Poetica Independencia

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DE LA POÉTICA DE LA INDEPENDENCIA Y DEL ORIGEN DE LOS SENTIMIENTOS PATRIOS Colección Bicentenario Bucaramanga, 2010

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libro de ebfque en historia cultural de la poetica en la Independencia

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  • DE LA POTICA DE LA INDEPENDENCIA

    YDEL ORIGEN DE

    LOS SENTIMIENTOS PATRIOS

    Coleccin BicentenarioBucaramanga, 2010

  • Coleccin BicentenarioBucaramanga, 2011

    DE LA POTICA DE LA INDEPENDENCIA

    YDEL ORIGEN DE

    LOS SENTIMIENTOS PATRIOS

    ESCUELA DE IDIOMAS

    MAESTRA EN SEMITICAGRUPO DE INVESTIGACIN CUYNACO

    Ana Cecilia Ojeda AvellanedaProfesora titular - Escuela de Idiomas

  • Universidad Industrial de Santander

    Coleccin Bicentenario N 12: De la potica de la independencia y del origen de los sentimientos patrios . Direccin Cultural Universidad Industrial de Santander

    Rector UIS: Jaime Alberto Camacho Pico Vicerrector Acadmico: lvaro Gmez Torrado Vicerrector Administrativo: Sergio Isnardo Muoz Vicerrector de Investigaciones: scar Gualdrn Director de Publicaciones: scar Roberto Gmez Molina Direccin Cultural: Luis lvaro Meja Argello

    Impresin: Divisin de Publicaciones UIS

    Comit Editorial: Armando Martnez Garnica Luis lvaro Meja Argello Primera Edicin: mayo de 2011

    ISBN: 978-958-8504-76-6

    Direccin Cultural UIS Ciudad Universitaria Cra. 27 calle 9. Tel. 6846730 - 6321349 Fax. 6321364 Pgina Web: http://cultural.uis.edu.co [email protected] Bucaramanga, Colombia

    Impreso en Colombia

  • A mis amigos: Armando y Rafael.

    A Isabelle Rouane

  • Tabla de Contenido9Presentacin

    Introduccin

    PRIMERA PARTEDe la potica de la Independencia y del origen de los sentimientos patrios

    SEGUNDA PARTESobre la configuracin potica de las obras: mmesis II

    La Pola o la configuracin potica del amor a la patria

    Guatimoc o la configuracin potica de la venganza

    Doraminta o la configuracin potica de la virtud y del amor filial

    Sulma o la condenacin del fanatismo indgena

    CONCLUSIONESElementos de refiguracin: Mmesis III

    BIBLIOGRAFA

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    PresentacinUno de los compromisos adquiridos por la Uni-versidad Industrial de Santander para la ce-lebracin del Bicentenario de la Independen-cia fue la produccin de textos acadmicos, que desde diferentes disciplinas permitieran y presentaran a la comunidad acadmica nacional e internacional una reflexin en torno a la significacin de dicho acon-tecimiento histrico y a sus incidencias en el proceso de construccin del Estado y de la Nacin colombia-nas durante sus doscientos aos de existencia.

    El trabajo de investigacin realizado por la profeso-ra Ana Cecilia Ojeda A. durante el periodo sabtico que la UIS le concedi en el transcurso del ao 2008-2009, responde entonces a dicho compromiso insti-tucional y el libro que hoy se presenta a la comunidad es el resultado de su propuesta investigativa.

    A travs del anlisis y la reflexin en torno a cuatro obras de teatro escritas durante el periodo inmedia-tamente posterior al logro de la Independencia, entre los aos 1820 y 1833, se logra dilucidar y compren-der el origen de algunos de los sentimientos patrios y el acercamiento a ciertos rasgos de identidad que caracterizan el imaginario social del ser colombiano

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    a partir de ese momento histrico y hasta nuestros das. De esta manera se siguen las huellas de unas lneas de sentido que se extienden y se reiteran en el tiempo y que gracias al acercamiento de dichos texto literarios como manifestaciones estticas en las que queda plasmado el sentir de una poca, podemos hoy aprehender.

    Es esta entonces una de las contribuciones que desde el mbito de los estudios literarios la UIS presenta como aporte a la comprensin de lo que hoy nos de-fine como colombianos.

    Jaime Alberto Camacho PicoRector, UIS

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    IntroduccinEl presente trabajo desarrollado durante el periodo de ao sabtico que me fue concedido por la Universidad Industrial de Santander responde a varios objetivos e inquietudes. En primer lugar, a mis intereses de orden acadmico e investigativo, los cuales me han llevado, desde hace ya varios aos, por los vericuetos de la literatura colombiana y latinoamericana, producida durante el siglo XIX y que en los ltimos 10 aos ha sido objeto del trabajo investigativo, en la lnea de semitica literaria, al interior de la Maestra en Semitica de la Escuela de Idiomas de nuestra universidad. En este sentido este trabajo continua entonces en la lnea de investigacin en el que se han desarrollado dos fases del proyecto Postulaciones del Estado-Nacin en la literatura colombiana del siglo XIX, puntualizando, en este caso, en algunos autores y obras dramticas escritas y, en algunos casos, representadas, en el periodo comprendido entre 1820 y 1832, es decir en los momentos inmediatamente posteriores al logro de la Independencia, momento fundamental y fundacional en la construccin y consolidacin del proyecto del Estado y de la Nacin en la Nueva Granada. De la misma manera, este trabajo se filia con el nuevo Macroproyecto de investigacin sobre

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    Formas de vida y representaciones de la cultura en Colombia, que desarrolla el Grupo de Investigacin CUYNACO, (Cultura y narracin en Colombia) de la Maestra en Semitica de la UIS.

    En segundo lugar corresponde a la necesidad de realizar un trabajo que tanto a nivel terico, como a nivel metodolgico y conceptual, pueda servir como herramienta didctica, para los estudiantes de la Maestra en Semitica y para los estudiantes del pregrado en Espaol y literatura de la Escuela de Idiomas de la UIS, a travs del cual puedan aproximarse a la operacionalizacin de un modelo semitico de anlisis, que junto con una teora hermenutica del texto literario puede ser aplicado a un corpus particular. Aqu es necesario tener en cuenta que se trata de un modelo entre otros, con sus propios lmites y restricciones y que en ningn caso puede ser camisa de fuerza al que se somete una obra literaria, pero que sin embargo, al haber sido concebido, particularmente, para el estudio y anlisis de textos dramticos de la literatura occidental, con los que claramente se filian las obras aqu propuestas, nos ha parecido pertinente y oportuno seguir.

    Finalmente, este proyecto corresponde tambin al compromiso adquirido por la Universidad Industrial de Santander con la plataforma de celebracin del Bicentenario de la Independencia en el ao 2010, en el cual se realiz el lanzamiento y se sealaron los trabajos que formaran parte de la Coleccin Bicentenario, a cargo de nuestra Alma Mater y que la direccin de la Universidad me encarg de preparar.

    Mis agradecimientos se dirigen entonces a la Universidad Industrial de Santander y a sus directivos por haberme confiado y permitido la realizacin de este trabajo; al profesor Horacio Rosales por sus justas

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    y pertinentes orientaciones tericas y metodolgicas; a los colegas del Departamento de Estudios Hipnicos y Latinoamericanos de la Universidad de Provence, Aix-Marseille I, con quienes tuve la oportunidad de compartir mis inquietudes acadmicas e investigativas, y particularmente a la Profesora Brigitte Urbani directora del CAER ( Centre Aixoise dEtude Romaines), quien me escuch y acogi en su laboratorio de investigacin.

    Ana Cecilia Ojeda A.Aix en Provence, julio 2009

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    Primera ParteDe la potica de la Independencia y del origen de los sentimientos patrios

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    I- ASPECTOS GENERALES

    La vasta presencia, aunque seguramente incompleta, de recopilaciones y antologas de la produccin literaria, fundamentalmente la poesa y el teatro, que se produjo, acompa y acompas los procesos de independencia en la Amrica hispana, no desmiente, sobre el papel mediador, sobre la funcin difusionista, pedaggica y doctrinaria, que jug dicha produccin esttica y que ha sido ya mltiples veces sealada y reconocida por los especialistas del tema2. Sin embargo, aunque el hecho sea constatable y cuantificable y pese a los esfuerzos acadmicos realizados, adolecemos an de estudios crticos que pongan en evidencia la relacin dialctica que se establece entre una cultura, entre una experiencia humana, y su necesidad de ser dicha, contada o relatada a travs de sus obras de arte, de 1 Ana Cecilia Ojeda Avellaneda. Profesora Titular Escuela de Idio-mas, Universidad Industrial de Santander, Bucramanga, Colombia. Coordinadora Grupo de Investigacin CUYNACO, Cultura y Narra-cin en Colombia, Maestra en Semitica, UIS.2 Ver por ejemplo los trabajos de Hector Orjeuela o de Carlos Jos Re-yes, sobre el teatro, o en la Coleccin Ayacucho el tomo dedicado a la Poesa de la Independencia, en otras muchas referencias. Igualmente el importante de trabajo de Rafael Gutirrez Girardot, La formacin del intelectual hispanoamericano en el siglo XIX.

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    su literatura, recurso sin el cual, dicha experiencia no sera otra cosa que la acumulacin episdica de acontecimientos. En este sentido, el estudio puntual de cuatro obras de teatro que desarrollaremos en este trabajo, tiene como objetivo fundamental, sealar que la configuracin potica de las obras, responde a la necesidad ontolgica de dar forma a una experiencia humana, que en razn de sus implicaciones histricas, en relacin con el pasado mediato e inmediato, 300 aos de colonizacin y con el futuro inmediato y lejano, necesitaba y reclamaba, de parte de sus hombres de letras, poetas o dramaturgos, en nuestro caso, dejar testimonio organizado, configurado, de lo pensado, sentido y padecido, por los hombres y mujeres que protagonizaron ese momento fundamental y fundacional en el proceso de consolidacin del proyecto de un estado y una nacin independiente en la Nueva Granada.

    Momento fundacional y fundamental que es necesario abordar hoy, ad portas de la celebracin del Bicentenarios de la Independencia, con cierta distancia histrica y una perspectiva ms crtica, con el objetivo de desentraar las lneas de sentido que emergen de dichas manifestaciones y que an en nuestros das siguen teniendo vigencia en el imaginario poltico y social, en las formas o modos de vida que caracterizan la cultura colombiana, en su relacin con ese proceso de construccin y de organizacin del Estado y la Nacin del que formamos parte desde hace 200 aos.

    Si bien, la Potica, siguiendo a Aristteles nos dice Paul Ricoeur3, ha sido entendida como la disciplina que trata de las leyes de la composicin que se aaden a la instancia discursiva para dar lugar a un texto, al que se considera un relato, un poema, una tragedia, 3 RICOEUR, Paul, Narratividad, fenomenologa y hermenutica, en: Anlisis 25, 2000, p. 189-207.

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    una comedio o un ensayo, debemos considerar hoy que el estudio de dichas leyes, as como el de las estructuras profundas en que anclan cada una de las manifestaciones estticas, son apenas el prembulo justo y necesario que nos permite desentraar algunos de los elementos primigenios que dan paso a nuestro imaginario social, a nuestras construcciones simblicas y a los paradigmas axiolgicos que estn en la base de un entramado social y cultural con el cual nos identificamos y del que formamos parte o, en palabras de Cornelius Castoriadis, estn en la base de la institucin imaginaria de la sociedad.4

    Este trabajo est enmarcado entonces en la necesidad de explicacin, comprensin e interpretacin de unos textos dramticos en los que van quedando plasmadas y sedimentndose las huellas, de unas formas de vida, de unos procesos simblicos e imaginarios de configuracin de la cultura y de la construccin de la nacin colombiana, en cuyos entramados textuales encontramos la permanencia de tradiciones, pero tambin la presencia de innovaciones que a manera de obras dramticas, se constituyen en mediaciones de la cultura, a travs de las cuales, hemos construido el relato o relatos nacionales que nos hacen participes de una comunidad particular, pero tambin nos permiten el dilogo y participacin en un universo de inteleccin que nos vincula y nos filia con la historia de la humanidad en su conjunto.

    Sin desconocer otras manifestaciones poticas producidas en el periodo sealado, nos referiremos entonces en este trabajo, por razones metodolgicas y particularidades del gnero, a un corpus dramtico representativo de esta produccin en el periodo que nos interesa. Para ello se hace necesario tener en cuenta la relacin directa de dicha produccin 4 CASTORIADIS, Cornelius, LInstitution imaginaire de la socit, Point essais, N 383, Paris, 1999.

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    simblica con el momento histrico en el cual se gesta, lo que se corresponde con la recepcin de los principios de la Ilustracin y la apropiacin de la idea moderna de estado y de nacin que da origen al proceso de Independencia en la Nueva Granada. Es decir, hipotticamente consideramos que a partir del surgimiento de las nuevas naciones, a la luz de los procesos de independencia y con los ecos de las guerras an resonando en las mentes y en los corazones, empezarn a tejerse dichos relatos, en sus diversas manifestaciones estticas, relatos que acompaarn, imaginarn y quizs moldearn el pensar, el sentir y el actuar de los individuos, de los futuros ciudadanos u hombres de bien, partcipes y protagonistas del proceso histrico, poltico y social en el que se inscribe la configuracin del naciente Estado-Nacin y a partir del cual se marcar el rumbo de dicho proyecto.

    La aparicin de dichas manifestaciones estticas, sealadas aqu bajo la concepcin de una Potica de la independencia y en particular de las configuraciones dramticas objeto de esta reflexin, es correlativa con la necesidad que tiene un grupo cualquiera de procurarse una imagen de s mismo, de representarse, en el sentido teatral de la palabra, de ponerse en juego y en escena5. Es aqu donde relato e imaginacin se encuentran, se ponen a prueba, porque es a partir de ese encuentro que empieza la construccin de una identidad nacional. Identidad que como lo plantea Francois-Xavier Guerra, remite siempre a lo que un grupo considera ser y a lo que, por lo tanto, lo vuelve diferente a los dems, dicha identidad, en palabras de este autor, puede ser considerada en dos registros diferentes: el poltico (lo que define a una colectividad con estatuto poltico reconocido y que posea un territorio, instituciones 5 RICOEUR, Paul, Du texte laction, Seuil, Essais, Pars, 1986, p. 255, la traduccin es nuestra.

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    y gobierno propio) y el registro cultural (en el que se comparten un conjunto de representaciones simblicas colectivas respecto de las relaciones del grupo con la tierra, la historia, la providencia, sus vecinos).6

    Registros que si bien, en su proceso de estudio y de anlisis podemos separar y diferenciar, en la realidad, en la cotidianidad, en el diario vivir de un grupo o de una sociedad son inseparables porque estn imbricados y porque forman parte del magma de significaciones imaginarias en las que se soporta una cultura. Magma de significaciones en que toman forma y se estructuran las mediaciones simblicas de las que el poeta participa y que lo interpelan y de donde, en consecuencia, abstrae, los elementos necesarios, los elementos prefigurados, con los que luego dar forma o configurar sus obras. Lo anterior explica la pluralidad y heterogeneidad de relatos y la pluralidad de manifestaciones estticas en que se sustenta y arraiga una cultura, y la necesidad de aproximarnos a su estudio y comprensin pues al leerlos, nos leemos en ellos, al comprenderlos, quizs podamos comprender el ser que fuimos, que somos y que seremos, no solo a nivel individual, sino tambin a nivel del proyecto social en el que participamos y en el que se inscribe el transcurrir de nuestras vidas.

    En este sentido, nos filiamos a la lnea de reflexin planteada por Gerome Bruner, cuando seala, que una cultura no cabe nunca en un solo relato7, motivo por el cual existen en la cultura una proliferacin de relatos y en ellos se soportan tanto los individuos como las sociedades en el transcurso de su historia.

    6 GUERRA, Fracois-Xavier, La nacin en Amrica hispnica, el problema de los orgenes, en: Nacin y modernidad, Buenos Aires, Nueva Visin, 1997, p. 102.7 BRUNER, Jerome, Pourquoi nous racontons-nous des histoires ?, Pocket, Pars, 2005, p. 72.

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    Historia que no ser entonces otra cosa sino el cmulo de relatos en los que se cuenta el trasegar de una sociedad y que, segn los diferentes puntos de vista, momentos histricos, intereses, ideologas, nos pueden referir la misma Historia, en sus diferentes versiones, en versiones que se confirman, que se legitiman, que se contradicen, que se oponen, que se niegan, que se silencian o que se hacen evidentes. El relato cualquiera que sea su forma - mtico, literario, fctico, relato de justicia, etc., - consiste siempre en una dialctica entre lo que esperamos y lo que se produce efectivamente. Para que haya historia es necesario que un acontecimiento imprevisto suceda; de lo contrario, no hay historia y las historias son a la cultura su moneda y su emblema, en el sentido en que la cultura, en su aspecto figurado, modela y determina nuestras expectativas8.

    Es porque las historias, los relatos, en la subjuntivacin del mundo, nos procuran modelos de ese mundo que los leemos, los contamos y nos afirmamos en ellos. El relato, incluso el de ficcin, da forma a la experiencia humana confirindole una especie de derecho a la realidad. La ficcin, en su configuracin, parte de lo que nos es familiar para sobrepasarlo y conducirnos hacia el dominio de lo posible, de lo que podra ser, de lo que hubiera podido ser, de lo que quizs un da pueda llegar a ser, nos dice Bruner. En este sentido es necesario aclarar que la cultura no concierne nicamente la norma: se interesa por la dialctica entre lo que releva de la norma y lo que es humanamente posible y es precisamente de ello que se ocupa el relato en sus diferentes manifestaciones.

    As, el acto de creacin potica, en su sentido ms amplio y teniendo en cuenta la recepcin de las obras que una sociedad realiza en un determinado 8 Ibd., p.28.

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    momento de su devenir histrico, no se ocupa solamente de las formas poticas de representacin que una sociedad se da en un momento determinado, sino ms all de stas, de cmo dichas formas en su relacin con los contextos y con la cultura, dan forma al mundo, moldean los espritus que buscan construir un sentido a dicho mundo. Por ello, es necesario apelar a la capacidad de representar y de representarse que los individuos y las sociedades han desarrollado a lo largo de su historia. Dicha capacidad estara directamente relacionada con las necesidades ms profundas, es decir, ontolgicas del ser, en la medida en que las representaciones, vueltas y asumidas por el ser en tanto correlatos de su propia existencia, se convierten en reguladoras de la cultura, no porque ellas se impongan desde afuera, sino porque el hombre, desde sus orgenes, poseera una especie de predisposicin a representar, a relatar su historia y a acercarse a travs de ella a un saber esencial9. Esta predisposicin estara dada por la necesidad que tenemos de contar y contarnos la historia ms adaptada a una situacin determinada, de explicar y explicarnos por qu nuestros planes o nuestras expectativas han o no funcionado, por qu nuestras esperanzas han podido o no concretarse. De esta manera, el acto potico por excelencia, est relacionado con la necesidad humana de representar o representarse, de narrar o narrarse su propia historia o la de otros, de explicar, comprender e interpretar a travs de las diferentes manifestaciones de la cultura, las razones de nuestra existencia.

    En este sentido y relacionando el planteamiento de Bruner con el de Georges Lukacs10, es pertinente pensar que las reglas que rigen toda manifestacin potica estn tan profundamente inscritas en

    9 Ibd., p.46.10 LUKACS, Georges, El alma y las formas. Trad. de Manuel Sacristn, Grijalbo, Barcelona, 1985.

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    nosotros, que surgen de unas necesidades esenciales y que cualquiera que sea su origen e intencin, al asumirlas, nos acercan a la vida porque de ella emanan y hacia ella nos conducen.

    Es en esta perspectiva que consideramos debe ser abordado el estudio de la Potica de la Independencia, en su acepcin ms general y cada una de sus manifestaciones estticas en particular, entendidas cada una de ellas, como el cmulo de relatos, producidos en un momento determinado con el fin de dar testimonio y dejar huella de lo sentido, pensado y vivido en un momento dado, cuya trascendencia, al erigirse como memoria tanto individual como colectiva y social, sobrepasa los lmites de dicha temporalidad y nos permite hoy un dilogo con nosotros mismos, con nuestros antecesores y con aquellos que nos presidirn; razn por la cual no podemos perder de vista que esta potica est inserta en una construccin, en una creacin, en ltimo trmino en una Poiesis mucho ms amplia, cuyas filiaciones, continuidades y discontinuidades es necesario tener en cuenta para el anlisis de dicha produccin.

    A la potica de la Independencia, como manifestacin esttica de un proceso de construccin y de reorganizacin social, le corresponden unos procesos histricos, polticos y sociales anclados en determinados procesos discursivos en los que a su vez anclarn y tomaran forma dichas manifestaciones de la cultura. Por ello, enfatizaremos aqu en la organizacin del sentido que, partiendo de determinados prediscursos, es decir de las percepciones organizadas del mundo y de la acumulacin de la experiencias11, toma forma y se configura en manifestaciones concretas, entre ellas,

    11 PAVEAU, Marie-Anne, Les pr discours, sens, mmoire, cognition, Presses Sorbonne Nouvelle, Paris, 2006, p. 117.

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    para el caso que nos atae, en obras dramticas con las caractersticas propias del gnero, caractersticas que perpetun una tradicin y que se inscriben en ella, pero que a su vez acogen, innovan o proponen, las nuevas formas que surgen de las sensibilidades forjadas en esa dialctica permanente, entre tradicin e innovacin, en que se instaura la cultura.

    As, al referirnos a los procesos de representacin de la cultura, y en concreto, a lo que de dichos procesos podemos elucidar como formas de vida, como representaciones simblicas, como pasiones y sentimientos del ser colombiano, durante el periodo inmediatamente posterior a la finalizacin de la guerra de independencia en 1819, momento en el que empieza a tomar forma el proyecto de construccin, de organizacin y consolidacin del nuevo Estado y de la nueva Nacin, nos referiremos entonces a la representacin potica de acciones o mmesis de la accin humana, en los trminos como ha sido entendida dicha creacin, en la tradicin occidental, desde la Potica de Aristteles hasta nuestros das.

    Por esta razn, a nivel metodolgico, teniendo en cuenta que el concepto de mmesis est en el eje de toda reflexin sobre el teatro12 y que nuestro corpus de trabajo est integrado por 4 obras dramticas, seguiremos la propuesta contempornea de relectura y de actualizacin de la Potica de Aristteles que Paul Ricoeur elabora en el primer tomo de su obra Tiempo y narracin13, en la que el concepto de actividad mimtica (mmesis) conduce, al autor, al planteamiento de la imitacin creadora de la experiencia temporal viva a travs de la intriga,

    12 HUBERT, Marie-Claude, Les grandes thories du thatre, Armand Colin, Paris, 1998, 2005, p.9.13 RICOEUR, Paul, Temps et rcit 1, Ed. Seuil, essais, 227, Pars, 1983. Tomamos como referencia el texto en francs y propondremos, cuando nos sea necesario, nuestra propia traduccin.

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    problema que no haba sido planteado por Aristteles, para quien la actividad mimtica tenda a confundirse con la puesta en intriga y en cuya obra, la relacin entre actividad potica y experiencia temporal no haba sido expuesta14. As, desde la perspectiva de Ricoeur, la Potica no habla de estructura, sino de estructuracin y la estructuracin es una actividad orientada que solo termina en el espectador o lector. Si la poiesis deja la huella de su dinamismo en todos los conceptos de la Potica y hace de los conceptos operaciones, entonces la mmesis es comprendida como un proceso dinmico, en cuyo significado existe una referencia a aquello que antecede la composicin, as como a aquello que la precede, razn por la cual, Ricoeur designar como Mmesis I a dicha referencia, para distinguirla de la Mmesis II - mmesis creacin- y de mmesis III que por su dinamismo sobrepasa los lmites del texto potico y apunta hacia el espectador o hacia el lector, pero que deja huella de esta operacin en el texto potico mismo. De esta manera, el concepto de mmesis-invencin o configuracin potica al abrir el mundo de la composicin e instituir la literariedad de la obra literaria, es enriquecido y se demuestra que su inteligibilidad surge de su funcin de mediacin que conduce del antes o prefiguracin, al despus del texto por su poder de refiguracin15.

    Ahora bien, el proceso dinmico de la triple mmesis, cuyo pivote central ser la composicin de la intriga en mmesis II, est directamente relacionado y arraigado en la pre-comprensin del mundo de la accin y en lo que de ella est implicado en la actividad narrativa, es decir, en sus estructuras inteligibles, en sus recursos simblicos y en su carcter temporal; porque es a partir de esta pre-comprensin del actuar

    14 Ibd.,p.66.15 Ibd., p.94 y captulo 3, p. 105 a 162.

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    humano comn al poeta y a su lector que se yergue la puesta en intriga y con ella, la mimtica textual y literaria, seala Ricoeur.16

    En este sentido, los textos poticos de los que nos ocuparemos en el presente estudio, 4 tragedias criollas escritas entre 1820 y 1832, representativas de la produccin dramtica del momento, sern consideradas siempre como configuraciones o mediaciones simblicas de la cultura, cuyas literariedades implican caractersticas propias al gnero y a la poca y por ende determinadas perspectivas tericas para su acercamiento 17; de la misma manera, su referencia ancla en la prefiguracin de un mundo y un momento histrico precisos, que sealaremos en el momento indicado y a su refiguracin podemos acercarnos, adems de la huellas de la recepcin de las obras propuestas por los mismos textos y la informacin sobre la recepcin de las mismas en el momento de su edicin o representacin pblica, a travs de la lectura y el anlisis que aqu proponemos con el objetivo de dilucidar determinadas formas o modos de vida de la cultura colombiana, determinadas lneas de sentido que se mantienen, que se modifican o que han desaparecido de nuestro imaginario social en los 200 aos de existencia de la nacin colombiana.

    16 Ibd.p.108.17 Para el estudio de las obras nos referiremos principalmente a las pro-puestas de: Anne Ubersfeld, en: Semiotica teatral, traduccin y adap-tacin de Francisco Torres Monreal, Ctedra/Universidad de Murcia, Madrid, 1989; Jean-Pierre Ryngaert, en: Introduction a lanalyse du thatre, Armand Colin, Paris, 2008 (para la edicin consultada); Mi-chel Vinaver, en: critures dramatiques, essais danalyse des textes de thatre, Babel, Actes sud, Arles, 1993; Marie-Claude Hubert, Les grandes thories du thatre, Armand Colin, Paris, 2008, entre otras.

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    II- SOBRE EL CORPUS Y SU ORIGEN:

    Toda eleccin de un corpus de trabajo resulta, de alguna manera, arbitraria, en la medida en que siempre se dejan de lado otras posibilidades, igualmente valiosas para la elaboracin del estudio que se quiere realizar, sin embargo, sin desconocer la existencia de otras importantes obras dramticas producidas durante el mismo periodo y a las que nos referiremos, cuando sea necesario, optamos por un corpus representativo del periodo que nos proponemos estudiar, as como de algunos de los autores que consagraron su escritura a este gnero literario, corpus caracterizado entonces, por su unidad de gnero y estilo de escritura y por la posibilidad que brinda para, a partir de ste, abordar posteriormente otras obras dramticas que completen el panorama de este tipo de manifestacin esttica en los albores de la Repblica.

    Atenindonos al importante trabajo sobre el gnero dramtico realizado por Hector H. Orjuela, tanto a nivel de la recopilacin bibliogrfica18 como de la reedicin y anlisis de algunas de las obras ms significativas de los diferentes momentos del teatro en la Nueva Granada, entre ellas su trabajo sobre los siglos XVI al XVIII19, cuyo captulo IV se ocupa precisamente del Teatro de la Ilustracin, periodo inmediatamente anterior al que nos proponemos abordar, as como a los trabajos realizados por otros crticos y estudiosos de nuestra literatura, como es el caso, por ejemplo, de Carlos Jos Reyes20, proponemos 18 ORJUELA H. HECTOR, Bibliografa del teatro colombiano, Publicaciones del Instituto caro y Cuervo, serie bibliogrfica X, Bogot, 1974.19 ORJUELA H. HECTOR, El teatro en la Nueva Granada, siglos XVI-XVIII, Ed: Grafis Diditex, Santanf de Bogot, 2000.20 REYES, Carlos Jos, Teatro colombiano del siglo XIX, Ed. De la Biblioteca nacional de Colombia; El teatro en el Nuevo Reino de Granada, Fondo editorial Universidad EAFIT, Medelln, 2008.

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    el estudio de cuatro obras dramticas, cuatro tragedias que corresponden al periodo inmediatamente posterior, el de la consolidacin de la Independencia de la Nueva Granada, estudio que se une a los trabajos monogrficos realizados en el seno de la Maestra en Semitica de la Universidad Industrial de Santander, sobre las obras Atala de Jos Fernndez Madrid21 y La Madre de Pausanas de Luis Vargas Tejada22, obras que, como lo sealamos anteriormente, consideramos representativas del gnero y del momento histrico en el que se produjeron, son ellas, en el orden cronolgico de escritura:

    1. La Pola de Jos Dominguez Roche, 1820232. Guatimoc de Jos Fernndez Madrid,

    1822243. Doraminta de Luis Vargas Tejada, 1829254. Sulma de Jos Joaqun Ortiz Rojas, 183226

    Pretendemos entonces aportar con este trabajo nuevos elementos de anlisis a una produccin realizada en una convulsionada dcada de acontecimientos polticos, la consolidacin de la Independencia y los inicios de nuestra vida republicana y dar continuidad 21 MENDOZA Lizeth Maide, Representaciones del estado-nacin en Atala de Jos Fernndez Madrid, tesis de maestra presentada para optar al ttulo de magister en Semitica, Universidad Industrial de Santander, primer semestre de 2008, Bucaramanga.22 MORENO BUENO, Erika Sulay. Postulaciones del estado-nacin en La madre de Pausanias de Luis Vargas Tejada, tesis de maestra presentada para optar al ttulo de magister en Semitica, Universidad Industriasl de Santander, primer semestre de 2008, Bucaramanga.23 DOMINGUEZ ROCHE, Jos. La Pola, Arango editores, Bogot, 1988.24 FERNANDEZ MADRID, Jos. Guatimoc, Arango editores, Bogot, 1988.25 VARGAS TEJADA, Luis. Doraminta, Arango editores, Bogot, 1989.26 ORTIZ ROJAS, Jos Joaqun. Sulma, Arango editores, Bogot, 1988.

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    a un trabajo de investigacin de mayor envergadura, Las postulaciones del estado-Nacin en la literatura colombiana del siglo XIX al que ya hemos consagrado varios aos de estudio. Filiamos ahora este trabajo al nuevo macroproyecto de investigacin del grupo de investigacin CUYNACO (Cultura y narracin en Colombia), que se desarrolla en el seno de la Maestra en semitica de la UIS, sobre Modos de vida y representaciones de la cultura en Colombia.

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    III- ELEMENTOS GENERALES DE PREFIGURACIN: MIMESIS I

    III.1 Un balance de poca:

    Una carta escrita el 24 de junio de 1833 por Don Jos Joaqun Ortiz Rojas27, autor de la tragedia Sulma que aqu nos proponemos estudiar, a su editor el seor Bartolom Calvo, con motivo de la remisin de su obra para la publicacin y respondiendo a las crticas, al silencio y a la censura que le fue impuesta para su representacin, por parte del director del teatro El Coliseo don Juan Granados, nos entrega una mirada, que como documento de poca, podra ser considerada como un manifiesto de adhesin potica a un determinado gnero y estilo de escritura, como un balance de lo escrito y representado en las tablas en aquel momento, pero tambin como testimonio de unos gustos y costumbres que, por diferentes razones, se sentan amenazados y se resistan al inminente cambio. En trminos muy generales, esta carta puede ser considerada como un testimonio y como un complemento al estudio de la situacin de produccin de las obras aqu propuestas, razn por la cual subrayaremos, en un primer momento, algunos elementos que consideramos vlidos y fundamentales para nuestro estudio.

    El primer elemento que retendremos es la justificacin del tema objeto de la escritura y la discusin que se plantea sobre lo verdadero y verosmil del argumento (tragedia de invencin o tragedia sacada de la historia), pues al tratarse de un motivo indgena, por lo tanto americano, tanto su obra como otras escritas durante el mismo periodo, filian su preocupacin en este tpico, que como elemento ideolgico de

    27 Ibd., p.17 a 28. Ver anexo 1.

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    la conciencia criolla28, servir como excusa y legitimacin del proceso poltico y social del que los autores haban sido actores y testigos, tema sobre el que volveremos posteriormente.

    En segundo lugar aparece una apreciacin sobre el nivel cultural y el mal gusto de los espectadores para quienes, por su ignorancia, dara lo mismo que la pieza estuviese directamente relacionada con la historia o fuese simplemente el fruto de la imaginacin del poeta, es decir, elementos de recepcin de la obra que es necesario retener aqu. En su orden, aparece tambin la justificacin sobre el nmero reducido de personajes y actos propuestos en su obra, pues a juicio del escritor, erigido aqu en crtico de su propio trabajo y del de sus contemporneos: de qu sirven cinco o seis personajes secundarios, sino de atenuar la atencin que los otros pueden causar en el nimo de los espectadores, de servir de estorbo para la misma ejecucin []? y finalmente, personajes que terminan conviniendo ciegamente lo que su Rey o su Seor les manda?29; conviene el autor en que la escena puede quedar desairada con pocos actores, pues es preferible para l que pocos actores tengan pendiente a su auditorio, que lo suspendan, que lo atormentenque lo hagan llorar o enfurecer, pero opta por esta situacin y adhiere su propuesta a la unidad de accin, de espacio y de tiempo, a la escritura versificada, propuestos por la potica clsica y neoclsica, fundamentalmente la francesa y de esta manera, nos muestra la preferencia y el conocimiento que tenan los autores teatrales de estas poticas y la toma de distancia frete a propuestas contemporneas

    28 CARRERA DAMAS, Germn, Historiografa latinoamericana: cuatro cuestiones bsicas relativas a la formacin de la repblica, ponencia presentada en la segunda Ctedra Iberomericana de Historia, Cartagena, 2005.

    29 Ibd., p.19.

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    llegadas a Amrica y en particular a la Nueva Granada va Espaa, hecho que rene una posicin o una propuesta potica con una posicin y una propuesta poltica e ideolgica bien definida, argumentada y defendida en las palabra, en las tablas y en la accin, fuera y dentro de la escena teatral.

    Finalmente, el autor defiende con vehemencia su arte y el de sus contemporneos, entre los cuales seala como principales representantes a Jos Fernndez Madrid y Luis Vargas Tejada y denuncia la falta de inters de los dirigentes polticos por el descuido en la educacin de la sensibilidad del pueblo y la maledicencia o mal entendido al juzgar su obra de pagana, cuando en el fondo lo nico que, desde su punto de vista, se le poda reconocer a los espaoles era haber trado la religin de Cristo a estas tierras.

    Con el comentario de esta carta como preludio nos interesamos ahora en la situacin de produccin, o prefiguracin, de las obras arriba sealadas, para lo cual es necesario sealar los espacios de experiencia tanto de los autores como de las obras mismas.

    III.2- La situacin de produccin de las obras

    Aunque cada autor y cada obra, por sus particularidades, solicitan un determinado tratamiento analtico, al pertenecer todos a un mismo gnero literario y a una poca bien delimitada, nos permitiremos en un primer momento un acercamiento general a la situacin de produccin del corpus de trabajo, para luego puntualizar en cada uno de los autores y de los textos en particular.

    Es necesario sealar aqu que la inteligibilidad de los textos engendrada por la organizacin de la

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    intriga, en cada caso particular, ancla en un primer momento en nuestra competencia para utilizar de manera significativa la red conceptual que distingue estructuralmente el dominio de la accin, del dominio del movimiento fsico como bien lo expresa Ricoeur. En este sentido, no podemos olvidar que las acciones implican fines, motivos, agentes y que identificar un agente y reconocerle motivos son acciones complementarias. De la misma manera, los agentes actan y sufren en circunstancias que no han producido y que sin embargo pertenecen al campo prctico en tanto circunscriben su intervencin de agentes histricos en el curso de los acontecimientos fsicos y que ofrecen a la accin posibilidades favorables o desfavorables. Por ello, dice Ricoeur, actuar es siempre actuar con otros y la interaccin puede tomar la forma de la cooperacin, de la competencia o de la lucha. Las contingencias de la interaccin se unen con las de las circunstancias por su carcter de ayuda o de adversidad y finalmente el resultado de la accin puede ser un cambio de fortuna hacia la felicidad o hacia la desgracia30.

    Estos elementos de la teora de la accin que permiten la comprensin de la organizacin del campo prctico de la accin humana que luego ser representada y configurada en la puesta en intriga de las obras que nos proponemos estudiar, solicita de nosotros un acercamiento a ese campo prctico o mundo de la accin del que las obras han surgido o en el que las obras han sido engendradas. Campo prctico o mundo de la accin en el que nuestros autores han sido agentes con fines, motivos y en circunstancias especificas que los han llevado a la produccin de obras dramticas determinadas, en las que a su vez encontramos las huellas de esa prefiguracin del campo prctico, configurado en las intrigas en las que los agentes son los personajes, seres de papel, que 30 RICOEUR, Paul, Temp et Rcit I, op. Cit. P.110.

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    actan y a su vez tienen fines, motivos y circunstancias propias al desarrollo de la accin dramtica, lo cual justifica que dirijamos nuestra mirada, en un primer momento, al mundo de la prefiguracin o de la accin del que emanan las obras aqu propuestas.

    En este sentido, sin desconocer la situacin socio-poltica que viva la Nueva Granada en aquel momento, y las estrechas relaciones entre los diferentes campos de accin, ampliamente estudiada y sobre la que existe ya una importante bibliografa especializada31, privilegiamos aqu la referencia al campo intelectual, lugar donde se fraguan y elaboran las ideas, lugar de recepcin de los nuevos idearios polticos y lugar de accin de los hombres de letras que postularn y elaborarn en sus producciones poticas las preocupaciones fundamentales que despertaba en los espritus de la poca, aquel convulsionado momento de los comienzos de nuestra vida republicana.

    Herederos de la primera generacin de Ilustrados, es decir de aquellos hombres que, como Caldas, Nario, Mutis, Torres, entre otros, se haban puesto a la cabeza de los cambios fundamentales que empezaban a reclamar las colonias espaolas en Amrica, y que intentaban constituirse en un poder cultural legtimo, dentro del campo que consideraban el suyo, en palabras de Renn Silva32, los autores que 31 Para el periodo que nos ocupa, ver por ejemplo: KONING Hans Joachim, En el camino hacia la nacin, nacionalismo en el proceso de formacin del Estado y la Nacin de la Nueva Granada, 1750-1856, Coleccin bibliogrfica del Banco de la Repblica, Bogot, 1994; GUERRA, Fracois-Xavier, La nacin en Amrica hispnica, el problema de los orgenes, en: Nacin y modernidad, Buenos Aires, Nueva Visin, 1997; GUERRA, Francois-Xavier, Modernidad e independencias, ensayos sobre las revoluciones hispnicas, FCE, Mxico, 1992, entre otros.32 SILVA, Renn, Los ilustrados de la Nueva Granada, Genealoga de una comunidad de interpretacin, Fondo editorial Universidad EAFIT, Medelln, 2002, p.507.

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    nos ocupan formaban parte del grupo de criollos independentistas que haban tomado parte activa en las luchas y guerras de independencia, entre cuyas preocupaciones estaba el control del poder social como eje de la estructura de poder interna de la sociedad33 y que reclamaban para ellos y para la sociedad como lo expresa Jos Joaqun Ortiz34 en la carta arriba sealada, un mayor compromiso por parte del gobierno, en materia educativa, y un mayor espacio y reconocimiento para las luces, las artes y las letras, nicas posibilidades para sensibilizar, ennoblecer los espritus y defender los valores y los cambios alcanzados con la independencia poltica y social.

    En este sentido, se debe tener en cuenta que en los cambios sociales que se reclamaban, se combinaban, como lo seala Carrera Damas, dos componentes maestros: el mantenimiento y preservacin del ordenamiento sociopoltico y los cambios y transformaciones requeridas para asegurar la bsica persistencia de dicho ordenamiento.35 Ordenamiento que se corresponda con la formacin del nuevo estado y de la nueva nacin y que reclamaba por ende, el fortalecimiento tanto del nacionalismo como de la conciencia nacional o autoconciencia, es decir, el afianzamiento de una ideologa y de unos sentimientos patrios36.

    Tarea que ser emprendida entonces por aquellos hombres de letras que haban empezado a perfilarse desde la poca colonial y que como lo afirma Rafael 33 CARRERA DAMAS, Germn, op.cit.34 ORTIZ, Jos Joaqun, op. cit. p.23.35 CARRERA DAMAS, Germn, op.cit.36 KONING, Hans Joachim, En el camino hacia la nacin, Nacionalismo en el proceso de formacin del Estado y de la Nacin de la Nueva Granada, 1750-1856, traduccin del alemn de Dagmar Kusche y Juan Jos de Narvez, Coleccin bibliogrfica Banco de la repblica, Bogot, 1994, p. 25.

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    Gutirrez Girardot, seran quienes aprovecharan las posibilidades de la nueva situacin para profesionalizarse y ejercer su vocacin literaria con intencin poltica, ponindola al servicio de las nuevas Repblicas y asignndose, por ende, una funcin pblica37 . Sin embargo, su actuacin e integracin al interior de la sociedad no fue sencilla y por el contrario, mientras ellos se construan una nueva forma de identidad, la sociedad tambin construa su propia representacin de ellos como hombres que se postulaban para reemplazar al viejo clrigo humanista y al jurista que tradicionalmente haban dominado los honores de la Repblica de letras38. En este sentido, tanto la identidad que ellos se construan, como la identidad colectiva que empezaba a construirse con el surgimiento y reorganizacin del nuevo estado-nacin, se constituye a partir de las filiaciones con dicho proyecto, pero tambin a partir de las resistencias que este proyecto suscita y las contradicciones internas, las intrigas, las pasiones y los sentimientos que se van configurando. Huellas de este proceso tomarn forma entonces en la configuracin de las intrigas dramticas que en tanto mediaciones simblicas de la cultura, formarn parte de la identidad narrativa de una sociedad que necesita decirse e identificarse en y con unos discursos, que antes de ser texto poseen ya una textura simblica39.

    Textos y texturas o mediaciones simblicas cuyos contenidos, adems de forjar identidades individuales, darn forma tambin a los smbolos nacionales y la retrica poltica que, a su vez, impregnar la produccin potica de la poca. Formarn parte de estas texturas, los supuesto del liberalismo moderno

    37 GUTIRREZ GIRARDOT, Rafael. La formacin del Intelectual Hispanoamericano en el siglo XIX. American Estudies Center, 1989. p. 20. 38 Ibd.39 RICOEUR, Paul, Temps et rctit I, op. Cit. P.114.

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    que empezaban a cuajar en los espritus de la poca, entre los que la existencia de un individuo dispuesto a labrarse por s mismo su posicin social y su felicidad, para lo cual slo exiga del estado las garantas del ejercicio libre de su poder individual, en igualdad de condiciones a los dems ciudadanos, poder individual que slo podra ser limitado por el derecho de los dems ciudadanos, siempre y cuando el estado garantizara el cumplimiento de las leyes que regulan la igualdad y limitan la libertad de todos los ciudadanos y del propio estado; el sentimiento de amor a la patria, la Nueva Granada, como esfera de accin de la nacin, la metfora de la familia, el indio como smbolo de esclavitud o smbolo de libertad, el rbol de la Libertad, el ttulo de ciudadano, la organizacin de las sociedades patriticas, sern, entre otros, como lo seala Hans-Joachim Koning40, los elementos prefigurados que entrarn a forma parte de la configuracin de una identidad nacional apenas en ciernes y en la que quedarn inscritos y de la cual formarn parte los autores y las obras aqu concernidas.

    En este sentido, autores como Renn Silva, haciendo un balance de lo acontecido en cuanto a la educacin de los ilustrados al iniciar la segunda dcada del siglo XIX, sugiere que la transformacin cultural que en stos aos y en stos medios vena operndose sobre aquel sector de la juventud, tom el camino de estas formas, a travs de un nuevo contacto con el libro, del acceso a las lenguas extrajeras y a otros saberes, de la colaboracin intelectual permanente entre unos y otros, como se refleja en el prstamo de libros, y transmisin de noticias41.

    40 KONING, Hans Joachim, op.cit. Ver: Tercera parte: El nacionalismo y los esfuerzos por la formacin de una identidad durante la primera organizacin estatal en la poca de la independencia 1810-1816, p. 189-326.41 SILVA, Renn. op. cit. p. 93.

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    Actividad intelectual que para aquel momento se vio expresada en las Tertulias, esos espacios reconocidos como crculos de debate donde la lectura y posterior discusin de textos europeos o artculos de prensa divulgados por los grupos de ilustrados, servan de plataforma a la concientizacin de las problemticas, tanto locales, como del continente o internacionales que podan afectar directa o indirectamente los intereses afines al territorio donde se realizaban esta clase de encuentros. Espacios de socializacin donde el pensamiento de la Ilustracin europea fue propagado y donde se hizo la recepcin de las ideas de filsofos, cientficos y enciclopedistas que como Voltaire, Rousseau, Newton o Malebranche servan de base y fundamento terico a los participantes, quienes luego las introdujeron a sus condiciones y dificultades, y propusieron acciones y soluciones que consideraron pertinentes al momento y la situacin histrica que les correspondi vivir. Sin olvidar la recepcin que, bien sea directa o indirectamente, a travs de estos autores se hizo del legado del mundo antiguo, de Roma pero tambin y cada vez con mayor nfasis, como lo seala Castoriadis, para el caso europeo y por extensin americano, de Grecia, tanto a nivel poltico, filosfico como esttico en la que la invocacin de la democracia antigua jug un papel fundamental en la lucha contra la monarqua y el establecimiento de los derechos del ciudadano, y fundamentalmente en el establecimiento del liberalismo individualista como verdadera novedad de la poca42.

    Estas tertulias, en palabras de Kning se convirtieron en formas populares de reuniones entre grupos educados y de mayor influencia socioeconmica, en centros apropiados para despertar o bien

    42 CASTORIADIS, Cornelius, La cit et les lois, ce qui fait la Grce 2, Seuil, Paris, 2008, p.25-51, Seminario del 16 de marzo de 1983. La traduccin es nuestra.

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    fortificar una confianza en las propias capacidades y posibilidades43. En estas reuniones, conocieron y compartieron los americanos, en un primer momento, sus opiniones acerca de la Revolucin francesa, la crisis de la Corona espaola, la Declaracin de los derechos del hombre o los levantamientos de indgenas o esclavos por un lado, y por otro, estuvieron al tanto de los estilos, costumbres y modas extradas de la cultura europea, suponiendo fuertes influencias romnticas o liberales. Espacios privados de conversacin y discusin, que se desarrollaban en las habitaciones de los estudiantes de los colegios, en casas de particulares que como lo seala Renn Silva, resultaron no slo un vehculo para la circulacin del nuevo libro y nuevas prcticas de lectura, sino uno de los puntos centrales de formacin de prcticas sociales modernas respecto de la libre eleccin, la manifestacin de juicios, la construccin de una opinin44. Un claro ejemplo de estas prcticas, de las que se sabe se prolongaron a lo largo del siglo XIX, y que nos interesa particularmente aqu por estar en relacin directa con este trabajo, es el caso del joven Luis Vargas Tejada, en cuya habitacin se cree, se plane la conspiracin de la Conjura septembrina contra Simn Bolvar en el ao 1828.

    Dentro del campo intelectual, otro de los elementos fundamentales ser la introduccin de la imprenta en los dominios americanos y la aparicin de peridicos a cargo de los grupos de ilustrados. Enfocados bsicamente en la transmisin del denominado conocimiento y ciencia til, procuraron informar, a travs de la prensa escrita a una comunidad letrada selecta y limitada, pero poseedora del poder poltico y social. De la misma forma, como lo indica Carlos Jos Reyes, fue precisamente en la prensa escrita

    43 KNIG, Hans. En el camino hacia la Nacin. Bogot: Banco de la Repblica, 1994. p. 84.44 SILVA, Renn. Op. cit. p. 315.

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    donde aparecieron los primeros Dilogos satrico polticos, en el momento de la primera Repblica, entre los aos 1812 y 1815, manifestaciones en las que afloraba como algo novedoso el debate ideolgico que surga de las discusiones polticas entre centralistas y federalistas, o las discusiones que ya comenzaban a esbozarse entre masones y catlicos practicantes y que harn parte de la narrativa y el teatro, de una buena cantidad de obras y textos a lo largo del siglo XIX45, dilogos que deben ser considerados como el prembulo de la produccin dramtica que empezar a consolidarse una vez terminada la guerra de independencia.

    Hablar de prensa conlleva tambin, inevitablemente, a tener en cuenta la censura que desde comienzos del siglo XVIII, las entidades gubernamentales y monrquicas haban impuesto a este importante medio de transmisin de las ideas modernas, cuando tomaron conciencia del enorme potencial de este mecanismo informativo impreso a la hora de moldear la opinin pblica. El periodismo de la poca era predominantemente poltico y por ende difusionista de las ideas que cada grupo de letrados quera dar a conocer. Los artculos de carcter poltico o realmente radical no llevaban firma, en parte para preservar la libertad de opinin y en parte para evitar que el periodismo se convirtiera en un medio totalmente mutilado o censurado.

    Someramente expuestas, algunas de las preocupaciones y de las inquietudes de la poca, as como la caracterizacin de quienes participaron en los procesos y en los cambios que se estaban produciendo, informacin que servir de marco referencial a nuestro estudio, nos detendremos ahora en la particularidad de cada uno de los autores y 45 REYES, Carlos Jos, El Teatro en el Nuevo Reino de Granada, op. cit. P.244.

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    de las obras aqu propuestas. Para ello, por razones didcticas, organizaremos la informacin de manera cronolgica segn las fechas de escritura y aparicin de dichos textos, aclarando de entrada que, aunque se conozca alguna informacin sobre la puesta en escena y la representacin de las obras sealadas, dicha informacin ser nicamente subsidiaria al anlisis aqu propuesto, para el cual es el texto, como elemento per viviente y como mediacin simblica, el objeto central de nuestro estudio, pues dentro de los tres modos posibles de aproximacin al estudio del teatro: el anlisis textual, el arte de la interpretacin o la esttica de la recepcin46, optamos por el primero por las razones anteriormente expuestas.

    III.3- Sobre los autores y las obras:

    La informacin que aqu presentamos, tanto de los autores como del hilo argumental de las obras es puramente referencial y el objetivo es permitir una primera aproximacin al corpus de trabajo, mostrar los lazos de filiacin de los autores con el momento histrico que les correspondi vivir y que, de una u otra forma, ser objeto de sus manifestaciones poticas, en el entendido que el estudio y anlisis puntual de cada una de ellas se realizar posteriormente y ser el eje fundamental de nuestra reflexin y nuestro anlisis.

    III.3.1- Jos Mara Domnguez Roche, autor de La Pola, (1820), nica pieza editada, que se conozca del escritor. Sobre su lugar de nacimiento se encuentran dos versiones diferentes, la primera sugiere que el autor naci en el puerto de Santa Mara en Andaluca el 21 de diciembre de 178847 y la segunda afirma que

    46 HUBERT, Marie-Claude, Les grandes thories du thatre, Armand Colin, Paris, 1998-2005.47 REYES, Carlos Jos, El teatro en el Nuevo Reino de Granada, op.

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    nace en Bogot en 1788 y muere en la misma ciudad en 185848. Hijo de Jos Mara Domnguez del Castillo, firmante del acta de independencia santaferea del 20 de julio de 1810 y de doa Mara Josefa de la Roche y ORyan, hermano de Rosita Domnguez de la Roche, esposa del General Pedro Gual, el autor de esta obra representada por primera vez en Funza (1820), adems de ser dramaturgo, fue dibujante y acuarelista as como abogado (1811) y jefe poltico y militar del cantn de Funza (1820), jurista y magistrado de la Alta Corte (1823 y 1825) y del Tribunal Superior de Bogot (1824)49. Participante entonces de esa nueva sociabilidad de la que nos habla Renn Silva50, en la que los lazos de parentesco y las relaciones familiares se convierten en el eje que tejer los lazos del poder poltico y social en la nueva repblica.

    Don Jos Mara Domnguez de la Roche, escribe esta tragedia, como era la usanza de la poca, a peticin del Vice Presidente Francisco de Paula Santander a quien dedica la obra y quien, por razones de estrategia poltica solicita al autor la inmortalizacin en esta obra de la herona de la independencia Policarpa Salavarrieta, ejecutada aos atrs por manos espaolas a causa de su participacin en la contienda independentista. Una razn dems lleva tambin a nuestro autor a la edicin de su obra y es la aparicin de otras obras con el mismo tema y ttulo, obras de las que prefiere tomar distancia a travs de la publicacin, pero que demuestran la actualidad del tema tratado y la nueva sensibilidad que, con la utilizacin de estos temas, temas patriticos y americanos, se estaba forjando en la Nueva Repblica, asunto sobre el que volveremos mas adelante.51

    cit., p.252.48 Historia de la caricatura en Colombia, Bogot, Banco de la Rep-blica, 1991.49 Ibd., p. 37.50 SILVA, Renn, op.cit.51 Entre las obras que retoman el mismo tema y nombre, Carlos Jos

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    Acerca de La Pola

    La Pola52 es una tragedia, escrita en verso, en cinco actos en cuyo entramado narrativo y en la organizacin de la intriga se narran los hechos que, durante la reconquista espaola, precipitaron el final de la vida de Policarpa Salavarrieta, al ser ejecutada pblicamente en la Plaza Mayor de Santan F de Bogot el 14 de noviembre de 1817, luego de ser acusada en consejo de guerra por su participacin como informante de los patriotas en la lucha independentista. Los personajes principales, que segn el autor de la obra y la informacin biogrfica consultada, estn tomados de la realidad histrica son Pola, Sabaran (su amado), Arcos, Daz y Arellano. Entre los secundarios se cuenta al Oficial patriota, a su Ayudante, Leal, Delgado, y Guardias y soldados.

    El primer acto est constituido por los momentos previos a la captura de los cinco patriotas. All hay una conversacin entre los cinco personajes, en la que se develan las razones y los valores patrios que mueven a los personajes a su participacin en la contienda independentista. En el segundo acto, el personaje Arcos se debate entre un deber ser y un querer ser, retractarse de sus principios, perder la esperanza y delatar a sus compaeros. En el tercer y cuarto actos, el oficial y el ayudante por su parte tambin son presa del sentimiento patritico y admiran la valenta y honor de los mrtires, al tiempo que sirven al rgimen opresor. Finalmente, la pieza

    Reyes seala: La de Julio Arboleda, la de Medardo Rivas, la de Genaro Santiago Tanco, el monlogo de Ediardo Calcao, la de Carlos Alban, la de Idelfonso Daz del Castillo, la de Germn Arciniegas, la de Roberto Rojas Gmez, la de Alfonso Sanchez, entre otras escritas en Amrica Latina como por ejemplo la de Bartolom Mitre en Argentina. En: El teatro en el Nuevo Reino de Granada, op. Cit.,p.255.52 DOMNGUEZ ROCHE, Jos. La Pola. Arango Editores, Bogot: 1988.

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    teatral concluye con la ejecucin de los patriotas en la plaza pblica, la Pola hace su ltimo llamado al pueblo para acoger la empresa de de la libertad y al finalizar la obra, aparece, en el escenario, un campo donde estn los cinco fusilados en los banquillos.

    III.3.2 Jos Fenndez Madrid: nace en Cartagena de Indias en 1789 y muere en Londres el 28 de junio del ao de 1830. Contemporneo de los ms impor-tantes ilustrados granadinos, en 1802, particip en la Expedicin Botnica junto a Manuel Rodrguez Torices, cuando apenas contaba con 12 aos de edad. En sus aos de estudiante en Bogot, el prcer car-tagenero form parte de la famosa Tertulia del Buen Gusto, donde se reunan los principales intelectuales y cientficos del momento, encabezada por Doa Ma-nuela Santamara de Manrique, progenitora del ilus-trado Jos ngel Manrique. Adems, conformaban este crculo algunos naturalistas y hombres de cien-cia como Francisco Jos de Caldas, Jorge Tadeo Lo-zano, Eloy Valenzuela, Francisco Antonio Zea, Jos Manuel Restrepo, Joaqun Camacho y algunos otros personajes de notada ilustracin e inteligencia53.

    Conocido en la historia de Colombia por haber sido el primer presidente poeta, Fernndez Madrid, abogado, mdico, poeta y dramaturgo, se encontraba en Cartagena de Indias en el momento en que se produjo el grito de independencia e inmediatamente se solidariz con la causa revolucionaria. Por su formacin ilustrada y su compromiso poltico fue designado en importantes cargos, llegando a representar a su provincia en el Congreso de la Unin, que tuvo lugar en Villa de Leiva en 1812. Posteriormente form parte de un triunvirato para gobernar a la naciente Repblica y frente a la negativa

    53 CAMACHO, Eduardo, Sobre literatura colombiana e hispanoame-ricana, Editorial Andes, Bogot, 1978, pgina 31.

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    de Camilo Torres, debi asumir la presidencia del pas cuando el gobierno estaba agonizando y no haba ya posibilidades de salvarlo, pues las fuerzas patriticas se desintegraron ante el ataque de los realistas y el presidente Jos Fernndez Madrid debi huir junto con su esposa doa Mara Josefa Domnguez (Amira). Por el hecho de haber tenido en sus manos los destinos de la Patria, lo que significaba la traicin a la Corona espaola, el sensible fue perseguido despus de la derrota en Cuchilla del Tambo, ya sin recursos y en una intrpida huida por las montaas, Madrid fue tomado prisionero en la poblacin de Chaparral, cuando buscaba una salida hacia la selva de los Andaques.54 Perseguidos, fueron capturados, doa Josefa enferma de fiebres y la nica alternativa que encuentra Madrid es pedir clemencia al pacificador Morillo. Por influencia de familiares y amigos que la pareja tena en la Pennsula, su deportacin es cambiada por el destierro a Cuba en donde permanecieron por un periodo de nueve aos, entre 1816 y 1825.

    En 1825, Madrid retorn a su suelo natal con su esposa y tres hijos, los cuales haban nacido en Cuba, retorno no desprovisto de crticas y resistencias frente a su actuacin en el momento de la reconquista espaola. En marzo de 1826 fue designado como Agente Confidencial de la Repblica de Colombia en Francia, tarea que realiz haciendo muestra de su profundo compromiso con la causa independentista. Recomendado por Bolvar, fue nombrado en 1827 Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Gran Bretaa, con sede en Londres, en donde tuvo de Secretario a don Andrs Bello. Durante este tiempo public sus Elegas Nacionales Peruanas y su libro Poesas, en el que congreg casi toda su obra en versos y que incluye tambin su tragedia Guatimozin y su Oda a Bolvar. 54 Ibd.

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    Considerado como uno de los fundadores del teatro colombiano, dos de sus creaciones dramticas fueron Atala y Guatimoc (Guatimocn), editada y estrenada la primera en la Habana, Cuba en 1822, la obra, dividida en tres actos, conserva las lneas argumentales bsicas del relato del mismo nombre escrito por Chateaubriand, al que Fernndez Madrid, introduce sin embargo modificaciones importantes55.

    Sobre Guatimoc:

    Tragedia escrita en verso y dividida en cinco actos, respetando los preceptos de la potica clsica, unidad de tiempo, de espacio y de accin, esta obra, sita la accin en un pasado lejano y basa su intriga y su lnea argumental en los hechos histricos acaecidos con motivo de la conquista de Tenochtitln, la capital azteca, por parte de las fuerzas comandadas por el conquistador Hernn Corts en 1521. Tragedia entonces, como en el caso precedente de tema americano, pone en escena la figura del indio para argumentar la furia y el odio a los tiranos. Guatimoc y Tisoc, los dos indgenas protagonistas de la pieza, son poseedores del mayor secreto codiciado por los espaoles: el lugar donde permanece guardado un fabuloso tesoro, sin embargo, la actitud de stos frente al secreto es divergente, mientras Tisoc opina que es decisivo preservar la vida de su emperador como nica y ltima esperanza para lograr la unin del gran pueblo mexicano y por tanto se debe develar el secreto; Guatimoc, quien conoce su destino trgico, se sabe el ltimo representante de un pueblo condenado a la desaparicin, por ello no conserva ilusiones ni admite posponer el encuentro fatal. Entre tanto, Tepoczina, la esposa de Guatimoc,

    55 GARZN MARTHA, lvaro, Prologo a Atala y Guatimoc, Arango Editores, Bogot, 1988. Para el estudio particular de la obra Atala, ver: MENDOZA, Lizeth Maide, op.cit.

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    teme por la esclavitud, por la muerte, por el hijo que quedar hurfano y es ella quien percibe los signos nefastos y los presagios de los dioses. Finalmente, aunque Guatimoc y Tisoc han muerto en horribles tormentos, han sabido resistir valientemente y aunque desaparezcan, saben que los espaoles sern combatidos por sus propios hijos, quienes harn justicia y vengarn la sangre de sus ancestros56. As, el tema indgena y la historia pasada, son trados al presente histrico en el que la obra es concebida, el pasado y el presente dialogan para legitimar y justificar una vez ms el futuro independiente que a partir de ese momento inicia su consolidacin. Aunque el tema de la obra corresponda a la historia de Mxico, las razones ideolgicas que subyacen a su escritura, adems de inscribirse en la historia de la Amrica hispnica, se inscriben directamente tanto en la historia de la Nueva Granada como en la biografa del autor.

    III.3.3- Luis Vargas Tejada: A pesar de que no se conoce ni el documento que testifique la fecha exacta del nacimiento del poeta, ni la de su muerte, se dice que naci en Bogot el 22 o el 27 de noviembre de 1802 y que muri muy seguramente a finales del ao 1829.

    Tras la revolucin de 1810 parti al norte de la Repblica con su madre, quien sera la primera en brindarle educacin, la cual despus fue ampliando peridicamente y de manera autodidacta al lado de sus conocidos. Gracias a su amistad con personajes como el General Santander, de quien lleg a ser secretario privado, pudo destacarse en el mbito poltico del pas. As, en el III Congreso Constitucional de Colombia en 1823, Santander lo encarg de la redaccin de sus actas, funcin que al ao siguiente le dio la 56 FERNANDEZ MADRID, Jos, Atala, Guatimoc, op.cit. Prlogo de lvaro Garzn Martha, p.14-19.

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    responsabilidad de Secretario del Senado. En 1828 result elegido diputado a la Convencin de Ocaa por Bogot y despus lo escogi el ex-vicepresidente Santander para que lo acompaara como secretario en la legacin colombiana ante el gobierno de los Estados Unidos.

    Debido a su habilidad para el estudio aprendi en su adolescencia lenguas modernas. Entre sus producciones, lleg a escribir fbula, comedia, drama poesa y traduccin de algunas obras.57 Sus primeras composiciones datan de1822 y fue en 1824 cuando apareci en el mundo literario y poltico por primera vez. Sus primeros trabajos pblicos de ese ao se encuentran actualmente perdidos. Se destacan entre sus obras, aunque de algunas de ellas no se tiene noticia, las tragedias de corte neoclsico Sugamuxi, Aquimn, Doraminta, Sacresazipa y Witikindo, asi como su monlogo de Catn de Utica (1826) que junto con La Madre de Pausanias (1828) se convierten en el foco de su diatriba contra Simn Bolvar y en elementos inspiradores del atentado en su contra en septiembre de 1828; su obra ms conocida y mltiples veces representada, Las convulsiones, fue escrita y representada por primera vez en 1828.

    Las versiones sobre la muerte de Vargas Tejada son diversas, entre ellas se habla del suicido, el asesinato y hasta de una muerte ficticia; sin embargo, la versin ms contada a lo largo de la historia es la de la muerte del poeta al tratar de cruzar un ro cuando iba hacia Venezuela. Otra versin de su muerte es la hiptesis apoyada por el doctor Adolfo Len Gmez quien cuenta que tal vez Vargas Tejada junto a sus amigos

    57 Una mayor ampliacin y recopilacin de las referencias biogrficas se encuentra en: MORENO BUENO, Erika, Postulaciones del Estado-Nacin en la Madre de Pausanias de Luis Vargas Tejada, tesis de maestra, Maestra en semitica, UIS, Bucaramanga, 2008, de all he-mos tomado algunos datos biogrficos sobre el autor.

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    polticos fueron denunciados y asesinados en su refugio, la cueva de la resignacin que desde entonces se empez a llamar la Cueva de los siete caballeros, all se encontraron vestigios de sus pertenencias y fragmentos de papeles con la firma de Vargas Tejada, segn las diferentes versiones, pero tambin la fecha con que es signada la carta que acompaa su obra Doraminta, el poeta muere a finales del ao 1829 a sus 27 aos de edad.

    Sobre Doraminta:

    Esta tragedia, en cinco actos, escrita en verso, esta precedida por una carta de su autor en la que hace sus adioses a la vida, justifica el asunto como sugerido al autor por sus propias desventuras58, confirma que la tragedia ha sido escrita en la cueva de la resignacin, reitera sus sentimientos de amor filial reconociendo los cuidados y desvelos de su madre y de sus hermanas y deja testimonio de lo que fueron sus ltimos das de vida. Por la fecha y tono de la carta se puede considerar que es ste el ltimo texto escrito por el poeta antes de partir hacia su trgico destino final, hecho que justifica nuestra eleccin, pues al situarse como la produccin final del poeta, puede considerarse como un texto de madurez, a pesar de la corta edad del autor en el momento de su escritura y de su muerte. De la misma manera se puede pensar que adems de la utilizacin de la tragedia como gnero dramtico y del respeto de las normas que el poeta se impone para su escritura, el autor encontr en esta forma la manifestacin de su propio destino trgico y se identific con ella, motivo por el cual consider conveniente subtitularla Tragedia por un colombiano proscrito.59

    58 VARGAS TEJADA, Luis, La madre de Pausanias/Doraminta, Arango editores, Bogot, 1989. 59 Ibd.,Prologo de Alvaro Garzn Marth, p.13.

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    La organizacin de la intriga en esta obra gira en torno a la lucha por el poder poltico en la nacin o imperio de los Omeguas, Yaomaguas o Distaguas, regin que en el siglo XVI fue uno de los principales objetos de la ambicin de los conquistadores de Amrica, entre tres de los protagonistas del drama: Tulcanir, Menintor y Tindamoro, y al amor que Doraminta hija de Tindamoro, rey de los Omegas, profesa a Tulcanir, su aparente enemigo, prncipe real de los Omegas, desposedo por Tindamoro, amor al que ste corresponde. Aunque el autor, en la carta arriba sealada, niega toda relacin de esta historia con los acontecimientos polticos contemporneos y asegura haber dejado nicamente a su imaginacin el cuidado de formar el escorzo de la tragedia, y a su corazn el de adornarlo con el colorido de los sentimientos virtuosos, cuya propagacin debe ser el principal objeto de los desvelos del poeta dramtico60, es evidente que al seguir la lnea argumental de la obra, y pese a la distancia histrica que el poeta interpone, nos topamos con las referencias, enmascaradas, es cierto, pero evidentes, de su propia situacin y de la del momento histrico que le correspondi vivir.

    III.3.4- Jos Joaqun Ortiz Rojas61: El ms joven y ltimo de los autores propuestos, nacin en Tunja en 1814 y muri en Bogot en 1892, lo cual significa que cuando escribe su obra Sulma, cuenta apenas con escasos 18 aos de edad. A pesar de la corta edad del autor en el momento de escritura de esta pieza, la carta que antecede la edicin de la obra deja adivinar la formacin, el conocimiento y la conciencia crtica del joven escritor que se desempear luego, a lo largo del siglo XIX, como poeta, pedagogo, periodista, destacado en la direccin de peridicos como La

    60 Ibd.61ORTIZ ROJAS, Jos Joaqun, Sulma, Arango editores, Bogot 1988. Los datos biogrficos del autor estn tomados del prlogo que realiza lvaro Garzn Martha a la presente edicin.

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    Estrella Nacional, El Condor, El Da, El Conservador, El Porvenir, El Catolicismo, La caridad y El correo de las Aldeas y como miembro activo del partido conservador. Por sus convicciones polticas, estticas y religiosas participar luego del ideario que dar lugar a la Regeneracin, movimiento poltico del que llegar a ser uno de sus inspiradores.62 Autor prolfico, Jos Joaqun Ortiz fue un hombre de letras y de accin que atraves la escena poltica nacional del siglo XIX. Muestra de ello, adems de sus diferentes obras y publicaciones, es el haber sido correspondiente de la Real Academia Espaola y fundador de la primera Academia hispanoamericana en 1870 y el haber trabajado ardua y eficazmente, junto con Rufino Jos Cuervo, Rafael Pombo, Miguel Antonio Caro y Jos Caicedo Rojas en los primeros tiempos de la Academia Colombiana, por restablecer las relaciones con Espaa y conservar la pureza de la lengua63.

    Sobre Sulma:

    Es esta, una tragedia de tema, una vez ms, indgena, organizada en cinco actos, con la participacin de tan solo cinco personajes, con la que el autor signa su fidelidad a los preceptos de la composicin trgica clsica, cierra el ciclo y reitera algunas de las caractersticas de las obras que nos proponemos aqu analizar; pero adems de ello, podramos considerar que, en un sentido ms amplio, cierra tambin el ciclo de una determinada forma de escritura en las primeras dcadas del siglo XIX, abriendo as el camino hacia la sensibilidad romntica que empezaba a forjarse en tierras americanas.

    62 GARZN MARTHA, lvaro, Prlogo a Sulma, op.cit.p.10.63 Ibd., p.11.

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    En Sulma, aunque el deseo de venganza y el resentimiento parecieran predominar en la estructura superficial del relato dramtico, estas pasiones y sentimientos valorados negativamente y que causan la ruina de quien los engendr, estn configurados en la obra, precisamente, para justificar y legitimar la condenacin del fanatismo indgena. El Sumo Sacerdote, motivado por el deseo de venganza, empujado por las ansias que su poder provoca y haciendo uso de su posicin en la jerarqua poltico-religiosa, decide cumplir la promesa que hiciera Glaura la madre del mancebo en los momentos previos a su muerte, cuando decide ofrecer a los dioses su hijo en sacrificio para as, enmendar su falta. La decisin sobre la muerte de Huitenzipa es la manera como el Sumo Sacerdote piensa tomar venganza de Abilmacdero, su rival amoroso quien 20 aos atrs, le ha arrebatado a su amada Glaura, la ha convertido en su esposa y madre del joven adolescente. Sin embargo, Sulma la hija del Sumo Sacerdote, se ha enamorado de Huitenzipa y a su vez decide suplantarlo en el momento del sacrificio y morir por amor antes que asistir a su muerte. La muerte de Sulma, precedida por la de Huitenzipa quien se hiere con el mismo pual con que ella ha sido sacrificada, no son otra cosa, sino la venganza que los Dioses Muitzcas cobran al Sumo Sacerdote y a su pueblo, por su impostura y la configuracin potica de la condenacin del fanatismo indgena, caracterizado en el texto por la sed de sangre humana de esos dioses vengativos y monstruosos y de ese pueblo cuyos mayores atributos son el rencor, la envidia, los celos, la venganza, el fanatismo, elementos reiterativamente focalizados en el entramado textual, para justificar y legitimar la religin de Cristo como paradigma fundamental en la consolidacin del proyecto de nacin en la Nueva Granada.

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    As expuestas las lneas argumentales de las obras que nos proponemos estudiar, daremos paso en el apartado siguiente a la caracterizacin del gnero desde la antigedad hasta el momento de escritura de los textos propuestos, siguiendo, en trminos generales el estudio de Marie-Claude Hubert64, en el que se proponen cuatro momentos fundamentales en el desarrollo del gnero dramtico: la antigedad, el clasicismo, la revolucin del drama y el camino hacia la modernidad; igualmente nos detendremos en las implicaciones de su recepcin por parte de los autores dramticos que nos interesan, para lo cual nos apoyaremos en la propuesta de Castoriadis sobre la funcin poltica de la tragedia antigua cuando seala que su verdadera dimensin poltica debe ser buscada primeramente en los fundamentos ontolgicos y en segundo lugar en rol que juega en las instituciones de autolimitacin de la democracia65. De la misma manera apelaremos, a los estudiosos del gnero en nuestras tierras, para confrontar y contextualizar esta produccin en el marco de lo poticamente producido en la Nueva Granada en el momento que nos interesa.

    Una vez realizada esta aproximacin, daremos paso al estudio detallado de la configuracin potica de cada una de las obras sealadas, es decir de su respectiva literariedad, para lo cual, seguiremos fundamentalmente la propuesta de Semitica teatral de Anna Ubersfeld66, y recurriremos tambin a otras referencias como por ejemplo Jean-Pierre

    64 HUBERT, Marie-Claude, Les Grandes thories du thtre, op. cit.65 CASTORIADIS, Cornelius, La cit et les lois, ce qui fait la Grce 2, sminaires 1983-1984, La cration humaine III, Seuil, Paris, 2008, p.139.66 UBERSFELD, Anna, Semitica teatral, traduccin y adaptacin de Francisco Torres Monreal, Catedra, Universidad de Murcia, Madrid, 1989.

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    Ryngaert67, A. Amo Sanchez y Carole Egger, entre otros.68 En este sentido, el estudio de cada obra propuesta seguir el siguiente esquema:

    1- Elementos de la macroestructura textual2- Configuracin de los personajes3- El espacio representado y el espacio de la re-

    presentacin4- El objeto teatral5- El tiempo representado y el tiempo de la re-

    presentacin 6- Elementos sobre el discurso teatral: la doble

    enunciacin

    Una vez ste anlisis realizado, intentaremos, a manera de conclusin, la puesta en relacin de las obras estudiadas, momento a partir del cual podramos plantear la refiguracin del mundo que subyace a su configuracin, y su relacin e implicaciones con el mundo simblico, con el universo axiolgico, con los prediscursos predominantes en una poca determinada, elementos que en su conjunto evidencian algunos de los rasgos de estructuracin de un imaginario social que se configura y va dejando huellas de su configuracin en esta relacin dialctica que la cultura establece con los productos de su imaginacin creadora.

    67 RYNGAERT, Jean-Pierre, Introduction lanalyse du thtre, Armand Colin, troisime dition, Paris 2008.68 AMO SANCHEZ, A., EGGER, Carole et autres, Le thtre contem-porain espagnol, approches mthodologiques et analyses de textes, PUR, Rennes, 2005.

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    IV- ELEMENTOS SOBRE EL GNERO DRA-MTICO Y SU RECEPCIN EN LA NUEVA

    GRANADA

    Subsidiaros de la cultura occidental que llega a las colonias americanas por la va de Espaa, es sabido que el gnero dramtico, en sus dos manifestaciones principales, tragedia y comedia y otras manifestaciones breves como las moralidades, los misterios, los dilogos, o los autos sacramentales, combinados con formas de teatralizacin pre existentes en los pueblo aborgenes, jug un papel primordial en la colonizacin de las culturas prehispnicas y que, fundamentalmente, se impuso como mediacin simblica y forma de representacin para la evangelizacin, catequizacin y conversin al cristianismo de aquellos grupos indgenas que lograron sobrevivir las desbastadoras ambiciones de la conquista69.

    De finales del siglo XVIII y como escaso patrimonio de lo que pudiera ser considerado como la permanencia de la tradicin dramtica en la Nueva Granada, se conoce el Poema cmico, dividido en dos partes y cinco actos, soado en las costas del Darien, en 1789 por Fray Felipe de Jess. Este importante texto fue recuperado y editado para las letras colombianas e hispanoamericanas por Hector H. Orjeula, quien en el estudio que le dedica lo seala como una muestra de teatro nacional, en el que se destaca la crtica social, la defensa de los aborgenes, con base en las ideas lascasianas, y el enjuiciamiento de la problemtica del indgena tal y como la perciban los misioneros y los intelectuales de la Ilustracin.70 Si bien este poema, por su estilo y estructuracin

    69 ORJUELA H. Hector, El teatro en la Nueva Granada, siglos XVI-XVIII, op. cit. p. 16.70 Ibd., p.112.

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    se inscribe en una tradicin hispnica de escritura, no sucede lo mismo con la problemtica que all se plantea, la cual corresponde, para el momento, con el malestar y la inconformidad que ya empezaba a instalarse tanto en los criollos americanos y neo granadinos como en las poblaciones que sufran y padecan las imposiciones del rgimen monrquico y los abusos de sus representantes instalados en el Nuevo Mundo, inconformidades que se cristalizarn y tomarn forma, en el caso de La Nueva Granada, en manifestaciones como la revuelta la de los comuneros de finales del siglo XVIII.

    Este poema junto con la construccin de El Coliseo, primer teatro de Santaf de Bogot, (actual teatro Coln), por el comerciante espaol Toms Ramrez, en 1791, espacio que acoga varios estamentos sociales, sern indicio y muestra de la actividad cultural que empieza a desarrollarse por aquellos das en estas tierras, actividad cultural que quedar plasmada, entre otras manifestaciones, en piezas dramticas que han sido consideradas como el surgimiento de una tragedia de estilo criollo, cuyas principales inquietudes, girarn en torno a los deseos de libertad y de independencia en la Nueva Granada71. Si bien, en los primeros aos de su fundacin se privilegi la presencia de compaas peninsulares en El Coliseo, compaas que vehiculaban los valores culturales de la metrpoli, este espacio se convirti rpidamente en el escenario de representacin de las primeras obras dramticas escritas por los autores criollos, como es el caso de la loa El canto de Fucha, escrita por el presbtero Juan Manuel Garca de Tejada, natural de Santaf de Bogot y puesta en escena con motivo de las fiestas que se hicieron para recibir al virrey Amar y Borbn en 180372.

    71 Ibd., p.113, ver tambin: Reyes Carlos Jos, Teatro colombiano del siglo XIX, op.cit.72 Ibd., p.115.

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    Con estos antecedentes y con la presencia de algunos autores teatrales procedentes de los crculos literarios o tertulias, a las que hicimos referencia en el apartado anterior, puede considerarse que inicia una nueva poca en la historia del teatro nacional, una nueva perspectiva se abre entonces, ya el teatro no ser el escenario para vehicular los valores peninsulares, sino por el contario, el escenario para combatirlos y para mediatizar los valores que darn paso al proceso de independencia de la Nueva Granada. Se imponen entonces los temas americanos, los asuntos polticos, los motivos indgenas y las piezas populares de carcter satrico; el modelo de escritura no ser ya el hispnico, la mirada se torna hacia otros horizontes, hacia otros deseos, hacia otras formas de pensar y de sentir el mundo.

    Formas de pensar y de sentir que quedarn plasmadas, en un primer momento, en el momento de la primera Repblica, en aquellas piezas conocidas como los Dilogos satrico polticos, publicados principalmente en los peridicos de la poca, en donde empiezan a aparecer las primeras contradicciones y preocupaciones polticas y sociales del momento y que por ende se convierten, como lo afirma Carlos Jos Reyes, en un arma poderosa de la discusin ideolgica, en la que aparte de la controversia entre centralistas y federalistas, tambin se plantean, diversas versiones sobre cmo organizar el pas, sus instituciones, las ideas de libertad e independencia que sirven de motor a la accin blica que luego se desarrollar en los campos de batalla73. Tradicin de escritura que se mantendr atada a los procesos polticos-ideolgicos en los que se debate la nueva nacin a lo largo del siglo XIX y que pudiera ser considerada como el germen del gnero dramtico que se escribir y representar en nuestro pas desde 73 REYES, Carlos Jos, Teatro colombiano del siglo XIX, op.cit., p.20-21.

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    los primeros albores de la Repblica hasta nuestros das.

    Significativo de este tipo de escritura son por ejemplo los Dilogos escritos por Antonio Nario y publicados durante el ao 1811, en los que adems de las preocupaciones e inquietudes polticas, tambin hay una reflexin y un balance de lo que significa la vida en la urbe y en la ciudad que en ese momento empieza a perfilarse como significativa de una modernidad social y poltica y de un espejismo que desde all se vislumbra. La ciudad, ligada con la tradicin de la Polis griega, adems de ser el ncleo fundamental en donde es posible la democracia, representa tambin la posibilidad de la cultura que se traduce en la existencia de ctedras, colegios, escuelas y libros para adquirir una educacin ilustrada, las buenas conexiones, la hospitalidad benfica, el buen nombre y hasta una honrada subsistencia, como lo precisa Ingenuo, uno de los personajes del Dilogo titulado La verdad sin sobretodo.74

    Aparece tambin en estos Dilogos, la crtica sarcstica y directa hacia la institucin eclesistica y su relacin con los asuntos del estado, pues como lo dice Cotorra en el Dilogo titulado Dilogo entre Cotorra, D. Ignacio Otaola y el Dr. Munar:

    Si seor, y bien chispero; con solo la diferencia de que es sumerced chispero eclesistico. Porque ha de saber, mi amo don Ignacio, que como le he dicho que hay chispas criollas y chapetonas, las hay tambin eclesisticas; y estas quizs son las ms temibles.75

    74 NARIO, Antonio, En : Reyes Carlos Jos, Ibd., 56.75 Ibd., p. 50-51. La explicacin que en el mismo texto se da del cam-po semntico relacionado con el trmino chispa, chispero, indica su relacin con las divisiones partidarias y con los enredos y novedades que se cuentan en secreto a todo el mundo.

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    Se debe entender aqu que las chispas criollas estn relacionadas con las fuerzas polticas partidarias de la independencia, mientras que las chapetonas y las eclesisticas son representantes de las instituciones coloniales enraizadas en el territorio de la Nueva Granada y contra las que aquellas erigirn su accionar poltico y militar en las luchas que se van a librar a lo largo de la dcada 1810-1819.

    Se esbozan y plasman entonces, en estos textos primeros y ya muy significativos, algunas de las preocupaciones y de los ejes centrales que van a determinar, en palabras de Castoriadis, la red, la eleccin y las conexiones simblicas, creacin de cada poca histrica, su manera particular de vivir, de ver y de hacer su propia existencia, su mundo y sus relaciones con l, la estructura originaria, el significante-significado central76, en otras palabras, se abre paso, se consigna y se deja huella , en estos textos, de la auto-institucin imaginaria de nuestra sociedad y del tono y motivos que vamos a encontrar en las piezas dramticas inmediatamente posteriores a las guerras de independencias, piezas que han sido definidas como tragedias criollas, definicin que reclama de nuestra parte cierta precisin, por cuanto es necesario aclarar los matices que subyacen al significado de la tragedia como gnero dramtico y a su relacin con la situacin de produccin de los textos que nos ocupan.

    Castoriadis, en su relectura e interpretacin de la experiencia griega, nos recuerda que la creacin de la democracia y de la filosofa y de la relacin entre ellas, tiene una precondicin en la visin griega del mundo y de la vida humana, como ncleos del imaginario griego,77 y se esfuerza en mostrar, como

    76 CASTORIADIS, Corneluis, Linstitution imaginaire de la socit, op.cit., p.219. La traduccin es nuestra.77 CASTORIADIS, Cornelius, La cit et les lois, ce qui fait la Grece,

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    lo seala Raynaud, que la poltica griega debe su valor en parte ejemplar al hecho de presuponer ella misma una respuesta o por lo menos de tomar en cuanta el conjunto de las cuestiones filosficas, entre las cuales estaran las tres clebres preguntas planteadas por Kant en la Crtica de la razn pura, dos de las cuales: qu puedo saber? y qu debo hacer?, forman parte de la interminable discusin que comienza en Grecia, pero que no tienen respuesta griega. En cuanto a la tercera: qu me es posible esperar? hay una respuesta griega clara y precisa que es un: nada, rotundo y recalcitrante78, que Castoriadis ilustra con versiones poticas o filosficas que se expresan en los mitos, en la poesa homrica e incluso en la teogona de Hesiodo, entre otras manifestaciones. En ltimas, la experiencia o la intuicin fundadora de los griegos es la de la ausencia de orden, del carcter segundo del cosmos con relacin al caos y es precisamente de ello, indica Castoriadis, que nace el conjunto de la poltica y de la filosofa: la ausencia de orden autoriza un cuestionamiento ilimitado y corresponde a la capacidad instituyente de los hombres suplir la ausencia de un orden justo79.

    En este sentido, la experiencia griega, seala Castoriadis, es esencialmente trgica, pero el corazn de la tragedia reside en su dimensin cvica y no solamente en la relacin entre el hombre y el cosmos. A diferencia de Nietzsche y de Burckhardt, nos dice Raynaud, Castoriadis pone el acento en la dimensin cvica y colectiva de la tragedia, la cual considera como una institucin de la democracia ateniense80. Democracia que sera entonces el punto culminante

    2, Seminarios 1983-1984, La cration humaine III, Seuil, Paris, 2008. p.15. La traduccin es nuestra.78 RAYNAUD, Philippe, En : CASTORIADIS, Corneluis, op. cit. p. 15-16.79 Ibd.p.17.80 Ibd.p. 18.

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    de la experiencia griega porque la democracia es en si misma un rgimen de esencia trgica en la medida en que la colectividad poltica auto-instituida no tiene ninguna garanta trascendente de permanecer justa: no conoce otros lmites fuera de los que ella misma se impone y permanentemente est amenazada por la hybris. Concepcin del mundo y de la democracia reelaborado y transformado como modelo de la Antigedad, en el siglo XVIII, tanto en Francia con la filosofa de las Luces y la Revolucin, como en Alemania, en su dimensin propiamente esttica y tambin en el plano literario y filosfico durante el periodo del Sturm and Drang, con Shiller, Sche