d -feminidad .6 . Pa.: P a ranoia.

• ?: n ú m ero to tal de el em en to s que se hanincluido en la ca tego ría d e « no lo sé» .

• L: esca la de mentiras (Líe), basada enelemento s mu y poco probables y de altadeseabilidad socia l.

• F : Esca la de va lidez, determinada porun a se r ie d e írerns qu e e l gr u po normati­vo co ntesta co n muy po ca frecu en cia enla d irección puntuada .

• K: p u nt uació n d e corrección ; detecta ac­ti tudes defen s ivas o int entos de «a p a re­cer bu eno » por parte del sujeto .

En re al idad , desd e la p u b licac ió n delMMP1, han s id o centena res las escalas nuevasque se ha n ido desa rrollando ; la mayoría porautores d istinto s de sus c rea dores . En 1960Dahlstr orn y W elsh co m p uta ba n a lrededo r dedoscienta s .

A part ir de los perfiles que se obtienen dela s puntua ciones en las di fer ent es escalas, sed eri van la s in t repre tacio nes pertinentes. Sehan encontrado patrones típ ico s de determin a­das psico parolog ías y los traba jos que se dedi­ca n al es tu d io d e las interpreta ciones de losperfiles han sid o múl tiples, ya a partir de lprimer An Atlas fo r the Clinical Use o/ theMMP! (Hathaway y Meehl , 1951) .

El o r igi na r io formato indi vidual de tarjet a sha sido mod if icad o much as veces int entandoadaptarse a las ne cesidades de poblaciones es­pe cí f icas (p or ej em plo, fo r matos en gra bació nsonora para no lectores o in vid entes), o fa cili ­tar la ad mi nis t rac ió n (form at os en block). Ta­les alteraciones en la manera de su pr esenta­ció n no han a fecta d o, ge nera lmente, a lafiabilid ad y va lidez de los re sulta d os (Uecker,1969; Newmark, 1971; H enning, Le vy & AI­

derman, 1972) . Sim ila rmen te , en un es fuerzopo r reducir el tiempo de la ad m inist ra ció n ,han ido desarrollándose form as m á s co rtas delmismo . Recientemente, en 1985, Wh ite D. M.y cols . contaban a l meno s once ver siones dees te tipo (por ej em plo Kin cannon, 1969 , Fas­hin gb au er , 1974) . S in emba rgo, es co nsia ra bleuna pérdida de in fo rm ación úti l, así co mo unafalta d e co rr espond encia entre los resultadoso b ten idos po r el mi sm o suje to co n el in venta­rio co m p leto y la s ver siones a breviadas (S tc ­vens y Reilley , 1980 ; Ed ingcr , 1981).

DICIEMBRE/1990

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APORTACIONES ENLA A UTOMATIZACION

Cua ndo los orde nado res comerciales entra­ron en escena, fundamenta lmente en la décad ade los 60 -y nos esta mos refi riendo so bretodoa los Estados Unidos-, nu evas posi bilidadesse abriero n en esta perspectiva . Si los primerosintentos se centraron en mecan izar los proce­sos de co rrecc ión y puntuación de las respu es­tas del suje to, cuyos dat os co nst ituía n el out­put de la máquina y la interpretació n sereserv aba co rno lab or del pro fesion al; paula­tina mente el pa pel desempeñado por los com­put ad ores ha ido ga nando terreno en tod o elproc eso, hasta el ex t re mo de que, conveniente­mente program ad os, as umen tar eas de int er­pretación y tom a de decision es (A pte r yWestb y, 1973) .

Su amp lia ut ilización en la prácti ca clín ica ,los estud ios numeros ísim os efectuados en tor­no a él, y la posibilidad de infe rir interpre ta­ciones con pr ocedi mient os de cor te actu a ria l,han hecho del MMPI el ca ndi dato pred ilect oen el marco de la CBn (Cornput er-B ased TestIn terp retati on) . El propio Hath away reco no ­cía en 1976: «Hoy, los datos ac umulados quepued en ser empleados para interp retar un per ­fil dad o, ha n llegado a ser demas iado volum i­nosos incluso para un profesion al expert o . Porfortu na , en estos mom entos, el desarroll o de latecnol ogía de los compu tad ores permite suple­men tar la experiencia del clínico» (Hathaway,1976).

El primer logro en la auto matización de lMMP I fue a lcanzado en 1962 en la CtinicaM ay o de Roch ester, en Minnesot a , por H . P.Rom e y sus co labo radores (ver Rom e y cols. ,1962 ; Swenso n y Pear son, 1964; Swenso n,Rome, Pea rson y Brannick , 1965). El SistemaM ay o surgió ante la necesida d de dar respuestaa un gra n núm ero de pac ien tes co nta ndo conuno s recursos psicológicos limit ad os . Ante losmiles de personas qu e se eva lua ba n en la clíni ­ca to dos los año s, se hizo sent ir la convenien­cia de co ntar con un proce dimiento preliminarde «screening» rápi do y efic iente , qu e detecta­ra aq uellos caso s más gra ves que ha bían deprec isar inte rvenció n clínica poste rior. El com­pu tador ofrecía esa posibi lidad y a tal fin seprepa ró una hoja de resp uesta especial mentediseñad a para ser intr odu cid a en orden adores

1RM. La máquin a puntuaba el invent a rio deac uerdo con las reglas usual es en la prácticaclínica , y obtenía los pu nt ajes de las d iferentesesca las; en un segundo pa so, pr oporcionab adescri pc iones explícit as en fun ción de la pos i­ció n relat iva del sujeto en cada un a de ellas .Así, por eje mplo (tomado de Apter y W estby):

• Si el paciente obtenía una puntuacióncomprendida ent re I1 y 14 puntos en laesca la Pa (Parano ia) , el o rde nado r escri ­bía : «sensible a las opinio nes de los de­m ás».

• Par a un a puntuació n ent re 15 y 19 elenunciad o se tra nsforma ba en : «susce p­tibl e, demasiado depe ndiente de lasopinio nes de los demás. Inclin ad o a re­prochar a los otros por sus propias di fi­cultades ».

• Si el puntaje so bre pa sa ba los 19 puntos:«resentido y suspicaz con los demás, qui ­zá hasta el punto de caer en falsas creen­cias perm an ent es» .

Inclu so , en el aseso ra miento indi vidu al , elprog rama se ave nturaba a lgo más a llá. Si, porejemplo , en cuatro o má s escalas las puntua­ciones excedían de 70 , recomend aba una con ­sulta clínica. Si la esca la Ma (H iporn ani a) eramenor de 15 y se tra taba de un sujeto de eda davanza da, ind icaba qu e tal motivación ba jaera típ ica de la eelad . Tambi én operaba con lasesca las el e va lidez; adve rtía de una invalid ezgenera ! si la esca la F puntuaba po r deb aj ode 22.

De este modo el programa, a unq ue simpleen su diseño a lgo rítmico, cumplió el cometidopropuesto po r sus au tores y sirvió de preceden­te par a posterior es desa rrol los.

La interp retación del M \1 P ipar parte delSistema M ay o se basab a en repor tes escritosobten ido s a parti r de la co nsideración de esca­la por escala. Mu y pronto surg irían sistemasco mpute rizado s más amb iciosos ; en ellos lainter pretación se pretend ía inferi r desde lasconfiguraciones que los dist intos perfiles mos­trab an .

El prim ero de ellos que gozó de un extendi­do uso profesional ser ía el conocido como Sis­tema Fowler, desa rr ollado por Rayrnond D.Fowler (ver Fow ler , 1964, 1965, 1969) en elRa che Psychiatric Service lnsti tu te de la Uni-

vers idad de Alabam a , y qu e empezó a ser ope ­rativo en 1963 . Apa rece como «un intento ded iseñar un sistema que simula ra el proceso detoma de decision es de un experime ntado pro­fesion al inter pretador del MMPI y produ jeraun in forme sim ila r, en estilo y contenido , a l es­crito por un clíni co hum an o» (Fo wlcr , 1985,pág. 750) . Un a librería informá t ica compren­d ía párrafos co rres pond ientes a configur acio ­nes de perfil es parti culares, as í como enuncia­dos ad iciona les par a la elevación de esca las noinc luidas en el perf il. Un tota l de varios cientosde pá rrafos que pod ían a pa recer combinadosen algunos millon es de info rmes d istinto s,co nsegu ían q ue el pro duc to final semeja ra es­cr ito en un lenguaj e práct icamente natu ral. Dehecho, se cuid ó de que el program a co nta racon ruti nas que detectaran contra dicciones en­tre párrafos que habían de apar ecer juntos, yas í construir otros que suaviza ran ta les di fe­rencias . El test era present ado d irect amente a lpaciente y los resulta dos se enviab an por co­rreo a l Instituto Roche, donde se pr oced ía a lainterpretación au to mat izada .

Dos años despu és, en 1965, el propio Ins­titu to Ra che - esta blecido por los RacheLaborat ori es- com ercia lizó el sistema Fow­ler , inicia ndo el prime r servicio de interp reta ­ció n corn puter izad a de MMPI que tuvo amp liadifu sió n entre psicólogos y psiqui a tras. Du­rante diecisiete años, se ca lcula que el Inst itu tooperó con un millón y med io de caso s y queapro ximadamente una cua rta parte de los pro ­Iexiona les clínicos de los Estado s Unidos ut ili­za ro n sus servicios (Fowler, 1985). Adem ásfuero n desarrolladas va rias version es del siste­ma para poblaciones especí ficas: or ientación yaseso ramiento esco lar (Fo wler , 1968); en elcampo del tra baj o y la indu stri a ; pa ra delin ­cuen tes (Fow ler , 1979) y un a versión pa ra ado­lescent es .

Otro programa para interpreta r el MMPIfue llevad o a cabo en la Universidad deCarneg ie-Mellon y descr ito po r 13 . Kleinmun tzen 1969 (Kleinrnuntz, 1969). Su principa l obje­tivo se centra ba en det ectar estudiant es conposibles dificul tade s emociona les. Pre viamen­te se recurrió a experimentados interpretado­res de perfiles de MMPl s para que clasificara n126 casos en d istin tas cate go rías y d iferencia­ran , ade más, aq uellos con pro blemas graves

C UAD RO COMPARATIVO DE LO S PRINCIPALES SISTEM AS DE INTERPRETACION AUTOMATIZADA DEL MMPI EN USA

SISTEMA SISTEMA SI~lBIA SISTEMA SISTEMA SISTEMA SISTEMA SISTEMAMAYO FOWLER F1:-i~EY KLEI~ MUNTZ CALDWELL l.ACHAR MIU.ER 8UTCHER

Fecha1962 1963 1965 1969 1971 1974 1977 1978

de aparición

Autor Principal H. P. Reme R. D. Fowler J. C. Finney B. Klcin Muntz A. B. Caldwell D. Lachard D. A. Miller .l. N. Bucher

Clinica Mayo Instituto Roche Universidad Universidad de Caldwell Reports Automated Veteran Adminis- Universidad de

Institución(Rochesrer, Universidad de de Kentucky Carnegie-Mellon Psychological tration de Salt de MinnesotaMinnesota) Alabama Services Lake City

(Los Angeles)

Tipo Escala a escala Configuracional Configuracional Configuracional Configuracional Configuracional Configuracional Configuracional

Autornated Psycho-Comercializado - Inst ituto Rache Behaviordync - Caldwell Rcports logical Services Eastern Virginia National Computapor: Western P ycholo- School System

gical Service

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necesit ad os d e interve nci ón; a es tos últimos seles e la bora ba un dia gn óstico co m p leto porpr oce d im ient os tra diciona les . El interpret adorq ue má s correcta me nte rea lizó su tar ea fue re­q uer ido pa ra que int entara expli ci tar a l máxi­mo los cri te rios en los que ba sa ba sus j uiciosy poder ex traer , así, u n co nj u nto de reg la s o b ­jet iva s qu e sirv ie ra n de b ase al p rograma in­formát ico . U n pr im er mode lo p ilo to se ensayóco n lo s mi sm o s 126 perfiles arroja ndo u n 63 illo

de aci ertos positi vos y u n 88070 d e co r rectaside ntificacione s de ind ivid uo s b ien adaptados ;mientras q ue la s pr oporciones del exp erto ha ­b ían sido de l 80 y 67 po r ciento re speci iva rnen ­te . A parti r d e ah í se introdu jeron nu evas mo­dificaciones para increme nta r la d etecció n desujetos m al a jus ta dos . Resultó un a u me ntose ns ib le d e la co m p leji d ad del a lgo ritmo su b­yacen te , pero los porce n ta jes resp ectivo s se si­tuaron en 90 y 84illo ; de est e m odo se hab íaco nsegu id o q ue e l progra ma se de sempeñ araincluso mejor qu e el p ropio expe rt o . Ah o rabien, es to suc edí a para la muestra concreta dereferencia; cuand o se ensayó con nue va s mu es­tras distintas, la p ropo rción d e éxi tos d e la má­qui na se co locaba por d ebajo d e los va loresa nte rio res y la ac tuación del exp ert o hu manosegu ía s iendo cla ram ente superior .

E n la mi sm a déc ad a de los sesenta se de sa ­r ro lla el llam ado Sis tema Finn ey de interpreta ­ción co mp uterizada del MM PI. El t ra bajo sedebe a Finn ey y sus co lega s de la U n ive rsidadd e Kent uck y (Fin ney, 1965 , 1966) a parti r delas no rm a s inter pretativas que ind ucen sobreuna muest ra de 2 .000 sujetos, así co m o la in ­cl usió n de nu eva s escalas d e fa ctor yes pccialesq ue el eq u ipo investigador es ti ma inte resant es .En el s is te ma se co nst ruye un a librería de sen­ten cias liga da s a co n figu raciones es pecificas depuntos a ltos en las esca las originales en co m bi­nac ió n con sus esca las es pecia les . Lo s info r­mes so b re pasa n en o cas io nes la s 16 páginas d elo ngitud y es tá n expresados desd e una or ient a­ción de ca rác te r psi co anali st a . E l sistema er aca paz d e ge nera r 19 in for me s di s tint os, in clu ­yend o uno para el pr o pio cli ent e , y se efect ua ­ban a partir d e las res p ues tas no só lo al !'vI!'v1Pls ino también desd e el co noc ido e P I (C a lifor­ni a P sych ol ogi cal l n ventory), qu e, co mo es sa ­bid o, particip a de g ran parle de lo s ítern s delp rimero . De la co merc ia lizació n se haría ca rgola casa Behav iord yn e, In c. (Fow ler , 1985).

En 1970 L. R . Go ldberg (Go ld berg, 1970)e labo ra un model o ma temáti co d e pr edi cciónde los pr o ceso s seg ui do s por 29 ps icó lo go s c lí­nico s en la tarea de d isc ri mina r per fi les dcM M PI d e pa cientes ne urót icos y pa cien tes psi­c óticos , y encont ró que , u na vez qu e los cr i­te rio s em plead o s era n espec ificados y p ro gr a­ma dos en fo r ma de re g la s , lo s m odelosa utomá t icos pod ían so b re pasa r a los ex pertoshumanos . La fórmula co rnp uterizada servíapara sep arar caregor ías com o: «ju icios no co n­fiabl es d e clín icos » de : «prometedor , de algu ­na forma estrategia vál id a de ju ic io » . Es tá cla­ra que en es ta a po rt a c ió n el em pe ño deGo ld be rg no se cen traba tanto en eva luar a pa­cie rn es a tra vés de sus pe r fil es en e l MMPl ,co m o e n a na liza r la s tareas y proceso s im p líci ­tos de l p ro p io cl ín ico en la int erp retaci ón delos m ismo s .

Por la mi sma época se aut om atiza el Siste­ma Caldwell (Ca ldwell, 197 1) en un d eseo desi mu la r lo s proced imientos q ue e l propio A . B.

Ca ld we ll u tili zaba en fo rma co nvencio na l. Lalóg ica del progra ma descan sa en la co ns ide ra ­ción de u n gra n nú mer o d e perfi les-ti po cla sifi ­ca dos en diferentes ca tego r ía s, por lo que suest ilo es a lta me nt e co nfigu rac io n a l. Se to ma nen cuen ta fundam enta lment e la s esca la s stan ­dar del MMPI a unq ue entran en juego índ icesy a lgunas o t ras escalas del a uto r. Al igual queen el d e Finne y, e l si st ema gen er a informes queincl uyen j u nto a descripciones co nd uciua les ysin to m a ro lóg icas , re fe re nc ias de índo le psico­dinámi ca , y ad em ás ofrece n elem entos en de ­ta lle im pli cat ivos para posibles tratam ientos .E l p ro grama , comerc ial izad o po r Cald wel! Re­port . ha sido objeto de conti nuas re visiones a lpasa r d e lo s años ga na nd o en co m p lej idad ypotencia; un a d e las últimas de ellas posee unarch ivo co n la as ombrosa ca n t id a d de m ás de30.000 se ntenc ia s d iver sas di spon ibles para laprod ucción a u to m á t ica de lo s in formes . (Se ­gú n ca n u nicación per sona l de A . B. Caldwellde ma yo de 1984 , citada en M oreland , 1985 .)

Las a po rtac io nes no cesa n y poco s añ osde spués se p re se nta e l Sistema Lucha r, cu yapri mera a pa r ición lo hace en for ma d e libro .en 1974 : The MMP!: Clinical Assessm ent andA utomated lnterpretat ion (La cher , 1974), ene l que el a uto r s ienta las ba ses de un co n ju ntode norm a s y cr ite rios de interpretac ión d e ín­ciol e pred om inantemente clínica , aunque sinre n unc ia r a p roced im ien tos act ua r ia les (La ­cha r y Al exa nd er, 197R). La rea lizació n co rn­puic riz ada in clu ye . lógicament e , un a m p lioco nj un to de párrafo s y norma s d e tom a de de­cisió n en la eval ua ción de l MMPI , ba sados no

so la mente en a portac io nes pr opi as (Lacha r yWrobel , 1979) , si no ta m bié n en t rabajos a nte­riores de o tro s a uto res, co mo la s Wiggins Con­teni s Scales d e 1969, o la s McAndrew Alcoh o­lisme Salles de 1% 5; est as últ imas d et ectanva ro nes no ho sp itali zados a recto s de alc oholi s­m o , ex a mi na nd o lo s resu ltad o s del MMPI.Un a versi ó n mo di ficada de l o rig ina l s is te ma

La cher ha sido co m ercia lizad a en un prin ci piopor lo s Au io mat cd Psychol ogica l Services ydes p ués po r lo s Western Psychol ogical Se rvi­ces de lo s A ngeles .

En 1977 M il ler y sus co legas de la Vereran­Adrn inistra tio n de Sat l La ke City prese nta n unnuevo siste ma d e in ter pr elación del MMPI(Mi ller , Johnso n , Klinger , W illiams y iian ­netti , 1977) . Es te se hall a cons t ru ido jerá rq ui ­ca me nte en base a per files-tipo de referencia(en ge ne ra l, code Iype) . Si u n per fil det e rm in a­do se a ju sta a u no de ello s en to nces se elicitaun párrafo est ánda r almacena do en el s istem a.En rea lidad , e l program a bus ca por orden:perfil es-tip o na cionalmente esta b lecid o s , per­files- tipo de carácter má s local , y es tud io delperfil esca la po r esc a la . E n la medi da en queno a lca nz a sus o bjeti vos en un pr im er nive l depriorid a d, pasa al s iguie nte y así ha-a a el últ i­mo , d onde a l no poder in ferir n ing una inter­p ret ac ión de índo le co n figuracio na l, St lim ita

al estudi o de la s esca la s por sepa ra do . Segúnlos autores , la co m b inació n de tal es método sd e inte rpret aci ón repe rc u te en un a m a yor fia ­b ilidad y va lidez. El Sistem a Miller seria in­c luid o ade más , un poco d espués , en un r a q ue­le d e so ftwa re pa ra o rde na dor e-, pe rsonales

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denom inado LA H-I1 Ycom erciali zado desde laEastern Virgin ia Medical Schoo l po r una partedel eq uipo anterio r (Jo hnson, Giannett i y Wi­lIiam s, 1978). Jun to a l MMPI se ad mini stran,pun túan e interpretan otros instrumentos talescom o un inventario de intereses vocaciona les,un test de medid a del CI, med idas de memoriay hab ilidad es ari tm éticas, una esca la de depre­sión y un índi ce de contro l de disimul o .

Ot ra a port ac ión recien te y conocida es elSistema But cher, d esa rrollad o a fina les de losañ os setenta (Burcher, 1978) y d ifu nd ido en1982 por la Na tion al Computer Sys tem (NC S)de la Univers ida d de Minn esot a en fo rma de«diskette» para micro ord en ador. El eq uipo,enca bezado por Ja mes N. Butcher , usa ta m­bién en su prog rama perfiles-tipo junto a esca­las especiales, índ ices y da tos demo grá ficoscomo fuentes de generación de enunciado s in­terpretati vos (Nation al Co rnputer Syste rn,1984). El informe inclu ye dos lista s de ítemscríticos obtenidas empíricamen te: la de Koss­Butch er (Koss, Bu tch er y Hoffmann , 1976) y

sistema Fo wler ha sido tr aduc ido a l alemán ,ita liano , español, fra ncés y holan dés. Los as­pectos lingüísticos que inciden en el instr umen­to ob ligan a que . en a lgunos casos, deban sermodificada s algunas reg las de torna de deci­sión (F o wler y Blasc r , 1972) . Un ce ntro de pro­cedi miento se estab leció en 197I en Suiza y hacontinuado prestand o sus servicios baj o losauspic ios de la Han s Huber, compañí a resi­den te en Bern a .

El segundo sistema eur opeo fue desarrolla­do en el Instit uto de Psiqu ia tría de la Un iversi­dad de Rom a , por parte de P. Pan cheri (But­che r y P an ch eri , 1976) , quien en un principiose ha bía enca rgado de ada ptar pa ra Ital ia elsistema Fowler , pero qu e despu és elabo ró unsistema propio o rientado hacia el diagnósticopsiqu iá trico. El MMPI era administrado tantolocalm ente como a través de term inales y suuso se ha exte nd ido en varios cent ros italianos.Una ca racteríst ica de! mismo lo co ns tituía elem pleo de estadísticas rnultivariadas a pa rt irde los cua les se infería n d istintos d iagnósticos.

for mati zada estamos midiendo lo mism o quecon la versió n o rigina l? Algun os estud ios seha n orien tado en este sen tido . As í, Lushene,O ' neill y Dun n (1972 ) administra ro n, en un di­seño contrabalancead o, a un grupo de pregra­du ad os femeni nos dos veces el MMP!. una enversión de láp iz y pape l y la ot ra cornputer iza ­da . Los auto res con clu yeron que los do s mo­do s de administrac ión arrojaba n resultadoseq uivalentes , ta nto en las escalas clás icas comoen las desa rro llad as po r Wiggins en 1969 (em­pleadas en el estudio) .

Sin embargo , en una invest igación poste­rior (1977) frecuent ement e citada , llevada aca bo por Bru ce H. Bisk in de la Universidad deMaryland y Ronette L. Kolotkin de la Un iver­sidad de Minnesota, mostró alg una s d iferen­cias . Un to tal de 126 pregradua do s varo nesfueron distr ibuido s aleatoriamente en tres gru­pos; en el prim ero se aplicaba el MM P I con­venc ional; en el seg undo, una termina l (Data­poi nt 3000 C RT) era conectada a l computadorcentral de tiemp o compartido de la Universi-

SISTEMAS D E INTERPRETACJO N A UTOMATIZADA DEL MMPI EN EU RO PA

SISTEMA fiOWLER SISTEMA I'AN CHERI SIST EMA BRUSELAS

Au tor/ es R. D. Fo wler P . Pa ncheriDe Waele Van Mossclaer

de Schamphelire

Institución/ CompañíaCompañía F. Hoffmann Institut o de Psiqui atría

- La Roche- Univ. Rom a

Lugar Basilea (Suiza) Rom a (Ita lia) Bruselas (Bélgica)

Trad ucido al : alemán, italiano, Empleo de estadísticas Aplicado en cent ro s psiquiátricosObservacion es español, fran cés y holan dés mu ltivari adas para est ablecer y penitenciarios de Bélgica

diagnós tico

la posterior de Lachar-Wrohel (Lachar y Wro­bcl , 1979). Este sistema in fo rmati zado, co­múnmen te co noc ido como el Minnesota Re­p ort . contiene secciones sobre la validez de losperfiles, patrone s de síntomas, relacione s in­tcrperso na les y conside rac iones para un diag­nósti co global as í co mo un posterior tr ata ­mient o (Fowler, 1985). Los info rmes di fierenademás , según qu e el cliente pr ovenga de unservicio de salud ment al , servicio médico ,orientac ión esco lar o un reform a tor io . A par ­tir de la inicial se han derivad o otra s versiones ,entre las que se encu en tran el Personnel Int er­pretati ve Report y el Personnel ScreeningRepon,

Por lo qu e se refiere a ot ros ámbitos geo­gráficos, hay que decir que la interpreta cióncom puterizada de los tests en gene ra l, y de lMMPI en particular , se introdujo en Europava rios anos despu és qu e en los Esta dos Uni­dos. Las razon es de ello hay que busca rlas noso lamente en el comparat ivo retr aso tecno lógi­co europeo , sino también en el hecho de quelos tests, como instrument os de medida psico­lógica, era n menos pop ulare s entre los profe­sio na les europeos que entre sus co legas ameri­canos .

De acuerdo co n la sínte sis ofrecida por elpropio Raymon d D. Fow ler (Fo wler , 1985) , elprim er servicio de interpretación computeriza­da en Europa fue esta blecido po r la compañiaF. Hoffrnann-L a Rache en Basilea, Suiza. El

Un tercer siste ma sería el Brussels Automa­ted M MPI lnterp retot ion System , desar roll a­do por De Waele, Van de Mosselaer y DeScha rnphelire (ver ta mbién Butcher y Pacheri ,1976 ) . Esta versió n belga prod ucía in formesescrítos en inglés desde el MMPI administ radoen fran cés o en holand és. S u uso ha sido hechoefectivo por part e de cent ros psiqui á tricos y

peni tenciario s de l3élgica.

ALGUNOS ESTUDIOS

Es claro qu e para lelamente a la creacio nde los di ferent es sistemas de interp reta ció nautomat izada del MMPI, no han falt ado losestud ios comparat ivos - y de ot ra natura­leza- orienta do s a examina r la eficacia de losmismos.

El tern a se inscri be en el má s amplio de laeva luación de la pers ona lida d por pr ocedi­mientos computerizados . En gene ra l siemprese han se ña lado una serie de venta ja s indiscut i­bles que ta les med ios repo rta n : autono mía ,aho rro de tiempo , exac titud , capacidad el e ma­nejo de eno rmes can tidades de da tos, versa tili­da d . ausencia de sesgos subjetivos , etc. Porcontra , las limitacio nes y peligros no son me­nos importantes.

Una cuest ión cr ucia l y no resuelta defini ti­vamente tiene qu e ver con la validez del instr u­ment o. ¿Has ta qu é punto con una vers ión in-

dad de Minnesot a (CD 6400) a través de unalínea de tra nsm isión de 30 caracte res por se­gu ndo ; en el ter cero se compart ía el mismo or ­denador princ ipal pero como periférico eraemp leado un te letipo (TTY) . En las dos últi ­mas condiciones las respuesta s de los est udian ­tes era n dadas a tra vés de un a tecla «(T» el e«tr ue») para «verdadero» , la tecla «F» para«f also» y la «T» par a no sé, Los aná lisis esta­dísticos de los result ados (ANO VA, MA NO­VA; chi cuad rado a nivel de íterns) o frecierond ifer enc ias significa tivas en la escala ?; mien­tra s que el pro medio de su pun tu ación en lasa plicacio nes automa tizadas se situa ba en 15,co n el pape l y lápiz era tan solo 2 -hay quedecir que las hojas de respu esta de este últimoeran del tipo Han kes, en las que no se enc uen­tra explícita la opc ión «?}) - . Un segundo ex­perimento se d iseñó par a com probar si esta d i­ferencia se debía a un efec to del modo deadm inistración o al formato de respu esta dclsujeto . En la vers ión autom á tica se eliminó laop ción «T», de ma ne ra qu e si el sujeto no que­ría responder ha bía de pu lsar RETLJ RN pa rapasar al siguiente ítem; de esta fo rma se simu­lab a mejor el m étodo pasivo de la, hojas Han­kes. En este experimento no surgieron di feren­cias significativas en el número de ítems sinresponder , po r lo que éstas be deb ían más alforma to de resp uesta qu e a l mod o de ad minis­u-ación . Sin embargo , a lgo llam ó la atención:en ambo, estud ios hab ían a parecido a lgunas

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discrepancias , peq ueñ as pero signi fica tivas, enlas pun tu acio nes de la escala 6 (Paran oia); laexplicación de ello req ueri r ía ult erior es investi­gacío nes .

Merece dest aca r un tr ab a jo recient e publi ­ca do en 1985 por Dav id M . Wh ite , Ca rl B.Clements y Raymond D . Fo wler , de la Un iver­sidad de Alab a ma. Int ervinieron 150 est ud ian­tes pr egraduados vo lunta rios (83 mu jeres y 67varones ) distr ibuido s en seis grupo s de 25 ca dauno ; to dos co mpleta ro n dos veces el MMPI(test-r etest ) . El gru po l serv ía de contro l por loqu e los sujeto s fue ro n testad os en ambas oca­siones co n el for ma to de block están da r . En elgrupo 2 prim er o se aplicó el fo rma to co nven­cion al y después el com puterizado (con un mi­croorde nador App led 11). En el grupo 3 seaplica ro n en orde n inverso . El grupo 4 rec ibíaa mbas ses io nes vía microcom putador . Do sgrupos adiciona les eran test ad os sin la opció nexplicita de «?» en la versión auto ma tizada :un o de ellos rec ibía prim ero esta últi ma (grupo3A) y otro la co nvencio na l (grupo 2A).

Después de amba s sesio nes se eva luaron lasact itud es de los su je tos a través de un cue stio­na rio a l efect o . El es tudio de los resultadospermitió a los investi gad ores de d ucir algunasconcl usiones:

• A pa recie ron pequeñas diferenci as enrelación al orden d e apli cación , perono relacionadas con la modalidad(ordena do r-pape l y lápiz).

• Ambas modalidades proporcionaron re­sultados eq uiva lentes en va rias de las di ­mension es importantes : pu nt uac io nes enlas pr incipal es esca las, co rre lac ión test­retest y estabilidad en los có dig os de lasa ltas puntuaciones.

• No obs ta nte a lguna disparidad se hizoevidente: un a ma yo r pu ntuac ió n en laescala ? cua ndo esta op ció n estaba ex­plicita.

• La gra n ma yor ía prefer ían la versió nauto ma tiza da por el a ho rro de tiempo yla co mod ida d de la res puesta (p ulsar unatecla).

Los au to res co nc luyen co n la afirmaciónde q ue las versio nes infor mati zad as de l MMP Ison gene ra lme nte eq uivalentes a las de pa pel ylá piz p ara s uj e los n o clin icos. Lo cua l permiteun aho rro de tiem po si n necesi da d de rec urr ira fo rmas más cort as o abreviadas que desapro ­vecha n parte de la in formación relevante.

Aho ra bien, estos hall azgos so n difícilmen­te ge nera liza bles a pobl acion es que pr esen tena lguna ps ico pa to log ía, po r lo qu e se p rec isa ­ría n rep licac io nes co n subg rupos de suje tos clí­nicos . No se ría a bsurdo imagina r la posibleexisten cia de int eraccio nes signi fica tivas entredeterminadas tip ologías c línicas y el mod o deadmi nistrac ión del MM PI. E n palabras de Bis­kin y Kolotkin ( 1977, pág. 548) « por eje mplo ,pod ría ser razo na ble esperar que un indi vidu opa rano ico no reaccion e ante el co mputador dela mism a form a qu e un eSludiante no rm al o unindividuo con otro diagn ósti co psiquiátrico » .

E n cualquier caso fut uras in vest igacion eshab rán de a porta r a lguna luz en este sentido .

Sin embar go, a propós ito de la va lid ez, hahab ido un a m ayor tendencia a evalua rla a tr a­vés de la co rre lación co n el instru ment o stán­dard , pero no hay q ue o lvida r (Moreland,

1985) la co nven ienc ia de diseña r estud ios expe­rim ent ales en los que entre n en ju ego criteriosexternos . U na baj a coincid enci a entre ambasmo da lidad es no tien e po r qu é significa r nece­sa riamente un a desventaja en con tra de la ver­s ión a uto ma tizada .

De todos mo dos la pro blem áti ca se sit úaenel mar co más am plio de la CBT I (Compute r­Based Test lnt erpre ta tion) de la qu e tra ta re­mos co n más detalle en o tro momento.

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