Politica de hechos consumados Kindle.pdf

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NACHO VEGAS Política de hechos consumados (Relatos, monólogos y poemas) PROLOGO. La única vez que Nacho Vegas me preguntó qué me parecía su libro le dije "me gusta, sobre todo las partes de ficción". La verdad es que mi respuesta iba mucho más allá de la broma privada. Porque es en obras como Política de hechos consumados donde mejor podemos distinguir entre verdad y realidad. Aquí, muchos textos reflejan la realidad, ese fluir de mi- vida-contada-por-otro-que-a veces-soy-yo, pero TODOS, la poesía y la prosa y hasta los agradecimientos o las citas, son de verdad. O mejor dicho, son la verdad tal y como Nacho nos la quiere contar. Todo escritor sabe que la verdad está en la ficción: la una sin lo otro son tan sólo media vida pugnando por no convertirse en la otra media. Creo que la base de muchos relatos y poemas son cierto ritmo. O mejor dicho, que el ritmo que el autor tiene en su cabeza al escribirlos y luego leerlos para sí, al darlos por buenos, coincida con el ritmo del lector al leerlos (también para si}. Aquí el ritmo es el mismo de unos pasos que intentan cruzar un rió que pudo ser cristalino y se ha convertido en una ciénaga al alcance de lodos. El ritmo de las luces y sonidos del parque temático Vegas, con sus carruseles, su tren del terror, su mujer barbuda y su come- fuegos. El hombre más sensible del mundo es también el mayor hijo de puta del mundo. La noria se para en lo más alto y todos vomitan. En los baños de la feria la gente lleva linternas para verle la cara a todo aquel que se acerca, sean cuales sean sus intenciones. Nacho Vegas sabe que el carácter es el destino, y escribe en consecuencia. Nacho Vegas es alguien capaz de

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  • NACHO VEGAS

    Poltica de hechos consumados

    (Relatos, monlogos y poemas)

    PROLOGO.

    La nica vez que Nacho Vegas me pregunt qu me pareca su libro le dije "me gusta, sobre todo las partes de ficcin". La verdad es que mi respuesta iba mucho ms all de la broma privada. Porque es en obras como Poltica de hechos consumados donde mejor podemos distinguir entre verdad y realidad. Aqu, muchos textos reflejan la realidad, ese fluir de mi-vida-contada-por-otro-que-a veces-soy-yo, pero TODOS, la poesa y la prosa y hasta los agradecimientos o las citas, son de verdad. O mejor dicho, son la verdad tal y como Nacho nos la quiere contar. Todo escritor sabe que la verdad est en la ficcin: la una sin lo otro son tan slo media vida pugnando por no convertirse en la otra media. Creo que la base de muchos relatos y poemas son cierto ritmo. O mejor dicho, que el ritmo que el autor tiene en su cabeza al escribirlos y luego leerlos para s, al darlos por buenos, coincida con el ritmo del lector al leerlos (tambin para si}. Aqu el ritmo es el mismo de unos pasos que intentan cruzar un ri que pudo ser cristalino y se ha convertido en una cinaga al alcance de lodos. El ritmo de las luces y sonidos del parque temtico Vegas, con sus carruseles, su tren del terror, su mujer barbuda y su come-fuegos. El hombre ms sensible del mundo es tambin el mayor hijo de puta del mundo. La noria se para en lo ms alto y todos vomitan. En los baos de la feria la gente lleva linternas para verle la cara a todo aquel que se acerca, sean cuales sean sus intenciones. Nacho Vegas sabe que el carcter es el destino, y escribe en consecuencia. Nacho Vegas es alguien capaz de

  • cortarle las alas a un ngel para luego lamer sus heridas. Alguien que sabe que el deseo hace que el sexo parezca mejor de lo que en realidad es, de lo que ser nunca. El cuerpo a cuerpo de cada pgina consiste en estudiar a un enemigo que ya saluda desde la futura foto de uno mismo. Hay momentos en los que parece que todo lo que sabe Nacho sobre la vida y la supervivencia cabe en una frase, en un verso, palabras que prenden en nuestros dedos al leer. Estamos ante un libro que lo dice todo, y que no necesita que se hable de ciertas cosas para que las entendamos perfectamente. La infancia, los bares de extrarradio, los bloques de pisos de proteccin oficial, los disco-pubs, los cuartos oscuros donde buscamos algo que nunca lograremos encontrar, el sexo-basura, el orgasmo- basura, el deseo cocindose a luego lento, la necesidad de huir tras aquel orgasmo (casi siempre el de otros), algn que otro tero y todas esas pollas como culebras venenosas.., todo confluye en una vida en constante movimiento que parece haberse construido con un elemento nuevo de la tabla peridica. En las lagunas de la memoria de Nacho -del Nacho autor, del Nacho en primera persona- habitan monstruos submarinos, misteriosas especies que parecen venir de otro mundo y de otro tiempo, de cuando cada disco y cada libro te deca que estabas solo y que siempre ibas a estarlo por mucho que existieses en el mundo de los otros, ojeroso y emboscado. Ciertas decisiones solo pueden tomarse desde cierta militancia, y el haber escrito este libro implica una valenta absoluta, emocional y genital. Nacho Vegas nos ha dado un puado de pginas en las que se pasa las noches y muchas maanas siendo infiel, insoportable, violento, pasivo, sincero, mentiroso, egocntrico, huidizo, miedoso, cnico, golpeado y ofendido con l y con el mundo, unas pginas que hieren y duelen cada vez que reta a duelo a un lector que crea saberlo todo y termina por querer saberlo todo,

    Jess Llorente

  • FIGURITAS HUMANAS

    (Elipsis, Iluminaciones, Etctera)

    Tomemos a esta familia, por ejemplo. Tenemos a Padre y tenemos

    a Madre. Ahora intentaremos examinar sus vidas desde cerca (no

    demasiado; tomando cierta distancia): Se casaron a las edades de

    22 (l) y 19 (ella). l haba combatido muy joven en la Guerra Civil

    en el bando de los nacionales, y despus tuvo una brillante carrera

    militar. Ella trabaj en casa toda su vida. En el segundo ao de

    casados tuvieron un hijo, a quien llamaremos a partir de ahora

    Hombre. Padre y Madre se iban de vacaciones una vez al ao a

    una residencia militar en Alicante. El resto del tiempo eran

    frecuentes las ausencias de Padre, que llegaban a durar varios

    das. Adonde iba y qu hacia durante estas escapadas son datos

    que ignoramos. As que las llamaremos Elipsis. Madre tampoco

    saba nada, o ms bien saba pero figuraba que prefera no saber,

    que para el curso de los acontecimientos viene a ser lo mismo. Con

    la llegada de la democracia Padre abandon el ejrcito y comenz

    a trabajar para una compaa de seguros. En algn momento a lo

    largo de la dcada de los ochenta tuvo lugar la ltima de las Elipsis.

    Madre, resignada, permaneci en casa sin hacer nada ni decir

    nada a nadie. A! cabo de cuatro das recibi una llamada de la

    compaa de seguros preguntando por su marido. Que se haba

    largado con trescientas mil pesetas de la empresa, le dijeron. Ella

    se encogi de hombros y colg. Transcurrieron tres das ms y

    Padre volvi a casa. Ignoramos cmo lo hizo, porque haba

    vendido su coche, aunque esto no sabemos con certeza si ocurri

    antes o durante la ltima Elipsis. Por su aspecto se hubiera dicho

  • que no se haba cambiado de ropa en varios das. Madre le

    pregunt: "Vuelves porque te has quedado sin dinero, verdad?" l

    se meti la mano en los bolsillos del pantaln y sac lo nico que

    haba en ellos: un billete de mil pesetas, que mostr con timidez a

    Madre a modo de asentimiento. Despus de esto pagaron la deuda

    a la compaa de seguros como pudieron, que fue con ayuda de

    Hombre, y Padre dej de trabajar. Al poco tiempo tuvo que acudir al

    hospital, aquejado de unos dolores en la pierna, y le descubrieron

    un principio de gangrena. Despus de varios meses de

    interminables pruebas tuvieron que amputar, y durante un tiempo

    se las arregl como pudo con una pierna ortopdica. Al principio

    lograba desplazarse hasta el bar al otro lado de la calle, donde se

    tomaba un vino y echaba la partida. Luego ya no se movi de casa

    ms que para ir al hospital, donde le seguan haciendo pruebas.

    Sus amigos en el bar evitaban hablar de l mientras jugaban a las

    cartas, y ninguno cruz la calle para hacerle una visita. Padre,

    digmoslo ya, se haba convertido en un viejo cascarrabias. Sin

    embargo, no le faltaron los cuidados de Madre. Dejaron de dormir

    juntos. Ella le prepar la cama en la salita de estar, y puso a los

    pies de esta un orinal. Sin perder jams su gesto tranquilo, le daba

    de comer, lo lavaba y recoga sus excrementos. A veces se

    sentaba en la cocina, a solas, y aunque l la llamara a voces, algo

    que hacia constantemente, ella finga no orlo y se perda un rato en

    el bosque de sus pensamientos.

    Cul era este? Lo ignoramos.

    Madre recibi un duro golpe con la muerte de su hijo (Hombre)

    aunque sobre este punto volveremos ms adelante. Padre no sufri

    tanto, porque haba comenzado a desvariar y a no darse cuenta de

    las cosas. Su salud se complic cuando le diagnosticaron una

    diabetes tarda. Finalmente le tuvieron que ingresar y le amputaron

    la otra pierna.

  • Muri en el hospital, y Madre no llor, acaso porque ya lo haba

    llorado todo con la muerte de Hombre, acaso porque lo que en

    realidad sinti fue una intensa sensacin de alivio.

    Retrocedemos un poco. Nos ocuparemos ahora de la edad adulta

    de Hombre. l tambin se cas joven, casi tanto como sus padres,

    y lo hizo con Mujer, an ms joven que l.

    Ambos eran jvenes de izquierdas, que amaban las libertades y

    suspiraban por la democracia. No tardaron mucho en ser padres:

    en el verano de 1970 Mujer dio a luz a un beb varn, denominado

    a partir de ahora Hijo (obsrvese que Hijo es en realidad nieto de

    Padre y de Madre). Ciertamente Hombre no haba sido un mal

    estudiante. Acab sus estudios en la escuela de peritos industriales

    y en poco tiempo consigui un empleo en el ramo de la siderurgia.

    (Mencionemos tambin, para no hacer pasar a Hombre por un ser

    excesivamente racional, que en estos sus aos de juventud lleg

    incluso a escribir un librito de versos). Mujer realiz estudios de

    magisterio. Ejerci de maestra por espacio de dos aos, y

    abandon su puesto con el nacimiento de Hijo, para dedicarse por

    entero a los cuidados de este y de la casa. Las cosas no les fueron

    mal. Lleg la democracia y ellos y sus amigos brindaron con jbilo.

    Hombre milit activamente en el partido comunista hasta que los

    socialistas ganaron las primeras elecciones. Entonces se fue con

    estos.

  • Hombre lucia unas pobladas patillas y gustaba de citar a grupos de

    msica moderna. "Los tiempos estn cambiando, como cantaba

    Dylan", era uno de sus comentarios favoritos.

    Mujer, en cambio, haba pertenecido siempre al partido socialista.

    En los ochenta, su situacin pareca que iba a mejorar. A Hombre

    le ofrecieron un empleo pblico muy bien pagado y abandon la

    siderurgia. De alguna manera, poco nos importa cmo, consigui

    un finiquito de diez millones de pesetas. Hombre, que se haba ya

    afeitado sus patillas, comenz una larga serie de lo que llamaremos

    Nuevas Elipsis, acerca de las cuales esta vez Mujer si quera saber,

    a pesar de que le sirviera de bien poco. Es por esto que podemos

    decir que Hombre se larg a Italia con su amante, a la que no

    llamaremos de ninguna manera en particular, aprovechando lo que

    deba haber sido un viaje de trabajo, y en apenas una semana dio

    buena cuenta de los diez millones.

    Hombre comenz a beber. En realidad siempre haba bebido, pero

    es en este punto cuando comienza a beber mucho. Cuando l

    llegaba por la noche. Mujer quera hablar, y lo haca en voz baja y

    pausada, casi un susurro que Hijo apenas poda intuir desde su

    dormitorio. Hombre, en cambio, lo haca a gritos, con la boca

    pastosa y el aliento apestando a gisqui, tanto que Hijo casi lo

    poda oler desde su dormitorio. Las Nuevas Elipsis se sucedieron,

    una tras otra. Si las amantes eran varias o se trataba siempre de la

    misma, o si a veces ni siquiera exista atalante, eso es algo que no

    sabemos, aunque Mujer nos podra contar un par de cosas. A todos

    estos datos que se escapan a nuestro conocimiento podemos

    llamarlos a partir de ahora Etctera. Por su parte. Mujer tambin

    haba tenido un amante, pero es de justicia decir que nunca lleg a

    quererlo de verdad.

  • Con todo. Hombre y Mujer decidieron separarse de mutuo acuerdo.

    Fue l el que se fue de casa (adonde? Etctera.), aunque al cabo

    de unas semanas ya volva a casa para tomar la cena que Mujer le

    preparaba. Ella crea que todo poda cambiar, y se mostraba

    complaciente con l. l puede que tambin lo creyera. Una noche

    Hombre se qued

    despus de cenar. Hicieron el amor, durmieron juntos de nuevo y

    decidieron volver a intentarlo, aunque apenas hablaron de las

    cosas que haran para que funcionase.

    Las cosas, lejos de funcionar, fueron a peor. Pasaron ms cosas,

    ms Etctera. Una larde Hombre y Mujer se pegaron. No le peg l

    a ella, ni al revs. Se pegaron mutuamente, se araaron en la cara,

    se mordieron y se golpearon. Hijo, an prepber, se encontraba en

    la salita de estar, asi que para hacerlo se encerraron en su

    dormitorio. La razn de esta pelea? Etctera.

    Por aquel entonces Hombre sufri una angina de pecho mientras

    se encontraba en el trabajo. Estuvo varios das ingresado, y Mujer

    lo acompa cuanto pudo. An no haba cumplido los cuarenta.

    Los mdicos le dijeron que se olvidara del alcohol y del tabaco, y

    que empezara una dieta sana. Con ayuda de Mujer, Hombre logr

    hacerlo durante algn tiempo.

    Una maana temprano Hombre telefone a Madre desde una

    cabina. Estaba borracho, se haba cado y se haba roto un tobillo.

    Madre acudi y llam a un taxi para llevarlo al hospital. Una vez all,

    Madre se dispuso a avisar a Mujer, pero Hombre le dijo que no, que

    no lo hiciera porque no haba pasado la noche en casa.

    Paradjicamente, Madre lleg a saber ms cosas de las Nuevas

    Elipsis de las que nunca supo acerca de las Elipsis.

  • Cuando sali del hospital Hombre quiso regresar a casa, pero

    Mujer haba cambiado la cerradura. Al cabo de unos das iniciaron

    los trmites del divorcio. Mujer hizo todo lo posible para que Hijo no

    pasara temporadas con Hombre. Si apenas estaba con l cuando

    viva en casa, pensaba ella, por qu va a poder tenerlo ahora

    durante varios das?.

    Hombre entr en contacto con una asociacin de padres

    divorciados que reivindicaban sus derechos para con sus hijos

    menores de edad. Estuvo un tiempo con ellos. Conoci a hombres

    como l, con los que en alguna ocasin sala a beber, y senta

    lstima por ellos (aun siendo uno de ellos). Pero al poco tiempo

    abandon la asociacin, porque en realidad no faltaba mucho para

    que Hijo cumpliese los dieciocho.

    Hombre decidi dejar su empleo pblico para trabajar por su

    cuenta, y mont una pequea gestora. En su piso de hombre

    divorciado tena instalado su despacho. Pero con los noventa lleg

    la crisis econmica, y el negocio se fue a pique. Cuando las cosas

    haban ido mejor. Hombre haba abierto una cuenta corriente a

    nombre de Hijo con cien mil pesetas. En este punto Hombre tuvo

    que pedirle a su hijo de diecisiete aos la libreta para sacar las cien

    mil, prometiendo que volvera a ingresrselas (adelantemos que

    nunca lo hizo). Pero el agua le llegaba al cuello, y tuvo que acudir a

    Madre a pesar de que sabia que no tena mucho dinero, y que

    bastante preocupacin era ya para ella el tener que ocuparse de

    Padre, que por aquel entonces ya desvariaba. En una ocasin,

    cuando Hombre sala de casa de Madre, en su mano un sobre con

    setenta y cinco mil pesetas que esta le acababa de dar, se detuvo

    al final del largo y estrecho pasillo de la casa en la que haba

    crecido, se volvi y mir con ojos tristes y cansados a los ojos de

    Madre, que a pesar de todo parecan un poco menos tristes y

    cansados. "Te estoy dejando sin un duro,

  • verdad, mam?", le dijo. "Anda, anda...", contest ella dndole

    unos golpecitos en la espalda para que siguiera adelante.

    Un Viernes Santo Hombre muri de un infarto mientras dorma, con

    cincuenta aos. Fue Hijo quien lo encontr dos das despus. Mujer

    se encontraba en ese momento de vacaciones con su novio, un

    hombre de Valencia que pasaba largas temporadas en la ciudad.

    (Hijo haba llegado a cogerle bastante cario a este hombre,

    sobretodo por cuanto la Mujer pareca feliz por primera vez desde

    haca mucho tiempo. Sin embargo, un buen

    da el hombre de Valencia dej de aparecer por casa. Al cabo de

    un par de meses Mujer le cont a Hijo que lo ltimo que haba

    sabido de el era que se haba casado con otra mujer en Valencia.)

    Llegamos a un punto en nuestro relato en el que son tres los

    supervivientes: Madre, Mujer e Hijo. Ahora queremos examinar la

    vida de este, y para ello no vamos a retroceder por el momento -a

    da de hoy Hijo ha cumplido ya los treinta-. Nos limitamos a

    acercamos de tal modo que podemos vislumbrar sus recuerdos.

    Cules son estos? l mismo est tratando de armar en su cabeza

    un complejo puzzle con ellos. Pero es consciente de que le faltan

    piezas, y de que algunas es muy probable que se hayan perdido

    para siempre. Recuerda la pelea, cuando l estaba en la salita y

    Hombre y Mujer se encerraron en el dormitorio para pegarse. Al

    principio dejaron la puerta entreabierta, y l se desliz por el pasillo

    y pudo ver cmo se tiraban de los pelos, se araaban y se mordan.

    Pero Hombre lo vio y de una patada cerr la puerta. Despus, Hijo

    se qued escuchando los jadeos, los insultos y los golpes

    esperando a que cesaran. Pero lo que no alcanza a recordar es si

    sinti miedo o por qu se haban peleado, aunque sabe que l

  • estaba delante cuando lodo comenz. Esta fue la nica vez que los

    vio pegarse (de hecho cree recordar cmo poco despus de

    aquello Hombre y Mujer lo sentaron y, avergonzados, le aseguraron

    que aquello no volvera a ocurrir jams); el resto de las peleas que

    recuerda consistan en gritos y portazos de Hombre y en lloros y

    disgustos de Mujer.

    Recuerda, asimismo, cuando Hombre tuvo aquella angina de

    pecho. Pero ha olvidado la edad que tena. Doce? Catorce?

    Recuerda haberse pasado todo el da solo en casa hasta que

    regres Mujer del hospital. Entonces se la qued mirando como a

    una desconocida, y no dijo nada. En realidad, no tena nada que

    decir. Pero Mujer mont en clera.

    Aparecieron lgrimas en sus ojos y chill: "Ser lo que sea pero

    sigue siendo tu padre!

    Es que ni siquiera vas a preguntar cmo est?" Hijo se qued

    perplejo. Se esperaba de l que preguntara por la salud de

    Hombre? Y haba estado Hombre en peligro realmente? La

    respuesta lleg hasta l como un ladrillazo en la frente: S,

    IMBCIL, Y YA ERES LO SUFICIENTEMENTE MAYOR COMO

    PARA HABERTE DADO

    CUENTA T SOLO. Esa noche llor y se maldijo a s mismo en su

    cuarto. Es esta la primera vez que Hijo recuerda haberse dado

    cuenta de las cosas cuando ya era demasiado tarde (habra

    muchas ms). Este tipo de conocimientos sbitos experimentados

    por Hijo ser denominado de aqu en adelante Iluminaciones.

    Cuando Hombre se march definitivamente de casa Hijo contaba

    con diecisis aos. Sinti un gran alivio; recuerda muy bien que no

    le gustaba la situacin en casa cuando Hombre y Mujer vivan

    juntos, que detestaba los continuos malos humores de ambos y

  • que a veces lo pagaran con l. Pero lo que sigui tampoco fue

    demasiado agradable.

    Mujer se volvi histrica. Se pasaba el da llorando y hablaba a

    gritos. Deca que ella sola no poda y que faltaba el dinero.

    (Iluminacin: No hay dinero? Es posible que falte el dinero en

    esta casa?) Le deca a Hijo que l ya era mayor y que tena que

    hacer algo, que tenia que denunciar a Hombre por no pasar la

    pensin porque ese dinero le corresponda a l. Entre sollozos

    Mujer le contaba a Hijo cosas que este no estaba muy seguro de si

    deba saber, como que la nueva novia de Hombre era una zorra y

    una tortillera. A Hijo le gustaba, de una manera extraa y morbosa,

    conocer esta clase de cosas, pero le violentaba que fuera Mujer la

    que se las contara cada vez que perda los nervios. (La

    novia de Hombre no era tan guapa como Mujer, pero a Hijo le

    gustaba imaginrsela en la cama con hombres y con mujeres).

    Hijo recuerda .aquel seis de enero en que se acerc hasta el piso

    de Hombre. Entr por la puerta a tiempo de ver a la novia de este

    escabullirse por el pasillo en albornoz. Hombre tambin estaba en

    albornoz. Tena e! pelo revuelto y los ojos hmedos e hinchados.

    Comenz a gritar. Dijo que no le haba ido a ver ni un solo da en

    todas las navidades. Dijo que ni un puto da, joder, y que si se crea

    que l no tena sentimientos. Luego Hombre cogi el regalo de

    reyes de Hijo -un encendedor tipo Zppo y se lo arroj a la cara. Le

    parti un labio. Hijo se march apretando los dientes para tratar de

    contener el llanto. Iluminacin: Hombre tenia sentimientos propios.

    Despus del episodio anterior, este es el siguiente recuerdo que

    Hijo es capaz de encontrar en su sucia memoria: La ex novia de

    Hombre -acababan de romper- lo puso sobre aviso, dicindole que

    haca dos das que no era capaz de hablar con l, que a ver s le

  • haba pasado algo. Hijo entr en la casa de Hombre con las llaves

    que este le haba dado. Lo llam repetidas veces, cada vez en voz

    ms alta. Silencio. La puerta de su cuarto estaba cerrada. La abri.

    Ola mal. Volvi a llamarlo sin obtener respuesta. No perdi la

    calma. Fue hasta el despacho y desde all realiz las llamadas

    oportunas. Al cabo de unas horas, cuando al fin pudo pararse a

    pensar en todo ello, experiment una nueva y singular Iluminacin,

    Una que, a diferencia de las otras, que semejaban ms a un fulgor

    repentino, se extendi progresivamente hasta tornar insondable,

    hasta cernirse sobre l como si se tratase de un sol cegador que

    habra de acompaarle el resto de su vida: la certeza de la muerte

    lo haba iluminado.

    Tras el fallecimiento de Hombre, la vida de Hijo se nos presenta de

    forma difana (as pues, abandonamos sus recuerdos y

    retrocedemos un poco para examinar su vida reciente). Dej de

    estudiar, algo que nunca haba hecho bien, y abandon la casa de

    Mujer, que pareca pasar por un buen momento con su novio

    valenciano. A Hijo nunca le haban importado demasiado las cosas.

    No tena muchos escrpulos, lo cual no quiere decir que careciera

    de sensibilidad (en realidad esto es una conjetura, algo que desde

    nuestra posicin no podemos discernir con claridad). Podemos

    decir que se limitaba a pasar por la vida sin preocuparse en exceso

    por el futuro. A Hijo !e gustaba acostarse con hombres y con

    mujeres. A travs de un anuncio en el peridico comenz a citarse

    en un piso con seores mayores, cobrando por ello. Con esto y

    pequeos trabajos temporales consigui pagarse, a duras penas, el

    sustento. En una ocasin tuvo que follar con el presidente de la

    asociacin de padres divorciados a la que una vez haba

    pertenecido Hombre (este dato, obviamente, slo es conocido por

    nosotros). De alguna manera, a Hijo le gustaban los hombres

    mayores que l, con edad para ser su padre, y a ellos les gustaba

  • l. Cuando comenz a hacer chapas tenia veinticuatro aos, pero

    siempre deca, ante la invariable pregunta, que acababa de cumplir

    los veinte. Su tez morena, suave e imberbe, le sirvi de ayuda a

    este respecto.

    Hijo asiste a la muerte de Padre como un espectador indiferente.

    Para l no era ms que un viejo insoportable. No hay perturbacin,

    no hay violencia. No hay Iluminacin.

    Si hacemos un rpido recorrido con nuestro objetivo a travs de los

    sentimientos que Hombre ha despertado en Hijo a travs de los

    aos, nos encontramos con una serie de emociones que perviven,

    pero mudando de piel, como reptiles bajo un sol ardiente. Durante

    la infancia y primera adolescencia, nos topamos con la admiracin

    y el miedo.

    Admiracin hacia un hombre en un mundo que se encuentra fuera

    del alcance y la comprensin de Hijo, en el que Hombre ostenta un

    cierto poder y se encuentra subido a un altar del conocimiento que

    de algn modo inconsciente lo deslumbra. Y miedo, hacia su

    persona y hacia la autoridad que representa y manifiesta. Despus,

    con la aparicin de las Iluminaciones (y sobremanera esa ltima en

    la que Hombre dej de existir fsicamente para l) y con la

    consecucin de su vida adulta, nos volvemos a encontrar con los

    mismos sentimientos, aunque de signo distinto. Admiracin,

    conferida por el hecho de que Hombre se le antoja un ser cercano y

    al mismo tiempo un perfecto desconocido (pero,

    admira al hombre o a la paradoja?). Y miedo, pero miedo a

    parecerse demasiado a Hombre, a acabar parecindose a l, a

    cometer los mismos errores que l cometi en vida.

    Con respecto a Mujer, podemos decir que Hijo comienza

    experimentando la misma admiracin hacia ella, y que esta muta a

  • otra, la que le confiere su capacidad y resistencia moral (Hijo lo

    llama aguante). El miedo, sin embargo, va paulatinamente

    desapareciendo a medida que se acerca la edad adulta de Hijo,

    para dejar paso a un profundo sentimiento que incluye inextirpables

    dosis de cario y compasin.

    Poco a poco, nos acercamos hasta nuestros das. Cumplida la

    treintena. Hijo ya ha dejado de prostituirse. Resulta demasiado

    mayor para los hombres mayores; unas profundas ojeras lo

    delatan. Ha tenido alguna novia -con una lleg a convivir por

    espacio de dos aos-, pero todas esas relaciones acabaron, por

    decirlo de alguna manera, estallndole en plena cara. Empez, de

    cuando en cuando, a fumar herona sobre pedazos rectangulares

    de papel albal. Ahora lo hace a diario, quince euros cada da.

    (Vemos cmo recuerda cuando en su casa le despertaba el

    telfono sonando de madrugada. Escuchaba cmo Mujer lo coga

    y, despus de un rato, le deca a Hombre, al otro lado del aparato:

    "Ya has vuelto a beber, no?". Luego colgaba, y entonces el

    telfono comenzaba a sonar incesantemente, sin que nadie lo

    descolgara. Entonces Hijo no era quien a dormirse.

    Recuerda esto, y cuando lo hace le embarga ese sentimiento de

    miedo que hemos descrito antes, porque piensa en momentos

    similares en sus relaciones con mujeres.).

    Y ahora qu? Digamos que nuestro relato forma parte de un

    cuaderno de pasatiempos, y que s encuentra en el revistero del

    cuarto de bao de la casa de alguna familia de clase media de

    nuestra ciudad. Lo titularemos "Cuestin de lgica". Marque una

    cruz en la respuesta que considere acertada:

    a) Los hombres y las mujeres de nuestra historia van a la deriva

    (respuesta cnica).

  • b) O bien los hombres son unos canallas y las mujeres son

    estpidas.

    c) o las mujeres son buenas y los hombres son unos P.I.M.

    (Perfectos Imbciles Morales).

    Hijo se encuentra en su casa, solo, tumbado en su cama. Est

    ocioso, y piensa en las vidas de Hombre y de Mujer y en la suya

    propia, y trata de encontrar alguna relacin, algo que le sirva de

    explicacin al caos formado en su cabeza (Hijo no est

    acostumbrado a pensar en esta clase de cosas. Hijo no est

    acostumbrado a pensar en nada). Todo se muestra enfrente de l

    como un gran bosque, y nada desea ms que adentrarse en l y

    recorrerlo de cabo a rabo. Pero el bosque no es tal, es ms como

    una fachada de rboles que, una vez traspasada, adivina un

    montn de claros en los que no existe el menor rastro de

    vegetacin. Se hace preguntas para las que es incapaz de

    encontrar respuesta, y ese horizonte, el de una vida llena de

    respuestas perdidas, le provoca un leve pero inextinguible

    desasosiego. Se pregunta si ya habr conocido todo aquello que

    tenia que conocer (se refiere a las Iluminaciones). Pero no -piensa-,

    no puede ser. No puede ser

    todo as de vulgar -pensar en ello comienza a producible una vaga

    sensacin de pnico, si es que tales sensaciones pueden

    manifestarse de una forma vaga-. La gente que ve por la tele, la

    gente mayor que l, suele hablar de lo maravillosa que es la vida.

    Hablan de ello, aun con el rostro marcado por la amargura.

    Hijo alarga la mano y agarra un trozo de papel de plata de la

    mesita. Una gota solidificada de herona, oscura y brillante, est

    adherida a l. Antes de aplicar la llama del mechero y aspirar el

  • humo. Hijo se pregunta por ltima vez ese da (y quin sabe si para

    siempre) de qu est hecha su vida, Y antes de que el humo llegue

    hasta sus pulmones, un segundo antes de olvidarse de todo por un

    rato, obtiene una respuesta, Cul? Etctera.

    ZUMBIDOS

    Se despert sobresaltado, 4:25 de la madrugada, por causa del

    zumbido de un mosquito. Penetr como finas agujas en su odo, y

    se trajo al pnico de visita. Se pase por el cuarto con la lmpara

    de noche en la mano, esperando que su cuerpo negro y alargado

    se dejara ver sobre la pared blanca, o el armario, o las cortinas.

    Para acabar con l.

    La luz estiraba las sombras de las motas de polvo que se

    acumulaban en la pared rugosa, y crey que un enjambre haba

    ocupado la habitacin. Bast con permanecer un rato parado para

    sentir como se acercaba de nuevo su ronroneo agudo, y maldijo e

    hizo aspavientos con manos y brazos. La lmpara cay al suelo y

    sigui proyectando su haz de luz sobre el hueco entre la cama y la

    puerta. Se qued en un rincn, sudando, con las manos en los

    odos. Pero no pudo ver al mosquito, y ni siquiera estaba seguro de

    que existiera -fuera de su cabeza.

    Eran casi las seis cuando decidi que no habra ms sueo para l

    aquella noche. El sol comenzaba a despuntar. Lentamente, lo vera

    caminar hacia un nuevo ocaso, como un oso que con andar pesado

    se dirige a su cueva. Y como tantas veces, las cosas se sucedan

    de este modo: zumbidos, el miedo, el da que comienza.

  • HUIDA

    Esta maana en la calle alguien pareca sonrerme.

    Cuando me acerqu todo lo que vi en su cara fue una mueca.

    Me di la vuelta y ech a correr En el camino incluso las ratas,

    chillonas, se rean a mi paso.

    Slo cuando me detuve a encender un fuego supe calmarme (y aun

    entonces hubiera jurado que aquella persona sonrea). Me limit a

    arder hasta apagarme.

    GENTE SUERTUDA

    Estbamos sentados en tomo a la televisin, D. y yo. Era

    veintipocos de diciembre y daban el sorteo de la lotera de Navidad.

    Durante los descansos sala una chica joven que se dedicaba a

    entrevistar a personajes que tuvieran algo de inters que contar

    relacionado con el sorteo. Se puso con un hombre viejo, de setenta

    aos o ms, que aseguraba saber de memoria los nmeros a los

    que haba correspondido el premio gordo cada ao. El hombre no

    caba en s de gozo, Ca-da-ao, repiti la chica mirando a cmara.

  • Ella deca: 1956!

    El viejo contestaba: Cincuenta y cuatro mil veinticuatro! O la chica

    deca: 1990!

    Y el viejo: Trece mil noscuntos! Ella: 1981!

    Y entonces el viejo se qued en blanco. Pareca que lo tena en la

    punta de la lengua, pero no acert a contestar. La chica estaba

    rgida, sosteniendo el micrfono delante de la cara llena de

    angustia del viejo. Pasaron unos segundos que parecieron una

    eternidad. Estaba claro que se arrepenta de haber escogido 1981.

    Balbuce: Es que no es cosa fcil... Pinsenlo: tantos nmeros,

    tantos aos...

    El brillo que a! prncipo se adverta en los ojos del viejo se fue

    apagando muy poco a poco, hasta que agach la cabeza y trag

    saliva, y con ella el orgullo de poseer un talento nico. En la

    televisin volvieron a conectar con el sorteo.

    Eso fue por la maana. No volvimos a ver la tele hasta la noche. En

    el telediario haban reservado un espacio dedicado a gente

    desconocida, pero que destacaba por haber tenido algn gesto de

    particular generosidad en algn momento de su vida. Los hroes

    annimos del ao, dijo el presentador con solemnidad. Esta vez se

    trataba de una mujer de mediana edad que llevaba aos trabajando

    en la misma cafetera. Contaba cmo haca pocas semanas,

    mientras limpiaba a la hora del cierre, se haba encontrado una

    mochila que contena treinta mil euros. A la maana siguiente lo

    primero que hizo fue llevarla a la policia (dijeron que an no se

    saba de quin era o de dnde haba salido el dinero). La cosa no

    se quedaba ah. Al parecer tres aos atrs la mujer haba recogido

    del suelo de la cafetera un cheque al portador por valor de diez

    millones de pesetas. Tambin lo entreg a la polica. En esa

    ocasin el dueo apareci enseguida. En el telediario dieron en

  • llamar a la mujer "la Camarera de la Suerte". (De la suerte, para

    quin?, cabra preguntarse.) Al final del reportaje, que ilustraban

    con imgenes de la mujer en plena jornada laboral, sonriendo

    siempre a los clientes, apareca ella hablando. A la pregunta de

    cul era su deseo para el ao que entraba, esta fue su respuesta:

    Ganar algo de dinero en los juegos de azar y poder dejar de

    trabajar lo que me queda de vida.

    D. se levant de un salto del sof, chillando.

    Pero si ya te haba tocado el premio! -se llev una mano a la

    cabeza y con la otra sac un cigarrillo de su paquete de Marlboro-

    Ese era tu puto premio!

    Al or lo de los juegos de azar volv a recordar al viejo de los

    nmeros del gordo, y sin razn alguna pens que deba de guardar

    relacin con aquella mujer. Tal vez fuera su hija. D. segua

    farfullando, sacudiendo la cabeza.

    -Si ese era tu premio, mujer...

    Durante unos minutos me qued pensando en todo aquello, lo del

    viejo y la camarera y lo de su posible parentesco, tratando de

    buscarle algn sentido. Cuando decid que no vala la pena sacud

    la cabeza y fui a acostarme.

  • VOCES

    La familia est reunida en el saln

    y yo escucho sus voces sin atreverme a entrar en la casa. Hablan

    de la muerte

    y la discusin se mezcla con el sonido de la televisin. "Nunca le he

    dedicado

    un solo pensamiento a la hora de mi muerte",' miente una de las

    voces. "Pero no se trata

    de pensar, sino de tu ltimo deseo." "Bien, en ese caso nunca le he

    dedicado un solo deseo a mi muerte."

    Hoy he amanecido con la noticia

    del fallecimiento de un pariente lejano, un hombre al que ni siquiera

    conoca.

    Ahora es tarde y a nadie le apetece ir

    al tanatorio, pero todos hablan de la muerte. El calor hmedo atrae

    a los mosquitos.

    Una tarde como cualquier otra

  • para conversar acerca de esto y de aquello. "...lo nico que pido es

    que me quemen..." "...me producen claustrofobia..."

    "...pero ser en contra de mi voluntad..."

    Pero esto ltimo no s si proviene del televisor o es una de las

    voces de la casa.

    CUIDADO CON LOS ALEMANES

    Cuando Tina lleg al hospital el nivel de azcar de la sangre le

    haba bajado muchsimo, casi poda decirse que era normal. As

    que lo primero que pens fue que no sera aquella la ltima vez que

    ingresaran a Ricardo. Cada vez que se lo encontraba en casa

    inconsciente por un coma diabtico, Tina se llevaba unos sustos de

    muerte. Casi se haba acostumbrado a sus continuas idas y

    venidas al hospital, pasando las noches en sillas incmodas en

    habitaciones muy poco acogedoras.

    Desde que a Ricardo le amputaran una pierna aos atrs, Tina y l

    dorman separados. Ella le habla habilitado una cama en el sof de

    la salita, y atenda con paciencia todas sus necesidades. Al

    principio l sala una vez a la semana al bar de enfrente a tomar un

    vino. Luego dej de hacerlo y slo se mova para ir al bao.

    Despus, Tina le puso una palangana al pie de la cama para que

    orinara, pero al final "lo hacia todo en la salita", como ella misma le

    coment a su hermana en una ocasin.

    En el hospital su aspecto no era realmente muy bueno. Estaba

    semiconsciente, y el primer da hablaba entre gimoteos. Los

  • siguientes das ya slo deliraba. Hubo un momento en el que se

    incorpor un poco y dijo con ojos asustados:

    -Esta casa est muy rara. Hay alemanes por todas partes.

    Pero aquel da le aseguraron a Tina que la recuperacin de Ricardo

    haba sido sorprendente y que podra volver a casa en menos de

    una semana. Sin embargo, en apenas unas horas su situacin

    volvi a ser grave, y empeoraba por momentos. A primera hora de

    la maana de su cuarto da en el sanatorio, Ricardo muri.

    En los das sucesivos el humor de Tina empez a mejorar

    progresivamente. Se dedic a limpiar y ordenar la salita en la que

    sola dormir Ricardo, desempolvando un montn de libros y viejos

    recuerdos. La habitacin cobr otro aspecto, pareca incluso ms

    iluminada. Cierta maana se levant con un especial buen humor.

    Se dirigi a la salita y se qued mirando la cama de nuevo

    reconvertida en sof. Junto a la ventana tena puesta una

    mecedora antigua de bamb. Se sent en ella y comenz a

    mecerse como no lo haba hecho en mucho tiempo. Se meca.

    Daba gracias a Dios. Se rea. Y a lo largo de toda la maana sigui

    mecindose cada vez ms fuerte, dndole gracias a Dios y

    rindose a carcajadas, y ella misma qued sorprendida al

    comprobar que poda realizar estas tres cosas con una sincrona

    absoluta.

  • LA O LLEGAR

    Yo la o llegar.

    Las paredes de este edificio son de papel. Dorma cuando me

    despertaron los gritos en el piso de al lado. La muerte haba venido

    de visita. Casi sent su roce, el rastro glido a su paso. Yo estaba

    cerca, pero eligi la habitacin contigua.

    La de la mujer de derechas que siempre habla del gobierno en el

    ascensor.

    La del hombre con la cadena de plata al cuello y el peinado

    perfecto. Al que le cuesta respirar cada vez que sube los escalones

    del portal.

    Ella gritaba el nombre de su marido con voz rota pero l no le

    responda, ni nadie.

    Yo no tard mucho en volver a dormirme y al amanecer reinaba de

    nuevo el silencio. "Qu pas con el hombre que.,.?

    "Y qu hizo la mujer que...?"

    No preguntes porque nadie te dir una palabra. Todos tienen tanto

    miedo de que les suceda a ellos que te llevars una hostia si lo

    mencionas siquiera. Pero atindeme bien, yo dorma muy cerca.

  • Yo estaba all, comprendes? Y la o llegar.

    SERES HIPOTTICOS Y SERES POCO MEMORABLES

    De ellos se compone la existencia, bsicamente. En las noches

    ebrias, en el sexo, en el amor... All habitan los Seres Hipotticos,

    desilusionndonos, desesperanzan danos y, en fin,

    Desesperndonos. Los Seres Poco Memorables, no obstante,

    tambin viven en las noches ebrias, y en el sexo y hasta en el

    amor. En los mismos lugares, aunque en dimensiones diferentes.

    Cojamos a la Ara. A. Ella anhela al Sr. C, aunque sabe que nunca

    lo tendr. Es un Ser Hipottico. Al mismo tiempo se acuesta con el

    Sr. B, que no es sino un Ser Poco Memorable, y al que en poco

    tiempo acabar relegando a algn insignificante compartimento de

    su memoria. Puede limitarse la existencia de la Sra. A a un cuadro

    tan vulgar? No es posible que exista un Ser Real y Memorable

    que se instale en su vida? Bien, supongamos pues que aparece un

    Sr. Ch del que la Sra. A se enamora. Pero para ser sinceros hemos

    de admitir que las posibilidades reales de supervivencia del Sr. Ch

    entre el Sr B y el Sr C son ms bien escasas. Cmo lidiar con

    ellos? Cmo enfrentarse al tiempo con lo que no existe y lo que

    desearamos que no existiera? Quin ganara en una guerra entre

    la imaginacin y el olvido? Y sin embargo anhelamos a unos y

    despreciamos a los otros slo cuando se trata de los dems.

  • Qu es uno para uno mismo? Una frustracin. Y qu es lo que

    deseara hacer y no puede? Olvidarse de si mismo. Acaso es el

    tedio una solucin? Que me corten la cabeza.

    SIN TITULO 1

    Para una persona con una esmerada conciencia de si misma, el

    insomnio es, oh paradoja, la mayor de las pesadillas.

    Pero hay algo que hace preferible las pesadillas al insomnio, como

    hay algo que hace preferible el sueo a la vigilia.

    De aquellas slo somos conscientes cuando salimos de ellas,

    cuando despertamos: sensacin de alivio.

    La vida, sin embargo, no admite alivio de si misma, a no ser que

    optemos por utilizar drogas bien fuertes.

    No me digan que su vida es una pesadilla porque les acusar de

    ligereza.

    La vida es ms un vastsimo y doloroso Insomnio.

  • SIN TITULO 2

    Amaneceres secos y enfermos. Das en los que tanto espero,

    Noches de bolsillos rotos. En la ventana, una lechuza inmvil en el

    dintel.

    Con ojos redondos y amarillos me mira, ulula, desaparece.

    FAMILIA

    Daniel tena dos perros. Uno de ellos, el ms viejo, se llamaba

    Drama. Al otro le puso Divorcio. Drama y Divorcio eran unos

    animales mansos, aseguraba Daniel, No hacan nada siempre que

    no se les molestara. Pero lo cierto era que una vez atacaron a un

    anciano octogenario y le arrancaron los dos brazos de cuajo

    (Drama el izquierdo; el derecho fue para Divorcio). En otra ocasin

    la victima fue un nio de siete aos. Divorcio se abalanz sobre l y

    de una dentellada le perfor el estmago. Daniel no se lo

    explicaba. Si se hubieran quedado quietos cuando vieron venir a

    los perros no les hubiera pasado nada, deca. (El nio sobrevivi y

    es ahora un adulto que incluso posee su propia mascota. Lleva una

  • vida normal si exceptuamos el hecho de que tiene que cagar por un

    tubo que le sale del bajo vientre.)

    Despus a Daniel le regalaron un tercer perro (esta vez era perra),

    un caniche al que puso por nombre Droga. Daniel cay enfermo.

    Se deshidrat y padeci de vmitos y diarrea. Investigando sobre la

    enfermedad los mdicos llegaron a la conclusin de que e! foco de

    la infeccin provena de uno de los animales de la casa. Y as

    descubrieron que Droga, que se la haba trado a Daniel un amigo a

    la vuelta de una visita a Pakistn, era en realidad una especie de

    peludo roedor autctona de ese pas. Pero como durante todo el

    tiempo que dur su convalecencia el animal estuvo a su lado,

    Daniel decidi no deshacerse de l. Y como todo aquel asunto le

    hizo tantsima gracia, decidi rebautizar a su mascota, de modo

    que la perra Droga pas a ser la rata Leyenda Urbana. Daniel tenia

    adems dos plantas. Una de ellas era un cactus enorme, como los

    de Arizona, que semejaba a un guardia urbano dirigiendo el trfico.

    Lo llam Sexo anal, y lo coloc en el mismsimo centro de su saln.

    La otra era una diminuta y fecha planta carnvora a la que, sin

    saber muy bien por qu, quiso llamar Actriz Fracasada.

    Esta era la familia de Daniel. l y Drama, Divorcio, Leyenda

    Urbana, Sexoanal y Actriz Fracasada vivieron en sintona durante

    largo tiempo {si exceptuamos los incidentes protagonizados por

    Drama y Divorcio o la enfermedad causada por la rata en otro

    tiempo llamada Droga) hasta que comenzaron los problemas. La

    vida desordenada de Daniel comenz a hartar al resto de los

    miembros de la familia. Sus amantes, en concreto (todos ellos

    seres humanos monstruosos, deformes de cuerpo y alma), les

    producan una repulsin que acab tomando ira. El primero en

    atacar fue Divorcio, y fue directo a las piernas. Le sigui Drama,

    que igualmente se afan en los muslos, desgarrando la carne con

    furiosos mordiscos. Daniel, en un torpe intento de buscar ayuda, se

  • intent abrazar a Sexoanal, pero este no lo acogi y en l qued

    crucificado, y hubiera quedado mirndole cara a cara si no fuera

    porque varias pas haban penetrado en sus globos oculares

    provocando que de ellos manara una especie de yema de huevo

    roja. Leyenda Urbana, por su parte, comenz a roer con sus

    incisivos uno de los costados de Daniel hasta llegar a sus entraas

    y devorarlas. Un amasijo de huesos, sangre y otros despojos

    humanos qued esparcido por todo el saln. Excepto los huesos,

    todo se acab pudriendo. Los gusanos tambin pereceran al cabo

    de un tiempo. Finalmente, una minscula larva acab

    convirtindose en mosca y elevando el vuelo, slo para que Actriz

    Fracasada, ahora ya una hermosa planta carnvora adulta, diera

    buena cuenta de ella con un rpido movimiento de sus fauces.

    MUECOS RELLENOS DE SERRN (extracto)

    no fue as como empez pero esto es lo que siempre me viene a la

    cabeza en primer lugar yo entraba en aquel sitio que era como un

    laberinto luces rojas y cadenas y el deseo se dira que se poda

    masticar y me pierdo en aquel cuarto oscuro enorme hasta llegar a

    donde la oscuridad de verdad salpicada jadeos y alguien que

    siempre enciende un mechero para ver quin se la est chupando y

    yo me siento y empieza uno a sobarme respirar fierte y que nos

    vayamos de all y yo: vale

    lo miro mientras sube por delante de m las escaleras para

    largarnos y es feo gordo bajo pero tiene cocana y nos vamos a su

    coche a metemos luego me saca la polla y yo le saco la suya y

    entonces me doy cuenta el cerdo cerdo hijo de puta tiene fmosis y

    debe de tener treinta y cinco ya y encima va y dice: luego me vas

  • a meter todo eso? por qu cono tendrn que repetir esas frases

    aprendidas de la pornografa qu le vas a hacer si esa es tu

    escuela y a m en el fondo me hace mucha gracia si no no

    recordara una gilipollez as nos las recogemos y me lleva a un

    sitio donde conoce a gente pero no es de ambiente y nos metemos

    ms coca y conozco a una chica que parece ser amiga suya y que

    cuando hablo me mira como diciendo qu asco me das te vas a

    follar al gordo flmtico del capullo de m amigo

    me pregunta que qu hacemos porque le queda dinero slo para

    una de dos pillar ms coca o un sitio para follar y yo no s por qu

    hoy me maldigo an digo follar porque quera soltarlo en un sitio

    con una cama y no en su dio que adems ola a mierda es aqu al

    lado y est bien y son muy discretos dice el cerdo y me cuenta que

    es pastelero y yo le veo con su delantal y con un gorro y con su

    crema pastelera como la que debe esconder su sucia polla sin

    descapullar y me da risa y asco pero cuando me doy cuenta el to

    est saliendo de madrid es la eme treinta o la cuarenta o la que sea

    y a m me da el bajn de la coca es ya completamente de da y le

    grito adonde cono me ests llevando y me entra un ataque de

    pnico y yo: djame bajar da la vuelta djame bajar y l: tranquilo

    tranquilo que est aqu que ya llegamos y me intento calmar

    porque veo que no para pero al final llegamos a un motel justo

    antes de donde sales a ciempozuelos hay un bar cutre los hombres

    toman vinos y miran a la tele o hacia abajo ms abajo de donde t

    puedes ver supongo pero a m qu cono me importa eso ahora pide

    una llave paga y las habitaciones estn enfrente

    no recuerdo qu hago no s si le folio o no l se restriega su pellejo

    cosido como si le fueras su miserable vida en ello pero no se corre

    y yo me canso y ya si me corro y l est encantado por que dice

    que cunto he echado que si siempre echo tanto y debe de ser que

  • sus corridas se limitan a resbalarle lenta y tristemente por el borde

    de la polla y sabe dios cunto semen podrido le recubrir el capullo

    le digo que al da siguiente me voy a valencia lo cual es verdad y l

    dice que puede coger el coche y plantarse all y yo pienso me

    muero de la nausea si tengo que ver a este to maana que ya es

    hoy porque es dolorosamente de da y qu cono se creer que me

    gusta o qu y le digo que ni se le ocurra ir a valencia me dice que

    no me puede dejar en gran va que es donde est mi hostal

    porque ya llega tarde tenia que estar haciendo pasteles son como

    las diez de la maana y me deja en un parada de taxis y me quiere

    dar dinero pero bueno no voy a abusar l ya lo ha pagado todo

    puedo yo con la carrera me escribe en un pedazo de papel su

    nmero y nombre y que si vuelvo a madrid y me apetece le llame y

    yo le sonro l arranca yo tiro el pedazo de papel en una papelera y

    me meto en un taxi y me encuentro rindome por dentro es lo que

    yo siempre digo: qu asco me dan los maricones cada vez que folio

    con uno de ellos me tengo que duchar tres veces seguidas

  • INUNDACIN

    Esta noche en la que algo anega mi pecho y puja por salir, una

    pareja de moscas

    revolotea alrededor de la bombilla encendida. Incluso ellas parecen

    saber mejor lo que quieren. Pero una tropieza con la bombilla y al

    instante cae fulminada. Vale. Decidir y al da siguiente

    cambiar mi decisin. Seguir siendo joven durante un tiempo, y

    comer si es que estoy hambriento.

    Os querr a todos, y para ello me cuestionar a m mismo si es

    necesario. Os desear

    y volver a reafirmarme en vuestro nombre.

    Juro que slo har aquellas cosas que tenga que hacer! Y amar

    tanto, que si amara solamente un poco ms estaramos hablando

    de canibalismo.

  • NUEVA SERONDA

    Es asombrosa la fuerza

    con la que !a lluvia golpea el cristal de la ventana: una multitud que

    aplaude.

    Me inclino en decorosa reverencia ante la ovacin desde dentro,

    desde la seguridad relativa.

    Con la llegada del otoo un fri hmedo se instala poco a poco: en

    la ropa, en las sbanas. En la carne y, finalmente, en los huesos.

    Nos acostumbraremos, nos acostumbraremos. Y como el sargento

    despidindose de Esm, trataremos de mantener intactas nuestras

    aptitudes. In...tac...tas.

    Afuera, la mar emite su murmullo eterno y mi palabra favorita es

    INEXTIRPABLE.

    MUECOS RELLENOS DE SERRN (extracto)

  • bajo las escaleras y es como las dems veces que sales de la

    oscuridad de la noche que en realidad es bastante luminosa porque

    tienes todo el paseo de la playa iluminado y el cielo despejado y el

    mar abierto y entras en otra oscuridad cerrada como un molusco

    porque buscas algo generalmente cosas miserables que se

    esconden all como si el mundo o tu ciudad o lo que sea fueran un

    cuerpo humano y la sangre circula por todo l pero hay un lugar

    donde est hinchado y duele y t no puedes dejar de pensar en l

    porque es ah y slo ah donde la sangre est hirviendo y no

    deseas otra cosa ms que sumergirte en burbujas de sangre sucia

    que hierve me paseo por el lugar y doy vueltas mirando a nadie en

    particular y a todos y cada uno en particular bebo cerveza a sorbos

    pequeos y fumo un pitillo tras otro estoy de pastilla pero ya de

    bajada y tengo que encontrar a alguien que me pague coca si dejo

    que me folie y lo veo es viejo pero creo que lleva algo de rmel en

    los ojos y en realidad se conserva bien esta clase de maricas va al

    gimnasio hasta el mismo da en que se mueren ya le he visto

    echarme un par de miradas y s que lo tengo por la cara de

    depravado que me pone as que le sigo cuando entra al cuarto del

    vdeo pero espero un poco para no parecer ansioso y cuando entro

    slo estn l y otro ms joven y estn hablando me quedo

    escuchando y el joven habla airado y agita un brazo al hacerlo

    mientras mantiene el otro en el que sostiene una copa casi vaca a

    media altura y dice que l va a all a ver la peli tranquilamente

    sentado tomndose su copa y que cmo le jode cuando se le sienta

    uno al lado y se pone a mirarle mientras se soba el paquete pero

    que lo peor fue cuando un capullo va y se levanta y se pone a

    pajearse all en medio que para eso se fuera al lado al cuarto

    oscuro y que estuvo a punto de salir y avisar al dueo para que

    largaran de ah a ese tipo el viejo asiente cre que la pastilla me

    estaba bajando pero de pronto me da un hostin y la cabeza se me

  • calienta toda y se me cierran los ojos y sigo escuchndolos

    colocado.

    TRAGICOMEDIA EN UN ACTO

    La obra tiene lugar en el interior de un bar de capas de ambiente

    gay de una ciudad cualquiera ~no demasiado pequea, no

    demasiado grande-. Nos encontramos en el cuarto donde se

    proyecta una pelcula pomo. Nuestros dos personajes (a os que

    llamaremos VIEJO y JOVEN) conversan animadamente mientras

    en la pantalla, que en en el escenario ocupa un marcado segundo

    plano, varios hombres practican sexo salvaje.

    JOVEN; Definitivamente, tengo que decir que slo me interesan los

    hombres de mi edad. VIEJO: Eso lo dices ahora. Yo tambin lo

    deca a tu edad. Luego empiezas a acostarte con hombres

    mayores y cambias de opinin.

    JOVEN; No, no y no. Yo s cules son mis gustos: entre veinticinco

    y treintaipocos. VIEJO: La experiencia es un grado.

    JOVEN; Yo s bien lo que me gusta.

    a que la experiencia es un grado escucho cerca y entonces noto

    que me lo est preguntando a m el viejo y yo abro los ojos y digo

    un grado de qu porque era la primera vez lo juro que oa esa frase

    y l vuelve la cabeza y se dirige al otro y yo vuelvo a cerrar los ojos

    VIEJO: Lo que ocurre es que eres muy joven y todava no has

    follado lo suficiente. Ya vers cuando jodas ms como aprendes a

    apreciar a los hombres mayores.

  • JOVEN: Eh. Que yo llevo trallao desde los ocho aos. VIEJO: Y yo

    desde los trece.

    JOVEN: Oh. VIEJO: am. TELN

    ah estaba yo con el viejo sentados a una de las mesas con

    taburetes del bar y el clavndome la mirada con ese leve pero

    siniestro rastro de rmel me dice que soy guapo y me da un morreo

    y yo respondo como puedo y luego que cuntos aos tengo y digo:

    veinticuatro y t y l: tengo ms del doble que t podra ser tu padre

    y yo: me apetece una raya no tendrs algo de coca, l: quieres de

    verdad quieres cocana y se levanta y se pone como loco a

    preguntarle a gente y al final encuentra a una bollera que vende y

    me compra medio gramo y me invita a copas seguro que piensa:

    esta vez me he hecho con un buen ejemplar uno joven de

    veintipocos y adems bastante guapo y yo s que est dispuesto a

    pagarme los vicios con tal de que luego le deje hacer por suerte

    vive justo al lado del bar no lo soportara si fuera uno de esos que

    viven en chals en las afueras en somi o en castiello y luego

    tuviera que depender de l para salir de all si siento la necesidad

    de huir entramos en su piso y lo primero que hace es: abre el horno

    de su cocina americana y de l saca una fuente con los restos de

    un besugo al horno me cuenta como si me interesara lo ms

    mnimo que estuvo cenando con una amiga que l cocina de

    maravilla y que me invitar un da a cenar y miro su cara de

    chupapollas porque todos los maricas viejos tienen cara de haber

    chupado tantas pollas que si les salieran una a una por todo el

    cuerpo pareceran putos puercoespines ja ja digo que miro su cara

    sonriente y luego los restos del pescado con la cabeza y dos

    agujeros en lo que deban de ser unos ojos enormes e hinchados y

    pienso ni aunque me estuviera muriendo de hambre sera capaz

    de comer nada que hayas cocinado con tus manos y se me

    revuelven las tripas de tal manera que tengo que ponerme a pasear

  • por el apartamento y le pregunto qu msica tiene me seala un

    cajn lo abro y slo hay un puado de musicasetes de roco jurado

    y la pantoja as que no queda ms remedio que apurar la coca que

    queda me sienta en el sof y comienza a ensearme fotos suyas

    de hace ms de veinte aos en no s qu playa del sur bronceado

    con tangas lo juro de leopardo en una incluso sin el tanga y

    posando como si se tratara de una revista pomo de los aos

    setenta y eso es ms de lo que puedo soportar me meto una raya

    y durante diez minutos pienso en que el cerdo se muere por

    follarme y digo: vale pero luego viene el bajn porque esta farlopa

    es una mierda y tengo que meterme otra raya y otros diez minutos

    de puedo con ello y de nuevo el bajn y otra raya ms pero es la

    ltima y cuando me baja deseo que choquemos contra otro planeta

    o un terremoto o cualquier cosa que me pueda sacar de all y

    mientras l me habla de fechas y lugares sealando una a una

    aquellas repulsivas fotos yo me retuerzo los sesos buscando una

    excusa para largarme pero no lo voy a tener fcil porque el viejo no

    me ha estado pagando drogas y copas para que yo le diga adis

    muy buenas as como as nos vamos a su dormitorio yo le digo:

    estoy echo una mierda y l: no te preocupes ahora dormimos y

    cuando nos despertemos follamos y yo pienso; lo que me faltaba

    joder con este puede ser algo difcil pero dormir con l no s cmo

    lo voy a aguantar nos desnudamos y nos acostamos yo finjo que

    intento dormir y pongo en marcha mi plan que consiste en simular

    un ataque de ansiedad me incorporo en la cama y comienzo a

    respirar fuerte l enciende la luz dice: qu te pasa yo: estoy mal

    estoy chungo necesito un ansioltico tengo que ir a buscar una

    farmacia y l; no no no cmo te vas a ir y me agarra y me soba y

    me abre las piernas y al cabo de unos minutos dejo de fingir porque

    me doy cuenta de que este no tiene intencin de dejar escapar a su

    culo joven intenta follarme pero la tiene demasiado gorda me duele

    grito logro que se lo quite de la cabeza dice: te lo voy a hacer con la

  • lengua me levanta las dos piernas hasta que tengo mis rodillas a

    un palmo de la cara y empieza a comerme el culo yo me empalmo

    y pienso que l se quedar all abajo slo uno minutos pero l

    hurga y hurga dentro de mis intestinos y me empieza a dar el

    coazo cuando lleva as como tres cuartos de hora de vez en

    cuando levanta la cabeza y dice qu rico qu bueno ests cmo

    sabe pero no te corras y sabe dios cunto tiempo se pudo pasar el

    viejo buceando en mis entraas pero juro que a mi se me hizo

    eterno.

    LLAMADAS

    Hoy ha vuelto a llamar.

    Quera saber de mi porque haca

    tanto tiempo que no hablbamos, dijo.

    Y sin embargo, me haba llamado la semana anterior. Pero quera

    contarme cmo le haba ido en los ltimos das. Me dijo que se

    haba liado con uno que le pasaba cocana pero que iba a dejarlo.

    El sbado le abrieron a un to la cabeza en los baos de un bar, y

    fue por su culpa. Pero odio esta clase de cosas, me dijo.

    Me dijo que la depresin le haba durado hasta hoy mismo y que se

    coma las pastillas como caramelos para la garganta. Todava te

    quiero, me dijo. La quera yo a ella aunque slo fuera un poquito?

    Ya sabes que s, dije.

    Vivimos en ciudades diferentes y cuando colgamos celebro que

    est tan lejos, aunque un da pueda ser a ella a quien le rompan la

  • cabeza en unos baos. Pero su voz permanece unos minutos

    rebotando en las paredes de mi memoria. Que nunca llame ms.

    LAS PRIMERAS NOCHES SIN UD.

    Por qu lo hacia? Honestamente la nica respuesta que

    encuentro es la insatisfaccin, pero no me apetece detenerme en

    esto. Sigo pensando que la herona es slo una droga ms, pero

    tambin s que puede llegar a ser la droga, hasta el punto de

    hacerte perder el inters por cualquier otro tipo de sustancia. Nunca

    fui el ms listo de la clase; nunca cre serlo. Todo est en la

    cabeza, me dicen todos. Pero ahora lo que me parece horrible es

    ser tan consciente de mi cuerpo, tan dolorosamente consciente. No

    es la fiebre, la diarrea, o los espasmos en la cama, ni aun la

    ansiedad -esta est all siempre, aunque sea agazapada- o la

    sensacin de angustia. Tampoco es, como cre en algn momento,

    el pnico a enfrentarte a todas estas cosas (cuando ocurren,

    aunque sea a un mismo tiempo, da la sensacin de que cada una

    ocupa un compartimento diferente en tu interior. Es como tener a

    varias mujeres en tu vida; hay una que te ocupa por encima de las

    dems pero todas estn engaadas y es eso lo que lo vuelve todo

  • insoportable). El verdadero problema es tambin un miedo, s, pero

    el miedo a no poder llevar una vida normal sin la herona, ese no

    recordar cundo llevabas una mnima disciplina diaria y hacas

    cosas normales e ibas tirando aunque fuera a trompicones. Por la

    calle veo a gente que me dobla la edad haciendo su vida de una

    forma tan enrgica que casi me parece irreal. La seora paseando

    a su perro o los hombres riendo a carcajadas en la puerta del bar, a

    esta hora temprana de la tarde, cuando yo me siento exhausto y

    llegar a casa me parece una tarea poco menos que inalcanzable,

    todo eso parece formar parte de una pelcula en la que nadie ha

    pensado un papel para m. Si se trata de adolescentes o de nios

    la sensacin es distinta, como de aoranza y prdida, pero

    igualmente triste. Tengo mi edad o habr envejecido

    prematuramente? Esta todo en la mente, me dicen, todo, pero no

    es sino ella la que constata a cada segundo la insoportable certeza

    de mi cuerpo. Ahora y para siempre, la felicidad ha dejado de ser

    una quimera y la infelicidad se erige en nica realidad posible para

    m. y son tambin las ganas de llorar a todas horas, claro. Y a

    veces lloro.

    Pero hasta eso me parece que lo hago mal. La herona haba

    dejado de ser una droga ms. O al menos haba dejado de ser una

    droga para estar mejor para convertirse en el remedio para dejar de

    estar mal. Y resulta que ahora estoy peor. Y yo slo quiero estar

    bien. No, ahora slo pido estar normal. Como esa gente que veo en

    la calle.

    Saba que era un analgsico potente, pero llegu a contemplarla

    como nica fuente de vitalidad posible. Slo necesito un mnimo de

    buen humor para enfrentarme al da por las maanas. Slo eso.

    Es mucho pedir?

    Una farmacutica joven, insulsa, imbcil, de pelo rubio veteado me

    informa de que sin receta naranjas de la china. Ni contus ni nada

  • con la terminacin en -am. Me intenta colar una especie de

    tranquilizante homeoptico. Cuando le pregunto que qu es eso

    ella pone cara de "a ver cmo te lo explico" y me dice que se trata

    de una medicina alternativa basada en que slo nos curar aquello

    mismo que nos hace dao. Supongo que eso es algo que da para

    un ensayo filosfico pero en aquel momento se me antoja una

    estupidez supina, y aunque pongo cara de "t qu sabrs lo que

    me hace dao" creo que no lo consigo y me largo y la dejo all la

    mar de contenta con sus vetas rubias y su cara de boba y yo

    considero la disyuntiva de dar un paseo largusimo hasta Urgencias

    o arriesgarme a pegar botes en la cama una noche ms a ver si de

    una vez doy con la cabeza en el techo. La cabeza. Todo est ah

    dentro, me repiten, todo. Entonces, tambin lo estn las razones?

    Porque esas DO se atreven siquiera a mencionarlas, supongo que

    por el mismo miedo que me atenaza a mi. Todo esto pasar, es

    cuestin de das. Con sus noches, eso s. Pero pasar. Tengo

    cosas por hacer y cosas a las que aferrarme, creo. Pero por qu

    lo haca? Y es ms; por qu lo volver a hacer?

  • MUECOS RELLENOS DE SERRN (extracto)

    estaba sentado en la parte trasera de aquel bar y no poda levantar

    la vista para mirar a la gente porque se metan en mi cabeza y se

    retorcan y me hacan creer que las cosas eran de tal manera slo

    para descubrir luego que todo era un engao al segundo siguiente

    pero es lo que suele pasar si te metes un tripi y luego te dejan

    colgado y te quedas solo y descubres que hay una frontera

    infranqueable entre t tan puestsimo y e! mundo tan sobrio y

    sensato y aterrador vi que se dispona a marcharse a casa y sal a

    su encuentro dos horas antes le haba dicho que no iba a follar con

    ella que esta noche slo iba a drogarme pero ahora me doy cuenta

    de que si me quedo un minuto ms en este sitio rodeado de gente

    tan hostil me voy a volver loco as que le corto el paso y le digo que

    si me puedo ir con ella y sorprendida y alegre me dice; vale siempre

    me ha dado miedo la velocidad tu cuerpo en movimiento con el

    viento golpendolo a unos centmetros del asfalto me aterra pero

    esta vez disfrut del viaje en moto y yo creo que gritaba

  • desaforadamente en cada curva o cada vez que ella aceleraba y si

    cerraba los ojos slo un montn de luces que se estrellaban contra

    mi que pasaban a travs de m que se metan dentro de m y senta

    todo mi cuerpo ingrvido y en ereccin ella habla continuamente no

    calla es como un transistor de radio difcil de apagar pero aquella

    vez yo tambin quera hablar aunque apenas recuerdo nada de

    nuestra charla all tumbados en su cama pero s que ella me

    escuchaba complacida y contestaba como poda a mis preguntas

    aunque nunca era lo que yo esperaba or siempre me deca

    estupideces pero qu se le va a hacer pensaba yo al menos la

    chica se esfuerza le dije: puedo ponerme cmodo? y me quit los

    vaqueros y los calzoncillos y entonces ella se pone a chupar y lo

    hace bien usando la lengua y los labios y la mano s que no voy a

    aguantar mucho pero me dejo llevar correrse de tripi es como una

    explosin inmensa llegu a creer que le estaba meando en la boca

    pero no ella se traga un poco y escupe el resto yo digo: lo siento

    ella: no pasa nada y luego sigue un rato con la mano pero yo no

    tengg intencin de follrmela no quera ms que descargar tensin

    y semen al cabo de un rato se percata de ello se resigna y se

    acurruca en la cama semiabrazada a m dispuesta a seguir

    escuchndome ella es buena ella es buena persona de eso no

    cabe la menor duda nadie lo podra negar pero de qu le vale

    pienso porque s que a ella le gusta el sexo y no tiene ningn

    problema y por esta cama han debido de pasar treinta mil cerdos

    que slo queran echar lo gordo como yo acabo de hacer pero por

    alguna razn basta estar con ella diez minutos no en realidad tal

    vez necesites una noche para darte cuenta de que nadie la querr

    jams de que puede derrochar amabilidad y simpata y sinceridad

    pero a nadie le importa eso un carajo su cuerpo es como una

    estacin de servicio por la que todos paran cuando lo necesitan y lo

    nico que quieren es que ella les haga correrse y todo lo dems se

    la sude un triunfo pensar alguno de esos imbciles acaso sea el

  • nico polvo que echen en meses sin tener que pagar y les haga

    sentirse mejor y aunque sea por un dia les haga olvidarse de su

    miserable existencia animales repulsivos a los que alguien tuvo la

    feliz idea de dotarles de conciencia oremos maldigamos

    escupamos por ellos oh hermanos ella se ha dormido hace ya un

    rato que ha amanecido imposible cerrar los ojos la estricnina que

    deba de tener aquel cartoncito se me ha agolpado en la nuca y la

    pierna no me deja de temblar salgo de la cama y me quedo

    desnudo en medio de la habitacin observando cmo duerme

    ronca ligeramente y me invade una inmnesa sensacin de ternura

    pienso en hacerla protagonista de una cancin pero es que me

    creo que ella est aqu, en este mundo slo para hacer que mis

    canciones tristes parezcan ms sinceras esto ya lo cantaban los

    magnetic fields y tambin: nadie va a quererte honestamente nadie

    va a quererte por tu honestidad le escribo una nota cualquier

    imbecilidad que me d importancia y que a ella le haga sentirse un

    poco importante tambin y me largo de ah al minuto siguiente ella

    est fuera de mi cabeza y slo pienso en cmo cono voy a

    enfrentarme a este nuevo da

  • PRIMERA VEZ

    Eran las seis o siete de la maana y senta mi cabeza sucia y

    despejada a la vez del speed que me haba estado metiendo, as

    que me digo: vamos a probar a ver de qu se trata.

    Haba amanecido ya pero mientras no me diera el bajn todo

    estaba bien. Me aproximo a !a estacin y me quedo dando vueltas

    por all. Merodeo, entro, salgo, me acerco a los lavabos de

    caballeros, escruto cada mirada con la que me cruzo y despus de

    un rato lo veo. Estaba en la calle, dando vueltas como yo. Camina

    unos metros por delante de m, y de vez e cuando vuelve la cabeza

    para atisbarme y yo logro sostenerle la mirada.

    Finalmente entra y se dirige a los servicios. Yo voy detrs. Cuando

    entro me lo encuentro en un urinario. No hay nadie ms. Me mira,

    yo lo miro y me acerco a una de las cabinas de los retretes,

    hacindole un gesto para que me siga.

  • El dice: No, aqu no. Hay un guardia de seguridad que entra cada

    minuto y nos sacara a patadas. Nos vemos afuera. Espera un

    minuto antes de salir.

    Me reno con l afuera y nos ponemos a caminar paralelos a la

    autopista. Tiene una edad indeterminada, entre los treinta y los

    cuarenta.

    l dice: Qu quieres hacer? Follar o qu? Yo digo: No lo s. Lo

    que t quieras.

    El dice: Oye, no sers chapero, verdad? Porque entonces nos

    despedimos. Yo no pago por follar.

    Yo digo: No.

    l dice: Tienes un sitio? Yo digo: No.

    l dice: Si no fuera de da podamos ponernos en cualquier parte,

    pero ahora es demasiado cante.

    Nos quedamos un rato en silencio, y finalmente aade: Vale,

    podemos ir a casa de mi hermano. Por aqu.

    Le pregunto a qu se dedica y me dice que trabaja en un almacn

    de no s qu. Despus de callejear durante un par de minutos

    llegamos a un portal grande y subimos hasta el ltimo piso. Es un

    dplex y est en obras. Entramos en un dormitorio y l se desnuda.

    Yo hago lo mismo. Nos acostamos.

    l dice: Qu piel ms suave tienes.

    Yo digo: Es la primera vez con un hombre. El dice: No te har dao.

    Despus de follar nos quedamos hablando un rato. Me cuenta que

    en realidad es funcionario, que trabaja en los juzgados y que el

    dplex es suyo, no de su hermano. Dice: No te conoca y prefer no

    contarte nada sobre m. Hay gente de muy mal rollo por ah.

  • Se llama ngel, tiene treinta y nueve aos y acaba de romper con

    su novio, con el que llevaba trece.

    Me dice: Lo he pasado muy bien. Suelo estar a las diez en la

    cafetera que hay al lado de los juzgados. Psale por all cuando

    quieras y tomamos un caf.

    Yo digo; Vale.

    Lo volv a ver al cabo de tres aos en un bar de ambiente. Estaba

    solo, miraba hacia todos los lados y en sus ojos se adivinaba cierto

    resentimiento y amargura. Al principio no repar en ello. Yo estaba

    muy colocado.

    -ngel -le dije-. ngel, no te acuerdas de m? Me mir perplejo.

    -Si... s. Alfredo, no?

    -No, no soy Alfredo. Nos fuimos juntos una vez, no recuerdas?

    -Ah... s. Me llevaste a tu casa en Somi.

    -No, no. Fuimos a tu casa, al dplex. Era mi primera vez. Acababas

    de dejarlo con tu novio. Cmo te puedes haber olvidado?

    -Si, ahora recuerdo... Eras estudiante de filosofa, no?

    Me sent como un estpido. No me haba dicho lo suave que tena

    la piel? Lo bien que se lo haba pasado conmigo, y que quera

    repetir? No haba estado esperndome durante semanas, cada

    maana a las diez, en aquella cafetera? Me di cuenta de que

    estaba diciendo algo, aunque no me miraba. Como si estuviera

    expresando un pensamiento en voz alta, para s mismo.

    -Esto me da asco -pase la mirada por todo el bar-. Mralos a

    todos, en grupillos, rindose de los dems o yendo a follar como

    animales al cuarto oscuro. Dios, qu asco.

  • Yo solt una risita y trat de decirle algo, que se relajara y tomara

    algo, pero en medio de la frase me dio la espalda y camin haca la

    puerta. Permanec observando cmo suba las escaleras y sala del

    bar.

    Aquella noche acab follando con uno, uno cualquiera, qu ms da.

    LAS COSAS DEL DA

    En nuestro paseo por el pueblo el sol camin a nuestro lado por

    espacio de unos minutos. Las casas de adobe nos miraban

    enfadadas si nos cogamos de la mano y los vecinos hablaban en

    singular cuando nos dirigan la palabra. Intentamos coger el

    sendero que llevaba hasta la fuente, pero la fuente haba

    desaparecido y en el regreso tuvimos que apresuramos para evitar

    la manada de gigantes que vena hacia nosotros. Una vez en casa

    nos quedamos sentados en el sof hasta que oscureci de forma

    que apenas podamos vislumbramos. Yo sub a la habitacin

    arrastrando una tristeza pequea e incmoda de sentir por las

    escaleras. Pero una hermosa araa haba anidado en el ngulo

    que formaba la pared con la lmpara, y eso me entretuvo durante

    unos minutos en los que dej de estar triste. Moscas muy

    pequeas revoloteaban hasta que se topaban con su tela y ella las

  • haca dormir agitando sus patas con movimientos precisos y

    veloces. Luego se qued quieta, y ya era muy de noche. El da, con

    todas sus cosas, haba terminado, y trat de repasarlas

    mentalmente: Sol. Casas mal encaradas. Senderos equivocados.

    Gallinas que se nos antojan gigantes. Oscureceres tristes. Araas

    dando buena cuenta de su cena. Pero

    ah!, de repente me liega volando otro momento del da, y decido

    que es ese el que quiero conservar en el recuerdo: yo me quitaba

    zumbidos de mosquitos a manotazos y te contemplaba mientras

    tanto: hablabas con los animales.

    TORMENTAS ELCTRICAS

    Tendras que ver esto. Est teniendo lugar la mayor de las

    tormentas elctricas que he visto en mi vida, y es algo asombroso.

    El cielo comenz a iluminarse con destellos azules, cada vez con

    ms frecuencia. Los truenos hacan pensar en bloques enteros de

    casas derrumbndose. Te puedo asegurar que llegu a pasar

    verdadero miedo. A veces la luz del relmpago que entraba por la

    ventana era tan intensa que apuesto a que si durara ms podra

    cegar a una persona. Me qued tumbado en la cama, inmvil, y me

    puse a pensar en historias acerca de tormentas elctricas. No

    record ninguna. Nada digno de aparecer en los telediarios, o de

    salir en las primeras planas de los peridicos. Puedo hablar de

    desbordamientos, de terremotos o de vendavales. Pero nada de

    catstrofes provocadas por rayos. Ahora estoy haciendo memoria.

    Alguien me contaba hace algn tiempo la historia de unos

  • familiares suyos. Una noche un rayo entr en su casa, en medio del

    campo, y los fri a todos uno por uno. Se puede sentir alguien

    seguro, incluso en su propio hogar? Si fuera fotgrafo saldra ahora

    mismo corriendo con mi cmara, bajara a la playa, y esperara a

    que mi objetivo captara el momento en el que un rayo desgarra en

    dos el firmamento. Como el fotgrafo del cielo. Pero no lo soy, y me

    alegro. No quiero salir de aqu, no podra. Carver tambin le tenia

    miedo a las tormentas elctricas. Quin no? Te juro que acaba de

    caer uno justo aqu enfrente! Uno no puede confiar mucho en los

    pararrayos. Dicen que los hay por toda la ciudad, pero yo no

    conozco ninguno. Suele orse que las iglesias, con sus

    campanarios, atraen a los rayos. Yo vivo enfrente de una, y confo

    en que San Pedro vele por nosotros. Si al menos estuvieras aqu

    conmigo, sera diferente. T estaras ms asustada que yo y a m

    me dara la risa, y te prometeria que iba a salvarte la vida aunque

    seguira teniendo miedo. Pero no ests, y la tormenta elctrica

    ilumina de tal forma tu ausencia que me duelen los ojos.

    Los relmpagos y truenos se alejan, y slo queda el chaparrn.

    Qu ocurre cuando cae un rayo en medio del ocano? No

    debera morir toda la fauna marina? No debera ectrocutarse

    cualquier persona que en ese momento se est dando un bafio en

    ei mar, en cualquier lugar del mundo? Yo no s nada de estas

    cosas, pero creo haber llegado a la conclusin de que las

    tormentas elctricas no existen. No son reales, aunque yo las

    siento de verdad. Y me aterran. Entonces lomo conciencia de mi

    soledad. Te extrao hasta el dolor, te escribo de este modo, y el

    cielo al fin se calma y nos quiere dar un respiro, y con ello consigo

    dormirme aun a sabiendas de que nuevas tormentas elctricas

    esperan, acurrucadas, detrs de mis ventanas.

  • EN EL 13

    Desde este sitio puedo ver la calle a travs de la luna de cristal. El

    sol del medioda parece arrebatarle la sombra a las cosas, que

    palidecen como descoloridas por el paso del tiempo. Pero los

    coches relucen, y la gente camina con paso rpido. All afuera, un

    nio de unos diez aos hace muecas y gesticula con la cara

    pegada al cristal y el ceo fruncido, mirando hacia m. Una mujer

    de mediana edad, que hasta ahora le arreglaba el cuello de la

    camisa a otro nio ms pequeo, se dirige hacia mi observador. Lo

    agarra por el brazo y le da un bofetn y una sacudida -lo que ella

    cree que se merece. El nio rompe a llorar, arrugando todo el

    rostro. Una mujer mayor acaba de entrar en la cafetera. Va con el

    brazo extendido, y pide "un duro pequeo". Con pasos cortos se

    aproxima hasta la barra. El camarero dice "no hay duro pequeo", y

    ella da media vuelta y sale. Cuando me doy cuenta, el nio vuelve a

  • estar enfrente de m haciendo muecas a travs del cristal. Lo miro,

    miro a la vieja marchar calle abajo lentamente, luego vuelvo a

    mirarlo. Me quedo as durante un rato. Qu aspecto tendr a los

    cuarenta?

    6 ANOTACIONES EN LA LIBRETA VERDE

    Me hablaba de la enfermedad irreversible que padece alguien: "Es:

    como un juego, las neuronas del cerebro se confunden y se matan

    entre ellas como si fueran sus propias enemigas."

    En un anuncio de la televisin te preguntan; "Me hars el favor de

    ser feliz?"

    Me dijo: "Cuando empiece a trabajar en el verano pienso

    comprarme una bicicleta. Se gasta mucho dinero en transporte

    para ir a trabajar." Cosas que los dos sabemos que nunca har.

  • Por qu me qued grabado el hecho de que mi hermano me dijera

    "pap est muerto" y no "pap muri"?

    Sam Peckinpah en la nota de psame que le envi a Alberta, la

    mujer de Jim Thompson, a la muerte de este: "Saba que poda

    ocurrirme a m, pero nunca que pudiera ocurrirle a Jim -lo extrao-."

    La carta postuma que mi padre nos dej a mi y a mis dos

    hermanos: "...ahora no me apetece nada morirme, pero si hiciste

    las cosas mal esto no depende de tus gustos y yo siento que poco

    a poco me va quedando menos. Cuando leis esto me quedar

    mucho menos, nada." La escribi nueve meses antes de morir.

    EL NGEL SIMN (Relato)

    I

    Hay una funeraria en una calle del centro de Gijn. Creo que lleva

    all incluso desde antes de que yo naciera, lo cual ocurri en 1974.

    Cuando era un cri y cruzaba con mi padre por delante de ella, l

    siempre gastaba la misma broma.

    -Agchate -me deca- Rpido, agchate!

    Siempre me pillaba por sorpresa, y yo me agachaba.

    -Es para que no te tomen las medidas -deca sonriendo.

    II

  • En 1994 mi padre tena 48 aos. Muri una noche de verano

    mientras dorma. En aquel momento de su vida se encontraba solo

    y completamente arruinado.

    III

    -Es mejor que no entres -dijo mi hermano-. Huele muy mal, no es

    agradable.

    Desde luego yo no esperaba encontrar nada agradable all. El piso

    estaba lleno de gente, el juez, el forense, la polica y otras

    personas desconocidas que se movan por toda la casa. Yo

    deseaba verlo por ltima vez. Quera ver la expresin que se le

    queda en el rostro a un hombre -no a un hombre; a mi padre-

    cuando el corazn le estalla en plena noche e inesperadamente

    acaba con todo. Incluso quera olerlo. Haba un pequeo pasillo

    interior antes de llegar al cuarto. Solamente tenia que adentrarme

    en l y ya estara casi en la habitacin. Pero se adivinaba

    movimiento all dentro, gente extraa manipulando su cuerpo

    mientras se tapaban la nariz con sus pauelos. No tuve el valor

    para hacerlo. No entr en ese dormitorio y hoy lo lamento de veras.

    -No es agradable -me repiti alguien con una palmada en el

    hombro.

    IV

    A finales de los ochenta las cosas parecan ir bien en casa, o al

    menos esa era la impresin que mis hermanos y yo tenamos. A mi

    padre le ofrecieron un puesto en el gobierno regional del Principado

    de Asturias. Nos reuni a toda la familia y lo anunci con

    solemnidad. Quera saber nuestra opinin, nos dijo. Quera que

    nosotros le dijramos si deba aceptar el trabajo o no. A mi aquello

  • no me sonaba como nada importante, pero sabia que la decisin

    estaba ya tomada de antemano.

    -Qu va a cambiar? -pregunt.

    -Hombre, es un cargo de mucha responsabilidad -dijo-.

    -Vas a ganar ms?

    -S. Bastante ms, carajillo -as nos sola llamar. A mi madre se la

    vea muy contena, y no bamos a ser nosotros quienes pusiramos

    alguna pega.

    Mi padre haba militado en el partido comunista antes de entrar en

    el PSOE, poco despus de que estos llegaran al gobierno.

    Abandon varias amistades, adquiri otras nuevas y conserv

    alguna. Se senta afn a esas ideas de progresismo de fin de siglo

    promovidas por una izquierda descafeinada. Haba sido trabajador

    en la siderurgia y sindicalista, y cuando lleg al gobierno del

    Principado se encontr con que era objeto de amenazas telefnicas

    por parte de otros trabajadores que le responsabilizaban de

    encontrarse en la calle cuando las empresas para las que

    trabajaban cerraban o reducan drsticamente sus plantillas. A mi

    madre la escupieron por la calle en una ocasin.

    Cambiamos de nmero de telfono, y hubo una temporada en la

    que tuvimos a dos policas apostados enfrente de nuestra casa. Mi

    padre present la dimisin en varas ocasiones, pero ninguna fue

    aceptada. Estuvo en aquel puesto los cuatro aos que dur el

    cargo.

    Mis padres haban contemplado la posibilidad de cambiar de

    vivienda, pero al final se decidieron por remodelar el piso de arriba

    a abajo. El parqu, los muebles, la cocina y el bao, la instalacin

    elctrica..., todo nuevo. Creo que aquello eso fue decisivo para que

  • ellos se separaran, a pesar de que para pedir el prstamo se

    haban tenido que meter en una hipoteca. Durante semanas mi

    madre soport una casa llena de polvo y escombros, con un

    montn de gente faenando, vindonos obligados a restringir el uso

    del bao y la cocina, mientras mi padre viva y dorma fuera de

    casa (yo no s dnde) para ahorrarse las molestias, y rara vez pis

    el piso mientras duraron las obras.

    En otra ocasin recuerdo que nos fuimos de vacaciones al sur

    durante una Semana Santa. All todo pareca perfecto, pero el da

    en que regresamos a casa mi padre dej el equipaje, se acical un

    poco en el bao y sali sin dar ninguna explicacin. Volvi tarde.

    -Ya est otra vez -escuch a mi madre hablar por telfono-. Me

    dej aqu con todas las maletas, y se fue a beber con sabe Dios

    quin. Estoy harta.

    Mis padres se separaron definitivamente en 1991, e iniciaron los

    trmites del divorcio. l se haba ido de casa en varias ocasiones,

    siempre para volver al cabo de un tiempo. Una tarde nos reuni a

    mis hermanos y a m en el saln para decimos que l y mam se

    iban a separar. Que hay veces en que las personas mayores tienen

    problemas y lo mejor es que no vivan juntas, aunque eso no

    significaba que no se quisieran. Mis hermanos escucharon con

    gesto serio, pero yo comenc a llorar. Mi padre me pregunt y yo le

    dije que no quera que l y mam se separaran. Luego l se fue a

    hablar con mi madre, y en aquella ocasin no se fue de casa. Me di

    cuenta de que lo haban hecho por mi, y me arrepent de haber

    llorado y de haber dicho aquello. Porque lo cierto era que no me

    gustaba nada escuchar sus gritos y discusiones desde la cama, y

    no tard en percatarme de que en realidad, s quera que l se

    fuera de casa.

  • V

    Me qued varios minutos de pie delante de la puerta. Se

    escuchaba el sonido de la televisin dentro. Echaban dibujos

    animados. Mi hermano practicaba ritmos de batera tocando con un

    par de baquetas sobre sus muslos. Tambin eso se oa. Javi

    acababa de cumplir 16 aos. Le habamos dicho que pap no se

    encontraba bien y ahora me tocaba a m darle la noticia. Baj en el

    ascensor hasta en el portal. All pase de un lado a otro un rato y

    volv a subir. Segua sonando la televisin. Cmo se le da a

    alguien una noticia que uno mismo no acaba de asimilar del todo?

    Gir la llave muy despacio y entr.

    -Cmo est pap? -pregunt.

    -Javi, pap muri.

    -Venga, en serio, cmo est?

    -No, Javi, es en serio, pap muri.

    Era cierto que no me crea. Yo sola gastarle bromas, pero nunca

    imagin que tendra que desmentirle una de este tipo. Y me diverta

    que Javi sacudiera la cabeza y dijera "venga, en serio". Comenc a

    rer y a sollozar al mismo tiempo. Los dibujos seguan en la tele.

    -Santi... lo encontr esta maana -balbuce-. Llevaba tres das

    muerto... de un ataque al corazn.

    Me tap la boca con la mano. Odiaba rer. A Javi se le desencaj el

    rostro. Se levant y fue a su habitacin. Despus de un rato le

    segu.

    -Cmo ests? -acert a preguntar.

    -T qu crees?- me espet.

  • Ms tarde sali de casa sin decir nada. Me qued all solo y por

    primera vez durante aquello llor desconsoladamente. No lo haca

    por la muerte de mi padre, que en aquel momento no me pareca

    un hecho triste, sino simplemente algo difcil .de aceptar.

    Lloraba porque no me gustaba cmo haban sucedido las cosas. Mi

    hermano tena que haberlo sabido en casa de mi padre. Tena que

    haber podido decidir si quera verlo muerto o no, y en todo caso yo

    no haba sabido comunicarme con l. Hay cosas que no tienen

    vuelta de hoja. Me senta como si le hubiera arruinado el da ms

    importante de su vida.

    VI

    Hay una funeraria en una calle del centro de Gijn. Creo que lleva

    all incluso desde antes de que yo naciera, lo cual ocurri en 1974.

    Cuando era un cro y cruzaba con mi padre por delante de ella, l

    sola gastar la misma broma.

    -Agchate -me deca- Rpido, agchate!

    Siempre me pillaba por sorpresa, y yo me agachaba.

    -Es para que no te tomen las medidas -deca sonriendo.

    Eso era lo que solas decir. Ese era tu sabio consejo. Slo que se

    te olvid algo importante: t tambin tenias que agacharte.

    EL COLCHN

    Ninguno de los dos dijo nada tras bajar la cama plegable

    que estaba empotrada en el armario. Haban pasado ya varios das

    pero el olor an era extrao: una mezcla de muerte y desinfectante.

  • Nos quedamos mirando un rato

    la mancha de sangre que haba tomado un untuoso color parduzco.

    Luego alguno habl primero y lo sacamos

    de all como pudimos, la puerta pareca demasiado estrecha, y

    nosotros

    bamos muy rgidos para no tener que mirar la mancha desde tan

    cerca, ojos y nariz casi tocando la espuma.

    Mientras bajbamos las escaleras brome con mi hermano pero los

    dos sabamos que aquel era un trabajo sucio.

    Una vez en la calle lo dejamos apoyado contra el contenedor de

    basura de enfrente, asegu