Positivismo en méxico
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UAM Iztapalapa
Positivismo en México
70 años del Seminario de Cultura Mexicana
Omar Ulises Serrano Manzano
30/06/2015
Positivismo en México
El texto de Gabriel Vargas, prácticamente al inicio, que “toda fuerza social
que busca el poder político, se apoya en un conjunto de teorías científicas,
filosóficas y sociales acompañadas de ideologías y mediante las cuales tratan de
ofrecer una respuesta a los problemas que surgen en un período dado de la
historia”, lo cual lo podemos comprobar en todo movimiento social-político-
económico, por ejemplo: el feudalismo, capitalismo, la revolución rusa, etc.
De forma similar influyo el pensamiento de Mill y Comte en México al final
del siglo XIX. Es importante destacar que rara vez el pensamiento de un filósofo
se aplica de la manera exacta a como él lo concibió, en ese paso de la idea a lo
concreto (instituciones), puede y es casi inevitable que se produzcan cambios.
Cada filosofo toma el pensamiento de otro y lo aplica en su propio contexto, si es
que el contexto mismo permite su aplicación; por ejemplo: Sería poco inteligente
tratar de instaurar un socialismo en México cuando Marx pone como condición
necesaria un pleno desarrollo del sector industrial; de lo contrario podría pasar lo
de una cuba, donde todos son iguales, sí, igual de pobres; o implementar un
neoliberalismo cuando tu mercado interno es débil, que es justo lo que nos pasa
en México.
Por otro lado, una teoría filosófica se puede tergiversar, corromper,
manipular, de tal manera que puede ser utilizada por la clase dominante para
justificar su ideología y acciones. Tal es el caso del pensamiento de Nietzsche que
fue utilizado y manipulado para justificar el Nazismo. Algo análogo sucedió con la
teoría positivista y el grupo de “Los Científicos”, quienes manipularon los
postulados positivistas para legitimar las acciones de Porfirio Díaz.
Que haya divergencia entre los seguidores de una corriente filosófica, es
algo completamente normal, después de todo, para concebir exactamente el
mismo pensamiento se tendría que vivir, soñar, desear, odiar, interpretar, etc.,
exactamente lo mismo que quien escribió la obra, pero como eso es imposible, el
que interpreta e discurrir de un filósofo, agrega sus propios sueños, experiencias,
añoranzas, miedos, etc. y es cuando se da el rompimiento en varias concepciones
de una misma teoría.
El razonamiento está sujeto a un continua dialéctica, la cual permite la
superación de ciertos paradigmas dogmáticos; esta evolución se puede ver en
Justo Sierra, quien termina por reconocer las limitaciones de la concepción
cientificista del positivismo y reconoce que la misma ciencia se encuentra en una
dialéctica y que, en muchas áreas, no se puede tener ninguna verdad última, por
lo tanto, en su mayoría sólo son enunciados, teorías, con cierta pretensión de
verdad.