Posición del MST ante el plesbicito de 1989

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  • 8/14/2019 Posicin del MST ante el plesbicito de 1989

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    MOVIMIENTO SOCIALISTA DE TRABAJADORES

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    NUESTRA POSICINSOBRE EL PLEBISCITO

    Durante los meses transcurridos desde ql}e elgobernador Hernndez Coln anunci su intencin deconvocar a una "cumbre" sobre el status, este tema hacaptado la atencin del pas casi diariamente.Dondequiera que uno se encuentre el plebiscito es lacomidilla del da.

    Sin embargo, sobresale la poca atencin que se le hadado a tratar de averiguar las causas de todo esteproceso y a explicar, con argumentos vlidos, lasproyecciones y consecuencias futuras del mismo. Escierto, por lo general, que cuando no se conoce bien elorigen y fundamento de un fenmeno poltico sedificultasobremanera el poder analizarlo y, peor an, se puedenasumir posiciones que no estn basadas en los hechos.Dar palos a ciegas o caer en el ms grave ilusionismopueden ser algunas de las consecuencias previsibles.

    En el MST hemos realizado varias discusiones entorno a este asunto. Los artculos publicados en BanderaRoja son un resumen de estas discusiones y de laposicin asumida hasta ese momento. Recientementeculminamos el proceso de discusin a nivel de toda labase de la organizacin. An cuando todava son varioslos aspectos que nos falta profundizar, queremoscompartir nuestros puntos de vista con los distintossectores del pueblo y, en particular, con losindependentistas y socialistas.

    Ms que la coincidencia con nuestras posiciones, nosinteresa que se reflexione sobre la naturaleza yconsecuencias de todo este proceso, pues de lo que setrata es de un problema importante para nuestro puebloy para la lucha por la independencia y el socialismo.Este asunto nos concierne a todos; y todos tenemos elmismo derecho a expresar y proponer vas de accin,dispuestos a que sea la prctica y los acontecimientoslos que digan la ltima palabra.

    LAS MOTIVACIONESDEL PLEBISCITOPor lo general, se acepta que lainiciativa para celebrar

    una sobre el status proviene de Vhshington.

    .2 Nuestra posicin sobre el plebiscito

    Lo que no est claro es por qu el gobierno de EE. DU.asume esa iniciativa y qu fines persigue con la misma.En un momento en que la lucha revolucionaria estpasando por una crisis profunda; el independentismoapenas alcanza un 5 por ciento en trminos electorales,y la presin internacional sobre el caso colonial dePuerto Rico no tiene la intensidad de otras pocas,resulta curioso que el gobierno de EE. DU. inicie unproceso de consulta sobre el status. Si acaso, uno podrapensar que las condiciones sealadas se prestan mspara justificar el dejar quieto el problema.

    Por qu iniciar un proceso plebiscitario en unmomento enque ladominacin imperialista sobre PuertoRico no se siente amenazada? Est el gobierno deEstados Unidos interesado, realmente, en producir uncambio de status? Veamos.

    Lo primero que debemos tomar en cuenta es lanaturaleza colonial capitalista de la Isla. Esta relacinde subordinacin le produce grandes beneficioseconmicos, polticos y militares al gobierno y apoderosas empresas capitalistas de ese pas. Entre otrascosas, la inversin de capital norteamericano sobrepasalos $30 billones; Puerto Rico es un mercado cautivo deprimer orden para los productos deEE. DU.; las empresasnorteamericanas obtienen jugosas ganancias de laexplotacin de nuestros trabajadores; y la Isla es unbastin militar de gran importancia estratgica para losEstados Unidos. Esa, y no otra, es la razn de ser delimperialismo en Puerto Rico; por eso nos han impuestosu tutelaje durante 91 aos.

    Es de esperarse, por consiguiente, que cualquierdecisin relativa al status sea vista por el imperialismoen trminos de cmo sta beneficia a sus intereses en laIsla. No es lgico pensar que el gobierno de EE. DU.vaya a impulsar un cambio que pueda poner en peligrosus grandes intereses en Puerto Rico. As mismo serauna gran ingenuidad pensar que los yanquis vayan aestudiar las alternativas de status a la luz de cuanbeneficiosas puedan ser para los puertorriqueos. Si asfuera no estaramos hablando de colonialismo .

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    Desde 1952 el ELA ha sido la frmula poltica que leha servido al imperialismo para ejercer su dominacinsobre Puerto Rico. Pero ese proceso no ha estado exentode fisuras. Dado el proceso de desarrollo que haimplicado el ELA, la economa de Puerto Rico se haconvertido en un apndice, una extensin de la economade EE. UD., totalmente dependiente de la inversin decapital norteamericano y sujeta a las fluctuaciones delmercado metropolitano. El producto no puede ser msalarmante: una sociedad que no empece haber forzadola emigracin de ms de medio milln de personas y laesterilizacin del 33por ciento de supoblacin femeninaes incapaz de mantener a la mayora de supoblacin conrecursos propios y necesita la inyeccin masiva defondos federales para poder sobrevivir. Mientras, elpas sehaconvertido en un paraso para los inversionistasque obtienen billones en ganancias todos los aos y nopagan contribuciones. Esa situacin de grave injusticiasocial ha sido el caldo de cultivo de serios problemas yconflictos sociales.

    La combinacin de un modelo de crecimiento basadoen la dependencia y en una crisis social crnica ha idoimpulsando un amplio cuestionamiento al ELA comofrmula poltica, ms all del tradicional planteamientoindependentista. El auge inusitado del anexionismo haimplicado una impugnacin del ELA y ha erosionado elconsenso social en torno al status, quedando dividido elpas en dos bloques en equilibrio de fuerzas, cada unotratando de ejercer presin en las esferas federales paraganar el favor de la administracin en turno hacia suparticular preferencia poltica: Durante los perodos degobierno del PNP los anexionistas lograron una graninfluencia en Washington basada en el apoyo a laestadidad por parte de funcionarios (incluyendo dospresidentes), y en la inclusin de la misma en losprogramas del Partido Republicano y el Demcrata. Laprdida de hegemona del ELA en Puerto Rico y en lasesferasfederales ha sido uno de losf actores claves entoda esta problemtica.Desde hace aos la estadidad dej de ser una opcinterica pues ha logrado una fuerza considerable en laIsla y cuenta con apoyo no despreciable en distintossectores del gobierno federal. De hecho, el portavozrepublicano en la Comisin de Energa y RecursosNaturales, el senador McClure, se ha expresado a favorde la estadidad, al igual que lo ha hecho el presidenteGeorge Bush.

    Por otro lado, la dependencia en los fondos federalesha llegado a tal punto que ha levantado grandespreocupaciones en algunos sectores del gobiernonorteamericano. Segn stos, Puerto Rico leest saliendocaro a la metrpolis y han comenzado a estudiaralternativas distintas alELA que resulten menos onerosasal tesoro federal, cuyo dficit constituye un graveproblema. Es dentro de este contexto que algunosobservadores ubican la posibilidad de que EstadosUnidos est dispuesto a conceder la libre asociacin orepblica asociada. Esto estara predicado sobre la basede que as la Isla le saldra ms barata a Estados Unidosa la misma vez que mantendra su dominio poltico ymilitar ms o menos inalterado.

    EL IMPERIALISMONO ES HOMOGNEO

    Al analizar las perspectivas de apoyo en EstadosUnidos hacia algunas de las frmulas de status nodebemos perder de vista que el imperialismo no es unbloque homogneo. Lo que conocemos comoimperialismo es el conjunto de fuerzas econmicas,polticas y militares que gobiernan en los EstadosUnidos y en buena parte del mundo. Los grandesmonopolios industriales, comerciales y financieros, elCongreso, el Ejecutivo, el Sistema Judicial y el aparatomilitar, con todas sus reas y divisiones, conforman elimperialismo norteamericano. Este conjunto de fuerzas,a menudo, tiene distintas opiniones sobre diversosasuntos producto de la autonoma relativa de que gozacada sector, y dependiendo de cmo se afectan susintereses particulares con el asunto en discusin. Inclusoen ocasiones las contradicciones se tornan antagnicasy se producen choques violentos entre los sectoresenvueltos, que han includo desde las ms descaradasactividades de soborno, espionaje y sabotaje hasta elasesinato de presidentes y funcionarios federales.

    Partiendo de esa caracterizacin no debe extraamosel que distintos sectores del imperialismo puedan tenerdiferentes puntos de vista sobre las alternativas destatus para Puerto Rico. Se ha dicho con mucha raznque las grandes compaas norteamericanas --entreellas las 936- por lo general favorecen al ELA tal ycomo est o con algunos cambios menores. Y que otrossectores, como los voceros de la Marina de Guerra, sehan expresado favorablemente sobre laestadidad, porqueconsideran que sta es la nica forma de evitar que las

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    bases militares puedan estar en peligro en el futuro.Hace varios aos se viene diciendo que el "GeneralAccounting Office" (G.A.O.) favorece algn cambiohacia la libre asociacin por razones presupuestarias,todo lo cual, repetimos, no debe extraamos.EL ELA TIENE AUN POSIBILIDADESEn tal sentido, nos parece que, no empece los factoresmencionados anteriormente (presin internacional, crisiseconmica, dependencia, etc. ) la colonia (el ELA)sigue siendo todava la frmula poltica que msbeneficia a los sectores dominantes del imperialismo.Aun cuando el apoyo a la estadidad ha crecido tantoaqu como en Estados Unidos, todava es factiblemediante la colonia obtener cuantiosos beneficios

    econmicos, polticos y militares. Desde la pticaimperialista, la estadidad tendra sentido efectivo cuandolas ventajas de la colonia se hubiesen agotado, o cuandoelmovimiento anexionista alcanzara una fuerza tal quelograra impactar a los principales crculos de poder enEE. UD. Slo entonces, el imperialismo podra optarpor la estadidad como culminacin del coloniaje.Mientras estos factores no se den, no vemos que laestadidad puede ser factible. En cuanto a este punto,queremos dejar claro que para nosotros la cuestincultural-linglistica, si bien es un problema de muchaimportancia, no parece ser un obstculo insalvable paraque Puerto Rico pueda convertirse en Estado, puespensamos que lo fundamental y decisivo sobre elparticular ser cunto convenga al imperialismo laestadidad y el apoyo que sta haya ganado en el pueblo.

    Nada de lo dicho hasta aqu debe entenderse comouna subestimacin del peligro de la estadidad; por elcontrario, 10 que estamos planteando es que, aunquerespecto a pocas pasadas, los anexionistas estn en unaposicin de mayor fuerza, todava sta no es suficientey la colonia tiene an posibilidades.Por otro lado, J.M. Garca Passalacqua ha venidoinsistiendo, desde hace varios aos, en que Washingtonest timoneando el asunto del status hacia la libre

    asociacin, o incluso hacia una forma de RepblicaAsociada. Se ha sealado a sectores en el G.A.O. yenotras esferas del gobierno como favorecedores de estaalternativa.Reconocemos que hay algunos sectores delimperialismo que estn considerando con buenos ojosla alternativa de una independencia negociada o

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    repblica asociada. Particularmente les preocupa a stosel crecimiento de los fondos federales y la crisiseconmica crnica que vive Puerto Rico, todo lo cualvislumbra el que la Isla se pueda convertir en el largoplazo en un problema econmico y poltico de granmagnitud para EE. UU. Algunos ven en unaindependencia negociada la alternativa para quitarse deencima la presin internacional y a la misma vezmantener el poder econmico y militar sobre PuertoRico en la neocolonia. Sin embargo, no creemos que laindependencia pelele o negociada tenga posibilidadesreales en lo inmediato.Esta alternativa enfrenta varios problemas desde laptica imperialista. En primer lugar, la independenciatiene muy poco apoyo en el pueblo, 10 cual constituyeun obstculo formidable ante el apoyo avasallador conque cuentan la estadidad y el ELA. En segundo lugar,los sectores que apoyan esta alternativa enWashington

    son todava poco significativos y, entre los que dicenapoyarla, el compromiso no es slido. En tercer lugar,los imperialistas son temerosos de que an unaindependencia negociada pueda poner en peligro susintereses en Puerto Rico; temen que el reconocimientode la soberana, aunque formal, en condiciones de crisisaguda, pueda servir de instrumento para lamovilizacinpopular y el cuestionamiento del esquema neocolonial.Por eso creemos que no es realista pensar que EE.UD. est considerando la alternativa independentista

    como forma de "resolver" el problema del status en estemomento. Segn nuestro criterio, el imperialismo slose planteara la independencia negociada como unaalternativa de contingencia cuando la profundizacinde la crisis social, el aumento en el apoyo popular a laindependencia y la negociacin de unas garantasneocoloniales hicieran de esta alternativa la msbeneficiosa --o la menos perjudicial- para elimperialismo.

    SE EST PROMOVIENDO UN CAMBIO?La poltica seguida por los crculos de poderimperialista hacia Puerto Rico encierra una paradoja:ciertamente estn insatisfechos con los problemas ylimitaciones que presenta el ELA, pero no tienen a lamano todava ninguna alternativa que pueda superar lasventajas de la colonia. La presin internacional sobre elcaso de Puerto Rico, los gastos en fondos federales, lacrisis econmica, etc., son todos problemas que ejercenalguna presin sobre los personeros encargados de fijar

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    la poltica de EE. DU. hacia la Isla. Pero los enormesbeneficios que obtienen bajo la colonia compensantodava las evidentes limitaciones de sta, locual dificultasobremanera cualquier intento de tratar de propiciar uncambio poltico real.La paradoja seagrava con elvirtual empate o equilibriode fuerzas existente entre los estadistas y los populares.

    An cuando el gobierno deWashington quisiera procesarun cambio se enfrentara al problema de que el mismono cuenta con un apoyo verdaderamente mayoritario eneste momento. Esto incorpora al debate un problemacrucial: la ausencia de consenso en torno al status afectala determinacin que pueda tomar el imperialismo encuanto a Puerto Rico en tal grado que ha provocado untranque sin precedentes en nuestra historia.

    Los que piensan que EE. DU. est considerandoalguna forma de independencia deberan meditar sobreesta situacin, pues si ste decidiera otorgar laindependencia negociada que ha planteado el PIP, nosencontraramos en la increble situacin de que lainmensa mayora del pueblo estara en contra de dichaalternativa. De suerte que tendramos una independenciaapoyada por el imperialismo y un sector delindependentismo, pero sin el apoyo del pueblo que,para nosotros, es lo fundamental. Obviamente, estamoshablando solo de una suposicin.Es evidente entonces que el inicio de un proceso parabregar con el status no encierra una intencin verdadera

    de propiciar un cambio. De lo que se trata es,aparentemente, de un gesto poltico producto de lapresin que se ha ejercido contra EE. DU. a nivelinternacional, del efecto de la bsqueda de apoyo enWashington de parte de estadistas y populares, y laspreocupaciones levantadas por sectores del gobiernofederal. Ms que propiciar un cambio verdadero lo quesepretende es recoger toda la informacin pertinente,llenar un expediente, y de paso, sifuese estrictamentenecesario y viable, realizar algunos arreglos cosmticosal EIA que puedan postergar el issue del status durantediez o veinte aos ms.NECESITAN TODO BAJO CONTROLY LA COLABORACIN DELINDEPENDENTISMOPara lograr este propsito de reafirmacin delcoloniaje los sectores que impulsan este procesonecesitan dos condiciones fundamentales. Por un lado,

    necesitan que todo el proceso est bajo el estrictocontrol del Congreso de EE. DU. Por eso, los dirigentesde los tres partidos electorales tenan que aceptar lasreglas dejuego impuestas por BennetJohnston. Por eso,las vistas tenan que llevarse a cabo cundo, cmo, ydnde Bennet Johnston y compaa establecieran. Poreso, durante las vistas en Washington vimos el inslitoespectculo de Bennet Johnston y McClure abrogarseel poder para decidir, a nombre de todo el Congreso deEE. DU. -unos 500 miembros-, qu sepoda pedir encada frmula y qu no se poda pedir. Por eso, vimos yescuchamos a Bennet Johnston decir que sern ellos losque decidirn la redaccin final de lo que se le someteral electorado. Todo eso es pura soberbia imperialista ydeja meridianamente claro que el proceso es unocolonialista de rabo a cabo.En segundo lugar, necesitan la cooperacin ycolaboracin de un independentismo domesticado, pues

    sin el concurso independentista el proceso no tendra lams mnima validez. Por eso desde un principioasumieron una actitud de apertura ante el liderato delPIP y le ofrecieron igual trato que a los dems partidos,incluyendo un presupuesto de gastos, y se mostrarondispuestos a negociar un proyecto de independenciaviable. Obviamente, lo triste de todo esto no es que losimperialistas lo hayan hecho; lo triste es que el lideratodel PIP haya aceptado el papel de colaborador que se leha asignado y que otros sectores del independentismohayan aplaudido la actitud del PIP.NO VAN A CUMPLIR CON ELDERECHO INTERNACIONAL

    El liderato de la Comisin Senatorial ha dicho que, loque se haga, va a cumplir con los requisitos del derechointernacional. Sin embargo, uno de los requisitos delderecho internacional es la previa transferencia depoderes, y estos congresistas, "campeones de lademocracia", no han dicho nada sobre el particular.Peor an, si el plebiscito tiene que estar listo para 1991,no vemos cmo puede producirse, en apenas un ao, unproceso de transferencia de poderes que no sea unacaricatura.

    Constituye una burla a nuestro pueblo el querer pasaresta farsa como descolonizadora, cuando el colonizadorestablece todas las reglas deljuego y el colonizado tieneque aceptarlas sin chistar. El principal responsable delproblema colonial de Puerto Rico es el imperialismoNuestra posicin sobre elplebiscito 5

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    yanqui; por tanto, ninguna agencia de ese gobiernopuede dirigir ese proceso de descolonizacin porque loestara viciando desde el comienzo. Como ha dicho elcompaero Rubn Berros en otras ocasiones: "no sepuede poner el cabro a velar las lechugas".

    QU ACTITUD DEBE ASUMIREL INDEPENDENTISMO?Todo lo discutido hasta aqu nos revela varias

    conclusiones principales que deben ser tomadas encuenta aldefinir la actitud del independentismo hacia elproceso plebiscitario.

    1.En los crculos de poder imperialista sno existe unalnea homognea en cuanto al status de Puerto Rico y,a nuestro parecer, la colonia o alguna de sus variantessigue siendo la opcin predilecta por los sectores msinfluyentes.

    2. Los sectores que estn timoneando el procesoplebiscitario no tienen compromiso alguno con ladescolonizacin de Puerto Rico.3. El prQCeso que se est desarrollando no cumple

    siquiera con los requisitos mnimos establecidos por elderecho internacional.4. El independentismo no tiene la fuerza electoral

    necesaria para ganar un plebiscito y ni siquiera parahacer una demostracin significativa; los estadistas olos populares tienen la victoria asegurada de antemano.

    En tales circunstancias, debe ser inaceptable para elindependentismo la participacin en un proceso comoste, pues cualquiera que sea la misma slo cumplira lafuncin de legalizar un proceso a todas luces intil yengaoso. Sin embargo, dicho proceso ha sido avaladopor el PIP y otros sectores del independentismo desdeel comienzo. Las expresiones del liderato pipioloelogiando lo positivo y democrtico que ha sido esteproceso, adjudicndole buena fe al Congreso; la actitudfestiva y chistosa asumida durante las vistas, dando laimpresin de que se encontraban entre amigos; y lasdeclaraciones triunfalistas posterior a las vistas reflejanun ilusionismo desmedido.

    El liderato del PIP, desde hace ya muchos aos, nostiene acostumbrados a sus arranques ilusionistas. Antesde las elecciones pasadas, nos decan que con la nuevaestrategia el PIP obtendra la mayor cantidad de votosen toda su historia. Pasados los comicios, y ante elfracaso evidente de lanueva estrategia, cantaron victoria

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    porque consiguieron unos 100 mil votos y siguieronactuando como si nada hubiese sucedido. No huboanlisis, ni autocrtica, ni explicacin coherente. Con elplebiscito sucede algo parecido; en vez de analizarframente los hechos, los exageran y asumen una actitudresonante de victoria. Lo triste de todo esto es queparece no importarles que con cada pronstico ilusionistaque colapsa se erosiona tambin la credibilidad delpueblo en los independentistas.

    EL PIP GARANTIZALOS INTERESES DEL IMPERIALISMOPero an con todo lo grave que puede ser vivir de

    ilusiones, la conducta del liderato pipiolo ha ido muchoms lejos: el PIP aparenta estar ms preocupado deque suproyecto poltico sea aceptable para Washingtonque el que sea positivo para el pueblo puertorriqueo.Quizs por eso durante las vistas vimos a un lideratoindependentista haciendo todos los esfuerzos posiblespor granjearse el favor de los congresistas del imperio.Para muchos result inslito escuchar a Rubn Berrosdecir (en suponencia) que lapropuesta de independenciadel PIP "garantizar los legtimos intereses ...de PuertoRico y EE. VV." De cundo ac los independentistasconsideramos "legtimos" los intereses imperialistas enPuerto Rico?

    El compromiso de garantizar los interesesimperialistas en la Repblica es inaceptable para elindependentismo por cuanto esos intereses representanla usurpacin y el despojo que ha significado ladominacin colonial de Estados Unidos enPuerto Rico.Ofrecer garantas es lo mismo que condonar esadominacin y reconocerles que tienen un derechoadquirido sobre alguna porcin del patrimonio nacional.Particularmente, al negociar garantas sobre las basesmilitares y la propiedad privada de las empresasnorteamericanas, el liderato pipiolo se ubica en unaposicin que deja sin contenido el reclamoindependentista en dos reas fundamentales. De unplumazo est abandonando el compromiso con la luchaanti-militarista que ha sido uno de los pilaresfundamentales de nuestra lucha por la independencia yel socialismo. Esa es una concesin inadmisible a unapotencia militarista que hoy mismo, en Ceiba y enVieques, con sus instalaciones nucleares, la ocupacinde nuestro territorio y sus prcticas de guerra, pone enpeligro constante la seguridad, la vida y el desarrollo deimportantes sectores de nuestro pueblo.

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    As mismo nos sorprendi elreconocimiento pblico,por parte del compaero Berros, de que las vistas eranun proceso sumamente democrtico; ese procesocontrolado de arriba a abajo por dos procnsules delimperio puede ser cualquier cosa menos democrtico.y la identificacin del PIP con esos procesos dejamucho que desear.

    Consideramos que la participacin del PIP en todoeste proceso ha servido para legitimar unos mecanismosque no conducen hacia ladescolonizacin. La aceptacinde un rol de colaboracin, asumiendo como positivaslas gestiones imperialistas en torno al status, tiene unimpacto muy negativo en el pueblo pues contribuye acrear la imagen de que EE.UU., lejos de ser una potenciaimperialista, es un adalid de la democracia que, enpalabras del compaero Fernando Martn, "quiereresolver elproblema colonial de Puerto Rico". El efectoha sido tan daino que mucha gente -incluyendoindependentistas- a veces se olvidan de que elimperialismo es el beneficiario del status colonial y sedejan llevar por la ideologa hipcrita y demaggicaque ha caracterizado todo el proceso hasta hoy.UN CAMBIO DE PERSPECTIVA EN LALUCHA POR LA INDEPENDENCIAToda esta situacin ha conllevado un subrepticio

    pero real- cambio de perspectiva en no pocos sectoresdel independentismo; ya no se trata de fortalecer lalucha por la independencia en la perspectiva de la luchacontra el imperialismo. Ahora se trata de negociar eltipo de independencia que le conviene al imperialismo.Esa visin es un cambio de contenido tan profundo quetrasciende la vieja visin reformista pipiola y se ubicaen la entrega, en dar como correcta la actitud de hacernada que pueda afectar la negociacin que se buscacomo tabla de salvacin.

    Obviamente, esa pa..'1icularconcepcin de la lucha declases corno entendidos y arreglos entre instituciones,personas, etc., no tiene nada de nuevo. Es unaconsecuen.cia lgica de la crisis profunda delindependentismo puertorriqueo, y en particular, de laincapacidad para lograr el apoyo del pueblo hacia lasposiciones independentistas y socialistas. Lo que no sepuede obtener mediante la persuasin y el trabajopoltico se busca por caminos indirectos, porque loimportante, en ltima instancia, es el logro del ideal delos lderes aunque el puebl.o 1'10 se ben.eficie en nada.

    ES ALTERNATIVALA NEOCOLONIA?Histricamente, el movimiento independentista ha

    visto la independencia corno la adquisicin de unospoderes de soberana que pueden utilizarse para mejorarla situacin econmica y poltica de nuestro pueblo.Desde la perspectiva pequeo-burguesa, no socialista,la independencia slo tiene sentido en la medida en queayude a superar la colonia. Para los socialistas, laindependencia no es un fin en s mismo, sino un mediopara que los trabajadores ejerzan supoderrevolucionarioa travs del socialismo.

    Concebimos la lucha por la independencia y elsocialismo corno parte de un mismo procesoininterrumpido; pero no descartamos la posibiiidad deque la independencia pueda producirse, en unmomentodado, sin que necesariamente implique el socialismo.

    Vemos el logro de la independencia corno unprocesodonde la nacin oprimida adquiere unos poderessoberanos para regir su destino como pueblo. Por unlado, alromperse la relacin colonial, si los trabajadoreshan sido la fuerza dirigente del proceso y han logradoacumular la fuerza necesaria, sern capaces de asumirel poder en la nueva Repblica. Por otro lado, si esacapacidad no se ha desarrollado adecuadamente, en elmomento de la independencia sern la pequeaburguesa y/o sectores de la burguesa los queposiblemente asuman la direccin del nuevo estado. Eneste caso los trabajadores tendran que utilizar elrompimiento anti-colonial para crear un terrenofavorable para impulsar la lucha de clases por elsocialismo.

    Sin duda, una independencia neocolonial implicaraalgo muy distinto; el gobierno del pas realmente nopodra hacer uso de los poderes soberanos por cuanto elimperialismo seguira ostentando el poder real y lacontinuada presencia imperialista dificultara la luchade los trabajadores y actuara corno un chantaje odisuasivo permanente.

    La propuesta de independencia que se est discutiendoactualmente es una frmula neocolonial. Implica elreconocimiento formal de la soberana, pero al aceptarla continuacin del dominio real del imperialismo sobrePuerto Rico hace imposible su ejercicio prctico; conbases militares y empresas 936 "garantizadas" es muydifcil hablas de descolonizacin, Aunque esa propuesta

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    IIno tenga posibilidades reales de aprobarse en estemomento, los independentistas y socialistas nopodemospermanecer callados ante la misma, porque aceptarlasera validar una alternativa colonialista.

    Todos los que estamos comprometidos con la luchaantimperialista tenemos que repudiar el que se negocie

    para el futuro un esquema neocolonial como alternativade status. Dicho pror,ecto slo beneficiara a los EE.UD. Y a aquellos sectores burgueses. y pequeo-burgueses indep((ndentistas interesados en ubicarsecomo clase dominap.te bajo la proteccin de laburguesayanqUI.

    EL RETO DEL MOMENTOEl Movimiento Socialista de Trabajadores (MST) se opone a que el independentismo participe en el proceso

    plebiscitario en tomo al status. Estamos convencidos de que los independentistas y socialistas debemos denunciarese proceso como uno que no va a resolver ninguno de los problemas fundamentales del pueblo. El mismo estdiseado para lavarle la cara a la colonia y tratar de mejorar la imagen del imperialismo norteamericano ante elmundo.

    El plebiscito presenta, sin embargo, una coyuntura favorable para el debate ideolgico franco y respetuoso y eltrabajo poltico en el seno del pueblo, la cual podemos aprovechar desarrollando una campaa de boicot y denunciamilitante basada en la educacin poltica del pueblo.

    Esta campaa tambin podra servir para articular distintos niveles de unidad entre los independentistas ysocialistas en tomo al issue del plebiscito. Particularmente, estamos interesados en promover la unidad de lasfuerzas socialistas en un polo que asuma los intereses de los trabajadores como contenido esencial de su trabajo.Los socialistas tenemos la responsabilidad de impulsar un programa socialista con claridad y firmeza. Si lossocialistas no cumplimos esa tarea no podemos esperar que otros sectores independentistas lo hagan por nosotros.

    Finalmente queremos reiterar que as como le reconocemos a los independentistas no socialistas el derecho aexponer y defender sus particulares concepciones, defendemos. y exigimos en todo momento igual respeto paranuestro derecho apromover nuestras concepciones socialistas poniendo por delante los intereses de los trabajadores.

    La unidad independentista no va a surgir porque los socialistas estemos dispuestos a esconder momentneamentenuestros reclamos para destacar "el aspecto nacional de nuestra lucha", como pretenden algunos sectores. Laverdadera unidad ser producto de la lucha ideolgica, seria y respetuosa, cada cual defendiendo sus ideas yproyectos a travs de un intenso proceso de trabajo poltico.

    17 de junio de 1989

    MOVIMIENTO SOCIALISTA DE TRABAJADORESAPARTADO 368, DORADO, PUERTO RICO 00646