Por: Zaritma Alemán Víctor Alvarado

Psico 3005 Prof. Lourdes Moreno-

Martínez

Resiliencia es la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por experiencias de adversidad (Henderson, E., 2003). En otras palabras es la capacidad innata, y adquirida a su vez, de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro, a pesar de acontecimientos desestabilizadores, amenazas y tragedias. Esta le permite a los seres humanos manejar acontecimientos y dificultades, de tal forma que se torna mas fuerte emocionalmente y exitoso.

Este concepto fue introducido por primera 1972 por Michael Rutter, quien se inspiro en la física. Este término se utiliza en este campo para referirse a la capacidad que tienen los materiales para resistir choques imprevistos sin quebrarse, o a recobrar su forma original después de haber sido sometidos a golpes o altas presiones.

Las investigaciones sobre resiliencia se refieren a numerosos estudios internacionales de desarrollo sobre niños y niñas que nacieron en familias de alto riesgo, en donde los padres eran enfermos mentales, alcohólicos, abusivos o delincuentes, en comunidades de extrema pobreza, o en zonas de guerra.

Uno de los datos mas relevantes de estos estudios que se realizaron fue que al menos un 50%, y en ocasiones hasta un 70% de los jóvenes que crecieron en condiciones de riesgo, llegaron a ser socialmente capaces aunque estuvieron expuestos a una tensión severa, manteniendo su vitalidad y esperanza (De Barberi, A., 1998).

(1) autoestima (2) compromiso moral, ético y espiritual (3) la capacidad de actuar con

independencia e iniciativa personal (4) la creatividad (5) la capacidad de relacionarse

positivamente con otros (6) la capacidad de introspección (7) el sentido de humor.

  Entre los estudios de resiliencia y autoestima es interesante

destacar el trabajo del doctor Werner (Resilience and Development, NY 1999) el hizo el seguimiento de niños desde recién nacidos hasta los 40 años en la isla de Kauai (Hawai).

El estudio consistió en identificar aquellos factores que diferenciaban a quienes se adaptaban positivamente a la sociedad de aquellos que asumían conductas de riesgo.

Se observo que algunos individuos lograban superar estas condiciones de forma satisfactoria y en un principio se hablo de la condición de “invulnerabilidad”.

Se detectó que todas estas personas resilientes se había dado una condición: habían contado con por lo menos una persona, familiar o no, que lo habían aceptado como era, en forma incondicional, independientemente de su temperamento, su aspecto físico o su inteligencia.

Existen unas variables mencionadas por Rutter (1990) que actuarían a favor de la vulnerabilidad o de la protección son: apoyo marital, la capacidad de planificación, las experiencias escolares positivas y los eventos neutralizantes. Este estudio se llevo acabo con madres jóvenes; Quinton y Rutter (1984; en Rutter, 1990) observaron que la presencia de una relación armónica, calida y de confianza con la pareja favorecía el que las mujeres criadas en instituciones fueran capaces de ejercer una buena maternidad. Los mecanismos que, según Rutter, pueden estar a la base son: un efecto sobre la autoestima de la madre, un incremento en la habilidad de resolución de problemas por el hecho de tener a alguien con quien discutir los problemas y un mayor sentido de la responsabilidad.

Existen poco estudios sobre resiliencia en niños enfermos crónicos

Pero las evidencias revelan que niños enfermos crónicos se adaptan de una manera superior a la que se esperaría. Por otro lado, algunos niños enfermos crónicos presentan desajustes emocionales y de conducta. El estudio de la resiliencia con la enfermedad crónica pediátrica significa un cambio de perspectiva en el campo de la salud ya que se enfoca en el desarrollo positivo del niño.

Los niños con enfermedades crónicas infantiles son un grupo heterogéneo de dolencias con distintas características. En su mayor parte, las enfermedades son progresivas, causan deterioro físico importante, perjudican el desarrollo del niño y requieren de tratamientos dolorosos y largas hospitalizaciones

Esos cambios corporales y el sufrimiento psíquico pueden generar sentimientos de inferioridad frente a las demás personas (el niño se siente “distinto” por estar enfermo), tristeza y vergüenza, como consecuencia para su auto concepto y autoestima. Pero los estudios han demostrados como estos niños y jóvenes se desarrollan cuando tienen que confrontar circunstancias de la adaptación. De acuerdo con Gartstein, Noll y Vannatta (2000) muchos niños que sufren de estas enfermedades crónicas demuestran capacidad de superación y adaptación positiva a la experiencia.

Algunos de estos estudios nos han demostrado ciertos atributos de las personas que tienen una asociación positiva con la posibilidad de ser resilientes (Morera, A., 2007). Algunos de los más importantes son:

Actitud personal: conocimiento y control de las emociones y de los impulsos, autonomía, sentido del humor, alta autoestima y empatía.

Condiciones sociales: se destaca como factor los valores clave de la resiliencia la seguridad de un afecto recibido por encima de todas las circunstancias, no condicionado a las conductas; la relación de aceptación incondicional por un adulto significativo.

Cada una de estas investigaciones nos demuestra que va acorde con la definición de resiliencia y que cada una de las personas estudiadas son resilientes; como fue mencionada anteriormente es la capacidad de las personas poder recuperarse antes sucesos de alto riesgos y adversos. Es importante reconocer que cada una de estas personas mostraba características propias de los factores de resiliencia. Adicional a esto, contaron con personas que los apoyaban, aconsejaban, le daban amor, entre otras. Cada una de estas personas ha demostrado que no importa por el proceso por el cual hayan pasado siguieron hacia adelante, sin mirar su pasado; al contrario ese le sirvió de lección en la vida para poder brindar lo mejor de ellos en el futuro.