Popper, A Propósito de Kant

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Karl R. Popper Conjeturas j refutaciones El desarrollo del conocimiento científico Edición revisada y ampliada ediciones PAIDOS Barcelona Buenos Aires México

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Un texto de Popper sobre Kant

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Karl R. Popper

Conjeturas j refutaciones

El desarrollo del conocimiento científico

Edición revisada y ampliada

ediciones PAIDOS Barcelona Buenos Aires México

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Título original: Conjectures and Refutations. The Growth of Scientific Knowledge Publicado en inglés por Routiedge & Kegan Paul, Londres, 1972 (4.° edición)

Tradufcción de Néstor Míguez Adaptación a la cuarta edición inglesa y traducción de las secciones nuevas: Rafael Grasa

Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín

1." edición. 1983 3." reimpresión, 1991

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ISBN: 84-7509-146-6 Depósito legal: B - 23.528/1991

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Í N D I C E

Prefacio 13

Agradecimientos 15

Prefacio a la Segunda Edición 17

Prefacio a la Tercera Edición 19

INTRODUCCIÓN

Sobre las fuentes del conocimiento y de la ignorancia 23

CONJETURAS

1. La ciencia: conjeturas y refutaciones 57

Apéndice: algunos problemas de la filosofía de la ciencia 87

2. La naturaleza de los problemas filosóftcos y sus raíces en la ciencia 94

3. Tres concepciones sobre el conocimiento humano 130 1. La ciencia de Galileo y la nueva traición a ella 130

2. El problema en discusión 133

3. La primera concepción: explicación última por esencias 137

4. La segunda concepción: las teorías como instrumentos 142

5. Crítica de la concepción instrument alista 146

6. La tercera concepción: conjeturas, verdad v realidad 149

4. Hacia una teoría racional de la tradición 156

5. Re to rno a los presocráticos 174

Apéndice: conjeturas históricas y Heráclito acerca del cambio 193

6. Nota sobre Berkeley como precursor de Mach y Einstein 208

7. La crítica de Kant y la cosmología 219 7. Kant y la ilustración 220 2. La cosmología newtoniana de Kant 221

3. La critica y el problema cosmológico 222 4. Espacio y tiempo 223 5. La revolución copernicana de Kant 225 6. La doctrina de la autonomía 226

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8. Sobre el carácter de la ciencia y de la metafísica 229 1- Kant y la lógica de la experiencia 229 2. El problema de la irrefutabilidad de las teorías filosóficas 239

9. ¿Por qué son aplicables a la realidad los cálculos de la lógica y la aritmética? 248

10. La verdad, la racionalidad y el desarrollo del conocimiento científico 264 / . El desarrollo del conocimiento: teorías y problemas 264

2. La teoría de la verdad objetiva: la correspondencia con los hechos 272 3. I'erdad y contenido: verosimilitud versus probabilidad 279 4. El conocimiento básico y el desarrollo científico 290

5. Tres requisitos para el desarrollo del conocimiento 294 Apéndice: un enunciado no empírico piesumiblemente falso pero formalmente muy probable 303

REFUTACIONES

11. La demarcación entre la ciencia y la metafísica 309 1. Introducción 309

2. Mis ideas acerca del problema 311 3. La primera teoría de Carnap sobre la falta de significado 315 4. Carnap y el lenguaje de la ciencia 322 5. Testabilídad y significado 332 6. Probabilidad e inducción 340

12. El lenguaje y el problema del cuerpo y la mente 355 7. Introducción 355

2. Las cuatro funciones principales del lenguaje 357 3- Un grupo de tesis 357 4. El argumento de. la máquina 358

5. La teoría causal del acto de nombrar 360 6. Interacción 361 7. Conclusión 361

13. Nota sobre el problema del cuerpo y la mente 362 14. Autorreferencia y significado en el lenguaje común 367 15. ¿Qué es la dialéctica? 375

/ . Explicación de la dialéctica 375

2. La dialéctica hegeliana 388 3. La dialéctica después de Hegel 396

16. Predicción y profecía en las ciencias sociales 403 17. La opinión piiblica y los principios liberales 416

/ . El mito de la opinión pública 416 2. Los peligros de la opinión pública 419

3. Los principios liberales: un grupo de tesis 419

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4. La teoría liberal de la libre discusión 421 5. Las formas de la opinión pública 422 6. Algunos problemas prácticos: la censura v los monopolios de la publicidad 423 7. Lista breve de ilustraciones políticas 423 S. Resumen 423

18. Utopía y violencia 425

19. La historia de nuestro tiempo: una visión optimista 436

20. Humanismo y razón 450

APÉNDICE

Algunas notas técnicas 459

/. Contenido empírico 459 2. La probabilidad y la severidad de los tests 463

3. Verosimilitud 466 4. Ejemplos numéricos 473 5. Lenguajes artificiales versus lenguajes formalizados 475 6. Xota histórica sobre la verosimilitud (1964) 475 7. Algunas indicaciones adicionales sobre la verosimilitud (1968) 478

8. Observaciones adicionales sobre los presocráticos, especialmente sobre Parménides (1968) 482

9. Los presocráticos: ¿unidad o novedad? 492

índices 493

Índice de encabezamientos y citas proemiales 494

índice de nombres 495

índice analítico 500

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LA CRITICA DE KANT Y LA COSMOLOGÍA

HACE ciento cincuenta años murió Immanuel Kant, después de pa­sar los ochenta años de su vida en ]a ciudad provincial jjrusiana de Kónigsberg. Durante años su retiro había sido completo ', y sus amigos quisieron efectuar un entierro tranquilo. Pero este hijo de un arte­sano fue enterrado como un rey. Cuando se difimdió por la ciudad la noticia de su muerte, la gente acudió a su casa y pidió verlo. El día del funeral la vida de la ciudad se detuvo. El féretro fue seguitlo por miles de jiersonas, mientras tañían las campanas de todas las iglesias. Nada semejante había ocurrido antes en Kónigsberg, dicen los cronistas. ^

Es difícil explicar esa asombrosa manifestación del sentimiento po­pular. ¿Se debía solamente a la reputación de Kant de gran filósofo y de hombre bueno? Me parece que había más que esto, y sugiero que, en ese año d€ 1804, bajo la monarqin'a absoluta de Federico Guiller­mo, las campanas que tañían por Kant tenían im eco de las revolu­ciones americana y francesa, de las ideas de 1776 y 1789. Sugiero (|ue, para sus compatriotas, Kant se había convertido en una encarnación de esas ideas. Acudieron para mostrar su gratitud a un maestro de los Derechos del Hombre, de la igualdad ante la ley, de la ciudadanía

i Seis años antes tic la muerte de Kant, l'oerschke informaba (ver su tarta a Fichte del 2 de julio de 1798) que, debido a su vida retirada, se estaba olvi­dando a Kant hasta en Kónigsberg.

í C.E.A. CH. Wasianski, Immanuel Kant in seinen leliten [.ebensjahreii (tomado de Ueber Immanuel Kant, Dritter Band, Kónigsberg, bei Nicolovius, 1804). "Los periódicos y una publicación especial informaron sobre todas las circunstancias del funeral de Kant."

8 Las simpatías de Kant por las ideas de 1776 y 1789 eran bien conocidas pues acostumbraba a expresarlas en público. (Cf. el informe de Mothcrby, tes­tigo presencial, sobre la primera reunión de Kant con Green en R. B. Jach-mann, Immanuel Kant f,eschildert in liriejen - Veber Immanuel Kant, Zxveitet Band, Kónigsberg bei Nicolovius, 1804.)

Alocución radiofónica pronunciada, en vísperas del ciento cincuenta aniversario de la muerte de Kant. Publicada por vez primera (sin las notas) con el título "Immanuel Kant: Philosopher of the Enlightenment" en The Listener, 51, 1954.

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mundial, de la paz sobre la tierra y, lo que es quizás más importante, de la emancipación a través del conocimiento. *

1. KANT Y LA ILUSTRACIÓN

La mayoría de esas ideas habían llegado al Continente desde Ingla­terra, en un libro publicado en 1732. Me refiero a las Cartas sobre los ingleses. En ese libro Voltaire contrapone el gobierno constitucio­nal inglés con la monarquía absoluta continental; la tolerancia reli­giosa inglesa con la actitud de la Iglesia Romana, y el poder explica­tivo de la cosmología de Newton y del empirismo analítico de Locke con el dogmatismo de Descartes. El libro de Voltaire fue quemado; pero su publicación marca el comienzo de un movimiento filosófico cuyo peculiar espíritu de agresividad intelectual era poco compren­dido en Inglaterra, donde no había ocasión para que se manifestara.

Sesenta años después de la muerte de Kant las mismas ideas ingle­sas eran presentadas a los ingleses como un "intelectualismo super­ficial y pretencioso"; e irónicamente, la palabra inglesa "Enlighten­ment" [Ilustración] que se usó para nombrar el movimiento iniciado por Voltaire, tiene aún esta connotación de superficialidad y preten-ciosidad; tal es, al menos, lo que nos dice el Oxford English Dictiona­ry. ^ No necesito agregar que semejante connotación es totalmente ajena al uso que yo hago de la palabra "Enlightenment".

Kant creía en la Ilustración. Fue su último gran defensor. Sé que no es ésta la idea habitual. Mientras que yo considero a Kant como defensor de la Ilustración, es más frecuente que se lo considere como el fundador de la escuela que la destruyó: la escuela romántica de

* Digo "lo más importante" porque la merecida elevación de Kant desde una situación cercana a la miseria hasta la fama y condiciones relativamente des­ahogadas contribuyó a crear en el Continente la idea de emancipación a través de la autoeducación (poco conocida bajo esta forma en Inglaterra, donde el "self-mademan" era el advenedizo inculto). La significación de esta idea se vincula con el hecho de que en el Continente los sectores educados fueron durante mucho tiempo las clases medias, mientras que en Inglaterra eran las clases superiores.

5 £1 0£J>. dice (algunas de las bastardillas son mías): "Enlightenment... 2. Some times used [after the German Aufklárung, AufkUirerei] to designate the spirit and the aims of the French Philosophers of the 18 th. century, or others whom it is intended to assiociate with them in the implied charge of shallow and pretentious intellectualism, unreasonable contempt of ' tradition and autho­rity, etc." ["Ilustración... 2. Usado a veces [según el alemán Aufklárung, Aufklárerei] para designar el espíritu y los objetivos de los filósofos franceses del siglo xviii u otros con quienes se pretende asociarlos en la acusación implícita de intelectualismo superficial y pretencioso, el desprecio poco razonable por la tradición y la autoridad, etcétera]. El 0£.D. no menciona que "Aufklárung es una traducción de la palabra francesa "eclqircissement" y que en alemán no tiene tales connotaciones, mientras que "Aufklürerei" o "Aufkldricht" son neo­logismos peyorativos inventados y usados exclusivamente por los románticos, los enemigos de la Ilustración. El 0£J}. cita a J. H. Stirling, The Secret of Hegel, 1865, y a Caird, The Philosophy of Kant, 1889, entre los que usan la palabra en el sentido 2.

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Fichte, Schelling y Hegel. Sostengo que estas dos afirmaciones son incompatibles.

Fichte, y luego Hegel, trataron de apropiarse de Kant y presentar­lo como fundador de su escuela. Pero Kant vivió lo suficiente para rechazar los persistentes requerimientos de Fichte, quien se procla­maba a sí mismo el sucesor y el heredero de Kant. En una "Decla­ración Piiblica Concerniente a Fichte", * que se conoce demasiado poco, Kant escribió: "Dios nos proteja de nuestros amigos.. . pues hay pre­suntos amigos fraudulentos y pérfidos que planean nuestra ruina, mientras hablan el lenguaje de la buena voluntad." Fue sólo después de la muerte de Kant, cuando éste ya no podía protestar, cuando este ciudadano del mundo fue obligado, con éxito, a ponerse al servicio de la escuela romántica nacionalista, a pesar de todas sus advertencias contra el romanticismo, el entusiasmo sentimental y la Schwarmerei. Pero veamos cómo describe el mismo Kant la idea de la Ilustración'':

La ilustración es la emancipación del hombre de un estado de tutelaje auto-impuesto . . . de incapacidad para usar su propia inteligencia sin guía extema. A tal estado de tutelaje lo llamo "autoimpuesto" si se debe, no a falta de inteligencia, sino a falta de coraje o determinación para usar la propia inteligencia sin la ayuda de un conductor. ¡Sapere aude! ¡Atreveos a usar vuestra propia inteligencial Este es el grito de batalla de la Ilustración.

Kant habla aquí de una manera muy personal. Lo que dice es parte de su propia historia. Criado en medio de la mayor pobreza y dentro de la estrecha visión del pietismo —una severa versión alemana del puritanismo—, su propia vida fue la historia de la emancipación a tra­vés del conocimiento. En años posteriores, acostumbraba a mirar hacia atrás con horror a lo que llamaba* "la esclavitud de la infancia", su período de tutelaje. Podría decirse qué el tema dominante de toda su vida fue la lucha por la libertad espiritual.

2. LA C O S M O L O G Í A N E W T O N I A N A DF. KANT

En esa lucha le correspondió un papel decisivo a la teoría de Newton, que Voltaire había hecho conocer en el Continente. La cosmología de Copérnico y de Newton se convirtió en la más poderosa y estimu­lante fuente de inspiración de la vida intelectual de Kant. Su primer

« La fecha de esta Declaración es 1799. Cf. WWC (es decir, Immanuel Kant Werke, ed. Ernst Cassirer y otros), vol. VIII, págs. 515 y sigs., y mi Open Society, nota 58 del cap. 12 (4* ed., 1962, vol. II , , pág. 313).'

V What is Enlightenment (1785); WWC, IV, pág. 169. « Véase la biografía de Kiant de T . G. von Hippel (Gotha, 1801, pág. 78).

Véase también la carta a Kant de D. Ruhnken (uno de los compañeros de Kant en el Colegio Pietista Fredericiano), en latín, del 10 de marzo de 1771, en la cual habla de la "disciplina estricta aunque beneficiosa de los fanáticos" que los habían educado.

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libro importante', La teoría de los cielos, tiene el interesante subtítulo siguiente: Ensayo sobre la constitución y el origen mecánico del uni­verso, tratado de acuerdo con los principios de Newton. Se trata de una de las mayores contribuciones que se hayan hecho nunca a la cosmología y a la cosmogonía. Contiene la primera formulación no sólo de lo que se llama actualmente la "hipótesis de Kant—Laplace ' acerca del origen del sistema solar, sino que también anticipa a Jeans en la aplicación de esta idea a la Via Láctea (que Thomas Wright había tomado como un sistema estelar cinco años antes). Pero lo que supera a todo esto es la identificación por Kant de las nebulosas con otras "vías lácteas", sistemas estelares lejanos semejantes al nuestro.

Fue el problema cosmológico, como explica Kant en una de sus cartas "", el que lo condujo a su teoría del conocimíenlo y a su Critica de la razón pura. Le preocupaba el difícil problema (que debe en­frentar todo cosmólogo) de la finitud o infinitud del universo, con respecto al espacio tanto como al tiempo. En lo concerniente al es­pacio, Einstein ha sugerido una solución fascinante: .la de un mun­do que es al mismo tiempo finito y sin límites. Esta solución corta el nudo kantiano, pero utiliza metlios más poderosos que aquellos de los que disponían Kant y sus contemporáneos. En lo que respec­ta al tiempo, hasta ahora no se ha ofrecido una solución igualmente promisoria a las dificultades de Kant.

3. l..\ CRITICA Y VL l'ROBLEMA COSMOLÓGICO

Kant nos d ice" que llegó al problema central de su Critica al considerar si el universo tenía o no un comienzo en el tiempo. Halló, para desaliento suyo, que podía elaborar pruebas aparentemente vá­lidas para ambas posibilidades. Las dos pruebas ^ son interesantes; se necesita concentración para seguirlas, pero no son largas ni difí­ciles para comprender.

La primera prueba comienza analizando la idea de ima sucesión infinita de años (o días, o cualesquiera otros intervalos de tiempo

8 Publicado en 17r)5. El título principal se podría traducir así: Historia general natural / de los ríelos / v teoría de los cielos. Las palabras "Historia general natural" se usan para indicar que se trata de una contribución a la teoría de la evolución de los sistemas estelares.

10 A. C. Garvc, del 21 de septiembre de 1798, "Mi punto de partida no fue una investigación sobre la existencia de Dios, sino la antinomia de la razón pvira: 'El mundo tiene un comienzo - No tiene ningún comienzo', etc., hasta la cua r t a . . . " (Luego Kant, al parecer, mezcla las antinomias tercera y cuarta.) •'Fueron estas [antinomias] las que primero me despertaron de mi sueño dog­mático y me impulsaron a la crítica de la razón . . . , con el fin de resolver el escándalo de la aparente contradicción de la razón consigo misma.)

11 Véase la nota precedente. Cf. también la correspontlencia de Leibniz con Clarke (Philos. Bibl., ed. por Kirchmann, 107, págs. 134 y sigs., 147 y sigs., 188 y sigs.) y las Reflexionen zur Kritischen Philosophie, de Kant, editadas por B, Erdmanni esp. Nv 4.

12 Véase Critique ot Pure Reason (2* ed.) , 454 y sigs.

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iguales y finitos). Esta sucesión infinita de años debe ser tal que con­tinúe por siempre, y nunca llegue a un fin. Nunca se la puede com­pletar: una infinidad de años transcurridos es una contradicción en los términos. Ahora bien, en su primera prueba, Kant simplemente arguye que el mundo debe tener un comienzo en el tiempo, puesto que, de otro modo, en el momento presente habría transcurrido un número infinito de años, lo cual es imposible. Con esto concluye la primera prueba.

La segunda prueba parte del análisis de la idea de un tiempo total­mente vacío: el tiempo antes de que hubiera un mundo. Este tiem­po vacío, en el cual no hay absolutamente nada, debe ser tal que ninguno de sus intervalos se diferencie de cualquier otro por su re­lación temporal a cosas y sucesos, ya que éstos no existen en absoluto. Ahora bien, considérese el último intervalo del tiempo vacío, el in­tervalo inmediatamente anterior al comienzo del mundo. Evidente­mente, este intervalo se diferencia de todos los intervalos anteriores puesto que se caracteriza por su estrecha relación temporal con un suceso: el comienzo del mundo; sin embargo, se ha supuesto que el mismo intervalo es vacío, con lo cual surge una contradicción en los términos. Entonces, en la segunda prueba, Kant simplemente arguye que el mundo no puede tener un comienzo en el tiempo, pues, de otro modo, habría un intervalo de tiempo —el momento inmedia­tamente anterior al comienzo del mundo— que sería vacío y al mismo tiempo se caracterizaría por su relación temj)oral inmediata con un suceso del mundo, lo cual es imposible.

Tenemos aquí un conflicto entre dos pruebas. Kant llamaba "anti­nomia" a un conflicto semejante. No os perturbaré con las otras an­tinomias en las que quedó atrapado el mismo Kant, como las con­cernientes a los límites del universo en el espacio.

4. ESPACIO Y TIEMPO

¿Qué lección extrajo Kant de esas desconcertantes antinomias? Con­cluyó ^ que nuestras ideas de espacio y tiempo son inaplicables al universo como un todo. Podemos, por supuesto, aplicar las ideas de espacio y tiempo a los objetos físicos ordinarios y a los sucesos físi­cos. Pero el espacio y el tiempo mismos no son objetos ni sucesos; ni siquiera se los puede observar, son más huidizos. Son una espe­cie de armazón para las cosas y los sucesos, algo semejante a un sis­tema de casillas, o un sistema de registro, para las observaciones. El espacio y el tiempo no forman parte del mundo empírico, real, de cosas y sucesos, sino que son parte de nuestro equipo mental, de nues­tro aparato para captar el mundo. El uso apropiado que se les puede dar es el de instrumentos de observación: al observar cualquier su-

13 Op. cit., 518 sigs., "La Doctrina del Idealismo Trascendental como clave para la solución de la Dialéctica Cosmológica."

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ceso lo ubicamos por lo general, inmediata e intuitivamente, en un orden de espacio y tiempo. Así, el espacio y el tiempo ]jueden ser considerados como un marco de referencia que no se basa en la ex­periencia, sino que es utilizado intuitivamente en la experiencia y es apropiadamente aplicable a ésta. Esta es la razón por la cual se nos crean inconvenientes cuando aplicamos mal las ideas de espacio y tiempo, y las utilizamos en un ámbito que trasciende a toda expe-liencia posible, como hicimos en nuestras dos pruebas acerca del uni­verso como un todo.

Kant dio a la concepción que acabo de esbozar el nombre feo y do­blemente engañoso de "idealismo trascendental". Pronto lamentó esta elección ", pues hizo pensar que él era un idealista, en el sentido de que negaba la realidad de las cosas físicas y consideraba a los objetos físicos como meras ideas. Kant se apresuró a explicar que él sólo había negado que el espacio y el tiempo fueran empíricos y reales, en el sen­tido en el que son empíricos y reales los objetos y sucesos físicos. Pero protestó en vano. Su estilo difícil selló su destino: fue reverenciado como padre del idealismo alemán. Sugiero.que ya es hora de poner las cosas en su lugar. Kant siempre insistió" que las cosas físicas del espacio y el tiempo son reales. Y en cuanto a las disparatadas y oscu­ras especulaciones metafísicas de los idealistas alemanes, el mismo tí­tulo de la Critica de Kant estaba dirigido a anunciar un ataque crí­tico contra todo ese razonamiento especulativo. Pues lo que la Cri­tica critica es la razón pura; critica y ataca a todo razonamiento acer­ca del mundo que sea "puro" en el sentido de no estar teñido de la experiencia sensorial. Kant atacó la razón pura mostrando que el ra­zonamiento puro acerca del mundo debe siempre enredarnos en anti­nomias. Estimulado por Hume, Kant escribió su Crítica con el fin de establecer" que los límites de la experiencia sensorial son los lí­mites de lodo razonamiento sólido acerca del mundo.

^* Prolegomena (1783). Appendix: "Specimen of a Judgment on the Critique Anticipating its Investigation", Véase también la Critique, 2» ed. (1787; la pri­mera edición fue publicada en 1781) págs. 274-9, "The Refutation of Idealism" y la iiltima nota al pie del Prefacio de la Critique of Practical Reason.

15 Véan.se los pasajes mencionados en la nota anterior. 16 Véase la carta de Kant a M. Herz, del 21 de febrero de 1772, en la cual

menciona un título provisorio de lo que llegaría a ser la primera Critica, "Los Límites de la Experiencia Sensíjrial y la Razón". Ver también Critique of Pure Reason (2* ed.) , págs. 738 y sig. (las bastardillas son mias) : "No hay ninguna necesidad de una critica de la razón en su uso empírico; pues conti­nuamente se somete a prueba sus principios, pues se los ensaya en la piedra de loque de la experiencia. .Análogamente, no hay. ninguna neccsitlad de ella den­tro del campo de la matemática, en la cual sus concepciones se presentan inme­diatamente a la intuición pura [del espacio y el tiempo] . . . Pero en un campo en el cual la razón no se \e obligada por la experiencia sensoiial ni por la intuición pura a seguir un camino visible —a saber, en el campo de su uso trascendental . . — es muy necesario disciplinar la razón, para refrenar su ten­dencia a transgredir los estrccltoi, liniiíes de la experiencia posible. . ."

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5. LA REVOLUCIÓN COPERNICANA DE KANT

La fe de Kant en su teoría del espacio y el tiempo romo mardi de referencia intuitivo se afirmó cuando halló en ella una clave para la solución de un segundo problema. Se trataba del problema de la va­lidez de la teoría newtoniana, en cuya verdad absoluta e ¡ndiscuiil)le creía ", junto con todos los físicos de su época. Es inconcebible, jjcn-saba, que esta teoría matemática exacta no fuera más que el resuliado de ob.servaciones acumuladas. Pero ¿cuál otra podría ser su base? Kant abordó este problema examinando en primer lugar el carácter de la geometría. La geometría de Euclides, sostenía, no se basa en la obser­vación, sino en nuestra intuición de las relaciones espaciales. La ciencia newtoniana se encuentra en una situación similar. Aunque se halla confirmada por las observaciones, no es el resultado de éstas, sino ile nuestras maneras de pensar, de nuestros intentos por ordenar los datos de los sentidos, por comprenderlos y por asimilarlos intelectualmente. Nuestras teorías no se deben a estos datos de los sentidos, sino a nues­tro intelecto, a la organización del sistema de asimilación de nuestra mente. Así, la naturaleza tal como la conocemos, con su orden y sus leyes, es en gran medida un producto de las actividades de asimilación y ordenamiento de nuestra mente. Para utilizar la desconcertante for­mulación que da el mismo Kant a esta idea ^; "Nuestro intelecto no extrae sus leyes de la natiífaleza, sino que impone sus propias leyes a ella."

La fórmida anterior resume una idea a la que el mismo Kant lla­maba orgullosamente su "revolución copernicana". Para formular esta idea como lo hace Kant, Copérnico '", al ver que la teoría de^ la rota­ción de los cielos no permitía realizar ningún progreso, rompió el pun­to muerto inviniendo las cosas, por decirlo así: supuso que no son los cielos los que giran mientras los observadores permanecen en re­poso, sino que éstos giran mientras los cielos están en reposo. De ma­nera similar, dice Kant, debe resolverse el problema del conocimiento científico, el problema de cómo es posible una ciencia exacta semejan­te a la teoría newtoniana y de cómo se pudo siquiera llegar a ella, üe-

1' Véase, por ejemplo, la obra de Kant fundamentos inetafisicos de la ciencia natural (1786) , que contiene la demostración a priori de la mecánica newtoniana-Ver también el final del penúltimo párrafo de la Critica de la razón práctica. He tratado de demostrar en otra parte (Cap. 2 de este volumen) .que algunas de las mayores dificultades de Kant se deben a la suposición tácita de que la ciencia newtoniana es demostrablemente verdadera (que es episteme) y de que la comprensión de que esto no es así conduce a la desaparición de uno de los problemas fundamentales de la Critica. Véase también cap. 8.

W Véase también Prolegómenos final de la sección S7. La nota al pie que se refiere a Crusius es interesante: sugiere que Kant vislumbró la analogía entre lo que llamaba su "revolución copernicana" y su principio de autonomía en la ética.

w El texto de este párrafo es una traducción libre de la Critique of Pure Reason, 2.' ed., págs. XVI y sig.

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bemos abandonar la idea de que somos observadores pasivos, a la es­pera de que la naturaleza imprima en nosotros su regularidad. Por el contrario, debemos adoptar la idea de que, al asimilar nuestros da­los sensoriales, les imprimimos activamente el orden y las leyes de nuestro intelecto. Nuestro cosmos lleva la marca de nuestras mentes.

Al destacar el papel desempeñado por el observador, el investiga­dor, el teórico, Kant dejó una impresión indeleble no sólo sobre la filosofía, sino también sobre la física y la cosmología. Hay un clima kantiano de pensamiento sin el cual no serían concebibles las teorías de Einstein o de Bohr; y podría decirse que Eddington es más kantia­no que el mismo Kant, en algunos aspectos. Y hasta aquellos que, como yo mismo, no pueden admitir la doctrina de Kaní en su totalidad, aceptan su idea de que el experimentador no debe esperar hasta que a la naturaleza le plazca revelar sus secretos, sino que debe interro­garla. ^ Debe indagar en la naturaleza a la luz de sus dudas, sus con­jeturas, sus teorías, sus ideas y sus inspiraciones. Creo que esto es un hallazgo filosófico notable. Nos permite considerar la ciencia, sea teó­rica o experimental, como una creación humana v considerar su iiis-toria como parte de la historia de las ¡deas, en el mismo nivel <jue la historia del arte o de la literatura.

Hay im segundo significado, aún más interesaiUe, inherente a la versión de Kant de la revolución copernicana, significado que quizás indique una ambivalencia en su actitud hacia ella. La revolución co-jjernicana de Kant resuelve un problema humano que planteó la pro­pia revolución de Copcrnico. Éste despojó al hombre de su posición central en el universo físico. La revolución copernicana de Kant sacó el aguijón. No sólo mostró que nuestra colocación en el universo físico carece de importancia, sino también que —en cierto sentido—^ bien pue­de decirse que nuestro uni\'erso gira alrededor nuestro, pues .somos nosotros quienes creamos —al menos en parte— el orden que hallamos en él; somos nosotros quienes creamos nuestro conocimiento del mis­mo. Somos descubridores, y el descubrimiento es un arte creador.

ü. LA DOCIRINA DE I.A AUTONOMÍA

Pasaré ahora de Kant como cosmólogo, filósofo del conocimiento y de la ciencia a Kant como moralista. No sé si se ha observado antes que la idea fundamental de la ética de Kant equivale a otra revolu­ción copernicana, análoga en todo aspecto a la que ya he descripto. Pues Kant hace del hombre el legislador de la moralidad, así como lo convierte en el legislador de la naturaleza. Con ello, restituye al hombre su lugar central tanto en su universo moral como en su uni­verso físico. Kant humanizó la ética como había humanizado ya lu ciencia.

20 Op. cit., págs. XII )' sig.; cf. especialmente el pasaje: "los físicos . . com prendieron q u e . . . debían obligar a la naturaleza a responder a sus pregun tas, en lugar de colgarse de ella, por decirlo así."

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La revolución copernicana de Kant en el campo de la ética ^ está contenida en su doctrina de la autonomía, la doctrina según la cual no podemos aceptar como base última de la ética la orden de una autoridad, por elevada que ésta sea. Pues siempre que nos enfrenta­mos con la orden de una autoridad, es responsabilidad nuestra juz­gar si su orden es moral o inmoral. La autoridad puede tener el po­der de obligar a que se cumplan sus órdenes, y podemos estar incapa-pacitados de resistir. Pero, a menos que nos hallemos físicamente im­pedidos para elegir, la responsabilidad sigue siendo nuestra. Obede­cer o no una orden, aceptar o no una autoridad es siempre decisión nuestra.

Kant llevó audazmente esta revolución al campo de la religión. He aquí un pasaje sorprendente -^•.

Por mucho que mis palabras puedan espantaros, no debéis condenarme por de­cir: Todo hombre crea su Dios. Desde el punto de vista moral . .. hasta tenéis que crear vuestro Dios, para adorar en Él a vuestro creador. Pues sea cual fuere la manera c o m o . . . la Deidad sea conocida por vosotros, y aunque . . . í l se revele a vosotros, sois vosotros. . . quienes debéis juzgar si os está permitido [por vuestra conciencia] creer en f.l y adorarlo.

La teoría ética de Kant no se limita a la afirmación de que la con­ciencia del hombre es su autoridad moral. Trata también de explicar­nos lo que nuestra conciencia puede exigir de nosotros. De la ley mo­ral Kant da varias formulaciones. Una ile ellas e s ^ : "Considerad siem­pre a todo hombre como un fin en sí mismo, y no lo consideréis nun­ca meramente como un medio para vuestros fines." Se podría resumir el espíritu de la ética de Kant con las siguientes palabras: Atreveos a ser libres y respetad la libertad de los otros.

Sobre la base de esta ética Kant erigió su importantísima teoría del Estado i y su teoría de la ley internacional. Pidió ^ la formación de

21 Ver Grundlegung ziir Met. ti. Silten. 2 ' sección (WWC, págs. 291 y sigs., especialmente 299 y sigs.) : "La autonomía de la voluntad como supremo prin­cipio de moralidad", y la tercera sección (IVíVC, pAgs. 305 y sigs.).

22 Se t r a t a d e u n a t raducc ión l ibre ( a u n q u e t an fiel como es compa t ib l e con la c lar idad, según creo) d e un pasaje de la n o t a al p ie del C u a r t o C a p í t u l o , P a r t e I I , 1, d e J-a religión dentro de los limites de la razón pura {WWC, V I , pág . 318; ver t a m b i é n la In t roducc ión de este v o l u m e n , n o t a 9) . Ese pasaje ya está a n u n c i a d o p o r el s iguiente : "noso t ros mismos juzgamos la revelación p o r la ley m o r a l " (Lectures on Ethics by Immanuel Kant, t r aducc ión d e L. Inf ie ld , 1930; la t raducc ión del pasaje h a sido corregida p o r P . A. Schi lpp , en Kant's Pre-Critical Ethics, 1938, pág . 166, n o t a 63) . I n m e d i a t a m e n t e an tes Kan t dice d e la ley m o r a l q u e "nues t r a razón p u e d e revelárnos la" .

23 Véase Grundlegung, s egunda sección (W\VC, IV, pág. 287) . Nuevamen te , m i t raducc ión es Ubre.

3* Véase espec ia lmente , las diversas formulaciones d e Kan t p a r a expresa r q u e el p r i nc ip io del Es tado j u s to es establecer la i gua ldad en aque l l a s l imi tac iones a la l ibe r tad de los c iudadanos q u e son inevi tab les p a r a q u e la libertad de cada uno pueda coexistir con la libertad de todos (p . e j . . Critique of Pure Reason, 2» ed., pág. 373).

25 Sobre la paz perpetua (1795) .

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Page 15: Popper, A Propósito de Kant

una liga de naciones, o una unión federal de Estados, que proclamara y mantuviera, finalmente, la paz eterna sobre la tierra.

He tratado de esbozar a grandes rasgos la filosofía kantiana del hom­bre y de su mundo, y sus dos fuentes principales de inspiración: la cosmología newtoniana y la ética de la libertad; las dos fuentes de inspiración a las que se refería Kant cuando hablaba^ de los cielos estrellados por encima de nosotros y la ley moral dentro de nosotros.

Si retrocedemos aún más para obtener una visión aún más distante del papel histórico de Kant, podemos compararlo con Sócrates. Ambos fueron acusados de pervertir la religión del Estado y corromper las men­tes de los jóvenes. Ambos negaron la acusación y ambos defendieron la libertad de pensamiento. La libertad significaba para ellos algo más que la ausencia de coacción; era para ambos una forma de vida.

De la apologia de Sócrates y de su muerte surgió la nueva idea del hombre libre: la idea de un hombre cuyo espíritu no puede ser some­tido, de un hombre que es libre porque es autosuficiente, que no ne­cesita coacción porque es capaz de gobernarse a sí mismo y de acep­tar libremente el gobierno de la ley.

Tanto en el campo del conocimiento como en el de la moral, Kant dio un nuevo significado a esa idea socrática de la autosuficiencia que forma parte de nuestra herencia occidental. Y le ha agregado, ade­más, la idea de una comunidad de hombres libres, de todos los hom­bres. Pues mostró que todo hombre es libre; no porque haya nacido libre, sino porque ha nacido con la carga de la responsabilidad de decisiones libres.

26 En la "Conclusión" de la Critica de la razón práctica; ver especialmente el final del penültimo párrafo al que se aludió en la nota 17.

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