Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

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Artes de vida, gobierno y contraconductas en las prácticas de sí Colección CES

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Descarga: https://goo.gl/Xtpg41 ¿Quieres saber un poco más sobre cómo surgió el yoga en Oriente?, ¿cómo llegó a Occidente?, ¿cómo y cuándo llegó a Bogotá? Este artículo "Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá" hace parte del libro Artes de vida, gobierno y contraconductas en las prácticas de sí, publicado en el 2014 y editado por Javier Sáenz Obregón.

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Artes de vida, gobierno y contraconductas en las prácticas de sí

Colección CES

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Javier Sáenz ObregónEditor

Colección CES

CENTRO DE ESTUDIOS SOCIALES - CES GRUPO GOBIERNO, SUBJETIVIDADES Y PRÁCTICAS DE SÍ

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANASSEDE BOGOTÁ

Artes de vida, gobierno y contraconductas en las prácticas de sí

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Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas

Centro de Estudios Sociales (CES)

Comité editorialSergio Bolaños Cuéllar, decano

Jorge Rojas Otálora, vicedecano académico

Aura Nidia Herrera, vicedecana de investigación

Jorge Aurelio Díaz, profesor especial

Ángela Robledo, profesora asociada

Yuri Jack Gómez, profesor asociado

Preparación editorialFacultad de Ciencias Humanas

Centro de Estudios Sociales (CES)[email protected]

Yuri Jack Gómez, director del CES

Diana Catalina Hernández, coordinadora editorial del CES

Fanny Alicia Carrillo, correctora de estilo

María Cristina Rueda Traslaviña y Wilson Martínez Montoya, realización gráfica

Manglar, detalle de la acuarela a color de Juanita Obregón, imagen portada

© Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Centro de Estudios Sociales (CES)

© Javier Sáenz Obregón

© Varios autores

Primera edición, Bogotá, Colombia

ISBN: 978-958-761-950-8

Artes de vida, gobierno ycontraconductas en las prácticas de sí.Colección CES

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio sin el permiso previo por escrito de los titulares

de los derechos correspondientes.

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Artes de vida, gobierno y contraconductas en las prácticas de sí / Javier Sáenz Obregón, editor. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia (Sede Bogotá). Facultad de Ciencias Humanas. Centro de Estudios Sociales - CES, 2014. 470 p. – (Colección CES)

Incluye referencias bibliográficas ISBN : 978-958-761-950-8

1. Foulcault, Michel 1926-1984 -- Crítica e interpretación 2. Prácticas de sí 3. Yo (Filosofía) 4. Subjetividad I. Saenz Obregón, Javier, 1956- II. Grupo Gobierno, Subjetividades y Prácticas de Sí III. Serie CDD-21 126 / 2014

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Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá*

Yenny Carolina Ramírez Suárez

Introducción

En este capítulo, se examinan los usos del yoga que hacen practican-

tes de algunos centros en Bogotá a partir del examen del yoga como

práctica de sí y de las características singulares de estas prácticas que se

relacionan con las condiciones de vida de los practicantes, el espacio-

tiempo que posibilita y crea la práctica desde una dimensión sagrada,

las fuerzas que conducen a las personas a la práctica y orientan su

desarrollo, y las transformaciones en sí mismos y en su forma de vida

La práctica de sí, como toda práctica, es histórica y toma una deter-

minada forma de acuerdo con los procesos sociales, políticos, económi-

cos y culturales con los que se relaciona. De tal modo, la práctica de sí

no es algo que el individuo invente, sino que, en términos de Foucault

(1999), se trata de esquemas que le son propuestos, sugeridos o impues-

tos al individuo por la sociedad en que vive.

En la segunda mitad del siglo xx, el escenario del movimiento

contracultural de los años sesenta, con su crítica a la forma de vida

unidimen sional promovida por el capitalismo, despertó el interés por la

filosofía y las prácticas de “Oriente” como alternativas de vida distintas a

las dominantes que permitían reivindicar la paz, el amor y el desarrollo

* Este trabajo fue posible gracias a los diálogos establecidos con los líderes y practicantes de los Centros: Satyananda Yoga, Happy Yoga y Atma. Sus aportes y la experiencia de práctica en los centros inspiraron las principales reflexiones que se exponen en el presente artículo.

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espiritual ante la guerra y el desarrollo de la sociedad de masas. En este

sentido, prácticas de sí milenarias como el yoga, el taoísmo o el chamanis-

mo –en especial el de las culturas indígenas– cobraron fuerza como pro-

puestas de formas de vida que generaban cuestionamientos a preceptos

occidentales relacionados con la preponderancia de la razón y sus formas

binarias de separar lo interno y lo externo, el cuerpo y el alma, la natura-

leza y la cultura. Entre estas prácticas de sí provenientes de culturas dife-

rentes a la occidental, el yoga, desde los años sesenta hasta nuestros días,

se ha difundido cada vez más como una práctica que le posibilita a los

sujetos relacionarse consigo mismos a partir de ciertas técnicas concretas

en las que el cuerpo y la mente son objeto de transformación.

La pregunta que orienta este estudio se relaciona con las transfor-

maciones que el yoga como práctica de sí genera en el sujeto practican-

te en un momento histórico y un escenario específico. Esta pregunta

sobre las formas de constitución de sujetos se sitúa en un escenario en

el que, de manera simultánea, las formas contemporáneas de gobierno

están fabricando cierto tipo de subjetividades, y los individuos buscan

configurarse a sí mismos con ciertos grados de libertad, por medio de

acciones deliberadas sobre sí como las del yoga. Esta autoconfigura-

ción como sujeto implica observarse, experimentarse, conocerse, auto-

transformarse, lo cual, según algunos, solo es posible adoptando una

perspectiva de tercera persona con respecto de sí mismo (Butler, 2001).

En este sentido, el yoga propone, como una de sus prácticas centrales,

el despliegue de la “conciencia-testigo”, la cual posibilita la autobserva-

ción desde un lugar diferente al del pensamiento reflexivo.

La metodología del estudio fue de carácter etnográfico,1 en tanto

permite estudiar las prácticas cotidianas como prácticas situadas que

1 Este trabajo se desarrolló desde la perspectiva etnográfica de George Marcus (2001), a partir de la cual se considera que existe una articulación entre el mundo de la vida y el sistema so-cial, que permite evidenciar la forma en que los sujetos y sus contextos se configuran recípro-camente. Las técnicas utilizadas en el trabajo de campo fueron la observación participante, la participación observante (Guber, 2001), el diario de campo y la entrevista a profundidad. Además, la autora, durante diez meses, participó en las clases, meditaciones y conferencias organizados por los centros de yoga. Se elaboró un estado del arte basado en la bibliografía de la “Nueva Era” y el yoga. Se tomaron, también, como fuentes de información comple-mentaria, las páginas web oficiales de las escuelas estudiadas y las obras más importantes de los maestros de yoga de las escuelas examinadas. La sistematización de la información se llevó a cabo con las herramientas de minería de datos y codificación. A partir de la teoría fundamentada, se desarrolló un análisis en el que se dio prioridad a la información de campo como fuente de conocimiento y comprensión del problema investigado.

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crean y recrean la realidad (Alonso, 1998). En este sentido, la investi-

gación cualitativa sirve para indagar acerca de las prácticas de sí en su

desarrollo más amplio como formas de vida que afectan la vida cotidia-

na de los sujetos investigados.

El yoga: “clásico” y “moderno”2

Desde su surgimiento, el yoga ha sido una práctica sujeta a múltiples

transformaciones, producto de la interacción de cosmovisiones, de la

adaptación a diversos contextos espaciotemporales y de la apropia-

ción que de ella han hecho ciertos grupos, instituciones y sujetos en

diferentes épocas. Podemos diferenciar entre dos grandes tendencias

del yoga: las clásicas de la India, y sus apropiaciones y mutaciones

modernas.3

Las evidencias arqueológicas indican que, ya en la India dravidiana

(aprox. 3000 a. C.), anterior a la llegada de los arios, existían algunas

prácticas de yoga (Eliade, 2009: 171-178). Las tradiciones clásicas su-

brayan la proveniencia del término yoga del vocablo yug, que significa,

“unir”, “ligar”, el cual, en la práctica, se expresa en la finalidad de

unificar el espíritu y abolir la dispersión característica de la conciencia

profana (Eliade, 1987: 15).

El yoga constituye uno de los seis sistemas principales de pensamien-

to de la India,4 denominados darsana o visión directa (Rajmani, s.f),

2 Lo referido en este subtítulo al yoga clásico y el “hinduismo” contó con los aportes de Javier Sáenz Obregón.

3 Si bien el yoga clásico se inscribió, fundamentalmente, en el escenario del mal llamado “hin-duísmo” –como todavía lo están hoy en día un buen número de “líneas” o escuelas en la India y aún en Occidente y las sociedades occidentalizadas sus relaciones con la pluralidad de discursos y prácticas del mal llamado “hinduísmo” son muy complejas, como se puede esperar, en el caso del “hinduísmo”, de una tradición cultural y espiritual cuyo pluralismo es difícil sobrestimar, y que, por tanto, no permite generalización alguna. Es una tradición que no solo no cuenta con una institucionalidad central jerárquica –como la Iglesia–, sino que tiene una enorme variedad de agrupaciones –algunas de carácter local, unas monásticas y otras no– y que, por lo general, acepta y celebra prácticas de sí llevadas a cabo por individuos por fuera de cualquier regulación cultural o “religiosa”, tradición que tampoco cuenta con un solo libro sagrado o concepción –imagen– única de la divinidad.

4 Según Pandit Rajmani Tigunait (s/f), los otros cinco son: Budismo, Nyaya o ciencia de la lógica y el razonamiento, Vaisesika o el análisis de aspectos de la realidad por medio de la

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que se configuró en uno de los sistemas más formalizados de prácti-

cas de sí del que tengamos noticia. En la India, han existido y siguen

existiendo una pluralidad de discursos, textos, escuelas y prácticas

del yoga. Una de las dimensiones centrales que las diferencia es su

fin: las concepciones monistas tienen como fin último la unión con

la divinidad y las dualistas buscan un acercamiento a la divinidad. El

yoga, como la filosofía helenística, es, a la vez, un discurso concep-

tual –sobre dios, sobre la naturaleza humana, sobre el sentido y el fin

de la vida– y una serie de prescripciones y prácticas sobre cómo el

individuo debe actuar deliberadamente sobre sí para lograr los fines

de la vida: sabiduría, verdad, felicidad, liberación, amor divino, des-

pego de los frutos de las acciones así como del cuerpo y de la mente.

En la tradición milenaria de la India que sigue viva, el yoga es

concebido como una forma o arte de vida y como un conjunto siste-

mático de técnicas de autotransformación a desarrollar de manera

intensiva en tiempos y espacios específicos que se articulan a diferen-

tes concepciones del sujeto y de dios. Como arte de la vida, esto es,

como forma de vida permanente, siguiendo a Swami Vivekananda

(1991a, 1991b, 1992, 2007), el yoga propone cuatro “caminos” a

ser privilegiados por el practicante y su maestro –gurú– según sus

tendencias: el jnana yoga –yoga del discernimiento–, el bhakti yoga

–yoga del amor divino–, el karma yoga –yoga de la acción desapega-

da– y el raja yoga –yoga del autodominio–. En cada uno se prescriben

un conjunto de técnicas específicas para actuar sobre sí de manera

intensiva.

Una de las formalizaciones del yoga más “canónicas” fue la rea-

lizada por Patanjali5 en los Yoga Sutras (Swami Vivekananda, 1992 y

Yardi, 1996). Se trata de una formalización del yoga tanto como arte

o forma de vida y como sistema de técnicas específicas. Incluye ocho

aspectos que pueden ser vistos también como pasos en una secuencia

de desenvolvimiento espiritual. Los primeros dos son disciplinas o

percepción y la inferencia, Mimansa o el logro de la libertad por medio del cumplimiento del deber, Samkhya o sistema espiritual dualista y Vedanta o sistema espiritual monista. El yoga se ha relacionado de manera privilegiada con los últimos dos.

5 Yardi (1996: 259), con base en comentaristas de los Yoga Sutras y estudios académicos, seña-la que Patanjali vivió en el segundo siglo a.C.

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ejercicios éticos y morales: yama, que incluye prescripciones de no

violencia –ahimsa–, veracidad, no robar y continencia; y niyama, que

prescribe limpieza, satisfacción, austeridad, estudio y entrega de sí mis-

mo a dios. Se trata de ejercicios que purifican la mente y la preparan

para los siguientes pasos.6 Los siguientes dos son los más difundidos

en el yoga moderno –denominados en conjunto Hatha Yoga–: posturas

–asanas– y control de la energía vital por medio de técnicas de respi-

ración –pranayama–. Los últimos cuatro son estadios en las prácticas

mentales: control de los sentidos, retirándolos de sus objetos –pratiahara–;

concentración –dharana–; meditación –dhyana–; y supraconciencia o

unión con dios para los monistas –samadhi–.

El desapego es una de las prescripciones centrales de los Yoga Sutras

que va desde el desapego hacia los diferentes estados o movimientos

mentales hasta el desapego hacia la vida, las posesiones, placeres-su-

frimientos, deseos y objetos mundanos. Otra prescripción central es

la de establecerse en el Ser en tanto conciencia-testigo: «[…] El Ser

es el poder de sólo ver; […] es el testigo de las nociones –mentales–

[sic.]» (Yardi, 1996: 175).

Las prácticas del yoga fueron apropiadas, transformadas y recon-

textualizadas por otras tradiciones espirituales de la India: el budis-

mo, el jainismo y por algunos sikhs. Sus principales apropiaciones

por fuera de la India, en especial en cuanto a las de meditación, se

dieron por medio de la difusión del budismo en la China, Japón, Sri

Lanka, Bhutan, Tibet, Myanmar, Indonesia, Cambodia, Vietnam y

Tailandia. Hay indicios, también, de su apropiación por parte de

algunas sectas filosóficas helenísticas, quienes denominaban gimnoso-

fistas a sus practicantes.7

Según Elizabeth De Michelis (2005), se habla de yoga moderno

para hacer referencia a ciertas prácticas que se desarrollaron en los úl-

timos cien años a partir de la interacción entre la India, “Occidente”

6 Uno de los aforismos del Yoga Sutra dice lo siguiente: «Por medio del cultivo de la amistad, la compasión, la alegría y autocontrol […] la mente se purifica» (Yardi, 1996: 139).

7 Para solo dar un ejemplo de la relación entre las sectas filosóficas griegas y el yoga de la India, Diógenes Laercio afirma que Pirrón, fundador del escepticismo, «se relacionó con los gimnosofistas de la India» (Diógenes Laercio, 2007: 486). Sobre la similitud entre la concepción y práctica del “desapego” del yoga y de las sectas helenísticas, véase el primer capítulo de este libro.

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y las sociedades occidentalizadas. En el yoga moderno, se inscribe

una pluralidad de prácticas y escuelas, con relaciones diversas con

el yoga clásico y con la cultura de la India y que, por asimilación

sincrética, se han convertido en parte de las culturas urbanas globa-

lizadas. La popularización de la cultura física y la puesta en escena

de los primeros juegos olímpicos modernos en Atenas en 1896 con-

vergen cronológicamente con la presentación al público de “Occi-

dente” de la filosofía del yoga por parte de Swami Vivekananda en

el Parlamento Mundial de las Religiones en 1893, momento a partir

del cual, de acuerdo con De Michelis (2005), se inaugura la fase mo-

derna de la historia del yoga y se instaura la popular idea del yoga

como la “maravilla de la India”.

El yoga moderno se desarrolló en Occidente bajo la influencia del

movimiento de cultura física de finales del siglo xix y comienzos del

xx. De acuerdo con Singleton (2010), las prácticas de cultura física

que predominaron en Europa durante el siglo xix encontraron en

la India interpretaciones populares relacionadas con el nacionalismo

hindú. Experimentos para definir una particular cultura física en la

India condujeron a la reinvención de las posturas de yoga –asanas–.

A finales del siglo xix y comienzos del xx, los estados se preocuparon

por transformar los cuerpos de su población, con la obsesión de mejo-

rar el cuerpo racial y colectivo nacional. Este interés eugenístico sur-

gió de la percepción de un desequilibrio entre cuerpo-mente-alma,

el cual sería producto del racionalismo occidental y habría sobrede-

sarrollado el intelecto a expensas de los aspectos físicos y espirituales

del ser humano.

Entre las corrientes físicas que tuvieron mayor relevancia en la cons-

titución del yoga moderno de posturas, se encuentran los sistemas suecos

de gimnasia de Ling, las enseñanzas de cultura física –bodybuilding– de

Sadow y el método de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ymca). A

su vez, la apropiación en Occidente de las posturas de yoga encontró

relación con una aproximación al yoga como tratamiento médico,

promovido, inicialmente, por el “movimiento de cura” y, desarrolla-

do, posteriormente, por maestros como Kuvalayananda, Yogendra

y Sivananda. De acuerdo con Singleton (2010), la integración de la

asana al movimiento de “cura natural” durante las décadas de los

treinta y cuarenta del siglo pasado fue un hecho que contribuyó a

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la secularización del yoga en occi dente, al centrar su práctica en los

beneficios médicos de las posturas.

El yoga en Bogotá

El yoga es una práctica relativamente reciente en el país; llegó a Colom-

bia hace, aproximadamente, medio siglo. De acuerdo con la información

recolectada a partir de entrevistas a antiguos practicantes y de la revi-

sión de documentos publicados por las primeras escuelas que tuvieron

presencia en el país, el primer grupo que inauguró la práctica de yoga

en Colombia fue la Gran Fraternidad Universal (gfu), fundada por Ser-

ge Raynaud de la Ferriere, líder espiritual francés quien había recibido

formación en corrientes del esoterismo occidental como la teosofía, el

rosacrucismo, la masonería y el gnosticismo y quien elaboró una pro-

puesta para desarrollar integralmente al ser humano en sus dimensiones

de cuerpo, mente y espíritu.

De la Ferriere visitó Venezuela en 1948 y allí fundó, junto con el ve-

nezolano José Manuel Estrada, la Gran Fraternidad Universal. Con Es-

trada abren un ashram8 y reúnen un grupo de discípulos, entre los cuales

se encontraba David Ferriz Olivares, el fundador de la gfu en Colombia.

Ferriz viajó en 1956 a Bogotá y, a finales de la década de 1950, fundó el

primer centro de yoga en Colombia, “El Instituto de Yoga Acuarius”, y

el primer restaurante vegetariano en el centro de Bogotá. Según el testi-

monio de un antiguo practicante de la gfu:

Las condiciones para la práctica de yoga eran muy difíciles en esa

época, pues Colombia ha sido un país fuertemente católico, en el que

para ese entonces iniciativas como el yoga eran tildadas de satánicas, lo

que creaba prevención en muchas personas. (Entrevistado 9, comunica-

ción personal, 8 de febrero de 2011)

A pesar de la fuerte tradición católica que no veía con buenos ojos

la práctica de yoga, esta siguió extendiéndose en el país. En 1960, lle-

ga a Colombia el argentino José Ramón Vega, un abogado que había

8 Término sánscrito usado aquí en su acepción de lugar de prácticas espirituales.

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practicado yoga desde muy joven en su país natal, en donde las técni-

cas de Indra Devi habían alcanzado una gran difusión. Vega funda la

“Escuela de Hatha Yoga” en Bogotá en 1964, en la que, durante años,

enseñó una variante de Hatha Yoga9 adaptada por él y formó un gran

número de profesores de yoga, entre los cuales se encontraba su hijo,

quien actualmente dirige la escuela.

Hacia inicios de la década de los sesenta, Krishna Daryanani, yogui

de origen indio, padre de familia y médico formado en Inglaterra, creó

un centro de yoga que funcionó en la Calle 17 durante unos cinco años.

(Entrevistado 1, 28 de febrero de 2011). A inicios de los años setenta,

regresó a Bogotá y creó otro centro –“Yogoda Math”– que unos años

después cambió de nombre –“Kriya Yoga Ashram”– el cual funcionó

hasta mediados de los años ochenta. En el centro, además de clases de

Hatha Yoga, se desarrollaban prácticas de meditación y se editaba la re-

vista “Kriya Yoga Magazine”.10 Este centro se inscribía en la tradición

milenaria de Kriya Yoga, una técnica específica de meditación.11

En 1971, Swami Satyananda, monje de origen indio, visitó Bogotá:

[I]nvitado por el más antiguo de sus discípulos colombianos, quien

había encontrado al Maestro en París, mientras ejercía funciones diplo-

máticas en la Embajada de Colombia. […] El primero de noviembre de

1971, Satyananda Ashram abrió sus puertas en Bogotá, bajo la dirección

de Swami Amritananda Saraswati, la más cercana discípula del Maestro

[…]. (Satyananda Ashram School of Yoga, 1973)

9 El Hatha Yoga es el más difundido en Bogotá y en el mundo; incluye algunas de las prácticas sobre el cuerpo, formalizadas por Patanjali en sus Yoga Sutras: los pranayama o ejercicios de respiración, las asanas o posturas y la relajación.

10 A diferencia de muchos otros centros de yoga en la ciudad, desde inicios de los años setenta, el Kriya Yoga Ashram funcionó como ashram en el sentido originario indio: esto es, como lu-gar con la presencia de un maestro –Gurú–, y donde viven de renunciantes que le dedican su vida a las prácticas espirituales. Allí residieron practicantes colombianos, indios, estadouni-denses, y de Aruba y Curazao.

11 Tenemos noticias también de la creación temprana en Bogotá del centro del Self Realization Fellowship, de práctica de Kriya Yoga; centro adscrito a la organización creada por Parama-hansa Yogananda, autor de uno de los libros más reveladores y vendidos a nivel mundial sobre yoga –Autobiografía de un yogi– y uno de los primeros yoguis que fue a Occidente, estableciéndose en Los Ángeles donde organizó, en 1920, el centro de su organización internacional.

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Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

Estas fueron las primeras escuelas que impartieron yoga en Colom-

bia. Posteriormente, se establecieron nuevos grupos como “Brahma Ku-

maris”, “Ananda Marga”, “Devanand” y “Sant Mat”. Hacia finales de

los años noventa y comienzos del presente siglo, con la oferta masiva

mundial del yoga como una práctica de salud y acondicionamiento físi-

co, se abrió un gran número de escuelas en la ciudad de Bogotá, entre

las que se puede citar “Yoga Studio”, “Happy Yoga”, “Tierra Yoga”,

“Yoguis”, entre otras, a la vez que se difundió la práctica de Hatha Yoga

en gimnasios y cajas de compensación. Actualmente, existe una gran

cantidad de academias de yoga en Bogotá que ofrecen distintos tipos de

yoga, con el común denominador en casi todas de centrar la práctica en

el ejercicio de posturas, respiración y relajación –Hatha Yoga–.

Este estudio se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá, en la que, en

los últimos años, se ha presenciado una expansión de oferta de escue-

las de yoga de diferentes características. Se seleccionaron tres grupos,

buscando que cada uno de ellos representara prácticas diferenciadas,

de forma que, a través del trabajo comparativo, se pudieran encontrar

características comunes y elementos distintivos. Los grupos selecciona-

dos fueron: a) La Academia de Yoga Satyananda, que ha funcionado de

forma ininterrumpida desde su creación en 1971; b) Happy Yoga, grupo

reciente que ofrece las tendencias más contemporáneas de la práctica

de Hatha Yoga y que, desde una visión empresarial, ha expandido verti-

ginosamente en los últimos cinco años su oferta en la ciudad; c) Atma,

una iniciativa de un grupo de personas de altos niveles económicos que,

siguiendo la filosofía del pensador indio Sri Aurobindo, integra el plan-

teamiento filosófico de este maestro con las tendencias contemporáneas

del Hatha Yoga.

Academia Satyananda Yoga Actualmente, la Academia de Yoga Satyananda es una corporación sin

ánimo de lucro afiliada al International Yoga Fellowship Movement, creado

por su fundador Swami Satyananda. Su objetivo es:

Transmitir las enseñanzas del Satyananda Yoga® y preservar la in-

tegridad de las mismas, tanto en su difusión como en su aplicación, pro-

porcionando herramientas prácticas para llevar una vida más producti-

va, equilibrada y consciente, mejorar la salud física, mental y emocional,

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aumentar la creatividad y la eficiencia en el trabajo o en cualquier otra

actividad y desarrollar todas las potencialidades de la persona humana.

(Satyananda Yoga)12

A la Academia, acuden unos ciento cincuenta practicantes, entre ni-

ños, adultos y personas mayores provenientes de los estratos medio-alto y

alto de Bogotá. Hoy en día, se encuentra ubicada en el barrio el Country,

al norte de la ciudad. La oferta de la institución se centra en clases de

yoga estructuradas de manera progresiva, de tal forma que existen clases

de nivel básico, intermedio y avanzado. Estas clases se pueden tomar de

forma individual o en grupo.

Las clases de la Academia se basan en la marca registrada Satyanan-

da Yoga que la línea de Satyananda ha conservado a través de la trans-

misión directa de maestro a discípulo, por lo que solo aquellos que se han

formado como profesores en los centros de Satyananda Yoga pueden

impartir las clases.

El tipo de yoga practicado en Satyananda Yoga es el yoga nidra, el cual,

a partir del control de los sentidos –pratyahara–, busca el logro de una re-

lajación profunda. El yoga nidra consiste en adoptar una postura cómoda

y seguir mentalmente ciertos pasos para relajar el cuerpo, la mente y

las emociones mediante ejercicios de respiración, de concentración, de

visualización de centros de energía en el cuerpo sutil y de la repetición

de un frase afirmativa –shankalpa13– que, de acuerdo con los practicantes,

repetida mentalmente en estado de relajación, opera como una orden

que la mente consciente transmite a la mente subconsciente, y luego se

hace manifiesta y permite realizar cambios en las actitudes y acciones de

los sujetos.

En Satyananda Yoga, se practica una meditación centrada en el

cantico de mantrams14. Para la realización de esta meditación, se ubica

a los practicantes sentados cruzados de piernas, formando un círculo,

12 Disponible en: http://www.satyananda-yoga.net/secciones/academia.php. última consulta: 4 de abril de 2014.

13 Shakalpa es un término sánscrito que se traduce al español como intención, propósito, vo-luntad.

14 El término mantra traduce “liberador de la mente” compuesto por manah, mente, y traiate, liberación.

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Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

se les facilita una cartilla en la que se encuentran transcritos diferentes

mantrams y se les invita a cantar. La primera parte de la meditación con-

siste en efectuar unas respiraciones profundas para aquietar el cuerpo

y la mente. Posterior a esto, se empiezan a entonar los mantrams, los

cuales se repiten después del instructor, quien lleva la melodía, acom-

pañado a veces de instrumentos musicales de la India. La repetición

continua genera cierto estado de concentración e incluso de éxtasis

que anima a los practicantes a comenzar a danzar con la música de los

mantrams. Estas meditaciones prácticas gratuitas se realizan una vez a

la semana en la Academia y tienen una duración de aproximadamente

dos horas.

Happy YogaHacia finales de la década de los sesenta, en medio del contexto de la

contracultura, llega a Estados Unidos un maestro sikh de yoga de origen

indio llamado Yogui Bhajan (1929- 2004) quien introdujo la práctica de

Kundalini Yoga en Occidente y creó la organización no gubernamental

3HO (Healthy, Happy, Holy Organization). En Colombia, Happy Yoga nace

a partir de la experiencia de una joven que vivió durante diez años en

Barcelona y, al volver al país, abrió, junto con una compañera, una sede

en Bogotá. De acuerdo con lo relatado por ella:

Vivía en Barcelona, y mi hermana estaba visitándome […] ella es-

taba como medio en crisis entonces yo le pregunté a una amiga qué

podía hacer con mi hermana, ella me recomendó que la llevara a Happy

Yoga –en Barcelona, la sede matriz– y así fue, a partir de ese entonces

no dejamos de practicar nunca, ni mi hermana ni yo. Eso fue en 1999

[…] la primera escuela a la que yo fui como alumna fue Happy Yoga, y

en realidad allí hice una familia espiritual en Barcelona que aun hoy me

sostiene y a la que intento visitar cada vez que puedo. Cuando me formé

como profesora dirigí una de las sedes de Barcelona y claro cuando me

vine a vivir aquí era evidente que la escuela que tenía que poner tam-

bién era un Happy Yoga. (Entrevistado 5, comunicación personal, 17 de

junio de 2008)

El primer centro de Happy Yoga en Colombia se fundó en 2005,

en Bogotá, en el barrio Rosales. En 2009, la sede se trasladó a algunas

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cuadras del lugar inicial, al barrio Quinta Camacho, en el que funcio-

na actualmente. Siguiendo las enseñanzas del maestro Yogui Bhajan, las

fundadoras de Happy Yoga, apoyadas en profesores formados en el cen-

tro, han promovido la expansión de las sedes, tanto que, en los últimos

tres años, han abierto tres centros ubicados en el norte y centro de la

ciudad en los barrios Cedritos, Galerías y Macarena.

La oferta de Happy Yoga se centra en clases de Kundalini Yoga –tipo

de yoga aprendido de Yogui Bhajan–, Yoga Vinyasa –que es una adap-

tación del Hatha Yoga clásico–, yoga prenatal –dirigido a mujeres que

se encuentran en proceso de gestación y que pueden prepararse para

el alumbramiento a través de la práctica de yoga–, y yoga restaurativo

–dirigido a personas con mucho estrés que buscan una práctica para li-

berar tensiones–. Los horarios de las clases son principalmente en la ma-

ñana y en la tarde, considerando las horas de trabajo, pues las personas

que acuden son, principalmente, adultos laboralmente activos.

La meditación en Happy Yoga consiste en una práctica en la que,

inicialmente, se realizan ejercicios de respiración que buscan aquietar la

mente y, posteriormente, se cantan mantrams que tienen como objetivo

generar una unión mística con la divinidad. Desde el 2009, se práctica

una meditación que se llama la sadhana de Acuario, en la que se entona

repetidamente un cántico de mantrams que dan la bienvenida al adveni-

miento de una era nueva, de transformación espiritual y luz. Esta prácti-

ca se realiza una vez a la semana en el centro y es gratuita.

Por otra parte, en cuanto al término happy en su nombre, sus creado-

ras señalan lo siguiente:

El happy de nuestro nombre no es más que la voluntad de ser claros

respecto a nuestro propósito y lo que creemos que el yoga puede hacer

por ti; tal vez remodele tu cuerpo, te ayude a dormir mejor o te enseñe

a meditar, pero sobre todo, te mostrará el camino hacia tu verdad, o lo

que es lo mismo hacia la felicidad. (Happy Yoga)15

Así, el objetivo de esta propuesta de yoga no se limita simplemente a

la oferta de una técnica corporal, sino que pretende convertirse en una

15 Disponible en: http://www.happyyoga.com/yoga-barcelona/hacer-yoga-en-barcelona/, última consulta: 19 de mayo de 2012.

Page 17: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

375

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

luz que le ayude a las personas a explorarse a sí mismas, a descubrir su

realidad y, desde allí, a vivir la felicidad.

Atma

La historia de Atma (alma) difiere un poco de la de Satyananda Yoga y

Happy Yoga, pues este centro nace a partir de la iniciativa de una pareja

de jóvenes colombianos que después de permanecer algunos años en

India en el ashram de Swami Brahmdev, maestro seguidor del yoga de

Sri Aurobindo, deciden organizar en Bogotá un ashram, un lugar espe-

cial destinado para las prácticas de yoga, meditación y estudio de obras

espirituales.

Basados en el mensaje de Sri Aurobindo, Atma no enseña técnicas

de yoga que respondan a la línea del maestro, pues él mismo se rehusó

a crear líneas e, incluso, durante muchos años no aceptó ningún dis-

cípulo. Para Aurobindo, el verdadero maestro estaba en el interior, en

la conexión con lo divino y no había necesidad de buscarlo afuera. No

obstante, el contacto de los fundadores de Atma con el Yoga Integral

de Sri Aurobindo va a ser, precisamente, a través de un maestro: Swami

Brahmdev, quien hace veinte años fundó Aurovalley Ashram, un lugar

ubicado a orillas del río Ganges al que acuden personas de diferentes

partes del mundo a escuchar sus enseñanzas. Inspirada en este lugar,

una discípula colombiana abrió hace aproximadamente diez años Au-

romira, un ashram ubicado en el municipio de Villa de Leyva. Gracias al

fuerte vínculo desarrollado por la discípula colombiana con el maestro

y al reconocimiento del trabajo espiritual de las personas que acuden

a Auromira y a Atma, se donaron a Auromira los restos del cuerpo de

Sri Aurobindo.

El yoga propuesto por Sri Aurobindo se define como Yoga Inte-

gral, pues señala la importancia de sintetizar los principales tipos de

yoga (Hatha Yoga, Jnana Yoga, Karma Yoga, Bhakti Yoga) en un solo yoga,

el Purna Yoga –yoga completo–, en el cual se debe integrar en la prác-

tica las diferentes dimensiones que trabajan cada uno de los tipos de

yoga (cuerpo, mente, emociones y espíritu). En este sentido, el Yoga

Integral es más una orientación acerca de la forma de practicar el

yoga de manera que se integren las diferentes dimensiones del ser

Page 18: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

376

Yenny Carolina Ramírez Suárez

humano, más no se proponen técnicas específicas a seguir para la

práctica en cada una de estas dimensiones.

Tanto a Atma como a Auromira acuden personas de los estratos

medio-altos y altos, pues, como en las escuelas antes descritas, el costo de

entrada a las clases y a las prácticas es alto en relación con los ingresos

del bogotano de clase media y baja. Además, la llegada a estos dos lu-

gares, generalmente, está mediada por la referencia de algún conocido,

lo que hace que prevalezca un determinado grupo que comparte ciertas

características económicas, sociales y culturales.

Como Sri Aurobindo no propuso ninguna técnica específica, la prác-

tica de yoga en Atma es de gran experimentación, allí se imparten cla-

ses de Hatha Yoga y, más recientemente, las clases en Atma han incluido

técnicas y dinámicas del Ashtanga Yoga16, desarrollado por Pattabhi Jois,

a través de algunos profesores que se han formado en este tipo de yoga

en Estados Unidos. En cuanto a la meditación, en Atma esta práctica es

gratuita, al igual que en las otras escuelas, solo que allí se desarrolla todos

los días antes de las clases de Hatha Yoga. La meditación se lleva a cabo en

un salón especial dispuesto únicamente para esta práctica con cojines y

mantas. Allí, los sujetos adoptan una postura, sentados, cierran los ojos,

siguen algunas respiraciones profundas propuestas por la instructora, re-

piten tres veces el mantram Om y se mantienen en silencio entre diez y

quince minutos cuando de nuevo entonan el mantram, que señala que la

práctica terminó. Al final se lee un pasaje de algún libro de Madre o de

Aurobindo como inspirador de reflexión para el día.

Además de las enseñanzas de Sri Aurobindo, en Atma y en Auromi-

ra, es muy importante el legado de la Madre, su compañera espiritual.

Mirra Alfalsa, llamada por Aurobindo la Madre, era una mujer de ori-

gen francés que en su juventud se adentró en una búsqueda espiritual a

través de su maestro y fundó, en Pondicherry, India, Auroville –Ciudad

de la Aurora–, una ciudad inspirada en la filosofía de Sri Aurobindo

como un lugar de fraternidad humana, de vida comunitaria en donde

16 Existen dos tradiciones de Ashtanga Yoga. La primera fue la desarrollada por Patanjali como el yoga de los ocho miembros: yama, niyama, asana, pranayama, prathyahara, dhrarana, dhyana y samadhi. La otra, fue la que popularizó, en la segunda parte del siglo xx, Pattabhi Jois en Estados Unidos, quién desarrolló una serie de posturas dinámicas y vigorosas que tienen como fin activar la energía de los practicantes y que se ofrecen hoy en las escuelas como Ashtanga Yoga.

Page 19: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

377

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

hombres y mujeres puedan vivir en paz y armonía sin importar sus

creencias o su origen nacional.

El yoga como práctica de sí

A continuación, se abordarán los principales aspectos que constituyen

el yoga como práctica de sí contemporánea que, en unas condiciones

espaciotemporales específicas, trasforma a los sujetos a partir de la prác-

tica de técnicas especializadas para actuar sobre sí, de la configuración

de una forma de vida y del desarrollo de una espiritualidad.

El espacio- tiempoLa práctica intensificada de las técnicas de yoga requiere unas condi-

ciones espaciotemporales especiales que explican, en parte, la razón por

la cual los practicantes en Bogotá acuden a los centros. En India, la

práctica de yoga, tradicionalmente, se desarrolla en los ashram, en los

que usualmente vive un maestro espiritual y sus discípulos. En Bogotá,

en sus inicios, varios centros fueron fundados bajo la idea de ashram,

entre ellos, el Kriya Yoga Ashram y las Academias de Yoga Satyananda

y Atma. Sin embargo, estos lugares difieren hoy en día de los ashram

en India, pues, en ellos, no viven los practicantes y no hay un maestro

que se encuentre orientando las prácticas de forma permanente. De

acuerdo con lo expresado en una entrevista a la responsable de Atma,

sus fundadores concibieron el centro para continuar con las prácticas

espirituales que venían haciendo en el ashram de Swami Brahmdev en

India. Este interés los llevó a rentar un apartamento y adecuarlo para

cada una de las prácticas del Yoga Integral: el salón de posturas para

la práctica de Hatha Yoga, la biblioteca, para el desarrollo de la práctica

de Jnana Yoga –estudio, discernimiento– y el salón de meditación para la

práctica de Raja –dominio de sí– y Bhakti Yoga –devoción–. Estos salones

deben ser alimentados como espacios espirituales a través de las prácti-

cas específicas, lo cual crea lo que Madre llamó una «atmósfera». Según

lo comentado por la actual directora de Atma:

Este lugar requiere mucho trabajo, no solo el trabajo material,

sino energético, hay que estar trabajando, tiene que haber alguien

Page 20: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

378

Yenny Carolina Ramírez Suárez

que siempre esté acá, que esté trabajando las asanas, que esté medi-

tando y que esté leyendo para alimentar los salones, no es como el

salón de asanas y ya, sino que ese salón se alimenta con el trabajo de

las personas que vienen aquí, lo mismo pasa con la biblioteca y con

el salón de meditación (Entrevistado 6, comunicación personal, 14 de

febrero de 2011).

En Satyananda y Happy Yoga, aunque los espacios tienen una sig-

nificación importante, no cuentan con las mismas características de

Atma y Auromira. En estos centros, existen unos grandes salones ge-

nerales utilizados tanto para la práctica de Hatha Yoga como de medi-

tación y para diferentes talleres. Sin embargo, existen características

comunes en los espacios de la práctica de yoga de los tres centros; estos

espacios podrían ser considerados con Eliade (1981) como espacios sa-

grados que conectan, a su vez, con un tiempo sagrado. Allí se rompe

con el espacio y el tiempo profano. En una entrevista, una practicante

comentaba que ella ya tenía reservado sagradamente su espacio de las

7:00 a las 8:30 de la mañana para su práctica de yoga. De acuerdo con

Eliade, el espacio sagrado ubica un punto fijo en medio de la fluidez

del espacio profano, un “centro” en medio del “caos”. Caos en el que

la persona teme disolverse, extinguirse, quedar vaciado de Ser. En el

espacio sagrado ocurre:

[U]na ruptura de nivel, se abre una comunicación entre los niveles

cósmicos –la Tierra y el Cielo– y se hace posible el tránsito de orden

ontológico, de un modo de ser a otro. Y es una ruptura semejan-

te en la heterogeneidad del espacio profano lo que crea el «Centro»

por donde se puede entrar en comunicación con lo «trascendente».

(Eliade, 1981: 39)

Es significativo que, al preguntarles a varios de los practicantes acerca

de las razones por las cuales acudían a los centros de práctica de yoga,

algunos respondieron literalmente «que allí encontraban centro».

El salón de yoga o de meditación se construye como sagrado a partir

de las diferentes prácticas rituales que, de forma positiva –prescripcio-

nes– o negativa –prohibiciones–, desarrollan las personas que entran en

ellos. El espacio se demarca ritualmente como sagrado desde la entrada;

Page 21: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

379

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

todo aquel que ingresa debe hacerlo sin ningún tipo de bolsas y retirarse

los zapatos: las cargas de la vida y el mundo profano representado en

los zapatos deben quedar afuera. Como lo señala Durkheim «la cosa

sagrada es aquella que, por excelencia, lo profano no puede tocar im-

punemente» (1995: 55). En los salones de meditación, está prohibido

conversar entre los practicantes. Además de los rituales que configuran

la sacralidad de este espacio, allí se encuentran una serie objetos que,

en tanto símbolos, permiten la conexión espiritual: fotos de los maestros

espirituales, flores, velas, incienso.

El tiempo también adquiere una connotación sagrada en el espacio

de la práctica de yoga. La duración profana es detenida a través de la

inserción a un tiempo sagrado mediante prácticas rituales (Eliade, 1981).

Para comenzar, en la primera parte de la práctica, se busca que la per-

sona logre distanciarse de la agitación en la que viene de su jornada

diaria y conectarse con su ser; en Happy Yoga recomiendan: «Llega con

tiempo a clase. Así tienes unos minutos para relajarte y cambiar de chip»

(Happy Yoga)17.

Al comienzo de la práctica, se induce la relajación y la calma me-

diante unas suaves respiraciones, seguidas por el canto del mantram Om,

tres veces, que inaugura el tiempo sagrado de la práctica. En el yoga,

se considera que los mantram –palabras sagradas– tienen el poder de

generar una vibración mística. Om representa el nombre esencial de la

divinidad o energía creadora y conservadora del universo y al cantarlo

se busca entrar en contacto con ella. Al final de la práctica, en Atma y

en Happy Yoga, se cierra este tiempo de nuevo con el canto de tres Om

y con la despedida mediante la palabra namaste que significa “el ser en

mi reconoce el ser en ti” y “Hari om tat sat” que significa “que la gracia

este contigo”.

Quitarse los zapatos, entrar sin bolsas, guardar silencio, encender

incienso o cantar el Om, como afirma Cazeneuve (1971), hacen parte

del rito como configurador de lo sagrado en un orden extraempírico.

Son prácticas que tienen su eficacia porque son reconocidas y segui-

das por los practicantes que les permiten intensificar –sacralizar– los

tiempos de las prácticas. Al indagar con antiguos practicantes acerca

del significado del yoga para ellos después de años se experiencia, fue

17 Disponible en: http://happyyoga.com/01.html, última consulta: 19 de mayo de 2012.

Page 22: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

380

Yenny Carolina Ramírez Suárez

sorprendente encontrar una respuesta común en muchos: «el yoga es

aprender a vivir en el aquí y en el ahora, simplemente eso». Su expe-

riencia de yoga está atravesada por la vivencia intensificada y perma-

nente del tiempo y el espacio.

Motivaciones para emprender la prácticaLos practicantes bogotanos de yoga expresan diversos motivos para

iniciar la práctica: crisis personales, la reducción del estrés, problemas

en el manejo de las emociones, inconformidad con los tratamientos

tradicionales de la medicina occidental, búsqueda de transformaciones

éticas, curiosidad despertada por la familia o personas cercanas, la

inspiración de algún maestro de yoga o la búsqueda de alguna verdad

trascendente.

Como vimos, la fundadora de Happy Yoga Colombia entró en con-

tacto con la práctica por recomendación de una amiga ante una crisis de

una hermana. Un practicante del centro Satyananda, que vivió en In-

dia durante doce años con el maestro Swami Niranjanda, comenta que

antes de tomar la decisión de irse, venía de una ruptura de pareja muy

fuerte. Por su parte, una de las practicantes que asiste a Atma advirtió

cómo su llegada a la práctica de yoga fue motivada por la búsqueda de

alternativas al tratamiento médico del cáncer:

Era un cáncer benigno, cuando vine ya me habían quitado un seno,

yo estaba encapsulada en esas quimio tan tenaces, cuando me empe-

zaron a dar drogas y pastillas que tenían quimio y yo dije: yo no soy

de eso. Me fui a un médico, yo busco cosas alternativas siempre, y

estoy con un médico que trabaja la sintergética que me ha parecido

genial, entonces la sintergética busca encontrar en la memoria de las

células, es un tratamiento además súper práctico, con unas góticas que

llevan la información a las células, y eso empieza a trabajar mucho

con los pensamientos, cantidad de pensamientos negativos que se dan,

entonces, es todo un cambio que se genera en la alimentación, yo soy

vegetariana […]. Aquí [en Atma] reúno todo esto; a mí me ayudó mu-

chísimo el yoga, yo practico una meditación que se llama Kriya Yoga,

que para mí ha sido una necesidad. Yo estuve en Estados Unidos en

el Ashram de Yogananda y me inicié en Kriya Yoga con un discípulo

Page 23: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

381

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

de Harihananda, yo estaba feliz, adoro a Yogananda, son seres de luz.

(Entrevistado 7, comunicación personal, 4 de noviembre de 2008)

Varios de los practicantes señalan que iniciaron la práctica para li-

berarse del estrés y de todo el bombardeo de información presente

en la vida cotidiana de la ciudad, los cuales son percibidos como un

caos que, en algún momento, llevan a perder el centro –la orientio, que

señala Eliade (1981)–. Las experiencias de crisis, en muchas ocasiones,

se encuentran atravesadas por cuestionamientos acerca del sentido de

la vida y de la muerte, cuestionamientos acerca del Ser. Estas personas

llegan a la práctica de yoga en busca de respuestas a estos cuestio-

namientos y señalan que la experiencia con este tipo de prácticas les

ayuda a obtenerlas.

Forma de vida: iniciados, buscadores y usuariosEn ocasiones, la práctica inicial de las técnicas del yoga adquiere una

gran intensidad autotransformadora y lleva a las personas a cuestionarse

sobre el sentido y las posibilidades de la vida; genera una actitud, una

mirada, un conjunto de conductas cotidianas para actuar sobre sí, hasta

el punto de convertirse en una forma de vida. Esta forma de vida, según

Agamben, hace referencia a aquella que no puede separarse nunca de

su forma, una vida que no se aísla de su forma significa, una en la que,

en el modo de vivir, se juega el vivir mismo y donde, en cada acto, como

potencia, hay una posibilidad de vida (Agamben, 2001: 13).

En este sentido, seguir una forma vida significa llevar una vida con

forma, llevar una vida con cierto orden, con cierta técnica y arte de ac-

tuar sobre sí de manera constante y con un fin, con una aspiración. El

fin varía de acuerdo con el grado de intensidad con que se asuma la

práctica de sí. A partir de las conversaciones con los practicantes de yoga,

es posible identificar diferentes grados de inmersión en la práctica, de

compromiso institucional con los centros, de fines y de determinación en

la decisión de asumir una forma de vida, en el sentido que hemos men-

cionado. De acuerdo con esto, se podría caracterizar a los practicantes

en tres tipos: los iniciados, los buscadores y los usuarios.

Los iniciados son aquellos que pasan por algún tipo de rito de inicia-

ción, usualmente presidido por un maestro. En su significado más am-

plio, la iniciación:

Page 24: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

382

Yenny Carolina Ramírez Suárez

[D]enota un cuerpo de ritos y enseñanzas orales, cuyo propósito

es producir una alteración decisiva en la situación religiosa y social de

la persona. En términos filosóficos, la iniciación es el equivalente a un

cambio básico en la condición existencial; el novicio emerge de su dura

experiencia dotado con un ser totalmente diferente del que poseía antes

de su iniciación, se ha convertido en otro. (Eliade, 2001: 10)

El yoga, sobre todo en la India, es una práctica que, usualmente, se

ha inscrito en una tradición iniciática (Eliade, 1987), pues no se aprende

solo, se aprende bajo la dirección de algún maestro, se transmite, como lo

dicen sus practicantes, “de labio a oído”. En los centros de Happy Yoga

de Bogotá, se llevan a cabo iniciaciones como algo opcional; no todos

aquellos que acuden a los centros deben iniciarse; es una decisión volun-

taria que algunos toman, pues se puede acceder y avanzar en la práctica

sin haber pasado por algún rito de iniciación, en tanto la práctica, más

que un saber esotérico resguardado por algunos maestros, se presenta

como un servicio al que se accede cuando se paga la entrada.

Hay algunas personas que, después de haber practicado durante al-

gún tiempo haberse aproximado al mensaje de los maestros, ya sea a tra-

vés de los libros o escuchando directamente a los maestros vivos, deciden

que quieren hacerse discípulos de ese maestro, que quieren hacer parte

de ese linaje y ser reconocidos en él. En Satyananda Yoga, por ejemplo,

las personas que deciden iniciarse han cursado primero los estudios filo-

sóficos en los que se imparten los principios y técnicas del yoga. Una vez

se han adentrado con más profundidad en la práctica y han asistido re-

gularmente a las actividades desarrolladas en el centro, acuden a alguno

de los swamis18 locales y le expresan su deseo de iniciarse. Ellos conversan

con la persona acerca del significado de la iniciación y, cuando viene

alguno de los discípulos directos de Satyananda, son iniciados por ellos,

ya que son considerados los portadores vivos y legítimos del legado del

maestro Swami Satyananda.

En la iniciación, un aspecto a tener en cuenta es el de la muerte. La

muerte simbólica de la vida anterior a la iniciación. Con la iniciación,

el practicante nace de nuevo, inicia su vida espiritual, inicia su vida en

un modo de ser más elevado (Eliade, 2001). En Satyananda Yoga, este

18 Los maestros indios de yoga de Satyananda son también swamis (monjes).

Page 25: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

383

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

renacimiento usualmente se simboliza con la asignación de un nuevo

nombre espiritual, nombre que busca inspirar, recordar y reafirmar, de

forma permanente, al iniciado el camino a seguir.

En Happy Yoga, la iniciación está marcada por la culminación del

curso de formación de profesores de yoga. Al cumplir todos los ciclos del

curso y expresar el interés de continuar avanzando en el yoga mediante

el seguimiento de las prácticas propuestas por Patanjali en los Yoga Sutras

y de las prácticas específicas de Kundalini Yoga, enseñadas por Yogui Bha-

jan, los practicantes reciben sus nombres espirituales, los nombres de las

mujeres van siempre acompañados del término kaur, que significa prin-

cesa, y los hombres khalsa, que significa príncipe. Al respecto, es impor-

tante señalar que, aunque los practicantes –hombres o mujeres– reciben

sus nombres espirituales, los cuales están inspirados en el simbolismo

de los sikh, no se convierten a esta religión. De acuerdo a lo conversado

con ellos, incluso los más antiguos, ninguno había adoptado la religión

sikh. Esto se debe, en parte, a que la mayoría de personas que llegan a la

práctica de yoga no llegan buscando una religión; el yoga, en los centros

de Bogotá que hemos estudiado, no se presenta nunca como una religión

y, de hecho, no busca reñir con la religión de los practicantes. El yoga se

presenta para ellos como una práctica universal que puede seguir cual-

quier persona que sea practicante de una religión o no y, en realidad, a

ella acuden un gran número de católicos. Al respecto, señala un practi-

cante de muchos años:

Yo creo que el yoga, más que una religión, es una herramienta que

te permite, si tú quieres, ser cristiano, mahometano; el yoga no riñe

con eso y te va a permitir ser un mejor mahometano o un mejor cris-

tiano. De hecho, cuando yo me metí en el yoga, yo era muy cristiano,

en la época de Lopsang Rampa, yo leía mucho la Biblia y, de hecho,

yo fui formado en un colegio de curas, en el Virrey Solis, de curas

franciscanos, entonces, obviamente, la figura de San Francisco de Asis

estaba muy cercana a toda esta historia del hippismo, los animales, la

naturaleza […]. (Entrevistado 1, comunicación personal, 28 de febrero

de 2011)

En Atma, otro de los centros estudiado, no existe la iniciación en

sentido formal, pues Sri Aurobindo, el maestro inspirador promovió el

Page 26: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

384

Yenny Carolina Ramírez Suárez

mensaje que cada uno debe despertar su propio maestro interior y, por

tanto, aunque Swami Brahmdev es reconocido como un maestro, él no

inicia discípulos. Es por eso que, en Atma, no hay técnicas legadas del

yoga de Sri Aurobindo, porque el Yoga Integral se propone más como

una aproximación espiritual que como un cuerpo de técnicas concretas

de respiración, posturas y formas de meditación. Allí, lo que las per-

sonas encargadas de las clases transmiten es lo que han aprendido en

diferentes centros de yoga en Estados Unidos y en India a donde han

acudido como buscadores.

El centro se formó a partir de un grupo de amigos, y los profesores

que han ido tomando las clases o son amigos de los que ya están en el

grupo o han venido a practicar durante un tiempo al centro y, por su

interés y habilidades, se les ha concedido la oportunidad de impartir

clases. En este sentido, las clases en Atma son concebidas más como

un compartir de los diferentes aprendizajes que, como buscadores,

los practicantes han descubierto en su trayectoria personal. Allí no se

siguen unas indicaciones y técnicas precisas propias de la tradición,

como sí ocurre en Satyananda y en Happy Yoga.

Los buscadores son, entonces, aquellos practicantes que han explora-

do diferentes formas de actuar deliberadamente sobre sí mismos, han

visitado diversos centros de yoga y meditación, incluso, algunas veces

han explorado prácticas de sí de otras tradiciones, como el tai-chí o

prácticas indígenas como las asociadas al yagé. Es necesario aclarar que

esta tipología de practicantes no responde a unos tipos puros, tiene más

un propósito analítico. Es así como algunos de los iniciados antes han

sido buscadores y, en algún momento, han encontrado cierta práctica

que los impacta y deciden profundizar en ella, iniciarse y seguir la tra-

dición de alguna línea de maestros. Algunos se quedan en esos centros

siguiendo la práctica durante un tiempo largo y, luego, se retiran; otros

se quedan allí toda la vida y, finalmente, están aquellos que simplemen-

te exploran, asisten a las clases e incorporan ciertas prácticas en su vida

cotidiana.

A su vez, es posible encontrar, también, en los centros de yoga, a

los usuarios, interesados en mejorar la salud, liberarse del estrés, o que

son conducidos a la práctica por el boom mediático que ha despertado

el yoga, así como las prácticas de la “Nueva Era”. Muchos de ellos

adoptan la práctica como una actividad más dentro de su itinerario

Page 27: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

385

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

semanal, sin mayor interés en adentrarse en ella. Sin embargo, en el

espacio-tiempo de la clase, estos practicantes logran una experiencia

distinta de su cuerpo, de su mente y de sus emociones, y es esa viven-

cia diferente la que los motiva a seguir la práctica, así sea solo una vez

por semana. A nivel del cuerpo, con la práctica de posturas se activa

la circulación de la sangre, se libera la contracción muscular y se dis-

tensionan los canales nerviosos; a nivel de la mente, la regulación de la

respiración y la concentración mediante la entonación de los sonidos

místicos –mantrams– genera aquietamiento y liberación de algunos pen-

samientos recurrentes en la cotidianidad; y a nivel de las emociones,

los ejercicios de respiración producen cierta calma y serenidad. Esto

conlleva a que, una vez realizada la práctica, los sujetos experimenten

sensaciones de bienestar, de tranquilidad emocional, de apaciguamien-

to mental que les permiten hacer frente de una manera más serena las

adversidades de la vida diaria y vivenciar con mayor receptividad las

diferentes experiencias.

De acuerdo con lo observado en el trabajo de campo, es en los ini-

ciados y en los buscadores en quienes se puede evidenciar con mayor

claridad la expresión de la práctica de yoga como forma de vida, pues,

para ellos, sus principios y su práctica ocupan un lugar cada vez más

importante en su vida como totalidad. La mayoría de los iniciados y al-

gunos de los buscadores pasan por un proceso de “formación”, de pro-

fundización en el significado y las técnicas del yoga para poder trans-

mitirla como profesores. Ya sea por vía de los cursos de formación, de

las prácticas en los centros, de las sesiones de lectura, la práctica genera

una transformación en el sujeto, transformación que tiene como fin

acercar al individuo a la verdad de sí mismo. Es una verdad que, como

lo señalan en Happy Yoga, «nadie puede enseñar», «sólo […] descu-

brir». En tal sentido, la práctica de yoga sería una práctica espiritual.

En términos de Foucault:

Se denominará «espiritualidad» […] el conjunto de esas búsque-

das, prácticas y experiencias que pueden ser las purificaciones, la asce-

sis, las renuncias, las conversiones de la mirada, las modificaciones de

la existencia, etcétera, que constituyen no para el conocimiento sino

para el sujeto, para el ser mismo del sujeto, el precio a pagar por tener

acceso a la verdad. (Foucault, 2002: 33)

Page 28: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

386

Yenny Carolina Ramírez Suárez

En relación con la espiritualidad, señala Swami Brahmdev: «[…] La

espiritualidad es un modo de vivir. El objetivo es encontrar la Verdad, en-

contrar a Dios, y cada uno lo puede hacer siguiendo su propio camino»19.

En tanto el aspecto que define la espiritualidad y la práctica de sí es

la transformación del sujeto, se requiere como elemento fundamental la

voluntad de transformarse, pues las prácticas de sí son prácticas delibe-

radas: el sujeto debe estar buscando alguna transformación de sí mismo.

En palabras de Swami Brahmdev:

La espiritualidad quiere decir que todo el tiempo estás abierto y

receptivo, dispuesto a entregar tu vida a unas mejores posibilidades,

al cambio, cuando nosotros estamos con miedo al cambio, falta espi-

ritualidad, falta conocimiento espiritual, entonces, el propósito de la

espiritualidad es cómo volverse mejor, con esos secretos tan simples en

la vida, que están cubiertos, nosotros los hemos cubierto con nuestra

naturaleza egoísta. Cuando nosotros decimos cómo vivir la espiritua-

lidad en la vida diaria, la primera cosa es ábrete a ti mismo, chequea

tu mente, ¿está abierta? Tu corazón, ¿está abierto? ¿Estás aspirando

darle lugar en tu corazón y en tu mente a la fuerza del cambio? La

espiritualidad quiere decir que tú estás con las puertas abiertas a la

fuerza del cambio. Cuando una dificultad o algún problema llega,

cuando rompe tu equilibrio, ve profundo en eso, cada situación llega

con un mensaje, de que algo necesitas cambiar, de que algo necesitas

cambiar en tu actitud, en tus deseos, en tus hábitos, en tu manera de

pensar, cambiar en tu carácter, cambiar en tu comportamiento y, mien-

tras tú no cambies, nada va a cambiar, nunca esperes el cambio, el

cambio está en tus manos. (Swami Brahmdev, agosto 2008).

El yoga, como espiritualidad, implica una transformación que parte

de un cambio en la mirada, de un cambio en la forma en que se conci-

ben y se vivencian las diferentes situaciones cotidianas en la manera en

que se dimensionan la alegría y la tristeza como efímeras, como aspec-

tos de un mismo movimiento de la vida. En relación con esto, comenta

la directora de Atma:

19 Tomado de la grabación magnetofónica de la conferencia “La espiritualidad en la vida dia-ria” realizada por Swami Bramhdev, en Bogotá, el 19 de agosto de 2008.

Page 29: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

387

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

El yoga lo que ha hecho es transformar mi visión, me ha ayudado

a ir adentro y entender que lo importante no es ser como swamiji20 o

como Madre, sino ser como yo, ese ha sido el verdadero trabajo. Y otra

cosa también que he trabajado mucho es aprender a ser muy sensible

y aprender a sentir, aprender a desarrollar los sentidos, entonces me he

vuelto mucho más fina, los sentidos en las manos, en los oídos, en la vi-

sión del cuerpo. Sí, porque el yoga no es un montón de filosofía y libros,

el yoga está en ti y cuando tú empiezas a estar en ti, ahí empiezas a estar

en yoga. (Entrevistado 6, comunicación personal, 14 de febrero de 2011)

Como lo señala la directora de Atma, el yoga no es solo filosofía,

el yoga es práctica, ejercicio. La autotransformación requiere de una

disposición al cambio y de una nueva mirada, de todo un trabajo que

los griegos denominaban askesis, “un ejercicio sobre sí mismo”, una

relación plena consigo mismo «consumada, completa, autosuficiente y

susceptible de producir esa transfiguración de sí que es la felicidad que

uno conquista consigo mismo» (Foucault, 2002: 306).

La vida espiritual exige llevar el yoga a la vida cotidiana, activarlo

permanentemente como práctica de sí, como práctica que le posibilita

al sujeto relacionarse consigo mismo de manera deliberada y transfor-

marse. Sin embargo, esa incorporación del yoga como una forma de

vida es un proceso, no es algo que se logre de forma inmediata. Con el

transcurrir del tiempo, varios practicantes señalan que la práctica de

las posturas y de la meditación se convierte en algo como “cepillarse los

dientes”, algo habitual en sus rutinas cotidianas. Pero también, como lo

señala un practicante, en momentos de tensión se busca autobservarse

y no reaccionar inmediatamente. En relación con esto, señala un prac-

ticante de Satyananda Yoga:

Acá en Bogotá, es muy difícil el tráfico y a veces cuando me em-

pieza a pitar el carro de atrás me provoca soltar el freno y chocarlo,

pero he intentado hacer un ejercicio cuando me ocurren estas cosas,

sobre todo manejando y es contar hasta 10 antes de reaccionar y,

mientras cuento, respiro y cuando llego a 10 ya me ha pasado un

poco y, ya sigo con más calma. Y mis amigos me molestan y me di-

20 Forma afectuosa de referirse al swami.

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388

Yenny Carolina Ramírez Suárez

cen, en cuánto van ya los segundos de estrés, en 10 en 15, en 20. […]

Pero es un buen ejercicio, me funciona. A su vez, en otras situaciones,

como cuando han fallecido personas queridas, se siente el abatimien-

to, pero he intentado asumirlo con cierto desapego, comprendiendo

el círculo natural de la vida y entendiendo que hay que aprovechar el

instante de vida para compartir con las personas, porque, finalmente,

es lo único que existe. (Entrevistado 4, comunicación personal, 02 de

febrero de 2011)

En el sentido que señala este practicante opera la askesis, prácticas

y ejercicios sobre sí mismo que buscan “equipararnos”, proveernos de

una táctica, de instrumentos para lograr enfrentar las diversas situacio-

nes de la vida de la mejor manera. Pues, lo que hace la askesis es crear

una nueva forma de vida y no una renuncia a ella. En el caso del yoga,

señala un antiguo practicante:

Yo creo que el yoga ha sido una herramienta, para mí, imprescin-

dible para sobrevivir en este tierrero, el yoga me ha permitido mante-

ner buenas relaciones con mis parejas; si nos hemos tenido que sepa-

rar, nos hemos separado sin ningún problema. De hecho, siempre las

parejas que he tenido o hacen o terminan haciendo yoga. Entonces,

la verdad es que para mí el yoga fue mi salvación, si no, yo hubiera

terminado metiendo cuanta droga, porque eso pasaba en la época

en que yo conocí el yoga. Ya con el yoga, yo no tengo necesidad de

meterme un bareto, ni fumar marihuana o meter hongos, porque no

hay falencias, ninguna aprehensión que me lleve a estar metiendo.

Ahora, obvio, yo me tomo un vino, un whisky. [...] Entonces, el yoga

ha sido una herramienta que me ha permitido crecer, creo yo, como

tener la posibilidad de establecer prioridades, de entenderme yo, de

entender a los demás, de identificar qué me conviene y qué no, por-

que el yoga es eso. (Entrevistado 1, comunicación personal, 28 de

febrero de 2011)

El equipamiento, la preparación que posibilita el ejercicio sobre sí,

es denominado por Foucault una paraskue, término tomado de la filoso-

fía griega: «la paraskue no será otra cosa que el conjunto de movimientos

necesarios y suficientes, el conjunto de prácticas necesarias y suficientes

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389

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

para permitirnos ser más fuertes que todo lo que pueda sucedernos en

el transcurso de nuestra existencia» (Foucault, 2002: 308).

En las clases de yoga, especialmente en Happy Yoga y Atma, mu-

chas veces se hacen ejercicios –kriyas– que integran la respiración al

movimiento y, por ejemplo, se propone un ejercicio como mantener

alzados los brazos sostenidos hacia los lados, sosteniendo la postura e

intentado manejar las resistencias del cuerpo a través de la respiración.

Se trata de un ejercicio difícil: los brazos empiezan a doler, pero, cuan-

do se logra oxigenarlos y que el aire llegue, se supera el dolor. Prácticas

como estas, precisamente, buscan funcionar como paraskue, muestran

que se pueden manejar las situaciones de dolor, respirando profunda-

mente y manteniendo la calma. Esta prácticas operan así en el sentido

más profundo del término gymnazien, como ejercicios a realizar en las

diferentes situaciones de la vida (Foucault, 2002).

Durante este tipo de ejercicios, los practicantes, al intentar mante-

ner los brazos arriba, inicialmente lo hacen con rostros de tensión, pero

el instructor hace el llamado a sentir y observar la expresión de su ros-

tro, e inmediatamente las personas se autobservan, empiezan a reír y

siguen haciendo el ejercicio, y al cambiar la expresión del rostro, cam-

bia la forma en que lo asumen. Al final, el instructor hace la invitación

a que cada uno exprese lo que fue la experiencia de manejo del dolor y

la adversidad. El instructor, entonces, señala la importancia de que se

den cuenta de que no fue tan difícil, que con una respiración adecua-

da y con una actitud de alegría y tranquilidad lograron mantener los

brazos arriba, lo cual indica que, con serenidad, se pueden sobrellevar

también las situaciones difíciles y dolorosas de la vida cotidiana.

Además de las prácticas de gimnazien, la preparación –paraskue– se

acompaña de discursos. Estos discursos se rememoran, se reafirman, se

vuelve a ellos todo el tiempo, especialmente, en los momentos difíciles.

Durante alguna meditación, la instructora de Atma indicó a cada uno

de los presentes abrir al azar un libro de Madre y leer en voz alta la pá-

gina que saliera, la cual estaría indicando tanto una reflexión para todos

como un mensaje especial para quien abrió el libro. Después de la sesión,

una de las practicantes, directora de teatro, comentó que había llegado

ese día muy nerviosa y tensionada porque estaban estrenando una obra y

que había quedado impactada porque al abrir el libro de Madre le había

salido el siguiente mensaje:

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390

Yenny Carolina Ramírez Suárez

Sálganse de las palabras

El principal problema es que ustedes piensan con palabras, pero

esas palabras están vacías de significado; la mayoría del tiempo son

meras palabras –ustedes hablan de la Divinidad, hablan del Supremo,

hablan del yoga, dicen muchas cosas–, pero ¿todo esto corresponde en

sus cabezas a algo concreto? ¿A un pensamiento, un sentimiento, una

idea clara, una experiencia? ¿O simplemente palabras? [...].

Ustedes deben ver la cosa, la experiencia detrás de las palabras.

Aquí hablamos de “yoga” pero en otra parte uno hablaría distinto;

alguien diría: «Yo estoy buscando mi raison d’être», y así sucesivamente.

Aquellos que tienen una inclinación religiosa dirán: «Quiero encontrar

la presencia divina». Hay cincuenta maneras de decir la cosa pero es

la cosa lo que es importante; ustedes deben sentirla en su cabeza, en

su corazón en todas partes. Debe ser concreta, viva, de otra manera

no pueden avanzar. Deben salirse de las palabras y entrar en acción,

entrar en la experiencia, entrar en la vida. (Alfalsa, 2007: 174)

La practicante comentó que, cuando leyó esto, entendió que «la vida

espiritual no es una parte, es todo el tiempo, nosotros inventamos que

vengo a la clase de yoga y luego me voy, pero yoga es todo el día» (En-

trevistado 7, comunicación personal, 14 de febrero de 2011). Tanto en

Atma como en Auromira, en diferentes espacios, se encuentran en las

paredes pequeños letreritos con aforismos de Sri Aurobindo y la Ma-

dre, que tienen como fin rememorar las lecciones de los maestros para,

como lo señala Foucault, hacerse un «buen atleta del acontecimiento»

(Foucault, 2002: 308), para que, en el momento que la vida presente

situaciones difíciles, se puedan recordar, se puedan ver y se logre asumir

las circunstancias de otra manera. En tal sentido, la activación de estos

discursos no debe darse solo en la memoria, sino en la actividad misma

del sujeto. Estos discursos deben transformarse en ethos. De acuerdo con

lo que señala una instructora de Atma:

La vida se me ha vuelto yoga 24 horas, cada día hay un trabajo nue-

vo; antes, por ejemplo, tenía la rutina de meditar todas las mañanas y

espontáneamente; ya no es rutina, entendí que no es algo rígido, ni men-

tal, es algo muy orgánico, entonces, ahora estoy haciendo un ejercicio

Page 33: Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

391

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

que me inventé con el símbolo de Madre, son doce pétalos y en el centro

cuatro. Y Madre habla que para trabajar el yoga en la vida diaria, hay

que trabajar ciertas fuerzas, las primeras cuatro fuerzas son los aspectos

de la madre, entonces, es aprender a trabajar la perfección en tu vida,

aprender a trabajar la disciplina, la sabiduría y la armonía, y de ahí, par-

ten otros, que son los aspectos de la madre: el progreso, la receptividad,

la aspiración, la perseverancia, la gratitud, la humildad, la sinceridad, la

paz, la igualdad, la generosidad y el agradecimiento. Entonces, yo cada

día de la semana, trabajo una: el lunes trabajo receptividad; el martes

aspiración; el miércoles perseverancia; el jueves gratitud; y el viernes,

humildad. Y así cada uno, entonces, por ejemplo, hoy todo el día tra-

bajo la humildad, eso genera mucho, genera que intente no juzgar a las

personas, que por ejemplo, lave los platos, arregle mi casa y prepare la

comida con gusto. (Entrevistado 7, comunicación personal, 14 de febre-

ro de 2011)

La práctica de yoga se convierte, así, en una forma de vida, en una

práctica que intenta preparar a los sujetos y ofrecerles la experiencia de

vivir la vida en el aquí y en el ahora, de la forma más plena y con la mi-

rada más amplia de todas las posibilidades, de todo el potencial de cada

momento.

Reflexiones finales

La práctica de yoga en su devenir cambiante, de acuerdo a la apropia-

ción y usos que los sujetos hacen de ella, se expresa hoy en la ciudad

de una forma particular, distinta a sus formas clásicas. Los numerosos

centros ubicados en la ciudad de Bogotá han centrado su oferta en un

nivel en el que predominan las técnicas corporales y de respiración para

lograr la relajación; idea generalizada bajo la cual, desde el mercado,

se presenta al público la práctica. No obstante, el acercamiento y viven-

cia de la práctica varía de acuerdo al compromiso institucional y ético

asumido por sus practicantes, desde la posición de iniciados hasta la de

usuarios, los cuales pueden generar diferentes grados de autotransfor-

mación. Iniciados que toman códigos éticos del yoga buscan asumir el

yug –unión con la esencia– como parte de su cotidianidad, mientras que

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392

Yenny Carolina Ramírez Suárez

usuarios que toman el yoga como una actividad más dentro de sus espa-

cios semanales pueden llegar a ella por simples tendencias de mercado.

De tal modo, el lugar del sujeto desde la práctica de yoga varía de forma

compleja en la relación con la sujeción y la posibilidad de generar un

doblez en ella. Nos obstante, aunque la relación con la práctica se rea-

lice mediada por el mercado, el sujeto, una vez inmerso en ella, puede

llegar a ahondar en experiencias que trascienden sus motivaciones ini-

ciales y conducirlo a vivencias distintas del cuerpo, de los sentidos y que

generan cuestionamientos acerca de su ser en el presente.

El desarrollo del yoga como una práctica de sí desde un sentido auto-

transformador posibilita la ampliación de la mirada y la autobservación

de las relaciones de poder en las que está inscrito el sujeto. No obstante,

el tránsito de la observación a la transformación de este tipo de relacio-

nes es una tarea que solo asumen aquellos que vivencian la práctica no

únicamente desde la técnica, sino desde la ética y la política como un

práctica por medio de la cual el sujeto puede experimentar formas de

ver y de vivir diferentes a las formas en que los sujetos contemporáneos

son gobernados.

Asumir el lugar de testigo que posibilitan las técnicas del yoga, per-

mite ver ciertas formas de sujeción cotidianas del mercado y aquellas

contemporáneas de gobierno. En este sentido, la práctica genera cues-

tionamientos acerca de las necesidades reales de los seres humanos, de

los tiempos y espacios acelerados e insostenibles bajo los cuales funciona

la ciudad, de las formas ortodoxas de la medicina, del funcionamiento

exclusivamente intelectual de la escuela. Estas son algunas de las in-

quietudes que se desatan cuando los practicantes ahondan en el yoga.

En el caso de los instructores que se han dedicado al oficio de impartir

clases, es notable la pasión con la que se relacionan con su trabajo. La

mayoría, ante la falta de oportunidades que ofrece el mundo laboral,

paulatinamente se dedicó a las clases de yoga, hasta que lo convirtieron

en su actividad central. Ellos transmiten un gusto y realización en su tra-

bajo, que, según sus relatos, radica en parte en la posibilidad de aportar

a las otras personas, facilitándoles con la práctica de yoga experiencias

de tranquilidad y bienestar.

Por último, habría que señalar que así el yoga se practique en grupo,

su práctica no genera propuestas éticas y políticas colectivas. De una

parte, porque la forma como se aproximan los sujetos a la práctica es

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393

Prácticas, practicantes y usos del yoga en Bogotá

individual; de otra, porque para el yoga es imposible una transformación

colectiva si el sujeto no se transforma; en términos de Madre: «cambia

tú, si quieres cambiar el mundo».

Entrevistas

Entrevistado 1. Antiguo practicante Kriya Yoga. Residencia del prac-

ticante, Bogotá, 28 de febrero de 2011, grabación digital, 58 minutos.

Entrevistó: Yenny Carolina Ramírez Suarez.

Entrevistado 2. Antigua practicante de Satyananda Yoga. Residencia

de la practicante, Bogotá, 12 de diciembre de 2010, grabación digital,

72 minutos. Entrevistó: Yenny Carolina Ramírez Suarez.

Entrevistado 3. Practicante de Satyananda Yoga, Escuela Bogotá, Re-

sidencia del practicante, Bogotá, 12 de diciembre de 2010, grabación

digital, 35 minutos. Entrevistó:Yenny Carolina Ramírez Suarez.

Entrevistado 4. Dharmadeva líder iniciado en la línea Satyananda

Yoga. Café Broth, Bogotá, 02 de febrero de 2011, grabación digital, 40

minutos. Entrevistó: Yenny Carolina Ramírez Suarez.

Entrevistado 5. Fundadora Happy Yoga, Escuela Happy Yoga. Entre-

vista Escrita medio electrónico, Residencia del practicante, Bogotá, 27

de febrero de 2011, dos páginas digitales. Elaboró cuestionario: Yenny

Carolina Ramírez Suarez.

Entrevistado 6. Directora Centro de yoga Atma, Centro de yoga Atma,

Instalaciones Centro de yoga Atma, Bogotá, 14 de febrero de 2011,

grabación digital, 67 minutos. Entrevistó: Yenny Carolina Ramírez

Suarez.

Entrevistado 7. Practicante Centro de yoga Atma, Centro de yoga

Atma, Instalaciones Centro de yoga Atma, Bogotá, 14 de febrero de

2011, grabación digital, 30 minutos. Entrevistó: Yenny Carolina Ra-

mírez Suarez.

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394

Yenny Carolina Ramírez Suárez

Entrevistado 8. Practicante Happy Yoga, Escuela Happy Yoga. Café

Broht, Bogotá, 2 de noviembre de 2010, grabación digital, 30 minutos.

Entrevistó: Yenny Carolina Ramírez Suarez.

Entrevistado 9. Iniciado Gran Fraternidad Universal, Gran Fraterni-

dad Universal sede Bogotá, Residencia del practicante, 8 de febrero de

2011, grabación digital, 70 minutos. Entrevistó: Yenny Carolina Ramí-

rez Suarez.

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