Por Javier Leoz · 2019. 11. 28. · Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13,...

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Por Javier Leoz El ADVIENTO nos incita a la espera. A levantar el ánimo y la cabeza. En definitiva, el Adviento, nos recuerda que –aun teniendo los pies en la tierra- hemos de prepararnos a la venida del Señor que viene del cielo. 1. ¿Qué nos puede ocurrir a la hora de situarnos ante al Adviento? Primero: que lo vivamos rutinariamente. Sin más trascendencia que el esperar a unas fiestas que pueden resultar agobiantes, machaconas, banales y hasta estériles. Ello nos llevará, no solamente a tener unas almas a la intemperie sino, además, a la cruda realidad de unos bolsillos vacíos. ¿Queremos esta falsa esperanza? Me imagino que no. ¿Queremos una cesta de la compra llena o un corazón colmado de Dios? Bonita frase la de Papa Francisco en la clausura del Año de la Fe: “hay que colocar en el centro, de nuevo, a Cristo”. Y, para ello, habrá que barrer todo aquello que nos produce desasosiego. Segundo: podemos entender estas semanas de adviento, como el pregón de unos días en los que, las tradiciones o el folklore, juegan un papel importante en muchos lugares de nuestro orbe cristiano, pero sin más consecuencia u objetivo que el mantener algo que, hace tiempo, dejó de tener vigencia. El adviento, y no lo olvidemos, tiene un gran calado: prepararnos al acontecimiento del amor de Dios en Belén. Y tercero: adentrarnos en el Adviento es desear a voz en grito, que Dios descienda a la tierra. Es querer una realidad distinta a la que nos toca vivir. Es añorar para nuestro mundo una mano que enderece lo torcido. Es mirar hacia el cielo pidiendo a Dios que se manifieste en medio de nosotros. ¡Este es el momento que tenemos que vivir! El Año de la Fe nos ha tenido que dejar una cosa muy clara: los cristianos cimentados en Cristo hemos de ser esperanza allá donde nos encontremos. 2. Hoy, estos tiempos “mesiánicos” en los que vivimos, necesitan gente audaz y despierta. Hay una muchedumbre atontada por el cloroformo de lo inmediato; por la anestesia de la apariencia, del “san comercio”, del “san consumo” o del “san bebercio”. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Cómo nos vamos a preparar a la llegada del Señor? Pronto, los Obispos y algunos medios de comunicación social nos recordarán que las Navidades están secularizadas; que la gente vive esos días con puro afán consumista; que hemos perdido el sentido más profundo y genuino de la Navidad. 3. No seamos tan pesimistas. Hay muchísima gente; miles de familias, millones de hombres y de mujeres –en España y en el mundo entero- que son (somos) personas con esperanza. Que apetecen encontrarse a Jesús en el camino de sus vidas. Mejor dicho: el encontrarse con Cristo ha sido la mejor noticia y el mejor regalo de toda su existencia. Por ello, aunque no nos falten preocupaciones; aunque asome el maligno en forma de tentación y de abandono; aunque la fe –en algunos hermanos nuestros haya perdido vigor- nosotros estamos llamados a vivir este momento de fe y de gracia, de espera y de oración, de vigilancia y de despertar. 4. Estamos en Adviento, amigos, y hay que recobrar el ánimo perdido. Un cristiano sin esperanza es como una habitación sin luz; como un paisaje sin horizonte; como un cielo sin estrellas. ¡Dios viene! Que nos encuentre, por lo menos, esperándole, evocándole y –sobre todo- dando testimonio de su presencia. Hagamos ambiente cristiano allá donde estemos. ¡Qué momento! ¡Pero qué momento nos espera por vivir! ¡Dios viene…y además pequeño! ¿Queremos vivirlo así? VIENE EL SEÑOR Amigos y hermanos: ¡Abrid y enseñad vuestro corazón! Viene el Señor ¿Cómo nos encontrará? Mirad en la dirección adecuada, no alejéis vuestra mirada del horizonte de la esperanza ¿No lo veis? ¿No lo sentís? ¡Viene el Señor! ¡Lo hace en silencio, sin más anuncio que la humildad! Venid; salgamos al encuentro del Señor Si lo buscamos, lo encontraremos Si lo escuchamos, lo oiremos Si lo miramos, lo veremos Si preparamos un camino, ¡el Señor vendrá! ¡Buscad! ¡Busquemos al que viene! Si estamos vigilantes, el Señor no nos sorprenderá Si permanecemos firmes, el Señor se revelará Si oramos, más y mejor, el Señor aparecerá. ¡Preparemos el camino al Señor! ¡Busquemos la calzada que va hasta el Señor! Porque, Dios, nos ha dado ojos para verle Rodillas, para adorarle Corazón, para amarle Manos, para ayudar y alabarle Pies, para caminar a su lado mientras vivamos ¡Adviento! ¡Bienvenido seas! ¡Adviento! ¡Busquemos al Señor! (Extracto de Pedro Juan Díaz) Las Matas. Madrid - Año XVII - nº 1030 1 diciembre 2019 DOMINGO I de ADVIENTO Ciclo A http://www.sanjoselasmatas.es [email protected] . Lunes, 2: 19:30h. Película de Wim Wenders El Papa Francisco. UN HOMBRE DE PALABRAMartes, 3: 17:00h. Reunión Virgen del Carmen. 18.00h. Equipo de CARITAS. Miércoles, 4: 19:30h. Grupo R. Carismática. Viernes, 6: 19:00h. Misa por el progreso de los pueblos. Sábado, 7: Comienza instalación EXPO Belenes del mundo. 19:00h. Misa y Vigilia de la Inmaculada. Domingo, 8: Solemnidad de LA INMACULADA CONCEPCION (SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO) Eucaristías: 11:00h. y 12:30h. 12:00h. Catequesis AVISOS: - VENTA DE LOTERIA CON FINES BENÉFICOS Nº 52565 - EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA “HISTORIA DE LA PARROQUIA” Puedes aportar las fotografías significativas que desees. - Congreso de laicos «Pueblo de Dios en salida». Madrid, del 14 al 16 de febrero de 2020. Día 2 - Cromacio, Bibiana, Juan de Ruysbroeck, Habacuc. Is 2, 1-5 Sal 121 Mateo 8, 5-11 Día 3 Francisco Javier, Galgano, Sofonías, Claudio, Jasón, Magina. Is11, 1-10 Sal 71 Lucas 10, 21-24 Día 4 Juan Damasceno, Bárbara, Anón, Marutas, Bto. Francisco Gálvez. Is 25, 6-10a Sal 22 Mateo 15, 29-37 Día 5 Mauro, Sabas, Elisa, Crispina. Is 26, 1-6 Sal 117 Mateo 7, 21.24-27 DIA INTERNACIONAL DE LOS VOLUNTARIOS Día 6 Nicolás de Bari, Pedro Pascual, Carmen Sallés. Is, 29, 17-24 Sal 26 Mateo 9, 27-31 Día 7 Ambrosio, Mª Josefa Roselló, Eutiquiano. Is.30,19-21.23-26 Sal 146 Mateo 9,35-10,1. 5a .6-8

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  • Por Javier Leoz

    El ADVIENTO nos incita a la espera. A levantar el ánimo y la cabeza. En definitiva, el Adviento, nos recuerda que –aun teniendo los pies en la tierra- hemos de prepararnos a la venida del Señor que viene del cielo. 1. ¿Qué nos puede ocurrir a la hora de situarnos ante al Adviento? Primero: que lo vivamos rutinariamente. Sin más trascendencia que el esperar a unas fiestas que pueden resultar agobiantes, machaconas, banales y hasta estériles. Ello nos llevará, no solamente a tener unas almas a la intemperie sino, además, a la cruda realidad de unos bolsillos vacíos. ¿Queremos esta falsa esperanza? Me imagino que no. ¿Queremos una cesta de la compra llena o un corazón colmado de Dios? Bonita frase la de Papa Francisco en la clausura del Año de la Fe: “hay que colocar en el centro, de nuevo, a Cristo”. Y, para ello, habrá que barrer todo aquello que nos produce desasosiego. Segundo: podemos entender estas semanas de adviento, como el pregón de unos días en los que, las tradiciones o el folklore, juegan un papel importante en muchos lugares de nuestro orbe cristiano, pero sin más consecuencia u objetivo que el mantener algo que, hace tiempo, dejó de tener vigencia. El adviento, y no lo olvidemos, tiene un gran calado: prepararnos al acontecimiento del amor de Dios en Belén. Y tercero: adentrarnos en el Adviento es desear a voz en grito, que Dios descienda a la tierra. Es querer una realidad distinta a la que nos toca vivir. Es añorar para nuestro mundo una mano que enderece lo torcido. Es mirar hacia el cielo pidiendo a Dios que se manifieste en medio de nosotros. ¡Este es el momento que tenemos que vivir! El Año de la Fe nos ha tenido que dejar una cosa muy clara: los cristianos cimentados en Cristo hemos de ser esperanza allá donde nos encontremos. 2. Hoy, estos tiempos “mesiánicos” en los que vivimos, necesitan gente audaz y despierta. Hay una muchedumbre atontada por el cloroformo de lo inmediato; por la anestesia de la apariencia, del “san comercio”, del “san consumo” o del “san bebercio”. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Cómo nos vamos a preparar a la llegada del Señor? Pronto, los Obispos y algunos medios de comunicación social nos recordarán que las Navidades están secularizadas; que la gente vive esos días con puro afán consumista; que hemos perdido el sentido más profundo y genuino de la Navidad. 3. No seamos tan pesimistas. Hay muchísima gente; miles de familias, millones de hombres y de mujeres –en España y en el mundo entero- que son (somos) personas con esperanza. Que apetecen encontrarse a Jesús en el camino de sus vidas. Mejor dicho: el encontrarse con Cristo ha sido la mejor noticia y el mejor regalo de toda su existencia. Por ello, aunque no nos falten preocupaciones; aunque asome el maligno en forma de tentación y de abandono; aunque la fe –en algunos hermanos nuestros haya perdido vigor- nosotros estamos llamados a vivir este momento de fe y de gracia, de espera y de oración, de vigilancia y de despertar. 4. Estamos en Adviento, amigos, y hay que recobrar el ánimo perdido. Un cristiano sin esperanza es como una habitación sin luz; como un paisaje sin horizonte; como un cielo sin estrellas. ¡Dios viene! Que nos encuentre, por lo menos, esperándole, evocándole y –sobre todo- dando testimonio de su presencia. Hagamos ambiente cristiano allá donde estemos. ¡Qué momento! ¡Pero qué momento nos espera por vivir! ¡Dios viene…y además pequeño! ¿Queremos vivirlo así?

    VIENE EL SEÑOR Amigos y hermanos: ¡Abrid y enseñad vuestro corazón! Viene el Señor ¿Cómo nos encontrará? Mirad en la dirección adecuada, no alejéis vuestra mirada del horizonte de la esperanza ¿No lo veis? ¿No lo sentís? ¡Viene el Señor! ¡Lo hace en silencio, sin más anuncio que la humildad! Venid; salgamos al encuentro del Señor Si lo buscamos, lo encontraremos Si lo escuchamos, lo oiremos Si lo miramos, lo veremos Si preparamos un camino, ¡el Señor vendrá! ¡Buscad! ¡Busquemos al que viene! Si estamos vigilantes, el Señor no nos sorprenderá Si permanecemos firmes, el Señor se revelará Si oramos, más y mejor, el Señor aparecerá. ¡Preparemos el camino al Señor! ¡Busquemos la calzada que va hasta el Señor! Porque, Dios, nos ha dado ojos para verle Rodillas, para adorarle Corazón, para amarle Manos, para ayudar y alabarle Pies, para caminar a su lado mientras vivamos

    ¡Adviento! ¡Bienvenido seas! ¡Adviento! ¡Busquemos al Señor!

    (Extracto de Pedro Juan Díaz)

    Las Matas. Madrid - Año XVII - nº 1030 – 1 diciembre 2019 DOMINGO I de ADVIENTO – Ciclo A

    http://www.sanjoselasmatas.es

    [email protected] .

    Lunes, 2: 19:30h. Película de Wim Wenders “El Papa Francisco. UN HOMBRE DE PALABRA” Martes, 3: 17:00h. Reunión Virgen del Carmen. 18.00h. Equipo de CARITAS. Miércoles, 4: 19:30h. Grupo R. Carismática.

    Viernes, 6: 19:00h. Misa por el progreso de los pueblos. Sábado, 7: Comienza instalación EXPO Belenes del mundo. 19:00h. Misa y Vigilia de la Inmaculada. Domingo, 8: Solemnidad de LA INMACULADA CONCEPCION

    (SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO) Eucaristías: 11:00h. y 12:30h. 12:00h. Catequesis

    AVISOS: - VENTA DE LOTERIA CON FINES BENÉFICOS Nº 52565 - EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA “HISTORIA DE LA PARROQUIA” Puedes aportar las fotografías significativas que desees. - Congreso de laicos «Pueblo de Dios en salida». Madrid, del 14 al 16 de febrero de 2020.

    Día 2 - Cromacio, Bibiana, Juan de Ruysbroeck, Habacuc.

    Is 2, 1-5 – Sal 121 – Mateo 8, 5-11 Día 3 – Francisco Javier, Galgano, Sofonías, Claudio, Jasón, Magina.

    Is11, 1-10 – Sal 71 – Lucas 10, 21-24 Día 4 – Juan Damasceno, Bárbara, Anón, Marutas, Bto. Francisco Gálvez.

    Is 25, 6-10a – Sal 22 – Mateo 15, 29-37 Día 5 – Mauro, Sabas, Elisa, Crispina.

    Is 26, 1-6 – Sal 117 – Mateo 7, 21.24-27

    DIA INTERNACIONAL DE LOS VOLUNTARIOS Día 6 – Nicolás de Bari, Pedro Pascual, Carmen Sallés.

    Is, 29, 17-24 – Sal 26 – Mateo 9, 27-31 Día 7 – Ambrosio, Mª Josefa Roselló, Eutiquiano.

    Is.30,19-21.23-26 – Sal 146 – Mateo 9,35-10,1. 5a .6-8

  • “El Adviento nos invita a un esfuerzo de vigilancia, mirando más allá

    de nosotros mismos, alargando la mente y el corazón para abrirnos a

    las necesidades de la gente, de los hermanos y al deseo de un mundo

    nuevo.” P. Francisco

    Lectura del libro de Isaías 2, 1-5

    Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén. En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén». Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor. Palabra de Dios.

    Salmo responsorial. - Sal 121

    R/. VAMOS ALEGRES A LA CASA DEL SEÑOR ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

    Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». R. Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R.

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13, 11-14a

    Hermanos: Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca:

    dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del

    Señor Jesucristo. Palabra de Dios.

    + Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre». Palabra del Señor.

    1.- ¡Despertad! ¡Levantaos! ¡Estad preparados! ¡Poneos en marcha! Llega el Adviento y el Señor, con su Palabra, nos da un golpe encima de la mesa, porque lo que vamos a vivir es importante, ha de serlo para nosotros, como cristianos, y también para los que están a nuestro alrededor: es la venida del Señor, el nacimiento de Jesús, la presencia de Dios-entre-nosotros. ¡” Pertrechémonos con las armas de la luz! ¡Conduzcámonos como en pleno día! ¡Vestíos del Señor Jesucristo!”. 2.- Una vez más va a ser Navidad, ¿cómo lo vamos a vivir? Vamos a ver que nos dice la Palabra de Dios. San Pablo se dirige a una comunidad pequeña que vive en una gran ciudad (Roma) y que se

    ve tentada de dejarse llevar por la vorágine dominante del entorno pagano Y yo veo muy reflejada en esa comunidad a los cristianos de hoy, que fácilmente nos vamos detrás de las corrientes del momento y que, si no nos esforzamos, podemos pasar la Navidad sin pena ni gloria, dejando que el “dios consumo” sea el que nazca en nuestro corazón. Por eso Pablo nos pide que nos despertemos, que nuestra salvación está cerca, que el día se echa encima. 3.- Y cuando abrimos los ojos, ¿qué nos encontramos? ¿Adviento? ¿Navidad? ¿Esperanza? No. Paro, desahucios, corrupción, pobreza… ¿Y ahora qué? ¿Suspendemos la Navidad? Isaías nos dice que, de eso nada, que hay que ponerse en marcha: “Venid, subamos al monte del Señor… él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas… de las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas… caminemos a la luz del Señor”. Hay mucho que hacer. Necesitamos volver a pintar nuestro mundo de color esperanza. Y eso nos recuerda la canción de Diego Torres, que en el estribillo dice: “Saber que se puede, querer que se pueda quitarse los miedos, sacarlos afuera, pintarse la cara color esperanza, tentar al futuro con el corazón”. Sacar miedo y pintar esperanza. ¿Cómo? 4.- El evangelio es la respuesta, siempre es la respuesta. Jesús habla de la venida del Hijo del Hombre (de su venida) y la compara con los tiempos de Noé, cuando Dios decidió “reiniciar” la historia de la humanidad para darle un nuevo y mejor comienzo. “La gente comía, bebía, se casaba…”, dice el evangelio, cosas aparentemente nada malas. Pero quizá Jesús denuncia un estilo de vida superficial, individualista, despreocupado de lo que pasa alrededor, solo pendiente de los grandes acontecimientos festivos, deportivos, religiosos, sociales… pero “mirando hacia otro lado” en relación con los verdaderos problemas que tienen las personas en el mundo en que vivimos y que hacen difícil vivir la esperanza. Ahí hace falta dar color, el color del adviento, el color de la esperanza. 5.- Jesús nos propone la actitud para este tiempo: “estad en vela, estad preparados”, atentos, dispuestos para actuar. Que el nacimiento de Jesús no nos pille dormidos, sino despiertos, es decir, atentos, vigilantes, preocupados, pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, de lo que les pasa a las personas que viven a nuestro lado, para poder actuar en consecuencia y que nuestra manera de vivir responda a lo que el evangelio nos pide para el momento actual. De lo contrario, viviremos una Navidad insípida, monótona, caeremos en la relajación, la dejadez y la tibieza. Y todas esas situaciones que hemos descrito al principio seguirán siendo desesperanzadoras. Y los cristianos dejaremos de ser “luz” y pasaremos a ser “del montón”. 6.- Para que no pase eso, el Señor nos pone la Eucaristía, para que nos encontremos con Él, para que nos llene de esperanza y poder ser nosotros “coloreadores de esperanza” entre nuestros hermanos. Vamos a hacer posible una Navidad verdadera y para todos, llena de alegría y esperanza, porque Dios, una vez más, viene a nacer entre nosotros. Es una nueva oportunidad. 7.- Es navidad, hermanos, pero primero tiene que serlo en nuestros corazones. Dios nos regala este tiempo de adviento para que “cojamos carrerilla” y vivamos con intensidad el nacimiento del hijo de Dios. Es navidad, que se note en nuestros corazones y también en nuestros hogares y en nuestro pueblo.

    Que sea navidad para todos, que hagamos posible nosotros que la navidad llegue a todas las familias ¡Anunciad la Buena Noticia como lo hicieron los pastores en aquella noche mágica!

    Pedro Juan Díaz

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