Politica2

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This article was downloaded by: [University of Waterloo] On: 16 December 2014, At: 14:40 Publisher: Routledge Informa Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK Click for updates International Studies in Sociology of Education Publication details, including instructions for authors and subscription information: http://www.tandfonline.com/loi/riss20 Gifted education: changing conceptions, emphases and practice Dona J. Matthews a & David Yun Dai b a Psychoeducational Consultant in Private Practice, Toronto, Canada b Educational Psychology and Methodology, University at Albany, State University of New York, Albany, NY, USA Published online: 15 Dec 2014. To cite this article: Dona J. Matthews & David Yun Dai (2014) Gifted education: changing conceptions, emphases and practice, International Studies in Sociology of Education, 24:4, 335-353, DOI: 10.1080/09620214.2014.979578 To link to this article: http://dx.doi.org/10.1080/09620214.2014.979578 PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of all the information (the “Content”) contained in the publications on our platform. However, Taylor & Francis, our agents, and our licensors make no representations or warranties whatsoever as to the accuracy, completeness, or suitability for any purpose of the Content. Any opinions and views expressed in this publication are the opinions and views of the authors, and are not the views of or endorsed by Taylor & Francis. The accuracy of the Content should not be relied upon and should be independently verified with primary sources of information. Taylor and Francis shall not be liable for any losses, actions, claims, proceedings, demands, costs, expenses, damages, and other liabilities whatsoever or howsoever caused arising directly or indirectly in connection with, in relation to or arising out of the use of the Content. This article may be used for research, teaching, and private study purposes. Any substantial or systematic reproduction, redistribution, reselling, loan, sub-licensing, systematic supply, or distribution in any form to anyone is expressly forbidden. Terms &

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Cuentan de un brillante exministro que al intentar ponerse a trabajar desde la oposición para desalojar a

Zapatero del poder tuvo un duro choque con la realidad. En la sede de su partido encontró que tenía que luchar contra la mediocridad, contra alguna envidia, más de una zancadilla y gente cuya principal aspiración era lograr ese mismo objetivo para salir con Rajoy en la foto. Su conclusión fue evidente: “El problema es el partido”. Y se fue. Hoy es un gran empresario.

“Fallan más los partidos que los políticos. La gran mayoría de los políticos son personas altruistas y generosas, pero muchos de ellos no generan ningún titular”, explica Ro-sa Díez, diputada de UPyD.

El sistema de partidos políticos que hay en España se parece cada vez más a lo que los catedráticos y politólogos Richard Katz y Peter Mair llaman partidos cártel. Un sistema cerrado, con jugosas sub-venciones públicas, un puesto de trabajo estable… Con estos parti-dos, la política se convierte en una profesión que no atiende a su fin. Ganar las elecciones pierde impor-tancia en favor de la propia carrera

profesional. Se practica el corpora-tivismo, se ponen barreras a los nuevos partidos, los programas electorales se asemejan... El resul-tado es que los ciudadanos cada vez tienen más difícil usar las elecciones para premiar o castigar. Las conse-cuencias, sin duda, son nefastas: “Treinta años después del inicio de la democracia, crece el número de personas de diferentes sectores pro-fesionales e ideológicos que consi-dera excesivo el papel preponderan-te y cuasi excluyente que los parti-dos juegan en España”, afirma Lo-urdes López Nieto, profesora titular de Ciencia Política de la UNED. Hay críticas de dentro y fuera de la política. “Hay una partitocracia ex-cesiva. Los partidos tienen dema-siado poder. Y no hay democracia interna, debate interno”, dice Jaime Mayor Oreja, eurodiputado y ex ministro del Interior. Con más de treinta años de carrera política a sus espaldas, es, sin duda, una opinión autorizada.

partidos y subvenciones. Según López Nieto, España reúne varias características propias de los parti-dos cártel. Uno: siempre mandan los mismos. Los dos partidos na-cionales (PP y PSOE) y las dos grandes formaciones nacionalistas (CIU y PNV) son un club exclusi-vo que suele ocupar los parlamen-tos y gobiernos de los tres ámbitos territoriales. Dos: los partidos po-líticos españoles viven de las sub-venciones públicas, que crecen sin parar desde 1979. Y tres: la posibi-lidad de presión de cualquier sector social o grupo de interés es muy difícil, salvo la de las entidades ban-carias a las que adeudan los parti-dos políticos.

La política se ha convertido en una profesión en la que se puede hacer carrera con garantías: hay muchos puestos para repartir. Siem-pre que uno consiga entrar en el cártel, claro. Los puestos de elec-ción en el sistema político español son unos 1.500 parlamentarios (eu-ropeos, nacionales y autonómicos) y unos 65.000 concejales. A estos habría que sumar los ministros y consejeros (unos 300). “Se trata de muchos puestos de trabajo habida cuenta de que se han celebrado

ocho o nueve elecciones para cada institución”, dice López Nieto. El reacomodo de políticos en otros partidos cuando éstos han perdido peso, o han desaparecido, son, en su opinión, otra prueba de que exis-ten incentivos para aferrarse a la política como forma de vida.

Lo cierto es que el crecimiento de los empleados públicos está siendo espectacular. En los últimos treinta años, los funcionarios auto-nómicos han pasado de 40.000 en 1982 a nada menos que1.640.000,

y los funcionarios locales, que no llegaban a 200.000 en 1982 han aumentado en 500.000. Jonathan Hopkin, profesor de la London School of Economics especializado en política, recuerda que entre 1982 y 1994 se crearon medio millón de nuevos empleos públicos. Las na-cientes administraciones autonó-micas crearon 200.000 nuevos puestos de 1982 a 1988.

Con tanto puesto para repartir, aparece un problema: el amiguis-mo. Para Manuel Villoria, catedrá-

tico de Ciencia Política de la Uni-versidad Rey Juan Carlos, en Espa-ña se da un modelo muy clientelar, que empieza en los propios parti-dos. “En la Administración Pública se coloca a gente afín. Es algo que está demasiado extendido en la ad-ministración local y autonómica. Los partidos políticos deberían re-plantearse la forma de organizarse. Si, por ejemplo, hubiera sólo una agrupación en un partido en lugar de veinte, sería más difícil que hu-biera estructuras clientelares, reinos de taifas”, añade el catedrático.

el amiguismo puede ser un cáncer. Si su competencia está comproba-da, evidentemente, no hay ningún problema por colocar amigos en las listas. Pero está claro que, si la de-signación es a dedo, siempre esta-rán bajo la lupa. Como ocurre con los asesores. En los periódicos se han vertido ríos de tinta sobre es-tos cargos de confianza de Zapate-ro: que si son muchos, que quién les paga... Pero no todo el mundo estima que sean demasiados. Según Manuel Villoria, los ministros pue-den tener entre 2 y 4 asesores de libre designación. Es decir: nada. Y en Moncloa, afirma, hay 300 ó 400, muchos de ellos funcionarios de carrera. Según sus datos, en la administración local sí hay descon-trol de asesores. “Hay alcaldes que tienen 14 ó 20; presidentes de

envidias, zancadillas, amiguismos, falta de democracia interna... moverse dentro de una formación política no es fácil. y eso está mermando la salud democrática. Por jordi benítez

El partido es el problema

en Portada

ilustraCión: ángel navas

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diputaciones que cuentan con 18 ó 20… Hay que reestructurar el sistema de asesoría del Gobier-no. Hacerlo más al estilo de la Ca-sa Blanca o de Lula en Brasil. Tener gabinetes más especializados que controlen la actuación del Gobier-no y se alineen con su estrategia. Para eso, la estrategia ha de estar bien definida. Sin ella, los asesores no funcionan adecuadamente. El problema es que aquí no ha existi-do esta estrategia. Cada ministro va por su lado”, dice Villoria.

Con esta pesada maquinaria, de nombramientos de concejales, al-caldes, asesores, etc, uno de los problemas que crece es la burocra-cia. “En los partidos hay mucha. Es necesaria, pero hay un amplio mar-gen de mejora”, señala Elena Piso-nero, ex secretaria de Estado en el Gobierno del PP y actualmente socia de KPMG.

el problema de las listas. Pero si la excesiva burocracia es un incon-veniente por los retrasos que oca-siona, si nos centramos en la polí-tica, un elemento desalentador es que las listas sean cerradas y blo-queadas. En opinión de Villoria, habría que ir a sistemas más abier-tos: “Las listas cerradas permiten más control a los partidos, pero favorecen la incompetencia y la corrupción”, afirma. Para otros, las listas cerradas y bloqueadas desin-centivan al ciudadano. No favore-cen la participación. “Habría que cambiar la ley para enganchar con los ciudadanos. Nosotros ya hemos propuesto las listas abiertas. Faci-litarían sentir que el voto tiene sentido, que controlas al político que has puesto”, explica Rosa Díez.

Este sistema funciona bien en Estados Unidos, donde cada con-gresista sabe que más le vale aten-der bien a quienes le han votado. Su reelección depende de ellos, no de que su presidente le ubique en su equipo. Ese temor a quedarse fuera hace que el político busque

resguardar su puesto dentro del partido, no ante los ciudadanos, y entre sus intereses prime, ante to-do, cuidar la disciplina de partido. “La estructura de los partidos aho-ga las ansias de libertad de los po-líticos. Tienen estructuras férreas, propias del siglo pasado”, lamenta la portavoz de UPyD.

De todas formas, no todo el mun-do es partidario de las listas abier-tas. “No siempre son eficaces ni viables para limitar el control de los partidos sobre los representantes”, señala Lourdes López Nieto. Según sus datos, donde están reguladas, sólo las utiliza un tercio de los elec-tores y, en ciertos países, terminan conformando un sistema de com-pra de voto. Reformar por reformar, no lleva de por sí a ningún sitio. Si no, que se lo digan a los italianos, que han acumulado reforma tras reforma de su sistema electoral sin éxito aparente. Para esta profesora, si lo que se quiere es conocer el quehacer de los parlamentarios pa-ra pedirles cuentas, convendría averiguar, entre otros asuntos, por qué podemos saber a través de la web del Senado qué ha votado cada grupo parlamentario en cada inicia-tiva, mientras que eso no es posible en la web del Congreso. Sin duda, esta iniciativa nos aportaría más información sobre las personas que nos están representando. Y si lo hacen bien, claro.

aumenta el dinero para los partidosen millones de euros.

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el descenso en el número de militantes en europa, que en españa coincidió con la apari-ción de los partidos políticos en la transición, hizo pensar en una forma alternativa de financiar las formaciones po-líticas: las subvenciones. el dinero empleado para este capítulo se ha disparado como un cohete. un estudio de lourdes lópez nieto, profeso-ra titular de la uned, lo deja claro: en 1979, los partidos recibieron 9 millones de euros (1.651 millones de pesetas) para su funcionamiento anual. ocho años después, la cifra

ascendía a 68 millones de euros (11.300 millones de pe-setas), y en 2004 se ha dispa-rado hasta los 174 millones de euros (29.000 millones de pe-setas). un volumen de dinero creciente para una maquinaria cada vez más grande. además del funcionamiento de los partidos, las subvenciones se destinan a los grupos parla-mentarios y los gastos de las elecciones. Y claro, el sueldo de diputados y senadores ha ido subiendo: en 1979 estaba en 360 euros por cabeza. Hoy cobran ocho veces más. si es para bien, bienvenido sea.

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