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La entrevista de la semana Por [email protected] «El Zaragoza siempre fue un club pagador» Isidro Villanova Actualmente ejerce como abogado y también colaboró en medios de comunicación analizando al Real Zaragoza. Isidro Villanova era un central de los de antes que a principios de los 90 vivió una de las crisis económicas más importantes del club. Después de 14 años con la elástica zaragocista puso rumbo al Logroñés, Alavés y Huesca. –¿Es importante forjarse otra vi- da aparte del fútbol? Es esencial labrarse una vida después de abandonar el fútbol. Este deporte termina a una edad muy temprana y tenía muy claro que tenía que acabar Derecho. Es- toy orgulloso de haber compagi- nado mis estudios con mi trayec- toria futbolística. –¿Central contundente? –Se me calificaba como duro pe- ro siempre cumplía el reglamen- to. Era un central que cumplía con sus tareas defensivas siendo muy férreo en la marca. Antes no se exigía tanto a los defensas a la hora de sacar el balón jugado, so- lo te limitabas a cumplir con tu cometido defensivo. –Su debut fue algo particular. –Me estreno en un empate a uno en el Sánchez Pizjuán. Soy titu- lar en las siguientes jornadas pe- ro vuelvo a jugar con el filial de- bido a un problema burocrático. zaron a adquirir experiencia y a despuntar Pablo Alfaro y Xa- vi Aguado. Hubo una época con Ildo Maneiro en la que coincidí con los dos en una línea defensi- va de tres centrales convirtiéndo- nos en la defensa más joven de to- da Primera División. –José Ángel Zalba llegó a la pre- sidencia en noviembre de 1988. ¿Afectó el cambio a la plantilla? –Cualquier modificación en el club crea una inestabilidad que sufre de primera mano la planti- lla. No sabíamos ni los objetivos ni las pretensiones de los nuevos dirigentes que entraron. Todo en la órbita del equipo influye crean- do una gran incertidumbre. –Problemas económicos e inclu- so algunos trabajadores sufrie- ron impagos... –El Real Zaragoza siempre ha si- do un club cumplidor. Durante mi etapa, no hemos tenido nin- gún problema de impagos y de cobros. Sabíamos que no había problema a la hora de cobrar la mensualidad. Era un club que pa- gaba al día y el que más seriedad aportaba a nivel nacional. Aho- ra, la seriedad de los pagos tam- bién existe desde la llegada de la Fundación en una labor que tie- ne mucho mérito. –Rijkaard estaba en esa misma plantilla. –Él llegó con una lesión que no le permitió dar su máximo nivel. Le costó coger la forma pero es- tando al 50% era el mejor juga- dor del equipo. Una calidad de las que pocas veces he visto en un futbolista. –Se pasó su primera temporada como profesional en blanco. –Fue la primera temporada de Antic y estábamos 32 jugadores en plantilla porque no había li- mitación de fichas. Para los que veníamos de abajo era muy com- plicado a pesar de que Antic era un amante de la cantera. Debutó Moisés, Salva, Salillas... –Coincidió con Víctor Fernández en su última temporada en el Zarago- za. ¿Qué le pareció su vuelta? –Me parece un acierto porque tiene mucho mérito lo que ha hecho con el equipo desde que volvió al club. Esa reacción y transformación que hubo no es nada fácil. Pasamos de ver a un equipo totalmente des- orientado a un equipo con mucha identidad. Eso es mérito de Víctor, que además de la experiencia que tiene, atesora un sentimiento ara- gonés que es lo que necesitaba el equipo para poder resurgir de la si- tuación tan complicada en la que se encontraba. Jesús Chueca Como tenía más de 23 años solo podía jugar cinco partidos con el primer equipo o me tenían que hacer licencia profesional, por lo que tuve que volver al filial para no estar en el dique seco. –Solamente 32 partidos con el primer equipo. –Había jugadores en mi demar- cación que lógicamente eran grandes futbolistas. Juliá, Juani- to, Fraile... No tuve continuidad en ningún momento excepto la 33 Isidro Villanova viste la toga que le acredita como abogado en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza. CHUS MARCHADOR temporada con Ildo Maneiro don- de jugué un total de 20 partidos que fue mi mejor etapa en el Za- ragoza. No era fácil abrirse cami- no en ese momento en el primer equipo pero sirvió para abrirme la puerta de otros clubs como fue mi posterior fichaje por el Logro- ñés. –Juliá, Belsué, Juanito, Alfaro, Aguado… ¡vaya línea defensiva! –Era muy complicado conseguir un sitio y para más inri empe- 30 Deportes el Periódico de Aragón 11 DE MARZO DEL 2019 LUNES

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Page 1: Por jchueca@aragon.elperiodico.com Isidro Villanova · un futbolista. –Se pasó su primera temporada como profesional en blanco. –Fue la primera temporada de Antic y estábamos

La entrevista de la semana [email protected]

«El Zaragoza siempre fue un club pagador»

Isidro Villanova

Actualmente ejerce como abogado y también colaboró en medios de comunicación analizando al Real Zaragoza. Isidro Villanova era un central de los de antes que a principios de los 90 vivió una de las crisis económicas más importantes del club. Después de 14 años con la elástica zaragocista puso rumbo al Logroñés, Alavés y Huesca.

–¿Es importante forjarse otra vi-da aparte del fútbol?– Es esencial labrarse una vida después de abandonar el fútbol. Este deporte termina a una edad muy temprana y tenía muy claro que tenía que acabar Derecho. Es-toy orgulloso de haber compagi-nado mis estudios con mi trayec-toria futbolística.

–¿Central contundente?–Se me calificaba como duro pe-ro siempre cumplía el reglamen-

to. Era un central que cumplía con sus tareas defensivas siendo muy férreo en la marca. Antes no se exigía tanto a los defensas a la hora de sacar el balón jugado, so-lo te limitabas a cumplir con tu cometido defensivo.

–Su debut fue algo particular. –Me estreno en un empate a uno en el Sánchez Pizjuán. Soy titu-lar en las siguientes jornadas pe-ro vuelvo a jugar con el filial de-bido a un problema burocrático.

zaron a adquirir experiencia y a despuntar Pablo Alfaro y Xa-vi Aguado. Hubo una época con Ildo Maneiro en la que coincidí con los dos en una línea defensi-va de tres centrales convirtiéndo-nos en la defensa más joven de to-da Primera División.

–José Ángel Zalba llegó a la pre-sidencia en noviembre de 1988. ¿Afectó el cambio a la plantilla?–Cualquier modificación en el club crea una inestabilidad que sufre de primera mano la planti-lla. No sabíamos ni los objetivos ni las pretensiones de los nuevos dirigentes que entraron. Todo en la órbita del equipo influye crean-do una gran incertidumbre.

–Problemas económicos e inclu-so algunos trabajadores sufrie-ron impagos...–El Real Zaragoza siempre ha si-do un club cumplidor. Durante mi etapa, no hemos tenido nin-gún problema de impagos y de cobros. Sabíamos que no había problema a la hora de cobrar la mensualidad. Era un club que pa-gaba al día y el que más seriedad aportaba a nivel nacional. Aho-ra, la seriedad de los pagos tam-bién existe desde la llegada de la Fundación en una labor que tie-ne mucho mérito.

–Rijkaard estaba en esa misma plantilla.–Él llegó con una lesión que no le permitió dar su máximo nivel. Le costó coger la forma pero es-tando al 50% era el mejor juga-dor del equipo. Una calidad de las que pocas veces he visto en un futbolista.

–Se pasó su primera temporada como profesional en blanco. –Fue la primera temporada de Antic y estábamos 32 jugadores en plantilla porque no había li-mitación de fichas. Para los que veníamos de abajo era muy com-plicado a pesar de que Antic era un amante de la cantera. Debutó Moisés, Salva, Salillas...

–Coincidió con Víctor Fernández en su última temporada en el Zarago-za. ¿Qué le pareció su vuelta?–Me parece un acierto porque tiene mucho mérito lo que ha hecho con el equipo desde que volvió al club. Esa reacción y transformación que hubo no es nada fácil. Pasamos de ver a un equipo totalmente des-orientado a un equipo con mucha identidad. Eso es mérito de Víctor, que además de la experiencia que tiene, atesora un sentimiento ara-gonés que es lo que necesitaba el equipo para poder resurgir de la si-tuación tan complicada en la que se encontraba.

Jesús Chueca

Como tenía más de 23 años solo podía jugar cinco partidos con el primer equipo o me tenían que hacer licencia profesional, por lo que tuve que volver al filial para no estar en el dique seco.

–Solamente 32 partidos con el primer equipo. –Había jugadores en mi demar-cación que lógicamente eran grandes futbolistas. Juliá, Juani-to, Fraile... No tuve continuidad en ningún momento excepto la

33 Isidro Villanova viste la toga que le acredita como abogado en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.

CHUS MARCHADOR

temporada con Ildo Maneiro don-de jugué un total de 20 partidos que fue mi mejor etapa en el Za-ragoza. No era fácil abrirse cami-no en ese momento en el primer equipo pero sirvió para abrirme la puerta de otros clubs como fue mi posterior fichaje por el Logro-ñés.

–Juliá, Belsué, Juanito, Alfaro, Aguado… ¡vaya línea defensiva!–Era muy complicado conseguir un sitio y para más inri empe-

30 Deportes el Periódico de Aragón11 DE MARZO DEL 2019

LUNES

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–Maneiro dimitió...–Fue un momento complica-do. El vestuario estaba con él pero los resultados no acom-pañaban. En el fútbol hay una ley que el primero que cae siempre es el entrenador. Eso supuso la llegada de Víctor Fernández. Con él, se disputó la famosa promoción contra el Murcia. Salvamos al equipo y posteriormente vino una de las mejores etapas del Real Za-ragoza.

–¿Tan crítica fue aquella elimi-natoria?–Tuvimos suerte en el partido de la ida donde salimos vivos de La Condomina y en el parti-do de vuelta nos estábamos ju-gando en 90 minutos bajar a Segunda División con un equi-po con el historial del Real Za-ragoza. La tensión era máxi-ma, entre nosotros estábamos unidos pero sabías que podía

«El día que el presidente Zalba me comunicó que me iba del club tras catorce años se me saltaron las lágrimas»

–¿Cómo fue su despedida?–El día que el presidente Zalba me llamó a su despacho para dar-me una noticia que ya esperaba se me saltaron las lágrimas por tener que abandonar el club tras 14 años con la camiseta del Zara-goza. Fue uno de los momentos más duros como futbolista pro-fesional.

–¿Qué entrenador le marcó más en su carrera?–Ildo Maneiro por su humani-dad. Siempre arropaba al juga-dor, era muy cercano.

–El sistema de ascensos y des-censos ha cambiado mucho.–En Segunda me parece mucho más justo que sean los tres pri-meros en la Liga regular los que asciendan directamente. Es muy injusto que el sexto se haya que-dado a gran distancia del tercero y sea quien ascienda. El que haya ganado el premio en la Liga regu-lar debería tener la recompensa del ascenso y si así fuese el Zara-goza ya no estaría donde está.

–¿Qué recuerda de las giras con el Zaragoza en los noventa?–Ahora es algo que los equipos ha-cen con asiduidad pero en aque-llos tiempos era mucho más ex-traño. Recuerdo la gira por Was-hington y Quéretaro en México donde jugamos partidos amisto-sos y es una experiencia que el ju-gador guarda para toda la vida.

–¿Tan especial es representar a este club por Europa?–Es una satisfacción y un orgullo muy grande que como aragonés y zaragocista puedas vestir la ca-miseta del Zaragoza. Aquel par-tido en Hamburgo cuando sale Fraile en camilla y nos roban un partido cuando lo teníamos prác-ticamente en la mano se convier-ten en anécdotas que vas contan-do toda tu vida.

–¿Se volverá a viajar por el Viejo Continente?–Sí, estoy convencido. En primer lugar hay que ascender a Prime-ra. Soy de los que piensa que más pronto que tarde el Zaragoza vol-verá a estar donde se merece. Una vez en la élite, logrará sanar la deuda que tiene y volverá a ser uno de los equipos más respeta-dos en el fútbol español.

–¿Los medios de comunicación son muy críticos? –Más que críticos son resultadistas. Si el equipo pierde se le critica de una manera y si gana se le elogia. En fútbol, no hay término medio.

suceder cualquier cosa.

–¿Cómo fue la respuesta de La Romareda?–Fue una de esas noches que se recordarán siempre. Un es-tadio abarrotado, con el pú-blico totalmente entregado y que realmente fueron ellos el artífice de que el Zaragoza se mantuviese en Primera.

–Acabó su contrato y abando-nó el club. –No tuve ninguna propuesta de renovación. En el mes de febrero tenía un precontra-to con el Logroñés, allía juga-ba mi hermano y yo sabía que aquí mi trayectoria había aca-bado. Exigí una claúsula en la que decía que si el club me ofrecía una propuesta de re-novación ese precontrato que tenía firmado se rompía para poder escuchar la oferta del Zaragoza.

tando mucho aceptar. Todos creemos que por el escudo y por la historia, el Real Zaragoza debe estar en Primera pero estamos en Segunda por méritos propios. –¿Es complicado ser canterano?–Siempre ha sido difícil llegar al primer equipo pero la oportuni-dad existe aunque hay que estar en el momento adecuado. El pro-blema no es llegar, es mantener-se. Actualmente hay una identi-dad con la cantera. Nunca es fá-cil como jugador de casa jugar en el primer equipo porque tie-nes una presión añadida. Ahora con la restricción económica es más fácil llegar que antes.

–¿Qué hay que hacer para volver a ser los de antes?–La única forma de salir de ahí es con mucho trabajo, con mu-cha suerte y sobre todo con mu-cha dedicación. El Zaragoza tie-ne una afición de Primera como demuestran los 27.000 socios. El problema es la deuda económica tan grande que acumula el club y su limitación respecto a los re-cursos económicos y más toda-vía con el control económico que hacer LaLiga. Cuando saltas a Pri-mera la deuda queda disminui-

da gracias a los ingresos por te-levisión.

–¿Cómo ve a los canteranos en la actualidad? –La dirección deportiva acertó el año pasado en establecer un pro-yecto de cantera y podemos decir que el 50% del equipo está forma-do por jugadores formados en el Zaragoza. Al final es un patrimo-nio del club, un recurso econó-mico a la hora de poder sacar un beneficio. En mi época se vendió a Villarroya por 200 millones de pesetas, por Alfaro pagaron 50 y por Vízcaino otras 30. Es un dine-ro que si después lo sabes invertir bien te permite fichar otro tipo de jugadores que ayuden a cum-plir los objetivos del club. –Sonó como presidente en la eta-pa final de Agapito. –Eso fue un rumor porque no hu-bo nada firme. Nadie en ningún momento me propuso que fuera presidente. Es verdad que apare-ció en los medios de comunica-ción pero fue solamente un ru-mor, nada más. No hubo ningu-na propuesta seria y además, tal como estaba el club no era el mo-mento adecuado para que yo fue-ra el presidente del Real Zarago-za.

–¿Cómo se lleva que lo relacio-nen con el lado ‘malvado’?–Es notorio. Todo viene de mi re-lación con García Pitarch por-que compartí vestuario con él en el Logroñés. Puede ser que en al-gún momento él pudiese pensar en alguien conocido con confian-za como yo para desempeñar ese cargo pero repito, no recibí nin-guna propuesta seria para ser presidente.

–Usted fue uno de los protago-nistas la primera vez que una cá-mara entró en un vestuario. –Era un 23 de mayo del 93 jugan-do con el Logroñés y salió un re-portaje en El Día Después de ese partido vital contra el Atlético de Madrid. El entrenador, Carlos Ai-mar, aparece dirigiéndose a los dos centrales para pedirnos que sacásemos el balón lo más lejos posible: «Nada de dar pasecitos ahí atrás. Pum. Así como viene Pum». Los reporteros se pusieron de acuerdo con el utillero y me-tieron la cámara en una bolsa en-cima de las duchas y ninguno de nosotros sabía nada. Para emitir-se nos pusimos de acuerdo todos pero se generó algún problema porque el vestuario es de los ju-gadores y del entrenador, de na-die más. H

–¿Los jugadores sufren una pre-sión añadida?–Un jugador es un profesional y dentro del oficio va también el sa-ber aguantar la presión. En el ca-so del Zaragoza se debe conocer la historia y saber que es un equi-po que por circunstancias está donde está, pero su objetivo de-be ser ascender cuanto antes. El futbolista que no sepa aguantar esa presión no sirve para vestir la camiseta del Real Zaragoza.

–Seis años ya son muchos...–El problema es ese. Estamos en una situación que nos está cos-

«Un jugador debe aguantar la presión. El futbolista que no sepa aguantarla no sirve para vestir la camiseta del Real Zaragoza»

«Nadie me propuso que fuese presidente del club»

«Todos creemos que el Zaragoza por escudo y por historia debe estar en Primera División pero estamos en Segundapor méritos propios»

33Villanova, en un calentamiento antes de un partido en La Romareda.

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Deportes el Periódico de Aragón 3111 DE MaRZo DEL 2019LUNES

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«Toca este ciclo ahora, pero el Zaragoza volverá a ser grande»

Raúl AgnéCentral de carácter y buena técnica (Mequinenza, 24-8-1970), el remo perdió a una promesa cuando dio el salto al equipo de su pueblo, para después llegar al filial (90-92) y quedarse con Víctor a las puertas de debutar. Como entrenador se hizo un nombre en el Girona, su otra casa, y cogió las riendas del banquillo del Zaragoza en octubre del 2016 para sustituir a Luis Milla, en una etapa gris que solo duró 19 jornadas antes de ser destituido.

—En su caso, el fútbol le pudo al remo. Fue bronce en el Nacional infantil en 1983.—Me dediqué al remo hasta que pudo más el fútbol. Tenía cuali-dades, dicen que técnicamente era bueno y siempre fui discipli-nado. Además me aportó mucho, porque el deporte individual no tiene nada que ver con el colec-tivo y aprendes valores que en el otro son difíciles de entender.

—¿Quién le mete el gusanillo del fútbol?—Mi familia, soy hijo de un exfut-bolista que llegó hasta el Barça ju-venil y al Condal, que es el filial ahora. Y mi hermano también ju-gaba. La calle fue nuestro lugar para el balón y disfrutábamos, por eso creo que éramos diferen-tes a los jugadores de ahora.

—Empezó en el Mequinenza, el equipo de su pueblo.

—Jugué en juveniles un año y des-pués di el salto al primer equipo, en Tercera. Estaban Ormad, Ál-varo, que en paz descanse, Raúl, el padre de Guti, Jesús India... Aprendí bastante esos años.

—Al filial llega en 1990.—Tenía que haber ido antes, en juveniles, porque en esa etapa Vi-cente Abad, que era nuestro en-trenador y había estado en la Ciu-dad Deportiva me habla de la po-sibilidad de ir. Era un chaval de pueblo, muy arraigado y no me apeteció salir. El año ya de Mano-lo Villanova pude también ir an-tes, a mitad de temporada, pero fui más tarde y ya Víctor Fernán-dez decide que me quede.

—Víctor le pasa de mediocentro a central. ¿Fue clave para usted?—Sí, porque le gustaba que el ba-lón saliera jugado desde atrás. Y en aquella época había buenos

ya desde ahí al Girona, al Figue-ras, al Palamós, al Binéfar...

—En el Girona vivió su mejor épo-ca como entrenador.—Allí entré bien, conocía el club, su idiosincrasia y crecimos jun-tos. Me pasó un poco como a Víc-tor en el Zaragoza. De ahí a Huel-va, Cádiz, Tenerife, Zaragoza… En los últimos años en España me ha tocado trabajar en circunstancias jodidas, siempre de bombero.

—Al Zaragoza le trae Juliá, ya te-nían una relación estrecha.—Yo ya lo conocí en Zaragoza, cuando estaba en el filial y él en el primer equipo, pero la re-lación no era estrecha entonces. En el Girona, él vuelve como di-rector deportivo y empieza en un proyecto, me firma como ju-gador en el 2003, mi último año como futbolista. Ahí el trato es de director deportivo a profesio-

Santiago Valero

jugadores en el filial. Tengo muy buen recuerdo de Víctor, fue fun-damental en mi carrera. Era un chaval de pueblo que jugaba por jugar y de manera innata y eso le gustó a él. Cuando llegué al filial me costó integrarme, pero me puso y pasé a a ser indiscutible en el eje de la defensa.

—Menudo filial había...—Sí, en las circunstancias actua-les más de la mitad habría llega-do al primer equipo. García San-juán, Sánchez Broto, Roberto Martínez en la etapa final, Mario, Bañuelos, Fuertes, Tejero, Cor-nago, Nacho, Blasco… La delante-ra era Moisés y Salva y los dos lle-garon a Primera.

—Usted tenía todos los números para ir citado contra el Tenerife, no debutó y ya nunca más tuvo opciones de hacerlo en el primer equipo. ¿Qué pasó?

33 Raúl Agné vivió dos etapas en el Zaragoza, primero como jugador del filial durante dos años y en la 16-17 como técnico durante 19 partidos de Liga.

CHUS MARCHADOR

—No llegué a ir convocado, pasa-ron cosas durante la semana, un pequeño altercado y no fui.

—Un pequeño altercado...—Sí, por llamarlo así. Mejor no ahondar mucho, fue culpa mía al 100%. Cosas de jóvenes, de te-ner un carácter muy fuerte, me enfadé mucho con quien no me tenía que enfadar y lo pagué ca-ro. Ya no hubo otra oportunidad. Pasé de jugar en Preferente a ca-si llegar a Primera en seis meses, aquel año rendí muy bien, en un Zaragoza que pasaba apuros y que apostaba por la gente joven. Estaba convencido de que iba a debutar, no sé si a mantenerme, pero pasó eso y no fue posible.

—Se va en el verano de 1992.—Vi que todo tenía una fecha de caducidad. Ya tenía una edad, cerca de los 23, me tocó la mili en Zaragoza y me fui al Casetas y

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LUNES

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nal, pero después coincidimos más veces y nació una buena relación con él.

—¿Hasta qué punto fue im-portante para que aceptara fi-char por el Zaragoza?—Es que si Narcís decide que vaya es porque cree en mí. Sé que no era la primera opción, que querían a Rubi, pero espe-raba algo de Primera y recha-zó la propuesta. No tengo du-da de la capacidad de Narcís, que seguro que apostó por mi experiencia en la categoría y en clubs que no estaban bien.

—Para usted era volver al equipo en el que no pudo de-butar, quitarse esa espina.—Hay dos clubs en mi vida, el Zaragoza y el Girona. Yo le es-taré eternamente agradecido y, como no pude debutar co-mo jugador, se puede imagi-nar cómo me sentí al poder

«A Irureta lo ponía porque creía que era el mejor, pero si fallaba nos costaba caro. No fue cabezonería ni me arrepiento»

—Fue muy criticado por su apuesta por Irureta en la porte-ría. ¿Cree que ahí se equivocó?—Yo ahora veo a Cristian Álva-rez y digo ‘joder qué importante es’. Estoy convencido de que Xa-bi es un muy buen guardameta, aunque no sé hasta qué punto le superó lo que era la portería del Zaragoza. Lo ponía porque creía que era el mejor, de verdad, pero cuando fallaba nos costaba caro. No tuve dudas con él y desde lue-go no me arrepiento. Lo volvería a hacer, porque lo hacía por prin-cipios. No era cabezonería ni na-da, era el que tenía que jugar.

—En enero llegó Saja, aunque lo hizo fuera de forma.—Había sido un gran portero, pe-ro vino tras un tiempo sin equi-po. Era veterano, ya le costaba, apostamos por él y lo hizo bien al principio. Fue una parte más de lo que pasó, aquel año la por-tería no funcionó en ningún mo-mento por lo que fuera.

—El que llegó tambien fue Sama-ras. ¿Qué le pareció su fichaje?—No me gusta hablar mal de na-die, pero sí diré que yo no quería a Samaras. Ni lo habíamos dicho, ni analizado y venía sin ritmo, de la Segunda de Estados Unidos. Vi-no, lo aceptamos y ya está, pero el problema es que te tienes que comer que no lo quieres poner porque no te da la gana. No esta-ba para competir, es que era un exfutbolista ya.

—Acaba el mercado de enero y el que se va es Juliá. ¿Qué sintió en ese momento?—Cuando la persona que te ha traído y que cree en ti se va, pues ya sabes que la cosa se complica. O empiezas a ganar partidos o los días los tienes contados. Sé cómo va esto. Yo seré mejor o peor, pe-ro de tonto no tengo un pelo.

—En el último mes en el banquillo se prolongó su continuidad y ya había un entrenador firmado pa-ra la siguiente temporada, Natxo González. ¿Era consciente?—Por supuesto. Lo sabía todo, porque en el mundo del fútbol nos conocemos todos. Yo al día siguiente que había firmado Na-txo ya me entero por terceras personas. Esto es fútbol y funcio-na así. Sabes ahí que tu crédito ya no existe, que es cuestión de días y lo que tratas es de ser un profesional íntegro, una persona ejemplar. Y me siento orgulloso por cómo me comporté.

—Se dijo que no tenía una buena

entrenarlo. Es un equipo que ni me lo planteé cuando me llamó Narcís, sabiendo que la situación era jodida, pero ahí entraba ese sentimiento. Eso puede con todo. Es que soy lo que soy gracias al Zaragoza. Si en su día no me hubiera dado la oportunidad, a lo mejor es-taría aún en mi pueblo.

—Hubo reacción a su llegada.—Fue bien dentro de las difi-cultades, nos fuimos a Navi-dad ganando en casa del Rayo y los números eran buenos. Tras el parón, venía el Girona, un visitante fuerte y esa de-rrota con diez nos marcó. Se genera una decepción cuan-do solo había sido un partido. Luego, perdemos con el UCAM en un encuentro que no tuvi-mos que perder por las ocasio-nes y entramos en una diná-mica que nos impidió acabar de salir de abajo.

—¿Sentía que aquel vestuario es-taba con usted?—Es que no solo es eso. Uno es en-trenador y está en su posición. Y el jugador, en la suya. Eso les pe-día yo, diciéndoles que represen-tamos un club y que nos podían acusar de jugar mal, pero nunca de que no nos dejábamos el alma o que no éramos profesionales o no intentábamos mejorar.

—La derrota ante el Sevilla Atlé-tico marca su adiós a finales de marzo. Aquel gol en la prolonga-ción, contra diez...—Fue la sentencia, hasta piensas que si ese día no eres capaz de ga-nar, contra diez y teniéndolo tan a mano, con el 1-2 tan surrealis-ta... Pues hasta ahí llegamos.

—¿Temía entonces por el des-censo a Segunda B? Solo había dos puntos de renta cuando se va y llega César Láinez.—No, de verdad que no. El Za-ragoza solo tenía un problema y no era la Segunda B, sino que no podía aspirar a subir a Prime-ra, esa es una realidad que cues-ta aceptar allí. Cuando estás aba-jo no puedes hablar de los pues-tos de ascenso. Ahora creo que ha calado y Víctor lo hizo muy bien

al llegar, con el mensaje claro de que primero era salir de aba-jo. Pero en esa temporada nunca vi el descenso como en este año, donde sí noté momentos peligro-sos, cuando el equipo estaba en esas plazas. Nosotros nunca llega-mos a caer ahí y no tuve esa per-cepción. Creía que éramos mejo-res que muchos que estaban por detrás en la tabla.

—¿Cuándo volverá el Zaragoza a Primera?—No lo sé, pero volverá seguro. Volverá a ser un grande, pero el ciclo que toca ahora es este. Y hay que entender que el Zarago-za juega como mínimo en igual-dad de condiciones que el resto o en muchos casos en inferioridad porque hay clubs con un límite salarial mucho más alto. Y la di-ficultad añadida del escudo que llevas, que hace que necesites fut-bolistas con personalidad.

—¿Se fue con algún reproche o con dolor del Zaragoza?—No, de verdad que no, doli-do con nadie. Me fui con la pe-na de que no hubiera ido mejor. También sabía al ir lo difícil que era, todo lo que envolvía al club, igual que era consciente de que si no hubiera sido en esas circuns-tancias yo no habría entrenado al Zaragoza. Si el club hubiera es-tado en Primera, de qué hostias voy a entrenarlo yo. Ahora lo que tengo es unas ganas enormes pa-ra que pronto juegue este equipo en el Camp Nou o en el Bernabéu, como ha pasado toda la vida.

—¿Qué le ha parecido la llegada de Víctor?—Le ha dado alegría y le ha pues-to a todos los jugadores un para-guas importante, que es él. Le ha dado al equipo ese estilo que le caracteriza como técnico, ves al Zaragoza y apuesta por el balón. Me alegro de su vuelta a casa, Víc-tor es un patrimonio de ese club. A ver si con él resurge el león...

—Usted en agosto pasado acabó su etapa en China, en el Nei Mon-gol Zhongyou. ¿Y ahora?—China es lo que es, allí jugar al fútbol no saben, pero te dan la opción económica y vas. Los chi-nos son difíciles, eso es otro mun-do, pero tras ese paso me consi-dero mejor entrenador, más glo-bal. Ahora quiero estar tranquilo, con la familia. Buscaré algo que quiera y donde me quieran, A ve-ces los profesionales nos dejamos llevar. Bastantes cosas incontro-lables hay como para irte donde no debes y meter la pata. H

relación con el vestuario, que tu-vo un incidente con Iza.—No era cierto. Lo de Iza, tampo-co. Fue un momento puntual que no estábamos de acuerdo en una cosa, pero pasa muchas veces. Eso sí me molestó un poco. En todos los vestuarios pasan cosas, yo he tenido problemas en otros grupos que eran mucho más jo-didos que el del Zaragoza. Tam-bién hubo un tiempo que se dijo que había un conflicto entre Lan-zarote y yo y era mentira. Intento como entrenador que los futbo-listas rindan y que vayan por la dirección que yo quiero.

«Si el Real Zaragoza hubiera estado en Primera, de qué hostias hubiera ido a entrenarlo yo... No me fui dolido con nadie»

«Yo no quería a Samaras, es que era un exfutbolista ya»

«Al día siguiente que firmó Natxo ya me enteré. Ves que ahí tu crédito no existe y me siento orgulloso de cómo me comporté»

33Raúl Agné, en el banquillo del Zaragoza.

NURIA SOLER

Deportes el Periódico de Aragón 334 DE MARZO DEL 2019LUNES

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«Cafú me dijo que el Zaragoza iba a ser mi familia y acertó»

Gilmar Dos Santos

Empezó a jugar en los descampados de Brasil y su vida cambió cuando llegó al Sao Paulo junto a su íntimo amigo Cafú, que le habló maravillas del Zaragoza. Fue un refuerzo invernal de 1996 que se quedó en la capital aragonesa tres años. Defensa central, formó pareja con Xavi Aguado en una etapa de transición y se ganó el cariño de la gente por su implicación social. Ahora quiere volver a vivir en Zaragoza con su esposa y sus hijos.

–¿Qué hace ahora?–Trabajar mucho, mucho, mu-cho. Trabajo aquí en la iglesia, produciendo eventos con mi mu-jer que es cantante, y también trabajo con los niños y con mu-chas otras cosas.

–¿Sigue relacionado de alguna manera con el fútbol?–Sí, siempre. El fútbol, la familia y la iglesia son los tres pilares de mi vida.

–¿Entrena en algún club?–Trabajo con las escuelas y con los jóvenes de la escuela, también con el club en el que juega mi hi-jo aquí en Río de Janeiro, el Boa-vista. Estamos siempre con ellos y trabajando con ellos.

–¿De qué juega su hijo?–Centrocampista como Kaká. Le encanta cómo juega Kaká, está todo el día fijándose.

–¿Cómo empezó usted?–Comencé en la calle, después ju-gué a fútbol sala y luego fui a un equipo de Tercera División y de ahí llegué al Sao Paulo.

–¿Cómo recuerda su infancia?–Soy de Sao Paulo, del interior, pero jugaba en las calles, en los campos que había. Había un te-rreno que estaba lleno de pie-dras, ahí con mis hermanos, con los amigos, limpiamos todas las piedras, hicimos un campo y ahí comenzó toda la historia.

–En Brasil qué niños no juegan al fútbol...–Siempre, siempre ha sido así. Ahora está cambiando un poco porque algunas escuelas tienen su campo pero para los niños po-bres la calle era lo único que te-níamos para jugar y en cualquier sitio improvisábamos un campo para jugar al fútbol. Aquí todos los niños si tienen un espacio li-bre, ahí están jugando.

–¿Los niños de ahora salen me-nos a la calle?–Eso está cambiando mucho, aquí y en todo el mundo. Hoy las cosas son más fáciles y antes esa pasión que teníamos por ju-gar creo que está disminuyendo un poquito. Pero hay muchos jó-venes que adoran jugar. Antes se hablaba siempre de fútbol, con-tinuamente, hoy las conversacio-nes son diferentes y hablan de co-sas que yo aún no sé qué son. Jue-gos, videojuegos y esas cosas.

–¿Quién era su ídolo?–A mí me encantaban los juga-dores de mi posición, entonces

ahí fue cuando nos dimos cuenta de que podíamos ser futbolistas. Pero todo empezó en ese equi-po de Tercera, el Itaquaquecetu-ba se llamaba. En el 97 fuimos al Sao Paulo y todo cambió. Traba-jar con Tele Santana fue la me-jor experiencia de mi vida. Por-que no era solo entrenador, era papá, era psicológo, era todo. Mi-raba por nosotros y no solo que-ría que aprendiésemos a jugar al fútbol sino que fuésemos hom-bres responsables y que entendié-ramos que el fútbol es algo que cambia muy rápido pero si tenía-mos bien amueblada la cabeza no nos meteríamos en líos. Era un padre que nos hizo entender que el fútbol era una cosa muy se-ria. Era muy disciplinado. El fút-bol es para gente responsable, es algo que amamos pero debemos ser responsables. Es el mejor en-trenador que tuve y cambió total-mente mi vida.

–¿Qué importancia tiene la cabe-za en un profesional?–Todo lo que pasa alrededor, las mujeres, los amigos, las oportu-nidades, te van a llevar a hacer cosas que como deportista no son posibles. Te crees que la vida va a ser muy fácil pero si no tie-nes cuidado todo esto que pien-sas puede cambiar y tu trayecto-ria puede terminar muy joven, como la de muchos compañeros míos, que no entendieron que ser futbolista no es solo jugar al fút-bol sino vivir para el fútbol. Es un cambio muy grande que él nos enseñó y todos aquellos que escucharon sus consejos hoy tie-nen una buena vida, pero los que no escucharon hoy están vivien-do en Brasil una vida muy dura.

–¿Siempre ha sido un amigo tan cercano de Cafú?–Nuestras familias siempre fue-ron muy próximas y siempre he-mos estado muy cerca, he podido ver cómo el fútbol ha cambiado

Raquel Machín

«Te crees que la vida como futbolista es muy fácil pero si no tienes cuidado todo se acaba rápido. No es solo jugar, hay que vivir el fútbol»

siempre me estaba fijando. Siem-pre fui un chico que tenía mucho tiempo para fijarme en la técnica y en cómo jugaban. Miraba a to-dos los defensas de mi época e in-tentaba aprender de todos.

–¿Siempre jugó de defensa?–Sí, siempre.

–¿Cuál fue su trayectoria en Bra-sil hasta llegar al fútbol profesio-nal?–Comencé jugando en Sao Paulo y en el 97 Cafú y yo jugábamos juntos en un equipo de Tercera Dvisión. Estábamos siempre jun-tos, fuimos al Sao Paolo juntos y 33Gilmar Dos Santos, en su trabajo como pastor.

SERVICIO ESPECIAL

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su vida con todos los títulos, los campeonatos del mun-do. Pero sigue siendo la mis-ma persona, siempre está ha-ciendo bromas, siempre ale-gre. Tiene muchos hijos, está trabajando con escuelas, con orfanatos, con su escuela aquí en Brasil, pero es la misma persona. Con otras responsa-bilidades pero como persona no ha cambiado nada.

–Él ya había estado en el equi-po. ¿Le preguntó por el Real Zaragoza?–Sí, fue mi maestro (ríe). Me lo dijo todo, que era un gran club, con personas muy ama-bles, que me iban a acoger muy bien, que iba a estar en casa y que no me tendría que preocupar de nada más que de jugar al fútbol. Me dijo que el Zaragoza iba a ser mi fami-lia y sucedió exactamente lo que me dijo.

–¿Cómo llegó al Zaragoza?–Fue muy duro porque llegué en diciembre con un frío, nie-ve… y nosotros en Brasil en ve-rano. Cuando llegué al aero-puerto iba en manga corta y no tenía ropa de invierno. Fue un lío porque no lo sabía y no había pasado tanto frío en

«Cuando llegué al aeropuerto iba en manga corta y era diciembre, no tenía ropa de invierno. Me quería volver a casa»

–¿Vino solo?–Vine con mi hermano. Pero pa-ra él también fue muy difícil, era muy joven. Los dos crecimos mu-cho. Mi hermano se quedó allí y ahora es una persona increíble. Zaragoza es muy importante en su vida, ahora tiene su trabajo, su familia. Para nosotros fue algo in-creíble que yo agradezco mucho a Dios de haber estado en Zara-goza y haberme encontrado con tantas personas increíbles que, a día de hoy, siguen siendo mis amigos.

–¿Quién era el entrenador cuan-do llegó?–Estaba Víctor, salió y entró Luis Costa. Una persona que me ayu-dó mucho, fue increíble conmi-go. Santi Aragón, Mondragón, Ki-ly González, Gustavo López, Xa-vi Aguado, todos querían que me quedara. Para mí fue muy impor-tante conocerlos.

–Formó pareja con Aguado.–Aguado me ayudó mucho por-que ya tenía mucha experiencia, en muchos momentos que yo no conseguía hablar, comunicarme, y él me decía, tienes que apren-der cinco o seis palabras básicas, ‘mira la espalda, cambia…’ y con eso me apañaba. ¿Qué tal está el Zaragoza ahora?

–En Segunda División.–Ojalá que suba porque el Zara-goza es una pasión muy grande de la gente. Me acuerdo que en todos los partidos el campo esta-ba lleno, con familias, con niños. Yo tuve mi escuela de fútbol sa-la ahí y pude entrenar a muchos niños. Abrimos una escuela con más de 90 niños y hablaban to-do el día de fútbol. Era un tiem-po en el que la gente amaba, te-nía una pasión muy grande por su equipo. Por eso es muy triste como está ahora.

–¿Cómo recuerda a la afición?–El Zaragoza estaba pasando por una temporada muy dura y So-láns, el presidente, estaba muy cerca de nosotros. Eso fue muy importante porque él nos hacía ver la responsabilidad que tenía-mos, que no podíamos dejar que el Zaragoza bajara a Segunda. Los jugadores no solo teníamos una amistad muy grande sino que es-tábamos todos juntos porque en momentos de dificultad si cada uno piensa distinto el equipo su-fre. Hay que conseguir que todos piensen la misma cosa y traba-jen por la misma causa. Y no es fácil, porque siempre hay alguno que no juega, otro que está triste,

mi vida. Fue una experiencia única. Me quería volver a ca-sa (ríe).

–Vino a mitad de temporada, con el tercer cambio de en-trenador y el equipo en apu-ros. ¿Qué se encontró cuan-do llegó?–Llegué a mitad de tempora-da, el Zaragoza estaba muy mal, podía descender y tenía que jugar. Entrenaba y tenía un tratamiento diferente por-que físicamente estaba agota-do porque acababa de termi-nar una temporada muy dura en Brasil, pero sabía la res-ponsabilidad que tenía con el Zaragoza para lograr la per-manencia. Así que fue muy, muy duro. Fue una experien-cia muy importante. Los pri-meros seis meses en Zarago-za fueron un cambio en mi vi-da muy grande. Gracias a Dios pude ayudar al equipo y fue muy importante para mí.

uniformes para los niños, boca-dillos, cada entrenamiento era una fiesta. Hacer el bien al próji-mo siempre tiene un gran impac-to en la vida de la gente. Zarago-za fue mi escuela. Ojalá pudiera volver a vivir en Zaragoza con mi familia. Tengo muchas ganas de volver y pasar años con la familia allí. Amo Zaragoza. Lo estoy pen-sando mucho. Lo tengo hablado con mis hijos y mi mujer. No sé cuándo pero quiero volver.

–¿Se ha encontrado después con alguno de esos niños?–No porque siempre son visi-tas muy rápidas, dos o tres días. Me hubiera gustado estar de va-caciones y pasar un tiempo con mi hermano. Estamos preparan-do algo, no sé si podrá ser en este 2019 o en el 2020.

–¿Por qué se marchó del Zara-goza?–Quería desafíos nuevos y jugar en otro equipo, conocer otra gen-te. Para mí fue un desafío el Ra-yo. Fue un tiempo muy bueno en Madrid, con mis hermanos bra-sileños Roberto Carlos, Juninho, Savio, estábamos casi todo el día juntos. Fue un tiempo precioso. Mi mujer vino conmigo y fue un tiempo muy rico.

–Vallecas es un barrio humilde, ¿hizo algún acto solidario?–Allí trabajé mucho más porque la gente tenía muchas carencias, más que en Zaragoza. Conocí gente increíble, un cantante que iba a la iglesia y trabajaba mucho con la gente. Estaba Kaká tam-bién, fue un tiempo muy bueno en el que pudimos ayudar a mu-cha gente.

–Luego volvió a Brasil.–Sí, regresé a Brasil. Hasta hoy he seguido ayudando a la gente, es mi misión.

–¿Sigue jugando?–Sí, jugamos con los amigos, con los jóvenes de la iglesia. Siempre estoy envuelto en fútbol. Nunca he parado.

–¿Mantiene contacto con alguien?–Con el único es con Santi Ara-gón, que ahora está como agen-te en Madrid, siempre estaba ha-blando con él. H

otro que está en el banquillo… Si el ambiente del club no está bien la dificultad es mucho mayor. Y nosotros teníamos eso, todos es-tábamos unidos, apoyándonos unos a otros. Eso fue muy impor-tante para no bajar.

–¿Notaba esa pasión en la calle?–Creo que todo cambió cuando fui a hablar con Soláns y le dije que había muchas personas muy pobres en las calles y que quería ayudarles. Él me dijo, ¿qué quie-res hacer, Dos Santos? Y una tar-de juntamos a todos los futbolis-tas, llevamos las camisetas y las firmamos y recogimos cosas para llevárselas. A él le encantó la idea y lo hicimos, fue una tarde mara-villosa, la recuerdo como si fuera hoy. La gente me preguntaba có-mo yo un brasileño podía amar tanto a las personas que no eran de mi país. Y ahí comenzó la gen-te a tenerme un cariño importan-te, comenzó un cambio. El Zara-goza pasaba por un momento di-fícil pero yo pensaba en la gente que estaba peor que nosotros y la gente me paraba, me daban la en-horabuena y todo el mundo tuvo un gran cariño por mí. Fue una pequeña idea que tuvo una re-percusión muy grande en toda la ciudad.

–¿Se implicó mucho?–A mí me encantaba, estaba con los niños, les enseñaba a jugar al fúbol. La gente me traía balones,

«La unión que tuvimos fue clave para no bajar»

«Ojalá suba porque el Zaragoza es una pasión muy grande de la gente. El campo estaba siempre lleno de familias con niños»

33El brasileño, el día de su presentación en el vestuario de La Romareda.

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La entrevista de la semana [email protected]

«Seguro que podré ayudar al Zaragoza de alguna manera»

Gabi Fernández

Cuatro temporadas y 144 partidos oficiales contemplan a Gabi de zaragocista. Salió por la puerta de atrás del Atlético y en el Zaragoza vivió un descenso, un ascenso y dos permanencias agónicas para ir progresando como jugador, ser capitán e ídolo en La Romareda y, sobre todo, para que la puerta rojiblanca se le volviera a abrir y pudiera vivir junto a Simeone la etapa dorada de ese equipo antes de que una cuantiosa oferta le llevara a Qatar.

—¿Cuáles son sus primeros pa-sos en el fútbol?—Empiezo a jugar en un equipo que crea mi padre, yo estaba ju-gando todo el día en la calle y él se reúne con los padres de mis amigos para formar el San Ela-dio, que es una iglesia de Lega-nés. Vivíamos al lado y por eso el nombre. Y ahí empieza todo, a mí me hacía feliz estar pegado al balón todo el día.

—Y después…—Estoy cuatro años en ese equipo y en Infantil B hago una prueba con un filial del Atlético, el Amo-rós, y empecé ahí a vestir esa ca-miseta y a coger ese sentimiento. Fui subiendo en esa cantera y ju-gué el Mundial sub-20, en Emira-tos Árabes, fuimos subcampeo-nes en una selección donde esta-ban Iniesta o Sergio García. Luego di el salto al primer equipo, aun-que con poca participación. De ahí la cesión al Getafe.

—Y su fichaje por el Zaragoza en febrero del 2007, tras el mercado de enero. No esperó al final del curso para hacerlo oficial.—Acababa contrato en ese vera-no y tenía varias ofertas. En el Zaragoza se interesaron mucho por mí, el club estaba peleando por los puestos de arriba y era un buen proyecto, atractivo. Decidí que antes de que se supiera por otras vías hacerlo oficial que ha-bía firmado por el Zaragoza.

—¿Quién contacta con usted?—El primero que viene a verme y a hablar es Miguel Pardeza, fui yo a la oficina de mi representante y estaba él allí. Fue todo muy rápi-do, no me lo pensé mucho, por-que me convencía todo de venir.

—Sin embargo, llega a un Zara-goza que pensaba en la Cham-pions y que acaba bajando en la 07-08. ¿Qué pasó?—Había una gran plantilla, con

muchos jugadores de un nivel enorme pero no había un equipo. Tener grandes futbolistas no es lo mismo que tener un buen bloque y nos costó muchísimo esa unión en el grupo. Cuando pasan tantas cosas, hay tanto desequilibrio de-portivo y tanta inestabilidad en el club, un vestuario es compli-cado que esté unido. Y había mu-chas nacionalidades, muchos ex-tranjeros y otros tantos jugado-res nuevos y no logramos entre todos sacarlo adelante.

—¿Pudo irse tras el descenso?—Tuve ofertas, pero la única op-ción para mí era permanecer en el Zaragoza para volver a llevarlo a Primera. De alguna manera me sentía en deuda porque me había dado la oportunidad de darme a conocer. No quise irme. Creo que todos los que estuvimos en ese año del descenso estábamos en deuda con el Zaragoza y los que quisieron se quedaron. Y esa deci-sión de quedarme por lo que vino después fue la más acertada.

—Llega Marcelino ese verano y se hace un proyecto para subir en un año, lo que se consigue.—Pero costó mucho, lograrlo en un año no fue nada sencillo, por-que éramos bastantes jugadores que no teníamos esa experien-cia en Segunda. Logramos ser un bloque muy competitivo, com-pacto y se sacó adelante gracias a la unión del vestuario y al tra-bajo de todos. Marcelino fue muy importante en mi carrera, por-que me dio toda la confianza del mundo, desde el primer momen-to me dio las riendas. Y siempre le estaré agradecido.

—En Primera de nuevo se vive un año convulso.—Sí, no empezamos bien y llegó la salida del míster. Y cuando lle-ga un nuevo entrenador tras uno que ha confiado tanto en ti puede pasar que no tengas tantas opor-

Santiago Valero

33Gabi, en un partido con el Al Sadd, su club actual en Qatar.

SERVICIO ESPECIAL

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tunidades. Aurelio (Gay) no me puso al principio, no tenía él esa confianza en mí, pero yo le demostré que tenía que ju-gar, que podía tirar del carro como el que más. Es que al fi-nal cae todo por su propio pe-so, no depende todo tanto del entrenador, sino del jugador y yo siempre he tenido las cosas claras, sabiendo que el trabajo se paga y da frutos. Y fue así.

—En esa temporada y en la 10-11 hubo dos permanencias agónicas. ¿Cuál lo fue más?—La de la segunda. Mucho más. Fue un año caótico, nos jugamos todo en la recta fi-nal y en ese partido contra el Levante fue todo a una carta, con la responsabilidad que implicaba porque sabes cómo se vive el fútbol en Zaragoza y lo que suponía bajar.

—Aquel partido es su último aquí y se va con dos goles.—Fue uno de los más especia-les de mi carrera, por lo que significó para la gente, por la ilusión que vi en aquellas gra-das, además de tener la suerte de hacer esos dos goles y ser el capitán de ese equipo. Para mí fue un orgullo y es un día que recordaré siempre.

«El partido contra el Levante fue de los más especiales de mi carrera, es difícil asumir que te intenten manchar la imagen así»

—No solo usted llevaba las rien-das, del Zaragoza tiraban mucho por ejemplo Ander y Ponzio.—Dos jugadores que sentían de verdad el Zaragoza y que fueron fundamentales. Yo no he jugado con otro compañero que sintiera este club como Ander, ese senti-miento ayuda mucho en los mo-mentos difíciles. Y Leo siempre tuvo una implicación máxima en sus dos etapas en Zaragoza.

—Ya pasado el tiempo, ¿qué opi-nión le merece Agapito Iglesias?—Nunca tuve un encontronazo ni un problema con él y no puedo hablar mal de un dirigente que intentó hacer las cosas bien y le salió todo mal. En el año del des-censo es que era inesperado que un equipo así bajara y, a partir de ahí, todo fue un derrumbe cons-tante, se fue todo a pique.

—Los impagos, la deuda astro-nómica, el concurso…—El concurso se declaró cuando yo salí del club, poco tiempo des-pués, pero es obvio que ese proce-so de deudas y de impagos fue el culmen de una época mala para el Zaragoza. Para muchos desde luego es una etapa para olvidar, aunque insisto en que sus inten-ciones, por los primeros equi-pos que se formaron cuando lle-gó, eran las de hacer un Zaragoza importante.

—Al final su presencia provoca-ba una crispación permanente, un mal clima social.—Y la inestabilidad nunca es bue-na. La había de manera brutal, en la calle y en el campo, y eso se transmite a los jugadores. No te puedes abstraer, es imposible muchas veces. De todas formas, creo que en las situaciones ma-las la afición supo entender que lo importante era el equipo y hu-bo una comunión que fue lo más importante para salir adelante.

—Regresa en el 2011 al Atlético.—Que pagó creo recordar tres millones por mí y había ahí un cierto favor por lo que el Zarago-za había pagado cuando me fir-mó en 2007. Entendía que ese era el momento para volver, tu-ve varias ofertas pero no me de-cidí hasta la permanencia. Tomé la decisión desde el corazón, por-que pude ir al Villarreal, que iba a jugar Champions.

—Al poco de llegar usted al At-lético aterrizó Simeone. Y todo cambió allí. ¿Le ha marcado mu-cho el ‘Cholo’?—Es el entrenador que me ha sa-

—Aún está pendiente el juicio que empezará en septiembre por el supuesto amaño.—No quiero hablar mucho de eso, pero es difícil asumir que te intenten manchar la ima-gen de esa manera. Todos de-claramos ya y, si hay que vol-ver a hacerlo, se hará. Todo ese gran trabajo que hizo el equipo no lo puede empañar un proceso que viene ahora después de ocho años. Ese año sufrimos y trabajamos muchí-simo, fue una permanencia muy merecida.

—Lograda con Javier Aguirre. ¿Qué recuerdos tiene de él?—Yo lo conocía ya del Atlético, donde no tuve muchos minu-tos con él, porque quizá no es-taba preparado aún para ju-gar allí. Es un entrenador que confía mucho en el jugador, que sabe llevar el vestuario. Eso es un valor fundamental en los momentos duros.

—Si el Atlético es el club de su vi-da, el Zaragoza es…—Mi segundo club. Ojalá en un futuro pueda ayudarles. Me gus-taría que el equipo regresara a Primera, donde merece estar, por afición, por historia y por todo.

—¿Ayudar? ¿Con las botas pues-tas en el césped?—Seguro que podré ayudar de al-guna manera. Con las botas no creo que llegue a tiempo (sonríe), ojalá pudiera, pero cuando estás tantos años en el fútbol hay otros mecanismos para poder ayudar.

—En Gabi hay entrenador o di-rector deportivo en ciernes…—Poco a poco te vas dando cuen-ta de cuál es tu camino, de cómo quieres encarrilarlo. Me prepa-raré para ser entrenador y tam-bién para director deportivo, por-que quiero estar vinculado al fút-bol. Ya veremos a ver en un par de años dónde puedo estar.

—¿Eso, un par de años más, es lo que le queda de fútbol?—Eso es lo que tengo firmado en el Al Sadd. Cuando acabe tendré 37 años y, a no ser que me en-cuentre muy bien y no haya teni-do ninguna lesión, supongo que el final ya estará cerca. Me plan-teo mi vida año a año porque creo que es lo más sensato.

—¿Qué le decidió para irse?—La propuesta económica. Es que no puedo mentir a nadie, con 35 años y que un club me dé una oferta como esta de tanto tiem-po, era inviable en el Atlético o en otro equipo en España, por-que allí mi rendimiento, como es normal, iría bajando.

—¿Qué le parece el momento del Zaragoza?—Está viviendo un año duro, don-de ha faltado regularidad, que es lo que mantiene a un equipo arri-ba y con opciones. Con la llegada de Víctor han remontado el vue-lo, se ve otra cosa y si siguen esta línea hay tiempo para todo. Equi-po suficiente tienen para eso.

—A Víctor usted lo conoce bien.—Fue mi primer entrenador allí. Conoce bien el club y, si había al-guien preparado y con conoci-miento de todo lo que implica Za-ragoza, es él. Ojalá le vaya bien, porque se lo merece, y hasta aho-ra las victorias hablan bien de su trabajo. Su idea es siempre un fútbol vistoso, pero va a depen-der de los resultados, porque eso es lo prioritario por encima de la vistosidad. H

lo ganó todo y el seleccionador confiaba mucho en los que iban. Era normal no entrar. No hay un reproche ni nada, di lo máximo y simplemente no me tocó.

—¿Qué significado tiene el paso por el Real Zaragoza en su carre-ra deportiva?—Es el equipo que me dio la posi-bilidad de progresar no solo co-mo futbolista sino como persona, fue una etapa clave en mi vida pa-ra lo que vino después, los títulos y el reconocimiento en el Atléti-co. Me forjó ese espíritu, esa expe-riencia y me hizo madurar muy deprisa, además de que me puso ahí, en la posibilidad de regresar. No fueron los mejores años, con una etapa bastante convulsa, pe-ro me agarré a mi manera de en-tender la vida y el fútbol y logré convertirme en un referente para la gente de Zaragoza y para ayu-dar a lograr objetivos que quizá no eran los esperados, pero que se hicieron realidades.

cado más rendimiento. Yo estoy agradecido a todos los técnicos, de todos se aprende, pero con el Cholo he vivido una etapa muy exitosa, donde conseguimos es-tabilizar a un club caótico en lo económico y en lo deportivo. Ahora se ha convertido en uno de los mejores equipos del mundo.

—En su carrera le acompañó el ‘sambenito’ de jugador físico, de ser solo un ‘trotón’…—Yo me fui adaptando en mi ca-rrera a las situaciones. En Zarago-za llegué a marcar 12 goles en la última temporada, tenía llegada y era un jugador más creativo. En el Atlético mi función fue otra, porque el estilo era otro. Siempre me puse a disposición del equipo. Si volviera a tener una carrera mi lema de cumplir con la consigna del entrenador sería el mismo.

—¿Y la selección absoluta?—Me quedó esa espinita, sí. Fue la época dorada de la selección, que

«Es mi segundo club, me dio la posibilidad de progresar»

33El centrocampista, tras lograr el ascenso con el Zaragoza en el 2009.

NURIA SOLER

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«Podría haber jugado mejor en París. Me salvé por el gol»

Juan Eduardo Esnáider

Su nombre permanecerá por siempre asociado a la gloria. Juan Eduardo Esnáider, uno de los mejores delanteros en la historia del Real Zaragoza, con el que conquistó dos Copas del Rey y una Recopa de Europa en sus dos etapas en el club aragonés, llegó a tierras aragonesas cedido por el Real Madrid, al que volvería luego previo pago de unos 440.000 euros. Regresó como técnico del filial y ahora ejerce en Japón, pero, como Gardel, sueña con volver.

Juan Eduardo Esnáider. Pocas ve-ces tres palabras dijeron tanto. Suenan atronadoras. Implaca-bles. Brutales. Así era él. Un de-lantero despiadado pero exqui-sito. Desalmado pero delicioso. Un mito para el zaragocismo. Un ídolo. Un símbolo. Nacido hace 45 años en Mar de Plata, llegó al Real Zaragoza con 20 años cedi-do por el Real Madrid. Hizo 13 go-les en 29 partidos a las órdenes de Víctor Fernández y conquis-tó la Copa en el Calderón ante el Celta, aunque no jugó la final por sanción. Pero el año siguiente fue aún mejor. Contribuyó con un tanto sublime a la consecución de la Recopa, hizo 16 goles en 32 partidos y se ganó para siempre un hueco en el corazón del zara-gocismo. El Madrid le recompró, pero no encajó y se marchó a At-lético, Espanyol y Juventus an-tes de regresar a Zaragoza, don-de fue clave, con once goles, para esquivar el descenso y ganar otra Copa, aunque tampoco pudo dis-putar la final tras ser expulsado en el último partido de Liga.

Oporto, River, Ajaccio, Murcia y Newell’s Old Boys fueron sus últimos equipos como futbolista antes de ser segundo técnico de Michel en el Getafe y volver, en el 2011, al Zaragoza para mante-ner al filial en Segunda B. Dirigió al Córdoba y dehutó en Prime-ra con el Getafe. Desde hace dos años, es técnico del JEF Uni-ted Chiba de la Segun-da Japonesa.

—¿Qué es de su vida? ¿Qué tal le va tan lejos?–Estoy muy bien. Las pasadas navidades p u d e viajar a España y estuve de vaca-ciones en Madrid visitando a mis hijos Juan, Walter y a mis nietos Fernando y Juan. En Japón, todo fenomenal.

–¿Qué tiene de especial? ¿Tiene

ganas de volver a España?–Estoy encantado en Japón. Con su cultura, su organización y, lógicamente, me siento muy fe-liz de estar en el Jef United. Por el momento quiero seguir en Ja-pón, pero tengo claro que siem-pre volveré a España. Es mi país por elección.

–¿Mantiene contacto con alguien del Real Zaragoza?–Mantengo contacto con Alberto Belsué, que actualmente cumple la función de delegado del pri-mer equipo, y también tenemos un grupo de WhatsApp los de la Recopa, así que seguimos en con-tacto y muy interesados con todo lo que pasa en el club. Estamos al corriente de la vida de todos y pendientes de cómo le va a cada uno.

–¿Qué es el Real Zaragoza para Juan Eduardo Esnáider?–El club más querido y donde más disfruté como futbolista y viví los mejores momentos. Sin duda, insisto, es donde más querido me he sen-tido por la gente.

¿Se arrepiente de algo o tiene es-pinas clavadas?–Cambiaría mis dos salidas del club. Me arrepiento de no haber hablado públicamente en esos momentos y que la gente supie-se mi versión de los hechos. ¿Es-pina clavada? No, pero me gusta-ría volver al club, no sé cuándo ni en qué función.

–Ganó dos Copas pero no jugó ninguna de las dos finales por sanción. ¿Cómo las recuerda?–Con un sabor agridulce. Sé que fui parte de esos logros, pero no jugar las finales me dolió muchí-simo.

–Usted le dio mucho al Zarago-za, aunque quizá lo más trascen-dente, incluso más allá de la Re-copa de Europa, sea la salvación del equipo tras su regreso en la segunda etapa. ¿Cómo se produ-ce esa vuelta? –No estaba jugando mucho en la Juventus y, en este caso, fui yo quien provocó mi vuelta al Zara-goza. Pedro Herrera seguía sien-do el director deportivo de la en-tidad y facilitó las cosas.

–Quizá el episodio deportivo más triste de entonces fue aquel últi-mo partido ante el Celta. Su ex-pulsión, sus problemas con al-gunos aficionados... ¿qué pasó realmente?–Me sentí muy mal aquel día. Re-cuerdo que había hecho un gran esfuerzo para llegar a ese parti-

do, pero no estaba bien por-que tenia el cuádri-

ceps roto. Y que me expulsaran fue un palo duro pa-ra mí, una desilu-

sión enorme. De ahí que me enfadara mu-

cho cuando me dijeron que me había hecho expulsar. En fin, un mal día que no empaña los gran-des momentos vividos con los afi-cionados de ese gran equipo.

Jorge Oto

«Solo fui un jugador más que tuvo la suerte de conformar uno de los mejores equipos de la historia del Zaragoza»

–¿Y qué cree que es Juan Eduar-do Esnáider para el Real Zarago-za?–Un jugador más que tuvo la suerte de conformar uno de los mejores equipos de la historia del club.

–¿Quién tuvo más suerte de en-contrar a quién, usted al Zarago-za o el Zaragoza a usted?–Sin duda, yo al Real Zaragoza.

–¿Gracias a quien Esnáider lllegó al Zaragoza?–Tengo entendido que Pedro He-rrera, entonces secretario técni-co, fue quien me trajo al club.

–¿Cuál considera que es su me-jor recuerdo como jugador zara-gocista? –Lo tengo claro. La final contra el Arsenal en París fue lo más importante. Pero por suerte ten-go más recuerdos muy lindos. Por ejemplo, el gol a Las Palmas cuando volví al club. Me emocio-

nó muchísimo.

–¿Cambiaría algo de su pasado en el club?

33 Juan Eduardo Esnáider celebra, con su gesto característico, uno de los numerosos goles marcados con la camiseta del Real Zaragoza.

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–Como jugador del Real Zara-goza marcó a todos los gran-des en enormes partidos. ¿Se puede decir que aquí fue más feliz que en ningún otro lu-gar?–Sin duda. Fui feliz en Zarago-za y me sentí realizado como futbolista más que en ningún otro lugar.

–Ahora se cumplen 25 años de aquel 6-3 al Barcelona en el que usted también destacó. ¿Cómo lo recuerda?–Fue un partido increíble. Creo que nunca vi La Romare-da tan llena y entusiasmada. Fui un afortunado de poder jugar ese partido. Teníamos un gran equipo y sentía que le

«Tuve yo más suerte de encontrar al Zaragoza que al revés. Es el club donde más disfruté y más querido me he sentido»

–Aquel año, 1995, nació su hi-jo Fernando, ferviente seguidor blanquillo, que falleció a los 17 años como consecuencia de una enfermedad. ¿En quién se refu-gia uno para intentar superar la muerte de un hijo si es que es po-sible hacerlo?–En primer lugar, he de dejar cla-ro que eso es algo que no se su-pera nunca, sino que se aprende a vivir con un dolor inigualable. Por fortuna, tengo una familia única y extraordinaria que es mi mayor logro en la vida. Es nues-tro refugio.

–Llegó en el 2011 como técnico del filial y responsable de la Ciu-dad Deportiva. Logró el objetivo de dejar al equipo en Segunda B pero se marchó al Real Madrid aun con dos años más de con-trato con el Zaragoza. ¿Qué club se encontró entonces? ¿Qué ha-bía cambiado respecto a sus eta-pas como jugador?–El club estaba muy cambiado respecto a mis etapas anterio-res, pero me gustó muchísimo estar al frente de una de las me-jores canteras del país. Disfruté muchísimo y el logro de la per-manencia con el filial fue increí-ble, unas de mis mayores alegrías deportivas. La relación de la afi-ción con Agapito Iglesias estaba muy deteriorada, eso se notaba mucho y no ayudaba a trabajar

podíamos ganar a cualquiera. ¿Sabe? Por partidos como ese a la gente le gusta el fútbol. Y a mí también.

–Hábleme de París.–Aquella final fue el partido soñado. De vez en cuando to-davía veo el partido. Por cier-to, podría haber jugado me-jor. Me salvé por el gol (ríe).

–Los jugadores de entonces siguen formando casi una familia.¿Qué tal la relación con Víctor?–Hay quien dice que acaba-mos mal. Ni mucho menos. No terminé mal con Víctor. En absoluto. Es más, sigo tenien-do una buena relación con él.

lando y me alegro muchísimo. En ello está, el equipo ha mejo-rado en cuanto a juego y resulta-dos y le deseo mucha suerte, por supuesto.

–¿Ha cambiado mucho el fútbol desde que usted jugaba? ¿Y el futbolista?–El fútbol, en mi opinión, ha evo-lucionado en muchos aspectos para bien. En organización, en infraestructura, en repercusión deportiva y social, en la atención a los futbolistas...también ellos están más preparados para la al-ta competición en lo físico, en su cuidado personal, en la alimen-tación y en su imagen. Las redes sociales han cambiado mucho al fútbol y al futbolista. –¿Cómo le gustaría que le recor-dara el zaragocismo? –Simplemente, como alguien que quiere mucho al club y que se entregó al máximo siempre. Eso es lo que me gustaría que re-cordaran.

–¿Le quedan sueños por cum-plir?–Sueño mucho. Hay un sueño que no quiero comentar, pero con lo que más sueño es con po-der seguir disfrutando de la vida con mis seres queridos. Ese es mi gran anhelo y por lo que lucho cada día. H

con tranquilidad en ninguna de las parcelas.

–¿Le gustaría entrenar algún día al Real Zaragoza?–Es un sueño que me gustaría poder cumplir algún día. Ojalá se dé.

–¿Sigue al equipo? Las cosas no están saliendo como estaba pre-visto...–Sí. El año pasado fue muy bue-no y por esto todos estábamos ilusionados por pelear el ascen-so esta temporada. No sé qué es-tará pasando, pero parece que Víctor Fernandez lo está encarri-

«La final en París fue el partido soñado, y el 6-3 al Barcelona fue increíble. Por partidos como ese a la gente le gusta el fútbol»

«Cambiaría mis dos salidas del club. Me arrepiento de no haber hablado públicamente y que la gente supiera mi versión de los hechos»

«El Zaragoza es donde más feliz fui, sueño con volver»

33 El exjugador argentino, en Japón, donde entrena por segundo año consecutivo.

FOTOS: S. E / ÁNGEL DE CASTRO Y R. ALLEPUZ

«Me gustaría que el zaragocismo me recordara como alguien que quiere mucho al club y que se entregó al máximo siempre»

33 Esnáider, junto a Solana, García Sanjuán y Aragón, en París.

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La entrevista de la semana [email protected]

«El Zaragoza fichaba como si fuese un nuevo rico»

Sergio Fernández

Sergio Fernández llegó al Real Zaragoza como un central contrastado con mucha experiencia en Europa, lo que encajaba perfectamente con la idea del club de alcanzar la Champions League con la llegada de Agapito Iglesias. Era elegante, certero y con buen juego aéreo. Tras llegar a la UEFA en su primera campaña, fue partícipe del descenso. Decidió quedarse para ascender, pero su relación con Marcelino le condenó.

—¿A qué se dedica ahora?—Estoy viviendo en Asturias des-de que me fui de Pamplona. Nos asentamos en casa, en Avilés, y le echo una pequeña mano a una agencia de representación en As-turias. El resto del tiempo apro-vecho para disfrutar de la vida y hacer cosas que durante mi etapa como futbolista no podía.

—¿Por ejemplo?—Viajar y hobbies. Llevo cuatro años enganchado al surf y estan-do por el norte prácticamente to-dos los días me permite hacerlo. También voy a circuitos. Cuando jugaba tenía algún coche y des-de que estuve en Pamplona, que hicieron el circuito de Los Arcos, con el grupo de amigos de vez en cuando íbamos a rodar allí. Des-pués de mi retirada he ido a más sitios como a Motorland, al Jara-ma y una vez al año vamos siem-pre al circuito de Nürburgring, que es el paraíso.

—¿Fue duro salir del Sporting, su equipo, siendo un jugador tan jo-ven todavía?—Al final te pilla en una edad joven y lo que quieres es crecer cada vez más. Entonces el Cel-ta estaba jugando competicio-nes europeas, rozando meterse en Champions, y con el Sporting ese año habíamos descendido a Segunda. Que te llame un equipo de Primera, en Europa y con 22 años… Lo que quieres es mejorar e irte. Lógicamente abandonar tu casa cuesta, pero fue un paso ade-lante y, de los siete años que estu-ve en Vigo, en seis estuvimos ju-gando competiciones europeas.

—Llegó el verano del 2006 y ficha por el Real Zaragoza. ¿Cómo se fraguó?—Llevaba todo el año en negocia-ciones con el Celta para renovar, pero por unas circunstancias o por otras no se terminaba de ce-rrar. Cuando mis compañeros es-

taban ya prácticamente de vaca-ciones me llamó mi representan-te y me dijo que estaba la opción de poder firmar con el Real Zara-goza. Fue todo muy rápido y se hizo en un pispás. Como ese ve-rano quedaba libre, firmé con el Zaragoza y una semana después se lo comuniqué al Celta.

—¿Le entró por los ojos el am-bicioso proyecto que se estaba montando?—Más que el proyecto, el Zarago-za siempre me había gustado co-mo equipo, no sé por qué, ya des-de la época de la Recopa. Además, la baza era que el entrenador era Víctor Fernández, que lo tuve cuatro años en el Celta. Cuando me presenté en Zaragoza cono-cí a Agapito y vi cómo iba a ser la historia y lógicamente estu-ve más contento, aunque podía asustar por todo lo que se quería hacer en tan poco tiempo.

—¿Cuándo empezó a notar que el Zaragoza quería correr antes de aprender a andar?—Querían que todo se hiciera muy rápido. El Zaragoza estaba en la zona tranquila y con la lle-gada de Agapito se querían fichar jugadores a base de talonario, co-mo los nuevos ricos. Se quería conseguir llegar a la Champions y en el fútbol, como todo en la vi-da, todo tiene un proceso. Con el tiempo, desgraciadamente, se vio que las prisas no son buenas con-sejeras. El segundo año descendi-mos cuando nadie podía imagi-nar que con la cantidad de bue-nos jugadores que había y con el desembolso económico que se había hecho que eso pudiera su-ceder.

—¿Qué significa para usted Víc-tor Fernández?—Cuando le conocí en Vigo vi a un entrenador que concebía el fútbol de una manera completa-mente distinta a cómo lo veían

la mayoría o, al menos, a los que yo había conocido. Era todo fút-bol de ataque, posesión de balón y todo estaba enfocado a querer ganar el partido, pero jugando al fútbol. Para un chico joven como yo, con 22 años, encontrarte esto es lo que más choca.

—¿Cree que en aquella primera temporada el equipo jugaba muy bien y divertía?—Sí. Además estoy convencido de que incluso ahora que la situa-ción del Zaragoza es de nervios por estar en el pozo, estoy segu-ro de que Víctor va a seguir in-tentando hacer lo mismo que ha-ce diez o quince años. El equipo va a jugar al fútbol y aquel equi-po de la primera temporada tam-bién jugaba bien al fútbol y daba espectáculo porque había juga-dores para ello. Estamos hablan-

do de los Milito, Ewerthon, Mo-villa, D’Alessandro, Aimar… A Víctor le habían hecho un equi-po con jugadores del perfil que a

él le interesaba. Creo que fue un buen año a pesar de que las cir-cunstancias no eran altas, eran lo siguiente.

—Compartió muchos partidos con Gaby Milito. ¿Ha sido el me-jor central con el que ha jugado?—A Gaby Milito le asemejo fut-bolísticamente a lo que era el To-to Berizzo en el Celta, con el que también coincidí. Eran dos cen-trales zurdos, con buena salida de pelota, argentinos, competi-tivos… Gaby tuvo un rendimien-to espectacular en el Zaragoza y después en el Barça también fun-cionó muy bien. Tuve la suerte de tener muy buenos compañeros, porque también coincidí con Fer-nando Cáceres en el Celta.

—Y con un jovencísimo Piqué.—No tuvo muchos minutos por-que estábamos Gaby y yo, pero ya se le veía que era un fenóme-no por sus condiciones físicas y

Alberto Bobed

33Sergio Fernández, durante un encuentro con el Real Zaragoza en la temporada 07-08, su segunda en el conjunto aragonés y que terminó con el descenso del equipo a Segunda División.

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técnicas. Lo único que le podía perder era su cabeza, que me imagino que andará igual (ri-sas). Se le veía que si no llegaba a ser de los mejores del mun-do iba a ser porque algo había fallado por el camino que no era futbolístico. Lo tenía todo, porque medía más de 1.90 pe-ro también era muy rápido, resistente y con el balón en los pies hacía cosas que el 90% de los centrales no las hacían. Vino del Manchester United, con 19 años y el tío era un po-co bala, pero se le veía con una personalidad distinta.

—En verano se volvió a doblar la apuesta. ¿Les dijeron que el objetivo era llegar a la Cham-

«A Víctor Fernández le conocí en el Celta y concebía el fútbol de forma completamente distinta a como loveía la mayoría»

do.—¿En qué momento vieron que se comenzó a torcer la tem-porada y que debían pensar solo en no bajar?—Eso se va viendo. Los demás iban ganando y sacando resulta-dos y nosotros no éramos capaces de vencer. Ya las matemáticas pu-ras te decían por lo que estabas peleando. Lo típico que uno pien-sa es que hay tiempo y sí, lo hay, pero hay un momento en el que ya no y los demás también ganan. Es muy difícil salir.

—En el comienzo de la segunda vuelta destituyeron a Víctor Fer-nández. ¿Entendieron esa deci-sión? ¿Y cómo le afectó por su relación con él?—En el fútbol, los que llevamos muchos años, sabemos por dón-de se parte todo y por las situa-ciones que se van dando sabes lo que va a pasar. La destitución de Víctor, visto cómo iba la Liga y lo que estaba sucediendo, pudo pa-sar esa semana, la anterior, dos después… pero se veía. A nivel personal, pienso que había bue-na sintonía con el míster. Con Víctor, por cómo entrena y cómo juega, el futbolista se divierte. Es-taba fastidiado porque era otro paso más para saber que la tem-porada estaba siendo un fracaso.

—¿Se vuelve loco un jugador con cuatro entrenadores en una tem-porada?—De joven ya tuve experiencia porque me pasó un año en el Sporting, el del descenso. Tuvi-mos cuatro y fue una locura. Son años en los da igual la decisión que se tome porque está mal y no hay solución. Desgraciadamente así fue.

—Irureta tampoco pudo voltear la mala dinámica.—Llegó en los últimos coletazos de su carrera como entrenador y después entró en Lezama. Creo que la situación, cuando él vino, sinceramente no creo que estu-viéramos sentenciados, pero sí que iba muy cuesta abajo como para darle la vuelta. Igual desde la perspectiva del paso del tiem-po creo que daba igual quién vi-niera por las sensaciones.

—Se habló mucho de aquel ves-tuario, de los argentinos, los cla-nes y los egos.—Eso siempre para cuando los resultados son malos. Nunca es-cucharé de un campeón de la Champions decir que el vestuario es una mierda y que hay clanes. En todos los vestuarios de todo el mundo hay una gente que se

pions de forma explícita o ya lo sabían?—No hacía falta que nos lo di-jeran. Solamente por el pro-yecto y la inversión que se estaba haciendo no era al-go obligado, pero sí que ha-bía que intentar conseguir-lo. Después son los resultados los que te marcan el objetivo y de lo que se supone que tenía-mos que pelear a lo que luego pasó hubo un mundo. Se fue complicando todo, juegas una competición europea, te mez-clas con la Liga y no es fácil. A pesar de lo que puede pensar la gente, no es fácil jugar en-tre semana y el domingo du-rante muchas semanas y hay que estar muy bien prepara-

Era un equipo que estaba pagan-do barbaridades.

—¿Ya veían entonces que el Za-ragoza vivía por encima de sus posibilidades?—No conocía al presidente ni exactamente cómo era el Zarago-za, pero con el paso de los años se vio que no se estaba viviendo por encima, es que se estaba vi-viendo muy, muy, muy por enci-ma de sus posibilidades. Que en pocos años que un club que esta-ba saneado pase a tener 100 mi-llones de euros de deuda… El des-pilfrarro fue brutal.

—Acabó la temporada y se que-dó en Segunda. ¿Por qué?—Estaba muy a gusto. Mi mujer estaba encantada, vivíamos muy bien y la gente, a pesar de haber sido un año muy duro, a mí siem-pre me ha respetado. Ya había ju-gado en Segunda y no me impor-taba y el Zaragoza seguía siendo un equipo muy importante. Vino Marcelino y se hizo un proyecto

para subir en solo un año y no me planteé marcharme.

—¿Cuándo comenzaron sus pro-blemas con Marcelino?—En la segunda jornada tras em-patar con la Real Sociedad en ca-sa tenemos algunas desavenen-cias. Tuve unas molestias en el tendón de Aquiles y no me con-voca ante Las Palmas y a la vuel-ta él me dice que cree que no ten-go ninguna lesión y que ya no me quiere en el equipo. Le di-je que no era cierto que no estu-viera lesionado y que tenía con-trato y que, mientras el club no me dijera lo contrario, era un ju-gador más. A partir de ahí sabía que no iba a contar y me dedica-ba a entrenar hasta que me sur-gió la posibilidad de marchar-me a Osasuna por la lesión de Ro-versio. Estaba cerca, no tenía que mover a la familia y decidí irme para no seguir aguantando la si-tuación. Con el paso de los años le estoy eternamente agradecido a Marcelino porque fui a un sitio en el que no pensaba que iba a es-tar tan a gusto.

—Comentó que el problema tras-cendió de lo deportivo y derivó al plano personal.—Sí, porque que delante de los compañeros te acuse de que estás fingiendo una lesión creo que es muy fuerte. Además dijo una se-rie de cosas que él creía que ha-bían ocurrido el año anterior so-bre el tema del descenso. Le dije que no era nadie para valorar lo que había pasado el año anterior porque él no estaba y le podían haber dicho mil historias. A mí me parece un fantástico entrena-dor, pero creo que vino con el cu-chillo entre los dientes y así por la vida no se puede ir. Soy un tío muy tranquilo, muy pancho, pe-ro llega un momento en el que si hay que decir las cosas, las digo.

—¿Cree que será capaz Víctor Fernández de sacar la situación adelante?—El paso que dieron Víctor y el club es porque la situación era muy complicada. Se va a seguir viendo esa comunión entre club, equipo y grada que es lo que per-mite reconducir la situación, pe-ro hay que ser muy realista. Todo seguidor del Zaragoza tiene pre-sente el recuerdo de la Recopa y el estar peleando por las prime-ras posiciones en Primera, pero ese a día de hoy no es el Zarago-za. Para crecer, además de tener paciencia, es necesario no volver-se loco en lo económico y que en lo deportivo vaya bien. H

lleva mejor con unos y peor con otros, pero eso no tiene nada que ver para el funcionamiento de un equipo. Con 25 futbolistas, de dis-tintas nacionalidades y gustos, es imposible que todo el mundo sea muy amigo… Los argentinos, en el Zaragoza y en cualquier equi-po, se juntan y son piña, pero no es para mal ni para bien. No no-té nada distinto a otros clubs u otros años, no hay que achacar a eso que se acabase bajando.

—¿Cree que el Zaragoza tenía un objetivo definido pero no una ho-ja de ruta clara?—Se puede pensar que no había una hoja de ruta. Agapito tenía experiencia nula en el mundo del fútbol. Era un tío empresa-rial, que en sus negocios le había ido muy bien y que por capricho o por lo que sea al final compró el Real Zaragoza. Es cierto que ha-bía mucho ruido institucional y que siempre se estaba hablando de ese tema, pero eso ya depen-de de la forma de ser de cada ju-gador, de que cada uno esté pen-diente o no de esas cosas.

—¿Qué opina de Agapito?—Hay que ser conscientes del des-embolso y todo lo que estaba ha-ciendo, los sueldos que se esta-ban pagando y demás (resopla)… La cosa tenía que ir muy bien en lo deportivo para poder soportar eso y había que jugar la Cham-pions sí o sí. Además en lo depor-tivo no es que se fuera bien, es que se fue muy mal. El Zaragoza venía de un presidente que siem-pre se decía que iba por el libro, que se lo tomaba como una em-presa y que no se gastaba ni un euro más de lo que se ingresaba.

«A Piqué ya se le veía que era un fenómeno. El tío era un poco ‘bala’, pero se le veía que tenía una personalidad distinta»

«El Zaragoza era un equipo que estaba pagando barbaridades. Había que jugar la Champions sí o sípara soportar eso»

«Con Víctor Fernández el futbolista se divierte»

«Marcelino me parece un fantástico entrenador, pero creo que vino con el cuchillo entre los dientes y así no sepuede ir por la vida»

33Sergio, junto a sus hijos, dentro de un coche de rallies, una de sus pasiones.

SERVICIO ESPECIAL

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La entrevista de la semana [email protected]

–Sebastián Rambert es ahora en-trenador ayudante en el Olimpia de Paraguay.–Sí, estoy trabajando aquí en Olimpia, estuve también diri-giendo a algunos equipos de Ar-gentina en Primera División y en distintas categorías. Ahora ha sa-lido un proyecto, hace ya casi un año, en el que vine a colaborar con un entrenador que en reali-dad es un amigo al que conocí en Independiente, muy amigo mío y de Gustavo López, Daniel Game-ro. Nos hemos embarcado en este proyecto que por suerte nos dio la oportunidad de conseguir co-sas la temporada pasada, ganan-do los torneos de Apertura y de Clausura.

–¿Siempre quiso ser entrenador?–La realidad es que fui un poco obligado porque a los 29 años tu-ve que dejar de jugar. Muchas le-siones en la rodilla me impidie-ron continuar jugando y hacerlo al nivel que se requiere en la alta competición, y el entrenador que en ese momento me había lleva-do al último club, el Arsenal de Sarandí, me dio la oportunidad de empezar a trabajar con jóve-nes. Casi de forma obligada para mantenerme siempre en lo que es el fútbol y no quedarme en el anhelo de haberlo tenido que de-jar joven me inicié rápido en esta carrera, a los 30 años. De ahí para adelante siempre he podido tra-bajar con continuidad.

–¿Desde cuándo trabaja con Da-niel Gamero?–En realidad cuando empecé a trabajar en Arsenal comencé a trabajar con él, estaba de entre-nador y me ofreció ser su ayu-dante y así fue. Después el tiem-po nos separó porque he estado también con Ramón Díaz y otros entrenadores y también traba-jando solo. Y surgió esta oportu-nidad hace un año, que Daniel me ofreció la posibilidad y por la relación que mantenemos y es-tar siempre en vigencia con todo lo que tiene que ver con dirigir, aquí me tiene a su lado.

–¿Independiente fue su origen?–Sí, me formé en las divisiones base e hice toda mi carrera de in-fantil y de juvenil en Indepen-diente, con Gustavo López, con el que siempre compartí equi-po. Y también tuve la oportuni-dad de obtener títulos y de jugar con Daniel y Gustavo, lo que hizo que por encima de compañeros de fútbol seamos grandes amigos de por vida.

–¿Debutó muy joven?–Sí, debuté joven. Mi primer par-tido, que no terminó de ser oficial

porque se dio en una pretempora-da, fue a los 16 años. La continui-dad me llegó a partir de los 18, cuando pude jugar más seguido.

–¿Cómo fue su pase a Europa?–Era algo diferente a hoy en día. Yo tenía la posibilidad de contar con pasaporte europeo porque mi padre había jugado mucho tiempo en Francia, en el Olym-pique de Lyon, y eso me daba la oportunidad de ser comunita-rio. Pero la Ley Bossman no se ha-bía producido todavía, así que no pude tener esa ventaja. Entonces era más difícil ir a Europa por-que cada club tenía una canti-dad equis de extranjeros que so-lamente podían estar dentro de los 16 del banco, que no eran ni 18 entonces. Se hizo difícil y eso fue lo que provocó mi salida a Za-ragoza, donde tuve más continui-dad y pude jugar más.

–¿Había entonces mucha dife-rencia entre el fútbol sudameri-cano y el europeo?–En aquel entonces no sé si ha-bía tanta. Hoy sí ha crecido mu-cho más, me parece, en lo que es la organización y lo que es el fút-bol europeo y el sudamericano. Los equipos en Europa se han for-mado, se han capacitado, y termi-nan sacando un provecho mucho más grande que el sudamerica-no, donde todavía contamos con algunas cosas que tienen que ver con infraestructuras y que nos condicionan a la hora de empa-rejar. El jugador sudamericano por características naturales y propias ha destacado y siempre ha sido reconocido y buscado en Europa. Pero sí hay diferencias.

–¿Cómo surgió la opción de venir al Zaragoza en la 95-96?–Me acuerdo que en su momen-to la posibilidad era ir a jugar a Valencia, que estaba Aragonés y había hablado conmigo, y surgió la opción del Zaragoza, que al Inter le gustaba más porque ha-bía puesto una posibilidad de te-ner la opción de decidir quedarse conmigo a final de año y eso fue lo que inclinó al club a darme la posibilidad de ir allí. Siempre ha-bía sido un equipo que había re-cibido jugadores sudamericanos y eso también incidió a la hora de tomar la decisión. Tanto es así que recuerdo como algo muy de-finitorio que el Zaragoza en esos seis meses intentó comprarme el pase y el Inter le dijo que no po-día hacer uso de esa opción por-que no había llegado al tiempo límite. Después cambiaron y no terminé en Zaragoza pero siem-pre he guardado un recuerdo muy lindo de la ciudad y de todo lo que me tocó vivir.

Raquel Machín

33Rambert posa con los torneos Apertura y Clausura conquistados con el Olimpia en el 2018.

SERVICIO ESPECIAL

«El Zaragoza quiso comprar mi pase y el Inter no aceptó»

Sebastián Rambert

Fue una de las grandes promesas del fútbol sudamericano. Llegó cedido por el Inter en el mercado de invierno de la campaña 95-96 y debutó entre la niebla con dos goles al Valladolid. Tras seis meses, volvió a Argentina, donde se retiró joven por una lesión.

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–¿Qué se encontró aquí?–Las cosas eran diferentes, des-de la infraestructura a lo que le tocaba vivir a un equipo con otro. Pero uno como jugador siempre anhela poder jugar y competir y es lo que uno bus-caba. El proyecto del club era tener varios jugadores argenti-nos, Gustavo estaba en los pla-nes del Zaragoza y poder vol-ver a juntarnos... todas esas co-sas incidieron.

–¿Se acuerda de su debut?–Sí, recuerdo haber debutado en La Romareda, contra el Va-lladolid, no recuerdo el resul-tado final (5-3) pero fue una linda actuación y me fui muy contento con lo que había pa-sado ese día. Todos nos fuimos contentos. Luego el fútbol fue cambiando, se fueron dando distintas cosas que tenían que ver con el juego, con la posi-ción, ese tipo de cosas que van sucediendo en el momento por necesidad o porque el téc-

«Fue una experiencia muy agradable, muy enriquecedora, me encontré un club magnífico que me abrió las puertas»

–¿Convenció a Gustavo López de que viniera?–La realidad es que el Zaragoza me preguntó mucho por Gusta-vo porque había jugado con él en Independiente. Después cuando el Zaragoza necesitó ese empu-jón no fue difícil porque Gusta-vo estaba abierto a hacer su carre-ra allá. De hecho hoy Gustavo es ya casi un español más, ha hecho allí su vida.

–¿Recuerda todos los goles?–Recuerdo uno muy lindo al Ma-drid en el Bernabéu pero no soy bueno con la memoria para po-der retrotraerme a eso. El del Ber-nabéu fue un empate a dos de vi-sita, un partido que prácticamen-te lo teníamos y para nosotros era muy importante, así que ha-ber podido marcar en un partido así es lindo y agradable.

–¿Cómo fue su relación con la afición?–Tuve una buena relación, un fee-dback muy importante. De hecho se creó una peña con mi nombre y tengo el mejor recuerdo. Por lo menos la gente me ha trata-do muy bien, no solo dentro del campo sino en cuanto a todo lo que me tocó pasar fuera del cam-po. Mi relación con el hincha siempre ha sido buena.

–¿Mantiene el contacto?–No , la realidad es que perdí bas-tante el contacto. Con Gustavo es el que más hablo, con Cáceres he hablado bastante. Pero era un equipo en el que yo era muy jo-ven y había jugadores reconoci-dos importantes, Pardeza, Higue-ra, y esa diferencia todavía era marcada en ese fútbol de los no-venta. El joven con el adulto no tenía una relación tan compin-che como puede ser la de hoy.

–¿Ha cambiado mucho el fútbol o el futbolista en ese sentido?–Sí, ha cambiado un poco de to-do. El fútbol seguro y el futbolis-ta con su relación y sus distintas formas, han venido las redes so-ciales y un montón de cosas que tienen que ver con la comunica-ción, cosas que en algún punto nos acercó, en otro nos alejó en lo que puede ser esa convivencia que teníamos. Nosotros disfru-tábamos mucho con actividades después de los entrenamientos. Zaragoza tenía uno de los kartó-dromos más importantes de Eu-ropa y solíamos ir a divertirnos.

–¿Qué recuerdo le queda de sus seis meses aquí?–Fue una etapa muy especial pa-

nico lo requiere. Víctor Fer-nández fue el entrenador que tuve en toda mi estadía, ade-más ando siempre siguiendo y sé que ha vuelto al club y le va bien.

–¿Siempre jugó de delantero?–En el Zaragoza jugué de de-lantero en un momento y ter-miné jugando de volante, al-go que no hacía tan a menu-do, pero terminé jugando ahí porque había llegado Morien-tes, estaba Dani, y ese tipo de cosas condicionó mi posicio-namiento en el campo. Em-pecé a jugar más retrasado y ahí por momentos no me sen-tía muy cómodo, pero son co-sas que tienen que ver con el fútbol y con lo que pensaba Víctor en ese momento. Cosas que nos pasan a los jugadores en todos los equipos.

–¿Alguno le sorprendió?–Sí, jugar con Maradona, estar con Maradona dentro de un cam-po de juego, en un vestuario, es algo fuera de lo común por todo lo que genera, todo lo que hace sentir a aquellos que lo acompa-ñan en eso de ir a jugar un parti-do para el mismo equipo y en ese sentido es el que ha generado co-sas distintas.

–¿Qué balance hace?–Uno cuando hace un análisis de lo que pasó se va arrepintiendo de cosas que van pasando o cosas que con más edad las haría dis-tintas. Pero son decisiones que se han tomado. Estoy contento con lo que ha sido mi carrera. Tengo en el debe no haber podido com-petir en algún punto como que-ría por el problema de las lesio-nes que he arrastrado. Pero pude jugar en los equipos más impor-tantes de Argentina, en el Inter, en el Zaragoza, en la selección. Así que estoy contento y orgullo-so con lo que me ha tocado vivir.

–Se retiró muy joven. ¿Fue difícil la decisión?–No se me hizo tan difícil porque fue una obligación para mí por-

ra mí, muy agradable, me que-dó gente muy conocida, tuve la oportunidad de jugar con gran-des jugadores, me encontré un club magnífico que me abrió las puertas en un momento difícil cuando no podía jugar en Italia, así que siempre mantengo el me-jor recuerdo. Siempre me encari-ñé con mucha gente de Zarago-za, me acogieron muy bien y pa-ra mí fue una experiencia muy enriquecedora.

–Volvió a Argentina y jugo en Bo-ca y River.–Sí, tuve la posibilidad de jugar un año en Boca, con un equi-po totalmente renovado, y lue-go el River hizo una compra ofi-cial con una negociación entre los dos clubs, que de hecho creo que fue la última compra directa de un club a otro. Allí pasé cinco años muy lindos.

–También fue internacional.–Tuve la oportunidad de jugar con grandes jugadores, Marado-na, Francescoli, Riquelme... en ese sentido soy un agradecido de haber podido compartir un cam-po de juego con jugadores de se-mejante talla y envergadura.

«Jugar con Maradona, estar con él en un campo, en un vestuario, fue algo fuera de lo común por todo lo que generaba»

que no podía continuar. Como fue obligado tuve que aceptar lo que me estaba pasando.

–Le llamaban ‘Avioncito’ por su forma de celebrar los goles. ¿Có-mo surgió la celebración?–Empecé a celebrar los goles así en Independiente, creo que la peña de Zaragoza acabó siendo Avioncito Rambert. La realidad es que en los noventa surgió como una posibilidad, no sé muy bien porqué, salió en el momento, su-cedió en un partido contra Lanús y a partir de ahí es como que me empecé a identificar un poco con la forma de festejar el gol y fue lo que llevó a que tuviera un festejo propio. Después cada uno tenía su propia celebración. Eso fue lo que sucedió pero no fue algo pre-meditado cuando lo hice por pri-mera vez.

–¿Qué objetivos tiene como en-trenador?–En el fútbol es difícil proyectar mucho más allá de un año. Pero los anhelos son siempre los de mejora, uno siempre desea pro-gresar, triunfar, tener la posibili-dad de abrir camino hacia otros lados, la posibilidad de dirigir en Europa y ese tipo de cosas.

–¿Tiene algún referente?–La realidad es que uno va encon-trando muchas veces una identi-dad propia que termina siendo lo que uno ha aprendido. Viví una época en la que la táctica y la estra-tegia todavía no eran tanto, el téc-nico estaba en cosas mucho más básicas que tenían que ver con los relevos de jugadores y cosas bas-tante comunes de la época.

–¿Hoy se analiza más el fútbol?–Muchísimo más. Y la táctica y la estrategia es totalmente diferen-te. Hay opciones, remedios para distintas situaciones, es mucho más organizado, no hay tanta improvisación. Hay un orden que hace también a los equipos más previsibles. Al menos para los en-trenadores. Antes los jugadores no teníamos tanta información, no mirábamos tanto al rival, no le prestábamos tanta atención, era propiamente más lo nuestro. Hoy conocemos quién es el titu-lar, el suplente y el tercer juga-dor por puesto, sus característi-cas, qué hace y qué no hace, sus virtudes. Sabemos qué podemos hacer. Eso nos lo dio una parte de lo que es la tecnología. Es diferen-te. El fútbol, como el mundo, si-gue girando, avanzando, progre-sando, y eso es lo que sucede tam-bién con nosotros. H

«No fue algo premeditado celebrar los goles así»

33Sebastián Rambert celebra su primer gol con el Zaragoza.

ángel de caStRo

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La entrevista de la semana [email protected]

Ángel Lafita

Dejó el fúbol el pasado verano tras un año sin apenas competir en Qatar y después de más de 300 partidos como profesional y doce temporadas en la élite, casi la mitad de ellas en un Real Zaragoza en el que debutó en la temporada 2005-2006 en el Vicente Calderón. Pero Ángel Lafita pasó a la historia por marcar dos tantos al Real Madrid en el Bernabéu en el 2011 en su segunda etapa en el club, el principio del fin, cuando la salvación era un título

—¿Cómo se vive sin fútbol?–Pues más ocupado que antes. Fi-gúrese con tres niños. Contento y, si le digo la verdad, más libera-do mentalmente. La vida son eta-pas y ha acabado una y ha empe-zado otra basada en disfrutar de la familia y en la que trato de via-jar lo que se pueda y de hacer co-sas distintas a las que hacía cuan-do jugaba. Mi momento acabó y estoy muy orgulloso de lo que he conseguido.

–¿No lo echa de menos?–A días. Acabé tan saturado men-talmente que necesitaba un pe-riodo de desconexión. Reiniciar. Y en esto estoy. Eso sí, siempre que puedo voy con mi hijo ma-yor a La Romareda y, si no, veo al Zaragoza por la televisión. Lo si-go, pero no lo echo tanto en fal-

ta como pensaba, al menos, por ahora. Pero quizá en dos años me estoy tirando de los pelos. Ya sa-be que la cabra siempre tira al monte.

–¿Abandona el fútbol o el fútbol le abandona a usted?–Lo dejo yo. Tenía posibilidades de seguir, pero no habría sido honesto porque no estaba al cien por cien. Prefería echarme a un lado, no arrastrarme y dejarlo.

–¿Con espinas clavadas?–Prefiero centrarme en lo con-seguido. Siempre he jugado en Primera y nunca he descendido, aunque he estado muchas veces al borde. Quizá sí me quedó un sueño por cumplir: vestir la cami-seta de la selección española. Ser internacional. Estuve muy cerca,

tía vergüenza, me preguntaron sobre eso y no sabía qué decir. Al ser de aquí, yo me autoimponía esa responsabilidad porque soy así. Había semanas que no salía de casa y lo pagaba con mi mujer y con los que más quiero porque estaba cabreado conmigo mismo. A raíz de ese partido empezamos a ganar. Al año siguiente de mar-charme, el Zaragoza bajó.

–Y ya no levantó cabeza. De bue-na se libró.–Se veía venir. Cuando juegas con fuego al final te quemas y noso-tros estuvimos muchos años ha-ciéndolo. Le aseguro que me fasti-dió y me dolió como al que más.

–¿Qué se hizo tan mal para aca-bar así?–Cada año venían 15 jugadores

Jorge Oto

plicados institucionalmente y eso no ayuda en la parte deporti-va. Pero el objetivo era salvarnos y para mí fue conseguir un títu-lo. Parecía imposible después de, por ejemplo, llevar 15 puntos y tener que sumar otros 30, pero lo hicimos y disfruté mucho.

–¿Eso curte más que duele o vi-ceversa?–Hubo un año especialmente di-fícil. Era muy duro perder y per-der y siempre salíamos los mis-mos a dar la cara. Entre ellos, yo como capitán. Me ponía en el lu-gar de la gente y pensaba qué iba a decirles. Recuerdo una entre-vista que me hicieron al término del partido que perdimos 5-1 en Málaga con Manolo Jiménez co-mo entrenador. Él acababa de de-cir en rueda de prensa que sen-

pero no me gusta centrarme en eso sino en lo orgulloso que estoy de haber jugado más de 300 par-tidos en Primera División, haber marcado goles importantes y ha-ber defendido a mi equipo duran-te cinco años, además de ser capi-tán. Eso era impensable cuando era pequeño.

–¿Qué ve cuando mira atrás?–Veo a un chaval que cumplió su sueño y que se ha ido forman-do consiguiendo lo que se pro-puso. Aquí pasé dos etapas muy diferenciadas. En la primera era un chico joven en un equipo con gente de mucho nivel como Ai-mar o los Milito. Yo tenía 20 años. Un pipiolo. Fue una buena deci-sión salir y volver como un juga-dor hecho. La segunda etapa estu-vo compuesta por tres años com-

33 El exjugador zaragozano, Ángel Lafita, posa para EL PERIÓDICO en la entrevista que concedió a este diario.

NURIA SOLER

«No pude disfrutar del fútbol en mi tierra por la responsabilidad de ser de casa»

Page 16: Por jchueca@aragon.elperiodico.com Isidro Villanova · un futbolista. –Se pasó su primera temporada como profesional en blanco. –Fue la primera temporada de Antic y estábamos

nuevos, más de la mitad cedi-dos que se van a ir al año si-guiente y eso lo hace todo mu-cho más complicado. Creo que fue una de las claves, aun-que es verdad que también en alguna ocasión propició un cambio de dinámica, como el año que vinieron Colunga o Suazo, entre otros. Pero hay otra razón poderosa. Institu-cional.

–Explíquese.–Cuando una empresa no es-tá estable eso te crea incerti-dumbre. El futbolista llega hasta donde llega y el domin-go va a intentar ganar, pero lo que hay después de eso es-tá fuera de nuestro control. Y aunque te intentes abstraer, eso se palpa. Es imposible ais-larte. Te llega siempre.

–¿Llegó a sentir vergüenza?

«Quiero pensar que Agapito entró con la intención de ayudar. No me hizo daño, sino que teníamos diferentes puntos de vista»

–Mucha gente le recrimina que dijo que pondría los puntos so-bre las íes cuando se fuera, pero que no lo hizo. ¿Por qué?–Acabé la temporada, nos salva-mos y, después de todo lo que se había vivido, era momento de disfrutar y no echar más porque-ría de la que ya había. Pero tam-bién yo entonces estaba en una situación delicada y tenía mucho que perder. Por eso decidí dejarlo todo como estaba.

–¿Y ahora?–¿Para qué? Ya pasó y ya no está. Simplemente, Agapito y yo tenía-mos diferentes puntos de vista. Ya dije alguna cosa en su día. Inten-té renovar pero cuando la oferta que te hacen está por los suelos para que diga que no y venden que no quieres renovar, ya es un motivo para decir que así no se hacen las cosas. Ese día, además, estaba muy caliente. Quizá me equivoqué porque no era el mo-mento. Luego lo pensé fríamen-te y, después de habernos salva-do tras comer porquería todo el año, no valía la pena.

–Una situación con culpables….–No fue una persona ni dos. Fue la inestabilidad del club, que la plantilla no funcionaba… un cú-mulo de circunstancias. Yo tam-poco di el nivel o este fue mayor en otros equipos porque la diná-mica de un club marca el nivel de sus jugadores.

–¿Qué quedaba cuando se fue de aquel chaval que debutó en el Calderón?–Tuve la sensación de que una tercera etapa era muy difícil. Ya tenía 26 años y había firmado cuatro años con el Getafe. Me ha-bría encantado acabar mi carre-ra aquí y jugar un año en el Za-ragoza. Tuve la oportunidad, pe-ro no estaba al cien por cien y no quería ni arrastrarme ni enga-ñar a nadie. El Real Zaragoza me dio la posibilidad pero ni siquie-ra nos llegamos a reunir porque les dije que no estaba para jugar ni aquí ni en ningún sitio. Físi-camente no estaba bien y men-talmente acabé muy quemado. Además, habría tardado tres me-ses en ponerme bien para jugar. ¿Qué podía aportar yo? No que-ría que fuera solo en el vestuario, así que decidí que hasta ahí ha-bíamos llegado y, si puedo ayu-dar al Zaragoza de alguna forma, yo feliz. Me llamaron para pedir-me ayuda en el fichaje de Álvaro Vázquez y lo hice encantado.

–¿Cómo recuerda su debut?

–Impotencia. Creía que tam-poco era tan difícil hacer las cosas bien y aplicar un poco de lógica. No entendía mu-chas cosas y por qué no se apli-caba el sentido común. Pero no podía hacer más.

–¿Tampoco en Málaga?–Ahí sí. Jiménez era un tío muy preparado y listo. Un gran entrenador, pero tenía ese pronto. Puede que fuera un calentón o que lo hiciera como punto de inflexión. Pero sí, también sentí vergüenza.

–¿Cuánto daño le hizo Agapi-to?–Daño no. No le responsabi-lizo a él de lo que pasó por-que quiero pensar que entró al club con la mejor intención de ayudar al Zaragoza. Tenía-mos diferentes puntos de vis-ta. Simplemente, no pude dis-frutar del fútbol en mi tierra.

–En el Bernabéu la armó gorda.–Ser futbolista te da el gran privi-legio de hacer feliz a mucha gen-te y ese día lo logré. Estoy muy or-gulloso de ello porque eso no se paga con dinero.

–Hábleme de su despedida.–Era ante el Getafe en Madrid. Ya estaba decidido que me iba. Mi re-lación no era buena y había sido mucho tiempo intentando llegar a un acuerdo, pero, cuando una de las dos partes no quiere, es di-fícil. Me costó mucho tomar la decisión, pero no me quedó otra. Sabía que era mi último partido, ganamos y recibí un cariño espec-tacular de los que se desplazaron cuando Jiménez me cambió en el último minuto. Fue muy bonito y una sensación de emoción por-que quizá era la última vez que vestía esa camiseta.

–¿Sintió alivio?–Logramos la salvación, pero lo pasé mal. Fueron años complica-dos. ¿Alivio? Por un lado sí, por-que te quitas una carga de enci-ma brutal de tres años seguidos. Me cargaba de una gran respon-sabilidad y tenía problemas con el mandatario, con el que tenía-mos diferentes puntos de vista. Me tocaba disfrutar del fútbol y por eso me fui a Getafe, donde lo pude hacer más porque no tenía esa responsabilidad que sí tenía en Zaragoza.

–O sea, que en Zaragoza no fue plenamente feliz.

–Es lógico. Otra cosa habría sido en una época distinta. La de la Re-copa, por ejemplo. Estás en casa, ganas y disfrutas, pero aquella si-tuación fue muy difícil. Siempre con el agua al cuello. No es que lo sientas más que los demás, pe-ro tienes un plus más de respon-sabilidad que el resto por ser de casa.

–¿Por qué no se bajó antes?–Por los jugadores, Y por los en-trenadores, algunos más que otros. Muchas veces nos junta-mos entre nosotros para dejar claro que eso no podía seguir así pero llega un momento en que ya no creía en esas charlas. No ser-vían de nada. Me acuerdo mucho de Javier Aguirre, de los pocos técnicos que se echaban la por-quería encima para quitarnos presión a nosotros. A veces el ju-gador lo necesita. En otras ocasio-nes nos teníamos que echar no-sotros la responsabilidad encima para que no cayera sobre los más jóvenes.

–¿Cuál es su peor recuerdo? –El descenso a Segunda, aunque yo ya no estaba. Y la final de Copa perdida con el Espanyol. Tenía-mos tanta ilusión después de eli-minar a los grandes... pero el Es-panyol planteó bien el partido y se adelantó pronto. A ida y vuelta hubiera sido distinto. Estaba se-guro de que habría más oportu-nidades, pero no.

–¿Que significó Víctor Muñoz pa-ra usted? –Me dio la oportunidad de debu-tar. Alguien tiene que creer y con-fiar en ti y él lo hizo. No sé si es el mejor que ha pasado por el Zara-goza, pero es el que más jugado-res ha llevado a Primera. Entien-de mucho de fútbol y al Zaragoza le haría mucho bien tenerlo.

–No parece factible, tal y como salió...–Por el bien del Zaragoza, yo la traería con los ojos cerrados. Por su experiencia, su personalidad y lo que sabe de esto. Me da igual de qué, pero debería estar en el club porque ayudaría más que perjudicaría. Es de aquí y es una eminencia.

–¿Le duele el Zaragoza?–Evidentemente. A nadie le gus-ta verlo en Segunda, pero ha es-tado cerca de subir y eso me da esperanza. Aún estamos a tiem-po de todo. Para mí, el Zaragoza es un sentimiento, una manera de vivir. Es parte de mi vida. Es amor. Puro. H

«El Zaragoza me dio la posibilidad de acabar mi carrera aquí, pero no estaba para jugar. No quería arrastrarme ni engañar a nadie»

–Fue el momento grande de mi carrera. Llevaba ocho años vis-tiendo la camiseta del Zaragoza y por fin debutaba, con 20 años. Todo el trabajo acumulado en-tonces y también el anterior te-nían su recompensa. Una mara-villosa recompensa. Mi nombre salía en la pizarra. Había llega-do el momento. Intentas disfru-tar, pero eres muy joven, asumes una gran responsabilidad y, ade-más, en el Calderón… Pero, ¿sa-be? Una vez que debutas y aca-ba el partido, quieres que llegue el siguiente y seguir cumpliendo objetivos. Siempre quieres más y nunca es suficiente. Es una de las cosas buenas de ser futbolista. Si te acomodas, eso es malo para ti y también para el club. Cada do-mingo es una prueba de fuego y siempre te juzgan por lo que ha-ces y no por lo que has hecho.

«Víctor Muñoz debería estar en el club de lo que sea»

33Lafita, junto a su hijo Leo, tras el partido que dio la salvación en Getafe.

JAIME GALINDO

«Para mí, el Zaragoza es un sentimiento, una manera de vivir. Es amor. Puro. Miro hacia atrás y veo a un chaval que cumplió su sueño»

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La entrevista de la semana [email protected]

«Teníamos problemas dentro y fuera, como un reino en guerra»

Ricardo Oliveira

Ricardo Oliveira fue uno de los primeros fichajes de relumbrón del fracasado proyecto de Agapito Iglesias. Vino tras ganar la Champions con el Milan pero sin apenas participación por el secuestro de su hermana. En Zaragoza recuperó la ilusión por el fútbol y llegó a anotar 31 goles con la blanquilla, pero no pudo evitar el descenso a Segunda. En el mercado de invierno fue vendido y, a día de hoy, sigue marcando goles en Brasil.

—¿Qué tal está por Brasil? Sigue disfrutando del fútbol.—Después de muchos años vivien-do fuera de mi país y de los cinco años en Emiratos Árabes regresé en el 2015. Con 35 años volví a la selección brasileña y metiendo goles. Después de tres años con el Santos, de éxitos, títulos, goles e historias me apeteció salir del es-tado de Sao Paulo y acepté el re-to de venir al Atlético Mineiro. Estoy feliz por seguir jugando y continuar metiendo goles.

—Estando en el Milan sucedió uno de los episodios más duros de su vida, que fue el secuestro de su hermana. ¿Cómo lo vivió siendo jugador de primer nivel?—Es un tema que recuerdo con dolor, pero al mismo tiempo con esperanza porque salió to-do bien. Mi hermana está total-mente recuperada. No se puede separar el futbolista de la perso-na, es imposible; como tampoco el periodista de la persona. Fue un palo muy duro porque esta-ba viviendo una gran experien-cia en el Milan y fue en el primer mes. Debuté, marqué un gol, ga-namos y días después recibí la lla-mada del secuestro de mi herma-na estando en mi casa de Sevilla disfrutando de unos días de vaca-ciones con mi familia. Mi sobri-na, la hija de mi hermana, estaba conmigo. ¡Imagínese! Le tuve que dar la noticia del secuestro de su madre y fue algo que me debili-tó muchísimo. Intenté tranqui-lizarla diciéndole que haríamos todo lo posible para solucionar la situación y regresamos a Italia de inmediato. Fueron cinco me-ses y medio de secuestro, el más largo de la historia del estado de Sao Paulo.

—¿Cómo le ayudaron desde el Milan?—Un día Carlo Ancelotti, que fue un padre para mí, me dijo que si quería estar allí, bien, pero que si

deseaba ir a casa con mi familia que lo entendía, porque era algo muy personal. El Milan se puso a mi lado siempre. Galliani, Ber-lusconi… Tomamos la decisión de entrenar, pero no jugar, por-que sería un martirio estar en ca-sa pensando. Busqué en Dios re-fugio y fuerza para superar los conflictos emocionales que esta-ba pasando. Pasé del sueño del Milan a una pesadilla.

—Acabó aquella temporada tan dura y recibió la llamada del Real Zaragoza. ¿Cómo fue el proceso hasta que llega cedido al club?—Italia me marcó negativamen-te por el dolor del secuestro, pero profesionalmente fue increíble disfrutar de jugadores como Mal-dini, Kaká, Seedorf, Pirlo, Gatus-so, Inzaghi, Dida, Cafú, Nesta…Cuando todo pasó, y después del año que ganamos la Champions, el Zaragoza fue un bálsamo por regresar al país que me hizo fe-liz. Era un nuevo desafío y tam-bién tenía un proyecto increíble con Agapito y los jugadores que estaba fichando. Aceptamos mi familia y yo el reto. Como anéc-dota, después de no haber logra-do los objetivos colectivos y del descenso, regresé a Italia unos días y coincidí con Mourinho. Me saludó y me preguntó sor-prendido que qué había pasa-do con el equipazo que tenía-mos, que por qué bajamos. No se encuentra una razón. Con la ambición de la UEFA y la Li-ga, fue un palo muy duro, pero personalmente fue un año bue-no porque metí muchos goles y el Zaragoza me compró aun ha-biendo bajado.

—¿Qué objetivos le marcaron desde el club para la temporada? ¿Quizá llegar a la Champions?—César Sánchez portero, Ayala, D’Alessandro, Aimar, Sergio Gar-cía, Óscar, Matuzalem, Diego Mi-lito… Estábamos en la UEFA y el

objetivo era pelear lo más alto en la Liga para entrar en Champions y creíamos que teníamos equipo para llegar a ese reto. Al final pa-só lo que pasó. Fue una decepción para todos, para la afición, el pre-sidente, Agapito, jugadores…

—A lo largo de su carrera ha ju-gado con grandes futbolistas y aquí en Zaragoza no fue menos. ¿Cómo valora la delantera que formaba con Diego Milito y Ser-gio García?—Entre las mejores de mi carre-ra, se lo aseguro. Estuve con Die-go Milito este año, porque fuimos a jugar la Copa Sudamericana y Diego está como gestor deportivo del Racing. Hablé con él y recor-damos nuestros momentos ahí, los goles que marcamos… Fue de los mejores compañeros que he tenido de delantero. Tenía-mos jugadores de clase, defi-nición y liderazgo natural.

—¿Hubo algún roce con Die-go Milito por ser el delantero estrella del equipo?—No. Nos llevábamos muy bien. Es normal que en un mo-

mento dado uno se pueda enfa-dar porque uno piensa que po-

día dar un pase y el otro pensa-ba que lo mejor era chutar. Con Diego, fenomenal. Como perso-na y jugador tengo gran admira-ción por él.

—¿Qué pasó en los primeros par-tidos para que no dieran la talla?—Es algo que nosotros también nos preguntamos. Era un equipo con tantos nombres y buenos ju-gadores… Trabajábamos muchí-simo y pensábamos que la mala racha iba a cambiar. No nos sa-lían las cosas y cuando se entra en una dinámica muy negativa, el entorno también empieza a es-tar negativo y las cosas no salen. Nos quedábamos flipados pen-sando en cómo con este equipo no nos salían las cosas. También

Alberto Bobed

EDU

NAVA

RR

O

Page 18: Por jchueca@aragon.elperiodico.com Isidro Villanova · un futbolista. –Se pasó su primera temporada como profesional en blanco. –Fue la primera temporada de Antic y estábamos

está la parte emocional. Si no tienes fortaleza es muy difícil volver.

—¿Les afectó el apartado más institucional y extradeportivo? Por ejemplo se hablaba de la construcción del estadio.—Todos estamos involucrados defendiendo una camiseta y una institución. No se pue-de separar, vamos todos jun-tos cuando se gana y se pier-de. Todos tienen que hacer un esfuerzo para que los proble-mas se solucionen. Los malos resultados nos afectaron y lo extradeportivo, también. Está-bamos sin dirección. Cuando no tienes los objetivos claros ni sabes qué es lo primordial…

«Con Diego Milito nos llevábamos muy bien. Fue de los mejores compañeros que he tenido de delantero. Tengo admiración por él»

—¿Entendieron que hubiera cua-tro entrenadores en una misma temporada? ¿Hubieran preferido que hubiera seguido Víctor Fer-nández aunque no se lograsen buenos resultados?—Independientemente de los nombres, el planteamiento de un equipo se tiene que respetar. Algo está mal cuando hay cuatro entrenadores en una temporada. No es posible. Cuando se hace un equipo, con muchos jugadores que acaban de llegar, se necesi-ta tiempo para adaptarse el uno al otro, al sistema y a la idea de juego. Con tanto cambio no se lo-gra y se demuestra que no había planteamiento ni una dirección. Tendría que haberse explicado que éste era el proyecto, éste el entrenador y con ello vamos has-ta el final y no intentar solucio-nar las cosas cada tres o cuatro meses. Teníamos un gran equipo, el proyecto era muy ambicioso y había tiempo para trabajar y que el equipo cogiera química.

—Tanto Garitano como Irureta se acabaron marchando. ¿Por qué?—Los resultados. Si las cosas sa-len bien en el campo, los resulta-dos mantienen a los entrenado-res. Sabíamos que teníamos pro-blemas dentro y fuera del césped. Éramos como un reino en guerra. No lográbamos juntarnos y decir: ‘Vamos todos hacia el mismo la-do y vamos a hacer todo para lo-grar los objetivos’. Los problemas se quedaron demasiado grandes.

—¿En qué momento se da cuen-ta de que el objetivo es no des-cender?—No hubo un momento puntual, pero uno va teniendo esa sensa-ción cuando va pasando el tiem-po. No lográbamos ganar, iba en-trando una dinámica negativa, los cambios de entrenador, los problemas extradeportivos… To-do eso hace que te pegue un ba-jón. El objetivo más urgente y de emergencia era la permanencia en Primera. Fue durante todo el segundo semestre.

—A pesar del descenso el club le compra. ¿Cree que quería contar de verdad con usted o era para obtener beneficio por un traspa-so futuro?—Es difícil pensar en la cabeza de otro. En mi primer año metí mu-chos goles y el Zaragoza optó por ficharme. Estaba contento, aun-que jugar en Segunda División fue muy duro, pero acepté el re-to y quería devolver la ilusión a la afición. De todos modos soy in-teligente y sé que el fútbol es un

¿Dónde se hace el fútbol? ¿En los despachos? No, en el cam-po. Los problemas vienen de todos los lados. No supimos lidiar con estos problemas y acabamos fracasando.

—¿Fue difícil la convivencia en aquel equipo?—Para mí, no. Quería disfru-tar de la clase de los jugado-res que tenía al lado. Había ju-gado con Ayala y Aimar en Va-lencia. Después Milito, Diogo, Luccin… Son jugadores de mu-cha clase y carácter. Si hubié-ramos tenido una buena co-nexión y las cosas hubieran salido como estaba planeado, hubiéramos hecho historia. El vestuario no fue un peso.

ticia. Lo que se hace mal se paga y es así. Entró en caminos duros y estoy sorprendido por cómo de-jó el club.

—Ha jugado en Emiratos Ára-bes o Brasil desde su marcha del club. ¿Ha seguido al Zaragoza durante este tiempo?—Poco. Sé que está en Segunda peleando por volver. Me gusta-ría enterarme más de cómo va el Zaragoza, pero son tantos años y tan lejos que a veces cuesta.

—También la religión es muy im-portante en usted, ya que es pas-tor evangélico.—Todo lo que soy hoy como per-sona se lo debo a Dios. Fui con-sagrado como pastor en el 2008, cuando estaba en Zaragoza, y ha-

ce 18 años que sirvo al Señor. Con 20 años entendí que debía dedi-car mi vida también a Dios y no solo a mis deseos, por cuestión de gratitud. Hoy por hoy, en Brasil, nadie me llama por mi nombre, sino que me dicen pastor. Poquí-simos me llaman Ricardo. Es una pasión. Tenemos una bendición tan grande que, en vida, le tengo que ser grato y siempre que pue-do me dedico a predicar y siem-pre saco un rato de mi tiempo pa-ra Dios.

—¿Qué hace concretamente cuando ejerce de pastor?—Tenemos un reconocimiento de la iglesia, que es pastorear o cuidar de personas. Hay quien se pregunta cómo es posible compa-ginarlo con el fútbol. No me dedi-co integralmente al pastoreo, pe-ro tengo tiempo para pastorear. Cuando estuve en Emiratos Ára-bes fundamos una iglesia brasile-ña en Abu Dabi. En Brasil no pas-toreo una iglesia, pero me siento para unir y escuchar. Me dedico a las personas que necesitan conse-jos o entender más lo que es dedi-car una vida a Dios.

—¿Le dedicará más tiempo cuan-do se retire del fútbol?—Sí, es una idea muy clara que tengo y una decisión personal. Cuando deje el fútbol tendré más tiempo para dedicarme a la igle-sia en este sentido, para cuidar personal a tiempo completo. H

negocio y fue una inversión que hizo Agapito pensando segura-mente en recuperarla en el fu-turo. Obviamente me hizo ilu-sión a pesar de jugar en Segunda y no dudé en quedarme a pesar de tener otras posibilidades, pero cambiaron los planes en invierno porque había que vender para sa-car dinero.

—¿Fue complicado verse en Se-gunda División después de su trayectoria en grandes equipos y peleando por títulos?—Fue durísimo, sin duda. No es lo que uno espera, pero acepté el reto. Estaba en el barco cuando naufragó y quería levantarme y aceptar la realidad, nunca huir. No soy de esos. Soy de los que piensa en unir fuerzas con los que tengo alrededor. Fue duro, pero con el orgullo de decir: ‘Es-toy aquí y voy a levantarme con los que se queden y los que ven-gan’. Para resolver los problemas hay que plantarles cara.

—Conociendo a Agapito Iglesias, ¿se esperaba por aquel entonces su mala gestión?—Mi relación con Agapito pienso que era buena. Siempre me aten-dió cuando estaba en el club, ha-blaba conmigo sobre cómo esta-ba el equipo, la situación, los ob-jetivos… No tuvo problema, pero me sorprendió todo lo que ocu-rrió después. Tomó decisiones precipitadas y la justicia es la jus-

«No se sabía qué era lo primordial. ¿El fútbol se hacía en los despachos? No, en el campo. Acabamos fracasando»

«Estaba en el barco cuando naufragó y quería levantarme y aceptar la realidad, nunca huir. No soy de esos jugadores»

«Creíamos que teníamos equipo para la Champions»

33El futbolista brasileño celebra un gol al Barcelona en La Romareda el 16 de febrero del 2008.

ÁNGEL DE CASTRO