¿Por qué pagamos aranceles?

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Este boletín ofrece un breve repaso por aquellos documentos que dan una respuesta a esta - aparentemente - inocua pregunta.

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BREVE HISTORIA DEL SISTEMA EDUCATIVO EN CHILE:ENTRE MILITARES, NEOLIBERALES Y GREMIALISTAS

Antes de 1973, el financiamiento de la Educación Superior se realizaba mediante la aprobación anual de la Ley de Presupuesto. En aquel enton-ces, la mantención y expansión de la Educación Superior era el reflejo de un plan de desarrollo del país que contemplaba expresamente aspectos económicos, sociales y culturales.

Con la llegada de la Dictadura, la estructura del país sufrió una profunda transformación, denominada por el gobierno de facto “refun-dación nacional”, la que se tradujo en lo que también ellos denominaron “política del shock”. En palabras de los asesores del régimen significaba “darle un huevo frito a un recién nacido” (Büchi,2008).

La Junta Militar carecía de proyecto como estamento, sin embargo, a tra-vés de la violencia de Estado y consecuente desarticulación de la organi-zación social, sirvieron como parteros de la novedosa estructura econó-mico-jurídica (vigente hasta hoy) síntesis del neoliberalismo de Hayek y Fridmann y del gremialismo de Jaime Guzmán.

El texto que sirvió de guía de estas nuevas transformaciones se llamó “Bases de la Política Económica del Gobierno Militar Chileno”, más conocido como “El Ladrillo”. El texto fue desarrollado por los economistas de la Facultad de Economía de la PUC que habían sido parte de un progra-ma conjunto desarrollado por dicha casa de estudios con la Facultad de Economía de la Universidad de Chicago, en la que habrían “respirado de la teoría del libre mercado”(Büchi:2008). Estos jóvenes fueron conocidos como los “Chicago Boys”. El texto adquirió forma definitiva en mayo de 1973, y tras dos semanas de asumida la Junta Militar, ya se habían multicopiado 200 ejemplares entre los altos oficiales.

El “Ladrillo”, en un capítulo referido a los “Aspectos Económico-Socia-les”, dedicó escuetos, pero no menos significativos párrafos al tema de “Política Educacional”, que desde ese entonces otorgaría los argumentos sobre las “grandes ventajas” que tendría cobrar el valor real de la edu-cación superior, lo que a su vez significaba eliminar el financiamiento estatal de la misma. Lo dispuesto en ese texto marcaría hasta el día de hoy la base del sistema de financiamiento de la Educación Superior.

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“ El cobrar el valor real de la educación superior a los educan-dos tendría grandes ventajas; entre ellas podemos mencionar:

1. El financiamiento de las universidades y escuelas téc-nicas o profesionales mejoraría sustancialmente, con lo cual podrían aumentar su capacidad y mejorar la calidad de la ense-ñanza impartida.

2.Al vivir cada Institución Educacional de sus propios ingresos, se verían obligadas a cuidar la calidad de sus ser-vicios pues sus educandos ele-girían a las mejores.

3. Dado el costo de la educa-ción, los educandos desple-garían al máximo su esfuer-zo para aprovecharla; de esta manera dejarían de existir los alumnos eternos y los que van a las universidades a ilustrar su holgazanería.

Este sistema de cobrar el valor real de la educación superior tendría que ser complementado con becas y préstamos de largo plazo. Las becas deberían ser para los más talentosos habida consideración de su incapaci-dad económica.”

En una primera etapa este sis-tema deberá extenderse a las universidades para, posterior-mente, abarcar a la enseñanza técnica. Es posible que el cam-bio resulte extremadamente brusco para la mentalidad imperante en el país, por lo cual podría procederse de in-mediato a elevar sustancial-mente el costo de las matricu-las y a otorgar paralelamente un crédito a 15 o 20 años pla-zo para financiar ese costo, el que seria servido en forma re-ajustada con los ingresos fu-turos del profesional o técni-co beneficiado. Los préstamos se otorgarían en forma general para financiar el 70% u 80% del costo directo de la educación y las becas se otorgarían en forma calificada para los sectores de menor ingreso.”

Fragmento de “El Ladrillo”.

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Como podemos constatar, las razones expuestas por el Ladrillo ni mejoraron el Financiamiento de la Educación Superior, ni autorre-gularon la Calidad, ni brindaron aquellas notables ventajas psicoló-gicas al educando producto de “pagar por estudiar”.

De hecho, como ya se sabe, somos el país con el más gravoso y desigual sistema de financiamiento, uno de los peores en “calidad” comparativamente con modelos internacionales, y el que más an-gustia, producto del endeudamiento, ha generado a miles de estu-diantes y familias.

La intención original era la de desfinanciar totalmente a las Uni-versidades Públicas (estatales o no estatales) dado que se quería abrir el sistema educativo como un nuevo “mercado”. Para ello se la despojó del campo de los “derechos sociales” y se la inauguró en el “campo de los bienes y servicios”. Se comenzó a cambiar el lengua-je, y los primeros diagnósticos sobre las Universidades Públicas, que hoy conocemos como Tradicionales, se remitían a sostener que aquellas tenían el “monopolio” de la instrucción superior.

LA APERTURA DE UN MERCADO Para abrir un “Mercado” competi-tivo, se requería incentivar la parti-cipación de nuevos “agentes” (uni-versidades); por ello se desfinanció (descapitalizar) a las 8 Universida-des Públicas ya existentes (para no establecer “favoritismos” entre los agentes), lo que por la complejidad de dichas entidades no podía ha-cerse sino de manera gradual.

Se inauguró una tentadora norma-tiva para la constitución de contro-ladores, y que fuera lo más básica, permisiva y desregulada posible, pues requisitos muy “aparatosos” o“burocráticos” desincentivan toda atracción de nuevos flujos de capi-tal (Ley de Universidades, LOCE).

Por las razones anteriores, fue ne-cesario evitar cualquier tipo de fis-calización, dando así origen al sos-tenido aumento de instituciones privadas de precaria infraestructu-ra y estándares de calidad.

Se promovió la diversificación de la oferta, autorizando la apertura de carreras y títulos cortos tanto de pregrado como de posgrado, e impartición de carreras de modali-dad vespertina (lo que se conoció como “Autonomía”) cuyos efectos se traducen en la sobrexplotación del “mercado laboral” de ciertas profesiones y la apertura irrespon-sable de carreras con difusas posi-bilidades de empleo.

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$ EL DRAMA DEL FINANCIAMIENTO $

Es así como pasamos de tener 8 universidades hasta 1973, a 60 al año 2012, resultado de la re-pentina vocación educativa de las familias y grupos de interés vincu-lados directa e indirectamente con el Régimen Militar,que hoy en día también alcanzan a personeros de la “Concertación de Partidos por la Democracia”, quienes también se han sumado a la noble “empre-sa” educativa, como controladores, accionistas o socios. Todos ellos-han visto aumentado considera-blemente, producto de su actitud emprendedora, sus fortunas perso-nales.

Todo lo anteriordicho anterior-mente no opaca lo suculento que

resultó el Sistema Crediticio insta-lado bajo la Presidencia de Ricardo Lagos para la Banca a través de los créditos CORFO y Crédito con Aval del Estado.

En este sentido, vinculándolo con lo primeramente descrito, el Siste-ma de Educación Superior todavía vigente, parangonado al anterior existente a la Dictadura Militar, y en general al de cualquier país con una mediana responsabilidad y consideración por su sistema edu-cativo, manifiesta una dramática dislocación entre su razón de ser real constatable (afán de lucro) y el desarrollo de un proyecto de país y sociedad.

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En este contexto, las universidades públicas como la Universidad de Concepción –en vulneración flagrante a cualquier labor univer-sitaria científica autónoma, crítica, independiente y formadora de sujetos para la sociedad esperable- han debido orientar su funcio-namiento de manera fundamental a la despiadada “competencia fratricida” (entre instituciones y académicos) para la obtención de recursos dependientes del mercado, como también a vincularse o crear “sociedades satélite” o “asociadas” con fines de lucro, para el mismo propósito.

Sin perjuicio de lo anterior, la más importante forma de financia-miento (por su envergadura) recae en el pago de “aranceles uni-versitarios”, cubriendo el 83% de los costos de la Educación Su-perior según informe 2009 de la OCDE, y que se traducen en las sempiternas deudas para nosotros estudiantes y familia.El “Arancel Universitario” entonces, dada la estructura antes explicada, signifi-ca el principal sostenedor financiero del sistema universitario.

LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓNRESPONSABILIDAD EN NUESTRA LUCHA

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La mayor parte del tiempo desde la vigencia de la última estructura de educación superior impuesta, las directivas universitarias en general, han mantenido un silencio cómplice con el sistema de financiamiento, y no somos injustos al sostener que en vez de tomar posiciones claras y activas frente a las autoridades gubernamentales como muchas veces se han comprometido, han preferido cargar de manera progresiva, exce-siva e inexplicable los aranceles a sus estudiantes.

En el caso de la Universidad de Concepción, pese a las deudas en las que se encuentra sometida por Créditos o por la diferencia económica que asume (como toda universidad) entre el arancel real y referencial, se encuentra en condiciones de relativa ventaja: es la tercera mejor favo-recida por los aportes del Estado (27.000 mil millones de pesos) (Mi-neduc-2;2012), la quinta con mayores ingresos por razón de prestación de servicios (10.305 millones de pesos)(Mineduc-2;2012); y benefacto-ra directa de Lotería (10.000 millones de pesos aproximados) (Balance 2009). Pese a lo anterior, ni siquiera estamos entre las 10 universida-des que más invierten y reinvierten respecto de todas las universi-dades del país (Mineduc-1;2012).

Otro dato importante, y como lo señalara el Rector Sergio Lavan-chy en una entrevista a Radio ADN en noviembre de 2011, el aporte por concepto de “Aranceles” para la Universidad de Concepción, constituye

aproximadamente el 40% de sus fondos totales anuales (63% promedio de las universidades)(Mineduc-2;2012), cuestión bastante ventajosa res-pecto de la mayor parte de las universidades del país.

Otro punto, hasta el día de hoy “aparte”, es aquel relacionado con las em-presas asociadas a la Corporación Universidad de Concepción: La comu-nidad estudiantil de manera responsable y comprensiva, no ha acusado ni sospechado sobre el mal uso que pudiera dársele a la red corporativa por parte de directivos u otras personas involucradas para la obtención de algún lucro, aprovechando los mecanismos elusivos que permite con-veniente la legislación. Es por ello que desde el 2009 se ha pedido a las autoridades pertinentes transparentar con detalle y desglose sus finanzas, como correspondería a cualquier institución seria que admi-nistra y gestiona fondos públicos y aportados directamente a través de aranceles por quienes lo solicitan. El presente año, y con el más puro afán democratizador, se vuelve a solicitar lo negado, de tal manera que todos podamos contar con los antecedentes suficientes que funden cualquier decisión que se adopte en torno al delicado tema arancelario.

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LO ESTRUCTURAL Y LO LOCAL Tras todo lo antedicho, se deja constancia de que la “cuestión educati-va” y su manifestación en el campo del financiamiento de la educación superior, tiene raíces profundas en la estructura económico-jurídica ile-gítimamente impuesta en una sangrienta Dictadura Militar del cual no es responsable la Universidad de Concepción. Para derribar aquello, hemos luchado por construir una educación alternativa... y seguiremos luchan-do. Esto no excluye, dadas las razones presentadas, que permitamos que mientras no exista un sistema distinto, se corte por “lo más delgado”, que en definitiva implica sobrecargar a nuestras sacrificadas familias con –reiteramos – inexplicables alzas arancelarias, sobretodo en atención a la posición cómoda o silente que ha caracterizado a los directivos de la Universidad frente a los Gobiernos de turno, a las ventajas únicas que tiene la Universidad en el esquema general, y a todos los antecedentes enunciados.

Al día de hoy, lo que se conoce es que se pretende realizar un “Congela-miento Real”, es decir, reajustar el valor de los aranceles con los valores del IPC, lo que es para todo sentido común una falsa ilusión, en un contex-to donde lo único que se reajusta son los gastos y no los ingresos.

Fuentes:

Büchi. H. “La transformación económica de Chile: El Modelo del Progreso” Edi-tora El Mercurio-Aguilar. 2008.Estados financieros de las Universidades. 1ra Entrega. Mineduc. 2012.Estados financieros de las Universidades. 2da Entrega.Mineduc. 2012.