Potencia Henoc-Metatrón y Prisca Theologia
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José Antonio Morales Malagón
Potencia Henoc-Metatrón y Prisca Theologia: una lectura del Discurso
sobre la dignidad del hombre
La Oración o Discurso sobre la dignidad del hombre de Pico de la Mirándola es
considerado como uno de los escritos más emblemáticos del pensamiento renacentista. Se
podría inculpar de esta fama que goza Pico a los pensadores post-kantianos. Preocupados
por la subjetividad y su carácter fundamental en el pensamiento kantiano, creyeron
encontrar en Pico una defensa y una exaltación extremas en favor del hombre individual,
libre y capaz de conocer y filosofar.1 Sin embargo, esta perspectiva, mal fundada, es
anacrónica y tiene implícito más de un prejuicio. Aunque, como se verá a lo largo del texto,
no hay ningún impedimento para interpretar libremente cualquier lectura, sí es infructuoso
ser poco crítico con esta interpretación.
Ante este problema, Copenhaver escribe acerca de la Oración de Pico desde una
perspectiva bien contextualizada, siendo puntual acerca de las ideas que pudieron influir en
su pensamiento. Hace una lectura más inocente que la post-kantiana, permitiendo al texto
desplegarse por su cuenta en lugar de buscar las frases u oraciones que satisfagan sus
intereses particulares. Es a partir de esta lectura, y de la confrontación de las perspectivas
post-kantiana y copenhaveriana, que se escribe este ensayo: de manera paralela a la
polémica presentada y buscando responder la pregunta: ¿quién es el Adán del que habla
Pico?
Comentario versus sujeto.
James Hankins nos advierte “What philosophers seem to want from the past is (in
Richard Rorty’s phrase) «conversational partners». With publicly defined positions already
staked out, they explore the famous names of the past to see what light they can shed on the
problems of their own field. […] fundamentally they are looking for thinkers whose forma
mentis is similar to their own.”2 La lectura post-kantiana, siendo de este tipo, buscó no sólo
una supuestamente profunda raíz de la subjetividad como centro del universo cognoscitivo 1 Cf. Brian P, Copenhaver, The Secret of Pico’s Oration, p. 26 y ss.2 James Hankins, “The significance of Renaissance philosophy”, en The Cambridge Companion to Renaissance Philosophy, Cambridge Collections Online, Cambridge University Press, 2007, p. 339.
y metafísico, sino a aquel responsable de ello. Erigieron a Pico como el primer gran
defensor, y por lo tanto héroe, de la subjetividad. Actitud, por demás, contraria a la de Pico
de la Mirándola.
Pico, como se hace evidente a partir del ambicioso proyecto que propone —900
tesis destinadas a conciliar todo el pensamiento antiguo y contemporáneo para lograr, si no
una concordia entre todas las culturas entonces envueltas en enfrentamientos bélicos, sí una
situación más pacífica, además de un enorme enriquecimiento espiritual—, no pretende
defender al sujeto (modernamente entendido) ante el resto de los sujetos y ante el mundo.
Tampoco trata de ponerse a sí mismo como este sujeto-centro —aunque su soberbia
parezca insinuarlo, pues en realidad responde a otro interés—. Busca, más bien, una unidad
muy peculiar: la destrucción de la subjetividad y la reintegración a la potencialidad pura.
Emanuele Coccia hace una aguda crítica a la historiografía y filología,
especialmente en relación con la filosofía, en su Filosofía de la imaginación.
La práctica filológica enseña que la tradición de los textos descansa sobre una
peculiar paradoja moral. Toda tradición comienza, en efecto, en el instante preciso
en que un texto exilia de sí la posibilidad de ser escrito aún. […] Y viceversa, el acto
poético es por definición un acto del todo intransmisible: lo que expresa el molesto
mitologema del genio creador es precisamente la imposibilidad de pensar la potencia
poética en términos que no sean el estar concentrada en un lugar y en un tiempo
específicos.3
Este mitologema, pilar de la paradoja modal a la que se refiere Coccia, es el
sostenido por la lectura post-kantiana con respecto a la Oración. Para ésta, Pico es el
receptáculo del genio creador, sosteniendo así el prejuicio de que la capacidad poética del
texto se agota en el momento justo de la muerte de Pico. La lectura y su interpretación se
vuelven estimables sólo en la medida en que tienen implícito un momento irrepetible de
creación y no en relación con la inevitable injerencia que los lectores tienen sobre el texto.
La creación del Discurso queda encapsulada en una supuesta interpretación única y
universal: transcendental.
3 Emanuele Coccia, Filosofía de la imaginación. Averroes y el averroísmo, trad. de María Teresa D’Meza, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2008, p. 33.
La contradicción entre la lectura post-kantiana y el texto mismo de Pico radica en
que este último pretende lo contrario que la primera. Trata de recuperar, sin importarle
nada las diferencias en temporalidad, espacialidad y cultura, el poder poético y creador 4 de
todos los pensadores que lo precedieron. Pico busca la disolución del sujeto en Dios, la
reintegración a la potencia absoluta, a la comunidad primera anterior a la creación toda, el
obscuro fermento de donde surge el conocimiento, el intelecto material, la Prisca
Theologia.
Por ello, su búsqueda toma lugar en el libre despliegue de los textos antiguos;
búsqueda similar —en forma, mas no en propósito— a la desarrollada por Copenhaver,
quien trata de recuperar el carácter poético del texto, de por sí abstruso y esotérico, al
buscar y seguir las pistas dadas por Pico, mas no haciéndolo hablar en esta época y
contexto, eliminando así su poder creativo. Ni Pico ni Copenhaver buscan la interpretación
universal, singular y única de aquello que leen, sino la concordia de las diferentes voces en
el sentido común que comparten.
Dado el desenvolvimiento poético de los textos ante la esperanzada mirada de Pico,
su Oración y la forma en que está escrita lo heredan inevitablemente. Pico sabe que es un
individuo, pero no como una subjetividad existencial pensada desde nuestro tiempo, sino
por tener un cuerpo camaleónico y despreciable (a la manera plotinista). Este desprecio,
esta carga de nacer sucio y sobre la tierra, atado a las partes nutritiva y sensitiva de nuestra
alma, surge a partir de definir qué de digno tiene el hombre.
Dios […] había construido ya esta casa del mundo que vemos […] según las leyes de
su secreta sabiduría. […] Pero, acabada su obra, el gran Artífice andaba buscando
alguien que pudiera apreciar el sentido de tan gran maravilla.
No había ya arquetipo sobre el que forjar una nueva raza. […] Todo estaba lleno,
todo ordenado en órdenes sumos, medios e ínfimos. Pero no podía faltar en este
parto postrero, por agotada, la potencia creadora del padre. […] en consecuencia dio
al hombre una forma indeterminada, lo situó en el centro del mundo y le habló así:
«Oh Adán: […] Tú marcarás tu naturaleza según la libertad que te entregué […]. Te
puse en medio del mundo para que miraras placenteramente a tu alrededor,
4 Sírvanos de ejemplo el carácter ritual y, podríamos decir, material que tenía la Cábala para los místicos.
contemplando lo que hay en él. […] Con tu decisión puedes rebajarte hasta igualarte
con los brutos, y puedes levantarte hasta las cosas divinas.»5
Agotada la potencia divina en la creación, Dios le dio al hombre aquello que hasta
entonces sólo a él le era propio: la indefinición, la potencia. Así, hecho el hombre a
semejanza de Dios, pudo configurar su ser gozando de una libertad absoluta, así como Dios
creó libremente el universo, y teniendo como límite el universo mismo: la potencia divina
en su última expresión.
Sin embargo, esta potencia, por su carácter absoluto, tiene implícita la posibilidad de que el
hombre se vuelva un ser despreciable y sucio. Su dignidad no radica en su libre elección,
pues de ninguna forma sería aceptable, según el texto, que se rebajara al nivel de los
animales. La decisión libre no es digna por sí misma. La dignidad del hombre radica en su
potencialidad, en la posibilidad de ser lo que desee, mas no en su ejecución. Es por ello que
el anhelo de Pico, expresado a lo largo su discurso, es alcanzar la pérdida de la
individualidad por medio de la inmersión y disolución en la posibilidad; en la potencia
absoluta, obscura, indefinida y omniabarcante: en Dios.
Es por ello que Pico no habla con voz propia. No habla desde sí mismo porque sabe
que no tiene sentido. “Pico knew the sources of [the idea of agent intelect]: conventional
scholastic Aristotelianism; the Averroist challenge to that philosophy; and the Cabalist
apotheosis of the agent intellect”.6 Habla desde la profundidad donde se encuentra dentro
de la obscuridad potente y divina; desde todo lo que ha leído y desde todas las voces de
todos los pensadores que lo han precedido. Tampoco ellos son sujetos. No son voces
humanas las que hacen eco en la Oración. Habla la divinidad, la potencia expresada en su
diversidad y sólo asequible a través del misticismo y la teúrgia inefable y extática.
El género del comentario, cuyo máximo exponente fue Averroes, es el género de
escritura predilecto para quienes son conscientes de no tener voz propia. Este género
rompe con el mitologema sobre las limitaciones de la transmisión del carácter poético de
un texto. Es así porque está escrito bajo el supuesto de que “Todo gesto de pensamiento –
como toda operación crítica– busca crear un espesor donde poder ser contemporáneo a
5 G. Pico de la Mirándola, “Discurso sobre la dignidad del hombre”, en Humanismo y renacimiento, p. 123.6 Brian P, Copenhaver, op. cit., p. 70.
quien se comenta, puesto que sólo en una relación de contemporaneidad puede darse la
comprensión […]”7. Las 900 tesis de Pico se circunscriben dentro de este género en el
momento en que pretenden crear un espesor donde todas las expresiones pasadas puedan
tener lugar. Un espesor capaz de abrazar por completo la Prisca Theologia, deshaciéndose
de los individuos, disolviéndolos y disolviéndose a sí misma en el Dios poético que heredó
su poder a los hombres; en la pureza más divina, en el fuego seráfico, amoroso e
incendiario.
Cabe considerar, además, la fuerte influencia que Pico recibió por parte de
Abulafia8, quien sostenía dentro de su pensamiento la noción de intelecto material —
posiblemente adoptado de manera directa a partir de una lectura de Averroes— como un
aspecto sumamente importnte. “To become Metatron in Abulafia’s Cabala is a type of
mystical union and thus an eradication of the self”.9 Dentro de su pensamiento, el intelecto
material es también la potencia absoluta, es el Shekinah más alto, la Corona, el ángel
Metatrón-Henoc descendiente directo de Adán. La finalidad de sus ritos y su magia era
disolverse en ellos, aunque claro, no sólo teórica y mentalmente, sino ritual y
corporalmente, pues hay que recordar que su Cábala y su misticismo eran, de por sí,
“agresivamente [teúrgicos]”.10
Pico, en pocas palabras, buscaba negar la individualidad. El Adán de Pico no es él
mismo ni cada uno de nosotros. No es el molde a partir del cual podemos identificar al
individuo. Es la potencia a la que podemos acceder y en la que podemos perdernos. Es la
posibilidad del hombre de gozar el beso de la muerte. Su herencia platónica y neoplatónica,
su fuerte pitagorismo con su consecuente silencio, geometrismo y matematismo; los
acertijos, el esoterismo, la magia como filosofía natural, todo enfocado a encontrar en el
mundo y en el cielo la potencia creadora que dio origen al universo y que fue heredada
directamente por el hombre. Sólo así puede hallarse la inmensa escalera por donde puede
ascenderse hasta la unión con Dios y su absoluta y obscura potencia.
7 Emanuele Coccia, op. cit., p. 378 Cf. Brian P. Copenhaver, op. cit., p. 73 y ss.9 Ibid., p. 70.10 Ibid., p. 79.
Bibliografía
Brian P. Copenhaver, The Secret of Pico’s Oration, edición puesta a disposición
para la clase de Textos IV11.
Emanuele Coccia, Filosofía de la imaginación. Averroes y el averroísmo, trad. de
María Teresa D’Meza, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2008.
G. Pico de la Mirándola, “Discurso sobre la dignidad del hombre”, en Humanismo y
renacimiento, edición puesta a disposición para la clase de Textos IV12.
James Hankins, “The significance of Renaissance philosophy”, en The Cambridge
Companion to Renaissance Philosophy, Cambridge Collections Online, Cambridge
University Press, 2007, edición puesta a disposición para la clase de Textos IV13
Ma. del Carmen Rovira Gaspar (compiladora), “Doctrina decisiva y fundamento de
la concordia entre la ley religiosa (la revelación) y la sabiduría (la filosofía en general)”, en
Guía de estudio: Historia de la Filosofía Edad Media y Renacimiento, introd. de Arturo
Ponce Guadian y Enrique Ponce Guadian, trad. de Vera Yamuni Tabuch, del Sistema de
Universidad Abierta, FFyL, México.
11 <https://f1.grp.yahoofs.com/v2/mNIUU5j2jNA2oyBSuPlzKJ5t7M-slsO1UushGbAnkGRHXG7ciZPAvl-3V2e98iFcaeICsxB17l5EpTDCtyJ119ySuwH_oVIjBeC1oQHfY_kf4J2OHFCB8BGKiFTGuE1_docL6BXFiO2lCQWN91pINOoQ/i23_secret_pico.pdf> consultado el día 3 de marzo del 2014.12 < https://f1.grp.yahoofs.com/v2/mNIUU_B87zI2oyBSKBPDPNtueY-WAU0E4RTTanF_Iyiy0A-VpE1Ui0AtBLumeJ5yPks3OqNhQ3LucA51D6R6kyHIE5zSMrU5may_NBGWmncJDfDGpt2rsMrM9ctb_KOPUIaJkWRIy0xTz8R2qouxqnuhmGaYXRu0MsCVNPIWufLkZSEyOdt49PS_AQKNZ2LHNpqPPkdz/Discurso%20sobre%20la%20dignidad%20del%20hombre%20I.pdf> y <https://f1.grp.yahoofs.com/v2/mNIUU_B87zI2oyBSKBPDPNtueY-WAU0E4RTTanF_Iyiy0A-VpE1Ui0AtBLumeJ5yPks3OqNhQ3LucA51D6R6kyHIE5zSMrU5may_NBGWmncJDfDGpt2rsMrM9ctb_KOPUIaJkWRIy0xTz8R2qouxqnuhmGaYXRu0MsCVNPIWufLkZSEyOdt49PS_AQKNZ2LHNpqPPkdz/Discurso%20sobre%20la%20dignidad%20del%20hombre%20I.pdf>. Ambas fuentes consultadas el día 3 de marzo del 2014.13 < https://f1.grp.yahoofs.com/v2/mNIUUxOjPtk2oyBSQHiWuE0-Y-wyZejEJaLOdDSte_gKYbv65XdA9c-oJhsjirUryz0FgbgFzMF8O3Ii2gQh8T8yjp7syJ9p8BGKEcQjWZpRTkt3YKDVa_oS2yiI3qzYWZCGUwM2brfUMdWkDwZWMpiAgpqGMeiD4s0yOAJQaf73fDt30CIN6-u-BznWeIDnV9RjlTDH/The%20significance%20of%20Renaissance%20philosophy..doc> consultado el día 3 de marzo del 2014.